Guerra de Irak. Vivencias

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La guerra de Irak
Vivencias de un palmerino
Hipólito Macías Pichardo
Suboficial del Ejército de
Tierra y Doctor en
Psicología
INTRODUCCIÓN HISTÓRICA
Cuando hablamos de la República de Irak estamos haciendo referencia a un
concepto relativamente nuevo. Este territorio, situado en las riberas de los ríos Tigris
y Éufrates (equivalente a la antigua Mesopotamia) tiene una larga historia política y
ha estado poblada por diferentes pueblos como sumerios, babilonios, asirios y
persas. No es por casualidad que recibe el nombre de "cuna de civilizaciones".
La presencia persa en el actual Irak durará hasta la conquista árabe en el siglo
VII dC. La presencia de los árabes comportó la introducción del islam en el territorio
y Bagdad se convirtió en la capital del califato islámico. En el tiempo de la conquista
árabe muchas de las tribus de Irak eran cristianas.
Figura 1: Mapa del Imperio Persa
En el año 1534 el territorio fue conquistado por el Imperio otomano,
dominación que durará hasta principios del s. XX. Al final del s. XIX, Gran Bretaña y
Alemania eran rivales en el desarrollo comercial de Mesopotamia. Durante la 1ª
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Guerra Mundial, el Imperio otomano se alineó con sus aliados alemanes. En 1917, los
británicos invadieron Mesopotamia y ocuparon Bagdad imponiendo una monarquía
hachemita, y definieron las fronteras territoriales de Irak con correspondencia con las
fronteras naturales y teniendo en cuenta algunas tribus y asentamientos. Irak
adquirió la forma de un reino, y como rey los británicos impusieron la figura del
emir Faisal Ibn Hussein (Faisal I) expulsado de Siria por los franceses y que era tío del
actual rey Abdallah de Jordania. A pesar de los acuerdos y las innovaciones, no fue
fácil para los gobernantes iraquíes dar cohesión y sentimiento nacional a un país
diverso en paisajes (alpino y mediterráneo al este, desértico al oeste y la gran llanura
fértil encajonada entre los ríos Tigris y Éufrates en el centro), grupos humanos (20 %
de kurdos no árabes, asirios) y creencias religiosas (la mayoría de la población
musulmana era chiita, los sunís eran una minoría), y sometidos, desde muy pronto, a
las presiones y a la injerencia extranjera, codiciosa de sus inmensas reservas
petrolíferas.
En 1932 finalizó el mandato británico e Irak accedió a la independencia de la
mano de Londres. Entre 1932 y 1958 se sucedieron diversas insurrecciones, golpes de
estado y rebeliones de minorías (los kurdos, en agitación permanente, los asirios, los
chiitas), todas ellas sofocadas por el ejército que cada vez tendrá mayor
protagonismo.
Foto 1: Reconocimiento en Babilonia
LA REPÚBLICA DE IRAK
El 14 de julio de 1958, un golpe de estado llevado a cabo por oficiales
nacionalistas y de izquierdas, que contaban con un amplio apoyo popular, puso fin a
la monarquía e instauró la república. El golpe de estado estuvo liderado por dos
bloques, uno nacionalista y otro de izquierdas. El bloque nacionalista estaba
conformado por el Partido Baas y por el apoyo de los musulmanes sunís. El bloque
de izquierdas estaba impulsado por los comunistas (con apoyo de los chiitas) y por
importantes minorías nacionales como los kurdos.
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El hombre fuerte de la nueva etapa fue el general Kassem que concentró en su
persona los cargos clave del poder y pasó a dirigir el país como primer ministro.
Pero, en febrero de 1963 triunfó un nuevo golpe de estado de orientación baasista. El
coronel Abdel-Salem Aref fue nombrado presidente provisional de la República, y
posteriormente tuvo lugar un nuevo golpe de estado en julio de 1968, llamado "la
Revolución de 1968" por las autoridades iraquíes, hasta la destitución de Saddam
Husein.
El Consejo de Mando de la Revolución (CMR) nombró presidente de la
República y del mismo CMR al hombre fuerte del golpe, el general Ahmad Hassan
al-Bark. La vicepresidencia del CMR fue ocupada por Saddam Hussein al-Takriti, y
el lugar de primer ministro y ministro de Defensa por Hardam al-Takriti.
En 1970, en un intento de ampliar el apoyo al régimen, Irak comenzó un
acercamiento a la URSS. Este movimiento y otros del nuevo régimen llevaron a que
en 1973, el Baas, el partido kurdo y el partido comunista formaran el Frente Nacional
Progresista.
Pese a la, al menos aparente, buena marcha del país, el presidente Ahmad
Hassan al-Bark presentó su dimisión el 16 de julio de 1979. Oficialmente esta
renuncia fue por motivos de salud, pero las circunstancias reales de esta dimisión
nunca han sido aclaradas. Es a partir de este momento que Saddam Hussein se
convierte en el hombre fuerte de la República de Irak y comienza un proceso de
concentración de poder que duró hasta su derrocamiento por parte de USA el año
2003.
LA GUERRA DEL GOLFO
Foto 2: Guerra del Golfo 1991
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La madrugada del 2 de agosto de 1990, el Ejército Iraquí invadía el Emirato de
Kuwait. La noticia cogía por sorpresa a medio mundo, que no imaginaba que Irak
cumpliera su amenaza. La comunidad internacional reaccionó inmediatamente, y
sobre todo Naciones Unidas. El mismo 2 de agosto, el Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas condenó la agresión de Irak contra Kuwait, partiendo de los
artículos 39 y 40 del capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas y mediante la
Resolución 660.
El 29 de noviembre de 1990, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas
aprobaba la Resolución 678. Con esta Resolución autorizaba (siempre dentro de las
disposiciones del capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas a los países miembros
a hacer servir los «medios necesarios» para hacer cumplir a Irak las resoluciones del
Consejo de Seguridad que obligaban a las tropas iraquíes a retirarse del territorio de
Kuwait.
Llegó el día 15 de enero e Irak no se había retirado de Kuwait. La respuesta de
la coalición internacional de 32 países (en la que participaban diversos países árabes)
sólo tardó dos días. La madrugada del 17 de enero de 1991 (3:00 a. m. hora de Irak)
caían las primeras bombas sobre Bagdad. La operación de castigo duró seis semanas
y tuvo dramáticas consecuencias para Irak y para su pueblo. El 28 de enero de 1991,
los EEUU anunciaron un alto el fuego. El 2 de marzo, Naciones Unidas, en la
Resolución 686, imponían una serie de condiciones a Irak entre las que se encontraba
devolver a Kuwait todas las propiedades confiscadas bajo la invasión y obligaba a
Irak a dar toda la información sobre sus arsenales (de cualquier clase, biológicos y
químicos incluidos) y la situación de los campos minados (tanto en Kuwait como en
Irak).
En la Resolución 687 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas del día 3
de abril de 1991 se obligaba a Irak a ratificar todas las convenciones y protocolos
relativos a la prohibición de desarrollar, producir y almacenar armas químicas,
bacteriológicas, nucleares y de destrucción masiva, en general. También tuvo que
aceptar la supervisión internacional y la destrucción de estas armas (en caso de ser
encontradas), y de todos los componentes e infraestructuras que intervienen en su
desarrollo.
La Resolución 1382 (2001) reconocía la amenaza que el incumplimiento por
parte de Irak de las resoluciones del Consejo y la proliferación de armas de
destrucción en masa y misiles de gran alcance plantea para la paz y la seguridad
internacionales.
Recordando que en su Resolución 678 (1990) autorizó a los Estados Miembros
a que utilizaran todos los medios necesarios para hacer valer y llevar a la práctica la
Resolución 660 (1990), y todas las resoluciones pertinentes aprobadas ulteriormente y
para restablecer la paz y la seguridad internacionales en la región. El persistente
incumplimiento por parte de Iraq de las resoluciones del Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas en la materia, así la guerra contra Saddam, como su misma
denominación denota, no puede ser una guerra contra el pueblo iraquí o contra Irak
y en la forma en que se conduzcan las operaciones estribará el éxito público de las
mismas, más allá de los resultados operativos en el campo de batalla.
IRAKI FREEDOM (LIBERTAD DURADERA)
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George Bush parece decidido. Su administración quiere otra guerra contra
Irak. Y, si se produce, nadie duda de quién va a ganarla. No en vano, la primera
economía de la Tierra gasta de media en su ejército casi un 6% del PIB en tiempos de
paz. La superioridad militar de Estados Unidos es abrumadora gracias a su
armamento inteligente, sus satélites, sus sistemas de comunicación, sus tecnologías
láser... Tanto, que el mismo Pentágono calcula que sólo necesita 75.000 hombres para
invadir Irak. Y quizá le sobren unos cuantos.
En enero de 2002 el presidente Bush anunció en el Congreso la necesidad de actuar
contra “los regímenes que respaldan al terror y amenazan a EE.UU. o a sus amigos y
aliados con armas de destrucción masiva”, nombrando a Irak como componente el eje
del mal, pero en sus negociaciones con el Viejo Continente encontró a una Europa
dividida.
Foto 3: La caída de Saddam Hussein en abril de 2003
A comienzos de 2003 la guerra parecía inminente, tanto EE.UU. como Gran
Bretaña comenzaron a movilizar fuerzas para enviarlas al Golfo Pérsico, mientras la
OTAN entraba en crisis debido plan impulsado por EE.UU. de proteger a Turquía de
un posible ataque de Irak.
Así las cosas, el 15 de marzo de 2003 se produce la “Cumbre de Las Azores”,
donde Bush, Blair, Durao Barroso y Aznar lanzan un ultimátum a Saddam Hussein
para su desarme y constituye el preludio de la invasión de Irak, justificada por la
Resolución 1441 de naciones Unidas, así como por consideraciones de seguridad
global.
El bombardeo angloamericano comenzó el 20 de marzo de 2003, sin que el
Consejo de Seguridad de la ONU diera su aprobación, se inicia así la Operación
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“Iraqi Freedom”, ante un estallido generalizado de manifestaciones en contra.
Entretanto España preparaba su primera participación en una operación militar
conjunta de esta envergadura desde hacía más de un siglo.
El 9 de abril de 2003 se produce en la plaza de Al-Ferdaous de Bagdad la
simbólica caída de la estatua de Saddam y la guerra parece darse por terminada,
nada más lejos de la realidad.
EL PAPEL DE ESPAÑA EN IRAK
El 20 de marzo de 2003 parten de la base naval de Rota un contingente
formado por casi 900 efectivos a bordo de tres buques de la Armada española: el
buque de asalto anfibio L-51Galicia, el petrolero Marqués de la Ensenada y la fragata de
escolta Reina Sofía, con destino al puerto de Umm Qasr en Kuwait con material de
ayuda humanitaria, actuando el buque Galicia como Hospital de Campaña dirigido
por el Escalón Médico Avanzado del Ejército de Tierra para atender a la población
iraquí.
Foto 4: El autor (a la derecha) y otros compañeros bajo el escudo de la Brigada Multinacional "Plus Ultra".
Ad-Diwaniya 2003.
El gobierno español no sólo dio apoyo político y logístico a la invasión de Irak,
si no que puso a sus funcionarios bajo mando angloamericano en la administración
ocupante del territorio. El 27 de abril del mismo año el Gobierno español aprobó la
remodelación del contingente enviado a Irak, de modo que elevaba así a 1.300 el
número de efectivos fijados en un primer momento. Como consecuencia de esta
decisión se comienza el despliegue el día 23 de julio y los tres buques retornaron de
nuevo a España, con lo que se crea la Brigada Plus Ultra (MNB), encuadrada dentro
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de la División Multinacional hispano-polaca. Esta Brigada está formada por 1.300
militares españoles y 1.200 centroamericanos (Honduras, El Salvador, Nicaragua y
República Dominicana) como parte de una fuerza de paz que se unió a la División
Multinacional Centro-Sur, una división polaca ya desplegada en la zona, siendo su
misión principal la reconstrucción del país y el mantenimiento de la seguridad y
estabilidad.
Figura 2: Composición de la MNB Plus Ultra I
El 22 de mayo de 2003, el Consejo de Seguridad de naciones Unidas aprobó
una nueva resolución que ponía fin a trece años de embargo económico contra Irak y
por la que se consideraba a EE.UU. y Reino Unido como potencias ocupantes con
plenos poderes para la reconstrucción del país.
Figura 3: Distribución de Irak entre las potencias de la Coalición
A mediados de junio de 2003 parten para Irak las primeras unidades de
reconocimiento, para integrase en la Operación Iraqi Freedom, es en este momento
cuando comienza la andadura de la MNB. Y a finales de julio llegan a Ad-Diwaniya,
población de la provincia de Al-Quadisiya donde se establece el Cuartel General de
la Brigada en la Base España, los primeros miembros de la MNB, siendo entre el 13 y
15 de agosto las fechas señaladas para la partida del grueso de las tropas.
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Foto 5: Camp Coyote. Jaimas españolas
En un principio se habló que el contingente español estuviera en Irak por un
período de 6 meses (inicialmente hasta el 30 de diciembre), pero de forma
prorrogable.
La tropa española estuvo asignada en las provincias Al-Quadisiya y An Najaf,
donde está la ciudad santa islámica del mismo nombre.
Según el entonces Ministro de Defensa español, Federico Trillo, la región en la
que estuvieron los españoles era “relativamente segura”, mientras que la misión se
calificó por muchos como la más peligrosa asumida por el ejército español en los
últimos años.
El primer contingente, en las misiones al extranjero en las que ha participado
España, siempre se ha caracterizado por su dureza en cuanto a la calidad de
vida y el gran esfuerzo realizado en acondicionamiento. En cierta manera es lo que
los militares llaman una «comisión aposentadora», pero además debe realizar
los mismos cometidos que las otras unidades. Por eso a los primeros siempre se les
exige el doble, y en esta operación no iba a ser menos. La acción se desarrollaba
en un escenario muy lejano, lo que ponía además sobre el tapete la carestía de
recursos aéreos. Es ésta una asignatura pendiente, en mayor o menor medida, para
todos los ejércitos europeos, y una limitación operativa que tenía, a priori,
difícil solución. Para hacerle frente, habría que echar mano una y otra vez de la
voluntad y las ganas de los integrantes de la MNB Plus Ultra. Por otra parte,
España sería el único de los miembros de la División Multinacional que prescindiría
del apoyo logístico americano, lo que hacía aún más arduo el reto.
UN PALMERINO EN IRAK
Por esas fechas, el autor, militar desde el año 1979, se encontraba destinado en
la Agrupación de Apoyo Logístico nº 21 de Sevilla, licenciado en Psicológica, estaba
llevando a cabo el programa de doctorado “Análisis y Estudios en Seguridad” de la
Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Granada en la línea
de investigación de “Estrés Psicosocial”.
Por el mes de junio de 2003, le comunican en su Unidad que hacía falta
personal de apoyo para el Escalón Médico Avanzado del Ejército de Tierra (EMAT)
que se desplazará a Irak en agosto, para montar el Hospital de Campaña, y no duda
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en presentarse voluntario para poder llevar a cabo la toma de datos para la que sería
su tesis doctoral “Estudio de los niveles de estrés del contingente español desplegado
en Irak en Misión de Mantenimiento de la Paz”. Aceptada su petición, se pone en
marcha todo el proceso de preparación en Sevilla y con la posterior concentración en
Paterna (Valencia) donde se prepara el personal y material a desplazar. Fueron
jornadas maratonianas y contra el crono y con un calor asfixiante al que se le une la
humedad típica del levante español, que no dejaban lugar para el descanso, debido a
tanto trabajo por hacer y tan poco tiempo disponible.
Una vez finalizada la fase de concentración, partimos para nuestros
respectivos domicilios a la espera de una llamada telefónica que nos diera los datos
de la partida, lo que llegó con prontitud. El día 12 de agosto ya estábamos en la “Base
Príncipe” perteneciente a la Brigada Paracaidista (BRIPAC) de Paracuellos del
Jarama (Madrid), para el día 14 partir en avión desde el aeropuerto de Torrejón de
Ardoz hacia el Aeropuerto Internacional de Kuwait.
Tras seis horas y media de vuelo, sobre las cinco de la mañana hora local (tres
horas más que en España) llegamos al aeropuerto de Kuwait del que partimos en
autobuses urbanos sin ningún tipo de protección hacia Camp Wolf, una base
americana al lado del aeropuerto, donde tomamos el desayuno americano y primera
toma de contacto con los marines. Posteriormente partimos en los mencionados
autobuses, por cierto conducidos por pakistaníes, y sin ningún tipo de protección,
eso sí escoltados, hacia Camp Coyote, un campamento de los marines americanos en
pleno desierto de Kuwait a unos 15km de la frontera con Irak, donde permanecimos
unos días para aclimatación al terreno y a sus altísimas temperaturas.
Recuerdo como si fuese hoy la sensación de calor que sentí nada más bajar del
autobús, era como si te metieras en el coche después de dejarlo en verano a pleno sol
a mediodía, una sensación de ahogo, te falta el aire, no puedes respirar,
afortunadamente nos metimos a la mayor urgencia posible en las jaimas que
disponían de equipos de aire acondicionado. Tales eran las altísimas temperaturas
que teníamos prohibido trabajar durante las horas centrales del día, lo malo era sufrir
un apretón en esas horas, ya que los w.c. químicos, al ser de material plástico, era
como meterse en una sauna sin el vapor y para movernos por el campamento
teníamos que llevar cubierto todo el cuerpo para evitar las quemaduras.
Foto 6: Temperatura en el desierto, agosto de 2003 por la mañana y raro lagarto cazado en Camp Coyote.
Los días pasaban lentamente ya que no teníamos una misión determinada en
este lugar, solamente nos dedicábamos a la preparación del equipo individual,
reuniones de Unidad y mucho tiempo de asueto, incluso para cazar un raro lagarto
que fue nuestro entretenimiento durante algún tiempo.
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En cuanto a los horarios teníamos que ceñirnos a los horarios típicos de los
americanos que eran los encargados de la
logística, desayunos muy tempraneros y
abundantes compuestos por todo tipo de
frutas, zumos, bollería, huevos fritos, huevos
duros, bacón, salchichas, etc., pero sin
tostadas. La comida a las 12 de la mañana era
escasísima y no tenías ni que desplazarte al
comedor ya que consistía en una bandejita
con una pieza de pan integral, crema de
cacao, un paquetito de patatas fritas, unas
galletas, un zumo, una magdalena y una
fruta. La cena era a las siete de la tarde, por lo
que los españoles lo pasábamos muy mal y
tuvieron que poner una re-cena algo más
tarde porque realmente se pasaba hambre.
Foto 7: Almuerzo americano.
Llegaba el momento de la partida para entrar en territorio hostil y comienzan
los problemas la noche anterior. El principal problema que nos encontramos era la no
disponibilidad del armamento personal de los componentes del EMAT que se
encontraba en los contenedores de carga en el Puerto de Umm Qasr.
En la reunión en la que el Teniente Coronel (Tcol) Marín, Jefe del EMAT, nos
informa del plan de traslado para el día siguiente, nadie repara en la falta de
armamento y en la premisa dada por el Ministro de Defensa, que no era otra que la
primacía de la seguridad del contingente ante todo. Fue el que suscribe el que
levanta la voz para decirle a su Jefe que no viajaría a Irak sin disponer de su
armamento reglamentario. En ese momento comienza el siguiente diálogo:
Tcol: Es verdad que no tenemos nuestro armamento pero vamos escoltados.
Autor: Me siento más seguro llevando mi armamento y no teniendo que
depender de otros mi seguridad.
Tcol: Toma mi pistola si así te sientes más seguro.
Autor: Si cojo su pistola en vez de un problema tendré dos, uno mi defensa
personal y otro tener que velar por la suya.
Tcol: Bueno elevaré consulta.
El Tcol se llevó casi toda la noche intentando encontrar una solución. La
solución fue que los oficiales de la Brigada Ligera de Infantería Aerotransportada
(BRILAT) deberían entregar su HK (fusil reglamentario) al personal del EMAT, así
todos llevaríamos armamento, (los oficiales tienen como armamento reglamentario
una pistola y un fusil, mientras que el resto sólo un fusil).
Todos teníamos presente la dificultad de la misión y el peligro que entrañaba
entrar en territorio hostil y aunque denominada como OMP sabíamos que nuestras
vidas correrían peligro. Esto lo recordábamos en cada momento de lectura de las
Reglas de Enfrentamiento (ROES) dadas por el Ministro de Defensa, Federico Trillo,
para los soldados españoles en Iraq, sobretodo la número 3: “El derecho a la autodefensa
individual estará garantizado por medio del empleo de la mínima fuerza, que debe entenderse
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como aquella que, incluyendo la letal, se limita en su nivel y proporcionalidad, así como en
su duración e intensidad”.
Foto 8: Vehículos españoles preparados para la marcha.
Comenzaba un largo y tortuoso camino hacia lo desconocido y en condiciones
de mucha tensión y preocupación, aparte de las dificultades ya sabidas: las altísimas
temperaturas, las tormentas de arena... Pero había otros obstáculos nuevos, como el
tránsito por una carretera desconocida de más de 500 kilómetros, que en buena parte
de su recorrido atravesaba el desierto de Arabia. La seguridad del contingente, por
otra parte, dependía de los norteamericanos. Cada convoy español estaba escoltado
por dos Humvees de la Policía Militar estadounidense armados con ametralladoras
M-249, y toda acción debía estar coordinada con el mando aliado. Los españoles
venían a desplegarse, pero los que controlaban realmente la zona eran los
estadounidenses, por lo que cualquier acción debía coordinarse con ellos, hasta el
más mínimo detalle, incluyendo el alojamiento en los puntos de destino e intermedio.
Se había llegado a la zona tras recorrer en camiones y autobuses los
preceptivos 500 kilómetros por la ruta Tampa (una «carretera» que se adentra en
zonas desérticas, en ocasiones sin asfaltar, y donde el sol es especialmente dañino
para hombres y máquinas), acompañados de enormes columnas de convoyes
logísticos norteamericanos. Tardamos 48 horas en hacer todo el recorrido, en parte
debido a los innumerables y continuos altos.
Cada parada en
mitad del desierto era
una tortura, en marcha
en
vehículos
propios
(BMR,VEC,
camiones,
vehículos todoterreno...)
el aire nos refrescaba
ligeramente, pero al parar
comenzábamos a sudar a
chorros,
no
había
ninguna sombra donde
cobijarse y cada trago de
agua, por la excesiva
temperatura,
nos
quemaba la garganta.
Foto 9: Durmiendo en Camp Cedar.
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La noche intermedia se pasaba en Camp Cedar, donde cada uno dormía
como y donde podía, normalmente en los propios vehículos. A lo largo de la
misión se recorrería a menudo el mismo itinerario, sólo que entonces el tiempo
de ejecución, ida y vuelta, no superaba la jornada.
Más de 800 hombres y 200 vehículos habían alcanzado el objetivo en esta
última fase de proyección. El recibimiento fue espectacular, un ataque de mortero
nos castigaba al llegar a lo que sería nuestra Base España en Diwaniya,
afortunadamente no hubo que lamentar desgracias personales. Esto nos hizo ver con
mayor claridad la complejidad de la misión y el peligro que corría nuestra integridad
física.
Desde el mismo día de la llegada comenzarían las actividades encaminadas a
la transferencia de autoridades con el batallón 3/5 de los Marines. España se
hacía así cargo de la misión en la zona de Diwaniya. La toma de posesión en
Nayaf no tuvo lugar hasta el 23 de septiembre, por no disponer los contingentes
centroamericanos de vehículos ni equipos de transmisiones para realizar la
operación.
Las tropas españolas se habían hecho cargo de las responsabilidades en una
zona que en extensión era similar a la mitad de Andalucía, con dos ciudades,
Nayaf y Diwaniya, del porte (en población) de Sevilla y Málaga, respectivamente.
El paraje no resultaba tan inhóspito como Kuwait: los alrededores de Diwaniya
estaban surcados por infinidad de canales de riego y el clima resultaba menos
agresivo.
La zona la poblaban alrededor de dos millones de habitantes, la mayoría
chiíes. Eran provincias que habían sufrido durante años el abandono y la represión,
al tornar parte activa en la revuelta contra el régimen en 1991. A ello habría que
añadir los errores políticos que había cometido el contingente angloamericano,
como lo fue sin duda la desarticulación completa de las fuerzas armadas y de
seguridad iraquíes, así como la disolución de otras instituciones, dando paso a una
anarquía favorecida por un territorio poco estructurado y con fronteras
absolutamente permeables.
La principal necesidad era la de aumentar el nivel de seguridad, aunque
también existía gran incertidumbre
sobre lo que pudiera pasar al
retirarse las fuerzas que habían
combatido en la guerra y que habían
conseguido ganarse, en mayor o
menor grado, el respeto de la
población. Una población que, por
otra parte, se debatía entre ver a la
coalición como las fuerzas que les
habían salvado del tirano y que
serian la avanzadilla del progreso o,
por el contrario, verlas como unas
fuerzas de ocupación que se oponían
al libre desarrollo de su propia cultura.
Foto 10: Munición iraquí abandonada en Base España.
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Además, esa incertidumbre se unía al recelo de que una nación
como España, que para la gente era casi desconocida, sustituyera a la
potencia más poderosa del mundo. Se podía afirmar que el trabajo efectivo
empezaba a partir de ese instante y no iba a ser sencillo. Por un lado, los españoles
se hallaban encuadrados en una división formada por veinte naciones diferentes,
que en esos instantes estaba todavía por compactar hasta alcanzar un adecuado
ajuste en el funcionamiento diario. Por otra parte, estaba el peculiar escenario del
conflicto, donde se observaba aún un gran vacío de poder, una notable
desorganización funcional y un pillaje sin límites, consecuencia de la miseria
y de la falta de apego a todo lo que tuviese el Estado.
El relevo en Diwaniya se efectuó de una forma muy correcta, el trato del
batallón norteamericano fue exquisito, de igual a igual. Todo se desarrolló en un
clima de camaradería y buen ánimo, incluso en alguna situación embarazosa
como la que se vivió en Nayaf, al no darse las circunstancias más apropiadas para
un relevo, debido a las carencias con que llegaba la fracción centroamericana de la
Brigada Multinacional. Sin duda todo resultó mucho más sencillo por el
gran número de componentes hispanos que había entre las filas estadounidenses,
especialmente entre la tropa. Incluso nacieron buenas relaciones perso nales.
En Diwaniya, la base española, llamada Base España, se formó a partir de las
infraestructuras que ocupaba el ejército americano, sobre las ruinas de unas
instalaciones del ejército iraquí. El recinto sobre el que se levantó era una antigua
base de carros, que había sido destruida en la primera guerra del Golfo. En estas
instalaciones se alojaría la mayor parte de los contingentes español y nicaragüense.
Los combates para la torna de ese acuartelamiento se hacían evidentes en fichadas,
además de albergar una cantidad ingente de municiones en mal estado sin
explosionar en cuya destrucción los TEDAX tuvieron que emplearse a fondo.
Algunos soldados americanos contaron a los españoles cómo había sido la torna de
Diwaniya: al parecer, una orgía de sangre y fuego.
Foto 11: Estado ruinoso de Base España, carros de combate iraquíes inutilizados y Diwaniya al fondo.
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La otra base que se instaló en Diwaniya fue la Base Santo Domingo, sede del
batallón dominicano «Quisqueya», que ocupó las instalaciones de la misteriosa
«Fábrica China», también denominada Escuela de Medicina, y situada en el centro de
la ciudad.
Aparte de Diwaniya, el otro gran núcleo urbano de la zona de
responsabilidad española era la emblemática y populosa ciudad santa de Nayaf.
El bastión religioso del mundo chií, adonde se producían multitudinarias
peregrinaciones, aparte de las comitivas para enterrar a los seres queridos,
costumbre que hace del cementerio de Nayaf el segundo más grande del mundo,
también conocido como la Ciudad de los Muertos. Para el chií no hay mayor
honor que ser enterrado en la misma ciudad que Alá. Estas connotaciones religiosas
hacían de la ciudad de An Nayaf el foco más conflictivo del despliegue de la Brigada
Plus Ultra. Sin duda se trataba de una ciudad clave, los americanos así lo entendieron
y evidente prueba de ello fue que el mejor equipo de Asuntos Civiles (GST) que
poseían los Marines estuvo destacado allí.
Foto 12: Vista aérea del cementerio de An Nayaf.
Esa unidad avanzada estuvo marcada por la premisa de la urgencia que
el escalón superior imponía para comenzar el acondicionamiento de las instalaciones.
Las infraestructuras debían estar activas en menos de 15 días. Las labores se
realizaron en condiciones muy precarias, ya que la mayoría del material estaba por
llegar. Además hubo dificultades en el suministro de energía eléctrica por la falta de
generadores, y ralentización en el trabajo por el calor asfixiante. Por otro lado los
servicios básicos de vida y aseos fueron escasos (2 duchas para tropa, 1 para
mandos de la fuerza, 1 para el Cuartel General), además de hallarse todo el
material en periodo de instalación, las infraestructuras en rehabilitación y la logística
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apenas creándose.
Es cierto que la base (levantada sobre una antigua dependencia del ejército
iraquí en estado ruinoso) estaba ya ocupada por los marines, pero éstos no
acostumbraban a estar mucho tiempo en el mismo lugar, por lo que no se
molestaban demasiado en mejorar las instalaciones.
El habitáculo que nos asignaron, a la Unidad Sanitaria, fue una pequeña
habitación que anteriormente servía de celda, el edificio era una calabozo de los
militares iraquíes, de forma cuadra con salida a un patio interior y una sola salida
hacia el exterior. Recuerdo que el edificio tenía unos cuatro equipos de aire
acondicionado para cada habitación en la que dormíamos, o al menos lo
intentábamos, por unidades en literas de tres alturas, de manera hacinada ya que en
unos 30 metros cuadrados convivíamos unas sesenta personas. Más tarde nos
trasladamos a la misma nave donde se instalo el hospital para así poder trabajar y
dar servicio de manera inmediata en nuestra dependencia. Ahora nuestros
dormitorios eran tiendas de campaña compartidas con capacidades de cuatro, seis y
ocho personas, aquí las chica ya tuvieron algo más de intimidad al estar todas juntas
en la misma tienda.
Al principio el comedor era una jaima que estaba a pleno rendimiento ya que
era muy pequeña para tanto personal, afortunadamente para los servicios logísticos
americanos, sólo se desayunaba y cenaba en ella ya que el almuerzo se recogía por
unidades y se llevaba a la zona de trabajo de cada uno.
La Unidad de Apoyo al Despliegue trabajaba a destajo, pero aún así no daban
abasto para que cada unidad tuviese sus locales de trabajo y de descanso en los
tiempos previstos. Es por ello que los propios componentes de la Unidad Sanitaria,
incluidos el personal médico, tuviéramos que remangarnos y preparar la
semiderruida nave que asignaron para la instalación del hospital.
Foto 13: Vista aérea de Base España.
La prioridad en las obras fue para el comedor, la cocina, la gasolinera y los
locutorios telefónicos. El nuevo comedor fue construido con contenedores unidos
entre sí y de manera definitiva paso dispensar comida española y ajustándose los
horarios a los habituales para los españoles, menos mal ya que los americanos nos
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iban a matar de hambre.
Por lo que se refiere a los locutorios de telefonía, intensamente ligados a la
moral del personal, fueron evolucionando de disponer de solo dos cabinas en un
principio y sin intimidad alguna a no estar cerradas hasta disponer de 24 cabinas
instaladas en un edificio y cada cabina cerrada. A lo largo de la misión se iba a hacer
necesaria una comunicación fluida con las familias, no sólo como fuente de
calidad de vida para los militares desplazados, sino como bálsamo para la angustia
y la incertidumbre que con frecuencia despertaban las noticias que daban los
medios y que provocaban la lógica alarma familiar. Como dato revelador, en la
operación Iraki Freedom se realizó el mayor despliegue de terminales satélites
hasta la fecha. Recuerdo la interminable espera a horas intempestivas, o bien
te quedabas hasta muy tarde antes de ir a dormir o te levantabas a media
noche, para poder hablar con tu familia.
Se prepararon dormitorios para 1.600 personas, comedores para 600
comensales, instalaciones para unidades logísticas y de helicópteros. En el escalón
médico avanzado se habilitaron 20 camas y 2 quirófanos.
También se estableció un centro de carburantes y municionamiento. Y no fue
hasta el 12 de octubre, Día de la Hispanidad, cuando se dio por terminada la
fase inicial de reconstrucción de la base. Ese día se inauguró la cantina, por fin
podíamos tomarnos un café “español”, todo un acontecimiento tras dos meses de no
haber podido tomarlo.
Martes, 19 de agosto de 2003. En Bagdad, un violento atentado contra la sede
de Naciones Unidas deja en ruinas el edificio. Los primeros datos revelan 17
muertos y 32 heridos. En España, las imágenes de la masacre llenan de miedo a los
familiares de los soldados españoles. Eran las 16.30, hora local, cuando un
camión-bomba estalla
en el hotel Canal, sede
de Naciones Unidas.
Ante la imposibilidad,
por las medidas de
seguridad existentes, de
que el artefacto pudiera
ser colocado en la
entrada principal, los
terroristas
de
la
organización Ansar Al
Islam, vinculada a Al
Qaeda, han buscado un
lugar más vulnerable,
la carretera que pasa
por el lateral derecho
del edificio.
Foto 14: Vista aérea del edificio destruido en Bagdad.
El camión-bomba, con unos 500 kilos de explosivos, ha estallado debajo
de la ventana del representante brasileño de la ONU, Sergio Vieira de Mello.
Ese ala del edificio está completamente destruida, y debajo de los escombros se
encuentran multitud de víctimas, algunas de ellas ya sin vida. Otras, fallecerán
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en el hospital.
Entre los desaparecidos se encuentra el capitán de corbeta español
Martín-Oar, de quien se sabe que abandonó la sede de la ONU en ambulancia
y muere a causa de un grave trauma cerebral interno.
Ahmad Chalabi, uno de los 25 miembros del Consejo de Gobierno
Provisional de Irak, había alertado a las fuerzas norteamericanas sobre la
intención de perpetrar este tipo de atentados contra sedes de partidos políticos
iraquíes y de la ONU.
La asunción de responsabilidades fue dura, sobre todo en los primeros
momentos. Cuando no estábamos patrullando, estábamos de puesto o
realizando las labores propias de nuestra Unidad. En los escasos momentos
que teníamos de asueto, apenas podíamos descansar, porque los encargados de las
instalaciones nos trasladaban constantemente, empeorando nuestras condiciones
de vida ya de por sí penosas. Acabamos durmiendo en un edificio a medio
construir y sin luz; tapamos las ventanas con bolsas de basura, cartones, etc.; otros
en tiendas de campaña dentro de naves semiderruidas. Y cuando conseguíamos
dormir, teníamos que hacerlo con un ojo abierto para vigilar a las ratas que
campaban a sus anchas; fue algo habitual las primeras semanas.
A medida que se iba
normalizando
nuestras
condiciones de vida y
trabajo se empeoraban
relaciones con los jefes
tribales de la zona, que
paso de ser de mutuo
respeto al principio y de no
garantizarse
nuestra
seguridad al final. Esto se
notaba en los sucesivos
viajes desde Base España
hasta el aeropuerto de
Kuwait para la recogida de
plasma, pasando por la
famosa ruta Tampa, los
primeros fueron de total
tranquilidad y disfrutados
como si se tratase de fines
de semana libre de servicio
Foto 15: El autor entregando comida y agua en una parada intermedia.
a tenerles mucho miedo por la incertidumbre de lo que te podías encontrar en
el camino. Recuerdo que al principio en las paradas intermedias que teníamos que
realizar y que solíamos hacer en zonas despobladas, en apariencias, los niños muy
demacrados, muy sucios y descalzos salían de no sé donde, porque no se visualizaba
ninguna casa en los alrededores, a pedir agua, comida y dinero para ayudar en sus
casas en el sustento familiar, ahora nos tiraban piedras a la menor ocasión que se les
presentaba. Qué felices hacíamos a estos niños cuando le regalábamos nuestra
comida y agua y sobre todo cuando le entregábamos un dólar, daban saltos de
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alegría (tenemos que tener en cuenta que con ese dinero comía toda su familia
durante un día). Quizás uno de los momentos más peligrosos vividos por el autor,
fue en uno de estos viajes al pasar por un cruce en el que teníamos que ir despacio,
los más jóvenes allí congregados intentaron subirse al remolque del coche que
transportaba el plasma, era mi coche, el cabo primero que iba en la parte trasera del
mismo montó se HK para disparar al observar que no lo hacían en plan amigable,
sino todo lo contrario, al darme cuenta le ordene bajar su arma y acelerando sin
chocar con el vehículo de delante, pudimos desembarazarnos de esa tensa situación
que pudo haber provocado un grave conflicto.
Esa situación de alerta se fue agravando con el tiempo, de manera que
rara era la mañana que no nos despertábamos con los disparos de los vecinos de
Diwaniya y llegamos hasta el punto de tener que montar la seguridad de toda la
base por unidades en sus zonas de responsabilidad, es decir hasta los médicos
(con muy poco conocimiento y poca experiencia con las armas) hacían guardias
de seguridad con su HK.
Evidentemente
como
estas
guardias se hacían por parejas se
buscó la forma de que el personal
sanitario estuviese acompañado
por alguien con conocimiento y
experiencia probados. Todo el
personal en la base tenía que ir en
todo momento con su armamento
a cuestas, el casco y el chaleco
antifragmento puestos, hasta el
cura decía sus misas con esas
prendas puestas.
Foto 16: El cura en misa con casco y chaleco (por dentro)
El trabajo realizado entre los meses de julio a noviembre de 2003 por la
Plus Ultra I se podría dividir en tres partes. En primer término, el asentamiento y
las tareas de infraestructura. Esta labor duró en mayor o menor medida durante
toda la misión y se culminó con el siguiente contingente. La segunda parte fue
la operación conjunta entre norteamericanos e hispano-centroamericanos. Y la
última, el trabajo en solitario.
La relación con los estadounidenses comenzó siendo de toma de
contacto y terminó con el traspaso efectivo de responsabilidades. Durante estas
semanas se asumieron misiones de tipo recurrente que continuarían a lo
largo de la operación, como el desarrollo de reconocimientos aéreos de la
zona, vuelos tácticos o destinados a evacuaciones de carácter médico. También se
acometieron misiones nuevas como la de dar seguridad al pago de ex militares
del ejército iraquí, varios miles al día, con la picaresca de que muchos de los
que se presentaban no tenían en realidad derecho a las pensiones.
Durante esas primeras semanas también comenzó a realizarse de manera
conjunta la localización, identificación y destrucción de municiones, minas o
cualquier objeto explosivo. La situación de este tipo de artefactos era
calamitosa. En el mejor de los casos se hallaban almacenados en depósitos,
lugares vallados vagamente, en cuyo interior se apilaba de manera caótica y sin
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ningún tipo de norma de seguridad toda clase de munición, Estos polvorines
estaban vigilados por personal iraquí no sólo mal armado, peor equipado y
nulamente motivado, sino que en no pocos casos eran los propios vigilantes los
que se dedicaban a
vender
el
material.
Cierto era que la venta
no se desarrollaba con
fines bélicos sino como
chatarra, un mercado que
florecía con el paso de
los días y daba de
comer
a
muchas
familias, y que ya había
producido
a
sus
minoristas
serias
sorpresas al reventarles
la munición intentando
desengarzarla.
Foto 17: Check-point o punto de control con gafas de visión nocturna
En todo caso, la consecuencia era que había un gran núme ro de armas
en manos de los civiles. Conseguirlas no era una tarea difícil, y además los
iraquíes estaban autorizados a tener armamento en su casa o negocio (un fusil por
cabeza de familia) siempre que fuera para autodefensa, aunque estaba prohibido su
transporte. Hasta el punto de que el hecho de requisar un AK suponía pedir
permiso por radio al puesto de mando y esperar durante mucho rato una
respuesta que solía ser que, para evitar problemas, le hiciéramos entender que no
podía llevar armas encima.
Después del 28 de agosto, día en que España tomó definitivamente el mando
efectivo de la zona, el trabajo se centró en seguir desarrollando las mismas misiones
que habían desempeñado los norteamericanos. En esos primeros días había que
poner un énfasis especial en evitar por todos los medios que hubiera una sensación
de vacío de poder. Las tropas españolas debían multiplicarse y estar continuamente
moviéndose, para que la población iraquí observara una presencia constante de
soldados de la coalición y a fin de transmitir seguridad de una manera disuasoria
para cualquier posible alborotador o delincuente. De la misma forma resultaba
fundamental no inmiscuirse en la actividad diaria de los iraquíes pacíficos,
especialmente en los actos de carácter religioso. Esta forma de actuar estaba
encaminada a salir al paso del escepticismo que corría entre la población local, por
el hecho de relevar a la nación más poderosa, y también obedecía a las
informaciones que apuntaban a la seguridad ciudadana como la máxima
preocupación del pueblo llano. La estructura policial iraquí, corrupta, irresponsable
y en muchos casos por formar, dejaba para la Plus Ultra la ingrata misión de
tenerse que enfrentar a bandas de salteadores de caminos y malhechores bien
organizados, con los que se produjeron varios incidentes con armas de fuego a lo
largo de la misión.
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El trabajo frente a la
población
iraquí
estaba
estructurado en tres niveles de
actuación.
Por
un
lado
se
realizaban los patrullajes. Por otro,
los
equipos
de
Operaciones
Psicológicas
ejecutaban
las
misiones típicas de propaganda,
en las que se daba a conocer al
contingente español, explicando el
trabajo que se iba a desarrollar.
Después estaban los equipos de
Foto 18: Requisando armamento en medio de una tormenta de arena
Cooperación Civil, que establecían contactos con las diversas autoridades y
trabajaban estrechamente con la Autoridad Provisional de la Coalición, que era la
que realmente dirigía todo. Las actividades se realizaron teniendo muy en
cuenta tres elementos básicos de influencia con la población: las autoridades
instaladas, religiosas y tribales.
En cuanto a los Asuntos Civiles, no estaba prevista la ayuda humanitaria a la
población como un cometido más de la misión. Tampoco existían organizaciones
gubernamentales ni no gubernamentales a las que coordinar ni con las que cooperar.
También operaban sobre el terreno los equipos de apoyo a la autoridad
territorial, que controlaban cuestiones tan delicadas corno el combustible, en
todos sus ámbitos, incluyendo la organización de la red de distribución. Estas
unidades en teoría tendrían que perder protagonismo conforme los iraquíes
fueran tomando las riendas políticas, implicándose las autoridades locales en su
autogobierno. Por desgracia no fue así, y su trabajo, muy afín al desarrollado por los
equipos de Asuntos Civiles, estaba supeditado a las directrices de la Autoridad
Provisional de la Coalición.
El principal resultado de todo el esfuerzo, sobre todo de patrullaje, fue la
disminución de la actividad delictiva. En este aspecto también se trabajó en la
selección, alistamiento, organización y empleo de un batallón iraquí de Defensa
Civil que tendría como misión sustituir a las fuerzas de la coalición en un futuro.
Asimismo, las fuerzas españolas colaboraron en la reorganización de la policía
iraquí.
Además se realizaron labores de reconocimiento NBQ, seguridad de
edificios y reconocimiento de rutas, así corno escolta de camiones de dinero.
No se contempló la necesidad de fortificar las defensas y bases propias hasta que
no se perpetraron los atentados del 12 de noviembre contra los italianos (que
sufrieron un ataque suicida en su base de Nasiriya, al sur del país, con el
funesto resultado de 12 carabineri, cinco militares, dos civiles italianos y nueve
iraquíes muertos). En ese momento las entradas principales de los destacamentos
fueron reforzadas por voluminosos recipientes que serían llenados de grava,
denominados hesco-bastions.
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Por otra parte se apoyó en las tareas de cambio de moneda (del antiguo
régimen por la del nuevo) y se efectuaron operaciones para neutralizar la acción
del personal insurgente que amenazaba a las fuerzas de la coalición. Para actuar
contra estos individuos era importante realizar una buena labor de
Inteligencia. La mayor parte se conseguía mediante informadores espontáneos,
iraquíes que daban información a cambio de dinero o de ventajas, aunque la
mayoría de las veces la
información era anodina o la
pretensión del confidente era
la
contraria,
la
de
desinformar, por lo que el
trabajo de Inteligencia en
este ámbito no resultó nada
fácil. También el equipo del
CNI destacado en Irak hizo
una valiosa aportación hasta
la emboscada de noviembre,
un acontecimiento que, por
cierto, se vivió con estupor e
impotencia en la brigada.
Foto 19: BMR de patrulla
En el ámbito más concreto de la ayuda humanitaria, se efectuaron labores
médicas dirigidas a la población civil, si bien es cierto que en este punto tuvo
especial protagonismo el contingente nicaragüense, aunque apoyado por recursos
farmacéuticos traídos de España. Se trabajó para la dotación de equipos médicos
a centros rurales, en las zonas más míseras del país. Se trasladaron enfermos y
escolares a España. Asimismo se prestó ayuda a equipos que buscaban, con gran
efectividad, antiguas fosas comunes con víctimas de Sadam Hussein. En otro
orden de cuestiones, se realizaron aguadas, que consistían en el apoyo por medio de
camiones cisterna de la brigada para llenar pozos particulares o depósitos de agua.
También se escoltaron convoyes de ayuda y los equipos CIMIC repartieron
directamente en colegios y hospitales ayuda humanitaria cedida por
instituciones nacionales y por la ONG Mensajeros de la Paz.
Una de las actividades que se promovieron desde Asuntos Civiles fue el
proyecto Averroes, que invocaba el pasado histórico hispano-árabe al amparo de la
figura del filósofo cordobés. Este proyecto tenía como fin el reparto en
instituciones y colegios de diccionarios básicos de español para árabes, y la
apertura de un centro cultural para el intercambio y difusión de la cultura en la
biblioteca de Diwaniya.
Con el primer contingente se invirtió en la zona un total de unos 10
millones de dólares. Y entre los logros más notables se consiguieron que las fábricas
de Diwaniya volvieran a producir. Se proporcionaron fertilizantes necesarios para
iniciar una nueva campaña agrícola. También se materializó el inicio del curso
lectivo en octubre. Una parte importante del dinero se empleó en saneamiento
de aguas y plantas potabilizadoras.
La MNB Plus Ultra I desarrolló su misión en un clima de alerta
permanente: incluso los jefes de pequeñas unidades dormían con el teléfono al lado,
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por si saltaba la alarma. Había diferencia entre las unidades logísticas y de la fuerza,
sobre todo en cuanto a los horarios, ya que para los primeros eran mucho más
flexibles. Pero cada uno tiene su función y así se asume. Entre todos
consiguieron poner en pie una misión que poco a poco parecía dar frutos
positivos. Lo esencial era que el pueblo iraquí se sintiese seguro. A ello obedecían
las continuas rondas por la ciudad, o la instalación de puntos de control o checkpoint,
en un ambiente que no dejaba indiferentes a los españoles.
En mi trabajo diario de administrativo del Hospital de Campaña, tenía que
llevar las estadísticas de enfermedades, consultas y hospitalizaciones, entre otras
cosas. Esa información recopilada de los distintos Puestos de Socorro, una vez
tratada y refundida tenía que ser entregada en el Cuartel General de la MNB y como
no disponíamos de líneas de conexión para la red informática tenía que llevarla
personal y físicamente, al tratarse de una información de tipo confidencial, en
diskettes. Pronto nos vimos abocados a cambiar de formato de almacenamiento de la
información ya que con el excesivo calor que soportábamos este tipo de material se
estropeaba con cierta facilidad, por lo que vi por primera vez una “pendrive” de 1
Gb, todo un invento.
Recuerdo como si fuese hoy mismo los momentos más dolorosos de mi
estancia en Irak al recibir la noticia de la tragedia vivida en Base España el día 26 de
octubre de 2003. Ese día murió el Sargento Puga del contingente español tras recibir
un disparo accidental de un compañero que preparaba su arma para su servicio. A
parte del trabajo propio del hospital, como administrativo del mismo me toco
preparar todos los documentos de repatriación del cadáver, documentos que en su
mayoría estaban redactados en inglés y que era la primera vez que me enfrentaba a
algo así, lo que me llevo mucho tiempo de trabajo entre recopilación de datos y
preparación de documentos con las firmas de las autoridades, lo que finalice a altas
horas de la madrugada.
En las calles de la ciudad y aldeas, las rancias imágenes de la posguerra: niños
peligrosamente cerca de los vehículos en marcha pidiendo agua, hombres
mendigando trabajo o comida para sus familias, mujeres afanándose en
acarrear el agua imprescindible para la casa, jóvenes talando o arrancando
irresponsablemente
los
escasísimos vestigios de
vegetación de la zona para
cocinar.
Demasiada
suciedad
en
las
calles...Tantas moscas en
los
puestos
de
los
mercados que impiden ver
cuál es el artículo en venta;
unas mujeres totalmente
vestidas de negro. Una
patrulla en las calles se
asemeja a un viaje por el
túnel del tiempo a la Edad
Media.
Foto 20: Calles de Diwaniya
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Se acercaba el momento de mi despedida de Base España, llegaba a su fin mi
misión y se me preparaba una pequeña fiesta en la Unidad, que no se llego a
celebrar. Llegó otro de los momentos más triste de los vividos en tierras iraquíes,
siete agentes españoles del CNI murieron en una emboscada, de los ocho que iban
uno quedó con vida. Se trataba de dos vehículos civiles sin identificación diplomática
o militar, empleados habitualmente por estos
agentes, que estaban haciendo "un reconocimiento
de la zona", puesto que se iba a producir un relevo
entre ellos "tras establecer los contactos
pertinentes". Cuatro de los agentes estaban a
punto de marcharse de Irak a casa e iban a ser
sustituidos por los otros cuatro.
Los planes se vieron truncados. Llevaban
unos 30 kilómetros de camino hacia el sur, habían
dejado atrás la ciudad de Al Mamudiya y pasaban
por la zona de Swaira, controlada por Estados
Unidos,
cuando
fueron
atacados
con
lanzagranadas RPG y posiblemente fusiles
kalashnikov.
Foto 21: Un niño pisotea uno de los cadáveres. (Sky News)
Mientras se aclaraban las cifras, la cadena de
televisión Sky News ofrecía las primeras y únicas
imágenes de la tragedia. Mostraban un horrible
espectáculo en el que jóvenes iraquíes, incluso niños,
celebraban las muertes, pisoteaban los cadáveres con
los brazos en alto y el signo de la victoria en sus manos.
Foto 22: Niños pateando los restos mortales. (Sky News)
El reportero de Sky News, David Bowden, narró la escena que grabó su
compañero y lo que le contaron los testigos: "Conducíamos desde Al Hilla, justo al
sur de Bagdad, y vimos a esos hombres tirados muertos en el suelo a un lado de la
carretera después de la emboscada".
"La gente de allí nos dijo que 30 minutos
antes había sido atacado un convoy de tres
vehículos. Sacaron a la gente de los coches y nos
dijeron que, de hecho, habían matado a ocho
personas y capturado a otras dos. Sólo vi con
mis propios ojos cuatro cuerpos muertos en el
suelo. Tomamos imágenes durante un par de
minutos y nos convertimos en el centro de
atención. La multitud daba gritos en favor de
Sadam y desaparecimos rápidamente", añadió
el periodista.
Foto 23: Dos cadáveres en el suelo. (Sky News)
"La gente decía que eran de la CIA. Quizás no sabían que eran españoles.
Había mucho tráfico. Tengo la impresión de que era un ataque improvisado. Parecía
como si estuvieran esperando el paso de un convoy para atacarlo", aseguró Bowden.
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Además, el periodista explicó que la carretera en la que se produjo el ataque es
muy transitada por lo que los vehículos, ambos de color blanco, se habrían
convertido en un objetivo fácil para los atacantes.
Llegaba ya la documentación con los detalles del relevo para la MNB Plus
Ultra I y convertirse en la MNB Plus Ultra II. Los listados de personal y las fechas y
horarios cambiaban de un día para otro, hasta que por fin se confeccionaron las listas
de personal definitivas para el relevo que se haría por oleadas en vuelos que partían
desde el aeropuerto de Zaragoza hasta el de Kuwait y regreso.
A la llegada a España concretamente a la ciudad de Zaragoza, nos desplazan
hasta el Acuartelamiento “Capitán
Mayoral” donde se aloja la Agrupación
de Apoyo Logístico nº 41. Allí pasamos el
reconocimiento médico de fin de misión y
después cada uno a su lugar de origen.
En mi caso, cogí en tren de Zaragoza a
Madrid, para luego enlazar con el AVE
Madrid–Sevilla. Me acompañaban tres
compañeros y en el Ave montamos un
numerito. El viaje en el AVE lo hicimos
casi el tiempo en el bar, en el que nos
reunimos nada más salir de Madrid y tras
dejar nuestros efectos en nuestro sitio, allí
nos tomamos una cerveza y después nos
vestimos todos de árabes, las caras de
sorpresa, estupor, miedo, etc. eran para
verlas, algunos pasajeros que venían al
bar al vernos se daban la vuelta sin
consumir, pero una vez que nos
reconocieron todo fueron risas y bromas.
De esa guisa llegamos a Sevilla y nuestros
familiares y amigos que fueron a
recibirnos lo tuvieron muy complicado
para reconocernos. Por fin en casa.
Foto 24: El autor disfrazado de árabe
El día 15 de Diciembre, presidida por el Ministro de Defensa, tuvo lugar en
Diwaniya (Irak) la transferencia de autoridad (TOA) entre las Brigadas "Plus Ultra" I
y II. El segundo relevo se inicia a mediados de abril de 2.004, siendo interrumpido el
18 de ese mismo mes al ordenarse el regreso de la fuerza. Para ello se envía un
contingente de más de 1.000 legionarios y especialistas del Mando de Ingenieros
encargados de desalojar de forma segura las instalaciones y trasladar a Kuwait el
material desplegado, sufriendo sus convoyes varias emboscadas. El día 7 de agosto
se disuelve la Unidad, dando por finalizadas sus actuaciones.
En concreto, sus misiones han sido las siguientes: la realización de patrullas de
protección de áreas estratégicas e incautación de armas y municiones peligrosas, el
desarrollo de programas de ayuda humanitaria, la atención sanitaria a personal civil
(ancianos y niños en su mayoría), la rehabilitación de escuelas, centros sanitarios y
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edificios municipales y la rehabilitación y puesta en marcha del hospital maternoinfantil.
Desde el inicio de esta OMP y hasta el final de la misma, tanto las tropas
españolas como las del resto de países en Irak han tenido que lamentar la muerte de
parte de sus contingentes, en enfrentamientos armados y atentados. Parte de los
componentes de los distintos contingentes que se mantuvieron con vida tuvieron que
matar para conseguirlo.
REFLEXIONES POSTERIORES
Los primeros días en casa fueron de adaptación y puesta al día de los
acontecimientos ocurridos durante mi ausencia. Poco a poco recuperaba el tiempo
pasado, pero ese tiempo vivido fuera de casa era un paréntesis muy difícil de
eliminar. La mayor parte del tiempo me lo pasaba pensando cual era la finalidad de
la misión española en aquellas tierras lejanas (la mía estaba muy clara, llevar a cabo
el estudio de campo para mi tesis doctoral).
En una entrevista en junio de 2003 concedida por el entonces secretario de
Estado James Baker a la periodista Jihan El–Tahri, recordaba las razones reales de esa
guerra: “La política consistente en garantizar un acceso seguro a las reservas energéticas del
Golfo Pérsico obedeció a que, sin ese acceso, al menos en aquella época, la economía
estadounidense se hubiera visto afectada negativamente. Es decir, que la gente hubiera perdido
su trabajo, y cuando la gente pierde su trabajo se muestra descontenta y uno pierde sus
apoyos políticos. Ese era el problema. Es una de las razones por las que lanzamos la guerra del
Golfo. Pero había otra razón por la cual hicimos esa guerra: si dejábamos a Saddam dominar
los recursos energéticos del Golfo Pérsico, eso afectaría negativamente a la economía de los
EEUU. Lo mismo vale, por otra parte, para la guerra actual contra Irak”.
En 1991, tras la operación Tormenta del desierto, Saddam Hussein aplastó una
insurrección de chiíes causando decenas y quizás centenares de miles de víctimas.
Ese es, en términos de vidas humanas, el crimen más importante del que se le acusa.
Sin embargo, en estos hechos también los EEUU y sus aliados fueron cómplices de
esa masacre.
George Bush padre incitó a los iraquíes a ese levantamiento el 15 de febrero de
1991 por medio de la emisora La Voz de Estados Unidos, de varias estaciones
clandestinas de la CIA, y de octavillas que lanzó la aviación estadounidense.
Creyendo que después de su derrota en Kuwait el régimen estaba a punto de
desmoronarse, la población chií se sublevó. La rebelión se extendió inmediatamente
y alcanzó también a soldados del ejército de Saddam. Simultáneamente, en el norte
también se sublevaban los kurdos.
A partir de ese mismo instante la tragedia comenzaría a estar servida: Primero,
George Bush dio la orden prematura de poner fin a las hostilidades en Kuwait, lo que
permitió a la mayoría de las unidades de elite iraquíes escapar a la destrucción.
Posteriormente, cuando el comandante Norman Schwartzkopf dictó los términos del
acuerdo de paz a los generales vencidos, les permitió seguir usando sus helicópteros
de combate.
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Tanto esas tropas de elite que escaparon de la destrucción, como los
helicópteros que se permitió que fueran utilizados, fueron clave para aplastar la
rebelión.
Ante esa masacre, la reacción de los EEUU y sus aliados fue el cruzarse de
brazos. Incluso pese a recibir demandas de ayuda por parte de los jefes de la
rebelión. Por qué? La respuesta se encuentra en la falta de previsión de Washington.
Éstos nunca pensaron que la llamada a la rebelión tuviera una respuesta tan
explosiva y ante esa situación, preferían mantener a Saddam Hussein esperando que
fuera derrocado por sus propios generales y que colocaran un hombre más favorable
a los EEUU, antes que arriesgarse a la división del país en líneas étnicas y religiosas,
extendiendo así la inestabilidad a toda la región y aumentando la influencia de Irán.
Foto 25: Grandes convoyes estadounidenses transportando petrolero.
En 1995 una periodista estadounidense preguntó a la embajadora de su país
ante la ONU, Madeleine Albright, si el mantenimiento de las sanciones valía la vida
de 500.000 niños iraquíes. La respuesta fue edificante: “Es una opción muy difícil, pero
pensamos que sí, que valía la pena pagar ese precio“. La idea de los EEUU era herir al
pueblo iraquí para que éste se levantara contra el dictador. Durante todo ese tiempo,
Gran Bretaña y los EEUU dominaban el Comité de sanciones de la ONU en Nueva
York, utilizando el embargo para bloquear la importación de piezas que hubieran
permitido reparar la red de agua.
Finalmente, las sanciones fueron levantadas tras la caída de Saddam en abril
de 2003. Desde entonces poco se ha hecho y ni la red de agua, ni el sistema de
cloacas, ni la infraestructura hospitalaria han sido reparados en su totalidad, e
iraquíes de muy corta edad, enfermos y a punto de morir por falta de agua potable,
siguen llenando los servicios del hospital pediátrico de Bagdad y de todos los
hospitales del país.
Para otros, la tesis “sangre por petróleo” (o blood for oil) ha sido utilizada cada
vez más frecuentemente para explicar dónde entra el petróleo en lo que Zbiginew
Brzezinski ha llamado “el gran tablero de ajedrez” de la geopolítica mundial.
Nuestra conclusión fundamental, apoyada en años de investigación, es que los
EEUU estuvieron motivados principalmente por el peligro que supone la posibilidad
de que un régimen iraquí desarrolle armas de destrucción masiva. Hablamos de la
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posibilidad de que las desarrolle y no la tenencia de las mismas, por ello una
intervención que evite esta posibilidad de manera efectiva sería un gran avance hacia
la estabilización del Oriente Próximo. El petróleo figura en este escenario, como el
recurso que brinda a esta región su importancia estratégica para el mundo. Pero las
motivaciones en este conflicto relacionadas con el petróleo son relativamente
modestas. Por lo tanto los motivos fueron: despojar a Saddam Husein de la
posibilidad de obtención o fabricación de armas de destrucción masiva y fomentar
un cambio de régimen en el país para mantener un status quo relativamente estable
en el mercado del petróleo a corto y a medio plazo.
Nota: Recomiendo visionado del trabajo de Mariela Rubio “Soldados quebrados”:
http://www.cadenaser.com/espana/articulo/huella-invisible-irakafganistan/csrcsrpor/20101015csrcsrnac_1/Tes
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