La violencia simbólica es la principal causa de las múltiples violencias contra mujeres 1 Datos estadísticos de mujeres que sufrieron Violencia 51,9% de mujeres solteras mayores de 15 años han sufrido violencia 51,9% de mujeres solteras mayores de 15 años han sufrido violencia INE – La Paz, 17 de febrero de 2018.- Según datos de la Encuesta de Prevalencia y Características de la Violencia contra las Mujeres (EPCVcM), en el ámbito privado 393.370 mujeres vivieron algún episodio de violencia por parte de su enamorado, novio, o ex pareja, que representa 51,9% de un total de 757.408 mujeres solteras de 15 años o más edad a nivel nacional. El tipo de violencia más común es la psicológica, donde el agresor controla a su pareja en su forma de vestir, en sus amistades y horarios, entre otros, este alcanza a 46,5% de las mujeres solteras; 21,2% sufrió violencia sexual; 16,8%, violencia física y 12,2%, violencia económica, todas estas agresiones fueron cometidas por su enamorado o ex enamorado. Gráfico Nº 1 MUJERES SOLTERAS, TIPO DE VIOLENCIA EJERCIDA POR EL ENAMORADO O EX ENAMORADO, 2016 Fuente: Instituto Nacional de Estadística – EPCVcM 2016 Nota: Se considera a las mujeres solteras que tienen o han tenido una relación sentimental, pero no se casaron ni convivieron en pareja, sin hijos. En el ámbito laboral, las mujeres que alguna vez estuvieron unidas como pareja y que aún terminada su relación continúan siendo agredidas por su ex pareja, constituye el grupo de mujeres con mayor vulnerabilidad por su situación de mujeres solas, es decir 66 de cada 100 mujeres divorciadas viudas o separadas afirmaron que sufrieron alguna forma de violencia. Gráfico Nº 2 MUJERES AGREDIDAS EN EL ÁMBITO LABORAL POR SITUACIÓN CONYUGAL, 2016 Fuente: Instituto Nacional de Estadística – EPCVcM 2016 El trabajo es una manera importante para relacionarse y la calidad de ello refleja los modos de su organización y distribución jerárquica, por lo que la violencia laboral causa serios trastornos en el desarrollo profesional y personal de la afectada. Esta situación tiene efectos negativos diversos en la psique y el cuerpo de la mujer, que varían en intensidad pero se traducen comúnmente en baja autoestima y mala salud. La violencia en el ámbito laboral se basa en el abuso de poder por parte del jefe o empleador, compañero de trabajo, cliente u otro (familiares de los jefes), en general, por toda aquella figura que represente alguna autoridad, pero también por compañeros. La principal violencia en este ámbito es ejercida por el jefe o patrón con 44,9%, seguido por el compañero de trabajo y cliente con 39,6% en ambos casos. Gráfico Nº 3 MUJERES AGREDIDAS EN EL ÁMBITO LABORAL POR TIPO DE AGRESOR, 2016 Fuente: Instituto Nacional de Estadística – EPCVcM 2016 El objetivo general de la EPCVcM, es generar información estadística sobre la magnitud de los distintos tipos de violencia de género (física, psicológica, sexual y patrimonial) que sufren o han sufrido las mujeres, tanto en el ámbito público (educativo, laboral y social) como en el privado (hogar, familia, relación de pareja); sobre el conocimiento o búsqueda de servicio e instancias de justicia para enfrentar la violencia; y sus percepciones sobre la respuesta institucional. Se entrevistaron a mujeres de 15 años o más de edad. Las principales variables de investigación fueron la Violencia Psicológica, Violencia Física, Violencia Sexual y Violencia Económica; todas tipificadas por normativa internacional y normativa nacional-constitucional. El tamaño de la muestra ejecutada fue de 7.241 viviendas particulares con ocupantes presentes. 75 de cada 100 mujeres casadas o en unión libre son víctimas de violencia 75 de cada 100 mujeres casadas o en unión libre son víctimas de violencia INE - La Paz, 25 de noviembre de 2017 (INE).- Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer que se recuerda hoy por la Asamblea General de la ONU, el Instituto Nacional de Estadística (INE) dio a conocer que 74,7% de las mujeres casadas o en unión libre de 15 años o más de edad, sufren o han sufrido situaciones de violencia en su relación de pareja, según la Encuesta de Prevalencia y Características de la Violencia contra las Mujeres (EPCVcM) realizada en 2016. De acuerdo con los resultados de la mencionada encuesta, en los últimos doce meses, de las mujeres casadas o en unión libre que se encuentran en situación de violencia de pareja, 88,0% declara sufrir o haber sufrido violencia psicológica; 46,6%, violencia física; 34,6%, violencia sexual y 33,9%, violencia económica. A lo largo de su relación, 92,7% de mujeres declara sufrir o haber sufrido violencia psicológica; 67,3%, violencia física; 45,5%, violencia sexual y 41,8%, violencia económica. Infografía Nº 1 BOLIVIA: MUJERES DE 15 AÑOS O MÁS CASADAS O EN UNIÓN LIBRE QUE HAN VIVIDO O VIVEN SITUACIONES DE VIOLENCIA EN SU RELACIÓN DE PAREJA, SEGÚN TIPO DE VIOLENCIA, 2016 (En porcentaje) Fuente: Instituto Nacional de Estadística - Encuesta de Prevalencia y Características de la Violencia Contra las Mujeres 2016 Se entiende como violencia contra las mujeres, cualquier acto de coerción o coacción ejercido intencionalmente que busca dañar y lastimar a las mujeres solo por el hecho de serlo y a la vez se convierte en un instrumento usado para mantenerlas subordinadas. La Ley Nº 348 “Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia”, promulgada por el presidente Evo Morales, en fecha 9 de marzo de 2013, establece cuatro tipos de violencia, física, psicológica, sexual y económica, las cuales se presentan interrelacionadas y superpuestas y en la mayoría de los casos, suceden de manera simultánea. La Paz y Potosí registran mayor porcentaje de violencia Resultados de la EPCVcM 2016 revelan que los departamentos de La Paz y Potosí registran el mayor porcentaje de mujeres víctimas de violencia. Así también en el área rural, la violencia contra las mujeres es mayor que en el área urbana. Gráfico Nº 1 BOLIVIA: PORCENTAJE DE MUJERES CASADAS O EN UNIÓN LIBRE QUE HAN VIVIDO O VIVEN SITUACIONES DE VIOLENCIA A LO LARGO DE SU RELACIÓN DE PAREJA POR TIPO DE VIOLENCIA, SEGÚN ÁREA Y DEPARTAMENTO, 2016 Fuente: Instituto Nacional de Estadística - Encuesta de Prevalencia y Características de la Violencia contra las Mujeres 2016 Más de 80% de las mujeres separadas, divorciadas o viudas sufren violencia de pareja En Bolivia 87,8% de las mujeres separadas, divorciadas o viudas alguna vez ha sido víctima de violencia por parte de su ex esposo o ex compañero a lo largo de su relación, de acuerdo con la EPCVcM 2016. El departamento de Potosí presenta el mayor porcentaje de violencia 96,5%, mientras que el departamento con menor violencia en esta categoría es Oruro con 75,3%. Gráfico Nº 2 BOLIVIA: PORCENTAJE DE MUJERES SEPARADAS, DIVORCIADAS O VIUDAS QUE HAN VIVIDO SITUACIONES DE VIOLENCIA A LO LARGO DE LA RELACIÓN CON SU EX PAREJA POR ÁREA Y DEPARTAMENTO, 2016 Fuente: Instituto Nacional de Estadística - Encuesta de Prevalencia y Características de la Violencia contra las Mujeres 2016 Con relación a las mujeres solteras que tuvieron o tienen pareja, 51,9% vive o ha vivido situaciones de violencia. Según área de residencia, 66,6% de las mujeres del área rural y 48,5% del área urbana sufren violencia. En esta categoría, el departamento de La Paz refleja el porcentaje más alto de mujeres solteras en situación de violencia con 72,7%, seguido de Potosí con 72,2%. Gráfico Nº 3 BOLIVIA: PORCENTAJE DE MUJERES SOLTERAS QUE VIVEN O HAN VIVIDO SITUACIONES DE VIOLENCIA A LO LARGO DE LA RELACIÓN CON SU ENAMORADO O EX ENAMORADO POR ÁREA Y DEPARTAMENTO, 2016 Fuente: Instituto Nacional de Estadística - Encuesta de Prevalencia y Características de la Violencia contra las Mujeres 2016 El ámbito social, escenario de mayor violencia La violencia en el ámbito social (generada en la sociedad o en la colectividad) se concibe en la EPCVcM, a los actos individuales o colectivos que trasgreden los derechos fundamentales de las mujeres. Las agresiones en el ámbito social afectan a 77,9% de las mujeres. En el ámbito educativo, 64,7% de las mujeres registra algún incidente violento durante su vida estudiantil, cometida por el personal administrativo, profesores, catedráticos o compañeros de estudio. Así también 61,3% de las mujeres que trabajaron o trabajan, indica haber sufrido algún tipo de violencia a lo largo de su vida laboral. Infografía Nº 2 BOLIVIA: PORCENTAJE DE MUJERES QUE HAN SUFRIDO VIOLENCIA A LO LARGO DE SU VIDA, EN EL ÁMBITO PÚBLICO, 2016 (En porcentaje) Fuente: Instituto Nacional de Estadística - Encuesta de Prevalencia y Características de la Violencia contra las Mujeres 2016 UNIDAD DE DIFUSIÓN Y COMUNICACIÓN INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA Ministerio de Justicia y Transparencia Institucional presentó resultados de la Encuesta de Violencia contra las Mujeres ejecutada por el INE Ministerio de Justicia y Transparencia Institucional presentó resultados de la Encuesta de Violencia contra las Mujeres ejecutada por el INE INE - La Paz, 18 de octubre de 2017.- Con la presencia de autoridades nacionales e internacionales, el Ministerio de Justicia y Transparencia Institucional presentó la “Encuesta de Prevalencia y Características de la Violencia contra las Mujeres (EPCVcM) ejecutada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), dicha encuesta especializada es la primera en su género y permitió investigar cuatro tipos de violencia que afectan a las mujeres en el país. La EPCVcM se realizó en la gestión 2016, el operativo de campo tuvo una duración de dos meses, con una muestra a nivel nacional de 7.241 viviendas, de las cuales 5.049 corresponden al área urbana y 2.192 al área rural. Los datos se recopilaron mediante dispositivos móviles. La encuesta tuvo el apoyo financiero de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), y la Cooperación Técnica Alemana – GIZ y contraparte del Tesoro General de la Nación (TGN). Asimismo, se intercambió experiencias técnicas con el INEC de Ecuador y el INEGI de México. El acto de presentación se realizó en el Hotel Europa a las 9:30, con la presencia de la Viceministra de Igualdad de Oportunidades, Estefanía Morales y el Viceministro de Planificación y Coordinación, Roberto Salvatierra, quienes destacaron el valor que representan los datos estadísticos para la generación de políticas públicas, y la prioridad que le ha dado el Estado Plurinacional de Bolivia a la erradicación de la violencia hacia la mujer. Por su parte, el embajador de Alemania en Bolivia, Matthias Sonn, felicitó al Estado Plurinacional de Bolivia por la presentación de los datos oficiales y actuales de la región, que constituyen una línea de base que permitirá al Estado boliviano medir los avances de políticas públicas efectivas para eliminar la violencia y discriminación hacia la mujer. A su vez, el embajador de España en Bolivia, Enrique Ojeda Vila, destacó que la encuesta es una herramienta esencial para seguir avanzando y puso de ejemplo a Bolivia que ha trabajado muchísimo estos últimos años con el fin de combatir la violencia. Durante el acto, el Director General Ejecutivo del INE, Luis Pereira Stambuk, detalló la metodología de trabajo empleada para la obtención de datos sobre violencia hacia las mujeres, puesto que además de recopilarse datos cuantitativos, también se recopilaron datos cualitativos mediante historias de vida de mujeres en situación de violencia. La recolección de datos fue un desafío para las encuestadoras ya que tuvieron que desarrollar la capacidad de percibir escenarios de violencia en los hogares visitados y tener la suficiente habilidad para abordar a las mujeres entrevistadas sin la presencia del esposo o de la pareja. La autoridad del INE reveló que a la finalización de dicho operativo, las encuestadoras participaron en un taller de contención emocional, ya que al momento de realizar las entrevistas, estaban imposibilitadas de emitir algún juicio de valor respecto de la situación que observaban. Entre los hallazgos de la EPCVcM, se establece que 74,7% de las mujeres de 15 años o más de edad sufrieron algún tipo de violencia a lo largo de su relación. Gráfico Nº 1 BOLIVIA: SITUACIÓN DE LA VIOLENCIA EN MUJERES DE 15 AÑOS O MÁS DE EDAD CASADAS O EN UNIÓN LIBRE, SEGÚN TIPO DE VIOLENCIA COMBINADA A LO LARGO DE SU RELACIÓN, 2016 Fuente: Instituto Nacional de Estadística – EPCVcM 2016 333 mujeres han muerto a manos de parejas desde 2013 Por EFE 11/10/2017 La Coordinadora de la Mujer destacó que mientras las féminas han ganado espacios en la política, aún enfrentan "múltiples desafíos" en su lucha "por la autonomía económica y por el derecho a decidir Al menos 333 mujeres han muerto a manos de sus parejas desde 2013 hasta marzo de este año en Bolivia, donde cada tres días ocurre un feminicidio, denunció este miércoles la Coordinadora de la Mujer, una organización que agrupa a 26 entidades defensoras de la igualdad de género. Estos datos están incluidos en un reportedifundido este miércoles con motivo del Día de la Mujer Boliviana, instituido en 1980 por la entonces presidenta del país, Lidia Gueiler, como homenaje al natalicio de la poetisa nacional Adela Zamudio. La Coordinadora de la Mujer destacó que mientras las féminas han ganado espacios en la política, aún enfrentan "múltiples desafíos" en su lucha "por la autonomía económica y por el derecho a decidir" sobre sus propios cuerpos, además de vivir "acechadas por la amenaza constante de la violencia machista". "Desde 2013 hasta marzo de este año, 333 mujeres perdieron la vida en manos de sus parejas. Según datos del Ministerio Público, cada tres días ocurre un feminicidio en Bolivia, la forma más extrema de vulneración de los derechos humanos", lamentó la entidad. El reporte indica que solo entre enero y marzo de este año, el Ministerio Público registró 33 feminicidios, la mayoría ocurridos en las regiones de Cochabamba, La Paz y Santa Cruz. Además, 75 de cada 100 mujeres mayores de 15 años, casadas o unidas, sufrieron algún tipo de violencia por parte de su pareja en el transcurso de su relación, señaló la Coordinadora de la Mujer citando datos de una encuesta sobre la violencia machista presentada en 2016 por el Instituto Nacional de Estadística (INE). La impunidad es alta en relación a los hechos de violencia hacia las mujeres, ya que de 87.718 casos registrados por el Ministerio Público entre 2013 y 2016 solo el 36 % derivó en una sentencia. El país cuenta desde 2013 con una ley que protege a las mujeres de todo tipo de violencia y que castiga el feminicidio con 30 años de prisión, la pena máxima de la legislación boliviana. Sin embargo, la Coordinadora de la Mujer consideró que esta norma no es aplicada plenamente en el país debido, entre otras razones, "a que las instancias que deben destinar recursos para esa materia", incluidos los gobiernos subnacionales, no lo están haciendo. La directora ejecutiva de esa organización, Mónica Novillo, destacó como fundamentales los avances normativos registrados en el país en los últimos años en defensa de las mujeres, aunque urgió a redoblar esfuerzos para una verdadera transformación sociocultural. "El avance en las políticas públicas es innegable, tenemos leyes que nos permiten avanzar en el reconocimiento del derecho de las mujeres a una vida libre de violencia; pero, al mismo tiempo, la realidad nos sigue planteando que las siguen matando", señaló. Novillo remarcó la necesidad de "romper la indiferencia frente a la violencia hacia las mujeres" cuestionando y sancionando "todas aquellas prácticas y actitudes violentas". Las cifras de violencia contrastan con las de la participación política femenina, con una presencia paritaria en espacios de decisión del Estado, como los órganos Legislativo, Judicial y Electoral, resaltó la Coordinadora. "Actualmente, cinco de cada 10 representantes de la Asamblea Legislativason mujeres, un escenario clave en materia de paridad de género; sin embargo, ello plantea todavía muchos desafíos en términos del ejercicio efectivo del poder", indicó la entidad. No obstante, también se han registrado 45 procesos penales por acoso político y ocho por violencia política contra mujeres en las diez ciudades principales del país entre 2013 y 2017, señala el reporte con datos del Consejo de la Magistratura. 49,6% de la población boliviana es femenina Día de la mujer boliviana 49,6% de la población boliviana es femenina Cobija, 11 de octubre de 2016 (INE).- Proyecciones para 2016 revelan que en el Estado Plurinacional de Bolivia existen 5.449.000 mujeres que representan 49,6% del total de la población nacional y para el 2030 se calcula que habrán 6.618.000 mujeres, informó el Instituto Nacional de Estadística (INE) al celebrarse un aniversario más de la mujer boliviana. Para este año, el eje central del país concentra la mayor cantidad de población femenina, ocupando Santa Cruz el primer lugar con 1.506.000 mujeres. Gráfico Nº 1 BOLIVIA: PROYECCIONES DE POBLACIÓN FEMENINA, SEGÚN DEPARTAMENTO, 2016 2030 (En miles de habitantes) Según proyecciones 2016, la mayor parte de la población femenina es joven pues se concentra en el rango de 0 a 14 años de edad; para el 2030, este grupo etario registrará una reducción. Gráfico Nº 2 BOLIVIA: PROYECCIONES DE POBLACIÓN FEMENINA POR EDADES QUINQUENALES, 2016 2030 (En porcentaje) De 2.120.696 mujeres que trabajan, 32,4% es trabajadora de servicio y vendedoras, en tanto que 27,9%, trabajadora en agricultura, pecuaria y pesca, según la Encuesta de Hogares 2015. Cuadro Nº 1 BOLIVIA: DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL DE LA POBLACIÓN FEMENINA OCUPADA, SEGÚN GRUPO OCUPACIONAL, 2015 Gráfico Nº 3 BOLIVIA: POBLACIÓN DE MUJERES DE 19 AÑOS O MÁS DE EDAD POR NIVEL DE INSTRUCCIÓN, SEGÚN ÁREA DE RESIDENCIA, CENSO 2012 (En porcentaje) Algunas cifras actuales sobre la violencia contra las mujeres en Bolivia Hace algunos días, Lykke E. Andersen escribió un post en el Blog Desarrollo sobre la mesa en el cual llamaba la atención sobre la violencia (y más concretamente sobre abusos sexuales) contra niñas y mujeres en Bolivia, resaltando algunos casos escalofriantes que había reportado la prensa recientemente. Pueden acceder al texto de dicho post en este link. Pensando sobre el tema específico de la violencia contra las mujeres en el país, las dos preguntas más obvias que surgen son: ¿Existen datos recientes sobre violencia contra las mujeres en Bolivia, representativos y confiables, para poder caracterizar la situación actual? ¿Existen estudios que nos permitan entender el fenómeno de la violencia contra las mujeres en general; y en la sociedad boliviana en particular? Este texto se centra en la primera pregunta y sostiene que la respuesta es afirmativa. El domingo 28 de mayo, junto con el periódico La Razón, se distribuyó el documento titulado “Encuesta de Prevalencia y Características de la Violencia Contra las Mujeres 2016. Resultados” elaborado por el Ministerio de Justicia y Transparencia Institucional y por el Instituto Nacional de Estadística (INE). En dicho documento se presentan algunos resultados interesantes de la encuesta realizada el 2016 a mujeres de 15 años o más y que permitirá tener datos representativos a nivel nacional, para las áreas urbanas y rurales, y a nivel de departamentos. Desde noviembre de 2016, cuando se presentaron públicamente algunos resultados preliminares de dicha encuesta, se estaba a la espera de conocer más resultados, ya que como se afirma en el capítulo sobre género del libro El ABC del Desarrollo en Bolivia de la Fundación INESAD (Branisa et al., 2016) los últimos datos disponibles sobre violencia contra las mujeres de una encuesta representativa para Bolivia correspondían a la gestión 2008 (y provenían de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud de dicho año). Tal como se discute en el mencionado capítulo, el país he experimentado importantes reformas legislativas, especialmente desde la adopción de la Nueva Constitución Política del Estado en 2009, que establece la igualdad de género y penaliza la violencia por razón de género. A partir de la nueva Constitución se han promulgado varias leyes relevantes para las mujeres, entre ellas la Ley Nº 348 (Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia) y la Ley Nº 243 (Ley Contra el Acoso y la Violencia Política hacia las Mujeres). Como no había datos posteriores a 2008, no era posible caracterizar la situación después de dichas leyes. En este post destacamos dos resultados reportados en base a la encuesta de 2016, referidos a información obtenida de mujeres de 15 o más años que fueron encuestadas, y planteamos dos reflexiones. El primer resultado se refiere a si aquellas casadas o en unión libre han vivido situaciones de violencia en su relación de pareja en los últimos 12 meses. La figura 1 muestra que muchas mujeres (casi el 45%) han vivido situaciones de violencia en dicho periodo, siendo la situación más grave en el área rural que en el área urbana. Son notables las diferencia entre departamentos, destacando La Paz con 66% y Oruro con 26% de mujeres que reportan haber vivido situaciones de violencia. Primera reflexión: A pesar de las importantes reformas legislativas, especialmente desde la adopción de la Nueva Constitución Política del Estado, de acuerdo a los últimos datos disponibles (de 2016), son aún muchas las mujeres casadas o en unión libre que han vivido situaciones de violencia en su relación de pareja en los últimos 12 meses. Figura 1: Porcentaje de mujeres bolivianas de 15 años o más, casadas o en unión libre, que reportan haber vivido una situación de violencia en su relación de pareja en los últimos 12 meses, según área y departamento Fuente: Datos del INE – Encuesta de prevalencia y características de la violencia contra las mujeres 2016 (Ministerio de Justicia y Transparencia Institucional e Instituto Nacional de Estadística, 2017). Sabemos que casi el 45% de las mujeres consideradas afirmaron haber vivido una situación de violencia en su relación de pareja en los últimos 12 meses. Pero, ¿De qué tipo de violencia estamos hablando? De acuerdo al documento del Ministerio de Justicia y Transparencia Institucional y del Instituto Nacional de Estadística (2017), se utilizan en la encuesta, considerando el ámbito privado, las siguientes definiciones de los tipos de violencia establecidos en la Ley 348: Violencia física es toda acción que ocasiona lesiones y/o daño corporal, interno, externo o ambos, temporal o permanente, que se manifiesta de forma inmediata o en el largo plazo, empleando o no fuerza física, armas o cualquier otro medio. Violencia psicológica es el conjunto de acciones sistemáticas de desvalorización, intimidación y control del comportamiento, y decisiones de las mujeres, que tienen como consecuencia la disminución de su autoestima, depresión, inestabilidad psicológica, desorientación e incluso el suicidio. Violencia sexual es toda conducta que ponga en riesgo la autodeterminación sexual, tanto en el acto sexual como en toda forma de contacto o acceso carnal, genital o no genital, que amenace, vulnere o restrinja el derecho al ejercicio a una vida sexual libre segura, efectiva y plena, con autonomía y libertad sexual de la mujer. Violencia patrimonial y económica es toda acción u omisión que al afectar los bienes propios y/o gananciales de la mujer, ocasiona daño o menoscabo de su patrimonio, valores o recursos; controla o limita sus ingresos económicos y la disposición de los mismos, o la priva de los medios indispensables para vivir. En la figura 2 podemos observar los porcentajes de mujeres de 15 años o más, casadas o en unión libre, que reportaron distintos tipos de violencia. Sobresalen la violencia psicológica (39%) y después la violencia física (21%). 15% de las mujeres reportan haber sufrido violencia sexual y 15% violencia econonómica. Hay que tener en cuenta aquí que una mujer puede declarar uno o más tipos de violencia en la encuesta. Por tanto, considerando a las mujeres casadas o en unión libre, la violencia sexual en su relación de pareja en los últimos 12 meses es un tema importante, pero no más que la violencia física o la violencia psicológica. Esto no quiere decir, por supuesto, que el tema de la violencia sexual no sea relevante, más aún cuando se conoce que varios tipos de violencia pueden ser ejercidos simultáneamente. Segunda reflexión: Para entender el fenómeno actual de la violencia contra las mujeres en Bolivia es necesario ir más allá de la violencia sexual únicamente. Figura 2: Porcentaje de mujeres bolivianas de 15 años o más, casadas o en unión libre, que reportan haber vivido una situación de violencia en su relación de pareja en los últimos 12 meses, según tipo de violencia. Fuente: Datos del INE – Encuesta de prevalencia y características de la violencia contra las mujeres 2016 (Ministerio de Justicia y Transparencia Institucional e Instituto Nacional de Estadística, 2017). Nota: Una mujer puede declarar uno o más tipos de violencia. El tema de la violencia contra las mujeres es una de las líneas de investigación que, desde la Fundación INESAD y considerando el desarrollo como la expansión de libertades de las personas (Sen, 1999), nos parece relevante. Cabe destacar aquí que, lamentablemente, para el caso boliviano la base de datos recolectada mediante la Encuesta de Prevalencia y Características de la Violencia Contra las Mujeres de 2016, no está disponible en la página web del INE, así que los investigadores independientes no pueden utilizar los datos para tratar de entender mejor las características de la violencia y explorar, por ejemplo, sus posibles determinantes. La respuesta a la segunda pregunta planteada en el inicio de este texto (¿Existen estudios que nos permitan entender el fenómeno de la violencia contra las mujeres en general; y en la sociedad boliviana en particular?) será objeto de otro post en este blog en las siguientes semanas. 2 Concepto de violencia Simbólica Es la violencia que se ejerce a través de patrones esteriotipados, mensajes, valores, íconos o signos que transmiten y reproducen dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad. Implica una reproducción encubierta y sistemática, difícil de distinguir y percibir. Fue definida por primera vez en la década de los ’70, por el sociólogo francés Bourdieu, quien la describió como una relación social donde el “dominador” ejerce un modo de violencia indirecta y no físicamente directa en contra de los “dominados”, los cuales no la evidencian o son inconscientes de dicha práctica en su contra, por lo cual se tornan “cómplices de la dominación a la que están sometidos”. Pierre Félix Bourdieu (Denguin, 1 de agosto de 1930 – París, 23 de enero de 2002) fue uno de los más destacados representantes de la sociología contemporánea. Investigó sobre lo que suele parecer trivial como parte de nuestra cotidianeidad. Por su compromiso público, se convirtió en uno de los principales referentes de la sociedad intelectual francesa. Su pensamiento ejerció gran influencia en la conciencia humana y social. Para este sociólogo, la opinión pública no existe porque se encuentra manipulada y explícitamente formulada por grupos de poder que a través de los medios de comunicación imponen sus intereses en el pensamiento público. Su característica imperceptible a simple vista, hace que ésta violencia pueda diferenciarse de forma muy sencilla de la corporal. Por contraste, la agresión física o maltrato produce daños tangibles en el cuerpo humano, fácilmente identificables. Mientras que si la comparamos con la violencia psicológica, aunque comparten la particularidad de ser invisibles. La diferencia radica en que ésta última provoca un daño emocional y una disminución de la autoestima. Degrada y controla las acciones de la víctima a través de amenazas, intimidaciones, humillaciones, manipulación o aislamiento. 5 ejemplos de violencia simbólica Afrofeminas 2 años ago Young black woman with afro hair style La violencia simbólica es un concepto acuñado por Pierre Bourdieu en la década de 70 y se utiliza para describir una relación social donde el “dominador” ejerce un modo de violencia indirecta y no físicamente directa en contra de los “dominados”, los cuales no la evidencian y/o son inconscientes de dichas prácticas en su contra, por lo cual son “cómplices de la dominación a la que están sometidos” (Bourdieu, 1994). Esta violencia está interiorizada y naturalizada hasta el punto de que creemos que las cosas “siempre fueron así” y por lo tanto, nuestros valores y lugares dentro de la sociedad serían no solo incuestionables, sino también inmutables. En los medios de comunicación, es violencia simbólica todo lo que refuerza los estereotipos, pues están poniendo a cada uno “en su sitio”, todo el que es capaz de estigmatizar es responsable del pensamiento segregacionista, todos los segregados son “distintos a mi” y vistos como menos personas en el inconsciente. Cuanto menos persona se es, menos derechos y más susceptible se vuelve uno a los abusos en todas las esferas. Pincelemos unos ejemplos de la violencia simbólica patriarcal como ejercicio de reflexión: 1) Enseñando a la mujer en situaciones de subalternancia y/o violencia No basta que un porcentaje tan significativo de las pelis no pasen el test de sexismo, la última fue una campaña de divulgación en vallas publicitarias de la nueva película de X Men: Apocalipsis. El cartel de estas vallas, divulgado en junio de 2016 en Los Ángeles y Nueva York, circuló por las redes sociales y recibió diversas críticas feministas por promover la violencia contra la mujer. La campaña fue acusada de estar fuera de contexto al enseñar a Mística siendo estrangulada por su antagonista Apocalipsis. La frase de cartel reza: “Solo los fuertes sobrevivirán.” La 20th Century Fox, responsable de la película se vio obligada a disculparse. Retiraron la escena de la película en que Mística era estrangulada y justificó el cartel diciendo: “En nuestro entusiasmo en enseñar la villanía del personaje Apocalipsis, no reconocimos inmediatamente la connotación perturbadora de esta imagen en la forma impresa”. Nótese que solo hubo preocupación por la imagen de Apocalipsis, nada se habló sobre la de Mística. 2) Diciendo a las mujeres que sus cuerpos no son suficiente buenos y que necesitan ser moldeados/camuflados Sujetadores push-up que nos sugieren que nuestros senos deberían ser a prueba de la gravedad. Cremas para arrugas y tintes de pelo que insinúan que la edad es algo a ser disimulado a todo coste. Tacones, porqué siempre podemos parecer más larguiruchas y elegantes. Maquillajes que borran pecas, nos cambian el tamaño de los ojos, afinan nuestros rasgos. La “operación biquini” que no significa otra cosa sino que una mujer que no parece perfecta no es digna de enseñar su cuerpo con orgullo. La gran novedad en este campo son los dilatadores de labios por succión. Estas ventosas se llevan comercializando varios años, pero alcanzaron la popularidad este año gracias a un reto planteado en las redes sociales. 3) Restringiendo la movilidad de las mujeres Otra manera de hacer de las mujeres prisioneras de sus propios cuerpos (y de la propia condición de mujer) es limitando sus movimientos. El burka es el ejemplo gráfico más sencillo, entretanto, la ropa femenina occidental está creada y sirve más bien para realzar nuestra figura, e identificar quienes somos dentro de nuestra sociedad, que para vestirnos. Así, se habla nuevamente de los tacones, de la ropa ajustada, de las faldas desproporcionadas que se les ponen a la niñas diciendo “estate al caso, cierra las piernas, pórtate como niña”. Las bragas hechas de material pobre y desechable, que en conjunto con los pantalones ajustados contribuyen a una mala salud vaginal porque no están pensadas para nuestro bien estar, y si, para que seamos deseables para ellos. Otra manera de restringir la movilidad de las mujeres es determinando qué sitios deberían ocupar y “sugiriéndolas” a cuales pertenecer, y como dice Irantzu Varela, “nosotras queremos la mitad de todo. Siempre que no seamos la mitad, se debería preguntar el por qué”. La mujer también tiene su movilidad restringida cuando se cuestiona si va a viajar sola, cuando las jóvenes son advertidas de lo que hacer y no hacer para no “ganarse” mala fama, cuando en la denuncia de una violación, se pregunta a la víctima que ropa llevaba, y así en tantos otros ejemplos. 4) Por un lenguaje tradicionalmente machista y racista Doy por hecho que vosotras que leéis Afroféminas conocéis la fuerte representación del patriarcado través del lenguaje castellano. ¿Pero, ya os fijáis en las palabrotas? Hablando de palabrotas, os invito a pensar como la palabra “coño” tiene su significado degenerado cuando es utilizada como expresión de insatisfacción cotidiana, y cuanto exprime una violencia simbólica hacia las mujeres, naturalizando el “coño” como una cosa vulgar, banal y despreciativa. Las palabrotas y tacos que descalifican a las mujeres con connotaciones sexuales tienen una gran representación, vale la pena cuestionar por qué las seguimos repitiendo si comprendemos ya su origen ideológico. Las bromas que utilizan los estereotipos como muleta para hacer reír, sin considerar que estos chistes están anclados en determinados valores y prejuicios solidificados en la sociedad, son tan desagradables como las expresiones racistas estilo “moro”, “sudaca”, “negrata”, “trabajar como un negro”, “trabajo de chinos”, “ir hecho un gitano”, “feliz como un enano”, etc. que aunque no sea la intención de quien las usa, exprime igualmente un discurso ideológico. Hacerse consciente de lo que se dice también es empoderamiento. 5) Por la manipulación de la historia e invisibilidad de las minorías La hegemonía patriarcal blanca desde siempre necesita reafirmarse. Nuestra sociedad se sustenta tal y como la conocemos también por enseñar al hombre blanco como el gran pionero, así como a sus elementos biológicos, culturales e incluso morales, justificando de esa manera no solo su posición y privilegios, sino también el dominio social y político. Ejemplos clásicos serian la representación de un Jesús rubio de ojos azules y también la representación cinematográfica de los egipcios como a una cultura blanca en medio del desierto africano. En el propio sentido ideológico de lo que es civilización y en lo que entendemos como salvajismo, donde queda implícito quienes son los “buenos” y quiénes son los “malos”. Representación de la llegada de Cristóbal Colón a las islas caribeñas en 1494, fijaos en la aura divina y de autoridad con que retrataron a Colón, además, todos los europeos están de pie, mientras la postura corporal de los indios es de sumisión y servilismo, uno, incluso, está de rodillas Así, el patriarcado blanco determina lo que es deseable dentro de una cadena de valores y todas las demás personas ajenas a él, se vuelven un poco menos personas, ya que son recreadas a través de la mirada de éste para que asuman papeles y posiciones sociales que les son otorgados. No ser consciente de que se vive en una sociedad que actúa con un sistema de privilegios permite que ellos sigan existiendo, ya que los privilegios siempre se obtienen a costa de los derechos de alguien. La violencia simbólica hacia las mujeres Violencia simbólica es un concepto creado por el sociólogo francés Pierre Bourdieu en la década de los 70, que en ciencias sociales se utiliza para describir las formas de violencia no ejercidas directamente mediante la fuerza física, sino a través de la imposición por parte de los sujetos dominantes a los sujetos dominados de una visión del mundo, de los roles sociales, de las categorías cognitivas y de las estructuras mentales. Constituye por tanto una violencia dulce, invisible, que viene ejercida con el consenso y el desconocimiento de quien la padece, y que esconde las relaciones de fuerza que están debajo de la relación en la que se configura. Según la psicopedagoga clínica Laura Gutman, la violencia simbólica puede ser mucho más letal de lo que en principio nos podemos imaginar. Las diversas formas de violencia simbólica tienen la dificultad de ser primero identificadas como violencia ya que no se notan, no se saben, no se presuponen. Así pueden mantenerse mucho más tiempo en acción sin ser descubiertas. En cambio, la violencia activa es más fácil de identificar y puede ser tratada a tiempo. Este concepto, posteriormente clave en su obra teórica, viene formulado por Bourdieu en sus estudios sobre la sociedad Cabilia (en: la dominacion masculina) y el sistema educativo francés (en: los herederos: los estudiantes y la cultura). Estas dos investigaciones proporcionan los dos ejemplos clásicos de violencia simbólica que el sociólogo propone: La imposición arbitraria de un arbitrio cultural y la reproducción del dominio masculino sobre las mujeres mediante la naturalización de las diferencias entre géneros. La violencia simbólica esta estrechamente ligada a otros conceptos de Bourdieu como el habitus, el proceso a través del cual se desarrolla la reproducción cultural y la naturalización de determinados comportamientos y valores, el proceso por el que las relaciones simbólicas repercuten en efectos directos sobre el cuerpo de los sujetos sociales. Bourdieu nos habla de cómo naturalizamos e interiorizamos las relaciones de poder, convirtiéndolas así en evidentes e incuestionables, incluso para los sometidos. De esta manera aparece lo que Bourdieu llama violencia simbólica, la cual no sólo está socialmente construida sino que también nos determina los límites dentro de los cuales es posible percibir y pensar. Tenemos que tener en cuenta que el poder simbólico sólo se ejerce con la colaboración de quienes lo padecen porque contribuyen a establecerlo como tal. Según Foucault, no podemos hablar de relación de poder sin que exista una posibilidad de resistencia. El subordinado no puede ser reducido a una total pasividad sino que tiene la opción de buscar otras formas de responder al poder tanto individuales como colectivas. Como advierte Bourdieu (1999), la violencia simbólica no es menos importante, real y efectiva que una violencia activa ya que no se trata de una violencia “espiritual” sino que también posee efectos reales sobre la persona. Violencia simbólica, la que no se ve 1 de 2 2 de 2 Es una forma de agresión que todavía resulta difícil de distinguir y percibir, porque está inmersa en lo cotidiano y, a través de sus mensajes, naturaliza situaciones que no son naturales, como la violencia o la falta de respeto a las mujeres. Por Ana Roberts. Los medios de comunicación nos tienen acostumbradas a cientos de imágenes que, si nos detuviéramos a pensar, nos sublevarían. Pero las vemos, en algunos casos, sin pronunciar palabra y sin tener demasiada conciencia de la violencia que esconden. Podemos ver en televisión a un grupo de mujeres que bailan mientras un hombre entra en escena pasando por encima de ellas como si fueran parte de la escenografía, a un periodista de espectáculos que le exige a cualquier mujer que se le cruce por el camino que le dé “un pico”, a alguien que le corta con una tijera la “pollerita” a una mujer mientras ella se ríe entre incómoda y seductora; o una publicidad en la que el marido le grita desde el baño a su mujer que se acabó el desodorante de ambientes y ella corre –sonriente, claro– a traerle uno nuevo. También podemos salir a la calle y ver carteles con publicidades en las que un joven se encuentra entre dos mujeres y se pregunta por qué elegir entre “la rubia y la morocha” si puede quedarse con las dos. Pero eso no es todo. Prendemos la radio y en cualquier dial podemos escuchar una conversación, que pretende ser divertida, en la que un periodista o un conductor nos cuenta que su compañera luce hoy un escote para el infarto y nos invita a imaginarla mientras ella ríe a carcajadas, no sea cuestión que la tilden de “mala onda”. Todo esto que algunas veces percibimos y otras muchas no; que por momentos nos puede incomodar, pero que desestimamos con un “es normal, es lo natural… tampoco voy a exagerar”, que dejamos pasar más de lo que creemos tiene un nombre: “violencia simbólica”. La mayoría de las veces son las mujeres las víctimas de los mensajes que las relegan, las reducen a meras expertas en productos de limpieza, a gastadoras compulsivas, a objetos del deseo de los hombres o a mujercitas que sólo están allí para satisfacer los deseos del varón. Durante una charla con Sophia, Daniela Allerbon, licenciada en Economía con un posgrado en Gestión Política y Cultural y miembro del Consejo Nacional de la Mujer, nos explica por qué se habla tan poco de la violencia simbólica, cómo opera, por qué a veces nos cuesta identificarla y cómo podemos defendernos de ella. –Daniela, ¿qué es la violencia simbólica y por qué se habla tan poco de ella? –En primer lugar, es importante distinguir entre distintos tipos o niveles de violencia: la violencia física, la violencia psicológica y la violencia simbólica. La física es cualquier forma de agresión o maltrato que produce un daño físico; es claramente identificable porque deja marcas visibles. La violencia psicológica, en cambio, produce un daño emocional y una disminución de la autoestima; busca degradar o controlar las acciones de la mujer mediante amenazas, intimidaciones, humillaciones, manipulación o aislamiento, entre otras formas. La violencia simbólica es la que utiliza patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos para transmitir y reproducir la dominación, la desigualdad y la discriminación, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad. Es la más difícil de distinguir y percibir. –¿Por qué? –Porque la violencia física es evidente: hay un moretón que se puede ver o un golpe que puede ocasionar una lesión y se puede comprobar, y existe un consenso casi unánime en condenarla. A la violencia psicológica hay cada vez más consenso para condenarla, pero todavía existe una dificultad para reconocer la manipulación o la amenaza velada, y además exige una conciencia mayor de la mujer que la sufre. De todas maneras, una vez desenmascarada, resulta evidente e igualmente condenable que la violencia física. En el caso de la violencia simbólica es diferente, porque está metida en el lenguaje cotidiano y, aunque el principal canal o vehículo de transmisión sean los medios de comunicación, atraviesa todas nuestras expresiones culturales, cada una de nuestras palabras. –¿Por ejemplo? –Es violencia simbólica un aviso publicitario que pone a la mujer como única responsable del cuidado de la casa, de los hijos, de la limpieza y, sobre todo, cuando la muestra como un mero objeto de deseo. Es violencia simbólica un cartel en un aeropuerto que para indicar un baño pone sólo el ícono masculino; es violencia simbólica cuando se dice “los hombres” en lugar de decir “varones y mujeres”. Se genera violencia simbólica cuando a una mujer se la considera “sujeto” y se la respeta sólo cuando es madre y se habla del “coraje de las madres” en lugar del “coraje de las mujeres”. Así, se utiliza un lenguaje que no nos contiene, que no nos tiene en cuenta. –Como una publicidad de electrodomésticos que decía algo así como “amas de casa eran las de antes” y mostraba a una mujer muy sexy, acostada sobre un lavarropas. –El mensaje era simple: “Antes la mujer se tenía que pasar horas lavando y planchando, y ahora tiene tiempo para arreglarse y ponerse sexy”. ¿Para quién? Otra vez, ¡para el hombre! Porque si fuese un mensaje dirigido realmente a una mujer, tal vez sí la mostraría con tiempo para ponerse linda; pero para estar bien con ella, desarrollarse, hacer lo que le gusta, y no para posar con lencería “súper hot” como súmmum de la liberación femenina. –¿Los medios son los responsables de esta violencia? –Sí. Aunque los medios reproducen este lenguaje que existe en la sociedad, ellos tienen un peso importante porque lo legitiman. Pero también es necesario reconocer que la responsabilidad es de todos. En primer lugar, de los que reproducimos en nuestras conversaciones cotidianas la idea de que la mujer debe quedar relegada, ocuparse sólo del colegio, de los chicos, o cocinar para el marido. Una de las consecuencias de esta discriminación es que las mujeres sientan que deben trabajar como nadie en su empresa para que no las descalifiquen “por ser mujer”, aunque de hecho vayan a ganar en promedio un 20% menos que el varón por el mero hecho de ser mujeres. Por eso, nuestro primer objetivo es desnaturalizar este lenguaje. –¿Qué querés decir con “desnaturalizar”? –En primer lugar, hacer visible lo que es invisible; “visibilizar” esa violencia; mostrar ese lenguaje que contiene todo el tiempo marcas que nos excluyen, que nos relegan y que hace que “naturalicemos” una situación social de violencia, de dominación, donde nosotras siempre somos “lo que no se ve”, el resto, el complemento, el opuesto del varón, lo que no se nombra con nombre propio, “lo incompleto”. Desnaturalizar es, en definitiva, generar conciencia en todas y en todos. Que se den cuenta de que no es “natural” que el hombre sea violento como nos dice una publicidad de desodorante masculino, o que es “cazador de mujeres”, o que el varón desde chiquito está determinado a la acción y la mujer, a ser la princesita de la casa que se queda sentadita frente al espejo para que la miren. –Hay ejemplos más burdos, como el que vimos recientemente en una revista… –Sí. Te referís a la producción de fotos de Victoria Vanucci en la que ella aparece semidesnuda y ensangrentada porque se dice que el marido le pega. Desde el Consejo de la Mujer expresamos nuestro repudio hacia esa producción de fotos que, además, iba acompañada de una cita textual que decía: “Amo el dolor”. Consideramos que esa producción humilla a la mujer y atenta contra su dignidad. Además, denunciamos que ese medio incurre en violencia mediática y simbólica, en el marco de la Ley 26.485 –Ley Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los Ámbitos en que desarrollan sus Relaciones Interpersonales–, porque frivoliza una situación de violencia familiar y legitima y naturaliza la agresión. El medio no sólo reproduce la violencia que podía sufrir esa modelo, sino que la legitima como si de fondo se oyese “Pero si le gusta…”, que es el eterno discurso machista sobre la violencia: “Pero si le gusta que le pegue, si le gusta que le grite”. –Tengo entendido que también hicieron algo similar con una campaña publicitaria de desodorante masculino. –Sí, también se emitió un comunicado repudiando esa campaña, que para el Consejo de la Mujer es un caso emblemático. Se denunció que infringe la Ley 26.485 y se convocó a la empresa a conversar en el marco del Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión. La campaña consiste en un conjunto de publicidades en el que el hombre se muestra como un “cazador” de mujeres. Además, se completa con un juego interactivo disponible en una página web, en la que el hombre suma puntos dando garrotazos a las mujeres para cazarlas. En este caso, la mujer es siempre el objeto de placer, el objetivo de su caza, y el mensaje fundamental es que el hombre es un cazador por instinto… El contenido de toda esta campaña propone la violencia física como una modalidad de trato entre varones y mujeres, posiciona a las mujeres sólo como objetos de conquista para el varón y los estigmatiza a ellos mismos como seres que sólo se relacionan con las mujeres con fines sexuales. –Un lugar también incómodo para el varón… –Por supuesto, no es válido pensar que todos los varones son violentos, o que todos quieren verse siempre como cazadores, o mostrar la violencia y la dominación como instintos naturales del varón. ¡La violencia no es natural! –¿La violencia de género afecta sólo a las mujeres? –Evidentemente, no. La violencia de género no es sólo un tema de las mujeres. Basta pensar en cómo este tipo de mensajes y publicidades van configurando la mentalidad de los más chicos. Hay una publicidad infantil de un chocolate, que muestra a una familia con dos hijos y una nena y los va describiendo a cada uno; a los varones los muestra jugando, peleando, activos, deportistas, y a la mujer… ¡sentada frente a un espejo vestidita de princesa! La madre dice: “¡Y ella es mi princesa!”. Está bien, puede ser un halago, pero el reverso de esto es: “Ella no va a ‘ser’ nada, va a ‘ser’ siempre y únicamente un objeto para mirar, admirar o, en todo caso, utilizar para el placer”. Tal vez alguien pueda tacharnos de exageradas pero es real: la violencia simbólica opera de esta manera, se vuelve constitutiva del lenguaje, y después nos parece “natural” que a una mujer le corten la pollera en televisión. –Pero el discurso funciona. –Sí… porque vende, porque alimenta de alguna manera el sentimiento de poder masculino, de dominación. Atención, no es que los medios lo inventen –ya hablamos de una violencia física y psicológica que existe en la sociedad–, sino que reproducen alegremente, con frivolidad, lo que se ve como natural en el entorno. Ahí es donde tenemos que actuar y donde, de hecho, actuamos al impulsar la ley que intenta ser un instrumento a través del cual se pueda sancionar como delito a esta violencia simbólica que circula “naturalmente” a través de los medios y se filtra continuamente en nuestro lenguaje. Tengo entendido que en Inglaterra le exigieron levantar a la empresa de desodorante masculino la campaña publicitaria sobre cazadores, pero ellos prefirieron pagar la multa y seguir adelante con la campaña. ¿Por qué? ¡Porque vendía muy bien! –¿Desde cuándo tenemos esta ley que combate la violencia simbólica? –El 1 de abril de 2009 el Congreso Nacional promulgó la Ley Nacional Nº 26.485. Esta ley sirve para proteger a las mujeres de situaciones de violencia en todos los ámbitos en los que actúen. Es una ley más abarcativa. Antes teníamos leyes parciales, como la ley de violencia familiar. Ahora, con la Ley 26.485 tenemos una ley más exhaustiva que permite una protección más amplia de la mujer e incluye por primera vez la violencia simbólica. –¿Está en vigencia? –La ley está en vigencia porque ya fue promulgada y se acaba de firmar el decreto para su reglamentación. O sea que ya puede ser aplicada y, entre otras cosas, se puede sancionar a los que la incumplan. Entiendo que el decreto reglamentario saldrá próximamente. –¿Cómo podemos colaborar desde lo cotidiano para ser más conscientes y no reproducir esta violencia simbólica? –En primer lugar, desde cada una de nuestras conversaciones cotidianas, evitando reproducir con nuestro lenguaje la idea de que la mujer debe quedar relegada, ocuparse en exclusiva de la crianza los chicos, del marido, estar sometida a distintos tipos de violencia, sin poder pensar en un proyecto propio más allá de la maternidad, sin atreverse a desear. Por otra parte, denunciando a las empresas cuando a través de la publicidad para vender sus productos transmitan mensajes discriminatorios y violentos, y también a los medios de comunicación que reproducen esta violencia. Tenemos que hacer visible esa violencia, tener conciencia y no tomar como natural, como dado, lo que solemos ver en los medios o en la sociedad. Violencia simbólica o violencia invisible Burka Graduation Violencia simbólica es un concepto creado por el sociólogo francés Pierre Bourdieu en la década de los 70, que en ciencias sociales se utiliza para describir las formas de violencia no ejercidas directamente mediante la fuerza física, sino a través de la imposición por parte de los sujetos dominantes a los sujetos dominados de una visión del mundo, de los roles sociales, de las categorías cognitivas y de las estructuras mentales. Constituye por tanto una violencia dulce, invisible, que viene ejercida con el consenso y el desconocimiento de quien la padece, y que esconde las relaciones de fuerza que están debajo de la relación en la que se configura. Según la psicopedagoga clínica Laura Gutman, la violencia simbólica puede ser mucho más letal de lo que en principio nos podemos imaginar. Las diversas formas de violencia simbólica tienen la dificultad de ser primero identificadas como violencia ya que no se notan, no se saben, no se presuponen. Así pueden mantenerse mucho más tiempo en acción sin ser descubiertas. En cambio, la violencia activa es más fácil de identificar y puede ser tratada a tiempo. Este concepto, posteriormente clave en su obra teórica, viene formulado por Bourdieu en sus estudios sobre la sociedad Cabilia (en: la dominacion masculina) y el sistema educativo francés (en: los herederos: los estudiantes y la cultura). Estas dos investigaciones proporcionan los dos ejemplos clásicos de violencia simbólica que el sociólogo propone: La imposición arbitraria de un arbitrio cultural y la reproducción del dominio masculino sobre las mujeres mediante la naturalización de las diferencias entre géneros. La violencia simbólica esta estrechamente ligada a otros conceptos de Bourdieu como: habitus, el proceso a través del cual se desarrolla la reproducción cultural y la naturalización de determinados comportamientos y valores. incorporación el proceso por el que las relaciones simbólicas repercuten en efectos directos sobre el cuerpo de los sujetos sociales. Bourdieu nos habla de cómo naturalizamos e interiorizamos las relaciones de poder, convirtiéndolas así en evidentes e incuestionables, incluso para los sometidos. De esta manera aparece lo que Bourdieu llama violencia simbólica, la cual no sólo está socialmente construida sino que también nos determina los límites dentro de los cuales es posible percibir y pensar. Debemos tener en cuenta que el poder simbólico sólo se ejerce con la colaboración de quienes lo padecen porque contribuyen a establecerlo como tal. Según Foucault, no podemos hablar de relación de poder sin que exista una posibilidad de resistencia. El subordinado no puede ser reducido a una total pasividad sino que tiene la opción de buscar otras formas de responder al poder tanto individuales como colectivas. Como advierte Bourdieu (1999), la violencia simbólica no es menos importante, real y efectiva que una violencia activa ya que no se trata de una violencia “espiritual” sino que también posee efectos reales sobre la persona. Que es la violencia simbólica Violencia simbólica es un concepto creado por el sociólogo francés Pierre Bourdieu en la década de los 70, que en ciencias sociales se utiliza para describir las formas de violencia no ejercidas directamente mediante la fuerza física, sino a través de la imposición por parte de los sujetos dominantes a los sujetos dominados de una visión del mundo, de los roles sociales, de las categorías cognitivas y de las estructuras mentales. Constituye por tanto una violencia dulce, invisible, que viene ejercida con el consenso y el desconocimiento de quien la padece, y que esconde las relaciones de fuerza que están debajo de la relación en la que se configura. Según la psicopedagoga clínica Laura Gutman, la violencia simbólica puede ser mucho más letal de lo que en principio nos podemos imaginar. Las diversas formas de violencia simbólica tienen la dificultad de ser primero identificadas como violencia ya que no se notan, no se saben, no se presuponen. Así pueden mantenerse mucho más tiempo en acción sin ser descubiertas. En cambio, la violencia activa es más fácil de identificar y puede ser tratada a tiempo. Este concepto, posteriormente clave en su obra teórica, viene formulado por Bourdieu en sus estudios sobre la sociedad Cabilia (en: la dominacion masculina) y el sistema educativo francés (en: los herederos: los estudiantes y la cultura). Estas dos investigaciones proporcionan los dos ejemplos clásicos de violencia simbólica que el sociólogo propone: La imposición arbitraria de un arbitrio cultural y la reproducción del dominio masculino sobre las mujeres mediante la naturalización de las diferencias entre géneros. La violencia simbólica esta estrechamente ligada a otros conceptos de Bourdieu como habitus, el proceso a través del cual se desarrolla la reproducción cultural y la naturalización de determinados comportamientos y valores. incorporación el proceso por el que las relaciones simbólicas repercuten en efectos directos sobre el cuerpo de los sujetos sociales. Bourdieu nos habla de cómo naturalizamos e interiorizamos las relaciones de poder, convirtiéndolas así en evidentes e incuestionables, incluso para los sometidos. De esta manera aparece lo que Bourdieu llama violencia simbólica, la cual no sólo está socialmente construida sino que también nos determina los límites dentro de los cuales es posible percibir y pensar. Tenemos que tener en cuenta que el poder simbólico sólo se ejerce con la colaboración de quienes lo padecen porque contribuyen a establecerlo como tal. Según Foucault, no podemos hablar de relación de poder sin que exista una posibilidad de resistencia. El subordinado no puede ser reducido a una total pasividad sino que tiene la opción de buscar otras formas de responder al poder tanto individuales como colectivas. Como advierte Bourdieu (1999), la violencia simbólica no es menos importante, real y efectiva que una violencia activa ya que no se trata de una violencia “espiritual” sino que también posee efectos reales sobre la persona.