IDEAL PERSONAL: SEAMOS PLENAMENTE LO QUE SOMOS — Cada uno lleva la imagen de lo que debe llegar a ser. Hasta que no llegue a serlo, no alcanzará una plenitud de vida. Es lo que Dios ha pensado para nosotros, según nuestra originalidad y manera de ser. Un tema que deriva en la coherencia e integridad de vida como tópicos de la misión del 31 de mayo. En la tumba de uno de los antiguos Faraones de Egipto, encontraron un puñado de granos de trigo. Alguien tomó aquellos granos, los plantó y los regó. Y para sorpresa de todos, las semillas tomaron vida, crecieron y dieron su fruto después de cinco mil años de oscuridad. El Ideal Personal es el grano de trigo que debe romper la tierra y ver la luz para crecer. No importa el tiempo que pase: la semilla descansa tranquila hasta ser descubierta y despertada. Es que hallar el Ideal personal es una tarea de conquista, de descubrimiento de un nuevo territorio; algo así como Colón y América. Sabemos que está ahí, en nuestro corazón, sembrado por Dios desde toda la eternidad. Pero hay que aventurarse en la búsqueda. Hay que „plantar y regar el grano“, como en el cuento. Dios quiere manifestarse a través nuestro, pero de una manera muy original en cada uno. Por eso nos regala una especie de „plano“, un „manual de instrucciones“ para desenvolvernos en la vida con él y desde él. A cada uno de nosotros nos corresponde algo diferente que transmitir, que proyectar. Somos distintos rayos de un mismo Sol; diferentes ladrillos de una misma Catedral. Todos valemos por lo que somos, por ese „algo de Dios“ que está en nosotros y que no es para dejar en casa. La semilla debe germinar, crecer y dar fruto. Así el mundo será un poco más de Dios. El Ideal Personal es tomar en serio lo que se mueve en mi corazón; atender al corazón. Todo lo que se agita en él tiene que volcarse hacia afuera en una forma de ser, en nuestra personalidad, en nuestro carácter, en nuestros proyectos. Y en todas estas áreas Dios se hace concreto en el mundo. Es como el rayo de luz y los colores. La luz toma color, porque „choca“ con algo; se topa con algo que le da el color. Pensemos en un vitral y su variedad de colores cuando la luz del sol lo penetra. O el mismo cielo. El cielo no es azul por la luz, sino por la combinación con el oxígeno. Cada color es una degradación de la luz. Cada uno de nosotros es una manera de lo que Dios es y quiere ser en el mundo. La luz de Dios se topa con el corazón del hombre y sale afuera convertida en Ideal Personal, en la semilla que debe germinar para convertirse en el árbol de mi propia identidad. Para que tengamos Vida Descubrir quien soy tiene mucho de aventurarse en el propio corazón. Allí está todo. Están los anhelos, los sueños, las metas. Aunque pasen miles de anos siempre estarán allí llamándonos, invitándonos a ser plenamente lo que somos. Cada uno lleva la imagen de lo que debe llegar a ser: hasta que no llegue a serlo, no alcanzará la paz completa, la plenitud de vida. „Observemos la vida real –dice el P.Kentenich—Busquemos algún hombre que haya aspirado a algo grande y lo haya alcanzado. Comprobarán que tuvo una mentalidad específica, una actitud fundamental. Veamos un comerciante. Todo lo observa desde la 1 perspectiva del negocio que puede hacer. Tiene una mentalidad específicamente mercantilista y todo su accionar se condiciona o se dirige por ella. Veamos a los santos. San Pablo: su actitud fundamental, su mentalidad era: Cristo vive en mí y yo vivo en Él . Toda su vida de apóstol, a veces intensa y complicada, giró en torno a ese pensamiento. Observemos al mismo Jesús. Su meta, su anhelo, su ideal de vida personal: cumplir la voluntad de su Padre. Cuando se le presentaba cualquier asunto, su actitud era: le gustará esto al Padre?; le dará alegría?“. Ideal Personal y 31 de Mayo Esta actitud entonces, es camino para enfrentar la vida en forma íntegra, coherente. Si todo nuestro obrar está marcado por un ideal de vida , por un pensamiento específico, por el o los valores que queremos preponderar; si nuestra conducta se rige siempre por esa marca de fuego, por ese sello propio que quiere ser nuestro Ideal Personal, estaremos actuando como hombres y mujeres de una sola pieza. Con esto nos acercamos a la propuesta del padre en su „Epístola Perlonga“ : „amar, vivir y pensar orgánicos“, en armonía, interactuando lo uno con lo otro y no lo uno contra lo otro. El Ideal Personal es entonces herramienta para nuestra coherencia de vida. Consultado sobre la relación que existe entre este tema y la misión del 31 de mayo, el P. Ángel Strada, de la Comunidad de los Padres de Schoenstatt, responde: „existe una profunda relación entre ambas realidades, porque la misión del 31 de mayo es denuncia profética de la creciente incapacidad del hombre para los vínculos y para el anuncio de la necesidad de ellos en la búsqueda de su plenitud. Sólo un hombre con conciencia de su dignidad y originalidad propias y que se sienta obra predilecta de Dios, es decir, un hombre con Ideal Personal, y que integra todas sus fuerzas y que vive de acuerdo a la realidad de su Ideal Personal, está capacitado para vincular y vincularse, para ser activo constructor de vínculos en la sociedad“. José Kentenich también se refiere al Ideal Personal en la „Epístola Perlonga“. Al mencionar otras espiritualidades de la Iglesia en concordancia con su obra de Schoenstatt, cita a San Francisco de Sales. Este gran santo ejerció mucha influencia en el sacerdote alemán. De él aprendió la importancia de considerar detenidamente, las diferentes necesidades del alma de cada individuo y el principio fundamental de la formación de la personalidad: seamos plenamente lo que somos . Esto significa: con todas las fuerzas de nuestra estructura natural y con la ayuda de la gracia, ser aquello que Dios ha puesto en lo más profundo de nosotros. Ser como Dios nos ha pensado, plenamente. Es una tarea difícil, pero alcanzable. Repitiendo lo dicho, no se trata de otra cosa sino de mirar nuestra vida y conducirla a la luz de un ideal, un principio animador, una mentalidad del corazón que es propia, única y original de cada uno. „Lo que importa es la voluntad de Dios, que se revela especialmente a través de nuestra forma de ser natural querida por Él“, comenta el padre. Y agrega citando al santo: „ de qué serviría que fuésemos las creaturas más extraordinarias, pero no según la voluntad de Dios. Uno se ríe del pintor que queriendo pintar un caballo termina pintando un toro perfecto. Aunque el resultado sea impresionante, no honra mucho al maestro, que tenía en principio otra intención“ 2 Autoaceptación Ser plenamente lo que somos. Implica aceptarse plenamente como somos. Indudablemente una tarea que nos lleva toda la vida...pero estamos capacitados para hacerla. Aceptar los dones, las virtudes, los talentos; la enorme riqueza y alegría que significa para el mundo el que yo exista. Reconocer que no soy simplemente un número más en la sociedad y que lo que yo pienso, digo y hago es importante. Agradecer disfrutar con los talentos de quienes me rodean, de mi familia, mis compañeros de trabajo. Agradecer y engrandecer el país donde vivo, sus costumbres, su gente, su naturaleza. Dar gracias por mi fe. Aceptar en definitiva, los misterios gozosos de mi vida. Aceptar mi propia miseria y limitación. A través de este „aceptar la propia debilidad“, Dios puede enriquecer y actuar mucho más en mi vida que por los talentos y los dones que nos han sido dados gratuitamente. Son los misterios gloriosos de mi historia: las pequeñas luchas ganadas del día a día: llegar a la hora, si me cuesta la puntualidad; respetar lo que le gusta al otro, o el tiempo del otro, en la vida comunitaria, del matrimonio o la familia; superar una falla de carácter o de personalidad que una y otra vez me juega malas pasadas. Cargar con el dolor de la propia cruz. Preguntar el por qué del dolor; sufrir el dolor sin reprimir; y luego preguntar el para qué de ese dolor para darle sentido. Son los misterios dolorosos de mi historia. Un pequeño ejercicio de autoaceptación y de revisión de mi historia personal a la luz del paso del Señor en ella, consiste en tomar un lápiz y un papel y anotar estos „misterios del Rosario de mi vida“. Y después rezarlos, agradecidos y reconciliados con el Senor, con los demás y con uno mismo. Jesús, en el amor he llegado a conocerte; en tu misericordia, a comprenderte... y en mi cruz, a quererte.. Ejemplos Para encontrar el Ideal Personal no existe un camino único. Hay quienes siguen una intuición, un pensamiento que los ha acompañado desde siempre o un anhelo del alma, y dan con el clavo. Hay otros que el tema lo tienen más „escondido“. El cuento es no „intelectualizarlo“ demasiado. No pasarse horas pensando, sentado en el escritorio, buscando la famosa „semilla que debe germinar“. Hay herramientas que nos pueden hacer más fácil la labor: buscar una frase bíblica que nos identifique; o la vida de un santo en particular. Buscar un „lema de batalla“ al cual regir mi vida . Es muy útil también recurrir a las imágenes. Si pensamos en Cristo, lo podemos ver como un Camino o una Fuente de Vida; como la Vid verdadera o el Pan de Vida; si vemos al Espíritu tenemos el Agua, el Fuego, la Paloma. A María como una Flor, una Rosa o el Jardín. Al Padre como Jardinero, etc. Qué imagen me identifica a mí? La conversación con algún sacerdote también puede ayudar. A modo de inspiración puede servir como ejemplo de Ideal Personal, el del héroe congregante y fundador de Schoenstatt, José Engling: „Ser Todo para Todos, como Entera Propiedad de 3 María“. El de Mario Hiriart, ingeniero chileno en proceso de beatificación, de la Comunidad de los Hermanos de María: „ComoMaría, Cáliz Vivo, Portador de Cristo“. Joao Pozzobon, diácono brasilero que comenzó con la la corriente de la Virgen Peregrina, tenía un pensamiento de vida bien concreto: „Al Santuario me consagré; por el Santuario viviré; por el Santuario moriré“. También está abierto su proceso de canonización como el de la Hermana Emilie, de las Hermanas de María: „Sí, Padre“, que refleja una actitud de estar siempre dispuesta para lo que Dios quiera de ella. El P. José Kentenich no tenía una formulación específica, pero se identificaba mucho con la imagen del pelícano que rompe su pecho para alimentar con su sangre a sus crías cuando no disponían de más alimento. En su tumba está escrito „amó a la Iglesia“, que también refleja un pensamiento o una actitud de vida. San Ignacio de Loyola: „Para mayor gloria de Dios“. Santa Teresa de Ávila: „Sólo Dios basta“. Y la propia Virgen María: se podría decir que „Soy la Esclava del Senor“ es el Ideal Personal de la Mater. „Al crear Dios el mundo le ordenó a las plantas que dieran fruto según su especie. Y ordenó también a los cristianos —plantas vivas de su Iglesia— dar frutos de santidad, cada uno según su originalidad y su vocación“. (San Francisco de Sales). Ser plenamente lo que somos, „sin dar excusas por ello“. 4