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147-Comentario-conciso-sobre-2-Corintios

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COMENTARIO CONCISO SOBRE 2 CORINTIOS
J.M. Davies; Bombay, India; 1960
Traducción de la segunda parte del libro
The Epistles to the Corinthians, a concise commentary;
publicado por Gospel Literature Service, Bombay, 1975.
CONTENIDO
Introducción a las dos epístolas
Un análisis de 2 Corintios
1.
Salutación
1.1,2
2.
El ministro y sus motivos
La integridad de Pablo
capítulos 1 y 2
El ministro y su ministerio de salvación
El ministerio de Pablo
capítulos 3 al 7
El ministro y su ministerio al pueblo de Dios
Pablo y su amor
capítulos 8 y 9
El ministro y los ministros de Satanás
Pablo y su gloria
capítulos 10 al 13.10
Admonición y bendición
Pablo y la Trinidad
13.11 al 14
3.
4.
5.
6.
INTRODUCCIÓN A LAS DOS EPÍSTOLAS
La ciudad de Corinto está ubicada en el estrecho istmo que une lo que era la provincia
griega de Acaya con el resto del país. Era la capital de aquella provincia. Destruida en el
segundo siglo antes de Cristo, fue reconstruida por Julio César como colonia romana.
Debido a su ubicación estratégica, era importante en lo militar. La fuerte de Corinto, el
Arcocorintius, estaba a una altura de 600 metros y protegida en todas sus vías de
acceso. Los barcos navegaban desde el este hasta el cercano puerto de Cencrea y desde
el oeste hasta Corinto por su golfo. La fuente de Peirene surtía agua en abundancia.
Corinto llegó a prosperar como centro importante de comercio mediterráneo y contaba
con una población de romanos, griegos y judíos. Los juegos del istmo, a los cuales se
aluden en la primera epístola, atraían a muchos. Eran notorias la idolatría y lascivia. Se
dice que mil devadasis (“vírgenes” o prostitutas del templo) estaban al servicio de los
forasteros en el templo de Apordite. Se consideraba la fornicación como un acto de
consagración a la diosa en vez de uno de profanación del cuerpo. Corinto era la Sodoma
del Mar Egeo.
La ciudad antigua es hoy día una aldea de quinientos habitantes. Al visitarla en 1952, vi
en el pequeño museo los restos excavados de la adoración fálica, parecidos a los que
había visto en Benares en 1950.
Se registra dos visitas del apóstol Pablo a la ciudad, y él alude a una posible tercera
visita, 2 Cor. 13.1. En la primera, Hechos 18.1 al 17, se quedó por dieciocho meses o más.
“Muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados”. La segunda fue por tres
meses. Se da pocos detalles, pero es evidente que no fue placentera, 2 Cor. 2.1, etc. Es
difícil determinar si se realizó la tercera visita.
En la asamblea en Corinto había judíos, entre ellos Aquila, Priscila, Crispo y Sóstenes,
pero la mayoría eran gentiles o de entre los gentiles. Nombres como Erasto, Quarto y
Gayo señalan antecedentes romanos. Antes de convertidos, se habían extraviado en una
vil idolatría, 1 Cor. 12.2. No había en la congregación mucha gente de cultura; no
muchos sabios según la carne, ni poderosos, ni nobles; 1.26 al 28. En lo moral, muchos
habían sido de los peores, 6.9 al 11.
Con el fin de desinflar su orgullo, el apóstol tuvo que recordarles de estas cosas. Su
soberbia había concebido contienda y un espíritu partidista; véase Proverbios 13.10.
Este estado de cosas impidió su desarrollo espiritual; 3.1 al 4. Además de ser niños y de
orientación carnal, eran fáciles de engañar, 6.9, 15.33, 2 Cor. 11.3,4, y llevados por
dondequiera de todo viento de doctrina, Efesios 4.14, incapaces de discernir los valores
relativos de los dones y su uso, o del mayor valor de la gracia.
UN ANÁLISIS DE 2 CORINTIOS
Pablo escribió la Epístola cuando estuvo en Macedonia, 1.16, 2.13, 7.5, posiblemente en
Filipos y probablemente dentro de un año de haber escrito 1 Corintios. Timoteo había
sido enviado a Corinto antes de que Pablo había escrito 1 Corintios, 1 Cor. 4.17, pero
parece que la carta ha podido llegar antes de él, 1 Cor. 16.10, “si llega Timoteo”. El
apóstol visitó la ciudad, Hechos 20.3, después de 1 Corintios y antes de 2 Corintios, cosa
que se desprende al comparar 2 Cor. 13.1 con el 2.1. Sin embargo, es difícil hablar con
2
certeza de los viajes de Pablo en esa época. Hechos de los Apóstoles no registra todos,
como se ve al leer 2 Cor. 11.23 al 26.
En 2 Corintios el apóstol alude a una carta que envió por intermedio de Tito, la cual le
entristeció. Por un tiempo se arrepintió de haberla escrito, 7.8. Difícilmente ha podido
ser la carta que conocemos como 1 Corintios. Parece que durante su segunda visita
algunos le habían causado gran pesar, cuestionando su apostolado y motivos y
buscando socavar su ministerio. Aparentemente había entre sus calumniadores un
individuo en particular que había sido reprendido y disciplinado por “los muchos”,
consecuencia de la carta enviada con Tito. Esto había resultado en su restauración y
confesión de haber actuado mal contra el apóstol, 2 Cor. 2.5 al 10. También se acusaba al
apóstol de debilidad e inconstancia por el hecho de no haber cumplido su promesa de
visitarles de nuevo. Él responde a estas acusaciones.
Nuestro parecer es que el apóstol dirigió cuatro cartas a los cristianos en Corinto. Se
refiere a la primera en 1 Cor. 5.9, “Os he escrito por carta”. La segunda la conocemos
como 1 Corintios. Luego hubo la carta severa que envió con Tito, 2 Cor. 2.9, 7.8. Por
último hay la que conocemos como 2 Corintios.
Esta Epístola es complemento a 1 Corintios. En ella se considera al siervo de Dios en
relación con la asamblea. Como en el libro de Números se presenta el campamento y los
levitas, así en estas dos epístolas se da instrucción sobre la asamblea y su orden, y sobre
el ministro y su ministerio. Se habla del ministro del nuevo pacto, 3.6; ministro de Dios,
6.4; y de Cristo, 11.23. Se resume lo que aprueba y lo que desaprueba a uno como siervo.
Siete veces encontramos en esta epístola la palabra encomendar, 3.1, 4.2, 5.12,
10.12,18, 12.11; dos veces recomendación, 3.1; aprobado dos veces, 6.4, 7.11. Es una
de las palabras clave de la carta. Al invertir el orden de las palabras, hay un cambio de
énfasis que resulta llamativo. En 5.12 y 10.12 se habla de los que se recomiendan a sí
mismos y en el 3.1 el escritor pregunta si “comenzamos otra vez a recomendarnos”. En
estos pasajes es la recomendación propia que el escritor tiene en mente. Es cosa
reprochable y señal de falso profeta. Por lo contrario, el apóstol se encomendó a sí
mismo en 4.2 y 6.4 por su conducta para que su ministerio no fuese vituperado. El Señor
aprueba a los tales, 10.18.
delante de Dios Los versículos donde figura esta expresión evidencian la transparencia
de la vida privada del apóstol, 4.2, su predicación, 2.17, su cuidado pastoral, 2.10, 7.12,
12.19, y su manejo de dinero (“hacer las cosas honradamente”). Él andaba como delante
del Señor.
según la carne Sus propósitos y planes, 1.17, su estimación de los demás y del Señor,
5.16, y las armas de su milicia, 10.3, no eran según la carne en su origen y carácter.
nosotros No confiar en nosotros mismos, 1.9; No somos competentes por nosotros
mismos, 3.5; No nos predicamos a nosotros mismos, 4.5; No nos gloriamos en nosotros
mismos, 10.13; Nos recomendamos a toda conciencia, 4.2.
Tomado en conjunto, todo esto fija un estándar muy alto para el siervo de Dios. Por lo
tanto no es sorprendente que a lo largo de la Epístola hay muchas referencias al Señor
Jesús en su senda de servicio. El Señor es el siervo ejemplar, y bien podría emplear
como título aquí las palabras de Isaías 42.1: “He aquí mi siervo”. La Epístola comienza
con una referencia al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo y luego leemos de los
3
sufrimientos de Cristo, 1.5; su grato olor ante Dios, 2.15; la muerte de Jesús, 4.10; la vida
de Jesús, 4.10; el amor de Cristo, 5.14; la gracia de nuestro Señor Jesucristo, 8.9; la
mansedumbre y ternura de Cristo, 10.1; la obediencia a Cristo, 10.5; y el poder de Cristo,
12.9.
La carta es la más personal de todas las de Pablo. Es casi una autobiografía. Hay partes
donde late de emoción y vibra de intensidad. Hay trozos algo extensos donde el autor
divaga, como por ejemplo cuando habla de su encuentro con Tito. Lo menciona en el 2.3
pero realmente no abunda sobre el punto hasta 7.5 al 16.
Por lo tanto, no es fácil analizar la Epístola, pero se perciben tres secciones:
El siervo y su servicio en los capítulos 1 al 7
El siervo y los santos, capítulos 8 y 9
El siervo y las falsificaciones, capítulos 10 al 13
Ofrecemos como un análisis más extenso:
Salutación
El ministro y sus motivos
El conflicto en Asia
La conducta de Pablo en el pasado
El cuidado de Pablo por ellos
El ministro y su ministerio de salvación
Exposición sobre el ministerio de Pablo
El ministerio de santificación
Pablo y su consolación
El ministro y su ministerio al pueblo de Dios
La gracia de las iglesias de Macedonia
La gracia del Señor Jesucristo
La gracia en Tito y otros
La gracia en los corintios
El ministro y los ministros de Satanás
Pablo se defiende
Pablo se preocupa
Pablo y su apostolado
Pablo advierte de nuevo
1.3 al 11
1.12 al 22
1.23 al 2.17
3.1 al 6.10
6.11 al 7.1
7.2 al 16
8.1 al 5
8.6 al 15
8.16 al 9.5
9.6 al 15
capítulo 10
capítulo 11
12.1 al 19
12.20 al 13.10
1. SALUTACIÓN
1.1,2
El apostolado de Pablo era según la voluntad de Dios, como en 1 Cor. 1.1. Timoteo había
salido para Corinto antes de la preparación de 1 Corintios y el escritor temía por su
recepción, 1 Cor. 4.17, 16.10,11. Parece que no fue alentadora la noticia que trajo al
regresar a Éfeso.
4
1.1
en toda Acaya El evangelio había penetrado toda la provincia de Acaya;
sabemos que había una asamblea en Cencrea, Romanos 16.1. La epístola no era una
carta privada a la asamblea en Corinto.
1.2
Gracia y paz ... Nuestra nota sobre 1 Cor. 1.3 reza: Esta salutación se
encuentra en casi todas las epístolas. Expresa el deseo por su legítima prosperidad
espiritual, especialmente en cuanto a su vida colectiva y testimonio. La gracia nos
introduce a todas sus compañeras, como la verdad, Juan 1.17, súplica, Zacarías 12.10,
apostolado o servicio, Romanos 1.9, y gloria, Salmo 84.12. El Padre y el Hijo se invocan
conjuntamente, indicio del reconocimiento apostólico de la igualdad entre ellos.
2. EL MINISTRO Y SUS MOTIVOS
LA INTEGRIDAD DE PABLO, CAPÍTULOS 1 Y 2
En la primera epístola el apóstol habló de su deseo y sus planes tentativos de pasar el
invierno con ellos, 1 Cor. 16.5 al 7. El hecho de que no lo hizo condujo a acusaciones de
parte de sus opositores contra él de inestabilidad e insinceridad. Él responde
extensamente.
A. El conflicto en Asia, 1.3 al 11
1.8
fuimos abrumados sobremanera ... Esta es la primera de cinco secciones
en la epístola que tratan de la aflicción; hay también 4.8 al 18, 6.4 al 10, 11.23 al 33 y
12.7 al 10. Hechos de los Apóstoles no la relata.
Cualquiera que haya sido la naturaleza de este sufrimiento que se menciona en estos
versículos, era inesperado y severo. La muerte parecía inevitable. Las palabras “tan gran
muerte” aportan un carácter singular y conmovedor. Él describe su salvación de esta
aflicción como “el don concedido” por medio de las oraciones de ellos. Compárese
Hechos 12.11, “el Señor ha enviado su ángel”. En aquella ocasión especial de
padecimiento él era como una bestia de carga anonadada por un peso que no podía
llevar. El tumulto de Hechos 19 parece insuficiente para lo que se describe aquí.
La aflicción y el sufrimiento, y el consuelo o estímulo, se enlazan en estos versículos de
apertura. La aflicción fue una participación en los padecimientos de Cristo, 1.5. Él
experimentó en ella el consuelo fortaleciente de Dios por medio de Cristo, 1.5. La
manera en que pudo aguantarla fue un ejemplo y estímulo a otros, 1.6. Por estas
tribulaciones Él llegó a conocer a Dios como el Padre de misericordias, el Dios de toda
consolación, 1.3, y el Dios de la resurrección, 1.9. De esta manera se enriqueció su
propio ministerio, 1.4, por cuanto pudo administrar consuelo a otros. Su sufrimiento dio
a otros un incentivo a orar, 1.11. Y la gracia de Dios que sustenta y libera condujo a las
acciones de gracias.
Por esto la sección comienza y termina con esta nota de alabanza al “Dios y Padre ...”,
1.3. Compárense “Bendito [sea] el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo” en Efesios
1.3, 2 Cor. 11.31 y 1 Pedro 1.3. El Señor Jesús es el Hijo del Padre desde la eternidad, y
en su encarnación se hizo siervo, Filipenses 2.5 al 7.
5
B. La conducta de Pablo en el pasado, 1.12 al 22
1.12
con sencillez y sinceridad ... Él se gloriaba en el testimonio de su
conciencia en cuanto a su conducta cuando estaba entre ellos. Fue “con sencillez”. No
había duplicidad en él; no decía una cosa cuando quería decir otra. Si la palabra debería
ser “santidad”, como en algunas traducciones, corresponde con lo que dice en 1
Tesalonicenses 2.10, “cuán santa, justa e irreprensiblemente”. Fue “con sinceridad”, así
como su predicación, 2.17. No tenía mancha ni rendija al ser examinada a la luz del sol;
compárese con 1 Cor. 5.8, “... con panes de sinceridad y de verdad”. Él no se conducía
conforme a una sabiduría carnal. No se rebajaba a la zorrearía, ni se valía de la lisonja
para encubrir celos. Él no había sido guiado por algún motivo de interés propio, sino
energizado por la gracia de Dios.
1.13
os escribimos ... Pablo no escribió como para ser entendido por algo entre
líneas, cosa común en nuestros tiempos. Su mensaje no fue algo diferente a como les
escribía. O quizás el pasaje aquí quiere decir que les había escrito solamente las cartas
que eran para lectura ante toda la congregación. Había ciertos asuntos que ellos
reconocían como hechos reales, y él esperaba que los reconocieran como tales hasta el
fin, y de una manera más amplia. Entonces, “en el día del Señor Jesús”, al tribunal de
Cristo, habría regocijo mutuo, 1 Cor. 1.8.
1.15
Con esta confianza ... En esta confianza en cuanto a su actitud, que ellos
reconocían su sinceridad, él proponía visitarles (“confiando en vosotros todos”, 2.3;
“tengo confianza en vosotros”, 7.16). No había insinceridad en este propósito; él
deseaba tan sólo bendición espiritual para ellos. Las palabras “una segunda gracia” no
deben ser entendidas como ilusión a alguna segunda bendición. Conforme a su plan,
visitaría dos veces, tanto en la ida a Macedonia como en la venida. De esta manera ellos
tendrían el placer de dos visitas con sendas oportunidades para recibir su ministerio y
de ayudarle en su viaje a Judea.
1.17
¿usé acaso de ligereza? El apóstol afirma resueltamente que había
considerado debidamente este propósito de efectuar dos visitas. No vacilaba. No decía sí
y luego no. Dios es fiel y veraz en sus promesas, y por lo tanto Pablo como siervo suyo
tenía la plena expectativa de cumplir con lo que proponía.
Dios es el Dios del Amén, Isaías 65.16. [“el Dios amén”, Vulgata de Scío] Las promesas del
Antiguo Testamento se dividen en dos categorías. Hay aquellas que se le hicieron en su
calidad de Hijo; p.ej. Salmo 2.8, “te daré por herencia a las naciones”. Y, hay aquellas que
serán cumplidas en y por Él, específicamente en su encarnación y resurrección.
El cumplimiento de estas promesas dependía de la obediencia del Hijo, como se ve en
“He aquí, vengo ...” Su Sí, 1.17, era sin calificativo ante todas las promesas y los
propósitos de Dios. Por medio de Él son Amén para la gloria de Dios, por nosotros y
nuestra aceptación del evangelio y apropiación de las promesas. Un predicador, o unos
predicadores, de semejante mensaje tocante a tales promesas no podría ser meramente
un “sí/no”. No debe vacilar.
1.21
el que nos confirma ... El apóstol deja en claro que todas las cosas son de
Dios y la salvación es del Señor. En 1.21,22 describe o menciona cuatro facetas de la
experiencia cristiana—
6
(i) Él era establecido o confirmado “en Cristo”, o según Colosenses 2.7, “en la fe”, y
Hebreos 13.9, “con la gracia”. Es Dios quien puso nuestros pies sobra la roca. Samuel
“era establecido por profeta de Jehová” [Versión Moderna] y así también Pablo. Esta
confirmación, en contraste con las tres que siguen, era un proceso continuo.
(ii) Fue ungido. Como Aarón y su familia, fue consagrado a un ministerio sacerdotal.
Entendemos por 1 Juan 2.27 que el Espíritu Santo es en sí el ungimiento, “la unción que
vosotros recibisteis de él permanece en vosotros”.
(iii) Fue sellado. “... fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”, “... con el cual
fuisteis sellados para el día de la redención”, Efesios 1.13, 4.20. El sello es el Espíritu
Santo. Significa posesión por Dios por medio de la redención; seguridad, Daniel 6 y
Mateo 27; y la legitimidad del artículo vendido.
(iv) Las arras. “... Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu”, 2 Cor. 5.5; “... el Espíritu
Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia”, Efesios 1.14. El don del
Espíritu es lo que hemos recibido como anticipo de la herencia. Es una cuota inicial
antes del evento. Así se hablaba del aro del desposorio. Por lo tanto el futuro es seguro.
C. El cuidado de Pablo por ellos, 1.23 al 2.17
1.23
yo invoco a Dios ... En 1 Cor. 4.19 se menciona el habla de aquellos que
andaban “envanecidos”, aparentemente con respecto al apóstol, atribuyéndole motivos
carnales. Decían que era o inestable o temeroso. Pablo no deseaba visitarles con “una
vara”, a saber, con miras a una severa acción disciplinaria. Por esto decidió no ir,
librándoles de esta experiencia.
Él invoca a Dios como testigo de la veracidad de esta afirmación. Hay términos
parecidos en el contexto de su ejercicio en oración, Romanos 1.9; su vida en privado y
sus motivos, 2 Cor. 1.23; su cuidado pastoral, Filipenses 1.8; su vida pública, 1
Tesalonicenses 2.5; y sus persecuciones y el registro de las mismas, 2 Cor. 11.31.
Les asegura que no desea ejercer dominio sobre su fe. En cuestiones de fe ninguno
puede intervenir entre otro y Dios. Ninguno puede obligar a otro a creer; es un poder
investido en tan sólo el Espíritu Santo. Además, Pablo tenía la confianza que ellos
estaban firmes en la fe, pero las palabras “por la fe estáis firmes” pueden referirse a su
responsabilidad particular en esta cuestión. Él deseaba ser colaborador de ellos
promocionando su auténtico gozo, tanto colectiva como individualmente, y en
particular la primera. Para otros ejemplos de esta construcción, “sino ... porque [o su
equivalente]”, véase 2.14,17, 3.3,5,6,13 al 18.
2.1
determiné para conmigo Una comparación de los versículos 1 y 2 con
12.14 y 13.1 deja en claro que el apóstol había visitado Corinto por segunda vez y que la
visita había sido dolorosa. Fue triste de parte y parte; ellos estaban afligidos, y él
también. Por cuanto él había expresado su deseo de promover su felicidad, concluyó
que sería imposible hacerlo en vista de las circunstancias que existían. Por esto su
reticencia de ir y la decisión de no hacerlo como había propuesto. El único que podía
darle a él felicidad ahora le estaba causando tristeza.
2.3
os escribí ... Al decidir no visitarles, él escribió una carta, y
aparentemente le encomendó a Tito la responsabilidad de entregarla. Esto se ve por
7
2.13 y 7.5 al 13. Él afirma que esta carta era una evidencia de su cuidado genuino para
con ellos, 7.12, y su amor por ellos, 2.4. Siendo muy humano y sensible, quería evitar
una acentuación de la tristeza en otra visita.
La carta a la cual se refiere había sido escrita “con muchas lágrimas”, y después él
lamentaba haberla redactado. Lo que sabemos de 1 Corintios difícilmente cuadra con
esta descripción, aun cuando contiene algunas advertencias solemnes. Se ha perdido la
carta en referencia en estos versículos. No fue escrita para herir o entristecer, sino como
consecuencia de su profunda preocupación por el bienestar de ellos.
2.5
Pero si alguno ... La disposición de Pablo a perdonarles se presenta como
otra evidencia de su amor por ellos. No se nos dice específicamente quién era el ofensor.
Muchos consideran que era el hombre culpable de incesto que requería ser entregado a
Satanás, 1 Corintios capítulo 5. Se considera que la iniciativa disciplinaria había
resultado en un verdadero arrepentimiento, y por lo tanto él debería ser restaurado a la
calurosa comunión de la asamblea. Se sugiere que ellos eran igual de culpables como él,
habiendo sido tan lentos a restaurarle después de haber sido tan descuidados al no
disciplinarle. Pero no parece que “esta reprensión hecha por muchos” en el 2.6
corresponda a los requerimientos para juzgar al culpable en 1 Corintios capítulo 5.
El otro criterio es que el ofensor no era el hombre culpable de incesto, sino el que se
había opuesto fuertemente a Pablo en la visita mencionada en el 2.1. Esta sugerencia
tiene mucho a su favor. Se habla de la ofensa en términos que darían a entender que
venía dirigida específicamente contra el apóstol, versículo 5, y fue por esto que él envió
la carta severa a la asamblea por medio de Tito, versículo 9. La manera cómo el apóstol
habla de perdonar el culpable sugiere que él estaba involucrado personalmente en la
ofensa cometida, versículo 10.
2.5
no me la ha causado a mí solo Estas palabras son un tanto difíciles. Pablo
desea evitar ser demasiado severo. Él no quería atribuir la ofensa a la asamblea entera,
pero 2.9 y 7.7 al 11 sugieren sin duda que la asamblea tenía un solemne deber y debería
cumplir con una obligación. Aparentemente no lo había hecho cuando él les visitó. El
versículo afirma también que la ofensa no era tan sólo contra el apóstol, sino una falta
grave contra la asamblea en conjunto, pero ellos no habían reconocido esto como han
debido. Así, hacía falta un perdón de parte de la asamblea.
2.6
Le basta a tal persona No se nos informa cuál fue la modalidad precisa
del castigo. Las palabras “hecha por muchos” se entienden y se explican como
refiriéndose a la mayoría. Si bien ellas tienen este sentido en algunas partes, como por
ejemplo en 1 Cor. 10.5, no es fácil explicarlas de esta manera en 2 Corintios; véase 4.15,
“por medio de muchos”, y 9.2, “ha estimulado a la mayoría”. Posiblemente había una
minoría que apoyaba [sic] sus criterios y discrepaba con el castigo administrado.
Semejante falta de unanimidad en la asamblea suele ser grave en cuestiones de
disciplina.
Pero el apóstol consideraba que el castigo había sido suficiente en magnitud y
severidad. Por esto él les insta a perdonar al individuo, y les ruega que confirmen su
amor hacia él, posiblemente por medio de un anuncio público. Obsérvense las palabras
perdonar, consolar y confirmar; véase Gálatas 3.15: “Un pacto, aunque sea de hombre,
una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade”. Se veía que la persona estaba
8
realmente arrepentida, ya que parecía estar en peligro de ser víctima de remordimiento,
con consecuencias serias.
2.9
para este fin ... Parece que hubo dos propósitos detrás de la carta enviada
con Tito. Serviría para probar su obediencia y amor al apóstol, y tenía la intención de
realizar a la postre el resultado que al efecto tuvo. Si ellos tendrían a bien perdonar la
ofensa del individuo contra la asamblea, el apóstol estaría en gustoso acuerdo, y él
perdonaría en presencia de Cristo y por el bien de la congregación. Él ratificaría su
indulto en nombre de Cristo, como si fuera.
2.9
Satanás no gane Satanás es el nombre hebreo para adversario. Cinco
veces se le menciona en las dos epístolas: 1 Cor. 5.5, 7.5, 2 Cor. 2.11, 11.14, 12.7. Él
tiente a pecar, desesperar y alejarse, y desea bofetear a los siervos de Dios. Dios le
permite ser un instrumento de disciplina, 1 Cor. 5.5 y compárese Lucas 22.31,32, Job
1.8.
Satanás logra la posición ventajosa sobre la asamblea cuando ella deja de restaurar a un
creyente arrepentido. Sus maquinaciones quedan reveladas en los registros de la
Escrituras, de manera que es tan sólo en la medida que conozcamos las Escrituras que
conoceremos las maniobras del Tentador.
2.12
Cuando llegué a Troas En los versículos 12 y 13 Pablo aborda otra
evidencia de su cuidado genuino para ellos. Él estaba tan ejercitado acerca del resultado
de la misión de Tito que se marchó a Macedonia, donde Tito le encontró, aun cuando se
le abrió una puerta en Troas. En otras partes él habla de la puerta abierta: 1 Cor. 16.9,
Colosenses 4.3. Las palabras “en el Señor” confirman Apocalipsis 3.8: “he puesto delante
de ti una puerta abierta”.
2.14
Mas a Dios gracias ... La sola mención de Tito y de Macedonia abre una
compuerta de contentamiento en su alma al recordar la ocasión feliz a la cual él revierte
más adelante en el 7.5. Aquí él ve la misión de Tito y su éxito en el contexto más amplio
de los triunfos del evangelio de Cristo. Esto se ve por el uso de la palabra siempre.
Corinto no era una excepción. Él atribuye el viaje a Macedonia a, como si fuera, haber
sido llevado tras el conquistador, aun cuando la demora en el regreso de Tito fue una
circunstancia importante en el asunto.
Este recuerdo conduce a la adoración y una contemplación del maravilloso carácter y
las tremendas consecuencias de semejante ministerio. Se registra un tributo de
alabanza parecido en 8.16, 9.15 y 1 Cor. 15.57.
El “triunfo” a la vista es el de Cristo, y de Él Pablo era trofeo. Cristo era el conquistador y
Pablo fue conducido cual cautivo, pero no en humillación al estilo de lo que hacían los
generales romanos en sus procesiones, sino como un participante en el triunfo del
evangelio. En su versatilidad el apóstol cambia abruptamente sus metáforas. Él es el
cautivo, y de repente es el observador regocijado que flamea el incienso mientras la
procesión pasa. Y en seguida es el incienso mismo, el incienso de Cristo. Las tres figuras
se refieren a su conversión, su comisión a predicar el evangelio y su conformidad a
Cristo en su entera devoción a Dios.
2.15
grato olor de Cristo Se alude al holocausto y la oblación asociada con él;
“... Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en
olor fragante”, Efesios 5.2. Esto el apóstol se decía ser, irrespectivo de que el mensaje
9
fuese recibido o rechazado. A los que estaban pereciendo, condenados así a la
destrucción, era olor de muerte a muerte, a saber, de su estado de espiritualmente
muertos a su muerte eterna. Para aquellos que habían confiado en Cristo como su
Salvador y por tanto estaban experimentando el poder salvador de Dios en sus vidas,
era olor de vida a vida, a saber de la vida poseída en Cristo al disfrute de la vida eterna
en su plenitud; “... habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios ... y como
fin, la vida eterna”, Romanos 6.22.
Un ministerio con consecuencias de tan largo alcance exige una capacitación dada por
Dios mismo. Él no era de los “muchos”, los falsos apóstoles a quienes se refiere de nuevo
en el capítulo 11, que mercadeaban en un mensaje falsificado. Pedro habla del mismo
grupo: “... por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas”, 2 Pedro 2.3.
Debemos ejercer cuidado en cuanto a las cartas sobre actividades misioneras, porque
podrían ser del mismo carácter, buscando provecho propio para quienes las emiten.
El apóstol cierra la sección con lo que es a su vez una introducción a la próxima. Él
destaca cuatro puntos acerca de su ministerio
Su sinceridad; podría ser probado a la luz del sol. Compárese 1.12, “... con sencillez y
sinceridad de Dios ... nos hemos conducido”.
El mandamiento de Dios, quien le había comisionado y le había dado un mandato
claro.
La observación divina; él actuaba a la vista de Dios y en presencia suya.
La comunión con Cristo y la supervisión suya.
3. EL MINISTRO Y SU MINISTERIO DE SALVACIÓN
EL MINISTERIO DE PABLO, CAPÍTULOS 3 AL 7
A. Exposición sobre el ministerio de Pablo, 3.1 al 6.10
La palabra traducida ministerio o ministración figura diez veces en la epístola. El apóstol
habla de este ministerio como un tesoro en un frágil vaso de barro, 4.7; como una
mayordomía, un don que le fue encomendado, 5.18,19; y como una amnistía o
ultimátum a ser proclamado, él y sus colaboradores investidos de autoridad y dignidad
cual embajadores, 5.20. Era
un ministerio del Espíritu, regeneración, 3.6;
un ministerio de santidad, justificación, 3.9;
de transformación, 3.18;
de iluminación, 4.6;
de reconciliación, 5.19;
de santificación, 4.2;
y finalmente de esperanza, 4.14 al 5.10.
3.1 al 5
¿Comenzaremos otra vez ...? En estos versículos el apóstol sigue trazando
la línea de demarcación entre sí mismo y los “muchos” del 2.17. En el 4.2 él va a hablar
de las prácticas de ellos como “lo oculto y vergonzoso”. Estos falsos maestros se
10
jactaban de contar con cartas de recomendación, posible y probablemente falsificadas
en Jerusalén. Dice sarcásticamente que habían sido escritas con tinta, pero al hablar de
su propia epístola él dice que “vosotros, escritos en nuestros corazones”. Parece que
estas palabras aluden al ministerio de Aarón, quien llevaba “los nombres de los hijos de
Israel en el pectoral de juicio sobre su corazón”, Éxodo 28.29, o tal vez de Moisés cuando
en varias ocasión abogó a favor de Israel.
La labor amorosa de Pablo a favor de los corintios era conocida de todos, y todos la
leían, pero ellos no eran tan sólo epístola suya, sino epístola de Cristo también,
administrada por el apóstol y escrita sobre tablas de carne, los corazones de ellos. Así
que el apóstol alude a los corintios de dos maneras. Estaban escritos sobre el corazón de
él, y Dios le había usado a él para escribir la verdad del Nuevo Pacto sobre los corazones
de ellos, como cumplimiento de Jeremías 31.33: “Daré mi ley en su mente, y la escribiré
en su corazón, y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo”.
Esto fue por medio del Espíritu de Dios. Cuando Apolos había viajado a Corinto, los
hermanos escribieron con la exhortación que fuese recibido, Hechos 18.27. Es un
ejemplo para nosotros hoy día, un gesto de amor y a la vez un resguardo. Pero a Pablo
no le hacía falta tal carta, ni una carta al estilo de las que portaban los falsos maestros. Él
despreció la necesidad de tales cartas para sí, porque contaba con algo mejor.
En cuanto a su misión y su ministerio, él tenía adentro una profunda convicción delante
de Dios por medio de Cristo. Estaba seguro de la validez de su comisión. Junto con esta
confianza hacia Dios, él tenía una capacidad recibida de Dios, cosa que no estimaba
como una habilidad natural. Era un don de Dios. Por lo tanto, no tenía que dedicarse a la
recomendación propia, 3.1. Él se revierte a este tema en el 10.18, “no es aprobado el que
se alaba a sí mismo”. Pablo y estos falsos maestros diferían entre sí en su estilo de vida,
sus métodos, su mandato y su ministerio.
3.6 al 11
... asimismo nos hizo ..., Aquí se hace contraste entre los dos
ministerios. Los falsos maestros supuestamente eran muy celosos de la ley de Moisés.
Por esto Pablo procede a mostrar la diferencia esencial y clave entre el ministerio de la
ley y el ministerio del evangelio; o sea, el pacto antiguo, 3.14, y el pacto nuevo, 3.6.
La comparación y el contraste pueden ser presentados de la manera siguiente
El antiguo era de la letra; el nuevo es del Espíritu.
El antiguo había sido escrito y grabado en piedra; el nuevo está escrito en el corazón.
El antiguo era un ministerio que mataba, o era de muerte; el nuevo da vida, 3.6,7.
El antiguo era un ministerio que fue introducido por una gloria comparativa y
temporal, y el carácter pasajero de aquella gloria era indicio del carácter temporal de
la ley; el nuevo fue introducido por una gloria excelsa, la cual perdura, 3.7.8.
El antiguo pacto condenaba; el nuevo justifica.
El antiguo estaba velado: el rostro de Moisés llevó velo; ahora hay la gloria
descubierta del rostro de Cristo, 4.6.
El Antiguo Testamento estaba velado en el sentido que no se comprendía los libros
de Moisés ni las profecías; ahora la palabra de Dios es un espejo que refleja la gloria
divina, 3.18.
Había un velo sobre los corazones del pueblo bajo el antiguo pacto, 3.14,15; bajo el
nuevo, las mentes están iluminadas, 4.6.
11
El santuario según el antiguo pacto contaba con un velo que impedía el acceso,
Hebreos 9.8; ahora hay libertad de acceso, 3.7, Hebreos 10.19.
El antiguo pacto era un ministerio que se anularía; el nuevo es un ministerio que
perdura para siempre.
A menudo se dice que había una diferencia entre la ley ceremonial y la ley moral, y que
la ceremonial ha sido cumplida en Cristo pero la ley moral el decálogo, o los diez
mandamientos está todavía en pie. La Palabra de Dios no las distingue así. Pero aun si
admitimos esta diferencia, el apóstol no nos deja con duda a qué se refiere en esta
porción. Él alude claramente a “tablas de piedra” y a aquello que estaba “grabada con
letras en piedra”, lenguaje que puede referirse tan sólo a los diez mandamientos, 3.7.
El término letra y la expresión la letra mata aplican tan sólo a la ley, y no al texto de la
Escritura. No es una advertencia a no aceptar o ceñirse a una interpretación literal de lo
que la Biblia dice. El ministerio de “la letra” que mataba está ilustrado en los tres mil
que murieron en Sinaí cuando se inauguró el Antiguo Pacto, mientras que el ministerio
del Espíritu que da vida está ilustrado en los tres mil que fueron salvos en el Día de
Pentecostés.
En el 3.7 se dice que el rostro del mediador reflejaba la gloria de Dios, y que los hijos de
Israel no pudieron fijar la vista en él. De lo dicho en Éxodo 34.30 entendemos que esto
se debía a temor y no a una incapacidad física; “la piel de su rostro era resplandeciente,
y tuvieron miedo de acercarse a él”. Nada se dice en 2 Cor. 3 en cuanto al fenómeno que
acompañó la entrega de la ley como se detalla en Hebreos 12.18 al 21: “al monte ... que
ardía en fuego”, etc.
El apóstol se limita a la gloria en la faz de Moisés en vista de las lecciones que él deseaba
sacar de ella, en contraste con la gloria de Dios resplandeciente en la faz de Jesucristo,
4.6. Lo nuevo se inauguró en una gloria que sobrepasaba la de lo antiguo en tal medida
que en comparación lo antiguo no puede ser considerado como una gloria. La gloria de
la luna no es nada parecida a la del sol.
3.12
Así que, teniendo ... Desde el 3.12 hasta el 4.6 se contrastan los dos
ministros: Moisés y Pablo. La esperanza del apóstol se basa en el carácter duradero de la
gloria del Nuevo Pacto. Le permitía hablar con denuedo; él no tenía que cubrir el rostro,
como hizo Moisés. Se ofrecen dos razones por lo que Moisés hizo: (i) para que Israel no
viera su cara; (ii) para que Israel no viera o se diera cuenta de que se trataba de una
gloria perecedera, una que a la postre sería abolida. Este segundo punto se enfatiza en el
3.13.
3.14 al 16
el entendimiento de ellos se embotó ... Aquí el apóstol abre un paréntesis
para aplicar la ilustración del velo sobre el rostro de Moisés a la condición actual de la
nación y su conversión futura. Por ahora están enceguecidos o endurecidos, Romanos
11.7, de suerte que el velo les queda sobre los libros de Moisés y su contenido cuando
ellos los leen. Dice luego que está sobre sus corazones. En ese estado está Israel por
ahora.
Aquel velo está quitado en Cristo. Es cuando le buscan a Él como su Señor que el velo
será levantado. Se basa esto en el hecho de que cuando Moisés entró en la presencia de
Dios, él “se quitaba el velo hasta que salía”, Éxodo 34.34. Pablo mismo es una ilustración
de esta verdad, y su experiencia predice la de la nación. Compárese Zacarías 12.10 al 14.
Es sólo en la medida que veamos a Cristo en el Antiguo Testamento que sus tipos y sus
12
profecías serán entendidos; “las Escrituras ... son las que dan testimonio de mí”, Juan
5.39.
3.17,18
el Señor es el Espíritu ..., Las frases, “el Señor es el Espíritu” y “el Espíritu
del Señor” son singulares. Ellas enfatizan la personalidad y la deidad del Espíritu. Tres
afirmaciones acerca de Él en este capítulo son
en el 3.6 Él da vida;
en el 3.17 Él da libertad, a saber, la libertad de la servidumbre de la ley, la libertad de
hijos a dirigirse al Padre, Romanos 8.15, Gálatas 4.6;
en el 3.18 Él produce la semejanza a Cristo.
Nos trasforma a la imagen de Cristo. Del uso de transformar en otras partes se ve que la
comunión diaria es el secreto de esta transformación: “se transfiguró delante de ellos”,
Mateo 17.2; “transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento”,
Romanos 12.2.
3.18 Nosotros todos, mirando ..., Este versículo es como una medida apretada que
rebosa. Es un diamante con muchas facetas. Este “por tanto” vincula el versículo con las
palabras “no como Moisés” en el 3.13, y “todos nosotros” muestra que Pablo no se
refiere sólo a sí mismo. “A cara descubierta”, o sin velo, presenta un contraste con el
velo sobre el rostro de Moisés o sobre el corazón de Israel. Puede referirse aun a la faz
descubierta del Señor en contraste con la de Moisés  “la gloria de Dios en la faz de
Jesucristo”, 4.6.
Si se acepta la traducción, “mirando como en un espejo la gloria del Señor”, entonces el
creyente percibe en la Palabra de Dios la imagen del Señor reflejada como si fuera en un
espejo. Y, al mirar así, su vida queda transformada por el Espíritu. Sin embargo, si
aceptamos más bien la traducción, “reflejando como un espejo la gloria del Señor”, el
creyente está visto como un espejo. (Un espejo deficiente da un reflejo distorsionado).
Ésta concuerda mejor con “a cara descubierta”, pero es algo difícil ver cómo un
individuo se transforma de esta manera. Sin embargo, en ese caso es posible que el
apóstol está contrastando lo que debería ser la gloria permanentemente reflejada en el
cristiano con la gloria transeúnte y perecedera vista en el rostro de Moisés.
Las palabras “de gloria en gloria” pueden dar a entender de un grado a otro, pero
pueden sugerir la transformación de la gloria reflejada de lo antiguo a la gloria
permanente de lo nuevo. Sin duda el versículo es una sincronización de ideas; el apóstol
multiplica sus metáforas.
4.1
Por lo cual, teniendo ... Pablo describe su manera de vivir y testificar. A causa del
carácter del ministerio que le fue encomendado, él no se desmayaba ni se desanimaba,
ni se volvía cobarde, no obstante todas las fuerzas militantes que se oponían a él y al
testimonio evangélico dondequiera que fuera. El desánimo ha debilitado las manos de
muchos servidores, como muestra claramente el ejemplo de Elías. De Jesucristo, el
siervo fiel, Isaías dijo en 42.4, “No se cansará ni se desmayará”. Es triste cuando falla
uno que lleva el estandarte; “vendrá a ser como abanderado en derrota”, Isaías 10.18.
4.3
nuestro evangelio aún encubierto Es significativo el uso del vocablo “encubierto”,
ya que es la forma verbal de “velo” en el capítulo 3 y sugiere que el apóstol continúa en
el contraste entre el ministerio suyo y el de Moisés. Pero hay un cambio importante. En
el 4.2 el contraste es entre los maestros falsos mencionados en el 2.17 y más
13
especialmente en 10.1 al 11.12. Su modo de actuar era vergonzoso y engañoso, “como la
serpiente que engañó a Eva”, 11.3. Ellos utilizaban la Palabra de Dios de una manera
ilícita con el fin de ganar popularidad entre sus oyentes. Ellos diluían el mensaje con
legalismo y con meras filosofías humanas. Eran hipócritas.
Pablo rechazaba semejante metodología, predicando la verdad sin aditivos. Esto apela a
la conciencia, mientras que lo otro puede apelar al intelecto del inconverso. Si el
evangelio quedaba encubierto a cualquiera, era a los que estaban perdidos cuyas
mentes Satanás había enceguecido. Esto es especialmente cierto en cuanto a Israel, pero
no se limita a ellos. Él es el dios de esta edad, como también el príncipe de este mundo y
del poder del aire y de los poderes de las tinieblas. Es el gran adversario del hombre y
los impide ver el evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la prueba definitiva de la
derrota del diablo.
4.6
el conocimiento de la gloria de Dios Ahora el contraste está entre dos
mediadores. Se debe notar que nunca se emplea el término semejanza en cuanto a la
relación de Cristo con Dios. La expresión “les resplandezca” se emplea en Hechos 20.11
para “hasta el alba”. Satanás quiere guardar a la gente en oscuridad.
Las referencias del apóstol a Cristo Jesús como Señor, 4.5, guardan relación con lo que
dice en cuanto al evangelio como la gloria de Cristo y la gloria en la faz de Jesucristo en
contraste con la gloria pasajera en la faz de Moisés. La luz que Pablo vio en el camino a
Damasco, al ver al Señor, sobrepasaba el resplandor del sol, Hechos 26.13. Compárese
Apocalipsis 1.16: “su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza”. La faz de
Jesucristo es el foco de la gloria de Dios. Pablo asemeja su experiencia de conversión a
Génesis 1.3, “Sea la luz”. No era sólo una revelación exterior, sino también un
alumbramiento adentro, con miras a ser reflejado. Es un patrón escriturario para toda
verdadera conversión.
Desde el 4.7 hasta 5.10 el escritor trata del tesoro; se puede llamar la sección “Pablo y el
cuerpo”. En ella hay cinco referencias al cuerpo 4.10, 5.6,8,10 y son las únicas en la
epístola aparte de su uso del término en el capítulo 12 en relación con su experiencia
singular. En estos versículos él emplea también seis metáforas para el cuerpo: el vaso de
barro, 4.7; el hombre exterior, 4.16; la morada terrestre, 5.1; el tabernáculo o tienda,
5.1,4; la vestidura externa, 5.2 al 4; nuestra morada presente, 5.6.
El pasaje es el segundo en el cual él describe en algún detalle sus propias aflicciones, y
bien se podría preguntar si hay otro que lo iguala por su entera sumisión a la voluntad
de Dios, su celo y su devoción a la causa de Cristo.
Pablo traza tres grandes contrastes
el tesoro y el vaso de barro, 4.7 al 15;
el hombre exterior y el interior, 4.16 al 18;
lo temporal y lo eterno, 5.1 al 10.
4.7
tenemos este tesoro en vasos de barro Se puede ofrecer dos sugerencias en
cuanto al tesoro. En el contexto inmediato se refiere a lo dicho en el 4.6 en cuanto al
conocimiento de la gloria de Dios, pero en el contexto más amplio se refiere al
ministerio encomendado al escritor, 4.1. Las dos ideas están estrechamente
14
relacionadas. El ministerio descrito en el capítulo 3 está tipificada en 4.6b: “la
iluminación del conocimiento ...”
El vaso de barro es el frágil cuerpo. El uso del término conduce a una consideración de
las instrucciones importantes en cuanto a estas vasijas en Números 19.14,15 y Levítico
11.33. Eran susceptibles a ser contaminadas, y al ser contaminadas deberían ser
destruidos. Por esto, tenían que ser cubiertas y protegidas. No debían ser dejadas
expuestas, porque algún bicho, o insecto inmundo, podría meterse en ellas y contaminar
el contenido. Tanto el ojo como el oído deben ser protegidos si el siervo de Dios va a
guardarse limpio.
Pablo era vaso escogido, Hechos 9.15. Leemos también de los vasos de misericordia,
Romanos 9.23; el vaso limpiado por sangre, Hebreos 9.21, y por agua después de haber
sido contaminado, Levítico 6.28, 4.32; el vaso vacío, 2 Reyes 4.3; el vaso tapado,
Números 19,14,15; el vaso lleno, Rut 2.17; el vaso vaciado, Juan 2.7; el vaso echado a
perder a causa de desobediencia, Jeremías 18.1 al 14; el vaso a honra, 2 Timoteo 2.21; y
el vaso que todo creyente debe guardar en santificación y honor, 1 Tesalonicenses 4.4.
4.7
la excelencia del poder ... Este es la primera de varias cláusulas de propósito en
la sección bajo consideración; 4.10,11,15, 5.4,10. El poder en referencia es el poder de
Dios en su cenit, el poder manifestado en los resultados de su ministerio, como también
su preservación en aflicciones, 4.8,9. Para que quede evidente en sí que era de Dios, el
apóstol habla de sí mismo como apenas un vaso de barro. Jeremías colocó en un vaso de
barro el título de propiedad de una parcela en Anatot. Compárense también las teas en
los cántaros, Jueces 7.16 al 19.
4.8,9 atribulados en todo ... Los cuatro contrastes llamativos en estos versículos
ilustran cómo el poder que sostenía era el poder de Dios. La imaginería es la del campo
de batalla, de conflicto entre fuerzas poderosas que se oponían. En el versículo 8 la
experiencia es interna y en el versículo 9 es externa. La primera palabra en cada caso
señala lo terreno del vaso, y la segunda la excelencia del poder. Él estaba atribulado,
pero no de un todo encerrado. A veces estaba en apuros, pero nunca sumido en la
ignorancia o sin esperanza. Él era perseguido como lo era David, pero no abandonado al
placer del enemigo. Estaba derribado como por un dardo, pero no inconsciente. Estaba
herido por sus perseguidores, pero no a muerte.
El calor del conflicto afectaba su espíritu, versículo 8, y también la presión del conflicto
físico afectaba su cuerpo, versículo 9. La prominencia que se da a la muerte en estos
versículos, junto con la referencia a la resurrección en el versículo 14, nos hace pensar
que en el momento de escribir el apóstol estaba en severa aflicción corporal.
4.10,11
llevando en el cuerpo siempre Es difícil el trozo, “llevando en el cuerpo
siempre ... la muerte [o el matar] de Jesús”, pero el versículo 11 aclara y amplía su
sentido. Él siempre estaba expuesto a la muerte; “cada día muero”, 1 Cor. 15.31. Así
como Jesús había sido perseguido continuamente, y al final fue víctima voluntaria de sus
perseguidores, también el apóstol se encontraba acechado cada día y estaba dispuesto a
morir “por amor de Jesús”, 4.5, y luego dice en el 4.15, “por amor a vosotros”.
La expresión, “la vida de Jesús”, se refiere a la vida que Él vivió aquí en la tierra, una de
entera dependencia de y obediencia al Padre. Este estilo de vida se estaba
reproduciendo en Pablo. El uso del nombre Jesús favorece esta explicación, a diferencia
15
de entender su vida en resurrección. “Jehová el Señor me abrió el oído, y yo no fui
rebelde ...”, Isaías 50.5 al 7.
4.12 al 15
la muerte actúa en nosotros ..., Tal vez en el versículo 15 el apóstol se
refiera a las bendiciones del evangelio disfrutadas por los corintios, las cuales estaban
en contraste con su propio constante peligro de muerte. Por otro lado, es posible que él
esté hablando irónicamente, como en 1 Cor. 4.8 al 10, “... ya estáis ricos ...”, y en tal caso
nuestro pasaje sería un reproche. Ambos criterios son viables, pero el postrero es
preferible.
La cita de Salmo 116.10 deja en claro que el apóstol consideraba que la experiencia suya
era una réplica de la que se registra en el salmo. El salmista habla de los dolores de la
muerte que se apoderaron de él, y de su tribulación y tristeza, pero el Señor le preservó.
Pablo aplica todo esto a su propio caso y con entera confianza en la resurrección y el
reconocimiento de parte del Señor en aquel día de sus servicios entre ellos.
4.15
todas estas cosas ... Posiblemente la referencia sea a lo que se ha
detallado en los versículos precedentes a saber, sus sufrimientos— o posiblemente la
aplicación sea más amplia. Compárese 1 Cor. 3.21, “todo es vuestro”. Si es lo primero,
sería una ilustración de Romanos 8.28, “todas las cosas les ayudan a bien”. Todas sus
tribulaciones aportaron juntas para la mayor bendición del mayor número, y por ende
resultaron en gloria para Dios. Era la meta y el regocijo de Pablo.
4.16 al 18 nuestro hombre exterior ... el interior En vista del hecho que Dios obraba por
medio de sus padecimientos para el bien de los muchos, él no se desanimaría ni se
acobardaría. “Los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas ...”, Isaías 40.31. El
“hombre exterior” se refiere al cuerpo y en contraste el “[hombre] interior” se refiere a
su vida nueva por el espíritu. Esto es evidente por los pasajes donde se emplea la
expresión: Romanos 7.22, Efesios 3.16, 1 Pedro 3.4. Mientras el exterior se deterioraba
día a día, el interior se renovaba todos los días.
Sus sufrimientos físicos no pesaban sobre su espíritu para impedir su vida y desarrollo
espiritual. Esto se debía a que él veía las cosas en su debida perspectiva; percibía el
tiempo y sus tribulaciones a la luz de la eternidad y sus triunfos. La renovación diaria
era el medio divino para capacitarle. Compárese el maná diario, Éxodo 16.14; la comida
cada día para Joaquín en 2 Reyes 25.30; la lectura diaria en Esdras 3.42; la alabanza
diaria en 2 Crónicas 30.21; y el cuidado de las iglesias “cada día”, 2 Cor. 11.28. Había
también la tentación todos los días en los casos de José, Sansón y Mardoqueo, Génesis
39.1, Jueces 16.14 y Ester 3.4.
En el versículo 17 son por demás impresionantes los contrastes entre la aflicción y la
gloria. La aflicción es leve, o en Mateo 11.30 “ligera”; pero la gloria es un peso, una
carga. La aflicción es momentánea, transeúnte, pero la gloria es eterna. La tribulación se
convierte en gloria por alquimia divina (o sea, el metal base se transforma en precioso).
Dos veces el apóstol emplea hipérbole al describir ese peso de gloria, porque no
encuentra cómo explicarlo; es excelente y es eterno.
4.18
mirando nosotros las cosas Estas palabras se puede entender como “si
miramos” o como “mientras miremos”, o “por cuanto miramos”, o, preferiblemente,
“mirando como hacemos”. Pablo no era como aquellos de 2 Pedro 1.9 que padecían de
16
miopía y por esto no podían ver lejos. Contra el trasfondo de lo temporal y pasajero él
colocaba lo eterno, y ahora prosigue hablando de esto.
5.1
nuestra morada terrestre ... En los versículos 1 al 10 el cuerpo es visto
como una casa terrestre. El cuerpo humano fue formado del polvo de la tierra y por lo
tanto es apenas una choza de barro. Si está expuesto, unas pocas lluvias recias bastan
para que caiga. Y, el autor ve al cuerpo como una tienda también, la carpa de un beduino
peregrino, tan fácilmente desarmada. Y luego es una vestimenta, una túnica.
A la luz de estas metáforas la muerte se ve como
la disolución de la choza de barro, v.1;
el desmontaje de la tienda, v.1;
el desecho de una vestimenta exterior, v. 4;
el abandono de un hogar para residenciarse en otro, v. 8.
En otras escrituras es
la salida de una nave, 2 Timoteo 4.6;
el éxodo de un país para ubicarse en otro, 2 Pedro 1.15.
El cuerpo de gloria que él anticipaba no será una choza ni una tienda, sino un edificio y
una casa, dando a entender algo de material superior. Las palabras “no hecha de manos”
no figuran para hacer un contraste entre dos cuerpos, sino muestran la diferencia entre
las construcciones terrenales y nuestro hogar futuro, el edificio que vamos a recibir, el
cual será celestial y eterno. Compárese “... circuncisión no hecha a mano ...”, Colosenses
2.11; “... una piedra fue cortada, no con mano”, Daniel 2.34.
5.2 al 4
por esto también gemimos ... En estos versículos el enfoque es al cuerpo
como una vestimenta. El apóstol gemía en este presente estado terrestre, pero anhelaba
ser revestido, aparentemente refiriéndose a lo que había descrito como esto mortal
vestido de inmortalidad en la venida del Señor, 1 Cor. 15.54.
En el versículo 3 él incorpora una aclaración en el sentido de no ser encontrado
desnudo en ese entonces. Esto puede tener el sentido que no deseaba la muerte, como
afirma en el versículo 4. Pablo no tenía duda en cuanto a ser vestido de las vestiduras de
la salvación, por lo que no se puede interpretar las palabras como refiriéndose a
desnudez en el sentido de carecer de la vestidura de justicia; compárese Mateo 22.11 al
13, “... un hombre que no estaba vestido de boda”. La palabra desnudos no se emplea
como sinónimo de estar sin ropa. En muchas escrituras se emplea en el sentido de estar
arropado escasamente, o vestido sin adorno. Como ilustración de este último uso del
término, leemos que cuando Moisés regresó al campamento él encontró a la gente
desnuda, “para su vergüenza”, Éxodo 32.25. [a saber, expuesta, traducida generalmente
como “desenfrenada”] O sea, estaban sin adornos, habiéndolos usado en la hechura del
becerro de oro.
¿Será que el apóstol está contemplando esta posibilidad de estar sin adorno para
nuestra vergüenza, como si fuera en la venida del Señor? Es muy posible
avergonzarse ante Él en su venida, 1 Juan 2.28, así como Aarón cuando Moisés llegó del
monte, Éxodo 32.21,22. En el versículo 4 el apóstol deja en claro que, si bien estaba
gimiendo, él anhelaba se revestido con ropa de gloria en el futuro. Algunos sugieren que
17
el término desnudos se refiere al estado intermedio, pero no está bajo consideración la
condición entre la muerte y la resurrección.
5.5 al 8
el que nos hizo para esto ... El creyente es uno que ha sido creado en
Cristo Jesús. Ha sido elegido, prellamado, predestinado, llamado y justificado con miras
a que sea glorificado a la postre; Romanos 8.29,30. No hay nada incierto en todo esto. El
Espíritu le ha sido dado como garantía de su herencia. Por esta garantía, y en vista de la
absoluta certeza de que Dios llevará a cabo su propósito, el apóstol tenía confianza y
valentía. Mientras el cuerpo presente era su hogar, él estaba ausente del Señor, o
ausente de su residencia celestial. Por consiguiente, la fe en Dios y en su poder a cumplir
sus promesas y propósitos es el principio que debe gobernar nuestro andar.
El apóstol ha venido exponiendo “las cosas que no se ven”, y por esto no andamos por
vista. Él repite que está confiado, y dispuesto a morir, a saber, ausentarse del cuerpo. La
muerte le llevaría a la presencia del Señor, donde él estaría “en casa”, así como estaba
“en casa” en el cuerpo. Él estaba de un todo preparado para su traslado a su hogar
nuevo con el Señor. Las palabras “presentes al Señor” sugieren un estado de entera
compostura, la ausencia de cualquier temor. Nosotros no vamos a recibir nuestro
cuerpo nuevo o ser revestidos sino en la venida del Señor.
5.9,10 Por tanto procuramos ..., Es nuestra meta, o gran ambición, agradar al Señor en
vida o en muerte. Las únicas ocasiones donde se encuentra la palabra traducida
procuramos son Romanos 15.20, “me esforcé a predicar el evangelio”, y 1
Tesalonicenses 4.11, “procuréis tener tranquilidad”. Quiere decir ambicionar
grandemente. La ambición del apóstol a ser aceptable al Señor se basaba en el hecho de
que todos los creyentes deben presentarse, o manifestar su verdadero carácter, ante el
tribunal de Cristo. Obsérvese que dice “todos nosotros”.
Este tribunal no es de confundirse con el gran trono blanco del cual habla Apocalipsis
20.11 al 15. Se nos asegura que “ninguna condenación hay para los que están en Cristo
Jesús”, Romanos 8.1, y que no vendremos a condenación, Juan 5.24. De manera que en
este pasaje Pablo no tiene en mente su destino eterno, ni la posibilidad de tener que
estar en pie ante el gran trono blanco. Los pasajes que tratan del tribunal de Cristo
hacen ver que solamente creyentes van a estar allí, y que todos los creyentes van a estar.
El propósito de ese tribunal es que cada cual reciba, como un obrero recibe su jornal, su
galardón por lo que ha hecho mientras estaba en el cuerpo, a saber, por servicios
prestados. Las palabras “bueno” y “malo” están en el singular, y por lo tanto no se
refieren a los hechos cuando “en el cuerpo”, sino a la naturaleza del galardón. Recibir del
Señor un “bien hecho” será bueno; sufrir pérdida será malo.
Es un gran error concebir el tribunal de Cristo como una especie de noche de premios
en la escuela dominical. Los pasajes relevantes en las epístolas, junto con las parábolas
del Señor, señalan que será una solemne sesión de investigación y revelación.
En Romanos 14.10 al 12 se enfatiza nuestra responsabilidad particular y personal, y
ella en relación con nuestros hermanos.
En 1 Cor. 3.8 al 15 la luz se enfoca sobre nuestro servicio y su carácter.
En 1 Cor. 4.3 al 5 nuestros motivos serán expuestos a la luz; a saber, lo que impulsaba
nuestro servicio o falta de servicio. “Lo oculto de las tinieblas” será sacado a la luz,
cosa que debe hacernos cuidar nuestros motivos.
18
En 2 Cor. 5.10 es lo que realmente somos que será revelado. Toda hipocresía será
quitada.
Necesariamente, como sugiere el término malo, la pérdida sostenida será permanente;
no habrá oportunidad para convertirlo en bueno. (Véanse las notas sobre 1 Cor. 3.12 al
15
y 4.3 al 5).
5.11 Conociendo, pues, el temor del Señor Pablo define sus motivaciones. El salmista
podía decir en 87.7, “todas mis fuentes están en ti”, y en los versículos que siguen el
apóstol divulga las fuentes secretas de su servicio.
Primeramente, fue por el temor del Señor, que se puede traducir pavor. Se emplea gran
temor en los Evangelios, pero denota también un respeto reverencial, sin pavor. Se
emplea aquí en el sentido de Proverbios 1.7: “El principio de la sabiduría es el temor de
Jehová”. Pablo prosigue: “persuadimos a los hombres”. ¿De qué? En Hechos 28.23 se
aplica la expresión a Pablo en su afán de convencer a otros de la verdad, pero a la luz del
resto de nuestro versículo no parece que sea esto que él tiene en mente, sino la cuestión
de su sinceridad e integridad. Dios le conocía de un todo, y Pablo no tenía nada que
esconder. En cuanto a los corintios, él esperaba que ellos también estarían convencidos
de la pureza de sus motivos.
5.12 No nos recomendamos Al afirmar los hechos, él no estaba recomendándose a sí
mismo, sino presentando a los creyentes razones legítimas para jactarse de él y de su
obra, y a la vez proporcionando material que ellos podrían usar al refutar las
acusaciones de los falsos maestros, quienes se jactaban de lo que era meramente
externo a diferencia de la vida adentro y el corazón recto.
5.13 si estamos locos ... Reconocemos que estamos ante un versículo difícil. Parece
que aquellos que le defraudaban decían que estaba fuera de sí, o aun, como dijo Festo en
Hechos 26.24, que era un loco. Parece que Pablo acepta la acusación, y responde
diciendo que si la cosa era así, era por la causa de Dios. El proceder de Isaías, narrado en
20.3, ha debido aparecer a muchos como el de un demente. También la conducta de
Ezequiel parecía muy enigmática a quienes la vieron. Pero estos profetas respondían a
Dios, y así también el apóstol. Por el otro lado, si es que él era cuerdo, actuando con
mente sana, fue para el provecho y la bendición de los corintios.
Algunos le consideraban frenético, y otros que se humillaba demasiado. Al ser así,
entonces sus lapsos de éctasis ocurrieron en la presencia de Dios; eran experiencias
personales con el Señor, o ante el Señor. Pero delante de los hombres él era sobrio;
Hechos 10.10 al 19.
Algunos le acusaban de ser un enajenado mental por la manera en que afirmaba su
autoridad como apóstol. De nuevo, si tal era el caso, la causa era de Dios. Otros
consideraban que él no ejercía su autoridad apostólica tanto como debería. Al ser así,
era por el bien de los cristianos.
5.14 el amor de Dios nos constriñe Ahora otro motivo: el amor de Dios. El texto deja en
claro que él no está pensando en su amor por Cristo, sino en el amor de Cristo por él que
se manifestó en la cruz. “Me amó y se entregó a sí mismo por mí”. Y, “amó a la iglesia, y
se entregó a sí mismo por ella”. “Se dio a sí mismo en rescate por todos”. Gálatas 2.20,
Efesios 5.25, 1 Timoteo 2.6; véanse también Efesios 3.19, Romanos 8.39.
19
Pablo dice que este amor sin medida le impulsaba. El vocablo traducido constriñe es rico
en sentido, como se ve por las diversas maneras en que se traduce en el Nuevo
Testamento. En Lucas 19.43 se emplea al hablar de rodear una ciudad para impedir
cualquier intento a escapar. Así, el amor de Dios impondría limitaciones específicas
sobre las libertades de quien escribe. En Lucas 22.63 la palabra se emplea al decir que
un preso estaba custodiado. En Marcos 4.34 se describe el efecto poderoso de una
fiebre, la cual le obligó a la mujer a acostarse. De manera parecida el apóstol había sido
dominado por el amor de Cristo. Era como el siervo mencionado en Éxodo 21.1 al 5,
quien por ley podría optar por la libertad pero por amor escogió ser esclavo de por vida.
Pablo, pues, se sometió al hierro que le marcaría como tal. El amor de Cristo por él fue
respondido en su amor por Cristo.
Pablo había pensado –es decir, había llegado a la conclusión por un proceso de
razonamiento, o por una revelación divina (preferimos el segundo)— que si uno, a
saber, Cristo, murió por todos, entonces todos murieron. Si todos se va a entender como
todo el mundo en todas partes, entonces su muerte “por” ellos se lee en el sentido de la
propiciación, como en 1 Juan 2.2, y la segunda cláusula se entiende como “luego todos
sin excepción murieron”. Por el otro lado, si todos se refiere a aquellos que recibirían la
salvación por fe, entonces se trata de la muerte de Cristo en sustitución, y las palabras
“luego todos murieron” se refieren al hecho que en su muerte se les percibe a ellos
haber muerto también; considérese Romanos 6.
Al apóstol no le interesa discutir los méritos de la obra de Cristo; esto lo hace en una
epístola que escribió posteriormente; Romanos 5.12 al 21. Aquí el énfasis recae sobre la
obligación que pesa sobre aquellos que han conocido por experiencia propia el valor de
aquella muerte. Les incumbe vivir por Aquel que murió por cuenta de ellos, y quien ha
resucitado de nuevo. Es este aspecto práctico que llena la visión del apóstol aquí. Era
esto que le controlaba, habiendo revolucionado su propósito en la vida y su actitud
hacia todos los hombres.
Algunos entienden que las palabras en el 5.16, “a Cristo conocemos según la carne”
quieren decir que el apóstol había conocido al Señor antes de la crucifixión, pero este no
es el sentido. Antes de salvo, él conocía a Cristo como simplemente el Jesús de Nazaret;
Pablo, como la nación, estaba ciego en cuanto a su deidad y su carácter del Mesías. Su
experiencia en el camino a Damasco cambió todo eso, y para siempre después Aquel era
su Señor de gloria. Y él no evaluaba a los hombres según su posición por naturaleza, ni
en lo racial ni en lo social. Él abunda sobre esto en Romanos 3.1 al 20. En cuanto a los
creyentes, quería verlos en función de la medida en que Cristo estaba manifiesto en
ellos; Colosenses 3.11. Este es un principio de importancia clave en vista del auge del
racismo y el nacionalismo en el mundo hoy en día.
Los versículos 17 al 21 tratan de la administración del ministerio de la reconciliación y
la responsabilidad que conlleva.
5.17 si alguno está en Cristo ... Adán era cabeza de la vieja creación. A causa de la
rebelión de Satanás y el pecado de Adán, ella fue sumergida en oscuridad y ruina. Será
disuelta en la conflagración definitiva cuando “los elementos ardiendo serán
deshechos”, 1 Pedro 3.10 al 12 y véase Hebreos 1.11,12. El hecho de que el mismo
término se emplea en 2 Cor. 5.17 y 2 Pedro 3.10 indica que Pedro habla de la realización
20
del juicio que ya se efectuó. El verbo pasaron está en el tiempo pretérito, o pasado
aoristo. Ya se ha pronunciado sentencia sobre todo lo relacionado con el régimen viejo.
Leemos de la serpiente antigua, el hombre viejo, el viejo pacto, odres viejos, añejo y
vieja levadura.
Es un error interpretar el versículo en el sentido que al convertirse desaparecen los
deseos viejos, ya que la naturaleza vieja, la carne, se queda aún con el creyente. Por lo
tanto, “si alguno está en Cristo” a saber, identificado con Cristo en resurrección él
pertenece a aquella creación nueva, “cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la
justicia”, 2 Pedro 3.13. Esta es nuestra esperanza en última instancia. Mientras tanto nos
regocijamos en que las muchas cosas “nuevas” de las cuales habla el Nuevo Testamento.
No son nuevas en relación con el tiempo, sino en función de su naturaleza y carácter, o
cualidad. Leemos del nuevo pacto, un nuevo mandamiento, el hombre nuevo (es decir
de un tipo de humanidad que no había antes), una vida nueva (a saber, de una especie
nueva, Romanos 6.4) y un nuevo hombre (en el sentido de una raza nueva, Efesios 2.15).
Y, también hay el nombre nuevo del creyente y su canción nueva. Cristo en resurrección
introduce un régimen nuevo.
5.18
todo esto proviene de Dios ... Todo lo que tiene que ver con la
reconciliación ha sido iniciado por Dios, aun así como la antigua creación debe su
existencia al acto creativo de Dios. En 5.18 al 21 hay cuatro aspectos de la vida del
cristiano. Él es por quien Cristo fue hecho pecado, y él ha sido reconciliado a Dios por
Cristo. Está visto como en Cristo y debe ser un testigo en nombre de Cristo. A él ha sido
encomendado el mensaje, o palabra, de reconciliación definido en el 5.19.
5.19
Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo No se debe entender
estas palabras como una afirmación de la deidad de Cristo, ni de la unidad de la Deidad.
Más bien, hablan de lo que Dios hizo o realizó en y por medio de Cristo en sus
padecimientos expiatorios. Señalan la razón por la cual vino Cristo. No vino a juzgar o
condenar al mundo, Juan 3.19, asignándolo transgresiones, sino para quitar la barrera
que había a la paz entre Dios y el hombre. Es un hecho consumado. La obra del Espíritu
Santo en el individuo que lo complementa es el arrepentimiento, pero no se debe
confundir estos dos hechos.
5.20
... somos embajadores en nombre de Cristo Habiéndole sido encomendado
el “ministerio” de la reconciliación, el apóstol era ya un embajador cuyo mensaje, o
ultimátum, era: “Reconciliaos con Dios”. A saber, reciban la reconciliación. Cual
embajador, Pablo proclamó una amnistía. Lo hizo por cuenta de Cristo.
Las palabras “reconciliaos con Dios” no deben ser entendidas como un mensaje a los
creyentes corintios, sino como una reafirmación del mensaje del evangelio. Su base en
justicia, o lo que valida la exhortación, se da en el 5.21, un versículo que encierra la
esencia del evangelio. No todo creyente está llamado a predicar, y así algunos pueden
decir que no son embajadores, pero como cristianos todos estamos vinculados con la
embajada y por esto cada uno de nosotros tiene una responsabilidad como vinculado
con aquello que representa la causa de Cristo en el mundo.
5.21
por nosotros lo hizo pecado En este versículo hay tres afirmaciones de la
mayor importancia. Tienen que ver con (i) la ausencia de pecado en Cristo, (ii) los
padecimientos suyos como sustituto y (iii) la salvación provista.
21
(i) La ausencia de pecado en Cristo es una verdad fundamental del evangelio, enseñada
clara y enfáticamente en el Nuevo Testamento.
Él “no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca”, 1 Pedro 2.22. No hubo alguna acción
por la cual tenía que arrepentirse, ningún paso que debía corregir, ninguna palabra a
negar, ningún pensamiento a lamentar. Su vida era “perfecta, en la cual no haya falta”, al
decir de Números 19.2.
“No hay pecado en él”, 1 Juan 3.5. Aunque procedía de la simiente de David y de
Abraham en lo que a la carne se refiere, y era de la simiente de la mujer, no había
mancha de pecado en su naturaleza. Era intrínseca y perfectamente santo.
Él “no conoció pecado”, 2 Cor. 5.21. El participio negativo empleada aquí insinúa el
hecho de la carencia de pecado como presente en la conciencia de Cristo. Da a entender
que se considera como el veredicto de otro aparte del escritor. Era el veredicto de Cristo
en cuanto a sí mismo.
Nunca fue tentado por el pecado; Hebreos 4.15, “pecado aparte”. Él pasó por todas las
pruebas de la vida que son la suerte de todos nosotros. Fue probado en todos los
puntos, así como nosotros, pecado aparte. Cuando nosotros somos tentados, somos
seducidos por nuestra propia concupiscencia, bien sea por la codicia, la insinceridad, la
vanidad o cualquiera de los pecados más flagrantes.
Los otros lugares donde se emplea sin, Hebreos 9.22, 11.6, dejan en claro que la idea es
aparte de pecado. Satanás le tentó a abandonar la senda de dependencia y obediencia,
pero fue vencido por la Palabra, la espada del Espíritu. El desierto puso a descubierto la
pecaminosidad de Israel, Deuteronomio 8.2,3, pero reveló la perfección del Señor,
Mateo 4.
(ii) Sus padecimientos en sustitución se expresan aquí por “por nosotros lo hizo
pecado”, refiriéndose a su muerte. Algunos entienden “lo hizo” como diciendo que fue
hecho ofrenda por el pecado, y es evidente que este es el sentido de la expresión similar
en Romanos 8.3, “Dios, enviando a su Hijo ... a causa del pecado”. Por otro lado se opina
que las palabras en 2 Cor. 5.21 no quedan explicadas adecuadamente por sacrificio por
el pecado.
Las palabras “lo hizo pecado” sugieren que en las tres horas de tinieblas Él fue tratado
por Dios como si fuera el pecado en sí. Compárese 1 Juan 5.10, donde dice que aquellos
que no creen a Dios le tratan como un mentiroso, de manera que en la cruz Cristo fue
hecho pecado y sufrió el juicio como tal, y por nosotros. Esta es la base de la
reconciliación y la justificación. En la cruz se llenaron plenamente las demandas justas
de Dios como están expuestas en la ley. La justicia y la paz se encontraron.
En las relaciones humanas la reconciliación es consecuencia de arreglar los asuntos
entre parte y parte, porque suelen haber faltas por ambos lados. Pero, como ha escrito
el señor W. E. Vine, ni una sola vez leemos que Dios fue reconciliado; la enemistad es
enteramente de parte nuestra. Somos nosotros que tenemos que ser reconciliados a Él,
no Dios a nosotros, y es la propiciación proporcionada por su santidad y su
misericordia que hace posible la reconciliación para quienes la reciben. La palabra
empleada en Mateo 5.24 “reconcíliate a tu hermano” nunca se usa en el sentido de
los pecadores siendo reconciliados a Dios.
22
(iii) La salvación provista se expresa en las palabras “hechos justicia de Dios en él”.
Tenemos un Salvador perfecto que se hizo sacrificio perfecto para dar una salvación
perfecta. En Él somos vistos como justos, enteramente libres de toda acusación, y por
esto el apóstol lanza triunfantemente el reto, “¿Quién acusará a los escogidos de Dios?”
La posición del creyente ante Dios, y en la presencia suya, es perfecta.
Ahora en 6.1,2 se trata la urgencia del asunto.
6.1
nosotros, como colaboradores suyos Se puede entender esto como estar
colaborando con Dios en comunión con Él, o como una referencia a otros que colaboran
con uno, y en el segundo caso la idea sería la de enfatizar la comunión que existía entre
el apóstol y sus compañeros en la obra.
6.1
os exhortamos ... La exhortación que sigue se entiende como un
complemento del llamado en 5.20, “os rogamos”. Así como en el 5.20 no se trata de un
llamado a los corintios directamente, aquí también Pablo se expresa conforme hacía en
su ministerio. No tan sólo instaba a recibir la reconciliación, sino que la recepción de la
gracia de Dios en reconciliación sea fructífera en sus vidas. Debe conducir a servicio, así
como había hecho en la vida del apóstol: “por la gracia de Dios soy lo que soy”, 1 Cor.
15.10. Él esperaba fruto en quienes habían recibido la reconciliación.
6.2
En tiempo aceptable te he oído “He aquí ahora el tiempo aceptable; he
aquí ahora el día de salvación”. La cita es de Isaías 49.8 y en parte de Salmo 69.13. El
“tiempo aceptable” de la profecía es la ocasión muy oportuna ahora. El día de salvación
es el intervalo o lapso de tiempo en la cual la salvación estaría al alcance de los gentiles.
Es la ocasión más apropiada posible.
A menudo se cita el versículo al querer persuadir a los pecadores a recibir el evangelio,
pero en el contexto la exhortación es a los creyentes a aprovechar sus oportunidades.
Era una cuestión que motivaba al apóstol; él deseaba redimir el tiempo y aprovechar
toda oportunidad para predicar el evangelio. Y nosotros también, ya que “la noche viene
cuando nadie puede trabajar”. Nuestro “tiempo” de oportunidad fenecerá dentro de
poco.
Pasamos ahora al celo del apóstol por el ministerio, 6.3 al 10.
6.3
no damos ... ocasión de tropiezo Cual siervos de Dios, él y sus
colaboradores se cuidaban de dos cosas. En lo negativo, no querían poner estorbo a
nadie. En lo positivo, querían recomendarse a sí mismos en las circunstancias tan
variadas. Todo esto era para que el ministerio no fuera vituperado, y él se aprovechó del
caso para exhortar a los cristianos a la vez. “No dando a nadie ninguna ocasión de
tropiezo”, y “nos recomendamos” son en el idioma original dos de los participios que
figuran en la lista hasta el 6.10, y en gramática todos ellos dependen de “os
exhortamos”.
Esto pone de manifiesto su afán de reforzar la exhortación por medio de ejemplo
además de precepto. Pablo estaba motivado en su servicio por cinco palancas fuertes,
como sugiere el pasaje 5.11 al 6.10. Eran el temor del Señor, el amor de Cristo, la
23
administración del ministerio de la reconciliación, la urgencia de la oportunidad y su
celo que su ministerio no sufriera reproche.
6.4 al 10
en mucha paciencia Estos versículos constituyen una declaración
elocuente y apasionada. El apóstol está describiendo una lucha espiritual, un conflicto
en el cual él era parte. Las palabras fluyen como torrente y han debido ser escritas en
gran emoción. Se destacan tres elementos clave: (i) la resistencia paciente, 6.4,5; (ii) las
gracias preservativas, 6.6,7; (iii) la panoplia y las paradojas, 6.7 al 10.
Las muchas necesidades de una paciencia resistente se evidencian en las nueve
expresiones que siguen hasta el versículo 10 y describen una variedad de experiencias.
Las primeras tres forman un grupo y describen de manera general las dificultades
físicas, pecuniarias y espirituales. El segundo grupo se refiere específicamente a lo que
sufrió a manos de enemigos del evangelio. Las últimas tres hablan de su sacrificio
propio en el servicio del evangelio.
Las cualidades ejemplares en 6.6,7a son necesarias para enfrentar estas pruebas y
dedicarse a esa lucha. Se mencionan ocho de ellas: La pureza, o sinceridad de motivos,
como en 1 Timoteo 5.22, “Guárdate puro”. La ciencia, a saber, un conocimiento
experimental de la gracia de Dios, un conocimiento de Dios y su Palabra, y un
conocimiento de las artimañas de Satanás y cómo ataca el enemigo. La ignorancia es
peligrosa. La longanimidad, que es la capacidad de tolerar a los demás. La bondad, aun
habiendo mostrado la longanimidad. Las palabras son un eco de 1 Cor. 13.4, “el amor es
sufrido, es benigno”. El amor no encierra hipocresía, es un amor sincero por el
inconverso y por el pueblo de Dios también. Los tres elementos restantes, el Espíritu
Santo, la palabra de verdad y el poder de Dios, señalan los únicos medios eficaces para
asegurar la victoria.
En 7b hasta 10 hay la panoplia y las paradojas. La primera es “armas de justicia”. Efesios
6 abunda más en descripción. En la mano izquierda él lleva el escudo de la fe y en la
derecha el escudo del Espíritu. La justicia a la cual se alude puede interpretarse como la
justicia judicial, su posición justa delante de Dios, su justificación, y es importante
observar que el siervo de Dios debe estar claro en cuanto a esto. O, puede aplicarse a la
rectitud moral que debería caracterizar a un servidor. Tal vez el propósito es abrazar
ambas ideas.
“Armas de justicia” abarca todos los elementos especificados en Efesios 6.16,17. Las dos
parejas en el 6.8 van juntas: honra / deshonra, mala fama / buena fama. Satanás puede
usar la una o la otra y por esto hacen falta las armas, acaso la una conduzca a la
confianza propia y la otra al desánimo.
En 6.8 al 10 el apóstol menciona siete experiencias paradójicas, pero con todo son
“engañadores” por cuanto acusan que uno es estafador y no un apóstol legítimo.
“Como desconocidos” se puede entender literalmente, o puede sugerir que él tenía una
reputación oscura, y muchos que pensaban conocerle realmente no le conocían.
Ninguno fue tan mal interpretado como él, pero con todo mucha gente le conocía y le
guardaba en estima.
“Como moribundos” nos hace recordar Hechos 14.19, cuando se le daba por muerto en
Listra. Su salvación de esa suerte, 2 Cor. 1.9, sugiere que sí estaba a la puerta de la
muerte. Sus enemigos pensaban que habían visto el fin de ese hombre, pero, he aquí,
24
vivía aún. Compárese Salmo 118.17: “No moriré, sino que viviré, y contaré las obras de
Jah”.
“Como castigados” es visto por muchos como evidencia del juicio y desagrado de Dios.
Al contrario, eran oportunidades para desplegar el poder de Dios para preservar.
Estamos ante un cita aproximada de Salmo 118.18: “Me castigó gravemente Jah”. Partes
de aquel salmo son mesiánicas.
“Como entristecidos” corresponde a Romanos 9.1 al 3, donde Pablo habla de la tristeza
continua que sentía por Israel, su pueblo. Él compartía los dolores del Varón de Dolores.
Pero, con todo, se regocijaba siempre. Conocía el gozo inefable y llena de gloria, y por
esto podía redactar Filipenses 3.1, 4.4: “¡Regocijaos!”
“Como pobres”, a veces sin nada, él seguía en las pisadas de Aquel que se hizo pobre y
por esto llegó a ser el canal por el cual muchos se enriquecieron eternamente. Él había
aprendido cómo abundar y cómo padecer necesidad, Filipenses 4.11,12.
“Como no teniendo nada”. Sin bienes terrenales, sin hogar que podía llamar el suyo
propio, sin nada que legar, él poseía riqueza sin par y una herencia que sobrepasaba a
cualquier cosa que el dinero podría adquirir aquí.
B. Exhortación a la santificación1, 6.11 al 7.
6.11
vosotros, oh corintios El Señor cambió el nombre de Simón a Cefas, pero
cuando éste se comportó conforme a su antiguo carácter simónico, Él se dirigió al
discípulo todavía como “Simón, Simón”. Los corintios eran santos, pero andaban como
hombres, de manera que el apóstol les estigmatiza de ser corintios en carácter, como así
hace en Gálatas 3.1: “¡Oh gálatas insensatos!” (No hay estigma vinculada con el nombre
filipenses en Filipenses 4.15). “Nuestra boca se ha abierto a vosotros”, 2 Cor. 6.11; es
decir, les hemos hablado con mucha franqueza y sin reserva. “Nuestro corazón se ha
ensanchado”, 6.11. En los días de Salomón leemos que la nación se había hecho como
arena en la playa, pero su corazón abrazaba aún a todo el pueblo de Dios, 1 Reyes
4.20,29. Sentimientos parecidos se encuentran en Salmo 119.32, “Por el camino de tus
mandamientos correré, cuando ensanches mi corazón”, e Isaías 60.5, “Ensanchará tu
corazón, porque te haya vuelto a ti la multitud del mar”.
Pablo no estaba estrechado en sus afectos para los corintios. Al contrario, ellos
retiraban el afecto. “Para que haya la conveniente reciprocidad” (Nueva Versión
Internacional), dice él, “abridnos también vuestros corazones”, 6.13. Él deseaba que le
compensaran por su amor, mostrando amor ellos a la vez. Anhelaba el afecto de ellos
porque eran hijos suyos en lo espiritual. Pero a la luz de la exhortación que sigue ellos
tenían que ser ensanchados en su aprehensión de (i) la gloria singular de Cristo, (ii) el
poder protector de Dios, y (iii) el carácter singular de su fe recién abrazada.
6.14
yugo desigual con los incrédulos En Levítico 19.19 y Deuteronomio 22.9 al
11 se gira instrucciones precisas a no juntar buey con asno al arar, ni echar semillas
diversas al sembrar, y en Deuteronomio 7.3 hay la orden que prohíbe los matrimonios
mixtos. El apóstol emplea esta ilustración para reforzar la separación de los corintios.
25
Obsérvense los cuatro mandamientos, o preceptos, en el pasaje
no os unáis en yugo desigual
salid de en medio de ellos
apartaos
no toquéis lo inmundo
Obsérvese también el llamado quíntuplo en la forma de preguntas
(i) ¿Qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? [o “la rectitud con la maldad”,
como en diversas traducciones]
Son principios diametralmente opuestos. La comunión quiere decir guardar algo en
comunidad con otro, pero en este caso no hay comunidad de intereses. El uno es el
principio subyacente del gobierno del reino de Dios, mientras que el otro es el
principio básico en el reino de las tinieblas.
(ii) ¿Qué comunión [tiene] la luz con las tinieblas?
De nuevo encontramos elementos diametralmente opuestos. La comunión emana de
intereses compartidos como consecuencia de una vida en común. Los dos elementos
no admiten fusión; se oponen. Las tinieblas esconden, pero la luz pone al
descubierto. “Separó Dios la luz de las tinieblas”, Génesis 1.4.
(iii) ¿Qué concordia [tiene] Cristo con Belial?
Son personas opuestas entre sí. La concordia es una concordancia de sonido y voz
entre dos locutores; es una auténtica armonía. La palabra Belial figura sólo aquí en el
Nuevo Testamento, y se refiere a Satanás. [Figura dieciséis veces en el Antiguo
Testamento, traducida en Reina-Valera “hombres impíos”, “hombres vanos y
perversos”, etc.]
(iv) ¿Qué parte [tiene] el creyente con el incrédulo?
Se trata de credos diametralmente opuestos. El incrédulo a la vista aquí no es el ateo;
es uno que cree en la existencia de Dios pero niega a un Dios personal y la posibilidad
de estar en contacto con un Dios vivo basándose en la fe. Se trata de un panteísmo
que en el Occidente se conoce como, por ejemplo, la Ciencia Cristiana.
(v) ¿Qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos?
Ahora son dos sistemas diametralmente opuestos. Un acuerdo se basa en un criterio
común. La idolatría es un sistema de adoración inventado por hombres (Romanos
1.21 al 32) y a la larga tiene que caer bajo el juicio de Dios. Un hombre vivo y un ídolo
muerto no pueden encontrar un terreno común a los dos.
Así, observamos también siete [sic] promesas en este trozo de la Epístola, dadas para
estimular la separación
habitaré entre ellos
andaré entre ellos
seré su Dios
serán mi pueblo
26
os recibiré
me seréis hijos e hijas
Después de esta gran constelación para alumbrar el firmamento, notamos el poder de
Dios para habilitarles a abrazar las promesas; es el Señor Todopoderoso. Aquellos que
abandonen sus ídolos no deben temer; el Señor les protegería en fuerza soberana.
Solamente esta vez encontramos el término Señor Todopoderoso en las Epístolas del
Nuevo Testamento.
La vida de Abraham ilustra los cuatro elementos que hemos mencionado: los preceptos,
la presencia, las promesas y el poder:
vete de tu tierra, Génesis 12.1, Hechos 7.3
a la tierra que te mostraré, Génesis 12.2
te bendeciré, Génesis 12.2
yo ... te saqué, Génesis 15.7
Huelga decir que este pasaje, 6.11 al 17, no ofrece base alguna para la separación de
otros cristianos.
7.1
limpiémonos Encontramos ahora una exhortación a los corintios a
valerse de las promesas dadas, limpiándose de toda contaminación de carne (la
inmoralidad) y de espíritu (la idolatría). De esta manera ellos alcanzarían una santidad
perfecta y habría una conformidad progresiva a Cristo, en el temor de Dios.
C. Pablo y su consolación, 7.2 al 16
El vocablo consolación figura mucho en este capítulo. Se debía a las buenas noticias que
Tito trajo de Corinto de cómo le habían recibido a él y a la carta que les llevó.
7.2
Admitidnos ... Estas palabras son un eco de lo que Pablo había dicho en el
6.13, donde les instó a ensancharse en su afecto para con él, así como ellos estaban en su
corazón. Admitir no da a entender que le habían refutado o rechazado, sino que su
afecto hacia él era tibio y no ha debido ser así. Compárese Mateo 19.11,12, “No todos
son capaces de recibir esto ... El que sea capaz ... que lo reciba”.
La afirmación, “a nadie hemos agraviado”, se amplía en el capítulo p.ej. el 7.12 como
también se amplía “a nadie hemos corrompido” en los capítulos 10 y 11, y “a nadie
hemos engañado” en los capítulos 12 y 13, en particular el 12.17. No les había hecho
mal, ni por su conducta ni por su doctrina, y nunca se había aprovechado a expensas de
ellos.
7.3
ya he dicho antes ... Se refiere, sin duda, al 6.11, “nuestra boca se ha
abierto a vosotros”. Su afecto para ellos era tal que moriría con ellos además de que
viviría con ellos. La secuencia trae a la mente Filipenses 1.20: “... será magnificado Cristo
en mi cuerpo, o por vida o por muerte”. Él no deseaba que las palabras que había escrito
fuesen interpretadas como si hubiera pronunciado juicio sobre ellos. Al contrario, les
tenía mucha confianza, 7.16, y se gloriaba con respecto a ellos como había hecho ante
Tito, 7.4,14. Su corazón se rebosaba debido a las buenas noticias que Tito trajo.
7.5
cuando vinimos a Macedonia ... En el versículo 5 Pablo se revierte a lo que
había dicho en el 2.13 acerca de ir a Macedonia por encontrarse muy intranquilo, “no
27
tuve reposo en mi espíritu”. Ahora dice que no tenía reposo en el cuerpo al llegar allí, ya
que Tito no le había precedido. La carga que llevaba en el espíritu había afectado su
cuerpo. Por fuera había adversarios, 1 Cor. 16.9, y por dentro temores por
intranquilidad en cuanto a los corintios, la carta y Tito. Estas cosas le desanimaban en
vez de dejarle humilde. Estaba afligido y por esto el Señor le tuvo misericordia, le
consoló y le tranquilizó. “Cantad alabanzas ... porque Jehová ha consolado a su pueblo, y
de sus pobres tendrá misericordia”, Isaías 49.13.
7.6
la venida de Tito La llegada de Tito le trajo alivio, pero no fue apenas su
llegada que le dio tanto gozo al apóstol, sino las noticias que trajo consigo acerca de la
asamblea, el consuelo de los creyentes y el amor que tenían para Pablo. Tito habló de
tres puntos
ellos querían ver al apóstol
lamentaban sobremanera su conducta anterior
eran fervorosos en su disposición de defenderle de sus traidores y enemigos
Ha debido ser con cierto temor que Tito se marchó a Corinto con aquella carta, pero el
versículo 13 nos asegura que volvió con gozo. Él había sido recibido con “temor y
temblor”, 7.15, había sido consolado por ellos, 7.7, y su espíritu refrescado, 7.13. El
regocijo de Pablo era cuádruplo: (i) por el buen ánimo de Tito, 7.13; (ii) por el
arrepentimiento de ellos, 7.9; (iii) por su actitud hacia él, 7.7; (iv) por la confianza que
tenía en ellos, 7.16.
7.8
os contristé con la carta Algunos opinan que la epístola que conocemos
como 1 Corintios fue la carta que Tito llevó a Corinto, 7.8,12, pero cuesta pensar que en
aquella carta hay algo que Pablo lamentaba haber escrito. Además, no hay nada en el
último capítulo de 1 Corintios para dar a entender que Tito sería su portador. Otros
opinan que una parte de 2 Corintios, probablemente los capítulos 10 al 13, forman parte
de la carta en referencia, pero de nuevo no hay nada en aquellos capítulos que el apóstol
ha debido lamentar haber incluido.
La conclusión más satisfactoria es que esta carta, así como la que se menciona en 1 Cor.
5.9, no es conocida ahora. Se desprende del 7.8 que fue redactada en lenguaje severo. El
hecho de que a Pablo le haya pesado haberla escrito nos proporciona un cuadro
exquisito de la sensitividad de espíritu en él. Es un estímulo reconocer que era hombre
de pasiones semejantes a las nuestras, y que él también tenían motivos por lamentar.
7.11
la tristeza que es según Dios La carta había producido tristeza, y ésta a su
vez produjo arrepentimiento. El escritor dice que fue una tristeza según Dios, cosa muy
diferente a la tristeza del mundo, el remordimiento de un Judas. En el 7.11 el apóstol
anota siete detalles de esta tristeza según Dios, y da una descripción séptupla de la
salvación mencionada en el versículo 10 al hablar del “arrepentimiento para salvación”.
No es la salvación de un pecador, ni aquí es el fruto del arrepentimiento en el
inconverso, sino es la salvación de una asamblea del peligro que la asechaba.
Se ha sugerido que el primer punto en los siete, la solicitud, es de un carácter general y
que los seis que siguen formas tres parejas
la primera pareja, la de defenderse y su indignación, se relaciona con ellos mismos
la segunda pareja, el temor y el ardiente afecto de ellos, se relaciona con Pablo
28
la tercera pareja, el celo y la vindicación, se relaciona con el ofensor que está en
mente
7.12
el que cometió el agravio Cómo uno identifica a aquel ofensor y a los
ofendidos depende de si cree que se trata de aquel que era culpable del incesto en 1 Cor.
5, o de alguien que se había rebelado contra Pablo de una manera sobresaliente. El
segundo criterio cuadra mejor con el contexto. En este caso el agraviado era Pablo. Pero
el apóstol deja en claro que el propósito primario de la epístola no era para el bien de
los individuos involucrados, sino que se haga manifiesto el interés de ellos en él. El celo
y la obediencia de ellos tenían que encontrar una manera de ser registrados de esta
manera apropiada. Pablo se había gloriado de ellos ante Tito, y la tal cosa resultó no
carecer de razón.
El “temor y temblor” no sugieren una sensación de pánico, sino una genuina
aprehensión acaso no le honren debidamente. La misma expresión se encuentra en 1
Cor. 2.3, Filipenses 2.12 y Efesios 6.5, y ninguno de estos pasajes encierra la idea de
pánico.
7.16
Me gozo ..., Él concluye la sección con una declaración de regocijo basado
en la confianza, o coraje, que tenía en ellos. La confianza le dio el coraje; le fortaleció al
proseguir en el ministerio.
4. EL MINISTRO Y SU MINISTERIO AL PUEBLO DE DIOS
PABLO Y SU AMOR, CAPÍTULOS 8 Y 9
A. La gracia de las iglesias de Macedonia, 8.1 al 5
Al haber afirmado en el 7.16 que él tenía confianza en ellos en todo, el apóstol ha creado
el ambiente necesario, como si fuera, para introducir el asunto de la colecta a favor de
los creyentes pobres en Jerusalén. Él entra en el tema con suma habilidad y con
sabiduría de lo alto. Ofrece exhortaciones de valor perdurable en materia de lo que los
cristianos dan.
8.1
la gracia de Dios que se ha dado Con el fin de animar a los corintios a dar,
él alude primeramente al ejemplo de los creyentes en Macedonia, enfatizando que lo
que hicieron fue resultado de la gracia de Dios operando en ellos, o concedida a ellos.
Obsérvese la expresión, “las iglesias de Macedonia”, (una provincia) y no la iglesia de
Macedonia. Hemos observado en el contexto de 1 Cor. 1.2: “Leemos de las iglesias de
Galacia, de Asia y de Macedonia [todas ellas provincias], pero no de la iglesia de Asia ni
la de Galacia”.
8.2
en grande prueba de tribulación Ellos estaban pasando por persecución y
eran muy pobres, pero con todo dieron con un motivo puro, sin un propósito
secundario. Y dieron más allá de su capacidad, pidiendo el privilegio de aportar ante la
necesidad de otros en la fe.
La fuente de su liberalidad era su profundo gozo en el Señor, 8.1, pero no dieron de sus
recursos sin un correspondiente ejercicio espiritual. Por lo tanto en el 8.5 él cuenta que
29
primeramente se dieron a sí mismos al Señor, y en segundo lugar dieron de lo suyo.
Reconocieron primeramente el derecho del Señor sobre ellos, y por ende el derecho de
otros creyentes por intermedio del apóstol.
B. La gracia del Señor Jesucristo, 8.6 al 15
La bondad de los cristianos en Macedonia le estimuló a Pablo a enviar a Tito una vez
más a Corinto con el fin de completar esta gracia en ellos también. Esto puede dar a
entender que estaba animando a Tito a llevar a feliz término el asunto de las colectas
que él había promovido cuando estaba allí, o puede dar a entender que Tito debería
instar a los corintios a imitar a sus vecinos al norte. Favorecemos la primera
interpretación.
Sin embargo, el apóstol emplea el celo de los macedonios como una palanca para
exhortar a los corintios a probar su amor para con él, destacándose en “esta gracia”, así
como se habían destacado en otros dones. Parece que las palabras esta gracia, 8.7,
deben ser interpretadas como una referencia a la ofrenda, así como en el 8.6, esta obra
de gracia. Pero, es posible que la idea sea más la de una falta de ostentación en un gesto
de bondad, como fue el caso en Macedonia.
8.9
conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo Se emplea el ejemplo
incomparable de Cristo mismo. Obsérvese que el escritor le da su título entero. “Siendo
rico” es lo que era en su estado eterno antes de humanarse. Es una referencia pasajera a
ese estado, pero establece la doctrina apostólica de las glorias eternas que Cristo poseía.
“Se hizo pobre” en toda su vida terrenal, en gran contraste con la gloria suya antes de
venir al mundo. Adicionalmente se puede aplicar las palabras a las circunstancias de su
nacimiento. Haciéndose pobre, Él no abandonó su deidad, ni dejó de ser lo que siempre
era. “Para que … con su pobreza” incluiría la pobreza experimentada en su tiempo acá
El Hijo del Hombre no tiene donde recostar la cabeza, Lucas 9.58.
● Repartieron entre sí mis vestidos, Salmo 22.18.
● El Señor lo necesita, Juan 19.34.
Él usó un pollino prestado, un aposento prestado, una tumba prestada. La suya era
pobreza en extremo, toda ella relacionada con la salvación nuestra y por nuestro bien.
“Fueseis enriquecidos” con toda bendición espiritual ahora, y una herencia eterna por
delante.
8.10
Y en esto, En 8.10 al 12 Pablo les insta a llevar a cabo lo que habían
profesado con entusiasmo un año antes. No es apropiado comenzar un proyecto de esta
índole y abandonarlo. “¿Quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta
primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?” Lucas 14.28.
Ellos deberían dar conforme tenían capacidad para hacerlo, y el escritor adapta aquí
Deuteronomio 16.10, el cual dice: “De la abundancia voluntaria de tu mano será lo que
dieres, según Jehová tu Dios te hubiere bendecido”. Los israelitas debían presentar
voluntariamente en sus “fiestas” conforme Dios les había bendecido.
30
8.14
con igualdad Ahora en 8.13 al 15 se introduce el principio importante de
la igualdad entre el pueblo de Dios. Es decir, él no estaba dando a entender que los
beneficiarios de esta ofrenda deberían pensar que no tenían que trabajar, porque otros
los sostendrían. Toda ofrenda nuestra debe servir para suplir la necesidad del
recipiente, pero no tanto como para estimularle a la flojera. La abundancia de los
cristianos en Corinto en ese momento serviría para socorrer a los que tenían necesidad
en ese momento en Jerusalén, pero en otra ocasión las posiciones podrían ser
invertidas.
En relación con esto él ofrece la ilustración del maná, Éxodo 16. Dios advirtió que no
debería ser recogido en exceso, y los israelitas que hicieron tal cosa aprendieron que
criaba gusanos. Jehová estaba supliendo la necesidad día a día. Es evidente que el
apóstol está enseñando que aquellos que han sido bendecidos más que otros en lo
material, deben ser dispuestos a emplear estos recursos para aliviar la necesidad de
quienes padecen por falta de bienes. Este principio impera en una esfera local y en la
esfera internacional.
C. La gracia en Tito y otros, 8.16 al 9.5
8.16
el corazón de Tito El apóstol tenía fundadas razones para agradecer la
ayuda que Tito le había prestado en relación con las cuestiones delicadas que existían
en Corinto. Él había ido a esa ciudad con la carta, 7.8, y aparentemente había sido usado
para mejorar las relaciones entre Pablo y aquella asamblea. Pero no sólo esto; Dios le
había dado un celo a favor de los mismos corintios. Si no hubiera contado con esa
pronunciada disposición a favor de ellos, a lo mejor no hubiera logrado mayor cosa.
Semejante celo es el secreto de poder ser de ayuda a otras personas. Tito aceptó con
gusto la exhortación de Pablo a volver, esta vez para atender a la colecta para los
pobres. El 8.17 se refiere a esta iniciativa, y no a una visita anterior.
8.18
enviamos juntamente con él ... Dos colegas acompañaron a Tito y se alude
al primero de ellos en 8.18,19. No se nombra a ninguno de los dos, de manera que no
podemos insistir en quiénes eran. Uno de ellos era bien conocido por su ministerio en el
evangelio, y las iglesias le escogieron para este nuevo servicio. Esta es la única ocasión
donde leemos en el Nuevo Testamento de una iniciativa tomada por un grupo de
asambleas en conjunto.
8.19
gloria del Señor La administración de estos fondos debería ser en
primera instancia para la gloria de Dios.
8.20
evitando que nadie ... Con la gloria de Dios en mente, el apóstol destacó la
importancia de evitar cualesquier acusaciones de un manejo cuestionable. Más de uno
debería ser responsable, y los responsables deberían ser de reconocida confianza. De
esta manera, él tendría una buena conciencia delante de los hombres además de delante
de Dios. Desde luego, aquí hay un patrón que debemos seguir en cuestiones financieras.
8.22
Enviamos también con ellos El segundo compañero era de igual diligencia
en muchas cosas, y uno cuyo celo en este asunto iba en aumento en vista de la confianza
puesta en él, bien por Pablo o por los corintios. Parece que la diligencia que se menciona
es la del hermano en referencia.
31
Pablo recomienda a los tres viajeros, cosa importante acaso alguien cuestionara su
idoneidad. Tito había sido su mayordomo, como si fuera, en cuestiones relacionadas con
Corinto, y los otros habían sido escogidos por las asambleas como delegados suyos.
Ellos no estaban recogiendo fondos por su propia iniciativa. Además, eran gloria de
Cristo, trofeos suyos y servidores suyos.
8.24
la prueba de vuestro amor Al terminar estos comentarios, el apóstol insta
a los corintios a dar evidencia ante las demás asambleas del amor que sentían. Sería no
solamente ante las otras asambleas en Acaya, sino en otras partes también. Esto
ratificaría la confianza que él ya había expresado en cuanto a ellos.
9.1
Cuanto a ... Él continúa en 9.1 al 5 con la cuestión de los delegados,
anhelando que la misión resulte fructífera. Le parecía casi superfluo escribir más a ellos
acerca de este tema de ayudar a otros creyentes. En Macedonia él había dicho que los
corintios estaban dispuestos el año anterior, y que su celo había estimulado a otros.
Pero ahora estos hermanos iban para atender al proyecto, de manera que ni Pablo ni los
corintios estarían en una posición embarazosa al llegar los macedonios.
Su donativo sería su “generosidad”. No sería un impuesto, ni un aporte hecho de mala
gana.
D. La gracia en los corintios, 9.6 al 15
Ahora él habla de “la superabundante gracia de Dios en vosotros”, 9.14.
9.6
El que siembra ... Lo dicho al final del 9.5 conduce al escritor a hablar de
ciertos principios importantes en este asunto de dar. Lo compara con sembrar.
El que siembra justicia tendrá galardón firme, Proverbios 11.18.
Hay quienes reparten y les es añadido más … El alma generosa será prosperada,
Proverbios 11.24,25.
El que sembrare iniquidad, iniquidad segará, Proverbios 22.8.
Sembraron viento, y torbellino segarán, Oseas 8.7.
Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia, Oseas 10.12.
Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. … a su tiempo segaremos, si no
desmayamos …, Gálatas 6.7 al 9.
Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de
vosotros lo material? 1 Cor. 9.11.
Obsérvense tres puntos negativos: escasamente, 9.6; con tristeza, 9.7; por necesidad,
9.7. La norma es todo lo contrario: con liberalidad y gusto.
9.8
poderoso es Dios para hacer que abunde Dios es capaz y está dispuesto a
aumentar los recursos del dador, de manera que pueda desarrollarse aun más en la
gracia de dar. Aun cuando éste no debe ser nuestro motivo al dar, se cita como evidencia
Salmo 112.9: “Reparte, da a los pobres: su justicia permanece par a siempre”. Dios,
quien da semilla y pan —Isaías 55.10— aumentará lo que sembramos. El versículo no es
una oración. Es por ello, 9.11, que el creyente será bendecido en lo material, y como
consecuencia dará gracias a Dios.
9.12
la ministración de este servicio Los versículos 12 al 14 abundan sobre lo
dicho en 9.11. En el 11 las acciones de gracias se realizan a través del apóstol y sus
32
consiervos, mientras que en 12 al 14 se originan en los santos que reciben el donativo.
Suple su necesidad y les induce a estar agradecidos.
Las acciones de gracias, dice, se deben a esta prueba de la realidad de la sujeción al
evangelio que los corintios profesaban, y también a la liberalidad de su comunión con
aquella gente y con todos. Si bien la iniciativa era a favor de los necesitados en
Jerusalén, la expresión de comunión con ellos tenía un alcance mayor. Dio lugar a
gratitud de parte de cristianos en otras partes y fomentó un mayor deseo de conocer a
los corintios que manifestaban esta gracia de Dios.
9.15
¡Gracias a Dios ...! Es la conclusión. El contexto favorece la sugerencia
que “el don inefable” es la gracia de Dios derramada en semejante medida sobre los
corintios en este asunto. Pero se afirma que el vocablo inefable prohíbe una
interpretación que no tenga que ver con el don que es el Hijo de Dios. Es posible que el
apóstol, contemplando por un lado la gracia de Dios en su pueblo, reconocía que ha
podido ser posible tan sólo a raíz del don inefable de Dios en dar a su Hijo.
Tal vez convengan unos comentarios generales en cuanto a esta sección de la Epístola.
De las cinco veces que se habla en 2 Corintios de “los santos”, tres figuran en los
capítulos 8 y 9. Es indicio de cómo Pablo percibía este ministerio. Él estaba estimulando
un fondo para el bien del pueblo del Señor. Ni una vez se habla de dinero como tal, sino
de gracia, 8.1,6; donativo, 8.19; abundancia, 8.20; generosidad, 8.2, 9.5; servicio, 8.4,
9.12; y liberalidad, 9.13. Siete veces en dos capítulos se habla en el griego de la gracia.
5. EL MINISTRO Y LOS MINISTROS DE SATANÁS
PABLO Y SU GLORIA, CAPÍTULOS 10 AL 13.10
A. Pablo se defiende, capítulo 10
Se calcula que el vocablo gloriar se emplea en sus varias formas quizás treinta y un
veces en esta epístola, más frecuentemente que en las otras epístolas paulinas. Él se veía
obligado a gloriarse, 12.11. La mitad de las veces se encuentra el término en estos
últimos capítulos. Sus opositores y traidores, acerca de quienes versan ellos, tienen
mención en los anteriores también, 2.17, 4.2. Esto manifiesta que la sección final no
formaba parte de otra epístola, sino que es parte integral de ésta.
10.1
Yo Pablo os ruego ... Obsérvese el cambio de nosotros, y compárese
Gálatas 5.2, Efesios 3.1 y Filemón 19. Este cambio se debe a que el apóstol va vindicar su
apostolado y su autoridad.
Se alude más adelante, en el versículo 10, a las palabras estando presente ... humilde
como haber sido dichas por algún individuo en particular, posiblemente el líder de la
oposición, a quien se designa como “tal persona”. En el 10.1 Pablo acepta la acusación, y
en el 10.2 la usa como base de su llamado. La palabra humilde se emplea aquí en el
33
sentido de cobarde. [Es tímido en varias traducciones; poca cosa en por lo menos una.]
Desde lejos ellos decían que él era muy valiente.
Como hemos señalado en la introducción a este comentario, “la mansedumbre y ternura
de Cristo” se refiere a su carácter cuál siervo sufrido de Jehová. La mansedumbre es
aquella cualidad interna que está opuesta a ser atrevido, y se manifestaba en la
sumisión del Señor a las indignidades humanas, 1 Pedro 3.21 al 23. Su ternura se
manifestaba en sus acciones, como en Juan 8.1 al 11. Pablo estaba consciente de que
como siervo él debería seguir a su Señor. En este tono apela a ellos, con miras a evitar la
necesidad de ser agresivo, ya que pensaba que él sería severo con aquellos que le
acusaban de motivos carnales. Su humildad no debería ser interpretada como debilidad,
ni su gentileza como timidez.
10.3
aunque andamos en la carne ... Aunque andaba en humanidad, y por lo
tanto era sujeto a ciertas debilidades y limitaciones como los demás hombres, él no
realizaba su servicio y lucha conforme a métodos y principios carnales. No dependía del
oratorio, la filosofía, su personalidad o las finanzas. Las palabras en Dios se puede
interpretar bien como “divinamente fuerte” o como “fuerte en la vista de Dios”, en
contraste con lo que es fuerte según el criterio de los humanos.
La lucha es agresiva y no defensiva. En esto difiere de la de Efesios 6.13 al 18. El
enemigo es impersonal. La lucha es contra teorías y en contra de cualquier muralla
levantada para resistir el conocimiento de Dios. Jeremías 1.10 es una ilustración de su
ministerio: “... te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y
para destruir, para ruinar y para derribar, para edificar y para plantar”. El conflicto a la
vista no es subjetivo; no es contra su propia naturaleza y sus tendencias impías.
10.5
cautivo todo pensamiento ... A saber, sujetar a Cristo todo propósito que
emana en la voluntad en vez del intelecto. Él no sólo deseaba demoler las fortalezas del
enemigo, sino conducir los hombres cautivos a Cristo. Él esperaría hasta que su
obediencia fuese completa antes de actuar en juicio disciplinario contra sus traidores.
10.7
Miráis las cosas ... Algunos traducen esto como una pregunta y otros
como un hecho. Lo preferible es el segundo, ya que la idea es que ellos juzgaban las
cosas superficialmente. “Si alguno está persuadido ... que es de Cristo;” o sea, siervo de
Cristo, y no meramente un cristiano. Pablo decía serlo. Pero semejante postura subjetiva
debe admitir prueba; no puede ser aceptada sólo porque uno mismo dice que es así.
El apóstol prosigue al dar evidencia de que él sí era siervo de Cristo. De que el Señor le
había dado autoridad o poder era evidente por la manera en que él había sido usado
para fortalecer los creyentes en la fe. Él podía gloriarse legítimamente de esto, sin sentir
vergüenza. Sin embargo, no quería gloriarse de su autoridad a ejercer juicio, acaso se
exponga a la acusación de intentar infundir temor por medio de sus cartas. De que tenía
ese poder se ve por 1 Cor. 5.5, 1 Timoteo 1.20 y el caso de Elimas en Hechos 13.11. Con
razón decían ellos que sus cartas eran duras y fuertes, pero sin razón afirmaban que su
presencia era débil. Pablo iba a manifestar esto al estar entre ellos, para el asombro del
orgullo arrogante de líder de la oposición.
10.12 no nos atrevemos ... En 10.12 al 18 él proporciona evidencia adicional de ser
siervo de Cristo. En el versículo 12, hablando irónicamente, dice que no se atrevería
incluirse entre, o compararse con aquellos que se entregan a la alabanza propia. Ellos no
34
tenían regla salvo aquella hecha por sí mismos, y sólo se comparaban a sí mismos a sí
mismos, sin una norma más elevada.
Por otro lado, Pablo tenía un “canon”, una regla, que gobernaba su senda y esfera de
servicio. Dios había marcada las pautas. Su esfera estaba entre los gentiles, Hechos 9.15,
Romanos 1.15 y Gálatas 2.8. Él tampoco construía sobre el fundamento de otro,
Romanos 15.20. En conformidad con estos dos principios había llegado hasta Corinto,
10.14. Él se gloriaría solamente de aquellos que estaban dentro de su esfera
divinamente marcada, versículo 13, y solamente de los resultados de lo que Dios había
hecho por medio de él, Hechos 14.27: “refirieron cuán grandes cosas Dios había hecho
con ellos”.
Sus opositores, en cambio, se gloriaban en las reglas de definición propia, y en los frutos
de las labores de terceros. Conforme a la regla dada por Dios, él esperaba predicar el
evangelio en regiones más allá de Corinto, fortaleciendo la fe de ellos, y no cuando
alguna junta misionera proporcionara los fondos. Cada cristiano debe ser un testigo y
cada asamblea una sociedad misionera, un punto de avanzada.
10.17 el que se gloría ... Se trata de una cita de Jeremías 9.23,24: “No se alabe el sabio
en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas.
Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo
soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas
quiero, dice Jehová”. Pablo estaba en la verdadera “línea de sucesión” de los profetas del
Antiguo Testamento, y sus cartas ponen de manifiesto que su espíritu estaba saturado
de los escritos de ellos.
10.18 no es aprobado ... Esto concluye la sección. Cuando uno se entrega a la alabanza
propia, de hecho pierde la aprobación del Señor. Contar con la recomendación del
Señor, manifestada por su bendición, es la única manera para ganar la aprobación suya,
sea ahora o sea ante el tribunal de Cristo.
Hemos visto que el apóstol habla de su autoridad divina; versículo 18; su regla y su
esfera divinas, versículo 13; y su aprobación divina, versículo 18.
B. Pablo se preocupa, capítulo 11
Satanás figura mucho en las dos epístolas. En 1 Cor. 5.5 leemos de un hombre entregado
a Satanás; en 2 Cor. 2.11 de las maquinaciones de Satanás. Leemos también de la mesa
de los demonios, 1 Cor. 10.21; de Belial, 2 Cor. 6.15; y de la serpiente y el dios de esta
edad, 2 Cor. 4.4. Pero en el capítulo 11 Satanás es un “ángel de luz” y sus ministros son
“ministros de justicia”. Él es el archienemigo de todo lo que es de Dios. Es, como la
palabra hace entender, el adversario.
11.1
¡Ojalá ...! En los primeros dos versículos el apóstol trata su relación
singular con la asamblea. Alude a la jactancia del capítulo anterior como “un poco de
locura” y ora por su tolerancia.
Primeramente, lo hace por la pureza de su motivo. Él les cela con celo de Dios, a saber,
un celo que caracteriza a Dios en su trato con su pueblo. De esto se habla a menudo en el
35
Antiguo Testamento. Queda ilustrado en Números 5 en la ofrenda por los celos, cuando
un esposo tenía fundada sospecha de infidelidad de parte de su esposa.
En segundo lugar, Pablo apela a lo peculiar de su ministerio y responsabilidad. Él había
abrazado la congregación como una virgen casta a Cristo, y anhelaba que no fuera
contaminada. Es como el siervo de Abraham al presentar a Rebeca a Isaac en Génesis 24.
En otras partes habla de sí como un “perito arquitecto”, 1 Cor. 3.10, y como habiendo
recibido un ministerio especial para la Iglesia, Colosenses 1.25. La relación de Pablo con
la Iglesia es muy similar a la de Moisés con Israel.
Pablo había desposado la asamblea a Cristo, empleando una de las varias metáforas
suyas en relación con la Iglesia. Es provechoso notar la actividad satánica en relación
con cada una de ellas. Cual templo del Dios Vivo, Satanás le quitaría su santidad; cual
cuerpo lo negaría su ministerio por medio de la división; cual esposa él violaría su
castidad. El apóstol temía que, así como el tentador sedujo a Eva con su versatilidad,
ellos también serían desviados de la sencillez de corazón en devoción y pureza hacia
Cristo. Su referencia a la tentación en Edén deja en claro que él aceptaba de un todo la
certeza histórica del relato. Y así debemos hacer nosotros. Satanás tuvo éxito con Eva al
distorsionar lo que Dios había dicho. Una vez corrompida la mente en cuanto a esto, el
desastre viene en pos. Ella dejó de reconocer que Adán era su cabeza, y actuó por su
propia cuenta.
11.4
si viene alguno predicando ... “Viene alguno” es un título mesiánico. “...
aquel que había de venir”, Mateo 11.3; “el que ha de venir”, Hebreos 10.37. El líder de
los falsos profetas, 11.13, aparentemente asumió este título en arrogancia. Él predicaba
otro Jesús, el Jesús que los seguidores de Arrio predicarían más tarde, o de los docéticos,
y de los cultos falsos al estilo de los Testigos de Jehová en nuestros tiempos. Ellos
predicaban otro evangelio  un espíritu diferente, un evangelio que no era evangelio.
Al ser así, ¿ellos hacían bien en recibir a semejante hombre? Si este es el sentido,
entonces el apóstol está hablando irónicamente, como hace a lo largo del pasaje. Por el
otro lado, se puede interpretar las palabras como, “Ustedes toleran al tal, ¿y por qué no
me toleran a mí cuando me glorío?”
En el versículo 6 él expone su razón de otra manera. Se ha explicado de dos maneras las
palabras, “aquellos grandes apóstoles”. Algunos consideran que se trata de los
principales entre los doce, Pedro y otros, y que Pablo está diciendo que en nada queda él
inferior a Pedro. Al entender la expresión así, se la ha usado para refutar una supuesta
supremacía de Pedro. Por cuanto el apóstol está hablando de los méritos y desméritos
de aquellos que él llama en el 11.13 “falsos apóstoles”, hay quienes opinan que de éstos
habla en el versículo 5.
Definitivamente, favorece la segunda interpretación la expresión, “aquellos apóstoles de
primerísima calidad”. Entendemos que aquí el apóstol está hablando sarcásticamente de
los falsos maestros y sus jactancias bombásticas. Pablo de ninguna manera era inferior a
ellos en (i) la cuestión de reproches, 11.33, 12.10 al 12; (ii) la cuestión de revelaciones,
12.1. (Los falsos se gloriaban en sus visiones imaginarias y su angelolatría; compárese
Colosenses 2.18). Y, (iii) la cuestión de sus recursos, 12.9,10.
36
La gracia y el poder de Cristo eran suyos en abundancia. En la primera mitad del
versículo 6 él reconoce que ellos podrían sobrepasarle en el uso de la retórica y el arte
de predicar, pero tal vez aun esa concesión sea irónica. En la cuestión del conocimiento,
sin embargo, él no aceptaría la acusación de ser “del vulgo”, como se traduce la palabra
en Hechos 4.13. Hay un proverbio que reza: “El que no sabe y no sabe que no sabe, es un
necio. Evítalo. El que no sabe y sabe que no sabe, es un simple. Enséñalo. El que sabe y
no sabe que sabe, está dormido. Despiértelo. El que sabe y sabe que sabe, es sabio.
Sígalo”. Pablo está en la última categoría. Por consiguiente él había manifestado la
verdad de un todo a los corintios. Es cierto que el apóstol quedaba ampliamente
demostrado entre ellos, pero aquí se refiere a lo que les había enseñado.
11.7
¿Pequé yo ...? En los versículos 7 al 12 el apóstol introduce el tema del
sustento que recibía en sus labores. Sus opositores decían que no era apóstol genuino
porque trabajaba con sus manos. En la fraseología moderna él sería tildado de “laico”,
aunque en esta porción no habla de sus labores para mantenerse. Sin embargo, ellos
sabían que lo había hecho. Él había aceptado la ayuda enviada por otras asambleas,
como la que llegó por intermedio de hermanos macedonios. Por haberles predicado el
evangelio gratuitamente, pregunta con un tono de sarcasmo, “¿Pequé yo?” Él no les
había sido carga, y estaba resuelto a seguir bajo este principio en el futuro.
Las palabras, “la verdad de Cristo que está en mí” pueden ser entendidas como un
juramento, como un ruego solemne, como una afirmación (una declaración solemne de
su propósito firme), o como en Romanos 9.1: “verdad digo en Cristo”. Cualquiera de
estas posibilidades es defendible. Había aquellos que buscaban oportunidad para acusar
a Pablo de predicar por dinero, y él estaba resuelto a negarlo ante ellos y de esta manera
destruir su pretensión de que estaban trabajando sobre la misma base que él. Los
hechos dejan en claro que su jactancia era vana.
11.13 Estos son falsos apóstoles Su apostolado no era genuino; era espurio. Ellos eran
engañosos, poniendo trampas. Eran hipócritas, disfrazándose en pieles de ovejas, como
si fuera. Como los fariseos, eran de su padre el diablo, Juan 8.44. Como Satanás cambió
de apariencia a la de ángel de luz, así estos ministros afirmaban traer una nueva luz a
los corintios, como la serpiente había hecho en el Edén. Más temible es como ángel de
luz que como león rugiente. En 1 Reyes 13.18,24 encontramos una ilustración de ambos:
“Yo también soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por palabra de Jehová ... Y
yéndose, le topó un león en el camino, y le mató”.
Los ministros de Satanás hacen más daño en el púlpito que en una taberna. Los
profesores modernistas en los seminarios contaminan el arroyo en su fuente. Pablo
habla severamente de su fin y su suerte: “Por ahí andan muchos, de los cuales os dije
muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; el fin
de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que
sólo piensan en lo terrenal”. La rebelión de Coré, registrada en Números 16, es una
ilustración de autorización divina de estos falsos apóstoles y su obra. Compárese
Apocalipsis 2.1 al 7.
11.16 Otra vez digo ... Estas palabras se refieren a lo dicho en el versículo 1, y se
expresan en vista de lo adicional que Pablo va a decir en cuanto a su base para gloriarse.
Él reconoce que gloriarse es locura, pero les apela que no le consideren a él un loco. Sin
embargo, si lo van a hacer, entonces quiere que le reciban como tal, así como habían
recibido a otros que se gloriaban según la carne y por lo tanto eran unos locos, 11.9. Ya
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había dicho, “El que se gloría, gloríese en el Señor”, de manera que es la esencia de
insensatez gloriarse en la carne, como en el 11.22. “Siendo vosotros cuerdos”, 11.19, es
fuertemente irónico.
11.20 Pues toleráis ... Se anota cinco características de los falsos apóstoles
(i) Al sujetar los cristianos a servidumbre, ellos les quitan su libertad, bien sea por
sujeción a la ley y sus rudimentos débiles y pobres, Gálatas 4.9, o a ellos mismos. (ii)
Ellos devoraban a los cristianos, aprovechándose de ellos. Compárese Lucas 20.47: “...
devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones”. Contaban con
sus propias maquinaciones para sacar dinero de la asamblea. (iii) Engañaban, y se
aprovechaban de los incautos cuales peces que muerden el anzuelo. (iv) Se exaltaban a
sí mismos, aparentemente abrogándose ciertos derechos sacerdotales, tal vez
defendiendo esta práctica con señalar que en Israel los sacerdotes eran una clase
privilegiada. (v) “Si alguno os da de bofetadas”. Para ilustraciones literales de esto,
véase 1 Reyes 22.24, Mateo 5.39, Lucas 22.64 y Hechos 23.2. Quizás está mencionado
aquí como simbólico de la manera en que estos falsos profetas humillaban a los
cristianos.
Estas marcas de los ministros de Satanás deberían ser comparadas con los nicolaítas,
nikao-laos, aquellos que conquistaban el pueblo y guardaban la doctrina de Balaám el
devorador. Sin duda describen la manera en que Satanás echó la base del sistema
jerárquico de Roma.
En el versículo 21 el apóstol se reprocha a sí mismo irónicamente por no haber hecho
ninguna de estas cinco cosas. La segunda mitad del versículo se explica y se expande en
el versículo 22. Ellos hacían alarde de su linaje, pero no era nada mayor de lo que él ha
podido decir del suyo. Por cuanto todos los apóstoles del Señor eran hebreos, Satanás
no intentaría incorporar un gentil en su apostolado.
11.23 ¿Son ministros de Cristo? En 11.23 al 33 el apóstol anota sus sufrimientos como
las credenciales para ser un siervo de Cristo. Dice que habla como un necio, uno que
está fuera de sus cabales, y no meramente uno que carece de razón, como en versículos
anteriores. En el versículo 23 él menciona cuatro maneras en que se considera superior
a los falsos profetas, los nicolaítas de 11.13,20. Son sus trabajos, azotes, cárceles y
peligros, tratados más específicamente en los versículos 24 y 25, especialmente los
últimos tres; lo que amplía su mención de “trabajos” está en los versículos 26 al 29.
En 11.24,25 se mencionan cinco sufrimientos, pero en Hechos de los Apóstoles leemos
de uno solo de ellos, el de ser azotado con varas en Filipos. A manos de su propio
pueblo, los judíos, él recibió los treinta y nueve azotes que eran el máximo que podían
aplicar cinco veces, Deuteronomio 25.1 al 3. Se empleaba un látigo de tres puntas, que
no pocas veces arrancaban carne de la víctima. Tres veces los romanos le azotaron con
varas. Ambas formas de castigo eran tan severas que algunas víctimas murieron. El
apedreamiento tuvo lugar en Listra, Hechos 14.19. De los tres naufragios mencionados,
ni uno figura en otra parte; el de Hechos 27 tuvo lugar posteriormente. Nada adicional
leemos de haber estado una noche y un día en el alta mar, aferrado a una tabla o algo
por el estilo.
11.26 en caminos muchas veces ... El apóstol abunda ahora sobre las labores
mencionadas en el versículo 23. A menudo él estaba en peligro en sus muchos viajes, y
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aquí menciona ocho amenazas. Los ríos y los ladrones cubren dos estilos de viaje; los
judíos y los gentiles; bien entre una chusma en la ciudad o entre fieras en el desierto; el
mar con sus tempestades violentas y los falsos creyentes que representaban aun más
peligro.
En el versículo 27 él anota ocho circunstancias más en relación con sus labores,
posiblemente aquellas en, por ejemplo, Corinto o Éfeso. Las primeras dos se relacionan
con trabajos manuales, aunque no exclusivamente. El trabajo y la fatiga, junto con
muchos desvelos, necesariamente se vinculan con su obra de evangelización. El hambre,
la sed y los ayunos forman otro conjunto de tres. El frío y la desnudez posiblemente
tienen que ver con sus encarcelamientos, y encuentran eco en su solicitud un tiempo
después por un abrigo al estar preso en Roma, 2 Timoteo 4.13.
11.28 además de otras cosas ... Hay varias interpretaciones. Posiblemente el apóstol
está sugiriendo que aparte de estas pruebas externas había también la de una
preocupación todos los días por el bienestar de las asambleas. O, algunos opinan que él
se refiere a dos puntos adicionales a los ocho; a saber, una presión cada día y también
ansiedad por las iglesias. Si se acepta este criterio, se entiende que él habla por un lado
de la presión ejercida por los falsos apóstoles y por el otro lado el interés que tenía por
la grey de Dios. También se observa que la palabra empleada para preocupación es la
que encontramos en Números 16.40 en relación con la rebelión de Coré: “... en recuerdo
para los hijos de Israel”.
11.29 ¿Quién enferma? Esto abunda sobre la última cláusula del versículo anterior. Él
compadece de los débiles y se indigna por los obstáculos puestos ante los cristianos,
como se ve claramente en Gálatas. En el 10.17 él se había gloriado en el Señor, y ahora
dice que su gloria está en las enfermedades. Va a gloriarse en sus humillaciones,
llevándolas como medallas de guerra. Por cuanto hay siempre el gran peligro de
exagerar al relatar experiencias propias, el apóstol invoca a Dios como testigo a la
verdad de lo que había dicho. Palabras parecidas se encuentran en Romanos 9.1, Gálatas
1.20 y 1 Timoteo 2.7.
Entonces, algo en el estilo de una posdata a lo que había escrito, él relata la experiencia
de haber sido librado por Dios en Damasco. La experiencia de la cesta ha debido ser
humillante en el momento, pero la astucia judía y el poder gentil quedaron frustrados,
así como en la resurrección de Cristo. En años posteriores aquello ha debido ser un gran
estímulo para el apóstol.
En estos tiempos de comodidad laodiceana no es fácil intentar un comentario sobre este
resumen de las experiencias de Pablo que tanto nos humillan. Su vida y sus
padecimientos eran como una zarza ardiente que nunca se consumía.
C. Pablo y su apostolado, 12.1 al 19
12.1
Ciertamente no me conviene El apóstol registra su experiencia cuando fue
arrebatado al tercer cielo. Esto sigue de inmediato el relato de su humillación en
Damasco. Él comienza con reconocer que no es prudente ni provechoso gloriarse pero
está obligado a hacerlo. Entonces da una ilustración de “las visiones y las revelaciones”
que recibió. Dice cuándo fue pero no dice dónde estaba en esa ocasión. No relaciona la
experiencia con ningún acontecimiento, como el apedreamiento en Listra, pero algunas
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personas lo hacen. Habla de sí mismo como “un hombre en Cristo”, no refiriéndose a
alguien que conocía en el pasado, sino a uno que conoce en el momento de escribir.
Él fue arrebatado, empleando aquí la misma palabra que en 1 Tesalonicenses 4.17
donde se habla del rapto de los santos al encuentro con el Señor. No sabe si fue
arrebatado corporalmente. Él repite este detalle, y es importante observar que esto
hace ver que el estar en el cuerpo no es esencial para la consciencia espiritual. El tercer
cielo del versículo 2 y el paraíso del versículo 4 pueden ser uno y el mismo, pero el
segundo término es más específico. Hay los cielos espaciales o etéreos, los cielos
siderales y luego el tercer cielo  el cielo de los cielos.
Pablo no dice que vio al Señor en aquella ocasión, sino que oyó cosas que no le era
permitido divulgar. La revelación fue para él no más, probablemente en vista de todo lo
que tendría que enfrentar.
12.5
De tal hombre me gloriaré Pablo se gloriaría en lo que el creyente es en
Cristo, y será cuando se hayan completado los propósitos de Dios y el creyente esté
glorificado. Éste sí es un tema idónea para que uno se gloríe, porque es de un todo de
Dios. Pero de sí mismo él no tenía por qué gloriarse, salvo por el privilegio de sufrir por
el Señor.
12.6
Sin embargo, si quisiera ... Aun si iba a gloriarse, no iba a exagerar al
estilo de un necio, sino ceñirse estrictamente a la verdad. No deseaba crear una
impresión falsa de sí mismo.
12.7
para que no me enaltezca Por cuanto en el versículo 6 Pablo desistió de
relatar otras experiencias acaso ellos formasen una impresión errónea de él, dice ahora
que Dios había hecho una provisión para resguardarle de un concepto errado de sí
mismo; o sea, del orgullo. Le fue dado un aguijón en la carne. Algunos opinan que fue
una espina purulenta, y otros una estaca sobre la cual estaba atravesado, como si fuera.
Para ilustraciones de la primera idea, véase Números 33.55, “los moradores del país ...
serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados”; Ezequiel
28.24, “nunca más será a la casa de Israel espina desgarradora, ni aguijón que le dé
dolor”; y Oseas 2.6, “yo rodearé de espinos su camino”.
Se ha entendido de cuatro maneras las palabras “en la carne”
el cuerpo. En este caso la aflicción tendría que ser física como la que se le permitió a
Satanás hacer con Job. Al ser así nuestro pasaje podría ser relacionado con Gálatas
4.13 al 15, “una enfermedad del cuerpo ... la prueba que tenía en mi cuerpo”.
la naturaleza carnal con su inclinación al orgullo. En este caso la espina sería algo que
le humillaba constantemente en relación con su labor, como sus enemigos, los
maestros judaizantes, los falsos apóstoles u hombres como Alejandro el calderero e
Himeneo y Fileto, 2 Timoteo 4.14, 2.17.
un estorbo de parte de Satanás. Él le impidió ir a Tesalónica, 1 Tesalonicenses 2.18.
los pensamientos viles. Esta sugerencia se puede descartar. Sería algo pecaminoso, y
Pablo no se gloriaría en sus enfermedades.
A la luz del texto en el versículo 8 la explicación preferible sería la primera, pero
posiblemente debemos admitir tanto la primera como la segunda.
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La rogativa hecha tres veces que fuese quitado nos hace recordar el Getsemaní. La
respuesta que recibió también conduce a la misma conclusión que el término “carne” se
refiere a algo físico. La gracia y el poder de Cristo le fueron concedidos para
contrarrestar o hacer contrapeso a su debilidad. Él deseaba por encima de lo demás
conocer en su ministerio el poder de Cristo tabernaculando sobre él y morando en él.
De los cinco puntos mencionados en el versículo 10, cuatro se dividen en parejas  la
debilidad física con los insultos de parte de sus enemigos, y la privación con la
persecución. La angustia y las circunstancias estrechas aplican a ambas. Él no era un
fakir fanático que se jactaba de padecimientos auto impuesto. Se gloriaba de estas
realidades porque las padecía por el honor de Cristo, cosa posible solamente por la todo
suficiente gracia de Cristo.
12.11 Me he hecho ... De nuevo él reconoce la insensatez de gloriarse y la necesidad de
hacerlo. De nuevo habla del principal de los apóstoles, a saber, de los falsos apóstoles
del 11.13. Las señales de su apostolado que habían sido realizadas entre ellos han
debido resultar en que ellos salieran en defensa de sus afirmaciones. Las tres marcas
“señales, prodigios y milagros (maravillas)” se emplean en Hechos 2.22 al referirse al
Señor; en Hebreos 2.4 a los apóstoles; y en 2 Tesalonicenses 2.9 al Anticristo. Eran
señales a Israel, y eran maravillas porque provocaron asombro. Eran credenciales de Él
como el Mesías, y Pablo aduce a ellas como credenciales de su apostolado. A cualquiera
que dice ser apóstol hoy en día se debe exigir las mismas credenciales. Cuando aparezca
el Anticristo, Satanás le capacitará para realizar cosas parecidas con miras a engañar.
12.13 menos que las otras iglesias ... Pablo vuelve en 12.13 al 19 a la cuestión de su
sostén. Por cuanto la asamblea en Corinto llegó a existir por medio de él, y él era inferior
a estos apóstoles principales, ellos no eran de ninguna manera inferiores a otras
asambleas, excepto en la cuestión de no haber sido él una carga para ellos. Por esto él
irónicamente pide su perdón, de esta manera haciendo resaltar su ingratitud. Sin
embargo, se ceñiría al mismo principio al realizar su tercera visita. No buscaba los
bienes de ellos, sino algo más. Deseaba su amor y lealtad a él y al Señor, y buscaba
edificarles, 12.19. Como un padre él manifestaría más amor, y pregunta, “¿Me van a
amar menos como respuesta?”
Algunos iban al extremo de acusarle de astucia y artimañas, de un motivo falso por no
ser una carga para ellos. Esto lo refuta en los versículos 17 y 18. Él les había enviado a
Tito y otro hermano con él. ¿Por esto él, o Tito, o el tercero se había aprovechado de
ellos, o había obtenido algún beneficio económico? Tito y él andaban por la misma
senda y estaban animados por el mismo espíritu de amor y servicio en bien de ellos.
Entonces en el versículo 19 el apóstol deja en claro que él no había estado buscando
probarles las cosas como si fuesen ellos jueces suyos. Al contrario él perseguía su
edificación y se reconoce responsable ante Dios, hablando como estando en comunión
con Cristo ante Dios.
D. Pablo advierte de nuevo, 12.20 al 13.10
12.20 Pues me temo que … Esto enfatiza la necesidad de la edificación mencionada en el
versículo 19. Los ocho problemas listados en el versículo 20 corresponden todos a las
obras de la carne, comenzando con las contiendas y envidias y terminando con los
tumultos o el desorden público. La asamblea había llegado a ser como la viña de
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Proverbios 24.30,31; en ella había crecido los espinos, ortigas ya habían cubierto su faz.
Donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa, Santiago 3.16,
de manera que Pablo temía que la inmoralidad no había cesado aún y que el culpable
seguía sin arrepentimiento. Estos dos factores explican su temor de dos caras en el
12.20, y le humillaban grandemente delante de Dios.
13.1 al 4
Esta es la tercera vez ... El apóstol renueva su advertencia que les había
dado cuando estaba con ellos en su segunda visita, de manera que insistía que se
debería investigar y atender con severidad toda acusación contra él, y todo pecado
entre ellos. “Sólo por el testimonio de dos o tres testigos se mantendrá la acusación”,
Deuteronomio 19.15. Aparentemente algunos buscaban todavía más evidencia de que él
hablaba o actuaba por la autoridad de Cristo, a saber, en cuestiones de castigo, así como
en Hechos 13.11. Les asegura que presentará pruebas.
Les recuerda en el 13.3 que Cristo había manifestado su poder en medio de ellos. Tal vez
esto se refiera a su conversión, pero probablemente a tales cosas como aquellas
registradas en 1 Cor. 11.30. Si bien la cruz era la esencia de la debilidad según el criterio
humano, ya que Dios no había actuado en defensa de Cristo —compárese 1 Reyes 13.4,
la mano seca contra el varón de Dios— ni Cristo había despegado poder, con todo la
cruz no era la palabra final. Ahora Cristo ha resucitado y se ha vuelto juez. Al someterse
a indignidades y acusaciones falsas, el apóstol se había hecho partícipe de la supuesta
debilidad de Cristo. No tomó represalias. Pero así como había participado en aquella
debilidad, así también podría ejercer juicio en comunión con el Cristo vivo.
13.5 al 10
Examinaos a vosotros mismos ... Lejos de examinarle a él, ellos deberían
examinarse a sí mismos, acaso a la postre resulten réprobos, o falsos. Si Pablo era un
apóstol réprobo, necesariamente ellos eran todos réprobos. Si Jesucristo estaba en ellos,
ellos no eran réprobos. Y si ellos insistían en más evidencia de la autoridad de él,
encontrarían que su postura era válida.
Sin embargo, en los versículos 7 al 9 él ora que la vida de ellos sea tal que él no tenga
que producir más evidencia de su poder, aun si pareciera probar que su profesión de
autoridad no era genuina. Su gran afán era la prosperidad de la verdad del evangelio
entre ellos, y a él le agradaría que ellos resultasen tan fuertes que no habría necesidad
que él empleara su autoridad apostólica, luciendo así ser débil. Él buscaba y pedía la
restauración de ellos, 13.10, no su perfección en el sentido de madurez. Les escribía en
la esperanza de que así resultara, de manera que no habría necesidad de severidad, ni el
solemne acto de excomulgar y juzgar.
6. ADMONICIÓN Y BENDICIÓN
PABLO Y LA TRINIDAD, 13.11 AL 14
Pablo y la Trinidad, 13.11 al 14
En su despedida él da cuatro órdenes que recogen el sentido de mucho de lo que ha
dicho en la epístola—
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sean perfectos; pongan en orden lo que está mal, restáurense de un todo
sean consolados, como se trata en 1.6,7, 7.8 al 13
sean unánimes entre sí, llevando en mente lo dicho acerca
de las divisiones y contiendas partidistas
vivan en paz, acordándose de lo dicho en la primera epístola acerca de los juicios
en tribunales mundanos y en la segunda epístola en cuanto a los tumultos en
general
Y, como resultado, el Dios de paz estará con ellos, en medio de ellos en auténtico poder.
Solamente al cumplir con las cuatro órdenes del versículo 11 podrían ellos llevar a cabo
lícitamente su acostumbrado saludo. En el versículo 13 el apóstol agrega un saludo de
parte de todo el pueblo del Señor.
La bendición que el apóstol emplea como cierre es para todos ellos, irrespectiva de toda
la contienda partidista y las divisiones, y se extiende a aquellos que se le oponían. La
bendición es un claro reconocimiento de la Trinidad. La secuencia de los nombres
puede sugerir el hecho de que es sólo por la gracia del Señor Jesucristo que conocemos
en la práctica el amor de Dios, y es solamente por el poder del Espíritu Santo que ésta se
puede realizar. La doctrina del Dios único en tres Personas es fundamental y de
importancia clave en toda experiencia cristiana.
Esta misma bendición novotestamentaria corresponde a aquella que se registra en
Números 6.24 al 26. Que repose ella sobre todo lector.
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