Subido por arturo davalos

OFRENDAS

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OFRENDAS
Una ofrenda es un obsequio, dádiva o don que se
ofrece en muestra de reconocimiento, gratitud
Levítico 19:5
Y cuando ofreciereis sacrificio de ofrenda de paz a
Jehová, ofrecedlo de tal manera que seáis aceptos.
Las ofrendas, así como el diezmo, son los dones y dádivas con
que el cristiano contribuye materialmente al sostenimiento de
la Iglesia para que esta pueda realizar su labor.
a. Cuando ofreciereis sacrificio de ofrenda de paz: Una ofrenda de paz (el cual
significaba el gozo de la paz y compañerismo con Dios) deba de ser siempre hecha
de manera voluntaria. Dios no quería un compañerismo forzado de parte del pueblo de
Israel.
“Dad a Jehová la honra debida a su nombre; traed ofrendas y venid
a sus atrios” (Salmos, 96: 8).
En este sentido, la doctrina cristiana enseña en la Biblia
que dar a Dios, ante todo, constituye motivo de gozo por
compartir lo nuestro con el Señor: “Honra al Señor con tus
riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas. Así, tus
graneros se llenarán a reventar y tus bodegas rebosarán de
vino nuevo” (Proverbios, 3: 9-10).
Asimismo, los textos sagrados asientan que las ofrendas
tienen su correspondiente retribución: “Den y se les dará:
se les echará en el regazo una medida llena, apretada,
sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan
a otros, se les medirá a ustedes” (Lucas, 6: 38).
1) «Sin falta le darás, y no serás de mezquino corazón cuando le des; porque por ello te
bendecirá Jehová tu Dios en todos tus hechos, y en todo lo que emprendas»
(Deuteronomio 15:10)
2) «Dad a Jehová la honra debida a su nombre; traed ofrenda, y venid delante de él;
postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad.» (1 Crónicas 16:29)
3) «Te envíe ayuda desde el santuario, y desde Sion te sostenga. Haga memoria de
todas tus ofrendas, y acepte tu holocausto» (Salmos 20:2-3)
4) «Dad a Jehová la honra debida a su nombre;
Traed ofrendas, y venid a sus atrios» (Salmos 96:8)
5) “Honra a Jehová con tus bienes,
Y con las primicias de todos tus frutos;
10
Y serán llenos tus graneros con abundancia,
Y tus lagares rebosarán de mosto” (Proverbios 3:9-10)
6) «En aquel tiempo será traída ofrenda a Jehová de los ejércitos, del pueblo de elevada
estatura y tez brillante…» (Isaías 18:7)
7) «Y traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, por ofrenda a
Jehová, en caballos, en carros, en literas, en mulos y en camellos, a mi santo monte
de Jerusalén, dice Jehová, al modo que los hijos de Israel traen la ofrenda en
utensilios limpios a la casa de Jehová» (Isaías 66:20)
8) «Pero en mi santo monte, en el alto monte de Israel, dice Jehová el Señor, allí me
servirá toda la casa de Israel, toda ella en la tierra; allí los aceptaré, y allí
demandaré vuestras ofrendas, y las primicias de vuestros dones, con todas vuestras
cosas consagradas» (Ezequiel 20:40)
9) «Desde el primer día del mes séptimo comenzaron a ofrecer holocaustos a
Jehová; pero los cimientos del templo de Jehová no se habían echado todavía»
(Esdras 3:6)
10) “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme
ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos,
y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.
11
Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la
tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos”
(Malaquías 3:10-11)
11) «Pero pasados algunos años, vine a hacer limosnas a mi nación y presentar
ofrendas» (Hechos 24:17)
«En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que
ordené en las iglesias de Galacia» (1 Corintios 16:1)
12) “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el
que siembra generosamente, generosamente también segará.
7
Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad,
porque Dios ama al dador alegre.
8
Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que,
teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena
obra” (2 Corintios 9:6-8)
!!Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la
menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley:
la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar
de hacer aquello.(MATEO 23,23)
Reflexión
Jesús, en su enseñanza hoy, sigue denunciando a los fariseos por su
hipocresía, porque descuidan lo más grave de la ley: la justicia, la
misericordia y la fidelidad. Se limpia por fuera la copa y el vaso,
mientras por dentro están llenos de robo y desenfreno. Esta parte de
la denuncia de Jesús plantea la oposición afuera-adentro. Se pueden
hacer muchos ritos externos, e incluso buenas acciones como
colaborar con el diezmo, pero, si el corazón está corrupto, todo queda
desvirtuado. Es en el corazón donde debe haber lugar para la justicia,
la misericordia y la fe. De allí brotan las obras buenas hechas con
recta intención. Que al meditar las palabras tan duras de Jesús,
pensemos no sólo en los doctores y en los fariseos de la época de
Jesús, sino también y sobre todo, en el hipócrita que habita en
nosotros, en nuestra familia, en la comunidad, en nuestra iglesia, en la
sociedad de hoy. Miremos en el espejo del texto, para descubrir lo que
debemos cambiar. Hoy Jesús nos invita a mirar más allá, a no
quedarnos en lo exterior, a practicar un verdadero arrepentimiento.
Ojalá que podamos hacer de nuestras comunidades, parroquias,
grupos, lugares donde se pueda vivir una auténtica conversión interior.
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