Subido por Ilda Vera

CLIMA MODULO DE 2ª (1)

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“VISIÓN
INTEGRADORA
Y
CONJUNTA
DE
DIVERSOS
MECANISMOS CLIMÁTICOS”
El clima
La primera noción de clima surgió probablemente cuando el hombre empezó a emprender
viajes con desplazamientos tan amplios como para alcanzar regiones con características
meteorológicas distintas de las del lugar de origen, es decir, con diferencias más bien estables
en cuanto a los valores y la evolución anual de la temperatura, las precipitaciones, la humedad
del aire, la insolación, los vientos, etc.
Las más elementales observaciones sobre las que se fundaba esta primera noción bastan para
poner en evidencia algunas características del clima, que se asocia al lugar. Para determinarlo
se requiere un período de observación bastante largo, años; se hace evidente sobre todo por
comparación con otros climas y en referencia a otros aspectos de la experiencia, por ejemplo,
las características de la vegetación y las influencias sobre el cuerpo humano; se considera
como hecho medio ambiental de una gran importancia, decisivo a veces para la vida, las
actividades individuales y colectivas, la productividad agrícola, los transportes, la pesca, etc.
Posteriormente, con la introducción de los instrumentos adecuados para medir las magnitudes
meteorológicas, la determinación del clima no solo se ha hecho objetiva, puesto que se puede
expresar en tablas numéricas y gráficos representativos, sino que se enriquece
progresivamente con nuevos elementos aportados por el aumento de los conocimientos sobre
la atmósfera y por la aparición de aspectos siempre nuevos de la actividad humana.
Además, estos progresos han mostrado, entre otras, dos características del clima que antes se
habían pasado por alto; al menos respecto a nuestras posibilidades de conocimiento, su
naturaleza es mutable y siempre indeterminada. La realidad del clima es de naturaleza
estadística, no solo porque se expresa únicamente mediante parámetros estadísticos con un
relativo grado de indeterminación y variabilidad, sino también porque esta intrínsecamente
constituida por una serie de valores de los elementos meteorológicos ocurridos a intervalos
indefinidos de tiempo, con la posibilidad de que entretanto la matriz de esos distintos valores
vaya variando (cambios climáticos), tal como sucede en la dinámica y la naturaleza de las
poblaciones de seres vivos.
La otra característica del clima, que hace de él un concepto relativo y revisable, se deriva de su
poliedricidad objetiva y de la multiplicación de las exigencias de estudio, motivo por el que
siempre se impone una selección entre los elementos y parámetros adecuados para
expresarlo, lo que se debe efectuar según criterios externos al propio clima y teniendo en
cuenta el uso que se quiere hacer de ellos.
El concepto de clima es, pues, complejo y en algunos aspectos siempre huidizo; por el
contrario, las exigencias de estudio y prácticas requieren una más o menos drástica
simplificación. La primera exigencia es la de la presentación de los climas de forma general, es
decir, de la representación de los principales fenómenos climáticos mediante clasificaciones,
índices empíricos, gráficos y tablas, y descripciones. Se trata de la climatología general, válida
en todo caso como fuente de datos e información y como premisa de cualquier posterior
profundización.
Inmediatamente después viene la exigencia de racionalizar el conocimiento de los hechos
climáticos, encuadrándolos en un sistema coherente y cuantitativo de causas, efectos e
interdependencias, es decir, en leyes y modelos físicos cada vez más perfeccionados y más
amplios. Es la climatología física, que luego amplía su examen del macroclima (situación
climática general del planeta) a los mesoclimas regionales y a los microclimas locales.
Con posterioridad a estas primera aproximaciones, una descriptivo – estadística y la otra física,
aparece la necesidad de una especificación de los objetivos del estudio, que puede implicar la
elección entre dos maneras distintas de concebir el clima. Una es una concepción objetiva,
que considera la atmósfera como realidad a estudiar en así mismo, prescindiendo de sus
influencias sobre otro sujeto (la biosfera, el hombre, etc.); la otra por el contrario, es una
concepción medioambiental, según la cual el clima debe examinarse y estudiarse como
componente primario del entorno, es decir, en sus relaciones con otros sujetos y con sus
múltiples exigencias.
En la concepción objetiva, el interés se centra sobre todo en los aspectos de la variabilidad
climática, mientras que en la concepción medioambiental intervienen los distintos sectores de
la climatología aplicada: agraria o, en general, vegetal y forestal, biosanitaria, urbanística,
industrial, etc. Por último, un aspecto por la concepción medioambiental del clima que está
recibiendo un gran impulso es el impacto climático, tanto por lo que se refiere a la influencia
del clima sobre el tejido socioeconómico actual y futuro, como a las posibles modificaciones
del clima debidas a la actividad humana.
Una posible definición de clima, válida y expresiva, por otra parte, como cualquiera otra que se
proponga, sólo si se tienen presentes las consideraciones antes indicadas, puede ser la
siguiente. “el clima de una localidad es el conjunto de los estados atmosféricos, incluidos
tanto la frecuencia y variabilidad estadística de los elementos que los componen como sus
modos de suceder y evolucionar, que en un periodo suficientemente largo acaban por
producirse en esa localidad”. Si a esta definición, suficiente en la concepción que se ha
llamado objetiva, se le quiere dar validez también en la concepción medioambiental, bastará
con añadir, por ejemplo, “considerando en sus relaciones con las progresivas exigencias del
hombre y de sus instrumentos de actividad y producción”.
CLIMATOLOGÍA GENERAL
En lo expuesto se ha asimilado el clima a una matriz que genera los datos obtenidos en las
estaciones meteorológicas, a la que es posible remitirse mediante el análisis estadístico de los
datos recogidos durante un número suficiente de años. La organización meteorológica
mundial (OMM) sugiere utilizar periodos de treinta años. En efecto, un período más corto no
permitiría deducciones suficientemente fiables, sobre todo para fenómenos poco frecuentes
aunque muy importantes, tales como las temperaturas mínimas o máximas absolutas, las
precipitaciones de máxima intensidad o duración, la sequía prolongada, los valores máximos
del viento, etc. Por otra parte, un período más prolongado correría el riesgo de representar
una realidad climática híbrida, que no respondería plenamente al clima actual, dada la
posibilidad de que a lo largo del tiempo la matriz haya sufrido alguna mutación, que se puede
poner de manifiesto, por ejemplo, mediante la comparación entre los sucesivos períodos de
treinta años.
Es más, en este orden de ideas se ha propuesto considerar el bloque de los valores relativos a
un trentenio (o a otro período convenientemente definido) como un estado climático, de
modo que el clima de una localidad (una región, un continente, o todo el globo) pueda ser
visto, en la perspectiva de los siglos y milenios, como la sucesión de los estados climáticos que
se han ido sucediendo. Obviamente, desde el punto de vista práctico, cuando no se dispone
de los datos de un período de 30 años es preciso ceñirse a períodos más cortos siempre que no
sean inferiores a 10 años.
La climatología instrumental, es decir, basada en los datos obtenidos directamente, pueden
utilizar sólo los últimos 100 – 120 años, salvo algunas estaciones para las que se poseen series
más largas, hasta de 200 años o más. Estas series, por otra parte, tienen gran importancia
porque permiten estudiar las mutaciones climáticas a más corto plazo que afectan a la realidad
presente.
La climatología general consta sustancialmente de tres partes, a veces relacionadas entre sí:
Una parte numérica consiste en tablas estadísticas de medias y frecuencias relativas a distintas
localidades o agrupamientos regionales, acompañadas a veces de gráficos,
Una parte sistemática que comprende la representación coordinada de la distribución del
clima en regiones y continentes, y
Una parte discursiva que completa orgánicamente las dos anteriores mediante observaciones,
comparaciones, descripciones de características climáticas, que van más allá del frio lenguaje
de las tablas.
TABLAS ESTADÍSTICAS Y GRÁFICOS.
La determinación de los valores climáticos de una localidad para usos generales se realiza
teniendo en cuenta cada uno de los elementos obtenidos por las estaciones convencionales:
temperatura, precipitaciones (lluvia, nieve, granizo), humedad del aire, velocidad, y dirección
del viento, visibilidad y nieblas, nubosidad, cuando es posible heliofanía (horas del sol).
Generalmente se prescinde de la presión atmosférica, elemento fundamental para la
meteorología sinóptica, pero casi carente de interés para la climatología, salvo casos
particulares como las exigencias sanitarias. De cada elemento se proporcionan, según los
casos, los siguientes parámetros estadísticos: las medias o los totales mensuales y anuales, los
valores máximos y mínimos mensuales y anuales, el número de días por mes y por año
correspondientes a determinados valores límite (con precipitación mayor de 1mm, 10 mm y
así sucesivamente; temperatura por debajo de 0°C y por encima o por debajo de otros niveles
críticos, sin viento o con viento dentro de ciertos grados de velocidad, subdivididos por
dirección de procedencia, etc.).
En la climatología aplicada el análisis va mucho más a fondo, ya que es necesario obtener otros
datos y procesamientos más complejos. No obstante, es preciso advertir que la misma
climatología general ha ido precedida históricamente por un prólogo, que aún conserva un
gran interés y que se podría denominar climatología clásica, basadas en dos únicos elementos:
las medias de temperatura y de precipitaciones. La razón histórica reside en el hecho de que
las primeras estaciones diseminadas con suficiente densidad eran sencillamente termo
pluviométricas. El interés actual de esta climatología básica se debe además a la circulación de
que la reconstrucción de los climas de épocas pasadas se basa en datos indirectos o noticias
proporcionadas por algunos indicadores, de los cuales se hablará a continuación, que
generalmente no permiten ir más allá de las medias anuales de estos dos elementos.
CLASIFICACIÓN Y DISTRIBUCIÓN DE LOS CLIMAS
Los estudiosos del clima, cuando se estableció la posibilidad de razonar sobre datos
suficientemente objetivos que abarcasen la mayor parte de la superficie terrestre, pudieron
constatar dos hechos principales. Primero, las diferencias del clima de los distintos lugares
suponen una organización de conjunto de la que se pueden individualizar los rasgos más
característicos, asociados a la latitud, la altura, las relaciones océano- continente, mar-tierra,
monte-valle, etc. Segundo, los climas presentan su expresión más inmediata y sensible en las
características de la vegetación natural, así mismo vinculada al lugar y a los largos intervalos de
tiempo. Así han surgido muchos índices termopluviométricos (de continentalidad, aridez,
estiaje, etc.) y muchas clasificaciones climáticas, que tienen por objeto traducir en esquemas y
fórmulas empíricas las diferencias entre los climas, a menudo basándose en los tipos
predominantes de vegetación o sus necesidades fisiológicas fundamentales de calor y de agua,
expresadas en términos de temperatura y cantidad de precipitaciones mediante las
respectivas medias mensuales y anuales.
Aquí sólo se producen algunos elementos de las dos clasificaciones más conocidas y que han
gozado de mayor difusión, la formulada por el meteorólogo y geofísico de origen ruso
WLADIMIR KÖPPEN (1864-1940) y la del climatólogo estadounidense C.W. THORNTHWAITE
(1899-1963), más elaborada y flexible la primera, con una definición más precisa la segunda.
Pero conviene subrayar el carácter empírico- descriptivo de tales clasificaciones, que las hace
inadecuadas para desarrollos conceptuales, y el valor didáctico que aún conservan, valor que
no se agota en el ámbito escolar; son incontables, en la historia pasada y reciente, los errores
grandes y pequeños, a veces trágicos, cometidos por los sectores técnicos, políticos y
económicos por el desconocimiento de datos elementales referentes a fenómenos
climatológicos que la simple inspección de un mapa climático habría podido evitar.
Wladimir Köppen
Biografía
(San
Petersburgo,
1846-Graz,
1940)
Climatólogo alemán de origen ruso. Director
del Observatorio Marítimo de Hamburgo,
publicó un Manual de climatología (1930 y años sucesivos). Elaboró mapas de las regiones
climáticas de la Tierra y una completa y acreditada clasificación de los climas que, con algunas
modificaciones, se sigue empleando en la actualidad.
Su padre, Peter von Köppen (1793-1864), trabajó en la Academia de San Petersburgo como
geógrafo, estadístico e historiador; en gratitud por sus servicios a la cultura rusa, el zar
Alejandro II lo hizo académico y le concedió una hacienda en la costa meridional de Crimea,
donde el hijo encontró el escenario para sus primeras exploraciones botánicas. La riqueza de la
flora y la variedad climática de Crimea despertaron el interés de Köppen por el mundo de las
plantas y sus relaciones con el clima.
En 1864 inició sus estudios en la Universidad de San Petersburgo, especializándose en
botánica. En 1870 se graduó en la Universidad de Heidelberg con su disertación doctoral sobre
la relación del crecimiento de las plantas con la temperatura. En 1874 se trasladó a Hamburgo
para dirigir la división de telegrafía atmosférica y meteorología marina en el Observatorio
Marítimo Alemán.
En 1884 trazó los cinturones de temperatura del mundo de acuerdo con el promedio de
temperaturas mensuales. En 1900 introdujo su sistema matemático de clasificación de climas
basándose en la cantidad de precipitaciones y en la temperatura. Köppen se retiró de su
puesto en el Observatorio de Hamburgo en 1919 y se fue a Graz (Austria), en 1924, donde
viviría el resto de sus días. En 1930 coeditó, con Rudolph Geiger una obra de climatología en
cinco tomos: Manual de climatología.
Clasificación de los climas de la Tierra
Köppen revisó en 1918 su primer
esquema climático, que había
publicado en 1900, aunque nunca
dejaría de mejorarlo. Tras su
muerte
otros
geógrafos
y
climatólogos,
como
el
estadounidense
Trewartha,
adaptaron y mejoraron su
clasificación climática, lo que
permite que, en la actualidad, siga
siendo la más utilizada. Es una
clasificación empírica, es decir,
agrupa los climas de acuerdo con
sus efectos sobre algún elemento o
fenómeno dependiente del clima,
que en su caso fue la vegetación natural.
En su clasificación, Köppen combina precipitaciones y temperaturas (valores fijos anuales y
mensuales, sin tener en cuenta las causas) y caracteriza cada zona climática por la formación
vegetal resultante. Cada tipo climático viene definido por un grupo de letras que, a modo de
fórmula, nos dan los rasgos generales de ese clima.
Los cinco grandes tipos iniciales estaban representados por las letras mayúsculas A (climas
lluviosos tropicales), B (climas secos), C (climas templados y húmedos), D (climas boreales o de
nieve y bosque) y E (climas polares o de nieve), que aumentarían tras las revisiones
posteriores, de él mismo y de otros científicos (F y H ). Cada uno de estos tipos de clima está
definido por criterios de temperaturas, excepto el B, que está basado en las precipitaciones.
La clasificación del clima de Köppen divide los climas en cinco familias que se distinguen por
las primeras letras del alfabeto en el orden en que, a grandes rasgos, se encuentran del
ecuador hacia los polos. En estas familias se agrupan once tipos principales, subdivididos a su
vez en un gran número de tipos secundarios y subtipos.
De las cinco familias dos corresponden a condiciones adversas al desarrollo de la vegetación,
una por deficiencia térmica y la otra por deficiencia hídrica.
la primera, llamada de los climas polares y de alta montaña, representada por la sigla E, se da
cuando la temperatura media del mes mas cálido del año no supera los 10° C; comprende el
tipo ET, llamado de las tundras, y el tipo EF, de las nieves perpetuas, en el cual está ausente
toda forma de vegetación, ya que incluso en el mes más cálido la media no supera los 0° C.
la otra familia, llamada de los climas secos, y representada por la sigla B, se basa en el límite de
las precipitaciones anuales. Si la cantidad anual de lluvia expresada en milímetros es inferior a
20 t + 140 siendo t la temperatura media anual, se tiene clima semiárido de las estepas, ósea
BS. Si es inferior a la mitad del mismo valor se tiene el clima árido del desierto absoluto, BW.
Las otras tres familias, por tanto, comprenden los climas de los árboles.
La familia A está constituida por los climas tropicales, en los dos tipos de tropical de las
grandes florestas fluviales.
Las familias C y D comprenden los climas lluviosos templados.
En la primera (C) figuran los climas templados cálidos, distinguibles entre sí según que,
respectivamente, no exista estación seca, o bien la estación seca coincida con el verano (tipo
regiones europeas mediterráneas) o con el invierno (tipo continental).
En la segunda agrupa los climas templados fríos, llamados de los bosques níveos, también
distinguibles según que no exista estación seca, o que exista, en cuyo caso se trata del
invierno.
La distribución geográfica de los climas muestra varias propiedades características que, salvo
algunas modificaciones, se encuentran en todos los continentes, como, por citar uno de los
tantos ejemplos, el gradual desplazamiento hacia mayores latitudes de las zonas áridas a
medida que se avanza del borde occidental del continente hacia el oriental.
La clasificación del clima de Thornthwaire, se basa en los conceptos de:
eficacia de las precipitaciones, y se expresa por la relación entre precipitaciones efectivas y
evaporación (esta última deducida en función de la temperatura), y de
eficiencia de la temperatura, obtenida de las temperaturas medias mensuales.
Se considera, además, la distribución estacional de las precipitaciones. Se determinan así
cinco “provincias” de humedad, seis de temperatura y cuatro tipos de distribución estacional,
que definen en total treinta y dos tipos climáticos distribuidos en la superficie terrestre.
Entre las numerosas representaciones esquemáticas de las relaciones entre clima y vegetación,
se produce un reciente gráfico que define las condiciones termopluviométricas características
para el desarrollo de los principales biotipos vegetales, de manera menos sistemática que las
de kÖppen y Thornthwaite, ya que no hace una clasificación de climas, sino que se limita a
indicar la vegetación predominante.
Fuente: Ciencias de la Naturaleza (TOMO 12)
Junto con las clasificaciones tradicionales de las que se han vistos algunos ejemplos,
posteriormente se han introducido otras que responde a conceptos totalmente distintos,
llamadas clasificaciones dinámicas. Estas clasificaciones no parten de los valores de los
distintos elementos climáticos, sino de las situaciones meteorológicas esquematizadas en tipos
de tiempo, para definir el comportamiento de estos mismos elementos en relación con el
establecimiento y evolución de cada tipo. En una clasificación de dos niveles, muy
representativa y fecunda, formulada por el meteorólogo italiano Adriano Gazzola en 1969, los
tipos de tiempo se definen por la situación bárica en Europa a nivel del suelo y a unos 5.500
metros de altura.
CLIMATOLOGÍA DESCRIPTIVA
Los tratados clásicos de climatología abundaban en descripciones de climas y de sus
características, con datos geográficos, particularidades locales, referencias históricas y
populares que servían para subrayar los aspectos más notables, como, por ejemplo, la
dirección cambiante de los vientos. Posteriormente los contenidos se han ido haciendo menos
discursivos, apoyándose más en cifras, a medida que el interés técnico ha ido prevaleciendo
sobre el inicial del conocimiento de la naturaleza que nos rodea. Por último, actualmente el
mayor espacio corresponde a los datos utilizados con fines científicos, es decir, la mayor
atención se ha transferido a los problemas y a las indicaciones de la climatología aplicada,
mientras que el afán de conocimiento se ha centrado en la historia climática del planeta, a su
reconstrucción sobre bases físicas y a su posible evolución futura.
Solo se hará mención a estos momentos de la investigación climatológica para decir que
carecía de sentido querer extraer de ellos un juicio de valor. La contemplación de la
naturaleza, el ordenamiento científico de los conocimientos adquiridos, la intencionalidad
utilitaria son actitudes relacionadas con las aspiraciones y las exigencias del hombre, y entre
ellas no hay una jerarquía objetiva.
CLIMATOLOGÍA FÍSICA
Ya se ha advertido que el clima puede considerarse como una sucesión de estados climáticos,
cada uno de los cuales está constituido por el conjunto de los estados atmosféricos ocurridos
en un determinado intervalo de años. Es evidente que los estados atmosféricos y su evolución
obedecen a un conjunto de leyes físicas, que la meteorología dinámica tiene el deber de
descubrir y encuadrar en modelos cada vez más detallados e idóneos para la extrapolación, es
decir, para la previsión del tiempo para las horas y los días sucesivos.
Análogamente ocurre para los estados climáticos, ninguno de los cuales se puede determinar
sin tener en cuenta las causas físicas que actúan desde el exterior sobre la atmosfera y la
interdependencia entre sus parámetros internos. Sin embargo, la traducción de estos
conceptos evidentes en relaciones cuantitativas (sistemas de ecuaciones), se ha revelado más
difícil en el caso del clima, y solo recientemente se han podido obtener algunos resultados. La
causa reside en la complejidad del sistema climático y en la concurrencia de muchos factores
que aunque están muy diferenciados entre sí, ya que van de las dimensiones astronómicas a
las más locales, tienen, por el contrario, consecuencias del mismo orden de magnitud; por
ejemplo, la vertiente de una colina expuesta al N tiene una diferencia climática respecto de la
vertiente meridional comparable con la que podría ser producida por la interposición de una
nube cósmica entre la Tierra y el Sol o por la disminución de la energía emitida por éste.
Una de las características del sistema es que las causas agentes, externas e internas, deben ser
constantes o variables lentamente, respecto del intervalo de tiempo necesario para definir un
estado climático. Por ejemplo, entre estas causas no pueden contarse las posibles oscilaciones
de la atmosfera, incluso como efecto de resonancia, dado que no suelen evolucionar más allá
del período de un bienio (entre los dos hemisferios) y, por tanto, quedan incluidas en el estado
climático. Otro ejemplo, es la posibilidad de fenómenos imprevistos capaces de inducir
variaciones bruscas en el ordenamiento climático, tales como una gigantesca erupción
volcánica que introduzca en la atmósfera una cantidad tal de polvo que reduzca sensiblemente
y durante muchos años la energía solar que llega al suelo, con todas las consecuencias que de
ello se derivan, como ocurrió con la erupción del volcán Pinatubo, en las islas Filipinas, en junio
de 1991. Pero este “incidente climático” aunque es de tales dimensiones que influyen sobre
una determinada situación, podría considerarse como una simple desviación casual en la serie
de los estados en que se inserta, y, por tanto, seria excluido del cálculo de las evoluciones
normales y de las causas fundamentales, aunque luego se vuelva a estudiar de nuevo cuando
sea posible una mayor profundización.
Algunas de estas causas fundamentales, consideradas constantes en la primera aproximación
al problema, pueden individualizarse sin equívocos. A nivel global se podría citar la traslación
anual de la Tierra alrededor del Sol con una órbita ligeramente elíptica; la rotación diaria de la
Tierra sobre si misma alrededor de un eje inclinado sobre el plano orbital; la distribución de los
océanos y los continentes; la dislocación de las grandes cadenas y macizos montañosos, y la
extensión de los hielos polares.
A nivel regional interviene la presencia de los mares y de las mayores masas de agua
interiores; las cadenas montañosas menores; los altiplanos y las mesetas, y los glaciares, hasta
llegar a las características concretas de la orografía local, tales como pendiente y exposición
del terreno, valles y colinas, lagos y ríos menores, aglomeraciones urbanas, grandes complejos
agrarios e industriales. A todo ello deben añadirse, obviamente, las características físicas de la
atmosfera, en particular la transparencia y dispersión de las radiaciones solares y terrestres,
junto con la emisión y el comportamiento del vapor de agua, y del agua líquida y sólida
presente (nubes). Pero también entran en juego las influencias de las características físicas de
la superficie terrestre, como su estado (terreno sólido, extensión liquida o helada), su
reflectividad respecto de los rayos solares, su contenido en humedad, la cobertura vegetal,
etc.
Las consecuencias de todas estas causas son bastantes fáciles de determinar, si se consideran
una a una y suponiendo que las demás no varían; pero si luego se intenta reconstruir la
realidad como suma de las influencias así individualizadas se ve la imposibilidad de hacerlo o
se llega a conclusiones totalmente inaceptables. Se ha intentado reunir causas y efectos en dos
o tres grupos principales, cada uno de ellos con una cierta homogeneidad interna y una
relativa independencia de los otros, basándose en criterios de separación que pudieran
permitir reconstruir el clima como suma, al menos lógica, de los conjuntos así determinados. El
criterio que parece más viable es el de la dimensión geográfica de los sistemas tomados en
consideración. En este sentido se están desarrollando, con expectativas que razonablemente
se puede esperar que no se verán decepcionadas, los modelos climáticos globales, que dan
cuenta de la circulación general de la atmosfera y de las características climáticas a gran escala
de la superficie terrestre (macroclimas), además de sus posibles evoluciones hacia otros
ordenamientos climáticos.
En el otro extremo, se ha confirmado la fecundidad del planteamiento físico del estudio de los
microclimas, cuyas leyes valen de manera independiente del microclima en el que participan la
localidad, en el sentido de que este proporciona el marco o nivel de referencia sin ulteriores
interferencias (en una primera aproximación).
Los modelos climáticos globales se construyen seguimiento dos planteamientos. El primero,
tradicional, más conceptual que cuantitativo, cuenta progresivamente los factores
fundamentales, es decir, la irradiación solar, los dos movimientos (de rotación y de traslación)
de la Tierra, la relación océano – continente, el ciclo del agua en la atmosfera y las leyes
dinámicas y termodinámicas que presiden los movimientos de la atmosfera y la distribución
en ella de la temperatura y de la presión.
La situación de la cara iluminada en el momento (en el curso del año dicha cara da la vuelta
completa) se produce una diferencia de temperatura en superficie, con el polo del calor en la
zona expuesta perpendicularmente a los rayos solares y el frío extendido a todo el hemisferio
en sombras. El grado de calentamiento de esta zona depende de las características del suelo,
tales como la reflectividad de la radiación incidente, la capacidad térmica y la capacidad de
transmisión del calor hacia el interior.
El suelo calienta a su vez el aire que está encima produciendo un movimiento de conjunto
hacia arriba y poniendo en marca una circulación general de la atmósfera muy sencilla. En el
suelo el aire confluye desde la periferia hacia el centro como viento frío de velocidad
creciente; en altura, por el contrario, se produce viento cálido que fluye del centro hacia todas
las direcciones con velocidad decreciente transformándose luego en un lento movimiento
descendente y difuso alejado de la zona sobrecalentada central.
Con respecto a la rotación de la Tierra sobre sí misma, recordando que una vuelta se realiza
mientras la traslación alrededor del Sol ha avanzado sólo un grado aproximadamente, lo que
confiere una perfecta simetría “zonal” a todos los fenómenos, clima incluido, es decir, todos
los puntos de un mismo paralelo reciben en las 24 horas una igual irradiación solar y se
comportan del mismo modo. Las consecuencias de la rotación son de dos órdenes
independientes entre sí. La circulación de la atmósfera, a causa de la desviación de los vientos
(hacia la derecha en el hemisferio septentrional, hacia la izquierda meridional), sufre un
cambio radical. La otra consecuencia se deriva del hecho de que el eje de rotación siempre
paralelo así mismo, está inclinado respecto del plano de la eclíptica; lo que determina las
cuatro estaciones, marcadas por los equinoccios y los solsticios; las franjas geográficas
delimitadas por los trópicos y los círculos polares, y por último, la oscilación anual de las
franjas térmicas al desplazarse el Sol entre los trópicos.
El tercer factor tomando en consideración en esta reconstrucción tradicional del clima
terrestre es la asimetría introducida por la presencia de los continentes. El continente se
calienta en verano y se enfría en invierno sensiblemente más que los océanos circundantes, y
esto introduce en la circulación planetaria el régimen de los monzones. Por último, la
presencia del agua (de otro modo no habría océanos) se manifiesta con un ciclo de
evaporaciones del mar y del suelo húmedo, condensaciones en forma de nubes y
precipitaciones en forma de lluvia, nieve o granizo, que no sólo constituyen el otro elemento
fundamental del clima (aparte de la temperatura), sino que interfieren en el juego de las
energías dinámicas y radiantes, modificando el ordenamiento global.
Inicialmente parecía que el sistema climático podía limitarse al cuerpo que directamente lo
define, es decir, la atmósfera, y que el resto podía clasificarse como causas externas o, si se
quiere, “condiciones del contorno”. Pero ya se ha visto que incluso en el primer paso no es
posible prescindir de las interacciones entre las características físicas del suelo y el
ordenamiento de la atmósfera, incluso por lo que respecta a la energía solar incidente; es más,
el nivel energético total depende esencialmente de los intercambios tierra – atmósfera.
De manera análoga, el intercambio térmico y el ciclo hídrico involucran hasta tal punto a las
aguas superficiales, en particular a los océanos, que es imposible asignar a estos últimos el
papel de causas agentes desde el exterior, puesto que más bien están directamente
interesados. Las interacciones entre atmósfera y océano no sólo inciden en gran manera sobre
el estado climático, sino que ponen en evidencia, una circunstancia de particular interés;
mientras que la atmósfera en sí misma, como ya se ha advertido, no tiene oscilaciones propias
de período largo, el sistema atmósfera-océano gracias a la gran inercia también térmica de
este último y a su circulación interna, tiene periodos propios de intercambio del orden de
muchos centenares de años, es decir, tales como para determinar una sucesión cíclica de
estados climáticos.
Para representar cuantitativamente el sistema climático se emplean modelos matemáticos en
los cuales se introducen las oportunas hipótesis simplificadoras, las leyes que intervienen y los
vínculos entre los parámetros fundamentales. Estos modelos son adimensionales, o sea de una
o varias dimensiones, y subdividen la atmósfera en un determinado número de estratos, es
decir considerando la distribución de las variables características (temperatura, presión,
vientos) en un cierto número de niveles, que, en general, no son altitudes sino superficies
isobáricas elegidas adecuadamente. Una característica común a todos los modelos es poder
llegar a las soluciones a través de un procedimiento, confiado a los ordenadores, que puede
compararse al de las aproximaciones sucesivas.
Los modelos climáticos permiten dar respuesta a algunos interrogantes de gran interés: ¿Hay
soluciones estables que den lugar a estados climáticos permanentes? ¿O bien el conjunto de
los estímulos, aunque permanentes, da lugar a soluciones de tipo oscilatorio, y con qué
posibles periodos? ¿En qué condiciones se puede detectar la intervención de estímulos de
carácter periódico, o casi periódico, evolutivo o impulsivo por los cambios climáticos
registrados en la larga historia del planeta? ¿Y cómo sería posible remontarse a su naturaleza,
es decir a la individualización del factor especifico que ha variado la propia intervención? En
particular, suponiendo que la actividad humana, conscientemente o no, acabe por introducir
una variación artificial en algunos parámetros a los que está asociado el ordenamiento
climático (calentamiento global, la contaminación química y térmica, la destrucción sistemática
de los bosques, la desertización, etc.), ¿Cuánto y en qué sentido variaría dicho ordenamiento, y
cuáles serían las consecuencias para la colectividad humana?
Es muy importante, desde el punto científico y práctico, tener en cuenta que actualmente este
tipo de preguntas puede plantearse positivamente; las respuestas podrían abrir nuevos
horizontes de investigación, pero también podrían indicar nuevos peligros o bien abrir la
perspectiva de cambios beneficiosos del clima.
VARIABILIDAD CLIMÁTICA
El concepto de variabilidad climática tiene dos aspectos bien distintos. Uno concierne a la
característica propia del clima, entendido como un determinado estado climático, de
comprender una variedad de situaciones meteorológicas y de valores de los distintos
elementos. La temperatura media no significa ciertamente que el termómetro permanezca
constante en ese valor, así como la precipitación media de enero no significa que cada mes de
enero caiga esa determinada cantidad de lluvia. Dos climas pueden presentar los mismos
valores medios y, sin embargo, ser sensiblemente distintos, si uno se muestra muy constante y
el otro decididamente variable. De ahí la necesidad, hasta ahora demasiado poco realizada en
las recogidas climáticas habituales, de hacer seguir a las medias al menos un índice de
variabilidad, como la divergencia cuadrática media de los valores diarios y de las medias
mensuales. Esta variabilidad del clima tiene una gran importancia práctica para resolver los
problemas concretos de la climatología orientada.
El otro aspecto de la variabilidad, conceptualmente más interesante, es el que remite a una
definición del clima como sucesión de los estados anteriores. Esta variabilidad del clima se
trata expresamente aquí, especialmente de los hechos y de cómo se llega a conocerlo.
Como ya se ha observado, sólo existen datos medidos instrumentalmente y de manera
sistemática a escala planetaria desde hace cerca de un siglo, con picos de hasta poco más de
dos siglos. Este periodo es totalmente irrelevante respecto de los millones y miles de millones
de años de existencia de la Tierra; sin embargo, es suficiente para mostrar la relativa
inestabilidad climática no sólo de las distintas localidades o regiones, sino también de los dos
hemisferios en su conjunto. En efecto, en los últimos cien años el hemisferio norte ha sufrido
un calentamiento gradual hacia la mitad de este siglo, más pronunciado en las regiones árticas,
al que ha seguido un pequeño enfriamiento. Se trata de décimas de grado, en las medias
generales niveladas, pero sin embargo suficientes para producir variaciones evidentes, por
ejemplos, en la extensión de los glaciares y el nivel de los lagos.
Para los siglos y milenios anteriores existe materiales históricos y arqueológico, proporcionado
por la abundancia de algunos indicadores naturales tales como la sucesión de los anillos de los
arboles (dendroclimatología), de los estratos de sedimentos orgánicos en el fondo de los lagos
o del polen; de los estratos de nieve comprendida en los glaciares, etc.
Obviamente, cuando más se retrocede menos concretas y pormenorizadas son las
informaciones de tales indicadores, que asimismo pueden variar. En la paleo climatología se
utilizan los resultados de la paleo biología terrestre y marina, los hallazgos geomorfológico
hallados en los despojos de la acción de antiguos fenómenos climáticos, los cambios de nivel
de mares y lagos, etc. Se puede, por lo tanto, individualizar con mucha certeza la llamada
“pequeñas glaciaciones” que, empezada bruscamente en el medioevo tardío, tuvo su apogeo a
finales del siglo XVII (globalmente para Europa aproximadamente un grado y medio por debajo
de la temperatura actual) y se agotó con el siglo XIX; se escapan, de todos modos, otros
episodios similares que se supone que hayan podido ocurrir en los milenios precedentes. La
información recogida, cada vez más numerosas, y los métodos de datación (métodos
radiométricos, estratigrafía de la polaridad magnética de las rocas, etc.) permite conocer a
grandes rasgos las vicisitudes climáticas de conjunto hasta casi tres millones de años atrás.
Durante este largo periodo el clima de la Tierra ha sido mucho más cálido que el actual, pero
con enfriamientos bastantes bruscos y periódicos, las bien conocidas glaciaciones, de duración
generalmente breve en relación a la escala de los tiempos, y a los periodos interglaciares
relativos. Las glaciaciones se presentan muy diversificadas entre sí en cuanto a intensidad,
extensión y localización geográfica. Para distinguirlas se puede esbozar una clasificación de
conjunto. En la historia climática de la Tierra han existido algunas glaciaciones mayores, siete u
ocho en total, con enfriamientos generalizados de 10° a 20° C, muchas grandes glaciaciones;
muchísimas pequeñas glaciaciones, como la europea antes citada, y por último, una
innumerable cantidad de oscilaciones climáticas bastantes más tenues y/o circunscritas.
En cuanto a las glaciaciones mayores, es interesante notar que la última terminó hace apenas
un millón de años, hasta el punto que de que los estudiosos consideran la época actual aún
inmersa en el borde posterior de un gran período glaciar. La penúltima glaciación mayor tuvo
lugar hace unos 270 millones de años, marcando una momentánea interrupción (un momento
de algunos millones de años) del período de máximo calor de la Tierra, caracterizado por la
aparición de una vegetación muy abundante y de animales de grandes proporciones. Dicho sea
el paso, la atmosfera sufrió un cambio radical de composición hace unos 600 millones de años,
cuando entraron a formar parte de ella el oxígeno y el anhídrido carbónico (de modo que la
vida pudo salir de los mares y establecerse en tierra firme), pero la cantidad total de agua ha
permanecido constante; por tanto, los enfriamientos coinciden con las expansiones de las
superficies cubiertas de hielos, de donde vienen el nombre de glaciaciones.
Las fuentes de información indirecta, datos por documentación, presentan un cuadro de las
ondulaciones climáticas ocurridas en el último millón de años que se caracteriza por la
presencia de episodios glaciales de gran magnitud cada 100.000 años, aproximadamente.
“EL CLIMA: RECORRIDO DESDE SU CONFORMACIÓN HASTA SU ABORDAJE”
INTRODUCCIÓN HISTÓRICA
Los primeros en interesarse por la Meteorología fueron los chinos, quienes por dedicarse
fundamentalmente al cultivo de arroz precisan de abundantes lluvias; así el filósofo Lao-tzucita que si sopla un viento fuerte durante toda la mañana habrá lluvia durante más de 24
horas.
La navegación a vela de los fenicios y griegos por todo el Mediterráneo obligaba a fijarse en la
frecuencia y velocidad de los vientos. Un filósofo griego escribía que la lluvia y la nieve eran
originadas por los vientos del Sur. Sin embargo, en Grecia se mezclaba la ciencia con la
superstición hasta tal punto que el escultor Andronicus Cyrrestes (200 años antes de
Jesucristo) construyó la "torre de los vientos", que aún se conserva. La torre tiene ocho
fachadas correspondientes a los ocho vientos entonces conocidos. En cada una aparece la
figura de una divinidad
griega responsable del
tiempo atmosférico que
se origina.
Durante las conquistas de
Alejandro Magno, los
griegos conocieron que
los vientos que proceden
del mar (monzón de
verano) traían lluvias
copiosas en Arabia y
costas del Golfo Pérsico,
mientras que los que
llegaban de tierra eran
fríos y secos (monzón de invierno). Estas observaciones tenían gran importancia a la hora de
emprender nuevas conquistas. Ya en el año 400 a C. Aristóteles escribió un tratado llamado
Meteorológica, donde abordaba el " estudio de las cosas que han sido elevadas"; un tercio del
tratado está dedicado a los fenómenos atmosféricos y el término meteorología deriva de su
título.
A lo largo de la historia, gran parte de los progresos realizados en el descubrimiento
de las leyes físicas y químicas se vio estimulado por la curiosidad que despertaban los
fenómenos atmosféricos.
La predicción del tiempo ha desafiado al hombre desde los tiempos más remotos, y
buena parte de la sabiduría acerca del mundo exhibida por los diferentes pueblos se ha
identificado con la previsión del tiempo y los almanaques climatológicos. No obstante no se
avanzó demasiado hasta el siglo XIX, cuando el desarrollo en los campos de la termodinámica y
la aerodinámica suministraron una base teórica a la meteorología. Las mediciones exactas de
las condiciones atmosféricas son también de la mayor importancia en el terreno de la
meteorología, y los adelantos científicos se han visto potenciados por la invención de
instrumentos apropiados de observación y por la organización de redes de observatorios
meteorológicos
para
recoger
datos.
Uno de los hitos más significativos en el desarrollo de la ciencia moderna de la
meteorología se produjo en tiempos de la I Guerra Mundial, cuando un grupo de
meteorólogos noruegos encabezados por Vilhelm Bjerknes realizó estudios intensivos sobre la
naturaleza de los frentes y descubrió que la interacción entre masas de aire genera los
ciclones, tormentas típicas del hemisferio norte. Los posteriores trabajos en el campo de la
meteorología se vieron auxiliados por la invención de aparatos como el radiosonda, que hizo
posible la investigación de las condiciones atmosféricas a altitudes
muy elevadas. Después de la I Guerra Mundial, un matemático
británico, Lewis Fry Richardson, realizó el primer intento significativo
de obtener soluciones numéricas a las ecuaciones matemáticas para
predecir elementos meteorológicos. Aunque sus intentos no
tuvieron éxito en su época, contribuyeron a un progreso explosivo
en la predicción meteorológica numérica de nuestros días.
La mejora en las observaciones de los vientos a gran altitud durante
y después de la II Guerra Mundial suministró la base para la
elaboración de nuevas teorías sobre la predicción del tiempo y
reveló la necesidad de cambiar viejos conceptos generales sobre la circulación atmosférica.
Durante este período las principales contribuciones a la ciencia meteorológica son del sueco
Carl- Gustav Rossby y sus colaboradores de Estados Unidos. Descubrieron la llamada corriente
en chorro, una corriente de aire de alta velocidad que rodea al planeta a gran altitud. En 1950,
gracias a las primeras computadoras, fue posible aplicar las teorías fundamentales de la
termodinámica al problema de la predicción climatológica, y en nuestros días las grandes
computadoras sirven para generar previsiones en beneficio de la agricultura, la industria y los
ciudadanos en general.
Uno de los nuevos métodos de mayor éxito para la observación general de la
atmósfera ha sido el empleo de satélites artificiales. Los satélites que fotografían de forma
automática la Tierra desde órbitas polares, suministran las imágenes de los patrones nubosos y
las tormentas, una vez al día, a cualquier estación meteorológica equipada para recibir sus
transmisiones. Casi todos los servicios meteorológicos importantes del mundo están
equipados para recibir estas imágenes. Los sensores de infrarrojos permiten determinar la
temperatura de la parte superior de las nubes, y de esta forma hacen posible estimar la altitud
aproximada de los sistemas nubosos de la atmósfera.
Hoy se fotografían de modo continuo los patrones climáticos de más de la mitad de la
Tierra desde satélites situados en órbitas geoestacionarias sobre puntos predeterminados del
ecuador a una altitud de unos 35.400 kilómetros.
CONCEPTO DE CLIMA
El clima hace referencia al estado de las condiciones de la atmósfera que influyen sobre una
determinada zona. El uso cotidiano del término, por lo general, se vincula a la temperatura y al
registro o no de precipitaciones (lluvia, nieve, etc.).
Aunque, en ocasiones, clima se utilice como sinónimo de tiempo, dichos conceptos no
tienen el mismo significado.
El tiempo: se refiere a la situación de los factores atmosféricos que actúan en un momento
específico y en una región determinada. Por ejemplo: “El tiempo en Buenos Aires es cálido,
con un temperatura, en estos momentos, de 27º.
El clima: en cambio, supone una información enfocada a un período de tiempo más extenso,
de unas tres décadas como mínimo.
ELEMENTOS DEL CLIMA
En meteorología, se define como elementos del clima al conjunto de componentes que
caracterizan el tiempo atmosférico y que interactúan entre sí en las capas inferiores de la
atmósfera, llamada tropósfera. Estos componentes o elementos son el producto de las
relaciones que se producen entre distintos fenómenos físicos que les dan origen que a su vez
se relacionan con otros elementos y resultan modificados por los factores climáticos. Aunque
son elementos obtenidos en el campo de la meteorología, su estudio a largo plazo, 30 años o
más, es fundamental para las bases científicas de la climatología y de ahí la estrecha relación
entre la meteorología y climatología.
Los principales elementos del clima, y también los más conocidos, son:
Temperatura
La temperatura atmosférica es el indicador de la cantidad de energía calorífica
acumulada en el aire. Aunque existen otras escalas para otros usos, la
temperatura del aire se suele medir en grados centígrados (º C) y, para ello, se
usa un instrumento llamado "termómetro".
La temperatura depende de diversos factores, por ejemplo, la inclinación de
los rayos solares. También depende del tipo de sustratos (la roca absorbe
energía, el hielo la refleja), la dirección y fuerza del viento, la latitud, la altura
sobre el nivel del mar, la proximidad de masas de agua, etc.
Sin embargo, hay que distinguir entre temperatura y sensación térmica.
Aunque el termómetro marque la misma temperatura, la sensación que
percibimos depende de factores como la humedad del aire y la fuerza del
viento. Por ejemplo, se puede estar a 15º en manga corta en un lugar soleado y sin viento. Sin
embargo, a esta misma temperatura a la sombra o con un viento de 80 km/h, sentimos una
sensación de frío intenso.
Precipitaciones
Agua que cae sobre la superficie terrestre, puede ser en forma líquida o sólida.
Con el calor el agua de los ríos, los lagos y mares
se evapora y se eleva a la atmósfera donde se
forman las nubes. Cuando la zona de la atmósfera
donde se encuentran las nubes se enfría, esta
agua vuelve a caer a la tierra, unas veces en forma
de lluvia, otras en forma de nieve y otras en forma
de granizo.
Cuando las nubes están pegadas al suelo se llaman nieblas.
No suele llover igual en todos los puntos de la Tierra.
Cuanto más cerca se está del Ecuador mayores son las lluvias.
También suele llover más en las zonas que están junto al mar que en las del interior de los
continentes.
En las zonas de alta montaña casi siempre el agua cae en forma de nieve.
Las precipitaciones se miden con el pluviómetro.
Los tipos de precipitaciones son el resultado de las características de las ascendencias y,
secundariamente, de la temperatura del aire debajo de las nubes. Las fuertes ascendencias
bajo los cúmulos de varios km de altura engendran violentos chaparrones con gotas muy
grandes y hasta granos de pedrisco si la cima del cúmulo se rebasa. Las ascendencias lentas y
oblicuas dan sólo lluvias finas como la llovizna, ya que la sustentación del aire es muy débil.
La abundancia de la precipitación depende pues considerablemente de la inestabilidad del
aire, y, como sea que esta es siempre mayor en el aire con intensa humedad absoluta, que
únicamente puede ser en sí mismo un aire muy cálido, se comprenderá porque llueve mucho
más en los países tropicales que en los templados, y el motivo de que las precipitaciones sean
casi siempre inferiores a 300mm anuales en los climas polares y de que en estos jamás se
registren chubascos violentos.
Humedad
La humedad indica la cantidad de vapor de agua presente en el aire. Depende, en
parte, de la temperatura, ya que el aire caliente contiene más humedad que el frío.
La humedad relativa se expresa en forma de tanto por ciento (%) de agua en el aire.
La humedad absoluta se refiere a la cantidad de vapor de agua presente en una unidad de
volumen de aire y se expresa en gramos por centímetro cúbico.
La saturación es el punto a partir del cual una cantidad de vapor de agua no puede seguir
creciendo y mantenerse en estado gaseoso, sino que se convierte en líquido y se precipita.
Para medir la humedad se utiliza un instrumento llamado "higrómetro".
Viento
Es el movimiento del aire en la atmósfera.
La dirección del viento se determina por 8 ó 16 sectores de la “rosa de los vientos”.
Los signos convencionales normalizados tienen que ser conocidos y respetados: N, NE, E, SE, S,
S, W, etc., todos ellos sin puntos ni trazos de unión.
La velocidad del viento, impropiamente llamada “fuerza del viento”, se expresa en
metros por segundo (m/s), kilómetros por hora (km/h) o también en millas por hora (m/h). Por
ejemplo: la Torre Eiffel oscila frecuentemente bajo ráfagas de más de 120 km/ h.
Presión atmosférica
Es el peso que ejerce una masa de aire sobre la superficie
terrestre. Por este motivo, la presión suele ser mayor a
nivel del mar que en las cumbres de las montañas, aunque
no depende únicamente de la altitud.
Las grandes diferencias de presión se pueden percibir con
cierta facilidad. Con una presión alta nos sentimos más
cansados, por ejemplo, en un bochornoso día de verano.
Barómetro
Con una presión demasiado baja (por ejemplo, por encima
de los 3.000 metros) nos sentimos más ligeros, pero
también respiramos con mayor dificultad.
La presión "normal" a nivel del mar es de unos 1.013 milibares y disminuye
progresivamente a medida que se asciende. Para medir la presión utilizamos el "barómetro".
Las diferencias de presión atmosférica entre distintos puntos de la corteza terrestre
hacen que el aire se desplace de un lugar a otro, originando los vientos. En los mapas del
tiempo, los distintos puntos con presiones similares se unen formando unas líneas que
llamamos "isobaras".
Evaporación
Es un proceso físico que consiste en el paso lento y gradual de un estado líquido hacia
un estado gaseoso.
Nubosidad
Es la cantidad de nubes en la atmósfera. Aquí se aprecia la proporción de la bóveda
celeste cubierta por las nubes.
En el interior de la niebla (que no es más que una nube a ras de suelo), la visibilidad se
mide en hm o en km.
DISTRIBUCIÓN DE LA TEMPERATURA
El reparto horizontal de las temperaturas sobre el globo terrestre, viene determinado
principalmente por la latitud y por la
configuración o reparto de las tierras y de los
océanos.
La latitud determina la insolación terrestre. La
zona intertropical es la que recibe mayor
insolación por unidad de superficie, al incidir
perpendicularmente sobre ella los rayos solares.
Por otro lado, los días tienen casi la misma
duración que las noches, por lo que las
variaciones térmicas estacionales son muy
suaves. Al mismo tiempo las amplitudes
térmicas se ven también moderadas por la
existencia de gran cantidad de vapor en la
atmósfera.
A medida que nos alejamos del Ecuador y nos aproximamos a los Trópicos, si bien las
temperaturas medias se mantienen altas, las amplitudes térmicas, tanto diurna como anual diferencia entre la temperatura media del mes más cálido y la del mes más frío- se van
marcando cada vez más. Ya comienza a diferenciarse la desigualdad térmica entre los días y las
noches. Ello supone que el régimen térmico de estas zonas es menos regular que el ecuatorial.
Ya en las latitudes medias, los rayos
solares inciden con mayor oblicuidad sobre la
superficie
terrestre,
lo
que
determina
temperaturas medias paulatinamente más bajas.
Al mismo tiempo por la inclinación del eje de la
Tierra, la diferenciación es neta, al menos en dos
estaciones, una de verano -con una duración
mayor de los días respecto de las noches y, por
tanto, con un balance positivo de radiación- y otro
de invierno -con las noches más largas que los días y, por ello un balance térmico negativo-.
Ello conlleva un régimen térmico con importantes variaciones periódicas y amplitudes
térmicas, anuales y diurnas, bastante marcadas. La mayor amplitud térmica y el déficit de
radiación solar llegan a su límite en las zonas polares donde se unen tres factores: la
transparencia de una atmósfera con bajo contenido en vapor de agua, la reducida cantidad de
radiación recibida al incidir los rayos solares muy oblicuamente sobre la superficie, hasta el
punto de que durante el invierno la insolación es nula, y el alto albedo de los hielos polares.
Según lo descrito, la zona ecuatorial debería ser la más cálida y las zonas polares las más frías.
Pero si bien es cierto que el descenso latitudinal de la temperatura es una realidad, también lo
es que se produce con grandes irregularidades, debidas a las distorsiones producidas por la
distribución de los continentes y los océanos. La mayor inercia térmica del agua determina que
los océanos se calienten y enfríen dos veces más lentamente que los continentes. Esto explica
el efecto termorregulador de los océanos en los climas costeros, nunca tan extremados como
los continentales, al suavizar el mar las temperaturas tanto frías como cálidas, disminuyendo
así los contrastes térmicos. Por otro lado la amplitud aumentará con la continentalidad.
Otra variación importante en relación con la temperatura se da en las distintas fachadas
marítimas de los continentes debido a la acción de las corrientes marinas. En latitudes altas y
medias; las corrientes marinas frías originan un descenso en las temperaturas en las zonas
costeras orientales del Hemisferio Norte: En latitudes tropicales, por el contrario, las corrientes
marinas frías inciden sobre las costas occidentales, refrescándolas. De ello resulta una doble
disimetría térmica entre las regiones costeras de los continentes, lo que influye en la
distribución de la población en dichas zonas.
Ejemplo claro de esto nos lo proporciona la fachada Este de América del Norte y la Oeste de
Europa. Entre los paralelos 45º N y 60º N, en Europa se encuentran ciudades tan importantes
como Burdeos, Londres, Dublín, Glasgow, Oslo, mientras que en América sólo encontramos
dos relativamente importantes, Halifax. La razón estriba en que la fachada occidental europea
se ve afectada por la corriente cálida del Golfo, mientras que la costa americana lo está por la
corriente fría del Labrador.
Observa el dibujo siguiente. Toda la zona que se encuentra en el Ecuador es la más calurosa y
la más fría se encuentra en los polos (el Polo Norte y el Polo Sur).
- Una zona cálida (la situada en la parte
central, a lo largo del Ecuador).
- Dos zonas frías, una en cada polo.
- Dos zonas templadas situadas entre
los polos y la zona del Ecuador.
Nosotros vivimos en una de estas zonas
templadas.
La temperatura varía según la altura y
con la proximidad o lejanía del mar. A
mayor altura más frío; a mayor
proximidad del mar las temperaturas son más suaves.
DISTRIBUCIÓN DE LAS PRECIPITACIONES
Las precipitaciones son otro de los elementos que debemos tener en cuenta para clasificar los
climas. Tres factores determinan básicamente la distribución de la precipitación total anual en
la
Tierra:
latitud,
continentalidad
y
relieve.
El factor latitud se aprecia al observar el mapa en el que se representa la distribución de las
precipitaciones anuales. Las isoyetas, líneas que unen puntos que reciben igual cantidad de
precipitación, delimitan los grandes "cinturones de lluvia" de clara disposición latitudinal. La
zona ecuatorial, bajo el dominio de la "zona de convergencia intertropical", recibe abundantes
y continuas lluvias durante todo el año, más de 2.000 mm. En las zonas tropicales húmedas
oscilan entre 2.000 y 500 mm. de precipitación, disminuyendo a medida que se avanza en
latitud, ya que debido al vaivén de la
convergencia intertropical parte del año
están bajo su influencia y parte bajo la
influencia de los anticiclones tropicales.
En las zonas tropicales secas las
precipitaciones
descienden
progresivamente hasta ser inferiores a
250 mm anuales en los desiertos
subtropicales.
La
cantidad
de
precipitación aumenta progresivamente
en latitudes medias, donde llega a superar
los 1.000 mm. Estas precipitaciones van siempre asociadas a las borrascas del frente polar.
Finalmente, en las zonas polares, las precipitaciones descienden de nuevo hasta menos de 250
mm, debido a las masas de aire con bajo contenido en vapor de agua.
La continuidad de los cinturones de lluvia de disposición latitudinal se rompe por efecto de la
distribución de mares y continentes. De forma muy general puede decirse que el litoral recibe
mayor cantidad de precipitaciones que el interior de los continentes, aunque son notables las
diferencias entre unas costas y otras. En latitudes bajas -zona ecuatorial y tropical-, las
fachadas orientales de los continentes reciben mayor cantidad de lluvia que las occidentales
por influencia del alisios marítimo, de los monzones y de las corrientes cálidas marinas. En
latitudes medias, la fachada occidental es la que recibe mayores precipitaciones, como
consecuencia del dominio general de vientos del Oeste y del influjo de las corrientes marinas
cálidas. Por el contrario, las costas orientales, afectadas por corrientes frías y por un viento del
Oeste que se ha desecado al atravesar el continente, son mucho más secas.
La altitud, al menos hasta cierto nivel, acrecienta las precipitaciones, por lo que la presencia de
cadenas montañosas distorsiona aún más la disposición latitudinal de las lluvias. En general
puede establecerse que la montaña es una isla más húmeda que su entorno, aunque presenta
diferencias claras, entre una y otra de sus vertientes, según cuál sea la expuesta a los vientos
dominantes. Las áreas situadas al pie de la vertiente de barlovento y la propia vertiente son
mucho más húmedas que las zonas situadas a sotavento. Por estas características, a las que se
debe sumar la peculiaridad de su régimen térmico y el descenso de la presión al aumentar la
altitud, la montaña constituye un enclave meteorológica y climáticamente diferenciado de las
características regionales o zonales que le corresponderían.
EL CLIMOGRAMA
Un climograma es la representación gráfica de los datos correspondientes al clima de una
zona. Los datos que contiene son las temperaturas medias mensuales y las precipitaciones
totales de cada mes (l/m2).
La meteorología
Es la ciencia que se ocupa de los fenómenos que ocurren a corto plazo en las capas bajas de la
atmósfera, o sea, donde se desarrolla la vida de plantas y animales.
La meteorología estudia los cambios atmosféricos que se producen a cada momento,
utilizando parámetros como la temperatura del aire, su humedad, la presión atmosférica, el
viento o las precipitaciones. El objetivo de la meteorología es predecir el tiempo que va a hacer
en 24 o 48 horas y, en menor medida, elaborar un pronóstico del tiempo a medio plazo.
La meteorología (del griego μετέωρον [metéoron]: ‘alto en el cielo’, ‘meteoro’; y λόγος [logos]:
‘conocimiento’, ‘tratado’) es la ciencia interdisciplinaria, de la física de la atmósfera, que
estudia el estado de tiempo,
el medio atmosférico,
los fenómenos producidos y
las leyes que lo rigen.
METEOROLOGÍA Y CLIMATOLOGÍA
Hay que recordar que la Tierra está constituida por tres partes fundamentales: una parte
sólida llamada litosfera, recubierta en buena proporción por agua (llamada hidrosfera) y
ambas envueltas por una tercera capa gaseosa, la atmósfera. Éstas se relacionan entre sí
produciendo modificaciones profundas en sus características. La ciencia que estudia estas
características, las propiedades y los movimientos de las tres capas fundamentales de la Tierra,
es la Geofísica. En ese sentido, la meteorología es una rama de la geofísica que tiene por
objeto el estudio detallado de la envoltura gaseosa de la Tierra y sus fenómenos.
Se debe distinguir entre las condiciones actuales y su evolución llamado tiempo atmosférico, y
las condiciones medias durante un largo periodo que se conoce como clima del lugar o región.
En este sentido, la meteorología es una ciencia auxiliar de la climatología ya que los datos
atmosféricos obtenidos en múltiples estaciones meteorológicas durante largo tiempo se usan
para definir el clima, predecir el tiempo, comprender la interacción de la atmósfera con otros
subsistemas, etc. El conocimiento de las variaciones meteorológicas y el impacto de las mismas
sobre el clima ha sido siempre de suma importancia para el desarrollo de la agricultura, la
navegación, las operaciones militares y la vida en general.
La climatología es la ciencia que estudia el clima y sus variaciones a lo largo del tiempo.
Aunque utiliza los mismos parámetros que la meteorología, su objetivo es distinto, ya que no
pretende hacer previsiones inmediatas, sino estudiar las características climáticas a largo
plazo.
De allí, que el clima es el conjunto de fenómenos meteorológicos que caracterizan las
condiciones habituales o más probables de un punto determinado de la superficie terrestre.
Es, por tanto, una serie de valores estadísticos. Por ejemplo, aunque en un desierto se pueda
producir, eventualmente, una tormenta con precipitación abundante, su clima sigue siendo
desértico, ya que la probabilidad de que esto ocurra es muy baja.
HISTORIA DE LA METEOROLOGÍA
Desde la más remota antigüedad se tiene constancia de la observación de los cambios en la
atmósfera y de otros componentes asociados con el movimiento de los astros, con las
estaciones del año y con fenómenos relacionados. Los antiguos egipcios asociaban los ciclos de
crecida del Nilo con los movimientos de las estrellas explicados por los movimientos de los
dioses, mientras que los babilonios predecían el tiempo guiándose por el aspecto del cielo.
Pero el término «meteorología» proviene de Meteorológica, título del libro escrito alrededor
del año 340 a. C. por Aristóteles, quien presenta observaciones mixtas y especulaciones sobre
el origen de los fenómenos atmosféricos y celestes. Una obra similar, titulada Libro de las
señas, fue publicada por Teofrasto, un alumno de Aristóteles; se centraba en la observación
misma de los fenómenos más que en la previsión del tiempo.
Los progresos posteriores en el campo meteorológico se centraron en que nuevos
instrumentos, más precisos, se desarrollaran y pusieran a disposición. Galileo construyó un
termómetro en 1607, seguido de la invención del barómetro por parte de Evangelista Torricelli
en 1643. El primer descubrimiento de la dependencia de la presión atmosférica con relación a
la altitud fue realizado por Blaise Pascal y René Descartes; la idea fue profundizada luego por
Edmund Halley. El anemómetro, que mide la velocidad del viento, fue construido en 1667 por
Robert Hooke, mientras que Horace de Saussure completa el elenco del desarrollo de los más
importantes instrumentos meteorológicos en 1780 con el higrómetro a cabello, que mide la
humedad del aire. Otros progresos tecnológicos, que son conocidos principalmente como
parte del progreso de la física, fueron la investigación de la dependencia del volumen del gas
sobre la presión, que conduce a la termodinámica, y el experimento de Benjamin Franklin con
la cometa y el rayo. Franklin fue asimismo el primero en registrar de modo preciso y detallado
las condiciones del tiempo en base diaria, así como en efectuar previsiones del tiempo sobre
esa base.
El primero en definir de modo correcto la circulación atmosférica global fue George Hadley,
con un estudio sobre los alisios efectuado en 1735. En
los inicios, ésta fue una comprensión parcial de cómo la
rotación terrestre influye en la cinemática de los flujos
de aire. Más tarde (en el siglo XIX), fue comprendida la
plena extensión de la interacción a larga escala tras la
fuerza del gradiente de presión y la deflexión causada
por el efecto de Coriolis, que en forma conjunta dan
origen al complejo movimiento tridimensional del
viento. La fuerza de deflexión debe este nombre en los
primeros años del siglo XIX, con referencia a una
publicación de Gaspard-Gustave Coriolis en 1835, que
describía los resultados de un estudio sobre la energía
producida por la máquina con partes en rotación, como la ruta del agua de los molinos. En
1856, William Ferrel hipotetizó la existencia de una «célula de circulación» a latitudes
intermedias, en las cuales el aire se deflecta por la fuerza de Coriolis creando los principales
vientos occidentales. La observación sinóptica del tiempo atmosférico era aún compleja por la
dificultad de clasificar ciertas características climáticas como las nubes y los vientos. Este
problema fue resuelto cuando Luke Howard y Francis Beaufort introdujeron un sistema de
clasificación de las nubes (1802) y de la fuerza del viento (1806), respectivamente. El
verdadero punto de cambio fue la invención del telégrafo en 1843 que permitía intercambiar
información sobre el clima a velocidades inigualables.
La primera imagen televisiva de la Tierra vista desde el espacio, tomada desde el satélite
TIROS-1.
A inicios del siglo XX, los progresos en la comprensión de la dinámica atmosférica llevaron a la
creación de la moderna previsión del tiempo calculada en base matemática. En 1922, Lewis Fry
Richardson publicó Weather prediction by numerical process, que describía cómo eliminar las
variantes menos importantes de las ecuaciones de la dinámica de fluidos que regulaban los
fluidos atmosféricos para permitir encontrar fácilmente soluciones numéricas, pero el número
de los cálculos necesarios era muy grande. En el mismo periodo, un grupo de meteorólogos
noruegos conducido por Vilhelm Bjerknes desarrolló un modelo para explicar la generación, la
intensificación y la disolución de los ciclones a media altura, introduciendo la idea del frente
meteorológico y de las subdivisiones de las masas de aire. El grupo incluía a Carl-Gustaf Rossby
(que fue el primero en explicar el flujo atmosférico a gran escala en términos de
fluidodinámica), Tor Bergeron (el primero en comprender el mecanismo de formación de la
lluvia) y Jacob Bjerknes.
En los años 1950, los experimentos de cálculo numérico con computador mostraron ser
factibles. La primera previsión del tiempo realizada con este método usaba modelos
baroscópicos (es decir, con un único nivel vertical) y podía prever con éxito los movimientos a
gran escala de las ondas de Rossby, o sea, de las zonas de baja presión a alta presión. En los
años 1960, la naturaleza caótica de la atmósfera fue comprendida por Edward Lorenz,
fundador del campo de la teoría del caos. Los avances matemáticos obtenidos en este campo
fueron retomados por la meteorología y contribuyeron a estabilizar el límite de predictibilidad
del modelo atmosférico.
LA ATMÓSFERA, ESCENARIO DE LOS FENÓMENOS METEOROLÓGICOS
Los distintos fenómenos meteorológicos que componen el "tiempo" tienen como escenario la
atmósfera, masa gaseosa que constituye la capa externa y envolvente de la Tierra. Con un
espesor que se aproxima a los dos mil kilómetros, hace posible la vida en nuestro planeta. Y
ello por dos de sus características: por los gases que la forman (especialmente el oxígeno), y
por actuar a modo de termostato, al regular el calor de y sobre la superficie terrestre.
La atmósfera no es uniforme, pero su estructura permite considerar capas o estratos en la
misma. Estas capas pueden establecerse o diferenciarse en relación a diversas características,
una de ellas el estado o comportamiento térmico. Según este criterio, se observa que ,
comenzando a nivel de superficie, la temperatura desciende a razón constante de 6,4º C. por
kilómetro en promedio, y ello hasta una altura que varía de 8 a 10 kilómetros sobre los Polos y
de 15 a 18º C. sobre el Ecuador. La capa que presenta esa variación térmica constante se
denomina
Troposfera.
A partir de la troposfera aparece
una capa en la que la temperatura
aumenta, primero lentamente
hasta una altura de treinta
kilómetros, luego rápidamente
hasta los 50 kilómetros. Esta capa
se denomina estratosfera, muy
rica en ozono. Más allá se
extienden
la
mesosfera,
termosfera y por último la
exosfera, formada por moléculas
sueltas cuya concentración va
disminuyendo
progresivamente
hasta los dos mil kilómetros de
altitud, límite en el que suele fijar
la barrera entre la atmósfera y el
espacio interestelar.
La atmósfera actúa como
un filtro que impide que lleguen todos los rayos del sol a la Tierra. Algunos de los rayos más
perjudiciales, como los rayos X y los ultravioleta son totalmente absorbidos en las capas altas
de la atmósfera. Los rayos ultravioleta son totalmente absorbidos en la capa de ozono, situada
entre los 25 y los 40 Km de altura.
En la capa inferior de la atmósfera, llamada troposfera (bajo el nivel de la
Tropopausa), tienen lugar los fenómenos atmosféricos. Es la más importante para la vida. En
ella se encuentra el aire, que está compuesto de oxígeno (21%), nitrógeno (78%) y otros gases.
Entre la atmósfera y la superficie terrestre se produce un intercambio permanente de calor a
través de los movimientos constantes del aire, la evaporación y la condensación del vapor de
agua. Cualquier alteración en la atmósfera provocaría grandes trastornos en las formas de
vida de la superficie terrestre. Pequeñas variaciones de la temperatura media del planeta
pueden producir cambios en el clima de todo el mundo. Se ampliarían zonas de sequía y
aumentaría la erosión de los suelos. La falta de agua y el aumento de los incendios provocarían
la desaparición de bosques.
EL TIEMPO METEOROLÓGICO
Analiza la atmósfera, sus cambios y variaciones para un momento y lugar preciso, registra las
evoluciones que se van produciendo en ella y prevé qué condiciones se van a dar en la
superficie terrestre en cuanto a temperaturas máximas y mínimas, precipitaciones, dónde se
producirán, las características de éstas: chubascos, lloviznas, aguaceros, agua o nieve etc.
Diariamente hablamos del tiempo, hacemos referencia a bueno o malo, frío o calor, soleado o
nuboso, seco o lluvioso... son conceptos con los cuales describimos situaciones reales y
sensaciones corporales. Diariamente también visualizamos y escuchamos informes del tiempo
y se nos habla de borrascas, frentes, ciclones, anticiclones...
Con estos términos se definen las situaciones concretas de la atmósfera para un lugar y un
tiempo determinado.
Otras instalaciones meteorológicas menos comunes disponen de instrumental de sondeo
remoto como radar meteorológico para medir la turbulencia atmosférica y la actividad de
tormentas.
ORGANIZACIÓN METEOROLÓGICA MUNDIAL
¿QUÉ ES UNA ESTACIÓN METEOROLÓGICA?
Una estación meteorológica es un lugar escogido adecuadamente para colocar los diferentes
instrumentos que permiten medir las distintas variables que afectan al estado de la atmósfera.
Es decir, es un lugar que nos permite la observación de los fenómenos atmosféricos y donde
hay aparatos que miden las variables atmosféricas. Muchos de estos han de estar al aire libre,
pero otros, aunque también han de estar al aire libre, deben estar protegidos de las
radiaciones solares para que estas no les alteren los datos, el aire debe circular por dicho
interior. Los que han de estar protegidos de las inclemencias del tiempo, se encuentran
dentro de una garita meteorológica.
Una garita meteorológica es una casilla donde se instalan los aparatos del observatorio
meteorológico que se deben proteger. Ha de ser una especie de casilla elevada un metro y
medio del suelo (como mínimo elevada 120 cm) y con paredes en forma de persiana; éstas han
de estar colocadas de manera que priven la entrada de los rayos solares en el interior para que
no se altere la temperatura y la humedad. La puerta de la garita ha de estar orientada al norte
y la teja debe estar ligeramente inclinada. En su interior están los instrumentos que han de
estar protegidos como he dicho antes por aparatos registradores.
¿CÓMO FUNCIONA?
La mayor parte de la estación meteorológica están automatizadas (E.M.A) requiriendo un
mantenimiento ocasional. Existen observatorios meteorológicos sinópticos, que cuentan con
personal (observadores), de forma que además de los datos anteriormente señalados se
pueden recoger aquellos relativos a nubes, visibilidad y tiempo presente y pasado. La recogida
de estos datos se denomina observaciones sinópticas.
Para la medida de variables en mares y océanos se utilizan sistemas dispuestos en boyas
meteorológicas.
Organización Meteorológica Mundial
Bandera de la Organización Meteorológica Mundial.
Tipo
Agencia especializada de la ONU
Fundación
1950
Sede central
Ginebra, Suiza
Secretario General
Michel Jarraud
Presidente
David Grimes
La Organización Meteorológica Mundial (OMM), o en inglés, World Meteorological
Organization (WMO) es una organización internacional creada en 1950 en el seno de la ONU
cuyo objetivo es asegurar y facilitar la cooperación entre los servicios meteorológicos
nacionales, promover y unificar los instrumentos de medida y los métodos de observación. En
la actualidad cuenta con 191 Estados Miembros y Territorios.
La OMM es la heredera de la antigua Organización Meteorológica Internacional (International
Meteorological Organization - IMO), fundada en Viena, Austria en 1873.
La OMM tiene su sede central en Ginebra, Suiza. En el Decimocuarto Congreso, celebrado en
Ginebra en mayo de 2003 fueron elegidos Secretario General y Presidente el francés Michel
Jarraud y el canadiense David Grimes, respectivamente.
Los objetivos de la organización son:
Facilitar la cooperación mundial para crear redes de estaciones que efectúen observaciones
meteorológicas, así como hidrológicas y otras observaciones geofísicas relacionadas con la
meteorología, y favorecer la creación y el mantenimiento de centros encargados de prestar
servicios meteorológicos y otros servicios conexos;
Fomentar la creación y mantenimiento de sistemas para el intercambio rápido de información
meteorológica y conexa;
Fomentar la normalización de las observaciones meteorológicas y conexas y asegurar la
publicación uniforme de observaciones y estadísticas;
Intensificar la aplicación de la meteorología a la aviación, la navegación marítima, los
problemas del agua, la agricultura y otras actividades humanas;
Fomentar las actividades en materia de hidrología operativa y proseguir una estrecha
colaboración entre los Servicios Meteorológicos y los Hidrológicos;
Fomentar la investigación y enseñanza de la meteorología y, cuando proceda, de materias
conexas, y cooperar en la coordinación de los aspectos internacionales de tales actividades.
EL PROGRESO DE LA METEOROLOGÍA EN LOS ÚLTIMOS TIEMPOS (SIGLO XXI)
El desarrollo tecnológico obtenido en el perfeccionamiento de instrumentos y
aparatos de detección y procesamiento de datos ha revolucionado la ciencia de la
meteorología, especialmente en lo que respecta al empleo de los satélites meteorológicos,
aviones de los denominados caza huracanes, drones con fines también meteorológicos,
satélites que recogen información sobre las corrientes marinas, temperatura superficial de
mares y océanos y, sobre todo la recopilación, procesamiento de datos y proyección y
pronósticos meteorológicos. Desde luego, todos estos avances se iniciaron en las últimas
décadas del siglo XX (recordemos lo que significó el lanzamiento del satélite artificial TIROS I
(Televisión Infra-Red Observation Satélite) en 1960 pero ello no fue sino el punto de partida de
una nueva era, que ha dejado muy atrás el estado de la ciencia (en este caso de la
meteorología) que sigue difundiéndose en las escuelas y en la bibliografía especializada. Y no
sólo nos vamos quedando atrás en el campo
de la formación científica y técnica, sino
también en los programas de investigación y
desarrollo, aunque en esto último exista una
gran diversidad de situaciones a escala
mundial
OBJETOS DE ESTUDIO
Los concernientes a la climatología y la
previsión del tiempo. Su campo de
estudios abarca, por ejemplo, las repercusiones en la Tierra de los rayos solares, la radiación
de energía calorífica por el suelo terrestre, los fenómenos eléctricos que se producen en la
ionosfera, los de índole física, química y termodinámica que afectan a la atmósfera, los
efectos del tiempo sobre el organismo humano, etc.
Los temas de la meteorología teórica se fundan, en primer lugar, sobre un conocimiento
preciso de las distintas capas de la atmósfera y de los
Algunos símbolos utilizados en meteorología.
efectos que producen en ella los rayos solares. En particular,
los meteorólogos establecen el balance energético que
compara la energía solar absorbida por la Tierra con la energía irradiada por ésta y disipada
en el espacio interestelar. Todo estudio ulterior implica, por lo demás, un conocimiento de
las repercusiones que tienen los movimientos de la Tierra sobre el tiempo, los climas, la
sucesión de las estaciones. También dan lugar a profundos estudios teóricos los dos
parámetros principales relativos al aire atmosférico: la presión y la temperatura, cuyos
gradientes y variaciones han de ser conocidos con la mayor precisión.
En lo concerniente a la evolución del tiempo, tiene especial importancia el estudio del
agua atmosférica en sus tres formas: (gaseosa, líquida y sólida), así como las condiciones y
circunstancias que rigen sus cambios de estado (calor latente de evaporación, de fusión, etc.),
de la estabilidad e inestabilidad del aire húmedo, de las nubes y las precipitaciones.
Otra rama fundamental se esfuerza en determinar las leyes que rigen la circulación
general de la atmósfera, la formación y los movimientos de las masas de aire, el viento y las
corrientes en general, la turbulencia del aire, las condiciones en que se forman y mueven los
frentes, anticiclones, ciclones y otras perturbaciones, así como los procesos que dan lugar a los
meteoros.
EQUIPOS E INSTRUMENTOS METEOROLÓGICOS
En general, cada ciencia tiene su propio equipamiento e instrumental de laboratorio.
Sin embargo, la meteorología es una disciplina corta en equipos de laboratorio y amplia en los
equipos de observación en campo. En algunos aspectos esto puede parecer bueno, pero en
realidad puede hacer que simples observaciones se desvíen hacia una afirmación errónea.
En la atmósfera, hay muchos objetos o cualidades que pueden ser medidos. La lluvia,
por ejemplo, ha sido observada en cualquier lugar y desde siempre, siendo uno de los
primeros fenómenos en ser medidos históricamente.
ESTACIONES METEOROLÓGICAS
Una estación meteorológica es una instalación destinada a medir y registrar regularmente
diversas variables meteorológicas. Estos datos se utilizan tanto para la elaboración de
predicciones meteorológicas a partir de modelos numéricos como para estudios climáticos.
Está equipada con los principales instrumentos de medición, entre los que se encuentran los
siguientes:
Anemómetro (mide la velocidad del viento)
Veleta (señala la dirección del viento)
Barómetro (mide la presión atmosférica)
Heliógrafo (mide la insolación recibida en la superficie terrestre)
Higrómetro (mide la humedad)
Piranómetro (mide la radiación solar).
Pluviómetro (mide el agua caída)
Termómetro (mide la temperatura)
Estos instrumentos se encuentran protegidos en una casilla ventilada, denominada
abrigo meteorológico o pantalla de Stevenson, la cual mantiene la luz solar directa lejos del
termómetro y al viento lejos del higrómetro, de modo que no se alteren las mediciones de
éstos.
Cuanto más numerosas sean las estaciones meteorológicas, más detallada y
exactamente se conoce la situación. Hoy en día, gran cantidad de ellas cuentan con personal
especializado, aunque también hay un número de estaciones automáticas ubicadas en lugares
inaccesibles o remotos, como regiones polares, islotes deshabitados o cordilleras. Además
existen fragatas meteorológicas, barcos que contienen a bordo una estación meteorológica
muy completa y a los cuales se asigna una posición determinada en pleno océano. Sin
embargo, es necesario recalcar que, con el gran crecimiento de la población urbana desde
fines del siglo XIX, la mayor parte de las estaciones meteorológicas están actualmente situadas
en zonas urbanas, bien porque se ubican en ciudades nuevas o bien porque se encuentran en
poblaciones rurales absorbidas por los grandes núcleos urbanos en su proceso de expansión,
con lo que existe un sesgo introducido por los microclimas urbanos que dan pie para
corroborar, de manera errónea, el aumento de las temperaturas a escala mundial (lo que sería
una prueba del calentamiento global), lo cual está muy lejos de ser un hecho comprobado sin
lugar a dudas.
SATÉLITES METEOROLÓGICOS
Los satélites meteorológicos son un tipo de satélite artificial utilizados para supervisar
el tiempo atmosférico y el clima de la Tierra, aunque también son capaces de ver las luces de la
ciudad, incendios forestales, contaminación, auroras, tormentas de arena y polvo, corrientes
del océano, etc. Otros satélites pueden detectar cambios en la vegetación de la Tierra, el
estado del mar, el color del océano y las zonas nevadas.
El fenómeno de El Niño y sus efectos son registrados diariamente en imágenes
satelitales. El agujero de ozono de la Antártida es dibujado a partir de los datos obtenidos por
los satélites meteorológicos. De forma agrupada, los satélites meteorológicos de China,
Estados Unidos, Europa, Canadá, India, Japón y Rusia proporcionan una observación casi
continua del estado global de la atmósfera, aunque a una escala muy detallada en la que
pueden identificarse los patrones nubosos y la circulación de los vientos, así como los flujos de
energía que generan los fenómenos meteorológicos.
LA PREVISIÓN DEL TIEMPO
Mapa sinóptico de Estados Unidos para el 21 de octubre de 2006.
Varias veces por día, a horas fijas, los datos procedentes de cada estación meteorológica, de
los barcos y de los satélites llegan a los servicios regionales encargados de centralizarlos,
analizarlos y explotarlos, tanto para hacer progresar a la meteorología como para establecer
previsiones sobre el tiempo clave que hará en los días venideros. Como las observaciones se
repiten cada 3 horas (según el horario sinóptico mundial), la sucesión de los mapas y
diagramas permite apreciar la evolución sinóptica: se ve cómo las perturbaciones se forman o
se resuelven, si están subiendo o bajando la presión y la temperatura, si aumenta o disminuye
la fuerza del viento o si cambia éste de dirección, si las masas de aire que se dirigen hacia tal
región son húmedas o secas, frías o cálidas, etc. Parece así bastante fácil prever la trayectoria
que seguirán las perturbaciones y saber el tiempo que hará en determinado lugar al cabo de
uno o varios días. En realidad, la atmósfera es una gigantesca masa gaseosa tridimensional,
turbulenta y en cuya evolución influyen tantos factores que uno de éstos puede ejercer de
modo imprevisible una acción preponderante que trastorne la evolución prevista en toda una
región. Así, la previsión del tiempo es tanto menos insegura cuando menor es la anticipación y
más reducido el espacio a que se refiere. Por ello la previsión es calificada de
micrometeorológica, mesometeorológica o macrometeorológica, según se trate,
respectivamente, de un espacio de 15 km, 15 a 200 km o más de 200 km. Las previsiones son
formuladas en forma de boletines, algunos de los cuales se destinan a la ciudadanía en general
y otros a determinados ramos de la actividad humana y navegación aérea y marítima,
agricultura, construcción, turismo, deportes, regulación de los cursos de agua, ciertas
industrias, prevención de desastres naturales, etc.
La meteorología y la climatología estudian la atmósfera desde varias perspectivas. Por un lado,
describen las condiciones generales del tiempo atmosférico en una zona y época concretas.
Por otro, investigan el comportamiento de las grandes masas de aire con el fin de establecer
leyes generales respecto a su influencia sobre otros factores. Finalmente, analizan cada uno de
estos factores particulares (temperatura, presión, humedad,...) con el fin de descubrir las leyes
que los gobiernan y poder hacer una previsión del tiempo acertada.
La meteorología tiene diversas aplicaciones prácticas, además de las evidentes. Por ejemplo,
la meteorología aeronáutica se especializa en todo lo que afecta al tráfico aéreo;
la meteorología agraria pretende predecir las condiciones adecuadas para las distintas labores
agrícolas;
la meteorología médica estudia la influencia de los factores atmosféricos sobre la salud
humana.
“IMPORTANTE
VARIEDAD
CLIMÁTICA EN ARGENTINA”
REPÚBLICA ARGENTINA
UBICACIÓN
La República Argentina está situada en América del sur, en los hemisferios sur y occidental, al
sur de la línea del ecuador y al oeste del meridiano de Greenwich. La Argentina se encuentra
ubicada en el extremo meridional de América del sur.
LÍMITES
La Argentina limita:
AL ESTE: Con el Océano Atlántico, la República Oriental del Uruguay y la República Federativa
del Brasil.
AL NORTE: Con la República del Paraguay y el estado plurinacional de Bolivia.
AL OESTE: Con la República de Chile.
AL SUR: Con este último país y el Océano Atlántico.
PUNTOS EXTREMOS
NORTE: Cerro Branqui, al este del hito de confluencia de los Ríos Grande de San Juan y
Mojinete (Jujuy); Latitud sur: 21° 46´, Longitud Oeste: 66° 13´.
SUR: Cabo San Pio (Tierra del Fuego); Latitud Sur: 55° 03´, Longitud Oeste: 66° 31´.
ESTE: Al noreste de la localidad de Bernardo de Irigoyen (Misiones); Latitud sur: 26° 15´,
Longitud oeste: 53° 38´.
OESTE: En el Parque Nacional los Glaciares (Santa Cruz); Latitud sur: 50° 01´, Longitud oeste:
73° 34´.
MAPA DE LA REPUBLICA ARGENTINA
CLIMA DE ARGENTINA
En general, el clima de Argentina predominante es el templado muy apto para la vida
humana, aunque se extiende a un
clima tropical en la zona de Yungas en el extremo norte y del Litoral, pasando por una región
de:
clima semitropical en la zona pampeana y en el extremo noreste del país,
y un subpolar predominante en la Patagonia,
con clima nival en la parte suroeste andina de la Patagonia (zona de los campos de hielo) y
teniendo en cuenta las reclamaciones argentinas en los sectores subantárticos y antárticos,
especialmente en la Antártida Argentina
un clima oceánico subpolar (desde el sur de Tierra del Fuego, pasando por todas las Antartillas
septentrionales) y un neto,
clima polar en el Sector Antártico Argentino.
Es decir, al tener (como pocos países)
un extenso territorio prolongado de
norte a sur, Argentina incluye y supera
como pocos países varias zonas
geoastronómicas. El conjunto de
climas de Argentina es "monitoreado"
o mejor dicho estudiado por el SMN
desde hace más de un siglo.
Mapa de climas de Argentina.
Así, el clima de Argentina se
caracteriza por su diversidad (por su
gran variedad de climas), donde
distintos factores geográficos inciden
en forma directa, determinando las
características climáticas de las
diferentes regiones, estas causada por
su amplitud longitudinal y latitudinal
como así también por el desarrollo
altitudinal en su sector occidental o
sus proximidades a los océanos y sus
corrientes ya sean frías provenientes
de la Antártida o ya sean cálidas
provenientes de zonas ecuatoriales.
FACTORES GEOGRÁFICOS Y SU INCIDENCIA
Latitud
Uno de estos factores es la latitud, la República
Argentina se caracteriza por un gran desarrollo de la
misma, desde los 21º 46′ hasta los 55º 58′ S.
Básicamente, esto es lo que origina la variedad
climática del país.
Relieve
Por otra parte, las cadenas montañosas que se
extienden de norte a sur en el oeste argentino,
constituyen un factor de relieve que facilita la
circulación de masas de aire en el este del país y que
Mapa de Argentina indicando Latitud
determina diferentes tipos de vientos.
.
Además, el relieve incide en las temperaturas en tanto que, a medida que el primero presenta
mayor altura las segundas bajan.
Influencia del Mar
La presencia del mar, que, en el caso del
territorio Argentino, conforma una
frontera natural al este, ejerce una acción
moderadora, disminuyendo la amplitud
térmica.
Mar Argentino. Costa Atlántica
.
FENÓMENOS METEOROLÓGICOS QUE INFLUYEN EN EL CLIMA
Vientos
Diferentes factores meteorológicos se producen en el
territorio argentino, algunos de ellos son locales,
otros en cambio, hallan su origen más allá de las
fronteras argentinas, tal es el caso de los vientos
cálidos y húmedos que proceden del anticiclón
atlántico y que afectan a las regiones ubicadas al
norte de la Patagonia, o los vientos del oeste que
provienen del anticiclón del océano Pacífico, así como
también los vientos fríos del anticiclón de la Antártida.
Además de los vientos mencionados que afectan el
clima argentino en forma permanente, también
actúan tres vientos locales, entre los cuales se
cuentan:
Mapa de Vientos locales de Argentina.
El Zonda: que es cálido y seco y sopla generalmente
entre mayo y octubre y se origina al este de la
precordillera de La Rioja, San Juan y Mendoza.
La Sudestada: que se origina en el litoral pampeano y se caracteriza por su alto contenido de
humedad.
El Pampero: proviene del suroeste y es frío y seco, ocurre mayormente en verano, después de
varios días de aumento constante de la temperatura y la humedad.
De estos influjos de corrientes y frentes eólicos; por ejemplo en el invierno de Argentina -que
es el invierno del Hemisferio Sur- pueden soplar algunas veces los helados vientos procedentes
del cuadrante suroeste, que incluso llegan hasta San Pablo, Brasil. En cambio, en el estío
meridional predominan los frentes de vientos cálidos con olas de calor procedentes de zonas
ecuatoriales. La interacción de esos "frentes fríos" y esos "frentes cálidos" entre otras cosas
provocan la diagonal del pampero que es una línea bastante que se extiende desde
aproximadamente la ciudad de Rosario al sureste hasta la ciudad de San Miguel de Tucumán
en el noroeste, esta línea diagonal isotermal suele ocurrir con temperaturas bastante
semejantes pese a las distancias latitudinales por cientos de kilómetros. Luego, al norte de la
ciudad de San Miguel de Tucumán las isotermas se estrechan de modo que ya en Salta aunque
la misma ciudad de Salta se encuentra en una zona mesotérmica merced a su altitud, debido a
los abruptos escalonados cambios de altitud ascendiendo hacia la Puna de Atacama en pleno
verano y en una misma jornada se pueden tener temperaturas bajo el 0°C y a relativamente
pocos kilómetros al este temperaturas de más de 40°C. A este panorama se suman las
alternancias globales de los efectos de El Niño y de La Niña que en gran parte del planeta
provocan en unas regiones sequías (llamadas popularmente en Argentina "secas") y en otras
zonas tormentas con abundantes lluvias.
Los Tornados
Consisten en una masa de aire en forma de embudo vertical que alcanza un movimiento
rotativo de hasta 500 km/h, se originan entre octubre y marzo en la cuenca del Plata.
Nevadas
Debido al predominio de clima templado en la mayor parte del territorio y a la brevedad del
invierno las nevadas son escasas en la mayor parte del territorio. Se concentran por intensidad
y frecuencia en el sector andino.
Heladas y Granizo
Las heladas se registran sólo en coincidencia con el avance de vientos fríos del Pacífico Sur o en
zonas de altas montañas y las mesetas patagónicas. Las zonas con más de 30 días de helada
por año coinciden con las altas montañas y la estepa patagónica.
El granizo, se produce cuando una masa de aire se enfría con rapidez. Este fenómeno
meteorológico puede darse en todo el territorio, mayormente entre septiembre y diciembre.
RÉGIMEN ESTACIONAL
Pese a que el clima norte del país argentino suele ser simplificado como "cálido", el centro
como "templado" y el sur como "frío", en prácticamente toda Argentina se dan las cuatro
estaciones, obviamente que con mayores temperaturas promedio en el norte (zona del trópico
de Capricornio por ejemplo) y con mucho menores temperaturas promedio en el sur ( zona de
influjo del círculo polar antártico), y ante estas diferencias latitudinales la singularidad del
enfriamiento altitudinal en toda la región elevada de Argentina, especialmente notable al
oeste de las Sierras Pampeanas y muy notoria en las grandes altitudes de la gran cordillera de
los Andes. Sin embargo aún las más altas regiones cordilleranas ocasionalmente pueden
presentar calentamientos por adiabasis (Efecto Föhn) como las del viento zonda, mientras que
la zona de gran influjo oceánico en torno a Mar del Plata presenta casi todo el año un clima
templado oceánico.
LAS ESTACIONES EN ARGENTINA (CARACTERÍSTICAS GENERALES)
Debe tenerse muy en cuenta que al estar todo el territorio de Argentina en el Hemisferio Sur el
régimen cíclico de las estaciones es simétricamente inverso y complementario al de las
estaciones del Hemisferio Norte, es decir (por ejemplo) cuando en Argentina comienza el
verano en Europa, Estados Unidos, China, Japón etc. comienza el invierno y, viceversa, cuando
en el Hemisferio Norte comienza el invierno en casi toda Sudamérica, parte de África, en
Oceanía, y en toda la Antártida, netamente comienza el verano.
Del mismo modo las solanas en Argentina suelen darse en las fachadas cordilleranas que
"miran" al norte y las umbrías en las fachadas o faldeos cordilleranos que "miran" al sur.
El anterior fenómeno cíclico planetario le da un especial relieve a las producciones agrícolas
argentinas (lo que resalta su posición en cuanto «granero del mundo») ya que cuando, por
ejemplo, en Europa y Estados Unidos deja de producirse trigo en Argentina comienza la gran
cosecha de trigo (y otras mieses) que son requeridas para alimentar a toda la población del
planeta Tierra.
Por otra parte se ha de tener muy en cuenta que Argentina, junto a Chile, todo Uruguay y la
región al Sur de Brasil, el sur de Australia y toda Nueva
Zelanda son los únicos territorios continentales e insulares
del Hemisferio Sur con las cuatro estaciones bien
diferenciadas (de un modo similar al que ocurre en
Europa y Estados Unidos).
El verano (desde aproximadamente el 21 diciembre o más
exactamente desde la hora en que astronómicamente se
señala el solsticio de verano austral) es bastante cálido
con muchas veces abruptos aguaceros que si son de poca
duración son denominados chaparrones y también se dan
tormentas fuertes a severas (por eso es frecuente el dicho
«duró lo que una lluvia de verano» para significar a algo
de importante magnitud pero fugaz), ya en el mes de
marzo -cuando comienza a finalizar el verano- gran parte
de Argentina (y del Cono Sur) tiene importantes
fluctuaciones térmicas (días cálidos, noches frescas) y
encuentros de frentes eólicos cálidos procedentes del
norte con frentes eólicos fríos procedentes del sur lo que
provoca en tal época del año frecuentes lluvias y, en las
zonas más australes o en las zonas más elevadas, el inicio
de las nevadas a fines del verano, aunque están bien
documentadas las nevadas pocos días antes de que inicie
el verano especialmente en Tierra del Fuego.
El otoño (que se inicia aproximadamente el 21 de marzo,
o más exactamente en el equinoccio de otoño austral) es
una estación generalmente fresca, ventosa e inicialmente muy lluviosa con temperaturas que
van disminuyendo a lo largo de esta estación desde aproximadamente los 25°C hasta menos
de 10°C en el sur de la Argentina Continental americana, aunque en el sur de la misma
Argentina continental americana (por ejemplo en el sur de la Patagonia argentina) ya a inicios
de otoño se registran nevadas; como en Europa y otras regiones del hemisferio norte el otoño
en Argentina se caracteriza (exceptuando las zonas más norteñas tropicales) por la caída del
follaje que se hace notoria en los árboles (excepto en los perennifolios y sempervirentes ), a lo
largo del otoño, especialmente en el norte argentino y de todo el norte especialmente en el
Noroeste argentino las precipitaciones disminuyen notoriamente.
Durante el invierno austral (aproximadamente desde el 21 de junio o más exactamente en el
solsticio de invierno austral) gran parte del país argentino entra en un periodo de pocas
precipitaciones y bajas temperaturas por las cuales se producen importantes nevadas en el sur
y centro-oeste, y nevadas y aguanieves invernales que pueden darse muy ocasionalmente
incluso en las zonas más cálidas (las septentrionales de bajas altitudes) de Argentina. Pese a
que en una parte del país todo el invierno suele ser frío, hay que decir que en la región
pampeana, en el norte y en el litoral el invierno es bastante suave, corto e irregular: durante
esta estación se observan tanto días fríos, como frescos, templados, y hasta cálidos. Es muy
común que durante los meses invernales haya buena cantidad de días en donde la
tempetatura máxima supera los 20 grados. En tanto, a fines del invierno puede producirse la
tormenta de Santa Rosa, unos diez días antes del 30 de agosto y veinte primeros días de
septiembre debido a las fluctuaciones provocadas por la interacción de frentes eólicos cálidos
desde el norte ante los frentes fríos del Sur, la tormenta de Santa Rosa suele durar varios días
y oscilar en ser una mera llovizna o ser una tormenta eléctrica con granizo.
El invierno austral en el año 2014 fue casi excepcional, ya que hasta por lo menos el
20 de julio de 2014 tras unos pocos días muy fríos en el centro de la Argentina Continental
americana se han sucedido días relativamente muy cálidos, con temperaturas de más de 25°C
al mediodía en la ciudad de Buenos Aires.
Del mismo modo el invierno austral del año 2015 fue en cuanto a temperaturas bastante
moderado en el centro y norte de Argentina aunque (véase más adelante) en la primera
semana de agosto se caracterizó, debido a la instalación de una zona de baja presión
atmosférica, por copiosas precipitaciones especialmente en el NE de la Provincia de Buenos
Aires, en el Sur de la Provincia de Santa Fe (con epicentro en Sanford inundándose más de 300
mil hectáreas en el sur santafesino), gran parte de la Provincia de Entre Ríos y asimismo en
gran parte de la República Oriental del Uruguay; luego en la segunda semana de dicho mes el
clima se caracterizó por intensos vientos en la Patagonia austral. La última semana de agosto,
fue más bien templada en el centro y cálida en el norte del país, con temperaturas superiores a
los 24 grados.
La primavera, que en el Hemisferio Sur fuera de las zonas tropicales transcurre desde
aproximadamente el 21 de septiembre ( o más exactamente desde el equinoccio de primavera
austral) hasta el 21 de diciembre, tiene temperaturas gratas (por ejemplo en el centro de
Argentina rondan los 15° a 25°C) e importantes lluvias tormentas intensas (octubre suele ser
considerado un mes lluvioso), e incluso nevadas en las zonas más meridionales. Como en
Europa y otras zonas del hemisferio norte, la primavera en Argentina se caracteriza por el
florecer y reverdecer de las plantas.
Empero en el año 2014 ; los efectos del calentamiento global originado mayoritariamente en
países del Hemisferio Norte se hacen notar: al mismo tiempo que en el sur de Europa y de
Estados Unidos se registraban calores con temperaturas similares; el lunes 27 de octubre
(horario argentino) de 2014, se registró una temperatura de 35,6 °C (hasta entonces las
temperaturas rondaban los agradables 25°C) en la ciudad de Buenos Aires a la tarde poco
después del mediodía fue el mes de octubre más cálido registrado en tal ciudad y en zonas del
norte del País las temperaturas llegaron a superar los 40°C prácticamente en la misma fecha,
luego se produjo una brusca baja de temperaturas que superó los 20° C de diferencia en
amplitud térmica, tal brusca baja de temperatura fue acompañada por ventarrones
procedentes del sur y, en muchos casos con fuertes lluvias denominadas aguaceros.
REGIONES
Norte
Las altitudes bajas del norte del país, desde el norte hasta aproximadamente los 30° S
(en el caso de la Mesopotamia argentina existe un verdadero talweg eólico y térmico que lleva
las temperaturas promedio tropicales anuales aún más al sureste hasta aproximadamente el
Delta del Paraná), se caracterizan generalmente por veranos cálidos y húmedos con inviernos
suaves y secos, estando sujetas a sequías periódicas. Notable es el caso del Altiplano
argentino, una meseta de altura muy fría y seca, con temperaturas mínimas extremas que
pueden alcanzar en algunas zonas hasta los −25 °C e incluso menos. Esta región geográfica se
sitúa en la parte occidental de las provincias de Jujuy, Salta, y Tucumán.
Las temperaturas medias oscilan entre los 24°C y 29°C en enero y los 9°C a 16°C en
julio y precipitaciones excesivas en Misiones con 3000 mm que descienden hacia el oeste a 700
mm en el Chaco Seco; súbitamente las precipitaciones ascienden hasta superar los 3000 mm
anuales al llegar a las sierras Subandinas, formándose así la llamada selva tucumano-oranense
o yunga, la cual es un tipo de selva, subdividida según la altitud, en el que se desarrolla una
notable biodiversidad, siendo la segunda ecoregión más biodiversa del país (superada
solamente por la selva misionera). Aquí hay una estación seca durante el invierno, en la cual la
falta de precipitaciones es atenuada gracias a la elevada humedad ambiental presente todo el
año.
.
Climograma de la ciudad de Posadas, Tropical sin estación seca
.
Climograma de la ciudad de San Miguel de Tucumán, con estación seca en invierno
CENTRO
La región central del país, que muy esquemáticamente puede ser ubicada entre los paralelos
30°S y 40°S, aunque existen intrusiones cálidas como la del ya citado talweg térmico que llega
al Delta del Paraná y zonas próximas; y zonas continentales con microclimas muy fríos en las
zonas elevadas andinas y del Comahue tiene veranos cálidos con abundantes precipitaciones y
tormentas de variedad intensidad, e inviernos frescos a fríos donde las tormentas tienden a ser
menos frecuentes por lo que predomina el clima templado húmedo. Las elevaciones más altas
en todas las latitudes son las que experimentan condiciones más frías, con un clima árido y
nival montano. Con cierta frecuencia precipita en forma de nieve, sobre todo en las localidades
del oeste.
Se presenta un
clima templado
llamado
Llanura Pampeana al norte de la provincia de
Buenos Aires.
genéricamente clima pampeano, en la región pampeana con una temperatura media de 15 °C
y precipitaciones que van de los 1000 mm al este hasta los 600 mm al oeste.
En el caso de la zona del Río de la Plata (por ejemplo en la Ciudad de Buenos Aires) es
proverbial que aunque existan marcadamente las cuatro estaciones (verano, otoño, invierno y
primavera) el clima puede cambiar en muy pocas horas según el cuadrante desde el cual
predomine el viento (si es desde el sur o suroeste puede hacer mucho frío, en cambio si es
desde el sector norte puede hacer mucho calor sobre todo si se presentan olas de calor como
la de la segunda mitad de diciembre de 2013 -en pleno verano meridional-, ola de calor debida
a un frente de corriente de aire cálido procedente de Brasil, o como las invernales de 2009 y de
2013).
Región de la Patagonia dominada por las
nevadas y el frio.
En la región del litoral argentino, en la que se
encuentran grandes ciudades como Rosario o Santa Fe, el clima es húmedo y templado en la
mayor parte del año. Se lo clasifica como clima templado pampeano, es decir que las cuatro
estaciones están medianamente definidas, aunque sus inviernos son bastante suaves, cortos e
irregulares: durante esta estación se observan tanto días fríos, como frescos, templados, y
hasta cálidos. Es muy común que durante los meses invernales haya buena cantidad de días en
donde la temperatura máxima supera los 20 grados. Tal como ocurre en Buenos Aires, es
proverbial que aunque existan marcadamente las cuatro estaciones (verano, otoño, invierno y
primavera) el clima pueda cambiar en muy pocas horas según el cuadrante desde el cual
predomine el viento (si es desde el sur o suroeste puede hacer mucho frío, en cambio si es
desde el sector norte puede hacer mucho calor sobre todo si se presentan olas de calor como
la de la segunda mitad de diciembre de 2013 -en pleno verano meridional-, ola de calor debida
a un frente de corriente de aire cálido procedente de Brasil, o como las invernales de 2009 y de
2013). Los veranos son cálidos, y la elevada humedad puede volver en ocasiones sofocante al
tiempo. Hay una temporada calurosa desde octubre a abril (de 18 °C a 36 °C) y una fresca y
variable entre principios de junio y la primera mitad de agosto (con mínimas en promedio de
5 °C y máximas promedio de 16 °C), oscilando las temperaturas promedio anuales entre los
11 °C (mínima), y los 24 °C (máxima). Llueve más en verano que en invierno, con un volumen
de precipitaciones total de entre 800 y 1300 mm al año.
De entre los muchos factores que producen la variedad climática en la región central, se ha de
tener en cuenta el régimen anual de precipitaciones que disminuye de Este a Oeste de modo
que en el tercio occidental de la Provincia de la Pampa se encuentra la isohieta de los 500 mm
de precipitaciones/año; tal isohieta señala un límite entre las áreas normalmente templadas y
normalmente húmedas al Este (es decir la Pampa Húmeda) y las zonas semiáridas y de clima
continental (que incluyen al Comahue) al Oeste de la isohieta de los 500 mm/año, la misma
isohieta retrocedió entre 50 a 100 km hacia el Este debido a la deforestación masiva de los
bosques llamados caldenales, aún así naturalmente el ecotono del caldenal permite
naturalmente un clima con la suficiente humedad sin riego artificial para un fértil suelo pese a
la sequedad atmosférica hasta el valle del río llamado de norte a sur Desaguadero-ChadileoCuracó.
Las llamadas Sierras Pampeanas debido a la alternancia de fríos glaciares altitudinales como
los que se observan puntualmente en el Cerro General Belgrano llamado "El Nevado"
precísamente nevado por estar siempre cubierto por hielos eternos debido a su gran altitud y
zonas de calentamiento adiabáticos presentan muchos microclimas de los cuales los más
conocidos son los de las Sierras de Córdoba. En las bajas altitudes, las Sierras de Córdoba
tienen un clima templado continental (Köppen Cwa), con veranos cálidos y húmedos, con
frecuentes tormentas e inviernos secos y frescos y se parece mucho al clima del altiplano
mexicano, tal clima tiene un sistema de lluvias diametralmente opuesto al del clima
mediterráneo europeo pero el período seco y el húmedo explica la existencia de paisajes
bastante parecidos a los de gran parte de España o gran parte de Italia y de hecho crece muy
bien el olivo y otras plantas mediterráneas (como el cedro y el ciprés) alrededor de esta zona.
El promedio anual de lluvias de la ciudad de Córdoba capital es de 715 mm, pero el régimen
pluviométrico es sumamente variable. En la parte este de las Sierras, puede llover más de 1200
mm/año, pero disminuye mucho yendo al oeste con menos de 400 mm/año. A fines del
invierno meridional de 2014 (primera y segunda semana de septiembre de dicho año), tras la
tormenta de Santa Rosa se han producido intensas lluvias e incluso granizadas que sugieren un
influjo climático de El Niño.
Las temperaturas a las bajas elevaciones son templadas, con promedio de 33 °C en verano
(enero) y de 15 °C en invierno, ascendiendo a 2000 msnm, el promedio térmico anual es 14 °C,
fresco. Sin embargo, debido a los inviernos relativamente secos, cae menos nieve de lo que las
temperaturas invernales pueden dar a suponer; y no hay evidencia de formatos de glaciares o
periglaciar es en el Pleistoceno.
PATAGONIA
La Patagonia argentina se subdivide climáticamente (sin contar los microclimas) en dos
grandes regiones: la Patagonia occidental andina en torno a la cordillera de los Andes y al
oeste de la cordillera de los Patagónides y el tercio sur de la isla de Tierra del Fuego, en tal
zona de clima frío y perhúmedo (en Puerto Blest se registran precipitaciones continuas anuales
pluvionivales de aproximadamente 2000 mm) permite que prospere una densa vegetación
arbórea de coníferas y caducifolias (o decicuas) antiboreales, pero unos 50 km hacia el punto
cardinal Este el gradiente de precipitaciones disminuye abruptamente a menos de 500
mm/año debido al efecto biombo que ejerce la cordillera de los Andes, ya que gran parte de la
humedad llevada por los vientos que soplan desde el cuadrante suroeste se condensa y
precipita en forma de nieve (especialmente desde abril hasta inicios de octubre) y luego en
forma de lluvias en las zonas cordilleranas andinopatagónicas, por lo que el clima de la
Patagonia oriental extraandina suele se semiárido y en algunas zonas desertificadas por el
sobrepastoreo y la pésima gestión antrópica de los recursos de agua dulce o en zonas muy
continentales o es directamente árido aunque con gran amplitud térmica e inviernos gélidos
que en el invierno austral pueden provocar intensas precipitaciones nivales con temperaturas
que promedian los - 40 º C.
En el clima árido de estepa, al norte de la Patagonia, se aprecian temperaturas medias anuales
menores a 15 °C, heladas muy frecuentes y escasas precipitaciones (400 mm al año). No
obstante, las precipitaciones aumentan en el extremo noroeste de la cordillera patagónica,
siendo más abundantes durante el invierno. En el sur de la Patagonia el clima es muy frío, la
temperatura media es inferior a los 5 °C y las precipitaciones, de 300 mm y en las costas
patagónicas hasta la zona del golfo San Jorge durante ciertos veranos se pueden tener
temperaturas elevadas que muy ocasionalmente (según existan olas de calor como la ocurrida
en diciembre de 2013, y hasta pueden llegar a producir zonas de altas temperaturas
veraniegas en la usualmente muy fría Tierra del Fuego y temperaturas superiores al 0°C en el
norte de la península Antártica (particularmente en la zona de microclima de la Base
Marambio).
Los climas fríos húmedos abarcan la mitad del sur de los Andes, las islas australes y la Antártida
y se caracterizan por presentar una temperatura media de alrededor de los 7 °C o inferior,
aunque varía con la altura.
Las precipitaciones son de alrededor de 2000 mm y hasta 4000 mm en el límite con Chile y
bajan bruscamente hacia el Este, hasta los 200 mm y las nevadas invernales son frecuentes.
Climograma de la ciudad de Neuquén, frío Seco.
Climograma de la ciudad de Bariloche, con estación seca en verano.
TIPOS Y VARIEDADES CLIMÁTICAS
INTERACCIONES FLORIFAUNÍSTICAS CON LOS CLIMAS DE ARGENTINA
Prácticamente todas las macro y microregiones de flora de Argentina son congruentes
fenológicamente con los climas en las que se encuentran las regiones de flora, existiendo casi
siempre una retroalimentación natural: por ejemplo la gran región chaqueña antes de ser
"chaqueada" o "desmontada" es decir deforestada a lo largo de todo el siglo XX y de un modo
ya exhaustivo en la primera década del presente siglo XXI, permitía con sus densos bosques y
selvas, por efecto esponja principalmente merced a la sombra orográfica que hace que en las
vertientes orientales de las cordilleras ha permitido mantener en tierra gran parte de la
humedad y esto permitía regular las temperaturas y atenuar el efecto denotativo de las
grandes lluvias veraniegas, sin contar el beneficio de la biodiversidad así como evitaba
literalmente "de raíz" las catastróficas inundaciones.
La fauna argentina (incluyendo a la ya, tras medio milenio, fauna criolla) antes de ser
masivamente exterminada bajo el pretexto de ser declarada "plaga", por su parte, regulaba el
crecimiento de la flora natural y, como se ha explicado, la flora mantenía por
retroalimentación una homeostasis que morigeraba a gran escala (y aún en las zonas en que
pervive) los rigores del clima. En efecto, ya gran parte de Argentina está desertificada debido a
la tala masiva de árboles, el sobrepastoreo y los monocultivos artificiales, aunque tal
panorama catastrófico parece ser revertido si se toman urgentes medidas ambientalistas,
entre estas medidas es menester una racional-masiva reforestación.
EFECTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO GLOBAL EN ARGENTINA
El cambio climático global como su
nombre lo indica, está afectando
notoriamente a todo lugar del planeta
Tierra de un modo muy perceptible desde
fines del pasado siglo XX, algunos de los
principales factores químicos de tal
catástrofe global serían los gases con
efecto invernadero y su consecuente
calentamiento global debidos en gran
medida a la masiva e irracional emisión
de gases como el monóxido de carbono
en los países más industrializados del
hemisferio norte (por ejemplo la
decamillonaria cantidad de automotores
propulsados con motores de combustión
interna, la masiva deforestación de casi
Registro de las temperaturas de la ola de calor del 22 al 18 de
todo el planeta Tierra, la emisión masiva
diciembre de 2013.
de compuestos clorofluorocarbonados
(CFC) gases artificialmente y masivamente provocados en los países superpoblados e
industrializados del hemisferio norte que provocan el agujero de ozono y con ello,
especialmente con los gases de efecto invernadero, un efecto en cadena que, por ejemplo
hace soltar en la atmósfera los hasta hace pocos años naturalmente congelados gases de
hidrato de metano), Argentina es uno de los países menos afectados y empero hasta en
Argentina se notan bruscos cambios climáticos con importantes sequías, grandes olas de calor
veraniegas, intensos fríos invernales, inundaciones y fuertes tormentas casi como las que
ocurren en Estados Unidos.
En diciembre de 2013 se registró la ola de calor más prolongada registrada en
Argentina desde que se comenzaron las mediciones en 1906, afectando por lo menos 52
ciudades de todo el país. Por primera vez desde la creación del sistema de alarma por calor,
rigió una alerta en nivel rojo.
El invierno austral en el año 2014 fue casi excepcional, ya que hasta por lo menos el
20 de julio de 2014 tras unos pocos días muy fríos en el centro de la Argentina Continental
americana se han sucedido días relativamente muy cálidos debidos al calentamiento global
que afecta a toda la Tierra con temperaturas de más de 20°C al mediodía en la ciudad de
Buenos Aires aunque se esperó una ola de frío en toda Argentina hacia la última semana de
julio con abundantes nevadas en toda la Patagonia Argentina, el sur de la provincia de Buenos
Aires, zonas de Cuyo, Sierras de Córdoba. Esto superaría al aire polar que en Argentina se
caracteriza por la baja de las temperaturas a temperaturas cercanas o inferiores a la del
congelamiento del agua, es decir cercanas o inferiores al 0°C durante uno a tres días, sino que
se trataría de una ola polar con temperaturas heladas por más de tres días.
Del mismo modo el invierno austral del año 2015 fue en cuanto a temperaturas bastante
moderado en el centro y norte de Argentina aunque (véase más adelante) en la primera
semana de agosto se caracterizó, debido a la instalación de una zona de baja presión
atmosférica, por copiosas precipitaciones especialmente en el NE de la Provincia de Buenos
Aires, en el Sur de la Provincia de Santa Fe (con epicentro en Sanford inundándose más de 300
mil hectáreas en el sur santafesino), gran parte de la Provincia de Entre Ríos y asimismo en
gran parte de la República Oriental del Uruguay; luego en el invierno de 2015 en la segunda
semana de dicho mes de agosto el clima se caracterizó por intensos vientos acompañados en
ciertos lugares por fuertes nevadas en la Patagonia austral (Se suele denominar Patagonia
austral al territorio patagónico que va, de norte a sur, desde la Provincia de Chubut hasta el
archipiélago de Tierra del Fuego inclusive).
“IDENTIDAD CONTEXTUALIZADA
AL CLIMA RIOJANO”
PROVINCIA DE LA RIOJA
UBICACIÓN GEOGRÁFICA
La Provincia de La Rioja se halla ubicada en el Noroeste del territorio argentino. El área
montañosa cubre el 48 % de la superficie de la provincia, en tanto los Llanos, Valles y Bolsones,
el 52 %.
SUPERFICIE
89.680 km. (ocupa el 3,2 % del área territorial Argentina).
LÍMITES
NORTE: Provincia de Catamarca
SUR: Prov. de San Juan, San Luis y Córdoba.
ESTE: Prov. de Córdoba y Catamarca.
OESTE: Prov. de San Juan y República de Chile
POBLACIÓN DE LA PROVINCIA:
331.847 Habitantes, (Censo 2010)
POBLACIÓN DE LA CAPITAL:
180.995 Habitantes.
POBLACION TOTAL DEL VALLE DEL BERMEJO:
14. 113 habitantes.
MAPA DE LA PROVINCIA DE LA RIOJA
CLIMA Y RELIEVE EN LA PROVINCIA DE LA RIOJA
Emplazada al pie de la sierra de Velasco, La Rioja es la capital de la provincia homónima.
Fundada con el nombre de Ciudad de Todos los Santos de la Nueva Rioja, en recuerdo de la
comarca española, presenta una imponente belleza de valles, montañas, ríos y quebradas.
El clima de la ciudad de La Rioja es seco y caluroso con temperaturas que oscilan entre los 21º
y 35º C en verano y los 5º y 20º C en invierno.
Parque nacional Talampaya.
Sierras de Famatina vistas desde Chilecito.
Otra vista del Parque nacional Talampaya.
Sierra de Velasco.
.
también conocido como el Nevado de
Famatina, es con 6250 msnm (20.500 pies), la
cumbre extra andina más elevada del mundo
fuera de Asia
Desde el Alto, cerca de Plazoleta de la
Misericordia, en Olta, La Rioja, Argentina.
Se encuentra situada en el noroeste del país. El oeste de la provincia se encuentra dentro de la
región andina y la mayor parte dentro de la región geográfica denominada Sierras Pampeanas.
En la parte norte de la provincia, la misma se encuentra atravesada por varias sierras como
las Sierra de Velasco y las Sierras de Famatina cuya cumbre es el alto Cerro General
Belgrano (el cual con una altitud de 6250 msnm, es la cumbre extraandina más elevada del
mundo fuera de Asia), que la recorren de norte a sur y entre las mismas forman amplios valles.
El sur cuenta con varias sierras aisladas por llanuras. Su territorio ocupa una superficie de
89 680 km², por lo que su extensión puede compararse con la de Portugal.
Presenta básicamente tres áreas que van desde el sur hasta el norte:
El sur presenta un relieve bajo, dominado por la Sierra de los Llanos y otras sierras adyacentes,
como las de las Minas y de Malanzán, rodeadas todas de planicies semidesérticas. Algo alejada
de las sierras principales, en dirección al sur, se encuentra la Sierra de Chepes. La zona también
cuenta con el dique más grande de la provincia, el dique de Anzulón. Entre estas sierras se
encuentran pueblos como Chamical, Chepes, Olta, Malanzán y Ulapes.
El sudeste de la provincia es la zona más baja y allí se encuentra la penillanura llamada Los
Llanos de La Rioja y en los límites la depresión del desierto de las Salinas Grandes.
Torre de Olta
El centro de la provincia cuenta con dos formaciones importantes, la Sierra de Velasco y
la Sierra de Famatina. En la ladera este de la Sierra de Velasco se emplaza la capital de la
provincia.
La Sierra de Velasco se bifurca en dos, formando un valle que es conocido como «La
Costa» o «La Costa de Arauco», donde se encuentran pueblos relativamente importantes,
como Aimogasta, Anillaco y Aminga. En su extremo noroeste, la sierra deja lugar a un estrecho
valle, ocupado por una serie de pequeños pueblos, el más importante de los cuales es Salicas.
Al este de la Sierra de Velasco se encuentra una amplia llanura semidesértica, casi
deshabitada, apenas interrumpida por la Sierra Brava. En esta amplia llanura desembocan la
mayor parte de los ríos de la provincia, perdiéndose en desagües inundables y salinos.
Al oeste de la Sierra de Velasco se encuentra un amplio valle, el Valle de Famatina o de
Antinaco, cuyo centro ocupa la ciudad de Chilecito. En torno al año 2000, el valle ha visto muy
aumentada su producción agrícola, con el aporte de irrigación con aguas subterráneas. En este
valle
se
encuentran,
además,
los
pueblos
de Famatina, Campanas, Pituil,Nonogasta, Vichigasta, Anguinán, Sañogasta y Los Sarmientos.
En la Sierra de Famatina se encuentra el cerro General Belgrano, con una altura de
6250 msnm, al pie del cual se encuentra la ciudad de Chilecito.
La sierra de Famatina linda además con otras sierras conocidas como Sierra de Paganzo y
la Sierra de Sañogasta, al sudoeste de la cual se encuentra el Parque Nacional Talampaya. La
sierra de Sañogasta en su término norte da comienzo a la Sierra de Famatina; entre las mismas
forman un estrecho que es conocido como la Cuesta de Miranda.
El sector occidental de la provincia está formado, de este a oeste, por:
el ancho valle del Río Vinchina, ocupado por poblaciones como Guandacol, Villa Unión y Villa
San José de Vinchina.
la precordillera, que incluye algunas sierras como de Umango y Del Toro Muerto;
una meseta, ocupada en parte por la Reserva Provincial Laguna Brava; y
la Andes, que marca el límite con Chile. En esta zona se encuentran las más altas cumbres de la
provincia, como el Cerro Bonete, de 6.759 msnm, el Cerro Veladero, de 6.471 msnm, y
el Monte Pissis, que se hallan entre los picos más altos de la Argentina. El único paso
esporádicamente habilitado para acceder a Chile desde La Rioja es el paso internacional Pircas
Negras: La Rioja es la única provincia argentina limítrofe con Chile que aún carece (2012) de un
paso internacional permanente hacia ese país.
Fuente: Wikipedia.
Ojo del lagarto, Olta
CLIMA Y VEGETACIÓN
Viñedo en Chilecito.
Ojo del lagarto, Olta
El clima en la mayor parte del territorio es semiárido
continental y árido de montaña, con escasa humedad,
Ojo del lagarto, Olta
debido a que los vientos húmedos provienen del
anticiclón del atlántico sur y cuando llegan a esta
provincia lo hacen con poca humedad y fuerte radiación
solar (heliofania). En las zonas bajas los veranos son
muy calurosos y los inviernos son cortos, con
moderadas temperaturas. Las precipitaciones no
superan los 400 mm anuales, con excepción de algunos
parajes montañosos, donde son algo más importantes.
La vegetación natural dominante es xerófila, arbustiva
achaparrada, con escasas formaciones arbóreas, donde
crecen distintas especies de algarrobos (Prosopis sp.),
el aguaribay y el Ziziphus mistol.
Palo borracho del norte en Olta.
Ojo del lagarto, Olta
La Rioja presenta características propias de un clima continental. Los inviernos son suaves y
secos, con temperaturas medias por encima de los 10 °C y escasas lluvias, así como una alta
oscilación diaria. Los veranos son lluviosos y extremadamente cálidos con temperaturas
máximas promedio de 35,3 °C [y mínimas promedio de 25 °C], y máximas absolutas en torno a
los 43 °C, una de las más altas de Argentina. Durante el periodo comprendido entre diciembre
de 2012 y febrero de 2013, la provincia registró la temperatura media diaria (promedio entre
máxima y mínima diaria registrada) más alta de La Argentina, elevándose a 30,27 °C (Fuente:
The Weather Channel, Web). Respecto del periodo antes indicado (90 días), 14 días registraron
temperaturas máximas iguales o superiores a 40 °C, y 5 días registraron temperaturas mínimas
iguales o superiores a 30°C (cabe hacer notar que, frecuentemente, la temperatura máxima
diaria se registra entre las 17:00 y 19:00 horas; y la temperatura mínima diaria entre las 4:00 y
6:00 horas). Es además frecuente encontrar periodos de dos o tres días consecutivos con
temperaturas máximas diarias en el rango de 38 a 40 grados Celsius, con un fuerte
componente de humedad atmosférica (50% a 60%). Como dato estadístico del periodo antes
indicado, se señalará que la temperatura máxima absoluta se registró el día 24 de diciembre
de 2012, alcanzando los 44 °C a la sombra.
Hamacas con zonda
Ojo del lagarto, Olta
Fuente:
Palo Wikipedia.
borracho del norte en Olta.
EL
Lic. Horacio Rosa
CLIMA
PROVINCIAL
Ojo del lagarto,
Ojo del
Olta
lagarto, Olta
La Región árida de La Rioja se caracteriza en general por una fuerte continentalidad, una débil
humedad, una fuerte insolación diaria, limpidez atmosférica, lluvias estacionales (violentas y
torrenciales) y una fuerte evaporación así como vientos cálidos y secos.
La influencia de la radiación solar es muy grande pues actúa en el ciclo térmico energético y en
la fotosíntesis. La posición geográfica relativa de La Rioja respecto de los límites de las regiones
tropicales es favorable (a 4 ó 5º) si consideramos la marcha anual del sol. La información sobre
la radiación solar es escasa en La Rioja. Se deben usar cartas internacionales de precisión
dudosa pero no desdeñable. La radiación solar media expresada en Kg/cal/cm2 por año,
alcanza a 180 cifra comparable al Kalahari (África), Arizona (USA) y Atacama (Chile) que tienen
guarismos un tanto apenas superiores.
PRECIPITACIONES
El clima se caracteriza por extremos. La lluvia es esporádica, debido a tormentas de
convección; el examen de las precipitaciones anuales a lo largo de decenios muestra la
alternancia de períodos secos y húmedos. En las áreas marginales las lluvias son muy
irregulares y de difícil previsión con una fuerte tendencia a caer bajo la forma de fuertes
aguaceros. Los ciclos secos a su vez son muy severos. La evaporación y transpiración de la
vegetación aceleran la pérdida de la humedad del suelo, fenómeno acentuado por la presencia
de vientos desecantes y una cubierta de vegetación poco densa por momentos. Entonces, la
pérdida de humedad por evaporación es acentuada por las altas temperaturas diurnas, el débil
manto vegetal que cubre un suelo fuertemente permeable, así como las arenas y limos sueltos
que forman los lechos de los torrentes aluvionales fuertemente erosivos que se producen con
este singular régimen de lluvias.
Fuente: www.google.com.ar
Es verdad que hay una fuerte permeabilidad de los suelos pero la humedad se evapora
rápidamente, fenómeno que tiende a acentuar la fuerte evapotranspiración de plantas de gran
adaptación a este clima.
Toda la región es xérica. Las lluvias de verano son de corta duración aunque la proporción
respecto del año es fuerte (70% del total anual cae en verano) y aunque la porosidad del
terreno puede favorecer como dijimos arriba la infiltración, sólo una débil proporción del total
caído se mantiene en el terreno formando una capa de humedad que puede permitir la
formación de suelos, pues el drenaje y el escurrimiento son fuertes.
Sólo en las alturas, sobre "pampas" interiores, sobre vegas y planicies sobre las sierras, gracias
a una mayor precipitación, neblinas, brumas y nieve se forman lugares de mayor humedad
relativa, se favorece el desarrollo de pastizales de altura que aseguran, junto a las aguadas,
segura provisión para la fauna silvestre de las alturas.
La dirección general meridiana de las montañas del NW argentino y su altura relativa
acentuada determinan la captura como precipitación, de la alta humedad proveniente de las
masas de aire tropical que nacen en el anticiclón atlántico y giran por las húmedas regiones
brasileñas hacia estas regiones desde diciembre hasta marzo. Las laderas orientales de todo el
conjunto de "Sierras", expuestas al NE, tienen así una oportunidad de recibir precipitaciones. El
rol de los cordones montañosos es muy importante en la distribución regional de las lluvias.
Por una parte hay que considerar que las lluvias caen principalmente en verano, siendo enero
el mes más lluvioso, en tanto que el invierno es muy seco. Por otra parte las precipitaciones
disminuyen en sus totales de E a W, de 300 mm en la zona de contacto con Córdoba y
Catamarca, hasta 100 mm al pie de la Cordillera de Los Andes.
Sólo las laderas orientales de las montañas constituyen "islas" de humedad. La Cordillera de
Los Andes a su vez, es una importante interferencia topográfica, pues interrumpe la posibilidad
de transporte de humedad desde el Pacífico. Los Andes constituyen, entonces, por su altura y
posición una imponente
barrera biogeográfica y
humana.
Además
a
sotavento
el
viento
descendente acentúa la
sequedad y la aridez de
una vasta región de fuerte
continentalidad que se
extiende
aproximadamente entre
los 22º y 50º Lat S de
nuestro país. El total del
balance
hídrico
es
deficitario.
En La Rioja puede haber variaciones importantes en la temperatura, además de las
precipitaciones. Pero si la variabilidad mensual de las precipitaciones es débil no lo es de un
año a otro en muchos casos.
TEMPERATURAS
La Rioja se halla sometida a la acción prolongada de los calores fuertes y durables del verano.
En los sectores urbanos el calor aumenta especialmente por la irradiación IR del pavimento, de
los muros de los edificios y del propio vapor de agua contenido en la atmósfera. Además la alta
tensión de vapor aumenta la sensación térmica sofocante. El calor es pues un problema
bioclimatológico que influye sobre el medio y los hombres. Bajo ciertas condiciones
superficiales en medios específicos, como médanos, pueden proliferar especies como
langostas y saltamontes. La lejanía del Atlántico y el aislamiento relativo del Pacífico debido a
la presencia de Los Andes acentúa en gran parte el régimen térmico con veranos muy cálidos e
inviernos bastante suaves.
Las temperaturas diurnas son en general, moderadas en invierno gracias a la fuerte insolación
en cielos comúnmente despejados. El carácter continental sin embargo, hace que las noches
sean frías con heladas en junio y julio. Este mismo hecho favorece en cierto micro-ambiente el
aumento de la humedad gracias al rocío matinal.
En general el régimen térmico es propio de un clima continental seco y cálido. Sólo en las
montañas la temperatura desciende por la altura y la exposición, más aún siempre y cuando
haya vientos favorables.
La temperatura puede tener incidencia sobre la naturaleza y ciertos fenómenos ecológicos. Si
las temperaturas son altas el nivel de materia orgánica del suelo es bajo y se reducirán la vida
microbiana de los suelos limitada a períodos de humedad ambiental con niveles aceptables.
Las variaciones de temperatura pueden también contribuir a procesos tales como la
exfoliación de las rocas. La meteorización mecánica o bien el termoclastismo son fenómenos
habituales muy importantes en la formación de materiales regeneradores del suelo y en el
desarrollo del paisaje riojano.
La tala de árboles y arbustos disminuye la protección del suelo. Los incendios producidos para
deforestar áreas cubiertas por especies leñosas con el fin de preparar quizás algún cultivo de
secano, o bien para permitir la actividad pastoril renovando las pasturas, producen serios
efectos sobre la tierra carente de protección vegetal, eliminando el débil contenido orgánico
disponible y exponiendo el suelo y rocas a los efectos de los cambios cotidianos de la
temperatura que son generalmente muy amplios.
La latitud y la altitud producen matices en los valores de temperaturas. Por una parte las
amplitudes medias anuales crecen de N a S. Por otra parte los contrastes térmicos también se
producen con la altura tanto diaria como anual.
La nubosidad, mayor en las sierras que en valles y planicies puede incidir en las oscilaciones
diarias o estacionales de la temperatura. Esa nubosidad no supera el 15 ó 18% de los días del
año. Aunque puede haber días semicubiertos, los días lluviosos y con fuerte insolación son
abundantes.
HUMEDAD
La tensión media de vapor y la humedad media relativa baja, con cifras mayores ambas en
enero y mínimas en agosto, son factores que pueden tener incidencia sobre las condiciones
generales en las masas de aire y por consiguiente sobre las precipitaciones que imperan desde
finales de la primavera hasta el fin del verano.
El régimen térmico, el tipo de lluvias y la débil humedad atmosférica caracterizan la aridez de
La Rioja.
El balance hídrico es negativo y estimulado por
la fuerte evaporación.
Ojo del lagarto, Olta
LOS TIPOS DE CLIMA
Ramón José Díaz1
EL CLIMA, FACTOR DECISIVO EN LA ACTIVIDAD DEL HOMBRE
Significado biológico
El clima real es el que impacta en la vida animal y vegetal, en el hombre y sus
actividades, sus costumbres, vivienda, esparcimiento y aun en las relaciones sociales y
culturales. Es el que conocen e interpretan nuestros agricultores y ganaderos tradicionales. La
experiencia heredada y las viviendas les permiten formular pronósticos por el comportamiento
de los animales, de los vegetales, el color de la atmósfera o del viento.
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Autor de GEOECONOMIA RIOJANA Y LA RIOJA, ENCRUCIJADA DE ARIDEZ Y ESPERANZA.
Características zonales
Los factores latitud y distancia al mar conspiran para que La Rioja tenga un clima
caluroso y seco. Afortunadamente, el restante factor - altitud -, presente con un relieve muy
variado que nos lleva desde pocos más de 200 msnm a casi 7.000, atenúa en parte los efectos
de los dos primeros.
Características regionales
Las características climáticas regionales se deben en alto grado al ciclón del noroeste
argentino, que abarca la mayor parte de nuestra provincia. Este centro se produce en verano;
es de temperaturas elevadas, bajas presión atmosférica, relativamente calmo, de escasa
nubosidad y poca humedad. Como lo señala el Dr. Capitanelli, “favorece la producción de
intensos empujes polares que llegan hasta el NO” y de vientos procedentes del anticiclón del
Atlántico sur. Por no menos presión atmosférica que el área ciclónica amazónica, contribuye a
la entrada a la entrada de aire tropical cargado de humedad, que origina lluvias que llegan
hasta los 32° de latitud sur, es decir, a la altura del límite con San Luis.
El centro ciclónico del NO, en síntesis, es el que posibilita las lluvias de verano, que
significan aproximadamente el 80% del monto pluviométrico provincial.
E invierno se traslada todo el sistema dinámico al norte, permitiendo que el anticiclón
del Pacífico sur pase a ser el principal proveedor de vientos. Es oportuno señalar que el aire
procedente del Atlántico se desprende del borde septentrional del anticiclón, siendo por lo
tanto más cálido y húmedo que el del anticiclón del pacífico que viene desde su extremo sur, y
por ende, más fríos y seco. De estas masas de aire se compone el viento Zonda. Antes de
ingresar a nuestro territorio condensan su poca humedad en las cumbres cordilleranas y ganan
temperatura adiabáticamente. Cuando descienden por las laderas de las montañas se cargan
de polvo, siguiendo la dirección de los valles y quebradas. Este viento bochornoso reúne las
características del europeo, sopla con fuertes ráfagas y se hace sentir en toda la provincia,
especialmente en el oeste. Dura varios días. Provoca bruscos cambios de tiempo. Primero hace
ascender rápidamente la temperatura y disminuir hasta un mínimo la humedad relativa,
ocasionando una fuerte depresión atmosférica que atrae luego a masas de aire frío y más
húmedo. También existe el Zonda de altura, cuyas ráfagas no afectan la superficie, pero son
causante de malestar en la salud de las personas. Es un viento temido por los pobladores. De
mayo a octubre es frecuente, pero arrecia notablemente en agosto. Alternas las masas de aire
frío de origen subpolar que consiguen avanzar hasta esta zona por no existir barreras
orográficas que se interpongan en su recorrido.
Como síntesis, diremos que las lluvias estivales se deben a la acción conjunta del
anticiclón del Atlántico sur y el área ciclónica del noroeste. En cambio la sequía invernal tiene
su origen en los vientos secos procedentes del anticiclón del pacífico meridional.
Las lluvias estivales son tormentas de corta duración y con frecuencia puntuales, es
decir, pocas veces abarcando el territorio provincial. Hay oportunidades en que lugares
ubicados a pocos kilómetros se quedan sin el beneficio de estos aguaceros. A esto se le suma
la gran variabilidad interanual. Hay años en que se supera ampliamente la media anual y otros
en los cuales apenas cae el 50%, trayendo drama al hombre de campo, especialmente al
llanista. De allí, la explicación de por qué se construyen diques, represas y perforaciones. Se
trata de superar la sequía estacional a la que se suma algunas veces la interanual.
Con respecto a la temperatura, las máximas absolutas en veranos llegan en los Llanos
a 45° C (en diciembre de 1971 en la ciudad de La Rioja hubo 46°C) y en punta del agua a 31°C,
favoreciendo la evapotranspiración excesiva. Efectuando el balance hídrico, se comprueba que
arroja saldo negativo en todos los lugares habitables de la provincia. Ello significa que el
agricultor tendrá que recurrir, como lo hace, al riego artificial para asegurar sus cultivos y que
los a secano están restringidos a plantas estacionales coincidentes con el período de lluvias.
Aun en el caso, son frecuentes los fracasos por falta de un aguacero oportuno.
En la parte occidental – precordillera, Puna y cordillera frontal – el relieve netamente
montañoso aporta cumbres de más 4.000 msnm, a la vez que mesetas y valles de altura. Por
lógica, las temperaturas son bajas, las nevadas frecuentes y aun en verano caen heladas, y las
amplitudes térmicas muy grandes. Se carece de registros meteorológicos de este sector
territorial.
En su conjunto La Rioja pertenece a la diagonal árida de América del Sud, con un clima que
Ramón Díaz (quien más ha estudiado los problemas regionales de La Rioja) ha calificado de
templado y árido, con veranos muy prologados y un déficit hídrico permanente.
El clima fue clasificado por el Dr Ricardo Capitanelli, quien reconoce dos:
EL ÁRIDO CÁLIDO TEMPLADO: con lluvias estivales, grandes amplitudes térmicas diarias y
estacionales, veranos muy prolongados e inviernos moderados, con heladas y déficit hídrico
durante todo el año. Abarca el centro y el este de la provincia.
EL ÁRIDO DE ALTA MONTAÑA: correspondiente a las cumbres y mesetas de altura, carente de
importancia para la actividad humana por no poseer población. Se encuentra en el oeste
montañoso.
Características locales
En el área comprendida por el clima árido cálido – templado, de los factores latitud y
altitud determinan cambios que hacen factible diferenciar dos climas locales. Ellos son:
De los Llanos, que cubre la región limitada por San Luis, Catamarca, Córdoba y el faldeo
oriental de las sierras de Velasco. En un relieve casi plano, el clima es bastante homogéneo,
salvo en las en las sierras insertas en este espacio. La altura de la planicie oscila entre 300 y
600 msnm. Durante 5 o 6 meses la temperatura media es superior a 20° C. La media anual es
de aproximadamente 10° C. Es el espacio más caluroso de la provincia.
La ciudad de La Rioja es un lugar llamativamente calmo. Los períodos sin vientos
representaron en 1971 1980 el 632 por mil, lo que constituye una excepción dentro del
territorio provincial (Chamical y Chepes tienen solamente el 196 y 124 por mil,
respectivamente). Esta particularidad acentúa los efectos de las altas temperaturas del verano.
En cambio, hace más confortable el invierno. Predominan los vientos del S y SO.
La existencia de grandes campos con médanos y la deficiencia hídrica contribuyen para que la
atmósfera se cargue de polvo con facilidad. La carencia de microclimas en la planicie llanista
hace que la población esté dispersa, con muy baja densidad.
Climas de valles y bolsones, conocido también como “tipo Chilecito” (R. Capitanelli) abarca los
valles del Velasco, los ubicados a ambos lados de las sierras de Famatina y también incluiremos
los valles de las sierras de los Llanos, aunque se carece de suficientes datos meteorológicos
para confirmar lo propuesto. Estos espacios generalmente están por encima de los 800 msnm.
Esto influye en las temperaturas. La disposición norte – sur de los cordones orográficos tiene
incidencia en las horas de insolación, en la dirección de los vientos, en la condensación de la
humedad, en la presencia de nevadas, en la cantidad de heladas, en la vegetación y ésta en el
albedo. El piedemonte y las quebradas morigeran las condiciones generales, haciendo que la
población los busque para radicarse. Acá hay más heterogeneidad y, recorriendo pocos
kilómetros, podemos pasar de desierto a una quebrada boscosa y fresca.
Las precipitaciones merman de este a oeste. Los valles y bolsones son más secos que las
laderas orientales de las montañas que los rodean.
El granizo es un fenómeno frecuente. Se particulariza por caer abarcando franjas limitadas.
Cuando coinciden con los cultivos, los daños pueden ser totales. Es uno de los graves
problemas.
En invierno, las nevadas que cubren las montañas suelen alcanzar en menor grado a los valles.
El Zonda corre con intensidad en invierno y avanzada la primavera. Sus ráfagas pueden superar
los 80 km por hora. Es temido por los agricultores, especialmente cuando los viñedos están
brotando.
En general, impera una gran variabilidad interanual con años con hasta un cincuenta
por ciento más de lluvias y otros en los cuales se reduce a la mitad del promedio. Asimismo,
son muy puntuales, es decir, no cubren toda la provincia, sino espacios más o menos
reducidos, por lo que las estadísticas no llegan a reflejar la realidad imperante.
Llueve más en las laderas orientales de la montaña y sus aportes contribuyen a la existencia de
oasis, que por lo general se encuentran entre los 500 y 1.800 msnm. Arriba de ese nivel la
actividad agrícola es muy reducida. Esta se efectúa en los valles, entre los que se destaca
Chilecito.
Las nevadas son escasas, las sierras de Velasco se ven solamente tres veces a lo sumo con el
manto blanco. El granizo se hace presente en toda la provincia. Es mayor su frecuencia en las
cumbres de los cerros, pero allí no existe actividad humana y, paradójicamente, es beneficioso
porque alimenta los acuíferos que luego se explotan en los valles.
La irregularidad en las lluvias hace menester la construcción de diques, represas, etc. Y una
correcta red de distribución del agua. No es posible que continúen los recorridos que hace este
líquido por cauces arenosos donde se infiltra la mayor parte. Además, lo ideal es optimizar al
máximo los sistemas de riego y no abusar del uso del agua subterránea por cuanto no se
conoce la capacidad de recarga de los acuíferos2.
Se encuentra a 15 Kms. Al oeste de la Ciudad de La Rioja, donde se bifurcan las
sierras de Velazco. Se aplica para riego y consumo humano. Esta a 884m.n.n.m.
Su capacidad inicial fue muy superior al de nuestros días. Se ha reducido en sus
2/3 partes.
Ojo del lagarto, Olta
Existen en Los Llanos de La Rioja más de 2.000 represas que almacenan agua
de las lluvias de verano. Solo por excepción superan las sequias invernal.
2/3 partes.
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Acuíferos: Que contiene agua.
Ojo del lagarto, Olta
GLOSARIO
HUIDIZO: Que huye a menudo para evitar el trato por timidez o recelo.
DRÁSTICA: Que es radical, riguroso o severo, o que se produce de esa forma.
MATRIZ: adj. Principal o más importante: lengua matriz.
HÍBRIDO: El término híbrido hace referencia a todo aquello que sea el resultado de la mezcla
de dos o más elementos de diferente naturaleza o tipo. El híbrido es entendido entonces como
algo que no es puramente ninguno de las partes que lo compuso si no que toma elementos de
todas ellas para convertirse en algo nuevo.
MUTACIÓN: Cambio o modificación de algo.
ESTIAJE: Nivel más bajo o caudal mínimo que en ciertas épocas del año tienen las aguas de un
río u otra corriente como consecuencia de la sequía.
Tiempo que dura esta disminución de caudal.
EMPIRICA: Que está basado en la experiencia y en la observación de los hechos.
Que es un resultado inmediato de la experiencia, que solo se funda en la observación de los
hechos.
Relativo al empirismo
BIOTIPO: Animal o planta que, por la perfección de sus caracteres, puede ser considerado
como tipo representativo de su especie, variedad o raza.
BÁRICA,CO: Perteneciente o relativo a la presión atmosférica. Perteneciente o relativo al peso.
ANÁLOGAMENTE: De manera análoga, paralela o igual que otra cosa.
RESONANCIA: se refiere a un conjunto de fenómenos relacionados con los movimientos
periódicos o casi periódicos en que se produce reforzamiento de una oscilación al someter el
sistema a oscilaciones de una frecuencia determinada.
BIENIO: periodo de tiempo equivalente a 2 años.
EXTRAPOLACION: método que consiste en suponer que el curso de los acontecimientos
continuará en el futuro, convirtiéndose en las reglas que utilizan para llegar a una nueva
conclusión.
REFLECTIVIDAD: es la fracción de radiación incidente reflejada por una superficie. En general
debe tratársela como una propiedad direccional, en función de la dirección reflejada, de la
dirección incidente, y de la longitud de onda incidente. Sin embargo comúnmente es también
promediada sobre el hemisferio reflejado para dar la reflectividad espectral hemisférica.
ULTERIOR: Que se dice, se hace o sucede después de otra cosa. Que está de la parte de allá de
un sitio o territorio.
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