Subido por dr.blajakis

Amores Perversos

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Amores Perversos
https://amoresperversos.blogspot.com - viernes, 8 de junio de 2012
El perverso Narcisista NO ADMITE su condición. Puede llegar a aceptar que es en algunos
aspectos un poco perverso, pero no tiene la capacidad de verse como tal. Esto lo pondría en una
realidad que heriría su ego. El ego del perverso narcisista es el motor de todas sus acciones de
su auto satisfacción, de su comportamiento manipulador, del ataque silencioso contra sus
victimas, de la negación de su enfermedad.
Los motivos que convierten a un ser en un Perverso Narcisista, son múltiples.
Excesiva admiración por parte de la madre en la etapa de la infancia, baja autoestima, carencia de
afecto.
“El pensamiento más recurrente de un perverso es hacer ver a los demás como
perversos”, afirma Horney, quien advierte que un perverso siempre asocia cada acto de su vida
con situaciones que involucran dolor, sufrimiento y humillación. La psicoanalista recuerda que
cuando un perverso está a punto de sentirse emocionalmente feliz, la rechaza con hostilidad,
pues "no soporta tener pensamientos sanos hacia los demás y hacia el mundo mismo".
Los rasgos comunes de un perverso son la constante impulsividad, agresividad,
inmoralidad, egoísmo, búsqueda de la perfección, inadaptabilidad, intolerancia, irrespeto
hacia los otros, y una mala comunicación.
Necesitados de adulación y reconocimiento, se sienten insuperables y especiales y -por lo
mismo- las reglas no se aplican a ellos, por lo cual demandan un trato preferencial. Por eso,
ni pensar en hacer una crítica al perverso. ¿Hubo un error? Sin duda es responsabilidad de
los demás, pero los éxitos son propios sin discusión.
Asimismo, es habitual que alguien se sienta especial porque tiene algunas fortalezas y
habilidades que lo hacen destacar. "Los problemas se producen cuando estos rasgos se
exacerban y el individuo se siente superior a todos y demanda un reconocimiento
constante de los demás.
Los individuos perversos narcisistas son aquellos que, bajo la influencia de su granilloso
yo, intentan crear un vínculo con un segundo individuo, atacando muy especialmente su
integridad narcisista con el fin de desarmarlo. Atacan asimismo al amor hacia sí mismo, a
la confianza en sí mismo, a la autoestima y a la creencia en sí mismo del otro. Al mismo
tiempo, intentan, de alguna manera, hacer creer que el vínculo de dependencia del otro en
relación con ellos es irreemplazable y que es el otro quien lo solicita.
Los perversos narcisistas son considerados como psicóticos sin síntomas, que encuentran su
equilibrio al descargar sobre otro el dolor que no sienten y las contradicciones internas que se
niegan a percibir. No hacen daño ex profeso; hacen daño porque no saben existir de otro modo. A
ellos también los hirieron durante su infancia, e intentan sobrevivir de esta manera. Esta
transferencia del dolor les permite valorarse en detrimento de los demás".
EL NARCISISMO
"La personalidad narcisista se describe como sigue y tiene que presentar al menos cinco de las
siguientes manifestaciones:
—el sujeto tiene una idea grandiosa de su propia importancia;
—lo absorben fantasías de éxito ilimitado y de poder;
—se considera «especial» y único;
—tiene una necesidad excesiva de ser admirado;
—piensa que se le debe todo;
—explota al otro en sus relaciones interpersonales;
—carece de empatía;
—envidia a menudo a los demás;
—tiene actitudes y comportamientos arrogantes.
La descripción de la patología narcisista que Otto Kernberg realizó en 1975 se aproxima mucho a
lo que hoy en día se define como perversión narcisista: «Los rasgos sobresalientes de las
personalidades narcisistas son la grandiosidad, la exagerada centralización en sí mismos y una
notable falta de interés y empatía hacia los demás, no obstante la avidez con que buscan su
tributo y aprobación. Sienten gran envidia hacia aquellos que poseen algo que ellos no tienen o
que simplemente parecen disfrutar de sus vidas. No sólo les falta profundidad emocional y
capacidad para comprender las complejas emociones de los demás, sino que además sus propios
sentimientos carecen de diferenciación, encendiéndose en rápidos destellos para dispersarse
inmediatamente. En particular, son incapaces de experimentar auténticos sentimientos de
tristeza, duelo, anhelo y reacciones depresivas, siendo esta última carencia una
característica básica de sus personalidades. Cuando se sienten abandonados o
defraudados por otras personas, suelen exhibir una respuesta aparentemente depresiva
pero que, examinada con mayor detenimiento, resulta ser de enojo y resentimiento cargado
de deseos de venganza, y no verdadera tristeza por la pérdida de una persona que
apreciaban».
Son insensibles. No tienen afectos. ¿Cómo podría ser sensible una máquina de reflejos? De
este modo, no sufren. Sufrir supone una carne, una existencia. No tienen historia porque están
ausentes. Sólo los seres que están presentes en el mundo pueden tener una historia. Si los
perversos narcisistas se dieran cuenta de su sufrimiento, algo nuevo empezaría para ellos. Se
trataría de algo distinto que supondría el final de su funcionamiento anterior".
"Los perversos entran en relación con los demás para seducirlos. A menudo, se los describe como
personas seductoras y brillantes. Una vez que se ha pescado al pez, basta con mantenerlo
enganchado mientras se le necesite. El otro no existe, no se le ve ni se le escucha; es
simplemente «útil». En la lógica perversa, no existe la noción del respeto al otro.
La seducción perversa no conlleva ninguna afectividad. El mismo principio del funcionamiento
perverso es evitar cualquier afecto. El objetivo es no tener sorpresas. Los perversos no se
interesan por las emociones complejas de los demás. Son impermeables al otro y a su diferencia,
salvo en los casos en que perciben que esa diferencia puede molestarles. Se produce una
negación total de la identidad del otro, cuya actitud y cuyos pensamientos tienen que conformarse
a la imagen que los perversos tienen del mundo.
La fuerza de los perversos estriba en su insensibilidad. No conocen ningún escrúpulo de orden
moral. No sufren. Atacan con absoluta impunidad, pues, aun cuando sus víctimas utilicen
defensas perversas como respuesta, se las ha elegido porque no alcanzan nunca el virtuosismo
del que supuestamente las protege.
Los perversos pueden apasionarse con una persona, una actividad o una idea, pero estos
destellos son muy superficiales. Ignoran los verdaderos sentimientos y, muy especialmente, los de
la tristeza y el duelo. En ellos, las decepciones producen ira o resentimiento, y un deseo de
venganza. Esto explica la rabia destructora que los embarga cuando tienen que afrontar una
separación. Cuando un perverso percibe una herida narcisista (una derrota o una repulsa), siente
un deseo ilimitado de obtener una revancha. No se trata, como sería el caso en un individuo
colérico, de una reacción pasajera y desordenada, sino de un rencor inflexible al que el perverso
aplica todas sus capacidades de razonamiento.
Los perversos, del mismo modo que los paranoicos, mantienen una distancia afectiva suficiente
que les permita no comprometerse realmente. La eficacia de sus ataques es un resultado del
hecho de que ni la víctima ni un observador externo pueden imaginar que alguien carezca hasta
tal punto de atención o de compasión ante el sufrimiento ajeno.
El problema del perverso narcisista es que tiene que remediar de algún modo su vaciedad. Para
no tener que afrontar esta vaciedad (lo cual supondría su curación), el Narciso se proyecta sobre
su contrario. Se vuelve perverso en el primer sentido del término: se desvía de su vacío (mientras
que el no perverso afronta ese vacío). De ahí su amor y su odio hacia la personalidad maternal, la
figura más explícita de la vida interior. El Narciso necesita la carne y la sustancia del otro para
llenarse. Pero es incapaz de alimentarse con esa sustancia carnal, pues ni siquiera dispone de un
inicio de sustancia que le permita acoger, agarrar y hacer suya la sustancia del otro. Esta
sustancia termina por convertirse en un peligroso enemigo, pues no hace más que revelarle su
propio vacío.
Al ser incapaces de amar, procuran destruir con su cinismo la simplicidad de una relación
natural.
Para aceptarse a sí mismos, los perversos narcisistas tienen que vencer y destruir a alguien al
tiempo que se sienten superiores. Disfrutan con el sufrimiento de los demás. Para afirmarse,
tienen que destruir.
Hay en ellos una exacerbación de la función crítica que les conduce a pasar el tiempo criticándolo
todo y a todo el mundo. De este modo, se mantienen en su omnipotencia: «¡Si los demás son
una nulidad, forzosamente yo soy mejor que ellos!».
Desbaratan cualquier entusiasmo que se pueda producir a su alrededor e intentan demostrar
antes que nada que el mundo es malvado, que los otros son malvados y que su propio compañero
es malvado. Con su pesimismo, van arrastrando al otro hasta que lo sumen en un registro
depresivo, y luego se lo reprochan.
Los perversos narcisistas se apropian de las pasiones del otro en la medida en que sienten pasión
por ese otro o, más exactamente, se interesan por ese otro en la medida en que detenta algo que
les podría apasionar. Así, podemos ver cómo muestran un gran corazón y, a continuación, unos
desaires brutales e irremediables. Los que lo presencian no entienden muy bien cómo alguien
puede poner por las nubes a una persona un día y destrozarla al día, siguiente, sin que
aparentemente ninguna queja o reproche medie entre ambas cosas. Los perversos absorben la
energía positiva de quienes los rodean, y se alimentan y se regeneran con ella. Y luego vuelcan
sobre ellos toda su energía negativa.
Ausentes de sí mismos, también lo están para los demás. Si no están nunca donde se los
espera, si no hay forma de sorprenderlos, es sencillamente porque no están ahí. En el
fondo, cuando acusan a los demás de ser responsables de lo que les ocurre, no acusan,
sino que comprueban: puesto que ellos mismos no pueden ser responsables, por fuerza
tiene que serlo el otro. Adjudicarle la culpa al otro, maldecirlo haciéndolo pasar por
malvado, no sólo permite desahogarse, sino también rehabilitarse. No son nunca
responsables, ni son nunca culpables: todo lo que anda mal es siempre culpa de los
demás;
Se defienden mediante mecanismos de proyección: atribuyen a los. demás, todas sus dificultades
y todos sus fracasos y no se sienten culpables de nada. Se defienden asimismo a través de la
negación de la realidad. Eluden el dolor psíquico transformándolo en negatividad. Esta negación
es constante y afecta incluso a las pequeñas cosas de la vida cotidiana, aun cuando la
realidad demuestre lo contrario. Excluyen de sí mismos el sufrimiento y la duda. Por lo tanto, los
demás los tienen que llevar. Agredir a los demás es su manera de evitar el dolor, la pena y la
depresión.
Se niegan a ver el carácter depredador de su propio enganche, pues ello podría acarrear una
percepción negativa de su propia imagen. Esto explica su violencia para con un compañero
demasiado benévolo o reparador. Si este último, en cambio, se muestra independiente, entonces
lo perciben como si fuera hostil y rechazador.
LA PARANOIA
Los perversos narcisistas suelen presentarse como moralizadores y suelen dar lecciones
de rectitud a los demás. En este sentido, se aproximan a las personalidades paranoicas.
La personalidad paranoica responde a las siguientes características:
—la hipertrofia del yo: orgullo, sentimiento de superioridad;
—la rigidez psicológica: obstinación, intolerancia, racionalidad fría, dificultad para mostrar
emociones positivas, desprecio del otro;
—la desconfianza: temor exagerado de la agresividad ajena, sensación de ser una víctima de la
maldad del otro, suspicacia, celos;
—los juicios equivocados: interpreta acontecimientos neutros como si fueran adversos.
El perverso, a diferencia del paranoico, aunque conozca perfectamente las leyes y las reglas de la
vida en sociedad, juega con ellas para soslayarlas con un mayor regocijo. Desafiar las leyes
es lo propio del perverso. Su objetivo es confundir a su interlocutor mostrándole que su sistema
de valores morales no funciona, para luego conducirlo hacia una ética perversa.
Como hemos visto, la perversión narcisista es un arreglo que permite evitar la angustia al
proyectar todo lo que es malo sobre el exterior. Es una defensa contra la desintegración psíquica.
Cuando atacan al otro, los perversos pretenden, sobre todo, protegerse. Donde podría aparecer la
culpabilidad, nace una angustia psicótica insoportable que se proyecta con violencia sobre el chivo
expiatorio. Este último es el receptáculo de todo aquello que su agresor no puede soportar.
Durante su infancia, y a fin de protegerse, los perversos tuvieron que aprender a separar sus
partes sanas de sus partes heridas. Por esta razón, siguen funcionando de una manera
fragmentada. Su mundo se divide en lo bueno y lo malo. Proyectar todo lo que es malo sobre
alguien les ayuda a sentirse mejor en sus propias vidas y les garantiza una cierta estabilidad. Los
perversos temen la omnipotencia que imaginan en los demás porque se sienten impotentes. En un
registro casi delirante, desconfían de los demás y les atribuyen una malevolencia que no es más
que una proyección de su propia maldad.
Si este mecanismo resulta eficaz, el odio que proyectan sobre un blanco al que convierten en
presa es suficiente para aplacar sus tensiones interiores, lo que les permite mostrarse como una
compañía agradable en otros lugares. Esto explica la sorpresa, o incluso la incredulidad, de las
personas que se enteran de las acciones perversas de una persona cercana que hasta ese
momento sólo había mostrado su lado positivo. Las pruebas que presentan las víctimas no
parecen creíbles".
Mientras que el neurótico percibe ciertos aspectos de la realidad en forma
distorsionada y el psicótico (o "loco") directamente no los percibe, el
perverso hace como si dichos aspectos no existiesen. Por lo tanto, un
perverso no está loco sino que sabe perfectamente lo que hace, sólo que le
da igual: Sabe cuáles pueden ser las consecuencias de sus actos, pero
actúa como si no lo supiera o le importara. Sabe que está haciendo daño,
pero actúa como si no lo estuviera haciendo.
Mientras que el neurótico es capaz de sentirse culpable o de dar muestras
de remordimiento o arrepentimiento debido a que sabe lo que ha hecho, el
psicótico y el perverso son incapaces de ello, pero el primero por no saber
lo que ha hecho y el segundo por hacer como si no lo supiera.
En un Maltratador Perverso (en Sentido Amplio) puede encontrarse de
manera excluyente uno de los tres siguientes tipos.
Perfil Psicológico del Maltratador Antisocial
Se trata de un tipo de Maltratador Perverso que corresponde al perfil
psicológico del trastorno mental conocido como "Trastorno Antisocial de la
Personalidad".
Las características del Maltratador Antisocial según el manual de
clasificación de trastornos mentales de la Asociación Americana de
Psiquiatría (D.S.M.-IV) son:
Un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los
demás que se presenta desde la edad de 15 años, como lo indican tres (o
más) de los siguientes ítems:
- fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al
comportamiento legal, como lo indica el perpetrar repetidamente actos que
son motivo de detención.
- deshonestidad, indicada por mentir repetidamente, utilizar un alias,
estafar a otros para obtener un beneficio personal o por placer.
- impulsividad o incapacidad para planificar el futuro.
- irritabilidad y agresividad, indicados por peleas físicas repetidas o
agresiones.
- Despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás.
- irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de mantener un
trabajo con constancia o de hacerse cargo de obligaciones económicas.
- falta de remordimientos, como lo indica la indiferencia o la justificación
del haber dañado, maltratado o robado a otros.
El sujeto tiene al menos 18 años.
Existen pruebas de un trastorno disocial que comienza antes de la edad de
15 años.
F. El comportamiento antisocial no aparece exclusivamente en el
transcurso de una esquizofrenia o un episodio maníaco.
Aunque este tipo de persona comparte un perfil muy próximo al del más
popularmente conocido como "psicópata", les diferencia un mayor nivel de
gravedad de éste, así como un historial delictivo no necesariamente
presente en el mismo.
Perfil Psicológico del Maltratador Psicópata
Denominamos Maltratador Psicópata a aquel cuyo perfil psicológico
coincide con el del trastorno mental conocido como Psicopatía.
El Maltratador Psicópata es el Maltratador Perverso más grave de los
tres tipos mencionados, así como el Maltratador más peligroso de
todos y el más difícil de descubrir o identificar. Se considera que el
trastorno mental del Maltratador Psicópata es el único que no puede
curarse: Un Psicópata no podría cambiarse. Hasta el presente no existe
ningún tipo de técnica, método, fármaco o tratamiento psiquiátrico y/o
psicológico posible para curar o hacer cambiar de manera positiva a un
psicópata. Sólo durante su adolescencia, por no estar la personalidad
totalmente formada, puede llegar a realizarse una psicoterapia con éxito.
Ya en la adultez, es casi imposible. El Maltratador Psicópata puede
afirmarse que actualmente está condenado a serlo el resto de su vida, o
hasta que nuevos conocimientos terapéuticos demuestren lo contrario.
Por otra parte, debe acabarse con el mito de que todo psicópata es un
psicópata asesino: En realidad, todo psicópata es un Maltratador
Psíquico, pero sólo en muy pocos casos un psicópata llegará a
convertirse en un asesino. A pesar de lo que muestra el cine y demás
medios de comunicación, muy pocos psicópatas llegan a matar. El
porcentaje de psicópatas que llegan a asesinar a sus Víctimas en realidad
resulta drásticamente bajo en comparación con el de psicópatas que jamás
lo llegan a hacer. Estos resultan muchísimos más, pero no debe bajarse la
guardia por ello, sino que se debe tener la conciencia del gravísimo
peligro psíquico y de todo tipo que implica un psicópata, aunque no
asesine.
Además, en caso de identificar a un psicópata, la Víctima o posible
Víctima debe evitarle a toda costa, ya que no existe manera de saber a
qué lado de dicho porcentaje pertenecerá éste en particular, y en última
instancia el riesgo de sufrir graves consecuencias físicas y/o psíquicas es
máximo.
Por supuesto, cabe esperar que el psicópata no permita o se resista a que
se le evite, pero la única defensa posible ante un psicópata es huir de él
cuanto antes.
En definitiva, la psicopatía se considera el peor y más grave de todos los
trastornos mentales y, lamentablemente, hoy día se considera también el
trastorno mental más frecuente de todos.
En cuanto al otro mito popular de que los psicópatas son "muy
inteligentes" -como sugiere el famoso caso de "Anibal Lecter" en la
película "El Silencio de los Corderos"-, puede considerarse así a nivel de
su conducta, pero no a nivel de sus procesos mentales. Todo psicópata,
sea cual sea su verdadera inteligencia, juega con las ventajas que confiere
el poseer una personalidad fría, despiadada, despojada de ansiedad y
sentimientos, y con años de mucha práctica. De esta manera, todo
psicópata tiene el camino despejado para elucubrar sus planes con
absoluta calma y tranquilidad, hasta donde su experiencia y su estructura
mental enferma le permitan, obteniendo resultados que a las personas
normales pueden resultar sorprendentes.
La aparente inteligencia del psicópata es poco más que la de cualquier
profesional con talento y dedicación.
Por otra parte, si medimos la inteligencia como "Inteligencia Emocional",
un psicópata es un deficiente mental. Evidentemente, su comportamiento
hacia los demás, e incluso hacia sí mismo, puede fácilmente apreciarse
como muy poco inteligente.
Perfil Psicológico del Maltratador Narcisista-Perverso o Perverso (en
sentido narcisista)
Se trata de un tipo de Maltratador Perverso relativamente menos grave
que el Maltratador Psicópata, pero que comparte muchas características
de estos y que por ello debe considerarse altamente peligroso. Aunque
todavía no se ha clasificado como trastorno en los manuales de
clasificación internacionales, se trata de sujetos ampliamente conocidos y
estudiados, con la particularidad de poseer una estructura de personalidad
narcisista que ha derivado en perversa, lo que da denominación a este tipo
de Maltratador como "Narcisista-Perverso".
Ver Estructura de la Personalidad Narcisista
En términos generales, el Maltratador Narcisista-Perverso es una
persona que necesita atacar u odiar a otra persona con la finalidad de no
darse cuenta de sus propios defectos o problemas internos.
¿Por qué alguien no querría o podría darse cuenta de sus propios
defectos? ¿Por qué ello le resultaría tan importante?
Justamente, su marcada necesidad de odiar o atacar guarda una estrecha
proporción con la magnitud de los defectos personales que tiene o cree
tener. Cuanto mayor sea su defecto, mayor la necesidad de no verlo y de
que sea el otro quien lo tiene.
Por otra parte, así como no soporta lo malo en sí mismo, tampoco soporta
lo bueno en los demás, y por ello también su agresividad. No se puede
decir que el perverso niegue la existencia de un defecto o problema, pero
necesita situarlo en cualquier parte menos en sí mismo, o de lo contrario
ello podría darle la para él catastrófica sensación de que no es tan perfecto
como necesita a toda costa creer.
Consecuentemente, el Maltratador Narcisista-Perverso necesita evitar
toda responsabilidad de sus acciones, para asegurarse que sus posibles
consecuencias negativas no repercutan sobre él. Para ello, por ejemplo, es
habitual que intente culpabilizar en la medida de lo posible a la Víctima de
la manera más exclusiva posible, en relación a cualquier tema que se trate
e que implique la más mínima responsabilidad del primero.
Se trata de un tipo de Maltratador no clasificable como Perverso, pero que
presenta el perfil de un Trastorno Narcisista de la Personalidad tal como se
describe a continuación. El Trastorno Narcisista de la Personalidad, según el
manual de clasificación de trastornos mentales de la Asociación Americana de
Psiquiatría (D.S.M.-IV), presenta al menos cinco de los siguientes ítems:
A. Tiene una idea grandiosa de la propia importancia.
B. Tiene fantasías de éxito ilimitado y de poder.
C. Se considera especial y único.
D. Tiene una necesidad excesiva de ser admirado.
E. Piensa que se le debe todo.
F. Explota al otro en sus relaciones interpersonales.
G. Carece de empatía (entendida como la capacidad de ponerse en el lugar de los
demás y comprender sus sentimientos).
H. Tiene envidia a menudo de los demás.
I. Tiene actitudes y comportamientos arrogantes.
Todos podemos tener una parte perversa. Un perverso narcisista, por contra, sólo se construye a
sí mismo al saciar sus pulsiones destructoras.
Alberto Eiguer: “Los individuos perversos narcisistas son aquellos que, bajo la influencia de su
grandioso yo, intentan crear un vínculo con un segundo individuo, atacando muy especialmente su
integridad narcisista con el fin de desarmarlo. Atacan asimismo al amor hacia sí mismo, a la
confianza en sí mismo, a la autoestima y a la creencia en sí mismo del otro. Al mismo tiempo,
intentan, de alguna manera, hacer creer que el vínculo de dependencia del otro en relación con
ellos es irreemplazable y que es el otro quien lo solicita”.
Otto Kernberg: “Los rasgos sobresalientes de las personalidades narcisistas son la grandiosidad,
la exagerada centralización en sí mismos y una notable falta de interés y empatía hacia los
demás, no obstante la avidez con que buscan su tributo y aprobación. Sienten gran envidia hacia
aquellos que poseen algo que ellos no tienen o que simplemente parecen disfrutar de sus vidas.
No sólo les falta profundidad emocional y capacidad para comprender las complejas emociones
de los demás, sino que además sus propios sentimientos carecen de diferenciación,
encendiéndose en rápidos destellos para dispersarse inmediatamente…”.
Su vida consiste en buscar su propio reflejo en la mirada de los demás. El otro no existe en tanto
individuo, sino solamente como espejo. Un Narciso es una cáscara vacía que no tiene una
existencia propia; es alguien falso que intenta crear una ilusión que enmascare su vaciedad. Su
destino es un intento de evitar la muerte. Se trata de alguien a quien no se ha reconocido nunca
como un ser humano y que se ha visto obligado a construirse un juego de espejos para tener la
sensación de que existe. Como en el caso del caleidoscopio, por mucho que este juego de
espejos se repita y se multiplique, el Narciso no deja de estar formado por el vacío.
Los perversos entran en relación con los demás para seducirlos. A menudo, se los describe como
personas seductoras y brillantes. En la lógica perversa, no existe la noción del respeto al otro.
Cuando un perverso percibe una herida narcisista (una derrota o una repulsa), siente un deseo
ilimitado de obtener una revancha. No se trata, como sería el caso en un individuo colérico, de
una reacción pasajera y desordenada, sino de un rencor inflexible al que el perverso aplica todas
sus capacidades de razonamiento.
La violencia perversa en la pareja
…..Una de las simplificaciones psicoanalíticas del perverso (narcisista) es hacer de la
víctima el cómplice o incluso el responsable del intercambio perverso. Esto supone negar
la dimensión de la influencia, o el dominio, que la paraliza y que le impide defenderse,…….
…..Pretende mantener al otro en una relación de dependencia, o incluso de propiedad, para
demostrarse a sí mismo su omnipotencia. La víctima, inmersa en la duda y en la
culpabilidad, no puede reaccionar.
…..Este proceso sólo es posible gracias a la excesiva tolerancia de la persona agredida. En
la mayoría de los casos el origen de la tolerancia se halla en la lealtad, la carencia, el creer
que el otro puede cambiar y en aceptar un papel de persona reparadora del narcisismo del
otro, una especie de misión por la que uno debería sacrificarse.
…..Se trata de una violencia indirecta que se ejerce esencialmente a través de una falta de
respeto….
LA SEDUCCIÓN PERVERSA
…..La víctima pierde poco a poco su resistencia y tiene cada vez menos posibilidades de
oponerse. Pierde toda opción de criticar……
LA COMUNICACIÓN PERVERSA
…..el perverso no practica la comunicación directa porque “con los objetos no se habla”….
….Basta con encogerse de hombros o suspirar. ….como nada se habla claramente, lo reprochado
puede ser cualquier cosa….por encima de todo hay que impedir que el otro piense, comprenda o
reaccione…..Nos vemos obligados a interpretar….la víctima puede llegar a pedir disculpas por
lo que haya podido hacer consciente o inconscientemente…….
……Otro procedimiento verbal habitual en los perversos es el de utilizar un lenguaje técnico,
abstracto y dogmático que obliga a su interlocutor a considerar cosas de las que no entiende nada
y sobre las cuales no se atreve a preguntar por miedo a parecer imbécil…..
…..Las víctimas cuentan a menudo que los argumentos de sus agresores son tan incoherentes
que lo que deberían hace es morirse de risa……
….Otro procedimiento perverso consiste en nombrar las intenciones del otro, o en adivinar sus
pensamientos ocultos…..
Dígase lo que se diga, los perversos siempre encuentran la manera de tener razón.
En suma, para desestabilizar al otro, basta con
• Burlarse de sus convicciones, de sus ideas políticas y de sus gustos
• Dejar de dirigirle la palabra
• Ridiculizarlo en público
• Ofenderlo delante de los demás
• Privarlo de cualquier posibilidad de expresarse
• Hacer guasa con sus puntos débiles
• Hacer alusiones desagradables, sin llegar a aclararlas nunca
• Poner en tela de juicio sus capacidades de juicio y de decisión
….El perverso utiliza la descalificación, que consiste en privar a alguien de todas sus cualidades.
Hay que decirle y repetirle que no vale nada hasta que se lo crea.
…..Se trata de dar la impresión de conocer mejor las cosas, de detentar la verdad, “la” verdad. El
discurso del perverso es un discurso totalizador que enuncia proposiciones que parecen
universalmente verdaderas. El perverso “sabe”, tiene razón, e intenta que el otro acate su
discurso……la víctima debe actuar tal y como lo espera el perverso y debe pensar según sus
normas.
LA VIOLENCIA PERVERSA
El odio se muestra
…..El perverso no ha sentido nunca amor en el sentido real del término…….
…..Cuando tiene que justificar su odio, el perverso lo hace depender de una persecución
por parte de su víctima. Se coloca así en una situación de legítima defensa…..
…..adopta una actitud pleitista. Todo aquello que no funciona es culpa de los demás.
Mediante un fenómeno de proyección, el odio del agresor es proporcional al odio que él mismo
imagina en su víctima. Lo ve como un monstruo destructor, violento y nefasto. En realidad, en este
estadio, la víctima no siente ni odio ni ira, aun cuando esto le permitiría protegerse. El agresor le
atribuye una intencionalidad malvada y se anticipa agrediendo él en primer lugar. En cualquier
caso, la víctima sigue siendo permanentemente culpable de un delito de intención.
La violencia actúa
…..Se trata de una agresión a perpetuidad…..
El perverso se las arregla para comunicarle a la víctima, con mensajes a veces confusos,
que es el único capaz de entenderla. Que no habrá nadie mejor que él, y que todo ese
padecimiento por parte de la víctima son pura y exclusivamente generados por ella. Se
mostrará dispuesto a ayudar a la víctima, la aconsejará y hasta le dará un plan a cumplir
entre ambos para que ese vínculo querido, crezca y se fortifique. Sin embargo, manejará
los cómo, cuándo y dónde. Luego de ofrecer su ayuda, el perverso se retirará y
hasta podrá desaparecer, haciendo uso de su juego, en tanto que la victima sufrirá
esperando su presencia.
…..El perverso intenta que su víctima actúe contra él para poder acusarle de “malvada”. Lo
importante para él es que la víctima parezca responsable de lo que le ocurre……
…..Se trata de una violencia “limpia”. Nadie ve nada de nada.
La víctima está acorralada
…..basta con cargar las tintas en la provocación y el desprecio para obtener una reacción que
luego se la podrá reprochar……
….Para un perverso, el mayor fracaso es el de no conseguir atraer a los demás al registro
de la violencia. Por lo tanto, ésta es la única manera de atajar la propagación del proceso
perverso.
EL AGRESOR
….La noción de perversidad implica una estrategia de utilización del otro y luego una
estrategia de destrucción del otro, sin que se produzca ningún sentimiento de culpa…..
El narcisismo
….La personalidad perversa (narcisista) tiene que presentar al menos 5 de las siguientes
manifestaciones:
• El sujeto tiene una idea grandiosa de su propia importancia
• Le absorben fantasías de éxito ilimitado y de poder
• Se considera “especial” y único
• Tiene una necesidad excesiva de ser admirado
• Piensa que se le debe todo
• Explota al otro en sus relaciones interpersonales
• Carece de empatía
• Envidia a menudo a los demás
• Tiene actitudes y comportamientos arrogantes
….Definición de narcisista, por Otto Kernberg, psiquiatra: “Los rasgos sobresalientes son la
grandiosidad, la exagerada centralización en sí mismos y una notable falta de interés y
empatía hacia los demás, no obstante la avidez con que buscan su tributo y
aprobación. Sienten gran envidia hacia aquellos que poseen algo que ellos no tienen o que
simplemente parecen disfrutar de sus vidas. no una verdadera tristeza por la pérdida de una
persona que apreciaban”
Son insensibles. No tienen afectos….De este modo, no sufren. Si se dieran cuenta de su
sufrimiento, algo nuevo empezaría para ellos….
Los perversos pueden apasionarse con una persona, una actividad o una idea, pero estos
destellos son muy superficiales.
Mantienen una distancia afectiva suficiente que les permita no comprometerse realmente.
La eficacia de sus ataques es un resultado del hecho de que ni la víctima ni un observador
externo pueden imaginar que alguien carezca hasta tal punto de atención o de compasión
ante el sufrimiento ajeno.
Para el agresor, ella no tiene nada especial. Es un objeto…..que ha cometido la torpeza de
dejarse seducir –y, a veces, de ser demasiado lúcida
En la relación con el perverso no hay simetría, sino dominación de un individuo sobre otro,
e imposibilidad de que la persona sometida reacciones y detenga el combate…..La
negociación es imposible; todo es impuesto. Para la víctima, dejarse arrastrar a esta
situación perversa es una forma de defenderse…..Y de repente se encuentra engullida por
una relación destructiva y sin medios para poder escaparse.
….Las víctimas no sólo padecen su situación de víctima, sino que también sienten
vergüenza por no saber defenderse.
La diferencia entre las víctimas de los perversos y los individuos masoquistas es que las
primeras, cuando, tras un inmenso esfuerzo, consiguen separarse de sus verdugos,
sienten una enorme liberación. Y se sienten aliviados porque el sufrimiento por el
sufrimiento no les interesa.
Si se han dejado capturar en el juego perverso –a veces, durante un largo período-, es que
están vivas y coleando y, por lo tanto, dispuestas a dar la vida, inclusive si deben afrontar
la tarea imposible de entregar la vida a un perverso: “Conmigo cambiará”….
….No renuncian porque son incapaces de imaginar que no hay nada que hacer y que es
inútil esperar algún cambio. Por lo demás, si abandonaran a su compañero, se sentirían
culpables.
Sus escrúpulos
….Cuando un perverso ataca a su víctima, suele apuntar a los puntos débiles que se sitúan
en el registro del descrédito y la culpabilidad. Un procedimiento evidente para
desestabilizar al otro consiste en hacer que se sienta culpable…..
….Esto lleva a las víctimas a justificarse permanentemente. Los perversos, al percibir su
fragilidad, disfrutan instaurando la duda: “¿Habré sido, sin darme cuenta, realmente
culpable de lo que me reprocha?” Aunque las acusaciones no sean fundadas, estas
personas terminan por no estar seguras de lo que ocurre y se preguntan si no deberían
asumir el error a pesar de todo…..
….De hecho, las víctimas adoptan la culpabilidad del otro. Interiorizan aquello que las
agrede: la mirada, los gestos y las palabras. Mediante un fenómeno de proyección, los
perversos narcisistas vuelcan su culpabilidad sobre su víctima. Cuando tiene lugar una
agresión, a los perversos les basta con negarla para que las víctimas entren en duda……
…..Podríamos decir que las víctimas potenciales son portadoras de una melancolía
parcial que, por un lado, se acompaña de un punto doloroso ligado tal vez a un trauma
infantil, y, por otro, de una vitalidad muy grande. Los perversos no atacan la parte
melancólica, sino la parte viva: perciben la vitalidad e intentan apropiarse de ella.
Su vitalidad
….Las víctimas son envidiadas porque enseñan demasiadas cosas…..
…..La víctima tiene una tendencia natural a culpabilizarse; y el perverso rechaza cualquier
culpabilidad.
Para que el juego valga la pena, la víctima tiene que estar “a la altura”, es decir, tiene que
mostrar una cierta resistencia al principio, para luego acabar cediendo…..
Su transparencia
….Las víctimas parecen ingenuas y crédulas. Como no se pueden creer que el otro es
básicamente destructor, intentan encontrar explicaciones lógicas y procuran deshacer
entuertos…..Al que no es perverso le resulta imposible imaginar de entrada tanta
manipulación y tanta malevolencia.
Para desmarcarse de su agresor, las víctimas intentan ser transparentes y
justificarse. Cuando una persona transparente se abre a alguien desconfiado, es probable
que el desconfiado tome el poder…..
….A veces las víctimas sienten que tiene una misión que cumplir. Creen que son capaces
de comprenderlo todo, de perdonarlo todo y de justificarlo todo. Están convencidas de que,
mediante el dialogo, van a encontrar una solución, cuando esto es precisamente lo que le
permite al perverso –que rechaza cualquier tipo de diálogo- hacerlas fracasar con total
eficacia. Las víctimas alimentan la esperanza de que el otro cambiará, de que terminará por
comprender que inflige un sufrimiento, y de que lo lamentará. Confían en que sus
explicaciones o sus justificaciones aclararán los malentendidos y se niegan a aceptar el
hecho de que la comprensión intelectual y afectiva no las obliga a soportar cualquier cosa.
Mientras que los perversos narcisistas se agarran a su propia rigidez, las víctimas intentan
adaptarse, procuran comprender qué desea consciente o inconscientemente su
perseguidor, y no dejan nunca de preguntarse por su propia parte de culpabilidad. La
víctima muestra una capacidad de perdonar y una falta de rencor que la colocan en una
posición de poder. Para el agresor, esto resulta intolerable, pues señala la facultad que
tiene la víctima de renunciar a su derecho a rebelarse. El agresor se siente frustrado. Su
víctima se convierte en un reproche viviente, lo que le conduce a odiarla todavía más…..
…..A menudo nos preguntamos por qué las víctimas no reaccionan. Advertimos su
sufrimiento y su renuncia a vivir una vida propia. Permanecen junto a su agresor y temen
incluso que éste pueda abandonarlas. Sabemos que marcharse sería su salvación, pero no
pueden hacerlo mientras no se desmarquen…..
Las víctimas comprenden, pero, al mismo tiempo, “ven”. Poseen una gran lucidez que les
permite nombrar la fragilidad y las debilidades de su agresor.
La renuncia
…..Las víctimas de los perversos, en un movimiento altruista ilusorio, se resignan de este
modo a someterse a sus abusos. Al tiempo que se quejan de las actitudes negativas de su
agresor, siguen idealizando sus aspectos positivos (es muy inteligente, es un buen
profesional,….)
La confusión
….El establecimiento del dominio sume a las víctimas en la confusión: o no se atreven a
quejarse o no saben hacerlo. Es como si estuvieran anestesiadas……describen un
verdadero empobrecimiento, una anulación parcial de sus facultades y una amputación de
su vitalidad y de su espontaneidad.
Aunque sientan que son objeto de una injusticia, su confusión es tan grande que no tienen
ninguna posibilidad de reaccionar….someterse es la única salida….
….La presencia imprevista de testigos sobre los que ninguno de los protagonistas ha
tenido tiempo de ejercer influencia es muy importante….
La duda
…..Se trata de un proceso impensable. Las víctimas, así como los eventuales testigos, no
pueden creer lo que tiene lugar ante sus ojos, pues, a menos que también se trate de
perversos, esta violencia que carece completamente de compasión les resulta
inimaginable. Se tiende a atribuir al agresor unos sentimientos (culpabilidad, tristeza,
remordimiento) que no tiene de ningún modo. La víctima no puede comprender, se queda
anonadada y niega la realidad de algo que es incapaz de ver: “No ha podido ocurrir esto, no
me lo puedo creer!”.
Frente a esta violenta repulsa, percibida pero verbalmente negada, las víctimas intentan
comprender y justificarse en vano. Buscan razones que expliquen lo que les
ocurre…..”¿Qué he hecho para que me traten de esta manera? ¡Tiene que haber sin duda
una razón!” Buscan explicaciones lógicas, pero el proceso es autónomo y no tiene nada
que ver con ellas…..La condena a la impotencia es la peor de las condenas…….
……A menudo el círculo de allegados refuerza esta culpabilidad. Igualmente confuso, rara
vez sabe apoyar sin juzgar, y realiza comentarios o interpretaciones salvajes: “Deberías ser
menos así y mas asá….Si es así es porque tú se lo consientes”….
El estrés
…..Aceptar la sumisión supone pagar un precio importante de tensión interior……Frente a
una situación de estrés, el organismo reacciona adoptando un estado de alerta y
produciendo sustancias hormonales…..y una modificación de los neurotransmisores
cerebrales……si la situación de agresión se prolonga en el tiempo…..la activación de los
sistemas neuroendocrinos perdura de un modo crónico…..Llegados a este punto, las
interrupciones neurohormonales pueden producir desórdenes funcionales y orgánicos
(afectación de las tiroides)……
El miedo
….Todas las víctimas reconocen tener miedo…..Están permanentemente en vilo, al acecho
de una mirada, de un gesto tirante o de un tono glacial de su agresor, que puede
enmascarar la agresividad que éste no llega a expresar. Temen su reacción, su tensión,
cuando no se ciñen a lo que se espera, y temen asimismo las observaciones hirientes, el
sarcasmo, el desprecio y el escarnio.
Tanto si las víctimas se someten aterrorizadas como si reaccionan, se equivocan. En el
primer caso, los perversos, y tal vez también el circulo de allegados, dirán sin dudarlo que
las víctimas nacieron víctimas; en el segundo, se hará hincapié en su violencia y se las
acusará no sólo de ser responsables del fracaso de la relación, sino también de todo lo que
no funciona en general.
Con el fin de eludir la violencia, las víctimas tienden a mostrarse cada vez más amables y
conciliadoras. Viven con la vana esperanza de que ese odio se disolverá en el amor y la
benevolencia. Pero de poco les sirve, pues cuanta más generosidad se le ofrece a un
perverso, tanto más crece su capacidad de desestabilizar…..
El aislamiento
….A la hora de afrontar lo que les pasa, las víctimas se sienten solas……La destrucción
subterránea es indecible…..
…..La violencia sólo se vierte sobre la víctima/s elegida/s. Sus amistades no se pueden
imaginar lo que ocurre…..
…..Las víctimas dudan de sus propias percepciones y llegan a sospechar que están
exagerando……
LAS CONSECUENCIAS A LARGO PLAZO
El choque
……El choque tiene lugar cuando las víctimas toman conciencia de la agresión……Por
mucho que otras personas ajenas a la situación les hubieran señalado su sumisión o su
excesiva condescendencia en relación con una falta de respeto evidente, se habrían
negado a reconocerlo. Sólo de forma brutal comprenden por fin que han sido objeto de
manipulación…….
Se sienten entonces desamparadas y heridas. Todo se desmorona. La importancia del
choque se debe al efecto sorpresa y a su falta de preparación, que es una consecuencia del
dominio al que estaban sometidas….el dolor y la angustia se confunden…..”Me dice cosas
terribles y me siento como un boxeador que está en el suelo y al que siguen moliendo a
palos”.
Incluso después de haber tomado la decisión de separarse, las víctimas no suelen
rebelarse ni indignarse. La rabia, sin embargo, las ayudaría a liberarse…..
….Esperan que su agresor se disculpe, pero eso no sucederá. Y si sucede, es una falsa
disculpa condicionada y promovida para continuar al lado de la persona a la que puede
seguir agrediendo……
El desequilibrio
…..Las víctimas se han quedado debilitadas a causa de la fase de dominio, se sienten
directamente agredidas. Las capacidades de resistencia de un individuo no son ilimitadas,
se desgastan con el tiempo y conducen al agotamiento psíquico…….el trabajo de
adaptación deja de poder realizarse y se produce un desequilibrio. Aparecen entonces
trastornos que pueden resultar más duraderos. En general, los psiquiatras solemos
conocer a las víctimas durante esta fase posterior de desequilibrio…..
…..Durante una agresión perversa, el agresor procura parecer todopoderoso y dar una
impresión de rigor moral y de prudencia. Para la víctima, que se lo creyó, la desilusión es,
por tanto, doble. Es perder un ideal o una idea que se valoraba en exceso. Esta pérdida
produce una sensación de inutilidad, de impotencia y de derrota…..
……En una situación de acoso, tras numerosos intentos de diálogo fallidos, se instaura un
“gélido” estado de ansiedad permanente…..
…..Algunas víctimas muestran una respuesta fisiológica: ansiedad, úlceras, enfermedades
cardiovasculares o de la piel, etc.…
….Hay víctimas que responden directamente a la provocación perversa de un modo
caracterial, a través de su comportamiento…..
La separación
….Dos posibles reacciones:
• Someterse y aceptar la dominación, con lo que el agresor, a partir de ese momento, puede
proseguir tranquilamente su obra de destrucción;
• Rebelarse y combatir, con la idea de marcharse
….Las víctimas suelen reaccionar cuando encuentran un aliado o una ayuda exterior….
….La separación, siempre que se pueda llevar a cabo, es un asunto de las víctimas, y
nunca de los agresores. El proceso de liberación está cargado de dolor y de culpabilidad,
pues los perversos narcisistas adoptan la posición de víctima abandonada y encuentran en
ello un nuevo pretexto para su violencia…..
…..el chantaje y la presión se llevan a cabo a través de los hijos, o a través de los pleitos
que tienen que ver con los bienes materiales…..El agresor se queja de haber sido dañado,
cuando, en realidad, la víctima es la que lo pierde todo.
La evolución
….Aunque las víctimas pierdan todo contacto con el agresor….este periodo de su vida en
las que son relegadas a la posición de objeto tiene para ellas unas consecuencias
dramáticas….
….Al principio el alejamiento físico de la víctima respecto a su agresor constituye una
liberación. Tras la fase de choque, tiene apetencia de actividad, pero nada tiene lugar sin
dificultad….
…..algunas personas superan la situación sin más secuela psíquica que la de un mal
recuerdo, algunas con algún trastorno retardado…..otras pueden desarrollar una serie de
síntomas que se aproximan a la definición del estrés postraumático (DSM-IV)….las
humillaciones y agresiones se inscriben en la memoria y se vuelven a vivir a través de
imágenes, pensamientos y emociones intensas y repetitivas, ya sea durante el día o por la
noche. Las víctimas necesitan hablar de los acontecimientos que les traumatizaron…..
….Las víctimas no reclaman venganza casi nunca. Ante
lo que han aguantado, aunque una injusticia
completamente…..es inútil esperar remordimientos o
agresor. El sufrimiento de los demás no tiene
todo, piden que se reconozca todo
no se puede reparar nunca
arrepentimientos sinceros de un
ninguna importancia para él.
CONSEJOS PRÁCTICOS PARA LA PAREJA Y LA FAMILIA
No se vence nunca a un perverso.
A lo sumo se puede aprender alguna cosa acerca de uno mismo.
A la hora de defenderse, a la víctima le dan tentaciones de recurrir a los mismos
procedimientos que utiliza su agresor. Sin embargo, deber saber que, si se encuentra en la
posición de víctima, ella es la menos perversa de los dos. Nunca vencerá.
Identificar
Fases:
• Identificar el proceso perverso
• Analizar el problema “fríamente”, dejando de lado la culpabilidad
• Abandonar la idea de tolerancia absoluta y reconocer que alguien a quien ama, o a quien
a amado, presenta un trastorno de personalidad.
• El trastorno de personalidad es peligroso para ella
• Tiene que entender que debe protegerse
• Las madres tienen que reconocer a la persona que es, directa o indirectamente, perniciosa
para sus hijos, aunque éste sea el padre.
….La defensa se producirá cuando haya sustracción del dominio, es decir, cuando la
víctima acepta que el agresor es peligroso para ella y tiene malas intenciones....
….Dado que el objetivo final del perverso es pervertir a su víctima y convertirla en una mala
persona, la nunca victoria es no convertirse como él y en no responder con agresividad.
Sin embargo, si queremos que sus agresiones fracasen, es importante conocer sus tácticas
y su modo de funcionamiento.
Una de las reglas esenciales que debemos cumplir cuando nos acosa un perverso moral
es DEJAR DE JUSTIFICARNOS. Nos dan tentaciones de hacerlo porque el discurso del
perverso está plagado de mentiras que éste profiere.
CUALQUIER COSA QUE HAGAMOS O DIGAMOS SE PUEDE VOLVER EN CONTRA
NUESTRA. ES MEJOR CALLAR.
….Tras la separación, el acoso se realiza por teléfono…..Por lo que toca a las cartas
ofensivas o tendenciosas, también es preferible que conteste y las abra una tercera
persona, pues las cartas perversas vuelven a introducir, mediante pequeños toques veneno
y sufrimiento, los cuales desestabilizan de nuevo a la víctima.
Actuar
La víctima tiene que actuar firmemente y sin temor al conflicto. Su determinación obligará
al perverso a desenmascararse…..debe abandonar su posición de inmovilizada y
convertirse en la persona que impide que las cosas sigan dando vueltas en la misma
dirección….puede parecer que ella es la agresora, pero es la única manera de producir un
cambio….es la única vía posible de solución. Cuanto más se retrase, más violento
resultará.
Resistir psicológicamente
Es imprescindible recibir algún tipo de apoyo….los únicos apoyos válidos son los que se
contentan con estar ahí, presentes y disponibles, sin emitir juicios; estos son los que,
ocurra lo que ocurra, no dejaran de ser ellos mismos.
Hacer que intervenga la justicia
…Utilizar esta mirada exterior permite aclarar las cosas y decir “no”….
…..cuesta demostrar el maltrato psicológico…..
LA AYUDA PSICOLÓGICA
Cómo curarse
…..Una ayuda psicológica suele resultar necesaria. No es frecuente que una persona sola
lo consiga….
….Han absorbido los ataques como esponjas….han de definirse a sí mismas de nuevo….
Terapia:
• Definir la perversión y nombrarla
• Liberarse
• Desembarazarse de la culpabilidad
• Sustraerse al sufrimiento
• Curarse
Un repaso general
Los personas narcisistas son personas que podrían haber sido grandes enfermos mentales o
psicóticos pero que escapan a la enfermedad mental gracias a su inteligencia y su
adaptabilidad a la sociedad. Son personas que además tienen mucho éxito en la vida
profesional porque carecen de escrúpulos: pueden aplastar a los otros, mentir y falsificar con total
aplomo.
En primer lugar, hay que aclarar que cualquiera de nosotros puede ser victima de un
perverso. No hay que creer que existe un perfil que predestine a la posición de víctima
porque eso implicaría decir que las víctimas son masoquistas y el agresor diría: "se lo
merece". No estoy de acuerdo con eso. Simplemente, hay personas que se defienden mejor que
otras y hay personas que sufren más que otras. Las personas que caen más en la trampa son
escrupulosos que ponen muchas expectativas en su tarea. Quieren dar una buena imagen, se
culpan si les dicen que el trabajo no está bien hecho y, sin duda, no tienen una gran
autoestima. Cuando el otro les dice que no tienen valor, que son malos e incapaces, no están
seguros de que no sea cierto. El agresor engancha a la víctima porque se niega a cargar con la
culpa de lo que hace y todo lo que le sale mal es culpa de la víctima.
La característica más significativa de la estructura de personalidad narcisista es la
grandiosidad: son personas que se sobrevaloran y que esperan (o incluso exigen) que se
les trate de forma exclusiva. Generalmente piensan que las normas y las reglas sociales no
están hechas para ellos sino para los demás, razón por la cual no dudan en burlarlas si
están seguros que su comportamiento no les acarreará consecuencias nefastas y que este
incumplimiento de lo establecido les permitirá satisfacer sus necesidades.
Las personas narcisistas consideran que son tan especiales y "complejos" que pocas
personas pueden entenderlos por lo cual adoptan un aire de superioridad en relación con
los que le rodean. No obstante, la realidad es bien distinta. El narcisismo oculta una
incapacidad para ser empáticos y ponerse en el lugar del otro, por lo que no muestran
ningún reparo en relacionarse de forma explotadora, exigiendo más y más sin dar nada a
cambio.
Contradictoriamente a lo que cabría imaginar, su autoestima es bastante voluble y depende
de la valoración y el reconocimiento de los otros sobre su desempeño. Prueba de ello es
que en muchas ocasiones ¿sabiamente?, la persona con tendencia al narcisismo tiende a
rodearse de otras personas que le admiren o tengan una propensión a rendirle pleitesía.
Por supuesto, cuando se les critica suelen reaccionar con gran rabia y en muchas
ocasiones planean un verdadero ataque (con todas las implicaciones del término) bastante
destructivo. Otro sentimiento bastante común es la envidia (aunque de más estaría decir
que ellos no la reconocen); simplemente no pueden soportar que otras personas triunfen
donde ellos no han podido o que simplemente les resten protagonismo.
Como son personas con una baja tolerancia ante la insatisfacción y los errores, usualmente
se resguardan en la imaginación donde exageran sus capacidades y minimizan sus
defectos. Vale aclarar que las evidencias de fracaso pueden conducirlos a periodos
depresivos, aunque normalmente estos estados son bastante cortos ya que
inmediatamente adoptan estrategias racionalizantes que les permiten recuperarse o
simplemente, poner la culpa en el otro.
Las representaciones sobre experiencias pasadas están ancladas firmemente y sirven para
evaluar las nuevas experiencias (justo de la misma manera que de vez en cuando nos
sucede a todos); pero se observa una diferencia esencial: las representaciones narcisistas
están compuestas por recuerdos ilusorios y cambiantes donde las problemáticas han sido
redefinidas para que estén en consonancia con su autoestima. Las evaluaciones negativas
se transforman con el fin de conservar una imagen artificial de sí mismos y de su pasado.
Las tendencias narcisistas suelen observarse en personas que durante su infancia y
adolescencia no se les enseñó a cooperar, a responsabilizarse por sus actos y a tener en
cuenta los derechos, intereses y el bienestar de los demás. Muchos hacen referencia a una
prevalencia del trastorno entre los hijos únicos.
Sus pensamientos prototípicos serían: "Soy una persona muy especial", "Como soy
superior, tengo derecho a un trato y privilegios especiales", "Si los demás no respetan mi
status, deben ser castigados", "Las personas no tienen ningún derecho a criticarme", "Sólo
me comprenden las personas tan inteligentes como yo".
Probablemente está de más especificar que coexistir con una persona narcisista resulta
bastante complejo ya que en muchas ocasiones la excesiva adoración que se profesan a sí
mismos obliga al resto de las personas que le rodean a ponerse a su disposición a
despecho de sus propias necesidades.
(1) Tiene un grandioso sentido de la autoimportancia (exageran los logros y las
capacidades, esperan ser reconocidos como superiores sin unos logros proporcionados.
(2) Está preocupado por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor
imaginarios.
(3) Se considera especial y único, así que solo puede relacionarse o ser comprendido por
otras personas o instituciones que son especiales o de alto status.
(4) Exige una admiración excesiva.
(5) Es muy pretencioso, tiene expectativas irracionales de recibir un trato especial o de que
se cumplan automáticamente sus expectativas.
(6) Es interpersonalmente explotador, saca provecho de los demás para conseguir sus
metas.
(7) Carece de empatía, es reacio a reconocer e identificarse con los sentimientos y
necesidades de los demás.
(8) Frecuentemente envidia a los otros o cree que los demás le envidian.
(9) Presenta comportamientos o actitudes arrogantes o soberbias.
La importancia de diagnosticar adecuadamente el trastorno se debe a que
normalmente estas personas necesitan ayuda especializada para superar algunas de sus
deficiencias. Al contrario, si hablamos de una "personalidad acentuada", en algunas
ocasiones basta hacerle comprender (de forma asertiva) sus deficiencias para
comprometerlo con el cambio.
Para convivir con un narcisista creo que existen algunos puntos fundamentales:
1. Comprender que se trata de una persona con una patología que entraña dificultades y
que no siempre él o ella lo pasa del todo bien a pesar de la imagen que proyecta al exterior.
2. Aceptar a la persona tal cual es, intentando cambiar solo aquellas características que
son
susceptibles
de
cambio
siempre
desde
una
postura
comprensiva.
3. Armarse de paciencia y crear redes sociales de apoyo (amigos o familiares).
4. No dejarse manipular. Aunque podemos escuchar lo que nos tiene que decir la persona
narcisista y podemos aceptarlos, esto no implica que nos dejemos manipular o que nos
pongamos a su merced. Los límites deben quedar bien claros: "te acepto pero no acepto
que manipules mi vida".
Es bueno saber que
Niegan quienes realmente son y adoran a la imagen sobrevalorada que tienen de sí
mismos. Niegan sus sentimientos de depresión y cualquier trauma que hayan podido
sufrir. Durante una psicoterapia suelen negar también cualquier tipo de problema.
Arrogancia e intolerancia a las críticas
La persona narcisista se siente ofendida con facilidad, reacciona con rabia cuando la
critican, tratando de destruir o infravalorar a esa persona o bien arma tal jaleo que al
final los demás tienen que darle la razón.
Manipulación
Dado que consideran que los demás están ahí para satisfacer sus necesidades, no dudan
en manipularlos y en tratarlos como objetos que le sirven para lograr sus objetivos.
Fantasías
Fantasea con lograr éxito, admiración, belleza, poder en cantidades ilimitadas y con
encontrar el amor ideal y perfecto.
Se consideran los mejores en su trabajo
Incluso por encima de sus superiores o de sus profesores en el caso de estudiantes.
Irradian una imagen de gran seguridad en sí mismos y pueden ser capaces de convencer a
otros de que no hay nadie mejor que ellos. Suelen hacer grandes logros en su trabajo,
aunque a veces su narcisismo puede perjudicarles debido a que no toleran que sus
propuestas sean rechazadas y a que es posible que no se molesten en mejorar y aprender
cosas nuevas porque piensan que ya lo saben todo. Buscan el triunfo por el triunfo mismo.
No toleran el fracaso y esto puede llevarlos a veces a no arriesgarse.
Interpretación distorsionada de los resultados y recuerdo selectivo
Exageran sus éxitos y se atribuyen mayores habilidades que los demás al conseguirlos,
mientras que atribuyen los fracasos a circunstancias externas.
Otros sentimientos
Vergüenza, humillación, depresión, manía. Se ha asociado con anorexia nerviosa y abuso
de cocaína.




Como hemos visto, debajo de ese enorme ego se esconde una persona con una
autoestima muy baja, sensación de poca valía personal e inmadurez emocional.
Esos sentimientos le parecen inaceptables y los oculta.
En su lugar crea un ego grandioso y superior para compensar.
Al ser este ego falso, necesita demostrar continuamente dicha superioridad a través
de la aprobación y los elogios de los demás, ya que es el único modo que tiene de
verla confirmada. Es como si no llegara a creerse del todo esa grandiosidad que
trata de transmitir.


Las críticas echan abajo esta frágil construcción. Por eso reaccionan ante ellas con
tanta rabia: ven amenazada su valía personal. El narcisista humillado querrá destruir
al causante de dicha humillación para demostrar así que no es cierto lo que dijo de
él y poder recuperar sus sentimientos de valía personal.
La falta de empatía procede de una preocupación excesiva por sí mismo y de
la dificultad para reconocer a los demás como individuos separados con sus propias
necesidades (inmadurez emocional).

Lograr mantener una pareja estable suele ser de gran ayuda al narcisista. Sin embargo, no
suele ser fácil para ellos encontrar a alguien. Necesitan una persona equilibrada, segura de
sí misma, que los acepte tal y como son sin intentar cambiarlos y les transmita sensación
de seguridad.
Sentirse opacados o puestos en ridículo....Se trata de experiencias que echan por tierra sus
creencias de grandiosidad. Cuando Luis, acostumbrado a sacar las mejores notas en sus
estudios, se encontró en un cursillo profesional rodeado de personas con un nivel alto de
inteligencia y preparación y obtuvo unas notas mediocres, no tuvo más remedio que hacer
un reajuste en la percepción de sí mismo. Sin embargo, para que esto suceda, las
desilusiones deben ir a la par de los logros, o de lo contrario, el fracaso sucesivo puede
llevarlo incluso a agravar su narcisismo.
El estafador
Es una persona encantadora cuyos motivos son absolutamente egoístas. Pretende utilizar
y explotar a los demás utilizando ese encanto personal. Le divierte engañar al amante
confiado con infidelidades, fraudes, etc. y disfruta planeándolo. Su autoestima aumenta al
verse capaz de hacer ese tipo de cosas. Las normas morales no se las aplica a sí mismo.
Eso es para los demás y ellos se consideran por encima.
Cómo tratar al narcisista
Si te ha tocado un narcisista en tu familia y no tienes más remedio que convivir con él o
ella, estas pistas pueden ayudarte:
1. Distánciate a nivel emocional
Ten en cuenta que su necesidad de sentirse superior puede llevarle a tratar de rebajarte y
humillarte. Puede ser insensible contigo, arrogante y pedante. No dejes que te afecte lo que
te diga.
2. No intentes cambiarlo
Probablemente sólo conseguirás que se enfade. Te resultará más fácil cambiar tu
comportamiento que el suyo. Por ejemplo, deja de sentirte ofendido si tu suegra narcisista
nunca se queda con tus hijos una noche para que puedas salir a divertirte. Acepta que no
va a hacerlo y busca a otra persona que lo haga por ella.
3. Al narcisista le gusta ser el centro de atención y sentirse importante
Concédele ese privilegio de vez en cuando y escucha las historias que te cuente acerca de
sus grandes logros o dile algo que lo elogie. Recuerda que en el fondo se cree una persona
sin valor e indigna de ser amada por sí misma. Demuéstrale que esto no es cierto.
4. Es muy probable que al mostrarle tus sentimientos, el narcisista los ignore
Tal vez sea mejor mantener una relación más superficial. Por ejemplo, si te sientes
deprimido o enfermo, el narcisista no tendrá ganas de escuchar eso y si intentas hablarlo
es probable que te sientas rechazado y herido. Más vale buscarte a otra persona más
receptiva y limitarte a decirle al narcisista que no te sientes muy bien últimamente para
luego cambiar de tema con rapidez.
Las temáticas del malestar suelen versar sobre:
– Dificultades relacionales (en especial de pareja), sexualidad sin compromisos,
sentimientos de vacío, artificialidad, fracaso, soledad e indiferencia.
– Violencia cotidiana, exclusión social, dialéctica de lo vacío y lo pleno.
– Manifestaciones somáticas sin sostén en la fantasía, dificultades en la simbolización y en
la reflexión.
– Predominio de conflictos actuales con la realidad y por ende, empobrecimiento de la
asociación con los referentes temporales, con estagnación en el presente y un futuro
deslibidinizado.
No es difícil avisorar un vínculo de potenciación de los desequilibrios psíquicos
preexistentes, dadas las pautas culturales en curso. Tal vez se trate del levantamiento de
murallas narcisísticas frente a los embates de una realidad insoportable, buscando una
restauración especular de sí y por lo tanto sea una respuesta contemporizadora.
Para Didier Anzieu, la necesidad de sobrecargar la envoltura narcisista aparece como la
contrapartida defensiva de una fantasía de piel descarnada: ante un peligro de ataque
externo-interno, es necesario reforzar el escudo de un yo piel en sus funciones de
paraexcitación y de continente psíquico.
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