Subido por adelaviuda

Fascismo italiano y Franquismo

Anuncio
Máster en Historia Contemporánea
asignatura El régimen franquista y la oposición
coordinador profesor Abdón Mateos López
Fascismo italiano y Franquismo: estilo y organización.
de Luciana Elena Finardi. Estudio dirigido por Abdón Mateos López
Fascismo italiano y Franquismo: estilo y organización.
de Luciana Elena Finardi. Estudio dirigido por Abdón Mateos López
Índice
0. Introducción e hipótesis de trabajo
1. Tema, justificación de su relevancia, cronología
1.2. Mítines y símbolos
1.3 Movilización de las masas y militarización
1.4. a. La violencia como elemento positivo
1.4. b. La primacía masculina
1.5. Exaltación de la juventud
1.6. El líder y el mando autoritario
2. Conclusiones: similitudes y diferencias entre los dos regímenes.
3. Bibliografía
Introducción e hipótesis de trabajo
«El aceite de ricino, el aparatoso y peliculero asesinato de Matteotti, las palizas de Améndola, son
gesticulaciones propias de un pueblo de intensa vida pública, de enorme sentido plástico, que nunca, sin graves
daños, hubiera podido trasplantarse a la íntima y adusta vida española»1
En 1929 José María Pemán y Pemartín pensaba que el fascismo no tenía futuro en España debido a
la diferencia entre la esencia de los dos pueblos, uno, el italiano, dotado de un código genético
plástico y el otro, el español, más austero, austeridad a la cual contribuía la tradición católica que
seguía impregnando la cultura de aquella época.
Sin embargo, existieron un movimiento, minoritario, llamado Falange que se inspiraba al fascismo
italiano y, sucesivamente, un régimen longevo, el franquismo que, durante los primeros años, dio
importantes evidencias de fascistización del país2. Desde el punto de vista estilístico, plástico y
organizativo, ¿en qué se parecen y en qué difieren el fascismo italiano y el franquismo? El presente
estudio intentará contestar a la pregunta.
1. Tema, justificación de su relevancia, cronología.
El fascismo nació en 1919 en Italia y fue el fascismo de Mussolini el primer movimiento que
teorizó y encarnó unas características nuevas, sucesivamente categorizadas por Ledeen3 como
«fascismo universal». Según Nolte4 se puede hablar de un «mínimo fascista», definiendo seis
características comunes de manera inductiva, rasgos propios de un llamado por Nolte «fascismo
genérico»: antimarxismo, antiliberalismo, anticonservadurismo como negativas; el principio del
1
Pemán, J. M.: El hecho y la idea de la Unión Patriótica, Madrid, 1929, pp. 186-187.
Payne, S. G.: El fascismo. Madrid. Alianza, 2014, p. 176.
3 Ledeen, M. A.: Universal Fascism: The Theory and Practice of the Fascist International, 1928-1936, New York, H. Fertig 1972.
(1972), pp. 110-111.
4 Nolte, E.: La crisi dei regimi liberali e i movimenti fascisti. Bologna. Il Mulino, 1970.
2
1
Máster en Historia Contemporánea
asignatura El régimen franquista y la oposición
coordinador profesor Abdón Mateos López
Fascismo italiano y Franquismo: estilo y organización.
de Luciana Elena Finardi. Estudio dirigido por Abdón Mateos López
caudillaje; un ejército del partido y el objetivo del totalitarismo como objetivos estructurales básicos
de una nueva organización. Sucesivamente, Payne5, introduce una nueva tipología descriptiva que
permite aplicar tres criterios a todos los movimientos fascistas de entreguerras identificando: «a) las
negaciones fascistas; b) los puntos comunes en materia de ideología y objetivos, y c) las
características especiales comunes de estilo y organización»6.
El presente estudio se centra sobre «El estilo y la organización» del fascismo italiano y del
franquismo, regímenes parecidos, pero no asimilables, siguiendo el punto C del cuadro de la
«Descripción tipológica del fascismo» de Payne7, cuyo texto a continuación se transcribe:
I.
II.
III.
IV.
V.
Importancia de la estructura estética de los mítines, los símbolos y la coreografía política, con
insistencia en los aspectos románticos y místicos
Tentativa de movilización de las masas, con militarización de las relaciones y el estilo político y con
el objetivo de una militancia de masas del partido.
Evaluación positiva y uso de la violencia, o disposición al uso de esta. Extrema insistencia en el
principio masculino y la dominación masculina, al mismo tiempo que se defendía la visión orgánica
de la sociedad.
Exaltación de la juventud sobre las otras fases de la vida, con hincapié en el conflicto entre
generaciones, por lo menos al efectuar la transformación política inicial
Tendencia específica a un estilo de mando personal, autoritario y carismático, tanto si al principio el
mando es en cierta medida electivo como si no lo es.
El movimiento español más similar al fascismo italiano fue la Falange, de cuyo ideario Franco se
valió al considerar que la victoria en la guerra civil no sería tan rápida. Si el futuro dictador pudo
recoger la ideología fascista presente en la Falange fue debido a su anterior fracaso precisamente en
el intento de convertirse en partido de masas, obtener éxito en las últimas elecciones generales
democráticas antes de la guerra civil, protagonizar la insurrección que propugnaban8. No obstante
Falange no hubiera sido capaz de transformarse en un partido de masas, sí tenía la vocación para
hacerlo y el Caudillo necesitaba una doctrina capaz de espolear el pueblo a luchar en un
enfrentamiento que se había convertido progresivamente en una guerra de masas para, una vez
obtenida la victoria, renegar lentamente de ella y crear un nuevo sistema político.
La Falange, fundada en 1933, ya en 1937 había sido unificada en FET y de la JONS junto con las
demás fuerzas políticas de derecha y, desde ese momento, «jugó un papel subordinado en el nuevo
régimen, incluso durante la fase del predominio del Eje en Europa (1940-1941)»: «En el mismo
momento en que el fascismo estaba en su momento culminante en Europa, el Régimen español se
empezaba a desfascistizar lentamente»9.
A partir de 1945 y con la victoria de los Aliados, «la FET se convirtió en un movimiento
embarazoso y molesto»10: desde aquel momento en adelante el objetivo de Franco sería erradicar
cualquier aspecto fascista de la FET para sustituirlo con los valores católicos, reivindicados por
Franco como privativos del régimen franquista11, elementos también que lo diferenciarían de los
regímenes de Mussolini y de Hitler.
5
Del libro de Stanley G. Payne de 1980, Fascism: Comparison and Definition. Madison: University of Wisconsin Press 1980, se ha
leído la edición en castellano de 2014.
6 Payne (2014), p. 15.
7 Payne (2014), p. 16.
8 Saz Campos, I.: Fascismo y franquismo. Valencia. PUV, 2004, p. 157 indica que «fue el fracaso del partido fascista, junto con el
resto de la derecha [conservadora y fascistizada], el que propició la Guerra Civil, y no al revés».
9 Payne Payne, S. G.: El franquismo. Primera parte. Madrid. Arlanza, 2005, p. 81.
10 Payne (2005), p. 102.
11 En 1943 se Franco le había trasmitido al embajador estadounidense su firme rechazo a ver su régimen denominado fascista por la
prensa de EE. UU., en Payne (2005), p. 91.
2
Máster en Historia Contemporánea
asignatura El régimen franquista y la oposición
coordinador profesor Abdón Mateos López
Fascismo italiano y Franquismo: estilo y organización.
de Luciana Elena Finardi. Estudio dirigido por Abdón Mateos López
Consecuentemente con las consideraciones expuestas, el presente estudio se centra
cronológicamente en las décadas que van de 1919, año de la fundación del PNF a 1945, fecha límite
del inicio de la desfastización.
1.2. Mítines y símbolos
En el fascismo universal la estructura simbólica de mítines y símbolos era completamente diferente
de la de los grupos revolucionarios de izquierda. La finalidad era envolver la comunidad de los
participantes en un ritual místico, pseudo religioso, que trascendía lo meramente político.
Fascismo italiano
El fascismo se presentó como una religión laica, nació como culto de un «orden religioso-militar»
cuya ejemplificación era el juramento de adhesión requerido para entrar a formar parte de las
squadre d’azione y del PNF, y, tras la toma del poder, evolucionó hacia una «religión del Estado».
Las iglesias laicas fascistas eran las case del fascio, en las que se celebraban los rituales del culto, el
primero y más antiguo de los cuales fue el culto a Roma, de fortísimo impacto plástico12.
La simbología fascista se remonta al glorioso pasado del imperio romano cuya síntesis era el saludo
romano, con el brazo derecho recto extendido hacia adelante y arriba, la palma de la mano hacia
abajo. Otro símbolo del mismo ámbito era el fascio littorio, los fasces, una unión de varas de
madera, atadas con una cinta de cuero rojo formando un cilindro que sujeta un hacha que, en la
Roma antigua, era el emblema del poder militar junto con el águila romana, el símbolo de las
legiones y el estandarte más antiguo que emplearon los romanos. Aunque se hubiera popularizado
en media Europa ya a finales del siglo XIX y fuera apropiado por organizaciones de izquierda y
derecha indistintamente, Mussolini hizo del fascio littorio uno de los emblemas más representativos
del fascismo italiano.
La religión de masas celebraba sus misas laicas con rituales públicos donde los fieles se
congregaban en concentraciones multitudinarias y bien calendarizadas.
Los mítines, en particular los mítines oceánicos, fueron documentados por el Istituto Nazionale
Luce13, instrumento de propaganda cine-fotográfica, testigo y, al mismo tiempo, agente del
consenso, fundado en 1925 para filmar y divulgar, contribuyendo a moldearlas, las manifestaciones
de la liturgia laica del Estado fascista, cuyo calendario marcaba el tiempo de la vida de los italianos,
exactamente como lo hacía el calendario litúrgico católico. Las concentraciones de masas, las
ejercitaciones premilitares, las manifestaciones gímnicas, cinematografiadas por el Instituto Luce,
testimoniaban la adhesión de la sociedad civil al régimen y, al mismo tiempo, robustecían el
sentimiento identitario de pueblo fascista.
Además de las adunate se instituyó, en 1935, un mitin con participación obligatoria y periodicidad
semanal, el «sábado fascista»14 que se desarrollaba la tarde del sábado, de 15.30 a 18.00, a lo largo
de todo el año escolar. Los estudiantes, separados por sexo, edad, y clase social, tenían que
participar en uniforme y durante toda la tarde se realizaban actividades de gimnasia y marcha. Los
padres también participaban como espectadores.
Emilio Gentile dedica un estudio a estos aspectos en su Il culto del littorio. La sacralizzazione della política nell’Italia fascista,
Bari. Laterza 2009.
13 Véase Argentieri, M.: L’occhio del regime. Informazione e propaganda nel cinema del fascismo, Firenze, Vallecchi, 1979.
14 Tannenbaum, E.: L’esperienza fascista. Cultura e società in Italia dal 1922 al 1945. Milano. Mursia, 1974.
12
3
Máster en Historia Contemporánea
asignatura El régimen franquista y la oposición
coordinador profesor Abdón Mateos López
Fascismo italiano y Franquismo: estilo y organización.
de Luciana Elena Finardi. Estudio dirigido por Abdón Mateos López
Asimismo, el régimen, tras apropiarse de las fiestas tradicionales italianas y fascistizarlas 15,
instituyó las suyas: el aniversario de la fundación de los fasci di combattimento (23 de marzo), el
aniversario de la marcha sobre Roma (31 de octubre), la entrada en la primera guerra mundial (el 24
de mayo), finalizadas a mostrar el carácter combatiente y militar del fascismo, celebradas con
grandes concentraciones públicas.
El uniforme que igualaba al pueblo de los fieles fascista era la camisa negra, el más antiguo de los
símbolos plásticos, y el himno fascista nacional, canción que exaltaba el imperialismo italiano, era
Faccetta nera, junto con Giovinezza, exaltación de la juventud, protagonista de la primavera
fascista.
Franquismo
La Falange Española copió el saludo fascista haciendo calco del saludo romano mussoliniano que
rebautizó "saludo íbero", sucesivamente adoptado por el franquismo que, queriendo instituir la
ritualidad completa del saludo, incorporó, junto con él, también la invocación italiana Duce, Duce,
Duce convirtiéndola en Franco, Franco, Franco.
Valor simbólico asumió la narración de la guerra civil o, mejor dicho, el discurso legitimador de la
insurrección, que rechazó definirse golpe de Estado sino justa sublevación de un pueblo que, en
palabras del mismo Franco, se alzaba en armas contra «los avances soviéticos y [para] aniquilar a
unas hordas que, debidamente armadas y protegidas por gobernantes traidores, trataban de instaurar
en España la segunda de las repúblicas soviéticas16». Pronto se pasó a definir el enfrentamiento una
«cruzada contra los rojos ateos», los combatientes contra la II República se convirtieron en mártires
en caso de muerte y, los que volvieron a sus hogares, en héroes de dimensiones épicas de los que se
esperaba la regeneración del hombre español y la refundación de la sociedad del nuevo Estado.
La visión religiosa se extendió también a la Patria, se plasmó una imagen mitificada del pasado que
se remontaba a los reyes católicos, llamados a difundir y defender la fe católica: esta era la misión
histórica de España, un tiempo evangelizadora y ahora, de nuevo, defensora del catolicismo contra
los ateos y los materialistas culpables de la degeneración moral del país.
Los símbolos plásticos del franquismo fueron numerosos y consistieron en una serie de banderas,
escudos, efigies, monumentos, sellos, medallas, insignias, uniformes. Los principales fueron el
yugo, el haz de flechas y el nudo gordiano que se remontaban a la época de los reyes católicos, los
dos primeros ya adoptados por la Falange, también a imitación del fascio italiano, y que pasaron al
nuevo régimen, demostrando como, tanto el fascismo italiano como el franquismo, construyeron sus
mitos fundacionales sobre el glorioso pasado imperial de la nación.
Junto con el propósito de perpetuar los mitos fundacionales del nuevo Estado y debido a la
necesidad de una constante glorificación del Caudillo, el régimen instituyó numerosas
conmemoraciones anuales, consistentes en multitudinarias concentraciones en honor a Franco: el
día del Glorioso Alzamiento Nacional (18 de julio), el día de la Victoria (1 de abril); el día del
Caudillo (1 de octubre); el día del Dolor (conmemoración de la muerte de José Antonio Primo de
Rivera, el 20 de noviembre), en las que los asistentes alzaban el brazo derecho mientras entonaban
el Cara al sol como señal de adhesión al régimen.
Si el fascismo italiano ostentaba un uniforme y un himno para identificar a los fieles al régimen, el
franquismo se apropió de la camisa azul falangista y del himno de la Falange española Cara al sol,
compuesto en 1935, que pasó a ser uno de los himnos del nuevo Estado junto con Marcha Real y la
Marcha de Oriamendi.
15
Un ejemplo es la Befana fascista, véase la página web de la Agenzia Giornalistica Italia, www.agi.it/cronaca/befana_fascista3334275/news/2018-01-04/, consultado el 10 de junio de 2019.
16 De «La patriótica alocución del general Franco al iniciar el movimiento», en ABC de Sevilla, 23-VII-1936.
4
Máster en Historia Contemporánea
asignatura El régimen franquista y la oposición
coordinador profesor Abdón Mateos López
Fascismo italiano y Franquismo: estilo y organización.
de Luciana Elena Finardi. Estudio dirigido por Abdón Mateos López
1.3. Movilización de las masas y militarización
La mayoría de los movimientos fascistas de entreguerras no lograron una auténtica movilización de
las masas.
Fascismo italiano
Para movilizar las masas los fascistas, en términos generales, basaron su propaganda en la cultura
popular, haciendo hincapié en dos rasgos característicos, el populismo y el chovinismo, elementos
presentes solo a partir de la primera guerra mundial y de los que la ideología a la base de la gran
guerra había sido impregnada.
El chovinismo resultó ser una formidable arma para aglutinar un pueblo vencedor-vencido17 en el
primer conflicto mundial y hacerle superar su histórico complejo de inferioridad, el de una nación
que, en la remota época romana había fundado un imperio pero que, sucesivamente y a lo largo de
toda su historia, siempre había sido dominado por extranjeros. Para traducir en reacción este
sentimiento, el fascismo se sirvió de la militarización: solo un pueblo unido por el ideal patrio,
forjado por una férrea disciplina marcial y un constante entrenamiento militar les habría devuelto la
dignidad perdida a los italianos.
Sin embargo, la propaganda italiana de movilización de las masas fue demasiado descubierta y los
italianos se defendieron con el escepticismo18: a cuanta más coacción se ejerció correspondió una
mayor aceptación pasiva. El consenso italiano no fue ni auténtico ni participativo, sino tan solo
resignado con, quizás, la adhesión, más o menos entusiasta o convencida, de las clases medias.
Entre los múltiples ámbitos en los cuales el fascismo creó organizaciones se han escogido dos, el
ámbito educativo y el ámbito del tiempo libre de los trabajadores por ser los sectores que
encuadraron un mayor número de personas.
El sector educativo fue uno de los dos ámbitos en los cuales se llegó a crear auténticas
organizaciones de masas funcionantes y es considerado el sector en el cual la fascistización logró el
mayor éxito. El fascismo utilizó la escuela como herramienta para acercar los jóvenes a los ideales
fascistas, proporcionales una educación premilitar y encaminarlos hacia un itinerario que formaría
así los futuros miembros del PNF.
A partir de 1926, el fascismo encuadró a los jóvenes italiano en la Opera Nazionale Balilla (ONB)
que se subdividía según la edad en I figli della lupa (desde los seis a los ocho años), I balilla (de
ocho a catorce años) y Gli avanguardisti (de catorce a dieciocho años). Las chicas eran Le piccole
italiane (ocho-catorce años) y las Giovani italiane (catorce-dieciocho). En 1934 la ONB contaría
con más de tres millones y medio de inscriptos, persuadidos a inscribirse también para aspirar a las
becas que solo se concedían a los militantes19.
Los jóvenes italianos de ambos sexos tendrían que convertirse en atletas gracias a la importancia
atribuida a la asignatura de Educación Física: a los varones se les preparaba a ser soldados a través
de la práctica deportiva que acostumbraba a obedecer las órdenes del líder y a actuar en grupo,
convirtiendo el entrenamiento en educación premilitar desenmascarada. Se les impartía una
educación premilitar también a los niños más pequeños, baste pensar que a los figli della lupa se los
equipaba con un fusil de madera, se les exigía que se cuadraran delante del maestro o del monitor y
17
Alrededor de la conferencia de paz de París de 1919 que había dejado Italia sin los territorios pactados en el tratado de Londres
(1915), correspondientes a Dalmacia y a Fiume, el fascismo supo crear el mito político de la dannunziana vittoria mutilata. Véase
Sabatucci (1999), pp. 101-106.
18 Quazza, G.: Resistenza e storia d’Italia. Problemi e ipotesi di ricerca. Milano. Feltrinelli 1976, pp. 70-104.
19 Tranfaglia, N.: «La prima guerra mondiale e il fascismo». En Galasso, G.: Storia d’Italia. Vol. XXII, Torino, Utet 1995, p. 438.
5
Máster en Historia Contemporánea
asignatura El régimen franquista y la oposición
coordinador profesor Abdón Mateos López
Fascismo italiano y Franquismo: estilo y organización.
de Luciana Elena Finardi. Estudio dirigido por Abdón Mateos López
que realizaran «servicios de guardia armada» para acostumbrarlos, ya desde tierna edad, a la
disciplina y a cumplir las órdenes.
Además, gran importancia revistieron los Fasci giovanili (de dieciocho a veintiuno años) y los
Gruppi universitari fascisti la adhesión a cuyas organizaciones era voluntaria. Se trataba de dos
organizaciones fundadas en 1919 y 1920, nacidas al mismo tiempo que el PNF y del cual, en esa
primera etapa del fascismo, constituían la sección juvenil. Tras la afirmación del fascismo en el
poder, se convirtieron en ambientes de socialización política.
El otro ámbito en el que Mussolini invirtió enormes energías, pero escasos recursos, para encuadrar
a los adultos fue el del ocio con la creación, en 1925, de la Opera Nazionale Dopolavoro (OND) en
el intento de movilizar a los trabajadores en su tiempo libre, creando un espíritu de congregación
inspirado a los ideales fascistas. Pese a que, teóricamente se trataba de una organización de ocio, en
realidad dependía directamente del Ministero dell’Economia Nazionale, organismo también
encargado de vigilar sobre los sindicatos, incluidos los sindicatos fascistas que, precisamente desde
1925, habían sufrido un cambio radical: aunque la primitiva ideología fascista se basara en el
nacionalsindicalismo, pronto la real función de los sindicatos del régimen era la de obtener la
obediencia de los trabajadores, evitar enfrentamientos sociales y ahuyentar el espectro de lucha de
clases para alcanzar el objetivo prioritario de la máxima productividad por el bien de la nación. La
real función de control de los trabajadores de la OND queda manifiesta en la naturaleza jurídica
fundacional de la institución, constituida como Opera, es decir como un organismo paraestatal,
fórmula que ofrecía un amplio abanico de ventajas políticas y legales 20. Se configuraba como una
organización de tipo recreacional y, organizando el ocio de los trabajadores también con iniciativas
culturales, fue una importante herramienta de penetración política de las masas, absorbiendo pronto
la mayoría de las asociaciones culturales y deportivas existentes en la Italia prefascista.
Llegó a encuadrar cuatro millones de trabajadores.
Franquismo
A partir de la guerra civil en España las formaciones premiadas por las masas fueron las que
demostraron vocación de milicia, declaradamente antidemocráticas y antiliberales 21 y los militares
siempre fueron el pilar del régimen, desde el 18 de julio de 1936 hasta la muerte de Franco.
Sin embargo, según Carme Molinero22 si es cierto que el franquismo se impuso por la fuerza,
tampoco podía prescindir del apoyo popular o no duraría mucho. Para imponerse a largo plazo
necesitaba también convencer y atraer a las masas y, para lograrlo, era imprescindible que se las
educara en la nueva doctrina. En España quien se había presentado con un programa social y
métodos de propaganda había sido Falange, atribuyendo una gran importancia a encuadrar a la
población y controlar los medios de comunicación23, al menos de forma teórica24, además de reunir
suficientes elementos para proporcionar a los rebeldes el sistema ideológico del cual carecían. Al
reconocer a Franco como líder y sucesor de Antonio Primo de Rivera, los falangistas se empeñaron
en continuar la labor de propaganda, con la esperanza de que el Caudillo realizara el programa
nacionalsindicalista a la base de su movimiento. Sin embargo, a lo largo de la vida de régimen,
aunque la tarea del adoctrinamiento le correspondiese a la FET, la mayoría de los afiliados era
pasiva y no se movilizaba porque los falangistas de la primera hora, viendo que el régimen no tenía
interés por implantar el sistema sindicalista y revolucionario por el cual estarían dispuestos a
De Grazia, V.: Consenso e cultura di massa nell’Italia fascista. Bari. Laterza 1981, p. 40.
Saz Campos (2004), p. 159
22 Molinero, C.: La captación de las masas. Madrid. Cátedra, 2008.
23 Molinero (2008), p. 38.
24 Ya se ha comentado en el presente estudio en p. 2 el fracaso de la Falange en lograr sus objetivos de 1933 a 1936, hecho que
contribuyó a propiciar el golpe del 18 de julio.
20
21
6
Máster en Historia Contemporánea
asignatura El régimen franquista y la oposición
coordinador profesor Abdón Mateos López
Fascismo italiano y Franquismo: estilo y organización.
de Luciana Elena Finardi. Estudio dirigido por Abdón Mateos López
movilizarse, fueron los primeros en no participar activamente en sus actividades. Franco había
optado por exaltar los valores de Falange, pero exclusivamente para utilizarlos para sus propios
fines: la ideología falangista podía convencer a las masas a través del mito de la tercera vía que, sin
embargo, seguía siendo un mito irrealizado incluso hasta mediados de los años 60.
Queriendo establecer un paralelo con el fascismo italiano para realizar un análisis comparativo entre
los dos movimientos, análisis recogido en la sección “2. Conclusiones. Similitudes y diferencias”
del presente estudio, se ha elegido tratar la temática del encuadramiento en el ámbito de la
educación y del tiempo libre de los trabajadores.
Franco, tal y como Mussolini, intentó encuadrar a los jóvenes en algunas organizaciones, el
Sindicato Español Universitario (SEU), las Falanges Juveniles, el Frente de Juventudes (1940) que
contemplaba una Sección Femenina, dirigida a encuadrar las niñas entre los 7 y los 17 años, como
margaritas, flechas y flechas azules. Sus principales actividades eran la socialización y la educación
política en la doctrina de FET-JONS, la educación física y deportiva, y la iniciación al hogar, frente
a la instrucción premilitar de los chicos.
Sin embargo, en cuanto a movilización de las masas, todas estas organizaciones fracasaron en su
propósito, llegando a movilizar tan solo el 13 por ciento de los chicos y el 8 por ciento de los
jóvenes25.
En 1939, declaradamente a imitación de la Opera Nazionale Dopolavoro en cuanto a finalidades, se
fundó la Obra Sindical Educación y Descanso, dirigida a encuadrar a los trabajadores, organizando
su tiempo libre a través de una red de centros culturales, deportivos y de algunas ciudades
residenciales.
Inicialmente denominada Obra Nacional Alegría y Descanso, tenía como objetivo «la formación
espiritual, cultural y física y la elevación del nivel de vida de los sindicados de la CNS como
asimismo proporcionarles entretenimientos y descanso educativo»26. Asimismo, las actividades de
Educación y Descanso, dados sus principios inspiradores, contemplaban la participación no solo a
charlas “educativas”, sino también a misas y oraciones.
Según Molinero27, Educación y Descanso «no fue capaz de influir en las actividades sociales y de
ocio de las masas urbanas como lo hizo la Opera Nazionale Dopolavoro», aunque se intentara.
El primer problema surgió a la hora de encontrar locales de socialización política sustituyendo los
espacios sociales que habían permitido a la izquierda asentarse entre los trabajadores, lugares como
las «Casas del Pueblo»: en la época que abarca el presente estudio, el régimen estudió cómo
habilitar a dicho uso los espacios de reuniones de las asociaciones republicanas. El intento fracasó,
bien en términos de participación numérica bien de vitalidad de los asistentes, fracaso cuyas causas
se deben atribuir a varios factores. Antes de todo, se trató de una acción guiada por el pragmatismo
y que pasaba por alto los sentimientos auténticos de los obreros: si parecía práctico utilizar espacios
ya existentes, no se tomó en debida cuenta el valor simbólico que evocaban los mismos, tanto como
no se reparó en quiénes vehiculaban la propuesta de socialización, es decir los falangistas que, pese
a seguir haciendo profesión de fe en el nacionalsindicalismo, ni de lejos habían solucionado el
conflicto de clase que afligía a los trabajadores, callados, pero no conquistados.
En las zonas obreras Educación y Descanso fue un auténtico fiasco y, si se cosechó algún resultado
positivo, fue en las zonas donde las anteriores iniciativas de socialización habían sido propuestas
por las fuerzas conservadoras.
25
Payne (2005), p. 31
AGA, Presidencia, SGM, Vicesecretaría Secciones, Obra Nacional Alegría y Descanso, Circular núm. 27, 3-1-1940, c. 14.117,
recogido en Molinero (2008), p. 144, nota 137.
27 Molinero (2008), p. 144.
26
7
Máster en Historia Contemporánea
asignatura El régimen franquista y la oposición
coordinador profesor Abdón Mateos López
Fascismo italiano y Franquismo: estilo y organización.
de Luciana Elena Finardi. Estudio dirigido por Abdón Mateos López
Aun queriendo, a lo largo de todos los años cuarenta, y disponiendo la obra sindical de limitados
recursos28, uno de los principales obstáculos al éxito de las iniciativas era el estado de fuerte
necesidad económica de los trabajadores (los “productores”) que no podían permitirse el lujo de
apuntarse a actividades que supusieran gastos, por pequeños que fueran: la mayoría de los ingresos
de las familias obreras iban destinados a la alimentación.
1.4.a. La violencia como elemento positivo
La violencia «constituía un principio ideológico esencial que ayudaba a mantener su cohesión, al
tiempo que fue un factor más que contribuyó a la imposición del consenso»29.
Además, muchos miembros de la primera hora de los partidos fascistas centroeuropeos eran ex
combatientes de la primera guerra mundial y trasladaron su carácter militar a su nueva experiencia
política.
Fascismo italiano
En el caso del fascismo italiano la violencia squadrista fue determinante para que el movimiento se
diera a conocer y, sucesivamente, se impusiera en la vida política: los fascistas tenían un excelente
motivo para nunca renegar de ella y el deber de ensalzarla ideológicamente, aunque abandonaran
lentamente su práctica más violenta, la del squadrismo.
Con Aquarone30 se entiende «violencia fascista» no solo la práctica de la violencia, sino también la
constante amenaza de esta y la institucionalización de la violencia en la legislación, en la práctica
administrativa y en la policía. Por lo tanto, la violencia no sirvió solo para acabar con la oposición o
reducir al silencio el disenso, sino también, entre los fascistas, valió de elemento de cohesión y de
comunión de ideales. En efecto, el PNF había teorizado la necesidad de la violencia desde los
inicios de su ascensión política definiéndose como el partido anti-partido y anti-Estado que exaltaba
la violencia en su programa ideológico como instrumento para cambiar el Estado desde sus raíces,
establecer el buen gobierno, perseguir los auténticos intereses de la colectividad y, finalmente
construir un Estado fuerte y autoritario. Una vez alcanzado el poder, el fascismo tenía que encarnar
el Estado autoritario que se esperaba que fuera y, al mismo tiempo, aumentar el consenso y la
militancia: intentó lograrlo mostrándose como el vencedor violento de cualquier batalla política, el
triunfador que aniquilaba a los adversarios con la fuerza. Se pasó, así, de la necesidad de la
violencia para alcanzar el poder, teorizada y practicada, al deber mantenerla para conservarlo.
Franquismo
En el régimen franquista la violencia no se había quedado en un postulado de la época sino, a través
de la guerra civil, se había hecho realidad, su uso había sido bendecido como instrumento de la
«cruzada» anticomunista y sus autores se habían convertido en héroes. Desde un punto de vista
ideológico, la violencia había encontrado una legitimación religiosa y había sido codificada en un
prosaico “el fin justifica los medios”. Durante la guerra se exaltó el uso de la violencia contra los
«rojos» que «encarnaban los valores extranjerizantes que amenazaban la integridad de los
28
Molinero (2008), p. 149, recoge que, en 1942, la dotación de Educación y Descanso para toda España «contaba con 85.000 pesetas
mensuales, no tenía presupuesto fijo y tenía que solicitar su dotación cada año a la Administración».
29 Sánchez Recio, G.: El primer franquismo (1936 – 1959). Madrid. Ayer, 1999, p. 149.
30 Aquarone, A.: «Violenza e consenso nel fascismo italiano», en Storia contemporanea, X, numero 1, febbraio 1979, pp. 145-155, Il
Mulino, Bologna 1979, p. 146.
8
Máster en Historia Contemporánea
asignatura El régimen franquista y la oposición
coordinador profesor Abdón Mateos López
Fascismo italiano y Franquismo: estilo y organización.
de Luciana Elena Finardi. Estudio dirigido por Abdón Mateos López
fundamentos de la raza, el patriotismo españolista y el catolicismo más conservador»31 y, una vez
terminada la contienda, la violencia siguió siendo aplaudida como aplicación del justo castigo
finalizado a la «redención» de los republicanos vencidos: serían perdonados, pero tenían que
«expiar» sus pecados a través del sufrimiento. La violencia franquista, abrumadora por el número
de las víctimas, en particular en los primeros años cuarenta, perduró a lo largo de toda la dictadura
como instrumento de castigo en un principio, y de represión a continuación, tanto que, en 2006, la
Comisión Permanente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa con la
Recommendation 1736 (2006), Need for international condemnation of the Franco regime32
declaró lo siguiente: «la Asamblea Parlamentaria condena enérgicamente los abusos contra los
derechos humanos cometidos por el régimen de Franco en España desde 1939 hasta 1975».
Es interesante notar que, durante la guerra civil, la violencia en el bando nacional se había usado en
exceso incluso según los fascistas italianos, beligerantes en España con el Corpo truppe volontarie.
Farinacci, jerarca y fascista de la primera hora, teórico convencido del fin regenerador del uso de la
violencia, enviado a España para asesorar a Franco en el terreno político, estaba indignado por la
ferocidad de la represión en la zona nacionalista, indignación que lo llevó a protestar oficialmente
ante Franco al respecto. Se hizo, por lo tanto, necesario enviarle el documento Resumen de las
conversaciones sobre la situación política de España33 en respuesta, escrito en el cual Nicolás
Franco, autor del informe, adscribía a la Falange la autoría de la terrible represión en la retaguardia,
disculpando al ejército.
1.4.b. La primacía masculina
Aunque la desigualdad de género siguiera siendo un elemento constituyente de la sociedad del siglo
XIX hasta la posguerra en el caso de Italia y, en el de España, perdurara durante bien entrada la
dictadura franquista, ningún otro movimiento como el fascismo aborrecía la igualdad entre hombres
y mujeres, herencia directa de la doctrina de superhombre. La concepción de la supremacía
masculina en los movimientos fascistas se debía a varios factores. En primer lugar, la presencia
política34 de los hombres en la etapa de entreguerras era abrumadora. Además, se trataba de
movimientos con un culto a la militarización y a la lucha constante, protagonizada, evidentemente,
por hombres.
Fascismo italiano
Tannembaum35, citando a su vez a Carlo Emilio Gadda, atribuye el éxito de Mussolini como líder
también al énfasis puesto en su virilidad (se le atribuían más de cuatrocientas amantes), elemento
que fascinaba a los varones italianos porque el Duce personificaba el mito del macho latino, y a las
31
Cobo Romero, F., Ortega López, M. T.: «Pensamiento mítico y energías movilizadoras. La vivencia alegórica y ritualizada de la
Guerra Civil en la retaguardia rebelde andaluza 1936-1939», Historia y política: Ideas, procesos y movimientos sociales, Nº 16,
2006, págs. 131-158, p. 8.
32//web.archive.org/web/20140606124818/http://assembly.coe.int/Main.asp?link=%2FDocuments%2FAdoptedText%2Fta06%2FER
EC1736.htm#P19_111, (consultado el 10 de junio de 2019).
33 «Resumen de las conversaciones sobre la situación política de España», documento, sin fecha ni firma, del que existen dos
ejemplares, uno en castellano y otro italiano, ambos en Archivio Storico del Ministero degli Affari Esteri, Spagna, Fondo di Guerra,
bb. 4 Y 10. Todo parece indicar que se trata del resumen de las opiniones del generalísimo sobre las perspectivas inmediatas de la
política española que Farinacci había pedido a Nicolás Franco en un escrito del 10 de marzo», nota recogida en Saz Campos, I.:
«Política en zona nacionalista: la configuración de un régimen» en Ayer, Número 50 (2003), pp. 55-83, p. 73.
34 Sobre la participación de las mujeres a la actividad política, véase Ruiz Seguín, S.: Las andaluzas y la política, 1931-2006,
publicación de la Junta de Andalucía, Instituto Andaluz de la Mujer, Consejería para la igualdad y el bienestar social, Sevilla 2006.
35 Tannenbaum (1974), p. 241.
9
Máster en Historia Contemporánea
asignatura El régimen franquista y la oposición
coordinador profesor Abdón Mateos López
Fascismo italiano y Franquismo: estilo y organización.
de Luciana Elena Finardi. Estudio dirigido por Abdón Mateos López
mujeres porque desprendía hiper sensualidad. Mussolini representaba el macho alfa que cualquier
hombre quería imitar y que cualquier mujer aspiraba a atraer con sus encantos.
Sin embargo, la primacía masculina, siendo finalizada a servir la Patria, tenía que amoldarse a las
etapas de la vida. El perfecto fascista, en su juventud, desahogaba su brutal energía sexual
sometiendo a la hembra, haciendo de ella un territorio de caza y de conquista, pero, en la edad
adulta, se casaba a fin de procrear, mostrando su virilidad generando una numerosa descendencia 36.
La homosexualidad no solo era enemiga de la moral sino, más grave aún, siendo improductiva en
términos demográficos, constituía un auténtico crimen contra la Patria.
Para el hombre adulto el papel de padre era tan importante como el rol de madre para la mujer. El
cometido que el fascismo le reservaba a la mujer era de madre y de ama de casa y el patrón de la
perfecta fascista, además de esposa obediente y madre prolífica, era la de una mujer casta,
indefensa, delicada e inferior al hombre. Es interesante profundizar en la modalidad para lograr el
objetivo de semejante sociedad. En primer lugar, hay que partir de la premisa que la mujer era
preferible que desarrollara solo trabajos físicos por considerarla no dotada ni intelectivamente ni por
naturaleza para desarrollar profesiones liberales o intelectuales37. Por consiguiente, dado que
trabajarían solamente las mujeres de las clases bajas, las demás estarían destinadas a casarse y
procrear la nueva generación de italianos, bien para que la población aumentara de número bien
para que dejaran los ya escasos empleos en la administración pública, en las empresas privadas y en
las órdenes profesionales, a los hombres.
Para alcanzar el propósito de reducir al mínimo el número de las núbiles, el régimen, en 1926,
impuso una tasa sobre el celibato masculino para los hombres entre los veintiséis y los sesenta y
cinco años; representaba un impuesto muy alto y era mayor cuanto menor era la edad del
interesado, en aplicación de la ideología fascista que le encomendaba al hombre el deber de
engendrar una nueva generación de italianos, por supuesto fascistas.
Mussolini, para proporcionar un «latigazo demográfico a la Nación» y llegar al objetivo de setenta
millones de habitantes, promulgó una serie de medidas como desfiscalizaciones, incrementos
salariales y privilegios en la ascensión laboral masculina para los padres de familias numerosas38,
de lo que se deduce que, si bien semejantes medidas favorecían a las familias, favorecían
mayormente a los hombres.
Además, en el ámbito del derecho penal, la disparidad de tratamiento entre hombre y mujer a favor
de la primacía masculina la recoge el código Rocco que aplica al ámbito familiar el principio
desigualdad de género. En 1930, Afredo Rocco, entonces Ministro de Justica, firmó el nuevo
Código Penal, el Codice Rocco39que contemplaba el «crimen de honor» como crimen autónomo y
no solo como atenuante del delito. Además, en el libro segundo, capítulo primero «Crímenes contra
el matrimonio», el artículo 559 castiga el adulterio de la mujer con penas de cárcel de uno a dos
años, mientras el art. 560, en el caso adulterio masculino, castiga como crimen tan solo el
amancebamiento40.
Franquismo
La guerra había diezmado la población masculina, siendo todavía en los primeros años cincuenta en
número de mujeres en edad de matrimonio mucho más numeroso que el de los hombres. Si la
36
De Grazia, V.: Le donne nel regime fascista. Marsilio, Venezia 1992, p. 105.
Según Achille Starace, secretario del PNF de 1931 a 1939, las mujeres eran inadecuadas como maestras y profesoras porque
criarían un pueblo débil y serían incapaces de inspirar en las nuevas generaciones los sentimientos marciales y guerreros requeridos
al perfecto fascista. En Tannembaum (1974), p. 137.
38 Ungari, P.: Storia del diritto di famiglia. Bologna, Il Mulino 1974, p. 224.
39 A Alfredo Rocco se debe también el Código de Procedimiento Penal, siempre de 1930.
40 En Gazzetta Ufficiale 26 ottobre 1930, n. 251, Regio Decreto con R.D. 19 ottobre 1930 n.1398.
37
10
Máster en Historia Contemporánea
asignatura El régimen franquista y la oposición
coordinador profesor Abdón Mateos López
Fascismo italiano y Franquismo: estilo y organización.
de Luciana Elena Finardi. Estudio dirigido por Abdón Mateos López
misión de la mujer era formar un hogar, cientos de miles de ellas no pudieron hacerlo, por la
sencilla razón de que no había hombres suficientes.
El franquismo sacralizó a los jóvenes caídos por la patria y del número de las mujeres casaderas se
empezó a restar a las que tenían un novio entre los fallecidos, instándolas a renunciar a las delicias
de la vida marital como ofrenda a la memoria del mártir: en el Estado franquista la primacía
masculina sobre la mujer continuaba incluso desde la tumba41.
A finales de la guerra y en la inmediata posguerra, España vivió una situación de paro similar a la
de Italia y, de manera análoga, el régimen enalteció la figura de la mujer ángel del hogar que en el
hogar tenía que quedarse, reservando los escasos puestos de trabajo al hombre. Ya lo había recogido
una orden ministerial de 1938, que anunciaba «la tendencia del nuevo Estado a que la mujer
dedique su atención al hogar y se separe de los puestos de trabajo»42. La orden ministerial fue
seguida por el Fuero del Trabajo, promulgado en 1938, según el cual sólo podían trabajar las
mujeres solteras o viudas y, si se casaban, debían firmar su despido voluntario un mes antes del
enlace, según lo dictaba la Ley de Reglamentaciones Laborales de 1942. Además, dos años más
tarde, la Ley de Contratos de Trabajo establecía que las señoras, para trabajar, debían contar con la
autorización del marido.
Paralelamente al Codice Rocco de la Italia fascista, el Código penal español de 1944, en los art. 428
y art. 452, recogía el delito de adulterio exclusivamente para la mujer, aplicándolo al hombre solo
en caso del amancebamiento, exactamente como en el código penal italiano de 1930. Además, en
caso de «crimen de honor», si el marido mataba a la adultera sorprendida en el acto, se castigaba al
hombre con el destierro, quedando impune en caso de ocasionarle lesiones no graves. El mismo
artículo se aplicaba al padre de una mujer menor de veintitrés años que viviera en la casa paterna.
1.5. Exaltación de la juventud
El culto fascista de la fuerza, del combate, de la militarización, de la osadía y de la valentía se
encarnaba en la exaltación de la juventud.
Fascismo italiano
El régimen fascista que, contrariamente al franquista, no tuvo sus orígenes en el periodo de
emergencia de una guerra, nació para durar. La exaltación de la juventud fue consustancial al
objetivo de un partido que necesitaba el espíritu rebelde de los jóvenes para derrumbar el régimen
liberal y, una vez asentado en el poder, engendrar una nueva generación de fascistas, adoctrinados
desde su nacimiento. Los jóvenes eran llamados a crear una «nueva civilización» y, para lograrlo,
tenían que seguir las pautas del mismo Duce, camino enseñado a los niños y a los adolescentes
también a través de un estudio puntual de las muchas biografías dirigidas a un público infantil, la
más famosa de las cuales es Vita di Mussolini narrata ai fanciulli d’Italia de Olindo Giacobbe, de
1925. Si se exaltaba la juventud retratando el perfecto joven fascista como fuerte y audaz, bien
varón bien niña mujer, su rebeldía a los valores del antiguo régimen liberal, burgués y conservador
encontraba su límite en la sumisión al Duce, hermano mayor, padre y madre de la juventud italiana
y su guía suprema. Muchas son las admoniciones al control de la violencia y a canalizarla hacia las
finalidades mussolinianas, entre los cuales el popular refrán «soy un balilla / estoy alerta / pero
piedras no lanzo, no […]. / Soy un balilla pero piedras/ ¡por Dios! / solo por la patria las lanzaré»43.
La juventud, los jóvenes, eran funcionales al fascismo mismo y no al revés: son una herramienta
41
Martín Gaite, C.: Usos amorosos de la postguerra Española, Barcelona, Anagrama 1987, p. 44.
Sueiro, D., Díaz Nostry, B.: Historia del franquismo, fascículo 22, p. 124, Sedmay, Madrid 1977.
43 Passerini, L.: Mussolini immaginario. Bari. Laterza, 1991.
42
11
Máster en Historia Contemporánea
asignatura El régimen franquista y la oposición
coordinador profesor Abdón Mateos López
Fascismo italiano y Franquismo: estilo y organización.
de Luciana Elena Finardi. Estudio dirigido por Abdón Mateos López
que educar domesticándola para alcanzar el objetivo supremo, la consolidación y la perpetuación
del nuevo Estado liderado por Mussolini.
Franquismo
La exaltación de la juventud española la defendió la propaganda durante la guerra civil: la victoria
sería posible solo gracias al sacrificio de los jóvenes, sacrificio que los convertiría en héroes y
mártires de la «cruzada». En la posguerra siguió tributándoseles culto, ya que, si el nuevo Estado
pudo asentarse, fue gracias a los jóvenes que lo salvaron de la catástrofe y del abismo. Sin embargo,
el cometido de la juventud española victoriosa no había terminado con la victoria, sino, a través de
los jóvenes, «portadores de cualidades como el honor, la fe, la valentía, el sacrificio, el desprecio a
la muerte o la justicia», se generaría el «nuevo hombre español»44.
La ‘franquización’ de la juventud tuvo también un aspecto terrible, el de la «recuperación» de los
niños que habían sido «abandonados por los rojos»45. La finalidad declarada de Obra a favor de la
Madre y del Niño era atender al niño «huérfano, abandonado o menesteroso, hasta que previamente
dotado para la lucha en la vida, pase a formar en las filas ardientes de las Organizaciones Juveniles,
futuro ambicioso de incalculable eficacia política»46. El cometido del adoctrinamiento de los niños
les era encomendado a las mujeres y a la Iglesia, ya que se trataba, concretamente, de un proyecto
de reeducación masiva con los hijos de las familias republicanas: olvidarían su identidad de hijos de
republicanos para renacer como hijos del régimen. Se trató de un plan sistemático de apropiación de
identidad de menores, delito de vulneración de los derechos humanos.
1.6. El líder y el mando autoritario
Los movimientos fascistas divinizaban la fuerza, ¿cuál fuerza mayor que la del líder autoritario, el
superhombre? La exaltación de la jefatura, de la jerarquía y de la subordinación les eran propias.
Fascismo italiano
Mussolini y su imagen plástica como Duce, fue el principal símbolo del fascismo. A partir de 1923
se le identificaba con la patria: «Mussolini es Italia, Italia es Mussolini»47; y, en palabras de
Marinetti48, el patriotismo italiano se convirtió en «patriotismo fisiológico» porque físicamente
Mussolini «está hecho a la italiana, esculpido por las asperidades rocosas de nuestra península»49.
Enorme importancia se atribuyó al aspecto físico de Mussolini: retratos, fotografías, noticieros y
crónicas radiofónicas enfatizaban su cuerpo recio, acostumbrado al duro trabajo, su mandíbula
volitiva de líder autoritario, sus ojos negros de mirada violenta. Mussolini era la encarnación física
del fascismo, la efigie del Duce se transformó en su principal símbolo y se le invocaba con Duce,
Duce, Duce.
Benito Mussolini, líder autoritario y carismático, jefe del partido fascista por decisión de la élite del
partido, jefe del gobierno bajo el reinado de Vittorio Emanuele III, nunca llegó a recubrir el cargo
44
Arco Blanco, M. Á.: «El secreto del consenso en el régimen franquista: cultura de la victoria, represión y hambre», Ayer, nº 76,
2009, pp. 245-268, p. 10.
45 Rodríguez López, S.: «Niñas y jóvenes en el franquismo», en AA. VV.: Jóvenes y dictaduras de entreguerras. Lleida. Editorial
Milenio, 2007, p. 1.
46 HDPAI, “IV Consejo Nacional de la Sección Femenina. El discurso de clausura será pronunciado por el señor Serrano Suñer”,
Yugo, 3-I-1940; pp. 1 y 4.
47 Passerini (1991), p. 61.
48 Poeta, padre del futurismo, fundador del Partito Político Futurista en 1919, confluido en mismo año en los Fasci di
combattimento.
49 En Passerini (1991), p. 62
12
Máster en Historia Contemporánea
asignatura El régimen franquista y la oposición
coordinador profesor Abdón Mateos López
Fascismo italiano y Franquismo: estilo y organización.
de Luciana Elena Finardi. Estudio dirigido por Abdón Mateos López
de jefe constitucional del Estado manteniéndolo siempre el monarca50 y, aunque transformara el
PNF en un partido subordinado al control burocrático del Estado y al de su primer ministro,
Mussolini gozó de una autoridad ejecutiva mucho menor que Franco.
Si bien el mando de Mussolini entre los suyos se mantuvo sustancialmente indiscutible hasta el 25
de julio de 1943, el Duce, desde la fundación del PNF en 1921 como evolución de los fasci di
combattimento (1919-1921), se vio obligado a operar una constante síntesis entre sus muchas almas,
ya que lideraba un partido heterogéneo, aglutinador de varios fascismos: como afirma De Felice
(1972) «lo stesso Mussolini, solo aparentemente “duce” incontrastato, dovette continuamente fare i
conti con queste forze e con la loro dialettica»51.Careciendo de una ideología clara, el PNF
conglomeraba varias: el nacionalsindicalismo, el fascismo moderado y revisionista, el squadrismo y
la derecha fascista. El intento de coordinar (y controlar) el partido cuajó con la institución del Gran
Consiglio del fascismo, puesto inmediatamente bajo el control directo de Mussolini, con la tarea de
indicar las líneas generales de la política fascista y funcionar de conexión entre el PNF y el
gobierno. Sucesivamente, el Duce afirmó la supremacía de los prefectos estatales sobre los jefes del
partido en los distritos, asegurándose así el control efectivo del Partido Fascista. El nuevo Estado
que el dictador había fundado guardaba la estructura del antiguo Estado monárquico con el rey
Vittorio Emanuele como jefe y con Mussolini en el doble rol de jefe del gobierno y duce del
fascismo, pero con una clara supremacía del Estado sobre el partido.
Franquismo
Finalizada la guerra civil la subordinación jerárquica del ejercito al Caudillo y la exaltación de su
jefatura estaban consolidadas: por parte del ejército existía auténtica identificación con el líder que,
lo había guiado, había sufrido sus mismos sufrimientos y se había sacrificado junto con sus
militares por la victoria final. Juntos habían ganado la «cruzada», la guerra santa, y Franco era un
líder carismático semi-religioso.
Tal y como en Italia, se identificaba a Franco con la Nación, el Estado, la Patria en una unión
indisoluble a través del lema «una Patria, un Estado, un Caudillo». Se pintó el nombre de Franco en
edificios públicos y privados, se acuñó moneda con la efigie del caudillo y sus fotografías se
encontraban en las oficinas públicas. La figura de Franco tenía que estar presente en todo momento
de la vida pública de los españoles y así recuerda Antonio Muñoz Molina: «Franco estaba casi en
todas partes, pero también era una figura en gran medida irreal, remota, a la manera de los monarcas
asiáticos. La cara de Franco estaba en todas las monedas, y con diversos colores también en todos
los sellos de correos, y la veíamos cada mañana escolar al entrar en el aula, encima de la pizarra, a
la derecha del crucifijo.»52.
Sin embargo, y pese a que Franco, jurídicamente, en los primeros años del régimen, llegó a ejercer
más poder personal que Mussolini, la presencia física del Caudillo no era la del Duce. Si de
Mussolini se alababa la mirada autoritaria, la prensa de posguerra destacaba la sonrisa dulce,
tranquilizadora y paternal de Franco. Si el Duce, encarnación del superhombre en el ámbito sexual,
iba acompañado públicamente por su amante Claretta Petacci, en el Caudillo se elogiaba el buen
padre de familia y el marido devoto. Padre de familia, padre de la Patria, católico pío y dedicado a
refundar una nación sobre los valores del catolicismo, la misma figura de Franco se convirtió en
objeto de veneración pseudo religiosa. El ya definido «jefe y salvador de la Patria» por el obispo de
Salamanca Enrique Pla y Deniel en 1936, sería el futuro y eterno, por lo menos a lo largo de la
50
Tranfaglia (1995), p. 389
De Felice, R.: Storia degli ebrei italiani sotto il fascismo, Einuaudi, Torino 1972, p. 64
52 Muñoz Molina, Antonio, «La cara que veía en todas partes», en El País digital, «25 años después de Franco»,
http://www2.ups.edu/faculty/velez/Span_350/recursos/caudillo/Franco/DOCS/claves.htm , (consultado el 2 de mayo de 2019)
51
13
Máster en Historia Contemporánea
asignatura El régimen franquista y la oposición
coordinador profesor Abdón Mateos López
Fascismo italiano y Franquismo: estilo y organización.
de Luciana Elena Finardi. Estudio dirigido por Abdón Mateos López
dictadura, «Francisco Franco, Caudillo de España por la gracia de Dios»53. Incluso se cambió la
liturgia de la misa y se introdujo la expresión «Ducem Nostrum Franciscum» (“nuestro caudillo
Francisco”) junto a los ruegos por el Papa y por el obispo de la diócesis. Ese puesto estaba
reservado desde hacía siglos solo a los reyes.
Tras el alzamiento del 18 de julio los generales insurrectos, aunque solo se hubieran levantado con
el propósito de restablecer el orden e impedir la afirmación del comunismo, sin una idea clara de en
qué consistiría institucionalmente ese orden reconstituido, siendo militares que se enfrentaban con
una guerra larga y problemática con tal solo la mitad del ejército sublevado, tuvieron claro que se
necesitaba un mando único, no solo militar sino también político. El hombre designado fue Franco
que supo imponerse desde el primer momento tanto que, ya en septiembre de 1936, le habían
nombrado Generalísimo gracias a su personal prestigio: había sido el general más joven no solo del
ejército español, sino también el más joven de Europa, al frente del ejército de África había
conseguido las mayores victorias y, además, era de más rango militar que Emilio Mola, director del
alzamiento. El 1 de octubre de 1936 los dos mandos se unificaron y Franco fue nombrado Jefe de
Estado por designación de sus compañeros de armas y bendecido como «jefe y salvador de la
Patria» por el obispo de Salamanca Enrique Pla y Deniel, uniendo así a la legitimación militar de
los camaradas, a la civil del pueblo insurrecto, la religiosa de la Iglesia. Con el sucesivo liderazgo
del Movimiento Nacional en abril de 1937, la dictadura personal de Franco había sido implantada.
Si la ascensión de Franco en el control militar de la guerra y la consiguiente jefatura del nuevo
Estado se produjeron de manera rápida, también propiciadas por las muertes de Sanjurjo y Mola,
igualmente lo fue su toma del mando político, primero unificando la Falange y los partidos políticos
de derecha en la FET y de la JONS y, acto seguido, asumiendo su jefatura.
Saz Campos lo define un «golpe de Estado a revés, por el cual el Estado ocupaba al partido, con un
jefe de Estado que se autoproclamaba jefe máximo del partido»54. El proceso fue casi incruento y
exitoso gracias a la posición de fuerza de la cual partía Franco: ya «jefe del Gobierno, del Estado, y
del Ejército tomó el poder en el partido. El resultado fue la subordinación definitiva del partido
único a la figura de Franco y su consiguiente neutralización como fuerza autónoma55.». La
circunstancia de la Guerra Civil favoreció no solo el progreso en la consolidación del tríplice poder
militar, institucional y político del caudillo sino también plasmó la fisionomía del futuro régimen: la
subordinación del partido al gobierno, con este último sólidamente guiado por Franco.
En 1939, al inicio de la dictadura, Franco era el líder más poderoso «de lo que había sido ningún
gobernante en la Historia de España hasta ese momento»56, y en los primeros años del régimen,
llegó a ejercer incluso más poder personal que Hitler o Stalin. En 1939 la Ley de Jefatura del Estado
amplió sus poderes y le permitió legislar sin que sus disposiciones tuvieran que pasar por un
Consejo que las aprobara o no.
2. Conclusiones: similitudes y diferencias entre los dos regímenes.
I Mítines y símbolos
Ambos regímenes mitificaron el pasado, imperio romano e imperio español a partir de los reyes
católicos, especialmente la misión evangelizadora que conllevaba, y crearon sus símbolos a partir
de él. La mitificación era funcional a generar en el caso italiano, y a regenerar en el caso español, un
sentimiento de identidad patrio siguiendo las pautas nacionalistas del fascismo universal. Italia y
53
Payne (2005), p. 27.
Saz Campos (2004), p. 159, la cursiva es mía.
55 Saz Campos (2004), p. 160.
56 Payne (2005), p. 23.
54
14
Máster en Historia Contemporánea
asignatura El régimen franquista y la oposición
coordinador profesor Abdón Mateos López
Fascismo italiano y Franquismo: estilo y organización.
de Luciana Elena Finardi. Estudio dirigido por Abdón Mateos López
España tenían que volver a las orígenes destruyendo el presente Estado liberal o la II República de
izquierda, débil el primero y degenerada la segunda, para cumplir con la histórica misión de la
nación: fundar un imperio y levantarse en una «cruzada» y, una vez ganada, seguir con la misión
evangelizadora. Por consiguiente, se escogieron antiguos símbolos militares, se saludaban
Mussolini y Franco con el saludo tributado al dux romanorum y al caudillo militar, preparando así
el pueblo a una lucha perenne.
Con el doble objetivo de consolidar la identificación de la población con los ideales nacionales y
mantenerse en el poder, se creó también el culto del presente, nueva mitificación de los éxitos de los
regímenes, ritualizados en mítines de masas, aunque con una importante diferencia ideológica entre
fascismo y franquismo. El fascismo, desde sus orígenes, se presentó como una religión laica del
Estado, mientras el franquismo se apoyó a la religión católica haciendo de ella uno de los pilares del
régimen. En términos dogmáticos el fascismo italiano se autosustentaba, el franquismo, en cambio,
se irguió a defensor del dogma católico.
II Movilización de las masas y militarización.
Los estudiosos consultados concuerdan que, tomando en consideración tanto el número de los
ciudadanos encuadrados en las organizaciones de masas como la adhesión voluntaria u obligada a
ellas (obligatoria en el ámbito educativo y en las celebraciones oficiales, voluntaria en el ámbito del
ocio), ninguno de los dos regímenes logró una auténtica movilización participada y entusiasta, si
bien, en términos comparativos, Molinero57 indica una mayor incidencia en la vida social de la
Opera Nazionale Dopolavoro con respecto a Educación y Descanso.
En estas reflexiones finales se ha llegado a la conclusión que, pese a ser distintas bien las razones
contingentes y bien las comunidades nacionales, los obstáculos técnicos-emocionales insalvables a
las tentativas de encuadramiento son asimilables.
Desde el punto de vista factual, por un lado, las organizaciones de masas de ambos regímenes
escaseaban de recursos para lograr proponer actividades de calidad a la población, por otro lado,
italianos y españoles de aquella época casi no disponían de dinero que dedicar a la diversión, salvo,
quizás, algunos segmentos de las clases medias italianas, mientras la nobleza de ambos países nunca
había tenido la menor intención de mezclarse con las clases inferiores.
Por lo que concierne el escaso o nulo entusiasmo hacia las iniciativas propuestas por los regímenes,
se note que la Iglesia católica fue la única institución que, ofreciendo actividades lúdico-educativas
gratis y apenas mezclando las clases sociales en los centros menos poblados, siguió siendo uno de
los mayores promotores de encuadramiento social, y con éxito. Asimismo, aunque poseyendo la
tradición católica un importante talante militante, no comportaba un carácter de agresiva
militarización tal y como lo imponían las organizaciones de masas de los regímenes en un gran
número de sus actividades.
Quizás fue la tradición religiosa el único elemento que italianos y españoles parecían dispuestos a
aceptar como catalizador de agregación social o, por lo menos, la cultura y el ambiente católicos
atrajeron más simpatías, o menos antipatías, que cualquier imposición, directa o indirecta, por parte
de las dos dictaduras.
III La violencia como elemento positivo
Respecto al tema de la violencia como elemento positivo, las diferencias entre fascismo italiano y
franquismo son importantes.
57
Molinero (2008), p. 144.
15
Máster en Historia Contemporánea
asignatura El régimen franquista y la oposición
coordinador profesor Abdón Mateos López
Fascismo italiano y Franquismo: estilo y organización.
de Luciana Elena Finardi. Estudio dirigido por Abdón Mateos López
En cuanto a la violencia instrumental, el fascismo la practicó para conquistar y, sucesivamente,
mantener el poder según un recorrido que comprendió, cronológicamente: la puntual y brutal
violencia squadrista de los inicios, territorialmente delimitada, para darse a conocer; la
demonstración de fuerza de la marcha sobre Roma, militarmente efímera, que entregó el poder a
Mussolini sin vulnerar la legalidad del Statuto Albertino; la violencia emblemática del asesinato de
Giacomo Matteotti y la consecuente instauración de la dictadura; la recomposición de la violencia
abiertamente brutal y como tal exhibida, para pasar a la violencia en términos de represión e
intimidación, a fin de mantenerse el régimen en el poder.
En cambio, la violencia instrumental fue consustancial a la guerra civil por definición pero, una vez
obtenida la victoria, su uso se mantuvo constante a lo largo de toda la dictadura, si bien el número
de víctimas fuese disminuyendo gradualmente a partir de mediados de los años cuarenta, ejerciendo
la violencia con las mismas finalidades del último fascismo, la represión y la intimidación.
En términos ideológicos, la violencia fascista venía del idealismo y del vitalismo metafísico que
ensalzaban el valor, la osadía, la fuerza física, la lucha, el combate, la guerra como higiene
regenerativa del mundo: se trató de violencia laica, necesaria para la buena salud de la sociedad
italiana.
De manera distinta, ideológicamente, el franquismo, con la bendición de la jerarquía eclesiástica,
propugnó el uso sagrado de la violencia para restablecer y luego defender la supremacía de los
ideales católicos: se trató de instrumentalización religiosa del uso de la violencia.
IV La primacía masculina y su representación en el líder.
En las presentes conclusiones es necesario integrar la sección dedicada a la primacía masculina con
la primera parte del punto 1.6., dedicado al líder.
Recordando que la desigualdad de género constituyó un elemento común a los dos países en la
época del presente estudio, en términos de función social del hombre, militante y padre de familia, y
de su consiguiente primacía establecida también en el ámbito del código penal, los dos regímenes
son asimilables. Sin embargo, difieren mucho en la representación plástica del hombre que encarnó
dicha primacía.
Sin ánimo de repetir cuanto expuesto al punto 1.4.b., Mussolini fue representado como el padre
laico de la nación, pero de ninguna manera como el buen padre de familia, sino todo lo contrario: el
Duce personificó el macho latino, viril, de insaciable potencial sexual y con un sinfín de amantes.
En cambio, Franco, igualmente padre de la Patria, sí representó también el buen padre de familia, el
marido fiel y devoto, creyente fervoroso hasta el punto de que se convirtió en objeto de veneración
pseudo religiosa, entrando a formar parte de la liturgia católica.
Libertino el Duce, pío feligrés el Caudillo, viva imagen de los distintos valores sobre los cuales se
asentaron los dos regímenes.
V La exaltación de la juventud
Distintas fueron las premisas históricas de las juventudes italianas y españolas y los tiempos que les
tocaron vivir. Los muchachos y las muchachas italianos vivieron su niñez y adolescencia en tiempo
de paz, mientras su juventud acabó en el frente para los varones y en un país ocupado para las
chicas. Los muchachos españoles, al revés, empezaron su juventud catapultados armas en puño en
el frente de batalla, y también lo fueron, por decisión propia, muchas de las chicas que se hicieron
milicianas, mientras las demás pasaron esa etapa de la vida en una retaguardia inestable según
avanzaban o retrocedían los dos bandos. Sucesivamente vivieron una época de paz, definición
16
Máster en Historia Contemporánea
asignatura El régimen franquista y la oposición
coordinador profesor Abdón Mateos López
Fascismo italiano y Franquismo: estilo y organización.
de Luciana Elena Finardi. Estudio dirigido por Abdón Mateos López
también variable dependiendo de si se trataba de jóvenes nacionales o republicanos, vencedores o
vencidos: para estos últimos la “época de paz” tardó mucho en llegar.
La misión que les encomendaron los dos regímenes en tiempos de paz fue la misma: convertirse en
fieles servidores del Estado, interpretando cada uno el rol que le correspondía, intrépidos militantes
los muchachos y sumisos ángeles del hogar las chicas, para engendrar la generación venidera, el
amanecer de la nueva sociedad.
Un elemento poseyó el franquismo que le faltó al fascismo: el mito fundacional de la veneración de
los jóvenes mártires caídos por la patria.
VI El líder y el mando autoritario
El Duce tuvo que edificar desde los cimientos una jerarquía institucional a la cumbre de la cual
sentarse (jefatura del PNF, Gran Consejo del fascismo, sumisión del primero a los prefectos
dependientes de Mussolini, y del segundo a sí mismo) en una construcción piramidal que le costó
no pocos esfuerzos. En cambio, Franco partió de la cúspide de la jerarquía militar y la pirámide
institucional la edificó debajo de él.
Sin embargo, siendo el Duce y el Caudillo la base del mito fundacional de ambos regímenes, queda
manifiesta la profunda diferencia ideológica entre el fascismo italiano y el franquismo: si Mussolini
lideraba la nación por decisión del partido, Franco era Caudillo por voluntad divina y militar58: de
nuevo, investidura laica la primera, religiosa la segunda.
En extrema síntesis, de todo lo anteriormente expuesto se puede inferir que la discriminante
ideológica, genuina o ficticia, del catolicismo fue la variable que mayormente determinó las
diferencias de estilo y organización entre los dos regímenes.
58
Saz Campos (2004), p. 88.
17
Máster en Historia Contemporánea
asignatura El régimen franquista y la oposición
coordinador profesor Abdón Mateos López
Fascismo italiano y Franquismo: estilo y organización.
de Luciana Elena Finardi. Estudio dirigido por Abdón Mateos López
3. Bibliografía
Aquarone, A.: «Violenza e consenso nel fascismo italiano», en Storia contemporanea, X, numero 1,
febbraio 1979, pp. 145-155, Il Mulino, Bologna 1979.
Aquarone, A.: L’organizzazione dello Stato totalitario. Einaudi, Torino 1995.
Arco Blanco, M. Á.: «El secreto del consenso en el régimen franquista: cultura de la victoria,
represión y hambre», Ayer, nº 76, 2009, pp. 245-268.
Argentieri, M.: L’occhio del regime. Informazione e propaganda nel cinema del fascismo, Firenze,
Vallecchi, 1979.
Bosworth, R.: Mussolini, un dittatore italiano. Milano. Mondadori 2002.
Cobo Romero, F., Ortega López, M. T.: «Pensamiento mítico y energías movilizadoras. La vivencia
alegórica y ritualizada de la Guerra Civil en la retaguardia rebelde andaluza 1936-1939», Historia y
política: Ideas, procesos y movimientos sociales, Nº 16, 2006, págs. 131-158.
De Felice, R.: Storia degli ebrei italiani sotto il fascismo, Einuaudi, Torino 1972.
De Felice, R.: La via italiana al totalitarismo. Carocci, Roma 2008.
De Grazia, V.: Consenso e cultura di massa nell’Italia fascista. Bari. Laterza 1981.
De Grazia, V.: Le donne nel regime fascista. Marsilio, Venezia 1992.
Gallego Margalef, F: El evangelio fascista. Barcelona. Crítica, 2014.
Gentile, E.: La via italiana al totalitarismo. Roma. Carocci, 2008.
Gentile E.: Il culto del littorio. La sacralizzazione della politica nell’Italia fascista, Bari, Laterza
2009.
Granata, I.: «Classe operaia e sindacati fascisti», en AA. VV. La dittatura fascista, Milano, Teti
1983, pp. 101-134.
Ledeen, M. A.: Universal Fascism: The Theory and Practice of the Fascist International, 19281936, New York, H. Fertig 1972.
Martín Gaite, C.: Usos amorosos de la postguerra Española, Barcelona, Anagrama 1987.
Mazzatosta, M. T.: Il regime fascista tra educazione e propaganda (1935-1943). Bologna. Cappelli,
1978.
Molinero, C.: La captación de las masas. Madrid. Cátedra, 2008.
Mussolini, B.: La fondazione dell’impero. Napoli. Rispoli, 1937.
Nolte, E.: La crisi dei regimi liberali e i movimenti fascisti. Bologna. Il Mulino, 1970.
Passerini, L.: Mussolini immaginario. Bari. Laterza, 1991.
Payne, S. G.: El fascismo. Madrid. Alianza, 2014
Payne, S. G.: El franquismo. Primera parte. Madrid. Arlanza, 2005.
Pemán, J.M.: El hecho y la idea de la Unión Patriótica.Madrid. 1929, pp. 186-187.
Preti, A.: «La política interna fascista e l’organizzazione del consenso», en AA. VV. La dittatura
fascista, Milano, Teti 1983, pp. 13-64.
Quazza, G.: Resistenza e storia d’Italia. Problemi e ipotesi di ricerca. Milano. Feltrinelli 1976.
Rodríguez Barreira, O.: «Juventud y franquismo. Los inicios del Frente de juventudes en Almería»
Rodríguez López, S.: «Niñas y jóvenes en el franquismo», en AA. VV.: Jóvenes y dictaduras de
entreguerras. Lleida. Editorial Milenio, 2007.
Sabatucci, G.: «La vittoria mutilata», en Belardelli, G.: Miti e storia dell’Italia unita Bologna. Il
Mulino, 1999, pp. 101-106.
Sánchez Recio, G.: El primer franquismo (1936 – 1959). Madrid. Ayer, 1999.
18
Máster en Historia Contemporánea
asignatura El régimen franquista y la oposición
coordinador profesor Abdón Mateos López
Fascismo italiano y Franquismo: estilo y organización.
de Luciana Elena Finardi. Estudio dirigido por Abdón Mateos López
Saz Campos, I.: «Política en zona nacionalista: la configuración de un régimen» en Ayer, Número
50 (2003), pp. 55-83.
Saz Campos, I.: Fascismo y franquismo. Valencia. PUV, 2004.
Saz Campos, I.: Las caras del franquismo. Granada. Comares, 2013.
Tannenbaum, E.: L’esperienza fascista. Cultura e società in Italia dal 1922 al 1945. Milano.
Mursia, 1974.
Tranfaglia, N.: «La prima guerra mondiale e il fascismo». En Galasso, G.: Storia d’Italia. Vol.
XXII, Torino, Utet 1995.
Ungari, P.: Storia del diritto di famiglia. Bologna, Il Mulino 1974.
19
Descargar