La principal complicación en la hepatopatía crónica es la cirrosis. La fibrosis y la destrucción de los sinusoides hepáticos obstruye la La reducción del tamaño de un hígado cirrótico y la destrucción de los sinusoides compromete la circulación interna. La obstrucción resultante genera escape de bilirrubina a la sangre, tiñendo la piel de color amarillo: “Ictericia obstructiva”. La presión ejercida incrementa la tensión sobre el sistema venoso portal: “Hipertensión portal”. La sangre que proviene de los órganos del abdomen (circulación esplácnica) confluye en una vena llamada “porta” que ingresa al hígado para entrar a un proceso de detoxificación. En un intento de liberar presión, se generan nuevos vasos a manera de bypass que “se salten” el hígado. Estos vasos son visibles bajo la piel: “Circulación colateral”. Esto puede ser tan severo que genera en la zona periumbilical una estructura similar a la cabeza del personaje mitológico Medusa. Cuando no hay hígado, esta detoxificación no sucede. Se pierde la principal fábrica de proteínas, entre ellas los factores de coagulación. Por ello tenemos importante hipoproteinemia (Empeora edemas y ascitis) y coagulopatía. Los productos nitrogenados provenientes del intestino son sustrado para aumento de la producción del ácido gamma amino butírico, o GABA, principal neurotransmisor depresor del SNC, lo cual puede culminar en una verdadera encefalopatía. La presión portal en aumento, se transmite de forma retrógrada a todo el sistema esplácnico, produciéndose extravasación de líquido. Los órganos abdominales “exudan” líquido, produciéndose entre otras cosas, ascitis y disminución de la perfusión renal (síndrome hepatorrenal). Otros estigmas de la hepatopatía crónica son: Telangiectasias Contracturas de Dupuytren Eritema palmar Pérdida de los caracteres sexuales Ginecomastia Lunula Telangectasia Fibrosis palmar Eritema palmar