Enfermedades en arándanos Armilariosis Armillaria mellea (Vahl: P.) P. Kumm, hongo de la clase basdiomiceto causante de la enfermedad armilariosis, es reconocido como un agresivo patógeno con rápido desarrollo capaz de infectar a más de 200 especies de plantas incluyendo el arándano. Es también conocido como “hongo miel”, debido a la apariencia que presenta el sombrero (Aguín, Mansilla, & Sainz, 2006; Latorre, 2018; Prodorutti, Pertot, Giongo, & Gessler, 2007). Posee un ciclo de vida complejo, caracterizado por diferentes ciclos de gametogénesis, diferentes fases en el estado ecológico, diferentes métodos de infección y diferentes reacciones en el huésped (Kubiak et al., 2017). Un ejemplo esto es su cualidad de necrófito facultativo, lo que implica que posee un doble mecanismo de acción como patógeno: puede desarrollarse como parásito mediante la colonización de raíces vivas o como un saprófito que puede alimentarse del tejido muerto de los árboles (Sośnicka, Górska, & Turło, 2018). Los métodos de infección son también una característica de interés a detallar. Por una parte, esta puede llevarse a cabo por basidiosporas trasportadas por el viento a nuevas áreas no infectadas. Sin embargo la dificultad de establecerse posteriormente en tocones la deja como uno de los medios de infección ocasional. Los micelios corresponden a una forma de infección directa con árboles no infectados, desarrollándose tanto en las raíces de los árboles como a lo largo de tronco alcanzando unos metros de altura. Esta es una de las vías dominantes de infección del patógeno junto con los rizomorfos, los cuales pueden adherirse a la raíz e invadir a la planta huésped. Estos pueden crecer a través del suelo produciendo ramas anchas y largas que pueden permanecer por varios años en el suelo hasta que entran en contacto con un nuevo huésped. Así, estos rizomorfos pueden provocar infecciones desde raíces enfermas a sanas, a árboles circundantes en la plantación o a otras plantas del huerto (Instituto de Investigaciones Agruprecuarias, 2017; Latorre, 2018; Prodorutti et al., 2007; Sośnicka et al., 2018). Los síntomas de A. mellea se presentan una vez que este patógeno ya se encuentra diseminado en el suelo y dentro de la planta. Esta comienza a presentar un escaso crecimiento y pobre vigor. Se observa clorosis foliar, enrojecimiento de las hojas, hojas pequeñas, defoliación, muerte parcial de brazos y ramas hasta la muerte de todo el arbusto. En la raíces se presenta pudrición blanca en las raíces principales y en la base del tronco (Latorre, 2018; Prodorutti et al., 2007) A. Mellea es un destructivo patógeno de bosques, plantaciones y árboles de importancia nativa o económica (Wickens, 2001). Gran daño ha causado en especies del género Pinus y Picea, como ha ocurrido en plantaciones foréstales de Brasil (Doetzer, Veda, Malheiros, Celso, & Auer, 2005; Guillaumin, 1977). Afecciones graves causo este patógeno en cerezos amargo de Monterey (Proffer, 1987) y significantivas pérdidas se registraron en viñedos de España (Aguín-Casal, Sáinz-Osés, & Pedro Mansilla-Vázquez, 2004). En Chile, además de ser detectada en arándanos (Latorre, 2018), se presenta en algunas especies nativas del país (Baldini & Pancel, 2002) además de otras especie frutales como el Nogal (Huertos del Valle, 2019; Jublan, 2016; Loewe & González, 2001), grosello rojo (Guerrero & Parada, 1993), Durazneros (Latorre, 2004), Chirimoya (Gardiazabal I. & Rosenberg M., 1993; Montiel, 1991),Peral, Manzano, Ciruelo, Cerezo entre otros (Acuña, 2010). La identificación de deferentes especies de Armillaria incluyendo A. mellea se realizó durante mucho tiempo mediante pruebas de apareamiento con cepas haploides (Asef, Goltapeh, & Alizadeh, 2003; Coetzee et al., 2001; Mohammed, Guillaumin, & Berthelay, 1994; Proffer, 1987), método que requiere de entre 6 a 8 semanas y de resultados ambiguos. Una identificación más rápida, fácil y confiable ha sido estandarizada utilizando métodos basados en variaciones en las regiones ITS e IGS del ADN ribosomal (Aguín, Pedro Mansilla, & Sainz, 2004; Pérez, Whitehead, & Whitehead, 1999). El control de esta enfermedad es dificultoso debido a que la enfermedad permanece sin síntomas hasta que esta se encuentra en estado avanzado. Es por ello que el principal manejo de este patógeno es la prevención. Evitar plantaciones en sitios previamente cubiertos por bosques es una medida importante(Instituto de Investigaciones Agruprecuarias, 2017; Prodorutti et al., 2007). Previo a una plantación es posible utilizar algunos fumigantes como Metal sodio o Tetratiocarbonato sódico. Las plantas ya enfermas es preferible eliminarlas. Su control puede ser posible mediante el uso del agente biológico Trichoderma (Instituto de Investigaciones Agruprecuarias, 2017; Sandoval, 2004).