Subido por evannnis

HABLAMOS SOBRE LÍMITES

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HABLAMOS SOBRE LÍMITES
Los límites son uno de los aspectos más importantes en el mundo BDSM. Y dentro del
apartado límites podemos diferenciar entre los llamados "limites blandos" y los "límites duros
o absolutos". Los límites son algo muy personal, relacionados con lo que nos vemos o sentimos
capaces de aceptar o dar.
Los llamados límites blandos, son los que con el tiempo se pueden intentar ir superando. Esta
superación de límites, en ningún momento debe de hacerse de forma brusca, forzada o
cuando la persona sumisa aun no esté preparada para ello. Cada cosa tiene su momento y
requiere de su preparación y de su tiempo.
Los "límites duros o absolutos" son los que no estamos dispuestos a superar bajo ningún
concepto estamos dispuestos ni a superar, ni a negociar. Por un lado porque puede tratarse de
cosas que vayan en contra del sentido común o ético (como podría ser práctica relacionada
con menores o el uso de sustancias que disminuyan la capacidad propia de decisión... en estos
y otros casos, no hay supuesto "consenso" que valga). Por otro lado podemos referirnos a
prácticas o situaciones que personalmente no estemos dispuestos bajo ningún concepto a
aceptar o vivir.
Una de las primeras preguntas que se le suele hacer a una nueva sumisa es "¿cuáles son tus
límites?". Hasta cierto punto esta es una pregunta sin sentido, porque una nueva sumisa no
conoce la respuesta a esa pregunta porque nunca ha probado ni desafiado esos límites. Por
eso algunos responden que "no tienen límites". A mí personalmente esa supuesta "ausencia
de límites" siempre me ha puesto los pelos de punta, pues bajo mi punto de vista toda persona
sana los tiene. Y es más, los limites no son algo exclusivo de las personas sumisas, también los
Dominantes los tienen.
No por tener (o pretender tener) más o menos limites, se es mejor o peor sumisa. Los limites
suaves, nunca me ha gustado considerarlos como algo inamovible... pues conforme vamos
evolucionando, es muy probable que vayamos superando algunos o que en el transcurso de
esa misma evolución vayamos descubriendo nuevos límites que ni se nos habían pasado por la
cabeza. Al igual que puede ocurrir que algo que teníamos como límite nuestro, al final no
resulta costarnos tanto como pensábamos.
Algunas personas pueden pensar que ciertos límites son tan básicos que son asumidos por
todos, pero esto no es así, uno nunca debe asumir que los demás piensan como nosotros si no
nos lo han expresado claramente. Cada persona, sea sumisa o Dominante, es única.
Identificar y expresar esa individualidad es importante.
Cuando un Dominante y una sumisa se exploran el uno al otro para ver si su relación es
posible, tendrán conversaciones intensas. Dentro de estas conversaciones discutirán los
límites y el juego que cada uno espera. También dentro de estas conversaciones se debe
hablar de los límites "absolutos", las áreas que nunca deberán ser desafiadas, estiradas o
extendidas por el Dominante. Es importante para ambas personas hablar y escuchar con
atención a la otra persona. Después de establecer estos límites, la conversación a menudo
recaerá sobre los límites blandos.
Se entiende y se presupone que, en ningún caso, el Dominante violará sin más lo que en su
momento se pactara o expresara como límite. Sin embargo, y aunque parezca una
contradicción en sí, a lo largo de la relación y con el tiempo el Dominante irá probando,
extendiendo o estirando hasta cierto punto los límites expresados, tanto los suyos propios
como los de la sumisa, hasta en un momento dado intentar ir superando alguno de esos
límites (siempre en este contexto, estaremos hablando de los limites blandos).
Esta superación de limites siempre y en cualquier caso, además de que haya que dialogar
sobre ella, debe de ir teniendo lugar de forma paulatina, cuidadosa y sin forzar nada en ningún
momento, estando siempre muy pendiente de las reacciones de la persona sumisa. La mayoría
de límites evolucionan, se amplían o desaparecen con el transcurso del tiempo. Jugar en la
frontera del límite de forma suave, es el desafío peligroso y tenue del Dominante.
Es a menudo parte del deseo Dominante llevar a su sumisa más allá del punto donde la sumisa
cree que puede llegar. Para elevarse, volar y sobrepasar esos umbrales. A menudo se juega en
la frontera de los límites para buscar y liberar traumas, heridas o incidentes del pasado, para
construir recuerdos y experiencias nuevas y abrir las puertas del interior de uno mismo y
llegar a lugares donde nunca se pensó llegar.
Esto es una exploración frágil. Es fácil equivocarse jugando en la frontera de los límites. Es el
área donde la buena comunicación entre un Dominante y su sumisa llega a ser esencial. No es
el deseo de un Dominante herir ni dañar a su sumisa, su deseo es encontrar sus verdaderas
necesidades, sus verdaderos deseos.
Y en el caso de que por el motivo que sea no se consigue esa superación o ampliación de un
límite, es imprescindible hablar sobre lo que ha pasado. Ni la sumisa debe pensar que le ha
fallado a su Dom o que no ha estado a la altura, ni el Dominante debe reprocharle jamás el
hecho de no haber podido superar ese límite. En estos casos, lo que se impone es: "Hablar,
hablar y hablar".
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