Hernández Camacho Fernando Iván Licenciatura en Psicología 6° Semestre Planeación de la enseñanza Universidad de Guanajuato Niñez: ¿es consecuencia, es el presente y es el futuro? Creo que “los niños” son un fragmento temporal de las personas. Creo que ser niño es transitar un pequeño periodo de tiempo en el que el cuerpo se encuentra desarrollando características físicas y cognitivas que de alguna manera se han considerado necesarias para la supervivencia. Desde esta perspectiva, puede que la niñez se entienda como un periodo de tentativa donde la persona se mantiene en preparación hasta obtener las herramientas necesarias para afrontar el entorno que le envuelve, pero delimitar ese periodo de tiempo me suena vano al considerar un proceso evolutivo. En alguna ocasión leí o escuché en clase que la especie humana consiguió forjar la corteza prefrontal (donde se considera la capacidad de raciocino) en medida que el proceso hacia la madurez se extendió, pues se permitió mayor tiempo y espacio para la consagración de habilidades cognitivas superiores. Es decir, la niñez no es intrínseca a la seres vivos, sino que surge como una estratega adaptativa que bien puede modificarse o incluso cambiarse a fin de trascender la especie o cualquiera que sea el fin de los seres vivos. De ser así, la duda que me aparece es: ¿cuándo se deja de ser un niño? Tal vez se deja de ser un niño cuando el cerebro de las personas alcanza su máximo desarrollo esperado, pero ¿qué parámetros evalúan el máximo desarrollo del cerebro humano?, ¿acaso el cerebro deja de desarrollarse cuando se pasa a secundaria?, ¿una persona con síndrome de Down deja ser un niño a la misma edad que alguien sin esta condición?; tal vez el concepto de niñez y la delimitación de esta se pueda explicar desde otra perspectiva, quizá como un constructo social obediente a determinada cultura. Matsumoto (2004), argumenta que la cultura consiste en “un sistema dinámico de reglas, tanto explícitas como implícitas, establecidas por los grupos para asegurar su supervivencia” (este concepto está enfocando únicamente a la construcción metal que comparten los miembros de un grupo, no se refiere a los materiales físicos creados por el grupo), de nuevo el fin es la supervivencia y contar con las herramientas consideras necesarias predice el éxito. Bajo la lógica del primer párrafo, sería tarea de los niños el adoptar las herramientas vitales que garanticen su seguridad y es que desde el nicho de desarrollo se impone este acervo artificial de valores al que llamamos cultura. Me pregunto si así como la cultura es dinámica “la naturaleza” también lo es y “la niñez” no haya existido hasta una historia reciente entre los organismos vivos (“reciente” puede ir desde el ayer hasta millones y millones de años atrás). Es decir, es apenas en 1959 cuando la ONU aprueba la Declaración de los Derechos del Niño. Hernández Camacho Fernando Iván Licenciatura en Psicología 6° Semestre Planeación de la enseñanza Universidad de Guanajuato No me queda claro entonces cómo delimitar el concepto de niño, salvo admitir que este concepto no es universal y que se verá alterado o refutado inminentemente. Lo que puedo intentar es regresar a mi primera afirmación y proseguir a preguntarme qué herramientas serán las necesarias para el infante, recordando que este ya está frente al mismo entorno que un adulto. Así, lo evidente, es que aquellas herramientas (culturales o bilógicas) serán exitosas si responden al entorno inmediato de la persona y si mantienen esa misma utilidad conforme el entorno vaya cambiando y la persona adquiriendo estas habilidades. Pero me preocupa que el procedimiento sea por lo menos tan complicado como es expresarlo por escrito, que ya es bastante. Pues me suena a un aprendizaje imposible de estandarizar pero que aun así debe permitir un lenguaje en común si lo que se pretende es un aprendizaje producto de una comunicación no solo interna (pensamiento) sino también externa (entre personas que comparten conocimientos a manera de andamiaje) ya que las personas por sí mismas no conseguirían la misma cantidad de conocimiento si no contaran con redes sociales (no me refiero a las digitales, no solamente) que facilitaran el acceso a la información. No puedo negar la importancia de la educación, la considero indispensable pero no suficiente. Puede que por “educación” solo comprenda el brindar conocimiento a una o varias personas y esperar que estas elaboren un proceso cognitivo, si tengo razón, esto no sería suficiente hasta que el proceso se volviera metacognitivo y se reformulara hacia un cambio de paradigma que ofrezca alternativas al conocimiento brindado, pues sería entonces cuando el conocimiento adquirido se vería sometido ante una ambivalencia de donde salga un conocimiento maduro, que por lo menos durante este nuevo paradigma cubra un rango mayor de cuestiones. Creo que la educación rinde frutos si busca responder al entorno inmediato pero si también da una pauta a la búsqueda de información fuera de la propuesta persuasiva de quien imparte el conocimiento, pues así se cumple con el principio de dinamismo al que la cultura y la naturaleza responden. Cuestionarse dónde empieza y acaba la niñez es un tarea de paciencia, que otorga una satisfacción breve (opino), pero la lógica de su existencia me levanta más dudas y motiva a preguntarme si la más clara diferencia/utilidad entre los niños y los adultos, es que de los primeros conozco menos que de los segundos, porque de los primeros se tienen expectativas, pero probablemente estos tomen una dirección impredecible, y los adultos ya dejaron mayor número de huellas que aparentan delatar el fin de sus pasos. En resumen, distingo la niñez por su supuesto porvenir.