INTRODUCCION AL DERECHO 1. EL DERECHO: Concepto: La convivencia de los hombres en sociedad exige inexcusablemente la vigencia de normas a las cuales ellos deben ajustar su conducta; de lo contrario reinaría el caos y la vida en común sería imposible. Ell Derecho es el conjunto de normas de conducta humana obligatorias y conformes a la justicia. 2. NORMAS JURÍDICAS Y NORMAS MORALES Paralelo. El problema de la distinción entre Moral y Derecho es una de las más delicadas cuestiones que se presentan a la Filosofía del Derecho y ha dado lugar a una de las grandes controversias del pensamiento contemporáneo. La dificultad consiste en que no se trata de conceptos perfectamente independientes, separados entre sí por una línea definida. Aparecen frecuentemente entremezclados y se influyen recíprocamente. Ello no significa, sin embargo, que no se pueda establecer una distinción entre la norma jurídica y la puramente moral. a) Tanto la Moral como el Derecho son normas de conducta humana; pero la Moral valora la conducta en sí misma, plenamente, en la significación integral y última que tiene para la vida del sujeto; en cambio, el Derecho valora la conducta desde un punto de vista relativo, en cuanto al alcance que tenga para los demás. El campo de imperio de la moral es el de la conciencia, es decir, el de la intimidad del sujeto; el área sobre la cual pretende actuar el Derecho es el de la convivencia social. Tanto la Moral como el Derecho se encaminan hacia la creación de un orden. Para el de la moral es el que debe producirse dentro de la conciencia; es el orden interior de nuestra vida auténtica. En cambio, el orden que procura crear el Derecho es el social, el de las relaciones objetivas entre la gente. b) La Moral es autónoma, es decir, se la impone el individuo a sí mismo, surge de una convicción propia, exige una íntima adhesión a la norma que cumple. No importa que las normas hayan sido establecidas por un proceso racional íntimo, o que deriven de una fuente externa -(revelación religiosa, tradición, mandato paterno, etc.), porque en estos últimos casos, aunque el contenido de las normas morales no haya sido hallado por su sujeto, éste estima que es bueno y obligatorio cumplir con ellas. Aún en tales casos, la Moral tiene que descansar en una convicción del sujeto. En cambio, el Derecho es heterónomo, le es impuesto al individuo por el Estado, con total independencia de lo que íntimamente piense aquí. No importa que el sujeto estime buena o mala la norma jurídica; de todas maneras, le es obligatorio cumplirla. Concretando: la norma moral se la impone el individuo a sí mismo; la jurídica le es impuesta por el Estado. c) Del carácter diferencial aludido en el párrafo anterior surge este otro: la Moral supone y requiere libertad en su cumplimiento, pues para que la conducta pueda ser objeto de un juicio moral es preciso que el sujeto la realice por sí mismo, que responda a una posición de su propio querer. En cambio, la norma jurídica es obligatoria; los individuos no pueden negarse a cumplirla, pues, si lo hicieran, el Estado los obligaría a cumplirla coactivamente; y si el cumplimiento fuera ya imposible, aplicaría, también coactivamente, una sanción. Lo dicho en los párrafos anteriores no significa, en modo alguno, negar la existencia de sanciones en caso de violación de normas puramente morales. Esas sanciones suelen consistir en el repudio social, en el menosprecio de los amigos. Pero la eficacia de estas sanciones, a veces dolorosísimas, es relativa y depende de la mayor o menor sensibilidad del sujeto que las sufre, frente a ellas. Pero de todos modos, cualquiera que sea la importancia de las sanciones morales como fuerza social, lo cierto es que su naturaleza es bien distinta de la coactividad jurídica. La sanción moral puede o no seguir a la violación de una norma moral y ésta puede o no ser respetada por los individuos; en cambio, la norma jurídica debe ser cumplida inexorablemente y en garantía de ello, está presente la fuerza del Estado, que incluso suele llegar a la compulsión física si es menester. d) En la Moral, el deber se impone fundamentalmente por causa del sujeto llamado a cumplirlo, si bien no es posible olvidar que, como ya lo dijimos, el hombre es un ser eminentemente sociable y que, por consiguiente, al implantársele un deber moral no sólo se tiene en cuenta al individuo en sí, sino también a la sociedad en que actúa, En cambio, los deberes, o para hablar con mayor propiedad, las obligaciones jurídicas, no se imponen en consideración ni en beneficio del obligado, sino del acreedor, es decir, de la persona que está colocada frente a él en la relación jurídica. Esto explica por qué el deber moral es sólo deber y no tiene un correlativo derecho frente a sí; en cambio, la obligación jurídica implica siempre la existencia, frente al obligado, de un sujeto pretensor, que, jurídicamente autorizado, exige; ante el deudor hay siempre un acreedor. 3. CLASIFICACIÓN DEL DERECHO POSITIVO: El derecho positivo: distinción entre Derecho Público y Privado. Se llama Derecho Positivo al conjunto de leyes vigentes en un país. Se divide en dos grandes ramas: Derecho Público y Privado. Aún hoy perdura la controversia acerca del criterio que permite distinguir estas dos categorías de Derechos: La distinción debe fincarse en el sujeto de la relación: si interviene el Estado como poder público estamos en presencia de una norma de Derecho Público; si intervienen sólo los particulares, o el Estado en su carácter de simple persona jurídica, se trata de Derecho Privado. Por el contrario, a veces el Estado actúa como simple particular, por ejemplo, cuando alquila una casa, ya sea como propietario o locatario: en tal caso, la relación que se establece es de Derecho Privado. 4. RAMAS DEL DERECHO Las ramas del Derecho Público. - De acuerdo con lo anterior, podemos definir al Derecho Público como aquél, en que interviniendo el Estado como poder público, rige su organización y desenvolvimiento y regla sus relaciones con los particulares. Las ramas del derecho Público son las siguientes: a) El Derecho Constitucional, que organiza el Estado, determina las relaciones y facultades de los distintos poderes y establece las normas fundamentales de convivencia social. b) El Derecho Administrativo, que organiza el funcionamiento de la administración pública, ya sea nacional, provincial o municipal, y las relaciones entre ella y los administrados. c) El Derecho Penal, que establece la legislación represiva de los delitos, en protección del orden social. d) El Derecho Internacional Público, que rige las relaciones de los Estados entre sí. Las ramas de Derecho Privado.- A su vez, el Derecho Privado cuenta con las siguientes ramas: a) El Derecho Civil, tronco común de todas las ramas del Derecho Privado. b) El Derecho Comercial, que regla las relaciones de los comerciantes y las consecuencias jurídicas de los actos de comercio c) El Derecho de la Navegación, que atañe al comercio marítimo y aéreo. d) El Derecho Procesal Civil y Comercial y el Laboral. e) El Derecho Laboral, que regla las relaciones jurídicas nacidas del trabajo, y que actualmente se halla en pleno y vigoroso desarrollo. Si bien no es discutible el carácter esencialmente privado de este Derecho, que rige las relaciones entre patronos y obreros, no es menos cierto que, en algunos aspectos, está adquiriendo un matiz público. f) El Derecho rural, que regla las relaciones de vecindad rural y las cuestiones que surgen de la explotación agropecuaria. 5. FUENTES DEL DERECHO Nociones generales.- La expresión fuentes del Derecho se aplica a las normas o preceptos del Derecho positivo, del cual nacen derechos y obligaciones para las personas. Enunciación de las fuentes.- Las fuentes clásicas son la ley, la costumbre, la jurisprudencia y la doctrina; actualmente se reconoce también el valor de tal a los convenios colectivos de trabajo, los principios generales del Derecho, la equidad, el Derecho natural. La Ley Concepto material y formal de la Ley.- La Ley es la fuente primera y fundamental del Derecho; su preponderancia sobre todas las demás es especialmente notable en el Derecho civil. Ninguna de las otras fuentes tiene autonomía con respecto a la Ley, sino que están ligadas a ésta por un vínculo de dependencia y subordinación. Desde un punto de vista material o sustancial, ley es toda regla social obligatoria, emanada de autoridad competente. Por consiguiente, no sólo son leyes las que dicta el Poder Legislativo, sino también la Constitución, los decretos, las ordenanzas municipales, etc. Desde un punto de vista formal, se llama Ley a toda disposición sancionada por el Poder Legislativo, de acuerdo con el mecanismo constitucional. En este sentido, no só1o son leyes las normas de carácter general, obligatorias para todos los habitantes, sino también ciertos actos de autoridad, que carecen del requisito de la generalidad y que a veces se traducen en un privilegio en favor de determinada persona, como, por ejemplo, una ley que otorga una pensión o la que da la concesión de un servicio público. Caracteres. - Los caracteres. de la ley son los siguientes: a) La generalidad - Se trata de una norma dictada con carácter general y no con relación a cierta persona en particular. Por eso, no son leyes en sentido material (sino solamente en el formal) las que conceden una pensión a determinada persona. b) La obligatoriedad. - Es de la esencia de la ley; para asegurar su cumplimiento y real vigencia contiene siempre una sanción para el que la viole, sanción que en el orden civil puede ser la nulidad del acto contrario a la ley, la indemnización de los daños y perjuicios ocasionados a terceros, etc. c) Debe emanar de autoridad competente. - Así, por ejemplo, no es obligatorio ni tiene por ende el carácter de norma jurídica el decreto del Poder Ejecutivo relativo a materias que son privativas del Congreso; o las ordenanzas municipales que se refieren a cuestiones reservadas al Poder Ejecutivo nacional o provincial. CLASIFICACION DE LAS LEYES a) Por su estructura y la técnica de su aplicación. - Las leyes pueden ser rígidas o flexibles. Las primeras son aquellas cuya disposición es precisa y concreta; al aplicarlas, el juez no hace sino comprobar la existencia de los presupuestos o condiciones legales e impone la única consecuencia posible, claramente fijada en la ley. Si, por ejemplo, faltara la firma de los testigos, un testamento hecho por escritura pública es nulo; la mayoría de edad se cumple a los 21 años; etcétera. Las segundas, por el contrario, son elásticas, se limitan a enunciar un concepto general, fluido; el juez, al aplicar la ley, tiene un cierto campo de acción, dentro del cual se puede mover libremente. Así, por ejemplo, el artículo 953 del Código Civil establece que los actos jurídicos no pueden tener un objeto contrario a las buenas costumbres. Es este un concepto flexible, que dependerá no solamente de la sociedad, la época, la religión imperante, sino también de la propia conciencia individual del juez. b) Por su validez en relación con la voluntad de las personas. Las leyes pueden ser imperativas o supletorias. a) Son leyes imperativas las que prevalecen sobre cualquier acuerdo de voluntad de las personas sujetas a ellas; deben cumplirse aún cuando ambas partes encontraran preferible otra regulación de sus relaciones jurídicas. Las personas no pueden obviar su cumplimiento. En algunos casos asumen la forma de mandatos y en otros de prohibiciones; pero en cualquier caso, los particulares no pueden dejarlas sin efecto. Son también llamadas leyes de orden público. b) Son leyes supletorias aquellas que las partes, de común acuerdo, pueden modificar o dejar sin efecto. Estas normas son frecuentes en materia contractual. El legislador suele tener en cuenta la posibilidad de que las partes, al celebrar un contrato, no hayan previsto algunas de las consecuencias que pueden derivar de él; para esos casos, establece reglas que, desde luego, sólo tienen validez en la hipótesis de que los interesados nada hayan dispuesto sobre el particular. Por eso se llaman supletorias, puesto que suplen la voluntad de las partes inexpresada en los contratos. Es claro que si las partes no están conformes con la solución legal, pueden, de común acuerdo, dejarla sin efecto y convenir cualquier otra regulación de sus relaciones jurídicas. Este es un campo que queda enteramente librado al principio de la autonomía de la voluntad. Desde luego, las leyes más importantes y las más numerosas, son las imperativas, cuyo campo de acción se va ampliando más y más en el Derecho moderno. Sin embargo, en materia de contratos, las leyes supletorias siguen siendo numerosas, no obstante la tendencia, cada vez más acentuada, al intervencionismo estatal en esferas que antes estaban libradas al juego libre de las voluntades. A veces el carácter imperativo o supletorio de la norma surge expresamente del mismo texto legal; pero otras, la ley nada dice y se presenta entonces el grave problema de si las partes pueden o no apartarse de aquélla. En ese caso, el intérprete debe tener en cuenta la finalidad y contenido de la ley; si la norma se ha establecido en atención a intereses sociales, públicos, colectivos, debe considerarse imperativa; si, por el contrario, sólo se ha tenido en cuenta los intereses de las partes, si únicamente se ha querido reglar relaciones particulares que muy bien podían haberse resuelto de otro modo, sin que de ello resultara ningún perjuicio de orden social o colectivo, la ley es supletoria. La costumbre En el Derecho contemporáneo, el papel de la costumbre es modesto, si se lo compara con el de la ley. No obstante ello, en algunas ramas del Derecho, y particularmente en el Comercial, su campo de aplicación es bastante amplio. Elementos de la costumbre. - Para que exista costumbre en la acepción jurídica de la palabra, deben reunirse dos elementos: a) el material, que consiste en una serie de actos repetidos de manera constante y uniforme; no es indispensable el largo uso de que hablaban los antiguos juristas, pues es evidente que hay costumbres de formación muy reciente y que, sin embargo tienen fuerza obligatoria, aunque sin duda un uso prolongado contribuye a hacerlas más venerables; en cambio, es necesario que el uso sea general, es decir, observado por la generalidad de las personas cuyas actividades están regidas por aquél, no bastando que sea la práctica de algunas pocas; b) el psicológico, que consiste en la convicción común de que se trata de una práctica obligatoria, de la cual surgen derechos y deberes; por consiguiente, los simples usos sociales, que en la opinión general no tienen relieve jurídico, no pueden considerarse costumbres en el sentido de fuente del Derecho. Tal es el caso de los presentes de uso en ocasión del casamiento, del cumpleaños, de Navidad, que no generan derecho alguno. Régimen legal.- El artículo 17 del Código Civil dice así: Los usos y costumbres no pueden crear derechos, sino cuando las leyes se refieran a ellos o en situaciones no regladas legalmente. De acuerdo a esta norma sólo se admite la costumbre conforme a las leyes o la costumbre que viene a llenar un vacío legal, en casos en que las leyes nada dicen. Los jueces, pueden hacer una amplia aplicación de la costumbre ante el silencio de la ley, lo que, sin duda, contribuye a enriquecer el Derecho positivo con el aporte silencioso pero constante de la comunidad. Pero la costumbre contra legem (en contra de la Ley) carece de valor jurídico, Este principio es elemental en todo Derecho positivo; de lo contrario se fomentaría la desobediencia, pues bastaría que la comunidad se opusiera al cumplimiento de una ley para que esta cayera en desuso y perdiera su fuerza obligatoria. La jurisprudencia No tiene fuerza obligatoria para los jueces, aunque haya sido sentada por los tribunales de los cuales aquéllos dependen jerárquicamente. Por más que sea reiterada y uniforme, los jueces pueden apartarse de ella e interpretar la ley según su ciencia y conciencia. Pero cuando la jurisprudencia ha sido sentada por un tribunal jerárquicamente superior, es natural que los jueces inferiores procuren ajustar sus decisiones a las de aquél, pues, de lo contrario, es casi segura la revocación de la sentencia en la instancia superior. La doctrina Los estudiosos del Derecho (los juristas), en sus libros tratan diversos temas jurídicos, producto de una investigación y estudio previo de las otras fuentes del Derecho aplicables a un supuesto determinado. Es de suponer, que la opinión de éstos es valorada por los jueces como un punto de referencia al momento de sentenciar. Sistema de fuentes en el Derecho argentino Orden jerárquico: supremacía de la Constitución Nacional. - El Derecho positivo argentino está organizado sobre la base de la supremacía de la Constitución Nacional. Todas las restantes normas (leyes, decretos y ordenanzas) deben ajustarse a ella; y si no lo hicieren, la persona afectada puede pedir la declaración de inconstitucionalidad por vía del recurso extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Este Tribunal es, pues, el guardián supremo de la Constitución. Pero debajo de la Constitución Nacional están los tratados internacionales, leyes nacionales o provinciales; subordinados a éstas están los decretos reglamentarios dictados por el Poder Ejecutivo. Finalmente, las ordenanzas municipales deben subordinarse a la legislación local. Como se advierte, este complejo de normas constituye una pirámide jurídica cuyo vértice y punto de apoyo es la Constitución Nacional. Proceso de formación de las leyes.Las leyes pueden tener origen en cualquiera de las Cámaras, salvo las relativas a impuestos y reclutamiento de tropas, que deben iniciarse siempre en la de Diputados. Aprobado un proyecto en la Cámara de origen por simple mayoría de los legisladores presentes, pasa a la revisora y si ésta también lo aprueba, pasa al Poder Electivo para su promulgación u observaciones. Si el proyecto aprobado en una Cámara es totalmente desechado por la otra, no puede reiterarse en las sesiones de, ese año. Pero si sólo fuera adicionado, corregido o reformado por la Cámara revisora volverá a la de origen, pero la Cámara de origen sólo podrá rechazar las reformas, insistiendo en su redacción original, por el voto de dos tercios de sus miembros presentes; en cambio si en la Cámara de origen sólo se alcanzara la mayoría absoluta, sólo podría sancionarse la ley con las modificaciones de la Cámara revisora (art.81, Cons. Nac.). Aprobado el proyecto por el Congreso pasa al Poder Ejecutivo, el que promulgará la ley o bien ejercerá el derecho de veto, observando la ley total o parcialmente. Vetada la ley por el Ejecutivo, el Congreso sólo puede insistir en ella por el voto de los dos tercios de cada una de las Cámaras; lograda esta mayoría, el Poder Ejecutivo está obligado a promulgar la ley (art. 83, Const. Nac.). Vigencia de la ley; formas de derogación.- La ley mantiene su vigencia hasta ser derogada por otra. La derogación puede ser expresa o tácita. En el primer caso, la nueva ley dispone expresamente la derogación de la anterior; en el segundo, la nueva ley resulta contradictoria o incompatible con la anterior. Esta colisión se resuelve naturalmente por la prevalencia de la ley posterior; este principio se expresa diciendo que toda ley posterior deroga la anterior en lo que se le opone.