Documento 878044

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UNA HISTORIA MICROSCOPICA
Estimado amigo:
He aquí el mensaje que te envío por el trans dimensional video.
Como sabrás partimos de la Tierra con rumbo a Andrómeda. El objetivo era la
exploración del espacio y ubicar posibles existencias biológicas fuera de nuestra
galaxia .El viaje se desarrollaba normalmente, de acuerdo a la formula de espaciotiempo y energía hicimos la mayor parte de los 2.5 millones de años luz, y con una
nave como la Ganímedes 8 tripulada con trescientos cincuenta hombres y mujeres,
altamente capacitados en el Extragalactic navigation Institute, estábamos seguros
de cumplir con éxito nuestra misión. Sin embargo, estuvimos detenidos tres
días por un obstáculo que excedió a nuestra imaginación. Trataré de explicar como
fue aquello.
Al estar a menos de un año luz de la nebulosa, me informaron de la Central de
Comunicaciones que se había receptado un mensaje procedente de una nave. En el
puente de mando nos miramos asombrados, pues no había naves terrestres por ese
lugar del Cosmos. La nuestra era la única que había salido fuera de la Galaxia, y
además nuestro detector astral de navegación, con un barrido de 360º, en una
esfera con un radio de 100.000.000 de millas, no la detectó. El operador del DAN
ajustó los controles, pero en la pantalla no apareció imagen alguna. Apreté
inmediato el botón del intercomunicador y pedí comunicarme con la misteriosa e
invisible nave. Por el altavoz se oyó la voz de un hombre que dominando
correctamente nuestro idioma, se presentó como el almirante Eteyx, hablando
desde su nave “Poik” y solicitándome subir a bordo de la nuestra. Le respondí que
yo era el comandante Montanari y que con sumo placer lo recibiría solamente
que… ¡no lo veíamos!
---Es muy comprensible, comandante. En efecto: no nos pueden ver; pero si abren
levemente una escotilla nosotros entraremos y les diremos como hacernos visibles
para ustedes.--- me contestó aquel.
Seguí todas las indicaciones del invisible almirante y pocos minutos después se oyó
por la red interna de comunicación, la voz bien timbrada de nuestro visitante. El
circunspecto y atildado oficial Barnett, que estaba en la sala de recepción para
recibir a la dotación de la “Poik” se comunicó conmigo:
--- Señor…---me anunció confuso---¡En la sala no hay nadie!
--- ¿Nadie? ¡Pero, si están a bordo!
---- Disculpe usted por haber roto las normas del protocolo. Nos obliga a ello una
cuestión física insalvable.--- nos interrumpió el almirante por el intercomunicador.
Perplejo le pregunté donde estaba
---Estamos sobre la superficie del cable conductor del intercomunicador.
---- ¿Qué están en la superficie del cable conductor?
---Sí, comandante. Podemos hacerlo porque nuestro tamaño es microscópico.
La situación del oficial Barnett me causaba hilaridad pese a lo insólito y a lo
extraordinario del suceso. Conocedor experto de las relaciones públicas, eficiente
políglota, y ampliamente informado sobre cualquier disciplina que desde la
historia universal hasta la física protónica; permanecía ahora rígido dentro de su
vistoso uniforme de ceremonia, bajo una mezcla de estupor y ofensa,
considerándose burlado por los diminutos huéspedes.
Con las indicaciones del almirante, nuestros técnicos construyeron un microscopio
electrónico, que a su vez estaba conectado a la pantalla del video visor que
mostraría las imágenes en tres dimensiones y con la consiguiente ampliación., lo
que posibilitaría una video conferencia holográmica con nuestros visitantes.
Terminado este dispositivo, nos reunimos –si así se puede decir- la plana mayor
de la Ganímedes y la de la Poik en la cámara de oficiales- Lo que vimos excedió a
nuestro colmado asombro. La “Poik” era similar a la nuestra…sólo que
aquella medía apenas un micrón, mientras que la “Ganímedes” tenía quinientos
metros de largo. Transcurrió un breve tiempo hasta que una de sus puertas se
abrió y vimos entonces saltar a tierra a un grupo de desembarco, que
inmediatamente tomó posición de combate empuñando sus armas en todas
direcciones. Luego, apareció el almirante Eteyx con sus oficiales. Eran iguales a los
hombres de la Tierra, incluso vestían uniformes similares a los usados en la
Marina Real Inglesa en el siglo XVIII. El minúsculo navegante quitándose el
bicornio con la mano derecha , trazó un semicírculo desde sus cabeza al costado
izquierdo de su cuerpo, al tiempo que se inclinaba en una reverencia cortesana.
---Comandante, ---dijo el almirante ---Primeramente deseo que el apresto de
combate de nuestra infantería embarcada, no sea tomada como una manifestación
hostil y un acto inadecuado de descortesía. Son medidas de protección ante las
feroces bestias que pueblan vuestro mundo y que pasan inadvertidas para ustedes.
Hecha esta salvedad, tengo el honor de presentaros a vos, a los oficiales y
tripulantes de esta magnífica nave, los saludos de Su Majestad Jiop 87. Ahora,
abusando de esta cordial hospitalidad os narraré el motivo de nuestra visita.
El almirante nos informó que todo su mundo era en proporción al nuestro muy
pequeño. Tenían una estrella con un sistema planetario de nueve planetas; pero el
sol de ellos tenía un diámetro de 150.000 kilómetros y su planeta 100 metros. Su
historia era similar a la nuestra, aunque su ciencia política estaba muy retrasada,
pese a los grandes adelantos científicos y técnicos. Nos dijo también, que esta
reducción se extendía a sus bacterias y microbios.
Yo les di la bienvenida, expresándole las seguridades de nuestra mayor
hospitalidad y que, no obstante, las dificultades de nuestras dimensiones opuestas,
guardaba la esperanza de poder establecer relaciones amistosas con su rey, para
que en un futuro cercano estos vínculos fructificaran en un provechoso
intercambio cultural, científico económico que hiciera al progreso de nuestras
civilizaciones.
---Yo le agradezco sus manifestaciones de amistad que acepto gustosamente y
retribuyo de la misma forma. Lamento que no podamos invitarlos a nuestra nave,
pues estarían muy apretados en nuestra cámara de recepción ---me respondió
aquel homúnculo microscópico haciendo que todos nos riéramos, y prosiguió: --Estamos profundamente compenetrados de vuestra cultura, tradiciones, idiomas y
leyes. Ello ha sido posible merced a nuestra avanzada tecnología, que nos ha
permitido conocer vuestro planeta desde el año terrestre de 1658, fecha en que
llegamos con nuestra primera expedición, lo cual fue posible porque, como ustedes
ahora, nosotros viajábamos a través de ciclos de tiempo, y ello nos permitió cubrir
millones de años luz. En fin, sería largo enumerar las características e historia de
nuestro mundo. Lo dejaremos para otra oportunidad. Ahora hablaremos de los
motivos de nuestra visita...
Eteyx me refirió que políticamente estaban divididos en dos bloques antagónicos e
irreconciliables entre si: el septentrional y el meridional, separados geográfica y
jurídicamente por la línea ecuatorial, y que venían sosteniendo una compleja y
larguísima guerra. Aunque ambos bandos tenían cataclísmicas armas como los
rayos “T” y las bombas protónicas, de común acuerdo no las usaban por cuanto
significaban la destrucción total, tanto material como animal del planeta.
Sin embargo, la guerra se prolongaba a través de escaramuzas y nuevas tácticas
para prevalecer. De este modo, sus enemigos habían adoptado un nuevo método
táctico que consistía en la infiltración de gigantescos monstruos, que si bien podían
matar, les significaba una distracción de la vigilancia y el control del enemigo y un
desgaste adicional.
--- ¿De dónde traen esos gigantesco monstruos? --- le pregunté
---- De vuestra tierra, señor comandante.
---- ¿Y que animales son?
---- Vosotros les llamáis espiroquetas, bacilos de Koch, virus…
---- ¿Podemos hacer algo para que ello no ocurra?
El almirante me dijo que inmunizar nuestras naves. Le informé que esas medidas
se tomaban minuciosamente con todas las que partían hacia el espacio.
---No lo dudo, señor comandante; pero, y esto no es una crítica, vuestros métodos
no son muy efectivos, pues en este momento sale de vuestra boca y nariz una rica
fauna terrícola.
Me ruboricé sin que pareciera notarlo mi interlocutor quien continuó:
---No obstante hay algo mas complejo e importante: mi flota tiene como misión
impedir la introducción de todo elemento estratégico del enemigo, sean materias
primas o bacterias; pero la flota enemiga que también hace sus bloqueos, escolta a
sus convoyes cargados con organismos para ustedes microscópicos .Ahora bien:
existen algunas dificultades que esperamos poder solucionar con vuestra buena
voluntad y amplio criterio.
Al interrogarle sobre cuales eran dichas dificultades, me respondió diciendo que
venían controlando con sus detectores a la flota enemiga para interceptarla,
cuando al aparecer la “Ganímedes 8”, aquella desapareció de las pantallas. Y ello
tenía una sola explicación.
--- ¿Cuál es, señor almirante?...
--- Que la flota enemiga está a bordo de su nave.
El almirante Eteyx era un buen diplomático. Nos había expuesto el problema, la
irreversibilidad de su misión y no había opinado. La solución y sus deducciones
estaban ahora dentro de mis responsabilidades. La flota adversaria se había
introducido clandestinamente, aprovechando el territorio terrestre que por
extensión jurídica era la Ganímedes 8; pero teníamos órdenes de no intervenir en
los asuntos internos de otros planetas. Por ello, resolví llamar al otro jefe,
haciéndole saber que el carácter incógnito de su armada había cesado, e
invitándole a una reunión tripartita. Impedía de esta manera, las intenciones de
Eteyx de atacarle en mi territorio con mi aprobación, comprometiéndome
políticamente en el conflicto. Nuestro “polizonte” se hizo presente y penetró en
nuestro cubículo. Su nave era similar a la “Poik” y su uniforme también lo era ,
solamente que el nuevo huésped usaba peluca, y en contraposición de Eteyx era
alto y delgado. Nos saludó con la misma elegante reverencia que nos hiciera su
rival
---Soy el almirante Eveux, jefe de la flota de Su Majestad OOm 99 --- se presentó,
luego me expresó su pesar por haber utilizado mi nave; empero, debió hacerlo por
razones tácticas insalvables. Admitió también, que traía bacterias de la Tierra;
pero, lo hacía ante la incorporación de nuevas tecnologías y sofisticadas armas por
parte de la otra potencia. Por último, acusó a Eteyx de haber aprovechado mi
hospitalidad, para introducirse con toda la flota, y habernos sustraído un átomo de
plutonio, altamente radioactivo, que iba a poner en peligro a todo el planeta.
Yo sabía que esto era un juego político para lograr ventajas cada bando en su
posición y procurar mi adhesión a uno de ellos. Y este tono acusatorio predominó
durante los tres días que duraron las deliberaciones, límite impuesto por mí y en el
cuál los llamé diciéndoles:
--- Caballeros: la “Ganímedes 8” debe proseguir su viaje, y como pese a mi buena
voluntad estas tratativas no han adelantado, he tomado con serenidad y juicio
ecuánime la siguiente resolución:
Atendiendo que el Sumo Gobierno Internacional de las Naciones de la Tierra, tiene
como objeto principal la confraternidad universal, siendo la “Ganímedes 8” una
extensión jurídica y su representación plenipotenciaria ante las demás
civilizaciones del Universo, su comandante en posesión de los atributos y
obligaciones que les son propios, resuelve.
1) No participar, intervenir, ni opinar en los asuntos internos de vuestro planeta.
2) Que reitera sus intenciones amistosas ante los gobiernos de sus majestades
OOm99 y Jiop 87.
3) Que dada la lamentable circunstancia que enfrenta a dichos reinos, la
“Ganímedes 8” ha de zarpar en el día de la fecha, habiendo rectificado su rumbo, a
fin de no pasar cerca del sistema planetario al que pertenecen dichos reinos.
4) Que por lo tanto, se solicita a los señores almirantes, hagan abandono de la nave
con la totalidad de sus flotas, en el término no mayor de seis horas a partir de esta
comunicación.
Terminada la lectura del documento, ambos almirantes me aseguraron que
abandonarían la “Ganímedes 8”, solicitándome encarecidamente que aceptara sus
excusas formales y la comprensión de la situación creada. Observé, sin embargo,
en sus rostros una expresión sombría, como si hubiesen querido que la conferencia
se prolongara indefinidamente.
Me sorprendió que aquellos hombres, una vez que hicieron salir sus flotas, me
solicitaron quedar conmigo unos minutos más, sin la presencia de sus
tripulaciones.
Cuando quedaron solos en su cubículo, ambos se estrecharon fraternalmente en un
abrazo y se preguntaron por sus familias.
---¿Cómo está Yita? ¿Los niños? ---preguntó Eveyx
--- Todos están bien. Ahú ingresó en la academia de física y Poli en la
Estructural.¿Y mis sobrinos? ¿Tu esposa?
--- Perfectamente. Miya es médica y Juy operador avanzado de instrumental
biónico.
Hablaron aquellos hombres, que ahora parecían más envejecidos, de sus recuerdos
familiares, y lo hicieron hasta que volviéndose hacia mí, me expresaron que habían
aprovechado las circunstancias para poderse comunicar, debido a que las dos
flotas entrarían indefectiblemente en batalla, la cuál – según las ordenes de los
respetivos Comandos Estratégicos- debía se definitiva y así uno de los dos bandos
quedaría dueño absoluto del espacio. Pero, ellos sabían que iba a ser definitiva,
porque ambas armadas estaban equipadas con armas de pavoroso poder
destructor, y nadie quedaría como vencedor. Por último se despidieron los dos con
emoción y tristeza, y luego con una reverencia cortesana lo hicieron de mí.
Minutos más tarde, observaba con mis binóculos electrónicos la negra vastedad del
espacio, haciéndolo asimismo la totalidad de la tripulación. Estábamos tensos y en
absoluto silencio. Repentinamente dos llamitas, no más grandes que las de un
fósforo se prendieron fugazmente con intenso fulgor .Fueron dos minúsculos
relámpagos que señalaron el fin de los almirantes Eteyx y Eveux, y de sus
doscientas naves con 200.000 mil tripulantes.
La tripulación de la Ganímedes 8 se fue retirando silenciosamente a ocupar sus
puestos. Sin volverme la dije al primer oficial que estaba tras mío:
---Señor Livot: asuma usted el mando. Rumbo 2-4-0, Toda maquina avante.
Me quedé solo en el mismo sitio observando el espacio. ¡El universo es
inmenso! Sin embargo, allí donde miríadas de estrellas, como diamantes
diseminados en un manto de terciopelo, brillan con su misterio infinito, dos
instantáneas lucecitas representaron una inmensidad que mi espíritu no alcanza a
comprender, pero que humedecieron mis binóculos.
Hasta la vuelta.
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