\¡AllllERICANA I i 3 Zi '^ • m / • ' * S<íi?o \-:^^ * PRECIOS DE SUSCRICIÓN Madrid,... Provincias. Extranjero. ARO. SBMSSTRE. TRIÍIHSTRB. 35 pesetas. 40 Id. 50 Id. 18 pesetas. ?i Id. 26 Id. 10 pesetas. 11 Id. 14 Id. AÑO XXXIV. —NUM. XVII. * PRECIOS DE SUSCRICIÓN, PAGADEROS E N ORO. ARO. SEMESTRE. ADMINISTRACÍÓN; A L C ^ L ^ , 3 3 . Cuba, Puerto Rico y F i l i p i n a s . , Demás Estados de América y Asia Madrid, 8 de Mayo de iSgo. 12 pesos fuertes. 7 pesos fuertes. 5o pesetas ó francos. 3 5 pesetas 6 francos. * VIAJE DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA FRANCESA. . ^•^'}"-'-\ Svíí^si -;--* P U E R T O DE T O L Ó N - • ' ' ^^. I ( F R A X C I A ) . — VISIT.-^ DE M. CARNOT AL ACORAZADO « P E L A Y O » , DE LA MARINA E S P A Ñ O L A DE GUEIÍRA, (De foLogratÚT d i r u c l a , rt^mitida p o r el Sr. D. E. Ardt;y,) 282 LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA. SUMARIO. TESTO.—Crónica general, por D. José Fernández rircmón. — Kiicslros j;™''^' düs, por D. ICuscbio Martínez de Ve]:isco.—La. Exposición de Hclliis Arles, por D. Federico líalart.—Revista musienl, por D. J, M. Esperanza >• Sola.. — Kl Viajero . poesía , por D. Juan T o m á s Salvany. •—Nocturno, poc?ía, por D . Naroist) Díaz de Escorar.— Kn Marruecos. Kccuerdos de viaje (continuación), por Fierre Loti,—I-a Isla de Y a p , por D, N ü o María P ' a b r a , ^ Sueltos.—Advertencia.—Libros presentados á esta Redacción por autores ó editores, por V.-—Anuncios. GHAtiADos,—Viaje del Presidente de la República francesa. Puerto de Tolón (Francia) : Visita de M, Carnot al acorazado Pelayo, de la marina española de guerra. (De fotoj^rafía directa, remitida por D . E. de Ardey.)—Retrato de I). Pascual Ceri-era y T o p e t e , comandante del acorazado Pi-lava —I-'^ta de Yap íCarolinas occideu^^les) ; Vista de la bahía de Tomil v campamento de Reina Sedente; Un matrimonio iiidíuena: Retrato del primer niño indígena bautizado por los R R . P P . Capuchinos.—La Manifestación obrera en Barcelona.: E l Teatro del Tívoli, punto de reunión de los manifestanl e s , el t-." del actual; L a Manifeslación en la pla^a de Antonio López ; La Manifestación frente a la Capitanía General; el Gobernador civil saludar.do á los mati i restantes desde el balcón principal del palacio, (De fotografías de D. Juan Puiggarí.)—Bellas Arles; En el miiflls df Gij&n, dibujo original de D . Tomás Canipuzano, presentado en la exposición de Blanco y Negro. —Sa^in de París de 1S90: Riña ds codornices (costumbres de la antigua R o m a ) , cuadro de M. Rochegrosse. — L a Manifestación obrera en Madrid: Reunión de albañiles en el Jardín del Buen Retiro, escuchando el discurso del Sr, Gobernador civil de Ja provincia ; Alrededores del Congreso de los Diputados, -il pasiir la manifestación ; Obreros leyendo la convocatoria d i Jos anarquistas ; en la calle de Atocha, frente al Liceo Ríus. (Apuntes del natural, por Comba )—Las Inundaciones del Míssissíppi; Aspecto de Pof-lar .'Creeí, en Greenville, durante la inundación.—Madrid: Inauguración del Dispensaría de Alfonso XIII: Comida á varios ñilbos y ñiflas nacidos el mismo día que S. M. el Rey, (Dibujo del natural, por Comba.) ^ Retrato de la Srfa, D . ' María Luisa Guerra, distinguida pianista argentina, — Ilustración de la obra En Marruecos de Fierre Loti, CRÓNICA GENERAL. """V^í^ff^o-.o se puede negar que en la manifestación Sfljirlí/'y obrera del i.i^ y 4 del corriente, verificada .'^iji' en casi todos los parte . . . países de üc Europa vy parte í£ de América, han podido esas clases hacer .Q}~ alarde de su número. Y su misma muche« dumbrc ha debido hacerles ver la suma in''Z'^Sv r"'^^^''- ^^ sus necesidades y la dificultad de satisfacerlas. Pues bien: si saliesen á la calle los que sin ser obreros sufren las mismas privaciones, dice muyl5ien un periódico, se atestarían •^ de desgraciados. Por eso será eterno el conocido cuento de Calderón; ("nenian de un sabio que un día T a n pobre y mísero estaba..., ctc ; que nadie ignora el final de aquella décima. Por desgracia, la fiesta del trabajo no ha sido en todas partes ordenada y pacífica como en Madrid. En París ha tenido que disolver los grupos á sablazos la gendarmería. En Barcelona se ha proclamado el estado de sitio. En Roubaix y Tourcoing se han declarado en huelga 100.000 trabajadores, cometiendo no pocos excesos. En Valencia los trabajos han estado paralizados; y en algunos puertos se interrumpieron las operaciones de carga y descarga de ios buques. En Chicago y otros distritos norteamericanos la huelga ha tenido mal carácter. En Austria ha habido precisión de apelar á los rigores de la ley marcial más ejecutiva, Y en otras comarcas se han visto obligados á dejar sus tarcas contra su voluntad muchos obreros, por miedo á los huelguistas. Al trancazo corporal ha sucedido en este año de gracia el trancazo social, como si no tuviéramos bastante. Si fuéramos pesimistas y no confiáramos en la fuerza de ]a necesidad y la razón, que se impone en las relaciones humanas, haríamos tristes vaticinios ante esa nueva manzana de discordia arrojada en medio de la civilización; pero no lo somos, y creemos que la cordura universal reducirá el problema á sus términos más conciliadores. Ningún enemigo tan mortal para la industria de que el obrero vive, como la intranquilidad. Todo estado social, pero particularmente el moderno, es un artificio delicado, en que la mayor parte es apariencia: ios que intentan derribar el armatoste para buscar el tesoro que hay debajo, se exponen á encontrarse con una armadura hueca, y sin embargo irreemplazable, ó á matar la gallina de los huevos de oro. Ocho horas de trabajo, ocho horas de distracción y ocho de sueño: este es el lema de lahuelga; pero el más general es el de ocho horas de trabajo. Cosas tan serias como éstas merecen que se demuestre su necesidad ó conveniencia. ;Por qué ese tipo de ocho horas, y no nueve ó siete ó cuatro? Desde luego tiene un inconveniente, á más de alterar todos los cálculos de la actual producción: que si en ciertas industrias mejora la suerte del obrero, en otras le perjudica, Es verdad que á eso contestan que ese perjuicio individual permite que disfruten los beneficios del trabajo mayor número de obreros; pero ¿no conduce ese raciocinio á una disminución de horas indefinida? No aumentaremos la confusión proponiendo nuevos proyectos. ¡Conque facilidad se hacen planes en el papel ó en la tribuna! ¡Qué consecuencias tan tristes suelen tener en la práctica los errores que se cometen! Si la huelga es internacionai, su resolución tiene que ser internacional también. El Congreso de Berlín inició la cuestión social: á él corresponde la resolución del conflicto que ha provocado. Los Gobiernos no pueden imponer a! industrial las condiciones económicas que se le exigen. Pero cada Gobierno es propietario é industrial y tiene obreros que dependen del Estado, en muy diversos servicios. (No se han reunido en Congreso los Gobiernos europeos para mejorar la suerte de la clase obrera? Pues la primera pregunta que se debe hacer al Emperador de Alemania es la siguiente: ¿Qué va á hacer S. M. I. en favor de ¡os obreros que dependen de su Gobierno? ¿Está dispuesto á que el trabajo diario se reduzca á las ocho horas? Porque, al fin y al cabo, los franceses se quejan de que las huelgas y excesos de Roubaix y de Tourcoing fueron promovidas por agitadores extranjeros. Y como es indudable que viven hoy en guerra industrial unas naciones con otras, ¿no podrían ser los obreros de algunas de ellas víctimas é instrumentos inocentes de esa competencia? Las naciones que pueden evitar el conflicto , mientras en otras se desorganiza el trabajo, y !a industria se paraliza y sufre, ¿no tendrán ventajas en que éstos sean graves y prolongados? A nuestro juicio, convendría hacer comprender al obrero español dos cosas : que la ruina de una industria es la del obrero; y que eso de la solidaridad humana podría, hoy por hoy, y durante muchos siglos, entenderse por la miseria industrial para nosotros y la prosperidad para el extraño. Lo dice un refrán muy cierto: nadie tiene enemigo peor que el de su oficio. Los hombres desarreglamos el mundo: eso está probado por la experiencia de los siglos. Si tuviéramos vergüenza, hace años que hubiéramos resignado el mando en las señoras. Por lo menos deberíamos concederlas la cartera de Hacienda, en la seguridad de que administrarían mejor que nosotros el país. (¡Cómo han hecho las señoras de !a beneficencia de la parroquia de Santa Cruz para crear un Colegio de niñas en Carabanchel, con treinta plazas gratuitas para huérfanas de padre y madre de aquella parroquia? El edificio se ha levantado, según dice La Correspondencia, aunque hemos de rectificar algunos ligeros errores, en una finca del Sr. Marqués de Casa-Jiménez, con la cooperación personal del Sr. Vizconde de Torre-Almiranta, que ha hecho !a referida casa de caridad. El moliiliario, añadimos nosotros, ha sido costeado por la Junta directiva, contribuyendo en gran parte el ya citado Vizconde y varias personas caritativas. El edificio es espacioso, cómodo, ventilado c higiénico; la iglesia tiene tres naves, y el jardín una extensión de 170.000 pies. Hay en los cuatro dormitorios cien camas, y para el sostenimiento del Colegio se admitirán alumnas internas, que pagarán veinticinco duros de entrada, y una peseta para ayuda de'los gastos de educación y manutención. Y añade el colega: a Componen la Junta constructora la Duquesa viuda de Bailen, presidenta; la Duquesa de Mandas, secretaria; la Vizcondesa del Cerro-Palmas, tesorera; las Duquesas de Bailen y de Ahumada, las Marquesas de Linares, Villamejor y Laguna, la Condesa de Torrejón, la Vizcondesa de Irueste, la señora de Silvela y algunas otras damas. «Constituyen la Junta directiva D,^ Jesusa Ortega de Aranzazu, D." Amalia Marín de García Ortega, D.'' Concepción Cortada de Cerrajería y otras señoras. sAl cuidado y educación de las niñas atenderán ocho Hermanas de San Vicente de Paúl, españolas, cuyo número se elevará pronto á doce. »La iglesia es de gusto gótico,» El acto de la inauguración fué una fiesta para el pueblo de Carabanchc!, que engalanó sus edificios. Su Majestad llegó á las cinco de la tarde, acompañada de la infanta D.-' Isabel, Condesa de Superunda y Duquesa de Medina-Sidonia, y seguida de su escolta. Asistieron á la ceremonia el Gobernador de Madrid, el P, Capdepón y el Ayuntamiento de Carabanchel. S. M, y A. fueron recibidas por las dos juntas de señoras, ofreciéndolas ramos de flores la Vizcondesa de Torre-AImiranta y su hija: entraron luego en la capilla, donde las educandas cantaron una salve, y visitaron después las principales dependencias, mostrándose verdaderamente complacidas, En la sala de Juntas se obsequió á la Reina y á la Infanta con dos lindos pañuelos, bordados por las colegialas, y en el comedor se sirvieron dulces, pastas y refrescos. Entraron S. M, y A. á visitar á la Superiora, que se encontraba enferma, para informarse de su salud, y la entrevista conmovió á los que la presenciaron. Púsose á la salida del edificio una mesa de petitorio, presidida por las Duquesas de Bailen y Veragua, y la Marquesa de los Ulagares, recolección que produjo una fuerte suma, pues sólo el Marqués de Casa-Jiménez depositó mil duros en la bandeja. Colegios, asilos de Caridad, refugios para los que sufren, enseñanza para los que ignoran, buenos ejemplos; esto es !o que resolverá en lo posible la cuestión social, suavizándola, pues lo que es para arreglar el mundo, que se desengaiien todos los reformadores, no se lia inventado fórmula ninguna. Se conocen en cambio infinitas maneras de desarreglarle. *** Ha fallecido en Madrid D. Eleuterio Maisonnave, propietario de El Globo, ministro que fué de Estado y Gobernación en la época republicana, diputado á Cortes, y orador y periodista reputado. Era natural de Alicante, y á esta población han sido trasladados sus restos. De ideas templadas, y afiliado ai partido posibilista, pasaba por ser uno de los hombres más caracterizados de aquella agrupación que dirige D. Emilio Castelar. Ha muerto en la fuerza de su edad, á consecuencia de una pulmonía, y el Congreso ha hecho, al recibir la noticia de su muerte, una manifestación de sentimiento, que agradeció en sentidas frases el Sr. Cclleruelo, su amigo y correligionario. ** Telegramas de Quebec nos informan de haber ocurrido un incendio tan rápido y violento en el manicomio de Lougue Point, que produjo la muerte de un gran número de locos, pues las diversas cifras que se citan no bajan de noventa. Va rayando en historia la gran cantidad de víctimas que producen los incendios en toda la América del Norte; pero donde se explican menos esas catástrofes es en los edificios de reclusión, pues por lo N;o XVII mismo que ésta es forzosa para los que habitan en ellos, deben estar construidos en condiciones que alejen toda contingencia de convertirse en hogueras para los detenidos. La imaginación más trágica no había discurrido episodio tan terrible como el de una legión de locos rodeada por las llamas, alcanzada por el humo, huyendo sin dirección, gritando, rugiendo ó lanzando carcajadas. Espanta el pensar lo que ailí debió ocurrir, y más aún la posibilidad de que el sacudimiento nervioso que debió producir en cada loco aquel horrible cuadro, hiciese recobrar á algunos la razón. Otros, en cambio, acaso se arrojarían á las llamas, creyéndose vestidos de amianto, ó que eran salamandras. *** La Academia de Inscripciones de París se ha ocupado últimamente de un trabajo del abate Requín, respecto al origen de la tipografía. Según éste, á las ciudades que se disputan aquella prioridad, debe añadirse la de Aviñon. Parece ser que en los registros de los notarios de aquella población ha encontrado M. Requin contratos referentes á la fabricación de utensilios para imprimir, como prensas, formas y letras separadas y fundidas. Si existen en realidad esos contratos, ó aquello quedó en proyecto, ó, como supone el investigador, en Aviñón se hicieron ensayos del arte tipográfico antes que en ninguna otra parte, aunque no puede afirmarse si tuvieron ó no éxito satisfactorio, Es un nuevo dato que añadir al fenómeno observado en casi todos los descubrimientos notables: parece como que fiotan y germinan á la vez en varios cerebros, como si Dios no quisiera confiar á uno solo la semilla que ha de producir-la nueva creación destinada-á transformar la sociedad. Acaso rara vez obtienen la gloría los iniciadores, pues, como dijo Calderón: Los sucesos portentosos V de lodos ponderados, í^inDrcndenios los o s a d o s . Acábanlos los dichosos. *** -.—X'éme,usted un frasco de tinta, pero que no sea tan pegajosa como la del último. — Era tinta simpática. ¿De cuál quiere usted ahora? — ¿Es simpática la que se pega? Pues démela de la más antipática que tenga. Dos mendigos de nacimiento, cubiertos de andrajos, fuman una colilla antes de acostarse bajo un arco de puente, y discurren acerca de la superfluidad de la camisa. — Comprendo—dice el uno —la vanidad del hombre en la ropa exterior, que al fin se luce; pero en lo que no se ve, es darse uno tono consigo mismo. — Te diré: es un placer que se procuran los que poseen: esa tela lina, pegada al cuerpo, es muy agradable. — ¿Cómo lo sabes? — En mi juventud me prestaron un día una camisa. — ¡Apártate! Busca otro arco de puente. Te rechazo y maldigo por burgués. — c Qué me dices de la cuestión social ? — ¡ Psh! Es un pleito de clases en que saldremos todos condenados á las costas. JOSÉ EERNÁXDEZ BREMÓN. NUESTROS GRABADOS. TOLÓN ( F R A N G Í A ) : Visita del Presidente de la Rcpóblica francesa, M, Carnol, al acor^izado español Pelayo. El PresidenLe de la República franccHa, M. C a r n o l , que salió de París en la noche del 15 de Abril próximo pasado, para visitar los departamentos del Mediodía de Francia y la isla de Córcega, llegó el 18 á la ciudad de T o l ó n , siendo objeto de aclamaciones entusiastas p o r parte de todas las clases sociales, sin excluir la respetable del clero católico; hospedóse en la Prefect u r a , donde se le habían preparado lujosas habitaciones, y hubo de salir repetidas veces al balcón, obligado por los fervientes vivas y burras de la innumerable m u c b e d u m o r e ; salió después á pie, seguido de brillante comitiva, para recorrer las principales calles, y , conira su v o h m t a d , las gentes del pueblo le llevaron en triunfo, gritando cada ves con más entusiasmo: ¡Viva Carnot! ¡Viva la Reptiblica francesa! En la mañana del siguiente d í a , á las n u e v e , se verificó la recepción oficial, concurriendo todas las autoridades y las personas notables de la población; y M. C a r n o t , después de recibir al almirante Eovera di Maria, jefe de la escuadra italiana fondeada en el puerto, quien puso en sus m a n o s una carta autógrafa de S. M. H u m b e r t o I , acreditándole como enviado extraordinario para saludar al Presidente de la República francesa en nombre y representación del R e y de Italia, recibió también al capitán de navio de la armada española D . Pascual Cervera y Topete, comandante del acorazado Pelayo (surto en dicho puerto, como saben nuestros lectores, para cargar su artillería), y á la brillante oficialidad, libre de servicio, del mismo b u q u e , cambiándose afectuosas frases que atestiguaron las excelentes relaciones de amistad que existen entre Esparta y Francia. E n seguida el Presidente de la Reptiblica dirigióse al arsenal, y presenció el lanzamiento del acorazado francés Magenta, que se ejecutó con éxito completo entre vivas entusiastas, y visitó después el acorazado Forniidcble, uno de los más poderosos buques de la armada francesa, dignándose luego pasar á bordo del acorazado español Pelayo, donde fué saludado con una salva de 21 cañonazos y los vivas de ordenanza. Nuestros lectores no ignoran (véanse L A ILUSTRACIÓN de 1887, lomo I, pág. 129, y de i888, tomo ir, p.ig. 129) que aquel magnífico barco ha sido construido en los talleres de L a Seyne, cerca de Tolón ¡ F r a n c i a ) , p o r la Sodél¿ des Forges el Chaniiers de la Médilerrance. y fué botado al a g u a , en L a Seyne, el 5 ^^ Febrero de 1887, bendiciéndole el R d o , Obispo de Frejiis y de T o l ó n , monseñor D u r y , y presidiendo el solemne acto el excelentísimo Sr. D- Rafael Rodríguez de Arias y Vülavicencio, ministro de Marina de España. Mide; eslora, 105 m e t r o s ; manga, N." XVII LA I L U S T R A C I Ó N 20,20; puntal, 12,45; calado, 7,46; desplazamiento, 9.502 toneladas. Para la propulsión tiene cuatro máquinas Co/iipound, de dos cilindros cada u n a , acopladas cada dos sohre un mismo eje, siendo, por consiguiente, dos el niimero d e las hélices, y lleva también máquinas de vapor auxiliares, en número de 42, para los diferentes servicios, desde la p e q u e ñ a bomba de agua dulce, hasta las importantes bombas que comprimen el agua para el movimiento de las torres. Su armamento consiste en 2 cañones de 32 centímetros y 49 toneladas, montados en dos torres á barbeta sobre el eje longitudinal; 2 de 28 centímetros y 33 toneladas en dos torres laterales á barbeta; un cañón de ló centímetros en la p r o a , y 12 cañones de 12 centímetros en la batería, siendo todos del sistema González H o n t o r i a , modelo de 1883, ó sea de acero y á retrocarga; y como artillería ligera lleva 3 cañones Hochldss de tiro rápido, de 57 milímetros, 2 de la misma clase del sistema Nordenfelt y 47 milímetros; 13 cañones revolvers Hochkiss, de 37 milímetros, un cañón González H o n t o ria, de 9 centímetros, y 2 de 7 centímetros del mismo sistema. Los trabajos de construcción del buque h a n sido presididos por el capitán de navio D . Pascual Cervera y T o p e t e , n o m b r a d o comandante del Pelayo en 1885 y jefe de !a comisión encargada de vigilarlos, por sus reconocidas dotes de inteligencia, instrucción y carácter á la vez firme y conciliador. Todo lo visitó el Presidente de la R e p ú b l i c a , manifestándose verdaderamente complacido: el comandante del Pelayo m a n d ó que se izase, en el mástil mayor del b u q u e , la bandera francesa, que tenía en su faja blanca u n a inmensa C (inicial del patronímico C a r n o t ) , bordada en oro; los soldados formaron en el puente, presentando las armas, y la marinería, subida en las vergas, dio los vivas de ordenanza; el Sr. Cervera hizo virar el enorme cañón de 49 toneladas, ya colocado en una de las torres. El Presidente, al retirarse, expresó la satisfacción que había tenido visitando el magnifico acorazado, q u e , construido en Francia, lleva en sus topes la bandera espaiiola, y el Sr. Cervera le dio las gracias por sus afectuosas frases, p r o n u n c i a n d o otras de alabanza á la nación francesa, á las que M. Carnot contestó diciendo que celebraba mucho haber tenido ocasión de saludar en e! comandante del buque á un digno representante de E s p a ñ a y de la armada española. Esta visita del Presidente de la República francesa al acorazado Pelayo ,es el asunto del grabado que publicamos en la plana primera, hecho sobre fotografía directa, que ha tenido la atención de remitirnos D . E. Ardey, de T o l ó n , á quien damos las más sinceras gracias. En la pág. 284 damos el retrato del c o m a n d a n t e de dicho buque. Nació el Sr. Cervera en iS de F e b r e r o de 1S39, y lleva ya más de treinta y cinco años de buenos servicios en la armada española; por ellos está condecorado con varias cruces del Mérito Naval y. del Mérito Mditar, encomienda de Isabel la Católica, placa de San Hermenegildo, medallas de África, JoIó, Carraca, Cuba y Guerra'Civil, y con el honorífico título de benemérito de la patria; fué nombrado comandante del Pelayo c u a n d o se decretó la construcción del b u q u e , en 10 de Enero de 18S5, y «bajo su paternal dirección (escribe en atenta carta el mencionado f.eñor Ardey), y por la exquisita finura de toda la oficialidad, así como por la constante vigilancia de la tripulación, no solamente se establecieron desde luego las mejores relaciones de amistad entre los marinos españoles del Pelayo y las poblaciones de La Seyne ' Tolón, sino que ei digno, simpático y caballeroso c o m a n d a n t e as establecía también con las autoridades marítimas, militares y civiles; relaciones de cortés amistad que aun d u r a n , como lo ha demostrado la viva satisfacción que manifestó la ciudad cuando el Presidente de la República francesa anunció su propósito de visitar el Pelayo, tipo completo de los buques modernos de guerra, con los últimos perfeccionamientos, y muy especialmente cuando M. Carnot otorgó al Sr. Cervera, como recuerdo de su visita, la cruz de comendador de la Legión de H o n o r , y al segundo comandante del acorazado, el capitán de fragata D . Guillermo Camargo y Abadía, la cruz de oficial de la misma orden insignes. Í APUNTES DE LA ISLA DE YAP, EN LAS ISLAS CAROLINAS OCCIDENTALES,—(Véase el artículo correspondiente, pág. 291.) LAS MAÍIIFESTACIONES OURERAS EN MADRID Y EARCELOXA. Ya saben nues';ros lectores (véase la Crónica general) que el asunto de más importancia en la primera semana del mes corriente ha sido la manifestación obrera en casi todos los países de Europa y en algunos de América; y p o r lo que h a c e á nuestra patria, cualquiera que sea en lo porvenir el resultado de la manifestación, en lo que se refiere á las relaciones del trabajo y el capital, sólo hay motivos para congratularse de la sensatez de los obreros, por regla general, que en ella h a n tomado parte, ofreciendo á la nación un ejemplo de extraordinario progreso en las costumbres públicas, Así lo dicen los hechos. Empeño vano sería el nuestro si intentásemos describir, dentro de los reducidos límites de esta sección, las manifestaciones obreras de Madrid y Barcelona; y esa descripción, p o r lo demás, está hecha con amplitud, imparcialidad y gran copia de datos por la prensa periódica d i a n a : debemos ocuparnos sólo en la explicación de los grabados de las págs. 285 y 292, relativos á dichas manifestaciones de Barcelona y Madrid, hecho el primero por fotografías que nos ha remitido D, J u a n P u i g g a r i , y el segundo sobre apuntes del natural debidos al Sr. Comba. En Madrid.-^^ viñeta primera representa la reunión de obreros, congregados por el gremio de albañiles, en los Jardines del Buen Retiro, en la tarde del i.o Después que cí Presidente rogó á los manifestantes que guardasen orden perfecto, el Secretario dio lectura á ima exposición dirigida á las C o r t e s , en la que se pide una ley que fije en ocho las horas de trabajo y que limite prudencialmente el de los niños y las mujeres; y en seguida el gobernador de !a provincia, Sr. Aguilera, les dirigió la palabra, desde la barandilla del kiosco, elogiándoles por la cordura con que hacían uso de un derecho que la ley les c o n c e d e , y r e comendándoles q u e , terminado el acto, se retirasen pacíficamente á sus hogares. El discurso del Gobernador fué muy aplaudido por los obreros allí reunidos. Un grupo de estos obreros, concluido el meeíing, dirigióse por el Prado y Carrera de San Jerónimo al Congreso de los Diputados (dibujo segundo), y al llegar á la plaza de las C o r t e s , donde prestaban servicio algunas parejas de Guardia civii y varias de Seguridad pública, los manifestantes intentaron p e n e t r a r en el edificio, gritando: l Arriba!; mas la fuerza de Seguridad les impidió el p a s o , invitándoles á que se retiraran. Así se verificó tranquilamente, y la exposición leída en el nieeíing del Buen Retiro fué luego presentada por la comisión corresp'^ondiente a! Sr, Presidente de la Cámara. En las esquinas de las calles.más concurridas, e! partido anarquista había fijado unos carteles rojos, convocando á los obreros á un meeí'mg en el Liceo Ríus: éstos leían la convocatoria (asunto de otra viñeta), y c\ meeiing ^s celebró con'mucha concurrencia y buen orden, á las diez de la m a ñ a n a , terminando con un viva á la solidaridad obrera universal, que fué contestado entre aplausos y aclamaciones. El último dibujo representa el exterior del mismo Liceo Ríus ESPAÑOLA 283 Y AMERICANA. en la m a ñ a n a del 4 , mientras se celebraba en el interior la r e unión de los obreros socialistas, En Barcelona.—La manifestación obrera en la Ciudad Condal, el día i.'^ de Mayo , honra p o r todo extremo á la culta capital de Cataluña. Celebróse el meeting en el teatro del Tívoli, d o n d e no caben sino 3.400 p e r s o n a s , y esperaba en los alrededores la gran masa de los manifestantes, cuyo número excedía de 40.000; aprobóse la exposición á las C o r t e s , en la cual se pide también ocho horas de trabajo para los adultos y seis para los niños mayores de catorce a ñ o s , prohibición absoluta del trabajo para los menores, abolición del trabajo nocturno en varias industrias, etc., firmándola los representantes de 37 gremios; partió en seguida la imp o n e n t e manifestación p o r Jas R a m b l a s , plazas de Colón y de Antonio López y otras calles, siempre con el orden más perfecto, pasando p o r delante del A y u n t a m i e n t o , de la Diputación provincial y de la Capitanía general; la comisión n o m b r a d a al efecto entregó Ja exposición al Sr. Gobernador civil, para que la elevara á las C o r t e s , y pocos momentos después los manifestantes se retiraron pacíficamente, siendo saludados desde un balcón del edificio del Gobierno por el jefe civil de la provincia. Nuestro grabado representa cuatro episodios de tan imponente a c t o : el p u n t o de reunión de los obreros, ó sea el teatro del Tívoli; la manifestación en la plaza de Antonio L ó p e z ; la misma manifestación al pasar frente á la Capitanía general, y el m o m e n t o en que el Gobernador civil saludaba á los manifestantes desde un balcón de su palacio. BELLAS ARTES. En el muelle de Gijón, dibiijü origldal de Tiimás Caaipuíanü, Riña de codornices, cuail™ de Rocliegrossc. El muelle de Gijón, en las horas de subir la m a r e a ; numerosos barcos se columpian sobre las a g u a s ; en el malecón de! muelle algunas vendedoras de pescado aguardan la llegada de la carga; á lo lejos se descubre un promontorio; el cielo es claro y diáfano. Este dibujo (véase el grabado de la p á g . 28S), seguramente copia del n a t u r a l , p o r el distinguido marinista D . T o m á s Campuzano, ha figurado en la Exposición de Blanco y Negro ( n ú mero 22 del Catálogo) instalada en Marzo último por el Círculo de Bellas Artes. El autor del cuadro Combat de cailles que reproducimos en el grabado de la pág. 289, M. Roehegrosse, explica así el asunto de su interesante composición : » E n la antigua R o m a hubo u n a época en que hacían furor los combates de animales, y aun las mujeres organizaban en sus gineceos riñas de pájaros, hasta de codornices y perdices.» Esto acontecía en la antigua Italia, en la época de los Flavios. Sobre una mesa de mármol,hay tres .avecillas, u n a ya ensangrentada y m u e r t a , y d o s , cubierta la cabeza d e fino casco de b r o n c e , que pelean y se atacan fieramente con el pico y las u ñ a s ; y u n a m a t r o n a , rodeada de sus hijos, presencia el espectáculo ¡ Sin duda la patricia romana intenta preparar el corazón de sus p e q u e ñ u e l o s , para que asistan luego sin estremecerse á los horribles combates de gladiadores! Es notabilísimo este cuadrito por su buena composición, p o r la fisonomía expresiva de los personajes y p o r la verdad arqueológica que resalta en los vestidos y en los accesorios. Figura el Combat de cailles en el Salón parisiense inaugurado el I.o del actual, y nuestro grabado es obra de Carlos Baude. LAS INUNDACIONES DEL MISSISSIPPI. Aí-pecto de una callu de Greenville. En la pag. 293 damos un grabado que r e p r e s e n t a (según fotografía remitida á la revista ncoyorkina Harper's Veekly) una de las principales calles de Greenville, !a Poplar street, vista desde la avenida de W a s h i n g t o n , durante las inundaciones producidas por el desbordamiento del Mississippi, en ios primeros días de Abril próximo pasado. Estas inundaciones, que se repiten casi todos los a n o s , ocasionando grandísimo estrago en ciudades y c a m p o s ribereños, h a n dado motivo al Gobierno del Estado p a r a n o m b r a r u n a comisión facultativa, compuesla de distinguidos ingenieros, con el fin de averiguar las causas del periódico desbordamiento del gran pathcr of Waters, ó Padre di los Píos, como denominan enfáticamente los norteamericanos al Mississippi; h a b i é n d o s e , por de pronto, reconocido que el cauce del a n c h o río se eleva en muchos sitios á diez, diez y siete y veinticuatro pies (ingleses) sobre la superficie del suelo colindante , por lo q u e el desbordamiento de las aguas, que se extienden i m p e t u o s a m e n t e por llanuras y valles, ocasiona desastres como los de 1882, IS&Í; y 1890. L a comisión facultativa prosigue con actividad sus i'Studios sobre el terreno, para proponer los medios de evitar sem ajantes desastres. Establecimientos como el Dispensario de Alfonso ^ / Z / j para niños, existen años hace en el extranjero, según el doctor Calatraveño, médico-director del mismo Dispensario: París poseía dos en 1883, y después se h a n instalado cinco m á s , habiendo acordado recientemente el Ayuntamiento de la gran ciudad la creación de uno en cada distrito. El objeto inmediato de esos dispensarios e s : I.o Evitar á los hospitales la aglomeración de enfermitos, porque la estancia de los nitios en los hospitales es cara y llena de inconvenientes y peligros. 2,0 Favorecer el tratamiento de los n i ñ o s , estando éstos al cuidado de sus m a d r e s , dándoles asistencia médico-farmacéutica y socorros, gratuitamente. 3.0 Propagar entre las clases pobres los principios de higiene infantil y destruir los errores que en materia de enfermedades de niños existen muy arraigados en las clases menesterosas. T o d o s los dispensarios parisienses se sostienen con el producto de donativos particulares y suscriciones mensuales, alguno de ellos dispone ya de una renta de cien mil francos, y sólo el fundado por M. Ruel en 1S87 ha prestado benéficos servicios, en el corto espacio de tres a ñ o s , á 41.346 niños. Si se tiene presente q u e , según el estado oficial publicado hace pocos días en la Gaceta de Madrid, han fallecido en nuestro p a í s , durante el año próximo p a s a d o , n a d a menos que 10.163 párvulos, se comprenderá que es necesario comenzar enérgica y pronta c a m p a n a en favor de los niños enfermos y p o b r e s , que es el objeto de la sociedad El Porvenir Industrial, con su Dispensario de Alfonso XIII. Asistieron á la inauguración d e éste numerosas y elegantes señoras, el Ministro de F o m e n t o , varios individuos de la J u n t a directiva y representantes de la p r e n s a ; después de la Memoria leida por el Sr. Muñoz, pronunciaron discursos el Sr. D u q u e de Veragua, el Presidente efectivo de la Socieda,d y el Sr. Moret, quien invitó con elocuente frase á las madres ricas á escatimar un juguete á sus hijos para emplear su importe en socorrer á los pobres niños que son víctimas de la miseria; visitóse luego el Dispensario, en el que hay sala de reconocimiento, farmacia, cuarto de baños y d u c h a s , escuela, gimnasia, etc., y se sirvió una modesta comida á varios niños y niñas (unos 27) que habían nacido el día 17 de Mayo de 188Ó, el mismo en que vino al mundo S. M. el rey D . Alfonso XIIL Este asunto es objeto de nuestro segundo g r a b a d o de la p á gina 293, según dibujo del natural, p o r Comba. é% SRTA. D.a MARÍA LUISA GUERRA, distinguida piaiiLsta argentina. ! En la noche del 25 de Abril próximo pasado el salón de actos del Ateneo de Madrid presentaba aspecto de solemnidad inusit a d a : era que la bella y distinguida pianista a r g e n t i n a , señorita D.a María Luisa Guerra (niña que no viste de largo todavía), daba u n a velada musical ante aquella culta sociedad, y todos los escaños del ancho salón y de ¡as tribunas aparecían ocupados p o r selecta concurrencia, en la que dominaban numerosas y elegantes señoras, María Luisa Guerra, cuyo retrato damos en la pág. 296, nació en Gualeguaychú (República Argentina), y su genio músico y su aplicación fueron tan extraordinarios, que apenas cumphda la edad de seis años, edad de caprichos y juegos infantiles, la niña argentina empezó á dar conciertos de piano en varías poblaciones de América; viniendo con su famüia ;í E u r o p a , dirigióse á Italia, donde estudió en Milán con el maestro Lucas Fumagalh, y más larde á Barcelona, siendo su profesor Carlos Vidiella; estudió luego composición con el Sr. Rodríguez Alcántara, y en esta corte con el Sr. Arín, y ha dado conciertos en Barcelona y P a r í s , recibiendo en todos nutridos y espontáneos aplausos. En el del Ateneo de Madrid entusiasmó al inteligente auditorio por la maestría del mecanismo y Ja duJce sonoridad q u e arranca á las teclas del p i a n o : tocó sucesivamente la sonata de Beethoven, La Aurora; una bellísima melodía de Schuman; u n a obrita característica de I l e n s e l t , titulada ¡Si yo fuera pájaro! que mereció los honores de la repetición; unas variaciones sobre un tema de Paganini, escritas p o r Brahms, obra de prueba p o r las dificultades que en ella ha acumulado el famoso maestro de capilla de Viena; un estudio de Rubinstein; u n a composición de las más simpáticas de Listz; ia bella melodía de Raff, Las Hilanderas; una Tarantela, compuesta p o r la misma joven artista; y además de estas obras, que estaban en el programa, una danza y el brillante Vals-capricho de Rubinstein. «Pocas veces hemos oído (escribe un testigo presencial) más nutridos y prolongados aplausos, a c o m p a ñ a d o s de ¿/•^ZZ'ÍIÍ y hasta de vivas, como los que el auditorio tributó á la simpática pianista argentina.» L a Srta. Guerra salió de Madrid en el siguiente d í a , para embarcarse en Cádiz con rumbo á su patria; p e r o deja gratísimo recuerdo á los aficionados á la buena música, que tienen la esperanza de volver á oiría y aplaudirla en esta c o r t e , si se cumplen los propósitos de la joven artista, en el otoño próximo. EusEBio M A R T Í N E Z D E VELASCO. MADRID; Una conii(l:i, á niños iicejjides 011 el Dispensario de Alfonso XIII. El día 28 de Abril próximo pasado se inauguró en Madrid una sociedad benéfica denominada El Porvenir Industrial, en cuyo domicilio está instalado el Dispensario de Alfonso XIII, ó sea un local donde se proporciona á l o s niños pobres asistencia m é dica y farmacéutica, baños de agua dulce y minero-medicinales preparados artificialmente, ligera alimentación, vestidos, etc. V<5ase cómo surgió la idea de crear esta benéfica sociedad, según escribe su secretario D . E d u a r d o M u ñ o z en la Memoria que leyó en el acto inaugural: « E r a u n a época reciente de tristísima recordación: á los estragos de un invierno crudo y despiadado, que esterihzó todas las iniciativas y dejó paralizados lodos los trabajos, uniéronse los horrores de triste epidemia. Las clases trabajadoras sufrieron de lleno el r u d o golpe; y el que esto escribe tuvo ocasión de observar, al ir casa por casa distribuyendo socorros y alumbrand o , siquiera momentáneamente, con el rayo de sol de la caridad cuadros de negrura indescriptible, la absoluta c a r t n c i a de higiene, la miseria más espantable, la desesperación d e aquellos infelices obreros que se retorcían en el lecho del d o l o r , mirando cómo se agrandaban sus martirios con el sombrío espectáculo de un hogar frío y desmantelado, u n a esposa gimiendo por su desamparo y unos hijos que inútilmente pedían p a n y abrigo, »Entonces surgió la idea de fundar El Porvenir Industrial, y surgió—debo hacerle esta justicia—del h o n r a d o artesano d o n José María Gámez, Los que á su pensamiento dimos forma, buscamos con afán el concurso de los hombres de influencia y valimiento." N o falta ya ese concurso á El Porvenir Industrial, á j^ízgar por su J u n t a directiva: son presidentes protectores SS. MM. don Alfonso X I I I , Ja Reina Regente, D.a-Isabel II y D P'rancisco de Asís, y SS. AA. R R . las infantas D.a Isabel y D.a Eulalia, y son presidentes honorarios los Sres.-Ministro d é - F o m e n t o , Presidentes de.la Dipiitación provincial y. del A y u n t a m i e n t o , Obispo de Madrid-Alcalá y D . Segismundo Moret y Prendcrgast. LA EXPOSICIÓN DE BELLAS ARTES. UPONGO, lector (y perdona si te calumnio), que, artista de profesión ó mero 1^: aficiüimdo como yo, eres hombre de ^ anclio criterio y de juicio desapasiona__ do. No temo que me desmientas; pero 'j^^^íj? si por inverosímil casualidad te reconoces '^•r^ cS^ falto de uno ú otro m é r i t o ; si te sientes ^ ^ arrastrado por antipatías personales ó embara^ y . zade por preocupaciones de escuela; si te encuentras con ánimo de hollar ]a razón y la justicia jurando por Rafael contra Velázquez ó por Velázquez contra Rafael, por Miguel Ángel contra Fidias ó por Fidias contra Miguel Ángel, por la Alhambra contra el Partenón ó por el Partenón contra la Alhambra; en suma, si no vienes resuelto á celebrar lo bueno donde lo halles y á reprobar lo malo donde te salte á la vista, vuelve la hoja y busca , en otra parte la satisfacción de tus caprichos ó la sanción de tus atropellos, porque ni yo he de colmar jamás Jas medidas de tu pasión, ni tú has de apreciar la sinceridad de mis opiniones," única prenda que á mis propios ojos las abona. 284 LA Harto sé que este humor no abunda en nuestro tiempo ni en nuestra tierra, donde hoy por hoy no faltan descendientes de aquel puntilloso caballero que se jactaba de haber tenido veinte duelos por sustentar la primacía del Ariosto sobre elTasso, sin conocer un solo verso del uno ni del otro. Aquí el hombre imparcial sólo consigue granjearse la enemistad de tirios y troyanos, y al fin viene á quedar en la airosa posición del que se sienta de golpe entre dos sillas. Tal es, sin embargo, mi modo de enjuiciar. Para mí, en materia de arte, todo es bueno—menos lo malo y lo mediano. Idealista ó realista, nacional ó extranjero, cada autor ocupa en mi estimación el puesto á que lo elevan sus buenas prendas conforme al número y á la calidad. Murillo no perdería un átomo de mi aprecio aunque hubiera pintado en el Congo ; Vanlóo no ganaría un quilate de mi estimación aunque hubiera nacido en el Campillo de Manuela; y por lo demás, ni la corrección del dibujo ni la magia del colorido me harán nunca poner á Poussin sobre Rubens, ni á Rubens sobre Miguel Ángel. Hecha esta sumaria profesión de fe, para que luego no te llames á engaño, entremos, si quieres, en el Palacio de la Exposición, dejando antes á la puerta toda receta académica y todo compromiso de amistad. A u n suponiendo (¡y Dios sabe si es suponer!) que los mil ciento sesenta y dos trabajos gráficos y plásticos reunidos en aquel espacioso local fueran otras tantas, maravillas del arte, el conjunto de tantas obras heterogéneas por su índole, por su asunto, por su ejecución, por su ILUSTRACIÓN D. PASCUAL COMANDANTE ESPAÑOLA Y CE R V E K A DEL ACORAZADO Y N.« XVII AMERICANA. TOPETE. «PELAYO». tono y por su forma, necesariamente había de producir al pronto una impresión confusa y desagradable. E l mármol y el bronce, el yeso y el barro modelados conforme al gusto de cada escuela y al capricho de cada escultor; aquí el gris perlino de un paisaje nebuloso, junto á los vivos matices de un Horero cargado de rosas y claveles; allí la tranquilidad de un interior sombrío, j u n t o al esplendor de un rayo de sol reíiejado en el agua ; en otra parte una figura risueña que sólo se ocupa en lucir la frescura de su cuerpo desnudo, junto á una escena de violencia y de sangre; todos los contrastes, en fin, de asunto, de composición, de dibujo, de color y de luz, reunidos por la casualidad y barajados por la inevitable precipitación de una instalación atropellada: eso es lo que se descubre en globo al recorrer por primera vez aquellas diez salas atestadas de estatuas y cuadros. No es, pues, milagro que la vista experimente en los primeros momentos una sensación semejante á la que sufre el oído cuando simultáneamente lo sorprenden en la calle un organillo destemplado estropeando un dúo de la S'inámbtda ^ una banda militar caminando al compás de la Marcha Turca, un ciego desentonando la jota, y á veces un camión cargado de barras de hierro ó de latas de petróleo vacías. De varias cosas excelentes puede muy bien hacerse una mixtura infernal. La primera hora es tremenda. Después, como al fin y al cabo es más fácil aislar con la vista un cuadro que con el oído una melodía, mediante un poco de paciencia y otro poco de buena voluntad, al cabo de unas cuantas horas y ^ « ISLA DE YAP ^ (CAROLINAS O C C I D E N T A L E S ) . - - V I S T A - . ^ . - : - D E LA BAHÍA DE TOMIL Y CAMPAMENTO DE «REINA REGENTE»,—UN MATRIMONIO INDÍGENA. RETRATO DHL PRIMER NIÑO INDÍGENA BAUTIZADO POR T.OS REVERENDOS PADRES CAPUCHINOS. LA M A N I F E S T A C I Ó N OBRERA EN BARCELONA. EL TEATRO DEL TÍVOLI, PUNTO DE HEUNÍÓN DE LOS MANIKE$TANTKá, KL 1.° DEL A C T U A L . ^ L A LA MANIFESTACIÓN FRENTE A LA CAPITANÍA GENERAL. — E L --. MAXIEESTACIÓN KN LA PLAZA DE ANTONIO LÓPEZ. GOBERNADOR CIVIL SALUDANDO Á LOS MANIFESTANTES DESDE EL BALCÓN PRINCIPAL DEL PALACIO. (De f o t o g r a f í a s de D . J u a n P u i g g a r í . ) 286 LÁ unos cuantos paseos, la criba del juicio va dejando pasar lo más menudo, y acaba por quedarse con las dos ó tres docenas de obras que por su importancia absoluta ó relativa merecen fijar, en bien ó en mal, la atención de la crítica, y pueden servir de jalones para señalar el camino y aun los extravíos del arte en el momento presente. Esa apreciación, sin embargo, estará expuesta siempre á graves errores si no se toman en cuenta otros datos complementarios. A nuestros concursos rara vez acuden los artistas ascendidos al generalato por la opinión del público. No hablemos de los decanos del arte, de los maestros de la generación actual, de los que nos trajeron las gallinas. Esos no entran en cuenta, como no sea para sancionar con su voto inapelable los triunfos de sus descendientes. Prescindamos de los que en plena actividad productora tienen su mercado en Londres, en París, en el mundo entero. Fortuny nunca envió un lienzo á nuestras Exposiciones oficiales: ¿para qué? Hoy Villegas, Raimundo Madrazo, Martín Rico—-algunos otros también —se hallan en el mismo caso. Entre los vivos de casa, Germán Hernández, Domínguez, Ferrant, Pradilla, Plasencia, por rara casualidad envían algo, y sus obras más granadas se han de buscar en Palacio, en el Congreso, en el Senado, en San Francisco el Grande, juntamente con las de Suñol y otros escultores de primera fila. Sala y Jiménez Aranda nos sorprenden este año agradablemente con su visita inesperada. Por último, Alvarez, desconocido para la gente que no peina canas, iba ya siéndolo también aun para los que veinticinco años ha celebrábamos las primicias de su talento. Hasta los laureados con primeras medallas en los certámenes anteriores brillan en éste por su ausencia o por !a nimiedad de sus envíos. Formular juicios generales con semejante falta de elementos, sería incurrir en la temeridad de quien pretendiera describir la fauna terrestre, sin más documento que la casa de fieras del Retiro con su tigre perniquebrado y sus cuatro buitres alicaídos. Líbreme Dios de rebajar el mérito de los expositores en general, ni las dotes sobresalientes que en muchos de ellos reconozco y aplaudo. Sólo quiero decir que las obras reunidas en el Palacio del Hipódromo no bastan para dar cabal idea del arte español en 1890. Aun así, bien puede decirse que, consideradas en globo, y salvando las diferencias de peso y magnitud, descubren las mismas tendencias que en mayor ó menor grado muestran las de casi todos los ausentes. Con honrosas excepciones, nuestros artistas, mejor dicho, nuestros pintores, dan excesiva preferencia á la ejecución sobre la concepción, al procedimiento sobre la idea, y, aun dentro de esa esfera limitada, todavía anteponen lo secundario á lo principal. Como esto no resultará claro para todos los lectores, perdónenme los peritos cuatro palabras de explicación. E n la producción de toda obra artística entran dos elementos: el genio y la habilidad. Si el hombre que concibe un pensamiento carece de medios para expresarlo, la obra, como suele decirse, se le quedará en el trascuero: la idea germinará y morirá en la mente que la concibió. E n todo autor, por grande que sea, hay dos hombres: un pensador y un ejecutante, un artista y un artesano. Por eso, hablando con propiedad, no todos los que manejan la brocha ó el cincel merecen nombre de artistas, por mucha maestría que luzca el uno en imitar las tintas y el otro en reproducir las formas del natural. Si, reduciéndose á copiar servilmente el modelo , no interpreta la naturaleza á su modo, no anima la obra infundiéndole su espíritu y marcándola con su sello personal, podrá ser excelente pintor ó escultor consumado, pero tendrá de artista lo que el fotógrafo que toma vistas para un álbum ó el modelador que con destino á un musco de ciencias vacia en cera ó en escayola detalles anatómicos ó accidentes teratológieos. Pues bien : con escasas excepciones , nuestros artistas {aun los que legítimamente merecen ese honroso dictado) suelen dar más importancia al procedimiento que á la idea en sus obras-—y en las ajenas. De treinta años acá, los conocimientos técnicos lian adelantado extraordinariamente entre nosotros. Kl último discípulo aprobado en la clase de colorido podría dar lecciones á Maella y á otros menos desdichados que Maella. Los que luego siguen trabajando privadamente bajo la dirección de buenos pintores, adquieren de día en día nuevos recursos de paleta. Sin salir de la Exposición, encontraremos discípulos de Casado, de Domínguez, de Plasencia y de otros, que hacen honor á sus maestros. Allí hay trozos de pintura magistralmente ejecutada por todos los procedimientos conocidos, desde los sóUdos empastes á la española, hasta las delicadas veladuras á la holandesa. El dibujo mismo, aunque menos medrado que el colorido, tiene sus representantes dignos de todo aplauso; en muchos cuadros es tolerable; en algu- ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y N.» XVII AMERICANA nos, bueno; en otros, aunque pocos, excelente. E n eso, como en todo, suele hallarse el filón donde menos se espera; y quizá en cuadros de asunto trivial, y aun de cortas dimensiones, hallaremos las figuras mejor plantadas, los grupos mejor compuestos, los movimientos mejor sorprendidos y los tipos mejor caracterizados. Pero, vuelvo á decirlo, estas últimas cualidades y otras de mayor importancia, son las nicnos abundantes en el actual concurso. De ellas pongo en primer término la elección del asunto y el plan general de la composición. Algo excelente hay en ese punto, pero i qué poco! En todo trabajo artístico (cuadro, estatua, edificio, partitura ó poema) ha de haber ante todo la claridad de pensamiento necesaria para que el público comprenda la intención del autor. Y para que el público comprenda la intención del artista, bueno es que el artista principie por tener alguna intención — fuera de la de end^adurnar lienzo ó amasar barro á tuertas ó á derechas. No pido yo al artista que me pinte aforismos políticos ni que me esculpa máximas morales. Lejos de eso, si hemos de entendernos, le exijo, ante todo y sobre lodo, que su intención sea esencialmente artística, ó, de otro modo, que sepa elegir un tema pictórico, si es pintor ; escultórico, si escultor ; arquitectónico, si arquitecto ; musical, si músico ; poético, si poeta. ¿Qué dogma teológico prueba la Virgen de la Silla? ¿Qué tesis filosófica desenvuelven las (ieórgicas? ¿Qué cuestión social plantea la Venus de Milo? ¿Qué problema científico resuelve la Sinfonía Pastoral de Beethoven? N o ; yo pido á cada arte lo que buenamente puede darme, sin salir de su circulo peculiar Si dentro de tales Hmites logra encerrar además un pensamiento político, moral o filosófico, eso será miel sobre hojuelas, y yo le daré un aplauso como artista y otro como pensador; si no, tan amigos como antes. Traspasar los linderos naturales de un arte, es dar en lo absurdo ; y pronto hemos de tropezar con algún talento de primer orden que, anegado en las dificultades de un asunto ultrapietórico, ha tenido en último extremo que pedir auxilio y tomar por colaborador al dorador del mareo. Eso debe ser lo que llaman <';salvarse en una tabla». La concepción general del tema lleva envuelta en sí la unidad de la composición. Esa unidad varía de importancia según la índole de cada asunto. Un paisaje con figuras puede contener varios grupos casi independientes, porque ahí la figura es lo aecesorio y el fondo lo principal. Una feria, una romería, un paseo público se hallan también en ese caso, aunque la figura recobre en ellos su importaiicia. Aun en las composiciones de mayor altura por su género y por su asunto, sobre todo si son ineramente representativas ó principalmente simbólicas, puede haber partes que no se eiicadenen entre sí con lazo indisoluble. Las Escuelas de Atenas, donde Rafael simbolizó la historia de la filosofía griega, ofrecen grupos que en rigor podrían constituir composiciones independientes. Sin embargo, aun teniendo en su abono ejemplo tan ilustre, ese método ofrecería graves inconvenientes, sobre todo si se aplicase á la pintura dramática, es decir, á la representación de una acción deternnnada. A medida que un orgainsmo es más perfecto, va siendo más intima la trabazón de sus elementos. Ciertos animales inferiores, en los cuales el sistema nervioso tiene la forma ganglionar, pueden dividirse en partes independientes que siguen viviendo después de separadas. E n los grados superiores de la escala zoológica nunca se da ese caso: la amputación produce la muerte de la parte amputada, y á veces la del organismo entero. Después de la unidad pongo como condición no menos necesaria en toda obra de arte U expresión del carácter peculiar á cada conjunto, á cada grupo y á cada figura. Ui\ batallón que rompe filas en el campo, se agrupa espontánea y libremente de muy distinta manera tiue una comunidad religiosa en la huerta del convento á las horas de solaz. Cuatro damas tomando té en un gabinete, nunca se confundirán por su agrupación ni por sus ademanes con cuatro lavanderas bebiendo pardillo en un ventorro del Manzanares ; y eso aunque, prescindiendo de todo accidente indumentario, las adornemos (imaginariamente, por supuesto) con el traje de nuestra madre común en los mejores días de su vida paradisiaca. Por último, sin salir de nuestra casa, ni de nuestro pueblo, ni siquiera de nuestra tarita de patentes, ¡de qué modo tan distinto se plantan el chalán que examina la boca de un jumento, y el sacaimielas ambulante que desguarnece la de un aguador! Sin embargo, la situacióii no puede ser más parecida. La expresión de los sentimientos y de las pasiones es otro punto esencial, aunque en realidad puede considerarse comprendido en el anterior : el sentimiento y la pasión no son, en efecto, otra cosa que el carácter funcionando con más ó menos violencia. Estas condiciones son esenciales en cualquiera obra de arte. Con todas ellas todavía puede un cuadro ser pictóricamente malo; pero sin ellas nunca será artísticamente bueno. La habilidad técnica es importante y hasta necesaria en todas las artes. Scribe, que como compositor dramático está cien codos por encima de Bretón, está otros ciento por bajo de él eomo escritor. E l que no tenga siquiera en grado regular unas y otras condiciones, nunca pasará déla segunda fila. Después que una obra reúna todas las condiciones expuestas, sólo se requiere otra (poca cosa): que produzca el sentimiento estético en el ánimo del espectador. Si lo produce, será excelente. «E si non, non.» A estos principios generales han de sujetarse mis juicios, ó más bien mis opiniones personales, que no intento dar por buenas, sino por mías. Yo soy un mero espectador que á ruego de un amigo (ó de varios) expone su parecer por escrito, como tantos otros de palabra. Y eso sin la ridicula pretensión de influir en el ánimo de los artistas, ni apartarlos de los derroteros por donde los llevan su temperamento, su educación y su interé,s siempre respetable. Al fin, el arte, como todo, es un producto de la naturaleza: el artista da su obra, como el árbol su fruto, y como yo mi opinión. Ni el árbol ni el artista son seres absolutos. E n relación directa ó indirecta con cuí,nto les rodea de cerca ó de lejos, sufren la influencia de todos los objetos circunstantes, y aun de todos los que les han precedido en la serie de los tiempos. La herencia, la educación, el clima, la sociedad, la naturaleza entera, imprimen su huella en el individuo. La obra de arte es la resultante de todas esas fuerzas, más la mente del autor, que también es una fuerza tan digna de consideración por lo menos eomo otra cualquiera. Esa influencia universal explica muy bien la variedad de escuelas, de géneros, de gustos, de procedimientos, de aciertos y desaciertos que sorprenden y ohiscan á quien por primera vez recorre las salas de la Exposición. Tal confusión responde punto por punto á la que hoy reina en todas las esferas de la actividad humana. E l conflicto de ideas y pasiones, de principios é intereses, de escuelas y partidos que agita al mundo, halla eco natural en las artes. En ellas, como en lo demás, todo se halla en tela de j uicio, todo en fermentación, todo en movimiento molecular. Esa masa fluida espera el molde que ha de darle forma. ¿Lo hallará? No cabe duda. ¿Cuándo? ¿cómo? ¡Dios lo sabe! Lo único indudable es que el arte futuro se ajustará al molde de la futura sociedad. Anunciar lafoima venidera de la saciedad y del arte, sobre temerario, es ajeno de este lugar. Bástenos observar y señalar las tendencias dominantes en las artes gráficas y plásticas entre los españoles de 1890. Para ello elijamos y estudiemos las obras más características del concurso. Hablar de todas, sería meter la mar en un pozo. FEDRIÍICO V,.\\ .ART. E E V I S T A MUSICAL. Sr. Dirciior de LA U.IÍSTRACIÓN- ESPA.'JOLA Y AMEI!IC.\N.\. ^^x I querido amigo: La .S'jclcdad de Conciertos^ que, como usted .sabe, tiene de antiguo sentados sus reales en el teatro del Príncipe All'onEO, y cuyas sesiones, ¡lucde decirse, acaban de terminar, anunció este año, en sus pror^^3* gramas, que celebraba sus bodas de plata, ó, ) ¡o que es lo mismo, el vigésimoquinto año de ~(^i su fundación. ,r. Supuesto el deber que tenía de dar cuenta de tales fiestas, ocurrióseme que al cumplirte no sería fuera de propósito hacer algo de historia (y perdóneme el galicismo de la frase); recordar los comienzos de la Sociedad dicha; contar á grandes rasgos sus gloriosas campañas, y mostrar, por ende, el gran servicio que con ellas había prestado al arte y á la cultura musical del pueblo madrilefio, Pero considerando que, bien mirado, se trata de hechos recientes y en la memoria de todos los que de estas cotas se ocupan, y que, á la postre, todo ello podría dar lugar á comparaciones, y estas es cosa averiguada que son siempre odiosas, desistí de mi intento y formé el propósito, que he de realizar en esta epístola, de concretarme al actual momento Inslórico, ó, dicho menos en culto, á los conciertos que, como llevo indicado, acaban de celebrarse, con gran aplauso de la ^feneralidad del público, y no poco contento de los artistas, por el resultado pecuniario que han debido obtener. Satisfecho ya e! gusto de los unos y las legítimas aspiraciones de los otros, paréceme que es ésta la ocasión de decir á usted con sinceridad y franqueza el juicio que de las dichas sesiones he formado; juicio (]ue, al paso que no puede daiíar de presente, sirva, tal vez, de saludable aviso para lo venidero, en la piadosa suposición de que sea tan atendido como es sincero y leal. Uno de los títulos que más honran y enaltecen los renombrados conciertos del Conservatorio de París es la atención preferente que en ellos se presta,á las obras mejores y más selectas de los grandes patriarcas de la música clásica, y el religioso respeto con que se ha conservado, desde Habeneck, la tradición en la manera de N." XVII LA ILUSTRACIÓN interpretarlas; y conocido es el libro que D e l d e v c z , actual director de dichos c o n c i e r t o s , ha dedicado á tal propósito, y en el cual muestra bien á las claras todo el exquisito cuidado que allí se pone para mostrar en toda su prístina pureza las dichas obras. Ese r e s p e t o , ese culto, digámoslo así, á tan inmortales creaciones del genio, debiera ser siempre el lin principal (entiéndase bien, no exclusivo) d e toda Sociedad de Conciertos clásicos, v 'o ha sido en tiempos d e la nuestra; p e r o , á decir v e r d a d , la pasada campaiía ha venido á confirmar los t e m o r e s q u e ya d e antes abrigaba, de que tan plausible como artístico objeto viene desnaturalizándose en la h u e s t e que acaudilla el maestro Bretón, y de que tal vez no ande yo del t o d o descaminado, al suponer en nuestros artistas sobrada p r e ferencia por las obras de autores contem¡)oráncos, á cuyo estudio se consagran, y por lo que á la música rigorosa y genuinamente clásica atafíe , un amor nada plausible á descansar á la sombra de los laureles a n t e riormente conquistados, con olvido del m o d o y m a n e r a como los alcanzaron. Esto supuesto, no debe usted e x t r a ñ a r q u e , en conciencia, no pudiera y o , á su t i e m p o , unir mi aplauso al de tantos otros, que más anchos d e manga que yo en la materia, encontraron buena y aceptable la i n t e r p r e t a ción dada en los conciertos de que vengo .hablando, ya al Scptim¡no,la Quinta Sinfonía, y las variaciones de la Sonata en Ja, de Beethoven; ya á la Sinfonía en jí>/menor (núm, 2 ) , la ovcrtura del J'lavio melifico, y el Andante del Cuarteto núm. xv, para instrumentos de cuerda, de Mozart; ya al Andante de la Sinfonía militar de Haydn; ya, en fin, á la CanzoncHa, d e Mcndeissohn, toda vez q u e , á pesar de mi buen d e s e o , no p u d e liallar en ellas aquella corrección y e s m e r o en el conjunto, y aquellos perfiles en los detalles, que solo con un conocimiento profundo del género y un constante y atento estudio es dable alcanzar. Omito hacer á usted la enumeración enfadosa, y que á nada conduciría, de las obras q u e , como los italianos, podríamos llamar de ripimo, y han llenado no escasa parte de los programas en las sesiones musicales de que le hablo, para decirle algo de lo n u e v a m e n t e oído en ellas; y á este propósito, forzoso es que repita una vez más lo que tantas veces tengo d i c h o , y es, que mi obtusa comprensión, que harto me duele t e n e r , hace n o me sea fácil formar cabal juicio d e una o b r a sin haberla estudiado, ó, por lo m e n o s , oído diferentes v e c e s ; y claro es que cuando aquello no ha s u c e d i d o , y éstas no han pasado de dos, como en las de más altos vuelos ha pasado, toda reserva mental que haga al comunicar mis impresiones es poca para lo que el caso m e r e c e y la reputación de critico imparcial, única á la que me creo con cierto d e r e c h o , exige. El preludio de la ópera Trixian ¿Isolda, de W a g n e r , satisfizo á los intransigentes partidarios d e este maestro. De mí sé decir á usted q u e me puso en un estado que no dejaba de tener semejanza con el del negro en el sermón, á pesar del exquisito cuidado q u e puse en oirle y de mi deseo de entenderle. Construido algo á 3a manera del de Lohcngi-hi, que usted c o n o c e , y que tan gráficamente describió Berlioz, difiere, y m u c h o , de él, en mi sentir, en su parte más esencial. T a n t o como este último es claro, de tonalidad bien definida y a b u n d a n t e en acordes perfectos, es aquél obscuro y embrollado. Un tema cromático, c o m p u e s t o de cuatro notas y acompañado de disonancias, que á veces torturan el oído, he aquí lo que le constituye; y p o r cierto que si, como dice una escritora apasionada de W a g n e r , tales disonancias las puso éste para «dar idea de un t o r m e n t o que nunca acaba, de una dicha que confina con el suplicio, y de un amor que toca á los límites del odio», á. fe mía que el Júpiter d e Bayreuth lo consiguió con creces, por lo menos en lo que al t o r m e n t o , no d e los personajes del d r a m a , sino d e los oyentes, hace referencia. No he de repetir á usted lo que no ha m u c h o tiempo escribí de los pseudo-imitadores del dicho maestro; p e r o conviene, sí, que se ¡o traiga á la m e m o r i a , toda vez que tengo ahora que registrar un lastimoso y desdichado ejemplo de á lo que conduce la exageración d e las doctrinas y principios que aquéllos miran como la buena nueva que ha de salvar el arte de los malos pasos en q u e , según los mismos, anda metido. H a b l a n d o Elorimo, en un curioso opúsculo q u e ya en o t r a ocasión h e citado, de la música vvagneriana, d i c e : « L a s ó p e r a s de W a g n e r quedarán como el catecismo del a r t e alemán del porvenir; pero el que osare seguirle en su v u e l o , c o r r e r á grave peligro de tener la misma s u e r t e que Tearo. » Tal ha sucedido seguramente con el compositor galaico V. de Indy, del que los críticos de allende el Pirineo alababan, arios ha, una comedia musical, AUcndcz-moi sU>' l'orme, y un poema, musical t a m b i é n , Le Chanl de ¡a clocke, basado en la conocida poesía de Schiller, y d e quien sólo nos ha sido dado conocer el triste e n g e n d r o d é l a Trilogía sobre el Wailenstein, del mismo poeta, en mal hora escogida por nuestra Sociedad d e Conciertos, y con harto dolor, á juzgar por las m u e s t r a s , interpretado por la misma. La obra de arte, ha dicho T o n n e l l é , d e b e ser como una lámpara de alabastro, cuya materia es purajy bella. La ¡dea de la belleza brilla d e n t r o é ilumina la forma. E s necesario — añade — que esta forma esté bien trabajada, y no haya en ella un relieve, un punto solo q u e q u e d e en la sombra ó ponga obstáculo á la luz; y necesario es también que ¡a materia sea t r a n s p a r e n t e y deje pasar por todas partes y difundirse á través de su sustancia el vivo rayo de la llama divina que arde en su interior. La negación más absoluta de esta bellísima definición de una obra artística, de! malogrado escritor francés, es la Trilogía de que hablo á usted. Obscura y abstrusa en su fondo, como le he d i c h o , es revesada é intrincada en la forma, y ni en su conjunto ni en sus ESPAÑOLA Y AMERICANA. 287 detalles v e s e , por ningún l a d o , centellear la chispa del culpa ha de t e n e r el tono narrativo dei libretto), por el genio, Paso por alto el decir á usted c u a n t o ha querido vigor con que están escritas y el a c e n t o dramático q u e describir y pintar índy en la dicha o b r a , y omito apunla musa del compositor ha p r e s t a d o á algunas d e ellas; tar siquiera las observaciones que á este propósito se lo que quiero decir á usted es que el conjunto resulta á me o c u r r e n ; baste decirle q u e , conforme con la opinión mis ojos desigual, toda vez que la inspiración del maesd e un escritor, ducho en esta clase de asuntos, creo, tro Bretón no se mantiene siempre á la misma altura, y como él, q u e «la belleza indefinible, abstracta y casi en ocasiones decae sensiblemente. Así, al lado d e la s o b r e h u m a n a de la sinfonía p u r a , nada gana queriendo severa Introducción, no desprovista d e cierta grandioagregarla las bellezas de otro o r d e n y especie de un sidad, con (jue el Oratorio comienza; de u n a fuga, de programa literario, sea cual fuere.» Esto sentado, le añacarácter genuinamente clásico y de gran efecto, y de diré t a n sólo, para concluir e s t e capítulo, que silo q u e la un coro que á luego s i g u e , y es el trozo d e más s a b o r m o d e r n a escuela, de que es por las muestras fiel a d e p t o religioso de toda la o b r a , y 'con el cual termina la priIndy, considera como música la negación absoluta de la mera parte de ésta; de las arias de contralto, tenor y melodía, el q u e b r a n t a m i e n t o premeditado y alevoso d e bajo, en la segunda, impregnada de sentimiento la prilas reglas armónicas más fundamentales y el más commera , de bastante belleza la o t r a , y llena de fuego la terpleto aquelarre i n s t r u m e n t a l , e n t o n c e s la l'rilogia es c e r a , así como el vigoroso preludio que la p r e c e d e , los una obra m a e s t r a ; de lo contrario, sólo p u e d e tenérsela demás números de la voluminosa y complicada partitura como una lamentable equivocación que únicamente se del Sr, Bretón acusan más riqueza de detalles que origic o m p r e n d e fuera acogida con algunos, no muchos ni nalidad y sana inspiración en las ideas; más a c e n t o dramuy entusiastas, aplausos, r e c o r d a n d o la cruel é inmático que aquel otro inspirado por una fe viva y ardienjusta frase de Berlioz r e s p e c t o de una obra de W a g n e r ; te, y más lujo excesivo de instrumentación y de sonoridad •s Aplauden al sentir que ha cesado el dolor que p r o d u c e que unción religiosa y aquel misticismo que apoderánel oiría." dose del o y e n t e infunde un santo t e m o r en su corazón, ó derrama sobre su alma suavísimo bálsamo que le conPaso por alto un Intermedio scherzoso, de Reinhold, suela en sus tristezas ó alienta sus e s p e r a n z a s , cualidapara decir á usted cuatro palabras sobre la Sinfonía en des éstas que deben ser la nota característica en comwí/ bemol, del maestro B r e t ó n , q u i e n , con buen a c u e r d o , posiciones del género de las de que ahora hablo á usya se cuidó de advertir en los p r o g r a m a s que dicha ted. Así y todo, el trabajo del Sr. Bretón es importante, obra era uno de los envíos que hizo como pensionado y el público ha r e c o m p e n s a d o sus afanes aplaudiéndoen R o m a , así como el que en ella siguió, cuanto le fué dable, los inmortales modelos de! arte alemán, o b e d e - selo. ciendo , al h a c e r l o , á lo que prescribe el Reglamento de Cierra, por último, y por o r d e n cronológico, el catála Academia de Bellas Artes que allí tenemos. Dicho se logo de las obras oídas por vez primera en los conciere s t á , por t a n t o , que hubo que considerar la Sinfonía, tos cuyo relato estoy haciendo, c! Orcsíes, p o e m a sinfómás como la obra de un discípulo estudioso, que como nico del .Sr. Manrique de L a r a , á quien sólo conocíamos el trabajo d e u n maestro aleccionado ya p o r la práctica c o m o entendido critico y escritor c o r r e c t o y elegante. y avezado á estas ó parecidas lides; y en este supuesto, Sal">ido me tenía yo d e hace tiempo que el Sr. L a r a e r a c r e ó m e yo que con ella la reputación de que goza el wagnerista hasta la medula de los h u e s o s , y si alguna maestro Bretón no se habrá a m e n g u a d o ciertamente, duda me quedara, se hubiera desvanecido una vez oído j)ero t a m p o c o a u m e n t a d o muchos quilates de valor. su p o e m a , que si me viera obligado á definir, diría que era la profesión de fe más incondicional y absoluta d e L a s Sinfonías de B e e t h o v e n , q u e , á no d u d a r , han cuanto cree y confiesa la escuela cuya Meca está en sido el modelo que más principalmente ha tenido á la vista el maestro B r e t ó n , t i e n e n , como uno de sus signos Bayreuth, más característicos, el p r e s e n t a r , en cada uno de los R é s t a m e ahora tan sólo hablar á usted de tres artistas tiempos de que c o n s t a n , u n a ó dos melodías, claras, que han hecho gala de sus talentos como pianistas; dos puras y bien definidas, cuyos fragmentos van formando de ellos en el t e a t r o del Principe Alfonso, y una en el después otros tantos diseños que se amplifican y desen- Ateneo de Madrid. vuelven con maestría incomparable. <-Todo, dice ElPoco diré á u s t e d , p u e s s o b r a d o t e n g o escrito s o b r e w a r t , en su conocido libro sobre los Conciertos del Con- el particular, del Sr, T r a g ó , que en dos de los concierservatorio de Música de París, toma forma en manos de tos, y con más fortuna y acierto en el segundo que en B e e t h o v e n , vive, se mueve y palpita. L a melodía viviel p r i m e r o , hizo gala del admirable mecanismo que fica c o n s t a n t e m e n t e el estilo del gran maestro; es un posee y de todo cuanto atañe á lo que un crítico d e tejido sin solución de continuidad, b o r d a d o por todas allende el Pirineo llama la gimnástica del p i a n o , cuyos las voces d e la orquesta.» Y ésta es precisamente, recursos y resortes conoce bien á fondo. amigo mío, la p a r t e flaca de la obra de que hablo, en El Sr. Bufaleti, que después se ha dado á conocer, que al estudio atento de las sinfonías del arte clásico, y discípulo de Constantino Balumbo , uno de los más afaal deseo de imitarlas, de que en ella se da clara muesmados maestros de la escuela napolitana, n o p e r t e n e c e t r a , no r e s p o n d e n la belleza y originalidad d e las ideas a l a generación de pianistas, harto en boga en estos melódicas, ni el lógico encadenamiento de ellas, ni el t i e m p o s , que, sacrificándolo t o d o a u n a corrección estodo armónico que debiera resultar, y t a n t o se admira merada é i r r e p r o c h a b l e , olvidan de todo punto la e x en las que escribieron los grandes genios del arte presión y el sentimiento, cuya p i n t u r a , decía S c u d o , es alemán. el v e r d a d e r o destino del arte. En ellos, según afirma Mayor y más a r d u a e m p r e s a se p r o p u s o allí mismo, un escritor entendido en estas m a t e r i a s , «la ejecución en R o m a , el Sr. Bretón, al q u e r e r p o n e r en música, con- se ha hecho de tal manera a s o m b r o s a , que no se concibe virtiéndolo en O r a t o r i o , n a d a menos que el Apocalipsis, cómo pueda llevarse más allá la estéril habilidad d e !os del evangelista San Juan, Desde que este género de tours de/orce; p e r o al propio tiempo la música en sus música tuvo su origen ( d e b i d o , como usted s a b e , á San manos ha perdido en delicadeza y suavidad todo lo que Felipe Neri y á nuestro compatriota el cantor de la Ca- ha ganado en vigor, y no p a r e c e sino que todo un lado pilla Sixtina Francisco Soto de L a n g a ) , y cuyos p r i m e de nuestra alma se ha hecho impenetrable»; p u d i e n d o ros esbozos se debieron á Animueci y Palestrina, amigos decirse de tales pianistas lo que d e Liszt, c u a n d o se hadel S a n t o , la historia registra gran n ú m e r o de producllaba en el apogeo de su fama, escribía un crítico musiciones notables, debidas á los más afamados maestros. cal: « T i e n e vigor, agilidad y limpieza incomparables; L a Pasión de Nuestro Señor Jesticrish ha sido asunto en posee t o d a s las cualidades que atañen á, la práctica del que se han inspirado no p o c o s , y aun hoy mismo es ob- p i a n o ; asombra, a t u r d e , desvanece y hace estremecerse jeto d e constante y unánime admiración y estudio la al o y e n t e , pero jamás c o n m u e v e : no se busque en él que escribió el gran Sebastián Bach; Njc y t\ Diluvio sensibilidad ni encanto.» han sido cantados por R u g e n h a g e n , Assma rer, Preyer En bien suyo, el Sr. Bufaleti n o es d e esta casta, y y S c h n e i d e r ; c o n ó c e n s e , y figuran como i r o d e l o s , la sobre todo en el scherzo del Concierto d e Litolff, de Creación^ las Kstaciones, de W.^^<\\\; i¿\. Mesías, ludas ritmo picante y original, y que dijo de admirable maMacabeo, Aialia, Saitsón y las Fiestas de Alejandro, de n e r a , o b t e n i e n d o del piano timlires especiales y caracFI(cndel; el Sacrificio de Ahraham, de Cimarosa; el Juiterísticos, mostró poseer, al par de un e x c e l e n t e mecacio final, d e Salieri; Cristo en el Monte de los Olivos, de nismo y profundo estudio y conocimiento en el manejo Beethoven; el Paulns y el Elias, d e Mendeissohn, y La de los pedales, alma de artista que siente lo que exInfancia de Crisio, de Berlioz; y en nuestros mismos días, presa y sal)G comunicar ese mismo sentimiento á sus G o u n o d , Saint-Saéns y Massenet han cultivado el misoyentes. A ser imparcial, diré á u s t e d q u e en la Sonata mo difícil g é n e r o , con mayor ó menor inspiración y en dj -in-ciior sostenida, de Beethoven ( q u e con la antes fortuna. dicha son las dos únicas oliras en que le he oído), mi entusiasmo decayó, r e c o r d a n d o sobre todo la incompaL a sola enumeración d e estos o r a t o r i o s , los más norable manera como la decía el gran i n t é r p r e t e de la mútables que se c o n o c e n , habrá h e c h o observar á usted sica de piano de aquel gran m a e s t r o , el inolvidable que en ninguno de ellos se ha abarcado cuadro tan Guclvenzu, el único q u e , á mi juicio, ha sabido entre grande y de tantas variadas tintas, como las sublimes y á veces t r e m e n d a s revelaciones del evangelista de Pat- nosotros hacer resaltar más y mejor las bellezas sin c u e n t o que la dicha obra encierra, m o s , bien que á ninguno también de los que las escribieron se les ocurriera, bien que si por su m e n t e cruzó P e r o en esas cualidades q u e , repito, constituyen al la idea de hacerlo, se detuviesen ante la magnitud del v e r d a d e r o artista, ha mostrado dar quince y raya á toa s u n t o , la inmensa dificultad d e pintarlo con toda la dos la joven argentina María Luisa G u e r r a , cuya aparimagnificencia que r e q u e r í a , y el t e m o r de que su musa ción en el A t e n e o de Madrid ha sido para m u c h o s , entuviera á todo momento el a c e n t o s i e m p r e sublime, y á tre los cuales me cuento, le revelación de un v e r d a d e r o v e c e s terrible, que era necesario, Al Sr. Bretón no le genio del piano. han a r r e d r a d o estos escollos, y si por un lado es de eloNi mi buen d e s e o , ni la b o n d a d o s a solicitud de un giar el ánimo vigoroso y la firmeza de voluntad que suamigo, lian sido bastantes para adquirir los detalles biopone el e m p r e n d e r y llevar á cabo o b r a tan magna, por gráficos que yo liubiera d e s e a d o , para comunicar á usotro hace c r e e r , una vez o í d a , q u e circunscrito el t e d , de la vida artística de la Srta. Guerra. R e s p e t a n d o compositor á más estrechos límites, buscando asunto las causas del laconismo g u a r d a d o al efecto, t e n g o que más sencillo en el rico y siempre poético arsenal de la limitarme á decirle que tan sólo sé q u e dicha joven, la religión, su trabajo, al par que m e n o s a r d u o , hubiera cual sólo cuenta diez y seis años de e d a d , vio !a luz prisido más igual, y más feliz también. mera en Gualeguaychú (República A r g e n t i n a ) ; estudió el piano en Milán con L. Fumagalli, y luego en B a r c e No vaya usted á c r e e r por esto que yo niegue al lona con el profesor Sr, Vidiclla; recibió en esta última Apocalipsis el mérito y la importancia que en realidad ciudad lecciones d e armonía y composición del señor t e n g a , musicalmente considerado, p u e s que de la parte Rodríguez Alcántara, enseñanza que continuó después literaria hago caso omiso, ni á n e g a r mi sincero aplauso aquí bajo la dirección del m a e s t r o d e n u e s t r a Escuela á varias de sus páginas, más que por la originalidad de Nacional de Música Sr. Arín; y, p o r último, que es socia las ideas que encierran (y en lo cual no poca parte de BELLAS ARTES. EN EL M U E L L E DIBUJO ORIGINAL, DE D. TOI\lÁS CAMPÜZANO, DE PRESBNTADO KN GIJON. LA «EXPOSICIÓN" DE BLANCO Y NEGRO». iir;: SALÓN» «RIÑA DE CODORNICES» • jT • ' . CUADRO DE PARiS (COSTUMBRES DE M. DE DE 1890, LA ROCHEGROSSE. ANTIGUA ROMA). 290 LA I L U S T R A C I Ó N honoraria de la Asociación Musical Barcelonesa, y el A t e n e o de la Ciudad Condal la adjudicó una medalla d e oro en debido tributo d e admiración á su gran talento. Por lo que á éste liacc, así como al valer artístico de la Srta. G u e r r a , ya cabe ser, como usted p u e d e supon e r , más explícitos. R e c u e r d o que no ha muchos años tuve ocasión de oir, con breve intervalo de t i e m p o , e! Vals-capridw de Rubinstein, á este coloso dci piano y á Planté. No es fácil describir á usted la corrección, nitidez y escrupulosa e x a c t i t u d con que este último le int e r p r e t ó ; al paso que el autor de la obra se permitió ciertos lujos y libertades en ella como quien de io suyo disponía. Y sin e m b a r g o , ¡qué inmensa diferencia entre u n o y o t r o ! ¡qué p o r t e n t o s a grandeza, qué clarísima manifestación del genio hasta en los mismos errores y equivocaciones de Rubinstein! ¡cuan diferente la impresión que uno y otro me causaron! Digo á usted e s t o , p o r q u e es posible (aun cuando !e declaro que esto no pasa de una mera suposición, pues n a d a ha llcaa-do á mis oídos) que aquellos que sólo se fijan en ciertos tiquis-miquis del oñcio, hayan podido r e p r o c h a r en la Srta. Guerra algunas incorrecciones ó algún descuido en el uso de los p e d a l e s , como pudiera hacerlo de una obra poética, mirándola tan sólo bajo el aspecto d e su sintaxis ó de su prosodia, tal cual ingenio ayuno de toda inspiración; p e r o aparte de lo más ó menos pecúla minuta, que ello pudiera ser, én cambio ¡cómo brilla en ella aquella luz que ilumina y vivifica el artista! ¡ q u é m a n e r a tan admirable de sentir la música, y de a t r a e r , conmover y subyugar al oyente por modos y medios que no se adquieren con el estudio frío, const a n t e y c o n c i e n z u d o , sino que son un v e r d a d e r o don del cielo! ¡qué m a n e r a tan delicada y elegante de tocar el p i a n o ! ¡qué sonoridad tan dulce y tan armoniosa arranca de é s t e ! y en fin, ¡qué modo tan v e r d a d e r a m e n t e maravilloso de i n t e r p r e t a r la música de Heller y la d e Raff la noche que tuve el placer d e oiría! No sé quién ha dicho que no se p u e d e ser grande artista sin t e n e r un amor sublime. ILse amor lo siente la Srta. Guerra hacia la música; así se la ve que al ponerse al piano y al comenzar á r e c o r r e r las manos sobre el teclado, su fisonomía cambia, t o m a n d o una expresión indefinible de muda contemplación hacia la obra que int e r p r e t a ; y absorta por sus bellezas, abstraída de todo c u a n t o la r o d e a , vésela consagrar su alma e n t e r a al divino a r t e , objeto de sus ensueños y la pasión á que consagra su vida. L a Srta. Guerra ha t o r n a d o á su país, p e r o p r o m e t i e n d o volver a q u í , d o n d e su genio y su talento han sido tan apreciados y ensalzados. ¡Que tan halagüeña promesa se realice! D e usted siempre afectísimo amigo, J. M. EsrERAXz.\ Y SOLA, EL V I A J E R O . — ( Q u é lugar es este? •—^El Alando. ¿Deseáis algo? —Sí, quería D e s p a c h a r mi mercancía. ^ - ¿ Q u é traéis? — Amor profundo, y sobre t o d o , poesía. T a m b i é n traigo una fe h o n r a d a . P u n d o n o r de caballero, Dignidad nunca humillada — A otro punto , buen viajero , Que eso aquí no vale nada. — ¿Habrá tren? ^Constantemente ¡Mirad! Ahora ha subido En él un montón de gente. —Decís bien, ya veo enfrente El despacho concurrido. — ¿Queréis? —Viajar descansado. — ; U n sleep/'jig? •—Eso a n h e l o ; Y p u e s vengo e q u i v o c a d o . D a d m e v o s , negro e m p l e a d o , Un billete para el Cielo. JUAN TOMÁS SALVANY. NOCTURNO. Como globos de luz en e! espacio Escalaban luceros infinitos El cielo azul, d o n d e la blanca luna L a n z a b a sus fulgores cristalinos, Y era rosa de nieve q u e s e abría R a s g a n d o las tinieblas del vacío. Las auras preludiaban su armonía , El mar cantaba sus gigantes himnos, Y los v e r d e s c i p r e s e s que velaban Junto á las p u e r t a s del feudal castillo Inclinaban sus copas dulcemente R e m e d a n d o c a n t a r e s y suspiros. Juntos ios dos, t u s manos en mis m a n o s , T u s ojos abrazados con ios míos , Oyendo de los m a r e s y los vientos E c o s sonoros y armoniosos ritmos, E n mundo de ilusiones naufragamos, E n nubes de pasión nos envolvimos Y en tus labios d e r o s a blandamente Un dulce b e s o se q u e d ó dormido. NARCISO DÍAZ DE ESCOVAR. ESPAÑOLA Y AMERICANA. EN MARRUECOS. < RTDCTJETÍ130S POR FIERRE TfTS. "V" I ^I*L .T Ji:) LOTI, (Continuación.) otros recintos fortificados c o m p l e t a m e n t e en ruinas, de una infinita desolación, part e n de estas antiguas murallas, se ramific a n , prolongan la ciudad en la campiña d e s i e r t a , concluyendo luego p o r confundirse con las r o c a s , los desprendimientos le t i e r r a , los h o y o s , con t o d o el caos de este viejísimo sucio, movido y removido por csjiatantos siglos. El tiempo ha cubierto estas de liqúenes de un amarillo brillante, que resaltan sobre el gris obscuro de las piedras como manchas d o r a d a s , y el conjunto, bajo el azul intenso del cielo, es de un tono caliente, con golpes de brocado. En la parte e n t e r a m e n t e ruinosa de los recintos amurallados secundarios que no sirven ya para nada, se ven todavía puertas de gallardas líneas como todas las puertas á r a b e s , y r o d e a d a s de mosaicos, visibles aún entre las manchas amarillentas de los liqúenes: estas ¡tuertas dan acceso á unas ¡Tilazas solitarias y tristes, d o n d e no hay más que hierba y cigarras. En tanto que doy la vuelta á los derruidos bastiones, me veo forzado á d e t e n e r m e ante una de las cosas más deliciosas de la arquitectura á r a b e que se han ofrecido á mi vista desde (¡ue estoy en Marruecos: es una p u e r t a admirable que eleva su solitaria ojiva en el centro d e un trozo de muralión ruinoso que mide cien metros. Al lado, una centenaria palmera eleva en los aires su delgado tronco Un poco más lejos, se divisa el c a m p a m e n t o del Sultán, cuyas tiendas fingen en la campiíía grupos de cosas blancas, en medio de tierras rojizas y de lontananzas azules. Dicese que cuando esté c o m p l e t o , c o n t e n d r á treinta mil h o m b r e s . En el centro está la tienda del Kalifa, alta é inmensa, no viéndose de ella más que el muro de lienzo llamado en á r a b e larabtcli., que sirve para ocultarla á las miradas indiscretas, p u e s aun en campaira, la morada del Kalifa d e b e p e r m a n e c e r oculta. D e t r á s d e esta especie de r e cinto exterior que r o d e a la tienda del Sultán, me dicen que hay casi una p e q u e ñ a polilación; pues además del alojamiento del s o b e r a n o y sus d e p e n d e n c i a s , existe también en él el de su hijo favorito, cl p e q u e ñ o AbdulAziz, y tos de varias damas del h a r é n , designadas p a r a formar parte del viaje. Tan luego c o m o la tienda de campaña del Sultán es sacada dei palacio (seiial de que Mulcy-IIassan p r e p a r a una expedición militar), la noticia se propaga por t o d o el Imperio, por medio de las caravanas que pasan inces a n t e m e n t e por E e z , y sobre t o d o , por los p e a t o n e s que llevan las cartas y las noticias, haciendo cl oficio de correos. T o d a s las tribus son puestas al corriente d e que ei Sultán se apresta á la guerra, y los rebeldes, á su vez, se p r e p a r a n á la resistencia. Sabido es q u e , por lo general, el Sultán vive seis m e ses del año bajo su t i e n d a , nómada p o r n a t u r a l e z a y por inclinación c o m o sus antepasados de la Arabia, guer r e a n d o sin cesar en su propio Imperio c o n t r a las tribus levantiscas, q u e todas le r e c o n o c e n como Kalifa en el o r d e n religioso, p e r o no siempre como soberano. Algunas d e ellas, c o m o , p o r ejemplo, los Zemur y las t u r b a s que pueblan el Riff, no se le han sometido nunca oficiai mente, Esta vez dícese que el Sultán t a r d a r á mucho tiempo en regresar á Fez. E n el intervalo de sus combates y d e SUS-recolecciones d e cabezas, descansará en sus otras dos capitales, Mequincz y Marruecos, d o n d e posee, como aquí, pahicios y jardines im¡3enetral3les. Esta presunción se funda en q u e , hace una semana, el resto d e las mujeres del harén que no han d e formar parte del tren imperial de viaje, han sido enviadas á Mequinez N » XVII A u n q u e el objeto principal de mi excursión de hoy era visitar el barrio de los judíos y c o m p r a r en él algunos ol^jetos, no p u e d o resistir al deseo que me acomete de dar un último pasco por la m o n t a ñ a que domina á Eez el viejo. Mi calsallo escala a t r e v i d a m e n t e los p e q u e ñ o s senderos de r o c a s , ¡:)or lo que sulsimos muy de prisa, respirando una brisa más viva y más fresca, que pasa sobre tapices de fiores. D e distancia en distancia se ven árboles en los repliegues del t e r r e n o , y en los vallecitos hay grupos de olivos, á cuya sombra los pastores entonan cantilenas dedicadas á sus cabras. Sobre t o d o , hay por todas partes tumbas antiquísimas, medio ocultas por las altas hierbas y los aloes. No faltan t a m p o c o « kubas», ó sean sepulturas de santos, ruinas v e n e r a n d a s cuyos eslícltos pórticos dan abrigo á millares de pájaros. También se ve allí im kiosco histórico, que fué edificado por un Sultán de otros tiem¡ios, que pagó su capriclio con su t r o n o ; p u e s las gentes de F e z , inclinadas á la rebelión, no quisieron tolerar que el Sultán pudiera ver, desde aquella altura, á todas las mujeres de la ciudad, cuando subían por las t a r d e s á pasearse por las azoteas. T o d a s éstas, en efecto, se distinguen desde aquí, vacías y solitarias á esta hora de sol abrasador. L a vista domina en toda su extensión la ciudad s a n t a , sus largas líneas de muros d e c r é p i t o s , sus bastiones, sus almenas, sus minaretes y sus escasas yjalmeras. Dos ó tres grupos d e asnos y camellos que se encaminan hacia no sé que comarca del Sud, son los únicos seres vivientes que animan sus solitarios alrededores. Una luz intensísima cae en inmensas oleadas sobre el ¡naisaje, viéndose solamente algunas nubéculas blancas perdidas á largas distancias en el azul sin fin del cielo. Y ningún rumor sul^c de la ciudad, sumergida en la misma inmovilidad soñolienta de siempre Me voy decididamente al barrio de los judíos, en demanda de los viejos tapices y de las antiguas armas. Como sucedía en nuestra E u r o p a de la E d a d Media, son los judíos los que acaparan no solamente el oro y las fortunas, sino también las p e d r e r í a s , fas joyas antiguas en sus artísticos cofres, y todas las mil preciosidades que los visires y los kaids, llenos de d e u d a s , han concluido por abandonar entre sus manos. A pesar de su riqueza, hacen e x t e r i o r m e n t e alarde de miseria: desdeñados por los á r a b e s , más todavía que ¡sor los cristianos, viven e n c e r r a d o s en su barrio olsscuro y estrec h o , siemjsre temerosos por sus intereses y por su vida. Habiendo descendido de la luminosa montaña donde tantos santos y derviches d u e r m e n el sueno eterno bajo las fiores, costeo largo tiem¡30 los muros asombrosam e n t e viejos de Fez el micvo, por unos senderos floridos, s o m b r e a d o s por las m o r e r a s , donde hay arroyos claros en cuyos lechos c r e c e n juncos, lirios y grandes convólvulos blancos. L a s murallas del barrio judio son tan altas y tan almenadas como las de los barrios á r a b e s , y sus puertas ojivales tan grandes como las de éstos, con las mismas hojas pesadísimas y forradas de hierro. T o d a s las noc h e s , bien t e m p r a n o , se cierran las tales p u e r t a s , y unos guardianes israelitas, de centinela en los alfeizar e s , impiden el paso á t o d o sujeto s o s p e c h o s o : se ve que viven en un p e r p e t u o t e m o r de sus vecinos, ya sean árabes ó b e r e b e r e s . Delante de la entrada del barrio de que me ocupo, los árabes han instalado, como galantería hacia los judíos, el principal depósito de animales m u e r t o s ; por consiguiente, para llegar á él, hay que a t r a v e s a r por entre montones de cadáveres de caballos y p e r r o s , que se yjudren tranquilamente al sol, exhalando un olor sin n o m b r e . Los judíos no tienen d e r e c h o á quitar de allí aquella hedionda p o d r e d u m b r e , que p r o p o r c i o n a , por las n o c h e s , opíparo f e s t i n a los chacales. T a m p o c o se les da el d e r e c h o de p o d e r limpiar sus calles de basura, por lo q u e , durante meses y m e s e s , se van amontonando en ellas los h u e s o s , los despojos de legumbres y hortalizas, y toda la basura d e las casas, hasta que á un kaid á r a b e le place hacerlas limpiar, mediante una considerable suma d e dinero. E n este b a r r i o , húmedo y obscuro , hay hedores p e r m a n e n t e s especiales, y los rostros de sus habitantes reflejan bien á las claras las detestables condiciones higiénicas en que viven. Dos ó tres individuos, a¡30stados á la entrada del barrio, me miran llegar con la curiosidad evidente de N* XVli LA I L U S T R A C I Ó N cuá! será el objeto de mi visita, fijando en mí sus ojos ladinos y codiciosos, como gentes que hucleri algún negocio en perspectiva. A p o c o , veo que van acudiendo otros sujetos de fisonomía larga y e s t r e c h a , con narices delgadas que no tienen fin, y cabellos largos y grasicntos que les caen en tirabuzones sobre las sucias túnicas negras, pegadas á los hombros puntiagudos Vayan al diablo las preciosas telas y las armas antiguas: yo no puedo resolverme á pasar mi tiempo en licdiondos tugurios enmohecidos, rodeado de seres tan feos, una víspera de partida, una tarde tan h e r m o s a , ¡mi última tarde de F e z ! cuando el sol dora tan radiosamente las tranquilidades d e la vieja ciudad musulmana Vuelvo bridas, sin traspasar la p u e r t a del barrio judío, y me encamino del lado del palacio del Sultán, adonde llegaré á la hora en que todos los grandes personajes vestidos de blanco salen de la audiencia de la tarde p a r a regresar á sus moradas en Fcz-Bali, y me, será dado contemplar una vez más este desfile de figuras de otra edad, en la admirable decoración d e las espaciosas plazuelas amuralladas y de las grandes ruinas. Heme aquí de nuevo en las inmediaciones del palacio. He aquí los antiguos muros, erguidos, salvajes Í5 idénticos todos entre sí. H e aquí la serie de patios lúgubres, que son grandes y vacíos como campos de maniobras, y parecen casi estrechos en fuerza de ser elevadas las murallas que los circundan, en términos que , para t e n e r el sentimiento e x a c t o de sus dimensiones, es preciso fijarse en lo pequeños que p a r e c e n los h o m b r e s que pasan. El sol declina ya cuando llegamos mi guardián y yo al primero de estos recintos amurallados, que comienza á invadir la sombra. Los altos murallones sombríos h a c e n disminuir la luz súbitamente, como unas inmensas pantallas de aspecto amenazador y c r u e l , con sus filas de agudas almenas. En el centro de la muralla del fondo, la gran ojiva que da paso á los recintos interiores se abre flanqueada por sus cuatro torres c u a d r a d a s , imponentes como los restos que se conservan en E u r o p a de las fortalezas de la E d a d Media. El suelo de este inmenso patio, plaza de a r m a s , ó como quiera llamársele, está sembrado de guijarros, d e mil cosas r o t a s , d e osamentas de perros: dos ó tres camellos se pasean en busca de la escasa liicrba, y, perdido en un rincón, hay un pequeño campamento de tiendas blancas, que p a r e c e una aldehuela de p i g m e o s , al pie de los terribles murallones almenados. T r e s jjersonajes envueltos en F>US albornoces, que desembocan de la obscuridad d e la gran puerta, resultan de aspecto liliputiense en aquel espacio tan grande. No faltan en el aire las inevitables cigüeñas, ni en los salientes d e los muros los millares d e pájaros negros apretados en racimos, tocándose todos, empujándose todos, subiéndose los unos encima de los otros, formando manchas movientes como esas capas espesas de moscas q u e en el verano c u b r e n las cosas inmundas. Y mientras me d e t e n g o á contemplar a q u e llos montones de p e q u e ñ a s alas y p e q u e ñ a s u ñ a s , se acercan á mí los tres graves personajes que minutoí; antes había visto desembocar por la ojiva, y que resultan ser tres afables señores d e e d a d , q u e me dan s o b r e ja existencia y costumbres de los tales pájaros extensas explicaciones que no e n t i e n d o , puesto que me hablan en árabe. Debo advertir que la afabilidad de los marroquíes con un nazareno p a r a ellos desconocido es cosa muy poco vulgar y que se ve raras v e c e s , y por eso refiero una aventura en sí insignificante. Habiéndome despedido c o r t é s m e n t c d e los viejos, me dirijo hacia la gran puerta del fondo, q u e me conducirá á un segundo recinto, d e ordinario más a n i m a d o , y en el cual dan diariamente sus audiencias los visires vestidos do blanco que administran la justicia al pueblo. ¡Oh! ¿como deci-v- el indefinible encanto que hay para mí cu el solo aspecto de estas puertas árabes, con su variedad infinita de misteriosos dibujos, la especie de melancolía religiosa y de ensueño del pasado q u e todas cilas me inspiran? No puedo saciarme de contemplarlas, aisladas en el centro de muros tristes como muros de prisión; encerrando en su forma ojival, festoneada ó redonda, un no sé qué de inexpresable que siempre es lo mismo, en medio de la diversidad más fantástica, metidas siempre dentro de esos cuadros de finas ornamentaciones geométricas, cuya rara elegancia tiene algo de severo y de idealmente p u r o , de místico en grado supremo El nuevo recinto, donde p e n e t r o después d e atravesar una bóveda obscura, es tan g r a n d e , tan i m p o n e n t e , tan salvaje como el primero; pero está, como yo esperaba, lleno de gente, de caballos y d e muías q u e esperan í sus dueños. L a razón de h a b e r esta concurrencia es que al fondo, dentro de una especie de covachas de piedra, funcionan todavía las oficinas ministeriales, casi ai aire libre, con muy pocos escribientes y muy escaso número de papeles. En una de las oficinas — digámoslo así — d e s p a c h a sus asuntos e! Visir de la Guerra. En o t r a , el Visir de la j u s ticia pronuncia fallos que no tienen apelación: sírvenle de auxiliares unos cuantos soldados que apartan á palos á la muchedumbre cuando se acerca d e m a s i a d o , y que conducen ante el Visir á p r o c e s a d o s , d e m a n d a n t e s y testigos sin distinción, por el invariable p r o c e d i m i e n t o de llevarlos agarrados del cogote. Teniendo estos parajes la reputación de ser p o c o seguros para ¡os nazarenos, me detengo á la entrada, para no provocar complicaciones diplomáticas. P o r otra part e , las audiencias tocan ya á su t é r m i n o , como yo me suponía. El u n o después del o t r o , los visires, ayudados por sus criados, suben en sus muías para regresar á sus casas, Llevan barbas blancas, vestidos blancos, velos blancos; montan muías ensilladas d e paño rojo, y sus criados van también vestidos de blanco, con gorros encarnados. Y mientras la m u c h e d u m b r e se aparta á su ESPAÑOLA Y 2&1 AMERICANA, p r e s e n c i a , ellos se van á paso tranquilo, magníficos como viejos profetas, con la mirada anegada en un sombrío e n s u e ñ o , niveos en su blancura sobre el fondo gris de los inmensos bastiones ruinosos El sol camina á su ocaso, y, como todas las t a r d e s , un viento frío se levanta bajo el cielo súbitamente e m p a ñ a d o ; muge en las altas ojivas y sillía en las seculares piedras. Yo también e m p r e n d o el r e g r e s o d e t r á s d e los visires. Quiero ver por última vez las maravillas de mi azotea, á la hora santa del Mo<'hreb Allá a r r i b a , en las alturas de mi casa, tiene lugar e! mismo encanto qne todas las t a r d e s ; la ciudad, envuelta en oro y r o s a ; las azoteas más p r ó x i m a s , s e p a r a d a s de mí por impalpable vapor azulado, y las azoteas lejanas, los millares de c u a d r a d o s de p i e d r a s , l)añados en tintas irisadas que se degradan , viniendo á parar sobre las colinas como cosas d e s p r e n d i d a s , hasta el cinturón de murallas y d e jardines frondosos. Como todas las tardes, las esclavas n e g r a s están en sus p u e s t o s , con sus rostros de é b a n o sonrientes y sus cabezas envueltas en pañuelos blancos ó de color de rosa. T a m b i é n están allí todas mis bellas vecinas de mitra d(n'ada, las unas con los codos apoyados sobre los pretiles; otras tendidas; orgullosamente enhiestas o t r a s ; todas muy graciosas de postura y muy brillantes de color, con sus anchas fajas que sostienen el opulento p e c h o , sus largas mangas caídas, y todo lo que flota, d e t r á s de ellas, de telas doradas y de cabellos colgando. Y una vez m á s , como desde hace siglos y siglos, la gran plegaria resuena en acentos tristemente prolongad o s , en t a n t o que las nieves del Atlas se extinguen sobre el amarillo pálido del cielo Por e x c e p c i ó n , salgo por la noche después de comer, acompañado d e mis c r i a d o s , que me van alunibrando con linternas, para despedirme del Ministro y de los demás miembros de la eml^ajada, antes de que se cierren las puertas que p o n e n en comunicación los diferentes barrios d e la ciudad. El capitán PI. d e V. y yo , d e b e m o s partir mañana al amanecer. Cada uno de nosotros ha sido obsequiado, por orden del Sultán, con una tienda d e c a m p a ñ a , una muía superior y una silla á r a b e : nos han d a d o , además, una tienda para nuestra s e r v i d u m b r e , un /ca/d para servirnos de guia, y ocho muías con sus c o n d u c t o r e s para transportar nuestros bagajes. Me e n c u e n t r o al personal de la embajada instalado, como de c o s t u m b r e , en el embalsamado jardín de naranjos, bajo el mirador del viejo kiosco. E l Ministro ha recibido el salvoconducto ó « c a r t a de m u ñ a » , con la firma y sello del Sultán, que d e b e facilitarnos el paso á través del territorio de las diferentes t r i b u s , y revestirnos del indispensable d e r e c h o de recibir subsistencias. P e r o , á pesar d e todas las gestiones que personalmente se ha dignado practicar en nuestro o b s e q u i o , todavía no le ha sido posible o b t e n e r la carta para las autoridades de la ciudad de Mequinez, ni el permiso que habíamos solicitado para visitar los jardines d e Aguedal. No es, c i e r t a m e n t e , falta de b u e n a voluntad por parte do de ¡os altos funcionarios m a r r o q u í e s ; es la lentitud é inercia naturales en estas gentes que n u n c a tienen prisa: el Gran Visir se ha acordado demasiado tarde de que tenia que recoger la firma del Sultán antes de la hora de la plegaria vespertina; p e r o ha prometido que mañana por la m a ñ a n a t o d o quedaría firmado y sellado, y que si nos halláramos ya en camino, mandaría unos jinetes en n u e s t r o seguimiento, hasta Mequinez ni'smo si p r e ciso fuera, para llevarnos la carta en unión de unos regalos que el Sultán nos destina, l'^rancaniente, la idea que t e n e m o s de la actividad árabe, nos hace desconfiar del cumplimiento de esta promesa. Nuestros compañeros d e viaje, q u e se q u e d a n en F e z , sienten no p o d e r venir con nosotros. Se permanencia aquí, parece d e b e r prolongarse más ai'á de lo (]ue habían s u p u e s t o : hay mil negocios complicados, que no acaban de arreglarse n u n c a ; cuestiones que remontan á muchos años; créditos de judíos imposibles de realizar Con esta g e n t e , en nada se llega á un resultado. El Sultán p e r m a n e c e casi siempre invisitile, atrincherado como un ídolo en su palacio impenetrable. Los visires se limitan á ganar tiempo, procedimiento q u e constituye la gran fuerza de la diplomacia musulmana. D e s p u é s , se aproxima el Ramadán ó Pascua áralie, durante la cual no se p u e d e hacer n a d a , y cuya infiuencia comienza ya á dejarse sentir. Por otra p a r t e , el único m o m e n t o en que pueden tratarse los negocios oficiales, son las primeras horas d e la m a ñ a n a , y para eso se pierde mucho tiempo en perífrasis orientales: las horas del mediodía se reservan á las plegarias y al sueño, y la n o c h e , á los asuntos interiores. H a y también la funesta coincidencia de que uno de los más importantes personajes políticos acaba de ser mordido en un brazo por una de sus numerosas mujeres b l a n c a s , celosa de una de sus también numerosas mujeres negras, lo que le obliga á guardar c a m a , c r e a n d o u n nuevo retardo. Nuestros amigos nos llenan de encargos para Tánger, para el mundo m o d e r n o y viviente, del cual se siente u n o aquí tan separado. L o s q u e se q u e d a n , están ya atacados de esa especie de enfermedad particular, bien conocida, que se puede llamar «ganas de marcharse», enfermedad q u e , según p a r e c e , acomete infaliljlemente al personal de las embajadas á los quince días de permanencia en F e z , y que es también un recurso político, con el cual están acostumbrados a c o n t a r los diplomáticos árabes. Yo mismo, que me quedaría de tan b u e n a g a n a , me explico ese sentimiento, por la opresión del Islam que á v e c e s h e e x p e r i m e n t a d o XXXII. Domingo, 2S de Abril. Amanece. El tiempo n o se p r e s e n t a muy b u e n o para una mañana de partida. E n torno mío ya no hay colgaduras ni t a p i c e s , ni traza alguna de mi efímera instalación de viajero: t o d o ha sido embalado, con lo que la vieja casa ha r e c o b r a d o su aspecto de vetustez y de miserable a b a n d o n o . He Convenido con mi amigo el c a p i t á n , que viajaremos en traje del país, para excitar menos la atención de las tribus cuyo territorio atravesemos. Así, pues, c o m o mi g u a r d a r r o p a indígena n o está e x c e s i v a m e n t e bien provisto, he h e c h o lavar ayer, en previsión del viaje, mis largos camisones dotantes y mis a m p l i a s / h radjiai- blancas, que han pasado la noche tendidas, en la azotea, para secarse. JMÍ primer cuidado al levantarme es subir á la azotea para recogerlas, sirviéndome de regocijo este detalle, que me identifica por un instante con la existencia de un verdadero moro \iobre, que hace sus preparativos d e viaje. Por cierto que los camisones están todavía b a s t a n t e h ú m e d o s , y me causan, al p o n é r m e l o s , una gran impresión de frío. Desde mi azotea he podido c e r c i o r a r m e de q u e el tiempo está de un gris uniforme. Un silencio profundo, triste y solemne, pesa á esta hora matinal sobre la ciudad, apenas salida de las sombras de la noche. Me despido para siempre de las azoteas contiguas, ahora vacias y lúgubres; digo adiós á las viejas p a r e d e s , d e t r á s de las cuales d u e r m e n todavía mis vecinas, incluso la bella indómita, de la que jamás volvere á saber nada. A las cinco llega á mi p u e r t a mi muía enjaezada, conducida por un soldado del Sultán. El capitán H. de V. ha quedado en e s p e r a r m e con la servidumbre y los bagajes á la salida de la ciudad, cjue dista bastante de mi casa. E s t a será la última vez que camine por el dédalo de las tenebrosas callejuelas d e F e z , en medio de un montón c o m p a c t o d e b u e y e s , q u e son e n c e r r a d o s p o r la noche dentro de la ciudad, por miedo á los b a n d o leros y á los chacales, y vueltos á llevar á sus pastos en cuanto llega el día. Una vez salido, por las altas ojivas negras, del recinto de Fez el viejo, prosigo mi camino costeando las antiguas murallas de Fez el nuevo. L a habitual tristeza d e todas estas cosas ruinosas y d e c r é p i t a s se a u m e n t a e n el silencio gris de la mañana: no oigo en torno mío más que el ruido que hacen al andar las piaras de bueyes d e que voy rodeado. Los pastores e n c a p u c h a d o s que las custodian, van envueltos en unas hopalandas grises, terrosas , como difuntos. He aquí que llegamos á las sombrías puertas del palacio, por las que d e s e m b o c a u n a fila de esclavos negros, llevando en la cabeza esas cúpulas d e esparto pintarraj e a d o cpic sirven d e receptáculo á inmensos platos d e comida, y un olor de alcuzcuz caliente va q u e d a n d o á su paso en el aire fresco. E s que hoy se celebra una gran fiesta musulmana <]ue p r e c e d e á los ayunos del Ramadán (algo así como nuestro m a r t e s de Carnaval), y es c o s t u m b r e , en semejante ocasión, que el Sultán envíe á todos los dignatarios de la ciudad un plato aderezado en sus cocinas. (Ctinliiiuani.) LA ISLA DE YAP. 'N mi amigo, el c o m a n d a n t e de E s t a d o Mayor D. Manuel IMoriano, comisionado por el Capitán general de las Islas Filipinas pjara el estudio del Archipiélago carolino, ha tenido la b o n d a d d e facilitarme datos sobre el resultado de sus investigaciones, q u e , sin detrimento del s e c r e t o profesional, puedan ser del dominio [lúblico. Mi artículo se basará, p u e s , en los discretos á la par que interesantes informes que he recogido de los autorizados labios de aquel distinguido oficial de nuestro ejército, Cjue acaba de visitar las remotas colonias d e E s p a ñ a en la Micronesia, quien desea h a c e r constar que d e b e muchas d e las noticias p o r él comunicadas á los Rdos. P a d r e s Capuchinos y á otras personas allí residentes. En el siglo XVII, el almirante español Francisco Lezcano descubrió en el O c é a n o Pacífico una isla q u e bautizó con el n o m b r e de Carolina, en honor del e n t o n c e s rey de E s p a ñ a Carlos II, denominación que se dio luego á todo el Archipiélago. E x t i é n d e s e é s t e , c o m p r e n d i e n d o las islas Palaos, ent r e los o'J y 13" d e latitud Norte y los 139" 12' y 170" 13' de longitud E s t e del Meridiano d e San F e r n a n d o . T o m ó E s p a ñ a posesión de dichos territorios, y mandó á varias de las islas misioneros; p e r o las noticias por ellos transmitidas, confirmadas más tarde por diferentes n a v e g a n t e s , acerca de las dificultades que se oponían á la colonización y del escaso fruto que era de presumir, dieron lugar á que el Archipiélago permaneciese en completo abandono, hasta (]ue en el año d e 1885 el Gob i e r n o español, c e d i e n d o á p o d e r o s a s razones políticas y á móviles tan plausibles como patrióticos, mandó al Capitán general de P~il¡pinas que p r o c e d i e s e á la ocupación efectiva de aquellos a p a r t a d o s dominios. Dispuso la indicada autoridad q u e previamente los visitase un b u q u e de g u e r r a , y en vista del dictamen del comandante, se eligió la isla d e Yap para residencia del gobierno de las Carolinas Occidentales, En los primeros días d e Agosto de 1885, la expedición se hizo á la vela en el p u e r t o d e Manila, foiidgando 292 LA I L U S T R A C I Ó N LA ESPAÑOLA .Al A N I F E S T A C I Ó N Y AMERICANA. OBRERA EN N.» XVII MADRID. "'?^<^, ...-ÍÍ^^Üv. '•" ^ - ' ^ L I I 1 € - r\ loñüiCilif'! •'^L;. REUNIÓN DE ALBAÑILES KN EL JARDÍN DEL HUEN R E T I R O , ESCUCHANDO EL DISCURSO DKL SR. GOBERNADOR DE LA PROVINCIA , A L . E D E D O H E S DHL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, AL PASAR LA MAXIKKSTACIÓN. - OBREROS LKVEXDO LA CO.VOCATORrA EN LA CALLE DE ATOCHA, FRKXTE AL I.ICLO RÍCS. — ( A p u n t e s del natural, por Comba.) DE LOS A T A ' K O U I S T A S N.« XVJI LA LAS INUNDACIONES ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA D E L M I S S I S S I P P I . — A S P E C T O DE «POPLAR STREET», EN GREENVILLR, DURANTE LA INUNDACIÓN. M A D R I D . — INAUGURACIÓN DEL «DISPENSARIO DE ALFONSO XIII» : COMIDA Á VARIOS NIÑ03 Y NIÑAS NACIDOS EL MrSMO DÍA QUE S. M. EL REY. ( D i b u j o del n a t u r a l , p o r Comba.) 29( 2^4 LA I L U S T R A C I Ó N en Tomil ( Y a p ) á fines del mismo mes. A las pocas h o r a s , y antes q u e saltasen en tierra los marinos españoles, echó el ancla en aquella bahía la goleta likis, d e la a r m a d a alemana, y d e s e m b a r c a n d o el c o m a n d a n t e c o n parte d e la tripulación, proclamó la soberanía del Imperio sobre el territorio. R e c i e n t e s son ios sucesos, y mis lectores n o habrán olvidado la h o n d a impresión q u e la noticia del h e c h o produjo en t o d o s los ámbitos d e España. Resuelto el conflicto, d e s p u é s del laudo del S u m o Pontífice, q u e r e conoció nuestros d e r e c h o s , otra expedición p r o c e d e n t e d e Manila t o m ó posesión efectiva d e la isla d e Yap e n Mayo d e 1886, y posteriormente del grupo de las Palaos y d e las d e Oleay, Ifalik, T r u c k ó Hogulu, Ascensión ó P o n a p é , Pinguelap y Kusai ó Ualau. El G o b i e r n o d e c r e t ó la división del Archipiélago e n dos gobiernos político-militares, denominados d e Carolinas Occidentales y Palaos e¡ uno, y d e Carolinas Orientales el otro, c o n residencia respectivamente e n Yap y Ascensión, confiándose los m a n d o s á oficiales d e la Armada. guerra, á pesar limitar cambio ESPAÑOLA y en segundo lugar las bebidas espirituosas que, d e los b a n d o s del G o b e r n a d o r , encaminados á la v e n t a , se emplean con preferencia para el d e p r o d u c t o s con los naturales. L a isla d e Y a p , ó U a p , está situada p r ó x i m a m e n t e á los 1440 16' d e longitud E . del Meridiano d e San F e r n a n d o , y á los 9*^ 3 ' d e latitud N. T i e n e u n a extensión d e 30 kilómetros de largo p o r g de ancho, recorriéndola d e N O . á S E . u n a cordillera c e n t r a l , q u e e n su mayor altura se eleva á 150 metros sobre el nivel del mar. El suelo, d e naturaleza volcánica, ofrece, hasta u n a p r o fundidad d e m e t r o y medio, u n a capa de tierra arcillosa, bajo la cual e n c u ó n t r a n s e lechos d e pizarra consistente. Escasa e s la ñ o r a , y casi nu!a la fauna. Pueblan las costas b o s q u e s d e c o c o t e r o s , cuyo p r o d u c t o constituye la única riqueza del país, y en el interior se encuentran r a r o s ejemplares d e otras especies d e árboles q u e crecen en las islas Filipinas. No existe río alguno: sólo en la é p o c a d e las lluvias los b a r r a n c o s conservan d u r a n t e b r e v e s días exiguo caudal d e a g u a , y no se conoce más fuente q u e u n a en la bahía d e Tomil. L a mayor p a r t e d e los indígenas viven condenados á n o b e b e r m á s agua q u e la q u e encierra e l c o c o . Arrecifes madrepóricos rodean la isla, haciendo muy difícil su acceso á los navcgantes.-EI único p u e r t o ' a b o r dable para buques de cierto calado es el d e Tomil, cuya vista reproducimos (véase la pág. 284), tomada de fotografía directa p o r los P a d r e s Capuchinos, d u r a n t e la permanencia e n Y a p d e mi amigo el Sr. Moriano. Hállase situado e n la costa oriental, teniendo u n a entrada q u e apenas llega á 100 metros d e a n c h u r a , ceñida por peligrosos escollos. E n u n a isleta llamada d e Tapalao, situada d e n t r o d e la bahía, se ha instalado la Casa Gobierno d e las Carolinas Occidentales y parte del camp a m e n t o denominado de Jíetna Regente. Las obras construidas en esta isleta, núcleo de la colonia, son: un magnífico pa7italán ó d e s e m b a r c a d e r o , de 75 metros de largo p o r 5 d e a n c h o , construido d e piedra madrepórica y cal; la Casa Gobierno, edificio d e m a d e r a y t e c h u m b r e d e zinc, d e 14 metros d e frente y 10 d e fondo; el cuartel d e infantería, d e 40 metros d e longitud p o r 10 d e latitud, construido también d e tablas, elevado sobre fuertes pilotes á u n a altura d e un m e t r o del suelo; el edificio destinado á factoría militar; otro cuartel, también d e m a d e r a , q u e o c u p a n las fueraas del batallón disciplinario, y , p o r ñ n , el polvorín p e q u e ñ o , repuesto de 4 m e t r o s en cuadro, cercado p o r p a r e d e s d e mampostería. Comunícase la isleta d e Tapalao con la isla p o r m e dio d e u n puentecillo d e tablas d e 11 m e t r o s d e largo, tendido sobre u n a cortadura abierta próximamente á la mitad d e u n istmo artificial q u e mide 150 m e t r o s d e extensión y 3 d e ancho. P a s a d o el istmo, a p a r e c e u n a h u e r t a q u e a p e n a s mide u n a h e c t á r e a , d o n d e se d a n toda clase d e legumbres y hortalizas , d e d i c á n d o s e á su cultivo soldados d e la guarnición. Siguen luego algunas casas t o s c a m e n t e construid a s d e m a d e r a d e coco y b o n g a , destinadas á oficiales, y la enfermería, compuesta de cinco edificios, cuyas par e d e s son d e tablas m u y ligeras, y el t e c h o d e coco ó palma, comunicándose aquéllos entre sí p o r galerías d e bonga. E n la c u m b r e d e u n c e r r o d e n o m i n a d o Cabul, situado á d o s kilómetros, se h a construido un fuerte, d e forma c u a d r a d a , d e 11 m e t r o s d e l a d o , circundado de un foso; abierto e n roca viva, de tres metros de ancho p o r dos d e profundidad. E n este fuerte s e halla instalado un p e q u e ñ o faro. Inmediata á la enfermería s e levanta la iglesia, q u e mide 9 m e t r o s d e frente p o r 17 d e fondo, siendo sus p a r e d e s d e b o n g a , el suelo d e tablas y el t e c h o de zinc, y al lado del templo la casa d e los P a d r e s Capuchinos d e la misión d e Yap. Eí escaso comercio d e la isla está e n manos d e casas extranjeras establecidas en ella antes d e la ocupación española. Consiste aquél exclusivamente en la adquisición d e la cupra (i), q u e venden los naturales a! p o r m e n o r , y es e x p o r t a d a en cuatro ó cinco barcos d e vela que anualmente visitan el p u e r t o de Tomil. Figura como principal artículo d e importación el carbón d e piedra para consumo d e la colonia y d e nuestros buques d e Si la felicidad estriba en la falta d e n e c e s i d a d e s , los indígenas d e Y a p y del resto del Archipiélago carolino son los seres más dichosos d e la tierra. U n a choza d e ramas t o s c a m e n t e entretejidas, sustentada sobre rústicas e s t a c a s , les defiende y ampara de la inclemencia del cielo, benigno y s e r e n o , si se e x c e p t ú a d u r a n t e la é p o c a del año en q u e , como a c o n t e c e bajo los trópicos, se desgajan ¡as nubes en torrenciales lluvias, t a n d e suyo violentas como p o r fortuna pasajeras. Para alcanzar el natural s u s t e n t o , bástales t r e p a r por el cocotero, q u e generoso les convida con el sazonado y dulce fruto p e n d i e n t e del flexible y esbelto tronco. L a indumentaria no ha p e n e t r a d o todavía en aquellas incultas r e g i o n e s , p o r q u e el frío y la h o n e s t i d a d , (|uc fueron sin duda el origen y fundamento de aquélla, se desconocen d e t a l s u e r t e , q u e ni a u n el rudimentario adorno femenino acusa el ingenuo rubor ó la incipiente coquetería. Sólo en las costas, d o n d e la presencia d e forasteros ha e n g e n d r a d o tal vez el r e s p e t o d e la ajena m i r a d a , andan algunas Carolinas t a n pomposas y c o m puestas con los e x t r a ñ o s , primitivos y sutiles atavíos q u e revela el g r a b a d o , c o m o nuestras elegantes c o n las p e regrinas invenciones de !a moda caprichosa. L o s h o m b r e s , p a r a quienes !a holganza es el s u p r e m o bien, pasan la vida e n t r e g a d o s á soiíolienta pereza, mascando ¿/^ü (2), p e r o n o el usado e n Filipinas, sino un v e r d a d e r o c á u s t i c o , tal es la cantidad d e cal mezclada c o n las o t r a s sustancias d e q u e se compone aquél, ó fumando t a b a c o , que apagan y encienden á cada mom e n t o , sin d u d a para q u e su sabor resulte m á s a c r e y fuerte. L a condición d e la mujer, c o m o s u c e d e e n t o d o s los países sumidos en ¡a b a r b a r i e , es harto lastimosa. A p e n a s n a c e , la miran con m e n o s p r e c i o , incluso s u s propios p a d r e s , á quienes causa p e s a d u m b r e y enojo la venida al mundo d e una niña; la alimentan desde sus primeros días c o n leche d e c o c o , y le dan p o r cuna un miserable rríontón d e hojas. Supeditada siempre á sus hermanos v a r o n e s , q u e monopolizan las caricias paternales, cuando ía sabia Naturaleza, más solícita y clem e n t e , le da las necesarias fuerzas, vcse obligada á ayudar á su madre , no sólo en los trabajos domésticos, sino también en las faenas agrícolas. E n t r e t a n t o , los h o m b r e s p e r m a n e c e n en la llamada casa grande, edificio q u e no falta en ningún pueblecito, y siempre el mejor, d e propiedad y usufructo común, residencia de las mujeres robadas al e n e m i g o , las cuales siguen la misma suerte y condición que la finca p o r ellas habitada. Al c e r r a r la noche, y particularmente las de luna, a q u e llos seres a b y e c t o s , q u e , olvidando el hogar doméstico, han pasado e¡ día en la casa grande rodeados d e sus favoritas, se dirigen al bosque, y se entregan á bailes desenfrenados, especie de simulacros de combate, saltando como si esgrimiesen la azagaya ó la lanza contra enemigos invisibles, hasta q u e , aturdidos, y cediendo á la fatiga, d a n con sus cuerpos e n tierra. Sus ideas religiosas se limitan al culto d e los muertos, creyendo q u e las almas d e éstos vagan p o r el b o s q u e y se ponen en comunicación c o n el gran sacerdote ó medhim conocido con el n o m b r e d e Matsé-Mats, especie d e anacoreta, objeto de general veneración, q u e vive en lo más intrincado d e la selva, evocando espíritus, según d i c e , para implorar su protección y ayuda. P o r los restos d e las magníficas murallas d e piedra que s e e n c u e n t r a n en Tomil y Goror se d e d u c e q u e la isla estuvo habitada p o r u n a raza superior á los actuales pobladores. Son éstos, al p a r e c e r , oriundos de japoneses mezclados c o n los antiguos papuas ó negritos. L a población total d e Yap asciende á 9.000 h a b i t a n t e s , divididos e n 107 pueblecitos. T i e n e c a d a u n o u n cacique ó régulo, i n d e p e n d i e n t e , á quien llaman filmii: sus d o minios n o pasan m u c h a s v e c e s d e u n kilómetro cuadrado, y sus vasallos d e un par d e docenas. • E n las expediciones e n t r e ios pueblos d e la costa los naturales emplean p e q u e ñ a s naves, llamadas ¿/«^oj-, tosc a m e n t e labradas y d e u n a sola hatanga; e n su manejo, sobre todo á la vela, d e m u e s t r a n habilidad suma y destreza notable. Muy contados son los europeos q u e residen en la isla, fuera del e l e m e n t o oficial: el establecimiento d e a q u é llos data d e veinte años, en cuya época el coco tenía gran precio e n los m e r c a d o s e u r o p e o s , asiáticos y australianos. E n t o n c e s debieron realizarse pingües b e n e ficios, p u e s los naturales d a b a n d e d o s á cinco toneladas de cupra, cuyo valor n o bajaría d e cien pesos, en cambio de un fusil q u e podía adquirirse e n E u r o p a p o r ocho ó diez. Ahora ha bajado notablemente el precio del indicado artículo, y a d e m á s es muy difícil cambiarlo por fusiles ó p o r a g u a r d i e n t e , p o r q u e las autoridades españolas, con laudable i n t e n c i ó n , prohiben severam e n t e la venta á los naturales d e los primeros, y ponen cortapisas á la introducción del segundo. ( i l Llámase asi la parle carnosa del coco; ó sea la pulpa, que so emplea para producir el aceite de coco. f=) E l buyo se cumpone del fnilo de l a bonga niciidadü cnn cal y envuelto en hojas de lielel. FOTOGRAFÍAS Grandes colecciones de modelos (hombres y mujeres), paisajes magníficos de modernos maestros. l U O fotogr, en miniatura con 4 fotogr. gabinete, 25 reales (admítense sellos de correo), las proporciona Adolf EstiuK^cr, editor de objetos artísticos fotogr, Budapest VI. (Hungría). L a producción del coco en Yap se calcula próximam e n t e en óoo toneladas anuales, siendo tres las casas extranjeras dedicadas ai comercio d e su exportación., Componen actualmente la misión católica d e la isla tres Padres Capuchinos é igual n ú m e r o d e hermanos. G r a n d e s son las dificultades con q u e luchan estos r e ligiosos q u e , con santo celo y arrostrando todo linaje de penalidades, r e c o r r e n aquellas salvajes regiones p r o p a g a n d o el Evangelio entre gentes más incultas que la misma naturaleza. L a primera d e t o d a s , ó sea el medio de poseer la lengua d e los naturales, la h a resuelto á fuerza d e asiduo trabajo u n o d e los misioneros, escribiendo la gramática del dialecto d e Yap. Gracias á su conocimiento. F r a y J o s é , a c o m p a ñ a d o d e un lego, pudo visitar u n a parte d e la isla y establecer u n a misión en un sitio llamado S a n F r a n c i s c o d e G o r o r , bastante lejano p o r cierto de la capital, y convertir al cristianismo s.\ pUiíni ó reyezuelo d e la c o m a r c a y á todos sus subditos. Aquél y algunos d e éstos han a p r e n d i d o también á leer y escribir en castellano. L a obra d e la conversión y d e la cultura adelanta, sin e m b a r g o , l e n t a m e n t e e n los d e m á s p u e b l o s , incluso los inmediatos al c a m p a m e n t o de Reina R e g e n t e , á pesar del c e l o , solicitud y perseverancia d e los virtuosos Padres á quienes está confiada la noble y pacífica conquista d e la isla p a r a la religión y la patria. El c a r á c t e r apático c indolente d e los indígenas, q u e les hace mirar con desdén todas las innovaciones; la falta absoluta d e necesidades, q u e n o despierta en ellos las energías d e la lucha p o r la existencia; el t e m o r d e p e r d e r sus costumbres licenciosas, d e q u e da u n r e p u g n a n t e ejemplo la existencia d e ]&& casas grandes, y o t r o s q u e o m i t o , acaso más repulsivos, son causa d e q u e las autoridades espaiiolas y los misioneros n o hayan conseguido a ú n reducir á todos aquellos insulares á la vida d e los pueblos civilizados; p e r o esta es o b r a q u e sólo p u e d e realizar el t i e m p o , sobre todo si no falta e n el porvenir la solícita protección q u e el Sr. Weyler, digno é ilustrado Capitán general d e las islas Filipinas, dispensa ahora á la naciente colonización del Archipiélago carolino. - • l>»s iiíldorjis IScsIaiii'iKlorflN Foriiilfriicrn producen maravillosos resultados en las dolencias crónicas del estómago y en todos los casos de anemia y debilidad general, F n f e r m e d a d e s d e l a g a r g a n t a y d e l a l a r i n g - e . —Gracias á. sus propiedades anestésicas, las Pastillas Houdé lí la cocaína procuran el mayor alivio; son soberanas para calmar y curar las enfermedades de \& gargaiita, las rnfiqurras, las extinciones de la vol, las laringitis, las anginas, las coses violentas.—CímXxibxíyea k hacer desaparecer las comezones, pnirilos, sensaciones de irritación, y á tonificar las cuerdas vocales. 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TSARINE asi como en lodas las buenas Aáiierente, Suavizante, Invialble P REÍ'ARADO POR V I O L E T 29, Bould, des Itallens, PARI3 E l considerable n ú m e r o d e originales literarios a d quiridos p o r esta Dirección, y el escaso espacio q u e dejan disponibles las secciones fijas q u e tiene establecid a s L A ILUSTRACIÓN EÓPAÑOLA y AMERICANA, la obligan á suplicar nuevamente á las muchas personas q u e anuncian el envío d e nuevos escritos s e abstengan d e h a cerlo, á fin d e evitarse inútiles molestias, y á la Dirección la c o n t r a r i e d a d d e t e n e r q u e archivarlos p o r u n tiempo indeterminado. No se devuelven originales, ni se r e s p o n d e d e los q u e , á pesar de ¡a presente Advertencia, se remitan á la Redacción. e n l a P e r f u m e r í a c e n t r a l d e A G N E L , 16, A v e n u e d e l'Opéra, PARTS gue posee en ^aris, POLVO de ARROZ RUSO ADVERTENCIA. Polvos adherentes é invisibles. ilcar estos polvos comuniran al ^ ^ ^Tina ^ ^jnaravillosa • ^ • • •y B ^ belleza, ^ ^ ^ y• lemdan B Hun i perfume Por el nuGvi> modo de emplearAdemas de su culoi' Illanco, rostro delicada de exquisita suavidati. de una pureza notable,- hay cuatro matices de Riichel y de Rosa, desde el más pálido hasta el más subido. Cada cual hallará, pues, exactamente el color que conviene á su rosiro, sucursales NiLO MARÍA FAÜRA. i \ r i í \ Til? Í^PW!!*»! (GoldenLotion) delDr. J, B. A.Lickson, ill(U/l \)u V IJÍIIIIJ para dar al cabello el color rubio-dorado, hoy tan en moda. — Depósito on todas las perfumerías. — Concesionario : J. Bijon Ainé, Bordeaux.—Madrid, IWftemería Oriental, C A L L I F L O R E FLOR DE BELLEZA a en las seis ferlumerias N." XVJI Y AMERICANA. perfumerías. C H O C O L A T E S Y C A F É S DE L A COMPAÑÍA ^ T COLONIAL T A.3?IOCJ^ —T E S r e e o i t t p e n s a H incliiiEttriales M I A L ; OALLE MAYOK, 18 Y 2i N o XVII 295 LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA. PECTORAL de CEREZA doiÜP. AYER KanangaaJapon SALICILATOS DE BISMUTO Y CERIO ji;wLU iiii üiío u lÁ ymmm n mMh%¡ EItJAUD7C^PerM^'' Rí'omeitdadospor la 'irT'¥r A C m ^ l X i r ^ Recetadoxpor los médicos Real Academia ue Medicina. D E V X V A » STXAMXXA^M de España y Ühramar. Adopln-lfisünloshospiialesy Iri Marina, P O R Q U E C U R A N I N M E D I A T A M E N T E , C O M O N I N G - U N O T R O R E M E D I O t-mploado hasta elília, teda clasií dü vcjrajtos y aiarrcas: ik-los tísicos, de los viejos, de los iiifios, cók'ra, tifus, disenterias, viimilos de los niños y de las embarazadas, cal.irros y lí leerás del estóniaifii, piroxis cotí eniplos fétidos. Ningún remedio alcanzó de los médicos y del público t a n t o f a v o r p o r s u s ¿ u e n o a r e s u l t a d o s , como nuestros Proveedores de la Real Casi de Espina 8, r u é V i v i e n n e , P A R Í S El Agua de Kananga es la locion más refrescante, la q u e m á s vigoriza la piel y b l a n q u e a el cutís.perluináuuolodellcndameato. SALICILATOS DE BISMUTO Y CERIO, Extracto tie'Kananga que se venden en todas las farmacias de Kspafla, Ultramar y América del Sur. Ctiidiido con las falsificaciones, pprque otros 710 doran elviisvio resultado. lixigíd la firma y marca di" garariHa. Suavísimo y arístoefático perfilólo para tíl p a ñ u e l o . P R E C I O S : En toda España ]a Caja grande, 3,50 p t a s , ; p e q u e ñ a , 2 p t a s . Aceite de Kananga Depósito g o n o r a l : A l m e r í a , F A R M A C I A V I V A S P É R E Z desde donde se remiten á lodas partes , mandando 75 céntimos más para ceitificado. POR MVVOH; Mairid: M. García. S ciydad Ibero Universa! y J, Hernández. ^.Piij-í-f/oifa; Sociedad Farniacéulicn. é Hijos de J Vid il y Ribas y Alomar y Uriach.—Habana: Lohé y C," , Farmacia y Droguería de José Sarrá. -^Piterio R'CT: Fidel Guillermety- — Mayaguas: Guillermo Mulel. — Mnnila: D. Pablo Schustcr. — Buenos Airi^s y MoiUevid'o: en loda-i las principales farmacíab. Las enfermedades más peligrosas d e la gargaj. la y pulmones principian por desórdenes que b' curan fácilmente si se les aplica á tiempo el re medio propio. La dilación suele ser fatal. I A ) l t E S i F K I A l > 0 ! « V K A T O » . si no se cui dan. pueden degenerar e n I v A l l í M í ^ B I t í * . IZOD'S Corsé priTÜogiado EL MEJUR DE TODOS I Z . O D S C O " S V T S COXFBCCEONATIO l'OR NUEVO Y ESPECIAL ~ I>nocí!JIIíTIENTO CIENTÍflCO. La opinión médica le recomienda pnrii la saluil. La opinión publica de todo el mundo cslá unánime en decianr que ninguno le avcnl.ija por su r.oiiiffirt, su lidcliurn y stf durnclón.— Inmensa venia en ICuropa, y también ín la India y Colonias, — El nombre y la marca de fábrica ¡Ancorn) estampados en el corsé y en la caja.—^IC^críbase A IZOICS con las medidas, para recibir el pliego de dibujos. <• T l í l l S . Para estas enfermedades y his afer ciónos pulmonares, al mejor remedio es el PECTORAL de CERIÍZA deí Dr. AYliR, La-s eminencias médicas lo prescriben con gnxn éxito. L o : incrédulos pueden consultar con su doctor.—iJt venta en casa de Melchor García, Capellanes, 1 duplicado; lliios de U l z u r m m , y en todas la; farmacias v droguerías.—Agentes generales jiara España: Vilanova H e r m a n o s y C o m p a ñ í a , Barcelona.—Sucursal en Madrid, Claudio Coello, 26, segundo. E. 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B R A N C A J j E R M A N O S , DE M I L A N O Las ijircoí; que tienen el verdadero y auténtico método de fabricación. B*t'4-niut4l«>s e o n M e d a l l a s d e o r o e n l a s p r i i i e i p a l e S . E x poísif-MHM'w U n i v e r s a l e s v p r i v i l e g ; - i a d o s p o r e l t i o b i e r n o . El F k O U I X - l í T - l í K A I V C X es el más liigiénico de los licores conocidos. •\"eiitlí«-in<-o .'ifios d e e o u i p l e t o éxJifo, o b t e n i d o e n E u r o p a , Aiii<'i'i<*a y O r i e n t e . Es rocomtndado por. las celebridades medicales, y empleado en muchos hospitalps. El F E l í r V E T - W R A I V C A n o d e b e s e r confundido con »>ti'<>s i n u e h o s l ' ^ e r n e t q u e s e v e n d e n d e s d e p o e o t i e m p o , y q u e s o n f a l s i í i e a e i o n e s d a ñ o s a s é i n i p e r k e e t a s . El P E I t ]Ñi !•! 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De v e n t a en casa de todos los Peluqueros y Perfamista-s. DESCONFÍFSE DE LAS~FTLSIFICAGIONES ENFERMEDADES DE LA BOGA PASTILLAS EFICACES CONTRA LAS NIELK ANGINAS, CRUP, RONQUERA, FETIDEZ DEL ALIENTO £ INFLAMACIONES DE LA GARGANTA TINTURA ÚNICA IUÍ!TAUiFAlíPAP^''i^ B A R B A y C A B E L L O S UlulAfllAHiiAíl frasco) s i n prepsiraoion n i lavado. FIZ.LIOL. 63, r. LafarMttm, fiaría El mejor dentriñoo, ¡mas agraüaMe y, sobre todo, mas Higiénico: AguadePhilippe empleada con la Fálírica especial de ; i l a m b i q u e s para licores, pcrfume.s V productos químicos. M u e v o a p a r a t o de destilación continua de l í g ' i ' o l para destilar aguardientes , espíritus de vino . ron , aguardiente de arroz i ofrecj 1 is ventajas de ¡uslalación y marclia fácil, á la par (]ue es relalivam-ntc menos voluminonu, de lo que resulta un embalaje y transporte Jiieno;; costoso. Odontalina PASTA DENTARIA, VERDADERO CARMÍN DE LA BOCA ( PARÍS iHerSiMÜfl'Engliiea BRONQiUITIS C R Ó N I C A S , T O S E S P E R T I N A C E S . CATARROS, C u r a c i ó n pnrla E M U L S I Ó N MARCHÁIS.—MAiinin,HIolGhar- Garcii. BuliNOs-AvRES.Demaiobiho'.-MoNTiLviUEO.LasCasBS.-MEXiGO.VanJiEuWiugatrL Reíase de las arrugas, que no =e atrevieron nunca á señalarse en su epidermis, y se conservó joven y bella hasta más allá de sus Üo añus, nimpiendo una vez y otra su acta de nacimiento á la faz del tiempo, que en vano as:itaba su guadaña delante de aquel rostro sedncuii- sin poder mortificar1-.—Este secreto que la g;rati coqueta egoísta no quiso revelar á ninguno de sus contemporáneos, ha sido descubierto por él doctor l.econte entre la • hojas de un tomo de la Historia amorosa de las Galias^ de Bussy-Rabutin. perteneciente á la biblioteca de Voltaire y actualmente propiedad exclusiva de la l ' c r r i i m c r i a ¡Vinoii (Aíaison Leconie\ 3 1 , r u é d u 4 Septembre, j r , París. Dicha casa entrejja el secreto á sus elegantes clientes bajo el nombre de V c r i f n i í l c E a n d e I t l i i o n y de S l i i v c t Av I l i i t o t í , polvo de arroz que Ninon de Léñelos llamaba « l a juventud en una caja»,—Es necesario exigir en la etiqueta el nombre y la dirección de la C a s a , para evitar las falsificaciones.—La Par^merie Ninon expide á todas partes sus prospectos y precios^corrientes Depósitos en Madrid: ria Oriental, Preciados meria Inglesa, Carrera fonl, 22, calle del Qall. Las P A S T I L L A S N I E L K calman la irritación producida por el excesivo nso del tabaco, y Bon indispensables á las personas que hacen sufrir i su g a r g a n t a un trabajo fatigoso, especialmente ios oradores y cantantes. — Para evitar imitaciones y falsificaciones exíjase en las cajas td sello de la Sociedad Farmacéutica Española G. Formiguera y £7,", Barcelona, impreso e n t i n t a roja.—Al por m e n o r , en las principales farmacias. Todas las familias deben tener un frasco E s t e maravilloso bálsamo está cornpuesto con el E x t r a c t o P u r o del Pino Amarillo, y es completamente v e g e t a l . Con las aplicaciones locales de este excelente medicamento se obtieni' la ránida curación de Ins dolores r e u m á t i c o s ; de la n e u r a l g i a , y a sea f a c i a l , i n t e r c o s t a l ó c i á t i c a ; de los t u m o r e s blancos, c a l a m b r e s de las p i e r n a s y b r a z o s ; h i n c h a z o n e s , dislocaciones, e s g u i n c e s , q u e m a d u r a s , s a b a ñ o n e s , lobanillos y toda clase de c o n t u s i o n e s , golpes y p i c a d u r a s de insectos. Lo prescriben los doctores en el extranjero para curar los dolores que notan muchos enfermos en el c u e l l o , pecho y espalda, pues, gracias á !a volatibilidad de este remedio, aplicado sobre la piel se absorbe en cantidad variable, según la superficie de aplicación, y penetra hasta la parte dolorida, sin acarrear los males que con frecuencia se observan empleando otros similares. •De venta en las principales Farmacias y Droguerías. ÚNICOS AGENTES E N ESPAÑA VILANOVA H E R M A N O S Y COMPAÑÍA—BARCELONA SUCURSAL E N M A D R I D ; C l a u d i o Coello, 2 6 , s e g u n d o . E V I T A D L A S FALSIFICACIONESS',1,fdS^et; peras y el pafio de la nariz, la frente v la barba, sin frotación y comonmiendo los poros deí cutis. Sólo se vende en la ParfurueHe Exoti^jue, 3 5 , rué du 4 Septembre, París. A R I S T O C R A T I Z A D V U E S T R A S M A N O S ?".!' deí Prélaís, inventada por el fraile Dom. del Giorno para el papa León X . — Esta Pasta maravillosa blanquea , suaviza y d a tersura á la epidermis, y tiene además el privilegio de prevenir ó destruir las g r i e t a s , los sabañones V sus cicatrices, etc.—Propiedad exclusiva d e l a Parfumerie Exotique, 3 5 , r u é d u 4 Septembre, París. Depósitos en Madrid: Arlaza, Alcalá, 2$, pral. izq.; Pascual, Arenal, 2 ; Urquiola, Mayor., t% Aguirre y Moliuo, Preciados, l,^r en Barcelona, en casa de los Sres. José Lafont, 22, calle del Cali, 296 LA N.o XVII ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA: LIBROS PRESENTADOS Á ESTA REDACCIÓN POR AUTORES Ó Abril de 1890.—También hemos recibido un ejemplar del Recuerdo de la inauguración del Dispensario de Alfonso XIII, de dicha Sociedad, escrito por el director del mismo Dispensario, Dr. Calatraveno. —Madrid, 1890. EDITORES. C a i i t a l a L l a u r n t l o r a V a l f í i n - í j i i i í i , poesía l l t mosina de Franccsch Barber y Bas, F.sLa composición fue premiada en los Juegos florales celebrados p o r Lo Kat Penal. V a l e n c i a , 1889, A v e n t u r a s d e cuali-o m u j o r e s y un loro, • p o r A. D u m a s , hijo; traducción de D. Torcuato Tasao y S e n a . Dos tomos de 238 y 221 páginas en S.o—Precio: 2 pesetas. Diríjanse los pedidos al editor, D, Luis Tasso, Barcelona (Arco del Teatro, 21 y 23). K e b i i l o s : » d e C o l ó n , según observaciones hechas en ambos m u n d o s ; indicación de algunos errores que se c o m p r u e b a n con documentos inéditos, por D. Cesáreo Fernández D u r o , .de la Real Academia de la Historia. Este eruditísimo académico sigue c o n su laudable afán de disipar c o n la hiz de l a verdad no pocas .nieblas de la historia patria, y en e l l i b r o que a n u n c i a m o s , todo él relativo al insigne descubridor de A m é r i c a , examina con impareial criterio las obras modernas de los Sres. Harrisse y Pcragallo; h a c e atinadas observaciones acerca de la fiebulosa en los Estados Unidos de América, en l a América española y en E s p a ñ a ; dilucida con cíaridad las cuestiones referentes ií la patria y á la casa mortuoria de Colón, y transcribe interesantes d o c u m e n t o s inéditos. El libro Nebulosa de Colón será objeto de estudio para las personas ilustradas de E s p a ñ a y de América.' Elegante volumen de 2 S 4 p á g s . en 8.", que se v e n d e , á 3 p e s e t a s , en las principales librerías, y en la Administración de L A I L U S T R A C I Ó N E S P A Ñ O L A Y AMERICANA , Madrid X o e i o n e s d e <ie()^Tíif¡a p a r a u s o d e l o s niños en las escuelas de primera enseñanza, por don Enrique Velasco y A l m a r z a , profesor de instrucción primaria. Obrita que se recomienda á los señores profesores p o r su estilo sencillo y lacónico. F o r m a un volumen de 117 páginas en 8.0, y se ven4 c , en Toledo, librerías de los Sres. J a n d o , Lara y M e n o r , h e r m a n o s , al precio de 75 céntimos de peseta ejemplar, y 7,80 pesetas docena. Diríjanse los pedidos al a u t o r ( D o s Codos, 5 ) . A n u a r i o t'(>to{3;ráíico h i s ¡ i a n n - a m e r i c a n o pura 1890. Este útil libro ha de tener gran éxito entre los fotógrafos y los hoy tan numerosos aficionados á la fotografía. F o r m a un volumen de cerca de 300 páginas y contiene listas de los fotógrafos híspano-americanos, d e las sociedades y periódicos fotográficos, etc. Su precio es 2 pesetas en rústica y 2,50 e n c u a d e r n a d o e n t e l a á la inglesa, dirigiendo los pedidos á la librería de D . F e r n a n d o F e , Madrid (Carrera de San J e r ó n i m o , 2). {Al- calá, 2 3 , principal), á donde se diririginín los pedidos de provincias. H i g i e n e y E c o n o m i a , por D.a Mariana Alvare?. B. Carretero, maestra d e u n a de las escuelas municipales de Burgos. Concienzudo resumen del Catecismo de Higiene y de liconomía doinésiicas escrito p o r el padre de la autora, y aprobado por el C o n sejo de Instrucción pública para texto en las E s cuelas normales de Maestras y en las de primera enseñanza. Está ilustrado con algunas viiíetas y u n a linda portada al cromo por D . Isidro Gil, Diríjanse los pedidos al editor, D. Santiago Rodríguez Alonso, Burgo.s (Pasaje de la Flora, 12). 1,0 < 1 ¡ s p e r s o , p o r D . Vicente Bas y Cortés. Un volumen de cérea de 300 páginas en 8.0, donde aparecen coleccionados varios discursos y algunos artículos importantes del autor. Véndese, á 3 pesetas , eti las principales librerías, y en casa del señor Bas y Cortés. Madrid (Atocha, 25, tercero izquierda). l í l P r o y e l c o n t r a , p a r a d o j a s , p o r D . Antonio María del Valle y S e r r a n o , marqués ríe Villa-Huerta. Ingeniosísimo trabajo, muy bien pensado y bien escrito : al lado del pro, aparece el con Ira; frente al sabio, el i g n o r a n t e ; frente al soberbio, el humilde, etc. H a y en ese libro retratos y tipos para todos los gustos. Véndese en las principales librerías. I.-;i L e g - i s l a e i ó i i | i í n ' l i i f i n e s a e o i i l e m p o r á nea, estudios de legislación co.iiparada, p o r don Rafael María de Labra. E s el tomo x x i i de la Bil'lioteca Andaluza, y se v e n d e , á 1,50 p e s e t a s , en la Administración de la m i s m a , Madrid ( O b e lisco , 8). K l P o r v e n i r I n d u s t r i a l , Sociedad benéfica;/lA'7«íí«ii leída en el acto de la inauguración solemne de dicha Sociedad p o r el secretario primero de la J u n t a de gobierno D . E d u a r d o Muñoz, en 28 de SRTA. D.^ MARÍA LUISA IlISTINGUIDA PIANISTA K e s i i i u e n elínico tic l o s e n f e r m o s t r a t a d o s y de las operaciones practicadas durante once a ñ o s , en Madrid, p o r el doctor A. de la l'eiía, médico-oculista, ex jefe de Clínica del doctor Wecker, etc. Un folleto muy curioso, ilustrado con algunos grabados y fotograbados. Véndese, á una p e s e t a , en casa del autor, Madrid (Alcalá, ó).—V. GUERRA, ARGENTINA. KLEYER - VELOCÍPEDOS "ÁGUILA" IMPORTANTE FÁBRICA DEL CONTINENTE I'rancfort sobre él Mein. Velocípedos de dos y tres ruedas. Velocípedos de seguridad, simples y con dos asientos para cada edad. Velocípedos de tres ruedas para transportar mercancías de todo género. Piezas de reemplazo y accesorias. S e b u s c a n agentes activos y se ofrecen catálogos ilustrados contra remesa de timbre postal. DE BELLAS ARTES EN EL PALACIO DE CRISTAL Representante: G U S T A V O R O H R I G , Barcelona. de Julio h a s t a me- Participando de las propiedades del l o a o * , y del H i e r r o , e s t a s Pildoras convienen e s - , ( p e c l a l m e n l e o n l a s enfermedades tan varia-. t das q u e d e t e r m i n a el g é r m e a escroluloso Htumores,oijstruccioness humores fríos, Qic.),-^ ¡ afecciones c o n t r a las cuales son I m p o t e n t e s 5 I los simples f e r r u g i n o s o s ; en la c l o r o s i s • \{colorespáUéos),JiiG\kcoTTea[^Qresl}lancas\ I la A m e n o r r e a Imenstritaciun nula á difíK « ) , la T i s i s , I En Dn. ofrecen á los p r á c ü c o s u n a g e n t e ' terapéutico de los m a s enérgicos para estl- J I m u l a r el organismo y modllicar las consli- 9 , tuciones linlálicas, débiles ó debilitadas. 2 N. B. — El Jodiiro de Iiierro impuro ó al- Q I terado e s u n m e d i c a m e n t o i n í l é l é i r r i t a n t e . O • Come p r u e b a de pureza y autenticidad d e © I las verdaderas P i l d o r a s d e B i a n c a r d , 9 ¡essíjase n u e s t r o sello de _y^^ , plata reactiva, n u e s t r a , ^ ¡ i ^ ! ^ 2 ^ ¿ I firma adjunta y el sello, I iíli Unión Ae Fabricantes ' Farmacéiitioo de París, calla Bonaparte,40 I DESCONFÍESE DE LAS FALSIFICACIONES MAGNOLIA COUDRAY SUPERIOR OPOPONAX - VELUTINA ~ HELIOTROPO BLANCO - LACTEINA. La P A I l J l . i r \ ( A - F < > U i e ¡ V I I - : i f i , a l a dosis de u n p a q u e t e ó de dos sollos, c a r a i i i s t a n t á n c a m e n t o l a j a q u e c a ó n o u r a l g i a , l a m a s v i o l e n t a . ViNO OSSIAN HENRY, SIMPLE Ó FERRUGINOSO EL MAS EPIOAZ REPARADOR, EL M E J O R DE LOS FERRUGINOSOS l u í í l i L u t o <i«! Fi-;iim,-i:»: l ' l t l ^ í l l l O HÍOÍVTYOIV l-:iS ESi'.iÑA. !•:>• TOMAÜ LAS TATtMAriAS Rescn-ados lodos los derechos de propiedad artística y literaria. o«l:i p c i ' . s o n : ) e:iiiibi.iii<l'» ó v c i i d t c i i t l o s c l l o f í d e <;«n'rc<>, recibíiá, si lo pidt, so pretio comente y el I I I A U I I » I L U S T K A l í O I > t : S F . t , I . O S líIC <:OiS K I Í O , gratuitamente. Sellos de correu Lintónticos, á precios módieiis. E. HAYN, B E R L Í N , N. 24, Io3 C a t a r r o s , loa Resfriados, la Grippe, B r o n q u i t i s , etc., el J a r a b e y iü P a s t a P e c t o r a l de I M a f é do D e l a n g r e n i e r poseen mm eficacia cierin, y Jiist,iricai¡ii por loa Miembros ile 1^ Acudémla ile Miidlilim da Fi'nncla. Sin Opio. Morfina ni Codeina. Se les ciíi cim éxito y seRurldni] á los Nliliis, iitucados Uc Toa slmplo ü do C o q u e l u c h e ó Tos ferina. EN PARÍS, C A L L E V I V I E N N E , T IW TODAS LAS llO'l'ICAa I>EL HUKDO ENTISUO. VELOCÍPEDOS TRIÜMP LlGKItOS DTJIÍATILTÍS G ARAN-TIZAD OS 53 BETTMAN&C.« « o l d e u I,:>ne I.OIXMISIÍS F á l n - i c a : A s l o n IS 1 1 ! M I I V ( i H A M MADRID, —Establecimiento tipolitográfico «Sucesores de Rivadencyra», Impresores de la Hcjtl Cusa,