O XXXII, No. 642, 1-31 de oct Romero, AÑ u b re d e r o ñ e s 20 1 3 on M o tr n e C www.uca.edu.sv/publica/cartas XXIV aniversario de los Mártires de la UCA Tutela Legal Monseñor Romero en Londres Dean Brackley 2do. aniversario 1 Octubre, 2013 Comunicado de la Junta de Directores de la UCA Ante el cierre de Tutela Legal del Arzobispado 2. Efectivamente, la Oficina de Tutela Legal ha sido un notable símbolo de compasión y misericordia, de opción por el pobre y por la justicia por parte de la Arquidiócesis de San Salvador, desde que fue fundada por monseñor Arturo Rivera y Damas en 1982, prosiguiendo la labor que monseñor Romero inició con Socorro Jurídico. No podemos dejar de reconocer el gran empeño que puso también en la Oficina María Julia Hernández, y la proyección internacional que adquirió bajo su dirección, precisamente por ser símbolo de la defensa de las víctimas en casos de gran relevancia, como la investigación sobre la horrible masacre de El Mozote, que fue llevada hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Con ello, la Iglesia en El Salvador se hizo acreedora de credibilidad evangélica. 2 4. Indudablemente, aún no se han saldado satisfactoriamente las consecuencias de los crímenes cometidos en el tiempo de la guerra, y es humano, y por ello cristiano, darles seguimiento. Siempre denunciamos la promulgación de la ley de amnistía de 1993, que ha impedido llevar a los tribunales tantos crímenes de guerra y contra la humanidad, o buscar formas auténticas de justicia transicional. Por tanto, hay un gran trabajo por hacer al lado de este pueblo que fue injustamente humillado y violentado. A nuestro juicio, no se pueden abandonar los casos que Tutela Legal ha presentado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y cuyas resoluciones todavía no han sido cumplidas por el Gobierno de El Salvador, especialmente la que sobre la masacre de El Mozote ha recibido ya sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. 5. A pesar de que la postura del Estado salvadoreño ante los derechos humanos ha cambiado desde 1992, sigue siendo necesario velar por la defensa de los mismos, en especial de cara a la población más vulnerable. Si bien es verdad, como ha expresado el Arzobispo, que la Iglesia, además de preocuparse por las terribles secuelas de la guerra, necesita ocuparse de los derechos económicos, sociales y culturales de las víctimas de la violencia juvenil y, sobre todo, de la que causan el narcotráfico y otras Diseño y diagramación de revista : Ronald Cardoza 1. La disolución de Tutela Legal nos ha extrañado y dolido profundamente. A lo largo de muchos años, hemos sido testigos de su meritorio trabajo al servicio de los más pobres y en defensa de las víctimas. A través de esta oficina, la Iglesia arquidiocesana ha velado por los derechos humanos y ha procurado asistencia legal, defendiendo las justas causas de los salvadoreños. De ese modo ha cumplido con el principal deber cristiano de estar al lado de los pobres, proteger a los desvalidos y esforzarse por defenderlos de la injusticia. 3. Sigue siendo crucial para la Iglesia católica y para El Salvador mantener la tradición de algunos de sus grandes pastores: monseñor Luis Chávez, monseñor Óscar Romero y monseñor Arturo Rivera Damas. Es un deber cristiano seguir brindando al pueblo salvadoreño un corazón compasivo, conmovido entrañablemente, como el de Jesús de Nazaret, frente a las víctimas de toda clase de injusticia. Hoy, como ayer, nos urge la palabra del mismo Jesús: “Misericordia quiero y no sacrificios” (Mt 12, 7). Por ello, vemos absolutamente necesario que nuestra Iglesia mantenga la preocupación activa por la justicia, tal y como lo ha hecho a través de Socorro Jurídico, Justicia y Paz, y Tutela Legal. Sin este símbolo, activo entre el pueblo, se pierde un testimonio valioso de lo que significa pastorear la Iglesia. www.uca.edu.sv/publica/cartas Comunicamos al pueblo de El Salvador que después de escribir, como Junta de Directores de la UCA, una carta al arzobispo, José Luis Escobar Alas, transmitiéndole nuestras apreciaciones, valoraciones e interrogantes sobre el cierre de Tutela Legal, y de informarnos ampliamente sobre sus motivos en una conversación, nos hemos reunido también con algunos de los miembros despedidos de la instancia y hemos escuchado su parecer sobre los hechos. Hemos leído, asimismo, tanto los comunicados del Arzobispado como los emitidos por los empleados despedidos. Con base en estas acciones, hemos decidido pronunciarnos públicamente. Lo hacemos por respeto al pueblo al que nos debemos desde el comienzo de nuestro caminar como universidad de inspiración cristiana y movidos por un gran amor a la Iglesia y a los salvadoreños. Editorial actividades ilícitas, por la situación de los presos, por el flagelo de los desaparecidos y por la preservación y cuido delicado del medioambiente (que algunos pueblos originarios evocan como “madre tierra”), no por ello deja de ser necesario que Tutela Legal continúe ocupándose de ello. Ya lo estaba haciendo en el sonado caso de Baterías Record y en otros. 6. La Junta de Directores de la UCA piensa que el notable eco que esta decisión, no consultada con el conjunto del pueblo de Dios, ha despertado en amplios círculos de las Iglesias y de la ciudadanía, así como internacionalmente, recomendaría una reconsideración profunda. Los errores o deficiencias en una institución de la Iglesia sugieren no pocas veces su corrección en lugar de la supresión de la instancia. Lejos de perder credibilidad, la Iglesia crece cuando una autoridad es capaz de repensar, revalorar y, dado el caso, modificar una decisión importante. De cualquier manera, sentimos que es cristiana y eclesialmente valioso abrir todo este asunto tan doloroso a consulta amplia de tantas personas que desean que nuestra Iglesia no abandone, ni dé ocasión para que se piense que abandona, a las víctimas de la guerra y a sus familias, y siga esforzándose por defender los derechos humanos y la dignidad del pueblo, especialmente de los más vulnerables, empobrecidos y victimados. 7. En todo caso, es necesario que el Arzobispado garantice que se conservará y reactivará el Archivo Monseñor Arturo Rivera Damas de Tutela Legal, para que esté al servicio de la memoria histórica y de las posibles alternativas de justicia que puedan impulsarse en nuestro país. Muchos de los documentos que allí se guardan son el resultado de laboriosas investigaciones, de la valiente decisión de las víctimas de hablar, y tendrían el valor de indicios de pruebas de responsabilidad si se abrieran procesos judiciales. 8. Existe, además, un problema muy serio. En la conferencia de prensa que el Arzobispo dio el viernes 4 de octubre, acusó a los antiguos empleados de Tutela Legal de “irregularidades” financieras y administrativas en su trabajo. Pero se abstuvo de mencionar nombres y situaciones concretas, lo cual arrojó una sombra sobre todo el grupo, que no tuvo oportunidad de defenderse en ese momento. De hecho, las personas acusadas de un delito o de una conducta irregular en el desempeño de su oficio son inocentes mientras no se pruebe lo contrario. El 6 de octubre, los acusados emitieron un comunicado en el que dicen lo siguiente: “La labor de Tutela se basaba en proyectos sociales avalados por el señor Arzobispo, contando con constantes auditorías internas y externas puestas por los mismos cooperantes y la administración del Arzobispado, y […] en ningún momento señalaron resultados negativos. Las cuentas de los fondos de cada proyecto están a nombre de la Arquidiócesis, y para retirar cualquier fondo se requería la firma mancomunada de dos monseñores que estaban debidamente autorizados por el señor Arzobispo. Ninguno del equipo de Tutela Legal, incluyendo al director, tenía autorización de firma para retirar fondos”. 9. Finalmente, pensamos que es muy difícil aceptar que el pastor no dé lugar a que las personas que trabajan a su lado desde hace años, en una labor también pastoral, reciban personalmente de él sus preocupaciones, sus decisiones y los motivos de estas. La Iglesia necesita en sus autoridades formas dialogantes de actuar para evitar el riesgo de reflejar modelos autoritarios impropios del seguimiento de Jesucristo. Como ha afirmado el papa Francisco desde el inicio de su gobierno, es crucial “una Iglesia pobre y para los pobres”, y, evidentemente, con los pobres. Ello requiere de signos de parte de todos los sectores del pueblo de Dios, que manifiesten y hagan realidad este deseo, arriesgando el conflicto que puede sobrevenir, como le ocurrió a Jesús de Nazaret en su propia vida. Por ello, animamos a monseñor José Luis Escobar Alas a que en el caso de Tutela Legal ponga un claro signo de ese compromiso con los pobres desde su oficio de pastor. San Salvador, 17 de octubre de 2013 3 Víctimas En el comienzo estaba el pueblo de Dios. Las víctimas deben estar siempre en el centro Jon Sobrino sj C on estas dos frases quisiéramos poner algo de luz en la confusión, y en muchos casos indignación, que se generó el 30 de septiembre. Sin previo aviso y sin tener en cuenta la dignidad de las personas, el arzobispado clausuró Tutela Legal. Desde entonces ha habido comunicados de quienes despidieron y de quienes fueron despedidos, más publicitados los de aquellos que los de estos. Muy pronto hubo también comunicados de instituciones internacionales de renombre, de la UCA y de la Conferencia de Religiosos y Religiosas de El Salvador. Más recientemente, el arzobispo y la fiscalía intercambian opiniones sobre los derechos de ambas instituciones con relación a los archivos. Monseñor con el pueblo Muchas otras cosas han ocurrido. Algunas son conocidas por el pueblo de Dios, y la mayoría, como suele ser normal, le son desconocidas. Recientemente el arzobispo ha nombrado una comisión de sacerdotes connotados para velar por los archivos, para hacer las cosas bien en el futuro -y para reparar la imagen del Arzobispado, ahora deteriorada como cuando se retiraron los dibujos de Fernando Llort de la fachada de catedral. Un campesino ha formulado cómo ve lo que ha ocurrido con estas palabras: “Triste. Vergonzoso”. 1. Los laicos. El pueblo de Dios y el Socorro Jurídico. “Pueblo de Dios” es expresión abstracta, y su contenido concreto no es muy conocido por los salvadoreños. Sin embargo, hace 50 años un concilio universal definió lo más real de la Iglesia de Jesucristo con las palabras “Pueblo de Dios”, y no con las de “Iglesia jerárquica”. Esto quiere decir que obispos, curas, seglares, los llamados laicos y laicas, todos son primordial e igualmente, miembros de la Iglesia. Las diferencias vienen después. Son diferencias de naturaleza funcional, y nada dicen de la calidad de vida cristiana de sus miembros. Pues bien, en los años setenta en El Salvador los laicos fueron los que se preocuparon por la violación de los derechos humanos en el país y los que se pusieron a defender a las víctimas. Surgió el Socorro Jurídico. Muchos salvadoreños llevaban ya siglos sufriendo la muerte lenta de la pobreza, la violencia originaria. Pero en los setenta a esta muerte se unió la muerte rápida 4 de la represión. Clamaba al cielo, y el grupo de laicos citado, en el que había abogados, es decir gente del derecho, se movieron en su defensa con la gran novedad de defenderles también en el ámbito de los derechos humanos, que eran groseramente violados. De ahí el adjetivo jurídico [del Socorro] y después el adjetivo legal [de la Tutela]. Un jesuita, el Padre Segundo Montes, a quien Benjamín Cuellar recuerda en el artículo que publicamos a continuación, acompañó y aglutinó al grupo en el Externado San José. Después, Monseñor Romero reconoció que el Socorro Jurídico era importante colaborador suyo en la defensa de las víctimas y en la denuncia de los victimarios. De hecho, en la primera página del Diario de Monseñor [que tal como se ha conservado comienza el viernes 31 de marzo de 1978] aparece la referencia al Socorro Jurídico. Menciona algún nombre de sus miembros y habla de tareas concretas… Y añade. “Les agradecí y les manifesté mi satisfacción por la acogida que prestaron al llamamiento y por la buena voluntad que han manifestado como abogados de conciencia cristiana”. Más tarde, surgió Tutela Legal. Hasta el día de hoy, con Tutela han trabajado otros obispos, otros sacerdotes y otros laicos. El nombre de Maria Julia Hernández es entrañable e inolvidable. En esos treinta años ha habido cooperación y han existido tensiones entre ellos. Históricamente suele ser lo normal. Víctimas Ahora entramos en un nuevo período. Pero sea cual sea su novedad insistimos en que los derechos humanos es responsabilidad de “todo el Pueblo de Dios”. Lo recuerdo porque no es ninguna sutileza teológica rutinaria, sino una necesidad cristiana e histórica. Los laicos son responsables como lo son otros miembros del pueblo de Dios, ministros y jerarcas. Tienen la misma dignidad. Unos y otros deben tratarse con el mismo respeto. 2. La jerarquía al servicio de todo el Pueblo de Dios, no por encima de él. En la Iglesia católica hay laicos y hay jerarquía. El Vaticano II dijo que, antes que las diferencias, hay que enfatizar que ambos forman parte por igual del pueblo de Dios. La potestad, el poder ministerial de la jerarquía, sin duda ofrece posibilidades para hacer el bien, pero como lo muestra la historia, como todo poder tiene siempre peligros. “Que me lo digan a mí que soy rector de una universidad”, decía el Padre Ellacuría. En democracia se da por sentado que ese peligro hay que superarlo o al menos limitarlo. Y por eso se insiste en la obligación de “rendir cuentas”, en lo que insistía el padre Dean Brackley, a quien acabamos de recordar estos días. Hablaba mucho de la necesidad de “accountability”. Y en cosas de Iglesia, además de la democracia siempre queda el evangelio, su exigencia y su utopía: los que están arriba, que se bajen dice Jesús. Ante acontecimientos públicos que generan grave confusión, como ha ocurrido con el cierre de Tutela Legal, la historia, la democracia y las tradiciones evangélicas ofrecen otros modos de actuar: la disponibilidad a explicar las decisiones de antemano y con argumentos convincentes, el diálogo previo, el rendir cuentas y la actitud acogedora. Siguiendo con la utopía, el ideal es que el Pueblo de Dios sea ejemplo de solidaridad. Ciertamente como ayuda y defensa de quienes lo necesitan. Pero dentro del pueblo de Dios debiera existir, además, otra forma de solidaridad, que no empequeñece la mencionada, sino que la incrementa: “llevarse mutuamente los unos a los otros”, ministros, laicos, jerarcas. Y cuando hay agravios, reales o supuestos, que exista la disponibilidad al diálogo sincero y al perdón. Con relación a la jerarquía es una forma que toma la utopía evangélica de bajarse para servir. Y no se debiera esperar a que comience a bajarse el otro. Cuando se de esa solidaridad, el pueblo de Dios será una gran ayuda para el país. 3. Al menos de palabra, también en la presente coyuntura conflictiva parece haber coincidencia en que lo más importante son las víctimas. El Socorro Jurídico primeo y Tutela Legal después promovieron en este país “la memoria histórica”. Durante años han derrochado amor hacia los miles de perseguidos, asesinados, desaparecidos, los que tienen que emigrar para poder vivir, especialmente mujeres y niños. Ambas instituciones han mantenido con vida y con dignidad a miles de víctimas. El padre Ellacuría las llamó el “Pueblo Crucificado”. Y Monseñor, después de que el ejército hubiese asesinado a más de un centenar de campesinos, el 19 de junio de 1977 dijo en Aguilares: “Ustedes son el Divino traspasado”. Y no solo les dio dignidad con estas palabras, sino que confesó ante ellos, indefensamente, cómo entendía él su misión arzobispal: “A mí me toca ir recogiendo cadáveres”. Esa era ex officio tarea fundamental suya por ser arzobispo. “Recoger cadáveres” es una forma vigorosa de expresar lo que todo el Pueblo de Dios debe hacer con las víctimas. Las pueden hacer suyas el Socorro Jurídico, Tutela Legal, el IDHUCA y todas las instituciones de derechos humanos. Y todos los miembros de todas las iglesias salvadoreñas de la confesión que fuere. Importantes son archivos con nombres, inventarios, que estén bien protegidos. Importantes son ONGS, y sus aportes. Pero eso no sustituye al “recoger cadáveres” de Monseñor Romero y de otros en este país, mártires muchos de ellos. 4. Dios sabe cuál será el futuro de Tutela Legal. Los acontecimientos de estos días no debieran llevar a que disminuyan y se empobrezcan sus tareas, sino a que crezcan y mejoren. Que las discusiones existentes sirvan para llevar luz al pueblo de Dios. Y que no lleven al deseo, comprensible pero no muy cristiano, de “tener más razón que el otro”. Las reflexiones que acabamos de hacer pueden resultar excesivamente conceptuales, incluso complicadas aunque quisieran ser sencillas y dar alguna luz. Termino ahora con las palabras de Pedro Casaldáliga, estas sí breves y claras: “Todo es relativo menos Dios y el hambre”. En El Salvador bien podemos decir: “menos Dios y las víctimas”. 22 de Octubre de 2013 5 Víctimas Segundo Montes: visionario, coherente y vigente Benjamín Cuéllar Diez años antes de la fundación del Idhuca, Segundo Montes impulsó la creación de algo novedoso en el país y la región: el Socorro Jurídico Cristiano. Así, en 1985 y 1975, respectivamente, se fundaron y pusieron esos dos organismos al servicio de las mayorías populares víctimas de la violación de sus derechos más fundamentales. Montes lo hizo con absoluta independencia de criterio, libre de cualquier condicionamiento político en una época de gran convulsión (represión gubernamental, violencia guerrillera y conflicto armado) y comprometido con esa población sufriente. Visionario, porque a mitad de la década de 1970 se lanzó, junto a un grupo de jóvenes estudiantes de derecho y algunos abogados, en la arriesgada cruzada de defender derechos humanos en un país donde la sangre ya corría por las ciudades y el campo. Los vientos que soplaban eran de muerte, luto y dolor, pero había que asumir el desafío. Visionario también porque fijó su atención con rigor académico y sentido humano -quizás antes que nadie en el país y la región- en aquellos seres humanos que debían abandonar sus modestas viviendas para buscar refugio o huir del país debido a la amenaza real de la muerte violenta, pero también por el proceso de muerte lenta producida por el hambre, las enfermedades y otras precarias condiciones de existencia. Visionario porque alcanzó a advertir, con mucha antelación, lo que después de su brutal ejecución se le vino encima al llamado “triángulo norte” centroamericano. En 1985, habló de “una profunda modificación de la estructura y las relaciones sociales en El Salvador”. “Previsiblemente”, aseguró hace veintiocho años, “se va a conformar o se está conformando en El Salvador una nueva categoría social, prácticamente inexistente hasta el momento si no es una proporción insignificante”. A renglón seguido, Montes se refirió a la población desplazada internamente, la que calculaba en medio millón de personas. Ese colectivo, “dadas sus características previas, agravadas por la situación presente, carentes de niveles educativos y de capacitación, lanzadas a un sistema incapaz de generar puestos de trabajo suficientes, de absorber dignamente a esa multitud, y de suministrarles los requerimientos mínimos e indispensables para una vida productiva y digna, no tendrá otra alternativa que convertirse -en una proporción significativa y alarmante- en lumpenproletariado, con todas las consecuencias que acarrearía para la estructura 6 social del país”. Sin estigmatizar a esas personas, ¿estaría Montes anunciando una de las causas que originaron a las maras? Fue, además, coherente hasta el final de su vida, arrebatada por criminales que ahora tiemblan ante la posibilidad de ser condenados por la justicia universal. Segundo Montes pensó, predicó, educó, escribió y trabajó siempre en la misma dirección: la del respeto de la dignidad de las personas. Fue un hombre teórico y práctico, fiel a esa perspectiva de vida. Vida que no terminó con su infame asesinato. En 1985 también habló de la familia. Si es la base de la sociedad, sostuvo, “como lo reconoce la Constitución política y lo aceptan las ciencias sociales, dado que es el primero y fundamental socializador, la desarticulación de gran parte de esas familias va a repercutir profundamente en la generación futura y en la sociedad en general. La muerte violenta, o la ausencia del padre o de varones adultos; el proceso de socialización familiar anormal, de muchos niños -a veces ni siquiera parientes- bajo el cuidado de una mujer sola y/o con frecuencia de algún anciano, en condiciones de vida ‘artificiales’, no puede menos que grabar una profunda huella en la conformación de las personalidades individuales y sociales de una proporción considerable de la sociedad salvadoreña”. ¿No es esto un diagnóstico de la realidad nacional actual? Por todo lo anterior, vale la pena celebrar el paso de Segundo Montes por El Salvador. Además del seminario especializado en el que se abordaron la trata de personas, el desplazamiento forzado por violencia y la política migratoria, este año la actividad central para conmemorar el aniversario de la fundación del Idhuca fue en Arcatao, Chalatenango, el sábado 8 y domingo 9 de septiembre. En ese municipio, en medio de las difíciles condiciones de vida en las que se encuentra la mayoría de sus habitantes, el Instituto trabaja con el comité de víctimas de la guerra; sobrevivientes que luchan por conocer la verdad sobre las atrocidades que sufrieron y por que se imparta justicia reparadora. También trabaja con población emigrante que ha retornado o que planea emprender la aventurada travesía. Qué mejor lugar para recordar al padre Montes y su obra. Víctimas Lampedusa de nuevo Jesús Bastante, Religión Digital “Sólo me viene la palabra vergüenza. Es una vergüenza”. Son palabras del Papa tras el naufragio cerca de la isla de Lampedusa en el que han fallecido más de un centenar de personas y han desaparecido otras 250. El Papa improvisó estas palabras al término del discurso a los participantes en el convenio sobre el aniversario de la encíclica “Pacem in Terris”. “Recemos por los que han perdido la vida, hombres, mujeres, niños, por los familiares y por todos los inmigrantes. Unamos nuestros esfuerzos para que no se repitan tragedias similares. Sólo una decidida colaboración de todos puede ayudar a prevenirlas”. Lampedusa fue, en el mes de julio, el destino del primer viaje de Francisco fuera de Roma. Entonces el Papa habló al mundo sobre el drama de la inmigración. Hoy ha vuelto a hacerse trágico. A lo largo de la tarde, la cifra de cuerpos hallados muertos se incrementa por decenas. Los supervivientes de la tragedia -en la embarcación viajaban medio millar de personas- explicaron que decidieron encender un fuego en la embarcación para poder ser localizados, pues que no lograban contactar con los servicios de rescate con los teléfonos que llevaban. La barcaza se incendió y muchos inmigrantes tuvieron que arrojarse al mar, y en el caos consiguiente la embarcación acabó volcando. Al parecer, una veintena de barcos contempló el incendió y posterior naufragio sin acudir a socorrer a las víctimas ni dar aviso a las autoridades. La tragedia de hoy se suma a la ocurrida el pasado 30 de septiembre cuando trece indocumentados fallecieron después de haber sido obligados por los traficantes a saltar de la barcaza en la que viajaban a pesar de que no sabían nadar y había un fuerte oleaje. Don Stefano Nastasi, ex párroco de San Perlando, ha sido testigo de la tragedia. Está consternado: “Es una masacre. Una masacre que hay que detener de una vez por todas”. Para este sacerdote la esperanza viene de los vecinos. “Se han volcado en ayudar a los inmigrantes, saliendo al mar con las barcas, llevando mantas y comida, ayudando en lo que pueden”. Y prosigue. “Toda pérdida humana es una tragedia, pero esta es sin duda la peor que recuerdo por el número de víctimas. Es algo horroroso. Espero que no vuelva a repetirse algo así”. Los habitantes de Lampedusa “mayoritariamente pescadores se merecen todos los aplausos, por la solidaridad que han demostrado -una vez más- ante la muerte de inocentes, víctimas de la desesperación y de la codicia de los modernos traficantes de personas”. A falta de confirmación oficial parece que uno de los patrones de la embarcación habría sido detenido. 7 Casaldáliga Entrevista de Pedro Casaldáliga para quienes buscan la verdad con honradez y esperanza Religión Digital Unos amigos de Don Pedro, venidos de España y de Brasil le hicieron una entrevista, publicada en Religión Digital. Los temas son de mucha importancia. Son de actualidad y tanto las preguntas como las respuestas son sobre lo que ocurre hoy en concreto. Pienso que todo el mundo las entiende. Publicamos parte de esta entrevista, ligeramente editada que continuaremos en el número siguiente. “Es fácil llevar a Jesús en el pecho, lo difícil es tener pecho, coraje para seguir a Jesús” Preguntas sobre las Comunidades Cristianas de Base y el ecumenismo Casaldáliga. Arrancan de la base, del pueblo y son la base de la Iglesia. Nosotros decimos en Brasil que se trata de un nuevo modo de ser Iglesia, yo añadí: de un nuevo modo de toda la Iglesia. El Obispo Leonardo se alarmó un poco, y me decía “Pedro, eso es una ilusión. Para la Iglesia sería el modo de ser comunitario, fiel, uniendo la fe a la vida, con la Biblia en las manos del pueblo, con capacidad de diálogo, teniendo en cuenta el ecumenismo. Siempre hemos dicho que este se dará si se da el diálogo del pueblo con la cultura. 8 Ahora el desafío es la convivencia en todos los campos: en la familia, en el vecindario, en el trabajo, en la comunidad eclesial. La convivencia es el gran desafío. Los indios Minky dicen que “vivir es convivir”. La convivencia supone que nos situemos en la Iglesia en una actitud de igualdad; de igual a igual con las otras Iglesias, con las otras religiones, con las otras espiritualidades, con la humanidad. Hemos de partir de esa visión macroecuménica, en vez de partir de una actitud replegada sobre sí misma; partir de una visión abierta en comunión con todos los otros movimientos, espiritualidades y religiones. Hemos de explicitar nuestra fe no como imponiendo una superioridad sino Casaldáliga contribuyendo con la concreta historia de Jesús de Nazaret. Preguntas sobre la parroquia Casaldáliga. Debería ser toda ella comunidad. Yo digo que no se trata de discutir si son tantas o cuantas; se trata de que todo sea comunidad; me gusta hablar de comunitariedad, que todo sea comunitario desde el Papa, que todo sea participativo, que, desde la propia situación de cada uno, todo sea contribución al conjunto. Las parroquias como parroquia no tienen futuro. Estos días la CNBB (Conferencia Episcopal de Brasil) está discutiendo sobre “Comunidad de Comunidades, una nueva Parroquia”. Está comprobado que la parroquia como tal se transforma en burocracia y no estimula la participación real; se entiende, por otra parte, que sea necesario una referencia jurídica, diríamos canónica. Que sean grupos pequeños forma parte de la condición de semilla, fermento, sal. Yo creo que se ha superado ya la fase más rabiosa de relación entre comunidades y obispos; hemos aprendido bastante a convivir; todavía falta mucho, pero ya hay menos episcopalitis aguda. Si el obispo o el cura no nos acepta, pues muy bien, no nos vamos a perder por eso. La indignación ha de ser una indignación esperanzada, de lo contrario estamos vomitando bilis por todas partes y no tenemos nada de buena noticia. El cristianismo es algo más, no se trata de vivir la vida amargada, fiscalizada. Preguntas sobre los Nuevos Movimientos Casaldáliga. La fe sin política no es fe cristiana. Por lo que respecta a los nuevos movimientos yo he vivido un detalle interesante en Honduras. Estábamos en Cuaresma, la cocinera de los claretianos nos dijo que era neocatecumenal y añadió: “nosotros celebramos la Eucaristía ustedes celebran la Misa”. Si se niegan a participar de la vida de la parroquia en ciertos momentos, en ciertas cosas; ahí también dejarían de ser Iglesia. Yo digo a los amigos y amigas que hay que participar de la misa del cura al menos una vez por mes; es la contribución a los ancianos y ancianas que participan todas las semanas, levantarles el ánimo. Negarse me parece que es una actitud anticristiana. Preguntas sobre la fe y la política Casaldáliga. No puede haber fe cristiana sin encarnación. Encarnación es el misterio de la entrada de Dios, de lleno, en nuestra humanidad por medio de Jesús de Nazaret, y eso supone que asumamos los desafíos de cada día. Todo es política, aunque la política no lo sea todo. Jesús dijo que había venido para que todos tuvieran vida, y la tuvieran en abundancia. Si no me preocupo de la tierra, de la salud, de la educación, de las comunicaciones, incluso de las vacaciones para descansar, no me estoy preocupando de la vida humana. La vida en el otro mundo es un asunto de Dios, que Él resolverá muy bien, porque allí habrá vida y vida en abundancia para todos. A nosotros nos toca mejorar la vida y universalizar la vida aquí, en este mundo. Y si la Iglesia, el Papa, los obispos, los sacerdotes, las monjas y todos aquellos que queremos ser seguidores de Jesús no hacemos política, no impulsamos las consecuencias sociales, políticas y económicas que tiene la fe, ¿qué testimonio de amor damos? Preguntas sobre comunitariedad y comunidad. Casaldáliga. Es una actitud de participación, de corresponsabilidad, que el Papa sea el Obispo de Roma, que los obispos participen realmente de la colegialidad que ahora no existe, corresponsabilidad de todos y todas. Una actitud comunitaria en la propia familia, en el trabajo; un párroco no debería decidir nada por sí sólo y un padre de familia tampoco. Preguntas sobre los sínodos, los pastorales, los laicos y su participación consejos Casaldáliga. Los Sínodos son un fracaso; el propio cardenal Arns, que fue arzobispo de Sâo Paulo, y que participaba de los Sínodos, nos dijo en una asamblea de los obispos de Brasil que el Sínodo es un fracaso por ser sólo consultivo; los obispos hablan y a continuación la Curia lo amaña a su modo, y después de dos o tres años aparece un documento firmado por el Papa que ni lo leemos. No fue participativo y está fuera de hora y de lugar. Cuando se está pidiendo estos días la reforma de la Curia muchos insisten en este aspecto: que los sínodos sean de participación, de colegialidad, de corresponsabilidad. Preguntas sobre las personas mayores y la problemática sexual Casaldáliga. Se trata de ser comprensivos con las personas mayores. Hay que reconocer que están viviendo un proceso personal y de grupo que antes no se imaginaba. Toda la problemática sexual antes se vivía clandestinamente, ahora con la puerta abierta; la autoridad paterna se discute hoy; el padre y la madre, los formadores no pueden sentirse decepcionados, han de estimular la crítica, la indignación; pero dando testimonio y actuando ellos, también, en familia de una manera participativa. 9 Mártires de la UCA El 16 de noviembre que vivió Lucía Cerna José María Tojeira sj Conocía a Lucía de vista. Hacía la limpieza en la zona de la rectoría y vicerrectorías de la UCA y la había visto de pasada, en las pocas ocasiones que llegaba a dichas dependencias. Mi primer encuentro personal fue en la sala de estar de mi casa, a eso de las 6:40 de la mañana del día 17 de noviembre. Allí estaba también Obdulio, esposo y padre de Elba y Celina, que había llegado poco antes para comunicarnos el asesinato de los seis jesuitas, su esposa y su hija. Mientras Obdulio no sabía nada, Lucía fue enfática: “Fueron los militares, Padre. Yo los vi”. El ejército había bombardeado y ametrallado el barrio donde ella vivía, y le habían dado un cuarto en una casa de la UCA desde donde se podía ver la entrada a la yarda de la vivienda de los jesuitas. Allí habían dormido ella, su esposo y su pequeña hija. El esposo no se atrevió a levantarse después del intenso tiroteo para asomarse a la ventana. Pero Lucía sí. Y vio a los militares salir por esa puerta, después de escuchar los abundantes disparos y explosiones. Los asesinos habían tratado de fabricar un escenario encubridor: “La jefatura de la guerrilla estaba reunida con los jesuitas en la casa de éstos, y el ejército llega a detenerlos. Se produce un tiroteo y el FMLN asesina a los jesuitas al huir”. Posteriormente hablé con más detalle con Lucía. 10 Era la única testigo visual de los participantes en el crimen. En su testimonio judicial diría que los vio muy claramente porque la luna de aquel día brillaba como el sol. En realidad vio a los soldados a la luz de dos luces de bengala (flares) que lanzaron al terminar el operativo y abandonar el lugar del crimen, pues esa noche no había luz eléctrica. Su testimonio era importante en un ambiente en el que el Ejército salvadoreño y el Gobierno acusaban directamente del crimen al FMLN, con los medios de comunicación controlados y con el discurso militar centrado en la amenaza y la represión. Abogados, conocedores del país, amigos, todos me decían que si Lucía testimoniaba debía abandonar El Salvador. Ella estaba dispuesta a correr el riesgo. La embajada de Estados Unidos nos dijo que facilitaría su ingreso vía Miami, y la embajada española, después de una inicial negativa, aceptó tenerla como refugiada mientras el juez le tomaba las declaraciones. Y comenzó entonces el suplicio de esta mujer valiente. El juez llegó a la embajada española con los fiscales. Éstos estaban empeñados en destruir las declaraciones de Lucía, queriendo confundirla y obligarla a decir que no se podía distinguir entre militares y guerrilleros. Lucía insistía: “Eran soldados como los que siempre he visto en la calle”. Y no la podían sacar de ahí, a pesar de la presión de los fiscales, queriendo hacerla ver como mentirosa ante el juez. Un jesuita, Fermín Sáinz, que la acompañó durante el interrogatorio, no soportó la escena e increpó Mártires de la UCA a los fiscales, acusándoles de querer destruir a la testigo en vez de aprovecharla. Cuando el toque de queda se acercaba el juez se retiró hasta el día siguiente, y a Lucía le tocó dormir en la embajada junto con su esposo y su hija. El embajador español, Francisco Cádiz Deleito, llegó a media noche a despertarla: “Rece Lucía, que van a venir a matarnos”, le decía. Y le tocaba a esta mujer valiente calmar y tranquilizar al nervioso embajador. Después del ofensivo interrogatorio fiscal le tocó la ida al aeropuerto. El ambiente de tensión permanecía. Acusar a militares del asesinato de los jesuitas parecía en aquellos momentos firmar la propia sentencia de muerte. Los embajadores de España y Estados Unidos la acompañaron para darle seguridad. El embajador de Francia prestó su automóvil blindado, dado que la embajada española carecía de este tipo de carro. Por lo largo y oneroso del interrogatorio Lucía perdió el avión. El ministro de Asuntos Humanitarios de Francia, entonces Bernard Kouchner, en ese momento de El Salvador y parte de la comitiva que acompañaba a Lucía y familia al aeropuerto, consiguió que un avión de transporte del ejército francés que estaba en Belice, viniera a El Salvador y trasladara a nuestra testigo a Estados Unidos. Permanecer un día más en El Salvador era peligroso. La entrada de Lucía en el avión francés, caminando sobre la pista, fue filmada, y en ella se veía a Kouchner protegiendo con su cuerpo a Lucía del algún posible francotirador. Este ambiente de tensión continúa en Miami. Richard Chidester, oficialmente encargado de asuntos legales en la Embajada de Estados Unidos, pide permiso para viajar en el avión francés y facilitar la entrada de Lucía y su familia en Estados Unidos. Y en Miami, junto a unos agentes del FBI, deciden hospedar a Lucía en un hotel para evaluar “la peligrosidad de la testigo”. Temían, decían, que alguien pudiera matarla. Y allí siguió la presión. Trajeron para interrogarla al teniente coronel Manuel Antonio Rivas Mejía. Y de nuevo comenzó el intento de desacreditar a la testigo. Algunos días la sometieron varias veces al polígrafo. El militar salvadoreño la amenazó con devolverla a El Salvador “y ya sabes lo que te va a pasar allí”. El intento era que Lucía dijera que no había visto nada, y que la versión que había dado ante el juez se la había proporcionado el jesuita Miguel Francisco Estrada. Presionada ante las amenazas de retorno a su patria con muerte incluida, Lucía tuvo un momento de debilidad y dijo que no había visto nada y que la versión se la había inventado María Julia Hernández, directora de la Tutela Legal del arzobispado de San Salvador, que también la había acompañado durante el interrogatorio en la embajada española. Esa afirmación fue sometida al polígrafo y la máquina la calificó de no creíble. Pero los agentes del FBI filtraron a la prensa información de que la testigo se había desdicho de su anterior acusación. Posteriormente, Lucía volvió a insistir ante los agentes en la versión que nos había dado a nosotros desde el principio. El arzobispo de San Salvador, Monseñor Arturo Rivera Damas, denunció que Lucía había sido secuestrada en Estados Unidos por el FBI y sometida a tortura sicológica. El 41 presidente de Estados Unidos, George Herbert Walker Bush, aseguró, en respuesta al arzobispo, que en Estados Unidos se respetaban los derechos humanos. Y comenzó, entre dificultades y esperanzas, la nueva vida de Lucía y su familia, que este libro narra. Para quienes fuimos testigos inmediatos de su valentía en estos días aciagos y terribles que le tocaron vivir, Lucía se convierte en símbolo de coraje, honorabilidad y valor. Se trata de una mujer sencilla que desde sus sentimientos de justicia y de cariño a las víctimas se expuso a un complejo peregrinaje en el que se juntan un sistema judicial corrupto, una diplomacia mediocre, unos militares mentirosos y dispuestos a matar y unos policías norteamericanos maltratadores y cómplices con un oficial del ejército salvadoreño acusado por la Comisión de la Verdad de encubrir asesinatos. Una mujer ejemplar convertida ella misma en víctima por tratar de hacer verdad en un caso que las armas, la prepotencia estatal y los intereses de quienes financiaban una guerra injusta, querían encubrir. El testimonio de Lucía fue clave para ejercer presión y para llegar a un primer capítulo de la verdad. Desde su declaración hasta que el gobierno de El Salvador reconoció la culpabilidad militar en el asesinato de los jesuitas y sus colaboradoras pasaron prácticamente cuarenta días. Durante ese tiempo la maquinaria gubernamental salvadoreña insistió sistemáticamente en acusar al FMLN. La declaración de Lucía nos ayudó a todos a insistir en la autoría de la Fuerza Armada. Y su ejemplo valiente y esforzado, fue acicate y estímulo para todos los que en aquel momento luchamos en favor de la verdad. Nos sabíamos en desventaja ante un gobierno que enviaba delegaciones a Washington, a Madrid y al Vaticano, para decir que los jesuitas mentíamos al acusar al ejército y que la investigación oficial, supuestamente científica e imparcial, implicaba a la guerrilla en el crimen. Pero el ejemplo de Lucía nos ayudó a todos a privilegiar la verdad sobre la vida. Sabiendo que con el riesgo corrido, contribuíamos, igual que Lucía, a salvar vidas en El Salvador. Porque en efecto, el reconocimiento de la culpabilidad del ejército, con el descrédito tan absoluto que le proporcionó, debilitó a los coroneles partidarios de proseguir la guerra y aceleró el proceso de paz. Lucía, mujer valiente y constructora de paz, se merece todo nuestro agradecimiento. 11 12 La UCA y el pueblo herido Ya sois la verdad en cruz y la ciencia en profecía y es total la compañía compañeros de Jesús. El juramento cumplido, la UCA y el pueblo herido dictan la misma lección desde las cátedras fosas y Obdulio cuida las rosas de nuestra liberación. Capilla de la UCA San Salvador, 23 de marzo de 1990. Pedro Casaldáliga 13 Mártires de la UCA “Decir la verdad” Jon Sobrino sj L ucía Cerna “dijo la verdad”. El padre Tojeira ha explicado magníficamente lo que ocurrió. Ahora solo queremos hacer algunas reflexiones para captar bien lo que estaba haciendo Lucía al “decir la verdad”. Al decir lo que vio y lo que oyó, Lucía se convirtió en testigo de la verdad, y también en su defensora, pues dijo la verdad en contra de quienes la combatían. Y se convirtió en servidora fiel, amenazada por gente muy poderosa de fuera y con la dolorosa congoja de dentro, pues estaba arriesgando lo más querido suyo: vida, familia, vivir en su tierra. Su honradez y su entereza no le valieron ningún reconocimiento oficial, al contrario los poderosos intentaron hacerla pasar por mentirosa. Lucía se convirtió, a las inmediatas, en una víctima más de lo ocurrido la noche del 16 de noviembre. Pero muy pronto se convirtió en símbolo de la lucha contra el asesinato y contra la mentira. Para Lucía “decir la verdad” fue una victoria sobre poderosos enemigos. Los mentirosos quedaron espantados, pues Lucía no permitió, como suele ocurrir, jugar con la verdad. Y no era una verdad cualquiera. Establecía el hecho fundamental: en el país hay criminales, importantes miembros de estamentos oficiales, que asesinan a personas indefensas e inocentes, numerosa y masivamente. Y también en el país hay quienes, después de asesinar, mienten sin escrúpulos de forma clara y arrogante, o intentan al menos manipular y encubrir la verdad. A quien puso en palabra la verdad, los mentirosos amenazaron e intentaron silenciar. Es el pecado del mundo. 14 Sin nombrarlos explícitamente, Lucía declaraba mentirosos al gobierno, militares, políticos, algunos diplomáticos, e incluso a algún miembro de la jerarquía eclesiástica. En el Vaticano Monseñor Romeo Tobar Astorga dijo que los asesinos habían sido el FMLN. *** Gran decidor de la verdad fue Monseñor Romero. A él sí lo eliminaron, en definitiva por haber dicho la verdad, exhaustivamente y sin componendas: la verdad sobre las muertes, desaparecimientos, torturas, robos a miles de salvadoreños en sus salarios, tener que abandonar el país como refugiados, especialmente los pobres y sencillos. Monseñor estorbó “a los que tienen demasiada voz” por “ser voz de los sin voz”. Y fue la voz de quienes son víctimas de la mentira. Cuando Monseñor Romero regresaba de Puebla en 1979, un funcionario del aeropuerto dijo: “Ahí va la verdad”. Y en la homilía del 18 de febrero de 1979, la primera después de su regreso de Puebla, Monseñor comentó: “La frase me llena de optimismo porque en mi valija no traigo contrabando ni traigo mentira, traigo la verdad”. La verdad era el modo de ser de Monseñor. Estaba configurado por un existencial: amar y decir la verdad, Mártires de la UCA En El Salvador ha habido mucha vileza y mucha generosidad. El recuerdo del primer 16 de noviembre seguirá mostrando la vileza de unos. El gesto de Lucía Cerna de decir la verdad se mantiene hasta nuestros días. Se ha comvertido en buena noticia para siempre”. odiar y denunciar la mentira. Con la mentira se encubre la violación de los mandamientos de la ley de Dios. Y con la verdad se las saca a luz. Contra las violaciones del quinto mandamiento denunciaba: “La violencia, el asesinato, la tortura donde se quedan tantos muertos, el machetear y tirar al mar, el botar gente: todo esto es el imperio del infierno” (1 de julio de 1979). Y poco antes de su propio asesinato dijo: “Se sigue masacrando al sector organizado de nuestro pueblo solo por el hecho de salir ordenadamente a la calle para pedir justicia y libertad” (27 de enero de 1980). Contra las violaciones del séptimo mandamiento decía: “¡No robarás! Es la verdad. Y lo que tienes lo has robado al pueblo que perece en la miseria” (18 de marzo, 1979). Contra el octavo mandamiento, globalizando su realidad en nuestro país, decía: “Falta en nuestro ambiente la verdad”, (12 de abril, 1979). “Sobran quienes tienen su pluma pagada y su palabra vendida” (18 de febrero, 1979). “Distorsionan la verdad” (21 de enero, 1979). Con dolor y amargura se quejaba: “Estamos en un mundo de mentiras donde nadie cree ya en nada”, dijo el 18 de marzo de 1979. Pero en la Escritura también es central la verdad en oposición dialéctica a la mentira. En Rom 1, 18-32 Pablo dice, solemnemente, estas palabras: “Desde el cielo se revela la ira de Dios contra toda clase de hombres impíos e injustos que por su injusticia aprisionan la verdad”. Y en los versos siguientes menciona las consecuencias de aprisionar la verdad. Las creaturas ya no revelan al creador. El corazón se entenebrece. Y los seres humanos quedan entregados a toda suerte de pasiones que los deshumanizan. El evangelio de Juan 8, 44, relaciona el mentir y el dar muerte. El maligno es homicida y mentiroso, y por ese orden. El evangelio de Juan habla de la verdad, y dice: “la verdad les hará libres”. Verdad y mentira, humanización y deshumanización. Tanto Monseñor Romero como Lucía Cerna pasaron por momentos difíciles. Monseñor escribió el 25 de febrero de 1980 que temía una muerte violenta -y no exageraba después de haber hablado como habló. También Lucía tuvo miedo en los interrogatorios y en un momento flaqueó y se vino abajo. Pero ambos se mantuvieron firmes y dijeron la verdad. *** *** Así vio a Monseñor Romero un campesino sabio: “Monseñor Romero dijo la verdad. Nos defendió a nosotros de pobres. Y por eso lo mataron”. Que yo recuerde el campesino no dijo más. Debió alegrarse inmensamente de que Monseñor les defendiese. El día que lo mataron debió llorar como solo se llora a un padre. Pero lo que más le debió sorprender, al menos por ahí comenzó, es que Monseñor Romero “dijo la verdad”. *** La palabra de Dios dice cosas centrales para los creyentes y para todos los seres humanos de buena voluntad. Central es, evidentemente, el amor a Dios y el amor al prójimo, sin olvidar ponerlos juntos, como dice Jesús. Y como recuerda Pablo a los cristianos de Corinto: “Ahora hay tres cosas: fe, esperanza y amor, pero la mayor es el amor”. Para terminar quiero recordar un texto del final de la vida de Jesús. En Betania una mujer se le acercó y derramó un perfume muy costoso sobre su cabeza. Algunos de los presentes se indignaron, hipócritamente, pues decían que se estaba desperdiciando el dinero que se podía dar a los pobres. Pero Jesús salió en defensa de la mujer. “Esta mujer ha hecho lo que tenía que hacer, ha ungido mi cuerpo para la sepultura”. Y añadió: “en verdad les digo, donde quiera que se proclame el evangelio en todo el mundo, se contará el gesto de esta mujer”. En El Salvador ha habido mucha vileza y mucha generosidad. El recuerdo del primer 16 de noviembre seguirá mostrando la vileza de unos. El gesto de Lucía Cerna de decir la verdad se mantiene hasta nuestros días. Se ha convertido en buena noticia para siempre. 15 Romero Monseñor Romero en Londres Romero: defensor de los pobres. Continuación Monseñor Ricardo Urioste Una catedral del siglo XIX asociada con la marcha de los católicos ingleses desde la represión a la tolerancia, bombardeada por Hitler durante la Segunda Guerra Mundial y visitada por Juan Pablo II en 1982, ahora alberga un “espacio [Óscar A.] Romero” que el embajador salvadoreño Werner Matías Romero (sin parentesco a Monseñor) llamó “un pedacito de el Salvador” en el corazón de Londres. *** Bendición de la cruz. Continuación de la Homilía de Monseñor Urioste el día de la inauguración: 3. El tercer y último aspecto que quisiera abordar es el de Monseñor Romero como defensor y servidor de los pobres. Quizás una de sus frases nos ayude a comprender esa faceta de su vida: “El Pastor tiene que estar donde hay sufrimiento” (30 de octubre de 1977). Y allí donde hubo sufrimiento pasó él toda su vida sacerdotal desde sus días de seminarista. Y después, como joven sacerdote hasta el final cuando ya era un arzobispo de 62 años. Algo parecido ocurrió entre Monseñor Romero y los más necesitados. Siempre los quiso, aunque en un principio de forma paternalista. Pero Nuestro Señor le tocó los ojos de tal forma que él se preguntaría “¿qué más puedo hacer por los pobres y su sufrimiento?”. Entonces, Monseñor Romero también vio con claridad. Nunca habló de una conversión en su vida, pero sí dijo que Nuestro Señor lo guió en su evolución. Algunos han dicho que Monseñor Romero tuvo una conversión en un momento determinado de su vida como arzobispo. Yo no estoy de acuerdo. Él siempre buscó hacer la voluntad de Dios y Dios le mostraba su voluntad paso a paso. Su caso se parece a lo que nos cuenta san Marcos en el capítulo 8 sobre el ciego de Betsaida. Jesús tomó saliva en sus manos y la puso en los ojos del ciego. Le preguntó si veía algo. El ciego, que empezaba a ver, contestó, “Veo gente; parecen árboles que van caminando”. De nuevo, Jesús colocó sus manos sobre los ojos del ciego, y ahora éste vio con claridad. En la Carta a los Romanos, san Pablo dice: “Quien no tenga el Espíritu de Cristo, no le pertenece” (8, 9). Esto nos lleva a preguntar: ¿Qué era el espíritu de Cristo? El Evangelio nos da la respuesta. Jesús tuvo como prioridad su comunicación constante con Dios Padre a través de la oración. Luego, predicó sobre el Reino de Dios. 16 Y por último, por medio de su compañía constante, Jesús expresó su amor por los pobres, los ciegos, los leprosos, los hambrientos. Según San Mateo, en el capítulo 25, nuestra entrada al cielo estará condicionada por lo que hicimos para ayudar a los necesitados. “En Romero Cruz de Fernando Llort en la capilla. verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mí” (v. 40). “En verdad les digo: siempre que no lo hicieron con alguno de estos más pequeños, ustedes dejaron de hacérmelo a mí” (v. 45). Este espíritu cristiano de compasión caracterizó el cuidado amoroso que Monseñor Romero mostró a los pobres, tanto en obras como en palabras. Aproximadamente un mes antes de su muerte, dijo en su homilía del 17 de febrero de 1980: “Queremos una Iglesia que realmente esté hombro-con-hombro con los pobres de El Salvador. Cada vez que nos acercamos a los más necesitados, descubrimos el verdadero rostro del siervo sufriente de Yahweh. De esta forma, podemos entender con más claridad el misterio de Cristo quien se vuelve humano y pobre por nuestro bien”. Para Monseñor Romero, la cercanía a los pobres nos acerca al sufrimiento de Jesús. En su homilía del 5 de febrero de 1978 dijo: “Hay una manera de saber si Dios está cerca o lejos de nosotros. Dios está cerca de todos los que se preocupan por el hambriento, el desnudo, el pobre, el desaparecido, el torturado, el preso, el que sufre. La religión cristiana nos garantiza que Dios está especialmente cerca de quienes hacen el bien a otros. Una oración llena de palabrería no nos garantiza que es la correcta. Es bastante fácil averiguar qué tan correcta es una oración al preguntarse: “cómo trato a los pobres”. ¡Ahí está Dios!” Su pensamiento teológico nos permite comprobar de nuevo qué tan cerca está Dios de nosotros cuando ayudamos a nuestros hermanos. En su homilía del 18 de septiembre de 1977 habló de amar a Dios y a los demás: “Estas desigualdades, estas masas miserables que se lamentan al cielo, son signos anticristianos… Cuanto más nos acercamos a nuestros hermanos, mejores hijos de Dios somos.” Él, que tanto amó a Dios, también lo encontró en los pobres como nos enseñó el mismo Jesús. No hay tiempo para seguir citando las vigorosas palabras de Monseñor Romero en favor de los pobres. Sin embargo, sí quiero decir que, cuatro meses antes de su asesinato, cuando ya estaba amenazado de muerte, afirmó: “Les aseguro que no abandonaré a mi pueblo. Por 17 Romero El canonigo O’Toole y Fernando Llort, artísta salvadoreño. favor recen para que permanezca fiel a mi promesa de correr todos los riesgos que mi ministerio me exige” (11 de noviembre de 1979). Apenas un mes antes de su muerte, Monseñor Romero pasó una semana en un retiro espiritual. A mí parecer, en aquellos días escribió una de las páginas más bellas de su caminar espiritual. Escribió: “Mi otro temor es acerca de los riesgos de mi vida. Me cuesta aceptar una muerte violenta que, en estas circunstancias, es muy posible… El Padre Azcue su director espiritual) me dio ánimo diciéndome que mi disposición debe ser dar mi vida por Dios, cualquiera sea el fin de mi vida. Las circunstancias desconocidas se vivirán con la gracia de Dios. Él asistió a los mártires y si es necesario, lo sentiré muy cerca al entregarle mi último suspiro. Pero que más valioso que el momento de morir, es entregarle toda la vida y vivir para él”. Yo considero estas palabras como su legado espiritual. Y más adelante, dijo: “Así concreto mi consagración al Corazón de Jesús que fue siempre fuente de inspiración y alegría cristiana en mi vida. Así también pongo bajo su providencia 18 amorosa toda mi vida y acepto con fe en él mi muerte por más difícil que sea. La certeza de saber que en Cristo están mi vida y mi muerte me es suficiente para ser feliz. A pesar de mis pecados, en él he puesto mi confianza y no quedaré confundido y otros proseguirán con más sabiduría y santidad los trabajos de la Iglesia y de la patria”. Así fue la ofrenda de su muerte a Dios, tal y como siempre le había ofrecido su vida. Quisiera terminar estas palabras recordando que en el curso de la historia, hay tres obispos que han sido asesinados en el templo. El primero fue San Estanislao de Cracovia, Polonia. Lo mataron porque criticó al rey por sus pecados, por defender la moralidad. El segundo fue el Arzobispo de Canterbury, Santo Tomás Becket, a quien mataron por defender la libertad y los derechos de la Iglesia Católica. El tercero fue Monseñor Romero quien buscó ser fiel al Evangelio y al Magisterio de la Iglesia. Lo mataron por defender a los pobres. Los primeros dos ya han sido canonizados. Si Dios quiere, un día se canonizará también a Monseñor Romero. AMEN Romero En oscuros siglos, se cuenta, Monseñor Romero, algún obispo murió un enviado de Dios para salvar a su pueblo por orden de un rey, salpicando con su sangre el cáliz por defender la libertad de la Iglesia frente al poder. Está muy bien, pero ¿desde cuándo no se había contado que mataran a un obispo en el altar sin hablar de libertad de la Iglesia, sino simplemente porque se puso de lado de los pobres y dio voz a su sed de justicia que clama al cielo? Quizás hay que ir al origen mismo, al que mataron con muerte de esclavo subversivo. José María Valverde, fallecido en 1996, profesor de estética de la Universidad de Barcelona, escribió este poema sobre el asesinato de Monseñor en el altar. Hace ocho meses, un 24 de marzo, caía ante el altar Monseñor Romero. Bastó con un tiro al corazón para acabar con su vida mortal. Estaba amenazado hacía meses y nunca buscó la menor protección. El mismo manejaba su carro y vivía en un indefenso apartamento adosado a la Iglesia donde fue asesinado. Lo mataron los mismos que matan al pueblo, los mismos que en este año de su martirio llevan exterminadas cerca de diez mil personas, la mayor parte de ellas jóvenes campesinos, obreros y estudiantes, pero también ancianos, mujeres y niños que son sacados de sus ranchos y aparecen poco después torturados, destrozados, muchas veces irreconocibles. No importa determinar quién fue el que disparó. Fue el mal, fue el pecado, fue el anti-cristo, pero un mal, un pecado y un anti-cristo históricos, que se han encarnado en unas estructuras injustas y en unos hombres que han elegido el papel de Caín. Sólo tuvo tres años de vida pública como arzobispo de San Salvador. Fueron suficientes para sembrar la palabra de Dios, para hacer presente en su pueblo la figura de Jesús; fueron demasiados para los que no pueden tolerar la luz de la verdad y el fuego del amor. Ignacio Ellacuría, noviembre, 1980. 19 Teología Encuentro anual de teólogos jesuitas latinoamericanos Santiago de Chile, 2013 Hugo Gudiel sj E n la semana del 12 al 16 de agosto del presente año 2013, doce miembros e invitados de la Comisión Teológica de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina (CPAL), realizaron su reunión anual en Santiago de Chile. El encuentro fue el Centro de Espiritualidad Loyola, ubicado a 23 kilómetros de la capital del país. Por tercer y último año consecutivo, la Comisión trató el tema de La recepción latinoamericana del concilio Vaticano II y la fe. Las ponencias expuestas giraron en torno a lo teológico, lo cristológico y la teología del Espíritu desde la recepción latinoamericana. En las comunicaciones, la Comisión se centró en lo eclesiológico, el diálogo interreligioso, y en el influjo que la teología latina está teniendo en la transformación de la teología en Estados Unidos. 1. Cristo desde Medellín y el Espíritu que actúa desde abajo Las ponencias centradas propiamente en la recepción latinoamericana del Vaticano II fueron cuatro. La primera ponencia fue la del teólogo de la facultad de teología y Filosofía de Belo Horizonte, Geraldo de Mori sobre El aggiornamento como categoría teológica. El brasileño subraya en su trabajo la importancia histórica y teológica del aggiornamento. A propósito del tema y a mi juicio, este acontecimiento del Espíritu, propiciado por todo el movimiento histórico y eclesial de renovación que condujo al concilio Vaticano II, fue recibido en América Latina de un modo original y radicalmente evangélico. Es lo que efectivamente se pone de manifiesto, sobre todo a partir de Medellín y con la irrupción de los pobres y desheredados, en la teología, la Iglesia y la realidad histórica latinoamericana. La siguiente ponencia estuvo bajo la responsabilidad del chileno Jorge Costadoat, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile y de la Universidad Alberto Hurtado: Cristo como criterio de interpretación de los signos de los tiempos en Medellín. En ella el teólogo presenta la “visión cristológica de la historia” de Medellín, y cree que quizá esto sea lo más propio de la recepción latinoamericana del Vaticano II. Esa visión y recepción de la cristología de Medellín es fundamental para comprender lo más característico de la Iglesia y la teología latinoamericana. 20 Teología El tercer trabajo es el de Víctor Codina: El Espíritu actúa desde abajo, desde la periferia. Ensayo de una pnuematología desde América Latina. Se trata de una propuesta específica de teología del Espíritu que, sin despreciar los aportes de otras teologías europeas y ortodoxas del Espíritu, quiere ser escrita desde la perspectiva concreta de la realidad de los pobres latinoamericanos. Al mismo tiempo, el teólogo quiere dejar claro el aporte propio y significativo de esta pneumatología latinoamericana. Aunque Víctor Codina no pudo estar presente esta vez en Santiago de Chile, su trabajo fue ampliamente discutido en la Comisión para, posteriormente, presentarle las debidas sugerencias y observaciones. Finalmente, Pedro Trigo, conocido teólogo con corazón venezolano de raíces españolas, profesor en la Facultad de Teología de la Universidad Católica Andrés Bello, habló sobre la Novedad de la espiritualidad conciliar: Ensayo de síntesis. El autor está profundamente convencido de que esta novedad de la espiritualidad del concilio Vaticano II tiene sus raíces justo en la fidelidad al Evangelio de Jesucristo y a su Espíritu. 2. Hacia una Iglesia de los pobres Finalizadas las ponencias, la Comisión continuó su programa con la presentación de cuatro comunicaciones. Aunque estas no abordan directa y explícitamente el tema central de la recepción latinoamericana del Vaticano II, esos trabajos fueron expuestos y discutidos por su relación implícita con el tema central. Pero también fueron considerados porque de algún modo iluminan a los miembros de la Comisión Teológica, en su hacer y quehacer teología desde la realidad latinoamericana, pero abiertos a otras experiencias similares. La primera comunicación fue la del teólogo francés del Centro Sèvres de Paris, Etienne Grieu: Diaconía 2013: ¿un acontecimiento para la Iglesia de Francia? Etienne narra teológicamente en su trabajo un encuentro de tres días que logró reunir a 12,000 personas de las más pobres del país, a más de 80 obispos, e incluso al mismo nuncio. A partir de lo expresado por el teólogo, puede afirmarse que se trató de un acontecimiento singular para la Iglesia de Francia, en el que los más pobres irrumpieron como un signo de los tiempos. Pero también y sobre todo, hay que notar que fue un acontecimiento novedoso en donde esos mismos pobres franceses tomaron la palabra, expresaron sus propios sentimientos, y contaron con su lenguaje su propia historia. Los relatos de vida de esos excluidos emergieron como Buena Noticia para toda la Iglesia francesa. Como muy bien comenta Etienne, “los pobres son capaces de un pensamiento que viene de la experiencia”. Esos desheredados del primer mundo, que paradójicamente son llamados pobres del cuarto mundo, se han convertido (al menos en ese acontecimiento) en los verdaderos sujetos de esa Iglesia. Por la dinámica que hubo y que se narró, puede afirmarse que los mismos pobres optaron por los pobres. Reto fundamental para una Iglesia verdaderamente cristiana. Evidentemente, ahora queda la tarea de la continuidad y concreción de ese acontecimiento eclesial en Francia. La siguiente comunicación fue la del peruano José Piedra Valdez: La universalidad eclesial en un mundo globalizado. Se trata de un breve trabajo que seguramente el teólogo espera todavía desarrollar y precisar. En él habla del mundo particular versus el mundo global; de un mundo más abierto frente a un mundo más cerrado. Llamó especialmente la atención su propuesta sobre la sencillez de vida para la Iglesia, como única salida ante la situación actual de globalización y consumismo impuesta por el modelo económico predominante. En este contexto, le sugerimos desde Centroamérica que ampliara su trabajo echando mano de los escritos de I. Ellacuría sobre la “civilización de la pobreza”, frente a la “civilización de la riqueza”. El teólogo peruano termina señalando la importancia que tiene para la Iglesia el hecho de recuperar la misión hacia afuera. Seguidamente el mexicano Raúl Cervera presentó su trabajo centrado en la temática: Inculturación y diálogo interreligioso. El autor comienza considerando estas dos realidades en el magisterio de la Iglesia. A continuación expone la articulación entre religión y cultura, y termina analizando el caso de los catolicismos populares. Las comunicaciones terminaron con la presentación del teólogo estadounidense de raíces mexicanas, Allan Figueroa Deck: Las aportaciones latinas a la transformación de la teología práctica en Estados Unidos. Se trata de un sugerente trabajo colectivo en donde además participan María Carmen Cervantes y Ken Jonson-Mondragón. 3. Museo de la Memoria y los Derechos Humanos El martes 13 de agosto la Comisión visitó por la mañana, en Santiago de Chile, el “Museo de la Memoria y los Derechos Humanos”. El proyecto, de estructura moderna y de varios pisos, fue inaugurado en enero de 2010 por la que en ese momento fuera la presidenta de ese país: Michele Bachelet. Como claramente se lee en su presentación, este Museo es, ante todo, “un espacio que invita a reflexionar sobre los atentados contra la 21 Teología vida y la dignidad de las personas, ocurridos entre el 11 de septiembre de 1973 y el 10 de marzo de 1990”. La exposición permanente del Museo “recoge elementos importantes de su patrimonio para narrar los hechos ocurridos en Chile” durante estas tres décadas. Por medio del Museo de la Memoria también se espera “promover el respeto a los derechos humanos como una práctica permanente, para que estos hechos no se repitan Nunca Más”. No cabe duda que la visita a este Museo invita a la reflexión y quedó de trasfondo en los miembros de la Comisión para que su reflexión teológica parta del Dios que quiere la vida de las víctimas de la violencia, y que han sufrido la violación de sus más sagrados derechos. Algunas paredes de este Museo, llenas de fotografías de desaparecidos y asesinados, expresan que la violencia ciega no tiene la última palabra ni para los pueblos ni para el Dios de la vida en el que creemos. En efecto, los miles de muertos y desaparecidos permanecen en la memoria de cada una de las personas que se han hecho presentes visitando el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, y estamos convencidos de que también permanecen en la memoria y el corazón del Dios de Jesús. incluidos nuestros seis compañeros jesuitas de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”, y sus dos colaboradoras. Se trata de una sala que sirve a los universitarios para estudiar, pero que también puede ser visitada por aquellos que lo deseen y quieran contemplar y hacer memoria de una de las realidades que caracteriza a la Iglesia latinoamericana: el martirio. 4. Seminario Interno, Monseñor Romero y libro de Pedro Trigo Por la tarde del mismo martes, la Comisión participó como invitada en el “Seminario Interno” de los teólogos de la Pontificia Universidad Católica de Chile. La ponencia magistral estuvo a cargo de la teóloga Virginia Raquel Azcuy: Dios actúa en la historia y se manifiesta en los siglos de los tiempos. El giro soteriológico-pastoral en el concilio Vaticano II. En su trabajo Virginia R. Azcuy presenta, en primer lugar: de los signos del Reino a los signos de los tiempos; y a continuación de los signos de los tiempos a su discernimiento teológico. Terminada la ponencia, tuvimos la grata sorpresa de encontrar en esta Pontificia Universidad, una sala dedicada a “Monseñor Romero”. Es un recinto lleno de fotografías de mártires y santos latinoamericanos, Los miembros de la Comisión Teológica estamos sumamente agradecidos por el aprecio y la amistad de los hermanos jesuitas de la provincia de Chile, y por todas las personas que gentilmente nos acogieron. El estilo “Seminario” de esta semana, hace que para la Comisión de teólogos jesuitas de la CPAL, este encuentro anual sea una experiencia intensa, pero al mismo tiempo única y dinámica en el hacer y quehacer teológico desde la perspectiva latinoamericana. Hemos comprobado en esta práctica teórica, que teologizando es como se hace teología y de ese modo es como se aprende teología. Al mismo tiempo valoramos la importancia de la praxis teórica del teologizar desde la realidad propia de los países de América Latina. 22 A las 19:00 horas del mismo día martes, en el Centro de Extensión de la Universidad Católica, fue presentado el nuevo libro de Pedro Trigo: Relaciones humanizadoras. Un imaginario alternativo. La obra fue comentada por la historiadora Ana María Stuven y el teólogo Diego Irarrázabal. A continuación Pedro Trigo agradeció, precisó y sintetizó lo fundamental de su obra. En el prólogo a esta obra, Víctor Codina afirma que este libro de Trigo está “destinado a repensar cómo relacionarnos humanizadoramente y cómo escapar del callejón sin salida de unas relaciones meramente objetuales”. En él se ponen de manifiesto “unas reflexiones y convicciones que tienen su fundamento último y su clave de bóveda en la teología cristiana”. El horizonte último de la obra de Trigo “es el Reino escatológico de Dios que se hace presente ya en la historia como Reinado de Dios”. Dean Brackley Dean Brackley: un Cristo hecho amor Mayra Herrera A Canción al Padre Dean El cielo recibió a un ángel de amor Su vida él entregó, mostrando su valor A los pobres y sencillos, donó su corazón Dean Brackley fuiste nuestro pastor Coro: Un padre, un gran amigo, bueno y bello Un hombre humilde y sencillo, alegre con todos Capaz de mover montañas y cambiar el mundo Ejemplo de un Cristo hecho amor Dean Brackley fuiste nuestro pastor Tu palabra nos dejaste y con fuerza nos gritaste: Resentidos no queremos, agradecidos hoy seremos Sean humildes con amor, den la vida sin rencor A los pobres denle su corazón Misionero muy valiente, sueños viste en la gente Los becarios tú formaste, testimonio enseñaste Si podemos hoy soñar, con valor lo lograremos Con tu ejemplo Dean nos inspiraremos Ejemplo de un Cristo hecho amor Dean Brackley fuiste nuestro pastor. sí lo describen los jóvenes becarios que pertenecen al Programa de Becas Mártires de la UCA en la canción que prepararon para el homenaje de su segundo aniversario. Para facilitar la lectura, citaré algunas de sus palabras entre comillas. El 16 de octubre se ha convertido en el día en el que, más que recordar al padre Dean, queremos hacerlo presente entre nosotros. Mantener viva la llama de la solidaridad, ser agradecidos y que “no perdamos nunca el humor” son acciones que debemos cultivar si queremos “responder con amor a un mundo quebrantado”. Para quienes trabajamos a su lado en el Centro Monseñor Romero, esto fue lo que nos enseñó el padre Dean, no en cátedras ni ponencias, sino en carne propia con su vida ejemplar de entrega y servicio a los pobres. El Salvador es un país herido, con la violencia e injusticias a la orden del día. Pero esto no detuvo al jesuita estadounidense que pudo tener consigo la paz y tranquilidad que ofrecen los países del primer mundo. Pero quien siente esa paz y tranquilidad no ha tenido ese “contacto regular con los pobres y con los que sufren”. Y por eso, se apuntó de inmediato al llamado del Padre General de los jesuitas cuando pidió voluntarios para venir a nuestro país luego del asesinato de sus hermanos jesuitas de la UCA. Como un pequeño homenaje de agradecimiento a un ser humano que nos pidió ser más humanos y mejores cristianos para dignificar la vida, los becarios y voluntarios de la comunidad universitaria aunamos esfuerzos para conmemorar con mucho cariño el segundo año de su encuentro con Dios. 23 Programa de Becas Mártires UCA Dean Brackley Becarios cantando la canción que escribieron para el padre Dean, durante la misa del segundo aniversario. El torneo de fútbol rápido: la primera Copa Dean Brackley (que por cierto, en la rama femenina, el primer lugar lo obtuvo el equipo de becarias Mártires de la UCA), el almuerzo y bingo solidarios, y el karaoke fueron las actividades que concentraron a los jóvenes para compartir lo que más tienen en común: juventud, humor y deseos de superación. Pues al padre Dean le encantaba la energía de los muchachos. Creo que su espíritu fue eternamente joven, y se podía comprobar cuando en una pequeña reunión, en una fiesta de empleados e incluso en clases, se ponía a bailar para animar al grupo o simplemente sonreír y darte una palmada en el hombro para que sintieras su apoyo. Hubo dos misas en su recuerdo. La primera, el 12 de octubre con sus queridos feligreses de la Parroquia Jesucristo Liberador, conocida como Capilla de la UCA, quienes compartieron sus testimonios junto al de algunos becarios graduados. Fue un día muy emotivo que terminó con la tradicional “pupusas parroquiales” que comenzó con el párroco anterior: Dean. La segunda, el propio 16 de octubre nos reunimos en la Capilla miembros de la comunidad universitaria, amigos de Jayaque y de la Comunidad Las Palmas, la Casa de la Solidaridad, becarios y sus hermanos jesuitas, todos para agradecer a Dios por haber conocido y quedarse en nuestro corazón, al padre, al compañero, al hermano, al cristiano, ¡a nuestro único Dean! Al finalizar la eucaristía, los becarios compartieron un “almuerzo salvadoreño” y juntos fuimos a visitarle al cementerio de Santa Tecla para agradecerle con cantos y testimonios. Gracias padre Dean por su vida, su vocación y su encuentro con nosotros. Suscripción de Carta a las Iglesias El Salvador: Personal Correo $ 4.00 $ 8.00 Centroamérica y Panamá $ 20.00 Norte y Suramérica $ 25.00 Europa y otras regiones $35.00 Precio por ejemplar $ 0.35 Si desea más información, puede ingresar a nuestra página web: www.ucaeditores.com.sv o escríbanos a la dirección electrónica: [email protected] Tel. 22106600, Exts 240,241,242, Telfax: 503- 22106650 24