/Iñ© EM ^ Múm. Pírm©nm Wmm p®^©'L ^B^ CHARITO, cnadro criminal de L, Casimiro Iborra PRÓXIMAS SALIDAS d e B A R C E L O N A para RIO DE JANEIRO, MONTEVIDEO y BUENOS AIRES S/ í í n i T I f A T F C ? I P F * * fin In M f I ^^ rápido v magnífico trasatlántico de gran tonelaje /S U I U L I U L L h 3 i l l \ L ) Uu Id W. U . i* 27.000 T O N É L A D Á S - 4 H É L I C E S . - V I A J E EN I 2 V , DÍAS Para toda'clase de informes y demanda de plazas, dirigirse á íá gf BARCELONA: Rambla Sta. IWónica, 1 y 3 SAN SEBASTIAN: Calle Elcano, 6 CULPA áALÓN C O M Í ; D O R . - 2 . ' ' c h i s c Sociedad de Empresas Marítimas MADRID: Calle Alcalá, 4 7 E N LA S O M B R A rsJOVELA O E E. CONTRERAS (Ilustraciones Y CAMARGO de ECHEA) es el título del número que LA NOVELA SEMANAL publica hoy sábado 25 céntimos ejemplar Calidad en los autores :: Cantidad en la lectura ;: Baratura en el precio son los íres lemas á que se sujcía en su publicación LA N O V E L A S E M A N A L Los corresponsales de PRENSA GRÁFICA en provincias y en el Extranjero, los vendedores de periódicos en todas las localidades, las librerías, los quioscos y puestos de venta de periódicos, las Bibliotecas de las estaciones de Ferrocarriles de todas las redes españolas, tienen á la venta ejemplares del número corriente TODOS LOS SÁBADOS, y de números atrasados en cualquier momento. Unos y otros se venden al precio único de 25 c é n t i m o s ejemplar en toda Cspaña OR.IGAN D'OR. P R A N C Y CHYPR.E D'OR. FR.ANGY ^^ ^ A M & R E D'OR "^ FRANCY /» ^liX^ MADRID—APARTADO S 3 2 . Y EN TODAS LAS BUENAS PERFUMERÍAS rerez-i^/urfá'^ LA TIERRA DE TODOS N O V E L A DE VICENTE BLASCO IBÁÑEZ (Publicada por la E D I T O R I A L ILUSTRACIONES (CONTINUACIÓN) XVII deeiendo tal ^'ez á una seña de él, los dos hombres montados so alejaron, examinando el horizonte. Sólo volvió uno de ellos, y al ecliar ])ie á tierra tÜjo ulguiiíis palabj'as en voz baja. No se veía á nadie en los alrededoi'e.s. Los ] lerrcis ¿eguían ¡adi'ando, yenflo inquielns de un lado á otro; |iero esta alarma no debía ser míis que una eontinuación do ¡a. anlerior. At|nellos dos honibref:: indudablemente habirtí] llegado solos. Rojas hizo imovos ofrct-imientos, al jnismo tiempo que se esl'orzaVia jaor eontener' su indignación, dando á su voz una exagerada melosidad. •—No sé de qué me habla, señor—contestó al íin Piola—. Se equivoca usted. Nunca he visto á osa señorita. —¿Acaso ustedes no son amigos de jManos Duras? Mieuti'as hablaban los dos, Rieardo, alejándoso un poco de ellos, intentó dav vuelta al i-ancho para llegar á .su puei'ta.; p^i'o el otj'o cordülerano. adivinando SLi intención, se colocó anle él. le\-a]itando la carabina eoino si fuese á apuntarle. Ai i'in, Pioía, sin contestar á Rojas nada cojicreío, le volvió la espalda, dirigiéndose bacía la csrjuina de. la ruinosa construcción y desap:u'eció detrás de ella. Fué á seguir-Jo el estanciero, y tropezó con el nu'snio hombre que babía contenido á Watson. Ahora apuntaba francamente s\i rifle contra los dos, jiara que no jiasasen adelante, y Invieroii que iiiatitener.-5e inmóviles, dudando entre obedecer á la amenaza ó ai-rojarse sobí'o aquel bandido. De mi punlLqjíü apartó Piola las maderas miil unidas que ceri'aban la oiUJ-ada dpi rancho. La presencia del eordillerano hizo que iVíanos Doras abandonase su luelia con Uelinrla. ]']sta, con las mauoa atadas, se defendía de la ngresi\'idad carnal de su raptor. Le iiabía arañado, le había mordido, repeliéndole al mismo tiem|>o con sus pies, luí gaucho tenía en el rostro y en las manos varios rasguños que goteaban sangre; pero tal era su oxeiíación que no parecía dtu-se cuenta de ello.':. Al ver á su íiamarada se asforzó por serenarse, hablando Cíai una olegi'ia feroz. —Lo que yo te dije, hermano; enq^ieza uno ]Jor juego y acaba interesándose. No se puede estar eji paz al lado de una buena moza. Pero calló al notar que Piola le miraba como roconviniéndole. —Vos ahí de farra, como un muchacho, mientras afuera pasa lo que pasn. Le invitó á saüi- con un gesto, y más allá de la puerta continuó, bajando la voz; -^—-Ahí tenéis al viejito de la estancia con un gringo de los que trabajan en las obras del rio. ¿Qiié liaeemos?... Manos Duj'as, á pesar de su cinismo, quedó sorjjrcndido al saber que don Carlos estaba al otro lado de la esijuina de adobes. ¿Cótno se había ]n-üsentado tan protiíoV... ¿Quién liabia podido revelarle Ift. pj-esencia de su hija en eslo rancho lejano?,,. Pero su fci'ocidad y el i'ecuerdo de la ofensa inferida ]]or Hojas le inspiraron una solución. —Lo mejor senl macarlo, —¿Y al gringo también?—preguntó Piola con ironía—Vos encontráis fácilmente el remedio á todo. Se mostraba inquieto el cordillerano, como si su instinto ¡e hiciese presetjtir la proximidad del pcJigro. Yü, no creía (¡iie aquellos dos hombres hubiesen llegado solos. Otros indudablemente ibají á venir, para ciarles ayuda. Lo que Manos Duras debía hacer-—-si es que ^'erdaderanIente necesitaba seguir este mal negocio del robo de la señorita—, era montar en su írieloí sin pérdida de tiempo y Uevai'se la buena maza, á cierto higai' en las orillas del río Li- DE PROMETEO) FEDERICO may, donde se habían dado cita para el día siguiente. Debía desistir de su vuelta al fíueblo aquella noche. Era oportuno cambiar ahora el orden de la marcha. Mientras él so alejaba llevíiudose á la muchacha, ellos se quedarían allí con la tropilla. Piola so encargaba de convencer al viejo de la falsedad do sus sospeeJias. Y si llegaban otros hombres del cercano pueblo, se convencerían también—viéndoles sin ninguna mujer y sin Manos Duras—de que eran unos viajeros pacíficos que habían liecho alto e]i aquel lugar. El gaucho le escuchó con impaciencia. Lo había toma(ío gusto á esta a^•entu]•a y no admitía inodifieaciones en ella. Deseaba conservar á Ceiinda, y al ]nismo tiempo ]io quería remtnciar á su vuelta al pueblo, así que cernise la noche, para hacer aquel cobro del que iiablaba misteriosoinente. —También podes voa hacer otra eo.sa—continuó Piola-—, Kl ]iadre ofrece plata si le devolvemos la mncliaeha, y... Pero no pudo continuar-. Cei'ca de ellos, al otro lado de la esquina de adobes, sonó un tiro, acompañado de un gi'ito. El amigo de ]\[anos Duras lanzó una blasfemia, -—Ya enijiiiíza el baile—dijo armando sn j-iflc y coj'i'iendo hacia el sitio donde había sonado la detonación. Rojas acababa de disjiarar sn revóh'or contra el hombre que le im]iodía el paso. Este se había fijado especialmente en Watson, pues poj" sei' más joven lo infundía mayor cuidado, volviendo hacia el su caraliina, y don Carlos aproveeiró el olvido en que le dejaba para sacar eauíolosamente su j'cvolver, apuntando al pecho del cor-dillerano y haeicndo fu ego. Al caer este enemigo, A\'atson so inclinó inmediatamente sobre él para apoderarse de su ai'ma. Cuando Piola dio vueltei á la esquina, Rojas montaba ya en su caballo. Por \ui sentimiento atávico de centauro do estaiicin, se consideraba más fuerte y más seguro de este modo que á pie. Watson, forcejeando con el berilio, acababa do arrancai'lo au rifle é iba á ineorporai'sc; pero vio que el bandoler'o andino le apuntaba por tenerlo más cerca, y su instinto le hizo encogei-se, al misnio tiempo cpie sonaba la (letonaeión. CríicÍa.s á este movimiento, el proyectil no le atra\'es6 el pecho, cortándole i'micamente el hombro izquierdo, con una herÍLla superficial. El dolor le hizo soltar el rifle, ]jermaneciendo acm-rucado con imn mano en el hombro. tSu agi'osor dio uiios jiasos hacia él para que el segundo dis])aro resultase más certero, en eí mismo instante que díanos Duras avanzaba su cabeza fuera do la esquina del rancho, atraído por la pelea. Vio á don Cai'los, que, montado ya oa el calnillo, a[)untaba con su l•e^-ólver á Piola. E! sacó igualmente el suyo i:lel cinto para dispaiur contJ-a el estanciero, pero no pudo hacerlo. 'L\ivo que levantar el arma al vei- interponerse entro los dos al otro jinete andino que había quedado en observación, —¡Cente!.., ¡Mucha gente!—gritaba este hombre. Los perros se presentaron detrás de él, con violentos saltos (Je retroceso y de avance, ladrando á un enemigo invisible. A i^artir de esto momento, los sucesos pai-eciei'on atropeilíirse unos á otros, superponiéndose con una velocidad irreal. díanos Duras t\ié el más ágil para la acrión, Co]TÍó hacia ísu caballo, que segm'a j-rimiando la hier'ba sin asustarse de los tiros, como si estas detonaciones fuesen ordinaiías en sn existencia. Luego desajiareció detrás del rancho. Piola pareció olvidar.-o de Watson, para pensar en sn pi'opia segui-itlud. También era liombre de á caballo, y se consideraba más seguro y fuerte sobro la silla que á pie. Monto en su eabalgachira, siempre con la carabina en la diestra, y uniéndose á su RIBAS camar-ada fueron á situarse los dos junto á la tropilla de caballos, dispuestos á defender basta la muerte las cargas de sacos y fardos que representaban la fortuna de la comunidad. Rojas pareció olvidarlos, acercándose á Watson liara preguntarle eon ingenua emoción: —¿Qué le pasa, gringuito?.,, ; L G han matado? El joven tenía en un hombro de su blusa una mancha negr'u, que iba agrandándose; pero se incorporó, contestando eon pálida sonrisa: -—Poea cosa; lui rasgiir^jo nada más. Don Cai'los ya no pudo oeu|Darse do él. Necesitaba ver lo que había al otro lado de] rancho, é hizo avanzar su caballo, dando vuelta á la esquina. No encontró á nadie. Su ]'ústica jaiorta, completamente abierta, mostraba la soledad de su interior. Pero al apai'tar sus ojos de las ruinas vio á un jinete que se alejaba al galope, llevando sobre el delantero de su silla una especie de envoltorio largo, sostenido por uno de sus brazos, y que se agitaba violentamente lo mismo que una persona. El instinto avisó al estancioi'u más que sus sentido-;. — ; . ^ | j , gaucho ladrón!.,. Lo que le Irabía parecido en el primer momenio un envoltorio tie ropas contenía una vida, y so negaba á dejarse llevar. Tuvo la certidumbr'e de que su oído le engañaba, con el ti'astorno de la emoción, al hacerle oir una voz lie mujer: pero al mismo tiempo creyó que Celinda le había reconocido, llamándoío eon desesperado lamento: — ¡Papá!.., ¡Papá;... XVII AI levantarse Elena, bien entrada la mañana, vio con sorpresa que la mestiza no acudía á sus repeíidas ^'oce-í. Finalmenle se presentó una de arpiellas muchachas apodadas íchi n i tas o que trabajaban en el serr vicio de la casa bajo ias órdenes do Sebastiana. Según declaró esta joven, la respetable mestiza no había vuelto después de su salida á primera hora. — Dicen que ha liabido irn bochinche en la es. (ancia de rloii Carlos Rojas. El comisario y Jiiuciios hombres se fueron para allá. A Sebastiana, según continuó dieientlo la cbinita, la habían visto aígunos en las afuera^ del pueblo, á caballo y acompañada ])or el doméstico del señor Kobiedo, —Jfabrá ido á vec si le ocurrió algo á su antigua jialroncita. Cada uno cuenta una cosa... Pero lo cierto es que en la estancia han matado á alguien. No ]3udo continuar' bablaiido la criada, en vista do la poea euriosidaíl que mostraba su señora. Se bahía limitatlo á una exclamación de surpj-esa al escuchar las pt'i]ner-as palabras. Luego cjuedó en silencio, como si no le interesase el i-elato. Permaneció toda la mañana en su salón, después de liaber lomado el desayuno. Pensaba con ¡nqjaciencia en las largas horas que debían transcnrrii' antes de que llegase la noche. Estaba resuelta á llamar á Robledo; pero éste, según las noticias do su eriadita, so había ido con el comisario á la estancia do Rojas y no regresaría hasta el atardecer. Le ora imposible seguir viviendo más tiempo en aquel pueblo. Que se tpiedase sn marido, trabajando en los canales. Ella pensaba pinlir á Robledo que le projDorcioruise los medios de regresar á París, ó cuando menos el dinero necesario para volver á Buenos Airea. Una vez en la gran ciudad sabría defendor.se. En sn primera juventud se había visto en situaciones iguales ó peoj-es, y conocía por experiencia cómo una mujer enérgica puede salir de los pasos difíciles con más soltura que un hombre. B D e s e a b a q u e anoeheciese p r o n t o , p e n s a n d o en su fiitiu'Ei ronvorsación con e! español, Al mismo tiem]io le d a b a m i e d o el r á p i d o fiesHzamicnto d e las lioras, jnues alguien ¡lodia vcini' á su \ ' e n t a a a par'a exigirle el cinuplimicnto de una p r o m e s a lieelia la noclie a n t e s . N e c e s i t a b a u n esfuerzo m e n t a l p a r a convencerse fíe q u e no liabía sotiado su entre^'ista con Manos Duras. «¡Qué a b s u r d o ! — p e n s ó — P e r o ¿he podido b a c e r r e a l m e n t e eso?* M u c h a s veces en su existencia h a b í a s e n t i d o la m i s m a exti-añeza por los propios actos, como si h u biese en su intei'ior dos personalidades a n t a g ó n i cas, u n a de las cuales i n s p i r a b a horror á la o t r a . «¡Y ese liombre t a l ve2 v e n g a esta m i s m a noche!*—seguía p e n s a n d o . P a r a tranquilizarse se dijo que bien podía ser que el gaucho hubiese olvidado sus p r o m e s a s , P e r o i n m e d i a t a m e n t e recordó las v a g a s noticias q u e le liabía d a d o su criadita de algo terrible ocurrido en la e s t a n c i a d e R o j a s . Como e s t a b a p r e d i s p u e s t a á creer q u e t o d o s los sucesos d e b í a n plegarse á sus conveniencias, sintió finalmente la confianza del optimismo. «No ^-endrá—se dijo—. ¡Qué d i s p a r a t e ! ¿Cómo puede ese h o m b r e liaber creído u n a p r o m e s a t a n absurda?...* Despiiés de las noticia-s q u e h a b í a n circulado p o r el p u e b l o , no se a t r e v e r í a á volver. A d e m á s , aquel b á r b a r o r e s u l t a b a temible á c a m p o raso; p e r o con tener ella bien c e r r a d a s la.s v e n t a n a s y p u e r t a s de la casa, se libraría d e su p]'e.soneia. Y a no pensó en el gaucho; m a s no por esto desapareció de su m e m o r i a el recuerdo de Ja noche anterior. Algo h a b í a sucedido al r o m p e r el día, cuan(io e m p e z a b a n á raarcai-se l u m i n o s a m e n t e las rendijas de SLi v e n t a n a ; y esto lo h a b í a percibido eonfusamcTito, como t o d o lo quo p a s a c u a n d o los ojos se resisten á abrirse y eJ p e n s a m i e n t o vacila e n t r e el s u e ñ o y Ja vigilia. C o m p l e t a m e n t e despierta y considerando a h o r a lo ocurrido á varias lioras d e distancia, empezó á convencci-se do quo alguien h a b í a e s t a d o j u n t o á su v e n t a n a al a m a n e c e r . K e e o r d ó u n ruido sofocado d e ]3asos en la galería exterior y el levo crujido de la madei'a do la p a r e d bajo el pe-^o de un cuerpo a p o y a d o en ella. H a s t a podría j u r a r q u e h a b í a esc u c h a d o algo s e m e j a n t e A suspiros d e dolor, á u n Ja ('liispa alegre é ii-ónica q u e d a n z a b a en Ia~ ¡Mijiilasi do la Torrcbianciu -Sus ojos sólo expresaron im á^'id o interés, q n e fué erecicnflo ]]or m o m e n t o s . !\[orcno i'eJató cómo Pirovani Je h a b í a confiado t o d a .•iU fortuna, n o m b r á n d o l e t u t o r de la hija única rpie tein'a cu Italia. — E ] pobre—-continuó—, por lo qite he visto al e x a m i n a r r á p i d a m e n t e .sus papeles, eiu m á s rico q u e yo creía, lísfce encargo s u p r e m o de mi jjobre amigo v a á d a r m e muclio quo hacei', y tal vez m e obligue á dimitir mi empleo. ¡Quién sabe si podré regresar aquí!... Temo rpie I r a n s e u r r a luucVio tiempo a n t e s do quo v o l v a m o s á vernos. Y la posibilidad de t a n larga ausencia entristeció al oficinista, á pesar del aire satisfecho y seguro do sí m i s m o q u e m o s t r a b a desde ol d í a a n t e r i o r . —Como el infeliz Pirovani—siguió d i e i e n d o ^ m o confió el m a n e j o d e su í o r t u n a , y e s t a casa p e r t e nece á su heredera, yo, en uso de mis fa^^ultades, le digo, s e ñ o r a m a r q u e s a , q u e p u e d e tLsted seguir a q u í t o d o el tiempo q u e juzgue o p o r t m i o , como si fuese de su propiedad, y sin p a g a r p o r olla tai solo cent a v o . ¡Qué no h a r é yo por usted!... E l l a lo m i r a b a fijamente con ojos i n t e r r o g a n t e s . Lo era difícil poder o c u l t a r la sorpresa (|ue le h a b í a c a u s a d o e s t a revelación. ¡Moreno dcjiositario d e la herencia del c o n t r a t i s t a , a b r u m a d o p o r la enormid a d de la f o r t u n a q u e caía sobre él y volviendo á u n a citidad populosa p a r a r e h a c e r su existencia!... A t r a v é s (.le su a s o m b r o e m p e z a r o n á emerger n u e v a s ideas, s e m e j a n t e s á islotes t o d a \ ' í a informes y en pleno h e r v o r de formación. Re d e s d o b l a b a su interior, surgientlo j u n t o á la mujer d e gusto-s frivolos, ansiosa d e c o m o d i d a d e s y gi'andozas, o t r a q u e era la d e las temibles energías, la d e las e x t r e m a s resoluciones en las hora.=; difíciles, la quo no vacilaba a n t e l a crueldad. Y e s t a m u j e r , al despertarse, aconsejaba i m p e r i o s a m e n t e á su compañera.; íNo dejes que se mni'che. E l destino to lo envía.* C o n t e m p l á n d o l a Moreno con ojos m á s a t r e v i d o s q u o en los lienqios q u e no se creía vico y poderoso, vio de p r o n t o cómo el rostro de la useñora m a r . quesai* parecía velarse, lo m i s m o que si se desüíiaso sobre él la s o m b r a de tina n u b e im'isible, Luego contrajo su boca con expresión dolorosa y se llevó las m.anos al r o s t r o , p a r a o c u l t a r sus lágrimas. j a d e o de desesperación. Y sir iji^^tinto le a v i s a b a quo aquel ser misíorioso q u e liabía vivido unos m o m e n t o s cerca d e ella, al o t r o l a d o del muj'O do t a blar, no era oti'o q u e su es]io.so. Dos veces fué ahoi'a a l a veiitana, a b r i é n d o l a p a r a ver í^u e x t e r i o r \' su interior, con la espei'anza de eucoiui'or u n pa¡.)el ó cualquier otro indicio del Ím.Tsiblo viHÍtame. llegado con el alba y desaparecido al .salir el sol. «Es Federico—volvió á decirse—; no puede ser otro... Robledo debe saber d ó n d e está. ¡Cómo deseo q u e v u e l v a al p u e b l o p a r a hablarle!...* Poco después d e medio día, c u a n d o ella f u m a b a BU vigésimo cigarrilio, llamaron á la p u e r t a . T r a n s curi'ió algi'in t i e m p o y volvieron á repetirse los golpes. E l e n a a d i v i n ó q u e , por e s t a r a u s e n t e Sebastiana, las dos c h i n i t a s h a h í a n a b a n d o n a d o la casa después de servir la comida, v a g a n d o p o r el pueblo en b u s c a de noticias. F u é á a b r i r ella m i s m a y se sorprendió reconociendo al v i s i t a n t e . P^ra Moreno. Su presencia n a d a tenía de e x t r a o r d i n a r i a , y sin e m b a r g o no ]]udo contener E l e n a un gesto de a s o m b r o ; t a n o h ' i d a d o le t e n í a . E n l a s ú l t i m a s h o r a s oti'os liombres h a b í a n o c u p a d o por completo su m e m o r i a . R u b o r i z á n d o s e do su olvido le invitó á e n t r a r con e x a g e r a d a afabilidad. Su b u e n a suerte le enviaba á este t o n t o p a r a q u e la e n t r e t u v i e s e con su conversación d u r a n t e u n a tai'do larguísima, quo sin e s t a visita htiljiese r e s u l t a d o de m o n ó t o n a soleihid. Al e n t r a r en el salón, Moreno acai'ició los muebles con u n a m i r a d a dulce y p r o t e c t o r a , como si le p e r t e neciesen. L u e g o ocupó el sillón que lo ofrecía ella, h a c i e n d o a l a r d e de un ajilomo q u o n u n c a h a b í a most r a d o en sus visitas a n t e r i o r e s . —Mo v o y á B u e n o s Aires en el t r e n d e e s t a t a r d e , señora m a r q u e s a — d i j o con la g r a v e d a d d e un hombre q n e conoce sus pro|iios méritos-—. D e b o ver al Gobierno p a r a darle c u e n t a de lo ocurrido aquí, y Iiablar coii el m i n i s t r o de O b r a s públicas sobre la c o n t i n u a c i ó n d e ios t r a b a j o s . E l e n a acogió talos p a l a b r a s con m o v i m i e n t o s de cabeza a f i r m a t i v o s , al m i s m o t i e m p o que sus i>upilas pai'ecían sonreír maliciosamente. E s t e b u e n p a d r e de familia e x a g e r a b a u n poco su i m p o r t a n c i a . — P e r o a n t e s d e m a r c h a r m e h e creído conven i e n t e venir á verla, jiara í|ue t r a t e m o s de u n asunt o relacionado con mis futuros negocios. Siguió íiablando, y á las pocas ¡palabras se a p a g ó (Continuará en el próximo niímeroj ^ = i TE ENDVAR es UD verdadero néctar SE ADMITEN SUBSCRIPCIONES A NUESTRAS REVISTAS La Novela Semanal y en lo u m mm Puerta del Sol, 6 [EÍITRAL DE mm Calle de la Cruz, 27 Lea LA NOVELA SEMANAL LIBROS oe VENDEN —¿Con qué se lava la cara, que es de ro5a su frescura? ¿Es con agua de CoJonia ó con blanquete ó pintura? — Pero, ¡que ionio es usled y qué iüGcencía tau pnra! ,^Será posib e, señor, de-conocer, por ventura, el lalisinrln de lo bello, la magia de la liermOBura? Pues vo gaslo solanienle los productos PECA-CUKA. /abón. -¡,50. — Crema, 2.5Q. ~ Polvos, 2,30- As:"(i cutánea, S.SO.^A^ua de Colonia, 3,50. 6. 30 11 ¡G pesetas, neirit'i franco- — Lociones vara elpeio, •i.50, 6,S0'i/20ptas-, sí\^nhi frasco. ÚLTIMAS CREACIONES l o s c l i c h é s UHELCloa e n o a t a 1 Lea ttsted ios viernes NUEVO MUNDO BARRIOBERO Contra giro de cinco pesetas, certificados: D e Cán o v a s á Roznanones (estudios económicos). Matapán (relatos picarescos). £1 hombre d e s c i e n d e del caballo (novela). 22, Príncipe, 22 (ADMINISTRACIÓN) REVISTA POPULAR ILUSTRADA Número suelto: 5 0 cents, en toda España P r o d u c t o s S e r l e «Ideai-i ACACIA, «IHOSA, GINESTA. ROSA DE JEitlCO, ADMIRABLE, MATINAL. CHIPRE, rocío non, ROSA, üevista. I Carne de membrillo JUSTO ESTRADA PUE-NTE GENIL VÉRTIGO, CLAVEL HUGUET, VIOLETA, JAÍ-lí.^l jabón, 3.—Polvos, 4.—Loción, -íiáiJ, ó,50y 20. Esencia para el pañuelo. IS pélelas fraájj con es luche. Coi-tés Hermanos, SARRIA (BARCELONA). 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De las interesantísimas íotograíías obtenidas por Díaz en esta visita, reproducimos reproducimos una una en en que que ei el céieore célebrt moro aparece junto á s u hijo Mohamed F.l-Jaled Er-Raísuni en su tienda de campaña del Monte Buhaxen VERDUGO LA íiSMiKA «*;Í***ÍÍ>***;ÍÍÍ:.**ÍÍJÍÍ;Í;ÍÍ;.:Í;;;;.>:.,,,:,:.J;;ÍÍ;;>^ DE LA V I D A QUE PASA APOLO y HeRNes D ;*C!>*íí*:íí'í**;f:íi-ci;íiH!;****;i: IMPERIO DEL IDIOMA E5PñÑ0L los checoeslavos. Y Sissek, publicista de Belgrado, quien lo predica en Yugoeslavia. IGAMOS español, abarcando así todas las regiones en el mismo liaz simbólico con el S m IHAOeS [Ht ARPIAS mismo robusto puño de la unidad patria. Que si, por la suma de brazos, son temibles los Renace nuestro idioma, no por Apolo y sus pueblos cuando la guerra y opulentos cuando cohortes, sino por Hermes y las suyas. Un Contila paz, por la suma de espíritus son, en guerra nente, veinte pueblos, están preñados de su roy paz, inmortales. bustez, en potencia de alumbrar pronto nuevas generaciones de habla española. Y este mañana, Esta inmortalidad espiritual de los pueblos se bien cercano, apresta á las demás naciones en oculta al hombre tosco, al sórdido, al vano, al procurarse el español como llave de la economía egoísta del prei^ente, descuidado del porvenir, y universal. aparécese, como en invención milagrosa, al liombre culto, al generoso, al vidente, á modo de las De esta manera, Hermes, dios menor, ensanVírgenes, revelándose á ¡os pastores. clia los dominios de Apolo, dios de dioses, olímFl idioma, pues, español, que tuvo su grandepico, padre úc- las iMusas. Por las rutas del .tranza en el Siglo de Oro y su decadencia en Coce!, que ha de traernos trigo, carne, abonos, rnelia, vislumbra un divino Renacimiento. Su imcafé, tabaco, etc., etc., irán los libros y los lienperio crece y se dilata ciida día, respetado, si zos, la experiencia especulativa y la experiencia •no temido, de los pueblos más poderosos, en histórica. Como, tras las potentes flotas del Paaquel signo universal del tráfico, de que habla la Episíoki Moral. ^iiiiiiim,i,iiii,¡ uyi{iíiíii>i.iii:iiiiiiigiioiii[iiiiiiM¡iiiiiiiiiiiiiioo:!:iii:ii:ni¡iiiiuii!!iiiii!iunyyii!iiiriiiu.i:iiiiu^ ... por cunnti) siin IOH cliiiüir- y IOR ni iires perHCguiíitir ilel OJO J- do l.i )>liitn. No es Apolo quien, por sus cohortes, prepara el Renacimiento de nuestro idioma; ni son stis poetas, historiadores y filósofos quienes lo doran y consagran, divulgándolo en ambos mundos. Es, menos lírico, más práctico, el diligente, bullebulle, curioso, recadero Mercurio, cuya primera encarnación de Hermes Trimegisto así penetraba, á hurtadillas, en los establos, para hacerse con una yunta de bueyes, como se deslizaba en las teogonias para encender, erit're gnósticos y agnósticos, memorables guerras filoso- íicas. En esta aspiración cotnercial concurren los Estados Unidos, estableciendo en cada Universidad una cátedra de español; enviando á .Madrid y Barcelona grupos estudiantiles numerosos; recogiendo en sus publicaciones más populares, ¡unto d las glosas literarias del Romancero, las estadísticas de nuestras minas, saltos de agua, cultivos, fábricas, talleres. * . * .*. ¿Cómo, eii fin, no maravillarse de que, perdidas por nosotros las Filipinas, en poder de enemigos tan poderosos, absorbentes, como son los yanquis, sea allí idioma corriente el espaiiol? Dominio espiritual, «sin naves ni armas», ¿por qué milagros se mantiene? ¿Cómo no se ha extinguido en las resacas de la Historia? ¿Qué misiones, escuelas, institutos lo alentaron vivo, dinámico, familiar, sin proselitismo ni apostolado, sin estímulos de intereses materiales, al margen de tratados y aranceles? Tantas razas, tan diferentes de la española; tantos pueblos, extraños totalmente al comercio y tráfico de España, á la solicitud v aun á la cortesía de España, ¿cómo usan el idioma español? Porque se explica, sin esfuerzo, que el idioma i[iglés—idioma de un pueblo potente, cuyas flotas y ejércitos tienen dominio quirilario en el planeta, cuya industria y comercio son mayorazgos en política internacional, cuyas misiones, literarias y científicas, marchan á la cabeza dei progreso humano- -mantenga la supremacía de idioma comercial y poh'ticoSe explica, sin esfuerzo, que el idioma francés-—idioma de una nación fuerte, que á la tuerza de sus ejércitos y flotas une la sugestión elegante y diplomática, no ínterrupida en muchos siglos—mantenga la supremacía de idioma diplomático y elegante. Se explica, sin esfuerzo, que el idioma alemán—idioma de una nación grande, que á su poderío industrial une la sólida del poder científico—mantenga, aun después de Versalles, la supremacía de idioma industrial y científico. Pero nuestro idioma español, idioma de una nación débil, sin ejércitos poderosos ni flotas terribles, sm ciencia, ni comercio, ni diplomecia importantes, ¿como puede imperar, no sólo en los países de nuestra raza, sino entre razas tan distintas á la nuestra como la sefardí, la malaya, ¡a beréber? IFHSTITUTCS eSP.AñOlgS e n e i t^xTRAhieRo De modo semejante, Inglaterra, Tenemos bien cerca el ejemplo. la perspicaz, luego de abrir en En Madrid, con la simpatía del EstaCambridge y Oxford cátedras de do, la cooperación fervorosa de caRctralo del niño Horjiclo de Castro, hijo di.' iiucstrn Ilustre coUharador D. Cristóbal espafíol íirerario, se apresiira cotedráticos y escritores, el asiduo esde Cnüiro, pltit¿]do por el laurcaüo árdala Jutlo iíoiuero de Torrcíi mercialniente á imponer la enseñan^ tímulo de la Prensa, hay un Instituza obligatoria de nuestra habla en B to Francés. ¿Por qué, á su semejanel Reino Unido, promoviendo la niDiinimi.,:? ^a^ no ha de haber en París el cocreación de centros hispanistas, rrespondiente i n s t i t u t o Español? estimulando el español por medio de folletos, ¿Porqué no en Londres, en Berlín, en Roma, en pado, Venecia, Genova y Pisa, fueron Buoiíaconferencias, proyecciones, etc. .\ueva York, en Buenos Aires, en la Habana, en rrotti y el Sanzio, Donaíello y el Veronós, LuMéjico? ¿Por qué no, con más razón si cabe, cas della Robbia y Benvenuto. ¿Qué decir de Alemania, cuya política v^post en Salónica, para crearan profesorado españolVersalles» es una orientación tenaz hacia el hisPero nótese cómo este Renacimiento del idiosefardí; en Tetuán, otro españolbereber; en Mapanoamericanismo, vastísima zona comercial de ma español se anuncia, sin violencias ni protesnila, otro españolfilipino? veinte pueblos, con cuya sangre nueva sueíla tas, en aquella gustosa conformidad que no ha Fausto para rehacer su juventud? Por todo el menester de traidores ni condottieros, deBorgias No vale el argumento rústico de los créditos,' «Reicli» se multiplican las ferias, las exposicioni Orsinií. Nuestro idioma impera en los países porque de créditos, como ds buenas intenciones, nes, las «semanas hispanoamericanas», con prode nuestra raza por aquella potestad suave, faestá empedrado nuestro infierno ministerial. Diez fusión y ardor, en una especie de conjuro en que miliar, sin pesadumbres ni reservas, de la madre Institutos españoles, á cien mil pesetas, costarían fraternizan los hispanistas desc^iidientes de sobre los hijos; en aquel natural dominio "isín un millón de pesetas. Y un millón de pesetas es Síack, con los profesores y alumnos que se ejernaves ni armas» que Marco Aurelio admira en la tercera parte del aumento en las dietas de dicitan en la conjugación de nuestros verbos. los dioses. putados. La mitad de lo que se lleva, para pensiones, la Junta de Estudios. La sexta parte de Pero, ¿cómo explicar este dominio «sin naves Siempre ágil á la emulación, Francia establelo que se tira diariamente en Marruecos... ni armas», sobre pueblos de raza, religión, cosce el español obligatorio en sas: Liceos, y formutumbres, esencias y accidentes distintos, y aun la, por la ruidosa carta de Mauricio Barres—ese Diez Institutos españoles en París, Londres, opuestos,^al alma española? ¿Como explicar que, Trimegisto a l s a c i a n o - , la urgencia de que sus Roma, Berlín, Tetuán, Salónica, Manila, Nueva en plena California, en las mismas entrañas yanagentes comerciales se provean del español como York, Buenos Aires y Habana, cada uno con cinquis, conserven las ciudades de El Paso, Los de un pasaporte imprescindible. co ó seis profesores, formarían un cuerpo de cinAngeles, Toledo, San Diego, no sólo su nombre " Italia, con la Exposición de A r t e en Veneciay cuenta ó sesenta profesores, que, en cada curso, español, sino los letreros de tiendas, almacenes la florentina Feria del Libro, inaugura su acerpodrían preparar de dos mii á tres mil alumnos y oficinas en español, que sea el español tan hacamiento al idioma español, procurando mezclar americanos, sefardíes, marroquíes, filipinos, conblado allí, ó más, que el inglés? l o útil á lo dulce, como en el viejo Fedro, y altrarrestando, en ambas Américas, la labor desternar, con las cátedras de español en varias Unipañolizante de otros Institutos, vigorizando en ¿Cómo explicar este dominio ^-sin naves ni arversidades, el envió de misiones comerciales, Marruecos, el Oriente y Filipinas esa generosa, mas» sobre la fina, cauta, numerosa, traficante, como la presidida por De Nava, y de misiones romántica, conmovedora sed hispanista. potente raza sefardí, que, exparcida de Salónica financieras, como la recientísima de Orlando. á Esmirna y de Alejandría al tnoiice Tauro, en Consolidemos el imperio del fino, varonil, -• Las nuevas nacionalidades, atentas en su relas rutas del almogávar y .4ndrés Doria, teje sus acerado idioma español. Un Continente, veinte celosa inquietud á esta derivación universal liatapices, labra sus huertos, carga sus barcas y pueblos, están preñados de su robustez, en pocía el hispanoamericanismo, á esteFíenacimiento cincela sus armas y joyas, llevando, en los labios tencia de alumbrar pronto nuevas generaciones del idioma español, se apresuran á establecerlo israelitas, la comunión del habla española? de habla española. Será el imperio espiritual de oficialmente. Y es Novak, rector de Cracovia, España, único imperio siti violencias ni protesY de Tánger á Túnez, de Casablanca á Río de quien pide al Parlamento polaco la implantación tas, sin explotados ni explotadores, sin tiranos Oro, en los zocos morunos como en las factode nuestro idioma en sus Institutos. Y Alejandro ni esclavos. rías bubis, ¿no alterna nuestro idioma con los inComenius, profesor de Praga, quien lo impone á dígenas? CR:si(mAL i^üiuKumíJ, pruiesur ue r r a g a , quien lo impone a aigenasr* UR:SIOBAL DE DE UCAAÜS JTKRUO '.f LA ESFEK/ i EL PALACIO DEL RAISUNI EN Uno de las patios tícl Palacio, de puro estilo drabe Sala y galería cmplaiadaa frente á la pJaya de Ardía tFLiijANDO SU airosa silueta en las azules aguas de! Atlántico, destácase sobre el blanco caserío de la moruna ArcÜa el f laman te Palacio del R a i s n n i. Fué cünsfruido hace pocos años y reü:alado ai f a m o s o Clierif por los ¡efes de IÍ;:bila que le perniauecen adictos, dirig i e n d o la edificación y el decorado el mismo Riíisuni, Hombre de gustos r e f i n a d o s y que, por las m u e s t r a s , no carece de intuiciones a r t í s t i c a s , puso en esta graciosa obra arquitectónica ese inconfundible sello de aristocratismo que lleva en si el arce árabeandaluz, cuyo estilo es el predominante en este pequeño a l c á z a r arciieno, destinado á apacible retiro de su poderoso señor, pero que porios inexorables d e c r e t o s del Destino pasó á ser propiedad del Estado español ú raíz de la rebeldía del célebrecaudillo marroquí. R Rodean laespléndida morada sólidas nuirallas de piedra, que pueden en caso n e c e s a r i o servirle de defensa. Posee el Palacio magníficos aposentos pritnorosamenle exornados al estilo clásico g r a n a d i n o . Hay, sin embargo, algunos detalles curiosos de construcción, como los ventanales y balcones del patio central, y que pueden verse en una de nuestras fotoci-rafías, cuyr.s f o r m a s europeas contrastan notablemente con la puerta * * * * * * * * * * * * * * * .i; :(>•*; 5f; íl; íií :i^ í ; ;lj rjí I Patio tenlral del Palacio y puerla qtie da acceso á las habüaclones superloroa íFoís. (le nuestro enriado Sr. Dim.^Prohibida la reproducción) !•*:•* í *;•>:•:**•:•;****:•>**; de acceso á los aposentos superiores, de p u r o ca'rácíer árabe. Lo más notable de esta suntuosa mansión es la sala de espera, probablemente destinada al liaren del Cherif, cuya hermosa galería encristalada da vista á la tré]li>ima playa de Arcila. Diclia estancia, digna de un sultán, bailase decorada con e x q u i s i t o s artesonados y admirable labor de estuco. La pequeña y pintoresca ciudad de Arcila se halla situada á '10 kilómetros de Táníjer y 3") del Cabo ¿spartei. C u e n t a unos y.OLH) h a b i t a n t e s , Ll a m a d a también A/aila, es la antigua población fenicia Zilis, que luego constituyó la colonia Julia Constancia de los romanos. Fué después sucesivamente conquis,tada por los godos y los árabes (713J, destruida p o r los n crin a n d o s (840), conquistada dos veces por los porlugueses(147]y 1578). por M u l e y Rexid (1 üGG), y bombardeada por los españoles en l.SíiO. D i s p o n e de un fondeadero regular, ballándüse protegido su frente nmritimo por algunas torres y tuiü muralla r u i n o s a de tapial morisco. Su fértil campiña y su favorable situación en la c o s t a atlántica marroquí, explican el empeño con que á través de ios siglos y desde edades remotas ha sido d i s p u t a d a por los pueblos conquistadores. **;?;• ;i;;í^í:.-f:*;i:.í:i:****:i^^;S;íi;gj^S>*^ LA ESKBRA ; -S"' {*',• ^ -S' "!**• '!•"' '!•"' '•••' "X" "A" '••!' i*!' •{•'!' í•/ " í ' '-Í"' '!*í "í" •!•'' í'"' í*/ '-••• "A' • •Si • EN LA P A T R I A DE I B S E N * •íi •* NUNCA C O M P R E N D E R E M O S Á N O R U E G A •Si Jfl * •Sí * • •:•:• •:•; "-^ •:»:• » ^^^^^^^^H^S •:»> •* ^ ^^^^^B^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^H •:*! é Cannpaiiicnto de laponcs C o:\io Aiidahieía os la. patria do la primavora, Korup^a cis la pati'ia del in\'ic;]'no. Nosotros, ini-ridiunalcs, ipiG seniijnos e! eajjanto diíl ciolü ^i'is y (¡uo nos vcinos ])oseídos fie tiistoí'.a cuando Ins nuljfs ocultan el so], no concebimos cómo la nnluraloxa hnmnna puede aconiodarse y acbniatai'ric en crfas latitiulos. Hiii emhai'go, iiuesLi^a in<:ürn|iionsióii es absurtla. A'oj'uega, á juz^raj- jioi' la foi'lalei'.a do su raxa, por .su eulliij'a, ]Jot' ñu alcíjria, por aa laboriosidad, poi' flu aflniiniljle aportaeióti al progreso, es un tlolicioso },' encantador jiaís. Sin enibarfíO, aparte \\n cortísimo "\'oi'ano, sufre los rigores más extremados del invierno, Dijérase que no liay gi'adación ni ilacióü entre ambos ostacionos; que son dos [laísos distintos, dos tierras difei'outcs según determina el sol una ú otiu estación. Lüs tiu'istas del Mediodía europeo no van á Noruega jnás ((ue durante el verano, El espectáculo es so]'|Jrendento. Durante nniebas semanas el sol permanece, sin ocultarse, en el horizonte. Es im fEía sin fin; á las veinte o veintiún litiras, c.\Lando niiestro reloj latino marea las onee ó las doee de la noche, esto soJ parece palidecer un jjoco; parece empcnuinbrar.se, como si lo cubriese nna pasa sutil; pero á las tros Jioras, niandc). fiegún nuestro cálculo cronom^^t]ico, son las <los ó las tres do la madrugada, el . sol vuelve á refulgir ardiente y luniinosü. Para dormir tenéis que ce]Tar las jjuertas y cubrir las rendijas, ])or(¡ue si no, pci'deréis la noción del tiempo y os seníir(''is poseídos do una suerte de turbación instintiva, fisiológica; un terror parecido a] que acomete á los pajarillos durante un eclipso de sol. La Naturaleza misma parece rendida á esta permancnto inundación de luz, y derretida la nieve, doseubierta la tieri'a, se viste toda olla do un trajo de bada, de un manto verde, Un deaílladero en ía Isla Naerol cuyas irisaciones superan á las de la esmeralda y á Jas del mar. No bay nada en el mu rulo que piieila campaiársele; es ]ireciso evocar colores y matices quo hemos imaginado saliendo ile tm crisol de gnomos y de \ui Ijosqne do ninfas y del lecho tie espumas de las sirenas on iina noche de ensueños... Mas de jjronto. ¡•ápidamcnte, en luias cuantas horas, he acju'i el Ín\'iorno. TA sol desaparece y las horas transeui'ren y los días se suceden y las semanas se encadenan y el .sol vuelve á inoatrarse en Ü1 horizonte. La temperatura dosciende; lenta, implacaljlo, sin términOj sin agotamiento, Una de lus pintúrcscus finrüoa narui^jlos ^*****«**SJ*»*S;s;*»**Sí**®S}**SíS;S;*S;íS;Sí**0***;i:í>í;*':r;s:-* la nieve comienza á caer; va cubriéndolo todo, y á medida que so detiene sobre el suelo, sobro los tejados, sobro los árboles, se liiela y cristaliza, A vec&s, la aiu'ora boi'eal Inflama el horiKonte; otras, la luna SUJJIO la ausencia del sol. ]ín la lai'ga noche, Noruega no interrumpe su vida. Sobre la nieve corren los trineos y so deslizan Jas gentes montadas sobre sus skis. 1'J]1 los ríos helados quedan aprisionadas las minúsenlas lauclias y las iiUimas avalancJias de troncos lanzados destlo loa inontes; poro sobre el cristal del agua se hacen más cómoda y nqaidamente los transportes. Dijérase viendo dosJizarso á Jes jaatinadores con sus cargas, que todo pierde en esta latitud su peso y -su deix'?idad. Todo resbala, bnye, corre con Ja suavidad y la fJexiliilidail de las .sombras. Un JJOCO aJ Norte, acercándonos á Loponia, comonzamos á encontrar los j'obafios do rengíferos, que podrían bastar con su earno, su piel y su grasa para alimentar, vestir y alumbrar á sus dueños, si no los necesitaran riiás jiiara los servicios (le lranspor<es y si no tuvieran suficiente con cuanto les ]jroduc-en sus pesquerías y con los osos, lobos, linces, mai'tas, liebres, zorros, castores y nutrias y con las varias aves que pueden eazarso en sus bosques inmensos. Parece muerta la Katuraleza bajo esto sudario del invierno, y ho aqru' que en ninguna región dof mundo prodiga más fácilmente sus j'iquezas. Así, concíbese euán poco basta para perpetuar en las tierras septentrionales esa extraña raza lapona, cuyo oi'igen y liai'onteseo con los ahoi'igenes americanos lian preocupado á tanlos indagadores. Pero, deísccndíendo hacia el Sur, ¡qué actividad febril, qué intenso ])rog]'eso, qué orientación tan firmo Jiacia un mu]ir.lo nuevo! No liay necesidad de hablar de ]irogresos ma- LA E S F E R A '\': lí -í; -"i': í í ííl' ''íJ 'S •?- í í íí •>!• S- * -Sí 'Mi i w {^ Embarcadero de mineral de hlsrro en Sydvaranger (Noruega septentrional), cerca de la frontera rusa, en el mar glacial terialra, rjiip en muchos casos no son prenda cierta de verdadera civilización, Noruega tione al g i m a s primoras materias que JiacDti fáril el desari-ollo rá)?ido de; tiolernnnadag indnsli'ias: tione madera on cantidades intialculables; tiene el rieo y abundante hiejTO de sus minas de Sydvaranger; tiene saltos efe a^ma sin limito. Así, ]a mayor estación liidroeléeti'ica dol mundo es la qno posee en Télémorqnen, ]a Sociedad fabricaíiora de nitratos. Un caudaloso río, aprisionado en diez giganteseas tuberías, desciendo desdo el monte y ao transforma en una cantidad asombrosa do fuerza. Así, también, so m u l t i ¡jliean numerosas industrias, qvie compiten y veneon en mercados como Inglaterra y como los mismos Estados Unidos. Ni siquiera es preciso recordar cómo Noruega tione un arte y una literatura modernísimos. Los pintores Thaulow y Edolfelt han sido precursores de lo3 paisajistas actuales; Ibsen llogó á las cumbres de la fama mundial y ha influido i-ointo años en todas las literaturas. Y no es preciso recordar á sus cuentistas y á sus poetas y á sus filósofos, porque hay algo que puedo indicarnos mtis pronta y gráficamente el grado do cultura do esto país. Considerad, por lo menos, la libertad, la independencia de la mujer noruega, quG en pocos años ha conquistado una situación social y política exactamente igual á la del iiombre. Ko hace mucho a.ún—en los no^-elistas y autores tcatralL's se encuentran reiterados testimonios, y especialmente on El amante ciego, de Unflegren—, las jóvenes noruegas se casaliaii con el novio que sus jjatlros buscaban 6 aceptaban, y no hablaban con él á solas sino después de los desposorios; no hace mucho aún, una joven nn- ^ ruega no se hubiese ati'ovido á salir sola á la calle. La ley ha Hboi'tado á la mujer, y la ampara contra todo designio cjue no sea el de su libérrima voluntad. .Soltera, puedo estudiar, trabajar, viajar con el mismo derecho quo lo hacen sus lien nanos varones; puede aspirar á todos los oficios y carreras; á su iiora tendrá su voto y será elegible. Casada, tione los mismos dareclios que el marido. i\Iadre, la ley la protege ospecialrnonte. Una escritora francesa, desdeñando este progreso, e.scribe: «Las noruegas tienen á su favor las leyes; nosotras tcneraos las costumbres. I) Sin disentir esta afirmación, tugamos que las españolas no tienen ni las leyes ni las costumbres. Pero la mujer noruega so siente amjiarada por algo más fuerte quo ot texto mismo de la Ley: por el ambiento de cuitiu'a creado por la escuela de primeras letras, con su pedagogía do realidades y de virtudes: por la escuela infantil, quo es la mejor del mundo. Un (rozo de costa en \a frontera de Noruega y Rusia Se ha educado a la mujer para la libertad; poro antes se ha educado al hombre para respetar la libertad de la mujer. El hogar es una cooperación, un esfuorxe común. Las protagonistas de Ibsen son las anormales, las e.'ícepciencs del régimen. En otras obras literarias, espeeialmente en la novela, podemos observar detonidamente. este medio social que ñ las mrijeres españolas parecerá, más que irreal, inverosímilíAI regresar del teatro—nos cufinta la lieroína de \ma novela—confesé todo á nii path-e: uPapá—lo dijo—. Vengo sólo á des]iodirmo do ti. Mo he casado.;i Yo e.sporaba que mi padre, pov cufiosiilad, mo preguntase con quién; poro él me ofreció sus brazos abiertos jjara ostrcciiarme on olios y me dijo sólo: iSegiiramente tu marido os digno do ti. V'e con Dios, hija in\;-\. ¡líl os bendiga-!» ¡Quó lejos de España está todo esto! ífí -v. * i?; HnNIMO ESPAKOL f. 9 ^ « « vista Ue Trondhjen, anlifiua capital de Noruega * LA i LA lUVENTUD ESFERA EQUIVOCADA! IVIR d e prisa y , sabré toiln, vivir p r o n t o y Las discusiones literarias h a n HesHparecirápidiiinonte es el lema atloptndo jior la do; los Ateneos <'ii'ntíficos a r r a s t r a n \id.i riiísera y H u m a n i d a d dosde (¡Lie el venrlaval desentriste; las iniciativas fie algo ;;riuide _\- solemni' c a d e n a d o sobro el Uni^'^:rHO entero nos parece son acogidas con ciiirigotJiri, y iinir-nuieutc corren reiíordar q u e la existencia es efímera y d i s p u e s t a con ]iaso r'ápidu y seguro el de ;.>nvol\'iniienc.o á ((uebrarse con facilidad s u m a . Los seres p r u fiel plan fácil y do la ^-ida liuilangueni; el a p e d e n t e s y reflexivos lian desaparecido, d a n d o ritivo triunfa; las bellidas con tuíinbres raros LII liiifLir á o t r a generat^itn familiares; el a r g o t ción q u o ansia ponerl|,|.... <\i^ ruleta es el que se so en c o n t a c t o eon el y oye eonscantomente, y bullicio, con ol vivir m cuando nos liallamos fácil y t o r m e n t o s o , con g a n t e mi n i ñ o hicu, á los placeres, c o n e ! des|iii!iiiiiiiiiiii:i.ii!ir 'I1DIIIIJ.I i'i'nii!i;i!iinn9ii,ijii'iiiiiiiiiiiiiiiiii i i'iiiiiüinnnniliiilii niiiniigiiüiiiiiiMiiiiiiiiiniíiiniiiU MUIIIIIIIIIIDIIÜJÍI I iii'i:iiiiiiiiiiiiy[iiii!i.i 11 i'iüüiiiyiiynn] i.i u i i'iiiii:iiy»::ii¡i.i.i:i % g quien a n t e s hubiéraenfreno y c o n l a dem m o s preíjuntadti a l g o generación. g sobre tul ó cunl raina E s la j u v e n t u d , qito g del saber liuniano, lioy e m p u j a , suele decirse, m tenemos que oirls pacuando e s c a s a m e n t e m c i e n l e m c n t e s u s desaparece un m u c h a c h o J cri pe iones ]">intoresras 9.iiiii':i::iyyn!iyy:iiiiii:i: .iii'iiiii:i;yyyji:iii..::::::e:::i¡:'^:i:i:.:ii:.::iiyy[! lleno d e ilusiones y enm hccbns en jei'ga Tiiás tusiasmo, que iis[Hra pintoresca a u n q u e el á escalar p r o n t a m e n t e 1^ |irii|iio rchuo. Disponte, a!ma mía, rendida, los a l t o s puestos, ¡Kso ^ ;S'i) fnu'oco sino ipio era a n t e s , y de la ju^ l;ií;])ru|j¡asaniiisdecría ó c o n t e m p l a r este atardecer... v e n t u d quo d e t a l moI \ i e n e n ya de su t i e r r a (Pon u n a T o s a s o b r e cada herida do venia plena do enm dispuestas á enseñar á tusiasmo p o d í a espey una caricia sobre cada ser.) J los poinieñnejos cuál r a r s e mucho! ¡Alíora, M es el cuadi-ante del 17 O r o y azul en el d o r m i d o ocaso... d e s g r a c i a d a m e n t e , es m rojo ó cÓTuo se pide todo ]o contrario! (Alma mía, ¿no fué tu ensueño, acaso, H u n r,i'-i-coc¡.-lail ú o t r a I p o r q u e r í a jior el csA h o r a es la j u v e n t u d un ocaso t a m b i é n de oro y azul?) q u e aspira á enveje1 tilo. Una nube lejana finge un tul cerse, á ¡n.lenti^arse en a iOh, la deliciosa jula vida m u n d a n a y som '\'ení.ud acl nal! constelado de estrellas diminutas... n o r a iriuclio antes do a II faut '!></• ¡i'itiieafíc (Alma divina, que el misterio excrutas, quo ella niísma le ba= scjiasse, ílicen los fi-any a ensotiado el camino m ceses, atendienilo á la ;,no fuiste vaporosa c o m o un tul?) del bien y del nial. m necesidad do q ue la Pausadamente, M j u v e n t u d se divierta y ¡Los pollos h.'en/ H e S aproveche los años floaquí u n a concjuista de silenciosamente, g ridos y e n c a n t a d o r e s los modernos t i e m p o s , p do las ilusiones. conquista que atrae, se va extendiendo sobre el c a m p o y e r m o J N a d a h a y C|ne oponer qíio s u b y u g a y quo una s o m b r a nocturna... (¡Pobre espíritu e n f e r m o ! J ii s e m e j a n t e afirmaa r r a s t r a á los a p e n a s J eión; lo ú n i c a m e n t e iniciados e n la vida. ¡También tú te vas extinguiendo F a l s a s alegrías y roEi-. g discutible os el saber y consumiendo!...) n a m i e n t o s do lujo en g sL como debo pasarse d e t e r m i n a d o s sitios do J la j u v e n t u d es al nioLeianameníe, el oro placer h a n ati-aítio á I do que ]a h a n entendesvaído del sol pone un tesoro ios m u c h a c h o s , que I, dille los m u c h a c h o s d e a n t e s eran m á s cacitos p aliora, viejos p r c m a de raras refulgencias centelleantes... en sus diversiones y m tiu'tjs, lanzados á los (¡Triste espíritu mío! jEn mis versos, sedantes, e s p a r c i m i o j i t o s . Acm t u m u l t u o s o s ])asos d e t u a l m e n t e no se conB la v i d a d e s o r d e n a d a t a m b i é n tú pones gemas y diamantes!...) sideraría , en v e r d a d , B uuicho antes do qno la Y una tarde, t a m b i é n , ¡oh, taciturno digno do h a b e r nacido H -^'erdadora r u t a d e su h o m b r e ol que se lanespíritu que sufres], tu nocturno g v i d a se h a y a signifizase á los cabarets ó B eado. emprenderás... ¿En dónde?... -la m e s a do juego y á C ¡'N'ivir d e prisa, no otra, porción do diverp p a r a los negocios, sino De f o r m a igual que á la que el sol se esconde ^ siones análogas y malM p a r a las d i v e r s i o n e s , sanas, cuando hubiera te has de extinguir, ¡oh, a m i g o ! a p á r a l o s jilaceres!... p a s a d o d e su j u v e n t u d m ' H e a(|uí el lema de Yo e m p r e n d e r é contigo XJrimera. P los pollos bien. Vi\'an tu rara caminata silenciosa, m c u a n t o quieran y co¡Oh ,no! Ya no sólo es M 1110 les agrade. ¡Antes e n t r e las m u c h a c h a s y en la noche angustiosa H coronarán sus sienes d o n d e se pneule a]iretu psique se hará luz y mariposa... • B las nieves del dcsonciar el género de tobille-ras; ahora existen 1 gíiño! t a m b i é n los lobill ws, XAVIER BÓVEDA y ¡Cristo nos valga con A. E . B O K X A T ja generación que so pi'Gjnu'a! uu'.ujo nií i;i.'ur-:A V i íK I NOCTURNO ESPIRITUAL I ?¿ i i •Sí «* Sí m Sí' 6 í2!S®-5-S^Sí3íí^í^-íí^íí^^S^í^®Sa^íS®ígSíí^íSSSSÍ5;SS-;?^íí^5íív<ííí^S®i^ ^ í^ LA * * * * * * * > : * * : • : LAS CASETAS " — • " R * icsiJLTAx ai^'i) dele/.!iidil(^s ia--easei;\s do IOH .Rryew, p u e s pafcce rpir debieran letii>f una ca-^eta d e ¡licdfa ([Me íiiese como un enslillcto en jnedio del m a r . Son como baiTaoas las casetas- d e los l í e y e s . c u a n d o ílebíeran ser o t r a cima m á s consisiente «•n T-elación con sns palacios. Se falta á la lógica d e ía inaguiíiccncia con esas casillas <Íe nsadei-a. -—-Ks fjne son las licnda.s d e c a m p a ñ a del m a r •—me c o n t e s t a r á alguien—, y n i n g u n a t i e n d a d e eampÉiña netíesita ser s u n t u o s a pai'a ser tatt d i g n a del R e y como del últiiuo soldado... —Ks v e r d a d — c o n t e s t a r í a y n A-fise intei'lne u t o r posible—; pero psa t i e n d a d e c a m p a ñ a del m a r tiene (cierta p e r m a n e n c i a j ' a d m i t e <le[itro, en recept-ión imprescindible, á algi'm ])residente del Consejo y á algún a\'uilím(c... Debiera sor mñs i m p o r t a n t e . . . V o pi'opondi-ia (pie l a c a s e t a do los Tíeye.'? fuese u n gran b u í | u e dn g u e r r a encallado, purliéndose batiar t<)rla la familia Jíeal en u n a s cabinas f o r m a d a s á ]ii-<)i>ósilii en la proa ó c.]i ia popM. es decir-, en el sil in i pie el b u i | u e di ni friese hacia el m a r . ]iiies ese barco fletado para la arena -ie podri'a ni'icntar hacia el naír ó liacia la tieiTa. ].a bai-raea d e mailera. me parece |ioeo para DE LOS REYES * Vista de San Sebastián hace setenta años •:ií ESFKKA :Í í > ; * * * * ;i; :i: íí * > ; * • í*^ ;•>;•;* í • * * ; • ; : • ; * * ^ Caseta de la Reina Doña Isabel 11, en la playa de Gijón los l í e y e s y n i e resultíi como ima cosa t e a t r a l d e tramoya barata, 'I'odo el lieebo d e b a ñ a r s e los R e y e s e s t á des]ir-ovistü d e la etitpieta e.=:pecial q u e debiera do r o d e a r ese a c t o . Claro (jne es tpie en el t i e m p o íjue'sc i n v e n t ó la etiijueta los R e y e s no se b a ñ a b a n , y t a n t o , cjue Fc>Ii])e TI so reía d e eso y creía q u e o m p e c a d o d e Losa Majestad c o m e t i d o por el ]íoy mismo c o n t r a sí m i s m o el despojar.se de los ropajes y a t r i b u t e s d e R e y d e t a l m a n e r a cjue pudiese aparecer en él el Adán p r i m i t i v o sin n i n g ú n a t r i b u t o real. P o r eso le picaba t a n t o la cabeza. ;Q,ué R e y d e (-astilla fué el ]irimero q u e se m e t i ó en c[ m a r p a r a ser bauti^-ado pov esas a g u a s inmonsay q u e son l a s q u e m á s b a u t i z a n con el nombi-e tle Royl Más secreto debía ser, sin e m b a r g o , el a c t o de b a ñ a r s e las pei'sonas Reales. E n t i e m p o d e Isabel I I , u n a e'-pecie d e i-ed t u p i d a o c u l t a b a á la p e r s o n a real al final d e e s a c a s e t a sencilla como caseta d e u n particidar, (jue la R e i n a estableció en (iijÓTi, en la c[ioca en q u e Gijón fue la predilecta ciudad Real del v e r a n e o , ¡Qué nostalgia le cpieda d e e n t o n c e s ! I)is]Diiesto3 los gi'andes |>i'LsmiUicos ]iai'a v e r t o d o , es algo in-iólito vpr la reatc/.a en t r a j e d o l:inño. La gran ca^^ela d e m a d e r a , p!jr lo flemas, tie- ne sus v e n t a j a s y s i m p a t í a s , y la priTicípal es que hace al R e y tlemoerático y sencillo, m e z elánflole m á s á la emoción d e torios y viéndosele t a n h u m a n o c o m o cualquier v e r a n e a n t e , s o b r e t o d o en ose m o m e n t o íinal d e la m a ñ a n a en q u e , después del b a ñ o , surge el a p e t i t o fuerte despert a d o por el m a r y por el b a ñ o , q u e da á t o d o s u n Iiambre o p t i m i s t a , u n a g r a t a clase do h a m b r e <(ue sólo íioxan los \-erancantes. y Su Majestad, ]jo.«cído del m i s m o a p e t i t o , deja su c a s e t a ]iara dirigirse á su comedor, m á s d e n t r o q u o nvmca de la villa cotidiana y rtíal, y viéndose con t o d o su relieve u n a hora de: historia c o n t e m p o r á n e a . N a d a q u e liaga t a n v¡\'o íiiudadano del m u n d o á u n ser Viumara) como e^ía b u i d a r á p i d a , ansiosa y casi bíblica del h a m b r e d e la u n a y m e d i a d e la t a r d e en las p l a y a s . L a ca-seta del R e y se q u e d a t a n vacía c o m o las d e m á s c a s e t a s en la ])laya vacía, y entonces se reciifican las idea=; d e excesiva grandeiía q u e nos exigen m á s ÍTn]iort.ante a r q u i t e c t u r a p a r a la c a s e t a fiel R e y , y se c o m p r e n d e que en l a seticillez d e ia viila y en la sincera sencillez v e r a niega e s t á bien esa c a s e t a d e m a d e r a , ágil y fresca, pabellón d e exjiansión imix'or'sal, p e q u e ñ o balneario c o m o t o d a s las tPerlas* do los C a n t á b r i c o s y los Atlánticos. lÍAMiix G Ó M E Z Dv. i,.\ rtIOUNA f * ^ííSaLiáTi La actual c a s e t a d e los R e y e s e n S a n S e b a s t i á n .*******:j>*íf*******:íí*í;;.i;^;íi;:^:i^ | LA E S F E R A i CUENTOSESPAÑOLES LA i i ili i.-¿ i á i é i i Sí Sí I i §* SUBLIME lUAXDO murió la tnarquesa de Dalmai', su hijo Carlos estaba lejns de .España. El ductor Izaldc. el antiguo amifío.de la familia, hizo 'todo lo posible por averignar su pai'adero. Tuviorou que iriliumar los restos de la noble señora sin (¿uo al cortejo sinceramente d,olorido de sus amigos se uniese el dolor filial. Mientras la lujosa carroza iba bacia los cementerios de la Puerta de Toledo, tan solemnes, con tan molaneólieo reeof;^Ímieiito, el doctor lamcjilaba la ausencia de Carlos Dalmar. —No ha sido posible encontrarlo—. y agregó, después do una honda pausa—: Yo creo que hubiera atíompnñado los restos do su madre á la última morada... La muerte borra toilos los rencores. • A un gesto de asombro de su acompañante, el doctor replicó: •—-Ya sabo ustorl qne Carlos no veía á ia marquesa desde hace diez, años. Algo muy grave deliía ele haber ocurrido entre ellos para separar así á un hijo de su madre, yin embargo, yo, que soi,- el único que sabe la verdad, quiei'o referírsela á usted, y creo que así honro como merece el recuerdo de esta santa dama, espejo de virtud y de talento, madre sublimo entre las madres. Usted (amblen fué amifíO del marqués de Dalma]-, el Jionibre grande, el estadista insigjie. El mar([ués murió joven aún, eii el esplendor <ie su gloria. Su es¡iosa fué modelo de austera viudez, como antfs lo fuera do ternura conyugal. Admiraba y amalla á su maritlo, la íloble manifestación cordial que necesitan loa ímmbi'es de genio. En el palacio Lodos rendían culto al alto valor intelectual del padre. Luis, Hci'mlnia y Carlos, sobre todo Carlos, tenía adoración por él. El marqués, do muchacho, fué mi torbcllhin... Criando so i'einaiisó su vida en la ]jaz ilel hogai', ya llevaba la secreta lierida. Su naturaleza era débil, el rastro de los antiguos libertinajes le minaba poi' dentro. Su época de gobernante fué azarosa y difícil. ¡Qué enfermedad le llevó al sepulcro? Su corazón, sus centros nerviosos, sus pulmones estaban aniquilados. Amó demasiado y vivió demasiado de prisa. I.a tara de u]i terrible mal degenerador y su exceSiv,"o esfuerzo mental, le destrozaron. Martirio Fontanal, la marcjuesa de Dalmar, supo ser es|)osa anianto. fidelísima compañera, y en los últimos años abnegada hermana de la ca]-idad, Pero una fatalidad misteriosa parecía pesar solii'e ella, como la Influencia de su nombro bello y doloroso. Luis, el primogénito, al llegar á los veinte anos, enfermó de im mal extraño y rapidísimo. Había sido un muchacho nornjal: pero al tocar ese punto de su vida, su juventud Ro derrumbó como por nn inevitable cataclismo interno. IMity ¡n-onto pareeia el fantasma de sí niisiTiiO. E n los últimos días de aquel otoño que se lo llpvó, recoixlaba do un modo escalofriante al difunto inai'qués... Fué un ilolor sublime; los agudos puñales de la madre ile Cristo se clavaron en el pecho lacerado de la maj'quesa. Fué entonces cuando cerraron el ]3aIacÍo y 83 retiraron a su finca de la montaña. Herminia era casi tan bella como su madre; una adolescente en plena pompa de juventud y i.le gracia. El pecho anclio, los flancos mÓJ'Llilos y rítmicos, de un sano color de ti'lgo, y la boca oneendida... Los ojos do la mai'quesa veían la fraganlo juventud do Herminia con una sombi'a de presontimííJiito. A pesar de vivir á ])leno ali'o, en MENTIRA las cumbres doradas por el sol, como una fuerte virgen campesina, al llegar al trágico ptmto de los veinte años comenzó á mustiai"se como una acacia en esas noches de Abril en que pasa la última racha del invierno... ¡Fué muy Iristo ver morir á aquella divina, adolescente! Parecía que un aliento de ultratumba apagaba la luz de la ^'ida en los descejidlentes del marqués de Dalmar. ¡Era un ¡ílazo inevitable, una fecha cruenta, una fatalidad invencible! Como si un vampiro se sorbiera su juventud, sus mejillas y sus manos se tornaban de amarillento color de cirio, y su boca cárdena dejaba escapar un silbo nietalico. Sus ojos, donde resplandecía la gloria de la vida y de la juveniutl, fueron vidriosos y apagados. ¡Oh, el dolor de sus senos triunfales coinó .devorados poi' un monstruo aluciiiante! Una tarde se la llevaron al ceTnenterio aldeano, en el blanco ataúd do las vírgenes. Un cortejo de jnuchacbas la siguió con lágrimas, llevando las blancas cintas del féretro, El sol de Octubre, amarillo y melancólico, doi-aba el blanco entierro por los grisas caminos do la aldea. La marquesa volvió á Madrid. Huía fie todos los Itigares, como si un enemigo hivisible la persiguiera, Carlos era petiueño. En él reconcentró Martirio Fontanal todos los amores do su corazóji. El niño era inteligente y se iba ei-iando bien, como los otros, ¡liíiátji'qtie llegase la fecha terrible! La pobre madre vivía con asa amenaza do pesadilla sobi'e el aljna. Su gran belleza se iba abatiendo. VA ¡Tifortunio no era galante con su Iiermosura esplendida y patricia. Carlos tenía el culto do su padre. En la sombría biblioteca del palacio se llenaba el espíritu con las obras del marqués, insigne historiador y portentoso talento jíolítico. líl niño estaba orgulloso de su nombre. Ese noble "orgullo fué oí eje de su carácter, henclnondo toda su alma, sin dejar un Jmequecito paiu comprender el amor y el doI<)r de la marquesa. áíKí:¿iEíai^.-sáw2íS^íí';í^^íK^s^s^is;©íS3s^^^^:S®^$í^S3; ¡El querría ser como ol padre, sabio, fuerte para la defensa de sus ideales; continuar dignamente la tradición de sus blasones y el prestigio inlelcctual de su apellido! Carlos llegó á los veinte años sin que asomara el terrible espectro... Yo lo visitalia como médico y comunicaba á la madre mis esperai:iza.s. Pero aunque no estaba enfermo, al aproximarse la fecha su pensamiento comenzó á preocuparse hondamente. . —¡íloriré como mis hermanos!— lecía. I ^ a robusto, había hecho ima ida austera, de orden y de eultua física. No tenía nlngima lesión; lero la idea fija amenazaba con dterar el equililirio de su naturaoza, —¡Moriré como mis hermanos! La misteriosa acción de lo psíquico lo quebrantó, por fin. Era luia idea tenaz y corrosiva. Comenzó á enflaquecer y á perder el color, 8in embargo, yo no notaba en .él los síntomas (.'iertos, fulminantes que habían matado á Luis y á Herminia. •—A este muchacho le aniquila la aprensión, el terror supersticioso de lo que ól cree inevitablo. Pero, on realidad, no tiene naiUi. Cada día emj^eoraba visiblemente. Era un caso t/rare do una enfermedad irreal, basada on la autosugestión. Yo no sabía qué haeei'. La inarquesa lloraba ch'a y noche, viendo cómo también se iba aquel último hijo de su carne, pedazo de su alma, condensación de todos sus sacrificios y sus ternuras. —Carlos cree en la fatalidad do la herencia morbosa. ¡Si hubiera algún modo de quitarlo esa sugestiónl Entonces yo vi algo extraño en los ojos de Martirio Fontanal, como un i'osplandor sublimo que no comprendí en aquel instante. Cuando me lo contó, su rostro me pareció iluminado por el fulgor de la santidad y vi en su frente la corona tle zarzas de la. anbegación. Martii-io realizaba el misterio de dolor do su nombre, con una sonrisa trágica y sublime. —Hijo mío—le dijo con su voz de madre, suprema cifra de la emoción humana—•: Tú ci'ees (¡uo to vas á nuirlr, como los otros, porípie llevas en tu .sangre una herencia de muerte. Quiero hacerte una revelación doloi'osa. Tú eres bueno y me perdonarás. Tus hermanos, sí...—;quó horrible desgarramiento debía sentir en su alma!—; elios estaban condenados; ¡Jero tú, no. Yo he tenido un amor inconfesable, ¡comprendes? ¡Fué una loem-a, n n crimen. Jo sé! ¡Y tú no eres hijo del marqués de Dalmar! Carlos sintió derrumbarse todo el culto de orgüilo, de nobleza, de sabiduría que simbolizaba el nombre del padre muerto. Debió de sufrir una conmoción espantosa. Al día siguiente huyó de su casa y nunca más h a vuelto á ver á la marquesa. Poro estaba curado. La terrible obsesión se disipó por la mentira sublime, abnegada, maternal... Salvó la fecha terrible, la encrucijada donde le aguardaba la muerte... ]\rartir¡o, la santa, espejo de virtudes señoriales y madre sublime antes que mujer, se ha ido sin revelar su sacrificio, ¡^le IIÍKO jurar que nunca lo diría; pero, ¿verdad que yo debo contárselo á Carlos, para santificar su memoria? lí-MiLio CABRERE DIBUJO Dr- l-CMliA LA E S F E R A DIVAGACIÓN INVERNAL EN LA MONTAÑA PUPILAS F i üTivonosAMKNT!-: lieíHOs dedicado este elaro día casi estival á resjjirar á p u l m ú n libre, á s e n t i r la vida en gloriosa ]]]enitud frente a la visión s e d a n t e de la Natnraleiía, loojs de la urbe cosmopolita y abEiorbente, Al anocJiecei', do regreso, la c i u d a d se nos m u e s t r a como misérrimo acervo de eubiles deforraos y mezquinos, "i' es que cuítndo se m i r a hacia la H u i n a n i í l a d después d e liabornos identificado en u n diálogo inefable con la Tierra, los h o m b r e s son A Jiuestros ojos como febles lüijintienses q u e se a g i t a n á u n impubso mecánico, peleles sin voluntad y sin grandeza. E n e s t a yoledail tlel a l m a entro las m u c h e d u m b r e s , recordemos las solitarias emoeiniK'ji pui-as, hontias, a l t a s , del día q u e es a c a b a d o . Kl corazón, p a n t o i s t a , tiene nostalgias d e la Sierra y, como novio, quiere h a h l a r do ella, de su esbollez, «.le su arjTigajicia majestuosa, de sus piijiilas, sol:ire todo do sus pupilas.., ¡Olí, los ojos de la m o n í n ña, foloi' diil tiempo! H e m o s ascendido h a s t a la c n m b r o y t raemos ÍA á n i m a heneliid:i d e la eoulrejupiación de sus enormes p u p i l a s q u i e t a s , m u d a s , serenas... T.ns lluvias Imbian ecsadii, T'l frío imia, en\'uel1o en su m a n t o do ai'mifio, ¡jara tornnr, con el lolm. en la inveí'nada JJI'IÍMÍIHÍI. ILI S o l , EN LA do rocrear.se con an p r o p i a belleza en el cs|]ejo convexo del ]nar y e a el charco cenagoso, en el niojado borde d e la h o r r a d a y e n el a u c a sedosa del p o t r o , en los brillantes cuernos d e la res y en el cristal d e la h u m i l d e v e n t a n a ; en todas p a r t e s s i m u l t á n e a m e n t e , inio y proteico, como el m a r y el fuego q u e v i v e n y a l i e n t a n por su o m n í m o d a gracia. Y c u a n d o el 8ol m i r a hacia la Tierra, abarcando dosde el cénit t o d a v u e s t r a exten.siün, os \i- b r n n t e y eCernamoiite jo\-e;i, •\'oK-iú á profliiíar el vivido calor de suw cai'ieiiis á la •J'ieri-a, sonriéndole j o e u n d o , como el a m a d u á la VÍÍ'ÍÍOU C-J c|Ue espera—temblorosos los ]jétalos de sus rdsiís intact a s — s o b r e el t á l a m o d e las nupcias. Y o t r a \-i"i/. volvió á riernnnnr sobre ella el rlor'arlo fioleii lie sus r a y o s fecundos. — ¡ L a u d o á T i , sagrada Jsutu]'alo7.a, rpio oficias a n t e el a r a del Universo, con la hostia solar, á la luz pri.siina del allm! P o r la gi'acia del iSol, s i v'wa l u m b r e fundió en llanto la nevada—¡llanto quo fertiliza ins jjraderas!^—, y , descendiendo de las ingentes crestas d e los m o n t e s á la m a n s a ¡)az d e lus valles, la nieve so liizo Iáginn:ias enti'o ti'j risas do oro... C U M B R E to como coruscante broche d e la noctiu'na clámide. E n la m a y e s t á t i c a p a z de la noche, q u e en•vuclve á la Tierra nomo u n férvido a m a n t e en inia inmensa ciu'icia da silencio, v o s o t r a s , ÍLIsomnes pupilas e t e r n a m e n t e a b i e r t a s , m i r á i s con a m o r hoiiilo y estático á las nov¡a.g lejanas, las esl.i'cllas, Y on el ti'rciij|jelo obscuro d e vuosti'o fonilo, titilan m i r l a d a s do luceros á u r e o s , luce[•()S vei'des, luceros b l a n q u e c i n o s , luceros levem e n t e rosatlos, luceros azules... L a tierra se abro, en u n a latejito eclosión, por t o d o s sus poros. ]í] r e l e n t e , c o m o t i n a caricia luaiieda, p a l p i t a on la s o m b r a . Y vosotros, ojos d o la c 11 m b r e , j) e r c: n n e ni e n t e [piietos. fulgtn-áis u n instiuite en un estremocimionio da placer, al reflejar el fjaso do u n a estrella e r r a n t e q u e rubrica, fugitiva, esto n o c t u r n o a m o r do l a N a t u r a le/,a. Pupi^is de la Sierra, qne h a b é i s sido r o z a d a s como ]jor u n e x t r a ñ o prosentiuiiento p o r l a s a l a s del á g u i l a á ipMcn no jjtidísteis s e - u i r en su libre y aticho \Mielo, presas en las rocosas i ' o ' l i i t a s ; ((Ue vibrasteis de u a , o f e n d í d a s en v u e s t r o e m i n e n t e r e t i r e por el c r u z a r rá.|"j¡do lio u n a l»ala jiordida; I pie babéis ri'flrjado, aljsort a s , el plañen r rui<lose d e un raro ¡jájaro d e hierro en el (|ue un h o m b r e , por l¡i l i r l i n e r a vez, s e elevaba, dueño de su vuelo, seguro de s 11 ca lid n o , m á s a l t o 11 ne •\'Osotras m i s m a s . ¡Y no habéis podido sobrepujar su audacii), a u n desasióndoos de las cuencas ípto os aprisionanl... /'•'•;. • 1 j(- íy fá íA i g .C.'i P e r o e n lo m á s altiwi do. la Sierro, enti'o la roca viva —fax rugosa tM m u n d o — , el deshielo dejó do cara al cielo, en unos cuencos enormes, dos lagiuias claras. ]-]uIre las quiohins de las pí-ñas, b o r d e a n d o las ói-!)itas, el silvestre hei'bazal fitjge broncas p e s t a ñ a s á estos ojos estático**' solemnes. Como los ojos ijiiietos d e un buey mitológieo, estos d e la .serranía—gigante vaca uncida, al jilaneía como á una noria ipie gii'ase ¡nccsanlemenio '\-nn copianilí) UIL día y otro los rniilti[des mirajes lejanos C[ue el infinito ofiT'ce. .AI clarear e! día. cuando d e la tierra se lU-.?.|.u-ende un j i c n e t r a n t e frescor-—como d e mujer c[Ue, t r a s dormir á la serena, se >-ergvio en indoli'nte tlcspere^o —; c u a n d o d e allá abajo suben ituperceptiljlos los t i n t i n e o s uiotálicos de las esquilas. \-[jsutraH, ]ni]jilas soIitariuM, sua\'ejiieule ec^lestes. os rizáis con la luañanera lu-isa., \-ucstriis i'etiuas elai-as ail(|iueL'en exti'afias opalescencias, nacarinos reflejos. Y el niás tL'asnoe b a d o r do los luceros dc¡:i de llurar soljre vi>so i r a s su e t e r n a lágrima d e jilata" p a r a que el Hol, desde el azul sin juíieula ile la m a ñ a n a , como un narciso á \ i d o d e esjiejos, so mij'o en v u e s t r a s linfas i n m o t a s , no d e j a n d o , cmjiei'o, _ KV(*il«i.l-_^, I i g Cíjmo a q u e l l a nnijer que cegó do t a n t o m i r a r hacia la h e r m é t i c a l o n t a n a n z a , vosotras, ]jiipl]as del color del tienipo, n n a t a r d e d e la ardionte estiva uiiraríMS al Sol á v i d a , intensa, t'atalMM'nte; y, s u b y u g a d a s por su i'aligiiui.sa caricia, os desprentlcivls d e la roca, sutilizándoos lentas, silenciosas, h a s t a socar el cuotico, y, viajoras e n t i n a iinbe, vagaréis e r r a b u n d a s por el espacio azul q u e t a n misticamento i-eflejáis a h o r a . Y la m o n t a ñ a y a c e r á ciega, lierif.Los los bellos ojos ])or la lanza áurea del tíol, coIno 1 m cok>so d o r r u m b a d o a n t e su e n e m i g o q n o roclbicso de éste una i n m e n s a -' ' ^ - ; luice do oro, fulgurantes, eoino b r u ñ i d ü s adargas (le v'iejo.s titaties guerreros... Después, en intermedio a u g u s t o , os tornáis axules, ilo un azul i|uo se iutííusifiea ]l^udatinamcnte, á medida ipLe la t a r d e declina ULíijestnosa, corno un:!Tuatroua. o|iulenlLL.. hacia el ocaso. buego. cof)ian[lo el fuego que el Sol envía al cielo desde el confín, os incentliáis, a|jasionadaFi, corno si exteriorizaseis, sintiéndola, t o d a la cólei'a do lodos los gnlel:^tes del Dolor, d e torio.-, los p]'ec¡tus <ie la Ifuinanidad q u e g i m e , q u e blaslema, q u e -le destroza eiicarnizadainento, enc a d e n a d a cerno está á su piTipia impotencia de lionjlir'cs ipie iuLeutan eonvorürsí.! en dioses vanamente. i\Iás _1ar<le, la hiOT-iia ti'anrpiila del Véspero •—lunicio <l('ln nij<:he—j-iehí eii v u e s t r o í o n d o t a n niisteriosameine, (jue m á s jiaroco surgii' hasta v u e s t r a supoi'ficíí! dosíio la e n t r a ñ a uiisma del n m n d o , que no cspojar.so desde el firmatnon- /:.',• (íiU'li'la do paz en las ó r b i t a s si_'cas,,. ¡Pupilas lio laeiunbi'e! ¡Quién inKllese, t'omo vosi>tras, tendei'se ]ior la inmoiisi<Iad d e los cielos, desdo la nobleza de las ror'as, y a|iar1-arse f>or siempre do la paujiéi'ima \-islón de la v i d a en las calles, con sus estridentes alegrías Imeeas y sus plañidos iuslncoros, y d e a(|uel!a o t r a \'isi(')Jide la l o u e i ' l e e n los campos do b a t a l l a , con su horrísona z a l a g a r d a y su fratricida l u c h a r , pai'a reflejar e t e r n a m e n t e esa o t r a vida m á s jnii'ii, Tuás serena, de los astros e r r a n t e s , de las n ó m a d a s mdjes!... Aun eiiainlo después, prisluneros on el a m o r ilííl Sol, tuviésomos cpio ir, vnlatillzado.^, Iiasta el Sol niismo par;i recobrar n u e s t r a l i b e r t a d . ¡Y a u n c u a n d o ciegos ([ue[lás<>mos, por (d m á s arsilente (le los ra^vos hei'idus!... ' J r A N Ü. O L M R D I L L A DIUUJO Di; VElíliUüO L:\Mi[ u y/ s I jaw ism m ^m LA IGLESIA DE CERCEDILLA Cuadro original de José Blanco Coris, que figuró en la última Exposición Nacional de Bellas Artes LA ESFERA :-í:-?íí-s^s?víiíE3-'S'^-ííí-;^íSír-í?^?3^,s^^'^í^Síí:íS1g PÁGINAS DEL CENTENARIO TERESIANO M 'Si «5 i ^ K ^ ^ ; : ' • • • - • • Convento de la Hncarpaclón, en una de cus'ns celil.is se v c r l í l c ó el m i l a g r o de la TranaverhDrnclún A v i l a , Loa cuairo postea Sania Teresa de Jeaíia P1T0,_TANB0i;il i ^^^ Sí Sí Si i i?- r.i %i Í:Í Sí I i i fs Sí Sv Sí Si i 8 y 'pAM&gReTA E L 2 1 de A g o s t o de loü:^ se a b r e al c u l t o , en A v i l a , la p r i m e r a casa de l a R e f o r m a d e l C a r m e l o , el ^ l o n a s t e r i o de S a n J o s é , vdíinc o n c i í o de D i o s y p a r a í s o de HII deleite:> l l a m a T e r e s a á esle sn p r i m e r p a l o m a r místico. L'na e s q n i l i t a de t r e s l i b r a s tañe a l e g r e m e n t e en el f r e s c o r de la m a ü a n a ; en la c i u d a d mística y s i lonciosa se a d v i e r t e una s i n g i d a r a g i l a c i ó i i . l i l M o n a s t e r i o que a c a b a de í u i i d a r s e n o t i e n e r e n tas; las C a r m e l i t a s v i v i r á n de l a c a r i d a d pi'iblica, en el l o c u t o r i o no h a b r á c o n v e r s a c i o n e s deshonestas y [niindanas, ni se h a r á m ú s i c a , ni se p l a t i c a r á de a m o r . L a s i n o n j i t a s n o p r o b a r á n l a carne y d o r m i r á n en una e s t r e c h a y d u r a t a r i m a de madera. Y la e s q i i i l i t a de t r e s l i b r a s anuncia la buena n n e v a á los hijos de A v i l a . A c a b a de e x p o n e r s e el S a n t í s i m o S n c r a m c n r o en el a l t a r de S a n J o s é . E l o b i s p o , D. A l v a r o de M e n d o z a , e s un d e c i d i d o p a r t i d a r i o y un d e v o t o ainÍL;o de l a m a d r e T e r e sa. C o n las c u a r e n t a l i b r a s de o r o que ha m a n dado a éste sil h e r m a n o L t j r e n z o , t e s o r e r o - í j e n e r a l de la p r o v i n c i a de CJuito, en las I n d i a s , lia r e a l i z a d a el i i i i l a ; ; r o de la p r i m e r a r e f o r m a . S i l ban los p i t o s , • r e p i c a n l o s t a m b o r i l e s , manos d i e s t r a ? y femeninas t a ñ e n las p a n d e r e t a s c u a n do el C o r d e r o Inmaculado toma posesión del a l t a r de San J o s é y del c o r a z ó n de sus esposas, las m o n j i l a s . T e r e s a , que está en el c o r o , tiene su c a r a , s i e m p r e alet^re y g r a c i o s a , c o m o i l u m i nada p o r un v i v o r e s p l a n d o r , L'n a n t r e l i t o , c a r i bobo y r i s u e ñ o , h i e r e su c o r a z ó n c o n el p r i m e r d a r d o de í n c g o . . . Y de l a c a l l e p e n e t r a en e! c o r o u n s o r d o r u m o r de p r o t e s t a y de o s c ú n d a l o . L o s d e v o t o s y e d i f i c a n t e s abuleiises no q u i e r e n o i r hablar de la r e f o r m a . \iu el M e r c a d o V i e j o , en la c a l l e de D o n P e d r o , ¡mito á Ja C a t e d r a l , hay g r i i ] i o s d e n u i j e r e s y d e hombi'és que v o c e a n i n d i g n a d o s . Surt^en oradores e s p o n t á n e o s en la c a l l e , «K^as m o n i i t a s — dicen a l p u e b l o — q u i e r e n v i v i r sin r e n t a s ; r o b a r á n , p o r lo t a n t o , el d i n e r o de . los p o b r e s . » V a n y v i e n e n " " ' los e x a l t a d o s de S a n J o s é á la E n c a r n a c i ó n , d e s d e l a E n c a r n a c i ó n á la casa del corregidor, El corregidor interviene. P e r o lejos de c a l m a r ú l o s r e v o l t o s o s , les e x c i t a más y más á l a v i o lencia. L a s t u r b a s Metían hasta S a n J o s é . H a n l o r z a do la p u e r t a y t r a í a n de exp u l s a r á las m o n j i t a s . U n a n o v i c i a les d e t i e n e ; ííjEn el n o m b r e de D i o s — l e s d i c e — , r e p ó r t e n s e , h e r m a n o s míos! i T e m e d la j u s t i c i a de nuest r o R e y D o n F e l i p e en la t i e r r a y de n u e s t r o S e ñ o i en el cielo!:> La arenga contiene á los perseguidores. Pero el celoso c o r r e g i d o r c o n g r e g a á las ^d'^jerzas v i vas» de l a c i u d a d p a r a que t o m e n a c u e r d o s . Y el h o m b r e , f o r m a l m e n t e , sin la m e n o r i r o n í a , m u y seriamente, como corresponde á todo correi^idor de a n t a ñ o y de h o g a ñ o , sostiene estas p r o p o siciones i r r e g u l a r e s ; ííDebe ser sospechosa p a r a n o s o t r o s e s l a f u n d a c i ó n , p o r q u e es una n o v e d a d . L a f u n d a d o r a es una m u j e r que se dice asistida de las r e v e l a c i o n e s de D i o s ; d e s c o n f i e m o s , p o r lo t a n t o , de e l l a . " E s t e a r g u m e n t o de f u e r z a s v i v a s p r o d u c e h o n d a i m p r e s i ó n en la a s a m b l e a . L a s m o n j a s v a n á ser e x p u l s a d a s d e S a n Joí-é; T e r e s a será h u é s p e d de l o s c a l a b o z o s del S a n t o O f i c i o . . . U n a v o z , i i n a s o l a v o z se o y e en d e f e n sa de T e r e s a ; l a del p a d r e Bañe?;. « T e n e d en cuenta—dice, retando á los prestigios de la ciud a d —que no es este p l e i t o de f u e r o c i v i l , sino de jurisciicción e c l e s i á s t i c a . E l o b i s p o es el l l a m a d o á resolver.Í-: L a asamblea r e c o g e sus p r o t e s t a s . Se d i s u e l v e n los n o t a b l e s . P e r o a c u e r d a n e j e r c e r p r e s i ó n sobre el o b i s p o , s o b r e el n u n c i o , s o b r e el mismo l^apa. D o n A l v a r o de Mendo7.a c o n t i e n e á las f u e r z a s v i v a s ; el n u n c i o nada e n t r e dos a g u a s ; á R o m a no llega la p r e t e n s i ó n de los p i a d o s o s just i c i a s . Y l a esquilita de t r e s l i b r a s s i g u e t a ñ e n d o en l a mañana f r e s c a . Y s i l b a n los p i t o s , r e p i c a n los a t a m b o r e s y t a ñ e n a l e g r e m e n t e los p a n d e r o s c u a n d o el d u l c e Jesi'is—¡tan a m a d o , tan l i n d o , t a n p o b r e ! — t o m a p o s e s i ó n , á la h o r a de l o s o f i c i o s , del t a b e r n á c u l o del a l t a r de S a n J o s é . ei CARRITO E l c a r r i t o en q u e v i a j a l a m a d r e T e r e s a es u n p e q u e ñ o monasteTio, U n a i m a g e n del N i ñ o Jesiis p r e s i d e el ¡ n r e r i o r . U n a p i l a d ^ agiia b e n d i t a está c o l g a d a d e t r á s del c o r t i n ó n de 'ent'rHda;'ima es- q u i l i t a señala las h o r a s de o r a c i ó n y l a s h o r a s de s i l e n c i o ; n n r e l o j de a r e n a s i r v e p a r a f i j a r , p a r a r e g u l a r las h o r a s de loí? e j e r c i c i o s . E l c a r r i t o es la c a p i l l a a m b u l a n t e y el a l t a r a m b u l a n t e d e las m o n j i t a s a n d a r i e g a s . E l l a s n o h a b l a n c o n los v i a n d a n t e s , s o l d a d o s , e s c o l a r e s , a r r i e r o s y m e n d i g o s . P a r a c o m u n i c a r s e c o n los de f u e r a está la p o r t e r a de t u r n o . . . ¡ C a r r i t o de muías cansinas y e s c u á l i d a s , c a r r i t o t e r e s i a i i o , que sabes h o l l a r las c a l z a d a s y las c a r r e t e r a s de mi C a s t i l l a p o l v o r i e n t a y pajiza: l o s c a m i n o s de mi n i ñ e z ! E s t e c a r r i t o es p o p u l a r en t o d a E s p a ñ a . S e ha l i b r a d o de la e m b e s t i d a de irnos t o r o s que v a n á l i d i a r s e el día de la .asunción en .^\edina del C a m p o ; ha e s t a d o á p u n t o de c a e r en un r e g a t o , c e r c a de B u r g o s ; ha h o l l a d o l a p a r a m e r a reseca d e los p a l e n t i n o s ; ha s e n t i d o la f r e s c u r a del T o r m e s , del A d a j a , del D u e r o , del E s g u e v a , del T a j o , del Ctuadiana, del , ' \ r l u n z ó n y del G u a d a l q u i v i r ; lia a t r a v e s a d o el G u a d a r r a m a , la l l a n u r a i n a n c l i c g a , las c a l l e s , los niLMites, los o t e r o s y l o s piiL-rios de s e r r a n í a ; se lia d e t e n i d o ante las v e n t a s y mesones en busca de nn c o s c u r r o de p a n ; c o n o c e T o l e d o , S e v i l l a , Círanada, M a d r i d , P a s t r a n a , M a l a g ó n , V e a s , V i l l a n u e v a de la J a r a , S a l a m a n c a , S e g o via, F a l e n c i a . M e d i n a , A l b a de T o r m e s . Se^ha d e t e n i d o , p i d i e n d o l i m o s n a , en M a d r i g a l de las T o r r e s y en Peñaranda de Bracamonte. H a sido e s c o l t a d o p o r h a m p o n e s y mozas de p a r t i d o ; p o r J u a n de la C r u z y p o r F r . A n t o n i o , el p o r t e r o del D i i r n e l o ; p o r l o s l a c a y o s de M o n t e r r e v , y d e la casa de A l b a , y de la P r i n c e s a de E v o j i . y d e los D u q u e s de la C e r d a ; lia s i d o s i l b a d o y apedreado p o r toda la chiquillería. ¡ C a r r o , c a r r i t o t e r e s i a n o , m o r a d a a m b u l a n t e del buen Jesás, c a r r i t o de la d a m a a n d a n t e , de la g r a c i a y de l a h u m i l d a d ! . . . . . Í:^ A s o m a este c a r r i t o un día en l a M a n c h a , d a n do v i s t a á A l m o d ó v a r del C a m p o , • . L a s monjitas no llevan de c o m e r , L a m a d r e , á la cabeza de s n s h e r m a n a s , pide una limosna á un hacend a d o p a r a no p e r e c e r de hambrú-;— ¡ P o r la g r a c i a de D i o s , hermano! — musita alegremente la hija pequeña de D. .Monso S á n c h e z de C e peda. — ¡Pide p o r la g r a c i a d e tu cara, lierniosal —replica el a l u d i d o . — ¡ N o , n o ! P i d o p o r la g r a c i a de Ui c o r a z ó n , q u e me d a r á s el d o b l e ! Y el h a c e n d a d o , p r e n d a do d e l i n g e n i o de la m u j e r s i n g u l a r , deja en su d i e s t r a su b o l s ó n r e p l e t o de m o n e das de o r o . Bscenaa J e A I J e a . Tlpiia d.i\ paia i-^!> V -:• K^^-)- •:• -i: •:• ••• •:• -;• -:• r> •> í; -:-;;- íí:?í í í ^ í - l ^ ^ í i^:; -V v •:• •:• ^- •:• í Josi-: S.4NCHEZ ROJAS •;-;í-.Ví^^r-í^^:--:.,^$í-^SSSS M LA ESFERA LIENZOS CASTELLANOS S E G A D O R E S I S OBRE las aguas dol Tornres, obscuras en osta hora riel erepúsculo, más obscuras aún en osle rincón frondoso, caen, tristes y desmayadas, las ramas do unos sancos. luspéJanlaH la corriente, y tiemblan, melancólicas, on ot tm-bio y runioi'oso cristal... Ho aquí nn i'oliro apacible para un poeta elegiaco. Pasan y pasan las ondas iiidiferentos y lentas, blanda y sosegadamente, siempre distintas y siemjire iguales; p a s n n como las lioras, eomb los eslabones de la cadena interminable del Misterio y del Destino; pasan onigjuáLicas, ocultando los secretos de tragedia y de idilio que sorprendieron á lo largo de las riberas, espejando el oro de las estrellas y el plomo de las nubes tormentosas, besando Ins íirmos raíces de los álamos y las ramas do los sauces... eNiiGstrna vid US BOU loa ríos...» Más allá do este frondoso recodo extiéndese la llanura, lo^'omonto ondulada, inmensa y seria, con toda Ja gravo majestad de nn jjonetraiite misticismo. Trícbaños de cabras y ovejas triscan nerviosamente pov los tesos, camino do los rediles. Un rumor do esrpiilas se oxtiondo ]ior el llano. Los pájaros, desde las ramas de los árboles, cantan sus lirismos al so!, cjue va muriendo. En el cielo, ilébil y mistodosamonte, enciéndase el lucero do la tardo. Las sombras caen medrosas y jjausadas, y acu(''stan3o á lo largo de los surcos... Hay en el ambiente un aroma cam]Desino y ]iatriarcal; es ol grano de las eras, es el centeno nogrir/co y ol flureo y menudo trigo, dispuestos en moiitonos olorosos y abundantes, corea de las |)ar\'aH extendii.las... Los buovcs, dosunciilos, rumian la paja salirosa y crujiente, lín la augusta serenidad de la nocJje, parecen animales bíblicos y sagrados. 'I'odo en ellos es rejioso y fortaleza. Úrandes, recios, mansos, con las poderosas cabezas bumillatlas, las jjioles obscm'as y los cuernos brillantes, rumian sosegadamente, con una delicia y una solemnÍLlad litúrgicas... La )iar-\'a, luminosa á la luz de las ostrellas y al i'esplamlor blanco y sereno do la luna, parece ile un oro milagroso, y corea de ella, el gañán que la guarda — un gañáji rudo, mocctóii y fornido—fnuí al jíSíSíiíW****;^** * * * * * * * ****«»;***;•?* 1 ánimo oí recuerdo do alguna oscultin'a on bronce borriosy sus cúpulas: han despertado Jos segadobizarra-y ^-oliente... res, han mirado á lo alto como ogradecidos á sn Por los caminos cbirría.]! los ejes rio los carros, ventura y han respirado con placer, con ansia, bien cargados de gavillas olorosas, y los porros, una gran bocanada de airo fresco y húmedo, que atados á. las traseras, lodran furiosamente, con- ha entrado en sus pulmones avarienlos como imn testando á los ladridos de otros mastines que dulce y i'ogalada cai'icia... El destajo les ha imguardan otras eras lejanas... La única cualidad ]5ulsaclo á segor do nuevo, y otra voz, empuinferior que yo descubro cu los perros es, ]Drc- ñando las hoces, han tornado á encorvar sus cisamente, la que más les acerca, á los hombres: cuerpos y á segar las altas espigas, hora tras la decisión y la fiereza con que respetan y hora, con la automática regularidad de una defienden la propiedad. No han leidu á Prou- máquina de reloj... dbon... Va llegando la noche; van acallando los ruUn continuo quejido, soco, crujiente, como mores campesinos; descansan las yeguas y los un breve y extraño lamento de dolor y de ago- bueyes de la trilla; échanse los perros en la blannía, me avisa la jíroximidad do los segadores. dura de la parva; duérmense los pájaros on ol A\-anzo mi ]ioco ]ior la carretera, y á un lado tibio regalo de sus nidos; todo reposa y enmudel camino vislumbro á unos iiombres encorva- dece; pero el quejido seco y crujiente, esto tpiedos, jadeantes, que mueven, con la automt,tica jitlo de las esijígas, que es como uti lamontai'se regularidad do una máquina de reloj, unas Jio- continuado y LÍoloroso; este ruido inconfundices fuertes y rebrilladoras. ble que parece el ritmo del triste y dramático Durante la mañana, pródifrn do sol, hirvionte poema do los segadores, continúa bnjo el misV bochornosa, ostuvici'on segando también, hora terio de la luna serena y l)lanca.,. tras hora, con la respiración difícil, los ojos turA veces, irguiéndose momentáneamente, miJjios, los congestionados rosli'os goteantes de ran los sogad()res hacia las torres (|uo se recorsudor, los pochos oprimidos, las cinturas que- tan, negfísimas y formidables, en lo obsem-o del bradas y renditlos los músculos. Bajo el fieltro horizonte. Así, encarados contra las torres lejannigriento de sus sombreros, experimentaron nas, parece que ventean los placeres de la ciu- ' la sensación angustiosa y qiiemantc de nn in- dad, los placeres í!Íom]ire desconocidos y deseacendio interior; y cuando el sol do mediodía dos siempre, Pai'eco ([ue ventean, tales (pie pepuso como ima hnguora la Ihuua^a, y las esjngas laros amarrados, como aquellos pastores de la como llamas, y como brasas los mangfis de las bellísima poesía do Cíalán... hoces, estos hombres, encorvados y doloridos, Poro asta codicia ante la riqueza de los amos so enderezaron nn poco, respiraron á pleno ]jul- y este apetito ante la jiresentida ventin-a de los món el hori'ible fuego del atnbiente, notai'on felices, llura ]30co eii el ánimo de los segailoros. en los OJO.S algo como sangre encendida y sencá- El *.destajü.+ se alza ante ellos como una sombra ronsB después, bajo el rojo y radiante sol, para imperiosa é inexorable, y otra vez tiimifa en ol comer una comida miserablo... Luego^ tumba- hondo silencicj de la nocíie, sólo quebrado por dos sobre los rastrojos, en un abandono defini- algún ladi'ido de los mastines tumbailos y vigitivo del cuerpo y del alma, anij^arándose los ros- lantes, ese quejitlo tle fatiga y de doUn- que arrantros con los amiílios sombreros raídos, han dor- can las hoces á las espigas y quo suena continuo mido utms lloras, pecho arriba y cara al cie- y angustioso, como el ritmo resignado y triste lo, jadeantes, extenuados, sin conciencia del del tremendo poema de la siega... vWn-, El sol ha ido perdiendo fuerza. Sus royos, que oran durante el meiliodía como espadas de fuego, tibios y pálidos al caer de la tarde, lian bcj-icío oblieitamenie la tierra, onrojecientlo los al- - -^'ontanalos (.lo la ciiitlad v íloi'ando sus cimtos TítíSíS * < • ; • ? ; * • . ALBERTO VALERO MARTIN Tierras • ilc ÍCIÍIIIÍIÍLÍ'.CÍL, Aatisto Síi]>'¿. DIHUJO T>V. VlElíDUdO I.A^D1 S * * * * * * * :•;• * i f i - s * %• * * • * * * - * * • £ • * - * * * * * * * * * ^ * * íí w • * ^ LAS FIESTAS-DEL CENTENARIO DE ELCANO EN GUETARIA La cabalgata histórica, organizada en Guetaria en honor del célebre navegante vasco, al llegar frente á la tribuna ocupada por SS. MM.-En el óvalo, S. A. R. el Príncipe roTfl. r,\MPi!A de Asturias firmando el acta de la colocación dé la primera piedra del monumento á Elcano A- -^ ffi LA ESL'LRA í.ííiÍ7aí^v-i.:;.;.?;.;; í^íí.:•í; íi i-:Sí^-l-íSíSSíS •:: 3^ •;• •:• ^i;i ::i ^-V V í-V •:•-S ^^ LA MODA FEMENINA DEL EPISTOLARIO DE UNA MUJER SENTIMENTAL fe 8 Figúreselo por lo rjiio voy á docirle: Coinu fondo, un m a r esmeralda y violeta, sobre el fjuo so dostat;an la-í b l a n c a s volas de unos barcos do pesca. Kn ]irimor t-érniino, \\n trozo do ]3lay a d o r a d a , y en el centro, u n a nuijtM', alta \' m u y dclfratla, de carnes blancaH y t r a n s p a r e n tes, ^'cstida con n a traje do soda, últbiía irioila, do color nácar, forma enteriza y naiclio \'LJC1II, ref:o|í»io íil talle por Lin (•ordóti hecbo <!on ciieiitiiM de cristal, ('f)ino el trajo es n m y amjjlio, baja iltil h o m b r o al lirazo en plicgaes q u e siibstiuiyon á las maugas, ['^rios /,a|iatus (U; a n t e gris |)orla. y medias de igual t o n o eoiii|)lctan el iuLluuiento. U n a e n o r m e p a m e l a <U' pajji azul clécti'ico y gran lazada do. igual coloi' cuelga <]el Drazo Í7.(piicrdo d e la r e t r a t a d a , (tuya (-ahe/.ii, de encrespados cabello.s «Jo un oro inuy |)áIido, se yei'gue, p r o l o n g a n d o la litaba de la barbilla. Los ojos, d e t o n o violeta, se enlurniín bíijo ol |]ewa do las [icstañas negras y d e s m e s n r a d a inenlrí largas, i-onin las i\\'- los ina!iii|uies d e los l)elii(¡iR'iTis ó las inu¡(>res pinCailas por ICoofí Van Doiighe-n. ;L(í aifL'aila la deserijx-iúiL? l'iies no llega á la realidad; yt.i so lu aseguivi. ¡('uáutu me g u s t a r í a c|UO lo vieso usted, y en elln piíMiso m u c h a s veces m i e l d r a s el a r t i s t a t r a b a j a ! !Mys lójiicít fuera que mis meditaciones giraran en torno á cJ; pero... eulpa s u y a es, <Ies|3iics lie toilu. Justas playas \'aii qneilándosi* m á s ( r a n q n i l a s . Ci'eo q u e do aquí á dos soinamis puilreoLos mrani'ar los »¡IKH LU'UI r|ue:|einos. H a s l a alioi'a. uo lerims ILÍH'IIO o | r a cosa i[U0 asistir ;Í las salas d e juegí) y do concier. y ])ra(d"iear ol ••^htíiimij á ntáa y iiie.j[)r; p n r q u e sigue ¡nijteríindo la moda fie la música y el baile á a iicíjyessG. Francia, Supliemhrp, rh J'.I'J'^. C't:P'J"0, ncopto su ex])lica(MÓn, q u e n o en haldo apela usted á mis sentimientoy, respecto d o Lily; y pues ella, á quien taiitu cariño profeso fnó l a inconsciente reveladora de u n a fi'ase de mi pa.sado, olvidemos lo ocurrido y sigamos adelaTite, A h o r a que lodo pasó, confcsai-é qia* jjor mi parto tenia positivo miedo á i[ue iniesfcra a m i s t a d , a p e n a s nacida, tt^r'ininase como el «Rosario de la Aiu'oravi. Ponjuo no seria leal en mi el dejar do reconocer q u e sus c a r t a s , y t a n t o el recibir como el contestarlas, me pi'oporcionan u u placer osj>eeial; u n placer eomjjarablc en tleterminados m o m e n t o s al quo siendo m u y jjequefíita hallaba y o acereándonto al con- , íesonario. E n t o n c e s , la íigniu oculta del s¡u--erdoíe. el t o n o opaco d e su voz, la i)enuml>ra di'l temfilo y, sobi'O lodo, el agridulce .sabor del a r r e p e n t i m i o n t o , ejercían sobro nti á n i m o misteriosa fascinación. I..O propio, por o t r a s razones, m e sucedo con oslas semanales confidencias q u e onvío á usted. Pci'o, h a b l a n d o íle o t r a eosa, no me convence (J tipo ijuo m e describo usted como \iiio d e sus ideales femeninos; «Una mujer pcípiefíita, <te modales m u y ílulces, d e vo/n n i y s u a v e , do m i r a d a s t í m i d a s , asustaiíiza y fingil, y lai poco caprichosa.» Eso no puede, felizmente, califieai-se ÚM tipo femenino. A lo s u m o será u u ojemjilar aislado d e mía espiritualidad q u e no llegó fl florecer. ¡.-Vli, no, no!... Usted ha dicho esto pai'a e v i t a r s e la necesidatí de concretar. N o lo b a conseguido. Y o soy t e n a / y seguiré insistiendo sobre esto p u n to. Quiero a b s o l u t a m e n t e conocer su opinión eii este, c o m o en o t r o s muclios asuiítos. fUieno. H a c e tres días q u e mi vaniílad sutro el m á s r u d o golpe á que j a m á s se vio soinetitla. Figúrese quo h e conocido u n ¡íintor d e [U'0]nesa, uji j o ven y e n c a n t a d o r a r t i s t a , el ((ue, luego de serme present a d o , soliciti.) permiso p a r a h a c e r m e un r e t r a t o al ó l e o . ^ j U s t o d se h a v i s t o a l g u n a vez ou parecido trance? Si h a servido usier! d e modelo sabrá, como a h o r a y o . Jo que es |.iasar de la categoi'ía d e ser r a z o n a b l e y v i v i e n t e á la d e m u e b l o ó adorjuin. ¡Qué a b s t r a c c i ó n t a n eomphíia <le la porsoualidnd la ijue de; mi hace esto a r t i s t a ! Y menos m a l que el r e t r a t o p r o m e t e ser un éxito. A ^í;m&%s¿m^^'^i^^^^:é^^>^^:ii!^^ ^í;3^íííí^•«•fcí;••SE3í•;:á^^^?^vSi LA ESFERA S3l>G<í«OG<M3^00tí=0«C30G<3''G<3=G* C!^G<Í^O'=G<í- =0'=G-G'í>0-G^CNG«^G^G-G-G^ G<í«0'^G-G- '6 A qcELLA noclio Lina no d u r m i ó . So a c e r c a b a el verano y, on la a t m ó s fera c a r g a d a de la p e q u e ñ a casa, que cantos cuerpos cobijaba, sentía L i n a la a n g u s t i a de la- falta de aire y como si u n a m a n o iti%'Ísib]e y fatal aprotnsG su g a r g a n t a m o r e n a qiieriendo est r a n g u l a r l a . Uno dü los rapaces se despertó l l o r a n d o , y oyó la voz d e la n i a d r e quo le acalialía,.. E n l a c a l l e , Gm]iinada, y estrocba, rasoiiaron fuertes voces y recias jisadas: eran pescadores que t o r n a b a n d e a m a r . Ya dobía llegar p r o n t o el a l b a , y luios gallos lejanos y a l d e a n o s h a c í a n sonni' su m a d r u g u e r o clai'iu... ¡Lina, á solas con su tragedia, t e m b l a b a de miedo y d e vergüenza! ¡ E s t a b a deshoni'ada!.,. Varios dias d o temores terribles h a b í a n , al cabo, llevado el convencítniento á su á n i m o , y y a tenia la segiu'idad do que pi'onto seria pública su desgracia y tle que su n o m b r e , en plazo bre\'e, iba á servir de b u r l a á todas las ^'íberas de la ribera. ¡Qué as[.nudosa nochol... ¡Ella lo confesaría todo á sus p a d r a s y les pediría pordóii de rodillas!... ;. Acaso á o t r a s m u c h a c h a s n o les h a b í a sucedido lo mismo?,., Sus h e r m a n o s la querían muciio, y on el ]iuel>lo los pecados de a m o r e r a n fácilnienl e o l v i d a d o s . Amigas suyaw. unan niñas t o d a v í a , l l e v a b a n siti rubor on los brazos el p r o h i b i d o fruto do sus vehemencias. Nati ie osaba meterse con ellas. Luego casab a n , y e r a n felices... Pero... ¡á ella n o le sucedería lo mismo! Su familia e r a e n v i d i a d a en el pueblo. Aquel b o g a r siempre fué es])ejo do lab<>rinsi<lad, do ordejí, do rígida m o r a l , t ' u a n d o oí m a r se m o s t r a b a pródigo, se a h o r r a b a jiara los inviernos malos ó ]iar a las épocas on q u e los t e m p o r a l e s no consentían las faenas d e la ]iesca. Todo el t u u n d o tenía allí Kii c a m a ; el fuego do la cocina se encendía diariamente, ó, las m i s m a s h o r a s . Los rapaces jiequeños iban limpios á la escuela, y c u a n d o , en días de fiesta, el p a d r e salía rodead o de sus liijos mozos, la g e n t e se Í ¡araba á mirarel^viejo pat r ó n p a s a b a orgtilloso, como u n rey entre vasallos, ¡ É r a l a o b r a d e tod a su vida!... E s t o ejemplo era único, y por eso n o p e r d o n a r í a n á Lin a su caída, eorntJ á o t r a s . L a s mujoras viciosas y sucias, que festejab a n do u n m o d o aljsurdo las biuín a s caladas, arruin a n d o siis casas; Íos, y S8£>o-r las que no c u i d a b a n de sus hijos rotos y miserables, q u e todo el día a n d a b a n m e n d i g a n d o el p a n por laspuert^as do los ricos, esas se v e n g a r í a n ahora. implacablemente... Y L i n a p e n s a b a , después, en la m a n c h a q u e por su culpa caía s o b r e el n o m b r e i n m a c u l a d o de los suyos. Veía el gesto de dolor y d e eólera del ]]adre; oía las injurias d e los h e r m a n o s . . . Sólo la m a d r e , en su imaginación, la acogía en su seno y la acariciaba y la defendía de todoa, mientras sollozaba... ¿Valía la p e n a d e afrojitar parecida existencia? T a m b i é n ]3eitsü L i n a en el p a s a d o . Tainbiéti rocordií, sin rencor, al liombre q u e la h a b í a hecho t a n t o d a ñ o . E r a g u a r d a de la fábrica d e conservas d o n d e ella t r a b a j a b a . H a c í a t i e m p o que e s t a b a n on a m o res y y a h a b l a b a n d e la b o d a . L^na m a ñ a n a , después d e dejar el t r a b a j o al mediodía, L i n a volvió á recoger algo olvidado. Se e n c o n t r a r o n . Acostumbraíla al bullicio de la n a v e , e s t a b a c o m o a m e d r e n t a d a en el silencio. F u e r a lucía u n h e r m o s o sol abrileño, y por u n a p u e r t a a b i e r t a llegaba h a s t a ellos el r u m o r del m a r ' y el c a n t o d e unos pájaros.,. ¡Ella no s o d i o c u e n t a do nada! ¡Apenas si oyó u n a s p a l a b r a s quo t [ u e m a b a n como besos y sintió sobre la piel t o s t a d a por las brisas m a r i n a s el roce de u n o s labios ardorosos!... Unos días después, él desapareció del piieblo. Luego so supo t o d a la v e r d a d . X o era soltero; tenía u n a m u j e r y nnos hijos en tierras d e s a m o r a , y había b u i d o á A m é rica, L i n a llorí) a m a r g a m e n t e , ¡lira su primor a m o r y su p r i m e r a ilusión g r a n d e de la vida! Y en la noche, larga y asfixiante, el p a s a d o desfilaba por la imaginación afiebrada d e la m u c h a c h a . ¡Cuántas veces vio \m resquicio de luz, u n a salvación posible, y c u á n t a s la e s p e r a n z a se desvanecí» y la idea fatal iba t o í n a n d o proporciones y afirmándose en su espíritu destrozarlo! ¡Sí! ¡Era preci.so! ¡Debía desaparecer p a r a h a c e r posible la v i d a d e los d e m á s ! ¡Debía morir y sabría morir! ¡Y al formular definitivamente su sentencia, pareció t r a n quilizarse!... L a luz del día se filtraba y a p o r las c o n t r a s d e las v e n t a n a s , y L i n a , a b a n d o j i a n d o su lecho d e sufrimiento, salió f u r t i v a m e n t e á la calle. Sin volver la vista a t r á s , bajó la cuesta, dobló u n a esquina y llegó en sogirida á la p a r t e baja delpuolalo, que e m p e z a b a á d e s p e r t a r . Algunos cari'os cargados do ÍO.YO desfilaban, p e s a d a m e n t e , por la carretera, acomp a ñ a d o s del chirrido penetr-ante y m o n ó t o n o d e sus ejes. Los h o m b r e s q u e llegaban del m a r s u b í a n hacia sus casas p a r a acostarse. E n el c a m p o ele las i'edes. imos c u a n t o s e n t e n d í a n el a[íarejo d e un vapoj-... L i n a m a r c h a b a rápidainente; atravo-só la playa y comenzó á caminai' sobre las rocas. E l sol salía en aquel monieiito por encima do ií>3 m o n t e s lejanos quo cierran la balita, a n u n c i a n d o un d í a magnifico. Do la rihcra lleg a b a el griterío confu,so d e la,s mujeres que c o n t r a t a b a n la pesca. Litia siguió m a r c h a n d o , c a d a vez m á s de prisa. Y a q u e d a b a oculto el p u e b l o , citando so d e t u v o on lo alto d e u n a p e ñ a cortad a á pico sobro el a g u a e n c a h n a d a . Mii'ó en t o r n o s u y o , p á l i d a conio u n a m u e r t a , se santiguó y se dejó caer, Al ruido quo hizo, volaron a s u s t a d a s u n a s g a v i o t a s , laiizando graznidos,.. E l cuerpo apareció sobre la superficie; la cabeza surgió im m o m e n t o , con u n g r a n gesto do t e r r o r , y volvió á hunclir.se. T o d a v í a apareció u n a vez m á s y desapareció p a r a siempre... 4^^^ ^C^^^-N^/ ' • "TiT"'""'*^.^ \ i *^''*'""'^^'^^>s. ^^* ^ ^Í!«'--A 1 Unos pescadores quo volvían al p u e r t o debieron darse c u e n t a d e t o d o y bogaron r á p i d a m e n t e hacia el sitio. E s t a b a n m u y lejos, y c u a n d o llegaron n a d a p u d i e r o n descubrir á t r a v é s del bosque de las algas. o o 6 6 I9 o 6 6 b 6 II o 9o Q 6 6 6 6 9 o b 6 6 9 o 9 o ¡ 6 (i c: 6 6 ¡6 b LA ESFERA ^ LA TENTACIÓN DE SOR ELISA ^ N" el claustro silencioso y fr/o, de luz tibia y Su sobrenatural apoyo para perseverar en el y comúnmente solitario, sonó, rompiendo difícil camino de la virtud. la sertjnirlad del pío hi^;ar, una canipana lis la cajiilla donde sor Elisa entra bonita y de cbiilón y alegro timbre. Voceaba la ii'i'ovesonriente, cuidada con singular y coquetón osi'onto que la bora í!o la colación había llegado, y mei'o por las monjitas. Sobre iin altar rieamento ligera llamaba á la Coniunidad al rcfoctoj'io. dorado, y ve^ítido do ÍÍTIOS linos y ]H"imnro.ws Fronte á las ventanas, rjno guarncc:i<las do encajas, so entroniza llena de amai'giu'a y santidad la imagen de la Doloj-os», teniendo á sus esposas celo.^ías por el claustro se esparcen, niiiostrnn las celdas sus minúsculas liuei'tecillas, plantas nn bosque de flora-i bellas, fragantes y <\ que blandamente se abren, ajiareciendo imas olorosas. Pintan los cristales de sus ventanas [l figuras de blaneo.s liál)itos. Son las monjas, que religiosos cromos, que hacen entrar en el recin' niarehan, cruzadas las manos sobre el pocho ó to una luz tímida, nn placentero i'osplandor. inclinarla la cabeza, al refectorio. Es ésto una osAllí, de rodillas, hundiendo su frente do azutanc'ia de s¡m]iático aspecto, toda blanca, con cena en sus delicadas manos do azucena tamgrandes ventanas, que mii'an á un frondoso jar- bién, cubierta por ol nevado manto, e,ítá sor din. Dos mesas lo (.•ruzan en toda su longitud; "Elisa, artística, sugestiva, mística, semejando la Hobrc la blancura reluciente del bule que las cuestampa de la oración. I'aipitan sus labios al bre, están arroLílados IOH humildes cubiertos de roce de la santa plegai'ia, pero su corazón tiemmefnl, los vasos y j)Ifttos de basta porcelíina. bla al impulso do terrenales pensamientos. AñíleLas monjas dicen un breve rezo, y á una soñai la su iniaginación ol suavo reposo, la gracia de la Biqieriora se acomodan en sencillos bancos. y serenidad de que ol rezo es manantial; mas su A poco irrumpen tres bermanas operarías, conjjensarnionto se complace en recordar mundanos duciendo toscas soporas, que de.^piden nubeci- alectos. Busca su fantasía el freno de la verdad llas de albo humo. ]i¡l chocar del metal con la suprema, el desprecio do las po]npas y vaiiidaporcelana, las |ji.sadas do las sirvientas v la v(jz des, y ol pensamiento rebelde lo traza cuadros jnonútona de la sor, que lee á la Comunid"^ad unas fascinantes do goce y i^lacer. K\ rezo languidece reflexiones de Hanta Teresa, son los únicos ruion sus labios, conforme la hasta entonces vaga j__, dos del comedor. Una verdura y otra vianda alneinacióu se concreta. De su alma se ahuyenA ponen fin al conventual ágape. Un nuevo rezo, ta la religiosa espiritualidad, á la par que sit f'f y, al finalizar esto, la confesión ante la Comnni- enemiga la terrona pasión la invaflo. Y es su Y dad de las faltas que sus bumildes miembros lia- monto gigantesco escenario, on el qiio fielmente yan cometido. coiTÚenza á ropro.sontarse entera su vida pasada, su existencia antes de ser religiosa. MagnetizaUna nTünjita de bello continente cae do hinojos ante la superiora, y, llena do compunción, da por la evocación, pierde la noción del lugar. baja la vista, plegadas las manos on actitud do Por su cerebro febril cruzan redivivas las añoranzas sociales en un desfile inquietante, sugespenitencia, y con tímida palabra dice: tivo, dominante. •—Madre:'servidora lia sido asaltada por pensaniiontos mundanos. ]ín mis meLÜtaeiones lie ¡La época rusa de su vida! Allá, á los diez y carecido de recogimiento. Por falta de paciencia sois años, cuando percibía ruboi'osa la impr&sión verti esta mañana el agua fuera de la jofaina. quo su belleza causaba. Supuesta do largo. ¡Qué La sujDeriora, señora de fisonomía inteligenfeliz ai recibir lo.s numerosos regalos do las ami1o y madura edad, mira severamente á la peca- gas y los halagadores galanteos de los jóvenes, dora que do tan serio ó infantil escrúpulo se de- viéndose reina de la magnifica fiesta dada en au lata, y la dice: lionor!. Elisa pasará la tarde entera en la capiLuego, el momento dorado ó inolvidable en 6 lla—Sor haciendo penitencia; el castigo cesará cuando qno ol amor so presenta alegro, sonriente y feliz la Coniunidad vaya A coro. ¡Implore^ bormana, prometiéndola celestiales dichas; apareciendo en de nuestro Divino Soñor íorfcaleiía para rasistir la forma do un joven apuesto, de rasurado semla tentación! Su Divina gracia para rocbazarla blante, facciones bermo-sas y artísticas aptitudes. E B8C>G<>0<M>0<K5<3-G<>G<><>0<><3<>G<3<><í<>0=G-G-G<>C;<í<> ¡Quó reuniones aquellas, en que el galán la enamoró cantando bellas canciones, unas voces tristes, otras alelares. siemjDro apasionadas y tiernas!... Y aipiel vals en quo él con los ojos la pedía su amor, con la misma angustia quo si en su jiórdida le fuera la de la vida. Y ella, ¡qué coqueta, qué tirana, cómo lo probaba, qué de meses para convcncerso do la verdad de atjuel cariño tan hondo, tan infinito, tan onajonador quo el la ofrecía! lilla también sufría, pero con alegría, porque aipiol suirimionto de ambos, el do ella resistiendo y el de él esperatidu, ora la lunabro piirificadora ilel amor quo Io3 confundía. ¡Qué felices cuando fiiei'on novios! ¡Dulcjsimog días! Mas on tan rientes cielos, im día aparece de súbito espantable torment-a. En una carta, él, con la soca friaklod de una sentencia do muerte, escribe: tElisa: olvídame.* Infame epitafio a u n amor que parecía iucorriqjtiblo. Bárbaro aislamJonto el que Hol>revino on el alma do la desdichada amante. F-'uoron erial sus ilusiones. Sug pensamientos, sombras y amarguras. Sus ideas, odios y tristezas. Un buen confesor le mogtró el bálsamo de loa bálsamos, la medicina del olvido y el desprecio, y fué el convontü. Sufrió ol a]\onadador noviciado, alcanzó la santa profesión, y luego... Es tal el armbamionto de sor Elisa, ([uc nopereíbe la entrada do la Comunidad, ni oyó sus cánticos, ni siento cruando, concluido el coro, comieiizan á salir. Una lo avisa. Entontecida, como si on aquel instante oseapaso de un letargo, automáticamenle anda. E n un banco del melancólico jardín conventual se reclina, devorada por la infernal tentación. Las monjas unas leen, otras pasean, aquellas COR infantil goce, con inocente divertimiento alcanzan ramit^as de los árboles. Cotnienza ol crepúsculo. Una bandada, de pájaros despierta la atención de la abalraírla. Vuelan alegres y contentos. Cantan do amor y fecundidad. Marchan libres y bohemios. Sor Eliaa los contempla basta quo se pierden en las lejanías azulos, ya obscurecidas. Los despiden dos lágrimas, quo, descendiendo por sus pálidas mejillas, parecen dos perlas rodando entre lirios. MARIO HERMIDA DIBUJO DI-: QCHOA :<3^0<5<>G<3<3^G<M>G*G<í*G<>O-G<>£>G-G-O2g LA o9 & :-ÍJ-L;-IS-U^I ESFERA •l¡.<~i„'r>_,r->_í-Ti_í-i„'~i_-- LA RIQUEZA A R T Í S T I C A DE E S P A Ñ A 9 s I 6 6 6 6 6 9 9 6 •i o ii o n Io o 6 6 9 n. í) c C3 II O t it ¡ Ü 6 9 í= 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 ó 9 c: 6 ó 6 6 a 6 í? 6 6 ó ó c [fiteresantísima portada del palacio del marqués de Santaella, en la población de ÉcJja (Sevilla) POT. HIELSCIIER )^G-G-í - < j " u •'-»''-'=vji=u* •i_í-í_í-tj' G-G'G-GG<Í^ LA E S F E R A • ^ * * í r * * * * * * ; í í r í i o •••;?;:?>;;>£;;•:•> fí-í^ lililill I3E: •>,!:íf;í?;íT^v•;^•;•^•>^•^ ••:>>• rSTOFiTr^E) JS. ^ U t^ NllilllllillillllBI <; iii.li.'iiiiij r.i.ii/ i';Liii.j:[, i'l nr.t.ívljlo u n v e l ¡ ! . n t ii i|iiii-ii III Ar,.iii,Tiiiii Ks|i[if[.il¡i ijri'iiiiú, n o htíra .n'iii iiiiii'lii) t . i L i n p o , MI u l i i i i i,7 s'<l/ra en lilani'v, a c i l i i i dii )nil>lií'iii' u n a tiiitivii cL'oiii^iiin n a v e l c H iMí q u e l i a lio o i i t e i u ' r , s i ' g u i - i i i i i ñ i i t e , ol niÍHiiio i.-xitii oiiLiisiimtn. <\i><2 i-inisipríiiiT'Hi l o s l i b i o H niitCiiioi'eH d ü l ríiLiiitn.do RHi-ritlii'. Lii i:iri/en jmItlti Be t i t i l l . i ol líilei'íi volíiiiit'iL d(] C i i n o j n , j ' e n í:\ c a t o Jaiireíi<Io J i t t ' r í i t o !i;w;i> ¡ t n l n , iiiiii v p z jniíis, lie In, R-i-mi. n u i e i i i i l a d , ¡Ir; lit VUU\ÚG7.ÍÍ l i e e n t i l o , d e l i I I t e n i s y ¡li,' Í;L e r i i D c i ú i i (|iii> Hoii m i t a s GurnotfífistiL-.'is íi<¡ hiiH Ln'll;ir- ]jfi(í¡iiH4. JCI n u e v o lilji'o (ii,teiii.lrii. siijíUiMiuriuti', \iov [ n i r t e (¡L'I pt'iliiiiin j ' l i o l a c i i t l i j u , e l t'^xitn f i ' r v n i o . KD )i I J I I I ' I L - '•^ •>:• I I ; Í Ü I : I I íLi'rí'i'ilnr Í;H>. i r i í h i i l í i l i t e s n i i - Llegnda á la clLidad UÜ V'prcs d e 650 soldjidos q n c la d c l e r d i c r o n d u r n n l e la u r a n g u u r r a , y q u e b;iii visltadu iiui; vainonti.' ú la h e r o i c a c i u d a d c o n los n i i c m b r o s d e la L\¿ÍI d e R u c o n y l r i i c t i ó u di; Yprea K i ñ o í i n e i c s e s e s r c r a n d o el n i o n i t i i l o J e snbfr ¡i los c o - _ t h c s q u e IcH h a n d e t ^ i i d i i c l r á l a s e s c u e l a s , y q u e h a n s i d o e s l a l i k c l d o y , á c a u s a di: las fjcceslvjs d i s t a n c i a s , p o r lay a u t o r i d a d e s que e n ln)¡laterr:i v e l a r p a r a q u e todoH r e c i b a n la conVL'iileiitt e d u c a c l ú i i ni ij;i u r t i i (Mulit v o ü «ULH d i ¡ ; i i n d e e s t u d i o , tiiit> IIIL'E i a i i i i i i o i ü v a t ^ o n v i i t i i i i i i i o s o — d i a á ' l i a , p;if^i> <' i'i's", i.'e<;edür dt] atüiii.-.iíjii, nii'm r i u o oii TOI.MU'SOP y <^ti iiivtfiíi'ií ,!s, [Iii i i s d r t n il« ullrj l o í i a l l a n i o s e n l a i v c i c r i * i ; inLu L a i i c^)])l^u^l•¡llo iiiiimi'F e í ' i a i n i e CÜ:I c n o r i i u i í n s i t o en h a i'ulol.i-adii IMI l a CI IHÍÍKÍ a l o m a i i u III* L c i p K i t r . n ilniuL t a n t U i í n o a r(Ji3resüiitrti)Ci!H liei c;cimBri;ic> y d o lii i i i d u t t r í n , s o i - m i m n : o s . lí-ntr*! li[n JinmeroBiiH fOL'mii.>í ijuo CÜ 0<ro c u r i o s o m o d o d e a n u r e i a r e n la r e c i e n t e Feria d e "V U-lpzie loa p r o d u c t o s d e u n a d e laa l u t e r e s n n l c s ( o r n i a í '-V de \a l a d u a t r i u m o d e r n o : útlloü y u b ) t l o a r e l a t i v o s & lu In- - ? • duMtrladel . f o o t - b a l l . '* ^ :Í*.:T>*****<Í^*******^^^*:'>****^^ LA ESFERA ¡f•' Sí •'•; •í> '.•/! !•; !•;• -s; -S; • ¥ í -í; iji' ;•:• S• •:•> •;•;• ;•:• •;*; í;• íj; •:•;• -jí ¡ ^ •;•> •;•; •;•: $ •;•; ^; ^^; :•:• ;•• - Í ; -^:• -s • $•;»:- •:•:- ;•;• {i- •;•:• •;•; ;•:• •>:• ;•:• :•:. -;;:•;;;. .;;> :;> •:*> -li} .IÍ; .:Í; .:Í; .;;;.:;;..;;;..:?;; s;!;*:*;**'*-****;*:;^'***;?;; 18 3 0 San N Andrés.—Larra.—El o soi'iL la iJíll•^;ia <\o San Aiidii's la niá.s populai' de Madi'ii I, aiiiiqlu; está e n c l a v a d a oji barrio castizo y jamneroi apopado á sus costumbres, ]i'ii- no dci'ir yu quo es nici^vo (le sus traíiii'iouos; ])0l'o lo ip»; no Í\Í'.- ja lugar á dudas es que se la jniodo considoi-ar í-'omo la iglosia do ináa abolengo litorario 6 biatórioo. En loa a n a l e s de a<[uel poi'íodo ilo las loM'as (jue culniinó en LajN-a, la iglesia do San Andrt''s jujíi'i ["ia]K'l de priruoi'a ealidiid; y aun boj' el niaíirilcno(.lc\'oto do su sajitíi ]iatri)n San Isidro va á olla con más fervor quo á oti'a alguna á contt^m]jlar de hinojos, IIPII<> i íi> * su corazón do onioción religiosa, el lugar en que estuvo encerrado el eijcr]io <lelHanlo Labi'ador. La iglesia <io San Andrés, eonsidoj'ada en u]i deteruiinai.lo aspecto, os Madrid. ]"'ntrG sus inuros—enI ro aquollo.s primitivos quo .se hacen remontar al siglo xíi y estos actuales, hijos legítimos de la arquitcetnra caprieliosii que dominaba ú TCspaña á mediados dol siglo XVII, arquitectiM'a de Juan ele Villari'oal y tScbasliáii Herrera — vive pai'te de su liistoi'ia. Jín San Andrés re^aj'on los Keyes Católicos durante las épocas qne los hospedaba la casa do l^asso de Ca-stilla; en San A nd ré s i m ¡J o t raron, para sus culpas, la clemencia del AJtisimo la reina Doña J uaná, que luego fué loca, y oí archiduque D. Felipe, al tpie más tardo se lo llamó el Hermoso. Romanticismo so oprimiesen y ante sus ojos hiciesen zarabanda las sombras. E s t e romant i cismo extenso, de amor que jamás era cori'espon1.1 ido y de desosperauión que iba á estallar siempre do noche bajo los saiieoB de un cementerio, caus(> muchas víctimas. No fué sólo Larra; á Larra antecedieron y s u c e d i e r o n otros cuyos noinbres se han eseajjado de la memoria, pori[ue no tuvieron la fuerza ideológica ni el arranque t e m p e r a m e n t a l del gi'an ironista quo con su obra llenií una parte de la Iñstoria literaria dol pasado siglo. Larra, eonio Esproneeda, como Ai'olas, como t o d o s los poetas que fueron poseedores (-1 el mágico tal ismán (.leí r o m a n t i c i s m o , exaltaban á la mujei', haciendo de la mujer nuii d e i d a d . El desengaño h a b í a de ser cruel. La mujer, qne, como todo cuanto es hecho con vil barro humano, tione enoi'mes defeetos, al sentir su vanidad satisfecha y su sentimiento halagado, mosti'aba aún nais grandes dcfeclüs. Y cayó, como idolillo que se viene á tierra, del pedestal en quo la locura de unos cuantos la habían colocado. De ahí esas crisis, esíis crueles crisis i|ue-se resoh^ían con el revóh'or ó el veneno, desjjués de legar á la posteridad unos cuantos endecasílabos más ó menos ]jerfeetog, do mejor 6 ])eor gusto... I>a mujer, durante la época romántica, se t.ocó menos de romanticismo Cjue oí hombre; A[|Uo] baiTÍo donde la inujer no dejó de está enclavado San An\'estirse con trajes do drés, antaño barrio de colores a g r a d a b l e s y morería, laberinto invivos ]ii de llevar ríiauextricable de callejueteletag airosas y ^'apolas, confuso remolino rosas ni de jugar pido casas mezquinas y carescamente c o n su de albergues de adovos, fué barrio en el que El barrio, que fué de lo más castizo, so lii^^o, abanico ni con sus ojos ni con la divina luz se alzaron tambión naicbas casonas do nobles casi íí partir tío ISSÜ, do lo más romántico. Sus de su sonrisa. de espada y cío bla.són, como aquella de La&so callejuelas estrechas y pinas; sus plazoletas esLa mujer, qne vive extraña á todo lo que do Castilla quo est-á pretnlida de modo tan fircondidas y silenciosas; todo su laberinto de vías no sea ella misnia, nada supo del rojnantime á la Historia ilo lí!s])aMa, que á voces nos angostas y sombrías; toda su confusión do cay lo Lpio á ella llegó, llegó por reflejo, hace sospechar si on parle la liistoiúa do estos sas mal alineadas y jiooi- dis¡iuestas; palacios cismo, no do manera directa; no paseaba por los sitios reinos es la historia do la familia, cuya casa cerrados lie puertas carcomidas, conventos lle- solitarios, ni anhelaba lo inelancólieo, ni le redio tono, honor y gloria á la vecina plazuela nos do misterio que vivían en soledad; nmi-os citaba voraos la luna, ni aquietaba su ánimo de la Paja. Hí. Bajo sus tochos nació el oc- sobre los qo lloraban melancólicamente los ár- deambulando ápor un camposanto abandonado. tavo condestablo de ("'aslilla y vivieron fray boles... ¡Oh! La generación romántica necesita- La mujer era lo que siempi'o fué,..: la mujer, la González de Cla\'ijo, i:[ue fué á Pei'sia con una ba <lo todas estas cosas; no le bastaba romanti- nuijer rpie sojitía y padecía siemjjre haya famosa embajada <lcl Monai'ca espiu-iol, y el 7,ar las ideas, sino que también romantizarou bía sentido y padecido, comocomo siempre sentirá liceiiciaílo Vargas, privado de [•'o]'nando é Isa- sus personas, aplicando el romanticismo al to- y padecerá. bel... J^ai'riif de abolengo histórico; poro barrio cad.or, y luego romantizaron las cosas entro las Somos los hombres, que caminamos de tor(juc no ]jerdi(j, por la seriedad do las jjei'sonas que vivían, y buscaron todo aquello; soledad, quo lo habitaban y de los sucesos (pío en él ni(Oancoha, silencio, muoi'te, polvo; luego, aca- peza en torpeza, que vamos de una á otra eomlos que dejamos abandonados jiroacaecían, nada do su castizo empaqui; ni de su so nada: buscaron todo aquello quo fué el ro- ]jl¡cación, de nuestro sentimiento, pedazos de nuestra alegría jaraiiei'a. Poi' todas las é}>oca3, aqucOla nianticisnio do las cosas—quo también puoden nes do tpio bablo, aquellas otras do Kelipe IV y Car- (.lar un ambiento moral—, porque á maravilla vida, en i\n juego de ideas ó en una moda do los H; aquellas otras, ya más cerca do tinsoti'os servía al romanticismo tie las ideas tjue no que- escuela. La mujer, jnientras tanto, sonríe, sonríe... del i'oy que tuvo un reino y no qui.so i'üinar rían viiiculai'se en la vida para dar al espíritu liai'a nue reinase (iodoy'y KoruaiKÍo VIT; por una luminosa claridad, sino (pie ansiaban cuanUnías las é]iocas corrii) fluido el manantial de to tristenninto se dos.hace, en el silencio so aquieLuci,vs'o DI3 TAXONEUA su gracia, (ío su gentileza y de su donaire. ta y en la soledad perece, para quo los corazones á;*#««*******»****S'**í-;****»-íf**S***í*****ft 4í til ^ ^ LA ESFERA UNA G L O R I A F R A N C E S A . rá i i i WJ. LEÓN N París, y á la avanzada edad de oclienta y nueve años, ha tallecido el eminente pintor León Bonnat, una de las más'leiíítimas glorias del aríe universal durante el si^lo xis. León Bonnat liabía nacido en Bayona en 1S33. Fué discípulo en Madrid de don Fecíerico de Madrazo y después, de retorno en su patria, de León Cogniet. En coda su obra, dilatada tanto como su vida, resplandece ia liuella de las escuelas clásicas española é italiana, influencia esta última adqciirida también en !a juventud durante su estancia en Roma. Desde IHoü exponía en todos ios Saloues de Artistas France- E imuii.iiuiiiiiguijiji.iiiiiiiii.iiuiiiiiimín BONNAT ses, á cuya Sociedad pertenecía y de la que fué presidente mucho tiempo. Dirigió también la íiscnela de Bellas Artes cíe París, y legó á su ciudad natal la espléndida colección de obras de arte propias y ajenas que poseía, dotando de este modo á Bayona de uno de los mejores Museos de Francia. Presidía, además, la Junta de Aproximación Hispanofrancesa v era de los más entusiastas en los giros positivos de diclia entidad'para el acercamiento de las dos naciones hermanas. Así, el arte contemporáneo pierde una gran figura de acusado relieve y España pierde un gran amigo de probada simpatía. ii:iiiiFiiiiiiiiiuai:iiiiiii|ii'i<iiiiiiiijUNNiiiiiiiiiiii:Li.iiiiiiuiiiiiiiiiinniijij|j|ii:i. 8B^jeSi9S©^!9SS^^^S^i3^i©^©'^:^Sgi9'^i9^©^^^SÍ0i^^í5-Si^ ¡iiiiiiiiiiiiiiuiiiiriiiniiii<i y) LA ESFERA I PÁGINAS DE ACTUALIDAD I • DEL VERANEO EN SAN SEBASTIÁN I 7Á © (6 i i ..F7 i En el Gran Casino.—Inauguración en el «restaurant» del nuevo «dancing» de la terraza, cuya novedad ha sido acogida con gran entusiasmo léfc.., _ "-^^t^^i^teiilÉ- * • • - 'i r i ^ '"''vHíiáp^^'^r^i ^r fllH' ^^ i% iik 1áMm^WHB^; píi^;á^^ ,íi> ' '...MÉm W'''' :.. J j -..^aÉÜpBHI IL\ púlillcti tomando el té y viendo el baile en el nuevo «dancing» del Cosliio de San Sebastián líl paseo de loa caballea en el Hlpídromo de Losarle antea de una de las Importantes carreras celebradas recientemente 8 I m (5 & $ Aspecto del «peaaje* del HIpddromo de Lasarte B8^^eie^S^iS^©^®SyS'^©^.^©^S'K^a©miS^®Ki9®a«©^ÍSS©^©SL^9aiS Las tribunas durante una de laa carreras de caballas ¡50NRÍA5E! Jrero después cíe liabcr f usa do Ia PA5TA D E N 5 para poder lucir una d e n t a d u r a sana y tresca. TUBO en todos los perlunierías-, 1.5o bazares^ larmacias y droguerías de rvspaña. ^'^mmm' PERFUMERÍA iiiiíJiiiiniiji GAL - M A D R I D 111 lllllliíllíll:l<i: LA ESFERA LA ACTUALIDAD CIENTÍFICA | Congreso Internacional de Odontología 'iOLA ..-Aüví-y f * l > % í ^ . ..„ 1 8 9 8 M"^^ ->'-' BBHI^^I •y^Ejjf •-"—"-V • "IBP^" ' ' 'W m-^ -5 j ; V 5 é ^ ^ ^ i ^ 4 IPIWt • -..:'.r* '.-^ ->'= ^ss^^^^^^si ^^t.-'^,-'/,^' d-.. ' • r eí Tres tipos de gatilnele, modelos presentados por [a Compadia Denlul Española Sofcmoe inauguración del Confireso Odootolófilco. bajo la pregidencJa de S. M. el Rey -^.-r: H A\ terminado lys briliantes sesiones celebradas por el Congreso Internacional de Odontología, en los que quedó demostrada una vez niús la alta competencia científica y técnica de los profesionales españoles y extranjeros que se dedican á esta importantísima especialidad de la Medicina. , El alto espíritu organizador del Ilustre doctor D. Floi'escán Aguílar se lia demostrado en este " Certamen científico. Jo niisiiio que se demostró liace tres años an el Congreso Nacional de Medicina. Entonces y aliora, los deleitados extranjeros que vinieron en representación de los respectivos países no han podido por menos de proclamar que la Medicina española en general, y la rama odontológica en particular, se liallan á una altura envidiable que nadie puede sobrepujar. La sesión inaugural del Congreso Internacional de Odontología fué presidida por Su Majestad el Rey, y el acto revistió tanta brillantez é importancia científica y social, que de ello se hicieron eco todos tos periódicos de Madrid y principales de provincias. í^ 2í i vitrina doode se hallalia ejpuesto el afamado anestíaíco • Benesol», del doctor Beoedlcto, cuyaa admirables propiedades han aldo preconizadas por ios odoolóloÉos IriHtalaclón de .LlsleHnc' .ambeit», arliadptlco bucal norteamericano, y cuyo c^ ocesloiiurlo eicluslvo psra España ea la Conipti''Ja Dental eapaflola g^ Sí 4 vista par.:lal del Laboratorio InatalaJo para íabrlear, á lo vista del públiCD, ios üeo(ifrli;o3 *Perborol», düinostrando palpablemente ei grado de pcriecelón clentltiiia alcanzado par esta producción I^Sí:fi£^s^SíSíS^íí^ííS^íí^íi^^í^í:íí?ííír^;v^-^^ Notable in^talicloii presentada por la Sociedad Anónima española «Claudlus Ash and Son9>, cuyo material clcntiílco ha sido unániniemeole elogiado duranle la celeliraulóo del Contireao Intermclonal de Odonlolo|>ia -4 La Editorial "Mundo Latino" acaba de publicar nuevas ediciones de las siguientes obras de El Caballero Audaz La Virgen desnuda De pecado en pecado Desamor El pozo de las pasiones En carne viva La bien pagada La sin ventura PEDIDOS El divino pecado San Sebastián Con el pie en el corazón Hombre de amor Un hombre extraño . lo que sé por mí PRENSA GRÁFICA ] mim AíJóíiMi [OITOHA DE Í: o "LA ESFERA" Q "MUNDO GRÁFICO" a "NUEVO MUNDO" o "LA NOVELA SEMANAL" =» Oficinas; Hermosilla, 57, Madrid.—Teléfono S-9 PReClOS D£ SUBSCRiPClÓJH (PAGO La Esfera MADKIIJ Y pHoviNciA-í •'•-• » ExTRANjiíiío •'•' (Más de trescientas interviús recogidas en diez volúmenes) ITn aüo Seis meáe= , Un ano Seis mese:; PoRTL'OAL, AMÉRICA V FILIÍ'INAS • Un a n o DIRHCTAMI;NTE: Eillíiol "iynío LflliDíl".- ANTICIPADO) » » » ,' •iDfíi, i i . - 55 » 30 » Mundo Gráfico MADRID Y PROVINCIAS » Un aTio » Seis meses EXTRANJERO » FOTÓGRAFO Seis meses 40 p e s e t a s 22 ;> 75 » 40 » PORTUGAL, AMÉRICA Y PILII'INAS Fuencarral, 29 » » » 15 p e s e t a s 8 » Un año 32 » Seis meses 18 » Un a ñ o '18 » Seis m e s e s 10 » Un año Seis m e s e s . 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A. :> » "' Un año Seis meses pesetas Los señores subscriptores de provincias pueden hacer los pagos por medio de Giro Postal, Libransa de Giro muhio, Sobre monedero ó sellos de Correos SE VENDEN Nuevo M u n d o K Mundo 10f4 c l i c l l Ó ^ ^ O i r i í i ' i r H o ¿i Gráíico TARIFA D E P U B L I C I D A D . - ! / • de Junio de 1922 LA Linea Cubierta M, NUEVO MUNDO ESFERA r¿,is. Piimera pág-inn Interior, , linr:a del cuerpo 7 . . . Ultlnia púgiiia, liiiL-a del cucipQ 7 Página rías. lA&i Sección general Linea del cuerpo 7 976 Cubierta MUNDO GRÁFICO Linea Pájrina r'.ds. Plan. Primera pajina inferior, línea del euerpo 7 . . , Segunda pógina interior, , linea del euerpu 7 , , . Uitimii pí'igina, linea del cuerpo 7 3 1.545 2 1.0.^0 3 1.5-15 S e c c i ó n general Cubierta Primera página interior, linía del cuerpo 7 . . , Segunda páginn inleríor, . linea del cucrpu 7 . . . Ultima página, linea d^. euerpí) 7 S e c c i ó n general En cun!i)ii¡er!i da eslas scecionesi In página se divida un euiitro euluirinas d e ailelii) y eada colunin:! en 1L'2 lineaü de altnro. Linca del cuerpo 7 . . . . En unalipiiern de eslnn pagina ae dividE en cinco anclio y cada columna en altura. Sección e s p e c i a l Variedades y r e c l a m o s Reclamos Línea del cuerpn S. . , , 11) Una columna — ygy En esta sección la página se díviJe en tre.i columnas y eadu columna en yO lineas de altura. Linea del cuErpa 3 . . . . 10 — Una cniunina. , — ^iOO En esta Sfeción ia pÚLiina .íe ¿ivide en tres caiuninas y cada eoluinoa en 'JO líneas d e altura. Telegráficos Telegráficos Linea del cuerpo 7, , , . . 5 730 En asta sección .se uliiiía sülo mudia pá;jina para sniineios, ueupiindose la titra medio superior con texio.'i lilernrio.s, científicos, etc. S e divide en Ires coluiiiniis de aiicliD y cada eolum.ia en S'i l¡iLcan de altura. Informaciones artísticas é industriales entre e l texto Una página Media [lágina — — FidansE d la Adrnin s i i.QOO 5OÜ Las 15 prinier;,spnlubraa Cada palabra más 1.50 817.50 iecciones, la coluninaH d= 103 linetis de 3.JO O.'M — — Inlormaciones gráficas industriales entre el texto Linea del cuerpo 7 . . , , En cuali|uier3 de cstaü . ... página se divide en ciñen columnas de anclio y cada columna en 103 lineas de altura. Las 15 primeras palabras 3.10 Cada palabra niá;i Q.m — — Informaciones gráficas industriales entre el texto 1.000 Ull!i pá};ina ~ 1.000 Una pút;¡nn 500 Media páyina — 500 Media página án de Prensa Gráfica. Apartado 571, Madrid, las tarifas con los descuentos y condiciones espcciules püiii grandes propagandas en cslos tíevistas. DEBE SU VICTORIA al V A L O R , á la DISCIPLINA v id PICADILLO DEJAMO.VSlB'ERtA Millones de latas cunsuinidas por el val Erodio ejercito de operaciones en Marruecas linn earjtribuído a la victoria, Exeelento Fiambre pura cxcursiunca, viajes, etc. Ventas al par mayor d; 4 á 5 pía.,, kg. en latai d i V „ '/t y 7 » ^S- EtlXIR ESTOMACAt Las vacaciones nunca acaban de Saiz de Carlos (STOMALIX) eterniza su recuerdo. ESTÓMAGO É INTESTINOS ¡Llegó el último día! Mientras las correas del cquipcjc se enroscan perezosamente en las maletas; mientras b rebeldía de una pluma enmohecida niégase a trazar tos rasg-os fJel nombre que acredite la propiedad en el Icmo del baúl, nostalg-ias y pesadumbres se ciernen Iristemcntc sobre los días g-lorÍosos de las vacacione:; que pasaron. ef dolor do estómago, la dispepsia, ¡as acedías, vómitos, inapetencia, diarreas en niños y adultos que, á veces, alternan con estreñimiento, dilatación y úlcera del estómago, etc. Es antiséptico. De venta en las prinDÍpales farmacias del mundo y en Serrano, 30, MADRID, desde donde se remiten folíelos á quien los pida El sueño dorado de unas vacaciones es tan espléndido que en vez de abandonarlo hay que llevárselo consij^o en forma de lindas instantáneas Kodak. Es penoso que las vacaciones se pierdan por completo, y, sin embarg-o, forzoso es reconocer que vacaciones sin Kodak son vacaciones perdidas. DÉLOS ^ *1 TÓNICOS Las vacaciones fueron, mas no pasaron, ci im Kodak r:;cog-jó la emotividad de sus alegrías. Los retratos del Kodak harán revivir, a discreción, la dicha pas2.da. PODEROSO El MAS J ^ Para no perder el veraneo de este año llévese a él un Kodak. H a y Kodaks para t o d o s tos bolsillos en pr-:c:o y tamiiño. cuyo uso es indispensable durante los calores para combatir la falta de apetito y de las fuerzas. H e aqiii aljj'unos Kpdnk Vest P o c k c l AutoBráf^co. hace foloifrnfirií de 4 x 6 ' i i tciitimetroa Ptos. 3 0 , — VINO DE VI AL Kodak Junior A u t o j r á f i c o núm. 1. hace foto^rBÍiai de 6 X 9 ccnli metros Pt(\5. liiU,— Kodak Júnior Autojírnfico núm. ! A , hace fotoffrafiaa dü 6 ' .> X 11 cen' timetros Ptn5. l í O . — OUINA, CARNE LACTO-FOSFATO de CAL Kodok AutoRrBÍ'.co núm. 3A, hace folojrrafl,is de 8 X N ctn. (Tarjeta po.ilHl) Plflí. 2 2 0 , - Conviene á los convalescientes, ancianos, mujeres, niños y todas las personas débiles y delicadas. MN TODAS LAS Kodak SI u n Es recetado por !o5 médicos do las cinco partes del mundü porque tonifiea, ayuda á las digestiones y abre el apetito, curando las molestias del Brownies de cojón para niños, desde 21.50 a 63 |>e,-¡ct«s. H a r r n foloj r a f i a j desde "5 •. 6 ' i ; centímetro» aftX lOi'icni. FARMACIAS Pida usted Catálogo en casa de cualquier de artículos ilustrado revendedor fotográficos, o a Dr. BengTié, 47, Rus Biancte, París. 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