foto-identificacion de carnivoros

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LA FOTO-IDENTIFICACIÓN DE CARNÍVOROS
UN MÉTODO DE ESTUDIO CIENTÍFICO
Por: Montse Masclans Bosh
Desde hace unos años, diversos estudios sobre distribución de carnívoros están
utilizando la técnica del trampeo fotográfico para conseguir fotografías de los animales
y así poder aplicar su foto-identificación. Desde entonces ginetas, linces, visones, osos,
gatos monteses y demás animales se fotografían a sí mismos en aras del conocimiento.
Obtener fotografías de pájaros e insectos en vuelo, o de animales estrictamente
nocturnos y muy difíciles de ver, sólo lo consiguen algunos fotógrafos gracias al empleo
de trampas fotográficas. Son equipos sofisticados que utilizan cámaras réflex, sensores
y flashes de alta velocidad. Pero esta técnica de trampeo fotográfico no sólo se utiliza
para conseguir imágenes de gran calidad fotográfica. También, y desde hace unos años,
se está utilizando para realizar estudios científicos de fauna. Eso sí, con equipos mucho
más simples y económicos.
Allá por los años 80 en España todavía basábamos los estudios de presencia y
distribución de carnívoros salvajes en la detección de huellas, excrementos y poco más.
Pero en otros países ya se aplicaba una técnica más novedosa: la de fotografiar a los
animales para poder identificarlos individualmente. Era el caso de estudios de tigres,
leopardos, jaguares, linces rojos… A mediados y finales de los 90 diversos estudios en
diferentes zonas de España demostraron que ésta era una técnica válida para el estudio
de nuestros carnívoros. Así empezaron proyectos en los cuales ginetas, linces, visones,
osos, gatos monteses y demás animales se fotografiaban a sí mismos en aras del
conocimiento. Era la fotografía aplicada a la ciencia.
UNA TÉCNICA SIMPLE, BARATA Y EFICAZ
La foto-identificación consiste en conseguir fotografías de diversos individuos de una
misma especie y, mediante la observación detallada de sus fotografías, llegar a
identificar a cada individuo concreto. Si se pretende fotografiar a carnívoros nocturnos,
esquivos o que se encuentren en bajas densidades poblacionales se hace imprescindible
emplear trampas fotográficas. Mediante ellas, los propios animales disparan las
cámaras, con lo que se consigue no interferir en su comportamiento, ya que el fotógrafo
no se encuentra presente en el momento de la toma. Estas trampas consisten en sensores
que al ser interferidos —ya sea cortando un haz de luz infrarroja invisible, pisando una
plancha, tirando de un hilo o por el simple movimiento— disparan automáticamente las
cámaras. Casi siempre se pone un cebo para atraer al animal hasta el sensor. La trampa
puede permanecer montada durante el tiempo que se considere necesario (sólo se tendrá
que ir reponiendo la batería y el carrete o la tarjeta cuando estos se agoten). En muchos
estudios es necesario montar gran cantidad de trampas fotográficas (decenas y a veces
centenares); así pues se hace necesario utilizar equipos baratos, fáciles de montar,
resistentes y sobre todo eficaces.
PRIMER EJEMPLO: EL LINCE IBÉRICO
Conocido es de todos que el lince ibérico es el felino más amenazado del mundo.
Utilizando esta técnica se está haciendo posible definir con precisión el área de
distribución del lince y las dimensiones de su población. Las primeras pruebas se
hicieron en 1998, aunque el proyecto se inició en 2000 y todavía sigue su curso. Ya a
finales de 2001 los responsables del proyecto habían conseguido identificar a 81
individuos y constatar sus zonas de cría. Todos estos datos se han estado
complementando con análisis genéticos (ADN) de excrementos.
En el caso de carnívoros especialistas el cebo es de mucha importancia; de hecho es
fundamental. En el caso del lince, los autores del artículo publicado en la revista
Quercus en diciembre de 2001 explican que lo más eficiente fue colocar un cebo de
olor. Unos 2’5 ml de orina de una hembra, obtenidos de un ejemplar de un centro de
recuperación, fueron suficientes para despertar la curiosidad de los linces y atraerlos a la
trampa. También se explica en dicho artículo que se utilizó, desde los principios del
estudio, trampas de pisada. Estas consisten en planchas sensibles al peso (se puede
ajustar a un peso concreto), que al ser pisadas cierran el circuito y hacen disparar las
cámaras. Se utilizaron simples cámaras compactas con película en color. Los lugares
escogidos para montar los equipos fueron zonas de transición entre matorrales y
pastizales, cruces de caminos y líneas naturales de paso en collados o vaguadas.
Los carnívoros con manchas en su pelaje, entre ellos el lince y la gineta, presentan un
diseño de manchas único y específico de cada individuo, lo que permite distinguirlos
del resto. Algo así como nuestras huellas digitales. Se ha comprobado que este diseño
de manchas no varía con los años, aunque es diferente a cada lado del animal, lo que
hace necesario fotografiarlo por ambos lados. Las fotografías obtenidas se digitalizan y
un programa informático permite retocar y recolocar las imágenes de forma que se
suavicen las diferencias de ángulo. Estos retoques responden a que un mismo animal
puede estar fotografiado en ángulos diferentes en diversas fotografías y es necesario
comparar los diseños del pelaje. Se utiliza las manchas de diferentes partes del cuerpo,
aunque también se tiene en cuenta la constitución del animal. Una vez las fotografías se
han agrupado entorno a individuos concretos, estos empiezan a tener nombre propio.
SEGUNDO EJEMPLO: LA GINETA
Durante un periodo de dos años (1996-98) realicé un estudio de distribución de la gineta
en una zona del Parque Natural del Montnegre-Corredor (Barcelona). Durante estos
años llegué a instalar 86 veces la trampa fotográfica, la cual dejaba una sola noche. En
total obtuve 627 fotografías de gineta que, después de muchas horas de observación, se
agruparon en torno a unos 10 individuos diferentes. Para llegar a identificar individuos
concretos de gineta, resulta muy útil la utilización de una serie de manchas negras que
recorren el cuello en sentido descendente hasta unirse en una línea más o menos
continua, pero específica de cada individuo.
En el caso de la gineta hay un aspecto que ayuda a saber dónde poner la trampa, ya que
suele acumular gran cantidad de excrementos en zonas prominentes. Son las letrinas, las
cuales son utilizadas por diversos individuos diferentes. En este estudio utilicé siempre
sardinas en conserva como cebo, colocadas a pocos metros de la letrina. Resultó muy
eficaz dejar un rastro de aceite, de la misma lata, desde la letrina a la trampa y a algún
camino cercano. Posteriormente he comprobado que en letrinas muy activas (con
excrementos diarios) cualquier cebo funciona. Este hecho responde a que la gineta es un
animal generalista que adapta su dieta a los recursos estacionales. Personalmente no
insonorizo la cámara, ya que en las ginetas no se produce una respuesta negativa. Es
decir, que los animales no suelen asustarse por el flash o el ruido del motor, permitiendo
sacar múltiples fotografías de un mismo animal en cada sesión, y en sesiones diferentes
ya que los animales “repiten”.
Como coloqué las trampas al lado de las letrinas de gineta, tan solo otro carnívoro fue
fotografiado: la garduña, aunque solo en 4 ocasiones. La eficiencia del método resultó
ser de un 58 % (como eficiencia se debe entender la probabilidad de fotografiar al
menos una gineta en una sola noche). Un factor que hizo bajar la eficiencia fue la
presencia de animales domésticos en la zona, ya que un 18 % de los trampeos fueron
nulos a causa de perros y gatos. También existe la posibilidad de que haya un falso
contacto y que la cámara se dispare sin que ningún animal haya accionado el
mecanismo. Son casos en que la barrera pierde alineación o en que una rama movida
por el viento va cortando el haz de luz. Y, evidentemente, existe una alta probabilidad
de que el animal decida no visitar, durante varias noches, la letrina donde hemos
colocado la trampa.
Comparando este estudio con el que hicieron técnicos del Parque Natural de Collserola
(Barcelona) en el período 1997-99, también sobre la gineta, se deduce que cuanto más
tiempo se deje instalada la trampa, más probabilidad hay de tener éxito. Según explican
estos técnicos, en un artículo publicado en la revista Quercus en enero de 2001, en
Collserola se colocaron un total de 80 trampas, las cuales dejaron dos noches
consecutivas. La eficiencia subió a un 62’3%. También, en dicho artículo, se explica
que además de la gineta fueron fotografiadas tres especies más de carnívoros: el zorro
en 13 ocasiones, así como el tejón y la garduña, ambos en una ocasión. Por último, un
30% de los trampeos resultaron nulos a causa de perros y gatos.
Las ginetas no son animales en peligro de extinción como el lince. Es más, en algunas
zonas del país se las considera especie cinegética y, por tanto, susceptible de ser cazada.
Pero estudios con foto-identificación como los de Collserola o los del MontnegreCorredor han ayudado a comprender mejor la comunicación social de esta especie y a
dimensionar su población.
TERCER EJEMPLO: ESTUDIOS PARA DETECTAR ESPECIES
La técnica del trampeo fotográfico está proporcionando también resultados muy
interesantes sobre la presencia y abundancia de otras especies. Un ejemplo de ello son
los estudios realizados en ríos de Goierri (Euskadi) para detectar las zonas donde
todavía se encuentran poblaciones de visón europeo y las zonas donde ya ha penetrado
el visón americano (escapado de granjas peleteras). Si en el caso de la gineta y del lince
las trampas fotográficas funcionan muy bien y se obtienen muchas fotografías, en el
caso de otros carnívoros los resultados no son tan satisfactorios.
Tejones, garduñas, martas o zorros son más desconfiados y, aunque suelen acercarse al
cebo, el flash y el ruido del motor los asustan. Para garduñas y martas, el cebo más
apropiado sería pan y frutos secos untados en manteca de cerdo, o en miel (que les gusta
mucho), aunque a mí me ha funcionado también el atún en conserva, las uvas y los
higos. Para los tejones, podemos usar frutos como uvas, higos, melón, maíz o manzanas.
Los zorros son más generalistas y, en principio, cualquier cebo debería funcionar: atún o
sardina en conserva.
EL MATERIAL A EMPLEAR
El sensor de barrera: Para estudios de esta índole es fundamental que el sensor sea
económico, fácil de montar y resistente. Su procedencia puede ser diversa. Hay barreras
ya comercializadas, montadas expresamente para fotografiar fauna y algunas tienen
diferentes posibilidades de respuesta (vuelo de insectos, aves y animales pequeños). Un
ejemplo es el modelo francés JAMA BIR2, que se puede conseguir por Internet en la
casa francesa Jama o en Eurosimer. Su precio es más alto que las caseras, pero sus
prestaciones también son mayores.
Las barreras caseras se las construye uno mismo a partir de sensores fotoeléctricos
comprados en tiendas de material electrónico. Existen diversas marcas que
comercializan multitud de modelos. Personalmente utilizo un sensor de la marca SUNX
serie VF y modelo RM5. Es del tipo retroreflexiva, constando de un aparato que es
emisor-receptor a la vez y de un espejo con el que se ha de alinear. Tiene un alcance de
5 metros y se alimenta con una batería recargable de 12V y 6 Ah. Es un modelo muy
resistente, duradero y con conexiones muy fáciles. Su precio actual ronda los 135 €.
También existe, de la misma marca, otro tipo llamado de barrera (aparato emisor que se
tienen que alinear con el aparato receptor) y aún otro tipo más llamado de reflexión
difusa (con un solo aparato emisor, el cual no ha de alinearse con nada). Otras marcas
son: Telco, Banner, Taket, Mazzof... También existe la marca Rosset, que las fabrica a
medida y por encargo.
Lo último, y que ya se está vendiendo en algunas tiendas de España, son los sistemas
que integran la cámara digital y el sensor en una única caja. Gracias a un sensor de
infrarrojos se detectan animales (mamíferos y aves de cierto tamaño) en movimiento
hasta una distancia considerable. Cada vez que el sensor se activa, la cámara toma
fotografías de hasta 3Mp de resolución (según modelos), o secuencias de vídeo de
varios segundos, y las almacena en una tarjeta de memoria. El intervalo entre fotos
puede regularse. Algunos modelos incluyen un flash de luz infrarroja no visible para
fotografía nocturna. Utilizan pilas y tienen hasta unos 30 días de autonomía. Varias
webs americanas (Bass Pro Shops) comercializan múltiples modelos. En la tienda Oryx
(Barcelona) tienen dos de estos modelos en venta.
La cámara: En los estudios de ginetas y linces se han utilizado cámaras compactas de
película. Es imprescindible que la cámara tenga una entrada electrónica (donde se
conecta el cable disparador), que se ponga en reposo a los pocos minutos de funcionar y
que utilice pilas o baterías recargables. La cámara que yo utilicé para el estudio de
gineta (y que también utilizaron en Collserola) era un modelo Ricoh ff-10s, pero Canon
y otras marcas también tienen modelos similares y económicos. Evidentemente también
es posible utilizar cámaras réflex, aunque el gran número de cámaras necesarias en estos
estudios aconseja algo más económico.
Como se comentaba en el apartado de sensores, el futuro ya está aquí y ya se
comercializan modelos de cámaras digitales de 1’3, 2’1 o 3 Mp montadas junto a un
sensor de movimiento y exclusivos para estudios de fauna. Los precios van desde los
200 € a los 500 €, aunque hay modelos más baratos y de menor resolución.
Otro tema son las réflex digitales, a las que conectándoles varias baterías llegan a
aguantar por lo menos una noche entera. Su utilización se restringe más a conseguir
fotografías de calidad que a trabajos de investigación.
La iluminación: Para estos estudios basta con el flash de la misma cámara. Si se quiere
ser más creativo serán necesarios 2 ó 3 flashes: El primero conectado a la cámara, pero
separado un mínimo de un metro, y el segundo lateral, dejando el tercero detrás de
donde suponemos que se colocará el animal. Es mejor prescindir de cables y utilizar
células esclavas fotosensibles para el segundo y tercer flash. Lo más complicado es
acertar con la potencia y la distancia. Es imprescindible hacer diversas pruebas a priori.
LOS PERMISOS
El fotógrafo que quiera emplear el trampeo fotográfico, en alguna de las especies de
carnívoros ibéricos, tendrá que informarse en su comunidad autónoma sobre si es
necesario obtener un permiso. Especialmente delicado es el tema de instalar trampas
fotográficas para fotografiar al lince. Personalmente aconsejo dejar esta tarea a los
investigadores y limitarse a “trampear” ginetas (que son las más fáciles), zorros,
garduñas o tejones, y dejar a los linces tranquilos, que ya bastante tienen con sobrevivir.
ELEMENTOS PARA INSTALAR EL SENSOR DE BARRERA
· Sensor de la marca Sunx serie VF y modelo RM5.
· Batería recargable de 12V y 6 Ah.
· Cable eléctrico de dos tipos diferentes.
· Jack tipo mono (si se utiliza una cámara que no tenga una entrada electrónica simple
tipo jack, se tendrá que comprar el cable disparador de la marca, cortarlo y empalmarlo
al cable eléctrico del sensor).
INFORMACIÓN EN LA WEB
Jama Electronique: Fabricante francés de barreras y accesorios para el fotógrafo de la
naturaleza.
Eurosimer: Representante en España de diversas marcas fotográficas, incluida Jama
Electronique.
Ramco Innovations: Distribuidor de dispositivos eléctricos de control, incluyen entre
sus productos la gama de barreras Sunx.
Rosset-Flash: Distribuidor de soluciones electrónicas para el fotógrafo, incluyendo
sistemas de iluminación y barreras.
Bass Pro Shops: Comercio on-line de productos para la pesca y caza, en cuyo apartado
Game Cameras & Accessories se ofrecen varias cámaras con barrera.
Oryx: Tienda barcelonesa de libros y equipamiento para el naturalista.
Tras la dama de la noche: Reportaje de Jordi Bas sobre el trampeo fotográfico de la
gineta, publicado en Fotonatura.
Control del oso pardo y del jabalí en el Parque Natural de Somiedo: Publicado por
Fapas en el Informe de actividades febrero-diciembre 2001 en el Parque Natural de
Somiedo.
Primer barrido mediante trampeo fotográfico en el monte Selladeros-Contadero.
Años 2001-2002: Artículo de Ramón Gutiérrez, Juan Antonio Salas, Pablo Reina y José
Antonio Fernández publicado en Separata de la Revista Ambienta, julio-agosto 2003,
del organismo Parques Nacionales.
Estudios sobre la fauna de Collserola: Artículo publicado en laTalaia, boletín de
cultura científica del Instituto de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona.
Bibliografía
Primeros resultados del trampeo fotográfico de lince ibérico: revista Quercus,
cuaderno 190, diciembre 2001, páginas 30-34.
Estudio de la gineta mediante foto-identificación: revista Quercus, cuaderno 179,
enero 2001, páginas 20-24.
Resultats del seguimient de la geneta en el Corredor mitjançant fotoidentificación: III
Trobada d’Estudiosos del Montnegre i el Corredor, noviembre 99, páginas 63-70, en
catalán.
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