Un viejo principio dice que el barco está seguro en puerto pero está

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Un viejo principio dice que el barco está seguro en puerto pero está
hecho para navegar. Pese al ansia de seguridad que todos, en mayor o
menor medida poseemos, al igual que el barco, nosotros sabemos bien
que no estamos hechos para permanecer en el puerto sino que tenemos
que zarpar rumbo al mar abierto de la vida. Arriesgarse es lo mismo que
comprometerse con algo, embarcarse en una expedición con un desenlace incierto pues no conocemos todas las consecuencias que trae consigo. Quien nunca asume riesgos, quien nunca se decide a emprender
nada nuevo sin tener antes todos los cabos bien atados y el éxito garantizado, se parece al que hace trampas en el juego o a quien lee el final de
una novela policiaca antes de leer la trama. Así, está dejando pasar la vida
sin verla pasar, sin ser protagonista de su propia historia, viendo en blanco y
negro lo que es multicolor.
En este tiempo de Adviento que comenzamos, los que nos sentimos y
somos seguidores de Agustín de Hipona no podemos dejar de imitar su continua actitud de búsqueda a ese Dios que mientras vivimos en el mundo
está siempre viniendo, porque nunca podemos poseerlo. De esta forma no
podemos evitar, pues, permanecer siempre alerta, a la espera. La salvación
siempre será don gratuito de Dios que podemos estar seguros que no ha de
faltar a ninguna persona. Pero a la vez, estamos llamados a preparar su
adviento, su venida eliminando de nuestra vida y de nuestro mundo los
obstáculos que le cierran el paso.
Al adviento perenne de Dios corresponde, por nuestra parte, la perenne actitud de esperanza. Vivir en adviento no es fácil, porque hoy no es
fácil la esperanza. La dificultad no tiene que ser excusa sino acicate. No
debemos meternos en el burladero de nuestra pecera, de lo rutinario, del
cumplimiento ramplón y agarbanzado, sino salir al mar abierto, eso sí, revestidos de evangelio, dispuestos como nos dijo Pedro (1Pe 3,15) a "dar razón
de nuestra esperanza a quienes nos la pidan”, y compartirla con los que
creen no tener razones para esperar.
La esperanza debemos alimentarla cada día si queremos evitar que
acabe muriendo. Con vistas a suscitar la reflexión y la oración de quien espera con ansia el nacimiento de Jesús como un verdadero acontecimiento
de vida, os presentamos a continuación un elenco de reflexiones y oraciones para cada día del Adviento.
¡Salgamos de nuestras peceras!
¡Zarpemos de nuestros puertos!
¡Avivemos de verdad nuestra esperanza!
¡Arriesguémonos a actuar con creatividad e imaginación, para DESCUBRIR LA VIDA NUEVA!
Feliz travesía
Equipo de Pastoral Juvenil
1
Domingo I
Escuchem os a san Agustín:
«¿Por quién dice todos, sino por sus elegidos y amados pertenecientes a su cuerpo, la Iglesia?. No se dirigía sólo a los que entonces le escuchaban, sino también a los que vinieron luego, a nosotros mismos, y a los
que llegarán después de nosotros, hasta el tiempo de su última venida…
Por eso debe vigilar todo cristiano, para que no le encuentre desprevenido la venida del Señor». Carta 199 I -3
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 13, 33-37
E
n aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
-Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.
Es igual que un hombre que se fue de viaje,
y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al
portero que velara.
Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la
casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea
que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.
Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡velad!
¡Ven Señor!
¡Ven, Señor!
Ven, Señor, y abre
las puertas de nuestra vida,
inúndanos de tu vida,
llénanos de tu salvación,
transforma nuestras miserias.
El mundo y sus injusticias:
Ven, Señor Jesús.
El mundo y sus violencias:
Ven, Señor Jesús.
El mundo y sus pasiones:
Ven, Señor Jesús.
El mundo y sus engaños:
Ven, Señor Jesús.
El mundo y sus sufrimientos:
Ven, Señor Jesús.
Ven, Señor Jesús.
salva al mundo de sus demonios
y cura sus heridas mortales.
La Iglesia y sus divisiones:
Ven, Señor Jesús.
La Iglesia y sus retrasos:
Ven, Señor Jesús.
La Iglesia y sus cansancios:
Ven, Señor Jesús.
Ven, Señor Jesús.
convierte a tu Iglesia en luz,
que tu Iglesia resplandezca
con joven y perfecta hermosura.
2
Dios es alegre
Escuchem os a san Agustín:
Un año más ha brillado para nosotros -y hemos de celebrarlo- el
nacimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo; en él la verdad ha
brotado de la tierra; el día del día ha venido a nuestro día: alegrémonos
y regocijémonos en él.
Sermón 184,1
Oració n:
La noticia corre de boca en boca.
¡Viene el Señor y es muy alegre!
No eres un Dios triste. No tienes la cabeza baja.
Erguidos por el mundo nos mandas ir.
Vivir a tope, amarlo todo y elevarlo todo hasta Ti.
No estás hecho de leyes y cadenas.
Vienes y levantas cabezas hundidas,
das una chispa de luz a los ojos apagados.
Nos gritas: ¡Vale la pena vivir!
Consolad, consolad a mi pueblo.
Habladle al corazón y decidle:
¡Se termina lo viejo, está por empezar lo nuevo!
Danos ganas de vivir para hacerlo todo nuevo contigo.
Danos sangre nueva y un corazón nuevo.
Os traigo una Buena Noticia:
¡Dios está cerca y es muy alegre!
3
Espera liberadora
Escuchem os a san Agustín:
Quien hizo el mundo entero cuanto permanecía junto al Padre, él
mismo es el autor del parto de una virgen cuando vino a nosotros. La
virgen madre nos dejó una prueba de la majestad del hijo…
Sermón 184,1
Oració n:
Desde mi tierra movediza,
desde mi kilómetro actual de vida,
desde mis múltiples cosas,
desde mi vida elevo mi alma hacia ti, Señor.
Me sumo a los que caminan hacia ti.
Me uno a los que buscan caminos desconocidos.
Quiero salirme de la fila de los ahogados por las cosas.
Quiero respirar aire, levantar la cabeza
y seguir la luz que llega de la montaña.
Es el momento de despertar
y salir del sueño y de los sueños.
Todo milimetrado, todo calculado,
todo con agenda
ya no hay sitio para más...
¡Ya no tienes sitio!
Quiero hoy ponerme en el grupo
de los que viven esperando,
de los que viven esperándote.
Amén.
4
Salmo de alabanza
Escuchem os a san Agustín:
Exultad, justos: ha nacido el justificador.
Exultad, débiles y enfermos: ha nacido el salvador.
Exultad, cautivos: ha nacido el redentor.
Exultad, siervos: ha nacido el señor.
Exultad, hombres libres: ha nacido el libertador.
Exultad, cristianos: ha nacido Cristo.
Sermón 184,2
Oració n:
Es bueno darte gracias,
por el don único de tu Pan de Vida.
Señor, de corazón,
¡Qué grandes son tus obras, Señor!
y cantarte con gozo cada día.
¡Qué profundos tus designios!
Es bueno proclamar por la mañana tu
¡Qué grandes son tus proyectos para
lealtad
nosotros!
y por la noche decirte de verdad que ¡Qué profundos son tus deseos para el
me has querido.
que te busca!
Es bueno decirte que tus acciones, Se- Es bello vivir siendo Tú el centro de mi
ñor,
vida.
Es bello saber que Tú eres el Señor de
son mi alegría y mi esperanza.
mi vida.
Es bueno decirte que las obras de mis
Muchos no te conocen, Señor, y me da
manos
pena que pongan sus vidas en cosas
son júbilo y fiesta para mí.
que se acaban.
Te doy gracias y me alegro
Muchos no saben que Tú eres padre,
por el don maravilloso de la vida.
y que quieres a todos con ternura,
Te doy gracias y me alegro
que tu amor inunda y hace feliz.
por el don entrañable del Bautismo.
Es bueno darte gracias, Señor,
Te doy gracias y me alegro
y cantaré de gozo cada día.
por el don precioso de tu Espíritu.
Es bueno abrir el corazón de par en par
Te doy gracias y me alegro
y dejar que tu luz inunde de tu paz
por el don grandioso de tu Palabra.
toda la vida. Amén.
Te doy gracias y me alegro
5
¡Cuenta conmigo, Señor!
Escuchem os a san Agustín:
Con razón, pues, los profetas anunciaron que había de nacer, y los
cielos y los ángeles, en cambio, que había nacido. El que contiene el
mundo yacía en un pesebre; no hablaba, y era la Palabra. Al que no contienen los cielos, lo llevaba el seno de una sola mujer: ella gobernaba a
nuestro rey; ella llevaba a aquel en quien existimos; ella amamantaba a
nuestro pan…
Sermón 184, 3
Oració n:
Tú no quieres gente mediocre, gente que te diga un ¡Sí! con la boca chica,
cuando a la hora de la verdad lo que dice es ¡No!. Yo, Señor, no quiero ser de
esos. Quiero vivir tu evangelio con alegría y sencillez.
¡Cuenta conmigo, Señor!
Sé que necesitas personas comprometidas que no tengan miedo a anunciar tu Palabra por todos los lugares.
¡Cuenta conmigo, Señor!
Necesitas testigos de tu amor que derrochen cariño y entrega por donde
quiera que vayan; que hagan realidad tu gran mandamiento del amor.
¡Cuenta conmigo, Señor!
En el mundo necesitas personas que sean capaces de amar sin límites,
querer sin límites, entregarse sin límites... Tu invitación es exigente pero, a pesar de todo...
¡Cuenta conmigo, Señor!
La fe vivida en familia está en crisis. No es fácil encontrar familias que
vivan su fe en la casa. Yo quiero romper con eso, quiero ser testigo tuyo en
medio de los más cercanos a mí mismo.
¡Cuenta conmigo, Señor!
Tú no quieres hacer nada sin nosotros. Nos quieres evangelizadores que
anuncien por todo el mundo las enseñanzas que dejaste a tus discípulos.
¡Cuenta conmigo, Señor!
6
Hay que dejarse empapar por la lluvia
Escuchem os a san Agustín:
La divinidad oculta fue anunciada a los pastores por la voz de los
ángeles e indicada a los magos por el testimonio del firmamento. Con
esta festividad anual celebramos, pues, el día en que se cumplió la profecía: La verdad ha brotado de la tierra y la justicia ha mirado desde el
cielo…
Sermón 185, 1
Reflexión:
Se llamaba Ana. A decir de sus mayores, padres y maestros, lo tenía todo. Todo lo
bueno: inteligente, rica, bella, hija única y con un futuro prometedor. Pronto, en una convivencia, los compañeros de su edad detectaron un pequeño defecto: no sabía convivir
porque se creía superior, única, diferente. Aquella tarde, cansada de reuniones, pegó un
portazo y se marchó a caminar en solitario por el páramo. Llovía. Previsora como era,
portaba un chubasquero. Se lo colocó, capucha incluida. La lluvia azotaba su cara. Comenzó a caminar de espaldas. Sólo entonces, sintió una corazonada: ¡Ana, ¿no será así tu
vida?... siempre caminando de espaldas a todos. A ti misma que no te conoces. A los demás, con quienes no quieres compartir nada. A Dios, que no es nadie en tu vida. ¿Crees
que llegarás así muy lejos? La inteligente Ana se quitó el chubasquero, se dejó empapar
por la lluvia y, en su soledad, comenzó a saltar y a gritar: ¡Sí, quiero cambiar!. Quiero ser
diferente. ¡Señor, si existes, ayúdame!. Cuando regresó al lugar de reunión de sus compañeros estos intuyeron que algo grande había pasado. Ana sonreía y pedía ayuda. Después
de contar la experiencia de su paseo entendieron lo que es orar: partir de la vida, para
volver a la vida, transformados por el Espíritu.
Oració n:
Señor, ayúdame a transformar mi vida.
Enséñame a esperarte, a prepararte un lugar dentro de mí.
Enséñame a ser un compañero tuyo, a entender tu silencio,
a comprender tus conversaciones calladas.
Enséñame a allanar lo que hay dentro de mí
que impide tu entrada en mi casa,
en el secreto de mi corazón.
Enséñame a ver como tú me ves
para descubrirte presente en los otros.
Haz que pueda hacerte sitio,
y hacer nuevo mi corazón. Amén.
7
Caminamos acompañados por María
Escuchem os a san Agustín:
La verdad que mora en el seno del Padre ha brotado de la tierra
para estar también en el seno de una madre.
La verdad que contiene el mundo, ha brotado de la tierra para ser
llevada por manos de mujer.
La verdad que alimenta de forma incorruptible la bienaventuranza
de los ángeles, ha brotado de la tierra para se amamantada por pechos
de carne.
La verdad a la que no le basta el cielo, ha brotado de la tierra para
ser colocada en un pesebre.
Sermón 185, 1
Oració n:
María, llena de gracia,
aquí me tienes para cantar las maravillas que Dios ha hecho en ti. Presenta nuestros nombres ante Dios, sé hoy nuestra abogada ante el Padre.
Santa María, acompáñanos en el camino.
María, llena de gracia,
enséñanos a estar en una actitud de continua escucha, para captar las llamadas de
los hombres y los lenguajes secretos de Dios.
Santa María, acompáñanos en el camino.
María, llena de gracia,
tú que supiste decir sí a Dios en medio de la tiniebla de Dios sin reservas ni trabas
y abriste tu casa y tu corazón al Dios que llamaba a la puerta.
Santa María, acompáñanos en el camino.
María, llena de gracia,
tú que hiciste del servicio a los demás la norma de tu vida, lánzanos al encuentro
de los otros, lánzanos al encuentro del Otro, en esta noche de gracia y oración.
Santa María, acompáñanos en el camino.
María, llena de gracia,
haznos orantes, haznos dispuestos a Dios, haznos creyentes nuevos, haznos escuchadores de Dios, haznos amantes de la gracia, haznos fieles seguidores de tu Hijo.
Santa María, acompáñanos en el camino.
8
Domingo II
Escuchem os a san Agustín:
La Palabra que permanece envió las voces y, después de haber enviado delante muchas voces, vino la misma Palabra en su voz, en su
carne, cual en su propio vehículo. Recoge, pues, como en una unidad, todas las voces que antecedieron a la Palabra y resúmelas en la persona de
Juan. Él personificaba el misterio de todas ellas; él, sólo él, era la personificación sagrada y mística de todas ellas. Con razón, por tanto, se le
llama voz, cual sello y misterio de todas las voces… Es preciso que disminuyan todas las voces cuando nos acercamos a ver a Cristo. Cuanto más
te acerques a la contemplación de la sabiduría, tanto menos necesitas de
la voz…
Sermón 288,4-5
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 1, 1-8
C
omienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
Está escrito en el Profeta Isaías: Yo envío mi mensajero delante de ti
para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: Preparadle
el camino al Señor, allanad sus senderos. Juan bautizaba en el desierto: predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.
Juan iba vestido de piel de camello, con una
correa de cuero a la cintura y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y
proclamaba:
-Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme
para desatarle las sandalias.
Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará
con Espíritu Santo.
Oració n:
Que nuestra comunidad cristiana crezca más en el amor, que es unión y es entrega.
Que Dios nuestro Señor, aumente nuestra fe y vivamos confiados, sin miedo a los problemas y dificultades. Que preparemos los caminos del Señor: que se allanen los senderos
de la relación entre los hombres; que se eleven los valles del subdesarrollo; que se desciendan los montes de la injusticia y el egoísmo; que se enderecen las curvas de las mentiras y prejuicios; que se superen los peligros del odio y la violencia; que se iguales y
suavicen todos los caminos de los hombres. Concédenos, Señor, prepararnos convenientemente para recibir a tu Hijo y preparar los caminos del mundo, para que todos vean la
salvación de Dios. Amén.
9
Saber mirar
Escuchem os a San Agustín:
¡Despierta, hombre; por ti, Dios se hizo hombre!
¡Levántate, tú que duermes; levántate de entre los muertos, y Cristo
te iluminará! Por ti, repito, Dios se hizo hombre.
Sermón 185, 1
Reflexión:
Un rabino hacía a sus alumnos la siguiente pregunta:
- ¿Cómo podréis distinguir cuando termina la noche y empieza el día?
El primer discípulo respondió:
¡Cuando a lo lejos puedes distinguir un perro de una oveja!.
–¡No!, dijo el rabino.
Otro discípulo aventuró su respuesta:
- ¡Cuando puedes distinguir una palmera de una higuera!
- ¡No! replicó el maestro.
- ¿Cuándo entonces?, preguntaron a coro los discípulos.
El rabino respondió:
-¡Cuando puedes mirar el rostro de una persona y reconocer en ella a un hermano.
Mientras eso no sucede es todavía de noche en tu corazón!
Oració n:
Señor, Tú me insistes continuamente en la necesidad de amar,
en que pueda ver en el rostro de mi prójimo, a un hermano.
Tu palabra es clara:
Amar a Dios y al prójimo como a uno mismo.
Señor, ¡qué cosa tan difícil me pides!
¡cuántos miedos tendré que superar si quiero hacer vida en mí tu Palabra!
Sí, Señor, mis miedos son mis grandes obstáculos;
miedo a tener que compartir cosas que deseo;
miedo a tener que perdonar incluso a mi enemigo;
miedo a cambiar esta vida tan cómoda
por una más desinstalada en donde la confianza esté puesta solamente en ti.
¡Ven, Señor, Jesús!
ábreme los ojos para ver lo que me pides;
ábreme los oídos para que escuche tu Palabra;
¡ven, Señor, Jesús a habitar en mi corazón para llenarme de tu amor!. Amén.
10
Tipos de Adviento
Escuchem os a san Agustín:
¿Qué mayor gracia de Dios pudo brillar para nosotros que, teniendo
un hijo unigénito, lo hiciera hijo del hombre, y del mismo modo, pero al
revés, hiciera hijo de Dios al hijo del hombre? Busca el mérito, busca el
motivo, busca la justicia, y ve si encuentras otra cosa que no sea la gracia.
Sermón 185, 3
Reflexión:
Los hombres de grandes deseos y fuertes esperanzas son los guías del futuro, los profetas que han de leer y anunciar los signos para nuestro tiempo. Signos en la tierra, los que
apuntan cambios liberadores. Todo puede cambiar. Signos en el cielo, los que conectan
con los designios salvadores del Padre, que sigue enviándonos al Mesías Salvador, lleno
del Espíritu de vida.
En el adviento se nos invita a vivir en esperanza, se nos propone cambiar:
• Porque somos pesimistas y nos fijamos más en lo negativo y en lo que nos falta.
• Porque somos cobardes y nos asustamos enseguida.
• Porque somos autosuficientes y confiamos sólo en nuestras fuerzas.
• Porque somos escépticos, incapaces de creer y confiar.
• Porque somos ya viejos, de pocos años, como de vuelta de todo.
• Porque no miramos al futuro, ocupados y preocupados sólo del presente.
• Porque queremos conquistar las metas sin esfuerzo y nos cansamos enseguida.
• Porque en ocasiones nos quejamos de todo.
• Porque somos supersticiosos y fatalistas, como si todo estuviera ya escrito.
• Porque lo queremos todo ya y no sabemos esperar.
• Porque no abrimos nuestras velas al viento del Espíritu.
La espera nza es tan humilde que apenas la valoramos, y sin embargo es el sol de
nuestras vidas, nos alegra y nos enciende, nos da fuerza y razones para movernos y luchar, para hacer proyectos y soñar, para vivir y morir.
Algunas exigencias para cultivar la esperanza:
• Orar, para conectar con el Espíritu y pedir lo que esperamos.
• Vigilar, para descubrir los signos de los tiempos.
• Esperar, desarrollando el deseo y la paciencia.
• Luchar, para combatir los enemigos de la esperanza.
• Comprometerse en los cambios necesarios, para que los sueños se revistan de carne
y de sangre.
• Amar con pasión lo que se espera.
• Agradecer cuantos logros consiga la esperanza, por pequeños que sean.
11
Hay una voz que grita…
Escuchem os a san Agustín:
Gocémonos, hermanos; alégrense y exulten los pueblos. Este día lo
ha hecho sagrado para nosotros no el sol visible, sino su creador invisible, cuando, de sus entrañas fecundas y en la integridad de sus miembros, una virgen madre trajo al mundo, hecho visible por nosotros a su
creador invisible.
Sermón 186, 1
Oració n:
Hay una voz que grita en el desierto:
-¡Preparad los caminos al Amor!
porque se acerca el día en que el Señor visitará la morada de los muertos.
Llega el Señor que bautiza con su
vida y renueva con su paz los corazones llega el tiempo en que se cantan las canciones y el Espíritu se
dona sin medida.
En el páramo resuena la trompeta
que anuncia la venida del que llega
a instaurar en la tierra primaveras
que cumplen la promesa del profeta.
Porque alumbra un nuevo sol entre
los montes y una mañana se levanta
iluminando el Universo en su Amor
se está quemando y se enciende de
su luz el horizonte.
Los montes se inclinan a su paso
y la estepa florece en su presencia
pues el frío doloroso de la ausencia
cede el lugar al fuego sin ocaso.
-¡Ven pronto Señor, ven te lo ruego!
y enciende el corazón en tus amores
porque reclaman tu paso hasta las
flores que en su color se revisten de
tu fuego.
12
El regalo
Escuchem os a san Agustín:
El mismo que es Dios es hombre y el mismo que es hombre es Dios…
el que como hijo de Dios es coeterno al que lo ha engendrado, existiendo
en el Padre desde siempre, él mismo comenzó a ser hijo del hombre naciendo de la Virgen…
Sermón 186, 1
Reflexión:
Un destartalado autobús rodaba penosamente por una carretera rural. En uno
de los asientos, un anciano sostenía un hermoso ramo de flores recién cortadas, que
iban perfumando el aire enrarecido. Dos asientos más allá, viajaba una linda joven
que no podía dejar de mirar el ramo con ojos asombrados. Llegó el momento en que
el anciano tenía que bajarse. De pronto y, ante la sorpresa de todos los pasajeros, le
regaló el ramo de flores a la muchacha que tanto las había admirado.
-Creo que a mi esposa le gustaría que las tuviera usted – le dijo entre sonrisas-. Le voy a decir que se las di.
Arrancó el autobús y la muchacha que aceptó desconcertada y agradecida las
flores, pudo ver a través de la ventanilla que el anciano estaba abriendo el portón
de un pequeño cementerio.
Piens a qu e…
Mucha gente le lleva flores a los muertos en la tumba y durante toda su vida nunca
tuvo un detalle con ellos. Sé amable, regala la flor de tu sonrisa, mientras puedas, a las
personas que viven a tu lado. Como dice el viejo proverbio: “Más vale regalarle una flor a
un vivo que llorar torrentes sobre su tumba”.
Resalta lo positivo, sé un regalo para los demás, que tu vida estimule a vivir.
13
Ante el continuo nacimiento de Jesús…
Escuchem os a san Agustín:
Palabra-Dios antes de todos los tiempos, Palabra-carne en el tiempo
oportuno; Hacedor del sol, hecho bajo el sol; ordenador de todos los siglos
desde el seno del Padre, santificador del día de hoy desde el seno de la
madre; allí permanece, de aquí sale; creador de cielo y tierra, nacido bajo
el cielo en la tierra; inefablemente sabio y sabiamente mudo; llena el
mundo y yace en un pesebre; gobierna los astros y toma el pecho materno; tan grande en la forma de Dios como pequeño en la forma de
siervo, de modo que ni aquella magnitud disminuye por esta pequeñez ni
esta pequeñez está oprimida por aquella magnitud.
Sermón 187, 1
Reflexión:
Descubre qué actitudes hubo y hay frente al “constante” nacimiento de Jesús.
MARIA: Mt.2,10-11; Lc.2,15-18 Se compromete en el cuidado de Jesús, y lo muestra generosamente tanto a magos como a pastores. ¿Qué actitudes representaría y a cuales se contraponen? ¿En qué sentido el sí de María es “atravesar la puerta”?
En nuestra vida: ¿Cómo mostramos nosotros a Jesús? ¿Guardamos celosamente para nosotros el amor que tenemos a Jesús? ¿En qué medida comprometo mi futuro aceptando el proyecto que Dios tiene para mí?
MAGOS: Mt.2,1-12. Se ponen en camino, no se quedan instalados mirándose a sí mismos
“en el espejo” sino que le ofrecen a Jesús lo mejor que tienen. No lo disfrutan egoístamente.
¿A qué actitudes se contraponen?
En nuestra vida: ¿Sabemos brindarle a Jesús y a los demás lo mejor de nosotros mismos, o
guardamos lo más valioso para nosotros?
PASTORES: Lc.2,8-20 Creen en el anuncio del Ángel, se dejan conducir, van al encuentro
de Jesús, lo reconocen y lo alaban. ¿Qué actitudes representaría y a cuales se contraponen?
En nuestra vida: ¿Reconocemos y alabamos a Jesús en todo tiempo? ¿Salimos a su encuentro? ¿Somos sencillos para reconocer su presencia?
JOSE: Mt.2,13-15 Cuida la vida de Jesús. Es capaz de salir de su comodidad, de desinstalarse para velar por él. ¿Qué actitudes representaría y a cuales se contraponen?
En nuestra vida: ¿Cómo cuidamos la vida de Jesús en nosotros, presente en los sacramentos,
en el hermano, en la comunidad?
HERODES: Mt.2,16-18 Temiendo ser desplazado como rey quiere matar a Jesús. Enceguecido por su ambición es capaz de matar a inocentes. ¿Cómo se da esta actitud en nuestra sociedad? ¿Qué actitudes representaría y a cuales se contraponen?
En nuestra vida: ¿Qué cosas van matando la vida de Jesús en nosotros y en los hermanos?
¿Somos conscientes de las consecuencias que tiene el no reconocer a Jesús como Rey de nuestra vida?
VECINOS: Lc.2,1-7 Sus casas están llenas. No hay lugar para él. De última le ofrecen un
establo. ¿Qué actitudes representarían y a cuáles se contraponen?
En nuestra vida: ¿Tenemos un lugar para Jesús, en nuestros días, en nuestras actividades?
¿Qué cosas, situaciones, personas ocupan nuestro corazón? ¿Cuántas veces rechazamos a
Jesús en el hermano porque no tenemos tiempo, ganas, amor?¿Cuántas veces somos indiferentes a su presencia entre nosotros?
14
María, aurora del mundo nuevo
Escuchem os a san Agustín:
Regocíjese, pues, el mundo en las personas de los creyentes, por
cuya salvación vino el salvador del mundo. El creador de María nació de
María; es hijo de David el señor de David; del linaje de Abrahán quien
existe antes que Abrahán. El creador de la tierra fue hecho en la tierra; el
creador del cielo fue creado bajo el cielo. El es el día que hizo el Señor, y
el Señor mismo es el día de nuestro corazón. Caminemos en su luz, exultemos y gocémonos en él.
Sermón 187, 4
Reflexión:
La anunciación del ángel a María se encuentra entre estas confortadoras palabras: «No
temas, María» y «Ninguna cosa es imposible para Dios» (Lc 1, 30.37). En verdad, toda la
existencia de la Virgen Madre está marcada por la certeza de que Dios está a su lado y la
acompaña con su providencia benévola. Esta es también la existencia de la Iglesia, que encuentra «un lugar» (Ap 12, 6) en el desierto, lugar de la prueba, pero también de la manifestación del amor de Dios hacia su pueblo (cf. Os 2, 16) (…) En la «nueva Jerusalén»,
es decir, en el mundo nuevo, hacia el que tiende la historia de los hombres, «no habrá ya
muerte, ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado» (Ap 21, 4).
Y mientras, como pueblo peregrino, pueblo de la vida y para la vida, caminamos confiados hacia «un cielo nuevo y una tierra nueva» (Ap 21, 1), dirigimos la mirada a aquélla
que es para nosotros «señal de esperanza cierta y de consuelo».
Oració n:
Oh María, aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes, a Ti confiamos la causa de la vida: mira, Madre, el
número inmenso de niños a quienes se impide nacer, de pobres a quienes se
hace difícil vivir, de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana, de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu Hijo sepan anunciar con firmeza y amor a los
hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida. Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo, la alegría de celebrarlo con gratitud durante
toda su existencia y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia, para
construir, junto con todos los hombres de buena voluntad, la civilización de la
verdad y del amor, para alabanza y gloria de Dios Creador y amante de la vida.
(Evangelium vitae, Juan Pablo II)
15
Domingo III
Escuchem os a san Agustín:
Así, pues, Dios asumió un hombre al que los hombres pudieran ver,
para que, sanados, por la fe, vieran al fin lo que antes no podían ver.
Mas para que nadie pensara que el hombre Cristo no era dios, pues aparecía visiblemente, y se le atribuyese una gracia y sabiduría propia del
hombre, aunque excelentísima, hubo un hombre enviado por Dios, cuyo
nombre era Juan. Éste vino para dar testimonio; para dar testimonio de
la luz, a fin de que todos creyeran por él. No era él la luz, sino quien
daba testimonio de la luz…
Carta 140, III, 7-8
Lectura del santo Evangelio según San Juan 1, 6-8.19-28
S
urgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía
como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.
Los judíos enviaron
desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran:
-¿Tú quién
eres?
Él confesó sin reservas:
-Yo no soy el Mesías.
Le preguntaron:
-Entonces ¿qué? ¿Eres tú Elías?
Él dijo:
-No lo soy.
-¿Eres tú el Profeta?
Respondió:
-No.
Y le dijeron:
-¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que
nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?
Él contestó:
-Yo soy «la voz que grita en el desierto: Allanad el camino del
Señor» (como dijo el Profeta Isaías).
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron:
-Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?
Juan les respondió:
-Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno
que no conocéis, el que viene detrás de mi, que existía antes que yo y al que no
soy digno de desatar la correa de la sandalia.
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan
bautizando.
Nota: En la tercera semana, desde el 17 de diciembre se han de tomar las oraciones propias de
cada día (17, 18, 19…)
16
Ven, Señor, pasa hasta el fondo
Escuchem os a san Agustín:
Dios engrendró a Dios, pero el que engendra y el engendrado son,
al mismo tiempo, un solo Dios… Por tanto, nada tiene de extraño que el
hombre, una más entre las creaturas, no pueda expresar con palabras la
Palabra por la que todo fue creado.
Sermón 188, 1
Oració n:
• Has venido a nosotros, pura llenarnos de vida, para que vivamos la vida y no
sea ella la que nos viva a nosotros.
• Has venido para contagiarnos una profunda sensación de Libertad, para invitarnos a vivir en Plenitud, saboreando intensamente el momento presente.
• Has venido para contagiarnos Contemplación, para que disfrutemos de la belleza de los pequeños detalles.
• Has venido para mostrarnos la Fraternidad, que no es otra cosa que sentir
con el otro y que nada que le ocurra a alguien nos deje indiferentes.
• Has venido para hablarnos de Justicia, presentándonos a tantos hermanos
que sufren su falta.
• Has venido para revitalizarnos la Ilusión, que es entresacar lo positivo de
cada situación.
• Has venido para que disfrutemos del Perdón, que no es otra cosa que darse
y dar permiso para fallar a veces.
• Has venido para invitarnos a la Paz, minimizando los pequeños detalles que
nos separan.
• Has venido para que descubramos el Amor y así volvernos cálidos y
entrañables, tiernos y cercarnos los unos con los otros.
• Has venido para decirnos que cuentas con nosotros; más bien cuentas conmigo y me lo dices hoy a mí en la construcción de tu Reino, que no es otra
cosa que vivir Felices y aprovechar cada momento de la vida para que los
otros también lo sean.
17
Hombres y mujeres vivimos hoy en Adviento
Escuchem os a san Agustín:
Tanto nos amó que por nosotros fue hecho en el tiempo aquel por
quien fueron hechos los tiempos…
Tanto nos amó que se hizo hombre el que hizo al hombre…
Sermón 188, 2
Reflexión:
• Es interesante invitarnos a descubrir el Adviento de hoy hecho por hombres y
mujeres de carne y hueso, cercanos a nosotros:
—donde se trabaja con esperanza por hacer algo nuevo, allí hay Adviento;
—donde se trabaja con esperanza por hacer reinar la justicia, la verdad, la libertad, la dignidad de las personas, allí hay Adviento;
—donde se trabaja con esperanza por hacer que la vida no sea acorralada por lazos de muerte, por lazos de miedo, por barreras de silencio, allí hay Adviento;
—donde hay personas que trabajan con esperanza y con paz por llegar a ser todo
lo que su corazón les pide, todo lo que sus talentos pueden realizar, todo lo que su
corazón puede amar, allí hay un hombre o una mujer en Adviento, haciendo posible que nazca la vida y que Dios sea más visible para los demás, más cercano, más
encarnado, más Dios acampado entre nosotros.
• Continúa tú la enumeración. Y pasa de leer cosas a palpar: Asómate y descubre
si a tu lado hay hombres y mujeres hoy haciendo Adviento de esta u otras maneras...
• Hoy hay muchos hombres y mujeres esperando activamente y preparando caminos al Señor. Al hacer así, se unen a la gran cadena de profetas y de justos que
esperaron al Mesías y que, en su esperanza, supieron también reconocerlo cuando
se hizo presente. Y tenemos que aprender que lo nuevo del reino de Dios no son
grandes cosas, sino pequeños signos, pequeñas ideas, realizaciones sencillas, vidas
casi olvidadas, pero llenas de fuerza y de dignidad.
Adviento
Empuja el viento rebaños de copos
por el bosque invernal como un pastor,
y más de un abeto siente que pronto
se hallará nimbado de luz y amor;
y escucha un rumor distante. Resuelto
tiende sus ramas por senderos blancos,
y hace frente al viento y crece soñando
una noche de gloria y majestad.
(R. M. Rilke)
18
Plegaria de Adviento
Escuchem os a san Agustín:
Tú siendo hombre, quisiste ser Dios, para tu perdición; él siendo
Dios, quiso ser hombre, para hallar lo que estaba perdido. Tanto te oprimía la soberbia humana, que sólo la humildad divina te podía levantar.
Sermón 188, 3
Reflexión:
Un cachorro estaba afanado tratando de atrapar su propia cola. Pasó por allí un perro
viejo y sabio, y al verle tan desesperado, le preguntó:
-¿Qué estás haciendo que te veo tan afanado en esa especie de gimnasia tan imposible?
-Me han dicho que la felicidad está en mi cola. Si consigo atraparla, seré feliz.
El perro sabio le miró con mansa comprensión y le dijo:
-Es cierto que la felicidad está en la cola. Por eso, yo hago lo que tengo que hacer y voy
donde tengo que ir y ella siempre me sigue.
Piens a qu e…
Si nos empeñamos en ser buenos y seremos felices. Hagamos con perfección lo que
tenemos que hacer y la felicidad nos llegará sola
Oració n:
Dios mío,
Padre, Hijo y Espíritu:
Tú eres “el que vienes”.
El día y la noche, la soledad y la gente,
todo nos habla de ti,
y en todo te acercas a nosotros
y siempre nos amas.
Concédenos vivir hondamente,
acogiéndote,
Tú que siempre nos visitas,
Tú que eres bueno
y amigo de los hombres.
Amén
19
Felicitación de Navidad
Escuchem os a san Agustín:
El día que hizo todo día nos ha santificado este día; a él se refiere el
canto del salmo: Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor toda
la tierra; cantad al Señor y bendecid su nombre; anunciad al día del día
su salvación... Reconozcamos, pues, y anunciemos al día del día que nació en la carne en este día. Día hijo nacido del Día Padre, Dios de Dios,
luz de luz…
Sermón 189, 1; 190, 4
Reflexión:
Sé
tú
sin
más.
Vive
en paz y
contagia
paz a los
demás. Ponte
a caminar.
Camina sin
más, camina
conscientemente
mirando y dejándote
mirar por las cosas y por
las personas. Contempla las
estrellas en la noche. Mira una
flor con atención. Pon tu corazón
a punto: sólo allí habla Dios. Si dices
«Feliz Navidad», sonríe. Si regalas algo,
sonríe. Si recibes un regalo, sonríe.
Sonríe siempre. Dile a alguien que
le quieres mucho. Escucha a los demás.
No te quedes viendo la televisión: sal,
salta y juega, a ser posible con los demás.
Di gracias. Devuelve los favores. Y pide
las cosas por favor. Olvida el rencor. Acepta
un cumplido. Perdónate. Y sé capaz de perdonar.
Sueña despierto: piensa en algo que puedes mejorar
y mira qué puedes hacer ya. Haz cumplidos a los otros.
No digas «no puedo»: intenta hacerlo. Respira
conscientemente. Escucha a alguien. Juega
con tu mascota preferida. Saluda a la gente.
Permite que alguien te quiera. Canta solo.
Canta con los demás. Comienza con ilusión
el día cada día. Recuerda por la noche
el amor que has sembrado.
Quiérete siempre un poco más.
Vive en paz.
Contagia
y expresa
alegría y
felicidad.
Y sé todo
para todos.
Así habrás hecho realidad un año más y cada día la Navidad.
20
Es hora de despertar
Escuchem os a san Agustín:
Estabas dormido y vino hasta ti; roncabas, y te despertó; te hizo un
camino a través de sí para no perderte a ti…
Sermón 189, 2
Oració n:
Ven, Pastor, a conducir
tantos pasos aún perdidos
que buscan norte y sentido;
y pon la Luz de tu luz
en mis pasos de testigo.
Ven, Sol, que llega del cielo
a prender fuego a la tierra;
ven a quemar injusticias,
a curar nuestras cegueras.
Ven, Señor, Rey de la paz;
y que nos llueva el rocío
sereno de tu bondad
en nuestros pozos vacíos,
para volverla a sembrar.
Ven, Enmanuel, Dios cercano,
Dios–con–nosotros, amigo;
ven y quédate conmigo
para darte a los hermanos.
«Es hora de despertar».
Dicen que vas a llegar...
Y en mi pobre canción
quiero ofrecerte, al esperar,
oración, cuna y sendero.
«Es hora de despertar»,
de velar y de allanar
valles, montes y veredas.
Dicen que Dios va a llegar...
Y esta vez voy a esperar
con una canción de espera,
que ponga en mi voz la voz
de la humanidad entera.
Ven, llave de libertad;
mi casa te espera abierta,
pero todavía hay puertas
y muros por derribar.
Ven para hacerme de nuevo
renuevo de vida nueva;
y en los sarmientos dormidos
pon el retoño escondido
y la savia que recrea.
Ven, Señor, Sabiduría
que al sabio no se confía
y al sencillo se revela;
ven a poner el sabor
de tu Palabra en mi lengua.
21
Domingo IV
Escuchem os a san Agustín:
Cristo te amó antes de que existieras y te creó; antes de crear el
mundo te predestinó; después de creado te nutrió por medio de tu padre
y tu madre. Porque lo que te dan los padres no es de lo suyo. Te amó, te
creó, te nutrió, se entregó a sí mismo por ti, oyó los insultos por ti, aceptó
las heridas por ti, te redimió con su sangre.
Sermón 65A, 12
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 1, 26-38
A
los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado
José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando a su presencia, dijo:
-Alégrate, llena de gracia, el Señor
está contigo; bendita tú entre las mujeres.
Ella se turbó ante estas palabras, y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo:
-No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios.
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús.
Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David
su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.
Y María dijo al ángel:
-¿Cómo será eso, pues no conozco varón?
El ángel le contestó:
-El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el santo que va a nacer se llamará Hijo de
Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel que, a pesar de su vejez, ha concebido un
hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay
imposible.
María contestó:
-Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra.
(A continuación se toma la antífona propia del dia)
22
Dame sabiduría
Escuchem os a san Agustín:
Reconozcámosle también nosotros, acerquémonos al pesebre, comamos la vianda, llevemos a nuestro señor y guía, para que bajo su dirección lleguemos a la Jerusalén celeste.
Sermón 190, 3
Ref exió n:
Que esa sea mi arma y mi herramienta, la sabiduría de quien sabe que Tú llenas un
corazón si se deja. La sabiduría de quien ha experimentado que dar se conjuga mejor que
exigir, que amar es el camino. La sabiduría de quien te percibe no como un icono, sino
como un Dios vivo que, en mi oído, susurra palabras de evangelio.
La sabiduría de quien siente que Tú llenas de pasión una vida. La sabiduría de quien
sabe que las tormentas se pueden vencer sólo si estás en medio de ellas.
¿Me imagino lo que sería ver a las personas, los problemas, los retos, con la mirada esperanzada con que Dios nos ve?
Oració n:
A eso de caer y volver a levantarte, de fracasar y volver a comenzar, de seguir
un camino y tener que torcerlo, de encontrar el dolor y tener que afrontarlo.
A eso no le llames adversidad. Llámale sabiduría.
A eso de saberte impotente, de fijarte una meta y tener que seguir otra, de huir
de una prueba y tener que encararla, de planear un vuelo y tener que recortarlo, de
aspirar y no poder, de querer y no saber, de avanzar y no llegar.
A eso no le llames castigo, llámale enseñanza.
A eso de pasar días juntos radiantes, días felices y días tristes, días de soledad y
días de compañía.
A eso no le llames rutina, Llámale experiencia.
A eso de que tus ojos miren y tus oídos oigan, y tu cerebro funcione, y tus manos trabajen, y tu alma irradie, y tu sensibilidad sienta, y tu corazón ame,
A eso no le llames poder, Llámale milagro.
Antífo na:
En esta segunda parte del Adviento, desde antiguo la Iglesia repite estas antífonas llamadas de la “O” porque todas empiezan por “Oh”. En ellas se aclama la venida del Mesías con distintos apelativos basados en la Historia de la Salvación.
¡O
h Sabiduría, que brota de la boca del Altísimo, abarcando del uno al
otro confín, y ordenando todas las cosas con suavidad y fortaleza,
ven y muéstranos el camino de la salvación!
23
Libertad
Escuchem os a san Agustín:
El nacimiento de Cristo de su madre está sellado por la debilidad,
pero grande es la majestad de su nacimiento divino. Tiene un día temporal en los días temporales, pero él es el día eterno que procede del día
eterno.
Sermón 190, 3
Oració n:
Vamos dejando huellas que otros puedan seguir;
siempre pintando estelas
que vuelvan al mar un instante después.
Trazamos los caminos que a Roma siempre irán;
más tarde es el destino quien pone en la “i” otro punto demás.
Grita si estás cansado
Salta si crece el miedo
Canta si hay un amigo
Que pueda ofrecer un pedazo de cielo.
Vamos dejando a un lado lo que nos hace sufrir.
Puede ser la locura que nadie puede inferir.
Cuando se agote el tiempo y no queden más verdades,
que las del sentimiento, aún puedes jugar con tu pasado.
Grita si estás cansado
Salta si crece el miedo
Canta si hay un amigo
Que pueda ofrecer un pedazo de cielo.
Y luego verás que cambia de color.
Será la señal. ¡Lánzate ya!
Antífo na:
O
h Adonai, Pastor de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés, en
la zarza ardiente; y en el Sinaí le diste tu Ley; ven a librarnos con le
poder de tu brazo.
24
Vivir en esperanza
Escuchem os a san Agustín:
Yace en un pesebre, pero contiene el mundo; toma el pecho, pero
alimenta a los ángeles; está envuelto en pañales, pero nos reviste de inmortalidad; es amamantado, pero adorado; No halla lugar en el establo,
pero se construye un templo en el corazón de los creyentes.
Sermón 190, 4
Reflexión:
Algunos textos para pensar un poquillo:
«La conversión no significa solamente “ser más bueno”, ni tampoco idénticamente “terminar con tal vicio”, tal debilidad, tal costumbre. Es algo más serio y ambicioso, un apuntar hacia todo. La conversión no es nada semejante a un propósito
modestillo y bien calculado de “dejar esto o lo otro”. La conversión cristiana en su
definición más difícil y avanzada en Pablo se dice “revestirse de Cristo”. Nada menos y nada más».
José Mª Llanos
«No somos perfectamente libres hasta que vivimos en esperanza pura, que ya no
confía en medios humanos y visibles sino en Dios. Vivir en esperanza es vivir en
pobreza, no teniendo nada. La esperanza es proporcional al desprendimiento. Lleva
al alma al más perfecto desprendimiento. La esperanza vacía nuestras manos para
que podamos trabajar con ellas; nos muestra que tenemos algo porqué trabajar y
nos enseña cómo trabajar por ese algo»
«Es mejor encontrar a Dios en el umbral de la desesperación que arriesgar la vida
en una complacencia que nunca ha sentido la necesidad de perdón. La vida sin
problemas puede ser más sin esperanza que aquella que siempre está al borde de la
desesperación»
Thomas Merton
Antífo na:
¡O
h renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ante quien los reyes enmudecen, y cuyo auxilio imploran las naciones; ven a librarnos, no tardes más!
25
La llave
Escuchem os a san Agustín:
La Palabra del Padre, por la que fueron hechos los tiempos, al
hacerse carne nos regaló el día de su nacimiento en el tiempo; en su
origen humano quiso tener también un día aquel sin cuya
anuencia divina no transcurre ni un día…
Sermón 191,1
A par tir de la i magen…
1. ¿Cuales serían las características de una llave–corazón?
2. ¿Qué puertas abre esta llave–corazón que no somos capaces
de abrir con otros recursos?
3. Este corazón necesita siempre de una mano que lo maneje. ¿A qué o a quién lo
podemos aplicar?
Reflexión
• Ten el corazón a punto.
• Apunta en él silencios, sueños, vida...
• Quema los malos humos: lo que sale del corazón es lo que nos mancha, decía
Jesús.
• Escucha en sus latidos los latidos del mundo.
• Anota lo que ves: eso esencial que sólo se ve bien con el corazón.
• Recuerda que el corazón no habla: adivina. Y sábete que, cuando se ama, es el
corazón quien juzga. Tú, comparte ilusiones, sueños, vida: «un corazón solitario
no es un corazón».
• Mantenlo siempre nuevo y como una rosa florecido. En él está la llave del
encuentro. Que cada segundo de tu vida sea un latido de amor.
• Di siempre sí a la vida. Sí.
Antífo na
O
h llave de David, y cetro de la casa de Israel, que abres y nadie puede
cerrar, cierras y nadie puede abrir; ven a librar a los cautivos que viven en tinieblas y en sombras de muerte.
26
Dios es Madre
Escuchem os a san Agustín:
Convenía que sólo el Hijo único de Dios se hiciese hombre de este
modo sin igual.
Sermón 191, 4
Oració n:
El Espíritu de Dios volaba sobre el caos en los tiempos primeros
Un día vino a la Mujer, y desde entonces
se quedó para siempre con nosotros, con todos,
hombres y mujeres, paganos y judíos,
dando a todos el don que había prometido:
un corazón distinto, un corazón de Dios,
un corazón de amor, un corazón de madre.
Dios es Padre y Madre,
fuente total de todos los matices de la Vida.
Mas es el Espíritu
estrena su presencia permanente
en una madre, en sus entrañas, en sus brazos,
en su sangre y su leche, sus cuidados
tan tiernos y tan fuertes,
tan humanos y a la vez tan divinos.
En María está la Iglesia,
está la nueva creación siendo incubada
como el águila madre sobre su nidada.
La Iglesia en el Hijo es obediente al Padre,
mas sabe en el Espíritu ser corazón de Madre
que limpia, que perdona, que silencia,
que cura las heridas y que besa
mientras que nos dormimos y,
vigila atenta nuestro sueño,
mientras llega el momento luminoso de darnos a luz
en nuestra Casa.
Antífo na:
O
h Sol que naces de lo alto, resplandor de la luz eterna, Sol de justicia:
ven a iluminar a los que viven tinieblas y en sombras de muerte.
27
En busca de un sueño
Escuchem os a san Agustín:
Se dignó hacerse hombre ¿qué más quieres? ¿O se humilló Dios poco
por ti? El que era Dios se hizo hombre…
Sermón 189, 4
Oració n:
En busca de un sueño,
se acerca este joven.
En busca de un sueño,
sus generaciones.
En busca de un sueño,
de bella locura.
En busca de un sueño,
que mata y que cura.
En busca de un sueño,
desatan ciclones.
En busca de un sueño,
cuántas ilusiones.
En busca de un sueño,
transcurren los ríos.
En busca de un sueño,
se salta al vacío.
En busca de un sueño,
abrasa el amante.
En busca de un sueño,
simula el tunante.
En busca de un sueño,
tallaron la piedra.
En busca de ensueño,
Dios vino a la tierra.
En busca de un sueño,
partí con mi día.
En busca de un sueño,
que no hay todavía.
Antífo na:
O
h Rey de las naciones y deseado de los pueblos, piedra angular de la
Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo: Ven y salva al hombre que
formaste del barro de la tierra.
28
¡Quien lo viera y fuera yo!
Escuchem os a san Agustín:
Lo que admiráis en la carne de María, realizadlo en el interior de
vuestra alma. Quien en su corazón cree con vistas a la justicia, concibe a
Cristo; quien con su boca lo confiesa con la mirada puesta en la salvación, da a luz a Cristo…
Sermón 191, 4
Oració n:
Ver a Dios en la criatura,
ver a Dios hecho mortal,
ver en humano portal
la celestial hermosura.
¡Quien lo viera y fuera yo!
Ver llorar a la alegría,
ver tan pobre a la riqueza,
ver tan baja a la grandeza
y ver que Dios lo quería.
¡Quien lo viera y fuera yo!
Poner paz en tanta guerra,
calor donde hay tanto frío,
ser de todos lo que es mío,
plantar un cielo en la tierra.
¡Que misión de escalofrío
la que Dios nos confió!
¡Quien lo viera y fuera yo!
Amén.
Antífo na:
O
h Enmanuel, Rey y legislador nuestro, esperanza de las naciones
y salvador de los pueblos: ven a salvarnos, Señor, Dios nuestro.
29
Te deseo…
Escuchem os a san Agustín:
Hoy la verdad ha brotado de la tierra: Cristo ha nacido de vuestra
carne. Llenaos de gozo solemne y , advertidos por el día de hoy, pensad
en el día sempiterno; desead con esperanza firmísima los dones eternos:
presumid de ser hijos de Dios una vez recibido el poder serlo… Por vosotros se hizo temporal el hacedor de los tiempos; por vosotros apareció en
la carne el autor del mundo; por vosotros fue creado el creador… Para
que esto fuera creíble, Dios concedió otra cosa más increíble. Para hacer
dioses a los que eran hombres, el que era Dios se hizo hombre…
Sermón 192, 1
Oració n:
que sientas necesidad de cambiar de
vida;
tanta noche a tu lado,
que descubras la Luz a tu lado...
Porque está,
porque se ha hecho presente,
porque te habita (quizás sin saberlo),
porque Navidad:
es descubrir al que está.
No compras el misterio.
No compras la presencia honda.
No compras al que es regalo.
No se vende lo esencial.
No se vende el Esencial.
Dios no se vende, no.
Dios no se compra, no.
Dios es don.
Dios es regalo.
Dios es NAVIDAD.
Te deseo:
ojos para ver el misterio,
manos para ser samaritano,
pies para ser cireneo,
gusto para probar todo lo bueno,
olfato para rastrear lo nuevo.
Te deseo:
presencias que acompañen tu vida,
presencia para acompañar vidas;
acontecimientos que te hagan crecer
y madurar,
que seas acontecimiento para que
otros crezcan y maduren;
inquietud para buscar la verdad,
verdades que te inquieten y
te pongan en busca de la verdad;
noticias bonitas que te hagan salir
hacia alguien,
alguien que se noticia en tu vida;
tanta hartura y rutina en la vida,
30
Bendición de la mesa
Señor, en una noche como ésta, hace ya tiempo,
quisiste ser un niño con nombre y apellido
en medio de los niños más pobres de la tierra.
Hoy, quieres estar de nuevo entre nosotros,
que nos hemos reunido aquí para cenar.
Bendice nuestra mesa. Porque una noche al menos
quisiéramos que el mundo fuera una gran familia:
sin guerras, sin miserias, sin drogas, y sin hambre,
con algo más de música y mucha más justicia.
Que al menos esta casa, Jesús recién nacido,
acoja tu palabra de amor y de perdón.
Consérvanos unidos. Danos pan y trabajo
durante todo el año. Danos fuerza y ternura
para ser hombres justos que luchen por el mundo,
donde haya buenos días y muchas noches buenas
como esta en que quisiste nacer entre nosotros.
Tú serás bienvenido, Señor,
siempre a esta casa,
así que no te vayas nunca,
cena con nosotros,
gracias por esta fiesta.
Amén.
31
Oración ante el Belén
Gracias, Señor,
porque te has acordado de nosotros y nos has visitado.
Has venido a buscarnos y te has quedado entre nosotros.
Ya podemos decir que eres un Dios-con-nosotros.
Danos la sencillez de los pastores,
de las personas buenas para acogerte y para hacerte un sitio.
Haz que seamos una familia
donde tú siempre tengas un puesto
y donde tus gestos y tus palabras
sean para nosotros la estrella que nos guía
mientras recorremos nuestra vida.
Enséñanos a hacer de nuestro hogar
el Belén del que salga la paz, alegría, acogida y amor a todos.
Gracias María por habernos dado al Señor en esta noche.
Por habernos entregado el Pan que nos faltaba.
Gracias por habernos hecho ricos con tu pobreza y tu fidelidad de esclava.
Gracias por tu silencio que recibe y rumia y engendra en nosotros la Palabra.
Señora de Belén:
Enséñanos a ser pobres y pequeños, a no tener ambición por nada.
A desprendernos y entregarnos, a ser los mensajeros de la Paz y la Esperanza.
Que el amor sustituya la violencia, que haya justicia
entre los hombres y los pueblos.
Que en la Verdad, la Justicia y el Amor
se haga la verdadera paz cristiana.
Que esta noche Jesús nazca en nosotros
y podamos decirles a los hombres
que viven seguros y sin esperanza:
“No temáis. Os traemos la Buena Noticia,
la alegría para todos los pueblos:
Hoy en la ciudad de David os ha nacido el Salvador,
el Mesías, el Señor”.
Amén.
32
Feliz Navidad
Escuchem os a san Agustín:
Hermoso como un esposo, fuerte como un gigante, digno de amor y
de temor, severo y sereno; hermosos para los buenos, duro para los malos; Permaneciendo en el seno del padre, llenó el seno de la madre… en él
se hizo carne por nosotros la Palabra para habitar en medio de nosotros
naciendo de una madre y para prepararnos nuestra morada, precediéndonos en el camino hacia el Padre…
Celebremos, pues, con gozo y solemnidad este día y llenos de fe deseemos el día eterno, que, siendo eterno, nació en el tiempo para nosotros…
Sermón 195, 3
Felicitació n:
• ¡Feliz Navidad a los de corazón sencillo, a los de ojos transparentes y manos
abiertas!
• ¡Feliz Navidad a los que no se resignan a vivir en situaciones de mediocridad,
en situaciones de muerte, de sin sentido, de oscuridad...!
• ¡Feliz Navidad a los que apuestan por un futuro más pleno, por un mañana
mejor!
• ¡Feliz Navidad a cuantos anhelan un mundo nuevo y se empeñan en hacerlo
realidad!
• ¡Feliz Navidad a todos los que creen en el hombre con mayúsculas y hacen
de su vida un canto de entrega a los demás!
• ¡Feliz Navidad a los que, como Dios, se solidarizan con los hombres... sin
especular con tantos por ciento de su producto interior bruto!
• ¡Feliz Navidad a ti, que en medio del dolor has encontrado la mano cálida del
Dios-con-nosotros!
• ¡Feliz Navidad a ti, que vives desde lo positivo, desde el optimismo, desde la
esperanza contagiosa!
• !Feliz Navidad a ti que crees en la utopía y vives la vida como una buena
noticia para los demás!
• ¡Feliz Navidad a ti, si no te conformas con arrastrar la vida y eres protagonista de tus días!
• ¡Feliz Navidad a los que buscan con sinceridad e! sentido de sus vidas, tantas veces negado por los días maltratados!
33
• ¡Feliz Navidad a los que se encuentran solos y necesitan una mano amiga!
• ¡Feliz Navidad a los que sufren el dolor y la enfermedad, a los que viven en
medio de bombas, muerte y destrucción!
• ¡Feliz Navidad a los encarcelados, a los hijos de la calle, a los últimos, a los
que nadie importan! ¡Vuestro es el futuro que Dios está gestando en nuestra
historia!
• ¡Feliz Navidad a todos mis hermanos, creyentes en Jesús de Nazaret,
empeñados en seguir las huellas del Maestro desde la coherencia, la autenticidad, la entrega sin reservas!
¡Feliz Navidad, en este día santo!
¡Feliz Navidad!
¡Feliz Navidad!
34
Pistas para buscar a Dios en familia
El Espíritu que sabe lo que nos hace falta, empuja a la familia a buscar a Dios, a vivir en su presencia, a colaborar con su proyecto de fraternidad para este mundo. ¿Cómo?
Aquí tenéis unas pistas:
 Cultivad el saludo:
Tenemos muchas oportunidades cada día. Lo bonito es que a través del saludo a la
familia, saludemos al mundo entero, saludemos al Señor. El mejor saludo es el que respira
gratuidad y acogida incondicional.
 Dejaos ayudar por presencias alentadoras en el camino:
La ambientación de la casa es algo que expresa la peculiaridad de cada familia. Hay
mucha gente que ha dejado profundas huellas en el camino, pueden servirnos de pistas.
 Practicad el diálogo:
En el diálogo aprendemos a no vernos los unos a los otros como un problema, sino
como una esperanza. “Poneos de acuerdo para que no haya divisiones entre vosotros, sino
que conservéis la armonía en el pensar y en el sentir”.
 Orad juntos:
Quizá haya que empezar por buscar motivos para orar. Y una vez que encontremos
un motivo que merezca la pena, podemos escuchar la palabra del Evangelio, para encontrarnos con la ternura de Jesús que se respira en todas sus palabras. Y podamos aprender
el lenguaje del silencio, donde el Espíritu nos murmura el amor del Padre. Y podemos pedir
a Dios el perdón y dárnoslo unos a otros, porque es mejor perdonar que tener razón.
 Salid a la vida con una tarea de evangelio entre las manos:
El amor que vivimos en la familia es regalo de Dios, que es amor, y se convierte en
tarea diaria para toda la familia. Por ello, la vida de la familia cristiana es creadora de ternura, con la que hay que salir al encuentro de los pobres, que tienen un rostro aunque esté
escondido en la vida. Como decía Monseñor Óscar Romero, sabemos que todo esfuerzo
por mejorar una sociedad, es un esfuerzo que Dios bendice, que Dios quiere, que
Dios exige.
35
Oración para el Año nuevo
Ten piedad, Señor, y bendícenos,
no dejes de mirarnos con cariño,
que veamos tu rostro resplandecer
por el brillo del amor.
Bendícenos. Sí Tú bendices,
nuestros días estarán llenos.
Sí Tú riegas nuestra tierra
con el agua del cielo,
con el agua del Templo,
con el agua de tu Espíritu y de tu pecho,
nuestra vida florecerá en primavera perenne.
Ten piedad, Padre,
no te fijes en nuestras miserias,
olvida nuestros vacíos e ingratitudes,
no te canses de nuestras mediocridades;
ten paciencia, un año más,
porque un año y otro…
somos una higuera sin fruto.
Pero todo puede cambiar,
con el riego y el abono del Espíritu.
Tú eres piedad, pura piedad, Padre,
y benevolencia, y gracia generosa.
Nos regalas un año nuevo,
abierto a posibilidades sorprendentes.
Pones en nuestras manos un talento,
cada día,
y esperas, esperas, y confías…
Gracias, Padre
Y ahora yo te digo:
quédate, así, conmigo,
porque el día tendrá más horas,
y la semana más días.
Quédate, así, conmigo,
para que no venga la noche fría.
Quédate siempre conmigo,
mi sol, mi pan, mi perfume,
mi dulce amigo.
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