Entropfa e información en el proceso terapéutico

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Entropfa e información en el proceso terapéutico
David Liberman
Comentarios:
l.
Planteo
*
W. Baranger.
N. E. R. de Bisi, M. Langer y E. Rodrigué
del problema
1.1 Los límites terapéuticos y el papel de la elaboraci6n del psicoanalista entre sesi6n y sesi6n.
Numerosos autores se han interesado por estudiar los diversos factores que interfieren, retardan y limitan la meta del proceso
analítico. Generalmente,
un estudio de este tipo hace pensar en nuestro medio
en la reacción terapéutica negativa (ver luego, 1.3 c). Pero yo me voy a ocupar.
de otra de las causas que también señaló Freud como determinante
de las
dificultades en la terapia: la entropía ·psíquica. Este aspecto de la teorfo del
tratamiento y sus vicisitudes no ha sido encarado hasta ahora en el pensamiento
psicoanalítico argentino.
"
Al mismo tiempo, me habré de ocupar del papel del analista en el
proceso terapéutico.
Hasta ahora, en la tecrlc del tratamiento
psicoanalítico
se ha enfatizado, a lo sumo, la importancia de la elaboración de la contratransferencia durante la sesión para poder instrumentarla
al servicio de la interpretación, y se ha establecido el valor del insight del terapeuta,
también
durante la sesión. No se ha mencionado, sin embargo, el hecho de que también
entre sesión y sesión el terapeuta hace una contribución inconsciente, variable
según los casos. al proceso de elaboración.
Esta elaboración
se da en forma consciente durante los controles y,
entre otras oportunidades,
durante los momentos en que se toman notas para
resumir las sesiones con algún fin determinado. En forma inconsciente también
ocurre esta elaboración, como se puede observara
través del material de sueños,
asociaciones y lapsus que suministran los terapeutas
durante el análisis didáctico, respecto a las situaciones con sus pacientes.
En el presente trabajo propongo la utilización sistemática de este proceso
que se da en forma espontánea, para obtener así mejores posibilidads de alcanzar la meta terapéutica: lograr que el paciente adquiera mayor información acerca de su propio inconsciente.
Todo tratamiento analítico reactiva en el paciente dos series de constelaciones causales de efectos antagónicos en el proceso terapéutico.
Una de
'"
Direcci6n: Santa
Fe 2829, 51?, Buenos Aires, Argentina.
23
David
Liberman
ellas tiende hacia la transformación
y el progreso mientras que la otra se opone
a lo anterior.
la tendencia a la transformación
y el progreso es ccntrorrestcdc
por la tendencia hacia la estabilidad
y el refuerzo de ·10 misma. Dentro de la
segunda constelación causal se encuentro un factor que ha sido conceptuclizcdc
principalmente
desde el punto de vista econ6mico y que se refiere a un tipo de
adherencia
a un objeto, que tiende o la repetición y a un reforza miento del la
repetici6n (resistencias del Ello, ver luego, 1.3 e).
Este factor de "inercia psíquica" fue conceptualizado
en forma anaI6~,ica
con la entropía frsica, y fue denominado
por Freud "entropía
psíquica".
Es
precisamente
contra este factor que se dirige mi propuesto
de ernpleur de
uno manera sistemática
el ·proceso de elaboración
del terapeuta,
corno uno
contribución más del mismo a su papel en el proceso terapéutico, que apunta o
contrarrestar
los efectos de la entropía psíquico, a mi juicio el escollo mós
difrcil de salvar.
1.2 Diversas acepciones del término "entropia".
El término previene
de lo segunda ley de la termodinámica,
en la física, y fue aplicado en nuestro
ciencia con un significado análogo para designar, en lo estructura de la teoría
analítica, ciertos aspectos del punto de vista económico. Este término apareció
también en la teoría de la informadón
y en la obra de una corriente terapéutica 'no psicoanalítico.
Por otra parte, a partir de la utilización por Freud de este
término para designar algunos aspectos del punto de vista económico, se ha promovido un serie de inquietudes que resultaron en lo plasmación de trabajos psicoanalíticos de otros autores, desde 1930 en adelante. Dada la utij¡zaci6n .::InaI6gica que se hace del término en psicoanálisis, me veo obligado a apartarme
momentáneamente
de los conceptos de nuestro ciencia para entrar en terrenos en
donde el avance se nos hace difícil, ya que corresponden
a disciplinas relativamente distantes de la nuestra. Pido al lector que realice un esfuerzo benevolente
y me siga en las siguientes consideraciones.
24
1.2 a.
preciso. Es la
parte del calor
lo tanto no es
Para la física, la palabra
entropía
tiene un significadc) muy
"propiedad
te6rica de un cuerpo o sistema, medida como la
o la energía invertida que no puede ser recuperada,
y que por
aprovechable
para el trabajo.
De acuerdo COn la sequndo ley
Entropía
e información
en el proceso
terapéutico
de la termodinámica,
la entropía del universo tiende a aumentar
con cada
transformación
de energía, de modo que el crecimiento del total de energía
cprovechoble
disminuye constantemente"
8.
Por .ejemplo, si se deja que un gas se expanda en un cilindro, tirando
lentamente de un pistón movible y sin que haya flujo de calor del gas o hacia
el gas, este gas se enfriará, perdiendo parte de su energía térmica. La energía
perdida aparece como el trabajo hecho por el pistón. Este trabajo podría, por
ejemplo, llevar un peso, que almacena
así la energía
perdida
por el gas.
El proceso descripto es reversible, ya que si se hace un trabajo empujando lentamente
el pistón (es decir si se lo encamina en dirección inversa a
la que tenía antes), comprimiendo el gas a su volumen original, este gas volverá
a recuperar exactamente
la misma energía, la misma presión y la misma temperatura
primitivas.
El proceso es reversible, entonces, cuando la energía puede ser transformada
repetidamente
de energía térmica del gas comprimido,
en energía
mecánica almacenada
por un peso, yola
inversa, sucesivamente.
En este caso
no se produce entropía, ya que no hay pérdida real de energía. Esta es la primera ley de la termodinámica,
que corresponde
a sistemas abiertos, al cual
entran y del cual salen constantemente
materiales.
Pero la mayor parte de los procesos físicos no son reversibles, y losfenómenos irreversibles
suponen siempre aumento de entropía.
Imaginemos,
por
ejemplo, un cilindro, sin que haya flujo de calor del gas o hacia el gas, y que
está dividido en dos partes. Supongamos
que haya gas en una y no lo haya
en la otra. Imaginemos
ahora que desaparece,
repentinamente,
la división,
de modo que el gas se expande y llena por completo el recipiente.
En este caso,
la energía térmica total sigue siendo la misma, pero la entropía aumenta.
Antes de que la división desapareciera
podíamos haber obtenido energía mecánica del gas, dejándolo fluir hacia la parte vacía del cilindro, a través de
un pequeño dispositivo.
Después de quitar la división, esto no resulta posible.
Este mismo hecho (aumento de la entropía mientras la energía total permanece
constante) se reitera en circunstancias análogas.
Por ejemplo, cuando fluye calor
de un objeto caliente a uno frío. Antes de que las temperaturas
se igualasen,
se podría haber obtenido un trabajo mecánico utilizando las diferencias
de
25
David
26
Liberman
temperatura.
Después de haber desaparecido
esta diferencia, ya no se puede
cambiar parte de la energía térmica (que continúa siendo la misma) en energía
mecánica, y la entropía aumenta 29. Esto constituye la segunda ley de la 'termodinámica,
que corresponde
a sistemas cerrados, en los que no hay nuevos
suministros de materiales
(calor) luego de cada nivelación.
1.2 b. En la teoría de la información
el término también tiene un
significado muy preciso. Para ésta, "el término 'entropía' es el índice del núrnero
de posibles desenlaces que puede tener un hecho, la medida del monto de azar
o casualidad
en el estado de un sistema, la cantidad de incertidumbre
en la
categorización
de ítems en un conjunto o en una serie de conjuntos.
Esta cantidad se mide por el número de operaciones (afirmaciones,
decisiones, pruebes,
manipulaciones,
etcétera) que se deben realizar para seleccionar y cafe~,orizor
cada ítem. El término 'entropía' se denota con la letra H. Se han utilizado diversas
palabras para explicar el significado de H: además de incertidumbre,
aparecen
selección, discriminación,
especificidad,
sorpresa".
"EI lanzamiento
de un dado, con seis posibles resultados dependientes
del azar, tiene más entropía (H) y menos información que el lanzamiento de una
moneda, con s610 dos resultados posibles." 8
Es i'mportante destacar que cada conjunto tiene una H aspeclflco, la
cual se define únicamente con respecto a ese conjunto particular.
La H de un
conjunto suele ser totalmente insuficiente si se la quiere aplicar a un conjunte
distinto.
Conviene aclarar también que la llamada teoría de la información no
es realmente
una teoría, sino "un estudio interdisciplinario
que inves1'iga la
transmisión
de mensajes o señales, o la comunicación
de la informadón"
8.
1.2 c. "La semejanza
entre la concepción del término en la termodlnómica y en la teoría de la información,
es notable.
La segunda ley de la
termodinámica
postula que la entropía siempre aumenta en todo cambio esponfóneo; en el lfmite, la entropía permanece
constante si el cambio ocurre en
forma reversible, y nunca disminuye espontáneamente.
De manera similar, la
información siempre disminuye al ser comunicada; en el límite, permanece constante a medida que la comunicación se hace perfecta.
Por ejemplo, cuando no
se introduce ningún agente casual, tal como un ruido eléctrico, en el octo de la
Entropía
e información
en el proceso
terapéutico
comunicación.
Así, la entropía y la información son cantidades
estrictamente
isomórficas, aunque difieren en cuanto al 'signo' (uno positivo, el otro negativo): aquélla aumenta
mientras que ésta disminuye con la presencia de un
agente casual." 7
Sin embargo, la segunda ley de la termodinámica
rige para el individuo
humano en tanto éste es un ser biológico en el cual ocurren transformaciones
de energía que tiend'en a aumentar 'la entropía con cada transformación.
En
cambio, la entropía de la teoría de la información se refiere al monto de incertidumbre existente cuando se transmiten
mensajes o señales desde la fuente
de dicho mensaje, a través de los canales de comunicación,
hasta el destino
del mismo.
la primera acepción del término "entropía"
se refiere a la física y por
extensión a los procesos biológicos individuales.
la segunda acepción, por el
contrario, incluye también determinados
aspectos de la ingeniería,
la lingüís·
tica, la psicología y la sociología, y se refiere a las redes por donde circulan mensajes que incluyen "paquetes
de información"
(Bateson) y también elementos
no sistemáticos de esta comunicación,
denominados
ruidos.
1.3 Evolución de los alcances del término en las obras de Freud.
Veamos ahora cuál es el significado que adquirió el término dentro de la teoría
sustentada
por Freud. Para ello habría que considerar tres períodos fundamen·
tales: el primero desde 1905 hasta 1920; el segundo hasta 1926, y el tercero
desde esa fecha en adelante.
1.3 a. En el primer período, Freud se dedicó a estudiar, con respecto
a este tema, el concepto de adherencia
o fijación y la relación que ésta tenía
con la dificultad del individuo para desarrollarse
en su estrato cultural, de
acuerdo con las exigencias de nuevos aprendizajes,
impuestos por el ambiente.
la primera cita corresponde
al año 1905, es decir cuando Freud procuraba
conceptualizar
en conjunto las características
de la evolución psicosexual en la
especie humana.
Aunque no utilizó todavía, como lo haría posteriormente,
el
término "entropía",
de las citas anteriores
se desprenden
dos elementos que
más adelante
referiría a este concepto.
El primer elemento, como ya dije, es
la idea de adherencia a un punto de fijación que, según Freud, se manifestará en
27
David
Liberman
la vida ulterior, al influir en 'la dirección del impulso sexual (hecho ést,e que
involucra la adherencia a un objeto determinado).
El segundo elemento, también
ya señalado, es la importancia de la acción antagónica que ejerce esta odhesión,
como huella mnémica, cuando el individuo debe desarrollarse
en un estrato cultural que requiere de él un esfuerzo de adaptación
por medio de constantes
exigencias de nuevos aprendizajes.
(Según creo, la falta
que motiva esta adherencia
al punto de fijación, da lugar
exigencias
de adaptación,
En el trabajo
de todas
existencia
el sujeto en cuestión
de 1905, Una teoría sexual
ni siquiera
12,
expresa
de tensión Interne
a que frente a las
entre en conFlicto.)
que "la importancia
las manifestaciones
sexuales tempranas,
se ve acrecentada
por la
de un factor psíquico de origen desconocido, en lo cual n) podemos
ver por ahora más que un concepto provisional.
Se trata de la edherenele
o
fijación prolongada
de estas impresiones
sexuales tempranas
en los futuros
neuróticos o perversos, pues en los demás individuos las mismas no IIe';;IOIna
ejercer una influencia suficiente como para forzarlos a buscar compulsivamente
su repetición, y como para determinar,
durante toda la vida, la dirección del
impulso sexual".
En 1915, a través de las páginas, de Una neurosis infantil 14, señele,
sin embargo, que esta "inercia psíquica" no es lo fundamental
de las neurosis,
ya que en muchos caracteres considerados
"normales"
se pone de mcnlflestc
un cierto grado de movilidad o de inercia, y, además, tampoco es posible
adscribir esta característica
a todos los neuróticos.
Pero Freud realiza entonces
una consideración más valiosa con respecto a la entropía psíquica, consideración
que, es sumamente
a las posibilidades
congruente con lo que afirmara una década antes, respecto
de desarrollar
nuevos aprendizajes.
Ahora, tras referirse
a la disminución de la movilidad de las cargas psíquicas en los neuróticos,
afirma que "de esta manera, considerando
la conversión de energía psíqulco
igual a 'la de la energía física, podemos hacer uso del concepto de una entropía
que se opone a deshacer lo que ya ha ocurrido" 14.
En un trabajo de esta misma época, titulado Un caso de paranoia 4:0Intrario a la teoría psicoanalítica 15, Freud se refiere nuevamente a la inercia psíquica.
28
Concluye ahora
que la inercia psíquica
"no es sino una denominación
distinta,
Entropía
e información
en el proceso
terapéutico
apenas mejor, de aquello que en psicoanálisis
conocemos con el nombre de
fijación".
1.3 b. En el segundo período, Freud establece, con respecto a este tema,
formulaciones
que merecen la calificación de meta psicológicas, como las que ya
había expresado a partir de 1915 con respecto a otros temas. Enfatizó la importancia del punto de vista económico, unido a los puntos de vista topográfico y
dinámico.
Las ideas que expone mantienen cierta coherencia con lo expresado
en el periodo previo. El concepto de entropía psíquica aparece enfocado al
considerar las ccntidcdes
de energías libres y energías ligadas, lo que, desde
el punto de vista clínico, abrió una nueva perspectiva
en la comprensión
de
la evolución de las neurosis traumáticas.
En 1920, en Más aU6 del principio del placer 16, Freud afirma la existencia de una incógnita X que se perfila como el factor entrópico, y que constituye otra manera de referirse a lo ya dicho en escritos anteriores
(1.3 'a).
En relación con este punto, Freud dice que se podrfa pensar en la existencia de
una inercia en la vida orgánica que se manifiesta por la tendencia de ésta a
volver aun estado anterior inorgánico.
En dicho artículo postula la existencia
de un primer instinto (instinto de muerte) que se manifestaría
a lo largo de
todo el ciclo vital, cuya tendencia sería volver hacia lo inanimado,
y que se
exprescrfo como una fuerza antagónica
que se opondrfa a todas las transformaciones y a los progresos que se dan durante la vida.
Según pude entrever, en 1924 Freud 17 realiza, en su trabajo sobre El problema econ6mico del masoquismo,
un nuevo acercamiento
al problema de ese
factor X desconocido,
pero ahora desde otro ángulo.
Considera a la totalidad del aparato
psíquico como un caso especial
de la tendencia a la estabilidad
(Fechner), y 'Ie atribuye una finalidad de anular
la magnitud
de excitación que afluye hacia él, o por lo menos de mantenerla en un nivel poco elevado.
Aceptando
la denominación
de Barbara
LJw, l/ama a esta supuesta tendencia
principio del nirvana.
Provisoriamente
lo identifica con el principio del placer-displacer.
Como todo placer coincidiría
con una disminuci6n
de la excitación existente en lo anímico, considera
el
principio del nirvana, y como consecuencia el principio del placer, al servicio
de los instintos de muerte.
Pero Freud no se conforma con esta simplificación
29
David
30
Liberman
de la teoría, y con toda razón piensa que los hechos no son tan sencillos.
Reeilzc entonces una serie de consideraciones
de las cuales concluye que l/es
indudable
que existen tensiones placenteras
y distensiones displacenteras"
(y
da aquí como ejemplo el "estado de excitación sexual"), y posteriormente
que
"el principio del nirvana expresa la tendencia del instinto de muerte; el principio del placer representa
la aspiración de la libido, y la modificación de este
último principio, el principio de realidad, corresponde a la influencia del mundo
exterior".
Considera también que ninguno de estos principios queda onulodo por
los otros, y que en general coexisten en forma armónica, aunque a veces pueden
surgir conflictos provocados por la diversidad de sus fines.
1.3 c. Finalmente, en el tercer período, Freud tiende a centrar su interés,
con respecto a la entropía, en torno a la forma en que ésta se monlflestc en
el proceso terapéutico.
En el apéndice de su obra Inhibición, síntoma y angustia,
Freucl 18, en
1926, se refiere directamente
al contexto del tratamiento
y establece la exlstencia de cinco clases de resistencias.
Adscribe tres de eNas al Yo: resistencia
de la represión, resistencia de la transferencia
y "ventc]o de la enfermedad".
Sobre la cuarta clase de resistencia, la del Ello, dice que se vincula con
el impulso a la repetición que está másaJlá
del principio del placer, y que no
debe ser confundida
con la resistencia de la transferencia
adscripta
al Yo,
que tiene en común con la anterior el comportamiento
repetitivo, pero en este
caso vinculado con el principio del placer. Mientras que la repetición mgida
por el principio del placer corresponde al Yo y constituye una manera peculiar
de recordar, la repetición que está más allá del principio del placer se opone
a que los procesos inconscientes pasen al sistema preconsciente.
Esta resistencia
es ajena al Yo, y según Freud constituye la forma de resistencia más profundomente arraigada.
En este caso, el Ello ejerce su atracción sobre lo reprimido
y se opone a su ingreso en los estratos profundos del Yo. Al ejercer esto ctrccción sobre lo reprimido, repite y refuerza la repetición de la represión, que se
manifiesta por una nivelación o supresión de tensiones a través de la aniquilación de la fuente de la que dichas tensiones emanan.
Me he extendido sobre
este cuarto tipo de resistencia porque vuelven a manifestarse,
en estos conceptos,
Entropfa
e información
en el proceso
terapéutico
los ideos que Freud fue desarrollando
o lo largo de su obro, referentes a la
entropía psíquica.
Freud denomina a la quinta clase de resistencia, resistencia del Superyó.
Esta última es ajena al punto que estoy tratando, y está relacionada,
en el pensamiento del autor, con otra motivación de la oposición al cambio: la necesidad
de castigo y los sentimientos de culpabilidad.
Los orígenes de esta resistencia,
por lo tanto, son distintos, según la concepción de Freud, de los orígenes de la
resistencia del ENo.
Quizá se aclaren aún más las diferentes raíces de las fuerzas antagónicas
que se oponen al cambio en el proceso terapéutico,
si se considera que, para
Freud, la resistencia del Superyó es un elemento motivador de lo que categorizó
como reacción terapéutica
negativa.
Para aclarar todos estos conceptos, me referiré a su ensayo Recuerdo,
repetición y elaboración 13. Según mi opinión, podemos observar en él que
sus consideraciones
acerca de la repetición en la transferencia,
se relacionan
con sus afirmaciones
sobre la neta influencia del Yo y del principio del placer.
En cambio, cuando formula las consideraciones
acerca del tiempo que necesita
el paciente para "elaborar"
esclarecimientos
que le suministrara
el terapeuta,
se refiere a una tendencia que frena y retarda la asimilación del conocimiento.
Podemos reconocer que esta tendencia corresponde
a ese factor X, que a mi
juicio es el mismo, pero ahora presentado
de manera distinta, que el que apareció en los trabajos anteriores.
Finalmente,
en 1937, en Análisis terminable
e interminable,
Freud 19
vuelve a retomar el tema de la inercia psíquica. Menciona entonces las dificultades que presentan ciertas personas para modificarse o también para conservar
las modificaciones terapéuticas
logradas en el tratamiento psicoanalítico.
1.3 d. Los resultados de esta revisión panorámica
de la obra de Freud
nos permiten entrever que éste procuró reconocer en el proceso terapéutico
un
factor que previamente
había descubierto en relación con el desarrollo psicosexual del individuo: la entropía psíquica.
Si consideramos
lo señalado en el punto 1.3, y especialmente
en 1.3 c,
descubriremos que Freud ha desarrollado,
a lo largo de sus trabajos, un concepto
de entropía según el modelo suministrado
por la segunda
ley de termodiná-
31
David Liberman
mica, en la física. Corrobora nuestra idea la definición que English y E:n!~lish
dan en su diccionario de términos psicoanalíticos 8: "Es la medida del grado
en que la energía psíquica no puede ser transferida
después de hober sido
revestida
o catectizada
en un objeto.
Este empleo [del término] es muy
metafórico, pero mantiene escrupulosamente
una analogía
con el empleo que
se le da en la física".
Sin embargo, las referencias que hizo Freud a la entropía pslqulcc aparecen dispersas a lo largo de su obra y, si bien al final de la misma se hollen
referidas al tratamiento
analítico (1.3 e), nunca integró estas primeras formula.
ciones,
tratadas
desde
vista, topográfico,
ciados
sobre
el punto
dinámico,
la entropía
de vista económico,
estructural
estuvieron
y genético
muy
con los otros
evolutivo.
puntos
de
Por eso sus enun-
lejos de alcanzar
un nivel teórico
meta psicológico.
la falta
de una reconsideración
rrollos ulteriores
de fa teoría,
ésta con la técnica
analítica,
que se hizo muy evidente
adecuada
y especialmente
de este punto con los desa-
en cuanto
trajo como consecuencia
cuando
tuvo que apelar
al concepto
. sus escritos posteriores, en los que Freud se cuestionó
los Ifmites de 'la acción terapéutica
del psicoanálisis.
preguntó
sobre
analista
la importancia
como contribución
de la elaboración
a la evolución
de manifiesto
capacidad
alcances
que la plasticidad
de elaboración
del tratamiento
.32
inciden
de entropí'a
en
y
se
correlcflvo
del
en el proceso terapéutico.
del analizado.
Sin embargo,
de nuestra ciencia, ha puesto
en la situación
analftic:a
en la posibilidad
y su
de mayores
terapéuticos.
El concepto
término
del terapeuta
inconsciente,
conceptual,
sobre las posibilidades
En ningún momento
inconsciente
del paciente
Pensó que los límites terapéuticos sólo dependían
la experiencia,
a través del tiempo de desarrollo
a las correlccíones de
un desnivel
de "inercia
psicoanalítico.
"entropía"
comprometió
o entropía"
psíquica
A esto se añadió
a los conceptos
fue retomado
otra dificultad,
psicoanalíticos
en lel teoría
puesto que el
en controverslos
existentes en otros campos del conocimiento humano, pertenecientes
a la teoría de la información, que, según vimos, utilizaron también
a la física y
este término .
Entropía
e información
en el proceso
terapéutico
1.4 Desarrollos posteriores de las dos acepciones del término "entropía".
Como ya señalamos,
el concepto de entropía fue desarrollado.
posteriormente
por diversos discípulos de Freud y por los representantes
de una escuela de
psicoterapeutas
no psicoanalíticos,
que centraron su punto de mira en la comunicación y la interacción entre paciente y terapeuta.
1.4 a.En
la línea de pensamiento
psicoanalítico,
el concepto de entropía aparece a menudo vinculado con el de instinto de muerte.
Bernfeld y Feitelberg 4, en 1930, en dos articulos publicados en la revista
Imago, realizan una consideración
muy minuciosa sobre las diferentes significaciones que tendría para la teoría psicoanalítico establecer una distinción entre
la "fuerza vegetativa
mortal" y el instinto de muerte. Adscriben al primero de
estos términos la referencia a una fuerza que tendría por función mantener la
estabilidad
según lo establecido en el principio del nirvana.
Según los autores,
éste vendría a ser una expresión pecullor del concepto general del instinto de
muerte, y lo consideran
como una "fuerza vegetativa
mortal", que estaría al
servicio del impulso de autoconservación.
Esta concepción se inspira, sin duda
alguna, en la frase de Freud que dice que "el organismo quiere morir, pero
a su manera" (Más allá del principio del placer). Uno de los planteos que realizan los autores consiste en preguntarse
si podría considerarse
a esta fuerza
vegetativa
mortal, tendiente a mantener la estabilidad,
como un caso especial
del principio entrópico en el acontecer org6nico.
Ostow 28, en 1958, vuelve sobre esto en una contribución destinada
a
esclarecer el concepto de instinto de muerte. Sus consideraciones
lo I/evan a
pensar que lo que Freud llama instinto de muerte, sería la respuesta de los seres
vivos a las exigencias de la segunda ley de la termodin6mica.
Para Saul SI, también en 1958, la entropía de los seres vivos tendería
a aumentar en el curso de la vida. Considera a los organismos como compuestos
por coloides fr6giles, inestables y vulnerables,
en la vastedad del universo inorg6nico. Según este autor, el poder y la tenacidad
con que lucha la materia
viva por su existencia, revelan que existe una fuerza de desorganización.
Alexander afirma 1, por su parte, la importancia
del "principio de economía", que se refiere a la tendencia a lograr, medlcnrs la repetición de conductas adecuadas
en forma cutométlec, un menor consumo de energía.
Pero,
33
David Liberman
en tanto la repetici6n deja de ser adecuada
por el cambio de las condiciones
primitivas en que se daba la conducta, el Yo debe modificar las poutcrs de
adaptaci6n
adquiridas
previamente
y aprender otras nuevas. No obstcnto, debido al "principio de economía" existe una tendencia a conservar las antiguas
pautas de conducta y a resistirse al oprendlac]e
de otras nuevas.
Esta mnnifestaci6n del "principio de economía" sería el "principio de inercia", en la cual se
basan los fenómenos de la fijación, la regresión y la compulsi6n a la repetición.
En una publicaci6n de 1960, Rapaport 80 se refiere a la entropía.
Dice
que las teorías de Freud se basan en cuatro modelos mentales diferentes.
La
concepci6n topogr6fica,
según dicho autor, se basa en el modelo del creo
reflejo; la concepción económic:a, en el modelo de la entropía, la conce·pc:i6n
genética, en el modelo darwiniano,
y la concepción de los niveles de integl'ac:ión
y jerarquización
progresiva, en el modele jacksoniano.
Para los fines de esto
exposición, nos interesa su referencia al aspecto económico de la teorla freudiana, que, según Rapaport, se basa en el modelo de la entropía.
El modelo económico, para este autor, est6 implrcito en el modelo topogr6fico, que incluye la idea de que el curso de la excitación tiene una dirección
definida.
En el modelo econ6mico, una de las motivaciones de la conducto es
la reducción de la tensión psíquica, y se integra con la concepci6n topográfica,
que hace derivar el comportamiento
humano del determinismo
psíquico inconsciente. Según Rapaport, el mérito del modelo econ6mico consiste en que permite
abarcar
un margen muy amplio de fenómenos.
Adem6s, este modelo desempeña un papel muy importante en el pensamiento
de Freud, en el pasaje del
punto de vista topogr6fico al punto de vista estructural, y también es lo base
de las concepciones
din6micas
y adaptativas
de la estructura
de la teorfo
psicoanalítico.
34
la "entropía o inercia psíquica" est6 implícita, según yo lo comprendo,
en las concepciones din6micas, a las que les confiere un car6cter cucntitctlvo
en relación con la magnitud del conflicto, y adem6s es un ingrediente que, para
mi punto de vista, dotaría al "Yo" de un monto de rigidez que se opondrfo a
su capacidad de aprender de la experiencia.
Money-Kyrle 27 ha efectuado un acercamiento al problema tomado desde
otro 6ngulo.
Este autor sostiene que una de las caracterlsticas
de la E·specie
Entropía e información en el proceso terapéutico
humana, que da lugar a que su supervivencia sea mayor, es el hecho de que
en eHa existe una transferencia de conocimientos de los individuos mayores a
los individuos m6s jóvenes de la especie. De tal manera, en la medida en
que los m6s viejos pueden ir reconociendo la pérdida de su capacidad de adquirir y almacenar conocimientos, a la vez que el logro de la capacidad de
transmitir su experiencia a aquellos que los siguen, esta característica constituye
una protección para la especie. La evolución de estos capacidades en el curso
del ciclo vital puede no ser aceptada, en cuyo caso los m6s viejos entrarían en
una competencia peligrosa con los m6s jóvenes.
Esta manera de concebir los hechos se presta bastante a pensar en la
evolución de los dos participantes del proceso analítico desde un nuevo punto
de vista. El analista, por su preparación previa, estaría en las condiciones del
"viejo" que ayudaría al analizado (el joven) a ir ganando m6s y m6s información acerca de sí mismo, ayudado éste por la experiencia de aquél para
traducir el significado de Ics mensajes intercambiados. Si el analista dejase
de comportarse como tal, y suministrase él información acerca de sí mismo,
pasaría a ocupar el papel del "viejo" que pone en peligro la subsistencia del
m6s joven al no aceptar su papel y su función en la red comunicativa establecida. En tal caso, entrada en esa competencia peligrosa de la que habla
Money-Kyrle. Sin embargo, este autor no aplica, como aca'bo de hacerlo, estas
ideas al proceso terapéutico.
/.4 b. Por su parte, Szasz, en 1955, publicó un trabajo titulado "Entropía, organización y el problema de la economía de las relaciones humanas" 82.
Allí señala que en las relaciones humanas hay que preguntarse Ic:onstantemente "¿quién obtiene qué de quién?" y "¿quién da qué a quién?". Refiriéndose al problema del crecimiento humano, puntuaHza la importancia de
la figura de los padres como dadores y de la figura del niño como receptor
de amor e información, y extiende estas consideraciones a la relación entre
maestros y alumnos y entre analistas y analizados. Su trabajo señala adem6s
que el concepto de entropía en nuestra ciencia debe librarse de la noción tomada
de la física, y quedar vinculado mejor con ,la del "método epercclcncl" del
psicoan6lisis.
Considera Szas% que el concepto de entropía no es aplicable a los pro-
35
David Liberman
cesos psíquicos, debido al hecho de que en ningún tipo de interacción humane
una persona gana información a costa de otro, sin que ésta, a su vez, gcme
también en información.
Pone como ejemplo el caso del maestro que aprende
cuando debe informarse para preparar las clases que da a sus clumnos.
OCldo
que la interacción ·humana no constituye un circuito cerrado de información, la
ley de entropía no sería aplicable a estas relaciones.
Esto es exacto, pero a
mi juicio hay uno excepción: el diálogo entre paciente y terapeuta,
ya que el
interlocutor aflalítico no puede compararse a otro tipo de interlocutor en reloclén
humana distinta. Aquí existe el peligro de que se establezca el circuito cerrndc
si decrece el monto de elaboración que el terapeuta aporta al analizado.
36
Bateson 3 se acercó, desde el campo de investigación de la comunicación
humana, al problema de la entropía.
Su concepción del término coincide con
la de los teóricos de la lnformcelén,
y en especial con la de Wiener 34.' Piara
poder comprender
la significación de los términos información y antropíe me
remitiré a un concepto al cual he hecho mención en otra oportunidad 23,21. Se
trata del término "codificación",
cuyo origen procede de la teoda de la 'información, y que consiste en un procedimiento
por el cual un grupo de hechos es
referido a otro grupo de hechos, con lo cual se realiza una transposición de una
forma de lenguaje a otra forma de lenguaje.
Según Bcteson, "hasta el momento se desconocen los principios con los
cuales el cerebro o el pensamiento
humano codifica la información,
pero, considerando las características
externas de los seres humanos y lo que nos dicen
los ingenieros en comunicación,' hay ciertas generalidades
que resultan evidentes" 8. Todo ser humano representa dentro de sl objetos, acontecimientos
exterlores, de tal manera que existe una relación sistemático entre lo interno y lo
externo, la cual da utilidad a ICl información recibida.
los ingenieros en comunicación designan con el nombre de "ruido" a los aspectos no sistemáticos de la
comunicación cuando se refieren a los elementos fortuitos que impiden descifrar
los mensajes transmitidos
por medio de máquinas.
, Bateson sostiene que en toda codificación ocurren profundas modificaciones; de allí que el 'sentido exacto de la palabra codificación sea transformación. Así, por ejemplo, ocurre que las relaciones espaciales del mundo exterior
están representadas
en el proceso del pensar por medio de relaciones ternpo-
Entropía
e informaci6n
en el proceso
terapéutico
roles: cuando el ojo mira un objeto, convierte la forma del objeto en una
secuencia de impulsos temporales que se dan en el nervio 6ptico. En otros casos,
como la memoria de los sucesos pasados, las secuencias temporales
se representan (codifican) en la mente humana
en forma de relaciones espaciales.
A partir de las variantes descubiertas por los ingenieros en comunicaci6n,
Bateson-describe
tres tipos distintos de codificaci6n.
El primero es la codificación
"digital", que corresponde al de una máquina que "piensa" en términos aritméticos. Para que estas máquinas puedan operar, es necesario que una persona
las alimente codificando los problemas por resolver y los elementos de la realidad en los términos aritméticos adecuados.
El segundo tipo es la codificaci6n "anaI6gica",
que corresponde
al de
ciertas máquinas
de calcular donde los sucesos externos acerca de los cuales
están pensando,
se hallan representados
dentro de ellas mediante un modelo
reconocible
Los cambios del sistema exterior pueden ser representados
por
cambios en el modelo interno, y así ser observables.
El tercer tipo es la codificaci6n "gestáltica",
correspondiente
a máquinas
que pueden identificar las relaciones entre los objetos y los hechos del mundo
externo, y clasificar los grupos de tales hechos según ciertas categorías formales.
Siguiendo a Wiener 84, Bateson relaciona "información"
con "entropía
negativa", y señala la importancia de los ruidos que, al interferir en la decodificación adecuada,
perjudlcon la transmisión o la comprensión
del mensaje y
-aumentan
por lo tanto la entropía.
Sus consideraciones
han sido aplicadas
a
la relación que se da entre el paciente y el terapeuta,
durante las entrevistas
psiquiátricas
y las psicoterapias.
*.
1.5 Qué tipo de entropía se da en el proceso terapéutico.
Como se habrá
observado,
la mayoría de los psicoanalistas
pcsfreudlcnos
continúan utilizando
el término "entropfa" según la concepción que aparece en Freud, es decir, de
acuerdo con el enunciado de la segunda ley de la termodinámica,
en la fisica.
Sin embargo, Money-Kyrle alude, al hablar de entropía, a la relación bipersonal
entre "viejos" y "jóvenes".
Si recordamos con detalle lo escrito por Freud (1.3 b)
*
Por ejernple, los mecanismos que utilizan las escuelas para preparar pilotos de aviaci6n, y que
reproducen en un tablero las respuestas del fuluropiloto que tendría en la aeronave en pleno vuelo.
37
David
Liberman
acerca de que "es indudable
que existen tensiones placenteras
y distensiones
displccentercs
lI(y da aquí como ejemplo el "estado de excitación sexual"} 17,
considerando que en el coito ocurren sucesivos intercambios de mensajes verbales,
musculares y vegetativos,
podemos adjudicar al concepto de entropía PSÍl:IlJ1ica
la segunda acepción, es decir, la de la teoría de la información.
El apareamiento
sexual y el proceso terapéutico
pueden equipararse
debido a que dos redes
intrapersonales
de comunicación establecen entre ellas una tercer red, dEl tipo
interpersonal.En
este caso el mismo ejemplo de Freud nos lleva a desechar la
acepción del término "entroplc" de acuerdo a la segunda ley de termodin6mica,
puesto que ella solamente es adecuada para ser aplicada a un individuo clsledo
de otro. Entre los psicoanalistas,
uno de ellos (Szasz), sin embargo, utilizó 4~1término en forma explícita según la concepción que se le da en la teoría de la información, tal como lo entiende Wiener.
Ahora bien, esto supone la posibilidad de una segunda versión del término entropía aplicada estrictamente
al proceso terapéutico,
versión que diferiría de la de Freud y la mayoría de sus sucesores en este sentido. Lo cU4l1nos
lleva a plantear cu61 de las dos acepciones del término entropía corresponde
con precisión a este aspecto del punto de vista económico dentro de la estructure
de la teerle analítica, pero tomando en cuenta los hechos que ocurren en el
proceso terapéutico.
38
1.6. La entropía según la concepci6n de la teoría de la informacli6n en'
el proceso terapéutico.
Para aclarar el problema y la solución que postule,
permítaseme
una analogía.
Cuando un paciente se encuentra en estado de caos en su red eomunicativa intrapersonal
(que he equiparado
en otras oportunidades
a' las interrelaciones entre las tres instancias psíquicas), se lo puede homologar al dado,
que, en relación con la moneda, depende
m6s del azar (en este caso, por
ejemplo, el Yo del paciente expuesto al determinismo
inconsciente frentEI el los
estímulos externos que provocan en él respuestas
inadecuadas
e inesperadas
para sí mismo, cuando se trata de una neurosis sintom6tica, o para los dem6s,
cuando se trata de una neurosis de car6cter). Siguiendo con este símil, podríamos afirmar que en el sistema bipersonal entre paciente y terapeuta, helléndose
Entropra e informaci6n en el proceso terapéutico
el primero en estado de caos y el segundo con un insight óptimo que le
permite comprender la totalidad, una vez que ha elaborado la identificación
proyectiva masiva de que ha sido objeto por parte del analizado, el analista
se encuentra en la condición de la moneda, que posee menos azar o entropfa
y mós información del paciente que el mismo paciente.
Si en estas condiciones el terapeuta formula la interpretación acertada,
tal como ocurre de tanto en tanto en la 'práctica, el paciente tiene un súbito
esclarecimiento y responde por ejemplo: "esto no se me había ocurrido •..
ahora lo comprendo todo". ¿Qué es lo que ha pasado? la incorporación de
la información del terapeuta en el paciente ha producido en éste un pasaje
del caos al orden, de la incertidumbre al conocimiento. Ha ganado información
y la entropía de su red intrapersonal ha disminuido.
Esta analogía que me he permitido utilizar, nos lleva a deducir que la
aplicación analógica de la segunda ley de la termodinómica al psicoanálisis,
sólo sería válida para una psicología unipersonal, pero que de ninguna manera
se adapta a la naturaleza del diálogo bipersonal y asimétrico del proceso
terapéutico psicoanaHtico. Se podrfa concluir que en el proceso terapéutico
encontramos, pues, tres redes comunicativas: dos de ellas intrapersonales (la
del analizado y la del analista) y una red comunicativa interpersonal, que pertenece al contexto del diálogo psicoanaHtico que se establece durante la sesión
entre terapeuta y paciente. El aumento o la disminución de la entropía correspondería, entonces, al aumento o la disminución que el sistema intrapersonal
del paciente experimenta cada vez que pierde o gana i~formación acerca de
sus procesos inconscientes. 'Esta entropía debe ser considerada, en el proceso
terapéutico, siempre según la acepción de la teoría de la información, porque
se da en una red comunicacional (generalmente la red comunicacional intrapersonal del paciente), en conexión con otras dos redes comunicacionales (la intrapersonal del terapeuta y la interpersonal de la relación paciente-analista).
El analizado, en última instancia, siempre estó transmitiendo al terapeuta
información acerca de sr mismo, hable de lo que hable; el terapeuta, en sus
interpretaciones, también transmite información acerca del paciente mismo.
Quizá en el futuro podamos detectar tipos de estructuras informacionales, lo que nos 'permitirá arribar a una cuantificación del proceso terapéutico;
39
David Liberman
en este caso, la unidad de información corresponder6
al logon y no al bit, que es
/0 unidad de información útilizada hasta la fecha. El logon 6, como unidad de
información estructural,
podría quizá equipararse
a la codificación gest6ltica,
puesto que ella est6 compuesta por gestalten, que yo a mi vez he equiparado
a la representación
simbólica que coordinaría
las representaciones
fonéticcs o
acústicas (bit), las pl6sticas o visuales y las representaciones
de órgano cm el
aparato psíquico 24.
Según ya lo he dicho, el trabajo de Szasz (1.5 e) considera también al
proceso terapéutico
como una sucesión de acontecimientos
que ocurren en un
-conjunto de redes de comunicación por donde circulan "mensajes".
Sin emborqo,
mi posición en cuanto a la entropía es totalmente opuesta con respecto a la suyo.
Como ya vimos, Szasz opina que la entropía no se puede establecer en los
procesos psíquicos del tratamiento
terapéutico,
ya que lo considera, como al
resto de los procesos comunicativos
humanos, como un circuito abierto, donde
tanto analista como analizado ganan información. Por mi parte, creo que esto, si
bien es cierto para todo tipo de intercambio
humano, no es v6lido para el
diálogo que se establece en la relccién analítica.
Como ya he dicho, este ditllc)go
es asimétrico.
El analizado es a lo vez fuente y destinatario de la informución.
La fuente de lo información es "lo inconsciente" del analizado; las otros partes
de él mismo son destinatarias
de les mensajes que provienen de lo inconsciente.
El terapeuta, si es que está realizando terapiapsicoanalítica,
lo único que oporto
estrictamente
al circuito comunicativo, debido a su capacidad de eleborcr, es un
cambio de código que introduce entre los mensajes del paciente, lo que permite
que el analizado, al hacer consciente lo inconsciente, adquiera mayor informeción Y organización
en su aparato psíquico (concebido como una red por donde
pueden circular mensajes) con un menor número de interferencias.
40
La experiencia personal que obtiene el terapeuta
cuando se desempeña
adecuadamente,
no tiene las mismos características
que -la que va a obtener el
an-alizado.
Mientras éste es objeto de reparación,
el analista lo que hoce es
utilizar lo que est6 reparado en él poro reparar al paciente. A diferencia de la
relación alumno-maestro,
esta relación, desde la perspectiva del analizado, debe
ser un circuito cerrado 01 cual el analista tiene que adaptarse paro no interferlr la
evolución del paciente en -el tratamiento
analítico.
Esta situación hace que el
Entropía e información en el proceso terapéutico
diálogo analítico se convierta en un circuito comunicativo
con muchas probabilidades de que ocurra un aumento de la entropía en detrimento del monto de
información intercambiada.
Esto se observa en tratamientos
analíticos en los
que el sentido del proceso se ha invertido; el analizado utiliza la situación analítica y las interpretaciones
corno estímulos que motivan a las defensas patogénicas y también como una ratificación de sus fantasías patológicas de curación.
Bateson también ha desarrollado
ideas que parten de la misma' acepción
que le da Szasz al término entropía. Sin embargo, Bateson admite la existencic
de una mayor o menor' entropía en las relaciones humanas, aunque su esfera
de preocupaciones
esté muy alejada de la del estudio del proceso terapéutico.
Retomando estas ideas de Bateson y "codificándolas"
al sistema psicoanalítico,
se podrían señalar las equivalencias
de las nomenclaturas
de estas formas de
concebir la comunicación, con los términos de nuestra ciencia.
Para la "codificación digital", se trataría de las "representaciones
verbales preconscientes".
Para la "codificación analógica",
se trataría de las "representaciones plásticas de imágenes preconscientes e inconscientes".
Para la "codificación 'gestáltica", se trataría de las "representaciones
simbólicas inconsCientes".
Solamente cuando el paciente ha alcanzado un nivel de regresión transferencial útil, la verbalización
contiene el grado máximo de información acerca
de "lo inconsciente", y el analista puede confiar en esos momentos en lo qué
el paciente refiere, tomándolo
en forma textual.
Entonces el paciente puede
transmitir por medio del lenguaje verbal (codificación digital) los resultados de
su proceso del pensar 'acerca de las experiencias
emocionales que se despiertan
en él (codificación 'analógica) en los diferentes momentos de la situación analítica. Los cambios del significado con que va revistiendo la situación analítica,
hacen que la misma adquiera diferentes sentidos simbólicos (codificación gest61tica). Esta coordinación entre los tres tipos de codificación se da muy de tanto
en tanto y corresponde
a lo que en sentido estricto denominamos
en psicoanálisis "asociaciones
libres". A esto se llega en tanto el paciente ha transpuesto
el umbral de la posición depresiva, una de cuyas manifestaciones
es la organización del pensar como instrumento integrador de experiencias que pueden llegar
a ser comunicadas
a otra persona mediante el lenguaje verbal.
En esos momentos el paciente aporta el máximo de información acerca de 1110 inconsciente"
41
David Liberman
y ofrece al receptor (el terapeuta)
las mejores posibilidades
para decodifkar
la
información emitida y responder por medio de una interpretación,
que en esencle
es la misma que involuntariamente
ha expresado el paciente, pero emitida por
el analista en un código verbal que le permite al analizado pensar acerca de
lo que se ha dicho, acerca de lo que él ha dicho, desde otra perspectiva.
Para
cada nivel de regresión transferencial
existe, según he referido en un trabajo
anterior 24, un tipo especifico de formulación de la interpretación;
en les con-
42
diciones descriptas más arriba ("asociaciones libres"), el sistema de comunic:ación
de la situación analítica mantiene un óptimo de organización
(información} y un
mínimo de entropía.
Pero esto no es lo habitual.
El paciente, debido CI la
ansiedad y a las defensas que se reactivan en la sesión, pierde constonternente
su capacidad de pensar en lo que siente y de decir lo que piensa.
El lenguaje verbal, a medida que el nivel de regresión patológica es'
mayor, pierde su condición de instrumento y pasa a convertirse en un meecnlsmo
de defensa que tiende hacia la desorganización
(aumento de entropici) del
intercambio
de información en el diálogo analrtico.
Cada vez que el terapeuta no logra cambiar su forma de escuchar (codificar) y observar al analizado ele acuerdo con el nivel al que éste ha regrElscldo,
se ve amenazado
de deterioro tanto en su capacidad analftica durante le sesión,
cuanto en la posibilidad de elaboración
inconsciente fuera de la sesión.
El significado simbólico de la situación analítica se altera desde la perspectiva del analizado
de manera tal que, por ejemplo, para el histérico el
analista es un espectador que se deleita con los relatos; para el fóbico, es una
persona deseada y temida, ante quien hay que 'poner distancia para evitar la
angustia, etcétera.
Este cambio del significado simbólico transforma
el USOI de
los símbolos (codificación gestáltica) aumentando
la entropía.
El "ruido" depende del grado de desintegración
del paciente y oumentc
la entropía, puesto que el terapeuta
se halla expuesto a un estado de incertidumbre para decodificar los mensajes y suministrar la interpretación
ecertcdc.
Pero la entropía también depende del grado de elasticidad del Yo del terapeuta,
que merced a cambios sucesivos de enfoques, logra, en un momento dedo, una
empotra con el analizado, en cuyo caso lo que es "ruido" desde un enfoque de
observación del material, es "información" desde otro enfoque.
Las eltercclones
Entropía
e información
en el proceso
terapéutico
en el encuadre de la situaci6n analítica introducen nuevos estfmulos en el sistema
de comunicación establecido, provocan 'un incremento de la entropía de dicho
sistema, y actúan como "ruido" en tanto no son asimilados por el paciente y el
terapeuta para convertirse de esta manera en "información".
Por su parte, Verén y colaboradores 33 se han acercado al problema
de las perturbaciones en la comunicación durante la entrevista psiquiótrica, desde
el punto de vista de la sociología y lo psicología social. Inicialmente, han logrado establecer correlaciones entre cierto tipo de perturbaciones
lingürsticas,
y ciertas estructuras neur6ticas. Si bien el trabajo de estos autores no considera
estrictamente la entropía que se da en el proceso terapéutico, toma en cuenta
el hecho de que los "ruidos" (las perturbaciones)
son al mismo tiempo una
forma de comunicaci6n a partir de la cual pueden extraerse conclusiones sobre
los pacientes.
1.7 Cómo superar la entropía en el proceso terapéutico.
En el proceso
terapéutico, según vemos, existe una serie de contingencias que constituyen
riesgos que atentan contra la meta hacia la cual éste tiende. Por ello, el tratamiento psicoanalítico puede convertirse en un agente nocivo que contribuye a
empeorar el estado patol6gico que el paciente trae consigo cuando concurre
a analizarse. La meta terapéutica,
entonces, se desvanece.
Todo lo expuesto hasta ahora constituye un intento de clarificar, utilizando algunos de los criterios de la ciencia moderna, parte de esas contingencias
que atentan contra la meta terapéutica del tratamiento psicoanalítico: la entropía
psíquica, considerada de acuerdo con la concepci6n de la teoría de la información (1.2 b).
En la próctica psicoanalítico, nuestros desconocimientos
nos someten a
veces a vivencias de "azar" y de "casualidad".
Precisamente, la antftesis "azar"
y "casualidad"
versus "certeza" y "causalidades"
en el proceso analítico, corresponde a los conceptos de la relación inversa existente entre entroplc e informaci6n, según el estado de azar o certeza en una red de comunicaci6n.
Como ya hemos visto también, el proceso terapéutico tiene una dirección:
hacer que en la red comunicacional intrapersonal del paciente haya un aumento
de información, por la incorporaci6n de los mensajes que le llegan del diólogo
43
David Liberman
analítico que establece con el terapeuta (la elaboración de las situaciones trunsferenciales).
Una parte de dichos mensajes proviene de la elaboración
de la
contratransferencia
del terapeuta
puesta al servicio del incremento de informoción en la red intrapersonal
del paciente.
En última instancia, esto es It)que
Freud ha señalado: el tratamiento
psicoanalítico
tiene por objeto lograr C¡UI" el
paciente haga consciente lo ine:onsciente. Pero esta reformulación
con respecto
al concepto de entropía se hace necesaria, porque describe y explica con mayor
precisión los medios y los fines del tratamiento
analítico.
Ahora bien, el grado de eficiencia del terapeutq y de buena dlspcsicién
para la curación del paciente, o bien el caso opuesto límite: el grado de impericia
del terapeuta y de enfermedad
del paciente, corresponden
a las prcbobllldodes
extremas de obtener o no un incremento de información,
y por lo tanto un
decrecimiento
de la entropía,
es decir, de superar o no la inercia pslqulcc.
Oucndo las circunstancias
son favorables,
el terapeuta
aporta con su
propia elaboración a la información del paciente. Pero siempre se corre el riesgo,
p.orque la terapia es prolongada,
de que se creen estereotipos de manera teil que
se establezca un círculo vicioso que en forma solapada y continua esté mirlando
I.a evolución del proceso terapéutico.
Por lo demás, a mi juicio la entropía surge
inevitablemente
cuando se trabaja en forma prolongada
con pacientes muy
graves,y
con escaso tiempo para elaborar inconscientemente
fuera de la sesión
los influjos recibidos durante
los momentos de trabajo con los analizados.
Con el aumento de entropía,
el tratamientopsicoanalrtico
se vuelve
iatrogénico. El monto de rigidez del paciente (la compulsión a la repetición ~;e'gún
el principio del nirvana) no sólo impide al terapeuta
sobrevivir como tal en el
sistema, sino que además lo deteriora hasta el punto de invertir el sentido del
proceso terapéutico,
en cuyo e:aso el analizado
no sólo no mejora sino 'que
incluso empeora.
De esta experiencia el propio terapeuta sale dañado, porque
por influencia del paciente su capacidad
de reparación
ha sido serlomente
perjudicada.
44
. Esto nos lleva, finalmente, al planteo del problema: ¿cómo superar, pues,
la entropía que amenaza el proceso terapéutico, para preservar el hecho de que
el paciente pueda ganar información sobre su propio inconsciente?
Entropía
e información
11.- Un acercamiento
a la cuantificación.
predicciones del proceso terapéutico
Evaluación
en el proceso
terapéutico
de les. resultados
_y las
11.1 Dos modos de investigar en psicoanálisis.
Yo pienso que en psicoanálisis existen dos formas de investigaci6n.
La más usual es la que se da
durante la sesión, y consiste predominantemente
en el estudio del inconsciente
del paciente, que aparece como el objeto de investigaci6n.
El segundo método
fue indicado ya en 1.1, cuando señalé que fuera de la sesión el terapeuta
elabora de alguna forma, consciente o inconscientemente,
-las situaciones y los
conflictos planteados
durante el proceso terapéutico.
Lo que yo propongo es
una utilización constante y relativamente
rigurosa de este segundo método de
estudio como parte del proceso terapéutico,
con el fin de alcanzar los objetivos
del tratamiento
psicoanalítico:
hacer ganar información
al paciente sobre -su
propio inconsciente.
Para llevar a cabo este segundo método, considero que
hay que tomar como objeto de estudio la comunicación en ,la situación analítica
durante diferentes segmentos del proceso terapéutico.
11.2 _La comunicación
en la situación analítica como objeto, de investigación. Si elegimos algún indicio determinado
que sirva como punto de referencia para realizar estudios comparativos
de diversos momentos del proceso
analítico,
podemos llegara
establecer
proposiciones
generales
que nos permiten evaluar los resultados terapéuticos
del tratamiento
y también formular
predicciones.
Para llevar esto a la práctica, he tomado -como objeto de investigaci6n
determinados
fragmentos
del proceso terapéutico- en los que aparecen- incluidos
indicios acerca de lo que ocurre dentro de cada uno de los participantes
y-entre
ellos. La aplicación del modelo de retroalimentación
procedente de la cibernética, y del modelo de la teoría de la información, se adecua a la naturaleza
de
la 'evolución del diálogo analítico en el proceso terapéutico.
En esta comunicaci6n continúo con una nueva línea de investigación en
psicoanálisis, que inicié hace varios años y que fui desarrollando
más tarde con
diferentes grupos de colaboradores.
La innovación consistió en tomar, además
de nuestro objeto habitual de indagación
(lo inconsciente del analizado durante
las sesiones), otro objeto de investigación:
diferentes
momentos de sesiones
David
Liberman
anaHticas elegidas de acuerdo con un plan previo según lo que se desee
investigar.
Estos momentos de diferentes
sesiones analíticas,
una vez eleg'id4ls y
comparados
entre sí, se registran y evalúan, y así permiten detectar y predecir
los diferentes cambios en el paciente, entre paciente y terapeuta
y en el terapeuta.
El método resulta particularmente
fructífero cuando se lo empina con
pacientes que ya llevan varios años de tratamiento.
Esta forma de investlqcclén
nos capacita para ampliar nuestros conocimientos sobre teoría de las neurosis,
transferencia
y técnica, con datos inferidos directamente
del proceso cnelltlcc.
Este método constituye, en última instancia, una elaboración del analista fuera
de la hora de sesión con el paciente, y los hallazgos señalados amplían 01 terapeuta sus posibilidades
para captar lo inconsciente del analizado
y reclizor
ajustes en su técnica interpretativa.
Especialmente, tal método permite detector,
en algunos de sus detalles, elementos de utilidad para la ubicación del punto de
la red comunicativa
donde se origina una perturbación
en la comunicad6n,
y
signos que nos posibilitan comprender' cómo se produce dicha perturbación.
Además, permite conocer dónde y cómo surge la solución a esta perturbación.
A 'partir de este momento designaré este método con el nombre do "evaluación de los resultados y las predicciones del proceso terapéutico".
46
11.3 Algunos antecedentes
de este método. Por supuesto, este rnétodo
no fue algo que surgió en forma repentina.
Parte de diferentes trabajos que
he venido realizando
desde 1955, a veces con colaboradores
y a veces solo.
Posteriormente,
he leído en un trabajo de Rapaport y en otro de Ezriel, algunas
ideas sobre la posibilidad de cuantificar en psicoanálisis y de hacer de la sesión
una situación experimental,
ideas que en cierto modo confirman
mis pensamientos.
11.3 a. Comienza Rapaport so a por discutir la posibilidad
de cuantificación en psicoanálisis, considerando
para ello el punto de vista econórnko, y
tres tipos de energía: energía ligada, energía libre y energía neutralizada.
Finalmente discute la posibilidad de cuantificar a partir de una teorla (cuantificación dimensional),
y la considera como algo mucho más hipotético, crunque
procura llevarla a cabo según los postulados de la teoría del campo y según
Entrop'a e informaci6n en el preeese terapéutico
las variables de Tollman. Señala, sin embargo, que habría que "partir con el
análisis de la literatura experlmenrcl
perteneciente
a las proposiciones freudianas". Como se observa, este autor no utiliza la cuantificación
como método de
estudio sobre algunos segmentos del proceso analítico.
Ezriel 9 ha postulado la importancia
de considerar a la sesión analftic:a
en sí misma como una situac:ión experimental.
Para ello toma a la transferencia
como la fuerza impulsora
de las conductas
del pac:iente durante
la sesión.
Señala que es posible postular la explicación de la dinámica de estas conductas
en forma de hipótesis que pueden ser probadas,
validadas
o rechazadas
como
falsas según el comportamiento
del pac:iente durante 'la sesión.
11.3 b. Por mi parte, en un trabajo escrito en 1955, "Identificación
proyec:tiva y conflicto matrimonial" 21, para investigar el grado en que el conflicto
matrimonial
se da en la transferencia
(equivalente,
por lo tanto, al grado de
entropla del proceso terapéutico),
utilicé como indicio el número de veces que
el paciente repite un estereotipo
("¿Quién tiene razón?"; "El análisis lo está
echando a perder") en sus intervenciones,
y reitera osi una misma situación,
especialmente
en las sesiones de los lunes.
Ese mismo año, en "Autismo transferencia/.
Narcisismo.
El mito de Eco
y Narc:iso", volví sobre el problema desde otro ángulo: cómo superar la entropía
en los casos de autismo transferencia l. Señalé cómo la respuesta indica el punto
de incidencia de la interpretación
(la respuesta,
entonces, sería el indic:io en
esta oportunidad).
Si la respuesta es puramente
intelectual porque no logra
movilizar ningún afecto, la interpretac:i6n ha inc:idido fuera del "muro".
Si la
respuesta contiene una violencia prcpcrclonol
al impacto hecho por la interpretaci6n, ésta ya ha incidido en el "muro". Si la respuesta es el desencadenamiento de una situac:i6n ca6tica o de fascinaci6n producto de un malentendido
por parte del paciente, ésta es señal de que la interpretac:ión ha sobrepasado
el "muro". Como soluci6n para superar la entropía impllclta en estas emergencias, propuse la "interpretación
correlativa entre relato y repetición", enfocando
todas las manifestaciones
verbeles y no verbales de estos pacientes como equivalentes de la acción que en circuito cerrado ejerce su verbalizaci6n
sobre ellos
mismos 22.
.
Posteriormente,
en 1960, con un grupo
de colaboradores
estudiamos
las
47
David Liberman
contingencias
que se presentaban
en la situación analítica
investigando
los
significados
inconscientes
del intercambio
entre "tiempo" y "dinero" qUE: se
establece en el contrato analítico 10. Los indicios para la evaluación
de los
conflictos investigados, fueron en este caso la 'confusión entre el analista como
padre real y el analista como padre virtual, con el consecuente acting el' la
sesión; la alusión a. manejos sintomáticos con relojes y con el personal de servicio de las casas de los pacientes; las actuaciones tales como la adquisición de
objetos inútiles, la pérdida de dinero, la ayuda monetaria a gente que no la
necesita; los relatos de sueños con taxímetros.
Estos indicios permitieron evaluar el grado de entropía de la relación
establecida en el proceso terapéutico, y procurar su superación
Mi libro sobre La comunicación en terapéutica psicoanalitica 28 me sirvió
como punto de partida para ulteriores trabajos realizados en colaboración 2, 10, G.
En dichos trabajos los términos entropía e información fueron mencionados
en
forma explícito en relación con la posibilidad de evaluar la proporción entre el
monto de organización
(información)
y de desorden (entropía),
haciendo un
estudio comparativo
en cada una de las estructuras que se van sucediendo en
el acontecer del proceso terapéutico.
Utilizando este procedimiento,
he realizado una serie de observadones,
algunas de ellas con mis colaboradores.
A titulo informativo deseo mencionar
las siguientes: "Criterio de adecuación de la interpretación y el nivel de regresión
transferencial"
24, "Perturbaciones
de la comunicación y neurosis de contrcrtrcns~erencia" 5, "Ruptura del bloqueo emocional e incremento de información en la
situación analítica" 2, "Intercambio
de información en la situación analrtica"ll.
*.
En el último Congreso Psicoanalítico Internacional, en mi trabajo titulado
"Criterio para interpretar en pacientes con rasgos obsesivos" 26, volví a utilizar
este método. Consideré como indicio la forma de incorporación de la lnrerpretación, lo que me permitió detectar cómo influye el cambio de los mecanismos
de defensa en dicha incorporación
de la interpretación
y además elaborar criterios ccerco del modo y del momento de interpretar.
En 1964, en ocasión del 9'" Simposio y 19 Congreso Interno de la A.P.A.,
48
*
El tema tlempe-dlnere
se da Con mucha frecuencia
lntreduee una variación en el contrato anaUtico.
en nuestro
país por la inflación
monetcrle
.
que
Entropía
e informaci6n
en el proceso
terapéutico
vclví a retomar
el tema de la identificación
proyectiva, que fue mi punto de
partida en el primero de los trabajos mencionados 21. En esta oportunidad
me
ocupé de la identificación proyectiva en las psicopatías, motivada por la perturbación en el sistema de comunicación
intrapersonal,
loca'¡¡zada en la falta de
desarrollo o en la exclusión del proceso del pensar como acción de ensayo 25.
Como mientras tanto Le6n Grinberg se habla estado ocupando de la lnvesrigaci6n de la identificaci6n
proyectiva, resolvimos presentar
una comunicaci6n
conjunta sobre las características
diferenciales
de la modalidad
anal expulsivo
en la transferencia
psicopática.
En esta comunicación pudimos poner de manifiesto cómo las características
de la identificación proyectiva del psicópata desorganizan los límites de las redes de comunicación y cómo se desorganiza
también
la circulaci6n de los mensajes, con lo que se provoca un elevado monto de
incertidumbre contratransferencial,
que constituye precisamente
uno de los ejemplos más típicos de entropfe positiva. El indicio utilizado en esta ocasión para
evaluar los resultados y las predicciones en la investigación, fue el grado de desorganización
del proceso del pensar vivido en la contrctrensferenclc
20.
11.4 El par antitético Eros-T6natos y la entropía en el proceso terapéutico.
En una mesa redonda sobre "La teoría de los instintos" realizada en la A.P.A. y
publicada en la Revista de Psicoanálisis *, expuse la manera como se podrlan
establecer proposiciones
generales
emergentes
de la observación
del diálogo
analftico.
En esa ocasión apliqué el modelo de retroalimentación
para eoneeptualizar el monto del par antitético denominado
Eros- Tánatos.
Considero en
este momento muy oportuno volver sobre algunos pasajes de mi intervención,
en los que prácticamente
están esbozadas
mis ideas acerca de este punto.
Eros y Tánatos pueden ser objetivados
al comparar
las mutaciones de
los sistemas y funciones de comunicación durante los oscilaciones del proceso
transferencial-contratransferencial.
Los cambios que se operan en el lenguaje
y codificaci6n o bien tienden hacia la gratificación
o bien hacia la frustración
según el predominio
de uno u otro miembro del par antitético.
Esto incluye
también lo consideración
de la cantidad y calidad de los mensajes metacomunicativos explícitos o implícitos en el material del paciente y en las interpretadones del analista.
*
Tomo XX, 1963, págs.
155·161.
49
David Liberman
Pero lo que constituye la piedra angular para conceptualizar la objetivación del par antitético Eros-Tánafos partiendo de nuestra metodología basada
en la teoría de la transferencia,
reside en la observación del funcionamiento
de la retroalimentación
negativa o positiva, en la observación de la calidad de
las respuestas del analizado a las interpretaciones
exactas e inexactas tcl.talles
y parciales, y en la observación de la cantidad y la calidad de las interFlrEttaciones que suministra el terapeuta según el grado de profundidad del maólelrial
que transmite el paciente.
En otros términos, cuando predomina la transferencia
positiva inconsciente desexualizada,
el analizado cuida a quien lo cuida, retroalimentanclo en
forma negativa (regulación) los sistemas de comunicación establecidos: el analizado responde a las interpretaciones
exactas con respuestas que evidencian
un incremento de su integración; si la interpretación es parcialmente exoctc el
analizado emite una respuesta en la que inconscientemente
suministra clerto
cantidad de información que, estudiada a fondo, no es otra cosa que la perte
de la interpretación que faltó en la intervención del terapeuta.
A esta forma
de responder la consideramos como retroalimentación
negativa o requkiclén,
que permite preservar la continuidad y la estabilidad de la situación analítica.
Frente a las interpretaciones
inexactas totales o parciales, el analizado emite
respuestas destinadas a que el terapeuta efectúe cambios en los enfoques interpretativos también con la finalidad de preservar la continuidad y la estabilidad,
amenazadas
en este último caso por la distorsión en la empatra del terapeuta
(neurosis de contra transferencia).
Inversamente, cuando la situación transferencial se desarrolla sobre un
fondo inconsciente negativo, el analizado abandona o busca destruir la capacidad operativa del terapeuta (por ejemplo, en el caso de la envidia), omitiendo
las respuestas a las interpretaciones exactas y totales, no completando las interpretaciones parcialmente exactas y estableciendo, en cambio, frente a las interpretaciones total o porclelmente inexactas, una relación objetal con mecanismos
maníacos, para extraviar así al terapeuta (embalaje, retroalimentación
posltlvo)
y destruir el vínculo comunicativo establecido hasta ese momento.
Este fenómeno es una contingencia inevitable que irrumpe y aniquila el
grado de organización del sistema de comunicación establecido entre peciente
y analista; se pierde así la dependencia terapéutica del analizado.
En cambio,
cuando ésta se conserva, el analizado mantiene un grado de equilibrio lnestoble
que permite tolerar la frustración, el conflicto y la ansiedad en un nivel óptimo.
50
Como el tratamiento
es del y para el paciente, y se realiza por el padante,
Entropía
e información
en el proceso
terapéutico
en última instancia la meta terapéutica
consiste en lograr que el paciente vaya
ganando
más información acerca de sí mismo.
Pero dijimos que existe una contingencia
que se mantiene inmutable a
los cambios.
Esta contingencia
es 'la compulsión a la repetición emanada
del
Ello (principio del nirvana, un aspecto del instinto de muerte), que amenaza el
cambio adquirido y que cuando logra ejercer sus efectos lo aniquila.
Entonces,
en el sistema de comunicación en la situación analítica, se ha incrementado
la
entropía y se ha degradado
la organización
del sistema, y por lo tanto se ha
perdido ese equilibrio inestable que es la condición necesaria para que exista
información.
11.5 La evaluación' de los resultados y las predicciones en el proceso
terapéutico.
Esta entropía, según he señalado, se da en el circuito cerrado, constituido por los sistemas intrapersonales
de paciente y terapeuta y por el sistema
lnterpersoncl
formado por dichos integrantes
de la relación.
En 1.7 he planteado
precisamente
cómo superar esta tendencia
a la
entropía.
Y ahora respondo que, en mi opinión, la forme de superación de la
entropía existente en el circuito de la relación bipersonal
y asimétrica
entre
paciente y terapeuta, consistirá en la apertura de un nuevo circuito, basado en el
examen retrospectivo
de lo que ha acontecido en un segmento temporal del
proceso terapéutico.
Este examen retrospectivo,
por la consideración
de los
indicios correspondientes
(grado de la retroalimentación
positiva en relación
con la compulsión 'a la repetición emanada del Ello), permite detectar los cambios
y formular predicciones.
De esta manera, el terapeuta
no queda expuesto a
la "incertidumbre"
y el "azar" por la compulsión a la repetición del paciente,
y puede anticiparse a las manifestaciones
de esta resistencia del Ello. Por ejemplo, un paciente mostró en el transcurso de todas las sesiones que la regresión
terapéutica
útil que lo mantente
en conexión con el analista,
era imperceptiblemente interrumpida
por una brusca aceleración en el pensar, seguida por
un momento de ofuscación (decía que se sentía atorado), para caer en un estado
de abuli·a que en algunas ocasiones describió como "una pereza infantil por
estar insatisfecho" y que a su vez lo hacía sentirse más insatisfecho.
Esta sucesión de hechos rápidos, inesperados,
ineludibles,
casi impar-
51
David
Liberman
ceptibles (indicios) en un an6Hsis que ya llevaba seis años, y que se presenteben
en todas las sesiones examinadas, me permiti6 trabajar con el pociente con
un criterio de predicci6n. Ahora que scble que tal cosa iba a ocurrir, ya no
estebe a merced de lo inesperado. Todas las veces en que la compulsi6n a la
repetici6n empezaba a desarrollarse, yo podía anticipar el desenlace y decirle
qué es lo que iba a ocurrir. Debido a esto descubrimos que el paciente había
padecido de un destete precoz motivado por su avidez excesiva, que le hada
lntreyeeter el pecho que ahoga de una madre ansiosa. En efecto, succicncbo
el pecho con avidez, luego se atoraba y por último se le debilitaba el r,~f~ejo
de succi6n a medida que se lbo adormeciendo.
los efectos terapéuticos de este nuevo abordaje técnico, debidos a la
elaboraci6n con la cual yo contribuí al analizar las sesiones, se manifestaron
al cabo de un tiempo por una mejoría en ¡la reparaci6n durante el dormir.
ciertos problemas de su trabajo que sentíc insolubles al irse a dormir, quedaban
resueltos en su interior al despertar.
111.
52
Conclusiones
Tratar los conceptos de informaci6n y entropía en el proceso terapéutico,
requiere la consideraci6n conjunta de un universo de hechos y la apelac:i6n a
muy diversos aspectos de la teorla analftica. Por eso mismo, este trabajc) ElS a
la vez una conclusi6n y una nueva apertu-ra de posibilidades desde el punto de
vista te6rico y desde el punto de vista técnico.
Como conclusi6n de este trabajo, aparece enfatizada la importanc:ict de
la elaboraci6n del analista como una contribuci6n al éxito de los fines terapéuticos. La apertura de un nuevo circuito por parte del terapeuta, le permite
acceder a una forma de superar la entropía que puede presentarse en el círc:uito
cerrado de la relación bipersonal (asimétrica) entre paciente y anailista. Esta
entropía, como se ha visto, se halla vinculada con la compulsi6n a la repetlcién
como resistencia originada en el Ello (principio del nirvana). El terapevtl:l, a
través de la posibilidad de predicción a pa·rtir del examen de 'los lndlelos edecuados, puede anticiparse entonces a la compulsi6n a la repetición del perclente
y superarla con mayor facilidad. El examen sistem6tico de los lndlclos, que
Entropfa e Información en el proceso terap6utico
constituye el método que he creado con el fin de que se emplee en forma rigurosa la elaboración del anaHsta fuera de la sesión para contribuir a los objetivos
terapéuticos, permite evaluar los cambios ocurridos y al mismo tiempo formular
predicciones.
Como apertura a nuevas posibilidades, señalaré que este método permite
realizar ejercicios predictivos, los que, a su vez, por su éxito O por su desacierto,
nos hacen captar el grado de entropía existente aún en el proceso terapéutico.
Pero, además, y lo que es más importante, con la realización sistemática de estudios de este tipo, se puede llegar a formulaciones te6ricas distintas, donde
estén incluidos, en un mismo enunciado, aspectos de la teoría de la neurosis y
aspectos de la teoría de la técnica. Se trataría, entonces, de una apertura a
una nueva nosología, basada en el modelo de la transferencia y en el modelo
de la técnica psicoanalftica.
Asimismo, no se hablarla ya, en forma exclusiva
y unilateral con respecto a la teoría del tratamiento analítico, de los cinco criterios: dinámico, estructural, económico, topográfico, genético evolutivo, sino
que éstos se integrarían con la idea de la existencia de dos series complementarias: la del paciente y la del terapeuta,
que interactúan durante la sesi6n.
El punto de vista económico, según estas ideas, cobrarranueva
importancia,
dado que se podrla considerar el aspecto de lapsicoeconomía
del analista
dentro del proceso terapéutico.
Sugerirla, Hnelmente, que hay que seguir desde muy cerca los avances
que se logran en el campo de la teoría de la información y de la teoría de la
comunicación, como una forma de adquirir mayores posibilidades de alcanxar
los fines del proceso terapéutico.
IV.
Resumen
IV.1En
el "Planteo del problema" comienzo por señalar la importancia
de la entropía como forma de resistencia en el tratamiento psicoanalítico, según
Freud, y el valor de la elaboración que el terapeuta realiza entre sesión y sesión,
con respecto a los conflictos de los pacientes (1.1).
A continuación considero las diversas acepciones del término "entropía"
(1.2), tal como aparece en la física y en la teoría de la información.
Comparo
53
David Liberman
ambas acepciones (1.2 e) y distingo que, a pesar de las semejanzas que poseen,
existen diferencias de importancia, ya que mientras en física se hace referencia
a un ser biolóqleo en el cual ocurren transformaciones
de energía, en la l'ec>ría
de la información se hace referencia a un sistema comunicativo formcdo por
una. fuente, canales y un receptor del mensaje, y en este sistema aparecen
aspectas de la física, la ingeniería, la lingüística, la psicología y la sociología.
Luego hago. una revisión de los alcances del término "entropía" en las
obras de Freud (1.3), y establezco, según este vector, tres períodos. En el primero,
Freud relaciona la entropía con su teoría del desarrollo psicosexual del hombre,
y hace referencia
a dos connotaciones:
la adhesión y la acción antaf/ónica
que ejerce, como huella mnémica, cuando el individuo debe desorrollerse
y aprender nuevas formas adaptativas.
En el segundo período, Freud establece,
con respecto a la entropfo, consideraciones
meta psicológicas.
La relaciona entonces con el instinto de muerte y con el principio del nirvana.
En el tercer
período vincule la entropía con e'l proceso terapéutico, y la conecta con la nesistencia del Ello, manifestada
por lacompulsióñ
a la repetición que este] más
allá del principio del placer (principio del nirvana), caracterizada
por la tendencia a la anulación o supresión de tensiones.
Posteriormente
menclonn también el tiempo que necesita el paciente para "elaborar"
esclarecimienfcls que
le suministra el terapeuta, y especialmente
la tendencia que frena y retarda la
asimilación del conocimiento, lo que, según mi opinión, se conecta también con
el factor entrópico.
Termino ·este apartado
(1.3 d) con la conclusión d'e que
Freud utiliza el término "entropía" según la acepción que le da la física, y .afirmo
la falta de un nivel meta psicológico adecvado
con respecto al concepto de
entropía en la obra de Freud.
En 1.4 discrimino en psicoanálisis
dos tendencias
con respecto a este
término. Una, la más general, se halla constituida por los discfpulos de Freud
que la utilizan en relación con el instinto de muerte y que sig'uen la ac:epción
que se da a la entropía en la física. la otra (Szasz) utiliza el término fin la
acepción que tiene en la teoría de la información, y concluye que es imposible
54
que la entropía se dé en el proceso terapéutico, ya que, como todas las relcclones
humanas, ésta es un circuito abierto.
Agrego que sin embargo para Bateson,
antropólogo
(no psicoanalista)
estudioso de la comunicación, la entropía puede
Entropía e información en el proceso terapéutico
darse en las relaciones humanas, sobre la base de los "ruidos"
en la transmisión o la comprensión del mensaje.
que interfieren
A continuación, planteo (1.5) y doy mi opinión (I.~')sobre el tipo de
entropfa que se da en el proceso terapéutico. Afirmo que la acepción cdeeucdc
sería la de la teoría de la información, y que la entropfo correspondería
al
estado de confusión y de falta de certidumbre que se da en alguna de les tres
redes (las dos intrapersonales,
la del paciente y la del terapeuta, y la interpersoncl, entre uno y otro) del sistema comunicativo del proceso terapéutico. Señalo sin
embargo mi divergencia con Szasz, ya que creo que, si bien es cierto que en
general en las relaciones humanas no se da la entropía por tratarse de circuitos
abiertos, en el proceso terapéutico la entropía puede manifestarse,
dado que
el diálogo analítico es un circuito cerrado y asimétrico, donde paciente y terapeuta hablan sobre el inconsciente del analizado con el fin die que éste obtenga
mayor información sobre dicho inconsciente. Sobre Bateson, señalo que habré
de seguir sus ideas, que éste no aplicó al proceso terapéutico psicoanalítico.
Realizo además consideraciones acerca de las dificultades del paciente
para establecer una codificación sin perturbaciones
("asociaciones libres"), y
acerca de la importancia de la capacidad empática para deeedlfleer (elasticidad
del Yo) del terapeuta, en diversos momentos, como forma de superación de la
entropía.
Finalmente (1.7) planteo cómo superar
terapéutico.
"azar"
baciones
Para clarifica'r este planteo
y "entropía"
versus "certeza"
en la comunicación,
lo comunicado.
la entropía
establezco
que se da en el proceso
la relac:ión existente
e "información",
entre "ruidos"
y señalo cómo estas perturbac:iones
Establezco, además,
que la entropía
en los tratamientos, con la creación de estereotipos
péutico y lo vuelven iatrogénico.
entre
y pertur-
son a la vez
se suele dar con frecuencia
que dañan
el proceso tera-
IV.2 En "Un acercamiento a la cuantificación" cornienzo por señalar
(11.1) que en psicoanalálisis hay dos formas de investigar: durante la sesión, predominantemente
el inconsciente del paciente; y fuera de la sesión, predominantemente lo ocurrido dentro de la sesión entre paciente y terapeuta y en cada
55
David Liberman
uno de los miembros de esta relación, mediante una consideración
sistemática
de los indicios adecuados.
A continuación (11.2), describo este método de investigación,
la "evelucción de los resultados y las predicciones del proceso terapéutico",
con meyer
detención.
Señalo la importancia
de la evaluación
de los indicios para sequlr y
predecir un proceso, y para la ubicación del punto de la red comunicativa donde
se origina una perturbación y de la forma en que se produce y en que se puede
solucionar dicha perturbación.
Luego indico (11.3) los antecedentes
de mi método: Rapaport, Ezriel y
algunos trabajos míos, realizados a veces con colaboradores.
En cuanto (J Ropaport, muestro cómo advirtió la importancia de la cuantificación, pero al mismo
tiempo que no la aplicó al proceso terapéutico psicoanalítico.
Sobre Ezriel, menciono el hecho de que postulase la posibilidad de hacer de la sesión ano Iftica
una situación experimental.
En cuanto a mis trabajos previos, menciono los
indicios que tomé para detectar diferentes conflictos.
En 11.4, señalo el indicio que permite evaluar
la entropía
e,n el
proceso terapéutico: la retroalimentación
positiva o negativa, correspondiente! la
primera a la existencia de una transferencia
negativa, y la segunda a la do una
transferencia
positiva.
Muestro por fin (11.5) cómo es que esta evaluación
de indicios, al
permitir al terapeuta
anticipar
el modo de reacción de los pacientes,
lo
libera de estar a merced de lo inesperado
y del "azar"
que aumentcm la
entropía.
Muestro también cómo para salir de la entropía emergente
en el
circuito cerrado de la relación bipersonal pero asimétrica del proceso terupéutico, el analista debe abrir otro circuito, entre lo que ocurrió dentro de la sesión
(ahora tomada en su totalidad como objeto de estudio) y él mismo. Un ejemplo
final me permite mostrar con un caso, una utilización práctica de lo postulcdo
previamente.
56
IV.3. En las "Conclusiones"
(111)considero en primer término el punto
al que este trabajo nos ha permitido llegar: el establecimiento
de un nuevo
método (la apertura de un circuito que posibilita la superación de la entropía
\
Entropía
e información
en el proceso
terapéutico
que amenaza ,la situación analítica), donde queda de mcnlfiesto la importancia
de la elaboración
del analista, en forma sistemática, como una contribución al
logro de los fines del proceso terapéutico.
Este método consiste en la evaluación
de los resultados y en la posibilidad y el ejercicio de la predicción
en el proceso
terapéutico,
lo que permite superar la compulsión a la repetición emanada
del
Ello (principio del nirvana).
El punto al que este trabajo nos ha permitido llegar, abre a su vez nuevas
perspectivas,
por una utilización frecuente de los ejercicios predictivos cuyo
éxito o fracaso nos lleva a captar el grado de entropía existente en el proceso
terapéutico y a realizar nuevos aprendizajes.
Pero, además, y lo que es más
importante, todas estas formulaciones
nos hacen pensar que se podrían establecer conceptos teóricos distintos, donde estén incluidos, en un mismo enunciado,
aspectos de la teoría de la neurosis y aspectos de la teoría de la técnica, con
lo que se lograría una nueva nosología, basada en el modelo de la transferencia y en el modelo de la técnica psicoanalítico.
Se hablaría
entonces con
respecto a la teoría del tratamiento
analítico, de dos series complementarias
interactuantes
durante la sesión: la del paciente, la del terapeuta,
que se integrarían con los cinco criterios: dinámico, estructural,
económico, topográfico,
genético evolutivo.
El punto de vista económico, según estas ideas, cobraría
nueva importancia, ya que se podría considerar el aspecto de la psicoeconomía
del analista dentro del proceso terapéutico.
Finalmente, sugiero que habría que seguir desde muy cerca los avances
del campo de la teoría de la información y de la teoría de la c.omunicación, como
una forma de adquirir mayores posibilidades
de alcanzar los fines del proceso
terapéutico.
Summary
IV.l
In the "Statement
of the Problem", I start by stressing the importance
of
entropy as a form of resistance in the psychoanalytic
therapy, according to Freud, and
0150 the value
of the working through by the therapist of his patients' conflicts in batween
hours (1.1).
I then pass on to discuss the various meanigs of the term "entropy" (1.2), as usad
in physics and in the theory of information.
I make a comparison
between these two
57
David Liberman
usages (1.2 e) and I point out that, in spite of some slmllcrltles,
there are lmportcnt
differences, for while in physics it refers to a biological being in whieh energetic transformations take place, in the information theory it is applied to a eommunication
system
eonsisting of a souree, ehannels and a receiver of the message, and including elernents
fromthe fields of physics, engineering,
linguisties, psychologyand
sociology.
Next I examine the meanings of the term "entropy"
in Freud's works 0,:3) and
distinguish, according to this vector, three periods.
In the first, Freud relates entropy to
hls theory of man's psyehosexual
development,
and mentions two eorresponding
connotations of this eoneept: that of a Iibidinal attachment and that of the antagonistie
ac:tion
that attaehment exerts as memory trace, when the individual has to develop and learn
new adaptive ways. In the second period, Freud makes some metapsyehologieal
sta tements eoncerning entropy, in conneetion with the death instinct and the Nirvana principie.
In the third period, he describes the relationship
between entropy and the thercrpeutlc
process, and conneets it with an Id resistance expressed
through repetition-compulsion
which is beyond the pleasure principie (Nirvana principie), whose aim is the ebolluhrnent
or supression of tensions. Later on, Freud speaks of the time the pafient needs to "work
through"
the c1arifieations provided by the therapist,
and stresses the tendency that
prevents and delays the assimilation of knowledge, whieh, in my opinion, is also related
to the entropic factor. At the end of this section 0.3 a) l. eonclude that Freud uses the
term "entropy" with the same meaning it has in physics, and I point out the lack of
an adequate
metapsychologieal
level as regards the eoneept of entropy in Freud's work.
58
In 1.4, I distinguish between two trends in psychoanalysis
eoncerning this term.
The first and more general one, ineludes those of Freud's followers who use it in connection with the death instinet and with the same meaning it has in physics. The second
(Szasz) adheres to the eonnotation prevailing in the theory of information and holds that
entropy cannot possibly develop in the therapeutic
process, as the latter, Iike all human
relationships,
is an open circuito However, for Bateson, an anthropologist
(not an analyst)
interested in the study of communication,
entropy may be considered to occur in human
relationships,
on the basis of the "noises" interfering with the transmission or thu eornprehension of a message.
Next I discuss 0,5) the kind of entropy to be found in the therapeutic
procesa
and give my own opinion on the subject (1.6). I believe that the proper meaning would
be the one borrowed from the theory of information, and that entropy would represent
the state of confusion and lack of certitude occurring in one of the three nets (the two
intrapersonal
ones, in the patient and the therapist, and the interpersonal
one be·tween
thern), pertaining to the communication
system in the therapeutic
process.
I stale, hewever, my disagreement
with Szasz, as I think that, although it is true that entropy
does not habitually develop in human relationships
because these are open clrcults, it
can appear in the therapeutic
process due to the fact that the analytic dialogu,~ is a
Entropía e información en el proceso terapéutico
closed, asymmetric
circuit, where patient and therapist
converse about the former's
unconscious so that the patient may acquire more information ebeut lt, As 'o Bateson, 1
sta 'e thct 1 will follow his views, which he did not apply 'o the IPsychoanalytic therepeutic process.
Besides 1 make a few remarks about the difficulties the petlent faces in order to
establish an undisturbed
codification ("free association"),
and also cbout the importance
of the theropist's ability for empcthy in order to de-codify (Ego reslllency), as a means
'o evercome entropy.
Finally (1.7) 1 wonder how to overcome entropy in the thorapeutic
process.
In
order to clarify my approach, 1 describe the relationship between "chance" and "entropy",
versus "certlrude"
and "information",
and between "noises" and disturbances
in communication, and 1 point out ,hat these disturbances
are, at the sorne time, the content to
be' conveyed.
Also, 1 sugges' that entropy is frequent in therapy, through stereotypes
which are harmful for the theropeutlc
process and make i' iatrogenic.
IV.2
In" An Approach to Quantification",
I point out (11.1) thct there are twe
ways of investigating
within the psychoanalytic
field: during the cnclytlc
hour, the
cblecr being predomlnontly
the pctlenr's unconscious and, autside the hour, mainly in
order 'o detect what hes been going on between patient and theruplst, and in each of
them, through a systematic scrutiny of the adequate
cues.
Nex' (11.2), 1 describe this method of inquiry, the "cssessment of the results and
the predictions for the therapeutic
process", in greater de'aiJ.
1 stress the significance
of cue assessment
for the course and prediction of a
process, and for the detection of the spot in the communication no' where the dlsturbence
origina'es and of the way in which it comes about and can be solved.
1 then mention (11.3) the lltereture on which my method is besed. Rapaport, Ezriel
and a few of my papers, some of thern wrltten in collaboration
with other authors. As to
Rapaport, 1 point out that, although he recognized ,he importance of quantification,
he
did not apply i' 'o the psychocnclytlc
therepeutle process. Ezriel sugges'ed the possibiJity
of 'urnig the psychoanalytic
hour into an experimental
sltuctlon,
As to my previous
papers, 1 rnention the cues useful to detect different conflicts.
In 11. 4 1 list the cues thet are useful to assess entropy in the therapeutic process:
positive or negative feed-back, the former one in the case of a negative transference
and the latler, in that of a positive transference.
Finally (11.5), I show that the assessment
of cues, by enabling
,he therapist
to
anticípate
his patients' reactions, frees him from his dependence
on "chance" and the
unexpected,
which increase entropy.
I also sta te thct, ln order 'o overcome the entropy
emerging in the closed circuit of the bipersonal, but asymmetric, relctlcnehlp of the therapeutic process, the analyst must set up a new circuit, established
between himself and
59
David Liberman
what has taken place during the hour (considered in its entirety as the object of :study).
A final excimple ellews me to ilJustrate a practical application
of these theore'tlcal
assumptions.
IV.3
In "Conclusions"
(111) I discuss in the first place the point this pcper has
allowed me to establish, that is, a new method (the selting up of a circuit by wbich to
overcome the entropy threatening
the analytic situation), which stresses the importance
of a systematic working through on the part of the analyst, os a way of furthering ,he
therapeutic
process. This method consists in the evaluation
of results and the USEl of
prediction in the therapeutic
process, which helps to avoid the repetltlon-eompulslcn
originated
in the Id (Nirvana principie).
Also, the point established here introduces new prospects throug the frequent use
of predictive operations, whose success or failure will allow us to assess the degree of exlsting entropy and to increase our knowledge.
But, besides, and still more important, these
views lead us to believe that other theoretical concepts, including in a single stetement
ospects of the theory of neuroses and the theory of technique,
eould be established,
whereby a new nosology would be ereated, based on the model of the transferenee
end
that of the psychoanalytie
teehnique.
We wou!d then speak, concerning the theur)' of
psychoanalytic
treatment, of two complementary,
interaeting series, one correspondlnq
to
the patient and the other to the analyst, which would be integrated
with tho five
following criteria: dynamic, struetural, economic, topographie
and genetie.evolutional.
In
aceordanee with these views, the economic criterion would assume new importanee, ,as the
psychoeeonomie aspeet of the analyst within the therapeutic
process could be teken into
aecount.
Finally, I suggest that the progre!s done in the field of the theory of informalion
and the theory of communieation
should be closely studied as a way of ¡nereasing our
chances to achieve the gools of the therapeutic
process.
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62
Comentarios y contribuciones
Willy Baranger
Tengo, en general, la mayor estima por la obra científica diel doctor Liberman,
y este trabajo 'no ha decepcionado
mi espera.
Su primer mérito me parece el hacer
justicia, de una vez por todas, al uso del concepto físico de entropía 13npsicoanálisis.
No
es el único ejemplo donde vemos a Freud, cuando tropieza con una dificultad en la
explicaci6n de algún fen6meno observable,
introducir en la teoría analítica, a título de
analogía o de metáfora,
un concepto vigente en el campo de la físil:a a de la biología.
Por lo general,el
resultado es poco feliz, y consigue más confusi6n que esclarecimiento.
Al final, -el psicoanálisis
no tiene nada que ver con la termcdlnémlcc: el concepto físico
de entropía pierde su contenido concreto al ser trasladado
de un campo al otro. Ganaremos en coherencia
al eliminarlo totalmente
de nuestras teorías.
Otros aspectos del trabajo me resultaron muy valiosos: el método que el autor
Hama "examen de los indicios"; el estudio de la elaboraci6n
recltzcdo por el analista
entre sesi6n y sesión; la idea de una "nueva nosología" que tuviera en cuenta a ambos
integrantes
de la relaci6n bipersonal,
y finalmente
el problema
técnico mismo que
plantea el autor, que se planteaba
Freud, y que deben plantearse
todos los analistas:
e] de 105 factores que pueden paralizar el proceso an::llítico. Pero lo finalidad de estos
cornentcrloa
no es enumerar
puntos de acuerdo, sino plantear
dudas y desacuerdos.
Para mí es objeto de duda la introducci6n de los conceptos de la teoría de la
informaci6n
en el psicoanálisis.
Es objeto de definido desacuerdo
131 uso de conceptos
económicos en psicoanálisis,
y más todavía el intento de darles "mayor importancia".
l.
La introducci6n
informaci6n.
en
psicoanálisis
de
conceptos
pertenecientes
a la teorla
de
la
No me cabe duda de que es posible formular ciertos aspee:tos de la situación
analítica en términos de teoría de la información.
Quedo en duda sobre si es necesario
hacerlo, es decir, primero, si se consigue un enriquecimiento
real de nuestra teoría, y
segundo, si no se pierde nada esencial de ella. Algunos pasajes dEII trabajo ilustrarán
mi duda:
Es factible definir la meta del tratamiento
analítico como ell hecho de que "el
paciente obtenga mayor información acerca de su propio inconscientn".
La definición es
verdadera,
pero me parece dejar de lado el aspecto esencial del proceso: el aspecto
reestructurante
de dicha "informaci6n".
Asimismo, la formulaci6n de la tarea del analista como "elaborar
un cambio de
código" me parece recalcar adecuadamente
el aspecto de traducci6n
de esta tarea,
pero no la especificidad
de esta traducci6n.
Aun en términos de información,
estoy de acuerdo con Sznsz, citado por Liberman, y no con ést-e, en que la relación analista-analizando
no puede en ningún caso
ser considerada
como un sistema cerrado.
El esquema refer-encial del analista, que interviene básicamente
en el proceso analítico,
se alimenta
en forma constante
en otras
fuentes de información,
aparte
del paciente
mismo: lecturas, dlscuslones
científicas,
experiencias
con otros pacientes,
etcétera.
63
Comentarios y contribuciones
Esto limifa mucho, a mi parecer, la aplicabilidad
del concepto de entrepíe (en
su versión de la teoría de la lnformcelén) a la situación analítica.
Las consideraciones
que anteceden
no implicon ningún rechazo a priori hacia
la introducción en psicoanálisis
de conceptos prestados de otros campos afines dI! las
ciencias del hombre. Creo que Liberman tiene razón al intentarla.
Sólo deseo recalcar
la necesidad de un cuidado extremo (aún "obsesivo")
en 'el examen crítico previo al
hecho de otorgarles ciudadanía
armónica dentro de los conceptos analíticos.
11.
64
El enfoque
económico
en psicoanáliSis.
Mi desacuerdo
se dirige no sólo al aspecto correspondiente
del trabajo de Llberman, sino a toda una línea del pensamiento
analítico (Rapaport al frente), orlunde
del mismo pensamiento
de Freud. El tema exigiría un desarrollo mucho mayor de lo permitido en este comentario.
Me limitaré a recalcar algunos puntos.
E.l intento máximo de formular 105 fenómenos psíquicos en términos económicos
se encuentra en el "Proyecto de una psicología para neurólogos"
esbozado
pOI' I:reud
en 1895 y nunca terminado.
Se trata en este ensayo de "representar
los fenómenos
psíquicos como estados cuantitativamente
determinados
de partículas materiales especlficables ... ". Freud renuncia rápidamente
a este ensayo, porque está descubriendo
hechos que lo contradicen.
El ensayo expresa su ideol de formuladón
científic:a (que
no difiere del de los demás investigadores
en biologla de su tiempo), y que nunco ebendonara por completo, aunque descubriera
el psicoanálisis
en contra de este lducl, Su
fidelidad
a este modelo permanece
en la teoría pskoanalrtíca
con la vigendol del
"enfoque económico", y el respeto que, por convicción o cortesía, siguen profesando
a
éste muchos psicoanalistas.
Sin embargo,
los descubrlmlantos
sucesivos de Freud tienden todos a dusccrtcr
la posibilidad de formular los fenómenos psíquicos en términos económicos.
El principio
de constancia de Fechner (traducido por Freud como "principio del placer") no rige los
fenómenos psíquicos: muchos están "más allá" ...
de este principio y escapan por lo
tanto al enfoque económico.
Tampoco existen equivalencias
entre los fenómenos. instintivos: no todo un impulso puede ser vuelto en contra del Yo o sublimado.
Hay tensiones
crecientes esencialmente
placenteras.
Sobre todo hay una cualificación
básica de los
impulsos (un "quantum"
de hambre no puede ser equivalente
a un "quantum"
de
amor, ni un "quantum"
de libido a un "quantum"
de instinto de muerte, no rnés que
se pueden sumar o restar objetos pertenecientes
a dos clases heterogéneas).
Hasta que se pueda medir un "quantum"
de la supuesta "energia
psiquic:a" y
establecer equivalencias
cuantitativas
entre fenómenos psíquicos, el enfoque eecnérnlco
carecerá de fundamento
concreto y permanecerá
a título de postulación
vccíc en el
pensamiento
anaHtico.
¿De qué sirve hablar de cantidades
totalmente
desconocidas?
Caemos a menudo en trampas tendidas por el lenguaje cuando hablamos
de
una emoción "intensa" o "débll" de un Yo "fuerte" o "endeble",
de una identificación
proyectiva "masiva"
o "discreta"', de un "monto de instinto de muerte constitucIonalmente intenso".
El lenguaje cuantitativo
nos lleva equivocadamente
a pensar que nos
estamos refiriendo a cantidades
reales, y que así somos más "científicos".
Sucumbimos
Comentarios
y
contribuciones
a la fascinaci6n ilusoria de la cantidad y tomamos las palabras par las cosas. Hay aqul
una contradicción radical entre nuestros conocimientos,
que son valederos, y esta formulaci6n económica vacía.
.
Volviendo al trabajo
de Liberman, las consideraciones
rec:ién expuestas
hacen
saspechar
de la, posibilidad
de cualquier
"acercamiento
a la cuantificación".
Nadie
puede predecir el desarrollo
de una ciencia -predecirlo
serlo inventarlopero cada
uno orienta su investigaci6n
según las líneas que piensa como las más fecundas.
Por
mi parte, pienso que se puede desarrollar
el psicoanálisis,
como lo hizo hasta ahora,
prescindiendo
de toda cuantificaci6n
real, y, además, deshaciéndose
del lastre del enfoque econ6mico, sin por ello dejar de ser verdadero,
es decir clentíflco, para quien
no confunde "ciencia" y "cantidad".
No me parece, por lo tanto, que tengamos que
esforzarnos en introducir la cantidad, a mi parecer heterogénea
con lo que estudiamos.
No se me escapa que puedo estar radicalmente
equivocado en mi orientaci6n acerca de
este punto. Si hay una posibilidad
de "acercamiento
a la cuantificaci6n",
me parece
estar en la línea señalada
por Liberman.
Si esto ocurre, tendré que' modificar rcdleelmente, no s610 mi esquema referencial,
sino mi weltanschauung
entera.
Serlo penoso,
pero valdría la pena.
Nora
E. R.
de Bisi
El trabajo de David Liberman es un intento logrado de surninistrcr nuevos medios
al terapeuta
para poder enriquecer
las posibilidades
de <curaci6n de los pacientes, de
hacer que el enfermo haga consciente
lo inconsciente.
Para ello señala un método
riguroso, que creemos habrá de convertirse,
a través de una sistElmatizaci6n creciente,
en uno de los elementos fundamentales
de toda terapia pslccenelfttcc. el estudio del
material suministrado
por analista y paciente, fuera de las sesiones, y tomando Items
determinados
según qué se quiera detectar.
Hay algunos puntos de la exposici6n de este trabajo que nos despiertan
ciertas
inquietudes;
las habremos de plantear
como problemas
por resolver con, la intenci6n,
precisamente,
de aumentar el rigor científico y con él nuestras posibilidades
de alcanzar
la meta terapéutica.
Los problemas por plantear son de dos tipos: uno formal, los otros,
en cuanto a la tecríc.
Pasemos al primer problema (el formaD. Este se refiere el empleo del término
entropía, proveniente
de la segunda ley de termodinámica.
Según creemos, no resulta
conveniente
la utilizaci6n anal6gica
de términos proplcs de una ciencia (y menos si
ésta no corresponde a las ciencias humanas) para otra. La termodinámica,
cuya segunda
ley se refiere a la entropía, es la disciplina de la frsica que estudia ,las transformaciones
del calor en energía mecánica.
Su terminología,
por lo tanto, resulta muy poco aplicable
01 psicoanálisis,
aunque, como Freud mismo lo descubriera,
se verificaran
ciertas similitudes anal6gicas
entre los fen6menos
físicos y los psíquicos.
Esto implica también
que no estamos de acuerdo con le utilizaci6n del término para la teoría de la comunlcaci6n, y que sugerimos (aunque éste no sea nuestro campo) que con seguridad
habrá
de despertar
menos confusiones en dicha teoría cualquier otro de! los términos que el
65
Comentarios
66
y contribuciones,
mismo Liberman señala que se utilizan (incertidumbre,
etcétera) para referirse CI este
fenómeno.
Por supuesto, la objeción no apunta sólo a este término, sino a la uflllzcclén
general de términos de otras ciencias, y especialmente
en estos casos, en que alo¡¡unas
semejanzas
y analogías
pueden llevar a desestimar
el hecho de que en realidcld los
fenómenos considerados
por las diversas ciencias bajo un mismo nombre (entropla, en
esta oportunidad),
tienen características
radicalmente
distintas.
Llevando al extremo
estas analogías,
lIegaríamosl a pensar que el rechazo o :Ia atracción de dos ótomos
podría vincularse con su agresión o su libido. Por supuesto, esta, última idea es exclgerada, pero muestra, como por una visión aumentada,
los peligros que corremos al
odoptor en forma analógica,
términos de otras ciencias para el psicoanólisis.
Los otros tres problemas, como ya hemos dicho, son de tipo teórico. El primero
se refiere al concepto de Liberman acerca de la relación analítica.
Para Llberrnun, el
diólogo analítico no es un sistema abierto (como lo postula Szasz) sino un circuito cerrodo.
"EI analizado
es a la vez fuente y destinatario
de la información.
...
El terapeuta,
si es que estó realizando
terapia
psicoanalítica,
lo único que aporta estrlcternente
al
circuito comunicativo
es un cambio de código que introduce entre los meusojes
del paciente,
lo que permite que el analizado,
al hacer consciente lo inconsciente,
adquiera
mayor información y organización
en su aparato
psíquico".
Como también
dice Liberman, "este diólogo es asimétrico".
Por nuestra parte, eremos que la situcclén
es algo rnés compleja. El terapeuta
no procura solamente
hacer que el paciente enriquezca su información
sobre sí mismo; el propio analista
también
incrementa
su
capacidad
y sus conocimientos
científicos; también
él, en cada sesión, aprende
de
la experiencia.
Este hecho de enriquecimiento
mutuo (/0 que implicaría
que 01 circuito no es totalmente
cerrado) se observa cuando se compara la labor de un rerepeuta
principiante
con la de otro que lleva varios años dedicados
al trabajo
analítico.
Por lo tanto, creemos que convendría
hablar de distintos niveles en el
diólogo.
Ambos ganan información,
uno sobre sí mismo, el otro sobre los proCE!SOS
inconscientes,
sobre las defensas,
o sobre algún otro aspecto del psiquismo,
de la
técnica, etcétera.
El segundo problemci teórico se refiere a este mismo pórrafo.
Creemos que la
idea expuesta por Liberman con respecto a lo que es el diólogo analítico se releiclcne
rnós bien con un ideal al cual procuramos acercarnos,
que con una realidad cotidiana.
Parece corroborar esta idea el siguiente pórrafo: "10 entropía correspondería
al E:stl::ldo
de confusión y de falta de certidumbre que se da en olguna de las tres redes (lCISdos
intrapersonales,
la del paciente y la del terapeuta,
y la interpersonal,
entre uno Y' otro)
del sistema comunicativo
del proceso terapéutico".
De cquí podría concluirse que' la
red intrapersonal
del analista puede estar perturbada,
y que esto a su vez perturbcríc
la red comunlcetlvc
interpersonal
y la red intrapersonal
de comunicación del pac:iente.
Podría concluirse, en última instancia, que la contratransferencia,
que en mayor o menor
grado se halla presente en todo proceso analrtico, desvirtúa en parte, precisamente
con
su presencia, la afirmación anterior del autor, acerca de que analista y paciente hablan
sobre el paciente.
A veces (y aunque esto no sea lo mejor, esl ocurre), el analistCI "habla", inconscientemente,
sobre sí mismo. Creemos,como
ya lo hemos dicho, que lo que
Llberman describe como diólogo analítico es més bien un ideal de lo que es el d¡ólogo
Comentarios
y contribuciones
enolltlcc, ideal hacia el cual procuramos acercarnos.
El método con que David Liberman
enriquece nuestros recursos para lograr que el paciente haga consciente lo inconsciente,
nos ayuda a que en las sesiones hablemos más sobre el paciente y menos sobre nosotros
mismos, dado 'que nuestra cbierlvldcd se ve aumentada
por un uso más estricto del
proceso secundario, el que en las sesiones, debido al ejercicio de la atención flotante,
se halla parcialmente
trabado.
El tercer problema te6rico se relaciona con el siguiente párrafo del trabajo
comentado: "Sobre la cuarta clase, de resistencia, la del Ello, dice [Freudl que se vincula
con el impulso a la repetición que está más allá del principio del placer, y que no debe
ser confundida con la resistencia de la transferencia
adscripta al Yo, que tiene en
común con la anterior el comportamiento repetitivo, pero en este caso vlnculcde con el
principio del placer. Mientras que la repetición regida por el principio del placer corresponde al Yo y constituye una manera peculiar de recordar, lo repetición que está más
allá del principio del placer se opone a que los procesos inconscientes pasen al sistema
preconsciente.
Esta resistencia es ajena al Yo, y según Freud constituye la forma de
resistencia más profundamente
arraigada.
En este caso, el Ello ejerce su atracción sobre
lo reprimido y se opone a su ingreso en los estratos profundos del Yo". Y poco después
de esto agrega: "Me he extendido sobre este cuarto tipo de resistencia porque vue1ven
a manifestarse,
en estos conceptos, las ideas que fue desarrollando
a lo ,largo de su
obra, referentes a la entropía psíquica".
Según esto, se podría pensar (y el título del trabajo corrobora esta idea: "Entropla
e información en el proceso terapéutico") que las perturbaciones
en la comunicación se
producen principalmente
por la compulsión a la repetición regido por el principio del
nirvana, es decir por la resistencia del Ello. En efecto, buena parte del trabajo está
destinada a seguir la idea de Freud respecto a este tipo de resistencia.
También el
título contribuye -ya lo hemos hecho notar- en este sentido, puesto que, según él, se
hablaría en el trabajo de todos los tipos de perturbación en la comunicación que ocurren
en el proceso terapéutico.
La lectura del párrafo citado y del trabajo en general nos ha dejado la impresión
de que Liberman piensa que el estudio de las sesiones fuera del contexto terapéutico y
según ciertos Items especificas, sólo es útil para superor cierto tipo de resistencias del
paciente: la compulsión a la repetición basada en el principio del nirvana.
Según
nuestro entender, el método expuesto por Liberman enriquece las pOSibilidades de de:ectar y abordar todos los tipos de resistencia que díflcultcn
el logro de la meta terapéutica, tanto la proveniente del Ello, como del Supery6 y del Yo.
y con esto acabamos en cuanto a los problemos.
Por supuesto ninguno de ellos
resulta fundamental,
parque estamos básicamente de acuerdo con el rigor del método
utilizado y propuesto por Liberman. Sólo que, según nuestro entender, el esclarecimiento
de estas dudas podrá contribuir a hacerlo más estricto y riguroso, y por lo tanto a
aumentar nuestras posibilidades
terapéuticas con los pacientes.
67
Comentarios
Marie
68
y contribuciones
Langer
Discutir un trabajo original y llene de valores, escrito, ademós, por un c:olega
y amigo que se estima, no es tarea fócil. Discutir significa critica y objeciones. Espere
saber hacerlas de manera que deje traslucir todo mi concepto muy poslflvo del trclbajo.
David Liberman sigue en él consecuentemente
la linea de investigaciones a las
cuales se ha dedicado durante muchos años, con intuici6n clínica, originalidad y seriedad
científica.
Su labor tiene el mérito de un confrontar constante de sus hipótesis de
trabajo con el material del paciente. Freud caracteriz6 a los progresos de nuestra ciencia como resultantes del interjuego entre el descubrimiento clínico y el teórico. l.lburmcn
cumple plenamente con este postulado, no siempre fácil de alcanzar.
Freud solla tomar conceptos de otras ciencias para construir sus modelos de
pensamiento y ejemplificarlos.
Liberman toma este camino, dando un paso más alió.
Mientras que Freud usa conceptos prestados a nivel de analogía, Liberman nos coloco
de lleno en otro esquema referencial.
Esto nos permite tomar distancia y evaluar el
nuestro. Pero nos complica también y trae el peligro de la confusión y la extrcpoluclén,
Hace surgir la duda sobre si lo expresado de esta manera y que es muy valioso en 51
no podrla ser expuesto y entendido en los términos que nos son familiares.
Est,) nos
permitiría recibir la nueva informaci6n sin "ruido" (sentí como tal las nuevas palabras
"Iogon" y "bit", por ejemplo).
Ya que soy una discutidora entre cuatro; tomaré solamente algunos conc:eptos
para mi discusi6n. Empezaré con "predicción".
Durante el 11 Congreso Panamericano,
en Buenos Aires, tanto la predicción como la posdicción fueron mencionadas en el ateneo
sobre acting out como recurso técnico útil para frenar a pacientes que actúan exceslvcmente fuera de la sesión. Liberman USa la predicción de otra manera y en dos sentidos
-que valdría la pena especificar más-o Primero la aplica como instrumento de lnvestlgaci6n y evaluación de la técnica, tanto en sus "autocontroles"
como en la leber de
supervisión con colegas, y segundo, de manera mucho más sutil que lo expuesto en
el ateneo, con una finalidad técnica y referida a lo que ocurre dentro de la seslén.
Me dedicaré al análisis de este último sentido que le adjudica a la predicci6n. Al predecir al paciente su conducta repetitiva, éste suele interrumpirla con cierta perplejidad,
y se crea una situaci6n que permite al analista y al analizado descubrir la vlvenele
inconsciente expresada a través de la actuaci6n.
Creo que la predicci6n sirve dentro
de ciertas limitaciones. 5610 seró útil cuando el paciente y el analista hayan tenido el
tiempo suficiente de elaboraci6n, para que el primero esté capacitado para verbullzer
en lugar ,de actuar, y el segundo esté capacitado
para interpretar
adecuadamente.
Mientras no se haya logrado esto, la predicci6n puede 'provocar el cambio de uno conducta, tipo acting, por otra igualo por un seudoinsight.
Influyen en este proceso Fcctores
econ6mico-cuantitativos
y un exceso de viscosidad o, por lo contrario, de flexibilidad
(Freud, "Análisis terminable e interminable",
en su referencia a la libido) de las c.:¡rgas
objeta les, que pueden anular el efecto buscado a través de la predicci6n.
En "Análisis terminable e interminable"
Freud dice también que el análisis didáctico habrá cumplido su finalidad "una vez que le haya permitido [al futuro anCllii¡ta]
asimilar las autopercepciones
producidas por el retorno de lo reprimido".
Creo que, esta
Comentarios
y
contribuciones
frase ya enuncia el concepto de Liberman de la necesidad de capacitar al analista para
la elaboraci6n
inconsciente del material del paciente.
Pero el mérito del autor consista
en explicitarlo,
en exigir la elaboraci6n
sistemótica y dar un instrumento para facilitar
esta sistematizaci6n
y hacerla evaluable.
Lo logra, al enfocar pel'i6dicamente
"lo ocurrido dentro de la sesi6n, ahora tomado en su totalidad,
como objeto de estudio".
Propone, ademós,
como instrumento
de evaluaci6n,
el recuento cuantitativo
tanto de
material como de interpretaciones
repetitivas, para descubrir y subsanar las estereotipias
y para posibilitar la predicci6n con fines experimentales.
Este aporte tiene dos méritos
evidentes.
El primero consiste en proponer elementos para una futura metodología
de la
supervisi6n
-y digo futura porque en el presente carecemos casI totalmente
de ella
(disponemos,
tal vez como único elemento seguro, hasta ahora, del estudio del emergente a 110 interpretaci6n),
y supervisamos,
la mayoría de nosotros, intuitivc;¡mente, sin
poder definir métodos que nos guíe", en esta parte tan importante
de la enseñanza
psicoanalrtica.
El segundo mérito consiste en ofrecer una guía pcre el "autocontrol".
Freud nos enseñ6, a través del estudio escrito, minucioso y objetivado,
de los propios
sueños y sus asociaciones,
el autoanólisis.
Liberman busca una objetivaci6n
y una
distancia similares a través del estudio de la sesi6n grabada.
Ambos procedimientos
instrumentan
una disociaci6n útil, ambos son recursos ingeniosos, pero de emergencia,
ya que el encllzerse
o controlarse a sí mismo es menos complejo o eficaz que un anólisis o control realizado entre dos.
Desde ya que Liberman no niega la necesidad
del dlóloQro. Por el contrario,
define muy acertadamente
al tratamiento
analítico como resultante de dos series complementarias
interactuantes
durante la sesi6n.
En otros trabajos,
pertenecientes
a la
misma Hnea, habla también de la utilidad de conductas complementarias
entre ambos
integrantes
del proceso: frente a un neur6tico obsesivo corresponde
otra modalidad
interpretativa
que frente a un histérico, etcétera.
Este concepto de la interacci6n y la
complementacl6n
adecuada
y apta para disminuir la entropía,
nos lleva a otro tema
necesitado de una metodología,
el de la selecci6n de la pareja analista-analizado.
En la
próctica nos movemos en este terreno "a dedo", por mera intuici6n. "Usted podría andar.
muy bien con el doctor X". Freud se manejaba de ,la misma manera. En una de las eertes
a E. Weiss, por ejemplo (Forum, 2, póg. 225), escribe que una paciente fracas6 con su
primer analista, por sentir "demasiada
vergüenza
frente a un hombre joven y necesitar
una persona apta para una transferencia
paterna".
Debiéramos estor capacitados,
tantos
años después de esta carta, para hilar mós fino y conocer mós diferenciadamente
los
factores necesarios para armar una buena pareja terapéutica
y saber por qué tan a
menudo fracasa un primer anólisis y es factible el segundo.
Es interesante
señalar que
en psicoanólisis carecemos prócticamente
de estudios al respecto, mientras que en psicoterapia de grupo la literatura sobre criterios y métodos de selecci6n de integrantes de una
unidad terapéutica
es muy numerosa.
(Por cierto, ahí también el estudio excluye generalmente a la personalidad
del terapeuta.>
Para terminar felicito a las autoridades
de nuestra revista por su iniciativa de
promover este tipo de discusi6n.
En el caso especial de este trabajo se logra así otra
vuelta de espiral para elaborar y explicitar el material ofrecido por c~1autor, observador,
a su vez, de lo que transcurre dentro de la, sesi6n y entre ellas, como método de com-
69
Comentarios y contribuciones
prender
mós cabalmente
lo que pas6
en el interior
del analizado
y en el del an'llista.
Emilio Rodrigué
Querido
70
David:
Prefiero poner mi contribuci6n
en fórma de c('rta, me sale naturalmente
051.
Quiero dialogar contigo y siento que de esta manera el trato es mós directo, mós come
cuando discutimos.
Ademós, tu trabajo despierta
en mí una serie de dudas que van
mós alió del contenido específico de este ensayo tuyo. Y para ese tipo de dudes y
reflexiones lo epistolar se presta.
Parto de una premisa:
tú eres, de todos nosotros, qulzé el mós creador.
De
una hora de charla contigo pueden salir semillas de media docena de trabaje1s. Es
importante
esto porque, como usuario de tus ideas, me hago la siguiente pre¡;¡unta:
¿En qué forma tu manera de pensar me ha sido útil? y no sé bien cuél es la respue-sta.
lo primero que se me ocurre es aue tu pensamiento,
en sí mismo, me ha sido estlmulcnte,
Esto sería una simple cuestlén de quilates.
Lo segundo que se me ocurre es que tu
pensamiento,
como instrumento de trabajo, me IIev6 a considerar el lenguaje (el de los
pacientes, el mío propio, el de todos) de una forma nueva. Centraste mi atenci6n en las
palabras y en 'la secuencia de las mismas. Me hiciste redescubrir el contenido manifiesto
de lo que se dice (pero manifiesto no como algo diferente,
casi opuesto a lo leitente,
sino como un nivel de información que propicia el descubrlmiento
de lo que subYClce).
Quizó esto sea similar a decir que me iniciaste en la' teoría de la oomunicaci6n; pero
no estoy tan seguro de si crnbcs propoalciones son homélcaes,
Y con ello voy al me-olla
del problema: ¿En qué medida la teoría de la comunicaci6n le fue útil a David Liberman?
Sé que ésta es una pregunta comprometida
de formular; pero quisiera hacerla I=,or los
motivos antes expuestos, por el valor que le doy a tu capacidad creadora.
Considero que éste, tu presente trabajo, marca un cierre e inicia una eperture,
Lo considero como un intento de condensar dos décadas
de investigaci6n.
De ,::shí la
importanCia de la citada pregunta.
No puedo discutir tu trabajo aquí en su tottllidad;
quisiera hacerlo con miras al interrogante
planteado.
En '1.3 estudias detenidamente
el alcance del té'rmino "entrcpíc" en la obra de
Freud y los cambios que se produjeron
en su concepción energética
y en el uso que
hace de "entropía"
y de conceptos afines con el correr del tiempo.
Los dos elementos
m6s importantes que se desprenden
de esta evaluación son 1) que Freud usó el concepto
de entropía teniendo presente la segunda ley (como tú lo enfatizas) y 2) la impresi6n
(puedo estar errado) de que Freud usó este término con :nener rigor que otros tomados de
la física. Que lo empleó m6s como metófora que como analogía.
Creo que esto es
importante.
Nuestra disciplina se maneja inevitablemente
con un pensamiento
analógico y es conveniente
establecer
una especie de jerarquizaci6n
de las- analog!cls que
manejamos.
No nos olvidemos que conceptos analrticos tales como los de "f~terza",
"energía",
"resistencia"
son analogías tomadas de las ciencias ffsicas. Pero las tornemos
en 'serio, en el sentido de que nos son indispensables,
partes integrantes
de la teoría
analítica (por eso estoy de acuerdo con lo que dices en el apartado
1.3 d sobre la genealogía metapsicol6gica
del concepto "entropía").
Comentarios y contribuciones
En el apartado
1.2 hablas de las dos acepciones del término "entropfa",
para
la fCsica y para la te orfo de la información, y aquf creo que hay un punto que no está
bien claro: en tu descripción me parece que el énfasis cae en las diferencias con que el
término es empleado por ambas disciplinas; pero luego concluyes, citando el artículo de
la Enciclopedia Británica, que "La semejanza entre la concepción del término en la termodinámica y en la te orfo de la información es notable ... ". Hasta aquf no hay contradicción, pero ,luego creo que sf la hay cuando te refieres a aquellos analistas que,
desde la vertiente psicológica, emplearon el término, ya que nuevamente enfatizas las
diferencias entre ambas concepciones. Mi impresión es de que todavfa no te has pronunciado al respecto y que la conclusión a que has llegado es sólo transitoria;
Me
refiero a lo que dices en el apartado 1.6: " ... la aplicación a'nalógica de la segunda
ley de 'la termodinámica
sólo seda válida para una psicologfa unipersonal, pero que
de ninguna manera se adapta a la naturaleza del diálogo bipersonal y asimétrico del
proceso terapéutico" (donde entrada en vigencia la otra noción de entropíc). Bastante
depende del peso que le das a la palabra "seda" en tu cita; de todos modos no me
parece suficientemente claro tu distingo y tampoco sé si cabe hcblor de una "psi colagio
unipersonal" como un sistema tan cerrado que tenga su dinámica propia.
Tengo un par de quejas con respecto al uso que haces de la teorla de la información. Por un lado frustra: promete más de lo que cumple. ¡Porque no me vas a
negar que un concepto que tiene el fascinante nombre de "Iogon" no creo una serie de
expectativas diflciles de cumplir! En serio, lo teorla de lo comunicación, con el dejo
matemático y tecnológico de sus términos ("canal de información", "red", "bit"), puede
crear la falsa expectotivo de que es factible simplificar, sin más n¡i más, lo gran incertidumbre y la complejidad que encierre el proceso analítico. La segundo quejo es semántica: tengo lo impresión de que ciertos términos de la teorla de la comunicación pueden
ser reemplazados
por 105 psicoanalíticos y que otros no y de que todavía no has realizado esa decantación.
Con la monedo y el dado tengo un problema.
Tú dices que el dado, por ser
mayor el azar (1/6), tiene más entropía y menos información que el cara o ceca. Me
cuesta verlo est. Creo que a mayor azar hay más información y que ésta se banaliza
cuando el azar disminuye.
Tomemos 'la situación dado y' monedo en otro contexto para aclarar mi punto
de visto. El mensaje: "El domingo que viene va a ser lindo" es tipo monedo: es 50
por ciento probable que seo asf. Pero ese boletfn trasmite poco información. Si se dice
en cambio: "El domingo que viene va a tener unas dos horas de sol", el mensaje es
más improbable pero más significativo.
Más aún, ¿qué pasa si se do un paso más en
minimizar el azar y se revolea una monedo de tahúr con dos caras? En ese coso el
mensaje, en términos de boletfn meteorológico, no nos darla ninguna información porque
dirla: "el domingo va a ser un día lindo o feo".
Llevando esto al terreno del análisis, uno interpretación
"moneda"serfa
del
tipo "Usted está angustiado"
(o seo tan amplio que es muy posible que sea así, pero
que dice poco de nuevo). Uno interpretación "dado" es más improbable por ser espec(fica: "Usted le tiene miedo a R en la situación X por causas Y".
Por ello no comparto la formulación de que" ... en el sistema bipersonal entre
71
Comentarios y contribuciones
72
paciente y terapeuta,
hallándose el primero en estado de. caos y el segundo con un
insight óptimo que le permite comprender la totalidad una vez que ha elaborado, la
identificaciónproyectiva
masiva de que ha sido objeto por parte del analizado, el analista se encuentra en la condici6n de moneda, que posee menos azar o entroplu" (el
énfasis es mío).
Objeto que el analista se encuentre en ",1a' condición moneda"; yo dirío más
bien que se encuentra en la condición de "dado calificado" en el sentido de que su
interpretación,
de ser buena, tiene que ser compleja y lleva como parte inherente de
la misma un monto de incertidumbre que es calificada por la experiencia,la
Intulclén,
etcétera, del analista.
Un analista no busca interpretaciones
con menos azar como meta
primaria; cuanto más rico en experiencia sea el analista tanto más complejas serán
sus interpretaciones
(incluirán más datos), mientras que el monto de incertidumbre, será
más o menos el mismo que el de la interpretación del analista razonablemente
cdecucdo
pero menos avezado.
Es muy posible que nuestra diferencia aquí sea una de uso de pelebreu.
Mi
aclaración está dirigida para quien pueda tomar el símil de la moneda para concluir
que toda interpretación tiene que ser "cierta" o que tiene que ser una verdad simple
que refiere fielmente lo que le pasa al paciente. Para mí, en cambio, toda interpretac:ión
es una hip6tesis, siempre parcial, siempre incompleta y más o menos probable.
Entroncando lo que acabo de decir con mi crítica previa, tengo mis reparo! olnte
el apartado
11, "Un acercamiento a la cuantificación".
Lo que ahí se compendia es de sumo interés y muestra diferentes formes de
investigar dentro y fuera de lo sesión que has tenido y el fruto que te ha dedo con
los años. El cotejo de muestras de sesiones, el estudio en detalle de la secuencia de
una sesión, el énfasis en la elaboración fuera de la sesión como un proceso de realimentación en tu farea, han aportado más rigor a tus inferencias, te han permitido predecir ciertas secuencias en la conducta de tus pacientes,pero
creo que en modo algluno
te han aproximado a introducir números o conceptos matemáticos en psicoanálisis.
Creo
que aquí cometes el error de homologar el rigor científico, la mayor capacidad predictiva de tu enfoque, tu sensibilidad más afinada (en ,parte por la disciplina de uleberación que te has impuesto) para captar formas anólogas de "material clínico"; en
suma, de homologar todos estos atributos con una aproximación
a la cuentlflceclén,
Retomemos la pregunta inicial: "¿En qué medida la teoría de la comunic:ae:ión
le fue útil a David Liberman?" Cree que te fue útil, y muy útil, como modelo paralelo
que te llevaba a plantear ciertos problemas analíticos (como el del narcisismo, por
ejemplo) de una manera distinta y enriquecedora.
Te fue útil, además, en tu afeín de
buscar más rigor científico, un mayor grado de predicción, etcétera.
Pero haMa el
presente has tomado a esadisdplina
como una fuente de analogías.
Dije que este trabajo es un cierre y una apertura porque entreveo en él una
futura aventura: conceptualizar una nueva teoría de la mente, unificando el punto de
vista analítico con el de otras ciene:ias del hombre. Para ello tienes que empcporte en
Wiener, Bateson, Jackson y otros. Ello presupone una tarea de enorme esfuerzo y de
gran erudición. Conociéndote, creo que vale la pena, aunque la magnitud de la obra
dé miedo.
Respuestas a los comentarios y a las contribuciones
Tal como Emilio Rodrigué lo conslderc, mi trabajo "marca un cierre e inicia una
apertura"; es ésta una razón muy importante que hace que este intercambio de ideas me
resulte muy oportuno y por lo tanto de sumo valor. En la situación de di610go en que nos
encontramos, el término "apertura"
adquiere un significado especial porque considero
que, tal !=omo lo utiliza Rodrigué, significa replantearnos
problerncs atingentes a formas
de concebir los hechos y las teorfas psicoanalíticas.
Esto implica reconocer y afrontar
dichos problemas con la esperanza de resolverlos, aunque no sean m6s que unos pocos
de los muchos que emergen de este enfoque del proceso terapéutico pSicoanalrtico en
términos de información y entropía.
Cuando transmitimos una inquietud y comprobamos
por ciertas respue.stas que
ésta encuentra resonancia en otros, este solo hecho justifica un esfuerzo realizado; esta
consideración de car6cter general merece destacarse
por su importancia en este caso
particular por las caracterfsticas del trabajo que estamos discutiendo.
En efecto, una prueba de esta resonancia la encuentro en el p6rrafo final del
comentario de Willy Baranger, cuando me dice que a menos que él esté radica·lmente
equivocado, si hay un acercamiento
al problema de la cucntlflcnción
le parece estar
señalado en la línea utilizada en mi exposición, y que aunque eso significase cambiar
su esquema referencial, y aún su weltanschauung
entera, aunque penoso, "valdrfa la
pena". Algo casi similar encierra la contribución de Emilio Rodrigué quien, sin conocer
el contenido del comentario anterior, me dice que conceptual izar una nueva teorfa de la
mente, unificando el punto de vista psicoanalrtico con el de otras ciencias del hombre
(aunque mi intención no sea precisamente ésa, sino incorporar al proceso analrtico ciertos
esquemas de determinadas
ciencias y no exclusivamente las del hombre), lo que supone
un enorme esfuerzo y gran erudición, por su magnitud da miedo, y también me
alienta comentando que cree que vale la pena.
'
En todas las respuestos he encontrado que cada uno de los comentaristas destaca
diversos aspectos de lo que expuse, y lo ha realizado de una manera tal que me
ha sido posible discriminar tipos de acuerdos y desacuerdos.
Tomando en cuenta esto,
me he formado una idea aproximada de la manera en que cada uno de los colegas que
Intervienen en, la discusión ha captado este replanteo del proceso terapéutico en términos
de entropía e información; sobre la base de estos suposiciones haré la elección acerca de
qué y c6mo responder.
Creo que ésta es la mejor manera como puedo agradecer el
interés y la cooperación que me han demostrado en las respuestos.
En primer lugar me referiré a ciertos puntos de mi trcbc]c con respecto
cuales existen en mayor o menor medida diversos grados de acuerdo.
a los
Marie Langer captó una de las metas que me propongo realizar con este enfoque
interdisciplinario,
y que consiste en acercar 'los descubrimientos clínicos a la teoría. Es
73
David Liberman
74
de esta manera como podemos construir una auténtica psicologla psicoanaHtica,
puesto
que al considerar las diferentes redes comunicacionales
por donde circulan los mensajes,
en todas las definiciones
e hipótesis que se formulen en esas condiciones, los hechos
cllnicos adquieren
un pleno significado psicoanaHtico cuando incluyen por lo monos a
uno de los diversos elementos de los que se compone el encuadre del método psi:oanaHtico. Otro de los puntos de acuerdo que menciona la doctora Langer son las perspeetlves
que se presentan
para una metodologla
de la supervisión y para la configuración
de
criterios para la elección de la pareja analizado-analista.
Nora R. de Bisi y Willy Beranger enfatizaron
la importancia
del estudio de los indicios para la evaluación
del
monto de cambio que se ha operado en el proceso terapéutico
en un momento dado,
y el último de ellos también concuerda conmigo en la necesldcd de configurar uan nueva
nosologla,
co.sa a' la que hice mención mós arriba al establecer
las condiciones que
deblan reunir las definiciones y las hipótesis de una auténtica psicologla, o quizá mejor
seria decir "psicología
y psicopatologfa
psicoanaHticas".
En la intervención
de Emilio
R~drigué encontré una reformulación
muy acertada
de mis ideas cuando expres6 que
éstas le sirvieron para redescubrir en el contenido manifiesto de lo que se dice un nivel
de Información que propicia el descubrlmlento
de lo que subyace.
Pasemos a examinar a continuación las dudas, los pedidos de aclaraciones
y los
diferentes tipos de desacuerdos
que creo merecen ser considerados
con suma atención.
"¿En qué medida la teorla de la comunicación le fue útil a David Liberman?",
me pregunta Rodrigué. ¿Es necesario formular ciertos aspectos de la situación enclltlce
en términos de teorla de la información'?;
¿se consigue un enriquecimiento
real de
nuestro teorla?;
¿no se pierde riada esencial de ella?, me pregunta
Willy Barunger.
Dentro del mismo universo de problemas, Marie Langer sostiene que la lntroducclén de
la teorla de la información podría acarrear el peligro de la confusión y extrepoleelén,
y sugiere la posibilidad de formular estos nuevos esquemas referenclcles en términos que
nos resulten mós familiares;
en la misma linea se encuentra la objeción de Nor,::! Bisi
acerca de la utilización de términos de otras ciencias en que algunas semejanzas
Y' onalogias pueden llevar a desestimar el hecho de que en realidad 105 fenómenos considerados por las diversas ciencias, bajo un mismo nombre, tienen caracterfsticas
dlsfintcs.
Cuando Rodrigué me pregunta
si su redescubrimiento
del valor del contenido
manifiesto no seria precisamente
entrar en la teoría de la comunicación, puedo contestarle con toda seguridad que si. Su mención de autores como Wiener, Bateson, Jac:kson,
etcétera, es una prueba de que de alguna manera Rodrigué se ha acercado al problema
de la comunicación
humana,
enfoque interdisciplinario
que actualmente
se encuentra
en pleno desarrollo y que no existla en las primeras décadas de nuestro siglo cuando
se desarrolló
la teorla psicoanalltica.
Confieso que me resulta muy dificil responder una por una a las diferentes objeciones, y desde ya quiero dejar aclarado que no me encuentro en condiciones de recti-
Respuestas a los comentarios· y a las contribuciones
ficar o ratificar algunas
de ellas.
Frente aciertos
pedidos, tal como el reemplazo
de términos de la teoría de la informaci6n
por los de la terminología
psicoanalltica,
que ha surgido en los cuatro comentaristas,
puedo decir que hay ciertas terminologías
que son equivalentes
y que se refieren a aspectos de la comunicaci6n humana que fueron
descubiertos
en psicoanálisis
yola
vez en otras dlsclpllnes.
Cerne estomas en los comienzos de una labor de esta naturaleza,
para no confundir los usos creo necesario
conservar los diferentes términos, aun cuando se refieren a hechos similares, puesto que
de esa manera evitamos un cierre precoz a una apertura que consideramos
promisoria.
Quizá ahora pueda ser mejor comprendido
si aclaro un poco más en qué
consistida
esta "apertura".
Nosotros, como psicoanalistas,
estamos acostumbrados
a
aplicar los conocimientos psicoanalíticos
a otras ramas del conocimiento humano: antropología, criminología,
educaci6n,
etcétera.
De esta manera se han enriquecido
esas
disciplinas con los aportes .que el psicoanálisis
ha realizado.
La direcci6n que yo sigo
es precisamente
la inversa a la que tenemos en psicoanálisis
aplicado y consiste en
examinar los conocimientos que poseen los investigadores
pertenecientes
a otras disciplinas que se han ocupado de la comunicaci6n
en general y la c:omunicaci6n humana
en particular,
a las teorlas de la enfermedad
y las teorías de la curaci6n por medio
de la técnica psicoanalítico.
Es por esta raz6n por la que creo que la teoria psicoanalltica
se enriquece, pero
esto nos exige un precio elevado,
consistente
por una parte en tener que realizar
un esfuerzo de erudici6n, y por otra en tener que soportar la ambigüedad
mientras
no tengamos
a mano la soluci6n de los problemas
que se nos pueden
presentar
al pretender
reformular
aspectos
de la teoría
psicoanalítico.
Existen equivcilentes
que
me resultan
evidentes;
por ejemplo
las representaciones
acústicas
y de
palabra,
que en la concepci6n psicoanalrtica
del aparato
psíquico se adscriben al preconsciente, corresponden
a la codificaci6n digital en teoría de la comunicaci6n.
Otro tanto
ocurre con las representaciones
plásticas, ya más cercanas a lo inconsciente, que corresponden a la codificaci6n anal6gica.
Las representaciones
de símbolos, que ubicamos
topográficamente
en lo inconsciente, corresponderán
a la codificac:i6n gestáltica.
Desde
los más variados
campos se han realizado
tantos adelantos
en I!I conocimiento
de la
comunicaci6n,
que no pueden ser desestimados
por ningún psic:oanalista
de nuestra
generaci6n actual.
Para ello tenemos que acercarnos a fuentes tan diversas tales como
la ingenierla
de las telecomunicaciones,
los aportes provenientes
del campo de la lIngüística, la antropología,
etcétera.
Quizá pueda ser mejor interpretado
por aquellos que en algún momento han
confundido el enfoque interdisciplinario
con razonamientos
por analogía,
si afirmo que
estas crisis han ocurrido en otras disciplinas que han experimentado
cambios a medida
que se fueron desarrollando.
Cuando se está desarrollando
una investigaci6n
es muy
frecuente que ésta trascienda
su ámbito específico y se ponga en contacto con otras
75
David Liberman
óreas del conocimiento; este modo de encararlos
hechos ha ocurrido en biologla con la
introducci6n del cólculo de probabilidades
y de la estadlstica,
en psicofisiologla
con
los desarrollos
de la cibernética,
etcétera.
No es de extrañar
entonces
que
frente al hecho de que' si queremos
romper
estereotipos
y hacer proqresos
en
psicoanólisis,
al examinar
con detalle los descubrimientos
del proceso analltiw,
nos
encontremos con la circunstancia
de tener que incorporar a las nuevas teorías, ronoclmientas procedentes de diversos ómbitos de la investigaci6n de la comunicación humone,
En la actualidad
se han hecho importantes avances en el estudio de los signos y el enélisis de señales.
Existe una teoda estadística
de la comunicación,
de la lógica de la
comunicación,
comprendiendo
la sintaxis, la semóntica y la pragmótica
de los dlversos
tipos de lenguajes que utilizamos para comunicarnos,
etcétera.
Con sólo acercarnos
a
ellos se nos amplía el panorama
para pensar en lo que hacemos, y comunicórselo 1] otro
en un lenguaje que pueda acercar los hechos Glngulares de nuestra experiencia,
01 la
generalización
de nuestra teoría psicoanalltica
actual.
Creo de utilidad aclarar el significado
del término "Iogon", que ha sus+:itado
cierta expectativa
y frustraciones,
aunque quiero recordarles
que cuando lo empleé lo
hlca como una alusi6n a posibilidades
futuras.
Vaya referirme en primer lugar al "bit" como unidad de información, contestendo así a la objeción que .me plantea Rodrigué. El "bit" se refiere a la cantidad de información selectiva, su unidad es la cifra binaria y ésta se define como cquelle
que
determina
una sola elección entre posibilidades
equiprobables.
El analista
en "condlción de moneda", y no de "dado cellflccde"
(para descriminarlo
bien de la condición
en que se encuentra el paciente en la situaci6n analítica), al formular una interpretación
hace una opción, en la cual elige una y descarga las restantes.
Si consideramos
ClI paciente como "dado", decimos que el analista, al formular una interpretaci.6n,
le da el
"si", a una de las caras, e implícitamente
el "no" a las cinco restantes.
Pero como
el "bit" no se refiere a los contenidos de la información,
me he permitido sugerÍ!" una
de las otras unidades de medida de la información,
que incluye también al contenldo
de la misma. El contenido de la informaci6n estructural es el número de grupos clistinguibles en una representación
de conocimiento, tal como tienden a ser captados por el
oido. La unidad de contenido de información estructural es el "Iogon": esta unidnd es
la que permite definir todo nuevo grupo distingible
de una representaci6n.
Garbor
indicó que percibimos físicamente el sonido en forma simultónea en cuanto a su tiempo
(duración) y a su frecuencia (tono), y que se puede usar un método de represent.aclén
de señales que sea mós fiel a nuestras sensaciones acústicas que la mera descripción
de la,s frecuencias o del tiempo.
Los elementos bósicos en los que se pueden anCllizar
señales complejas, tales como el habla, en los que se debe basar tal representcci6n,
*
76
*
Citado varias veces por Colin Cherry en su obra On Human Communication,
of Mossachusetts, Inst. of Technology, Nueva York, 1957.
lhe Technology P,'ess
Respuestas a los comentarios y a las contribuciones
deben ser definitivos tonto en' lo que se refiere 01 tiempo como CI lo frecuencia.
Este
menor elemento básico distinguible que se puede discriminar es lo que se considero una
"unidad de información".
Dos de las intervenciones manifiestan un desacuerdo básico cuando expresan su
acuerdo con Szcsz, quien sostiene (no obstante referirse al método operoclonel) que "en
todo tipo de interacción humana uno persona gana información a costa de lo otra, sin
que ésta a su vez pierda información" y que "es necesario liberarse del concepto de entropía tomado de la físi·ca". Como esto cuestiono en totalidad lo que he expuesto, voy
a exprescr algunos argumentos con lo única intención de dejar abierto el problema para
un desarrollo ulterior.
En primer lugar si Szcsz se refiere al "método operacional" del psicoanálisis y a
la vez cuestiona la necesidad de liberarse del concepto de entropía de la física, cambio
el enfoque, porque dicho concepto tal como fue utilizado por .Freud en el psicoanálisis, fue formulado sin tomar en consideraci6n
el método pslcocnclltlce
con el cual
operamos sobre el paciente, sino que se refirió a ciertas condiciones neuróticas de los
pacientes enfocándolos desde el punto de vista económico y genético evolutivo; el término
entropía lo aplicó a un factor que interviene en les fijaciones infantiles patógenas y que
secundariamente
en el curso de las siguientes etapas del desarrollo hace sentir sus efectos
imposibilitando
que paralelamente
a la maduración
biológica se acompañen
nuevos
pautas de aprendizaje.
Estos dos puntos de visto aislados del método por más que
Freud hoyo pensado que constituyen un obstáculo insalvable o la meta terapéutica, distan
mucho de ser calificados como operacionales.
El concepto de entropía, tal como yo
entiendo que debe ser aplicado en formo operacional tomando corno parámetro lo peculiar y único situación de interacción humano que se da en la evolución de lo transferencia en el proceso analítico, invalido la analogra que dicho autor establece entre el
intercambio entre podres e hijos, alumnos y maestros, analistas y analizados.
Mientras
que en los dos primeros cosos efectivamente
es cuestionable lo aplicación del término
entropía, en los términos en que yo lo utilizo, en el tercer caso, el tipo de interacci6n se
aproximo mucho o un circuito cerrado y de allí surge precisamente el peligro de lo entropra en términos de teoría de lo información.
Paro fundamentar
lo que digo voy a
utilizar terminología estrictamente
psicoanalítico.
Existe uno enorme diferencio entre las modificaciones que ocurren en cado uno
de los componentes de lo pareja analizado-analista;
el insight, el proceso de elaboración,
los procesos de reparación
con que ~mbos de dichos componentes contribuyen a lo
terapia están dirigidos hacia uno de ellos, el paciente. Este es en última instancia el
que ofrece lo materia prima que es transformada
por la labor conjunto que paciente
y terapeuta desarrollan.
¿Qué beneficios recibe el terapeuta?
Este opera en su campo
de trabajo con uno técnica adecuado en tanto renuncia o todo otro tipo de gratificación
que no seo la que va involucrado en el concepto de sublimación, y si bien es cierto
David Liberman
que toda sublimación trae aparejada
un enriquecimiento
del Yo, éste es mínimo, y
para que la sublimación pueda persistir requiere como prerrequisito necesario indispensable, gratificaciones
directas en otras óreas del comportamiento.
Todos sabemos que nuestra tarea es sumamente difIcil, que requiere un alto
grado de integración de la personalidad
que permita al terapeuta subsistir como tal
aceptando que partes de la persona del paciente en mayor o menor grado, según las
épocas, se oponen al desarrollo die la tarea del terapeuta y muchas veces lo hecen de
una manera tan tenaz yola
vez sutil que durante muchos períodos del anólisis la
técnica del terapeuta es atacada de una manera inadvertida.
El método que propongo incluye precisamente
la consideración del monto de
progreso o retroceso para que el terapeuta pueda orientarse, rescatarse como terapeuta y
de esa manera rescatar al paciente de esa tendencia a la indiferenciación que emcne
de las resistencias del paciente y que desgasta el instrumento de trabajo del terapeuta.
Para finalizar quiero dejar abiertos los siguientes interrogantes
que me resulta" muy
coherentes con el enunciado contenido en el primer punto de rnl trabajo: ¿No se deberó a
todo lo dicho aquí el concenso universal de- la necesidad de que el analista se recmellee
periódicamente?
¿En qué medida la entropía concebida en términos de teoría de la
información no es un peligro siempre presente que conspira contra la capacidad
de
elaboración?
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