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Perfil sociodemográfico y deportivo del corredor de montaña en la Región de Murcia
Trabajo Fin de Máster 2013/2014
MARCO TEÓRICO
1.1. Fundamentación Teórica
1.1.1. Los Eventos Deportivos
En la actual sociedad se está necesitando cada vez más frecuencia disponer de
un mayor tiempo libre y de ocio, con la percepción de que esta adquisición de tiempo
libre y de ocio, va en aumento, siendo éste cada vez más utilizado como medio para
realizar práctica de actividad física o deporte, bien con el disfrute de la práctica en sí
o con el disfrute como espectador.
En cuanto a los grandes eventos existentes, considerados trascendentales para
la economía de muchos lugares, generando bastantes beneficios económicos. Por
este motivo existen muchísimos intereses por parte de las instituciones, públicas y
privadas, que desean ser sede de muchos eventos físicos-deportivos.
Para llevar a cabo un evento, de la magnitud que sea, se debe de disponer de
una organización y una eficiente gestión, con el fin de lograr una percepción positiva
tanto para el deportista como para el espectador, para lo que necesita cuidar
aspectos relacionados con la calidad del servicio y la satisfacción de los usuarios
que son partícipes de estos eventos.
Shone y Bryan (2010, p.4) realizan una definición de los eventos en general
como “fenómenos que surgen de ocasiones no rutinarias y que tienen objetivos de
ocio, culturales, personales u organizativos establecidos de forma separada a la
actividad normal diaria, cuya
finalidad es ilustrar, celebrar, entretener o retar la
experiencia de un grupo de personas”.
Acercándonos más al ámbito deportivo, autores como Añó (2003) definen el
evento deportivo como una organización de una actividad deportiva de mayor
complejidad, estando en el seno de una institución deportiva, siendo tanto pública
como privada. Otros autores realizan una diferenciación de los distintos eventos,
conceptualizando lo que serían los grandes eventos deportivos.
[1]
1.1.2. Características de los eventos deportivos.
El evento deportivo es un hecho social que se está mediatizando cada más y
presenta un gran impacto en los diferentes estamentos. Según Cerezuela (2003) los
eventos están caracterizados por presentar un nivel de incertidumbre y de cierta
complejidad. El primero está causado por la situación de duda inicial sobre qué va a
suceder con lo planificado, y la segunda está referida a la estructura organizativa del
evento.
Estos aspectos son importantes a la hora de desarrollar un evento porque
presenta un cierto factor de riesgo en la organización del mismo. Los eventos están
caracterizados por los siguientes aspectos (Shone y Bryan, 2010):
Unicidad: cada evento es único, no existen dos eventos iguales.
No repetitibilidad: un mismo evento en diferentes ediciones no se organiza de la
misma forma.
Intangibilidad: los eventos conllevan el desarrollo de emociones.
Altos niveles de contacto e interacción personal: en los eventos se producen
muchas relaciones de comunicación entre los distintos grupos de personas que lo
componen.
Intensidad del trabajo: dependiendo hacia quién vaya dirigido el evento
presentará una mayor complejidad organizativa o no.
Escala temporal limitada. Los eventos tienen unas fechas predefinidas con
antelación, tiene una fecha de comienzo y otra de final, no son perdurables en el
tiempo.
Además de lo anterior, Añó (2000) considera que para que una actividad
deportiva pueda considerarse como un acontecimiento, se deben cumplir de unas
condiciones:

Repercusión social.

Nivel de asistencia de público.

Presencia en los medios de comunicación.

Nivel de audiencia televisiva.
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
Tipo de deporte.

Dificultad de la práctica.

Patrocinadores.

Ingresos propios (taquillas, venta de objetos, etc.).
1.1.3. Clasificación de los eventos deportivos.
Introducirse en una clasificación de eventos o acontecimientos deportivos es
una tarea difícil, debido a la gran variedad de deportes existentes estando estos muy
diversificados.
En primer lugar, las actividades deportivas, según Añó (2000), pueden
clasificarse en tres grandes grupos desde el punto de vista competitivo:

Los actos puntuales son aquellos que se realizan de forma esporádica y
periódica cada cierto margen de tiempo (un año, dos años, cuatro
años,…). Por ejemplo son actividades como las carreras populares, las
carreras ciclistas o los torneos de tenis.

Los grupos deportivos pueden ser de carácter permanente o puntual y
está determinado por aquellas agrupaciones de personas miembros o no
de un club o asociación que se concentran determinados días para realizar
una actividad concreta de forma periódica o eventual, como puede ser
una marcha ciclo-turista, salir a correr, torneos locales, actividades en el
medio natural, etc.

Los actos permanentes, aunque comparten aspectos con el primer
grupo, al realizarse una actividad de forma puntual ya sea una vez a la
semana, al mes, o de forma quincenal, estas actividades se repiten de
forma periódica de modo constante, tal es el caso de las ligas deportivas
de deportes de equipo.
Profundizando un poco más en el análisis de los diferentes deportes Añó
(2003) determina la existencia de catorce tipos de espectáculos que existen en el
mundo deportivo.
[3]
1. Carreras Populares
2. Maratones
3. Exhibiciones/Competiciones amistosas
4. Partidos de Liga
5. Partidos de Copa
6. Campeonatos de España
7. Finales de Copa/Play-off
8. Finales y salidas de etapas ciclistas
9. Fases de clasificación de Campeonatos de Europa/Mundo
10. Torneos o grandes premios
11. Torneos Preolímpicos
12. Juegos Regionales (Mediterráneos, Asiáticos, Commonwealth,…)
13. Campeonatos de Europa/Mundo
14. Juegos Olímpicos
En esta clasificación de los eventos, surgida en gran parte de los deportes,
van desde la más sencilla, como son las Carreras Populares, a la más compleja
como son unos Juegos Olímpicos, siendo en cierto modo, ordenados en función de
la repercusión el nivel de audiencia que puede llegar a captar un evento.
Esta clasificación puede variar, ya que existen determinados eventos que
presentan ciertas características propias que pese a tener un nivel organizativo
sencillo, la atención que recibe por parte de los medios de comunicación y el público
es muy elevado. Un ejemplo de esto puede ser la final de la Champions League de
fútbol o la Copa Davis de tenis. También existen grandes eventos populares como
puede ser la Maratón de Nueva York donde acuden decenas de miles de corredores
a participar y se retransmite en medio mundo lo que conlleva una mayor complejidad
organizativa a una maratón de una ciudad poco conocida.
1.1.4. Las carreras de montaña como deporte de aventura.
Las carreras por montaña consisten en una actividad de un origen muy reciente
(Coloma, 2013).Las carreras de montaña, cuyo inicio se consideró una prueba
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atlética, pasaron a ser una actividad físico-deportiva que implica el conocimiento del
territorio donde los Centros Excursionistas fueron promotores de esta idea. Estas
carreras son las precursoras de las actuales carreras de montaña (Coloma, 2013).
Aunque existen antecedentes de principios de siglo XX, las carreras por montaña
tal como hoy las entendemos, nacen en el año 2000. Un año más tarde la
Federación Española de Deportes de Montaña y Escala (FEDME) plantea la
organización de pruebas oficiales de carreras por montaña, aportando una mayor
profesionalidad, rigor y perfil deportivo a esta disciplina tan joven dentro del ámbito
competitivo. Tanto la “Copa de España” como el “Campeonato de España” son un
ejemplo claro de promoción deportiva (Coloma, 2013).
El montañismo, a través de sus múltiples facetas, es la práctica social por
antonomasia. Sus diversas variantes, no sólo deportivas, han motivado que se
considere como una actividad científica, un juego o una ética, mucho antes que un
deporte, dependiendo del marco temporal y el espacio social y cultural en el que se
practique (Moscoso y González, 2014).
Según el Reglamento de la FEDME, para que una prueba pueda ser considerada
“carrera de montaña” ha de cumplir una serie de requisitos, que son (Águila, 2007):

La carrera tendrá un recorrido mínimo de 21 kilómetros.

El desnivel mínimo para competiciones inferiores a 34 km será de 1000
metros.

El desnivel mínimo para competiciones superiores a 34 km será de 1500
metros.

El itinerario sólo podrá tener un 10 % de su recorrido por asfalto,
pavimento o cemento.

El itinerario sólo podrá tener un 50% de su recorrido por pista ancha
(transitable con vehículo).
Las carreras de montaña, también llamadas “trailrunning”, se practican en el
medio natural, superando obstáculos diversos como rocas, raíces, ríos. Se
desarrollan en zonas naturales con interés paisajístico, valles, montañas, desiertos.
También se debe superar un desnivel de subida, de bajada o ambos y tienen como
[5]
objetivo efectuar un recorrido señalizado por caminos de montaña, en el mínimo
tiempo posible (Coloma, 2013).
Es difícil encontrar una definición que explique con exactitud que significa cada
formato o modalidad para estas carreras, llegándose a confundir o mezclar ciertas
palabras de origen inglés, que se utilizan muy usualmente en el lenguaje técnico
dentro de este deporte. Coloma (2013) presenta algunas definiciones con respecto a
la distancia de estas carreras.

“Km vertical”: Las carreras de formato “Km vertical” consisten en subir lo
más rápidamente posible una montaña, son pruebas cortas y explosivas
en las que el recorrido busca el camino más corto y directo para alcanzar
la cumbre. Son muy atractivas por el público que reúne.

“Trail”: Nombre genérico de las carreras de montaña desde los 5 km hasta
la media maratón, son cortas y por ello, las más populares.

Media Maratón de Montaña: Las carreras con formato de media maratón
tienen una longitud de 21.097 m y se consideran carreras de fondo.

“Skyrunning”: Es una modalidad de carrera que consiste en ir cresteando,
generalmente por cumbres superiores a 2000 m de altitud. Las distancias
suelen ser largas y pueden llegar hasta el maratón.

Maratón de montaña: Modalidad de carrera de fondo de 42.195 m de
distancia.

“Ultra trail”: Son carreras con distancias superiores a 50 Km y se realizan
en una sola etapa (non-stop).

“Trails por etapas” o carreras de aventura: Estas carreras, por su larga
distancia, se realizan en varias etapas que pueden ser en régimen de
autosuficiencia o ser la organización quien se encargue de los
avituallamientos.
Dentro de la diversidad de disciplinas deportivas, cabe destacar las pruebas
atléticas de resistencia como las carreras a pie de larga distancia, que son capaces
de llevar al límite a los deportistas que las practican (De la Vega, Rivera, y Ruiz,
2011). En función de las distancia, se dividen en pruebas de medio fondo, dónde los
deportistas recorren distancias entre los 800 y 5000 m. (Hubiche y Pradet, 1999),
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pruebas de fondo como los
10000 m, la prueba de maratón (42.195 m) y las
carreras de ultrafondo de más de 42.195 m (Benyo y Henderson, 2002).
En particular las especialidades de fondo son una de las actividades más
estresantes en las un ser humano puede participar de forma voluntaria (Eich y
Metcalfe, 2009), debido a la intensidad, la duración y condiciones ambientales que
pueden ser adversas, las fuentes de estrés fluyen de forma constante (Buman, Molí,
Giacobbi, y Brewer 2008), además requieren una preparación física específica y un
enorme esfuerzo físico y psicológico (Buceta, López de la Llave, Pérez-Llantada,
Vallejo y del Pino, 2002).
Esta modalidad deportiva ha experimentado, en los últimos años, un espectacular
crecimiento desde todos los puntos de vista: aumentando el número de carreras, la
participación en las mismas, apareciendo los primeros equipos organizados y
llegando los patrocinadores (Coloma, 2013). También existen carreras de montaña
no oficiales que pueden estar organizadas por los centros excursionistas y otras
asociaciones de carácter lúdico-deportivo o de aventura, con distancias variables y
una reglamentación específica. Los permisos para su práctica son directos entre el
organizador y los agentes medio-ambientales (Coloma, 2013).
Los organizadores de estas pruebas presentan con antelación la información
sobre el recorrido, el perfil altimétrico, la situación de los avituallamientos y el
material obligatorio que se ha de presentarse el día de la carrera. El día de la carrera
se realiza un "briefing" (anglicismo que significa dar instrucciones antes de la salida),
donde se dan consejos técnicos y se controla el material obligatorio (Coloma, 2013).
La forma en que los corredores acceden a estas pruebas, a veces no
competitivas, ha cambiado mucho en la nueva era digital, la tecnología actual ha
dejado el mapa y la brújula como objetos obsoletos y ha adoptado el Global
PositioningSystem (GPS) permitiendo que con el uso de un solo aparato permite
cargar el recorrido o "track" y el mapa. El GPS también proporciona datos
específicos del recorrido (km, altitud, horas acumuladas, desniveles, calorías
consumidas, etc.) y es imprescindible en las carreras de gran recorrido o “ultra
trails”. (Coloma, 2013).
[7]
1.2. Las Actividades Físicas en el Medio Natural y los Deportes de
Aventura.
En los últimos años, se está produciendo un notable crecimiento y un auge en
nuestra sociedad hacia la práctica de todos aquellos deportes que tienen en común
la naturaleza como terreno de práctica (Baena y Rebollo, 2009; García, 2006;
Granero y Baena, 2007). Esto no es un hecho casual, la tendencia actual está
orientada hacia la vinculación forzosa del hombre con la naturaleza, y en última
instancia con sus orígenes. Este suceso provoca en el ser humano un anhelo de
encontrarse consigo mismo, un hecho que solo puede llevarse a cabo en el medio
natural (Morilla, Rebollo, Baena, Miranda y Martínez, 2013).
Las actividades físicas en el medio natural (AFMN), que hoy en día se consideran
una experiencia que rompe la rutina urbana, antiguamente estaban integradas en la
forma de vida de los seres humanos (Águila, 2007). En las sociedades
preindustriales, la naturaleza era el escenario de la vida diaria y su desplazamiento
por ella implicaba acciones como correr, saltar, montar a caballo, escalar montañas,
navegar por ríos, etc., aceptando el riesgo físico que ello suponía (Feixa, 1995).
El paso de la sociedad rural a la sociedad industrial provocó el comienzo de un
progresivo alejamiento del medio natural. Esto provoca que el ser humano vea la
naturaleza como un espacio extraño, iniciando una colonización debido a los
avances tecnológicos y a la institucionalización de las prácticas en el medio natural.
Estos hitos provocan un aumento de la práctica físico-deportiva en la naturaleza,
apareciendo actividades como el montañismo, la escalada o el esquí. La Edad
Moderna, con un espíritu racionalizador, convirtió estas prácticas en estructuras
burocratizadas, las federaciones y los clubes, y en sistemas de organización y
promoción del movimiento deportivo en su vertiente competitiva (Águila, 2007).
A partir de la década de los
setenta, aparecen nuevas modalidades físico-
deportivas en el medio natural intentando romper con la práctica rígida e
institucionalizada existente. Numerosos autores denominan a estas nuevas
actividades como “Actividades Físicas de Aventura en la Naturaleza (AFAN)”
(Olivera, 1995; Olivera y Olivera, 1995a; Olivera y Olivera, 1998).
Según Olivera y Olivera (1995b) las AFAN pueden definirse como aquellas
actividades físicas de tiempo libre que buscan una aventura imaginaria sintiendo
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emociones y sensaciones hedonistas, fundamentalmente individuales, y en relación
con un ambiente ecológico o natural. En este grupo se pueden incluir prácticas de
diferente índole, como el rafting, el puenting, el hidrospeed, el descenso de cañones,
el trekking, el kitesurf, quads, etc., tratándose de actividades altamente sofisticadas y
con una gran implementación técnica (Águila, 2007).
Las AFAN se han expandido con celeridad en el marco de los nuevos valores y
conceptos culturales y suponen una exaltación de las prácticas corporales dentro del
modelo hedonista, como alternativa al deporte praxis y agonístico del modelo
corporal ascético (Olivera, 1995; Olivera y Olivera, 1995a).
La seducción a través de la incertidumbre y el riesgo es el principal alicientede
las AFAN. Así como
la búsqueda de una experiencia más emocionante y
placentera, una exposición inmediata a la estimulación sensorial y a la pérdida
transitoria de conciencia; una exaltación del momento presente, una reivindicación
del individualismo y de la vivencia personal subjetiva; y un disfrute de múltiples
fragmentos de prácticas simuladas, convertidas en espectáculo para los sentidos,
donde prima el significante por encima del significado (Águila, 2007).
También se puede considerar como un fenómeno moderno el proceso de
“deportivización” de las prácticas físicas de aventura en la naturaleza (Olivera,
1995). Aunque inicialmente surgen como contraposición a la estructura racional
burocrática de la Modernidad,
es cierto que las nuevas modalidades se han ido
incorporando a un sistema organizado de competiciones que pone en auge el
espíritu agonístico, la aceptación de normas y la cuantificación en forma de
clasificaciones, medallas, estadísticas y récords (Águila, 2007).
Profundizando dentro de los deportes de aventura, estos se pueden definir como
actividades innovadoras y diferenciadas de los deportes tradicionales, debido a unas
condiciones de práctica, a unos objetivos, a la propia motivación y a los medios
tecnológicos utilizados permitiendo una fluidez entre el practicante y el espacio
destinado para esas prácticas-tierra, agua o aire (Marinhoy Schwartz, 2005).
En general,
algunas de las características que los definen son: prácticas
individualizadas y con un fuerte carácter individualista, que implican deslizarse por
superficies naturales, existe una unión entre el cuerpo y el artefacto y suponen una
sensación de riesgo, de desequilibrio, de vértigo, de libertad, que derrochan grandes
[9]
cantidades de adrenalina (Casanova, 1994; Giralt, 1993; Laraña, 1986; Olivera,
1995).
A partir de los años ochenta los deportes de aventura (DA), han experimentado
un crecimiento exponencial (Baena y Rebollo, 2009). Este evidente crecimiento ha
llevado a que se realicen numerosos estudios sobre el interés de la población hacia
esta práctica de actividad física (Canales y Perich, 2000; ; Cavaller y Magallón,
2003; Fuster y Elizalde, 1995; García-Ferrando, 1986; García-Ferrando, 1991;
García-Ferrando, 1996; García-Ferrando, 1997;García y Rebollo, 1994; Laraña,
1986; Laraña, 1989; López, 2000; Miranda, Olivera-Beltrán, y Mora, 1995; Ruiz,
García, y Hernández, 2001).
Este auge, en las sociedades postindustriales, es debido a que los tecnológicos
han facilitado los recursos e instrumentos pertinentes para el desarrollo de estas
actividades, que nos permiten deslizarnos por el agua, el aire y la tierra, provocando
sensaciones de placer, riesgo y aventura en función de las expectativas de cada
cual (Baena y Rebollo, 2008). La práctica en la propia naturaleza está siendo
acompañada de un amplio apoyo tecnológico (Acuña, 1996).
El alpinismo, la escalada, la canoa, el kayak, la BTT, la espeleología, el descenso
de barrancos o el rafting aparecen como actividades alternativas al senderismo
(Baena y Rebollo, 2008).
García-Ferrando (2006) observa la evolución, a lo largo de sus investigaciones,
como el montañismo, el senderismo, el excursionismo, el ciclismo, el esquí y
deportes de invierno y en general las actividades físicas en el medio natural y los
deportes de aventura se encuentran entre los deportes más practicados por
la
población española desde 1980 al 2010.
Esta tendencia también se confirma en la investigación realizada por Lagardera
(1997) en Aragón, en este caso con el objetivo de estudiar las actitudes y hábitos de
las mujeres en relación a las prácticas deportivas en la naturaleza. Los resultados
muestran que el 52% de las mujeres encuestadas manifestaron que estar en
contacto con la naturaleza representaba su mayor interés, seguido por un 26% que
manifestaba hacerlo por diversión y un 10% por evadirse de la rutina cotidiana. En
cambio, en relación a los resultados de los sujetos no practicantes, uno de los
motivos más destacados con un 16.77% es la falta de tiempo libre.
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1.2.1. Perfil sociodemográfico de los corredores de montaña.
En la actualidad no existen estudios precedentes que analicen la influencia
socioeconómica y ambiental de las carreras por montaña. Algunos trabajos de
carácter sociológico, geográfico y biológico han contribuido de manera importante a
conocer la incidencia social y económica de los deportes de montaña en el medio
rural y natural, pero ninguno de ellos se ha centrado en la relación de esta específica
actividad deportiva que aquí se plantea (Coloma, 2013).
Desde la FEDME (2010) existe un trabajo sobre las carreras de montaña, titulado
"Incidencia socio-económica y ambiental de las carreras por montaña en el medio
rural y natural en España" elaborado por un consejo científico asesor de las
montañas cuyos resultados más destacados es que las carreras han conseguido
que parte de la población de los valles vayan a correr habitualmente”. Este efecto se
hace mucho más patente entre los jóvenes locales, traduciéndose en beneficios en
principio intangibles, como son la mejora de las condiciones de salud y bienestar
personal, que suponen un elemento de gran valor desde el punto de vista del
desarrollo humano y del espíritu deportivo (Coloma, 2013).
Las carreras de montaña sirven para poner en valor territorios en ocasiones
olvidados, que en algunos casos recobran gracias a estas pruebas un cierto
dinamismo, y permiten descubrir a los corredores foráneos un patrimonio natural y
cultural desconocido, así como los productos artesanales de la zona (Coloma, 2013).
El escenario que demandan las carreras de montaña es el medio natural y estos
en su mayor parte son patrimonio de las zonas rurales: los paisajes, ríos, lagos,
montañas, bosques, valles. Para su realización las carreras de montaña no
requieren infraestructuras propias y pueden rentabilizar infraestructuras ya
construidas. Su espacio es la naturaleza, bien utilizando los antiguos caminos que
servían de comunicación entre pueblos de un valle, o bien caminos históricos en
desuso. (Coloma, 2013).
La participación ciudadana en esta actividad es importante y remarcable,
actualmente existe una complicidad social con ciertos eventos, como es "el
voluntariado". El voluntariado supone un aspecto fundamental en cualquier evento
deportivo, sin ellos estas pruebas difícilmente podrían llevarse a cabo ya que el
volumen de participación que envuelve a estas competiciones es importante. A
[11]
través de la asociación o club deportivo al que pertenecen, ayudan y colaboran a
que la organización y la prueba en sí misma, sea un éxito. En función de los perfiles
de los voluntarios, montañero, andador o urbano, se les adjudican las diferentes
funciones:
información
y
seguridad,
control,
cronometraje,
asistencia,
avituallamiento, entre las más destacadas (Coloma, 2013).
En términos generales, el estudio de impacto socioeconómico y ambiental de las
carreras
por
montaña
en
España
desprende
resultados
muy
positivos,
considerándose un factor de desarrollo económico, un elemento de dinamismo
social e, incluso, un acicate para la práctica del deporte, entre algunas poblaciones
rurales. Asimismo, en lo que atañe a su relación con el medio ambiente, su
incidencia es percibida muy positivamente, por cuanto la celebración de estas
pruebas se hace con criterios ambientales que garantizan la sostenibilidad del medio
natural (Coloma, 2013).
Las pruebas de carreras por montaña sirven fundamentalmente para dinamizar
las poblaciones de las áreas de influencia de espacios naturales. La dinamización
social que genera esta actividad se explica por el hecho de que, para su desarrollo,
los organizadores cuentan con la colaboración de los actores institucionales y
económicos locales y suscita un ambiente festivo y lúdico tan inusual en las áreas
rurales en nuestros días (Coloma, 2013).
Cuando las pruebas se promueven desde los ayuntamientos o desde los clubes
deportivos, el grado de acercamiento y cooperación por parte de la población local
es mucho mayor que cuando surge de la iniciativa privada (Coloma, 2013).
Cabe destacar la necesidad de que la población local tenga un mayor espacio de
participación en la organización y celebración de estas pruebas, incluso en la
contratación de servicios o compra de productos para las carreras por parte de los
organizadores. Un hecho que sirve, además de para que la gente conozca los
lugares en los que se llevan a cabo estas actividades, también para sensibilizar a la
propia población sobre el valor en sí del entorno de sus pueblos (Coloma, 2013).
Si se define un perfil sociodemográfico para un grupo de personas aunados en
torno a un deporte concreto, se está definiendo la propia naturaleza de este deporte
desde sus practicantes, así como otros indicadores relevantes (sexo, motivaciones,
relaciones familiares, etc.) que pueden suponer las claves de la pertenencia o no
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pertenencia a una particular cultura deportiva como lo es el triatlón (Ruiz, Salinero y
Sánchez, 2008).
En España, con la celebración de los JJ.OO. en Barcelona se despierta el interés
por conocer más sobre la realidad sociológica de los deportistas, de tal forma que en
1996 el Consejo Superior de Deporte publica el libro “Los deportistas olímpicos
españoles: Un perfil sociológico” (García-Ferrando, 1996).
Aunque no es objeto de la presente investigación estudiar una clase social
determinada, término más enraizado al concepto de la propiedad en las sociedades
postcapitalistas (Bureba, Centelles, Doncel, y Oliva, 1993), sí partimos de un grupo
social minoritario del cual queremos definir su perfil, en cuyo seno pueden coexistir
diferentes clases sociales, entendidas éstas desde una definición básica, como
aquellos
grupos
principales
presentes
en
una
sociedad
y
determinados
espontáneamente ante determinadas circunstancias (Ossowski, 1979 citado por
Ruiz, Salinero, y Sánchez, 2008).
En la gran mayoría de los estudios existente han centrado en distintas
actividades deportivas que no se desarrollan en entornos tan variables como es la
naturaleza y las actividades deportivas al aire libre las cuales se desarrollan en
contextos naturales caracterizados por la presencia de potenciales peligros, los
cuales pueden generar estrés en los deportistas (Fuster y Elizalde, 1995; Montalbetti
y Chamorro, 2010).
En relación con las carreras populares y la práctica deportiva de la carrera,
existen estudios que han abordado este fenómeno, aunque la mayoría presentan
resultados esencialmente descriptivos. Las razones por las que las personas corren
han sido objeto prioritario de algunas investigaciones (Clough, Shepherd, y
Maughan, 1989; Biddle, 1991; Ebbeck, 1995; Irwin, 1986; Ogles y Masters, 2000;
Ogles, Master, y Richardson, 1995) y de todas ellas se desprende la existencia de
diversos motivos que llevan a las personas a correr.
Otros aspectos a considerar son como el que ha mostrado el estudio de Azar,
Mullet, y Vinsonneau (1999) quienes indican que el beneficio que tienen para la
salud los deportes de montaña siendo esencial el papel de las relaciones
interpersonales para su mejora, o el efecto adictivo de los mismos (Muñoz, Mullet, y
[13]
Sorum, 2000) y la mejora para la toma de decisiones al practicar estas actividades
en el medio natural (Rulence, Fruchart, Dru, y Mullet, 2005).
La importancia de la inteligencia emocional y el desarrollo de las habilidades
psicológicas han mostrado que los practicantes de deportes con contacto con la
naturaleza con más experiencia desarrollan habilidades específicas para interactuar
con el entorno de manera eficiente (Chamarro, Rovira y Fernández-Castro, 2010;
Molero, Belchi-Reyes, y Torres-Luque, 2012).
El interés por el estudio de los diferentes estratos sociales ha constituido uno de
los principales objetos de la Sociología, originándose desde la conciencia de
desigualdad de clases ante ciertas estructuras de poder, tradición desarrollada a
partir de Weber y Marx (Ruíz, Salinero y Sánchez, 2008).
1.2.2. Revisión de estudios previos.
La literatura nacional arroja numerosos estudios sobre el perfil socio-demográfico
(Tabla 2.1.) en diferentes contextos deportivos como son la carrera, los raids o el
triatlón. Así aparecen trabajos como el de Olivero-Befrón (1995) quien realiza un
análisis sociocultural de las actividades de aventura en la naturaleza.
Años más tarde, Llopis y Llopis (2006) estudian las razones para participar en
carreras de resistencia por parte de corredores aficionados. Baena y Rebollo (2008)
analizan el perfil sociodemográfico de la mujer participante en raids de aventura.
Granero, Ruiz-Juan, García-Montes, Baena y Gómez-López (2008) realizan un
estudio sobre el perfil sociodemográfico de los senderistas y ciclistas que recorren el
Camino de Santiago. En 2008, Ruíz-Tendero, Salino y Sánchez Bañuelos hacen
una valoración del perfil sociodemográfico en triatletas de Castilla La Mancha,
midiendo su nivel de implicación y el entorno.
Baena y Rebollo (2009) realizan un estudio sobre el perfil sociodemográfico y
competitivo en participantes de raids de aventura de ámbito nacional. La Federación
Española de Montaña y Escalada (FEDME) mide en el año 2012 la incidencia
socioeconómica y ambiental de las carreas de montaña en el medio rural y natural
de España.
Los últimos trabajos publicados recientemente se centran en las características
sociodemográficas de corredores populares de la categoría veterano (Salas, Latorre,
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Soto, Santos y García-Pinillos, 2013) y sobre el análisis del perfil sociodemográfico,
deportivo y psicológico en estudiantes universitarios que practican escalada
deportiva.
Tabla 2.1.: Revisión de estudios.
AUTOR/ES
Olivero-Befrón (1995)
Llopis y Llopis (2006)
Baena y Rebollo (2008)
Granero, Ruiz-Juan, García-Montes, Baena,
Gómez-López (2008)
Ruíz-Tendero, Salino y Sánchez-Bañuelos
(2008)
Baena y Rebollo (2009)
FEDME (2012)
Salas, Latorre, Soto, Santos y García-Pinillos
(2013)
Morilla, Socorro, Baena, Miranda y MartínezMarín (2013)
TEMÁTICA
Las actividades físicas de aventura en la
naturaleza: Análisis sociocultural
Razones para participar en carreras de
resistencia, un estudio con corredores
aficionados
Análisis del perfil sociodemográfico de la
mujer como participantes de raids de
aventura.
Análisis del perfil sociodemográfico de
senderistas y ciclistas que recorren el Camino
de Santiago
Valoración del perfil sociodemográfico
en el
triatleta: el ejemplo de Castilla-la Mancha:
Nivel de implicación y entorno
Análisis del perfil sociodemográfico y
competitivo del practicante de raids de
aventura de ámbito nacional
Incidencia socioeconómica y ambiental de las
carreras por montaña en el medio rural y
natural es España
Características
sociodemográficas
del
corredor popular veterano español
Análisis del perfil sociodemográfico, deportivo
y psicológico en una práctica de escalada
deportiva de estudiantes universitarios
A pesar de estos trabajos, ante la inexistencia de investigaciones que aborden el
estudio del perfil sociodemográfico del corredor de montaña, este estudio va a
abordar esta temática con el objetivo de aportar una mayor información sobre el tipo
de población que realiza este tipo de actividad deportiva.
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