~QUIATRIA Vol. V. Núm. 6. 1993 Evaluación de calidad de vida P. González, M. Bousoño, M. González-(juirús, C. Pérez de Albéniz y J. Bobes Se considera (Bech. 1987) que el interés por la investigación en calidad de vida fue estimulado por Lyndon B. Johnson (Presidente EE.UU .. 1963-1969). En un mitin político realizado en el Madison Square Garden el 31 de Octubre de 1964. el presidente señaló: « ... goals cannot be measured in the size of our bank balance. They can only be measured in the qualit y of life that our people leads ... ». haciendo referencia a que los objetivos no debían ser medidos en términos económicos. sino en términos de calidad de vida o bienestar alcanzado por las gentes. Sin embargo, ya en 1958, Galbraith había señalado la necesidad de medir los resultados del sistema de salud en términos de calidad de vida. A la hora de evaluar la calidad de vida de los individuos el principal problema con el que nos encontramos reside en definir lo que se va a medir. Desde los primeros intentos de medición, centrados fundamentalmente en aspectos sociales objetivos. hasta la actualidad ha existido una profunda transformación en la definición de qué es lo que se debe medir. En el momento actual (Ruiz Ros, 1992) existe un cierto acuerdo por parte de la literatura uni versal al admitir que la calidad de vida se puede describir como el conjunto de cuatro factores dominantes: • • • • Función física. Estado psicológico. Sociabilidad. Somatización. Ferrans ( 1985) señala que si bien se ha producido un considerable avance en la medición de la calidad de vida con la delimitación de estos factores o dimensiones, la satisfacción con cada uno de ellos y la importancia que les atribuye cada individuo es variable. no ejerciendo, por tanto. cada uno de los factores el mismo impacto sobre la calidad de vida global del sujeto. Fletcher ( 1987) complejiza aún más la situación. ya que llama la atención sobre la existencia de unos factores moduladores (edad. sexo, tipo de enfermedad. gravedad de la misma ..... ) que actuarían sobre las dimensiones anteriormente señaladas. La intensidad. dirección y forma en que actúan estos factores es otra fuente de ambigüedad en la medida. Todo ello conduce a que se desconozcan los pesos de cada una de las dimensiones y factores en la resultante final de calidad de vida, así como a que tampoco se conozca qué factores son los más afectados en una enfermedad o situación determinada. Ruiz-Ros (1992) señala que mientras que para unos autores los problemas físicos son los que correlacionan más fuertemente con la calidad de vida. para otros autores tanto los factores psicológicos como los somáticos afectan a la calidad de vida por la estrecha rela- 20 EV ALUACION DE CALIDAD DE VIDA P. González. M. Bousoño, M. González- Quiros, C. Pérez de Albéniz y J. Bobes ción de ambos con la falta de satisfacción con la vida, considerándose esta última como el factor más importante. La dimensión social tendría menor influencia sobre el estado de salud. siendo. sin embargo, un factor importante en la calidad de vida global del sujeto. PERSPECTIVA PSICOSOCIAL La preocupación por una aceptable calidad de vida de las personas. desde una perspectiva social y política. se ha materializado en un incremento del número de trabajos que intentan medir la calidad de vida. Esta expansión se ha alimentado de un primer interés en el uso de indicadores sociales objetivos como forma de monitorización social (Bauer, 1966), y un posterior abordaje del significado subjetivo del término «Calidad de Vida» (Cantril, 1966). Los indicadores objetivos intentan delimitar los aspectos de la vida material que se consideran necesarios desde una perspectiva social, frente a los indicadores subjetivos, tan importantes una vez cubiertas las necesidades básicas. A. Indicadores sociales objetivos Una asunción implícita de la aproximación objetiva a la calidad de vida es que la salud. el medio ambiente físico, la calidad de la vivienda y otras circunstancias materiales son indicadores válidos de la misma (Najman y Levine. 1981). A pesar de la aparente objetividad de estas medidas y de la simplicidad para identificar a aquellos con escasos recursos. los indicadores sociales no han sido útiles en el marco de la política social. Najman y Levine (1981) señalan cuatro aspectos de los indicadores sociales objetivos que han restringido su utilidad: l. Conceptualización vaga de las dimensiones básicas constitutivas de calidad de vida. 2. Desacuerdo acerca de cuáles son los indicadores relevantes. 3. Escasa capacidad para relacionar los inputs con los resultados. 4. Escasa comprensión de la asociación entre las condiciones objetivas y la percepción subjetiva de esas condiciones. Estos autores señalan la diferencia entre un grupo de autores que a priori imponen una serie de indicadores en base a su validez aparente (Terleckyj, 1977; Kuz, 1978; Liu, 1978; Flanagan, 1978). Y un segundo grupo que intenta identificar los aspectos sociales más importantes. buscando un cierto consenso universal acerca de qué indicadores tiene mayor o menor impor- tancia (ONU, 1966; Drewnoski, 1974; OCDE. 1976). Flanagan (1978) detalla los elementos primordiales en la evaluación de la calidad de vida de un sujeto. Su sistema contiene las siguientes áreas: bienestar físico y material; relaciones interpersonales; actividades sociales. cívicas y en la comunidad; desarrollo personal y realización, y ocio. El segundo grupo de autores concede prioridad a aquellos aspectos que son percibidos como más importantes o relevantes por la población estudiada, así la OCDE señala: «La forma en que los individuos y los grupos perciben los aspectos fundamentales de su bienestar es un elemento necesario e importante del programa de los indicadores sociales.» El Instituto de Investigaciones de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social (UNRISD) elaboró en 1966 un informe sobre la composición general del Indice de Nivel de Vida de la Naciones Unidas. En este informe se diferencian tres tipos de necesidades, integradas cada una de ellas por una serie de componentes: Composición del/ndice de ni\'el de Vida de las Naciones Unidas Necesidad Físim Cultura Superior Componentes Nutrición Vivienda Sanidad Educación Tiempo libre y esparcimiento Seguridad Excedente renta FUl'lIle: De\'elopmenl United Naliolls Organization. Research InstitulC for Social (1966). The Le"els of Li"ing Index. Reporl N° 4. Gene"a. Sin embargo. el intento más consistente y prometedor de generar cierto acuerdo conceptual acerca de los indicadores objetivos que deben ser medidos, procede de los investigadores de la OCDE ( 1973), que definen la calidad de vida en términos de situación del individuo en relación a una serie de aspectos sociales nucleares. Estos aspectos señalados por la OCDE incluyen: A) Salud l. Probabilidad de una vida sana a lo largo de todas las etapas de la vida. 2. Impacto de los impedimentos de salud en los individuos. B) Desarrollo individua/mediante /a educación: l. Adquisición por los niños de los conocimientos básicos, habilidades y valores necesarios para su desarrollo individual y su funcionamiento adecuado como ciudadanos en su sociedad. 2. Oportunidades para continuar el autodesarrollo y propensión de los individuos a utilizarlas. 3. Mantenimiento y desarrollo por los individuos del conocimiento, habilidades y flexibilidad precisas 21 Monográfias de Psiquiatría para lograr su potencial económico y para poder integrarse ellos mismos en el proceso económico si lo desean. 4. Satisfacción individual con el proceso de desarrollo individual durante el proceso educativo. 5. Mantenimiento y desarrollo de la herencia cultural relativa a la contribución positiva al bienestar de los miembros de los diversos grupos sociales. C) Empleo y calidad de vida laboral l. Disponibilidad de disponer de empleo remunerado para aquellos que lo desean. 2. Calidad de la vida laboral. 3. Satisfacción individual en la vida laboral. D) Tiempo y ocio l. Posibilidad de elegir el uso del tiempo. E) Bienes y servicios 1. Disponibilidad personal de bienes y servicios. 2. Número de individuos que sufren privación material. 3. Extensión de la equidad en la distribución del control sobre bienes y servicios. 4. Calidad, alcance de la elección y accesibilidad de los bienes y servicios privados y públicos. 5. Protección de individuos y familias contra riesgos económicos. F) Entornofísico 1. Condiciones de la vivienda. 2. Exposición de la población por el uso y gestión del entorno físico. G. Seguridad personal y administración de justicia 1. Violencia, daños y persecución sistemática sufrida por los individuos. 2. Equidad y humanidad de la administración de justicia. 3. Extensión de la confianza en la administración de justicia. H) Oportunidad social y participación 1. Grado de desigualdad social. 2. Extensión de la oportunidad para participar en la vida comunitaria y en las instituciones, así como para la toma de decisiones. El Departamento Americano de Comercio (1976), en su publicación «Indicadores Sociales 1976» desarrolla una serie similar de aspectos sociales. Como señala Lleó de la Viña (1980), pese a la di22 versidad de enfoques que se puede observar en los índices y criterios objetivos de bienestar, se deduce que existe un acuerdo general respecto a la importancia de niveles adecuados de nutrición, vestido, vivienda, sanida~ y demás elementos fisiológicos para la supervivencia. A estas necesidades básicas, la mayor parte de las sociedades añaden la educación, seguridad y ocio, juntamente con aspectos cualitativos de los entorno s físico, social, político y económico. Un paso más a tener en cuenta es el excedente de renta, una vez satisfechas las necesidades materiales y culturales básicas, que se considera necesario para el consumo de otros bienes y servicios disponibles en el mercado. Desde otra perspectiva, la Oficina de Administración y Presupuesto, en 1977, identifica tres tipos de indicadores sociales, cada uno de ellos con distintos niveles de relevancia política. El primer grupo lo constituyen los indicadores descriptivos, que son aquellos utilizados en la mayoría de los casos, y que simplemente proveen detalles acerca del bienestar implícito de grupos de población concretos. Los indicadores analíticos son aquellos que relacionan variables independientes con las medidas de bienestar, y los indicadores programáticos que están diseñados para evaluar y monitorizar políticas o programas específicos. Mientras que estas listas de indicadores sociales objetivos representan las áreas de la vida usualmente relacionadas con el concepto de calidad de vida, es claro que el peso y la prioridad asignados a cualquiera de ellos es en cierta medida arbitrario. Palmore y Luikart (1972); Larson (1978); Wilkening y McGranahan (1978) demostraron que las condiciones objetivas de vida (por ejemplo ingresos, educación y otras características sociodemográficas) estaban sólo marginalmente relacionadas con la experiencia subjetiva de una mejor calidad de vida. Levi y Andersson (1980) ofrecen una exposición muy clara de la inexistencia de concordancia entre unas buenas condiciones objetivas de vida y la experiencia subjetiva de una mejor calidad de vida. «La razón fundamental de esta falta de concordancia, aparentemente paradójica, es que por encima de cierto nivel mínimo de vida, el determinante fundamental de la calidad de vida individual es el «ajuste» o la «coincidencia» entre las características de la situación (de exigencias y oportunidades) y las expectativas, capacidades y necesidades del individuo tal y como las percibe él mismo». Por ello, sin una comprensión de los valores y creencias de la población implicada, aserciones acerca de una mayor o menor calidad de vida en determinados grupos son poco convincentes (Najman y Levine, 1981). En definitiva, estos autores señalan que los estudios EV ALUACION DE CALIDAD DE VIDA P. González, M. Bousoño, M. González- Quiros, C. Pérez de Albéniz y J. Bobes que únicamente utilizan indicadores objetivos contribuyen escasamente a la comprensión de la experiencia de calidad de vida. B. Indicadores sociales subjetivos Si bien no se puede dudar de la importancia de los componentes objetivos del bienestar, también es necesario tener presente que las necesidades del hombre no son solamente materiales. A medida que las necesidades básicas o inferiores se van cubriendo, van surgiendo otras necesidades superiores (Lleó de la Viña, 1980). Maslow ( 1968) establece una jerarquia de las necesidades humanas. Para este autor, el nivel inferior es el de la subsistencia: alimentación, vestido, vivienda. El segundo nivel es la seguridad, que incluye la del medio ambiente y la protección frente al riesgo físico y a la catástrofe. En el tercer nivel se sitúa la pertenencia y el amor: necesidad de afecto, satisfacción en las relaciones interpersonales, conformidad a las normas del grupo, etc. En el cuarto lugar se encuentran la estima o necesidad de reconocimiento, status, prestigio y dominación. Por último, está la autorrealización como expresión del propio potencial de llegar a ser lo que cada uno es capaz de ser. Para Aggemaes (1988) calidad de vida es, de acuerdo con el modelo de necesidades básicas, el grado de satisfacción de las necesidades humanas básicas. Este autor enumera las siguientes necesidades como básicas: l. Necesidades biológicas elementales, incluyendo en ellas la necesidad de no sufrir demasiado dolor. 2. Necesidad de contactos humanos cálidos. 3. Necesidad de actividades. 4. Necesidad de una vida variada y en cierto grado excitante, o una necesidad de no aburrimiento. Considera que estas necesidades son fundamentales en el sentido de que han sido encontradas en todos los seres humanos en las distintas culturas, y que todos los seres humanos sufren si alguna de estas necesidades está totalmente insatisfecha. Los indicadores subjetivos de calidad de vida incluyen una serie de términos relacionados tales como felicidad, satisfacción con la vida y bienestar general (Najman y Levine, 1981). Cuando se habla de felicidad, se suele pensar en las condiciones de la felicidad más que en lo que ella misma pueda ser. Se la identifica con un repertorio de condiciones o se piensa en los medios de conseguirla o conservarla, omitiendo con ello algo fundamental: la felicidad tiene que ser mía (Marías, 1989). Es cierto que, como señala Cuervo-Arango (1990), es difícil obtener una medida fiable del bienestar o de la calidad de vida de los individuos a través de indica- dores subjetivos, pero no por ello se ha abandonado esta idea y, por el contrario, se han realizado intentos, cada vez más numerosos, para identificar los mejores predictores de felicidad o satisfacción con la vida. Diversos autores, como Campbell (1976); Wilkening y McGranahan (1978); Weaver (1978), mostraron que descripciones positivas de la situación matrimonial y familiar eran buenos, sino los mejores, predictores de felicidad o satisfacción con la vida. Kennedy (1978) señala la amistad; Robinson (1973) el compromiso con los demás; Palmore y Luikart (1972) la participación en organizaciones; y Hadaway (1978) la religión, siendo todos ellos factores asociados a un mayor nivel de satisfacción y/o bienestar. Los estudios de Rodgers (1977); Near (1978): y Orden y Blackbum (1968) sugieren que la estabilidad y conformidad con las expectativas sociales contribuirían a una mayor felicidad y calidad de vida. Es más, existen evidencias directas e indirectas que sugieren que la felicidad, en gran parte, es una consecuencia de la distancia entre las propias expectativas y los logros alcanzados (Najman y Levine, 1981). La evidencia indirecta se centra en la relativamente débil relación positiva que existe entre el status objetivo o el índice económico y la expresión subjetiva de satisfacción con determinadas áreas de la vida relevantes. La evidencia directa proviene de estudios que comparan las aspiraciones o logros y los niveles de satisfacción. En suma, los determinantes más importantes de un elevado nivel subjetivo de calidad de vida parecen ser: l. Relaciones sociales positivas, estables e íntimas. 2. Ausencia de distancia entre las expectativas y los logros alcanzados; aspectos ambos que identifican las variables más importantes relacionadas con los índices subjetivos de calidad de vida. Si bien los indicadores subjetivos de calidad de vida obtienen hallazgos relativamente estables y consistentes, sin embargo, resulta difícil aceptar una serie de indicadores que varían al cambiar las expectativas personales. Parece de poco sentido afirmar que personas pobres o enfermas tienen una elevada (subjetiva) calidad de vida a pesar de sus objetivamente inferiores circunstancias. En definitiva, no es posible aceptar ingenuamente los relatos personales acerca de la propia felicidad o calidad de vida como valores de hecho (Najman y Levine, 1981). PERSPECTIVA SANITARIA En medicina, la preocupación por valorar las repercusiones que la enfermedad y su terapéutica producían 23 Monográfias de Psiquiatría en la vida de los pacientes dio lugar en 1949 a la Escala de Incapacidad de Karnofsky que evaluaba el impacto de la quimioterapia sobre la vida de los pacientes cancerosos. Desde la oncología el interés por medir la calidad de vida de los pacientes se extendió rápidamente a otros campos de la medicina, como cardiología (Wengwe, 1984; Fletcher, 1987; Mayou, 1987, 1990), reumatología (Hunt, 1981), Y más recientemente nefrología (unidades de diálisis) (Kalman, 1983; Evans, 1985; Soskolne, 1987; Wolcott, 1988; Koch, 1990), medicina psicosomática (Bech, 1987, 1990), psicogeriatría y psiquiatría (Dupuy, 1978; Hodges, 1981; Lester, 1986, 1988; Reynolds, 1988; Hunt, 1989; Wells, 1989; Bech, 1990; Moak, 1990), neurología (Hunt, 1980). Baca (1991) establece una cronología en cuanto al desarrollo de la calidad de vida en las distintas áreas de la medicina. Diferencia entre áreas clásicas y áreas en desarrollo. Entre las áreas clásicas se encontrarían: oncología, enfermedades respiratorias crónicas, enfermedades hemato lógicas, cirugía cardíaca y digestiva, hipertensión, nefropatías, y patologías cerebrovasculares. En las áreas en desarrollo se encuentran según este autor: rehabilitación, dolor crónico, geriatría, demencia, depresión, insomnio y SIDA. Este mismo autor señala los grandes retos de las medidas de calidad de vida, destacando entre ellos los pacientes agudos sin conciencia de enfermedad (manía), los pacientes esquizofrénicos y las demencias. Con el tiempo, no sólo se extendió la preocupación y la medición de la calidad de vida a la mayor parte de los campos de la medicina asistencia!, sino que se perfeccionó lo que se medía y los instrumentos con que se medía. Spitzer (1981) Y Dracup y Raffin ( 1989) resumen las características fundamentales que deben reunir los instrumentos de medida: l. Deben ser instrumentos simples, fáciles de entender, recordar, administrar y registrar. 2. Deben incluir todo el intervalo de dimensiones de la calidad de vida. 3. Su contenido debe ser compatible con la perspectiva de la comunidad, y las dimensiones deben surgir de las opiniones de los pacientes, de la población sana y de los profesionales de la salud. 4. Deben ser cuantitativos. 5. Deben ser aplicables a la mayoría de las situaciones y poco influenciables por factores como edad, sexo, ocupación o tipo de enfermedad. 6. Deben ser fácilmente aceptados por aquellos que evalúan y aquellos evaluados. 7. Deben ser sensibles a los cambios en la situación clínica de la persona evaluada. 8. Deben ser discriminantes entre grupos de perso- 24 nas con diferentes niveles apreciables de calidad de vida. 9. Los resultados deben ser consistentes con otras medidas de salud, situación clínica o etapa vital. 10. Deben ser formalmente validados antes de recomendarse para uso amplio y general. Guyatt y Jaeschke (1990), diferencian dos tipos de medidas de calidad de vida: índices genéricos, e índices específicos. Ambos tipos de medidas presentan una serie de ventajas e inconvenientes señaladas por Baca ( 1991), y que se recogen en el siguiente cuadro: Genéricos VeII/aja.1 IIlCOIll'Cllicll/cs Instrumentos únicos. Validez y fiabilidad establecidos. o Detectan efectos diferenciales. o Establecen comparaciones entre intervenciones. o Familiaridad alta. o Alta comprensibilidad. o Calidad vida representada numéricamente. o No comparan. Límites (población. intervención ). o o Específicos o o Son más sensibles. Concordancia clínica. o Dentro de los índices genéricos, Guyatt y Jaeschke (1990) diferencian entre perfiles de salud y medidas de utilidad. Entre los perfiles de salud cabe destacar el Sickness Impact Profile (Bergner, 1976), y el Nottinghan Health Profile (Hunt, 1981). Bergner (1976) describe como el Perfil de Impacto de la Enfermedad fue concebido como una medida del status de salud percibido por el sujeto que proveería un perfil descriptivo de los cambios en el comportamiento de una persona debidos a la enfermedad. Gilson (1975) subraya el significado de «Sickness», que sería interpretado como la experiencia personal del individuo acerca de la enfermedad, percibida a través de los efectos de la enfermedad en las actividades cotidianas, sentimientos y actitudes. En este sentido, «Sickness» contrastaría con el sentido médico de la enfermedad basado en la observación clínica. Hunt (1981) establece las diferencias entre el Sickness Impact Profile y el Nottingham Health Profile, señalando que este último pregunta directamente acerca de sentimientos y estados emocionales, y no indirectamente a través de modificaciones comportamentales como el Sikness Impact Profile. Entre las medidas de utilidad se encuentra la Matriz de Rosser (Rosser. 1980), el Time Trade-off (Torrance, 1972), y los QALYs (Kaplan, 1989). Los QALYs son la expresión matemática del EV ALUACION DE CALIDAD DE VIDA P. González. M. Bousoño, M. González- Quiros. C. Pérez de Albéniz Modelo de Política General de Salud (GHPM) desarrollado por un grupo de investigadores de la Universidad de San Diego (California). Este modelo es utilizado fundamentalmente en la evaluación de los programas de salud y en los estudios coste-eficacia de las intervenciones médicas. Kaplan y Anderson ( 1988) subrayan las dos importantes consecuencias que poseen la enfermedad y la discapacidad. En primer lugar. la enfermedad puede producir un acortamiento de la esperanza de vida. En segundo lugar. la enfermedad puede hacer la vida menos deseable. esto es la «calidad de vida relacionada con la salud» estaría disminuida. Kaplan y Atkins (1989) señalan que se trata de un modelo que puede ayudar a los pacientes a tomar sus propias decisiones sobre las distintas intervenciones médicas posibles. Con el fin de ayudar a los pacientes a comprender los resultados de salud. es necesario suministrarles un modelo comprehensivo de los estados de salud que tenga en cuenta los distintos resultados posibles. Como señala Kaplan ( 1991) el modelo propuesto por su equipo investigador de la Universidad de San Diego. conceptual iza el estado de salud en distintos componentes: • Esperanza de vida (mortalidad). • Funcionalismo y sintomatología (morbilidad). • Preferencia por determinados estados funcionales. (utilidad). • Duración de la permanencia en el estado de salud (pronóstico ). Los QALYs integran los distintos componentes del modelo con el fin de expresar los resultados en una unidad de medida común. Utilizando información acerca del actual funcionamiento y duración del mismo. es posible expresar resultados de salud en términos de «equivalentes de buenos años de vida» o. lo que es lo mismo, Años de Vida Ajustados a Calidad (QALY. acrónimo en inglés). Por ejemplo, si hipotéticamente consideramos a una persona que necesita un bastón o un andador para desplazarse como con un estado de funcionamiento de 0.50 en una escala que va de O al, y esa persona permanece en ese estado durante un año. ese individuo habrá perdido el equivalente a medio buen-año de vida, es decir medio QALY. Ahora bien, si por el contrario consideramos a una persona aquejada de una gripe de tres días de duración, que hipotéticamente también puntúe en la escala de funcionamiento 0,50, el total de buenos-años de vida o QALYs perdidos por esa persona sería de 3/365 x 0.50= 0,004 QALY. Las dos principales ventajas, señaladas por Kaplan (1991) del GHPM sobre las aproximaciones tradicionales a la medida de los resultados de salud son: y 1. Bobes • la existencia de una unidad común (QALY) para expresar los beneficios y las consecuencias de la salud, y • el énfasis en la duración y pronóstico de la enfermedad. más que en sus efectos en un único punto en el tiempo. Los índices específicos serían aquellos dirigidos a enfermedades, funciones, poblaciones. condiciones o problemas concretos. En el área del bienestar psicológico, McDowell y Newell (1987) señalan que en la actualidad se dispone de un gran número de instrumentos para medir salud psicológica. o «bienestar subjetivo». Campbell (1976) clasifica los métodos de medida del bienestar psicológico en tres grupos en función de su desarrollo cronológico: • Bienestar psicológico como proceso cognitivo: el individuo compara sus aspiraciones con la propia percepción de su situación actual. Evalúan el bienestar en términos de satisfacción con la vida. Son las primeras medidas desarrolladas en el tiempo, y como intrumento de evaluación cabe destacar Life Satisfaction. • Una segunda categoría estaría representada por las escalas que registran las respuestas afectivas frente a la experiencia diaria: Estados emocionales inspirados por la vida cotidiana. Una escala perteneciente a este grupo sería: Bradburn's Scale. • La tercera aproximación estaría representada por los elementos de screening de Distrés Psicológico . Representan una orientación más clínica, aunque no realizan clasificaciones diagnósticas. únicamente detectan signos de distrés psicológico general. Estas escalas evalúan bienestar psicológico por exclusión, inferiéndolo a partir de la ausencia de síntomas de distrés. A este grupo pertenece el General Health Questionnaire y el General Well-Being Schedule. Existen dos tipos de instrumentos para la evaluación del bienestar psicológico que serían: a) Symptom Checklists, o listado de síntomas. que incluyen síntomas comportamentales y somáticos de distrés. Pertenecen a este grupo el Health Opinion Survey (McMillan, 1951) y la Langner's Scale (Langner, 1962); b) Las aproximaciones a través de preguntas que interrogan directamente acerca de síntomas positivos y negativos de bienestar. Dentro de este grupo cabe mencionar la Bradburn's Affect Scale. McDowell y Newell (1987) establecen las diferencias entre una y otra aproximación señalando como los listados de síntomas son más objetivos y disimulan mejor la intención de medir, hecho favorable si se tiene en cuenta que un gran número de sujetos se mues25 EV ALUACION DE CALIDAD DE VIDA P. González, M. Bousoño, M. González- Quiros, C. Pérez de Albéniz y J. Bobes tra reticente a expresar sus verdaderos sentimientos. Por el contrario. estas listas presentan como inconvenientes la posibilidad de que trastornos físicos sean clasificados como trastornos psicológicos. y que sólo son capaces de detectar las formas más severas del trastorno. Estos mismo autores señalan la aparición en los últimos años de escalas híbridas constituidas por los mejores aspectos de las listas de síntomas y de las preguntas directas. Representantes de este nuevo modelo de aproximación al bienestar psicológico son el General Health Questionnaire (Goldberg, 1970) y el General Well-Being Schedule (Dupuy, 1977). De entre las numerosas escalas de calidad de vida existentes. merece destacar por su elevado nivel de aplicación en el área francófona, el Functional Status Questionnaire (FSQ). Este instrumento recientemente se erigió en un componente principal en la evaluación médica, ya que proporciona una medida comprehensiva y global del impacto de diversas enfermedades y tratamientos sobre la satisfacción del paciente. El FSQ se diseñó para evaluar el funcionamiento del individuo en seis áreas principales, tal como se recoje en el siguiente cuadro (Souetre y cols., 1993). F.S.Q. FUNCTIONAL STATUS QUESTIONNAIRE Actividades hásicas de la Funcionamiento ~~ísico vida diaria Actividades intermedias de la vida diaria Funcionamiento Psicológico Salud Mental Frecuencia contactos Calidad de las interacdoncs Relacciones sexuales Días de discapacidad Sentimientos acerca de la Salud La tabla que a continuación se adjunta representa un intento de delimitar el ámbito y definir los objetivos de las distintas. y cada vez más numerosas, escalas de calidad de vida. INSTRUMENTOS COMPUTERIZADOS El Quality of Life Questionnaire (QLQ) (Evans. D y Cope. W, 1989) es un instrumento de autoevaluación que consta de 129 ítems que evalúan 15 áreas específicas de la vida y que contiene además una escala de deseabilidad social. Se trata de un cuestionario sencillo, de fácil comprensión, cuyo tiempo de administración es aproximadamente treinta minutos, existiendo una versión computarizada para su corrección e interpretación, y que a juicio de los autores resulta paradigmático por su grado de utilización y extensión en el mundo angloparlante. El QLQ se creó con la intención de evaluar de forma directa la calidad de la vida de un sujeto en un amplio espectro de áreas específicas de la vida. Esta aproximación a la calidad de vida contrasta con otros esfuerzos de medir calidad de vida como es el caso de los indicadores sociales (Gitter y Mostofsky, 1973) Ylas medidas de satisfacción con la vida (Andrews y Withey, 1976; Campbell, Converse y Rodgers, 1976;Zautra, 1983). La aproximación del QLQ se basa en la asunción de que ciertas acciones o conductas de un individuo en respuesta a unas áreas específicas de la vida pueden ser consideradas como representativas de una buena calidad de vida. De acuerdo con el cuerpo teórico del QLQ se procedió a la revisión de la literatura para determinar cuáles eran las áreas que el cuestionario debería evaluar. Blau (1977) hace referencia a aspectos de la vida como son trabajo, ocio, contacto social, familiar, amor y autoaceptación. Flanagan (1978) da una relación más detallada de los elementos importantes en la evaluación de la calidad de vida de un sujeto. Este autor propone las siguientes áreas: bienestar físico y material; relaciones con los demás; actividades sociales, cívicas y en la comunidad; desarrollo personal y realización, y ocio. En base a un análisis preciso de los sistemas anteriormente indicados y de otros (Gitter y Mostofsky, 1973; Campbell, Converse y Rodgers. 1976; Zautra, Beier y Cappel, 1977), Evans y Cope conceptual izaron una estructura de calidad de vida compuesta por cinco áreas principales. Cada área, a su vez, estaba constituida por una serie de subáreas, siendo finalmente 15 áreas las necesarias para evaluar la calidad de vida de un sujeto. Además, se incluyó una escala de deseabilidad social para per27 Monográfias de Psiquiatría Arcas de Calidad de Vida (Emns y Cope, /(89) Arcas principales SI/bóreas Bienestar Bienestar material Bienestar físico Desarrollo personal general Relaciones interpersonales Participación Actividad en organizaciones laboral Ocio y actividades Relaciones Relaciones Relaciones Relaciones maritales filiales familiares sociales Altruismo Política Características trabajo Relaciones en el trabajo Satisfacción con trabajo recreativas Actividad creativa Actividad deportiva Vacaciones Evans, D. y COpl:. \V. En: Quality of Lik Queslionnaire. Health SySh:ms. frlt.:. 198Y. Fue/lle: 28 Manual. 1\1ulti- mitir valorar la influencia de la deseabilidad social en las respuestas de los sujetos. El QLQ se confirma. pues. como un nuevo instrumento válido para evaluar calidad de vida. así como el impacto de los programas comunitarios de salud general y mental sobre la calidad de vida. ~QUIATRIA Vol. V. Núm. 6. 1993 BIBLIOGRAFIA Aggernaes A: The Connection between the Concepts of Quality of Life. Health. Needs. Emotions and Reason (manuscrito). Aarhus. junio 1988. Alonso 1. Antó JM y Moreno C: Spanish Version of the Notlingham Health Profile: Translation and Preliminary Validity. Am J Public Health. 1990.80:704-708. Andrews FM y Withey. SB: Sociallndicators o(Wel/-Being. New York. Plenum Press. 1976. Argyle M: La Psicología de la Felicidad. Madrid. Alianza Editorial. 1992. Baca-Baldomero E: Symposium Internacional sobre Calidad de Vida. Roma. 1990. Baca-Baldomero E: Calidad de Vida. Ponencia presentada a la XVI Reunión Nacional de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Vitoria. 1991. 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