Hijos de dos padres, hijos deseados, hijos desprotegidos por el

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 Hijos de dos padres, hijos deseados, hijos desprotegidos por el Estado. El pasado miércoles la filtración de la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia anulando la inscripción de dos niños de 5 años en el Registro Civil, ha puesto de nuevo en el debate público el tema de la gestación subrogada. Un debate en el que las caras visibles, dejando de lado los personajes de la prensa rosa, han sido las de parejas de homosexuales, parejas formadas por dos hombres, como en el caso de la sentencia que nos ocupa. La sentencia aún no ha sido notificada, ni firmada; pero la información que aporta la filtración periodística apunta como argumentos la defensa del interés del menor y el derecho del mismo a conocer su origen biológico. No deja de ser paradójico que el efecto que produzca sea el contrario: por un lado se desprotege a los menores, ya que les niega sus derechos básicos como ciudadanos españoles al anularles su inscripción registral, y por otro lado les deja sin padres a efectos legales. La pretendida argumentación referida al derecho del menor a conocer su origen esconde la mayor hipocresía de todo el cuerpo de juristas, fiscales, técnicos y funcionarios de la Dirección General de Registro y Notariado, dirección que depende del Ministerio de Justicia. Vayamos por partes. Contextualicemos el caso: en la actualidad, según datos oficiales, entre 500 y 1.000 criaturas de familias españolas nacen en el estado de California, y si a esos añadiéramos los nacidos en otros estados de EE.UU., podríamos duplicar la cifra. Se calcula que un 85 % de las parejas que tienen sus hijos allí son heterosexuales y un 15% son hombres solos o parejas homosexuales. Esto se lleva haciendo desde hace más de 18 años. Las propias clínicas de reproducción asistida en España facilitan y aconsejan a las parejas españolas la utilización de la gestación subrogada cuando no existen o no han tenido éxito las otras técnicas de reproducción que la legislación española permite. Hasta el caso que nos ocupa, y posteriormente, todas o la gran mayoría de las parejas heterosexuales cuyos hijos han nacido en EE.UU. no han tenido ningún problema en la inscripción de los mismos. Se presupone que, como en el certificado de nacimiento norteamericano aparece el nombre de una madre, es ella la que ha gestado a su hijo/a. La documentación que demandan los consulados o la misma DGRN para la inscripción de una criatura nacida en el extranjero consta de 3 documentos: las partidas de nacimiento de los padres, el certificado de nacimiento del hijo/a y, y aquí viene lo más importante, el visado de entrada al país donde ha nacido la criatura. Bien, en muchísimos casos la fecha del nacimiento es anterior a la del visado de entrada, puesto que la distancia entre los dos países dificulta que se pueda llegar al parto a tiempo. Y, por otro lado, no existe ninguna compañía aérea que permita el embarque de una mujer en un estado avanzado de gestación. Esto es conocido, sabido, por todo el mundo en los consulados americanos, y por la propia DGRN, pero durante años se ha estado haciendo la vista gorda y se ha estado inscribiendo a todos los nacidos en cuya partida de nacimiento consta el nombre de una madre. Vemos, por lo tanto, que en realidad lo que preocupa no es el derecho del menor a conocer su origen biológico; se deja a la libre decisión de los padres que le expliquen o no al menor su auténtica procedencia. Lo paradójico del asunto, y volviendo al caso que nos ocupa, es que donde realmente el menor conocerá su origen es en el caso de las parejas de homosexuales o de un hombre solo, ya que tanto frente a la sociedad, frente a sí mismos, y frente a sus propias familias extensas, nunca se podrá Hijos de dos padres, hijos deseados, hijos desprotegidos por el Estado. ocultar el origen de estas criaturas. El origen de los hijos en una familia con dos papás es un tema evidente, obvio, y del que no se puede huir. Mi hijo, que ahora tiene 4 años, hace más o menos un año nos preguntó a mi marido y a mí de qué barriga había salido. Se lo explicamos; ya lo habíamos hecho con anterioridad, pero cada edad y cada etapa de la crianza plantea nuevas preguntas y nuevos intereses. Dejadme que continúe con la anécdota: hace un mes mi hijo me dijo que quería un hermanito, a lo que le contesté que era un poco complicado y era un proceso largo. Él me contestó que ya sabía que necesitábamos a una nena para que nos ayudase. El pasado mes de noviembre nos visitó Myriam, la mujer que lo gestó, y estuvo una semana con nosotros en nuestra casa; la relación con mi hijo fue la misma que tiene con cualquiera de nuestras numerosas amigas. Este matrimonio homosexual valenciano a cuyos hijos parece ser que ahora se les va a anular la inscripción en el Registro Civil, lo único que ha querido es que con ellos se haga lo que se está haciendo con los matrimonios heterosexuales. Y aquí ha empezado esta odisea que no acaba. Estos niños saben perfectamente de dónde proceden, son felices y reciben todo el afecto y cuidado de sus padres; no tienen ni tendrán ningún trauma respecto a su origen, porque lo conocen. No es solo mi experiencia personal, ni la de otros muchos padres homosexuales, la que lo avala, lo prueban así los numerosos estudios realizados desde hace más de diez años por equipos de investigación del Departamento de Psicología de la Universidad de Cambridge, así como los estudios realizados sobre las familias homoparentales del Departamento de Psicología de la Universidad de Sevilla, solo por nombrar algunos de los equipos científicos especializados en este tema. Por otro lado, la misma legislación española sobre la donación de semen o de óvulos establece el anonimato de la misma, por lo que en la actualidad en España hay miles de criaturas que desconocen y desconecerán su origen genético. Cuando se habla de paternidad y maternidad, tanto social como legalmente, son padres y madres aquellos que ejercen como tales, y que pueden o no tener vínculo biológico o genético con sus hijos/as. A todas luces esta polémica esconde una situación de homofobia y de discriminación en la que se pretende, bajo una moral de corte conservador y católico, dificultar la posibilidad de formar una familia a las parejas de homosexuales, aunque para ello queden desprotegidos y en situación de extrema vulnerabilidad dos menores. El pensamiento subyacente es la negación al hombre de una paternidad sana, sin complejos y posible, sin la presencia real o ficticia de una madre en su amplio sentido de la palabra. Para acabar, una reflexión en positivo: lo que esta pareja de hombres ha hecho, y junto a ellos muchos otros padres, es luchar a través de su vida y de su ejemplo por una sociedad más democrática, más libre y más igualitaria. Vicent Borràs Català Padre por gestación subrogada Vicepresident de la FLG, Associació de Famílies Lesbianes i Gais 
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