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El Régimen Naturalista.
Año Vil.
Febrero de 1910.
Núiii. 74.
AVISO IMPORTANTE
Nuestros
consulta de
establecida
dos i tres,
suscriptores pueden asistir gratuitamente á la
Medicina Naturalista que nuestro Director tiene
en su domicilio particular (Limón, 8, Hotel), de
todos los días laborables.
CONSULTAS Y CORRESPONDENCIA
Don Isidro García Vázquez (Madrid).—Hacen mal los médicos en proceder tan á la ligera, aceptando la responsabilidad
que implica el eximir á sus clientes del cumplimiento de los
preceptos cuaresmales.
«La penitencia y mortificación no se han hecho para ios enfermos.»
Estas palabras expresan un concepto absolutamente falso.
Serían ciertas, si el ayuno constituyese solamente un castigo
de la gula é intemperancia humanas; pero no es asi como
debe entenderse, líbreme Dios de interpretar exotéricamente
los Sagrados Textos, pero entiendo que es lícito á los hombres de mi profesión el discurrir sobre aquellos preceptos de
la Iglesia que sabiamente propenden á la conservación de la
vida. Quiere la Iglesia que tengamos un alma sana en un
cuerpo sano, y para conseguirlo nos da leyes encaminadas
á la conservación y perfeccionamiento de la salud.
En aquellos tiempos remotos en que la ciencia no había
podido diversificarse, sintetizaba el sacerdote las funciones
de médico y legista, curaba la lepra y hacía respetar el derecho de propiedad; lleno está el I.evítico (uno de los siete libros
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—
Sapienciales) de acertadas y admirables disposiciones sobre
higiene privada y pública, tanto, que si hoy por ella nos gobernásemos, saldríamos mejor librados que cumpliendo las
instrucciones de Sanidad vigentes; pero vengamos á lo nuestro, razonemos á la moderna, si usted quiere.
La primavera médica comienza antes que la astronómica,
y esta época del año es época de crisis fisiológica para el o r ganismo humano (y para todos); esta crisis no es otra que la
sustitución de funciones eliminatorias; el riñon, que ha hecho
la campaña de invierno, supliendo deficiencias de la piel, entumecida por los fríos y agobiada por el exceso de abrigo, se
dispone á un relativo reposo y funciona en los días templados
de la primavera perezosamente; la piel (que aíín no ha salido
de su estupor) comienza á exhalar más activamente; pero estas funciones sustitutivas no pueden guardar entre sí el debido paralelismo, si no están favorecidas por un régimen alimenticio prudencial y adecuado á la debilidad funcional y concomitante de ambos emunctorios. Nada más sabiamente indicado en este caso que un régimen de abstinencia de carnes y
grasas animales sustituidas por el aceite, laxante natural muy
apropiado para que nos desembaracemos de gran cantidad de
toxinas endógenas difícilmente expulsables.
La Naturaleza entera resurge, la vida lenta del invierno,
materializada en las raíces que ocultas en el seno obscuro de
la tierra se cargan de savia, se espiritualiza al llegar la primavera; nada puede darnos la impresión justa de este resurgimiento, como el siguiente párrafo que copio del Secreta
SecretoruMy de Aristóteles:
«La primavera comienza cuando el sol entra en el signo de
Aries, y dura noventa y tres días y veintitrés horas y cuarta
parte de una hora; y es en los días de Marzo hasta veinticuatro días de Junio, y en este tiempo son iguales la noche y el
día en sus reinos, y el cuerpo comienza á revenir y el aire crece y los vientos son sueltos y las nieves regalan y corre.i á los
bajos y las fuentes manan; las humedades y fresatras son alzadas á las altezas de los árboles y á los altos de las ramas,
las simientes se levantan, y las mieses crecen, y enverdecen
los prados; ios animales comen los pastos abundantes, y n a -
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cen flores bellas, y todas las cosas íontan su fuerza; cantan las
aves y hacen buen son los ruiseñores, y en su esplendor, semeja la Naturaleza á muybella esposa, así como manceba muy
apuesta, aparejada de lujosos ornamentos y afeitada de diversos colores, porque aparezca á los hombres fiesta de boda.»
Para entrar con buen pie en tan bella estación, nada mejor
que la práctica de los preceptos cuaresmales, y para iniciarse
en la alimentación racional que el vegetarismo predica, también es la Cuaresma ocasión muy oportuna; yo la aprovecho
en beneficio de mis enfermos, y pudiera citar más de un caso
en el cual he conseguido dejar reglamentada para todo el
aflo la alimentación conveniente á los artríticos, algunos de
los cuales se curaron radicalmente.
Doíia Asunción Villa (Madrid),—Debo comenzar advirtiéndola que sólo contestamos en este sitio á las consultas que
nos hacen los suscriptores de la Revista, y como usted no es
suscriptora, debiera haber venido á preguntármelo á mi consultorio (Limón 8, hotel, para lo que usted guste mandar), lo
cual no le costaría gran trabajo, porque tengo mi consulta
en la planta baja del edificio, y no hay que fatigarse subiendo
escaleras; pase por esta vez, y que no se diga que no soy
galante.
—¿Con qué debo purgar á mi niño? Tiene cuatro años, es muy
hambrón, siempre tiene la lengua sucia y padece estreñimiento continuo.
—Frutas, verduras y pan integral; ahí tiene usted tres purgantes para escoger, y cualquiera de ellos (hábilmente manejado) es superior al aceite de ricino, de que, según usted dice,
hace tan frecuente uso.
Mucho tendría que decir sobre este asunto, si no hubiera
consumido todo el espacio de que puedo disponer. Perdóneme
doña Asunción Villa (c. p. b.), que no sea por hoy más extenso.
Doctor Acosta (León).—La leche no es más que un alimento circunstancial, puede suplir en muchos casos á la ali-
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mentación racional; pero, tratándose.de personas en buen estado de salud, es una golosina muy sana y agradable; el organismo adulto necesita alimentación más compleja y más
en consonancia con su actividad; el uso exclusivo de la leche en el adulto atrofiaría las glándulas salivares y dejaría
en huelga forzosa al aparato de la mastificación. Piense el
querido colega sobre esto último, y verá cómo tengo razón
para decirle lo que al principio le digo.
En el número próximo contestaré á los que hoy quedan
forzosamente postergados.
DR. JUAN L DK REGÓ.
LA NINA MÁRTIR
No se trata de alguna de esas criaturas cuyas desdichas alborotan de repente á la Prensa; de esas que recoge la Policía
en las calles á las altas horas de la noche, vestidas de andrajos,
escuálidas de hambre, ateridas de frío, acardenaladas y tundidas á golpes, ó dislaceradas por el hierro candente que aplicó
á sus tiernas carnecitas sañuda madrastra.
La mártir de que voy á hablaros tuvo la ropa blanca por
docenas de docenas, bordada, marcada con corona y cifra orlada de espuma de Valenciennes auténtico; de Inglaterra la
enviaban en enormes cajas los vestidos, los abrigos y las tocas;
en su mesa abundaban platos nutritivos, vinos selectos; el frío
la encontraba acolchada de pieles y edredones, y diariamente
lavaba su cuerpo, con jabones finísimos y aguas fragantes, una
chambermaid británica.
En invierno habitaba un palacete forrado de tapices, sembrado de estufas y caloríferos; en verano, una quinta á orillas
del mar, con jardines, bosques, vergeles, alamedas de árboles
centenarios y diosas de mármol que se inclinan para mirarse
en la superficie de los estanques, al través del velo de hojas
de ninfea...
Si quería salir, preparado estaba en todo tiempo el lando 6
el sociable; si prefería solazarse en casa, le abrían un armario
atestado de juguetes raros, y salían de él, como salen de una
viva imaginación los cuentos, seres maravillosos, creaciones
de la magia moderna: el Jockey vestido de raso azul y botón
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de oro, con su caballo que galopa de veras y salta zanjas; la
muñeca que mueve la cabeza y abre los ojos, y llama á sus
papas con mimoso quejido infantil; la otra muñeca bailarina
que, asiendo un aro de flores, gira, revolotea, se columpia,
danza y repica con los pies, y, por último, saluda al público,
enviándole un beso volado; el cochecillo eléctrico, el acróbata,
el mono violinista, el ruiseñor mecánico, que gorjea, sacude la
cabecita y eriza las plumas; todos los autómatas, todos los remedos, todos los fantoches de la vida, que á tan alto precio
se compran para entretener á los hijos de padres acaudalados.
Pues no obstante, yo os digo que la niña de mi cuento era
mártir, y que mártir murió, y que después de muerta, su cara,
entre los pliegues del velo de muselina, mostraba más acentuada que nunca la expresión melancólica y grave, tan sorprendente en una criatura de diez años, adorada y criada entre
algodones.
Mártir, creedlo; tan mártir como las abandonadas que en
las noches de Enero se acurrucan tiritando en el umbral de
una puerta. La vida es así; para todos tiene destinado su
trago de ajenjo; sólo que á unos se lo sirve en copa de oro
cincelada, y á otros en el hueco de la mano. El dolor es eternamente fecundo; unas veces da á luz en sábanas de Holanda,
y otras sobre las guijas del arroyo.
Hija de padres machuchos, que contaban perdida toda esperanza de sucesión; única heredera de ilustre nombre y de
pingües haciendas, la niña fué desde sus primeros años víctima
de sus pro()ios brillantes destinos. Pendientes de sus más leves
movimientos, expiando su respiración, contando los latidos de
su corazoncillo inocente, los dos cincuentones la criaron como
se cría en el invernáculo la tlor rara, predestinada á sucumbir
al primer cierzo. Un medico que bien podemos llamar de cámara, tenía especial encargo de llevar el alta y baja de las
funciones fisiológicas de la criatura. Se apuntaban las chupadas de leche que pasaban del seno del ama á la boquita de la
nena. Un reloj puntualísimo marcaba por minutos el sueño,
el despertar, las horas de comer, la del asco, la del paseo. Un
termómetro graduaba el temple del agua de las abluciones;
fina balanza pesaba el alimento y las ropas, según las prescripciones y órdenes minuciosas del doctor. Cuando vino la crisis
de la dentición, y con ella el desasosiego, la impaciencia, la
casa se convirtió en una Trapa: nadie alzaba la voz; nadie pisaba fuerte por no sobresaltar á la niña; por no quitarla el
sueño.
VA régimen pareció higiénico y se hizo permanente ya. Diríase (¡ue a(]uella morada sordo-muda era una capilla erigida
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al d¡08 del silencio; y la niña, con la singular adivinación que
á veces demuestra la infancia, comprendiendo que allí los ruidos no tendrían eco, ni eco las risas, fué desde que rompió á
andar, calladita, formal, obediente, seria... tan seria y tan obediente, que daba una lástima terrible.
Hubo un terreno en que no pudo ser tan dócil. Desplegando
la mejor voluntad, la niña no lograba sacar buen color, el
color de manzana sanjuanera que alegra á las madres. Su tez
de seda, satinada y transparente por la clorosis, se jaspeaba
con venitas celestes y á trechos con la suave amarillez del
marfil. Sus ojos azules, de un azul obscuro, eran hondos, tranquilos y resignados. Su boca parecía una rosa desteñida,
mustia ya.
Sea por el cuidado que habían puesto en que no sintiese
nunca la menor impresión de frío, ó sea por el mismo empobrecimiento de la sangre, era tan friolera, que en el rigor del
verano vestía de lana blanca, con polainas y guantes, blancos
también. Al verla pasar toda blanca, esbelta, derecha, despaciosa, grave, las ideas sanas y humorísticas que infunde la
niñez cedían el paso .1 otras ideas fúnebres, de claustro y de
mausoleo. No creáis que sus padres no advertían que la
niña era una lamparita de esas que apaga un soplo. Tanto lo
advertían, que por eso mismo cada día calafateaban mejor
las rendijas por donde pudiese deslizarse una ráfaga perturbadora. Así que blindasen, acolchasen y forrasen completamente la casa, no penetraría el hálito sutil de la muerte. Vengan
algodones, vengan telas, vengan clavos; aislemos, aislemos á
la niña. ¡Ah! jSi la madre pudiese restituirla á la concavidad
del claustro materno, y el padre al calor de las entrañas generadoras! ¡Si fuese dable meterla en la campana pneumática, ó
alojarla en la máquina donde incuban los polluelos!
Por la ventana, entreabriendo los pesados cortinajes, la
niña veía á veces jugar en la calle á los desharrapados granujas. I'rescos, risueños, turbulentos, derramando vida, los chicos se embestían con una cai)c/,a de toro hecha de mimbres,
ó se liaban á cachete limpio, ó se santiguaban con peladillas.
Kn la quinta, desde donde se dominaba la playa, granujas también, los hijos de los pescadores, que, desnudos, bronceados,
ágiles y saltadores como peces, y en bandadas como ellos, se
bañaban, permaneciendo horas enteras dentro del agua verdosa en que se zampuzaban á manera de delfines.
Por orden del médico, la niña se bañaba también. La habían
preparado una cómoda y ancha caseta; allí la desnudaban, y
arropada en mil abrigos, la llevaban á los brazos del bañero,
que la sepultaba un momento en el mar y la sacaba inmcdia-
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tamente, recibida la impresión. Esta impresión era, por cierto,
terrible. La sangre afluía al corazón de la criatura: trémula y
con las pupilas dilatadas, jniraba aquel infinito espantable,
aquel abismo de agua verde y rugiente, la ola que avanzaba
pavorosa, cóncava, cerrándose ya como para devorarla; y los
dientes de la niña castañeteaban, y pensaba para sí: «tengo
miedo». Pero ni un grito, ni un suspiro la delataban. El voto
de silencio no lo rompía ni aun entonces. Sólo que después,
al ver desde la ventana á los traviesos gateras en familiaridad
con las terribles olas, jugueteando con ellas lo mismo que gaviotas, pensaba la niña mártir: «¿Cómo harán para ser tan
valientes esos chicos?»
Entre tanto, la muerte, riéndose con siniestra risa de calavera, se acercaba á la señorial y cerrada mansión. Es de saber
que no encontró ni puerta por donde pasar, ni siquiera por
donde colarse, y hubo de entrar, aplanándose, por debajo de
una teja, á la buhardilla; de allí, por el ojo de la llave, pasar á
la escalera, y desde la escalera, enhebrarse por debajo de la
levita del médico, que se metió casa adentro muy impávido,
c o n l a muerte guardadita en el bolsillo, detrás de la fosforera.
A causa de tantas dificultades como encontró para insinuarse en la casa de la niña, la muerte (|uedó algo quebrantada, y
no se presentó con empuje y arresto, sino con mansedumbre
hipócrita, tardando bastante en llevarse á la criatura. VA tiempo ()ue aguardó la muerte á tomar bríos, fué para la mártir
larga cuestión de tormento.
Drogas asquerosas, pócimas nauseabundas por la boca, papeles epispásticos y vejigatorios sobre la piel; cauterio para
las llagas que abría en su garganta la miseria de su organismo; todo se empleó, sin que rompiese el voto del silencio la
víctima, y sin que sus verdugos atendiesen á la sCiplica desús
vidriados ojos,., porque aquellos verdugos la idolatraban demasiado para perdonarla ni un detalle del suplicio. Sólo en el
último instante, cuando todavía la presentaban una cucharada de no sé q^ué mcnjurge farmacéutico, la niña suspiró hondamente, se incorporó, dijo que no tres veces con la cabeza,
y echando los brazos al cuello de la insensata madre, pegando
el rostro al suyo, murmuró muy bajo: «Abre la ventana,
mamá.»
lira, sin duda, la congoja del postrer ataque de disnea que
empezaba. Poco duró. Y la mártir (jucdó bonita, candida,
exangüe, pero con una expresión de amargura reconcentrada,
como el que se va de la vida dejándose algo por hacer, por
decir ó por sentir; algo (|ue era quizá la esencia de la vida
misma.
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—
En el ataúd, forrado de raso, bajo las lilas blancas que la
envolvían en aristocráticos aromas, los pobres despojos pedían justicia, se quejaban de un asesinato lento. Por ser la estación primaveral y la noche templada, y por disipar el olor
á cera y á difunto, los que velaban á la niña abrieron la ventana. Al entrar la bienhechora bocanada de aire libre, la carita demacrada pareció adquirir plácida expresión de reposo.
Tal vez no quería pasar sin orearse del encierro de su
casa al encierro del nicho.
LA CONDESA DE PARDO BAZÁN,
TERAPÉUTICA ALIMENTICIA
POR EL
DR. D. R. RODRÍGUEZ MÉNÍDEZ
Tisana y caldos de c e r e a l e s d i a s t a s a d o s .
La tisana se prepara con cinco gramos de cada una de estas hari>
ñas: trigo, arroz, cebada, mijo y avena. Con ellas y con agua se hace
una pasta líquida, sobre la cual se vieite un litro de agua hirviendo.
Se cuece durante diez, minutos y se añade 0,25 gramos de maltina del
nuevo Códex francés.
Esta tisana es de sabor agradable y de fácil digestión, puede ser
dada pura ó con leche, azucarada ó no. Si la leche es mal soportada,
produce diarrea y ardor en el estómago; se remedian estos inconvenientes adicionándole, por ejemplo, dicha tisana.
El caldo se obtiene, además de la cantidad de las harinas indicadas,
con cifra igual de hahas, habichuelas verdes, lentejas verdes y tapioca
(es decir, una cucharadita de cada una), y se las pone en 250 gramos
de agua ligeramente salada. Se hierve lentamente durante diez rninutos hasta que resulte una |)apilla espesa. Se aparta del fuego y se añade medio gramo de maltina, que en cinco minutos la pone líquida.
Se da cada dos horas pura ó diluida con una porción igual de leche
ó de caldo desengrasado. Es también de sabor grato y muy reparador.
Reeducación de las funciones digestivas
(reeducación alimenticia).
No se trata en este trabajo, por el Dr. Paul Farez, profesor en la
Escuela de Psicología, de la reeducación en los grandes psico-neurosis
gastro-intestinales, sino de otra más baja, i)ero indispensable, á que de-
—
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—
ben someterse muchas gentes, en apariencia sanas, así como aquellos
á quienes amenaza la dispepsia ó son ya presa de ella.
La mayoría se alimenta de una manera irracional, no tanto por el
fondo como por la forma, por el modo de comer más que por lo que
se come. Se trituran poco los alimentos, se les insaliva insuficientemente, se les deglute antes de tiempo; en vez de saborearlos, se les traga
con voracidad; muchos de ellos van al estómago sin haberlo triturado
ni insalivado del todo; se vacia una comida como una cesta; se es un
consumidor, no un convidado. No se piensa en lo que se come; si se
está solo, se enfrasca en una lectura atrayente; si en familia, se habla
de negocios, de disgustos, de preocupaciones, de penas; se discute, se
riñe, se pelea con los contradictores, los niños, los criados, los proveedores; se acepta cuanto es capaz de poner de mal humor; se impide
que la comida sea tomada con alegría, calma, euforia.
Sobre todo, respecto á la cantidad de la alimentación y de la bebida,
al número, hora y proximidad de las comidas, es esclavo de sensaciones imperiosas ó desviadas, de necesidades falsas ó patológicas; si es
víctima de ideas fijas ú obsesionantes, de creencias erróneas, de perjuicios tenaces, de interpretaciones falsas, de argumentos especiosos,
de teorías fantásticas, de impulsiones irreflexivas, de instintos pervertidos, de malos hábitos hereditarios ó sociales, se sufre la tiranía de la
moda; se obedece al snobismo, á la vanidad, á la falsa gloria; se cede
al contagio del ejemplo; se peca por falta de atención, por indiferencia,
por descuüo, y, sobre todo, por ignorancia ó desconocimiento de las
más elementales condiciones de toda buena alimentación y de toda
buena digestión.
No se cuenta con los perjuicios de las medicaciones gástricas; con
mucha frecuencia los régiraenes son tiránicos, inoportunos, inútiles,
cuando no peligrosos. Pues bien; la sola observación de la higiene moral de la alimentación dispensaría casi siempre de medicación y en no
pocos casos de régimen; ella es el a, />, c de toda terapéutica y de toda
reeducación digestiva.
La-misión del práctico es, en este concepto, complexa, larga, difícil,
delicada; exige una paciencia interminable y debe responder á las siguientes indicaciones:
i.« Insistir para con el paciente sobre las verdades clínicas relativas á la alimentación y á la digestión; exponerle los preceptos generales que de ellas se desprenden. Casi siempre queda estupefacto ante lo
que se le dice, principalmente sobre el papel de la masticación y de la
insalivación- «Pero no sabía nada de ello; nunca se me había en, señado."
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2.B Salir bien pronto de las generalidades J hacer un diagnóstico
individual: despistar, enumerar las diferentes faltas que cada uno comete ; darle la prueba inmediata de ello mediante pesadas dosificaciones, reacciones apropiadas (por ejemplo, en lo que concierne á la saliva) ; explicarle los inconvenientes ó los peligros de perseverar en sus
errores; mostrarle la utilidad de reformarse; exponer claramente con
prescripciones individuales é indicaciones precsas el programa que
cada uno debe cumplir.
3.^ Después de haber instruido al paciente, es decir, después de
haberle ilustrado sobre las verdades generales y sobre sus faltas individuales, después de haberle enunciado lo que debe hacer y sobre todo
lo que no debe hacer, el práctico no ha hecho sencillamente más que
empezar su papel; le queda la parte más difícil: decidir á su enfermo á
que se corrija. Debe inducirle á considerar la cuestión atimenticia como
muy importante y digna de merecer su atención; obtener de él que
consagre á las comidas el tiempo necesario y que consienta én pensar
lo que hace, de conformidad con el adagio latino: Age quodagis; combatir victoriosamente sus objeciones; triunfar de sus resistencias ó de su
apatía ó de sus costumbres; invocar todas las razones de familia, de altruismo, de utilidad, de egoísmo pertinentes al caso y al estado psicológico del svyeto; no contentarse con la docilidad resignada ó la obediencia pasiva; provocar el deseo de enmendarse; hacer brotar el deseo
de querer, el estado de atención, con una especie de proselitismo que
realiza, de concierto con el médico, una complicidad activa. Se llega á
estos resultados, no con fríos razonamientos, sino con una sugestión
viva, enunciada con fe comunicativa y despertando móviles afectivos;
algunas veces no se logra la victoria si no se sumerge de antemano al
paciente en un estado más ó menos profundo de hipotaxia.
4." Se ha logrado que el paciente desee firmemente la enmienda.
Entonces el práctico deberá ingeniarse para formularle prescripciones
de realización cómoda, adaptadas á su individualidad, á su temperamento, á su género de vida, á su condición; recomendar.i, si es preciso, un
régimen ó una medicación que no puedan en modo alguno comprometer las ocupaciones diarias ó las relaciones sociales; además procurará
aconsejar medios prácticos, artificios, trucs, procedimientos auxiliares,
correctivos, que les hagan las prescripciones médicas no sólo fáciles,
sino casi agradables, al mismo tiempo que eficaces.
5.' Hará comprender, además, al paciente que su buena digestión
depende, no de régimenes complicados ó de pretendidas panaceas
ittedic amen tosas, sino principalmente de él mismo, es decir, de su iniciativa y de la atención, de la perseverancia sistemática con que realice
— 219 —
las condiciones fisiológicas de toda buena alimentación. Para esto deberá comprobar, desarrollar su poder de detención, librarse de su impulsibilidad, retenerse, observarse, para llegar á disociar los elementos
de sus malos hábitos y á adquirirlos buenos; por último, mediante un
entrenamiento metódico, una disciplina psicomotriz, desarrollar el dominio de sí mismos y aprender á contar consigo. La reeducación alimenticia, además de sus preciosas ventajas digestivas, termina, como
añadidura, en una reforma de s( propio, en una verdadera reeducación
de ]a voluntad.
Si estas indicaciones se cumplieran por completo, bastarían de ordinario para curar las gastropatías, á lo menos las funcionales, que tanto
abundan; en todo caso evitarían las dispepsias amenazantes. Así el
práctico dirigiría la higiene á la vez física y moral de cuantos á él recurran, haría profilaxia, enseñaría á no hacer mal, á usar los medios para
no enfermar, y cuidando sanos, viviría de la salud, no de la enfermedad de sus clientes. Con razón los chinos pagan sólo á los médicos
cuando los mantienen en buena salud.
NUESTRA
COCINA
MERCADO DE MADRID
Verduras, frutasi legumbres, etc., que tenemos en este mes
para combinar nuestros platos.
Verduras—.alcachofas, apio, acelgas, ajos, brecoleras, berros, cebollas, cardos, cebolletas, coliflor, coles de Bruselas, escarolas varias,
espinacas, guisantes, habas, judías verdes, lechugas, nabos, navizas,
puerros, i)atatas, perejil, pimientos, rábanos, remolacha, repollo blanco
y francés, setas, tomates y zanahorias.
Para sazonar.—/\nís, azafrán, tomillo, canela, azúcar, mejorana,
laurel, orégano, pimentón, limón, sal (usarla en la menor cantidad
posible) y vainilla.
Fru/as frescas y secas. -Almendras, avellanas, batatas, cacahuets,
castañas, ciruelas, pasas, dátiles, granadas, chufas, chirimoyas, higos
de Fraga, limones, mandarinas, melones, moniatos, piñones, naranjas,
orejones, pinas, plátanos, pasas, peras y uvas.
Leffumires, cereales j> sus derivados.—Arroz, avena, almorta,
almidón, centeno, cebada, fideos, pastas varias para sopa; guisantes,
judías varias, harina de toda clase de granos, féculas varias, lentejas.
220 —
macarrones, maíz, pan de Graham (llamado comúnmente integral ó de
salud); pasteles, sémolas, tapiocas y trigo.
Productos de animales vivos y sus derivados.—Leche, miel, huevos,
manteca, requesón, quesos frescos y salados de muchas clases y natas.
Potaje de puré de castañas.—Se quita la corteza exterior á 50 castafias, que se tienen durante cinco minutos en agua hirviendo para limpiarlas de la segunda corteza. Se cuecen á fuego lento, se machacan y
se deslíen leche y manteca con el agua de cocción, sirviéndolo todo
muy caliente, con cortezas de pan fritas.
Coles de Bruselas con guisantes.—Se eligen coles bien apretadas, y
después de bien limpias y lavadas, se ponen á cocer en agua con un
poco de sal. También se habrán cocido aparte, y en agua salada, guisantes escogidos y lavados, que se incorporarán á la col, añadiendo un
poco de manteca frita. Todo junto se hará hervir unos dos minutos.
Torrijas d la sevillana.—Se cogen unos cuantos bollos de pan, se
cortan en rebanadas á lo largo, se calan en Raimost (mostelle); después
se fríen, procurando que se doren, pero que no se tuesten. Mientras se
enfrían se pone una sartén con miel blanca á hervir, procurando echar
cantidad suficiente para ir pasando las torrijas por la miel hirviendo, y
después de colocadas en una fuente, se cubren con la miel que ha
quedado. Estas deliciosas torrijas se aromatizan con esencia de vainilla
y se sirven frías.
Flan.—Doce yemas y una clara de huevo, 400 gramos de azúcar y
medio litro de jugo de naranja. El azúcar y la naranja se cuece junto
un rato y se deja enfriar. Se baten mucho las yemas, teniendo prepaparada y bien montada la clara, en cuyo punto se junta clara, yemas y
el almíbar de azúcar y naranja frío, y, bien mezclado, se vierte en un
molde untado por dentro con manteca y se cuece á baño-maría.
EL SEXTO ANIVERSARIO
El 26 de Enero próximo pasado tuvo lugar en el amplio salón del
Restaurant El Louvre (Montera, 35), el banquete anual con que la
Sociedad Vegetariana Española viene conmemorando cada uno de los
aniversarios de su fundación. Sirven estos banquetes, de balance anual,
para poner de manifiesto los progresos evidentes de la Sociedad, tanto
por lo que al número de socios se refiere como por lo que á la calidad
de los nuevos adeptos respecta.
Militares, sacerdotes, médicos, farmacéuticos, periodistas, todas las
—
2ÍI
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clases sociales están ya digna y profusamente representadas en la Sociedad Vegetariana.
El menú fué el que copiamos á continuación:
Entremeses variados.
Sopa Royar.
Huevos á la jardinera.
Ensalada Macedonia.
Remueskís vegetales.
Tarta Boet.
Frutas frescas y secas.
Queso fresco.
Café Malte Kneipp.
Pan de Graham (llamado integral completo ó de salud).
Vino de zumo de uvas sin fermentar.
Su confección esmeradísima, y el servicio inmejorable y muy ordenado, á pesar de el gran número de comensales.
Las señoras fueron obsequiadas galant.mente por el dueño del Restaurant con elegantes ramos de ñores.
Una vez servido el café Malte Kneipp, el entusiasta vegetariano, don
Agustín Ungría, pronunció algunas palabras, viniendo á decir, en síntesis, lo que sigue:
SEÑORAS Y SEÑORES:
Por indicaciones de amigos que están presentes, á quienes yo no puedo negar mi asentimiento, me veo en el difícil caso de dirigiros la palabra.
Ante todo, debemos agradecer la presencia de las señoras que nos
han acompañado en esta reunión, y á la Prensa periodística, á la cual
pertenezco hace más de treinta años; debo mencionarla, especialmente,
por el sacriñcio que representa asistir á estas fiestas de familia, que no
tienen los alicientes que ofrecen los banquetes ordinarios. Por esto hay
que agradecerles más el honor que nos hacen los señores periodistas
presentes, acompañándonos á comer en este día.
La Sociedad Vegetariana Española nació en Madrid hace seis años.
Sobre una mesa de pintado pino, como diría Espronceda, D. Antonio Pifteiro, que se había refugiado en el vegetarismo para curarse de
sus dolencias gástricas, conferenció con el Dr. Jaramillo, con don
Juan Padrós y algunos otros, y quedó constitaída la Sociedad por un
grupo de insigniñcante número de hombres, decididos á luchar hasta
vencer.
No hay para qué decir que si los señores fundadores de este sistema en España se hubieran lanzado á establecer una nueva secta relí-
—
222
—
giosa, sus triunfos hubieran sido más fáciles de conseguir que en el ve^
getarismo, porque no creo que haya nada tan difícil en este mundo
como convencer á las gentes de las ventajas de nuestro sistema sobre
el ordinario, á pesar de estar tan demostrado como está con hechos
evidentes.
Que el esfuerzo de los fundadores ha sido de los más grandes.^e lo
más perseverante, de lo más hrme que hombres vivientes pudieran
llevar á cabo, lo prueba esta numerosa reunión, congregada aquí voluntariamente á comer vegetales en amigable concordia, dando con
ello testimonio de que, á pesar de la oposición tenaz que se nos hace,
convencidos, como estamos, de que el vegetarismo nos ha salvado de
la muerte á algunos y nos sostiene con salud á todos, no podemos dejar de aconsejarlo unido á la medicina naturalista, que aun siendo cosas distintas, conducen con la hidroterapia á un mismo ñn como remedio universal.
La Sociedad Vegetariana necesitaba una bandera de propaganda, y
creó la Revista denominada EL HKGIMEN NATURALISTA, que hoy dirige,
con admirable acierto, el sabio Dr. Regó.
El régimen vegetariano no es para raí asunto personal, envuelve,
según creo, un problema social, mejor dicho aún, un problema de humanidad, como decía Tolstoi, respecto del alcoholismo. Y que esto es
asi, lo pone bien de manifiesto el ()ue eminencias médicas han declarado ya que la Medicina debe, en varias ciudades de Europa, muchos
de sus triunfos actuales al régimen que nosotros defendemos y practicamos. ¡Aunque con menos prosélitos que en el resto del mundo, donde el número de vegetarianos se multiplica de año en año de modo
prodigioso!
En España va á la cabeza Barcelona, donde hay miles de vegetarianos, y más de 30 mélicos que han abrazado el sistema para sí y para
sus clientes, y cada día es mayor el número de sus adeptos.
La Sociedad Vegetariana Española tiene altos ñnes que cumplir.
Ella debe ser protectora de la agricultura, de los animales y de las
plantas; ella debe asociarse á todo movimiento contra las corridas de
toros, y ella, en ñn, debe crear en su seno la sociedad española contra
los borrachos y el alcoholismo.
Voy á terminar para que otros comensales puedan decirnos algo
mejor de lo que yo he dicho, y especialmente el ür. Jaramillo, Presidente de la Sociedad, quien seguramente nos dirá muchas cosas convenientes.
Ya ()ae he indicado la conveniencia de hacer campaña contra el alcoholismo, os voy á leer unos versos, tomados de ana obra que os re.
— "3
-
Comiendo: FilosofUx de la alimentación, por el Ür. Julio Grand, Presidente de la Sociedad Vegetariana de Francia.
He aquí los versos:
«LA
TABERNA
Franco á todos el umbral
en la venta del veneno;
¡siempre lleno, siempre lleno
de la taberna el local!
Esta lóbrega mansión
de la embriaguez repugnante,
como el infierno del Dante
necesita una inscripción:
«Ni esperanza ni consuelo
para quien penetre aquí;
sólo puede hallar en mí
deshonor, miseria, duelo.
»En cuerpo y alma perdido
está el que á estas puertas llame,
el que entra aquí sale infame,
estúpido, envilecido.»
¡Ay de los (¡uc el vaso oprimen,
Baco, en tu odiosa caverna!.,.
¡Pueblo, pueblo, la taberna
es la cárcel y es el crimen!
KODOLKO M E N É N D E Z . »
(l^ída en la primera Conferencia de la Liga Porvenir del Perú.)
TIJERETAZOS Y NOTICIAS
Los médicos tienen la fortuna de que el sol hace brillar sus éxitos al
paso que la tierra oculta sus faltas.—Montaigne.
Si quieres ser perpetuamente interesante, procura ser perpetuamente
diverso.
La hipocresía no es una pasión, sino la máscara de todas las pasiones.
A nMQudo, el agradecimiento no es más que un secreto deseo de
recibir mayores beneñcios.
Quien siempre me miente, nunca me engaña.
—
2 2 4 •—
Un servicio oportuno, aunque sea pequeño, basta para borrar una
ofensa grave.
Nueva ley protectora.
La ley recientemente promulgada en Inglaterra con el título de
Ghila-ren Act prohibe vender ó dar alcohol á los niños y dejarles funaar,
castigando con multas que oscilan entre una libra esterlina á diez de
los infractores de la ley de Protección á la infancia. A los jóvenes delincuentes se les lleva á escuelas de reforma, en lugar de encarcelarlos, y
se suprime la pena de muerte para los culpables menores de diez y
seis años.
El boycottage contra la carne.
El boycottage contra la carde aumenta cada día. Más de un millón
de personas se han comprometido á no comer carne durante treinta
días, prorrogándose este término hasta dos meses si fuera necesario.
Boston coopera á la acción. En dicha ciudad se ha celebrado ya un
gran mitin de propaganda.
Hácense grandes esfuerzos para conseguii que se establezca el boycottage en Nueva York.
La Unión Central Federal, que cuenta 170.000 miembros, y diversas
Sociedades feministas, trabajan continuamente para propagarle.
Se asegura que el Gobierno emprenderá en breve una enérgica campaña contra los fabricantes de conservas de carne.
No se puede fumar.
No se puede fumar en la Bolsa de Londres, según disposición que
ha dictado el Comité de la misma; hasta ahora estaba tan sólo prohibido
el fnmar antes de las cuatro de la tarde, pero en vista de que se infringía
repetidamente esa prohibición, se ha acordado que fuese ahora absoluta, lo cual ha indignado á no pocos miembros de la Bolsa londonense.
Durante los días 10, 11 y 12 del próximo Junio se celebrará el Congreso Vegetariano Internacional organizado por la Sociedad Vegetariana de Bélgica, con naotivo de la Exposición Universal de Bruselas.
Los trabajos presentados á este Congreso pueden estar escritos en
alemán, inglés, italiano, español ó en esperanto, pero deben de ser
enviados antes del 15 de Abril, con objeto de que los intérpretes tengan tiempo suficiente para traducirlos, y se enviarán al Sr. Presidente
del Comité ejecutivo, ür. Ern. Nyssens, Director de la Reforma Alintentaire. Bruselas.
Sigue trabajándose activamente para la constitución de la 5o<r/Ví/<T</
protectora de los animales y de las plantas, y está en proyecto la creación de la Liga antialcohólica; tanto para la una como para la otra se han
recibido en las oficinas de esta Revista importantes y entusiastas adhe•ioDet; arabas Sociedades han tenido origen en el seno de ia Sociedad
Vegetariana Española.
IMpaENTA OUCAZCAL, PLAZA PE ICABEL 11, MÚMSBO 6 , MAOKID
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