Propuesta Didáctica DON JUAN, MEMORIA AMARGA

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La Compañía Pelmànec fue creada por Miquel Gallardo y María Castillo en 2009. Es una compañía de teatro dedicada a la investigación y creación de
espectáculos con actores, títeres y objetos. Don Juan. Memoria amarga de mí es su primer espectáculo y en cinco años de recorrido ha girado por
España, Portugal, Francia y Brasil, cosechando el beneplácito del público y los elogios de la crítica, además de algunos premios de reconocido
prestigio.
La compañía estrenó en 2011 su segundo espectáculo Diagnóstico: Hamlet, una recreación del personaje de Shakespeare.
Miquel Gallardo, dramaturgo y actor, lleva más de veinte años dedicado al teatro de títeres y objetos y ha participado en innumerables eventos
internacionales, festivales y programaciones a lo largo y ancho de todo el mundo.
María Castillo es actriz, directora y pedagoga teatral, amén de crear sus propios espectáculos, ha dirigido las dos producciones de la compañía y, desde
hace cuatro años, está al frente de su propia escuela de teatro en Piera, municipio en el que está afincada la compañía.
Don Juan es un mito que ha sido representado bajo diferentes ópticas pero con un denominador común: un personaje condenado a morir joven debido a
su carácter antisocial que lo lleva a transgredir todas las normas éticas y religiosas. Y Don Juan sabe de su condena, pero en vez de rehuirla, va hacia
ella con paso rme, pues el único final digno para su vida disoluta es una muerte en la plenitud de su juventud. En Don Juan. Memoria amarga de mí,
en cambio, Don Juan es burlado por esa muerte que le niega su abrazo final y que lo obliga a vivir enfrentado a su pasado y a sus miedos, pero que le
dará también la oportunidad de conocer sentimientos ignorados hasta entonces. A partir de textos de Tirso, Zorrilla, Molière y Palau i Fabre, nuestro
Don Juan se muestra mucho más humano y se entrega a ese examen vital que todos haremos en un momento u otro.
Un actor enfrentado a tres títeres. Un joven fraile enfrentado a un pasado misterioso. Un prior enfrentado a sus propios pecados. Una muerte en busca
del amor de su vida. Y en medio, Don Juan, un personaje que sin saberlo, removerá los cimientos de todos ellos…
FICHA ARTÍSTICA.
Dirección: María Castillo
Interpretación: Miquel Gallardo
Actrices video: Ingrid Domingo, Annabel Totusaus, Màrcia Cisteró, María Castillo, Dolça Cos, Laura
Barba
Texto: Miquel Gallardo y Paco Bernal (a partir de textos de Tirso de Molina, José Zorrilla, Molière y
Josep Palau i Fabre)
Construcción Títeres: Martí Doy
Escenografía: Xavier Erra
Diseño Iluminación: Fiorella Giudicessi
Música: Pep Pascual
Vestuario: Susana Santos y Roser Puig
Proyecciones: Armand López
Técnico Iluminación, Sonido y Proyecciones: Xavier Muñoz
Fotos y diseño imagen: Tercer Polo
Producción: Companyia Pelmànec
SINOPSIS ARGUMENTAL.
Un Don Juan viejo, agotado por una larga y disoluta vida, y burlado por la muerte que lo huye se retira a vivir a un convento franciscano a esperar
que se cumpla su destino. Allí conocerá a Jacobo, un joven fraile que ha vivido desde su nacimiento apartado del mundo. Jacobo es el encargado de
velar por la salud de Don Juan y, a pesar de que en principio el joven fraile teme al misterioso huésped, poco a poco su miedo se irá convirtiendo
en admiración al escuchar sus historias. Todo eso es observado celosamente desde la oscuridad por el Padre Luis, el prior del convento y
responsable de las medicinas que toma Don Juan para curar una misteriosa enfermedad.
Durante su estancia en la celda del convento, Don Juan deberá enfrentarse a su turbio pasado, a las mujeres que engañó y, cómo no, a los espectros
de las muertes que dejó tras de si.
Sin saberlo, los tres tienen un pasado común mucho más cercano de lo que creen... y los tres tienen un futuro inmediato bien diferente del que se
imaginan.
DON JUAN. MEMORIA AMARGA DE MÍ.
UNA PRESENTACIÓN.
Don Juan es un personaje que hunde sus raíces en leyendas y romances populares. Símbolo de la irreverencia y de la trasgresión social y espiritual, la
inspiración teatral de los dramaturgos, Tirso de Molina, Molière y José Zorrilla, han convertido a este personaje en mito. La recreación de este mito en
distintas épocas (contrarreforma, barroco, romanticismo, modernidad), culturas (España, Francia, Inglaterra, Alemania) y géneros (teatro, ópera,
poesía, novela) nos hablan de que Europa lo ha sentido como un mito propio. En palabras de María Zambrano ―la historia de Don Juan nos remite a la
historia de la soledad y de la libertad del hombre moderno: una intrincada historia que espera todavía ser contada en su magnitud y complejidad. ‖El
lenguaje teatral que vamos a manejar nos presta un universo de recursos y magia sorprendentes: teatro de títeres y manipulación de objetos. ―Si hubiere
un héroe de la no lealtad poseído de la ilusión de ir más allá, sería Don Juan, cuya vida es sucederse a sí mismo (…) como si su vida fuera un solo
instante re-ejado indenidamente en una larga galería de espejos (…) la armación absoluta de sí mismo frente a todo y más allá de todo. El absolutismo
de la existencia individual.‖La traslación al lenguaje escénico de esa individualidad feroz es la propuesta de un único intérprete. Así, nuestro Don Juan
es un solo, en el sentido de que es un único actor el que despliega la acción dramática, multiplicándose en varios personajes en virtud de la
manipulación de títeres. El teatro de títeres es una de las ramas de las artes escénicas que más ha evolucionado en los últimos tiempos. En Alemania se
ha creado un término, ―gurentheater‖, para acoger y englobar mejor una disciplina cada vez más diversa, donde se incluyen, además de los títeres, el
teatro de objetos y las sombras. En nuestro país la creciente experimentación y aceptación de este teatro también se ha dejado sentir en la terminología,
llamándose teatro visual o teatro de animación. Los títeres que fundamentan este trabajo son de gran tamaño y comportan una técnica específica de
gran virtuosismo. A continuación desarrollamos la técnica de estas peculiares marionetas.
MANIPULACIÓN DE TÍTERES A ESCALA HUMANA.
Se trata de un tipo de títere de gran tamaño. Directamente su volumen tiene como referencia la escala humana, y a veces hasta es de un tamaño
superior. Dentro del títere clásico la referencia más próxima es la del bunraku, estilo japonés, aunque para este arte se precisan tres o cuatro
manipuladores por marioneta, mientras que en esta disciplina trabaja un único actor/manipulador. El títere es manipulado introduciendo una mano del
manipulador por detrás de la cabeza, la cual acciona boca, ojos y cejas. Las manos del títere son manipuladas directamente por el actor. Esta técnica
permite interactuar al títere y al actor en un mismo plano, y es aquí donde radica el gran atractivo de la propuesta. El actor interpreta un personaje y,
además, manipula y da vida al personaje del títere, produciéndose un trabajo de desdoblamiento y disociación asombroso y dinámico. Las reglas
dramatúrgicas son las mismas para ambos, estableciéndose una relación muy particular de amor odio, juegos de interdependencia y servidumbres
mutuas. El manipulador da vida al títere que, siendo el protagonista en el escenario, tiene que compartirlo con el actor. El títere, en su juego con el
intérprete, se hace consciente de su dependencia del actor, pero al mismo tiempo ejerce un poder de sometimiento sobre él. Este círculo de
interdependencias crea momentos de gran belleza, muy ricos a la hora de explorar el lenguaje teatral. Es esta una técnica muy exigente a diferentes
niveles: en cuanto a la interpretación requiere un control absoluto de la disociación al estar simultaneando la manipulación y la interpretación actoral; a
nivel físico implica una gran energía y precisión del gesto.
AUTORES.
Don Juan. Memoria amarga de mí es una recreación del personaje a partir de algunos de los textos más emblemáticos que han tenido al caballero
sevillado como protagonista. Entre sus escenas encontraremos extractos de los textos de Zorrilla, Tirso de Molina, Molière y Palau i Fabre. Miquel
Gallardo y Paco Bernal han querido basarse en ellos para construir un personaje único, diferente. En este Don Juan hallaremos al hipócrita caballero
que dibujó Molière, luchador irreductible contra las leyes establecidas por la sociedad de su tiempo, irreverente ante la religión, ante la nobleza, ante la
familia... Pero también conserva trazos del romanticismo que le imprimió Zorrilla, que lo hostiga y lo hace revolverse contra sí mismo por obligarlo a
comportarse, ya en su vejez, de manera contraria a como siempre ha intentado mostrarse. Dibujamos un Don Juan con el carácter aventurero e irredente
que le imprimió Tirso, su creador primero. A continuación dejamos unos breves trazos de las biografías de estos tres autores, más de la de Josep Palau i
Fabre, autor contemporáneo catalán entre cuyas obras cuenta con cinco Don Juanes, de uno de los cuales hemos extraído una serie de versos en los que
que La Muerte se dirige Don Juan en su lecho final.
Tirso de Molina (pseudónimo de fray Gabriel Téllez), (Madrid, 24 de marzo de 1579 - Almazán, Provincia de Soria, 12 de marzo de 1648), fue un
dramaturgo, poeta y narrador español del Barroco.
Tirso de Molina destaca sobre todo como autor teatral. Su dramaturgia abarca principalmente la comedia de enredo, como Don Gil de las calzas
verdes, y obras hagiográficas como la trilogía de La Santa Juana o La dama del olivar. Se le ha atribuido tradicionalmente la creación del mito de
Don Juan en El burlador de Sevilla, cuya primera versión podría ser de 1617. Don Juan, un noble sevillano, altera el orden social deshonrando a
cuantas mujeres se le ponen delante y finalmente es castigado por la estatua funeraria de una de sus víctimas, el padre de una de las damas burladas,
que lo mata y lo arrastra a los infiernos. También se encuentra en discusión la autoría de El condenado por desconfiado, comedia de bandoleros a lo
divino. Tirso fue el primer autor que dio profundidad psicológica a los personajes femeninos, que llegaron a ser protagonistas de sus obras.
José Zorrilla (Valladolid, 1817 - Madrid, 1893) Escritor español. Es el principal representante del romanticismo medievalizante y legendario. En
1833 ingresó en la Universidad de Toledo como estudiante de leyes, y en 1835 pasó a la Univerisdad de Valladolid.
José Zorrilla publicó sus primeros versos en el diario vallisoletano El Artista. En Madrid, después de abandonar su carrera universitaria, alcanzó
fama tras leer unos versos suyos ante el cadáver de Larra (1837). Ocupó el cargo de éste en la redacción de El Español, donde publicó la serie de
poemas titulada Poesías (1837), primero de una serie de ocho volúmenes que acabó en 1840. Su éxito poético se renovaría en 1852 con un poema
descriptivo, Granada, que quedó inacabado.
En 1837 Zorrilla inició su producción teatral con Vivir loco y morir más, y alcanzó su primer éxito con El zapatero y el rey (1840), a la que
siguieron: El eco del torrente (1842), Sancho García (1842), El molino de Guadalajara (1843), El puñal del godo (1843), Don Juan Tenorio
(1844) y Traidor, inconfeso y mártir (1849). En estas obras trata temas tradicionales o del Siglo de Oro. También escribió tragedias a la manera
clásica, como Sofronia (1843).
En 1846 viajó a Burdeos y París, donde conoció a Dumas padre, George Sand, Théophile Gautier y Alfred de Musset, que dejarían en él una gran
huella. En 1855 marchó a México, donde fue protegido por el emperador Maximiliano, que lo nombró director del Teatro Nacional.
De regreso a España (1866), José Zorrilla se casó con la actriz Juana Pacheco, viajó a Roma (1871) e ingresó en la Real Academia (1882). De
estos años son Recuerdos del tiempo viejo (1880-1883), La leyenda del Cid (1882), El cantar del romero (1883) y Mi última brega (1888). Fue
coronado como poeta en el alcázar de Granada (1889) por el duque de Rivas, en representación de la reina regente.
Molière (Jean-Baptiste Poquelin; París, 1622 - id., 1673) Dramaturgo y actor francés. Nacido en una familia de la rica burguesía comerciante, su
padre desempeñaba el cargo de tapicero real. Molière perdió a su madre a la edad de diez años. Alumno en el colegio jesuita de Clermont hasta
1639, se licenció en la facultad de derecho de Orleans, en 1642.
Molière se relacionaba entonces con el círculo del filósofo epicúreo Gassendi y de los libertinos Chapelle, Cyrano de Bergerac y D‘Assoucy. En
1643, haciéndose ya llamar Molière, fundó L‘Illustre Théâtre, junto con la comediante Madeleine Béjart; dirigida por ella, primero, y luego por él
mismo, la joven compañía intentó establecerse en París, pero el proyecto fracasó en 1645, por falta de medios, y Molière permaneció unos días
arrestado por deudas.
Recorrió entonces las regiones del sur de Francia, durante trece años, con el grupo encabezado por Dufresne, al que sustituyó como director a partir
de 1650. Es probable que la compañía representara entonces tragedias de autores contemporáneos (Corneille, entre otros) y las primeras farsas de
Molière, a menudo constituidas por guiones rudimentarios sobre los cuales los actores improvisaban al estilo de la commedia dell’arte.
La compañía se estableció en París, con el nombre de Troupe de Monsieur, en 1658, y obtuvo su primer éxito importante con la sátira Las
preciosas ridículas, un año después. En 1860 creó el personaje de Sganarelle, al cual recuperaría muchas veces en otras obras y al que siempre
interpretó él mismo, en la comedia del mismo nombre; pero Molière, que perseguía la fama de Corneille y Racine, no triunfó en el género de la
tragedia: Don García de Navarra, obra en la que había invertido mucho esfuerzo, fracasó rotundamente. La escuela de las mujeres (1662) fue su
primera obra maestra, con la que se ganaría el favor de Luis XIV.
Los detractores del dramaturgo criticaron su matrimonio con Armande Béjart, celebrado unos meses antes; veinte años más joven que él, no se
supo nunca si era hermana o hija de Madeleine (en cuyo caso Molière podría haber sido su padre, aunque la crítica moderna ha desmentido esta
posibilidad). Luis XIV apadrinó a su primer hijo, que murió poco después de su nacimiento, en 1864. En respuesta a las acusaciones de incesto,
Molière escribió El impromptu de Versalles, que le enemistó con cierta parte de la clase influyente de París.
En 1663, mientras llevaba las tragedias de Racine al escenario y organizaba festivales en el palacio de Versalles, presentó los tres primeros actos de
su Tartufo. El sentido irreverente y sacrílego que sus enemigos veían en sus obras generó una agria polémica que terminó con la prohibición de la
obra, lo mismo que sucedería con Don Juan o El festín de piedra, tras sólo quince representaciones.
Acosado por sus detractores, especialmente desde la Iglesia, el principal apoyo de Molière era el favor del rey, que, sin embargo, resultaba
caprichoso: las pensiones se prometían pero no se pagaban, y el autor hubo de responder a las incertidumbres económicas de su compañía
abordando una ingente producción; en la temporada siguiente escribió cinco obras, de las que sólo El médico a palos fue un éxito.
Los problemas con el Tartufo, que proseguían, y las dificultades para mantener la compañía fueron quebrando su salud, mientras disminuía su
producción; sin embargo, en estos años aparecen algunas de sus mejores obras: El misántropo, El avaro o El enfermo imaginario.
En 1673, durante la cuarta representación de esta última obra, sintió unos violentos dolores; trasladado a su casa, murió a las pocas horas. El rey
debió intervenir para que la Iglesia le concediera el derecho a tierra santa, si bien fue enterrado de noche y prácticamente sin ceremonia.
El gran mérito de Molière consistió en adaptar la commedia dell’arte a las formas convencionales del teatro francés, para lo que unificó música,
danza y texto y privilegió casi siempre los recursos cómicos, y en luchar contra las hipocresías de su tiempo mediante la ironía.
Josep Palau i Fabre (Barcelona, 21 de abril de 1917 - 23 de febrero de 2008) fue un polifacético poeta y escritor español en catalán.
Hijo del pintor y decorador Josep Palau i Oller, hacia finales de los años treinta se inició en la creación literaria en el campo de la poesía. Estudió
letras en la universidad y, durante los años cincuenta trabajó activamente como colaborador en revistas literarias (Poesía y Ariel), además de la
editorial La Sirena (que editaría obras, por ejemplo, de Salvador Espriu). De 1946 a 1961 residió en París.
Además de poesía, escribió obras de teatro (entre las que se encuentran cinco versiones de Don Juan), narrativa breve y ensayos, género en el que
destacan especialmente los elaborados sobre Picasso. Palau i Fabre fue, también, un activo traductor, llevando al catalán obras de Antonin Artaud,
Arthur Rimbaud, Honoré de Balzac y del libro Cartas de amor de Marianna Alcoforado (la monja portuguesa). Sus trabajos han sido traducidos a
numerosos idiomas.
Palau i Fabre falleció el 23 de febrero de 2008 en Barcelona.
DON JUAN. EL MITO.
La figura del Don Juan, creada por Tirso de Molina en El burlador de Sevilla y recreada por José Zorrilla en el siglo XIX en su Don Juan Tenorio
ha sido una de las aportaciones más productivas de la literatura española a la cultura europea: una opera, el Don Giovanni de Mozart, un poema
sinfónico de Richard Strauss, el Don Juan o el convidado de piedra de Molière o el de Lord Byron son muestra suficiente de la influencia que este
personaje ha tenido a lo largo del tiempo en todos los campos de la creación. El Don Juan, el burlador, debía de existir ya en el imaginario popular
antes de cobrar cuerpo literario y su pervivencia como mito se debe en realidad a un talante moralizador y profundamente católico que pretende
mantener dentro del orden establecido la vida y el pensamiento del pueblo. Lo que representa Don Juan es la ruptura absoluta de todas las normas
y reglas preestablecidas. Ni la moral de la iglesia ni la justicia de los hombres tienen valor alguno, únicamente la vida como juego y disfrute tiene
sentido. Ese es posiblemente uno de los sueños más antiguos del ser humano: una vida vivida en absoluta libertad, y esa es la mayor pesadilla
imaginable para la rígida mentalidad de la España de la Contrarreforma. El burlador de Sevilla acaba trágicamente con un Don Juan abrasado por
el fuego del infierno, el Don Juan de Zorrilla muere tras arrepentirse, redimido por el amor. Su conducta ha sido errónea y es justamente castigada.
Ese desenlace, curiosamente, ha sido olvidado en la trasposición del mito a la realidad: hoy "ser un Don Juan" es un halago, el mayor elogio que se
le puede hacer a un "macho". Si un hombre recibe tal calificativo tenemos que entender que, en primer lugar, una de sus principales ocupaciones es
la de seducir mujeres, y en segundo lugar, que además las mujeres caen literalmente rendidas a sus pies. Un par de versos conocidos por casi todo
el mundo y esa idea básica del hombre capaz de seducir a cualquier mujer, incluyendo a una monja, es todo lo que ha quedado del Don Juan. ¿Qué
motivos han llevado a una simplificación tan radical de un personaje literario lleno en sus orígenes de matices y contradicciones morales?
Es cierto que es tradición el representar el Don Juan Tenorio de Zorrilla en muchos teatros españoles durante la festividad de Todos los Santos el
día 1 de noviembre, y que es seguramente una de las obras literarias que cualquier español conoce, al margen de su nivel cultural o condición
social ( conoce el nombre y en muchas ocasiones el argumento, lo que no quiere decir que la haya leído); sin embargo, la frivolización del mito ha
hecho olvidar el trascendente retrato que Tirso de Molina hizo de la condición humana mediante ese personaje contradictorio que, empujado por su
absoluto egoismo, enfrenta duramente la esencia del instinto con las creencias religiosas, normas de conducta y leyes, a menudo absurdas, con que
el hombre civilizado ha intentado someter ese instinto a lo largo de los siglos.
DON JUAN: UN SER INDIVIDUALISTA.
Don Juan es el el personaje paradigma del individualismo humano. Un hombre que camina su destino preocupado exclusivamente por conseguir
colmar sus deseos, sexuales o materiales. Es un ser al que no le importa en absoluto el perjuicio del prójimo si como resultado obtiene el beneficio
propio. Ríos de tinta han corrido analizando el carácter del personaje sevillano, sus motivos y sus consecuencias. Algunos analistas han sido más
críticos, otros más favorables, pero no hay duda que Don Juan ha dejado tras de sí un reguero de reflexiones que han enriquecido de una manera o de
otra a aquellos que se han acercado hasta él en cualquiera de sus versiones. Creemos pues interesante echar un vistazo a lo que significa ―el
individualismo humano‖ y sus consecuancias. Buceando por las fuentes de internet, hemos encontrado un trabajo muy interesante que extractamos y
plasmamos a continuación.
―El individualismo es una forma de actuar o de ser.
Las personas nos encontramos siempre en búsqueda de nuestra propia identidad, de algo que nos ‗distinga‘ en cierta forma de los que nos rodean.
Ahora, para encontrarla, mucha gente se encierra en sí mismo pensando solo en sus cosas. No se dan cuenta que para encontrarse así mismo hay que
verse en el otro. Sin el otro nunca podríamos vernos o distinguirnos. Así como tampoco nos podríamos dar cuenta de la falta de originalidad que
tenemos.
El individualismo también puede llegar a ser a veces, una forma de escape del mundo que nos rodea; la persona se centra en sí misma y trata de no ver
a su alrededor. Termina en un ciclo vicioso, en el cual no deja de hacer sus ‗tareas cotidianas o laborales‘.
Al referirnos a persona ‗individualista‘ no se refiere necesariamente a una persona que piensa solo para sí. Por lo tanto, el individualismo se puede
dividir en: positivo y negativo.
Individualismo positivo: sin darse cuenta o sin quererlo, el fin de los hechos de las personas resultan positivos para ella. La diferencia con el negativo
es que no usa a otra persona para lograr su fin. Tal como lo afirmaba E. Mounier "la persona sobre las necesidades materiales y sobre los mecanismos
colectivos que sustentan el desarrollo, donde cada uno debe ser respetuoso con la otra persona, para esto, el hombre necesita comunicarse con otros
hombres". Dice también que la persona es integración, comunicación, compromiso y donación, mientras que el individuo es dispersión, separación,
evasión y egoísmo.
Individualismo negativo: generalmente siempre a sabiendas, también el fin de sus hechos le resulta positivo para ella, pero siempre trata de sobresalir
sobre otra persona, dejando a la otra bajo ella.
De todos modos pienso que ese ‗individualismo‘ que caracteriza y pone en cuestión cada una de las relaciones humanas y sociales, es una característica
típica, sobre todo, de nuestra sociedad occidental, donde la sociedad capitalista que trajo consigo el afán del ‗tener‘ por sobre el del ‗ser‘, en una
competitividad extrema que amenaza constantemente todas las relaciones, tiende a afirmar el primar del ‗individuo‘ por sobre la ‗colectividad‘, de lo
‗mío‘ por sobre lo ‗nuestro‘, del ‗bien privado‘ por sobre el ‗bien común‘, del individuo por sobre y separado del conjunto que lo rodea y del cual
inseparablemente es parte.
Vivimos en una sociedad, la nuestra, de ‗mercado‘ y de ‗mercado libre‘, de demanda y oferta, donde todo, incluso las relaciones humanas se han
transformado en un tener, poseer, gozar y tirar.
Así se viven muchas veces las relaciones, a menudo centradas en uno mismo, condicionadas a uno mismo y a su utilidad. El ‗Otro‘ es visto como una
amenaza real al ‗Yo‘, como alguien que me limita, me coarta, me condiciona, exige algo que me pertenece, requiere mi atención, reclama su existencia
y el reconocimiento de sus derechos y espacios. El ‗otro‘ significa en definitiva una amenaza, a veces la muerte de mi identidad, de mi personalidad:
siempre pienso afirmar mi personalidad sobre los demás, casi en contraposición a los demás, siempre en comparación con los demás.
El exacerbado individualismo característico de nuestra sociedad conlleva una cada vez más profunda falta de sentido de la vida, cada vez más evidente,
sobre todo en nuestro mundo juvenil.
De hecho todo individualismo que nace del egoísmo se transforma en una real y concreta destrucción del individuo, mientras que todo individualismo
(personalismo) que nace como negación de sí mismo a favor de otro se transforma de hecho en la más plena realización del individuo en todos sus
aspectos: personalidad, integridad, libertad, potencialidades.
Aparentemente siempre hay oposición entre individuo y comunidad, entre intereses particulares, individuales y colectivos, hasta que se llegue,
individual y socialmente, a esa madurez de entender que la vida normal social e individual es aquella que vive en la dinámica y dialéctica de la unidad
y la distinción: afirmo mi ―yo‖ buscando el bien de los demás; busco el bien común valorizando y distinguiendo las particularidades y las diversidades;
es un juego trinitario que se refleja en cada relación a todo nivel que se puede manifestar como conflicto o como normal dialéctica de crecimiento y
desarrollo personal y social si se entiende que en la base de cada relación tiene que haber ese amor que, buscando el bien del otro, obtiene en cambio el
mayor bien propio.
‗Individuo‘, etimológicamente, significa indiviso, no dividido.
La persona que realmente llega a ser un ‗individuo‘ es por lo tanto aquella persona que logra esa unidad interior, de pensamiento y de vida, que se
refleja cada vez más en su visión del mundo y del universo como una unidad y que logra conjugar bien común con bien individual, distinción con
unidad, tener con aportar.
Simoné Malacchini Soto.
Profesor asesor: Angel Moreno
Scuola Italiana "Vittorio Montiglio"
UN DON JUAN VIEJO.
Una de las características más definitorias de nuestro Don Juan es su vejez. Al contrario que la inmensa mayoría de los autores que han abordado este
personaje en sus obras, el nuestro ha llegado a la vejez, y no sólo eso, sino a la vejez decadente de alguien que enfrenta el final de sus días después de
una vida llevada al límite, donde la autosatisfacción a todos los niveles ha sido la regla principal de su discurrir por el mundo. Así pues, presentamos un
personaje que desde el lecho hace un examen vital de sí mismo del que no siempre sale airoso. Damos la oportunidad al libertino caballero de echar la
vista atrás y juzgarse a sí mismo, de analizar sus aciertos y descubrir sus errores.
Por este motivo, dejamos aquí unas reflexiones sobre el hecho de la vejez y su definición, algo a lo que la humanidad no siempre ha sido capaz de dar
una respuesta esclarecedora. La reflexión está construída a partir del trabajo del psicólogo alemán Erick Erickson, y queríamos destacarla por el alto
nivel de coincidencia que observamos entre sus pensamientos y nuestra apuesta por el personaje.
―Envejecer es la creciente incapacidad del cuerpo de una persona de mantenerse por sí solo y realizar las cosas que hacía antes. El resultado es que con
el paso del tiempo aumenta la probabilidad de fallecimiento. Aunque esta definición describe el proceso biológico, no explica el porqué envejecen las
personas. Las teorías del envejecimiento se refieren al proceso de envejecimiento primario, que implica los cambios graduales e inevitables
relacionados con la edad que aparecen en todos los miembros de una especie. Este tipo de envejecimiento es normal y sucede a pesar de la salud, el
estilo de vida activo y el carecer de enfermedades.
Según el psicólogo alemán Erick Erikson. Cuando los adultos entran en una etapa final de la vida su tarea consiste en contemplar su vida en conjunto y
con coherencia. Necesitan aceptar su propia vida tal como la han vivido y creer que lo hicieron lo mejor posible en sus circunstancias. Si tienen éxito
en esta tarea, habrán desarrollado la integridad del ego. La integridad del ego sólo puede obtenerse tras haber luchado contra la desesperación. Cuando
ésta domina, la persona teme la muerte, y aunque pueda expresar desprecio por la vida, continúa anhelando la posibilidad de volver a vivirla. Cuando
impera la integridad, la persona posee la fuerza propia de su edad, que es la sabiduría. Con la sabiduría el adulto sabe aceptar las limitaciones. El adulto
sabio sabe cuándo aceptar el cambio y cuándo oponerse al mismo, cuándo sentarse en silencio y cuándo luchar.
El paso a la tercera edad no pone fin a la generatividad de una persona. A medida que la categoría de las personas mayores aumenta, Erikson predice
que éstas permanecerán implicadas en los asuntos del mundo durante mucho más tiempo (Erikson y Hall, 1987). Contempla la tercera edad como un
período más productivo y creativo que en el pasado –en el que un artista de 80 años, escritor o músico, ya no serán algo excepcional.
En su crisis final, integridad vs. desesperación, "Erikson considera que las personas de edad avanzada enfrentan una necesidad de aceptar su vida –la
manera como han vivido- con el fin de aceptar su muerte próxima. Luchan por lograr un sentido de integridad, de coherencia y totalidad de la vida, en
vez de dar vía a la desesperación sobre la incapacidad para volver a vivirla de manera diferente".
De acuerdo con Erikson "Las personas que han tenido éxito en esta tarea integradora final construyendo sobre los resultados de las siete crisis previas,
ganan un sentido más amplio del orden y del significado de sus vidas dentro de un ordenamiento social más grande, pasado, presente y futuro. La
‗virtud‘ que se desarrolla durante esta etapa es la sabiduría, ‗un despreocupado e informado interés por la vida de cara a la muerte en sí misma‘";
incluye aceptar lo vivido, sin arrepentimientos importantes sobre lo que pudo haber sido diferente, implica aceptar a los padres como las personas que
hicieron lo mejor que podía y por tanto merecen amor, aunque no fueran perfectos, aceptar la propia muerte como el fin inevitable de la vida.
Igualmente propone Erikson que las personas que no consiguen aceptar esto son desesperanzadas, porque ya no ven tiempo para reaccionar y enmendar
aquello con lo que no están de acuerdo.‖
Según Erikson "la edad adulta tardía es también una época para jugar, para rescatar una cualidad infantil esencial para la creatividad. El tiempo para la
procreación ha pasado, pero la creación puede tener lugar todavía. Aun a medida que las funciones del cuerpo se debilita y la energía sexual puede
disminuir, las personas pueden disfrutar ‗una experiencia enriquecida, corporal y mentalmente‘".
UN TRABAJO CON TÍTERES.
Como decíamos en la presentación de la compañía, ésta está dedicada a la creación de espectáculos con actores, títeres y objetos. El teatro de títeres es
un arte milenario que, como la mayoría, ha evolucionado ampliamente a lo largo de la historia, principalmente en el último siglo. Cualquiera de
nosotros sabe lo que es un títere y muchos habremos visto cómo son utilizados en los castillos de títeres montados en las plazas de los pueblos o
ciudades en sus formas tradicionales de guante, de hilos o de sombras.
Actualmente, son innumerables las compañías que por todo el mundo se dedican a la investigación y creación de espectáculos y dramaturgias con las
nuevas formas de títeres. Un títere es un objeto inanimado que a través de la manipulación de un actor-manipulador cumple un rol dramático dentro de
una pieza teatral. Cualquier objeto puede convertirse en un títere. Esto nos dibuja un universo de posibilidades que se multiplica si mezclamos otras
disciplinas como la danza, el teatro de actores o el circo.
En esta línea, la Compañía Pelmànec apuesta por la combinación de títeres de tamaño humano, con actores, con video y con texto clásico para llegar a
una propuesta visual y dramática original que con el paso de los años la ha definido como una de las compañías más prestigiosas del país.
Pero para situarnos, nos gustaría dejaros una retrospectiva de la historia de los títeres clásicos a grandes rasgos, pues es buceando en nuestros
antecesores que podremos descubrir más claramente nuestros sucesores.
Vamos a correr el telón y asomarnos por unos instantes al mundo de los títeres, a ese maravilloso y complicado mundo, tan ant iguo como la misma
humanidad. Los títeres vienen de muy lejos. Es perderse en el misterio pretender buscar su origen. Nacieron con la imaginación, y pertenecen a todos
los tiempos y a todos los lugares de la tierra. Charles Nodier —quien fue un ferviente admirador de los títeres— se ha ocupado de ellos en varios
artículos. Acerca de su origen escribió en la Revue de Paris: "Al no poder fijarse la época precisa de su nacimiento, puede decirse que el títere más
antiguo es la primera muñeca puesta en las manos de un niño, y que el primer drama nace del monólogo, mejor dicho del diálogo que sostiene el niño y
su muñeco. Yo quisiera —continúa—poder dar a los comediantes un origen más ilustre, pero está perfectamente demostrado que descienden en línea
recta de los títeres y confesaremos que, varios entre ellos, los que más admiramos en los grandes teatros, han conservado un aire de familia"
En Egipto se han encontrado estatuas con resortes que usaban en las ceremonias religiosas y entre los juguetes destinados a los niños. En Marionnettes
et Guignols, Ernest Maidron asegura que estos muñecos eran animados por movimientos de cabeza y de brazos. También se halló en Egipto, en la
tumba de una bailarina de nombre Jelmis, al lado de la momia, un barco pequeño tripulado por varias figuras de marfil. Una de ellas, articulada, podía
ponerse en movimiento mediante unos hilos. En el centro de este barco, había una casita con puertas de marfil, que al abrirse dejaba ver toda la escena
de un teatro de títeres. Quizás esta bailarina ofrecía con sus muñecos representaciones por el estilo de las que años más tarde se dieron en Grecia y en
Roma y, más adelante, aplaudieron las muchedumbres de París, Londres y Viena.
Los chinos conocen a los títeres desde tiempos remotos. Hacen su aparición en los ritos religiosos y en las calles, entre las gentes del pueblo. De China
—según las crónicas—, los llevan los músicos andariegos al Japón, atravesando Corea. Allí llegaron a una perfección extraordinaria. Están modelados
en madera y mueven las cejas, los ojos, la boca y articulan los dedos de las manos. Algunos son muy grandes y de un mecanismo tan complicado que
para manejar una sola marioneta hacen falta tres titiriteros.
En Grecia se han encontrado títeres. Dice Charles Magnin en su famosa Histoire des marionnettes, que los títeres eran recibidos en las moradas
aristocráticas de Atenas; Xenofonte, en el relato del banquete de Callais, nos cuenta que entre las diversiones que el hotelero había preparado para sus
invitados figuraba un titiritero de Siracusa. Photeinos, de oficio titiritero, tenía en Grecia un permiso especial para dar representaciones públicas en el
Teatro de Baco. Aristóteles y Apuleyo hacen referencia a los títeres. Lo atestigua Magnin, "el sabio historiador de las marionetas", como lo llamó
Anatole France. Estos títeres eran bastante complicados. Así los describe Aristóteles: "El Soberano dueño del Universo no tiene necesidad de
numerosos ministros, ni de resortes para dirigir todas las partes de su inmenso imperio. Le basta un acto de su voluntad: de la misma manera, esos que
manejan los títeres no tienen más que tirar de un hilo, para poner en movimiento la cabeza o la mano de esos pequeños seres, después sus hombros, sus
ojos, y algunas veces todas las partes de su persona, que obedecen pronto con gracia y medida".
Personajes de las farsas primitivas
Petronio, Horacio, Aulus Gelio mencionan en sus escritos espectáculos de títeres en Roma. Los personajes más característicos de las farsas primitivas
de títeres en Roma fueron tomados de la realidad, de tipos populares que más tarde influenciaron notablemente a la commedia dell'arte —que a su vez
influye sobre el teatro de títeres— para dar nacimiento a Brighella, el Capitán, Colombina, Cassandro, Pantalón. "Lamia el vampiro africano y
Manducus el otro antiguo —escribe Pierre Louis Ducharte en La comédie italienne— han nacido de marionetas y el último ha evolucionado en
Capitán." Y más adelante agrega: "Al lado de la commedia dell'arte existió siempre el teatro de marionetas. El uno y el otro, sin duda, se ha hecho sin
interrupción préstamos de escenarios y de máscaras."
Hay quien afirma que en la India existían los títeres varios siglos antes de Cristo. En la literatura hindú, en cuentos, leyendas y libros sagrados,
hallamos referencias a estos remotos personajes movidos por la mano del hombre. En el Mahabarata —donde la historia está mezclada con la
mitología— nos encontramos con este pasaje: "Cuando el hijo del poderoso Arjun salió al frente de una expedición guerrera, su novia, la princesa
Uttara, le pidió al despedirse que le trajera lindas y transparentes telas de colores para vestir a sus títeres." Y dice un viejo relato hindú: "Parvati, la
mujer del Dios Shiva, hizo un hermoso títere que escondía a los ojos de su esposo para que éste no lo viera y se enamorara. Llevó la muñeca a la
montaña, y todos los días iba a visitarla y a adorarla. Pero el Dios Shiva, una vez, la descubrió mientras buscaba una flor. Se enamoró del títere, le dio
vida y huyeron juntos".
Enrique Vesely, distinguido escritor checoslovaco que se ha dedicado al estudio de los títeres, en un libro editado en Praga en 1910 — Desde los
primitivos títeres hasta los títeres checos—, escribe refiriéndose al origen de las marionetas: "La cuna del teatro de muñecos fue la India y desde allí se
divulgó por el mundo." Y más adelante traza un caprichoso itinerario: de la India, lugar preciso del nacimiento, pasaron a Persia, de allí a Arabia, y de
Arabia los gitanos los llevaron a Europa atravesando Grecia e Italia. Dice también en el libro mencionado que Vidushaka, el personaje más popular y
más viejo del teatro de títeres hindú, es el bisabuelo de todos los fantoches. Y por ser Vidushaka un enano con joroba, con dientes largos asomándose
por entre los labios gruesos, la cabeza pelada, el rostro deformado, todos sus descendientes directos o indirectos —Polichinela, Kasparek, Guignol,
Punch— han heredado la joroba u otra deformidad del desgraciado progenitor.
Los títeres hieráticos
¿Cómo puede precisarse un determinado lugar geográfico para ubicar el nacimiento y la infancia del títere? ¿En qué lugar preciso puede fijarse el
nacimiento del hombre? Y el títere —es mejor divagar sobre su origen— nació cuando el hombre, el primer hombre, bajó la cabeza por primera vez, en
el deslumbramiento del primer amanecer y vio a su sombra proyectarse en el suelo, cuando los ríos y las tierras no tenían nombre todavía. Y el día que
modeló el primer muñeco tuvo que pensar en su sombra. Lo hizo a su semejanza, y nació el títere, sin vida propia, como la sombra del hombre, que
necesita de él para moverse y vivir.
En los escritores antiguos hay referencias a los títeres hieráticos. Los citan Herodoto y Luciano. Es conocida la Venus de madera, atribuida a Dédalos,
que se movía por medio de mercurio. También se movía y predecía el futuro la estatua de Júpiter Ammon. Ochenta sacerdotes, en las procesiones, la
cargaban sobre sus hombros y ella, con movimientos de cabeza, les indicaba el camino. Charles Magnin y Ernest Maidron, en los libros ya citados, nos
dan detalles sobre estas curiosas imágenes y del conocimiento que se tenía entonces sobre las propiedades del imán sobre el hierro. Los títeres
hieráticos —anota Vesely— tomaron parte original en los misterios religiosos, cuando el hombre no se animaba a representar a sus dioses.
De generación en generación
Las marionetas jamás llegarán a envejecer. No sienten el lento rodar de los siglos, Viven y sonríen por encima el tiempo. Hoy gozamos delante de un
teatro de títeres igual, exactamente igual como gozaban los niños y los viejos, hace siglos, cuando rodeaban a los juglares y saltimbanquis, cuando
éstos hacían aparecer a los fantoches que llevaban ocultos debajo de sus capas.
En Europa, los títeres fueron usados al principio por la Iglesia para hacer representaciones de pasajes bíblicos y leyendas de santos. Después
comenzaron a popularizarse, y se llevaron a escena cuentos, historias de caballería y de bandoleros. Las obras eran de carácter cómico o dramático,
tomadas sobre relatos que se iban transmitiendo verbalmente, de generación en generación. Muy rara vez aparecían en escena más de dos personajes.
El público solía intervenir casi siempre en las representaciones, y el titiritero se veía obligado a improvisar y a apartarse del argumento.
En el siglo XVI, los músicos andariegos atraen la atención con una novedad en materia de títeres que los franceses llaman marionnettes à la planchette.
El músico, después de congregar al público, mueve al compás de su instrumento dos figurillas sostenidas por un hilo que sujeta a su pierna. De esta
manera las hace danzar, mientras suena alegremente la gaita, la pipa o el tambor. Shakespeare y Ben Jonson suelen recordar con frecuencia a estos
remotos personajes movidos por hilos. Milton se inspiró, para crear su Paraíso perdido, mientras asistía a una función de marionetas que representaban
la Historia de Adán y Eva. Goethe fue también un enamorado de los títeres. El Fausto le fue revelado por unos titiriteros de la feria de Francfort. Y
Lord Byron llegó a decir: el que no ama a los títeres no es digno de vivir.
Faldas, cortinas y bastidores
El titiritero ambulante ruso del siglo XVII usaba una falda muy ancha que le servía de escenario. Al comenzar la representación levantaba la falda y
pasaba el ruedo por un arco, se calzaba un muñeco en cada mano —eran siempre títeres de guante— y realizaba el espectáculo. Lógicamente, sólo
podían intervenir nada más que dos personajes en escena. Más tarde, suprimieron el uso de la falda por tres cortinas extendidas sobre bastidores,
livianas para el transporte y que se armaban muy fácilmente.
En Francia, en el siglo XVII, los títeres llegaron a alcanzar un éxito tan extraordinario que les quitaban el público a los actores humanos. Estaban en
pleno apogeo los muñecos de mano de Brioché, que actuaban en el Puente Nuevo, y los de hilo, de La Grille, en el Marais. Se entabló una lucha entre
los personajes de madera y los de carne y hueso. Estos últimos se vieron obligados a hacer una protesta. Exigieron que se les cobrara un impuesto que
fue demasiado elevado para que los guiñoles pudieran resistirlo y, además, se obligó a todos los titiriteros de París a volver nuevamente a las ferias.
Hay épocas en que los hombres parece que se hubieran olvidado de las marionetas. Quedan los muñecos callados, inmóviles, dormidos. Apenas si
alguien, muy de tarde en tarde, los recuerda como algo lejano, perdido en el tiempo y la distancia. Y un día, otra vez, vuelven a surgir. Despiertan del
largo silencio. Las calles y las plazas se pueblan de música y de voces titiritescas.
Muñecos alrededor del mundo
Las distintas clases de muñecos tienen en Italia nombres diversos. Se llama burattini a los títeres sin pies, en cuyo vestido se introduce la mano para
mover la cabeza y los brazos. Según Magnin, han recibido el nombre de burattini de un actor llamado Burattino, célebre máscara viviente de origen
florentino o romano, que vivía todavía en el año 1622. Y se denominaba fantoccini o fantoccio al títere movido por hilos. Los italianos se han
entregado con amor a este arte maravilloso y han llegado a ser verdaderos maestros. Ellos los desparramaron por Europa, llevándolos primero a Francia
y luego a Inglaterra, Alemania y Checoslovaquia. Pero estos títeres fueron olvidando paulatinamente el lugar de su procedencia para tomar las
costumbres y las modalidades de los pueblos donde se radicaban. Cambiaron de traje, de espíritu y de nombre, y fueron Punch en Londres, Guignol en
Lyon, Kasparek en Praga.
Guignol es en Francia el más popular de los títeres. Le siguen Lafleur, Gnaffron. Laurent Mourguet fundó en Lyon, en 1795, un teatrito de títeres
donde nació el popular Guignol. ¿De dónde viene este Guignol? Muchas y graciosas discusiones tuvieron italianos y franceses disputándose la
paternidad del títere lionés. Los italianos decían que Mourguet había tomado al principio como personaje central de su teatro a Polichinela, y que un
vecino del barrio de Saint Paul —operario de una sedería e infaltable en las representaciones—, cada vez que le agradaba una escena, la aplaudía
gritando: "¡C'est guignolant!" (exclamación que podría traducirse como "qué gracioso es"). La expresión guignolant —terminan sosteniendo los
italianos— pasó al repertorio del titiritero y, más tarde, abreviada, se usó para designar a un personaje que llegó a ser popularísimo con el andar del
tiempo.
Los franceses, en cambio, afirmaban que era oriundo de Francia. Y Víctor Bresse escribía acerca de Guignol en 1908: "Recuerdo que en cierta ocasión
en que hojeaba el Archivo Departamental, en las listas de los lioneses inscriptos en las Compañías del Batallón de Rhone y el Loire, en 1792, hallé el
enganche de un tal Jean Guignol, de veinticuatro años de edad, tintorero. Yo opino —continúa Bresse— que el nombre de Guignol es muy viejo en
Lyon y me lo prueba la mención siguiente: hallé el nombre de Guignol en un testamento de 1267."
Franceses e italianos siguen disputándose la paternidad de Guignol, el popular personaje que muestra algunos defectos físicos, herencia de su
progenitor, Polichinela, y los vicios y virtudes el pueblo que le dio vida.
Gnafron izquierda y Guignol derecha.
Un tal Maese Pedro
En España tenemos referencia de titiriteros a fines del siglo XII. Gerardo Riquier de Narvana, en la Súplica al Rey de Castilla, Alfonso X (en 1274),
nos da noticias de títeres y titiriteros que recorren los caminos de la península.
En el Quijote hace Cervantes una descripción del titiritero que en el Siglo de Oro viajaba en una carreta con su mono, su tablado y su trujamán. Y así
lo presenta a Ginés de Pasamonte, cuando llega a la venta a pedir posada: "Todo vestido de gamuza, medias, gregüescos y jubón". Y más adelante
agrega: "Olvidábame de decir cómo el tal Maese Pedro traía cubierto el ojo izquierdo y casi medio carrillo con un parche de tafetán verde". Después
cuando Don Quijote pregunta quién era ese tal Maese Pedro, así le responde el ventero: "Éste es un famoso titiritero que ha muchos días que anda por
esta Mancha de Aragón, enseñando un retablo de la libertad de Melisendra, dada por el famoso Don Gaiferos, que es una de las mejores y más
representadas historias que de muchos años a esta parte en este reino se han visto. Trae asimismo consigo un mono de la más rara habilidad que se vio
entre monos (...) Se cree que el tal Maese Pedro está riquísimo y es hombre galante (como dicen en Italia) y bon compaño, y dase la mejor vida del
mundo; habla más que seis y bebe más que doce, todo a costa de su lengua, de su mono y de su retablo."
Ofrece Maese Perdro sus títeres y, en lo mejor de la representación, Don Quijote desenvaina la espada para salir en defensa del enamorado Don
Gaiferos, y a golpes de acero decapita toda la titirería y por milagro salvan su vida el titiritero y el trujamán. Y termina la aventura del Quijote y Maese
Pedro, cobrándole éste al Caballero de la Triste Figura, por sus destrozos, cuarenta reales y tres cuartillos.
El gorjear de las aves
¿De dónde viene la palabra títere? Es muy vieja y muy usada en España; Sebastián de Covarrubias, en el Tesoro de la Lengua Castellana, dice:
"Ciertas figurillas que suelen traer extranjeros en unos retablos que, mostrando tan solamente el cuerpo de ellos, los gobiernan como si ellos mesmos se
moviesen y los maestros que están dentro, detrás de un repostero y de un castillo que tienen de madera, están silbando con unos pitos que parece hablar
las mismas figuras, y porque el pito suena ti-ti, se llamaron títeres, y puede ser griego, del verbo tytise, que indica el gorjear de las aves. Hay otra
manera de títeres, que con ciertas ruedas como de reloj, tirándoles las cuerdas van haciendo sobre una mesa ciertos movimientos que parecen personas
animadas, y el maestro los trae tan ajustados que en llegando al borde de la mesa dan la vuelta, caminando hasta el lugar de done salieron. Algunos van
tañendo un laúd, moviendo la cabeza y meneando las niñas de los ojos, y todo esto lo hace con la ruedas y la cuerdas." Y termina diciendo "que fue una
invención de Joanelo, gran matemático y segundo de Arquímedes; sin embargo hubo en los pasados siglos esa invención, como lo atestigua Horacio en
el libro II".
Punch: un libertino de siete suelas
Old Vice —el viejo vicio— vivió varios años en los primitivos tablados ingleses. Representaba al vicio bajo todas sus formas. En las postrimerías del
siglo XV, otro personaje vino a suplantarlo definitivamente. Llegó Punch, con su joroba abultada y su larga nariz ganchuda. Aún continúa recibiendo
aplausos. Siempre viste un traje a rayas y usa un bonete en forma de cono. Se casó con Judy para no separarse jamás. Y a pesar de las infidelidades,
aparecen siempre juntos.
Con el nacimiento de Punch, los títeres desacreditados por Old Vice se rehabilitaron y comenzaron a ganarse los teatros confortables. El público fue
haciéndose cada vez más selecto. Aumentaron los tablados y también los precios de las entradas. Los titiriteros se esmeraron en la presentación de las
obras. Una de ellas se hizo famosa. Se estrenó al comenzar el siglo XVI, y se llamaba La creación el mundo o El diluvio de Noé. En esta obra, el agua
corría por el escenario. Se veían al Arca y a Noé con su familia y a todos los animales con sus respectivas parejas. Los pájaros volaban por el aire.
Aparecían, también el Mal saliendo del infierno, Lázaro resucitado y varias figuras danzando en torno de ellos.
Punch vino al mundo con un carácter alegre y jovial. Con el correr de los días se va transformando hasta llega a convertirse en un cínico cruel, un
libertino de siete suelas. El libro de Ernest Maidron, Las locuras del señor Punch —muy en boga en la primera mitad del siglo XVIII—, muestra al
personaje como un sujeto alegre, pero violento y sanguinario: "¡Oídme un momento, nada más que un momento! Voy a contaros una historia, la
historia del señor Punch, que fue un vil tunante, sin fe y con muchas muertes encima. Tenía una mujer y un niño, los dos de una belleza sin igual.
Punch no era hermoso. Tenía una nariz de elefante. Sobre su espalda se elevaba un cono que se alzaba a la altura de su cabeza, pero dicen que esto no
le impedía tener la voz tan seductora como la de una sirena. Era cruel como un turco y, como tal, no podía contentarse con una sola mujer. Es, en
efecto, muy aburrido tener una sola mujer y, sin embargo, la ley le prohibía tener dos y también veintidós... aunque él hubiera podido contentarlas a
todas. El malvado sedujo a una dama. Después, porque empezaba a molestarle, mató a la mujer, al hijo de ambos y también a sus suegros. Y se echó a
rodar por el mundo. Visitó muchos países, y era tan seductor que sólo tres mujeres se negaron a seguir sus locuras: una joven campesina, una piadosa
abadesa y la tercera, yo no puedo decir lo que era pero sí asegurar que era la más impura de las mujeres. En Italia encontró las mujeres de la peor
especie; en Francia comprobó que tenían la voz muy alta; en Inglaterra, tímidas y recatadas al principio, se convertían luego en las más amorosas del
mundo; en España las halló orgullosas como infantas (aunque frágiles como infantas); y en Alemania las encontró de hielo. No tenía ningún escrúpulo
en jugar con la vida de los hombres. Padres y hermanos pasaban por sus manos. Uno tiembla de sólo pensar en el horrible reguero de sangre que ha
vertido a sus pies. Aunque él tenía una joroba sobre la espalda, las mujeres no podían resistirle. Se decía que en su viaje había firmado un pacto con el
diablo. Un día volvió a Inglaterra. La policía lo detuvo y fue condenado a muerte. Pero esa vez engañó al verdugo y salió con vida de la horca.
Entonces vino a buscarlo el diablo. Pelearon, el diablo con una horquilla y Punch con un bastón. Armado sólo con un bastón venció al diablo,
matándolo."
Fotos de Punch & Judy.
La conciencia de un pueblo
Cuando Bohemia vivía bajo la dominación de los Habsburgos, un titiritero, Matej Kopecky, se sirvió de los títeres para despertar la conciencia de su
pueblo. Hacía representaciones en checo, lengua que apenas entendían los opresores de su patria. Episodios de años felices, cuando Bohemia era libre y
tenía sus reyes. Este titiritero —a quien llamaron el patriarca de los títeres— es hoy una gloria nacional. Murió en 1847 y dejó veinte hijos que
continuaron divulgando el arte de su padre. Más tarde, los muñecos de Juan Lastovka fueron, en 1848, portavoces de la revolución. Y más tarde José
Skupa y su teatro de marionetas colaboraron en la guerra de 1914. Representaba la obra Cómo Kasparek de Pilsen entierra a los austríacos. Una vez
terminada la guerra colocaron una placa en la casa donde nació el titiritero.
Kasparek es el más popular de los títeres checoslovacos. A veces aparece acompañado de su novia o esposa, Kulapinka, y de una yegua blanca que se
llama Rozarka. A Kasparek se le conoce desde el siglo XV. Es pequeño, jorobado, lleva el traje y un sombrero de tres picos adornado con cascabeles.
Es generoso, está siempre de buen humor y ríe con todas las ganas.
Kasparek
De nuevo vamos a correr el telón. Nos apartamos otra vez del maravilloso y complicado mundo de los títeres. Ellos seguirán viviendo al lado del
hombre, como su sombra. Es el destino del títere. Nació con el hombre y morirá con él.
Artículo extraído de la revista Teatro, Año 4, N° 13, Buenos Aires, julio de 1983.
Teatro es una publicación periódica del Teatro San Martín, perteneciente al
Complejo Teatral de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
PROPUESTA DE ACTIVIDAD PREVIA Y POSTERIOR A LA REPRESENTACIÓN.
Como hemos podido ver, diversos son los temas que se abordan en el espectáculo Don Juan. Memoria amarga de mí. Próximamente tendréis la
oportunidad de presenciarlo en el teatro, pero para poderlo disfrutar en mayor profundidad, proponemos una serie de actividades que enriquecerán al
público y lo situarán en un punto de partida óptimo.
Obviamente, las actividades que proponemos no son de ningún modo imprescindibles para asistir al teatro, porque el teatro es un lugar a donde el
espectador puede acudir por diversos motivos, no necesariamente a aprender, pero en pro de un mayor disfrute de la obra y como práctica habitual ante
cualquier acontecimiento cultural al que asistamos, creemos positivo entrar en antecedentes para poder analizarlo con mayor conocimiento de causa y,
por qué no, criticarlo con mayor fundamento.
Existen muchas modalidades de teatro, algunas persiguen puramente el entretenimiento del espectador; otras profundizan más en los temas tratados
velando a través de la propia obra la opinión del autor o director sobre unos acontecimientos concretos, sobre un tema elegido o sobre un problema
actual, usando los recursos escénicos que el autor o el director consideren oportunos. Pero no podemos olvidar que el teatro, como la literatura, es una
herramienta muy útil para exponer las ideas del autor, bien sean críticas, complacientes, ácidas, etc.
Nuestro Don Juan alberga, aparte de la historia contada, una visión muy actual del ser humano, con sus defectos y sus virtudes. Don Juan nos habla de
la amistad, de la venganza, del miedo, de la envidia, del amor, de la fidelidad, de la compasión, de la confianza y de un largo etcétera de características
muy humanas.
Así pues, os invitamos a realizar las actividades para extraer de la obra todas las conclusiones posibles y poder posicionaros a su fin y debatir sobre
ellas.
Actividades previas.
-
Hablar sobre la idea que tenemos sobre Don Juan, Descubrir qué y cuánto sabemos del personaje.
-
En su caso, en función de la edad, leer alguna de las obras o parte de ellas.
-
Hablar sobre lo que significa el individualismo. ¿Es lo mismo que egoismo? ¿A dónde puede conducirnos una actitud individualista?
-
Hablar sobre la vejez. Exponer los casos personales de relación con gente mayor y dependiente. Pensar en cómo es su carácter y qué implica
para los que los rodean y para los que los cuidan.
-
¿Qué conocemos de los títeres? Los espectáculos que hemos visto.
Actividades posteriores.
-
Analisis de la obra. La historia. ¿La hemos comprendido en su integridad?
-
¿Cómo es Don Juan? ¿Nos ha resultado simpático o antipático? ¿Por qué crees que su carácter es así de cascarrabias? Crees que al final cambia
de opinión respecto a la vida? ¿Crees que acaba queriendo a Jacobo o simplemente se ha aprovechado de él?
-
¿Crees que Jacobo abandonará su vocación religiosa? ¿Abandonará el convento?
-
¿Está justificada la actitud del padre Luis con Don Juan? ¿Queda clara su historia pasada?
-
¿La individualidad de este Don Juan es el motivo de su soledad?
-
¿Has comprendido los versos finales de la Muerte?
-
¿Ha cambiado tu forma de ver a los mayores? ¿Comprendes por qué puedan tener cambios bruscos de humor? ¿Habías pensado en lo difícil que
puede ser para una persona mayor tener que depender tanto de los demás?
-
¿Has sentido cosas durante la función? Pena, rabia, miedo...
-
¿Coincide el personaje de Don Juan con la idea que tenías preestablecida?
-
¿Qué es lo que te ha gustado más? ¿Hay algo que no te haya gustado?
-
¿Qué te ha parecido la música y la luz?
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¿Que crees que significaban los sacos?
-
¿Te imaginas el mismo espectáculo con actores en vez de títeres? ¿Sería lo mismo? ¿Qué aportan los títeres en este caso?
BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES.
-
Mitos del individualismo moderno. Ian Watt. Cambridge University Press.
-
Historia de los títeres. Artículo extraído de la revista Teatro, Año 4, N° 13, Buenos Aires, julio de 1983. Teatro es una publicación periódica
del Teatro San Martín, perteneciente al Complejo Teatral de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
-
Simoné Malacchini Soto. Profesor asesor: Angel Moreno. Scuola Italiana "Vittorio Montiglio"
-
Wikipedia.
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