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MEMORIA
del 1/er. Congreso Nacional de Historia
Militar de México,
a través de los
Archivos Históricos
Tomo II
Memoria del 1/er. Congreso Nacional de Historia Militar a través de los Archivos Históricos
Coordinación Histórica:
Gral. Bgda. D.E.M. Luis Fernado Orozco Sánchez | Director General de Archivo e Historia
Tte. Cor. Arch. Jesús Arturo Medina Cerna | Jefe de la Sección de Historia
Cap. 1/o. Hist. Antonio Campuzano Rosales | Jefe de la Subsección de Investigación
Cap. 2/o. Hist. Sergio Martínez Torres | Jefe de la Subsección de Museos
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Gabriela Martínez Toribio | Revisión de Texto
Sgto. 1/o. Aux. Arch. Martha Teresa Méndez Santos | Revisión de Texto
Sgto. 1/o. Aux. Arch. Olivia de la Orta Lorenzo | Revisión de Texto
Sgto. 2/o. Aux. Arch. Miriam Rocío Rivera Fernández | Imagen de portada
Coordinación Editorial:
Gral. Brig. D.E.M. Martín Terrones Calvario | Director General de Comunicación Social
Myr. Inf. D.E.M. Joel Solís Pérez | Jefe de la Sección de Difusión Interna
Cap. 1/o. I.C.I. Jorge Ramírez López | Jefe de la Subsección de Edición
Sld. Aux. Imp. Guadalupe Angelina Salazar Vázquez | Diseño gráfico
D. R. © Secretaría de la Defensa Nacional
Blvd. Manuel Ávila Camacho S/N. Esq. Av. Ind. Mil. C. P. 11640 Delegación Miguel Hidalgo,
México D.F.
© De los textos, los créditos autorales en esta obra se consignan en las páginas respectivas.
Primera edición, 2015.
Queda prohibida la reproducción parcial o total de esta obra, por cualquier forma, medio o
procedimiento sin la autorización por escrito del titular de los derechos.
Hecho e impreso en México.
MEMORIA
del 1/er. Congreso Nacional de Historia
Militar de México,
a través de los
Archivos Históricos
Tomo II
• Armando Díaz de la Mora • Jonathan Aparicio Vázquez • Eduardo Báez y
Macías • Lucas Martínez Sánchez • Iván San Martín Córdoba • Carlos Armella
Sánchez • María de los Ángeles Sandoval • Patricio Eufrasio Solano • Saúl
Ármando Alarcón Amézquita • Miguel Ángel Berúmen Campos • Germán
Roberto Ávila Hernández • Marcelino Juárez Romero • Jorge Alberto Vidal
Urrutia • Martha Beatriz Loyo Camacho • Alberto Isaí Suárez • Celia Juárez
Castro • Guillermo Romo Jaramillo • Leticia Rivera Cabrieles • Otilio Silva
Andraca • Sonia Carolina Quiroz • Javier Ulises Oliva Posada • Eduardo
Adolfo Oropeza Villavicencio • Antonio Campuzano Rosales
SECRETARÍA DE LA DEFENSA NACIONAL
DIRECCIÓN GENERAL DE ARCHIVO E HISTORIA
MÉXICO
2015
General Salvador Cienfuegos Zepeda
Secretario de la Defensa Nacional
Comité Editorial de la Secretaría de la Defensa Nacional
Presidente
General Salvador Cienfuegos Zepeda
Secretario de la Defensa Nacional
Secretario
General de Brigada D.E.M.
Ángel Prior Valencia
Subjefe de Doctrina Militar
del Estado Mayor de la Defensa Nacional
Vocales
General Brigadier D.E.M.
Martín Terrones Calvario
Director General de Comunicación Social
General Brigadier D.E.M.
Jorge Andrade Ramírez
Jefe de la S-6 (E. y D.M.)
del Estado Mayor de la Defensa Nacional
Teniente Coronel de Infantería
Gustavo Caratachea Esparza
Jefe de la Sección del Taller Autográfico de la
Dirección General de Comunicación Social
Mayor de Infantería D.E.M.
Joel Solis Pérez
Jefe de la Sección de Difusión Interna de la
Dirección General de Comunicación Social
Capitán 1/o. Hitoriador
Antonio Campuzano Rosales
Historiador de la Dirección General de Archivo e Historia
Índice General
Tomo II
449 Mesa V
De la Guerra de Reforma a la República Restaurada
555 Mesa VI
Del gobierno del General don Porfirio Díaz Morí a
la Revolución Mexicana
651 Mesa VII
De la Posrevolución a la Segunda Guerra Mundial
747 Mesa VIII
Centenario del Ejército Mexicano
901 Conferencia Magistral
913 Notas finales
1001 Fuentes consultadas
Mesa V
De la Guerra de Reforma a la
República Restaurada
Moderador:
Doctora Erika Pani Bano
Índice
Mesa V
De la guerra de Reforma
a la República Restaurada
453 Tlaxcala, 1857–1876. Militares y hechos armados
Licenciado Armando Díaz de la Mora
479 Las propuestas de organización del Ejército
Imperial Mexicano durante el gobierno de
Maximiliano (1864-1867)
Licenciado Jonathan Aparicio Vázquez
493 La Intervención Francesa vista por los artistas
Doctor Eduardo Báez y Macías
501 Y todos se fueron para Ahualulco: la experiencia
del Ejército del Norte durante la guerra de Reforma
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
Tlaxcala, 1857 – 1876. Militares y hechos armados
Licenciado Armando Díaz de la Mora
E
l periodo que va del inicio de la llamada Guerra de Reforma hasta
la instauración del gobierno del General Porfirio Díaz Mori,
representa para Tlaxcala, una etapa claramente delimitada con su
propio desarrollo socio-histórico, en la parte inicial, correspondiente
al año de 1857, es el momento en que se erige como Estado de la
Federación y, el final, en 1876, porque en su territorio se libra la
batalla decisiva que da el triunfo al Plan de Tuxtepec y el ascenso,
consecuente, al poder del General Díaz, con la participación de
tlaxcaltecas a su lado.
El cinco de febrero de 1957 se firma la Constitución Política
de México (ya no de los Estados Unidos Mexicanos), marcando para
Tlaxcala un momento trascendente en su historia al ser erigido en
Estado Libre y Soberano y parte integrante de la Federación Mexicana,
ordenando en la Ley Electoral del día 12 del mismo mes y año, anexa
al texto constitucional, que Colima y Tlaxcala, elijan e instalen su
Congreso Constitucional y Constituyente local así como se convoque
a elecciones para Gobernador al desaparecer la figura de Jefe Político
de Territorio designado por el Gobierno Central. En abril y mayo se
realizan las elecciones primaria y secundaria para elegir a los siete
diputados propietarios así como al Gobernador del Estado, el 26 de
mayo1 cesa en sus funciones la Diputación territorial que funcionaba
desde el año de 18472 y el 1 de junio se instala con un diputado menos
–que llegará hasta el 12 de agosto- emitiendo su primer Decreto que
además ratifica la instalación en la misma fecha de un Gobernador
Provisional en tanto se concluye el procedimiento de elección, la cual
culmina el día 9 de junio con la designación por parte del Congreso
Local del Licenciado -de origen oaxaqueño- Guillermo Valle.3
En cumplimiento de los ordenamientos, se procede a elaborar
la Constitución del Estado, la cual se emite el 30 de septiembre, se
firma el 3 de octubre y se promulga y jura el día 4 por los funcionarios
públicos, seguramente recordando la primera de la República
Mexicana de esa fecha del año 1824, con lo que se da paso a un
logro largamente anhelado por los tlaxcaltecas, el de no depender de
autoridades ajenas a su territorio, tal como lo habían realizado desde
el año de 1335-1337 con la formación del primer tlahtocáyotl4 y que
453
Licenciado Armando Díaz de la Mora
mantuvieron durante el virreinato al tener un gobierno especial con
el Cabildo Indígena que tuvo privilegios claramente diferenciados de
todos los demás de la Nueva España.
La Guerra de Reforma en Tlaxcala
Todo parecía encaminarse a lograr estabilidad política y social,
particularmente en Tlaxcala, que lograba culminar 33 años de
gestiones y haber sorteado tres intentos de agregar su territorio al
Estado de Puebla y un intento al Estado de México (del cual fue Distrito
con tres partidos de enero de 1836 a agosto de 1846), sin embargo,
los acontecimientos nacionales con el llamado golpe de Estado de
Ignacio Comonfort en diciembre de ese año de 1857 modificaron las
perspectivas. Para Tlaxcala significó volver a la categoría de Territorio a
partir del Decreto del 8 de mayo de 1858 expedido por Félix Zuloaga.5
Antes, el 14 de diciembre de 1857, en una carta dirigida al Congreso
local, Guillermo Valle señala “Persuadido de no poder ya dar el
debido lleno a mis deberes…hago ante V.H. renuncia formal del cargo
de gobernador del estado”6 para el día 18 se recibe la solicitud para
que se secunde el Plan de Zuloaga y al día siguiente Echegaray desde
Puebla presionaba para que Tlaxcala se uniera, en la misma fecha el
gobernador Valle se pronunció a favor del Plan de Tacubaya por lo que
el Congreso del Estado abandona la ciudad capital al oponerse a este
pronunciamiento, dos semanas después, el 6 de enero de 1859, en
Tlaxcala y Chiautempan el General Negrete organiza a la Guarnición
y se declara en contra de Zuloaga.
Ese mismo día Guillermo Valle deja el cargo de Gobernador y
abandona el Estado; mientras que el General Negrete se dirige hacia
Tlaxco en donde va a encontrarse con el Gobernador de Puebla,
Miguel Cástulo de Alatriste quien venía procedente de Zacatlán, el
día 7 realizan el acto formal de adhesión a la causa constitucionalista
en la plaza principal de San Agustín Tlaxco, perteneciente a Tlaxcala,
de donde salieron el día 9, en tanto en esa misma fecha, el Honorable
Congreso del Estado se traslada a este pueblo para instalar su sede,
hecho no casual sino significativo por el pronunciamiento a favor
del constitucionalismo mencionado, ahí, dos días después, el 11 de
enero emiten el Decreto por el que nombran al reconocido liberal José
Manuel Saldaña, presidente del Congreso local, como Gobernador
Interino,7 quien ocupará el cargo hasta enero del año siguiente, 1859,
en que se lo entrega al Capitán Luis León, y se vuelven un gobierno
itinerante porque con fecha 13, es decir 4 días después,8 lo vamos a
454
Licenciado Armando Díaz de la Mora
encontrar en la población de San Luis Huamantla donde expide el
Decreto de adhesión a la coalición propuesta por el Estado de Jalisco.
El traslado al norte del Estado, colindante con la sierra norte del Estado
de Puebla no es casual porque el Gobernador de este Estado el 18 de
diciembre de 1857 “con el designio de establecer allí la autoridad
legítima y emprender la campaña contra los usurpadores”9 también se
traslada a esa región, distante del camino Veracruz – Puebla – Ciudad
de México, aunque cercano al camino virreinal –aún en uso para la
época- México – Veracruz que cruza hasta la fecha por Tlaxcala; pero
también una zona de acceso complicado, que fue el refugio en diversas
circunstancias de estos dos gobiernos.
Muy pronto, gente de Tlaxcala, se suma a los grupos opositores
al pronunciamiento contra la derogación del texto Constitucional y
se inicia en la región una resistencia a través de diversos personajes.
Destaca el combate del 7 de junio de 1858 en San Esteban Tizatlan,
donde un grupo de 300 hombres provenientes de la ciudad de Puebla
derrotan a fuerzas comandadas por Juan Galindo y Antonio Toriz.
Este sitio se encuentra apenas a 3 kilómetros de la capital del Estado,
que era hostilizada casi diariamente por estos grupos guerrilleros. Aun
así, el día 10, el General Manuel Escobar del grupo conservador toma
la ciudad capital así como Chiautempan y Apetatitlán.10
Hacia mediados de junio en el paraje denominado “Cuesta
del Toro” en el Estado de Puebla, la caballería tlaxcalteca al mando
de Carvajal vencieron a las fuerzas del Coronel Osorio. El 7 de
septiembre de ese año 1858, Antonio Carvajal inicia un ataque, desde
San Sebastián Atlahapa, y toma la ciudad capital de la que se retira
una semana después. Hay referencias a varios combates entre octubre
y mayo del siguiente año, en diversos sitios del Estado.
En este mismo año, el 16 de noviembre, se tuvo el combate
de San Pablo Apetatitlán, cuyos antecedentes comenzaron con el
ataque de Alatriste a Grijalva en San Agustín Tlaxco, que el día 12
huyó hacia la Hacienda de Guadalupe, punto en donde desde el
siglo XVI se unían el camino de Veracruz-México y el que salía de
la ciudad de Tlaxcala, de donde también se retiró hacia la ciudad
de Tlaxcala lugar en el que se encontraba el Coronel Amador,
quien salió en la madrugada rumbo a Huamantla, pero se encontró,
coincidentemente, con Alatriste, trabándose en combate cuyo
triunfo fue para el grupo constitucionalista que persiguió hasta Santa
Inés Zacatelco al grupo del Coronel Amador, donde lo derrotan
definitivamente. Alatriste se dirigió entonces a San Luis Huamantla,
en donde después de tres horas tomó la estratégica población.
455
Licenciado Armando Díaz de la Mora
Después se retiró de regreso a San Francisco Ixtacamaxtitlán, del
Estado de Puebla, en donde residían por entonces el Gobierno, en
tanto Echegaray llegó a Huamantla, causando daños a la población
bajo el pretexto de que no habían defendido la plaza.
El 26 de diciembre de 1859, hay un encuentro armado: “Los Jefes
de las fuerzas unidas de los Estados de Puebla y Tlaxcala. A la sección
de caballería que al mando del comandante Francisco Bocanegra, dio
la acción de Tepeyanco, derrotando al General Miñon. Soldados de
la libertad!: Las huestes enemigas han sufrido de vuestras manos un
descalabro, que hace retroceder á la reacción llena de espanto. Con una
velocidad igual á vuestra bizarría, habéis deshecho el mejor refuerzo
que nuestros invasores esperaban para salir airosos del Estado, ya que
no han podido subyugarlo. Regado ha quedado el campo de soldados
enemigos, y en vuestro poder su parque, sus armas y todos los despojos
que se obtienen después de una completa victoria. Nuestra pérdida es
la de los valientes Capitán don Fernando Nava y el soldado Alejandro
Vázquez, muertos, y herido el Capitán D. Rafael Cuéllar. ¡La manos de
Dios protege la causa de la Constitución! ¡Soldados! Salud á vuestro valor,
felicidad a vuestra constancia. Fortaleza de Cerro Blanco, Diciembre 26
de 1859. Firmados.- Miguel C. de Alatriste.- A. Carvajal”.
Me permití transcribir el documento porque es el único firmado por
ambos personajes que he encontrado además de ubicar al Gobernador
poblano en las inmediaciones de la capital tlaxcalteca. Hay información
de que en mayo de 1860 ambos se presentaron en Veracruz ante el
Presidente Juárez. En este hecho de armas se registra la participación
de Antonio Sánchez Ascorra originario de Tepeíhtec, municipio de
Tlaxcala, que en 1910 será la sede del plan revolucionario maderista.
En estos movimientos de fuerzas por el territorio tlaxcalteca,
encontramos a Melquiades Carvajal el 21 de enero de este año de
1860 en San Agustín Tlaxco, informando que a las 8 de la noche con
30 minutos se recibió la información de que en Huauchinango, Estado
de Puebla, se había desconocido al Gobierno constitucional.
Luego en febrero de 1860 en la Hacienda de Acopinalco, en el
camino de Tlaxcala hacia Zacatlán, el Coronel Juan Calderón atacó a
un grupo de 350 elementos al mando del Licenciado Alatriste al que
persiguió hasta Chignahuapan.
Por otra parte, el 19 de marzo, Oronoz informó que durante
una semana había intentado apoderarse de Cerro Blanco, guarnición
de Antonio Carvajal, sin haberlo logrado por lo que se retiraba a San
Martín Texmelucan. En la defensa de este fuerte volvemos a encontrar
a Manuel Sánchez Ascorra.11
456
Licenciado Armando Díaz de la Mora
En una quinta ocasión, la primera fue de 1787 a 1793 con las
Intendencias de Nueva España en que estuvo incorporado a Puebla,
el territorio tlaxcalteca se intentó agregar a Puebla en 1824, en 1848
y en 1856, ahora dentro del problema de la Guerra de Reforma, se
ordena que Tlaxcala quede incorporada a Puebla. No he localizado
documentos que prueben que haya sido efectivo pero la instrucción
fue dada, el texto es:
Margen superior izquierdo: (Manuscrito) Ministerio de Justicia. (un sello de
agua ilegible). Margen izquierdo: (Manuscrito). Abril 11, 1860. Comuníquese
al Ministerio de Gobernación. Firma ilegible. Texto: “Hoy digo al Señor
Comandante General de este Departamento lo siguiente: El Ciudadano Señor
Presidente Sustituto se ha servido disponer, que ínterin se logra la completa
pacificación del Territorio de Tlaxcala, quede sujeto en lo político y militar
a este Departamento. Lo que comunico a V.S. para los fines consiguientes.
Tengo el honor de trasladarlo a V.S. para su conocimiento. Dios y Libertad,
Puebla, abril 6 de 1860. Hoja dos: Texto: El Señor Ministro de Justicia y
Negocios Eclesiásticos, con fecha 6 del actual desde Puebla, me dijo lo que
a este Ministerio a mi cargo lo que sigue: “El Señor = Hoy digo” Y lo tengo
igualmente en transcribirlo a Vuestra Excelencia para conocimiento de ese
Ministerio. Abril 11 de 1860. = Corona. El Señor Ministro de Gobernación”. 12
A principio del mes de junio, José de la Luz Moreno fue nombrado
General en Jefe de las fuerzas que operaban en Tlaxcala, dueño de
la Hacienda de Quintanilla, cuñado de Miguel Miramón por estar
casado con su hermana; un caso muy especial porque fueron rivales
ideológicos y militarmente hablando.
El 3 de noviembre de 1860, el General Felipe N. Chacón con
1,300 hombres tomó la ciudad de Tlaxcala, saliendo por la noche a
Santa Inés Zacatelco; el mismo día, el Gobernador Luis León se retiró
a Cerro Blanco apoyado por una brigada de la División Moreno a las
órdenes del Coronel Cuéllar. Una semana después, desde la capital
tlaxcalteca, el General Ampudia envió una proclama al General Chacón
invitándolo a reconocer la Constitución del 57, lo cual fue rechazado.
Este movimiento sobre la ciudad capital, es la causa de que durante
los siguientes dos meses –cuando menos, hasta enero de 1861-, Tetla sea
la capital del Estado, es decir, la residencia de los poderes de Gobierno,
como lo atestigua la documentación del Gobernador Luis León expedida
en ese sitio.13 Por otra parte, existe una inestabilidad política y de
gobierno notable en el Estado, ya que los Prefectos de Tlaxco y de Tetla
acuden a Santa Ana Chiautempan, el 9 de enero de 1861 para ofrecer
457
Licenciado Armando Díaz de la Mora
a José Manuel Saldaña (un personaje con claroscuros muy notables,
ya que hay varios documentos que hablan de conducta inadecuada en
su ejercicio público), sin embargo, el Coronel Doroteo León intenta
aprehenderlo, conforme a un informe elaborado por Antonio Rojas, de
quien se ignora el cargo que ejercía, lo cual no se realiza.
Una figura destaca, la de Antonio Carvajal Fernández, de quien
aún no se sabe la fecha ni el lugar de nacimiento, pero que él mismo
y su registro de defunción en 11 de junio de 1872 señalan que lo
fue de San Pablo Apetatitlán, Tlaxcala (Debo mencionar que no
existe registro de nacimiento en esa población en la década de los
30’s del siglo XIX en que debió nacer ya que falleció de 44 años).
Personaje polémico que fue miembro de la Compañía de Espías al
servicio del ejército yanqui en 1847; rechazado por las constantes
acusaciones en su contra, “la presencia de Carvajal en el campo de
los constitucionalistas produjo una escisión en sus filas…una protesta
sorda al principio y después una manifestación hostil…no podían
presenciar impasibles la consumación de hechos odiosos y atentados
criminales, invocando para ello la Constitución de 57…en la más
completa impunidad a Carvajal…la medida de su valentía y arrojo,
que lo hicieron tan notable como temible…”,14 su lucha de guerrilla
con base en los Cerros Blancos, antiguo tlahtocáyotl de Tepeticpac,
en las inmediaciones de la ciudad de Tlaxcala, son conocidas por sus
ataques a las fuerzas conservadoras.
Para este periodo, es de mencionar la batalla librada el 22 de
diciembre de 1860 con la que se puso fin a la Guerra de Reforma,
desarrollada en San Miguel Calpulalpan, Estado de México
(lamentablemente he escuchado a varios ‘investigadores’ decir que se
trata de San Antonio Calpulalpan, Tlaxcala), ahí las tropas liberales que
se componían de 11,000 hombres y 14 piezas de artillería, al mando
del General Jesús González Ortega, lograron el triunfo. González
quien tenía bajo sus órdenes a los generales Ignacio Zaragoza, Leandro
Valle, Nicolás de Régules, Antonio Carvajal Fernández y Francisco
Alatorre. Por su parte el ejército conservador del General Miguel
Miramón se componía de los generales Leonardo Márquez, Francisco
A. Vélez, Miguel Negrete y Marcelino Cobos, con 8,000 hombres y 30
cañones. A las ocho de la mañana Miramón lanzo un ataque contra el
ala izquierda de los liberales, contraatacando Zaragoza por el flanco
derecho y Régules por el centro; entre tanto González Ortega, Leandro
Valle y Alatorre emprendieron un movimiento para atacar al enemigo
por la retaguardia. El propio González Ortega encabezó la carga final,
con la que fue derrotado el Ejército Conservador.15
458
Licenciado Armando Díaz de la Mora
Tradicionalmente, por lo menos en Tlaxcala, sabemos –sin
fuente que lo confirme- que Carvajal estuvo en esa batalla. México
a Través de los Siglos señala: El día 25 por la mañana, entró en la
Capital el ejército constitucionalista, que acababa de dar el golpe
de gracia a la reacción en las lomas de Calpulalpan. Las brigadas
de Carvajal y Rivera, fueron las primeras que ocuparon la ciudad, y
aquellos jefes dispusieron luego que grandes secciones de sus tropas
recorrieran los cuarteles, con el fin de mantener el orden.”, es decir,
Tlaxcala aparece en este momento crucial de la vida de nuestro
país. Sin embargo, el mismo día que se libró la decisiva batalla en el
Estado de México, en territorio tlaxcalteca también hubo un hecho
de armas de forma paralela que además fue un triunfo que fortaleció
el movimiento; el parte oficial:
Al margen superior izquierdo un escudo: Gobierno del Estado Libre y Soberano
de Tlaxcala. “Excelentísimo Señor. El Señor Coronel Don Doroteo León, jefe
de la Sección de Caballería del Estado, en oficio de hoy me dice lo que sigue:
Excelentísimo Señor. En virtud del aviso que recibí de Vuestra Excelencia en
la mañana de ayer, sobre que las fuerzas reaccionarias de Puebla venían con
dirección a esta capital por el pueblo de Zacatelco, reuní las caballerías de mi
mando y auxiliado por el Señor Coronel Don Rafael Cuellar con una parte
de las suyas, hice movimiento para el Molino de Tepeyanco en donde me
resolví esperar al enemigo que aún permanecía en la Venta de Zacatelco; pero
este a pesar de la superioridad de sus fuerzas, compuestas de las tres armas
y en número de más de mil hombres, esquivo el combate e hizo una violenta
retirada por el camino de Puebla, por lo que inmediatamente cargué sobre la
retaguardia, que sufrió nuestros fuegos hasta los cerros de Tenexac, donde hizo
alto para resistirnos, aquel punto es el mas a propósito para una resistencia
violenta, principalmente cuando esta caballería iba haciendo la persecución,
y el enemigo contaba con setecientos infantes, y cuatro piezas de artillería;
mas sin embargo, después de tres horas de fuego en que nuestros soldados
venciendo toda dificultad y afrontando todo peligro, suplieron con su valor las
ventajas del enemigo, fue desalojado este de sus posiciones y obligado a retirar
(se) Foja dos: (retirar) se a la plaza de Puebla, sin dejar de ser hostilizado por
una fuerza que al efecto destaqué sino hasta muy cerca de aquella ciudad.===
La pérdida del enemigo puede pasar de cien hombres, entre muertos,
heridos, dispersos y pasados a nuestras filas que son estos veinte y uno, al
mando del Capitán que mandaba el resto de la guerrilla Rocha. Por nuestra
parte solo resultaron seis soldados heridos y tres caballos muertos. ===== El
Señor Coronel Cuellar y todos los individuos de sus fuerzas que me auxilió
se han distinguido por su valor é intrepidez, y los Señores Jefes, Oficiales y
459
Licenciado Armando Díaz de la Mora
tropa de las fuerzas de mi mando nada me han dejado que desear en una
función de armas que ofrece el ejemplo raro de que poco más de trescientos
caballos hayan obligado a retirarse a más de mil hombres de todas armas,
atacándolos en ventajosas posiciones y desalojado de ellas. Si la victoria ni
fue completa, no estuvo en mi mano conquistarla, ni la tropa ni la caballería
podían ayudarme para obtenerla en la fuga del enemigo. Tengo la satisfacción
de comunicarlo a Vuestra Excelencia para su debido conocimiento junto con
el de reiterarle las sinceras protestas de mi subordinación y aprecio. ---- Y con
la mayor complacencia disfruto el honor de transcribirlo a Vuestra Excelencia
para conocimiento y satisfacción del Excelentísimo Señor Presidente
interino constitucional de la República, a quien, como a Vuestra Excelencia
doy la más cordial felicitación por la gloria que han conquistado las armas
liberales. Protesto a Vuestra Excelencia sinceramente las seguridades de mi
cordial aprecio y respetuosa consideración. Dios Foja tres: y libertad. Tlaxcala
Diciembre 22 de 1860. Luis León. (Rúbrica). 16
Este encuentro militar ha pasado desapercibido por las
autoridades, el que sin duda, fue parte de las diversas acciones
de la región que consolidaron el triunfo de las fuerzas que
defendieron durante esta guerra de tres años a las Instituciones y a
la Constitución de nuestro país.
La administración del Presidente Juárez 1861-1863
Esta es una etapa de incertidumbre, el Tercer Congreso Federal va
a sesionar de manera muy irregular, siendo Diputado por Tlaxcala,
don José Mariano Sánchez Santiestevan, el mismo que participó en el
Constituyente de 1856-1857 y obtuvo el reconocimiento de Estado de
la Federación. No hay diario de sesiones aunque si un libro que hace
las veces de su memoria y del que no hay ejemplares en bibliotecas
(solo conozco un ejemplar en manos de un particular).
En lo que se refiere al restaurado Estado Libre y Soberano, el ya
General Doroteo León17 ataca la plaza de San Martín Texmelucan
del Estado de Puebla, colindante con Ixtacuixtla de Tlaxcala, y por
nueve horas se libra un combate hasta que logra triunfar sobre las
tropas al mando del Comandante Ventura Rivera y obtiene este pueblo
estratégico en el camino de Puebla a Ciudad de México para la causa
constitucionalista; es de mencionar, que la tropa del general León
estaba formada por tlaxcaltecas. De acuerdo a un expediente del mismo
Archivo Histórico Militar sobre hechos ocurridos el 2 de enero de
1861, el nombre de una de las compañías a cargo de don Doroteo León,
460
Licenciado Armando Díaz de la Mora
que aún aparece como Coronel es el de ‘Exploradores de Tlaxcala’.
Debo mencionar que en el informe del 5 de mayo de 1862 sobre la
batalla de Chignahuapan, Doroteo León firma como Coronel, por lo
que es contradictorio que en este expediente aparezca como General,
aunque debe mencionar que cuando ocupa la Gubernatura del Estado
de Tlaxcala, firma con ese grado. La revisión posterior de su expediente
debe permitir establecer la fecha en que se le otorga este grado.
Este personaje nacido en San Pablo Apetatitlán en 5 de junio de
1830, es –con el grado de Coronel-, Jefe de la Brigada de Operaciones
del Estado de Tlaxcala, porque así firma un informe el 20 de noviembre
de 1861 desde San Agustín Tlaxco, explicando que a las 6 de la
mañana concluyó un combate en el que derrotó a Gutiérrez, Robles
y Cruz con 200 hombres, los cuales ocupaban esa plaza, restaurando
el orden para el constitucionalismo. De sus tropas menciona, como lo
hace en otro momento, del Teniente Coronel Patricio Espinosa y del
Comandante Vicente Picazo.
La Intervención Francesa 1862-1863
Inusitadamente, al buscar documentos sobre la batalla del 4 de mayo
de 1862 en Atlixco, Puebla, donde participó el general Antonio
Carvajal, me encontré con un documento, que en la portada del
cuadernillo de 4 fojas dice lo siguiente: “Secretaría de Estado del
Despacho de Guerra y Marina. Año de 1862. Acciones de Guerra
ganadas al Ejército reaccionario. La de los llanos de Cuacallunga por el
Coronel Don Doroteo León, contra el General Don Ygnacio Gutiérrez.
Muertos, heridos y prisioneros. 4 de mayo”.18 Es importante señalar
que en el libro de referencias al mencionar este cuadernillo se señala
explícitamente “en los llanos de Cuacayunga del Distrito de Tlaxco,
Tlax., el 4 de mayo de 1862, en contra de….”, es decir, sitúan este
hecho de armas dentro de la jurisdicción de esta población tlaxcalteca
lo cual es inexacto, en realidad es desde Tlaxco donde se da el informe.
No existe ningún dato que hable de este encuentro armado que nos
interesa para la investigación de la historia de nuestro Estado, que sin
duda, apoyó también al General Zaragoza porque evitó la llegada de
más refuerzos para las tropas francesas, tal como estaba previsto lo
hiciera el General Gutiérrez.
El sitio se ubica al sur de Chiganuapan. A continuación la
transcripción de este importante documento, que debe ser motivo de
celebración al igual que la batalla e Atlixco:
461
Licenciado Armando Díaz de la Mora
“Margen superior izquierdo: Un sello que dice: Comandancia Militar del
Estado de Tlaxcala. Con letra manuscrita adicionada: Numero 5. Margen
izquierdo: Transcribe el parte que da el C. Coronel Doroteo León, sobre la
derrota que dio al faccioso Gutiérrez, y acompaña la relación de los prisioneros.
Mayo 15 de 1862. Enterado con satisfacción y que continúe la persecución de
los dispersos para que no vuelvan a reunirse, esperando que dirá que numero
de armas y caballos quedaron en su poder. Ciudadano Ministro de Guerra
y Marina. El C. Coronel Doroteo León, desde Chignahuapan comunica a la
Comandancia Militar lo que sigue. “Estado de Tlaxcala.= Sección León.= A
las siete de la mañana de ayer , ha sido derrotado y dispersado completamente
el faccioso Gutiérrez en los Llanos de Cuacallunga habiendo sido muerto por
parte de ellos el Teniente Coronel Ramón Banvala, un oficial no convencido y
otros catorce de su tropa, cayendo en nuestro poder trece prisioneros, cuarenta
caballos y muchas armas de todas clases, no habiendo tenido por nuestra parte
más desgracia que un guarda herido levemente: en vano me es recomendar a
los CC. Jefes, oficiales y tropa que tengo la honra de mandar, pues cada vez dan
más pruebas de su decisión y lealtad al Supremo Gobierno.= Dígalo á V. para
su conocimiento y fines consiguientes.= Libertad y Reforma. Chignahuapan
Mayo 5 de 1.862.= Doroteo León.= Ciudadano Comandante militar General
Tomás Moreno. Y tengo la honra de trascribirlo a V. acompañándole una
copia de la lista de los prisioneros que fueron en poder del expresado Coronel
C- Doroteo León, para que se sirva elevarlo al conocimiento del Ciudadano
Presidente de la República. Libertad y Reforma. Tlaxcala, Mayo 12 de 1.862.
Tomás Moreno. Rúbrica. Hoja dos. Se han recibido en esta Secretaría el oficio a
fecha 12 del actual, en que transcribe el parte que le ha dirigido el Ciudadano
Coronel Doroteo León, sobre la derrota que hiso sufrir al faccioso Gutiérrez
y la relación de los prisioneros hechos al enemigo. El Gobierno ha visto con
satisfacción este nuevo servicio que el Coronel León ha prestado a la causa
de la paz pública, y me encomienda decir a V. que le existe a que continúe la
persecución de los dispersos para que no vuelvan á reunirse, esperando que
comunique que número de armas y caballos quedaron en su poder. Hoja tres.
Mayo 16 de 1.862. Yllescas. Al General Tomás Moreno, Comandante militar
del Estado de Tlaxcala. Hoja cuatro. Relación de los individuos que fueron
hechos prisioneros en la acción que se les dio a los rebeldes de Tlaxco en los
días 4 y 5 del presente mes. Total 18. Tlaxcala Mayo 4 de 1.862.”
A partir de fuentes no mencionadas, la mayoría de autores han
seguido la información publicada sobre la batalla del 4 de mayo de
1862 en las inmediaciones de Atlixco, Puebla, relacionada con la
participación del General Antonio Carvajal Fernández y las tropas a
su mando. Transcribo lo publicado en Tlaxcala Textos de su historia,
462
Licenciado Armando Díaz de la Mora
volumen 11 páginas 428-429 (selección): Cumpliendo las órdenes
del general Zaragoza se realizó la intervención culminante que
Carbajal tuvo en los destinos de la patria. En gloriosa batalla del 4
de mayo de 1862, al frente de sus tropas, en su mayoría tlaxcaltecas,
batió a los conservadores Márquez y Cobos en las inmediaciones
de Atlixco…En esas luchas que tanto significaron para el bienestar
de nuestra patria se destacaron los patriotas tlaxcaltecas Antonio
Rodríguez Bocardo, Pedro Lira, Doroteo León, Miguel D. Fierro,
Patricio Espinosa, Miguel Lira y Ortega y otros muchos que supieron
en la contienda contra los conservadores”.
El total de tropa que participó bajo el mando de Carvajal en
esta fecha fueron: Brigada Camacho con 170 elementos al mando
del Coronel Marcos Espinosa; Brigada Segundo Ligero de Toluca con
298 elementos al mando de Coronel Villagrande; Brigada Villagrán
segundo de Toluca con 316 elementos al mando del Coronel Agustín
Villagrán; Brigada O’Horan con 265 elementos al mando del Coronel
de Batalla Tomás O’Horan; primer cuerpo de lanceros de Morelia con
61 elementos al mando de Coronel Antonio Ruíz Carrillo; Escuadrón
Quesada con 45 elementos al mando del Teniente Coronel Francisco
Barberena y Brigada Prieto cuarto batallón ligero con 209 elementos
al mando de Coronel Pablo Zamacona. El total incluyendo a la Brigada
Carvajal fueron 1,594 elementos.19
En el caso de la Brigada Carvajal se integró por 221 elementos
en cuatro compañías denominadas del Quinto Cuerpo, compañía de
exploradores, Plana Mayor del quinto cuerpo, Estado Mayor, mayoría
de órdenes así como jefes y oficiales del cuerpo. 66 elementos de tropa
de la primera compañía, 62 de la segunda, 28 de la tercera, 58 de la
cuarta, 6 de los exploradores, 7 alférez, 16 tenientes, 12 capitanes, 5
comandantes, 2 oficiales, un mayor de órdenes y un General (Carvajal).
Foja 17. Brigada Carbajal. Legajo de las relaciones que se remiten
al Cuartel General donde constan los CC Jefes, Oficiales y tropa
que son acreedores á las condecoraciones que concedió el Supremo
Gobierno por las acciones de Atencingo y 5 de mayo.
Nombre de la Compañía
Nombre de la Compañía
1/a. compañía del 5/o. Cuerpo
71
2/a. compañía. Idem.
68
3/a. compañía Idem.
32
4/a. compañía
66
Plana mayor del 5/o. Cuerpo
2
463
Licenciado Armando Díaz de la Mora
Compañía de Exploradores
12
Estado Mayor
5
Mayor de órdenes
3
Nota de Jefes y oficiales
Total
6
221
El listado contenido en el expediente es el siguiente: Estado Mayor:
Oficiales: General de Brigada Antonio Carbajal (Jefe de la Brigada.
Nota marginal), Teniente Coronel Pedro Moreno, Capitán Bernardo
Castillo, Capitán Miguel Manzano, Teniente Agustín Godínez;
Mayoría de Órdenes: Comandante Cristóbal Olivares, Capitán José
María Brito, alférez José María Banegas; compañías, Comandante
Macario Villegas, Comandante Rafael B. Pineda, Capitán Tomás
Zambrano, Capitán Miguel Abrego, Teniente Antonio Galeate; Cuarta
compañía, Comandante José María Fuentes, alférez Antonio Rentería,
capitán Francisco Castillo, capitán José María Perrusquía, alférez Juan
Velázquez, alférez Cevero Téllez; Plana Mayor, Comandante José
María Espinosa, Capitán Crescencio González; Tercera Compañía,
capitán Pablo Carvajal, teniente Francisco Ponce, teniente Pedro
(ilegible), teniente José María Gómez; segunda compañía, capitán Luis
Arralla, teniente Antonio Gómez, teniente Lucio Rosas, teniente Emilio
Espinosa, teniente Encarnación Araoz; primera compañía, capitán
Vicente Reyes, teniente Luis Anaya, teniente Estevan Contreras, teniente
Marcelino (ilegible), teniente José María ¿Piedras?; El capitán de los
exploradores fue Francisco Contreras, alférez Manuel Torres, Teniente
Tomás Torres. La fuente es el mismo expediente, que se compone de
431 fojas a una sola cara, con los listados por cada una de las brigadas
y compañías que mencioné, en el caso de la Brigada Carvajal es a partir
de la foja 24 y hasta la foja 31 los listados de oficiales y tropa, todas
contienen la firma de Carvajal en la parte inferior derecha y firmados
de elaboración por Cristóbal Elizalde.
De los nombres que tradicionalmente se habla, no hay mención
en ninguno de los listados, ni como oficiales –que ya mencioné en
los párrafos anteriores-, ni como guardas o como tropa en ninguna
de las compañías. No obstante, el 24 de marzo de 1900 se publica un
listado de tlaxcaltecas participantes20: Batallón de Tlaxcala, Coronel
Antonio Rojas, Teniente Coronel Pedro Lira, Mayor José María Isunza,
Capitán Jesús Arriaga, Teniente de Granaderos José María Palacios;
Mayor de órdenes Doroteo León (Evidentemente esta información es
incorrecta, porque ya se sabe con toda certeza que este Coronel estuvo
en las inmediaciones de Chignahuapan, Puebla, en esa fecha, en otra
464
Licenciado Armando Díaz de la Mora
batalla, lo que permite desconfiar de la fuente que dio la información
para el Periódico Oficial), Guardaparque José de Jesús Quiroz; 1/a.
Compañía, Capitán Bartolomé Crespo, teniente Miguel D. Fierro,
subteniente Miguel Rodríguez Talavera; 2/a. compañía, Capitán
Manuel Quintana, teniente Ignacio Albérrica, subtenientes Antonio
León y Francisco Picazo; 3/a. compañía, Capitán Domingo Villa,
teniente Cristóbal Sayas; 4/a. compañía, Capitán Manuel Velázquez,
teniente Julián Solano; Fuerza irregular denominada Batallón Guardia
Nacional, 1/a. Compañía, Capitán Juan Mendieta, Teniente Simón
Saldaña, subteniente J. Trinidad Palma; 2/a. Compañía, Capitán Juan
Flores, teniente Manuel Sánchez Ascorra; 3/a. Compañía, Capitán
Nicolás Benítez, teniente Bernardino Pérez; Caballería, Comandantes
Rafael Cuéllar e Ignacio Cuéllar.
La omisión de sus nombres sería una grave mentira por parte de
Carvajal si hubieran participado en esta batalla (exceptuando a Doroteo
León), sin embargo, estos son los documentos oficiales que fueron
remitidos por orden superior según el propio expediente y contiene
los nombres de los 1,594 hombres que participaron en la batalla, de
acuerdo a su brigada. No se trata de menoscabar a los hombres de
Tlaxcala que indudablemente participaron en los acontecimientos de
esta época y que fueron protagonistas, pero si, de ceñirnos a la veracidad
que en tratándose de historia es objetivo y método simultáneamente, a
partir de las fuentes primarias y originales.
Por otra parte, de acuerdo al ya repetido expediente, la integración
de la tropa que estuvo al mando del General de Caballería Antonio
Carvajal Fernández es el siguiente:
Nombre de la Brigada
Número de elementos
Persona al mando
Brigada Camacho
179
Teniente Coronel Antonio
Peralta, Coronel Marcos Espinosa
Brigada Segundo Ligero de
Toluca
298
Coronel Villagrande
Brigada Carvajal
221
General Antonio Carvajal
Brigada O’Horan
265
Coronel de Batalla Tomás
O’Horan.Se integra por Brigada
ligera, artillería, exploradores y
cazadores a caballo
Brigada Villagrán,
2/o. de Toluca
316
1er. Cuerpo de Lanceros de
Morelia
61
Coronel Antonio Ruiz Carrillo
465
Licenciado Armando Díaz de la Mora
Escuadrón Quesada
45
Teniente Coronel Francisco
Barberena
Brigada Prieto, 4º batallón
ligero
209
Coronel Pablo María Zamacona
Total de elementos
1,594
Debo resaltar, que en la documentación oficial, aparece solo
como General, Antonio Carvajal y como Coronel Tomás O’Horan,
por lo que considero, claramente, que el mando de las tropas fue a
cargo del tlaxcalteca.
En 5 de septiembre de 186221 se divide a Tlaxcala en cuatro
distritos y se disponen instrucciones para apoyar materialmente al
Ejército de Oriente. Para el día 27, se expide el Decreto que declara a
Tlaxcala, a Puebla y a Veracruz en estado de excepción al suspender de
sus funciones al gobierno y tomar el mando la autoridad militar en la
persona del General Jesús González Ortega. El 31 de diciembre, llegan
a Quecholac alrededor de 500 elementos al mando del tlaxcalteca
Antonio Rojas, ordenándose adicionalmente que los escuadrones al
mando de Patricio Espinosa y de Vicente Picazo, también de Tlaxcala
se incorporaran a la Brigada del General Antonio Carvajal Fernández.
En 1863, al reorganizarse las tropas francesas toman la ciudad de
Tlaxcala después del sitio y caída de la de Puebla en mayo y antes de
la entrada de las fuerzas extranjeras a Ciudad de México. Un autor
refiere que fue el 1º de julio cuando las autoridades abandonaron la
capital tlaxcalteca y se retiraron a la sierra norte de Puebla.22
El Imperio de Maximiliano 1864-1867
A la instauración del llamado Segundo Imperio con Maximiliano,
en julio de 1864 se le ordenó a Manuel Orozco y Berra realizara la
división del Imperio, por lo que se expidió el Estatuto Provisional del
Imperio y así la división territorial del país en 1865 quedó sintetizada
en el artículo 52: "El territorio nacional se divide, por ahora, para
su administración, en ocho grandes divisiones; en cincuenta
departamentos; cada departamento en distritos y cada distrito en
municipalidades. Una ley fija el número de distritos y municipalidades,
y su respectiva circunscripción”, por lo cual el 3 de marzo de ese
año de 1865 se emitió la Ley sobre División Territorial del Imperio
Mexicano, que en su artículo segundo estableció la división en los
cincuenta departamentos; en su apartado XIII consigna la extensión
466
Licenciado Armando Díaz de la Mora
territorial de Tlaxcala: “Departamento de Tlaxcala. Confina al Norte
con los Departamentos de Tuxpan y de Veracruz (Tulancingo),
sirviéndoles de límites las líneas antiguamente reconocidas entre
los extinguidos Departamentos de Veracruz y de Puebla. Al este
con el Departamento de Veracruz en los límites que se le señalaron
hacia el Oeste. Al Sur con el Departamento de Puebla, separados
ambos por la línea divisoria que a éste se le señaló hacia el Norte. Al
Oeste con el Departamento del Valle, del cual está separado por las
montañas que forman la cadena de Río Frío y los antiguos límites
de la Municipalidad de Calpulalpan, que antes correspondió al
Departamento y hoy se agrega al de Tlaxcala. Su capital, la ciudad de
Tlaxcala”. Con lo anterior pasó de 276 a 1,030 leguas de superficie
y se anota que de 90,158 a 339,571 habitantes, al incorporarse
Zacatlán, Chignahuapan, Tetela y Huauchinango. La división en
8 regiones militares incluye a Tlaxcala en la segunda junto con
Veracruz, Tuxpan, Puebla, Teposcolula, Oaxaca, Tehuantepec
y Ejutla cuya sede era la ciudad de Puebla, de acuerdo al artículo
primero del Decreto firmado por Maximiliano el 16 de marzo de
1865 y por el Ministro de Guerra, Juan de Dios Peza. De manera
generalizada se ha considerado que Tlaxcala conservó durante todo
el Imperio, es decir, hasta 1867 esta extensión territorial. Sin
embargo lo anterior no es cierto, pues con Decreto del 7 de agosto
del mismo año de 1865, es decir, apenas 5 meses 4 días después,
seguramente por gestiones de Puebla, le fueron devueltos los
municipios mencionados, con lo cual Tlaxcala regresó a sus límites
tradicionales de 1848, tal como el propio Orozco y Berra lo escribió
en un documento llamado “Idea de las divisiones territoriales de
México”, Edmundo O’Gorman singularmente omite este Decreto
puesto que menciona otros de fechas cercanas. Así, Tlaxcala como
Departamento Imperial fue efímeramente ampliado.
El 19 de febrero de 1866, en la madrugada, la ciudad de Tlaxcala
es tomada por un grupo dirigido por Antonio Sánchez Ascorra, que al
decir del General Ignacio Ormaechea y Ernáiz Comandante Militar
del Departamento era de cerca de 300 elementos; en rápida acción
se apoderan de armas y del hijo del General así como toman
prisioneros a varios oficiales, tomando de inmediato rumbo
hacia el norte por el camino de Tetla, llegando a Xocoxiutla,
cerca de San Francisco Iztacamaxtitlán, Puebla; el documento de
informe señala: La relación escrita en Xocoxiutla, Pue. el 21 y
22 de febrero de 1866, se publicó el 21 de marzo de 1868 en el
periódico oficial El Pueblo, de donde hago los extractos siguientes:
467
Licenciado Armando Díaz de la Mora
Exmo. Señor: Hoy que me veo libre del poder de los facciosos, mi primer deber
es poner en el superior conocimiento de V.E. los escandalosos acontecimientos
habidos en esta ciudad la madrugada del día 19, los que ocurrieron exactamente
del modo siguiente: La víspera en la noche fui informado de que corrían
rumores de una sedición en esta ciudad [Tlaxcala], y que particularmente mi
persona fuera sacrificada. Sin haber podido adquirir datos exactos del carácter
de la revolución ni de sus cabecillas, porque todo se presentaba con un aspecto
misterioso, sin que nadie, ni el más honrado dijera cosa más que hubiera
precaución…A las diez de la noche dirigí extraordinarios al capitán Vicente
Santos Solís, comandante de la caballería rural…que contramarchara a situarse
en el Molino de Tepeyanco. Ordené también al comandante de la guardia estable
de Santa Ana Chiautempan reuniera inmediatamente cincuenta hombres y
que marchara con ellos a situarse en el Cerro de Ocotlan…la desconfianza que
tenía de mucha parte de la población por la que no se podía hacer ningún
movimiento invisible cual hubiera convenido…previne al pundonoroso capitán
D. José de Jesús Pulido, se situara en el Cuartel que está en la Plaza...Yo me
hice fuerte en la mía donde tenía parte del depósito de armas, para defender mi
persona, la calle Real donde está la Prefectura, no menos que de la entrada por
el río, por estar perfectamente situada esta casa... En tal conflicto, sin ningún
elemento ya de defensa, pues la caballería no llegaba, ni las otras fuerzas con
que contaba, las que, he venido a saber: que la infantería de Chiautempan llegó
a las seis de la mañana…cuyo número en más de 300 hombres me atacaban
por todas direcciones…penetró el cabecilla de la revolución Antonio Sánchez,
indígena del pueblo de Tepítec, y ya acompañado de otros indígenas armados…
Ya mi persona era de ellos: me sacaron de mi casa y al desembocar la Plaza
que se cruzaban los fuegos entre el Cuartel y los disidentes, se suspendieron
los del cuartel y después los contrarios. En ese acto se divisa la caballería al
mando del valiente capitán D. Vicente Santos Solís con 18 dragones, y huyen
hasta mi casa…Entregado yo y mis oficiales completamente a la voluntad del
enemigo, tomó el mayor empeño el bandido José María Pérez…Salimos bien
custodiados, y sin guardársenos ninguna consideración, ni a los oficiales, pues
apoderados de nuestros caballos marchamos pie a tierra, haciendo el primer
descanso en el pueblo de Santiago Tetla…Proseguimos la marcha haciendo
otro descanso en las primeras horas de la noche en la hacienda de la Laguna…
Avanzada la noche prosiguió la marcha hasta rendirla en la montaña de la
Mancera, donde pernoctamos saliendo en la madrugada para el pueblo de
Xocoxuxtla, de la municipalidad de San Francisco Ixtacamaxtitlan…Los
oficiales que estuvieron empleados en esta guarnición la madrugada de la
asonada referida, son los siguientes: comandante de escuadra graduado capitán
D. Juan Ahumada; capitán de guardia estable D. José de Jesús Pulido; alférez,
D. Miguel Vega y D. Ignacio Carrillo…Al estar atacada mi casa y el cuartel no
468
Licenciado Armando Díaz de la Mora
hubo una sola persona de toda la población que hubiera ayudado a la defensa
de las autoridades y del orden, antes bien una parte de ella cooperó en atacar
mi casa y el cuartel...También los pueblos indígenas de Panotla y casi todos los
de la municipalidad tomaron parte…A reserva de dar al Excmo. Sr. Ministro
de la Guerra, al Sr. General de la 2/a. división y a V.S., me anticipo a darle
esta noticia. El expresado Sánchez queda en todo bajo mi responsabilidad.El General Comandante militar, J.I. de Ormaechéa y Ernaiz.- Sr. Prefecto
Superior del Departamento de Tlaxcala. Dispense V.S. en el papel y falta de
recorte por no haber otra cosa aquí.
Sobre esa acción, hay otro dato más, contenido en el diario
del príncipe Carl Khevenhüller, miembro de las tropas austriacas de
Maximiliano de Habsburgo que comandaba el Barón Kodolitsch.23
y que destacando el marcado desprecio que sentía Kevenhuller por
nuestros rebeldes, dice: 27 de febrero 1866.-Puebla.- En este país
suceden cosas realmente increíbles. Ayer regresé de una patrulla por
la siguiente razón. En Tlaxcala, una pequeña ciudad a ocho leguas
de aquí, apareció un tipo harapiento llamado Sánchez con ochenta
disidentes sólo medio armados, aprisionó al comandante militar de
allí, de nombre Ormachia…”.
Los demás Sánchez Ascorra abrazaron el arma de la infantería y
los nombres de Manuel, José María e Hipólito, generalmente se leen
en algunos registros, como efectivos adscritos al batallón Guardia
Nacional o al 2/o. Batallón Ligero de Tlaxcala. Por ejemplo, aparece
Manuel Sánchez Ascorra, de Tepehítec, en la 27/a. compañía como
teniente, al lado del capitán Juan Flores.
En otra información, publicada en El Sol de Tlaxcala del 7
de abril de 1967, con motivo del centenario de la toma de Puebla,
según fuente que se atribuye al historiador Ezequiel M. Gracia, el
Segundo Batallón Ligero de las fuerzas tlaxcaltecas estaba integrado
por su comandante el coronel Juan Mendieta, también familiar de los
Sánchez; por el mayor Antonio Sánchez Ascorra (capitanes José Ma. y
Manuel Sánchez y el teniente Hipólito Sánchez.
El 27 de septiembre en el pueblo llamado El Carmen
(Tequexquitla), el General Rodríguez Bocardo informa: “…a las ocho
de la mañana se me presentó…una fuerza austriaca de caballería e
infantería, procedente de Perote y en número de 90 hombres, la que
fué completamente derrotada por 60 caballos de la fuerza a mi mando,
y hechos prisioneros todos con excepción de uno que se me escapó.
A las tres de la tarde del mismo día fui atacado por segunda vez en el
referido punto, por otra fuerza austriaca de 60 caballos procedentes de
469
Licenciado Armando Díaz de la Mora
esa plaza…mi fuerza cansada por la lucha de la mañana, se encontraba
impotente por su número para obtener un triunfo tan completo como
el primero. Sin embargo, logré hacer algunos muertos al enemigo,
muchos heridos y rechazarlo, sin más pérdidas por mi parte que 4
muertos y 3 heridos…” enviado a Juan N. Méndez. Al día siguiente,
el General Rodríguez Bocardo emite una acta de adhesión a la
República: 1º. Que el Gobierno de Maximiliano no es legítimo, sino el
de Benito Juárez, quien con el carácter de Presidente Constitucional
de la República, la está rigiendo en la parte del territorio que no han
podido dominar las bayonetas francesas. 2º En consecuencia, los
que suscriben declaran que no reconocen otro gobierno que el de la
República, a quien protestan desde luego su obediencia y fidelidad. 3º
Protestan, asimismo, que no dejarán las armas de la mano hasta que
el Archiduque Maximiliano, convencido de que la Nación no acepta
su gobierno, abandone la loca y temeraria empresa de sostenerse
en él á expensas del tesoro público y de la sangre de los mexicanos.
Finalmente en sus artículos sexto y séptimo señalar que remitirán
copia a todos los Ayuntamientos del Imperio, al Ciudadano Presidente
de la República (Benito Juárez), al General en Jefe del Ejército de
Oriente, a los Gobernadores de los Estados y a los jefes de las diversas
fuerzas para que “la secunden, si lo tuvieren por conveniente.”, firman
Antonio Rodríguez Bocardo General en Jefe, Coroneles Anastasio
Roldán, N. Gómez Zozaya, Comandantes José de Jesús Islas, Mariano
López, Sotero Briones, Luis López, Rafael Ledesda.- Doy fé. Francisco
Morales.- Es copia, Huamantla 9 de octubre de 1866.24
En la región de Tlaxcala hubo otros movimientos en contra del
Imperio de Maximiliano, así, con excepción de su Capital, las poblaciones
más importantes estaban en poder de los republicanos, un informe
señala que “…atacaron la ciudad de Tlaxcala el 4 de noviembre de 1866,
aunque no la tomaron… “Ejército Republicano.- Con esta fecha digo
al General Antonio Rodríguez Bocardo, Gobernador y Comandante
Militar de Tlaxcala.- Como dije a Ud. en mi parte anterior, ayer en la
mañana me avisté con la fuerza de mi mando a la plaza de Tlaxcala, y
después de haber practicado algunos reconocimientos, mandé ordenar
dos pequeñas columnas de infantería al mando de los ciudadanos
Coroneles Pedro Lira y Comandante Miguel Fierro, las que sin embargo
del fuego de cuatro piezas de artillería que tenía el enemigo, llegaron a
la plaza protegidos por la caballería del General Rafael Cuéllar; a la vez
marchó el escuadrón de Tlaxcala al mando de su jefe C Miguel Vega,
por Panotla a cubrir el camino de San Martín, y el Escuadrón Lanceros
de Tlaxco al mando de su Comandante Gregorio Medina por el camino
470
Licenciado Armando Díaz de la Mora
de Tepeyango, quedando de reserva en el barrio de San Francisquito el
batallón Mixto de Ixtacamaxtitlán y Aquixtla…” más adelante refiere
que el General Cuéllar atacó a un contingente que venía de Texmelucan
dispersándolo, sin embargo, el Convento Franciscano se encontraba
ocupado por fuerzas austriacas que tomaron por la retaguardia con
caballería, refiriendo que una fuerza de 880 hombres, 200 austriacos,
600 franceses y 80 mexicanos, hicieron replegarse a los republicanos
hacia el Cerro Blanco, en un combate que duró seis horas, de las 9 de
la mañana a las 3 de la tarde; posteriormente regresaron a su Cuartel
ubicado en San Agustín Tlaxco, desde donde firma el parte.
Refiere 4 bajas en una cuenta que realiza en la Ascensión
Huizcolotepec, en un recorrido lógico desde el antiguo tlahtocáyotl
de Tepeticpac por el camino que existe a la fecha, aunque ya no es
transitado, hacia la Ascensión de donde sale un camino virreinal
en línea recta hacia el norte hasta llegar a Tlaxco, pasando por
Xaltocan, Pie Chico (Hoy Muñoz de Domingo Arenas), La Trasquila,
Atlangatepec y Ozumba; en cuanto a los enemigos habla de decenas de
bajas, incluso el grupo de 80 mexicanos, señala que solo regresaron 20
a Texmelucan, y de los grupos extranjeros hasta 48 bajas.
Por otra parte, el mismo General Rodríguez Bocardo envía el
siguiente informe desde Tetla: “El 19 del actual (nota: noviembre
de 1866) una fuerza austriaca que constaba de 800 hombres de
infantería y caballería, con cinco piezas ligeras y treinta carros
salió de Tulancingo, y atravesando el territorio de este Estado,
se dirigió rumbo a su Capital. El Mayor General de mi brigada,
Nicolás Gómez Zozaya, en unión del C. General Rafael Cuéllar,
no queriendo desaprovechar la ocasión de hostilizar al invasor de
nuestra patria, dispusieron con toda violencia, la noche anterior,
destruir un pequeño puente llamado “Atlihuetzia” situando unas
emboscadas de infantes en unas eminencias inmediatas para que
contuviesen al enemigo al llegar al obstáculo…los austriacos al llegar
al referido punto, fueron acribillados a balazos, desordenándose
toda su columna y huyendo cobardemente hasta un convento
viejo inmediato. Allí enfilaron su artillería y comenzaron a tirar
sobre nuestros soldados…sostuvieron el combate por dos horas,
retirándose en buen orden cuando el invasor había concluido sus
trabajos de reponer el puente….”, más adelante informa que no
hubo bajas republicanas en tanto que los imperialistas tuvieron
18; el informe está transcrito el 26 de noviembre de 1866 desde
Huamantla por Juan N. Méndez.25
471
Licenciado Armando Díaz de la Mora
Tlaxcala y el 2 de abril
Al inicio del año 1867 el llamado Segundo Imperio o de Maximiliano
entró en una etapa de franco declive motivado básicamente porque el 3
de febrero salieron de México las últimas tropas francesas que dejaban
al Emperador sostenido por sus ya mermadas fuerzas que intentó
reorganizar el general Miguel Miramón; otro factor muy importante
y poco atendido es que Maximiliano era más liberal de lo hasta ahora
aceptado lo que provocó que gran parte de los conservadores que lo
llevaron al poder se alejaran del gobierno retirándole su apoyo. El 13
del mismo mes de febrero sale de Ciudad de México rumbo a Querétaro
donde se esperaba reorganizar y fortalecer su posición a través de las
tropas al mando del ya citado Miramón así como de los generales
Márquez, Mejía y Méndez. Es necesario considerar que además de
la propia ciudad de Querétaro, las de México, Puebla y Veracruz aún
estaban bajo el control del gobierno imperial.
Muy pronto las tropas republicanas comenzaron el sitio a
Querétaro por lo que el Emperador en una acción desesperada
ordenó a Leonardo Márquez dirigirse a la capital mexicana en busca
de recursos para sostener la defensa ante la ya crítica situación que
comenzaba a prevalecer.
De alguna manera Márquez logra burlar el cerco y llega el 27
de marzo a Ciudad de México, enterándose de inmediato que el
General Manuel Noriega jefe de las fuerzas imperiales en Puebla
tenía dificultades para sostener la posición en la tradicionalmente
conservadora ciudad de Puebla. Así, desobedeciendo las órdenes
iniciales se dirige hacia la capital del entonces Departamento poblano
en una acción que culminaría en un gran fracaso y que marcaría el
rumbo de los acontecimientos para los siguientes meses.
Simultáneamente, el General republicano Porfirio Díaz Mori,
Comandante del Ejército de Oriente se encontraba en Huamantla,
organizando a las tropas para atacar precisamente a Puebla y al enterarse
del despliegue de Márquez se dirige de inmediato hacia aquella ciudad,
atacando la plaza, con una tropa en la que estaban aproximadamente
–así se ha considerado- dos mil tlaxcaltecas de las armas de caballería
e infantería bajo las órdenes de los Generales Rodríguez Bocardo
y Doroteo León; la tradición oral refiere que los tlaxcaltecas,
específicamente gente de Tepeíhtec, fueron los que tomaron el zócalo
y echaron a vuelo las campanas de la catedral. Finalmente don Porfirio
entró donde lo esperaban las tropas de Tlaxcala entregándole la plaza
ya recuperada para la causa republicana.
472
Licenciado Armando Díaz de la Mora
Además de los citados generales, se ha logrado rescatar
información de algunos de los integrantes de jefes y oficiales: Coroneles
Anastasio Roldán, Pedro Lira, Juan Mendieta y Vicente Nava; Teniente
Coronel: Ignacio Manzano y Miguel D. Fierro; Mayor: Antonio
Sánchez Azcorra, Juan Herrera y Plutarco Montiel; Capitanes: Manuel
Sánchez Azcorra (en cuya casa se comenzaran a reunir los opositores
al régimen porfirista 29 años después, es decir, un republicano a carta
cabal), Próspero Cahuantzi, José María Sánchez Azcorra, Francisco
Picazo, Patricio Espinosa, Sotero Briones y Cayetano Xicoténcatl;
Tenientes: Domingo Quintero Marmolejo, Donaciano Gutiérrez,
Adelaido Cardona, Tomás Fierro, Pedro Mendieta, Mariano Zepeda,
J. Carmen Salamanca e Hipólito Sánchez Azcorra; Sub-tenientes:
Casimiro Vereo, Tito Zaragoza, Eduardo Riquelme, Ignacio Corona,
José de Jesús Orenzoro, Rafael y Pedro Rosas y Pablo Guerrero.
De manera lamentable no se tienen más datos disponibles –
esperemos que sea por el momento- para recordar y reconocer a
los cientos de tlaxcaltecas que lucharon por el restablecimiento de
las instituciones de nuestro país en este periodo tan crítico. Con la
anterior acción de armas, el día 2 de abril, el Ejército de Oriente
ganó uno de los importantes bastiones del gobierno imperialista; el
General Márquez pasando -por cierto- por territorio del entonces
Departamento de Tlaxcala se entera de la toma de la ciudad de Puebla
y comienza el retorno para la capital, pero es alcanzado el día 10 del
mismo mes de abril en la Hacienda de San Lorenzo (Irolo) cerca de
Calpulalpan donde nuevamente el Ejército de Oriente gana la batalla
y apenas logra escapar don Leonardo que se refugia en la Ciudad de
México que es sitiada por las tropas de Porfirio Díaz. En diciembre de
1867 Benito Juárez decretó la expedición de medallas con la leyenda:
“Vencieron a los defensores de Puebla, 2 de abril de 1867”. Por otra
parte se expidieron por parte del Gobierno de Tlaxcala diplomas
en reconocimiento a los que lucharon en esta importante batalla.
También el Presidente Juárez a través del Decreto del 5 de agosto de
ese mismo año ordenó el “Premio al Patriotismo” para los elementos
que combatieron a la intervención francesa y sus aliados en el periodo
que va del año 1861 al de 1867.
Al respecto de esta época, en 1905 se formó una Junta
Calificadora Militar de las Condecoraciones del 2 de abril de 186726 en
donde además de los elementos conocidos del General Díaz, podemos
enterarnos de que participaron el 1er. Batallón de Coahuila, Cuerpo
Legión del Norte, Escuadrón Ligero de Jalisco, 1/a. División a cargo del
General Ignacio R. Alatorre y 1er. Batallón Cazadores de la Montaña.
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Licenciado Armando Díaz de la Mora
En Tlaxcala, el 2 de abril de 1905, ‘La Antigua República’,
semanario oficial, rememora esta batalla con el testimonio de un
participante en la batalla, refiriendo que el 18 de septiembre de 1866
en Tlaxco existe una proclama de José Merchan, Francisco González,
Gregorio Medina y Manuel Sánchez Ascorra en contra el gobierno
imperialista, cuatro días después, el 22, en el Rancho de San Antonio
Mena es secundado como ya lo mencioné; el 10 de octubre sale de
Tlaxco el General Antonio Rodríguez Bocardo para atacar la ciudad
capital, trabando combate en Ocotlán sin poder llegar al centro de la
capital por lo que tiene que replegarse. En este documento se relata el
ataque desde el 31 de marzo y la toma de la ciudad el día 2 de abril.
El regreso a la República 1867-1876
Mediante Decreto del 19 de febrero de 1872 el Presidente Juárez
declara en estado de sitio a Tlaxcala, nombrando al Gobernador
Miguel Lira y Ortega jefe político y militar, 27 el cual es levantado por
el Presidente Interino Sebastián Lerdo de Tejada el 14 de septiembre
del mismo año, señalando que cesa en sus funciones la autoridad
militar en el momento que realicen la protesta del cargo los electos
el 9 de agosto y que fueron declarados ganadores el día 20 del mismo
mes.28 Sin embargo, es un momento muy confuso, porque con la
misma fecha de 9 de agosto, el General de Brigada Francisco Paz,
Comandante Militar del Estado de Tlaxcala, emite un Decreto en el
que señala que se modifica la convocatoria del 9 de julio y se cambian
las elecciones para del 25 de agosto y las secundarias para el 5 de
septiembre, debiendo tomar posesión de su cargo los diputados al día
siguiente en que se declare el cese del estado de sitio. La aparición
de este Comandante es correcto porque por medio de un telegrama,
Miguel Lira y Ortega, informa que a partir del 1º de abril de ese año de
1872 ha comenzado a ser efectiva su licencia al cargo de Gobernador
del Estado y en consecuencia de Jefe Político y Militar, quedando a
cargo el Coronel Pedro Lira (primo de don Miguel), el cual el 5 de
junio solicita autorización para realizar elecciones.
El General Fidencio Hernández en Oaxaca inicia una rebelión
y la encabeza finalmente el General Porfirio Díaz Mori que proclama
el 1º de enero de 1876 el “Plan de Tuxtepec”, declarándose en estado
de sitio a Tlaxcala, Jalisco y Veracruz considerados entidades a favor
del movimiento; el 25 de mayo, en la Batalla de Icamole municipio
de García, Nuevo León, es derrotado, por lo que envía al General
Manuel González a Tlaxcala para reunirse con los simpatizantes del
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Licenciado Armando Díaz de la Mora
movimiento de ese lugar así como los de Veracruz, Puebla y Oaxaca,
mientras Díaz llegaría por el puerto de Veracruz; entretanto se
realizaron las elecciones resultando ganador Sebastián Lerdo de
Tejada, por lo que José María Iglesias Presidente de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación también se inconformó organizando
su propio grupo; el 6 de julio se reúne el General Díaz con cerca de
5,000 hombres en Oaxaca aún mal armados y con desorganización,
que eran acechados por el General Ignacio Alatorre, quien tuvo
que regresarse a Orizaba y posteriormente a Tehuacan al no lograr
vencer a los porfiristas.
Por su parte, el General González había llegado a Tlaxcala,
arribando a Apizaco (la población naciente a la orilla de la línea
del ferrocarril) con 3 mil hombres. Es de mencionar que desde
el mes de marzo29 se realizaban reuniones de apoyo al Plan de
Tuxtepec, encabezados por Antonio Rodríguez Bocardo y por
Próspero Cahuantzi en su rancho “La Concepción”, integrándose
los Generales Rafael Cuéllar, Pedro Lira y los jefes Juan Mendieta,
Miguel Fierro, Miguel Lira y Ortega, Juan Sánchez Molina, Andrés
Martínez, Diego V. Lira, José María Carretero y Félix Carpio, entre
otros; una vez comprometidos con la causa se trasladaron con una
fuerza de 2,500 hombres a la hacienda de Teometitla, se menciona
a Próspero Cahuantzi (que sería el Gobernador de 1886 a 1911 de
Tlaxcala) ya como Comandante Militar del Distrito de Tlaxco y a la
tropa acuartelada en la Mesa de los Teteles del cerro Huilacapitzo.
El 7 de noviembre el General González escribe a Cahuantzi y días
después se traslada a Tlaxco incrementando sus fuerzas con las del
General Francisco Tolentino que en Estación Guadalupe dejó al
bando lerdista. Por su parte, el General Alatorre recibió a cerca de 3
mil efectivos al mando del General Alonso que llegaron a Apizaco.
Para la tarde del 15 de noviembre, el General Porfirio Díaz
llegó a Huamantla, la cual pasa y se sitúa por la noche a unos 8
kilómetros al norte, en la Hacienda de Tecoac, por su parte, el
general Alatorre se queda en Huamantla, y a las 7 de la mañana sale
de San Luis Huamantla con una formación de tres columnas, en el
lado derecho el Coronel Fidencio Villagrán, al centro el General
Yépez y en la columna de la izquierda el General Bonifacio Topete;
los porfiristas estaban en las lomas de la Hacienda de Balconcillo
y en la de San Buenaventura, al iniciarse el ataque a las 10 de la
mañana, los porfiristas se concentraron en San Buenaventura;
habían pasado cuatro horas y no había quien se perfilara para
triunfar, el General Alatorre que mantenía sus posiciones solicitó
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Licenciado Armando Díaz de la Mora
el apoyo de las fuerzas de Apizaco, sin embargo, en San Bartolomé
Matlalohcan fueron atacadas por unos 100 hombres a las órdenes de
Antonio Martínez Sosa.
Por su parte, el General Manuel González había salido el día
anterior, 15 de noviembre de Tlaxco, y estaba en los cerros de Tepetzala
y Zocac, moviéndose en la madrugada del día 16 por Piedras Negras,
Tenexac, La Noria y Tepeyahualco, rumbo a la zona del combate, a la
que arribó con una formación de 6 columnas integradas por fuerzas del
norte, de Puebla y por tlaxcaltecas, al mando del Coronel Pedro Toro,
Próspero Cahuantzi, General Miguel Negrete, General Juan Crisóstomo
Bonilla y la artillería del general Evaristo Escudero; al encontrarse sin
el apoyo esperado desde Apizaco y con el ataque sorpresivo del general
González y el ataque frontal de las fuerzas de Porfirio Díaz, el general
Alatorre huye hacia Puebla pasando por el camino de Quetzalcuapan,
Apetatitlán y Chiautempan, luego se traslada a Ciudad de México; esta
derrota provoca la decisión de Lerdo de Tejada de abandonar la capital
y trasladarse a Morelia desde donde pretende sostener la resistencia,
pero finalmente viaja a Acapulco y abandona el país. En esta Batalla
de Tecoac (sitio diferente al prehispánico en donde estuvo Hernán
Cortés) participó el Capitán Manuel Sánchez Ascorra, que en 1910
encabezará el movimiento maderista. El día 17 de noviembre, Porfirio
Díaz llega a Apizaco, donde el mismo día los gobiernos lerdistas de
Tlaxcala y de Puebla se adhieren al Plan de Tuxtepec.
El 26 de noviembre de 1876, se inicia formalmente el
periodo llamado Porfiriato, con la entrada a Ciudad de México del
General Porfirio de la Cruz Díaz Mori, acompañado, entre otros,
de un contingente tlaxcalteca, iniciando así una etapa nueva en la
historia de nuestro país.
Conclusiones
Si bien es cierto, que en el territorio del Estado de Tlaxcala, en estos
19 años solo se libra una batalla importante, que es la del 16 de
noviembre de 1876, de manera general fue teatro de diversos hechos
de armas relacionados de manera estrecha con el acontecer nacional,
tal como lo señala el cronista Galindo a propósito de la Guerra de
Reforma, pero que indudablemente tienen validez para estas casi
dos décadas que marcan un periodo muy definido en la historia de
nuestro país : “El Estado de Tlaxcala, aunque pequeño en habitantes
y en extensión, se había declarado casi todo por la causa de la libertad,
organizando fuerzas y allegando recursos para batir a la reacción: su
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Licenciado Armando Díaz de la Mora
proximidad a la ciudad de Puebla, punto avanzado del Gobierno de
México por el rumbo de Oriente, y baluarte deleznable de sus huestes,
lo hacía peligroso y temible para aquellas autoridades conservadoras
que tenían fija la atención en ese punto, al parecer, insignificante,
pero más tarde, como lo justificaron los hechos, vino a convertirse en
una amenaza tenaz e imponente”.
En el Archivo Histórico Militar de la Secretaría de la Defensa
Nacional hay 331 expedientes que van de 1823 a 1873 relativos a
Tlaxcala; 135 referentes al General Antonio Carvajal Fernández;
8 del General Doroteo León; 2 del General Antonio Rodríguez
Bocardo; 1 de Miguel Lira y Ortega; 36 de San Agustín Tlaxco; 54
de San Luis Huamantla; es decir, más de 500 para este Estado, sin
contar con los expedientes personales de militares mencionados y
de hechos de armas ocurridos en otros sitios en que participaron los
tlaxcaltecas de manera activa.
Es indudable la riqueza de este archivo que en su conjunto,
permite complementar, corregir y aclarar diversos tramos de la historia,
particularmente de estas dos décadas tan convulsas para el desarrollo
social y político de nuestra República. Particularmente para Tlaxcala,
en este trabajo se mencionan solo algunos hechos de armas, pudiendo
notarse que son los más sobresalientes por su trascendencia en la época
en que ocurrieron, sin embargo, no puede dejar de señalarse que el total
de expedientes permitirá, en los próximos años, ampliar la historia del
Estado de Tlaxcala para el siglo XIX. El trabajo de investigación apenas
comienza a asomar.
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Las propuestas de organización del Ejército
Imperial Mexicano
Durante el gobierno de Maximiliano (1864-1867)
Licenciado Jonathan Aparicio Vázquez
C
on el arribo del emperador Maximiliano a la ciudad de México
en junio de 1864 comenzó un proceso paulatino de reformas
en la estructura gubernamental, que se intensificaría a partir de
enero de 1865, pues las autoridades imperiales pretendían establecer
una legislación destinada a la consolidación de un Estado moderno.
Maximiliano había esperado encontrar a la población dividida por
razones políticas, pero no pensó gobernar un territorio sumido en la
miseria y mal comunicado, con los caminos asediados por bandidos
o guerrilleros republicanos. Además, muchos ayuntamientos no
acataban las disposiciones promulgadas en la capital.
Los principales monarquistas, como Juan N. Almonte y José María
Gutiérrez de Estrada, trataron de convencer al archiduque de elaborar
una legislación encaminada a centralizar el poder político y económico
del imperio, pero antes era necesaria la pacificación del territorio para
resguardar al comercio de ataques de guerrilleros y bandidos. Todo
esto se lograría por medio de la formación de un ejército eficaz y
buena comunicación con las administraciones departamentales. Sin
embargo, el panorama no favorecía el establecimiento de un gobierno
fuerte, ya que los recursos económicos escaseaban a consecuencia
de la guerra,1 y los republicanos arremetían contra las poblaciones
adheridas a la monarquía. El cuerpo expedicionario francés hacía
todo lo posible para acabar con las partidas juaristas, pero no lograba
el dominio total de las regiones. 2
Con la instauración de la contra-guerrilla francesa se trató de
capturar y juzgar a los disidentes liberales que operaban en regiones de
difícil acceso o protegidos por la población. En este sentido, el apoyo de las
tropas auxiliares mexicanas resultaba fundamental, pues acompañaban
a los soldados galos en su marcha por las ciudades más lejanas y rincones
más inhóspitos de la orografía nacional. Sin embargo, como las huestes
francesas no permanecerían por mucho tiempo en territorio mexicano, el
gobierno imperial debía constituir un ejército que acudiera a las acciones
de pacificación y amparara al régimen monárquico. Así, los militares
mexicanos adheridos al imperio elaboraron una serie de proyectos para
refundar su institución, que abarcaría desde la reorganización de las
zonas militares hasta el establecimiento de los servicios de sanidad.
479
Licenciado Jonathan Aparicio Vázquez
La situación operativa de los cuerpos armados al instaurarse el
Imperio
Durante el periodo de la intervención francesa y el Segundo Imperio
Mexicano, las fuerzas militares conservadoras operaron junto con
las fuerzas francesas, por lo cual al conjunto se le llamó ejército
franco-mexicano.3 Éste se formó durante los primeros meses de
la intervención, ya que la División Márquez y las tropas de Tomás
Mejía se declararon a favor de la intervención. Los galos aceptaron
en sus filas a los conservadores a pesar de su desconfianza y el
general Forey les ordenó cuidar las poblaciones aseguradas por el
ejército extranjero y apoyar las operaciones de guerra.4
Con la proclamación de la Regencia del Imperio el 13 de
julio de 1863, otros militares conservadores se adhirieron a la
intervención, como Manuel Lozada y Félix María Zuloaga. En
consecuencia, el Estado Mayor del cuerpo expedicionario ordenó
a los conservadores perseguir a los liberales en las principales
poblaciones del país. Por ejemplo, Manuel Lozada operaba en
la región de Jalisco y Nayarit, tarea que prosiguió en contra del
general liberal Ramón Corona.5 Al unirse a las tropas francesas,
Lozada recibió la Legión de Honor, pero también el grado de
general divisionario del naciente Ejército Imperial Mexicano.6 De
la misma manera, el general Leonardo Márquez que condecorado
con la Legión de Honor en su grado de Comendador.7
Finalmente, los militares conservadores concibieron al
ejército franco-mexicano como “el protector de la libertad y del
pueblo mexicano”, con lo cual justificaban su participación en las
acciones de guerra a favor de la ocupación extranjera. 8 Asimismo,
con la ocupación de las principales ciudades del país por parte de las
fuerzas extranjeras y el establecimiento del gobierno monárquico
en la capital del país, “se observó un amplio reacomodo en la clase
política mexicana y personajes de diversos credos terminaron por
aceptar al imperio”. 9 Los jefes mexicanos enviaban cartas a la
Regencia del Imperio donde se ponían a disposición de las fuerzas
franco-mexicanas.
El gobierno de Maximiliano decidió tomar como base de su
naciente Ejército Imperial a las fuerzas franco-mexicanas, a las que
se unirían batallones belgas y austriacos, pero la situación política
impidió al Ministerio de Guerra poner en marcha el proyecto de
organización militar.
480
Licenciado Jonathan Aparicio Vázquez
Las fuerzas militares y su relación con el proyecto gubernamental
de Maximiliano
Los asesores del emperador Maximiliano formaron una Comisión
de Asuntos Militares para elaborar un plan de seguridad nacional,
que intentaba preservar la soberanía del naciente imperio y afianzar
su control político; asimismo, apoyaría a la reorganización de la
administración pública.10 Esta comisión, integrada por militares
conservadores y moderados, buscaba formar una institución castrense
promotora del bienestar público y unidad colectiva, por ende del
progreso social. Esta idea se había fraguado décadas atrás, a través de
conservadores distinguidos como Lucas Alamán:
Queremos, sí, ejército fuerte y vigoroso que pueda cubrirse de laureles
defendiendo notablemente, a su país, en que sean respetadas las jerarquías
militares y obtenga esa consideración a que son acreedores los que derraman su
sangre por la patria: deseamos para ese ejército, victorias en el exterior, y que
se asegure al soldado un descanso cómodo y estable después de su fatigosa vida,
no el abandono y la miseria con que pagan sus servicios a las revoluciones.12
Por otra parte, el emperador mexicano trató de ganar allegados
de distintas facciones políticas a través de la publicación del Estatuto
Provisional de Imperio que reconocía las garantías y obligaciones de
las personas, dando así legalidad a las acciones políticas y armadas
del nuevo gobierno.13A partir de su aprobación en abril de 1865, el
Ministro de Guerra Juan de Dios Peza tuvo como objetivo inmediato
la pacificación de la nación y, sobre todo, la organización de las
fuerzas imperiales, que debían operar ante la retirada del cuerpo
expedicionario de Napoleón III. Al tanto de la problemática militar del
país, Maximiliano ordenó a Juan de Dios Peza que le informase sobre
la organización de las huestes: “quiero estudiar aquí el proyecto sobre
la nueva formación del ejército que regirá desde 1865, por lo tanto
encargo a usted me remita tan importante trabajo”.14
En consecuencia, el Ministro de Guerra realizó un balance del Ejército
Permanente que había desaparecido en diciembre de 1860;15 y elaboró una
memoria donde detalló la estructura y cantidad de las diferentes unidades
militares,16 que se entregaría al emperador con el objetivo de organizar los
cuerpos armados con las observaciones planteadas. Además, el ministro
otorgó facilidades de trabajo a la Comisión de Asuntos Militares para que
propusiera reformas a la estructura del ejército.
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Licenciado Jonathan Aparicio Vázquez
Principales propuestas de organización del Ejército
Las propuestas de organización del ejército fueron elaboradas en
el periodo de 1864-1867. En este tiempo, la Comisión de Asuntos
Militares sesionó esporádicamente en el Palacio Imperial, debido a
que sus integrantes acudían al frente de batalla o estaban asignados a
otras comisiones. Sin embargo, trabajaron en la reestructuración del
ejército a partir de sus principales cuerpos y el hecho de que éstos
carecían de organización debido a la falta de personal capacitado y
reglamentos adecuados.
La primera tarea fue contar con una buena oficialidad, por
lo cual la comisión formó una junta encargada de inspeccionar la
hoja de servicios, despachos y diplomas de los oficiales y jefes que
decidieron emplearse en las fuerzas imperiales. Se organizaron
subcomisiones encargadas de revisar “todo lo relativo a generales
de división, otra para los de brigada, otra para los jefes y oficiales de
ingenieros y artillería, otra para los de infantería y la última para los
de caballería”.17 En su mayoría acudieron oficiales conservadores a la
verificación documental, pero también liberales como Vicente Rosas
Landa, Pedro Ampudia, Ramón Iglesias, Mariano Morett, José López
Uraga y Vicente Miñón, entre otros.
El proceso de inspección evidenció las irregularidades en
los expedientes de varios jefes castrenses. Algunos no pudieron
comprobar sus ascensos o condecoraciones, otros habían obtenido su
grado durante una administración no reconocida. Incluso se realizaron
juicios militares por falsificación de documentos, este fue el caso del
coronel Manuel Ramírez de Arellano. Según Conrado Hernández
López, la inspección evidenció la falta de organización administrativa
en los cuerpos armados, además de los nexos familiares y económicos
casi siempre presentes en oficiales del Ejército Permanente.19
A pesar de las dificultades en la revisión de documentos,
los inspectores lograron formar la base de oficiales y jefes que se
emplearían en las huestes imperiales. Muchos fueron comisionados a
tareas de pacificación y empleados en el Ministerio de Guerra, pero la
falta de pago y el poco compromiso con Maximiliano provocarían el
abandono de sus puestos. Por ejemplo:
El general Luis Pérez Gómez fue puesto en disponibilidad en abril de 1864 […]
y solicitó buscar empleo en Veracruz. En 1865, al arribar al país, el general
Franz Von Thun solicitó informes al Ministerio de Guerra sobre Pérez Gómez,
pues le extrañaba que se diera el título de general del ejército a un empleado
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Licenciado Jonathan Aparicio Vázquez
de policía de la Compañía del Ferrocarril de Veracruz. Otros militares, a pesar
de asumir importantes comisiones, parecían más interesados en cuidar otras
actividades […] Carlos Oronoz prefería atender una fábrica de aguardiente en
Puebla que asumir el cargo de comandante de San Luis Potosí. 20
Finalmente, la actualización documental del servicio armado
pretendió retirar a oficiales y jefes que no convenían al régimen.
El propio Maximiliano juzgó necesario el retiro de algunos e hizo
comentarios sobre su desempeño, por ejemplo de Pedro Ampudia
y Bernardo Miramón.21 El primero era, a los ojos del emperador, un
“antiguo militar, de poca capacidad y vacío de opiniones”22 el segundo,
“muy antiguo en el ejército, bueno para estar retirado”.23
Una vez establecida una nómina de oficiales y jefes medianamente
racionales, el ministro Juan de Dios Peza procedió a la reestructuración
operativa de las fuerzas imperiales, por lo cual comenzó a organizar al
Estado Mayor de las fuerzas del imperio.
El Estado Mayor era rector de las operaciones y administración
del ejército, por ello el general José López Uraga consideraba necesario
su arreglo. Él afirmaba que “el Estado Mayor no había sido funcional
en momentos críticos, pero con la reglamentación adecuada y la
uniformidad en sus decisiones se dará un buen trabajo”.24 Para que esto
se llevara, el Estado Mayor debía encargarse de constituir y dirigir a los
diferentes cuerpos del ejército; mientras que el Ministro de Guerra
organizaría la administración general: “decreta los ejércitos, declara la
campaña, ordena los pagos, vigila el roce entre la parte civil y militar e
informaría al emperador sobre las operaciones de guerra”.25
Una vez realizada esta división de funciones, el Estado Mayor
se fraccionaría en seis direcciones: infantería, caballería, artillería,
ingenieros, sanidad militar y contabilidad. Cada una llevaría a
cabo la revisión de los reglamentos correspondientes, propondría
modificaciones a las unidades de combate, atendería las propuestas
de sus oficiales, etc. Además contaría con una oficina en cada
distrito militar del imperio, denominado Cuerpo de Estado Mayor
de Plaza, para tener un mejor control de las comandancias militares
y unidades en operación.
Por otra parte, se formaría un Cuerpo Especial de Estado Mayor
que vigilaría las acciones del ejército, la Gendarmería Imperial, la
Guardia Palatina y la educación militar. Éste estaría integrado
por oficiales de alta graduación y se apoyaría de las direcciones de
cada especialidad en la elaboración de reglamentos y adelantos
tecnológicos para la guerra.26
483
Licenciado Jonathan Aparicio Vázquez
Los jefes de Estado Mayor de cada arma procurarían aceptar
oficiales y jefes especialistas, a fin de afianzar un mayor control de
los cuerpos y mejorar en las acciones de guerra. Al final, el general
José López Uraga pretendía formar un Estado Mayor similar al
francés: “que ha dado prueba de su uniformidad y maquinaria en
las acciones de guerra”.27
Organización de las armas generales: Infantería y Caballería
El general Manuel Noriega se propuso reorganizar al arma de infantería
a través de un dictamen que contenía una serie de disposiciones para
mejorar su funcionamiento operativo y administrativo.28 Esta arma
concentraba el mayor número de jefes y oficiales, pero su preparación
era nula debido a la premura con que se formaban las unidades. Noriega
pretendía organizar “batallones de infantería de acuerdo a la urgencia
de estar en guerra y necesidades ordinarias de la paz”.29
Por otra parte, como el reglamento del ejército español de antes de
la independencia regulaba al cuerpo de infantería desde el nacimiento
de la República, planteaba una serie de reformas a dicho estatuto.30 La
ley española contemplaba la movilidad constante de la infantería, pero
esto provocaba deserciones y bajas entre sus integrantes debido a la
extensión territorial de la nación. En consecuencia, se proponía elevar
el número de efectivos a 12,992 disminuir para cubrir las exigencias
del servicio. Además, pretendía agregar disposiciones del ejército
francés como la creación de un cuerpo de cazadores.
La nueva infantería sería distribuida “en siete batallones de línea
cada una con 847 plazas, cinco batallones de infantería ligera con 1412
individuos” y dos batallones de cazadores a pie. “Una octava parte de
la infantería [propuesta] no entraría en campaña, ya que cubriría a
los enfermos, heridos y fatigados”.31 El proyecto comenzaría con la
depuración de batallones de infantería que se unieron al imperio, como
las divisiones de Leonardo Márquez, Tomás Mejía, Manuel Lozada y
tropas sueltas de Félix María Zuloaga. El siguiente paso sería efectuar
el reclutamiento para cubrir paulatinamente el número de plazas, todo
lo cual se llevaría a cabo a partir de 1867.32
En cuanto a los batallones de cazadores éstos serían organizados
por el cuerpo expedicionario francés, pero regulados por las autoridades
monárquicas,33 los expedicionarios lograron constituir batallones
de cazadores mexicanos que fueron utilizados en las acciones de
contraguerrilla. El Estado Mayor galo planeaba dirigir estas fuerzas
hasta su salida del país, para luego delegar su mando en la oficialidad
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Licenciado Jonathan Aparicio Vázquez
nacional. Sin embargo, su evacuación prematura provocó la ineficacia
de las tropas galas en los últimos días del gobierno de Maximiliano.
Por su lado, el general José Velázquez de la Cadena evidenció
muchas dificultades en la organización de la caballería, pues no contaba
con establos adecuados ni centros de adiestramiento para la tropa. Sin
embargo, la Comisión de Asuntos Militares proponía “la creación de 6
regimientos de caballería con 4 escuadras, así también la formación de 12
compañías de presídiales”.34 Los regimientos de Guardia Nacional serían
la base de esta arma, por lo que el Ministerio de Guerra debía inspeccionar
los escuadrones de caballería que apoyaban al imperio. Debido a las
necesidades de la guerra, el ministro aplazó su inspección, pues los
escuadrones estuvieron enfocados en la persecución de los liberales.
Al Ministerio de Guerra llegaban peticiones para autorizar la
formación de unidades de caballería. Por ejemplo, Auguste Adolphe
Osmont, general de las fuerzas franco-mexicanas, proponía
organizar “al 6° Regimiento de Caballería, que debía formarse en
Matamoros” con cuatro escuadrones: “el primero de Pachuca, el
segundo de Tulancingo, el tercero de Huamantla y el cuarto de
Ixmilquilpan”; además pedía designar “inmediatamente a los
capitanes y estos se ocuparían sin tardanza en organizar su tropa en
las poblaciones indicadas”.35 Otra propuesta sería la organización
del “escuadrón de auxiliares de Veracruz”. Ambos cuerpos fueron
aprobados mientras comenzaba el arreglo sistemático de esta arma,
pero no entraron en operaciones.36
Cuerpos facultativos: Artillería e Ingenieros
La artillería había pasado por un enorme atraso, ya que sus recursos
económicos eran muy limitados. En consecuencia, el general Ramón
Iglesias elaboró un programa de reformas que “no era una obra
enteramente nueva, pues en otras épocas también se ha planteado.”37
La reorganización del Departamento de Artillería consistía en adoptar
el sistema francés, pues el Ejército Permanente sólo había practicado
el español. Sin embargo, los oficiales mexicanos no eran ajenos al
propuesto, porque “desde 1847 utilizaron baterías de origen inglés y
francés”. Por ello, Iglesias pedía al Ministro de Guerra que se aprobase
el nuevo reglamento para “desempeñar un mejor servicio”.38 El
siguiente paso sería la restructuración administrativa y la operativa.
La primera consistiría en la formación de una plana mayor de
artilleros, un depósito central de armas, un taller de capsulería, una
fábrica de armas portátiles, una fábrica de pólvora en la ciudad de
485
Licenciado Jonathan Aparicio Vázquez
México y un recinto de fundición de cobre en Chapultepec. En cuanto
a la segunda, se formaría:
Un batallón a pie de seis baterías, […] cada batería se compondría de 72 artilleros
en pie de paz y 120 en pie de guerra. […] También se constituiría un regimiento
de ocho baterías: 4 montadas y 4 de montaña, […] la batería montada tendría
36 artilleros, 45 conductores, 41 caballos de silla y 220 de tiro; la batería de
montaña 72 artilleros, 102 conductores, 40 caballos y 150 mulas. 39
Lo novedoso del plan sería la instauración de compañías de
armeros especializados, de una compañía de inválidos, para “la
seguridad de los establecimientos y oficinas”.40 Además de una
escuela de artillería para la instrucción de tropa y alumnos.
De la misma manera, la organización del cuerpo de
ingenieros era fundamental para el gobierno de Maximiliano, pues
tendría dos funciones: apoyar en la construcción de obra pública y
participar en las operaciones de guerra. De allí que la Comisión de
Asuntos Militares pretendiera organizar este cuerpo en ingenieros
de servicio activo, ingenieros de servicio pasivo, un batallón de
zapadores y una escuela práctica. 41
Los ingenieros de servicio activo estarían destinados a la
construcción de fortificaciones, así como a apoyar en el arreglo
de caminos para el transporte de armas y soldados, mientras
que los del servicio pasivo se encargarían de construir obra en
beneficio de la comunidad. Para aumentar la efectividad de esta
arma se fundaría una escuela de práctica que formaría a los
cuadros de oficiales y jefes.
Servicio de Sanidad Militar
El cuerpo de sanidad militar era esencial para el funcionamiento
operativo del ejército, pues las heridas, enfermedades y epidemias
mermaban la efectividad de las tropas. Debido a la escasez de fondos, el
cuerpo de sanidad carecía de instrumentos de medicina, ambulancias,
oficiales y centros hospitalarios. En consecuencia, la Comisión
de Asuntos Militares instituiría un consejo de sanidad que estaría
encargado de construir hospitales, formar farmacéuticos y médicos,
así como de la investigación científica y promoción de la salud entre la
población. Este consejo dividiría su trabajo en dos rubros: el primero
era vigilar el desempeño de médicos y farmacéuticos, en tanto que el
segundo sería la administración de centros hospitalarios.
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Licenciado Jonathan Aparicio Vázquez
El servicio médico se dividiría en dos secciones: especialistas
y cirujanos. Los especialistas estarían destinados a servir en
los hospitales de primer orden y podrían ser designados jefe de
sanidad en un cuerpo del ejército, mientras que los cirujanos “serán
empleados en los hospitales de segundo orden, en las ambulancias
y en las unidades especiales”. 42 También habría médicos de
segunda clase que apoyarían el trabajo de los dos anteriores.
Para ingresar al servicio médico se emitiría una convocatoria a
través del Ministerio de Guerra, destinada a cubrir los “reemplazos
o bajas”, mientras se fundaba la escuela de Medicina Militar. Los
solicitantes deberían “haber cumplido cuatro años de estudios, poseer
aptitud para el servicio, tener menos de 26 años y satisfacer la prueba
de un examen práctico”.43 Los admitidos ingresarían como médicos de
segunda clase, pues además se revisarían los expedientes de oficiales
que hubieran sido aceptados con anterioridad: “quienes no estén
en posición del diploma legal de su profesión, no podrán en ningún
caso ser jefes, ni tener ascensos hasta que justifiquen esta posición;
serán puestos como médicos reservistas, cuando adquieran su diploma
recobrarán sus derechos”.44
El trabajo médico sería completado por especialistas
farmacéuticos que se dividirían en primera y segunda clase. Los
primeros se desempeñarían en centros hospitalarios, los segundos
estarían en campaña, cuarteles y ambulancias.45 Esta sección se regiría
con una normatividad especial que regularía el uso de medicamentos.
Por otra parte, el consejo de sanidad organizaría los hospitales
militares permanentes y temporales. Los permanentes se
establecerían en las capitales de las zonas militares, funcionarían
“tanto en el tiempo de paz como en el de guerra”, curarían las
enfermedades crónicas, promoverían la investigación científica y
atenderían a la población. Los temporales se instituirían “en casos
extraordinarios de guerra, epidemias y aglomeración de tropas”,
dispondrían del material necesario para rehabilitar a los heridos
o enfermos. De la misma manera, las ambulancias se formarían
cerca de los cuerpos del ejército, divisiones y brigadas para seguir
sus movimientos y ministrar los primeros socorros a los heridos.
Con todo esto, se pretendía dar un mejor tratamiento al conscripto
y aminorar el sufrimiento de los heridos o enfermos en campaña.
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Licenciado Jonathan Aparicio Vázquez
Sistema de reclutamiento
El reclutamiento era fundamental para la operación del Ejército Imperial,
porque los conscriptos efectuarían los objetivos de la institución
castrense; por ello, los asesores de Maximiliano tratarían de implantar
un reglamento, cuya finalidad sería proteger las garantías individuales
e impulsar la participación ciudadana en el sorteo militar.46 Además
prohibieron la leva como el primer paso para mejorar en este rubro, pues
Mariano Salas y Juan N. Almonte consideraban que:
[…] el sistema abusivo y cruel que se ha seguido en diversas épocas para
reemplazar al ejército por medio de levas, no sólo ataca la libertad individual,
sumergiendo en la desgracia a los aprehendidos, y dejando en la miseria a sus
familias sino que también priva a la agricultura, a la minería y a la industria de
brazos útiles [...] además la falta de voluntad enerva el entusiasmo y el celo que
deben distinguir a un soldado.47
Juan de Dios Peza elaboró un “proyecto de reemplazos del
ejército”, que tenía como finalidad contar con los mejores reclutas
para las unidades militares y disponer de una reserva adecuada en caso
de eventualidades. El proyecto establecía que el Ministerio de Guerra
publicaría un número de reemplazos para las diferentes armas del
ejército, por lo cual se exhortaría a los hombres de 18 a 35 a registrarse:
“en el padrón se inscribirán todos los hombres que vivan en la manzana o
fracción para el sorteo […] asentándose por orden numérico su nombre,
edad, patria, estado, ejercicio o profesión”. 48
Los encargados del padrón formarían dos listas: “una de individuos
sorteables y otra de los que tienen excepción”. Esta lista se entregaría a
una junta calificadora que determinaría quienes ingresarían al sorteo
y examinaría las excepciones.49 “Quedarían exentos los enfermos
incurables, los que tengan alguna deformidad, los que hayan servido con
anterioridad y los servidores públicos”. Una vez concluido este proceso,
el sorteo se realizaría en un lugar público y se levantaría un acta con los
individuos que serían soldados.50 Se establecía que: “Si antes de empezar
se ve que el cupo asignado es igual al número de reemplazos se omitirá y
éstos se designarán al ejército, […] los sorteados se reunirán y remitirán
a la cabecera del partido o distrito, y el subprefecto los mandará a la
capital del departamento poniéndolos a disposición del prefecto”. 51
El prefecto político reuniría a todos los reemplazos del
departamento para ponerlos a disposición del comandante militar.
Éste notificaría al jefe de la división territorial militar que a su vez
488
Licenciado Jonathan Aparicio Vázquez
daría aviso al Estado Mayor, el cual se encargaría de distribuir a los
reclutas en las diferentes unidades del ejército.
El plan de Juan de Dios Peza contemplaba las infracciones: las
personas que no acudiesen a empadronarse serían castigadas con una
multa, y en casos extremos, mandadas a servir en las costas. Además,
“las autoridades políticas que encubrieran a los individuos podrían ser
encarceladas o incluso destituidas de su cargo”.52
Vestuario
La Comisión de Asuntos Militares diseñó un uniforme que tomó como
base “los usos y costumbres del país, así como su clima”, lo que era
novedoso porque ningún reglamento anterior tomaba en consideración
la comodidad del soldado en campaña. También elaboró un reglamento
para su mejor uso, que prohibía “mezclar traje militar con el de
paisano”, “usar otro uniforme que no fuera el oficial”, y castigaba con
prisión “todo individuo, cualquiera que sea su condición, que compre
alguna prenda de soldado o preste dinero sobre ella”. 53
Se contemplaba el uso de dos uniformes: uno de campaña y
otro de guarnición. Cada cuerpo del ejército tendría un color que
lo distinguiría: carmín (artillería), azul oscuro (ingenieros), plata
(caballería) y verde (infantería). El uniforme general para los oficiales
de artillería e ingenieros sería pantalón y camisa de paño azul oscuro,
botas “tipo inglesas”; en cuanto a la oficialidad de infantería y caballería,
vestiría camisa roja, pantalón de paño verde y botas “tipo rusas”. La
tropa usaría “camisa corriente”, “pantalón de paño para clima frío y
de manta para clima caluroso”, “zapatos alpargatas de cuero natural
(huarache)”, polainas tipo francesas de “manta o cuero”, “zarape con
los colores nacionales” y “sombrero de palma”.
Alojamientos militares
Muchas veces las tropas en campaña cometían actos de insubordinación
cuando pernoctaban en las poblaciones, por lo que el ministro Juan
de Dios Peza elaboró un dictamen para solucionar este problema.55
Sugería: “la autoridad civil o política proporcionara el establecimiento
que ha de servir de cuartel para la tropa transeúnte, en caso de que
no exista un edificio adecuado se procederá a la renta de un local
que será pagado por el erario”. Para llevar una buena relación entre la
sociedad civil y los integrantes del ejército, “los jueces de paz emitirán
una boleta de autorización al comandante de la tropa o partida para
489
Licenciado Jonathan Aparicio Vázquez
pernoctar en la localidad”. En consecuencia, “las boletas emitidas por
los jefes militares no tendrían validez”.56
Por otra parte, Peza exhortaba a los jefes y oficiales “que se
conformen con los inmuebles para la corta estancia”, además a que
establecieran las “oficinas militares (…) siempre que se pueda, en
los edificios pertenecientes al gobierno”.57 Los oficiales debían pagar
también los servicios proporcionados en los mesones o posadas por un
justo precio. El ministro quería proteger la propiedad privada de los
desmanes provocados por integrantes del ejército.
Hotel Nacional de Inválidos
Los soldados heridos o discapacitados en la guerra no contaban
con un centro especializado de rehabilitación o asilo, por lo que el
general Manuel Noriega afirmaba que era necesaria la construcción
de un Hotel Nacional de Inválidos, “pues todas las naciones
conceden asilo a los que se inutilizaron peleando por la patria. En
la nuestra, alguna vez se ha pensado en ello, pero desgraciadamente
nunca se ha llevado a efecto”.58
El edificio tendría una capilla, un hospital, un jardín, una
biblioteca y un museo. Seguramente, la idea de Noriega provenía
de Francia, donde los inválidos eran tratados con todos los honores.
Mientras comenzaba la construcción del inmueble, “el gobierno debía
designar un espacio adecuado para aglomerar al Cuerpo Nacional de
Inválidos y las corporaciones de mutilados independientes”.59
Noriega pretendía aminorar las consecuencias de la guerra entre
los soldados, puesto que a su juicio la funcionalidad del ejército no sólo
estaba en el campo de batalla, sino también radicaba en el bienestar de
sus efectivos fuera de él. Esto garantizaría un mayor compromiso del
soldado con la institución militar.
División militar del imperio
La división política del imperio fue realizada con una base científica
por Manuel Orozco y Berra. Este geógrafo fraccionó al país en 50
departamentos, pues tomó en cuenta “los accidentes físicos, la
configuración del terreno, la distribución de aguas, la población, los
caminos, los recursos naturales y económicos”. Indicaba que:
Debió procurarse también, en cuanto fuera posible, que los [departamentos] no
resultaran inmensos y llenos de recursos, que por sí solo pudieran convertirse
490
Licenciado Jonathan Aparicio Vázquez
en árbitros de la suerte común, al lado de otros despoblados y sin medios de
subsistencia, privados de los elementos necesarios y por consecuencia débiles
e incapaces para vivir y desarrollarse. De aquí provino sin duda la división
fraccionando la superficie del país en cincuenta departamentos. 59
Con la nueva distribución se pretendía recolonizar al país con
nuevos pueblos, además explotar la minería y “la agricultura que
sería la principal fuente de riqueza.” Se procuraría que la cantidad de
pobladores entre un departamento y otro fuera similar, “para que la
producción de bienes económicos fuera constante”. 61
Finalmente, el imperio quedaría dividido en ocho zonas militares.
El mando de cada zona se confiaría a un general de división, general
de brigada o coronel, “quienes en el desempeño de su encargo se
sujetarán a las instrucciones acordadas por el Ministerio de Guerra.”
También habría “un comandante de ingenieros, otro de artillería, un
oficial de Estado Mayor que desempeñará las funciones de secretario,
y un auxiliar de infantería y caballería”. 62
En esta ponencia se presentaron una serie de proyectos que
intentaron mejorar la situación del ejército porque después de muchos
años de inestabilidad política la institución no había tenido una
reorganización profunda: desde la organización del Estado Mayor
hasta el arreglo de la división militar del país, se planteaba un ejército
moderno, que a la vez serviría de modelo para las demás instituciones
estatales. Aunque fue un periodo corto para la elaboración de
propuestas, se hizo un trabajo completo en todas las armas del
ejército y cuerpos auxiliares. Los oficiales mexicanos realizaron sus
planes conforme al ideal del gobierno monárquico, pues estos debían
fomentar el bienestar entre la población y los militares desempeñar de
manera correcta su profesión.
491
La Intervención francesa vista por los artistas
Doctor Eduardo Báez y Macías
L
a guerra librada por el partido liberal contra la intervención
francesa y los conservadores, entre 1862 y 1867, ampliamente
documentada por las plumas de escritores como Guillermo
Prieto, Ignacio Manuel Altamirano, Vicente Riva Palacio y otros
autores, también se documentó a través de la imagen, en pintura y
en litografía, con cierta profusión.
En esta conferencia, lo que me propongo es ilustrar como,
sobre el mismo acontecimiento, podemos diferenciar dos maneras
o actitudes diferentes en que el artista asume la función de la
representación. Independientemente de que se trate o no de un
pintor consagrado, lo que ahora me interesa abordar es el porqué
de la experiencia estética, la génesis de la obra. Me sirve de pauta
un texto tomado del historiador alemán Heinrich Wölfflin,1 quien
distingue entre lo que se pinta como un episodio anecdótico y lo
que se pinta como una acción de masas. Dicho de otra manera, en
mi exposición me refiero a la diferencia que hay entre los episodios
que se pintaron por encargo oficial y a lo que un artista del pueblo
pintó espontáneamente.
En el primer supuesto me voy a referir a Francisco de P.
Mendoza, pintor académico formado en la Escuela Nacional de
Bellas Artes (Antigua Academia de San Carlos y hoy Facultad de
Arte y Diseño de la Universidad Nacional Autónoma de México).
Nació en Saltillo en 1867 y falleció en 1937.2 En 1880 ingresó en la
Escuela de Bellas Artes, en la que queda constancia de sus primeros
premios obtenidos en las clases de dibujo. Como todo estudiante en
dicha institución estudió el retrato, el paisaje, el costumbrismo y el
género histórico, antes de culminar su carrera en el subgénero de la
pintura militar. Sin embargo, no debe confundirse con otro pintor
homónimo, que no solamente coincidió con él en cuanto al nombre,
sino también en la práctica de la pintura militar.3
Su primera vocación fue el paisaje, que aprendió en las clases de
José María Velasco, y en la cual obtuvo la pensión que generosamente
otorgaba la Academia a los estudiantes de pocos recursos. Como
discípulo aventajado llegó a desempeñar en la misma Escuela algunas
suplencias en las clases de dibujo, hasta el momento en que ganó
493
Doctor Eduardo Báez y Macías
una pensión para estudiar en Europa, meta de todos los estudiantes,
otorgada por el gobierno de Coahuila en el año de 1891.4
En París, y para justificar la beca, realizó una serie de paisajes
que remitió a México y que merecieron elogios de la crítica, llegando a
obtener una tercera medalla en la Exposición Internacional de Madrid
de 1892 y una medalla de oro en la Exposición de Aguascalientes del
mismo año. Dichos paisajes fueron Le Viosne, affluent de l´Oise, Le
Pont du Carrousell y Vista de París. Esta última fue adquirida por la
Academia de San Carlos para sus galerías. Durante su estancia en la
capital francesa contrajo matrimonio con Marie Degroutte el 23 de
agosto de 1894 en la catedral de Notre Dame.5
En 1895 estaba de regreso en México, porque en el mes de
diciembre solicitó plaza de suplente en la clase de dibujo de figura tomado
de la estampa, impartida entonces por José Guadalupe Montenegro. Si
la consiguió no debió desempeñarla mucho tiempo porque para 1898
aparece ya establecido en Monterrey, en donde parece que se dedicó
a pintar retratos y algunas otras obras de muy buena, factura como
La hija del jardinero que la dirección de la Academia de Bellas Artes
acordó comprarle en 500 pesos... Pero Mendoza no estaba del todo a
gusto en la provincia, pues en 1899, al parecer por una recomendación
del general Bernardo Reyes, regresó a la capital para desempeñar una
plaza de suplente en las clases de pintura.6
Con el nuevo siglo cambió la suerte de Mendoza, que se fue
dando a conocer como pintor de escenas militares, quizás el primero
que merece ese título. Otros académicos como Primitivo Miranda,
Natal Pesado y Jesús Cajide ya habían ejecutado algún episodio de
historia militar, pero lo habían hecho ocasionalmente y no como una
especialización que fue el caso de Francisco de P. Mendoza.
Entre 1905 y 1910 pintó el ciclo de las victorias de Porfirio Díaz.
Una creciente oposición iba creciendo contra el régimen porfirista
rompiendo el aletargamiento de muchos años. La entrevista Díaz
Creelman, las huelgas de Cananea y Río Blanco, la prensa de oposición
cada vez más combativa, la constitución del círculo liberal y la actividad
de los Flores Magón golpeaban el basamento cada vez menos sólido
del porfirismo. Como respuesta, el presidente y sus círculos de adeptos,
en lugar de atender las justas reclamaciones de reformas políticas, se
arrellanaron en el poder y entonaron las glorias pasadas del dictador,
para justificar su permanencia en la silla presidencial. Revivir sus
hazañas, vanidades huecas, fue uno de sus recursos. Javier Pérez de
Salazar afirma que Mendoza era profesor de dibujo en el Colegio
Militar7 y seguramente esta fue la razón para que en 1904 el gobierno
494
Doctor Eduardo Báez y Macías
le encargara una pintura conmemorativa de la batalla del 2 de abril,
acaecida 37 años atrás, el tiempo suficiente para apolillar cualquier
lauro. Se pretendía, mediante la obra de arte, desvanecer el olor a
naftalina que emanaba de la silla presidencial.
Porfirio había ascendido a la presidencia en 1876 gracias a
las glorias militares ganadas contra los franceses, lo que en Historia
política llamamos bonapartismo, y con esos mismos lauros intentaba
justificar su permanencia. Acaso la senilidad le impedía darse cuenta
que sus laureles ya eran amarillentos.
El 2 de abril significaba mucho para Porfirio. Fue su victoria más
completa y determinante para el triunfo de la república. Miahuatlán y
La Carbonera, sin dejar de ser importantes, parecen solamente secuela
en la debacle del imperio, mientras que en la batalla del 5 de mayo su
participación, aunque importante, fue más limitada, opacada por la
figura de Zaragoza. En cambio, nunca fue tan afortunada su intuición
militar como al decidir la toma de Puebla, esa noche del 1 de abril de
1867, cuando no quedaba espacio para titubeos ni cavilaciones, incluso
desobedeciendo hasta cierto punto las instrucciones del ministro de
guerra que le ordenaba levantar el sitio de Puebla para acudir con el
Ejército de Oriente en ayuda de Escobedo que se encontraba sitiando
Querétaro. Pero ese día la fortuna y el azar favorecieron a Porfirio.
Conquistar Puebla, la pérfida Puebla bastión de los conservadores y el
Imperio y luego rechazar, en el espacio de unas cuantas horas , a las
fuerzas del siniestro Leonardo Márquez que acudía a reforzarla. Aunque
transgredió la disciplina militar, Díaz tuvo razón al actuar como actuó;
soltar la presa para marchar a Querétaro era inútil, puesto que en
esa plaza las fuerzas constitucionalistas superaban a las imperialistas
de Maximiliano, cuya rendición sólo era cuestión de tiempo. En
cambio, Puebla libre hubiera formado con la ciudad de México un eje
poderoso que hubiera dilatado mucho más tiempo el triunfo juarista.
Por el contrario, derrotada la Puebla conservadora, México quedaría
indefenso y abierto a los constitucionalistas. En Querétaro, Escobedo
fue como el brazo de hierro de la República que se dispone a aplastar
al usurpador. En Puebla, Díaz fue la audacia afortunada, el destello
que brilla y fulmina en el ocaso de un desgraciado imperio. Nunca,
tampoco, fue tan honesta y limpia la figura de Díaz, al mantener
impoluta su lealtad al gobierno de Juárez, rechazando la rendición de
los conservadores de la capital, si no se ofrecía incondicionalmente y
ante el supremo gobierno de la República, depositado en Juárez.
José Cusachs, artista catalán, militar y pintor de batallas que
pasó por México durante el porfirismo, logró plasmar el profundo
495
Doctor Eduardo Báez y Macías
significado de esta gesta heroica, condensando todo lo que se jugó
ese 2 de abril de 1867. Lo histórico, el esfuerzo, lo heroico, el azar
y lo humano y, sobre todo, la valentía de los soldados juaristas en el
momento, un vez que la ciudad había sido tomada, en que marchan
a encontrar al ejército de Márquez. Es el instante de tensión entre
una batalla ya ganada y la espera de otra inminente acción que
puede cambiarlo todo. El pintor desistió de representar la entrada
triunfante a la plaza mayor y prefirió un detalle en el perímetro de la
misma, donde una columna del ejército de Oriente se desprende para
enfrentar a las fuerzas de Márquez. A Cusachs le bastó con pintar la
espléndida figura del oficial a caballo que da la espalda al espectador y
al general Díaz, moviéndose sobre un suelo quemado, entre pertrechos
y despojos. El cielo borrascoso anuncia siniestramente lo trágico de la
guerra. La columna de infantería en marcha le da el toque significativo
a la escena; son esos soldados juaristas con sus uniformes de manta y
calzados con guaraches, los que derrotaron a los conservadores y sus
aliados francesas y austriacos. Cusachs, pintor europeo de batallas,
rinde aquí un homenaje al soldado mexicano.
En 1906 Mendoza pintó La batalla de Miahuatlán, ganada por
Díaz al jefe imperialista Carlos Oronoz el 3 de octubre de 1866. La
escena se estructura mediante una sencilla perspectiva; en el primer
plano las figuras bien definidas y cuidadosamente pintadas. Al fondo,
confusa y envuelta en nubes de polvo, el ala derecha del ejército
trabando combate con el enemigo. De acuerdo con los partes oficiales,
Díaz decidió la batalla mediante la carga de dos aguerridas fuerzas: el
Batallón de Fieles y los lanceros de Puebla. Mendoza lo pintó al frente
de los lanceros, como impetuosa ola a punto de hacer contacto con
un cuerpo francés apostado entre cactos y matorrales. En su afán por
exaltarlo, Mendoza puso a Díaz delante de las líneas de lanceros, y
mientras estos avanzan al trote, por tratarse de un terreno accidentado,
aquél se lanza a galope tendido, como si se tratara de una carga suicida.
Además, con sutileza, el artista destaca la cabalgadura mediante el
color, pues entre toda la caballería es el único caballo blanco sobre un
fondo en que se mezclan los verdes, los marrones y los ocres terrosos.
En 1907 Mendoza terminó otra pintura de grandes dimensiones
que se encuentra en el Museo del Ejército, en el antiguo hospital de
Bethlemitas. Representa una fase del 5 de mayo de 1862, obviamente
aquella en que participó y brilló Porfirio Díaz. La composición de
Miahuatlán se repite en parte pero con más holgura y recursos, según
lo permiten las dimensiones del óleo 1.97 X 3.56m. Siguiendo el
relato histórico, aunque el ataque francés se dirigió contra los fuertes,
496
Doctor Eduardo Báez y Macías
otra columna francesa se movió para amagar la ciudad por el lado sur,
más vulnerable en opinión de los jefes conservadores que servían a
Lorencez. El general Zaragoza, que observó la maniobra, mandó situar
las brigadas de Díaz, Älvarez y Lamadrid para interceptarlas en el lugar
conocido como rancho Azcárate. El pintor escogió el momento en
que los franceses son atacados por Díaz. Los soldados franceses
presentan combate aprovechando los surcos y magueyeras a manera
de caballos de frisa, mientras que Porfirio Díaz, a caballo, es como
un punto en torno al cual se mueve la caballería mexicana y hasta
podría decirse la escena entera. En el fondo grisáceo se recorta la
pardusca silueta de la ciudad de Puebla, destacando las torres de la
catedral. Nuevamente se nota la intención de destacar la figura de
Díaz cuya figura parece volverse hacia el espectador exhibiéndose
como el héroe de la acción. Un examen cuidadoso revela que la obra
ha sufrido intervenciones, no del todo acertadas.
En La batalla de La Carbonera, pintada en 1910, el artista
apenas se ocupa de lo que estrictamente fue la batalla. Se libró y
ganó el 18 de octubre de 1866. Mendoza, cuando recibió el encargo
de pintarla, se atuvo al parte oficial rendido por el mismo Díaz,
en su calidad de Jefe del Ejército de Oriente: “ Nuestra artillería,
colocada sobre el cerro de la Carbonera, respondió a ese tiro y se
empeñó el fuego por ambas partes”.8
En efecto, Porfirio está retratado en dicho cerro cabalgando
con otros oficiales de su Estado Mayor. Son apenas cinco jinetes
con los cuales se quiere representar la batalla, cuya acción sólo
se indica por los dos artilleros que cargan y disparan el cañón de
campaña. Es visible el desinterés del pintor para representar estos
servidores de la pieza, en contraste con el cuidado que puso en
Porfirio, a quien pintó hasta el detalle de la barbilla que lo acompañó
durante toda la guerra de intervención. Es palpable que el objeto
era elogiar al dictador, pues a la batalla no le concede el pintor
sino una mínima parte del lienzo. Este es el resultado de la obra
que se hace por encargo, sin más propósito que adular al que la
encarga. Poco importaba la suerte de los 600 hombres que muertos
o heridos cayeron en esta acción heroica del ejército mexicano;
poco significaban ante la banalidad del halago.
La otra obra plástica que escogí para contrastar la pintura oficial
sobre el mismo episodio de la Intervención francesa, es la que nos
dejó Constantino Escalante, dibujante y litógrafo, uno de esos artistas
salidos del pueblo que escogieron la litografía, especialmente la
caricatura, para realizar una labor de crítica política y social a través
497
Doctor Eduardo Báez y Macías
de la prensa, en periódicos como La Orquesta, el Ahuizote o El Hijo
del Ahuizote. Escalante pudo haber asistido a la Academia, en la que
aprendería dibujo, base indispensable de todo caricaturista. Sus raíces
y su contacto con las clases populares a las que retrató y sirvió, y en las
cuales encontró la picardía y el amor a la patria, lo hicieron simpatizar
por verdadera convicción con el partido liberal.
En 1862 empezó a publicarse por folletines o entregas El Album
de la guerra que terminó por llamarse Album de las Glorias Nacionales.
Lo editaba Iriarte y Cía. y sus ilustraciones fueron encomendadas a
Escalante. El tema es la guerra contra la intervención y de las escenas
que ilustró escogí algunas para contrastarlas con los lienzos de
Francisco de P. Mendoza.
La primera litografía ilustra un momento del asalto al fuerte de
Guadalupe el 5 de mayo de 1862. El artista escogió el instante más
dramático de la batalla, el punto hasta donde llegó el esfuerzo del
ejército francés en las troneras mismas de la fortificación. Dos veces
los invasores habían intentado temerariamente alcanzar el muro
defensivo del fuerte y las dos veces fueron barridos por la artillería
mexicana, situada en excelente posición de tiro. El tercer intento, con
más brío, venció la pendiente y alcanzó la muralla. Por un momento,
parte de las tropas mexicanas se replegaron hacia la capilla creyendo
perdido el recinto, pero el resto resistió codo con codo con los servidores
de la artillería. Hay un último instante, captado por Escalante, en que
toda la suerte de la batalla depende de un último esfuerzo para romper
el equilibrio entre atacantes y defensores. Los zuavos han entrado en
el cuerpo a cuerpo sobre las almenas mismas, pero los cuerpos caídos
ya insinúan el fracaso. Un cuarto francés que ha quedado solo y lucha
a la bayoneta, constituye un caballeroso testimonio del valor y la
bizarría demostrado por los soldados franceses, que el mismo Zaragoza
reconoció en su parte de guerra.
La misma intensidad consiguió en la Acción de Barranca Seca,
batalla librada el 18 de mayo de 1862 en el camino a Orizaba durante
el repliegue de los derrotados cuerpos franceses. De toda la batalla
Escalante escogió solo un grupo suficiente para exponer todo el
fragor del encuentro. Un puñado de hombres constitucionalistas y
conservadores se enfrascan en una lucha cuerpo a cuerpo que hace
inútiles las armas de fuego. Se trata de una lucha encarnizada en la que
se disputan la posesión de una bandera que varias veces ha cambiado
de manos. Los cuerpos de los caídos y los heridos van formando un
montículo cuya cima es la bandera ya desgarrada y las manos crispadas
que la pelean. La forma de montículo que estructura la escena permite
498
Doctor Eduardo Báez y Macías
al artista condensar las fuerzas y desesperación de los combatientes.
Esto es lo que revela el talento artístico, la capacidad de sintetizar en
forma sencilla el dramatismo de la obra.
Los exploradores mexicanos hacen prisionero a un jefe francés
en las inmediaciones de Orizaba. Es mi tercera litografía. Un grupo
de lanceros encuentra una fuerza enemiga y no pierde la oportunidad
de capturar a su jefe. Aquí el artista no piensa tanto en la violencia
como en el dinamismo y rapidez del suceso. Escalante conocía de
maniobras militares y estuvo cerca de los ejércitos constitucionalistas,
y por eso visualizó claramente la maniobra clásica de los lanceros que
evitan el choque directo y realizan un movimiento envolvente que va
aislando al jefe francés hasta separarlo de su grupo, todo dentro de
un cerco formado sutilmente por caballos y lanzas en vertiginoso
movimiento. La sorpresa, la decisión y la velocidad de los jinetes
mexicanos están sugeridas en la curva parabólica que traza en su
carrera la caballería mexicana.
La cuarta litografía es Dispersión de las columnas francesas
frente al fuerte de San Javier en Puebla. Si no conociera la
procedencia, yo creería que contemplo la ilustración de algún artista
europeo sobre la epopeya de Sebastopol en la guerra de Crimea
(1854). Tales son la perspectiva, fuerza expresiva y la emotividad
logradas por Escalante. La acción tuvo lugar el 17 de mayo de 1863,
cuando finalmente Puebla fue conquistada. Los soldados franceses,
experimentados y disciplinados, protegiéndose en las trincheras
avanzan sus paralelas hasta alcanzar la aproximación suficiente
para lanzarse al asalto del objetivo. La fortaleza mexicana recibe los
disparos de la artillería de Forey y responde al duelo, envolviendo
al edificio en nubes de pólvora y polvo.
El nerviosismo del ejército francés contagia al espectador:
el cielo tenebroso, la masa del fuerte semidestruido y el compás
de espera de las tropas francesas esperando las órdenes de sus
comandantes, expresan mejor que los partes oficiales toda la
tensión de la batalla. El pintor francés Adolphe Beaucé, que vino
en la expedición, llevó al óleo la misma escena de Escalante; se
trata de una pintura descriptiva, muy académica, pero no consigue
el patetismo de la litografía de nuestro artista.
499
Y todos se fueron para Ahualulco:
La experiencia del Ejército del Norte durante la
Guerra de Reforma
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
…ese público nada esperó que pudiera reivindicar, no el honor y lustre del
glorioso Ejército del Norte, jamás mancillado ni aun por aquel desastre, sino
el de su Gral. en Jefe sobre cuya falta de pericia militar se dejó escuchar desde
luego, el inmenso clamor de las voces de seis mil testigos presenciales.
Conclusión de la causa militar sobre la batalla de Ahualulco
Monterrey, 31 de octubre de 1859
L
a batalla de Ahualulco que tuvo lugar en la parte central del
estado de San Luis Potosí, punto muy cercano a su capital por
el norte, tuvo varias e inmediatas lecturas, apenas se apagaban
los humos del cañoneo y la fusilería, cuando los norteños huían en
masiva desbandada para sus lares y los conservadores en pleno se
replegaban a la ciudad de San Luis Potosí para capitalizar y celebrar la
huida de su mortal enemigo.
En los hechos que culminaron el 29 de septiembre de 1858
campeó sin duda la impericia y fastidio del caudillo del norte, pero
fundamentalmente perdió la ocasión política de avanzar al sur, ahí se
topó el proyecto de un solo hombre y dio comienzo la descomposición
de su primer círculo, era el cuarto año de su poder omnímodo. Sigamos
ahora la secuencia de acontecimientos que fueron el contexto de la
batalla donde perdió estrepitosamente el Ejército del Norte.
Habiendo tenido que salir las tropas del norte de la ciudad de
San Luis Potosí el 10 de septiembre con dirección a la hacienda de La
Parada, uno de los motivos esgrimidos para tal movimiento era la falta
de víveres en la ciudad, así lo asentará Vidaurri más adelante y así lo
consigna por esos días el Coronel Valdés que acompañaba la fuerza en
su retirada de la capital potosina:
Ninguna fuerza considerable se puede sostener aquí, por falta de víveres y esta
verdad ha sido una de las razones que ha motivado el movimiento que hoy hizo
Vidaurri, con parte del ejército.1
La aseveración que hace Valdés es un elemento importante
para considerar la versión de la falta de víveres, pues es el argumento
501
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
que manejará Vidaurri después de la derrota de Ahualulco y
recordemos que Valdés llevaba de manera privada su Diario y es
testigo cercano de las decisiones del caudillo. El coronel Manuel
Valdés después de Ahualulco se separa del mando vidaurrista,
lejos de Monterrey poco podía influir en los argumentos que se
esgrimieron después, así que su versión es de primera mano, así
plasmó el clima que encontró entre las tropas del norte. La retirada
de la capital potosina daba tiempo a que la fuerza de Blanco y
otras de Aguascalientes tomaran Guanajuato y ocupando el bajío
cortaran toda ayuda a Miramón, lo que estuvo lejos de ser útil.
Ocupada la plaza de San Luis Potosí por Miramón desde el 12 y
dispuesta ya la segunda división al mando del caudillo del norte,
el 21 esperaba en la hacienda de La Parada, a donde había llegado
toda la división el 11, estableciendo allí su cuartel general.2
El domingo 12 y lunes 13 ya estaban acampadas las fuerzas
de infantería y artillería en La Parada y las de caballería en la
hacienda del Corte,3 en tanto Vidaurri recorría los alrededores
para reconocer el campo de la batalla, ahí supo de la derrota de
los conservadores en Lagos. Siguiendo los datos y versión que nos
ofrece el coronel Valdés vemos desde su perspectiva la rutina que
siguieron los preparativos de la jornada:
Día 14. Se movió toda la caballería y parte de la infantería sobre Ahualulco
a tomar posiciones y estar listos en caso de salir el enemigo de San Luis.
Día 15. Continuamos en La Parada y el enemigo no sale de San Luis.
Día 16. Se celebró con salvas de artillería, música, etc. […] Según noticias
el Lic. [Esteban] Coronado con mil hombres y 14 piezas de artillería llegará
a este cuartel general el 23 o 24 del corriente.
Día 17. El enemigo continúa quieto en San Luis y se confirma la noticia de
estarse fortificando. […] Llegó el Sr. Aramberri, y fue recibido con las mayores
pruebas de cariño por los muchos amigos que tiene en las filas del Estado.
Día 18. La fuerza continúa en esta hacienda y nada se resuelve sobre
movimientos. Mañana se mueve el Sr. [Francisco] Verduzco con todos los
chinacos y yo lo acompaño porque así conviene a los intereses de la causa
y a los míos como particular.
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Licenciado Lucas Martínez Sánchez
Día 19. Resolvió el Sr. Verduzco ponerse en marcha con sus fuerzas de
Guanajuato, y aun se había ensillado cuando se dio contraorden porque no se
acabó de arreglar el parque que se lleva para organizar tropas en aquel Estado.
Día 20. Como a las dos de la tarde se dio parte que el enemigo en número de 3,000
hombres con artillería avanzaba de San Luis, y aun se llegó a decir que se estaban
tiroteando con nuestras avanzadas en el Puerto de Carretas. En el momento se
dio orden de marchar para reconcentrar toda la fuerza en las posiciones que
guarda el ejército cerca de Ahualulco, y se notaba el debido alboroto por parte de
los muchos bisoños que nos acompañan.
Otros con calma y sosiego mandaron tener su remuda lista para ensillar cuando
el estallido del cañón nos anunciara que el “fandango” había comenzado.
[…] Como a las siete volvió el Sr. Vidaurri del campo acompañado, y muchos
repelando porque la noticia había sido falsa. […] Esta noche sucedió una
alteración desagradable entre Zuazua, y un explorador de mucha confianza que
acompaña al Sr. Verduzco y al Sr. Espíndola. El resultado fue que Espíndola le
dio una estocada a Zuazua, y éste está bastante malo de la herida. Esta desgracia
sucedió en la misma casa que el Sr. Verduzco ocupa, y este señor se incomodó
muchísimo por lo que sucedió.
Día 21. Nada se resuelve y el enemigo continúa fortificándose en San Luis. […]
Llegaron algunos de Monterrey.
Día 22. Continuamos en estado de inercia, y nada se resuelve, por estar
aguardando que lleguen [Miguel] Blanco, Coronado, los de Tamaulipas, etc.
Día 23. Los Sres. [Epitacio] Huerta y Blanco, escribieron con fecha 14 del que
rige, y dicen que pronto se pondrán en marcha sobre el bajío con dos mil hombres.
Día 24. El ejército continúa quieto en sus posiciones y así continuará probablemente
si no se mueve mientras el enemigo en San Luis, no venga a atacarlo.
Día 25. Como a las 11 de hoy, se dio el aviso de que el enemigo avanzaba con
toda su fuerza, y que muchas avanzadas en el Puerto de Carretas se replegaban
a su vista. […] A las 12 se movió el Sr. Vidaurri de La Parada a Ahualulco y a
poco rato se oyó el cañoneo por el Puerto de Carretas. El enemigo avanzó con
bastante brío sobre muchas posiciones avanzadas, pero el fuego certero de parte
de nuestra artillería lo detuvo, y logró descomponerlo.
El cañoneo continuó toda la tarde sin ninguna novedad especial. Al meterse el sol
cesó el fuego, y a las 10 y media o a las 11 el enemigo hacía fuego con parte de su
artillería, para repeler el ataque de unas guerrillas nuestras que los hostilizaban.
503
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
[…] Los carros para mayor seguridad, se remitieron al Puerto de Ahualulco, y la
entrada al puerto por el camino de Zacatecas la cubre una fuerte avanzada de mis
hermanos de Coahuila.
Día 26. Hoy es domingo día designado por el Eterno para el descanso de su
criatura. […] El día amaneció apacible y sereno, para que su reposo se perturbara
por el estallido del cañón, cuyos fuegos duraron todo el día con el objeto de
evitar que el enemigo se colocara en los puntos que deseaba ocupar. […] En la
tarde se corrió la voz en el Puerto de Ahualulco, que el enemigo en número de
2,000 hombres avanzaba por nuestra retaguardia, y la noticia no dejó de causar
su alboroto entre las pobres mujeres y algunos asustadizos.
El Sr. Verduzco montó a caballo y acompañó al Sr. [Evaristo] Madero y a varios
otros que pasamos a reconocer los puntos por donde el enemigo podría avanzar.
[…] El fuego de artillería continuó todo el día y el enemigo continúa sin hacer
ninguna seria demostración contra nuestras posiciones. El campo enemigo está
situado en Carretas, y sus fuerzas se movían de su campo a los puntos que
ocupan a nuestro frente.
Día 27. […] Las fuerzas enemigas han hecho movimiento con el grueso
de sus fuerzas, a nuestra izquierda ocupando el rancho de Bocas y algunas
alturas dominantes.
Con este motivo amenazan la izquierda de nuestra línea, y si mañana hacen
por flanquearnos no dejarán los rifleros de marcarles el paso. […] La noche
está tenebrosa y lluviosa, sin embargo de esto, nuestros sufridos y valientes
ciudadanos armados expuestos a la intemperie, reposan sobre sus armas
pensando en la importancia de la cuestión que se defiende.
Día 28. Como a las 10 de la mañana [Vidaurri y sus ayudantes se encontraban
en su tienda en el campo de Ahualulco] se observó que el enemigo avanzaba
amenazando a nuestra izquierda que es el punto más fuerte de nuestra línea.
Se le dejó avanzar, cuando ya estaba a buen tiro de cañón, se rompieron los
fuegos con bastante actividad por ambas partes. De las 3 a las 5 el fuego fue
muy nutrido, y en la tarde la caballería enemiga huyó dos veces sin embargo
de que nuestra artillería era la única que obraba, pues aunque hubo algunos
tiros de rifles, la infantería y rifleros se conservaron firmes en sus líneas sin
tomar parte en la acción que hasta la entrada de la noche se sostuvo por la
artillería. […] Todo el día acompañé al patriota gobernador de Guanajuato D.
Francisco Verduzco, y con calma observamos lo que pasaba por toda la línea,
como también el entusiasmo de nuestra gente.
En la noche acompañé al Sr. Verduzco a La Parada, para descansar después de
tanta maltratada, y pasar la noche sin mojarnos. El tiempo continúa lluvioso. El
504
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
enemigo ocupa el cerro a la izquierda que domina nuestro centro y siendo esto
así, supongo que nuestra línea de batalla se cambiará esta noche.
Día 29. Derrota del Ejército del Norte. Sin embargo de que el enemigo
ocupaba con dos piezas de montaña la poción que dominaba a nuestro centro,
ni se hizo un esfuerzo para recuperar el punto ni se cambió la posición de
nuestras fuerzas. Los fuegos de artillería se rompieron entre las 5 y 6 de
la mañana, y cuando el Sr. Gobernador Verduzco y yo, llegamos al campo
de batalla con asombro notamos que el enemigo continuaba en la posición
dominante que había ocupado la noche anterior, y que la posición de nuestra
línea no había sido cambiada.
Como a las 12 el enemigo con más de dos mil hombres de infantería y
caballería cargó nuestro centro que no había sido reforzado y sobre el cual al
tiempo de la carga operaban las dos piezas enemigas, que estaban en el centro
de la izquierda y las piezas de grueso calibre al frente.
Es de notarse que al romperse los fuegos en la mañana se descubrió que
un bombero de a 24 y tres piezas de grueso calibre habían sido clavadas en
la noche por el teniente Lauro [Núñez]. Estas piezas estaban colocadas en
un cañón que quedaba entre la loma que era nuestro centro y el cerro que
desde la víspera el enemigo había ocupado con sus dos piezas de montaña.
Por este punto cargó parte de la fuerza enemiga cuando sobre la loma del
centro se decidió la acción.
Lauro, se disculpó con decir que viéndose abandonado en la noche había
clavado las piezas para que no le sirvieran al enemigo. Dos veces rechazaron
los nuestros a los que los asaltaron, y cuando por segunda vez se retiraban, los
nuestros que ocupaban la altura de la loma gritaron ¡que les faltaba el parque!
El enemigo oyó el grito, para ellos tan consolador, y rehaciéndose volvió a
cargar poniendo en fuga a los nuestros que con increíble valor se habían batido
sin haber sido apoyados por ninguna parte del grueso de nuestro ejército, que
propiamente no llegó a entrar en acción. […]
En los momentos que el enemigo tomaba posesión de nuestro centro el grueso
de la caballería enemiga daba la carga sobre nuestra derecha cuya artillería la
dispersó y puso en fuga. Entonces fue cuando tanta falta hicieron los chinacos
[de Guanajuato] que en número de más de 250 lanceros están en La Parada,
a 2 y media leguas del campo de artillería. […] El Sr. Vidaurri y el Sr. Zuazua,
y muchos otros de menos categoría, causaron una prevención que tanto nos
perjudicó. Por esto fue que muchos de nuestros hermanos, cuyo liberalismo
era muy marcado, sin embargo del golpe terrible que se le daba a la causa,
se alegraron de la pérdida, porque habían notado el egoísmo imprudente y
antipolítico que prevalecía en los consejos del Sr. Vidaurri, y en los ánimos de
casi todos los que le rodeaban.
505
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
El que más hizo para sembrar está fatal predisposición, fue el hijo atolondrado
de D. Santiago, Indalecio Vidaurri, a quien su padre había nombrado coronel
del 4º Regimiento, a cuyas filas pertenecían tantos de los muy nobles y
valientes hijos de la frontera de Coahuila. […] Dirán o escribirán muchas cosas
los que poco o nada vieron de lo que pasaba los días 27, 28 y 29, y los que no
sabían el estado que guardaban nuestras fuerzas, pero lo cierto es que desde
que amanecía el 29, todo era desorden y confusión, y que de nuestra fuerza
total no se batió la quinta parte de ella.
Los responsables de la derrota son el Sr. Vidaurri, y su segundo en jefe en la
acción, D. Eduardo M. [H.] Jordán, a cuya supuesta pericia el Sr. Vidaurri fió la
existencia de todo el ejército. Llegaron los momentos críticos, y se vio que ni el
General en Jefe ni su segundo eran para el caso.
Los primeros que causaron el desorden fueron estos dos señores y abandonaron
precipitadamente el campo sin hacer el más leve esfuerzo por contener u
organizar a los que se retiraban, sin embargo de las ventajas que prestaba el
terreno para ello. Aramberri, Zuazua y muchos otros, hicieron personalmente
prodigios de valor, pero no fueron apoyados sin embargo de los empeños
valerosos de Hinojosa que funcionaba de mayor general. A la cabeza de los
que abandonaban el campo iba el Sr. Vidaurri, con los que componían su plana
mayor, mientras otros de sus ayudantes con D. Juan Bustamante, que era el
Mayor de la Primera División, acompañaban al segundo en jefe, Jordán, que
se retiraba por La Parada, en los momentos que Vidaurri hacía lo mismo por
el cañón de Ahualulco, y causaba la pérdida del inmenso tren de carros con
darles orden de que les prendieran, y ni siquiera salvaran la mulada. […] en
vano el Sr. Verduzco y yo, hicimos por dar alcance al Sr. Vidaurri, y al último,
a una hora muy avanzada de la noche, hemos llegado a uno de los ranchos del
Espíritu [Santo] acompañados de muchísimos de los dispersos. El Sr. Vidaurri,
con los que le acompañan va a mata caballo aunque todos sabemos que nadie
nos sigue y que un número inmenso de los nuestros aún vienen a nuestra
retaguardia por diferentes caminos. […] He escrito sin pasión, lo que en unión
del Sr. Gobernador Verduzco presencié hoy.4
Don Agustín Soberón, que como vecino de Matehuala estaba al
pendiente de anotar en su Diario lo que acontecía en días de zozobra en
el centro y norte del estado de San Luis Potosí, comenta la aparición de
un cometa5 en los mismos días de las operaciones del Ejército del Norte:
Sábado 25. A las 7 de la noche observamos un cometa sobre el cerro del Fraile,
al poniente de esta villa, con la cabellera al norte; su tamaño es pequeño; se ha
visto desde hace tres noches y desapareció hoy a las siete y media de la misma. 6
506
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
De lo que se conocía del campo de batalla en Ahualulco,
Soberón escribe sus impresiones y nos da idea de lo lento de las
comunicaciones en la época:
Domingo 26. Comienzan a batirse ambos ejércitos beligerantes sin que se sepa
aquí el resultado hasta hoy 30 de septiembre; sólo que sigue oyéndose el cañoneo
hasta Laguna Seca. 7
El coronel Valdés cronista que seguimos en los hechos de Ahualulco
refiere las muertes de algunos conocidos patriotas de Coahuila:
Entre otros que sucumbieron, tenemos a [José María] Viesca de Parras, y
a [Feliciano] Valenzuela de San Buenaventura que gloriosamente cayeron
defendiendo el punto que se les había confiado. 8
Aquí es conveniente detenernos en esta relación y hacer algunos
comentarios sobre el comandante de escuadrón Feliciano Valenzuela,
vecino de San Buenaventura y que sucumbiera en Ahualulco. Seis años
después de estos hechos cuando subían de tono los desencuentros entre
Benito Juárez y Santiago Vidaurri por la presencia del primero en Saltillo
y Monterrey, el 29 de enero de 1864 se fusilaba por contravenir la ley al
hijo de Valenzuela, Andrés Valenzuela Barrera, quien había entrado en
la villa al grito de ¡Muera Vidaurri! ¡Viva Coahuila independiente!, tal
asunto lo llevó al patíbulo, no pudiendo evitarlo un hombre de sobrada
influencia en la región, Jesús Carranza Neira, asunto que produjo un
enfriamiento entre las relaciones de Carranza y Vidaurri, pues en
párrafos de misivas cruzadas entre ambos, las últimas por cierto, se
evidencia el recuerdo de Ahualulco:
Este joven, lo aseguro a usted, poseía nobles ideas. En medio de sus faltas, se
notaron siempre acciones caballerosas, que probaban que sólo extraviado en un
mal camino, pudo cometerlas.
Estoy seguro que nuestra intervención, si le hubiera salvado la vida, hubiera
hecho de él un hombre notoriamente útil al Estado, como lo fue su padre. 9
La respuesta de Vidaurri ante frase tan sugerente es indicativa de
la intención que llevaba la carta de Carranza:
Jamás he tenido que sentir de usted lo más leve; pero me ha podido mucho el que
en el negocio de Valenzuela se expresó de la manera que lo hace en su carta de 30
del mes pasado, pues si bien ese hombre ha sido fusilado, nadie lo ha hecho más
507
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
que la ley que impone esa pena a los que sin consideración alguna trastornan el
orden y tranquilidad pública.10
La relación estrecha entre la muerte del joven Valenzuela, era
asociada por los vecinos del centro de Coahuila con las versiones que
circularon después de la derrota de Ahualulco relativas a la muerte
del comandante Feliciano Valenzuela, de ello el escritor del acontecer
regional Manuel Neira Barragán hace referencia a los últimos
momentos de Feliciano Valenzuela en la batalla de Ahualulco:
El que escribe nació en San Buenaventura, Coah., y desde que tuve uso de
razón oí hablar muchas veces a mi padre y varios señores que lo visitaban en
su taller de carpintería que tenía establecido en el patio de nuestra casa, el que
cubría un centenario nogal, hoy ya desaparecido, de muchos detalles de la vida
y fusilamiento del Capitán D. Andrés Valenzuela […] era el Capitán Andrés
Valenzuela, hijo de aquel Jefe Norteño D. Feliciano Valenzuela quien murió
valientemente peleando en Ahualulco por haberle dado su caballo a Vidaurri
pues le habían matado el suyo. Mientras Vidaurri escapaba, D. Feliciano siguió
peleando hasta caer atravesado por una bala del Ejército de Miramón.11
Esta versión recogida por Neira Barragán, acucioso investigador
que trató a testigos de aquellos hechos, nos permite tener un dato más
sobre el papel de Vidaurri en el momento crucial de la batalla.
A gran distancia del campo de la guerra en Ahualulco, la prensa
conservadora de la capital, jugaba su papel haciendo feroz crítica
al jefe fronterizo en los mismos días de la batalla, de esta manera
describe el editorial de La Sociedad a Vidaurri el 25 de septiembre:
¡Vidaurri era ayer un coloso, y hoy es una pulga saltona!
[…] El cólera, las viruelas y el matlazahuatl, no intimidaban tanto al parecer en medio
de nuestros pueblos, como el genio de la frontera, el viejo Cíbolo Vidaurri envuelto en
su blusa, montado en su caballo boreal, con la tira de carne salada en el arzón, el rifle
de Sharp en una mano y la pistola de Colt en la otra.12
Prosiguiendo con las difíciles jornadas del encuentro de
Ahualulco, para los días 22 o 25 de septiembre se anunciaba en
Monterrey la salida de un nuevo escuadrón para auxilio del cuartel
general que como apreciamos al inicio de la narración del coronel
Manuel Valdés, pasaba los días previos al combate verdaderos apuros,
por lo cual se invitaba a más ciudadanos a unirse a dicha fuerza,
comentando el editorial de El Restaurador de la Libertad:
508
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
Todavía Nuevo León y Coahuila sigue enviando a sus hijos al interior. No parece
sino que trata de emigrar entero hacia aquellos lugares tan distantes, tan extraños
a nosotros por su temperamento y producciones y tan atractivos en la crisis
presente por andar allá nuestros hermanos.13
La suma de tropas norteñas operando más al sur de San Luis
Potosí nunca llegó en su máxima totalidad, sólo de manera parcial
algunas alcanzaron a estar presentes en el combate, uno de esos casos
fue el que estaba integrado por el comandante Jesús Carranza Neira:
… fue llamado por el Gral. en Jefe para que concurriera a San Luis
Potosí a la batalla que estaba por librarse con el Gral. Miramón que se
aproximaba a dicha plaza; pero el aviso fue recibido con mucho retraso por
el comandante Carranza; y a marchas forzadas llegó al campo de batalla
de Ahualulco el último día del combate [29]; y en las alturas inmediatas
vio huir a las últimas fuerzas liberales y, flanqueado el campo de batalla
cubrió la retirada y recogió a los dispersos, dirigiéndose luego a Monterrey
en donde ya se encontraba el Gral. Vidaurri.14
Parte fundamental de las causas que condujeron al fatal resultado
de Ahualulco, lo define el investigador Luis Alberto García al señalar que:
Mucho se ha especulado de las causas de esta derrota, pero en realidad, ésta fue
la primera vez que el ejército norteño enfrentó a un enemigo en igualdad de
condiciones, sin la ventaja de la sorpresa y en un combate acorde a los cánones
tácticos en boga, donde la plana mayor contraria llevaba una amplia ventaja.15
Sin duda que la propia formación del ejército enviado por
Vidaurri y en esta ocasión dirigido por él, no enfrentaba a su
oponente con las formas de guerrear en uso, como establece el
autor antes citado, pero apreciando las anteriores batallas y las
que vinieron luego durante la guerra, el golpe de fuerza de ambos
bandos y la resistencia y oportunidad en el ataque marcarán el
camino incluso hasta Calpulalpan. Afortinarse en los parapetos
naturales que los terrenos ofrecían, avanzar con entusiasmo para
desbaratar y atemorizar al enemigo, así como las posiciones de tiro
que les eran familiares a no pocos jefes y soldados, serán en parte
las formas que aprendieron los ciudadanos-soldados que formaban
las fracciones del ejército que Vidaurri envió durante el tiempo en
que transcurrió el conflicto.
509
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
A esto debemos agregar que no eran pocos los militares de
experiencia que asistieron al campo de batalla de Ahualulco, un buen
número de ellos en ayudantías de los principales jefes eran de origen
extranjero, otros más habían estado en el ejército permanente.
En lo de Ahualulco se conjugaron en contra pericia mal aplicada
y un adverso clima de entendimiento, de otra forma no podemos
explicarnos los célebres combates que luego vendrían, donde por
supuesto encontraremos a los mismos actores. El capitán de caballería
Francisco García Guerra, ayudante de Eduardo H. Jordán y uno de
los muchos que presenciaron los momentos difíciles de la acción da
cuenta de cómo, visitando el miércoles 29 el campo, se hizo necesario
que él fuera en busca de cuerda-mecha a los carros del parque y que no
habiéndola encontrado regresara al grupo al momento cuando se verificaba
la partida del general en jefe:
…cuando venía de vuelta encontró al ayudante [de Eduardo H. Jordán] D. Pedro
Rodríguez y a los oficiales de la 6ª batería D. Jesús Treviño, D. Luis Sepúlveda y D.
Susano Cantú y le dijeron que ya los enemigos se habían apoderado de las piezas;
que estaban todos juntos cuando el Sr. general en jefe llegó con parte de su estado
mayor y procuró en unión de todos los demás contener la gente dentro del cañón
[camino de Ahualulco a la hacienda del Espíritu Santo] pero no habiendo sido
posible contenerla a la vez que el Sr. D. Indalecio Vidaurri llegaba manifestando
que todo se había perdido, S. E. dispuso que todos se formaran de dos en dos y lo
siguieran en su retirada para el Espíritu Santo, y que por esto ya no volvió más el
declarante al campo.16
Otro testimonio de las horas aciagas para el poderoso Ejército del
Norte, es el que rindió el Teniente de Artillería Manuel Fernández,
de origen español y vecino de Montemorelos, quien en su declaración
habla de la salida de Vidaurri cuando todavía había muchos soldados
en el campo y que aún permanecía allí en los últimos momentos el
Coronel Eduardo H. Jordán:
…encontró el que habla al Sr. Jordán y recibió orden de él para que dejara de ir a traer
los saquetes, y fuera a un negocio más importante al Ahualulco, con el fin de que
recogiese a todos los artilleros de las baterías del puerto que se habían dispersado y
los condujese a sus piezas. Que el exponente cumplió con esta orden y recogió cosa
de quince o diez y seis artilleros, habiéndolos colocado en sus sitios respectivos: que
de allí se volvió a dar cuenta al coronel de que quedaba cumplimentada su orden,
como se lo hizo presente en las cercanías de Ahualulco, en momentos en que se
acababa de ir el Gral. en Jefe, rumbo al Espíritu Santo, y entonces el Gral. Jordán
510
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
le dio otra orden para que fuese al puerto y les dijese a los jefes que se sostuvieran
que ya iba en su auxilio el Sr. Zaragoza, que el exponente se fue a cumplir con tal
prevención, y se encontró con que la infantería enemiga estaba ya apoderada del
paso que conducía a la loma, que allí le mataron su caballo, logró sacar su silla,
ensilló otro caballo y procuró comunicar la orden, pero que entonces encontró al
mayor general D. Pedro Hinojosa y le dijo que ya era en vano, que sacara su
pistola y le ayudara a contener la gente, y que ni esto ni el haber mandado tocar
alto, en el punto llamado el Calvario, el Sr. Hinojosa fue bastante para contener el
desorden y que por más que buscó al Sr. Jordán ya no lo vio sino dos leguas más
delante de La Parada cuando ya la tropa iba de retirada, se unió el declarante y lo
acompañó hasta Salinas del Peñón en donde alcanzaron al Sr. Gral. en Jefe.17
El camino de vuelta para el vencido gobernador Vidaurri y
algunos de sus jefes por territorio de San Luis Potosí y Zacatecas, fue
el que en más de una ocasión llevara a sus soldados impetuosos y
triunfantes, ahora era el de la derrota:
Septiembre
29. Hasta la hacienda del Espíritu Santo, de donde salió a las dos de la mañana para
Salinas del Peñón Blanco, según lo comunicó al gobernador de Zacatecas.18
30. Por Salinas [del Peñón Blanco] pasaban Juan Zuazua, José S. Aramberri,
Ignacio Zaragoza, Villanueva “…y muchos otros jefes, oficiales y tropa que tan luego
como comieron continuaron su marcha siguiendo al Sr. Vidaurri, que iba adelante”.
Entre las ocho y nueve de la noche Vidaurri salió de Ramos. En ese lugar el Lic.
Esteban Coronado entrega 10,000 pesos a Zuazua para socorro de su fuerza y envía
5,000 a Vidaurri. Por instrucciones de Vidaurri en el camino se pasa el mando
del Ejército del Norte a Coronado nombrándolo coronel en jefe. De este lugar se
separa definitivamente el coronel Manuel Valdés para agregarse a las fuerzas del
Lic. Coronado que lo nombra su ayudante y secretario, su nuevo rumbo en la guerra
le llevará a la muerte al año siguiente.
Octubre
2. Hacienda de Sierra Hermosa
4. Hacienda de Agua Nueva19
El coronel Valdés sitúa la comitiva derrotada de Vidaurri el 4 de
octubre ya en Agua Nueva, pero un oficio del secretario del caudillo en
campaña, coronel Manuel G. Rejón desde la hacienda de Cedros y dirigido
al jefe político de Mazapil los ubica el 5 en ese lugar:
511
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
Ejército del Norte
Secretaría.
El E. S. General en Jefe me previene diga a V. S. que se sirva facilitar al alférez
Tomás Grifin un caballo para que continúe su camino haciendo el cargo respectivo
al Gobierno de Zacatecas. Lo que digo a V. S. de orden de S. E. renovándole las
consideraciones de mi aprecio.
Dios y Libertad, Cedros, octubre 5 de 1858.
Manuel G. Rejón20
En la declaración que el comerciante español avecindado en
Monterrey Florentino Albo21 diera en la causa que el gobierno del
estado le formó por sospechas que sobre él recaían y que luego de largo
tiempo libró, detalla su tránsito desde la capital potosina a la capital de
Nuevo León y Coahuila:
…y marcharon luego para Monterrey, saliendo luego por Soledad de los Ranchos
y el paso de Luna y pernoctando en el rancho del Ipazote que distará de San Luis
de veinticinco a veintiocho leguas, según se le dijo en el mismo rancho, que se
esforzó en continuar por temor de que lo siguieran tropas de Miramón, como
creía seguro que al siguiente día las despacharían en su persecución, saliendo
de allí al siguiente día dos del actual [octubre] muy de mañana por el mismo
rumbo a la hacienda de los Charcos en donde tomó el camino real, que un
poco más acá de los Charcos encontró ya unos dispersos del ejército del Norte,
quienes lo reconocieron manifestándole un oficial de San Francisco apellidado
Garza que necesitaba de auxilio para él y sus soldados y que si no se lo daba,
tendrían que robar para comer, por cuya causa se determinó el declarante a dar
a dicho oficial todo lo que necesitase para el sustento de sus soldados y él siguió
su inteligencia de que debían de ir a dormir como lo verificaron al rancho del
Berrendo que ya estaba cerca y a donde el declarante venía a pasar la noche,
que salieron de allí adelantándose el oficial con los soldados, después que el
declarante pagó el gasto que hicieron en comida y forraje, entendidos en que
habían de llegar a Vanegas con objeto de prestarle igual auxilio pues sentía
mucho ver hombres de por acá en tal estado, y que habiendo pasado la noche
en Vanegas salieron al siguiente día quedándose el oficial y soldados atrás con
el encargo de que llegaran al Salado, encontrándose en el rancho desierto de la
Parida un soldado de caballería del norte desfallecido de hambre, sed y fatiga,
tirado en el suelo, con los pies hinchados sin poder mover al que le dio de
comer y beber y además cuatro reales, haciendo que se metiera en la casa del
rancho por el peligro de los indios hasta que pasaran unos soldados que venían
atrás y les dijere que por disposición del declarante lo trajeran hasta el Salado,
como así lo verificaron a donde llegaron con él como a las ocho de la noche y
512
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
en donde tuvo que socorrer no sólo a los que ha referido, sino también a otros
que fueron llegando, importándole como seis u ocho pesos el auxilio que prestó
a los diferentes soldados que le pidieron, que también llegó a dicho lugar don
Benito Goríbar con sus carros, a quien le recomendó el soldado enfermo para
que lo trajera en sus carros, como lo verificó y a quien le preguntó cómo había
estado la pérdida, pues que él no lo comprendía a lo que contestó el señor
Goríbar que a su modo de ver la pérdida había consistido en la falta de auxilio
a los puntos que defendían las fuerzas del norte y especialmente en la falta de
buena disposición del señor Jordán que estaba encargado de plantar el campo
y la línea y que había andado borracho al librarse la batalla, saliendo de allí al
siguiente día a dormir a Jesús María y de Jesús María al Saltillo, deteniéndose al
llegar a Buenavista [el seis de octubre a las cinco de la tarde] a saludar al señor
[ Ignacio] Galindo, con cuya ocasión pidió a D. Alvino Castillón prestadas dos
mulas que no le facilitó, con el fin de llegar hasta Monterrey al siguiente día
[…] después de lo que se marchó para el Saltillo, a donde llegó a la oración de la
noche, durmiendo allí y saliendo de mañana acompañado de Jesús Reyna para
esta ciudad, encontrando en el rancho de Carvajal al gobernador del Estado, al
licenciado Morales, al licenciado D. Pedro D. Garza y Garza y D. Jesús Garza
González, quienes iban a encontrar a D. Santiago.22
En una siguiente declaración, la del oficial Pedro Santacruz
vecino del Saucillo en Ramos Arizpe, éste dice:
Que al siguiente día [7 de octubre] que llegó el señor general fue a verlo y le
preguntó S. E. que había por aquí, y a presencia de todos los que lo acompañaban,
[contestando] qué no había nada que el día antes había pasado D. Florentino
Albo y varias personas del Saltillo…23
Los numerosos dispersos continuaban en la retaguardia su
regreso al norte, así lo consignó Margarito de la Rosa al jefe político de
Mazapil el 8 de octubre desde la hacienda de San Tiburcio municipio
de la misma jurisdicción, describiendo el tránsito y actos de los
integrantes del Ejército del Norte además del paso de Zuazua por
aquel lugar el 7 de octubre:
Desde el día 2 del corriente han pasado dispersos de las fuerzas de N. L.
cometiendo miles de abusos los más, excepción de lo señores oficiales,
no aguardaban que se les diera los auxilios que pidiesen, sino que llegaban
[llevaban] con caballos mansos las manadas de yeguas y burrada tanto de la
finca de los vecinos y de los puntos inmediatos por delante (igual suerte les
habrá pasado en San Nicolás y San Eustaquio) sacando de las casas sillas de
513
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
montar dejando a los transeúntes sin remuda como sucedió con unos vecinos de
Gruñidora que aquí se hallaban, sufriendo un destrozo completo en las labores
que hay que después de dárseles rastrojo que pedían dejaban las muladas y
caballadas adentro. A consecuencia de tanta calamidad, auxiliándolos con
maíces, ganado menor y caballada, resulta que ha quedado la hacienda en una
total ruina, de esto tuve que elevarlo a queja al Sr. Zuazua que hizo su pasada
saliendo ayer que no podía prestar la mencionada finca tan frecuentes auxilios
en razón de que sus provisiones eran muy retardadas y distantes a lo que no se
me tomó en consideración. Con fecha 4 del mismo había dirigídole a V. S. una
carta particular dándole aviso de lo que dejo relacionado pero les quitaron las remudas
a los que iban para ese partido.24
En el regreso apurado de todas las tropas, Juan Zuazua llegaba el 9
de octubre a la hacienda de Agua Nueva desde donde le dirige una carta al
general Vidaurri dándole pormenores de su avance:
Ahora que son las diez de la mañana he llegado a esta hacienda, y a la tarde lo
verificarán más de quinientos hombres de todas armas que aún permanecen
reunidos y seis piezas de artillería. De éstas se salvaron once, pero dejé dos a
Coronado porque las que trae son de montaña, y tres se quedaron más acá de
La Parada, y tengo esperanzas de que Coronado se haya hecho de ellas, pues
mandó un escuadrón para recogerlas. Se han socorrido con el dinero que nos
dio Coronado más de mil hombres; pero los más, conforme iban remontando,
se desertaban, no obstante la vigilancia que se ha tenido y las penas con que los
amenazaba. Algunos oficiales eran los primeros en desobedecer tales órdenes
y con esto no ha sido posible contener a los soldados. Seguramente los de
caballería del rumbo de Pesquería, Villaldama y demás se separarán pasado el
Saltillo, y sólo llegaré con los infantes y artilleros.
En Ramos [Zacatecas] me detuve un día para aguardar la artillería y conferenciar
con Coronado, con arreglo a las instrucciones que usted me dio, y me resolví
a tomar el camino de [la hacienda de] Rocamontes por ser más recto y más
provisto de recursos. Por esto no pude hablar con el señor Castro; pero le escribí
y dejé a Coronado el encargo de comunicarle personalmente el acuerdo que
tuvimos. […] Nada sé de positivo con respecto a San Luis, ni al estado en que
quedó el enemigo después del día 29. […] Mañana hará jornada la tropa a los
González, pasado mañana a la Rinconada y el día siguiente estaremos en ésa.25
Tanto el periódico de Nuevo León y Coahuila como su suplemento
habitual en una época llamado Boletín Oficial, serán escuetos a partir
de la edición del 29 de septiembre sobre partes detallados, sólo hasta
finales de octubre, vuelto Vidaurri al poder y más sosegada y medida
514
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
la situación, insertarán el parte de guerra precedido de una larga
explicación de Manuel Z. Gómez.
Cuando en Monterrey se conocían apenas las noticias de días
anteriores, Vidaurri era totalmente derrotado por el Joven Macabeo.
El editorial del 3 de octubre abordaba el encuentro con el escueto
pero sugerente encabezado Un Revés, el desastre de Ahualulco se
justificaba comentando:
-No sufrió el descalabro todo el ejército, sino una parte de él, si bien la
mayor-. Aún queda la sección del Sr. Blanco, la de D. Antonio de Santiago
que triunfó en Lagos, la del Sr. Coronado que está intacta, la de Tamaulipas y
otras, más o menos gruesas.26
Inserta en el Boletín del gobierno nuevoleocoahuilense una
misiva de Vidaurri da apenas una primera noticia de lo que no se
alcanzaba aún a medir, el enorme desastre de Ahualulco, el efecto de
la noticia y la realidad será mayúsculo, el general en jefe apenas da un
ligero esbozo de su principal revés, como lo llamara Manuel Z. Gómez,
busca el motivo de su error del 29 de septiembre donde se detuvo su
carrera política en el ámbito nacional, su viaje victorioso al centro se
había desvanecido:
Ejército del Norte
General en Jefe
Excmo. Sr.
Después de haberse batido el ejército de mi mando en las inmediaciones del
pueblo de Ahualulco los días 25, 26, 28 y 29 del actual con el mismo valor
y denuedo que ha mostrado siempre en todos los combates que ha tendido,
hoy desgraciadamente ha sufrido una derrota que arrebatándole la victoria que
merecía su constancia y sufrimiento, nos ha hecho perder casi todo el tren de
guerra que habíamos reunido a costa de tanto sacrificio. Consecuente con la
conducta que he guardado siempre de no ocultar ni desfigurar de modo alguno
los hechos, tengo el pesar de participar a V. E. ese desgraciado acontecimiento,
y aunque me propongo explicar al Soberano Congreso las causas que en él han
influido y han determinado, la premura del tiempo no me permite hacer a V.
E. igual explicación, limitándome sólo a indicarle como una de las principales,
la suma escasez, la falta de recursos de todo género y la verdadera miseria con
que ha tenido que luchar constantemente, y con más extremo y particularidad
los días de la batalla.
Grande y profundo es el pesar que me agobia en estos momentos, como V. E.
no puede dejar de conocer; pero me consuela la idea de que si la suerte adversa
515
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
de las batallas puede retardar el triunfo de la causa que sostiene el Estado, que
es la de la justicia y la humanidad, no podrá jamás destruirla eternamente.
Sírvase V. E. dar conocimiento de este desgraciado suceso al estado para
evitar que de él se hagan sinistras versiones, y tan luego como reúna los datos
necesarios para conocer las víctimas y pérdidas de todo género que hemos
tenido se lo comunicaré con el mismo objeto.
Acepte V. E. con tal motivo, mi particular aprecio y consideración.
Dios y Libertad, hacienda de Espíritu Santo, septiembre 29 de 1858.
Santiago Vidaurri.27
Mientras tanto, el norte se retiraba derrotado del campo. Veamos
ahora las reacciones y movimientos que se llevaron a cabo en él por la
parte opositora nacional al jefe del norte, Miguel Miramón que cumplía
años el día de la batalla, también hacía lo propio desde su momento
de triunfo, comunicaba al jefe conservador de San Luis Potosí lo que
acaba de suceder, eran sus primeras impresiones:
República Mexicana
Primer Cuerpo de Ejército
General en Jefe.
Participo a V. S. con la mayor satisfacción, que a las dos de la tarde de hoy
ha sido completamente derrotado el faccioso Vidaurri, dejando en poder de las
tropas defensoras del orden 23 piezas de artillería y 130 carros cargados de
parque, armamento y efectos robados en la ocupación de esa plaza. Aunque el
campo a esta hora no ha concluido de levantarse, se han recogido más de 300
cadáveres del enemigo y 160 prisioneros, huyendo los cabecillas con la más
vergonzosa cobardía. Por nuestra parte tenemos que lamentar la pérdida del Sr.
Coronel Barroso y de otros dignos jefes y oficiales, así como las leves heridas de
los Sres. General D. Tomás Mejía y Coronel D. Francisco Vélez. Tan interesante
acontecimiento encargo a V. S. haga saber a esa benemérita población.
Dios y Libertad. Cuartel General en Ahualulco, septiembre 29 de 1858.
Miramón
Sr. D. Juan Othón, Prefecto del Distrito de la capital de San Luis Potosí.28
Otro testimonio del campo conservador redactado por un oficial
del estado mayor de Miramón nos ofrece una versión más de los aciagos
días de Ahualulco:
516
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
El día 25 de este mes salió nuestra tropa con dirección al pueblo de
Ahualulco… a las 2 y media de la tarde nos avistamos con el enemigo y se
hizo un reconocimiento del campo, estableciendo la batalla a pesar del vivo
fuego de artillería… el resto del día y el siguiente 26 se pasó en activo cañoneo
por ambas partes; en la noche se decidió el general Miramón a levantar el
campo y retroceder al rancho de Bocas para seguir la cordillera de montañas
que formaba la parte posterior de la posición enemiga, porque era imposible
atacarla desde la que nosotros ocupábamos a causa de un río caudaloso, y sobre
todo difícil de pasar por ser en su mayor extensión una barranca profunda,
excepto en el paso que ocupaban…
El 27 llegamos a Bocas; el 28 volvimos a presentarnos al enemigo, apoyando
nuestra derecha en un cerro muy elevado y peñascoso que defendían 200
hombres, y del cual fueron desalojados en el acto….
A las 2 de la madrugada del día 29 se dieron órdenes de ataque, y a las 5:30
subimos al cerro… La mañana no lo permitió porque cubría todo el horizonte
una niebla muy espesa impidiendo ver absolutamente a 25 pasos… A las 11
despejó y a las 11:30 el general en jefe dio la orden de ataque: tres columnas
de infantería seguidas por la caballería… Sin vacilar un instante tomaron a viva
fuerza el primer punto de la izquierda del enemigo y siguieron hacia el centro
de la línea. En este segundo punto se resistieron bastante bien los blusas y casi
rechazaron a nuestra infantería. Durante media hora de angustias indecibles
para los que contemplamos al lado del general Miramón, quien permanecía
perfectamente sereno, la dificultad de posesionarse de un punto que defendían
mil y tantos hombres, la victoria estuvo indecisa.
El general quiso ir él mismo a conducir las fuerzas; pero yo me permití
advertirle que siendo él quien dirigía la batalla, no le correspondía de ningún
modo mezclarse con los asaltantes. Mandó entonces avanzar una de nuestras
baterías, que juntamente con la que se les acababa de quitar en su primera
posición, hicieron muy buen efecto sobre los defensores. Por otra vez volvieron
a la carga nuestras tropas; la caballería cargó también y la posición fue nuestra,
así como la artillería que la defendía. En el intermedio de estas dos victorias,
una de las columnas tomó la artillería y desalojó del terreno a las tropas que
la protegían. El general bajó precipitadamente del cerro… A las 2 de la tarde
éramos dueños de todo tomando todos los puntos.29
Una descripción publicada en el periódico oficial de los
conservadores en San Luis Potosí da cuenta de otros detalles de la batalla:
Después de varios días de tiroteo, a las 10 [del día 29] se generalizó el fuego
y a las 2 de la tarde terminó el combate, tomando todos los puntos; éstos
517
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
eran inexpugnables: el principal era el cerro del Nazareno que fortificaron y
defendieron con fosos y zanjones… al primer toque de carga desalojaron al
blusa; éste se rehizo y recuperó sus puntos que a la media hora perdió por última
vez… quedando el campo en nuestro poder… fugándose antes Vidaurri en un
caballo en pelo… perdieron 130 carros cargados, 23 piezas de artillería; se les
hicieron 130 prisioneros y más de 300 muertos: murió el coronel Barroso; salió
gravemente herido de una pierna el coronel Francisco Vélez y perdió tres dedos
de una mano el general Tomás Mejía. Miramón, al ver tanta sangre derramada,
pagó con una lágrima el tributo a la naturaleza… Entre los prisioneros quedó el
llamado coronel [José María] Viesca, gravemente herido.30
El Capitán José Montesinos joven cercano a Miramón por cuestiones
familiares y que se halló en Ahualulco al frente de la 3/a. Compañía del
Batallón de Cazadores, dejó un diario de aquella jornada en el que vierte
sus impresiones sobre el encuentro, si bien en él consigna algunos de los
más importantes movimientos que definieron esa acción, añade otros
detalles sobre la conducta de los soldados del norte que nos permiten una
mejor reconstrucción de la batalla:
Algo como la luz precursora de un espléndido triunfo se cernía sobre nuestras
almas llenas de emociones aún por el combate del día que había terminado
[28 de septiembre]. El esfuerzo de los artilleros adelantando sus piezas a brazo,
la impasibilidad de las columnas de infantería que eran atravesadas en su fondo
por la balas de la artillería enemiga y siempre marchando de frente, sin detenerse
y cerrando los claros hechos por los proyectiles recibidos, todo hasta la caída de
la tarde, triste, melancólica, arrojando el sol sus últimos rayos de luz, sobre los
soldados moribundos y abandonados sin que nadie pueda auxiliarlos, y por último
esos mismos rayos de sol poniente que inunda nuestros corazones convidándonos
a soñar despiertos y los cuales determinan, al concluir de ocultarse, servicios de
vigilancia o movimientos de importancia en las tropas situadas frente al enemigo.
Una espesa cortina de niebla vino a cubrirnos, de tal suerte que ni el enemigo
ni nosotros podíamos distinguir las fogatas de cada campo. Luego vinieron las
patrullas, los escuchas y reconocimientos aislados, todo tuvo lugar esa angustiosa
noche, víspera de un nuevo combate. Con las armas entre las piernas descansaba mi
batallón sentado en la cima del cerro del zapatero. De hora en hora una compañía
se levantaba y, terciando sus armas, desfilaba hacia la gran guardia o recorría la
cadena de tiradores avanzados. Al cabo del tiempo regresaba al batallón, y otra la
seguía en el mismo servicio.
El general Miramón, tan considerado conmigo como de costumbre respondió una
pregunta sobre el dispositivo de ataque de nuestras fuerzas para el día siguiente con
la sencillez que le era característica: Nuestro plan de ataque es simple. Después de la
518
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
marcha de flanqueo que hemos efectuado para envolver la izquierda enemiga, dado
que sus posiciones resultaban inexpugnables de frente, nuestras fuerzas operaran
en tres columnas paralelas teniendo como base de operaciones esta eminencia
del terreno, que, adquirida por nosotros hoy, es la clave para forzar con seguridad
las posiciones enemigas tomándolas de revés. Sus trincheras y abrigos ya no les
servirán de nada, por lo que lucharemos contra los restantes sin más ventaja que
aquellos que poseen tropas mas disciplinadas y jefes y oficiales más instruidos y
valientes… en fin Montesinos, continuaré mi recorrido, pero no olvide usted lo que
le dije en San Luis: en esta batalla habrá ascensos.
Cabía las cuatro de la mañana aún se oía rumor de armas en la estrecha zona que
separaba a las fuerzas beligerantes. Una cortina de niebla densa e impenetrable
cubría la atmósfera y, sin duda, este obstáculo favorecía el silencio entre ambos
contendientes. Por nuestra parte, la artillería había retrocedido para tener un
ángulo más abierto bajo el cual las tres columnas de carga pudieran avanzar
hasta la línea enemiga protegidas por los disparos de las baterías. El inicio de
las operaciones se retardaba por la niebla que no se levantaba para dejar a la
vista las posiciones del adversario. En esa ansiedad y angustia permanecimos
hasta las 9 de la mañana en que se desgarró aquel telón de vapores de agua, y
desde luego, nuestra artillería abrió un fuego vivo e incesante, y las columnas
empezaron a moverse.
El general Miramón montó un brioso caballo, descendió del cerro y se
colocó en el centro del dispositivo de ataque entusiasmando hasta el delirio
con su presencia a aquellas decididas tropas. Una nube de tiradores cubrió
nuestro frente comenzando un rápido fuego de fusilería, contestando sin
retardo por los rifleros opositores, así como por sus 23 piezas que tiraban
con sólo ligeras interrupciones.
El terreno que tenía que recorrerse para alcanzar los puestos avanzados
enemigos era como de 500 a 600 metros. Para las diez horas aquellos puestos
son asaltados a la bayoneta por los nuestros, pero sus defensores retroceden
a su línea de batalla propiamente dicha, compacta e imponente, y continúan
haciendo un fuego nutrido y mortífero, defendiéndose sin retroceder un paso
de sus puestos de combate. Por un momento parece que nuestra izquierda,
constituida por los batallones cazadores y 47º de Línea y mandada por Pérez
Gómez, comienza a flexionarse en su centro y a detener su ímpetu, pero
pronto se recupera y continúa su avance trabándose con el enemigo que sale
a su encuentro haciendo fuego a discreción y lo que los obliga a replegarse en
desorden a su línea de batalla.
El general Miramón se mantiene haciendo prodigios de valor en el centro
del dispositivo. Los batallones 2º y 3º Ligeros embisten a sus adversarios a la
bayoneta calada y asaltan sus baterías, las que quedan en nuestro poder después
de una desesperada defensa del enemigo cuerpo a cuerpo con tal tenacidad
519
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
que cuando ya no pueden disparar las piezas porque sus sirvientes han caído
muertos o heridos: los sostenes se apoderan individualmente de las ruedas de
los cañones, avantrenes y cajones de granadas, a pecho descubierto y con gran
valentía. En vano se arrojan nuestras tropas del 2º y 3º Ligeros sobre aquellos
desesperados, los cuales, finalmente retroceden matando y sufriendo la muerte.
Es en esta lucha desesperada que es herido gravemente el coronel Francisco
Vélez. Es entonces cuando el coronel Barroso que opera en el extremo izquierdo
de la línea de ataque viene en ayuda de los segundos y terceros Ligeros, cae
a fondo sobre los heroicos defensores de la posición que, por fin, quedan
dispersados y en franca huida, pero, desgraciadamente, paga con su vida el
arrojo de su embestida, pues cae acribillado a tiros en medio de los cañones
enemigos, provocando que el 2º y 3º se apoderen definitivamente del centro
de dispositivo adversario, cuya izquierda resiste aún tenazmente.
En medio de aquella tremenda batahola aparece de pronto el general Miramón
de quien recibo la orden de incorporarse a mi batallón cuyo grueso marcha ya a
chocar con la izquierda del enemigo. Mientras tanto los batallones de San Blas
y Fijo de México en columnas dobles de ataque que avanzan con sus tiradores
al frente. Pero para su sorpresa el enemigo, no en formación ordenada sino
disperso, haciendo cada soldado su esfuerzo personal en forma individual, se
viene atrevidamente sobre nosotros lanzando salvajes alaridos haciendo fuego
vivísimo, poniendo rodilla en tierra, dando grandes saltos, con una firmeza e
ímpetu tal que nuestras columnas se desordenan y los batallones San Blas y Fijo
de México rompen su cohesión y retroceden en fuga.
En ese critico momento cuando carabineros entran cargando a la bayoneta.
Esta unidad conservando como siempre su brío y valor que la distingue va a ver
coronado su ataque con la victoria. Yo inicio la carga con mi compañía. Con
la ayuda de los sargentos Bravo, Bonilla y Servín y con la de los pundonorosos
oficiales Ramírez y Eguía, reunimos a los dispersos, amontonamos soldados de
todos los cuerpos y, jefaturando a los oficiales de todos los cuerpos reunidos,
organizo una fuerza mixta con apoyo en la gran cohesión de mi compañía
con la que apoyamos el ataque del resto de los cazadores que ya se encuentra
trabado, con lo que logramos romper la turba enemiga que huye en confusión
y desorden. No tengo la fortuna de volver a encontrarme con mis jefes, y en
aquella mezcla confusa que tratamos de organizar de nuevo caen heridos los
capitanes Vázquez y Redonet y muchos de nuestros soldados.
Los dispersos regresan a nuestras filas disímbolas, momento en el cual
encabezo un fuerte ataque haciendo un fuego terrible, mortífero. El enemigo
no pude resistirnos y huye despavorido corriendo hacia sus caballos que tiene
encadenados a sus posiciones; todo es pánico, confusión y desorden entre ellos.
De pronto resentimos la carga de un regimiento de caballería adversario que
se nos echa encima con gran violencia por la derecha, pero al cual logramos
520
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
rechazar provocando que en su estrepitosa fuga arrastre a sus compañeros
que combaten a pie. Nosotros, quemándoles las grupas, caemos sobre sus
posiciones, nos apoderamos de sus pedreros que tenían en batería y cuyos
sirvientes se encuentran quemados de la cara y los brazos destrozados.
En un gran hundimiento del terreno, que casi es un barranco, aquella masa de
enemigos, jinetes, infantes y dragones a pie es acribillada por nuestra infantería
que durante el combate ha adoptado, también, la formación desordenada del
adversario. Por nuestra izquierda, rehecho de una primera vacilación, continúa
la carga de la caballería del general Mejía que envuelve completamente a
nuestros contrarios por su ala derecha, la que se repliega sobre el centro de
su dispositivo que acaba de ser destrozado, recibiendo nuestro fuego de todos
lados; el general Mejía padece una herida grave en un pie.
Hay un momento en que la resistencia de nuestros adversarios resulta
imposible, no obstante lo cual dados su valentía y furor, y a pesar de no contar
con su artillería que ha caído en nuestras manos y estar sus fuerzas casi
deshechas, renuevan el combate en las alturas situadas a retaguardias de sus
posiciones perdidas. A continuación nuestras a las que avanzan abrasan con
sus fuegos al enemigo, el que, al fin, se quebranta y huye a la desbandada; en su
intento cortan las guarniciones de las mulas de tiro de sus cañones, las cuales
junto con las de los carros de parque y avantrenes son arriadas en manada lo
que ocasiona una fuga vertiginosa que pronto se transforma en una derrota
catastrófica, inaudita. Todo su tren de artillería todos sus carros y un sinnúmero
de prisioneros caen en nuestro poder por lo que las dianas de los batallones y
cuerpos de caballería atruenan los aires con sus notas de júbilo. 31
En la continuación del relato sobre los momentos críticos de
Ahualulco, el capitán Montesinos consigna en su diario el encuentro con
un oficial del Ejército del Norte de origen inglés que servía la artillería:
Durante el combate que llevaba yo por la derecha, y ya asaltadas las posiciones
enemigas y el adversario en precipitada fuga, durante el descenso de la colina
encontré, parado a pie firme, un oficial enemigo vestido de blusa y pantalón
azul obscuro metido en las botas de cuero negro, con un sombrero de fieltro
negro a “la Garibaldi” y un ancho cinturón de igual color de donde pendía un
gran cuchillo de monte.
Su aspecto era sereno, su cara pálida era adornada por hermosa barba negra;
portaba en sus manos una carabina Yoga de cuchillo, sistema moderno
americano. Este hombre de alta talla, fornido, con esa noble altivez del
hombre superior que ha resistido con valor los últimos instantes de desastre
y da a la suerte adversa el último destello de viril desprecio, a buena distancia
de mí arma su carabina, me apunta, sale el tiro y la bala me pasa la parte
521
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
superior del Kepí; y queda allí en su puesto, descansando el arma en el suelo
y esperando mi aproximación.
Llego hasta él con respeto. Aquel valor era para mí una garantía, más que
evidente del alma varonil de ese héroe sin más testigos que sus mismos
enemigos. Sus compañeros habían desaparecido dejándolo solo en el campo. Al
acercársemele dio un paso hacia mí y, con acento extranjero y entregándome su
arma por la culata me dijo: “Era mi último cartucho”, y, metiendo la mano en
su bolsillo me entregó un saquito de ante que envolvía seguramente monedas
de oro y, luego, sacando del bolsillo de la blusa un reloj con un brillante que
servía para abrir la tapa, me lo entregó igualmente.
Yo le devolví el saquito y el reloj, tomé su arma y le notifiqué con cariñosa
expresión: Desde ahora caballero, es usted mi prisionero y lo conjuro a que
no se separe de mi lado. ¿Cuál es su nombre?: Me llamo William Bruce y era
oficial de artillería con Vidaurri; soy inglés de nacimiento. Bueno, Sr. Bruce,
¿me promete Ud. no separarse de mi lado mientras termina este combate. Le
doy a Ud. mi palabra de honor, Sr. capitán.
Continuando con la narración Montesinos escribe en su diario los
pormenores finales:
El enemigo deja en nuestras manos: 35 piezas de artillería, 130 carros de transporte
cargados de vituallas y municiones, numerosas armas, y los despojos de su pillaje de
San Luis, los cuales, en parte cuando menos, fueron pillados también por nuestros
soldados. Más de 550 de sus muertos fueron enterrados al día siguiente, 200
heridos ingresaron a nuestras ambulancias y tomamos 600 prisioneros. Nuestras
bajas también fueron cuantiosas: entre jefes y oficiales, 22 jefes y oficiales muertos
o heridos encontrándose entre estos últimos el coronel Iguanzo jefe del Regimiento
de Querétaro. La victoria resultó importantísima, sin duda alguna.
Terminada la batalla y acampados en las inmediaciones del pueblo de Ahualulco,
fui llamado por el general Miramón, a quien me presenté en el acto. Estaba nuestro
general en jefe bastante preocupado por la grave herida que había recibido el coronel
Vélez a quien estimaba con cariño particular.
¿Qué hay José?: ha ganado usted hoy el ascenso a comandante de batallón; ¡déme
usted un abrazo! Esta noche sale un correo extraordinario para México; si quiere
usted escribir a su familia para darle la buena nueva puede hacerlo de inmediato
pues no hay tiempo que perder. Y dígame usted, me ha contado Segura que hizo
prisionero a un jefe enemigo y no lo ha presentado. Sí, señor, respondí yo y le referí
las circunstancias y detalles de cómo ese hombre singular había caído en mi poder,
suplicándole lo dejara conmigo hasta que se le pudiera devolver la libertad.
Ese hombre es un valiente, dijo el general Miramón, lo autorizo a usted a que
quede con Ud. bajo su cuidado y particular responsabilidad. Cuando sea oportuno,
522
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
le daremos la libertad para que cuente en su país cómo tratamos los mexicanos a
nuestros prisioneros de guerra; y me estrechó la mano con fuerza. Muchas gracias
mi general atiné a responder yo.
No se vaya usted, me dijo y tomando unas tijeras de su cartera descosió las presillas
de comandante que llevaba sobre los hombros su hermano Mariano, y dijo a su
ordenanza que me quitara las de capitán que yo portaba y las reemplazara con las de
Mariano. Así fue hecho entre vivas y abrazos de los generales y jefes que estaban
presentes, sobre todo del general Calatayud, comandante de Cazadores.
Luego, me volví a mi campo con Bruce; escogí de entre los caballos tomados
al enemigo uno ensillado para dárselo a mi prisionero. A continuación me
entretuve todo el resto de la tarde leyendo los papeles que había encontrado en
el campo de batalla. 32
José Montesinos fue con el tiempo general del Ejército Mexicano,
combatió al lado de los republicanos durante la guerra contra la
Intervención Francesa, hallándose en el sitio de Querétaro en 1867.
Apresurada la élite potosina por dar solemnidad al triunfo
reaccionario obtenido en el pueblo de Ahualulco, el 6 de octubre
distribuyó el prefecto de la ciudad una invitación para reunirse en el
palacio de gobierno y de ahí salir para asistir a la catedral para realizar
el obligado Te Deum:
Estando dispuesto que para el día de mañana se celebre en la santa iglesia
catedral un solemne Te Deum en acción de gracias a la Divina Providencia
por el glorioso triunfo adquirido el 29 del pasado por el benemérito ejército
sobre las latro facciosas fuerzas que acaudillaba el faccioso Vidaurri; el E. S.
gobernador y comandante general ha tenido a bien acordar se invite a todas
las autoridades, empleados y funcionarios públicos existentes en esta capital,
para que concurran a este solemne acto, y al efecto espera que V. S. se sirva
presentarse a las ocho en punto de la mañana del expresado día y en unión
del ayuntamiento que estuviere en ejercicio en el salón del gobierno donde
organizando la comitiva partirá al objeto propuesto. 33
El discurso oficial en el acto de gloria para los conservadores de
San Luis Potosí estuvo a cargo del abogado José Castillo, quien en su
alocución expresó entre otras cosas:
La coalición, empero, tenía un aspecto político; defendía un principio en su
concepto legal, y sus jefes conservando sentimientos de honradez, no quisieron
continuar una guerra en que veían la opinión general en contra, y en la que,
después de la acción de Salamanca, hubieran tenido que vivir sobre el país.
523
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
Vidaurri, Zuazua, Aramberri y Blanco, destituidos de esos sentimientos, se
propusieron por el contrario hacer una guerra vandálica, robar, saquear, no
respetar ni los templos ni las imágenes; aniquilar y destruir el país para entregarlo
quizás después a nuestros vecinos del norte: esas hordas indisciplinadas de
fronterizos vestidos de bandidos, armados de facinerosos y adiestrados en el
alarido del salvaje, vinieron talando el país y difundiendo el terror y el espanto
en todos los pueblos inermes e indefensos. […]
Se aprovecharon después de la muerte del ilustre general Osollo, cayendo
sobre esta plaza desguarnecida en una turba de más de 4,000 hombres, y este
nuevo triunfo los hizo creerse invencibles, atribuyéndolo todo al mágico poder
de sus rifles y pistolas gir atorias. San Luis fue, por desgracia, su mansión en
más de dos meses.
Aquí se presentó ya su héroe D. Santiago Vidaurri, reunieron todas sus
fuerzas, trajeron magnifica artillería, excelente pólvora, grandes trenes y
con más de 6,000 hombres y 30 piezas creyeron marchar en triunfo hasta la
capital de la República a verificar allá un robo más grande y valioso del que
habían hecho aquí.
Más, conciudadanos: esos orgullosos blusas que se creían invencibles, esos
rifles ponderados, esas pistolas de Colt, esa artillería del norte, esos hombres,
en fin, que espantaban con sola su presencia y alaridos ¿Qué se hicieron? […]
Si el enemigo triunfa en Ahualulco, la nacionalidad se pierde y pronto seríamos
esclavos de nuestros vecinos.34
En el parte oficial que Miramón integró días después de la
batalla en su cuartel general de San Luis Potosí, además de explicar
su estrategia y dar relación de los resultados en el personal de ambos
ejércitos, detalla el número del parque que gastaron los contendientes,
detalla armas, municiones y la artillería del Ejército del Norte, de la
que da cuenta de 24 piezas quitadas a los fronterizos.
Además del parte impreso que circuló Miramón sobre Ahualulco,
un plano elaborado por el oficial Juan N. Villegas, detalla las posiciones
de ambos ejércitos durante la batalla, sobre este plano, el coronel
Eduardo Paz opina: “El plano del capitán Villegas demasiado confuso
e incompleto no aclara nada”.35
La sorprendente derrota del Ejército del Norte en Ahualulco,
fue un duro golpe no sólo a la estructura militar de ciudadanos
formada por Santiago Vidaurri, sino sobre todo a su personalidad
y proyecto político como ya anotamos, el caudillo señalará el
hambre, las enfermedades poco conocidas en los fronterizos y la
falta de recursos como causas que influyeron en el ánimo de la
tropa, aunado a ello sostendrá la idea de la traición como resultado
524
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
de deslealtades, pero de todo ello una notoria falta contribuyó al
desastre: la deficiente organización en el mando.
La consecuencia de tal descalabro fue un largo y penoso regreso
de los dispersos de la acción de guerra, así lo muestran entre otras
noticias el paso de contingentes sueltos hacia sus pueblos de origen
según los pasaportes expedidos por el gobierno del estado en un
ambiente de desorganización de largo efecto:
• Capitán Vicente Ramón García, con 25 hombres entre oficiales
y tropa a San Buenaventura.
• Alférez de la 2/a. Compañía del 1/er. Escuadrón de
Monclova Fermín Vidaurri a San Buenaventura, militaba en
la sección del Teniente Coronel Antonio de Santiago de la
Guardia Nacional de Zacatecas.
• Alférez Juan Francisco Villarreal “Me consta haberle conocido
al soldado Teodosio Morín del Escuadrón de San Buenaventura
un caballito oscuro, cuando se juntó con nosotros en San Juan
del Tunal a los dos días después de la acción cuyo caballo supe
era de su propiedad por haberlo comprado en esos días”.
• Sargento Gabino Neira de San Buenaventura “…salió de la
guerra sin montura, caballo y vestuario y aunque después
compró de sus haberes un caballo, lo metió al servicio con
calidad de que se le repondría y así fue que se le repuso con
otro caballo prieto de orden superior”.36
A la villa de Morelos en el norte del estado volvían los dispersos
de Ahualulco que habían salido a las órdenes del abogado coronel
Ignacio Galindo del comandante Luis Galán y del capitán Miguel Patiño
formando tres compañías:
Jesús Gutiérrez, Pablo González, Anastacio Redulfo, Asención de Hoyos, Darío
de Hoyos, Agustín López, Pedro Gómez, Victoriano Rosas, Isidro González,
Encarnación Martínez, Hilario López, Timoteo Rosas, Mariano Orozco, Calixto
Ramírez, Alejandro Rosas, Irineo Escamilla, Basilio López, Juan Galindo,
Teodoro Flores, Manuel Flores y Anastacio Castro.37
Al paso de las semanas las averiguaciones locales irían tomando
forma, varios de esos testimonios los integran las causas que se les
siguieron a varios vecinos del pueblo de Guadalupe cercano a Monterrey,
que en sus declaraciones dijeron:
525
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
• Soldado de Caballería Juan Vallejo: “que se encontraba en la
2/a. Compañía del Escuadrón de Marín colocado a la derecha
el día 29 y mirando que abandonaron todos el campo él hizo
lo mismo, dejando todo tirado en el campo”.
• Soldado de Infantería Fernando López: “que estando
colocado a la derecha el día 29 viendo la dispersión de
que hubo y retirándose todos se retiró él también, dejando
en el campo su arma tirada”.
• Soldado de Artillería Pablo González: “…que hallándose
colocado a la izquierda con la batería en que él estaba el día
29 y que luego que se vio solo y que el enemigo se les echó
encima, corrió en dispersión lo mismo que los demás”.
• Soldado de caballería Gregorio Flores: “…que
habiéndole tocado ir a dar auxilio a los enfermos del
mismo ejército y colocado a la izquierda el día 29 vio
que corrieron todos y él hizo lo mismo dejando en el
campo su arma y el caballo ensillado”.
• Soldado de Infantería Eusebio Maldonado: “…que es de la
3ª compañía de rifleros y que se encontraba de ranchero
cuando vio que se empezaron a dispersar todos, se dirigió
buscando su compañía y ya no la encontró y que su arma
la dejó tirada en el mismo campo”.
• Soldado de Caballería Bernardo García: “…que es del
escuadrón del Sr. García declaró que estaba colocado en el
puerto del lado izquierdo el día 29 al frente del enemigo
cuando se dio orden de que no se tirara un tiro y se puso
a hacer una trinchera y que luego puso atención a ver sus
compañeros y que no vio ni encontró a nadie, dejando
para esto en el campo su arma y caballo ensillado”.
• Soldado de Caballería Pedro Padilla: “…del escuadrón del Sr.
Cerna declaró que él se encontró de remontero de la caballada
el día 29 y que viendo a sus compañeros montar a caballo
para irse él efectuó lo mismo trayéndose un rifle que entregó
a la mayoría y el caballo en que se salió es de su propiedad”.
• Cabo de Artillería Tiburcio Esquivel: “…que pertenece a la
compañía de Chihuahua de donde era su capitán declaró
que el día 29 se encontraba con el destino de cabo de
fogón el que estaba colocado a la derecha de dicha batería
mas viendo que el enemigo se les echó encima y viendo
que empezaron todos a dispersarse él hizo lo mismo”.
526
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
• Soldado de Caballería Nabor Garza: “…declaró que es del
escuadrón del comandante García y que estaba colocado
a la izquierda el día 29 y luego que viera al enemigo que
se le echó encima todas se dispersaron y él hizo lo mismo
dejando el rifle tirado y el caballo en que salió es de su
propiedad entregando al juzgado una bolsa y un polvorín”.
• Soldado de Infantería Juan Esquivel: “…declaro ser de la
2ª compañía de Monterrey y que su jefe es D. Francisco
Castaño y que estaba colocado a la derecha frente del
enemigo el día 29 y que viendo el movimiento del ejército
que se comenzó a dispersar él también hizo lo mismo,
quien manifestó también que traía su arma y que por
más seguridad la echó en el primer carro que encontró y
después no supo en cuál de ellos fue”.
• Soldado de Infantería Eusebio Garza: “…de la 2/a.
Compañía de Monterrey declaró que su capitán era D.
Pablo Gómez y que estaba colocado a la izquierda el día
29 que manifestó que para cuando ya él se dispersó ya no
había nadie de su compañía y que su arma se la recogió la
primera autoridad política de la ciudad de Linares, quien
le dio un certificado el que dice haber entregado al Sr.
Srio. de Gobierno D. Jesús Garza González”.
• Soldado de Caballería Manuel Rodríguez: “…declaró
que su capitán era D. Pablo Gómez y que se encontraba
colocado en el punto del Peñón a la izquierda el día 29 y
que viéndose solo en la dispersión o retirada que hicieron
él hizo lo mismo, tocante a su arma dijo que con motivo del
cansancio que traía se la dio a un soldado de la compañía
de Morelos para que se la trajera quien después ya no lo
pudo alcanzar y con esto la perdió dejando en el campo su
caballo ensillado”.
• Soldado de Caballería Antonio Sáez: “…declaró que se
encontraba enfermo en la campaña, y que le comunicó a su
jefe la enfermedad que adolecía para ver si lo consideraba
quien no lo consideró y entonces éste lo que hizo fue
desertarse de las filas largándose del punto de la hacienda
potosina a fines del mes de mayo”.38
No fueron menos los testimonios que rindieron los guardias
nacionales de la villa de San Buenaventura dispersos de Ahualulco,
527
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
habían salido en tres fechas distintas sumando en total 55 guardias
nacionales con sus respectivos oficiales:
15 de mayo a las órdenes del capitán Feliciano Valenzuela, total 42
1 de julio a las órdenes del teniente Vicente García, total 6
17 de julio a las órdenes de Ignacio Sánchez, total 7
De todo el contingente de San Buenaventura en su mayoría
regresaron, sólo se sintió una ausencia la del capitán de la fuerza “…y
faltar solamente el Sr. Capitán D. Feliciano Valenzuela que se sabe quedó
en el campo de Ahualulco”.39 Las declaraciones que dejaron asientan:
• Maximiano Estrada, “Que no ha hecho entrega de las armas y
cartuchera que se le reclama porque habiendo sido uno de los
dispersos el 29 de septiembre en la acción de Ahualulco y por
consiguiente del azar de la guerra tenido y hacer su camino
hasta este lugar sin recurso de ninguna especie careciendo
aun de lo necesario para la vida le fue preciso para procurarse
alimentos vender ambas cosas y ésta es la causa por que no las
ha entregado antes”.
• Desiderio Castro: “Que la arma que se le reclama se la robaron
en el camino y que la cartuchera le fue preciso venderla para
proporcionarse alimentos para la vida y que por esas causas no
puede cumplir con la prevención que se le hace”.
• Perfecto Terrazas: “Que al marchar con el ejército se presentó
voluntario y prestó al estado sus servicios costeando montura
propia por todo el tiempo de la campaña, la cual perdió lo mismo
que la bolsa y el polvorín en la acción de Ahualulco y que el
caballo en que remontó en el camino llegó en tan mal estado
que no daba esperanzas de vida y lo vendió en cinco pesos por
necesidad de auxiliar su familia que en esos días sufría suma
escasez por causa de no haber recibido sus socorros”.
• Jesús Flores Falcón: “Que la montura que se le refiere no
merece tal nombre porque es un fuste leñero que le compró
por un peso, al salir de la hacienda de Sierra Hermosa a un
hombre que encontró en ella razón porque la considera de
su propiedad, que esta compra sucedió delante de Manuel
Garza, pues la montura perteneciente al estado y el caballo
que portaba el declarante se quedaron en el campo de la guerra
del Ahualulco, lo mismo que toda la ropa de su uso y que
disperso vino pie a tierra y algunos ratos a la grupa de algunos
528
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
compañeros hasta este lado de la hacienda del Peñón Blanco,
donde D. Ignacio Sánchez le prestó una mula de su propiedad,
en la que cabalgó hasta la hacienda de Illescas en donde el Sr.
Coronel D. Indalecio Vidaurri le proporcionó el caballo que
tiene entregado a la autoridad”.
• Manuel Garza: “Que aun cuando es cierto que en la hacienda
de Buenavista apareció después de la dispersión de Ahualulco
montando en un caballo bayo, éste por la fatiga del viaje y
lo viejo que era apenas le sirvió para llegar a Castaños en la
jurisdicción de Monclova en donde tuvo que dejarlo al cuidado
de un pariente suyo siguiendo el camino pie a tierra hasta esta
villa de su residencia. […] Que por lo respectivo a la montura,
todos los señores del jurado están satisfechos y les consta, que
vino a pelo hasta este lado de la hacienda de Gruñidora en que
el sargento Gabino Neira le prestó un fuste viejo que había
comprado en un peso…”.
• Andrés Garza “el negro”: Que no recibió ninguna carabina de
Sharp, pero que la que recibió como soldado la perdió en la guerra
de Ahualulco y viniendo en junta de otros dispersos sin arma, un
soldado de Santa Rosa le prestó un rifle de Mississipi, que traía
demás del que le correspondía, el cual le entregó luego que se
acercaron a Monclova, y por estas causas no puede presentar la
carabina que se le pide”.
• Sargento 2/o. Leonardo Sánchez: Que la montura que se le cita
no era perteneciente al estado, porque de su peculio la compró en
la hacienda del Peñón Blanco después de los acontecimientos de
Ahualulco como lo probará y además que no existe en su poder,
porque como cosa suya la vendió en cuatro reales luego que llegó
a este lugar. Que por lo respectivo al caballo lo mismo lo vendió
considerándolo como suyo propio en razón de que el Sr. Gral. se
lo donó en Buenavista como lo probará”.40
En la villa de Lampazos al norte del estado, el juez local Francisco
Zuazua daba cuenta al gobierno del estado de la situación de sus guardias
nacionales después de penosos meses de presencia en el interior, uno de
ellos el soldado Francisco Naranjo, había sido herido en Ahualulco:
529
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
•En campaña
Soldados: Pedro Salas y José María Godoy
•Muertos:
Alférez D. Manuel María Castañeda
Sargentos primeros: Matías Flores y Manuel García
Sargento 2/o. Ramón Cisneros
Cabos: Jesús Guevara, Gregorio Cortez, Mariano Bustamante y José Santos
Soldados: Juan Antonio Flores, Antonio Guevara, Jesús Sillas, Eufrasio Mata y
José Bustamante
•Heridos:
Sargento 1/o. Demetrio Casas
Cabos: Pedro Vázquez y Felipe Flores
Soldados: Francisco Naranjo, Benito Martínez, Miguel Garza Cárdenas y
Prudencio Torres41
En la parte poniente del estado, en la villa de Cuatro Ciénegas,
también se formaba según la orden del gobierno el juzgado militar para
conocer de los casos de desertores, aun de aquellos que no alcanzaron a
concurrir al hecho de armas de Ahualulco, resultando los que se presentaron
ante el mismo juzgado:
•Soldado Nabor Quintero: “…que es vecino de la villa del Sacramento
jurisdicción de esta villa y soldado de la guardia perteneciente al escuadrón
de D. Feliciano Valenzuela y que el día 9 del mes de junio se desertó de la
Rinconada en unión de Raymundo Frausto también soldado del pueblo de
Nadadores, […] …que de la marcha se desprendió de sus filas, y que el caballo
lo recibió D. José Cepeda, vecino de la villa del Sacramento quien lo puso a
disposición del comandante del cantón del partido de Monclova y la silla la
tiene recibida la primera autoridad de esta villa por conducto del encargado de
la villa del Sacramento y la carabina la tiene D. José Cepeda con cartuchera y
baquetón y sólo el escobellón y desarmador se le perdió”.
• Soldado José Zertuche: “…que pertenece a la guardia y que salió de esta villa
con el alférez D. Miguel Valdés a incorporarse con el Sr. Blanco y que estando
en el Saltillo hizo presente que estaba enfermo y no habiéndole oído se salió
del cuartel del Saltillo dejando ahí todos los útiles del gobierno desde caballo,
silla, rifle y fornitura”.
• Soldado Santiago Fernández: “…que salió de esta villa a unirse con la gente
que llevaba D. Ramón Múzquiz [Castañeda] a incorporarse con el ejército del
Norte y que en los primeros días del mes de octubre se desertó de este lado de
Jesús María […] que el rifle se lo quitaron unos hombres desconocidos al pasar
530
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
por el Jaral y la fornitura la vendió con sus respectivas balas y pólvora y más un
jorongo, pantalón y blusa la distribuyó en su servicio […] que venía junto con
unos americanos que venían del Saltillo”.
• Soldado Refugio Falcón: “…vecino de la congregación del Rosario […] que era
soldado y pertenecía al escuadrón del comandante D. Feliciano Valenzuela y
que el día 26 de septiembre se desertó del campo de Ahualulco y el motivo fue
que carecía de socorro”.42
El fatal regreso de Vidaurri, su diezmada fuerza y el derrotado
primer círculo, será rápido, el 2 de octubre estaban en la hacienda de
Sierra Hermosa del estado de Zacatecas y desde Agua Nueva ya en
Coahuila, el abogado y Coronel Ignacio Galindo Torralba da cuenta
del tránsito a su tío, el jefe político de Monclova Ramón Múzquiz:
Agua Nueva, octubre 5 de 1858.
Mi querido tío y señor:
Don Santiago debe llegar hoy a este punto con la mayor parte de la fuerza que
viene a las órdenes de Zuazua, Zaragoza y demás jefes. Se ha perdido es verdad,
pero si bien reflexionamos sólo es el tiempo el que tenemos que llorar.
Los mochos esté usted seguro que no han de entrar a nuestro estado, Monterrey y
los otros pueblos se levantarán en masa; nos conviene ahora proceder con mucha
energía y actividad recogiendo los caballos y armas que llevan los dispersos que
son muchos y han venido robando multitud de bestias.
Que no quede uno de los dispersos con las armas, monturas, ni caballos mientras
se dispone lo conveniente y volvemos a la carga.
Un yerno de don Feliciano lleva ésta me ha prometido llegar pronto y en verdad
que importa para que usted ordene lo relativo a este encargo que le hago.
También es interesantísimo que luego ponga un extraordinario a Río Grande se
haga lo mismo que digo a usted porque salga el correo en el acto y con violentismo,
de otro modo tanto ladrón se pasa al otro lado con sus robos y nada, nada puede
el estado aprovechar en estos días de prueba que el cielo nos ha mandado.
Órdenes semejantes a ésta dictará el gobierno, pero para cuando lleguen a esa
confío en que estarán cumplidas, pues no hay tiempo que perder.
Soy su afectísimo sobrino.
Ignacio Galindo.43
La preocupación del licenciado Ignacio Galindo es muy
comprensible, era grande la operación que el gobierno de Nuevo León y
Coahuila realizaba en Estados Unidos para la adquisición de armamento,
él por su parte seguiría el camino hasta Veracruz para informar con detalle
al Presidente de lo ocurrido.
531
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
El prefecto político Ramón Múzquiz, el día 7 autorizado por el
gobierno del estado nombraba jefe militar de la región al capitán de
artillería Juan Antonio Salas en lugar de Ramón Múzquiz Castañeda
su hijo “…por haber marchado a la campaña del interior…”.44
Una madre preocupada como muchas en los pueblos del norte
era María de Jesús Seguín, quien desde Monterrey le envía una breve
carta a Vidaurri preguntándole por sus hijos Ignacio y José María:
No puede U. figurarse la consternación y sentimiento que recibí el día de ayer
cuando supimos por un extraordinario la fatal redota que sufrió el Ejército del
digno mando de U. a inmediaciones del pueblo de Ahualulco, por tan terrible
acontecimiento le doy el debido pésame, y le suplico a nombre de la justicia y
humanidad se sirva por un efecto de su bondad comunicarme cuál ha sido el fin
de mis hijos en esa jornada desgraciada, pues debe U. contemplar Sr. Gral., cuál
será la crítica situación en que me hallo a la vez que no he tenido ni la más leve
razón de ellos, ni de mi hijo político [Ignacio] Morelos.45
El propio Ramón Múzquiz en Monclova interpretando la carta
que Galindo le había enviado de Agua Nueva, pone pronto en marcha
las recomendaciones a los alcaldes de la jefatura política, así le escribe
a Miguel Lobo de Monclova:
No cabe duda que una parte del Ejército del Norte por uno de esos azares
de la guerra, fue dispersado el día 29 de septiembre próximo pasado en
Ahualulco por multiplicadas fuerzas con que atacó el faccioso Miramón, según
se impondrá usted por la copia adjunta de la carta que desde Agua Nueva me
dirige con fecha 5 de este mes el señor coronel don Ignacio Galindo; pero
refiriéndome a lo que dije a usted por mi comunicación de ayer relativa a
este malhadado suceso, será más retardada la conquista de los principios
democráticos, considerando esa eterna verdad, que el pueblo que quiere ser
libre lo es, por lo mismo es de suma importancia que los objetos de guerra que
a costa de grandes sacrificios del estado se pudieron acopiar, no se extravíen,
y conformándome con la recomendación del señor Galindo, vuelvo de nuevo
a prevenir a usted que auxiliándose de los vecinos principales de ese lugar
no omita providencia ninguna para recoger las armas, municiones, caballos,
monturas y demás equipos que los dispersos traen del gobierno y a más las
bestias mulares y caballares que se tiene noticia se han traído del tránsito… 46
En el bajío y lejos de los acontecimientos recientes, el General
Miguel Blanco continuaba su marcha separadamente del derrotado
Ejército del Norte al que no llegó a auxiliar, llegando al punto de
532
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
Acámbaro el 5 de octubre apenas unos días después del desastre de
Ahualulco, ahí supo con detalle el asunto de la derrota, según consigna
citando a Juan de Dios Arias el propio Blanco en sus Rectificaciones
Históricas, lugar donde se reunió con Mariano Escobedo y otros jefes:
En esa junta se acordó invitar al general Blanco a que no marchase al norte sino
a Toluca, y esto se acordaba casi enfrente de aquella población, en momentos
en que el general Pueblita se incorporaba con quinientos hombres.47
Antes y a partir de los hechos adversos de su ejército de origen,
Blanco escribe en su texto aclaratorio que se había separado de Vidaurri
con el permiso de Juan Zuazua para operar en Michoacán, movimiento
que el caudillo no aprobó, que era de su deber no acatar las órdenes
superiores cuando algunas de ellas eran la de solicitar rescates de
personas de posibles en las poblaciones, argumentando que “…cuando
abrimos la [guerra] de la Reforma me hice el propósito de ponerme fuera
de su dependencia en la primera oportunidad que se me presentara, sin
rebelarme contra su autoridad ni enajenarme su confianza, para que
esto no fuera a perjudicar a la causa que defendíamos”.
Blanco cuidó en apariencia las formas antes y después de Ahualulco,
pero es conveniente analizar que sus Rectificaciones Históricas las
escribía trece años después de los hechos, expresando con su lenguaje
una precaria situación económica y política, además de lo que en 1860
fue su abierta pugna contra Vidaurri como luego se verá.
La experiencia de Miguel Blanco con el centro, occidente y bajío
del país, altern ando con la élite militar y política formada por liberales
de esos entornos, lo motivó para su separación del caudillo, ya lo
había hecho años antes en su entorno local, al plegarse el gobernador
Vidaurri en contra de los intereses económicos de su tierra natal y en
particular de sus parientes los poderosos Sánchez Navarro, por qué no
había de hacerlo nuevamente, como así lo verificó en lo posterior en
más de una ocasión, causa que con el correr de los años motivó incluso
un enfriamiento con el presidente Benito Juárez por desavenencias
en su tiempo de ministro de guerra y su conducta política durante
la Intervención Francesa en que llegó incluso a entrevistarse con
Maximiliano a instancias de Carlos Sánchez Navarro, el emperador le
ofreció un cargo militar en el norte, el cual rechazó y tiempo después
fue hasta Paso del Norte y acompañó a Juárez hasta Zacatecas durante
su regreso, pero al ver que su presencia no era bienvenida en el entorno
juarista ni sus peticiones atendidas, se unió a una fuerza liberal y
hallándose luego en el sitio de Querétaro fungió como secretario del
533
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
General Mariano Escobedo, sin que le fueran jamás indemnizadas
las pérdidas que sufrió en la hacienda del Chamal que tenía en
arrendamiento en jurisdicción de Santa Bárbara al sur de Tamaulipas,
motivo de su reclamo tanto a Maximiliano como a Juárez.
Siguiendo la narración de los sucesos posteriores a la batalla,
como es de suponerse Miramón volvía a la capital potosina con todo
el aire de triunfo, el periódico de ese departamento, como llamaban
los conservadores a los territorios del país, vertía el día 6 algunas
impresiones sobre el combate de Ahualulco, muy al estilo de un
tiempo de guerra, entre acérrimos enemigos y en el lenguaje que los
conservadores usaron para retratar a los liberales decía:
El día 29 del presente año, será uno de los días más gloriosos que registre la
historia de México será de eterna remembranza: porque fue el día señalado por
Dios para que su inflexible justicia cayera sobre los bandidos que infestaron
esta ciudad: esos valientes fronterizos, esos modestos blusas, esos rifleros
invencibles, como ellos se apellidaban. […]
Es cierto que sus posiciones eran formidables, que estaban sostenidas por
numerosos soldados, que tenían un tren copioso, y parque adquirido en
los Estados-Unidos a precio de la traición, y que se hallaban defendidas
por formidables fortificaciones; […] Risa da leer las fanfarronadas de los
fronterizos y de su capitán el viejo Cíbolo ¿Qué se hicieron esos atletas de la
libertad, cuyas balas alcanzaban a más de treinta leguas? […] ¿Por qué no os
apoderasteis de sus piezas de artillería con vuestros certeros rifles, y que no
podíais triunfar con ellos y con vuestras pistolas de seis tiros? […]
Nada entendemos de ciencia militar, pero hemos ido al campo de batalla después de
la victoria que obtuvieron nuestros valientes y sufridos soldados, y hemos visto que
las posiciones ocupadas por los facciosos, enemigos del orden, eran verdaderamente
formidables, consistiendo en cinco o seis líneas de fortificación, defendidas
por lomas y cerros asperísimos y muy quebrados, en donde las baterías y tropas
colocadas hubieran hecho terrible estrago, si hubieran estado mandadas por jefes
inteligentes y valientes Algunos dirán que esto es pericia militar de parte los blusas
en escoger su campo y nosotros creemos que esa posición sólo la han encontrado,
como el ladrón que no sabe batirse más que con superioridad absoluta sobre el
infeliz viajero a quien desvalija, […]
De pronto, la capital de este rico departamento, ha palpado el inmenso júbilo en que
se han recibido las faustas noticias del completo triunfo obtenido por el Ejército de
las garantías; se ha sabido la buena nueva a las dos de la mañana del día treinta del
pasado, y desde esa hora todo ha sido contento y alegría, animándose una población
antes mustia y abatida, y que se consideraba infamada por la inmunda planta del
salvaje blusa, que tiene todos los vicios de la barbarie y la civilización.48
534
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
Entre los generales conservadores vencedores de Ahualulco, se
encontraba, como se ha narrado en el transcurso de la guerra y de esa
batalla, el general Leonardo Márquez, para quien el trato con los fronterizos
no le era del todo desconocido, había acompañado a su padre el capitán
Cayetano Márquez en la toma de Tampico en 1829 y al año siguiente era
admitido como cadete de la compañía presidial de Lampazos a la que su
padre pertenecía,49 ámbito muy familiar de su oponente en Ahualulco el
caudillo del norte Santiago Vidaurri, quien en 1830 año en que Márquez
vivió en Lampazos, se desempeñaba como pagador de la compañía
presidial asentada en esa población,50 después de 28 años Vidaurri se
llevaba la derrota mientras Márquez se ganaba la Cruz de Ahualulco. De
aquel origen militar en el norte, el mismo Márquez marcando la diferencia
de su carrera militar con la de Miramón escribió:
Yo comencé mi carrera militar de cadete de la compañía permanente de
caballería de Lampazos en la frontera del norte el mes de enero de 1830, antes
que naciera Miramón, que vino al mundo en 1832. Es decir, que yo tenía más
años de soldado que Miramón de vida.51
De la experiencia de Márquez durante lo de Ahualulco, en carta
particular escribió:
Logramos al fin que los bandidos del norte con Vidaurri a su cabeza nos
esperasen en una posición extremadamente fuerte: posición que escogieron,
que estudiaron y que fortificaron a todo su sabor y contento. En ella se creyeron
invencibles, ya por su número, ya por los elementos con que contaban: seis
mil y tantos hombres con treinta y dos piezas y en unas alturas escarpadas
y rodeadas de profundos barrancos; sin embargo de todo esto, tuvimos la
gloria de vencerlos, alcanzando un triunfo completo, y de un resultado que U.
comprenderá mejor que yo.
Tocóme en suerte dirigir las columnas que asaltaron decididamente estas
posiciones formidables, que fueron tomadas a la bayoneta en medio de un fuego
vivísimo de fusil y cañón que hacía caer a muchos de nuestros valientes, pero
que no hizo desmayar ni un solo punto a los restantes, desalojando al enemigo
de todas partes, tomándole su artillería y poniéndolo en completa fuga.
Es una batalla la del 29 que honrará a las armas del gobierno supremo y al
ejército mexicano, como no la ha habido hace algunos años y que ocupará un
lugar muy distinguido en nuestros anales militares. 52
Muchos Años después, el mismo Leonardo Márquez escribió
sus recuerdos sobre las guerras de Reforma y de la Intervención
535
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
Francesa que anteriormente hemos citado, muerto Miramón que no
podía defenderse, Márquez se atribuía el mayor logro en Ahualulco
fustigando lo escrito por Ramírez de Arellano el apologista de Miramón
el Joven Macabeo:
En septiembre del mismo año[1858], siendo yo ya general efectivo, dimos los
dos reunidos la batalla de Ahualulco, que yo gané mal que pese a Arellano; el
gobierno dio a Miramón el premio que a mí me correspondía y se encontró
sin saber cómo de general de división. Sólo desde entonces me mandó, primero
por la diferencia de empleos y después como presidente de la República.53
Un aspecto poco tratado de esta guerra fueron los médicos al
servicio de las campañas, el Ejército del Norte llevaba varios entre ellos
algunos extranjeros, los que integraron ese servicio con ambulancias
a su disposición en Ahualulco, el Dr. José Ignacio de la Garza García,
fue el subinspector de la sección médica.
A partir de los acontecimientos fatales sucedidos en septiembre
de 1858, la noticia del desastre de Ahualulco se conocía a cuenta
gotas en otras áreas de Nuevo León y Coahuila, sólo los avances de
los dispersos empezaban a dar idea a las autoridades de los pueblos
de lo que había acontecido, en Monclova el prefecto político Ramón
Múzquiz daba cuenta de la dispersión, pero también de la duda,
aquí cabe mencionar que el mismo 7 recibía Múzquiz la carta de su
sobrino Ignacio Galindo:
En la mañana de hoy se han presentado los soldados de guardia nacional Juan
González y Tomás Castellano diciendo son dispersos del ejército del Norte
que han sufrido un descalabro en el pueblo de Ahualulco, cuya noticia si fuere
cierta no haría más que retardar por un tiempo la conquista de los principios
democráticos que contrarían los reaccionarios, conviene que U. auxiliándose
de los vecinos de esa hacienda [Castaños] especialmente del teniente D.
Telésforo Fuentes ponga inmediatamente una partida de seis hombres
montados y armados en observación de los puntos por donde puedan venir
algunos otros dispersos o desertores para que sean conducidos a esta ciudad a
fin de averiguar la verdad y además de recogerles las armas, caballos y demás
prendas del gobierno.54
Otro oficio remitido con urgencia el 8 de octubre esta vez por
Faustino Pulido el alcalde de Candela y dirigido al secretario de gobierno
da cuenta cómo de manera inesperada se enteraban de la derrota:
536
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
Ayer al ponerse el sol, pasó por la plaza de esta villa, el guardia nacional
Antonio Cárdenas y otro que lo acompañaba pertenecientes a Lampazos,
bien montados, armados y con bestias estirando, a quienes pregunté de dónde
venían y Cárdenas me contestó que de San Luis, que había sido derrotado
todo el ejército del señor Vidaurri por las fuerzas de Miramón en el punto
de Ahualulco y según las noticias recibidas por varios vecinos, en la misma
tarde pasaron por las calles del pueblo y por los solares cosa de veinte y tantos
soldados también de Lampazos todos con rabiates de caballos y dando la misma
noticia de la pérdida; y en el acto que supe que Juan Valdés y Nicolás Tijerina
se hallaban en sus casas los mandé aprehender y en los cargos que les hice,
dijeron que fueron derrotados por las fuerzas contrarias, que todo el ejército se
dispersó y que vienen en camino los demás soldados de varios puntos y como
esta autoridad ignore lo cierto de este acontecimiento, que por otra parte al ver
que estos hombres derrotados vienen bien montados con caballos de remuda y
alguna ropa, dispuse poner presos a los expresados Valdés y Tijerina…55
Otro de los resultados que trajo aquella mala experiencia
para los soldados de Nuevo León y Coahuila, fue el que de manera
particular experimentó el prominente vecino de la villa de Guerrero
en las márgenes del río Grande y empresario emergente, Evaristo
Madero, según la interpretación que del momento hace el investigador
Manuel Guerra de Luna:
Definitivamente la milicia no estaba en su proyecto de vida y nunca volvió
a tomar parte en una contienda de tan grandes proporciones. Por más
que Vidaurri intentara inmiscuirlo en sus proyectos beligerantes, el líder
fronterizo estaba determinado a continuar con sus negocios, pues si había un
coahuilense con ventajas para dedicarse al negocio en esa franja fronteriza
era Evaristo Madero Elizondo, y ello por varias razones. En principio, era
de esperarse que un hombre güero, alto y de ojos azules, con un semblante
marcial y don de mando sería bien recibido en una sociedad tan racista y
cerrada como la de Texas, más aún cuando los mexicanos en general eran mal
vistos en esa entidad, por lo que su estampa, sin duda, lo beneficiaba. Además,
los comerciantes texanos conocían la influencia de Madero en la política del
estado de Nuevo León y Coahuila, y, aunado a ello, Evaristo había demostrado
ser un comerciante confiable, una persona que sabía defender sus intereses,
lo cual valía mucho en un mercado donde era común el fraude, la corrupción
aduanal y los asaltos en los caminos. 56
La búsqueda de culpables por la derrota sufrida a inmediaciones
del pueblo de Ahualulco, era referenciada en el editorial del Boletín,
537
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
por noticias que llegaban a Monterrey, en ellas se aseveraba que la
mañana del 29 aparecieron cuatro piezas de artillería clavadas, como
lo establece el coronel Manuel Valdés en la crónica de los hechos
anteriormente citada, lugar por donde entró el enemigo, señalando
también al español Florentino Albo, como probable conspirador desde
que el Ejército del Norte estaba en la ciudad de San Luís Potosí y por
haber visitado el campo días previos al combate.57
El señalamiento directo de Vidaurri en la causa que como hemos
visto se le formó a Jordán y Albo, seguida esta última por Lázaro Garza
Ayala y la de Jordán por el abogado Pedro Dionisio de la Garza y Garza,
establecía lo siguiente entre otras cosas:
…primero que un español Cajén a quien don Rufino Lavín dejó encomendados
sus negocios en la villa de Viesca resultó en San Luis y se le vio con frecuencia
paseándose con el teniente Lauro Núñez; desapareció pocos días antes de la
llegada de Miramón y después se supo que venía entre sus filas; segundo que un
español Riestra prisionero en Zacatecas como sargento de artillería y ascendido
en San Luis a subteniente de la misma arma por haberse portado bien en la
toma de aquella plaza desertó uno o dos días antes de ser evacuada por mí y
también se supo que venía con Miramón. Evidentemente estos hechos hablan
contra el coronel Jordán y teniente Núñez.58
Lauro Núñez el queretano y militar artillero que se había
integrado a las filas constitucionalistas y participado en la toma de
Guadalajara, Atequiza e Irapuato, será en las declaraciones de los
oficiales y participantes indiciados en lo de Ahualulco uno de los
más señalados por haber clavado unas piezas de artillería como se ha
mencionado y así lo referirán los declarantes.
Las reflexiones sobre el suceso fueron abordándose en la medida
que los días pasaban y la causa mandada hacer por el gobernador
continuaba, la justificación de su derrota era afanosamente buscada,
en ese contexto se aportaron nuevos datos, aunque es conveniente
analizarlos con detenimiento porque para finales de octubre su objetivo
era muy claro: justificarse. Santiago Vidaurri sostiene en la causa que
citamos, que Jordán desobedeció una orden suya respecto de donde
acomodar la artillería:
No haber recibido ni escuchado bien a mis ayudantes cuando le iban a
comunicar alguna orden, y el haberme dicho el día 27 de septiembre por la
noche, que él no colocaba sus piezas de artillería sobre la loma por denotar
eso miedo, a la vez que yo le manifestaba que en la línea existía un punto en
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Licenciado Lucas Martínez Sánchez
donde podía colocarse ventajosamente la artillería; y aunque al día siguiente,
después de visto por él el punto de que le hablaba en la noche anterior, convino
en que era inmejorable, no colocó la artillería en el lugar que le previne, que fue
al comenzar el descenso occidental de la loma, sino que la situó concluido el
descenso oriental a gran distancia del punto por mí determinado personalmente,
faltando así a sus deberes y cometiendo un acto de insubordinación complicado
con sospechas de inteligencia con el enemigo…
Haber dispuesto que el día 28 por la noche los carros que cargaban los
pertrechos de guerra se colocaran con dirección al Ahualulco, cuando estaban
colocados hacia Espíritu Santo…
No haber situado el parque cercano a las baterías, como se le previno, en la
parte occidental de la loma que cubría la retaguardia de la línea de batalla,…
El haber colocado la artillería después de concluido el descenso oriental
de la loma en cuyo descenso occidental se mandó situar, poniendo con esa
colocación de blanco a las piezas y a los artilleros, aislándolos de la línea de
batalla, y colocando las piezas a tan corta distancia unas de otras que no podían
girar, contraviniendo así las reglas del arte.59
Otras de las declaraciones, las rendidas a su vez por algunos jefes
y oficiales, nos aportan más elementos sobre los momentos claves de
la batalla, si bien el número de declarantes fue extenso, citaremos sólo
a algunos de jefes y oficiales para conocer su experiencia en la batalla,
tomando en cuenta que lo hacían en octubre de 1858 movidos por la
idea política de Vidaurri de ubicar responsables y buscar culpables con
nombre y apellido, lo vertido en las declaraciones por los subordinados
de Vidaurri, serviría para acusar directamente a Jordán, Albo y al
artillero Núñez de conspiración.
• Declaración de Juan E. Guerra,60 Jefe de División:
…el 28 cuando se avistó al enemigo por la izquierda, se colocó con su gente
en un puerto que hacen dos lomas, por el lado izquierdo de nuestra línea; que
sobre esta misma línea avanzó hasta cerca de la punta de la loma de la izquierda,
permaneció en ella hasta las nueve de la noche del mismo día en que comenzó a
moverse para el puerto expresado, en el cual estuvo hasta el término de la batalla.
…que el 28 por la mañana se presentó el Sr. Jordán y le dio orden para que
colocara una batería en el puerto, y cuatro obuses de a 36 en la punta de la loma
de la izquierda de que ya ha hablado. Que poco después el mismo Sr. Jordán
condujo a la punta de la misma loma la otra batería, habiendo puesto en el puerto
la batería que llevaba el nombre de 6ª…
539
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
…sólo sí le consta que ningún parque había por el lado occidental de la loma,
pues si lo hubiera no les hubiera faltado como les faltó en los momentos en que
el enemigo dio la carga.
…que después de haberse suspendido los fuegos por una y otra parte, al oscurecer,
estando en la punta de la loma se le presentó el teniente Lauro [Núñez] llorando
y borracho quejándose de un golpe de una piedra en la espalda, y dijo al que
habla “Señor por qué permite U. que nos pongan aquí de carnada al enemigo
estando flanqueados por él…” Que Lauro se aquietó un poco y el exponente se
fue al puerto a recorrer la línea y cuando volvió, media hora después, encontró ya
las piezas enganchadas, por lo que reprendió al capitán Dn. Victoriano Cepeda
de la primera batería y al capitán Revilla de la quinta quienes se disculparon
manifestándole que el teniente Lauro les había dicho que él que habla les había
dado esta orden, que por conducto de el se comunicaba, que entonces les dijo que
era una falsedad, y les mandó poner las piezas en batería.
…que el que expone cosa de las diez de la mañana habló con el Sr. Coronel Dn.
Juan Zuazua, le hizo presente la maldad e infracción de Lauro y le suplicó lo
mandara aprehender para fusilarlo a presencia de la tropa en el mismo sitio
en que estaban las baterías a fin de que aquella se moralizara… 61
• Declaración del Capitán de artillería Martín Méndez:
… que se halló en efecto en la batalla, y militó a las órdenes inmediatas del
jefe de división Don Juan E. Guerra, habiendo permanecido en el puerto, que
forman dos lomas con la 6ª batería que mandaba, desde la 8 de la mañana del
día 28 hasta el día 29 que se concluyó la batalla.
…se presentó Jordán por tres veces de las cuales sólo una se estaba batiendo
la artillería, y aun entonces permaneció por un momento, y le dijo al que
habla que se le comunicaran las novedades que ocurrieran, de manera
que, a su juicio, ya por apatía o porque andaba muy tomado, descuidó
notablemente sus deberes.
…sólo puede asegurar con verdad que la 1ª y 6ª baterías estaban colocadas en
la mesa del puerto, donde podía obrar con facilidad la batería que mandaba
el declarante… […] aunque sí se veía claramente que la principal batería de
obuses, que era la 5ª, fue colocada en la parte oriental de la loma de la
izquierda del puerto, en el descenso que aquella hace, por lo que sucedía con
frecuencia que las granadas de la artillería enemiga que no caían en las piezas,
iban a caer en la cumbre del descenso, se rodaban y casi siempre reventaban
donde estaban los artilleros, que tal posición era sumamente mala, como lo
conocían aun los que carecían de conocimientos en la materia.
…que el día 29 en la mañana mandó traer parque para su batería al capataz
de la misma, y se lo trajo ya confundido, pues sólo resultaron unas dos cajas
540
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
buenas de ocho o diez que llevó; que más tarde y en los momentos más
críticos del combate mandó al mismo capataz a traer más parque pues ya no
le quedaban más que diez tiros por dotación a cada pieza, y cuando volvía
ya era tarde porque consumidos los diez tiros por más que pausadamente se
emplearon, le fue necesario retirarse con los artilleros hasta el cerro inmediato
que está sobre la derecha; y que respecto de la persona que ocasionara la
confusión parece que deba ser la que llevaba el carácter de guarda parque,
que era el Sr. Capn. Dn. Jesús Reyna, que el capataz de que ha hablado se
llama Mariano Carvajal.
…cuando el Sr. Coronel Dn. Juan Zuazua le mandó enganchar las piezas para
un movimiento, le dijo a su ayudante que aquéllas estaban enganchadas pero
que no podía moverse si no era con orden del Sr. Jordán.62
• Declaración del ayudante Ignacio González:
Que efectivamente del orden del Sr. Jordán se ocupó el día 25 en ir a conducir
parte de los carros a un camino que había abierto Dn. Juan Zuazua, y que
toda la noche del dicho día se ocupó en esta operación, que es efectivo que el
ayudante francés del Sr. Jordán le comunicó el llamado del Sr. jefe de división:
que le mandó decir por primera vez el motivo que lo detenía allí; pero que
habiéndole insistido con su llamado, dispuso mandar cuatro carros de parque
con el mismo francés, y el que habla, volviendo a los carros, y tomando dos
cajones de estopines porque conocía que faltaban en las baterías, volvió al
camino donde estaba el parque, dejó ahí uno de aquellos cajones, para andar
más ligero, y se encaminó con el otro a las posiciones que ocupaba con la
artillería el jefe de división; pero que para cuando él llegó ya no era tiempo,
porque observó que el enemigo ocupaba dichas posiciones, por cuyo motivo
los cuatro carretones de parque que había mandado supone que tampoco
llegarían. Que lo que dice en la cita que contesta de que el declarante le había
mandado decir con el francés al Sr. Guerra que el Sr. Jordán disponía que
nombrase otro ayudante en su lugar, no pasó así y puede ser una equivocación
del francés, que entiende poco el español, porque lo que le dijo fue que se
fuera con los carros y que él iría dentro de poco; pues se disponía a traer los
estopines de que ha hablado.63
• Declaración del Comandante de Escuadrón José Gutiérrez:
…que en efecto en San Luis en la casa contigua al Bazar donde vivió el Sr.
Gral., presenció en unión de otros muchos que allí se hallaban, cuando
el Sr. Jordán hizo la reprobación de que habla la pregunta [el traslado de
la fuerza a la Parada], al grado de haberle dicho al Sr. Gral. que era una
541
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
cobardía abandonar al enemigo la plaza, y dejar en su poder los recursos que
contenía, dándole ventaja sobre el Ejército del Norte, que también observó
el declarante en los días de la batalla que con motivo de una orden que dio
el Gral. para que se colocasen unas piezas en una altura dominante por
donde precisamente flanqueó el enemigo nuestras tropas, se incomodó el Sr.
Jordán diciendo que era mucha cobardía subir las piezas tan elevadas, que él
estaba impuesto a batirse en campo raso, que esto dio motivo a que el Gral.
lo reprendiera agriamente, y a que le dijera que era insufrible que no se podía
tratar con él con lo que se humilló el Sr. Jordán, habiendo pasado todo esto
en la tienda de campaña del Sr. Gral.
…que en efecto le consta que hubo confusión de parque a que se refiere esta
pregunta, porque el Sr. Jordán mandó el día 28 que se sacara de los carros
parque de todos calibres y se fuera colocando en un camino que abrió el Sr.
coronel Zuazua inmediato al cañón, a donde se trataba de formar el necesario,
y que los carros con el resto del parque contramarcharan para el Ahualulco,
cargando tres de aquéllos con parque de todos calibres; que con este motivo,
estando el Sr. Jordán con el Sr. Gral. y otras personas en el camino de que se
ha hablado el declarante le manifestó al Sr. Jordán, que sería muy bueno que
no se hiciera la confusión de parque de varios calibres en los tres carros, pues
le parecía más conveniente que cada carro llevara parque cuando más de dos
calibres; que la mira del declarante fue evitar el trastorno que se vio después,
pero que el Sr. Jordán le contestó simplemente “yo sé lo que hago”.
…que le consta que fue dada la orden [para que se colocaran tres obuses en la
parte occidental de la loma que ocupaban para que no estuviera a la vista del
enemigo]…que le consta que fue dada la orden, y que no se cumplió con ella,
pues que los obuses fueron colocados en el descenso oriental sirviendo de
blanco al enemigo, que por tal motivo causó muchos estragos en aquel punto.
…que todo lo que sabe de los pormenores de esta pregunta [la relación de
Cajén con Lauro Núñez] es que eran muy amigos Lauro y Cajén, y que
fueron compañeros en tiempo de Santa Anna en la artillería, lo cual le
comunicó el mismo Cajén en esta ciudad [Monterrey] cosa de un mes antes
de la salida de esta capital del Sr. Gral. en Jefe, y que también le consta,
porque lo vio, que el español Cajén se hallaba en San Luis antes de marchar
el ejército para la Parada.64
• Declaración del Capitán José Dupeyron:
…que le consta que la orden fue dada para cambiar las piezas de artillería] en
los términos que expresa la pregunta, así como que no fue ejecutada, siendo
precisamente la altura referida por la que la artillería enemiga flanqueó
nuestras posiciones,…
542
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
…que cuanto puede decir sobre el particular [connivencia de oficiales con el
enemigo] es que un mozo de Dn Jesús Reina que se quedó enfermo en San
Luis le dijo ayer [19 de octubre] mismo que el día 26 [de septiembre] habían
entrado algunos oficiales heridos y dispersos a San Luis diciendo que ya iban
los tagarnos que habían derrotado las tropas de Miramón, por cuyo motivo
el comercio cerró todas las tiendas; pero que el día siguiente aseguraban
públicamente el triunfo de Miramón porque éste había dicho que contaba ya
con la victoria, porque estaba de acuerdo con algunos individuos del campo
de nuestras tropas.65
• Declaración del Subteniente de Artillería José María Leal:
…que como subteniente de la primera batería de artillería se halló en
todos los lances de armas que ocurrieron el 25, 28 y 29, en cuyos dos
últimos días situó su batería de orden de su jefe en un puertecito que
hacían dos lomas en la línea de la izquierda, en cuyo punto permaneció
hasta el término de la batalla.
…que el Sr. Jordán era comandante general de artillería y 2º en Jefe del
Ejército del Norte, que el 28 por la mañana al colocar la batería, se atascó de
tal suerte su pieza, que fue imposible poderla mover lo que dio lugar a que el
Sr. comandante del cuerpo, que lo era el jefe de división Dn. Juan E. Guerra, le
ordenara que en el mismo puerto a cosa de sesenta pasos de las piezas recibiera
y abriera los cajones de parque que en mulas se conducía a aquel lugar, y de
allí con paisanos o soldados lo distribuyera con prontitud a sus respectivas
piezas, que estando en aquel lugar se le presentó el comandante general de
artillería Dn. Eduardo Jordán, acompañado de una persona que no recuerda
si era ayudante u otro jefe, de allí pasó a las piezas más próximas a donde
retrocedió al momento que no sabe si daría algunas órdenes, pero que cuando
estuvo se estaban batiendo lentamente.
…que el día 28 se gastó alguna morosidad en traer el parque en razón a que
traían las granadas de a 36 y de a 24 y faltaban los saquetes o cartuchos,
teniendo que esperarse hasta que se le proveía de éstos. Que el 29 habiendo
logrado el declarante sacar en toda la noche del 28 su pieza, colocó ésta a la
izquierda de todas las demás piezas que se hallaban en el puerto y se batió hasta
que terminó la función de armas, y durante el combate sólo podrá decir con
relación al parque, que como su pieza se le llevaba por sus mismos artilleros
únicamente de a 12, que era el calibre de aquélla, ignora si habría alguna
confusión en donde lo descargaban, notando únicamente la grandísima falta
de estopines no sólo en su pieza sino en las dos que le seguían a su derecha, y
esto lo supo porque el Sr. capitán de ingenieros Larosa y el capitán de artillería
Ayala que las dirigían le pedían que les diera aunque fuera una cantidad
543
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
pequeña, y el exponente les dio de cuatro en cuatro hasta que se le acabaron,
teniendo que suspender el fuego en los momentos más críticos de la acción,
permaneciendo en espera de estopines y metralla, que también les hizo gran
falta hasta que se vio lo irremediable y tuvieron que retirarse indefensos.
…que como ya ha dicho, el de la primera y quinta, que era el [parque] que
él distribuía el 28, se descargaba en la coronía del puerto, en donde ocurrió
de notable el haberse incendiado una cajuela de una de las piezas de la 6ª
batería por una granada enemiga, no habiendo tenido novedad el parque, que
estaba muy próximo, por un milagro, tanto que a vista de este acontecimiento,
el subteniente de la 5ª batería, Dn. Carlos Hernández viendo al que habla
rodeado de aquél le dijo “hombre estás en un peligro inmenso, quítate de ay”.
Que en cuanto al parque de la 6ª batería le consta que se descargaba bien en la
parte occidental de la loma, a la derecha del puerto durante el día 28. 66
• Declaración del Subteniente Segundo de Artillería Juan de Dios Villalón:
…que el día 25 se batió en una loma que se halla en el camino de Carretas,
que por la noche de este día se retiraron a otra loma, que le parece nombraban
cerro del Calvario, en donde permanecieron hasta el 26 sin batirse, que el 27
por la mañana se movieron a ocupar otra loma frente al Ahualulco en donde
estuvieron todo el día sin hacer fuego, que otro día por la mañana después
de haberse batido por menos de un cuarto de hora les dieron orden para que
ocuparan el puerto que hacían dos lomas, siendo su pieza la última que se
situó a la izquierda en el descenso oriental del puerto en donde se batió todo
ese día 28, que en la noche les dieron orden para que abandonaran aquel
punto y se retirasen al descenso occidental de la loma en donde pasaron toda
la noche, y que le 29 les ordenaron que ocuparan el descenso de la loma
que ocupaba el 2º batallón que mandaba el Sr. Dn. Gabino San Miguel a la
derecha del puerto, que cosa de una media hora se batieron allí, habiendo
después contramarchado al puerto poniendo su pieza a la derecha en donde
permanecieron hasta que tuvieron necesidad de retirarse.
…que sobre el particular [las piezas clavadas] sólo le consta que cuando la
noche del 28 volvieron al puerto las piezas que estaban colocadas en la punta
de la loma de la izquierda, vio 2 obuses de a 36 clavados y otro día observó
también clavadas una pieza de a 12 y un bombero de a 24. 67
• Declaración del capitán Guarda Parque Jesús Reyna:
…que habiendo sido arreglado perfectamente el parque en San Luis conforme
a las órdenes que el mismo Sr. Jordán daba al declarante, colocándose en el
tren de Dn. Manuel Márquez todo el correspondiente a la 1ª batería, en el del
544
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
que declara el de la 3ª, en el de Dn. Miguel Zaragoza el de la 4ª, en el de Dn.
Alvino Castillón el de la 5ª, y en el de Dn. Jesús Ortiz el de la 6ª, llevando
el parque de fusilería y rifle el de Dn. Máximo Campos, Dn. Bruno Garza y
Dn. Rafael Ramos, todo en el orden que se expresa en el empaque de carros
constante, […] …que el 25 de septiembre cosa de la una de la tarde, en que
se rompieron los fuegos, el Sr. Jordán por conducto de uno de sus ayudantes
le ordenó que marchasen los carros guardando un orden inverso del que se
había traído, teniendo por consiguiente que salir el último el tren de la 1ª
batería, y se encaminasen hacia el cañón que conduce al Espíritu Santo, en
cuya boca y antes de pasar el arroyo, el citado Sr. Jordán le dio orden para que
a uno y otro lado del camino se descargase la mitad del parque que contenía
cada carro, cosa que se efectuó estando presente las más veces el Sr. Jordán,
[…] Que el día 26 llovió aunque menudamente y el que habla procuró tapar
el parque descargado con las camisas de los carros; que el 27 por la mañana
quizá con motivo de la lluvia, dispuso el Sr. Jordán que mandase del parque
descargado todo el que se pudiera conducir para el pueblo del Ahualulco, y
en efecto todo lo más del día, en carretones, mulas y burros despachó una
parte considerable, sin saber el declarante en qué casa se descargaba,
[…] Que el 28 por la mañana recibió orden el exponente por un ayudante
del Sr. Jordán para que todos los carros vacíos de los trenes volvieran hasta
la Parada a traer maíz, lo que se efectuó en el acto, y que descargado el maíz
en el Ahualulco, cargaron el parque que allá estaba, […] Que al oscurecer del
mismo día se le dio orden por el mismo Sr. Jordán para que en la otra banda
del arroyo opuesta a la que antes ocupaba el parque se situaran cincuenta
tiros por pieza de parque de artillería, cuya orden procuró ejecutar en unión
del Sr. teniente coronel de ingenieros Dn. Francisco L. Mier a quien el Sr.
Jordán destinó para que le ayudara. Que con mil trabajos, a la luz de una
linterna, anduvieron repetidas veces de tren en tren y de carro en carro
buscando en la grande confusión de parque el número de tiros que hablaba
la orden, y que según iban reuniendo el que se podía así lo iban remitiendo
también en carretones al punto designado, habiendo hallando después de
mucho trabajo las granadas en los últimos carros.
[…] Que cosa de las ocho o nueve de la mañana del día 29 recibió orden
por conducto de uno de los ayudantes del Sr. Jordán para que los trenes
enganchasen y se dirigiesen contramarchando con el parque de artillería y
fusilería (yendo éste atrás) con dirección al Ahualulco, que aunque esta
orden le pareció desde luego muy mala, como se los dijo a los dueños de los
trenes, pues tenían que avanzar sobre los fuegos del enemigo poniéndose
por otro lado en imposibilidad de practicar una retirada para salvar los
trenes, se vio en la precisión de comunicarla dejando a los dueños de los
carros su cumplimiento sin activarlos, precisamente porque se preveía las
545
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
consecuencias, pues como todos aquellos señores son hombres de vergüenza,
se dispusieron a obedecer y poco a poco efectuaron la contramarcha, y apenas
habían puesto los carros sobre el camino [cañada de San Miguel] en orden de
marcha cuando nuestras fuerzas venían de retirada abandonando el campo
al enemigo, sin haberles quedado a los dueños de los carros más recurso que
comenzar a soltar sus mulas dejando todos los trenes. 68
• Declaración del sargento 2/o. de la 1/a. Batería Isabel Ramírez:
…que se halló en la expresada batalla, que el Sr. Jordán se presentó la mañana
del día 28 a colocar las baterías en las lomas que hacen un puerto, y puso la
del declarante entre la 3ª y la 5ª en una posición muy mala porque servía de
blanco a los tiros enemigos, no podían manejarse bien la piezas, y las balas
y granadas contrarias los perjudicaban mucho no tanto por sus punterías
cuanto por las piedras que levantaban, reventando las granadas por lo común
entre los artilleros porque venían rodando hasta allí.
[…] Que luego que colocó el Sr. Jordán las batearías se retiró antes de los
fuegos y ya no lo volvió a ver sino hasta la mañana del 29 cuando ya se
había roto el fuego, que tenían muy poco parque el que habla y los demás
artilleros le pidieron a dicho Sr. Jordán y les dijo que sólo les iba a dar veinte
tiros por pieza, que si necesitaban más, más se les daría, que entonces le
dieron en efecto cuatro cajones de metralla al que habla, ignorando si a los
demás artilleros les darían; pero que de nada les sirvió aquélla porque les
faltaba los cartuchos, que con este motivo permanecieron allí sin tirar un
tiro, porque carecían hasta de bala raza, sufriendo los fuegos del enemigo sin
poder conseguir que se presentaran los conductores del parque, habiendo
tenido que abandonar sus piezas todos los artilleros cuando ya dio la carga el
enemigo; que desde el día 28 se procedió con mucha lentitud a la distribución
del parque, pues les faltaba a cada momento en tanto grado que todos los
artilleros se bajaban para no estar sirviendo de blanco, volviendo a sus piezas
luego que advertían que había venido el parque. 69
La declaración del coronel de caballería Juan Zuazua jefe de la
primera división fue ofrecer lo que de particular sabía y no varió mucho
de lo que sus compañeros declararon, pero a pregunta específica sobre
la derrota de Ahualulco respondió:
…que no haya a qué atribuir la pérdida el declarante, porque siempre estuvo
en la creencia de que nuestro ejército era superior al enemigo, y abrigaba la
convicción más firme de que debía de triunfar. 70
546
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
Aunque la causa militar contra Jordán, Núñez y Albo proseguiría
en los meses siguientes, estos permanecieron más de cuatro meses
presos tanto en el palacio episcopal como fue el caso de Albo y en el
palacio de gobierno para los militares, entre febrero y marzo de 1859
fueron puestos en libertad los tres mediante fianzas que sus allegados
ofrecieron al gobierno del estado.
En la participación de los vecinos del estado en aquel lance de
derrota, encontramos una característica importante, la mayoría de
los principales actores de la élite político-militar vidaurrista formada
en el estado de Nuevo León y Coahuila estaban en Ahualulco, ahí se
reunieron los experimentados en política y la milicia, tanto como los
del futuro inmediato, los leales y también los posteriores detractores
de Vidaurri. Guillermo Prieto testigo y protagonista de esa guerra en
distintos frentes escribió en tono burlón sobre Ahualulco:
Don Santiago a la frontera
Desairado emprendió el vuelo
Sin cuidarse de los vivos
Y sin sentir a los muertos.
Pero a Monterrey llegando
Escribió en tono soberbio:
¡Pueblo! Todo se ha perdido,
Todo se ha perdido, menos
La mulada y muchos carros
Que se hallan sanos y buenos.
No es tarea sencilla integrar las listas de los cuerpos del Ejército
del Norte que concurrieron a la batalla de Ahualulco, aquí presentamos
un listado, muy acotado todavía, de algunos de los principales
participantes sobre todo de los que integraban la oficialidad y algunos
elementos de tropa que se encontraron en aquella dura jornada, la sola
apreciación de esta sucesión de nombres nos sugiere la presencia en el
combate de toda la nomenclatura militar y política del estado:
General en jefe Santiago Vidaurri, 50 años de edad71
• Teniente Coronel Manuel García Rejón, secretario del
general en jefe, 39 años de edad.
• Escribientes de la Secretaría: Juan Manuel Hickman, Cesáreo
Medellín y Juan José de la Garza.
• Licenciado Manuel Z. Gómez.
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Licenciado Lucas Martínez Sánchez
• Teniente Coronel José Mosses, ciudadano de los Estados
Unidos de América, religión israelita, 34 años de edad.
• Capitán Luis Dupeyron, Ayudante de general en jefe, francés,
46 años.
• Comandante de Escuadrón Manuel Gómez Vázquez de 26
años de edad, ayudante de estado mayor del general en jefe.
• Comandante de Escuadrón José Gutiérrez, 36 años de edad,
español, empleado de la hacienda, ayudante del Estado Mayor
del general en jefe
• Comandante de Escuadrón Máximo Campos, de Parras, 27
años de edad, ayudante del general en jefe.
• Comandante de Escuadrón Manuel Gómez Flores, ayudante
del general en jefe, 25 años de edad.
• Cruz Castillo, cochero del general en jefe, 26 años de edad.
• Coronel Eduardo H. Jordán Segundo en jefe, comandante
general de artillería, de 53 años de edad, vecino de Laredo
viejo.
• Teniente de Artillería Manuel Fernández Heres, “que
aunque nació en España y carece de carta de naturaleza, por
sus afecciones al país se considera ciudadano mexicano,…”
vecino de Montemorelos, 31 años de edad, ayudante del
coronel Jordán.
• Subteniente Pedro Rodríguez, vecino de Saltillo, 19 años de
edad, ayudante del coronel Jordán.
• Ayudantes de Jordán: Fortunato Alcocer, Francisco García
Guerra y un francés de nombre Aquiles.
• Soldado del Escuadrón de Río Grande Liberato Peña, vecino
de guerrero, de 45 años de edad, mozo de Jordán.
• General Graduado, mayor general, coronel de caballería,
Pedro Hinojosa, de Matamoros, Tamaulipas, 36 años de edad.
• Coronel de Caballería Juan Zuazua, Jefe de la primera
división, vecino de Lampazos, de 38 años de edad.
• Capitán Mateo Hinojosa, ayudante de Zuazua vecino de
Parás.
• Capitán Ignacio Nájera, ayudante de Zuazua.
• Mayor de órdenes de la primera división Juan Bustamante,
vecino del estado de San Luis Potosí residente en la hacienda
del Salado.
• Juan E. Guerra, jefe de división, 21 años de edad.
• 2/o. ayudante del batallón de artillería Ignacio González, de
27 años de edad, ayudante de Guerra.
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Licenciado Lucas Martínez Sánchez
• Dr. José Ignacio de la Garza García, subinspector de la
sección médica.
• Dr. Francisco González Carrasco, 25 años de edad, vecino de
Montemorelos.
• Dr. José María del Castillo, médico cirujano
• Coronel del 1er. regimiento de caballería José Silvestre
Aramberri, vecino de la Villa Dr. Arroyo residente en la
hacienda del Canelo, 35 años de edad.
• Coronel Gabino San Miguel, jefe del 2º batallón de rifleros.
• Coronel José María Morelos.
• Teniente Coronel José Moris
• Teniente Coronel de artillería Lázaro Garza Ayala, 27 años
de edad.
• Soldado de Artillería Asensio Guerra, 30 años de edad.
• Mayor Tranquilino Cortés Quiroga, vecino de Galeana
• Teniente Coronel Licenciado Eugenio María Aguirre, vecino
de Saltillo
• Teniente Coronel de ingenieros Francisco Leónides Mier.
• Teniente coronel del primer regimiento de caballería José
María Dávila, vecino de Marín, 43 años de edad.
• Teniente coronel Francisco Antonio Aguirre, vecino de
Saltillo.
• Capitán Jesús Reyna, vecino de Cadereyta, 38 años, guarda
parque en la 3ª batería.
• Mariano Padilla, de 27 años de edad, de Santa Catarina,
mozo del capitán Reyna.
• Capitán de caballería Francisco García Guerra, vecino de
Montemorelos, 25 años de edad.
• Capitán de Caballería Andrés Enríquez, capataz de los carros,
vecino de Sabinas Hidalgo, 70 años de edad.
• Capitán Albino Zertuche.
• Capitán Francisco A. Sánchez.
• Capitán José Andrés Enríquez.
• Capitán de Artillería Martín Méndez 25 años de edad.
• Capitán de Artillería Severo Rodríguez, 33 años de edad de
Monterrey
• Capitán Victoriano Cepeda, vecino de Saltillo.
• Capitán Mauricio Medellín.
• Soldado Francisco Carreola, 38 años de edad.
• Teniente de Artillería de la 5ª batería Lauro Núñez, 38 años
de edad
549
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
• Teniente de Artillería Rafael Treviño y García, 24 años de
edad
• Teniente de Ingenieros, artillero Elías Rousseau, 28 años de
edad.
• Teniente de Artillería Jesús García, de Monterrey, 29 años
de edad
• Subteniente de Artillería José María Leal, de 22 años de edad
• Subteniente de Artillería de la 5ª batería Carlos Hernández
• Subteniente de la 1/a. batería de artillería Vicente Martínez.
• Subteniente segundo de la 1/a batería de artillería Juan de
Dios Villarreal.
• Subteniente de Artillería Jesús Viteri
• Subteniente de Artillería Carlos Fernández
• Mariano Carvajal, capataz de Artillería
• Cañonero Mateo Arredondo, de la 1ª batería, 26 años de edad
• Artillero Ignacio Treviño
• Artillero Perfecto Ruelas
• Manuel Márquez, 1ª batería
• Miguel Zaragoza, 4ª batería
• Albino Castillo, 5ª batería
• Jesús Ortiz, 6ª batería
• Oficiales de la 6ª batería: Jesús Treviño, Luis Sepúlveda y
Susano Cantú
• Oficial de Artillería William Bruce
• Teniente Domingo Martínez de Lejarsa
• Teniente de Ingenieros Dubois
• Subteniente Segundo de artillería Juan de Dios Villalón, 20
años de edad
• Subteniente Bartolomé Pérez
• Capitán de Ingenieros Larrosa
• Guarda parque José María Lechón
• Sargento 2/o. Isabel Ramírez de la 1ª batería, 26 años de
edad
• Carrero Albino Castillón, de Monterrey, 60 años de edad
• Bruno Garza
• Rafael Ramos
• Juan P. Muloney, [Molony] irlandés 34 años de edad años.
• Florentino Albo, español, comerciante de 27 años de edad.
• Pilar Bustamante, comerciante de San Luis, 44 años de edad,
hermano de Juan Bustamante.
550
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
La concurrencia de las fuerzas del norte en Ahualulco, tuvo
una característica que apreciamos en la integración del listado,
asistieron todas las figuras principales sobre las armas de Nuevo León
y Coahuila a ese lance armado.
Desde el ámbito familiar, siempre pendiente de Vidaurri su
cuñado Francisco Vidaurri Borrego hace eco desde San Buenaventura
del desastre del 29 de septiembre:
Las desgracias ocurridas en el Ahualulco en que el Ejército del Norte empañó sus
días de gloria y la fama que había engrandecido su nombre, no pueden por sensibles
que nos sean, afligir tanto el corazón de U. que desmaye en la empresa, estos pueblos
están animados por conseguir la justa venganza y todos los ciudadanos alaban las
providencias de U. al mismo tiempo que lamentan una pérdida que no estuvo en
sus manos evitar. 72
En la respuesta del general en jefe Santiago Vidaurri a su pariente de
San Buenaventura, reconoce el valor de los vecinos de la región central que
lo acompañaron en estrepitosa derrota como jefe militar:
Que los hombres de San Buenaventura se han portado muy bien y han descubierto,
como los de Monclova, un valor indomable; yo estoy muy contento y no dudo
correrán al llamado del gobierno. 73
Una más de las reclamaciones por los caídos en Ahualulco, fue
también de San Buenaventura de donde salieron los de “…un valor
indomable” como decía Vidaurri, esta vez Guadalupe Barrera la viuda
del comandante de escuadrón Feliciano Valenzuela, que la tradición
atribuía haberle dado su caballo a Vidaurri para salvarlo durante el
combate y por ello fue abatido por balas conservadoras, solicitaba el
auxilio del gobernante a fin de proteger sus bienes en la hacienda de San
Blas al norte de la villa de San Buenaventura:
…con el más profundo dolor pongo a V. E. estas letras para decirle: que si su
benignidad no extiende su brazo protector hacia esta familia desgraciada se verá
cumplido el refrán que el difunto nada se lleva y todo se acaba pues mis pocos
bienecitos que tengo en la hacienda de San Blas sacándolos creo que se acabarán.
En el campo del honor perdí a mi marido y en otra batalla igual si la
fortuna nos vuelve a voltear la espalda perderé a dos hijos que tengo, los
que ofrezco a V. E. para que los llame cuando lo crea conveniente para
vengar la desgracia de su padre y el descalabro que sufrió la alta dignidad
de V. E. y la santa causa de la libertad. 74
551
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
Vidaurri respetará los bienes que tenía a su muerte el comandante
Valenzuela, su familia quedará como arrendataria de la hacienda de
San Blas que antes había pertenecido al los bienes eclesiásticos y era
para ese entonces propiedad del estado, pero pasados algunos años y
sobreviniendo la caída de Vidaurri, poderosos intereses económicos
y políticos de la villa despojaron a la familia de la administración de
la citada hacienda.
Los encuentros armados en la hacienda de Solís, puerto de
Carretas, toma de Zacatecas, sitio de Guadalajara, barrancas de
Atenquique y la derrota mayor que fue Ahualulco en el estado de San
Luis Potosí, fueron los momentos estelares para el Ejército del Norte
en 1858, en cierta medida era la presentación y también la despedida
del proyecto político del líder de la frontera de Nuevo León y Coahuila,
a partir de todo esto Vidaurri se retraerá cada vez más, su desconfianza
irá creciendo, pero a diferencia de esta conducta, la experiencia de sus
oficiales y jefes mirará cada vez más hacia el centro, acabarán con
los meses por venir incorporándose a las élites políticas y sobre todo
militares del poder central, que en suma les ofrecieron nuevos campos
y perspectivas para sus miras particulares, el paso de cinco de los
oficiales de guardia nacional formados por Vidaurri en el ministerio
de guerra los siguientes años, demuestra esa vieja escuela de soldados
ciudadanos que formó el caudillo.
Los dos años que vendrán, proporcionarán a la causa liberal el
triunfo en Calpulalpan, la última batalla de la Guerra de Reforma,
entre tanto el ejército de Vidaurri no será el mismo, su táctica y
peculiar forma de hacer la guerra quedarán grabadas sólo a partir de
1858, la experiencia frente a un ejército regular tendrá su efecto, éste
será la derrota y el aprendizaje.
El investigador Luis Alberto García recoge del Boletín Oficial
de Nuevo León y Coahuila, una curiosa protesta que el conservador
Manero hace a Zuazua al concluir con su prisión de la toma de
Zacatecas cuatro meses antes de la batalla de Ahualulco, en ella se
encierra el concepto que los conservadores del centro, militares de
carrera, tuvieron de su encuentro con los fronterizos en los primeros
combates y del modo que éstos se dejaron ver en aquella guerra:
Sr. Zuazua: protesto en contra de las derrotas que ha sufrido el Ejército
Restaurador de las garantías en el Puerto de Carretas y Zacatecas, porque las
tropas de U. al entrar en combate no se han presentado en columna, sino en
dispersión, arrastrándose por el suelo y dando brincos: protesto, porque en
los momentos del peligro no han estado con la circunspección y moderación
552
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
necesarias, antes por el contrario dando gritos y alaridos a lo comanche: y
protesto en fin, porque el modo de agarrar prisioneros a palos es muy indecente
y contra ordenanza. 75
Esta descripción que cita García respecto del comportamiento en
el campo de batalla de los soldados norteños, es una clara expresión del
concepto de la guerra que planteaba y entendía Vidaurri, que a partir
de la experiencia local sus acciones fueran como dictara la táctica un
reflejo en la contienda nacional, así se lo indicó Vidaurri a Zuazua
en marzo de 1858 después de comunicarle el envío de más fuerzas y
cuando este último a la vanguardia del Ejército del Norte entraba de
lleno en el altiplano potosino:
Por mi parte, como tú y Zaragoza se merecen una ciega confianza, desde luego
te diré que al arribo de éste, que lleva mil doscientos infantes, seis piezas
con buenas dotaciones y van también con Escobedo y Blanco ochocientos
caballos, creo que las operaciones deben comenzar en el acto, desprendiendo
después mil o mil quinientos caballos al mando de un buen jefe para que
vaya a Lagos o a donde convenga y hostilizar a Osollo, y en marcha y en los
campamentos de día y de noche, lo asaltaren a la moda comanche, y quiten y
destrocen cuanto les pueda servir. 76
Francisco Bulnes hace una síntesis del entorno que rodeó la fallida
estrategia en Ahualulco, pinta el teatro de la guerra, la participación
de los ciudadanos-soldados del norte en la conflagración política, la
falta de apoyo de los jefes fronterizos operando al sur que no llegaron
a la batalla y la actitud y decisiones de su famoso y polémico caudillo
derrotado Santiago Vidaurri:
La intervención de los fronterizos en la lucha había equilibrado fuerzas y recursos
de los beligerantes: los liberales contaban con Veracruz, Oaxaca, San Luis,
Zacatecas, Michoacán, Aguascalientes, sur de Jalisco y Colima. Poseían dos aduanas
marítimas: Veracruz y Manzanillo.
La reacción contaba con el Estado de México, que comprendía los actuales Hidalgo
y Morelos, con el Distrito Federal y los Estados de Puebla, Tlaxcala, Querétaro,
Guanajuato y la mayor parte de Jalisco. En recursos ordinarios eran superiores los
de los liberales por la posesión de los puertos de Veracruz y Manzanillo, pero el
apoyo pecuniario del clero compensaba la diferencia.
La lucha en 1858, fue entre beligerantes de fuerzas y recursos iguales y dominó la
reacción debido al egoísmo de Vidaurri que dio la batalla de Ahualulco pudiendo
haberse reunido con Blanco y Degollado, presentando todos juntos doce mil
553
Licenciado Lucas Martínez Sánchez
hombres contra los cuatro mil de Miramón.
La falta de concentración de los liberales por falta de unión; permitió a Miramón
derrotar en Ahualulco a Vidaurri y en San Joaquín a Degollado.
La reacción debió su salvación al carácter ambicioso de Vidaurri, profundamente
cacique, de raza india brava, pues según se decía descendía de indios bárbaros y le
llamaban por tal motivo tancahuazo. 77
El recurrente tema del origen indígena de Vidaurri que cobró fuerza
durante la Guerra de Tres Años, fue motivo persistente de escarnio a su
persona y el costo político de su creciente fama, fue una adjetivación a la
que recurrieron con frecuencia sus enemigos políticos, la que encerraba
no poca dosis de racismo, la que por supuesto Vidaurri materializaba en la
lucha contra los indios.
Vidaurri era mestizo como sus padres, quienes así lo declararon en
1794 al contraer matrimonio en Lampazos.78 Una versión de época del
mote de Vidaurri, la comenta el zacatecano Dr. López de Nava:
En el periódico La Verdad publicado en México, está la exacta biografía de
este miserable bicho (le llama Cíbolo del Norte) que pertenece a la familia
de los Tarancanhuases.79
Santiago Vidaurri sabedor de la opinión que sobre su persona le
endilgaban adversarios y malquerientes, unos lejanos y otros cercanos
desde que irrumpiera en la vida pública con más protagonismo
y consciente de la fama que le perseguía a cada paso en su carrera
política, expresaba en 1856:
Escriben todos los días que soy tirano, que desciendo de origen tan oscuro, que
ha ser cierto me honraría, porque de guarancauas e hijo de una india de esta
tribu al puesto que ocupo, hay una distancia inmensa que ellos no recorrerán
jamás.
554
Mesa VI
Del gobierno del General don Porfirio
Díaz Morí a la Revolución Mexicana
Moderador:
Tte. Cor. de Inf. Miguel Ángel Ibarra Bucio
Índice
Mesa VI
Del gobierno del General don Porfirio Díaz
Morí a la Revolución Mexicana
559 Diálogo entre la arquitectura y la ingeniería
militar. Luces y sombras arquitectónicas del
Tte. Cor. Porfirio Díaz Ortega
Doctor Iván San Martín Córdoba
577 Porfirio Díaz y el sueño del progreso.
Licenciado Carlos Armella Sánchez
583 Fuentes Primarias de la Revolución Mexicana
Maestra María de los Ángeles Sandoval
Salgado
595 Los expedientes judiciales del inicio de la
Revolución Antirreeleccionista en Puebla
como fuente histórica de la organización
militar en 1910
Doctor Patricio Eufrasio Solano
621 La Revolución en el norte de Sinaloa de julio a
octubre de 1913
Maestro Saúl Ármando Alarcón Amézquita
641 El 3.6% del Archivo Fotográfico que colonizó
el imaginario de una nación
Maestro Miguel Ángel Berúmen Campos
Diálogo entre la arquitectura y la ingeniería militar.
Luces y sombras arquitectónicas del Teniente Coronel
Porfirio Díaz Ortega1
Doctor Iván San Martín Córdova
M
uchos fueron los ingenieros militares que construyeron obras
durante el Porfirismo, pues sus habilidades tecnológicas,
el pensamiento racional y los profundos conocimientos
estéticos les permitieron emprender eficientemente proyectos y obras
de cuarteles u hospitales militares, al mismo tiempo que obra civil
de casas y edificios de vivienda. Una somera revisión de las “Notas
de Aptitud” durante su etapa de estudiante en el Colegio Militar
revela las numerosas asignaturas que debió superar, lo que explica
las destrezas profesionales que poseían los miembros del Cuerpo de
Ingenieros, muchas de cuyos edificios aún se encuentran en pie en la
Ciudad de México.
Solo un egresado tuvo al mismo tiempo grandes ventajas y
desventajas: el teniente coronel Porfirio Díaz Ortega, cuya privilegiada
posición como hijo del primer mandatario le acarreó la adjudicación
de importantes obras públicas. En contraste, esa misma posición le
ocasionó también el menosprecio disimulado de sus capacidades
profesionales, el cual se agudizó con el destierro familiar impuesto
por las circunstancias revolucionarias y cuya ideología triunfante
terminó por sepultar la posibilidad de evaluarlo tan sólo por sus
capacidades como ingeniero militar. Afortunadamente, la consulta
de su expediente en el acervo de la Dirección General de Archivo e
Historia de la Secretaría de la Defensa Nacional,2 ha podido arrojar
luces sobre una historia que, a más de un siglo de distancia, aún está
por documentarse y escribirse.
Sus primeros años
Con un brillante padre militar, hubiera sido poco probable que el joven
Deodato Lucas Porfirio Díaz Ortega encontrase un camino profesional
alejado de las armas. De hecho, no se han encontrado evidencias donde
el joven manifestase una vocación distinta. Nació el 18 de octubre de
1873 en Tlacotalpan, Veracruz, cuando su padre el general José de
la Luz Porfirio Díaz Mori contaba con 43 años y poseía ya una sólida
trayectoria política y militar, pues había participado heroicamente en
la Guerra de Intervención Francesa.3
559
Doctor Iván San Martín Córdova
El futuro ingeniero era el quinto hijo de los siete que tuvo el
General con su sobrina Delfina Ortega Díaz durante los trece años
que duró el matrimonio, aunque solo él y su hermana Luz llegaron
a la edad adulta, pues el resto murieron durante los primeros días y
meses, situación bastante común en aquel entonces.4 Debido a los
deberes políticos y militares de su padre, la infancia del pequeño
Porfirio transcurrió en varios lugares: sus tres primeros años en
Tlacotalpan, y a partir de 1876 en la Ciudad de México,5 donde su
padre había sido electo diputado federal, y al siguiente año, Presidente
de México (1877-1880).6
Fue el 2 de abril de 1880 cuando murió su madre Delfina –con
tan sólo 34 años de edad– por problemas de salud ocasionados por
el nacimiento de su última hija,7 dejando en la orfandad a Porfirio
de seis años y a Luz de casi cinco años. No obstante, la viudez del
General duró poco tiempo, pues al concluir con su primer período
presidencial en diciembre de 1880, y ya como Ministro de Fomento
bajo la magistratura del General Manuel González Flores,8 se casó el 5
de noviembre de 1881 con Carmen Romero Rubio y Castelló,9 quien
con apenas 17 años de edad tomaría el papel de madre de los tres hijos
anteriores, a pesar de llevarles escasos años de diferencia: Amada tenía
14 años,10 Porfirio 8 y Luz 6. Tres años después, el 1º de diciembre de
1884 el General Díaz regresó a la presidencia del país, era el inicio de
sus sucesivos periodos.11
Formación y ascenso militar
Cuando su padre retomó la presidencia, su hijo Porfirio había cumplido
11 años. No obstante, no duraría mucho dentro del seno del hogar,
pues el 6 de enero de 1887 ingresó como alumno del Colegio Militar
con trece años cumplidos,12 según se desprende de su Hoja de Filiación
en la 1ª Compañía, donde se anotaron las siguientes características:
“[…] pelo y cejas castaño claro, frente chica, ojos pardos, nariz romba,
boca regular y color blanco […]”.13
Sus Notas de Aptitud nos informan acerca de su conducta
estudiantil en el Colegio Militar, la cual no estuvo exenta de pequeñas
faltas y consabidos arrestos, tales como: “no formarse bien en la escuadra,
extraviar su capote, faltar a clases, maltratar los muebles, correr en la
azotea, no hacer sus tareas, abusar de los permisos, presentarse desaseado
y hasta por faltarle calzones de baño y útiles de aseo personal”. Pese a
ello, al final del documento, las autoridades siempre solían anotar que
su conducta militar había sido buena, y su conducta civil muy buena.14
560
Doctor Iván San Martín Córdova
Durante aquellos años estudiantiles curso varias materias
que le proporcionaron los conocimientos específicos para su
futuro desempeño como ingeniero militar, tales como: Dibujo de
paisaje a lápiz, Dibujo de delineación, Dibujo topográfico, Dibujo
arquitectónico, Fortificaciones y puentes, Estereotomía, Teoría
mecánica de las construcciones, Caminos, canales y puentes, así como
también los idiomas Español, Francés e Inglés, todas ellas evaluadas
con Muy bien (MB) y Bien (B).15
Su estancia como alumno militar fue de seis años (1887-1892)
ya que aunque el plan de estudios marcaba siete cursos anuales, el
hijo del presidente terminó oficialmente sus cursos un año antes, el
17 de noviembre de 1892,16 con notas de: “en general, muy buenas”,
y conducta civil y militar: “son buenas”.17 No obstante, aún le faltaba
acreditar varias materias del área de ingeniería, por lo que cuatro años
después, en abril de 1896, tuvo que solicitar exámenes especiales,
cuando ya se encontraba destacado en el Estado Mayor:
[…] Porfirio Díaz, capitán 2º del Cuerpo Especial del Estado Mayor, y
actualmente comisionado en el Estado Mayor del C. Presidente de la República,
ante usted respetuosamente y por los conductos de ordenanza expone que:
deseando tener acreditados los estudios que el Reglamento del Colegio Militar
señala a los Oficiales de Ingenieros, a usted suplico que si lo tiene a bien, se
digne ordenar se me admita a examen en los cursos del 2º año […]18
La consulta a los mismos expedientes también da cuenta de su
ascenso en los grados militares: al finalizar el 4º año, el 24 de diciembre de
1890, alcanzo el ascenso a Cabo de Alumnos.19 Al culminar el 5º año, el
14 de enero de 1892, fue ascendido a Sargento 2º de Alumnos,20 mientras
que poco antes de finalizar su sexto año, el 18 de noviembre de 1892,
consiguió el grado de Teniente en el Cuerpo del Estado Mayor Especial.21
Terminados “oficialmente” sus cursos en el Colegio Militar –pues
ya se ha señalado que aun debía varias materias del área de ingeniería–
y con 19 años cumplidos, el 17 de febrero de 1893 el Secretario de
Guerra y Marina Pedro Hinojosa lo nombró Agregado Militar en la
Legación de los Estados Unidos de América,22 encargo estratégico que
denota la importancia que para su padre tenía aquella representación.
Exactamente un año estuvo el recién egresado destacado en el vecino
país, hasta el 17 de febrero de 1894, cuando cesó su comisión en el
país vecino y regresó al país para ser asignado al Estado Mayor del
Presidente de la República,23 cuerpo especial que su padre había
restituido el año anterior.24
561
Doctor Iván San Martín Córdova
Poco más tarde, el 28 de enero de 1895 fue ascendido a Capitán
2º dentro del Estado Mayor, y tres meses después fue comisionado al
servicio del Colegio Militar,25 donde desempeñó labores docentes, las
que a decir de las elogiosas cartas del director del Colegio,26 realizaba
con grandes talentos:
[…] Este oficial es de carácter dócil, prudente y amigable con sus compañeros
y moderado para tratar a sus subordinados, siempre atento y respetuoso con
sus superiores. Sus estudios facultativos los hizo en este Colegio con regular
aprovechamiento y en su estancia actual en este Colegio, sigue estudiando y
perfeccionando sus conocimientos. Es muy afecto a la carrera de las armas,
cumplido en sus deberes, goza de buena salud y ha observado siempre buena
conducta civil y militar […]27
No obstante, la realidad es que esta comisión estuvo llena de
sucesivas ausencias, pues en su expediente se anotaron “sucesivas
dispensas de presentarse a su despacho por varios meses, por disposición
del Presidente de la República y sin menoscabo de sus haberes”.28 A
tal punto que al año siguiente, el 11 de enero de 1896 solicitó su baja
en el Colegio Militar y su reintegración al Estado Mayor del Presidente
de la República (será en abril de este año cuando solicitó superar los
exámenes de las materias faltantes del área de ingeniería).29
Al superar sus exámenes y concluir así todos sus estudios,30 el
7 de agosto del mismo 1896 le “ordenaron” viajar a Inglaterra para
“estudiar las obras portuarias, así como las de otros países.31 Tenía
entonces 22 años cumplidos32 cuando se embarcó a “estudiar” a
Europa. Así lo recoge la publicación de Picturesque Mexico, escrita
en inglés por Marie Robinson Wright en 1897 y editada en Filadelfia,
al describir a los miembros que integraban la familia del Presidente:
“Captain Porfirio Díaz, the only son, gives great promise of a
distinguished military career. He is at present studying in Europe.33
Aquella estancia europea transcurrió entre Londres y París por
un año, pues en agosto de 1897 recibió la orden de su padre de regresar
inmediatamente al país,34 como si presintiera lo que ocurriría un mes
después, el único atentado oficialmente reseñado que afrentó sin suerte
contra la vida del Presidente Díaz, el 16 de septiembre a un costado
de la Alameda Central. Ya de regreso al país, en el mes de octubre
se anunció su compromiso matrimonial con la potosina María Luisa
Raigosa García,35 tal y como lo reseñaba socialmente el semanario El
Mundo Ilustrado, en un lenguaje lisonjero propio de la época.
562
Doctor Iván San Martín Córdova
El mes entrante se unirán con los lazos indestructibles y perpetuos de un
matrimonio, realizado sin duda por amor y mutua inclinación, el Sr. Capitán
don Porfirio Díaz, hijo del Sr. Presidente de la República y la Srita. Luisa Raigosa.
Parécenos oportuno, con este motivo, publicar el retrato de la bella prometida
del hijo del primer magistrado de la República, y lo hacemos deseando que en
el nuevo hogar esplendan todas las venturas y aleteen todas las esperanzas.
El matrimonio se llevó a cabo el 15 de noviembre de 1897 en el
Oratorio de la Profesa36 cuando él contaba con 24 años de edad y ella
22, iniciando así una nueva etapa en su vida personal. En el ámbito
laboral, continuó adscrito al Cuerpo del Estado Mayor, actividad que
alternó esporádicamente con el ejercicio docente del idioma inglés en
el Colegio Militar.37
Sus primeras obras civiles antes de la dispensa militar
Ha de recordarse que el artículo 149 del Reglamento de Ingenieros
Militares vigente en aquél tiempo, les ordenaba a sus miembros
solicitar por escrito un permiso para realizar obra civil, sin embargo, el
hecho de que el Capitán Díaz no se encontrase formalmente adscrito
al Cuerpo de Ingenieros –sino al Estado Mayor– fue aprovechado por
él para incorporarse a obras y proyectos gubernamentales sin atender
la instrucción que el resto de los ingenieros militares sí debía acatar.
A pesar de esta norma, Porfirio Díaz hijo había tenido actividades
relacionadas con el proyecto de obras gubernamentales ajenas al
ejército desde 1898, las cuales se publicitaban sin la menor reserva. El
12 de marzo de 1899 apareció publicada la fachada del nuevo Palacio
de Gobierno en Pachuca, “proyecto del Sr. Ingeniero, Capitán Porfirio
Díaz”, acompañada de una elocuente descripción:
“[…] es de estilo Renacimiento y consta de dos cuerpos rematados por
techumbre «mansard,» sirviendo esta no solo para dar más amplitud al edificio
sino también para establecer la proporción estética entre la altura y la longitud
[…] Sobre los zaguanes hay dos medallones que simbolizan el uno la Minería
y la Agricultura el otro.38
Al centro, sobre la portada, un gran reloj y cinco esculturas
de bronce coronaban la fachada, entre las que sobresalía una figura
alada del Ángel de la Paz. De esta manera, la obra aportaba a la minera
ciudad, la presencia de una “modernidad arquitectónica”39 acorde a los
ideales estéticos del historicismo europeo, evidentemente orientado
563
Doctor Iván San Martín Córdova
al repertorio francés, referencia predominante entre los arquitectos e
ingenieros de fin de siglo. Pero en cuestiones políticas, la obra no era
neutral, pues simbolizaba la supremacía del general Díaz –encarnado
en su hijo– sobre el entorno estatal, pues representaba el final de la
“era de los Craviotto”, poderosa familia hidalguense cuyos miembros
habían detentado el poder estatal durante las últimas décadas, pero que
habían perdido las simpatías con el general Díaz al hacer caso omiso a
la autoridad presidencial en varias decisiones locales.40
Se ignoran las causas por las que este proyecto no fue finalmente
construido en la minera ciudad, ya que realmente el gobierno estatal
necesitaba de una sede idónea para desempeñar sus funciones, pues
despachaba desde hacia décadas en el edificio virreinal del Curato de la
parroquia de la Asunción.41
En contraste, otro proyecto suyo que sí fue construido en
aquella entidad fue el nuevo Panteón Municipal de Pachuca42 –en
sustitución del insalubre panteón en el ex convento de San Francisco–
cuya construcción inició el 19 de febrero de 1900 con el apoyo del
Gobierno de la República y fondos municipales.43 El vasto terreno de
30 hectáreas se situaba en el pueblo de San Bartolo, cercano a la capital
estatal, como correspondía a las directrices higiénicas para este tipo
de establecimientos urbanos. La fachada principal de este proyecto
salió publicada en el semanario El Mundo Ilustrado en el mes de mayo,
donde se informaba la autoría:
[…] De esta importante obra ha sido encargado el Señor Capitán de Ingenieros
Porfirio Díaz, quien presentó su proyecto y aprobado que éste fue [sic.] por el
Gobierno del Estado de Hidalgo […] El pórtico que es la parte principal de la
obra es en su totalidad de piedra blanca de Pachuca.44
La fachada principal se componía de tres volúmenes, el central
más alto y ornamentado: un majestuoso portal de acceso en estilo neo
manierista, que se inspiraba en los arcos triunfales romanos. El proyecto
publicado no incluyó el grupo escultórico superior que en la actualidad
presenta: la Fe, Esperanza y Caridad, hechos en mármol de Carrara.
Otros dos volúmenes se ubicaron en sus flancos, uno para las oficinas
del propio panteón, y el otro para la vivienda del administrador, ambos
unidos a una verja de hierro que permitía disfrutar del tupido arbolado
bajo el que se situaban criptas y tumbas.
En esta misma publicación se prometía que la obra se concluiría
el 19 de julio de aquel mismo año, sin embargo, fue inaugurada hasta
el 1º de enero del año siguiente –siempre bajo el Gobernador de las
564
Doctor Iván San Martín Córdova
confianzas de presidente Díaz, el general Pedro L. Rodríguez– con el
entierro de una pequeña niña de 25 días de nacida.
Sus obras civiles después de la dispensa militar
Finalmente, y luego de varias intervenciones gubernamentales –
muy publicitadas, por cierto– el Capitán decidió ingresar en julio
de 1900 su solicitud de permiso al Secretario de Guerra y Marina,45
en correspondencia al Reglamento militar vigente para el Cuerpo
de Ingenieros, aun y cuando aún se encontraba comisionado en el
Estado Mayor Presidencial, una adscripción que duraría todavía cinco
años más.46 Se trataba de un mero formulismo, pues la concesión fue
aprobada en sólo dos días, según se expone en la contestación del Jefe
del Departamento del Estado Mayor, quien le recuerda que ese ejercicio
no deberá afectar su compromiso con el Ejército: “[...] sin perjuicio de
los deberes que le impone su empleo militar, así como de la comisión
que desempeñe […]”,aunque al mismo tiempo, le reconocían libertad
de acción al influente vástago: “[…] Usted sin embargo se servirá
acordar lo que a bien tenga […]”.47
Como podrá ya suponerse, el permiso militar le permitió al
joven capitán intensificar su presencia en las obras gubernamentales.
En diciembre de ese mismo año apareció publicado el proyecto de un
Arco de Triunfo Monumental sobre un área de 1887 metros cuadrados
a construirse en una de las glorietas del Paseo de la Reforma, el cual
fusionaba el esquema de una columna monumental y el de un arco
triunfal, tal y como se enfatizaba en la misma publicación:
Arco de triunfo monumental. Los señores Díaz y Durini concibieron la feliz
idea de concretar la historia de México en un arco monumental, cuyo proyecto
se publica en este número y está destinado a figurar en el mundo, como único
en su género, porque si bien es cierto que existen arcos de triunfo, lo mismo
que hermosos monumentos históricos, también es cierto que hasta hoy no se
conoce una obra que, por sí sola, reúna los dos.48
La publicación también informaba que su parte baja estaría
rodeada de escalinatas y una balaustrada perimetral adornada por
figuras alegóricas sobre las artes, las Ciencias, la Industria y la
Agricultura. Al centro, dos robustos macizos soportarían el arco
triunfal. La propuesta dividía la fachada compositivamente en dos
cuerpos: el bajo en orden dórico y grueso almohadillado, mientas que
el cuerpo superior en orden corintio y una logia o galería superior,
565
Doctor Iván San Martín Córdova
con un friso superior perimetral con los nombres de los Estados de la
República y relieves de trofeos y armas, mientras que sobre la clave de
los arcos, el escudo nacional se entrelazaba con una cinta con el lema:
“Triunfo de la Independencia”.
Las fachadas laterales estarían coronadas por dos pares de estatuas
alegóricas: la Ley, la Justicia, la Unión y la Libertad, sin duda hermosos
conceptos políticos, que sabemos, tenían cuestionable existencia
en aquel férreo régimen del general Díaz. En la parte superior, una
robusta columna de sección cuadrada se elevaba para soportar una
esbelta figura alada con una corona de laureles sobre sus manos que
representaba la “Apoteosis de la Independencia”. En la base de la
columna, 12 esculturas alegóricas representaban en triadas la etapas
de la historia nacional: la Conquista, la Independencia, la Reforma y la
Paz, así como las figuras de los principales héroes nacionales: Hidalgo
y Juárez en lugar predominante, acompañados por Allende, Morelos,
Bravo, Guerrero, Matamoros, entre otros. Era evidente que el mensaje
político debía quedar muy claro: el pueblo de México había pasado por
dolorosos procesos históricos a fin de alcanzar finalmente un presente
promisorio de Paz y Progreso bajo el general Díaz: “[...] he aquí que
el año de 1876 se abrió para México un nuevo horizonte de Progreso,
Luz y Justicia, por medio de la Paz que el país está disfrutando desde
entonces […]”.49
A igual que el panteón en Pachuca, también se desconocen las
razones específicas que impidieron que este monumento se llevara a
cabo. De hecho, en la propia publicación se advertía que sólo era una
propuesta: “[…] no dudamos que el Supremo Gobierno tomará en
consideración este proyecto, y que un día no muy lejano, lo veremos
erguido majestuoso en la Calzada de la Reforma.50 De hecho, la idea del
monumento no era inédita en el Capitán, pues apenas un año antes, se
había encargado el proyecto de Monumento a la Independencia a los
arquitectos Antonio Rivas Mercado, Manuel Gorozpe51 y al ingeniero
Gonzalo Garita,52 quienes emprendieron su accidentada y dilatada
construcción en 1902, para finalmente inaugurarse hasta las Fiestas
del Centenario ocho años después.
Al siguiente año, en abril de 1901, emprendió su primera obra
gubernamental construida en la ciudad capital, el nuevo Ministerio de
Justicia e Instrucción Pública,53 el cual consistía en una remodelación
del antiguo palacio del Marqués del Apartado de Manuel Tolsá, en
las antiguas calles de El Reloj y Cordobanés.54 La neoclásica construcción
había sido la casa familiar del empresario azucarero Isidoro de la Torre,55
padre de Ignacio de la Torre y Mier, quien en 1888 se había casado con
566
Doctor Iván San Martín Córdova
Amada Díaz, la hija predilecta del General. Cuatro años más tarde, el
matrimonio se mudó a su nueva residencia frente a la glorieta de El
Caballito,56 al inicio del Paseo de la Reforma, razón por la cual, decidieron
vender el antiguo palacio neoclásico al gobierno.57 Sería su hermanastro
Porfirio Díaz Ortega el encargado del proyecto de remodelación, en
colaboración con Rafael García y Sánchez Facio, quien era Ingeniero de
Puertos y Caminos.58
Las obras pronto comenzaron, no exentas de felices hallazgos de
piezas procedentes de la cultura mexica (recuérdese que el predio se
encontraba justo frente al otrora Templo Mayor), como el ocurrido
en diciembre de aquél 1901, el cual fue reseñado bajo el título de
“Descubrimiento de Joyas Arqueológicas”:
Removíase el piso del patio para un trabajo de cimentación cuando el señor Capitán
de Ingenieros D. Porfirio Díaz, Director de las obras citadas, pudo notar la presencia
de las piezas arqueológicas. La primera que se encontró fue una hermosa cabeza de
serpiente […] Esta cabeza es idéntica a las que se encuentran en el Museo Nacional
[…] El segundo descubrimiento, que es sin duda el más importante, representa a
un tigre echado, como en actitud de hacer presa, enseñando los dientes y parte de
la lengua, los ojos muy abiertos […] A los lados de la cabeza tiene, aunque corta y
angosta, abundante melena […] El tamaño de esta figura es de dos metros treinta
centímetros de largo, por un metro cinco centímetros de ancho, teniendo en su
mayor altura noventa y cuatro centímetros Es de basalto compacto […] También
se ha descubierto en este patio parte del templo que existía allí, del cual se ha
desenterrado hasta hoy una escalinata, compuesta de ocho escalones […]”.59
Las intervenciones en las fachadas, siguiendo las descripciones
detalladas que se publicaron durante el proceso de la obra que se
prolongó hasta 1902,60 consistieron en la incorporación de un frontón
monumental, sobre el cual descansaría un conjunto de bronce con
figuras alegóricas de la Justicia y la Instrucción –obra del escultor Jesús
F. Contreras– mientras que en la fachada lateral se eliminaron los
balcones de herrerías para ser sustituidos por balaustradas de cantería
similares a las originales que aún se ostentaban en la fachada principal.
Esta aproximación al patrimonio edificado no solo indica el aprecio
que le merecía la arquitectura neoclásica –en la cual buena parte de
la arquitectura de su época se inspiraba– sino también señalaba su
compromiso con la restauración de los monumentos del pasado.
Al interior se hicieron adecuaciones para el uso administrativo
de departamentos tan diversos como el Archivo General de Notarías,
el Registro Público de la Propiedad y del Comercio, así como las áreas
567
Doctor Iván San Martín Córdova
principales para las oficinas del Ministro Justo Sierra Méndez.61 Se
incorporaron nuevos barandales de herrería, cúpula de cristal para
iluminar la gran escalera, pavimentos de mosaico italiano, plafones
pintados con temas alegóricos, frisos y cornisas de yeserías, puertas
interiores de maderas finas, lambrines y tapices decorativos, así como
también adelantos tecnológicos, como la instalación de una bomba
eléctrica para subir 1900 litros por hora a través de 17 metros de
columna de agua hasta los tanques de almacenamiento ubicados en
la planta de azotea.
Una vez concluidas las obras hacia fines de 1902, las oficinas
fueron ocupadas por el Ministerio, en donde permanecieron hasta
1921, cuando superado el movimiento armado, se trasladaron al
cercano edificio del antiguo convento de la Enseñanza. No obstante,
para quien en la actualidad transita por la fachada norte, puede aún
constatar los nombres de la autoría: “Reconstruyeron R. G. S. Facio
y P. Díaz, hijo, 1901”, aunque sin mencionar su adscripción militar,
desobedeciendo el mandato del reglamento de ingenieros, que obligaba
a que insertara una placa autoral: “anunciando ante el público la
especie de título que posean y la procedencia del mismos, de modo
que no tenga esta autorización los que se sólo anuncian con el vago
nombre de ingenieros”.62
La relación con el Ministerio de Instrucción Pública no concluyó
con esta obra, pues a ella siguió el proyecto de un nuevo edificio para
la Escuela Nacional de Medicina, el cual pretendía dotar de espacios
adecuados para su enseñanza, en sustitución a las instalaciones
adaptadas que tenían desde 1854 en el edificio de la antigua Inquisición,
junto a la plaza y convento de Santo Domingo. Lamentablemente el
proyecto no llegó a construirse por razones que se ignoran, aunque a
decir de la magnitud de la obra, sin duda se trataba de un proyecto caro
y monumental, como bien se advertía cuando se publicó el proyecto
en marzo de 1902: “la creación del grandioso proyecto arquitectónico
hecho por el Sr. Capitán Porfirio Díaz, para construir un edificio
destinado a la Escuela Nacional de Medicina de México”.63
El edificio era de un solo nivel, con 100 metros de largo, razón por
la cual, hubiera necesitado un vasto terreno, en un emplazamiento que
por cierto, no se informaba en la publicación. Tres macizos cuerpos
cubiertos por cúpulas de cristal –dos en los extremos y uno central– se
integraban por medio de un alargado pórtico con columnas pareadas
–rasgo manierista– que daba acceso a los diferentes departamentos
académicos, mientras que el ingreso al edificio se llevaba a cabo al subir
una escalinata monumental, frente a una gran figura de la diosa Minerva64
568
Doctor Iván San Martín Córdova
y bajo un gran arco coronado por las esculturas alegóricas de la Medicina,
la Cirugía y los bustos de Hipócrates, Galeno y Pasteur.
Aunque no se dispone de la planta, por la descripción publicada,
se sabe que seguía una trama ortogonal, con cuatro grandes patios que
ayudaban a la ventilación, iluminación y distribución a las diversas
dependencias, pues el programa arquitectónico era vasto y ambicioso: sala
de actos, salas de operaciones, anfiteatros, salones para la enseñanza de
la historia natural, histología, medicina legal, drogas, bacteriología, física,
química, obstetricia, patología, anatomía, higiene, terapéutica, fisiología,
así como un museo sobre la historia de la medicina.
Más allá del hecho que este proyecto no se hubiera construido, la
propuesta de un edificio con estas dimensiones y cualidades nos indica
la importancia que las ciencias tenían para el gobierno del general Díaz
–en correspondencia con el positivismo que inundaba la ideología de
la época–65 así como también del reconocimiento profesional que le
prodigaban los medios afines al poder: “Nos complace dar a nuestros
lectores una idea de este gran proyecto que habla tan alto en pro de
nuestros adelantos y en pro de las reconocidas dotes intelectuales del
señor Capitán Díaz”.66
Los reconocimientos no se reducían a los medios hemerográficos
afines al gobierno. Durante aquel periodo, también acumuló
reconocimientos oficiales durante aquél primer lustro del nuevo siglo: en
diciembre de 1900 y con 27 años de edad, el Gobierno de la República
francesa lo condecoró Caballero de la Legión de Honor,67 en julio de 1901
fue ascendido a Capitán 1º del Estado Mayor,68 y en abril de 1905 obtuvo
el grado de Mayor del Estado Mayor.69
La Escuela Normal para Profesores
La idea de crear escuelas normales en México, destinadas a la formación del
magisterio para enseñanza primaria databa del siglo XIX, con fundaciones
tanto en la capital, como en las principales entidades del país. Durante
el régimen del General Díaz –y bajo el impulso intelectual de Justo
Sierra como Secretario de Instrucción Pública– se gestó la idea de crear
una Escuela Normal para Profesores, por lo que en 1908 se adquirió un
extenso terreno –conocido como “la cuchilla del Rosario”–70 al poniente
de la capital, en el pueblo de Popotla, en el flanco sur de la antigua calzada
mexica que comunicaba el pueblo de Tacuba con México-Tenochtitlan.
El proyecto recayó en el Mayor Porfirio Díaz en 1908, quien
se encargaría también de la construcción, en su papel de “ingeniero
contratista”, como se le nombraba en el Informe 1908-1910 que
569
Doctor Iván San Martín Córdova
entregó al término de la obra,71 un importante documento histórico
que recoge las etapas del proceso constructivo. En sus páginas iniciales
se incluye el contrato que la Secretaria de Instrucción Pública firmó con
el Mayor en 1908, cuyo monto final se anotaba en 1,990, 977.65 pesos,
dividido en 13 partidas, desde los cimientos, hasta las instalaciones
hidrosanitarias y acabados finales. A decir del contrato, el tratamiento
al Mayor parecía similar a cualquier contratista del gobierno, pues se
fijaban inspectores para las obras y fianzas para prevenir diferendos y
fijar responsabilidades económicas:
“[…] 12ª.- Cualquier diferencia que hubiere entre el contratista y el perito
que se indica en la cláusula 4ª y 5ª, ya sea por cuestión de materiales o por la
clase de trabajos ejecutados, será sometida al arbitraje, inapelable de un tercer
perito que en su oportunidad designará la Secretaría de Instrucción Pública y
Bellas Artes […]”.72
El informe también incluía una serie de fotografías técnicas
tomadas durante el proceso de la obra, con la maquinaria pesada que en
ella se empleó, sobre todo durante la prolongada etapa de cimentación,
pues al tratarse de un terreno inestable por sus orígenes lacustres debió
reforzarse, tal y como lo relataba el propio Mayor durante su discurso
de inauguración:
Dicha consolidación se llevó a cabo abriendo en el terreno cepas en las cuales
solo se excavaba la capa de tierra vegetal; hecho esto se ponía piedra quebrada
que era introducida a golpe de martinete en el terreno. Los martinentes que se
emplearon, en número de veinte, tenían una masa cuyo peso era de 800 kilos y
la que caían [sic.] de una altura de siete metros, teniendo una sección de 1,600
centímetros cuadrados […] La consolidación se comenzó el 12 de mayo de
1908, y se terminó el 1º de mayo de 1909 […] La primera piedra del edificio se
colocó el 20 de junio de 1909 […].73
El conjunto arquitectónico incluía un monumental edificio de
composición simétrica, con dos pisos principales y un sótano inferior,
con una fachada longitudinal orientada hacia la vetusta Calzada de
Tacuba. Tres peraltadas mansardas coronaban el volumen principal y
los extremos del edificio y el volumen central, para jerarquizar así la
zona del ingreso desde el vasto jardín frontal.
El resto de conjunto se organizaba en base a dos ejes transversales,
donde se situaban los talleres, comedor, cocina, alberca y servicios.
Los materiales utilizados fueron muros de mampostería –que fueron
570
Doctor Iván San Martín Córdova
pintados con imitación cantería y tabique– entrepisos de bóvedas
de ladrillo y cemento –en vez de lámina acanalada– carpintería en
puertas, ventanas y canceles, muros de cemento armado en la piscina y
teja de fibrocemento en las cubiertas de los edificios, mientras que los
pisos recibieron mosaico, loseta de cemento, duela y parquet, según el
destino de cada uno de los espacios. La plomería sanitaria fue: “de lo
mejor y más completo que pueda desearse”, mientras que instalación
eléctrica se hizo por canalización oculta: “sumando en total 1,000
lámparas, con un poder lumínico de 30,000 bujías.”74 La inauguración
se realizó el 12 de septiembre del año del Centenario, como muchas
de las obras públicas que fueron estrenadas en aquél año, con un
patriótico discurso del propio ingeniero militar:
“El objeto a que el edificio que hoy se inaugura se destina [sic.] es grandioso:
en efecto, la educación de la masas es lo que da á los pueblos la mayor fuerza
moral [...] Los jóvenes que se educarán en este plantel van a ejercer en el futuro
el más grande y santo de los sacerdocios; la Patria los encarga de la elevación
y consiguiente educación del enorme contingente de nuestra raza indígena
[…] Las obras dedicadas a educar a un pueblo, son las más dignas de figurar
en la solemnizacion del Centenario de una nacionalidad […] Por mi parte,
he tratado, en cuanto me ha sido posible, de cumplir con los compromisos
contraídos en mi contrato […].75
Pese a todos estos loables deseos y a la buena calidad del
profesorado, lo cierto es que la escuela duró abierta escasos ocho
años. Durante el movimiento revolucionario fue cerrada por falta de
presupuesto para seguir operándola. En 1918 el edificio fue entregado
a la Secretaria de Guerra y Marina a fin de convertirlo en la nueva sede
del Colegio Militar, en sustitución de sus instalaciones educativas en
el Castillo de Chapultepec.76 Luego de algunas adaptaciones –como
el edificio para el Casino construido en el vértice del terreno– el 5
de febrero de 1920 el conjunto fue reinaugurado por el presidente
Venustiano Carranza. Más tarde, durante el gobierno de Plutarco
Elías Calles, fue cerrado brevemente por un año a fin de efectuar
nuevas adecuaciones, como las intervenciones escultóricas en la
fachada principal que realizaron en 1925 los arquitectos Manuel Ortiz
Monasterio y Vicente Mendiola Quezada.77 En 1926 fue reabierto
nuevamente, hasta septiembre 1976 cuando se trasladaron a sus
nuevas instalaciones militares en la delegación Tlalpan,78 aunque el
edificio continuó en poder de la Secretaría de la Defensa Nacional,79
quien lo destinaría a Escuela Militar de Ingenieros a partir de 1994.80
571
Doctor Iván San Martín Córdova
El Manicomio General “La Castañeda”
De varios años atrás databa la idea de construir una instalación
gubernamental que atendiera siquiátricamente a las enfermedades
mentales, en sustitución de los vetustos asilos virreinales que cuidaban
a los dementes.81 Desde octubre de 1898 se había p ublicado el proyecto
del Manicomio General de la Castañeda aprobado por la Secretaría
de Gobernación,82 cuya autoría recaía en el ingeniero militar Ignacio
León de la Barra,83 con la asesoría de los doctores Vicente Morales,
Manuel Alfaro, S. Morales Pereira, y Antonio Romero. El vasto terreno
de 485,700 metros cuadrados se localizaba en el lomerío cercano al
pueblo de Mixcoac –con abundante agua, arbolado y bien comunicado
con las poblaciones cercanas– en un área que había pertenecido a la
hacienda pulquera de La Castañeda84 y había sido adquirida un año antes
por la Administración de Beneficencia Pública.85 El axonométrico86
publicado en 1898 mostraba un rectángulo de 445 metros de frente
por 300 de profundidad, totalmente bardeado a efectos de seguridad y
control de los internos.
El conjunto contenía casi cuatro decenas de edificios aislados –
de diversos tamaños en función de su jerarquía– que contendrían las
áreas administrativas y de servicios, los pabellones para la atención
clínica y los dormitorios de enfermos, divididos según las afecciones
mentales que la Medicina de entonces estimaba, a través del
departamento de admisión que observaba y examinaba a los internos
para su clasificación.
Este primer proyecto pretendía atender a 632 enfermos –o
asilados, como se les denominaba– divididos en varias categorías:
24 de primera clase, 128 de segunda, y 480 de tercera (gratuito),
separados en edificios por padecimiento y género, donde los varones
ocuparían los edificios de la izquierda, y las mujeres el lado opuesto.
Se pretendía también que la estancia de los enfermos fuera placentera
y terapéutica:
“[…] Se ha procurado, además de la solidez y bonito aspecto de la obra, que
todo aquello que rodee al demente sea agradable; que cuando se encuentre
perfectamente vigilado, se crea, sin embargo, en absoluta libertad […] y en
suma, que por medio de distracciones y fiestas atinadamente escogidas y por un
trabajo voluntario y de carácter remunerativo se consiga que en la imaginación
llena de tinieblas y preocupaciones de los enageados [sic.] penetre un rayo de
luz que alegre y consuele al miserable:”.
572
Doctor Iván San Martín Córdova
Durante los años siguientes, el gobierno se dedicó a reunir los
apoyos económicos necesarios para la realización de una empresa de
esta envergadura. En 1905, Ignacio León de la Barra invitó a integrarse al
equipo al también ingeniero militar Salvador Echagaray,87 quien para aquél
entonces, ya había realizado varias obras gubernamentales en Veracruz,
en Mérida y en la propia Ciudad de México.88 Juntos emprendieron una
nueva investigación, que integraba las teorías psiquiátricas extranjeras
más modernas –inglesas, francesas y estadounidenses– con los estudios
médicos mexicanos. Dividieron así su población en 10 pabellones
según el padecimiento: degenerados, internos pacíficos, internos
ancianos, internos semiagitados, internos agitados, idiotas, epilépticos,
furiosos, criminales e internos enfermos.89 Incrementaron el número
a 1,000 internos y aumentaron la proporción de mujeres, sobre todo
en ciertos padecimientos, como la epilepsia. Asimismo, crearon un área
reservada para miembros de las clases acomodadas, en virtud de que no
existían instituciones específicas para este sector, una medida que servía
para allegarse recursos económicos adicionales. También decidieron
incorporar una biblioteca, un salón de eventos –para teatro, conciertos y
lecturas– talleres para trabajos manuales, así como comedores comunes.
Finalmente, tres años después comenzó la edificación de los 25
edificios que integrarían al futuro Manicomio, a través de un contrato
entre el Secretario de Gobernación y la Compañía Mexicana de
Construcciones e Ingeniería, nombre de la compañía que para entonces
había creado el ingeniero Porfirio Díaz, ya convertido en Teniente
Coronel del Cuerpo de Ingenieros desde el 14 de agosto de 1908.90
Para 1910, la obra estaba ya concluida y lista para ser inaugurada
pomposamente por el Presidente el 1º de septiembre durante las Fiestas
del Centenario, convirtiéndose así en el psiquiátrico más importante de
México durante más de medio siglo.91
El canto del cisne
Estas dos grandes obras gubernamentales también marcarían el final
de una fructífera década como proyectista y contratista del gobierno, así como
también el término de una etapa de fastuosa vida social bajo el cobijo del
General, tal y como lo reseñaban los testimonios hemerográficos de entonces.
El matrimonio Díaz Ortega vivía en una gran residencia en la
calle de Héroes núm. 7 –antes Humboldt–92 en una zona de la colonia
Guerrero donde habían fincado sus casonas otras familias pudientes,
como la del Ministro de Exteriores Joaquín Casasús y la del arquitecto
Antonio Rivas Mercado, de las cuales, sólo subsiste la de éste último.
573
Doctor Iván San Martín Córdova
Se ignora si esta casa fue también proyectada por él mismo, pero
lo más probable es que lo hubiera sido, como proyectista y constructor
que era.93 La reseña de una gran fiesta en la noche del 11 de febrero de
1905 nos permite imaginar sus espacios con mayor detalle:
A la entrada y prolongándose hasta el portón de hierro de la casa, se veía una
marquesina, y en el jardín una doble hilera de arbustos que indicaba el lugar de
acceso a los salones. Del guardarropa […] se pasaba directamente a la escalera,
hacia cuyo descanso superior se encontraban abiertas las puertas de una antesala
tapizada de color rosa y ricamente amueblada [… ] La escalera estaba decorada
con estatuas de bronce que sostenían focos eléctricos. El gran salón dispuesto
para baile era una positiva maravilla [sic.]. El estilo Luis XV, con toda la gracia
que lo caracteriza, lucía allí de una manera incomparable, muebles y cortinajes
riquísimos, gobelinos, molduras […] Contiguo a este salón se encontraba otro,
estilo Enrique II, de artesonado de reflejos metálicos y muy rico en detalles
artísticos. Gruesos cortinajes, púrpura y oro, y algunas bambainas de primorosa
hechura […] En cuanto al salón del bufet [… ] arreglado a la japonés era un
verdadero capricho de exotismo, con su profusión de farolillos de seda […]94
También los diarios reseñaban las fiestas de disfraces a las que
solía acudir el joven matrimonio,95 así como los reconocimientos
sociales que recibían los nietos del General, como el de las fiestas
florales que se celebraban en el mes de mayo en la capital.
Esta vida de reconocimiento social y éxito profesional en México
tendría su cenit en septiembre durante las Fiestas del Centenario y un
abrupto final con la irrupción del movimiento armado que inició en
noviembre de 1910. Todavía en enero del siguiente año, el Coronel
Díaz recibió el nombramiento de embajador especial para agradecer
al Gobierno Imperial de Japón su representación institucional durante
aquellas fastuosas fiestas.96
Cuatro meses más tarde, el 25 de mayo de 1911, su padre el
General Díaz presentó su renuncia a la Presidencia de la República,
dejando como interino al abogado Francisco León de la Barra, hermano
de aquel ingeniero militar que había colaborado con su hijo. Ese mismo
día, el Teniente Coronel Díaz dirige al Secretario de Guerra y Marina
una carta autógrafa donde expone: “[…] que teniendo que atender
asuntos particulares, a usted suplica se sirva concederle su licencia
absoluta, en lo que recibirá especial gracia y favor”.97 El permiso fue
concedido al día siguiente sin “goce de su haber” y el 2 de junio se le
otorga “licencia indefinida” al tiempo que es cesado en su Comisión
en el Estado Mayor.98
574
Doctor Iván San Martín Córdova
El 26 de mayo, el expresidente Díaz y su familia más inmediata
-con excepción de su hija Amada y su esposo Ignacio de la Torreabandonan la Ciudad de México rumbo al Puerto de Veracruz, para
finalmente abordar el 31 de mayo el buque alemán Ypiranga con
destino final en Francia. El Teniente Coronel Porfirio Díaz Ortega
-con 37 años cumplidos- dejaba tras de sí una antigüedad militar de
24 años, 4 meses y 21 días.99
Consideraciones finales
La obra arquitectónica de los ingenieros militares durante el
Porfirismo100 ha pasado desapercibida para la historiografía
arquitectónica del siglo XX. No sólo se trata de Porfirio Díaz Ortega,
sino también de los ingenieros militares Salvador Echagaray, Ignacio
León de la Barra, Ernesto Canseco, José Espinosa y Rondero, Aurelio
Ruelas, Carlos Noriega, Armando Santacruz, Eduardo Prieto y Souza,
entre muchos otros destacados autores.101 Todos ellos poseyeron una
sólida formación en el área de la edificación, con pleno dominio de
los materiales, sistemas constructivos y conocimientos administrativos
para el adecuado desarrollo de la obra. Dominaban hábilmente los
estilos arquitectónicos en boga, lo cual se aprecia en cada uno de sus
proyectos y obras, lo cual indica que la estética arquitectónica formaba
parte de sus ideales arquitectónicos. No obstante, en el caso del
Teniente Coronel Deodato Lucas Porfirio Díaz Ortega,102 la favorecida
posición profesional que detentó por varios lustros como hijo del
presidente ha contrastado con el velo ideológico de la historia oficial
que se encargaría de arrinconarlo en el olvido y desprecio.
575
Porfirio Díaz y el sueño del progreso
Licenciado Carlos Armella Sánchez
E
l siglo XIX sufre una serie de transformaciones políticas,
económicas y sociales a nivel mundial, debido a que en el
panorama internacional se gestaba la idea de Estado Nación.
Con ello surgen una serie de cambios fundamentales y la forma de
interpretar el mundo. Es en este siglo cuando surge la construcción de
una nueva identidad consolidada en el avance tecnológico hacia lo que
se llamó modernidad, la cual inspiraba la idea de un progreso infinito,
es decir, la intención era poner al hombre como punta de lanza de
la sociedad buscando la emancipación del orden religioso; el sujeto
se proyecta como el actor principal de su propio destino. Es así que
aparecen, o se hacen más evidentes, las clases sociales, y la ciencia
empieza a “ordenar” el mundo desplazando poco a poco las ideas
religiosas de siglos atrás.1
En México la situación fue compleja. No se apartó de los cambios
e ideas que surgieron a nivel global, ya que después de la independencia
de España se crearon al interior de la emergente nación una serie de
discusiones para definir el rumbo de la construcción de la misma, y
las ideas entre conservadores y liberales estuvieron en conflicto al
delimitar ideológicamente y territorialmente el “nuevo” país.2
El transcurso de los primeros años de la nación mexicana
estuvo marcado por la inestabilidad política al interior del territorio,
además de que enfrentó diversos conflictos bélicos a nivel nacional
e internacional. Es hasta el gobierno de Benito Juárez cuando logra,
por la fuerza de las armas, imponer un gobierno liberal; sin embargo,
es el gobierno de Porfirio Díaz el que logra instaurar en la nación
mexicana una estabilidad política encaminada hacia el progreso
económico y social.3
La historiográfica decimonónica proveniente de la revolución
mexicana ha separado la vida de Benito Juárez y de Porfirio Díaz; no
obstante, estos dos personajes de origen oaxaqueño se enlazaron de
forma trascendente. Juárez, 24 años mayor que Díaz, fue en alguna
etapa de su vida su guía y maestro. La relación entre ambos lideres
carismáticos surgió cuando el Benemérito de las Américas fungía
como rector del Instituto de Ciencias y Artes del estado de Oaxaca; en
ese entonces Porfirio estudiaba la carrera de abogacía.4
577
Licenciado Carlos Armella Sánchez
Mientras Juárez ascendía al poder federal, la carrera militar de
Díaz tuvo grandes éxitos a partir de la Revolución de Ayutla en 1854 y
floreció en la Guerra de Reforma (1858-1861). Sus carreras militar y
política se desarrollaron paralelamente al pasar de ser un miembro de
la guerrilla rebelde en 1854, a general de la división en 1863.5
De 1858 a 1867, durante las campañas militares, Porfirio Díaz
fue capaz de construir una base política importante que lo llevaría
al poder en 1876, pues durante este tiempo se hizo de un círculo de
compañeros oficiales, subordinados y admiradores que impulsarían
sus campañas políticas, además de obtener la lealtad de éstos hasta los
últimos días de su gobierno.6
Las relaciones políticas y de amistad que logró establecer le dieron
auge al Plan de la Noria en noviembre de 1871, pues las rebeliones
regionales comandadas por los generales Treviño (Nuevo León),
Trinidad de la Cadena (Zacatecas), Manuel González (Tamaulipas),
Luís Mier y Terán (Veracruz) Juan Crisóstomo y Juan Nepomuceno
Méndez (Puebla), así como de su hermano Félix, gobernador de Oaxaca
desde 1867, serían de vital importancia para el plan de Tuxtepec.7
En este periodo de ascenso al poder, el general Díaz desarrolla una
gran habilidad para fungir de forma natural con el papel de caudillo,
patriarca y patrón al formularse una reputación de generosidad y valentía
por desarrollar una relación cercana con los oficiales y los hombres que
se encontraban bajo sus órdenes. Garner dice que se esforzó al estilo
caudillista en asegurar el bienestar físico y material de sus hombres,
pues se aseguró de que los salarios de sus tropas se pagaran antes que los
de los oficiales y que las provisiones esenciales fuesen una prioridad.8
Este tipo de gestos lo acompañaron durante toda su carrera
política, pues a base de ello generaría a su alrededor lealtad y respeto, es
por ello que la política porfiriana era intensamente personalista, pues
el contacto personal, ya fuera por correspondencia o en audiencias
privadas, era el medio principal de comunicación entre Díaz y sus
camarillas, subordinados y enemigos. Esto lo logró con la ayuda de
sus secretarios privados. Díaz era un corresponsal prolífico y siempre
circunspecto, con una habilidad prodigiosa para recordar nombres,
detalles personales y conexiones familiares.9
Sin embargo, las expresiones de gran camaradería sólo estaban
presentes para los más allegados, e incluso la adulación que se
manifestaba en su correspondencia era para sus antiguos compañeros
de armas. Por lo regular, en el aniversario de sus hazañas militares más
renombradas el mote general que era utilizado en la correspondencia
personal es el de: “Mi compadre”.10
578
Licenciado Carlos Armella Sánchez
Es así como logró una gran red de allegados para poder
sostener el gobierno por más de 30 años; era un gran maestro en el
arte de la adulación:
La benevolencia del amigo halaga; pero la estimación del patriota enorgullece. En
sus felicitaciones veo todo: el recuerdo del amigo y la apreciación del valiente soldado
de la República que, despreciando la muerte y burlando el peligro, atravesaba herido
por las calles de Puebla en medio del entusiasmo conmovedor de nuestras tropas
que en estos momentos daban gloria a nuestra patria y patria a nuestros hijos.11
Una anécdota interesante en el libro biográfico de Garner que
demuestra su política paternalista y cómo es capaz de seguir ampliando
su red de lealtades personales, proviene de la respuesta que le da Díaz
a un joven de la ciudad de Oaxaca que le pedía que le enviara un
manual sobre telegrafía para poder estudiar y presentar su examen
profesional, al cual responde enviando el libro con el gobernador del
estado, haciendo hincapié al joven en que aprovechara al máximo la
oportunidad que tenía para estudiar; con este simple gesto se ganó de
por vida la lealtad personal del joven en cuestión.12
Aún con sus acérrimo contrarios siempre manifestó una estrategia
conciliadora. Esto se pone de manifiesto en la relación que mantuvo
con la Iglesia católica. Al tener una “política de corte liberal”, siguió
con la desamortización de los bienes eclesiásticos implementada por el
gobierno de Juárez. En noviembre de 1876, como uno de sus primeros
actos, ordenó que todas las propiedades que estuvieran en manos de
corporaciones debían ser entregadas a las autoridades municipales,
junto con los beneficios de cualquier venta. Dichas propiedades serían
repartidas para actividades de caridad y educativas.13 Es de esperarse
que la relación entre la Iglesia y Estado quedara fracturada, sin
embargo, la movilización de Díaz en formar adeptos de toda índole
lo llevo a ganarse la simpatía de Eulogio Gillow, quien fue nombrado
arzobispo de Oaxaca apoyado por el presidente para llegar a este cargo.
Gillow fue un defensor activo del movimiento de renovación católica,
era partidario de la modernización agrícola enfocada en construir una
planta hidroeléctrica, instalar líneas de telégrafo y teléfono e importar
lo más novedoso en tecnología. Fue él quien fungió como mediador
entre el presidente y la jerarquía eclesiástica, así como el arzobispo
Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, cabeza de la Iglesia católica
en ese tiempo. El punto culminante de esta reconciliación se pone de
manifiesto cuando Labastida realiza las ceremonias matrimoniales de
Porfirio Díaz y Carmen Romero Rubio.14
579
Licenciado Carlos Armella Sánchez
Es por medio de este matrimonio que Díaz consigue aliarse con
uno de sus detractores, Romero Rubio. Es su esposa Carmen a quien
se le atribuye el refinamiento personal del general, en su formas de
expresión vocal y en su apariencia externa. Algunos autores han
manifestado que es a partir de este enlace que el gobierno de Díaz
empieza a perfilarse como un gobierno con tintes aristócratas.
Volviendo a su relación con la Iglesia católica, la conciliación
fue tenue, pues dentro del gobierno del dictador se suspendió la
enseñanza de la religión en las escuelas federales y se dio tolerancia a
organizaciones religiosas no católicas. Se permitió el libre culto a los
grupos protestantes como una estrategia para ganar la confianza de
los inversionistas estadounidenses y así estimular el flujo del capital
extranjero, uno de los objetivos centrales del régimen. Pese a esto,
uno de los movimientos clave para mantener la cordialidad entre los
jerarcas religiosos romanos fue el nombramiento de Nicolás Averardi
como emisario del Vaticano en México en 1896.15
Todos estos movimientos estratégicos del gobierno no fueron
lo único que sustentó el poder del presidente, pues Aurelio de los
Reyes menciona que la legitimación del poder político de Porfirio
Díaz encontraba su base en la misma idea de progreso, pues para los
hombres de aquella época el general era quien había sumergido a
México en la senda de la “civilización”. El autor propone que durante
este periodo la dictadura del mandatario era aceptada por la mayoría
de la población e, inclusive, la misma Iglesia católica era una de las
principales promotoras de la idea progresista, debido a que no quería
tener divergencias con el Estado a pesar de que seguía la separación
del poder estatal con un gobierno totalmente paternalista.16
La estrategia paternalista de Díaz se vio reflejada en el
crecimiento económico. Un ejemplo de ello es la Ciudad de
México, pues a finales del siglo XVIII y principios del XIX la
metrópoli se esgrimía como una capital de ensueño, donde el
discurso político y económico en los diarios oficiales destacaba los
grandes avances “tecnológicos” que había obtenido el gobierno
de Porfirio Díaz, encaminando a la naciente nación al ideal de
“civilización y progreso”, pues se habían puesto en marcha diversas
obras públicas: alumbrado en ciertas calles y sistemas de drenaje y
pavimentación de las mismas. La finalidad de dichas empresas era
poner a la capital mexicana al mismo nivel de urbes europeas tan
importantes como París y Londres.17
Para ese momento, la economía y el esfuerzo de modernización
ya habían dado frutos. Entre 1887 y 1910, el producto interno bruto
580
Licenciado Carlos Armella Sánchez
de México en términos reales aumentó 3.2 veces; por ejemplo, la
red ferroviaria aumentó de 893 a 19,205 kilómetros, el valor de la
producción de plata pasó de poco menos de 25 millones de pesos a más
de 85 millones, y se inició la producción de metales industriales tales
como el cobre y el plomo. Los puertos se ampliaron, surgió por primera
vez un sistema bancario digno y las exportaciones aumentaron de 60
millones de pesos en 1887 a 270 millones en 1910. La base principal
de apoyo interno, y razón de ser del sistema porfirista, fue la pequeña
pero poderosa oligarquía terrateniente, centro de la vida política local.
La gran hacienda se incrementó gracias a las expropiaciones de tierras
de la Iglesia y al despojo de las comunidades indígenas.18
Sin embargo, para entender cómo se desarrollaban los centros
urbanos se pone como ejemplo la Ciudad de México, pues sólo los
sectores de la alta sociedad porfiriana disfrutarían de los beneficios
del ideal de progreso. Los servicios públicos estaban destinados sólo
al centro de la metrópoli, donde se encontraban asentadas las familias
de linajes aristocráticos. La periferia de la ciudad presentaba trazos
muy distintos a la ciudad de ensueño. Uno de los problemas que tuvo
que enfrentar el gobierno fue el rápido crecimiento demográfico de la
localidad, ya que en sólo tres decenas de años se registró un aumento
poblacional del cien por ciento. La consecuencia fue el nacimiento
de diversos barrios populares, los cuales manifestaban la desigualdad
económica, cultural y social de los habitantes del espacio urbano.19
La inequidad social profundizó la brecha entre las clases sociales
de la época. Las barreras interpuestas entre ellas no sólo permeaban los
sitios geográficos, la separación también empezó a hacerse patente en
el espacio mental de la elite urbana, pues los pobres que se asentaron
alrededor de la localidad eran representados en el imaginario como
un serio problema: ellos, per se, representaban los peores vicios y
costumbres. Tales seres, por cuestiones de raza, eran propensos a toda
clase de infamias criminales; el aspecto de suciedad, y sobre todo la
ingesta excesiva de pulque, sostenían los argumentos de “peligrosidad”
para las altas esferas.20
A pesar de ello, la simpatía por el dictador era elevada, pues el
descontento con el régimen no era de la población en su totalidad, sino,
como siempre, sólo de unos cuantos. Inclusive se manifestó el culto a
su persona, pues en el contexto de los preparativos de las elecciones de
1892 hubo organizaciones voluntarias, como el círculo de amigos del
General Díaz, que organizaban procesiones anuales de estudiantes,
trabajadores y funcionarios en el aniversario de la Batalla de Puebla,
además de que hubo peticiones para otorgarle el título de “Benemérito
581
Licenciado Carlos Armella Sánchez
o ciudadano distinguido”. En el extranjero fue galardonado con
grados honorarios, como el de Doctor Honorario en Derecho por la
Universidad de Pensylvania , así como diversas medallas y honores
en varios países: la Gran Cruz de las Órdenes de Carlos III e Isabel la
Católica de España, la Order of the Bath del Reino Unido y la Legion
d`Honneur de Francia.21
Conclusión
Compilación de correspondencia entre el General Don Porfirio Díaz y
el Coronel Juan Torres (1863-1911)
El presente compendio se realizó a partir de la información aportada
por el Lic. Salvador Torres González, bisnieto del Coronel Juan Torres,
al comentarme de la posesión del archivo de su bisabuelo. Así empezó el
estudio de aproximadamente 25 cartas que, junto con otras 250 obtenidas
del Archivo General de la Nación, la Biblioteca José Vasconcelos, la
Universidad Iberoamericana, el archivo histórico de la Secretaría de la
Defensa Nacional y el archivo de la UNAM resumido en 30 volúmenes
publicado en 1947 por la editorial Edele con un prólogo del Lic. Don
Alberto María Carreño, nos llevaron a reunir un total de casi 300 cartas,
correspondencia cruzada que seguramente en el futuro habrá de ser útil a
cualquier investigador que quiera abundar en el estudio de la relación entre
tan destacados militares.
Este trabajo ha sido de especial interés para mí pues me ha hecho
encumbrar en los archivos históricos. Es un privilegio estudiar a tantos
personajes que, entrelazados por el servicio a la Patria, dedicaron sus vidas
a servirla en aquellos momentos cuando la República recuperada por
liberales enfrentó en la era moderna de la industrialización y el desarrollo
del transporte la oportunidad de figurar en el mapa universal de los países
en desarrollo. Combatieron rebeldes y traicioneros, hicieron un proyecto de
nación que cumplió y fundó instituciones, se crearon leyes y se disciplinó
y ordenó el trabajo. La institución de la democracia y la observancia regida
de las formas llevó a México al escaparate mundial en la Feria de París
en 1900 y luego en la consumación del Centenario, cuando las diferentes
legaciones extranjeras vinieron a constatar el cambio que este grupo de
militares administradores dieron al pueblo de México.
Gran participación tuvieron Don Porfirio y el coronel Juan Torres
en todo ello. Aquí está, pues, su archivo, para que la historia pueda dar a
conocer con quién y cómo trabajó el gobierno del general Díaz.
582
Fuentes Primarias de la Revolución Mexicana
Maestra María de Los Ángeles Sandoval Salgado
Porque puede ocurrir
que todos los documentos sean verdaderos
y, sin embargo,
la Historia resultara falsa.
Miguel de Unamuno
E
l periodo en México, conocido como Revolución Mexicana, ha
sido entendido como el legado político del Estado Mexicano
moderno, sin tomar en cuenta otros enfoques más integrales e
incluyentes, como afirma Fernand Braudel:
Para estudiar en su totalidad los hechos sociales tan complejos, por favor no
utilicemos un solo proyector, por interesante que sea su luz, como se ha venido
haciendo con el proyector de la historia política, tanto el tiempo maniobrado
con exclusión de todos los demás; sólo ilumina un sector del pasado y no
siempre el más importante.1
A partir del sistema de administración pública instalado durante
el periodo revolucionario, se analiza en el presente ensayo la forma, en
que el poder militar controló durante la primera mitad del Siglo XX,
los destinos de la nación:
Ahora bien, haciendo del poder la instancia del no, se está avocado a una
doble <<subjetivación>>: el poder, del lado en el que se ejerce, es concebido
como una especie del gran Sujeto absoluto —real, imaginario o jurídico, poco
importa— que articula la prohibición: Soberanía del Padre, del Monarca, de
la voluntad general. Del lado en que el poder se sufre, se tiende igualmente a
<<subjetivarlo>> determinando el punto en el que se hace la aceptación de
la prohibición, el punto en el que se dice <<si>> o <<no>> al poder; y de este
modo para dar cuenta del ejercicio de la Soberanía se supone ya sea la renuncia
a los derechos naturales, ya sea el contrato social.2
El análisis del poder y la autoridad se establecen como los mecanismos
de control necesarios para conseguir los objetivos mediante la figura del
jefe, quien tiene la misión de mandar y ejercer su autoridad. Por lo tanto la
autoridad fue para los líderes militares, un privilegio de mando.
583
Maestra María de Los Ángeles Sandoval Salgado
El poder durante el periodo revolucionario se materializó
a través de los movimientos armados que se iniciaban mediante
Planes, Programas, Tratados, Decretos y Pactos, lo que motivó que el
ejército sufriera una serie de transformaciones, principalmente por las
campañas, las diferentes facciones que operaban como fuerza armada,
y la parte subjetiva de la genealogía del poder que se concretaba por los
combatientes, al seguir la ideología de los caudillos.
Las diferentes ideologías de los protagonistas revolucionarios se
presentaban, a través de los documentos que contenían, las propuestas
que serían el vehículo eficaz para lograr los urgentes cambios que
requería la nación y que en la mayoría de los casos, sólo pretendían la
obtención del poder. Estas ambiciones acabaron con el ideal de lo que
pudo ser la Revolución Mexicana, llamada a ser la primera del siglo XX.
El proceso revolucionario también facilitó el gran quehacer
humano en otros ámbitos formativos. Sin embargo, la causa
revolucionaria se desvirtuó por el poder de los líderes, que utilizaron
a la fuerza armada como el instrumento de dominación para lograr
sus fines. La parte sometida a estos intereses fue la del pueblo que
participó en las diferentes facciones del ejército sin tener una formación
militar, y sin advertir que contribuyó a las ambiciones de poder de los
caudillos, a pesar de que estos protagonistas anónimos se unieron al
movimiento, llevando como estandarte el nacionalismo y el ideal de
una revolución social.
Los ideales de la Revolución se gestaron desde el aparente periodo
de tranquilidad que vivieron los mexicanos a través de la supuesta Paz
Porfiriana. La dictadura entró en crisis con la aparición del Programa
del Partido Liberal de Flores Magón y el Plan de San Luis de Madero,
los que fueron el detonante del proceso revolucionario en contra del
desconocimiento democrático de Porfirio Díaz.
La lucha armada se inició el 5 de octubre de 1910, con la
siguiente convocatoria de Madero: “El domingo 20 del entrante
noviembre para que de las seis de la tarde en adelante, en todas
las poblaciones de la República se levanten en armas…”3 El inicio
de la revolución Maderista fue descrita por Miguel Ángel Sánchez
Lamego4, quien refiere que el 14 de febrero de 1911, Madero cruzó
el Río Bravo y se puso a la cabeza de los que se habían levantado en
armas. Este movimiento armado culminó el 21 de mayo del mismo
año, con la renuncia de Porfirio Díaz, al firmar los Tratados de
Ciudad Juárez; sin embargo esta primera fase de la Revolución, no
fue suficiente para que se respetara la soberanía y autodeterminación
del Estado Mexicano.
584
Maestra María de Los Ángeles Sandoval Salgado
A diez días de haber tomado la Presidencia Madero, Bernardo
Reyes, general porfirista del Ejército Federal, suscribió el Plan de
la Soledad el 16 de noviembre de 19115, documento que reformó
al anterior Plan de San Luis. El plan que en palabras de Reyes era
idéntico al plan emitido por Madero en sus principios y tendencias,
destacando solamente los cambios en lo circunstancial. En ambos
planes, Madero y Reyes asumen interinamente la presidencia; el
primero para hacer la guerra contra Díaz; el segundo para hacer la
guerra en contra de Madero.
Es importante mencionar que Reyes ya contemplaba el nombre
de Ejército Constitucionalista en el artículo 15° del Plan de la Soledad,
en donde anuncia que: “El distintivo de las tropas revolucionarias que
hayan de formar el ejército, que se denominará Constitucionalista,
consistirá en una cinta roja puesta en el tocado o en el brazo izquierdo.”.
Otro movimiento armado en contra de Madero, fue el Plan de
Ayala del 28 de noviembre de 1911. En él, menciona Zapata al Ejército
Insurgente como defensor del Plan de San Luis, por la falla de Madero,
para sostener y llevar a cabo las promesas del movimiento del 20 de
noviembre. En su artículo 3° propone a Pascual Orozco como jefe
del movimiento y en caso de no aceptar, tomaría el cargo el mismo
Emiliano Zapata. En el artículo 10° afirma que los jefes militares
insurgentes que defendieron el Plan de San Luis, y que se opusieran
con fuerza armada al mismo plan, serían considerados traidores, es
decir los militares reyistas. Esta actitud mantenía vigente los ideales
sociales de la revolución: “Pueblo mexicano: apoyad con las armas en
la mano este plan y haréis la prosperidad y el bienestar de la patria”.6
Cuatro meses después, Pascual Orozco suscribe en contra
de Madero, el Plan de la Empacadora el 25 de marzo de 1912. En
él habla del Ejército Nacional Revolucionario y llama usurpador al
gobierno Maderista: “Habiendo mediado fraude y fuerza armada en
las elecciones de octubre de 1911…”7 y establece en el artículo 20° del
mismo, que los elementos armados seguirían en pie de guerra. Por otra
parte, en el artículo 21° afirma que “Siendo anti constitucionalista la
militarización del país, y contraria a los principios democráticos, se
deroga la ley despótica del servicio militar obligatorio expedida por el
gobierno maderista”.8
Al año siguiente, Félix Díaz, proclamó el Plan Felicista el 16
de octubre de 1912, en el que convocó a movimientos armados en
contra de Madero: “Mexicanos todos, prestadme vuestro contingente
material y moral para la obra de aseguramiento de paz que emprendo
con la guerra”.9
585
Maestra María de Los Ángeles Sandoval Salgado
Victoriano Huerta y Félix Díaz, militares de carrera y
pertenecientes al Ejército Federal, informaron la detención de Madero
el día 18 de febrero de 1913, a través del Pacto de la Ciudadela10.
En éste se afirma que: “Desde este momento se da por inexistente
y desconocido el Poder Ejecutivo que funcionaba.” Además invita a
todos los revolucionarios a cesar en sus movimientos hostiles.
El 19 de febrero de 1913, ante el anuncio de la aprehención de
Madero, Venustiano Carranza inicia la segunda fase del movimiento
revolucionario, mediante el Decreto 1421 de la Legislatura del Estado
de Coahuila, por el que se desconoce a Victoriano Huerta y se establece
nuevamente la lucha armada:
“Se conceden facultades extraordinarias al Ejecutivo del Estado, en todos
los ramos de la administración pública, para que suprima los que crea
convenientes y proceda a armar fuerzas para coadyuvar al sostenimiento del
orden constitucional en la República”.11
A la causa de Carranza, se unieron en su mayoría integrantes
del pueblo sin formación militar, mismos que fueron comandados por
militares, y en algunos casos por civiles que obtuvieron grados durante
las campañas revolucionarias. Venustiano Carranza fue nombrado
Primer Jefe del Ejército en el Plan de Guadalupe, el cual fue redactado
en su primera versión por Alfredo Breceda el 26 de marzo de 1913;
en este plan también se establece que el ejército se denominará
Constitucionalista.
Francisco Múgica describe las circunstancias en las que se
redactó el Plan de Guadalupe y cita las palabras de Carranza:
“¿Quieren ustedes que la guerra dure dos años, o cinco años? La
guerra será más breve mientras menos resistencia haya que vencer”.12
Año y medio después, el 13 de agosto de 1914, mediante los Tratados
de Teoloyucan, el Ejército Constitucionalista obtuvo la rendición del
antiguo Ejército Federal.
Emiliano Zapata modificó el Plan de Ayala el 30 de mayo
de 1913, a fin de unirse a la causa en contra de Victoriano Huerta.
En esta modificación también incluyó su desacuerdo hacia Pascual
Orozco, en virtud de que había reconocido a Huerta como presidente.
Simultáneamente Zapata reorganizó su ejército como Junta
Revolucionaria del Centro y se unió al movimiento Constitucionalista.
Sin embargo durante las campañas constitucionalistas, desde
marzo de 1914, se hicieron evidentes las contradicciones de Villa
contra el estilo de liderazgo de Carranza, por lo que quedó latente,
586
Maestra María de Los Ángeles Sandoval Salgado
al triunfo del constitucionalismo, el conflicto que desembocaría en la
lucha de facciones.
Las luchas revolucionarias debieron haber cesado después de
eliminar a Huerta y haber vencido al Ejército Federal; sin embargo
la negativa de Carranza para adherirse al Plan de Ayala, frustró la
revolución social planteada en el mencionado plan, la cual tampoco se
había realizado con la revolución Maderista.
La tan ansiada revolución social fue propuesta por Villa y Zapata
al gobierno de Carranza. Las diferentes facciones revolucionarias
pretendieron establecer acuerdos a través de las convenciones que
serían la alternativa para alcanzar una revolución en el sentido clásico;
sin embargo, las contradicciones ideológicas entre los caudillos
revolucionarios, no lo permitieron.
Se debe tomar en cuenta que los caudillos de la segunda fase
de la revolución se encontraban uno en el norte, otro en el sur y
un tercero en el centro; las distancias dificultaban la reunión de las
diferentes facciones armadas. Se requería un lugar neutral para llevar
a cabo los acuerdos, entre los que destacan el problema agrario y la
sucesión presidencial. El primer intento fue el Pacto de Torreón del 4
de julio de 1914, el cual afirmaba en su cláusula octava que: “Ningún
jefe constitucionalista figurará como candidato para presidente o
vicepresidente de la República”.13 A pesar de esto, Carranza siguió
como encargado del Poder Ejecutivo del país hasta 1917, cuando fue
electo presidente de la República.
Fue lamentable para la nación que ni en la Convención de la
Ciudad de México, que se realizó cuando los constitucionalistas tomaron
el poder, ni la Convención Militar que se trasladó a Aguascalientes el 1°
de octubre de 1914, lograron reivindicar los ideales de la Revolución,
por lo que la Convención de Aguascalientes sería el último momento
estelar de la Revolución Mexicana.
Carranza presentó el 12 de diciembre el Programa de la
Revolución, en el que justificaba no estar en contra de la División
del Norte ni de su jefe, así como tampoco se había opuesto a las
convenciones realizadas, las cuales pretendían terminar con las
hostilidades. Para aclarar lo anterior, afirmó:
Que la calidad de los elementos en que se apoya el General Villa, que son
los mismos que impidieron al Presidente Madero orientar su política en un
sentido radical, y fueron por lo tanto, los responsables políticos de su caída,
y, por otra parte, las declaraciones terminantes hechas por el mismo Jefe de
la División del Norte en diversas ocasiones, de desear que se restablezca el
587
Maestra María de Los Ángeles Sandoval Salgado
orden constitucional antes de que se efectúen las reformas políticas y sociales
que exige el país, dejan entender claramente que la insubordinación del
General Villa tiene un carácter netamente reaccionario y opuesto a los fines
del movimiento Constitucionalista, y tiene el propósito de frustrar el triunfo
completo de la Revolución, impidiendo el establecimiento de un gobierno
Preconstitucional que se ocupara de expedir y poner en vigor las reformas por
las cuales ha venido luchando el país desde hace cuatro años.14
Al no llegar a ningún acuerdo Zapata, Villa y Carranza, se inició
la tercera fase de la Revolución Mexicana. El 14 de diciembre de 1914,
se celebró el Pacto de Xochimilco, en el que Zapata y Villa manifestaron
su desacuerdo por no estar convencidos de que Carranza llevara a
cabo las propuestas por las que habían luchado, e insistían en que el
Poder Ejecutivo debía recaer en un civil; sin embargo afirmaban que si
Carranza permanecía en el Poder ejecutivo: “…se derrumbaría toda la
obra revolucionaria, porque habríamos derrocado una dictadura para
sustituirla por otra”15 Con este pacto se retomó la lucha armada entre
las facciones revolucionarias, al afirmar Antonio Díaz Soto y Gama:
“Generales Zapata y Villa: los destinos de la patria están en vuestras
manos [...] con la indicación […] de que ninguno de vosotros debe
aspirar a ningún puesto público.”16
De esta manera Carranza justificó la lucha armada en contra
de los nuevos enemigos de la Revolución, Zapata y Villa, quienes
para enero de 1915, habían obtenido el control de Morelos, Puebla,
Guerrero y Chihuahua, así como la mayor parte de Coahuila, Nuevo
León y Zacatecas.17
El Ejército Constitucionalista comandado por Carranza, también
tuvo que enfrentar el movimiento contrarrevolucionario de Félix Díaz,
el cual se inició con el Plan Felicista de Tierra Colorada, en el estado
de Veracruz el 23 de febrero de 1916, cuyo objetivo principal era, “la
salvación de la patria, por medio de la cesación de la anarquía,”18 y en
el cual también se designaba al Ejército Reorganizador Nacional, para
llevar a cabo el movimiento armado. Este movimiento fue secundado
por militares del extinto Ejército Federal como: Luis Medina Barrón,
Ignacio Morelos Zaragoza y Marcelo Caraveo, además de ex zapatistas
como Higinio Aguilar y Juan Andreu Almazán.
El periodo de 1917 a 1920 continuó caracterizándose por
innumerables movimientos armados en todo el territorio nacional.
Los Constitucionalistas siguieron sofocando a las diferentes facciones
armadas, especialmente contra Villa, en las que participaron Francisco
Murguía, Manuel M. Diéguez, Cesáreo Castro, Joaquín Amaro y Pablo
588
Maestra María de Los Ángeles Sandoval Salgado
Quiroga. Así también contra Zapata, por lo que en el Ejército Libertador
del Sur se presentaron deserciones a favor del grupo Felicista, con la
intención de unificar el movimiento contra Carranza.
A pesar de la desestabilización del país, debido a los movimientos
contrarrevolucionarios, el Primer Jefe del Ejército, quien siempre
se había distinguido en Administración Pública, promulgó la
Constitución, ante la recién instalada XXVII Legislatura del Congreso
de la Unión. De igual manera rindió el informe de los cuatro años
que había estado al frente del Poder Ejecutivo. Cabe destacar que a
pesar de que la revolución sostenía el principio de no perpetuarse en el
poder, Venustiano Carranza continuó al frente del ejecutivo, a través
de elecciones presidenciales, tomando posesión el 1° de mayo para el
segundo período presidencial de cuatro años.
Durante esta fase, empiezan a destacar las campañas militares
a cargo de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, seguidores de
Carranza, por lo que es importante mencionar que estos personajes
estuvieron al frente de las dos únicas batallas que perdió Villa: la
Batalla de Celaya el 10 de abril de 1915 frente al primero y la de Agua
Prieta el 19 de marzo de 1920 contra el segundo.
En el año de 1919 se hacen inminentes las elecciones
presidenciales, así como también, emergen nuevamente las aspiraciones
por conservar y obtener el poder. Es en estos momentos que finaliza
la tercera fase de la Revolución Mexicana, debido al desacuerdo entre
Carranza y el grupo de Sonora.
En el año de 1919, Álvaro Obregón manifiesta a la ciudadanía su
interés para postularse como candidato a la presidencia:
Me presento, pues, en el tablado político para decir a la nación, desde este
manifiesto: soy candidato a la presidencia de la República en la próxima
campaña electoral. No tengo compromisos de ninguna índole ni dentro ni
a fuera del país.19
La posición de Obregón ya advertía la inconformidad del grupo
de Sonora, por el deseo de Carranza de imponer como su sucesor a
Ignacio Bonillas. Sin embargo, la fuerza política de Obregón iba
en aumento, por lo cual se acusaba a Carranza de utilizar al Poder
Ejecutivo como un partido político militante:
El error tradicional en que ha venido incurriendo la mayoría de nuestros
mandatarios al creer con más o menos sinceridad que se sirve fielmente a la
nación procurando crear un SUCESOR a quien entregarle el poder, porque
589
Maestra María de Los Ángeles Sandoval Salgado
es el único capacitado para concluir su obra que ellos no pudieron terminar
por la limitación de su periodo. ¡Cómo si la obra de un gobernante pudiera
considerarse terminada alguna vez!20
Esta afirmación resulta profética, más intencionada hacia el
futuro político del México de los próximos setenta años, que como una
reflexión del pasado.
La postulación de Obregón contó con el apoyo de Luis N. Morones
y su grupo de acción de la Confederación Regional Obrera Mexicana
(CROM), con lo que quedaba evidente la penetración política del
candidato en la ciudadanía. En tanto, en el escenario político se
afirmaban las acciones realizadas por los seguidores de Carranza, a
fin de que se retirara la candidatura de Obregón y así poder evitar “un
conflicto fratricida”.21 Todo lo anterior es evidencia de la lucha del
sector militar por alcanzar el poder.
La desvinculación del grupo de Sonora de la hegemonía
Carrancista, se inicia con la renuncia de Elías Calles al cargo que venía
desempeñando en el gabinete de Carranza, para unir fuerzas con el
gobernador de Sonora, Adolfo de la Huerta, quien había iniciado las
hostilidades con el Ejecutivo Federal, por las diferencias de intereses,
respecto a la administración de las aguas del Río Sonora.
Frente a esta situación, Carranza respondió enviando al Estado
de Sonora al Ejército Constitucionalista, con Manuel M. Diéguez
al frente. El gobernador Adolfo de la Huerta se inconformó por la
presencia de las tropas federales y advirtió que “…se originaría…una
conflagración que sin duda envolvería a toda la república.”22
Esta afirmación se concretó formalmente el 23 de abril de 1920
a través del Plan de Agua Prieta, y De la Huerta quedó al frente del
Ejército Libertador Constitucionalista. En este plan se afirmó:
II. Que el actual presidente de la República, C. Venustiano Carranza, se había
constituido jefe de un partido político, y persiguiendo el triunfo de ese partido
ha burlado de una manera sistemática el voto popular; ha atentado repetidas
veces contra la soberanía de los estados y ha desvirtuado radicalmente la
organización de la República.23
El asesinato de Carranza el 21 de mayo, en Tlaxcalantongo, Pue.,
a manos de Rodolfo Herrero, no significó el fin de la administración
constitucionalista; a pesar de esto, el año de 1920 representa para
algunos teóricos el término del periodo revolucionario; para otros,
implica una fase más, la de las instituciones a cargo del grupo de
590
Maestra María de Los Ángeles Sandoval Salgado
Sonora: Obregón, Calles y De la Huerta y afirman “que la Revolución
vino del Norte”.
La administración de Obregón tuvo como objetivo principal
disminuir el poder de los militares de las diferentes facciones,
otorgándoles ascensos y otras formas de enriquecimiento, con el objeto
de reorganizar, unificar y disminuir al ejército:
Obregón pretendió disminuir un tanto el poder de los militares reorganizando
el ejército. Lo logró parcialmente con la creación de la reservas, dio de baja
a un número considerable de generales, oficiales y tropa; se crearon colonias
militares para permitir el retorno a la vida civil de algunos de los cuerpos
del ejército y, finalmente, el aumento de las regiones militares de 20 a 35
disminuyó el poder individual de los jefes de zona.24
El mandato de Álvaro Obregón terminó el 30 de noviembre de
1924 y México revivió el fenómeno del poder mediante la sucesión
del cargo presidencial. La inestabilidad del ejército y las aspiraciones de
los militares, se hizo patente nuevamente con la acción iniciada contra
el gobierno central, por el movimiento Delahuertista, encabezado por
el General Rómulo Figueroa y 102 generales más que contaban con el
40% de los efectivos. La aspiración presidencial de Adolfo de la Huerta
finalizó, al ser sofocado este movimiento y, quedar finalmente al frente
del ejecutivo Plutarco Elías Calles.
La sucesión presidencial de 1928 vuelve a presentar las mismas
características por el poder, con la división entre Obregonistas y Callistas.
Oregón postulaba al General Francisco R. Serrano. Calles, por su parte, a
Arnulfo R. Gómez. El resultado de esta escisión, fue el levantamiento en
armas de los contendientes, con lo que se reafirma que la sucesión en el
país se daba a través de la violencia y no de las urnas.
Las aspiraciones presidenciales de Serrano y Gómez, fueron
frustradas mediante sus asesinatos, por lo que las elecciones del 1º de junio
de 1928 designaron a Obregón como candidato, quien salió vencedor con
lo que se justificaba Sufragio efectivo no Reelección. El poder sostenido
por medio de asesinatos sigue siendo la pauta en la política revolucionaria;
se constata cuando Obregón también es asesinado a los pocos días de su
elección (17 de julio).
Calles, al final de su mandato, el 1º de septiembre de 1928, afirmó
en su informe presidencial: “…que era preciso concluir ya con la etapa
caudillista, e iniciar la construcción de un mecanismo que permitiera
resolver pacíficamente la sucesión presidencial”, y estableció un vehículo
democrático, representado por el Partido Nacional Revolucionario (PNR).
591
Maestra María de Los Ángeles Sandoval Salgado
Fue evidente desde un principio la inexistencia de la democracia,
en virtud de mantenerse el poder de Calles, a través del fenómeno
conocido como el Maximato, bajo el cual tuvo el control del Poder
Ejecutivo de tres presidentes, de 1929 a mediados de 1935, en el que no
se acataban los intereses del presidente en funciones, sino las decisiones
del denominado Jefe Máximo de la Revolución.
Ante la muerte de Obregón, Emilio Portes Gil, fue designado
presidente de la República y en 1929 fue electo titular del Poder
Ejecutivo de la Nación el General e Ingeniero Pascual Ortiz Rubio, con
quien surgió nuevamente la inestabilidad política. Así mismo, la última
gran revuelta militar, fue comandada por el General José Gonzalo
Escobar, el 3 de marzo de 1929.
El control político y militar de Calles quedó demostrado ante la
renuncia de Ortiz Rubio, el 2 de septiembre de 1932 y la imposición
de su sucesor, el General Abelardo L. Rodríguez, quien fue el tercer y
último presidente del Maximato, quien era un militar de poca influencia
y representatividad. La influencia militar de Calles estaba avalada por
los militares más representativos del entonces Ejército: Joaquín Amaro,
Saturnino Cedillo, Juan A. Almazán y Lázaro Cárdenas del Río.
Éste último se postuló como candidato a la presidencia en 1933.
Es importante mencionar que él representaba “el ala progresista de la
élite militar en la que se apoyaba Calles”.25 Sin embargo, el Jefe Máximo
apoyaba más la postura de los Generales Amaro y Almazán.
El 1º de diciembre de 1934, sin mayores incidentes, Abelardo
Rodríguez entregó la presidencia a Cárdenas. Sus primeros años de
gobierno se definieron por los enfrentamientos con Calles, quien
finalmente fue obligado a abandonar el país en 1936.
El PNR se transformo en el Partido de la Revolución Mexicana
(PRM), se organizó, con el apoyo de la: Confederación de Trabajadores
de México (CTM), Confederación Nacional Campesina (CNC), los
Sindicatos de trabajadores al Servicio del Estado y el Sector Militar. La
incorporación del Ejército en el partido tenía el objetivo de neutralizar a
la corriente anti cardenista:
La presencia del ejército dentro del partido, que en cierta medida legitimaba su
notable actividad política, duró poco tiempo. Concluido el periodo Cardenista y
con él las posibilidades de un levantamiento militar, este sector dejó de existir.
En el futuro los militares interesados en actividades políticas sólo podrían
afiliarse individualmente al partido a través del sector popular.26
592
Maestra María de Los Ángeles Sandoval Salgado
El candidato de Cárdenas para la sucesión presidencial fue Manuel
Ávila Camacho, y su oponente fue el General Andreu Almazán. Con el fin
de ejercer su poder, el presidente Cárdenas dió la orden de reemplazar los
votos de Almazán por los de su candidato.
Estas elecciones representaron el último bastión del poder militar
y la transición del México rural de las constantes campañas militares y
revueltas armadas, hacia el México de la segunda mitad del siglo XX que
se caracterizaría, por la hegemonía de los “licenciados” y su irrupción en
el escenario político del país.
El acercamiento al fenómeno militar de la Revolución Mexicana,
nos permitió que a través de fuentes directas como son Planes, Programas,
Tratados, Decretos y Pactos, se elaborara un discurso basado en la actuación
militar y su relación con el poder.
Es importante recordar que la historia militar de la revolución
se inició con textos de algunos participantes, en los movimientos que
buscaban encontrar la razón y el sentido de la lucha armada, los cuales al ser
analizados con otra perspectiva teórica, podrían resultar enriquecedores:
Las obras historiográficas de la Revolución mexicana elaboradas entre 1911 y 1960
no forman un conjunto homogéneo; no hay justificación para englobarlas como una
interpretación ortodoxa ni como una historiografía oficial; ni se articulan en torno
al mismo eje temático ni tienen una estructura narrativa uniforme. Cierto que hay
entre casi todos los autores reseñados un elemento común: haber sido partícipes o
testigos de los acontecimientos sobre los que escribieron, pero la historia vivida fue
distinta en cada uno de ellos.27
Las líneas de investigación y las nuevas corrientes interpretativas, que
han teorizado sobre los acontecimientos del periodo de 1910 a 1946, se
apartan de los criterios triunfalistas establecidos hasta antes de 1970 en torno
al tema, y proponen elementos teórico-metodológicos de interpretación,
centrados en la consolidación del estado mexicano del siglo XXI.
Aun cuando la complejidad intrínseca del proceso revolucionario podría explicar, en
parte, la abundante escritura que ha generado, su preeminencia como eje de muchas
investigaciones de historiadores mexicanos y extranjeros sería incomprensible si se
omitieran tanto su singular permeabilidad a los cambios de perspectiva y en las
maneras de concebir y estudiar el pasado, como el rescate y la organización de los
archivos, así como la modificación del concepto de “fuente histórica”.28
593
Maestra María de Los Ángeles Sandoval Salgado
Es importante destacar que dentro de las funciones realizadas por
el ejército, la tarea de escribir su propia historia, ha sido dejada de lado
por atender asuntos de mayor prioridad frente a las demandas de la
nación. Sin embargo este foro es la coyuntura ideal para difundir a todos
los institutos de investigación y los profesionales dedicados a la docencia,
incluso los docentes militares en Historia, la posibilidad de explotar las
fuentes militares, para elaborar el nuevo discurso de la Historia.
Los archivos militares se pueden considerar como uno de los
acervos más completos de la Historia; lo anterior porque la integración
de los mismos, se crea día a día con todas las acciones militares que
se informó por escrito. Por lo tanto, el acercamiento a estas fuentes
de la Historia, resulta enriquecedor para cambiar algunos mitos de la
historia militar que se repiten, a pesar de haber sido producidos por
una sola versión, la de los participantes en los hechos, como es el caso
de la pérdida del brazo derecho de Obregón que sucedió en la Hacienda
de Santa Ana del Conde, Gto., el 3 de julio de 1915, cuando el mito
de la Historia refiere que perdió la mano durante la Batalla de Celaya,
cuatro meses antes, el 10 de abril de 1915, lo que se desmiente en el
parte oficial de la mencionada batalla.29
Una mirada fresca a los documentos de primera mano, permitirá
la elaboración de la historia militar, sustentada en fuentes confiables:
“Todas las ciencias sociales, incluida la historia, han evolucionado
paralelamente, de manera menos espectacular pero no menos decisiva.
Un nuevo mundo, ¿por qué no una nueva historia?”. 30
Por lo tanto se concluye que la Historia militar de la Revolución
Mexicana es la gran asignatura pendiente para las fuerzas armadas
mexicanas. Es decir, establecer el compromiso de elaborar nuevos
discursos acerca de la actuación de las Fuerzas Armadas y su
consolidación, sin recurrir a los textos tradicionales, sino elaborando
una nueva interpretación, con todo el rigor teórico-metodológico de la
Historia, sustentada con el acervo documental militar tan abundante,
completo y poco aprovechado por este sector, tarea de explotación de
fuentes que se ha empezado a realizar en el Centro de Estudios del
Ejército y Fuerza Aérea (CEEFA), a través del Curso de Profesores de
Historia Militar y de México.
594
Los expedientes judiciales del inicio de la Revolución
Antirreeleccionista en Puebla como fuente histórica de
la organización militar en 1910
Doctor Patricio Eufracio Solano
L
a mañana del 18 de noviembre de 1910, se levantaron en armas
los antirreeleccionistas poblanos en la ciudad capital del estado.
El sitio del combate fue la casa marcada con el número 4 de la
antigua calle de la Portería de Santa Clara, habitada, en esos días,
por las familias Serdán Alatriste, Serdán del Valle y poco más de una
docena de correligionarios maderistas. Los resultados de la batalla
fueron, la muerte de todos los hombres apostados en la casa y el
encarcelamiento de las mujeres.
Esta acción bélica de los antirreeleccionistas poblanos es el
único hecho de la Revolución consignado en el Diario Oficial de la
Federación, mismo que se publica el 23 de noviembre, cuatro días
después de sucedido. La parte sustancial del texto asegura:
Las proporciones que indebidamente han dado algunos periódicos noticieros,
a varios intentos subversivos verificados en muy contados puntos del
país, y muchas falsedades que se han publicado con respecto a los mismos
acontecimientos, ponen al Diario Oficial en el deber de informar sobre los
hechos lamentables acontecidos, pero que por ningún motivo pueden tener
trascendencia para la paz y el orden públicos, permanentemente asegurados
en la Nación. (…) (un) grupo (de antirreeleccionistas) radicaba en la ciudad
de Puebla y que puede decirse que se limitaba a una familia, opuso sangrienta
resistencia a la policía que trató de catear la casa en que los conspiradores se
hallaban y aún a una fuerza federal que acudió en auxilio de las locales de
seguridad pública, contra las cuales dispararon armas de fuego los sediciosos.
A este suceso se le concedieron, por lo pronto, tamaños mayores de los que
tuvo; pero la verdad fue que se limitó, como se acaba de expresar, a una
desesperada resistencia que a la acción de la policía opusieron menos de
veinte personas, dentro de una casa particular. No se trató, pues, de ningún
movimiento revolucionario, de ningún motín siquiera, o trastorno del orden
público. Ninguna masa popular hizo causa común con los individuos que en
esa casa había, en actitud ofensiva.1
Como vemos, la publicación buscaba minimizar el hecho pero,
al final, terminó engrandeciéndolo y eternizándolo. Su redacción y
contenido, cargado de desprecio y una velada sorna, sirvieron, al paso
595
Doctor Patricio Eufracio Solano
de los años, para conocer la profundidad de la alarma que provocó
en el gobierno del general Porfirio Díaz, la asonada poblana. Como
sabemos, cinco meses más tarde los maderistas derrocarían a Díaz.
Con miras a conmemorar el Centenario del inicio de la Revolución
antirreeleccionista, en el año de 2007 inicié la investigación sobre el
sitio y hechos del levantamiento armado de los Serdán. Hasta esos
momentos, la difusión sobre este asunto se había centrado en dos
tipos de fuentes: una de ellas, los diarios de la época, casi todos ellos
asentados en la ciudad de México, que recibían las noticias de los
hechos a través de corresponsales o relatos de poblanos que arribaron
a la capital en esos días con la consecuente imprecisión de lo contado,
y, la otra, los testimonios orales y consejas populares que surgieron
a partir de la fallida asonada. Huelga decir que ante tales fuentes la
inconsistencia histórica de lo sucedido dejaba mucho que desear.
Aún así y no obstante la importancia que estos hechos tienen
para la historia local y nacional, en cien años nadie había cuestionado
la puntual veracidad de lo publicado hasta entonces, a pesar que
algunos de los hechos narrados se antojaban francamente inverosímiles
y producto más de la tendencia unificadora de la historia patria
sustentada en la ideología del Nacionalismo revolucionario, que de la
realidad de lo sucedido; a pesar de ello, durante un siglo se aceptó, a
pie juntillas, lo relatado por periodistas y apologistas revolucionarios.
Sin embargo, persistía latente la duda histórica, ya que entre los
historiadores locales corría una suerte de leyenda urbana referente a
la existencia de uno o varios expedientes judiciales que consignaban
datos y circunstancias sobre el levantamiento armado de los
antirreeleccionistas poblanos, pero nadie aseguraba haberlos visto o
estudiado, de ahí que los pormenores de lo sucedido el 18 y 19 de
noviembre de 1910 variaban de autor en autor, provocando con ello
versiones dispares sobre el alzamiento y legendarias acciones de sus
protagonistas, salpicadas de fantasía y desmesura.
A la par de ello, el desconocimiento puntual de lo sucedido en
Puebla en esos días del inicio de la revolución antirreeleccionista,
polarizaba de forma maniquea los alcances protagónicos de todos los
involucrados, satanizando, por un lado, a los policías y cuerpos militares
que participaron, por el simple hecho de haber sido los matadores de
los revolucionarios y, por el otro, ensalzando tan solo a uno o dos
de los combatientes antirreeleccionistas, específicamente a Aquiles
y Carmen Serdán, quienes, no hay duda, jugaron un importantísimo
papel en el alzamiento, pero que de ninguna manera fueron los únicos
o los más arrojados y heroicos. Justo es señalar que en esos 18 y 19 de
596
Doctor Patricio Eufracio Solano
noviembre, el sacrificio y la sangre, entre otros, de Máximo Serdán,
Manuel Paz y Puente, José Clotilde Torres o de las mujeres Serdán:
Filomena y María del Carmen, fue y es de tanta importancia como la
del que más y merece una revalorización y puntual reconocimiento en
nuestra historia patria; pero, ¿cómo reconocerlo si lo desconocíamos?,
y en ese mismo tenor, ¿cómo valorar la participación en la historia
de las fuerzas militares y policiacas, sin contar con los testimonios
de primera mano que cada uno de ellos externó en su momento
sobre lo sucedido? De ahí la importancia de recurrir a las fuentes
documentales primarias y, en este caso, a los expedientes judiciales
que al respecto se conformaron.
Y este asunto de la existencia de los expedientes mismos, es
la primera singularidad de este caso que quiero señalar, ya que las
características particulares del levantamiento armado de los Serdán y
sus correligionarios, propiciaron la necesaria conformación de dichos
expedientes. Abundo en ello para explicar los alcances de esta afirmación.
En la vorágine de un levantamiento armado resulta impensable
el concurso inmediato de la judicialización de los hechos, ya que la
propia dinámica del alzamiento no lo permite, pues nadie, en pleno
combate, acude a la ley antes de sofocar y controlar la insurrección
y, en ocasiones, ni aún después de ello puesto que la apropiación del
poder por parte del vencedor hace innecesario el concurso del aparato
judicial, ya que los vencidos son pasados por las armas o encerrados
sin más y, en contadas ocasiones, desterrados o indultados, haciendo
innecesario el fallo judicial a su condición de derrotados.
Sin embargo, el caso del levantamiento de los antirreeleccionistas
poblanos fue singular por tres circunstancias: 1) Que se desarrolla dos
días antes del alzamiento nacional convocado por Francisco I. Madero,
2) Que es aplastado en unas cuantas horas con la consecuente muerte
de todos los hombres insurrectos y la supervivencia de las mujeres
Serdán, y 3) Que la propia supervivencia de las mujeres proporcionó
a las autoridades los elementos suficientes para que en vez de ser
fusiladas, fueran acusadas y juzgadas conforme al derecho vigente en
esos momentos. Veamos al detalle estos componentes.
Los Serdán eran abiertamente correligionarios de Francisco I.
Madero y, como él, pretendían terminar con la larga presidencia de
Porfirio Díaz. Por ello, participan desde la etapa electoral del maderismo
y en él continúan cuando se transita hacia la etapa armada. Esto se
encuentra inequívocamente documentado, pues en el expediente de la
Causa 112/9102, se detalla que al ser arrestados los antirreeleccionistas
Eduardo Barranco y Petronilo Tepos, a mediados de julio de 1910
597
Doctor Patricio Eufracio Solano
teniendo algunos rifles en su poder, declaran que dichas armas las
obtuvieron de Aquiles Serdán en los días de la etapa electoral del
maderismo. Vamos al testimonio puntual para conocer los detalles y
comenzar a valorar la importancia del expediente judicial en cuestión:
…presente Petronilo Tepos e interrogado como corresponde sobre el particular
manifestó… que hace un mes y medio o mejor dicho cuando fueron las
elecciones primarias (presidenciales), su amigo Eduardo Barranco le entregó
cuatro rifles diciéndole que esas cuatro armas eran para que las repartiera entre
las personas que fueran adictas a Madero, o para aquellas que pudieran defender
el antirreeleccionismo. Que él las tomó y que como sabe que el encargado de
la pulquería “Las musas” Onofre Rodríguez es comerciante se las dio para que
les buscara marchante, que la restante se la vendió en cuatro pesos $4.00 a
un forastero a quien él no conoce. Que respecto de los cartuchos que también
recibió junto con las armas de referencia y que serían como treinta y cinco,
veinticinco le dio a Antonio Urrieta, cuatro a Onofre Rodríguez y el resto de
dichos cartuchos se los dio al forastero de quien antes hizo mención. (Por su
parte)Teniendo presente nuevamente a Eduardo Barranco…manifiesta: que las
armas a las que hizo referencia le fueron entregadas en la garita de Santiago por
Delfino Méndez, quien habita la casa número seis de la calle del Padre Ávila, (y
que las) recibió sin tener voluntad para ello, tanto que le manifestó al referido
Méndez que si a otro día no ocurría por ellas las vendería; que posteriormente
y por voces sueltas, llegó a (su) conocimiento que las repetidas armas provenían
de un llamado Aquiles Serdán, quien las repartía con el objeto de que el día de
las elecciones (presidenciales) defendieran la causa antirreeleccionista.3
Como vemos, este pasaje señala, por un lado, la franca participación
de Aquiles Serdán meses antes de la elección presidencial de 1910,
y, por el otro, el preámbulo formativo del ejército revolucionario
antirreeleccionista, que llevaría a Madero a derrocar a Porfirio Díaz.
Otro elemento más que se desprende de este testimonio es la
variedad de actividades que en sus inicios como combatientes llevaron
a cabo los militantes antirreeleccionistas, tales como el activismo
político, que para el caso de Aquiles Serdán inició desde antes, al
menos desde 1909, ya que según relata el historiador Enrique Cordero
y Torres, ese año es arrestado por participar en una manifestación
contra la reelección del gobernador Mucio Praxedis Martínez.4
En cuanto a los demás integrantes de la familia Serdán,
existen escasos registros de su participación, siendo el más sólido
el de Carmen, quien es mencionada por Francisco Cosío Robelo en
el interrogatorio al cual es sometido después de su arresto en los
598
Doctor Patricio Eufracio Solano
primeros días de noviembre de 1910, consignado en el expediente
judicial en cuestión, y en el cual se detalla el contenido de una carta
que el propio Cosío envió a Carmen:
Srita. Carmen Serdán, Puebla, Pue.
Muy estimada señorita.
Le doy las más expresivas gracias por la eficacia con que se sirvió atender la
súplica que con un enviado le hice. Tenemos pensado mandar una persona
de confianza a San Antonio, y teniendo en cuenta que Aquiles está allá,
desearíamos saber, para el caso de resolvernos, si alguna de Uds. quisiera ir.
El viaje en caso de hacerse, sería a mediados de la semana entrante. En espera
de su respuesta, me es grato suscribirme suyo Afmo. Atto. Amigo y respetuoso
S.S. F. Cosío Robelo.5
De acuerdo con lo consignado en el expediente judicial, puede
comprenderse la activa participación y esmerada preparación de los
antirreeleccionistas poblanos para el alzamiento nacional convocado
por Francisco I. Madero para el 20 de noviembre de 1910 y, por ende,
la vigilancia y hostigamiento que vivieron por parte de las autoridades
poblanas. De ahí que la serie de acontecimientos que se desatan en
Puebla entre el 14 y el 17 de noviembre: cateos, arrestos y persecución
de antirreeleccionistas, desembocan en la batalla de la mañana del día
18 y la madrugada del 19 en la casa de los Serdán.
En cuanto a la segunda y tercera condiciones de singularidad
en este caso histórico apuntadas líneas arriba: la derrota de los
antirreeleccionistas y la sobrevivencia de las Serdán, ambas
circunstancias provocaron la disyuntiva gubernamental de qué hacer
con dichas mujeres, ya que al ser arrestadas, (en vez de matarlas
en el momento que fueron descubiertas), su integridad pasó a ser
responsabilidad del estado poblano y no de las fuerzas armadas que
sofocaron el alzamiento, por lo que al final las autoridades de Puebla
decidieron juzgarlas. Finalmente señalo, en este primer desglose del
asunto, que en esta decisión de llevarlas a juicio influyó un criterio
del propio Porfirio Díaz consignado en un telegrama al gobernador
poblano, Mucio Martínez, en el cual el presidente le externa su interés
de no crear mártires:
Remitente: Mucio P. Martínez Gobernador, Puebla (Edo.) Destinatario:
Presidente de la República Gral. Porfirio Díaz (en México) Fecha: 19/11/1910
“Se trabajó toda la noche cateando la manzana y a las tres de la mañana
se encontró Aquiles Serdán debajo entarimado de una casa y fue muerto,
599
Doctor Patricio Eufracio Solano
así como en la refriega murió su hermano. Por correo di parte detallado
secretarías de guerra y gobernador”.
Respuesta: “Enterado de su mensaje. Habría sido mejor que (Aquiles) Serdán
hubiera sido juzgado, sentenciado y castigado conforme a las leyes”.6
Así, las particularidades señaladas desembocaron en el juicio de las
Serdán, pero hoy día ¿qué nos revela dicho expediente judicial? Veamos.
La asonada serdanista, no hay duda, tomó por sorpresa a las
autoridades poblanas, de ahí que la mañana del 18 de noviembre
terminara con la muerte del coronel Miguel Cabrera, jefe de la policía.
Esta sorpresa explica la dilatada reacción de las fuerzas poblanas ante
la muerte del coronel Cabrera, puesto que no solo transcurren más
de cuarenta minutos antes de la aparición de los primeros refuerzos
policiales, sino que en las dos primeras horas de la batalla los
antirreeleccionistas van ganado la partida, según se desprende del
testimonio del coronel Mauro Huerta quien, al recibir órdenes del
propio gobernador Mucio Martínez, alista a cincuenta hombres y con
ellos marcha hacia la casa de los Serdán:
…cómo se le informara que en una de las calles que tomó para llegar a la
de Santa Clara, el fuego que hacían los alzados era muy nutrido, no quiso
tomar las calles de Mercaderes sino que tomó las de Santo Domingo para
desembocar por la calle de Estanco de mujeres (que hace esquina con la de
Santa Clara)… que tan pronto como los amotinados distinguieron que la
fuerza se aproximaba el tiroteo fue todavía más fuerte atacando a su tropa,
ordenó que se replegaran a la izquierda sobre la banqueta para evitar el blanco
a los que estaban sobre la azotea de la casa de Serdán, pero fue inútil esto
debido a que en momentos en que buscaba algún zahuán abierto para tomar
la altura de algunas de las casas de esa calle, vio cómo siete de sus soldados
caían al suelo heridos.7
Esta declaración de Mauro Huerta, muestra dos aspectos
definitorios de las fuerzas del orden: uno, la insuficiente prevención del
ataque antirreeleccionista y, dos, una deficiente logística y estrategia
de combate por parte de la milicia poblana, cuando solo faltaban dos
días para el levantamiento de los maderistas en todo el país.
Para fortuna de las fuerzas poblanas, los demás grupos
antirreeleccionistas no secundan la asonada serdanista, por lo que
a medida que aumenta el número de efectivos militares y policiales
en la zona del alzamiento, los antirreeleccionistas se ven rebasados y
finalmente son muertos todos ellos. De ahí que cuando las fuerzas del
600
Doctor Patricio Eufracio Solano
orden efectúan el asalto final a la casa, solo encuentran en la azotea
hombres antirreeleccionistas agonizantes o sus cadáveres y en el
interior de la casa a tres mujeres: una casi anciana, otra de mediana
edad y una joven, visiblemente embarazada. El impacto de este
encuentro entre ellas y los soldados, relatado por Filomena del Valle,
describe la algidez del momento:
A las once de la mañana del mencionado día 18 de noviembre, mi casa fue
ocupada por individuos de tropa que entraron en ella disparando sobre las
personas que se encontraban, sin parar atención en si hacían resistencia o
no. Mi madre política, la señora doña Carmen Alatriste Vda. de Serdán, mi
hermana política la señorita doña Carmen Serdán y yo, estuvimos a punto
de ser víctimas de ellos, no obstante que procuramos que nuestra actitud no
pudiera inspirar ningún temor a la tropa que entraba, salvándonos tan solo la
actitud resuelta de mi cuñada.8
Después de este primer encuentro las mujeres Serdán son
encarceladas en la Penitenciaría. Ahí permanecerán por diecinueve
días y durante ellos son formalmente acusadas por los delitos de
“rebelión, resistencia a un mandato legítimo de autoridad, homicidio
y lesiones”, por el juez Wilehado Flores, mediante los argumentos
de “estar comprobadas en autos la existencia de dichos delitos (…)
y apareciendo en las mismas actuaciones datos bastantes a juicio
del juez, para suponerlas responsables (de los hechos imputados)”.9
En este viraje de los acontecimientos es que se crea el expediente
judicial en el que hoy podemos atisbar la organización y desempeño
militar de esos días.
El colofón de la suerte de las Serdán se detalla en el propio
expediente, por lo que sabemos que los días pasados en prisión, aunados
a la pena por la muerte de los hombres de su familia y la incertidumbre
sobre su futuro, merman la salud y el ánimo de las mujeres, por lo que
finalmente y debido a una petición de su traslado al Hospital General
del Estado, el 9 de diciembre dejan la Penitenciaría al ser admitidas en
el nosocomio, pero bajo la condición de “continuar su prisión en él”.
En dicho hospital permanecerán los siguientes cinco meses.
Saldrán libres el día 7 u 8 de mayo de 1911, con la Revolución
antirreeleccionista prácticamente triunfante y a dos semanas de la
renuncia de Porfirio Díaz como presidente de México.
601
Doctor Patricio Eufracio Solano
Los bandos en pugna
La asonada antirreeleccionista poblana la protagonizan dos bandos;
por un lado, los insurrectos al mando de Aquiles Serdán y por el otro,
las fuerzas armadas y policiales, formadas básicamente por el Cuerpo
de Rurales, el Batallón Zaragoza, División Puebla y la Policía poblana.
Antes de examinar al detalle a ambos bandos, haré una breve digresión
sobre la denominación de ejército regular y ejército revolucionario.
No tengo conocimiento si en algún momento se ha estudiado la
disyuntiva de legitimidad militar que podría haber tenido el ejército
revolucionario maderista, por lo que a continuación la esbozaré,
aclarando de antemano, que este esbozo de ninguna manera resuelve
el asunto, limitándose tan solo a apuntarlo.
La disyuntiva es, ¿si a partir de la promulgación del Plan de
San Luis, fechado el 5 de octubre de 1910, los adeptos a dicho plan
se constituían en sí y por sí, en un legítimo ejército revolucionario?
Dicho ejército, tan solo en el caso de Puebla y sin tomar en cuenta a
los demás estados de la república mexicana, habría reunido al menos
a un centenar de adeptos en la ciudad capital, según se infiere de los
documentos incautados en la casa de los Serdán. Si la respuesta fuese
afirmativa sobre la legitimidad del ejército revolucionario maderista,
el combate del 18 y 19 de noviembre de 1910, se habría dado entre
dos ejércitos mexicanos. Por el contrario, si no fuera el caso, ¿en qué
momento los insurgentes antirreeleccionistas pueden ser considerados
como un ejército legítimo? Si aceptáramos que fue a partir del 20 de
noviembre, fecha marcada en dicho plan como la inicial del movimiento
armado contra Porfirio Díaz, ¿por qué el propio Francisco I. Madero,
considera a los Serdán y demás antirreeleccionistas poblanos como los
primeros combatientes muertos del maderismo?
Al respecto, el libro titulado El ejército mexicano, publicado por
la Secretaría de la Defensa Nacional durante la administración del
Lic. José López Portillo y Pacheco y siendo Secretario de la Defensa el
Gral. Félix Galván López, menciona lo siguiente:
Los postulados más importantes del referido plan (de San Luis) estipularon la
nulidad de las elecciones para Presidente y Vicepresidente de la República, de
los Magistrados de la Suprema Corte de la Nación, diputados y senadores que
habían tenido lugar en junio y julio de dicho año (de 1910) y el desconocimiento
del gobierno del General Díaz, así como todas autoridades cuyo poder dimanara
de un voto espurio y considerando que no habían sido electas por el voto del
pueblo y por tanto carecían de toda legalidad. Se previno también que los jefes
602
Doctor Patricio Eufracio Solano
del Ejército que se acogieran al plan de referencia, se les mantendría en sus
empleos. Que a los jefes civiles en tanto durara la guerra se les expedirían los
nombramientos a petición de la parte interesada, reservándose la Secretaría de
Guerra la confirmación de sus cargos como lo juzgara conveniente.10
De lo anterior se infiere que a partir de su publicación, el Plan
de San Luis desconocía a toda autoridad del gobierno de Porfirio Díaz,
incluido el Secretario de Guerra, en esos momentos el general Manuel
González de Cosío, por lo que la ratificación de los nombramientos
militares a aquellos civiles adherentes al Plan no caería en la Secretaría
de Guerra porfirista, sino en la maderista, que en esos momentos
estaba a cargo de alguno de los generales del Estado Mayor de Francisco
I. Madero o quizá de él mismo. Lo que no deja lugar a duda es, por
un lado, que Francisco I. Madero no puede desconocer al, sin duda,
legítimo ejército mexicano de esos años, y, por el otro, que a partir de
la promulgación del Plan de San Luis, el propio Madero consideraba
a sus adeptos como un legítimo ejército revolucionario. Y es en esta
legitimidad dual de ambos ejércitos, en donde se equilibra la disyuntiva
planteada. Sin embargo, no hay duda que para el gobierno del general
Mucio Martínez, los Serdán y demás correligionarios maderistas
poblanos nunca fueron considerados como ejército revolucionario, de
ahí el tratamiento que se les da a los insurrectos como “alzados”, es
decir, rebeldes al orden establecido; sin embargo, a las mujeres Serdán
y demás detenidos en los días siguientes a la batalla, el tratamiento
judicial que se les concedió fue el de delincuentes comunes.
Apuntada la disyuntiva, no cabe en este texto ahondar sobre
el tema en virtud de que esta ponencia se basa en los expedientes
judiciales, y en ellos, como señalé, las Serdán son consideradas como
presuntas homicidas y el Batallón Zaragoza y el Cuerpo de Rurales
como las legítimas fuerzas militares.
Siendo así, las fuerzas gubernamentales fueron las únicas
consideradas por el aparato judicial como legítimamente militares,
por lo que en ellas concentraré el análisis de su conformación como
ejército nacional.
La intervención de los militares
El 14 de noviembre de 1910 se efectúa el primer cateo contra los
antirreeleccionistas poblanos en la casa de la familia Rousset buscando
armas. Para ello, el coronel Miguel Cabrera se hace acompañar de
cuarenta policías. En su parte informativo dirigido al Juez Wilehado
603
Doctor Patricio Eufracio Solano
Flores, el propio Cabrera señala que no se halló ninguna arma, pero
que fueron arrestados miembros de la mencionada familia.
Transcribo la nota periodística publicada al respecto, para comprender
los alcances de este antecedente de la batalla del 18 de noviembre:
Puebla, 16 de noviembre. Anteayer, como a la una de la tarde el jefe de la
policía de esta ciudad, don Miguel Cabrera, acompañado de cuarenta policías,
se presentó en la casa del señor Benito Rousset, ubicada en la calle de los Loros,
con objeto de practicar allí un cateo, pues según instrucciones que llevaba el
Subcomisario don Luis G. Barragán, que vino expresamente de Méjico a este
negocio, en la citada casa marcada con el número cuatro, se encontraba un
cargamento de armas destinada a una revuelta contra el Gobierno Mejicano.
En la mencionada casa viven los señores Rafael, Antonio y Benito Rousset,
quienes estaban comiendo cuando se presentó en tropel la policía. El
comandante Cabrera exhibió una orden del juez de distrito del Estado, Lic.
Wilehado Flores, para efectuar el cateo en aquel domicilio, y acto seguido
comenzó el cateo en una forma completamente desconsiderada, para buscar
quinientos11 maussers, que según Barragán, se encontraban allí.
Entretanto las azoteas de la casa eran custodiadas por otros policías para
evitar que alguien escapara por allí o pusiera fuera del alcance de la policía
las armas que se buscaban. Cabrera dio orden de que los policías destruyeran
almohadas, cojines, colchones, todo, todo cuanto infundía sospechas de
guardar los famosos maussers.12
De este incidente destaca, para efectos de esta ponencia, el
número de policías, cuarenta y el fallido resultado de la búsqueda,
que, ante lo escandaloso del suceso, da una mala imagen del cuerpo
policiaco y, por ende, del gobierno poblano. Esta actuación provocó que
el jefe de la policía buscara congraciarse con la población mediante una
acción loable, a su entender, y, para ello, decide reactivar una orden de
aprehensión en contra de Aquiles Serdán.
En Puebla era bien conocida la soberbia y prepotencia de dos
funcionarios públicos, Joaquín Pita, el jefe político de la entidad y el
coronel Miguel Cabrera, jefe de la policía, y, sin duda, la mañana del 18
de noviembre quedaron manifiestos estos rasgos de la personalidad de
Cabrera, pues se presenta a efectuar el cateo de la casa de los Serdán,
territorio central del antirreeleccionismo radical poblano, tan solo
acompañado de tres subalternos. La consecuencia de ello fue su propia
muerte; y, precisamente, esta muerte es la circunstancia que provoca la
intervención de las todas las fuerzas armadas y policiales poblanas en
la batalla. De tal suerte, los pormenores del combate, consignados en el
604
Doctor Patricio Eufracio Solano
expediente judicial, son la rica veta histórica que nos permite conocer la
estructura y actuación de los cuerpos militares poblanos en el inicio de
la Revolución antirreeleccionista.
Batallón Zaragoza, Cuerpo de Rurales y Policía
En 1910, el ejército regular era el porfiriano, pero este tenía como
antecedente aquel formado después que el gobierno de Benito Juárez
derrotó al imperio de Maximiliano de Habsburgo. Para tal efecto, el 23
de julio de 1867, el Gral. Ignacio Mejía, Ministro de Guerra y Marina en
ese año, giró una circular que ordenaba la reorganización de las fuerzas
armadas.13 Lo medular de dicho documento es:
1. Se reducía el número de efectivos militares y se suspendían las facultades
extraordinarias concedidas a ciertos generales.
2. La totalidad del ejército se concentraría en cuatro divisiones: centro, oriente,
norte y occidente, cada una formada por dos brigadas de infantería, una de
caballería, tres baterías mínimas de artillería y las respectivas secciones de
ingenieros, médicos y estado mayor.
3. Se reconocía como generales de División a: Nicolás Régules, Porfirio Díaz,
Mariano Escobedo, Ramón Corona y Juan Álvarez, considerándolos como
Beneméritos de la Patria.
4. La División de Oriente quedaba al mando del general Porfirio Díaz, con una
fuerza de cuatro mil efectivos, teniendo a su cargo los puertos de Veracruz y
Tabasco. El cuartel general de esta División se ubicaba en la ciudad de Tehuacán.
Esta reorganización, saludable sin duda, licenciaba una inmensa
cantidad de integrantes del ejército reformista, entre ochenta y noventa
mil, creando con ello un problema latente de enorme alcance social y
político, por lo que se decidió incorporarlos en los estados de la República,
tanto en la Guardia Nacional como en los cuerpos policiales. Esta decisión
era crucial, pues con ella se evitaba, por un lado, que hombres avezados
en el manejo de armas y rudimentos de estrategia militar, quedaran sin
empleo y, por lo tanto, tentados a dedicarse al pillaje; y, por el otro, que los
cuerpos policiacos estatales se formaran de improvisados en dichas artes.
Al arribo a la presidencia de la República del Gral. Porfirio Díaz, el
ejército se mantuvo formado con alrededor de 30,000 hombres y al inicio
de la Revolución antirreeleccionista, el número de efectivos era de 29,000,
distribuidos de la manera siguiente:
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Doctor Patricio Eufracio Solano
99 generales (de División, Brigada y brigadieres), 510 jefes (coroneles,
tenientes coroneles y mayores), 756 oficiales y 23,065 individuos de tropa.14
Por su parte, el Cuerpo de Rurales, adscrito a la Secretaría de
Gobernación, se formaba de 12 cuerpos cubriendo el país, integrado
cada uno de ellos por un comandante, tres cabos primeros, 15 cabos
segundos y 225 guardias, dando un total de 2,940 efectivos nacionales.
Basado en estos datos, no resulta desproporcionado afirmar que
las fuerzas policiales, Cuerpo de Rurales y ejército regular, tenían un
antecedente militar común.
Según se consigna en el expediente judicial sobre las mujeres
Serdán, en la asonada antirreeleccionista poblana participan estos tres
cuerpos del orden, con alrededor de ciento cincuenta efectivos. Los
pormenores de lo sucedido y la conformación de dichos grupos que
analizaremos líneas adelante, se obtienen de las declaraciones que
proporcionan al juez los distintos hombres que comandan a las tropas
que participaron en la asonada.
Por su parte, los antirreeleccionistas alzados no suman más
allá de una veintena.
A la luz de estas cifras, vemos que en el inicio de la revolución
antirreeleccionista participan el 0.75% del total efectivo de los
militares y fuerzas del orden. Esto en el estado que, en ese entonces,
representaba la segunda economía nacional y que además era el tercero
más poblado con 1,101,600 habitantes; de los cuales, 112,987 vivían
en el Distrito de Puebla. Lo asombroso es que ante una población de esta
magnitud, solo unos cuantos poblanos, cien a lo sumo si nos atenemos
al número de armas que fueron decomisadas, estarían comprometidos
en la revuelta maderista y, por ende, enfrentarían a un combinado de
fuerzas gubernamentales que no solo los superaban en número, sino
que, además, se hallaban a tan solo ciento veinte kilómetros de la capital
de la República, misma que los comunicaba a través de una vasta red
ferroviaria. Sin embargo, a la hora del combate tan solo participan unos
ciento cincuenta efectivos militares y policiales, mismos que pudieron
ser derrotados si todos los antirreeleccionistas poblanos se hubieran
sumado al alzamiento de los Serdán. Esto, no hay duda, señala una
ineficiencia de los cuerpos del orden.
La poligonal y los pormenores de la batalla
El perímetro poligonal de la batalla se conformaba por cuatro
manzanas, delimitadas por las calles de Mesones, Portería de Santa
606
Doctor Patricio Eufracio Solano
Clara, Espejo, Santa Teresa y Estanco de mujeres, primordialmente.
En ellas se desplegaron las estrategias de ataque y defensa de los dos
bandos involucrados en la revuelta.
Los testimonios de las mujeres Serdán y de los inquilinos de la
casa, consignados en el expediente judicial sobre los hechos de la noche
del 17 de noviembre, nos permiten inferir una estrategia elemental de
defensa desplegada por los antirreeleccionistas.
Básicamente los revolucionarios colocaron el grueso de sus
fuerzas en la azotea. Esta era una explanada despejada con pocos
lugares en los cuales parapetarse, tales como el pretil de la fachada
y algunos muebles sanitarios: un tinaco y acaso algunos gallineros o
jaulas de alambre para secar la ropa al viento.
No obstante, las dimensiones de la azotea y la particularidad
de la casa de tener dos pisos (cuando la mayoría de las demás de la
manzana eran de un piso), les proporcionaban cierta ventaja pues las
construcciones altas, capaces de brindar una mejor posición de tiro
hacia la casa, eran solamente tres, las cúpulas de los templos de San
Cristóbal y de Santa Teresa situados en los márgenes de la manzana
donde se ubicaba la casa de los Serdán, y el templo y exconvento de
Santa Clara ubicado frente a la casa misma. De los tres, este último, era
de difícil acceso en los primeros momentos del combate cuando aún
los antirreeleccionistas atrincherados en la azotea no habían muerto y
presentaban una aguerrida pelea a las fuerzas del orden.
Otro de los sitios altos del perímetro era el Hotel Barcelona,
mismo que se encontraba a una calle de distancia de la casa de los
Serdán y que, durante la primera parte del combate, cuando las
milicias poblana parecían perder la batalla, dicho hotel fue ocupado
por el Batallón Zaragoza y desde su azotea repelió el ataque de los
antirreeleccionistas.
De acuerdo a los testimonios de los protagonistas, al momento
de iniciarse la refriega por la muerte de Miguel Cabrera los
antirreeleccionistas tomaron posiciones en las azoteas, tanto la de la
propia casa como en las casas contiguas.
A su vez, y basados en el testimonio de Mauro Huerta, uno de los
jefes militares, sabemos que los antirreeleccionistas también hicieron
fuego desde las vidrieras de la parte baja de la casa que dan a la calle,
por lo que podemos inferir que dichas habitaciones estuvieron a su vez
resguardadas por los alzados. Por su parte, los inquilinos de la casa,
primordialmente los integrantes de la familia Pérez Díaz, declararon
que los dos departamentos de la parte alta de la casa permanecieron
cerrados, afirmación que nos permite saber que los balcones altos
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Doctor Patricio Eufracio Solano
de la casa no estuvieron ocupados por los antirreeleccionistas. Por
último, las declaraciones de los movimientos de asalto de las tropas
por la calle de Mesones a través de dos casas de esa calle, completan
el polígono y nos permite suponer que el grupo de alzados presentes
en la azotea cubrían al menos cuatro frentes de batalla: 1) El de la
parte este, formado por la tropa apostada tanto en la cúpula de San
Cristóbal y la azotea de la casa de Joaquín Pita ubicada en la calle del
Espejo, así como los rurales y policías a ras de calle en esa posición; 2)
El frente oeste, con tropas gubernamentales que copaban el templo
de Santa Teresa y en algún momento el Hotel Barcelona, así como de
los soldados de a pie, en mayor número en esta posición que en las
demás del polígono; 3) El frente sur, formado por la cúpula y acaso
los ventanales del templo de convento de Santa Clara; y 4) El frente
norte, que se integra al final de la batalla por los soldados que logran
subir a las azoteas de la manzana, provenientes de la calle de Mesones,
a través tanto de la casa de Cosme Furlong, como la de Francisco de
Velazco presidente municipal de Puebla en esos años.
Testimonios de la batalla
Los testimonios de las tropas participantes en la batalla nos muestran
el despliegue táctico sobre la zona, el desarrollo mismo de la batalla, la
reciedumbre de la lucha, la forma gradual en la cual van siendo vencidos
los antirreeleccionistas, el asalto final a la casa y las últimas acciones
de cateo y aprehensión de los sobrevivientes. Dichos testimonios los
presento en el orden descrito en esta enumeración.
Como señalé anteriormente, avisados los distintos cuerpos
policiacos y de soldados sobre el alzamiento armado de los
antirreeleccionistas, la tropa se dirige hacia la zona. Estos primeros
movimientos son descritos por Mauro Huerta:
…el día diez y ocho de noviembre último encontrándose en el cuartel que
ocupa el Batallón Zaragoza recibió orden del general (Mucio) Martínez
(gobernador del Estado) como a las ocho y media de la mañana para alistar
parte de la tropa y pasar a la calle de la Portería de Santa Clara a fin de sofocar
a algunos revoltosos que se hallaban disparando en la azotea de la casa que
en esa calle ocupaba Aquiles Serdán; inmediatamente dispuso que cincuenta
hombres fueran armados y una vez listos marcharan a sus órdenes y (las) del
capitán Francisco Aguilera, así como de los oficiales Camilo Ojeda y Cecilio
Rojas Estrada; como se le hubiera informando (que) en una de las calles que
tomó para llegar a la de Santa Clara el fuego que hacían los alzados era muy
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Doctor Patricio Eufracio Solano
nutrido, no quiso tomar las calles de Mercaderes sino que tomó las de Santo
Domingo para desembocar por la calle de Estanco de mujeres…
Una vez en las calles próximas a la casa de los Serdán, la tropa
se enfrenta con los antirreeleccionistas parapetados principalmente
en la azotea.
…tan pronto como los amotinados distinguieron que la fuerza se aproximaba
el tiroteo fue todavía más fuerte atacando a su tropa (por lo que) ordenó que
se replegaran a la izquierda sobre la banqueta para evitar el blanco a los que
estaban sobre la azotea de la casa de Serdán, pero fue inútil esto debido a que en
momentos en que buscaba algún zahuán abierto para tomar la altura de algunas
de las casas de esa calle vio cómo siete de sus soldados caían al suelo heridos…
Lo inesperado de la respuesta armada de los antirreeleccionistas
hace suponer al comandante de la tropa que les disparan no solo
desde la casa de los Serdán, sino asimismo desde otros puntos de los
edificios contiguos.
…(Mauro Huerta) supone que (a) estos (los caídos) les dispararon del piso alto
de una casa de la calle de Estanco de mujeres, cuyo número no recuerda, pero
en ella está establecido un restaurant y cuyo departamento, recuerda, estaba
vacío pudiendo agregar el exponente que hubo momento en que distinguió
perfectamente el fogonazo causado por un disparo que se hacía desde ese
departamento; por eso ordenó hicieran fuego sobre la repetida casa, lo que se
cumplió sin que fueran contestados los disparos, no volvieron a ver que en dicho
departamento estuviera persona alguna…
Una vez convencido que no hay más antirreeleccionistas
disparándoles que aquellos que se encuentran en la casa de los Serdán,
el comandante reagrupa a sus hombres:
…habiendo encontrado el postigo del zahuán del Hotel Barcelona abierto,
después de que dispuso fueran atendidos en ese local los lesionados, tomó la
altura y volvió a ordenar que dispararan para los amotinados en la azotea de
la casa de Serdán; no pudo distinguir cuántos eran aquellos ni menos puedo
conocerlos pues corrían de un lado para otro…
La última posición de combate no resulta adecuada del todo y
decide buscar otra idónea rodeando por las calles circunvecinas:
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Doctor Patricio Eufracio Solano
…en vista de lo retirado en que estaban y que el combate no terminaba pues
los alzados no descansaban en disparar, optó por tomar alguna otra altura más
próxima y al efecto (se) dirigió al templo de San Cristóbal pasando por las
calles de Mesón de Santa Teresa y Mesones; habiéndose parapetado él y su
tropa en la torre del templo vio a unos ocho individuos que estaban en la azotea
de la casa de Serdán, todos ellos haciendo fuego; que les fue contestando por
la tropa a su mando…
Finalmente, los antirreeleccionistas son vencidos:
…(al) poco (tiempo) fueron desapareciéndose esos hombres escondiéndose
unos en un gallinero y bajándose otros por las azoteas de algunas otras casas
llegando hasta por la calle de Mesones.
Otro de lo protagonistas, Francisco Aguilera, oficial al mando de
Mauro Huerta, complementa lo señalado por su comandante:
…el día diez y ocho de noviembre próximo pasado como a las nueve y media de
la mañana el coronel del Batallón Zaragoza Mauro Huerta ordenó que cuarenta
individuos de la clase de tropa y como oficiales únicamente el subteniente
Cecilio Rojas Estrada y el que habla, todos al mando de aquél, fueran a sofocar
un alzamiento, pero sin decirles en qué lugar; al desembocar para la calle de
Estanco de mujeres oyó varias detonaciones causadas por arma de fuego que
venían de dirección de una casa de la esquina de la Portería de Santa Clara y
que, según supo, era la que habitaba Aquiles Serdán; el mismo coronel ordenó,
en vista de la amenaza que corría la tropa por el repetido tiroteo dirigido a
la misma, que ésta se pusiera pecho a tierra y en seguida ordenó hacer fuego
sobre la azotea de aquella casa en la que estaban parapetados los enemigos;
esa posición guardaron en la acera en que está el Hotel Barcelona, mismo en
que en la calle siguiente se halla la casa de Serdán, como unos cinco minutos y
como hubieran herido a cuatro o cinco soldados y estuvieran en grave peligro
por la muy buena puntería de los revoltosos, el mismo coronel dispuso entrar
con la tropa al Hotel Barcelona para tomar la altura y seguir combatiendo;
siguieron defendiéndose desde este punto haciendo disparos para la azotea
de la casa de Serdán pero no pudo ver cuántos individuos estaban en ella ni
tampoco conoció a alguno de ellos; duraron en ese punto como una hora más
o menos y pasaron después tomando las calles de Mesón de Santa Teresa y
Mesones a la de San Cristóbal subiendo a la torre de la Iglesia que está en
esa calle y continuaron haciendo disparos sobre la misma azotea de la casa de
Serdán; ese cambio de punto obedeció a lo retirado en que estaban de esa casa
desde el Hotel Barcelona; una vez que terminó el fuego se bajaron y los jefes de
su cuerpo, el de rurales y algunos otros, entraron a la repetida casa, habiéndose
quedado él en la calle (junto con) la tropa que también se había aproximado…
610
Doctor Patricio Eufracio Solano
(lo único que le consta es que) en ese lugar mataron el caballo del coronel de la
Llave e hirieron al mismo coronel, así como al teniente Camilo Ojeda.
Como mencioné, la fuerza combinada de la tropa incluía a los
soldados del Batallón Zaragoza, a los policías y al Cuerpo de Rurales. Estos
últimos se harán cargo de la zona oeste en relación a la casa y sin duda
son los mejor parapetados en contra de los antirreeleccionistas. El oficial al
mando de ellos es Primo Huerta, quien en su declaración afirmó:
…como a las ocho de la mañana del día diez y ocho de noviembre me encontraba
en el cuartel de rurales y recibí aviso, no supe de quién, por teléfono que saliera
la fuerza inmediatamente y armada con dirección a San Cristóbal, porque
se decía que al intentar la aprehensión de Aquiles Serdán habían matado al
comandante de la policía Miguel Cabrera; setenta u ochenta hombres fueron
alistados y salieron del cuartel al mando del capitán José Lemus y algunos
oficiales subalternos, cuyos nombres no se recuerda; momentos después y
una vez que fue ensillado el caballo (de mi) propiedad, lo monté y me dirigí
rumbo a la calle de la Portería de Santa Catarina, en la creencia de que en esa
calle estaba la casa que ocupaba Aquiles Serdán; no notando nada extraño e
informado que el domicilio de dicho individuo lo era la Portería de Santa Clara,
me dirigí a ésta habiendo encontrado en la calle de la Independencia con el
coronel Gaudencio de la Llave; con éste y con el jefe del batallón Zaragoza
Mauro Huerta, a quien también había encontrado por la calle de Guevara,
seguimos por la calle de San Martín hasta la esquina de la primera de Santo
Domingo y Estanco de Mujeres; al entrar a esta última calle nos dispararon
de balazos pero sin que nos diéramos cuenta de qué punto nos hacían fuego;
en ese lugar se quedaron los citados y él (Huerta) siguió de frente por la calle
de Santa Teresa en busca de su fuerza; informado con mejores datos de que
el movimiento tenía lugar en la azotea de la casa de Aquiles Serdán y que su
fuerza ocupaba la altura del templo de San Cristóbal, me puse al frente de ocho
gendarmes de la montada que se hallaban cerca de la calle de Chihuahua y por
una casa de esta misma calle subí con esa gente a la azotea; desde luego pude
distinguir que en la azotea de la casa de Aquiles Serdán y en las contiguas,
había varios individuos, todos ellos armados y quienes al darse cuenta de la
presencia de los gendarmes y de él (Huerta), comenzaron a hacerles repetidos
disparos; no recuerda el número exacto de esas personas pero si tiene presente
que estaban bien vestidos; (entonces) distribuyó convenientemente a esos
gendarmes en la azotea de una de las casas de la calle de Mesones hasta donde
pudo llegar y cuando era necesario ordenaba hacer fuego; pasadas algunas
horas en que los amotinados abandonaron su posición y desalojadas ya las
azoteas de las casas que ocupaban, bajó él (Huerta) del lugar en que estaba
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Doctor Patricio Eufracio Solano
y entró por el zahuán de la casa de Francisco Velazco, casa perteneciente a la
manzana donde se encontraban los revoltosos, pudiendo llegar hasta la casa
de Serdán por el flanco.
Resumiendo, vemos que:
1. En el asalto a la casa participaron alrededor de ciento cincuenta
hombres entre los policías, los soldados y los rurales. La coordinación
entre ellos no es eficiente en los primeros momentos, al grado que
los rurales al mando de Primo Huerta, se dirigen primero al templo
de Santa Catarina, en vez del de Santa Clara donde se desarrollaba el
combate. Además, de las declaraciones apuntada aquí y otras asentadas
en el expediente, se denota cierta displicencia y algún enfado por tener
que movilizarse a enfrentar a un puñado de hombres que la tropa
consideraba como “revoltosos”.
2. Las posiciones de la tropa durante la batalla muestran que al paso
de las horas los antirreeleccionistas fueron totalmente copados por los
cuatro costados de la casa de los Serdán. Esto de ninguna manera fue
planeado, sino que se resolvió conforme se desarrollaban las acciones. La
ausencia de una estrategia clara solo puede destacar cierta negligencia
de los cuerpos del orden, actitud esta que les provocó la muerte del jefe
de la policía y varias bajas, entre ellas la del coronel Gaudencio de la
Llave, amigo personal de Porfirio Díaz. Un dato curioso mencionado
por Primo Huerta que nos permite conocer el estado real en que
operaban los cuerpos del orden, es que en su testimonio aclare que el
caballo que utilizó en el servicio era de su propiedad.
3. Los antirreeleccionistas presentaron una fuerte defensa que mantuvo
a raya a la tropa durante al menos un par de horas, esto es a tal grado
trascendente, y sorpresivo, que Primo Huerta no duda en reconocerlo
en su declaración ministerial. Lo que me lleva a preguntar ¿tenían
alguna instrucción militar los antirreeleccionistas o su reacción fue
tan solo instintiva a las circunstancias en que se vieron inmersos al
provocar el combate cuando mataron al jefe de la policía poblana?
4. El grueso del combate lo presentaron los antirreeleccionistas desde
la azotea. Este aspecto de la estrategia resultó muy acertado, pues
les permitió prolongar la batalla por casi cuatro horas. De ahí que,
si los demás antirreeleccionistas poblanos comprometidos hubieran
secundado el alzamiento, no hay duda que las fuerzas del orden
habrían perdido la batalla.
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Doctor Patricio Eufracio Solano
Asalto final y cateo de la casa
Terminada la batalla se efectúa el asalto final y cateo de la casa. Los
antirreeleccionistas apostados en la azotea, al mando de Máximo
Serdán, han muerto. Por su parte, las mujeres Serdán se hallan en su
apartamento. Aquiles Serdán, participa del combate desde los balcones
a ras de calle de su casa.
Así, el asalto final a la casa presenta varias situaciones que deben
destacarse para comprender el desenlace del combate y, por ende, la
participación de la tropa en ello. Recurriré a los testimonios de Primo
Huerta y Mauro Huerta.
Primo Huerta
…(cuando pudo) llegar hasta la casa de Serdán por el flanco; con los hombres
que llevaba comenzó a disparar sobre esos mismos amotinados que ocupaban
los corredores de esa casa; terminado el combate, desde la azotea dispuso
se practicaran cateos en los departamentos altos y bajos, lo que se cumplió,
habiendo presenciado el del que ocupaba el señor Miguel Rojas el señor
Manuel Pérez Díaz; después ordenó fuera abierto el zahuán y penetraron a la
casa el jefe político, acompañado de varias personas y también de tropa, que
había solicitado él (Primo Huerta) para catear el departamento de Serdán.
Por su parte Mauro Huerta declaró al respecto:
…terminado el ataque bajó de la torre (de la casa de Francisco de Velazco) y se
dirigió a la casa del mismo Serdán, pero como aún hicieran disparos por una
vidriera del piso bajo, ordenó nuevamente hacer fuego pero sin que hubiera
visto qué persona era la que disparaba; momentos después trató de valerse de
una escalera para subirse a la azotea de esa casa que ya estaba desalojada, pero
como se hubiera dilatado en unir dos escaleras que eran las necesarias para
llegar a esa altura, cuando terminó esa operación y pudo llegar a dicha azotea,
vio que en ella ya estaban varios rurales al mando del coronel Primo Huerta,
varios hombres de la montada y también tropa del primer Regimiento; que
se ocuparon en recoger algunos muertos que había en la azotea y después se
separó, sin que haya sabido más.
Una vez más en estas declaraciones se destacan las
peripecias extramilitares que afrontó la tropa ante lo sorpresivo
del levantamiento armado de los antirreeleccionistas, puesto que
policías y militares llegan a las inmediaciones de la casa sin contar
con los elementos necesarios para la acción, de ahí que Mauro
Huerta destaque la dificultad que tuvo en subir a la azotea donde
se hallaban los antirreeleccionistas, debido a que se tardó en unir
613
Doctor Patricio Eufracio Solano
las dos escaleras necesarias para alcanzar el borde superior de la
casa de los Serdán.
Como vimos, las tropas encuentran a las mujeres Serdán como
únicas sobrevivientes a la batalla. Carmen Serdán está herida, mientras
las otras dos están aparentemente ilesas. Su presencia en la casa las
compromete en alguna medida con el alzamiento revolucionario que
encabezaba Aquiles Serdán, hijo, esposo y hermano, respectivamente,
de cada una de ellas. Asimismo, las consecuencias de la batalla,
primordialmente la muerte del jefe policiaco Miguel Cabrera y las
demás víctimas, y, sobre todo, el hecho irrefutable de subvertir el
orden establecido, las convertía en cómplices al menos. Por ello son
arrestadas. Su detención la reporta Primo Huerta, oficial al mando de
los rurales atribuyéndosela a Joaquín Pita.
Primo Huerta
…ordené fuera abierto el zahuán y penetraron a la casa el jefe político,
acompañado de varias personas y también de tropa que él (Primo Huerta)
había solicitado para catear el departamento de Serdán y aquél (el jefe político
Joaquín Pita) ordenó la detención de la familia de Aquiles y que momentos
después fue sacada de su domicilio.
Son llevadas a la penitenciaría y por la tarde de ese 18 de
noviembre, interrogadas, iniciándose con ello el expediente judicial
del que hemos analizado en algunas de sus partes. Lo voluminoso de
dicho expediente, cuatro cuadernos principales y varios cuadernos
anexos de pruebas, impiden su total abordaje en esta ponencia, por lo
como punto final, analizaré los decomisos y el momento de la muerte
de Aquiles Serdán.
Los decomisos
La muerte de los antirreeleccionistas poblanos inicia la desarticulación
del alzamiento revolucionario en Puebla. Dicha desarticulación, para
completarse, necesitaba que se llevaran a cabo al menos dos acciones
más, una, el decomiso de las armas, elemento material indispensable
para la lucha, y, dos, incautar toda la información disponible sobre la
logística en que se fincaba la revolución misma y con ello conocer,
tanto los movimientos tácticos como las personas involucradas en ella.
De tal suerte, durante el cateo de la casa de los Serdán posterior
a la batalla la tropa se apodera de armas y documentos.
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Doctor Patricio Eufracio Solano
La lista del decomiso incluye, además de las armas, otros
pertrechos de guerra, mismos que se detallan en el parte informativo
que al respecto extienden los militares:
Joaquín Huerta, Mayor del Batallón Zaragoza del que es Jefe el Coronel
Ciudadano Mauro Huerta, Certifica:
Que en el archivo de la Comandancia de este batallón existe un inventario
del armamento, municiones y objetos recogidos a los revoltosos en la casa del
señor Aquiles Serdán sita en la calle de la Portería de Santa Clara número 4 el
día 18 de noviembre de 1910:
• 10 carabinas Winchester negras;
• 26 veintiséis carabinas Remington de 38 mm;
• 16 Diez y seis pistolas Colt calibre 44;
• 1,350 un mil trescientos cincuenta cartuchos para pistola calibre 44;
• 334 trescientos treinta y cuatro cartuchos para pistola calibre 38;
• 12 doce metros de mecha “Brieford”;
• 1 un paquete conteniendo municiones grandes;
• 12 doce perillas semejando bombas, vacías;
• 3 tres perillas semejando bombas cargadas;
• 1 una cajita de Capulas (sic) para la mecha;
• 1 una caja de madera cerrada que al parecer contiene explosivos;
• 1 Un plaid de lana gris;
• 25 veinticinco estandartes.
Puebla de Zaragoza, noviembre 18 de 1910.
Como se señala, el armamento queda a resguardo del ejército.
En complemento al decomiso de armas y como medida precautoria, la
Secretaría de Guerra y Marina impone un estricto control en la compra
venta de armas en todo el país que se hace público a través del Diario
Oficial, que si bien se publica el viernes 25 de noviembre de 1910,
tiene como fecha de expedición el 18 de noviembre, es decir que este es
consecuencia directa del alzamiento de los antirreeleccionistas poblanos.
El texto del bando afirma:
El Ciudadano Presidente de la República ha tenido a bien acordar que se haga
saber a los comerciantes que giren en el ramo de venta de armas y cartuchos y
pertrechos de guerra, la obligación que se les impone de rendir mensualmente
a esta Secretaría una noticia pormenorizada del número de armas, cartuchos
y demás pertrechos de guerra que vendan, indicando en ella el nombre de
los compradores de esos efectos; en el concepto de que si no dan el debido
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Doctor Patricio Eufracio Solano
cumplimiento a lo dispuesto, no se les permitirá en lo sucesivo la importación
de armas y cartuchos, quedando obligados a elevar en cada caso un ocurso a
esta Secretaría indicando en él el nombre de la aduana y el número, sistema
y calibre de las armas y cartuchos que traten de introducir, para en su vista
resolver lo conveniente.
México, 18 de noviembre de 1910.- Por orden del Secretario. El Oficial Mayor,
Miguel M. Morales.
Esta función de decomiso y custodia del armamento y documentos
relacionados con el alzamiento antirreeleccionista, no fue la única
efectuada por las fuerzas de orden ya que permitió iniciar, sobre todo
en cuanto hace a los documentos, una labor logística para localizar y
aprehender a todos los posibles involucrados. Ejemplo de ello fueron
los arrestos de Miguel Rosales, primo político de los Serdán y de Áurea
San Martín, joven mujer que auxilió a Carmen Serdán en las tareas
de comunicarse con su hermano Aquiles, cuando este acompañaba a
Francisco I. Madero en su destierro en Texas, EE.UU.
La tropa en la casa de los Serdán
La última de las acciones en que participaron las fuerzas armadas
poblanas que abordaré en esta ponencia, es aquella relacionada con el
descubrimiento y muerte de Aquiles Serdán la madrugada del 19 de
noviembre de 1910.
Terminadas las acciones de la batalla, traslado de los muertos
y arresto de las mujeres, la casa queda bajo la custodia de la tropa. El
Cuerpo de Rurales había sido movilizado para custodiar instalaciones
citadinas de importancia estratégica, como las estaciones de ferrocarril
y los caminos de acceso a la ciudad, mientras que los integrantes
del Batallón Zaragoza efectuaron labores de custodia y rondines en
la ciudad misma. En ese mediodía del 18 de noviembre, ninguno de
los custodios de la casa sabe que Aquiles está escondido en ella, pero
en más de uno de ellos existe el temor de que se encuentren más
antirreeleccionistas ocultos o que irrumpan en ella provenientes de la
calle. Así lo externaron en sus declaraciones Porfirio Gómez y Antonio
Lozano, oficiales al mando de quienes custodian la casa. Comencemos
con lo dicho por Porfirio Gómez:
…a esa misma hora, doce del día, (Joaquín Pita) el Jefe Político le ordenó que
estableciera una vigilancia interior de la casa y al efecto (ordenó) se (quedara)
el oficial Antonio Lozano con veinte hombres, retirándose el exponente
616
Doctor Patricio Eufracio Solano
(Porfirio Gómez) momentos después al cuartel para la distribución que deba
hacer de servicio nocturno.
Por su parte Antonio F. Lozano amplia lo dicho por Gómez, al
puntualizar la estrategia de custodia de la casa:
…como las doce y media de la mañana del diez y ocho de noviembre
último (Lozano) recibió orden de Porfirio Gómez para que acompañado
de veinte policías estableciera un servicio de vigilancia en el interior de
la casa número cuatro de la Portería de Santa Clara habitación de Aquiles
Serdán, que así lo hizo disponiendo que diez hombres permanecieran en la
azotea de la casa y otros diez repartidos en el patio.
Durante las siguientes nueve horas la casa y sus custodios
permanecerán en relativa calma hasta que unos ruidos, imprecisos en
su origen y localización, alertan a la tropa. Nuevamente escuchamos a
los encargados de la tropa apostada en casa de los Serdán.
Antonio F. Lozano
…durante la tarde no hubo ninguna novedad sino hasta las diez de la noche en
que al pasar por la cocina oyó golpes bajo el suelo y temeroso de que pudiera
ocurrir algún nuevo desorden, pues bien pudieran estar escondidos hombres
en un subterráneo que se decía había en la casa contigua, procuró, dado que no
contaba con la fuerza necesaria, dar aviso al mismo Porfirio Gómez, quien a los
pocos momentos se presentó acompañado de más gente, llegando casi al mismo
tiempo fuerzas de la Federación y del Estado; estas fueron repartidas en la calle
y azoteas de la casa de Serdán y en las inmediaciones así como en el interior de
la misma casa, no pudiendo precisar ni siquiera aproximadamente qué número
de tropa vigilaría las piezas de la casa y solo vio que era considerable; durante
toda la noche se ocupó de cuidar a su policía y al efecto tenía que pasar, como
lo hizo repetidas veces, a la azotea.
Por su parte Porfirio Gómez aseguró que:
…no volvió a presentarse al lugar de los sucesos sino hasta las diez de la noche
en que recibió aviso del oficial Antonio Lozano que en la cocina de la casa
se oían golpes bajo tierra, habiéndose trasladado con las demás fuerzas y
efectivamente habiendo penetrado a ese lugar, pudo oír algunos golpes muy
suaves; con esa nueva novedad (sic) dio aviso al Jefe de Estado Mayor y a los
jefes del Batallón Zaragoza y Cuerpo Rural quienes mandaron desde luego sus
617
Doctor Patricio Eufracio Solano
fuerzas; habiéndose rodeado la manzana inmediatamente y se cateó el interior
de la casa con fuerza, así como las azoteas de la misma y de las casas contiguas.
A decir de aquellos que custodiaban la casa, alrededor de las dos de la
mañana Aquiles deja su escondite. Cabe destacar que en las declaraciones de
estos custodios no se menciona ningún diálogo, forcejeo o enfrentamiento
entre Aquiles y la tropa presente, sino tan solo una serie de acciones que
llevan a la tropa a disparar y dar muerte a un hombre en la oscuridad de
esa parte de la casa; hombre este que, de acuerdo con sus declaraciones,
no le es conocido pues aquellos que se encuentran en la pieza de la casa se
refieren a él como: “ese individuo” y “esa persona”.
Antonio Lozano
…en una de tantas (rondas vigilando el desempeño de la tropa a su cargo) y
en momentos de que bajaba la escalera que conduce a esa azotea, oyó varias
detonaciones de arma de fuego salidas como del interior de las piezas e
inmediatamente penetró a la casa por la sala, encontrando que todas las piezas
estaban completamente llenas de tropas de distintos cuerpos; llegó hasta el
comedor y en este lugar encontró el cadáver de Aquiles Serdán y aún cuando
preguntó que quién le había causado la muerte no hubo ninguno que le refiriera
pormenorizadamente cómo y en qué forma tuvo lugar esa muerte; en la pieza
contigua al comedor vio que en el piso estaba una excavación pero tampoco se
le indicó si de esta había salido el repetido Serdán; con excepción de la sala y
cocina de la casa que vigilaban, todas las demás piezas estaban a oscuras.
Porfirio Gómez
…a las dos de la mañana estando en la sala de la casa oyó que por la cocina de
la misma casa se habían hecho varios disparos de arma de fuego y dirigiéndose
a esa pieza encontró que en la inmediata estaba el cadáver de Aquiles Serdán
rodeado de un gran número de soldados, tanto federales como del Estado, a
quienes interrogó sobre quién había hecho fuego a ese individuo, ni supiendo
(sic) afirmar quién hubiera sido en vista de que todos ellos habían disparado
sus armas, contestándole únicamente que esa persona había salido de un
subterráneo que estaba en la pieza inmediata; a ésta se dirigió y efectivamente
encontró una excavación cuadrilonga como de medio metro de profundidad,
poco más de un metro de largo y como unos quince o veinte centímetros
de ancho y dividida por la parte media con uno de los polines de la tarima,
habiendo en el fondo unos hilachos, excavación de la cual recogió un llavero
con diez llaves de distintos tamaños y dos sueltas. (…) no puede afirmar
quienes verían salir a Aquiles Serdán de la excavación encontrada pues como
tiene dicho, vigilaban el interior de la casa poco más o menos unos cincuenta
hombres, de distintas fuerzas, e ignora a los que les tocaría presenciar el hecho,
618
Doctor Patricio Eufracio Solano
pudiendo afirmar que todos ellos estaban repartidos tanto en la pieza en que se
encontró la excavación como en la que estaba el cadáver de Serdán cuando él
(Gómez) se presentó al oír los disparos de que ha hecho mérito.
Al ser informados los jefes militares, policiales y políticos que
han matado a un hombre que se hallaba escondido en la casa estos
acuden para conocer la identidad del muerto.
Antonio F. Lozano
…después de la muerte de Serdán se presentó el Jefe Político (Joaquín Pita) y
ordenó a las fuerzas y al exponente se retiraran de la casa, lo que hizo (…) sin
que sepa más sobre el particular.
La muerte de Aquiles Serdán, cierra el primer episodio de la lucha
antirreeleccionista que finalizará derrocando a Porfirio Díaz.
En los días siguientes la movilización de ambos bandos en lucha,
antirreeleccionistas y ejército porfiriano, los llevará a enfrentarse
abiertamente en distintos poblaciones del país. De tal suerte, la lucha
antirreeleccionista cobra brío y aumenta el vendaval revolucionario que
culminará el 25 de mayo de 1911, con la renuncia del general Porfirio
Díaz Mori a la presidencia de la República.
Conclusiones
Los pormenores del enfrentamiento entre los antirreeleccionistas y las
diferentes fuerzas del orden poblano, documentados en los expedientes
del juicio emprendido contra las mujeres de la familia Serdán, son un
claro ejemplo de la importancia que para la historia nacional representan
las fuentes primarias de información. Para el caso, lo contenido en
la Causa 112/910, permite a los historiadores y científicos sociales
ver, literalmente, entre los testimonios plasmados los pormenores
cotidianos, la estructura organizacional, las acciones y reacciones
militares y civiles, y, en resumen, la humanidad misma que conforma
nuestra historia patria. Resulta históricamente gratificante comprender
entre las declaraciones contenidas en las fojas del expediente, que las
mujeres y hombres antepasados nuestros, fueron y son de carne y hueso
tal como nosotros lo somos, por lo que estoy firmemente convencido
que así debemos verlos siempre, abajo de sus pedestales, sin coronas
de laureles, sin innecesarios oropeles, para que la identificación que
buscamos con ellos sea más íntima y personal, y que, en el caso de la
ponencia que he presentado, nos permita saber que Aquiles Serdán y
619
Doctor Patricio Eufracio Solano
Filomena del Valle, eran una joven pareja padres de dos hijos y un tercero
en camino que, no obstante ello, se embarcaron en una lucha de la cual
resultó muerto uno de ellos, hundiendo a su familia: esposa, e hijos,
en un enorme desamparo que no pudieron aliviar ni los himnos ni los
monumentos. Asimismo, que aquellos hombres de tropa que tenían a su
cargo la seguridad de los pobladores y el resguardo de las instituciones
legitimas en esos días, cumplieron con su labor en forma satisfactoria,
porque tanto los militares, como los rurales y policías, sofocaron
momentáneamente en Puebla una revuelta que buscaba subvertir el
orden establecido en esos momentos, a pesar que no es improbable que
algunos de estos integrantes de las tropas en lo íntimo de su conciencia
estuvieran de acuerdo con la revuelta al ser víctimas, ellos también, de
las desmesura política de los malos gobernantes.
Como he intentado mostrar en las páginas anteriores, milicia
y sociedad civil, somos partes complementarias de nuestra historia
nacional, por ello en el recuento histórico aquí tratado, están los
Serdán, sin duda, pero también Petronilo Tepos y Eduardo Barranco,
Mauro y Primo Huerta, el coronel Gaudencio de la Llave y Manuel
Paz y Puente, y el cuartel del Batallón Zaragoza y la pulquería “Las
musas”, las calles de Puebla y sus azoteas y cúpulas de los templos. En
fin, está la vida misma tal como fue y que considero debe ser conocido
por todos los mexicanos.
Enhorabuena a la Secretaría de la Defensa Nacional,
primordialmente al personal de su Dirección General de Archivo e
Historia, por su generosa convocatoria para que los historiadores del país
nos adentremos en la intimidad de la historia militar de nuestro país.
620
La Revolución en el Norte de Sinaloa de
julio a octubre de 1913
Maestro Saúl Armando Alarcón Amézquita
C
uando el general Victoriano Huerta en febrero de 1913, perpetró
el golpe de estado que depuso y asesinó al presidente Francisco I.
Madero. Era gobernador de Sinaloa, el maderista Felipe Riveros,
quien el 15 de marzo de ese año, hace público su reconocimiento al
gobierno de Huerta en un manifiesto al pueblo sinaloense. 1
En el estado, como en el resto del país, los primeros en tomar las
armas contra Huerta, fueron los integrantes de los cuerpos rurales que
habían pertenecido al Ejercito Libertador maderista. Pocos días después
de la muerte de Madero, el Comandante José María R. Cabanillas se
sublevó, saliendo de Culiacán rumbo a la Sierra, con un contingente
de los rurales que estaban a sus órdenes.2 El 23 de febrero, en San
Ignacio, se levantó en armas el capitán 1/o. Miguel V. Laveaga con la
fuerza rural a sus órdenes.3 A fines de febrero, en la villa de Sinaloa,
el destacamento de rurales, al mando del capitán 1/o. Maximiano
Gámez, se pronunció contra Huerta, apoderándose de las armas de la
prefectura y tomando el control de la villa.4 Pero no sólo tropas rurales
se insurreccionaban. El 26 de febrero, en el pueblo indígena yoreme de
Ocoroni, distrito de Sinaloa, se sublevan 140 campesinos jefaturados
por Anatolio B. Ortega.5 La motivación de los ocoronis, además de
democrática, era fundamentalmente agrarista.
Los campesinos yoremes de Ocoroni, venía desarrollando
su lucha de clase por mejorar sus condiciones de vida, contra
terratenientes del distrito de Sinaloa, en términos de una lucha jurídica
(e ideológica) por recuperar la parte de sus tierras comunales, que les
habían usurpado en 1880.6 En 1909 y 1910, Gabriel Leyva Solano
litigaba a favor de los ocoronis ante el juzgado de primera instancia
de la villa de Sinaloa,7 procurando hacer valer el título primordial
otorgado por las autoridades coloniales en el año de 1757.8 Sin
embargo, el Juez sistemáticamente resolvió en contra de los indígenas,
con notoria injusticia, todos los pedimentos y promociones que se
hacían en el litigio.9 La idea yoreme del derecho consuetudinario que
el título colonial les concedía sobre su territorio, no tenía valor en los
tribunales de la dictadura del general Díaz, ante la ideología liberal
del progreso económico, de la modernidad de la producción agrícola y
de lo “dañino para la economía nacional” de la propiedad corporativa
621
Maestro Saúl Armando Alarcón Amézquita
sobre la tierra de las comunidades indígenas. Estos “argumentos”
sirvieron de pretexto a los terratenientes para despojar al campesinado
indígena de sus tierras ancestrales.
En su inconformidad agraria contra el porfiriato, los ocoronis le
dieron un carácter político a su lucha de clase, apoyando la candidatura
de Madero a la presidencia de la República, de la cual, Leyva Solano fue
responsable de organización y propaganda en el distrito de Sinaloa.10
Igualmente sus líderes sufrieron la represión de la dictadura, al ser
encarcelados Anatolio B. Ortega y Antonio Sandoval el 9 de junio
de 1910, junto con otros 22 dirigentes maderistas de los distritos de
Sinaloa y Mocorito.11
Inmediatamente después del triunfo de la revolución maderista,
el 20 de junio de 1911, Anatolio B. Ortega, en nombre de los
naturales del pueblo de Ocoroni, le envió una carta, a Francisco I.
madero, en la cual le informaba de los terrenos de dicho pueblo
que arbitrariamente abusando de la ley de terrenos [baldíos] fueron
denunciadas dichas propiedades por los señores J. M. Rojo y T. Laura
el año de 1880 habiéndose desde esa fecha sostenido un litigio entre
los naturales y dichos denunciantes.12Apelaban los ocoronis al caudillo
de la revolución, esperanzados en que cumpliría su promesa agraria
estipulada en el Artículo 3° del Plan de San Luis.
Ortega, también se comunicó con el Presidente Interino
Francisco León de la Barra, le telegrafió el 23 de junio de 1911,
reclamándole sutilmente el incumplimiento de la promesa agraria del
Plan de San Luis Potosí y le informaba de la intención de los ocoronis
por posesionarse de las tierras de que fueron despojados:
Terrenos pueblo Ocoroni Estado Sinaloa fueron denunciados por J. M. Rojo
y T. Lama13 en septiembre de 1880 cacique el primero hasta hoy despojando
indígenas sus propiedades 200 indios aprovechando plan Madero 5 octubre
1910 en San Luis Potosí pretenden posesionarse terrenos.
Atendiendo mis suplicas he podido callarlos pidiéndole en nombre de ellos
justicia. Tenemos títulos expedidos hace 154 años. Urge comunicarse esta vía
indios desesperados.14
Tres días después, el Secretario de Gobernación licenciado
Emilio Vázquez Gómez le respondió: Ya me dirijo al señor Gobernador
del Estado transcribiéndole su mensaje del 23 al señor Presidente
de la República. Espero continúe usted su patriótica labor de evitar
desórdenes, asegurándole que se le impartirá completa justicia.15 Sin
embargo, las peticiones de los ocoronis no fueron atendidas. Lo más
622
Maestro Saúl Armando Alarcón Amézquita
que hizo el gobernador José Rentería, el 11 de octubre de ese año,
fue recibir en depósito los títulos que acreditaban la propiedad de los
ocoronis y someterlos a una revisión por parte de tres abogados.16
Madero tomó posesión como Presidente de la República el 6 de
noviembre de 1911. El campesinado tenía la esperanza de que Madero
siendo Presidente les hiciera justicia, pero pronto se desilusionaron,
sobre todo los que mantuvieron su independencia de clase, encabezados
por Emiliano Zapata.
Apenas diez días después de la toma de posesión de Madero,
Ortega, desde Álamos, Sonora, le envió una nueva carta al ahora
Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, en la
que le recordaba la carta que le envió el 20 de junio y le informaba
del trámite con el gobernador Rentería, para decirle: Como estoy
seguro que para fallar [los abogados nombrados por Rentería] habrá
que ocurrir a la Secretaría de Fomento a usted le ruego en nombre
del pueblo nos ayude si es posible por la vía telegráfica con el señor
Rentería, recordando el artículo tercero del Plan de San Luis, solo
espero su aviso por la vía más rápida para trasladarme a Sinaloa.17
Aunque vivía en Álamos con la familia que había formado, jamás
renunció Ortega a su pertenencia y fidelidad con el pueblo en que
había nacido en 1878.18
Pero de Madero, por su condición social, no podían esperar mucho
los campesinos, si bien no pertenecía a la clase de los terratenientes
tradicionales, había nacido en el seno de una acaudalada familia de
capitalistas y latifundistas, era parte de la burguesía agraria. Madero
anunció el abandono de las promesas agrarias en su manifiesto a la
nación del 26 de mayo de 1911:
Algunos sacrificios reportará la nación porque no se puedan satisfacer con
amplitud todas las aspiraciones contenidas en la cláusula tercera del Plan de San
Luis Potosí; pero las pérdidas que haya por este capítulo, serán indudablemente
inferiores á las que hubiera ocasionado la prolongación de la guerra. Además,
por los medios constitucionales, procuraremos satisfacer los legítimos derechos
conculcados á que se refiere dicha cláusula.19
Sin embargo, en esto también engañó Madero al campesinado,
al negarse a utilizar los “medios constitucionales” para “satisfacer los
legítimos derechos conculcados” y no promover la investigación de
los acuerdos de la Secretaría de Fomento y los fallos de los tribunales
de la República, que permitieron el despojo arbitrario e inmoral de
terrenos. Aun no llegaba el momento en que Madero sinceraría su
623
Maestro Saúl Armando Alarcón Amézquita
pensamiento, ese tiempo llegó estando ya en la Presidencia.20 El 27
de junio de 1912, le escribió una carta a Fausto Moguel, director del
diario capitalino El Imparcial,21 en la que se escudó tras el pretexto de
tropezar con dificultades de orden legal, impuestas por los tratados de
ciudad Juárez, para no cumplir con la promesa agraria del Plan de San
Luis, lo que equivalía a declarar que aquellos habían derogado a éste.
Para Madero, el ascenso democrático de su persona a la Presidencia
de la República, justificó validar los injustos e inmorales fallos de los
tribunales y legitimar los actos corruptos del gobierno del general Díaz.
Los intereses de clase de Madero, eran muy distintos y contradictorios
de los del campesinado.22
Con la muerte de Madero y la restauración del “viejo régimen”
que representó el gobierno del General Huerta, los ocoronis perdieron
las esperanzas que les quedaban de recuperar pacíficamente sus tierras
comunales y se unieron a revolución.
Regresemos al hilo de los acontecimientos. El general Huerta le
tenía desconfianza al gobernador Riveros, por lo que dio instrucciones
al coronel Reynaldo Díaz de tenerlo bajo vigilancia, éste llegó a
Mazatlán el cinco de marzo para hacerse cargo de la jefatura de
armas del estado.23
El 21 de marzo, Díaz invitó a Riveros a un banquete en honor
de su reciente ascenso a General Brigadier, cuando el gobernador y
sus acompañantes se retiraban del festejo, fueron aprehendidos,24
diciéndoles que había sido descubierto un complot y quedaban presos
por el delito de rebelión.25 En la madrugada del día siguiente, Díaz envió
los presos a la Ciudad de México,26 adonde llegaron el 25 de marzo.27
El Congreso local nombró gobernador interino al General José
L. Legorreta. Quien era originario de Querétaro, había participó en
la guerra contra los yaquis siendo comandante de infantería. Fue
Incansable en la persecución de los maderistas, ejerció en Sinaloa
un gobierno despótico y arbitrario, en donde no valía nada la vida y
libertad humanas, todavía se recuerda su época de delaciones y terror.28
El mismo 21 de marzo, al conocerse la detención del gobernador,
varios jefes se lanzaron a la Revolución. El cabo 2/o. del 20/o. Cuerpo
Rural29 Macario Gaxiola Urías, jefe de la escolta de Riveros, escapó
de Mazatlán hacia su natal Angostura, en el distrito de Mocorito,
donde constituyó un guerrilla a la que se unió la guerrilla de San Blas,
integrada mayoritariamente por yoremes del Río Fuerte, al mando del
mayor Rodolfo Ibarra Vega.30 El jefe de rurales, Inés Osuna, declaró su
rebeldía en la villa de El Rosario, a donde había llegado en la madrugada
de ese día con 60 rurales.31
624
Maestro Saúl Armando Alarcón Amézquita
Al día siguiente de la aprehensión de Riveros, como si sólo se
esperara una señal como esa, iniciaron los combates entre los jefes
de fuerzas rurales fieles a Madero y las fuerzas federales huertistas.
Juan Carrasco y Lino Cárdenas al frente de su tropa rural, atacaron
a un destacamento del 10/o. Regimiento de Caballería cerca de
Mazatlán.32 El Teniente Coronel Teodoro Valdivielso, atacó en El
Rosario, a los rurales de Inés Osuna.33 Claro G. Molina, al frente de
numerosa guerrilla, emboscó en el cañón de San José de bocas, distrito
de Cosalá, a soldados del 8/o. Batallón de Infantería.34
El 25 de marzo, en la villa de Badiraguato, el cabo 2° Manuel
Mezta, del 20° Cuerpo Rural, se unió a la rebelión contra Huerta con
parte de la guarnición de la plaza.35 El 31 de marzo, en el distrito de
El Fuerte, se sublevó Fermín Carbajal con el destacamento de rurales
bajo su mando.36 A mediados de abril, el comandante del 31/o.
Cuerpo Rural, José María Ochoa, que fue el caudillo de la Revolución
maderista en el norte de Sinaloa, se sublevó en su natal Ahome.37
Los veteranos de la Revolución contra Porfirio Díaz, en su
experiencia revolucionaria encontraban la base que les permitía tener
una expectativa de triunfo en su nueva Revolución. Avizoraban en su
expectativa la experiencia futura que estaban determinados a llevar a
cabo, para ellos Madero y su México, merecían eso y más. Estos hombres
reunían, quizá sin saberlo, su pasado y su futuro en su presente.38
El cinco de abril iniciaron las operaciones militares en el norte del
estado, cuando simultáneamente, Macario Gaxiola atacó la hacienda
de Los Mochis y Fermín Carbajal la ciudad de El Fuerte. A fines de
abril, los revolucionarios sinaloenses se unieron al constitucionalismo
reconociendo como Primer Jefe a Venustiano Carranza.
Luego de algunos éxitos y fracasos, lograron apoderarse del
distrito de El Fuerte, limítrofe con Sonora y Chihuahua, estableciendo,
a principios de mayo, su Cuartel General en el estratégico pueblo de
San Blas, donde se cruzan las vías de los ferrocarriles Kansas CityMéxico y Oriente, que corría del puerto de Topolobampo a El Fuerte;
y el Sudpacífico de México que circulaba de Nogales, Sonora, hasta
la ciudad de Tepic.39
Bajo el mando del Coronel Alejandro Gandarilla, los
constitucionalistas del norte de Sinaloa, avanzaron al sur para atacar
la villa de Sinaloa, siendo derrotados el 21de mayo cerca del rancho
de Cabrera de Inzunza40 y el 26 de mayo en el pueblo de Ocoroni,41
por lo que se replegaron a San Blas. El 10 de junio, Gandarilla
avanzó nuevamente sobre la villa de Sinaloa,42 dos días después,
los constitucionalistas atacaron la villa, pero fueron rechazados
625
Maestro Saúl Armando Alarcón Amézquita
y Gandarilla murió en el combate, sin embargo, al día siguiente
volvieron a atacar, siendo igualmente derrotados y retrocedieron
nuevamente a San Blas.43
Por su parte, Felipe Riveros, en abril, escapó de su prisión en la
ciudad de México.44 A fines de mayo, se presentó en Piedras Negras,
Coahuila, ante Venustiano Carranza, se adhirió al Plan de Guadalupe
y el Primer Jefe lo reconoce Gobernador Constitucional de Sinaloa,
nombrándolo jefe de las fuerzas constitucionalistas en el estado.45
Riveros se trasladó a Sonora. Desde donde llegó a San Blas el
1/o. de julio. Ese día, Riveros recibió del Teniente Coronel Rodolfo
Campos la jefatura de las operaciones militares en Sinaloa e instaló su
gobierno revolucionario.46 Nombró Secretario General de Gobierno al
licenciado José G. Heredia,47 y Jefe del Departamento de Guerra al
coronel Felipe Dussart.48
Lo primero que hizo Riveros al reiniciar su gobierno, fue
garantizar el funcionamiento de las instituciones del Estado,
considerando a éste, como un instituto político de actividad
continuada, recuperó el monopolio legítimo de la coacción
física para el mantenimiento del orden vigente,49 al terminar
con la “libertad”, “autonomía” o “derecho” que tenían los jefes
de guerrilla y comandantes militares de establecer prestamos
forzosos y confiscar a particulares los bienes que necesitaban para
el sostenimiento de sus fuerzas revolucionarias; para lo cual, ese
1/o. de julio, nombró prefecto interino del distrito de El Fuerte a
Emiliano Ceceña Torres, quién el mismo día publicó una circular
en hojas volantes, en la que ordenó a los jefes de guerrillas que
operaban en el distrito, que para el arreglo de sus negocios,
acudieran con la autoridad política de cada lugar, la que les daría la
ayuda más eficaz dentro de sus facultades legales, respetando así los
intereses particulares y consediéndo [sic] á todos los agricultores y
demás hacendados del Distrito, el libre uso de sus bienes. Advertía
la circular que los jefes de guerrillas que no cumplieran esta
disposición, serían severamente castigados.50 Con esta disposición
de Ceceña se normalizaron institucionalmente los abastecimientos
y haberes de las tropas revolucionarias, a través del Departamento
de Guerra y la Tesorería del gobierno constitucionalista, desde el
primer día de su instalación.
Al iniciar esta nueva etapa de la revolución constitucionalista en
Sinaloa, San Blas se convirtió en la capital constitucionalista del estado,
por un periodo de un poco más de cinco meses. Desde ahí, Riveros
atendió los distintos aspectos económicos, políticos y militares de su
626
Maestro Saúl Armando Alarcón Amézquita
gestión gubernativa. Para legalizar las medidas que decidió aplicar para
enfrentar los problemas de gobernabilidad, emitió decretos, haciendo
uso de las facultades que le confirió el Jefe Supremo del Movimiento
Constitucionalista, Gobernador constitucional de Estado de Coahuila,
Don Venustiano Carranza:
El número 1, del cinco de julio, estableció las cuotas que una
lista de mercancías pagarían en las aduanas al salir del Estado.51 Este
decreto, junto con los números 4 y 5, permiten observar un escenario
de escases de alimentos, por lo que el gobernador estaba imponiendo
aranceles, no nada más para obtener recursos para financiar al Estado,
sino también, para evitar la salida de artículos de primera necesidad
para la alimentación de la población.
Ese mismo día cinco, el prefecto interino Ceceña, actuó en
contra de los acaparadores de maíz que especulaban con este alimento
básico elevando arbitrariamente su precio, publicando otra circular
en la que decía que conociendo la prefectura que tanto comerciantes
como particulares tenían acaparado el maíz en el distrito, que habían
conseguido a muy bajo precio, y frecuentemente subían tanto su
precio que quedaba fuera del alcance de la gente de medianos recursos.
Consideró Ceceña al acaparamiento de maíz, un grave mal que puede
acarrear algunos trastornos, que debía prevenir, por lo que haciendo
uso de sus facultades legales, dispuso lo siguiente:
Primero. Los establecimientos mercantiles ó cualquiera otro lugar en que se
venda maíz á más de cincuentiseis cent.[centavos] el decalitro, pagarán para
las rentas municipales á título de “DERECHO DE MERCADO” una cuota
diaria de $10.00 á $50.00 á juicio de esta Prefectura, debiendo proveerse
del permiso correspondiente que dicha oficina expedirá, previo pago de la
cuota que corresponda.52
A quienes no acataran esta disposición se les aplicaría una multa
de$50.00 a $100.00, o arresto de 10 á 30 días, concediéndose acción
popular para la denuncia de esta infracción y siendo repartibles las
multas que se impongan. […]Si por este motivo se suspendiese la venta
de este artículo, esta prefectura se reserva el derecho de recogerlo para
ponerlo a la venta.53
El decreto número 2, del 6 de julio, imponía en el término de
doce horas, la obligación de que toda persona mexicana o extranjera,
debía entregar a la autoridad las armas, municiones y explosivos que
tuviera en su poder.54
627
Maestro Saúl Armando Alarcón Amézquita
El número 3, del 13 de julio, estableció que mientras se expide
la ley, que crea la emisión de papel moneda en el Estado, se autoriza la
impresión de $100,000.00 CIEN MIL PESOS, en vales al portador, de
circulación forzosa en el estado y garantizados por las rentas del Estado.55
El 14 de julio, Riveros dictó los decretos números 4 y 5,
tendientes a resolver el problema del desabasto de alimentos y de
maquinaria y otros implementos necesarios para elevar la producción
agrícola. Eran relativos al comercio exterior y al establecimiento
de un control de precios para combatir el fraude y la especulación,
causantes de una elevada inflación que disminuía el nivel de vida
de la población y generaba dificultades a las actividades productivas:
El número 4, abrió el puerto de Topolobampo al tráfico comercial
nacional y extranjero.56
El número 5, promovió las importaciones de ciertos artículos,
estableciendo el control de sus precios. Excluyó por tres meses del
pago de impuestos aduanales a algunos artículos de primera necesidad
procedentes de puertos extranjeros: maíz, frijol, arroz, café, azúcar,
papas, manteca y jabón corriente; también estaban exentos del pago
artículos para el fomento de la agricultura y la industria: petróleo,
aceites lubricantes, maquinaria para la agricultura y sus refacciones,
toda clase de implementos de labranza y sus refacciones y abonos
químicos para la agricultura. Para obtener esta franquicia el requisito
fue que las mercancías se vendieran al menudeo, con una utilidad
máxima del 33.33 % de su costo en el extranjero, más los gastos de
transporte. Para implementar el decreto, las Autoridades Políticas
respectivas en cada localidad, en vista de las facturas y constancias de
pago de fletes, fijarán los precios de ventas al por menor de las referidas
mercancías; y en cada establecimiento comercial, las autoridades
locales colocarían en lugares visibles las tarifas de precios de dichas
mercancías. Para sancionar su incumplimiento, esta disposición
preveía: Los infractores serán considerados como reos del delito de
fraude y los responsables serán consignados al Juez de 1/a. Instancia
respectivo, aplicándoles las penas que correspondan, conforme
al Código Penal vigente en el Estado. Como este decreto tendía a
resolver el problema del abasto de artículos de primera necesidad y su
venta a precios “justos”, con una ganancia empresarial “moralmente
aceptable”, tenía naturalmente el apoyo de la población, por lo que
Riveros dispuso en su artículo 6°, que para iniciar la averiguación por
el delito de fraude, se concede acción popular, es decir, invitaba al
pueblo a que denunciara a cualquier comerciante que trasgrediera el
decreto, lesionando los interés populares.57
628
Maestro Saúl Armando Alarcón Amézquita
Luego que Riveros puso en funcionamiento las instituciones
del Estado, garantizando una retaguardia administrativa que le
permitiera financiar la guerra, organizó la ofensiva militar contra el
huertismo sinaloense.
En Julio, la actividad militar de los constitucionalistas en el
norte de Sinaloa aumentó en forma arrolladora […] debido, muy
particularmente, a la actividad que desplegó el gobernador Riveros,58
quién a mediados de ese mes organizó el avance al sur. Envió de regreso
al sur del Estado, a la columna del jefe Juan Carrasco, debidamente
pertrechado; y organizó el ataque sobre la población de Sinaloa.
Riveros movió sus fuerzas hasta Estación Bamoa, donde el 22 de
julio rechazó el ataque del 10/o. Cuerpo Rural, al mando del mayor
Jesús San Juan. Por su parte, Juan Carrasco derrotó a la guarnición
huertista de la villa de Mocorito, ocupando la plaza los días dos y tres
de agosto, antes de continuar su movimiento al sur.
El 27 de julio, ante las crecientes necesidades de la guerra,
Riveros emitió el decreto número 6, regularizando la recaudación
del impuesto federal del Timbre, estableciendo que mientras se
restablecía el gobierno constitucional en toda la República, los fondos
que se recaudarían en las oficinas del Timbre en el estado, se remitirán
directamente a este gobierno para el sostenimiento de la guerra.59
Riveros se presentó ante la ciudad de Sinaloa, el 31 de julio con
1500 hombres, entre ellos los jefes Felipe Dussart, Claro G. Molina,
Maximiano Gámez y Miguel Armienta, demandando su rendición
incondicional al Coronel Miguel Rodríguez, dentro del único e
improrrogable plazo de setenta y dos horas, en un documento en el
que explicó las razones del constitucionalismo, y hace una narración
sucinta del estado general del país, en sus fases militares y políticas:60
Cuando el valiente y abnegado pueblo mexicano se agrupó en santa y justa
reivindicación al viril llamado del ciudadano Gobernador Constitucional del
Estado de Coahuila, Don Venustiano Carranza, primero; y en segundo lugar
del valiente Ciudadano Gobernador del Estado de Sonora, Don José María
Maytorena, recogiendo la sacra bandera de la legalidad constitucionalista
manchada en sangre de mártires en el vergonzoso golpe de mano de la
ciudadela, coronado del más infamante éxito con la traición abominable
de Victoriano Huerta, […] nuestros hermanos los constitucionalistas están
controlando militarmente el resto del país, no porque seamos unos grandes
guerreros ni estrategas, no, sino por una razón poderosísima y grande: porque
contamos con la voluntad nacional y con la fuerza moral del mundo entero
ante el horrible y salvaje asesinato en el patio de honor del Palacio Nacional,
629
Maestro Saúl Armando Alarcón Amézquita
del que fue nuestro gran presidente Don Francisco I. Madero y nuestro
mártir el Señor Vice-Presidente de la República, Licenciado Don José María
Pino Suárez, esa y no otra es nuestra fuerza y virtud, la justicia y el Derecho
Constitucional ultrajado.61
Para defender la plaza, el Coronel Rodríguez contaba con 480
elementos. 309 del 8/o. Batallón de Infantería; 145 jinetes, 95 del 10°
Cuerpo Rural y 50 de la Guerrilla Félix Díaz; y 25 del 4° Regimiento
de Artillería62 con dos piezas de montaña de 70 mm.63 Al amanecer
del día cuatro de agosto, tropas constitucionalistas avanzaron por el
camino de Bamoa para tomar posiciones en el lomerío al sur de la
plaza por la margen izquierda del río, conocido como Los Cerritos,
iniciando tiroteos con los federales que ocupaban posiciones en esa
margen izquierda. El día cinco, el grueso de la columna revolucionaria
avanzó desde Bamoa para rodear por completo la Villa,64 según los
informes recibidos por los federales, sus principales posiciones fueron:
en el rancho de Baburía, a cuatro kilómetros al norte de la villa, los
jefes Pedro, Narciso y Juan Gámez y Ángel García; en Los Cerritos, los
jefes Juan, Félix y Víctor Lugo y Juan Greg; en el rancho El Opoche,
a cuatro kilómetros al suroeste de la plaza, los jefes Felipe y Francisco
Zazueta; y en las lomas de Tierras Negras, al norte de la Villa, el jefe
Miguel Armienta.65 Ese día, entre las cinco de la tarde y ocho de la
noche atacaron sin éxito las posiciones federales en La Alameda.
El día seis, desde muy temprano, los sitiadores iniciaron un
ataque general por todo el perímetro de la villa, atacando con
mayor tesón el Fuerte “General Victoriano Huerta”, instalado en el
Cerro del Monje, hostilizándolo todo el día y noche. Del día siete,
el Coronel Rodríguez informó: continúa todo el día con pequeños
intervalos de tiempo, el tiroteo sobre nuestras fortificaciones,
manteniéndose el enemigo oculto en los accidentes del terreno sin
verificar un ataque decisivo.
Al amanecer del día ocho de agosto, continua el fuego sobre
los federales sin resultado práctico para los atacantes, pero a las 11
de la mañana, los federales salieron de sus atrincheramientos para
atacar Baburía, logrando ocuparlo después de reñido combate. En esos
momentos del mediodía el equilibrio militar se rompió, los federales
sitiados recibieron el auxilio de la columna expedicionaria al mando
del mayor Antonio Olague,66 con 233 elementos, 105 del 8/o.
Batallón, 103 del Cuerpo de Caballería Voluntarios de Sinaloa y 25
del 4/o. Regimiento de Artillería67 con una pieza de artillería de 70
mm y dos ametralladoras.
630
Maestro Saúl Armando Alarcón Amézquita
Olague salió de la villa de Mocorito el día seis en auxilio de la
guarnición de Sinaloa, Al llegar por el suroeste, envió sobre El Opoche,
una columna con una fracción del 8° Batallón y una ametralladora
al mando del teniente Crispiniano Anzaldo; y otra a las órdenes del
capitán 1/o. de Artillería Manuel Ramírez Alcérreca, con Voluntarios
de Sinaloa y una ametralladora, contra Los Cerritos; además, Olague
organizó una tercera columna mandada por el teniente Francisco Pérez
Sierra, con tropa del 8/o. Batallón y Voluntarios de Sinaloa y la pieza
de 70 mm de que disponía y le ordenó al Teniente Pérez Sierra que
buscara un buen emplazamiento para apoyar a las otras dos columnas
de asalto.68 En El Opoche y Los Cerritos, los revolucionarios, que no
estaban preparados para resistir estos ataques de revés, poco después de
iniciado el fuego hubieron de emprender la retirada69 hacia su Cuartel
General en Bamoa. Así, el mayor Olague y su columna expedicionaria
rompieron el cerco y a las tres de la tarde entraron victoriosos a la villa
de Sinaloa. Una hora más tarde, el Coronel Rodríguez ordenó al mayor
Olague con su columna, el ataque de las lomas de Tierras Negras, donde
aún se mantenían en sus trincheras los revolucionarios del Distrito de
Cosalá, comandados por Claro G. Molina y Miguel Armienta, quienes
al observar un movimiento envolvente de los federales y sufriendo el
fuego de artillería y de ametralladoras, se replegaron hacia Bamoa.70
Los constitucionalistas utilizaron tres piezas de artillería de
avancarga, de fabricación propia, pero por su mala calidad, los federales
dijeron que sus proyectiles no causaron ningún daño.71 Los huertistas
dispararon 70 granadas con sus piezas de montaña y lanzaron 25
granadas de mano Martín Haley Hall.72
Las fuerzas revolucionarias se regresaron a su Cuartel General
de San Blas. Donde Riveros, además de dirigir la guerra, siguió
gobernando. El nueve de agosto, para resguardar y vigilar el territorio
bajo su gobierno, dictó el decreto número 7, por convenir, decía, a
los altos intereses de la presente campaña, proclamó el distrito de
El Fuerte en estado de sitio, poniendo en vigor la Ley Marcial, que
los Comandantes Militares de cada plaza en poder del Ejército
Constitucionalista de Sinaloa harían cumplir extrictamente.73
El 13 de agosto, al expedir el decreto número 8, Riveros autorizó
la emisión de Billetes del Estado, de circulación forzosa, por un
millón de pesos, de acuerdo con el artículo 1° del decreto número
3, que autorizó la impresión de vales al portador. La impresión de
los billetes sería de 10, 5 y un peso, y de 50, 25, 10 y 5 centavos;
tendrían la novedad de tener un retrato del expresidente Francisco
I. Madero. Los que no aceptaran los billetes serían castigados con
631
Maestro Saúl Armando Alarcón Amézquita
multas de veinticinco a quinientos pesos, o en su defecto con el arresto
correspondiente de un día por cada peso.74
Por esos días de mediados de agosto, en San Blas, se presentó al
gobernador Riveros el exgeneral maderista Ramón F. Iturbe,75 quien
el 17 de junio regresó al país entrando por Nogales, Sonora, donde se
entrevistó con el general Álvaro Obregón.76
A fines de agosto, el General Reynaldo Díaz, quién en la
nueva organización territorial del ejército federal recibió la jefatura
de la 2a Brigada de la División del Yaqui, organizó una ofensiva
contra las fuerzas revolucionarias del norte del estado. Desde la
villa de Sinaloa, marcharon contra San Blas dos columnas, a las
órdenes del coronel Rodríguez y del mayor Olague; otra columna
al mando del teniente coronel Teodoro Valdivieso la envió por mar
desde Mazatlán, embarcada en el cañonero Tampico, para que
descendiera en Topolobampo y atacara San Blas por el poniente.77
Pero la ofensiva fracasó.
La columna de Valdivieso se integró con 300 hombres
pertenecientes al Cuerpo de Voluntarios de Sinaloa, al Cuerpo
de Voluntarios de San Ignacio y una fracción del 8° Batallón.
Desembarcó en Topolobampo el 27 de agosto y los siguientes tres días
fue atacada por una columna de 300 constitucionalista al mando del
general Iturbe, quién al enterarse el día 30, que el coronel Rodríguez
avanzaba de San Blas a Topolobampo, se retiró a Los Mochis, a unos 25
kilómetros al norte, para esperar a Rodríguez. Quedando la columna
de Valdivieso muy debilitada y sin poder salir de Topolobampo. Entre
sus bajas se cuentan 66 hombres del Cuerpo Voluntarios de Sinaloa
que desertaron para unirse a las tropas de Iturbe. Valdivieso fue herido
y embarcado hacia Mazatlán donde moriría algunos días después.78
El 27 de agosto, salió de Sinaloa, por el camino directo a San
Blas, el Coronel Rodríguez con su columna formada por un jefe, 9
oficiales y 252 de tropa; de los cuales, un jefe, 6 oficiales y 200 de
tropa eran del 8/o. Batallón, al mando del Teniente Coronel Casto
Argüelles; y, 3 oficiales y 52 rurales del 10/o. Cuerpo Explorador,
mandados por el cabo 1/a. Félix Pérez.79
Por su parte el mayor Olague, también salió de Sinaloa el día 27,
pero marchando por la vía del ferrocarril Sudpacífico, le acompañaban
6 oficiales y 246 de tropa; de los cuales pertenecían al 8° Batallón y al
mando del Capitán 1/o. Luis O. Contreras, 4 oficiales con 81 de tropa,
y una Sección de Ametralladoras con 2 piezas y 8 de tropa; 102 de
tropa del Cuerpo de Voluntarios de Sinaloa a las órdenes del Teniente
Jorge Rodas; 38 rurales del 10/o. Cuerpo Explorador, al mando del
632
Maestro Saúl Armando Alarcón Amézquita
cabo Miguel González Berriozábal; 25 de tropa del 4/o. Regimiento
de Artillería a las órdenes del Capitán 2/o. Jorge Hurtado.80
El día 30, avanzaron las dos columnas sobre San Blas, Rodríguez
desde el rancho de Las Guásimas, a 8 kilómetros del objetivo; y Olague
desde Estación Metate, a 15 kilómetros. Rodríguez logró desalojar a
las fuerzas de Riveros de la Estación de San Blas, que se retiraron a
unas lomas cercanas. Olague no tuvo el mismo éxito, su columna al
pasar por el cerro del Sufragio, fue atacada por sorpresa por la tropa
del Teniente Coronel Manuel Mezta, que se encontraba esperándola,
debidamente posicionada en el cerro, Olague pretendió desalojar a
los revolucionarios pero fue rechazado y herido de muerte. El capitán
Contreras tomó el mando y se regresó a Sinaloa, contando 63 bajas, 48
muertos o disperso y 15 heridos.81
Enterado Rodríguez de lo acontecido con la columna de Olague,
sin tener noticia de la columna de Valdivieso y ante el contraataque
de las fuerzas del gobernador constitucionalista, decidió retirarse
hacia Topolobampo siguiendo la vía del ferrocarril, se abrió paso
combatiendo, tuvo 15 bajas, 6 muertos, 7 heridos y 2 dispersos.
Llegó a Topolobampo el 2 de septiembre, sin ser hostilizado por
la columna del general Iturbe, reuniéndose con los restos de la
columna de Valdivieso.82
Desde Chihuahua, a través de la Sierra Madre occidental, rumbo
a Sonora, pasó el Primer Jefe Carranza por el Distrito de El Fuerte. El
13 de septiembre arribó a la ciudad de El Fuerte, fue recibido por el
gobernador Riveros y el general Iturbe.83 De ahí, Carranza telegrafió
al general Obregón en su campamento de Estación Maytorena, Sonora,
para anunciarle su llegada a Sinaloa, Obregón apresuró su marcha para
encontrarse y conocer a su Primer Jefe.84
Desde los primeros días de septiembre, Obregón, enterado del
envío de tropas federales para desembarcar en Topolobampo, envió
al coronel Benjamín Hill con su columna de 600 hombres a reforzar
a los constitucionalistas sinaloenses. Con Hill llegaron a Sinaloa sus
soldados yoremes, tanto yaquis como mayos, con unos instrumentos
de guerra muy especiales:
Los tamborcillos yaquis, especie de pandero grande, rudimentario, que
el individuo que lo toca lo lleva suspendido de su mano izquierda y con la
derecha lo tañe para producir un sonido monorrítmico, acompasado y violento.
Sonsonete éste, crispante, primitivo, aturdidor. Un tambor de ésos para cada
compañía o fracción, cuando ésta opera por separado. Su toque siempre es el
mismo, no varía, y sirve para llamar la atención de los que marchan agrupados,
633
Maestro Saúl Armando Alarcón Amézquita
cuando la columna varía de dirección; cuando se emprende la marcha, cuando
se hace alto, cuando se empeña en el combate, o cuando se emprende la
retirada. Se toca para todo lo que cambia el ritmo que se lleva, para indicar que
debe darse más atención a lo que se está haciendo, para dar más vigor y más
empeño a lo que se ha ordenado.
El tamborcillo yaqui ha sonado en las montañas del Bacatete, en los desiertos o en
las riberas de los ríos Yaqui y Mayo, y su sonido ha llevado la inquietud, el miedo
y hasta el pánico. Sonido pavoroso, tamborileo de muerte para los enemigos
que han escuchado el temblequear de los parches, sacudidos enérgicamente en
medio de la lluvia de balas que los indios disparan.85
Con la columna de Hill viajó Obregón para encontrarse con
Carranza, pero por el mal estado de la vía del ferrocarril que tuvo
que repararse, hasta el día 13 llegaron a San Blas, en donde quedo
Hill acuartelado con sus tropas. Al día siguiente, partió Obregón
a El Fuerte y se entrevistó con Carranza, con quién regresó a
Sonora. Al Cuartel General de San Blas, llegó Carranza el día 16.
Ahí, pasó revista a las fuerzas sinaloenses,86 ratificó a Iturbe el
grado de general brigadier, otorgado por Madero, y lo nombró
jefe de las operaciones militares del Ejército Constitucionalista
en Sinaloa,87 aunque subordinado a Riveros que siguió siendo el
Jefe de las Armas en el estado. También expidió el Primer Jefe
los nombramientos de General Brigadier a Riveros; de Coroneles
a Juan Carrasco, Macario Gaxiola, Claro G. Molina, José María
R. Cabanillas y Manuel Mezta; de tenientes coroneles a Miguel
Armienta y Ángel Flores.88
El 17 de septiembre, parten Carranza y Obregón para
Hermosillo. Al llegar a la capital de Sonora, Carranza otorgó a
Obregón el nombramiento de general de Brigada y Jefe del Cuerpo
de Ejército del Noroeste, que aunque comprendía los estados
de Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Durango y el Territorio de Baja
California,89 nunca tuvo autoridad sobre Chihuahua y Durango,
debido a que los villistas se inconformaron porque a la División del
Norte Carranza no le dio el rango de Cuerpo de Ejército. Obregón
recibe instrucciones de su Primer Jefe para que con el grueso de
sus fuerzas de Sonora, marche contra los federales en Sinaloa,90
con el objetivo inmediato de tomar la ciudad de Culiacán.
Desde Guaymas, el Jefe de la División del Yaqui, general
Pedro Ojeda, envió a Topolobampo, a principios de septiembre, al
coronel Heriberto Rivera con el 53/o. Batallón Auxiliar, integrado
por 2 jefes, 10 oficiales, 325 de tropa y una sección de artillería
634
Maestro Saúl Armando Alarcón Amézquita
con 2 piezas Mondragón de 80 mm. tipo poderoso. Con este
refuerzo, el recién ascendido general Miguel Rodríguez decidió
marchar nuevamente sobre San Blas, ordenando al coronel Rivera
que ocupara la población de Los Mochis, de la que se habían retirado
los revolucionarios.91
El coronel Hill fue enviado con sus 500 hombres contra Rivera,
quién resistió en Los Mochis durante los días 22 al 24 de septiembre,
para el día 25, Hill recibió el refuerzo del Coronel Cabanillas con
sus 300 hombres y la resistencia federal se quebró, Rivera huyó a
Topolobampo, abandonando sus cañones y 100 de sus hombres entre
muertos y prisioneros.92
Las fuerzas del Coronel Juan Carrasco y del teniente coronel
Miguel Laveaga, desarrollaban con tal éxito su campaña en el sur del
estado, que el general Reynaldo Díaz se vio obligado a ordenar al general
Rodríguez y al coronel Rivera que se embarcaran con sus fuerzas en los
cañoneros de la Armada, para concentrarse en Mazatlán y fortalecer la
defensa del puerto.93
A fines de septiembre, los constitucionalistas concentraron sus
tropas en San Blas y en Estación El Naranjo, para atacar nuevamente
la villa de Sinaloa. Al enterarse el jefe de la guarnición de la villa,
Capitán 1/o. Manuel Ramírez Alcérreca, preparó la defensa, con la
debida anticipación se construyeron defensas accesorias consistentes
en alambradas dobles, teniendo los hilos de la interior conexión con la
corriente eléctrica que dá luz a la población. Construyéronse también
treinta fogatas pedreras que se harían funcionar con un explosor.94
Contaba el Capitán Alcérreca con 16 oficiales y 396 de tropa. Infantería:
7 oficiales y 171 de tropa del 8/o. Batallón; caballería: 2 oficiales y 83
de tropa del Cuerpo Voluntarios de Sinaloa, 1 oficial y 32 de tropa del
10/. Cuerpo Explorador, 19 de tropa de la guerrilla Francisco Cañedo y
3 oficiales y 44 de tropa de la guerrilla Félix Díaz; artillería: 3 oficiales y
47 de tropa del 4/o. Regimiento de Artillería.95 Distribuyó sus tropas en
cinco sectores: Baburía, Subtenientes Luis González y Concepción Mejía
con 65 de tropa; Caja del Agua, Subteniente Renato M. Urrutia con 40
de tropa; camino a Bamoa, Teniente Lorenzo Rodríguez y Subteniente
Julio G. Jiménez con 55 de tropa; margen del río Cabo Cipriano
Alonso, Cabo Miguel G. Berriozábal y Subteniente Zeferino Hernández
con 70 de tropa; y el Fuerte “General Victoriano Huerta”, Capitán 2°
Jorge Hurtado y Teniente Francisco Pérez Sierra del 4/o. Regimiento de
artillería y subteniente del 8/o. Batallón Antonio V. Herrera con 116 de
tropa y una sección de artillería con dos piezas de montaña de 70 mm.,
quedando disponible una ametralladora con su sostén, en el interior
635
Maestro Saúl Armando Alarcón Amézquita
de la Plaza con órdenes de acudir al punto más amenazado a impartir
auxilio, a las órdenes del teniente Jorge E. Rhodas.96
Los generales Riveros, Iturbe97 y Hill, los Coroneles Gaxiola,
Cabanillas, Molina y Mezta98 con 1500 soldados99 revolucionarios, los
dos cañones de 80 mm. capturados en Los Mochis, los tres cañones de
fabricación propia (que los federales llamaron “tubos lanza bombas”),
ametralladoras y fusiles ametralladoras;100 llegaron el dos de octubre a
la villa y a las seis de la tarde la rodearon. Al otro día, a las 6:30 de la
mañana inició el ataque con tres disparos de cañón, generalizándose
por todo el perímetro de la plaza.101 A las ocho de la mañana el capitán
Alcérreca fue herido y permaneció en el Fuerte “General Victoriano
Huerta”, dejando a cargo del capitán 1/o. Francisco Ruiz Cortez los
otros cuatro sectores de la defensa de la plaza.102 De las nueve de la
mañana a las doce del día, los revolucionarios intentaron romper la
línea de defensa federal por Baburía y el camino a Bamoa pero fueron
rechazados. Alcérreca informaría:
El enemigo continuó batiendo con fuegos de cañón nuestras posiciones,
cerciorándome de que el material de artillería de que hacía uso, correspondía
al de la dotación del 3/er. Regimiento de Artillería que es de 80 mm tipo ligero,
modelo 1903, por haberse recogido varios cascos de granada y algunos balines,
espoletas, tubos centrales y diafragmas. […] El combate continuó con muy
pequeños intervalos de lentitud, reanudándose con brío y por todos rumbos
a las tres de la tarde, habiendo puesto en acción los rebeldes la mayor parte
de sus elementos, funcionando su artillería y ametralladoras, registrándose el
incidente de que el enemigo intentó apoderarse de nuestra ametralladora, la
que se puso a salvo debido a la serenidad del Teniente Rodas y la violenta
protección del Capitán 2/o. Jorge Hurtado, quien desde las posesiones del
Fuerte “General Victoriano Huerta”, batió al numeroso enemigo con fuegos de
fusil y de cañón, haciéndole retroceder al fin.
A las cuatro de la tarde, el ataque se reforzó por el río, pero
también fue contenido. El fuego se mantuvo por todo el perímetro, a
las nueve de la noche se intentó sin éxito nuevamente penetrar a la
villa por el sector de la Caja del Agua, dos horas más tarde se volvió
a asaltar la Caja del Agua y simultáneamente se atacó intensamente
el sector del camino a Bamoa, pero los federales lograron rechazar
a los revolucionarios. Toda la noche, el fuego de fusil continúo en
forma intermitente.103
El mismo día tres, enterado el General Reynaldo Díaz del ataque
a la villa de Sinaloa, a las once de la noche telegrafió su orden al Capitán
636
Maestro Saúl Armando Alarcón Amézquita
1/o. Pablo Dimas, jefe de la guarnición de la villa de Mocorito, de
marchar con la fuerza a sus órdenes, á proteger la Plaza de Sinaloa, que
estaba siendo atacada por Revolucionarios Riveristas. El Capitán Dimas
contaba con 2 oficiales y 101 elementos de tropa: 63 de tropa del 8/o.
Batallón, 1 oficial y 15 de tropa de “Voluntarios de Mocorito”, y 1 oficial
y 23 de tropa de “Voluntarios de Sinaloa”. Momentos después de haber
recibió la orden, Dimas emprendió la marcha acompañado del Prefecto
de Mocorito Capitán 1/o. José Martínez del Río, caminando todo el
resto de la noche.104
En la plaza asediada, Durante el día cuatro, la artillería
constitucionalista bombardeo con cierto éxito, pero los asaltos
continuaron siendo rechazados.105 Por su parte, la fuerza del capitán
Dimas, al amanecer de ese día, en las cercanías de la hacienda de
Tabalopa, como a nueve kilómetros de la villa, fue atacada por una
pequeña partida riverista que trato de impedir su marcha, luego de un
tiroteo de media hora, los revolucionarios fueron desalojados de los
bordos de una presa y los federales continuaron su marcha, llegando a
la línea del cerco de la plaza por el lado de El Opoche, rancho separado
de la villa solamente por el río. Los riveristas empezaron a tirotear a los
recién llegados desde las casas y sus trincheras en el camino y entre las
milpas que rodean la ranchería con la intención de evitar su entrada
a la villa, pero no pudieron resistir el violento asalto de los federales y
abandonaron poco a poco sus trincheras, reconcentrándose por el lado
de Baburía, de donde les llegó apoyo106 y a pesar de que los hombres
de Dimas recibían apoyo de fuego de cañón, ametralladora y de las
posiciones del sector de la margen del río,107 los riveristas volvieron a
tomar posiciones entre las casas y las milpas. Dimas informó:
A toda costa trataron de impedirnos el paso del río, pues cuando los soldados
de mi fuerza pretendían uno á uno atrabezarlo [sic] eran obligados por una
verdadera lluvia de balas á sumergirse casi en el agua, por lo que nuestro paso fue
bastante penoso y tardado pues desde como á las tres de la tarde que principiamos
hasta las seis de esa misma tarde pudimos terminar de pasar el último soldado.108
Aprovechando la entrada de la fuerza de Dimas, un artillero de
los que fue hecho prisionero en Los Mochis, se reincorporó con sus
compañeros del ejército federal.109 Naturalmente que se había visto
forzado a unirse a los constitucionalistas, pero ahora, a pesar de conocer
la indudable superioridad militar de los revolucionarios, decidió correr
la suerte de sus antiguos compañeros. Lo que seguramente imperó en
su conciencia fue su sentido de lealtad y del honor militar, el espíritu
637
Maestro Saúl Armando Alarcón Amézquita
de cuerpo, su amistad y compañerismo que le eran más afines e
inmediatos que cualquier idea política o ideológica abstracta.
Alcérreca distribuyó al refuerzo entre los distintos sectores que
defendían la plaza y le indicó al capitán Dimas que tomara el mando
del sector de Baburía al poniente de la plaza.110 A las diez de la noche,
un último asalto emprendieron los constitucionalistas por todo el
perímetro, concentrándose en el sector de Caja del Agua, que recibió
el refuerzo de la ametralladora a cargo del Teniente Jorge E. Rhodas
y una fuerza de infantería comandada por el Capitán 1/o. Francisco
Ruiz Cortez, logrando los federales rechazar el ataque después de
una hora de combate.
A las doce de la noche, el capitán Alcérreca se dio cuenta que las
municiones de reserva habían sido agotadas en su totalidad y las de
cartuchera eran demasiado escasas, ya no suficientes para resistir otras
cuatro horas más, además tenía el material de artillería inutilizado al
estar las gualderas111 de las alargaderas rotas. Además, la fuerza de
Dimas no trajo municiones de reserva y la dotación con que salieron
de Mocorito era del 8°Batallón, 200 cartuchos por elemento; por
las guerrillas, una a 50 y la otra a 100 cartuchos; que empezaron
a consumir desde Tabalopa. Al encontrarse en esas condiciones,
consideró que no podía sostener la defensa y decidió romper el sitio al
precio que costara, a las dos de la mañana, dio Alcérreca a los distintos
sectores la orden por escrito:
La guarnición se retira por falta de cartuchos, dejando bien puesto el honor
de las armas. Con la fuerza de su mando incorpórese al puesto del dinamo,
dejando dos individuos en cada trinchera con orden de hacer fuego rápido, para
proteger la retirada y que se incorporen después al punto indicado, debiendo
verificar esto a las tres de la mañana.112
Los federales se reunieron en la margen del río, frente al
Opoche, uniéndoseles el prefecto del distrito, el administrador
subalterno del Timbre, el administrador de correos, siete policías
y algunos paisanos más.113 A las 3:15 de la mañana iniciaron su
marcha cruzando el río casi sin ser molestados, pero al llegar a
la orilla opuesta recibieron un nutrido fuego desde todos lados,
causándoles mayores bajas los riveristas:
Que se encontraban atrincherados, en los lados del camino así como en las
casas del Opoche, y entre las lomas y milpas, que de ese lado de la población
había, pues el enemigo que en la tarde había sido desalojado por ese lado […]
638
Maestro Saúl Armando Alarcón Amézquita
se había nuevamente posesionado de sus trincheras y pretendían á todo trance
impedirnos el paso, hasta que tras nutridas descargas de nuestros soldados,
logramos desalojar al enemigo de sus primeras trincheras, el que redobló sus
esfuerzos, hasta casi mezclarse entre nuestros soldados, durando este encuentro
como una hora, hasta lograr romper el sitio.114
En su informe, Alcérreca se mostró orgulloso de sus soldados:
El movimiento se efectuó […] abriéndose paso por entre las posiciones
enemigas, las cuales enviaban nutrido fuego, el cual no hizo se apoderara el
pánico a nuestros valientes soldados, a los que ni un solo momento se les vió
decaídos, tanto sosteniendo sus puestos como en la retirada, aun a pesar de las
bajas que esta costó.115
Los federales lograron romper el cerco pero pagaron un alto
costo, fue ahí donde tuvieron el mayor número de bajas y perdieron
parte del material de guerra que les quedaba. Dura nte los tres días de
combates, consumieron 115 granadas de 70 mm., 106 900 cartuchos
de máuser y 3688 de 30x30,116 perdieron al subteniente Julio G.
Jiménez y 154 de tropa, de los cuales murieron ocho el primer día,
nueve el segundo y como veinticinco al romper el cerco, es decir,
alrededor de 42 muertos y 113 prisioneros; también perdieron al
escapar 10 mulas y trece caballos;117 138 fusiles Máuser de 7 mm. y
33 carabinas Winchester 30x30.118 Lograron salvarse la ametralladora,
las dos piezas de artillería, faltándole a una de ellas el cierre del cañón
que se perdió junto con el caballo del capitán Hurtado; así como 19
oficiales y 343 de tropa.119 Se reagruparon en la hacienda de Tabalopa
y continuaron su marcha pasando por Mocorito hasta llegar a Culiacán
el 8 de octubre de 1913.120
Con esta victoria de los revolucionarios, se rompió el equilibrio
militar en el estado, quedando en poder del constitucionalismo los
distritos del norte: El Fuerte, Sinaloa, Mocorito y Badiraguato. No
pasó mucho tiempo para que la fuerza de la revolución arrollara al
ejército federal huertista en Sinaloa. Culiacán fue tomada el 14 de
noviembre de 1913 y Mazatlán asediado desde octubre por el general
Juan Carrasco, fue sitiado del cuatro de mayo al nueve de agosto de
1914, día que se embarcaron los últimos huertistas en Sinaloa.
639
El 3.6% del Archivo Fotográfico
que colonizó el imaginario de una nación
Maestro Miguel Ángel Berúmen Campos
H
ace diez años vi por primera vez algunas fotografías que el
inglés Jimmy Hare tomó durante la Revolución Mexicana y
tuve la sensación de estar frente a un tema desconocido. Era
como si entre ellas y las que había visto durante toda mi vida hubiera
un abismo insalvable. Mi sensación rayaba en perturbación, sobre todo
porque las fotografías de Hare habían sido tomadas en Ciudad Juárez,
mi propia ciudad, un lugar geográfico que en teoría yo conocía muy bien,
gracias precisamente a mi trabajo con la fotografía histórica. ¿En qué
estribaba el misterio? Al principio me respondí que en la mirada audaz
característica de ese gran fotógrafo de guerra. Sin embargo, con el paso
de los años y después de haber revisado muchos archivos fotográficos,
decenas de libros con fotografías de la Revolución y buena parte de la
prensa de la época, me percaté de que mi sensación de desconcierto se
debía a otro motivo: la idea de la Revolución que largo tiempo había
dominado mi imaginación provenía de unas cuantas imágenes que se
habían publicado de manera reiterada durante sesenta años a través de
los proyectos editoriales de los Casasola.
Pero esto no sólo me había sucedido a mí, en la medida que
fui indagando me percaté de que los Casasola habían dominado los
imaginarios sobre la Revolución Mexicana en diferentes lugares y en
varias épocas, al grado incluso de suplantar con sus fotografías las ideas
comunes que generalmente se crean en cada región y comunidad con
imágenes propias.
¿No era entonces necesario probar lo dicho a través de un estudio
detallado de los proyectos editoriales Casasola para poder medir
objetivamente su impacto?
A continuación pondré a su consideración los resultados de mi
investigación.
Muchos aspectos sustanciales de esta figura clave de la iconografía
mexicana permanecen ignorados, situación que se explica en parte
por la magnitud descomunal del acervo que reunió con ayuda de su
familia: alrededor de medio millón de imágenes sobre diversos temas
y épocas de la historia de México. Contrariamente a lo que suele
creerse, las piezas de ese acervo relativas al periodo revolucionario de
1910 a 1921, no suman más de quince mil,1 cantidad desde luego
641
Maestro Miguel Ángel Berúmen Campos
nada despreciable, pero que incluye un gran número de registros de
contenido político, más que militar y bélico. En otras palabras, las
imágenes no repetidas de tema revolucionario que hay en el archivo
Casasola representan solo el 3.6 por ciento del total de éste.
No obstante, Casasola ha sido el nombre y la dinastía más
influyente en la percepción colectiva de la Revolución Mexicana,
gracias en gran parte a la conciencia histórica de Agustín Víctor, que
trasmitida a sus consanguíneos se tradujo en una vocación familiar
por la divulgación de fotografías mediante varios proyectos editoriales
que tanto él como su hijos Gustavo y Piedad impulsaron. Para esta
investigación nos centramos en esa faceta de Agustín Víctor que tiene
que ver más con su conciencia histórica que con su habilidad para
tomar fotografías.
Poseyendo algo relacionado a lo que Friedrich Nietzsche bautizó como el
“sentido histórico” del hombre moderno, Casasola comenzó también a
coleccionar y a preservar meticulosamente las fotografías que él y su hermano
hacían.2
En una de las fotografías del Archivo se observa a una treintena
de personas arremolinadas frente a las vitrinas exteriores del estudio
Casasola en la ciudad de México: ven fotografías de personajes de la
Revolución Mexicana. La mayoría son de Francisco Villa, hay desde
1911 como la de Jim Alexander tomada en 1911 en el campamento
del Ejército Libertador en Ciudad Juárez hasta 1921: destacan las de
la rendición del general Villa en Sabinas Coahuila en julio 1920 y las
tomadas en Canutillo por Gustavo Casasola en 1921.3
Dada la evidente presencia protagónica de las fotografías de
Villa en las vitrinas, es factible que lo que en realidad se privilegie
en ellas sea una historia sobre el general rebelde, en especial
las últimas en Canutillo, fotografías que desde el punto de vista
periodístico habían resultado todo un éxito, un hecho que seguía
siendo para los Casasola motivo de orgullo ya que el joven Gustavo
con apenas 20 años había logrado la proeza de retratar a Villa
durante su rendición y posteriormente ser recibido por el Centauro
del Norte para hacerle un ensayo fotográfico.4 Era obvio que al
estudio le interesaba mostrar y publicar estas fotografías, así que
además de publicarlas, también las exhibió en las vitrinas en las que
tantas veces había contado pequeñas historias con imágenes. Las
fotografías de Canutillo fueron acompañadas con otras de Villa de
épocas diferentes, pero también con imágenes de otros personajes
642
Maestro Miguel Ángel Berúmen Campos
relacionados a su vida logrando una suerte de semblanza gráfica
que contaba la trayectoria del personaje.
En ese sentido la vitrina jugaba un papel de una revista ilustrada
mural que informaba de los sucesos recientes e históricos a la gran
cantidad de transeúntes que pasaban a diario frente al estudio. Era la
selección de Casasola de la memoria reciente.
Y aunque las fotografías se ponían en la vitrina con el propósito
de venderse al mismo tiempo esas prácticas eran en realidad pequeños
ensayos de lo que serían sus proyectos editoriales. No me sorprendería
que esta fotografía fuera tomada en 1923 y que lo que contenga la
vitrina no sea otra cosa que una retrospectiva del Centauro del norte
que acababa de ser asesinado.
Para marzo de 1918 Agustín Víctor Casasola ya tenía en marcha
un proyecto editorial muy ambicioso llamado “Evolución Nacional,
Álbum Histórico Gráfico” que consistía en la publicación de un álbum
fotográfico por entregas sobre la Revolución Mexicana Algunas de
las razones y expectativas que Casasola tuvo sobre este proyecto las
encontramos en una serie de cartas que intercambió con el secretario
particular de Carranza:
Con el fin de dar a conocer gráficamente, la “Historia de la Revolución más
grande de América, hemos resuelto la publicación de este álbum, impreso en
buen papel, con magníficos fotograbados”.5
Estaba claro que Agustín Víctor sabía que los acontecimientos
políticos y militares recientes de México se convertirían en una de las
páginas más importantes de nuestra historia, él y sus colegas no sólo
habían sido testigos presenciales de esos hechos, sino que los habían
capturado con sus fotografías, ahora lo que faltaba era organizarlas,
conservarlas y divulgarlas para el conocimiento de las futuras
generaciones, Casasola mejor que nadie estaba consciente de ello, por
lo tanto si los propios fotógrafos y los dueños de las revistas ilustradas
no se interesaban en realizar dichas tareas, las fotografías y con ellas
la memoria se perdería para siempre. Agustín Víctor Casasola fue
uno de los pocos que sí se tomó en serio esa tarea y al morir dejó un
archivo con la impresionante cantidad de casi 500,000 fotografías y
un proyecto fotográfico editorial en marcha.
Sin embargo como Casasola no contaba con los recursos suficientes
para llevar a cabo el proyecto editorial, para obtener financiamiento
se planteó la venta de 30 álbumes en una edición especial con 1,000
fotografías y 500 retratos de “Hombres ilustres de la Revolución”.6
643
Maestro Miguel Ángel Berúmen Campos
Posteriormente, pensó que lo mejor sería concentrarse en
conseguir el dinero para imprimir los 3,000 ejemplares de la primera
parte de la obra que abarcaría desde la entrevista Díaz-Taft hasta la
salida del país de Porfirio Díaz. Para ello pidió al gobierno de Carranza
que lo apoyara con los 1,500 pesos que costaba la edición y a cambio
él le daría dos álbumes con 1,000 fotografías cada uno.7
Al parecer por lo que se deduce de las cartas que Agustín Víctor
intercambió con el secretario de Carranza, éste no sólo no le prestó
ayuda sino que le dio largas durante seis meses a sus peticiones.8
Además es muy probable que Casasola tampoco pudo vender la
cantidad de álbumes suficientes para obtener el dinero que necesitaba
para lograr la edición. Por lo menos, sabemos que el ministro de
gobernación de Carranza le compró uno de esos ejemplares.9 Una
pieza que sin duda fue el antecedente de la larga historia de álbumes
que vendrían después.
No cabe duda que el proyecto que Casasola pensaba llevar a cabo
en 1918, es el antecedente más temprano que conocemos de lo que
sería la “Historia Gráfica de la revolución”, publicada en 1942 por
sus hijos Piedad y Gustavo y que se convertiría en “la gran obra” de
la revolución por muchos años. Esta enciclopedia fue definitiva en la
conformación de imaginarios sobre la revolución, pero también tuvo
un fuerte impacto en otras artes y disciplinas, tales como la literatura,
el cine y la plástica.
El proyecto de 1918 fue ante todo un testimonio de la voluntad y
el espíritu pertinaz que Casasola tuvo para crear y difundir la memoria
gráfica de la Revolución Mexicana.
Agustín Víctor no se dio por vencido ante el fracaso con Carranza
y en 1921, con motivo de las celebraciones del centenario de la
consumación de la Independencia de México,10 sacó a la venta su obra
anhelada. El Álbum Histórico Gráfico, fue una publicación bilingüe
(español-inglés) en formato italiano, concebida en quince cuadernos
de doscientas páginas y agrupada en tres tomos (cinco cuadernos por
cada uno). Con todos los recursos de que disponía, la venta de anuncios
comerciales en los propios cuadernos y la promoción de suscripciones
personalizadas entre particulares y gobiernos locales,11 el fotógrafo
hizo lo indecible por sacar adelante su proyecto. Sin embargo, éste
no tuvo la acogida comercial esperada y Agustín Víctor hubo de
suspenderlo cuando apenas había completado el primer tomo. Lo
que pocos saben es que cinco años después, con la ayuda de su primo
Alfonso, quien radicaba en El Paso, Casasola editó la obra bilingüe con
algunas modificaciones, y ésta se vendió con éxito en varias ciudades
644
Maestro Miguel Ángel Berúmen Campos
fronterizas.12 En esta edición se incluyeron anuncios de los gobiernos
y comerciantes de la frontera.13 La aparición en la obra y la existencia
en el archivo Casasola de fotografías con temas fronterizos data de esta
época gracias al interés que puso en ello su primo Alfonso.14
Ya en el proyecto de 1918, como después en las ediciones de
1921 y 1942, se advertía en la portada que el material fotográfico
procedía de Casasola e Hijos, y que otra parte había sido recopilada
por ellos. Y es que Agustín Víctor siempre fue coleccionista. En su
archivo se encuentran los doce mil negativos procedentes del diario El
Imparcial, los cuales recibió el fotógrafo de la oficina de Monumentos
Coloniales, instancia a la que los solicitó cuando el edificio del antiguo
periódico iba a ser desocupado. El archivo de El Imparcial contenía
imágenes originales de muchos fotógrafos que habían trabajado para el
diario, de manera que al hacerse de él, Casasola enriqueció su acervo
en forma muy considerable. Otra muestra del espíritu de coleccionista
que tuvo Agustín Víctor fue la donación que Jerónimo Hernández
le hizo de su propio archivo, cuando se retiró del oficio.15 También
forman parte del acervo Casasola, auque no se sabe cómo llegaron allí,
los casi doscientos negativos del estudio La Rochester, propiedad de
Charles Harris, así como muchos negativos e impresiones sueltas que
la familia de fotógrafos fue adquiriendo a través de los años.
La falta de apoyo e interés por parte de Carranza en 1918
y posteriormente de Obregón en 1921 con respecto al proyecto
editorial, a años de distancia parece inexplicable. Sin embargo parece
haber motivos suficientes que explican la actitud que tuvieron ambos
mandatarios. Es probable que los vínculos que muchos atribuían
a Casasola con el régimen porfirista y después con el gobierno de
Victoriano Huerta en 1913 hayan influido en la indiferencia con
la que los presidentes revolucionarios trataron su proyecto. Era
conocido que El Imparcial simpatizaba con los golpistas y dado que
Casasola trabajaba ahí, de alguna forma se veía implicado. En una
carta que el redactor de El Imparcial, Manuel de la Torre dirigía al
general y entonces Ministro de Guerra Manuel Mondragón, queda de
manifiesto dicha simpatía.
La buena amistad con que siempre me ha honrado Vd., me obliga a reiterarle
mis respetos y simpatías y a ofrecerme a sus órdenes en esta redacción de
“El Imparcial” donde, como el último de sus colaboradores, contribuyo
con mi pequeño esfuerzo a la obra de pacificación y patriotismo que ha
emprendido este diario.16
645
Maestro Miguel Ángel Berúmen Campos
Pero aun si ellos tuvieran esa sospecha, parece ser que lo que más
pesó en esas decisiones fue que cada uno de los mandatarios contaba
con un fotógrafo oficial que los había acompañado desde el inicio de su
incursión en la revolución y con quienes pensaban realizar proyectos
similares a los que proponía Casasola. En el caso de Carranza eran los
hermanos Pedro y José Mendoza y en el de Obregón, Jesús Abitia. En
efecto, Casasola no era el único que estaba pensando en editar álbumes
históricos. En 1916 ya se había editado un anuario constitucionalista
con 162 imágenes, con textos de Antonio Manero, Álvaro Pruneda e
Ignacio Ramírez y que favorecía abiertamente la gestión de Carranza.
Del mismo modo, en 1918, Silvio Grecco Coti editó otro anuario
constitucionalista donde nuevamente se destacaban las bondades de
la revolución y al régimen en turno. En 1923 Salvador Betancourt y
Alejandro Sodi editaron con retraso “El Álbum Histórico Mexicano”
que celebraba el Centenario de la Consumación de la independencia
de México, éste fue dedicado a Obregón.
Por su parte Obregón editó en 1921 un álbum fotográfico para
la celebración del centenario de la consumación de la independencia
y encargó a su fotógrafo Jesús Abitia dos obras magnas de propaganda
política que lo mantendrían en la imaginación del pueblo mexicano
durante muchos años; por un lado la película “Epopeyas de la
Revolución” y por el otro, las miles de fotografías que tomó durante toda
su carrera militar y política y que sirvieron para ilustrar la autobiografía
del general Obregón: “Ocho mil kilómetros de campaña”.
La cercanía de Agustín Víctor con el poder, que una y otra
vez se destaca a propósito de su personalidad, no fue mayor ni más
significativa que la que tenía en esa época cualquier otro periodista
influyente y prestigioso. Sin embargo, el que Agustín Víctor no fuese
nunca el fotógrafo oficial de un presidente revolucionario no impidió
que en el mediano plazo, su obra y su acervo se difundieran con tal
éxito que una y otro acabaron por colonizar gráficamente todo un
proceso histórico.17
Mientras tanto Casasola siguió trabajando como fotógrafo en
dependencias de gobierno y su actividad se extendió a otros ámbitos
igualmente importantes e influyentes. De esta etapa se destaca su
participación como autor en la pionera “Exposición de Documentos de
la Revolución Mexicana” organizada por Enrique Fernández Ledesma,
director de la Biblioteca Nacional de México, el 5 de diciembre de
1930, 18 esta exposición incluía objetos, libros y fotografías. Además
de participar como exponentes, y con la finalidad de formar un
patrimonio para lo que sería El Museo de la Revolución Mexicana,
646
Maestro Miguel Ángel Berúmen Campos
Casasola y su colega Hugo Brehme donaron a la Universidad 100 y 70
fotografías respectivamente.19
Agustín Víctor Casasola no perdía la esperanza de editar de nuevo
una historia gráfica de la revolución, mientras tanto en la década de
1930 siguió vendiendo sobre pedido álbumes con fotografías originales
que encuadernaba con cubiertas de piel, práctica que continuaría su
hijo Gustavo en las dos décadas siguientes.
En 1942, a cuatro años de la muerte de Agustín Víctor, sus
hijos Piedad y Gustavo finalmente lograron editar con un gran éxito
comercial Historia Gráfica de la Revolución la obra enciclopédica que
había soñado su padre. La obra fue presentada durante la feria del libro
de la ciudad de México ese mismo año.
La enciclopedia se vendió por entregas en un total de 25
cuadernillos, encuadernándolos y formando un tomo cada vez que se
acumulaban 5. Esta modalidad duró hasta 1958. En 1960 la familia
Casasola publicó una edición especial de 4 tomos para celebrar el 50
aniversario de la Revolución Mexicana, modalidad que publicaron hasta
1970. De 1970 a 1972 la enciclopedia se publicó con 5 tomos la cual
se comercializó en Estados Unidos y España. En 1973 los contenidos
de los 5 tomos los dividieron en 10 para abaratar los costos. De esta
edición que es la más conocida se hicieron entre 13 y 14 ediciones y
nada más en 1973 se vendieron 25,000 colecciones. La enciclopedia
fue vendida prácticamente en todo México.
Pero las fotografías del Archivo Casasola siguieron ilustrando
otras obras editoriales como Efemérides ilustradas del México de Ayer,
1900 enciclopedia de 6 tomos publicada en los años 1950 por Gustavo
Casasola Zapata, hijo de Agustín y La Historia Gráfica de México que
publicó Gustavo Casasola Salamanca, nieto de Agustín Víctor en 1962
y de la cual vendió en 1978, 30,000 colecciones.
Ciertamente los párrafos anteriores son básicamente números
pero de eso se trata, de mostrar cómo la cantidad, la distribución y
permanencia de una obra son determinantes en la influencia que
ésta puede llegar a tener en todo un país y en varias generaciones. La
impresionante distribución de la obra sin duda influyó también en la
construcción de la idea de una nación en imágenes que se consumió
dentro y fuera de México.
Pero la influencia excepcional que tuvo esta obra fotográfica no se
reduce al ámbito familiar o escolar en donde llegaron las enciclopedias,
sino a otros ámbitos como las artes que a su vez influyeron en otros
medios. Siempre se ha especulado sobre la influencia de la fotografía
de la Revolución Mexicana, en especial de las del archivo Casasola en
647
Maestro Miguel Ángel Berúmen Campos
otras artes. Hay claras muestras de ello en la pintura y también las hay,
aunque menos claras en la literatura, y no se diga en el cine. Elia Kazan
el famoso cineasta hollywoodense de origen griego confesó haberse
basado en las fotografías de Casasola para su película “Viva Zapata”.
Nunca he trabajado tanto con fotografías como en “Viva Zapata”. Y
probablemente nunca lo haga de nuevo. La serie “Casasola” fue mi inspiración
para esa película. Me dio sentido y medida de la realidad. ¿Recuerda la escena
en la que fotografían a Zapata y a Villa juntos? Pues ocurrió tal cual, teníamos
la foto. Le di esa escena a mi ayudante y al director de casting junto con la foto
y le dije: “Busca a tipos exactamente iguales a éstos, vístelos igual y utiliza el
mismo número de extras que hay en esta foto. Les doy una semana”. Vi lo que
me trajeron y era perfecto... El fotógrafo hizo su foto y fue como una imagen
congelada. Es una producción exacta de ese libro. Reproduje el efecto de esas
fotografías una y otra vez y el uso de esa técnica me descubrió la verdadera
estilización de época.20
La reutilización de las imágenes fotográficas en el cine puede lograr
aunque sea de manera indirecta un impacto en grandes segmentos de
la población incluso muy distantes cultural y geográficamente al país
donde se generaron las fotografías.
El pintor Mario Orozco Rivera asegura que es relativamente
fácil ver imágenes fotográficas de Casasola en la obra de Diego Rivera,
David Alfaro Siqueiros y la suya propia
En mi condición de ayudante principal de David Alfaro Siqueiros me
correspondió pintar retratos de innumerables personajes de la historia de
la Revolución Mexicana en el mural que mi maestro pintó para el castillo
de Chapultepec. El archivo fotográfico que manejamos era muy rico en
documentos históricos correspondiendo un ochenta por ciento del total al
Archivo Casasola.21
Orozco Rivera agregaba y creo que no se equivocó, que
Casasola como los buenos muralistas, aceptó el oficio de cronista
de la historia de su tiempo.
El archivo Casasola se vendió al estado mexicano en 1976 y
casi inmediatamente estuvo disponible a los historiadores y desde
entonces muchas de sus fotografías han sido publicadas. Pero en esos
30 años de la nueva etapa del archivo no se ha producido una obra con
la magnitud e impacto de la famosa enciclopedia. En la vida del nuevo
archivo varios investigadores han tratado de “desmitificar a Casasola”,
648
Maestro Miguel Ángel Berúmen Campos
pero no hace falta. Casasola es como un tatuaje que llevamos en el
cuerpo, lo que hay que hacer es explicarlo y a partir de ahí, iniciar una
nueva interpretación del archivo. ¿Se borrara la marca? No lo sabemos.
Lo cierto es que en las entrañas del gran monstruo, como lo llaman
algunos, se encuentran gran parte de las claves del crucigrama de la
historia que todo el tiempo hemos buscado fuera, y en cierta forma
tiene sentido; adentro del archivo están muchos de los fotógrafos que
registraron los eventos de la lucha armada.
En síntesis, la reiterada edición y distribución del 3.6 % del
archivo Casasola, si bien inspiró a no pocos pintores, artistas gráficos,
novelistas y cineastas, acabó por convertir a todo el archivo en una
especie de monumento nacional intocable e inamovible que sepultó
por muchos años cualquier intento de ver y abordar la Revolución
Mexicana desde otra perspectiva.
Pero la Revolución Mexicana había dejado un mundo
demasiado complejo para reducirlo a un punto de vista unificado,
de ahí que los fotohistoriadores tengamos la paradójica obligación
de luchar contra ese monumento que no representa la diversidad
de miradas que hubo durante toda la revolución y todo el país y al
mismo tiempo recuperar todo el valor documental que encierran
las fotografías del archivo Casasola.
Casasola es el nombre propio de una perspectiva general cuyo efecto
deseado es el de inaugurar un irrestricto origen. Presenta metafóricamente
a “muchos como uno” una vez tras otra… sirve para pensar la comunidad
nacional. Es un almacén y acrecentadamente, una exhibición de símbolos,
estructuras, y sujetos históricos contenidos en un estado oscilante de
situación de archivo y de estatización. 22
Pero esa época ha quedado atrás, en parte gracias a muchos
trabajos pioneros que desde el pasado siglo abrieron brecha en las
selvas desconocidas de otros fondos, otros fotógrafos y otras imágenes.
La labor sostenida desde entonces, aunque sin duda ha recorrido un
largo trecho, tiene aún mucho por delante. No podemos jactarnos de
conocer la fotografía de la Revolución ignorando los nombres y las
trayectorias de quienes la produjeron, desestimando los medios y los
textos con que se han dado a conocer las imágenes, o renunciando
al esfuerzo que implica el acopio de datos duros como son las cifras,
los porcentajes, los conteos. Si bien el trabajo del fotohistoriador no
se circunscribe a estos, no puede calificarse de riguroso si los pasa
por alto. La otra parte de su tarea, más delicada acaso, involucra un
649
Maestro Miguel Ángel Berúmen Campos
continuo ejercicio de sutileza que tiene que ver con lo intangible y lo
obliga a situarse justo en ese campo que media entre el hecho histórico
y la cámara que lo documentó. Como si se tratase de un espejo de dos
caras, el investigador está obligado a asomarse a ambos lados: el de la
escena que quedó plasmada y que constituye el punto de partida o el
puerto de llegada de sus indagaciones, y el del punto de mira donde
alguna vez se situó el fotógrafo.
650
Mesa VII
De la Posrevolución a la
Segunda Guerra Mundial
Moderador:
Doctora Gloria Villegas Moreno
Índice
Mesa VII
De la Posrevolución a la Segunda Guerra
Mundial
655 Facciones pos-revolucionarias y la política
conciliadora del General Lázaro Cárdenas
Sgto 1/o. Aux. Arch. Germán Roberto Ávila
Hernández
669 Historia Militar y Política del General Rodolfo
Sánchez Taboada
Licenciado Marcelino Juárez Romero
691 La
profesionalización
meta
del
Posrevolucionario 1926 – 1931
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
Ejército
715 Conflictos políticos-militares durante la gestión
de Joaquín Amaro como Secretario de Guerra y
Marina entre 1926 Y 1929
Doctora Martha Beatriz Loyo Camacho
733 Los héroes olvidados: el escuadrón 201
Ingeniero Alberto Isaí Suárez Pérez
Facciones pos-revolucionarias y
la política conciliadora del General Lázaro Cárdenas
Sargento 1/o. Aux. Arch. Germán Roberto Ávila Hernández
“Los grupos antagónicos que vienen militando desde hace mucho tiempo,
amparados por el prestigio que disfrutan sus distinguidos directores, a
quienes profeso mi estimación personal, tiempo es ya de que se fusionen
en un solo organismo, tanto más respetable, cuanto mejor sea su labor
social que desarrolla”.
Discurso pronunciado por Lázaro Cárdenas durante su campaña presidencial.1
A
lo largo de la Revolución Mexicana se crearon facciones
militares que recibieron su apelativo de acuerdo al nombre del
caudillo que las comandaba, entre ellas podemos mencionar
a los maderistas, orozquistas, villistas, zapatistas, carrancistas, etc.
Conforme transcurrió la lucha armada, el sentido de pertenencia a
dichas facciones se convirtió en la identidad de los hombres que
las conformaban, quienes asumieron como propios los conflictos
personales que hubo entre sus líderes.2
Así, al concluir la lucha revolucionaria, las rivalidades
entre facciones persistieron y se hacían manifiestas en libros,
entrevistas, discursos políticos y todo tipo de medios, en los que
los revolucionarios demeritaban y acusaban a quienes integraban
las facciones contrarias de cobardes, mentirosos y traidores;
fomentando de esta manera la desunión entre los mexicanos.
Ante esta situación, el General Lázaro Cárdenas del Río, en
su carácter de Presidente de la República, estableció como una
prioridad de su gobierno lograr la conciliación entre los veteranos
de la Revolución y durante su sexenio estableció cuatro principios
para llevar a cabo su plan pacificador.
a) La guerra había finalizado
b) No había facciones derrotadas
c) El único vencedor era el pueblo
d) Todos los revolucionarios eran héroes de la nación
Dichos postulados quedaron asentados en decretos, discursos
oficiales y en la edificación de monumentos, por ello es posible
identificarlos y serán analizados en la presente conferencia.
655
Sargento 1/o. Aux. Arch. Germán Roberto Ávila Hernández
La guerra terminó
La Revolución Mexicana es un periodo de la historia nacional que
tiene una fecha de inicio bien determinada, la cual podemos precisar
en día y hora exacta, basándonos en lo establecido en el Plan de San
Luis (seis de la tarde del 20 de noviembre de 1910). Sin embargo, la
fecha en que concluyó este periodo histórico es un debate permanente,
algunos historiadores la determinan en 1917, cuando fue promulgada
la Carta Magna que desde entonces nos rige como nación y en la que
quedaron asentados la mayoría de los ideales revolucionarios por los
que se combatía; otros la concluyen en 1920, tomando como referencia
el triunfo del Plan de Agua Prieta, ya que una vez que el Ejército Liberal
Constitucionalista se estableció en el poder no existió otra fuerza
militar capaz de derrotarlo; de igual forma hay quienes aseguran que
la Revolución Mexicana termina a la par del sexenio presidencial del
General Lázaro Cárdenas, pues fue durante su presidencia cuando se
materializaron muchos de los ideales revolucionarios y se popularizó
la frase “La Revolución nos hizo justicia”.
Desde 1920 fue una prioridad del gobierno implantar en el
imaginario colectivo de la sociedad el fin de la lucha revolucionaria,
pues con ello intentaban evitar el riesgo de ser desplazados por un
golpe de estado o una rebelión, además de que podrían proyectar una
imagen de estabilidad internacionalmente. Sin embargo, esta tarea no
era sencilla ya que tras varios años de guerra y ante los constantes
levantamientos armados,3 la población vivía a la expectativa de volver
a empuñar las armas en cualquier momento y les era difícil concebir
el fin definitivo de la guerra.
Para lograr implantar el fin de la guerra revolucionaria en el
imaginario de la sociedad, el Presidente Lázaro Cárdenas realizó dos
acciones, en las que se puede apreciar el mensaje de que la guerra ya
había terminado y que las rivalidades debían ser olvidadas.
El primero se llevó a cabo el 8 de febrero de 1937, en esa fecha el
Presidente Cárdenas expidió una ley de indulto para todos aquellos que
habían sido procesados por cargos políticos, civiles o militares por haber
participado en las rebeliones o motines en contra de administraciones
pasadas. El número de beneficiados por esta ley superó las 10,000
personas y, su espíritu, según palabras textuales del Presidente era:
“liquidar las divisiones entre los mexicanos y a la vez dar mayor confianza
al país, que facilite el desarrollo de nuevas fuentes de trabajo”.4
La segunda iniciativa realizada a favor de promover la paz en el
imaginario colectivo de los mexicanos se realizó el 25 de octubre de
656
Sargento 1/o. Aux. Arch. Germán Roberto Ávila Hernández
1937. Ese día se emitió un decreto por el cual la Secretaría de Guerra y
Marina cambió de nombre a Secretaría de la Defensa Nacional. Según
ese documento, todas las leyes, reglamentos y disposiciones que se
encontraran en vigor permanecerían vigentes;5 por lo cual pareciera
que únicamente se modificó el nombre de la Institución castrense; pero
no fue así, el cambio de denominación tenía el propósito de cambiar
su imagen ante la sociedad, era un cambio simbólico que insinuaba
que debido a que la guerra interna en México ya había terminado, la
principal misión del ejército nacional desde entonces era defender al
país de alguna amenaza externa.
No hay perdedores
A la par de que se difundía un mensaje de que la guerra ya había
terminado, Cárdenas se dio a la tarea de eliminar la percepción
de que los revolucionarios vencidos en los campos de combate no
formaban parte de la historia nacional. Con esa intención redimió
la imagen pública de los principales caudillos que fueron derrotados
a lo largo de la Revolución, pretendiendo recalcar el hecho de que
todos los que participaron en la gesta revolucionaria aportaron algo
a la causa. Por ello, el 24 de diciembre de 1937, se emitió un decreto
con el que se declararon días de luto nacional los días 21 de mayo y
10 de abril de cada año:
“…para honrar la memoria de los destacados revolucionarios ciudadano
Venustiano Carranza, Presidente Constitucional de los Estados Unidos
Mexicanos y ciudadano General Emiliano Zapata, Jefe de la Revolución
del Sur, en los aniversarios de las respectivas fechas en que uno y otro
fueron asesinados”.6
De igual forma, en 1938, con motivo del XVIII aniversario del
inicio de la Revolución Mexicana, se edificó el primer monumento en
honor al General Francisco Villa, el cual se ubica actualmente en la
esquina del parque más cercano al Palacio Municipal de la Ciudad de
Lerdo, Durango. 7
Además de glorificar a los caudillos vencidos durante la guerra,
el Presidente rindió homenajes a los demás héroes revolucionarios
que ya formaban parte de la historia oficial, con la obvia excepción
de Plutarco Elías Calles, de quien ordenó su exilio el 10 de abril de
1936. Por ejemplo, Francisco I. Madero y José María Pino Suarez año
con año recibieron ofrendas en su honor.8 En 1936, el nombre del
657
Sargento 1/o. Aux. Arch. Germán Roberto Ávila Hernández
senador Belisario Domínguez, fue develado en letras de oro en el Salón
de Sesiones de la Cámara de Diputados en la Ciudad de México.9 Por
su parte, la imagen de Álvaro de Obregón también recibió decoros,
como la inauguración de un teatro cívico bautizado con su nombre,
inaugurado el 20 de noviembre de 1935.10
El único vencedor fue el pueblo
Después de establecer que no había facciones derrotadas y que
todos los revolucionarios habían contribuido al triunfo de la causa,
Cárdenas se esforzó en difundir la percepción de que tampoco había
alguna facción vencedora, sino que el ganador de la Revolución
fueron los mexicanos.
Para ello, el Estado se dio a la tarea de que todos consideraran
la gesta revolucionaria como algo digno de celebrarse y en 1936 se
intentó proclamar el 20 de noviembre como día de fiesta nacional.
Esta iniciativa se impulsó a pesar que desde 18 de noviembre de
1920, Adolfo de la Huerta, fungiendo como Presidente interino
de la República, ya le había conferido a la fecha de inicio del gesta
revolucionaria el carácter de fiesta nacional, y que posteriormente
el Presidente Interino Abelardo L. Rodríguez, decretó desde el 10
de enero de 1934 que el 20 de noviembre de cada año adquiriera el
nombre de “Día de la Revolución”.
La iniciativa cardenista fue apresurada y no pudo concretarse
debido a que el Senado la aprobó el día 18 de noviembre y, por
falta de quórum en la Cámara de Diputados, no se pudo ratificar
para enviarla al Ejecutivo y que posteriormente fuera publicada en
el diario oficial.11
Por otra parte, con la misma intención de aludir que el único
vencedor de la Revolución fue el pueblo mexicano, Cárdenas
se apoyó en el monumento que desde el régimen anterior se
había comenzado a edificar para rendir un solemne homenaje al
movimiento revolucionario.
El Monumento a la Revolución, fue construido por Carlos
Obregón Santacilia desde 1933 sobre la estructura de acero que en
tiempos del gobierno del General Porfirio Díaz estaba destinada
para la edificación del nuevo Palacio Legislativo. La construcción
representa un arco del triunfo, portando en cada una de sus esquinas
un grupo de personas que simbolizan: la independencia, las leyes
de reforma, las leyes agrarias y las leyes obreras. Las dos primeras
obtenidas antes de la Revolución y las segundas conseguidas gracias
658
Sargento 1/o. Aux. Arch. Germán Roberto Ávila Hernández
a ella, queriendo representar así, el México antes y después del
gobierno del General Porfirio Díaz.
El monumento, como su nombre lo indica, representa a la
Revolución Mexicana en conjunto, sus ideales, los hombres que
ofrendaron su vida por ella y los logros obtenidos a favor de la nación.
Por ello, en un principio el diseño estaba exento de nombres y retratos,
ya que no se quería legitimar la victoria de una facción sobre otra, sino
la victoria de una causa. Sin embargo, el Presidente Cárdenas decidió
que para aumentar la importancia de dicho monumento y hacerlo más
significativo, era necesario convertirlo en mausoleo y depositar en él los
restos de los caudillos más representativos de la gesta revolucionaria. Para
mantenerse fiel a su discurso de conciliación entre los revolucionarios,
decidió que el primero en ser trasladado a esa nueva morada fuera uno
de los caudillos que se consideraba ajeno a la lista de los vencedores,
para recalcar nuevamente que no había facciones derrotadas, sino que
todas aportaron algo en beneficio de la causa revolucionaria.
Así, el 4 de febrero de 1936, se publicó un decreto que daba al
monumento la función de recinto funerario y se emitió una iniciativa
para trasladar a aquel lugar los restos del Primer Jefe del Ejército
Constitucionalista, don Venustiano Carranza. Pero fue hasta el 5
de febrero de 1942, durante el gobierno del General Manuel Ávila
Camacho, cuando se llevó a cabo el solemne acto.
Además, en 1938, cuando la edificación del Monumento a la
Revolución fue concluida, el Presidente decidió que no se realizara
ninguna ceremonia de inauguración a fin de evitar que en ese protocolo
se pretendiera hacer alusiones a alguna facción revolucionaria y de esta
forma, se desvinculara el significado de la obra: difundir el triunfo de
los ideales revolucionarios y no de algunos hombres sobre otros o de
una facción sobre otra.
Revolucionarios, héroes de la nación
Después de aquellos actos para establecer que la guerra ya había
terminado, que no había facciones derrotadas y que el único
vencedor había sido el pueblo, el Presidente Lázaro Cárdenas
reconoció a los veteranos de la Revolución como héroes nacionales
y les concedió algunas atribuciones en recompensa a su actuación
durante los años de lucha.
Desde el inicio de su gobierno se anunciaron estas
condescendencias para quienes participaron en el movimiento armado.
En el discurso oficial del 20 de noviembre de 1936, el licenciado Roque
659
Sargento 1/o. Aux. Arch. Germán Roberto Ávila Hernández
Estrada, Secretario de Prensa y Propaganda del Partido Nacional
Revolucionario, había advertido que: La Cámara no descansará hasta
que todos los precursores e iniciadores de la Revolución tengan empleo
dentro del gobierno revolucionario del señor General Lázaro Cárdenas.12
La iniciativa de que los empleos de servidores públicos fueran
ocupados por veteranos revolucionarios había sido enviada a las cámaras
de senadores y diputados desde 1931,13 pero fue hasta el gobierno
cardenista cuando se llevó a cabo. El 27 de septiembre de 1938, se
emitió un decreto que beneficia a los servidores de la Revolución dentro
de los postulados del Estatuto Jurídico de los Trabajados al Servicio del
Estado, el cual estipulaba lo siguiente:
ARTÍCULO ÚNICO.- Para cubrir las vacantes que se presenten con motivo
de las modificaciones que se hagan en los escalafones de las distintas
Unidades Burocráticas al ponerse en vigor el ESTATUTO JURÍDICO DE LOS
TRABAJADORES AL SERVICIO DEL ESTADO y para cubrir las que en lo
sucesivo se presentaren, se preferirá en igualdad de condiciones a las personas
que hayan prestado servicios a la Revolución con anterioridad al 5 de febrero
de 1917, SIEMPRE QUE NO HAYAN PARTICIPADO EN EL CUARTELAZO
DE 1913. Para los efectos de antigüedad, ésta se les computará CON TIEMPO
DOBLE si los servicios fueron en campaña o en cooperación activa con la
misma hasta diciembre de 1915.14
Dicho decreto tuvo una primera modificación el 30 de diciembre de
ese mismo año, y posteriormente fue normado mediante un reglamento
aprobado el 30 de diciembre de 1939 y publicado en 1940.15
Posteriormente se otorgaron otras concesiones a los
revolucionarios. Desde 1937 Cárdenas había promovido una ley ante
el senado para que fueran exceptuados del pago de impuestos sobre
pensiones, todos los militares retirados y los inválidos de la Revolución
que las disfrutaban por parte del Ejército y Armada Nacionales,16 la
cual entró en vigor el 30 de septiembre de 1939.17
De este modo el Estado se preocupó por hacer retribuciones
a quienes colaboraron durante la Revolución. Sin embargo, estos
beneficios provocaron que muchas personas mintieran sobre su
participación o contribución a la causa y fue necesario establecer una
manera para identificar a los verdaderos revolucionarios de los que no
lo eran. Por ello, el 5 de octubre de 1939 se emitió el siguiente decreto:
ARTÍCULO 1º -Con objeto de premiar los servicios prestados a la causa de
la Revolución Mexicana por civiles y militares en los movimientos armados
660
Sargento 1/o. Aux. Arch. Germán Roberto Ávila Hernández
comprendidos entre el 19 de noviembre de 1910 y el 15 de mayo de 1911, y el 20
de febrero de 1913 y el 15 de agosto de 1914, se crea la: “CONDECORACIÓN
DEL MÉRITO REVOUCIONARIO”.
ARTÌCULO 2º-La Condecoración del Mérito Revolucionario será de dos clases:
primer periodo y segundo periodo, que corresponderán, respectivamente, a las
épocas de las jornadas señaladas en el artículo anterior.
ARTÍCULO 3º-Corresponderá al Ejecutivo de la Unión reglamentar
este Decreto”. 18
Por lo anterior, el 31 de octubre de 1939, se publicó en el
Diario Oficial de la Federación la creación de un organismo titulado:
“Comisión Pro Veteranos de la Revolución” (CPVR) el cual dependía
de la Secretaría de la Defensa Nacional y tenía el propósito de
estudiar las solicitudes de todos aquellos que creían tener los méritos
suficientes para ser reconocidos como revolucionarios.19
Se emitió un reglamento que estipulaba los requisitos para ser
acreedor a estas condecoraciones, el cual establecía que no habría
diferencias entre los revolucionarios de las diversas facciones que
actuaron en aquellas jornadas, a excepción de quienes participaron
en la rebelión orozquista de Chihuahua en 1912 y los que sirvieron
en el gobierno de la usurpación huertista en 1913, salvo el caso de
haber pertenecido al Ejército Federal y haber sido sorprendidos por
el cuartelazo, habiéndose incorporando al ejército revolucionario en
un plazo no mayor a 90 días a partir del 20 de febrero de 1913 o un
plazo mayor si lo podían justificarlo de manera satisfactoria.
Para ser acreedor el mérito del 1/er. periodo se
necesitaba comprobar:
A) Haber participado en la lucha armada contra la dictadura
porfirista, dentro del lapso comprendido del 19 de noviembre de 1910
al 15 de mayo de 1911.
B) Haber actuado dentro del servicio civil en apoyo al movimiento
revolucionario en el periodo planteado en el inciso anterior y que tales
servicios sean calificados como relevantes por dos o más personas que
ya tengan acreditada su personalidad revolucionaria ante la Comisión
Pro Veteranos de la Revolución.
C) Ser supervivientes en 1/er. grado (conforme a la ley de
relaciones familiares) de aquellos que habiéndose encontrado dentro
de lo estipulado en las clausulas (A) o (B) hubieran fallecido con fecha
anterior a la de promulgación del presente reglamento.
Para recibir el mérito del 2/o. periodo se necesitaba cumplir
con los mismos requisitos que para ser acreedor al 1/o., con la única
661
Sargento 1/o. Aux. Arch. Germán Roberto Ávila Hernández
diferencia de haber participado en la gesta revolucionaria en las fechas
del 20 de febrero de 1913 al 15 de agosto de 1914.
Las personas interesadas en recibir estas condecoraciones tenían
que remitir la documentación original que hubiese en su poder y que
justificara “suficientemente” su actuación, pero en caso de no contar
con documentación podían remitir certificados expedidos por jefes
revolucionarios de aquellas jornadas o de personas civiles que ya
tuvieran acreditada su personalidad revolucionaria ante la comisión.
Los certificados debían incluir cuatro apartados:
•
•
•
•
Fecha de ingreso a la Revolución
Hechos de armas en los que concurrió
Regiones en donde operó
Jefes con quienes militó
Con la intención de facilitar a los aspirantes la obtención de la
documentación solicitada, en caso de que su situación económica no les
permitiera dirigirse con sus conocidos capaces de certificar sus servicios
en la Revolución, podían dirigirse con la autoridad militar más cercana
a su ubicación, la cual estaba obligada a brindar todos los medios de
comunicación a su alcance en apoyo a los interesados, los tramites eran
gratuitos y la Comisión Pro Veteranos de la Revolución analizaría las
solicitudes y remitiría su opinión al Secretario de la Defensa Nacional,
General Jesús Agustín Castro, quien determinaría al respecto.
Quienes recibieran dichas insignias constituirán el pie veterano
de la Legión de Honor de Veteranos de la Revolución de la Secretaría
de la Defensa Nacional, el cual se planeaba como un organismo que
uniera a todas las facciones revolucionarias en un solo frente.20
El reglamento se publicó en el Diario Oficial de la Federación
el 18 de noviembre de 1939 y entró en vigor desde esa fecha;
posteriormente se publicó y se distribuyó este reglamento para hacer
mayor difusión.21
Los primeros revolucionarios reconocidos oficialmente por la
Secretaría de la Defensa Nacional como Veteranos de la Revolución
Mexicana fueron condecorados el 20 de noviembre de 1939 por el
Presidente Lázaro Cárdenas y el General Secretario de la Defensa
Nacional, siendo los siguientes:22
CONDECORACIONES
GRADO
General de División
662
NOMBRE
Jesús Agustín Castro
PERIODOS
1/o. y 2/o.
Sargento 1/o. Aux. Arch. Germán Roberto Ávila Hernández
General de División
Blas Corral Martínez
1/o. y 2/o.
General de División
Juan Jiménez Méndez
1/o. y 2/o.
General de División
Heriberto Jara Corona
1/o. y 2/o.
General de División
Juan G. Cabral
1/o. y 2/o.
General de Brigada
Cesáreo Castro Villarreal
1/o. y 2/o.
General de Brigada
Francisco L. Urquizo
1/o. y 2/o.
General de Brigada
Francisco Artigas Barbedillo
1/o. y 2/o.
General Brigadier y Doctor
José Siurob
1/o. y 2/o.
General de Brigada
Hector F. López Mena
1/o. y 2/o.
General de Brigada
Simón Díaz Estrada.
1/o. y 2/o.
Ex General de Brigada
Roque González Garza
1/o. y 2/o.
General de Brigada
Joaquín V. Cazarín Guerra.
1/o. y 2/o.
General Brigadier
Francisco A. Higuera Jimenez
2/o.
General de División
Francisco Cosio Robelo
1/o. y 2/o.
General de División
Cándido Aguilar Vargas
1/o. y 2/o.
General de División
Genovevo Rivas Guillen
2/o.
Ex_General de División
Jacinto B. Treviño
2/o.
General de Brigada
Guillermo Palma Moreno
1/o. y 2/o.
General de Brigada
Teodoro Escalona Cortés
1/o. y 2/o.
General de Brigada
Manuel N. Robles
1/o. y 2/o.
General de Brigada
Santiago Camberos Guzmán
1/o. y 2/o.
General de Brigada
Genaro Amezcua Amezcua
1/o. y 2/o
General de Brigada D.E.M.
Othón León Lobato
1/o. y 2/o.
General de División
Pedro Villaseñor Amaya
2/o.
General de División
Pedro J. Aldama Félix
2/o.
General de División
Alejandro Mange Toyos
1/o. y 2/o.
General de Brigada
Miguel Orozco Camacho
1/o. y 2/o.
General de Brigada
Federico Montes Alanis
2/o.
General de Brigada
Alberto Zuno Hernández
2/o.
General Brigadier
Otoniel Rodríguez López
1/o. y 2/o.
663
Sargento 1/o. Aux. Arch. Germán Roberto Ávila Hernández
Coronel Piloto Aviador
Alberto Salinas Carranza
2/o.
General de Brigada
Eduardo Hay Fortuño
1/o. y 2/o.
Carmen Serdán
1/o. y 2/o.
Sin embargo, estos reconocimientos causaron intriga entre los
revolucionarios, quienes se cuestionaron sobre si en verdad todos, sin
importar a que facción hubiesen pertenecido, les serían reconocidos
sus méritos en campaña. Para eliminar toda duda, la Comisión Pro
Veteranos de la Revolución decidió reconocer a los principales líderes
de las facciones derrotadas en combate, sin que alguien realizara
alguna solicitud para ello; pues así se intentó dar confianza a los
revolucionarios que pelearon bajo sus órdenes de que no se tomarían
represalias en contra de ningún grupo.
El 4 de noviembre de 1939, cuatro días después de haberse
publicado el reglamento para ser acreedor al mérito revolucionario,
el General Brigadier Francisco A. Higuera Jiménez,23 Jefe de la
comisión, envió un estudio de opinión al General Jesús Agustín
Castro, en el cual decía:
“tomando en cuenta los servicios que a la revolución prestó el extinto General
de División Francisco Villa, los cuales son del dominio público, existiendo en
la conciencia nacional el conocimiento de tan eminentes servicios, se permite
emitir la siguiente opinión: se reconoce oficialmente como “veterano de la
revolución” al extinto general de división Francisco Villa, debiendo conferirse
a la persona que tenga derecho las condecoraciones correspondientes al 1/o
y 2/o periodos revolucionarios, de acuerdo con lo prevenido en el inciso a del
articulo III del instructivo respectivo a esta comisión.
Ese mismo día el General Higuera Jiménez remitió el estudio
correspondiente de la actuación militar de quien fuera el Primer Jefe
del Ejército Constitucionalista, don Venustiano Carranza, y dos días
después envió el estudio correspondiente del General Emiliano Zapata,
en los cuales asentó opiniones similares a la referente al General Villa.
Todas fueron aprobadas por el General Agustín Castro y el 23 de
noviembre se reconoció oficialmente a Francisco Villa, Emiliano Zapata
y Venustiano Carranza como veteranos del 1/er. y 2/o. periodos de
la Revolución. Los reconocimientos y las insignias correspondientes
fueron entregados a los familiares de los extintos caudillos. Después
de ello, poco a poco fueron llegando más solicitudes a las oficinas de la
Comisión Pro Veteranos de la Revolución.
664
Sargento 1/o. Aux. Arch. Germán Roberto Ávila Hernández
Años después el General Jesús Agustín Castro, asumió la
presidencia del Supremo Consejo Directivo de una asociación
denominada “Unificación de Veteranos de la Revolución”, organismo
conformado por quienes habían sido reconocidos oficialmente por
parte de la Secretaría de la Defensa Nacional. En 1948 esta agrupación
estaba integrada por 3,108 socios activos y 2,400 supernumerarios,
divididos en 177 delegaciones. Ese año el General Agustín Castro
rindió un informe que nos aporta algunos datos sobre la Comisión
Pro Veteranos de la Revolución y sobre la situación en la que vivían
quienes participaron en la guerra revolucionaria.
El documento menciona que la agrupación tuvo una audiencia
con el Presidente Miguel Alemán Valdez y en ella le hicieron varios
solicitudes. Como primer punto le pidieron una prórroga para que
continuasen los estudios sobre las solicitudes de quien tenga derecho a
ser reconocido como Veteranos de la Revolución por la Secretaría de la
Defensa Nacional. Lo que les fue concedido hasta el 31 de diciembre
de 1948 y después se postergó por un plazo mayor.
Otra solicitud fue la creación de la Legión Honorifica de
Veteranos de la Revolución, cuyo estudio había sido presentado a la
Defensa desde el año 1940. A lo que el Presidente les pidió que ese
asunto lo trataran con el Secretario de la Defensa, General Gilberto R.
Limón, para que fuera él quien girara órdenes al respecto.
Una de las solicitudes más importantes que hicieron quienes
conformaban esta agrupación fue solicitar un oficio en el cual, de
una manera categórica y oficialmente, se hiciera constar que la única
institución reconocida por la Secretaría de la Defensa Nacional fuera
la Unión de Veteranos de la Revolución, a fin de evitar que otros
grupos se dedicaran a comerciar extendiendo tarjetas, diplomas y
condecoraciones. Solicitud que también les fue concedida.
A su vez pidieron que el presidente de la Comisión Pro Veteranos
de la Revolución fuera alguien que contara con su reconocimiento
de veterano, argumentando que solo así podría “aquilatar con toda
justicia” los servicios y méritos de los revolucionarios pertenecientes a
las diferentes facciones. De igual forma solicitaron que se incluyera a
los revolucionarios en el acuerdo del 6 de junio de 1941, que establecía
la creación de colonias agrícolas; que se ratificara el ofrecimiento hecho
por el General Manuel Ávila Camacho de dotar a esta organización de
un edificio adecuado para establecer sus oficinas generales, a lo cual el
presidente les autorizó rentar una casa y se ofreció a cubrir los costos
por la renta del inmueble.
665
Sargento 1/o. Aux. Arch. Germán Roberto Ávila Hernández
También le solicitaron que se aprobaran dos leyes que estaban
pendientes. Una establecía que por decreto del 27 de diciembre de
1939 se crearía “el Patrimonio de Veterano Revolucionario” y otra
era de carácter general a favor de los veteranos. Para entrar en vigor,
a la primera solo le faltaba que se publicara en el Diario Oficial y la
segunda estaba detenida en el senado, pero en tiempos del General
Ávila Camacho, el Presidente había prometido impulsarla.
Otros requerimientos eran referentes a que se respetara el
Estatuto de los Empleados Públicos, que se daba preferencia hacia los
veteranos de la revolución. Así mismo pidieron que la Secretaría de
Agricultura se apegara al articulo 12 transitorio de la Carta Magna
que establecía que los mexicanos que hayan militado en el Ejército
Constitucionalista, los hijos y viudas de estos y las demás personas que
hayan prestado servicios a la causa de la Revolución, o a la instrucción
publica, tendrán preferencia para la adquisición de fracciones a que se
refiere el articulo 27 constitucional.
Finalmente solicitaron al Presidente que en el Hospital Central
Militar, se continuara atendiendo a los familiares de los veteranos y
que se permaneciera expensando los gastos, no mayores a quinientos
pesos, para el pago de entierro a los veteranos que fallecieran, como lo
había aprobado el General Manuel Ávila Camacho. 24
La Comisión Pro Veteranos de la Revolución concluyó sus
funciones el 1/o. de septiembre de 1979, 25 y es importante mencionar
que a pesar de la gran difusión que se hizo a esta comisión solamente
se recibieron poco más de 46,500 solicitudes de reconocimiento
de Veteranos de la Revolución, de las cuales solamente 14, 334
cumplieron con los requisitos y el resto no pudo comprobar su
actuación revolucionaria o no huvo tiempo de ser valoradas, por lo que
se quedaron sin ser reconocidos oficialmente.26
Actualmente la documentación generada por la comisión
conforma el fondo documental “Veteranos de la Revolución”
perteneciente al Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa
Nacional. El cual se divide en tres subsecciones: Reconocidos, No
reconocidos y Aplazados. Las dos primeras subsecciones a su vez
se dividen en Maderistas, Constitucionalista, Villistas y Zapatistas.
Estos documentos pueden ser consultados, previa solicitud, en la
sala de investigares de la Dirección General de Archivo e Historia
de la Secretaría de la Defensa Nacional.
666
Sargento 1/o. Aux. Arch. Germán Roberto Ávila Hernández
Conclusiones
Cuando el General Lázaro Cárdenas asumió la presidencia de la
República fue consciente de la rivalidad entre las diferentes facciones
revolucionarias, las cuales impedían dejar atrás los problemas
suscitados por la guerra interna y ocuparse en afrontar los nuevos
retos nacionales, por ello durante su gobierno implantó una política
conciliadora. El fondo documental Veteranos de la Revolución,
perteneciente al Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa
Nacional, tiene su origen en aquel proyecto que buscaba extinguir las
rivalidades entre facciones revolucionarias.
No es posible afirmar que el Presidente Lázaro Cárdenas
consiguió su objetivo, debido a que durante y después de su gobierno,
se crearon numerosas agrupaciones de veteranos revolucionarios
cuyo nombre seguía haciendo referencia a una facción. Entre estas
agrupaciones podemos mencionar a la: “Asociación Madero” en la
que se encontraban afiliados los Generales Raúl Madero y Ramón F.
Iturbe, así como los licenciados Adrián Aguirre Benavides y Roque
Estrada; la “Asociación Venustiano Carranza” de la que eran miembros
los Generales Francisco L. Urquizo, Juan Barragán, Alfredo Breceda y
Jacinto B. Treviño; la “Asociación Gral. Álvaro Obregón” de la que
formaba parte los licenciados Emilio Portes Gil y Fernando Torreblanca,
así como los Generales Abelardo L. Rodríguez, Arón Sáenz, Agustín
Olachea Avilés, Pablo E. Macías Valenzuela; el “Frente Zapatista de la
República” integrado por los Generales Elpidio Perdomo, José Zamora
Martínez y Jesús Chávez Cabrera; la “Asociación Gral. Francisco Villa”
en la que militaban los Generales Nicolás Fernández, Praxedes Giner,
Federico W. Cervantes, Ernesto Ríos y el señor Carlos Jáuregui.27
Sin embargo, a pesar del surgimiento de numerosas agrupaciones
posrevolucionarias,28 los esfuerzos realizados por Cárdenas son
importantes, ya que consiguió que todos los grupos revolucionarios
fueran reconocidos por sus aportaciones a la causa revolucionaria, lo
cual estableció una diferencia con los regímenes anteriores y a partir
de entonces, cambió la forma “oficial” de narrar la historia de la
Revolución Mexicana.
667
Historia militar y política del General
Rodolfo Sánchez Taboada
Licenciado Marcelino Juárez Romero
H
ablar de Rodolfo Sánchez Taboada, es hablar de uno de los
personajes poblanos más prominentes de la política en México,
quizá por esa razón muchos lo recuerden más por sus dotes
políticos que como militar. Sin embargo, olvidan que detrás de nuestro
personaje se encuentra una brillante carrera en el ejército iniciada
en la Revolución Mexicana. Bastaría dar un vistazo a los conceptos
anotados por los jefes de las corporaciones donde sirvió y los cargos
que desempeñó para darse cuenta de la importancia que tuvo como
soldado activo en el movimiento revolucionario dentro del Ejército
Constitucionalista.
La vida de Rodolfo Sánchez Taboada corre paralela a los últimos
años de la dictadura porfirista, la Revolución Mexicana en su fase
más violenta, la reconstrucción del país o la posrevolución así como
el nacimiento del partido oficial. Estos cortes en la historia de México
me han permitido identificar claramente 4 etapas en la vida de nuestro
personaje: Infancia y estudios básicos (1895-1913), la etapa militar
(1914-1934) y la fase política (1935-1955), más un cuarto apartado
que señala la influencia y la presencia del General Rodolfo Sánchez
Taboada en San Sebastián Villanueva y en el municipio de Acatzingo.
Considero que más que la historia aislada de un personaje,
se trata más bien de un pasaje de la Historia de México vista desde
una perspectiva individual. Los sucesos, lugares y personajes que
se rememoran a lo largo de esta historia nos evocan diversas etapas
de la lucha armada en el siglo XX. Como biógrafo y coterráneo del
General Rodolfo Sánchez Taboada me es satisfactorio dar a conocer al
público parte de su legado histórico; mismo sentimiento que albergara
seguramente la Secretaria de la Defensa Nacional y la Secretaria de
Marina por el hecho de haber contado entre sus filas con un verdadero
soldado y antimarino, pero sobre todo con un acérrimo defensor de las
instituciones republicanas.
Para los efectos de este primer Congreso Nacional de Historia
Militar he aquí la síntesis de una amplia investigación que he venido
desarrollando desde hace algunos años, trabajo en el cual se pone mayor
669
Licenciado Marcelino Juárez Romero
énfasis el aspecto militar de personaje muy importante y polémico en
la historia de México: El General de Brigada Rodolfo Sánchez Taboada.
Infancia y estudios básicos (1895-1914)
Debido a la escasa información con la que se cuenta sobre su niñez, la
primera etapa se convierte en una de las menos documentadas hasta
ahora. Parte de la información que se conoce se debe a la recopilación
de datos hecha por el cronista de Acatzingo Manuel Antonio Jiménez
Arellano mismos que se encontraban contenidos en su obra Historia
de Acatzingo, que por razones desconocidas dejó inconclusa. Por ello
esta parte de su vida se construyó a partir de documentos y registros
públicos como actas de nacimiento, certificados, boletas escolares,
documentación personal y familiar, fotografías así como entrevistas
orales a familiares, amigos y colaboradores cercanos.
El General Rodolfo Sánchez Taboada nació el 22 de marzo de
1895 en la hacienda de San Juan Macuila perteneciente al poblado de
San Sebastián Villanueva, del municipio de Acatzingo, Puebla. Fueron
sus padres el agricultor don Tirso Sánchez Limón y doña Margarita
Taboada de Sánchez. Estudió sus primeras letras en la escuela rural
de Villanueva y posteriormente continuó la educación primaria en el
Colegio de los hermanos Lasallistas de San José en Acatzingo. Según
declaró después el propio General Sánchez Taboada:
Nací el día 7 de mayo de 1895, en la Municipalidad de Acatzingo, del
estado de Puebla. Fueron mis padres el C. Tirso Sánchez Limón y la señora
Margarita Taboada de Sánchez. Hice mis estudios en las escuelas siguientes:
hasta el 3er año de primaria en el Colegio de San José en Acatzingo y terminé
dicha instrucción en el Hospicio de la Ciudad de Puebla, cursé la instrucción
preparatoria en el Colegio del Estado de la ya mencionada Ciudad de Puebla.
Ingresé al ejército Constitucionalista el 10 de noviembre de 1914 con el
grado de subteniente. Contraje matrimonio en la ciudad de Alvarado en el
estado de Veracruz el día 30 de junio de 1927, con la señora Ema Cruz.
Tengo un hijo llamado Rodolfo. En la actualidad vive mi madre. Mi padre
falleció el día 16 de abril de 1912.1
Aunque el Gral. Sánchez Taboada haya declarado haber
nacido un 7 de mayo, familiares y descendientes suyos reconocen
como fecha verdadera el día 22 de marzo de 1895, ya que según
afirman el 7 de mayo corresponde a la fecha de su bautizo. Como
prueba de la veracidad de este dato, se encuentra el homenaje que
670
Licenciado Marcelino Juárez Romero
año con año se lleva a cabo cada 22 de marzo en la ex –hacienda de
San Juan Macuila en el actual poblado de San Sebastián Villanueva
con motivo de su natalicio.
Rodolfo fue el cuarto de diez hermanos que tuvieron sus padres
Tirso Sánchez Limón y Margarita Taboada de Sánchez (Margarita
Taboada Bedolla); ambos vecinos de la hacienda de San Juan
Macuila. “Don Tirso era entonces, en las décadas finales del siglo
XIX, el administrador de esa hacienda propiedad del licenciado
Rafael Martínez Carrillo. Por eso nacieron ahí sus hijos Ramón,
Rodolfo, Soledad, Ruperto, Rafael, Alberto, Margarita y Dolores;
Tirso y Matilde, los mayores, en el poblado de Amozoc”.2
Como el propio Sánchez Taboada señaló en su autobiografía,
cuando cursaba el tercer grado de su instrucción primaria en el
Colegio de San José en Acatzingo, se trasladó al Hospicio de la
ciudad de Puebla para concluir ahí dicha educación, después cursó
la preparatoria en el Colegio del Estado de Puebla (hoy Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla) gracias a una beca que obtuvo
por su buen desempeño académico. Una vez terminada su enseñanza
preparatoria que eran los cursos que seguían después de la instrucción
primaria, pues aun no existía la enseñanza secundaria, Rodolfo
Sánchez ingresó a la Escuela de Medicina del mencionado Colegio
del Estado al mismo tiempo que su hermano Tirso cursaba la carrera
de abogado en la misma institución.
Debido a que los hermanos Sánchez Taboada provenían
del municipio de Acatzingo, ubicado a unos 50 km de la capital
poblana, solicitaron a las autoridades escolares vivir dentro de las
instalaciones del Colegio de Estado. Durante su estancia en dicha
institución, hubo varios acontecimientos dignos de mención,
como el hecho de que ocasionalmente se generaban conflictos
internos con alumnos pensionados en el edificio del Colegio
que generalmente protestaban a causa del servicio alimenticio
que recibían, su desagrado por la situación, así como el desorden
estudiantil y la destrucción del inmobiliario.
Pero definitivamente el suceso más importante en la vida de
Sánchez Taboada como estudiante del Colegio del Estado fue la
visita del candidato a la presidencia de la Republica Francisco I.
Madero a la ciudad de Puebla en 1910. En ese año la efervescencia
política debida a las elecciones presidenciales también alcanzó al
medio estudiantil y académico del Colegio del Estado. En Puebla
las ideas de Madero, expuestas en su libro La sucesión presidencial
en 1910, despertaron gran interés y una viva simpatía. Cuando
671
Licenciado Marcelino Juárez Romero
Madero decidió visitar la Angelópolis ya siendo candidato por el
Partido Antireeleccionista, los estudiantes carolinos decidieron
tomar parte en la manifestación que se organizó en su favor,
portando su estandarte. Entre estos estudiantes se encontraban los
hermanos Tirso y Rodolfo Sánchez Taboada.
En su artículo Estudiantes poblanos en la antesala de la
Revolución Mexicana, el ex diputado Raymundo García García
subraya el papel de algunos actores poblanos que estaban ligados
a las actividades estudiantiles y docentes del Colegio del Estado
de Puebla durante la revolución Maderista. Refiere el autor que
en la obra Historia de la Universidad de Puebla (1910 -1937)
Batallas por la dignidad y la esperanza de Gustavo, se encuentran
fotos, anécdotas y se narra asimismo la algarabía que provocó en
profesores y estudiantes, la visita en campaña de Madero y su
recepción en la estación de ferrocarril el 14 de mayo de 1910 en el
Jardín del Barrio de Santiago, convocada por la activa y combativa
Mesa Directiva de la Sociedad de Alumnos del Colegio del Estado.
García García apunta que entre las personas que encabezaron
la recepción a Madero se encontraban: Salvador Guzmán, Alfonso
G. Alarcón y Luís Sánchez Pontón, seguidos de Estudiantes del
Carolino, del Instituto Madero, la Universidad Católica y Seminario.
También estuvieron presentes: Eulalio R. Monfort, Rafael Rojas
profesor de la normal estatal, Gonzalo Bautista Castillo (futuro
Gobernador de Puebla) Juan Andrew Almazán (Candidato a la
Presidencia de la Republica en 1940), Arturo Escamilla y Rodolfo
Sánchez Taboada, la mayoría de ellos destacarían en el ámbito
político del país.
“Francisco I. Madero, candidato presidencial del Partido
Antirreeleccionista, realiza giras por toda la república para promover
su campaña, y forma clubes entre la ciudadanía democrática. Sin
embargo, en junio de ese año, poco antes de las elecciones, Madero
y sus seguidores fueron apresados. Venustiano Carranza lo visita
en la cárcel y promete combatir a su favor. Las elecciones se llevan
a cabo en julio y Díaz resulta electo para un nuevo periodo, pero la
evidencia del fraude acentúa más el descontento popular.
Mientras tanto, en septiembre de ese año el gobierno porfirista
realizó las fiestas del Centenario del inicio de Independencia, a las
que asistieron representantes de casi todos los gobiernos. Durante
ellas se inauguró la Castañeda, el Palacio de Cristal (Museo del
Chopo), el hemiciclo a Juárez, la Columna de la Independencia y se
coloca la primera piedra de lo que sería el Palacio Legislativo (hoy
672
Licenciado Marcelino Juárez Romero
Monumento a la Revolución). El festejo culminó con el desfile del
15 de septiembre que coincidió con una manifestación maderista
en donde se gritaron insultos al presidente.
Madero escapa de la prisión de San Luis Potosí y se dirige
a Estados Unidos. El 5 de octubre de 1910 proclama el Plan de San
Luis, donde hace un llamado a la lucha armada contra Díaz y propone
derribar su régimen. La revolución mexicana es prevista para el 20 de
noviembre pero los hermanos Serdán en Puebla son descubiertos el día
18 y son asesinados por las fuerzas federales. En la ciudad de México
los maderistas son traicionados y encarcelados. En el norte se sublevan
Pascual Orozco, Salido y Francisco Villa en Chihuahua, Maytorena en
Sonora; Eulalio y Luis Gutiérrez en Coahuila; los hermanos Figueroa
en Guerrero, Emiliano Zapata en Morelos y Luis Moya en Zacatecas.
Madero regresa a México el 20 de noviembre, pero al llegar al Rio
Grande cerca de Coahuila, las fuerzas que lo esperaban son muy pocas
por lo que vuelve a Estados Unidos. Finalmente en febrero de 1911
cruza la frontera en Chihuahua con 130 hombres, para encabezar
la revolución. La Comisión negociadora revolucionaria formada
por los maderistas Francisco I. Madero, Pino Suarez, Vasconcelos,
Carranza, Orozco y Alfonso Madero entre otros, se entrevistan con los
representantes del gobierno porfirista: Oscar Braniff, Toribio Esquivel
y Rafael Hernández. A pesar de las presiones de los radicales del
movimiento revolucionario, Madero firma el 21 de mayo los Tratados
de Ciudad Juárez y la paz condicionada con Díaz, estableciendo:
La renuncia de Díaz y del vicepresidente Ramón Corral; se nombra
presidente interino a Francisco León de la Barra; se conservan intactas
las fuerzas federales y se licencia a las tropas revolucionarias.
Francisco Villa y Pascual Orozco toman la ciudad fronteriza de
Ciudad Juárez, Chihuahua y ahí en “La Casa de adobe” se instala el
gobierno provisional de Madero. Después de seis meses de revuelta, en
mayo se inician las negociaciones con el gobierno porfirista. Madero
realiza su entrada triunfal a la ciudad de México el 1° de junio y en
noviembre del mismo año asume la presidencia de la república por
elección popular. Díaz renuncia a la presidencia el 25 de mayo y se
traslada al puerto de Veracruz, de donde parte el 31 de mayo de 1911
hacia Europa en el barco Ipiranga”.3
Brigada Bravo (abril-noviembre de 1914)
En 1912 ya con 17 años de edad, Rodolfo cursaba el segundo año de
Medicina en tiempos de la Revolución, cuando su padre don Tirso
673
Licenciado Marcelino Juárez Romero
Sánchez Limón fallece el 16 de abril de ese año en la ciudad de Puebla,
situación que lo obligó a abandonar sus estudios para buscar un trabajo
que le permitiera ayudar a la manutención de su familia, su madre
y hermanos más pequeños. En 1913 se incorporó nuevamente a sus
estudios en el Colegio del Estado cuando se entera de los acontecimientos
en la ciudad de México que dieron origen a la Decena Trágica del 9
al 19 de febrero de 1913 que culminarían con el ascenso al poder de
Victoriano Huerta y el asesinato del Presidente y del vicepresidente el
día 22 de febrero a espaldas de la Penitenciaria de Lecumberri.
Impactado por el asesinato del Presidente Madero y el
vicepresidente José María Pino Suarez, pero sobre todo convencido por el
discurso del primero proclamado durante su visita a la ciudad de Puebla
en 1910, Sánchez Taboada decidió unirse a la lucha contra el usurpador
Victoriano Huerta. De esta manera se organizan las fuerzas militares
para combatir al usurpador y se forma el Ejército Constitucionalistas
nombrando a Venustiano Carranza como “El Primer Jefe.”
Luego de desempeñar diversos oficios y labores, finalmente
Sánchez Taboada logra enlistarse como practicante de medicina en
la Brigada Bravo del ejército Constitucionalista, en abril de 1914
que comandaba el entonces coronel Enrique Fortunato Maycotte.4
Como todos los componentes de la Brigada se vestían de charro, eran
conocidos como “los Charros de Maycotte”. En ella alcanzó el grado
de subteniente por acciones en campaña. Desde su incorporación al
ejército en 1914 ingresó también el que fuera por mucho tiempo su
compañero inseparable y fiel caballerango: Magdaleno García Valencia.
Comienza oficialmente su carrera militar.
En 1914 el Primer Jefe Venustiano Carranza se enfrentó a dos
grandes problemas internacionales: el primero, la muerte del inglés
William Benton a manos del villista Rodolfo Fierro y el desembarco de
los marines estadounidenses en el puerto de Veracruz el 21 de abril de
1914. Mientras tanto, por orden del Primer Jefe, el Colegio del Estado
de Puebla fue militarizado, por lo que se formaron brigadas y pelotones
dispuestos a combatir en defensa de las instituciones. El joven Rodolfo
Sánchez Taboada incorporado al Constitucionalismo en abril de 1914,
participó activamente en sus primeras campañas como Sargento en el
Colegio del Estado de Puebla, según relataría décadas después Ernesto
Limón y Limón, ex –alumno del Colegio, el día que Carranza visitó la
ciudad de Puebla en pleno conflicto con los Estados Unidos.5
674
Licenciado Marcelino Juárez Romero
La etapa militar (1914-1935)
Esta fase de su vida resulta ser una de las más extensas, interesantes
y ricas en cuanto a contenido. En este rubro la mayor parte de la
información fue extraída de su expediente militar formado en el
Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional marcado
con el numero XI / III /3-2854. Recurrí también a la consulta de
obras clásicas de la historiografía de la Revolución Mexicana como
Zapata y la Revolución Mexicana de John Womack Jr., Historia del
ejército y la revolución constitucionalista del Gral. Juan Barragán
Rodríguez y la Historia Militar de la Revolución Mexicana del Gral. D.
E. M. Luís Garfias Magaña.
Lamentablemente esta etapa se ha visto ensombrecida y
poco valorada debido a la participación de Sánchez Taboada en
acontecimientos como el del 10 de abril de 1919 en la hacienda de
Chinameca donde fue asesinado el caudillo del sur Emiliano Zapata
y en el cual nunca negó haber estado presente y que más tarde le
ocasionaría una campaña de desprestigio político, en la que también
resultó afectado Norberto López Avelar su asistente personal. Más
polémico aun es hablar sobre su relación amistosa con el Coronel Jesús
Guajardo y su trágica muerte.
En lo que se refiere a campañas y acciones de guerra, se le
atribuye haber participado en un total de 119 combates de armas,
85 de ellos durante los años de 1915-1920 y de 1923-1924. Entre
los cargos y comisiones que desempeñó se encuentran el haber sido
nombrado para representar al 14/o. Batallón en la toma de posesión
del nuevo presidente de la República el 21 de noviembre de 1924 y
ser designado Jefe del Estado Mayor de la 5ª Línea de Operaciones del
Yaqui el 19 de enero de 1927.
Como reconocimiento a su patriotismo le fue otorgado el voto
de simpatía y confianza que la H. Cámara de Diputados Federal
concedió a todos los miembros del ejército que permanecieron fieles
al Gobierno durante el movimiento de los años de 1923-1924. El 20
de mayo de 1936, le fue otorgada la condecoración de perseverancia
de 4ª clase, después de 21 años y 10 meses de servicio activo en el
ejército. Tres años más tarde le otorgarían la condecoración de 3ª
clase por 24 años de servicio perpetuo.
Sin haber tenido interrupción en su carrera en el ejército,
demostrando siempre valor, disciplina, capacidad de mando, amplios
conocimientos en el manejo de armas (ocupando el lugar número 80
entre los de su empleo), verdadera vocación por la carrera militar y
675
Licenciado Marcelino Juárez Romero
habiendo observado una conducta intachable como lo demuestra su
expediente, obtuvo merecidamente los siguientes grados: Subteniente
(10 de noviembre de 1914), Teniente (1º de julio de 1915), Capitán
2º ( 11 de abril de 1919), Capitán 1º (8 de mayo de 1920), Mayor (12
de enero de 1924), Teniente Coronel de Caballería (16 de octubre de
1928) Coronel de Caballería (16 de enero de 1939), General Brigadier
(1946) y General de Brigada (1952).
Dichos empleos los obtuvo en las fechas siguientes: 10 de
noviembre de 1914, Subteniente Aspirante de Medicina, con la fecha
y empleo indicado se incorporó al Cuerpo Médico de la Segunda
División de Oriente, según certificado del General Pilar R. Sánchez.
1° de julio de 1915, Teniente de Caballería. Con este empleo causó
alta en el 4/o. Regimiento de la 1/a. Brigada de la Segunda División
de Oriente, que comandaba el General Pilar R. Sánchez, según
certificado del mismo.
El 11 de abril de 1919, a Capitán Segundo: por méritos en
campaña, en virtud de la participación que tomó en el hecho de
armas llevado a cabo contra las huestes zapatistas en la hacienda
de San Juan Chinameca. Reconocido por esta Secretaría previo
estudio que de sus antecedentes practicó la Mesa Revisora del
Departamento de su arma. 8 de mayo de 1920, a Capitán 1/o., por
méritos en campaña según oficio de la Jefatura de Operaciones
Militares del Estado de Tamaulipas; 12 de enero de 1924: Mayor
de Caballería, por acuerdo presidencial, con patente según
autógrafo. 16 de octubre de 1928: Teniente Coronel de Caballería:
por méritos en campaña, por acuerdo presidencial según órdenes,
con patente según autógrafo. 16 de enero de 1939, a Coronel de
Caballería, por acuerdo del C. Presidente de la Republica.
En el Memorándum del Departamento de Caballería de fecha
20 de enero de 1936 le computan de servicios efectivos de 21 años,
6 meses, 10 días, por lo que de esa fecha a la del presente extracto le
resultan: 30 años, 11 meses, 27 días (Folios 572-574). Durante estos
años los presentó en los cuerpos de tropa siguientes: En el Cuerpo
Médico Militar de la 2/a. División de Oriente, (noviembre de 1914 a
julio de 1915); en el 4/o. Regimiento de la 1/a. Brigada del Cuerpo de
Ejército corporación que tuvo varias denominaciones, hasta la definitiva
de 49/a. Cuerpo del Arma, (julio de 1915 a noviembre de 1918); en
el 50/o. Regimiento de Caballería (noviembre de 1918 a octubre de
1920); en el 14/o. Regimiento de Caballería, denominación que
tomó la anterior corporación (octubre de 1920 a octubre de 1928);
como 2/o. Jefe del 14/o. Regimiento de Caballería (octubre de 1928
676
Licenciado Marcelino Juárez Romero
a enero de 1929); en el 81/o. Regimiento después 70/o. Cuerpo del
Arma, (agosto de 1929 a junio de 1930); en el 49/o. Regimiento de
Caballería (junio de 1930 a febrero de 1933).
Comisionado en la 14/a. Jefatura de Operaciones Militares, de
1/o. de febrero a 31 de mayo de 1933; comisionado en la 16/a. Jefatura
de operaciones Militares del 1/o. de junio a 30 de septiembre de 1933;
en el Estado Mayor de la 27/a. Jefatura de Operaciones Militares, del
1° de octubre de 1933 al 31 de octubre de 1934; en el Estado Mayor
de la 19ª Jefatura de Operaciones Militares, del 1/o. de noviembre
de 1934 a 31 de diciembre de 1934; como subjefe de la Oficina de
Quejas de la Presidencia de la Republica, de 1/o. de enero de 1935 a
21 de febrero de 1937; como gobernador del Distrito Norte de Baja
California, por acuerdo del entonces Presidente de la República y con
licencia de la Secretaría de Guerra y Marina, de 22 de febrero de 1937
a 31 de julio de 1939, fecha en que se cierra la presente. Analicemos
brevemente su carrera militar así como las campañas y acciones de
guerra en las que participó.
Cuerpo Médico Militar de la 2/a. División de Oriente (1914-1915)
Hemos dicho que el joven Sánchez Taboada se incorporó a la Brigada
Bravo en abril de 1914, sin embargo consta en el Memorando, Extracto
y Hoja de Servicios del departamento de Caballería, de los años 1936,
1922 y 1928 respectivamente, que su ingreso oficial al ejército lo
efectuó el 10 de noviembre de 1914 como subteniente en el Cuerpo
Médico Militar de la 2/a. División de Oriente. Este destacamento
militar estaba asentado en el territorio de San Andrés Chalchicomula
(hoy Ciudad Serdán, Puebla), donde Rodolfo Sánchez Taboada obtuvo
su alta como enfermero practicante de medicina, luego de formalizar su
solicitud ante el coronel Enrique Fortunato Maycotte según certificado
del General de Brigada Pilar R. Sánchez.
49/o. Cuerpo del Arma (1915- 1918)
Anteriormente llamada 4/o. Regimiento de la 1/a. Brigada del
Cuerpo de Ejército, sufrió varias denominaciones hasta que adoptó
definitivamente el nombre de 49/o. Cuerpo del Arma. En esta
corporación, Rodolfo Sánchez Taboada permaneció del 1º de julio
de 1915 al 11 de noviembre de 1918 donde ascendió al grado de
Teniente por instrucciones del Gral. Francisco Coss ese mismo
1/o. de julio de 1915.
677
Licenciado Marcelino Juárez Romero
Durante el año de 1915 asistió a los tiroteos librados en
el estado de Puebla contra los zapatistas en los municipios de Los
Frailes, San Nicolás de los Ranchos, San Juan Tianguiamanalco
(Tianguismanalco), San Buena Ventura, Xochimilco, Atlixco,
Matamoros, Chiecla (Chietla), San Martín Texmelucan, Mendocinas,
San Salvador El Verde, San Lorenzo Chiauzingo, Huejotzingo, San
Andrés Chalchicomula, La Capilla y San Agustín del Palmar a las
órdenes del General Pilar R. Sánchez.
En el estado de Morelos, concurrió a los tiroteos librados en el
año de 1916 en las tomas de las plazas de Axochiapan, Jonacatepec,
Tepalcingo, Los Reyes, Tenextepango, San Marcos, Villa de Ayala,
Cuautla, Chinameca y Tlaltizapan. En varios tiroteos librados en
Axochiapan y Jonacatepec, bajo el mando del C. Mayor Víctor
Velásquez hasta la evacuación de orden superior. En el año de 1917,
combatió en la Estación Xoyano, contra el cabecilla Emiliano Zapata,
a las órdenes del C. Teniente Coronel Florentino García; en la
evacuación de la capital de Morelos, bajo las órdenes del C. General
Dionisio Carrión. En el sector de Xochimilco, en los ataques y toma
de Milpa Alta, San Pedro Actopan y Santa Ana, éstos al mando del
Coronel Enrique Maycotte.
El 16 de agosto de 1918 el Teniente Sánchez Taboada fue
nombrado como Oficial Forrajista por unanimidad de votos en la
Comandancia del Regimiento en presencia de los Jefes del Cuerpo,
Comandantes de Escuadrón y el Encargado Accidental del Detall, en
la Plaza de Mixquic, D.F. El 12 de septiembre de ese año, participó
en el ataque a la plaza de Tlayecapan, Mor., a las órdenes del C.
Teniente Coronel Alfonso Morales. En los días 19, 20 y 21 del mismo
mes, acudió a la toma de las plazas de Villa de Ayala, Cuahutla,
Tlaltizapan y Yautepec, respectivamente. El 23 del citado mes, en la
toma de la plaza de Zacoalpan de Amilpas. El día 26, toma de la plaza
de Totolapan, bajo el mando del General Dionisio Carrión y Coronel
Enrique Maycotte.
En la segunda expedición al mismo estado, combatió en
Yautepec el 7 de octubre del mismo año. En la tercera expedición,
combatió en Atlatlaucan, Tlaltizapan, Jojutla de Juárez y Tlatenango,
bajo las órdenes del General Pilar R. Sánchez. El 11 de diciembre
de 1918, acudió a los Tiroteos en el cerro de la Grúa, Morelos,
el día 12 participó en los tiroteos en Tenepantla y Tlayecapan en
el mismo estado, 13 de diciembre de 1918, toma de la plaza de
Yautepec, Morelos.6
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Licenciado Marcelino Juárez Romero
Campañas y acciones de guerra del 50/o. Regimiento de Caballería
(1918-1920)
Según se ha dicho anteriormente, por acuerdo del C. General Pilar R.
Sánchez quien era Jefe de la Segunda División de Oriente, el 12 de
noviembre de 1918, Rodolfo Sánchez Taboada presentó su baja en el
49º Regimiento y causó alta en el 50º Regimiento que comandaba
el C. Coronel Jesús M. Guajardo.
Mientras tanto, en el estado de Morelos, Rodolfo Sánchez
participó en el ataque al campamento revolucionario de Texcal, el 1/o
de enero de 1919, Tiroteos en los pueblos de Nexpan (3 de enero de
1919), Jumiltepec (10 de febrero) y la hacienda de Chinameca (20
de febrero), combatió en Tepexco, contra fuerzas de los Generales
Valentín Reyes y Everardo González (10 de marzo), tiroteos en
Ajuchitlan, La Mula, Pala (15 de marzo), Hueyapan y Santa Cruz
(26 de marzo). El 27 de marzo se registraron tiroteos en Jantetelco
y la Hacienda de Tenango contra los zapatistas comandados por el
cabecilla Nemorio Alamirra, quien murió en este encuentro, en las
inmediaciones de Palas, Mor. (29 de marzo), y en Azochiapan, contra
zapatistas del General Camaño (28 de mayo).
De vuelta en el estado de Puebla combatió en Santiago
Tochimizolco, Puebla, contra las fuerzas del General Gildardo Magaña
(6 de junio); en Tochimilco, Puebla, contra fuerzas del General Fortino
Ayaquica (7 de junio); Santa Catarina frente a las mismas fuerzas (10
de junio); un tiroteo de corta duración en Huilango, Pue (17 de junio),
Santiago Achichihuacan (18 de junio) y San Juan Tianguismanalco,
contra fuerzas arenistas (19 de junio).
El 20 de junio de 1919, combatió en San Nicolás de los Ranchos
y San Buena Ventura contra las fuerzas del General Cirilo Arenas; en
Santa María Atexca el combate se prolongó durante todo el día contra
las fuerzas del mismo General Arenas (8 de julio). En Canoitas, Puebla,
peleó contra las fuerzas del General Celso Cepeda (10 de julio) y en
el Palmar contra el mismo General (10 de septiembre). El 13 de marzo
de 1920, participó en el ataque y toma del campamento del General
Cepeda en Potrero Grande, Pue.; posteriormente volvieron a atacar el
mismo campamento, esta vez en el cerro del Mirador, Puebla, el 13 de
abril de 1920. El 8 de mayo de ese año, se llevó a cabo la toma de la Plaza
de Tampico, Tamaulipas, contra fuerzas carrancistas comandadas por el
ex –General Carlos S. Orozco, donde debido a su buen comportamiento
Sánchez Taboada obtuvo el ascenso a Capitán 1/o.7
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Licenciado Marcelino Juárez Romero
Campañas y acciones del 14º Regimiento de Caballería
Incorporado al 14/o. Regimiento, en diciembre de 1923, Sánchez
Taboada concurrió a la campaña en el estado de Guerrero contra el
ex –general Rómulo Figueroa quien fuera Jefe de las Operaciones
Militares de aquel estado y que se había rebelado contra el gobierno
constituido. El 21 de diciembre, participó en el ataque y ocupación de
Amozoc, Puebla, que estaba defendida por las fuerzas de Fortunato
Maycotte. El 22 de diciembre de 1923, se produjo el ataque y
ocupación de la plaza de Puebla, que se encontraba protegida por
diversos cabecillas delahuertistas.
El 10 de enero de 1924 se registró un tiroteo en Tlacotepec,
Puebla, contra una pequeña partida de rebeldes del Gral. Maycotte.
El 12 de enero de ese año ataque a la hacienda El Carmen, que se
encontraba defendida por un fuerte núcleo de rebeldes delahuertistas.
El 28 de enero, acudió al ataque y ocupación de la plaza de Esperanza,
Pue., en donde tenían su base de operaciones los infidentes Guadalupe
Sánchez, Fortunato Maycotte y otros. El 4 de febrero, se suscitó un
tiroteo en la barranca de Metlac, a inmediaciones de la plaza de
Córdoba, Veracruz, en donde fueron derrotados y dispersados las
fuerzas rebeldes comandadas por los ex –generales Pedro González,
Fernando Segovia y otros. El 10 de febrero aconteció otro tiroteo
contra una partida de rebeldes de la estación de Santa Rita, Veracruz,
poniéndola en dispersión.
El 11 de febrero de 1924 se ocuparon y atacaron los puertos
de Veracruz y el día 29 el de Alvarado, este último después de haber
derrotado a las fuerzas rebeldes que lo defendían al mando del ex –
coronel Pascual Casarín. El 16 de marzo de ese año, Rodolfo Sánchez
participó en un tiroteo contra una partida de rebeldes que encabezaba
el ex –general José Lagunes en San Cristóbal de la Llave, región
conocida con el nombre de La Mixtequilla, Ver., logrando derrotarla.
El 10 de abril, combatió en Xúchil, región del Pico de Orizaba,
en contra de un núcleo de rebeldes que fue dispersado; el 26 de abril,
se registraron diversos tiroteos contra partidas rebeldes en La Perla,
Ver., región del volcán. Estando todavía en esta zona, acudió el 5 de
junio de 1924, a un tiroteo en Coscomatepec, Ver., contra las fuerzas
rebeldes del ex –general Modesto Solís, además de ocupar la misma
plaza y la de Huatusco, Veracruz. Durante la primera quincena de
noviembre de 1924, Sánchez Taboada tomó parte en la campaña de
la región del volcán, emprendida por el C. General de División Juan
Andrew Almazán en contra de los núcleos rebeldes de aquella zona. 8
680
Licenciado Marcelino Juárez Romero
La campaña del Yaqui (1926-1929)
Perteneciendo al 14/o. Regimiento de Caballería al mando del General
Lucas González Tijerina, Rodolfo Sánchez Taboada concurrió a la
campaña del Yaqui tomando parte en los siguientes hechos de armas:
el 11 de noviembre de 1926 combatió en las Arenas, Sonora. El 29
de noviembre, realizó una expedición a la Bonancita, Palo de Fierro,
Cieneguita y Agua Caliente, Sonora, con ligeros tiroteos. Del 31 de
enero a 12 de febrero de 1927, expedicionó a Las Burras, la Gloria,
registrándose un ligero tiroteo; Torocopobampo, Puerto de la Virgen,
Guaquesi, combate de tres horas; en Bacatete, combate de seis horas.
Del 21 a 26 de febrero de 1927, expedición a Torocopobampo,
Bacatete, Los algodones y La Petaca, con ligeros tiroteos. Del 3 a 7
de abril de 1927, expedición a Las Burras, Las Agujas, Agua Blanca
tiroteo todo el día, Pitahayita, Agua Verde, en el trayecto de estos
últimos puntos fuertes tiroteos. 15 a 22 de abril de 1927, expedición
a Las Escobas, combate de una hora en Las Petacas, Saucera, Sahuaral,
Los Algodones y Asenrraditas, varios tiroteos.
Del 8 al 18 de mayo de 1927, persecución a una partida de indios
procedentes del Norte, por San Lorenzo, Covacha y Las Chinches, un
tiroteo. Del 24 a 29 de mayo de 1927, expedición a Las Burras, Agua
Blanca, Mazacoba y el Gallo. 1/o. a 5 de junio de 1927, expedición
a Agua de las Palomas, La Saucera y el Saguaral. 9 a 11 de junio de
1927, expedición a Las Burras, sosteniendo fuerte combate. El 28 de
abril de 1928, combatió en la hacienda de San Luís, en donde murió el
C. General Dionisio Carrión. Del 1º al 16 de junio del mismo año, se
registraron combates en Tetela del Volcán, Pue., y Villa de Ayala Mor. 9
La Jefatura de Policía en el Distrito Federal (1929)
La campaña contra los Yaquis en Sonora coincidió además con dos
revueltas importantes: La Guerra Cristera (1926-1929)10 y la Rebelión
Escobarista (1929). Estos actos pusieron en jaque al gobierno del Jefe
Máximo Plutarco Elías Calles quien pidió ayuda a los Estados Unidos
para vencer a los disidentes y se logró batirlos. La guerra Cristera
culminaría con el asesinato del general Obregón en julio de 1928.
Más tarde, el 25 de septiembre de ese año el Congreso de la Unión
designó como presidente provisional de la República al licenciado
Emilio Portes Gil. Al tomar posesión de su cargo el 30 de noviembre
nombró como Inspector General de Policía al General Lucas González
Tijerina. Un año después, en 1929, el General González designó a
681
Licenciado Marcelino Juárez Romero
su vez como Subjefe de la Policía en el Distrito Federal al Teniente
Coronel Rodolfo Sánchez Taboada.
La escuela: base de la grandeza de los pueblos
En septiembre de 1933, a petición del Gral. de Brigada Lucas González
se solicitó a la Secretaria de Guerra y Marina los servicios del Teniente
Coronel Rodolfo Sánchez Taboada, el Capitán Jorge Ortega Aguirre y
el Subteniente Gonzalo Adalid y Romo, todos del arma de caballería
para causar baja como comisionados en esta misma zona militar y alta
como ayudantes del Estado Mayor de la 27ª Zona Militar con Cuartel
General en San Jerónimo, Ixtepec Oaxaca, donde existían vacantes y
se consideraban necesarios sus servicios.11
Mientras tanto, durante su campaña como candidato a la
Presidencia de la República, el Gral. Lázaro Cárdenas emprendió
una gira electoral por el sureste de México, pasando por el Istmo de
Tehuantepec, con el objetivo de inaugurar una escuela en el poblado
de San Jerónimo. La primaria fue construida por los miembros del
Regimiento ahí destacado en sus ratos libres. Esta región estaba
comandada por el Gral. Lucas González Tijerina, quien era Jefe de las
Operaciones Militares de la 27/a. zona.
Con motivo de la inauguración de la Escuela “Revolución” y de la
visita del Gral. Lázaro Cárdenas, el Gral. Lucas González encomendó a
uno de sus oficiales el discurso de bienvenida al candidato presidencial,
para explicarle el propósito de esta nueva campaña del ejército que
consistía en erigir viviendas y espacios educativos para la población.
Se dice que el oficial encargado del discurso sufrió una severa crisis
nerviosa y le resultó imposible dirigir las palabras de bienvenida, por lo
que el Teniente Coronel Rodolfo Sánchez Taboada se responsabilizó
de salvar la situación con un discurso improvisado.
En dicho discurso, Sánchez Taboada señaló la importancia que
significaba la apertura de cada aula nueva para el porvenir de México.
Cárdenas lo escuchó atentamente y al término del discurso lo felicitó
afectivamente invitándolo a incorporarse a su campaña electoral,
cosa que el poblano aceptó de inmediato. Más tarde, Cárdenas pidió
a la Secretaría de Guerra y Marina que le fuera comisionado como su
ayudante y una vez que fue electo presidente de la República, lo nombró
encargado de la Oficina de Quejas de la Presidencia de la República
el 30 de enero de 1935. Su trayectoria militar y su colaboración en
el gabinete cardenista lo llevaron a figurar en el célebre Diccionario
Biográfico Revolucionario de Francisco Naranjo (1935).
682
Licenciado Marcelino Juárez Romero
La fase política (1937-1955)
Esta etapa comprende desde la gubernatura de Rodolfo Sánchez
Taboada en el territorio norte de Baja California, la presidencia en
el PRI hasta sus últimos años al frente de la Secretaría de Marina. La
vida de Rodolfo Sánchez Taboada es un ejemplo de ilustres poblanos
que incursionaron en la política emanados de las filas del ejército y
de la revolución misma. Debemos señalar que durante esta etapa se
conocen aspectos muy vagos de su vida, sobre todo el periodo que
comprende los años de 1935 a 1937 como encargado de la poderosa
Oficina de Quejas de la Presidencia de la República.
Su incursión en la política de su estado natal se vio opacada por la
rivalidad y el protagonismo que ejercía el cacique poblano Maximino
Ávila Camacho (1891-1945) gobernador de Puebla de 1937 a 1941.
Se sumaron también los constantes ataques de los que fue objeto en su
lugar de origen por su supuesta participación en la muerte de Emiliano
Zapata. Quizá esa sea una de las razones por las cuales no postuló su
candidatura a la gubernatura de Puebla.
Estando todavía en la Oficina de Quejas de la Presidencia, fue
nombrado por el presidente Cárdenas gobernador del Territorio
Norte de Baja California por dos periodos: de 1937 a 1940 y de
1941 a 1944, este último ratificado por el Presidente Manuel Ávila
Camacho. Como gobernador se distinguió por la administración que
llevó a cabo, sobre todo por la repartición de tierras del latifundio
de la compañía norteamericana Colorado River Land Company,
además de la reforma agraria en el territorio bajacaliforniano y las
legislaciones promovidas para la colonización del territorio con
residentes mexicanos y expatriados.
La gubernatura de Rodolfo Sánchez Taboada (1937-1944)
El Teniente Coronel llegó a Baja California cuando el General
Cárdenas había dispuesto llevar a cabo íntegramente la Reforma
Agraria e imperaba la lucha tremenda entre los campesinos de la
tierra y las grandes compañías extranjeras por sus cuantiosos intereses
económicos y antimexicanos. Desde el primer momento sereno pero
enérgico, tranquilo y decidido, declaró: “Las tierras del valle pasaran a
poder de los auténticos campesinos en bien de México y por ende de
Baja California” y así fue.
Trasformó los destinos del Territorio tanto en lo agrario y en
lo económico, como en lo político y social. Distribuyó las 120,000
683
Licenciado Marcelino Juárez Romero
hectáreas que componían el valle de Mexicali para entregarlas a 5,000
campesinos que trabajaban la tierra y que desde entonces son dueños
de ella, es decir, tierra mexicana devuelta a ciudadanos mexicanos;
agrando en más de la mitad las tierras de labranza y duplicó la
población del valle.
Organizó 44 ejidos; apoyó firmemente el cultivo de algodón, de
la vid y de la industria vitivinícola, sembró extensivamente olivos y
árboles de ornato, además organizó técnicamente el trabajo agrícola, abrió
sistemas de riego y concedió créditos a los ejidos. Sin embargo, la defensa
de los derechos campesinos frente al imperialismo económico extranjero
puso su vida en peligro constante. Cuando alguien le sugería tener cuidado
él contestaba con la entereza de siempre: “Es mejor morir haciendo el bien
que mantenerse vivo haciendo el mal”.
Dignificó moralmente a la población creando más escuelas que en
toda la historia anterior del territorio, pues fundo la educación secundaria
en Baja California. Clausuró garitos, cantinas y casinos sustituyéndolos por
Agencias de Cultura tales como el Centro de Estudios Superiores TécnicoIndustriales. Multiplico las instalaciones deportivas y las promotoras de
recreación sana física y moral; amplió considerablemente los servicios
de salud pública y de agua pública y de agua potable. Su impulso a la
transformación urbana fue el antecedente para la creación en 1975 del
Fideicomiso en Nacional Financiera S.A. llamado “Programa Urbano
General Rodolfo Sánchez Taboada” para rendir homenaje a su memoria y
por determinación del pueblo.
Promovió y auspició el retorno a México de campesinos emigrantes
a quienes colocó en condiciones adecuadas para trabajar y vivir
progresivamente en su patria. Sin embargo, la Secretaria de Gobernación
resolvió que una franja de territorio bajacaliforniano pasara integrarse
al estado de Sonora. Rodolfo Sánchez Taboada el hombre que nunca se
traicionó, manifestó: “Prefiero dejar el Gobierno de Baja California antes
que firmar un convenio con el cual se pierda parte del territorio que me
fue confiado cuando fui designado gobernador; dejo el gobierno de Baja
California pero lo dejó sin que durante mi gestión la Baja California haya
perdido un solo centímetro cuadrado de su territorio” en agosto de 1944.12
El máximo jerarca del partido
Luego de su renuncia al gobierno de Baja California, Sánchez Taboada se
retiró a la vida privada refugiándose en su domicilio ubicado en la colonia
Humboldt de la ciudad de Puebla. Del 1 de agosto de 1944 al 15 de
octubre de 1945 estuvo a disposición de la Presidencia de la República. En
684
Licenciado Marcelino Juárez Romero
ese mismo año, estando en su estado natal, fue visitado por varias personas
a las que conoció siendo gobernador que continuaron con su carrera
política, y seguramente fueron ellos quienes lo llamaron a incorporarse
al recién creado Partido Revolucionario Institucional (PRI) que se había
transformado desde aquel PNR y PRM.
Estando ya en la ciudad de México fue designado Secretario de
Acción Agraria del PRM y después durante la campaña presidencial
en el año de 1946, fue Presidente del Comité del Distrito Federal. En
efecto, el 4 de julio de 1945, Miguel Alemán renunció a la Secretaria
de Gobernación para aceptar su postulación como candidato a la
presidencia de la república. El 19 de enero de 1946 fue nominado
oficialmente como candidato a la Primera Magistratura por el Partido
Revolucionario Institucional (PRI).
Una vez realizados los comicios, Miguel Alemán Valdés obtuvo
un triunfo inobjetable y de esta manera asumió la presidencia de la
Republica el 1° de diciembre de 1946 y de inmediato llamo a colaborar
al Dr. Rafael Pascasio Gamboa, Presidente del PRI como Secretario
de Salubridad. El Consejo Nacional del partido se reunió y el 5 de
diciembre de ese año se designó al Gral. Rodolfo Sánchez Taboada
como nuevo presidente del Comité Ejecutivo Nacional. En su carácter
de presidente, el general Rodolfo Sánchez Taboada, lanzó su programa
de acción. Los puntos más salientes eran los siguientes:
1) ilustrar al pueblo sobre el contenido de la Constitución, 2)
organizar una campaña a fin de que se fortalezca entre el pueblo
el sentimiento de respeto y obediencia a la ley, 3) dar a conocer
la constitución, 4) Orientar cívicamente al pueblo para elevar la
responsabilidad ciudadana, 5) divulgar los principios del municipio
libre, 6) explicar al pueblo el alcance de las nuevas leyes y despertar
la confianza en torno al gobierno, 7) pugnar porque se satisfagan las
necesidades de los ejidatarios, procurar el acercamiento efectivo entre
los ejidatarios y pequeños propietarios, 8) afirmar en la conciencia
del pueblo el sentido de la mexicanidad y la convicción en nosotros
mismos, en el trabajo y en nuestros problemas, 9) orientar cívicamente
y políticamente a la mujer para que participe en la vida municipal. El
presidente del PRI ratificó en Oaxaca su desafío lanzado al comunismo
y de paso a Acción Nacional y al Partido Sinarquista, porque pretenden
revivir privilegios definitivamente exterminados por la Revolución.13
Durante su gestión como Presidente se formuló un documento
que contiene los principios generales de un Programa de Gobierno,
llamado “Norma del Gobierno,” además se dio un gran impulso
al crecimiento y el desarrollo del Partido, abriendo las puertas a la
685
Licenciado Marcelino Juárez Romero
juventud para prepararlos en el ámbito político. Como Presidente del
CEN se rodeó de un brillante grupo de jóvenes, entre ellos destacó un
muchacho de escasos 24 años: el Lic. Luís Echeverría Álvarez, quien
se convertiría en su discípulo político y el heredero más fiel de su
ideología. Siendo presidente del PRI llamó a las nuevas generaciones
para ponerlas en contacto con las realidades nacionales partiendo
de México, para que en su madurez actuaran en la vida pública con
lealtad y decisión. Para Sánchez Taboada los jóvenes eran “las nuevas
estafetas de la antorcha de la revolución”.
Aparte de considerar sus dotes como político, Sánchez Taboada
se preocupó por aprovechar las facultades oratorias de la juventud y
su objetivo era que entendieran este arte como un instrumento de
servicio y comunicación con el pueblo. A él se debe la iniciación de los
concursos nacionales de oratoria de la Revolución en México.
El licenciado Arturo Escamilla expresó que además de gran
organizador político, el Gral. Rodolfo Sánchez Taboada, fulguró como
un campeón de la Oratoria Revolucionaria. Así se manifestó en un
grandilocuente discurso pronunciado ante el Hemiciclo del Benemérito,
publicado bajo el título: “Juárez visto en 1947”. Posteriormente en
Querétaro a las puertas del recinto en que se meció la cuna de la
Constitución de la República, pronunció el 5 de febrero de 1948, otro
discurso que fue epopeya del movimiento constitucionalista: “Somos
revolucionarios”. Algunos sus discursos más representativos fueron:
La Revolución en 1948, Imagen de Juárez desde Guelatao y El nombre
de México escrito en obras.
Luego de protestar como Presidente del Comité Ejecutivo
Nacional del PRI, el 3 de febrero de 1950 fue reelegido nuevamente
por los delegados de la Asamblea Nacional del Partido. Sánchez
Taboada tiene el mérito de haber ocupado el periodo presidencial más
largo en la historia del Partido cuando fue electo Presidente del Comité
Ejecutivo Nacional de 1946 a 1952. Al final de su mandato, Sánchez
Taboada no sólo logró establecer el equilibrio político del partido, sino
que incluso lo llevó a un nivel de organización nunca antes visto.
La Secretaria de Marina y la “Marcha hacia el mar” (1952-1955)
Finalmente no podemos pasar por alto su muy respetable desempeño
al frente de la Secretaría de Marina durante la administración
presidencial de Ruiz Cortines, pues bajo su mandato se trazaron las
bases de un programa marítimo y de “marcha hacia el mar” cuya meta
inmediata fue la rehabilitación portuaria y la incorporación de los
686
Licenciado Marcelino Juárez Romero
recursos naturales inexplorados del mar y del incremento económico
de las tierras bajas de nuestro territorio, mediante la agricultura, la
industria, el comercio, el turismo, la pesca y los servicios portuarios
a la navegación. Este importante cargo quedó inconcluso debido a su
repentina muerte ocurrida en la ciudad de México en mayo de 1955.
Después de haber dirigido brillantemente la campaña presidencial,
el 4 de diciembre de 1952, el Gral. Rodolfo Sánchez Taboada presentó
su renuncia a la Presidencia del Partido Revolucionario Institucional
para aceptar el nombramiento de Secretario de Marina por indicación
del Presidente Adolfo Ruiz Cortines, además se nombró como
Subsecretario al ingeniero Alberto J. Pawling y Oficial Mayor el
vicealmirante Gonzalo Montalvo Salazar. El Consejo Nacional se
reunió y designó como nuevo Presidente del CEN del PRI al General
Gabriel Leyva Velásquez.
El problema más serio que enfrentó esta Secretaría fue la
presencia de centenares de buques pesqueros norteamericanos en
las costas mexicanas, dedicados a saquear las gigantescas manchas
de camarón y otras especies finas, desde Tampico hasta la sonda
de Campeche, en el Golfo de México, y en los litorales de Baja
California y Sonora. Se hicieron protestas ante Washington y
se detuvo a algunos pesqueros yanquis, pero el problema no fue
resuelto. Ante la situación el presidente Ruiz Cortines lanzó su plan
de “La Marcha hacia el mar” con el que pretendió llevar a las feraces
costas mexicanas al pueblo mexicano. Este plan Incluía una red de
67 puertos de altura y cabotaje.14
El 29 de diciembre de 1955, fue designado Secretario de
Marina el vicealmirante Roberto Gómez Maqueo, en sustitución del
general Rodolfo Sánchez Taboada, recién fallecido. Posteriormente
han ejercido el cargo de Secretarios de Marina, en las fechas que se
indican, las siguientes personas: Vicealmirante Héctor Meixuerio
Alexandre, el 1/o. de abril de 1958, como encargado del Despacho;
y Almirante Manuel Zermeño Araico, el 1/o. de diciembre de 1958.”
El 10 de enero de 1957, volvieron a zarpar del Puerto de Acapulco dos
fragatas de la Armada Nacional para colonizar el Archipiélago de las
Islas Revillagigedo.15
Mientras tanto, en ese mismo 1952, al tomar posesión como
Presidente de la República don Adolfo Ruiz Cortines, Sánchez Taboada
fue designado Secretario de Marina, puesto que desempeñaba cuando
falleció el 2 de mayo de 1955 en la Ciudad de México.
Ese mismo día, el general Lázaro Cárdenas recibió la noticia
a las 16 horas por conducto de Coty Solórzano, quien notificó la
687
Licenciado Marcelino Juárez Romero
muerte del general Sánchez Taboada a causa de un paro cardiaco.
Cerca de las 14 horas se trasladó su cadáver de la ciudad de México
a Puebla de donde era originario. El propio Cárdenas escribió que lo
llamó a colaborar en su gabinete porque comprobó con documentos
oficiales no haber participado en la muerte del general Emiliano
Zapata ocurrida en la hacienda de Chinameca, Morelos. Sin embargo,
declaró quienes fueron los cómplices y participes del crimen, es decir,
dos generales que gozaban impunemente de ser leales y que para esa
época vivían enriquecidos. 16
¿Quiénes fueron esos generales a los que se refirió Sánchez
Taboada como participes del crimen de Zapata? Si tomamos en cuenta
que Jesús Guajardo murió en mayo de 1920 y Pablo González falleció
en 1950, significa que ninguno de ellos corresponde a la declaración
de Sánchez Taboada, pues para esa fecha (1955) ambos generales
habían muerto y ninguno vivió enriquecido como Sánchez Taboada le
reveló a Cárdenas.
Los cargos de Coronel, General Brigadier y General de Brigada
los obtuvo por antigüedad en el ejército, habiendo permanecido
numerosos años en algunos grados. Rechazó el ascenso a general de
División que le otorgaron el 1º de noviembre de 1952, quedando
únicamente con el grado de General de Brigada. Fue inhumado en el
Panteón francés de la ciudad de Puebla donde descansan sus restos.
Presencia regional del General Rodolfo Sánchez Taboada
Originario del pueblo de San Sebastián Villanueva del municipio de
Acatzingo, Puebla, el Gral. Rodolfo Sánchez Taboada dejó testimonio
de su presencia en su lugar de nacimiento. Su influencia política se hizo
extensiva a toda la población cuando asumió la Presidencia del CEN
del PRI de 1946 a 1952, al grado de haber designado sucesivamente
a tres presidentes auxiliares en ese lapso de tiempo. También en
ese periodo se implementó la expedición de credenciales a todos los
miembros activos del partido como ocurrió con la mayor parte de los
votantes en Villanueva.
Como señaló alguna vez el ex -diputado panista Raimundo
García García, “en los últimos años del siglo XX, el municipio de
Acatzingo, Puebla, ha sido considerado como priísta en un alto
porcentaje, este fenómeno responde a muchos factores, pero se
debe principalmente al hecho de que este municipio es la tierra del
General Sánchez Taboada, originario de la ex –hacienda de San
Juan Macuila, ubicada en San Sebastián Villanueva y en segundo
688
Licenciado Marcelino Juárez Romero
lugar, por tratarse de uno de los políticos más prominentes en la
década de los cuarentas y cincuentas.”
La presencia y peso político del “General”, como todo mundo se
expresa al referirse a él, fue de tal magnitud que en su tierra natal influyó
para que la escuela primaria se denominara Partido Revolucionario
Institucional, único caso en el país. Cuatro de sus hermanos ocuparon
en su momento la Presidencia Municipal de Acatzingo, ejerciendo en
algunos momentos el poder local sin llegar a conformar un auténtico
cacicazgo. A su hermano mayor Tirso Sánchez Taboada se le recuerda
hoy en día como un jurisconsulto de aprecio en la judicatura poblana,
sobre todo después de haber desempeñado el cargo de Ministro de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación durante el sexenio del
Presidente Manuel Ávila Camacho.
Desde el punto de vista social San Sebastián Villanueva fue
testigo de las constantes preocupaciones del Gral. Sánchez Taboada
frente a las necesidades del pueblo. Su sensibilidad lo llevó a ser uno
de los primeros en tratar de resolver el problema del agua potable, en
materia de educación fundó la primera escuela en la comunidad y
creó una industria minera para dar empleo a los habitantes.
Tenía gran disposición para hacer amigos, pues todo aquel que
llegaba a formar parte de su Comité Ejecutivo Nacional del PRI,
generalmente con la falsa idea de no congeniar con él, terminaban
convencidos por su don de gentes y leal amistad, y acababan siendo
sus mejores amigos y colaboradores como sucedió con Adolfo
López Mateos y Gilberto Flores Muñoz. Con ese mismo carisma
y don de la amistad supo ganarse la simpatía de los vecinos de
San Sebastián Villanueva y con frecuencia practicaba con ellos la
cabalgata y la cacería.
Siendo gobernador de Baja California mandó construir dos
escuelas en Acatzingo: una de nombre Pedro Vera y Zuria y otra para
niñas, para su sostenimiento construyó y legó un salón de cine cuyos
ingresos eran destinados para dichas escuelas. Destaca su colaboración
en la construcción del Palacio Municipal de Acatzingo, dos parques
públicos y la restauración del Portal Hidalgo.
Su influencia es notoria en la región en cada uno de los centros
educativos, parques, calles y avenidas que llevan su nombre. Esto
sin contar la cantidad de centros deportivos, aeropuertos y plazas
que ostentan también su nombre en otras partes de la República
como Baja California Norte y el Distrito Federal. En el homenaje
que rinde anualmente a su memoria el Pentatlón Deportivo
Militarizado Universitario y en la participación actual de grandes
689
Licenciado Marcelino Juárez Romero
valores juveniles en la política nacional se percibe hasta qué punto
llegó al corazón de la juventud mexicana.
Confío en que la presente investigación abra la pauta para
posteriores investigaciones en las que se aborden cuestiones como
el proceso de colonización en Baja California Norte así como la
trascendente Reforma Agraria llevada a cabo en el sexenio cardenista.
Mención aparte merece el periodo comprendido entre la Segunda
Guerra Mundial, durante el cual dicho territorio desempeñó un papel
fundamental en la industria bélica. Posteriormente se puede explorar
aún más el periodo de transición desde el nacimiento del Partido
Nacional Revolucionaria (PNR), a Partido de la Revolución Mexicana
(PRM) y finalmente Partido Revolucionario Institucional, la doctrina
comunista y su influencia en México, así como los efectos producidos
a causa de la llamada Guerra Fría.
690
La profesionalización meta del Ejército Posrevolucionario
1926 – 1931
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
L
as siguientes páginas tienen la intención de presentarnos uno
de los ejes sobre el cual se realizó la reorganización del ejército
mexicano durante la parte final de los años treinta, y que se
refiere a una cuestión de carácter educativo.
Durante los años de 1926 a 1931 la Secretaría de Guerra y
Marina a cargo del general Joaquín Amaro Domínguez procuro no
escatimar, en uno de los más grandes anhelos del gobierno del general
Calles, el cual era dar una cara completamente nueva del ejército. Para
su efecto y mejor desarrollo emprendieron una serie de estrategias
que tendieron a reestructurar y reformar al instituto armado de la
revolución. Pero esto no solo se alcanzaría con recursos económicos,
sino tenía que darse una especial atención a todos y cada uno de los
individuos que le darían sustento.
Los jóvenes oficiales se convirtieron en la principal promesa
para garantizar el éxito de tan importante misión y de esta forma
la Secretaría de Guerra y Marina autorizo la salida de una gran
cantidad de efectivos militares con destino a muy distintos puntos
del globo terráqueo, con la única finalidad de representar al
Ejército Mexicano ante las diferentes naciones en donde estuvieran
y garantizar una adecuada cantidad y calidad de información
procedentes de los ejércitos de esos países; la cual pudiera servir en
el procesos de reorganización y tecnificación llevada por el Ejército
Nacional de esos años.
Esta forma de vislumbrar el cambio en un ejército acostumbrado a
ser el principal factor de desequilibrio político, amerita el conocimiento
profundo de otros ejércitos mundialmente reconocidos por sus modelos
educativos castrenses que les daban el prestigio de institutos altamente
calificados en la ciencia de la guerra, y de la cual sé tenía que empezar
a construir escuela en México, si se quería realmente trasformar al
ejército mexicano. En este capítulo se consideró necesario abordar
las estrategias y reformas, que durante los primeros años de la tercera
década se llevaron a cabo.
691
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
Las estrategias y reformas
El tan anhelado deseó de transformar por completo al Ejército
Mexicano, volvía a ser factor de interés durante el gobierno del general
Plutarco Elías Calles (1924 - 1928.); el general Calles fue rápido para
descubrir al genio que habría de conducir al ejército por el camino
de las más intensas reformas desde los tiempos prerevolucionarios y
por su reorganización a nivel moral y material. Aunque si bien desde
la etapa constitucionalista, se hicieron serios intentos por trasformar
al cuerpo armado de la revolución estos no fueron suficientes. Los
grupos armados encabezados por caudillos reconocidos, siguieron
siendo el principal dolor de cabeza del régimen siguiente, el del
general revolucionario, Álvaro Obregón (1920-1924), Obregón
intento de manera drástica una disminución de los efectivos en el
ejército de esos años, como el mecanismo principal para disciplinar
y controlar a las diferentes facciones militares aun presentes durante
los años de su gobierno; pero si bien esto ayudó, no fue suficiente y
tuvo que enfrentar aun la revuelta armada de 1923, encabezada por
Adolfo de la Huerta.
Plutarco Elías Calles no ha sido reconocido por la historia
precisamente por ser un gran general fraguado en el campo de batalla
de la revolución, pero sí se le reconoce por el enorme poder político
que irradiaba, y que incluso al término de su periodo presidencial lo
llevo a consolidarse en el poder tras el trono. El general Calles eligió al
joven divisionario Joaquín Amaro Domínguez en primer lugar como el
general encargado del despacho de Guerra y Marina inmediatamente
después lo nombro titular de la Secretaría más poderosa del México
posrevolucionario, cargo en el cual duro seis años, durante las
administraciones de Plutarco Elías Calles (1924 - 1928) y Emilio
Portes Gil (1928 - 1930).
Bajo las instrucciones del presidente Calles el general Amaro
tenía que proseguir con las políticas de institucionalización del
ejército, llevarlo a una reorganización total, como ya fue señalado por
Edwin Liewen, "Él dio una orden a principios de 1924 garantizando a
los generales sólo dos meses para justificar el rango que reclamaban y
después rechazar todas las peticiones de valides cuestionable. Además
redujo los rangos inferiores, dio de baja a los irregulares y coloco a
55,000 saldados. En tres años estas acciones redujeron el porcentaje
militar del presupuesto total de 36% a un 25%. La carga de las
fuerzas armadas sobre el resto de la economía fue aligerada a finales
de los veinte incrementando el uso de las tropas en la construcción
692
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
de carreteras y otros trabajos públicos”.1 Para garantizar el éxito de
estos mecanismos era imperativo arroparlo de una estructura legal
que le diera esencia, y así modificar por completo la legislación del
ejército federal del porfirismo; había que cambiar por completo 25
años de historia en el ejército. Para esto, Amaro había creado una
Comisión de Estudios y Reglamentos Militares, lo cual dio como
resultado la Ley Orgánica del Ejército Mexicano el 25 de marzo de
1926. Esta ley plasmó las consignas principales que el nuevo ejército
tenía que ejercer:
1.- defender la integridad de independencia de la Nación.
2.- Mantener la Constitución, y
3.- Preservar el orden interno.
El problema que enfrentaba Calles y Amaro estaba relacionado
con la creación de un ejército efectivo no solo para los tiempos de
guerra sino para tiempos de paz. La experiencia de los regímenes de
Carranza y Obregón, señalaban como punto medular la disciplina;
entendiéndose esta como en la Ley de 1926 en que "Una carrera en
armas requiere que un soldado, en el cumplimiento de sus deberes,
sacrifique todos sus intereses personales para la soberanía de la Nación,
la lealtad hacia sus instituciones y al honor de la armada nacional".2
El gobierno tenía plena confianza en que la reorganización
del ejército debía estar en primer lugar, enfocada en el propósito de
reducir los efectivos militares, que a lo largo de las primera mitad
de los años veinte habían sido aumentados considerablemente
para hacer frente a las rebeliones, pero que constituían una pesada
carga para el país. De entrada tal misión no sería fácil, realmente ni
Amaro y ni ninguna otra situación podrían hacer cambiar a todos
aquellos generales y jefes que se sentían con derechos de hacer y
deshacer, por el simple hecho de haber formado parte en el proceso
armado de la revolución, y como antes expresamos ellos mismos
decían estar convencidos de lo que Amaro buscaba no se daría, sin
antes hacer otra revolución.
También había que lograr reglamentar las promocionas en
los diferentes grados militares. Las reformas de ley en 1926, diseño
la ley de ascensos en el ejército, dirigida principalmente a romper
con ciertas prácticas y procedimientos irregulares que habían
prevalecido desde los tiempos del ejército federal del general
Porfirio Díaz, que estaban basadas en el tiempo de servicio: tres
años para oficiales, cuatro para jefes y cinco para los generales. El
693
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
inicio del movimiento rebelde en contra de la dictadura del general
Díaz, agravo la situación en cuanto a una meteórica carrera dentro
del servicio de las armas, por el simple hecho de estar en alguno
de los bandos ganadores cualquiera podía alcanzar por lo menos
un grado; todo esto dio como resultado que un buen número de
oficiales estuviera a la espera de un conflicto o batalla que les
permitiera alcanzar el grado inmediato.
El problema era realmente serio y difícil de enfrentar se imponía
la respuesta inmediata de construir un ejército totalmente nuevo, en
donde la disciplina y lealtad a las instituciones fuera a toda prueba.
Había que buscar el reclutamiento de sangre joven que a mediano
plazo permitiera el cambio de mentalidad, en un ejército plagado
de generales que reclamaban sus puestos como pago de las batallas
libradas y quienes veían en los puestos públicos y políticos, una forma
más de su poder personal y beneficio económico.
La formación en los jóvenes. Cambio desde la raíz
El general Amaro pertinentemente supo vislumbrar lo difícil que sería
tratar de cambiar a sus compañeros de armas, de igual rango incluso.
Una vez que tomó conciencia de esto, su táctica se basó en construir una
reorganización militar desde la raíz; es decir, desde el joven recluta y el
joven oficial, que a mediano plazo constituirían corporaciones nuevas
de militares con una conciencia diferente del quehacer del soldado y
los cuales algún día ejercerían el control del ejército mexicano.
Prudentemente, el divisionario buscó entre los oficiales a jóvenes
con cualidades y aptitudes brillantes para el estudio, la intención era
formarlos como verdaderos profesionales en su arma o especialidad y
sacarlos del país para llevarlos a los más prestigiados planteles militares
del mundo, principalmente europeos. Y con esto sembrar el cambio en
el medio castrense de finales de los veintes.3
Se trataba de abrir nuevos horizontes a la joven oficialidad
posrevolucionaria, el general Alamillo nos narra en su memoria los
nombres de los oficiales que formaron parte de la primera expedición
que salió a Europa a especializarse, y en la segunda el mismo formó
parte con otros cuatro compañeros de armas con rumbo a Italia y
Francia.4 La mecánica consistiría en llevar a las embajadas mexicanas
un agregado militar con su respectiva legación y estas, a su vez, pudieran
transmitir de forma puntual información actualizada relacionada con las
armadas modernas en el mundo, y así colaborar en la reestructuración
que a nivel moral y material se quería llegar. La intención no era la
694
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
de copiar los modelos más sobresalientes a nivel militar, sino tomar
puntos de referencia que pudieran servir de ejemplo parta la creación e
incorporación de lo más destacado en el Ejército Mexicano.
Agregados militares, garantía de cambio
Estos agregados militares debían ser seriamente seleccionados
para garantizar el éxito de su misión, se buscó que fueran hombres
maduros, especialistas en su arma, sin descuidar o pasar por alto el
progreso de otras armas; deberían tener un criterio propio y firme
para no ser presa fácil de la impresión que podría propiciarles el
enterarse de los más destacados adelantos e innovaciones que vieran
por primera vez, ser sumamente cuidadosos para su análisis, que
guardaran una observación detenida, para no emitir algún juicio
erróneo; nunca tendrían que perder de vista su misión fundamental
que era la representación del ejército mexicano, ante los ojos del país
en que estuvieran situados, con un elevado sentimiento patriótico y
de lealtad a las instituciones nacionales. Obviamente debían de cuidar
dominar el idioma propio del país donde fueran designados, cuestión
básica para su desenvolvimiento.
En palabras escritas por el teniente coronel Samuel Urbina nos
dice que: “Todo agregado militar debe ser: un soldado culto, sociable,
inteligente cumplido, reservado, consciente de la responsabilidad que
tiene y estar animado de mucha buena voluntad para aprovechar el
tiempo trasmitiendo, lo que a su juicio nos sea de utilidad práctica”.5
Con esta propuesta, realizada por un conocedor de la importancia que
representa el salir a prepararse al extranjero, se dejaba plasmado el
carácter con el que debía contar todo aquel individuo designado como
agregado militar en una embajada mexicana.
Además de estos señalamientos, sugiere que: "La duración de
esta comisión, salvo la superior opinión, debe ser de tres años, pues
generalmente el primero de estos se pierde en orientarse y darse
perfecta cuenta del medio donde se actúa, y el segundo y tercero
servirán indiscutiblemente para sacarle todo el provecho posible a sus
actividades que sin duda rendirán más utilidad".6 Parece ser que el
tiempo que estos agregados militares duraban no era precisamente un
problema mayúsculo, sino habría que tomar en cuenta el gasto que
representaban para el país, y de tomar en cuenta hasta qué punto
el tiempo sería un factor que propiciara una desvinculación entre el
agregado militar y el ejército, y que esto trajera como resultante la
perdida en la objetividad de las necesidades del ejército.
695
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
Estas personalidades que cobraron una gran presencia en los
planes del general Amaro, como entes propiciadores de un cambio
sustancial en la reorganización del ejército, son dignos de un análisis
meticuloso, no porque sean tachados de espías en ejércitos, sino por
la representación que obtienen, por su posición y contacto en un país
extranjero se convertirán en traductores de la forma de vislumbrar al
medio castrense. En su trato diario forzosamente tendría que toparse
con situaciones de contacto social en donde indiscutiblemente habrían
de tocar tópicos relacionados con la política, la sociedad y la economía
mexicana; lo cual vendría a ser la oportunidad de que pudiera echar
mano y difundir de esta forma las ideas del país y al mismo tiempo
asimilara lo que recibiera a este respecto y que pudiera beneficiar al
país. El papel que desempeñaban los agregados militares, rápidamente
empezó a rendir frutos. A las oficinas del general Joaquín Amaro empezó
a fluir una gran cantidad de información sobre los principales avances
que iban obteniendo las principales potencias en el mundo con respecto
a su desarrollo: en los niveles técnicos, disciplinarios, materiales,
bibliográficos, tecnológicos y todo aquello que los agregados consideraban
de atención para la Secretaría de Guerra y Marina. Prácticamente todo
agregado militar rendía un informe mensual sumamente detallado de
todos las actividades realizadas por él y de aquellos oficiales que se
encontraban haciendo una estancia profesional en el país sede.
La atención parecía centrarse en la recopilación de la mejor y
más veraz información sobre la instrucción del soldado y su formación
profesional. Con todo esto la Secretaría de Guerra y Marina pretendía
alcanzar la mejor perspectiva y modelo a implantar en el Ejército
Mexicano, buscó principalmente en Italia, Francia y Alemania, las
mejores técnicas de instrucción militar y formar un reglamento al
respecto, que fuera congruente con la inspiración y acorde con los
adelantos, medios y recursos de que los ejércitos disponían en esos
años. El problema fundamental a corregir sería la forma de revisar los
siguientes elementos:
- Organización de la instrucción
- Instrucción en el recluta
- Perfeccionamiento de la instrucción
- Instrucción de las clases
- Instrucción de los oficiales
a) Instrucción Técnico-Profesional
b) Instrucción Cultural 7
696
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
Cuestiones sumamente urgentes que vendrían a mejorar el
servicio permanente de las tropas y la oficialidad en un México
convulsionado por los constantes intentos de invocar al ejército cómo
factor de desequilibrio político.
Por otra parte, no se podían descuidar otras disciplinas que ameritaban
una reforma en esencia, y para vislumbrar el horizonte de estas reformas
era de vital importancia la labor que otros agregados militares realizaban
en la recopilación de bibliografía selecta, que sería de gran utilidad para
cimentar el cambio en cada una de las actividades militares.
Por bibliografía militar debemos entender en la mayoría de los
casos, textos que sirven como reglamentos, instructivos y manuales
en el ejército, con los que se complementa una unidad de doctrina
militar. Los cuales van a servir de ejemplo en la conformación de los
lineamientos estatutarios en el Ejército Mexicano.
Esta labor de selección de textos llevada a cabo desde 1928 en
una forma más marcada, y en diferentes países del mundo, tratan sobre
un buen número de tópicos militares en muchos de ellos es importante
observar cómo informan con meticulosidad a la Secretaría de Guerra
y Marina de sus contenidos e incluso del costo de estos y el lugar donde
los venden; sólo basta con observar algunas de las relaciones de libros
que envían dichos diplomáticos militares:
1.
2.
3.
4.
5.
Manual de Hipología. Ed. 1929.
Manual de Equitación y Adiestramiento Ed. 1929.
Instrucción General sobre observancia. Ed. 1929.
Reglamento de Infanteria-Instrucción técnica 1ª parte
Reglamento de caballería 2/a. parte, empleo de la caballería
ed. 1924.
6. Reglamento de infantería de combate. 2/a. parte ed. 1929.
7. Instrucción sobre la organización y funcionamiento de los
estados mayores en campaña ed. 1924.
8. Reglamento de Maniobras de Artillería. Manual de tiro de
7mm. ed. 1929.
9. Manual de Preparación Militar Superior 1/er. año ( todas
armas y servicios ), 33/ª Ed. 1929. 8
I.- explosivos, pólvoras y gas de combate. 1925.
II.- Grandezas y miserias de una victoria. M. Clemenceau. 1930.
III.- La batalla de Verdun. Mariscal Péitain edición 1929. 9
697
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
Titulo
Fecha
Página
Precio
1925
11
5 ctvos
Escuelas generales y especiales
1929
2
5 ctvos
Escuela de Infantería
1932
4
5 ctvos.
1932
6
5 ctvos.
Escuela de finanzas
1931
9
5 ctvos.
Escuela de Material de Guerra
1927
3
5 ctvos.
1931
32
5 ctvos.
1928
6
5 ctvos.
1926
8
5 ctvos.
1930
411
2.75 ctvos.
1932
459
2.50 ctvos.
1925
252
2.00 ctvos.
1922
353
2.00 ctvos.
1925
189
?10
Educación Militar disposiciones
generales
Centros de entrenamiento del
Cuerpo Aéreo
Campos de entrenamiento militar
para civiles
Escuela de tropa, curso básico para
oficiales
Educación militar, escuelas y
colegios civiles
Guía de oficiales (para uso 1930
de todos los oficiales del Ejército
Regular, Guardia Nacional y
Reservas Organizadas)
Instrucción Militar
Exámenes para los oficiales de
reserva
La educación de las tropas y el
poder nacional Capitán P. Simón.
Métodos de instrucción
(provisional)
Toda esta gran cantidad de textos, entre muchos otros, vendrían
a conformar en el mediano plazo las bases de los cambios militares que
eran minuciosamente analizados por la Secretaría de Guerra y Marina
y la comisión de estudios militares. Poco a poco el ejército mexicano
fue sometido a cambios en todos sus sectores como una consecuencia
directa del trabajo que agregados oficiales realizaban en el extranjero
aportando los conocimientos de vanguardia que se llevaban a la
practica en otros ejércitos del mundo. En algunos sectores del ejército,
el impacto de estas contribuciones fue más rápido como en el campo
de la instrucción, cuestión que ya se venía trabajando desde 1925. Pero
en otros campos la Secretaría de Guerra y Marina, bajo el mando del
General Joaquín Amaro, parecía querer modernizar de la noche a la
mañana cuestiones difíciles, como la aviación militar.
698
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
Desde los años 1927 y 1928, el General Amaro, mostró un
gran interés por incentivar la modernización del ejército en esta
área, la aviación ya había demostrado su eficacia como un arma
antes de terminar la tercera década del siglo en la rebelión cristera
en el levantamiento Escobarista, pero era indispensable permearse
de los mejores contenidos de la época en esa materia, por lo tanto en
Septiembre de 1928 al agregado militar en Francia le pide la búsqueda y
compra de todo aquel material que pueda servir para llevar a la practica
la modernización de la aviación militar en el Ejército Mexicano, quien
le envía a México los siguientes títulos entre otro:
1.-Vocabulario en tres lenguas en términos de la aeronáutica
2.-Teoría elemental de la aviación
3.-La construcción de aviones.
4.-Tratato práctico de navegación aérea.
5.- Progreso de la metalurgia y su influencia sobre la aeronáutica.
6.-Reglamento de los apartados volantes y documentos de su
fabricación.11
Mientras tanto el general Amaro realizaba mejoras en el campo
de la aviación en Balbuena e inauguraba otro campo de aviación en el
bajío mexicano, en Yerecuao Michoacán. Al año siguiente en la prensa
aparecía la siguiente nota: “el gobierno mexicano adquirirá en la
próxima semana 30 magníficos aviones de combate y bombardero de
los tipos “Douglas” y “Casaire” para completar con ellos el efectivo de
nuestra fuerza nacional aérea. Varios comisionados de las Secretarías
de hacienda y de contraloría irán a Estados Unidos a hacer la compra
de los aparatos mencionados”.12 La idea era formar tres grandes
escuadrones uno de los cuales estaría situado al norte del territorio
nacional y aun sin un lugar fijo como base, el segundo en el campo
inaugurado en Yerecuaro ese mismo año; y un tercero ubicado en la
capital del país. Amaro pensaba que estos aparatos servirían mejor
para la vigilancia de nuestros litorales, apoyando a la Marina nacional.
Las funciones de los diplomáticos militares
Sin embargo, no fue sino hasta el año de 1933 cuando surgió la
necesidad de reglamentar el funcionamiento de estos diplomáticos
militares; en julio de ese mismo año aparece un proyecto de reglamento
para el servicio de agregados militares, sus ayudantes así como para los
miembros del ejército nacional que hacen estudios en el extranjero. El
699
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
proyecto fue redactado por el coronel de infantería Francisco Lazcano,
en donde trató de plasmar en diecinueve artículos la esencia de su rol
profesional; los artículos más destacados son los siguientes:
Art. 1/º Los agregados militares navales y aéreos, a las misiones diplomáticas
de México en el extranjero, son los representantes del Ejército Nacional
ante el país desde se encuentre acreditados y, por tanto, su carácter es
esencialmente diplomático”.
Art. 4/º Además de su misión diplomática, los agregados militares tienen
otra más importante: desempeñan un servicio especial de información y
reconocimiento desde el punto de vista militar consistente en conocer a fondo
la organización y funcionamiento del ejército del país ante el cual se hallen
acreditados, no como aparece en reglamentos o instrucciones que conoce
el público sino como es en realidad; compenetrarse en sus modalidades,
cualidades y defectos, estar al día de los estudios que se hacen en el ejército ante
el cual esté acreditado y observar los progresos que alcanza en organización,
administración, instrucción y material, sus defectos, informaciones estas que
resultaron mucho más interesantes y provechosas cuando mejor se juzguen
dentro de la verdad absolutamente probada”.
“Art. 6/º Toda clase de experiencias en asuntos militares llevadas a cabo en
un país y observados con atención y buen criterio por los agregados militares
serán siempre provechosas en nuestro medio sin los enormes gastos y malas
interpretaciones que puede encontrar una misión militar extranjera, cuyos
miembros desconocen fundamentalmente las necesidades militares de la
nación y la especial psicología de los miembros del ejército”.
“Art. 10/º Los agregados militares quedan obligados por el presente reglamento
para visitar a los militares estudiantes, en sus respectivos planteles e informarse
de su conducta y aprovechamiento, etcétera”.
“Art. 13/º El gobierno Mexicano mantendrá regularmente, a ser posible,
agregados militares en los siguientes países:
1.- Estados Unidos.
6.- Perú
11.- España.
16.-Rusia
2.-Centro América.
7.- Colombia.
12.-Francia.
17.-China
3.- Argentina.
8.- Bolivia.
13.- Inglaterra
4.-Brasil
9.-Ecuador
14.-Italia
5.-Chile
10.-Alemania
15.-Japón
Art. 17/o. Fracción V
Equipo: Al ser designados los agregados militares deberán proveerse de las
siguientes prendas.
700
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
Militares
• Uniforme de gala
• Uniforme de gabardina
• Abrigo militar
•Impermeable
• Botas. (dos pares, uno de charol y otro de cuero avellano oscuro)
•Fornituras
•Gemelos
•Acicates
• Pistola reglamentaria
•Guantes
Civiles
• Un traje de etiqueta
• Un smoking
• Un jaquet
• Dos trajes de calle
• Dos colecciones de reglamentos militares13
Estos artículos dejan ver el interés con que la Secretaría
de Guerra y Marina, pretendía conformar el marco jurídico que
agilizaría y legitimaría la función de un agregado militar y de la
legación militar en el extranjero; y así proseguir con el proyecto de
tecnificación militar tan deseado, que terminaría con la creación de
un sistema educativo militar acorde con los lineamientos formativos
de un soldado en un ejército de primera línea, como en los mejores
institutos armados del mundo.
Todo esto no sólo implicaba la visión organizada de todo un
cuerpo de estrategas al mando del General Amaro, que hasta el
momento había alcanzado la forma de dar un soporte moral a sus
proyectos de profesionalizar al cuerpo armado del país. Se requería,
además de poner serio interés en la planeación económica, que el
país tendría que erogar y así cumplir el sueño del ejército único y
nacional. Resulta lógico pensar en el desenvolvimiento económico
que el gobierno tenía que desembolsar para el mejoramiento de las
fuerzas armadas que en esos años mantenía un elevado porcentaje en
los presupuestos anuales del gobierno.
701
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
En el mismo proyecto se elucubraba sobre los posibles gastos de
representación que el gobierno mexicano tendría que cubrir para con
los agregados militares y sus ayudantes, y que serían guardando un
posible margen de fluctuación como sigue:
Naciones
Agregado
Agregado Naval
Agregado Aéreo
Ayte.
Militar
C. AMÉRICA
$ 20.00
$ 20.00
$ 20.00
$ 15.00
E.U.A.
15.00
15.00
15.00
12.50
ARGENTINA
20.00
20.00
20.00
15.00
BRASIL
15.00
15.00
15.00
12.50
CHILE
15.00
15.00
15.00
12.50
PERÚ
15.00
15.00
15.00
12.50
BOLIVIA
15.00
15.00
15.00
12.50
ECUADOR
15.00
15.00
15.00
12.50
ALEMANIA
18.00
18.00
18.00
14.00
ESPAÑA
15.00
15.00
15.00
12.50
FRANCIA
15.00
15.00
15.00
12.50
INGLATERRA
20.00
20.00
20.00
15.00
ITALIA
15.00
15.00
15.00
12.00
JAPÓN
18.00
18.00
18.00
14.00
RUSIA
15.00
15.00
15.00
12.50
CHINA
15.00
15.00
15.00
12.5014
Gastos de representación, según país y tipo de agregado.
A este respecto y como ya lo hemos mencionado antes, el
Ministerio de Guerra durante el Callismo era un enorme devorador de
ingresos, adsorbería más de un tercio del presupuesto anual y hasta tres
o cuatro veces más, de lo que se gastaba en otras Secretarías. Pero una
vez terminado el periodo del presidentes Calles, se hacía indispensable
economizar durante el último semestre de 1929. El general Amaro se
encontraba resuelto a resolver que estas reducciones no afectaran sus
planes de reorganización del ejército, que hasta la fecha se encontraba
dando buenos resultados, dando su mejor ejemplo, durante la crisis
provocada por el asesinato del presidente electo, general Álvaro
Obregón, en cuya ocasión el ejército permaneció leal, a las instituciones
constituidas y permitió el ascenso de un civil al poder.
El Secretario de Guerra y Marina, concedió un amplio margen
de libertades y facultades al “General Rafael Aguirre, jefe del
departamento de cuentas y administración, con objeto de que se
702
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
reúnan, todos los datos indispensables, con el fin de que se presentara
un proyecto para reducir el presupuesto de guerra hasta lo más mínimo,
...el presupuesto del año entrante, se había calculado en doscientos
ochenta millones”.15
Muy a pesar de la reducción, al inicio de 1930 en su presupuesto
económico, podemos percatarnos que los planes de reorganización
militar en México, llevados por el estratega Joaquín Amaro,
prosiguieron, y ahora se trataba de consolidar lo que en los años
anteriores se realizó en cuestión de inversión humana.
Hacia la Nueva Generación de Militares
Como ya se ha dicho desde su llegada a la Secretaría de Guerra y
Marina el general Joaquín Amaro Domínguez, hizo gran hincapié
en la educación técnica y cultural de los cuadros en el ejército.
Conocía perfectamente que los oficiales carecían de espíritu de
cuerpo y los principales intereses de los altos jefes eran la política y el
enriquecimiento ilícito; mientras que al denso de la tropa carecía de
disciplina y entrenamiento.
En medio de estas carencias prácticas de someter al ejército a
la obediencia del Estado, y de la desaparición violenta de un buen
número de caudillos militares; Amaro asumió la tarea de alcanzar el
mayor grado de superación intelectual y moral del naciente Ejército
Mexicano, el medio seria mejorar la educación del militar y hacer del
mayor conocimiento los problemas seculares del país. En todos los
cuarteles de la nación se fueron creando escuelas a las que asistían
soldados, sus hijos y hasta población civil.
Lo importante por lo tanto era alcanzar la reforma intelectual
y moral de las tropas. La fisonomía del trabajo que daría una cara al
ejército, mereció una especial atención por parte del General Amaro,
nada quedo sin atención, lo primero por realizar fue una intensa
campaña de alfabetización en el personal de tropa.
Desde los tiempos del General Bernardo Reyes, en su calidad de
Ministro de Guerra, se hicieron intentos por cambiar las condiciones
dentro del ejército, posteriormente fue hasta la llegada del general
Álvaro Obregón a la Secretaría de Guerra y Marina, cuando se hizo
un intento más serio por la educación de la tropa y la superación
técnica de los oficiales para transformar de manera radical las viejas
costumbres en el ejército que lo hacían una institución muy débil;
pero su paso transitorio por dicha Secretaría, no pudo llegar al punto
de un cambio substancial, y más cuando dentro de los jefes de más
703
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
alta grado imperaba una elevada inmoralidad. Durante su presidencia
dictó importantes decisiones, como la reducción de efectivos en activo
en el ejército, pero esto no basto para cristalizar el objetivo.
La alfabetización de la tropa se presentaba como el problema
inmediato a resolver, el politólogo Arnaldo Córdova ha señalado
en su oportunidad el comentario periodístico del norteamericano
Ernest Gruening; cuando este hablaba que: “el cuartelazo, aunque
invariablemente era obra de los oficiales hacia posible por la
obediencia servil que por ignorancia del soldado común le tenía a
sus jefes inmediatos”.16 De esta situación, el general Amaro, se
encontraba muy consciente, había que empezar por reducir el
índice de analfabetismo en la tropa, y de esta forma consolidar al
ejército desde abajo, al que simplemente pensó en convertir en el
más adelantado y equipado de América Latina y no solo someterlo
al acatamiento de la ordenanza y de las figuras constitucionales, sino,
procurando que cada uno de los miembros del ejército, sin excepción,
se cultivara física e intelectualmente.
A finales de los años veinte, este problema ya se encontraba
plenamente incorporado en los planes inmediatos de la Secretaría
de Guerra y Marina, la prensa nacional manifestaba su satisfacción
publicando comentarios como el siguiente: “lo que merece un
aplauso es el vasto programa educativo que se propone desarrollar la
Secretaría de guerra estableciendo escuelas mixtas y rudimentarias
de niños en cada corporación, pues por razón, misma de que la
tropa está cambiando constantemente de lugar de residencia, los
pequeñuelos no pueden concurrir regularmente a escuelas primarias y
se desarrollan en medio de la ignorancia”17 El proyecto educativo que
implicaba la construcción de escuelas en las diferentes corporaciones
del ejército a lo largo y ancho de la república, y que era percibido
por la opinión publica dejaba como resultado en el año 1929, que
“...aprendieran a leer y escribir en el Ejército Mexicano diecisiete
mil soldados”18 fruto del esfuerzo por llevar a cada regimiento la
reforma educativa que el General Amaro tenía planeado, y con lo
que buscaba forjar una institución militar honorable, leal y protectora
de los ideales revolucionarios, la cual en palabras del director del
centro internacional de prensa, había servido por mucho tiempo
de “ Madriguera de hombres dipsómanos y bestiales, susceptibles
únicamente al despiadada asalto del botín y de la aldea, violadores de
mujeres, descuartizadores de niños y alevosos asesinos de hombres
amordazados e indefensos”.19 La implementación de la enseñanza
básica a la tropa permitió poco a poco los buenos hábitos en el ejército.
704
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
La consigna era terminar con los elevados índices de analfabetismo
en el ejército el que constaba más o menos con cincuenta y un mil
efectivos para finales de los veintes.
Esta campaña permitió a su vez allanar el camino para otra
que también era perjudicial para las tropas, la del alcoholismo,
practicado desde los estratos más bajos, y hasta la más alta esfera de
jefes en el ejército. En varios destacamentos militares por mandato
de la Secretaría de Guerra y Marina se intensificaron las campañas
para reducir al mínimo este vicio; ejemplo de lo anterior es la intensa
labor antialcohólica llevada a efecto a finales de 1932 en donde, “...La
Secretaría de Guerra y Marina ha dispuesto que los jefes de sectores
y destacamentos militares, se encarguen de organizar los comités y
subcomites antialcohólicos en el radio de su jurisdicción”. 20 Algunos
comités como el formado en la 19/o. Jefatura de Operaciones
Militares, se dieron a la tarea de organizar conferencias y funciones de
cine y teatro, con objeto de hacer ver a los soldados e incluso al pueblo
en general los graves problemas que genera el vicio del alcohol. El
marcado interés por eliminar el alto grado de ignorancia en el ejército,
marcó la pauta para alcanzar este deseo, el cual se antojaba mucho
más difícil. Ese mismo año el general Plutarco Elías Calles, quien se
encontraba al frente de la Secretaría de Guerra y Marina, manifestaba
con aquella energía habitual, su deseo por lograr un ejército bien
disciplinado y que cada uno de los oficiales a sus órdenes observara
una conducta caballerosa; también afirmaba que : “...Todo aquel que
aparezca mezclado en un escándalo, si viste uniforme militar, será
juzgado con extraordinaria severidad, y condenado irremisiblemente
a las penas extremas, hasta conseguir que el ejército esté integrado
por un grupo de hombres serenos y de conducta normal, a prueba de
incidentes escandalosos”.21 De esta manera vemos cómo a principios
de los años treinta, la preocupación esencial en el ejército continuaba
siendo la superación cultural y ética, en cada uno de sus miembros;
para lograrlo el General Calles y el General Amaro sumaron esfuerzos
desde la Secretaría de Guerra y Marina y desde la Dirección General
de Educación Militar, respectivamente.
Dicha medida no sólo fue alabada y aplaudida por los medios
de comunicación masiva, pues dentro del medio militar venía a
convertirse en una valiosísima y necesaria acción que tendía a
beneficiar directamente a la familia del soldado y así se sentía más
comprometido con su deber. El divisionario mostró una vez más su
preocupación por la juventud y su personalidad que lo diferenciaba
del resto de generales, preocupados solo por la política y los negocios.
705
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
La tarea no era sencilla y en el ramo de la educación a las tropas
había que poner mucha atención, y a su vez centrar la atención en
la selección del personal de maestros, siguiendo el modelo de las
naciones europeas como España, Alemania e Inglaterra. Los países
europeos conformaron un grado de perfeccionamiento, mediante la
creación de todo un cuerpo de profesores militares y civiles encargados
no solo de la tropa sino de los hijos de los soldados. Los comentarios en
torno a la actuación del general Amaro y su proyecto de educación
militar, continuó causando beneplácito. “...Estamos notando cada
día, que la Secretaría de Guerra....está trabajando con actividad
por educar al ejército en el cumplimiento de sus obligaciones y
en el conocimiento de sus deberes, así como en la organización de
la institución armada en la que se apoyan las instituciones civiles
llamadas gobierno”.22 La creación de un cuerpo de profesores,
que fueran los encargados directos de la educación en las tropas,
resulto difícil de concretizar, por lo que en primera instancia se
pensó que dicha función tenía que ser asumida por los oficiales
egresados del Colegio Militar o por quienes hubieran cursado en
algún otro plantel de nivel técnico; además con esto, la Secretaría
de Guerra y Marina, aligeraría de gran manera el presupuesto de la
Secretaría de Educación Pública.
No fue sino hasta el año de 1932 cuando se tomó una decisión
sería al respecto, cuando ya el general Amaro había dejado de ser
el Secretario de Guerra y Marina y en su lugar quedara el general
Plutarco Elías Calles. El general Amaro pasó a otro puesto de gran
importancia para la reforma educativa del ejército. Amaro envío
una iniciativa en la que buscaba reformar el artículo 15° de la Ley
Orgánica del ejército y Armada Nacional, que a la letra señala: Los
reclutas ingresaran a las escuelas de tropa, antes de pasar a filas, a
fin de que se les imparta la instrucción necesaria”.23
Lo que el divisionario buscaba era que se estableciera en dicho
artículo que los “ CC. Jefes y oficiales estarán obligados a impartir
la enseñanza primaria a los individuos de tropa que estén bajo su
mando, ya que no se contará con el personal dedicado solamente a
ello”. 24 Para llevar un control de los resultados educacionales, busco
también la forma de crear mesas de estadística que funcionaran
en cada uno de los departamentos de la Secretaría de Guerra y
Marina, para que, estas constataran mensualmente el adelanto
obtenido por los educados bajo la dirección de oficiales, asumiendo
la Dirección General de Educación Militar, el cuidado detallado y
meticuloso a este respecto.
706
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
Al General Amaro, como encargado de la educación militar;
parecía preocuparle de sobremanera, los contenidos de instrucción en
las corporaciones militares, por lo que el director del Colegio Militar
en 1932 se permitió enviarle una descripción de la instrucción en el
ejército Alemán, proporcionándole de esta manera, el canalizar los
siguientes contenidos de enseñanza por grados:
Primer Grado 1° hasta 4° año.
Ortografía y gramática.
Cálculo, geografía, Historia.
Segundo Grado 5° hasta 8° año.
El soldado debe haberse decidido por la profesión a que quiera
dedicarse después de terminar los 12 años para elegir la escuela
correspondiente.
Ortografía y gramática,
Cálculo, Matemáticas, Historia.
Geografía, Mecanografía, Taquigrafía.
Un idioma extranjero.
Tercer Grado 8° hasta 12°año.
Ortografía y gramática, calculo, Matemáticas.
Historia, Geografía, Administración Publica, Gobernación.
Leyes civiles, Física, Química, un idioma extranjero. 25
De este tipo de descripciones de programas, echaba mano el
general Joaquín Amaro, para proveerse de los mejores modelos de
instrucción y de enseñanza cultural y buscar algunas características
que pudieran ser incorporadas en el modelo mexicano a crear.
Todas estas medidas vinieron a colaborar en el bienestar
de la tropa, que hasta antes de estas reformas vivían mal y todo
su estímulo material consistía en un modelo de vida mediocre,
y dependía de la promesa del jefe inmediato, que esperanzado
en escalar hasta una posición privilegiada esperaba mejorar la
situación económica de la tropa.
Poco a poco el ejército estaba a la altura de su deber, lentamente
en los ánimos de sus componentes iba ganando terreno la serenidad y la
disciplina, dejaban de inmiscuirse en cuestiones políticas y aprendían
a guardarle lealtad al gobierno, alcanzando así un equilibrio parcial en
el régimen posrevolucionario.
707
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
Oficiales mexicanos en planteles educativos militares extranjeros
El General Amaro fiel a su preocupación por estimular al elemento
joven, de quienes estaba convencido que con el tiempo sería los que
propiciaran el cambio en el ejército, prosiguió con la tarea de su
formación. El estimaba que a estos sujetos había que capacitarlos
moral e intelectualmente para cumplir con su deber como protectores
de la ideología revolucionaria y, con tales virtudes, constituyeran
una nueva camada de “intereses de honor”.
Los cambios que el divisionario propició desde sus primeros
años al frente de la Secretaría de Guerra Marina, comenzaban a
rendir los frutos deseados y ya se perfilaba la total reorganización
del ejército mexicano, en cuanto al cambio de sistemas y de regular
rígidamente la vida del militar. Pero, Amaro no se conformaría con
esto y dentro de su ambicioso plan estaba el enviar a un buen número
de estos jóvenes oficiales que con su vigorosa juventud e inteligencia
salieran del país a prepararse en los más prestigiosos Estados
Militares del mundo, principalmente en Europa y así obtener la más
alta preparación científica en su ramo y enriquecer a la organización
militar llevada a efecto en México.
La intención de Amaro era empezar a gestar el nuevo tipo
de oficiales mexicanos, es decir, militares con una mentalidad
profesional, con una carrera de oficial especialista en su área,
preparado a través del estudio para el mando de la tropa. Al principio,
la mejor parte de los oficiales mexicanos en el extranjero llegaron a
Francia, empezaron allá su preparación.
En noviembre de 1928 el General Pedro Coloca, ingresaría
a la escuela Superior de Aeronáutica, de Francia, en donde
cursaría el tercer año que comprende principalmente
la
construcción de aviones.
El Capitán Luis Alamillo, quien con el tiempo sería uno de
los que mejores resultados brindara al proyecto de educación del
ejército, el Capitán realizaba una provechosa estancia en un cuerpo
de zapadores, en espera de la vacante solicitada para él en la Escuela
Superior de Guerra. Durante su estancia en este Cuerpo del Ejército
Francés, y por caracterizarse por ser activo logró la estimación
especial del coronel de la corporación; además de adquirir
conocimientos sobre la construcción de puentes de diferentes
resistencias, organización y funcionamiento.
El capitán 2/o. Procopio Ortíz, se encontraba incorporado
a un regimiento de caballería donde adquiría los conocimientos
708
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
necesarios sobre el idioma y reglamentos, mientras espera la
vacante de la Escuela de Caballería de Saumur.
El capitán 2/o. Ángel S. Calvo y el Teniente José Manuel
Chavarri, terminan su carrera como ingenieros especialistas
en aeronáutica y pólvoras respectivamente, ambos oficiales
proporcionaron dos de los más modernos conocimientos que para su
época, buscaba el ejército mexicano para el perfeccionamiento de la
industria militar mexicana.26
Esta primera lista de oficiales mexicanos preparándose en el
extranjero formaba la columna vertebral de las expediciones futuras de
jóvenes oficiales, con la misión de adquirir conocimientos específicos
para el beneficio del Ejército Mexicano en vías de institucionalización.
De esta manera la tan ambiciosa meta del General Amaro
comenzaba a cristalizarse y señalaba el camino a seguir para el cambio
de la institución armada. Todo esto ocurría en un año de convulsión
política para el país después del asesinato del presidente electo el
General Álvaro Obregón, cuando más de uno buscaría en el ejército el
eco suficiente para alcanzar de manera violenta la supremacía política
del país. Pero con obras como las que Amaro emprendía, se buscaba
dar la estafeta a nuevos elementos preparados, quienes con su obra,
salvarían definitivamente al ejército y a los ideales revolucionarios.
Dos años más tarde, en octubre de 1930 el número de jefes
oficiales que realizaba estudios en Francia había ascendido a diez, más
dos que aún realizaban estudios de la comisión de 1928. Se percibía la
necesidad de duplicar el número de oficiales que fueran a estudiar al
extranjero, debido a la reorganización militar que para ese año se hacía
cada vez más indispensable.
Pese a que en estos dos primeros años la cantidad de estudiantes
se había más que multiplicado no era del todo fácil el acceder a las
instituciones, principalmente en la Superior de Guerra de Francia, la
cual en el mejor de los casos otorgaba una vacante por año y por tanto
bastante disputada por aspirantes de todas las nacionalidades. Esto no
convenía del todo a los planes de la organización militar en México,
de retardarse las vacantes en las escuelas de formación de mandos el
ejército mexicano tendría que esperar muchos años más para cubrir
las necesidades de un Estado Mayor Presidencial y de la futura escuela
de guerra en México. Como alternativa a este problema el agregado
militar en Francia sugirió a la Secretaría de Guerra y Marina, se le
autorizara buscar estas vacantes en otros planteles militares de Europa,
principalmente en España y Bélgica, bajo la idea de que en España
la escuela de guerra, estaba inspirada en la doctrina de la francesa y
709
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
la Bélgica seguía una organización casi análoga siguiendo métodos de
enseñanza muy semejantes a los de Francia.
Esta situación a su vez topaba en cuestiones de trámites
diplomáticos, no muy bien definidos y formalizados por parte del
gobierno mexicano, seguramente propiciados por la falta de experiencia
de éste en aspecto diplomático militar. El Coronel Tomas Sánchez
Hernández como agregado militar en Francia presentó un proyecto en
donde pedía se le concedieran las siguientes responsabilidades:
1.-Autorización correspondiente para que en caso de no obtener
todas las vacantes del gobierno francés, pueda dirigirme al Belga o
Español en demanda de las que nos sean necesarias.
2.-Acreditarme por medio del Secretario de Relaciones
Exteriores, como Jefe de Misión Militar ante los gobiernos de
Francia, España y Bélgica, para poder tratar oficialmente lo que se
relacione con nuestros jefes u oficiales que efectúen estudios”. 27 Sus
reflexiones sobre los problemas anteriores y la idea de controlar de la
mejor manera posible los esfuerzos a los que se sometan los oficiales
estudiantes en Francia, España y Bélgica, lo motivó a solicitar tales
concesiones que lo pusieran a la altura de otros jefes de misión militar
de los países como Chile, Perú y Brasil, quienes así podían arreglar
más fácilmente sus asuntos.
El reconocimiento oficial para tratar los asuntos inherentes
a las distintas misiones militares era indispensable; además de
ayudar a las distintas investigaciones y estudios de todo oficial
mexicano en el extranjero.
Por otra parte, se debía poner atención a la reglamentación del
servicio de cada uno de los oficiales que, a su regreso a la patria tendría
que cumplir; y que en su oportunidad otro agregado ya había elaborado.
Al respecto mencionaba que: “Todo el que salga a perfeccionarse al
extranjero, tenga la obligación a su regreso, de prestar sus servicios
al ejército por un término tres veces mayor al tiempo de sus estudios,
siendo forzoso únicamente para los individuos de que se trata y nunca
para la Secretaría”.28 En algunos momentos estos comentarios fueron
originados por la sorpresa que causaban los reportes que informaban
que algunos oficiales pensaban más en sacar un provecho personal
de los conocimientos adquiridos en el extranjero al retirarse de la
carrera de la armas. Esto preocupaba a la Secretaría de Guerra y
Marina, porque este tipo de pensamientos eran precisamente los que
se buscaban alejar de la mentalidad de la oficialidad, además de restar
aplicación al estudio y a la práctica de sus investigaciones militares.
Se debían aprovechar las reformas para poner solución a este tipo de
710
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
dificultades que no permitían el mejoramiento táctico y administrativo
de las distintas legaciones mexicanas en el extranjero.
No obstante, la presencia de militares mexicanos en el extranjero
iría incrementándose año con año y se ramificaba con el envío hacia
distintos lugares del globo terráqueo. Para el año de 1933 la Secretaría
de Guerra y Marina emitía una relación del personal que había
estado en el extranjero, con el carácter de agregado militar y en el de
estudiante en diversos planteles del mundo; este número se elevaba
a 62 militares, de los cuales 4 eran generales de brigada y uno era
general de división, 12 coroneles 12 tenientes coroneles, 8 mayores,
20 capitanes y 4 tenientes.29
A este mismo número tendría que agregársele 27 militares que
sólo se dedicaban al estudio de un plantel militar del mundo, de éstos 1
era general de brigada, 1 coronel, 5 mayores, 10 capitanes, 8 tenientes
y 2 subtenientes.30
Todo esto da un total de 89 militares que habían cumplido
servicios en distintas comisiones en el extranjero y en países como
Francia, Italia, España, Inglaterra, Bélgica, Suecia, Alemania, Japón,
Estados Unidos, Centro América, Chile, Brasil, Perú y Argentina.
Los diferentes tópicos que estos militares mexicanos trabajaron
fueron entre muchos otros los de: alojamiento de tropas, organización
de tropas, de ingenieros, construcciones de concreto, diseñamiento para
motores en aviación, química de guerra, telegrafía y radio, fabricación
de proyectiles aéreos y armamento antiaéreo, fabricación de pólvora,
ingeniería eléctrica, manufactura de proyectiles, fabricación de bocas
de fuego, armas portátiles y ametralladoras, educación física, geodesia
y astronomía, sistemas de equitación, etcétera. Se buscaba satisfacer
las necesidades de la administración, sanidad, infantería, aviación,
naval y mando del ejército mexicano.
Finalmente, ese mismo año con la propuesta de un proyecto
de reglamento para el servicio de agregados militares, anteriormente
señalado, se elabora dentro del mismo algunos artículos para que se
interpretaran debidamente sus funciones.
El capítulo tres de dicho proyecto dedicado a: “Los militares que
hacen estudios en el extranjero”.
Definía lo siguiente:
Art. 59/o La Secretaría. de Guerra y Marina a propuesta del
Estado Mayor del Ejército y Dirección General de Educación militar,
esta facultad para enviar al extranjero grupos de jefes y oficiales que
711
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
por sus conocimientos y dedicación se hallan hecho acreedores a que
se les mande a perfeccionar sus conocimientos militares.
Art. 60/o. Para designar el personal que habla el artículo anterior
será necesario que los interesados, por los conductos de ordenanza se
dirijan a esta Secretaría expresando correctamente sus propósitos,
para resolver acerca de su solicitud, estarán obligados a sustentar el
examen de rigor ante un jurado que designará la Dirección General
de Educación Militar. Los que hayan obtenido el mejor porcentaje de
calificaciones y comprueben su buena conducta civil y militar, serán los
preferidos para marchar al extranjero, quedando descartada cualquier
recomendación que en su favor pretendiera hacerse.
Art. 62/o. Los estudiantes militares están obligados a rendir
mensualmente un informe de los estudios que realicen, usando el
conducto del Agregado Militar.
Art.63/o. Igualmente quedan obligados a recabar de quien
corresponda, las calificaciones que justifiquen los estudios y
terminación de cursos que hayan efectuado, enviando por conducto de
los agregados militares.
Art. 64/o. Cuando se trate de pedir que se les sitúen fondos para
pagos de colegiaturas, compras de libros, etcétera. Deberán hacerlo
pidiendo las cantidades en la moneda del país donde se encuentren.
Art. 65/o. Por ningún motivo omita el requisito de presentarse
durante los primeros 5 días de cada mes, a revista de administración
ante el jefe de misión diplomática o consultar, recabando los certificados
correspondientes y enviándolos por los conductos regulares.
Art. 66/o. Los estudiantes militares percibirán, aparte de los haberes
que a su empleo corresponde, una cantidad igual como sobre sueldo”.31
Estos siete artículos expresan los puntos más importantes por
definir y de esta forma respaldar el importante carácter de su misión,
que los últimos años venía sirviendo con bastantes obstáculos, y con
estas precisiones legales que daban un paso firme en la preparación
profesional de jefes y oficiales del Ejército Mexicano.
De esta forma se consolidaba, uno de los factores que el general
Joaquín Amaro proveía importantes para el desarrollo profesional
del ejército, y que con tono convencido decía en su informe al
congreso de la Unión:
Esta Secretaría... ha puesto sus mejores energías para lograr la más correcta
reorganización del ejército, capacitándolo moral e intelectualmente para
712
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
cumplir con su deber en los días de prueba para la patria para elevar a mayor
grado ese nivel moral e intelectual. Colocándolo dentro de las necesidades del
medio mexicano en el más alto plano de la evolución militar.32
Con todo esto el general Amaro, dejaba asentado que la
continuidad, en la labor de las escuelas militares, era prioritaria en la
conformación del nuevo ejército posrevolucionario y que sólo bajo esta
consigna se darían frutos en la preparación de la tropa y de los mandos
medios y superiores del ejército.
Conclusiones
Finalmente nos surge la pregunta de ¿por qué se escoge a Francia?
ó algunos países como Alemania, Italia o Bélgica, para que muchos
de los oficiales y jefes del ejército se preparen e informaran de los
modernos avances de la ciencia militar; bajo qué argumentos la
Secretaría de Guerra y Marina escogía a estos países. Tal respuesta
parece estar basada en el hecho de que se guardaba un cierto
resentimiento hacia los Estados Unidos de América, expresado
particularmente por la figura de Joaquín Amaro y de quien el
propio general Luis Alamillo nos dice que Amaro “... pensaba
ir a Europa en donde creía deberíamos estudiar la verdadera
organización militar que mejor pudiera convenir a México”. En
este comentario se hace notar el rechazo por los Estados Unidos,
que ya otros investigadores le habían impuesto al general Amaro
como una de sus características. Aunque también su admiración a
los países europeos.
De esta forma las principales potencias europeas resultaban
ser las mejores opciones para que basándose en sus experiencias
adquiridas principalmente y durante la Primera Guerra Mundial
pudieran orientar en qué sentido tendría que ir organizando al
ejército de la revolución.
Este mismo sentir, por parte del ejército, se observaría de
forma clara algunos años más adelante. Durante el año de 1934,
cuando por parte de la embajada de México en los Estados Unidos,
y por un informe realizado por el agregado militar mexicano
General Brigadier Juan Francisco Azcárate, se le informa al General
Amaro de una forma detallada y particular sobre los últimos
acontecimientos de la política militar del vecino del norte y del
significado que ésta podía tener para México; teniendo en cuenta
que la política de países como Alemania y Japón tenían bastaste
713
Doctor Jorge Alberto Vidal Urrutia
preocupados a los norteamericanos en la formulación de un pacto
de paz que garantizara un acuerdo de no agresión y que en caso
de no darse ésta el presidente Roosevelt proponía a Inglaterra y a
otras naciones europeas la creación de un bloque para defenderse.
Tal preocupación para su época significaba una clara
interpretación de la eminente guerra futura (segunda guerra mundial),
esto hacía pensar que era la oportunidad que tanto deseara México para
que aprovechando la distracción de los estadounidenses se pudiera “...
planear la defensa nacional para ponerla a una altura respetable en el
curso de cinco a diez años”. 33 Así se sacaría jugo a este periodo de no
agresión que imperaba en la geopolítica del mundo de esos años, y que
no les permitía a los países latinoamericanos, especialmente a México,
el desenvolvimiento de un gobierno autónomo que no estuviera
constantemente bombardeado por los intereses norteamericanos.
Pensamos que era más que obvio el sentimiento anti
estadounidense de muchos de los lideres revolucionarios
desarrollaron en sus diferentes acciones y particularmente con
respecto a las reformas que se buscaban para el ejército, las cuales
eran aumentar considerablemente sus potencialidades y defender
la integridad nacional.
Si no era este el único factor a tomar en cuenta, si fue uno de los
más importantes, al menos para que las decisiones de Amaro fueran
enfocadas a buscar en Europa los modelos castrenses que sirvieran
al fortalecimiento de la Institución armada, que se quería crear en el
México Posrevolucionario.
714
Conflictos políticos-militares durante la gestión
de Joaquín Amaro como Secretario de Guerra y Marina
entre 1926 y 1929
Doctora Martha Beatriz Loyo Camacho
D
urante la presidencia de Plutarco Elías Calles, el general
Joaquín Amaro fungió como secretario de Guerra y llevó a cabo
un proyecto de reformas militares que buscaron modernizar,
disciplinar, profesionalizar y despolitizar a las fuerzas armadas, ya que
era necesario lograr la subordinación de dichas fuerzas al poder civil;
pues éstas durante la revolución se habían organizado en función a
sus jefes inmediatos con relaciones de lealtad personal, más fuertes
que la disciplina frente a los mandos superiores. Muchos generales
consideraban sus corporaciones como propiedad individual, como
un poder independiente y no como una institución fundamental al
servicio del nuevo estado revolucionario.
Amaro estaba llevando a cabo muchas medidas para este fin,
reorganizando las jefaturas de operaciones militares impidiendo que
los generales pudieran trasladarse con los batallones y regimientos
que preferían; medidas de disciplina y orden, la formación militar
profesional entre otras; pero sobre todo reformas a la legislación
militar como la nueva Ley Orgánica del Ejército, la Ley de Disciplina,
la Ley de Retiros y Pensiones y la Ley de Ascensos y Recompensas
que se promulgaron en 1926, cuando el régimen de Calles comenzó a
enfrentar graves problemas que frenaron su proyecto de modernización
e institucionalización política.
En estos conflictos el ejército tuvo un papel determinante y
fundamental: mantener a toda costa al gobierno en el poder a pesar
de las continuas presiones y vendavales que se presentaron. Además,
para Amaro estos conflictos volvían a poner a prueba al ejército,
pero sobre todos los generados en el interior del mismo significaban
un gran reto. ¿Hasta dónde habían sido efectivas las reformas
efectuadas en el ejército?
La guerra Yaqui y la Guerra Cristera
Los enfrentamientos entre el gobierno y los indios yaqui venían de
30 a 40 años atrás por las constantes expropiaciones de sus tierras en
el Valle del Yaqui. En mayo de 1926, el gobierno trataba de arreglar
715
Doctora Martha Beatriz Loyo Camacho
invasiones de tierras de propiedad estadounidenses, lo que tensaba
aún más las relaciones con los Estados Unidos.1 En agosto la jefatura
de operaciones militares de Sonora había enviado un contingente de
tropas a la población de Cajeme, en virtud de que se habían presentado
robos y asaltos cometidos por algunos miembros de las tribus yaquis.2
El 13 de septiembre, Obregón viajaba en un tren de pasajeros
de regreso a Sonora con una escolta de 150 hombres. En el mismo
tren debió viajar Juan Rivera, Secretario del General Luis Matus, Jefe
de la tribu yaqui, acompañado de una escolta de 50 hombres. Pero se
quedaron en Hermosillo a conferenciar con el Gobernador del Estado
Alejo Bay. Por esta demora, los yaquis pararon el tren en el pueblo
de Vicam, donde estuvo sitiado un día, hasta que tuvieron noticias de
Rivera y su escolta.3 Eran aproximadamente 1000 yaquis armados y
hostiles, pero no fueron agresivos. Al llegar el General Manzo con un
batallón de federales, los yaquis se retiraron sin combatir.4 El día 17,
las tropas del federal Francisco Manzo iniciaron un combate contra los
yaquis, quienes se encontraban, según Obregón, en franca rebeldía
en las cercanías de El Oró, región del río yaqui. Amaro ordenó de
inmediato la movilización de contingentes para llevar a cabo una
campaña de exterminio contra los yaquis.5 Según las declaraciones
de Obregón hechas a la prensa nacional, el conflicto estaba dirigido
intelectualmente por los enemigos del gobierno y encabezado por
Adolfo de la Huerta.6 El conflicto, sin duda, tenía tintes políticos. Falta
documentación, opina Jean Meyer, pero se puede pensar que Obregón
aprovechó el incidente de Vicam para transportarlo en casus belli y
aprovechar un imaginario levantamiento yaqui para llevar a buen
término sus planes reeleccionistas,7 mostrándose como el hombre
necesario para dirigir el país. Lo cierto es que Obregón declaró, el 21
de septiembre de 1926, que en tres meses se restablecería la paz en
el estado y se exterminaría a los alzados, y afirmaba que “Sonora ha
ganado mucho con liberarse de una vergüenza que soportaba abnegada
y paciente y se sentirá muy pronto que su desarrollo y prosperidad se
rebustecen con la resolución del ancestral problema yaqui”.8
Amaro se trasladó a mediados de octubre a Nogales para organizar
la campaña, reuniéndose con Obregón y Manzo para la movilización
de militares y pasar revista en los campamentos; el plan era poner un
cordón de tropas alrededor de la región en la sierra Bacatete y hacer
operaciones de bombardeos aéreos, junto con el avance de la infantería
y la caballería contra los yaqui.9 Se inició la movilización de trenes
con pertrechos desembarcados en Guaymas; se adquirieron ocho
aeroplanos de combate en los Estados Unidos, y se hicieron relevos
716
Doctora Martha Beatriz Loyo Camacho
de tropas por unidades procedentes de otras partes del país. Entre
septiembre y octubre, aproximadamente la quinta parte del ejército
mexicano se concentró en Sonora. En diciembre las tropas existentes
en Sonora ascendían a quince mil hombres más o menos.10 El gobierno
calculaba el número del enemigo en 2000 yaquis efectivos.
Los prisioneros yaquis pasaron a formar parte de los contingentes
del general Francisco Urbalejo, jefe de operaciones del Estado de
México, y de los del general José Amarillas, jefe de operaciones de
Guanajuato.11 Ambos tenían ya en sus contingentes a indios yaquis. En
enero se precisó que su rendición incondicional se aceptaba siempre y
cuando los yaquis pasaran a formar parte de las filas del ejército, ya que
así se podía disponer de cinco mil hombres de tropa adicional para las
operaciones contra los rebeldes católicos, que representaban un nuevo
y mayor peligro. La ofensiva final empezó en abril de 1927 con cuatro
columnas comandadas por los generales Heliodoro Charis, Lucas
González, Antonio Ríos Zertuche y J. Felix Lara con el fin de penetrar
en las sierras de Bacatete y la de Virgen,12 donde se concentraba la
mayoría de los yaquis. Éstos, organizados en guerrillas y favorecidos por
su gran conocimiento de la región, se aprovechaban de que los federales
en ocasiones permanecían inactivos debido a las crecientes de los ríos
y arroyos que incomunicaban a los campamentos; no obstante, los
pilotos podían localizar los campamentos de los rebeldes. En junio de
1927 gran parte de los yaquis estaban muertos y los demás derrotados,
por lo que ya no eran necesarios los contingentes federales que estaban
operando en Sonora y la Secretaria de Guerra podía disponer por lo
menos de 2000 hombres13 para trasladarlos a combatir a los cristeros.
Amaro informó en julio de 1927 que el presupuesto de la Secretaria
de Guerra no excedería de 80 millones de pesos, reduciéndose en
relación con el año anterior sólo cuatro millones, ya que había sido
necesario aumentar los efectivos del ejército contra una rebelión que a
todas luces era “injustificada, por los gobiernos de la Revolución que se
habían preocupado por mejorar su condicional social y económica”.14
Muchos de los generales poderosos seguían siendo obregonistas,
y Calles tenían problemas tanto en el Congreso como en los estados.15
Tenía el apoyo del Partido Laborista y de la CROM, dirigida por Luis
N. Morones, pero su fiel Amaro y la mayoría de los militares tenían
resquemores no sólo por su influencia prominente en los asuntos
más relevantes del país que Morones y la CROM tenían sino porque
sospechaban que la relación entre el movimiento obrero y el presidente
la iba a pagar el ejército. En los cuarteles seguía corriendo el rumor
del “pacto” según el cual Morones pretendía remplazar a los soldados
717
Doctora Martha Beatriz Loyo Camacho
por elementos laboristas. Sin contar a los carrancistas, felicistas y
sobre todo delahuertistas en 1926 vieron la posibilidad de derrocar
a Calles valiéndose de la hostilidad de los Estados Unidos contra el
gobierno y del descontento de los católicos, se organizaron complots
en Guadalajara, Aguascalientes y Guerrero.16
Desde 1925 se había iniciado una confrontación directa entre el
gobierno y la Iglesia católica. Tanto Calles como Amaro y el general
José Álvarez, ahora jefe del Estado Mayor del presidente, la veían
como uno de los principales obstáculos para llevar a cabo la reforma
agraria y laboral, y modernizar la educación y los servicios sociales.
Calles estaba decidido a nulificar la influencia de la Iglesia en la
vida nacional y se propuso hacer cumplir los artículos anticlericales
de la Constitución. En febrero de 1925 la CROM había lanzado una
provocación contra la Iglesia con la creación de la Iglesia Católica
Apostólica Mexicana, independiente de Roma, apoyada por varios
grupos anticlericales y donde la CROM era la autora principal.17 Con
esto se buscaba usar el nacionalismo extremo para ampliar sus fuerzas
sociales y políticas, confiando en su alianza con los grupos populares
que integraban la CROM. En reacción, los católicos fundaron la Liga
Nacional para la Defensa de la Liberación Religiosa y a mediados
de 1926, el gobierno reglamentó en la Ley Calles las cláusulas de la
Constitución que regulaban su relación con la Iglesia. El 31 de julio de
1926, la jerarquía eclesiástica suspendió el culto público y aprobó el
boicot económico organizado por la Liga. A partir de agosto de 1926
empezaron los brotes de violencia espontánea que convencieron a los
ligueros de llamar, en enero de 1927, a la rebelión armada generalizada.
Su sueño de una pronta victoria no se realizó, ya que la guerra duró
hasta mediados de 1929.18 Si bien el conflicto era de orden políticoreligioso, los agravios de los rebeldes no eran solamente ideológicos; el
movimiento fue una reacción popular contra un Estado que no había
aportado muchos beneficios a la población. Además, el movimiento
tuvo mayor intensidad en las zonas en donde la política agraria había
sido menos activa.
Amaro, profundamente anticlerical y nacionalista como Calles,
se comprometió a fondo en la ofensiva contra la Iglesia a la que
consideraba como adversaria personal.19 La guerra para Amaro era
un hecho de “fanáticos”. Organizó sus fuerzas y buscó el apoyo de
los Estados Unidos para abastecerse de armamento, aunque siempre
desconfió de su aliado;20 sin embargo, se puede hablar de alianza,
ya que el gobierno estadounidense reservó las compras sólo para el
gobierno e impidió el contrabando de armas y el aprovisionamiento
718
Doctora Martha Beatriz Loyo Camacho
de cualquier tipo de rebeldes cristeros y otros. En enero de 1927, el
ejército creó cinco regimientos más de caballería: 82, 83,84, 85 y 86.21
También movilizó a las tropas auxiliares y sobre todo, a los agraristas
que habían recibido tierras y que se reclutaban siempre que se requería.
En abril de 1927, el gobierno había perdido el control de las áreas
rurales de Durango, Zacatecas, Jalisco, Michoacán, Colima y la parte
de Guerrero. Como el ejército trataba brutalmente a la población civilarrasaba y saqueaba todo lo que podía-, propalaba la insurrección.
A medida que la guerra se intensificaba, Amaro realizaba
constantes cambios de mandos y de unidades; utilizó un método
que le dio buenos resultados en las operaciones militares que fue
organizar “reconcentraciones” de la población civil: se ordenaba
evacuar totalmente una determinada zona y concentrar a la gente
en poblaciones mayores, en un plazo de algunos días; terminado el
plazo, toda persona que se encontrara fuera de la zona de resguardo
era ejecutada sin defensa alguna.22 Amaro dirigió personalmente la
campaña en Jalisco y Colima de marzo a junio de 1927; remplazó a
Jesús Ferreira23 por Andrés Figueroa, ya que los resultados no eran
satisfactorios. Regresó a la capital para organizar las maniobras de
Guanajuato, donde desde enero se encontraba Saturnino Cedillo con
sus 2000 agraristas, controlando para mayo la zona;24 sin embargo,
había necesidad de reclutar más tropas; por tanto, se recurrió a los
regimientos de las guardias presidenciales, los policías del Distrito
Federal y la policía rural.25 Amaro desarrollaba una actividad
notable: combinaba los trenes, la aviación y la caballería, logrando
así una mayor movilidad del ejército. Sin embargo, la persecución
de los cristeros se hacía difícil por la topografía, el conocimiento de
su zona y sobre todo, por el apoyo de los habitantes con alimentos,
ropa, parque e información; además, la represión, el saqueo y las
matanzas generaban nuevos levantamientos. En octubre de 1927
encabezó el movimiento cristero en Jalisco un ex oficial porfirista,
Enrique Gorostieta; éste colocó a los federales en posición defensiva
y amplió su esfera de influencia, ya que para fines de 1928 la mayoría
de los cristeros lo reconocían como jefe supremo. Así, los cristeros
aumentaron su fuerza y organización; a principios de 1929 el conflicto
entre la Iglesia y el gobierno llegó a un punto de empate, ya que el
gobierno no podía acabar con la revuelta y los cristeros, eran también
incapaces de derrotarlo.
Amaro siguió cuidando personalmente las campañas contra los
cristeros hasta el final. Así como había dirigido la primera campaña de
marzo de 1927 contra los cristeros de Colima, luego en los Altos, en
719
Doctora Martha Beatriz Loyo Camacho
junio de 1929 encabezó la última gran ofensiva contra los cristeros de
los Volcanes (Colima y Jalisco). Procedió a una concentración inaudita
de infantería, artillería de montaña, aviación e incluso artillería naval,
usando buques de guerra para aplastar las trincheras cristeras. En su
determinación por acabar con ese irreductible adverso (por lo menos
una vez cada año entre 1927 y 1929 Amaro viajó a Colima), el general
prolongó la ofensiva hasta julio de 1929, casi 15 días después de los
“arreglos”. Sin embargo, a la par del conflicto armado se cruzaba el
conflicto de la sucesión presidencial, que generaba también un grave
clima de incertidumbre e intranquilidad política.
La sucesión presidencial
Desde mediados de 1925 era un secreto a voces que ya había
empezado la carrera para designar candidatos a la presidencia de
la República para el siguiente periodo; los militares sabían que era
imposible que un civil pudiera llegar, ya que requería controlar al
ejército, que seguía siendo la base para el sostenimiento de la paz en
el país. El general Amado Aguirre, connotado obregonista, escribía
en agosto al general Francisco Serrano que se requería, sin duda,
una personalidad militar que hubiera comprobado su control sobre
el ejército, y que ya tenían su candidato, refiriéndose por supuesto
a Obregón;26 éste desde Sonora buscaba a todas luces la reforma
constitucional entre los elementos más significativos de ambas
cámaras del Congreso para poder regresar al poder.
En esta efervescencia política, Aguirre le informaba a
Obregón, quien seguramente estaba perfectamente enterado, sobre
las manifestaciones futuristas para la sucesión. Enumeraba a Luis
Morones, a quien no le concedía ninguna posibilidad, y a los generales
Francisco Serrano, Joaquín Amaro y Arnulfo R. Gómez; Serrano y
Amaro gozaba de prestigio en el ejército, pero eran opuestos el uno
al otro, por lo que Aguirre veía la necesidad de que Obregón y el
Presidente Calles atenuaran las distintas ambiciones.27 Sin embargo,
Amaro no tenía la intención de mezclarse en cuestiones políticas, y se
dedicaba completamente a las reformas del ejército.
Los simpatizantes de Obregón lucharon por controlar la mayoría
en las cámaras, aprovechando las elecciones de julio de 1926, para
así proceder a reformar los artículos 82 y 83 de la Constitución para
permitir la reelección. De ahí en adelante los diversos bloques de
diputados y senadores sufrieron cambios, escisiones y convulsiones por
la lucha entre los reeleccionistas y los antirreeleccionistas. Finalmente,
720
Doctora Martha Beatriz Loyo Camacho
el 19 de noviembre de 1926, la Cámara de Senadores aprobó la
reforma al artículo 82 y un año después al artículo 83 constitucional.28
De este modo Obregón ya no tenía ningún impedimento legal para
retornar al poder, con lo cual se volvía a la continuidad, alternancia e
imposición, contra lo que había luchado la revolución. El predominio
del obregonismo se hizo cada vez más evidente; el Senado se declaró
en favor de Obregón y los diputados formaron dos bloques: el
revolucionario nacionalista y el obregonista; el primero, más cercano
a Calles, aunque se definía como obregonista, quedó integrado por los
laboristas, y el segundo, totalmente obregonista. Aun cuando la CROM
y los laboristas apoyaron hasta septiembre de 1927 la candidatura de
Obregón, el conflicto entre aquéllos y éste se mantuvo hasta su muerte.
El antagonismo venía desde la presidencia de Obregón, quien no había
estado dispuesto a reconocer ningún poder que se le enfrentará, menos
aún el de un Morones que quería actuar como un poder independiente
reconocido por el presidente.29 Cabe recordar que la influencia de
Morones había crecido considerablemente; incluso se pensaba que
contaba con la simpatía del presidente para sucederlo en el poder.
Por tanto los laboristas sabían que si Obregón llegaba al poder ellos
perderían el enorme poder que tenían con Calles.
Amaro, quien se encontraba constantemente fuera de la capital
y dedicado exclusivamente a la campaña contra los cristeros, pedía
al general José Álvarez información sobre las “cosas presidenciales”;
aun cuando le recordara siempre que la política lo tenía sin cuidado,
necesitaba conocer la opinión del general Calles y del general Aarón
Sáenz.30 Tan pronto como se oficializó la candidatura de Obregón, que
en un principio jugó con la idea de que Luis Morones le sucediera, no
tuvo más remedio que apoyarlo, a sabiendas de que la reelección ponía
en riesgo la unidad del ejército y del gobierno. ¿Cuál fue la posición
de Amaro? Su línea fue de absoluta disciplina, ya que su lealtad
hacia Obregón y Calles no se desmintió; sin embargo, no dejaba de
reconocer que dicha situación afectaba necesariamente el ejército.
“El general Obregón tiene que ser el Presidente y debemos ayudarlo,
pero seguramente nosotros los militares vamos a pagar el pato”,31 le
comentó al general Amaro Aguirre. Además, Amaro no podía aceptar
a los otros candidatos militares, quienes lo consideraban con menos
méritos y con menor fuerza que ellos. Lieuwen dice que Arnulfo R.
Gómez sentía que tenía más derecho a suceder a Calles, pues era el
oficial de más alto rango en el ejército,32 esto no era cierto, ya que
Gómez había obtenido el grado de divisionario cuatro años después
de Amaro y tres después de Francisco Serrano.33 Gómez, como jefe
721
Doctora Martha Beatriz Loyo Camacho
de operaciones en Veracruz, ignoraba las órdenes y las reformas de
Amaro y se comunicaba directamente con Calles. Serrano, quien fue
jefe de Amaro como subsecretario y secretario de Guerra, había estado
al lado de Obregón durante los años más álgidos de la Revolución y
se le consideraba casi como su hijo. Esa relación con Obregón le daba
una posición de protegido, y alguna vez Obregón pudo haber pensado
en él para futuro presidente al principio de la administración de
Calles.34 Por estas razones Serrano tenía una posición preponderante
en el ejército y gozaba del apoyo de cierto número de generales. Se
había topado con Amaro al parar uno de los proyectos importantes
de la reforma militar, como era el establecimiento del servicio militar
obligatorio. Así, Amaro tenía que apoyar la reelección de Obregón y
giraba órdenes para que los miembros del ejército, mientras tuvieran
investidura militar, se mantuvieran alejados de cuestiones políticas. De
lo contrario tenían que pedir licencia o serían dados de baja.35 Gómez y
Serrano solicitaron en junio de 1927 licencia ilimitada para postularse
como candidatos. Amaro de inmediato utilizó los órganos de difusión
del ejército para atacarlos; el número de mayo de la Revista del Ejército
reprodujo un editorial de El Universal que condenaba las ambiciones
políticas de Gómez y Serrano; La Patria, en julio de 1927, denunció
al bando “conservador” de Gómez y lo acusó de querer involucrar al
ejército en su causa “reaccionaria”.36
Del 21 al 24 de junio de 1927, el Partido Antirreeleccionista,
formado por viejos maderistas, quienes se oponían a la violación
del principio fundamental de la Revolución, frente a la posibilidad
de que Obregón y Calles se perpetuaran en el poder, celebró su
convención en el Tívoli para establecer un programa y elegir a
su candidato. Los nombres propuestos fueron el general Arnulfo
R. Gómez, el general Joaquín Amaro y el licenciado José
Vasconcelos. Algunos delegados vetaron a Amaro por considerar
que estaba mejor en su papel de modernizador del ejército que
como candidato, y Vasconcelos se había opuesto a la convención
porque buscaba un candidato militar.37 Resulto electo el general
Gómez, quien era aún jefe de operaciones militares en Veracruz,
por 6000 votos; Amaro recibió 1400 y Vasconcelos 5.38 Al mismo
tiempo, el Partido Nacional Revolucionario y el Partido Socialista
de Yucatán designaron como su candidato al general Francisco
Serrano, gobernador del Distrito Federal,39 los dos, al inicio del
periodo de Calles, habían estado en Europa por algún tiempo en
comisiones militares: Gómez por varios meses y Serrano había
permanecido dos años. La campaña de los tres candidatos estuvo
722
Doctora Martha Beatriz Loyo Camacho
llena de acusaciones, de Obregón contra los antirreeleccionistas y
de ellos contra Obregón, cada uno de los tres se proclamaba como
el defensor de los principios de la Revolución.
Los Generales Francisco Serrano y Arnulfo R. Gómez
Para el mes de julio de 1927, el gobierno sabía que era posible un
levantamiento, ya que Serrano y Gómez no perdían oportunidad de
ganarse a comandantes de corporaciones militares. Amaro lo sabía
con todo detalle. Obregón y Calles también.40 Ante esto, Calles trató
personalmente de que éstos renunciasen a los intentos de violencia y
se limitaran exclusivamente a sus actividades políticas y electorales.
Fracasó en su intento, de tal modo que puso en manos de Amaro la
solución del asunto. Amaro, que contaba con un servicio secreto en la
Secretaria de Guerra y tenía agentes confidenciales infiltrados en las
corporaciones sospechosas de antirreeleccionismo, empezó a remover
a comandantes de batallones y regimientos para estar seguro de que,
a pesar de que existían militares que apoyaban a Gómez y Serrano, la
mayoría de los miembros del ejército permaneciera fiel al gobierno en
caso de una asonada.41
Por ejemplo, el teniente Leonardo Hernández, amigo del
general Gómez, pero de absoluta confianza del general Donato Bravo
Izquierdo, gobernador de Puebla, había sido requerido por Gómez
para visitar a algunos elementos de Puebla y Veracruz, y Hernández
les había dicho que estuvieran listos a favor de Gómez para tomar las
armas en una nueva revolución; incluso Bravo Izquierdo, quien se lo
comunicó a Amaro, pensaba que de ocurrir el levantamiento tenía que
salir de Puebla y retirarse al sur del estado porque los elementos de
Atlixco no le inspiraba confianza.42 También Aarón Sáenz, quien era
en ese momento el jefe del Centro Director Obregonista de campaña,
le notificaba a Amaro sobre los posibles generales que encabezarían el
movimiento armado, según informaciones de los centros gomistas.43
Entre los jefes que planeaban el complot contra el obregonismo
se encontraban el general Eugenio Martínez, comandante militar de
la ciudad de México, y el general Héctor I. Almada, jefe de su Estado
Mayor. Sus planes eran conocidos por Amaro, quien informaba a
Calles.44 Hacia fines de septiembre de 1927, según versión de José
Álvarez, jefe del Estado Mayor de Calles, Martínez, arrepentido de su
participación en el complot, fue al despacho de Calles a Chapultepec;
entonces Calles llamó a Álvarez y le dijo: “El general Martínez ha
venido a comunicarme muy graves acontecimientos, y para obrar yo
723
Doctora Martha Beatriz Loyo Camacho
en consonancia, le he pedido que me haga favor de repetir su relación
delante de usted que ha tenido a su cargo la investigación relativa”.45
Así expuso el siguiente plan: como se iban a celebrar unas maniobras
militares nocturnas el día 2 de octubre en el campo de Balbuena,
se tenía previsto arreglar en el lugar apropiado una tribuna para el
presidente y sus acompañantes, que serían Obregón y Amaro; se
colocarían reflectores eléctricos para deslumbrar a los ocupantes, “y
hacer sobre ellos una descarga por medio de fuerzas de confianza que
ya se tenían señaladas”; además informó los nombres de los cómplices,
que se levantarían simultáneamente en varias partes del país, que
según Álvarez ya eran conocidos por sus informes.46
Calles decidió que los acontecimientos siguieran su curso para
preparar la eliminación de los antirreeleccionistas y sobre todo para
tener una justificación: iba a ser un caso de legítima defensa contra
quienes querían derrocarlo.
Gómez y Serrano sabían de antemano que sus posibilidades
de triunfo sólo podían ser por medio de las armas, ya que el control
de la maquinaria electoral estaba en manos de los obregonistas.
Sin embargo, su plan falló, pues Obregón y Calles no asistieron a
la famosa revista del día 2 de octubre, y el intento de cuartelazo se
inició con 500 soldados que se dirigieron rumbo a Texcoco,47 bajo
las órdenes del general Almada, quien se dio cuenta de que Amaro
conocía los planes, y se dirigió a Veracruz para ponerse bajo las
órdenes del general Arnulfo R. Gómez. Amaro ordenó de inmediato
su persecución, encomendando esta misión al general José Gonzalo
Escobar. El 3 de octubre, Serrano y sus colaboradores militares y
civiles se encontraban en Cuernavaca esperando los resultados del
movimiento, ahí mismo fueron tomados presos por el gobierno y
cuando eran conducidos a la Ciudad de México fueron asesinados
en Huitzilac, sin ningún juicio previo.48 El 5 de noviembre de 1927,
después de una inútil resistencia, fue capturado y ejecutado el general
Arnulfo R. Gómez en Coatepec, Veracruz.
El asesinato de Serrano y su comitiva, conmovió profundamente
al país, confirmó a los disidentes que serían perseguidos y fusilados,
fortaleció la imagen de poder absoluto del gobierno de la Revolución.
Pero dejo claro también que resultaría costosa la restauración de un
régimen reeleccionista. Sin embargo, políticamente se había actuado
como el caso requería, aplicando toda la fuerza de la represión a quienes
habían atentado contra el gobierno, no había otro remedio sino la poda
para evitar un conflicto militar mayor, como los de 1920 y 1923.
Sobre los asesinatos en Huitzilac existen muchos testimonios
724
Doctora Martha Beatriz Loyo Camacho
contradictorios y difícilmente se sabrá lo que sucedió realmente49
ni quién dio la orden de fusilarlos; pero Amaro, quien conocía
perfectamente la decisiones que se tomaron en esos momentos y
fue el encargado de instrumentarlas finalmente, dio su versión en
1938, precisando que conoció todas las actividades subversivas que se
desarrollaban en la ciudad y en otros lugares del país, y que también se
enteró de lo planeado en el campo militar de Balbuena.
Me di cuenta de los movimiento que hicieron la tropas engañadas, porque
distinguidos jefes y oficiales al darse cuenta de estos falsos movimientos se
presentaron ante el señor presidente informándole de la traición de elementos
que con el nombre de serranistas tomaban el camino para Veracruz en actitud
rebelde [..] al comunicar a fracciones de tropas la conducta de los jefes rebeldes
y ordenando su regreso por los caminos que pudieran a sus cuarteles, así como
también inutilizando material de guerra. Yo supe de la captura de Serrano y
socios, porque el señor presidente me lo comunicó […] posteriormente supe
por el propio alto mandatario que había dado órdenes de que los rebeldes fueran
pasados por las armas, observando las formalidades que las circunstancias
permitían. Al conocer yo estas órdenes, mi opinión fue y sigue siendo que el
presidente de la Republica obró con entera justificación…50
Después de Huitzilac la violencia continuó, ya que se persiguió
a los rebeldes en varios lugares del país y fueron pasados por las armas
los generales Francisco Bertani, Arturo Lasso de la Vega, Agapito
Lastra, Horacio Lucero, Norberto C. Olvera, Alfredo Rodríguez
y Alfredo Rueda Quijano, entre otros,51 así como varios civiles
antirreeleccionistas. Amaro, a pesar de la sublevación de una parte
del ejército y del costo que ello había implicado, como secretario de
Guerra podía considerarse satisfecho. Era de hecho un triunfo, ya que
más de 70% del ejército había permanecido leal al gobierno, lo que de
alguna manera demostraba que el esfuerzo en la reorganización y la
reforma de la institución castrense no había sido inútil: empezaba a
dar sus primeros resultados.
La muerte de Obregón
Después de estos trágicos acontecimientos, el descontento del país se
dirigió contra el general Obregón, a quien se vio como el responsable de
todo: la expulsión de los obispos, el anticlericalismo del gobierno, los
trastornos electorales, las violaciones constantes a la ley. La campaña
electoral se reanudó y Obregón tuvo que sortear una serie de atentados.
725
Doctora Martha Beatriz Loyo Camacho
En noviembre de 1927 le fue arrojada una bomba de dinamita a su
automóvil, declarando culpables a Luis Segura Vilchis, al sacerdote
Miguel Agustín Pro y su hermano Humberto, quienes fueron fusilados
sin juicio por orden del presidente Calles.52 Esto provocó, nueve
meses después, la muerte trágica de Obregón, quien había quedado
como candidato único; fue elegido el 1° de julio de 1928 y 16 días
después murió asesinado durante una comida que le fue ofrecida en
el restaurante La Bombilla, en la Ciudad de México. Aun cuando el
asesino fue un católico, José de León Toral, de inmediato se acusó
a Calles y a Morones como los autores intelectuales del asesinato.
Los principales jefes militares y políticos del obregonismo asumieron
actitudes de franca rebeldía en contra de Calles, a quien señalaron
como el instigador del crimen.53 Estos acontecimientos agravaron
el ya de por sí difícil panorama político, ya que la desaparición
del Caudillo implicaba la pérdida del único principio de unidad y
estabilidad conocido en la política mexicana hasta ese momento.
Así, la muerte de Obregón significó el episodio más fuerte por la que
atravesó el grupo gobernante.
Ante la gravedad de esta crisis, los representantes del grupo
obregonista, entre quienes se encontraban Aarón Sáenz, Arturo
H. Orcí, Marte R. Gómez y Luis L. León, se entrevistaron con el
presidente a fin de buscar una salida, ya que muchos de los amigos
de Obregón que tenían fuerza regional tenían deseos de levantarse
contra el gobierno.54
El Partido Nacional Agrarista culpó abiertamente a Morones del
asesinato de Obregón, ya que su oposición a este era manifiesta; en
un discurso que había pronunciado en Orizaba a fines de abril en una
asamblea de la CROM, si no atacó directamente a Obregón, censuró
a los políticos del obregonismo. Este discurso confirmó en su opinión
a los que pensaban que la CROM quería impedir la reelección y que
conspiraba contra Obregón.55 Incluso Amaro se encargó de advertir a
Morones que no intentara nada, puesto que las tropas federales estaban
preparadas para cualquier eventualidad.56 Poco después del asesinato,
Calles, para aplacar la furia de los obregonistas y ante la presión de
resolver la crisis, aceptó la renuncia de Morones y de muchos miembros
de la CROM que ocupaban cargos en el gobierno; además sustituyó al
general Roberto Cruz, inspector de la policía, por el general Antonio
Ríos Zertuche, amigo de Obregón y jefe de operaciones de Sinaloa,57
para encauzar la investigación del asesinato.
Ante el vacío de poder y las ambiciones presidenciales de muchos,
Calles recibió presión por parte de militares y gobernadores, para que
726
Doctora Martha Beatriz Loyo Camacho
continuara por dos años más,58 incluso Amado Aguirre, gobernador
del departamento de Baja California Sur, había enviado una iniciativa
el 23 de julio a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión y
a los gobernadores en este sentido.59 Esto permitía solucionar la crisis
provocada por la muerte de Obregón y así poder preparar con más
tiempo al candidato para el próximo periodo. Pero sobre todo ante
la amenaza del general Ricardo Topete, quien se oponía a que Calles
continuara en el poder. Topete presidía los bloques obregonistas en
el Congreso y podía sacar como presidente interino a su hermano, el
general Fausto Topete, gobernador de Sonora. Por lo tanto, Aguirre le
sugirió a Amaro:
Es preciso, mi general, que el control que tiene usted sobre el ejército, y mi
general Calles también, sea él quien continúe los dos años más sancionados
ya por la Constitución […] que empiece con él periodo de seis años […]
descontándole los cuatro que ya tiene, y entonces usted rodeado de sus buenos
amigos, empezar a trabajar de un modo real y efectivo, prudente y a veces
hasta reservados para no echare encima prematuramente a los dicterios de
politicastros, y sea usted quien lo sustituya en el periodo constitucional.60
Amaro, ante esta crisis tan peligrosa, apoyó al presidente Calles;
incluso el 21 julio se dirigió a los miembros del ejército, recordándoles
su papel institucional como garantía de tranquilidad en el país,
exhortándolos a formar un solo frente de apoyo y confiando ciegamente
en su actitud hacia los jefes con mando de tropas para salvaguardar las
instituciones de la nación.61
Para estos momentos Amaro se había convertido ya en una
figura de prestigio, en un hombre de gabinete con poder político y
militar, por lo que recibió varias propuestas para ser candidato
tanto para el interinato como para el periodo constitucional, cartas
de apoyo de Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Veracruz, del Partido
Liberal Oaxaqueño, el Gran Partido Agrarista Zamorano, el Partido
Antirreeleccionista de la Clase Media, del general Eulalio Gutiérrez,
del coronel Ernesto Treviño, etc. Amaro respondió siempre que le era
imposible autorizar los trabajos a su favor, en virtud de que nunca
había pensado alcanzar la primera magistratura, ni pensado dedicar
sus actividades a la política.62
Al general José Siurob, gobernador de Quintana Roo, quien le
ofreció también su apoyo, Amaro le contestó: “conoce perfectamente
mis ideas y carácter comprenderá que no es posible me preste para
trabajos en ese sentido ya que todo mi esfuerzo se reduce a servir a la
727
Doctora Martha Beatriz Loyo Camacho
patria como soldado”.63 Incluso recibió anónimos que le sugerían dar
un golpe de Estado para salvar a la patria en esos momentos y eliminar
a Emilio Portes Gil, que acababa de ser nombrado secretario de
Gobernación y que Calles iba a imponer.64 Sin embargo, ante estos
acontecimientos Amaro se mantuvo firme al lado del presidente,
en espera de su decisión de apoyarlo, e hizo un llamamiento
a las fuerzas armadas para que se limitaran estrictamente al
cumplimiento de su deber.
La crisis política
Calles sabía que difícilmente podría continuar en el poder sin volver
a reformar la Constitución y generar un nuevo conflicto. Buscar un
“hombre fuerte” era imposible, ya que la mayoría de los militares de
primer nivel habían desaparecido; la solución era idear un sistema
mediante el cual pudiera mantener unida a la familia revolucionaria
y lograr la estabilidad política,65 crear un organismo partidario que
representara los intereses del grupo gobernante y que conciliara a las
distintas facciones en pugna, y que también solucionara pacíficamente
la lucha electoral, terminando con el levantamiento armado como
única alternativa posible. Este nuevo instrumento político fue el
Partido Nacional Revolucionario.
En su famoso informe presidencial del 1° de septiembre de 1928,
Calles lamentó la muerte de Obregón y señaló que México debía
convertirse ya en un país de instituciones y de leyes que aseguraran
la estabilidad y continuidad de la Revolución. Se terminaba la época
de los caudillos y la política del país debía orientarse por rumbos
de una verdadera vida institucional,66 con lo cual se retiraba y no
aspiraría jamás a la presidencia ante ninguna circunstancia; llamó
al Congreso para que designara a un presidente provisional, cuya
misión sería convocar elecciones extraordinarias para elegir a un
nuevo presidente constitucional.
Mientras tanto, los militares se reunían en el Hotel Regis
mencionando algunos nombres posibles para suceder a Calles; el día 5
de septiembre de 1928 Calles reunió a todos los generales con jefaturas
de mando y los comprometió a que ninguno presentase su candidatura
para presidente provisional ni constitucional, ya que esto desunía al
ejército. La candidatura de cualquiera de ellos provocaría la de los
otros y esto podría desencadenar una división profunda en el ejército.
Entre los militares presentes se encontraban Jesús M. Aguirre, Juan
A. Almazán, Joaquín Amaro, Lázaro Cárdenas, Saturnino Cedillo,
728
Doctora Martha Beatriz Loyo Camacho
Roberto Cruz, José Gonzalo Escobar, Abundio Gómez, Gilberto Limón,
Francisco R. Manzo y Francisco Urbalejo, entre otros. Expresaron sus
opiniones y convinieron en que el problema debía dejarse en manos
de Calles para seleccionar al presidente interino.67 Así Calles logró que
los militares siguieran en servicio activo, con lo cual no podrían ser
elegibles para la presidencia constitucional. Pedir una licencia en ese
momento era como aceptar su ambición política y su falta de lealtad
hacia la nueva administración.
El 25 de septiembre de 1928 el licenciado Emilio Portes Gil
fue designado presidente provisional para tomar posesión el 1° de
diciembre; el 20 de noviembre de 1929 se elegiría al nuevo presidente
constitucional. Así, Calles resolvió la crisis en términos favorables,
ya que puso en marcha el régimen de instituciones que pregonaba
y apaciguó momentáneamente a los inconformes, sin tener que
renunciar a sus ambiciones de poder fuera de la silla presidencial;
muchos lo consideraban como imprescindible en la política; iniciaba
su despegue como hombre necesario, hombre fuerte, jefe máximo de
la Revolución. Después del 1° de diciembre de 1928, Calles se avocaría
a la fundación del Partido Nacional Revolucionario y a la selección del
candidato a la presidencia constitucional.
En el gabinete portesgilista, según Puig Casauranc, Calles decidió
algunos de los nombramientos, como los de Amaro, que continuó
en Guerra; Montes de Oca, en Hacienda; Sánchez Mejorada, en
Comunicaciones; Puig Casauranc, en Industria, Comercio y
Trabajo; Genaro Estrada, en Relaciones.68 Portes Gil lo justificó
diciendo que hubiera sido un grave error hacer un cambio total de
colaboradores porque esto hubiera roto la unidad revolucionaria
amenazada en ese momento.69
Portes Gil se enfrentó de inmediato a problemas con los laboristas,
ya que Morones atacó directamente a la nueva administración en
la convención de la CROM en presencia de Calles. Sin embargo, el
apoyo que brindó Calles a los cromistas duró poco, ya que para seguir
conduciendo los destinos del grupo gobernante se vio obligado a
aceptar que Portes Gil atacara a la CROM y que se le retiraran todos
los privilegios de que había gozado por parte del gobierno.70 Era otra
concesión a los obregonistas para recuperar en adelante su posición y
su poder. Así Calles, se deslindó públicamente de la CROM y renunció
a la presidencia del comité organizador del PNR.71 La CROM perdió
su principal apoyo y fue eliminada como fuerza política de primera
magnitud. Calles, libre de sus antiguos aliados, podía lograr nuevas
alianzas para desplazar al presidente en la toma de las decisiones
729
Doctora Martha Beatriz Loyo Camacho
políticas más importantes.
Desde fines de 1928 se hizo claro lo difícil que iba a ser la selección
del candidato presidencial. Se había pensado en Aarón Sáenz, ex director
del centro obregonista, quien incluso obtuvo licencia para separarse
del cargo de gobernador de Nuevo León. Parecía que su postulación
era un hecho; sin embargo, mientras se realizaban los trabajos para
la fundación del partido y la designación de su candidato, un sector
del ejército amenazó al gobierno con una sublevación; también varios
revolucionarios destacados se opusieron a la candidatura de Sáenz,
como Adalberto Tejeda, Saturnino Cedillo, Manuel Pérez Treviño;
los diputados Luis L. León, Melchor Ortega y Gonzalo N. Santos,72 al
igual que Amaro, Cárdenas y Almazán, ya que Sáenz era de tendencia
moderada y no representaba, según ellos, los principios avanzados de
la Revolución. Independientemente de los motivos de esa oposición,
la selección del candidato estaba condicionada por la necesidad básica
de contar con esos generales, cuyo apoyo sería fundamental en la
esperada rebelión.
Paralelamente se organizaron candidaturas de oposición al PNR;
por ejemplo, la del licenciado Gilberto Valenzuela, quien fue secretario
de Gobernación durante el periodo callista y después embajador en
Inglaterra, y había renunciado en 1925 por diferencias con Calles;
en febrero de 1929 aceptó comprometerse con un grupo de militares
descontentos con Calles. También surgió la candidatura del licenciado
José Vasconcelos, quien había sido rector de la Universidad Nacional
y secretario de Educación con Obregón, y decidió ser postulado
por el Partido Nacional Antirreeleccionista; por su parte, el Partido
Comunista postuló al general Pedro Rodríguez Triana.73 Esto hacía
evidente la complejidad de las elecciones. Portes Gil se preparó para el
posible levantamiento, acelerando el reparto agrario a los campesinos
y creando defensas agrarias en calidad de policía rural; esto no era
nuevo y el gobierno tenía suficiente experiencia en utilizar a las
fuerzas campesinas cada vez que las requería. Amaro, en la Secretaria
de Guerra, estaba enterado de los proyectos de rebelión y de quiénes
estaban implicados en él, ya que tenía un conocimiento preciso de los
jefes de las corporaciones y no descansaba hasta estar enterado de cada
uno de los partes militares.
Su plan consistía en limitar la capacidad de los sublevados para
atacar en grupos múltiples y en varias partes del país, en obligarlos
a concentrarse en un solo frente.74 Ordenó al general Roberto Cruz,
comandante de Michoacán, que entregara el mando; además dispuso
la concentración de 36 corporaciones militares, con un efectivo de
730
Doctora Martha Beatriz Loyo Camacho
12,000 hombres, en el centro de la República y sobre las vías férreas
estratégicas; aumentó los contingentes de la guarnición de México;
reforzó los sectores que permanecían leales al gobierno, pero que por
su cercanía a las zonas controladas por los futuros rebeldes requerían
fortalecerse;75 con esto, Amaro trató de empujar a los conspiradores al
levantamiento. Sin embargo, éstos decidieron esperar y así tener más
tiempo para atraer a jefes militares indecisos.
Mientras continuaban los preparativos para enfrentarse a la
rebelión, Pascual Ortiz Rubio fue solicitado por Emilio Portes Gil para
ocupar la Secretaría de Gobernación. Regresaba después de una larga
estancia fuera del país (desde 1921), dedicada a la carrera diplomática.
A diferencia de Sáenz, carecía de fuerza y compromisos respecto a los
grupos políticos, por lo que podía ser un elemento de conciliación;
además, a Calles le permitía mayor capacidad de mando por lo que
parecía el candidato ideal.
La Rebelión Escobarista
El 1° de marzo de 1929 se inició la convención del PNR en Querétaro
para discutir el programa, los estatutos y designar el candidato; el
día 3 se inició la sublevación de un sector del ejército en el norte, lo
que aceleró la creación oficial del PNR y la designación de Pascual
Ortiz Rubio como su candidato a la presidencia de la República. Los
rebeldes lanzaron el Plan de Hermosillo en contra de la imposición
por Calles del candidato presidencial. Se declaraba como jefe supremo
del ejército renovador al general José Gonzalo Escobar; apoyaron el
movimiento el general Jesús M. Aguirre, Marcelo Caraveo, Roberto
Cruz, Claudio Fox, Francisco R. Manzo, Fausto y Ricardo Topete,
Francisco Urbalejo, Antonio I. Villarreal y los civiles Aurelio Manrique
y Gilberto Valenzuela, entre otros. La rebelión se localizó en los estados
de Veracruz, Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Coahuila, parte de Nuevo
León, Zacatecas y Durango. El plan de Amaro había funcionado en
más de 90% ya que, fuera de Veracruz, los rebeldes se concentraban
en un solo bloque.
A mediados de febrero Amaro sufrió un accidente, en el que
perdió el ojo izquierdo jugando frontón en el campo Marte; fue
trasladado a Rochester para una intervención quirúrgica,76 lo que le
impidió dirigir la campaña contra los rebeldes que iba a ser su triunfo.
Portes Gil de inmediato llamó a Calles para que se hiciera cargo de
la Secretaria de Guerra, Calles volvía por la victoria militar, como
el único hombre capaz de acabar con la rebelión, como el hombre
731
Doctora Martha Beatriz Loyo Camacho
necesario, consolidándose su autoridad política sobre el presidente. Se
iniciaba así el maximato. Portes Gil no tuvo otra solución, ya sea por
la fuerza creciente que iba tomando Calles en la política, o quizá quiso
hacer evidente que no había capacidad nacional para darle salida a un
problema militar, cuando ahí estaban los generales Cárdenas, Almada,
Rodríguez y Almazán que podían hacerse cargo del problema.77
Para mayo la rebelión estaba aniquilada; ciertamente el
levantamiento había sido más serio que el de 1927; se habían rebelado
30,000 tropas y habían muerto más de 2,000 hombres;78 pero los
rebeldes no se habían atrevido a aliarse con los cristeros, que seguían
luchando contra los federales. La superioridad del ejército se debía a su
equipo moderno y nuevas tácticas militares impulsadas por la gestión
de Amaro, y también al apoyo total de los estadounidenses.79 Nunca
más, después de 1929, lo generales de la Revolución estuvieron en
condiciones de organizar un serio desafío a las autoridades centrales; de
nuevo, como en las rebeliones anteriores, hubo una purga en el ejército
y en el Congreso. Así, fueron desaforados 51 diputados federales y
cuatro senadores.80 Calles renunció el 18 de mayo a la Secretaria de
Guerra,81 haciéndose cargo de nuevo el General Amaro.
732
Los héroes olvidados: el escuadrón 201
Ingeniero Alberto Isaí Suárez Pérez
D
entro de la historia de la humanidad, existen los relatos
gloriosos de conquistas y batallas triunfales, los cuales
tuvieron su apogeo en los tiempos antiguos, y no fue hasta
que la Segunda Guerra Mundial demostró los altos grados de la
degradación y la devastación que el propio hombre podía cometer
contra sus semejantes.
Siendo la Segunda Guerra Mundial un conflicto militar global que
se desarrolló entre 1939 y 1945. En él se vieron implicadas la mayor
parte de las naciones del mundo, incluidas todas las grandes potencias
de aquellos años, agrupadas en dos alianzas militares enfrentadas: los
Aliados y las Potencias del Eje.
Y por consecuencia de que todas las naciones participaron, fue
hasta el momento la mayor contienda bélica de la Historia, con más
de cien millones de militares movilizados y un estado de Guerra,
en todo el planeta, fue también en que los grandes contendientes
destinaron toda su capacidad económica, militar y científica al
servicio del esfuerzo bélico, borrando la distinción entre recursos
civiles y militares.
Marcada por hechos de enorme significación que incluyeron la
muerte masiva de civiles, el Holocausto y el uso, por primera y única
vez, de armas nucleares en un conflicto militar, la Segunda Guerra
Mundial fue el conflicto más mortífero en la historia de la humanidad,
con un resultado final de entre 50 y 70 millones de víctimas.
Ante esto y un panorama nada alentador a nivel mundial, la
participación de México durante la II Guerra Mundial, la cual se dio al
igual que muchos países, ya sea en mayor o menor proporción es poco
reconocida, en los libros de historia y en la sociedad nacional, tanto
en el aspecto militar como en lo político, diplomático e industrial,
aun se nos olvida que hubo muchos mexicanos que lucharon con
Estados Unidos.
El escuadrón 201, conocido como las Águilas Aztecas, fue una
unidad mexicana de combate aéreo que participó en esta guerra, al
volar como anexo al Grupo 58 de combate de la 5/a. Fuerza Aérea
del Ejército de los Estados Unidos, en la liberación de la isla de Luzón,
Filipinas, durante el verano de 1945.
733
Ingeniero Alberto Isaí Suárez Pérez
La historia nacional no le ha rendido todos los honores que
se merece. Es muy poco lo que se habla de esta unidad aérea y los
libros de historia oficial así lo demuestran con su prácticamente
nula aparición de memorias y otros materiales acerca de este
glorioso Escuadrón 201.
Sus integrantes fueron héroes de carne y hueso que tuvieron su
participación en la guerra más importante de la humanidad y que en su
momento, como ahora, es novedad perenne y orgullo de los mexicanos
y del resto de Latinoamérica.
Pero con el paso de los años se van olvidando los hechos, estos se
convierten en un viejo y nulo recuerdo de aquellos mexicanos, que no
solamente arriesgaron su vida por un mejor futuro para la Humanidad.
Aún y cuando existe la idea en algunas personas de que,
primeramente los barcos no fueron hundidos por alemanes, segundo,
que el escuadrón nunca viajo a Filipinas y tercero nunca hubo un acto
relevante del escuadrón 201 sino que fue meramente político para
disfrazar las ideas y planes de los Estados Unidos en México.
Ante esto la población en general prefiere el hablar y estudiar
otros frentes de batalla, a otros países, durante la Segunda Guerra
Mundial y no escribimos nuestra propia historia al respecto,
la de la participación de soldados y oficiales mexicanos en este
acontecimiento bélico.
La de un país que no solamente tuvo participación militar sino
diplomática de gran relevancia a nivel mundial que todavía se sigue
recordando en Europa y Asia, mientras aquí la sociedad y el gobierno
lo ignora, donde solamente los militares tienen esa memoria y la
recuerdan año con año.
México se vio obligado a participar en la segunda guerra,
mundial, debido a que en el mes de mayo de 1942, Alemania lanzó
torpedos a dos de los barcos petroleros que abastecían a los Estados
Unidos de América, el Potrero del Llano y Faja de Oro. Sin entrar en
detalle de las causas que originaron la participación de México en la
segunda guerra mundial.
El motivo del por cual escribo acerca de este tema, es, en el
que debemos de dar una importancia acerca de México, y del nivel
de relevancia en este evento mundial, en el cual nuestro país no
había tenido presencia militar, sino hasta después de los hechos ya
mencionados a los buques petroleros.
Ya que México solamente prestaba apoyo de venta de combustible
y surtimiento de materiales a Estados Unidos, ya que éste se encontraba
en alta participación en esta guerra, en donde la mayoría de sus
734
Ingeniero Alberto Isaí Suárez Pérez
habitantes varones, se encontraban luchando en Europa y las costas
del pacifico, junto a los aliados.
En este escrito se habla de los héroes que olvidamos, los últimos
héroes de la única guerra internacional en la cual México ha participado
y aunque tuvo una parte importante en la historia de la humanidad
en la Segunda Guerra Mundial. Y hablamos del escuadrón 201, los
también conocidos Águilas Aztecas.
La historia de México en la segunda guerra mundial, se remonta
mucho antes de la participación del escuadrón 201, su primera
intervención diplomática se da a raíz de que en 1935, el Reino Italiano,
invadió y se anexó unilateralmente el Reino de Etiopía.
Ante dicho hecho, el 6 de noviembre de 1935, México
decide sumarse a los bloqueos económicos ejercidos por los países
miembros de la Liga de las Naciones; suspendiendo la exportación
de carbón, petróleo, hierro y otros productos mexicanos a Italia, así
como evitando la compra de artículos italianos. Sin embargo, las
sanciones serían levantadas el 14 de julio de 1935 por acuerdo de la
misma Liga de Naciones.
Otro evento previo se dio cuando Alemania anexa a Austria, y
hay una queja diplomática por parte de Isidro Fabela en la entonces
Liga de Naciones, ante las acciones de la Alemania Nazi con fecha del
19 de marzo de 1938.1
Después de que el 7 de Diciembre de 1941 Estados Unidos
hubiera sufrido el peor ataque de su historia, por parte de Japón que
realizo un ataque sorpresa en Pearl Harbor en Hawái, y que provocara
el que se metiera de lleno en la guerra aliándose con Inglaterra, esto
llegó a suponer un cambio diplomático-económico en México.
Donde México iniciaría una serie de procesos económicos con su
vecino del norte, entre ellos el de la venta de crudo, el cual años antes
había sufrido un bloqueo económico por medidas que se tomaron a
raíz de la expropiación petrolera en el año de 1938.
Al momento de que la guerra estalló en Europa, los gobiernos de
los países de Latinoamérica y los Estados Unidos también, ya urgían a
que se preparara un método para enfrentar un posible ataque de alguna
de las potencias europeas.
Dos días después del ataque japonés a Peral Harbor, México
rompe oficialmente relaciones diplomáticas y consulares con Japón,
a su vez rompe la diplomacia contra Alemania e Italia, y se tiene un
decreto presidencial, en el que se suspende el otorgamiento de cartas
de naturalización para las personas que son nativas de esos países,
dándose una serie de especulaciones y movimientos sociales para
735
Ingeniero Alberto Isaí Suárez Pérez
proponer un lineamiento y medidas ante el posible ingreso de México
en el conflicto armado.2
Después de los ataques a barcos mexicanos y ante la inminente
amenaza de más agresiones contra la nación, México protesta ante
el gobierno del Eje, por atacar navíos de un país neutral. A lo que las
potencias se limitan a no recibir la protesta diplomática.
Para el 28 de mayo de 1942 el entonces presidente Manuel
Ávila Camacho, viendo las circunstancias que se presentaban en esos
momentos y más por la pérdida de buques petroleros mexicanos, como
el “El Potrero del Llano” y “El Faja de Oro” entre otros, se solicita
ante el congreso de la Unión un periodo extraordinario para analizar
la situación de amenaza de guerra y ver si México entraría en guerra
o no, esto es importante porque a partir de este momento México
ingreso a la historia armada de la Segunda Guerra Mundial.3
Finalmente el día 13 de junio del año en curso México se logró
unir a los países aliados y se llegó a tener el compromiso de sancionar
y por medio de las armas el de enfrentar a los países del Eje.
En este año de 1942 México en conjunto con Estados
Unidos crearon la llamada Comisión México-Estado Americana
de Defensa, la cual fue le mecanismo primordial de coordinación
entre México y Estados Unidos. El objetivo primordial fue el de
coordinar las acciones relacionadas con la defensa de ambos países.
Aun y cuando se estuvieron patrullando las costas los ataques
siguieron contra embarcaciones lo cual siguió generando la molestia
de México y los reclamos constantes contra Alemania por atacar
barcos que suministraban petróleo a los Estados Unidos.
Cuando se tenía establecido que la zona marítima de seguridad
del continente americano, aquí se incluye a México, abarcaría 300
millas náuticas de longitud, en donde se suponía que, los países
beligerantes tenían prohibido efectuar actos de Guerra.
En el año de 1942 cuando México ya gozaba de los privilegios
de la ley de Préstamo y Arriendo con la cual México inició su
modernización militar, se tuvo el primer incidente militar contra
los enemigos de la patria, ya que el 5 de julio de ese año una
escuadrilla de aviones AT-6 Texan, que recién habían llegado
al país y se encargaban de la vigilancia costera, al momento de
realizar sus labores de vigilancia en contra de cualquier incursión
enemiga, registró un enfrentamiento a 25 millas náuticas de la
ciudad de Tampico, Tamps., en donde este grupo al momento
de localizar un submarino alemán U-129, quien era responsable
736
Ingeniero Alberto Isaí Suárez Pérez
de hundimientos de los barcos mexicanos “El Amatlán” y “Las
Choapas”, fue atacado y dañado, lo cual obligó a este a retirarse de
las aguas nacionales y el primer enfrentamiento internacional de
la Segunda Guerra Mundial y la primera victoria nacional.4
Por decreto presidencial, el 10 de febrero de 1944, el “Arma
de Aviación Militar” adquirió el carácter constitucional de “Fuerza
Armada”, cambiando su nombre de “Arma de Aviación Militar” a
“Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana”. Días después el 22 de febrero
es abanderado el Escuadrón Aéreo 201, por el General Francisco L.
Urquizo.
El 8 de marzo de 1944, el presidente dio a conocer estas
intenciones, naturalmente el día 21 de marzo del mismo en los
campos de Balbuena se hizo la revista de las tropas que pertenecerían
a la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana con el escuadrón 201 el
cual se integró de la siguiente manera en cuanto efectivos militares; 2
Jefes, 52 oficiales y 244 de tropa.
Durante el mes de julio se dispuso la formación del ‘Grupo de
Perfeccionamiento Aeronáutico’, con los elementos procedentes de
diversas unidades y dependencias del ejército, incluyendo civiles del
Departamento de Materiales de Guerra, para ser enviado a capacitarse
a los Estados Unidos. Se trataba de una unidad pequeña, con gran
potencia de fuego y casi autosuficiente.
Naturalmente, se seleccionó a los mejores pilotos de la Fuerza
Aérea para formar el escalón de vuelo de este grupo. La unidad
recibió entrenamiento en varias localidades de los Estados Unidos,
principalmente en el campo aéreo de Greenville, Texas y en el de
Pocatello, Idaho.
Al mando del grupo se asignó al coronel Antonio Cárdenas
Rodríguez, alias “El Charro” por su afición a la charrería, quien gozaba
de gran prestigio por sus vuelos de buena voluntad por Latinoamérica,
en 1940, y su participación como observador en misiones de combate
sobre el norte de África, a bordo de aviones B-17 del Grupo de
Bombardeo 97 de la Fuerza Aérea del Ejército de los Estados Unidos
en 1943.
El grupo elegido, compuesto de aproximadamente 300
mexicanos, entró a Estados Unidos por Laredo Texas, el 25 de julio
de 1944. Estos hombres formaron parte de la primera Organización
Militar Mexicana que viajó fuera del país en misión de guerra.
Entre el 27 y el 30 de ese mes el personal fue sujeto a estrictas
pruebas médicas por parte de las fuerzas norteamericanas en el Campo
Randolph, cerca de San Antonio, Texas, resultando descalificados
737
Ingeniero Alberto Isaí Suárez Pérez
dos pilotos y seis elementos de tropa. Inmediatamente el GPA fue
dividido en pequeños contingentes que se enviaron a distintas bases
y fábricas norteamericanas, con el fin de recibir instrucción en las
especialidades necesarias para la integración de una unidad aérea de
combate: mecánicos especialistas en planeadores, motores, hélices e
instrumentos; armeros, meteorólogos, comunicaciones, inteligencia,
sanidad, carpintería, radio operadores, etc. El grupo principal de
mecánicos recibió adiestramiento inicial en Farmingdale, Long
Island, New York, y la sección de Administración en Pocatello, Idaho,
mientras los 38 pilotos aviadores iniciaron, el primero de agosto, el
entrenamiento de transición para aviones de pelea en el Campo
Randolph.
El entrenamiento de vuelo, en aparatos nuevos comenzó el
22 de octubre de 1944 con buenos resultados, lo que fue atribuido
a la experiencia de vuelo de los pilotos, volando un mínimo de tres
simulacros en aparatos BT-13, antes de comenzar a volar en los P-47,
el programa de entrenamiento en el que participaron, era el mismo al
que eran sometidos los pilotos de Estados Unidos y éste incluía 120
horas de vuelo, en cuatro facetas.
Los pilotos pronto demostraron su habilidad de vuelo y durante
la primera semana, todos, excepto uno, ya habían pasado a la fase del
P-47. El comandante de la sección “I” calificó a los pilotos Mexicanos
diciendo: “Considerablemente superaban los mínimos requisitos en
decisión, técnicas, despegue, aterrizaje, y en su operación en general”.
El mismo reportó el 16 de diciembre de 1944 que: “ La calidad del vuelo
en formación del Escuadrón, fue calificada de excelente a superior.”
Dado que se pretendía que la unidad fuera capaz de actuar
efectivamente en cualquiera de los teatros de operaciones, se determinó
formar una unidad de caza, equipada con aviones que permitieran
flexibilidad para realizar cualquier misión, tanto de combate aéreo
como de ataque a tierra, por lo que se decidió el equipo de vuelo más
apto para este tipo de misiones polivalentes: el caza-bombardero
Republic P-47 Thunderbolt.
Se dice que el motor radial enfriado por aire del P-47 fue un
factor importante en la selección del avión, pues los mexicanos tenían
mucha más experiencia con ellos que con los de enfriamiento líquido.
Ya para el 29 de diciembre de 1944, la Cámara de Senadores
autorizó al presidente de la República el envío de tropas para combatir
en el extranjero y se decidió que las fuerzas en adiestramiento en los
Estados Unidos se convirtieran en la Fuerza Aérea Expedicionaria
Mexicana (F.A.E.M.), con lo que el Grupo de Perfeccionamiento
738
Ingeniero Alberto Isaí Suárez Pérez
Aeronáutico se transformó entonces en el Escuadrón de Pelea 201 de
la FAEM. El escuadrón quedó encuadrado en la Fuerza Aérea de los
Estados Unidos (de América), aunque con mando y bandera propios,
los cuales participarían combatiendo la ocupación de las Filipinas, que
en esos momentos estaban invadidas por el ejercito japonés.
A partir del primero de enero de 1945, siendo abanderados
por el subsecretario de la Defensa Nacional, General de división
Francisco L. Urquizo, el 22 de febrero, graduándose el Escuadrón 201
como unidad de combate, con calificaciones superiores al promedio
de los escuadrones de pelea norteamericanos, aunque los vuelos de
entrenamiento continuarían hasta el 11 de marzo.
Se designó al Coronel Antonio Cárdenas Rodríguez como
comandante de la F.A.E.M. la cual estaba integrada por un Grupo de
Comando y el Escuadrón de Pelea 201 como unidad táctica, al mando
del capitán P. A. Radamés Gaxiola Andrade, además de un grupo de
reemplazos.
En este momento se presentó una crisis de mando, ya que los
norteamericanos no querían a Cárdenas como comandante de la FAEM,
pues lo consideraban de sentimientos anti-norteamericanos y poco
cooperativo, por lo que recomendaron a otro oficial, concretamente al
coronel Eliseo Martín del Campo.
Cárdenas Rodríguez era un hombre de carácter y de algún modo
consiguió entrevistarse con el presidente Ávila Camacho y convencerlo
de no permitir a los norteamericanos decidir sobre los asuntos internos
de México. Finalmente Ávila Camacho ratificó al coronel Cárdenas
como comandante de la F.A.E.M., pese a la voluntad del Departamento
de Guerra de los Estados Unidos.
El entrenamiento de los pilotos y personal de tierra de
reemplazo, comenzó en febrero de 1945. En marzo, dieciséis pilotos
estaban volando el curso de repaso, diez de ellos estaban casi listos
para comenzar a volar aparatos P-47, seis más estaban a un mes de
alcanzar este objetivo, considerando esto, por lo menos nueve pilotos
de reemplazo estarían listos para el 28 de Julio de 1945, y cinco
más un mes después. El plan de entrenamiento para los reemplazos
consideraría cuarenta y ocho pilotos más para el entrenamiento de
vuelo de repaso y en el P-47.
Este entrenamiento que inicialmente fue conducido en Foster
Field en Texas, se cambió a Napier Field en Alabama, cerca de Maxwell
Field que era donde residía la Air Corps Tactical School, centro donde
se desarrollaban las tácticas aéreas y estratégicas de los Estados Unidos.
Después de terminar su entrenamiento, el Escuadrón 201 recibió
739
Ingeniero Alberto Isaí Suárez Pérez
la Bandera Mexicana el 22 de febrero de 1945. Estaban listos para
combate. Los pilotos fueron transportados por el 21st. Bombardment
Wing a Topeka en Kansas, para su procesamiento final, y el personal de
tierra dejó Majors Field en Texas, en tren el 18 de marzo. El Escuadrón
201 partió de San Francisco, California, a bordo del Fairslile el 27 de
marzo y llegó a Manila Bay en las Filipinas el 30 de abril de 1945.
El Escuadrón Aéreo Expedicionario Mexicano desembarcó en
Las Filipinas el 1/o. de Mayo de 1945 donde fueron recibidos por el
entonces General George C. Kennedy.
El Coronel Cárdenas con el Escuadrón Expedicionario de
la Fuerza Aérea Mexicana y su personal se establecieron en Fort
Stotsenburg en Clark Field, localizado al Noroeste de Manila.
Algunos elementos de la Unidad fueron asignados al 5/o. Comando
de Pelea, en la 5/a. Fuerza Aérea del este de los Estados Unidos.
La unidad permaneció en esta situación hasta que fue agregada al
Grupo de Servicio Aérea 360th, en Septiembre de 1945.
Al momento de llegar a Manila el Escuadrón 201 seguiría
con sus entrenamientos, en El Entrenamiento Avanzado, era el
procedimiento normal para los reemplazos recién llegados y éste
incluía entrenamiento de vuelo y de tierra.
El programa de entrenamiento para el Escuadrón 201
establecía entrenamiento de tierra del 7 al 12 de mayo de 1945.
Los dos primeros días recibieron clases del 5/o. Comando de Pelea
y de parte del personal de la 5/a. Fuerza Aérea; el resto incluía
un día de demostraciones prácticas en el 51/o. Sector de Pelea, y
preentrenamiento en combate de tierra.
Pero debido al mal tiempo que se tenía en el pacífico, los
entrenamientos se dieron hasta el 17 de Mayo, el Escuadrón 201 usó
aparatos Republic P-47 que le prestó el 58th Grupo de Pelea.
El entrenamiento de combate avanzado se completó el 3 de
junio y entonces el Escuadrón 201 se alistó para combatir en el Área
Suroeste del Pacífico. Los pilotos habían ya comenzado a integrarse en
formaciones con pilotos y naves de los Estados Unidos, aumentando
el número de pilotos mexicanos hasta que llegó a ser completamente
formado por pilotos del Escuadrón 201.
Sin embargo durante la mayoría de las operaciones les
acompañaba un piloto de los Estados Unidos. Además el Escuadrón
hizo algunas misiones más de entrenamiento en el Área Suroeste del
Pacífico, especialmente en pelea aérea.
740
Ingeniero Alberto Isaí Suárez Pérez
El acuerdo de Arrendamiento y Préstamo, permitió al Escuadrón
Mexicano el uso de aeroplanos, equipo, instructores, y centros de
entrenamiento en Estados Unidos, incluyendo el equipo que la
Unidad usaría en ultramar, de la misma manera en que lo hacían con
las Unidades Americanas.
Inicialmente la unidad recibió, en las Filipinas, aeroplanos
usados y otro equipo como préstamo. Los aeroplanos que el Escuadrón
201 usó tenían el emblema de los Estados Unidos, además de los de
México, y también presentaban una banda blanca en la nariz.
La Unidad comenzó operaciones con quince aparatos P-47D,
“Thunderbolt”, los cuales operaban a una altitud de 40 mil pies con
un radio de acción de bombardeo de 250 millas y llegando a operar
como escoltas a 350 millas, fue capaz de mantener hasta doce
unidades operando todo el tiempo. El entrenamiento adecuado y la
integración en el sistema logístico de Estados Unidos contribuyeron a
estos números, a pesar de las pérdidas.
Las partes de reemplazo estaban disponibles y el Grupo de Pelea
58/o. retenía aparatos P-47, mientras que otras unidades cambiaban a
P-51. El acceso a centros de un alto nivel de mantenimiento, también
fue contribución al estado operacional del Escuadrón. Sin embargo
hubo limitaciones.
Como dato importante tenemos que desde el 20 de octubre de
1944, el general Douglas MacArthur había iniciado la liberación de
las Filipinas desembarcando en el golfo de Leyte con el Sexto Ejército
Norteamericano, invadiendo la isla principal, Luzón, el 9 de enero
de 1945, logrando tomar Manila el 3 de marzo tras feroces combates
contra las resueltas fuerzas del 14o. Ejército Imperial Japonés al mando
del “Tigre de Malaya”, el general Tomoyuki Yamashita.
Cuando la F.A.E.M. se instalaba en su base, la resistencia
japonesa, estimada en unos 80,000 hombres, continuaba luchando
intensamente en algunos focos al noreste de Luzón y en la zona
central de Mindanao, al mismo tiempo, el 10/o. Ejército Americano
ya combatía en Okinawa y al otro lado del mundo, las tropas rusas
entraban a Berlín y se anunciaba la muerte de Adolfo Hitler.
Ya para finales de mayo los pilotos entraron a una intensa fase
de apoyo a las tropas de tierra, realizando dos misiones de combate
diarias durante todo el mes de junio. El comandante del Escuadrón, el
capitán Radamés Gaxiola Andrade, buscaba que la F.A.E.M. destacara,
ofreciéndola para misiones especiales.
La oportunidad se presentó rápidamente, pues existía un reducto
japonés cerca de la costa de Vigan, al norte de Subic, que daba fuertes
741
Ingeniero Alberto Isaí Suárez Pérez
dolores de cabeza a los americanos, pues estaba situado entre altos
riscos y laderas que le proporcionaban protección natural, obligando
a los aviones a aproximarse por un solo lado para atacarlo, ofreciendo
amplia ventaja a la artillería antiaérea japonesa; de hecho ya se había
perdido un avión en un intento por destruir esta posición nipona.
La única manera de golpear este reducto era mediante un ataque
en picada, pero no había bombarderos en picada en la Quinta Fuerza
Aérea. Radamés Gaxiola sabía que varios pilotos de su escuadrón
habían recibido capacitación de bombardeo en picada en la base naval
de North Island, en San Diego, California, con aviones SBD Dauntless
en 1944 y prontamente ofreció a sus “expertos” en la materia.
Los armeros mexicanos también se encontraban muy ocupados,
aunque se daban tiempo para enviar “saludos” al enemigo, pintados
en las bombas. Además del eslogan “Buen provecho con este taquito”,
la bomba de 500 kilos lleva escritos insultos en japonés para Tojo e
Hirohito.
La principal misión que se asignó a la F.A.E.M. fue la del apoyo
a las tropas de tierra, bombardeando y ametrallando intensamente
las posiciones japonesas, sin embargo, los aviones “prestados”, en
su mayoría del tipo Razorback, presentaban constantes problemas
técnicos, resultando más peligrosos que los combatientes japoneses
Las operaciones durante el mes de junio fueron intensas, se atacó
sin descanso a las fuerzas japonesas concentradas en el norte de Luzón,
se realizaron 52 misiones de combate en apoyo de las tropas de tierra,
ayudando a la 25ª. División a abrirse paso hacia el valle de Cagayan
utilizando principalmente bombas de propósitos generales ANM-65
de 500 kg.
Las misiones de apoyo cercano consistían principalmente en
el ataque a puntos de resistencia enemigos muy cerca de las tropas
amigas, en la línea del frente. Por lo general, un avión de enlace Stinson
L-5 del Escuadrón 25 del Grupo de Reconocimiento Táctico 71, en
coordinación con las tropas en tierra, marcaba el blanco con bombas
de fósforo blanco o de humo para que los P-47 del Escuadrón 201
pudieran descargar sobre él la furia de sus ametralladoras y bombas.
Muchas piezas enemigas de artillería fueron silenciadas, así como
nidos de ametralladoras, construcciones y vehículos destruidos. Se
enfrentó muchas veces el fuego antiaéreo y los aviones del Escuadrón
fueron tocados en varias ocasiones, sin consecuencias.
Pero no sólo para los pilotos había peligros qué enfrentar, existían
numerosos francotiradores japoneses en las cercanías del campamento
del 201 y varias veces hubo contacto directo con el enemigo: el 23
742
Ingeniero Alberto Isaí Suárez Pérez
de julio un grupo comandado por el subteniente de administración
Guillermo A. Robles, que estaba recolectando madera, fue atacado y
resultó herido en un brazo el soldado Enrique Moedano Gómez.
Posteriormente, el 26 de agosto, un contingente mexicano
al mando del teniente José Cruz Abundis Cano, que exploraba los
alrededores, se enfrentó en una escaramuza con un grupo de japoneses,
muriendo uno de los nipones y siendo capturados dos más.
A partir del 24 de junio empezaron a llegar los aviones “propios”
de la F.A.E.M., de los tipos P-47D-30RA, nuevos y dotados de mejorías
como equipo de identificación amigo-enemigo (IFF), alerones
mejorados para mayor control a alta velocidad y sistema eléctrico más
moderno.
A estos aparatos se les pintó la insignia de la Fuerza Aérea
Mexicana en las alas, alternando con la estrella americana y bandas en
color verde, blanco y rojo en el timón de dirección, así como una figura
de picos blancos, a veces llamada “pétalo”, en la cubierta anular del
motor como marca distintiva. El personal, orgulloso, se refería a sus
aviones como “Las Palomas”.
El 4 de julio MacArthur anunció la liberación de las islas Filipinas
y dado que la aviación japonesa había sido neutralizada desde antes de
la llegada de la F.A.E.M.
Los pilotos mexicanos no habían tenido la oportunidad de
participar en combate aéreo, pero estaban ansiosos por hacerlo. Con
el único fin de encontrar aviones enemigos en el aire y combatirlos, se
organizaron patrullas de combate de largo alcance a Formosa (ahora
Taiwán), a 600.00 millas de distancia de Porac.
Estas misiones eran muy peligrosas ya que se tenía que volar
sobre el mar sin que existieran lugares apropiados para aterrizar en
caso de emergencia. Cuatro de estas misiones se ejecutaron entre el 6
y el 9 de julio.
Sólo en la misión del 8 de julio hubo contacto con aviones
enemigos, pero el escaso combustible disponible al momento
imposibilitó la persecución y los dos aviones japoneses avistados
fueron perdidos de vista entre las nubes.
Antes de regresar a México, el 25 de septiembre, los miembros
de la F.A.E.M. develaron un monumento a sus compañeros caídos; el
monumento fue diseñado por el piloto Miguel Moreno Arreola y fue
construido con la ayuda de 10 elementos del escuadrón. El águila que
remata el monumento fue realizada por el escultor filipino Tolentino.
Durante el tiempo de combate el Escuadrón 201 empleo
ametralladoras, bombas de fragmentación y de fuego contra columnas
743
Ingeniero Alberto Isaí Suárez Pérez
enemigas, artillería, tanques y camiones, con el mérito de haber dejado
fuera de combate a mas de 30 mil japoneses en sólo 10 semanas,
reflejando su capacidad profesional y poniendo a México en todo lo alto.
Se tuvieron en total 96 misiones de combate, con un acumulado
de 2,842 horas de vuelo en todo el pacífico, de las cuales las horas de
combate fueron 1,966 y con una capacidad de ataque de 957 bombas
lanzadas de capacidad de 1000 libras y otras 500 más con capacidad de
500 libras, así como cartuchos calibre 0.50 disparados que dieron un
total de 166,922, durante todas sus operaciones.5
El 12 de octubre, el Escuadrón entregó sus aviones al “Grupo
de Servicios Aéreos 45” e iniciaron los preparativos para el regreso a
México. Los integrantes de la F.A.E.M. abordaron el buque Sea Marlin
el 23 de octubre, arribando el 13 de noviembre a San Pedro, California.
Los integrantes de la ‘Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana
fueron ascendidos al grado inmediato superior y les fue otorgada
la medalla “Servicio en el Lejano Oriente”, la “Legión de Honor de
México”, la “Medalla de la Liberación de la República Filipina” con
gafete de Recomendación Presidencial, así como las condecoraciones
estadounidenses “Eficiencia del Ejército”, “Eficiencia de la Fuerza
Aérea”, “Campaña de Americana”, “Campaña Asia-Pacífico” y
‘Victoria de la Segunda Guerra Mundial’. Los pilotos recibieron además
la “Medalla del Aire” y el Coronel Cárdenas y el Capitán Gaxiola la
“Legión al Mérito”.
El 18 de Noviembre arribaron a la capital mexicana los soldados
que después de haber cumplido con la responsabilidad y el valor en
representación de un pueblo, los cuales fueron recibidos por el entonces
presidente Manuel Ávila Camacho.
El 20 de noviembre de 1945 durante el desfile Cívico militar
conmemorativo de la revolución, se contó con la participación de la
Fuerza Aérea Expedicionaria, Escuadrón 201, esto después de haber
participado en los frentes de la guerra del Pacífico, en la Segunda
Guerra Mundial, como símbolo de reconocimiento y respeto por parte
de las autoridades en ese año.
Se fueron a la Guerra 298 elementos mexicanos, no regresaron
cinco que en cumplimiento del deber dieron su vida por la libertad de
otros, lucharon contra el enemigo y se convirtieron en héroes y mártires
de guerra.
Muchos de los integrantes pasaron con éxito a otras carreras de la
vida, algunos como líderes de la aviación civil o del Ejército Mexicano,
otros como hombres de negocios, educadores e ingenieros; cinco de los
pilotos llegaron a ser generales de la Fuerza Aérea Mexicana.
744
Ingeniero Alberto Isaí Suárez Pérez
En México se han levantado monumentos y se han nombrado
calles, vecindarios y escuelas en honor del Escuadrón 201; incluso una
estación del Metro de la Ciudad de México lleva su nombre.
Hoy en día podemos encontrar la bandera que acompañó a
la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana en 1945, en el Museo de
Alcázar del Catillo de Chapultepec, y ahí mismo se pueden observar
las condecoraciones que se les dieron a los miembro de este grupo,
como lo son las de Servicio en el Lejano Oriente y las de Sociedad
Defensora de la República Mexicana.
La participación de México durante la Segunda Guerra Mundial
es poco reconocida en los libros de historia, y en la sociedad nacional.
Aun así los miembros del ejército mantienen el recuerdo y los
honores hacia este escuadrón, así como los historiadores que sí se
interesan por este tipo de eventos y otros que deben de tener más peso
en la sociedad mexicana.
Es tal el respeto que sabiendo que en el Teatro de Operaciones del
Pacífico murieron cinco elementos de la Fuerza Aérea Expedicionaria
Mexicana en cumplimiento de su deber, peleando contra el enemigo
y otro más por enfermedad, y esta actuación de México en la Segunda
Guerra Mundial lo hizo figurar entre las naciones victoriosas.
Y es por eso que en el año 2004, la Comisión de Gobernación
expidió el decreto por el que se adiciona la fecha 2 de mayo, como
“conmemoración de la Muerte de los pilotos de la Fuerza Aérea
Expedicionaria Mexicana en 1945”, celebrándose año con año en la
Ciudad de México en el Castillo de Chapultepec.
De igual forma año con año el ejército en sus celebraciones
anuales, mantiene el recuerdo de la gesta heroica de un grupo de
Mexicanos que lucharon por la libertad y la paz de otras naciones y
así poder terminar con años de sufrimiento y muerte a nivel mundial.
Y a pesar de que ya pasaron muchos años de esto, la historia
nacional no les rinde el derecho de héroes que estos hombres se
merecen. Es muy poco lo que se habla de ellos y los libros de historia,
la historia oficial, lo demuestran con su nula aparición de memorias
acerca del escuadrón 201.
Son héroes de carne y hueso que tuvieron su participación en la
guerra más importante de la humanidad en el siglo pasado y que en su
momento como en todo caso, es novedad y orgullo, pero con el paso
de los años se van olvidando, se convierten en un viejo y nulo recuerdo
de lo que unos hombres mexicanos, no solamente arriesgaron su vida
por su nación sino por otras naciones que luchaban por un ideal y un
futuro mundial.
745
Ingeniero Alberto Isaí Suárez Pérez
Con esto se trata de hacer en este trabajo una remembranza
de todo lo que aconteció con el antes, durante y después del
escuadrón 201.
El escuadrón 201 no participó en las batallas aéreas de Europa no
por esto dejaron de ser importantes, su participación en la liberación
del Pacífico significó un apoyo para los aliados muy importante debido
a su dedicación y como todo buen mexicano el mostrar que somos de
sangre guerrera y valiente ante toda situación.
Debemos de recordar que antes de que se lanzaran las bombas
atómicas contra Japón se tenía contemplada una operación más grande
y más difícil que la de la liberación de Europa en la cual habría muchas
bajas humanas, y se debe de reconocer que las batallas del pacífico
fueron más difíciles por la resistencia y combate del enemigo japonés,
con lo cual se hace notar que el Escuadrón 201 fue a pelear a uno de
los lugares más difíciles de la Segunda Guerra Mundial.
Y como nota final en esta conclusión decidí no incluir los
casos de las bajas mexicanas en este documento, porque aunque son
importantes y algunas fueron por accidentes y otras en actos heroicos,
preferí dar un contexto general de la historia de este glorioso grupo de
héroes mexicanos.
746
Mesa VIII
Centenario del Ejército Mexicano
Moderador:
Doctor Federico Ponce Rojas
Índice
Mesa VIII
Centenario del Ejército Mexicano
751 75 Aniversario de Creación de la Escuela Militar
de Enfermeras, como parte de los festejos del
Centenario del Ejército Mexicano
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Celia Juárez Castro
775 El Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa
Nacional
Licenciado Guillermo Romo Jaramillo
783 La Marina-Armada de México, perspectivas
historiográficas a cien años de distancia
Cap. Corb. Leticia Rivera Cabrieles
807 La Rebelión del buque cañonero Tampico
Maestro Otilio Silva Andraca
817 La impartición de Justicia Militar y el Fuero. 19171920
Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
843 El Cuerpo de Guardias Presidenciales
Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
873 Los Tratados de Teoloyucan... Su significado
a 100 años de la victoria militar del Ejército
Constitucionalista
Cap. 1/o. Historiador Antonio Campuzano
Rosales
75 Aniversario de Creación de la
Escuela Militar de Enfermeras,
como parte de los festejos del
Centenario del Ejército Mexicano
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Celia Juárez Castro
C
on el fin de realizar un análisis general de los diferentes planteles
militares y unidades que integran la institución castrense, y
como parte de los centenarios que muchos de ellos están por
cumplir, como es el caso de la Escuela Médico Militar el próximo
2017, en esta ponencia se hablara del 75 Aniversario de la Escuela
Militar de Enfermeras.
Abordar el tema de la primera escuela castrense completamente
femenina nos merece no solo el recuento cronológico de su
desarrollo sino dar a conocer la experiencia de quienes han sido
testigo y parte de él, como algunas herederas de ese proceso y que
influenciaron en generaciones futuras su deseo de hacer sobresalir
su institución educativa.
Cabe destacar que, a pesar de los festejos tradicionales en
cuanto a los aniversarios de Creación de la Escuela que se realizan
año con año, no se ha llevado a cabo un recuento, cronología
o bien una mínima reflexión sobre el desarrollo y evolución de
la Escuela Militar de Enfermeras, por los menos desde su XXV
Aniversario de Creación.
La intención de este escrito es dar a conocer en un recuento
de hechos y personajes sobresalientes, como ha trascendido dicha
institución educativa, a través de sus fuentes primarias, publicaciones
especializadas e historia oral, testimonios de quienes se encargaron
de dar forma y organización al plantel femenino militar de mayor
presencia entre los miembros del Ejército Mexicano.
Antecedentes y creación de la Escuela Militar de Enfermeras
La enfermería como especialidad, tiene un origen tan remoto como
la misma formación de la sociedad, se le reconoce en muchos de los
pueblos prehispánicos, y durante mucho tiempo, la figura de la partera
era sinónimo de enfermera o persona encargada del cuidado de las
mujeres embarazadas, sin embargo en este escrito solo nos referiremos
a los precedentes de la enfermería, considerada moderna y su influencia
en la enfermería militar en nuestro país.
751
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Celia Juárez Castro
La génesis de la enfermería militar en México se puede ubicar
en las campañas militares del siglo XIX, desde la Independencia hasta
el Porfiriato, donde los ejércitos en movimiento eran asistidos por las
soldaderas, algunas por el compromiso familiar, otras por pago, pero
todas bajo la condición de preservar una vida mientras los contendientes
intentaban quitársela. Por ejemplo, en la campaña de Texas donde el
ejército regular no llevó tren de ambulancia ni médicos, se vio en la
necesidad de hacerse cargo de su propia salud de las miles de mujeres
que los acompañaban, por ser esposas de los soldados o porque algunas
de ellas les seguían a falta de un sostén económico. 1
Quien realmente comprende y explica cómo la enfermera
militar fue asumiendo este papel, a través de la necesidad de contar
con gente que se dedicara a cuidar de los heridos de guerra, debido
a que los hombres estaban en el frente de batalla, fue la enfermera
Florence Nigthingale, a quien podemos ubicar como el antecedente
de quien se preocupó por organizar y estructurar el servicio de
enfermería militar y su forma de proceder.
La enfermería es una profesión surgida en el contexto de la modernidad, nace
en nuestro país dentro del mundo hospitalario, pasando rápidamente a formar
parte de la universidad, es certificada por la Escuela de Medicina y legitimada
por la necesidad de los médicos, para cumplir una función de ayudantes en la
atención a los enfermos. 2
En los albores del siglo XIX, la enfermería se inició como
parte del compromiso de mujeres moralmente responsables de
liderar organizaciones de asistencia pública para el cuidado de los
enfermos, inicialmente, como práctica empírica, y que poco a poco
fue identificándose con tres atributos básicos y definitorios del oficio
“herencia religiosa, femenina y militar. 3
La educación clerical, que se impartía en los conventos, destinaba
una parte de la enseñanza al cuidado de los enfermos o heridos de
guerra en los hospitales de sangre; destaca la labor de las hermanas
de la caridad, 4 “…la Congregación de las Hermanas de la Caridad,
traídas a México por iniciativa de la Condesa Ana María Gómez de
la Cortina para que brindaran a los enfermos sus enormes beneficios
como enfermeras de profesión”.5
De las primeras monjas que acentuó la labor de la enfermería
femenina, fue Sor Micaela de Ayanz, quien en 1847 atendió a los
heridos en combate durante la guerra de nuestro país contra los
Estados Unidos de América. Su reconocimiento se debe a que
752
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Celia Juárez Castro
improvisó y acondicionó como hospital de campaña el convento de
San Pablo, en adelante se encargó de la organización y administración
de lo que sería el hospital de San Pablo, (hoy Hospital Juárez), labor
que desempeñó durante 27 años. 6
En 1894, cuando el doctor Luis E. Ruiz director del Hospital
Juárez, aprovechó los avances en la asepsia de heridas, y a falta de
médicos, fomentó que las mujeres realizaran las actividades de
enfermería y se dedicaran a hacer las curaciones, por considerarlas
más aseadas, cuidadosas y perseverantes en su empleo.7
En lo referente a la herencia militar,8 México retoma la tradición
que estableció Nightingale, con respecto a la visión militar en
enfermería, la disciplina fue de su principales propuestas, por ende
la incorporación de valores. Señala que el uniforme se convierte
en un símbolo, que sin él, la enfermera parece perder su identidad;
esta herencia reforzó ciertos valores de la influencia religiosa y
especialmente el concepto de disciplina que implica cumplir órdenes.
Nightingale incluyó en sus “Notas”, “la enfermería emplea acciones
disciplinarias originadas en el orden militar, como por ejemplo: el uso
de un uniforme, buen aseo, modales agradables, y una disposición
amistosa”;9 además definió como debía ser la relación enfermerapaciente crucial para la buena evolución del enfermo.
Los preceptos de Florence Nightingale se retomaron en el
Hospital Militar de Instrucción, que durante muchos años fungía como
sede de los Médicos Militares y que educó a las primeras alumnas de la
Enfermería Militar del país.
“En México, la Secretaría de Guerra y Marina contaba con
hospitales en diversas partes del país; los más grandes en Guadalajara,
Puebla, Mérida, Monterrey y Ciudad Juárez; el más importante
era el de la Ciudad de México, conocido como Hospital Militar de
Instrucción”, 10 fundado en enero de 1881, se le dio el calificativo de
instrucción por su función docente. 11
En 1910, se creó la primera “Escuela y del Servicio de
Enfermeras”, en el Hospital Militar de Instrucción. Aunque
comenzaron sus actividades desde 1894, se suscribió un reglamento,
el 9 de febrero de 1910, que entró en vigor el 1 de julio del mismo
año, para la carrera de enfermería en el Ejército, de acuerdo al
importante documento que se encuentra en la sala de historia de la
Escuela Militar de Enfermeras titulado “Organización y Reglamento
de la Escuela y del Servicio de Enfermeras”.12 Este escrito constituyó
el instructivo básico para la organización y funcionamiento de la
escuela; es el primer documento editado por la Secretaría de Guerra
753
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Celia Juárez Castro
y Marina, que refiere a la escuela y del servicio de Enfermeras. Este
texto normativo en su Artículo 10 cita:
…el establecimiento de la Escuela Militar de Enfermeras, anexa a la EscuelaPráctica Médico Militar, en el Hospital Militar de instrucción, siendo su
Director nato, el Director de este establecimiento, y constituyendo parte
integrante del cuerpo de sanidad del Ejército. 13
La Secretaría de Guerra, determinaba el número de alumnas de la
Escuela Militar de Enfermeras, con relación a las necesidades del servicio.
El reglamento estableció que como misión principal de la Enfermera del
Cuerpo de Sanidad Militar debía proporcionar “…cuidados escrupulosos
y atención concienzuda y eficaz a los enfermos del Ejército Nacional
que tengan a su cargo, y el desempeño de las diversas funciones del
servicio mecánico del lugar en que presten sus servicios”. 14
El Reglamento se compone de dos apartados, Organización,
con 23 artículos, y el Reglamento, propiamente, que constaba de 87
artículos. Los requisitos de ingresó a la Escuela, eran los básicos para
que pudiesen concentrarse en los estudios, se les exigía ser solteras
o viudas y sin hijos; con edad mínimo de 21 años y no más de 40;
buena salud y constitución física; buena conducta y con educación
primaria elemental. 15
Recién que ingresaban, serían consideradas alumnas de tercera;
y conforme avanzaban en sus cursos y, dependiendo de la conducta
observada, se les distinguiría como alumnas de primera y segunda.
Era obligatorio prestar sus servicios en calidad de Enfermeras en el
Hospital Militar de Instrucción por lo menos un año, la duración de
estudios era de 3 años.
Las prácticas se realizarían en el Hospital Militar de Instrucción,
bajo la estricta supervisión de sus profesores; las evaluaciones
correspondían a las calificaciones de “mal”, “mediano”, “bien”, “muy
bien” y “perfectamente bien”, para aprobar debían obtener por lo
menos tres votos de “mediano”. 16
Al concluir los estudios se sometían a un examen general, ante
un jurado compuesto por 5 profesores de la escuela, obviamente
médicos; al aprobar recibían diploma firmado por el Secretario de
Guerra y prestaban obligatoriamente tres años de servicios.17 Podían
truncar sus estudios si no presentaban todos los exámenes, sin causa
justificada o reprobaban exámenes parciales o el general”. 18
Las actividades generales, técnicas y administrativas se
realizaban con horarios establecidos, así como la forma de dirigirse
754
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Celia Juárez Castro
a los médicos, imponiéndoles un rígido pero respetuoso “señor”,
y el trato de las enfermeras entre sí, con la palabra “señorita”. Su
desarrollo y evolución enfrentó un cese, debido a la disolución del
Ejército Federal el 13 de agosto de 1914, que establecía la eliminación
de dicha fuerza armada y, por ende, el de todas sus escuelas. 19 El
experimento no obtuvo frutos pues se vio truncado por el periodo
político que sufrió un enfrentamiento generacional y que derivó
en un cambio latente, ante la ola del proceso revolucionario que se
avecinaba en el horizonte.
La Enfermera Militar en la Revolución Mexicana
El inició del siglo XX México se vio inmerso en la avalancha
revolucionaria del movimiento social más importante de esa centuria,
el movimiento armado influyó en todos los aspectos del desarrollo
nacional; el servicio sanitario no fue la excepción.
La herencia progresista y modernizadora del porfiriato no había
mermado el espíritu de los científicos o principales personalidades
de ciencia, quienes, ya fuese simpatizando con las ideas porfiristas
o con las revolucionarias, manifestaban el deseo de ayudar. Entre
la última década del siglo XIX y principios del XX, surgieron los
principales cuerpos médicos que comprendían la Cruz Roja, La
Cruz Blanca20 y La Cruz Azul.
En México, después de adherirse a la Convención de Ginebra de
1864, en donde se definía la suerte de los heridos y enfermos de los
ejércitos en campaña, se fomentó la creación de la Cruz Roja, la cual se
fundó por decreto presidencial del 21 de febrero de 1910, reconociendo
la existencia de la institución como auxiliar del Servicio Sanitario del
Ejército Mexicano”, respondiendo por primera ocasión ante un evento
de desastre natural en Monterrey; el decreto fue publicado el 12 de
marzo de 1910 en el Diario Oficial de la Federación. 21
El enfrentamiento armado obtuvo eco entre algunos estudiantes
de medicina que con gran convicción organizaron un pequeño grupo,
en la Ciudad de México, que buscó el apoyo de la Cruz Roja con la
intención de viajar al frente de batalla; la negativa de las autoridades
fue rotunda y decidieron realizar el viaje con donativos. Entre los
organizadores se encontraba Elena Arizmendi, una de las primeras
enfermeras voluntarias quien con médicos y voluntarios viajaron de la
Ciudad de México hacia el Norte, en Monterrey la sociedad regia les
proporcionó un donativo de 3,000 mil pesos para que siguieran con su
empresa y se encaminaran a Ciudad Juárez, como era su propósito. 22
755
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Celia Juárez Castro
A pesar de que muchos jefes revolucionarios les insistían en que
se pasaran a sus filas, estas primeras brigadas de médicos y enfermeras
defendían su neutralidad a toda costa. Para distinguirse de la Cruz
Roja tradicional, éste grupo adoptó el nombre de Cruz Blanca Neutral
y el distintivo de una Cruz Blanca en fondo Azul, con el lema “por
la humanidad”, que además agregaban a la correspondencia, por
debajo del “Sufragio Efectivo. No Reelección”, ya que sus servicios
se proporcionarían a cualquier persona que los requiriese, fueran
revolucionarios o del ejército federal; atendieron a los heridos de la
Toma de Ciudad Juárez, Chih., en mayo de 1911, y en adelante se les
atribuye el haber participado en toda la campaña constitucionalista. 23
La División del Norte, también contó con un ágil y moderno sistema
de ambulancia para su época y circunstancias: “El tren hospital se
hallaba justo atrás del tren que transportaba las tropas. Cuarenta
vagones esmaltados por dentro, que llevaban en el costado una gran
cruz azul y la leyenda ‘Servicio Sanitario’, atendían a los heridos que
llegaban del frente”. 24
Ante la falta de conocimientos de enfermería, de las voluntarias,
los jefes revolucionarios contrataron médicos que enseñaran los
conocimientos básicos. “En 1915...las mujeres mexicanas se
introducían en los campos de batalla para dar atención, cariño y
consuelo a los caídos, soportando la sed, el hambre y los desvelos,
llevando a cuestas lo indispensable para proporcionar a sus hombres al
final de la jornada, comida caliente y descanso confortable”.25
Obregón señaló el valor de su servicio sanitario de “…los
médicos y ambulantes estuvieron constantemente en la zona de fuego,
recogiendo heridos y transportándolos a los trenes-hospitales, que
se encontraban en la estación, frente al tren del Cuartel General, a
distancia de un kilómetro de nuestra línea de fuego del frente, y bajo
el fuego de la artillería enemiga”.26 Una de la primeras mujeres que
destacaron por sus servicios fue Refugio Esteves mejor conocida como
la “Madre Cuca”.
Uno de los hospitales militares de la revolución se instaló en
Querétaro, donde el personal de médicos adiestró a los ambulantes
en enfermería en compañía de un grupo de soldaderas, que actuaban
como enfermeras encargadas de la proveeduría. Después de muchas
peripecias, parte de ese personal de sanidad se trasladó a la Ciudad de
México, incorporándose al viejo Hospital Militar, situado en las calles
de Vértiz y Lavista.27
En 1916, se dieron los primeros impulsos por retomar la
enseñanza militar de la enfermería entre mujeres, debido a que
756
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Celia Juárez Castro
muchos de los conocimientos eran empíricos, no obstante que en la
Facultad de Medicina existía la Escuela de Enfermería y Obstetricia,
por lo menos desde que se comenzó a elaborar el Reglamento para
dicha escuela en 1895,28 por ello el Primer Jefe, Venustiano Carranza,
mandó publicar una circular en que disponía “que de entre el personal
adscrito a cada hospital militar, se nombrase uno o dos instructores
que impartan conocimientos elementales de curación y vendajes de
heridos a las señoras y señoritas que deseasen adquirirlos, en caso de
una guerra internacional”. 29
La participación de la mujer durante el proceso revolucionario
la distinguió como “pioneras en la enfermería”; por ello era necesario
que estas mujeres que destacaron durante este conflicto armado como
impulsoras de la enfermería; quienes por su iniciativa, preocupación
y entrega al cuidar las heridas de los participantes de la Revolución
Mexicana, se prepararan correctamente. 30
Fundadoras y veteranas de la Revolución
Aquellas que se dedicaron a la enfermería como voluntarias, durante
este proceso revolucionario presentaron similares características,
algunas que tenían estudios de enfermería pronto formaron parte de
los cuerpos de sanidad y, en un corto tiempo, se desempeñaron como
buenas administradoras de hospitales como doña Refugio Esteves
Reyes, a quien se le considera como la primera Enfermera Militar.
Ingresó como costurera en el Hospital Militar de Guadalajara,
pronto se interesó por las actividades de enfermería; comenzó
limpiando el instrumental quirúrgico que se empleaba en las cirugías:
amputaciones, fracturas, etc., lo que le permitió conocer y practicar los
procedimientos de enfermería. En 1909 fue evaluada con un exámen
teórico práctico,31 en el que resultó aprobada y aceptada formalmente
en el gremio de enfermería del Hospital Militar de Guadalajara. Prestó
sus servicios como enfermera en los hospitales de los estados de
Querétaro y Guanajuato.
Se incorporó a las fuerzas constitucionalistas, en 1914, con el fin
de atender a los heridos en los campos de batalla. En el año de 1938 a
la edad de 57 años ingresó a la recién fundada Escuela para Enfermeras
del Ejército, formó parte de la primera generación, el 25 de enero de
1939 a las quince horas sustento su examen profesional, en la primera
sala de cirugía del Hospital General Militar, aprobada por unanimidad;
obtuvo el grado de enfermera titulada a los 58 años de edad; un año
más tarde inscribió su título en el registro público de profesiones.
757
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Celia Juárez Castro
Las enfermeras que habían formado parte de los cuerpos de
sanidad y que directamente enfrentaron los roces de proyectiles, en
pos del bienestar de la vida de algún combatiente, se reincorporaron
en alguno de los múltiples lugares que adoptaron como hospitales y,
otras de ellas, posteriormente se trasladaron a la Ciudad de México
con el fin de terminar sus estudios y especializarse en la profesión.
Algunas, simplemente volvieron a la tranquilidad del hogar.
El fomento de la Educación Militar durante el proceso
posrevolucionario
En los inicios de la década de 1920, comenzó una de las
etapas de reorganización y retorno al orden constitucional, el cual
se vería reflejado en todos los ámbitos de la administración pública,
reestructuración que se extendió hasta el gobierno Cardenista. Una
forma de mostrarlo fue mediante la mejora de la situación sanitaria
del Ejército, que en ese momento era deplorable, por ello, “Al igual
que otros servicios, una parte importante de su personal [Sanidad] era
asimilado: en 1921 tenía 51 médicos y 238 enfermeras, el resto del
personal lo conformaban militares de algunas de las armas”.32
Uno de los beneficios se reflejó en la educación, “siendo el General
Calles secretario de Guerra y Marina, (…) se propuso la iniciativa para
la creación de la Dirección General de Educación Militar, que tuvo
lugar el 15 de diciembre de 1931(…) iniciativa (que) resultó vital para
la consolidación del proyecto educativo militar posrevolucionario…” 33
El Hospital Militar de México, el cual era conocido como
Hospital en Instrucción, estaba dedicado a la educación médica
militar. A pesar de que siempre pervivió la tutela de médicos sobre las
enfermeras, las opiniones estaban cambiando al respecto, sobre todo
porque la especialización se estaba evidenciando y existían algunos
médicos que pensaban que:
La enfermera necesita la dirección del médico, pero su profesión tiene tales
habilidades que requiere un conocimiento especial para poseerlas; éste lo
posee la enfermera propiamente preparada pero no el médico. La profesión del
médico y de la enfermera son afines, sin embargo son distintas profesiones. No
hay necesidad, y aun le encuentro ciertas desventajas, de que sean solamente
médicos los sinodales examinadores.34
El 4 de diciembre de 1934, dio inicio el proyecto para construir
un nuevo Hospital Militar, ubicado en Lomas de Sotelo. “La
758
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Celia Juárez Castro
primera piedra de este hospital fue colocada el 13 de agosto de
1936 por el Presidente de la República, Gral. Lázaro Cárdenas, y la
construcción ya terminada, fue inaugurada el 20 de noviembre de
1942 por el Presidente Gral. Manuel Ávila Camacho”.35
Una serie de cambios se avecinaba, y plasmaban en decretos
que determinaban el rumbo que seguirían las políticas del Estado,
uno influyó en el resto de las medidas al interior de la institución, el
cambio de denominación, de Secretaria de Guerra y Marina por el de
la Secretaría de la Defensa Nacional, según decreto publicado el 1º de
noviembre de 1937, durante el gobierno del General Lázaro Cárdenas
del Río. Con el fin de proporcionar un buen servicio sanitario:
…se decretaron reformas a los artículos 8 y 10 del Reglamento para Computar
y Ajustar tiempo de Servicios de los miembros del Ejército y Armada, que
ajusta los tiempos dobles para quienes acudieron a las campañas desde 1910,
1912, 1913, 1914-1917, 1917-1920, 1923-1924,1926-1927, 1927-1929, y
militares que prestaran servicios en los lazaretos militares, donde se alojaba el
personal que sufría de enfermedades infecto-contagiosas. 36
Ante la imprescindible necesidad de que el personal de enfermeras
militares tuviera acreditado un mínimo de conocimientos de higiene y
de que la educación empírica no era suficiente por mucha práctica que
se tuviese, exponiéndose así la salud de los militares encamados en los
hospitales y enfermerías, se creó la Escuela para Enfermeras del Ejército.
Fundación de la Escuela Militar de Enfermeras. (1938-1964)
El 21 de marzo de 1938, se fundó la escuela, se abrieron las puertas
para principiar los cursos dedicados especialmente a la capacitación
de las enfermeras que en forma empírica prestaban sus servicios
en el Hospital General Militar. El 18 de mayo de 1938 por decreto
presidencial publicado en el Diario Oficial, se publicó la creación de
la Escuela para Enfermeras del Ejército. La formación teórica, que
exigía el sistema educativo militar, para robustecer el proceso de
profesionalización de la enfermería, era parte de los objetivos iníciales
para la creación de la Escuela Militar de Enfermeras.
Las primeras instalaciones fueron las del Hospital Juárez, en
donde realizaban su preparación teórica y práctica. El alumnado,
que solicitó ingresar como estudiantes de enfermería, se integró con
aquellas que no poseían certificados de la carrera, sin embargo fungían
como enfermeras empíricas en el Hospital General, así como personal
759
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Celia Juárez Castro
femenino que reuniera los requisitos marcados en el instructivo, fueron
condiciones para aceptar alumnas: la soltería, mínimo 21 años y un
máximo de 40, buena salud, buena conducta y primaria concluida, los
cursos debían cubrirse en 2 años. Al final de sus estudios, se expedía
un certificado que las reconocía como Enfermeras del Ejército y eran
enviadas a los nosocomios del interior de la República, mientras las
que estaban fuera venían a estudiar.37
Durante los años de 1938 a 1943, el área de la salud no fue favorecida,
debido al proyecto de expropiación de la industria petrolera. 38 Con este
impedimento económico aunque no insalvable, la escuela no recibió
apoyo presupuestal, las alumnas realizaban aportaciones económicas
de $10.00 pesos por semestre para realizar sus estudios y no existió
remuneración económica para el personal que impartía las cátedras,
lo que significó para las alumnas realizar verdaderos sacrificios para
lograr la aspiración de servir en el Ejército Mexicano. 39
En 1942, con la reciente inauguración del Hospital Central
Militar, la Escuela Militar de Enfermeras, ocupó sus instalaciones y
quedó ubicada en el último piso de la primera sección, alas norte y sur. 40
Respecto al reclutamiento, en el Capítulo V Articulo 9, del
Reglamento del Hospital Central Militar, señalaba que para el personal
técnico del que se conformaría dicho Hospital:
Las Enfermeras podrán ser especializadas o no especializadas, las primeras
son aquellas que hayan hecho un curso de especialización en la Escuela de
Enfermeras Militares y serán las únicas capacitadas para desempeñar el cargo
de Enfermeras en Jefe de los Servicios Técnicos y ser comisionadas en Servicios
tales como operaciones, laboratorios fisioterapia y radiología.41
También se aceptaría a cualquier enfermera titulada de la Escuela
de Enfermeras Militares o de algún otro plantel reconocido por el
Departamento de Salubridad Pública, sin embargo consideraba que las
no tituladas que ya estuviesen prestando sus servicios podrían hacerlos,
siempre y cuando sustentaran el examen correspondiente para obtener
el título, en un plazo no mayor a dos años. 42
Hacia 1944, la enfermería incursionó en una materia nueva dentro
de su desarrollo profesional, recién se incorporaba al Sistema Educativo
Militar, no se tenían bien a bien las aéreas en que se desarrollarían las
enfermeras militares, cuando ya estaban incursionando en planes de
estudio sin definir completamente el perfil educativo.
Al respecto tenemos una concienzuda reflexión de la Enfermera
Alma Esther Álvarez Ortega, quien perteneció al Servicio de Aeronáutica
760
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Celia Juárez Castro
y nos enumera una serie de cualidades para desempeñarse en ese
ámbito, principalmente resaltando los momentos de urgencia en que se
tiene la vida o muerte del soldado en sus manos. Para ella la Enfermera
que desease ingresar en dicho servicio, aparte de fungir como auxiliar
del facultativo (médico), de sus cualidades morales e inherentes con los
juramentos que realizan como egresadas debían tener:
[…] la enfermera en acción en el Arma de Aeronáutica que por su índole [reviste]
un carácter especial […] En nuestro medio y existiendo la circunstancia de que
a la Enfermera Militar aún no se le coloca en el lugar que le corresponde. Solo
le queda como consecuencia permanecer al lado del facultativo para auxiliarlo
en sus intervenciones quirúrgicas médicas, […] que en mi concepto es muy
secundario para una Enfermera Militar.43
La Escuela para Enfermeras del Ejército, cambio de nombre, a
Escuela Militar de Enfermeras y Parteras, por decreto presidencial
de fecha 23 de octubre de 1946, “cuyo objetivo fue el mejoramiento
técnico de las alumnas de dicho plantel, para prestar una atención
profesional más eficiente a los miembros del Ejército y sus familiares.”44
Cabe aclarar que a pesar de que las parteras gozaban de una
gran popularidad en el país, desde los pueblos prehispánicos 45 y que
además fueron reconocidas durante todo el siglo XIX, y aunque la
práctica inicial la realizaban las matronas, quienes regularmente no
tenían estudios para llevar a cabo el procedimiento, también es cierto
que las primeras en obtener títulos como parteras 46, fueron mujeres
que realizaban estudios ex profeso para ejercer dicho oficio y cursaban
la misma materia de obstetricia a la que asistían los estudiantes de
medicina, de tal modo, que en el mismo decreto, existe un subtítulo en
que se considera el “Ciclo de Enfermería Superior” con un programa
universitario. 47
En el año de 1947, tras haber concluido la Segunda Guerra
Mundial, el país se encontraba en un periodo de desarrollo económico
estabilizador, la Escuela Militar de Enfermeras y Parteras, realizó
la ampliación del plan de enseñanza de enfermería, para estar a la
vanguardia con el progreso, culminando con el establecimiento
del internado, lo que significó uno de los pasos más firmes para la
consolidación de este Plantel Educativo.48
La formación profesional de las Enfermeras Militares, se puso
de manifiesto, cuando la Capitán 2/o. Enfermera Ángela Razo
Zavala, fue nombrada subdirectora del plantel, en el periodo del 1º
de agosto de 1947 hasta el 31 de diciembre de 1959. En el año de
761
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Celia Juárez Castro
1948, siendo parte del cuerpo directivo, representó a la Escuela
Militar de Enfermeras, en el concurso de enfermeras instructoras,
auspiciado por la Organización Nacional de la Salud y llevado a cabo
en la Universidad Nacional Autónoma de México, obtuvo los primeros
lugares a nivel nacional, otorgándosele una beca para realizar el “curso
teórico-práctico de instrucción de técnicas hospitalarias” con un año
de duración en la Universidad de Boulder, Denver, Colorado, E.U.A.49
Durante estos años se buscó obtener un local ex profeso para
ejercer la profesión, para ello la siguiente anécdota ayudara e entender
el nivel en el que se vivía, según nos refiere la Teniente Coronel
Eva Miranda, quien fue alumna durante los años de 1953-1956, se
acercaron al entonces candidato a la presidencia Adolfo López Mateos
(1958), un grupo de cadetes, a quien le hicieron la petición de contar
con sus propias instalaciones. Tiempo después cuando fue electo
Presidente de la República y en una situación similar se aproximó a las
enfermeras militares y les dijo: “Ahora sí, voy a hacerles su Escuela”. 50
No obstante, su predecesor le otorgó a la enfermera el estatus de
militar, de tal manera que dispuso, mediante decreto expedido el 5 de
enero de 1957 y publicado en el Diario Oficial de la Federación el 3 de
abril del mismo año, el Licenciado Adolfo Ruiz Cortines, Presidente
Constitucional del país, determinó que las egresadas obtuvieran el
grado de Subteniente Enfermera, toda vez que debían servir al Ejército,
cinco años como mínimo, y en adelante se le brindara la oportunidad de
participar en promociones para ascender al grado inmediato superior,
hasta obtener el grado de Capitán 1/o. Enfermera. 51
En el año de 1960, se firma un convenio de colaboración con
diferentes países, para recibir personal femenino que fue graduado
como enfermera militar en esta escuela; de entre ellos figuran:
Guatemala, Belice, Honduras, Panamá, El Salvador, Costa Rica.
A partir de aquí existió una consolidación como plantel militar,
debido a que el 19 de agosto 1963, el entonces Secretario de la Defensa
Nacional, General Agustín Olachea, abanderó a la Escuela Militar de
Enfermeras y Parteras, acto que dio sentido de patriotismo, pertenencia
y lealtad a esta institución.52
Escuela Militar de Enfermeras y Parteras
La situación de la carrera de enfermería era diferente en el ámbito
externo al ejército, y los médicos manipularon esa área ocasionando
con este hecho que desapareciera la carrera de partera en el país, en el
caso de la Enfermería Militar, eran pocas las especialistas y ese rubro
762
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Celia Juárez Castro
les correspondía exclusivamente a los médicos.53 En ese momento se
contaban 17 parteras militares y ninguna ejercía.54
Siendo Presidente Constitucional de los Estados Unidos
Mexicanos, el Lic. Adolfo López Mateos, por Decreto Presidencial, del
16 de diciembre de 1963, la Escuela Militar de Enfermeras y Parteras,
cambia su denominación por el de Escuela Militar de Enfermeras, lo
cual se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 21 de enero
de 1964, incursionando las enfermeras militares como docentes, para
impartir las cátedras a las alumnas, con la satisfacción de poder servir
a su alma mater. 55
La razón del cambio de denominación más que responder a la
modernización del servicio, cerraba el ciclo de un momento clave en
la historia poblacional del país. En ese sentido: “Las fuentes de datos
históricos registran en 1930 una TGF (Tasa Global de Fecundidad)
de 6.0 hijos promedio por mujer a lo largo de su vida fértil. Las
intervenciones públicas de corte pronatalista tuvieron el efecto esperado
y, casi 40 años después (1968), la TGF alcanzó un nivel máximo en
la historia del país de 7.1 hijos por mujer”.56 La justificación que se
manejó en el decreto, presentaba el argumento de que:
[…] la experiencia demostró que el objeto perseguido al cambiar la
denominación de dicha Escuela para formar los diferentes tipos de personal
que menciona en el Decreto de 23 de octubre de 1946 [en el señalaba, que
para mejorar sus conocimientos podían optar por la carrera de Enfermera, de
Partera Militar o de Enfermera Especializada], no se logró porque desde hace
varios años exclusivamente egresó de la misma Enfermeras Militares. 57
Educación, Evolución y Desarrollo de la Enfermera Militar
(1964-2013). Un nuevo plantel y el desarrollo de un adecuado plan
de estudios
Durante los años de entre 1938 y 1977 se realizaron múltiples
modificaciones tanto en la reestructuración de sus planes y programas,
a fin de elevar la preparación de las enfermeras en el nivel de
conocimientos técnicos y castrenses, como en el acondicionamiento
de las instalaciones adquiridas.
Cabe resaltar que, desde el inicio y creación de la Escuela hasta
el año de 1952, el internado no era obligatorio, se estableció años
después que se inaugurara el Hospital Central Militar, de tal modo,
que los procesos de capacitación se fueron acondicionando con el
incremento de materias y de tiempo conforme se adoptaban los planes
763
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Celia Juárez Castro
de estudios; en realidad sólo se quedaban internas, aquellas alumnas
que venían del interior de la república y no conocían a nadie en la
capital del país; mientras tanto realizaban sus prácticas en el sótano o
el tercer piso del citado nosocomio, hasta que por fin se establecieron
en el sexto piso.
Prácticamente, es con las primeras 3 becarias58 que integraron
la antigüedad de 1948, que se comienza a instituir un internado,
debido a que se acondicionó el tercer piso como tal, con el fin de
que tuviesen un lugar en donde quedarse.59 Se logró la autorización
para la transformación interior de la Escuela, consiguiéndose el
local del 6/o. piso del Hospital Central Militar, mobiliario y ropa
necesaria; con lo anterior se obtuvo mayor control sobre las alumnas,
mejoramiento en la disciplina, fomento en el espíritu de cuerpo y
mayor rendimiento en el trabajo. 60
En el año de 1964, mientras fungía como Director de este
plantel educativo, el Mayor Médico Cirujano Jesús Manuel Esparza
Villareal, se recibieron las nuevas instalaciones construidas exprofeso
para la educación de enfermeras militares, ubicadas en los jardines del
poniente del Hospital Central Militar.61 Con tres edificios, uno para
los dormitorios de las alumnas, otro en el que se acondicionaron las
oficinas y aulas de estudio; espacios para los laboratorios, biblioteca,
comedor, lavandería y área para hacer deporte. 62
Solo hubo pocas modificaciones de importancia entre 1975 y
el 2000, la escuela es beneficiada en 1975*63 con la construcción
de tres dormitorios nuevos y una alberca, siendo fundamental para
el adiestramiento de las alumnas. A principios del año de 1992 se
emprendió el proyecto de remodelación y ampliación del plantel.
El 5 de mayo de 1993, con el fin de develar la placa de bronce
de las obras nuevas, la colocación del letrero de “Escuela Militar
de Enfermeras”. Se inauguró, el 22 de marzo de 1997, el muro
con la lámpara y las iníciales de la Escuela Militar de Enfermeras,
emblema que caracteriza a esta institución educativa, ubicado en la
explanada principal, con el objeto de que la escuela conservará un
símbolo que arraigaba en el sentimiento de pertenencia e identidad
del personal en instrucción con la profesión de enfermería militar.
Un auditorio se construyó para las necesidades de dicho plantel
en 2008. La Escuela acondicionó en el edificio que actualmente
ocupa la biblioteca, una Sala de Historia, que se inauguró el día
7 de enero del 2012, a propósito de la celebración del día de la
enfermera, de ese año.
764
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Celia Juárez Castro
Cambios en los Planes de Estudios
Gradualmente se han modificado los planes de estudio, de un contenido
básico que proporcionó conocimientos técnicos de enfermería, pasando
por la exigencia de un nivel educativo de secundaria; el bachillerato
como complemento al cuidado de la salud, hasta definir la manera más
adecuada que requerían para ingresar en este plantel, los requisitos
para las aspirantes y mejorar los programas de formación, desde
auxiliar de enfermería, técnica, general, formación media superior,
técnico superior, técnico superior universitario y a partir del 2007 de
superior con nivel de licenciatura.
Estos planes, en general, han tratado siempre de cubrir las
necesidades de la enfermería clínica, y la actuación de la Enfermera en
los hospitales y clínicas adscritas al Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos,
de tal manera que publicaciones de las mismas egresadas, después de
observar las necesidades en el área clínica tratan de proyectar estas
carencias o necesidades en el desarrollo profesional al momento de
enfrentarse en la práctica clínica. 64
Un ejemplo puede ser la publicación, en 1966, de la Capitán
Enfermera Ángela Razo quien remitió el anteproyecto del Manual
de los Servicios de Enfermería de Sanidad Militar, con el fin de dar
uniformidad a los procedimientos, con base en las necesidades del
Hospital Central Militar y hospitales de las diferentes regiones
militares.65 Aunque no de inmediato, si se percibieron dentro de las
transformaciones que ha tenido este plantel educativo, con el cambio
de Plan de Estudio del año de 1974, en donde, a partir del 1 de
septiembre de ese año, se implementaría el bachillerato en ciencias
químico-biológicas. 66
En él se consideraron asignaturas que permitieron obtener
además de la carrera técnica de enfermería, el bachillerato en ciencias
químico-biológicas, con el fin de complementar su formación
como oficial; a partir de esa generación el requisito de ingreso era
de secundaria, y durante su formación en la Escuela, además de la
especialidad realizaron el bachillerato, lo cual repercutía en un
incremento de labores en las alumnas.
Como el requisito para ingresar a la Escuela era el de
secundaria, 67 y ante la experiencia de que tres años, para impartir
la especialidad y además cubrir el bachillerato era insuficiente, se
planteó una propuesta para evitar la carga de trabajo innecesaria en las
alumnas; se proponía un año más en el Plan de estudios, con el fin de
765
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Celia Juárez Castro
que se les impartiera la especialidad y además se cubrieran, sin mayor
complicación las materias del bachillerato.68
Como resultado, se modificó nuevamente, en 1977, el Plan de
Estudios con la ampliación a 4 años la estancia de las cadetes en el
plantel, egresando con el título de Enfermera Militar con equivalencia
y grado académico de bachillerato en ciencias químico biológicas.69 De
ese modo se impulsaría a las egresadas para que al final de la carrera,
realizaran un curso complementario en la ENEO o en la Universidad de
Morelos, para obtener la licenciatura en Enfermería y Obstetricia -por lo
menos esta práctica se hizo muy común en las siguientes generaciones:
El 21 de agosto de 1975, el Consejo Técnico aprueba en lo general el Curso
Especial Transitorio para obtener el grado de Licenciado en Enfermería y
Obstetricia. El que se inició en 1976, al cual ingresaron enfermeras de gran
trayectoria asistencial y docente.70
Como fue el caso de la mayor parte de las egresadas, quienes
realizaban su curso complementario, obteniendo la Licenciatura
en Enfermería.71 Se comenzó a gestionar el Perfil Cultural, en la
Escuela Militar de Enfermeras, que se pretendía incluir en el Plan
General de Estudios 1979-1980, el cual se encaminaba a que: “Sus
conocimientos de Cultura General la capacitaran para seguir por la ruta
de la superación profesional y desenvolverse en el medio civil como
Enfermera Profesional y Bachiller en Ciencias Químico-Biológicas.”72
Como parte de la modernización se usó la tecnología como una
nueva herramienta para el proceso de admisión de 1988, cuando por
primera ocasión los aspirantes resolvieron su examen cultural en un
moderno equipo de cómputo en el Centro Militar Automatizado de
Evaluación (CEMAE).73
De tal modo que en 1989, el plan de estudios se reduce a 3 años,
ajustándose el mismo contenido educativo, egresaron Subtenientes
con el título de Enfermeras Militares y con certificado de bachillerato
en ciencias químico-biológicas.74 En el aspecto de la especialización,
se buscaron alternativas, con el fin de robustecer las prácticas en
ciertas áreas de las egresadas de la Escuela, por ello, y de conformidad
con el acuerdo No. 9573 del 12 de marzo de 1990 “…a partir del
año lectivo 1990-91, se implementen de la Escuela Militar de
Graduados de Sanidad, además de los que ya existen, los cursos que
a continuación se indican, asimismo que los cursos, para el personal
de oficiales de Sanidad y Enfermeras, cambian de denominación a
Técnico Especializado”.75
766
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Celia Juárez Castro
En 1992 se retiró el bachillerato de los planes y programas de
estudio, exigiendo a sus aspirantes acreditar el nivel medio superior
para ingresar; formando Subtenientes Enfermeras con Nivel Técnico
Superior Universitario en Enfermería Militar.76 , “En el ciclo lectivo
1991-1992, se inició la reducción de los cursos de formación de
oficiales de cuatro a tres años...”.77
El Plan de Estudios 1998-2001, consideraba que egresaran como
oficiales Subtenientes Enfermeras con el título de Técnico Superior
Universitario en Enfermería Militar, prácticamente conservaron el
mismo plan con la salvedad de la materia de Guerra Irregular que se
elimina en el nuevo plan; la materia de Operaciones en Campaña se
cambia por Logística; el resto de las materias, solo se cambia en el
año de impartición.78
Aunque el perfil de egreso no distaba mucho del plan anterior,
“…la habilidad para el dominio de técnicas y procedimientos básicos
de enfermeria, así como evaluar la atención integral del paciente;
proporcionar los cuidados de enfermeria en afecciones médico
quirurgicas, características de la curiosidad científica”.79
La necesidad del Servicio de Sanidad de contar con personal de
enfermería acorde con el Sistema Educativo Nacional, “la profesión
de enfermería ante la Dirección General de Profesiones exigía como
requisito, nivel de licenciatura para acreditar el ejercicio profesional
[…] El ingresar con nivel de bachillerato implica beneficios en el
área psicosocial; en virtud de que se posea una mayor estabilidad
emocional, que coadyuva a poseer un juicio social adecuado por lo
que será más factible que adopten patrones de conducta propios de
nuestro medio castrense”.80
De acuerdo al plan de estudios del 2007-2011, este perfil
se enfocaría en obtener un egreso de oficiales subalternos capaces
de desempeñarse en las diferentes instalaciones del servicio de
sanidad; conducirse dentro de las normas militares que rigen la
institución; proporcionar calidez y calidad al paciente con base en
los conocimientos adquiridos; y una cultura física y mental sanas.81
En el año 2007, el Alto Mando autorizó elevar el grado
académico a nivel licenciatura,82 ingresando 96 cadetes; hecho
académico que tuvo como precedente el cambio en los planes
y programas de estudio para sustentar el título de licenciada en
Enfermería Militar, graduándose la primera generación de 63
oficiales licenciadas en el 2011.83
El ascenso académico de Técnico Superior Universitario a
Licenciatura en Enfermería Militar, constituye un cambio entre
767
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Celia Juárez Castro
el ayer y el ahora en la historia de esta institución educativa. Este
cambio permitió cumplir con algunos objetivos planteados para
el desarrollo académico e incursionar en ámbitos propios de la
duplicidad de funciones, que desde siempre ha ejercido la Enfermera
Militar, considerando que alcanzó sus metas y trata de mantener esa
superación académica.
Adiestramiento Militar
Si bien es cierto que desde los inicios del plantel siempre se han
contemplado las materias de Orden Cerrado y Legislación Militar,
también es verdad que el acercamiento con este ambiente ha
sido lento y paulatino. Una vez que se llevó a cabo la asimilación
entre las voluntarias revolucionarias a la práctica hospitalaria,
y se definieron las funciones de la enfermería, hasta conseguir
instalaciones propias, el acercamiento al ámbito militar fue en
incremento, llegó a ser tan atractivo a las nuevas generaciones que
sus solicitudes se encaminaron a la equidad e impartición igualitaria
de la instrucción; hasta 1973, varias de las egresadas elevaron
sus inquietudes al Alto Mando con el fin de que se les permitiese
acudir a los cursos de paracaidistas, asistir a la Escuela Superior de
Guerra, entre otros ámbitos en los que deseaban incursionar.
De tal manera, se logró que 218 cadetes nacionales y 2
becarias integrantes de la generación 1977, marcaran el inicio de
la inclusión del personal femenino en el Curso de Educación Básico
Militar, teniendo una duración de 6 meses, y en 1983 de 4 meses84
en las recién inauguradas instalaciones del Heroico Colegio Militar,
en Tlalpan; acontecimiento que se encargó de romper paradigmas
respecto a las limitaciones que solían imputárseles a la mujer en
esa época, dándose los primeros pasos en la igualdad de género. La
formación militar de las cadetes para un desempeño destacado en
el ámbito castrense obedeció a: “Esta educación militar permite, la
transformación individual, colectiva e institucional; que requiere
de dos procesos: el de adiestramiento y el de instrucción”.85
Es preciso señalar que las alumnas participaron del
adiestramiento militar, en esencia, con el primer acercamiento
al medio y el proceso de adaptación, a través del Curso de
Educación Militar Básica (CEMB), posteriormente Curso de
Adiestramiento Militar Básico Individual (CAMBI), en adelante
en rubros similares en donde interactúan con elementos de
otros servicios y armas. El personal de cadetes realiza ejercicios
768
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Celia Juárez Castro
militares de aplicación, “mediante los cuales se ponen en práctica
los conocimientos adquiridos de las materias de la especialidad de
enfermería, complementándose con las habilidades y destrezas
adquiridas en su formación militar y en los que se adiestra y valora
su aprovechamiento sobre un campo de acción, que corresponde
a una evaluación practica de los conocimientos técnicos y de la
especialidad en el ámbito castrense”. 86
“A partir del primero de septiembre (de 1977), empezara a
funcionar el Curso de Educación Militar Básica en las instalaciones
del Heroico Colegio Militar”87 se incluyó como parte de la formación
militar de las cadetes, el Curso de Educación Militar Básica (CEMB), al
personal de nuevo ingreso a la Escuela Militar de Enfermeras, con una
duración de 6 meses. Con ello se permitiría “unificar los principios de
la instrucción militar básica y además, despertar de la conciencia del
futuro militar mexicano […] en la educación militar no se deja nada a
la improvisación, sino que todo está planeado y dispuesto en forma tal
que se subsanen las necesidades de personal del Instituto Armado…”.88
En adelante, su participación fue cada vez más destacada y
efectiva, de tal manera que el 8 de diciembre de 1978, participaron en
las Prácticas en el Terreno que se efectuaron en la región de Tuxtepec,
Oax., 89 Entre 1988 y 1994, se reorganizó el adiestramiento militar
por niveles, exclusivamente tres; fueron constituidos, para que el 1/er.
Nivel se impartiera en el Centro de Adiestramiento Básico Individual
(CABI), en él se enseñaban conocimientos básicos; el 2/o. nivel
correspondía al que formaba las funciones específicas especializadas;
y el 3/er. Nivel es el que se aplicaba en las diferentes escuelas de
unidad, pelotón y sección, organización que sirvió de base para la
formación de los cadetes. 90
Ese mismo año de 1988, se instituyó la materia de Instrucción
Básica, y él hasta ese momento conocido como Curso de Educación
Militar Básico, cambió su denominación a Curso de Adiestramiento
Militar Básico Individual (CAMBI), encaminándose a dinamizar
el adiestramiento básico entre los cadetes.91 El nombre del curso ha
sufrido cambios pero no su misión: pasar del medio civil al militar,
conviven con personal de otros planteles militares y se adiestran en
aspectos militares, es el primer contacto con el ámbito militar.
Asimismo, en 1982, se establece el examen práctico de mando
tipo promoción, se inició una participación más activa durante las
prácticas del terreno, realizando actividades como establecimiento
de Puestos de Recolección y Atención Médica (P.R.A.M.)92 y de
Construcción de letrinas, campamentos y marchas. En agosto de 1983
769
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Celia Juárez Castro
se realizó el primer curso básico de paracaidismo para el personal de
cadetes de cuarto año de la escuela, siendo ésta, la primera generación
de enfermeras paracaidistas, las cuales se incluyeron en el bloque del
desfile conmemorativo del Aniversario de la Independencia de México
de ese mismo año. Este curso se llevó a cabo, como obligatorio, por 7
generaciones, la última en realizarlo fue la de 1990.
Entre el 2007 y 2012 se pone en periodo de experimentación
la Directiva General de Adiestramiento, cambió su aplicación a
través de 5 fases. Lo cual se puso en práctica 93 en la Fuerza de Tarea
“Duran”, en la región que se conoce como Triángulo Dorado, en los
estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua, se realizaron actividades
de erradicación de plantíos de enervantes, la Escuela Militar de
Enfermeras, acompañó en dichas actividades al resto del personal del
Sistema Educativo Militar, del 15 de junio al 2 de julio del 2009, la
totalidad de las alumnas del plantel realizaron dichas actividades.94
Labor Social y PLAN DN III-E
Otra modalidad de adiestramiento sobre el terreno, dirigido a brindar
apoyo médico a la comunidad, dentro de la “Labor Social” en beneficio
de la población civil en diversas entidades federativas, en donde
realizaron prácticas sobre el terreno; maniobras; ejercicios militares
de aplicación e instalaciones y puestos de socorro.95 Las primeras
experiencias en Labor Social, las siguientes:
“…fueron organizados por el General Salvador Rangel Medina, en el año
de 1963, cuando se encontraba al mando del 49/o. Batallón de Infantería
en Apatzingán, Mich., para buscar el acercamiento con la población civil
que desorientada por narcotraficantes se había dedicado a la siembra de
enervantes […] La Operación “Morelos” tuvo lugar del 5 al 7 de diciembre
de 1963, realizado por médicos, enfermeras, alumnas de la Escuela Militar de
Enfermeras, Oficiales de Sanidad y personal de tropa, al mando del General
Brigadier M. C. Luis Benítez Soto, Director General de Sanidad Militar”. 96
Para las enfermeras de la época el trabajo de las Enfermeras
Militares en Labor Social, consistía en que una vez instaladas en el
área, realizaban un “estudio y solución de problemas de salud pública
[…] Para tal efecto se nombraban grupos de trabajo para desarrollar
diversas tareas que a cada uno de los equipos se habían designado”.97
Entre el 2 y 7 de junio de 1988, se realizaron las prácticas sobre el
terreno en el área de Luvianos Estado de México, en donde realizaron
770
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Celia Juárez Castro
“…actividades de organización; del terreno, construcción de vivac,
manejo de explosivos, practica de primeros auxilios en campaña”.98
El Plan General de Estudios de 1993, en el rubro correspondiente
a las materias de preparación Profesional-Militar, contemplaba, en
sus tres años, las practicas sobre el terreno, variando en el objetivo de
acuerdo al año de aplicación. La alumna desarrollaría “…actividades
de enfermera general en el primer nivel de prevención transmitiendo
educación para la salud a la comunidad, colaborando con el médico
general y cirujano dentista”,99 en el segundo año el objetivo era que
“aplicara los conocimientos teóricos y prácticos de cada una de las
especialidades de enfermería obtenidos en la carrera; brindando
educación para la salud en el primer nivel de prevención”,100 las de
tercero “…aplicarían los conocimientos teóricos, prácticos, de cada
una de las especialidades de enfermería, obtenidos durante su carrera
brindando orientación para la salud a la poblaciones”.101
Objetivos que se pudieron plasmar, gracias a la experiencia
previa y con el refinamiento del aspecto teórico. La labor social, como
parte integral de los ejercicios sobre el terreno, ya no se realiza de la
misma forma, ni en coordinación con los otros planteles, sin embargo
se contemplan otros aspectos, que adquieren mayor atención, como
el Plan DN III-E.
Aunque los antecedentes del auxilio a la población civil por parte
del Ejército, en caso de desastres, son muy remotos, se establecieron
bien a bien “El viernes 17 de junio de 1966, cuando el Secretario
de la Defensa Nacional definió el Plan para que las fuerzas armadas
acudieran en auxilio a la población civil en los casos de desastres
en cada una de las regiones afectadas por inundaciones, ciclones,
terremotos, etc.”102 Durante el año de 1976, a la Escuela Militar de
Enfermeras, se le reconoció:
…que las enfermeras egresadas de esta Escuela son precursoras en nuestro
medio del Servicio Femenino de Acción Social, pues desde su fundación
este ha sido el único Plantel femenino que existe en el Ejército, cuyos
elementos han participado al lado de los soldados en diversas actividades
de servicio público ayudando en los sectores de la población marginados
del progreso nacional.103
Por tal motivo y como su incursión en el Plan DN-III-E, ya
era una más de las misiones que debían cumplir, su participación
le beneficio cuando se les aprobó, tanto a las Enfermeras como a
los Oficiales de Sanidad, “obtener como grado tope el de Teniente
771
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Celia Juárez Castro
Coronel en lugar del de Capitán Primero, lográndose que este personal
prolongue su permanencia en el Instituto Armado y se retire después
de una fructífera carrera con el grado de Coronel”.104
Conclusión
Con el fin de reflexionar sobre el desarrollo académico y militar de
la Escuela Militar de Enfermeras, tras 75 años de formar Enfermeras
Militares, es pertinente realizar una retrospectiva y analizar los
cambios que han coadyuvado en la modernización y trascendencia de la
Enfermería Militar en nuestro país cumpliendo con la responsabilidad
que implica ostentar una jerarquía y como comprometida y encargada
del cuidado de los pacientes.
La verdadera reflexión que debería surgir en estas páginas, como
corolario de la trayectoria del plantel, debe ser con base al tópico clave,
la salud en nuestro país y específicamente la salud en el ámbito militar,
precisar si los planes de estudio han estado encaminados a cumplir
con las expectativas de lo que se espera de una enfermera militar, si su
formación es, ha sido y será viable para el fin que fue creada.
Al considerar los cambios radicales, que la Escuela ha sufrido en
la formación de profesionales de enfermería militar, se deben analizar
con objetividad los obstáculos que esta ha tenido que salvar.
Como se abordó en el tema de los antecedentes de la Enfermería,
esta nació como oficio, ejercido por mujeres, a quienes se les consideró
por mucho tiempo subordinadas al tutelaje médico, por lo menos
hasta que la enfermería militar adoptó su ritmo y demostró su total
independencia y viabilidad como profesión.
Desde su formación, estuvo vinculada a la Sanidad Militar, y
logró ganarse un espacio, mediante sus aguerridas profesionales y
versátiles personajes, la Escuela ha logrado ser, gracias a esa pujanza
que sus primeras integrantes han obtenido para ella y sus sucesoras.
Las expectativas de ingreso se han ido modificando con las nuevas
generaciones y las exigencias que la educación nacional maneja para la
formación académica. Los perfiles se han reconsiderado conforme las
necesidades del propio plantel y el ámbito laboral.
Actualmente y a pesar de que la enfermería en todos sus niveles
pasa por un proceso de revaloración, se exige que la licenciatura
sea un requisito para egresar como una verdadera profesionista en
el área de la salud.
La Escuela Militar de Enfermeras, como institución educativa
ha logrado reconocimiento nacional e internacional; en sus diferentes
772
Sgto. 1/o. Aux. Hist. Celia Juárez Castro
etapas históricas, ha aprendido a combinar la dualidad de sus dos
campos de acción: el militar y el de enfermería. Por su mismo perfil
profesional ha destacado en el ámbito de la docencia, a pesar de lo
poco que se produce en la investigación, y se distingue por ser una
buena administradora, que le ha permitido incursionar en áreas en
las que han dominado los varones; el Observatorio Ciudadano son de
esos cargos en que requieren de profesionistas, como las Enfermeras
Militares, a quienes solo les hace falta rango jerárquico para actuar a
la par de sus similares en las misma áreas de desarrollo. Las funciones
del servicio de los nuevos puestos o cargos en este proceso, deben
considerar que la práctica de la profesión no surge espontáneamente;
es el resultado de una gestación histórica, entre las necesidades del
ejército y el campo de acción de la enfermería, que el futuro reclama.
El crecimiento de la mujer militar en nuestro país, se ha logrado
con la adopción de la cultura de igualdad de género; dando oportunidad
de desarrollo tanto en aspecto militar como técnico, que no solo le
ha permitido la autorrealización profesional como mujer militar, sino
que fortalece la fuerza operativa y administrativa del Ejército y su
proyección ante el mundo.
773
El Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional
Licenciado Guillermo Romo Jaramillo
E
n primer término quiero hacer patente mi agradecimiento a al
Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional por
la oportunidad de presentarme ante ustedes en este Importante
Foro, en el que se destaca la importancia de la misión que tienen a
su cargo tanto las Autoridades que están al frente desde el Director
General del Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional,
General de Brigada D. E. M. Silvestre Jorge Vázquez Benítez, así
como a todos y cada uno de los integrantes del selecto equipo que
lo conforman, mi reconocimiento por su profesionalismo, servicio y
desempeño con celo que imprimen en sus cotidianas tareas.
Naturalmente al referirnos al Archivo Histórico de la Secretaría
de la Defensa Nacional, abarcamos un tema enorme que no es posible
tratarlo en una plática tan breve como ésta, es un sinnúmero de
historias a las que tendríamos que referirnos debido a que comprende
períodos de la misma Historia Nacional.
Voy a iniciar con referirme al concepto de Historia, una
descripción se refiere a que es una disciplina que estudia y expone, de
acuerdo con determinados principios y métodos, los acontecimientos
y hechos que pertenecen al tiempo pasado y que constituyen el
desarrollo de la humanidad o de parte de ella, desde sus orígenes hasta
el momento presente y por ello hablamos de Historia Contemporánea,
Historia Moderna, Historia Medieval, Historia del Arte, Historia de
la Música, Historia Militar, también se refiere a el conjunto de estos
acontecimientos, especialmente vividos por una persona, por un grupo
de personas o por los miembros de una comunidad social.
Al hablar en específico del tema que nos une en ésta Mesa
será necesario abordar el tema de la Revolución Mexicana, como
bien sabemos fue la primera Revolución armada del siglo XX y que
inicia el 20 de Noviembre de 1910, también reconocemos que fue
el acontecimiento de mayor relevancia política y social en nuestro
acontecer nacional.
Para ello vamos a remontarnos al origen del conflicto armado
que nos ocupa, la época en que el General Porfirio Díaz asumió la
Presidencia de la República por primera vez del 24 de noviembre de
1876 al 6 de diciembre de 1876, después del triunfo de la Revolución
775
Licenciado Guillermo Romo Jaramillo
de Tuxtepec, cargo que ocupó de manera interina, posteriormente
volvió a ocupar la Presidencia, también de manera interina del 17 de
febrero de 1877 al 5 de mayo del mismo año, para posteriormente
ocupar el cargo oficialmente como Presidente electo del 5 de mayo
de 1877 al 30 de noviembre de 1880, así continuó ocupando dicho
cargo de manera consecutiva en los períodos de 1884 a 1888; 1888
a 1892; 1892 a 1896; 1896 a 1900; 1900 a 1910 y sin completar su
último periodo 1910 a 1911, sumando un total de 34 años. Nos es
conocido por su trayectoria que fue un militar destacado, que brilló
por su participación en la Segunda Intervención Francesa en México.
Tuvo relevante participación en la Batalla de Puebla el 5 de mayo,
así como también en el sitio de Puebla, la Batalla de Miahuatlán y la
Batalla de la Carbonera.
Durante su gestión como Presidente de la República logró
algunos aciertos como son la construcción y el desarrollo de las vías
férreas y el ferrocarril que dieron impulso a algunas comunidades en
el País, la construcción del drenaje en la Ciudad de México, en la parte
económica, consolidó la confianza del capital extranjero para invertir
en México, impulsó la propiedad privada rural, hubo un notable
crecimiento económico y estabilidad política, pero generó que se
concentraran grandes propiedades en muy pocas manos, ello a su vez,
originó grandes latifundios, pero lo más importante, se fue perdiendo
el sentido social, deber de todo mandato presidencial y con ello
surgieron distantes desigualdades entre los ricos y los pobres, abismos
que terminaron por hacer que renunciara el Presidente Porfirio Díaz
y diera paso a un nuevo gobierno con el Señor Francisco I. Madero.
Que para llegar a esto, también tuvieron que sucederse diferentes
acontecimientos como el arresto del Señor Madero en San Luis
Potosí por sedición, cuando pretendió contender democráticamente
con el General Díaz, arresto que al quitarle su libertad perdió en las
elecciones, pero tuvo la capacidad de escapar de su reclusión, huyendo
hacia los estados Unidos y desde San Antonio proclama el Plan de
San Luis, que llamaba a tomar las armas en contra del General Díaz,
como lo mencioné anteriormente el 20 de noviembre de 1910, motivo
por el cual este movimiento armado inicia en los estados del norte
del País hasta expandirse a todo el Territorio Nacional, hasta que los
sublevados ocuparon Ciudad Juárez, Chih., el General Díaz, todavía
siendo Presidente, presenta su renuncia y se exilia en Francia.
En el mismo año de 1911, se convoca al pueblo mexicano a
elecciones, donde resulta ganador el Señor Francisco I. Madero y de
ahí se suceden diversos acontecimientos que pasando por la “Decena
776
Licenciado Guillermo Romo Jaramillo
Trágica” en donde cadetes del Heroico Colegio Militar, escoltan
al Presidente Madero, hecho que ha quedado marcado en nuestra
Historia como la “Marcha de la Lealtad”, pero principalmente en
nuestra conciencia como un simbolismo de Honor y Lealtad del
Ejército Mexicano hacia su Presidente y a su población.
Es doloroso recordar el asesinato de los señores Francisco I.
Madero, su hermano Gustavo y el Vicepresidente el señor José María
Pino Suárez, perpetrado por un movimiento contrarrevolucionario,
encabezado por los señores Félix Díaz, Bernardo Reyes y Victoriano
Huerta, en dónde el señor Victoriano Huerta asume la Presidencia de
la república con el descontento de varios jefes revolucionarios como
los señores Venustiano Carranza y el General Francisco Villa. Después
de un año de cruenta lucha y después de la ocupación norteamericana
en Veracruz, el señor Huerta renuncia a la presidencia de la Nación
y huye del País. Todo esto lleva abrir más las diferencias de los que
combatieron contra el señor Huerta, motivo que desencadenó nuevos
conflictos, hasta que el Señor Carranza, como jefe de la Revolución y
de acuerdo al Plan de Guadalupe, convoca a las fuerzas revolucionarias
a una Convención en la Ciudad de Aguascalientes para nombrar a un
líder único y resulta el señor Eulalio Gutiérrez designado Presidente,
pero vuelven las diferencias cuando el señor Carranza desconoce al
señor Eulalio Gutiérrez, después de derrotar a los de la Convención,
los constitucionalistas inician trabajos para redactar una nueva
Constitución y llevar a la Presidencia del País al señor Carranza en
1917. Con esto no concluyen las diferencias debido a que en este
reacomodo de fuerzas mueren asesinados los más importantes jefes
revolucionarios; el señor Emiliano Zapata en 1919, el señor Carranza
en 1920, el General Villa en 1923 y el General Obregón en 1928.
Sabemos que aún hoy día no existe un consenso que nos permita definir
el término del proceso revolucionario, lo que sí sabemos es que todo este
proceso, si bien los principales protagonistas fueron estos personajes
históricos, también sabemos que no pudieron haberlo hechos solos,
para lograrlo hubo la participación de miles, bien puedo decir millones
de, vamos a llamarles “átomos” de la Historia que la conforman como
si fuera materia. Éstos átomos podemos encontrarlos gracias a la visión
que han tenido otros personajes, que si bien conocemos sus nombres y
para no caer en la omisión de alguno de ellos, quedan resumidos en el
Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Esto es lo que nos enseña la Historia Documental de México,
siempre he pensado que para tratar de comprender la Historia,
debemos de profundizar hasta donde la investigación nos lleve para
777
Licenciado Guillermo Romo Jaramillo
lograr entender el entorno de aquellos personajes que conocemos
ahora, ¿Cómo vivían?, ¿Qué comían?, ¿Cuáles eran sus condiciones
sanitarias?, ¿Cuáles eran las enfermedades en su entorno?, ¿Dónde
dormían?, ¿Cuántos personajes anónimos participaron de sus
decisiones?, me atreveré a pensar ¿Cuáles eran los aromas que
percibían?, ¿Cuántas horas dormían? Y tantas otras preguntas que
solemos dejar encerradas, sin que la investigación y el lápiz se atrevan
a descubrirlas. Por lo tanto conocer un personaje cabalmente es un
estudio complejo que llevaría una investigación multidisciplinaria en
donde tendrían que intervenir diferentes profesionales para indagar
incluso su perfil psicológico, su personalidad, su carácter, su posición
social, su salud física y tantas otras preguntas que quizá nos dieran
una mejor manera de comprender las motivaciones que hicieron que
actuaran en la forma en que actuaron y nos heredaran el legado que
ahora tenemos. Si bien es cierto que no existe una persona ideal, también
es cierto que algunos personajes que conocemos ahora incluso en
nombres de algunas avenidas o calles de nuestras respectivas ciudades
también tenían claroscuros en mayor o menor tonalidad que muchos
de nosotros, pero que supieron sobreponerse a esas incapacidades por
un ideal que supieron cumplir y por eso están presentes en el futuro
para ellos y presente para nosotros.
Quiero abordar la historia de uno de esos millones de mexicanos
anónimos que sumando su disposición y nótese que no me refiero a
capacidades, para no volverlo tema de discusión, se involucraron en esta
parte de nuestra Historia Nacional conocida como “La Revolución”. El
nombre de este personaje anónimo es Fernando Romo Rojas, pero bien
pudiera ser cualquier otro nombre, mi intención es darles a conocer,
que la suma de todos estos millones de personas que participaron en
esta contienda es lo que conforma nuestra Historia Nacional, pero
también quiero destacar que las historias de todos o la mayoría de éstos
estos “átomos” que conforman la Materia de Historia, los podemos
consultar con un alto grado de confiabilidad y veracidad apegada a los
hechos acontecidos en este archivo histórico, que son descritos por
los mismos actores en sus diferentes cargos, comisiones y grados que
detentaron cada uno de ellos.
Pues bien, nuestro personaje ahora será el Subteniente de
Caballería Fernando Romo Rojas.
Este personaje nació en el Estado de México en el año de
1893, hijo del matrimonio del dueño de un taller de carpintería,
ebanistería e imaginería Don Jesús Romo y Estrada natural de
Guadalajara, Jalisco y la Señora Rafaela Rojas Hernández natural de
778
Licenciado Guillermo Romo Jaramillo
Toluca, Estado de México, primogénito de una familia con 8 hijos,
cuatro vivos y cuatro fallecidos, se trasladó la familia a la Ciudad de
México en el año de 1899, aquel descontento del que hablamos hace
unos momentos se respiraba en el ambiente, había falta de trabajo
en muchos sectores, había carencias, así transcurrieron los años de
su niñez y parte de su temprana juventud hasta que un día siendo
todavía joven decidió ingresar a las filas del Ejército Mexicano, tal
vez para buscar una seguridad, tal vez por ser una de las escasas
fuentes de trabajo, eso no lo sé. Tuvo el honor de volverse militar
antes de que estallara la Revolución y cuando este pueblo carente de
muchas de las más mínimas necesidades se levantó en armas como
respuesta al Plan de San Luis, se transformó en “pelón”, como le
decían los revolucionarios a los miembros del Ejército Mexicano,
seguramente participó en diferentes comisiones que lo llevaron a
recorrer diversos escenarios; investigando en el Archivo Histórico
de la Secretaría de la Defensa Nacional, encontré su expediente el
cual dice que fue Subteniente de Caballería, una vez ya iniciada la
Revolución y contando con la edad de 21 años, el 7 de marzo de
1914 el Secretario de Estado y del Despacho de Guerra y Marina,
por acuerdo con el Presidente de la República y en atención al mérito
y servicios le confieren el empleo de Subteniente de Caballería,
en esa época sus padres y hermanos vivían en la calle de Héroes,
muy cerca del Panteón de San Fernando, la Ciudad de México de
entonces vivía con cierta alarma, debido a que ya habían ocurrido
algunos altercados armados en la Ciudad, por lo que cualquier
situación extraña requería de una muy alta dosis de precaución, en
una ocasión escuché una plática en donde refirieron sus hermanos
que recordaban que una tarde ya casi ocultándose el sol, ya casi en
penumbras, se escucharon en la calle los cascos de una caballada que
se detuvieron frente al portón de la casa donde vivían, el perro de la
casa ladraba agresivamente, temieron lo peor y sobreponiéndose a
ello los niños medrosamente asomaron por una ventana y con gran
entusiasmo percibieron que era su hermano Fernando que venía al
frente de varios soldados del Ejército … “es Fernando, gritaron a sus
padres aquellos niños, sus padres salieron y su madre, Doña Rafaela,
corrió a abrazarlo y a desearle buena suerte en sus compromisos”…
y así fue como vivieron sus familiares aquella noticia de que uno
de sus hijos era ya Subteniente de Caballería. Naturalmente hubo
muchos comentarios de parte de sus hermanos ya mayores en esa
comida familiar donde se recordaron aquellas hazañas de la época
revolucionaria, se recordó en aquella ocasión también algo que llevo
779
Licenciado Guillermo Romo Jaramillo
como un recuerdo de la difícil situación que se vivió en ese entonces…
”un día al despertarme, salí rumbo a la cocina para comer algo, decía
uno de los hermanos y me encontré con una sorpresa, escuché decir
a nuestra Madre, hablando sigilosamente con Padre que no tenía
nada para que comiéramos ese día la comida era escasa, las tiendas
no tenían mercancía y las que sí la tenían la acaparaban para prevenir
una peor situación, el resultado desabasto, entonces el Jefe de familia
dijo “pon a hervir agua regreso en un momento”, pero ese momento
se prolongó hasta ya bien entrada la tarde, los niños tenían hambre,
su amorosa madre los ponía a jugar, les daba infusiones de hierbas sin
azúcar para detener el hambre y el jefe de familia no llegaba, el agua
hirviendo se consumía, se agregaba más agua, el tiempo transcurría
y los niños sin comer, con el estómago vacío, hasta que se abrió la
puerta de portón impetuosamente y entró aquel hombre, el jefe de
familia con una gallina viva que, sostenida por sus patas, traía este
personaje entre una de sus manos, le dijo a aquella preocupada Madre
“ten, ya llegó la comida”…Nunca se supo de dónde salió esa gallina,
en aquella época, los Jefes de familia eran muy parcos y adustos, no
daban explicaciones de su manera de actuar, simplemente cumplían
con su deber, esta familia no tenía animales en casa, solamente un
perro llamado “fiel”, que era como su nombre lo indicaba un amigo
de la familia, lo importante es que ese día hubo que comer, los días
eran inciertos, en ocasiones no iban los niños a la escuela por temor
a la inseguridad que, aun cuando los esfuerzos de la policía fueron los
necesarios, en no pocas ocasiones eran superados por los incidentes
y acontecimientos de una revolución armada. La efervescencia
y disgusto social eran un sentido superior a toda esencia humana
de buscar la paz y la tranquilidad, estaba entonces construyéndose
el México que ahora tenemos y como en toda construcción hubo
mucho ruido con el ir y venir de los obreros desempeñando cada uno
las tareas que son propias de una actividad tan importante como lo
es la construcción de todo un país, al cual debe de enorgullecernos
pertenecer a él, precisamente por estos minúsculos hechos que son
anónimos, que se pierden con el propio transcurrir del tiempo.
Así fueron transcurriendo las vivencias de este personaje y su
familia, una familia como miles de familias que vivieron estos hechos
que ahora llamamos Historia, cuantas historias desconocidas existen y
se han extraviado en este período, recientemente celebramos el primer
centenario del inicio de nuestra Revolución y ya hemos extraviado
muchos de esos “átomos” que conforman nuestra materia de Historia,
cuántos más se extraviarán con el paso de los siguientes años.
780
Licenciado Guillermo Romo Jaramillo
Siguiendo con nuestra historia, en una ocasión, el jefe del
Departamento de Caballería solicitó los antecedentes de nuestro
personaje, una vez llegados éstos, se conoce que tiene permiso para
prestar sus servicios en el ramo de gobernación, comisionado al
Regimiento de Gendarmes Montados del D. F.
Estos fueron hechos en los que seguramente tuvo vivencias
importantes nuestro personaje y su familia, en otra ocasión
comentaron sus hermanos ya siendo adultos que don Fernando,
estando de licencia por seis días llegó a la casa paterna a llevarles
dulces y regalos a sus padres y hermanos menores, los dulces de
aquella época eran unos de leche llamados “trompadas”, les llevaba
canicas, entonces la producción industrial y comercial era incierta,
había muchos negocios y fábricas cerradas, la carpintería, ebanistería
e imaginería de don Jesús no pasaba por su mejor período, no había
trabajo, el sostenimiento de la familia pasaba por una difícil situación,
pero nunca dejaron de comer, afortunadamente esta familia nunca
tuvo que vivir una desgracia al atravesar por este trance histórico,
todos lograron sobrevivir, los dos hermanos varones tuvieron una
carrera universitaria, estudiaron en la Escuela Nacional Preparatoria
y posteriormente uno se hizo Ingeniero Civil y el otro Arquitecto, las
dos hermanas, como se acostumbraba en aquel tiempo se dedicaban
a prepararse para atender las tareas del hogar con una mínima
instrucción que solamente les permití “leer y hacer cuentas”.
Volviendo a nuestro personaje don Fernando, le asignaron
en una ocasión una encomienda que, sin decir nunca cual fue, la
cumplió con toda oportunidad y éxito que recibió los beneplácitos de
sus superiores, se le concedieron unos días de licencia, ya se le hacía
tarde por celebrar su acierto y cometió el gran error de su vida, se fue
a celebrar con algunos de sus soldados sin previamente quitarse el
uniforme, esto le valió causar baja.
El interés por compartir con ustedes, respetable audiencia,
es únicamente contar una parte de esas pequeñas historias que en
el anonimato pertenecen a los que llamo “átomos” de la Materia
de Historia, así con la suma de todos esos “átomos” es como se va
construyendo un país. En la medida en que nuestro empeño y
desempeño sea grande, más grande será el resultado de la suma de
todos esos pequeños esfuerzos. Es importante destacar que también es
de suma importancia que alguien y en este caso es directa la referencia
al Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional, ha tenido
a bien reunir y conservar no solamente a documentos de trascendente
valía para todos nosotros los mexicanos, sino que también ha tenido
781
Licenciado Guillermo Romo Jaramillo
la visión de integrar un excelente equipo de trabajo, en donde
profesionales todos ellos en sus desempeños hacen posible que todo
esto exista y se mantenga por el bien no solamente de nuestra nación,
sino por el bien mismo de la humanidad.
Quiero cerrar mi participación con mi agradecimiento a la
atención que tuvieron los organizadores de este magno evento en
todos sus rangos y jerarquías, así como a ustedes, respetable audiencia,
pero en especial al señor Secretario de la Secretaría de la Defensa
Nacional General de División D. E. M. Salvador Cienfuegos Zepeda
por el compromiso que de su alto y estratégico encargo ha hecho y
que yo como ciudadano percibo, también aprovecho la ocasión para
celebrar con beneplácito el Primer Centenario de nuestras Fuerzas
Armadas, me quedo con unas palabras que en una ocasión escuché de
voz de mi General Secretario y me permito compartir con ustedes “El
pueblo y el ejército somos los mismos, la diferencia es que nosotros
portamos uniforme”.
782
La Marina-Armada de México,
perspectivas historiográficas a cien años de distancia
Cap. Corb. Leticia Rivera Cabrieles
D
iversos autores sostienen que es redundante afirmar que en la
historia de México los militares tienen un lugar preponderante,
ya que efectivamente su presencia ha sido indiscutible. Desde
1821 hasta 1946 la primera magistratura recayó esencialmente en
militares, salvó pequeñas excepciones en que estuvo en manos de
civiles, los cuales estuvieron condicionados por actividades castrenses.1
De esta manera, las Fuerzas Armadas se convirtieron desde un inicio
en un factor real de poder, no sólo por la naturaleza misma de sus
funciones al ser el brazo armado del Estado,2 sino también por la forma
en cómo surgen y se desarrollan éstas.3 Actualmente, además de ser
garantes de la seguridad externa e interna, contribuyen en tareas de
ayuda humanitaria, a la vez que desempeñan un papel de primer orden
en el combate al crimen organizado.
No obstante, a pesar de la importancia que las fuerzas armadas
han tenido a lo largo de la historia del Estado mexicano, muy poco
se ha escrito sobre ellas. Son escasos los historiadores que en nuestro
país se dedican al estudio de los temas castrenses, y más reducido es el
número cuando del caso de la Marina se trata, cuya historia ha pasado
prácticamente inadvertida para la sociedad.
Actualmente, la Armada –como afirma Mónica Serrano- ha
adquirido una presencia protagónica para la sociedad mexicana, lo
que es un reflejo de su inclusión reciente en los operativos territoriales
en contra del narcotráfico a partir del mandato de Felipe Calderón.4
Sin embargo, esa “presencia”, no implica que la sociedad mexicana
conozca la historia de esta fuerza castrense, por lo que el propósito
de esta charla es plantear la importancia de la Armada y lo que se ha
escrito sobre ella, tanto en el ámbito civil como castrense, hasta llegar
a las producciones históricas más recientes de la Secretaría de Marina
sobre la invasión estadounidense al puerto de Veracruz. Para tal efecto,
he dividido mi disertación en tres puntos centrales:
•
En primer lugar, explicaré brevemente la importancia
geopolítica de México y de sus amplios litorales, para
con ello, dar respuesta a preguntas cruciales del por qué
y para qué es importante contar con una Armada. En
783
Cap. Corb. Leticia Rivera Cabrieles
•
•
este contexto, se plantea como la mentalidad terrestre de
México ha sido determinante para que exista una escasa
visión marítimo-naval, lo que ha repercutido en la elección
de los temas históricos, los cuales se han inclinado a la
historia del altiplano.
En segundo lugar, mencionaré algunos intentos realizados
desde el ámbito académico e institutos de investigación para
acercarse a la historia de la Armada; así como la producción
elaborada por aficionados de procedencia militar y civil,
para cerrar con la historia que actualmente esta realizando
la Unidad de Historia y Cultura Naval. Cabe destacar que el
objetivo del Departamento de Historia Naval que dirijo es
hacer una nueva historia militar con la finalidad de obtener
una visión completa y profunda de la institución y del
contexto histórico que le rodea.5
Finalmente, cerraré con el análisis de los tres aportes
bibliográficos más recientes que produjo el Departamento
de Historia Naval en este 2014 en torno al centenario de la
conmemoración de la heroica defensa del puerto de Veracruz de
1914. Producción que constituye un parteaguas, ya que apuntan
a nuevos paradigmas explicativos en torno a esta invasión.
La geopolítica y la visión terrestre de México
México, ubicado en la parte norte del continente americano cuenta con una
posición geoes-tratégica al tener acceso a los dos océanos más grandes del
mundo: el Atlántico y el Pacífico, así como el mar Caribe, por lo que posee
un poco más de 11 mil kilómetros de litoral, lo que lo ha llevado a ocupar el
lugar décimo tercero entre los países con más costas en el mundo; de igual
forma tiene una zona económica exclusiva, clasificada como la novena
más grande del planeta que incluye una superficie marítima de 3 millones,
149 mil 920 kilómetros cuadrados de zonas marítimas de jurisdicción
nacional, con lo que supera 1.6 veces el territorio continental.6
Lo anterior, significa que México posee una amplia cantidad
de recursos marinos que tiene que preservar y salvaguardar ya que
forman parte de un sistema ecológico, además de que son fuente de
alimentación, energía y trabajo.7 Sin embargo, y éste es el punto que
quiero destacar, se trata de áreas que están impregnadas de historia.
Así, por ejemplo, por el mar llegó la conquista española, y en el mar
se consolidó la independencia nacional, pero también por el mar,
México tuvo cuatro invasiones extranjeras.
784
Cap. Corb. Leticia Rivera Cabrieles
No obstante, a pesar de los amplios litorales con que cuenta
México, la sociedad y la dirigencia política muy pocas veces han
comprendido la importancia de los mares del país, no sólo como
un recurso natural estratégico, sino también, se ha desdeñado el
valor de los acontecimientos históricos que se han suscitado en las
costas mexicanas.
La débil conciencia marítima y naval de México, ha sido de larga
data un poco más de cinco siglos-, erigiéndose en un gran obstáculo
ante la temática que ofrece la historia de las costas nacionales, que
fueron la zona inicial para establecer el contacto con el mundo y que
dieron paso a 300 años de dominación colonial, lo que influyó en la
postura que el mexicano ha tenido frente a la importancia del mar y la
enorme extensión de costas que envuelven a la nación.
Como es conocido, la Nueva España surgió de una mentalidad
terrestre, de conquista y colonia, que sin embargo, se desarrolló y
apoyó en un recorrido histórico marino, que no obstante, le fue ajeno.
El interés por el mar perteneció a los marinos, mientras que el grupo
terrestre se preocupó sólo de los problemas internos que giraron en
torno al poder y la centralización.8
España desde la visión globalizadora de su Imperio, no le
preocupó desarrollar un verdadero poder naval y marítimo en sus
colonias -no era su objetivo-, ya que para su comercio creó el sistema
de flotas y para su protección a su Armada Invencible -el único intento
sería con la Armada de Barlovento-, lo que repercutió en el caso de la
Nueva España en una débil conciencia marítima y naval,9 que persistió
después de la independencia ya que el interés del Estado mexicano se
centró a partir de 1821 en los problemas de inestabilidad interna y de
control del territorio lo que favoreció y reforzó la mentalidad terrestre.
Esto no podía ser de otra forma, la herencia terrestre fue lo que se
entregó al consumarse la independencia a la joven nación. Los marinos
y su mentalidad no fueron incluidos en el legado, y quedó atrapado el
recién creado Estado mexicano -por inercia y tradición- en una visión
del altiplano, ya que no supo cómo enfrentar los problemas externos
que transgredieron a la soberanía nacional que condujeron no sólo a la
pérdida del 55% del territorio nacional en 1848, sino a la instalación
de una monarquía extranjera en 1864, dos de los acontecimientos más
brutales que ha tenido México que enfrentar en toda su historia.
Esa visión terrestre de la dirigencia nacional, unido a los graves
problemas fiscales que enfrentó la nueva nación, repercutieron
indiscutiblemente no sólo en las debilidades de la Armada, sino
también en la selección de los temas históricos a investigar, ya que la
785
Cap. Corb. Leticia Rivera Cabrieles
mayoría de los estudios han girado en torno a los procesos históricos
de tierra, sin ver que una parte de la historia de México tiene su
origen en las costas.10
Los combates de la historia naval mexicana: la historiografía del
siglo XX y XXI
Como ya se apuntó líneas arriba, muy pocos son los estudios que se
han escrito sobre la Armada mexicana. En la actualidad podemos
distinguir tres tipos de producciones:
•
•
•
La realizada por la academia y los institutos de
investigación histórica.
La manufacturada por los no profesionales de la historia del
ámbito civil y militar.
La elaborada recientemente desde la Secretaría de Marina
por el Departamento de Historia Naval, cuyos investigadores
militares y civiles tienen en común su formación no castrense,
ya que provienen de distintas universidades del país.
Debe precisarse que las respuestas que algunos historiadores
y apasionados de la historia han formulado sobre la Armada, están
alejadas de los verdaderos procesos históricos de esta institución,
ya que un error frecuente ha sido el tratar de equiparar la historia
de la Marina de Guerra con la del Ejército.11 El devenir de ambas
instituciones ha sido diferente a lo largo del tiempo, lo que no
implica y esto debe subrayarse, que en algunos momentos ambas
historias se entrelacen.
Los exiguos intentos desde la academia
Una de las obras más significativas que se ha escrito sobre la
importancia de los mares de México es definitivamente la del
historiador Carlos Bosch García: México frente al mar: el conflicto
histórico entre la novedad marinera y la tradición terrestre, que vio
la luz en 1981.12 En este libro editado por la Universidad Nacional
Autónoma de México, en 472 páginas, el autor realiza un extenso
recorrido histórico naval y marítimo de México que arranca desde el
prehispánico hasta el Porfiriato. La relevancia de este estudio, es que
en el apunta el valor geopolítico de nuestros mares y explica cómo se
construye la visión terrestre que ha imperado, lo que ha influido en
786
Cap. Corb. Leticia Rivera Cabrieles
la selección de los temas de estudio de la historia nacional, los cuales
tienen una visión del altiplano.
Sin embargo, su obra no es tan conocida por los historiadores
que se dedican a la historia castrense de México, ya que en opinión de
Ibarrola en “Cien años de historiografía militar mexicana”, el texto
publicado por Iván Valdez Bubnov sobre el poder naval español (siglos
XVI-XVIII), 13constituye el primer trabajo extenso de historia naval
realizado por un historiador profesional mexicano.14 Sin restar méritos
al trabajo de Bubnov, se esta dejando de lado -con esta afirmación- el
trabajo de otros académicos, como es el caso de Carlos Bosch, cuya
obra, antecede a la de Valdez Bubnov. La temática y temporalidad de
Bosch es diferente a la de Bubnov, ya que se centra en México desde
el prehispánico hasta inicios del siglo XX, por lo que es uno de los
precursores de la Historia Naval de México.
Por otra parte, una sorpresa han sido los estudios de Luis
Ignacio Sánchez Rojas y Otilio Silva Andraca quienes han venido
sistemáticamente investigando sobre algunos aspectos de la armada
mexicana en el periodo de la Revolución.15
La historia de la Armada escrita por marinos no historiadores
La bibliografía obligada para los estudiosos que quieran acercarse a los
orígenes y una parte del desarrollo de la Armada, es aquella que en el
Departamento de Historia Naval de la SEMAR, hemos denominado
como “los clásicos”, me refiero a la producción realizada por militares
de profesión, pero totalmente ajenos a la disciplina histórica, se trata
de los capitanes Juan de Dios Bonilla16 y Enrique Cárdenas de la Peña,
así como del vicealmirante Mario Lavalle Argudín17. Manufactura que
fue financiada por la Secretaría de Marina.
A pesar de las limitaciones conceptuales de estas obras al
ser historias fundamentalmente descriptivas, desprovistas de
contextualización (entran de lleno a los temas castrenses, los cuales
son presentados prácticamente como sucesos aislados), carentes de
análisis de las estrategias operacionales e interpretación sobre los
cambios, continuidades y transformaciones que ha tenido la Armada,
son libros que nos guiaron en el Departamento de Historia Naval para
acercarnos a esa historia escasamente conocida.
De estos estudios, los más importantes son los de Cárdenas
de la Peña por la amplia cantidad de fuentes primarias que utilizó.
Hay referencias importantísimas de los Archivos Histórico y de
Cancelados de la Secretaría de la Defensa Nacional, del Archivo
787
Cap. Corb. Leticia Rivera Cabrieles
General de la Secretaría de Marina; Archivo histórico del Archivo
General de la Nación, Relaciones Exteriores y el de Indias de
España. La labor de este capitán se tradujo en varias ediciones,
entre ellas, dos generales y varias temáticas; entre las primeras
se encuentran: Historia marítima del México independiente y
revolucionario, así como Educación Naval de México; mientras
que los libros temáticos son Gesta en el Golfo. La Segunda Guerra
Mundial y México; Historia Marítima de México. Guerra de
Independencia 1810-1821, y Urdaneta y el Tornaviaje.18
Historia marítima del México independiente y revolucionario,
se trata de la primera historia general de la institución que se escribió
y que salió a luz en 1970. Aborda en 503 páginas de texto la historia
de la Armada mexicana, la cual arranca desde la independencia
hasta 1970. Su división es enteramente cronológica conforme a las
principales periodizaciones de la historia de México. En el segundo
volumen de dicho libro, incluye parte de los documentos en que
basó su investigación.19 Mientras que Educación Naval de México
fue publicada en 1967 y es hasta la fecha, la obra pionera y la más
completa que hasta el momento existe sobre la historia de la Escuela
Naval cuyos antecedentes se ubican desde 1824 con la Escuela Náutica
de Tlacotalpan - incluye la lista de los primeros aspirantes de Marina-,
hasta llegar a 1897 cuando se crea la Escuela Naval en el puerto de
Veracruz y su traslado posterior a Antón Lizardo.20
Por su parte Lavalle Argudín en La Armada en el México
Independiente, al contrario de Cárdenas de la Peña, ofrece una
visión más sintetizada de la historia de la Marina. Pero en esencia
siguen el mismo método: reseñas presentadas en forma cronológica,
donde la parte débil es el contexto histórico, el análisis operacional
y administrativo. El aporte más significativo de éste autor es su
obra Memorias de Marina, buques de la Armada de México, la cual
consta de dos volúmenes que salieron a la luz pública en 1991 y
1992, respectivamente. La importancia de este trabajo radica en dos
puntos esenciales:
1. Recopila varias memorias de Guerra y Marina, programas
de adquisición de barcos, algunos reglamentos, tarifas
de sueldos del siglo XIX y XX, hasta llegar al decreto que
reforma la ley de secretarías y departamentos de Estado,
creando la Secretaría de Marina en 1940, hasta los últimos
buques adquiridos de 1985. Es decir, se trata de un volumen
que colecciona diversas fuentes primarias.
788
Cap. Corb. Leticia Rivera Cabrieles
2. Reseña a partir del rastreo de documentos históricos, las
fichas técnicas y en algunos casos, la síntesis histórica de
una gran cantidad de buques de la Marina que datan desde
1821 hasta 1990.
Si bien la obra de Lavalle no es un trabajo completo, es el único
estudio que se ha encargado de recabar este tipo de información, sobre
todo la de los barcos, cuya importancia radica que puede permitir
acercarse a una historia de la construcción naval de los barcos que ha
empleado la Marina. Asimismo, no quiero pasar por alto, que Lavalle
aparte de ser un apasionado de la historia, es el marino que impulsó
la historia dentro de la Armada, ya que a él se debe la iniciativa de
creación de la Unidad de Historia y Cultura Naval, la cual surge con el
nombre de Archivo Histórico en 1978.
Hasta la parte final de este apartado, he dejado muy a propósito
el caso del almirante Miguel Carranza y Castillo quien fuera no sólo
Director del Centro de Estudios Superiores Navales y Jefe del Estado
Mayor General de la Armada, sino también un amante de la historia
naval de México. En su libro y la independencia se consolidó en el
mar, realizado entre los años 2001 y 2006 y publicado en 2008,
es el estudio más profundo que se tiene hasta el momento sobre el
nacimiento de la Armada y del primer problema internacional que
tuvo que enfrentar México y su Marina de Guerra, ante la oposición
española de reconocer la independencia de México, hecho que se
materializó con la ocupación del Castillo de San Juan de Ulúa.21
Este libro a pesar de que no fue escrito por un historiador, tiene
la gran cualidad de que su autor preocupado por las limitaciones que
pudiera tener para el análisis histórico, se pusiera a leer a Marc Bloch,
Lucien Febvre, Edward Carr, Fernand Braudel, Enrique Florescano y
Carlos Pereyra, entre otros; también tuvo la inteligencia de acercarse
a diversos historiadores del país (militares y civiles) para asesorarse
antes de abordar la historia que traía en mente, la cual le condujo a
pasar literalmente seis años encerrado en los archivos.
Su investigación lo llevó a indagar en los archivos del país, pero
también de España. Si bien el libro tiene detalles peccata minuta
de tipo metodológico, en esencia se trata de un ejercicio de análisis
histórico bien logrado al cual le añade su pensamiento de estratega
naval para desmenuzar por qué un incidente menor se prolongó
durante cuatro años, explicando magistralmente porque al cambiar
la naturaleza de la guerra con España, ésta tenía que ser resuelta
necesariamente en la mar.
789
Cap. Corb. Leticia Rivera Cabrieles
El libro del almirante Carranza, influyó para que a su muerte,
el entonces jefe de la Unidad de Historia y Cultura Naval en 2010,
almirante Pedro Raúl Castro Álvarez y su equipo de historiadores
civiles publicaran El Nacimiento de la Armada. Los orígenes de una
noble institución,22 libro que tenía como propósito superar al de
Carranza - y la independencia se consolidó en el mar-, objetivo que no
se logró, ya que el texto fue esencialmente descriptivo y escasamente
interpretativo, faltando en un tema como éste –de guerra- el análisis
operacional. Siendo estas las razones fundamentales por lo cual se
reeditó la obra del almirante Carranza en 2014.23 En este tenor,
también bajo la dirección de Castro Álvarez se publicaron varios
ensayos biográficos: Comodoro Manuel Azueta Perillos, Almirante
Othón P. Blanco y Forjadores de la Armada Coronel de infantería
Davis Bradburn.
La historiografía militar realizada por historiadores profesionales
al interior de la SEMAR
Es importante señalar que en el interregno de la última obra producida
con Mario Lavalle Argudín en 1992 24 y el trabajo de Miguel Carranza
y Castillo, se dan los primeros intentos por realizar una historia más
profesional con la edición en 2006 del libro Vicealmirante Ángel
Ortiz Monasterio. Precursor de la Marina Mexicana (Del Porfiriato a
la Decena Trágica), el cual estuvo bajo la coordinación de la Comisión
de Estudios Especiales de la SEMAR, pero realizado por un historiador
militar. Este libro resultó el antecedente inmediato para realizar
una historia crítica y diferente, ya que el análisis de la vida de Ortiz
Monasterio, se entrelazó con el contexto interno no sólo de la Armada,
sino del Estado mexicano y el mundial, así a la vez que se analizó
la vida de Monasterio, también se hizo lo propio con los gobiernos
de Porfiriato y Francisco I. Madero hasta llegar a los acontecimientos
trágicos de febrero.25 Después le seguirían los libros de historia
realizados por el Centro de Estudios Superiores Navales que fueron
publicados en 2010: Cuarenta años de estudios del Centro de Estudios
Superiores Navales -libro único que existe en torno a la historia de la
máxima casa de estudios de la Armada- y la obra conmemorativa del
bicentenario de la independencia y centenario de la Revolución: Las
Revoluciones de México en el Mar, el cual trata aspectos navales de
tres momentos históricos: con las acciones navales de la independencia
a través de figuras como el padre José María Mercado, José María
Morelos y Pavón, entre otros (1810-1821); la consolidación de la
790
Cap. Corb. Leticia Rivera Cabrieles
independencia con el bloqueo naval impuesto por la marina mexicana
a la fortaleza de San Juan de Ulúa (1821-1825) y las acciones de los
marinos durante la decena trágica y la revolución mexicana. En este
último se resalta el levantamiento del teniente Hilario Rodríguez
Malpica contra el gobierno de Victoriano Huerta y su adhesión a las
filas del Primer Jefe de la revolución. 26
Sin embargo, 2011 fue un año de parteaguas para la producción
historiográfica de la institución. Para ese entonces con un equipo
renovado en los puestos de Mando de la Unidad de Historia y Cultura
Naval y con la integración de un equipo de historiadores, nos avocamos
a definir que era lo prioritario escribir acerca de la historia de la
Armada. Se determinó que era urgente publicar una nueva historia
general que cubriera el vacío historiográfico que existía en torno a la
institución desde 1970 hasta ese momento, pero también de que se
hiciera una historia académica, es decir una nueva historia militar.
Como primer paso, se revisó que se había producido en torno
al estudio de las fuerzas castrenses en el mundo, para obtener un
panorama sobre las viejas y nuevas tendencias historiográficas.
Encontramos que los trabajos de reconstrucción histórica en torno
a temas castrenses, no eran muy diferentes a los que en México se
habían realizado. De esta manera, se habían avocado a describir la
forma como están organizadas, especialidades en que se dividen, tipo
de armamento utilizado, los grandes personajes, innovaciones técnicas,
tácticas desarrolladas, así como las campañas o hechos heroicos que
realizaron en las guerras en que actuaron.
Se trataba claramente de una producción donde ha prevalecido
una visión eurocentrista que privilegia a los ejércitos y marinas de
las potencias, así como también, se trataba de estudios que en su
gran mayoría provienen desde las mismas fuerzas castrenses o de los
gobiernos con fines de propaganda política. Pocos fueron los estudios
que ofrecen un enfoque social o económico de las fuerzas armadas,
ya que generalmente, se ha dejado de lado su contexto histórico
social y se les estudia de manera aislada, como si no existiera una
sociedad que las dota de recursos humanos, materiales, técnicos,
tecnológicos y financieros.27
Rafael Bañón y José Antonio Olmeda en un estudio sociológico
afirman que “las fuerzas armadas constituyen una organización social; por
lo que su existencia y comportamiento son indisolubles de otros actores
sociales con los que se relacionan. El estudio de las fuerzas armadas es,
el de su organización y el de sus relaciones con la sociedad”.28 Es decir,
no podemos desligar a las fuerzas armadas de su sociedad, pues ésta es la
791
Cap. Corb. Leticia Rivera Cabrieles
que realmente da vida a los ejércitos y marinas, gracias a sus condiciones
demográficas, a su desarrollo económico y a su organización político-social.
En el caso mexicano es importante no perder de vista la relación
dialéctica entre sociedad y fuerzas armadas, ya que por ejemplo, en el caso
de Veracruz, fue la población civil durante las invasiones extranjeras la que
junto con las fuerzas armadas llevaran a cabo el esfuerzo bélico. Por otra
parte, y también a título de ejemplo, la población mexicana al carecer de
una conciencia naval, rehuirá reclutarse en la Marina (salvó Campeche)
ante la demanda de efectivos que requería el Ministerio de Guerra y
Marina, situación que obligará al Estado a instrumentar como forma de
reclutamiento forzoso la leva.29
Uno de los escasos estudios que existen para el caso de la Marina
en su relación con la sociedad es la tesis de maestría Desarrollo
institucional, reclutamiento, orígenes sociales y profesionalización en
la armada mexicana 1821-1941, en donde una parte de la investigación
se dedica a reconstruir no sólo las formas de reclutamiento de
la institución, sino sobre todo a establecer a quienes reclutaba –
sus orígenes sociales- con lo que se explicó porque había marinos
extranjeros en el país, pero también como fue cambiando esta situación
con la creación de la Escuela Naval Militar en 1897.
Así, conscientes de la responsabilidad que implicaba elaborar una
nueva Historia General de la Secretaría de Marina-Armada de México,30
se buscó un acercamiento con el Instituto de Investigaciones Históricas
de la UNAM, para confeccionar esa historia de una forma conjunta, sin
embargo, esa colaboración no se pudo concretar por diversas razones,
la fundamental, porque en el país no existen especialistas de la historia
naval mexicana, salvo aquellos que se han formado al interior de la propia
Secretaría de Marina y que pertenecen al equipo de investigadores del
Departamento de Historia Naval.
A pesar de este intento fallido, ello no impidió que se estableciera
contacto con algunos académicos de la Universidad Nacional
Autónoma de México, Universidad Autónoma Metropolitana y del
Centro de Investigaciones y Docencia Económicas (CIDE): Federico
Lazarín, Raúl Benítez Manaut, Guillermo Garduño Valero, Luis
Medina Peña, entre otros.
El gran reto que tuvimos para hacer una nueva historia general
-después de 42 años en que se había editado la última, el grupo de
investigadores conformado por cuatro militares en ese momento y
cinco civiles del Departamento de Historia Naval nos avocamos a su
reconstrucción-construcción, editándose en diciembre de 2012 la
obra Historia General de la Secretaría de Marina-Armada de México,
792
Cap. Corb. Leticia Rivera Cabrieles
la cual estuvo constituida por diez capítulos en dos volúmenes con
605 páginas. Si cuestionáramos cual es la importancia de esta obra,
se podría contestar que esta reside esencialmente en tres puntos que
explicaré a continuación:
•
•
•
En primer lugar, porque en México no existen libros
académicos que aborden esta historia. Ni las universidades,
ni los centros de investigación se han ocupado de la
historia de la Marina en México. A pesar de contar con
una gran extensión de costas y mares, la historia mexicana
se ha reconstruido tierra adentro y no hacia la superficie y
profundidades marinas. Mucho menos se han ocupado de la
historia de la institución encargada de su salvaguarda.
En segundo lugar, la importancia de esta obra radica en que
muestra la forma como se va construyendo en el largo plazo
esta Institución, en donde se explican las debilidades con
qué nace la Marina y los diversos procesos históricos por los
cuales ha tenido que pasar para evolucionar.
Un tercer aspecto, es que esta obra puede ser tomada para
realizar investigaciones particulares, más específicas o de caso.
De esta manera, en el volumen 1 intitulado “El Desarrollo
Histórico”, se parte desde los primeros contactos que tuvo el hombre
mesoamericano con los espacios acuáticos hasta 1940, año en el que
inicia su consolidación como parte del nuevo Estado posrevolucionario.
Si bien, estamos conscientes que los orígenes de la Marina mexicana no
los encontramos en el prehispánico, quisimos destacar en el capítulo
1, como la navegación fue útil para diversas culturas tanto para el
comercio, transporte de hombres como para verdaderas empresas
con fines bélicos. De esta manera, el primer aporte de este libro es
sobre todo, el señalamiento de que la navegación fue fundamental
en el desarrollo de las grandes civilizaciones, desde la primera
reconocida: la olmeca hasta las que se encontraron los conquistadores
en el altiplano central de México, pasando por la maya y las del
occidente y oriente de Mesoamérica, donde destacó la mexica. Así, la
navegación prehispánica debe considerarse un sistema y no sólo una
actividad menor, ya que ésta permitió a ciertas culturas convertirse en
centros de poder, contribuyendo en gran medida al establecimiento
de un nuevo orden político-económico, al transformar los sistemas
de intercambio comercial. 31 A su vez, la guerra fue otra actividad
que utilizó la navegación con el fin de expandir territorios para el
793
Cap. Corb. Leticia Rivera Cabrieles
vencedor, imponer tributos, extender su dominio, incidiendo en la
esfera política y económica de los pueblos. Sin embargo, aún faltan
más estudios profundos que nos permitan conocer con más detalle los
tipos de navegación que empleaban (fluvial y marítima), acerca de los
señalamientos de ayuda a la navegación (código de banderas y fuegos);
los sitios portuarios y rutas.
El segundo elemento a destacar se encuentra en el capítulo
2, donde se plantea como a pesar de la rica experiencia marítima
de los navegantes españoles y la conformación de España como un
gran imperio naval y comercial, la Nueva España no pudo potenciar
un poder naval.
El tercer elemento se encuentra en el capítulo 3 donde se plantea
como al emerger México a la vida independiente, el nuevo EstadoNación y la destrucción del Antiguo Régimen requerían de la creación
de nuevas instituciones sobre las que debía descansar el destino de
la nueva nación, de tal forma que se hizo necesaria una institución
de gobierno que protegiera las costas mexicanas, sobre todo ante la
amenaza de reconquista por parte de la Corona española al tomar el
Castillo de San Juan de Ulúa.
Así, al nacer el Estado mexicano, aparecieron con él las primeras
instituciones que romperían con la estructura española, entre ellas la
Marina de Guerra, que fue la encargada de la defensa y protección de
las aguas y costas mexicanas, además también de coadyuvar con la
seguridad interior de nuestro país.
El cuarto elemento se encuentra en el capítulo 4, donde se
muestra el largo y difícil camino que siguió la Armada de México para
consolidarse, como una arma de utilidad en la defensa de la soberanía
nacional y cómo en muchos momentos de la historia mexicana se vio
desfavorecida por los distintos gobiernos federales a favor de las fuerzas
de tierra, cuando las luchas intestinas por el poder provocaron que los
actores sociales que ocupaban el poder central o federal destinaran
más recursos al Ejército.
De esta forma, en este capítulo se resalta la importancia de los
asuntos navales en la consolidación del proceso de independencia,
pues hasta el reconocimiento de ésta en 1836 por parte de la
Corona española, la frontera del Caribe fue, a fin de cuentas, zona
de disputa entre la marina mexicana con David Porter y el almirante
Ángel Laborde de las fuerzas navales de España, cuyo apostadero se
encontraba en La Habana. Sin embargo, el problema con España no
fue el único que enfrentó la joven nación ya que pronto vinieron las
intervenciones extranjeras, donde se hizo patente como la Marina
794
Cap. Corb. Leticia Rivera Cabrieles
tenía que ser la primera línea de defensa del país. Se explica como en
las distintas invasiones que tuvimos del extranjero, no se haya podido
ofrecer con éxito un enfrentamiento naval mexicano que impidiera
los desembarcos del enemigo, con excepción del realizado por el
capitán de navío Tomás Marín en Alvarado que imposibilitó los dos
intentos de desembarco del comodoro David Conner en 1846. De ahí
que parte de la riqueza de este capítulo sea que ofrece una historia
distinta a la tradicional.
Un quinto elemento y que es de gran importancia fue la
modernización que tuvo esta Arma durante el Porfiriato, producto de
un nuevo marco legal y de un programa de adquisición de unidades de
superficie que ya no respondía a un momento emergente de guerra.
Asimismo, lo es la participación de los marinos en la Revolución
mexicana con el levantamiento del teniente Hilario Rodríguez
Malpica. Lo que muestra que las fuerzas castrenses, jamás han sido
apolíticas. En este tenor, también se aborda la posrevolución con las
rebeliones de Adolfo De la Huerta y de Gonzalo Escobar donde hubo
una importante participación de marinos.
Como se puede observar, el volumen 1 tiene la periodización
de la historiografía política mexicana. Esto era necesario, pues al ser
la Marina una dependencia federal se vio afectada por los vaivenes
de la política decimonónica de las primeras cuatro décadas del siglo
XX. Una aportación del libro es que muestra el largo proceso de
institucionalización y profesionalización de la Armada de México:
desde su constitución y la creación de los Mandos y Zonas Navales,
la capacitación, entrenamiento y formación del personal naval
con la creación de la Escuela Naval Militar. Profesionalización que
permitió más adelante la subordinación del poder militar al poder civil
legalmente constituido.
El volumen 2 intitulado “Las Políticas Navales” tuvo como
propósito reconstruir la historia contemporánea de la institución
desde su separación de la Secretaría de la Defensa Nacional y su
conversión en Departamento Nacional en 1939 y posteriormente
elevada al rango de Secretaría de Estado, ello en medio del conflicto
de la Segunda Guerra Mundial que fue un factor de primer orden para
la autonomía de la Marina.
A partir de 1940, el tratamiento de la Marina-Armada de
México siguió la periodización de los gobiernos del país, así se parte
desde Lázaro Cárdenas hasta Felipe Calderón. Se resaltan los cambios
administrativos, pero también la naturaleza de los nuevos desafíos. De
esta manera se destaca el combate al crimen organizado, la participación
795
Cap. Corb. Leticia Rivera Cabrieles
de la Marina en conflictos de baja intensidad y la cooperación con
Estados Unidos ante posibles actos terroristas. Se hace especial énfasis
en la relación de la Armada con la sociedad, sobre todo en la parte
de labor social que esta desarrolla con campañas de vacunación y de
atención médica, de vigilancia de las playas en temporadas altas de
vacaciones, de la búsqueda y rescate de personas en la mar, de ayuda
humanitaria en caso de desastres naturales, etcétera.
A pesar de los titánicos esfuerzos por analizar la parte social,
sabemos que aún falta mucho por hacer. El gran mérito de esta obra
es que esta sustentada en una gran cantidad de fuentes primarias
tanto del país como del extranjero. La meta que se ha fijado el
Departamento de Historia Naval es editar en el último año de cada
sexenio una nueva historia general, que incluya la administración
de ese momento, con el fin de preservar la memoria histórica de la
institución. Así, la nueva historia general será publicada para el 2018.
Esto nos da la oportunidad de afinar lo ya publicado, por lo que cada
edición, será cada vez más completa.
Otro libro que se realizó fue Historia General de la Infantería de
Marina Mexicana,32 constituida por dos volúmenes con 446 páginas.
La importancia de esta obra radica en que prácticamente no se tenía
ningún estudio sobre ella, a pesar de que este cuerpo ha acompañado
a los marinos mexicanos desde 1821, ya que los barcos en situación
de combate -defensivo o de ataque- requerían de dos tipos de personal:
la tripulación y/o marinería, encargada de atender las necesidades del
barco y sus maniobras, y la guarnición encargada de la protección del
barco y de sus tripulantes, tanto en los combates navales, como en las
maniobras de desembarco. Este cuerpo, cuya designación ha variado de
un lugar a otro y de una época a otra, constituye lo que ahora llamamos
la infantería de marina.
En esta historia general se presentan algunos de los rasgos
más sobresalientes de este cuerpo y cuya presencia en la historia
contemporánea es trascendental dado el carácter de los nuevos
conflictos por los que atraviesa México. Por lo que esta obra recoge la
parte histórica de este cuerpo, pero también la historia contemporánea,
así de esta manera, en el capítulo 7 “Desafíos y perspectivas de la
infantería de Marina contemporánea (1994-2012)”, se plantean las
principales estrategias que ha tenido que implementar la Secretaría
de Marina para encarar los nuevos desafíos, estrategias relacionadas
no sólo con la capacitación, adiestramiento y especialización de este
cuerpo; sino también la reorganización administrativa y operativa;
además del trabajo conjunto con las instituciones encargadas de la
796
Cap. Corb. Leticia Rivera Cabrieles
seguridad pública del país, así como la cooperación con Estados Unidos
que se ha establecido a través de programas como la Iniciativa Mérida,
Iniciativa de Seguridad Marítima de América del Norte (NAMSI)
y la creación de los Centros Unificados para atención a incidentes
marítimos y portuarios (CUMAR).
Para cerrar este apartado, mencionaré que en los últimos tres
años se han estrechado lazos de colaboración en materia histórica con
nuestra contraparte en la Secretaría de la Defensa Nacional: es decir,
con la Dirección General de Archivo e Historia. Se ha participado en
obras como Las fuerzas armadas en la Revolución mexicana en 2013 y
Las fuerzas armadas ante las intervenciones extranjeras en este 2014. El
mérito de este libro radica, precisamente, en su tema: las intervenciones
extranjeras, ya que se trata de episodios de guerra menos conocidos en
los ámbitos académicos y prácticamente desconocidos para el público
no especializado. La consulta sistemática y cuidadosa de fuentes para
la realización de este estudio conjunto, confirma de alguna manera las
explicaciones generales ya conocidas, pero al mismo tiempo ofrece
una gran cantidad de información detallada y puntual más o menos
desconocidas hasta ahora.
En este sentido, la aportación de la Marina en este libro fue con
cuatro ensayos que ofrecen una perspectiva diferente sobre algunos
amagos extranjeros que tuvo México a lo largo del siglo XIX y principios
del XX, intervenciones que se caracterizan porque aportan una visión
diferente a la ya conocida tradicionalmente. Dos de estos ensayos exploran
las operaciones de la naciente marina de guerra mexicana: “Organización
y estrategia de la Marina de Guerra mexicana durante el bloqueo al fuerte
de San Juan de Ulúa, 1821-1825”33 y “La segunda Escuadra Mexicana
y la ofensiva contra España 1826-1828”.34 Dichos trabajos “resaltan
la importancia de los asuntos navales en la consolidación del proceso
de consolidación de independencia y la evidencia –soslayada muchas
veces, aun en el tiempo presente– de las fronteras marítimas mexicanas;
con mucha mayor razón durante la década de 1820, pues hasta el
reconocimiento de la independencia mexicana por parte de la Corona
española, la frontera del Caribe fue, a fin de cuentas, zona de guerra”. 35
Mientras que el tercer ensayo fue sobre la guerra con Estados
Unidos de 1846-1848, el cual se intituló: “Del intento fallido de
desembarco estadounidense en Alvarado a la ocupación de Veracruz
en 1847. El papel de la Marina de Guerra mexicana”,36 que es uno
de los primeros ejercicios como apunta Ibarrola “de elaboración de
una historia operacional detallada sobre el inicio de la campaña de
Winfield Scott en México, desde la tentativa fallida de establecer una
797
Cap. Corb. Leticia Rivera Cabrieles
cabeza de playa en Alvarado en 1846, hasta la ocupación del puerto
del Veracruz a finales de marzo del siguiente año. Este trabajo aporta
explicaciones y detalles poco conocidos de la intensa actividad naval
desempeñada por las fuerzas mexicanas para repeler la invasión
estadounidense”.37 Mientras que el último ensayo aborda “La invasión
estadounidense al puerto de Veracruz de 1914”,38 en dicho estudio
se ubican los antecedentes del conflicto el cual no se centra única y
exclusivamente en la esfera diplomática, sino también en los aspectos
económicos y políticos; así como en las respectivas operaciones navales
y militares que se dieron entre ambos países, todo ello en el marco de
la revolución mexicana. Se hacen acercamientos a aspectos puntuales
operativos de las fuerzas militares en conflicto y se pone en evidencia
la extraordinaria complejidad de las respuestas mexicanas antes la
intervención militar estadounidense y las dificultades de Washington,
no ya para obtener los beneficios políticos buscados, sino para concluir
esta invasión con los menores costos posibles.
Finalmente, se concluye con un ensayo que se realizó por
parte de este Departamento de Historia Naval de la SEMAR para
el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de
México intitulado: “Los intentos fallidos de reconquista española: de
Ulúa a Cabo Rojo”,39 en donde la autora plantea que la decisión de
la corona española por no perder su dominio sobre la Nueva España
a raíz de que esta se independizó en 1821, condujo a la madre patria
a ofrecer una resistencia tenaz que se materializó en dos intentos
de reconquista que tuvieron una naturaleza diferente en cuanto a
preparación y proyección.
Destaca que el primer plan surgió de la oposición del general
realista José María Dávila –gobernador de Veracruz y comandante
militar de la plaza- a reconocer la independencia de México, hecho que
se concretó con la captura de la fortaleza de San Juan de Ulúa el 26 de
octubre de 1821. Insurrección que fue apoyada por la metrópoli a través
de Cuba y que se prolongó durante cuatro años hasta que la marina de
guerra mexicana hizo capitular al reducto español el 23 de noviembre
de 1825; la segunda empresa de reconquista, nació desde la España
misma, cuando ésta tuvo la certeza de que su escuadra naval no tendría
que enfrentar a los buques de la marina mexicana comandados por el
comodoro David Porter, lo que pudo realizar el 27 de julio de 1829 con
la expedición a cargó del brigadier Isidro Barradas quien desembarcó
en las proximidades de cabo Rojo, en Tamaulipas con un contingente
de casi 3,500 hombres. Resalta la autora que simultáneamente a
estos dos ensayos de reconquista española que fueron fallidos, hubo
798
Cap. Corb. Leticia Rivera Cabrieles
un sinnúmero de propuestas que no pudieron madurar por diversas
razones; sin embargo, todos estos experimentos tuvieron como
denominador común la firme decisión de que la lucha debía comenzar
en el mar para poder efectuar el desembarco y posteriormente seguir
con las operaciones de tierra. El punto a destacar es que estos intentos
de reconquista forman parte de un mismo proceso histórico que es la
lucha de España por no perder su imperio ultramarino y la de México
por ser reconocido como país soberano e independiente, lo que llevó
al Estado mexicano a mantener una posición defensiva al ordenar a su
armada entre 1822 y 1825 desalojar al reducto español guarnecido en
San Juan de Ulúa; pero también ofensiva al atreverse a salir fuera de
sus litorales entre 1826 y 1828 para hostilizar a los buques españoles
cuya base naval se encontraba en Cuba.
La ocupación estadounidense al puerto de Veracruz, perspectivas
historiográficas a cien años de distancia. Lo que se ha escrito:
La invasión estadounidense al puerto de Veracruz en 1914, ha sido
un tema escasamente tratado por la historiografía académica y por la
propia historia oficial, a pesar de que ha transcurrido un siglo de que
aconteció. En ello, ha influido que se produjo en medio del levantamiento
revolucionario que se suscitó tras la muerte de Francisco I. Madero.
Este hecho indiscutible, incidió en la producción historiográfica que
se realizó en torno al tema, el cual ha sido analizado a la luz de la
fuerte oposición que originó el encumbramiento de Victoriano Huerta
en la primera magistratura del país, siendo esta una de las causas
fundamentales, por la cual se le ha brindado escasas páginas para
su estudio y reflexión, ya que la mayoría de los historiadores de este
periodo se han inclinado al estudio de la fragmentación interna, es
decir de la Revolución mexicana.
De los reducidos estudios que existen sobre la intervención
externa que tuvo México en 1914, podemos distinguir dos tipos de
producciones nacionales: aquélla que fue realizada desde la academia
entre 1976 y 1989 donde sobresalen historiadores como Marta
Strauss, Bertha Ulloa y Alicia Mayer,40 las cuales centran como causa
de la invasión los roces diplomáticos que se dieron entre ambos países,
durante los gobiernos de Victoriano Huerta y Woodrow Wilson, por lo
que el enfoque ha sido eminentemente diplomático, con lo que se ha
reducido así la complejidad de los intereses enfrentados. Sin embargo,
son obras pioneras y fundamentales para acercarse al tema desde una
perspectiva científica.
799
Cap. Corb. Leticia Rivera Cabrieles
Por otra parte, existe aquella producción realizada por los no
profesionales de la historia, misma que esta integrada por libros,
reseñas y panfletos de particulares. Este tipo de manufactura se
aglutinó esencialmente en la jornada heroica de los defensores de
Veracruz, pero narrada a partir de casos aislados ya que no logran
contextualizar el problema de la invasión norteamericana. Por
lo que la reconstrucción histórica que plantean es desordenada y
carente de aparato crítico. Por otra parte, su acercamiento a la parte
militar, se centró fundamentalmente en el caso de la Escuela Naval,
los defensores de Veracruz, la Cruz Roja y la Cruz Blanca, y aunque
resaltan los hechos “gloriosos de algunos combatientes”, existe en
realidad un vacío acerca de la organización de la defensa mexicana,
de sus debilidades y fortalezas, y ni que decir para el caso de los
Estados Unidos, cuyo análisis es prácticamente nulo. Entre estos
estudios destacan los de Justino Palomares41, Leonardo Pasquel, José
Pérez de León, Mario Lavalle Argudín, Juan de Dios Bonilla y Enrique
Cárdenas de la Peña.42
En cuanto a la historiografía estadounidense sobre el tema,
debe destacarse que también es muy escasa –inclusive, más que para
el caso mexicano-, sobresale la obra de Robert Quirk, Jack London,
Arthur Jack Sweetman, Edith O’ Shaughnessy y Arthur Link,43 entre
otros, quienes ofrecen un enfoque enteramente diplomático y centran
la causa del conflicto en el incidente de Tampico y en las fuertes y
contradictorias personalidades de Huerta y Wilson. Sólo Quirk y
Sweetman analizan el desembarco, la administración del puerto y las
obras de saneamiento que realizaron los estadounidenses en Veracruz.
A pesar de las limitaciones que tiene la producción historiográfica
que he señalado, sigue siendo una fuente obligada para aquellos
que quieran acercarse al tema, porque a través de esta producción
académica y no académica, se pueden rastrear nombres de personajes,
buques, acciones, etcétera. Lo que es útil en la búsqueda de fuentes
primarias tanto en los archivos del país como del extranjero.
La Secretaría de Marina y el Centenario de la invasión
La invasión a Veracruz de 1914 se planteó como una fecha de gran
importancia para la Secretaría de Marina-Armada de México desde
2011, ya que se aproximaba el centenario de este hecho histórico el
cual en particular toca fibras muy sensibles para la institución ya que
dos de los hijos de la Escuela Naval Militar – teniente José Azueta
Abad y el cadete Virgilio Uribe Robles-, perecieron en defensa de
800
Cap. Corb. Leticia Rivera Cabrieles
la patria durante este hecho histórico. Asimismo, porque ha sido
inevitable que la Armada tenga un vínculo muy especial con la
historia del puerto de Veracruz, cuya historia ha estado relacionada
con las invasiones militares que ha tenido México. Por esta razón, a la
Marina-Armada de México, le interesaba resaltar que en la invasión
de 1914, la población civil del puerto de Veracruz había ofrecido una
resistencia tenaz y heroica para defender la soberanía nacional. Por lo
que evidentemente, el centenario, era la fecha propicia para rescatar
del olvido esta parte de la historia nacional.
El gran reto que se levantaba para el Departamento de Historia
Naval era rebasar “la historia oficial” que existía en torno al tema,
así como las explicaciones académicas que hace algunas décadas
surgieron y que hoy resultan rebasadas, las cuales centraron su
atención exclusivamente en la parte diplomática para explicar
la invasión. Era necesario remitirnos a las causas profundas del
problema entre los dos países.
Lo anterior, nos condujo a indagar en archivos nacionales como
del extranjero. De esta forma, se buscó información en los archivos
históricos de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Archivo General
de la Nación, Secretaría de la Defensa Nacional, Secretaría de Marina,
Archivo Nacional de Washington, Departamento de Historia y
Herencia Naval de Estados Unidos, Hemeroteca Nacional, entre otros.
La finalidad: acceder a la doble dimensión del problema, es decir, desde
la perspectiva mexicana, pero también de la estadounidense, lo que
sería útil para el análisis, rebasando por supuesto, la esfera diplomática
para centrar nuestra atención en aspectos económicos, políticos,
sociales, culturales y militares.
De esta manera continuidad y ruptura, fueron los dos ejes
fundamentales sobre los que giró la investigación para poder explicar
este complejo suceso histórico. El análisis para identificar lo que
permaneció y lo que se transformó, involucró espacios y contextos
(internacional, nacional y local), así como importantes actores
históricos de distinta formación y procedencia. De esta manera,
se estudió a mandatarios y políticos de alto nivel como fueron los
presidentes de México y Estados Unidos, secretarios de Estado y
diplomáticos; pasando por los altos mandos militares del Ejército y
la Marina de ambos países; marinos y militares de mediano y bajo
rango; hasta los habitantes del puerto de Veracruz que se vieron
forzados a organizar la defensa y resistencia al invasor, ya que éstos
últimos, fueron abandonados a su suerte por parte del gobierno de
México. Todos estos personajes fueron fatalmente incluyentes entre sí
801
Cap. Corb. Leticia Rivera Cabrieles
e influyeron no sólo en la preservación de algunas permanencias, sino
también al estimular y avivar las transformaciones.
Así, continuidad y ruptura en un equilibrio dialéctico
acabaron por construir y definir la compleja relación entre México
y Estados Unidos desde finales del siglo XIX que irrumpió en
forma de invasión para 1914. El resultado de la investigación se
plasmó en el libro De la intervención diplomática a la invasión
armada: México frente a Estados Unidos durante 1914, el cual fue
una coedición de la Secretaría de Marina y el Instituto Nacional
de Estudios Históricos sobre las Revoluciones de México, el cual
consta de 440 páginas.44
Los capítulos que integraron el libro fueron ocho: “De Díaz a
Madero. México encendido”; “Las políticas navales de la dictadura
Huertista”; “La difícil relación bilateral: México intervenido”; “El
incidente de Tampico y los Primeros planes de la invasión”; “El
desembarco y la ocupación del puerto de Veracruz”; “En defensa
de la patria: el caso de la Escuela Naval Militar”; “La defensa civil”;
“Carranza, los Estados Unidos y la evacuación de Veracruz”. El libro
en su conjunto procuró incluir nuevos datos e interpretaciones sobre
acciones, instituciones y actores involucrados para el desenlace de la
invasión norteamericana, que seguramente abrirán nuevas líneas de
indagación histórica.
La premisa de investigación en que se sustenta esta obra,
es que la invasión al puerto de Veracruz en 1914, no sólo fue el
resultado de los conflictos entre los gobiernos de Woodrow Wilson
y Victoriano Huerta, sino del deterioro de la relación entre ambos
países, la cual podemos ubicar en los últimos años del Porfiriato. A
esta relación de tensión contribuyeron factores relacionados con el
avance del imperialismo, lo que condujo a las potencias europeas y
la estadounidense a rivalizar para asegurar sus respectivas áreas de
influencia económica y política sobre América Latina.45 El punto a
destacar, es que fue un contexto del cual México no pudo escapar
debido a su vecindad geográfica con Estados Unidos y por la fuerte
integración económica que experimentó hacia el vecino del norte,
desde finales del siglo XIX 46 , a lo que se agregó la situación de
inestabilidad que produjo el proceso revolucionario, así como la
política de endurecimiento que tuvieron los gobiernos mexicanos
a partir de Porfirio Díaz, Francisco I Madero y el propio Victoriano
Huerta frente a Estados Unidos.
Por la riqueza del trabajo de investigación documental e
iconográfica en archivos de México y de Estados Unidos, se consideró
802
Cap. Corb. Leticia Rivera Cabrieles
que era conveniente editar dos publicaciones más: una que compilara
parte de las fuentes primarias que se utilizaron en De la intervención
diplomática a la invasión armada: México frente a Estados Unidos
durante 1914 y otra que mostrara el imaginario colectivo de cómo
fue vista la invasión desde México y en Estados Unidos a partir de
la selección de fotografías, periódicos, caricaturas, poemas, corridos,
autos de fe, etcétera.47
Así, nacieron las obras Antología de documentos históricos sobre
la segunda intervención estadounidense y El imaginario de la segunda
intervención norteamericana. Respecto a la Antología, aunque no se
trata de una compilación definitiva sobre la invasión norteamericana,
está constituida por 143 documentos centrales y 26 de antecedentes
que seguramente abrirán nuevas líneas de investigación sobre el tema,
ya que es una edición muy sugerente que apunta aspectos desconocidos
o poco tratados sobre la invasión norteamericana y de la defensa naval
y civil realizada del lado mexicano.48
Respecto al libro El imaginario de la segunda intervención
norteamericana, tiene como objetivo mostrar al lector a partir de
un cuidadísimo trabajo de selección iconográfica, los imaginarios
colectivos sobre la invasión. Esta obra esta compuesta por imágenes de
periódicos de la época como The New York Times, El País, El Imparcial,
El independiente, La Patria y Regeneración, entre otros, los cuales
fueron de suma importancia, ya que a través de sus corresponsales
de guerra y enviados especiales dieron noticia de cómo fue vista la
invasión dentro y fuera de México, ya que este hecho histórico fue uno
de los más documentados y fotografiados de la época.
Los impresos jugaron un papel trascendental en la invasión
estadounidense al puerto de Veracruz en 1914, debido a que los
periódicos transformaron los imaginarios y proporcionaron los medios
para que los lectores pudieran establecer conexiones ante un suceso
que mostraba distintas facetas en una perspectiva de simultaneidad.
Fue precisamente a través de las publicaciones periódicas y de la
mirada de sus editores que los lectores estadounidenses y mexicanos
pudieron enterarse y observar los acontecimientos de la invasión.
Papel primordial tuvieron los diarios veracruzanos, ya que el
conflicto librado en territorio mexicano tocaba más de cerca sus vidas;
pero en general los diarios nacionales de México sirvieron para exaltar
un sentimiento de patriotismo que generó un activo reclutamiento de
voluntarios que se querían enrolar para combatir a los estadounidenses.
Mientras el conflicto duró, hubo una relación bastante cercana entre
las publicaciones periódicas y los lectores. La demanda del público
803
Cap. Corb. Leticia Rivera Cabrieles
hizo que la oferta de los diarios aumentara y se perfeccionasen las
estrategias para obtener la información.
De suerte que, a través de los periódicos los lectores no sólo
estaban al tanto de los motivos que habían llevado a la administración
de Woodrow Wilson a intervenir por la vía armada en México, sino que
seguían con atención los pormenores de la ocupación y administración
del puerto de Veracruz. Así como también sirvió para estar enterados
de los debates que esta invasión produjo no sólo en México y Estados
Unidos, sino inclusive en otros países.
Por su parte, la prensa estadounidense fue receptora y difusora
del Destino Manifiesto de ese país, sus páginas proporcionaron a sus
connacionales múltiples anécdotas sobre el valor de la infantería
de marina y los soldados norteamericanos; mientras que del lado
mexicano se magnificó el ultraje, el heroísmo de la población civil y se
crearon una serie de héroes que poblaron el imaginario popular como
fue en torno a la muerte del teniente José Azueta Abad y el cadete
Virgilio Uribe Robles. Asimismo, a través de las fotografías de los
diarios, se creó en los lectores una idea del fuerte potencial bélico que
poseía Estados Unidos. En suma, las noticias de los periódicos que aquí
se rescatan, tuvieron la capacidad no sólo de informar, sino también
de reflejar el imaginario colectivo sobre este suceso a través de sus
encabezados, sus editoriales y por supuesto a través de sus fotografías49
y caricaturas políticas.
En conclusión
Como se ha visto, la mayor parte de la producción historiográfica que
existe sobre la historia de la Armada mexicana, proviene de sus propias
filas. La historia naval de México a partir del México independiente
ha sido un tema del cual prácticamente los centros de investigación
de las Universidades del país no se han ocupado, ya sea por falta de
conocimiento sobre la importancia de esta fuerza castrense o por
desinterés debido a la visión del altiplano que impera en nuestro país.
Se esta consciente de que aún falta mucho por hacer por
parte de la Unidad de Historia y Cultura Naval, pero existe el firme
compromiso de seguir produciendo y elaborar “una nueva historia
militar”, que incluya estudios de guerra y sociedad. Los esfuerzos
recientes de la SEMAR están dando un acercamiento importante
entre sus historiadores con los de los centros de investigación del
país, un reflejo de ello, fue el Primer Simposio de Historia Naval
y Militar que se celebró en junio de este año, evento que se
804
Cap. Corb. Leticia Rivera Cabrieles
pretende repetir esta experiencia cada dos años, para acercarnos a
los demás historiadores de México que estén interesados en temas
militares y navales. Asimismo, lo es el hecho de que la Universidad
Iberoamericana nos haya abierto las puertas para la impartición de
un seminario de historia naval en sus instalaciones y que la respuesta
haya sido gratificante, al poder intercambiar experiencias y debatir
con el profesorado y alumnos de esa institución.
La conclusión que se obtiene después de una revisión
historiográfica acerca de la historia de la armada mexicana, es que es
necesario trabajar de manera conjunta los historiadores de los centros
de investigación de las universidades del país con los de la Armada, y
que éstos no miren con recelo nuestro trabajo, sólo por el hecho de
provenir de una institución de gobierno. Los historiadores militares de
la Secretaría de Marina, pueden orientar a especialistas que se interesen
en la historia de esta arma, sobre temas y líneas de investigación, y
elaborar así, quizá en un futuro no muy lejano una metodología para
el estudio de esta fuerza castrense.
805
La rebelión del buque cañonero “Tampico”
Maestro Otilio Silva Andraca
E
l Teniente de Navío Hilario Rodríguez−Malpica Sáliba,
quien figuró como el personaje principal de la rebelión del
buque cañonero de la marina nacional “Tampico”, nació en
Coatzacoalcos, Veracruz, el 2 de noviembre de 1889; fue hijo del
oficial naval del mismo nombre Hilario Rodríguez−Malpica Segovia.
Después de realizar sus primeros estudios y, con el deseo de seguir la
carrera de las armas como su progenitor, solicitó su ingreso a la Escuela
Naval en el año de 1904, y que fue aceptado por haber cumplido en
tiempo con los requisitos indispensables para su ingreso.1
En su etapa de estudiante en la escuela naval o de cadete, como
se les conoce, destaca por su dedicación a sus estudios, a sus prácticas a
bordo del buque y desempeño en el mismo; lo que le valió varios elogios
y sus buenas calificaciones le significaron destacar como alumno, en
especial, en la materia de artillería, por lo que fue nombrado aspirante
de tercera del plantel.2
Pero también fue acreedor de varios castigos por indisciplina por
diversas faltas cometidas e incumplimiento del reglamento escolar; en
su hoja de servicios como cadete figuran algunos arrestos o castigos
por él cometidos, para corregir esas faltas, tales como faltar a clases,
acostarse a descansar durante la hora de hacer guardia, dormirse en
clase y otras más. Las faltas cometidas nos hablan de un individuo
inquieto y se explican un tanto por la inexperiencia y la natural rebeldía
de la edad. Esas faltas cometidas por él y otros jóvenes cadetes se les
consideraron como leves, y no constituyeron, de ninguna manera,
motivo para expulsarlo de la institución.
Terminados sus estudios y, después de varias peripecias e
indisciplinas, se graduó como oficial naval con el grado de Subteniente de
Marina. Fue asignado al buque cañonero “Tampico”, según oficio firmado
por el presidente Francisco I. Madero.3 Desde entonces su destino quedó
ligado al buque mencionado, corriendo ambos un fatídico desenlace.
Hilario Rodríguez Malpica llevó una vida un poco desordenada, se le
impusieron castigos por excesos en el consumo de bebidas alcohólicas,
retardos injustificados, actos pendencieros, y algunos otros más. Su
juventud y falta de experiencia hicieron que no midiera las consecuencias
de sus actos, lo que lo involucró en algunos actos desagradables.
807
Maestro Otilio Silva Andraca
Algunos autores sostienen que la vida desordenada que llevó
lo condujo a enfermarse de la sangre a sus escasos 24 años de edad;
además de contraer enfermedades venéreas. Otros sostienen que,
aunado a eso, la falta de acción más participativa en combate por
parte de la marina de guerra en la revolución, lo orillaron a tomar
la decisión más importante de su vida, incorporarse en 1914 a la
revolución constitucionalista.
El buque “Tampico” había participado en el año de 1913
en la defensa de Topolobampo, Sinaloa, donde los marineros se
destacaron en la acción, en especial, Hilario Rodríguez−Malpica,
motivo por el cual fue ascendido a Primer Teniente de la Armada
Nacional, concediéndole, además, la Condecoración al Mérito Naval
de Segunda Clase.4
Los marineros del “Tampico” se sublevaron como a las 8.30 de la
noche del día 22 de febrero de 1914 en una bahía cercana a Guaymas,
Sonora, el lugar que servía de resguardo a naves federales. La rebelión
la encabezó el teniente Hilario Rodríguez−Malpica y se le unieron
el subteniente Fernando Palacios, el oficial pagador Agustín Rebatet
entre otros más. Los sublevados tomaron prisioneros al Capitán de
Navío Manuel Castellanos, junto con el Jefe de Máquinas Alfredo
Smith y un pequeño grupo de tripulantes que no apoyaron la rebelión.
Al salir de Bacochibampo, donde estaba fondeado el “Tampico”,
la nave sufrió la ruptura del guardín de estribor, por lo que navegaron a
máquina varias horas, frustrándose por unas horas sus planes iniciales.
Por ese motivo se decidieron tomar el rumbo de Topolobampo e
incorporarse allí a la revolución. Una vez alistados en el bando
constitucionalista, los oficiales que no los apoyaron fueron liberados y
transferidos más tarde al buque mercante “Manuel Herrerías”.
El 24 de febrero de 1914 arribaron al muelle de Topolobampo,
Sinaloa, a bordo de una lancha, el Subteniente de la Armada Fernando
Palacios y el marinero Agustín Hass, enviados por Hilario RodríguezMalpica a entrevistarse con Felipe Riveros, gobernador constitucionalista
del estado de Sinaloa, para manifestarle la decisión de la tripulación
del buque cañonero “Tampico” de incorporarse a la revolución. La
petición fue enviada a Venustiano Carranza, Jefe Político y Militar
de la Revolución Constitucionalista, quién de inmediato aceptó y
comisionó al Coronel Eduardo Hay para abanderar a la embarcación
rebelde como constitucionalista.5 Esto ocurrió el día 26 de febrero y, en
ese momento, la tripulación recibió sus primeros ascensos tanto para
los oficiales como para la marinería, así como las disposiciones para el
cumplimiento de sus nuevas funciones al servicio de la revolución:
808
Maestro Otilio Silva Andraca
Hilario Rodríguez−Malpica, Capitán de Navío.Agustín Rebatet, Teniente
Mayor y segundo comandante del buque.Fernando Palacios, Capitán de
Fragata, y asignado a una comisión especial.Luis Morfín, Teniente Mayor de
Máquinas, y pasó a prestar servicios en tierra.David Johnson, Jefe de Máquinas.
Toda la tripulación obtuvoel ascenso al grado inmediato superior.6
¿Cuáles fueron las causas que motivaron la defección de los
tripulantes del “Tampico” para incorporarse a la revolución acaudillada
por Carranza? Lo ocurrido en el cañonero viene a ser un caso insólito
en la historia naval, ya que desde la creación de la armada, en 1821,
no había existido una fractura o resquebrajamiento en su estructura
y organización. Para explicar el hecho, existen varias versiones, la
mayoría de las cuales descalifican una posible reivindicación, como lo
señalaron algunos periódicos como El Imparcial, que sólo denigraron
a la rebelión. Edith Coues O´Shaughnessy, la esposa del encargado de
negocios de Estados Unidos en México, escribió al respecto:
Los oficiales de la cañonera Tampico, tuvieron una fiesta escandalosa, con
puñaladas, y cosas así. Los iban a someter a una corte marcial, pero ellos
resolvieron esa dificultad pasándose a los constitucionalistas en Topolobampo,
con todo y barco”.7
Se señaló, por otra parte, una venganza cometida por Rodríguez−
Malpica, por supuestas ofensas cometidas por altos oficiales del ejército
en su contra. Se ha dicho que tuvieron una disputa por una mujer
llamada María Maura Mercado, mujer que vendía sus placeres en un
prostíbulo de Guaymas, y que fue ella quien convenció a RodríguezMalpica de pasarse a los revolucionarios: “Una hembra fue la que causó
la sublevación del “Tampico”,8 a la que algunos bautizaron como la
“Cleopatra de Guaymas”.
El oficial naval Rafael López Fuentes dijo que la rebelión se debió
al maltrato del que era objeto la tripulación por parte del capitán y
algunos oficiales y también debido al relajamiento de la disciplina,
pues el capitán permitió la celebración de fiestas escandalosas y que se
cometieran faltas a la moral naval por parte de la tripulación.9 Además
de encontrarse desfalcadas las finanzas del buque por parte de su
administrador, el Sr. Agustín Rebatet. Un inspector de la Secretaría de
Hacienda iba a realizar una auditoría al respecto, la cual no se llevó a
cabo por qué la rebelión mencionada ocurrió un día antes de la visita.
Por otro lado, en una carta que se publicó en el periódico El Pueblo el
16 de junio de 1916, dos años después de los hechos descritos, escrita
809
Maestro Otilio Silva Andraca
presuntamente por Rodríguez−Malpica después de la rebelión, en
donde él señala que la rebelión se debió a: sus convicciones personales,
el destierro de su papá, el robo a su madre, que lo intentaron desaparecer
y que por eso decidió unirse a la revolución.10
Lo cierto es que el gobierno del General Huerta se desmoronaba
rápidamente: su fracaso en el terreno militar y económico, la
incapacidad de los jefes y generales para conducir la guerra, las
disputas y rivalidades entre los mandos y el tráfico de influencias
en la asignación de ascensos y cargos, ahogaron al gobierno federal
y son parte de la problemática del llamado por algunos Gobierno de
la Usurpación. Por tanto, ante la inminente caída del régimen, los
oficiales del “Tampico”, vislumbraron un futuro más prometedor en el
nuevo orden que impondría el triunfo constitucionalista. Rodríguez−
Malpica se dejó seducir por el llamado de Carranza cuando convocó a
las fuerzas federales a unirse a la revolución constitucionalista.11
¿Por qué Carranza aceptó sin vacilaciones la incorporación
de los marinos desertores del “Tampico”, cuando en ese momento
las principales acciones militares se llevaban a cabo en tierra, y las
fuerzas navales, aún en los revolucionarios, no habían tenido un
papel digno de mencionarse? ¿Advirtió Carranza la importancia, por
mínima que fuese, de la participación de la marina de guerra, como
un elemento fundamental para las acciones militares estratégicas, o
sólo la aceptó porque los marinos sublevados acudieron a su llamado
para incorporarse a las filas constitucionalistas en contra del gobierno
del General Huerta? Carranza comprendió de inmediato que la
incorporación de fuerzas navales le significaba a la revolución la
posibilidad de atacar por mar y tierra a los puertos del país ocupados
por el enemigo, en este caso, los del Océano Pacífico, por encontrarse
en ese litoral el buque “Tampico”; rendir a sus defensores o, en su
caso, privar a los puertos del envió de materiales de guerra y tropas
destinada al enemigo y del abastecimiento de alimentos que mantenía
a la población de esos lugares para así acelerar su caída. Por otro lado,
el control y supremacía en los mares le permitiría desplazar tropas de
un lugar a otro, le podría otorgar por igual ingresos por concepto de
tráfico marítimo y comercial.
El buque “Tampico” había entrado en servicio el año de 1902, y
navegaba en aguas nacionales del Océano Pacífico, sus características
y dimensiones12 eran las propias de un buque de guerra, destinado a la
defensa de los litorales y mar patrimonial del país.
El cañonero “Guerrero” era ligeramente de un tonelaje mayor
al del “Tampico”, de mayor eslora, manga y armamento, y más
810
Maestro Otilio Silva Andraca
nuevo, ya que fue construido en 1908.13 La ventaja de su oponente
el “Tampico” es que tenía en ese momento, limpios sus fondos por
haber entrado a dique y, al ser más ligero, se desplazaba con mayor
velocidad y movilidad.
Las órdenes que recibieron Obregón y el buque “Tampico” por
parte de Carranza fueron las siguientes:
El primer objetivo de la operación será batir y exterminar a las tropas exfederales de los estados de Sonora, Sinaloa, Jalisco, Aguascalientes y Colima
y el territorio de Tepic, atacando los puertos de Guaymas y Mazatlán desde
luego o cuando lo juzgue usted oportuno, en vista de los intereses militares,
políticos y comerciales. Con el objeto de obtener un éxito más rápido en las
operaciones señaladas para lograr la conquista absoluta de la región del país
mencionada, queda desde ahora bajo sus órdenes el cañonero “Tampico”,
al mando inmediato del capitán de navío, Hilario R. Malpica, a quien ya se
comunica esta disposición”.14
Por su parte, el presidente Victoriano Huerta, como militar y
estratega, percibió el peligro que significaba la rebelión de los marineros,
la cual podía estimular la sedición del resto de la institución castrense
y así acelerar el desplome de su gobierno. Por otro lado, calibró la
importancia que revestía la marina como sostén de su gobierno al
observar lo infranqueable que eran los puertos apoyados desde el mar,
lo que hacía imposible para los revolucionarios apoderarse de ellos
desde tierra; eso podía ser, al menos, un elemento de salvaguarda de su
administración, al menos evitar la pérdida de los mares en el Océano
Pacífico, que fue donde se dio el mayor apoyo naval.
Ante la pérdida del buque de guerra y, para no perder el control
de los mares, el general Huerta tomó varias medidas, como fueron:
Dar de baja, por indignos de pertenecer a la armada, a los oficiales
sublevados; poner en alerta las naves de guerra con que contaba para
hundir al buque rebelde a la mayor brevedad. Recibió el apoyo de las
compañías navieras mercantes que había en esa época, que pusieron
sus naves al servicio de la causa del gobierno como apoyo logístico en
el transporte de tropas y elementos de guerra. Se mandaron construir
58 buques de guerra de varios tipos y cinco buques mercantes más.
Se diseñó un nuevo código de señales para la marina de guerra,
hecho por mexicanos. Se reorganizó la marina de guerra otorgándose
nuevos grados y ascensos a la oficialidad de todo el cuerpo naval; un
nuevo reglamento para el cuerpo de maquinistas de la Armada. Se
establecieron las condiciones para el retiro y jubilación del personal
811
Maestro Otilio Silva Andraca
y los derechos de que gozarían los deudos de los oficiales navales
caídos en combate, pago oportuno de los haberes para la corporación.
Se promulgó una nueva Ley Orgánica para la Marina de Guerra en
1914.15 Se contempló el aumento del presupuesto destinado al ramo
de guerra y marina, el cual incluyó la mejoría de las instalaciones
navales y creación de nuevas, así como de la ampliación del cuerpo y
de unidades navales.
Estaba claro para ambos bandos, que controlar los mares era
fundamental, ya que de ello dependía el éxito o la derrota en la
guerra. Sin embargo, muchas de estas medidas y propuestas no se
cumplieron porque el régimen del general Huerta terminó el 15 de
julio de 1914, además por la falta y de tiempo y de presupuesto que
no cristalizó ese proyecto.
La rebelión de los tripulantes del “Tampico” pareció desatar un
interés por formar una fuerza armada naval, ya que no fue el único
caso ocurrido, aunque ninguno de ellos aparentemente no trascendió;
se suscitaron algunos incidentes pero en la mayoría de los casos poco
se conoce de ellos.
El 14 de marzo se publicó en el rotativo El Diario que el cañonero
“Veracruz” se había sublevado contra el gobierno huertista. El General
Aureliano Blanquet, Secretario de Guerra y Marina, desmintió tal
versión de los hechos. Lo que ocurrió fue que, al estar siendo atacado
el puerto de Tampico en Tamaulipas por fuerzas rebeldes, en los
momentos en que las tropas federales evacuaban la plaza, el “Veracruz”
se quedó sin combustible, por lo que su capitán ordenó desmantelar los
cañones, abrir las válvulas del barco y echarlo a pique para no dejarlo
a merced del enemigo.
El Coronel Gregorio Osuna, jefe político del territorio de la
Baja California Sur, desertó del gobierno federal, junto con un grupo
de adictos a la causa revolucionaria el 22 de marzo de ese año de
1914; con la ayuda del práctico del puerto sometió a los oficiales
del buque mercante “Bonita”, propiedad de la Compañía Naviera
del Pacífico. Osuna partió con rumbo a Altata, Sinaloa; su objetivo,
al igual que Rodríguez−Malpica fue incorporarse a la revolución.
Sólo que a Osuna y sus seguidores no se les dio el mismo trato que
a sus antecesores; uno de sus acompañantes, Enrique Keratry, fue
fusilado por motivos poco claros. Osuna fue enviado a las órdenes
del General Pablo González Jefe de la División del Noreste y, por
lo que toca al buque mercante, fue perseguido por el cañonero
“Morelos”, pero fue encallado en las playas de Altata para evitar que
fuese capturado por la marina federal.
812
Maestro Otilio Silva Andraca
Las fuerzas revolucionarias de la división comandada por Álvaro
Obregón intentaron hacerse de una armada para apoyar la lucha
en tierra desde el mar. Sabían de lo infranqueable que resultaba un
ataque a los puertos sin apoyo marítimo y el sitio impuesto al mismo
no revestía ninguna importancia. Por otra parte, resultaba complicado
adquirir naves de guerra por su elevado costo y falta de personal
adecuado para operar dichas naves. Álvaro Obregón envió a Estados
Unidos al Capitán Fernando Palacios, para la compra de un buque
de guerra. El Capitán Palacios desertó del movimiento armado, no
cumplió el cometido y se gasto parte del dinero para sí.
El cañonero “Morelos”, el cual reforzaba desde el mar las
posiciones federales del puerto de Mazatlán, quedó varado frente
a la Isla de la Piedra, los buques extranjeros “Itzumo” del Japón y
“Howard” norteamericano ofrecieron su ayuda para liberarlo; el
Capitán Carrión del “Morelos” desechó la ayuda e intentó hacerlo
con medios propios. El 5 de mayo los rebeldes incrementaron sus
ataques sobre Mazatlán, pese a los esfuerzos de la tripulación, tanto
para rescatar el buque como para defenderlo, no fue posible hacerlo
salir, por lo que el capitán optó por abandonar el buque. Previamente
quitaron los cierres a los cañones, se retiró la pólvora y el parque,
además de destruir todo material útil para que no lo aprovechase el
enemigo, el “Morelos” tuvo 8 caídos en acción y 26 heridos. El día
11 de mayo fuerzas rebeldes dinamitaron y hundieron al “Morelos”.
La marina federal contaba ya sólo con el “Guerrero” para la defensa
de los litorales del Océano Pacífico”.
Aún así, los revolucionarios se apoderaron de diversas
embarcaciones de menor calado, unidades que utilizaron para
el transporte de efectos bélicos a varios puntos de la costa
para avituallar a las tropas en tierra. Las naves eran pailebotes,
balandras, vapores y lanchas arrebatadas a compañías navieras
o a particulares. Con esta pequeña flotilla, el General Salvador
Alvarado intimó al General Joaquín Téllez, Jefe federal de la
División del Yaqui, con sede en Guaymas, a entregar la plaza, lo
que Téllez rechazó. En respuesta, el cañonero “Guerrero” salió
hacia las Guásinas o Guásimas, un estero al norte de Guaymas, a
enfrentar a la flotilla revolucionaria. La diferencia quedó marcada
por el tamaño del buque federal y su armamento, que hundió a casi
todos los pequeños buques el 11 de junio de 1914.
Existen más casos de embarcaciones que de diversa forma
participaron en el movimiento armado de 1910, pero falta un estudio
más específico y darle seguimiento a esta parte de la historia de la
813
Maestro Otilio Silva Andraca
revolución mexicana que sigue siendo desconocida, aún por algunos
especialistas en la materia.
En lo que concierne a los buques federales “Guerrero” y
“Morelos” fueron asignados para acabar con los marineros rebeldes.
En los primeros días mes de marzo de 1914 el “Tampico” fue
sitiado en Topolobampo. Es digno de destacar que el “Tampico”
realizó varios intentos de romper el cerco donde se encontraba,
pero todos sus intentos fueron infructuosos; hasta que ocurrió
el combate definitivo el 31 de marzo de 1914 en contra del
“Guerrero”. En ese combate el “Tampico” intentó romper el cerco
naval y salir de Topolobampo, el combate comenzó a las 4.30 y
concluyó a las 6.30. Se dispararon en las maniobras del combate,
por parte del “Tampico”, unas 235 granadas de varios calibres y,
por el “Guerrero”, 155 granadas, este buque terminó la batalla
sólo con daños menores y ninguna baja.
El “Tampico”, por su parte, recibió 18 impactos en su casco, lo
cual lo dejó prácticamente hundido e inservible. Rodríguez−Malpica,
para evitar la pérdida total del buque, ordenó encallarlo entre los bajos
de Punta Copas y Punta Prieta, donde quedó hundido hasta la cubierta
superior. Cabe mencionar que la batalla de Topolobampo fue el primer
combate naval de que se tiene memoria en México, donde la marina de
guerra participó en un conflicto de carácter civil.
En su visita al buque el 15 de abril, el General Álvaro Obregón les
hizo ver la necesidad de rescatar el buque, que para muchos, incluidos
los enemigos, estaba perdido; pero no para el oficial Hilario Rodríguez−
Malpica. Para su rescate se taparon las vías de agua y perforaciones
provocadas por las granadas, se colocaron tapones de madera forrados
de lona y cajones de madera en la parte exterior, los que se atornillaron
a sus costados; se cerraron las ventilas y las escotillas. Para desalojar
el agua que le penetró, se ocupó una bomba del ingenio de San Blas,
una turbina de la hacienda “La Constancia” y equipo y herramientas
de los talleres del ferrocarril, ubicados en San Blas. Se pensó inclusive
traer equipo de los Estados Unidos, como una escafandra, y contratar
los servicios de una compañía norteamericana.
Por otra parte, con motivo de la visita del General Álvaro
Obregón al buque “Tampico”, se volvió a utilizar en esa ocasión, un
avión para bombardeo sobre naves de guerra, en este caso, sobre el
“Guerrero”, que asediaba al buque por la visita del jefe mencionado.
El biplano “Sonora” realizó los primeros bombardeos sobre naves
de guerra en un conflicto armado, el primer bombardeo ocurrió
en Guaymas entre mayo y junio de 1913, el “Sonora” atacó a los
814
Maestro Otilio Silva Andraca
cañoneros “Guerrero” y “Morelos”, sólo falta saber si fue la primera
vez que ocurrió en la historia de la aviación mundial. Se tienen algunos
indicios de antecedentes de este tipo en la guerra ítalo-turca de 1912
y en la segunda guerra balcánica de 1913.
La tenacidad del Capitán Rodríguez−Malpica16 y de su
tripulación puso a flote al buque con muy escasos elementos en el
mes de junio. Pese al rescate de la nave, los trabajos realizados fueron
insuficientes para dejarlo en óptimas condiciones. Una vez reparado
el “Tampico”, recibió la misión de atacar el puerto de Mazatlán, pero
en el trayecto sufrió una descompostura por la inadecuada reparación
de que fue objeto, pues se quemaron sus calderas al fallarle una de las
bombas de agua. En esas circunstancias fue alcanzado por el cañonero
“Guerrero”, el cual, a través de los mensajes captados por medio de su
antena inalámbrica de telégrafos, ubicó la posición del “Tampico” y le
dio alcance a las afueras de Topolobampo, en un lugar conocido como
Farallón de San Ignacio.
El segundo combate naval de Topolobampo dio comienzo a las
7.35 del día 16 de junio; el “Guerrero” comandado por el Capitán
de Navío Ignacio Arenas17 atacó al “Tampico” que, al estar averiado,
no pudo maniobrar para atacar y defenderse de su oponente, el cual
hacía rápidas evoluciones desde diversos ángulos para acabar con su
enemigo. Después de las 10.40 se suspendió el combate; el “Tampico”
había recibido varios impactos que provocaron su incendio y posterior
hundimiento. Rodríguez−Malpica ordenó abandonar el barco y
alcanzar tierra, ordenó que por ningún motivo se resguardasen en los
buques de guerra norteamericanos, recuérdese la invasión y ocupación
del puerto de Veracruz pero la tripulación del “Guerrero” los hizo
prisioneros antes de alcanzar su objetivo. Para evitar ser capturado
y fusilado con toda seguridad, pues sería juzgado como traidor,
Rodríguez−Malpica se suicidó, una vez en tierra se le dio sepultura en
el cementerio de Mazatlán. El resto de la tripulación fue conducida a
Guaymas donde quedó recluida.
El enfrentamiento dejó como resultado el hundimiento del
cañonero “Tampico”, doce muertos, entre ellos su capitán; fueron
capturados 61 miembros de la tripulación, entre oficiales, marinería,
maestranza, incluidos los heridos en acción; se dispararon, por parte
del cañonero revolucionario, unas 182 granadas de diversos calibres y,
por parte del buque federal, unas 300 granadas de manera aproximada.
Ésta fue la última batalla ganada en favor del gobierno de Huerta, pero
no sirvió de mucho porque, el 23 de ese mismo mes, la derrota en
Zacatecas del Ejército Federal por la División del Norte acabó con el
815
Maestro Otilio Silva Andraca
gobierno del General Huerta, quien como se dijo dejó la presidencia el
15 de julio de ese año de 1914.
Varias cosas, desde el punto de vista militar, se pueden señalar
sobre lo que aportó la revolución, como son: La utilización de aviones
para bombardear las naves de guerra; la estrategia de Obregón de
avanzar dejando en retaguardia al enemigo sitiado; el uso de las loberas
en el campo de batalla; la utilización de las máquinas locas para
destruir al enemigo y la utilidad de los buques de guerra en campañas
militares conjuntas.
Falta todavía conocer de cerca la historia de la marina de guerra
en México; los archivos de que se disponen están en espera de ser
revisados para tener al día el origen y desarrollo de esta institución
castrense, por lo que es fundamental mirar a esa historia que está
todavía por darse a conocer.
Conclusiones
La rebelión del buque cañonero “Tampico” fue, de hecho, el primer
caso de deserción en la marina mexicana. Fue durante la revolución
que la oficialidad de esa nave de guerra se sumó al movimiento dirigido
por Venustiano Carranza, al desplomarse cada día más el gobierno
encabezado por el General Victoriano Huerta.
Lo trascendental del caso fue que ambos bandos reconocieron la
importancia que tenían los mares desde el punto de vista estratégico y
económico para obtener el triunfo, pues permitían el desplazamiento de
tropas y abastecimientos a los puertos, el abastecimiento de alimentos
a la población y generación de ingresos por el tráfico comercial
realizado. Por lo tanto, era fundamental controlar los mares, ya que
su pérdida significaba ceder terreno al enemigo, perder posiciones en
tierra y, por supuesto, pérdidas económicas; por esas razones hicieron
todos los esfuerzos que pudieron para impulsar sus respectivas marinas
para alcanzar el triunfo.
816
La impartición de Justicia Militar y el Fuero.1917-1920
Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
E
l tema sobre el ejército y su naturaleza jurídica, resulta ser de
gran relevancia en nuestra historia nacional, y por ello han
existido innumerables doctrinas que han pretendido explicar ese
concepto. Esta circunstancia, obedece a su propia condición histórica
ya que tratándose de una institución tan antigua, ha sido objeto de
múltiples estudios y planteamientos.
La necesidad por tanto de su análisis y definición, radica en el
hecho de existir una posición predominante a partir de mediados del
siglo XIX y XX, que sostenía que Estado y Ejército eran la misma cosa,
toda vez que el Estado no poseía una fuerza, en virtud de que en sí
mismo, era la fuerza.
Los principales temas de discusión, se centraron por tanto en
su definición o concepto, en teorías sobre su naturaleza sociológica y
jurídica, su análisis institucional, y su relevancia en el derecho nacional
e internacional, militar y otros temas más.
Para nuestra exposición, partiremos por tanto de la definición,
misma sobre que el Derecho Militar, es la rama de la ciencia jurídica
que establece la existencia de una sociedad armada, que teniendo
como fundamento la disciplina, le otorga cohesión y eficacia para el
cumplimiento de los objetivos constitucionales.
Al ser esta su naturaleza jurídica, las normas que integran el
Derecho Militar por su contenido y alcance, constituyen, el conjunto
de normas jurídicas que regulan la organización, gobierno y conducta
del Ejército en la paz y en la guerra.1
A ese conjunto de normas jurídicas y al estudio de las
instituciones militares, será por tanto el ámbito de competencia del
Derecho Militar, aun y cuando las mismas sean tema abordado por el
Derecho Constitucional.
La condición particular del Derecho Militar, es que tuvo y tiene
aplicación tanto en tiempos de paz como de guerra y rige en todo
momento la función y operatividad en todos los órdenes del ejército,
por lo que no es posible interpretarlo como un conjunto de leyes para
atender situaciones eventuales e imprevistas. De hecho, agrava sus
penas en caso de violaciones a sus normas legales como en el caso del
denominado estado de emergencia (guerra) o bien en campaña. De
817
Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
ello deriva que define y regula jurídicamente el actuar de las Fuerzas
Armadas, cuando se encuentran en esas condiciones, sin que ello
implique que esta creado para ese solo fin.2
Por lo que se refiere al concepto y la denominación de Fuerzas
Armadas, debemos mencionar que corresponde a una designación
más contemporánea y en muchos países entre ellos el nuestro, en
múltiples ordenamientos legales se les identifica con el vocablo Ejército,
utilizándolos como términos sinónimos. Esta denominación, subsiste
dentro de algunas normas jurídicas de nuestro país, fundamentalmente
en la Constitución y en el Código de Justicia Militar.
Los argumentos legales, sobre la necesidad de esta definición
contemporánea, en opinión del jurista Antonio Saucedo López,
obedecía al criterio jurídico de que integrar a las tres fuerzas armadas
en el concepto de –Ejército- exclusivamente, remitía a cierta
confusión, ya que con este término parecía entender y referirse
solo a la institución armada y permanente que tiene por objeto la
realización de las operaciones terrestres, sin incluir a las fuerzas
armadas del aire, ni a las de mar.3
Aceptada esa diferenciación, la denominación de Ejército, se
utiliza exclusivamente para las fuerzas terrestres, en tanto que el
vocablo Fuerzas Armadas, se les confiere a las fuerzas de aire, mar y
tierra de un Estado.
Esta denominación se asumió, en la legislación secundaria,
concretamente en el Código de Justicia Militar.4
Con el marco conceptual sobre el Derecho Militar, surgió
entre sus teóricos y juristas el análisis sociológico que planteaba que
las Fuerzas Armadas se habían constituido como un órgano social.
Esta teoría sustentó, que el Ejército era una sociedad perfectamente
organizada ya que sus fundamentos referían a una asociación
nacionalmente constituida, permanente, organizada y con objetivos
específicos. La conclusión a la que llegaron era que el concepto
de Fuerzas Armadas, cumplía con esas características al estar
perfectamente estructuradas, y tener cierta homogeneidad entre sus
integrantes, ser permanentes y lo fundamental: “que es tener un fin
específico y perfectamente definido”.5
Después de asumir que el Ejército era una sociedad, entre los
estudiosos del Derecho Militar, se difundió y aceptó el concepto de
que las Fuerzas Armadas, se encuentran dotadas de fines y medios
propios lo cual las hace equipararse al Estado.6
Del análisis histórico del marco Constitucional de 1857, se
destaca que mantuvo con respecto a las normas jurídico-castrenses,
818
Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
los principios establecidos en la Constitución de 1824. La obra
legislativa garantizo con respecto al Ejército y la Armada, principios
que al mismo tiempo que las fortalecían como instituciones al servicio
del país, pretendían alejarlas de las actividades políticas, a las cuales
recurrentemente habían sido proclives los altos jefes del ejército. La
limitación se sustentó en definir funciones específicas, relacionadas
con la seguridad interior y la defensa exterior de la federación.
Sin embargo, es de destacarse que la reforma más relevante, fue
la que se refería al denominado Fuero de Guerra, al asignarle a los
Tribunales Militares, una competencia restringida a efecto de que
solo conocieran de los delitos y las faltas en contra de la disciplina
militar, quitándoles con ello la amplísima competencia que tenían,
para conocer de los demás negocios judiciales, de los miembros de las
fuerzas armadas y contenidos en múltiples normas legales, conocidas
como fueros castrenses y que habían existido durante el siglo XIX.
Por mencionar un ejemplo muy común de estos delitos,
mencionaremos el relacionado con el cumplimento de deudas
contraídas por militares, cuyo conocimiento era competencia de
los tribunales castrenses. Esta condición del denominado fuero, en
realidad había servido únicamente para que los miembros del Ejército
abusando de su poder dejaran de pagar deudas personales, creándose
con ello una animadversión hacia sus integrantes.
Este fundamento legal constituía, la ratificación de principios
contenidos en la Ley Juárez, que definía una jurisdicción especializada
para el conocimiento y resolución de los delitos y faltas que tuvieran
relación exacta con la disciplina militar.
Este marco legal daría la posibilidad al presidente Porfirio Díaz,
de iniciar la modernización del Ejército y la Armada Nacional.
Al estallido de la revolución mexicana, el denominado ejército
revolucionario integrado por un espectro de sociedad civil muy
diverso, formaron una fuerza armada con la cual enfrentaron los
retos impuestos por la guerra, pero que encontraría su punto de
inflexión en el hecho de que no existían condiciones para diseñar un
aparato normativo o legislativo, que fortaleciera su desempeño con
la jerarquización, obligaciones y disciplina requerida, y por tanto,
adoptaron las normas del denominado Ejército Federal. La disciplina
en el denominado ejército revolucionario, se ejercía en sus inicios, por
la sumisión de sus integrantes hacia sus líderes sociales, a los que les
reconocían autoridad y mando militar y posteriormente les fueron
imponiendo los aspectos legales y disciplinarios del Ejército Federal, a
quienes carecían de preparación y conocimiento.
819
Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
Durante la fase armada, el principal método disciplinario y de
contención para el ejército revolucionario, se logró a través de la cruda
dureza de los juicios sumarios, que corresponderían a los Consejos de
Guerra Extraordinarios, y la ejecución inmediata de la pena de muerte.
En el gobierno del presidente Francisco I. Madero, se revisó y
analizó a fondo la legislación militar, llegando a la conclusión de que se
requería una reforma por las condiciones generadas por la Revolución.
Así, el 5 de enero de 1912, entro en vigor, una nueva Ordenanza
General del Ejército y Armada Nacionales, promulgada por el Ejecutivo
Federal, en uso de las facultades extraordinarias concedidas por el
Congreso de la Unión, mediante decreto de 17 de diciembre de 1910.
Con este recurso legal, se autorizaba al Presidente de la República,
para que reformara las Ordenanzas militares, las navales, así como las
demás leyes relativas para la mejor organización y funcionamiento del
Ejército y Armada Nacionales.7
Para el año de 1916 la convocatoria emitida por el Primer Jefe
Constitucionalista Venustiano Carranza, a una asamblea constituyente,
para elaborar una nueva Constitución, teniendo como escenario la
ciudad de Querétaro, tuvo como objetivo central organizar al Estado
Mexicano y otorgar certidumbre jurídica a las demandas emanadas de
la revolución, a través de este nuevo pacto social.8
En este marco legal se diseñaron también principios jurídicos
para garantizar la seguridad y defensa del propio Estado, asignando esas
funciones al denominado en ese momento Ejército y la Armada Nacional.
Este escenario histórico, sería por tanto oportunidad única, para
aquellos militares que en su mayoría sin cursar la carrera de las armas,
ostentaban grados obtenidos durante el proceso revolucionario, que les
permitiría participar en la discusión de la normatividad relativa a las
funciones de Estado que se les asignarían.
En esa condición, se configuro el grupo de “ciudadanos en armas”,
según expresión atribuida a los generales Álvaro Obregón o Salvador
Alvarado, que llevarían la voz de los diferentes segmentos jerárquicos y
que en ese momento eran parte del ejército de la revolución y entendían
el reto que representaría la formación de un ejército nacional.9
Esta línea de mandos, se constituyó por veinticuatro militares de
diversa graduación y formación, todos aliados del constitucionalismo de
destacada calidad en sus meritos militares ratificados con la asignación
de sus grados. Su cercanía con el presidente Carranza, garantizaba la
posibilidad de hacer prevalecer la definición del carácter apolítico, de
quienes en adelante quisieran ejercer la profesión de las armas, y con
ello delinear con claridad los ámbitos de su competencia, reinstaurar la
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Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
administración de la legislación militar, la normatividad y penalidades
a que estarían sujetos sus integrantes.
La presentación de sus cartas credenciales, sería el referente
a la experiencia necesaria para el diseño institucionalizador al que
aspiraban los constituyentes de 1916.
El primer bloque, lo integraban en orden jerárquico políticomilitar, los hombres cuyas acciones realizadas desde el ejercicio del
poder, habían determinado triunfos contundentes para el carrancismo.
En la línea de mando, la posición del general de brigada,
Cándido Aguilar, al ocupar el cargo de Primer Vicepresidente de la
Mesa Directiva del Congreso Constituyente, evidenciaba el enorme
peso e influencia que tendría sobre sus compañeros de armas. Con esta
asignación en la presentación de sus cartas credenciales, destacaba
entre sus meritos, además de ser yerno de Carranza, haber sido
adherente al Partido Antireeleccionista, firmando en 1910 el Plan de
San Ricardo, en Veracruz. En 1913 ya bajo las órdenes del Primer
Jefe Constitucionalista Venustiano Carranza, este le asigna el grado
militar de General de Brigada, y le nombra Jefe de la Primera División
de Oriente del Ejército Constitucionalista, con la que ocupa Veracruz
al retirarse los norteamericanos. Con una carrera vertiginosa, al iniciar
el año de 1916, era ya gobernador y Comandante Militar de Veracruz,
dejando el cargo para ocupar durante el período constitucionalista el
cargo de Secretario de Relaciones Exteriores. En el desempeño de este
último cargo fue electo como diputado al Congreso Constituyente de
1917, por el primer distrito de Veracruz.10 Los grados de los militares
mencionados, son los que les habían sido otorgados hasta el momento
en que se reunieron en el Congreso Constituyente de 1916.
El general de brigada Ignacio L. Pesqueira, había fungido como
regidor de Cananea, Sonora, en 1907 y 1908. A partir de 1909, se
afilió a los anti reeleccionistas y al triunfo del maderismo en 1911
electo diputado local por el distrito de Arizpe. En 26 de febrero de
1913, asume el gobierno del estado de Sonora, por licencia concedida
al titular José María Maytorena. En funciones de gobernador, planteó
al Congreso el desconocimiento de Huerta, promulgando el decreto
correspondiente y designando delegados para hacer del conocimiento,
del gobernador de Coahuila, Carranza, el reconocimiento de su
autoridad emanada del Plan de Guadalupe. Calibrando la importancia
política de tal acción, Carranza le otorgó el grado de General de Brigada.
Para el 21 de agosto era designado Presidente del Supremo Tribunal
de Justicia Militar, y al mes siguiente se le encomendó el Despacho de
la Secretaría de Guerra y Marina, cargo en el que se desempeño hasta
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Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
el 5 de junio de 1916, en que fue designado nuevamente Presidente
del Tribunal Militar y electo Diputado al Congreso Constituyente, por
el Distrito Federal.11
El general de brigada, Esteban Baca Calderón, al haber figurado
entre los dirigentes de la huelga de Cananea en junio de 1906, se
destacaba por su condición de liderazgo social que le había valido ser
sentenciado a 15 años de prisión en legendarias tinajas de San Juan de
Ulúa. Al el triunfo del maderismo es liberado y al saber del asesinato del
presidente Madero, se adhiere al constitucionalismo participando al
mando de uno de los batallones del Ejército del Noroeste, donde obtiene
su grado militar. Es designado por el Primer Jefe Constitucionalista
como gobernador interino de Colima el 24 de diciembre de 1914 al
6 de enero de 1915 y del 18 de marzo al 16 de abril de 1917. Elegido
como diputado al Congreso Constituyente de 1916, sería integrante de
la Primera Comisión Revisora de Credenciales y la Segunda Comisión
del Gran Jurado.12
Destacando por su profesionalismo y formación, el general
de brigada, Amado Aguirre, con su invaluable conocimiento como
Ingeniero de Minas, había ayudado con dinero y armas a los rebeldes
maderistas de Jalisco. Al asesinato de Madero, se incorpora al
constitucionalismo con un grupo armado con sus propios recursos.
Al destacarse como un gran estratega en campaña, fue ascendido
al grado de General de Brigada por Carranza. Su talento militar
probado se ratificaría en las batallas contra Villa en León y Trinidad.
Con estos méritos fue designado jefe de zona militar en el estado
Jalisco y posteriormente gobernador interino. Es elegido Diputado al
Constituyente de 1916, formando parte de la Primera Comisión del
Gran Jurado.13
El general de brigada, Francisco Javier Mújica Velázquez,
opositor al gobierno del general Porfirio Díaz, ejerció labores de
periodista y se puso a las órdenes de la Junta Revolucionaria, que
organiza los primeros pasos de la revolución maderista. En 1911
participaba ya al lado de Pascual Orozco, en la toma de Ciudad Juárez.
A la muerte del presidente Madero, firma con Carranza el Plan de
Guadalupe. En 1914, se desempeña como Administrador de las
Aduanas de Veracruz y en 1915 funge como presidente del Tribunal
de Justicia Militar. Al año siguiente es designado comandante militar
y gobernador de Tabasco. Para 1916, resulta electo diputado al
constituyente de 1917 por el estado de Michoacán, siendo la cabeza
de grupo del ala más radical del Congreso, al lado de Heriberto Jara
y Luis G Monzón.14
822
Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
El general de brigada, Heriberto Jara Corona, se había afiliado
al Partido Liberal Mexicano, participando en la huelga de Rio
Blanco y posteriormente en la revolución maderista de donde había
resultado electo diputado al Congreso de la Unión. El 30 de junio de
1913, se incorpora a las fuerzas de Pablo González, y en agosto de
ese mismo año participaba en el primer reparto de tierras realizado
por Lucio Blanco, en los Borregos Tamaulipas. En 1914 entraría en
funciones de gobernador del Distrito Federal y para el año de 1916
gobernador y comandante militar de la plaza de Veracruz. En ese
mismo año, sería designado como Jefe de la Brigada Ocampo de la
División de Oriente, con el grado de general de brigada, otorgado por
Carranza y elegido como Diputado al Constituyente de 1916 por el
13 distrito en Orizaba, Veracruz y formando parte de la Segunda
Comisión de Constitución.15
El segundo bloque, estaría representado por aquellos militares cuyas
profesiones civiles, les habían hecho destacar en estrategias de guerra,
en servicios de salud, asesoramiento legal o en el diseño de proyectos
ideológicos ligados a la revolución social encabezada por Carranza.
El coronel, Manuel García Vigil, de los pocos militares con
carrera egresado del Colegio Militar, había participado en las filas del
partido del General Bernardo Reyes, en sus aspiraciones por suceder
al general Díaz. De filiación maderista combate como periodista al
gobierno del General Porfirio Díaz. En 1913, se levanta en armas en
contra del general Victoriano Huerta, e ingresa como jefe de artillería
en las fuerzas del General Pablo González, quien por sus meritos
en campaña, le otorga el grado de Teniente Coronel de Artillería y
posteriormente por su campaña contra los villistas le ascendió a
Coronel. Fue elegido como Diputado al Congreso Constituyente de
1916, por el Distrito Federal.16
El coronel Salvador Alcaráz Romero, ingeniero civil de profesión,
participo en el movimiento maderista de 1910 y en 1913 ingresó a
las filas de ejército comandado por el general J. Rentería Luviano,
contra Victoriano Huerta. Caminando a pie hasta Piedras Negras,
informo a Carranza de la situación militar en Michoacán, encabezada
por Gertrudis Sánchez. Por esos méritos obtuvo el grado de Coronel y
fue elegido como diputado al Congreso Constituyente de 1916, por el
tercer distrito de Jojutla, Morelos.
El coronel Pascual Ortiz Rubio, de profesión Ingeniero
Topógrafo, ejerce su profesión en Michoacán. Se une al maderismo
y es elegido diputado a la XXVI Legislatura, formando parte de los
diputados presos en octubre de 1913 por Victoriano Huerta. Se
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Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
adhiere al constitucionalismo y alcanza el grado de Coronel, llegando
a ser gobernador de su estado y siendo elegido para Diputado al
Constituyente de 1916.17
El coronel José Manzano Briseño, médico de profesión, se
incorporó a la revolución en 1914 a las órdenes del general Manuel
M. Diéguez, quien le otorgó el grado de Coronel y de quien fue jefe de
Estado Mayor, fue elegido como diputado al constituyente de 1916 por
el quinceavo distrito de Sayula, Jalisco.18
El coronel Antonio de la Barrera, de profesión abogado se
había especializado en la rama del derecho obrero, milito en las
fuerzas maderistas y en el Ejército Constitucionalista y fue elegido
como diputado al Constituyente de 1916 por el séptimo distrito de
Matamoros, Puebla.
El coronel Sebastián Allende Rojas, abogado de profesión, se
adhirió al constitucionalismo y formó parte del Estado Mayor del general
Manuel M. Diéguez, quien le había otorgado el grado de Coronel.
El tercer bloque, eran aquellos militares que al igual que sus
contemporáneos civiles, habían ingresado al ejército y con grados
menores, habrían servido a las ordenes de cada uno ellos, con una
estricta lealtad y dirigiendo a tropas que carecían de preparación
para la guerra.
En este se distinguía, el coronel Donato Bravo Izquierdo, quien
había participado en 1907 en la huelga textil de Santa Rosa. Se unió
a Heriberto Jara, Gabriel Gaviria, Rafael Tapia y a otros. En 1910 se
levanto en armas para después unirse a Emiliano Zapata en Izúcar de
Matamoros. Dado de baja del ejército se volvió a levantar en armas en
Tehuacán y cuando el asesinato de Madero, realizo acciones armadas
en los estados de Puebla, Veracruz, Oaxaca, Tlaxcala e Hidalgo a favor
del constitucionalismo, lo que le valió el reconocimiento con grado de
Coronel y posteriormente ser elegido diputado constituyente en 1916
por el quinceavo distrito de Chalco y México.19
A seguida cuenta, Emilio P. Nafarrete, mejor conocido como
“La Pantera del Norte”, se había adherido al maderismo y a la caída
de Porfirio Díaz, fue el segundo en jefe del 21/o. Cuerpo Rural,
comandado por el General Jesús Agustín Castro. Tomo parte activa en
los ataques a la Ciudadela durante la Decena Trágica. Al consumarse
el asesinato del presidente Madero, sus acciones fueron fundamentales
en la sublevación del famoso 21/o. Cuerpo Rural, con el que se
trasladó de la ciudad de México a Tamaulipas, para atacar la plaza
de Ciudad Victoria en los meses finales de abril de 1913. Después se
incorporó a las fuerzas de Lucio Blanco, participando en la toma de
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Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
Matamoros donde fue acusado de haber fusilado a varios jóvenes de las
defensas sociales. Combatió al Villismo en el Noroeste, destacándose
en su defensa a Matamoros y en el fusilamiento del general Eugenio
Aguirre Benavides. Fue jefe militar de la plaza de Matamoros en 1915,
posteriormente fue elegido como diputado al constituyente de 1916
por el tercer distrito de Tula en Tamaulipas.
Antonio Norzagaray, destacado militar constitucionalista cuyos
meritos probados en 1913 en la toma de Culiacán, y en 1915 donde
fue clave su participación en la campaña contra Francisco Villa, ya que
se ocupo de la dura tarea de trasportar pertrechos, haberes y refuerzos
de Veracruz al Bajío, operando después en los estados del occidente
de México. Fue electo a diputado para el Congreso Constituyente de
1916 por el noveno distrito de Tacuba, en el Distrito Federal.
Se agregaban a este grupo, otros militares menos renombrados
como Ramón Frausto, por el primer distrito de Guanajuato; David
Peña Flor, por el quinto distrito de Irapuato; Antonio Guerrero, por
el primer distrito de Actopan, Hidalgo; Matías Rodríguez, por el
cuatro distrito de Huejutla, Hidalgo; Rafael Márquez, por el treceavo
distrito de Agililla, Michoacán; Epigmenio Martínez, por el noveno
distrito de Tepeji, Puebla; Federico Dinorin, por el treceavo distrito de
Teziutlán, Puebla; Gabino Bandera y Mata, por el catorceavo distrito
de Zacapoaxtla, Puebla; Cristóbal Limón, por el primer distrito de
Tepic. Antonio Hidalgo Sandoval, por el primer distrito de Tlaxcala;
Pedro R. Zavala, por el primer distrito de Culiacán Sinaloa.20
El primer punto a tratar, fue el definir que la norma constitucional
señalaba que los derechos fundamentales de los militares, quedaban
regulados por el orden jurídico nacional, como para cualquier
ciudadano, ya que en su artículo primero estipulaba que “todo
individuo gozaría de las garantías que otorga la Constitución, las
cuales no podrán restringirse ni suspenderse, sino en los casos y con
las condiciones que ella misma establece y que para el caso del Ejército
se complementarían con sus ordenamientos castrenses.21
Siguiendo con la exposición de motivos sobre el papel del Ejército,
durante las sesiones del Congreso Constituyente, prevaleció el criterio
de ratificar lo establecido en la Constitución de 1857, en lo referente a
la facultad del Ejecutivo de nombrar a los Generales y Jefes superiores
del Ejército y la Armada, y ratificar el principio de que el jefe nato de
las Fuerzas Armadas, sería el Presidente de la República. Por tanto
al ser el garante de la seguridad del Estado, le corresponderían los
nombramientos militares, la declaratoria de guerra y habilitación de
puertos y la facultad de dictar los reglamentos que las fuerzas armadas
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Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
requirieran para facilitar el cumplimiento de las leyes promulgadas por
el Poder Legislativo.22
Las atribuciones, que se otorgaron al Congreso General, hacían
prevalecer el ordenamiento jurídico de la división de poderes, para
generar con ello los pesos y contrapesos, necesarios en el sistema
político mexicano. Así, en lo relativo al ámbito militar quedaron
contenidas en los las fracciones XII, XIII, y XIV, del artículo 73
Constitucional.
El artículo 13, era el que más hondo calaba en la discusión, ya
que este precepto ratificaba el llamado Fuero de Guerra, así como las
diversas disposiciones legales que lo regulaban y constituían, y que
estaban contenidos en la iniciativa presidencial del presidente Carranza.
Los abogados militares, acompañados de quienes habían desempeñado
cargos en la Administración de Justicia Militar, presentaron una batalla
frontal, para sustentar la necesidad imperiosa de su subsistencia para
los delitos y faltas contra la disciplina militar y definía, que sus órganos
jurisdiccionales y tribunales especializados, en ningún caso y por
ningún motivo podrían extender su jurisdicción, sobre personas que
no pertenecieran al ejército, reiterando a continuación, que cuando en
un delito o falta del orden militar estuviere inmiscuido o complicado
un civil, conocería del caso la autoridad civil que correspondiera.
Planteado el principio de legalidad, en que se sustentaría el Fuero
Militar, y ante la negativa de un grupo de diputados civilistas, que
planteaban la necesidad de su desaparición, se esgrimieron argumentos
históricos, como el que la redacción del texto solo ratificaba este
principio jurídico juarista contenido ya en la Constitución de 1857.23
Con acaloradas discusiones, los argumentos que a seguida
cuenta se esgrimieron a favor, fueron de naturaleza filosófico-jurídica
sustentando que: “siendo el ejército de naturaleza constitucional,
como lo es también toda la materia jurisdiccional o de competencia
de tribunales de distinto fuero, se percibe que aquel aproveche esta
concomitancia y arranque para la institución de su fuero y tribunales”.24
Y agregaban que, si era reconocido que el ejército y sus
tribunales eran constitucionales no por gusto o concesión “graciosa
del legislador”, sino por la auténtica y reconocida doctrina, que
asumía a la institución armada, como el medio fundamental para la
defensa del Estado y la Nación, asumidos en el marco del Derecho
Militar y en la Constitución, al encomendársele tan importante y
fundamental fin, no podían “regatearse” los medios indispensables
para la consecución de sus objetivos, dentro de los cuales destacaban
la atribución de la institución, a la actuación de los Tribunales de
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Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
Guerra. De la organización y funcionamiento de ellos, dependía el
mantenimiento de la disciplina, sin la cual, no existiría el ejército. Ya
la experiencia histórica, había dado muestra palpable de que ejército
sin disciplina, era una “masa soldadesca”, incapaz de cumplir los fines
constitucionales, y por tanto al disponer de la fuerza de las armas, se
constituía en un enorme riesgo para el Estado y en sujeto de crímenes
contra la sociedad. Por tanto debía ser el Estado, el primer interesado
en garantizar la eficacia de un marco jurídico regulatorio del ejército,
con la actuación de los mencionados tribunales que aseguraran su
independencia y soberanía frente a “propios y extraños”.25
Siguiendo en el tenor de sus argumentos, sobre la necesidad
de la existencia de tribunales militares, los fundamentos de orden
práctico que esgrimieron eran, que se requería de una especialización
para la administración e impartición de justicia militar ya que su
sentido era complejo, profundo, “sui generis”, y solo comprensible su
esencia, importancia e ineludibilidad, para quien había adquirido una
formación militar. Con estas características se aseveró, que, los peritos
por muy técnicos y brillantes que fueran, no convencerían a un Juez
del ámbito civil, de la certeza y justicia de sus afirmaciones y de la
necesidad de dictar su fallo, en el marco disciplinario normado por el
Derecho Militar, minando con ello la indispensable y última base de
toda justicia o tribunal del Estado y de la Nación misma.
Esta ausencia de conocimiento, sobre la materia castrense,
provocaría además que el Juez civil, corriera el riesgo, de darle a la
prueba pericial militar, una valoración dictada en ausencia de los
principios rectores del ejército, que casi “eran incompatibles” a ellos y
que en el conflicto de unos y otros, seguramente le restaría acatamiento
a su autoridad, al emitir un endeble dictamen pericial, que finalmente
quedaría decidido por los peritos militares, traspasado así las facultades
arbitrales del juzgador.
A lo anterior, se agregó que resultaba difícil y poco práctica,
la actuación de esos jueces en el interior de los cuarteles, al no
conocer que la autoridad reconocida en ese ámbito, tenía absoluta
correspondencia con el prestigio y autoridad otorgados por las divisas,
distintivos y atributos de uniforme y mando militar.
Y continuando con la fase discursiva, apelando a una circunstancia
extrema, como lo habían sido las intervenciones extranjeras, se
esgrimió el argumento, que la salida del Ejército en campaña, a un
lugar no jurisdiccional, pondría a la justicia militar expedicionaria,
en situación de máxima inestabilidad y de constante conflicto con
las autoridades judiciales residentes, que sentirían mermada y aún
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Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
invadida su jurisdicción. Y en cuanto, a las posibilidades de actuar en
plenas maniobras o campañas, sin ser parte del Ejército, sino ajeno a
ese ámbito, haría que la misión investigadora, se saturara de exigencias
complicadas y alteradoras del desarrollo del servicio, lo cual, resultaría
en detrimento de la impartición de justicia.
A lo anterior, había que agregar, la situación de incompatibilidad
que produciría la situación del procesado ante el fuero común, con los
deberes militares, ya que en delitos menores no implicaba sustraerlos
del servicio al que estaban destinados. Así la regla era, que la justicia
marcial, impartida en el seno de las unidades de guerra, hacía fácil su
actuación, con la observación y retención del acusado.
En los casos en que se requiriera de un procedimiento rápido,
denominado “sumarísimo”, para que la pena fuera inmediata, este
resultaba incompatible con los procesos y tiempos que el fuero común,
destinaba a delitos de extrema gravedad.
La diferencia mayor, radicaba en que la tipificación de un gran
número de delitos considerados graves en el marco de la ley militar,
tenían desde la óptica civil un carácter inocuo o insignificante. Con
la narrativa aludida, se justificó, la necesidad de que los Tribunales
de Guerra, actuaran de manera rápida y fulminante, y ello sirviera
de ejemplo, para quienes pretendieran retar el eje articulador de la
institución: la disciplina. Para rematar y aludir al descuido, en no
proceder de la manera enunciada y los daños inconmensurables, que
ello provocaba, citaron ejemplos que referían, a la impartición de
justicia en el fuero común, calificado de inoperante, sujeto a múltiples
variables y sin aplicación de penas.26
Después de arduas discusiones y para concluir el planteamiento,
se definió con el consenso de los constituyentes que la condición
del Fuero, era la supervivencia de los Tribunales Militares, como
órganos jurisdiccionales que conocerían de los delitos, así como de
las faltas graves.
Al admitirse la pena de muerte en la Constitución, fue turnada
para su normatividad en el Código de Justicia Militar y era considerada
como la pena máxima a imponer para aquellos militares, aviadores o
marinos que cometieran cualquiera de los delitos conceptuados como
graves, por afectar severamente a la disciplina. Estos están tipificados
como traición a la patria, espionaje, delitos en contra el derecho de
gentes, rebelión, devastación, destrucciones de bienes militares,
deserción frente al enemigo, violencia en contra de centinelas y guardias,
falsa alarma, insubordinación cuando se cause la muerte al superior,
abuso de autoridad, causando la muerte al subalterno, desobediencia
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Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
frente al enemigo, asonada, abandono de servicio, extralimitación o
usurpación del mando o comisión , infracción de deberes especiales de
marinos, infracción de deberes especiales de aviadores, infracción de
deberes militares según su comisión o jerarquía (empleo) y en contra
del honor militar.27
Una vez definidas las atribuciones, responsabilidades y
obligaciones constitucionales, en voz de los integrantes de ejército, la
disciplina sería la puntual y exacta observancia de todas las obligaciones
militares y la base de su educación, haciendo de la subordinación, la
obediencia, el respeto y la deferencia a los superiores, su eje institucional,
agregando a ello la consideración al ciudadano, a la propiedad, el aseo,
la laboriosidad, la aversión a los vicios y manteniendo conductas que
enaltecieran su labor.
Culminando su labor, los constituyentes representantes del sector
militar, definieron el sustento jurídico, para la formación de un ejército
nacional, que sometido a la aprobación del pleno, inicio su aplicación
durante la gestión constitucional del presidente Venustiano Carranza,
en mayo de 1917. La labor de pacificación y la institucionalización del
ejército, serían los objetivos prioritarios, que no podrían cumplirse, sin
representar altos costos políticos y militares.
La cifra de 200,000 integrantes de ejército, era la realidad que
enfrentaría a la normatividad constitucional y daría curso a la rebelión
Aguaprietista con el correspondiente desacato de generales y el
asesinato de presidente Carranza.
El relevo generacional correspondería al joven gobernador de
Sonora Adolfo de la Huerta, quien sería electo por el Congreso de la
Unión, como presidente interino, de junio a noviembre de 1920.
Sus dotes de negociador le ganarían prestigio y marcarían el
estilo de su gestión de espíritu democrático y de conciliación, sin que
ello significara que a los militares, que habían seguido a Carranza, se
les eximiera de los procesos correspondientes, acorde con el marco
legal diseñado en 1917. A pregunta expresa sobre este espinoso
asunto, de la Huerta, en conferencia de prensa respondería que le era
difícil dar una respuesta definitiva, al ignorar las responsabilidades
en que hubieren incurrido, pero en todo caso actuaría “con justicia
apegándome al camino de bondad que me he marcado”.28
“El camino de bondad”, estaría marcado por la definición
reformadora del ejército, y el ajuste de cuentas con el carrancismo,
a cargo del general Plutarco Elías Calles, quien al frente de
la Secretaría de Guerra y Marina, tendría entre sus múltiples
encomiendas, la integración de pruebas, sobre las acciones
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Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
acometidas por prestigiados militares carrancistas, durante la
administración que tocaba a su fin.
Con ese cometido, la declaración del Secretario, era, que
con respecto a los militares que habían seguido a Carranza
hasta su muerte, no se tomarían medidas en su contra, hasta
que la Comisión Revisora de Grado, dictaminara, tomando en
consideración los antecedentes de cada uno de ellos, y así saber si
se les ratificaban o rectificaban sus cargos.29 Esta medida resultaba
fundamental, ya que como mencionamos para el reformador los
compromisos adoptados en el constituyente de 1917, tendrían
que sentar precedente, en las futuras acciones que acometieran los
integrantes de las Fuerzas Armadas.
El reto de ese momento era crear un Ejército, y no es casual que
sea un político hecho General, el que cree las reglas políticas del juego
entre sus correligionarios, ya que había que vencer a los guerreros en
el plano de la política, lo cual implicaba erradicar la práctica sobre que
su fuente de poder, no dimanaría más de su base armada, sino de la
posibilidad de asumirse, como parte de la fuerza del estado.
Para cumplir con la labor de investigación, sobre la responsabilidad
en que hubieran podido incurrir los militares carrancistas, en la
administración que terminaba, el general Calles, centro sus esfuerzos
en el análisis de su desempeño administrativo, a su paso por la Secretaría
de Guerra y Marina. Esta acción, resultaba altamente redituable, ya
que daría materia, para sustentar documentalmente las indagatorias,
que se iniciarían contra los procesados.
Apegado a la normatividad, definida en el marco constitucional,
el general Plutarco Elías Calles, inició su labor reorganizando a la
Secretaría de Guerra y Marina integrada por los Departamentos de
Justicia Militar, Marina, Artillería, Caballería, Infantería, Aviación,
Estado Mayor, Sección de Ferrocarriles y Servicios Sanitarios.
Del primer análisis realizado, por Departamento, partió
su afirmación de que en el régimen anterior, no había existido
propiamente Secretaría de Guerra y Marina, ya que las facultades de
ésta se las había abrogado el general, Juan Barragán, produciéndose
con ello la más completa desorganización.30
Acorde a esta circunstancia, procedió a signar un acuerdo con el
Presidente, para proceder a la depuración y cesantía, del personal que
hubiera procedido con incompetencia al gozar de canonjías. 31
Durante el primer mes en funciones de Secretario, Calles dedico
sus mayores esfuerzos, a la reforma del ramo de justicia militar. La
primera medida adoptada, fue la de emitir órdenes precisas, para que
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Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
se reanudaran los procesos, que habían sido suspendidos por el General
Juan Barragán, ya que del análisis realizado, al adoptar esa medida,
solo se había logrado promover, toda una serie de actos de corrupción
al interior del ejército, contraviniendo con ello el marco constitucional
al que estaban comprometidos a cumplir.
Para echar a andar, la anquilosada maquinaría de justicia militar,
se establecieron cinco juzgados de instrucción militar, con residencia
en la capital de la República, y dieciséis foráneos, con residencia en los
diversos estados de la federación. Aunado a ello, se concedió asimilación
militar, a los empleados del ramo de justicia, con reconocimiento de su
grado según el puesto a desempeñar. 32
Para acelerar la labor encomendada por mandato de ley, al
Supremo Tribunal Militar, se le definió el reglamento que regiría
sus trabajos, bajo la consigna, de que la pena que se aplicaría a los
funcionarios que demoraran las averiguaciones, que faltaran a sus
deberes o extorsionaran, sería la de darlos de baja, del escalafón del
Ejército Nacional.
A fin de fortalecer la labor de los impartidores de justicia, se
procedió a la realización de un análisis muy acucioso, de la Policía
Militar, ya que como mencionamos, anteriormente la legislación
le otorgaba facultades muy importantes, para la integración de las
averiguaciones previas.
El dictamen era devastador; “ya que esta función se había
mantenido en teoría, porque los jefes y oficiales que integraban ese
cuerpo, se habían dedicado, a llevar a cabo persecuciones políticas, o a
omitir datos en vez de esclarecer asuntos”. 33
Ante las evidencias aportadas, el general Secretario, en acuerdo
con el Presidente de la República, decretó la baja inmediata de los
jefes y oficiales, que integraban el mencionado grupo y la clausura de
sus oficinas, para allegarse de la información que hasta ese momento
mantenían en su poder. Seguida de esta disposición, se ordenó a la
Jefatura de la Guarnición de la Plaza, el envío al Departamento
de Estado Mayor, de los nombres de quienes integraban hasta ese
momento el mencionado cuerpo, para que clasificados por armas, se
tomara nota de esta determinación, en los expedientes de cada uno de
ellos, y quedara signado un estigma, que les impidiera el ejercicio de
funciones similares, en otros ámbitos de la administración federal. 34
Adoptadas estas medidas, se confirmó que los recursos asignados
a quienes deberían haber procurado la administración de justicia,
ascendían a dos y medio millones de pesos, sin haber cumplido con la
función que la ley les confería.
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Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
Con la depuración de este cuerpo de investigación, toco en
turno al general Benjamín Hill, designado jefe de la Guarnición de la
Plaza y de las Operaciones Militares en el Valle de México, hacer del
conocimiento el ordenamiento, contenido en una Circular, dirigida a
los jefes de cuerpos y corporaciones, para que estuvieran informados,
observantes, y coadyuvaran, a las funciones y obligaciones, que en el
desempeño, de las atribuciones otorgadas por la ley castrense, debían
cumplir, quienes temporal o definitivamente se desempeñaran como
miembros de la Policía Especial Militar.
La definición no podía ser más clara, las investigaciones se
debían llevar a cabo con la “puntualidad y esmero” que requería la
rápida administración de justicia, ya que en un término de 72 horas se
debía determinar la formal prisión o excarcelación de los inculpados.
Para poder cumplir con esta función, se requería del concierto de todos
los que tuvieran pruebas que aportar para una diligente, minuciosa
y prudente investigación con el fin de adquirir las pruebas que
“imprescindiblemente exigía la ley” especialmente tratándose de la
deserción “tan común en el Ejército”. 35
Reformada la administración de justicia militar y con la
designación de los responsables de su impartición, el general
Secretario, asignó la función de artífice de la disciplina militar, al
general Benjamín Hill.
La reciedumbre de su personalidad se rebeló al conocer de su
designación y declarar enfáticamente “que su labor administrativa
estaría encaminada a cumplir con su deber y a hacerlo cumplir a sus
subordinados”. 36
El cumplimiento de su propósito, tropezaría con graves dificultades,
y la cruda realidad se impondría a las aspiraciones reformadoras, ya que
la mayor parte de los contingentes armados, se habían acostumbrado a
la vida de campaña, en la cual por las movilizaciones constantes, no se
había podido aplicar, ningún reglamento que disciplinara a los militares.
Como resultado de ello, se había forjado en amplios sectores de ejército,
la práctica permanente de considerar que su condición castrense, les
proporcionaba privilegios e inmunidad.
Para forjar en los integrantes de ejército, que el Fuero no era
un derecho de excepción, se determinó que aquellos individuos que
hubieran incurrido en un delito del orden civil, serían juzgados por las
autoridades respectivas, sin remitirlos a la jefatura de la guarnición.
A la par de estos primeros ordenamientos, y con la finalidad de
moralizar en el menor tiempo posible, a quienes decidieran permanecer
como integrantes del ejército, el Coronel Julio B. Uranga, jefe de la
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Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
sección de Estado Mayor de la jefatura de la guarnición de la plaza,
presentó con la aprobación del general Hill, a la consideración del
general Calles, un proyecto para tramitar con mayor eficacia y rapidez
los asuntos judiciales del Fuero Militar.
En esta iniciativa, proponía que retomando los ordenamientos
constitucionales de 1917, se considerara al ejército en campaña militar
y que los delitos que ameritaran por esa condición la pena de muerte, se
realizaran de manera expedita por un Consejo de Guerra, nombrado por
el jefe del cuerpo, al que perteneciera el inculpado.
En el caso, de que el acusado fuera de alta jerarquía, la Secretaría
de Guerra y Marina, concedería grado de asimilación a jefes y
oficiales, a fin de que integraran el Consejo de Guerra y lo condenaran
inmediatamente. Para evitar la discrecionalidad, en la impartición de
justicia, en los casos mencionados, se sugería contar con un asesor,
nombrado por el “Ministro de la Guerra”, el cual se encargaría de vigilar,
que los procedimientos judiciales, se efectuaran conforme a derecho.
Por último, preveía que si el autor del delito era atrapado “in fraganti”,
la pena de muerte se aplicara de manera inmediata. 37
La “mano de hierro” del general Hill, aprobaría a seguida
cuenta, el proyecto del coronel, Lauro B. Uranga, que planteaba la
organización de una Junta de Honor, con carácter permanente en la
Guarnición de la Plaza, encargada de juzgar las faltas de los militares.
Estaba integrada por siete jefes de alta graduación, que conocerían
de todas aquellas faltas “leves o graves”, que fueran cometidas desde
el oficial de “ínfima categoría”, hasta un general, siempre y cuando
atacaran el honor militar y fueran en descrédito del ya denominado en
ese momento, Ejército Nacional.
Esta Junta, tenía el carácter de permanente y las facultades
necesarias, para cumplir con el objetivo expreso de que los delitos
cometidos, fueran juzgados imparcialmente y con la celeridad requerida
para emitir la sentencia correspondiente. En sus facultades, estaría el
dictar sentencias en casos de faltas leves, o bien determinar la baja del
ejército, pero si el delito era más grave, se remitiría entonces el expediente
a la Secretaría del ramo, para que dictaminaran sobre el asunto. 38
Con este marco normativo, para el ajuste de cuentas a las figuras
prominentes del carrancismo, se activaron dos mecanismos, la ley y
la prensa. En el caso de la ley, se aplicó capitalizando los errores y el
abuso de poder de quienes les antecedieron y en el caso de la prensa
desacreditándolos, evidenciando sobre todo los casos de corrupción,
fraudes y abusos, perpetrados en contra de integrantes del ejército y
de la sociedad civil.
833
Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
Los carrancistas derrotados, en algunos casos, intentaron enfrentar
sus procesos aprovechando el estilo negociador, adoptado por el
presidente de la Huerta, y en otros optando por la recuperación del poder
a través de levantamientos armados y financiados desde el exterior.
Los primeros en ser apresados, fueron quienes acompañaron
al presidente Carranza, en su huida hacia Veracruz, continuando la
lista, aquellos militares, que habían desempeñado algún cargo público,
administrativo, o de mando de cuerpos.
Los nombres eran Manuel M. Diéguez, Francisco Murguía, Juan
Barragán, Francisco L. Urquizo, Francisco de P Mariel, Federico Montes,
Joaquín Mucel, Juan Mérigo, Rafael Mendoza y Carlos Orozco.
El general de división, Manuel M. Diéguez, quien en 1917 había
sido gobernador de Jalisco y en 1919 dirigido la JOM., de Chihuahua,
durante la rebelión sonorense, dirigió la ofensiva militar y al triunfo de
la misma, trató de concertar un acercamiento con el general Obregón,
que al resultar infructuoso, provocó su detención, por las fuerzas del
coronel, Isaías Castro, el 22 de mayo de 1920, siendo arraigado en la
ciudad de Guadalajara.
Al entrar en funciones de presidente, Adolfo de la Huerta, el general
Diéguez, solicitó su intermediación para lograr su liberación, haciendo
pública, su intención de retirarse a la vida privada, y del ejército.
El mediador, para el intercambio epistolar con el Presidente,
sería el general Juan J. Méndez. Por ese medio, el jefe del ejecutivo,
le aconsejaba que permaneciera en Guadalajara y mantuviera una
actitud prudente, ya que se le iban a imputar cargos graves por el delito
de falta de “espíritu militar”. Diéguez por su parte, hacía mención
sobre el empeño, que tenían sus enemigos de intrigar en su contra, y
por ello consideraba, presentarse en la ciudad capital, para conocer los
cargos que se le fincaban, y poder desvirtuarlos, porque de lo contrario,
sin su testimonial, continuarían trabajando en su contra y creándole
dificultades “gratuitamente”.39
La advertencia presidencial, aludía con prístina claridad, a los
procesos, que se estaban integrando y por tanto no se permitiría su
retiro, sin someter su caso a la ley penal militar.
Cumpliéndose la consigna, se le dicto orden de aprehensión,
acusado del delito, contenido en el artículo 218, de la Ley Penal
Militar, que tipificaba como falta de espíritu militar, el capitular,
antes de agotar todos los recursos con los que contara, para el
cumplimiento de su deber.40
La indagatoria, conteniendo las declaraciones de quienes habían
participado con el general Diéguez, definió la sentencia de darlo de
834
Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
baja, del escalafón del ejército nacional, por “indigno de pertenecer a
esa institución”. 41
Al conocer el veredicto del Supremo Tribunal Militar, el ex
general Diéguez, ratificó su decisión de retirarse a la vida privada,
condición con la que cumpliría, hasta reaparecer a las órdenes del
general Enrique Estrada, durante la rebelión delahuertista.
En la lista de los vencidos tocaría el turno, al general Francisco
Murguía, cuyo último cargo, fue la comandancia de la JOM., del
noroeste, que comprendía los estados de Nuevo León, Tamaulipas,
San Luis Potosí, la Huasteca Veracruzana y el Distrito de Mazapil,
en Durango.
Al estallido de la rebelión sonorense, Murguía decidió seguir a
Carranza hacia Veracruz, dirigiendo la defensa de los convoyes hasta
Aljibes, donde organizó la columna que partió rumbo a la Sierra de
Puebla, donde acaecieron los sucesos de Tlaxcalaltongo, en los que el
presidente Carranza, perdería la vida.
Al ser aprehendido e iniciarse la indagatoria, se hizo de su
conocimiento, los cargos que se le fincaban respecto a la responsabilidad
en que había incurrido, en la desaparición de los fondos y valores
pertenecientes a la Nación, la violencia contra las personas en general,
y un homicidio, delitos sancionados en el artículo 224 de la Ley Penal
Militar, además de compartir responsabilidades con sus compañeros
de armas, por la muerte de Carranza. 42
Al rendir su declaración preparatoria, sobre los sucesos de
Tlaxcalaltongo, ante el Juez Primero de Instrucción Militar, declaró
que no “sabía nada sobre los fondos de la Nación”. Acto seguido se le
dictó auto de formal prisión.
Para el 12 de junio, se le dio a conocer que el cargo de homicidio,
había sido perpetrado, en la persona de Rubén N. Rocha, prisionero de
guerra, fusilado en el pueblo de Mezontepec, después de los combates
entre Apizaco y Aljibes, y de que sus hombres habían llevado a cabo,
actos de pillaje, en las haciendas de San Salvador y Rinconada,
ubicadas en esa región.
Siguiendo en la acumulación cargos en su contra, se hizo
del conocimiento público, que en “la obra de saneamiento que se
estaba realizando en la Secretaría de Hacienda, se iban a exigir
las responsabilidades que les resultaran, a varios personajes de la
administración carrancista, por pagares justificados con la leyenda,
de “préstamos de orden superior”. Entre los personajes mencionados,
se encontraba el nombre del general Murguía, quien tendría que
responder por la cantidad de $15,900.00.43
835
Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
Ante lo delicado de los cargos, el defensor del general Murguía,
el Licenciado Enrique Alcalá, intentó llevar el caso, al ámbito de la
justicia civil, solicitando un amparo en contra de las autoridades
militares, y combatiendo el delito de “falta de espíritu militar” con el
argumento de que al perecer, el presidente Carranza, ya había perdido
su condición de Presidente, y al quedar en condición de civil, eximia a
su representado del cargo aludido.
La respuesta del Juzgado Primero de Instrucción Militar, donde
se había radicado el caso, fue que se esperarían el dictamen, que
emitiera la Secretaría de Gobernación, al respecto de su argumento
y que hasta entonces, se podrían deslindar las responsabilidades de
índole militar.44
Para el 28 de agosto, la sentencia al ex general Murguía, determinó
su baja del escalafón ejército nacional por el delito de “falta de espíritu
“militar”, en lo concerniente a los sucesos de Tlaxcalaltongo, y por
tanto, indigno de pertenecer a esa institución. Ante la sentencia,
su defensor, demando un nuevo amparo y sin saber el motivo, fue
aprehendido y llevado a la Jefatura de la Guarnición de la Plaza en
donde quedo rigurosamente incomunicado.
Para el 13 de diciembre, se le otorgo a Murguía, la libertad
caucional, la cual casi inmediatamente quedo suspendida, ya que
se mantenían los procesos por la desaparición de fondos y valores
pertenecientes a la Nación, el delito de peculado, fincado en los
pagares detectados en la Secretaria de Hacienda, y el fusilamiento del
prisionero de guerra.
En tanto se formalizaba la integración de esas investigaciones,
permaneció recluido en la prisión de Santiago Tlatelolco, hasta el
año de 1921, en que logró fugarse y regresar, a través de la Junta
Revolucionaria de San Antonio, Texas, constituida por la hija del ex
presidente Julia Carranza.
Para el general brigadier, Juan Barragán, quien como jefe de
Estado Mayor y secretario particular del presidente Carranza, lo había
acompañado en su salida de la ciudad de México, con rumbo a Veracruz,
le correspondería el mismo tratamiento. Acompañando los restos del
Presidente, fue hecho prisionero, bajo los cargos, que le fincaban grave
responsabilidad, sobre los hechos acaecidos en Tlaxcalaltongo, y la
desaparición de los fondos de la Nación.
Ante esta circunstancia, el general Barragán presentó
entonces una demanda de amparo, contra actos del Presidente de
la República y de la Secretaría de Guerra, argumentando que se
estaban violando sus garantías individuales. Al no prosperar su
836
Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
demanda, el Juez Tercero Supernumerario, encargado de su caso,
le dictó auto de formal prisión.45
Para el 14 de junio y después de concurrir a una diligencia en el
juzgado, para conocer sobre las testimoniales que integraban su causa,
con ayuda de su custodio el capitán primero Rodolfo Quiroga, logró
fugarse y se exilió en Cuba. Como en el caso de otros de sus compañeros
carrancistas, se radicó en los Estados Unidos y a su custodio, se le
abrió un proceso militar, por permitir la fuga del prisionero y ocupar
entonces, el lugar que antes tenía el general en la prisión militar de
Santiago Tlatelolco.
Con fecha 10 de septiembre, el general Juan Barragán,
fue dado de baja del ejército, “por haber desertado del ejército
abandonando el país”.46
Al general de división, Francisco L. Urquizo, quien se había
desempeñado en el cargo de subsecretario encargado, de la Secretaría
de Guerra y Marina, de la misma manera que en los casos aludidos, fue
apresado y acusado por los mismos delitos, permaneciendo recluido en
la prisión militar de Santiago Tlatelolco.
A la acusación original, se agrego el delito de “extralimitación
de mando”, al haber exonerado en su carácter de Oficial Mayor de la
Secretaría, al mayor Francisco de P. Arista y socio, acusados por el
delito de fraude. La responsabilidad se comprobó, con la presentación
de su firma, en un acuerdo de fecha 23 de febrero, donde ordenaba
se enviara el caso al archivo, contraviniendo el mandato judicial
del Juzgado Segundo de Instrucción Militar, que había ordenado
continuar el proceso. 47
Terminada la integración de la investigación y analizada su
participación, se le dictó sentencia, procediéndolo a dar de baja del
escalafón del ejército y consignándolo a permanecer en reclusión.
Ante tal situación, su defensor el señor Telésforo Ocampo,
solicitó un amparo, contra el auto de formal prisión, dictado en contra
de su defendido. La intervención, del presidente de la Huerta, hizo que
se diera curso a esta petición, concediéndosele la libertad bajo fianza,
mediante el pago de de cinco mil pesos.
La primera acción del general Urquizo, al obtener su libertad,
fue la de dirigirse inmediatamente: “al Palacio Nacional con el deseo
de demostrar personalmente su agradecimiento al Presidente de la
República” 48 y salir de manera inmediata rumbo a Europa.
Para el 24 de junio 1921, sería requerido de nueva cuenta por
la justicia militar, por el delito mencionado, argumentando que
aprovechando una argucia legal, se había sobreseído su caso, pero
837
Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
que con las declaraciones hechas por el licenciado Agustín Alcocer,
sobre la ratificación del fraude cometido por Arista, la causa se
reactivaba y se giraba entonces la revocación de su libertad y su
inmediata aprensión.
Para el general Francisco de P. Mariel, quien había sido
Comandante Militar de la plaza de México, durante los días en
que la banda del automóvil gris, asoló la capital de la república
y posteriormente ocupando en 1919, el cargo de jefe la JOMS en
Hidalgo, al igual que sus compañeros, fue hecho prisionero, dando
inicio el proceso, bajo los mismos cargos, anteriormente mencionados.
Para el 11 de septiembre, logró obtener su libertad caucional, ya
que el juez instructor de la causa determinó que no había encontrado
méritos suficientes para proceder en su contra, no obstante lo cual, se
le dio de baja del escalafón del ejército.
El general Federico Montes, quien había ocupado como último
cargo, la jefatura del Departamento de Infantería, en la Secretaría
de Guerra, también aprendido y procesado por el delito de falta de
espíritu militar.
En tanto su defensor combatía la causa de su representado, para
el 17 de noviembre de 1920, se le inició otro proceso, fincado en el
delito de sustracción de documentos. La acusación se fundaba, en que
de la hoja de servicios, del mencionado militar se habían sustraído dos
documentos de importancia, con los cuales la Comisión Revisora de
Hojas de Servicios, podría probar, que había ostentado un grado, que
no merecía y por tal razón procedía a ser dado de baja del ejército.
El general de brigada, Joaquín Mucel, quien se había desempeñado
como Director del Heroico Colegio Militar, fue apresado y recluido en
la prisión de Santiago Tlatelolco.
La integración de la averiguación se inició practicando numerosas
diligencias en la institución que había presidido, por denuncia hecha de
los señores, doctor Juan Góngora y Martínez y el Licenciado Manuel
Spindola Preciat, quienes habían dirigido una extensa carta al general
Benjamín Hill, en la que denunciaban el hecho de que el general
Mucel, había cometido graves actos de corrupción que se podían
comprobar, ya que de ser un “simple dibujante en el año de 1913”,
en ese momento contaba entre sus bienes, una casa en la capital, con
valor de ciento cincuenta mil pesos, y en Campeche concesiones para la
explotación de plantas de luz eléctrica y de tranvías, y otras numerosas
concesiones muy bien cotizadas.49 Al delito de fraude a la Nación, se
indagó que habiendo estado en Campeche, como comandante militar
y gobernador del estado, había recibido la cantidad de sesenta mil
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Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
pesos oro nacional, para el pago de tropas y de empleados públicos, y
que contrario a lo recibido había pagado con papel de Veracruz.
Ante estas denuncias, el Juez Tercero de Instrucción Militar,
solicitó de la Policía Militar, la integración correspondiente, para
dictaminar sobre el caso. Cumplido su cometido, la sentencia recayó
sobre el general Mucel, dictándole auto de formal prisión, dándosele
de baja del escalafón militar y recluyéndolo en la prisión militar
de Santiago Tlatelolco. Cumplida su condena solicitaría licencia
ilimitada del ejército.
Para el General Brigadier Juan Mérigo, habiendo desempeñado
el cargo de Jefe del Departamento de Artillería, las acusaciones
que recaían sobre su persona, se sustentaron en las investigaciones
realizadas por la Contraloría, que probaron su responsabilidad, en la
mala administración, que había prevalecido, propiciando con ello una
gran corrupción.
Se le imputaron entonces, los cargos de robo, abandono de
material de guerra en la huida a Veracruz, robo de un modelo de
“Cañón Costa” y de estar complicado en el asunto de la banda del
Automóvil gris, ordenándose por tanto su reclusión en la prisión
militar de Santiago Tlatelolco, donde enfrentaría el proceso y recibiría
la noticia de su baja del escalafón del ejército nacional.50
Con igual suerte, corrió el general Rafael Mendoza, a quien se
acuso de actuar en complicidad con Mérigo, en el delito de fraude y
malversación de fondos de la Nación, durante su desempeño en la
Fábrica Nacional de Armas, siendo recluido en la prisión militar de
Santiago Tlatelolco.
Al general y Licenciado Agustín Alcocer, quien había sido jefe
del Departamento de Justicia, de la Secretaría de Guerra y Marina,
se le inicio proceso, al dar curso a las denuncias recibidas durante su
gestión como gobernador de Guanajuato y la de numerosos militares,
que aseguraban, había cometido grandes abusos en los puestos que
había desempeñado.
Bajo los cargos de corrupción, durante su gestión como
gobernador de Guanajuato, y de abuso en el desempeño de su cargo
en la procuración de justicia militar, se le giró orden de aprehensión
y fue puesto a disposición, de un Juzgado de Instrucción Militar, que
determinó su reclusión en la cárcel militar.
Continuando con la lista de procesados, tocaría al general
brigadier, Carlos Orozco, ser consignado ante el juez tercero de
instrucción militar por los delitos de violencia contra las personas,
malversación de fondos, pillaje y homicidios. Concluida la integración
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Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
de la averiguación, se le dio de baja del escalafón del ejército, siendo
recluido en la prisión militar de Santiago.
La balanza en la impartición de justicia, alcanzaría a personajes
que estando en el ámbito de las relaciones exteriores, serían requeridos
a la rendición de cuentas. Estos serían los casos del coronel Bernardino
Mena Brito y Fernando Cuen.
El primero se desempeñaba como cónsul de México en Nueva
Orleans, y al triunfo de la rebelión sonorense, se negó a entregar el
citado consulado, no obstante lo cual, por gestiones de la cancillería
mexicana, el gobierno americano, desconoció todos sus actos.
Sin acatar las órdenes de presentación en la ciudad de México,
para responder por los cargos que se imputaban sobre declaraciones
vertidas contra el ejército y el gobierno además de aparecer como Jefe
de una Junta Revolucionaria en Nueva Orleans, el presidente de la
Huerta, decidió darlo de baja del ejército.51
En relación al caso del licenciado Fernando Cuen, quien había
servido al constitucionalismo en misiones confidenciales, como
funcionario de justicia militar, asesor de Estado Mayor y finalmente
designado para el cargo de Ministro de México, en la República de
Chile. Se le giró una orden de consignación, por haber escrito varios
artículos en contra de México, “con el solo fin de desprestigiar el nuevo
orden de cosas” frente al gobierno chileno.52 Ante tal circunstancia
Cuen, se refugiaría en los Estados Unidos, estableciendo contacto con
la Junta Revolucionaria de San Antonio Texas.
Mención aparte requiere el caso del general Juan José Ríos, ya
que siendo un connotado carrancista y habiendo tenido como último
cargo el de Oficial Mayor, encargado del despacho de la Secretaría de
Guerra y Marina, para posteriormente ser designado jefe la JOMS.,
en Sonora, destaco por una circunstancia particular. Esta era que al
estallar la rebelión, se especulaba con el hecho de que se negaba a
venir a la capital, ya que el gobierno carrancista pretendía instruirle un
proceso, por las responsabilidades que le correspondían, al no haber
acometido las acciones necesarias, con la determinación y celeridad
que el caso requería.
Con este antecedente a cuestas, el general Ríos solicitó el 17 de
octubre de 1920, su retiro del ejército, el cual le fue concedido con la
siguiente mención en su hoja de servicio: “se da trámite a su solicitud
en virtud de que el mencionado militar se limitó a cumplir únicamente
con su carácter de soldado, sin extralimitarse ni llegar a la politiquería y
convertirse por ello en un enemigo antagónico del último movimiento
revolucionario”.53
840
Maestra Sonia Carolina Quiroz Flores
Al recibir la notificación sobre la resolución de su caso el general
Ríos afirmó, que no volvería a salir del ámbito de la vida privada, no
obstante lo cual regresaría como jefe de Estado Mayor del presidente
Ortiz Rubio y como Secretario de Comunicaciones y Obras Públicas.
Es importante destacar, que no todos los personajes prominentes
del carrancismo fueron aprehendidos, ya que algunos huyeron del
país refugiándose en el extranjero, antes que sufrir las consecuencias
vividas por sus compañeros de armas.
Estos eran los casos del general de División Cándido Aguilar,
los Brigadieres Lucio Blanco, Alejo González, Alfredo Ricaut y el
coronel Paulino Fontes, quienes dedicaron sus esfuerzos, a contribuir
en las acciones a realizar, por las Juntas Revolucionarias, tanto en San
Antonio Texas, como en Guatemala, y presionar así, a los gobiernos de
Adolfo de la Huerta, Obregón y Calles.
El condenar al ostracismo, a las figuras prominentes del
carrancismo, respondió, al proyecto del grupo sonorense, de
consolidarse en el poder. Como ya mencionamos, para el logro de ese
propósito, se activaron dos mecanismos, la ley y la prensa. En el caso de
la ley, se usó y abuso de ella, con fines eminentemente políticos y en lo
militar se actuó como se había dejado manifiesto en el constituyente de
1917, adoptando: “la actuación viva en los mismos medios de guerra y
hasta la producción de un espectacular realce de la gravedad del delito
y de la situación de castigo y rigor a que se somete al encartado, lo cual,
está considerado adecuado a la disciplina”.54
Es de destacarse el hecho, de que en cada uno de los procesos,
contra militares de filiación carrancista, se tomo la decisión de no
darlos de baja del escalafón del ejército nacional, en tanto se integraban
los procesos, por diversos delitos, para que en caso de reincidencia, en
alguna falta del ordenamiento castrense, fueran sujetos a penas más
severas y en el caso de rebelión, aplicarles la pena de muerte.
También es pertinente considerar, que los tiempos procesales
salvo en los casos ya mencionados, se prolongaron en su resolución,
hasta la administración del general Obregón.
841
El cuerpo de Guardias Presidenciales
Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
“no estan reñidas la espada y la pluma,
son muy compatibles, y en un general
son absolutamente necesarias”
(Máximas militares. 1822.)
Antecedentes de la Guardia de los Supremos Poderes
P
or siglos los reyes, emperadores y presidentes han empleado
ayudantes u oficiales de Estado Mayor,1 constituían una
agrupación de las elevadas clases de la milicia,2 formadas de
oficiales y generales.3 Se empleaban para su especial defensa las tropas
de su casa militar.4 Posteriormente una guardia especial, al servicio
del emperador o del rey que cuidaba la Casa Real o del Palacio de los
Supremos Poderes.
En Grecia cada general llevaba para su especial defensa las tropas
de su casa militar, que ascendían a 600 guardias a caballo, llamados
escritas, cuyas atenciones, así como las de la caballería, cubría el Estado.
Cuando el general era rey, como en Macedonia, tenían además cerca
de su persona a cien hombres escogidos y cierto número de atletas,
vencedores en los juegos y dispuestos a morir en defensa del general.
Se le denominaba agiráspides a la guardia de Alejandro.5
En Roma el emperador contaba para su protección y la de su
familia, con una guardia personal que estaba al mando del Estado
Mayor del primer Magistrado. Estaba conformada de trescientos
caballeros o celeres; estos jinetes eran escogidos entre los más ricos
ciudadanos. Su jefe, el tribuno de los céleres, era después del rey,
el primer magistrado de la ciudad, igualmente en la República
el magíster equiteum, lugarteniente del dictador, era el segundo
personaje del Estado, también hubo una guardia especial de los
emperadores llamada de los spatarios, de la cual se originó la del
mismo nombre entre los godos.
César escogía soldados españoles para su guardia, y cuando
los despidió para inspirar confianza al pueblo romano, sufrió
los efectos de la conjuración. Augusto confió también la guardia
de su persona a los calagurritanos, naturales de Calahorra, cuya
costumbre siguieron después muchos emperadores, de los cuales
llegó a haber bastantes españoles.
843
Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
El cuerpo de oficiales que constituían a la guardia imperial eran
los caballeros de Casa Grande, de aquellos que habiendo recibido del
príncipe el caballo de honor se les llamaba caballo de Estado,6 equum
publicum, formaban la orden una clase aparte, la de los ilustres ”ni
el oro ni la milicia, dice Ovidio, me ha hecho caballero.” En esta
emprendida milicia se hallaban candidatos a las dignidades de la curia,
a los cargos de palacio, sobre todo a la prefectura del pretorio, que iba
a ser destino del Estado.7
En la Edad Media el ejército godo la jerarquía militar consistía en
el jefe superior de ejército que era el rey, y en su ausencia lo mandaba
en campaña su cabo mayor; a este seguían en dignidad los duques,
le seguían en dignidad los condes, los maestros de la milicia; hasta
el gardingo o conde de los espatarios, que era un general o jefe de la
guardia del rey, llamado de los espatarios, y cuya guardia se escogía
entre los más files y valientes de la infantería y caballería.8
Las Tropas de Casa Real,, así llamada por ser de continuo servicio
cerca de los reyes, siguió también, y poco después se subió su fuerza.
Siguieron los continos del rey, los continos de don Alvaro, los escuderos
a caballo; y en 1502, 1504 y 1519, se crearon también como de Casa
real tres capitanías; una de arqueros de Borgoña o de la cuchilla; otra
de guardia española o amarilla, y otra del guardia tudesca o alemana.9
El rey Felipe V se rodeó de una fuerza leal para hacer respetar su
voluntad. Dio por base a esta fuerza (en 1701) el tercio viejo de los
Morados que hizo venir de Barcelona. Procedía este cuerpo de la antigua
guardia de Felipe IV y se habían distinguido siempre por su lealtad
e hidalguía tanto los soldados como los oficiales que le constituían.
Propuso el marqués de Louville que constase esta división de seis
mil hombres distribuidos en dos regimientos de la guardia, el uno
nacional y el otro walon; y que de estos se destinasen mil doscientos a
reemplazar en la guardia del regio alcázar a las compañías de archeros
y alemanes introducidas por Felipe I y Carlos V.10 En cuanto a las
tropas de la Casa real, Felipe V, interesado en borrar los recuerdos de
la casa de Austria, suprimió todas las guardias de la Casa real anterior,
conservando únicamente la guardia de alabarderos. En el año de 1706
se expidió la primera ordenanza a los cuerpos de guardias de corps,
creados por el mismo Felipe V, y fue disuelto en 1841. En 1° de enero
de 1703 fueron creados dos regimientos de guardias españolas el uno,
y de guardias walonas el otro, ambos de infantería, los cuales fueron
disueltos en 1822. En 1732 se creó en Italia la inmortal compañía
de granaderos a caballo, y se creó también una brigada de caballería
titulada de carabineros reales, que fue disuelta en 1822. Los cuerpos
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Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
de marina, artillería e ingenieros fueron también declarados de Casa
real. De lo que quedaba de estos cuerpos de Casa real, Fernando VII en
1824 organizó bajo una base militar inmejorable su guardia exterior,
compuesta de una división de infantería con dos brigadas de línea, una
división de caballería subdividida en una brigada ligera y otra de línea,
un escuadrón de artillería, una compañía de zapadores.11
La guardia virreinal en la Nueva España
Durante el virreinato de la Nueva España el Regimiento de Infantería
de la Corona de la Nueva España, había agregados del Estado Mayor.
12
y eran los encargados de la seguridad del Virrey. La Compañía de
Alabarderos del virrey formaba parte de los cuerpos veteranos de
infantería del ejército del rey en Nueva España, resguardaba la seguridad
en el Palacio Virreinal, se distinguía por su vestuario vistoso, desde el
Virrey, que era el capitán general, hasta los mariscales de campo y
brigadieres, llevaban lujosos uniformes de paños de primera, ricamente
bordados con hilos de oro fino. El capitán, subteniente, los tres cabos
y los veinte alabarderos, que constituían la guardia del excelentísimo
señor Virrey, vestían casaca o calzón azul, chupa y vuelta encarnada,
botón y alamares de plata, y los oficiales, galón en las costuras.
Las Guardias Reales que custodiaban el Palacio Virreinal y
veían por la seguridad del Virrey y de su familia. Estos destacamentos
militares los heredó la Casa del Imperio Mexicano, la compañía de la
guardia personal de Iturbide se llamaba “De los Pares” y se componía
de 155 oficiales de las clases de Capitanes, Tenientes y Subtenientes.13
Posteriormente con el establecimiento de la República Mexicana, estos
destacamentos se trasformaron en la Guardia de los Supremos Poderes,
encargada de velar por la seguridad de los Tres Poderes: Ejecutivo,
Legislativo, y Judicial, su sede el palacio Nacional, como en la antigua
Tenochtitlan, capital militar de la triple alianza, que nos recuerda la
organización del Ejército Mexica, estaba estructurado n por un cuerpo
especializado denominado tecuchtli, “dignatario” o “señor” que se le
designaba a la capa superior de la clase dirigente en el orden militar,
administrativo o judicial. Con el título de tecuchtli se le denominaba
a los principales comandantes mexicas que desempeñaban funciones
de Estado Mayor, “eran militares de rango más elevado en México al
servicio del tlatoani, o emperador, que llevaba por uno de sus títulos el
de tlacatecuhtli, “señor de los hombres”, es decir, “de los guerreros”
y su función primordial consistía en mandar los ejércitos no solo de
México, sino también de las ciudades aliadas.14
845
Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
El emperador azteca se rodeaba de sus consejeros militares,
que cuidaban de la organización y disciplina del ejército y la guerra o
yauyotl. Sobre todo de la enseñanza militar del calmecac y tepuchcalli,
era ahí donde el emperador reclutaba a sus funcionarios y guardias
imperiales, los cuacuathin o nobles “guerreros águilas” y la de los
“caballeros tigre”, cuyo vestido de guerra era una piel de jaguar,
soldados de Tezcaltlipoca o la de los “caballeros águila”, cuyo casco
tenía la forma de una cabeza de águila, soldado del sol.15 El ejército
mexicano renació con la independencia de México y nuevamente se
organiza con la raza de bronce.
La guardia de los Supremos Poderes
La Guardia de los Supremos Poderes tuvo diversos destacamentos:
Alabarderos, Granaderos y Húsares. El 7 de diciembre de 1841 se
organizó un batallón activo denominado Granaderos de la Guardia de
los Supremos Poderes, con 1200 plazas en 8 Compañías, cada una
con un Capitán, 4 Tenientes, 5 Sargentos, 2 Tambores, un Corneta,
12 Cabos, y los demás Soldados; la Plana Mayor se componía de un
Coronel, un Teniente Coronel, 3 Ayudantes, un Armero, un Cirujano,
un Capellán, un Tambor Mayor y un Cabo de Cornetas. Los Húsares
se iniciaron en un Escuadrón de Seguridad Pública transformado a un
escuadrón de Caballería Ligera el 3 de diciembre de 1841. El 1° de
septiembre de 1843 fue designado tropa preferida formando cabeza de
todos los de su arma, pero no fue denominado oficialmente “Húsares”
sino hasta el 27 de julio de 1846, conservando este título hasta enero
de 1848. En la guerra, una sección servía de Guardia Presidencial,
portando lanzas con largas banderolas rojas o rojo azules.”
El uniforme del regimiento de Granaderos a caballo de la
Guardia de los Supremos Poderes que le fue designado por decreto de
29 de abril de 1848, para las grandes formaciones por instrucciones
del Presidente de la República Don Antonio López de Santa Anna, en
1854, vestían lujosamente.
En el mismo año se fijó la talla que deberían tener los Granaderos
de la Guardia que era más grande en comparación con la de los soldados
del Ejército de la República, derogándose el decreto de 30 de mayo
de 1853, que designaba sesenta y seis pulgadas de talla a la tropa. La
nueva estatura mínima de los reemplazos fue determinada en setenta
pulgadas de la vara mexicana. En cambio los Granaderos de la Guardia
se consideraban por lo menos de setenta y dos pulgadas de la misma
medida mexicana.
846
Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
La guardia de su Alteza Serenísima, el Presidente de la República
El General Presidente don Antonio López de Santa Anna estableció
en 1854 la Guardia de S.A.S del Presidente de la República Mexicana,
que se componía de nueve cuerpos denominados de Zapadores,
Artillería, Granaderos, Cazadores, Tiradores, Guías, Granaderos
a caballo, y Lanceros. Los expresados cuerpos daban la Guardia de
Honor y las Escoltas de S. A. S., y la de prevención de sus cuarteles,
ocupándose continuamente en ejercicios de instrucción. Estos
Cuerpos de la Guardia de S.A.S. estaban sujetos á la Ordenanza
General del Ejército y a las leyes y disposiciones vigentes para
entonces, además de estar bajo la inspección del Estado Mayor
General y de sus respectivas direcciones.16
Los Generales de Brigada efectivos podían ser destinados a
mandar alguno de los Cuerpos de la Guardia. En toda formación los
Cuerpos de la Guardia, ocupaban la cabeza de la Infantería y Caballería,
á excepción de cuando se formaban los alumnos del Colegio Militar,
que siempre iban á la vanguardia de la columna.
Cuando los jefes y oficiales de estos cuerpos salían del Distrito
de México á campaña con mando de tropa, disfrutaban la media
gratificación de campaña que les correspondía por sus respectivas
clases. A los expresados cuerpos de la Guardia se les abonaban las
gratificaciones de armas, de papel y correo del coronel, y de papel de las
compañías, del jefe del detall, de los segundos ayudantes y del noveno
de la paga de los dos capitanes más antiguos, con sujeción á lo que para
cada arma detallaba la tarifa de 1840. Además en el haber señalado á
la clase de tropa de los Cuerpos de la Guardia, estaba incluido el costo
de su vestuario, por lo que no debían gozar de esta gratificación los
demás Cuerpos del Ejército.
Un mes después, el General de división y Presidente de la
República Mexicana Antonio López de Santa Anna, reformó el decreto
de creación de la Guardia de S.A.S., para incluir un Cuerpo más, el de
“La artillería de la Guardia de S. A. S.” que quedó integrada por una
Brigada de cuatro baterías, dos de á pié y dos de á caballo.17
En la plana mayor, además de los individuos que estaban
designados había un capitán pagador depositario, un sargento primero
mariscal, y un talabartero para cada batería. La artillería se formaba
después del batallón de granaderos. En los batallones ligeros de la
guardia había dos tenientes y dos sub tenientes por compañía. La plana
mayor de los cuerpos de la guardia constaba, además de los individuos
que estaban designados por decreto de 8 de junio, de dos ayudantes
847
Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
y dos subayudantes. Los haberes que disfrutaban los individuos de la
Guardia de S. A. S. el Presidente, eran los que estaban designados por
decreto de 25 de abril y 1° de agosto del año próximo anterior, siendo
el de los Tiradores y Guías el mismo que estaban designado á los
Granaderos y Cazadores de la Guardia: á los trenistas se les aumentaba
dos pesos mensuales. Todos los Cuerpos de la Guardia usaban correaje
blanco: la Artillería y el Batallón de Cazadores usaban colbak en las
grandes formaciones, y tanto estos como los Granaderos, usarían
cordones en la gorra ó colbak, siendo los de estos encarnados y los de
aquellos verdes. El Batallón de Cazadores vestía hombreras amarillas,
suprimiendo la franja en el pantalón blanco. La Artillería usaba franja
amarilla en lugar de carmesí: los artilleros a caballo llevarán piqueta y
los de a pié levita. Los Batallones de Guías y Tiradores usarían también
levita en guarnición. El Regimiento de Granaderos á caballo usaba en
los días de gala el uniforme que le estaba designado por decreto de
13 de enero del mismo año 1854. El Regimiento de Lanceros tenía
solapa encarnada con alamares blancos. Además, los Coroneles de los
Cuerpos de la Guardia usaban cordones, como edecanes de S. A, S.,
y la tropa llevaban un escudo en la gorra con las armas de la nación,
todos usaban botín, siendo blanco con botón negro el de los granaderos
y artilleros sobre pantalón blanco, y negro con botón amarillo el de los
Cuerpos Ligeros.
Los Cuerpos de la Guardia usaban en sus banderas y
estandartes un águila en el asta, según el modelo que existía en
el Estado Mayor. Había una sección de Ingenieros de la Guardia,
compuesta de un teniente coronel, dos capitanes y dos tenientes,
sujetos á la Dirección General del arma y con los haberes que
estaban designados para este cuerpo.
Además se formó un escuadrón ligero permanente, que se
denominó "Escuadrón de Guías de S. A. S. el Presidente de la
República". La plana mayor de este cuerpo se componía de un teniente
coronel comandante del cuerpo, un comandante de escuadrón jefe
del detall, un capitán cajero supernumerario un teniente habilitado,
un segundo ayudante, un porta, un sargento primero mariscal, dos
segundos, armero y talabartero, un cabo y cuatro clarines, un cabo y
seis gastadores, y dos mancebos. Su fuerza constaba de dos compañías,
y cada una de estas de un capitán, un teniente, dos alféreces, un
sargento primero, cuatro segundos, tres clarines, nueve cabos y sesenta
y cuatro soldados, todos montados.
El uniforme de este cuerpo consistía en dormán verde botella con
alamares de cordón amarillo, cuello y vueltas encarnadas, pantalón
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Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
encarnado con media bota chica negra y franja amarilla, gorra colbak
con manga y plumero encarnado y forrajera de cordón amarillo; capa
gris con cuello verde, maleta cilíndrica, schabrá del color del dormán,
con franja y vivo amarillo, llevaban en sus ángulos la inicial G; correaje
blanco y porta pliegos negro con la vista verde y la misma G. Para
medio uniforme usará el mismo dormán sin alamares y sin cuello
encarnado, sino del mismo color verde, pantalón gris con franja verde,
schacó encarnado con cincho y carrilleras negras y contra cincho verde
y pompón del mismo color.
Este cuerpo disfrutaba de los mismos haberes que los de Caballería
de la Guardia y tenía los mismos goces y preeminencias. Los caballos
que montaba el Escuadrón de Guías de S. A. S. el Presidente de la
República eran precisamente oscuros.18
También se estableció una sección del Cuerpo Médico Militar en
la Guardia de. S. A. S., la que se formaba de siete médicos cirujanos de
ejército con el carácter de comandantes de batallón, ocho ayudantes
primeros con el de capitanes dos ayudantes segundos con el de
tenientes y dos aspirantes con el de sub tenientes. Para el servicio de
esta sección se destinaba veinte camillas, una litera, dos carros, las
mulas necesarias y cincuenta soldados de ambulancia.
Los sueldos de los jefes, oficiales y tropa de la sección médica,
eran los mismos que estaban detallados al cuerpo médico militar,
y además se les abonaba el correspondiente haber para caballos
según sus clases. Su uniforme era el mismo designado por decretos
de 15 de febrero y 23 de abril de 1846, y 1° de julio de 1853, con
el escudo alegórico á la medicina, y con la diferencia de que usaban
pantalón carmesí, y los soldados de ambulancia un lema en el schacó
que decía: "Ambulancia de la Guardia”. El servicio de los oficiales de
sanidad de la Guardia, estaba conforme al Reglamento del Cuerpo
Médico Militar, según lo determinó el inspector general, como jefe
nato de la sección.
El inspector general daba parte diariamente a S. A. S. del estado
que guardaban los enfermos de la Guardia, los que eran asistidos en
el hospital militar de instrucción en salas destinadas exclusivamente
para ellos. Había siete médicos cirujanos de ejército detallados para
el servicio de la Guardia, que pertenecían á la Plana Mayor del
Cuerpo Médico Militar, y en unión de los Médicos-Cirujanos de la
Guarnición de México, el director y profesores del hospital y jefe del
detall, que también formaba parte de la sección Médica de la Guardia,
servían a las cátedras necesarias para la instrucción médico quirúrgico
militar de los oficiales de sanidad. Las lecciones de los catedráticos del
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Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
hospital de instrucción se impartirían cuando se habilitaran las salas
en que debían asistirse a los enfermos de la Guardia.
Lealtad de la Guardia de los Supremos Poderes a la investidura
presidencial
El batallón de Guardia de los Supremos Poderes dio muestras de
lealtad militar a Don Benito Juárez Presidente de la República, en su
gobierno itinerante que luchó contra el invasor por liberar al país del
imperio de Maximiliano.
Cuando Don Benito Juárez salió de México, Carlos Salazar, iba
en la Guardia de los Supremos Poderes, que lo escoltaba, y ya en San
Luis Potosí, el Presidente le dio el grado de General.
En 1863 el gobierno republicano tenía su sede en Saltillo, donde
el Presidente Juárez nombró al Coronel Sostenes Rocha, con su cuerpo
de operaciones reorganizado con el Batallón de Zapadores, para dar el
servicio de la custodia presidencial.
El batallón de Guardia de los Supremos Poderes dio muestras
de lealtad militar a Don Benito Juárez Presidente de la República,
en la Ciudad de Hidalgo en Paso del Norte Chihuahua, en donde
se estableció el día 5 de agosto de 1865 la sede de la residencia del
Gobierno nacional, en este sitio el C. Presidente se pronunció: “que
en este lugar, como en cualquiera otro de la República a donde pueda
convenir que se dirija el Gobierno según las circunstancias, hará
siempre cuanto le sea posible para cumplir sus deberes con firmeza
y constancia, correspondiendo así a los votos del pueblo mexicano,
que no cesa de luchar por todas partes contra el invasor, y que
necesariamente ha de triunfar al fin en la defensa de su independencia
y de sus instituciones republicanas”.
Con la llegada de las tropas republicanas, se movilizo el ejército
invasor de Maximiliano, dándose un hecho de armas, muriendo
gloriosamente en el combate contra el enemigo invasor, el 8 de agosto, el
General graduado coronel de infantería de la Guardia de los Supremos
Poderes, Pedro Meoqui, y el subteniente de la misma arma, Magdaleno
Suárez, a quienes se les rindieron los honores correspondientes y al
resto de los jefes y oficiales del batallón de Guardia de los Supremos
Poderes que concurrieron al glorioso hecho, se les concedieron los
ascensos de acuerdo a la ley, con expresión de las clases que tenían.19
El Presidente de la República ordenó al General Agustín
Villagra, Jefe de la brigada de los Supremos Poderes, que los Generales
graduados, coronel de infantería de la Guardia de los Supremos Poderes,
850
Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
Pedro Meoqui, subteniente de la misma arma, Magdaleno Suarez, que
sucumbieron gloriosamente el día 8 del corriente en la ciudad de
Hidalgo, combatiendo al enemigo invasor; en cuya virtud, conforme
al art. 3° del citado decreto, las familias de los expresados ciudadanos,
disfrutarán por pensión vitalicia, la del primero, el haber íntegro de
general de brigada, y la del segundo, el de teniente de infantería.
Las guardias de la presidencia
El General Porfirio Díaz, reglamentó el servicio en Palacio
Nacional20, velaba por la seguridad del Presidente y sus aspectos
logísticos. En el inmueble se establecieron espacios exclusivos para él
y su familia, algunos de ellos ya existían, como la casa del Presidente,
sus habitaciones o aposentos, sus oficinas que estaban limitadas por
corredores y patios exclusivos, restringidos al público y a los militares.
El Palacio Nacional tenía dos puertas en servicio: la de honor del
Presidente y la puerta central para el público y los servicios. El patio
central, así como los otros patios y espacios como pasillos y bardas
fueron objeto de reglamentación, estableciéndose una zonificación
de usos oficiales áreas de oficinas, horario para atender al público y
zonas específicas para servicio militar en el interior, con medidas de
seguridad muy estrictas para evitar pronunciamientos.
La seguridad del Presidente de la República estaba bajo el
resguardo de un gobernador del palacio nacional y del comandante
militar, disponiendo para este objeto de la fuerza armada que guarnecía
el palacio nacional. El gobierno interior estaba organizado, Conforme al
artículo 3° del dicho Reglamento, el Gobernador del Palacio Nacional
formó los reglamentos para las guardias de honor, la del centro y
la de batería del palacio. La guardia del centro estaba también a las
órdenes de la comandancia militar y mayoría de la plaza de México,
tenía un doble carácter de la misma guardia, que era considerada como
principal cuando no estaba en el interior del edificio el comandante
militar y tenía a sus inmediatas órdenes.
Las guardias de honor del Presidente de la República
El comandante de la guardia de honor del Palacio Nacional, además
de cumplir con las obligaciones que le impone su puesto, designadas
en la Ordenanza general del ejército, se sujetaba a las siguientes
prevenciones: La guardia de honor estaba sujeta al gobernador de
Palacio, de quien recibía todas las órdenes relativas al servicio
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Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
interior del mismo, para toda la parte del edificio que debe estar
bajo la seguridad y vigilancia de la misma guardia.
Antes de rendir su facción, daba parte por escrito al mismo
gobernador, de las novedades ocurridas el día y noche anterior, y
cuando ocurría alguna extraordinaria, lo hacía en el acto.
Al entregar su puesto, formaba una relación de todos los útiles
y menaje e incluso el camarote de tropa, y el estado de uso en que se
encontraban; cuya relación entregaba al oficial entrante, remitiendo
una copia de ella al gobernador de palacio para su conocimiento.
En relación al servicio del palacio nacional se estableció que la
puerta de honor se abriera al toque de diana, y se cerrara al comenzar
la noche, después de cuya hora solo se abría al presidente de la
República, o cuando lo disponía el gobernador de Palacio, solo podían
entrar y salir a caballo o en carruaje el Presidente de la República, y
en los actos oficiales las personas que lo acompañaban. La entrada a
pie era permitida a toda clase de personas y se prohibía la entrada o
salida de objetos; así como la de vendedores de comestibles, billetes o
periódicos. Era obligación del comandante de la guardia no permitir
que en el patio o escalera de honor, estuvieran personas extrañas, para
que el Presidente de la República entrara o saliera a sus habitaciones
sin ser interrumpido, no permitía que en el patio de honor se formaran
tropa armada, ni se coloquen músicas; a no ser en caso de que tenga
órdenes anticipadas para permitirlo. Después de las ocho de la noche,
no se permitía que en los corredores y cuerpo de guardia haya mujeres
de tropa. Cuando los veladores de palacio pedían auxilio a esta guardia,
se les proporcionaba inmediatamente. Se vigilaba que en las paredes
exteriores del frente del palacio, en el trayecto correspondiente desde
la mitad del espacio entre las puertas del centro y de honor, hasta la
esquina del baluarte de la izquierda del frente, no se peguen avisos,
cartelones u otros papeles.
El comandante de la guardia de honor era responsable del exacto
cumplimiento de todas las prevenciones del presente reglamento y las
demás de la Ordenanza general del ejército, que tienen relación con
su servicio: por tal razón recibía únicamente de noche y cuantas veces
ocurriere, como ronda mayor, al gobernador de palacio y al coronel del
cuerpo a que pertenezca su guardia.
Guardia del centro o principal en el Palacio del Poder Ejecutivo
El comandante de la guardia del centro del palacio nacional estaba sujeto
a las órdenes del gobernador del mismo, en cuanto a la seguridad, orden
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Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
y demás prevenciones que esta autoridad recibía, relativas al servicio del
edificio; y a las órdenes del comandante militar y mayoría de la plaza de
México, por lo que correspondía al doble carácter de la misma guardia,
considerada como principal. Dicho comandante de guardia, además de
cumplir con la obligaciones de su puesto, designada en la Ordenanza
general del ejército, tratado VI, título 5º, artículo 25, 26 y siguientes
hasta el 41; y los artículos 5º, 16, 20, 23, 24 y 33 del título VII del
mismo tratado, y el art. 8º de órdenes generales para oficiales, observará
las siguientes prevenciones: El comandante de la guardia antes de rendir
su facción, daba parte por escrito al gobernador de palacio de todas las
novedades ocurridas el día y noche anterior, así como de cualquiera
novedad extraordinaria, dará parte circunstanciado en el acto y a la
comandancia militar, por conducto de la mayoría de plaza.
El comandante de la guardia bajo su responsabilidad, llevar un
relación de presos, con la fecha de cada uno que se incorporaron a la
guardia, y la de los detenidos; expresando en cada caso la autoridad
que los puso presos, el oficial entrante de guardia, exigía del saliente
la relación de presos y el que salía de guardia, al rendir el parte al
gobernador de palacio y mayoría de plaza, remitía copia de la relación
de presos que recibió el día anterior, anotando los que habían salido
libres y por orden de qué autoridad.
El oficial de la guardia saliente entregaba al entrante un
inventario de todos los muebles y útiles del local de la guardia,
expresando su estado de uso, así como el camarote de tropa;
cuyo inventario se confrontaba con que recibió el día anterior el
comandante de la guardia saliente, si algo faltaba se le avisaba al
gobernador, para responsabilizar al responsable.
La puerta del centro de palacio nacional estaba abierta desde
las cinco de la mañana hasta las diez de la noche, hora en que se
cerraba; permaneciendo en este estado hasta las cinco de la mañana
del día siguiente; a menos que por alguna necesidad del servicio u otra
disposición superior, se preveía al comandante de la guardia que abra
en horas extraordinarias; cuyo acto efectuaba con las precauciones
debidas. El acceso a caballo estaba limitado solo se permitía a los
generales, jefes y oficiales del ejército, prohibiéndose a la clase de
tropa y a los paisanos, después de las siete de la noche no permitía
la entrada de coches de sitio o particulares, si no era con permiso
expreso del gobernador de palacio, exceptuándose el del presidente de
la República o los de los ciudadanos ministros.
El comandante de la guardia no permitía, la formación de
tropa armada en el patio del centro y del tercer patio de palacio,
853
Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
solo con órdenes anticipadas por el comandante militar o el
gobernador, ni la salida de la batería, ni la entrada de tropa
armada y en formación a palacio, si no es teniendo las órdenes
para autorizarlo, ni tampoco se permitía la salida de objetos del
palacio nacional, sin orden del gobernador, comunicada por el
o por medio de sus ayudantes o del conserje, pudiendo ser esta
orden verbal; o por escrito en donde se describía el objeto que
salía. El horario de palacio nacional estaba reglamentado, después
de las ocho de la noche, no se permitía la entrada a las mujeres de
tropa, y las que se encontraban, tenían que salir, desde las ocho de
la noche hasta las seis de la mañana, vigilaba que ningún extraño
entrara; solo con autorización y si fuere de visita lo acompañaba
un cabo o soldado de la misma guardia, para conducirlo al lugar
correspondiente. Una vez cerradas las oficinas públicas, si
alguna persona desconocida se encontrase oculta, o se hiciese
sospechosa se le detenía; dando parte al gobernador de palacio,
quien determinaba lo conveniente. En la noche vigilaban los
serenos o veladores de palacio en casos de solicitar auxilio, les era
proporcionado por la guardia del centro. En el patio y corredores
bajos del palacio, se prohibía la venta de sus artículos o impresos,
se vigilaba que en las paredes exteriores del frente de palacio hasta
la mitad del trayecto entre las puertas del centro, la de honor y la
del batallón número uno, no se pegaran avisos, cartelones y otros
papeles; en la inteligencia de que al que tratara de hacerlo, se le
impedía con la mayor moderación; y si insistiere, se procedía a
aprehenderlo y presentarlo en el acto al gobernador de palacio,
para lo que tenga a bien disponer. A la tropa se le prohibía lavar
ropa en las fuentes del patio, y que se hiciese mal uso de ellas,
que pudieran ensuciar el agua, pues solo estaban destinadas al uso
prescrito para el servicio interior de palacio.
El comandante de la guardia, con arreglo a la Ordenanza
general del ejército, y por el doble carácter que tenía su guardia,
debía recibir como ronda mayor y en los casos respectivos, a
los ciudadanos comandante militar de la plaza, gobernador del
palacio nacional, mayor de órdenes de la misma plaza y coronel
de su cuerpo.
Batería de Artillería de Servicio en el Palacio del Poder Ejecutivo
La guardia de batería estaba a las inmediatas órdenes del gobernador
de palacio, y además de cumplir con las obligaciones que le imponía
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Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
la Ordenanza general del ejército y la particular de su arma, y de
las órdenes que recibiere del mismo gobernador, se sujetaba a las
prevenciones siguientes: El oficial comandante de la guardia de
batería, reconocía diariamente al recibirse de ella, si el parque estaba
en buen estado y bien colocado en los cofres de los avantrenes; el
que recibía por relación del oficial saliente, de la que el entrante
mandaba copia al gobernador de palacio, para que revisara si hubo
alguna irregularidad respecto del día anterior.
El comandante de la guardia entrante, daba parte inmediatamente
si notaba la falta de dotación del parque que debía haber en los cofres,
o si estaban en mal estado por cualquier circunstancia, se determinaba
que se completen o sustituya; pidiéndolo el comandante de la batería
al guarda-parque de palacio, una vez cumplida la anterior prevención
y además del parte que se daba a sus inmediatos superiores y al
gobernador de palacio para su conocimiento.
El guarda-parque pedía, la reposición de las municiones y
demás artículos de guerra averiados que le faltaren, para el completo
de la dotación de parque que debía existir en palacio, respecto de
cañón como de arma de fuego.
El comandante de la guardia de batería, para seguridad de la
misma, cuidaba y vigilaba el buen orden del patio interior en que está
situada, y daba aviso (sobre todo de noche) a la guardia principal, y
parte al gobernador de palacio, de cualquiera novedad que le parecía
digna de atención; remediando inmediatamente, también cuidaba de
sacar ésta al patio con frecuencia para asearla, y asolear el parque
que contenían los cofres, cada vez que había buen tiempo, con objeto
de procurar la conservación tanto del material como del referido
parque. Esta operación la practicaba con la tropa de la misma guardia
que estaba a sus órdenes. Cada vez que el guarda-parque o peón
de confianza de palacio necesitaba una fajina en los interiores del
almacén que tenía a su cargo, se le proporcionaba la tropa necesaria
de la misma guardia, siempre que no excediera la fuerza que pidiera
de la mitad de dicha guardia. En caso que necesitare mayor número
de hombres, los pedía el guarda-parque a sus jefes inmediatos. Las
mismas obligaciones para la conservación de la batería y parque, tenía
el guarda-parque o peón de confianza de palacio; por la naturaleza
de su empleo, y porque, tanto el parque como la batería estaban a
su cargo; aunque fíe al oficial comandante de la guardia la llave de la
bodega en que permanecía aparcada.
El comandante de la guardia de batería no permitía que en el
patio y demás puntos pertenecientes a dicha guardia, pregonaran
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Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
los vendedores la venta de sus artículos de cualquier clase que sean.
También vigilaba que en las paredes del patio, no se fijaran avisos
ni cartelones sobre acontecimientos particulares; y si después de
advertido el que quiera verificarlo aún insistiere, lo conducían ante el
gobernador de palacio para que determinara lo conveniente.
El oficial de la guardia de batería antes de rendir su facción, daba
parte por escrito al gobernador de palacio, de las novedades ocurridas
desde el momento en que entró de guardia; y si ocurriere alguna
extraordinaria, lo participaba en el acto, tanto para conocimiento del
gobernador, como para que dictara las providencias necesarias si el
caso lo requerían.
Se reforma el Reglamento del Servicio Militar en el Palacio
Nacional
Siendo Gobernador del palacio el señor J. Lalanne, en abril 5 de 1879
cuando la Secretaría de Guerra aprobó modificaciones al Reglamento:
“El servicio militar en el palacio nacional”, determinando que las
guardias de honor, la del centro y la de la batería del palacio quedaban
a las inmediatas órdenes del gobernador del palacio, y siempre que
el comandante militar se encontrara en el interior del palacio, el
gobernador del mismo tomaría sus órdenes para todo aquello que
tuviera relación con el servicio militar.
En lo que respecta a los reglamentos para el servicio particular:
Guardias de honor del presidente de la República, sufrió dos
modificaciones consistentes la primera en que la puerta de honor en
lugar de abrirse al toque de diana, se abriría media hora después, y
la segunda, señalaba que el comandante de la guardia no permitiría
que en los corredores y cuerpo de guardia haya mujeres de tropa,
sin especificar la hora, como lo hacía el reglamento de 1878 que
señalabas después de las ocho de la noche.
En lo que referente al reglamento Guardia del centro o principal
de palacio del poder ejecutivo, se especificó en el artículo 10 que
“después de las ocho de la noche, no se permitirá la entrada a las
mujeres, y las que hubiere dentro de palacio, se harán salir, excepto
las familias de los empleados del mismo que viven en él.” En el
artículo 17 el comandante de la guardia no permitirá que después
de “anochecer” entren coches de sitio o particulares, si no es con
permiso expreso del gobernador de palacio, exceptuándose el del
Presidente de la República o los de los ciudadanos ministros. 21
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Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
El Estado Mayor del Presidente de la República se hace cargo de las
guardias de la presidencia
El General Porfirio Díaz aprobó el Reglamento del Estado Mayor del
C. Presidente de la República que inicio su vigencia el 19 de julio
del mismo 1900. En su Capítulo XII. del Art. 36 al 43 establece las
funciones de las Guardias de la Presidencia.
La Guardia de la Presidencia estaba a las inmediatas órdenes del
Jefe del Estado Mayor del Presidente de la República, y además de
cumplir con las obligaciones que le imponía la Ordenanza general del
ejército y la particular de su arma, y de las órdenes que recibiere del
mismo Jefe del Estado Mayor se sujetaba a las prevenciones siguientes:
Para escoltar al Presidente de la República en las ceremonias
públicas ó viajes, y para el servicio de ordenanzas de la Presidencia,
parejas montadas para el servicio de la misma, ordenanzas del
Presidente, Secretario de Guerra y Estado Mayor del C. Presidente, se
destinarán los Guardias de la Presidencia, cuyo Cuerpo se compondrá
de la siguiente fuerza: un Capitán 1/o. de Caballería, Comandante
de los Guardias; dos Tenientes de Caballería, un Subteniente de
caballería, cincuenta Guardias, un Albéitar, un picador, además
cincuenta y ocho caballos.
Para ingresar en los Guardias de la Presidencia, se necesita que
los interesados reúnan las condiciones siguientes: Ser a satisfacción
del jefe del Estado Mayor, y merecer la aprobación del Secretario de
Guerra, prefiriéndose los que hayan servido en el arma de Caballería ó
en los Cuerpos Rurales, sin haber tenido malas notas, y que, además,
presenten recomendación de sus antiguos jefes, que los acrediten
como hombres de valor reconocido y de buenas costumbres; Tener
robustez física, buena estatura y presencia; presentar fiador abonado,
que responda por el valor del equipo, armamento y caballo; firmar
contrato por un período de dos años.
Los que reuniendo estas condiciones desearan ingresar en
los Guardias de la Presidencia, deberían solicitarlo del Jefe del
Estado Mayor, ofreciendo la fianza á que se alude anteriormente, y
acompañando recomendaciones y certificados de servicios, si fuesen
militares con la opinión de dicho jefe del Estado Mayor se pasarán sus
solicitudes al Secretario de Guerra para su resolución.
Los Guardias de la Presidencia vencerán el haber diario de $
1.50, y las clases de ellos no disfrutarán más haber; pero de entre
ellos se elegirán un sargento 1º, dos sargentos 2º, Cuatro cabos y
tres trompetas, los cuales portarán las insignias de sus empleos. Las
857
Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
clases serán elegidas entre los de mejor conducta ó idoneidad y se les
expedirán los nombramientos por la Secretaría de Guerra.
El jefe superior de los Guardias de la Presidencia lo será siempre
el jefe del Estado Mayor del Presidente, quien ordenará los servicios
ordinarios y extraordinarios de dicho Cuerpo.
El jefe del Estado Mayor podrá, en todo tiempo, proponer á la
Secretaria de Guerra la baja de los Guardias que resulten incapaces por
inutilidad ó por falta de aptitud, espíritu militar ó por mala conducta.
En virtud de los servicios especiales que prestan los Guardias
de la Presidencia, podrá el jefe del Estado Mayor moverlos dentro ó
fuera de la Capital, sin necesidad de dar aviso o pedir la venia del
Comandante Militar de la Plaza.
El cuerpo de Guardias de la Presidencia estaba conformado
por un mayor; un capitán segundo; tres tenientes; tres subtenientes;
un sargento primero, mariscal; un guardia, mancebo; un guardia,
picador; Dos guardias conductores; un guardia, talabartero; un
guardia, armero; cuatro guardias, trompetas; un sargento primero; seis
sargentos segundos; doce cabos; y setenta y dos guardias. En el gasto
se contemplaba el forraje para ocho caballos de oficiales; para setenta y
tres caballos; para cuatro acémilas y el lavado para cien plazas; además
para el vestuario y equipo de los guardias; así como para compra de
caballos y reparación del cuartel, en resumen el personal de tropa de
los Guardias era de cincuenta guardias, un mariscal y un picador.22
Reglamento Especial de los Servicios de los Guardias de la
Presidencia
En Reglamento se establecía: La elección de Oficiales de la Compañía
de Guardias de la Presidencia era propuesta por el Coronel Fernando
González Jefe Estado Mayor del C. Presidente de la República,
acompañando las hojas de servicios de éstos, pidiéndolas a la Secretaria
de Guerra, El General Porfirio Díaz Presidente de la República acordaba
los nombramientos de los que deseaban ingresar a la Compañía de
Guardias; o sin preceder el requisito de la propuesta, nombrarlos por
acuerdo directo. El Jefe Estado Mayor del C. Presidente de la República,
procuraba escoger los de mejor conducta, instrucción, aptitud para el
mando, espíritu y buenos servicios prestados en filas, durante dos años,
especialmente en el arma de Caballería o en Artillería de a caballo.
Para cubrir las vacantes que ocurrieren, y llenando los requisitos a que
se refiere la Ordenanza General del Ejército para ascensos, se prefería
a los individuos ya en servicio en la Compañía de Guardias.23
858
Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
El personal de tropa de la Compañía de Guardias, podía tomarse
de los mejores soldados y clases de los Regimientos del Ejército, ó ser
contratado por el Jefe de Estado Mayor.
Los Guardias de la Presidencia, para ingresar á la Compañía,
además tenía que reunir los requisitos que se señalaba en las fracciones
de la 2ª a la 7ª del artículo 21 de la Ordenanza General del Ejército,
cubriendo las condiciones siguientes: Tener una edad de 25 a 45 años.
Ser aceptados por el Jefe del Estado Mayor y merecer la aprobación
de la Secretaria de Guerra, se preferían los que hayan servido en el
arma de Caballería, o en los cuerpos Rurales, sin haber tenido malas
notas, lo cual comprobarán, si no pudieren obtenerse las filiaciones
respectivas, con certificados de jefes a cuyas órdenes hayan servido.
Medir al cartabón y sin calzado, como mínimum, la estatura de 1m
68 cm. Tener la robustez física necesaria para resistir las fatigas del
servicio, comprobada por certificado del médico militar que haya
hecho el reconocimiento de salud y firmado la filiación respectiva.
Presentar fiador abonado, a satisfacción del jefe del Estado
Mayor, que responda por el valor del caballo, armas y prendas de
vestuario y equipo que tengan a su cargo, o sujetarse a un descuento
de veinticinco centavos diarios, hasta completar un fondo de retención
de $100.00. Saber leer, escribir y las cuatro primeras operaciones
de la Aritmética. Firmar un contrato por dos años. Los que deseen
ingresar a la Compañía de Guardias de la Presidencia, lo solicitarán
por escrito, del Jefe del Estado Mayor, ofreciendo la fianza de que se le
señalo, y llenando las condiciones anteriores. Con la opinión del jefe
del Estado Mayor se pasaban las solicitudes al Secretario de Guerra
para su resolución.
Los Guardias de la Presidencia ganaban el haber diario de un
peso cincuenta centavos. Entre los Guardias se elegía un sargento 1°,
dos 2°, cuatro cabos, cinco Guardias de primera clase y tres trompetas,
todos los cuales disfrutarán del mismo sueldo, pero portarán los
distintivos de sus grados; y se observarán las prescripciones de la
Ordenanza en todo lo relativo a obediencia, respeto, subordinación
y disciplina, según, la representación jerárquica que cada uno tenga.
Las clases eran elegidas entre los de mejor conducta é idoneidad, y
los nombramientos se expedirán por la Secretaria de Guerra. Para
estos nombramientos, se hacían propuestas por el Comandante de los
Guardias, por conducto del jefe del Estado Mayor; y con la opinión
de éste, se remitían a la Secretaria de Guerra para su aprobación, los
nombramientos de sargentos 1/os. y 2/os. pues los de cabos y guardias
de primera, eran aprobados por el mismo Jefe de Estado Mayor.
859
Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
Los Guardias estaban organizados formando una Compañía
dividida en dos secciones; cada sección en dos pelotones, y cada
pelotón en dos escuadras.
El personal, según lo expresa el Reglamento del Estado Mayor
del Presidente de la República, era el siguiente: Un Capitán 1/o. de
Caballería, Comandante de la Compañía. Dos Tenientes de Caballería.
Un Subteniente de ídem. Cincuenta Guardias. Un mariscal, sargento
1/o. y Un picador. El Capitán 1/o. era, el Comandante de la Compañía;
el Teniente más antiguo desempeñaba las funciones de Jefe del Detall,
sin perjuicio de alternarse con los demás Oficiales en los otros actos
del servicio, se observaba, en la falta de alguno, lo prescripto para la
sucesión de mando en la Ordenanza General del Ejército.
Los deberes y atribuciones del Comandante de la Compañía, eran
los que señalaban la Ordenanza General del Ejército para el Capitán
1/o. de Caballería; pero por ser además el Jefe de la Corporación,
llevaba, a la vez, los libros que la citada Ordenanza prescribe para la
Comandancia de un Regimiento. Cuidaba de la instrucción de sus
Oficiales, en todas las materias que se exigían a los de los Regimientos.
Encargaba al Subteniente las academias de las clases, y vigilaba que
dicho Oficial cumpliera estrictamente esa comisión. El Teniente
encargado del Detall, se sujetaba en su cometido a lo que prevenía la
Ordenanza para el Capitán 2/o. de un Escuadrón en los Regimientos. El
Teniente menos antiguo, además de las obligaciones que la Ordenanza
imponía a los de su empleo, y de las especiales del servicio a que estaba
destinado, se sujetaba a las prevenciones que en los Títulos 6° y 7° del
Tratado 3° de la Ordenanza, se prescriben para el Oficial depositario y
para el Oficial forrajista.
El Jefe del Estado Mayor cada año, en el mes de junio, practicaba
una minuciosa revista de inspección a la Compañía de Guardias, para
asegurarse de la instrucción, disciplina y estado que guardaba, después
el informe lo enviaba a la Secretaria de Guerra, para conocimiento del
Presidente de la República, en el informe se proponía las medidas que
eran necesario adoptar.
La Compañía de Guardias de la Presidencia prestaba los servicios
siguientes: Servicio de cuartel, Escoltas, Ordenanzas y Parejas. El
servicio de cuartel se hacía con sujeción a las prescripciones de la
Ordenanza General del Ejército, teniendo siempre en cuenta el
personal disponible. Respecto de honores, se hacían con los que
señalaba la Ordenanza, recibiendo como ronda mayor, al Presidente
de la República y Secretario de Guerra y al jefe del Estado Mayor, y
como ronda al Comandante de los Guardias. Durante el día, si visitaba
860
Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
el cuartel el Jefe de Estado Mayor, se le recibía llamándole la guardia,
que formaba en una fila con las armas descansadas. Al Comandante
de los Guardias, se le recibía sin llamar la guardia, pero formada ésta
en una fila y sin armas.se observaba, lo prevenido en el artículo 778
de la Ordenanza, sobre que no se harán honores a ningún jefe cuando
se hallare presente otro de categoría superior. El Comandante de
la guardia sólo daba parte por escrito al jefe del Estado Mayor y al
Comandante de la Compañía.
La Compañía de Guardias únicamente hacia servicios de
escolta al Presidente de la República. Siempre que se nombraban
escoltas para el Presidente de la República, el Jefe del Estado Mayor
ordenaba si deberían ir montados o pie a tierra, con uniforme de
gala o de campaña; a cuyo efecto, con la oportunidad debida, los que
mandaba se presentaban a dicho jefe de Estado Mayor para recibir las
instrucciones y órdenes especiales que estimaba conveniente darles,
según las circunstancias. En las grandes ceremonias o en los viajes, la
escolta iban siempre al mando del Capitán 1/o., en los demás casos, el
Jefe del Estado Mayor determinaba el número y composición de ella.
A disposición y servicio del Presidente de la República se ponían
como ordenanzas, cuatro de los Guardias; dos al del Secretario de
Guerra; uno al del Jefe de Estado Mayor, y lo mismo para cada uno
de los demás Jefes u Oficiales del Estado Mayor y para cada uno de los
Oficiales de los Guardias. Dos de los Guardias se establecían también
como ordenanzas en los salones de la Presidencia, y estaban bajo la
inmediata vigilancia y á disposición de los Jefes u Oficiales del Estado
Mayor, quienes determinaban, con acuerdo del Jefe del Estado Mayor,
diariamente, según las necesidades y fatigas del servicio, las horas en
que deberían presentarse y podían retirarse esos ordenanzas.
El servicio de parejas, lo desempeñaban dos de los guardias; se
usaba generalmente, para repartir correspondencia oficial u órdenes,
y se hacía siempre a caballo. Para la eficacia de este servicio, se hacían
imprimir libros especiales, donde se anotaban las direcciones de los
oficios ú órdenes que conducían las parejas; al entregarlos, y en los
mismos libros, recogían la firma ó el sello de la oficina a que fueren
destinados. En cada pareja eran responsable de las faltas ú omisiones
que se cometían, el Guardia de mayor graduación; siendo de la misma,
el responsable lo será el más antiguo.
Se prohibían terminantemente que se detengan las parejas en su
camino, si no hacían el tiempo indispensable para entregar los oficios
y recoger las firmas, se les castigaba severamente a los infractores de
esta disposición.
861
Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
Los jefes y Oficiales del Estado Mayor, los Oficiales de los
Guardias y sus sargentos, cuando notaba alguna falta, lo informaba,
por los conductos de Ordenanza, al jefe del Estado Mayor, para que, se
castigara al culpable. Lo mismo se hacía cuando se apercibía cualquier
omisión en el servicio.
Con el importe de las fianzas depositadas en la caja de la
Compañía, ó con los descuentos que al efecto se hacían a los Guardias,
se formaba un fondo de retención, que respondía por el valor del
extravío o deterioro injustificado del vestuario, armamento ó equipo.
Por ningún motivo perdían los Guardias el derecho de que se les
devuelva el fondo de retención cuando se separaban del servicio, aun
cuando esta separación era impuesta como castigo.
La Compañía de los Guardias era pagada por el Estado Mayor
de la Presidencia.
Los pagos se verificaban por cuartas vencidas, quedando
estrictamente prohibido todo anticipo. Los pagos eran presenciados
por el Comandante de los Guardias y los Oficiales de los mismos.
Los Guardias de la Presidencia gozaban de los derechos,
pensiones, etc., etc., de las tropas del Ejército; y en todo lo que se
refiere á disciplina, estaban sujetos a la Ordenanza del Ejército y leyes
que de ella emanan. Para gozar los beneficios del reenganche, deberán
contratarse de nuevo por el término de tres años. El Comandante y
Oficiales de los Guardias procuraban inculcar en éstos el deseo de
distinguirse por su intachable conducta, dándoles el mejor ejemplo.
Cuando un Guardia se hacía por su mala conducta indigna
de pertenecer a esa corporación, el Comandante de la Compañía lo
proponía al jefe del Estado Mayor para su baja. Cuando se tratara de
delitos militares, cometidos por algún individuo de la Compañía, se
procedía conforme a las prescripciones del Código de Justicia Militar;
en la inteligencia de que al darse cuenta al jefe del Estado Mayor
con las actas respectivas, éste las remitía a la Comandancia Militar
para que se proceda como corresponda. Una vez que se constituyó La
Compañía de los Guardias por voluntarios y soldados distinguidos
del Ejército, disfrutaron de las mas amplias libertades, compatibles
con el buen servicio, y se les daba siempre por sus jefes un trato
afable. En circunstancias ordinarias, y cuando no hubo motivo que lo
impida, la tropa franca de servicio podía salir diariamente á pasear,
después de terminados los quehaceres del día, regresando a su cuartel
al toque de retreta. Todo guardia podía aspirar a una carrera militar,
mediante el estudio y la superación en las academias militares, en
las Prevenciones Generales del Reglamento textualmente se señala:
862
Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
“Debiéndose formar este Cuerpo con personal elegido del Ejército, y
a fin de no coartar la legitima aspiración de los Guardias, de progresar
en la carrera militar, se establecerán academias en las que puedan
adquirir los conocimientos técnicos necesarios para sustentar examen
reglamentario, los que aspiren al ascenso a subtenientes. Para el efecto,
el jefe del Estado Mayor designará los ayudantes del Señor Presidente
y los Oficiales de los Guardias que deberán ejercer como profesores de
las diversas materias que se enseñan.
El cuerpo de guardia de la presidencia y la Revolución de 1910
El Cuerpo de Guardia de la Presidencia con la revolución de 1910 y el
Gobierno de Don Francisco I. Madero no tuvo cambios en el mando,
seguía como Jefe Don Manuel Blázquez capitán 1° de Caballería, y
la fuerza se componía de ocho oficiales, noventa y cuatro de tropa
además de sesenta y ocho caballos y cuatro acémilas”.24
Don Venustiano Carranza proclamó el Plan de Guadalupe
el día 26 de marzo de 1913 que desconoce al General Victoriano
Huerta como Presidente de la República y disuelve el Ejército Federal
nombrándose Primer Jefe del Ejército Constitucionalista. Como
consecuencia se extinguió el Escuadrón de Guardias Presidenciales y
sus miembros causaron alta en el Regimiento de Lanceros “Supremos
Poderes” el día 5 de marzo de 1914.
Después de la evacuación del Presidente Don Venustiano
Carranza de la capital de la República con la escolta Presidencial que
lo acompaño, los combates al ten presidencial en la estación Aljibes y
la tragedia de Tlaxcaltongo (21 de mayo de 1920), causaron pérdidas
humanas y materiales a las Guardias de la Presidencia.
El Presidente provisional don Adolfo de la Huerta, toma
posesión de su cargo el 1° de junio de 1920, nombrando al Coronel
Benito Bernal Jefe de la Escolta Presidencial, quien recibía órdenes del
Coronel Benito Ramírez G. Jefe del Estado Mayor Presidencial
La seguridad del Presidente de la República estaba a cargo del
Batallón de Línea que se encontraba en la Comandancia de Palacio
Nacional y dependía de la Secretaría de Guerra y Marina, se ordenaba por
instrucciones del Primer Magistrado causa baja en la citada Secretaría
y alta en la Presidencia de la República bajo las órdenes del Coronel
Benito Bernal, como Jefe del Batallón de Guardias Presidenciales. Sin
embargo el Batallón no contaba con armamento y parque suficiente,
el que tenía era obsoleto y no tenía caballos, el 25 de junio el Jefe
del Estado Mayor Presidencial tramitó por acuerdo del Presiente de
863
Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
la República a la Secretaría de Guerra y Marina que se le suministro
al C. Coronel Bernal 300 carabinas “Mausser” con dotación del
parque respectivo, a cambio de las que tiene su regimiento, y que se
le faciliten 350 caballos, para organizar la Guardia de la Presidencia.
El General Obregón asume la Presidencia de la República el
1° de diciembre de 1920, ratifica al Coronel Benito Bernal, Jefe
de las Guardias Presidenciales y da instrucciones al General de
Brigada Manuel Pérez Treviño Jefe de su Estado Mayor para mandar
confeccionar el uniforme a los jefes y oficiales de las Guardias
Presidenciales, en algunas de las casas comerciales de mayor prestigio
en la República Mexicana, se trataba de “La Internacional” y “M.
Rodríguez y Cía.”, dotando de dos uniformes.25
Se modernizan las instalaciones
El Jefe del Estado Mayor preocupado por el inmueble que alberga
a la corporación, mando realizar estudios a la Secretaría de
Comunicaciones y Obras Públicas, con el fin de construir unas
caballerizas, anexas al cuartel de la Guardia Presidencial, en la
Calzada Chivatito, con capacidad para 201 caballos, cada uno
en su cajón correspondiente, cuyo costo importaba la cantidad de
$64,759.64 centavos.
Al igual, se planeó la construcción de 119 viviendas para los
soldados de la Guardia Presidencial, cada una constaba de un cuarto,
azote huela, W.C:, lavadero y cocina, en total cada vivienda contaba
con 31 metros cuadrados de piso de cemento en su interior y exterior,
14 metros de techo de tablón y bóveda de ladrillo con dos tapas;
los cimientos de piedra y mezcla y el muro de tabique, el valor de
una vivienda era de $713.90 y la suma de 119 viviendas ascendía a
$84,954.10 centavos.
El estudio señalaba que “El terreno que en el plano figura
dedicado a Vivienda y Caballerizas, es el único aprovechable, pues
el terreno que sigue hacia el Poniente, o sea hacia Cartuchos No.
1, habiendo sido explotada para Minas de arena, se encuentra todo
socavado y por lo tanto no es conveniente construir sobre él. México,
D.F., mayo 15 de 1922.”
Se establece el batallón de guardias presidenciales
El 6 de diciembre de 1924 tomó posesión de la Corporación de
Guardias Presidenciales el General Gilberto R. Limón, siendo Jefe
864
Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
del Estado Mayor Presidencial el C. General Brigadier José Álvarez.
Hasta el 11 de diciembre de 1928 y desde esa fecha se encargó de la
Dirección del Colegio Militar.
El 27 de febrero de 1925 al General Brigadier José Álvarez Jefe
del Estado Mayor Presidencial le envía un oficio la Secretaria de Guerra
señalando que el Cuerpo de Guardias Presidenciales fue reestructurado
por acuerdo del General Plutarco Elías Calles, la Secretaría de Guerra
y Marina dispuso que a partir del 1° de marzo de 1925, el 44° del
batallón de línea adscrito a las Guardias Presidenciales pasa revista
de “cese” como tal, y de “entrada” con la denominación de “Batallón
de Guardias Presidenciales en la inteligencia de que se ajustará su
efectivo a la planilla adjunta, de presupuesto de ingresos en vigor, de
que el número que actualmente esta no deberá dársele a ninguna otra
corporación, con el objeto de que el mencionado batallón no pierda su
historia y pueda continuar usando su bandera y de que el personal de
la sección de ametralladoras, y de que resulta excedente con la nueva
organización quedara con la citada fecha de 1/o. de marzo próximo a
disposición del Departamento de Infantería, para que lo destine.
El Departamento de Estado Mayor de la Secretaría de Guerra y
Marina determino la organización siguiente:
“Batallon de Guardias Presidenciales”
Plana Mayor
Un Coronel. Un Teniente Coronel Jefe del Detall. Un Mayor Jefe de
Instrucción. Un Capitán 1/o. Ayudante.
Un Capitán 2/o. depositario. Un Teniente Secretario. Dos Subtenientes SubAyudantes. Un Sargento 2° de Banda. Un Cabo de Banda. Dos Sargentos
segundos Escribientes. Cuatro Cabos Escribientes. Un Obrero de primera
Armero. Un Obrero de segunda Armero. Un Obrero de segunda Talabartero.
Un Sargento primero Mariscal. Un Cabo de Mancebos. Un Sargento segundo
de Conductores. Dos Conductores Cinco Asistentes de Conductores.
Tres Compañias
Tres Capitanes primeros. Tres Capitanes segundos. Nueve Tenientes. Nueve
Subtenientes. Tres Sargentos primeros. Diez y ocho Sargentos segundos. Tres
Cabos porta-guión. Treinta y seis Cabos. Doce Cornetas.
Nueve Tambores. Trescientos veinticuatro Guardias. Doce Asistentes
Conductores.
Servicio Sanitario
Un Capitán primero Médico Cirujano. Dos Enfermeras. Dos Camilleros. Dos
Conductores.
Servicio De Automóviles
Dos Chauffeurs y Dos Ayudantes”.
865
Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
El Cuerpo de Guardias Presidenciales combate levantamientos
armados
En mayo de 1927 en vísperas de elecciones, el candidato presidencial,
General de División Arnulfo R. Gómez, se declaró en rebelión contra
Calles y Obregón. El, fue enviado el general José Gonzalo Escobar con
dos destacamentos de Guardias Presidenciales al mando del General
Gilberto R. Limón Márquez,26 aplastaron a los rebeldes y fueron
fusilados. Arnulfo R. Gómez y el coronel Francisco Vizcarra Gómez,
subjefe del Estado Mayor Presidencial de Calles por seis meses., por un
pelotón, a las órdenes del coronel Manuel de Jesús Limón Márquez. 27
El 10 de enero de 1929, un día después del fusilamiento de José de León
Toral, la Liga Defensora de la Libertad Religiosa, el tren presidencial
en que viajaba el Presidente Emilio Portes Gil en compañía de su
esposa y su hija Rosalba, entonces de dos años de edad, la mañana del
10 de febrero de 1929 fue dinamitado al llegar al puente ubicado en
el kilómetro 327, entre las estaciones de Comonfort y RinconcilIo, en
el Estado de Guanajuato. En las memorias de Emilio Portes Gil señala
“Serían aproximadamente las seis y media de la mañana del citado día
cuando, en los precisos momentos en que terminaba de vestirme, se
sintió un fortísimo choque en el tren. Inmediatamente salí, para darme
cuenta de lo que ocurría, reuniéndose conmigo los señores generales
Joaquín Amaro, secretario de Guerra y Marina; Anselmo Macías V.,
jefe de las Guardias Presidenciales.; Valente Quintana, jefe de las
Comisiones de Seguridad; Adolfo Roldán, secretario particular, y otras
personas, civiles y militares, que me acompañaban en mi recorrido”. 28
Reglamento de la Guardia de la Presidencia
A los Batallones de Guardias Presidenciales se consideraba un
Cuerpo Especial, se preveía el crecimiento del organismo según las
necesidades del servicio. La organización y el funcionamiento de
Guardias Presidenciales se rigieron por su propio Reglamento, esto no
fue tan sencillo, sobre todo cuando se creaba un nuevo Reglamento,
se provocando disparidad en su formación.29 En 1930 la Brigada
de Guardias Presidenciales estaba formada por dos batallones, la
Comandancia del Segundo Batallón residía en el Molino del Rey y su
Jefe lo era el Coronel Felipe Montiel Jasso, quien respetuosamente
expuso al Jefe del Estado Mayor Presidencial y de la Brigada de
Guardias Presidenciales que la Corporación a su mando había quedado
a disposición del Departamento de Infantería, únicamente a lo que
866
Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
concernió a la instrucción con el nuevo Reglamento. En cambio el 1er.
Batallón de esta Brigada siguió conforme al viejo reglamento y cuando
se juntaban y se formaban ambos Batallones, como la instrucción no era
la misma, traía como consecuencia la disparidad en sus movimientos;
Lo que redundaba en perjuicio del buen nombre de esta brigada de su
digno cargo. El Coronel Montiel señalaba: En concepto del suscrito y
salvo el más acertado parecer de esa Superioridad, sería conveniente
unificar la instrucción de los antes citado Batallones y como el nuevo
Reglamento ésta ya aprobado por la Superioridad, me permito sugerir
a esa Jefatura que sea el que se siga en lo subsecuente. Suplico a usted
muy atentamente se sirva girar las instrucciones respectivas para que
si hay ordenes en contrario, este Batallón imparta nuevamente la
instrucción al viejo Reglamento.
El Cuerpo Especial de Guardias Presidenciales, dependía
directamente del Presidente de la Republica a través del Estado Mayor
Presidencial, quien veía las necesidades del organismo.30
Instrucción militar, se establecen las academias
Con el propósito de preparar a los jefes y oficiales del Estado Mayor
Presidencial y de Guardias del Estado Mayor Presidencial y de Guardias
Presidenciales, se establecieron las academias correspondientes
incluyendo las de Esgrima, Tiro, Deportes se construyeron al interior
de los cuarteles mesas especiales para Lawn, Tennis, Basket ball, volley
ball y frontones. De todas las obras materiales, merecen especial
mención las siguientes: adaptación de los campos deportivos hípico y
de maniobras “Revolución”, situado en la Loma “Bellavista”, Tacubaya,
D.F. Las prácticas de Tiro de Fusil se llevaban a cabo en las Lomas de
Santa Fe, el 27 e agosto de 1930 se autoriza al 2° Batallón de Guardias
Presidenciales realizarlas.
El General de División Joaquín Amaro Secretario de Guerra y
Marina, en la Memoria presentada al H. Congreso de la Unión señaló:
“La labor del Estado Mayor, así como la de los jefes de las corporaciones
que integran la brigada de Guardias, ha sido digna de encomio, pues
sujeta siempre a la aprobación del alto mando, se ha llevado a cabo
plausibles iniciativas en pro del mejoramiento del desarrollo moral y
físico del soldado, estableciendo conferencias sobre Instrucción Cívica,
virtudes militares, jurisprudencia militar, etc. etc”. 31
El alto rendimiento de los Regimientos de Guardias
Presidenciales era reconocido por el propio Presidente de la República,
el 18 de septiembre de 1930, el Jefe del 2° Regimiento recibió una
867
Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
mención especial por parte del General Jefe de la Brigada de Guardias
Presidenciales J. Agustín Mora:
El día16 de junio de 1931 el Jefe del Estado Mayor Agustín
Mora, fue sustituido por el General de Brigada Juan José Ríos y se
nombra al General de Brigada Nazario Medina Domínguez, Jefe del
Cuerpo de la Guardia Presidencial separando nuevamente el mando
de los organismos Presidenciales.
Con Cárdenas el Estado Mayor Especial del Presidente se
reglamentó internamente adecuando sus funciones a las de una
Ayudantía Presidencial, que unificaran en un solo organismo
presidencial el mando del Estado Mayor y de Guardias Presidenciales.
Se crea el Cuerpo de Guardias Presidenciales
Al partir del Presidente Ávila Camacho, se fortalece el Ejercito
Mexicano y se moderniza, deja atrás los viejos muros del virreinato,
la Ciudadela, escenario de levantamientos armas, golpes de estado,
pronunciaciones, motines, la Secretaria de la Defensa Nacional,
abandona el inmueble, donándolo a la Secretaria de Educación Pública
para que se establezca la Biblioteca México, como recompensa estrena
la instalaciones de Lomas de Sotelo el día 26 de noviembre de 1944.
Las nuevas instalaciones militares trae como consecuencia que a su
alrededor se establezcan diversas unidades del ejército, con el Presidente
Miguel Alemán se crea el “Cuerpo de Guardias Presidenciales, esta
unidad, fue instituida creada el 13 de septiembre de 1952.
Considerando:
Que la Ley Orgánica del Ejército antes invocada establece que
la organización y el funcionamiento de los Cuerpos Especiales, se
regirán por los lineamientos que se juzguen adecuados a las finalidades
y propósitos que sugiérele su integración y en el caso particular del
Cuerpo de Guardias Presidenciales éste cubre un servicio que por sus
peculiares características requiere ser integrado por diversos elementos
de la Fuerza Armada;
Que el Cuerpo de Guardias Presidenciales tiene a su cuidado
y directa responsabilidad la atención del Presidente de la República;
depositario de uno de los Poderes, de la Unión, así como la vigilancia y
seguridad de la residencia presidencial v oficinas diversas y en general
los bienes pertenecientes al Poder Ejecutivo, en cuanto se encuentran
en la jurisdicción del encargado del mismo, y todo ello plantea la
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Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
necesidad de la integración de un organismo que esté en aptitud de
cumplir en las mejores condiciones su cometido; Que tratándose de.
un cuerpo que desarrolla diferentes actividades de especialización y
por otra parte está al servicio inmediato del Jefe Nato del Instituto
Armado, por razones administrativas de carácter técnico, así como
por consideraciones de orden moral, es integrado por un pelotón de
cada Corporación del Ejercito, a fin de agrupar inmediatamente bajo la
Bandera del Cuerpo de Guardias Presidenciales al Ejercito Mexicano.
UNICO - Se crea el Cuerpo de Guardias Presidenciales, cuya misión será asistir al
Primer Magistrado de la Nación, vigilar la seguridad de la residencia presidencial,
oficinas y bienes de la Presidencia de la República, debiendo constar éste de:
Un Cuartel General.
Una Compañía del Cuartel General.
Un Escuadrón de Reconocimiento
Do Batallones de Infantería.
Un Batallón de Asalto.
Un Grupo de Armas de Apoyo.
Un Batallón de Artillería.
Un Batallón de Transportes.
Una Compañía de Ingenieros de Combate.
Una Compañía de Intendencia.
Una Compañía de Transmisiones.
Una Compañía de Sanidad.32
Con el Presidente Ruiz Cortines, el Cuerpo de Guardias Presidenciales
modifica su composición orgánica, el cual costara de:
Un Cuartel General.
Una Compañía del Cuartel General.
Un Escuadrón de Reconocimiento
Dos Batallones de Infantería.
Un Batallón de Asalto.
Un Grupo de Armas de Apoyo.
Un Batallón de Artillería.
Un Batallón de Transportes.
Una Compañía de Ingenieros de Combate.
Una Compañía de Intendencia.
Una Compañía de Transmisiones.
Una Compañía de Sanidad.33
869
Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
Una de las acciones loables del Guardias Presidenciales fue ayuda
prestada con motivo del terremoto de 1957 que sacudió a la Ciudad
de México. El Presidente de la Republica Adolfo Ruiz Cortines, al
tener conocimiento del siniestro ordenó, al Comandante de Guardias
Presidenciales de ayudar a los a los damnificados.34 Posteriormente
hizo un recorrido con Uruchurtu para dar un recuento de los daños;
que ordenaron desalojar los edificios inestables y dieron instrucciones
al jefe de policía.35
El Cuerpo de Guardias Presidenciales creció considerablemente,
en 1970, se construyeron los cuarteles de tropas y del cuartel general
del Cuerpo de Guardias Presidenciales; reconstrucción del Casino
Militar y creación del Campo Deportivo del Estado Mayor Presidencial.
Diversas reformas sufrió el Reglamento del Estado Mayor
Presidencial, en 1986, a consecuencia de ello variaban las funciones
del Cuerpo de Guardias Presidenciales.36
Y se crea el 24/o. Batallón de Infantería de Marina de Guardias
Presidenciales37 y Grupo el Aéreo de Transportes Presidenciales. 38 El
Grupo Aéreo de Transportes Presidenciales es una unidad de la Fuerza
Aérea Mexicana, que depende operativamente del Estado Mayor
Presidencial, creada el 16 de abril de 1986.39
Con el Presidente Calderón el Reglamento se estableció en el
Estado Mayor Presidencial un “Mando Único”, que recae en el Jefe del
Estado Mayor Presidencial al someter a consideración del Presidente
de la República la designación y remoción de los Comandante del
Cuerpo de Guardias Presidenciales, y Comandantes de las Unidades
de Guardias Presidenciales, que anteriormente los designaba
el Ejecutivo Federal y la Secretarías de la Defensa Nacional, las
Unidades del Ejército Mexicano asignadas dependen operativamente
del Estado Mayor Presidencial y, en el aspecto administrativo, de las
Secretarías de la Defensa Nacional y de Marina,40 de forma sencilla y
clara, incorpora diversos términos jurídico militares como: “Misiones
Generales” sustituye los términos Art. 1 “de sus atribuciones y
facultades” Art. 5 “funciones que le competen” da realce al apoyo
Logístico y de Seguridad al crearse las Subjefaturas de Logística y
Administrativo y de Seguridad.
Los altos mandos del Cuerpo de Guardias Presidenciales, se que
han distinguido y alcanzado el nombramiento de Jefes del Estado
Mayor Presidencial entre los que se encuentran los Generales de
División DEM: Miguel Ángel Godínez Bravo, había estado como
oficial en el XII Regimiento Blindado de las Guardias Presidenciales y
Comandante del Primer Escuadrón Blindado, Guardias Presidenciales;
870
Maestro Eduardo Adolfo Oropeza Villavicencio
Jesús Castañeda Gutiérrez, Comandante del Primer Batallón de
Infantería del Cuerpo de Guardias Presidenciales, Carlos Humberto
Bermúdez Dávila, jefe de instrucción del primer regimiento de
artillería del Cuerpo de Guardias Presidenciales; y posteriormente
segundo Comandante del primer regimiento de artillería del Cuerpo
de Guardias Presidenciales, Arturo Cardona Marino, Comandante del
1/er. Batallón de Infantería del Cuerpo de Guardias Presidenciales; y
José Armando Tamayo Casillas Jefe del Estado Mayor del Cuerpo de
Guardias Presidenciales.
871
Los tratados de Teoloyucan…
Su significado a 100 años de la victoria militar del Ejército
Constitucionalista
Capitán 1/o. Historiador Antonio Campuzano Rosales
E
n la historia del México, en los últimos dos siglos, han existido
tres institutos armados con el carácter de nacional, el primero fue
el Ejército Trigarante, que resultó de la unión de fuerzas realistas
e insurgentes, y que ya en las primeras décadas de vida independientes
adoptó el nombre de Imperial Mexicano, después Nacional Mexicano
y terminó siendo conocido popularmente como Conservador. Benito
Juárez giró instrucciones para su disolución, mismas que fueron
cumplidas por el general de brigada Jesús González Ortega, gracias a
las facultades extraordinarias que el gobierno le había otorgado, por
lo que emitió el decreto de disolución el 27 de diciembre de 1860,
en el que se daba de baja a ese ejército por considerar que había
sido “… una rémora de todo adelanto social de nuestra patria, desde
nuestra emancipación política de la metrópoli española y porque no
había servido, en el largo período de 40 años, sino para trastornar
constantemente el orden público”.1 A partir de entonces fue sustituido
por las fuerzas liberales, mismo que sostenía al gobierno legal del
presidente Juárez.
El segundo instituto armado surgió con la Revolución de
Ayutla, la Reforma o Guerra de Tres Años y la Intervención Francesa,
oficialmente llamadas Ejército Constitucionalista, también conocidas
como Ejército Liberal-Republicano; se consolidaron con el largo
gobierno de Porfirio Díaz y adoptó el nombre de Ejército Federal, hasta
que llegó a su fin con los famosos Tratados de Teoloyucan.
El tercer instituto armado es el Ejército Constitucionalista
que surgió el 19 de febrero de 1913, con el inicio de la revolución
y que al triunfo de ese movimiento social armado se consolidó con
la firma de los tratados antes mencionados; con la promulgación de
la Constitución de 1917, pasó a llamarse Ejército Nacional y a partir
de 1948 adoptó el nombre de Ejército Mexicano, garante de nuestra
independencia y soberanía nacionales y de nuestras instituciones
legalmente establecidas. Este instituto armado apenas en 2013 festejó
sus cien años de existencia.
Respecto a los Tratados de Teoloyucan fueron firmados el 13 de
agosto de 1914, en dicha localidad ubicada por el camino a Querétaro
a poco más de 40 kilómetros al norte de la Ciudad de México. Al
873
Capitán 1/o. Historiador Antonio Campuzano Rosales
hablar de ellos, atinadamente nos lo hacen ver los historiadores
Josefina Mac Gregor y Luis Enrique Moguel Aquino, es un error
llamarlos “Tratados”, toda vez que “no son acuerdos de carácter
internacional. El nombre correcto debería ser Convenios o Acuerdos
de Teoloyucan”. 2
Cabe aclarar que son un documento poco conocido en la
actualidad, e inclusive, en su tiempo no se les dio la importancia
que realmente tuvieron. A un siglo de la firma de éste documento,
sus efectos siguen vigentes, toda vez que en el plano nacional
representaron la victoria militar de la Revolución y del Ejército
Constitucionalista. A partir de haberse signado concluyó el viejo
régimen huertista y se inició otra etapa de nuestra historia, la del
régimen revolucionario. De esta manera se desplazaba del poder a la
oligarquía y a la aristocracia porfirista con la llegada de la clase media
apoyada de las clases populares.
A pesar de esto, poca gente conoce la importancia que para la
nación y para las mismas fuerzas armadas mexicanas representan
estos documentos. De esto trataremos en este trabajo.
Antecedentes
La Revolución Mexicana en su segunda etapa, la Constitucionalista,
inició como consecuencia de los trágicos acontecimientos de la
llamada Decena Trágica lo que trajo como consecuencia la caída del
gobierno legal y los asesinatos del presidente Francisco I. Madero y
el vicepresidente José María Pino Suárez. Esto permitió la llegada al
poder de Victoriano Huerta con la complicidad del Ejército Federal. En
palabras de Isidro Fabela:
“El grueso del ejército permanece impasible. No levanta su espíritu a la altura
de su deber. Cuatro días está preso el Ejecutivo Federal en su propio palacio y
no hay jefe ni oficial que intente libertarlo. Los viejos soldados de línea que
conservaron sus grados conforme al convenio de Ciudad Juárez no protestan
contra el atentado. Olvidan la Ordenanza Militar o no la quieren cumplir.
Claro, eran en el fondo sus enemigos. Saben que su Jefe nato, el del Ejército,
está preso y se cruzan de brazos”.3
No solo el Ejército Federal es cómplice del cuartelazo de 1913,
sino que carga con la culpa de haber dado el espaldarazo al régimen de
Huerta a quienes los revolucionarios consideran un usurpador.4
874
Capitán 1/o. Historiador Antonio Campuzano Rosales
Ante esta actitud, todavía Venustiano Carranza, Primer Jefe del
Ejército Constitucionalista emitió un decreto el 20 de abril de 1913, en
el cual entre otros puntos invitaba a los generales, jefes y oficiales del
Ejército Federal a que se incorporaran a la Revolución, con la promesa
de que se les reconocerían y ratificarían sus respectivos empleos y
jerarquías; con algunas excepciones, entre las que se encontraban lo
que participaron en el cuartelazo del mes de febrero de ese año.5
Como todos sabemos, pocos, muy pocos federales aceptaron la
invitación de Carranza y decidieron permanecer en las filas huertistas.
Esto explica la postura de los revolucionarios y de Venustiano Carranza
líder de la revolución constitucionalista de poner en vigor la ley del 25
de enero de 1862, para juzgar a Victoriano Huerta y a sus cómplices
que participaron en las asonadas militares de febrero de 1913, así
como a todos los que hubieran reconocido y apoyado su régimen y a
los expresados en dicha ley.6
Durante la Revolución Mexicana, las fuerzas revolucionarias
venían avanzando rumbo a la ciudad de México utilizando una
maniobra por líneas exteriores. En este punto es importante hacer un
paréntesis para hacer unas apreciaciones desde el ámbito castrense.
Por medio de la maniobra estratégica se busca llegar a la batalla con
el fin de alcanzar el objetivo estratégico; en este caso, es la toma de la
capital de la República, sede de los poderes federales. Por otra parte, en
la maniobra por líneas exteriores, se opera desde la periferia contra un
enemigo central, de manera convergente.7
Así, los revolucionarios habían logrado ir cercando a la ciudad de
México a fines de julio y principios de agosto de 1914, toda vez que
por el Norte se aproximaban a menos de 80 kilómetros los Cuerpos
de Ejército del Noroeste y Noreste, así como la Segunda División
del Centro del Ejército Constitucionalista, al mando de los generales
Álvaro Obregón, Pablo González y Jesús Carranza respectivamente;
al tiempo que por el Sur las fuerzas de Emiliano Zapata amagaban las
poblaciones de Xochimilco, San Ángel y Tlalpan. Al mismo tiempo,
Venustiano Carranza, Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, se
aproximaba procedente de Saltillo con más contingentes.
Por lo anterior, la población de la Ciudad de México reflejaba un
gran temor ante el avance revolucionario, toda vez que estaba presente
en la conciencia colectiva de los capitalinos el amargo recuerdo de los
días de la Decena Trágica de 1913. Aunado a esto, existía una clara
intención de las autoridades de la ciudad por evitar violencia y un
derramamiento de sangre inútil. Igual ánimo existía en las fuerzas
revolucionarias.
875
Capitán 1/o. Historiador Antonio Campuzano Rosales
La información de los efectivos con los que contaban las fuerzas
revolucionarias próximas a la ciudad de México se estima en 25,000,
todos listos para avanzar a la toma de la plaza. En contraste, las tropas
del Ejército Federal alcanzaban aproximadamente entre 15,000 a
20,000 hombres, algunas fuentes elevan la cifra a 30, mil efectivos,
prestos para defenderla. Otras fuentes elevan los efectivos de las
tropas revolucionarias al mando de Obregón en unos 18,000 hombres,
pertenecientes al Cuerpo de Ejército del Noroeste y a la Segunda
División del Centro, más aparte se acercaba ya el Cuerpo de Ejército
del Noreste, con alrededor de 20,000 hombres. Es decir, en breves días
alcanzarían unos 40,000 efectivos las fuerzas revolucionarias cercanas
a la ciudad de México; sumados a los anteriores, estaban los 30,000 de
la División del Norte, más otros 4,000 de la División de Occidente, y
unos 15,000 de las guarniciones de Michoacán, Zacatecas, Durango,
Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas, San Luis Potosí, Guanajuato y
Querétaro. Es decir, el Ejército Constitucionalista estaba en condiciones
de concentrar a unos 90,000 revolucionarios para que confluyeran en
torno a la capital de la República.8
Ante este panorama, Victoriano Huerta reorganizó su gabinete
en julio de 1914, con la mira de preparar su salida del país, motivo por
el que nombró al licenciado Francisco S. Carvajal como Secretario de
Relaciones Exteriores, ya que sabía que en ausencia del vicepresidente
este ministro asumía la presidencia. Una vez hecho este cambio,
Huerta renunció a su cargo el día 15 de julio y procedió a abandonar
el país. Sabía que su vida estaba en peligro y que si no salía rumbo al
exilio la revolución que se veía victoriosa le exigiría cuentas por el
cuartelazo de febrero y los asesinatos de Francisco I. Madero y José
María Pino Suárez, presidente y vicepresidente respectivamente.9
Las negociaciones previas
El objetivo de la designación de Carvajal como presidente interino
era para garantizar la entrega de la Ciudad de México y el destino
del Ejército Federal, amenazado este último por las declaraciones de
Carranza de que a sus cuadros de mando superiores al grado de coronel
serían juzgados conforme a la ley del 25 de enero de 1862,10 lo que
les condenaba a la pena de muerte sin duda alguna. Por otra parte se
padecía el amago de las fuerzas zapatistas por el sur de la capital, por
lo que había que entablar negociaciones con los revolucionarios para
llegar a una pronta solución que fuera satisfactoria al régimen que se
desmoronaba.11
876
Capitán 1/o. Historiador Antonio Campuzano Rosales
El Presidente Carvajal una vez que asumió el cargo entre sus
primeras medidas que tomó fue nombrar al general de cuerpo de ejército
José Refugio Velasco titular de la Secretaria de Guerra y Marina, como
lo comunicó la Subsecretaria de Guerra y Marina, a cargo del general de
brigada Gustavo A. Salas, mediante la siguiente circular:
“Circular No. 494.
“El Presidente Y. [Interino] de la República ha tenido a bien nombrar con esta
fecha, Secretario de Estado y del Despacho de Guerra y Marina, con ejercicio
de Decretos, al General de Cuerpo de Ejército, José Refugio Velasco, cuya firma
consta al margen, para los efectos de Ley.
Lo que comunico a Ud. para su conocimiento y demás fines.
Libertad y Constitución. México, 16 de Julio de 1914.
G.A. Salas (Rúbrica).”12
El general Refugio Velasco era un veterano de la guerra de
Intervención Francesa, con 51 años de servicios en el Ejército Federal,
y 63 de edad, con varias condecoraciones por méritos en campaña
y con largo historial en hechos de armas;13 cuando asumió su cargo
ostentaba el grado de general de cuerpo de ejército,14 que estaba por
encima del de división.15 Este grado le daba una gran superioridad
sobre los divisionarios que quedaban en las fuerzas federales. Una
vez realizadas estas medidas Carvajal decidió establecer contacto con
la revolución, por lo que se comunicó vía telegráfica con el general
Obregón, quien se encontraba todavía en Jalisco.
En la plática telegráfica que se verificó el 26 de julio de ese
año, el sustituto de Huerta le envió saludos al general sonorense y
le informó que estaba dispuesto a entregar el poder a la revolución,
por lo que pedía que los revolucionarios detuvieran sus operaciones
militares y depusieran su actitud hostil. La respuesta de Obregón no
fue nada suave, le contestó el saludo para posteriormente aclararle
que el único que podía tratar el asunto de referencia era el Primer
Jefe del Ejército Constitucionalista, y que además, no suspendería sus
acciones de guerra, por el contrario, que aceleraría su marcha para
estar en breve a las puertas de la capital, finalizando con una amenaza,
que lo haría responsable si los federales continuaban destruyendo
las vías del ferrocarril y las telegráficas en su retirada al centro del
país. Carvajal terminó la plática lamentando la actitud poco cordial
de Obregón.16 Éste por su parte, procedió a informar a Carranza de la
plática sostenida.
877
Capitán 1/o. Historiador Antonio Campuzano Rosales
Por su parte, el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista desde
fines de julio ya había girado instrucciones precisas al general Obregón
para negociar con los representantes del régimen federal:
“Tampico, Tamps., julio 26 de 1914. Señor General Álvaro Obregón.
Guadalajara, Jal., Licenciado no se ha dirigido a mí… Sería conveniente, para
violentar el restablecimiento de la paz, que usted conferencie con él, para
que directamente nos entendiéramos, puesto que he expresado que recibiré
representantes siempre que se trate de la rendición incondicional del Ejército
ex federal y de los civiles que sirvieron a Huerta. Autorizo a usted que de los
que se rindan a discreción, garantice la vida a los jefes y oficiales inferiores al
grado de coronel… Puede lo anterior servir de base para iniciar con los tratados
para la rendición general de los elementos que sirvieron a Huerta; y si se inician
las negociaciones con usted, puede seguirse tratando para su terminación en
una de las ciudades que ocupamos y a donde me dirigiría yo, y si fuera posible,
estuviera usted también…”17 (SIC)
En este punto es importante preguntarnos, ¿Qué podemos
entender por “rendición incondicional o sin condiciones”? En
términos militares la podemos interpretar como una “Capitulación
total de una fuerza, quedando a merced de las condiciones que desee
imponer el enemigo.18 Es decir, Carranza había autorizado a recibir la
rendición federal sin condición alguna, lo que dejaba a los servidores
del régimen huertista a merced de los constitucionalistas.
Casi de manera simultánea, los federales como los
constitucionalistas nombraron comisionados para entablar pláticas
de paz; Carranza había nombrado al licenciado Alfredo Robles
Domínguez, veterano revolucionario maderista y agente confidencial
del constitucionalismo, para que entablara pláticas de paz con el
gobierno federal.19 Durante su traslado de Monterrey a Tampico,
Carranza se enteró que los delegados nombrados por el presidente
Carvajal habían llegado a ese puerto, eran el general Lauro Villar y los
licenciados David Gutiérrez Allende y Salvador Urbina, éste último
fungía como secretario. Su misión era tratar con el Primer Jefe la
entrega del poder.
Carranza no quiso aceptar entrevistarse con ellos, motivo por el
que envió como representantes a los generales Antonio I. Villarreal y
Luis Caballero. Se reunieron en la Ciudad de Saltillo y conferenciaron
sin llegar a un acuerdo, debido a lo limitado de las instrucciones que
habían recibido los representantes del gobierno.
878
Capitán 1/o. Historiador Antonio Campuzano Rosales
Los delegados del gobierno traían las siguientes proposiciones: la
celebración de un armisticio el cual se debería comunicar a la brevedad
a los jefes de las fuerzas contendientes para que se iniciara un cese
inmediato de las hostilidades; la transmisión del poder mediante la
disolución del Congreso existente y la reinstalación del Congreso que
había disuelto Huerta; una vez reinstalado el Poder Legislativo, se
expediría una amnistía para los delitos políticos y conexos con el fin
de que nadie fuera molestado por sus ideas políticas y las operaciones
militares realizadas; el reconocimiento de los grados militares otorgados
conforme a la ordenanza y leyes respectivas; una vez instaladas ambas
cámaras, Carvajal renunciaría a la presidencia para que se procediera a
la designación de un individuo que recibiría el poder ejecutivo.
El motivo por el que las propuestas fracasaron fueron por estar
en desacuerdo con el Plan de Guadalupe, toda vez que aceptarlas
implicaría un reconocimiento de los actos ejecutados por el gobierno
del general Huerta, a quien consideraban un usurpador; y por otra parte,
los delegados revolucionarios tenían instrucciones precisas de negociar
desde la base de la rendición incondicional del gobierno federal. Como
los negociadores de ambos lados carecían de autorización para discutir
sobre otras bases, las negociaciones concluyeron.20
En este punto es importante tomar en cuenta que las instrucciones
dadas a los representantes federales son parecidas a las que ejecutaron
los negociadores de los Tratados de Ciudad Juárez en mayo de 1911;
cabe recordar que en contra del mismo Plan de San Luis, se dejó vivo
al viejo régimen y al Ejército Federal. Es importante recordar que en
esas pláticas participó el mismo Francisco Carvajal. Seguramente con
esta experiencia pensaba repetir la misma estrategia de negociar con
el constitucionalismo y repetir la hazaña de mantener al viejo régimen
y al mismo Ejército Federal.21 Sin embargo, olvidó que Carranza
también era político y había estado en contra de los convenios de 1911,
desacuerdo que comunicó a Madero. Sin embargo, el coahuilense no
olvidó la lección.
Simultáneamente, en la Ciudad de México, la intensa actividad
desplegada por Robles Domínguez fue significativa, se entrevistó con
personalidades del gobierno de Carvajal, así como con los cuadros
superiores del Ejército Federal y miembros del cuerpo diplomático, sin
embargo hasta el 8 de agosto no tuvo resultados tangibles.
Por su parte, el presidente Carvajal realizó una reunión de
generales en Palacio Nacional el día 10 de agosto; asistieron además
del presidente, su gabinete y el gobernador de la Ciudad de México.
En dicha reunión el licenciado Carvajal explicó a los presentes que
879
Capitán 1/o. Historiador Antonio Campuzano Rosales
había recibido una comunicación de Carranza en la que le exhortaba
a rendir la plaza al general Obregón. Además, le anunciaba que él,
Carvajal, así como sus ministros, el gobernador del distrito federal
y demás colaboradores serían juzgados conforme a la ley del 25 de
enero de 1862, lo que equivalía a una sentencia de muerte inapelable.
Igualmente se leyó una comunicación del general Obregón pidiendo la
entrega incondicional de la plaza.22
La nota de Obregón decía en su parte fundamental: “… he
querido dirigir a usted la presente comunicación antes de emprender
el ataque sobre sus avanzadas, pidiéndole que declare de una manera
concreta, la actitud que asume como jefe de las fuerzas huertistas que
guarnecen esa ciudad; si está dispuesto a rendir la plaza o a defenderla.
En este último caso, he de agradecer a usted se sirva notificar a todos
los extranjeros residentes en ésa, que deben abandonar la población, a
fin de evitar posteriores reclamaciones”. (SIC) 23
Continuó el presidente comentando el fracaso de sus delegados
enviados a Saltillo, para conseguir garantías de vidas y propiedades por
parte del constitucionalismo. Finalizó diciendo que había aceptado
la Presidencia interina por que el general Huerta le había asegurado
que tenía arreglado con intermediación del gobierno de Washington
la transmisión pacífica del poder a los revolucionarios, lo que era una
falsedad. Por tanto, dijo que la presidencia no era para un estadista
sino para un militar, dadas las circunstancias, por lo que propuso que
se aceptara como presidente al general José Refugio Velasco, militar
valiente y pundonoroso, que sin duda alguna salvaría a la población
civil y al propio ejército y conseguiría garantías para la población.24
En esa junta las posiciones de los distintos generales eran
variadas, unos querían resistir y pelear contra los revolucionarios y
defender la Ciudad de México, otros proponían posturas diversas,
inclusive negociar. Al final de esas juntas se acordó dejar el asunto en
manos del general Velasco.25
Finalmente, Carvajal decidió abandonar su cargo de Presidente
de la República, al observar que su misión había fracasado y era
completamente ignorado por la Revolución, por tanto, decidió dejar
el cargo al general José Refugio Velasco, quien era su Secretario de
Guerra y Marina, y a Eduardo Iturbe quien fungía como gobernador
de la capital, para que entregara la autoridad civil de la misma.26
Simultáneamente a la renuncia del presidente Carvajal, los diputados y
senadores de ambas Cámaras del Congreso de la Unión integradas por
incondicionales de huerta se desbandaron ante el temor de comparecer
ante la revolución triunfante. 27
880
Capitán 1/o. Historiador Antonio Campuzano Rosales
Al momento de renunciar, Carvajal publicó un manifiesto
dirigido a la nación en la que explicaba el motivo de su renuncia:
“Era una misión puramente pacífica y me hallaba dispuesto a eliminarme
desde luego, dado que no me guiaba ningún propósito personalista.
“Convencido del triunfo de la Revolución, sin ánimo de contrariar sus ideales,
y creyendo mi deber facilitar la instalación de un nuevo gobierno sobre bases
que garantizasen su estabilidad y permitiesen la pacificación del país, seguí sin
vacilaciones y sin cambiarla en lo más mínimo, la senda que me tracé desde
un principio: entrar en negociaciones con la Revolución, reconocer en ella un
solo jefe y convenir las bases para la transmisión del Poder, garantizando vidas
e intereses y procurando conservar del Ejercito toda su parte noble y sana para
que se incorporase en el nuevo régimen como uno de sus futuros sostenedores…
Continúa el manifiesto de Carvajal explicando todas las muestras
de buena fe de su régimen para alcanzar la paz y las medidas que realizó
para obtener un acuerdo con la Revolución, y enfatizaba: TEXTUALES
Desgraciadamente la Revolución no correspondió a mis esfuerzos…
En tales condiciones, el Gobierno que represento no debe subsistir; para
ello, tendría que tomar el camino que deseaba evitar, consumando una obra
de resistencia armada, que la Administración anterior creyó inútil, desde el
momento que puso en mis manos el Gobierno de la República.
“Me separo del elevado puesto que ocupo, en la creencia de haber cumplido
con mis deberes para la patria, confiando la vida e intereses de los habitantes
de esta capital al Gobernador del Distrito Federal. Queda por entero a la
Revolución la responsabilidad del futuro…
“México agosto 10 de 1914.-Francisco S. Carvajal”.28
Carvajal no entendió que la Revolución no solo buscaba
aniquilar totalmente al viejo régimen, condición necesaria para
crear un nuevo orden político, social y económico, sino alcanzar la
aplicación de los ideales de libertad, democracia y justicia social, e
impartir justicia juzgando y castigando conforme a la ley a los que
derribaron al régimen Maderista y asesinaron a Madero y Pino Suárez.
Esta forma de hacer justicia por parte de la Revolución significaba
no solo desconocer los actos de gobierno de Huerta, sino disolver al
Ejército Federal por considerarlo un obstáculo para el movimiento
triunfante. Carranza estaba convencido de que se hacía necesaria esta
última medida. Lo anterior significaba que la revolución no solo era
justiciera, sino vengadora.
881
Capitán 1/o. Historiador Antonio Campuzano Rosales
Podríamos criticar la postura de Carranza de no negociar y ni
siquiera entrevistarse con los enviados para poner fin a la guerra civil
que se libraba en aquella época; sin embargo, la actitud del Primer
Jefe del Ejército Constitucionalista era congruente con su espíritu
revolucionario. Exigía la rendición incondicional toda vez que tenía
dos razones importantes para hacerlo, la experiencia vivida en 1911,
cuando Madero dejó intacto al ejército Federal al negociar con el viejo
régimen, y que al final lo traicionó; y segundo, una gran confianza en
la victoria.29 Por lo anterior, no se quiso entrevistar con los enviados
de Carvajal por considerar que perdería ascendiente moral, además
de que consideraba que implícitamente sería dar apariencia legal al
gobierno huertista, por lo que eludió la entrevista. Sin embargo, para
no dejar de escuchar la postura del gobierno federal, aceptó enviar
delegados a platicar con los representantes del viejo régimen.
Al enterarse de la postura de los delegados federales, seguramente
Carranza confirmó que el gobierno esperaba que los revolucionarios
repitieran el mismo error de los Tratados de Ciudad Juárez de mayo
de 1911, en que la Revolución Maderista transó con el gobierno de
Porfirio Díaz y traicionó el espíritu y la letra del Plan de San Luis de
octubre de 1910. Por tanto, reafirmó su postura de exigir la rendición
incondicional del gobierno federal y su ejército.
Las negociaciones de Teoloyucan
Como se ha mencionado, Obregón se comunicó mediante un
telegrama con el presidente Carvajal, en el cual le pedía al líder del viejo
régimen que definiera de una forma concreta la postura de las fuerzas
federales de la capital, si la iban a defender o a rendir.30Aprovechando
esta coyuntura, Robles Domínguez conferenció con el general José
Refugio Velasco, Secretario de Guerra y Marina, para convencerlo de
la inutilidad de que el Ejército Federal continuaran resistiendo a la
revolución, de la cual argumentaba que su triunfo podría retrasarse,
pero no evitarse. Un argumento que lo ayudó a convencer a Velasco
fue que le informó que tenía en su poder un telegrama dirigido al
comandante de las tropas estadounidenses en Veracruz en la que el
gobierno de la Casa Blanca le instruía que debía avanzar a la ciudad
de México en caso de que estuvieran en peligro las vidas e intereses de
los estadounidenses. Este representaba la posibilidad muy alta de que
estallara una guerra entre los Estados Unidos y México. Ante lo sólido
de los argumentos, Refugio Velasco aceptó que el Ejército Federal se
rindiera y entregara la plaza de México a la revolución.
882
Capitán 1/o. Historiador Antonio Campuzano Rosales
De inmediato Robles Domínguez contactó a Obregón para
informarle la noticia y comunicarle que había planeado invitar
a varios miembros del cuerpo diplomático y al gobernador de la
ciudad de México a visitar el campamento ubicado en las avanzadas
revolucionarias. Obregón le contestó dándole las garantías necesarias
para realizar la visita en comento, misma que se verificó el 11 de agosto
alrededor del mediodía.31
El pánico del que se menciona que estaba poseída la población
del Distrito Federal se debía entre otros motivos por la propaganda
de la prensa huertista, y en parte era justificado por los excesos y
atropellos que algunas fuerzas revolucionarias habían cometido en la
toma de algunas plazas, pero esto, a modo de justificación de parte de
Juan Barragán, jefe del estado mayor de Carranza, no constituía una
regla ni era estimulado o permitido por el Primer Jefe.32
No hay que olvidar que los crímenes de guerra cometidos por los
revolucionarios victoriosos en Zacatecas, por citar un ejemplo, fueron
sumamente impactantes en el resto del territorio de la república que
tuvo conocimiento de esos excesos, que en realidad, fueron atrocidades
y asesinatos a sangre fría, de los cuales no solo fueron víctimas los
combatientes federales vencidos, ya fueran prisioneros y heridos, sino
la misma población civil.
En este panorama, es importante reflexionar que Carranza no
tenía el carácter ingenuo de Francisco I. Madero, era todo un zorro
de la política y un maquiavélico, por lo que es explicable su aparente
cerrazón de exigir la rendición incondicional; además, tenía la
fuerza necesaria para exigirla, y en caso de no aceptarse, proceder al
aniquilamiento del adversario por medio de la fuerza de las armas.
Por lo anterior, ante la ruptura de las negociaciones se continuaron
desarrollando las operaciones militares, en el concepto de que estas en
ningún momento se habían suspendido, y por el contrario, el Primer
Jefe ordenó que el Ejército Constitucionalista prosiguiera su avance
rumbo a la capital del país.
El general Velasco tuvo muy claro el peligro que corría no
solo la Ciudad de México sino el país mismo, por lo que decidió
entablar negociaciones con los constitucionalistas, conforme a las
instrucciones que le dejó el presidente interino de la República
Francisco Carvajal y que se pueden encontrar en el Acuerdo
Presidencial que a continuación se transcribe:
883
Capitán 1/o. Historiador Antonio Campuzano Rosales
Un sello que dice: “Secretaría Particular del Presidente de la República
México, Agosto 12 de 1914.
Al Señor Secretario de Guerra y Marina:
A punto de abandonar el Poder Ejecutivo de la República por las circunstancias
graves que atraviesa el país, nombró a Ud. Comandante General del Ejército
Federal, para que en uso de las más amplias facultades que aquí se le conceden
proceda a tomar la resolución que en beneficio de la sociedad y del mismo
Ejército estime oportuna, inclusive la disolución de éste último en caso
necesario; cuidando de evitar todo combate dentro de la Ciudad y de sus
alrededores con las fuerzas Constitucionalistas.
“Francisco S. Carvajal (Rúbrica).34
Es importante tomar en cuenta que el general Refugio Velasco
conforme a este acuerdo presidencial, quedó investido de las “más
amplias facultades” para pactar con la Revolución Constitucionalista
dos puntos fundamentales: primero, la disolución del Ejército Federal,
en caso necesario, y segundo, evitar que se verificaran combates en
la Ciudad de México y sus alrededores. Conforme a ellas, decidió el
envío de representantes a Teoloyucan, México, a entablar pláticas
con el gobierno revolucionario.
Al mediodía del 11 de agosto de 1914, Robles Domínguez
y la comitiva federal, integrada por los señores Eduardo Iturbe,
gobernador de la Ciudad de México, Cardoso de Oliveira, ministro
de Brasil y encargado de negocios de Estados Unidos; Lionel Carden,
ministro de Inglaterra, y Víctor Ayguesparse, secretario de la Legación
de Francia, llegó a Teoloyucan, México, al sitio donde estaba el
cuartel general de Obregón. A pesar de las garantías dadas por el
sonorense, no se pudo evitar la rechifla de las tropas revolucionarias
al señor Iturbe, lo que se puede interpretar como el ánimo radical
que embargaba a las tropas revolucionarias que percibían la cercanía
de la victoria de su causa.
Al llegar la comisión de Robles Domínguez, Eduardo Iturbe y de
los diplomáticos extranjeros a Teoloyucan, no faltó quien le informó
al general Benjamín Hill que ahí se encontraba el gobernador de la
Ciudad de México, don Eduardo Iturbe, que fue llevado por Hill con
el general Obregón y se dio una entrevista: “La conversación se inició
con la invocación de la ley Juárez. El sonorense le preguntó a Iturbe:
¿Qué no sabe usted a lo que se expone viniendo aquí, cuando el Primer
Jefe ya precisó lo que les sucederá a Carvajal y a sus colaboradores?
La respuesta estuvo a la altura de las circunstancias: sí lo sé, pero no
vine aquí a salvar mi vida, sino a la ciudad de México…”35 La noche
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Capitán 1/o. Historiador Antonio Campuzano Rosales
pasó entre temores de fusilamiento hasta la madrugada que se dio la
llegada de Carranza y la entrevista con la comitiva federal.
La entrevista que tuvo Carranza con el ministro de Brasil señor
J. M. Cardoso de Oliveira, en su carro pulman en Teoloyucan, la
mañana del 12 de agosto (algunas fuentes mencionan que se verificó
durante la madrugada), fue sumamente breve. Juan Barragán la
describe diciendo que después de los saludos de rigor, el señor Cardoso
de Oliveira, inició la plática diciendo a Carranza: “En representación
de mis colegas exijo de usted amplias garantías para los extranjeros y
para los nacionales de la ciudad de México. Si usted se compromete
formalmente a otorgarlas, yo pondré mi influencia para que se rinda
la capital”. Carranza lo atajó, diciendo:
Un momento, señor Ministro, puede usted contar con toda clase de garantías
para los extranjeros que residen en la ciudad de México; pero respecto a
los nacionales, no le reconozco a usted ningún derecho para venir a pedir
garantías para ellos, ni para que en su calidad de representante extranjero
venga usted a inmiscuirse en asuntos que son únicamente de la competencia
de nosotros los mexicanos.
Como insistió el ministro brasileño, Carranza lo interrumpió
con la frase siguiente: “Hemos terminado la conferencia señor
Ministro…”36 De esta manera, Carranza terminó con la tradición de los
ministros extranjeros de inmiscuirse en los asuntos internos de México
con el pretexto de exigir garantías para sus nacionales. En este punto
es importante aclarar que, la participación de los ministros extranjeros
en la rendición de la ciudad de México y del mismo Ejército Federal
fue nula, toda vez que fue innecesaria debido a la posición del Ejército
Constitucionalista que era de gran fuerza.
La comitiva decidió regresar a la Ciudad de México para
encontrarse con la noticia de que Carvajal había literalmente
abandonado la presidencia y se dirigía al extranjero rumbo al exilio, por
lo que había dejado al gobernador Eduardo Iturbe la responsabilidad
de entregar la Ciudad a la revolución.37
Se firman los acuerdos
El general Velasco una vez que tuvo conocimiento de la disolución
voluntaria del gobierno de Carvajal, ante la imposibilidad de
combatir con éxito a los revolucionarios y al haber desaparecido las
instituciones que defendía el propio Ejército Federal, y convencido
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de que no le quedaba otra opción digna más que reconocer el triunfo
de la Revolución, decidió nombrar a sus representantes para pactar la
disolución del Ejército y la Armada Federales.38
El mismo día 13 de agosto por la mañana, el Primer Jefe le había
dado instrucciones a Obregón para tratar de manera definitiva la
rendición de la guarnición federal de la Ciudad de México y la ocupación
de la plaza;39 a pesar de estas órdenes, le giró un oficio a Obregón en
el que le ampliaba las facultades que le había dado verbalmente esa
mañana, para que también recibiera la autoridad política y civil de
la capital en la rendición que se iba a verificar en breves horas. Esas
instrucciones eran las siguientes:
Además de las facultades que con esta fecha ha dado a usted esta Primera
Jefatura del Ejército Constitucionalista que es a mi cargo, para los arreglos
respecto a la evacuación de la ciudad de México y rendición a esta Primera
Jefatura, de las fuerzas federales, tengo a bien autorizarlo para que reciba
la autoridad política de la ciudad de México, de las personas que hubieren
quedado encargadas de ella, a efecto de guardar el orden en la Capital, dictando
las medidas que crea oportunas a ese mismo fin. Asimismo, autorizo a usted
para que nombre el Comandante Militar de la ciudad de México.40
Estas facultades facilitaron el papel de Obregón al legitimarlo
para negociar con Eduardo Iturbe, el Gobernador de la Ciudad de
México, la entrega de la plaza y con los representantes del Ejército y
la Armada Federales la disolución de las fuerzas armadas huertistas.
Finalmente, la firma de los Tratados de Teoloyucan se verificó
la mañana del 13 de agosto de 1914, la comitiva del viejo régimen
estuvo integrada por el general de brigada Gustavo A. Salas, el
vicealmirante Othón P. Blanco, y por parte del gobierno civil
Eduardo Iturbe, gobernador de la Ciudad de México. La reunión
se verificó en las avanzadas revolucionarias ubicadas en el camino
entre Cuautitlán y Teoloyucan.
Bajo la sombra de un árbol, alrededor de una rústica y pequeña mesa, ocupada
por una máquina de escribir, se improvisó la sala de discusión. Tras un nutrido
intercambio, fue redactado el primer convenio mediante el cual el ejército se
comprometía a desocupar la Ciudad de México y a disolverse. El documento
fue signado sobre la salpicadera del automóvil que llevó la documentación
gobiernista hasta Teoloyucan. La aridez de la escena reflejaba con elocuencia la
rotunda derrota del ejército del porfiriato que había sobrevivido al levantamiento
maderista, pero que fue incapaz de reducir este nuevo estallido revolucionario.
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Escasa media hora fue suficiente para elaborar el segundo convenio que
establecía la forma en la que el gobernador Iturbe haría entrega de la ciudad a
las fuerzas del general Obregón. Quedaba así conjurada una de las amenazas
de violencia más ciertas y peligrosas para la metrópoli.41
El momento en que Obregón firma la primer acta de los acuerdos
verificados en Teoloyucan, sería capturado en imagen para la historia
por el lente de la cámara de un amigo personal del general sonorense,
el fotógrafo Jesús Hermenegildo Abitia, en lo que sería una de las
cincuenta fotos más publicadas de la Revolución.42
Un aspecto importante a considerar fue la calidad o condición
de los firmantes de los documentos de referencia. Por parte del
Constitucionalismo destaca la figura del general de división Álvaro
Obregón, quien ocupaba el cargo de General en Jefe del Cuerpo
de Ejército del Noroeste, sin ser carrancista, era un revolucionario
convencido de la causa que defendía y compartía la postura de la
rendición incondicional de las fuerzas del viejo régimen. Su trayectoria
militar, su lealtad y subordinación a la Primera Jefatura del Ejército
Constitucionalista, explican que Carranza lo distinguiera con el
honor de firmar la rendición de la Ciudad de México y del Ejército y
Armada Federales.43
El general Lucio Blanco fue un revolucionario que fue un firmante
del Plan de Guadalupe y se caracterizó por su carácter independiente
en sus ideas, tuvo el mérito de realizar el primer reparto agrario de
la Revolución, sin el permiso de Carranza. Fue uno de los grandes
generales de su época; quien tuvo el privilegio de firmar como testigo
en los Tratados de Teoloyucan.44
Eduardo Iturbe se tiene conocimiento que había sido político,
banquero, fundador del jockey club y senador de la República, esto
último entre 1912 y 1913. Su participación más importante fue la firma
de los acuerdos de Teoloyucan. Al disolverse el gobierno de Carvajal la
única autoridad civil que quedaba en la capital de la República era la
de Iturbe, por ser el gobernador de la Ciudad de México.
El general José Refugio Velasco tenía la jerarquía de general de
cuerpo de ejército, ocupaba el cargo de Secretario de Guerra y Marina
y además, el presidente Carvajal lo había nombrado Comandante
General del Ejército; por otra parte, gozaba de amplio prestigio por su
trayectoria militar y hechos de armas ante la intervención francesa y la
revolución, se había hecho notorio por su actuación en la recuperación
de la plaza de Torreón y la defensa de la misma ante la División del
Norte de Francisco Villa. Es importante mencionar que el respeto que
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se había ganado ante los mandos superiores del Ejército Federal por su
carrera, jerarquía, cargo y experiencia de guerra, le permitían estar por
encima de muchos divisionarios destacados, lo que le facilitó la triste
misión de rendir y disolver a las fuerzas federales.
El general de brigada Gustavo Adolfo Salas, ocupaba el cargo
de Subsecretario de Guerra y Marina, es decir; era un militar muy
comprometido con el antiguo régimen de Porfirio Díaz y del mismo
Victoriano Huerta, ya que había sido experto en equitación y director
de la Escuela Militar de equitación, profesor y subdirector del Colegio
Militar, y profesor y director de la Escuela Militar de Aspirantes,
institución que el 9 de febrero de 1913 inició el cuartelazo de la
llamada Decena Trágica. Contaba con 39 años de edad, 25 años de
servicios y a pesar de ello carecía de experiencia en campaña.45
El vicealmirante Othón Pompeyo Blanco era considerado un
marino de gran prestigio en la Marina de Guerra; desde el 5 de marzo
de 1913, por órdenes de Victoriano Huerta ocupó el cargo de Jefe del
Departamento de Marina de la Secretaría de Guerra y Marina, lo que
era “el más alto cargo naval de la época”;46 para ese tiempo era un
marino destacado, puesto que había sido del fundador de la Ciudad
de Chetumal en Quintana Roo y se había distinguido por combatir a
los revolucionarios en el Golfo de México. Al momento de la firma de
Teoloyucan contaba con 46 años de edad y 31 años de servicios, había
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