EL TOLMO DE MINATEDA, HELLÍN, ALBACETE

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MAL DE POTT EN UNA MUJER VISIGODA (EL TOLMO DE MINATEDA, HELLÍN, ALBACETE)
M a Paz DE MIGUEL IBÁÑEZ y Sonia GUTIÉRREZ LLüRET
1. Introducción
El Tolmo de Minateda es un yacimiento arqueológico situado en el término municipal de Hellín
(Albacete, España), en el que se ha documentado una ocupación antrópica desde la Edad del Bronce
hasta época contemporánea. Los hallazgos prehistóricos -varios enterramientos y restos de al menos una
gran vivienda oblonga- permiten documentar las primeras instalaciones humanas permanentes, si bien
su carácter fragmentario impide mayores precisiones. La importancia histórica del asentamiento y la
afirmación de su carácter urbano se produjo en el periodo ibero-romano, alcanzando la condición de
municipio en época augustea. A partir del siglo II d. C. el municipio debió entrar en una fase involutiva
de abandono y ruina que se prolongó hasta la Alta Edad Media. En un momento indeterminado entre
finales del siglo VI y principios del VII d. C. se creó una importante ciudad visigoda, probable solar de
una sede episcopal, que continuó viva hasta el siglo IX d. c., transformándose en una ciudad islámica,
conocida en las fuentes árabes como Madmat Iyyuh (Abad et alii, 1998 y 2000a).
Son precisamente las fases altomedievales de la ciudad las que se han excavado en extensión y las
que han proporcionado hasta el momento restos más espectaculares. En la meseta superior de la ciudad
viene excavándose desde el año 1995 un complejo arquitectónico monumental de carácter religioso y
cronología visigoda, formado por una basílica de tres naves, un baptisterio anejo y un conjunto palatino
frontero, en uso a lo largo del siglo VII y en los primeros años del VIII, posteriormente amortizado por
un barrio islámico construido sobre sus ruinas (Abad et alii, 2000b; Gutiérrez et alii, 2004). En el entorno
de la basílica visigoda, en especial alrededor de su cabecera, se ha localizado un interesante y extenso
cementerio ad sanctas, es decir, un área funeraria privilegiada por su proximidad al edificio religioso y a
las reliquias de su santuario. Este cementerio, del que se han documentado, por el momento, más de 60
sepulturas, estaba formado por amplias fosas excavadas en la roca que tras la inhumación eran cubiertas
con grandes lajas de piedra; en ellas son frecuentes las reutilizaciones diacrónicas -enterramientos
individuales sucesivos-, documentándose en algunos casos el uso sincrónico de las mismas, como
ocurre en el enterramiento que nos ocupa.
Los trabajos arqueológicos desarrollados en el yacimiento desde sus inicios han tenido la
intención de aunar estudios interdisciplinares, que permitan aproximarnos con diversas perspectivas a
la población antigua del lugar. Por ello se planteó la necesidad de realizar un estudio osteoarqueológico
que iniciamos en 1999. Hemos contado con la información recogida durante la excavación, tanto de las
descripciones como del registro fotográfico realizado. La excavación de la sepultura que aquí
presentamos se efectuó durante la campaña de 2001.
En nuestro caso, la sepultura que hemos estudiado está ocupada por dos individuos, un infantil
cuya edad era de 8-9 años (UE: 62454) y una mujer adulta (UE: 62455), si bien será esta última la que
presente la patología que centra nuestro estudio.
2. Objetivos
En el marco del estudio de los restos humanos exhumados en el yacimiento, que actualmente
estamos desarrollando, se han estudiado diversos ejemplos significativos, como un caso de muerte
violenta en un individuo musulmán, con una cronología del siglo IX, recientemente publicado (De
Miguel et al. 2001; Castillo et al. 2004: 530-531).
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Dentro del estudio osteoarqueológico hemos planteado la necesidad de identificar la presencia de
patologías que condicionaron la calidad de vida de los habitantes de la localidad. Para ello se ha
realizado una núnuciosa recogida de datos durante la excavación, además del desarrollo del trabajo de
laboratorio, aun sin finalizar.
Nos interesa conocer el estado de conservación, realizar la determinación del nÚlnero mínimo de
individuos por sepultura y el orden de deposición. Igualmente nos aproximamos a la edad, el sexo, las
patologías, las variaciones epigenéticas y algunas medidas que nos sirvan para conocer, de una forma
aproximada, la talla y algunos índices de robustez.
3. Material y método
Se ha realizado la limpieza y reconstrucción de los materiales que lo han requerido,
constatándose una buena conservación de los restos óseos.
En esta fase se identificó la presencia de alteraciones marcadas en la columna vertebral, de origen
claramente infeccioso, de una mujer que compartía sepultura con un individuo infantil.
Hemos identificado las vértebras afectadas realizando la descripción de las lesiones, su registro
fotográfico y, las radiografías ele todas ellas. Igualmente hemos recogido todas las modificaciones tanto
de la forma de los huesos como- de las posibles patologías, asociadas o no a lesiones infecciosas.
4. Resultados
El individuo infantil tenía una edad, a la hora de la muerte, situada entre los 8-9 años (Ubelaker
1994: 64) y presenta algunas alteraciones patológicas.
Se observa una escasa superficie cribosa en la órbita ocular derecha, cuyo deficiente estado de
conservación no nos permite realizar mayores precisiones. En la cara interna de la calota craneal se
observa modificación del tejido óseo con aumento de la vascularización, si bien no es un fenómeno
generalizado. Los dientes conservados presentan un acusado desgaste en su cara oclusal, hipoplasia del
esmalte en 13 y 23. Igualmente se evidencia la existencia de caries en el 64. En el esqueleto postcraneal se
constata la fusión parcial de dos cuerpos vertebrales (C7-Tl) (Fig. 1), que sólo afecta a la parte lateral de
ambos, permaneciendo los arcos y el resto de las vértebras sin alteraciones evidentes.
Como variante epigenética se constata la presencia de tubérculo de Carabelli en 16 y 26.
La otra persona que ocupaba la sepultura era una mujer adulta con las suturas craneales
conservadas casi totalmente sinostosadas en su cara interna, y parcialmente en la externa.
Igualmente, se observa la presencia del tercer molar, y de la fusión de todas las epífisis.
Consideramos que la edad de muerte debía estar, muy probablemente, por encima de los 35 años. Se ha
identificado desgaste dental en la 36 y 46, muy escaso en el resto de los dientes. Hay presencia de sarro,
más evidente en la cara labial de los incisivos inferiores. Como variación epigenética se conservan
huesos wormianos en el lado derecho de la sutura lambdoidea, el izquierdo no es valorable.
El aspecto patológico más destacable es la presencia de un bloque vertebral en el que se aprecia.
de forma inequívoca, la destrucción de varios cuerpos vertebrales. Como consecuencia de ello, se ha
producido una curvatura anómala de la columna, cifosis, teniendo como consecuencia la modificación
anatómica de las costillas (Fig. 2).
El bloque (Fig. 3) está formado por cinco vértebras torácicas (T8, T9, TI0, TU Y T12) Y tres
lumbares (Ll, L2 Y L3), la L3 se encuentra separada del bloque al haberse roto postmortcm el arco de L-2.
Además de ellas, se constata la afectación de otras vértebras, tanto torácicas (T3, T4, T5, T6 Y T7) como
lumbares (L4 y L5) en las que sus cuerpos vertebrales presentan superficies irregulares, preferentemente
desde T5 hacia abajo. Igualmente se han modificado las caras laterales de los cuerpos, apareciendo
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superficies irregularmente rugosas. Se nos ha sugerido que la presencia de superficies corporales
irregulares pudiera relacionarse con el desarrollo de la enfermedad durante la fase de crecimiento de las
vértebras, cuando aun los cartílagos no estarían fusionados (comunicación personal de la Dra. J.E.
Buikstra) (Fig. 4).
Dadas las características de las lesiones tales como la destrucción de los cuerpos vertebrales con
fusión de la cara anterior de las vértebras, la preservación tanto de los arcos como del canal medular sin
alteraciones (Ortner 2003:231), nos permiten identificar las lesiones con una tuberculosis vertebral o Mal
de Pott, hecho confirmado por el estudio radiológico (Fig. 5).
Dentro de la bibliografía consultada se ha sugerido que la afectación vertebral no superaría en
número las cuatro vértebras (Sauret, 1990: 16; Thillaud, 1996: 163; Campillo, 1996: 112; Aufderheide y
Rodríguez-Martín 1998: 135; Campo, 2002: 174). Sin embargo, en nuestro caso son muchas más las
vértebras que presentan modificaciones, estando el bloque formado por siete, además de las otras ya
mencionadas.
Debemos indicar que al menos en un caso se evidencia la fusión de una costilla flotante del lado
derecho al bloque vertebral. Consideramos que esta circunstancia ha de relacionarse con la larga
evolución de la enfermedad, la modificación de la postura y la edad de la mujer, como se ha identificado
igualmente en la necrópolis de El Burgo de Osma (Herrerín, 2004:101).
Asociado muy posiblemente a la modificación postural causada por la cifosis, tendríamos una evidente
variación en el relieve habitual de la superficie reh'oauricular de la pelvis, en nuestro caso ambos iliacos
se han transformado desapareciendo todos los relieves de la superficie, presentando W1a aspecto
totalmente liso (Fig. 6).
Una circunstancia que por el momento no hemos podido justificar, es la presencia de un claro
aumento de la vascularización en las articulaciones distales de ambos fémures y ambas tibias (Fig. 7),
hecho que quizás pueda relacionarse con la tuberculosis, ya que en ocasiones esta articulación se ve
afectada (Campillo 2001: 249), aunque con una frecuencia significativamente inferior a la vertebral
(Aufderheide y Rodríguez-Martín, 1998: 134; Ortner, 2003: 228), si bien carecemos de datos concluyentes.
5. Conclusiones
A partir de los datos obtenidos, consideramos que estamos ante un caso de tuberculosis ósea,
cuyo germen causante pudiera ser el Mycobacterium tuberculosis bovis, cuyo contagio debió producirse
bien por consumo de leche o productos derivados sin haberlos sometido a cocción, o por contacto con
animales afectados (Campillo 2001: 243), y que llegó a las vértebras por vía hematógena. Esta patología,
aunque no es muy frecuente está claramente atestiguada en la bibliografía paleopatológica peninsular
(Etxeberria, 2005: 8).
La evolución de la enfermedad, que pudo iniciarse durante la infancia, y la afectación de varias vértebras
torácicas han obligado a modificar la forma anatómica de las costillas, produciendo una clara
disminución de su curvatura, llegando en el caso de las inferiores a tener una forma casi recta.
Todas estas modificaciones debieron suponer en primer lugar la afectación de las ramificaciones
nerviosas, causantes de dolor y parestesias en las zonas de su inervación. Igualmente, creemos que la
modificación de la caja torácica debió suponer W1a marcada limitación de la capacidad pulmonar.
Debemos considerar la grave dificultad que debió tener para la deambulación dada la marcada
cifosis que padeció (Fig. 8). No podemos descartar que la larga evolución de la enfermedad y la gran
afectación de las ramificaciones neurales pudieran haber causado una paraplejia de Pott.
Estas dificultades para el desplazamiento estarían avaladas por el nulo relieve que muestra la
superficie retroauricular de ambos iliacos, posiblemente causada por no ejercer la fuerza deambulatoria
sobre la pelvis al haberse variado el centro de gravedad de la mujer, causando que el peso no descansara
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en la pelvis, por lo que las inserciones musculares no han ejercido una presión sobre esta área. No se
observan signos artrósicos ni de actividad forzada en las extremidades superiores, hecho que indicaría, a
nuestro entender, el uso de bastón durante un largo periodo de tiempo, por lo que es posible que la
mujer tuviera una escasa movilidad.
Todas estas circunstancias debieron suponer una grave discapacidad para realizar funciones
laborales y cotidianas, incluido su propio autocuidado y la cubrición de las necesidades básicas (higiene,
alimentación, etc.).
Desde una perspectiva sociocultural hemos de señalar la necesidad de atención y cuidados que
debió recibir por parte del grupo, en general y, probablemente de su familia en particular. No obstante,
su larga supervivencia y su cuidadoso tratamiento después de su muerte, siendo enterrada en una
sepultura de gran calidad, nos hacen reflexionar sobre el rango social de las personas que se enterraron
en este cementerio privilegiado del Tolmo de Minateda durante el siglo VII de.
Agradecimientos
Agradecemos a la Dra. J.E. Buikstra todos sus comentarios y orientaciones, los cuales nos han
permitido avanzar en la interpretación de este caso. Igualmente a todas las compañeras y compañeros
que durante el Congreso de Paleopatología nos hicieron interesantes sugerencias.
También al personal del servicio de radiología del Hospital "Vega Baja" de Orihuela, por su
ayuda desinteresada.
Durante el trabajo de laboratorio hemos contado con la colaboración de alumnas y alumnos de la
licenciatura de Historia a quienes agradecemos sinceramente su ayuda y entusiasmo.
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C7--.
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Figura 1. Fusión de cuerpos vertebrales C7-Tl, individuo infantil
Figura 2. Modificación de la curvatura costal.
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Figura 3. Bloque vertebral con destrucción de los cuerpos vertebrales.
Figura 4. Alteración de la carilla inferior de T4.
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Figura 5. Radiografía de las vértebras más afectadas.
Figura 6. Modificación del relieve de la superficie reh·oauricuiar.
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Figura 7. Aumento de la vascularización en fémures y tibias.
Figura 8. Reconstrucción aproximada de la postura de la columna vertebral.
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