el traile de los botonetes

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El Traile de los botonetes
EL TRAILE DE LOS BOTONETES
Mª Amparo Garrigós Cerdán
Mª Amparo Garrigós Cerdán
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El Traile de los botonetes
(En una casa enguerina al uso, viven el tío Baltasar y la tía Salomé. Hoy esperan la
visita de la tía Matilde, hermana de Salomé. Los tres son jubilados. El primero que sale
es el tío Baltasar con su perro Manolo en brazos acariciándolo y hablándole de esta
forma…)
que ver, Manolo, qué mala pasá es tener tantos años. ¡Cuánto
monte amos chafau juntos! Serraores, el Llano d’Almas, Merita, los
Brunales, el Calderón… ¡Ay, Manolín! Tú corriendo como un gambo
detrás de los conejos y las llebres, y sin hurones, que ixos trencan las
cachaperas… ¿Y las perdices? En ca no te daba el fato, ya estaban
volando y yo, ¡pim, pam! Dos tiros y perdiz pa los gaspachos del
domingo. Esta vellea tuya y mía, quina mala pasá… No me mires así,
no, que te conozco: ¿a que tienes hambre? Sí, ya lo sé, Manolete,
hambre más que Sangonereta. Pero ves en cuenta, que ixe va
reventar d’un hartajón de botifarras, no tengamos la mateixa…
BALTASAR.-¡Hay
(Entra Salomé)
SALOMÉ.-
¿Otra vez charrándole al perro? ¡Este agüelo…! Si la chochera fueran
piejos…
Agua y vinagre, templá. Total d’aquí a cuatro días, tos calvos, ¿a
que sí, Manolo?
BALTASAR.-
SALOMÉ.-
¡Manolo…! ¡ Ponerle Manolo a un perro…! Quin pecau más gordo…
Pos las reclamaciones, al maestro armero, que más pecau es
ponerle a una mujer Salomé y así te dicen a tú. No sé cómo el cura
no los va despachar a tos a perdigonás el día de tu boltizo.
BALTASAR.-
SALOMÉ.-
¡Mira el rey negro por onde me sale!
Pos, ¿no era Salomé la jodía aquella que va pedir la cabeza del
Bautista y pa ixo li va ballar al rey la danza de los siete velos?
BALTASAR.-
SALOMÉ.-
Pos no, pos no y no y no. Inorante, qu’eres un inorante. La santa de
mi nombre va ser la madre de S. Juan y Santiago Apóstol, ¿t’has
enterau ya, mago d’Oriente? Y a ver si atendemos más al evangelio,
que no cagas boñigos porque no s’estila.
Pos mira que yo to la vida héndome la goleta con los siete velos:
“Hoy se los pondrá… será mañana… o la semana que viene… o d’aquí
BALTASAR.-
Mª Amparo Garrigós Cerdán
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El Traile de los botonetes
un año…” Y resulta que no iba con tú… ¡ya m’estrañaba a mí!
SALOMÉ.-
Tú lo qu’estás es como un cabazo gatos. Si me ponen el nombre, es
pecau pero lo otro lo querías de baldes, ¡redéu con el señor deputau!
BALTASAR.-
Mujer, que yo de putas no ha dicho na.
Pero hay que ver lo que te va la marcha, paixarel. Mira, si tiés el
capricho, esta noche me pongo en cueros, me colgo siete mocaores a
cuadricos onde tú sabes y te ballo la danza del vientre con postizas y
to… Más que na pa que no te salga tuerto el preñau…
SALOMÉ.-
BALTASAR.-
No te diría que no, mujer, si no fuera porque me se fegura que con
siete pañolicos no en d’habría prau pal contorno. Igual con setenta…
SALOMÉ.-
¡Los mismicos qu’hacen falta pa dar la mida de tu cabeza, bucarán!
Qué, ¿no sabías que a la vuelta lo venden tinto? Pos ven a por otra
que aquí t’espero…
BALTASAR.SALOMÉ.-
¡Ay, Señor! Les dones… les dones, ¡qué bones!
Miel colá, Baltasar, miel colá. Y vamos templando qu’estoy esperando
a mi Matilde, porque hace dos días que s’en va ir a Valencia con mi
sobrina Isabel a conocer al novio y ver la casa de su nietica Carolina,
que s’en van a vevir juntos…
¿Que tiene novio la Carolina y yo sin enterarme? ¿Y por qué no se
casan?
BALTASAR.-
¡Ay, Baltasar, qu’estás más viejo que la estoreta de la falla! Pa qué
s’en van a casar si hoy ya tienen to las faenas hechas. Pero, calla,
calla que ya siento entrar a mi hermanica.
SALOMÉ.-
MATILDE (Dentro).- ¡Salomé!,
SALOMÉ.-
¡Baltasar!, que ya estoy aquí.
Pasa, Matilde.
(Entra)
MATILDE.SALOMÉ.-
¡Buenos días!
Hoy, buenos y santos chiqueta.
BALTASAR.MATILDE.-
Míralos, de buena mañana ¡y ya s´han barajau! ¿a que sí?
BALTASAR.SALOMÉ.-
¡Salomé, para el carro!
Un refregonet na más, cuñá. Pa no perder la costumbre.
Pos lo de un día sí, otro tamién y el d’en medio…pa no variar.
Mª Amparo Garrigós Cerdán
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El Traile de los botonetes
MATILDE.-
SALOMÉ.-
Ay, con los amantes de Teruel, tonta ella y tonto él. Dejarme que
m’asente en medio que tengo pa charrar hasta la noche…
¿Del viaje? Enga, ya estás tardando hermanica…
(Le hacen sitio y se sienta)
Pos el martes, nos va llevar mi guierno al tren de Játiva y, cuando
vamos allegar a Valencia, ya estaba allí mi Carolina con el coche
esperándonos pa en d’irse d’allí al piso que tiene llogau hasta que
termine d’endongar el nuevo. Cuando vamos entrar, ya nos estaba
esperando el noviet y… ¡quin polvo, chiquetes! ¡Resulta qu’es
francés…!
SALOMÉ.-
BALTASAR.-
Che, ya m´has jodío, ¿que vamos a tener un gabacho en la familia?
MATILDE.-
Yo d’ardachos no ha dicho na…
SALOMÉ.-
Que no, Matilde, un gabacho, un gabacho que quié dir un franchute.
MATILDE.-
SALOMÉ.-
¡Collons con la palabrica, Baltasar! Casi se m’escapa una chufa y no
de las d‘her horchata.
Matilde, es que mi marido, como va ir muchos años a la vindimia, no
se lleva con la vecindá d’allá arriba.
¡Si eran tos unos gorrinos! Magínate, Matilde: en la viña d’aquí tos
los españoles y en la d’enfrente, los hijos de la France, y to los días:
“Español de merde, español de merde” Y nosotros sin dirles na.
Hasta que tanto nos van tocar las bellotas, qu’una tarde, cuando ya
s’en d’habían ido, le digo a los míos: “Ches, ahora nos toca a
nosotros!” Arreamos pa la viña aquella y en to los cepos qu’en cá
estaban por cortar, se vamos apomponar y vamos her de cuerpo tos
en fila. Entonces es cuando van saber los mandrangos aquellos de la
merde de los españoles, pero en cantidá y en calidá.
BALTASAR.-
MATILDE (riéndose).-
Ay, cuñau, con lo tremendo qu’eres no m’esplico yo cómo
en ca no te falta dengún queixal, qu’el Tempranillo al lau tuyo, ¡una
balseta d’oli! Bueno, pos veréis, era un fadrí más guapo y más
cariñoso… A la Isabel y a mí, en cuenta de dos besos, nos va embocar
tres a ca una.
SALOMÉ.-
Ves, Baltasar, qué cumplido.
Por ixo se va casar el presidente de la Repóblica Francesa con la
modelo ixa que canta, por lo besaor y no por lo guapo. Mira si será
que en el cuento de la princesa el Sarkozi era un zapo…
BALTASAR.-
MATILDE.-
¡Calla, malpensau! Dispués nos lo va presentar, y dice el muchacho:
“¡Ah! ¿la mamá y la mamé?” Chicos, me va quedar chelá. “¡Ya l‘amos
cagau!”, va pensar entre mí. Asina que saco to l’artellería, me chiro a
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mi Isabel y le digo: Isabel, ¿qué dice éste de mamar? La chiqueta,
que va caer en la cuenta me dice a mí: “Que no llalla que ha dicho, la
mamá y la gran mère, o sea, la madre, y la gran madre qu’es usté”.
Ay, yo que la siento, va reventar: “La gran madre ¡la gran madre…!
¿de qué m’esta tratando este deshonrau? Isabel, dile a tu hija que le
conteste a ixe que la “gran madre” no soy yo, que si acaso, ¡será la
d’el!” La Carolina: “No sea usté así llalla, no ve qu’el pobret ne
comprends pas” Y yo: “Y a mí qué m’importa si compra o no compra
pan!” Y mi nieta: “Que lo que le digo es que no la entiende, agüela” Y
yo: “Pos que se ponga a astudiar ascape que mis besnietos quió
sentirlos charrar en cristiano, ¿estamos?” Y aquel pobret mirando el
cuadro con los ojos como dos perolas y mi nieta con un afronte pa
morirse.
BALTASAR.SALOMÉ.-
Pos más vale que se vaiga arremojando el Miterrán.
MATILDE.-
SALOMÉ.-
Madre, ¡qué familia! Mañana tos al “Diario de Patricia”.
Al ratico, s’en vamos asentar a tomarse el desdeyuno y la Carolina va
dir qu’el noviet ganaba muchas perricas, que trebajaba de somellero
en un ristorán.
Y ixo de somellero, que paece que m’allega la pudentina de sentirlo,
¿se pue saber qué es?
MATILDE.-
¿En tres trompás, hermanica? Cataor- de - vinos.
BALTASAR.SALOMÉ.-
Pos con la dichosa cataeta, ¡menudas turcas pillará! Acuérdate de
Ramón Lorondo, que catando, catando, no l’allegaba el vino de ca el
Aguardentero a la calle Fuera.
BALTASAR.MATILDE.-
¡Qué manera d‘amargarnos la vida con estas palabricas tan yeyés!
¡Qué va mujer, si en la puerta la Calzana ya no li’n quedaba gotica!
Que no, abeluchos, que no es asina. Mi Carolina nos va poner un
vidio d’una cata en la que va quedar campeón, y allí no se va bufar
denguno. Mirar, encima d’una tauleta en tenían botellas de vino y
muchas copas. Pos se ponían una mijica en una copa y primero la
levantaban, meneaban el vino y lo miraban bien.
BALTASAR (A Salomé).-
Ixo, mujer, era pa ver si tenía algún mosquito.
MATILDE.-
Baltasar, salau, ¡qu’estamos en el siglo ventiúno! Dispués, aspacico,
aspacico, se ponían a fatearlo como si fuera aquello perfume del
caro.
SALOMÉ.-
Y a lo mejor, francés. ¡Mal asunto, si estaba alguno costipau y se li
caía la moquita!
MATILDE.-
¡Otra que tal, tío Pascual! Bien, y ya pa terminar, bebían una
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glopaeta, se la pasaban por to la boca y la escopían en un lebrillet
que tenían al lau.
SALOMÉ.-
¡Uy, qué cochinos! ¡Y qué madelucaus! Escopir en un lebrillo delante
de tos la sangre de Cristo. ¿Y por her ixa payasá, li’n pagan tantas
perricas?
MATILDE.-
Pos sí, bonica. Mira cómo va el mundo y ande iremos a parar.
Bueno, al ratico, s’en vamos d’ ir al piso nuevo y mi hija y yo nos
vamos quedar embacorás. Con un aparatico que cabe en la palma la
mano se podía poner en marcha o pararlo to: la llavaora, el
mecroondas, el horno, to los aparatos. Y se abajaban y se subían las
persianas y s´abrían y se tancaban las cortinas ¿Y la tele? Ríete tú
del cine de Bartolo¡ ocupaba to una paret!
SALOMÉ.-
¡Ah, pos yo quio ir a ver to ixo! Más que na la noveleta a tamaño
natural, ¡que salen unos tíos más buenos!
BALTASAR.MATILDE.-
BALTASAR
¡Hala, cada loco con su tema! No ser ataboyantes que to llegará.
Luego, nos va enseñar el dormitorio ¿sabéis lo que en d‘había allí?
y SALOMÉ.- ¿Qué?
MATILDE.SALOMÉ.-
¡Y yo con mi Manolo, a ver el Jara y sedal!
Un futón japonés.
¿Un putón del Japón? ¿Y qu’hacía allí la mujer ixa?
Yo ya lo sé, que al somerdero ixe le va el menaje a trois: un hombre
con dos mujeres.
BALTASAR.-
SALOMÉ.-
Mira don Guindo to lo que sabe. Collons, Baltasar, ¿ixo no te lo
contarían en el portal de Belén?
MATILDE.-
Her el favor de callarse. Que no es un putón, es un futón. Fu, fu,
futón.
BALTASAR.MATILDE.-
Pos ixo, un putón sin entaúra.
A ver si se podemos aclarir. Un futón es un colchón dejau caer
encima de una tarima de madera. Pero no como los de borra: bien
grande, bien cuadrau y bien blandico.
Pos ya está claro, ¡que a la pareja no les gusta trebajar con música!
En ca m’acuerdo yo del esquilón que nos van colgar a tu hermanica y
a mí bajol llit pa la noche de bodas. Como que los desgraciaus nos la
van cagar, que la vamos pasar asentaus en dos cahíras en tal de que
no se sintiera el roido.
BALTASAR.-
MATILDE.
Claro, y por ixo nos lo vas endosar a mí y a tu concuñau, colgau del
Mª Amparo Garrigós Cerdán
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sumier, cuando nos vamos casar nosotros ¡pa que no pudiéramos
trebajar tampoco…!
BALTASAR.-
¿Yo? Yo d’ixo no sé na, Matilde.
MATILDE.-
Mira el santo los pajares, ¡y que no sabe na! Pos atento a lo que te
voy a dir: el que no sabe na d’esto, y ya son muchos años de casaus,
es mi marido, y esa, Rasputín, me la debes. Porque si no, vía habido
en Engra el primer crimen por enstrumento musical, dígase badajo,
atascau en la gola. Ya estás avisau.
SALOMÉ.-
No enredrarse, no enredrarse, a ver si nos vamos a escalabrar por
una humorá cuando no s’en vamos arrapar por la herencia.
MATILDE.-
Pero el golpe va ser cuando nos va enseñar el cuarto de baño, ¡si era
más grande qu’una plaza de toros! Tenía una gabina de cristal pa
ducharse con arradio y to, una tina pa tomar el baño d’ixas con
chorros por to los laus, dos lavabos p’asearse y el cagaero en un
rinconet, deseparau y colgau en la paret.
¡Uy, qué bien pa chugar a her canasta como en la nebeá! ¡Y pa peer
en botija y que retumbe!
BALTASAR.-
SALOMÉ.-
Ves hermanica, como amos sido to la vida unas desgraciás.
¿T’acuerdas del común de ca la madre aquella sanmiguelá cuando,
toas endongás se’n d’ íbamos pa los toros y la Isabel va meter la pata
dentro por palparle los güegos a la llueca qu’en d’había en la tabla
d’encima?
MATILDE.-
No m’ha d’acordar si en la vida ha pasau más afronte. Si
s’asentábamos en los toros, la una: “Chicas, ¿no sentís pudor de
mierda?” y arreaba. Si se poníamos a ver la proseción, la otra: “Uf,
aquí no se pue estar! Quién será el puerco que s’ha cagau” y tamién
arreaba. Si se parábamos en la feria, no vendían ni una granera, ¡qué
tarde, Dios mío!
SALOMÉ.
¡Y ixo que la vamos lavar en el corral con una caña y un pincel
d’emblanquinar pa no aufegarse y l’in vamos cambiar los calcetines!
Pero se va colar la pasta de budell aquella por la juntas del zapato, y
¡la que te rondaré, morena!
BALTASAR.-
Y to la vida riéndose del cuadro, ¿ixo no vale na, mantes?
SALOMÉ.-
To los dineros del mundo, qu’en nombrando de la pancha p’abajo,
más por detrás que por delante, ¡ya está la fiesta armá!
MATILDE.-
Pos agarrarse qu’ahora va el castillo de cobetes p’acabar la fonción.
Resulta que me van entrar ganas d’orinar y le digo a mi chiqueta:
“M’en voy pal salón del trono”. “Vaya, vaya, llalla”, dice mi Carolina,
y m’enciende to las luces de la descoteca. Total que cuando va acabar
de pixar, tiro mano al papel ¡y no en d’había!
Mª Amparo Garrigós Cerdán
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El Traile de los botonetes
Miá si lo sabía yo, por ixo los va burruchear tanto el foturo
pariente, ¡pa no darlos la mano!
BALTASAR.-
MATILDE.-
Espera, cuñau que no va la cosa por ahí. Empiezo a mirar y
encuentro en un lau de la taza dos botonetes: uno colorau y otro
verde. Me da por apretar el colorau, sale de dentro el común un
chorro d’agua ¡y me va mojar tol flequillo! Lo malo es que como yo
va ver en la tele qu’ a un hombre le va salir una culebra pól ujero el
váter, en un blinco ba besar la paret d’enfrente cuatro veces
seguidas… ¡y con el culo al aire!
SALOMÉ.-
Pos haberte subido los pantalones y haber arreau puertas p’afuera,
bacora.
MATILDE.
Salomé, por l’amor de Dios, no me toques ixa parte que en cá queda
traile. Pos bien, m’arrimo aspacico otra vez a la noria aquella y como
no va ver na, m’achoco. Me da por apretar el botonet verde y
m’estufa el dimonio aquel una bufá d’aire en to las partes que me se
va poner la falda de peineta.
BALTASAR.MATILDE.-
¡Y vivan las sevillanas!
Entonces es cuando va mamprender los pantalones y va ixir d’allí
escapá, patetas me valgan. Pero, en esas me veo a mi Isabel que
tamién venía a vaciar el dipósito y héndome el yongo, no le va dir
na…
SALOMÉ.- Eres
MATILDE.-
de miedo, Matilde, ¡pobre chiqueta!
Pero aquella va ser más lista y antes d’asentarse li va preguntar a la
hija onde estaba el papel. ¡Pobreta la chiqueta! ¿Tú no conoces a tu
sobrina que si fuera por no cagar no comería? Y le contesta la
Carolina que en ixe váter no calia dengún papel, porque ixo no es…
algo de…nosequé lógico. Que pa limpiarse tenía que darle a los
botonetes ixos, el colorau pa lavarse y pa secarse el verde. La mala
sota, ¡podía haberlo dicho antes y m´habría estalviau a mí la
marimorena!
¡No te digo lo que hay! Y, por casualidat, ¿ no en d’había un botonet
azul por allí?
BALTASAR.-
MATILDE.-
Pos no, Baltasar, pa her lo que había qu’her, ya en tenía praus, de
botonetes digo.
Ixo, según y pa quien porque, puestos a tos los lujos, sólo faltaba
que saliera una mano pa espolsarle el colguero al género masculino.
BALTASAR.-
SALOMÉ.-
Será posible, ¿hasta ixo te viene grande, tío calavera?
MATILDE.-
Déjalo estar, mante, que nunca llueve a gusto de tos.
Mª Amparo Garrigós Cerdán
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El Traile de los botonetes
Esto del pogreso pa nosotros es peor que la bufalaga, Matilde, una
porga de las buenas.
BALTASAR.-
MATILDE.-
SALOMÉ.-
Pos en mis tiempos la vía querido yo y no me vían dolido las
cagarrinas: el mundo hoy, cuñau, está mu señorito y si se chirara
l’aire, estábamos aviaus con la joventut, que si no es apretando
botonetes y enchufaus a la corriente no saben her na.
Y a nosotros la tenica nos hace unos desgraciaus…
Pos yo, mantes, m’en voy con mi Manolo un ratico a Fraga pa que
s’estire las patas y voy a her un costalet de guierba falfe pa los
conejos.
BALTASAR.-
MATILDE.SALOMÉ.-
Y yo m’en voy pa casa a her el yantar.
Pos yo aquí me quedo con la tenica y el pogreso, a ver si s’estira una
mijica y apretando un botonet en cuenta la tía Salomé y como
parienta de rey, m’en torno doña Sofía.
Mª Amparo Garrigós Cerdán
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