leica: cien años retratando el mundo

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LEICA: CIEN AÑOS
RETRATANDO
EL MUNDO
finales del siglo XIX, la fotografía estaba en pañales. Todo era grande
e incómodo, atados como estaban a las enormes cámaras oscuras y a
incómodas y frágiles placas de vidrio sensible. Se necesitaba algo más
práctico, que se pudiera transportar. En el corazón de Alemania, en
los talleres de óptica de Watzlar donde los Leitz fabricaban microscopios desde
1849, en marzo de 1914 el ingeniero de precisión y fotógrafo aficionado Oskar
Barnack encontró la solución: usarían película cinematográfica en vez de placas de vidrio; una película que, en lugar de en vertical, se movería horizontalmente. De esta manera, Barnack ampliaría el formato de los negativos a 24x36
milímetros. Pero llegó la Primera Guerra Mundial y Ernst Leitz II no pudo poner en práctica la producción en serie y el lanzamiento al mercado de las cámaras hasta 1925. Por fin había nacido el primer modelo de Leica, nombre comercial surgido de la combinación entre el nombre de la compañía y la palabra
«cámara». Aquel primer modelo de «cámara liliputiense» no convenció a los
visitantes de la feria de Leipzig, sí, por el contrario, a los fotógrafos de prensa
alemanes, y, de ahí, a los de todo el mundo. Hay que tener en cuenta que, en
aquella época, la prensa comenzaba a reemplazar dibujos por fotografías. Fue
la revolución. Cámara de referencia de los grandes fotógrafos –Robert Capa,
Cartier-Bresson... este dijo lo de «la Leica es la extensión de mi ojo»–, con la
época de oro de las grandes reportajes en revistas como “Life” o “Paris Match”,
en los años 50, se convirtió en la «cámara reina». Un ejemplo: en la redacción
del “National Geographic Society” llegaron a tener 120 Leicas.
A
«Eyes Wide Open!» es el título de un libro y de una exposición sobre el centenario de las Leica (abierta hasta el 11 de enero en la galería C/O de Berlín).
Texto: Marian Azkarate
1 4 zazpika
Puerto de Hamburgo, 1958. Gundlach es uno de los fotógrafos de
moda más importantes de la posguerra alemana. Su preferido
era el gran angular, por su mayor profundidad de campo.
Fotografía: F.C. Gundlach
zazpika 1 5
«Sin título», de la
serie «Go» de 2001
de Bruce Gilden, un
«fotógrafo
callejero», como se
autodefine,
conocido por sus
retratos en primer
plano de los
habitantes de la
Gran Manzana. Usa
el flash electrónico.
Fotografía:
Bruce Gilden
2014/Magnum
Photos
1 6 zazpika
Laederstraede, en
Copenhague (1935).
En las fotos de
Heidersberger se
aprecian sus
estudios de pintura
y la influencia del
surrealismo, y de
Man Ray en
concreto. Es el autor
de la polémica serie
de desnudos o
«mujeres vestidas
solo con luz»
publicada por la
revista «Stern» en
los años 40.
Fotografía:
Instituto
Heidersberger
«El hombre con el
vendaje», 1968. Una de
las fotografía del
alemán-canadiense Fred
Herzos, conocido
principalmente por sus
fotos de Vancouver. Fue
también uno de los
pioneros del color.
Fotografía:
Fred Herzog
cortesía de la galería
Equinox de Vancouver
zazpika
17
Empresarios rusos y militares
saudíes hacen negocios en la
zona de exposición de carros de
combate de la Russia Arms Expo.
EL SUPERMERCADO
RUSO DE LA GUERRA
Texto: Alba Muñoz
Fotografía: Guillem Sartorio
Una ciudad remota de los Urales
acogió a mediados de setiembre la
décima edición de la Russia Arms
Expo, la feria internacional de
armamento pesado ruso. Un
escenario discreto y privilegiado
para asomarse a los conflictos
bélicos del futuro.
2 0 zazpika
ladimir Putin ha vuelto. Después de casi cinco
años de conflicto, la intervención rusa en Siria
ha supuesto un cambio de dirección en las
estrategias de las potencias aliadas. Tras meses de aislamiento internacional por el conflicto en
Ucrania, el Ejecutivo ruso ha desembarcado en el tablero de juego y ahora nadie va a hacerle marchar. El
Kremlin busca protagonismo y alianzas en la lucha
contra el Estado Islámico, poner tierra sobre el conflicto en Ucrania y, por qué no, levantar parte de las
sanciones impuestas por Occidente. No es un capricho: el hundimiento económico del país a consecuencia de las mismas está afectando a la popularidad del
presidente.
Pocos saben que antes del desembarco en Siria, tuvo
lugar una fiesta en Rusia, un acontecimiento vital para
el Kremlin y sus planes de futuro. Incluso los más inmediatos. Sucedió el pasado setiembre en Nizhny Tagil, una ciudad remota de los Urales, en cuyos bosques
V
se celebró la décima edición de la Russia Arms Expo
(RAE), la mayor feria de armamento pesado del país y
una de las más importantes del mundo. La exposición
compite con Eurosatory, su equivalente europeo, que
se celebra cada dos años en París. Hasta allí se desplazaron centenares de compradores de armas, empresarios privados y delegaciones de numerosos países,
los mismos que han situado a Rusia en el segundo
puesto mundial como exportador después de Estados
Unidos. En su mayoría proceden de países fuera de la
órbita de la OTAN.
La localización de la feria no es fruto del azar:
Nizhny Tagil, una ciudad altamente contaminada y
rodeada por grandes extensiones de abedules, alberga
la mayor fábrica de tanques del mundo. Es propiedad
de la empresa Uralvagonzavod, un símbolo industrial
ruso y orgullo de los Urales. Unas recientes imágenes
por satélite han desvelado que seis tanques T-90, el
producto estrella de la fábrica y cuyo último modelo
se presentó en la Russia Arms Expo, han sido desplazados hasta la base que los rusos tienen en la ciudad
costera de Tartus (Siria).
Con una extensión de 400.000 metros cuadrados,
que incluye un campo de pruebas militares, el Kremlin
no escatimó esfuerzos para convertir este gélido paraje
en un brindis por las guerras del futuro y en una
prueba de su propia fortaleza política. La feria de
Nizhny Tagil se convirtió en un escenario discreto para
los comerciantes de armas a nivel mundial.
Operarios de un
tanque T-90, el carro
de combate en
servicio más
moderno del Ejército
ruso. En la página
anterior, la
delegación de Arabia
Saudí se pasea entre
tanques.
Tanques para todos. Cuatro cazas MiG-29 sobrevuelan las cabezas de los asistentes en forma de bienvenida. Varias parejas de azafatas adolescentes con la
piel de gallina por el frío se pasean entre los presentes
para compensar el estallido ensordecedor. Según cifras
de los organizadores, 50.000 personas procedentes
de 65 países han visitado la feria de novedades de armamento «Made in Rusia». En los pabellones, los cozazpika 2 1
merciales explican desde sus expositores las propiedades de cada misil y granada, incluso la eficiencia de
distintos tipos de metralla. Utilizan eufemismos como
«target», «alcance», «objetivos» y «defensa».
La artillería y los últimos avances en sistemas de detección del enemigo se diseccionan en maquetas de
alta precisión técnica. Todas las armas se exhiben sin
reparos, pero el enemigo, el receptor imaginario de
aquella potencia destructiva, nunca aparece en las conversaciones. Aunque muchos comerciales reconocen
que sus productos están «activos» en varias zonas del
mundo, ninguno señala un punto del mapa: «No estamos autorizados a hablar de nuestros clientes», contesta la representante de una empresa de proyectiles
para tanques.
La zona más transitada de la feria es la exposición
de carros de combate. Es aquí donde las delegaciones
de países extranjeros se dejan ver mientras hacen preguntas a sus guías en voz baja. Podría decirse que el
comercio de armas se escenifica en un inmenso parking de tanques lustrosos y cañones móviles que apuntan a una fracción indeterminada del horizonte, vigilados por operarios a quienes no les hace ninguna
gracia ser el objetivo de las cámaras.
Un pequeño grupo de diplomáticos chinos se pasea
con la tranquilidad y la concentración de quien valora
la compra de una autocaravana para irse de vacaciones con la familia. La comitiva de generales de la República de Boswana se muestra muy interesada por
un lanzacohetes y toma notas en una libreta, hasta
que una joven rubia decide escalar la máquina para
2 2 zazpika
Helicópteros hacen una demostración con fuego
real, una de las características exclusivas de esta
feria de armas. A la izquierda, personas que asisten
a la exposición tras pagar un mínimo de 34 euros.
zazpika 2 3
Dos jóvenes locales
practican su
puntería con un
fusil de
francotirador
Dragunov y un AK47 en la galería de
tiro virtual.
2 4 zazpika
posar con la mano como visera. Jayanti Chandrasekar,
vicepresidenta de la empresa india D’gipro, afirma
haber venido solo por un motivo: «Me interesa mucho el último modelo de tanque T-72». De hecho, uno
de los acuerdos oficiales más importantes durante la
Russia Arms Expo ha sido el alcanzado precisamente
con India, aliado y cliente desde hace medio siglo.
Adquiere repuestos para los tanques T-72 y vehículos
de combate.
Carlos Pestano, general del Ejército de Venezuela,
parece alegrarse de oír castellano y explica el motivo
de su visita: «Vemos esta feria con mucho agrado. Hemos sido invitados por nuestro aliado estratégico, con
quien mantenemos un acuerdo de cooperación». Ante
la pregunta de si es cierto que Venezuela podría ser el
primer país en fabricar armas rusas fuera de sus fronteras, Pastano ni desmiente ni confirma. «Aún no estamos en ese punto, lo estamos negociando».
Entre las delegaciones destacadas de este año se encuentran Sri Lanka, Malasia, India, Bielorrusia, Vietnam, Emiratos Árabes, Cuba y Congo. Pero el único invitado estrella es, sin duda, Arabia Saudí, el mayor
comprador de armas del mundo y que visita la feria
por primera vez. Aunque a día de hoy no se ha materializado ningún acuerdo entre esta monarquía absoluta y Rusia, su presencia en la Russia Arms Expo supone la tercera visita de una delegación saudí a un
mercado de armamento ruso en menos de seis meses.
Y podría llegar a significar un cambio relevante: una
alianza estratégica con Rusia soslayaría las evidentes
tensiones que los saudíes mantienen con Siria e Irán,
clientes y aliados del Kremlin.
La guerra, festividad nacional. A mediodía, las puertas de la feria se abren al público. Una banda de música
comienza a desfilar entre los pabellones. Bombos y
platillos advierten de que se acerca la hora de la exhibición en el campo de pruebas. Está anunciado el discurso del primer ministro, Dimitri Medvedev. De
pronto, una riada de gente inunda los pabellones y rodea los carros de combate. Familias enteras entran por
turnos en los tanques y camiones, como si estuvieran
en un parque de atracciones. Forman cola para hacerse
una foto sosteniendo un lanzagranadas RPG, mientras
un campo de tiro virtual empieza a recibir a los visitantes ansiosos por probar sus habilidades con el ga-
tillo. Los de más edad pasean por un pequeño mercadillo de folclore nacional, en el que se pueden encontrar botellas de vodka con forma de fusil Kalashnikov,
petacas, ropa corporativa de marcas armamentísticas,
dulces tradicionales y todo tipo de merchandising,
tanto de la época comunista como de la del presidente
Putin.
Un pequeño puesto de helados sirve centenares de
cucuruchos en pocos minutos, a la vez que la gente se
agolpa para entrar en las gradas, con algunas personas
agitando pequeñas banderas nacionales de plástico.
Las vigilantes de seguridad femeninas, todas con tacones y plataformas, no parecen compartir la emoción
y descansan los pies como flamencos, mientras intentan apaciguar al gentío. Y comienza el espectáculo.
Después de una demostración de danza tradicional,
suena el himno nacional y el público se pone en pie.
El primer ministro sigue el camino marcado por una
alfombra roja y sube a un solitario atril para pronunciar un escueto discurso. Aplausos tímidos y protocolarios. Acto seguido, desde las pantallas, se proyecta
un cortometraje de acción rodado expresamente para
la Russia Arms Expo, cuyo guion es, a grandes rasgos,
el siguiente: unos diplomáticos rusos interceptan la
amenaza de un ataque terrorista y mantienen una
conversación por teléfono. Hay que hacer algo, y ya.
La ficción bélica funde a negro y se fusiona con el escenario real. Delante del público, miles de hectáreas
de explanada y bosque aparecen listas para recibir su
merecido. Los puntos amarillos son los atacantes a
los que hay que eliminar. Una hilera de tanques empeza a desfilar y hace retumbar el valle entero con sus
disparos. Salen helicópteros, cañones autopropulsados, vehículos de asalto anfibio; varios misiles vuelan
las casetas amarillas por los aires. Objetivo exterminado.
Un hombre sostiene
un lanzagranadas
antitanque RPG-7 de
origen soviético.
Este arma ha sido
usada
tradicionalmente
por fuerzas
irregulares y
guerrillas.
Los tanques Armata. La feria de armamento ruso ha
sido mucho más que un mercado de herramientas
mortíferas para poderosos: también ha sido un acontecimiento de reafirmación de la identidad nacional
y de propaganda política. Al contrario de lo que muchos europeos podríamos imaginar, el fusil de asalto
AK-47, popularmente conocido como Kaláshnikov, no
es el arma más famosa y amada de Rusia. Son los tanques Armata, el modelo más puntero fabricado rezazpika 2 5
Helados, globos y
música aportan un
ambiente festivo a la
feria antes de la
demostración de
fuego real. 2 6 zazpika
cientemente en Nizhny Tagil. Para comprender el orgullo popular que concentra este carro de combate,
hay que tener en cuenta que más de 7.000 hombres
trabajan fabricándolo desde hace décadas. En Nizhny
Tagil, todo el mundo tiene un familiar o un amigo en
la plantilla de Uralvagonzavod y conoce el riesgo laboral que entraña. Si no trabaja en los tanques, lo hará
en cualquiera de las más de 600 fábricas (entre ellas,
muchas siderurgias) que pueblan esta ciudad de
300.000 habitantes y que cada día tiñen su cielo de
un humo blanco y de óxido.
La industria de armas es quizá el sector más inalterable de la economía rusa y necesita seguir siéndolo
ahora que el país atraviesa por momentos difíciles.
La caída en picado del precio del petróleo (de 104 a
50 dólares en doce meses) se combina con la ralentización del crecimiento de China, y las sanciones impuestas por Occidente como consecuencia de la guerra en Ucrania han herido gravemente la economía
del país, que se ha contraído un 4,6% solamente de
abril a junio. En este contexto, la Russia Arms Expo
ha servido a Putin para dar un golpe en la mesa. Con
este evento, el Kremlin ha conseguido demostrar que
no necesita a Occidente para seguir manufacturando
y comercializando grandes cantidades de armamento,
compitiendo estrechamente con su enemigo histórico, Estados Unidos.
Para Vadim Badin, uno de los directivos de la empresa de helicópteros de guerra Aerotrans, a su país
no le afectan los castigos de Europa y Estados Unidos.
A pesar de que tienen restringida la compraventa de
material militar ruso, se muestra optimista: «Estamos
dirigiendo nuestras ventas hacia el sudeste asiático.
Las sanciones no nos afectan».
Muchos analistas internacionales confirman esta
tendencia al alza: en 2014, los gastos militares de Rusia
aumentaron un 8% respecto al año anterior, según el
Stockholm International Peace Research Institute (Sipri). Las exportaciones también batieron el récord el
año pasado y se situaron en 13.200 millones de dólares.
En 2014, la Feria de Armamento Rusa cerró acuerdos
por un valor de 2.000 millones de dólares. Todo apunta
a que este año se superará esta cifra. Pero las armas,
como ocurre en Estados Unidos, también son un poderoso símbolo de patriotismo e identidad nacional.
Desde la Guerra Fría, los rusos entienden el poder militar como un escudo defensivo necesario, como un
rasgo de fortaleza política ante sus poderosos enemigos. Como algo que les mantiene en pie como nación
y les da de comer.
Una de las conferencias más curiosas de la feria gira
en torno al marketing armamentístico. Para Alexandra
Tsvetkova, una joven experta en videojuegos de simulación bélica, las marcas en la industria defensiva no
son solo un elemento más del producto, sino una
forma de poder político: «A los gamers rusos les fascinan las armas que fabrica su país. Se identifican con
ellas, porque son eficaces, fiables y fáciles de usar, llevan a la victoria». Tsvetkova menciona unos estudios
sobre redes sociales, según los cuales la mayoría de la
población apoya al Ejército y cree que en caso de guerra, este les protegería.
No deja de resultar sorprendente que la grandeza del
pasado soviético forme parte de esa cultura. Los símbolos comunistas se entrelazan con un imaginario de
“La Guerra de las Galaxias”. De hecho, uno de los espectáculos más atractivos de la feria lo constituye la lucha
entre cuatro brazos robóticos armados con espadas láser, con la banda sonora de la saga de George Lucas de
fondo. También destacan las mascotas de esta edición
de la Russia Arms Expo: unos fascinantes dinosaurioscyborg de apariencia letal. Son ficticios, pero podrían
ser reales. Lo importante –y preocupante– es que el ciudadano desee verlos, algún día, hechos realidad.
Cualquier momento es
bueno para hacer
negocios, incluso cuando
una escuadrilla acrobática
de cazas MiG-29
sobrevuela a los asistentes
con un gran estruendo.
Abajo, varias parejas de
jóvenes azafatas posan con
asistentes a la feria, un
público mayoritariamente
masculino.
zazpika 2 7
2 8 zazpika
Landareei hitz egin behar zaie
Ilan Neale (lerroon ondoan, 24 kiloko aza
garraiatzen) eta Peter Glazebrook (azpian,
52,2 kiloko kalabazinarekin harro-harro)
britainiar erretirodunen baratzeek nolako
itxura xelebrea izango dute? Eta barazki
hauekin (irudiko porruak 6,5 kilotik
gorakoak dira) zenbat jende aseko genuke
munduan? Baina, hain handiak izanik,
barazki hauek gozoak izango al dira?
Galdera zozo hauek otu zaizkigu irailean,
urtero legez, Yorkshiren (Ingalaterran) izan
den Harrogate Flower Show-eko Barazki
Erraldoien Lehiaketako irudiak iritsi
zaizkigunean. Nealek sari dezente irabazi
zituen arren, Glazebrook da ibilbide
luzeena duena, urtero sari nagusiak
irabazten baititu. Aurten, leka luzeena (33,8
hazbetekoa) eta azenario handiena (4,8
kilokoa) bere ortutik atera dira. Eta
sekretua?: «Landareei hitz egiten diet».
Argazkiak: Oli Scarff
zazpika 2 9
Cuadro de Charles
Ernest Butler que
representa un rey
Arturo de
reluciente
armadura
medieval que
estaría muy
alejado del
personaje real, un
caudillo militar
del siglo V.
3 0 zazpika
¿QUIÉN ERA
EL REY ARTURO?
Un militar romano, un rey britano, un
caudillo escocés de los siglos oscuros...
Diferentes teorías intentan explicar el
posible origen histórico de la leyenda del rey
Arturo, su espada Excalibur, la corte de
Camelot y de los caballeros de la Mesa
Redonda, uno de los mitos más cautivadores
de la literatura de todos los tiempos.
Texto: Paul Gallagher
Fotografía: Thinkstock
zazpika 3 1
ada de un rey medieval británico de brillante
armadura que vive en un castillo de altas murallas de piedra y profundos fosos. En realidad, el rey Arturo sería un caudillo militar
del siglo VI originario de Escocia que pasó la mayor
parte de su vida en el antiguo reino de Strathclyde.
Así lo asegura el doctor Andrew Breeze, filólogo británico de la Universidad del Opus y especialista en los
celtas, quien basa todas estas afirmaciones en los hallazgos que ha realizado en la crónica en latín titulada
“La historia de los britanos”, escrita por el monje galés
Nenniu en el siglo IX.
En ese texto aparecen nueve lugares en los que Arturo logró derrotar a sus enemigos, pero hasta ahora
nadie había conseguido ubicar esos sitios en un mapa
actual. Breeze asegura haber dado con todos ellos, con
la novedad de que, según este historiador, libró esas
batallas en Escocia y Northumberland. En esas con-
N
3 2 zazpika
tiendas se habría enfrentado a otros bretones de los
alrededores de Edimburgo y Carlistle. Es más, asegura
que la batalla de Badon, una de las más destacadas de
la historia del Arturo mítico, «no tuvo nada que ver
con él». En esa línea revisionista, tampoco sería un
rey, sino un general o caudillo militar de tanto prestigio en vida que terminó pasando al mundo de las leyendas.
En su investigación, que tiene el elocuente título de
“El Arturo histórico y la Escocia del siglo VI”, Breeze
asegura que Arturo habría vivido en Strathclyde, porque las únicas batallas que se libraron allí fueron en
sus fronteras, cuando defendía el reino de otros bretones del norte. Tras una vida guerreando, habría
muerto en Camlan, actual Castlesteads, en el muro de
Adriano, en el año 537, según los anales galeses.
La teoría del estudioso de la Universidad del Opus
ha sido recibida con reticencia por otros historiadores
más partidarios de otras explicaciones para la posible
base histórica del famoso personaje, del que lo cierto
es que no existe una evidencia arqueológica concluyente que venga a corroborar que fue una persona de
carne y hueso.
Un caudillo contra los sajones. La tesis más extendida es que Arturo habría sido un caudillo britano
que dirigió la defensa de la isla contra los invasores
sajones a comienzos del siglo VI. Esta teoría se sustenta
en dos fuentes literarias: curiosamente “La historia
de los britanos” en la que se basa Breeze para sus afirmaciones y los “Anales de Gales”. En ambos casos, se
destaca el papel de un jefe militar que consigue frenar
el avance de los sajones en una serie de contiendas
que tienen como colofón la batalla de monte Badon,
que estableció una frontera estable entre los britanos
y los sajones durante varias décadas.
Este perfil encaja en varios aspectos con un personaje histórico: el rey Riothamus. De acuerdo con las
investigaciones del historiador Geoffrey Ashe, este soberano vivió en el siglo V y envió un ejército a la Galia
hacia el año 470 para apoyar al emperador romano
Antemio en su lucha contra los visigodos, pero fue
derrotado. A pesar de ello, mantuvo una posición preeminente en la Britania abandonada por el Imperio
romano para disponer de más tropas con las que hacer
frente a las invasiones bárbaras, lo que le valió su nombre, que era un título honorífico que vendría a significar «rey supremo».
Para otros historiadores, el origen de la leyenda sería
Athrwys ap Meurig, rey de Glamorgan y Gwent, y sustentan su tesis en dos descubrimientos arqueológicos.
El primero de ellos tuvo lugar en 1983 en Myndd y
Gaer, en Glamorgan, donde Baram Blackett y Alan Wilson encontraron una lápida con la inscripción «Rex
Península en la que
se encuentran los
restos del castillo de
Tintagel, lugar
donde habría nacido
Arturo. En 1998 fue
localizada en ese
lugar una piedra
(fotografía pequeña)
en la que estaba
grabado el nombre
Artognou. A la
izquierda,
representación de la
Mesa Redonda que
se guarda en el
castillo de
Winchester.
zazpika 3 3
Artorius, Fili Mauricius», y el segundo tiene que ver
con una cruz de electro, una aleación de oro y plata,
con la inscripción latina «Pro anima Artorius». Sin embargo, no termina de estar claro el nexo de unión entre
el citado rey y el Artorius al que hacen referencia los
dos objetos.
En todo caso, con el nombre que aparece recogido
en la lápida y la cruz podría tener más relación un personaje rescatado del tiempo por el historiador Kemp
Malone. Se trataría del militar romano Lucius Artorius
Castus, prefecto de la Legión VI Victrix y duque de una
expedición a Armorica. El problema es que este Artorius, que era comandante de un contingente de caballería sármata, vivió en el siglo II, mucho antes de la
época en la que tradicionalmente se han situado las
andanzas del Arturo presuntamente histórico.
Otro candidato a poner carne y hueso al mito es
Owain Ddantgwyn, un caudillo britano que vivió a finales del siglo V en Powys, lugar del que habría llegado
a ser rey. Este soberano habría sido conocido por su
apodo «el Oso», que en gaélico se pronuncia «arth»,
término al que se sumaría el sufijo «-gur», que significa
«hombre», para terminar originando el nombre Arturo
(hombre-oso).
A su favor, este personaje cuenta con el hecho de
que fue vencido por su sobrino Maglocunus en una
batalla, como le sucede al Arturo literario frente a Mordred. Además, fue enterrado en los alrededores del estanque de Berth, cerca de Baschurch, lo que enlazaría
con la isla de Avalon en la que estaría sepultado Arturo,
según está recogido en la “Historia de los reyes británicos”, obra de Geoffrey de Monmouth que dio forma
a la leyenda.
La piedra de Arturo. La posible historicidad de la figura de Arturo no es el único punto de su leyenda que
se ha pasado y se sigue pasando por el filtro de la investigación del pasado. Algo parecido ocurre con los
lugares que habrían sido escenario de sus andanzas.
Uno de ellos es el castillo de Tintagel, donde habría
nacido gracias a las artes mágicas de Merlín, que consiguió unir a sus padres al hacer pasar al rey Uther por
el verdadero esposo de Igraine.
Los actuales restos de ese castillo son muy posteriores a la época en la que supuestamente vivió Arturo,
pero cerca de ellos se han encontrado las ruinas de un
palacio del siglo V en el que habría habitado un personaje de cierta importancia a tenor de las cerámicas en3 4 zazpika
contradas y que provenían incluso del Mediterráneo.
Entre los restos encontrados, en 1998 apareció una
piedra con la inscripción «Artognou, padre de un descendiente de Coll, ha hecho este». La evidente similitud con el nombre de Arturo, la época en la que fue
datada y el lugar en el que había aparecido hicieron
que resurgiera el interés por la historia detrás de la
leyenda.
Dos posibles Camelot. Otro de los lugares destacados
de la biografía del mítico rey es sin duda Camelot. Dos
sitios se disputarían la posibilidad de haber albergado
la famosa corte del soberano. Uno de ellos es Cadbury
Hill, en Somerset, donde existen dos aldeas que tienen
como raíz el término Camel. En ese lugar se han encontrado restos de una imponente fortaleza de la segunda mitad del siglo V que ocuparía la mayor parte
del promontorio.
Por sus dimensiones y la época en la que ha sido
datada, se ha terminado asociando Cadbury Hill al legendario Camelot, aunque no es el único lugar en aspirar a ese honor. En el siglo V, una ciudad destacaba
en el territorio bajo control bretón y era Viroconium.
Su preponderancia se debía a que Londres y Lincoln
estaban bajo control de los sajones, mientras que York
había sido saqueada por los pictos, lo que potenció la
importancia de Viroconium, situada en el centro de
la actual Inglaterra, cerca de un pueblo de Shrosphire.
En una época en la que los edificios estaban hechos
principalmente de madera, en esta ciudad se han encontrado restos de construcciones grandes de piedra,
de diseño clásico y algunas de ellas de dos plantas y
con columnatas. Tras la retirada del Imperio romano
de la isla, Viroconium vivió un auge reconstructivo,
ya que se levantaron nuevos edificios, se diseñaron
nuevas calles y se potenció el sistema de agua corriente y de desagües. Todos estos hechos parecen indicar la presencia de un poder importante en el lugar
y, en comparación con otros lugares de la época, destacaría tanto como para poder dar origen a la historia
de la deslumbrante Camelot.
Y de la misma manera que se busca con empeño
ese mítico emplazamiento, también se intenta localizar la posible tumba de Arturo. En 1998, unas excavaciones realizadas en el ya citado promontorio de Cadbury Hill sacaron a la luz un ataúd con forma de barca.
Teniendo en cuenta que, según la leyenda, Arturo fue
trasladado a la isla de Avalon en una barca para morir
Un cartel recuerda que
en la abadía de
Glastonbury fue
localizada en 1190 la
presunta tumba de
Arturo y su esposa
Ginebra. Abajo, cuadro
de Edward BurneJones que representa
al rey muerto siendo
velado por Morgana y
otras hadas.
zazpika 3 5
Recreación de la
famosa Excalibur, la
espada clavada en la
piedra que también
pudo tener un
origen histórico,
basado en la manera
de forjarse espadas
con moldes de
piedra en la Britania
del siglo V.
en ese lugar y ser enterrado, ese ataúd podría ser la
“embarcación” en la que el famoso rey emprendió su
viaje a la vida eterna.
Como no podía ser de otra forma, un segundo emplazamiento podría albergar la tumba del mítico monarca. Se trata de la abadía de Glastonbury, en Somerset.
Hoy en día es un conjunto en ruinas, pero existe un
cartel que recuerda que en 1190 fue localizada en ese
lugar su presunta tumba, donde el rey reposaba junto
a su esposa Ginebra. Las dudas rodean a ese supuesto
descubrimiento, que resultaría especialmente beneficioso para los monjes por la publicidad que les podía
reportar y que multiplicaría la llegada de peregrinos
ansiosos por ver la última morada del famoso rey.
Para reafirmar su papel como lugar de reposo de Arturo, se recordaba que en época de inundaciones, Glastonbury podía llegar a quedar aislada por las aguas,
como si fuera la mismísima isla de Avalon.
La espada surgida de la piedra. En esta misma línea
de la posible historicidad de otros aspectos de Arturo,
incluso la mítica Excalibur tendría un origen real. En
la Britania del siglo V, las espadas se forjaban con
bronce en un molde que consistía en dos piedras uni-
3 6 zazpika
das entre sí. Ese molde pétreo era calentado, a continuación se vertía en su interior el bronce fundido y se
dejaba enfriar. Acto seguido se retiraban las dos partes
para sacar la espada. Algunos historiadores expertos
en armería consideran que la leyenda de la espada clavada en la piedra que Arturo consigue extraer sin problemas para convertirse en rey se basaría en este proceso de forja y en el momento de coger la pieza del
molde pétreo.
Pero Arturo no solo fue portador de la espada de la
piedra. En un momento dado, la dama del Lago le entrega otra arma, en lo que constituiría una metáfora
de una costumbre histórica. Cuando en los años oscuros fallecía un gran guerrero, su espada era arrojada
al fondo de un lago o de un río como símbolo de su
viaje al más allá. Así que no resultaba extraño que alguien se encontrara un arma de cierto valor en las
aguas y que la reutilizara dándole una nueva vida guerrera.
Como se puede comprobar, teorías sobre la vida,
obra y milagros del rey Arturo no faltan, aunque todavía no ha sido hallada, si es que existe, la prueba definitiva que confirme la existencia real de uno de los
soberanos más famosos de todos los tiempos.
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