Universidad Argentina de la Empresa Caso de Estudio La nueva policía de la Ciudad de Buenos Aires Gastón H. Schulmeister 2013 CSO-CEST-01-20130829175159 El nuevo Jefe civil de Policía, Eugenio Burzaco, y su equipo, podían estar orgullosos por haber reencauzado el desarrollo institucional de la Policía Metropolitana, en cumplimiento de los objetivos fijados hacia 2008 de crear una policía propia para la Ciudad de Buenos Aires. Los esfuerzos habían dado sus frutos, en un contexto delicado de sucesos políticos y mediáticos cruzados, en el cual muchos se preguntaban si sería posible mantener en pié al proyecto de la Policía propia. Tal contexto tenía por ingredientes a un ex jefe de la fuerza procesado judicialmente; al Gobierno de la Ciudad envuelto en una investigación judicial sobre espionaje telefónico; y al Gobierno Nacional, acusado de ser responsable de tal causa judicial y poco predispuesto para trabajar en conjunto por la seguridad. Ahora bien, aunque ya estaba claro que no habría marcha atrás con el impulso de la Policía Metropolitana desde el Gobierno de la Ciudad, todavía quedaba latente el interrogante principal acerca de si sería posible sacar a la calle, y dónde, a la nueva fuerza policial. Teniendo reunido en su despacho a su equipo de trabajo, Burzaco meditaba sobre la estrategia a seguir para lograr que el proyecto de la Policía Metropolitana se haga realidad en las calles. Sobre su mesa — a metros del despacho del Ministro de Justicia y Seguridad porteño, Guillermo Montenegro—, el diario Página 12 del día 20 de noviembre de 2009 recogía en portada el siguiente titular: “Macri: "La Policía Metropolitana saldrá a la calle antes de fin de año”. 2 No era noticia para Burzaco, que acababa de salir de una ronda de reuniones con el Jefe de Gobierno; cuya Administración se enfrentaba, al término de 2009, a una puesta a prueba clave de la gestión. Sin embargo, las noticias no eran al unísono. Ya desde hacía semanas, también se publicaba “Quieren impedir que la Policía Metropolitana salga a la calle”, en alusión a la oposición política local, hasta que no se resolviera el caso de espionaje. 3 Burzaco dio por iniciada así la primera reunión de equipo, consciente de que los desafíos a afrontar en el plano operativo serían tan importantes como los de carácter político; y que los mismos debieran ser tomados en cuenta, acorde al proceso de reorganización institucional emprendido. Tras indicar que ese verano no habría vacaciones para nadie, Burzaco incentivó a su equipo a trabajar sobre todas las cuestiones que implicaban sacar una policía nueva a la calle, y en particular a identificar por dónde (territorialmente) resultaba más oportuno empezar a hacerlo. Historia La elección de Mauricio Macri como Jefe de Gobierno, hacia 2007, abrió una nueva etapa para el área de Seguridad de la Ciudad. Además de empresario y diputado nacional entre 2003 y 2007, en su antiguo cargo como Presidente del Club de fútbol Boca Juniors, Macri ganó reputación como un personaje de gestión exitosa. Ahora se había hecho con el Gobierno de la Ciudad, en buena medida gracias a una campaña electoral que hacía hincapié en la necesidad de luchar contra la delincuencia, y 2 Diario Página 12, Buenos Aires, 19 de noviembre de 2009. “Quieren impedir que la Policía Metropolitana salga a la calle”, en Infobae, Buenos Aires, 20 de octubre de 2009. 3 2 que tenía latente las consecuencias políticas de la tragedia de un boliche bailable (Cromañón) — ocurrido el 30 de diciembre de 2004 con 194 muertos como saldo— con un Jefe de Gobierno depuesto de su cargo por juicio político. En el programa de gobierno de Macri, para cumplir con el compromiso de luchar contra la delincuencia, reclamaría la transferencia de la Superintendencia de Operaciones Metropolitanas de la Policía Federal Argentina a la órbita de la Ciudad; o en caso de persistir la negativa por parte del Gobierno Nacional —de signo político contrario—, se asumiría el compromiso político de impulsar la creación de una policía propia, con todos los esfuerzos institucionales que ello implicara para la Ciudad. El hecho es que Macri no heredó ninguna policía a reformar ni a renovar, sino que desde cero tuvo que asumir el desafío de armar una policía nueva, cuya empresa resultó inédita desde la reinstauración democrática de 1983; puesto que la creación de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) hacia 2006, comparable en términos de reforma policial democrática, supuso en cambio —sin menospreciar la profunda reforma realizada—una reestructuración de la antigua Policía Aeronáutica Nacional (PAN). Sin embargo, los desafíos no serían menores en cuanto a la combinación entre “lo viejo” y “lo nuevo”. El flamante Jefe de Gobierno Mauricio Macri convocó así, ya a inicios de su primera Administración (2007-2011), al entonces Juez Federal Guillermo T. Montenegro —quien renunció a su puesto permanente en la justicia— para asumir al frente del Ministerio de Justicia y Seguridad de la Ciudad; y a Jorge “Fino” Palacios —ex comisario de la Policía Federal Argentina—, para asumir la tarea de crear una nueva fuerza para la Ciudad. Desde entonces, la gestión del ya Ministro de Justicia y Seguridad Guillermo Montenegro trabajó en pos de generar los consensos políticos necesarios con el Poder Legislativo de la Ciudad, para la sanción de una Ley de Seguridad Pública de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, entre cuyos contenidos estuviera contemplada la creación de la Policía Metropolitana. El proyecto de la Policía propia El proyecto de la Policía de la Ciudad constituiría uno de los elementos principales dentro de un Plan General de Seguridad Pública, luego de que la Nación se negara a traspasarle el dominio y el presupuesto correspondiente de la Policía Federal a la Ciudad. De acuerdo a la normativa alcanzada, se definiría que “la Policía Metropolitana es una institución civil armada, jerarquizada profesionalmente, depositaria de la fuerza pública del Estado en el ámbito de la Ciudad, dentro de los límites territoriales determinados por el Art. 8° de la Constitución local (límites geográficos jurisdiccionales), con excepción de los lugares sujetos a jurisdicción federal” (Art. 19, Ley N° 2.894/08). 3 Desde entonces la sociedad porteña empezaría a oír recurrentemente acerca de los beneficios de apostar a un modelo de “policía comunitaria” o “policía de proximidad” al vecino, en contraste a modelos más tradicionales de gestión policial, que parecieran no haber estado a la altura de las circunstancias en los últimos años. Sin embargo, la creación de una nueva fuerza de seguridad en la Ciudad en manos de Palacios — despertando amores y odios entre quienes lo conocían— parecía haber condicionado la suerte de aquel proyecto. El 25 de agosto de 2009, tras casi un mes y medio de durísimas críticas desde que el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, lo anunciara al frente de la nueva fuerza, Palacios renunció a su cargo alegando motivos personales. Cinco semanas después, la Justicia resolvió procesar a Palacios en una causa por irregularidades en la investigación del ataque terrorista sufrido por la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) de Buenos Aires, el 18 de julio de 1994, en la cual aquel había tenido a su cargo la investigación del hecho. Apenas meses más tarde, hacia octubre de 2009, el propio gobierno porteño también se vio envuelto en medio de una investigación judicial. Un ex policía federal, Ciro Gerardo James, fue detenido acusado de realizar escuchas telefónicas ilegales a uno de los familiares de las víctimas de la AMIA. 4 A fines de octubre, James fue procesado con prisión preventiva, y en la Ciudad de Buenos Aires se desató un escándalo; con la denuncia de una presunta red de espionaje que salpicó a la Policía Metropolitana —a partir de presuntos vínculos de aquel con Palacios— y al propio Jefe de Gobierno en funciones. La serie de episodios políticos y judiciales que se sucedieran desde entonces, arrojarían como saldo que aún sin haber salido a la calle, el nuevo cuerpo policial en conformación se quedaría sin dos de los jefes que fueron nombrados sucesivamente por Mauricio Macri: los ex comisarios Jorge Palacios y Osvaldo Chamorro —sucesor natural de aquel, también renunciado por sus supuestos vínculos en el caso de espionaje a empresarios, opositores y al propio Jefe de Gabinete del Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta. Tiempo más tarde, sobre la designación de "El Fino" Palacios al frente de la Policía Metropolitana, en una conferencia en la Universidad de Palermo, Mauricio Macri dijo que “Fue otro error, no haber reconocido el nivel de conflictividad que podía traer. Palacios es respetado por muchos pero también tiene enemigos, y terminó metiendo en esa guerra a mi gobierno”. Frente a semejante contexto político, en el cual el pedido de interpelaciones a funcionarios del Gobierno de la Ciudad desde la legislatura porteña pasaría a ser tan cotidiano como las sesiones ordinarias mismas, Macri decidió designar a un civil como nuevo jefe para la Policía Metropolitana. El 4 “La breve historia de la Policía Metropolitana que ya dejó a dos jefes afuera”, en diario La Nación, Buenos Aires, 18 de noviembre de 2009. 4 puesto fue ofrecido al entonces diputado nacional Eugenio Burzaco, uno de los referentes del partido del gobierno local (Pro) en materia de seguridad. El nuevo jefe civil de Macri Burzaco era un ávido estudioso de los asuntos de seguridad, entusiasta hincha fanático del club de fútbol River Plate —cuya pasión, una vez en la jefatura de Policía, teñiría su humor durante las reuniones semanales junto a su equipo de asesores los días lunes por la mañana—, y muy activo en dar conferencias en materia de seguridad. A menos de un mes de que se conociera la noticia del nombramiento del nuevo jefe civil, Burzaco estaba exponiendo en una serie de conferencias sobre seguridad organizadas por la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), nada menos que junto a Marcelo Saín —interventor de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (2005-2009)— reuniéndose así en una misma mesa a los dos referentes de la conducción civil moderna en el país. Además de su joven experiencia política, Burzaco era un referente del tema para el sector político partidario del jefe de Gobierno, a partir de su condición de especialista en seguridad; cuya última obra “Mano Justa”, proyectaría el tipo de posicionamiento moderado que frente a la problemática de la inseguridad podría esperarse de él. Ni mano dura, ni mano blanda para los delincuentes. Mano justa. Tal como lo resaltara la periodista Laura Zommer ante su flamante designación, a Burzaco incluso sus críticos le reconocen un mérito poco común: no ser un improvisado en materia de seguridad; cargando con una Licenciatura en Ciencias Políticas con diploma de honor en la Universidad del Salvador y un máster en Políticas Públicas de la Georgetown University en los Estados Unidos (diario La Nación, 8 de noviembre de 2009). A su conocimiento técnico en tanto especialista, se sumaba así el trabajo que él junto a su equipo habían venido desarrollando sobre la problemática de la seguridad en la Ciudad, desde que Macri le confiara la dirección técnica de la materia desde sus inicios de proyección política desde la Fundación Creer y Crecer. Sin embargo, su mayor capital estaba dado por ser un funcionario de muy buena reputación y reconocimiento, aún entre las filas de la oposición. Una anécdota simbólica quedaría grabada al respecto, en el marco de una visita suya realizada a la legislatura porteña el viernes 23 de abril de 2010, cuando el legislador opositor Martín Hourest comparó al jefe de la Policía Metropolitana con el lápiz para corregir leyendas escritas con tinta. "Eugenio Burzaco es el Liquid Paper de Mauricio Macri. Con él se puso una pátina blanca sobre errores que, en realidad, no se borran y, si esa pátina algún día se cae, el error permanecerá", dijo en referencia a que, tras el alejamiento de Jorge Palacios, todavía subsistía en la fuerza de seguridad personal cuestionado. 5 5 “Echaron a media cúpula policial porteña”, en diario La Nación, Buenos Aires, 24 de abril de 2010. 5 Burzaco llegó al puesto de Jefe de Policía con un conocimiento acabado del clima político adverso que se avecinaba con el gobierno nacional, tanto a partir de su experiencia en la Cámara de Diputados; como por haber participado, una vez que Mauricio Macri resultara finalmente electo en las elecciones de 2007 de la Ciudad, de interlocutor en seguridad con la Nación. En la historia de frases históricas quedarían las palabras hacia Burzaco de Aníbal Fernández, por entonces Ministro del Interior del Presidente Néstor Kirchner, en el marco de quejas por parte de los diputados Nacionales del PRO, Federico Pinedo y Eugenio Burzaco, de que los ministros del Poder Ejecutivo Nacional no los habían recibido para continuar las charlas sobre la modificación de la denominada Ley Cafiero, que vela por los intereses de la Nación en la Ciudad.6 “No sé quien es Burzaco, sé que es un diputado, pero a mí nadie me dijo que tenía que recibirlo a Burzaco, o que iba a representarlo al ingeniero Macri", afirmaría Aníbal Fernández. De allí la condición de “piloto de tormenta” de Burzaco para la situación que se vendría por delante afrontar. En la legislatura, para dar explicaciones acerca de la Policía Metropolitana; y en la policía misma, para hacer llegar tranquilidad al personal policial con experiencia que esperaba ansioso poder dejar la planificación estructural de la fuerza para empezar a trabajar operativamente —temerosos de que nunca ocurriera efectivamente. Todo ello en el contexto de asegurar que nada boicoteara la materialización del proyecto, no sólo para sus nuevos uniformados y los vecinos de la Ciudad, sino también para la gestión de gobierno del Ingeniero Macri, que tenía a la Policía Metropolitana como a la “niña mimada”, que hasta el momento sólo venía dando patadas y dolores de cabeza. Semanas previas a la designación de Burzaco como responsable de conducir civilmente a los uniformados de la nueva policía en conformación, reunió al equipo de asesores que venían trabajando con él; tanto en la Cámara de Diputados de la Nación, como en su Fundación Fundar-Justicia y Seguridad. La convocatoria era clara: ante la oportunidad política y el desafío de demostrar gestión en seguridad —para un equipo que venía trabajando hacía tiempo en la temática— el objetivo era uno solo: había que lograr materializar el proyecto de la Policía Metropolitana acorde a un modelo de gestión policial moderno, que en medio del escándalo de las escuchas a muchos podría parecer muy difícil. Para ello, una mezcla entre entusiasmo y temor comenzó a reinar entre el equipo, sin saber qué se iba a encontrar cuando llegara al Ministerio de Justicia y Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, ubicado en el barrio de Barracas. Burzaco juró al cargo el día viernes 11 de diciembre de 2009, una vez culminado el mandato que poseía por entonces, como diputado nacional en el Honorable Congreso de la Nación (2005-2009). Desafíos al momento de asumir 6 Ley Nacional Nº 24.588, Ciudad de Buenos Aires – Intereses del Estado Nacional, Honorable Congreso de la Nación Argentina, 8 de noviembre de 1995, Publicada en el Boletín Oficial del 30 de noviembre de 1995, Número: 28282. 6 Frente al escenario esbozado, Burzaco empezó a delinear un plan de reforma a fondo, en conjunto con las autoridades del Ministerio de Justicia y Seguridad de la Ciudad. Dicho plan de reforma se centraría en dos ejes de trabajo fundamentales. El primer eje de trabajo, tendría que ver con esclarecer y dar respuestas a la población porteña —y a la legislatura de la Ciudad en particular—, acerca de quién era realmente la Policía Metropolitana, qué venía a hacer, cuál era el verdadero estado de situación institucional. Este trabajo y el compromiso asumido quedaría testimoniado no sólo en las numerosas declaraciones públicas y entrevistas que hiciera al respecto el nuevo Jefe de Policía —y el Ministro Montenegro—, sino fundamentalmente por las respuestas dadas ante una multiplicidad de informes solicitados, tanto por parte de comisiones de la legislatura, como de legisladores en particular, la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, y/u organismos de Derechos Humanos. Sin contención política, el proyecto fracasaría. El segundo eje de trabajo, tendría que ver con analizar cuál era la verdadera capacidad de fuerza (cantidad de hombres) que se tenía para salir a la calle, asegurar el equipamiento necesario correspondiente —con armas 9 mm, patrulleros modernos y nuevo uniformes—; procurando lograr una buena imagen de la nueva policía, tanto a los ojos de la opinión pública, como a sus propios miembros, a quien se les había prometido ingresar en una policía de la cual cualquier uniformado estaría orgulloso de ser parte. Los primeros pasos Entre los retos a que se enfrentaba la Policía Metropolitana a fines del año 2009, estaban: una ciudadanía preocupada por la inseguridad y que a través de la Legislatura fundamentalmente exigía explicaciones de lo acontecido; un cuerpo policial —en su mayoría proveniente de la Policía Federal— preocupado por el futuro institucional de la nueva fuerza y su materialización pendiente en las calles de la Ciudad; y finalmente una estructura policial prevista hasta el momento que parecía pretender replicar —y en consecuencia, “competir” con— la Policía Federal Argentina. El anexo 1 recoge una encuesta que da cuenta el grado de importancia con el que la ciudadanía porteña venía considerando a la seguridad. Según un miembro del equipo asesor de Burzaco, “las murmuraciones” internas, el miedo al fracaso y las broncas estaban a la orden del día. El equipo de Burzaco (38 años) se caracterizaría por ser de una generación de gente joven, a la cual su condición de civiles retroalimentara la irritabilidad de los impacientes policías, que no sabían si debían salir a buscar trabajo. El clima no era el mejor, y reinaba una mezcla de incertidumbre y ansiedad en las oficinas del Ministerio de Justicia y Seguridad porteño. A semanas de asumir el cargo, Burzaco procedió a impulsar una serie de destituciones de varios miembros de la conducción de la fuerza en conformación, que fue avalada por el Ministro Montenegro. Era el mayor movimiento de personal que se producía en la breve historia de la nueva fuerza, desde que Palacios dejara su conducción. Estando convencido Burzaco desde el primer momento que la idea era 7 armar una policía comunitaria —cercana al vecino y con la seguridad pública como prioridad— se puso en marcha un análisis para determinar cuáles de los uniformados incorporados podrían adaptarse a una filosofía de policía de proximidad. Concluido dicho análisis, se decidió relevar de sus cargos a ocho de dieciséis uniformados “heredados” de la cúpula de la nueva fuerza. En el marco de una visita histórica a la legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, Burzaco sorprendió con el anuncio de tal remoción de policías, porque no estaba conforme ni con su perfil ni con sus antecedentes, en lo que la prensa no tardó en titular como “purga”. "Yo no los hubiera tomado. No debe haber medias tintas. Creo que debe ser un dato limitante [para integrar la Policía Metropolitana] que una persona tenga un procesamiento firme por delitos cometidos en una función policial anterior", dijo Burzaco en el ámbito de la Comisión de Seguridad de la Legislatura, a la que acudiera invitado (diario La Nación, sábado 24 de abril de 2010). En este mismo sentido, en el marco de las distintas acciones que se apoyaron para revisar el reclutamiento de uniformados realizado hasta el momento, la Defensoría del Pueblo de la Ciudad sería integrante de una Comisión de Evaluación de la Incorporación de Personal proveniente de otras fuerzas de Seguridad a la Policía Metropolitana, a través de la cual tuvo acceso a una revisión de legajos de los integrantes de la nueva fuerza. 7 La fama que entre los oficiales tenía Burzaco como “jefe civil” poco a poco iría cobrando reconocimiento, a partir de una creciente sensibilidad política, frente a la cual ningún otro jefe de policía hubiera podido resistir. Así las cosas, no tardó en correrse la voz de que éste era el mejor jefe que le podría quedar en aquel momento a la institución, y que estaba fuertemente comprometido con el proyecto y su gente —aunque tampoco dudaría en impulsar las medidas disciplinarias llegado el caso. Burzaco no se cansó así de reunirse con los uniformados a distintos niveles, expresarles su compromiso y confianza, pero asimismo propiciar la filosofía de policía de proximidad que se pretendería poner en práctica. En este marco, además de solicitarse al Ministerio la provisión de los elementos imprescindibles de equipamiento, tales como chalecos antibala y un armamento acorde a una policía local, se encargaron uniformes de tono más claro, que transmitían una imagen de mayor acercamiento al vecino —a tono con policías como la de Londres, o la de Madrid. El anexo 2 es elocuente acerca del contraste que supondría el uniforme previsto hasta el momento —de camisas azules oscuras y una presunta imagen de mayor autoridad—; respecto a las camisas blancas, con las cuales pasaría a identificarse en adelante a la Policía Metropolitana, una vez en la calle. 7 Comisión de Evaluación de la Incorporación de Personal proveniente de otras Fuerzas de Seguridad a la Policía Metropolitana, creada por Ley 3.255 BOCBA N° 3327, del 23/12/2009; modificada por Ley 3416 BOCBA Nº 3420 del 13/05/2010. 8 La oposición local vio finalmente en Burzaco un portavoz transparente, capaz de conectar con sus inquietudes. De esta forma, Burzaco comenzó a exponerse mediáticamente, a tono con su perfil y antecedentes políticos. Pero su búsqueda de protagonismo produjo tal efecto que algunos percibieron una creciente rivalidad entre él y el Ministro Montenegro —algo que tanto uno como el otro desmintieron públicamente. En palabras de Marcelo Saín —además de interventor de la PSA, referente de seguridad entre la oposición política local—, en un artículo de su autoría en Le Monde Diplomatique afirmaría que: “la designación del politólogo Eugenio Burzaco al frente de la Policía Metropolitana pareció encarrilar la gestión ministerial y la dirección de esta policía al diseño institucional plasmado en la Ley 2.894” — en referencia a la Ley Seguridad Pública, mediante la cual se establecieron las bases jurídicas e institucionales fundamentales del sistema de seguridad pública porteño. Asimismo, Saín en un reconocimiento del trabajo realizado, continuaría afirmando que “La labor de Burzaco –y la del ministro Montenegro– al frente de la Policía Metropolitana ha estado centralmente orientada a consolidarla institucionalmente y a dotarla de mayores recursos humanos, operacionales e infraestructurales. No lo ha hecho mal.” 8 El clima interno de la fuerza y el contexto nacional Acorde a lo señalado, las dificultades internas de la Policía Metropolitana tenían que ver principalmente con el momento institucional delicado enfrentado, en el marco de una causa judicial con el ex jefe de policía Palacios detenido, y las acusaciones de presuntas responsabilidades de la policía en formación con escuchas telefónicas ilegales. Pero eso no se daba en el vacío. Cientos de uniformados con experiencia policial previa habían renunciado a su fuerza de origen, atraídos profesionalmente por el nuevo proyecto, pero estaban presenciando el posible fin de sus expectativas personales. Ese fue el escenario en que el nuevo Jefe civil de policía, mientras debía dar respuestas hacia fuera y clarificar la situación de la fuerza, también debía dar respuestas hacia adentro, a “la tropa” —incluida su cúpula policial. Y ese también era el escenario en que los asesores debían moverse, procurando juntar la información necesaria al interior de la fuerza; ganar la confianza de los uniformados para lograr un trabajo ordenado; gestionar reuniones con organismos de derechos humanos o legisladores preocupados por la situación —en las cuales representar institucionalmente a muchos de los que internamente no eran muy amigables en el día a día. La situación finalmente se descomprimiría el día 19 de noviembre de 2009, cuando el Jefe de Gobierno Mauricio Macri dio una conferencia de prensa, en la cual confirmó la salida a la calle de la Policía Metropolitana y acusó al gobierno nacional de “querer ir por la Ciudad”. En una actitud desafiante y 8 SAÍN, Marcelo Fabián, “La Metropolitana, después de todo”, en Le Monde diplomatique, el Dipló 145, julio 2011. 9 firme, Macri volvía al ataque contra el gobierno nacional y la justicia. 9 Esto ocurría a un mes de que también se arremetiera contra "el gobierno nacional y la Policía Federal por boicotear, de forma permanente, el lanzamiento de la Policía Metropolitana". 10 Aquellas declaraciones fueron así como agua en el desierto para los asesores y el nuevo jefe de policía por asumir. La Policía Metropolitana ya no tenía marcha atrás. Y al margen de simpatías políticas o no con Macri, los futuros metropolitanos ya podían respirar tranquilos, de que el trabajo profesional invertido por este proyecto ya no sería en vano. Sin embargo, difícil era identificar, en tal contexto, indicios de un entendimiento entre la Nación y la Ciudad en materia de seguridad. Y diversos polémicos episodios a futuro darían fe de tal situación. Reestructuración de la fuerza Burzaco entendía que el trabajo que tenía su equipo era el de apuntalar bien la imagen de la Policía Metropolitana —tanto interna como externa—, y reestructurar su organización, de modo tal de hacerla funcional a la filosofía de policía comunitaria —cercana al vecino, acorde a lo que propiciaba desde sus orígenes la Ley de Seguridad Pública (2008). Al respecto, había que tener presente que aa en su informe 2009, la Defensoría del Pueblo de la Ciudad plantearía la necesidad de consolidar el control político de la seguridad, para que las decisiones sobre tales problemáticas no quedaran en manos del ejercicio policial (Resolución 3700 sobre objetivos claros y control político en la Policía Metropolitana). 11 El orgullo y experiencias inflexibles de algunos ex policías federales dificultaron dicho proceso. Contar con personal con experiencia policial resultaba necesario y fundamental para armar no sólo la estructura de la conducción de la nueva fuerza, sino también la primera camada de oficiales que saldrían a la calle (500). Pero a la vez, en muchos casos tal experiencia podría resultar poco apropiada para el esquema de seguridad a replicar en la Ciudad —aunque la adaptación a lo nuevo no suele ser un desafío exclusivo entre policías. Asimismo, a la complejidad entre “lo nuevo” y “lo viejo”, se sumaba la necesidad de armonía entre “lo diferente”, a partir de la diversidad de origen de fuerzas policiales y de seguridad que puede encontrarse entre los uniformados con experiencia que componían el nuevo cuerpo de oficiales de la Policía Metropolitana —si bien la mayoría procedía de la Policía Federal. Al respecto, con gente proveniente también de las policías de la provincia de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba; como asimismo de la Prefectura Naval o la Gendarmería Nacional, unificar criterios de actuación sería uno de 9 “Macri les apuntó a los Kirchner y dijo que buscan desestabilizarlo”, en diario Clarín, Buenos Aires, 20 de noviembre de 2009. 10 “Macri denunció un boicot del Gobierno”, en diario La Nación, Buenos Aires, 23 de octubre de 2009. 11 Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, Informe Anual 2009, 466 páginas. 10 los tantos aspectos a clarificar, procurándose apostar a la capitalización de las mejores experiencias respectivas en las materias que correspondieran. Burzaco, a través de sus asesores pondría en marcha un equipo de trabajo que lo ayudara en el seguimiento interno de las distintas áreas de la Policía; vis a vis de instrumentar un enfoque interdisciplinario de las acciones policiales, a partir del lanzamiento de puentes con otras agencias del Gobierno de la Ciudad (el área social, de educación, o la Agencia Gubernamental de Control por ejemplo—, con cuyo apoyo también contó gracias a sus vínculos personales de distintos actores claves en la gestión macrista, facilitando la cooperación inter-institucional interna del gobierno de la Ciudad. A la Metropolitana —y a la gestión, en definitiva— había que ayudarla, y la buena voluntad por parte del resto de las agencias del Gobierno porteño se presentía al momento de solicitarte cualquier ayuda o asistencia. Anticipándose a la asunción formal en el cargo, Burzaco ya había puesto a su equipo de trabajo más cercano a trabajar, junto a los correspondientes referentes policiales, en la revisión de la estructura pensada originariamente para la Policía Metropolitana y los distintos ejes de trabajo que habrían de tenerse presentes para estar en condiciones de salir a operar en la calle. Se organizaron, en consecuencia, al menos 10 subgrupos de trabajo en torno a los temas siguientes: 1) estructura organizativa, 2) cuestiones operativas y de despliegue territorial, 3) investigaciones, 4) personal, 5) supervisión y control, 6) formación e instrucción, 7) equipamiento y uniformes, 8) tecnología, 9) asuntos legales, e 10) infraestructura. Organización Una de las mayores tareas tenía que ver con la reingeniería de la estructura de la Policía Metropolitana. A partir de las reestructuraciones consideradas, la nueva fuerza finalmente quedaría organizada en 4 superintendencias dependientes del Jefe de Policía, a las cuales se sumaran 3 direcciones autónomas. Dichas superintendencias estarían conformadas por las de Seguridad y Policía Comunitaria; de Investigaciones; de Comunicaciones y Servicios Técnicos; y de Coordinación y Planificación del Desarrollo Policial. Por su parte, las Direcciones Autónomas —dependientes directamente del Jefe de Policía— estaban conformadas por las de Control del Desempeño Profesional; Protección y Seguridad Gubernamental; y Análisis e Información Delictual. 12 En el Anexo 3 se encuentra la distribución de funciones para cada una de las áreas de la Policía Metropolitana desde sus inicios, según lo previsto en el Decreto 55/2010 del Jefe de Gobierno de la Ciudad; mientras que el Anexo 4 recoge el organigrama de la nueva Policía. 13 12 Decreto N° 55, Boletín oficial del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCABA) Nro. 3351, con fecha del 29 de enero de 2010. 13 Ibídem. 11 No obstante, tan importante como la estructura (forma) sería la asignación de los recursos correspondientes internamente (contenido); en virtud de la cual priorizar la atención de tareas de investigación, o de seguridad pública general. En tal sentido, la reestructuración de recursos emprendida resultaría decisiva —entre otras cosas— para la instauración de un modelo de gestión policial comunitaria, en desmedro de una estructura de gestión policial que desde los inicios pretendía contar con toda la complejidad institucional que supone la Policía Federal Argentina. El factor tecnológico La introducción de nuevas tecnologías para el accionar policial diario era uno de los aliados claves del que la Policía podría valerse; tanto para las comunicaciones, como los patrulleros y el sistema de cámaras (CCTV) 14. Los beneficios de contar con este tipo de tecnologías serían evidentes ante múltiples episodios en los que la Policía Metropolitana a futuro estuviera comprometida en su accionar; mientras los ojos virtuales ofrecen conceptualmente la posibilidad de contar con un guardián urbano digital, que multiplicaría la capacidad de despliegue de la fuerza policial. Los esfuerzos para visualizar el accionar de la Policía Metropolitana a través de modernos sistemas de cámaras, montados fundamentalmente en los patrulleros, estaban enmarcados, asimismo, en el marco de una política encaminada a armar sistemas de seguridad modernos, a tono con un Plan General de Seguridad Pública (PGSP) que excedía en particular a la Policía Metropolitana. Al respecto, el PGSP incluyó la construcción de lo que se daría en llamar Centro Único de Comando y Control (CUCC), dependiente del área de Emergencias de la Ciudad, en la órbita del mismo Ministerio de Justicia y Seguridad. Este centro sería un antes y un después para la infraestructura de la atención de emergencias de la Ciudad, para el cual estuviera previsto la incorporación de personal de la Policía Metropolitana —desde el cual operara su comando radioeléctrico—, como así también personal de tránsito y emergencias en forma permanente, con capacidades tecnológicas para acceder a las cámaras de la Ciudad o eventualmente utilizar su sala de crisis. Los registros fílmicos de las cámaras son una fuente de consulta permanente por parte de la justicia. Sólo a modo gráfico, hasta mediados de 2011, se aportaron imágenes a más de 2.000 causas judiciales en trámite. Durante el 2011 se han tramitado alrededor de 1.300 sumarios por intervención de los operadores del Centro de Monitoreo Urbano (CMU), gestionado por la Policía Metropolitana y encargado de concentrar, observar, resguardar en servidores de datos y distribuir las imágenes a distintos destinatarios del sistema de seguridad. Asimismo, los requerimientos judiciales (justicia 14 CCTV es la sigla que significa Closed Circuit Televisión —circuito cerrado de televisión—, por la cual es conocida mundialmente la tecnología de videovigilancia visual, diseñada para supervisar una diversidad de ambientes y actividades. 12 GCBA, Nacional y provincial) se han incrementado considerablemente, generando un promedio de 50 respuestas diarias a los distintos juzgados. En el caso particular de los patrulleros (50 inicialmente), estos móviles contarían con tecnología GPS para transmitir información y poder monitorear su recorrido; y equipo de cámaras de video interior y exterior, que pueden enviar imágenes en el momento en que se producen los hechos —fundamental no sólo para el registro fílmico de situaciones y el respaldo del buen accionar policial, sino también para el control de auditoría sobre aquellos que no actuaran apegados a la ley. Jurisdicción y competencias en la Ciudad La jurisdicción de la Policía Metropolitana sería en el ámbito de toda la Ciudad de Buenos Aires (Art. 19, Ley de Seguridad Pública 2.894), sin perjuicio de que se optara estratégicamente por desplazar a los servicios policiales con un determinado criterio prioritario y ajustado a los recursos con que se dispusiera. La Policía Metropolitana puede actuar en cualquier rincón de la Ciudad en aquellos asuntos de su competencia. En materia de competencia, si bien estaba claro que no le correspondían los asuntos de carácter federal, era importante tener presente que, acorde a como lo definiera la Ley que le diera creación en su artículo 33 (Ley 2.894/2008), son funciones de la Policía Metropolitana atender todos aquellos delitos, contravenciones y faltas traspasadas a la órbita de la justicia de la Ciudad, aunque en flagrancia —en el mismo momento de estarse cometiendo un delito, cualquiera sea su tipo— la Policía Metropolitana tiene facultad para actuar ante su autor. Es una fuerza policial con todas las letras, estaba armada y era importante resaltarlo, para que no se la confundiera con una guardia de tránsito —al estilo del proyecto anterior de la Ciudad (2005) que se denominara “guardia urbana”, el cual era un cuerpo civil no armado que trabajaba en coordinación con las fuerzas de seguridad y otros organismos del Estado argentino. Sin embargo, aún restaría ver en la práctica cómo se daría efectivamente la dinámica de la relación no sólo entre la Policía Metropolitana y la Policía Federal Argentina, sino también con la propia Justicia. Para darle un sentido más moderno e integral al abordaje de la cuestión de la seguridad en la Ciudad, también es de destacarse que por decisión de la gestión de la Ciudad, cuando la Policía Metropolitana inaugurara su primer comisaría —denominada inicialmente Precinto— el día 13 de enero de 2011, contaría con una fiscalía perteneciente al Ministerio Público Fiscal, donde los vecinos podrían hacer todo tipo de denuncias. Según lo anticipaba Burzaco por entonces, “Vamos a tener a la Fiscalía trabajando dentro de la comisaría. Nuestro objetivo es acercar más la acción de la justicia y la acción de la Policía”. 15 15 “Abren la primera comisaría de la Policía Metropolitana”, en diario Clarín, Buenos Aires, 13 de enero de 2011. 13 El objetivo mayor: un nuevo modelo de gestión policial Según una encuesta realizada por el diario Clarín a través de su página web, ante el interrogante sobre si ¿Cree que con la nueva policía porteña va a mejorar la seguridad en la Ciudad?, el 64.2% de la gente contestó afirmativamente, mientras sólo un 35.8% lo hizo por la negativa. Esta encuesta fue realizada el viernes 5 de febrero de 2010, en cuya fecha la Policía Metropolitana se lanzaría a la calle por primera vez en su historia. 16 Sin embargo, al margen de las percepciones que pudiera tener la gente acerca de las perspectivas de la inseguridad en la Ciudad y la performance a esperar de la Policía Metropolitana, el resultado mayor a obtener sería la materialización misma del proyecto de la Policía Metropolitana, cuya nueva herramienta institucional para la Ciudad sería fundamental para trabajar en reducir la delincuencia y la violencia. Pero para que ello pudiera lograrse, había que asegurar que la salida y el funcionamiento fuera exitoso. Había que asegurarse de que las cuestiones normativas, de equipamiento, logísticas y de personal estuvieran listas. Tal objetivo último fue el que demoró la salida —con anuncios sucesivos de un lanzamiento a la calle que ya era inminente. “La Metropolitana va a estar en la calle lo antes posible”, juraba y perjuraba el flamante jefe de policía Burzaco. Y anticipándose a nuevas diferencias políticas que se enfrentarían entre la Ciudad y la Nación en un futuro cercano, Burzaco también expresaba su esperanza de trabajar "en conjunto" con la Nación cuando pusiera en marcha el nuevo cuerpo de seguridad, considerando que "es una enorme oportunidad para ambos gobiernos de hacer borrón y cuenta nueva". Pero para asegurar el éxito, también había que tomar una decisión estratégica oportuna acerca de por dónde empezar. Y para ello no había que perder de vista la necesidad de poder poner a prueba la aplicación de ese nuevo modelo de gestión policial. Los lugares donde poder ir a buscar al delito podían ser muchos, pero tantos como las variables a tener presentes al momento de sacar una nueva fuerza a la calle; la cual iba a necesitar construir esa imagen y espíritu de cuerpo metropolitano. Para ello habría que hacer un diagnóstico de la situación. Conocer la Ciudad de punta a punta. “Si no conoces a la Ciudad, no la podes cuidar”, quedaría entre el anecdotario de frases que algunos uniformados repetirían entre la cúpula. Para empezar, habría que recordar entonces que la Ciudad de Buenos Aires posee 15 Comunas, que agrupan los distintos barrios porteños. Como nuevas unidades de gestión política y administrativa descentralizadas, las comunas permiten a los ciudadanos participar activamente en las decisiones que se adoptan en materia de presupuesto, espacios públicos, seguridad y acceder a los principales servicios y 16 “En su primer día en la calle, la Metropolitana hizo controles y patrullaje”, en diario Clarín, Buenos Aires, 5 de febrero de 2010. 14 trámites que gestiona el Gobierno para el ejercicio de la ciudadanía. En el anexo 5 se identifican las 15 Comunas de la Ciudad, con los correspondientes barrios que las componen. Desde entonces, antes de que se tomara finalmente una decisión, los asesores de Burzaco le llenarían el escritorio de estadísticas e informes, con las sugerencias y razones de por qué ir a tal o cual lugar —a partir del análisis del contexto general y el procesamiento específico de información como la referenciada en los Anexos. Para dicho trabajo, era frecuente por ejemplo repasar aspectos tales como la distribución de las 53 Comisarías de la Policía Federal Argentina en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Anexo 6); la geo-referenciación de Villas y asentamientos identificados (Anexo 7); como así también evaluar la manifestación del delito en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires —al respecto, el Anexo 8 describe la performance de conflictividad general que se presenta en la Ciudad, mientras el Anexo 9 condensa las estadísticas de Homicidios dolosos consumados en la Ciudad durante el año 2010 a modo de referencia. La estrategia del despliegue territorial Al margen de la multiplicidad de cuestiones que habrían de clarificarse —partiendo de la base de que todas las cuestiones de equipamiento y legales estuvieran subsanadas— uno de los grandes ejes a resolver tenía que ver con la definición de adónde desplegar los nuevos efectivos de la Policía Metropolitana. En una sociedad con la inseguridad claramente advertida como un problema prioritario de atender los lugares donde se la pudiera reclamar seguramente excederían a las limitadas capacidades de respuesta. Asimismo, entre los factores a considerar no sólo estarían los niveles de conflictividad inter-barriales, sino también la capacidad de respuesta que se le podría confiar a una fuerza nueva como institución — sin perjuicio de que sus uniformados tuvieran experiencia policial. Mientras que el servicio de la Policía Federal Argentina se entiende que cuenta con entre 13.000 a 14.000 efectivos sólo para la jurisdicción de la Ciudad de Buenos Aires, si la Policía Metropolitana para salir a la calle contaba inicialmente con 500 efectivos y 50 patrulleros, cómo garantizar que los metropolitanos no se “diluyeran” entre la gente? Asimismo, tal como se detalla en el Anexo 10, el crecimiento de personal previsto en la Policía Metropolitana era paulatino y demandaría al menos dos años alcanzar unos 3.000 efectivos en total. Frente a tal interrogante había un gran dilema latente, a partir de dos (2) grandes ejes en pugna a priorizar: la diversidad de temáticas competentes a cubrir vs. el territorio. A efectos de garantizar una mayor eficacia con un recurso policial limitado, una opción podría ser abocarse a determinadas problemáticas de inseguridad o conflictividad —en contraste a una voluntad de trabajar sobre todos los delitos posibles de competencia. Ello plantearía pros y contras de porqué abocarse a tal o cual tarea específica a lo largo de toda la Ciudad de forma prioritaria, pero también en medio de un contexto en el cual había que terminar de clarificar efectivamente cuál serían las competencias que le correspondería a 15 la nueva fuerza. Más allá de lo que estableciera la ley, era la primera vez prácticamente que en la Argentina dos fuerzas policiales, la Policía Metropolitana y la Policía Federal Argentina iban a compartir jurisdicción —territorio sobre el que les corresponde operar— y competencia —asuntos que les corresponde atender—, acorde a lo previsto por el sistema de seguridad argentino. En consecuencia, era viable ocuparse de todas las problemáticas posibles en toda la Ciudad? Priorizar determinadas problemáticas en toda la Ciudad? O acaso todas las problemáticas en determinadas Comunas de la Ciudad? Y en caso de ser así, por qué Comuna/s empezar? Para terminar de entender las limitaciones de personal que suponen 500 efectivos para una Ciudad como Buenos Aires, basta tener presente las recomendaciones de performance de cantidad de efectivos recomendadas a nivel internacional. En tal sentido, según las Naciones Unidas, se debe disponer de un policía por cada 250 habitantes. Partiendo de esta recomendación internacional, ante una población porteña de unos 2.890.151 habitantes (Censo 2010, INDEC), la cantidad total de personal policial necesario para dar seguridad a toda la Ciudad debiera ser de no menos de 11.560 efectivos. Una previsión de efectivos que en realidad debiera reforzarse más aún, en virtud de que con el ingreso de personas que circulan el área metropolitana diariamente se supera claramente a la población habitante que necesita ser cuidada. Y en cualquier caso, la sociedad no deja de reclamar más presencia policial. Al respecto, el anexo 11 recoge la información sobre la población y la densidad de las distintas Comunas de la Ciudad, a partir de las cuales también se proyecta la cantidad de efectivos policiales que serían relativamente necesarios para cubrirlas. Ya a esta altura quedaba claro que el crecimiento de la Policía Metropolitana sería algo progresivo en el tiempo, y de acuerdo a lo que establecía el Plan General de Seguridad Pública (2008). La planificación del despliegue territorial de la Policía Metropolitana preveía el crecimiento a razón de dos (2) Comunas por año. Dicha planificación impulsaba y condicionaba la elección de las dos primeras jurisdicciones en que la Policía habría de empezar a operar, previendo un desarrollo progresivo cuyo proceso de largo aliento duraría no menos de ocho (8) años. El Anexo 12 grafica la planificación del despliegue territorial paulatino de la Policía Metropolitana previsto por cantidad de Comunas, para los años 2010-2017. Sin embargo, aún quedaba por resolver por cuál de tales Comunas empezar. Frente a tales condicionamientos y semejante contexto, si usted fuese Burzaco, adónde se animaría a enviar a la Policía Metropolitana? Pero siéntase tranquilo, que todo lo que su fuerza nueva haga, seguramente será noticia en la prensa. 16 Anexo 1: Percepción de la inseguridad Evolución del porcentaje de ciudadanos que consideró como el principal problema de la Ciudad la falta de seguridad. Enero 2008 – Agosto 2010 Principal problema de la Ciudad para los ciudadanos. Agosto 2010. Fuente: “Ciudad de Buenos Aires. Diagnóstico del contexto sociopolítico. Agosto 2010”. Julio Aurelio ARESCO, Compañía Argentina Española de Consultoría, en Observatorio de Resultados de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 17 Anexo 2: Uniformes Uniformes de la Policía Metropolitana. Antes y después. Antes de salir a la calle Presentación realizada en diciembre de 2009. En el lanzamiento a la calle Salida a la calle el 5 de febrero de 2010. Fuente: Clarín, 27 de abril de 2010. Fuente: La Prensa, 5 de febrero de 2010. Contraste de uniforme con la Policía Federal Argentina Fuente: La Prensa, 5 de febrero de 2010. 18 Anexo 3: Estructura de la Policía Metropolitana, por secciones 17 Estructura de gestión Las responsabilidades de la alta dirección del sistema de seguridad porteño se repartían entre mandos civiles. Al momento de la salida a la calle de la Policía Metropolitana, la totalidad de las máximas autoridades de los cuatro (componentes) del sistema estarían a cargo de civiles: la Policía Metropolitana; la Subsecretaría de Administración de la Policía Metropolitana; el Instituto Superior de Seguridad Pública; y la Auditoría Externa Policial. En el caso particular de la Policía Metropolitana, el Jefe de Policía —un civil designado por el Jefe de Gobierno—, era el máximo responsable ejecutivo de la Policía, que a su vez dependía del Ministro de Justicia y Seguridad de la Ciudad, también bajo el liderazgo civil. Sin embargo, la característica particular de de dicha Jefatura no sería sólo su ejercicio en manos de un civil, sino también la complementariedad que el cargo supondría, junto al resto de los responsables de conducir el Instituto de formación, las cuestiones administrativas y de equipamiento, y el control. De allí lo inédito de un jefe de policía que, a diferencia de otros modelos policiales tradicionales, no era el encargado principal ni exclusivo en materia de educación, control, ni administración de la fuerza. El jefe de Policía, civil, compartiría asimismo las responsabilidades de conducción junto al resto de su comité ejecutivo, todos uniformados provenientes de la Policía Federal Argentina, que en la primera línea organizacional tenían el rango de Superintendentes o Comisionados Generales. De la jefatura de Policía dependerían cuatro (4) superintendencias, cuyos jefes tendrían como rango el cargo de superintendentes, siendo el máximo grado uniformado. Estos superintendentes se ocuparían así de dirigir las tareas policiales cotidianas y de ellos dependían los Directores respectivos. Mientras tanto, en un primer momento, el puesto de subjefe de policía quedaría momentáneamente vacante, a efectos de dirimir cuestiones internas de liderazgo entre los uniformados. En tal sentido, habiendo salido finalmente la policía a la calle en febrero de 2010, el primer subjefe operativo —desde el alejamiento de Chamorro— se daría recién desde el 1ro de abril de 2011, en la figura del Sr. Miguel Ángel Ciancio (Decreto 195 del año 2001, Boletín Nro. 3650, con fecha de publicación del 26 de abril de 2011). La Superintendencia de Seguridad y Policía Comunitaria sería la más importante en términos de capacidades de hombres. A ella le correspondería intervenir en la prevención de los delitos, faltas y contravenciones de la jurisdicción del Poder Judicial de la Ciudad, estableciendo los servicios generales 17 Fuentes: Decreto N° 55, Boletín oficial del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCABA) Nro. 3351, con fecha del 29 de enero de 2010; Ley de Seguridad Pública N° 2.894, Boletín oficial del GCABA Nro. 3063, con fecha del 24 de noviembre de 2008; y Ley N° 2.947 (Estatuto del Personal de la Policía Metropolitana), Boletín oficial del GCABA Nro. 3107, con fecha del 30 de enero de 2009. 19 y específicos de seguridad y policía comunitaria. Para tal fin, de ella dependerían la Dirección de Operaciones y la Dirección de Vigilancia Preventiva. En el caso de la Superintendencia de investigaciones, estaba a cargo de prevenir e investigar las faltas, contravenciones y delitos de la jurisdicción del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; como así también prestar asistencia a los pedidos de colaboración e investigación ante requerimientos que formulen los magistrados nacionales. De ésta dependerían la Dirección de Investigaciones y Cooperaciones Judiciales, y la Dirección de Investigaciones Comunales. Para el soporte técnico, la Superintendencia de Comunicaciones y Servicios Técnicos entendería, principalmente, en todos los aspectos técnicos de las comunicaciones y sistemas centralizados de procesamiento de datos de la Policía Metropolitana. Para ello la misma contaría con la Dirección de Tecnologías de la Información, y la Dirección de Tecnología Operativa. En cuarto lugar, de la Superintendencia de Coordinación y Planificación del Desarrollo Policial dependería operativamente la Dirección de Personal; la Dirección de Instrucción Policial —que operaría dentro del Instituto Superior de Seguridad Pública—; la Dirección de Materiales y Bienes; y la Dirección de Asesoría General. No obstante, además de las superintendencias, tres Direcciones autónomas dependerían del Jefe de Policía. La Dirección de Control de Desempeño profesional tendría por responsabilidad aplicar el régimen disciplinario a través de la sustanciación de sumarios administrativos; y coordinar al efecto con la Auditoría Externa Policial —dependiente del Ministro de Justicia y Seguridad— la remisión de aquellas actuaciones en las que se entienda que por la gravedad de la falta resultara probable la adopción de una medida segregativa. La Dirección de Protección Gubernamental tendría como objetivo, principalmente, brindar los servicios de seguridad personal al Jefe de Gobierno y su grupo familiar; así como también al Ministro de Justicia y Seguridad de la Ciudad; y al Jefe de Policía. Por último, la Dirección de Análisis e Información Delictual tendría por responsabilidad el diseñar, planificar y administrar los sistemas de información de soporte de toda la información vinculada a la investigación criminal. Para ello, la dependencia directa del Jefe de Policía resultaría fundamental, en honor a la importancia de garantizar la fluidez de la información entre las distintas áreas de la fuerza y brindar asesoramiento estratégico al máximo nivel de conducción. Estructura jerárquica del personal uniformado Los efectivos de la Policía Metropolitana tendrían un rasgo diferenciado en su carrera, de la gran mayoría del resto de las policías argentinas: un escalafón único. Desde la sanción de la Ley de Seguridad Pública de la Ciudad (2008), en su artículo Art. 49 se establecía que “el personal de la Policía Metropolitana se organiza en un cuadro único…”. Esto implicaba un cambio revolucionario 20 para los esquemas de organización policial acostumbrados en la división entre oficiales y suboficiales, siguiendo la tendencia reformista que había propiciado la nueva Policía de Seguridad Aeroportuaria. En la Metropolitana, todos serían “oficiales”, con distintos grados. En dicho marco, el Escalafón General Policial se organiza en una categoría única, que cuenta con los siguientes grados jerárquicos en orden creciente: Oficial; Oficial Mayor; Subinspector; Inspector; Comisionado; Comisionado Mayor; Comisionado General; y Superintendente. El cuadro de Oficiales Operativos está integrado por el personal con estado policial que alcance los grados de Oficial y Oficial Mayor. El cuadro de Oficiales Supervisores está integrado por el personal con estado policial que alcance los grados de Subinspector e Inspector. El cuadro de Oficiales de Dirección está integrado por el personal con estado policial que alcance los grados de Comisionado y Comisionado Mayor. El cuadro de Oficiales Superiores de Conducción está integrado por el personal con estado policial que alcance los grados de Comisionado General y Superintendente. 21 Anexo 4: Organigrama del personal de la Policía Metropolitana Ministerio de Justicia y Seguridad Policía Metropolitana – Julio 2010 SUBSECRETARIA A – MINISTERIO DE JUSTICIA Y SEGURIDAD JEFATURA DE POLICÍA METROPOLITANA SUPERINTENDENCIA SUBJEFATURA DE POLICÍA METROPOLITANA DE INVESTIGACIONES DIRECCIÓN DE LA POLICÍA METROPOLITANA CONTROL DEL DESEMPEÑO PROFESIONAL PROTECCIÓN Y SEGURIDAD GUBERNAMENTAL DE ANÁLISIS E INFORMACIÓN DELICTUAL DE INVESTIGACIONES Y COOPERACIONES JUDICIALES DE INVESTIGACIONES COMUNALES DE SEGURIDAD Y POLICÍA COMUNITARIA DE COMUNICACIONES Y SERVICIOS TÉCNICOS DE COORDINACIÓN Y PLANIFICACIÓN DEL DESARROLLO POLICIAL DE OPERACIONES DE TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN DE PERSONAL DE VIGILANCIA PREVENTIVA DE TECNOLOGÍA OPERATIVA DE INSTITUCIÓN POLICIAL DE MATERIALES Y BIENES DE ASESORIA GENERAL Fuente: Decreto N° 55, Boletín oficial del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires Nro. 3351, con fecha del 29 de enero de 2010. 22 Anexo 5: Las Comunas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires La Ciudad de Buenos Aires está organizada político - administrativamente en quince (15) comunas, conformadas por los barrios que se detallan a continuación. Comuna Barrios que la componen Comuna 1 Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Montserrat y Constitución Comuna 2 Recoleta Comuna 3 San Cristóbal y Balvanera Comuna 4 La Boca, Barracas, Parque Patricios y Nueva Pompeya Comuna 5 Almagro y Boedo Comuna 6 Caballito Comuna 7 Flores y Parque Chacabuco Comuna 8 Villa Soldati, Villa Riachuelo y Villa Lugano Comuna 9 Mataderos, Liniers y Parque Avellaneda Comuna 10 Floresta, Monte Castro, Vélez Sarsfield, Versalles, Villa Luro y Villa Real Comuna 11 Villa Gral. Mitre, Villa Devoto, Villa del Parque y Villa Santa Rita Comuna 12 Coghlan, Saavedra, Villa Urquiza y Villa Pueyrredón Comuna 13 Belgrano, Colegiales y Núñez Comuna 14 Palermo Comuna 15 Chacarita, Villa Crespo, Paternal, Villa Ortúzar, Agronomía y Parque Chas Fuente: Anexo de la Ley Nº 2.650 de 2008, Boletín Oficial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires Nro. 2910, con fecha del 16 de abril de 2008. 23 Mapa. Superficie de Comunas y Barrios de la Ciudad de Buenos Aires Fuente: Dirección General de Estadísticas y Censos (Ministerio de Hacienda GCBA). 2011. * Nota: superficie de Comunas expresadas en Km2. 24 Anexo 6: Comisarías de la Policía Federal Argentina en la Ciudad de Buenos Aires Fuente: Policía Federal Argentina (PFA). 25 Anexo 7: Villas y asentamientos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Mapa de Villas y Asentamientos por Comuna. Ciudad de Buenos Aires. Año 2011 26 Anexo 8: Mapa de conflictividad General de la Ciudad de Buenos Aires. Año 2010. Fuente: Ministerio Público Fiscal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Tercer Informe de Conflictividad. Septiembre de 2011. 27 Anexo 9: Homicidios dolosos consumados en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 2010 Fuente: Corte Suprema de Justicia de la Nación, República Argentina. 28 Fuente: Corte Suprema de Justicia de la Nación, República Argentina. 29 Fuente: Corte Suprema de Justicia de la Nación, República Argentina. 30 Anexo 10: Planificación del personal de la Policía Metropolitana Cuadro. Proyección de personal de la Policía Metropolitana. 2009-2011 Fuente: Plan General de Seguridad Pública. Ministerio de Justicia y Seguridad. CABA. 31 Anexo 11: Población y densidad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires Según los datos oficiales del Censo Nacional 2010, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires cuenta con una población de 2.890.151 habitantes, que en función de su extensión territorial la convierten en la jurisdicción del país con la mayor densidad de población de habitantes por kilómetro cuadrado (14.450,8). Cuadro. Ciudad de Buenos Aires por Comuna. Población y densidad. Año 2010 Jurisdicción CABA/Comuna Comuna 13 Comuna 14 Comuna 7 Comuna 4 Comuna 1 Comuna 12 Comuna 11 Comuna 3 Comuna 8 Comuna 15 Comuna 5 Comuna 6 Comuna 10 Comuna 9 Comuna 2 Población total 231.331 225.970 220.591 218.245 205.886 200.116 189.832 187.537 187.237 182.574 179.005 176.076 166.022 161.797 157.932 Densidad de población hab/km² 15.844,6 14.301,9 17.789,6 10.103,9 11.566,6 12.827,9 13.463,3 29.302,7 8.434,1 12.767,4 26.717,2 25.518,3 13.072,6 9.805,9 25.068,6 *Efectivos policiales necesarios para dar cobertura 925 903 882 872 823 800 759 750 749 730 716 704 664 647 631 Fuente: INDEC, Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010. Dirección Provincial de Estadística de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Publicación: 28 de febrero de 2012. Elaboración propia cotejando datos poblacionales por Comunas, con recomendaciones internacionales de contar a promedio de 1 efectivo cada 250 habitantes (ONU). 32 Gráfico 11.1. Ciudad de Buenos Aires por Comuna. Población total. Año 2010 Fuente: INDEC, Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010. Dirección Provincial de Estadística de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Publicación: 28 de febrero de 2012. 33 Gráfico 11.2. Ciudad de Buenos Aires por Comuna. Densidad de población. Año 2010 Fuente: INDEC, Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010. Dirección Provincial de Estadística de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Publicación: 28 de febrero de 2012. 34 Anexo 12: Planificación del despliegue territorial paulatino de la Policía Metropolitana Gráfico. Crecimiento paulatino previsto por cantidad de Comunas (2010-2017): 2 4 6 8 10 2010 2011 2012 2013 2014 12 14 15 2015 2016 2017 Fuente: Plan General de Seguridad Pública. Ministerio de Justicia y Seguridad. CABA. 35