Hacia un Plan Nacional contra el Racismo y la

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Hacia un Plan Nacional contra el Racismo y
la Discriminación
INFORME FINAL
Montevideo, 2011
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“Hacia un Plan Nacional contra el Racismo y la Discriminación”
Área temática: Género
Informe Final
Dra. Karina Batthyány
Montevideo, junio de 2011.
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Tabla de contenido
Introducción
Propuesta metodológica
Eje temático 1: mercado laboral, trabajo e inclusión social
La situación de las mujeres afro-descendientes
Eje temático 2: Sistema educativo
La situación de la población afro-descendiente
Eje temático 3: salud, derechos sexuales y reproductivos
Eje temático 4: Violencia hacia las mujeres
Eje temático 5: Participación política
Propuestas hacia el plan
Bibliografía
Anexo 1: Indicadores de referencia
Eje 1: Mercado laboral
Eje 2: Sistema educativo
Eje 3: Salud, derechos sexuales y reproductivos
Eje 4: Violencia hacia las mujeres
Eje 5: Participación política
Mujeres afro-descendientes
3
Introducción
Las diferencias biológicas entre hombres y mujeres se han convertido en causas que justifican
desigualdades sociales traducidas en desventajas que afectan las oportunidades de las
mujeres para interactuar en la sociedad. Esto ha significado padecer grados de subordinación
política, económica, cultural, emocional-subjetiva que puedan revertirse en la medida que
se entienda que esta es una fuente de desigualdad e injusticia que impacta de manera
particular en las mujeres.
En Uruguay las mujeres han logrado grandes avances en la conquista de sus derechos
ciudadanos, se han incorporado masivamente a la fuerza de trabajo y han abierto nuevos
espacios de actuación en la sociedad. Sin embargo, aun persisten importantes desigualdades
que hacen de las mujeres el grupo más numeroso que sufre discriminación. Los datos
demográficos de nuestro país dicen que del total de la población (3.334.052) más de la mitad
son mujeres: 1.723.696 frente a 1.610.356 varones. Aún no se han alcanzado las condiciones
para que todas las mujeres sin importar su condición, puedan ejercer plenamente sus derechos
y participar, con las mismas oportunidades que los varones, en todas las esferas de la vida del
país.
A los efectos de este informe se tomará la definición que plantea la CEDAW sobre
discriminación contra la mujer. El artículo 1 define la discriminación contra la mujer como
“toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o por resultado
menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de
su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y de la mujer, de los derechos humanos
y de las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o
en cualquier otra esfera”. (Naciones Unidas, Convención sobre la eliminación de todas las
formas de discriminación contra la mujer, Nueva York, 1979).
A su vez y tal como se establece en la “Agenda 2009. Una propuesta política de las mujeres
organizadas”(CNS MUJERES) se trabajará con la noción de igualdad de género e igualdad
entre mujeres. La igualdad de género significa que mujeres y varones disfruten de
similares condiciones y oportunidades para ejercer plenamente sus derechos y desarrollar
su potencial para contribuir a la transformación de la sociedad, beneficiándose de los
resultados de esos cambios. La igualdad entre mujeres implica que no existan diferencias en
el ejercicio de los derechos de las mujeres por razones de clase, raza, etnia, edad, estado
civil, orientación-identidad sexual, religión, región o nacionalidad.
A pesar de los avances que se verifican en los últimos para Uruguay, el marco jurídico y legal
así como las dinámicas institucionales no han transitado por las transformaciones
necesarias para erradicar todas las formas de discriminación por razones de género, que
afectan de forma particular a las mujeres de todas las edades y condiciones. Esos serán los
elementos que se analizarán en este informe.
4
Propuesta metodológica
Se ha realizado un diagnóstico de las principales áreas de discriminación que enfrentan
las mujeres uruguayas basado en un diseño descriptivo de investigación, prestando especial
atención a la situación de las mujeres afro-descendientes. Se analizaron datos secundarios
cuantitativos provenientes de diferentes fuentes y se realizó una observación participativa del
taller de consulta con la sociedad civil, donde se trabajó en función de los ejes que estructuran
este análisis.
El relevamiento para identificar los ejes centrales de la discriminación contra las mujeres
consistió principalmente en el análisis de:
o
Informes Oficiales (Estatales, ONU, Relatores Especiales, ONGs, etc.)
o
Datos de instituciones estatales
o
Estudios académicos y de expertos independientes
o
Estudios comparativos regionales
o
Agenda de las Mujeres (2009)
En función del relevamiento realizado se priorizaron cinco ejes para el análisis, a saber:





mercado laboral, trabajo e inclusión social
sistema educativo
salud, derechos sexuales y reproductivos
violencia hacia las mujeres
participación política
Para cada uno de estos ejes se realiza un breve análisis y se presentan luego
propuestas a ser consideradas en la elaboración del Plan Nacional de lucha contra el racismo y
la discriminación. En los ejes temáticos para los que se dispone de información para el
colectivo afro-descendiente se incorpora como un ítem de fácil visibilidad. Para la elaboración
de las propuestas se tuvo en cuenta los elementos aportados por los distintos colectivos que
participaron de la consulta realizada en el mes de mayo.
En la sección anexos se presentan los principales cuadros y gráficos seleccionados para el
análisis, que es imposible incorporar en el cuerpo del texto debido al limitado espacio
disponible.
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Eje temático 1: mercado laboral, trabajo e inclusión social
En Uruguay, la discriminación laboral por razones de sexo ha sido considerada por la legislación
nacional a partir de la aprobación de la Ley Nº 16.045 (1989), que prohíbe toda discriminación
que viole el principio de igualdad de trato y oportunidades para ambos sexos en cualquier
sector de actividad. Como se verá, a pesar de avances importantes en la materia, se está
aún lejos de que la discriminación laboral por razones de sexo sea historia en nuestro país.
En Uruguay se ha experimentado un incremento sostenido de la participación de mujeres
en la actividad laboral, creciendo en términos relativos más que la actividad laboral de los
varones. Evidencia de ello es el aumento en las tasas de actividad femenina que pasaron de
41.4% en el año 1986 a 55.8% en el año 2010, mientras que para el mismo período la tasa de
actividad masculina oscila entre 74% y 73%. (INE; 2010). Sin embargo, más allá de esta
evolución positiva, persisten diferencias importantes con respecto a la tasa de actividad
masculina.
Estos cambios son acompañados por el aumento positivo de los niveles de escolarización
femenina, siendo especialmente relevante, para la integración de las mujeres al mercado de
trabajo, la formación de mano de obra calificada a nivel terciario.
Si se observa la evolución del ingreso de estudiantes terciarios dentro de la educación pública,
se destaca un aumento significativo de las matriculas de mujeres en el largo plazo (últimos
cincuenta años). En los años que van de 1960 a 1968 las muje res constituían alrededor
del 40% de las matriculas, a partir de los años 80 alcanzan el 50% de las matriculas,
creciendo luego varios puntos porcentuales hasta llegar en el año 2009 a representar 63% de
las matrículas (INMUJERES 2010).
A pesar de ello las mujeres continúan enfrentándose a barreras en el acceso efectivo y
permanencia dentro del mercado de trabajo, lo que no garantiza una situación de equidad con
respecto a los varones. Basándonos en la información disponible a nivel nacional se observa
que algunos de los puntos más críticos de esta inequidad dentro del mercado laboral, son (ver
cuadros en anexo):
a. La disparidad persistente entre las tasas de empleo 1 femenina y masculina. En el
último período del año 2010 la tasa de empleo femenina representa un
51.4%, ubicándose 19 puntos porcentuales por debajo de la tasa de empleo
masculina. (INE;2010)
1
La tasa de empleo es el cociente entre la población ocupada y el total de la población de 14 años o más,
indica el porcentaje de la población que ingresa en el mercado de trabajo remunerado
6
2
b. La prevalencia de la tasa de desempleo femenina sobre la masculina a lo largo
de las últimas décadas. En el año 2010 la tasa de desempleo de mujeres alcanza el
8.4%, mientras que el desempleo entre los varones representa el 4%. (INE;2010).
c. La información desagregada por área geográfica muestra que los niveles de
actividad, empleo y desempleo según sexo son muy distintos en las localidades
menores y zonas rurales respecto a Montevideo y las localidades mayores de
5.000 habitantes. La tasa de empleo total para localidades menores y zonas
rurales es similar al promedio nacional, pero también se evidencian diferencias
por género. La tasa de empleo de los hombres es superior (77% respecto a
70% para el total del país) y la tasa de empleo de las mujeres es
significativamente menor (42 % respecto a 48.7%) (INMUJERES 2010)
d. El acceso limitado a la protección social. Si bien este es un fenómeno global,
que afecta a trabajadoras y trabajadores, los datos disponibles indican
diferencias negativas para las mujeres. En el año 2007 el porcentaje de
mujeres que declaran estar ocupadas, pero no se encuentran registradas en la
seguridad social3 es de 35%, mientras los varones representan un 33.8%.
(INMUJERES 2010)
e. Otro factor de inequidad lo constituye la prevalencia de la desigualdad salarial
entre varones y mujeres. En el año 2009 la brecha de género en la
remuneración4 es de 69.4. (INMUJERES 2010). Esto significa que las mujeres
ganan 30.63% menos que los varones.
f.
Por último, mencionaremos la persistencia de formas de segregación
ocupacional que experimentan las mujeres dentro del mercado laboral. Esta
segregación se expresa en dos planos: i. la desigual participación de mujeres
y varones dentro de las estructuras jerárquicas (segregación vertical)
fundamentalmente a partir de la exclusión de las mujeres de puestos de poder,
toma de decisión y negociación; ii. Y el ingreso diferencial dentro de rubros de
actividad o tipos de ocupaciones (segregación horizontal), que se evidencia a
partir de la mayor concentración de mujeres en ocupaciones consideradas de
menor valor o prestigio en términos relativos. Las trabajadoras se concentran
en tres ramas de actividad: en el servicio doméstico se ubica 18.5% de las
mujeres, en comercio al por menor y mayor 17.7% y, en servicios sociales y de
salud, 12.4% (OMT 2010). A su vez, las mujeres representan un porcentaje
mayoritario de los trabajadores en las actividades de enseñanza (78,8%),
servicios sociales y de salud (75,8%), y servicio doméstico en hogares privados (92.6%)
2
La brecha de género en el desempleo muestra la desigual proporción de mujeres y varones que estarían
dispuestas a trabajar y no logran ingresar al mercado de trabajo.
3
Es decir que no realizan aportes jubilatorios a ninguna caja de seguridad social
4
La brecha salarial, que mide las diferencias entre los ingresos de los varones y las mujeres, indica que el
mayor que 100 “ que las mujeres ganan más que los varones y, si es menor a 100, las mujeres que ganan
menos que los varones” (CIEDUR; 2009:35)
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g. La presencia de menores en el hogar
es uno de los aspectos que
obstaculiza la
integración de
las mujeres al mercado
de empleo. Si
observamos a la tasa de actividad de las mujeres de entre 14 y 49 años de edad,
vemos que esta disminuye con la presencia de menores de 12 años en el hogar.
Contrariamente, la
tasa de actividad de los varones tiende a aumentar con la
presencia de menores en el hogar. La brecha más grande entre uno y otro sexo
ocurre en el grupo de personas que viven en hogares con 3 o más menores de 12
años. Allí la tasa de actividad femenina se ubica en 54.0%, casi 31 puntos
porcentuales inferior a la tasa de actividad masculina (Batthyány, 2009)
h. Las desigualdades en la distribución del trabajo no remunerado (TNR) en la sociedad
tienen efectos en la inserción diferente en el mercado de trabajo de hombres y mujeres
y en las horas que unos y otras dedican a las tareas de cuidado. Esto no responde a
diferencias en las calificaciones entre los sexos sino a la estructuración de la sociedad
en base a una división sexual del trabajo que asigna a los hombres las tareas de
producción y a las mujeres las de reproducción social (atender y cuidar a la familia y a
la comunidad). La incorporación masiva de las mujeres al mercado laboral no
ha sido debidamente acompañada por políticas de corresponsabilidad en el desarrollo
de un sistema de cuidado, lo que ha determinado un incremento sostenido del déficit
de cuidados.
La situación de las mujeres afro-descendientes
En este apartado se analizarán algunos indicadores que dan cuenta de las inequidades de
género y raza en la inserción en el mercado de empleo.
Al analizar los principales indicadores del mercado de empleo para la población afrodescendiente desde una perspectiva género, incluidos en el material de INMUJERES
“Cuadernos del Sistema de Información de Género, No.1” (INMUJERES 2010) se encuentra
que (ver cuadros en anexo):
a. Las mujeres afro-descendientes presentan los valores más altos en la tasa de
desempleo (14,3%).
b. Las mujeres afro-descendientes entre 14 y 24 años muestran la mayor tasa de
desempleo de la población, donde 1 de cada 3 mujeres activas no logra acceder a puestos
de trabajo.
c.
Del total de la población uruguaya ocupada en el mercado de empleo, el 66% de las
mujeres y el 67% de los varones aportan a alguna caja de jubilaciones. Ahora, si se
observa lo que ocurre entre la población afro estos valores descienden
considerablemente, en especial para las mujeres. Del total de mujeres afro- descendientes
8
ocupadas en el mercado de trabajo, 53.6% aporta a alguna caja de jubilaciones. Para el
caso de los varones afro este valor es superior, 57.2%, aunque se encuentra lejos de
los valores alcanzados por la población masculina no afro (68.5%).
d. Los/as trabajadores/as afro-descendientes se encuentran sub representados en las
categorías ocupacionales de mayor calificación y sobre representados en las categorías
ocupacionales de menor calificación. El 37% de los afro-descendientes se ocupan en
trabajos no calificados. Del total de mujeres afro ocupadas en trabajos no calificados
un 72% lo hace como trabajadoras domésticas.
e. El 39,6% de los afro-descendientes viven en hogares pobres, superando en más de 20
puntos la incidencia de la pobreza en el resto de la población. Para los niños/as afro la tasa
se eleva por encima del 55%.
f.
El porcentaje de mujeres sin ingresos propios triplica el porcentaje de hombres en
idéntica situación. Entre las mujeres la mayor proporción se observa en las afrodescendientes.
g. La mitad de las personas afro-descendientes uruguayas viven en hogares del primer
quintil de ingresos.
h. El salario medio por hora de trabajo en la ocupación principal es un 29% menor en la
población afro-descendientes en comparación con la no afro-descendiente.
i.
Si se considera el total de ingresos salariales por ocupación principal, el ingreso medio
de los afro-descendientes es el 67% de los no afros.
Eje temático 2: Sistema educativo
Como es conocido la educación y el sistema educativo cumplen un papel central en la
transmisión, desarrollo y reproducción de valores, significados, normas, principios, morales,
éticos y físicos en una sociedad. Es por tanto determinante para alcanzar logros que permitan
desarrollar capacidades que harán posible la conciencia de derechos, la autonomía, la igualdad
de oportunidades y derechos y la equidad. Si bien se ha avanzado en la incorporación de la
perspectiva de género en el sistema educativo, hasta el presente no se ha gestado un cambio
sustancial en los planes, en la currícula y en los textos de estudio que garantice una
educación no sexista e inclusiva.
Distintos estudios han mostrado en el correr de la última década que la mayoría de los
promedios nacionales y regionales ilustran una situación educativa de las mujeres que ha
igualado o superado a la de los varones (Milosavljevic, V: 2007).
9
Para el caso de Uruguay:
a. En términos de años de estudio aprobados en la población mayor de 24 años, las
mujeres presentan valores más altos que los varones en los grupos de más de 9 años
de estudio. El 42% de las mujeres mayores de 24 años aprobaron 10 o más años de
estudio, valor que supera al de los varones en casi 7 puntos porcentuales. Las
diferencias más grandes la encontramos en la población con 16 o más años de
estudio. En este nivel hay un 8% de varones y un 11% de mujeres (Batthyány et al,
2007)
b. Al analizar el nivel educativo por sexo, observamos que no existen diferencias por sexo
en primaria, mientras que en ciclo básico de secundaria y UTU, existe un mayor
porcentaje de varones. Esto se revierte en la categoría secundaria 2do. Ciclo donde
las mujeres aparecen con un 22% mientras que los varones con un 19%. (Batthyány et
al, 2007)
c.
Si observamos ahora el comportamiento al interior de las categorías de nivel
educativo, se reconocen las mismas tendencias mencionadas anteriormente aunque
algunas de ellas más acentuadas. De las personas que no tienen instrucción, el 59% son
mujeres mientas que el 41% son varones. A su vez, existe una gran concentración de
mujeres en la categoría de educación terciaria no universitaria (70.5%), mientras que
los varones se concentran más en el nivel técnico 2do. Ciclo (61.6%). (Batthyány et al,
2007)
Por otra parte, y tal como surge de los análisis de legislación y política pública que se han
realizado, se observa que no se ha logrado aún consolidar la aplicación de programas de
educación que promuevan el ejercicio de la sexualidad, con el debido reconocimiento y
respeto a la diversidad y la convivencia democrática de distintas orientaciones e identidades.
No se ha logrado incorporar efectiva y transversalmente la temática de género en el sistema
educativo. La misma se ha limitado a acciones de sensibilización, en talleres no obligatorios
principalmente a nivel de primaria y secundaria. Continua siendo insuficiente la oferta
educativa para jóvenes que viven en el medio rural y en condiciones de vulnerabilidad.
La situación de la población afro-descendiente



El 15% de los/as niños/as afro-descendientes entre 4 y 5 años no asisten a ningún
establecimiento de enseñanza.
La población afro-descendiente joven presenta los porcentajes más bajos de
asistencia a establecimientos de enseñanza, especialmente en las personas de
18 años y más.
La población con ascendencia racial afro presenta niveles de instrucción
inferiores a los de la población no afro. Las diferencias más importantes se aprecian en
10
los niveles superiores; tan solo un 7% de la población afro- descendiente de 20 años o
más cursan o cursaron estudios terciarios –ya sea universitarios, no universitarios,
magisterio y/o profesorado-.
Eje temático 3: salud, derechos sexuales y reproductivos
Al analizar este eje se destaca la creación en enero de 2008 del Sistema Nacional Integrado de
Salud y su mecanismo de financiamiento a través del Seguro Nacional de Salud como política
que busca contribuir a la equidad en materia sanitaria. Ahora bien, al observar el derecho al
acceso a las instituciones de salud se aprecian inequidades de género que las políticas
públicas deberían atender. El 58% de los varones tienen derecho de
atención en las
Instituciones Medicas de Asistencia Colectiva (IAMC); las mujeres con acceso a este
derecho representan el 53%. Por su parte, un 37% de las mujeres se atienden en Salud
Pública, valor 7 puntos porcentuales superior al de los varones (ver cuadros en anexo).
Tal como se consigna en el “Observatorio en género y salud sexual y reproductiva de MYSU”
(Mysu 2010), el país cuenta desde 1996 con políticas en salud sexual y reproductiva que
fueron progresivamente implementadas en los servicios públicos de salud. Desde el Ministerio
de Salud Pública se han implementado un conjunto de normativas sanitarias y guías clínicas en
distintos componentes de la salud sexual y reproductiva: anticoncepción reversible y no
reversible, atención del embarazo, parto y puerperio, prevención del aborto inseguro y
atención de aborto incompleto, prevención y detección de violencia doméstica y sexual,
prevención y tratamiento de ITS y VIH – Sida, prevención de cáncer genito - mamario, entre
otras.
La implementación de estas normativas sanitarias y guías clínicas en la práctica de los servicios
de salud ha sido y es un proceso complejo atravesado por barreras funcionales, organizativas,
culturales identificadas tanto a nivel institucional como en los actores directamente
implicados: equipos de salud (profesional, técnico y administrativo), administradores/gestores
de servicios y población usuaria. Los resultados del Observatorio obtenidos en los estudios
realizados en 2008 y en 2009 (MYSU, 2008; 2009) permiten identificar algunas de las barreras
institucionales que afectan la accesibilidad a las prestaciones, así como registrar los
avances en la organización de las prestaciones en salud sexual y reproductiva en los últimos
años.
Se han constatado avances en materia de derechos sexuales y reproductivos como ser la
mayor disponibilidad de métodos anticonceptivos en servicios de salud, en todo el país; la
inclusión del control del embarazo, parto y puerperio y más recientemente la capacitación en
violencia doméstica, como metas prestacionales de observancia obligatoria en el Sistema
nacional integrado de salud (SNIS); la elaboración de protocolos para la detección y
diagnóstico de violencia doméstica en los servicios de salud; la ratificación de las medidas de
protección materna contra el aborto provocado en condiciones de riesgo (Ordenanza 369 y
guías clínicas/ MSP 2004) y aprobación del uso obstétrico del misoprostol a nivel intra11
hospitalario.
De todas maneras se reconocen obstáculos a la implementación de estas reformas y
normativas, relevadas principalmente en el Observatorio de Mysu sobre salud sexual y
reproductiva. Entro otros se mencionan que un importante porcentaje de profesionales de los
servicios públicos y privados de salud desconocen las normativas vigentes en salud sexual y
reproductiva, o ponen barreras para su cumplimiento También que buena parte de la
población usuaria de salud, particularmente las mujeres que asisten a servicios de
ginecología y obstetricia, desconoce la normativa que habilita la atención en diversos
componentes de la salud sexual y reproductiva.
Por otra parte, el Sistema nacional integrado de salud no incluyó desde su puesta en marcha
(2008) prestaciones de vigilancia obligatoria en VIH, anticoncepción, aborto inseguro,
infertilidad, salud sexual, entre otros componentes de la SSR.
Se reconoce también la ausencia de políticas de prevención y de campañas de
promoción de los derechos sexuales y reproductivos como derechos humanos, con estrategias
adecuadas de difusión, información y educación, sostenidas y de alcance nacional
la falta
de protocolos de atención en determinadas áreas de la SSR, que incluyan la perspectiva de
género, generaciones, raza/etnia y diversidad sexual.
Materia pendiente también es el marco legal que despenalice y legalice el aborto voluntario.
La situación de las mujeres afro-descendientes
 La población afro-descendiente presenta menores niveles de cobertura de salud de
Instituciones de Asistencia Médica Colectiva (IAMC). En las mujeres tan solo 33% cuentan con
cobertura de IAMC.
 El 54% de las mujeres y el 43% de los varones afro cuentan con cobertura de salud del
Ministerio de Salud Pública (MSP).
Eje temático 4: Violencia hacia las mujeres
Una de las formas mas recurrentes y graves de violencia hacia las muejres en uruguay y es la
violencia doméstica. Para la RUCVDS (Red Uruguaya contra la Violencia Doméstica y
Sexual) hablar de violencia doméstica es hablar de una forma de violencia de género y
generacional, sostenida, legitimada y perpetuada por una cultura patriarcal y adulto
céntrica, que se expresa en el ámbito familiar a través de relaciones de dominación. La
violencia doméstica es una violación de los derechos humanos, lamentablemente, la más
frecuente y difundida.
La violencia de género se sustenta sobre patrones culturales arraigados, que se
manifiestan en la discriminación, el maltrato, el abuso, el acoso sexual, y la trata y tráfico de
12
personas. Los estereotipos de género imperantes habilitan la violencia hacia las mujeres tanto
en el ámbito público como en el privado, mientras ubican a las mujeres como un colectivo
social con menor poder y valor social y consolidan la supremacía de los varones.
Pese a los avances que se constatan en la legislación nacional se hace necesario señalar las
diversas limitaciones que las mujeres uruguayas viven cotidianamente para ejercer el derecho a
vivir libres de violencia, sin discriminación y en igualdad.
La violencia hacia las mujeres y de género es un fenómeno que requiere de respuestas
que procuren de-construir las bases estructurales y normativas que organizan la sociedad y
que habilitan respuestas violentas tanto desde las instituciones como en los vínculos
entre las personas.
Aún no se cuenta con todos los servicios que garanticen los derechos y promuevan acciones
socio-comunitarias, familiares y personales que prevengan y atiendan las múltiples
dimensiones que adquiere la violencia de género y hacia las mujeres.
Se constatan avances en el reconocimiento de la problemática y hay mayores grados de
sensibilización y preocupación sobre la magnitud y gravedad de su incidencia. Se han creado
protocolos de intervención para aplicar ante situaciones de violencia, abuso sexual y
maltrato en instituciones como el MSP, Ministerio del Interior, INAU y Primaria. Se han
implementado servicios de atención en violencia doméstica en diferentes departamentos del
país.
A su vez, la aprobación de la ley de Migraciones (Ley 18.250, diciembre 2007) que tipifica el
delito de trata y de tráfico de personas de acuerdo a lo establecido en las diferentes
convenciones y acuerdos internacionales es un avance significativo en un tema que era materia
pendiente y afectaba particularmente a mujeres y niñas.
Un elemento pendiente es la asignación específica de recursos en el presupuesto nacional
destinados a la prevención, atención y eliminación de toda forma de violencia de género y
hacia las mujeres. A modo de ejemplo, recuérdese que parte importante del presupuesto que
el Instituto Nacional de las Mujeres destina al trabajo en contra de la violencia es aportado por
la Cooperación Internacional.
A su vez, el acceso a la justicia y la reparación de las víctimas sigue siguen un derecho
no garantizado en el país, para las mujeres de todas las edades y condiciones.
Un vacío identificado también en esta materia es la ausencia de leyes y medidas que atiendan
todas las formas de violencia de género y hacia las mujeres, que aborden otras dimensiones
además de la violencia doméstica, el maltrato y el abuso sexual, particularmente en lo que
refiere a violencia y discriminación de personas por orientación sexual e identidad de género
En Uruguay no existen datos oficiales sobre casos de violencia por motivos de orientación
sexual o identidad de género. Sin embargo, la encuesta realizada durante la Marcha del
Orgullo 2005 determinó que el 67% de los encuestados sufrió alguna forma de discriminación:
el 19% fue víctima de agresiones directas (un 5% padeció agresiones físicas, un 3%
13
agresiones sexuales, un 6% fue chantajeado y un 5% asaltado durante citas). A su vez, el
48% declaró haber sido amenazado o insultado verbalmente al menos en una oportunidad por
su orientación o identidad sexual en espacios públicos abiertos, tanto en el sistema educativo
como en el espacio laboral.
Eje temático 5: Participación política
La presencia de mujeres en los parlamentos da cuenta de procesos más amplios de
participación en otras esferas de toma de decisiones. Cuando el número de mujeres
parlamentarias es bajo, este indicador también señala el déficit de representación femenina
en otros poderes del Estado, como el Poder Judicial, los municipios, así como en los
sectores empresariales, sindicales y académicos.
La participación política y el lugar de las mujeres en los espacios de decisión dan cuenta del
reconocimiento político alcanzado por las mujeres en la sociedad, así como también es un
indicador de la superación o no de las desigualdades de género.
La baja presencia de mujeres en los principales espacios de decisión y en los cargos de
máximo poder de gobierno, sistema político, sistema judicial, academia, empresas, sindicatos y
otros órdenes de la vida del país, no se corresponde con el alto índice de participación y de
calificación que detentan las mujeres.
Este déficit democrático constriñe los derechos civiles, políticos, económicos y culturales de las
mujeres pero además representa una enorme pérdida para el país al privarse de toda la
contribución que más de la mitad de su población podría estar haciendo si tuviera igualdad de
oportunidades y condiciones para participar.
A pesar de la mejora evidenciada en los últimos dos períodos de gobierno en la representación
política de mujeres en Ministerios y en cargos de designación política, el déficit sigue siendo
significativo, ubicando a Uruguay entre los peores países de la región en estos indicadores. En
el Parlamento las mujeres ocupan el 14% de las bancas, lejos del promedio regional y de los
estándares internacionales.
Si se observa la configuración actual, se encuentra la siguiente representación femenina:

Parlamento: en un total de 130 cargos de Senadores (31) y Diputados (99)
fueron electas 18 mujeres titulares, 4 senadoras y 14 diputadas: 13,8%. En
2004 eran 14 en total y representaban el 11.1%.
 Juntas Departamentales: de un total 589 ediles en todo el Uruguay, 106 son mujeres:
18% contra un 17% en 2005.
 Alcaldías: en el recientemente creado tercer nivel de gobierno se crearon 89
alcaldías, 23 son presididas por mujeres, 26%.

Intendentes: en los 19 departamentos fueron electas 3 mujeres: Artigas (FA),
Lavalleja (PN) y Montevideo (FA). Representan 15.7%, contra 0% en 2005.
 Consejo de Ministros: de los 13 ministros 2 son mujeres y representan 15,3%
contra 30,6% del gobierno anterior.
14
Al respecto, en marzo de 2009 se promulgó la Ley 18.476, “Órganos electivos nacionales y
departamentales y de dirección de los partidos políticos”. Esta norma estableció la obligación
de incluir personas de ambos sexos en cada terna (tres lugares sucesivos) de candidatos
(titulares y suplentes) en las listas nacionales y departamentales.
Su aprobación fue dificultosa por las resistencias de los-as legisladores a la aplicación de las
Medidas Especiales de Carácter Temporal señaladas por CEDAW.
Respecto a la participación de mujeres afro-descendiente, la situación es más dramática aun,
ya que las mismas no se encuentran representadas en estos niveles de decisión.
15
Propuestas hacia el plan
Eje temático 1: mercado laboral, trabajo e inclusión social
Las condiciones que gran parte de las mujeres enfrentan en el mercado laboral
(desempleo, menores salarios, informalidad, subempleo), está fuertemente ligado a que las
mujeres se hacen cargo de la mayor parte del trabajo no remunerado (tareas domésticas y de
cuidados de niños/as, personas mayores y enfermas) lo cual limita las oportunidades para
incorporarse en mejores condiciones al mercado laboral. Esto se ve agravado por las
situaciones de discriminación étnico-racial, por razones de edad, de capacidad diferente, de
orientación/identidad sexual y de género, a las que se suman las de nivel socio-económico,
educativo y cultural, que se agudizan de acuerdo al lugar del país donde se habite.
En cuanto al empleo, una primera recomendación sería tomar medidas efectivas que eliminen la
discriminación y la segregación laboral mediante la promulgación de una legislación apropiada
que garantice “igual remuneración por trabajo de igual valor”. Asimismo, es necesario trabajar
hacia la superación de la división sexual del trabajo, reconociendo el pleno derecho de las
mujeres a la autonomía económica, a la actividad productiva y a la participación en el
mundo del trabajo, generando los mecanismos de responsabilidad compartida y armonización
con las tareas de cuidado y atención de las familias necesarias para que esos derechos puedan
ejercerse.
Otra propuesta en este sentid se vincula con la necesidad de desarrollar y co nsolidar
programas que promuevan la inclusión social, laboral y productiva de las mujeres, de distintas
edades, etnias/razas y condiciones, en el medio rural y sub-urbano.
Se estima necesario también trabajar para garantizar el cumplimiento por parte de empleadores
públicos y privados, de todas las normativas vigentes de protección laboral, por ejemplo
licencias por maternidad/paternidad, lactancia, pre y post natal, para el cuidado de enfermos,
registro en la seguridad social, acceso a asignaciones familiares, seguridad ocupacional, entre
otras.
Por otra parte, tal como surge del diagnóstico realizado un nudo crítico se relaciona con la
superación de los problemas de segregación y discriminación en el acceso al empleo a través de
la generación de empleo genuino para las mujeres. Esto implicaría entre otras medidas,
profundizar las políticas socio-productivas específicas hacia las mujeres, de modo de favorecer
sus posibilidades de inserción laboral y social.
Asimismo, se estima necesario desarrollar mecanismos efectivos de control y sanción que hagan
cumplir la legislación existente y garantizar la igualdad de oportunidades en el empleo para las
mujeres, incluyendo el acceso a cargos jerárquicos en los lugares de trabajo tanto del sector
público como privado.
Por último, es necesario desarrollar políticas de corresponsabilidad social en relación al trabajo
remunerado y no remunerado de varones y mujeres de forma tal de distribuir la carga total de
16
trabajo y no recargar a las mujeres que son las principales responsables del trabajo no
remunerado y de cuidados, convirtiéndose este elemento en una barrera para su incorporación y
permanencia en el mercado laboral.
Eje temático 2: sistema educativo
Dada la importancia de la educación para cualquier transformación cultural que busque la
igualdad de oportunidades y derechos es imperioso incorporar la equidad de género en la
política educativa del país y garantizar la universalidad en el acceso a todo el sistema
educativo. Asimismo, es necesario asegurar la formación en derechos humanos, género y no
discriminación para los recursos humanos de todos los niveles del sistema educativo, lo que
implica revisar y adaptar las currículas de formación y capacitación.
Un elemento que aparece como importante y urgente dad la realidad educativa nacional, es la
promoción e implementación de políticas de integración y permanencia de mujeres y varones en
el sistema educativo, reconociendo las diferencias y desigualdades existentes. Para ello es
necesario abordar la problemática tomando en cuenta las discriminaciones por razones de
género, diversidad sexual, generacionales, étnico raciales, socioeconómicas y territoriales
(urbano/rural - capital/interior).
A su vez, es tarea también del sistema educativo realizar campañas de sensibilización amplias
que contribuyan a superar los estereotipos presentes en la sociedad uruguaya relativos al papel
de la mujer en la familia y la sociedad que no contribuyen a la equidad de género. Es
necesario desarrollar campañas públicas que fomenten la educación no sexista y no
discriminatoria superando los estereotipos de género hegemónicos. Recuérdese al respecto que
esta fue una de las recomendaciones del comité de CEDAW en su última revisión de los informes
de Uruguay.
A su vez, a pesar de que la enseñanza primaria es universal en nuestro país, hay que prestar
atención a la elevada tasa de repetición que se registra entre las niñas en la escuela primaria y
las elevadas tasas de abandono escolar en la enseñanza secundaria, especialmente entre las
mujeres del medio rural y las afro descendientes.
Finalmente, una propuesta que también se relación con el eje 3, es profundizar la incorporación
de la educación sexual a nivel formal incluyendo la formación en género, no discriminación y
derechos sexuales y reproductivos, en todos los niveles del sistema educativo.
Eje temático 3: salud, derechos sexuales y reproductivos
Parece necesario en este eje legitimar social y políticamente los derechos sexuales y
reproductivos como derechos humanos, promoviendo la igualdad, el derecho a decidir y la
libertad de toda persona de vivir de acuerdo a sus principios, opciones, orientaciones e
identidades.
17
Una base fundamental para esto es consensuar directrices en políticas de población y desarrollo
basadas en un enfoque de derechos humanos, género, generaciones y etnicidad, que incorpore
aspectos claves de la salud y los derechos sexuales y reproductivos, acorde a los acuerdos
internacionales ratificados por el país. Se hace por tanto necesario la existencia de campañas
amplias y de alcance nacional en esta materia, así como la implementación de
políticas
que promuevan, garanticen, respeten y protejan el ejercicio pleno de los derechos sexuales y
los derechos reproductivos. En particular se requiere un esfuerzo mayor para el cumplimiento y
la efectiva aplicación de la normativa que contempla la diversidad sexual.
Uno de los temas más candentes de discriminación en este eje es la práctica de abortos
en condiciones de riesgo y los consecuentes riesgos para la salud de la mujer. En este sentido
parece necesario fortalecer la aplicación de la normativa vigente, proponer la despenalización
del aborto y fortalecer los programas de educación sexual.
A su vez, surge la
necesidad de incorporar prestaciones en salud sexual y
reproductiva de observancia obligatoria en el Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS), que
avancen sobre las prestaciones existentes y que garanticen cobertura y atención universal,
integral y de calidad en anticoncepción, VIH – sida y ITS, violencia contra las mujeres y aborto.
Eje temático 4: violencia hacia las mujeres
En primer lugar surge la necesidad de monitorear, evaluar y adecuar los distintos instrumentos
existentes para atender la violencia doméstica y de género, garantizando que todas las mujeres,
adolescentes, niños y niñas independientemente de su clase social, nivel educativo, etnia, raza,
edad, ubicación geográfica, religión u orientación sexual, sean respetados y protegidos en su
derecho a vivir sin violencia. Este es un reclamo persistente en la sociedad uruguaya,
presente en la plataforma del movimiento de mujeres pero no atendido cabalmente aún.
En segundo lugar, es necesario implementar una política pública integral en materia de trata de
personas, en especial de trata de mujeres, niños y niñas, con fines de explotación sexual
comercial.
En tercer lugar, se plantea la hacer efectivas políticas inclusivas e integrales para atender las
múltiples dimensiones que adquiere la violencia en la sociedad, particularmente a la generada
por razones de género y contra las mujeres.
Es importante también, y figura en las observaciones que Uruguay ha recibido por parte
de CEDAW, la necesidad de mejorar el sistema de recolección periódica de datos
estadísticos sobre la violencia doméstica, desglosados por sexo y tipo de violencia y por la
relación de los agresores con las víctimas. Asimismo, es necesario monitorear, evaluar y
adecuar los distintos instrumentos existentes para atender la violencia doméstica, garantizando
que todas las mujeres, adolescentes, niños y niñas independientemente de su clase social, nivel
educativo, etnia raza, edad, ubicación geográfica, religión u orientación sexual, sean
18
respetadas y protegidas en su derecho a vivir sin violencia
Finalmente, la capacitación y programas de sensibilización al personal judicial, a los
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley y a los profesionales del derecho y la salud
aparecen como una importante necesidad para poder cumplir con los mecanismos y
legislaciones vigentes.
Recuérdese también que el
Comité CEDAW recomendó que el Estado asigne
recursos financieros y humanos suficientes a los juzgados de familia para garantizar su
funcionamiento adecuado y alentó al Estado a que aumente el número de juzgados de familia,
especialmente fuera de la capital, para lograr una plena cobertura judicial en todo el
territorio nacional.
Eje temático 5: participación política
Es necesario fomentar la democracia representativa, participativa y deliberativa garantizando la
integración de los diversos actores políticos y sociales para la definición de políticas de
Estado que tiendan a superar las situaciones de discriminación, inequidad y exclusión social,
particularmente de las mujeres y de la población joven.
Un primer elemento a considerar en este eje es el garantizar la paridad entre varones y
mujeres en los cargos de responsabilidad política, administrativa, académica, económica y
ejecutiva.
Es preciso entonces generar mecanismos que promuevan los liderazgos de las mujeres en
los diversos ámbitos garantizando la no discriminación por razones de clase, nivel educativo,
etnia,
raza, edad, ubicacióngeográfica, religión u orientación/identidad sexual. Una
propuesta que puede contribuir a esto es desarrollar campañas públicas que promuevan la
participación activa de las mujeres de todas las edades, razas/etnias y condiciones,
particularmente en los espacios no tradicionales de participación femenina.
19
Bibliografía
Aguirre y Scuro, 2010 “Panorama del sistema previsional y género en Uruguay. Avances y
desafíos. CEPAL. Serie Mujer y Desarrollo No. 100. Santiago de Chile
Batthyány, K, Cabrera, M, Scuro, L (2007) Perspectiva de Género. Informe temático
Encuesta Nacional de Hogares Ampliada2006. INE. Disponible en línea.
CNS MUJERES (2009) Agenda 2009. Una propuesta política de las mujeres
organizadas. Montevideo, CNS MUJERES-UNFPA.
INE (2010). www.ine.gub.uy.
INMUJERES
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Uruguay desde una
perspectiva de género. Cuadernos del Sistema de Información de Género. Uruguay, No. 1.
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INMUJERES (2009). Estadísticas de Género 2009. MIDES-INMUJERES-UNFPA. Disponible en
línea.
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OPP.
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tendencias en América Latina. CEPAL, UNIFEM.
MYSU (2007), Observatorio nacional en género y salud sexual y reproductiva, Informe
2007. Uruguay.
MYSU (2008), Observatorio nacional en género y salud sexual y reproductiva, Informe
2008. Uruguay.
OMT-DINAE (2010) Participación de la mujer en el mercado de trabajo (2003 - 2009).
Elaborado por el Observatorio del Mercado de Trabajo. DINAE, MTSS, Montevideo.
20
Anexo 1: Indicadores de referencia
Eje 1: Mercado laboral
Tasas de actividad por sexo y tramos de edad (total país)
2006
2009
Tramo
edad
Mujeres
Hombres
Total
Mujeres
Hombres
14 a 29
50,2
66,7
58,3
51,6
65,9
30 a 59
71,9
94,3
82,4
75,0
95,0
60 y más
13,6
30,4
20,5
17,1
35,2
Total
50,9
72,3
60,8
53,9
73,8
Fuente: Sistema de Información de género-Inmujeres, en base a ECH 2006-2009 INE
Total
58,7
84,4
24,6
63,1
Tasas de empleo por sexo y tramos de edad (total país)
2006
Hombres
55,0
90,3
28,7
Tramo edad
Mujeres
Total
Mujeres
14 a 29
36,4
45,6
41,4
30 a 59
65,1
76,9
70,0
60 y más
12,6
19,3
16,5
Total
43,7
66,3
54,1
48,7
Fuente: Sistema de Información de género-Inmujeres, en base a ECH 2006-2009 INE
2009
Hombres
57,8
92,6
34,2
Total
49,48
80,68
23,81
70,0
58,5
2009
Hombres
12,3
2,5
2,9
Total
15,7
4,4
3,0
5,2
7,3
Tasas de desempleo por sexo y tramos de edad (total país)
Tramo edad
14 a 29
30 a 59
60 y más
Total
Mujeres
27,5
9,4
6,9
2006
Hombres
17,6
4,3
5,4
Total
21,9
6,7
6,0
Mujeres
19,9
6,6
3,2
14,2
8,2
10,9
9,8
Fuente: Sistema de Información de género-Inmujeres, en base a ECH 2006-2009 INE
21
Proporción de ingreso entre varones y mujeres por hora de trabajo en ocupación principal (total
país y por dpto)
Montevideo
Artigas
Canelones
Cerro Largo
Colonia
Durazno
Flores
Florida
Lavalleja
Maldonado
Paysandu
Rio Negro
Rivera
Rocha
Salto
San José
Soriano
Tacuarembó
Treinta y Tres
Total País
2006
88,5
102,9
89,6
93,0
92,2
94,8
86,5
91,3
99,1
86,8
93,0
90,8
98,2
101,1
86,0
83,4
95,6
100,7
109,8
93,0
2007
89,8
100,6
91,8
91,0
90,9
98,6
86,9
95,7
99,7
91,8
91,7
88,7
94,0
94,3
79,6
80,1
98,4
96,7
97,3
93,1
2008
86,8
95,0
86,1
89,7
88,3
98,3
88,7
83,7
96,0
85,2
87,9
81,1
91,2
91,6
83,9
85,3
88,6
89,0
90,9
89,4
2009
87,7
97,1
83,3
82,7
88,5
89,2
76,4
90,6
89,0
83,9
85,8
77,8
88,7
97,3
81,5
81,7
85,8
90,8
87,1
88,7
Fuente: Sistema de Información de género-Inmujeres, en base a ECH 2006-2009 INE
22
Proporción de ingreso entre varones y mujeres de la masa salarial en ocupación principal (total
país y por dpto)
Montevideo
Artigas
Canelones
Cerro Largo
Colonia
Durazno
Flores
Florida
Lavalleja
Maldonado
Paysandu
Rio Negro
Rivera
Rocha
Salto
San José
Soriano
Tacuarembó
Treinta y Tres
Total País
2006
70,0
70,0
64,9
66,5
64,6
68,6
63,6
66,4
68,8
62,9
67,2
67,8
68,6
71,4
65,0
56,7
60,6
72,0
77,3
70,2
2007
70,6
72,0
65,8
67,9
66,4
71,8
55,5
68,0
73,0
69,1
69,5
62,2
67,2
68,4
56,6
58,9
64,9
72,8
68,6
70,4
2008
69,2
62,3
66,7
64,2
62,7
76,6
61,4
60,2
70,7
65,7
68,6
63,2
64,2
71,7
65,8
59,6
62,1
67,2
66,6
69,2
2009
71,0
70,1
63,2
64,4
64,1
69,9
57,4
66,2
69,7
71,1
68,2
58,7
71,0
74,9
62,1
59,9
63,4
67,9
71,8
70,1
Fuente: Sistema de Información de género-Inmujeres, en base a ECH 2006-2009 INE
23
Distribución de la población ocupada según categoría de ocupación y sexo (%) 2009
Categorías de Ocupación
Varones
Mujeres
Asalariados Privados
56
57.1
Asalariados Públicos
12.8
15.6
Patrones
6.6
3.1
Cuenta propia con y sin local
23.5
21
Miembros del hogar no remunerados
0.8
2.8
0.2
0.2
Programas sociales de empleo
0.1
0.2
Total
100
100
Miembros
producción
de
cooperativas
de
Fuente: Elaboración propia en base a ECH 2009
Rama de ocupación según sexo (%) 2009
Fuente: Sistema de Información de Género INMUJERES; ECH 2009
Cuadro 3: Ranking de las 10 principales Ocupaciones en las cuales se ocupan las
mujeres. Total País, 2008.
24
Fuente: Elaboración del OMT/DINAE en base a ECH 2008 – INE
25
Eje 2: Sistema educativo
Nivel educativo de la población mayor de 24 años por sexo y raza
2009
Afro
Sin instrucción
Primaria
Ciclo básico
Bachillerato
Terciario no universitario
Universidad
Total
Varones
Mujeres
Total
2%
59%
23%
11%
*
4%
2%
55%
22%
15%
*
5%
100%
100%
2%
57%
23%
13%
1%
5%
100
%
Varone
s
2%
46%
22%
18%
2%
11%
No afro
Mujere
s
2%
43%
18%
24%
2%
12%
100%
100%
*No hay casos suficientes
Fuente: Sistema de Información de género-Inmujeres, en base a ECH 2009
INE
26
Total
2%
44%
20%
21%
2%
12%
100
%
Eje 3: Salud, derechos sexuales y reproductivos
27
Eje 4: Violencia hacia las mujeres
Número de denuncias por violencia doméstica
Departamento
2005
2006
Montevideo
2739
2214
Artigas
39
126
1262
1700
Canelones
73
85
Cerro Largo
135
143
Colonia
118
135
Durazno
Flores
312
134
153
192
Florida
164
64
Lavalleja
191
379
Maldonado
132
135
Paysandu
82
408
Rio Negro
813
800
Rivera
71
90
Rocha
144
191
Salto
43
35
San José
164
118
Soriano
67
67
Tacuarembó
100
129
Treinta y Tres
2007
2377
354
2553
101
160
149
194
369
44
248
245
842
840
97
452
178
922
238
317
2008
1654
305
3702
133
174
213
273
552
127
225
400
899
259
71
1348
210
1164
433
256
2009
1659
550
3953
211
202
195
345
838
164
258
454
773
64
42
1356
329
1177
920
222
Total Interior
4063
4931
8303
10744
12053
Total País
6802
7145
10680
12398
13712
2010
2120
606
3863
187
205
236
563
1036
162
259
714
761
168
20
1375
494
1231
848
329
1305
7
1517
7
Fuente: División Estadísticas y Análisis Estratégicos-Observatorio Nacional sobre Violencia y
Criminalidad, Ministerio del
Interior
Mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas
Nov. 2007 Nov. 2008 - Oct. Nov. 2009 - Oct.
Oct. 2008
2009
2010
15
26
35
Fuente: División Estadísticas y Análisis Estratégicos-Observatorio Nacional sobre Violencia y
Criminalidad, Ministerio del Interior
28
Eje 5: Participación política
Evolución porcentual de representación parlamentaria femenina
1984
1989
1994
2000
Representantes*
0
6,1
7,1
12,1
Senado**
0
0
6,5
9,7
Parlamento***
0
4,6
6,9
11,5
2005
11,1
9,7
10,8
2010
15,1
12,9
14,6
(Nota: *Total de representantes: 99 **Total de senadores:31 ***Total
parlamento: 130) Fuente: Sistema de Información de género-Inmujeres, en
base a información Corte electoral
Proporción de varones y mujeres en altos cargos ejecutivos en el Estado (Ministerios)
2004-2009
2010-2014
Varones
75%
86%
Mujeres
25%
14%
Fuente: Sistema de Información de género-Inmujeres, en base a información Guía oficial de autoridades
ONSC
29
Mujeres afro-descendientes
Porcentaje de mujeres afro-descendientes por tipo de ocupación principal
2006
2007
2008
2009
3,7
3,9
3,5
4,5
5,3
3,8
9,9
5,9
3,1
8,3
6,2
4,1
9,9
5
4,8
9,9
24,3
24,7
24,2
24,5
1,3
0,9
0,5
1,2
6,5
6,4
5,1
5,7
42,7
43,9
41,9
41,7
2,4
2,8
4,4
2,5
0,1
100
0,1
100
0,2
100
0,1
100
Miembros del Poder Ejecutivo/Cuerpos
legislativos/ Directivos de administración
pública y empresas
Profesionales, científicos e intelectuales
Técnicas y profesionales de nivel medio
Empleadas de oficina
Trabajadoras de los servicios y
vendedoras de comercio y mercados
Agricultoras y trabajadoras calificadas
agropecuarias y pesqueras
Oficiales/Operarias y artesanas de artes
mecánicas y de otros oficios
Trabajadoras no calificadas
Operarias de instalaciones y máquinas y
montadores
Fuerzas armadas
Total
Fuente: Sistema de Información de género-Inmujeres, en base a ECH 2006-2009 INE
Tasa de desempleo de mujeres afrodescendientes
2006
2007
2008
2009
19,3
18,5
14,3
14,3
Tasa de desempleo de mujeres
afrodescendientes
Fuente: Sistema de Información de género-Inmujeres, en base a ECH 2006-2009 INE
30
Tasa de desempleo de mujeres afrodescendientes por tramos de edad
2006
2007
2008
2009
54,9
56,8
58,2
57,3
Tasa de actividad de mujeres
afrodescendientes
Fuente: Sistema de Información de género-Inmujeres, en base a ECH 2006-2009 INE
Tasa de actividad de mujeres afrodescendientes por tramos de edad
Tramos de edad
14 a 29 años
30 a 60 años
61 y más años
Total
2006
50,2
70,6
17,9
54,9
2007
50,5
71,0
26,0
56,8
2008
50,5
73,7
26,1
58,2
2009
51,1
71,9
23,6
57,3
Fuente: Sistema de Información de género-Inmujeres, en base a ECH 2006-2009 INE
Tasa de empleo de mujeres afrodescendientes
2006
2007
2008
2009
44,3
46,2
49,9
49,1
Tasa de empleo de mujeres
afrodescendientes
Fuente: Sistema de Información de género-Inmujeres, en base a ECH 2006-2009 INE
Tasa de empleo de mujeres afrodescendientes por tramos de edad
Tramos de edad
14 a 29 años
30 a 60 años
61 y más años
Total
2006
34,1
61,0
17,0
44,3
2007
34,9
61,9
23,8
46,2
2008
38,0
66,2
25,6
49,9
Fuente: Sistema de Información de género-Inmujeres, en base a ECH 2006-2009 INE
30
2009
38,4
65
22,1
49,1
31
32
33
Descargar