Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario

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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN
//Plata, noviembre 18 de 2010.R.S.3
T.76
f*208
VISTO: Este expediente n° 5768/III, “S/Pta. Inf.
Art. 194 C.P.”, proveniente del Juzgado en Federal de Primera
Instancia nro. 2 de Lomas de Zamora y;
CONSIDERANDO que:
El doctor Pacilio dijo:
I.
tratamiento
Llegan
del
los
autos
recurso
de
a
esta
apelación
instancia
para
el
por
la
interpuesto
defensa de C. D. C. (…) contra la decisión que lo procesó
como autor penalmente responsable del delito previsto por el
art. 194 del C.P. (…).
II.
Los
agravios
de
la
defensa
se
dirigen
a
USO OFICIAL
cuestionar: a) la validez del acta por haberse labrado con
firmas
ilegibles,
y
sin
la
presencia
de
testigos,
b)
la
suficiencia de las probanzas agregadas a la causa, en tanto
ninguna
permite
“...identificar
a
C.
puntualmente el tránsito ferroviario”,
interrumpiendo
c) que no se hayan
investigado los accidentes señalados por C. en su injurada
que llevan a legitimar la medida de reclamo adoptada como
método adecuado para evitar un mal mayor, d) la antijuricidad
de la conducta enrostrada a su asistido, toda vez que dicho
obrar constituyó el ejercicio del derecho de reunión y de
peticionar siendo que “...el obrar de cualquier manifestante
debe
analizarse
a
la
luz
de
la
teoría
del
error
de
prohibición...” y e) asimismo, plantea la superposición de la
figura
que
ampara
contravencionales
el
que
art.
194
escapan
del
a
C.P.,
la
con
las
persecución
normas
judicial
penal.
III. La correcta solución del caso hace conveniente
el repaso de los antecedentes que conforman la causa.
Las
5/2/07,
presentes
siendo
las
actuaciones
10:30
hs.,
en
se
iniciaron
con
circunstancias
fecha
en
que
personal de la Comisaría (…), donde tomó conocimiento que un
grupo de vecinos auto-convocados estarían realizando un corte
de las vías para reclamar la creación de un cruce de vías con
barreras. Una vez en el lugar, observó la presencia de un
grupo
de
aproximadamente
30
personas,
identificándose
el
vocero de los convocados como C. D. C., que explicó que el
corte lo efectuaban en reclamo de un paso a nivel, y que
1
estaban a la espera de medios periodísticos, personal de la
empresa ferroviaria y del municipio. El personal policial se
comunicó
con
el
representante
legal
de
la
empresa
ferroviaria, J. P. T. que se entrevistó con los vecinos.
Surge asimismo del acta que C. se entrevistó con el
doctor A. “representante de Gobierno” en el Palacio Municipal
y que mientras ello sucedía, los vecinos auto-convocados se
mantuvieron a un costado de las vías a la espera de una
respuesta al reclamo.
las
13:30
hs.,
los
Finalmente,
se
deja
constancia
manifestantes
se
retiraron
del
que
lugar
debido a que la reunión fue “favorable” (…).
El personal policial interviniente ratificó el acta
de procedimiento (...).
(…)
declaró
el
supervisor
de
la
empresa
“Transportes Metropolitanos Roca” –M. A. M.- que explicó que
el día de los hechos, siendo las 9:45 hs., tomó conocimiento
de que unos vecinos del barrio (…) “estaban por cortar las
vías por el pedido de un paso a nivel” (sic). Ante ello, se
dirigió al lugar, y se entrevistó con C. a quien le solicitó
le entregase el petitorio, a lo que éste le contestó que
querían
“...entregarlo
a
alguien
que
tuviera
poder
de
decisión...”. Aclaró que a partir de las 12:30 hs., en forma
condicional, “empezaron a pasar
los trenes por
el lugar,
hasta que a las 14:00 hs. liberaron las vías…”.
La
instrucción
de
la
causa
fue
delegada
a
la
fiscalía interviniente, que libró oficio ordenando un informe
completo
acerca
de
lo
sucedido
al
encargado
legal
de
la
empresa ferroviaria.
El informe, firmado por el vocero de prensa J. P.
T., se agregó(…). De allí surge que el corte de vías se
extendió desde las 10:00 hs y hasta las 12:15 hs., que lo que
se solicitaba era la apertura de un paso a nivel peatonal o
peatonal-vehicular, que él les explicó los pasos a seguir
para
efectuar
el
reclamo
y
que
habiéndose
pautado
una
entrevista con el Municipio (…), los vecinos se avinieron a
liberar las vías hasta tanto culminase dicha reunión -con la
garantía
de
su
presencia-,
lo
que
así
ocurrió
hasta
que
finalmente se desconcentraron tras haber conseguido un “canal
de diálogo” con el municipio.
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Citado que fuera en los términos del art. 294 del
C.P.P.N., C. declaró que en virtud de que cercano al lugar
donde produjeron el corte de vías se emplazan un jardín de
infantes y una escuela primaria a las cuales acuden dos de
sus hijos, le solicitaron que
colocación
de
barreras
y
participase del
cruces
peatonales
reclamo de
atento
a
la
cantidad de accidentes fatales acaecidos en el lugar. Explicó
que
decidió
participar
dada
su
vocación
solidaria
y
su
compromiso con la comunidad. Agregó que luego de efectuar el
reclamo por el que fue citado, realizaron otro corte, y que
finalmente
lograron
un
“cruce
laberinto”.
Que
además
del
motivo expresado, el reclamo de paso a nivel se debió a
razones de inseguridad y salud, ya que las ambulancias no
llegan a tiempo por no tener el cruce debido.
USO OFICIAL
IV. Tratamiento de la cuestión:
Por razones metodológicas se abordará primero el
tratamiento de
los agravios que propician la
nulidad del
procedimiento.
1. La nulidad del acta de procedimiento de fs. 1 y
vta.:
1.1. De principio, cabe señalar que las nulidades
de los actos de instrucción deben plantearse ante el juez por
la vía prevista en el artículo
Procesal
Penal
apelación.
No
de
la
obstante
Nación
ello,
170 in fine del
y,
y
en
Código
eventualmente,
deducir
virtud
de
de
que
los
términos de la defensa se infiere que la hipotética nulidad
devendría
en
una
de
carácter
absoluto,
corresponde
su
tratamiento.
1.2. El nuevo ordenamiento procesal, siguiendo las
legislaciones
más
avanzadas
en
la
materia,
establece
un
sistema legalista o de sancionabilidad expresa en materia de
nulidades,
reglamentándose
claramente
en
procesales
debe
qué
casos
acarrear
un
método
orgánico
la
irregularidad
tal
sanción,
la
de
que
fija
los
actos
posibilidad
de
eliminarla, la oportunidad para oponerla y los efectos que ha
de
producir,
cumplen
las
apreciándose
formalidades
en
cada
caso
con
que
los
particular
mismos
si
deben
se
ser
investidos.
Tanto en el campo de la jurisprudencia como en el
de
la
política
legislativa,
las
3
nulidades
procesales
se
encaminan
hacia
un
ámbito
más
restrictivo
en
el
que
se
persigue, como regla general, la estabilidad de los actos
jurisdiccionales, en la medida que su mantención incólume no
conlleve a la violación de normas constitucionales o cuando
así se establezca expresamente.
nulidades, son remedios
Ello así, por
cuanto las
de excepción que ceden frente al
principio de “conservación”, fundado axiológicamente en la
seguridad y la firmeza, de encumbrada significación en la
labor jurisdiccional.
1.3.
El
artículo
140
del
C.P.P.N.
sanciona
con
nulidad los actos que carezcan de la indicación de fecha o la
firma
del
testigos
funcionario
de
actuación,
actuante,
o
la
o
la
del
información
secretario
prevista
en
o
el
artículo 139 del C.P.P.N. Tal precepto debe conjugarse con la
regla general que en materia de nulidades introducen los
arts.
166
y
167
del
ordenamiento
rituario,
en
cuanto
establecen que los actos procesales serán nulos solo cuando
no
se
hubieren
observado
las
disposiciones
expresamente
prescriptas bajo pena de nulidad.
Para la procedencia de la nulidad se requiere la
concurrencia de determinadas circunstancias, entre las que
adquieren particular relevancia el interés de la parte y el
perjuicio ocasionado.
El interés jurídico consiste en la demostración que
efectúe quien alega la nulidad, del gravamen
sufrido con
motivo de ella que se traduce en defensas efectivas que no
puede utilizar. El rédito debe responder a un fin práctico,
pues resulta inconciliable su planteamiento para satisfacer
un mero provecho teórico o personal.
Siendo el interés el fundamento de la protección
jurídica, no hay razón para excluirlo, y de ahí la regla
según la cual no procede la declaración de nulidad si no se
demuestra la existencia de un perjuicio para la defensa, el
que
debe
restricción
derivar
a
de
garantías
una
de
declaración
raigambre
que
suponga
constitucional
la
(cfr.
C.F.S.M. causa 822 “AMAYA E.L.” S.I. Sec. Pen. 3-Reg. N°
109/int del 5.8.93; cfr. Levene “C.P.P.N. comentario al art.
171; D`Albora F.J. “C.P.P.N.” Ed. Abeledo Perrot, pag. 144
comentario al art. 140)
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1.4. En el caso, más allá de no haberse siquiera
puntualizado las circunstancias aludidas precedentemente, lo
cierto es que mal puede nulificarse el acta de procedimiento,
por los motivos que alega la defensa, cuando la materialidad
del
hecho
que
instrumenta,
en
lo
que
aquí
interesa,
-
participación en el corte de las vías férreas motivado en un
reclamo de colocación de cruce peatonal- ha sido reconocido
por el propio imputado en el decurso de su indagatoria (…).
Si el derecho procesal fuese finalista cualquier
defecto
formal
que
importe
una
violación
a
esas
normas
traería aparejada la invalidez jurídica del acto defectuoso.
Empero es de carácter accesorio y su naturaleza
instrumental.
Entonces
es
fácil
advertir
la
necesidad
de
limitar la nulidad de los actos procesales a aquellos casos
USO OFICIAL
en
los
que
la
tolerancia
del
defecto
formal
resulta
incompatible con la debida protección de los derechos. De
manera, que si bien es cierto que las transgresiones formales
pueden
implicar
afectación
de
las
garantías
del
debido
proceso y la defensa en juicio (art. 18 C.N.), ello es así en
la medida en que de ella deriven consecuencias sustanciales
lo que -según se vio- no ocurre en el presente.
En definitiva, carece de interés legítimo para este
proceso, la aplicación literal de la sanción del art. 140 del
código ritual, conforme la preceptuado por el art. 171 inc. 2
y 3 del C.P.P.N. ya que su declaración sería en exclusivo
beneficio
de
las
formas,
no
advirtiéndose
ningún
posible
agravio de normas supralegales (art. 168, segundo párrafo,
C.P.P.N. y art. 18 C.N.).
Además, las circunstancias de tiempo, modo y lugar
plasmadas en el acta fueron luego ratificadas por los tres
agentes policiales que intervinieron en su labrado y que la
rubricaron –no obstante no hallarse aclarada sus firmas, ello
surge de sus propias declaraciones (…).-.
En definitiva, se concluye que
lo
manifestado
por la defensa en orden a la falta de convocatoria de los
testigos de actuación por parte del personal
policial al
momento de iniciarse el procedimiento que diera lugar a la
formación de la presente causa no hace –en principio- a la
nulidad del acta sino a su valor probatorio analizable por
otra vía (cfr. esta Sala, expte. nro. 2065, in re “Dra.
5
Spinetta María Inés s/ promueve nulidad (G., G.A.)”, resuelta
el 4 de octubre de 2001, entre muchos otros).
2. Los hechos de acuerdo a las pruebas existentes.
El delito del art. 194 del C.P.:
Sobre su configuración, esta Sala ha tenido ocasión
de expedirse ——por mayoría—— en varios precedentes a partir
de la causa n° 3193/III, “S/Inf. art. 194 C.P."(1) (resuelta
el 16/03/05) donde, en lo pertinente, se ha sostenido:
“1.1. La acción típica descripta por el artículo
194 del Código Penal, en lo que a esta causa concierne,
consiste
en
impedir,
estorbar,
o
entorpecer
el
normal
funcionamiento de los transportes por tierra.”
“1.2. El bien jurídico protegido es la eficiencia
del transporte, su normal cumplimiento y prestación. Apunta a
la
circulación
corresponda
normal
(conf.,
del
transporte
CNCP,
Sala
II,
por
las
“Caminos
vías
del
que
Valle
Concesionarios S.A”, del 15/06/2001).”
“1.3. Ahora bien, impedir significa imposibilitar
la
ejecución
de
algo;
incomodar,
molestar;
dificultar
(conf.,
Tratado
de
Derecho
estorbar
entorpecer
por
ejemplo,
Penal.
Bs.
equivale
a
obstaculizar,
implica
retardar,
turbar,
FONTÁN
BALESTRA,
Carlos.
As.,
19..,
Tomo
VI
[Parte
Especial],§ 130, p. 306).”
“1.4.
Se
impide
la
normal
circulación
del
transporte obturando la ruta o poniendo obstáculos (v.gr.,
neumáticos encendidos), o, en general, colocando cualquier
cuerpo que imposibilite el paso de vehículos.
Cuando las
personas o las cosas en la ruta no imposibilitan el paso
vehicular sino que, propiamente, la dificultan, se trata de
otro supuesto del tipo que refiere al entorpecimiento (conf.,
NÚNEZ, Ricardo C., Derecho Penal Argentino. Córdoba, 199.,
Tomo Sexto [Parte Especial], p. 93-94, notas 155 y 157).”
“(...) 2.1. La conducta enrostrada cobra relevancia
jurídica
desde
obstaculizado,
incomodado,
el
momento
en
imposibilitado,
molestado
o
hecho
que
se
haya
detenido,
más
difícil
impedido,
estorbado,
el
normal
transporte terrestre. Es decir, subsume en las alternativas
de las acciones reprensibles en el tipo penal del art. 194
del Cód. Penal. Ello significa, entonces, que el reproche
penal no depende del tono pacífico de la movilización ——que
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ha de serlo siempre como presupuesto de ejercicio regular de
los
derechos
constitucionales——
interrupción
molestia
o
de
la
duración
de
la
(“corte de ruta” [dos horas]), o de que la
producida
haya
sido
intrascendente.
Basta
una
molestia que entorpezca la circulación para que se configure
la adecuación del hecho a la conducta prohibida (art. 194 del
Cód. Penal).”
“2.2. Ello es así, pues ante la existencia concreta
de
potenciales
damnificados,
el
daño
al
bien
jurídico
protegido no resultó ínfimo. Mejor aun, la afectación de
este, en rigor, existe o no existe, y si se verifica en la
causa, aún cuando la lesión sea mínima, igualmente lastima el
bien jurídico (v.gr.,la circulación normal del transporte).”
3. Mal menor para evitar un mal mayor. Derecho a
USO OFICIAL
reunión. Derecho a peticionar.
En
defensa
respuesta
a
identificados
los
bajo
agravios
las
que
letras
introduce
c)
y
d)
la
del
considerando II, se dirá que este Tribunal –por mayoría-, al
expedirse en el
precedente mencionado en el punto IV.2.,
textualmente, sostuvo que:
“A. Trasfondo constitucional del caso.
En tanto están en juego los derechos de petición,
de
reunión
y
de
libre
tránsito,
previo
a
otras
consideraciones conviene una breve referencia al trasfondo
que
envuelve
a
condiciones
la
cuestión.
mínimas
de
En
especial,
ejercicio
de
cuáles
son
las
esos
derechos
fundamentales. En concreto, un examen de los límites conforme
al
enfoque
normativo
que
contienen
las
declaraciones,
convenciones y pactos suscriptos por Argentina incluidas en
el bloque constitucional y directamente aplicables.”
“1.
ejercicio
Los
derechos
pacífico,
circunstancias.
A
constitucionales
razonable
esta
altura,
y
exigen
adecuado
sostener
lo
a
un
las
contrario,
implicaría admitir un revival de las formas propias de los
órdenes jurídicos primitivos (conf., KELSEN, Hans. La teoría
pura del derecho. Trad. R.J. Vernengo, México, 1983, pp. 43,
96-98; IHERING, Rudolf., El espíritu del derecho romano. 2da.
Edición. Trad.
Lewis
H.,
Raufet,
La
R.E.
F. Vela, Madrid, 1962, pp. 61-69; MORGAN,
sociedad
Vázquez
y
primitiva.
A.
Álvarez
7
Trad.
de
L.M.
Satin
Torres,
R.
[Prólogo
de
Alfredo L. Palacios], Univ. Nacional de La Plata, 1945, pp.
109-111).”
“2.
En
el
contexto
señalado,
esos
derechos
no
pueden ejercerse con violencia y daño a las personas o las
cosas.
Los
actos
antijurídicas
o
de
abusivas
ejercicio
en
tanto
descartan
y
en
cuanto
conductas
esa
forma
soslaya la protección efectiva de otros titulares de derechos
fundamentales,
así
también
de
los
que
conciernen
a
la
sociedad y el Estado democrático. Están fuera de amparo las
pretensiones que, con fundamento en derechos fundamentales,
dañan bienes de terceros o pugnan con el bien común, habida
cuenta que la ley no puede dar cabida al ejercicio antisocial
de los derechos comunes y constitucionales. Los derechos no
son ilimitados y la prohibición del abuso hace funcional su
ejercicio (conf., por ejemplo: BIDART CAMPOS, Teoría general
de los derechos humanos. Bs.As., Astrea, 1991, pp. 221 y ss.;
SERNA, P. y TOLLER, F., La interpretación constitucional de
los derechos fundamentales. Una alternativa a los conflictos
de derecho., Bs. As., La Ley, 2000, pp. 98-99).”
“2.1. Entiéndase bien, en nada lo dicho es óbice
para
que
las
actuales
formas
de
protesta
social
(v.gr.,
“asambleas barriales”, “piquetes”, “cacerolas”, “escraches”)
ocupen
los
espacios
públicos
y
hagan
uso
pleno
de
sus
derechos de reunión y petición mediante un ejercicio regular.
Es obvio, en todo caso, que la efectividad de tales derechos,
en
ocasión
comisión
de
de
su
ejercicio,
delitos
no
comunes.
justifica
Ello
es
así
ni
exculpa
aunque
la
tales
derechos tengan una jerarquía superior toda vez que refieren
a los atributos esenciales de la persona humana.”
“2.2. De otro lado, se ha sostenido también que el
art.
22
de
la
Constitución
impone
límites
al
derecho
de
peticionar. Así por ejemplo “(...)las acciones llevadas a
cabo con la finalidad de llamar la atención de la opinión
pública y presionar a las autoridades con cortes de rutas,
caminos o calles encuadran en la prohibición constitucional,
aun
cuando
las
autoridades
suelen
ser
complacientes
con
aquellas, por motivos políticos o sociales y, en ocasiones,
para
evitar
males
mayores”
(conf.,
GELLI,
María
A.,
Constitución de la Nación Argentina. Comentada y concordada.,
Bs. As., 2001, pp. 79 y 197).”
8
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“3. Por lo demás, son normas vigentes, de igual
jerarquía constitucional, las que fijan ciertas pautas sobre
el modo de ejercicio de los citados derechos (art. 75, inc.
22, CN). Ellas integran el plexo básico y no hay excusa
ninguna para omitir su vigencia en temas como el tratado en
la causa.”
“3.1.
El
derecho
de
reunión
debe
ser
ejercido
pacíficamente. Esta condición surge expresa en la Declaración
Universal de Derechos Humanos (art.20.1), en la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes
del Hombre (art. XXI),
en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
(art.21).”
“3.1.1. El texto más descriptivo de la Convención
Americana
sobre
Derechos
Humanos
reconoce
el
derecho
de
USO OFICIAL
reunión pacífica y sin armas (art. 15), según la fórmula
anterior de varias Constituciones: francesa de 1791 (Tít. I,
art. 3º), italiana de 1947 (art. 17), alemana (art. Art.8) y
la que, en 1978, adoptó España (art. 21.1).”
“3.1.2. En igual sentido la Primera Enmienda de la
Constitución de los Estados Unidos menciona al derecho del
pueblo a reunirse pacíficamente. El Convenio Europeo de 1950
consagra un texto similar (art. 11).”
“3.2. El derecho de reunión es relativo ——al decir
de BIELSA—— “a todo acto que se realiza en lugares públicos
con el objeto de exteriorizar un propósito público” (conf.,
Derecho
tienen
Constitucional.
ese
carácter,
Bs.
desde
As.,
1959,
luego,
los
p.
300).
restantes
También
derechos
previstos en la Constitución.”
“3.2.1.
El
hecho
de
que
se
trate
de
reuniones
públicas estimula interferencias de derechos fundamentales de
los habitantes que no participan de ella e incluso ignoran y
resultan
sorprendidos
por
su
realización.
Es
más,
con
frecuencia el derecho de reunión entra en colisión con otros
derechos personales o colectivos. La colisión y el avance de
unos derechos sobre otros es evidente y efectiva cuando, con
motivo de la reunión o petición, ha zozobrado el sentido
pacífico o, por ella, desencadenen conductas delictivas.”
“3.2.2. Respecto de la reunión pacífica se dice,
por ejemplo, que los organizadores deben poner todos sus
esfuerzos para garantizar una correcta o buena celebración
9
(conf., LEBRETON, Gilles., Libertés publiques & droits de
l’homme. 4e. édition. Paris, Armand Colin[Dalloz]. 1999, p.
478) y ello es
así porque, en
un Estado de
Derecho, es
imposible admitir la libertad de turbar el orden público
mediante el uso de vías de hecho o actos de violencia.”
“3.2.3. La efectiva libertad de reunión pacífica y
de petición no comporta sólo un mero deber de no ingerencia o
en anular cualquier exceso en su reglamentación, sino en la
obligación concreta de protección por parte del Estado y,
entre
ellas,
de
la
violencia
de
los
adversarios
de
la
manifestación en lugares públicos (“contromanifestazione”),
que
impide
el
derecho
de
reunirse
pacíficamente
o
de
peticionar. Empero, dicho ejercicio no tolera la violencia en
cualquier forma, como el uso de armas, el lanzamiento de
objetos contundentes, ocupación de edificios o bloquear el
tráfico
(conf.,
BARTOLE,
S.,
CONFORTI,
B.,
RAIMONDI,
G.,
Comentario alla Convenzione Europea per la tutela dei diritti
dell’uomo e delle libertà fondamentali. Padova, Cedam, 2001,
p.355).”
“3.2.4. Finalmente, cabe tener presente que no hay
derechos absolutos y que todos deben ejercerse con ajuste a
las leyes reglamentarias, de consuno a la Ley Fundamental
(arts. 14 y 75, inc. 12).”
“3.2.4.1. En todo caso, “(...)los derechos de cada
hombre están limitados por los derechos de los demás, por la
seguridad de todos y por las justas exigencias del bienestar
general
y
el
desenvolvimiento
democrático”(Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, art. XXVIII).
Asimismo,
las
mismas
constitucionales
para
razones
que
reglamentar
establecen
los
las
mencionados
normas
derechos
(arts. 15 y 22 de la CADH) sirven de fundamento para perfilar
las
pautas
que
conducen
a
rechazar
modos
de
ejercicio
totalmente abusivo de los derechos fundamentales.”
“3.2.4.2. Vinculado a ello, la interpretación de la
colisión entre cláusulas constitucionales ha de tender a la
armonía,
ya
se
trate
de
derechos
individuales
o
de
indudablemente,
al
atribuciones estatales (CSJN, Fallos 255:293; 264:94).”
“3.2.4.2.1.
Esto
se
aplica,
conflicto entre los derechos de petición y de reunión con el
derecho de libre circulación del transporte por las vías
10
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públicas, máxime cuando la situación fáctica importa que el
modo de ejercicio de los primeros conlleva una merma extrema
al derecho de tránsito en espacios públicos, cuando no a la
imposibilidad de su desenvolvimiento normal.”
Ello se tradujo, en el caso bajo análisis, en el
entorpecimiento
del
normal
funcionamiento
del
tránsito
ferroviario, al interrumpir, durante más de dos horas, el
servicio público de trenes de la ex línea Roca, actualmente
Transportes Metropolitanos Roca, y luego entorpecer el libre
tránsito férreo (…), todo ello entre las 10:00 y las 13:30
hs. del día 5/2/2007.
“3.2.4.2.2. En síntesis, el ejercicio de uno o más
derechos
constitucionales
no
puede
derivar
en
incompatibilidad con el respeto de los demás derechos que la
USO OFICIAL
Constitución Nacional preserva para los integrantes de la
comunidad. En cualquier supuesto ——como se dijo—— el modo
irregular de ejercerlos justifica y excluye la comisión de
delitos comunes.”
4. Lo transcripto en el punto anterior, echa por
tierra
también
el
planteo
referido
a
la
supuesta
superposición del delito que se le atribuye a C. –art. 194
del
C.P.-
con
normas
contravencionales
(ver
agravio
identificado con la letra e)).
5. En definitiva, puestos a ponderar la actuación
del
procesado,
remisión
a
testimoniales
de
acuerdo
a
las
acciones
las
pruebas
de
la
del
personal
policial
causa
típicas
y
con
(declaraciones
interviniente
(…),
y
aquellas prestadas (…), sobre la participación del imputado
en
la
protesta)
y
en
base
a
lo
dicho
al
tratar
el
Considerando IV, puntos 2 y 3, es posible considerar probada
su autoría en el delito, con la suficiencia necesaria para la
etapa por la que atraviesa el proceso.
Por todo lo expuesto opino que debe confirmarse
la
resolución (…) en todo cuanto fuera materia de agravio.
El doctor Carlos Alberto Nogueira dijo:
I. Hago propio el relato de los antecedentes de la
causa y el recurso obrantes en los Considerandos I, II y III,
del voto del doctor Antonio Pacilio.
II. No obstante ello, disentiré en la solución a
adoptar,
con
remisión
al
criterio
11
de
la
Sala
en
casos
sustancialmente análogos al presente (cfr. causa n° 5148/III,
“R., D.A.B., M.A. s/inf. Arts. 292-296 C.P.”, del 8 de mayo
del
2009,
con
referencia
al
precedente
de
la
causa
n°
1182/III, “A., M.E. s/inf. ley 23.737”, resuelto el 14 de
septiembre de 1999).
1. En esos antecedentes, respecto de las actas que
labren los funcionarios públicos, se destacó que “(s)i bien,
en principio, la ausencia de testigos no invalida el acta de
procedimiento,
pudiendo
discutirse
-a
todo
evento-
su
eficacia probatoria...”, ello puede suceder cuando concurren
circunstancias extraordinarias que así lo justifiquen.
2.
El
caso
sub
examine
se
ajusta
al
supuesto
aludido más arriba. En efecto, el procedimiento se llevó a
cabo un día de semana (lunes), a las 10 horas y 30 minutos y
en el que si bien muchas de las personas allí presentes
formaban parte del reclamo, también se hallaban otras ajenas
a él (como periodistas de diferentes medios de comunicación,
vecinos, etc.) que podrían haber sido requeridos para oficiar
como testigos. En todo caso, si hubiera resultado imposible
contar con su presencia debió dejarse constancia en el acta
de tal circunstancia y de los motivos del impedimento, lo que
no fue realizado.
3.
justificar
Así,
la
no
existen
ausencia
de
los
elementos
testigos
que
permitan
exigidos
por
el
artículo 138, del C.P.P. Tampoco consta explicación alguna
sobre los motivos por los que se habría prescindido de ellos
o de las circunstancias que habrían impedido su presencia.
En
tales
condiciones,
el
procedimiento
instru-
mentado con ignorancia de las normas a que debía ajustarse y
sin
mediar
legitimar
ningún
la
tipo
actuación
de
justificación
del
personal
que
policial,
posibilite
debe
ser
anulado.
En resumen, el pedido de anulación tiene sustento
normativo
en
el
principio
de
taxatividad
–o
sea,
de
una
nulidad expresamente contemplada en la ley (art. 140, CPP)- y
se dirige a una irregularidad del acta (…).
Ahora
lectura
pone
bien,
en
el
claro
hecho
que
objetivo
omitió
toda
que
surge
referencia
de
su
a
la
comparecencia de los testigos de actuación y, asimismo, de
cualquier causa de justificación de la ausencia mencionada.
12
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
Es obvio que mantener el pleno efecto de dicho documento
desguarece la posición procesal del imputado y conduce –casi
con naturalidad y sin testigos del hecho de la actuación
policial- a su procesamiento, por tomar una actuación propia
de la etapa que atraviesa el proceso y sin considerar, de
momento, las consecuencias futuras de una prueba fijada con
violación de la defensa en juicio y el debido proceso legal
(arts. 18 y 33, CN; arts. 8.1 [CADH] y 14 [PIDCyP]). Se
trata, por lo demás, de una nulidad declarable de oficio.
Por ello propongo al acuerdo:
1.
Declarar
la
nulidad
del
acta
(…)de
la
causa
principal y de todas la actuaciones sucesivas que dependan de
ella y, en consecuencia,
2. Sobreseer a C. D. C. en orden al delito por el
USO OFICIAL
que fuera procesado (art. 194 del C.P.), con arreglo al art.
336,
inciso
2,
del
C.P.P.,
con
la
aclaración
de
que
la
formación de la presente no afecta el buen nombre y honor de
que gozare.
Así lo voto.
El doctor Vallefín dijo:
I. Antecedentes.
1. La sentencia apelada.
El
señor
juez
procesamiento de C. D. C.
penalmente responsable
de
primera
instancia
ordenó
el
“por considerarlo autor material y
del delito previsto y reprimido por
el art. 194 del C.P.”
Para hacerlo tuvo por acreditado que el imputado,
impidió “sin crear una situación de peligro común, el día 5
de febrero del 2007, el normal funcionamiento del tránsito
ferroviario, junto a un grupo de 30 personas aproximadamente
que
no
se
encuentran
individualizadas,
las
cuales
se
encontraban cortando las vías férreas (…), provocando dicha
situación la interrupción del servicio público desde las 9.45
hs. hasta las 13.30 hs. aproximadamente, momento en el que
las mismas procedieron a retirarse del lugar”.
Finalmente,
detalló
y
enumeró
los
elementos
probatorios que fundaron la decisión de mérito: i) acta de
procedimiento
(…);
ii)
croquis
(…);
iii)
declaraciones
testimoniales de personal policial interviniete en el hecho
investigado
(…);
iv)
informe
13
de
la
empresa
“Transportes
Metropolitanos
Gral.
Roca
S.A.”
(…);
y
v)
declaración
testimonial del encargado de dicha empresa, (...).
Estas circunstancias lo llevaron a concluir que el
accionar analizado no constituye legítimo ejercicio de los
derechos constitucionales de reunión y petición, y tampoco
operaría la hipótesis de ausencia de antijuridicidad. En este
sentido, señaló que “esta forma de expresarse, corte de ruta
y
vías
de
tren,
según
sea
el
caso,
provoca
innegable
violencia, pues entra en colisión con el derecho de otras
personas a transitar libremente, lo que conlleva el fastidio
y descontento de terceras personas que también reivindican el
ejercicio de sus derechos constitucionales”.
2. Los agravios.
La defensora oficial de C. D. C., dedujo recurso de
apelación.
Sus
agravios,
en
sustancial
síntesis,
pueden
exponerse así: i) cuestiona la validez del acta pues “cuenta
con tres firmas ilegibles (…) y no fue labrada en presencia
de testigos”; ii) esgrime la insuficiencia probatoria para
tener por acreditada la participación de C. en el hecho que
se
le
imputa;
iii)
alega
que
no
existe
en
el
caso
antijuridicidad de la conducta de su asistido pues “el obrar
de cualquier manifestante debe analizarse a la luz de la
teoría del error de prohibición”; por último iv) plantea que
eventualmente la conducta que se le reprocha constituye una
contravención o “infracción que estaría afectando el tránsito
vehicular”, “cuyo control está a cargo de quien ejerce el
poder
de
policía,
escapando
del
marco
penal
sujeto
a
jurisdicción del Poder Judicial”.
II. Consideración de los agravios.
Por
las
razones
que
se
desarrollarán
-y
el
resultado que alcanzaré- directamente abordaré el estudio de
la cuestión de fondo. Es que, aun dando por cierto que C.
participó en el hecho, asiste razón
a la defensa. Explicaré
por qué.
1. El error de prohibición.
1.1. A mi juicio, los hechos comprobados de esta
causa,
persuaden
de
que
el
imputado
pudo
considerar
que
ejercía regularmente sus derechos constitucionales sin que su
conducta resulte reprochable en los términos del artículo 194
del Código Penal como lo hace la sentencia recurrida.
14
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1.2. En efecto, no se discute en la causa que la
conducta imputada se trataba de una manifestación en la que
participaban
vecinos
inexistencia
de
que
cruces
expresaban
peatonales
preocupación
y
por
señalización
la
adecuada
pues “allí están asentados dos establecimientos educativos –
un
jardín
sucedido
de
infantes
varios
y
una
incidentes
escuela
que
primaria”
involucraron
a
y
habían
niños
que
asistían allí. La descripción más directa e inmediata de los
hechos
la
suministra
el
informe
del
capitán
D.D.D.G.
al
magistrado interviniente el día de los hechos: “Que al llegar
al lugar nos encontramos con un grupo de aproximadamente 30
personas, acercándose a nosotros el vocero del grupo quien se
identifica como C. D. C. quien expresó que se lleva a cabo un
corte de vías, que se estaba esperando medios periodísticos,
USO OFICIAL
(…),
solicitando
que
se
presente
personal
de
la
empresa
Metropolitano ex Gral. Roca y personal del Municipio”. Arribó
al lugar entonces, “luego de unos minutos” el encargo legal
de
la
empresa,
“quien
procedió
a
entrevistarse
con
los
vecinos autoconvocados, lográndose también (…) una entrevista
con el representante de gobierno (…). Que luego de ello (…)
los
vecinos
permaneciendo
proceden
al
a
costado
levantar
de
ellas
el
a
corte
la
de
espera
de
vías
los
resultados de la entrevista” pactada con los representantes
del gobierno local.
El relato de los hechos efectuado por el encargo de
la empresa “Transportes Metropolitanos Gral. Roca S.A.” (…)
coincide en líneas generales con la de la prevención.
1.3. La protesta, como se plasma en los mencionados
informes, se llevó adelante de modo pacífico, se desarrolló
en
un
breve
período
temporal,
y
los
manifestantes
se
retiraron ordenadamente del lugar luego de la entrevista con
el representante gubernamental. No se registraron daños ni en
las personas ni en las cosas.
1.4. En síntesis, no es dudoso considerar que el
imputado -y el resto de los manifestantes- que se congregaron
(…), el 5 de febrero de 2007 “tenían razones sensatas para
suponer el carácter permitido
de su hecho” (confr. Claus
Roxin, Derecho Penal, Parte General, Tomo I, Civitas, § 21,
nm. 39, pág. 880)” (énfasis añadido).
15
2.
Protección
constitucional
del
derecho
de
reunión.
La conclusión precedente -desde mi perspectiva- se
fortalece a poco que se examinen un par de cuestiones. La
primera
es
la
inusitada
extensión
y
frecuencia
que
ha
alcanzado la modalidad de protesta que se encuentra aquí
enjuiciada. La segunda es, propiamente, el estado jurídico de
la cuestión planteada en esta causa que se halla lejos de
reunir
unanimidad
de
criterios,
como
lo
demostrará
el
desarrollo que sigue. La concurrencia de estas dos razones
muestran
obrando
que
la
creencia
lícitamente
reposa
errónea
en
del
imputado
de
razones
objetivas
y
estar
no
en
opiniones o creencias subjetivas.
Con relación a la primera de estas circunstancias
baste decir que constituyen un hecho notorio que, conforme el
clásico
principio
en
la
materia
-notoria
non
egent
probatione- quedan fuera del objeto de prueba. El concepto de
notoriedad procura dos altos fines de política procesal. “Por
una parte, un ahorro de esfuerzos al relevar a las partes de
producir pruebas inneC.ias” y, por otra, “procura prestigiar
la justicia evitando que ésta viva de espaldas al saber común
del pueblo y su arte consista, como se ha dicho, en ‘ignorar
jurídicamente lo que todo el mundo sabe’” (Couture, Eduardo
J., Fundamentos del Derecho Procesal Civil, tercera edición,
Buenos Aires, Depalma, 1987, p. 235, énfasis añadido).
La restante, requiere exponer la extensión que la
Corte Suprema le ha otorgado al derecho de reunión y la
vinculación que han hecho entre éste y el artículo 194 del
Código Penal, otros tribunales del país, especialmente la
Cámara Nacional de Casación Penal pues, hasta la fecha, la
Corte no se ha pronunciado sobre el tema.
2.1.
La
jurisprudencia
de
la
Corte
Suprema
de
Justicia de la Nación.
2.1.1. La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha
derivado
la
existencia
del
derecho
de
reunión
de
varias
disposiciones de la Constitución y especialmente del artículo
33, pues surge de la forma republicana de gobierno y del
principio de la soberanía popular (Martinez Ruiz, Roberto, La
Constitución Argentina. Anotada con la jurisprudencia de la
16
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
Corte Suprema de Justicia, Buenos Aires, Guillermo Kraft,
1945, p. 205).
Con
palabras
Constitución
no
de
defiende
Joaquín
este
V.
derecho,
González:
pero
lo
“La
reconoce
implícitamente en el artículo 22 cuando habla de ’reunión de
personas
que
declarándolas
sensu,
es
se
atribuya
culpables
permitida
de
toda
los
derechos
sedición;
reunión
del
porque
que
se
no
a
pueblo’
contrario
proponga
tal
usurpación de los derechos del pueblo, y entiende, por lo
tanto, que es un derecho la reunión pacifica dentro del orden
social
y
con
comprendido
fines
en
el
lícitos.
inciso
del
También
puede
artículo
14
considerarse
que
habla
del
derecho de ‘asociarse con fines útiles’; pero como el derecho
de asociación ha adquirido tan vasto y especial desarrollo en
USO OFICIAL
la sociedad moderna, tan múltiples y variadas formas, más
acertado parece aproximar los de petición y reunión pacífica.
La reunión es generalmente el medio de realizar la defensa o
ejercicio de los derechos personales, y en tal sentido es que
tiene tanta eficacia para los asuntos religiosos, sociales,
industriales y políticos. Pueden reunirse los individuos del
pueblo
deliberar
para
sobre
la
persona
y
objetos
de
una
petición al Congreso o al Poder Ejecutivo en favor de una
gran mejora pública, como la construcción de un ferrocarril;
o para que perdone la vida a un preso condenado a muerte;
pueden
también
reunirse
para
manifestar
aspiraciones
colectivas en favor de la libertad de las elecciones; para
honrar la memoria de los héroes de la Patria; para proclamar
las
virtudes
y
cualidades
de
los
candidatos
para
las
funciones publicas. Todos los objetos no comprendidos en la
prohibición del artículo 22, en la facultad legislativa del
Congreso, en los poderes de policía del gobierno en general,
en las exigencias de la moral y el orden público, que abrazan
las
demás
limitaciones
-concluye
el
ilustre
publicista-
pueden ser materia de reuniones de individuos, fracciones o
categoría del pueblo” (Manual de la Constitución Argentina,
vigésima edición, Buenos Aires, Ángel Estrada y Cia., s/d,
ep. 200, p. 206 y 207).
2.1.2. En términos generales, la jurisprudencia de
dicho
Tribunal
en
la
materia,
puede
sintetizarse
del
siguiente modo: a) El derecho de reunión fluye del artículo
17
33
de
la
Constitución
peticionar
a
las
caracteres
del
Nacional
autoridades
de
reunión
así
como
del
derecho
(art.
14)
que
asume
cuando
la
petición
se
de
los
hace
colectiva, del artículo 22 y del artículo 19 (“Fallos” 156:81
[1929]); b) La falta de una ley reglamentaria del derecho de
reunión
no
autoriza
a
deducir
que
puede
usarse
sin
restricciones y abusarse de ese derecho, ni que la autoridad
se halle desarmada para defender el orden público (“Fallos”
191:197 [1941]); c) Las reuniones no pueden ser prohibidas en
razón de las ideas, opiniones o doctrinas de los promotores
de aquellas, sino de los fines con que han sido convocadas.
No pueden ser prohibidas las reuniones que no tengan fines
contrarios a la Constitución Nacional, a las leyes, a la
moral y buenas costumbres y no sean, por circunstancias de
hecho u oportunidad, peligrosas para el orden y tranquilidad
pública (“Fallos” 191:197, citado) y d) El derecho de reunión
está sujeto a una reglamentación razonable. Dentro de las
restricciones
legítimas
referente
uso
ciudad,
al
porque
de
en
de
las
su
este
derecho,
calles
esencia
y
se
plazas
aquel
encuentra
públicas
derecho
no
de
la
la
implica
neC.iamente el uso de la vía pública para su ejercicio; pero
una disposición que prohibiera una reunión, cuando su objeto
fuera la censura de los actos de los funcionarios públicos o
los aplazara indefinidamente o limitara su número o le fijase
una duración arbitraria o la autorizara en un lugar apartado
de los suburbios, cuando se eligió uno céntrico y adecuado,
sería
violatoria
de
la
garantía
constitucional
(“Fallos”
156:81, cit.).
2.1.3.
dicho,
que
el
Es
claro,
derecho
de
entonces,
reunión
de
tiene
lo
que
una
se
lleva
honda
raíz
política que junto con la libertad de expresión -sin cuyo
resguardo, dice la Corte, “existiría tan sólo una democracia
desmedrada o puramente nominal” (“Fallos” 248:291, 311:2553,
315:1943)- y el derecho de peticionar sirven a la vida de la
república, facilitando -entre otros aspectos- el control del
poder
(Gelli,
María
Angélica,
Constitución
de
la
Nación
Argentina. Comentada y Concordada, segunda edición, Buenos
Aires, La Ley, 2004, p. 307). En efecto, “la vida democrática
no es concebible sin el ejercicio del derecho de reunión. El
pueblo no existe si los individuos que lo forman se hallan
18
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
impedidos
de
ponerse
en
mutuo
contacto
directo,
de
comunicarse y de concertar opiniones y acciones. La soberanía
es siempre una expresión de voluntad, de naturaleza colectiva
o
social”
(Sánchez
Constitucional,
Viamonte,
tercera
Carlos,
edición,
Manual
Buenos
de
Aires,
Derecho
Kapelusz,
1958, p. 147 y 148).
En fin, como sostuvo la Corte Suprema en el lejano
precedente ya citado: “sería una burla reconocer al pueblo el
derecho de aplaudir, de regocijarse y de reunirse cuando es
feliz, y negarle ese mismo derecho para censurar o deplorar
las desgracias y sugerir el remedio” (“Fallos” 156:81).
2.2. La jurisprudencia de otros tribunales.
2.2.1.
Los
precedentes
de
otros
tribunales
son
considerados frecuentemente por la Corte Suprema. Los de la
USO OFICIAL
Suprema
Corte
de
los
Estados
Unidos
de
Norteamérica
son
particularmente orientadores en virtud de que su Constitución
y el sistema de control de constitucionalidad de las leyes
sirvieron de inspiración para las instituciones nacionales en
la
materia.
Refiriéndose
al
derecho
norteamericano
“cuyos
precedentes y cuya jurisprudencia deben servirnos de modelo”
(“Fallos” 68:227) destacó que “no sería prudente subestimar
los valiosos elementos de interpretación y aplicación que
allí sirvieron para aquilatar el alcance de los preceptos
constitucionales” (“Fallos” 211:162).
2.2.2. Con este propósito, se muestra útil exponer
algunos aspectos de la jurisprudencia de dicho país (veáse,
en
general,
Tribe,
Laurence,
American
Constitutional
Law,
segunda edición, Mineola, New York, Foundation Press, 1988,
p. 825 y siguientes; Schwartz, Bernard, Constitutional Law,
New
York-London,
siguientes;
McMillan
Barron,
Publishing,
Jerome
A.
y
1972,
Dienes,
p.
C.
255
y
Thomas,
Constitutional Law, tercera edición, St. Paul, Minn. West,
1995,
p.
352
y
siguientes
y
368
y
siguientes;
Corwin’s,
Edward S., The Constitution and what it means today, 14va.
edición, Princeton, New Jersey, Princeton University Press,
1992, p. 332 y siguientes). Cabe señalar en primer lugar que
la Corte ha sostenido que los piquetes y marchas gozan de la
protección constitucional que confiere la Primera Enmienda
(307
U.S.
496,
Hague
v.
CIO;
312
U.S.
569,
Cox
v.
New
Hampshire, entre otros). Una serie de casos nacidos en la
19
larga
lucha
Tribunal,
por
por
manifestantes
los
derechos
ejemplo,
negros
civiles
revocar
que
se
la
habían
permitió
condena
a
dicho
impuesta
congregado
en
a
los
alrededores de la legislatura de Carolina del Sur. La Corte
dijo que “las circunstancias del caso reflejan el ejercicio
de estos derechos constitucionales
básicos -se refería al de
expresión, reunión y petición- en su forma más prístina y
clásica” (372 U.S. 229, Edwards v. South Carolina [1963]).
Años antes había sostenido que “cualquiera sea la base o
título
legal
de
las
calles
o
plazas,
desde
tiempos
inmemoriales ellas han sido utilizadas por los ciudadanos con
fines de reunión, comunicación y discusión de cuestiones de
interés público. Ese uso de las calles y lugares públicos ha
sido
desde
siempre
parte
integrante
de
los
derechos,
privilegios, inmunidades y libertades de los ciudadanos” (307
U.S. 496, ya citado). Este derecho de usar las calles y
plazas públicas para la comunicación de las ideas puede ser
regulado en nombre del interés general, no es absoluto sino
relativo pero no puede bajo la excusa de dicha regulación ser
restringido o denegado. En otros términos, piquetes y marchas
están sujetos a regulación pero, claro está, en cuanto al
tiempo, lugar y modo pero no en cuanto a su contenido. Por
ultimo
y por supuesto, la primera enmienda no protege los
actos de violencia ni impide condenar al resarcimiento de los
daños causados (NAACP v. Claiborne Hardware Co., 458 U.S. 886
[1982]).
2.3. La interpretación del artículo 194 del Código
Penal según la Cámara Nacional de Casación Penal y otros
tribunales federales.
2.3.1. La interpretación del citado precepto -que
sostiene el procesamiento de los recurrentes- no ha alcanzado
unanimidad.
La conducta de quien forma parte de un ‘piquete’
que corta la circulación de una ruta encuadra en el tipo
penal del artículo 194 del Código Penal dice la mayoría de la
Sala I de la Cámara de Casación. La minoría señala que si
bien la conducta de quien forma parte de un ‘piquete’ que
corta una ruta encuadra en el tipo penal del art. 194 del
Código
Penal,
ejercicio
no
es
legítimo
del
antijurídica,
derecho
20
pues
constituye
constitucional
de
el
reunión,
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
tanto como las manifestaciones estudiantiles, las asambleas
barriales,
las
‘escraches’
y
marchas
las
con
cacerolas
maratones
urbanas
o
sin
(in
ellas,
re
los
“Schifrin,
Marina”, sent. del 7-7-2002, “Jurisprudencia Argentina” 2002IV-375, con la nota crítica de Zaffaroni, Eugenio Raúl, “El
Derecho Penal y la criminalización de la protesta social”).
Este precedente resuelto por la Cámara Nacional de Casación
Penal, ha sido recurrido ante la Corte Suprema de Justicia de
la Nación que aún no se ha pronunciado. Sí lo ha hecho la
Procuración
General
que
en
su
dictamen
ha
aconsejado
la
revocación de aquella sentencia y las razones que desarrolla
-en mi opinión- dan sustento suficiente a la solución que
aquí se propicia.
Dijo allí que “si alguien se consideró autorizado a
USO OFICIAL
obrar de determinada forma, en este caso a cortar una ruta,
porque
interpretó
equivocadamente
los
principios
constitucionales que le garantizan su ‘derecho a protestar’,
se
debe
analizar
a
la
luz
de
la
teoría
del
error
de
prohibición si le era exigible la posibilidad de comprender
que su conducta era contraria al derecho”.
Y continuó: "La dependencia de la exclusión de la
punibilidad
de
la
inevitabilidad
del
error
es
explicable
desde diversos puntos de vista (...) Sea porque cuando el
error es inevitable el autor no ha podido obrar de otra
manera (Welzel), sea porque el autor no tiene a su cargo la
evitabilidad
(Jakobs),
sea
porque
quien
no
ha
tenido
la
posibilidad de conocer la ilicitud no puede ser alcanzado por
el mandato normativo (Roxin), o sea, finalmente, porque el
autor no ha podido conocer la ilicitud a pesar de haber
empleado su capacidad para ello (Rudolphi), en todo caso, la
exclusión
de
culpabilidad
la
punibilidad
(Enrique
se
basa
Bacigalupo,
en
la
Derecho
ausencia
Penal,
de
Parte
General, Hammurabi, 2ª edición, nm. 863, pág. 433)”.
Añadió que “cabría preguntarse, consecuentemente,
si ‘cortar’ una ruta en una especial situación social de
manifestaciones y protestas que ocurren diariamente en el
país,
sin
consecuencias
jurídico-penales
y,
hasta
podría
decirse, en un marco de permisión o pasividad estatal, no
pudo ser incluida por la imputada entre aquellas acciones que
21
no
se
apartan
considerablemente
del
orden
de
la
vida
en
comunidad conformado históricamente (Welzel)”.
La Sala III in re “Alais” alcanzó una solución en
sentencia dividida pues dos de sus integrantes juzgaron que
la
conducta
circulación
incriminada
de
una
-que
formación
había
interrumpido
ferroviaria-
“encuentra
la
en
principio y con mira al estadio procesal que transita el
expediente, adecuación típica en el artículo 194 del Código
Penal”, en tanto el voto disidente consideró que “quienes
impidieron por sólo 40 minutos aproximadamente el paso de un
tren,
sabiendo
que
no
existía
funcionamiento
normal
del
servicio y, aparte, en el marco de una medida de protesta, no
crearon
un
riesgo
ejemplar
del
Roberto,
“Por
prohibido”
7-7-2004,
qué
el
con
(“Jurisprudencia
el
fallo
comentario
‘Alais’
es
Argentina”,
de
Gargarella,
(jurídicamente)
inaceptable” ).
Por último, la Sala IV in re “Gatti, Miguel Ángel”
anuló la condena aplicada por violación del artículo 194 del
Código
Penal.
intervenido
manifestantes-
Dijo
un
el
que
en
supuestos
elevado
numero
concepto
de
de
autoría
en
los
que
personas
adquiere
“habría
-o
de
particular
significación, haciéndose necesario, sobre todo atendiendo al
criterio de personalidad de la pena, determinar los roles
cumplidos en cada caso por cada uno de los sujetos presentes
en el lugar, permitiendo así diferenciar a los autores de los
instigadores o de los meros participes en cualquiera de sus
grados y hasta de los simples espectadores. O en su caso, si
se entendió estar en presencia de un supuesto de autores
plurales de convergencia intencional sobre un hecho común,
debió darse razón del porque de ello; esclareciendo también
si
todos
quisieron
el
hecho
como
propio
tal
y
como
se
de
San
desarrollo”.
2.3.2.
La
Cámara
Federal
de
Apelaciones
Martín resolvió que correspondía sobreseer al imputado por la
presunta infracción al artículo 194 del Código Penal pues el
denominador común de la manifestación “ha sido un reclamo
vecinal -exteriorizado a través de una lenta pero continua
marcha por la ruta Panamericana- que no perseguía ninguna
finalidad contraria a la normativa vigente, y que congregó a
un número indeterminado de individuos que, espontáneamente,
22
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
se sumaron a expresar su disconformismo contra una decisión
del Poder Ejecutivo Nacional” (“El Derecho” 163-442). Bidart
Campos
en
el
comentario
a
esta
sentencia
suscribe
la
siguiente afirmación: “no incurre en el delito del art. 194
del código penal quien en forma pacifica, con fines legítimos
de disconformidad ante medidas oficiales, participa en una
reunión callejera que causa molestias en la vía pública y
que, por ende, afecta al derecho de circular de los terceros
ajenos” (“El derecho de reunión y el art. 194 del Código
Penal”, en “El Derecho” 163-442; énfasis propio).
III. Conclusión.
Las
consideraciones
precedentes
muestran
que
constituye un hecho notorio las manifestaciones, marchas y
protestas
que
USO OFICIAL
frecuencia
se
efectúan
desconocida
en
en
espacios
otras
públicos
etapas
con
de
la
una
vida
institucional del país. Revelan también que la Corte Suprema
no se ha pronunciado en uno
de los casos seminales en la
materia recurrido ante sus estrados, pero que precedentes
anteriores
otorgan
amplitud
al
derecho
de
reunión.
Otros
tribunales, como la Cámara Nacional de Casación Penal, no
alcanza
decisiones
unánimes
y
algunas
cámaras
federales
sostienen la tesis del recurrente.
En este marco, los manifestantes se reunieron en la
intersección de las calles M.S. y J.
La protesta se llevó delante de modo pacífico, duró
aproximadamente 3 horas, y los vecinos alcanzado su propósito
de plantear ante las instituciones del gobierno local su
reclamo, se retiraron de forma ordenada del lugar.
No se
registraron daños en las personas ni en las cosas.
A la luz de todas estas circunstancias
y las demás
expuestas, encuentro que el imputado tenían razones sensatas
para suponer el carácter permitido de su hecho.
En
sobreseimiento
consecuencia,
corresponde
de
debiendo
C.
D.
C.,
decretar
declararse
que
el
la
formación del presente proceso no afecta el buen nombre y
honor de que hubiera gozado (artículos 14, 22, 28 y 33 de la
Constitución Nacional, 34 del Código Penal y 336 del Código
Procesal Penal de la Nación).
Así lo voto.
El doctor Compaired dijo:
23
1.
A
fin
de
evitar
reiteraciones
doy
por
reproducidos el relato de los antecedentes de la causa y del
recurso interpuesto transcriptos en el Considerando I, del
voto del doctor Carlos Alberto Vallefín.
2.
Que
corresponde
nulidad
en
atención
principiar
del
acta
con
del
a
el
los
agravios
tratamiento
procedimiento
deducidos,
del
que
pedido
origina
de
estas
actuaciones.
La ineficacia de un acto sólo puede derivar de una
amenaza expresa y categórica de la ley que lo disciplina
(art. 166, C.P.P.N.) y no de una valoración judicial acerca
de la mayor o menor importancia de las formas observadas.
Esto es así ya que a veces se prescriben formas o requisitos
sin amenaza de nulidad, por lo que no toda irregularidad
formal determina dicha sanción.
Los arts. 138 y 139 del C.P.P.N. hacen mención al
contenido
y
labradas
formalidades
por
declarable
que
funcionarios
sólo
si
en
deben
revestir
públicos,
el
caso
se
y
las
actas
su
nulidad
es
hubiesen
omitido
los
requisitos que taxativamente enuncia el art. 140 idem.
El
acta
de
procedimiento
(…)
del
sumario
no
da
cuenta de la presencia e intervención de los testigos de
actuación
contiene
exigidos
las
por
causas
la
de
normativa
su
ausencia
citada,
o
como
tampoco
imposibilidad
de
convocatoria, sin que se haya dejado constancia alguna en
atención a las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que
se labró el instrumento en cuestión.
3. La convocatoria a testigos y su firma en el acta
que se confecciona son el medio de autenticación de los actos
del
funcionario
policial,
por
lo
que
su
omisión
es
susceptible de quitarle el valor de prueba a la información
de la que ella da fe, de realidad y regularidad a la vez. Es
decir, le quita al acto su carácter auténtico y lo vicia de
nulidad.
En este sentido, expresa Couture que “Cuando el
legislador establece formas, lo hace por razones políticas de
garantía y todo apartamiento de las formas es una restricción
de
garantías”
y
apareja
la
nulidad
del
acto
[Desimoni-
Tarantini, “La nulidad en el proceso criminal”, editorial
Depalma, Bs.As., 1998, pág. 195].
24
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
Por
último,
considero
pertinente
aclarar
el
concepto de interés de parte que requiere el art. 169 del
C.P.P.N.,
en
tanto
Manzini
al
referirse
al
art.
141
del
Código de Procedimiento Penal Italiano de 1913, fuente de la
precitada norma del actual digesto procesal, señala que basta
que
la
excepción
justificación,
de
nulidad
aunque
no
encuentre
se
en
demuestre
la
que
ley
se
su
haya
experimentado un perjuicio efectivo.
Este mismo criterio ha sostenido el suscripto en la
Sala
I,
en
causa
caratulada
similar
“Milanese,
registrada
Jorge
bajo
Humberto;
el
n°
5323/I,
Azubarrena,
Damián
Hernán s/ infracción artículos 194, 89 y 183 C.P. Trenque
Lauquen” (t° 71, f° 185).
Por ello propongo al acuerdo:
USO OFICIAL
I. Declarar la nulidad del acta (…)de esta causa,
como
así
también
de
todas
las
actuaciones
que
sean
su
consecuencia, por lo que corresponde,
II. Sobreseer a C. D. C. en orden al delito por el
cual fuera procesado (art. 194, C.P.), por aplicación del
art.
336,
inciso
2°)
del
C.P.P.N.,
y
con
la
aclaración
prevista en el último párrafo de esta norma.
Así doy mi voto.
El doctor Schiffrin dijo:
I.
Adhiero
a
las
soluciones
propuestas
por
los
jueces Nogueira y Compaired en el sentido de sobreseer al
imputado, ya que el acta (…) resulta nula, a los fines de la
acreditación del hecho investigado.
Como lo he manifestado reiteradamente, las actas
confeccionadas por el personal policial tienen un valor sólo
relativo, toda vez que su contenido debe ser corroborado por
los
testigos
ante
el
juez
de
la
causa.
Hasta
tanto
esa
circunstancia se produce, el acta no es más que un mero
relato,
confeccionado
por
el
personal
de
policía
y
que
refleja lo que según ellos habría sucedido en el momento en
que un acontecimiento se produce
(v. mis votos, entre otras,
en las causas “C., H. y otros s/ inf. arts. 210 y 282 C.P.,
expte. n° 1009(2), de 2/11/99 y
“L., J. L. s/ inf. ley
23.737, expte. n° 1044, de 25/4/00).
En
policiales
no
el
caso
que
identificaron
nos
a
25
ocupa,
ningún
los
funcionarios
testigo,
sin
dejar
asentada la circunstancia por la cual no lo hicieron, lo que,
entonces, torna inválida la aptitud del acta para probar el
la conducta imputada.
En consecuencia, dado que no es posible adquirir
suficiente certidumbre sobre las circunstancias en que se
produjo el hecho y tampoco respecto de quiénes fueron sus
autores,
la
solución
que
corresponde
adoptar
es
el
sobreseimiento del imputado.
II. Pero aún en el caso de que no hubiesen existido
defectos
para
acreditar
debidamente
el
hecho
y
sus
intervinientes, habríamos llegado a la misma solución, pues,
desde mi perspectiva la conducta investigada no es punible,
como lo he manifestado in re “A., E. – O., G. s/inf. Art. 194
C.P.”(3), de fecha 30 de mayo de 2006, cuya copia acompaño.
Allí,
sobre
constitucionales
conclusión
y
la
base
dogmáticos
consistente
en
de
que
que
los
se
distintos
exponen,
“el
art.
194
análisis
aparece
C.P.
la
cede,
neC.iamente, en materia aeronáutica, frente al art. 190 C.P.,
en el ámbito ferroviario, frente al art. 191 C.P.; para los
casos
de
comunicación
art.,
197
C.P.,
y
telegráfica
en
los
o
casos
telefónica
de
frente
provisión
de
al
agua,
electricidad o sustancias energéticas, por lo menos frente a
los arts. 184 y, eventualmente, art. 186 C.P.”
Por
lo
dicho,
propongo
al
Acuerdo
revocar
la
decisión apelada y decretar el sobreseimiento de C. D. C..
Así lo voto.
Por tanto y en mérito a lo que resulta del Acuerdo
que antecede, por mayoría, el Tribunal Resuelve:
1. Declarar la nulidad del acta (…) de la causa
principal y de todas la actuaciones sucesivas que dependan de
ella y, en consecuencia,
2. Sobreseer a C. D. C. en orden al delito por el
que fuera procesado (art. 194 del C.P.), con arreglo al art.
336,
inciso
2,
del
C.P.P.,
con
la
aclaración
de
que
la
formación de la presente no afecta el buen nombre y honor de
que gozare.
3. Agregar copia del antecedente de su voto en la
causa nro. 3155 –del registro de la Sala Segunda-“A., E. –
O., G. s/inf. Art. 194 C.P.”, de fecha 30 de mayo de 2006,
acompañada a la propuesta del doctor Schiffrin.
26
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
Regístrese,
Sala
III
Carlos
Héctor
Dres.
Alberto
notifíquese
Antonio
Pacilio.
Vallefín.
Carlos
Schiffrin.
Ante
y
devuélvase.Fdo.Jueces
Carlos
Román
mí:Dra.
Alberto
Compaired.
María
Nogueira.
Leopoldo
Alejandra
Martín.Secretaria.
USO OFICIAL
NOTA(1):publicado en el sitio www.pjn.gov.ar/Fueros
Federales/Justicia Federal La Plata/Fallos destacados/carpeta
temática PENAL(FD.100),(2) idem carpeta temática PROCESAL
PENAL(FD.971)trascripto en nota 5;(3)idem carpeta temática
PENAL(FD.175)
27
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