Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN //Plata, noviembre 18 de 2010.R.S.3 T.76 f*208 VISTO: Este expediente n° 5768/III, “S/Pta. Inf. Art. 194 C.P.”, proveniente del Juzgado en Federal de Primera Instancia nro. 2 de Lomas de Zamora y; CONSIDERANDO que: El doctor Pacilio dijo: I. tratamiento Llegan del los autos recurso de a esta apelación instancia para el por la interpuesto defensa de C. D. C. (…) contra la decisión que lo procesó como autor penalmente responsable del delito previsto por el art. 194 del C.P. (…). II. Los agravios de la defensa se dirigen a USO OFICIAL cuestionar: a) la validez del acta por haberse labrado con firmas ilegibles, y sin la presencia de testigos, b) la suficiencia de las probanzas agregadas a la causa, en tanto ninguna permite “...identificar a C. puntualmente el tránsito ferroviario”, interrumpiendo c) que no se hayan investigado los accidentes señalados por C. en su injurada que llevan a legitimar la medida de reclamo adoptada como método adecuado para evitar un mal mayor, d) la antijuricidad de la conducta enrostrada a su asistido, toda vez que dicho obrar constituyó el ejercicio del derecho de reunión y de peticionar siendo que “...el obrar de cualquier manifestante debe analizarse a la luz de la teoría del error de prohibición...” y e) asimismo, plantea la superposición de la figura que ampara contravencionales el que art. 194 escapan del a C.P., la con las persecución normas judicial penal. III. La correcta solución del caso hace conveniente el repaso de los antecedentes que conforman la causa. Las 5/2/07, presentes siendo las actuaciones 10:30 hs., en se iniciaron con circunstancias fecha en que personal de la Comisaría (…), donde tomó conocimiento que un grupo de vecinos auto-convocados estarían realizando un corte de las vías para reclamar la creación de un cruce de vías con barreras. Una vez en el lugar, observó la presencia de un grupo de aproximadamente 30 personas, identificándose el vocero de los convocados como C. D. C., que explicó que el corte lo efectuaban en reclamo de un paso a nivel, y que 1 estaban a la espera de medios periodísticos, personal de la empresa ferroviaria y del municipio. El personal policial se comunicó con el representante legal de la empresa ferroviaria, J. P. T. que se entrevistó con los vecinos. Surge asimismo del acta que C. se entrevistó con el doctor A. “representante de Gobierno” en el Palacio Municipal y que mientras ello sucedía, los vecinos auto-convocados se mantuvieron a un costado de las vías a la espera de una respuesta al reclamo. las 13:30 hs., los Finalmente, se deja constancia manifestantes se retiraron del que lugar debido a que la reunión fue “favorable” (…). El personal policial interviniente ratificó el acta de procedimiento (...). (…) declaró el supervisor de la empresa “Transportes Metropolitanos Roca” –M. A. M.- que explicó que el día de los hechos, siendo las 9:45 hs., tomó conocimiento de que unos vecinos del barrio (…) “estaban por cortar las vías por el pedido de un paso a nivel” (sic). Ante ello, se dirigió al lugar, y se entrevistó con C. a quien le solicitó le entregase el petitorio, a lo que éste le contestó que querían “...entregarlo a alguien que tuviera poder de decisión...”. Aclaró que a partir de las 12:30 hs., en forma condicional, “empezaron a pasar los trenes por el lugar, hasta que a las 14:00 hs. liberaron las vías…”. La instrucción de la causa fue delegada a la fiscalía interviniente, que libró oficio ordenando un informe completo acerca de lo sucedido al encargado legal de la empresa ferroviaria. El informe, firmado por el vocero de prensa J. P. T., se agregó(…). De allí surge que el corte de vías se extendió desde las 10:00 hs y hasta las 12:15 hs., que lo que se solicitaba era la apertura de un paso a nivel peatonal o peatonal-vehicular, que él les explicó los pasos a seguir para efectuar el reclamo y que habiéndose pautado una entrevista con el Municipio (…), los vecinos se avinieron a liberar las vías hasta tanto culminase dicha reunión -con la garantía de su presencia-, lo que así ocurrió hasta que finalmente se desconcentraron tras haber conseguido un “canal de diálogo” con el municipio. 2 Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario Citado que fuera en los términos del art. 294 del C.P.P.N., C. declaró que en virtud de que cercano al lugar donde produjeron el corte de vías se emplazan un jardín de infantes y una escuela primaria a las cuales acuden dos de sus hijos, le solicitaron que colocación de barreras y participase del cruces peatonales reclamo de atento a la cantidad de accidentes fatales acaecidos en el lugar. Explicó que decidió participar dada su vocación solidaria y su compromiso con la comunidad. Agregó que luego de efectuar el reclamo por el que fue citado, realizaron otro corte, y que finalmente lograron un “cruce laberinto”. Que además del motivo expresado, el reclamo de paso a nivel se debió a razones de inseguridad y salud, ya que las ambulancias no llegan a tiempo por no tener el cruce debido. USO OFICIAL IV. Tratamiento de la cuestión: Por razones metodológicas se abordará primero el tratamiento de los agravios que propician la nulidad del procedimiento. 1. La nulidad del acta de procedimiento de fs. 1 y vta.: 1.1. De principio, cabe señalar que las nulidades de los actos de instrucción deben plantearse ante el juez por la vía prevista en el artículo Procesal Penal apelación. No de la obstante Nación ello, 170 in fine del y, y en Código eventualmente, deducir virtud de de que los términos de la defensa se infiere que la hipotética nulidad devendría en una de carácter absoluto, corresponde su tratamiento. 1.2. El nuevo ordenamiento procesal, siguiendo las legislaciones más avanzadas en la materia, establece un sistema legalista o de sancionabilidad expresa en materia de nulidades, reglamentándose claramente en procesales debe qué casos acarrear un método orgánico la irregularidad tal sanción, la de que fija los actos posibilidad de eliminarla, la oportunidad para oponerla y los efectos que ha de producir, cumplen las apreciándose formalidades en cada caso con que los particular mismos si deben se ser investidos. Tanto en el campo de la jurisprudencia como en el de la política legislativa, las 3 nulidades procesales se encaminan hacia un ámbito más restrictivo en el que se persigue, como regla general, la estabilidad de los actos jurisdiccionales, en la medida que su mantención incólume no conlleve a la violación de normas constitucionales o cuando así se establezca expresamente. nulidades, son remedios Ello así, por cuanto las de excepción que ceden frente al principio de “conservación”, fundado axiológicamente en la seguridad y la firmeza, de encumbrada significación en la labor jurisdiccional. 1.3. El artículo 140 del C.P.P.N. sanciona con nulidad los actos que carezcan de la indicación de fecha o la firma del testigos funcionario de actuación, actuante, o la o la del información secretario prevista en o el artículo 139 del C.P.P.N. Tal precepto debe conjugarse con la regla general que en materia de nulidades introducen los arts. 166 y 167 del ordenamiento rituario, en cuanto establecen que los actos procesales serán nulos solo cuando no se hubieren observado las disposiciones expresamente prescriptas bajo pena de nulidad. Para la procedencia de la nulidad se requiere la concurrencia de determinadas circunstancias, entre las que adquieren particular relevancia el interés de la parte y el perjuicio ocasionado. El interés jurídico consiste en la demostración que efectúe quien alega la nulidad, del gravamen sufrido con motivo de ella que se traduce en defensas efectivas que no puede utilizar. El rédito debe responder a un fin práctico, pues resulta inconciliable su planteamiento para satisfacer un mero provecho teórico o personal. Siendo el interés el fundamento de la protección jurídica, no hay razón para excluirlo, y de ahí la regla según la cual no procede la declaración de nulidad si no se demuestra la existencia de un perjuicio para la defensa, el que debe restricción derivar a de garantías una de declaración raigambre que suponga constitucional la (cfr. C.F.S.M. causa 822 “AMAYA E.L.” S.I. Sec. Pen. 3-Reg. N° 109/int del 5.8.93; cfr. Levene “C.P.P.N. comentario al art. 171; D`Albora F.J. “C.P.P.N.” Ed. Abeledo Perrot, pag. 144 comentario al art. 140) 4 Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario 1.4. En el caso, más allá de no haberse siquiera puntualizado las circunstancias aludidas precedentemente, lo cierto es que mal puede nulificarse el acta de procedimiento, por los motivos que alega la defensa, cuando la materialidad del hecho que instrumenta, en lo que aquí interesa, - participación en el corte de las vías férreas motivado en un reclamo de colocación de cruce peatonal- ha sido reconocido por el propio imputado en el decurso de su indagatoria (…). Si el derecho procesal fuese finalista cualquier defecto formal que importe una violación a esas normas traería aparejada la invalidez jurídica del acto defectuoso. Empero es de carácter accesorio y su naturaleza instrumental. Entonces es fácil advertir la necesidad de limitar la nulidad de los actos procesales a aquellos casos USO OFICIAL en los que la tolerancia del defecto formal resulta incompatible con la debida protección de los derechos. De manera, que si bien es cierto que las transgresiones formales pueden implicar afectación de las garantías del debido proceso y la defensa en juicio (art. 18 C.N.), ello es así en la medida en que de ella deriven consecuencias sustanciales lo que -según se vio- no ocurre en el presente. En definitiva, carece de interés legítimo para este proceso, la aplicación literal de la sanción del art. 140 del código ritual, conforme la preceptuado por el art. 171 inc. 2 y 3 del C.P.P.N. ya que su declaración sería en exclusivo beneficio de las formas, no advirtiéndose ningún posible agravio de normas supralegales (art. 168, segundo párrafo, C.P.P.N. y art. 18 C.N.). Además, las circunstancias de tiempo, modo y lugar plasmadas en el acta fueron luego ratificadas por los tres agentes policiales que intervinieron en su labrado y que la rubricaron –no obstante no hallarse aclarada sus firmas, ello surge de sus propias declaraciones (…).-. En definitiva, se concluye que lo manifestado por la defensa en orden a la falta de convocatoria de los testigos de actuación por parte del personal policial al momento de iniciarse el procedimiento que diera lugar a la formación de la presente causa no hace –en principio- a la nulidad del acta sino a su valor probatorio analizable por otra vía (cfr. esta Sala, expte. nro. 2065, in re “Dra. 5 Spinetta María Inés s/ promueve nulidad (G., G.A.)”, resuelta el 4 de octubre de 2001, entre muchos otros). 2. Los hechos de acuerdo a las pruebas existentes. El delito del art. 194 del C.P.: Sobre su configuración, esta Sala ha tenido ocasión de expedirse ——por mayoría—— en varios precedentes a partir de la causa n° 3193/III, “S/Inf. art. 194 C.P."(1) (resuelta el 16/03/05) donde, en lo pertinente, se ha sostenido: “1.1. La acción típica descripta por el artículo 194 del Código Penal, en lo que a esta causa concierne, consiste en impedir, estorbar, o entorpecer el normal funcionamiento de los transportes por tierra.” “1.2. El bien jurídico protegido es la eficiencia del transporte, su normal cumplimiento y prestación. Apunta a la circulación corresponda normal (conf., del transporte CNCP, Sala II, por las “Caminos vías del que Valle Concesionarios S.A”, del 15/06/2001).” “1.3. Ahora bien, impedir significa imposibilitar la ejecución de algo; incomodar, molestar; dificultar (conf., Tratado de Derecho estorbar entorpecer por ejemplo, Penal. Bs. equivale a obstaculizar, implica retardar, turbar, FONTÁN BALESTRA, Carlos. As., 19.., Tomo VI [Parte Especial],§ 130, p. 306).” “1.4. Se impide la normal circulación del transporte obturando la ruta o poniendo obstáculos (v.gr., neumáticos encendidos), o, en general, colocando cualquier cuerpo que imposibilite el paso de vehículos. Cuando las personas o las cosas en la ruta no imposibilitan el paso vehicular sino que, propiamente, la dificultan, se trata de otro supuesto del tipo que refiere al entorpecimiento (conf., NÚNEZ, Ricardo C., Derecho Penal Argentino. Córdoba, 199., Tomo Sexto [Parte Especial], p. 93-94, notas 155 y 157).” “(...) 2.1. La conducta enrostrada cobra relevancia jurídica desde obstaculizado, incomodado, el momento en imposibilitado, molestado o hecho que se haya detenido, más difícil impedido, estorbado, el normal transporte terrestre. Es decir, subsume en las alternativas de las acciones reprensibles en el tipo penal del art. 194 del Cód. Penal. Ello significa, entonces, que el reproche penal no depende del tono pacífico de la movilización ——que 6 Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario ha de serlo siempre como presupuesto de ejercicio regular de los derechos constitucionales—— interrupción molestia o de la duración de la (“corte de ruta” [dos horas]), o de que la producida haya sido intrascendente. Basta una molestia que entorpezca la circulación para que se configure la adecuación del hecho a la conducta prohibida (art. 194 del Cód. Penal).” “2.2. Ello es así, pues ante la existencia concreta de potenciales damnificados, el daño al bien jurídico protegido no resultó ínfimo. Mejor aun, la afectación de este, en rigor, existe o no existe, y si se verifica en la causa, aún cuando la lesión sea mínima, igualmente lastima el bien jurídico (v.gr.,la circulación normal del transporte).” 3. Mal menor para evitar un mal mayor. Derecho a USO OFICIAL reunión. Derecho a peticionar. En defensa respuesta a identificados los bajo agravios las que letras introduce c) y d) la del considerando II, se dirá que este Tribunal –por mayoría-, al expedirse en el precedente mencionado en el punto IV.2., textualmente, sostuvo que: “A. Trasfondo constitucional del caso. En tanto están en juego los derechos de petición, de reunión y de libre tránsito, previo a otras consideraciones conviene una breve referencia al trasfondo que envuelve a condiciones la cuestión. mínimas de En especial, ejercicio de cuáles son las esos derechos fundamentales. En concreto, un examen de los límites conforme al enfoque normativo que contienen las declaraciones, convenciones y pactos suscriptos por Argentina incluidas en el bloque constitucional y directamente aplicables.” “1. ejercicio Los derechos pacífico, circunstancias. A constitucionales razonable esta altura, y exigen adecuado sostener lo a un las contrario, implicaría admitir un revival de las formas propias de los órdenes jurídicos primitivos (conf., KELSEN, Hans. La teoría pura del derecho. Trad. R.J. Vernengo, México, 1983, pp. 43, 96-98; IHERING, Rudolf., El espíritu del derecho romano. 2da. Edición. Trad. Lewis H., Raufet, La R.E. F. Vela, Madrid, 1962, pp. 61-69; MORGAN, sociedad Vázquez y primitiva. A. Álvarez 7 Trad. de L.M. Satin Torres, R. [Prólogo de Alfredo L. Palacios], Univ. Nacional de La Plata, 1945, pp. 109-111).” “2. En el contexto señalado, esos derechos no pueden ejercerse con violencia y daño a las personas o las cosas. Los actos antijurídicas o de abusivas ejercicio en tanto descartan y en cuanto conductas esa forma soslaya la protección efectiva de otros titulares de derechos fundamentales, así también de los que conciernen a la sociedad y el Estado democrático. Están fuera de amparo las pretensiones que, con fundamento en derechos fundamentales, dañan bienes de terceros o pugnan con el bien común, habida cuenta que la ley no puede dar cabida al ejercicio antisocial de los derechos comunes y constitucionales. Los derechos no son ilimitados y la prohibición del abuso hace funcional su ejercicio (conf., por ejemplo: BIDART CAMPOS, Teoría general de los derechos humanos. Bs.As., Astrea, 1991, pp. 221 y ss.; SERNA, P. y TOLLER, F., La interpretación constitucional de los derechos fundamentales. Una alternativa a los conflictos de derecho., Bs. As., La Ley, 2000, pp. 98-99).” “2.1. Entiéndase bien, en nada lo dicho es óbice para que las actuales formas de protesta social (v.gr., “asambleas barriales”, “piquetes”, “cacerolas”, “escraches”) ocupen los espacios públicos y hagan uso pleno de sus derechos de reunión y petición mediante un ejercicio regular. Es obvio, en todo caso, que la efectividad de tales derechos, en ocasión comisión de de su ejercicio, delitos no comunes. justifica Ello es así ni exculpa aunque la tales derechos tengan una jerarquía superior toda vez que refieren a los atributos esenciales de la persona humana.” “2.2. De otro lado, se ha sostenido también que el art. 22 de la Constitución impone límites al derecho de peticionar. Así por ejemplo “(...)las acciones llevadas a cabo con la finalidad de llamar la atención de la opinión pública y presionar a las autoridades con cortes de rutas, caminos o calles encuadran en la prohibición constitucional, aun cuando las autoridades suelen ser complacientes con aquellas, por motivos políticos o sociales y, en ocasiones, para evitar males mayores” (conf., GELLI, María A., Constitución de la Nación Argentina. Comentada y concordada., Bs. As., 2001, pp. 79 y 197).” 8 Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario “3. Por lo demás, son normas vigentes, de igual jerarquía constitucional, las que fijan ciertas pautas sobre el modo de ejercicio de los citados derechos (art. 75, inc. 22, CN). Ellas integran el plexo básico y no hay excusa ninguna para omitir su vigencia en temas como el tratado en la causa.” “3.1. El derecho de reunión debe ser ejercido pacíficamente. Esta condición surge expresa en la Declaración Universal de Derechos Humanos (art.20.1), en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (art. XXI), en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art.21).” “3.1.1. El texto más descriptivo de la Convención Americana sobre Derechos Humanos reconoce el derecho de USO OFICIAL reunión pacífica y sin armas (art. 15), según la fórmula anterior de varias Constituciones: francesa de 1791 (Tít. I, art. 3º), italiana de 1947 (art. 17), alemana (art. Art.8) y la que, en 1978, adoptó España (art. 21.1).” “3.1.2. En igual sentido la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos menciona al derecho del pueblo a reunirse pacíficamente. El Convenio Europeo de 1950 consagra un texto similar (art. 11).” “3.2. El derecho de reunión es relativo ——al decir de BIELSA—— “a todo acto que se realiza en lugares públicos con el objeto de exteriorizar un propósito público” (conf., Derecho tienen Constitucional. ese carácter, Bs. desde As., 1959, luego, los p. 300). restantes También derechos previstos en la Constitución.” “3.2.1. El hecho de que se trate de reuniones públicas estimula interferencias de derechos fundamentales de los habitantes que no participan de ella e incluso ignoran y resultan sorprendidos por su realización. Es más, con frecuencia el derecho de reunión entra en colisión con otros derechos personales o colectivos. La colisión y el avance de unos derechos sobre otros es evidente y efectiva cuando, con motivo de la reunión o petición, ha zozobrado el sentido pacífico o, por ella, desencadenen conductas delictivas.” “3.2.2. Respecto de la reunión pacífica se dice, por ejemplo, que los organizadores deben poner todos sus esfuerzos para garantizar una correcta o buena celebración 9 (conf., LEBRETON, Gilles., Libertés publiques & droits de l’homme. 4e. édition. Paris, Armand Colin[Dalloz]. 1999, p. 478) y ello es así porque, en un Estado de Derecho, es imposible admitir la libertad de turbar el orden público mediante el uso de vías de hecho o actos de violencia.” “3.2.3. La efectiva libertad de reunión pacífica y de petición no comporta sólo un mero deber de no ingerencia o en anular cualquier exceso en su reglamentación, sino en la obligación concreta de protección por parte del Estado y, entre ellas, de la violencia de los adversarios de la manifestación en lugares públicos (“contromanifestazione”), que impide el derecho de reunirse pacíficamente o de peticionar. Empero, dicho ejercicio no tolera la violencia en cualquier forma, como el uso de armas, el lanzamiento de objetos contundentes, ocupación de edificios o bloquear el tráfico (conf., BARTOLE, S., CONFORTI, B., RAIMONDI, G., Comentario alla Convenzione Europea per la tutela dei diritti dell’uomo e delle libertà fondamentali. Padova, Cedam, 2001, p.355).” “3.2.4. Finalmente, cabe tener presente que no hay derechos absolutos y que todos deben ejercerse con ajuste a las leyes reglamentarias, de consuno a la Ley Fundamental (arts. 14 y 75, inc. 12).” “3.2.4.1. En todo caso, “(...)los derechos de cada hombre están limitados por los derechos de los demás, por la seguridad de todos y por las justas exigencias del bienestar general y el desenvolvimiento democrático”(Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, art. XXVIII). Asimismo, las mismas constitucionales para razones que reglamentar establecen los las mencionados normas derechos (arts. 15 y 22 de la CADH) sirven de fundamento para perfilar las pautas que conducen a rechazar modos de ejercicio totalmente abusivo de los derechos fundamentales.” “3.2.4.2. Vinculado a ello, la interpretación de la colisión entre cláusulas constitucionales ha de tender a la armonía, ya se trate de derechos individuales o de indudablemente, al atribuciones estatales (CSJN, Fallos 255:293; 264:94).” “3.2.4.2.1. Esto se aplica, conflicto entre los derechos de petición y de reunión con el derecho de libre circulación del transporte por las vías 10 Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario públicas, máxime cuando la situación fáctica importa que el modo de ejercicio de los primeros conlleva una merma extrema al derecho de tránsito en espacios públicos, cuando no a la imposibilidad de su desenvolvimiento normal.” Ello se tradujo, en el caso bajo análisis, en el entorpecimiento del normal funcionamiento del tránsito ferroviario, al interrumpir, durante más de dos horas, el servicio público de trenes de la ex línea Roca, actualmente Transportes Metropolitanos Roca, y luego entorpecer el libre tránsito férreo (…), todo ello entre las 10:00 y las 13:30 hs. del día 5/2/2007. “3.2.4.2.2. En síntesis, el ejercicio de uno o más derechos constitucionales no puede derivar en incompatibilidad con el respeto de los demás derechos que la USO OFICIAL Constitución Nacional preserva para los integrantes de la comunidad. En cualquier supuesto ——como se dijo—— el modo irregular de ejercerlos justifica y excluye la comisión de delitos comunes.” 4. Lo transcripto en el punto anterior, echa por tierra también el planteo referido a la supuesta superposición del delito que se le atribuye a C. –art. 194 del C.P.- con normas contravencionales (ver agravio identificado con la letra e)). 5. En definitiva, puestos a ponderar la actuación del procesado, remisión a testimoniales de acuerdo a las acciones las pruebas de la del personal policial causa típicas y con (declaraciones interviniente (…), y aquellas prestadas (…), sobre la participación del imputado en la protesta) y en base a lo dicho al tratar el Considerando IV, puntos 2 y 3, es posible considerar probada su autoría en el delito, con la suficiencia necesaria para la etapa por la que atraviesa el proceso. Por todo lo expuesto opino que debe confirmarse la resolución (…) en todo cuanto fuera materia de agravio. El doctor Carlos Alberto Nogueira dijo: I. Hago propio el relato de los antecedentes de la causa y el recurso obrantes en los Considerandos I, II y III, del voto del doctor Antonio Pacilio. II. No obstante ello, disentiré en la solución a adoptar, con remisión al criterio 11 de la Sala en casos sustancialmente análogos al presente (cfr. causa n° 5148/III, “R., D.A.B., M.A. s/inf. Arts. 292-296 C.P.”, del 8 de mayo del 2009, con referencia al precedente de la causa n° 1182/III, “A., M.E. s/inf. ley 23.737”, resuelto el 14 de septiembre de 1999). 1. En esos antecedentes, respecto de las actas que labren los funcionarios públicos, se destacó que “(s)i bien, en principio, la ausencia de testigos no invalida el acta de procedimiento, pudiendo discutirse -a todo evento- su eficacia probatoria...”, ello puede suceder cuando concurren circunstancias extraordinarias que así lo justifiquen. 2. El caso sub examine se ajusta al supuesto aludido más arriba. En efecto, el procedimiento se llevó a cabo un día de semana (lunes), a las 10 horas y 30 minutos y en el que si bien muchas de las personas allí presentes formaban parte del reclamo, también se hallaban otras ajenas a él (como periodistas de diferentes medios de comunicación, vecinos, etc.) que podrían haber sido requeridos para oficiar como testigos. En todo caso, si hubiera resultado imposible contar con su presencia debió dejarse constancia en el acta de tal circunstancia y de los motivos del impedimento, lo que no fue realizado. 3. justificar Así, la no existen ausencia de los elementos testigos que permitan exigidos por el artículo 138, del C.P.P. Tampoco consta explicación alguna sobre los motivos por los que se habría prescindido de ellos o de las circunstancias que habrían impedido su presencia. En tales condiciones, el procedimiento instru- mentado con ignorancia de las normas a que debía ajustarse y sin mediar legitimar ningún la tipo actuación de justificación del personal que policial, posibilite debe ser anulado. En resumen, el pedido de anulación tiene sustento normativo en el principio de taxatividad –o sea, de una nulidad expresamente contemplada en la ley (art. 140, CPP)- y se dirige a una irregularidad del acta (…). Ahora lectura pone bien, en el claro hecho que objetivo omitió toda que surge referencia de su a la comparecencia de los testigos de actuación y, asimismo, de cualquier causa de justificación de la ausencia mencionada. 12 Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario Es obvio que mantener el pleno efecto de dicho documento desguarece la posición procesal del imputado y conduce –casi con naturalidad y sin testigos del hecho de la actuación policial- a su procesamiento, por tomar una actuación propia de la etapa que atraviesa el proceso y sin considerar, de momento, las consecuencias futuras de una prueba fijada con violación de la defensa en juicio y el debido proceso legal (arts. 18 y 33, CN; arts. 8.1 [CADH] y 14 [PIDCyP]). Se trata, por lo demás, de una nulidad declarable de oficio. Por ello propongo al acuerdo: 1. Declarar la nulidad del acta (…)de la causa principal y de todas la actuaciones sucesivas que dependan de ella y, en consecuencia, 2. Sobreseer a C. D. C. en orden al delito por el USO OFICIAL que fuera procesado (art. 194 del C.P.), con arreglo al art. 336, inciso 2, del C.P.P., con la aclaración de que la formación de la presente no afecta el buen nombre y honor de que gozare. Así lo voto. El doctor Vallefín dijo: I. Antecedentes. 1. La sentencia apelada. El señor juez procesamiento de C. D. C. penalmente responsable de primera instancia ordenó el “por considerarlo autor material y del delito previsto y reprimido por el art. 194 del C.P.” Para hacerlo tuvo por acreditado que el imputado, impidió “sin crear una situación de peligro común, el día 5 de febrero del 2007, el normal funcionamiento del tránsito ferroviario, junto a un grupo de 30 personas aproximadamente que no se encuentran individualizadas, las cuales se encontraban cortando las vías férreas (…), provocando dicha situación la interrupción del servicio público desde las 9.45 hs. hasta las 13.30 hs. aproximadamente, momento en el que las mismas procedieron a retirarse del lugar”. Finalmente, detalló y enumeró los elementos probatorios que fundaron la decisión de mérito: i) acta de procedimiento (…); ii) croquis (…); iii) declaraciones testimoniales de personal policial interviniete en el hecho investigado (…); iv) informe 13 de la empresa “Transportes Metropolitanos Gral. Roca S.A.” (…); y v) declaración testimonial del encargado de dicha empresa, (...). Estas circunstancias lo llevaron a concluir que el accionar analizado no constituye legítimo ejercicio de los derechos constitucionales de reunión y petición, y tampoco operaría la hipótesis de ausencia de antijuridicidad. En este sentido, señaló que “esta forma de expresarse, corte de ruta y vías de tren, según sea el caso, provoca innegable violencia, pues entra en colisión con el derecho de otras personas a transitar libremente, lo que conlleva el fastidio y descontento de terceras personas que también reivindican el ejercicio de sus derechos constitucionales”. 2. Los agravios. La defensora oficial de C. D. C., dedujo recurso de apelación. Sus agravios, en sustancial síntesis, pueden exponerse así: i) cuestiona la validez del acta pues “cuenta con tres firmas ilegibles (…) y no fue labrada en presencia de testigos”; ii) esgrime la insuficiencia probatoria para tener por acreditada la participación de C. en el hecho que se le imputa; iii) alega que no existe en el caso antijuridicidad de la conducta de su asistido pues “el obrar de cualquier manifestante debe analizarse a la luz de la teoría del error de prohibición”; por último iv) plantea que eventualmente la conducta que se le reprocha constituye una contravención o “infracción que estaría afectando el tránsito vehicular”, “cuyo control está a cargo de quien ejerce el poder de policía, escapando del marco penal sujeto a jurisdicción del Poder Judicial”. II. Consideración de los agravios. Por las razones que se desarrollarán -y el resultado que alcanzaré- directamente abordaré el estudio de la cuestión de fondo. Es que, aun dando por cierto que C. participó en el hecho, asiste razón a la defensa. Explicaré por qué. 1. El error de prohibición. 1.1. A mi juicio, los hechos comprobados de esta causa, persuaden de que el imputado pudo considerar que ejercía regularmente sus derechos constitucionales sin que su conducta resulte reprochable en los términos del artículo 194 del Código Penal como lo hace la sentencia recurrida. 14 Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario 1.2. En efecto, no se discute en la causa que la conducta imputada se trataba de una manifestación en la que participaban vecinos inexistencia de que cruces expresaban peatonales preocupación y por señalización la adecuada pues “allí están asentados dos establecimientos educativos – un jardín sucedido de infantes varios y una incidentes escuela que primaria” involucraron a y habían niños que asistían allí. La descripción más directa e inmediata de los hechos la suministra el informe del capitán D.D.D.G. al magistrado interviniente el día de los hechos: “Que al llegar al lugar nos encontramos con un grupo de aproximadamente 30 personas, acercándose a nosotros el vocero del grupo quien se identifica como C. D. C. quien expresó que se lleva a cabo un corte de vías, que se estaba esperando medios periodísticos, USO OFICIAL (…), solicitando que se presente personal de la empresa Metropolitano ex Gral. Roca y personal del Municipio”. Arribó al lugar entonces, “luego de unos minutos” el encargo legal de la empresa, “quien procedió a entrevistarse con los vecinos autoconvocados, lográndose también (…) una entrevista con el representante de gobierno (…). Que luego de ello (…) los vecinos permaneciendo proceden al a costado levantar de ellas el a corte la de espera de vías los resultados de la entrevista” pactada con los representantes del gobierno local. El relato de los hechos efectuado por el encargo de la empresa “Transportes Metropolitanos Gral. Roca S.A.” (…) coincide en líneas generales con la de la prevención. 1.3. La protesta, como se plasma en los mencionados informes, se llevó adelante de modo pacífico, se desarrolló en un breve período temporal, y los manifestantes se retiraron ordenadamente del lugar luego de la entrevista con el representante gubernamental. No se registraron daños ni en las personas ni en las cosas. 1.4. En síntesis, no es dudoso considerar que el imputado -y el resto de los manifestantes- que se congregaron (…), el 5 de febrero de 2007 “tenían razones sensatas para suponer el carácter permitido de su hecho” (confr. Claus Roxin, Derecho Penal, Parte General, Tomo I, Civitas, § 21, nm. 39, pág. 880)” (énfasis añadido). 15 2. Protección constitucional del derecho de reunión. La conclusión precedente -desde mi perspectiva- se fortalece a poco que se examinen un par de cuestiones. La primera es la inusitada extensión y frecuencia que ha alcanzado la modalidad de protesta que se encuentra aquí enjuiciada. La segunda es, propiamente, el estado jurídico de la cuestión planteada en esta causa que se halla lejos de reunir unanimidad de criterios, como lo demostrará el desarrollo que sigue. La concurrencia de estas dos razones muestran obrando que la creencia lícitamente reposa errónea en del imputado de razones objetivas y estar no en opiniones o creencias subjetivas. Con relación a la primera de estas circunstancias baste decir que constituyen un hecho notorio que, conforme el clásico principio en la materia -notoria non egent probatione- quedan fuera del objeto de prueba. El concepto de notoriedad procura dos altos fines de política procesal. “Por una parte, un ahorro de esfuerzos al relevar a las partes de producir pruebas inneC.ias” y, por otra, “procura prestigiar la justicia evitando que ésta viva de espaldas al saber común del pueblo y su arte consista, como se ha dicho, en ‘ignorar jurídicamente lo que todo el mundo sabe’” (Couture, Eduardo J., Fundamentos del Derecho Procesal Civil, tercera edición, Buenos Aires, Depalma, 1987, p. 235, énfasis añadido). La restante, requiere exponer la extensión que la Corte Suprema le ha otorgado al derecho de reunión y la vinculación que han hecho entre éste y el artículo 194 del Código Penal, otros tribunales del país, especialmente la Cámara Nacional de Casación Penal pues, hasta la fecha, la Corte no se ha pronunciado sobre el tema. 2.1. La jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. 2.1.1. La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha derivado la existencia del derecho de reunión de varias disposiciones de la Constitución y especialmente del artículo 33, pues surge de la forma republicana de gobierno y del principio de la soberanía popular (Martinez Ruiz, Roberto, La Constitución Argentina. Anotada con la jurisprudencia de la 16 Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario Corte Suprema de Justicia, Buenos Aires, Guillermo Kraft, 1945, p. 205). Con palabras Constitución no de defiende Joaquín este V. derecho, González: pero lo “La reconoce implícitamente en el artículo 22 cuando habla de ’reunión de personas que declarándolas sensu, es se atribuya culpables permitida de toda los derechos sedición; reunión del porque que se no a pueblo’ contrario proponga tal usurpación de los derechos del pueblo, y entiende, por lo tanto, que es un derecho la reunión pacifica dentro del orden social y con comprendido fines en el lícitos. inciso del También puede artículo 14 considerarse que habla del derecho de ‘asociarse con fines útiles’; pero como el derecho de asociación ha adquirido tan vasto y especial desarrollo en USO OFICIAL la sociedad moderna, tan múltiples y variadas formas, más acertado parece aproximar los de petición y reunión pacífica. La reunión es generalmente el medio de realizar la defensa o ejercicio de los derechos personales, y en tal sentido es que tiene tanta eficacia para los asuntos religiosos, sociales, industriales y políticos. Pueden reunirse los individuos del pueblo deliberar para sobre la persona y objetos de una petición al Congreso o al Poder Ejecutivo en favor de una gran mejora pública, como la construcción de un ferrocarril; o para que perdone la vida a un preso condenado a muerte; pueden también reunirse para manifestar aspiraciones colectivas en favor de la libertad de las elecciones; para honrar la memoria de los héroes de la Patria; para proclamar las virtudes y cualidades de los candidatos para las funciones publicas. Todos los objetos no comprendidos en la prohibición del artículo 22, en la facultad legislativa del Congreso, en los poderes de policía del gobierno en general, en las exigencias de la moral y el orden público, que abrazan las demás limitaciones -concluye el ilustre publicista- pueden ser materia de reuniones de individuos, fracciones o categoría del pueblo” (Manual de la Constitución Argentina, vigésima edición, Buenos Aires, Ángel Estrada y Cia., s/d, ep. 200, p. 206 y 207). 2.1.2. En términos generales, la jurisprudencia de dicho Tribunal en la materia, puede sintetizarse del siguiente modo: a) El derecho de reunión fluye del artículo 17 33 de la Constitución peticionar a las caracteres del Nacional autoridades de reunión así como del derecho (art. 14) que asume cuando la petición se de los hace colectiva, del artículo 22 y del artículo 19 (“Fallos” 156:81 [1929]); b) La falta de una ley reglamentaria del derecho de reunión no autoriza a deducir que puede usarse sin restricciones y abusarse de ese derecho, ni que la autoridad se halle desarmada para defender el orden público (“Fallos” 191:197 [1941]); c) Las reuniones no pueden ser prohibidas en razón de las ideas, opiniones o doctrinas de los promotores de aquellas, sino de los fines con que han sido convocadas. No pueden ser prohibidas las reuniones que no tengan fines contrarios a la Constitución Nacional, a las leyes, a la moral y buenas costumbres y no sean, por circunstancias de hecho u oportunidad, peligrosas para el orden y tranquilidad pública (“Fallos” 191:197, citado) y d) El derecho de reunión está sujeto a una reglamentación razonable. Dentro de las restricciones legítimas referente uso ciudad, al porque de en de las su este derecho, calles esencia y se plazas aquel encuentra públicas derecho no de la la implica neC.iamente el uso de la vía pública para su ejercicio; pero una disposición que prohibiera una reunión, cuando su objeto fuera la censura de los actos de los funcionarios públicos o los aplazara indefinidamente o limitara su número o le fijase una duración arbitraria o la autorizara en un lugar apartado de los suburbios, cuando se eligió uno céntrico y adecuado, sería violatoria de la garantía constitucional (“Fallos” 156:81, cit.). 2.1.3. dicho, que el Es claro, derecho de entonces, reunión de tiene lo que una se lleva honda raíz política que junto con la libertad de expresión -sin cuyo resguardo, dice la Corte, “existiría tan sólo una democracia desmedrada o puramente nominal” (“Fallos” 248:291, 311:2553, 315:1943)- y el derecho de peticionar sirven a la vida de la república, facilitando -entre otros aspectos- el control del poder (Gelli, María Angélica, Constitución de la Nación Argentina. Comentada y Concordada, segunda edición, Buenos Aires, La Ley, 2004, p. 307). En efecto, “la vida democrática no es concebible sin el ejercicio del derecho de reunión. El pueblo no existe si los individuos que lo forman se hallan 18 Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario impedidos de ponerse en mutuo contacto directo, de comunicarse y de concertar opiniones y acciones. La soberanía es siempre una expresión de voluntad, de naturaleza colectiva o social” (Sánchez Constitucional, Viamonte, tercera Carlos, edición, Manual Buenos de Aires, Derecho Kapelusz, 1958, p. 147 y 148). En fin, como sostuvo la Corte Suprema en el lejano precedente ya citado: “sería una burla reconocer al pueblo el derecho de aplaudir, de regocijarse y de reunirse cuando es feliz, y negarle ese mismo derecho para censurar o deplorar las desgracias y sugerir el remedio” (“Fallos” 156:81). 2.2. La jurisprudencia de otros tribunales. 2.2.1. Los precedentes de otros tribunales son considerados frecuentemente por la Corte Suprema. Los de la USO OFICIAL Suprema Corte de los Estados Unidos de Norteamérica son particularmente orientadores en virtud de que su Constitución y el sistema de control de constitucionalidad de las leyes sirvieron de inspiración para las instituciones nacionales en la materia. Refiriéndose al derecho norteamericano “cuyos precedentes y cuya jurisprudencia deben servirnos de modelo” (“Fallos” 68:227) destacó que “no sería prudente subestimar los valiosos elementos de interpretación y aplicación que allí sirvieron para aquilatar el alcance de los preceptos constitucionales” (“Fallos” 211:162). 2.2.2. Con este propósito, se muestra útil exponer algunos aspectos de la jurisprudencia de dicho país (veáse, en general, Tribe, Laurence, American Constitutional Law, segunda edición, Mineola, New York, Foundation Press, 1988, p. 825 y siguientes; Schwartz, Bernard, Constitutional Law, New York-London, siguientes; McMillan Barron, Publishing, Jerome A. y 1972, Dienes, p. C. 255 y Thomas, Constitutional Law, tercera edición, St. Paul, Minn. West, 1995, p. 352 y siguientes y 368 y siguientes; Corwin’s, Edward S., The Constitution and what it means today, 14va. edición, Princeton, New Jersey, Princeton University Press, 1992, p. 332 y siguientes). Cabe señalar en primer lugar que la Corte ha sostenido que los piquetes y marchas gozan de la protección constitucional que confiere la Primera Enmienda (307 U.S. 496, Hague v. CIO; 312 U.S. 569, Cox v. New Hampshire, entre otros). Una serie de casos nacidos en la 19 larga lucha Tribunal, por por manifestantes los derechos ejemplo, negros civiles revocar que se la habían permitió condena a dicho impuesta congregado en a los alrededores de la legislatura de Carolina del Sur. La Corte dijo que “las circunstancias del caso reflejan el ejercicio de estos derechos constitucionales básicos -se refería al de expresión, reunión y petición- en su forma más prístina y clásica” (372 U.S. 229, Edwards v. South Carolina [1963]). Años antes había sostenido que “cualquiera sea la base o título legal de las calles o plazas, desde tiempos inmemoriales ellas han sido utilizadas por los ciudadanos con fines de reunión, comunicación y discusión de cuestiones de interés público. Ese uso de las calles y lugares públicos ha sido desde siempre parte integrante de los derechos, privilegios, inmunidades y libertades de los ciudadanos” (307 U.S. 496, ya citado). Este derecho de usar las calles y plazas públicas para la comunicación de las ideas puede ser regulado en nombre del interés general, no es absoluto sino relativo pero no puede bajo la excusa de dicha regulación ser restringido o denegado. En otros términos, piquetes y marchas están sujetos a regulación pero, claro está, en cuanto al tiempo, lugar y modo pero no en cuanto a su contenido. Por ultimo y por supuesto, la primera enmienda no protege los actos de violencia ni impide condenar al resarcimiento de los daños causados (NAACP v. Claiborne Hardware Co., 458 U.S. 886 [1982]). 2.3. La interpretación del artículo 194 del Código Penal según la Cámara Nacional de Casación Penal y otros tribunales federales. 2.3.1. La interpretación del citado precepto -que sostiene el procesamiento de los recurrentes- no ha alcanzado unanimidad. La conducta de quien forma parte de un ‘piquete’ que corta la circulación de una ruta encuadra en el tipo penal del artículo 194 del Código Penal dice la mayoría de la Sala I de la Cámara de Casación. La minoría señala que si bien la conducta de quien forma parte de un ‘piquete’ que corta una ruta encuadra en el tipo penal del art. 194 del Código Penal, ejercicio no es legítimo del antijurídica, derecho 20 pues constituye constitucional de el reunión, Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario tanto como las manifestaciones estudiantiles, las asambleas barriales, las ‘escraches’ y marchas las con cacerolas maratones urbanas o sin (in ellas, re los “Schifrin, Marina”, sent. del 7-7-2002, “Jurisprudencia Argentina” 2002IV-375, con la nota crítica de Zaffaroni, Eugenio Raúl, “El Derecho Penal y la criminalización de la protesta social”). Este precedente resuelto por la Cámara Nacional de Casación Penal, ha sido recurrido ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación que aún no se ha pronunciado. Sí lo ha hecho la Procuración General que en su dictamen ha aconsejado la revocación de aquella sentencia y las razones que desarrolla -en mi opinión- dan sustento suficiente a la solución que aquí se propicia. Dijo allí que “si alguien se consideró autorizado a USO OFICIAL obrar de determinada forma, en este caso a cortar una ruta, porque interpretó equivocadamente los principios constitucionales que le garantizan su ‘derecho a protestar’, se debe analizar a la luz de la teoría del error de prohibición si le era exigible la posibilidad de comprender que su conducta era contraria al derecho”. Y continuó: "La dependencia de la exclusión de la punibilidad de la inevitabilidad del error es explicable desde diversos puntos de vista (...) Sea porque cuando el error es inevitable el autor no ha podido obrar de otra manera (Welzel), sea porque el autor no tiene a su cargo la evitabilidad (Jakobs), sea porque quien no ha tenido la posibilidad de conocer la ilicitud no puede ser alcanzado por el mandato normativo (Roxin), o sea, finalmente, porque el autor no ha podido conocer la ilicitud a pesar de haber empleado su capacidad para ello (Rudolphi), en todo caso, la exclusión de culpabilidad la punibilidad (Enrique se basa Bacigalupo, en la Derecho ausencia Penal, de Parte General, Hammurabi, 2ª edición, nm. 863, pág. 433)”. Añadió que “cabría preguntarse, consecuentemente, si ‘cortar’ una ruta en una especial situación social de manifestaciones y protestas que ocurren diariamente en el país, sin consecuencias jurídico-penales y, hasta podría decirse, en un marco de permisión o pasividad estatal, no pudo ser incluida por la imputada entre aquellas acciones que 21 no se apartan considerablemente del orden de la vida en comunidad conformado históricamente (Welzel)”. La Sala III in re “Alais” alcanzó una solución en sentencia dividida pues dos de sus integrantes juzgaron que la conducta circulación incriminada de una -que formación había interrumpido ferroviaria- “encuentra la en principio y con mira al estadio procesal que transita el expediente, adecuación típica en el artículo 194 del Código Penal”, en tanto el voto disidente consideró que “quienes impidieron por sólo 40 minutos aproximadamente el paso de un tren, sabiendo que no existía funcionamiento normal del servicio y, aparte, en el marco de una medida de protesta, no crearon un riesgo ejemplar del Roberto, “Por prohibido” 7-7-2004, qué el con (“Jurisprudencia el fallo comentario ‘Alais’ es Argentina”, de Gargarella, (jurídicamente) inaceptable” ). Por último, la Sala IV in re “Gatti, Miguel Ángel” anuló la condena aplicada por violación del artículo 194 del Código Penal. intervenido manifestantes- Dijo un el que en supuestos elevado numero concepto de de autoría en los que personas adquiere “habría -o de particular significación, haciéndose necesario, sobre todo atendiendo al criterio de personalidad de la pena, determinar los roles cumplidos en cada caso por cada uno de los sujetos presentes en el lugar, permitiendo así diferenciar a los autores de los instigadores o de los meros participes en cualquiera de sus grados y hasta de los simples espectadores. O en su caso, si se entendió estar en presencia de un supuesto de autores plurales de convergencia intencional sobre un hecho común, debió darse razón del porque de ello; esclareciendo también si todos quisieron el hecho como propio tal y como se de San desarrollo”. 2.3.2. La Cámara Federal de Apelaciones Martín resolvió que correspondía sobreseer al imputado por la presunta infracción al artículo 194 del Código Penal pues el denominador común de la manifestación “ha sido un reclamo vecinal -exteriorizado a través de una lenta pero continua marcha por la ruta Panamericana- que no perseguía ninguna finalidad contraria a la normativa vigente, y que congregó a un número indeterminado de individuos que, espontáneamente, 22 Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario se sumaron a expresar su disconformismo contra una decisión del Poder Ejecutivo Nacional” (“El Derecho” 163-442). Bidart Campos en el comentario a esta sentencia suscribe la siguiente afirmación: “no incurre en el delito del art. 194 del código penal quien en forma pacifica, con fines legítimos de disconformidad ante medidas oficiales, participa en una reunión callejera que causa molestias en la vía pública y que, por ende, afecta al derecho de circular de los terceros ajenos” (“El derecho de reunión y el art. 194 del Código Penal”, en “El Derecho” 163-442; énfasis propio). III. Conclusión. Las consideraciones precedentes muestran que constituye un hecho notorio las manifestaciones, marchas y protestas que USO OFICIAL frecuencia se efectúan desconocida en en espacios otras públicos etapas con de la una vida institucional del país. Revelan también que la Corte Suprema no se ha pronunciado en uno de los casos seminales en la materia recurrido ante sus estrados, pero que precedentes anteriores otorgan amplitud al derecho de reunión. Otros tribunales, como la Cámara Nacional de Casación Penal, no alcanza decisiones unánimes y algunas cámaras federales sostienen la tesis del recurrente. En este marco, los manifestantes se reunieron en la intersección de las calles M.S. y J. La protesta se llevó delante de modo pacífico, duró aproximadamente 3 horas, y los vecinos alcanzado su propósito de plantear ante las instituciones del gobierno local su reclamo, se retiraron de forma ordenada del lugar. No se registraron daños en las personas ni en las cosas. A la luz de todas estas circunstancias y las demás expuestas, encuentro que el imputado tenían razones sensatas para suponer el carácter permitido de su hecho. En sobreseimiento consecuencia, corresponde de debiendo C. D. C., decretar declararse que el la formación del presente proceso no afecta el buen nombre y honor de que hubiera gozado (artículos 14, 22, 28 y 33 de la Constitución Nacional, 34 del Código Penal y 336 del Código Procesal Penal de la Nación). Así lo voto. El doctor Compaired dijo: 23 1. A fin de evitar reiteraciones doy por reproducidos el relato de los antecedentes de la causa y del recurso interpuesto transcriptos en el Considerando I, del voto del doctor Carlos Alberto Vallefín. 2. Que corresponde nulidad en atención principiar del acta con del a el los agravios tratamiento procedimiento deducidos, del que pedido origina de estas actuaciones. La ineficacia de un acto sólo puede derivar de una amenaza expresa y categórica de la ley que lo disciplina (art. 166, C.P.P.N.) y no de una valoración judicial acerca de la mayor o menor importancia de las formas observadas. Esto es así ya que a veces se prescriben formas o requisitos sin amenaza de nulidad, por lo que no toda irregularidad formal determina dicha sanción. Los arts. 138 y 139 del C.P.P.N. hacen mención al contenido y labradas formalidades por declarable que funcionarios sólo si en deben revestir públicos, el caso se y las actas su nulidad es hubiesen omitido los requisitos que taxativamente enuncia el art. 140 idem. El acta de procedimiento (…) del sumario no da cuenta de la presencia e intervención de los testigos de actuación contiene exigidos las por causas la de normativa su ausencia citada, o como tampoco imposibilidad de convocatoria, sin que se haya dejado constancia alguna en atención a las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que se labró el instrumento en cuestión. 3. La convocatoria a testigos y su firma en el acta que se confecciona son el medio de autenticación de los actos del funcionario policial, por lo que su omisión es susceptible de quitarle el valor de prueba a la información de la que ella da fe, de realidad y regularidad a la vez. Es decir, le quita al acto su carácter auténtico y lo vicia de nulidad. En este sentido, expresa Couture que “Cuando el legislador establece formas, lo hace por razones políticas de garantía y todo apartamiento de las formas es una restricción de garantías” y apareja la nulidad del acto [Desimoni- Tarantini, “La nulidad en el proceso criminal”, editorial Depalma, Bs.As., 1998, pág. 195]. 24 Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario Por último, considero pertinente aclarar el concepto de interés de parte que requiere el art. 169 del C.P.P.N., en tanto Manzini al referirse al art. 141 del Código de Procedimiento Penal Italiano de 1913, fuente de la precitada norma del actual digesto procesal, señala que basta que la excepción justificación, de nulidad aunque no encuentre se en demuestre la que ley se su haya experimentado un perjuicio efectivo. Este mismo criterio ha sostenido el suscripto en la Sala I, en causa caratulada similar “Milanese, registrada Jorge bajo Humberto; el n° 5323/I, Azubarrena, Damián Hernán s/ infracción artículos 194, 89 y 183 C.P. Trenque Lauquen” (t° 71, f° 185). Por ello propongo al acuerdo: USO OFICIAL I. Declarar la nulidad del acta (…)de esta causa, como así también de todas las actuaciones que sean su consecuencia, por lo que corresponde, II. Sobreseer a C. D. C. en orden al delito por el cual fuera procesado (art. 194, C.P.), por aplicación del art. 336, inciso 2°) del C.P.P.N., y con la aclaración prevista en el último párrafo de esta norma. Así doy mi voto. El doctor Schiffrin dijo: I. Adhiero a las soluciones propuestas por los jueces Nogueira y Compaired en el sentido de sobreseer al imputado, ya que el acta (…) resulta nula, a los fines de la acreditación del hecho investigado. Como lo he manifestado reiteradamente, las actas confeccionadas por el personal policial tienen un valor sólo relativo, toda vez que su contenido debe ser corroborado por los testigos ante el juez de la causa. Hasta tanto esa circunstancia se produce, el acta no es más que un mero relato, confeccionado por el personal de policía y que refleja lo que según ellos habría sucedido en el momento en que un acontecimiento se produce (v. mis votos, entre otras, en las causas “C., H. y otros s/ inf. arts. 210 y 282 C.P., expte. n° 1009(2), de 2/11/99 y “L., J. L. s/ inf. ley 23.737, expte. n° 1044, de 25/4/00). En policiales no el caso que identificaron nos a 25 ocupa, ningún los funcionarios testigo, sin dejar asentada la circunstancia por la cual no lo hicieron, lo que, entonces, torna inválida la aptitud del acta para probar el la conducta imputada. En consecuencia, dado que no es posible adquirir suficiente certidumbre sobre las circunstancias en que se produjo el hecho y tampoco respecto de quiénes fueron sus autores, la solución que corresponde adoptar es el sobreseimiento del imputado. II. Pero aún en el caso de que no hubiesen existido defectos para acreditar debidamente el hecho y sus intervinientes, habríamos llegado a la misma solución, pues, desde mi perspectiva la conducta investigada no es punible, como lo he manifestado in re “A., E. – O., G. s/inf. Art. 194 C.P.”(3), de fecha 30 de mayo de 2006, cuya copia acompaño. Allí, sobre constitucionales conclusión y la base dogmáticos consistente en de que que los se distintos exponen, “el art. 194 análisis aparece C.P. la cede, neC.iamente, en materia aeronáutica, frente al art. 190 C.P., en el ámbito ferroviario, frente al art. 191 C.P.; para los casos de comunicación art., 197 C.P., y telegráfica en los o casos telefónica de frente provisión de al agua, electricidad o sustancias energéticas, por lo menos frente a los arts. 184 y, eventualmente, art. 186 C.P.” Por lo dicho, propongo al Acuerdo revocar la decisión apelada y decretar el sobreseimiento de C. D. C.. Así lo voto. Por tanto y en mérito a lo que resulta del Acuerdo que antecede, por mayoría, el Tribunal Resuelve: 1. Declarar la nulidad del acta (…) de la causa principal y de todas la actuaciones sucesivas que dependan de ella y, en consecuencia, 2. Sobreseer a C. D. C. en orden al delito por el que fuera procesado (art. 194 del C.P.), con arreglo al art. 336, inciso 2, del C.P.P., con la aclaración de que la formación de la presente no afecta el buen nombre y honor de que gozare. 3. Agregar copia del antecedente de su voto en la causa nro. 3155 –del registro de la Sala Segunda-“A., E. – O., G. s/inf. Art. 194 C.P.”, de fecha 30 de mayo de 2006, acompañada a la propuesta del doctor Schiffrin. 26 Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario Regístrese, Sala III Carlos Héctor Dres. Alberto notifíquese Antonio Pacilio. Vallefín. Carlos Schiffrin. Ante y devuélvase.Fdo.Jueces Carlos Román mí:Dra. Alberto Compaired. María Nogueira. Leopoldo Alejandra Martín.Secretaria. USO OFICIAL NOTA(1):publicado en el sitio www.pjn.gov.ar/Fueros Federales/Justicia Federal La Plata/Fallos destacados/carpeta temática PENAL(FD.100),(2) idem carpeta temática PROCESAL PENAL(FD.971)trascripto en nota 5;(3)idem carpeta temática PENAL(FD.175) 27