CONVIVENCIA PCED AGOSTO 2016

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PEQUEÑAS COMUNIDADES ECLESIALES DIOCESANAS
LECTIO DIVINA PARA LAS CONVIVENCIAS DEL 2016
AÑO DE LA MISERICORDIA
MES DE AGOSTO
«Tu oración es un coloquio con Dios. Cuando lees, Dios te habla;
Cuando oras, hablas tú a Dios» (San Agustín).
PASOS:
1. LECTURA…
En este primer momento la atención se fija en el texto con el deseo de
descubrir cuál fue el mensaje que el autor quiso transmitir a sus
destinatarios. Se proclama pausadamente la “Parábola del rico
anónimo y del pobre Lázaro”, que está en Lucas 16, 19-31, mientras
todos escuchan atentamente. Luego, se lee nuevamente en silencio,
para conocer su contenido auténtico y los hermanos comparten lo que
han descubierto en la lectura del texto, lo que no han entendido o les
ha sorprendido, todo ello, a partir de las siguientes preguntas: ¿Qué
dice el texto bíblico en sí mismo? En la parábola ¿por qué se condena
el rico anónimo? Y también ¿por qué se salva Lázaro?
2. MEDITACIÓN…
En este segundo momento la atención se centra en descubrir el
mensaje del texto en nuestra situación personal y comunitaria. Se
releen las frases que más nos han impactado o aquellas que más nos
han tocado y respondemos a la pregunta: ¿Qué nos dice el texto
bíblico a nosotros? ¿Cuál es el peligro de las riquezas y por qué?
¿Tengo una excesiva preocupación por los bienes económicos? ¿En
qué se manifiesta? Cada uno (personal y comunitariamente) debe
dejarse interpelar y examinar, pues no se trata ya de considerar
palabras pronunciadas en el pasado, sino en el presente. Luego se
comparte lo que se ha descubierto en este momento de meditación.
3. ORACIÓN…
Lo que hemos leído y meditado, ahora se convierte en oración. Nuestra
respuesta a la Palabra de Dios se hace oración. Nos preguntamos:
¿Qué decimos nosotros al Señor como respuesta a su Palabra? Como el
hijo pródigo, haz tú también una oración para pedir perdón a Dios. La
oración como petición, intercesión, agradecimiento y alabanza, es el
primer modo con el que la Palabra nos cambia. Cada uno ora
expresando a Dios aquello que esta parábola le sugiere.
4. CONTEMPLACIÓN/ACCIÓN…
La Lectio Divina concluye con la contemplación, durante la cual
aceptamos como don de Dios su propia mirada al juzgar la realidad y
nos preguntamos: ¿Qué conversión de la mente, del corazón y de la
vida nos pide el Señor? ¿A qué compromisos concretos me impulsa el
Espíritu con este mensaje evangélico? ¿Comparto mis bienes
(materiales, espirituales o intelectuales) con generosidad o tacañería?
¿Paso por la vida sin ver el sufrimiento de los demás? ¿Qué bienes
podría compartir más y con quiénes? Conviene recordar, además, que
la Lectio Divina no termina su proceso hasta que no se llega a la
ACCIÓN, que mueve la vida del creyente a convertirse en don para los
demás por la caridad.
Al finalizar nuestra Lectio Divina compartimos la lectura del texto “Lo
contrario a la misericordia: El rico anónimo y el pobre Lázaro”, que se
encuentra en el libro Las Parábolas de la Misericordia, del Consejo Pontificio
para la promoción de la Nueva Evangelización, pag. 55-65.
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