Elección y uso de los prismáticos en astronomía

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Elsegundoluz.com. Revista de Astronomía, Astrofísica y Exploración Espacial.
Elección y uso de los prismáticos en astronomía
domingo, 09 de marzo de 2008
Modificado el viernes, 26 de diciembre de 2008
Texto por Raúl Baldero, de la Agrupación Astronómica Aragonesa.
Imágenes facilitadas por Raúl BalderoPara todos aquellos que os iniciéis en este mágico mundo de la Astronomía
observacional, el primer consejo es que no tengáis una prisa reverencial por compraros el telescopio más grande y
gordo que aparezca en las tiendas del ramo, ya que su complejidad de manejo puede desilusionar a quien no esté muy
introducido en el mundillo (suponiendo que el precio no os haya desilusionado de principio). Sin embargo, unos
prismáticos pueden ser vuestro ideal primer “telescopio”. Incluso los usuarios habituales de telescopios
encuentran en los prismáticos una herramienta indispensable para la visión del cielo nocturno.
Si estáis interesados en la astronomía, deberíais tener unos buenos prismáticos. Son un primer
“telescopio” ideal debido a su amplitud de campo, facilidad de manejo y transporte, versatilidad y sobre
todo, bajo coste. Mientras un telescopio decente para principiantes ronda entre las 50.000 y las 100.000 pesetas (y de
ahí para arriba todo lo que queramos), se puede comprar unos buenos prismáticos por una fracción de esa cantidad. La
mayoría de la gente no aprecia la extraordinaria utilidad de los prismáticos para la visión del cielo nocturno. Sus
prestaciones están a medio camino entre las del ojo desnudo y las de un telescopio amateur de tamaño medio.
Muchas montañas y cráteres de la Luna quedan a su alcance, así como la mayoría de los planetas e incluso algunos de
sus satélites. Son muy buenos para la observación de asteroides y cometas. Y pasando al cielo profundo, se pueden
observar un sinnúmero de estrellas variables y dobles, así como los cúmulos, nebulosas y galaxias más brillantes.
CÓMO ELEGIR LOS PRISMÁTICOS Cualquier prismático que este por ahí perdido rondando en casa (no importa qué
tamaño tenga ni su calidad) puede ser adecuado para hacer una apasionante excursión por los cielos. No obstante,
algunos prismáticos son mucho mejores que otros para la astronomía. Trataré aquí de daros una breve guía para
seleccionar el más apropiado según vuestras preferencias. Aumentos Todos los prismáticos tienen una designación
de dos números, tales como 7x35 o 10x50. El primer número son los aumentos; nos indica cuántas veces más
grande se ve un objeto a través de los prismáticos que sin ellos. El segundo número es el diámetro, o apertura, de
las lentes frontales u objetivos, expresado en milímetros. Los principiantes suelen suponer que unos prismáticos de
muchos aumentos dan unas mejores prestaciones que los de pocos aumentos. Bueno, esto es cierto si lo que queréis
ver son detalles en la Luna, las fases de Venus, los satélites galileanos de Júpiter, estrellas dobles, y algún que otro
objeto de cielo profundo. Pero un alto número de aumentos estrecha el campo de visión (a 10x es de unos 5º
comparados con 7º a 7x). Además, una imagen con muchos aumentos “baila” con mucha facilidad si
sujetamos los prismáticos con la mano, aunque tengamos pulso de relojero. Por este motivo, os recomiendo un
máximo de 10 aumentos (10x) para vuestros prismáticos si no los vais a sujetar a algún trípode o similar. Apertura o
diámetro Fijado el número de aumentos, los objetivos de mayor diámetro darán una imagen más brillante. Aquí es
donde menos debéis escatimar, pues la mayoría de los objetos del cielo son débiles. Un prismático de 50mm recoge el
doble de luz que uno de 35mm. El inconveniente de los grandes diámetros es que son pesados y, por tanto, difíciles de
mantenerlos a pulso (cualquiera que haya mirado con un 11x80 o mayor sabe de lo que estoy hablando), haciéndose
necesario el montarlos sobre un trípode.Los principiantes suelen suponer que unos prismáticos de muchos aumentos
dan unas mejores prestaciones que los de pocos aumentos. Bueno, esto es cierto si lo que queréis ver son detalles en
la Luna, las fases de Venus, los satélites galileanos de Júpiter, estrellas dobles, y algún que otro objeto de cielo
profundo. Pero un alto número de aumentos estrecha el campo de visión (a 10x es de unos 5º comparados con 7º a
7x). Además, una imagen con muchos aumentos “baila” con mucha facilidad si sujetamos los
prismáticos con la mano, aunque tengamos pulso de relojero. Por este motivo, os recomiendo un máximo de 10
aumentos (10x) para vuestros prismáticos si no los vais a sujetar a algún trípode o similar. Apertura o diámetro
Fijado el número de aumentos, los objetivos de mayor diámetro darán una imagen más brillante. Aquí es donde
menos debéis escatimar, pues la mayoría de los objetos del cielo son débiles. Un prismático de 50mm recoge el doble
de luz que uno de 35mm. El inconveniente de los grandes diámetros es que son pesados y, por tanto, difíciles de
mantenerlos a pulso (cualquiera que haya mirado con un 11x80 o mayor sabe de lo que estoy hablando), haciéndose
necesario el montarlos sobre un trípode. Pupila de salida Coged los prismáticos con la mano y alejadlos con los brazos
extendidos unos 30cm. Veréis dos discos pequeños de luz en el centro de los oculares (es decir, por donde se mira).
Estos discos se denominan pupilas de salida, y su diámetro se calcula dividiendo la apertura por los aumentos. Este
tamaño es importante si queréis utilizar los prismáticos para cielo profundo. Las pupilas de salida deberán tener un
diámetro igual o menor que las pupilas de vuestros ojos (cuando están adaptadas a la oscuridad). Si las pupilas de
salida de los prismáticos fueran más grandes que las de vuestros ojos, la luz de los bordes de los discos se perdería y,
por tanto, la luz de las estrellas y objetos se atenuaría. Los típicos y populares prismáticos 7x50 (muy empleados para
fines militares y conocidos como “nightglasses”) tienen una pupila de salida de 7 mm que se adapta muy
bien a un ojo joven con la pupila totalmente dilatada. No obstante, en condiciones de cielo con cierta contaminación
lumínica, el ojo humano no suele abrirse más allá de 5 mm. En este caso, un mayor aumento, pongamos 10x, no sólo
da una mayor imagen y resolución, sino que nos proporciona un cono de luz más útil, puesto que aprovechamos toda la
luz. Por último, cabe mencionar que el diámetro máximo de nuestra pupila disminuye conforme vamos peinando
canas, como es el caso del Sr. Olalla. La gente de mediana edad y mayores poseen un diámetro de pupila máximo de
5 mm o incluso menos. Enfoque La mayoría de los prismáticos poseen enfoque central, esto es, el enfoque se realiza
girando una ruleta situada entre los dos tubos con el fin de enfocar ambos ojos a la vez (normalmente el ocular derecho
se puede enfocar por separado con el fin de corregir cualquier defecto de visión diferencial entre los dos ojos). Los
modelos de enfoque central son especialmente adecuados para uso terrestre (estudio de pájaros, por ejemplo), donde
los objetos se encuentran a diferentes distancias. Pero para la visión astronómica este elemento no es necesario, ya que
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todo lo que hay en el cielo está tan lejos que con un enfoque fijo es suficiente. Además, los modelos con enfoque
único son menos susceptibles a tener problemas mecánicos (filosofía básica: cuantos menos chismes innecesarios,
mejor) y suelen ser más baratos. Eso sí, no son muy comunes y puede que no los encontréis. Prismas de Porro vs.
prismas de techo Los prismáticos son compactos porque los rayos de luz son guiados por prismas. Se utilizan de dos
tipos: los más comunes son denominados de “Porro” y el otro es el llamado “de techo”. Éste
último produce un prismático recto y ligero que es especialmente adecuado para estudios de la naturaleza y eventos
deportivos. Sin embargo, para observación del cielo nocturno solemos emplear los prismáticos tipo Porro, que aunque
sean algo más voluminosos no tiene mayor importancia si montamos el prismático sobre un trípode, y son bastante
más baratos que los prismáticos con prismas de techo para un mismo tamaño y calidad. Tratamientos antirreflexión
Prácticamente todos los prismáticos que se venden hoy en día tienen tratadas al menos algunas de sus lentes. Dichos
tratamientos tintan las lentes de color púrpura, ámbar, verde u otros tonos. Estos tratamientos reducen los reflejos de
las superficies de vidrio y, por tanto, maximizan la claridad de la visión y la cantidad de luz transmitida a vuestros ojos.
Para uso astronómico, esta característica es muy importante. Cuantas más superficies de la lente estén tratadas, más
brillante será la imagen. Aunque existen varios métodos para comprobar si una lente está multitratada o no, lo mejor
es comprar una marca de reputación que nos garantice que todas las superficies están tratadas (“multicoated” o mejor aún “fully-coated”). Desconfiad de términos ambiguos en esos típicos prismáticos
“Made In China” o de los cantos de sirena de los dependientes de los Todo a 100 o similares, que no
suelen poseer mucho conocimiento técnico del producto que están vendiendo. Finalmente, comentaros que suelen
estar disponibles dos tipos de tratamientos: los ordinarios o simples y los múltiples (multi-coating). Éstos últimos son
mucho mejores (y también más caros) ya que permiten que llegue al ojo aprox. un 10% más de luz si se aplica a
todas las superficies. Coste vs. calidad Supongamos que os decidís por unos prismáticos 8x40 o unos 10x50;
cualquiera de ellos será una buena elección para observación “todo-terreno”. Ahora os vais a una tienda
especializada o consultáis un catálogo y encantareis una gama de precios que puede variar entre las 10.000 y las
100.000 ptas. o incluso más. ¿Y ahora que hacemos? ¿Por qué hay tanta diferencia de precio? El precio suele
reflejar diferencias reales en calidad mecánica y óptica. Una mejor calidad mecánica significa que vuestros prismáticos
serán menos susceptibles de desajustarse si se caen accidentalmente. Una mejor calidad óptica significa que se han
empleado mejores lentes, prismas y tratamientos para dar una visión más clara y exenta de aberraciones.
Unos prismáticos baratos pueden ser aceptables para observación terrestre de cuando en cuando, pero tened en
cuenta que la observación de objetos puntuales como son las estrellas pone de manifiesto cualquier pequeña
imperfección. Como guía, os diría que un prismático de excelente calidad para observación astronómica puede estar en el
rango de las 20.000 a las 60.000 pesetas. Los sitios más fiables donde comprarlos suelen ser tiendas de fotografía u
ópticas, o bien en los catálogos que se suelen encontrar en las revistas de astronomía que están a vuestra disposición en
la biblioteca de la Agrupación. PERO ANTES DE SOLTAR LA PASTA... ...siempre es recomendable comprobar el
producto para ver que está libre de cualquier daño. Os indico aquí una serie de comprobaciones que podéis hacer en
la misma tienda y que tardaréis menos en hacerlas que en leerlas. Si os decidís por compra por catálogo, hacedlas
nada más recibir el paquete.
- Coged un tubo del prismático en cada mano y abridlo-cerradlo varias veces. La articulación debe funcionar de manera
suave y no debe existir holgura alguna. Haced lo mismo con la ruleta del enfoque. En los prismáticos de enfoque con
ruleta central (la mayoría), el brazo que une los oculares no debe moverse mientras giráis la ruleta.
- Comprobad que no existe suciedad interna, moho, huellas de dedos, rayas o muescas en las superficies ópticas.
- Sujetad los prismáticos con los brazos extendidos a unos 30 cm aprox. de vuestros ojos y apuntad a un fondo blanco
(una pared) o al fondo del cielo de día (por favor, no apuntéis al Sol, que no quiero ir a la cárcel por inducción a la
ceguera). Ahora mirad a las pupilas de salida. Si tienen cuatro esquinas sombrías, tendiendo a hacerse cuadradas en
lugar de redondas, eso significa que los prismas no son de gran calidad. Las pupilas de salida de los mejores
prismáticos son uniformemente redondas, tienen sus bordes perfectamente redondos y están rodeadas de una total
oscuridad.
- Mirad por los prismáticos a algún objeto con un montón de detalles simples (un paisaje, una casa, etc.) Si lleváis
gafas para astigmatismo, dejadlas puestas (quitad el protector de los oculares, si llevan, para tener un campo de visión
completo). Si las gafas son de miopía o hipermetropía, quitaoslas y enfocad los prismáticos en consecuencia. Ahora
ajustad los tubos a vuestra separación entre ojos. Deberéis ver una imagen única, y la visión deberá ser
“cómoda”, es decir, no deberéis sentir fatiga ocular. Si veis doble imagen, o los ojos se os ponen bizcos al
intentar “juntar” la imagen, rechazad los prismáticos sin dudar.
- Comprobad el tamaño del campo de visión: cuanto más ancho, mejor. No obstante, los prismáticos de campo muy
amplio suelen sufrir de distorsiones en los bordes. Para medir cuán grande es dicha distorsión, haced un barrido a
través de algo recto, como el marco de una puerta, con el fin de ver cuánto se curva la línea en el borde del campo de
visión.
- Mirad a objetos de gran contraste, como ramas de árboles oscuros o el borde de un edificio contra el fondo del cielo.
¿Veis aparecer unas franjas rojas o azules? Esto se llama aberración cromática y no debe existir, por lo menos en la
mitad central del campo de visión.
- La mejor prueba de calidad óptica es una estrella real. Centrad una estrella brillante en el campo y enfocad. ¿Aparece
la estrella fina y puntual, como debe ser, o se ven salir una especie de rayos por un lado que se meten por el otro lado?
Ahora, desenfocad la estrella girando la ruleta de enfoque de un extremo a otro. ¿Permanece redonda la imagen de la
estrella desenfocada mientras vais girando la ruleta, o empieza a adoptar formas ovaladas o en cruz?. Finalmente,
enfocad con toda la precisión que podáis una estrella en el centro del campo y movedla hacia el extremo. La estrella
debe permanecer puntual al menos hasta medio camino del borde del campo.
Si ya tenéis unos prismáticos,
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Generado: 2 December, 2016, 10:23
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sean los de la abuela o unos comprados en el rastro y no pasan estas pruebas, tampoco os desaniméis. Cualquier
prismático podrá proporcionaros momentos maravillosos en vuestra exploración de los cielos para toda la vida.
Recordad que durante miles de años todos los astrónomos realizaron sus descubrimientos con esos pequeños
prismáticos de 1x7 con los que nacieron: ¡los ojos! Y CUANDO OBSERVÉIS... ...estabilidad ante todo. Enseguida
descubriréis que el mayor problema que surge al mirar por los prismáticos es cómo conseguir una visión estable. La
mayoría de los prismáticos llevan un agujero roscado en el centro que permite fijarlos a un trípode fotográfico (el
agujero suele ir cubierto con un tapón). Otra manera más improvisada de conseguir una imagen estable es observar
desde una tumbona reclinable con apoyabrazos. Al descansar el codo en éste, y apoyando los oculares contra la cara,
se reduce bastante el movimiento de la imagen. Raúl Baldero, Agrupación Astronómica Aragonesa
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Generado: 2 December, 2016, 10:23
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