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Notas necrológicas
In memoriam
BRUNO BEnELHEIM
El pasado 15 de marzo conocimos
por la prensa la noticia del suicidio de
Bruno Bettelheim a la edad de 86 años.
Un mes antes, Bettelheim había sufrido
un accidente cardiovascular y él mismo
había comentado que en los últimos
años se encontraba aislado profesio­
nalmente.
Bettelheim, judío de origen austríaco,
doctor en Estética y discípulo de Freud,
sufrió en su propia persona los horro­
res del nazismo en un campo de con­
centración, experiencia que relató lue­
go en su obra El corazón informe. Se
trasladó tras su liberación a EE.UU. don­
de sus reflexiones alcanzaron gran eco
en el ámbito de la psiquiatría infantil
y de la educación. Dirigió durante 29
años la Escuela Ortogénica para Niños
Perturbados "Sonia Shankman", de la
Universidad de Chicago, ejerciendo tam­
bién como profesor de Educación, Psi­
cología y Psiquiatría en dicha Univer­
sidad.
Desconocido prácticamente por las
generaciones actuales, es autor de una
serie de obras que alcanzaron desigual
trascendencia en nuestro país en la dé­
cada de los 70. Las más conocidas fue­
ron: La fortaleza vacía (1967) y Psico­
análisis de los cuentos de hadas
(1976).
En esta última, Bettelheim viene a
decirnos que los personajes y relatos
clásicos entroncan con las fantasías y
118
el simbolismo profundo del psiquismo
infantil. Asimismo, estos cuentos po­
nen en juego una serie de valores, la
astucia" la espera, la superación de
pruebas, la separación de la familia,
que siempre tienen un final feliz y fa­
vorecen la maduración emocional e in­
telectual del niño. Cuentan que Eins­
tein aconsejaba la lectura de los cuen­
tos de hadas a las madres que desea­
ban favorecer el desarrollo intelectual
de sus hijas.
La fortaleza vacía, es una obra sobre
el autismo, fruto de su experiencia clí­
nica en la Escuela, en la cual creó un
entorno terapéutico total. El título sin­
tetiza lo que constituiría, según el
autor, la génesis y los efectos de este
trastorno, a saber "Ia sensibilidad a los
afectos de la madre puede ser tan in­
tensa que les lleve a cerrarse defen­
sivamente a una experiencia demasia­
do destructora" (pág. 497). El efecto es
un niño con un sí mismo vacío. ¿De
qué experiencia se trata?, "el niño autis­
ta se somete a lo que cree ser un de­
seo de los padres, el deseo de que no
exista" (pág. 535). Se trata de que no
exista como sujeto, pues como cita de
Eisemberg el propio Bettelheim, "Ios
padres de los niños autistas se inte­
resan por el niño sólo en la medida
en que es capaz de ejecutar automa­
tismos". Bettelheim rescata los sínto­
mas de estos niños, sus cavilaciones
obsesivas sobre el devenir del tiempo,
Nota necrológica.-Bruno Bettelheim
serían como esfuerzos desesperados
por poner un cierto orden en el pasado,
por llenar con algo un pasado vacío,
su fallo en el sistema despertador tiene
el sentido de no desear ser despertados
de su existencia i ntempora I donde no
existe la frustración, su negación cons­
tante es la única manera de afirmación
que poseen. Rescata igualmente cómo
el lenguaje de estos niños es la ex-
R.A. E. N. Vol.
x. N. 032.
1990
presión significativa de la experiencia
personal que tiene el niño del mundo.
Bettelheim rescata, en suma, que si
bien los síntomas son signos de un su­
frimiento, son también el único tesoro
con el que el niño autista cuenta para
preservar su potencialidad de sujeto
simbólico.
Rosario LASTRA ORMAZABAL
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Nota nccrológica.-Juan Antonio Vallcjo-Nágcra
R.A.E.N. Vol. X. N. 032. 1990
JUAN ANTONIO VAWJO·NAGERA
Con la muerte de Juan Antonio
Vallejo-Nágera tanto la psiquiatría co­
mo el mundo cultural y social de nues­
tro país han perdido una figura impor­
tante. En efecto, el doctor Vallejo-Ná­
gera era -en palabras coincidentes de
F. Díaz-Plaja y E, Rojas- un hombre
del Renacimiento italiano. Sin embargo,
él presumía de ser un hidalgo caste­
llano. Era las dos cosas.
Fue director del Hospital Psiquiátrico
Nacional de Leganés hasta llegado el
momento en que sus múltiples inte­
reses no le permitían dedicarle todas
las horas que las nuevas corrientes psi­
quiátricas exigían. A propuesta de la
Junta Facultativa y del personal cui­
dador del Hospital yo le sustituí en ese
puesto. El doctor Vallejo-Nágera pos­
tulaba la transformación del Hospital
Psiquiátrico custodial, en un Hospital
terapéutico y moderno, pero siempre
mantuvo una actitud crítica hacia la psi­
quiatría comunitaria que él vinculaba
con las tendencias más silvestres de
la Antipsiquiatría.
Abanderado del fino análisis psico­
patológico que él realizaba con maes­
tría, ayudado por su intuición y viva
inteligencia, no desdeñaba, sin embar­
go, en su relación directa con el pa­
ciente las herramientas relacionales de
la psicología profunda. En este sentido
siempre recordaré con agradecimiento
que cuando allá por los años 60 le pro­
puse iniciar una serie de grupos de
orientación dinámica en "Santa Tere­
sa", de Leganés, acogió la idea con en­
tusiasmo.
Sus publicaciones psiquiátricas más
conocidas fueron la Psiquiatría Clínica,
publicada en 1959 y dirigida, como
señala el propio autor, Ita aquellos que
no sujetos a una demanda académica,
opten por la máxima sencillez y un en­
foque práctico de los conocimientos psi­
120
quiátricos", y la Introducción a la Psi­
quiatría, aparecida en 1962 y destinada
a los estudiantes. En 1987 publica An­
te la depresión, una obra de divulga­
ción que obtuvo un notable éxito edi­
torial.
Paralelamente a sus publicaciones
psiquiátricas, el doctor Vallejo-Náge­
ra desarrolló con éxito una dilatada ac­
tividad como escritor y ensayista sobre
los más variados temas. Así, en 1975,
publicó un interesante libro, ilustrado
con escogida iconografía, sobre pintura
na'lf, estilo que él mismo cultivó tam­
bién como pintor. Dos años más tarde
publica Locos agregios, estudio psico­
patológico basado en la biografía de
una veintena de personajes históricos,
que realizó siguiendo una tradición fa­
miliar, ya que su padre, catedrático de
Psiquiatría, había hecho también una
incursión en el campo de la psicopa­
tografía, según el modelo de las co­
rrelaciones somatopsíquicas en los fun­
damentos biológicos de la personali­
dad preconizado en Alemania por E.
Kretschmer, que fue, si no recuerdo
mal, maestro de ambos. Por la misma
época apareció Mishima o el placer de
morir. En 1980, publicó Concierto para
instrumentos desafinados.
Alentado, sin duda, por estos éxitos,
hace una incursión en el campo de la
narrativa y publica una novela histórica,
titulada Yo, el rey, con la que obtuvo
en 1985 el premio Planeta, convirtién­
dose en "best seller", lo que proba­
blemente le indujo a escribir ese mis­
mo año una segunda parte: Yo, el in­
truso.
El señorío del doctor Vallejo-Náge­
ra ante la vida,' se mantuvo también
ante la muerte en un ejemplo de dig­
nidad y coherencia.
Luis Fernando CRESPO
Psiquiatra y Psicoanalista
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