JEWISH LIFE, RETRATOS DEL PASADO

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MazikDuo
Quiénes somos?
Tolo Genestar, clarinete
Nacido en Ciutadella de Menorca en 1991, comienza sus
estudios de lenguaje musical y clarinete en la Escuela
Municipal de su pueblo de manos de Joan Mesquida. Acto
seguido, entra en el Conservatorio de Menorca donde
consigue el título de grado medio con Antonio Carrillos.
Seguidamente, se traslada al Conservatorio Superior del
Liceo de Barcelona donde realiza los estudios de grado
superior de clarinete con Isaac Rodriguez y música de
cámara con Guerassim Voronkov. Recientemente, ha
cursado un máster de clarinete en Niza (Francia) en manos
del reconocido clarinetista francés Michel Lethiec
acabando con las máximas calificaciones con unanimidad
del jurado. Aparte, ha recibido clases de Josep Fuster, Yves
Didier, Michael Rusineck, Eduard Brunner, entre otros.
Colabora habitualmente en diferentes orquestas y bandas de
Baleares y Cataluña con las que ha tocado en las grandes
salas nacionales e internacionales (Palau de la música
catalana, Auditori de Barcelona, Auditorio de Reus,
Auditorio de Niza ... entre otros) y con directores de gran
renombre. También compagina su carrera interpretativa
con la música de cámara siendo miembro del Duo Venti
(1er premio Arjau 2012 y premio del público y finalistas
del 8º concurso internacional de las Cortes) y miembro del
Trío Muczynski con el que han actuado por Juventudes Musicales en varios festivales de Baleares, Cataluña y el resto
de la península. Como solista ha ganado el primer premio de la XX edición del concurso Arjau (2015) y el Premio
Orquesta UNESCO de Barcelona 2015 con la que hará una gira interpretando el concierto de Mozart la próxima
temporada. El pasado octubre ha tocado en la final de la "Intermusica Birkfeld Competition" (Austria) donde ha
interpretado un concierto solista con la orquesta de Birkfeld. Interesado también por la docencia, actualmente es profesor
de clarinete de la Escuela Municipal Rosario Cabanas de Cornellà de Llobregat, la Escuela Municipal de San Luis
(Menorca).
MazikDuo es la última apuesta del clarinetista, donde junto con el piano, realizan un viaje alrededor de la música de la
II Guerra Mundial con pinceladas de músicas populares de la cultura judía, como el 'Klezmer'. Este proyecto ha sido
estrenado en el Teatro Principal de Mahón en febrero de 2016 con gran audiencia y buenas críticas.
Marc Sumsi, piano
Nacido en Barcelona en 1991, cursa el
Grado Profesional en el Conservatorio
de Terrassa en la especialidad de piano
con los profesores Roser Vidal y
Joaquim Villalta, donde termina los
estudios con premio de honor de Piano
y
de
Música
de
Cámara.
Posteriormente cursa el Grado
Superior en el Conservatorio del Liceo
con Miquel Farré. Finaliza estos
estudios en el año 2013 obteniendo el
primer premio de piano de la cuarta
edición
de
los
Premios
extraordinarios.
Ha recibido clases magistrales de
Antoni Besses, Alexander Braginsky y
Kristiina Juntuu, entre otros. Ha
obtenido diversos reconocimientos
como el primer premio en la XVIII
edidió del Concurso Arjau para jóvenes y el tercer premio en el 41º Concurso de Jóvenes Intérpretes de Piano
de Cataluña, en Vilafranca del Penedès.
Ha ofrecido conciertos en varias poblaciones como Matadepera (XXXII Festival Internacional de Música),
Peralada (XVII Ciclo de Conciertos del Claustro de Santo Domingo) y Barcelona, entre ellos: en la Primavera
Cultural 2011 (marzo de 2011), y también en el marco de la Universidad de Barcelona (febrero de 2012).
Paralelamente a los estudios pianísticos ha recibido clases de composición a cargo de Benet Casablancas.
Recientemente ha cursado el Master de Interpretación de la Música Antigua y Musicología en la Escuela
Superior de Música de Cataluña en la especialidad de clavicémbalo con los profesores Béatrice Martin y
Luca Guglielmi.
Presentación de la propuesta
La música, viva y presente
desde
las
primeras
percusiones
de
la
humanidad y de los sonidos
de la naturaleza, sigue
formando parte hoy en
nuestro tiempo. Miles de
años de melodías y ritmos
que nos definen períodos,
espacios,
hechos
y
recuerdos, todos ellos,
dejando un rastro que
permanece todavía hoy
gracias a las tradiciones
orales
de
pueblos,
historiadores y musicólogos.
De esta manera, sería un error concebir la música sin la historia y la cultura. Dos conceptos imprescindibles que se ven
reflejados a través de los sonidos de composiciones y canciones populares, siendo esto la clave de la riqueza de un
pueblo en el paso de los años.
'Jewish Life, retratos del pasado' intenta demostrar la idea de relación tripartita entre música, historia y cultura
situándonos en un punto del tiempo y en el espacio cultural de una comunidad. El año que acabamos de dejar ha sido el
70 aniversario de uno de los eventos más catastróficos que nos dejó el siglo XX. Hacemos constancia en el Holocausto,
el genocidio en el que seis millones de judíos fueron asesinados durante la II Guerra Mundial. De esta manera, nosotros
hemos querido poner el punto de partida a este hecho para dar forma a nuestro proyecto, estableciendo hacernos así
dentro de la cultura de una de las comunidades con mayor riqueza y diversidad, la cultura judía.
Estamos a punto de emprender un viaje en el tiempo, un viaje que se mueve por la luz de la noche y el día para enseñar
al usuario a través de la música, las diferentes situaciones que la comunidad judía ha sufrido a lo largo de su historia.
Desde la diáspora en el siglo VII aC, encontramos una continua dispersión mundial de esta comunidad, pasando por
momentos de fuerte represión. Este hecho y su constante cambio geográfico todo el mundo son dos indicadores que
manifiestan claramente la complejidad y diversidad. No obstante, aunque las influencias de otras culturas son evidentes,
la judía ha sido un ejemplo de fe y fidelidad con las tradiciones y raíces que dieron su origen hace ya más de 25 siglos.
La música ha sido un canal de transmisión que siempre nos ha permitido conocer de cerca las diferentes culturas y ésta,
no es una excepción. Su música es puro sentimiento, melancolía y mucha historia escrita en sus canciones. Son un
reflejo de la vida cotidiana, de la sencillez de un pueblo, de la alegría de sus celebraciones tradicionales y los gemidos
de tristeza más profundos. Por ello, en tono llano y col • loquial, podríamos definirla como una música que ríe y llora
al mismo tiempo.
https://youtu.be/Q3uhVjN4ScY
Registrado en el Teatro Principal de Mahón, Febrero de 2016
Viaje musical
Para introducir este concierto nos situamos en el 1941, en plena guerra en Europa y la comunidad judía como punto de
mira por el régimen nazi del momento. Inviernos fríos, campos de concentración, el Holocausto ya está en marcha y
millones de personas, entre ellas, grandes músicos y compositores judíos del momento, reconocidos mundialmente
dentro de la música clásica y las vanguardias del siglo XX, se ven de vez sometidos a sufrir la catástrofe más grande
que nos ha dejado la historia moderna. Muchos de ellos fueron ejecutados y otros con más suerte, pudieron exiliarse y
escaparse del terror que los persiguió durante años.
La música de Oliver Messiaen (1908-1992) ha sido la encargada de abrir el telón. De origen francés y una de las grandes
figuras compositivas del siglo XX sufrió de lleno los años difíciles de la guerra. En 1940 fue encarcelado por los
alemanes y trasladado a un campo de concentración polaco donde permaneció hasta 2 años más tarde.
En algunas citas que tenemos, nos recuerda el frío que él y sus compañeros pasaban en el campo y el aspecto miserable
y desnutrido que mostraban.
La música pero, no cedió, continuó viva y Messiaen compuso una de las obras más significativas que hoy conocemos,
no sólo por su grandeza estilística sino porque fue escrita en el seno de la guerra, en medio de la desolación y la tristeza.
La obra, llamada Cuarteto para el fin del tiempo, fue compuesta por los cuatro únicos intérpretes e instrumentos de los
que disponía: un violonchelo, un piano, un clarinete y un violín. Aunque se encontraban en muy mal estado, la obra fue
estrenada el 15 de enero de 1941 (hace 75 años) frente a los prisioneros que probablemente nunca entendieron las nuevas
armonías del genio francés pero les sirvió para evadirlos de la rutinaria vida del campo de concentración.
Messiaen era una persona muy católica y todas sus obras tienen referencias a la religión y ésta, también. El Cuarteto
para el fin del tiempo está compuesto por 8 movimientos que reflejan la creación de Dios, prolongando la eternidad del
7º día hacia el 8º de la inalterable paz. Con este detalle formal y junto con la expresión 'fin del tiempo' que aparece en
el título de la obra, Messiaen nos propone el tiempo como objeto de reflexión y como terreno de experiencia,
seguramente también, para bendecir la prueba cotidiana y física del tiempo vivido en el campo de concentración.
El III movimiento de la obra está destinado exclusivamente al clarinete y se titula Abismo de los Pájaros. Messiaen tuvo
gran admiración por la ornitología a lo largo de su vida ya que se dedicó a transcribir musicalmente el canto de muchas
variedades de pájaros y que luego incluyó a numerosas composiciones.
Este movimiento está construido en tres partes que juegan con el contraste. Al principio se presenta el Abismo, es decir,
la prisión de los espíritus malvados, momento de misterio y dolor donde el sonido se concibe casi inexistente. A
continuación aparece el tiempo con sus tristezas y sus calmas, aquí notamos el estado anímico de Messiaen, donde el
instrumento gime subiendo de registro y con una dinámica estrepitosamente fortísima. Finalmente, una nota de extrema
duración es el enlace perfecto que nos lleva de las tonalidades grises y oscuras de los inicios hacia una luz esperanzadora.
De repente, aparece el canto de los pájaros, como parte central y para simbolizar el deseo de luz, de estrellas, de alegrías
y de esperanza. Finalmente el Abismo y la tristeza vuelven a aparecer para mostrar metafóricamente el entorno en que
estaban viviendo el dolor de las personas y la pena interior frente al sentimiento de superación.
Con estos colores oscuros que nos llevan hacia la noche, damos paso a la siguiente obra de este viaje musical alrededor
de la cultura. Me comenzado reviviendo la historia y continuaremos situándonos en la misma época, donde el miedo, el
odio, la identidad y el exilio eran sentimientos cotidianos.
Supongo que por este motivo, encontramos mucha música con un alto poder expresivo y dramático, donde la tonalidad
gris está presente en muchos momentos.
Mieczyslaw Weinberg es el nombre del compositor que nos acompañará a continuación. Como Messiaen ha sido
mundialmente reconocido, este en cambio, ha vivido a la sombra de la popularidad y su música no ha salido a la luz
hasta hace unas décadas gracias al apoyo de grandes instrumentistas, como el maestro Rostropovich. De hecho, para mí
ha sido un descubrimiento reciente que me ha fascinado.
Weinberg, judío, nació en 1919 en Varsovia. Joven promesa del piano y con perspectiva de seguir sus estudios en
Estados Unidos, estos se vieron interrumpidos por la invasión alemana a Polonia. Al igual que en Messiaen, la guerra
le persiguió en el momento más dulce de su carrera interpretativa. Su vida se vio rota con el asesinato de sus padres y
hermana en el campo de concentración de Trawniki, pero Weinberg logró huir a la Unión Soviética donde se quedó
hasta su muerte en 1996. Allí estudió composición y conocer a Shostokovich con quien estableció una estrecha amistad
y quien ayudarle a llegar hasta Moscú.
Ahora escucharemos su Sonata Op. 28 para clarinete y piano escrita en 1945. Esta obra musical, dividida en tres
movimientos que exaltan fragmentos de la historia moderna presentados en la evidencia. El lamento al Holocausto, las
melodías judías y la ironía son las características principales.
El primer movimiento Allegro comienza con la melodía del clarinete, tranquilo • la y sin problemas. Se añade el piano
en el mismo tono donde durante unos compases establecen un diálogo a dúo donde exploran el recuerdo elegante de la
sala de baile típica de la mitad de siglo. Sigue una parte central más animada hasta el punto que se vuelve angustiada,
densa y pesada, pero, nuevamente solista y acompañante retornan a la suavidad dulce de los sonidos graves que nos
recuerdan a la apertura del movimiento.
A continuación, el Allegretto, lo abre una corriente melódica de aire fresco, pero una tormenta de ráfagas de viento y
remolinos están atracando. Es cuando entonces, un lamento con aires que nos recuerdan a la canción tradicional judía,
inundan el movimiento de un notable carácter emocional hasta llegar al clímax donde ambos instrumentos se encuentran
en los registros más altos. El piano nos vuelve a la calma y el clarinete resuelve el equilibrio con una lenta y misteriosa
coda cromática que prepara el escenario para el movimiento definitivo.
Weinberg, aquí, nos desmonta el orden típico de la sonata y nos col • loca el Adagio al final de la obra en vez de situarse
en el medio. Así, trastoca las expectativas tradicionales de la forma sonata y crea una expectación agridulce ante una
melodía fúnebre y sombría que surge en los registros más oscuros de los instrumentos. Después de un intenso pasaje de
piano entra el clarinete con un recitativo que concluye con pinceladas inquietantes del origen del compositor. Llegando
a unos fuertes trepidantes, el piano sugiere un posible final triunfal con una serie de grandes acuerdos, que se debilitan
de nuevo por una melodía suave del clarinete que muere lentamente con la desaparición de la vibración sonora entre el
espacio.
Seguidamente, dos obras de compositores y estilos totalmente distintos enlazarán como si fueran una sola composición.
Comenzaremos con el Adagio de la Suite Op. 37ª de Adolf Busch, obra que me hace especial il • alusión. Escrita e
interpretada por clarinete bajo, un gran y precioso instrumento que de esta manera le damos un papel protagonista ya
que siempre lo solemos utilizar en una orquesta, banda o grupo de cámara más numeroso. Adolf Busch (1891-1952) no
era Judío, sino Alemán, por lo que, también tenía ganas de incluir una pincelada de este compositor. Busch estuvo
siempre en la oposición del régimen nazi desde su comienzo. El rechazaba y el criticaba públicamente, lo que lo va a
llevar a emigrar, primero en Suiza y luego en Estados Unidos donde se quedó hasta su muerte. De hecho, en uno de los
intentos de convencerle para que volviera a Alemania, Busch citó que volvería con alegría el día en que Hitler, Goebbels
y Göring fueran colgados públicamente.
Y es que normalmente, el arte de la música no entiende de razas ni clases. Su sensibilidad humaniza a la gente y de
alguna manera la hace más hostil. Este significado lo hemos querido mostrar con la segunda pieza que ha seguido a la
de Busch. La 'Fantasy Klezmer' de Marcel Saurer es utilizada para dar la bienvenida a los primeros rayos de luz. El
amanecer aparece entre nosotros para decirnos que la guerra ha pasado y se ha de celebrar recuperando las raíces, la
tradición y la música del pueblo.
Con esta melodía animada, rítmica y llena de un gran valor expresivo presentamos un género muy importante dentro de
la comunidad judía y también por el clarinete, el Klezmer.
Este género musical nació en el siglo VIII a las comunidades judías del este y se utilizaba básicamente para
celebraciones, bodas y todo para la danza, aunque debemos tener en cuenta que también tiene pasajes lentos y
melancólicos.
El Klezmer se vio profundamente afectado por la emigración de los judíos desde el siglo XIX y, sobre todo, por el
Holocausto, ya que éste destruyó gran parte de la cultura, con grandes músicos muertos y valiosas partituras y canciones
que se perdieron para siempre. Mucho de lo que tenemos hoy es gracias a su carácter folclórico que ha hecho que la
tradición oral haya sido el canal por el que hoy conocemos todas estas canciones.
Antes de dar paso a la siguiente pieza decir que gran parte de la música klezmer es para bailarla, lo cual no quiere decir
que su ritmo sea siempre animoso y agitado, ya que las composiciones consideran que la fiesta también debe alternarse
con momentos más quietos y melancólicos. Esta alternancia es la clave, acompañar la risa pero también el llanto,
forjando así música con un alto valor expresivo.
A continuación interpretaremos una obra llamada 'From Jewish Life'. Su compositor es Ernest Bloch (1885-1977), de
origen judío pero que vivió exiliado en Estados Unidos la mayor parte de su vida.
Esta obra, original para cello y piano, del que se ha hecho una simple transcripción, la componen tres canciones. La
primera llamada 'Prayer' (Oración), la segunda 'Supplication' (súplica) y la última 'Jewish Song' (canción judía).
Bloch fue un compositor que a pesar de vivir casi toda su vida lejos de sus raíces culturales, se manifestó las a lo largo
de su obra. Es por ello que el tríptico 'From Jewish Life' pertenece a una colección de piezas en las que la voz personal
de Bloch establece con fuerza como "judío" y la expresión pasa por encima de todo. Las líneas melódicas son
declamatorias, con fuerzas recordatorios del klezmer ya menudo son compatibles con armonías impresionistas. Estas
cualidades se hacen sentir poderosamente en estas canciones donde cada una de ellas significa un aspecto cotidiano de
la vida de la comunidad.
- La primera, 'la oración' simboliza una oración en una sinagoga tradicional Ashkenazi.
- La segunda pieza, Súplica, exhibe un sentido de urgencia con su energía suave pero de ritmo y movimiento rápido.
- Y la tercera, 'la canción judía': Moderato, es la secuencia que nos recuerda el carácter de una canción típica popular.
Llegamos al destino final de este viaje musical y espero que con este concierto se tengan las ganas y la inquietud de
seguir descubriendo nuevas sonoridades y músicas interesantes que por motivos históricos y culturales han quedado en
segundo plano en nuestra sociedad.
Así pues, ponemos fin a la velada con una canción de klezmer, para acabar de la forma más alegre y divertida posible.
La Sonatina para clarinete klezmer y piano de Paul Schoenfield es la escogida. Es una obra muy reciente ya que fue
finalizada en marzo de 2011. Y para mí, este hecho es importante ya que por un lado, podemos ver que actualmente
todavía se está componiendo música culto y por otro, porque es bonito terminar el concierto con una obra muy
interesante de un compositor todavía vivo. Schoenfield, nacido en Estados Unidos y de origen judío, es un compositor
y pianista reconocido y profesor de composición en la Universidad de Michigan. De formación clásica y muy interesado
en las músicas folklóricas y populares judías, tenemos como resultado la sonata que viene a continuación; una fusión
de folk y sonoridades contemporáneas, poniendo al límite la técnica del instrumento.
Concierto multidisciplinario
Como bien argumenta este espectáculo, la música ha evolucionado determinado por una historia y hoy, creemos que los
conciertos donde se cultivan de alguna manera la música culta, también se merecen un paso adelante y no anclarse en
los esquemas caducos.
Es por eso que 'Jewish Life, retratos del pasado' intenta crear un nuevo concepto de concierto. Aprovechando el avance
de las tecnologías y los buenos espacios de los que disponemos hoy en día, hacemos una fusión entre diferentes artes
para dar significado a la música del siglo XX, para muchos todavía hoy, difícil de entender o simplemente, poco
conocida. Así pues, las imágenes que nos marcan los colores oscuros del tiempo de guerra, transformándose hacia tonos
más vivos y claros para mostrar que la guerra ha pasado. Junto con la proyección audiovisual, disponemos de una
escenografía que nos ambienta en la época y de mediados de siglo XX.
Todos estos elementos y junto con la interpretación de MazikDuo nace una combinación extraordinaria donde el oyente
es capaz de trasladarse en el tiempo y en el espacio.
Programa
Quatuor pour la fin du temps
Olivier Messiaen (1908-1992)
III. Abîme des oiseaux
Sonata para clarinete y piano Op.28
Mieczyslaw Weinberg (1919-1996)
--------Adagio para clarinete bajo solo de la Suite Op. 37a de Adolf Busch (1891-1952) + Klezmer Fantasy de Marcel Saurer
(1969)
From Jewish Life (Transc. Michel Lethiec)
Ernst Bloch (1880-1959)
I. Prayer
II. Supplication
III. Jewish Song
Sonatina para clarinete Klezmer y piano
Paul Schoenfield (1947)
BIS: Sholem-Aleckem rov Feidman
Béla Kovacs
Duración aproximada: entre 80 i 90’
Contacto
[email protected]
645.965.248
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