ROMANSK INSTITUTS SMASKRIFTER

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ROMANSK
INSTITUTS
DUP.LIKEREDE
SMASKRIFTER
Nummer391
Januar1976
José Ma. Alegre Peyrón
Influencias árabes en
el pensamiento europeo
y en las lenguas
y literaturas romances
Volumen!
I NDI CE
Página
1
Desarrollo político y cultural del pueplo árabe ••••••
5
2
La ciencia en el mundo árabe y su proyecci6n en
el Occidente medieval cristiano......................
20
3
Transmisi6n de la cultura árabe al Occidente europeo.
36
4
Literatura geográfica y comercio.....................
44
5
Notas••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
53
- 5 -
1 - DESARROLLO POLITICO Y CULTURAL DEL PUEBLO ARABE
l Qué es un árabe? Hay que de scartar toda definición. El origen de
la palabra árabe es oscuro. Para algunos deriva de una raíz semítica que s ignifica "oeste". Otros, más acertados, ligan la palabra
al concepto de nomadismo, apoyados por el hecho de que los árabes
u saron el vocablo desde fecha primitiva para distinguir a los beduinos de los habitantes de pueblos que hablan el árabe en el momento presente.
La palabra "árabe " aparece por primera vez en una inscripción asiria del año 853 a. de C. La primera referencia clásica es de Esquilo y es también en los escritos griegos donde por primera vez aparece un lugar llamado Arabia. Cuando el Islam era meramente una religión, el término "árabe" fue aplicado a aquéllos que hablaban el
arábigo y a los naturales, o a los que por medio de sus antepasados , procediesen de Arabia.
La hist oria del pueblo árabe está Íntimamente relacionada, en sus
orígenes, con la tierra que habitaban. En época antiquísima, una
parte de Arabia debió de ser una tierra fértil gracias a los vientos húmedos procedentes del oeste. Pero la principal extensión e~
noci da estaba ocupada por el desierto y la estepa, siendo a la
vez uno de los países más secos y calientes del mundo. Unicamente
en los oasis, zonas fértiles, se pudo congregar una población sedentaria. No existían ríos continuos, sino una r ed de torrenteras
o ramblas que sir vie ron , desde el nacimiento del Islam, de caminos
a las caravanas. El suelo salino y seco hacía imposible una veget ación exuberante. En los oasis del Yemen se cosechaba trigo, cebada,
mijo y arroz. En las tierras altas, el árbol de l incienso y las
acacias . El fruto de la palmera era el más estimado y junto con la
leche constituían el principal alimento del beduino.
En Arabia, el caballo era un animal de lujo y su principal valor
- 6 radicaba en la velocidad con que le permitía al beduino hacer sus
correrías. El n6mada debía al camello su transitar por el desierto, y en gran parte su existencia, como dice la frase atribuida a
Umar: "El !rabe prospera allí donde el camello prospera". El beduino, el camello y la palmera formaban junto con la aretta·:los
cuatro factores de la existencia de Arabia.
Una de las ocupaciones favoritas de estos hombres del desierto eran
las "razzias", un bandidaje elevado a instituci6n nacional y convertidas en fundamento de la estructura econ6mica de la sociedad
pastoril beduina. En cambio, el !rabe tenía la gran virtud de la
hospitalidad y toda actitud contraria a ella era tomada como una
ofensa a Dios, en contraste con la religi6n del beduino que era
poco profunda. La base de la organizaci6n de la sociedad descansaba en el clan. Todos los miembros se consideraban de la misma sangre, no conociéndose otro castigo que la venganza. Nadie podía defender al !rabe que cometía un asesinato en su clan y si se escapaba era declarado proscrito. El parentesco se adquiría por nacimiento y también comiendo con uno de sus miembros o bebiendo unas
gotas de su sangre. Un esclavo libertado podía seguir teniendo lazos de uni6n con el que fue su señor y se constituía en su cliente (mawla).
Dentro del clan hubo un espíritu de lealtad incondicional que con
el tiempo y junto al individualismo serían los factores decisivos
de la desintegraci6n de _varios estados islámicos. El jeque era elegido entre los más ancianos de la tribu, teniendo en cuenta las
dotes personales. No era jefe absoluto y estaba asesorado por un
consejo formado por cabezas de familia de la tribu. El !rabe, en
general, era dem6crata porque la sociedad en la que vivía igualaba todas las cosas. Era también arist6crata puesto _que se consideraba a sí mismo como modelo acabado de la creación. Hacían gala de
sus genealogías remontándolas hasta Adán, siendo los Únicos que
elevaron la genealogía a la categoría de ciencia. La mujer beduina
goz6 de libertad incluso para separarse de su marido en caso de ser
maltratada por éste.
Los árabes del Sur eran sedentarios y llegaron a un grado prominente de civilizaci6n gracias a su propio esfuerzo. Este pueblo sir-
- 7vi6 de intermediario entre los tres puntos céntricos del primitivo
comercio: Egipto, Mesopotamia y Panjab. A Egipto le atrajo Arabia,
principalmente, por el árbol del incienso, producto muy apreciado
por su uso en los templos. En el cuarto milenio, los habitantes de
Mesopotamia se comunicaban ya con los árabes por tierra y mar. En
tiempos de rey asirio Salmanasar III se mencionaba a los árabes
como tales. Hay noticias de expediciones dirigidas contra los beduinos que hostigaban sin cesar las provincias asirias. Los judíos
fuerop los vecinos más pr6ximos de los árabes, tanto por su raza,
como geográficamente. Moisés cas6 con una mujer árabe, y cuando los
hebreos entraron en Palestina, conservaron los rasgos de sus progenitores hasta ser civilizados por los cananeos. En el siglo V,
los judíos consideraban a los árabes como a sus enemigos. Los romanos, amos del mundo, fracasaron al intentar imponer su yugo a los
árabes. El año 24 a. de c. , una expedici6n de 10.000 hombres dirigida por Elio Galo tuvo que desistir a ello.
Arabia fue considerada por los antiguos como "tierra aromática",
fundamentando en el incienso toda su riqueza. Los sabeos fueron
el principal pueblo de Arabia del Sur, situados estratégicamente
en la ruta del comercio de Egipto a la India. Sus conquistas fueron hechas con miras al comercio. Su literatura es epigráfica. Las
inscripciones encontradas pueden clasificarse en votivas, arquitecturales, hist6ricas, ordenanzas y funerarias. El primer reino fue
el mineo (1200 a 650 a. de C.) que floreci3 en al-Yaman, abarcando
la mayor parte de Arabia del Sur. A éste sigui6 el sabeo (950 a 115
a. de C.) y su capital fue Marib donde se cruzaban las rutas del
incienso y los puertos del Mediterráneo. Sus reyes fueron a la vez
sacerdotes. Otro reino, ei bimyarita dur6 hasta el año 300 d. de
c., siendo los herederos de la cultura y del comercio mineo-sabeos
con la capital en Zafar.
En el siglo Id. de c., tuvo lugar el establecimiento de los árabes en la "tierra de Csh" sentando las bases del reino abisinio.
En tiempos del emperador Constancia (356), fue enviada al sur de
Arabia la primera embajada cristiana, mandada por Te6filo, quien
fund6 una iglesia en Aden. Mayor profusi6n alcanz6 el judaismo al
cual se convirti6 el Último rey himyarita. Hubo luchas entre judíos y cristianos, y estos Últimos llamaron en su auxilio a los
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abisinios que se quedaron en Arabia como colonos. En Sana construyeron una catedral magnífica, rival de la pagana que había en la
Meca. Cuando los árabes paganos profanaron Sana, su rey Abrahah
emprendi6 una expedici6n de castigo contra la Meca el año que naci6 Mahoma. El ejército abisinio fue diezmado a causa de la viruela. Es durante este periodo abisinio cuando tuvo lugar la rotura
de la presa de Marib, suceso inmortalizado en la literatura islámica. Sayf, que fue el héroe del movimiento contra el yugo abisinio en al-Yaman, busc6 auxilio en los persas y el Sur de Arabia se
convirti6 en una satrapía. El año 628 después de la Héjira, el sátrapa Badhan se convirti6 al Islam. Con ello, el centro del interés de la península se traslad6 al Norte y al-Hijaz sustituy6 a
al-Yaman.
Los reino del Norte de Arabia deben su origen al comercio. El más
antiguo fue el nabateo con capital en Petra, punto clave en la vida de las caravanas entre Sana y el Mediterráneo. Los nombres de
los reyes son conocidos desde Aretas I a Rabbil II con el que se
acab6 la independencia nabatea pasando el territorio a ser provincia romana. La escritura cursiva nabatea pas6 a ser la escritura
de Arabia del Norte, del árabe del Corán y del de nuestros días .
La capital Petra fue sustituída por Palmira que alcanz6 su máximo
explendor entre los años 130 y 270 de nuestra era. En el año 260,
Odaynath, jefe de los palmirenses, arroj6 de Siria a Shai'ur I y,
guerreando al lado de los romanos, fue nombrado jefe de las legiones de Oriente. Palmira lleg6 a ser la señora del Asia occidental.
Odaynath fue asesinado j unto con su hijo mayor. Su mujer Zenobia
gobern6 en nombre de su hijo menor y se titul6 reina del Oriente
desafiando a Roma. Vencida por Aureliano, entr6 éste en Palmira en
272, acabando con la gloria de esta ciudad.
Los gasánidas fueron una nueva dinastía instalada en la regi6n suroriental de Damasco . Se convirtieron al cristianismo adoptando la
lengua aramea, pero sin dejar la arábiga. Esta dinastía alcanz6 su
apogeo en el siglo VI d. de c. , sobresaliendo al-Harith que recibi6 el título de ~alik (rey), título concedido por el emperador
Justiniano en premio a su triunfo sobre su rival al-Mundir II. Sus
sucesores fueron hechos prisioneros de Constantinopla, acusados de
traidores a la causa imperial. Desde entonces rein6 la anarquía y
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la toma de Jerusalén y de Damasco por los sasánidas asentaron el
golpe de gracia a la dinastía gasánida.
Los lkhmidas eran tribus árabes que se establecieron en el Iraq con
Almundir I (418-62). Al-Hirah, su capital, desempeñ6 un papel importante. Al-Numan fue el primero y único rey cristiano (nestoriano). Los árabes de al-Hirah hablaban árabe pero su escritura fue
siríaca.
Los reyes kinditas del Centro de Arabia estuvieron relacionados con
al-Yaman. El levantamiento kindita es el primer intento producido
en la Arabia interior para agrupar las diversas tribus bajo la autoridad de un solo jefe sirviendo de precedente a al-Hijaz y a Mahoma.
JAHILIYAH es el término que significa el periodo en que en Arabia
no había revelaci6n, ni profeta, ni libros revelados. Las fuentes
para el conocimiento de esta época son únicamente las tradiciones,
leyendas y sobre todo poemas que, aunque legendarios, no carecen
de valor. No hubo pueblo en la antigÜedad que manifestase mayor
entusiasmo por la forma literaria que el Arabe. El único medio de
expresi6n que encontró su temper amento artístico fue el lenguaje.
La elocuencia, junto con el arte de disparar el arc9 y montar a caballo eran las bases del hombre perfecto. Puede decirse que el
triunfo del Islam es el triunfo de una lengua y más en particular,
el de un libro. El pensamiento árabe preislámico se distingui6 en
la poesía. Los poetas del siglo VI no han sido aventajados por nadie. Sus poesías fueron transmitidas por tradici6n oral hasta el
tercer siglo de la H~jira en que se escribieron. El poeta, además
de oráculo, orador, guía e intérprete de su comunidad, era su historiador y su hombre de ciencia.
La poblaci6n urbana de al-Hijaz profes6 un paganismo astral. Las
tres hijas de Alá tuvieron su santuario: Al-Lat, en cuyo recinto
sagrado no se permitía talar los árboles, cazar o derramar sangre
humana; Al-Uzza era la divinidad más poderosa, su santuario lo
constituían tres árboles y recibía sacrificios humanos; Manah, diosa del destino, su santuario consistía en una piedra negra. El dios
principal de la Meca fue Alá, y bajo la forma de H.L.H. aparecen
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numerosas inscripciones del siglo V a. de C. A pesar de estar su
santuario en un valle inh6spito, la Meca se convirti6 en el centro
religioso por excelencia. El espíritu pagano lleg6 a no satisfacer
las ansias espirituales del pueblo que comenz6 a profesar algunas
religiones monoteístas. En lo político reinaba la anarquía. Este
ambiente parecía propicio para que surgiera un caudillo nacional
en todos los 6rdenes.
El Islam naci6 a la plena luz de la historia gracias a las memorias escritas por Mahoma, conservadas en forma de tradiciones (en
árabe Hadit). Después de la muerte del profeta, se habían desarrollado tanto que abarcaban todos los aspectos de la vida y formas
de pensar. La única fuente indiscutible para conocer la vida de
Mahoma es el Corán, colecci6n de frases pronunciadas por aquél dirigiadas al pueblo de la Meca y Medina como revelaci6n directa de
la palabra de Dios.
Mahoma naci6 en la Meca entre 560 y 580 d. de c. La primera "llamada" la percibi6 cuando tenía 40 años. Entre los primeros conversos figuraron su mujer Khadijah, viuda rica y culta de la tribu
Quraysh, su primo AlÍ y su pariente Abu-Bark. Abu-Suyfan, representante de la aristocrática e influyente rama de los Omeya de Quraysh, se mantuvo inflexible a la nueva doctrina que iba contra los
intereses econ6micos de los Quraysh, custodios de la Caaba, centro
de peregrinaci6n de toda la Arabia.
Cuando Mahoma atac6 la religi6n profesada en la Meca, se endureci6 la oposici6n contra él. Su primer apoyo fue el de los pobres.
Su Último periodo de estancia en la Meca se señal6 con una persecuci6n de los mahometanos, pero a pesar de esto se convi ertieron
a la nueva religi6n miembros de las familias dominantes. En el año
622 se traslad6 a Medina, dando lugar a la famosa Héjira, que no
fue propiamente huida, sino emigraci6n preparada de antemano. Esta
fecha sería el punto de arranque de la era oficial islámica. Con la
Héjira termin6 el periodo de la Meca y comenz6 el de Medina.
Cuando los árabes se unieron a través de la doctrina de Mahoma,
atacaron y dominaron a los judíos. Para atraérselos aceptaron alganas prácticas de su religi6n, pero como no cesase la oposici6n,
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Mahoma sustituy6 Jerusalén por la Meca como direcci6n del rezo dando a su fe un carácter más árabe y nacional. La comunidad que estableci6, la Umma, seña16 el primer paso hacia el despotismo¡ los
transgresores de la Umma eran condenados. La fe sustituy6 al vínculo de la sangre y al social. La Umma tenía un doble carácter, político y religioso. Era una teocracia. Mahoma con los suyos se dedicó a la única profesión existente: el bandolerismo.
En 624, un grupo de 300 musulmanes mandados por Mahoma sorprendieron una caravana de mecanos en Badr. Sus proezas fueron celebradas
en el Corán como expresión de buena voluntad divina. Este combate
señala el comienzo de un nuevo tipo de revelaci6n y desde entonces
Mahoma predica su religión abiertamente. En el año 628, éste se
siente fuerte ya para intentar el ataque a la Meca, pero al darse
cuenta de que era prematuro hacer la guerra, prefiere convertirlo
en peregrinación. En enero del 630, el asesinato de un musulmán por
un mecano sirvió de "casus belli" para el ataque y conquista de la
Meca. El pueblo fue tratado con magnanimidad y la entrada de Mahoma en la ciudad fue triunfal. Seguramente en aquellos días éste redactó un versículo del Corán por el que se prohibía el acceso de
los no mahometanos al terreno circundante a la Caaba.
En junio del año 632 murió el Profeta. A los pueblos paganos de la
Arabia occidental les había traído una nueva religi6n que se hallaba a un nivel incomparablemente más elevado que el paganismo al
cual había reemplazado. Proporcion6 a esta religi6n un libro revelado, dejando establecida una comunidad y un estado bien organizado y armado.
Al año siguiente de la muerte de Mahoma, Abu- Bakr orden6 que se recogieran todos los fragmentos dispersos del Corán. Se hicieron tres
copias del texto recopilado y más tarde Utman mand6 destruirlas todas a excepción de la de Medina. Para los musulmanes, el Corán es
la palabra de Alá dictada a Mahoma por Gabriel. Casi todas la narraciones históricas del Corán tienen paralelo bíblico y están escritas en forma didáctica. Parte de la fuerza del Corán radica en
su ritmo, en su cadencia y en sus giros. Además de ser el libro base del Islam, es también para el mahometano el manual científico
donde adquiere toda su formaci6n liberal.
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El Islam es la religi6n de la sumisi6n de la voluntad a Alá . En su
desenvolvimiento fueron factores decisivos la Caaba y Quraysh. El
dogma principal es la afirmaci6n de Alá como Dios único. En este
inflexible monoteísmo radica la principal fuerza del Islam. Reconocida la única existencia de Alá y eliminada la de los demás dioses, reconoce a Mahoma como su profeta. La religi6n predicada por
Mahoma fue eminentemente práctica sin grandes ideales. El Único
pecado imperdonable es la adoraci6n a otros dioses. La parte más
impresionante de todo el Corán es la escatol6gica: la vida futura
descrita con sus penas corporales y placeres físicos llevando implícita la resurrecci6n del cuerpo.
Los deberes religiosos establecidos en el Islam son: primero, la
fe. No hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta. Esta f6rmula
acompaña al musulmán desde su nacimiento hasta la muerte. Durante
el día es repetida varias veces por el almuédano llamando a la oración. Para convertirse a la religi6n musulmana basta la sola profesi6n verbal de fe. Segundo, la oraci6n. Está prescrita cinco veces al día y para ello el musulmán ha de volverse hacia la Meca.
El fiel, para hacer oraci6n, ha de hallarse en estado de pureza legal y dirigirse a Alá en árabe. La única oraci6n en público es la
del mediodía del viernes. La práctica de la oración en común logró desarrollar entre los musulmanes el sentimiento de igualdad
social y de solidaridad. Tercero, la limosna. Primeramente fue voluntaria, más tarde se convirtió en tasa obligatoria sobre la propiedad, moneda, ganado y mercancías en general. Se empleaba en favor de los pobres o para edificar mezquitas. Al desintegrarse el
Estado islámico puro, la limosna dependi6 de nuevo de la voluntad.
Cuarto, el ~o. En el Corán se menciona solamente una vez el Ramadan o mes del ayuno. Se prescribía la abstinencia de comida y bebida desde la salida a la puesta del sol. En Medina, Mahoma observ6 el décimo día de Muharran como día de ayuno. En cambio, en la
Meca s6lo se ~aba una vez y con el sentido de "silencio". Qu:l,.nto, la peregrinaci6n. Teniendo medios, todo musulmán, cualquiera
que sea su sexo, debe visitar una vez en su vida la ciudad santa
de la Meca. En el camino, pueden comerciar, mendigar o trabajar.
En la antigÜedad, las caravanas principales eran cuatro: Yemen,
Iraq, Siria y Egipto. Esta instituci6n hizo de todo musulmán un
viajero. Por eso, ninguna religión ha alcanzado, como el Islam,
- 13 un ' éxito mayor al abolir las fronteras de raza, color y nacionalidad.
Los khasijites elevaron a la categoría de sexto precepto del Islam la guerra santa. Este principio tuvo una importancia enorme
para la propagaci6n del Islam y sobre todo para la expansi6n territorial del mundo musulmán. Mahoma, único representante de la
voluntad de Dios, no pudo nombrar un sucesor durante su vida y al
m6rir . engendr6 la crisis que fue resuelta por tres de sus seguidores: Abw-Bakr, Abu-Ubayda y Umar, los cuales eligieron al primero,
Abu-Bakr, como único sucesor del Profeta. Al ser aceptado por los
mecanos se le dio el nombre de Jalifa y su elecci6n señala la inauguraci6n de la gran instituci6n hist6rica del califato. Abu-Bakr
asumi6 la autoridad política y militar. La primera tarea del nuevo
régimen fue contrarrestar un movimiento entre las tribus, llamado
Ridda. La negativa de éstas a reconocer la suéesi6n no signific6
la vuelta a su anterior paganismo, sino la simple terminaci6n de
un contrato político por muerte de una de las partes. Las tribus
más cercanas a Medina siguieron unidas, pero las restantes, al morir Mahoma, recobraron su libertad de acci6n 9 por lo que Abu-Bakr
se vio obligado a emprender la sumisi6n de estas tribus rebeldes.
Iniciadas con este fin las guerras de la Ridda, debido a la debilidad del enemigo, se convirtieron muy pronto en una guerra de conquista. El principio de estas conquistas lo marca la batalla de
Aqraba en 633. Esta victoria demostr6 a los árabes el poder medinés y la conveniencia de someterse a él. En 63~, K.halid ibn alWalid, general de Abu-Bakr lleg6 de improviso hasta Damasco y la
saque6. Mientras, los bizantinos se acercaban a Jerusalén pero
fueron rechazados por fuerzas árabes y derrotados en la batal.la de
Ajnadayu. Después de un bloqueo de seis meses, los árabes tomaron
Damasco . Una nueva victoria sobre los bizantinos ~batalla de Yarmuk- coloc6 a Siria y Palestina a merced de los árabes, excluyendo las plazas de Cesárea y Jerusalén, que fueron sometidas en 640.
La conquista de Siria por los árabes fue debida a la diferncia de
raza y cultura entre sirios y sus gobernantes griegos. Las diferencias religiosas entre sirios y griegos se agravaron de tal manera que entre la Iglesia siria naci6 el deseo de independencia
basado en un sentimiento de· nacionalidad. La rápida con~uista' de
Siria aurnent6 el prestigio del poderío islámico.
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Parece ser que las tribus fronterizas árabes propusieron el asalto
al Ir~, ya que encontrándose emparedado éste entre los musulmanes
del sur y los persas al norte, la única soluci6n razonable que se
les presentaba para salir de esta situaci6n embarazosa era aceptar
el islamismo y contribuir en el ataque a los persas. En 633, Khalid conquist6 Hira. Esta inesperada victoria condujo a nuevos encuentros que en 634 dieron como resultado una derrota del ejército
árabe en la célebre "batalla del puente". Pero tres años más tarde,
el general persa Rustan era vencido en al-Hadisiya por los árabes
quedando todas las tierras bajas al oeste del Tigris abiertas a los
invasores. Los persas miraban también con buenos ojos a los conquistadores con los que desde muy antigÜo mantenían buenas relaciones. La capital fue trasladada a al-Kufah, constituyendo el centro político y comercial de la Mesopotamia árabe hasta que el abasida al-Mansur la sustituy6 por Bagdad. En la conquista inconclusa
de Persia tomaron parte unos 40.000 musulmanes. El árabe llegó a
ser la lengua oficial y muchos sabios del Islam fueron persas, aunque Persia continuara contribuyendo constantemente en los levantamientos contrarios al Islam.
En Egipto, al igual que en Siria e Irak, la situaci6n fue favorable
a los árabes. Los coptos, descontentos con los griegos, apoyaron a
los invasores. Amr ibn-al-As solicit6 permiso del califa Umar para
emprender una campaña contra Egipto. A pesar de que fue aconsejado de que no la hiciera, Amr la emprendi6 tomando la ruta internacional del antiguo mundo. En 640, y tras un mes de asedio, tom6
al~Far8lll8..Más tarde acometió contra la fortaleza bizantina de Babilonia y, al recibir refuerzos de Medina, derrotó a los bizantinos. En 642, el débil emperador Constante firm6 un tratado que s ignific6 la transferencia a los árabes de una de las más hermosas
provincias del Imperio. Al-Fustat fue la nueva capital.
Abdulla, vicegerente del califa, cre6, junto con el gobernador de
Siria, la primera flota musulmana. Las operaciones iban dirigidas
contra los bizantinos. Chipre fue conquistada en 649. En la "batalla de los mástiles", la escuadra bizantina qued6 d_e shecha pero los
árabes no supieron aprovechar la victoria. Estos llegaron hasta
Sicilia que fue saqueada. Amr, por otra parte, se internó hacia
el oeste logrando la sumisión de las tribus bereberes de Trípoli.
- 15
Con Abdulla, Cartago pag6 tributo. El reino cristiano de Nubia fue
la barrera contra la penetraci6n islámica hacia el sur. s610 Alejandría permaneci6 en poder de los bizantinos en Egipto hasta su
caída en 64-1. Debemos rechazar por infundada la noticia, corriente
en muchos libros, en la cual se dice que al ocupar los árabes Alejandría, el califa mand6 quemar la gran biblioteca de aquella ciudad. No tenemos noticia de cr 6nicas que bagan referencia a este
hecho mencionado por primera vez en el siglo XIII. En todo caso,
la gr~ bibl ioteca de Serapeum debió de ser destruída antes de la
llegada de los árabes.
Más difícil fue para aquéllos la conquista de los territorios no
semitas. En la meseta persa la resistencia continu6 varios años.
En Anatolia, las dificultades no pudieron ser superadas y hasta
el momento actual las colinas del Tauro marcan el límite más septentrional del idioma árabe.
La estrategia árabe estaba basada en las grandes conquistas y en
la utilizaci6n del poder del desierto. Este les era familiar a los
árabes, no así a sus enemigos. Podían aprovecharlo como medio de
comunicación para recibir refuerzos o como retirada en tiempo de
apuro. En los bordes del desierto edificaron ciudades-fortalezas,
las Amsar , que sirvieron de mercados para la producci6n agrícola
de los distritos cercanos y a través de ellas el árabe se propag6
hacia el campo circundante.
Las grandes conquistas fueron una expansi6n, no del Islam, sino de
la nación árabe impulsada por el exceso de poblaci6n a buscar una
salida en los países colindantes. La conquista no se hizo de forma repentina ya que los árabes, a través de los siglos y antes de
las conquistas, se habían ido infiltrando en los países fronterizos y al llegar los conquistadores se encontraron allí a muchos de
sus correligionarios.
El papel de l a religión en las conquistas fue muy redúcido y la
fuerza impulsora se debió a sus magníficos generales Khalid y Amr,
ambos de superficial religiosidad. Los árabes s6lo se posesionaban
de los terrenos del Estado conquistado y del de los enemigos del
régimen. Los conquistadores no intervenían en la administraci6n
- 16 civil y religiosa de los dimmies, miembros de las religiones toleradas por el Corán, por lo que los conquistados no s6lo aceptaban
el nuevo r&gimen, sino que ayudaban a que se estableciera.
La identificaci6n del Islam con el arabismo es puesta de manifies-
to por la actitud de éstos con respecto a los conversos que empezaron a abrazar el Islam. Los recién llegados s6lo podían ingresar
en la nueva fe haciéndose clientes -mawlas- de una u otra tribu
árabe. Los árabes mantuvieron una actitud despectiva hac ia ellos
e incluso los excluyeron de algunos beneficios materiales del Islam, como el de la destribuci6n de ingresos adquiridos en las conquistas.
La sociedad omeya estaba basada en la dominaci6n de los árabes.
Estos no pagaban impuestos sobre sus tierras, sino un diezmo religioso personal, formaban el mayor número d.e guerreros inscritos
en las listas de "Diwan", recibían pensiones anuales, donaciones
en dinero y géneros resultantes del botín de las conquistas. Los
árabes debieron ser una minoría entre la poblaci6n de las provincias conquistadas. La economía fue predominantemente monetaria y
a los soldados se·les pagaba indistintamente con dinero o con géneros. Los tributos se cobraban de la misma forma.
La sociedad árabe estaba compuesta de cuatro clases. La más eleva-
da fue la de los musulmanes dominantes, presidida por la casa del
califa y la aristocrac ia de los conquistadores. Tuvo mucha i mportancia entre esta clase la vida cortesana encabe zada por el califa con reuniones de sociedad y diversiones. T!l.llto el califa como
la aristocracia favorecieron el desarrollo de la música y la poesía. Entre los pasatiempos figuraban la caza, las carreras de caballos y el juego de dados. La damas gozaron de relativa libertad
en la corte.
Después de esta clase alta, se encontraban los neomusulmanes, los
convertidos de grado o por la fuerza al Islam y que participaron,
en teoría, de todos los derechos de la ciudadanía islámica. Reducidos a clientes -mawali-, formaron el estrato más bajo de la alta sociedad muslímica, sobresaliendo más que los propios musulmanes árabes en el campo intelectual.
- 17 Componían la tercera clase los miembros de las sectas toleradas.
Los dimmies, como así se les denominaba, gozaron de tolerancia a
cambio del pago del tributo territorial.
La Última clase la formaron los esclavos, instituci6n muy antigua
conservada por el Islam que mejor6 su condici6n. Los esclavos eran
reclutados entre los prisioneros de guerra o eran comprados, siendo muy activo este mercado. Según la ley islámica, los hijos nacidos qe esclava, fuese el hombre libre o esclavo, eran esclavos.
Los nacidos de un esclavo y una mujer libre, eran libres.
Como consecuencia de las grandes sumas de dinero de que disponía
la casta árabe, se desarroll6 una nueva clase: la mawalí. Un mawal era cualquier musulmán no descendiente directo de una tribu
árabe. Gozaron , te6ricamente, de la misma igualdad econ6mica y social que los árabes. Combatían en los ejércitos del Islam y sobre
todo en las fronteras lejanas de las provincias del oeste. Eran
fuerzas de infantería que recibían menos soldada y botín que la
caballería árabe. Los mawali excedieron pronto en número a los
árabes, constituyendo una poblaci6n descontenta y peligrosa. La
principal queja era de tipo econ6mico. Los descontentos encontraron una expresi6n religiosa en el movimiento conocido por la "Shia"
movimiento que se agrupaba en torno a las pretensiones de AlÍ y
de sus descendientes al califato. La oposici6n representada por
el shiismo significaba una revuelta social contra la aristocracia árabe.
Los omeyas dividieron su Imperio en cinco virreinatos: el de alIraq, que comprendía gran parte de Persia y de Arabia oriental,
con capital en al-Kufa; otro virreinato estaba formado por alHijaz, al-Yaman y el centro de Arabia; el tercero,lo constituyeron
al-Jazira, Armenia y Asia I1enor; el cuarto, el alto y bajo Egipto,
y el quinto, Africa , España, Si cilia e islas adyacentes, cuya capital fue al- Qayrawan. El virrey detentaba la direcci6n política
y militar de su provincia. Las rentas públicas, muy a menudo, eran
administradas por un oficial especial, el "sahib al-Kharaj".
Los tribunales de justicia s6lo trataban los asuntos de los musulmanes. La justicia era administrada por los jalifas, generales
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y gobernadores de las provincias. Más adelante se eligieron los
jueces entre una clase llamada "faqih", cuyos miembros eran entendidos en la interpretaci6n coránica y en las tradiciones musulmanas. Germen de los modernos estados tecn6cratas, se organiz6
una oficina de registro donde quedaba una copia de cada documento
oficial para evitar las falsificaciones. En tiempos de Abd-al-Malik
los omeyas tenían un archivo del Estado en Damasco.
En Damasco y otras ciudades, los árabes vivieron separados por
tribus en barrios bien delimitados. Medina se convirti6 en la ciudad a donde se retiraban a descansar los árabes enriquecidos por
las conquistas, construyéndose en ella sus palacios y villas de
recreo. En la Meca, la vida ganaba cada día en esplendor y opulencia. Muy pronto, ambas ciudades se conviertieron en centros de
placer y diversiones mundanas. Sin embargo, los centros de más
viva actividad intelectual fueron al-Basora y al-Kufa, ambas en
al-Iraq. El legendario fundador de la gramática árabe, al-Duali,
floreci6 en al-Basora. También aquí compuso al-Khalil su primer
diccionario arábigo y su discípulo Sibawayh la primera obra sistemática conocida con el nombre de AirKITAB (el Libro), base de todos los escritos de gramática.
La Historiografía fue una de las primeras disciplinas cultivadas
por los árabes. Entre los historiadores sobresale Abid ibn-Sharya.
En tiempos de los omeyas comenzaron los movimientos filos6ficoreligiosos. La primera escuela filos6fica fue la de los qadasíes
que sostuvieron la doctrina del libre albedrío. En el siglo VIII
floreci6 una escuela racionalista cuyos seguidores fueron llamados mutazilíes.
En tiempos de los omeyas tuvieron también mucha importancia la
oratoria y la poesía. La primera se empleaba como forma de expresi6n religiosa en los sermones de los viernes y como resorte militar para entusiasmar a las tropas y despertar en ellas sentimientos patri6ticos. La poesía fue la diosa venerada de los árabes. Aparece por primera vez entre éstos el canto al amor en árabe. Umar ibn-Abi-Rabía cultiv6 el tema del amor libre, frente a
Jamil que representaba el amor inocente y puro de tipo plat6nico.
Cuando Yazid fue nombrado califa, apareci6 la poesía política. La
- - 19 principal escuela estuvo r epresentada por al- Farazdaq, Jasir y alAkhtal , poetas satíricos todos ellos de al-Iraq.
La educación no fue patrimonio común de todos los árabes. Los califas y las clases altas de la sociedad enviaban a sus hijos a las
escuelas para que aprendiesen la lengua árabe y realizaran estudios de uoes ' - . Se consideraba educada a toda persona que supiese
leer, m~nejar el arco y nadar . La ciencia para estas gentes er a doble: la que se relacionaba con la religión y la que se refería al
cuerpo - la Medicina-.
La !'leca y Medina fueron la cuna del canto. Yazid introdujo en Damasco los instrumentos músicos, iniciando la pr áctica de celebrar
en el palacio real festivales en los que abundaba el vino y la música , costumbres, desde entonces, inseparables del Islam . El gusto
por la música de los Últimos omeyas fue para sus enemigos , los abasidas, un argumento poderoso en su propaganda para socavar la casa
de los "impíos usurpadores".
Entre los califas, hubo gran inclinación a levantar magníficas mezquitas y palacios durante el periodo omeya. En el primer siglo del
Islam, los elemento3 de la mezquita fueron un patio para cobijar a
los fieles y un púlpito. Los estilos eran distintos según las regiones: el irano- persa se basó en los estilos sasánida, caldeo y
asirio ; el español tiene influencia cristiana y visigoda ; e l indio
presenta claras huellas del estilo hindú. El uso del "mihrab" o nic~o en la pared para indicar la dirección de la oración se introdujo en tiempos de al- Waliri . Se le consideró la parte principal de
la mezquita , recibiendo la veneración de los creyentes. El "Maqsurah" fue uBado por los califas como sitio de retiro, de reposo y
de meditac ión. El minarete fue introducido por los omeyas desde Siria en forma de atalaya cuadrada. no hay pinturas ni esculturas representativas de seres humanos. Estas solamente se encuentran en
los palacios y en los libros. El arte pictórico es ecléctico en su
ori gen , en los motivos y en la ejecución (1) .
- 20 -
2 - LA CIENCIA EN EL MUNDO ARABE Y SU PROYECCION EN EL
OCCIDENTE MEDIEVAL CRISTIANO
En todos los países conquistados por los árabes la cultura había
llegado a niveles relativamente altos. El espíritu de tolerancia
de los musulmanes hacia los pueblos subyugados, la libertad e independencia que dejaron a las Iglesias y a los sabios que pertenecían a grupos poseedores de "libros" sagrados, como los cristianos y judíos, con la única condici6n de pagar el impuesto establecido sobre los no creyentes, hizo que no s6lo estos pueblos
continuaran con sus tareas intelectuales, sino que por los contactos recíprocos y por las numerosas conversiones, así como por
el uso cada día más extendido del árabe, la cultura de aquéllos
se difundiera entre los conquistadores. Más aún, la clase dominante se ~onstituy6 con los que hablaban y escribían el árabe, fueran o no de raza u origen árabe.
Después de los hulafas, ya no se puede hablar más de conquistas
árabes y menos aún de civilizaci6n y ciencia árabe en el sentido
estricto de la palabra. Los ejércitos que desde Egípto conquistaron la Pentápolis y la provincia romana de Africa llegando hasta
Magrib y adueñándose luego de la Península Ibérica, estaban compuestos en su mayoría por berberiscos e inclus'o por hombres de raza latina. Tampoco eran árabes los que combatieron en el Irak y
en el Ir~, invadieron la Transjordania y convirtieron paulatinamente a los turcos.
En la ciencia y en la filosofía tampoco predominan los sabios de
raza árabe pues la gran mayoría es de raza iraniana, siria, judía,
y en España hombres con el 99 por ciento de sangre latina.
Si los primeros conquistadores, beduinos del disierto, fueron de
"raza árabe", un siglo después de la Héjira no había más que un
pueblo con un tipo nuevo de civilizaci6n, cuyas características
fundamentales eran la religi6n común y el idioma árabe por ser és-
- 21 te el . del Corán, cuya traducci6n a otros idiomas se consideraba sacrilegio. S6lo algunas tradiciones antiguas y dos ciudades santas,
la Meca y Medina, y la peregrinaci6n a estos lugares unía a este
pueblo nuevo con Arabia, cuna del Islam.
No es inadecuada la denominación de ciencia árabe, con tal que esta d 1Hd.e;nación no se tome en sentido estricto, pues la mayoría de
las obras escritas por estos hombres que englobamos dentro de la
denominada civilizaci6n árabe están redactadas en árabe, excepto
algunas pocas que emplearon otros idiomas. Descartamos la denominación de ciencia musulmana por creerla menos apropiada y exacta,
puesto que dentro de la ciencia árabe encontramos sabios adeptos
a otras religiones, en especial la cristiana y la judía.
Aunque nos resulta difícil definir lo que entendemos por "civilizaci6n árabe", podemos calificala como: "la que floreci6 en países
sometidos a la autoridad musulmana , sin que se tenga en cuenta el
idioma, raza o rel igi6n de sus autores, aunque predominen, ciertamente , el idioma árabe y los adeptos al Islam".
Las divisiones basadas sobre fundamentos de carácter religioso,
más que los acontecimientos políticos, fueron las que más contribuyeron al nacimiento y choque de ideas. Pero no podemos comprender cabalmente l a excepcional importancia que el idioma y la unidad lingÜística tuvieron en la civilizaci6n árabe si no tenemos en
cuenta sus características. La lengua árabe con sus propios recursos, en un proceso de evoluci6n aut6noma, hall6 siempre la palabra
justa que las nuevas artes y ciencias exigían para su inteligente
expresión. La claridad de las traducciones árabes lo muestran claramente.
Es, en general, característica fundamental de las lenguas semíticas no tener más que tres consonantes por verbo. De aquí se infiere, inevitablemente, que las palabras compuestas para expresar
ideas complejas sean prácticamente desconocidas en árabe. Sin embargo es de lo más notable e interesante que un idioma tan circunscri to fuera apto para asimilar los conocimientos del mundo
griego y que raras veces dé lugar a sospechas de que existe algo
forzado entre sus recursos propios.
- 22 -
El árabe está más dotado para expresar manifestaciones de relaci6n
con mayor concisi6n que las lenguas arias, a causa de la extraordinaria flexibilidad del sustantivo y del verbo. Además, el nombre
presenta forma apropiada para cosas muy diversas, tales como la
hora y el sitio de la acci6n, defectos físicos, etc. Se comprende,
pues, que con tales matices a disposici6n de cada verbo, el idioma
árabe pudiera adaptarse para expresar la terminología científica
del mundo clásico. Y se comprenderá también por qué para los musulmanes es un artículo de fe el creer en la superioridad de su
lengua.
Ya hemos dicho que las expansiones geográficas no disminuyeron la
actividad científica y cultural de los países conquistados. Para
probar este hecho basta citar a modo de .e jemplo el caso de San
Juan Damasceno (t 754), en Siria, el cual bajo la
dominaci6n
árabe pudo escribir y dar a conocer libremente su obra Fons scien~' a pesar de que afirma que la religión musulmana es una de las
cien herejías dentro del dogma cristiano. Este respeto hacia la
ciencia por parte de los invasores, hizo que el pueblo árabe contara con un material científico valiosísimo (griego, hindú, sirio)
que favoreci6 y aceler6 su despertar científico. A esto hay que
añadir que los árabes fueron unos hábiles y concienzudos traductores, siendo, no solamente de gran provecho para su nacimiento cultural, sino que además torna preciosas las traducciones árabes que
aún poseemos de originales griegos perdidos.
No poseemos escritos árabes del tiempo de los omeyas. La historia
documentada de la ciencia árabe (en el sentido que damos a esta
expresi6n) nos demuestra que fue en Bagdad donde verdaderamente
aparece y alcanza su mayor florecimeinto, con el advenimiento de
los abrasi y el predominio de la influencia persa impregnada de
cultura helénica e hindú~ Los primeros califas abrasi, en especial
Al-Mansur (754-765) fundador de Bagdad, ..U-I'iahdi (775-785), Harun
al-Rasid (786-809) el héroe de Las mil y una noches, y sobre todo
Al-Mamun (813-833), son los grandes protectores de las letras y de
las ciencias. Se procuran de todas partes manuscritos griegos y
alientan y apoyan a los traductores, ordenando, además, importantes trabajos de astronomía y otras ciencias conocidas.
- 23 Se puede afirmar ya ahora, sin temor a equivocarnos, que a finales
del siglo VIII, todos los elementos necesarios para el apogeo de
una gran cultura se encontraban en el mundo islámico:
a) los materiales griegos, sirios, persas, judíos e hindúes,
sobre los que se basará la nueva civilizaci6n.
b) una clase numerosa de sabios persas, sirios, judíos •••. y
t ambién árabes, todos ellos en condiciones de elaborar los elementos recibidos y crear otros nuevos.
c} una libertad de discusi6n y de opini6n -fuera de algunas
persec~ciones aisladas- que les permite a los sabios manifestar
y enseñar sus ideas ·y doctrinas.
d) un número elevado de Cortes y señores que protegen, fomentan y desarrollan toda clase de estudios.
El hombre "árabe", en general, es positivista y a pesar de tener
una fantasía exuberante y lúcida nunca se deja dominar por ella.
Los eruditos árabes no escribían en verso como los hindúes, que
componían el álgebra en "slokas", ni les gustaban las cantidades
desmesuradas, ni los largos periodos de tiempo. No encontramos en:tre los árabes ninguna "kalpa", yoga o "días de Brahma", como entre aquéllos, ni nombres para los números muy altos porque no se
interesaban por ellos, al contrario de lo que sabemos de los griegos y en particular de los pitag6ricos. Quizás el erudito árabe, y
esto es importante, fuera observador más que pensador al modo griego. La producci6n árabe - en el sentido que hemos dado a esta palabra- está abocada, sobre todo, a lo utilitario: el hombre musulmán escribe medicina y funda hospitales porque aprecia la vida; se
ocupa de la alquimia porque lo exige la farmacopea ••• o porque
piensa encontrar en ella, por no sabemos qué misterio, una gran
mina amarilla; escruta los cielos, la tierra, las rutas o bucea
entre los números -y aquí no tanto- para determinar con exactitud
las horas de alabanza a Ala en toda la tierra, o para resolver
problemas de ingeniería o arquitectura, o para determinar la ruta
del viajero peregrino, o de la caravana del mercader. Y es "fil6sofo" por que esto es una exigencia ineludible de la vida y del arcano que está delante de él y le hace frente.
Los pueblos musulmanes creen con frecuencia que en la Edad de Oro
del Califato se cultiv6 en todo el mundo la filosofía árabe y que
- 24 -
sus academias fueron modelo y precursoras de las universidades medievales europeas. Por el contrario, algunos escritores occidentales niegan hasta la .existencia de una filosofía que pueda llamarse
árabe, ya que éstos se limitaron a conocer la griega (2).
La verdad estará, seguramente, en el punto medio. La cultura musulmana será la de los imperios que dominaron, y la filosofía griega
predomina en todo su sistema. Al-J~iz (t 869), entre otros muchos,
lo reconoce así, sin intentar ocultarlo, al mismo tiempo que agradece esta herencia. Pero si su legado se limita a poco más de lo
que heredó, no puede negárseles a los árabes la síntesis del pensamiento filos6fico y el entusiasmo que infinidad de ellos tuvieron por aprender. Por eso no creo que sea temerario afirmar que si
no es por el mantenimiento de la cultura que los árabes realizaron
en los siglos anteriores al Renacimiento, éste se hubiera retrasado más de un siglo.
En Bagdad surgi6 la primera Universidad musulmana y a continuaci6n
nacieron otras en Nishapur, Damasco, Jerusalén, Cairo, Alejandría,
etc. En Salerno (Italia) existi6 desde el siglo X una Escuela de
Medicina, famosa por ser la continuadora de la ciencia griega (3).
La influencia árabe que se hizo sentir sobre el occidente cristiano tuvo lugar a través de esta Escuela de Salerno. En la Italia
meridional, que durante los siglos de barbarie fue siempre un país
privilegiado, se mantuvieron durante largo tiempo las posesiones
griegas, permitiendo así conservar allí la cultura helénica y su
paulatina asimilaci6n posterior, sin que por ello se olvidara la
latina. Todas estas circunstancias y el clima sano y dulce del
golfo de Salerno dieron ocasi6n a que en el s iglo VII surgiera en
esta regi6n, fundado por los benedictinos, un hospital en el que
las prácticas médicas fueron cultivadas con relativa intensidad.
Más tarde, seguramente en el siglo X, se fund6 en esta misma ciudad la Escuela Médica.
A esta Escuela de Salerno vino a parar, hacia el ano 1.070, el aventurero tunecino Constantino el Africano y en ella vivi6 varios
años ocupado en hacer traducciones. YJUri6 en 1.087 siendo fraile
del convento de Montecasino. Las versiones latinas del Africano
son incorrectas, confusas, llenas de palabras árabes equivocadas
- 25 y a veces incomprensibles. De algunas de estas traducciones se hi-
zo pasar por el verdadero autor de la· obra. Sin embargo, a pesar
de todo esto sus abundantes traducciones tuvieron el mérito de introducir la primera semilla de la ciencia árabe en Europa. Tradujo al latín los Aforismos de Hip6crates, de la versi6n árabe de
Hunayn , con los comentarios de Galeno sobre la misma¡ la frognos~ y la Dia¡t;a acutorum de Hipócrates y numerosas obras de Galeno.
Los Diez tratados sobre los ojos, de Hunayn B. Ishaq, los tradujo
con el título De oculis haciéndose pasar por el autor de la obra,
que fue vertida de nuevo al latín -detalle muy significativo- por
un tal Demetrio, tal vez en Sicilia. Tradujo además obras de Ishaq
al-Israili [Isaac Iudreus], de Ali B. al-Abras [Haly HabbásJ, de
Ibn al-Gazzar, entre otros muchos, y las de Al-Rhazi sobre alquimia. Traductores, discípulos de Constantino, fueron Juan Afflaccius , "el sarraceno" (1.040-1.103) y un tal Rusticus de Pisa.
La escuela salerminata no se convirti6 en una simple imitadora de
los árabes, sino que fundiendo sus conocimientos de fuentes griegas y latinas con los nuevos aportes de oriente, cre6 una práctica y una ciencia que renovarían la medicina y, en general, las
ciencias biológicas, llegando a ser la maestra de todas las escuelas médicas europeas, fundadas bajo su influencia. Una característica importante de esta escuela fue la vuelta a la práctica de
la disección anatómica.
Sicilia será otro foco de irradiación de la cultura árabe en Europa. Esta isla, que había estado bajo el dominio de los musulmanes
durante 130 años, cayó en manos de los normando en 1.090 y se convirtió , a partir de entonces, en un centro activo difusor de la
ciencia árabe. El latín, el griego y el árabe eran utilizados normalmente por la población y algunos eruditos, especialmente judíos,
conocían también las formas literarias de dichas lenguas. Los reyes normandos Federico II, Manfredo y Carlos I de Anjou, acogieron en Palermo a toda clase de hombres cultos, y allí, como en
Toledo, una verdadera élite de traductores notables empezaron a
publicar versiones latinas de obras griegas y árabes (4).
La primera Universidad árabe de Europa se fundó por iniciativa de
Alfonso X en el siglo XIII y en ella se instruía en la cultura
- 26 árabe, ejerciendo el magisterio el célebre Bakr al-Riquti (5). Pero la más famosa de todas fue la de Mustansiriyah de Bagdad, fundada en 1234. Conocemos su métodos de ensenanza, su apariencia lujosa, su acondicionamiento, el número de alumnos que rP-cibÍan ensenanza (6).
A pesar de ser más antiguas las universidades europeas, las orientales les proporcionaban abundantes materiales de estudio, hecho
este conrirmado por los eruditos de los siglos XII y XIII, que nos
hace creer que existían relaciones culturales entre ellas. Además,
eran iguales en ambas los sitemas de enseñanza, las normas para la
obtenci6n de la "licentia", o las relaciones de maestro a discípulo. En las antiguas universidades árabes la enseñanza era gratuita, sistema que perdura actualmente en la gran mezquita-universidad
de al-Azhar, en El Cairo.
En los primeros siglos de la dominaci6n árabe en España, los eruditos europeos que conocieron las corrientes culturales islámicas
en las escuelas españolas las divulgaron por Europa (7). Ya en el
siglo XII, Occidente pudo conocer a Arist6teles por medio de Avicena, Al-Farabi y Algazel, traducidos por Dominico Gundisalvus.El
citado fil6sofo griego era bastante mal conocido en Occidente porque s6lo una reducida parte de su obra, deficientemente traducida,
había llegado hasta allí. Es al entrar en contacto con el pensamiento árabe cuando surge la curiosidad científica, aunque durante bastente tiempo se ·f undiera su pensamiento con el de Averroes,
creyéndosele peligroso para la doctrina cristiana hasta que Santo
Tomás de Aquino separó pronta las ideas de AristÓtP-les de las de
su comentador.
En los primeros anos de la conquista, los guerreros árabes, beduinos en su mayoría, no se preocuparon de cuestione s culturales.
Cuando se fijaron en las tierras conquistadas necesitaron justificar su existencia, primero como comunidad religiosa independiente, luego buscando la manera de expresar su doctrina cuando la
Iglesia cristiana, preocupada por las conversiones al Islam, planteó problemas sobre los principios fundamentales musulmanes. En
un principio, la dialéctica de los propagadores árabes era deficiente, pero pronto se familiarizaron con los escritos griegos y
sirios.
- 27 Bajo el califa Al- f'lamun empieza a desarrollarse la filosofía al
fundar éste una escuela de traductores en Bagdad, donde trabajó el
tantas veces citado Hunayn Ibn Ishaq por sus versiones de las obras
de Platón y de Arist ótele s . En esta época, siglo IX, destacé el
único fil6fofo árabe al-Kindi, cuya obra ha subsistido en la traducción de Gerardo de Cremona. Las ideas del f il6sof o árabe se basan en las de la antiguedad griega al exponer sus teorías neoplatónicas concibiendo el alma como sustancia pura que une el mundo
de la inteligencia al de los sentidos y l o cor por al. El espíritu
reside en la inteligencia sin poderse separar de e lla. Al morir,
abandona el alma al cuerpo, retornando a la sustancia intelectual.
Las impuras han de realizar antes trabajos que les permitan redimir se . La diversidad de operaciones del alma , que es entidad simple , se explica porque las sustancias corporales no pueden recibir
su influjo a la vez. Dios es la c ausa de todo y el hombre es lo que
es gracias al alma .
Hay que reconocer que las ideas de al- Kindi estaban plasmadas ya
en la filosofía de Aristóteles . Más tarde, a l gunos , sin comprobar
su autenticidad se refugiarían en el misticismo para huir de las
dudas que dichas teorías les planteaban.
Al - Shahrastani nos ha dejado una lista de f ilósofos iniciada con
al - Kindi y Hunayn, llegando hasta Avicena, per o se olvida de mencionar a Averroes. Estudios p osteriores han demostrado la influencia que en todos éstos ejer ció la doctrina aristotélica, hasta el
punto de que la misma teoría de al- Kindi sobre el Universo sie;ue
a la ya expuesta anteriormente por Aristóteles en su ' Teología.
Según algunos , el filósofo árabe más importante fue al-Farabi, comentarista de Platón y Aristótele s , cuando planteó el pr oblema del
"intellecto a gens ", que Santo Tomás consideó opuesto a l control de
las propias acciones . Al- Farabi r epite, como todos los escolásticos islámicos las pruebas de la existencia divi na existentes en e l
Tiugus y en la Metafísica. De fiende también la teoría de que el
mundo no tuvo pr incipio y define el tiempo como movimiento que mantiene todas las cosas unidas .
De doctrina simil ar al anteri or, per o de mucha más claridad de
jui~
- 28 -
cio fue Avicena [siglo XI], que goz6 de gran fama en Occidente donde sus obras fueron traducidas ya en el siglo XII. Sus interpretaciones ejercieron poderosa influencia. Plante6 un problema cuyo
origen parece estar en Plotino sobre la procedencia de lo diverso
de una unidad indivisible y su consecuencia de compaginar el hecho
de un Universo múltiple con un Creador único. Su escala de creaci6n va desde el Primer Principio, Dios, a la Inteligencia activa,
almas humanas y los cuatro elementos.
Es mucho lo que queda por conocer de la filosofía islámica medieval y cada aportación a su conocimiento nos da nueva luz sobre el
desarrollo' del pensamiento de la Edad Media en Occidente . El Oriente y Occidente musulmán estaban Íntimamente unidos y los eruditos
se comunicaban desde los extremos de tan vasto Imperio por un pensamiento y lenguaje común. Por ello tiene tanta importancia conocer los pensadores de la España musulmana.
SegÚn Gillaume (8), los cristianos iban a remolque de la filosofía
árabe, ya que la Iglesia había quedado rezagada en este aspecto y
la literatura mozárabe se caracterizaba por su pobreza. El tema de
la predestinación y de la libre voluntad pasa de la Iglesia cristiana a la islámica, suscitando diversas opiniones. Surgió en ésta un movimiento contrario a la predestinación encabezado por alJahir, que mantuvo el principio semita de la Divina Justicia y la
subordinación de la teología a la investigaci6n, rozando con ello
un punto escabroso. Alg;unos de sus partidarios consideraron politeísmo la atribución de cualidades o aspectos .del Ser Divino, y
otros las rechazaron completamente. Llegó a tales grados de violencia la cuestión pl anteada por estos secesionistas o "mutazillas"
que tuvo que ser suprimida por la fuerza cuando surgió la discusión sobre el don de la Palabra Divina. Pero cuando los "mutazillas" accedieron al poder desencadenaron una persecuci 6n contra e l
partido ortodoxo. No obtuvieron el efecto apetecido, sino que recayó en su perjuicio y mengu6 el número de sus partidarios . Cuando en el siglo IV de la Hégira se pidió que fueran reconocidas alganas de las reivindicaciones "mutazillas" se origin6 un reajus te
de los dogmas de la fe segÚn la filosofía vulgar, dando origen a
l a filosofía escolástica o "Kalan" de al-Ashari y al-Muturifi.
- 29 En España existieron pocos prosélitos "mutazillas" y los fil6so.fos
trabajaban en secreto. Ibn Masarra fue esencialmente místico y con
sus discípulos llevó vida ascética influyendo en el pensamiento de
los siglos posteriores por la profundidad de sus enseñanzas. Es el
primero que en Occidente da un significado oscuro, misterioso y
premeditado a palabras de uso corriente cuyo sentido s6lo entienden los elegidos . Según los trabajos realizados por Asín Palacios,
Ibn Masarra fue un estusiasta de la filosofía de Empédocles, al que
consideraba como el primero de los siete sabios griegos (9).
Avicebr6n, Judah ha Levi, Sem Tob, segirán las doctrinas psedo empedóclicas . La filosofía judaica se contenta , por otra parte , con
seguir las or ientaciones árabes , destacando entre los que la cultivan, quizá por ser el más original, Maimónides.
Avicebrón consigue fama sorprendente al ser t raducida su Fons yidel á r abe al l atín, e influir en la escuela franciscana, a pesar de que considera a los seres espirituales compuestos de materia, opinión seguida por Ale jandro de Halles . El mismo título Z2l:w.
~' da idea de su contenido que trata de conocer el signifi cado
oculto de los fenómenos.
~
Muchos escolásticos cristianos se oponen a las doctrinas hispanoárabes . Algazel (10) fue la figura que en el Islam desempeñ6 un
papel semejante al de Santo Tomás en la Cristiandad. Su peregrinación espiritual es interesantísima al pasar de escéptico a místico . Al leer su Tratados teológicos se olvida frecuentemente que es
mahometano y sus características son la sinceridad y el firme propósito moral .
La cultura árabe influyó considerablemente, en un principio, en
los españoles Raimundo Lullio y Raimundo Martín. El primero , que
fundó una escuela de estudios orientales , hablaba y escribía el
árabe y su vida, llena de entusiasmo por llevar la fe a los musulmanes , no pudo excluir de su obra dicha influencia. Raimundo Martín se fo r mó en la Escuela ce estudios orientales de Toledo, tuvo
extenso conocimiento de los autores árabes, coment6 a sus principales teólogos y filósofos con observaciones crí ticas e incorporó
a su obra parte de la de lügazel, pareciéndose a Santo Tomás en
- 30 cuanto que los dos tuvieron como base al autor árabe, aunque la influencia de éste fuera más notable en el Doctor Angélico.
Averroes fue más europeo que oriental. Pertenecía a una fami lia de
a bogados c ordobeses que ejercieron su profesión haci a el s i glo V
y VI de l a Hégira. Si ger de Brabante es responsable de que se le
haya achacado a Averroes la tesis de que la filosof í a es l a verdad
y la religión revelada el error. Por sus enseñanzas fue condenado
por la Iglesia Católica si que estuviese demostrada su caída en el
error, y calificado, a proposición de Stephen, obispo de París, de
"padre del librepensamiento y de la incredulidad". Su t Poría de l
alma universal fue condenada por cristianos y musulmanes.
Quier o separar el Averr oes filosófico del comentarista de Arist óteles , de reconocido mérito. Hoy, después de s er estudiada mejor
su obra, se ve que no es responsable totalmente de las doctrinas
que se le achacan ni del movimiento llamado averroísta , de l que
parece, incluso, adversario. Es , como Santo Tomás, el defensor de
la armonía entre fe y razón, y el Doctor Angélico acude a él con
frecuencia porque ambos buscan l a aplicación de los principios peripatét i cos a la Teología. Como es natural, discrepan en algunos
puntos, ya que Santo Tomás admite el predominio de la fe s obre la
razón y Averroes no, a la vez que quiere sea válida la interpretación del lector de los textos. Muchas veces , se deben a las burdas t r aducciones de sus obr as al latín los errores en que parece
caer , cuando en realidad se mantiene en l a ortodoxia. La proposición de Santo Tomás: "El conocimiento divino es la causa de todas
las cosas" , encuentra paralelo en Averroes , aunque esta tesis fuera negada por los peripatéticos musulmanes. Hay que deduci r que
Averroes "ha l legado a algo más que a un comentario sobr e ,\r istóteles en la ciencia crist iana", segÚn afirma Gu i l laume (11) .
Las analogías se multiplican. El averroísmo constituirá un factor
de interés vital en Occidente, aunque en el Islam no fue ra nunca
autor idad.
Santo Tomás , a pesar de lo dicho anteriormente, no dependió de
ninguna escuela ni de ninguna época. Con él Occidente se recobr a ,
y el empleo que hizo de doctrinas de origen islámico en su ~
31 sirve para mantener el valor de lo realizado por los árabes, sin
que se les pueda acusar a éstos de falta de originalidad y pobreza mental, como han hecho algunos.
El encanto oriental queda aún en las obras que el Islam realiz6 en
sus cuatro siglos de preponderancia. Dio lugar a numerosas manifestaciones vitales de hombres que sentían verdaderos problemas y que,
a pesar de ellos, encontraban agradable la existencia.
Debido al idioma, Occidente no pudo saborear más que una parte de
esta vida exuberante, y los conocimientos que al ser derrotado el
Islam no habían sido asimilados se perdieron. Oriente y Qccidente
no han vuelto a estar tan cerca como en el siglo XIII.
Es necesario insistir en la ·. gran importancia que tuvo en los
pensadores europeos la concepci6n y práctica del Misticismo entre
los árabes. En este misticismo coinciden los sentimientos de los
que lo viven, ya sean cristianos y musulmanes, pues personas separadas por siglo y culturas llegan a la misma expresi6n del Ser Supremo, el único que puede pronunciar la palabra ..6JJ.m.
Con seguridad llegaron a hombres como Santo Tomás, Eckart o Dante
influencias de la mística árabe, pues era el terreno por donde
Cristiandad e Islam se comunicaban, con la diferencia de que aquélla conserva intacta su tradicci6n y éste pierde su pureza primitiva.
Los musulmanes debieron de imitar costumbres y prácticas cristianas, ya que incluso la palabra "sufi" equivalente a místico, se
aplicaba en un principio a los ascetas cristianos por el hábito que
llevaban. Imitan la vida del "rahid" o hermitaño cristiano, apesar
de la prohibici6n coránica, y tanto el ascetismo cristiano como la
filosofía helenística, rápidamente asimilada, contribuyen al desarrollo del pensamiento islámico hacia el año 1.000. Los místicos
árabes parten del estudio a fondo del Corán que contiene las materias primas de la teología dogmática y mística, si bien por esta
interpretaci6n personal surgen contradicciones que ni siquiera supo solucionar Mahoma.
Por el misticismo, el mususlmán se hace otro dios uniéndose y ha-
- 32 ciéndose igual a Alá al alejarse de lo terreno (12). Del primer
asceta que se tiene noticia es de una mujer, Rabia, de Basora,
muerta en 801, que describe el ideal mís t ico como la contemplación
extática del amado.
Con la repetici6n del nombre de Alá los sufíes elaboraron una especie de vía purgativa e iluminativa que predispone el alma para
la gnosis. La senda que los escritores aconsejan consta de virtudes adquiridas y estados místicos: va desde el arrepentimiento o
conversi6n hasta la paciencia y confianza en Dios. Enseña a poner
la intenci6n por encima de la acci6n y a mirar la ley religiosa como verdad profunda.
La teoría y práctica mística se fijan en el siglo III de la Hégira, haciéndose mayor cada vez el número de simbolismos y expresiones reservadas a los elegidos. A pesar de la desilusi6n que confiesa experiment6 Bayazid en sus experiencias, l os sufíes citan
constantemente sus jaculatorias místicas que llevan a la intoxicaci6n, en cambio, sus contradictores prefieren la sobriedad de Junayd, cuyas enseñanzas fueron explicadas por su discípulo Hallaj .
Este Último c ay6 en l a heterodoxia al resumir su doctri na en la
frase: "Yo soy Dios". A pesar de esto, su teoría es original, profunda e importante: Dios es amor. Creó al how.bre a su image n para
que éste se transformara espiritualmente y alcanzara la uni6n c on
El. No es panteísta, como a primera vista pudiera parecer y corno
se le ha -tachado, sino que es el místico árabe que más se acerca
al espíritu de Cristo y no al de Mahoma. Concibe , también , la uni6n
mística como 'uni6n con la Palabra Creadora que se obtiene por el
acatamiento del divino "Fiat". Alcanz6 la santidad perfecta , llenándola con su sacrificio, ya que murió crucificado. Fue condenado
a pesar de que el Islam no juzga a los hombres sino por sus acciones y Hallaj era un fi el cumplidor religioso. Pero sus jueces encontraron motivo de castigo e n la afirmaci6n <lP. (!:tP. J.a autoridad
personal, como derivada de Dios, estaba por encima de la del Estado y la Iglesia;.
Nicholson dice que no puede acusarle de panteísmo ya que las paradojas de la 16gica son frecuentemente las verdades de l mist icismo (13).
- 33 En el siglo XI aparecen las primeras obras sistemáticas de doctrina sufí que la van desplazando hacia el panteísmo, influída por la
filosof ía griega. Esta tendencia puede ser observada en Abu Said,
místico persa, con puntos de contacto con la doctrina de Hallaj,
pero también con bastantes divergencias. Para Abu Said, la uni6n
mística es permanente y no accidental como resultado de la supresi6n del yo intelectual. Su desobediencia a la ley es manifiesta,
cosa que debía ser corriente entre los místicos, y esta característica los llevará a la desuni6n y luchas de sectas.
Abu Hamid Ghazali [Algazel] dará el golpe decisivo acabando con
la diferencia de criterios y llevando a los sufíes a la senda recta. Escépti co en su juventud, y convertido al misticismo por una
curación de apariencia milagrosa, llega a la conclusi6n de que s6lo lograría la sabiduría por la experiencia directa que le lleva
al éxtasis y a la transformaci 6n interior. Inspira un gran resurgimiento religioso, incluso fuera del misticismo, haciendo entrar
a los sufíes en la disciplina islámica por las invocaciones que
hace Algazel de la suprema autoridad de Mahoma y acertando a formar la ortodoxia mística.
Conforme se fue debilitando el poder coactivo del Islam, los árabes combi naban ideas del Corán con elementos neoplat6nicos, originando una filosofía panteísta de gran extensi ón.
En el siglo XII comienza una vida religiosa musulmana paralela a
la vida monástica medieval cristiana. Primero fueron asociaciones
libres, más tarde congregaciones permanentes de muy distinta doctrina y actitud ante la ley religiosa, aunque, en general, todas
estas congregaciones abusaron de la libertad.
El gran teórico de esta época fue el español Ibn'l'Arabi, de gran
poder imaginativo y capacidad intelectual, aunque de doctrina no
muy clara. Es un monista que toma elementos del gnosticismo, del
neoplatonismo y del cristianismo, entr e otras fuentes. Para él no
hay más hombre perfecto que Mahoma y dispensa a é s te un culto místico que hubiera escandalizado al propio Profeta. Admite que el
verdadero mí stico encuentra a Dios en todas las rel i giones, pero
afirma que el Dios de la religi6n es finito y en cambio no lo es
- 34 el Dios del misticismo. El alma es hechura del Ser divino, pero
niega la libre voluntad. El mal no existe por sí mismo, sino que
es una de las múltiples variedades de los atributos divinos, por
lo que el infierno es un estado transitorio y los hombres terminarán por salvarse todos.
Nicholson (14) encuentra ideas parecidas a l as de Ibn'l' Arabi en
Spinoza y cree en una influencia directa de aquél sobre Dante (15),
pues el parecido que presentan en las descripciones del cielo, del
pará!so y de la visión celestial no pueden ser casuales. Incluso
encuentra paralelismo en l a obra y vida de ambos.
En Oriente, comenz6 la edad de oro del misticismo persa como reacción contra los males que padecían por la irrupción de los mongoles. Los poetas sufíes intentan describir l a paz conseguida con la
pureza de coraz6n y todas l as virtudes que echaban en falta en el
pueblo, para contraponerlas al daño causado por el avance de los
nuevos invasores. Bajo la influencia de Ibn'l'Arabi, el sufismo se
convierte en filosofía e speculativa y los s a ntos s e alejarán de sus
anteriores ideales de sacrificio, por considerarse hombres perfectos identificados con Dios.
La unión mística se expresaba .frecuentemente con poemas eróticos,
ante la imposibilidad de dar a conocer de otra forma los sentimientos experimentados en el éxtasis (16). Buen ejemplo son los contenidos en· e l~ de Ibnu'l'Farid y en l a~ de Jalalu'ddin Rumí.
Esta forma de poesía alcanzó su mayor grado de perfección con Nizami.
Otra forma literaria mística es la de tendencia didáctica, que será
aleg6rica como en El discurso del pájaro , de Attar Jili , que critica a los cristianos por reducir la manifestación del 8er divino
a la persona de Jesús, pues ellos, en este tiempo, considerP~ ~l
hombre como espejo de Dios y pueden ver a Dios en sí mismos .
El místico estará por encima de la infidelidad y de la religión,
pero el verdadero santo guardaba la ley por dignidad y respeto hacia Dios, propugnando el abandono de la personalidad para residir
en Dios y llevar la verdad a los hombres. Sin embargo , los místicos no eran partidarios de divulgar sus al t os conocimi entos sino a
los iniciados
- 35 Jalalu'ddin Rumi es au~or de otra teoría mística y del llamado Corán persa. No admite la razón sino el amor para llegar a Dios, el
cual no reside en las iglesias ni mezquitas. Su morada está sólo
en los corazones puros. Predica la fe ardiente y la plegaria humilde frente al egoísmo material para conseguir la transf ormaci6n espiritual. Nuestras acciones son libres y voluntarias y no podemos
hacer a Dios responsable de ellas. El alma es proyección del Ser
Único, a través de todos los grados de existencia, evolucionando
del reino mineral al vegetal y de éste a l animal. Su gran poema polifacético expresa con gran profundidad el espíritu místico persa,
con destell os del mundo moderno.
A pesar de los cortes que sufrió el sufismo por parte de los legalistas, va perfeccionándose en su desarrollo, imponiéndose una disciplina y una meta que, si no llegaron a alcanzarla, por lo 111enos
les proporcionó una religión más pura y una moralidad más perfecta
que la ofrecida por el Islam.
- 36 -
3 - TRANSMISION DE LA CULTURA A11ABE AL OCCIDENTE EU1tOFEO
Mientras en la amplia extensión del mundo islámico surgía y florecía vigorosa la ciencia árabe , en Europa occidental y oriental
[Bizancio] la cul tura aparecía en estado de gran postración. En
Occidente , durante la primer a mitad del medievo , a partir de las
invasiones bárbaras, la decadencia intelectual fue extraordinaria .
Sólo en los monasterios se conserva cierta actividad por 111s copias
realizadas , en general, mecánicamente de los manusc r itos antiguos ,
conservándose así innumerables obras preciosas . La ignorancia gener al había llegado a un punto tal, que se pudo hablar de un "renacimiento carolingio" cuando Carlomagno [742- 814] , acudiendo a
los pocos maestros - Pedro de Pisa, Alcuino ••• - que pudo encontrar
en Italia o en Inglaterra , fundó escuelas en Tours, Fulda , Lyon,
Orleans, etc . , y en muchos monasterios y s edes episcopales. Más que
Alcu ino y Rabanus Maurus [776- 856], a mí me parece que el sabio
más original e importante de este renac imiento fue Sc oto Eríger.a
[nacido hacia el 800 ] , f iló sofo y teólogo , conocedor del ~riego,
que recibió influencias del neoplatonismo y de San í,gust Cn.
El r ena cimiento carolingio , unido a la labor que realiz aban los
monjes, consiguió levantar el nivel cultural de Occidente . Hacia
el año l. OOQ , los países cristianos estaban más preparados para un
nuevo despertar a la vida intelectual. J'ero este despertar fue muy
lento, acelerado más tarde y orientado bajo la influenci11 árabe .
De constante hist órica podríamos llamar la luch~ entre Oriente y
Occidente. Ya en la antigüedad, Rerodoto desea conocer las causas
de este antagonismo que arranca de los primeros tiempos de la Historia con un "ritmo de periódica repetición" . Bajo este s i gno de
lucha se escortdían otros hechos históricos complicados .
En el Mediterráneo oriental, Europa toma contacto con Asia, y en
Egipto, Creta , Atenas o Je r usalén encontraron puntos de partida
de su·s sistemas filosóficos y rel igi osos . En este ambiente surgen
- 39 El reino latino de Jerusalén es mera.mente militar y no se empapan
los que en él vivían en las fuentes del pueblo en medio del que se
encuentran, perteneciendo por completo a Roma. No se producen allí
las peculiares baladas fronterizas, chansons de geste o leyendas,
como en Occidente. Oriente atraviesa una época de decadencia y por
esto no surge ningún arte nuevo. Fueron trovadores occidentales
los que cantaron las Cruzadas y las únicas obras dignas de elogio
son historiográficas , como las de Fulcher de Chartres o Guillermo
de Tyre.
Pero, a pesar de lo expuesto anteriormente, no quiero quitarles la
importancia que en realidad tienen , sobre todo como motivo de relación entre la cristiandad latina y el Imperio bizantino o la
Iglesia griega, que antes, separados por verdadero abismo espiritual, apenas si tenían contacto. Ejercieron también indudable influencia en en desenvolvimiento de la Europa occidental y en el enriquecimiento de las lenguas nacionales con palabras árabes que
aún perviven en las romances y sajonas.
Las Cruzadas aportan nuevos impulsos y renuevan la técnica del arte bélico al llevarse a cabo contra nuevos enemigos que usaban armas y táctica militar extrañas a Europa, lo que obligó a la asimilación del nuevo estilo . Algunos autores sostienen que el castillo
concéntrico, corriente en Inglaterra bajo Eduardo I, se inspira en
la modificación que de los bizantinos hicieron los árabes en Siria. Prutz (23) atribuye origen islámico al uso de la doble línea
de murallas y la concentración de barbacanas. Barker afir ma que
los ingenieros normandos eran suficientemente hábiles para crear
todo esto sin necesidad de ayuda o inspiraci ón orientel: "No se
puede negar - dice- que originaran -las Cruzadas- el perfeccionamiento de material bélico , pero debido más al contacto bizantino
que al árabe" (24). La ballesta , la cota de malla, el cojinete para protección de cabeza y cuello, la utilización de palomas mensajeras y, sobre todo, el uso creciente de los atributos heráldicos,
así como los té~minos, cargos y re glas relativas a los blasones ,
iguales en toda Europa, se deben al contacto con el mundo musulmán (25).
El come rcio, cuyas rutas eran las mismas de las Cr uzadas , negocia-
- 40 -
ba con pr oductos no s6lo sirios sino de la India, China y las Islas de l as Especias , aunque existían otros caminos de expansi6n a
través de Bizancio, explotados por los venecianos. No se pueden
atribuir exclusivamente a las Cruzadas todos l os ade l antos medievales, ni el beneficio de las mejoras comerciales; son s6lo un
factor que contribuyó a este desarrollo. Hacia el Oeste se pr opagan semillas, árboles y plantas orientales , como e l al garrobo, sésamo, maíz, arr oz, l imones, melones , etc., segÚn Barker (26) debido al establecimiento latino en Siria , pero igual pudieron transmitirse a través de España y Siria, como aconteció con las manufacturas y estilo s artísticos.
La frecuencia de los transportes hizo que éstos se regulasen comer cialmente para mercancías y peregri nos . Las necesidades financieras originaron el nacimiento de bancas con sucursal es y negocios
en Levante , además de la acuñación de moneda por los bizant inos en
Tierr a Santa utilizada en el comercio con l os árabes y en el sur
de Francia a finales del s iglo XIII.
SegÚn Barker (27), la arquitectura occidental no sufri6 influencias orientales, aunque sí se introdujo en Europa la decoraci6n
interior y el mobiliario. Los artículo de oro y joyería impor tados ejerc ieron influencia con el t ranscurso del tiempo y los peregrinos llevaban a su regreso el gusto por l as cosas árabes .
Adel ard of Bath y Leonardo Fibonacci vi ajaron por Egipto y Asia Menor, escribiendo el primero sobre astronomía y geogr afía arábigas
y el segundo' sobre álgebra, contr ibuyendo a la difusi6n de la aritmética y medicina, aunque la verdadera sede de ésta era España y
l a influencia siria se t raduciría e n la cre ac i6n de l a ~scue la de
Medicina de Montpellier.
Las Cruzadas influyeron en l as Artes y Letras por las consecuencias i nmediatas de aproximación al estudio de las lenguas oriental e s , estimulad9 por Raimundo Lulio (28). Historiadore s occidentales de las Cruzadas son el anóni mo nor mando de la Gest a Francorwn
-sobre la primera Cruzada- , Ful cher de Chartres autor de la Hi..§..tQria Hierosymilitana y Guillermo, arzobispo de Tyro que escr ibi6
la Historia de las cosas h e chas en los sitios de allende lo s mares
y r ecopiló la hist oria de los príncipes mahometanos desde la apa-
- 41 -
rición del F~ofeta; obra que sobrevivió en el Tractatus de Statu
Saracenorum [año 1.273) de Guillermo de Trípoli.
En Occidente,las Cruzadas pasan pronto de historia a leyenda al
mismo tiempo que é stas se llevaban a efecto. La Chanson des Chétifs
[1.130) y la Chanson d'Antioche [1.180), glorifican a Pedro el Ermitaño y a Godofredo de Bouillon en una visión luminosa apartada
de la realidad. En esta idealización insistirá Torcuato Tasso en
su Jerusalén libertada. Sin embargo, las Cruzadas no dieron or igen a ningún poema épico importante al no aparecer aquéllas como
uno de los grandes temas de la poesía medieval, como lo fueron el
de Carlomagno - el primer cruzado-, o la Tabla Redonda, tema impregnado del espíritu de Cruzada.
Si fuese en realidad creación árabe el verso lírico rimado, habría
que buscar como foco de penetración los tantas veces repetidos de
España y Sicilia. Aunque no originase n grandes romances, las Cruzadas dieron sentido romántico a numerosas leyendas con el tema
del caballero cautivo en tierra infiel y rescatado por la princesa
árabe enamorada.
Para determinar los resultados o efectos de las Cruzadas sobre el
mismo Occidente que las realiza hemos de atender a diversos aspectos, como son: la Iglesia, la vida económica de los Estados, las
relaciones entre éstos y sus contactos con Asia.
El clero constituía un verdadero estado espiritual e internacio- ·
nal. Urbano II pretendía que el papa fuese el generalísmo de la
guerra santa , pero esta ilusión resultó fallida por la ambición
personal de los príncipes . A pesar de ello, serán los pontífices
los que predicarán l as Cruzadas y organizarán incluso, en el mismo Occidente, las dirigidas contra los albigenses. Estas jugarán
un papel importante en l a política papal y en el capítulo de las
finanzas pontificias por ser el propio pontífice el que fijaba sus
tributos que eran recogidos p or el clero desde el siglo XIII. La
Iglesia creará además Órdenes religiosas de sacerdotes-soldados
apropiadas a este ambiente medieval, como fueron los Templarios y
Hospitalarios.
A r aíz de las Cruzadas, surgen nuevas clases de impuestos. Si los
- 42 anteriores 'gravaban s6lo la tierra, los creados en el siglo XII recaerán sobre la propiedad. personal. Iniciados por Luis VII, · serán
pronto imitados por Inglaterra. Era el llamado "catalla et reditus~
Así ha podido decirse que "de las necesidades de Tierra Santa surgen los modernos impue stos" (29). Con la caída de Jerusalén se implant6 el "diezmo de Sal adino" .
Según Barker no aparece claro que las Cruzadas contribuyesen a la
desaparici6n del feudalismo, cuya fuerza se conservará hasta fi nales del siglo XV. Se nota más el estímulo que proporcionan al crecimiento de las ciudades por el auge comercial (30) .
Estos movimientos bélicos cristi anos sirven a la vez de vínculos
de uni6n entre los países europeos, uni6n que cristalizaría de spués de 1.096, no s6lo en el Sacro Imperio Romano , sino en una Cruzada cristiana universal, a pesar de las discrepancias nacidas a
cada momento. Esta unidad no exis t ía entre los árabes. En el curso
de las Cruzadas sucumbe -en 1.204- el Imperio bizantino y seguirá
sobrevíviendo dos siglos más como una sombra de su pasado. Europa
occidental, por el contrario , se estabiliza y Francia ostenta la
hegemonía, incluso en las Cruzadas, estableciéndose los franceses
en Jerusalén, Chipre, Morea y Atenas. Esta tradici6n francesa no
se extingue en Oriente y pervivirá en el pr otectorado que Francia
ejerció sobre los Santos Lugares con Uarlomagno , reivindicado siglos más tarde por Francisco I, antecedentes al mandato ejercido
por París en ~poca moderna sobre Siria.
Por otra parte, Europa adquiere un campo visual más amplio con las
Cruzadas , que unido a las exploraciones y descubrimientos geográficos, serán la Última consecuencia de aquéllos. La Geografía fue
preocupaci6n de peregrinos y guías y los descubrimient os asiáticos
comienzan alrededor de 1.240 con el Imperio de los Mongoles, tolerantes con los distintos cultos, de cuyo momento quiso aprovecharse Occidente para sustituir las Cruzadas con misiones de cristianización, como.pretendía Raimundo Lulio. Es en este tiempo cuando
se hacen realidad los viajes al Extremo Oriente de Marco Polo. Pero esta libertad de acci6n no durará mucho (31)
Barker (32) atribuye las exploraciones portuguesas
y
el descubrí-
- 43 miento de América por los españoles a la imposibilidad de atacar
de frente a los infieles e intentar cogérseles por la espalda (33).
No se consigue este objetivo, pero se considera una compensaci6n
la cristianizaci6n de estas nuevas tierras descubiertas (34).
No puede decirse, pues, que las Cruzadas fracasaron (35). Llevaron
al mundo europeo amplitud de miras, creando un ideal común a todas
las nacionalidades en él comprometidas. Son un intento defensivo
de la Cristiandad y constituirán el camino ideal de salvaci6n eterna para los hombres que las vivieron.
- 44 -
4 - LITERATURA GEOGRAFICá Y COl';ERCIO
Una de las facetas más acusadas del hombr e árabP. era el ~om~rcio.
Muchos de ellos eran mercaderes que llevaban polvo de todas las rutas, o marinos que surcaban los mares en bus~a de factoría.s donde
intercambiar sus productos , o simplemente eran viajeros deseosos
de aventuras y de conocer mundo. Todos tenían la obligaci6n de peregrinar a los Santos Lugares . Estas circunstancias contribuyer on
a que adquiriera entre ellos una gran difusi6n
la literatura
geográfica. En ella hay que distinguir entre los relatos, de naturaleza descriptiva y anecd6tica , y los tratad.os , más serios con indicaciones precisas sobre la geografía y topografía de las distintas regiones y acompañados de un tipo característico de mapas que
hoy se . designan, en su conjunto, como Atlas de l Islam.
Entre los relatos hay que destacar los aparecidos en el siglo IX .
Sulayman, el mercader, nos describe las costumbres de China y de
India y las rutas que llevan hasta allí. Ibn Hurdadbih [825- 912),
en su Libro de los caminos y de los países menciona la gran muralla china. Es interesante también en este tipo de obras El libro
de las comarcas de Sii al-Yanqubi [891).
De entre los, autores de tratados sobresali6 Al- Balhi , fallecido en
934 , que escribió Figura de los climas, donde decribe las distintas provincias de los países islámicos , añadiendo un mapa a cada de
ellas.
El Atl as del Islam., que según lo encontramos en los distintos geógrafos , queda -con muy raras excepciones- fijado en 21 mapas. El
primero representa la totalidad del mundo entonce s conocido por los
musulmanes. LO'S tres siguientes muestran los tres mares intP.rnos
más importantes: Mediterráneo, Pérsico y Caspio; y los 17 Últimos
las provincias en que los geógrafos dividían el mundo i s l ámico. Estos mapas son total mente esquemáticos y en ellos los elementos geográficos están repre sentados por figuras geométricas o por otras
- 45 muy simples, satisfaciendo plenamente el uso que se les asignaba:
encaminar al peregrino hacia la Meca.
El persa Al-Masudi revisó y mejoró la obra de Al-Bahi. Ibn Hawqal
[entre 943 y 977] corrigió al anterior y nos dejó una obra independiente. Al- Muqaddasi [muerto en 947] es autor del t ratado que lleva por título La meior de las divisiones para el conocimiento de
los climas. Al- Masudi, muerto hacia el 957 en el Cairo, es, juntamente con Al-Burini y Nasir- i-Husraw, uno de los geógrafos más celebrado. Viene a ser el Plinio árabe. En su libro Praderas de oro
describe un terremoto, las aguas del mar muerto, los primeros molinos de viento, etc. Al-Masudi es hoy todavía una de las fuentes
más ricas, más variadas y de más confianza para estudiar su época,
sin olvidarno de su otra obra importante Libro de la adyertencia
y de la reyisión. Autor conocido fue también Nasir-i-Husraw [10031061] que residió largo tiempo en Egipto. Gran admirador de Ismailía, la hizo tema preferenrte de su poesía.
Al-Biruni [973-1.048 ) es quizás el sabio árabe más importante. Gozó de autoridad científica universalmente reconocida en Oriente.
No obstante, su influencia en la latinidad fue casi nula y siempre
indirecta. Trabajó la mayor parte de su vida en Gazna, a donde fue
llevado al principio como prisionero. La corte de Gazna fue fundada en 962 y llegó a abarcar parte de la India. Allí residió también
el célebre autor del Libro de los Heyes . La obra de Al-Biruni abarca todas las materias, por lo que nos es imposible encuadrarlo en
un grupo determinado. Como geógrafo e historiador escribió la .Qi:Q.nología de los pueblos antiguos que junto con su otra obra ,Ill.dJJi.
siguen siendo hoy fundamentales para el conocimiento de la antigÜedad. En la vejez escribió el Libro de la Farmacopea en la Medi~. Su aportación más imP,or tante a las ciencias físicas consiste
en la casi exacta determinación del peso específico de 18 piedras
preciosas y metales. En El Escorial se conserva el ejemplar único
de uno de sus manuscritos, que es una voluminosa obra de lapidaria
con la descripción de gran número de piedras y metales desde el
punto de vista natural, comercial y medicinal.
La mayor parte del mundo que los griegos llamaban "oikoumene", estaba ocupado, a mediados del siglo X, por· pueblos islámicos unidos
- 46 - .
en un principio más por vínculos religiosos y culturale s que p or
razones políticas. Su sede religiosa era la Meca y Bagdad el centro político , abarcando su imperio todo el Oriente próximo, gran
parte de Africa hasta el Atlántico y, en el Mediterráneo, España
y Sicilia.
Este b loque político, religioso y cultural tenía en el mundo conocido un f uerte poder central frente a una Europa que nacía débilmente .
Jerusalén, desde el 638 era dominio del Islam aunque continuaban
y eran permitidas las peregrinaciones cristianas. La unión religiosa y el estrechamiento comercial entre los mahometanos era mucho
mayor, así como el mejor conocimiento de los territorios del Imperio musulmán, originado todo ello por la obligatoriedad de la peregrinación de los fieles a la Meca y por la céntrica posición de ésta en el Islam.
Europa se aprovechó indudablemente de estos conocimientos geográficos árabes y como muestra tenemos l as palabras que subsisten en
el argot comercial y de la nave gación, de origen árabe. Nuestro
conocimiento geográfico de estos países árabes es casi idéntic o al
que tenía Idrisi, pero es difícil saber hasta qué punto las nocione s musulmanas se basan en la observación personal, hasta dónde
llegaron en sus viajes y cuál fue la extensión de sus r elaciones
comerciales. Esta observac ión es necesaria frente a la e xtensión
que adquiere en los siglos IX al XIV la literatura geográfica arábiga debida a gentes literatas que quizás conocieron los países visit ados, aunque más en apariencia que en realidad, vista muchas veces ésta a través de prejuicios tradicionales . Aparte de esta literatura aludida, está la debida a la experiencia de marinos y mercaderes que, al ser gentes sencillas , se a justan más a la verdad
y son las fuentes que Kramers (36) utiliza en su estudio de las relaciones entre el Islam y la Europa medite rrán~a.
Los conocimientos geográficos
piamente científica en la que
sos, algunos contenidos en el
del mar en dos partes iguales
se traslucen en la literatura no prosuele citarse datos extraños y curioCorán, donde s e habla de la división
separadas por una barrera infranquea-
- 47 ble (37). Este dato concreto se convierte así en dogma y se refleja en la cartografía musulmana. Al traducirse obras griegas se inicia, basándose en ellas, el ~studio científico de la geografía y
se familiarizan con la obra de Ptolomeo, adaptada por el aatr6logo
al-Khwarizmi. Sabemos también que el califa Al-Mamun orden6 la medida de un grado de meridiano y encomend6 a siete sabios la ejecuci6n de una "imagen de la tierra". Todos estos datos figuran en la
obra de al-Khwarizmi junto con otros de fuentes diversas, griegas
remotas, persas y babil6nicas, a las que pertenece la doctrina de
los siete climas.
Existía un claro desacuerdo entre algunas teorías geográi'icas y
así, mientras Ptolomeo creía en la forma esférica de la tierra,
algunos te6logos cristianos la negaban y los árabes estaban divididos encontrándose en sus filas partidarios y detractores de esta
teoría. Entre los astr6logos, al-Farghani, al-Battani, Ibn Yunus y
al-Biruni siguen la división de los siete climas sin añadir apenas
nada a los conocimientos ya adquiridos. Por más que éstos fueron
siempre Útiles a la administraci6n del Imperio; se adopt6, en general, posturas realistas. Preocupaciones utilitarias éstas, comunes a todos los escritores árabes.
En el siglo IX, encontramos en Bagdad dos grandes astr6logos cuya
influencia en el mundo islámico y más tarde en el cristiano occidental fue de primera magnitud: Al-Farghani, el Afraganus de la latinidad, fue célebre por su Libro de los moyimientos celestes x
ciencia completa de las estrellas. En este tratado resume las teorías de Ptolomeo y aporta a éstas ideas originales. Fue el libro
de cabecera de todos los astrólogos hasta Copérnico, siendo célebres, también, las numerosas traducciones de la obra, en especial
las de Juan de Sevilla y Gerardo de Cremona, hasta el punto de que
su influencia se hace sentir en l a cosmogonía de Dante Alighieri.
El otro sabio, Al- Battani [858-929], o Albatagnius, es verdaderamente un coloso de la astronomía, tanto en la teoría como en la
observación científica. Escribi6 un extenso tratado, recopil6 todas las Tablas Ast ronómicas y corrigió y super6 muchos aspectos de
la obra de Ptolomeo. Pero lo que en verdad l e dio reconocida fama
fue la popularización -no sería exacto emplear la palabra descubrí-
- 48 -
miento- de las primeras nociones de la raz6n trigonométrica tal c omo se emplean en la actualidad.
Otro acontecimiento importante en la astronomía del siglo IX es la
"medida del grado" realizada por orden de Al- Mamum [813-833]. En
ella se emple6 un método experimental y se obtuvo una exactitud
nunca lograda por nadie hasta entonces, incluidos los griegos. De
estas observaciones nacieron las llamadas Tablas de Al-Mamum, o tablas de ensayo. Ibn Yunus nos ha descrito minuciosamente el procedimiento empleado en esta medida del grado.
Astrólogos de l os siglos X y XI a los que es obligatorio - dada su
importancia- hacer mención, aunque sea de pasada , son: Abu-al-Wafa
y sobre todo el egipcio Ibn Yunus [m.1.039], el cual trabaj6 en un
observatorio muy bien provisto que formaba parte .de "la casa ~e la
sabiduría" fundada por el califa fátimi Al-Hakim [996-1.020] . Ibn
Yunus preparó por encargo del califa Al-Azir, predecesor de Al-Hakim, la Grand.es Tablas Hakemi. En trigonometría le debemos la fórmula, que con signos modernos se expresa así:
cos a, cos b : 1/2 [cos a ~ b
+
cos a - b ]
Son famosos también Al-Imrani [m. 955] y su discípulo Al-Qabisi, el
Alcabitius entre los latinos, que influyó mucho en Occi dente.
En el siglo X se desarrolla una escuela geográfica y literaria de
gran influencia, pues enriquece los antiguos co~ocimie ntos con l os
adquiridos en los países conquistados. Se distingue por no prestar
atención a l os territor ios ajenos al Islam y por incluir mapas y
descripciones sistematizadas . Los mapas , a pesar de su ingenuidad ,
tienen una noc ión más real que los coetáneos europeos, basados éstos en el mapa-mundi del monje español Beatus . En los árabes aparecen ya los primeros s ignos convencionales para la representaci6n
de costas y ríos.
Al-Mas'Udi, muerto hacia el 957 en el Cairo , realiza un trabajo
geográfico, algo deshilvanado, pero aproximado a la realidad, recogiendo opiniones y conocimientos geográficos y etnográficos conocidos durante sus numerosos viajes. Aparece con él la idea de
que el mar de Fars -Océano Indico- no tiene límites , afirmación
- 49 opuesta al dogma de que dicho mar era un golfo del Océano circundante.
El siglo XI , aunque menos brillante, es un p eriodo de perfeccionamiento. Destaca en él el musulmán español Al-Bakri que posee un conocimiento minucioso de los itinerarios y líneas costeras. Hay un
ligero acercamiento a la geografía astron6mica y el mapa-mundi es
ya elíptico. Por otra parte hemos de señalar que es época de cris is para el mundo islámico y de resurgimiento europeo del que brotarán l as Cruzadas .
Al-Idrisi trabaja en la corte normanda de Sicilia, lugar de interferencia de las dos culturas y signo de que en ella se apreciaban
como muy · valiosos y superiores los estudios árabes. El rey siciliano dese6 tener una Geografía hecha por él mismo, segÚn era moda
entre los orientales, y orden6 la construcci6n de un mapa-mundi,
como nos cuenta el propio Al-Idrisi. Lo más importante de este autor, siguiendo a Kra.mers (38), son los mapas que corresponden al
sistema de los siete climas, manteniendo el criterio islámico de
los dos grandes mares, aunque con mayor acercamiento a la realid~d
que los anteriores investigadores. Su trabajo puede considerarse
como reconciliac i6n entre la geografía descriptiva y astron6mica.
La obra de Al-Idrisi debi6 ser conocida de los eruditos sicilianos
e italianos, aunque no existen pruebas de ello, de tal forma que,
cuando en 1.619 se publica un extracto de sus trabajos, el traductor no conoce el nombre del autor (39).
Existen numerosas narraciones de viajeros, pero más interés ofrece
para nosotros el Diccionario geográfico de Yaqut [1. 228], en el que
se explican l os sobrenombres de personas muy conocidas por el lugar de su nacimiento o el sitio en que vivieron, siendo de gran
utilidad por el valor biográfico y geográfico . Otro autor árabe,
al-Q.uazwmi [c.1. 275] ha sido llamado el Plinio de la literatura
arábiga por sus trabajos de cosmografía y geografía en los que incluye fabulo s os detalles de los países germanos.
En el s i glo XIV existe gran número de ge6grafos islámicos que demuestr an la amplitad adquirida p or estos estudios , sin que haya
una verdadera escuela. En este siglo c omienzan a destacar algunos
- 50 ge6grafos
realidad,
mo ocurre
aceptando
europeos como buenos conocedores de Oriente sin que, en
sus estudios hayan tenido trascendencia en Occidente , cocon Mariano Sameto que en 1.321 dedica un mapa al papa
el criterio geográfico mahometano.
Mayor influencia tuvo la obra de los astrólogos árabes sobre la
ciencia medieval europea. Toledo fue el centro , continuador de Oriente, de estos estudios contribuyendo a mantener la creencia en
la esfericidad de la tierra sin la que no se hubiese descubierto
América. Pero los astrólogos se limitaban a la teoría sin presentar mapas. En el siglo XII aparecen las primeras tablas astronómicas en latín, aceptando algunas la división de los siete climas y
la teoría de la llamada "cima del mundo" , equidistante de los cuatrd puntos cardinales. Esta creencia llevaría, a través del ~
.l::lWld1 del cardenal Pedro de Ailly (40) a suponer que el mundo tenía
forma de pera y parece que influyó en Dante al representar su Eiu:gatorio en forma de montaña en el hemisferio occidental.
La verdadera base de las relaciones comerciales árabes fue el Indico. $iraf y Basora fueron puertos importantes, ya en tiempos
preislámicos, y vieron estimulado su comercio con el Imperio musulmán. Desde aquí los árabes viajarán a China, per o en el siglo IX
no pasaba más allá de Malaca el comercio regular aunque exporádicamente se extendiera a Java y Sumatra. En la costa oriental de
Africa alcanzan, con un tráfico menos importante, Sufala, que poseía yecimientos auríferos. Al parecer, Madagascar era llamada Waqwak, si bien había otra isla del mismo nombre f r ente a China (41).
Para Kramers'(42), esta t r adición marítima del Golfo Pérsico facilitaría la navegación por él de portugue s es, turcos, holandeses e
ingleses (43). Vasco de Gama se sirvió en estos parajes de un guia
árabe, autor de numerosos manuales de navegación y al que se atribuye la invención del compás aunque aquél afirmaba ser hallazgo de l
rey David. Algunos de los califas abasidas concibieron la idea de
perforar el istmo de Suez , pero no llegaron a ponerla en prác tica
por considerarla peligrosa para el Islam.
Al reducirse el comercio mediterráneo a los puertos árabes, o a los
cristianos entre sí, algunos centros de gran renombre como Alejandría decaen. Arabes y cristianos son en este mar verdaderos pira-
- 51 tas, cambiando bastante este aspecto desde el comienzo de las Cruzadas. España y Sicilia dejan de ser totalmente árabes y los puertos de Génova y Pisa comienzan su actividad. Podemos considerar este fenómeno como una verdadera emancipaci6n, pues los cristianos
navegan ahora por cuenta propia en vez de hacerlo como esclavos.
Sin embargo, no debemos exagerar la importancia de esta navegación
porque tanto cristianos como musulmanes no debieron de perder nunca de vista las costas, limitándose a una navegación de cabotaje.
Hoy se nos pl antea todavía el problema referente a la aparición de
las primeras cartas de navegación del· Mediterráneo que debieron de
surgir en el siglo XIII. El portulano más antiguo parece ser obra
de genoveses y son mucho más completos y exactos que los mapas anteriores. Pueden considerarse como antecesores de la moderna cartografía (44).
Bagdad, capital del Imperio, llegó a ser centro comercial de gran
importancia. Por estar situada en el centro de grandes vías navegables, iban a parar allí productos de India,- China y Malaca, en
especial sedas, especias, maderas preciosas, perfumes, etc. Constituía además la intermediaria con Europa. Los productos africanos
llegaban por la ruta que seguía los puertos del Nar Rojo.
Yiás típico, según Kramers (45), será el comercio a través del desierto, que si bien era anterior al Islam, solemos relacionarlo
siempre con éste. A pesar de los medios modernos de locomoción,
continúan utilizando las caravanas en Oriente, y cuando emplean
los modernos siguen la ruta de los camellos. Éstas rutas terrestres continuaban fuera del Imperio hasta la India, China, Rusia
y Africa del Sur, pero no serían muy usadas a causa de los accidentes geográficos o por impedimentos políticos.
Una manera exacta de conocer la extensión del comercio árabe es la
de seguir las huellas de diferentes monedas mahometanas halladas
en puntos tan dispares como Rus ia, Finlandia, Suecia, Noruega, Dinamarca , e incluso en l as I s las Británicas e Islandia. Dichas monedas pertenecen al periodo comprendido entre los siglos VII al XI.
Los árabes no llegaron hasta allí, a pesar de estos hallazgos, pero demuestran su influencia cultural y también la adquisición en
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mercados búlgaros -límite de sus expediciones- de productos procedentes del N.E. europeo, que Al-Maqdisi nos detallará: desde martas y armiños a esclavos y ganado. Se mantenía relaci6n, igualmente, con el Imperio de los Zares que, aunque no fue tan intenso,
sirvió para abrir camino a los productos orientales hast a los reinos cristianos. El objeto del comercio africano fue principalmente
el oro, tanto en la parte oriental como en l a occidental, comercio
que originó un tráfico de elevado valor. Hacia el siglo XIII se amplían los productos comerciales por la penetración misional acompañada de actividad mercantil. Los conocimientos árabes sobre Africa, a través del musulmán converso Leo Africano [1 .526], fueron
toda la información que del interior del continente tuvieron los
cristianos.
Hay que referirse, por Último, al comercio entre el Islam y la Eu-
ropa cristiana que presenta fuerte contr aste con el anteriormente
descrito. Sin comunicaciones directas, estaba en manos de judíos
que se dedicaban excl usivamente a dicho tráfico y al parecer viajaban libremente por ambas zonas. En cierto modo, puede hablarse
de aislamiento comercial entre estos dos mundos hasta el siglo XI
cuando, al desaparecer las barreras anteriores, el comercio fue uno
de los factores más importantes de la difusión de los valores europeos entre los mahometanos, y viceversa. El valor artístico de
los objetos árabes les abrió rápidamente un amplio mercado y compens6 otras desventajas frente a las transacciones europeas , las
cuales no sol amente exigían productos del t ejano Oriente, sino de
l os mismos países árabes. Europa importará tejidos, tapices, piedr as preciosas , instrumentos de música, frutos , etc ., y sobre todo se aprovechará del conocimiento del papel, debido a los musul manes.
SegÚn Kramers (46), los tratados celebrados con l os gobernantes
mahometanos y el establecimiento de representaciones consulares en
los puertos de Oriente sentaron los cimientos del desarroll o de las
disposiciones que regulan el moderno tráfico internacional. Si Europa obtuvo beneficio de los conocimientos árabes no fue obra de
un instante, sino resul tado de largas relaciones a partir del sigl o XI, después de alcanzar el Islam su apogeo y cuando Occidente
parecía resurgir .de su estancamiento.
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NOTAS
(1) - Véase: FHILIP HITTI.- "History of the arabs". Londres
(1948); C, BROCKEWANN. - "Histoire des peuples et des états islamiques". París ( 1949); M, GAUDEFRQY DEMONBYNES.- "Les institutions
musulinanes". 3a. edc. París (1946); H.A.R. GIBB.- "El mahometismo".
México (1952); H, LAl'iMENS .- "Le Berceau de l'Islam. L'Arabie occidentale a la veille de l'Hégire". Vol. I: "Le climat, les Bedouins", en <Scripta Pontificii Instituti Biblici>, Roma (1914); Ibídem. - Études sur le siecle des Omayyades". Beyrouth (1930).
11
(2)
- F,B, ARTZ.- "The Mind of the !"liddle Ages". New York (1953)
y E.M. SANDFORD. - "The Twelf Century: Renaissance or proreinaissance", en <Speculum>, 26 (1951); Juzgamos de gran valor la
obra de E, GILSON.- "La philosophie du Moyen Age" . París (1945).
(3) - Estudiado ampliamente por H. RASHDALL. - "The Universities
of Europa in the Middle Ages ". 3 vols. Oxford (1936).
(4) - Hechos estudiados por E, PONTIERI. - "Tra i Normanni nell'
Italia meridionale". Nápoles (1948).
(5)
- Vide nota 3: H. RASHPALL, Vol. I, cap.3.
(6) - G. LE STRANGE
Oxford (1900), p.267.
- "Baghdad during the Abbasid Caliphate".
(7) - Fara mayor profundizaci6n es necesaria la consulta de las
dos obras que juzgamos fundamentales: E.LEVI- PROVENCAL.- "España
musulmana hasta la caída del Califato de C6rdoba (711-1031 de J.C.)
Instituciones y vida social e intelectual", en <Historia de España> dirigida por R. Menéndez Pidal, T.V, Madrid (1957); y, también
del mismo autor: "L ' Espagne musulmane au Xe. siecle. Institutions
et vie sociale". París (1932).
(8) - ALFRED GUILLAUNE.- "Philosophy and Theology", en <The Legacy of Islam>, ed . de Sir Thomas Arnold, Oxford (1931), pags. 239
282.
(9 ) - M, ASIN PALACIOS.- "Homenaje a D. Francisco Codera". Zaragoza (1940) ; Ibídem: "Abenmasarra y su escuela". Madrid (1914).
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(10) - M. ASIN PALACIOS
- "Algazel". Zaragoza (1901),
(11) - Op. cit. p.279.
(12) - Para comprender con mayor precisi6n el significado religioso del Islam debemos recurrir a obras como: H.A. R. GIBB,- "La
structure de la pensée religieuse de l'Islam" [Traducci6n del inglés por Jeanne y Felix Arin], París (1950); I . GOLDZIHER.- "Le
dogme et la loi de l'Islam" [Traducci6n francesa], París (1920),
No debemos olvidar tampoco la consulta del Corán, traducido por
R. BLANCHERE, París (1947), que tiene la ventaja de presentar las
~ por orden cronol6gico de acuerdo con las Últimas investigaciones.
(13) - R.A. NICHOLSON, en el capítulo "Mysticism", en T. Arnold,
op. cit. pags. 216-219.
(14) - Op. cit. pags.224-226.
(15) - Ibidem. op. ·cit. p.227.
(16) - En España, EMILIO GARCIA GQM:EZ ha estudiado la influencia
de la poesía árabe en las obras: "Poemas arábigoandaluces", 2a. ed.
Espasa-Calpe, Buenos Aires (1942), y en "Poesía arábigo andaluza",
Mestre, Madrid (1952).
(17) - Todas estas cuestiones han sido estudiadas en las obras:
P. ROUSSE'l',- "Les origines et les caracteres de la premiere Croisade" . Neuchatel (1945); CHARANIS .- "Byzantium, the West and the
origen o! the first Crusade", en <Byzantion>, 19 (1949); KREY."Urbans Crusade. Succes or failure?", en <American Historical Review>, (1948~. Este autor afirma que la Cruzada fue un fracaso porque no logr6 reconciliar Oriente y Occidente.
(18) - Tesis ampliamente desarrollada en la obra de R. GRQUSSE'l'."L'Empire mongol". París (1941).
(19) - "Allgemeine kulturgeschichte". Vol.III: "Kulturge s chichte des Mittelalters", [En esp., Libro VII, pags,498-500].
(20) - En "Kulturgeschichte der KreuzzÜge". 5 tomos, Berlín
(1883). Merece· especial atenci6n el tomo V dedicado a estudiar el
efecto de las Cruzadas en la historia y en la cultura occidentales.
(21) - Afirmaci6n contrarrestada por R. PERNOUD.- "Lumiere du
Moyen .l.ge". París (1944).
- 55 (22) - Teoría defendida por autores como: H. PIREIDIE.- "Historia
econ6mica y social de la Edad Media". México (1947)¡ J. LACQURG.t..YFl'.- "Histoire du commerce". París (1950); y en el Tomo II de
"The Cambridge Economic History", dirigida por M. POSTAN y .lL.....sL..
H.A.Bf\KKUK con el título de "Trade and Industry in the Middle Ages".
Cambridge (1952).
(23) - Op. cit. Torno
v.
p.194.
(24-) - ERNEST DARl\ER.- "The Crusades", en "The legacy of Islam",
op. cit. p.59.
(25) - Ibídem. Op. cit. p.60.
(26) - Op. cit. p.61.
(27) - Op. cit. p. 62-63.
(28) - Véase: ARtlAND LLIN.A.RES. - "Raymond Lulle, philosophe de
l'action". París (1968).
(29) - CARTILLIERI.- "Philip II August". Vol .II. ,p.85.
(30) - Op. cit. p.72.
(31) - Las reali zacione s y descubrimientos geográficos durante
la Edad Media han sido profusamente estudiados en la obra editada
por A.P. NEWTON.- "Travel and Travellers of the Middle Ages". Londres (1926).
(32) - Op. cit. p.76.
(33) - V.M. GODIN!{O aporta nuevas luces en su trabajo: "Les grandes découvertes", en <Bulletin d'Études portugaises>, XVI, (1952).
(34-) - Es necesario señalar aquí la importancia que tuvo el "X
Congreso Internacional de Ciencias Hist6ricas". En el Vol.III:
"Relazioni", Florencia (1955), aparecen, bajo el título: "L'idée
de Croisade", los trabajos de P.ROUSSEr, M.VILLEX, P.LEMERLE, A&
CAHEN y S. RUNCit1AN .
(35) - Afirmaci6n contraria a la ya conocida de
17.
~.Vide
nota
(36) - J.H . KHA11ERS .- "Geografy and Comerce", en T.Arnold, op.
cit . pp . 79-107.
(37) - Op. cit. p.82. Corán, XXV.55¡ Lv. 19,20.
- 56 (38) - Op. cit. pags.89-91.
(39) - Roma (1619).
(40) - PIERRE D' ALLY.- "Ymago Mundi". Ed. por EDMOND BUHN . T. I.,
París (1930).
(41) - C. SHOY.- "The Geography of the Mos lims of t he Middle
Ages", en <The Geographical Review>, New York (1924), pags . 257-69 .
(42) - Op. cit. p.96.
(43) - Véase la obra de SIR ARNOLD T. WILSON.- "The Pers ian
Gulf". Oxford (1928).
(44) - J. I.ELEWEL.- "Geographie du Moyen Age, avec cartes". 2
Vols., Bruselas (1852); Ibidem.- "Atlas". Bruselas (1850).
(45) - Op. cit . p. 99 .
(46) - Op. cit. pp.105-106. Un estudio más completo lo hallamos
en l a obra de L.DE tlAS LATRIE.- "Historical introduction to <Traités de Paix et de Comerce et Documents divers concernant les relations des Chrétiens avec les Arabes de l'Afrique Septentrionale
au Moyen Age>". París (1866).
Huma nistisk Fakult ets
Repro-afdeling
Genoptryk 1988.
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