PRIMER DOCUMENTO Tomarse la cultura en serio: la batalla por la nutrición cultural de Chile Documento propuesta programática en el área de cultura de Evelyn Matthei “Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky (...) estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!’. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida”. Federico García Lorca, “Medio pan y un libro”. “Nunca hemos vivido, como ahora, en una época tan rica en conocimientos científicos y hallazgos tecnológicos, ni mejor equipada para derrotar la enfermedad, la ignorancia y la pobreza, y, sin embargo, acaso nunca hayamos estado tan desconcertados respecto a ciertas cuestiones básicas como qué hacemos en este astro sin luz propia que nos tocó, si la mera supervivencia es el único norte que justifica la vida, si palabras como espíritu, ideales, placer, amor, solidaridad, arte, creación, belleza, alma, trascendencia, significan algo todavía, y, si la respuesta es positiva, qué hay en ellas y qué no. La razón de ser de la cultura era dar una respuesta a este género de preguntas. Hoy está exonerada de semejante responsabilidad, ya que hemos ido haciendo de ella algo mucho más superficial y voluble: una forma de diversión para el gran público o un juego retórico, esotérico y oscurantista para grupúsculos vanidosos de académicos e intelectuales de espaldas al conjunto de la sociedad” Mario Vargas Llosa, “La Civilización del Espectáculo” 1. Perspectiva general No sólo de pan vive el hombre: somos cuerpo, pero también espíritu. El espíritu humano se cultiva a través del conocimiento, de la reflexión y del compartir ideas. El cultivo de este mundo interno es tan importante como el cultivo de un cuerpo sano, y ambas dimensiones están profundamente vinculadas. Necesitamos comer, pero también necesitamos disfrutar de la belleza, hacer volar nuestra imaginación, sentir que pertenecemos a una comunidad y reencantarnos con el misterio de la vida. Y esto, este alimento para el espíritu, es lo que llamamos cultura. La demanda ciudadana por mejor calidad de vida requiere de una mayor participación de todas las personas de la vida cultural. El acceso –gratuito en zonas de escasos recursos- a bienes culturales, música, teatro, cine, creaciones y, sobre todo, a los nuevos espacios culturales (centros culturales, museos, bibliotecas, entre otros), permiten a los estudiantes crecer de forma integral, a los ciudadanos alimentar el espíritu reflexivo, a las ciudades generar mejores entornos para sus habitantes y a los países crecer en su identidad y proyectarla con mayor fuerza al mundo. La cultura, así, es parte constitutiva del ser humano. La cultura, sin embargo, no puede ser planificada por el estado. Cuando se ha intentado ello, se le ha destruido. Tampoco puede ser puesta al servicio de un partido político o de una ideología sin corromper en ella la búsqueda gratuita de la belleza y del saber que debe ser su motivo, convirtiéndola en mera propaganda y a los artistas en servidores de la corte del gobierno. El estado sí puede, empero, estimular el disfrute de la cultura. Y es eso lo que este programa pretende hacer, partiendo de la base de que alimentar correctamente nuestro espíritu es tan importante como alimentar correctamente nuestro cuerpo, y que un país que divorcia ambas dimensiones y privilegia solamente lo material está condenado a la pobreza quizás más grande que puede experimentar el hombre: la falta de sentido. Una de las batallas más épicas y admirables de la historia de Chile es la que libró el equipo del Dr. Monckeberg contra la desnutrición infantil y sus males. En ella, logramos derrotar los males físicos y cognitivos que produce la ausencia de los nutrientes requeridos por el cuerpo durante su crecimiento. Pero cuando comparamos ese triunfo internacionalmente reconocido con lo que ha ocurrido en la dimensión no corporal del ser humano, nos damos cuenta de que la batalla por la adecuada nutrición cultural de nuestro país está todavía lejos de ser ganada. Para remediar esta situación, hemos diseñado un ambicioso programa que tiene como horizonte asegurar que ningún niño en el país, haya nacido en la región que sea y en la condición social que sea, carezca de los estímulos necesarios para que, a corta edad, se le abra el mundo de la cultura y viva en él el resto de su vida, gozando de sus bienes infinitos y de la herencia creativa de la humanidad. Éste es el eje de nuestra política cultural. Esto no significa, por supuesto, que todas las políticas estén orientadas a los niños directamente, ya que para crear un ambiente culturalmente estimulante se requiere de una sociedad completa que lo impulse. Así, realizaremos también reformas a nivel de las políticas culturales que mejoren aquello que ya existe y faciliten el acceso a la cultura de quienes han tenido la suerte de entrar en contacto con ella, a través de las industrias creativas. Lograr que los creadores chilenos cuenten con todas las herramientas para desarrollar su creatividad y que todos los chilenos puedan gozar del arte y el patrimonio, requiere de una serie de medidas que implican un fuerte compromiso de las autoridades nacionales, regionales y locales y también del mundo privado y la sociedad civil. El primer paso siempre es seguir mejorando la institucionalidad. En este último sentido, seguiremos construyendo a partir de lo logrado por el gobierno de Sebastián Piñera, su impulso al Ministerio de la Cultura y el enfoque al fomento a las industrias creativas y protección del patrimonio, que constituyen, en conjunto, una consolidación de la obra gruesa que requiere la difusión de la cultura en Chile, a partir de la cual podemos construir con confianza esta nueva etapa, orientada a llevar cultura de calidad a cada rincón de Chile. Pero antes de explicar en detalle nuestras propuestas, bien vale conocer lo que se ha hecho, explorar esa obra gruesa, para que quede claro desde dónde comenzamos esta nueva etapa en las políticas culturales del país. 1.1 El legado del gobierno del Presidente Piñera Los desafíos que el gobierno de Sebastián Piñera debió enfrentar fueron: el enorme daño al patrimonio cultural producido por el terremoto y maremoto que azotó Chile el año 2010, una institucionalidad cultural que había cumplido su ciclo y mostraba señales de desgaste, anquilosamiento, centralización y poca sinergia entre sus dos principales instituciones (CNCA y DIBAM) y más dificultades que facilidades para que el mundo privado pudiera contribuir a la cultura. Durante estos cuatro años de gobierno se generó el potente Programa de Apoyo a la Reconstrucción del Patrimonio Material, como parte del Nuevo Fondo de Patrimonio Cultural, se modernizaron los fondos de cultura, aumentando, además, en más de un 25% su monto; se generó una nueva política cultural centrada en la promoción de las artes, la participación ciudadana y el patrimonio cultural; mejoró la ley de donaciones culturales, ampliando el rango de donantes y beneficiarios y facilitando sus procedimientos; se generaron políticas sólidas respecto al patrimonio inmaterial; se potenció la cultura en regiones, creándose el programa Red Cultura, el programa Acceso Regional y el Sello Regional. Además, en el plano de la infraestructura, el programa teatros regionales ya inauguró dos instalaciones (Rancagua y Punta Arenas) y hay tres más cuyo diseño ya está listo (Iquique, Bio Bio y Coquimbo), lo que se suma a los 32 centros culturales construidos, de los 51 proyectados en las comunas con más de 50 mil habitantes. En cuanto a los edificios patrimoniales, se ha apoyado la restauración de 92 de ellos. En conjunto a lo anterior, se dictó una Nueva ley de Premios Nacionales, se creó un nuevo Ministerio de Cultura, un Proyecto de Televisión Digital, una ley de fomento a la exhibición y ejecución artística en bienes nacionales de uso público, se permitió a los locales que tengan patente para restaurantes diurnos puedan acoger presentaciones musicales en vivo, se creo una nueva patente de Salones de Música en Vivo y se eliminó el impuesto adicional al libro digital. En suma, el legado del gobierno de Sebastián Piñera es una institucionalidad y una infraestructura cultural moderna y más descentralizada. Es decir, una obra gruesa de primer nivel para poder comenzar en base a ella una nueva etapa: acercar ya no simplemente la cultura a la gente, sino a la gente a la cultura. 2. Cultura de calidad para todos: una nueva etapa en nuestra política cultural. La nueva etapa que enfrentamos supone pasar del énfasis dado a las instituciones culturales a concentrarnos, sin dejar de lado lo anterior, al problema de la nutrición cultural de Chile. Es decir, en estudiar nuestros hábitos de consumo cultural y cómo poder mejorarlos. Cuando abordamos este asunto, es imposible evadir el problema del enorme déficit de habilitación cognitiva que sufre nuestro país. El estudio de comportamiento lector realizado el año 2011mostró que un 84% de los chilenos no logra una comprensión adecuada de lo que lee, lo que se suma a cifras parecidas en el manejo de aritmética básica que ya eran conocidas. Junto a ello están los resultados de la segunda Encuesta de Participación y Consumo Cultural, que nos informan que el acceso a la cultura en el país está fuertemente condicionado por el nivel socioeconómico y educacional de las personas. Este asunto muestra el enorme daño que hizo la ausencia de políticas educacionales y culturales eficientes durante los largos 20 años de gobiernos de la Concertación. Y también explica por qué ellos prefirieron entender la cultura como ''aquello que hacen los artistas'' o como un mero espectáculo, en el sentido en que lo denuncia Vargas Llosa, en vez de como algo que todos necesitamos, generando políticas elitistas, clientelizando por esas razones a buena parte del llamado ''mundo de la cultura y las artes'' y asociando el ''entregar cultura'' con shows masivos como el de ''La pequeña gigante'' y no con tomarse en serio la batalla por la nutrición cultural del país, que es tratar de convertir la belleza y el saber en algo cotidiano, no en hitos efímeros de entretención masiva. El giro que proponemos es justamente ir en sentido contrario al tomado por la Concertación: queremos entender la cultura no como un nicho de especialistas o un mero espectáculo, sino como algo vivo y necesario para cualquier persona. Queremos generar políticas centradas en acercar a las personas al disfrute de la belleza, empezando por la lectura, pero también alcanzando al teatro, la música, la historia y, en general, todo nuestro patrimonio. Queremos políticas absolutamente transparentes y que no terminen llevándose siempre los mismos amigos del gobierno y especialistas en postulaciones a todos los fondos para la cultura. Queremos no ''entregar cultura'', porque el estado no es capaz de eso, sino ayudar a que todos los chilenos puedan disfrutar de lo mejor de la herencia cultural de la humanidad. Así, nuestra principal preocupación, el eje de nuestro programa, será, por un lado, mejorar la calidad de la cultura de acceso público y asegurarnos de que llegue a todos lados y se produzca desde todos lados en el territorio nacional, y , por otro, mejorar nuestra capacidad de relacionarnos con la cultura, estimulando desde el principio la lectura, el goce artístico y la abstracción. En este desafío sabemos que algo esencial es la educación de buenos mediadores culturales. Esto es: profesionales dedicados a acercar a la gente a la cultura. 2.1 Política nacional del libro y la lectura. Leer (entendiendo lo que se lee) enriquece nuestra vida, introduciendo en ella creatividad, imaginación, variedad y compañía. Explorar el pasado, imaginar, compartir visiones distintas sobre la existencia y disfrutar cultivando un mundo interior que podemos compartir con otros es algo que nos hace mejores personas y nos permite llevar vidas más libres y felices. Así, quien se ve privado del acceso al mundo de la lectura, pierde mucho más de lo que superficialmente pareciera. En Chile tenemos serios problemas en cuanto a la lectura: según los estudios que comentamos, hasta un 84% de los chilenos no entiende lo que lee. Esto significa que confundir las políticas prolectura y las políticas pro-lector tiene un efecto adverso a nivel de políticas públicas, que debe ser prevenido. El mejor ejemplo de esto es el del debate respecto a retirar el IVA a los libros, que es, en el mejor de los casos, una política pro-lector, pero no pro-lectura, ya que, de traducirse dicha reducción en una disminución del precio de los libros, ésta reducción no haría que más personas leyeran, sino que las personas que ya leen compraran más libros. La eliminación del IVA de los libros no es una solución para el problema de fondo: el déficit de habilitación lectora y hábito lector entre la mayoría de los chilenos. ¿Cómo enfrentar entonces el problema de fondo? Aquí no hay atajos posibles: la batalla por el hábito lector se da desde la infancia e involucra a toda la comunidad, pero especialmente a la familia. Los niños aprenden a leer porque imitan a sus mayores en este hábito, en parte, y también porque alguien lee con ellos. Esto exige una gran dedicación. No basta con libros. Campañas Un Cuento al Día y Chile País Lector Es importante que exista una constante promoción de la importancia de la lectura y sus beneficios. Esto significa que es imprescindible invertir en campañas de promoción de hábitos lectores saludables. Estas campañas deberían ser de dos tipos. Uno, que promueva la lectura diaria de cuentos con niñas y niños, como una costumbre necesaria, tal como lavarse los dientes o alimentarse bien. Otra debe promover la importancia de la lectura de libros entre adultos y entregar información sobre bibliotecas, librerías y sitos web vinculados al libro. Canasta de nutrición cultural Uno de los logros más grandes y épicos de Chile ha sido superar la desnutrición infantil. Ahora debemos enfrentar de igual manera el desafío de mejorar nuestra nutrición cultural. Para ello, vincularemos los alimentos que entrega el Programa Nacional de Alimentación Complementaria con canastas de nutrición cultural. Esta es una política orientada a proveer a las madres y padres de menores recursos de los instrumentos y las facilidades para el correcto estímulo cognitivo de sus hijos. Ella consiste en la entrega de diferentes conjuntos de libros y productos audiovisuales en etapas distintas del desarrollo infantil y de las indicaciones adecuadas respecto a su uso. Se buscará vincular este programa a los beneficios del ingreso ético familiar y usar los consultorios como lugar de entrega de estas canastas, junto a la leche en polvo, capacitándose al personal de estas unidades para operar como mediadores culturales respecto a los padres, entendiendo y respetando siempre que son ellos los primeros educadores de sus hijos. El principio de fondo de esta política es que la nutrición cultural es tan importante como la nutrición física, y que ambas merecen la misma preocupación. Este programa se inspira fuertemente en el programa escocés Bookbug, que ha mostrado muy buenos resultados y que cuenta con su equivalente a la Canasta de Nutrición Cultural en los Bookbug Packs, y la idea es realizar una implementación piloto del mismo antes de lanzarlo a nivel nacional, de modo de entregar un producto de probada calidad cuyos contenidos sean aceptables para familias de todo credo, cultura o posición política. Esta política, junto a las bibliotecas infantiles, implican un notable estímulo a la industria del libro infantil en nuestro país y a los creadores de literatura infantil. Dinamizar el mundo del libro -Las salas de clases son un monopolio natural: los colegios pueden exigir el libro de texto que consideren más conveniente, puesto que sería imposible enseñar a un grupo de niños si cada uno de ellos tiene un texto de estudio diferente. Este monopolio ha sido aprovechado por las editoriales de modo de producir todos los años textos similares al año anterior que los colegios obligan a los padres a comprar, prohibiendo la utilización de textos de la misma editorial pero de años anteriores. Esta situación es anómala y abusiva y debe corregirse: se prohibirá a los colegios exigir libros de texto del año, fijándose un rango de tiempo de 3 o 4 años en que los libros de texto de la misma editorial correspondientes al mismo curso tendrán plena validez y equivalencia. Así, luego de combatir con éxito el monopolio de las marcas a nivel de útiles escolares durante los años pasados, se combatirá ahora la utilización abusiva del monopolio natural de los libros de texto, que pone una enorme presión sobre muchas familias chilenas al inicio de cada año escolar. -Un problema de vivir en regiones en Chile es el acceso a los libros. Además de reforzar y mejorar constantemente las bibliotecas públicas locales, convirtiéndolas en verdaderos centros culturales e invertir en convertir las bibliotecas escolares en bibliotecas comunitarias e impulsar bibliometros en regiones, el estado puede ser de ayuda eliminando los costos de envío de libros dentro de una región para consumo doméstico mediante Correos de Chile. La racionalidad de la norma reside en que en todas las regiones del país hay librerías -y, en algunas, editoriales- y una liberación de pago de los envíos nacionales podría afectarlas y estimular más todavía la concentración. Este modelo, en cambio, estimula su existencia, impulsa la competencia local y amplía su mercado. -Es necesario reformar la ley de fomento al libro y la lectura, actualizándola para ampliar los términos en los que actualmente se encuentra concebida con objeto de incluir a todos los actores de la cadena del libro, precisar las definiciones contenidas en ella y dar cabida a las nuevas tecnologías, modificando, por ejemplo, la definición de ''libro'' para incorporar el concepto de libro digital. Asimismo, deben establecerse los beneficios de la depreciación acelerada para la industria del libro. Bibliotecas infantiles Desarrollar y potenciar bibliotecas infantiles a lo largo del país y coordinarlas debe ser una prioridad y en ello el aporte estatal debe ir de la mano con las iniciativas privadas. Generar fondos concursables especiales para bibliotecas infantiles y establecer desde la DIBAM una revista especializada en material educacional infantil, tomando como base los notables logros y la experiencia del trabajo de Genevieve Patte, es algo necesario para acercar los libros a los niños. Ejemplos exitosos de bibliotecas infantiles en Chile son “El bosque de los cuentos”, inaugurada hace poco en Osorno gracias al impulso de la bibliotecaria Victoria Pení, la biblioteca pública “Biblioniños” de Puente Alto, creada por una colaboración entre la Corporación Municipal de dicha comuna y la DIBAM y la Sala Infantil de la Biblioteca de Santiago. El efecto del desarrollo de estas bibliotecas, además, es impulsar la producción de literatura infantil de calidad en el país, expandiendo su mercado y haciendo visible su enorme relevancia. Cada biblioteca, además, debe operar como un centro de trabajo e investigación para equipos interdisciplinarios de expertos (pedagogos en lectura, escritores e ilustradores infantiles, psicólogos educacionales, bibliotecarios) que desarrollen nuevos avances y productos para difundir la lectura e instalar el libro en el hogar chileno. Bibliotecas en las cárceles Es importante reforzar y extender la difusión de la lectura en los recintos penales, siendo ésta un instrumento importante para hacer más humana la privación de libertad. Beca vocación de bibliotecario El trabajo de un bibliotecario no se reduce a la biblioteconomía, que es la correcta administración de las colecciones, sino que va mucho más allá: a la mediación cultural. El bibliotecario es un mediador que acerca a la lectura a quienes visitan su biblioteca, especialmente a los niños. Así, queremos extender la beca ''Vocación de profesor'' a la bibliotecología y estudiar, junto con los especialistas del área, cómo actualizar y potenciar esta área clave en la promoción de la cultura del país, de modo de reforzar su preparación como mediadores. 2.2 Televisión de calidad. La televisión tiene un importantísimo rol público: es la ventana al mundo y al país para millones de chilenos y, por cierto, la compañía diaria de miles de niños y niñas. Este rol público puede fácilmente entrar en conflicto con una mala comprensión de la libertad de expresión como “transmisión de cualquier cosa”. La libertad de expresión, en realidad, sirve para cautelar cosas como la libertad política y religiosa, pero no para defender que cualquier cosa pueda ser dicha o exhibida en cualquier momento y lugar. Es esto lo que justifica la existencia de un Consejo Nacional de Televisión cuyo objetivo sea, tal como lo señala la ley 19.131, asegurar el correcto funcionamiento de los servicios televisivos, entendiendo por correcto funcionamiento “el permanente respeto, a través de su programación, a los valores morales y culturales propios de la Nación; a la dignidad de las personas; a la protección de la familia; al pluralismo; a la democracia; a la paz; a la protección del medio ambiente, y a la formación espiritual e intelectual de la niñez y la juventud dentro de dicho marco valórico”. Cuando miramos la realidad actual de la televisión nacional es difícil pensar que el correcto funcionamiento de ella esté lo suficientemente resguardado. Es cierto que no se transmite programación con contenidos sexuales o violentos explícitos en horarios en que niños y jóvenes puedan estar haciendo de audiencia, pero también es cierto que el sexo y la violencia explícita no agotan el tipo de programación que representa un potencial de daño para los valores protegidos por la normativa y que dan sentido público a la televisión. Farándula El mayor enemigo de la televisión de calidad, entendida como aquella que cumple en un estándar razonable con resguardar los bienes señalados por la normativa, es aquello conocido como “programación de farándula”, la cual consiste, a grandes rasgos, en programas de reportajes y opinión sobre la vida privada semi-ficticia de personajes asociados a los medios de comunicación, la entretención y el deporte. Lo propio de la farándula es la concentración preferente en los aspectos morbosos de la vida de los “famosos”. La promoción pública del morbo en horarios en que la audiencia está compuesta por niños y jóvenes, entendido el morbo en sus acepciones de “interés malsano por personas o cosas” y “atracción hacia acontecimientos desagradables”, no puede sernos indiferente. Como solución proponemos estudiar la clasificación de los contenidos morbosos respecto a la intimidad de las personas como programas con un contenido no apto para menores de edad y que, por lo tanto, deben ser transmitidos en los horarios en que la ley permite la transmisión de dichos programas, y no en otros. Fondos concursables para programas educacionales y culturales Una de las razones del déficit de programas educacionales y culturales de buena calidad en el país es que producirlos es más caro que producir otro tipo de productos con igual o mayor sintonía, pero que no constituyen aporte alguno para la audiencia. Los estudios de CNTV señalan que hoy en día sólo un 1.8% del total de la parrilla programática es cultural. Ante esto, dos opciones se abren: una es la de establecer un canal nacional financiado con fondos públicos que, al no depender de la sintonía para financiarse con publicidad, pueda realizar programas de calidad. El problema de esta opción es que si bien presenta un alto grado de deseabilidad social (casi nadie diría que no a ella), tiene un alto riesgo de generar un bajo impacto a nivel de las audiencias, es decir, de no ser visto demasiado, desviándose recursos en entregar televisión de calidad a una minoría culta que podría adquirir ese tipo de productos por otros medios. La segunda opción es que, en combinación con la liberación de la televisión diurna y vespertina de programas de farándula, se permita a los canales de televisión competir por fondos públicos asignados mediante votación popular virtual entre los distintos proyectos que califiquen como “culturales” y “educacionales” (como categorías separadas) luego de pasar un estricto filtro formal. Esto genera interacción con las audiencias, cercanía popular con los productos y debate público sobre el rol de la televisión y es, por tanto, superior a la idea de un canal público. Además, deben aumentarse los fondos para televisión cultural (hoy administrados por CNTV vía concurso) con exigencias de co-financiamiento del canal que lo patrocina y compromiso real (so pena de multas) con su exhibición posterior. 2.3 Propiedad intelectual y políticas de la información La propiedad intelectual se va volviendo cada vez más importante en la medida en que un país comienza a acercarse al desarrollo. Sin embargo, este derecho está lleno de paradojas y problemas que exigen renovar nuestros estándares para, por un lado, proteger la obra artística del pirateo con fines comerciales, pero al mismo tiempo evitar que la protección de la propiedad sobre bienes intangibles se vuelva contra la privacidad de las personas y contra la misma propiedad tangible. Buscar estos equilibrios, discutir respecto a la libertad en internet y permitir un derecho de propiedad intelectual flexible que se adecue al mundo en que vivimos es un desafío político de enorme importancia que no debe dejarse de lado. Chile, además, ha cambiado mucho en cuanto a su capacidad de generar investigación y también hemos comenzado a vivir cada vez más insertos en el mundo globalizado, que es una verdadera sociedad de la información, prácticamente sin fronteras. Ello exige revisar nuestras políticas de información en dos sentidos: primero, como ya vimos, revisar nuestro régimen de propiedad intelectual, el cual debe adaptarse a las nuevas formas flexibles de propiedad intelectual que van surgiendo y actualizar sus criterios para convertirse tanto en un incentivo para la creación como un aporte a la comunidad. En segundo lugar, es necesario revisar nuestra política nacional de investigación y producción de conocimiento, además de las redes y plataformas a partir de las cuales este conocimiento puede ser compartido por diversos agentes. Revisar nuestro derecho de propiedad intelectual Es necesario generar una comisión investigadora que revise nuestras instituciones vinculadas a la propiedad intelectual e incentivar luego el debate público al respecto. Interconectividad Es necesario impulsar la existencia de redes y plataformas para compartir información entre universidades, entre empresas y entre universidades y empresas que se encuentren innovando, de modo que puedan generar una mayor sinergia. Para ello, debe crearse una mesa de expertos que entregue propuestas respecto a interconectividad, plataformas y redes virtuales de cooperación que considere lo que y existe y sirva como base para la legislación y el estímulo en este sentido. Impulsar el uso de software libre a nivel del gobierno y del estado Luego del exitoso antecedente que representa EduLinux, creado por el MINEDUC y la Universidad de la Frontera, debe haber un compromiso concreto del gobierno con el uso de software libre en sus dependencias y en las de la administración pública en general, así como ocurre en otros países del mundo. El compromiso con una cultura liberal en cuanto al uso de la información y el ahorro de recursos públicos en pagos por derechos y patentes son algunas de las ventajas innegables de esta idea. Así, debe desarrollarse una política pro-software libre a nivel del gobierno y la administración pública, implementando en lo posible este tipo de software en la mayor cantidad de dependencias del gobierno. Nueva política sobre obras huérfanas Siguiendo el fructífero avance realizado por el Parlamento Europeo en su debate sobre los usos autorizados de las obras huérfanas (aquellas obras que son de dominio público porque ya caducaron los derechos sobre ellas o bien porque no hay como establecer titulares de dichos derechos), cuyas conclusiones quedaron fijadas en la directiva 2012/28/UE. Esto implica estimular la digitalización de estas obras y su puesta en circulación en Internet, tal como ha ocurrido con el notable y provechoso trabajo de “Memoria Chilena”, preservándose así el patrimonio e impulsándose, al mismo tiempo, la libre circulación del conocimiento. 2.4 Fomento a las industrias creativas (Costo estimado para el período: US$ 3,7 millones) La dimensión económica de la cultura suena a muchos como ajena a nuestra realidad. Se omite que las industrias creativas, que consideran las industrias del libro, la música, el audiovisual, también consideran la arquitectura, el diseño, la fotografía y los nuevos medios (la animación digital y los video juegos) y las artes escénicas y visuales, entre otras disciplinas culturales, y constituyen un sector con un enorme potencial de crecimiento y generación de empleo, a partir del fomento y el uso de la propiedad intelectual y la prestación de servicios. Ahora bien, la experiencia chilena en la formulación de políticas culturales si bien aún es breve en escala temporal -dado que el principal órgano del Estado encargado de formularlas fue creado recién en el 2003 y ahora se impulsa el Ministerio de la Cultura, clave para el desarrollo cultural-, ha ido alcanzado autosuficiencia y capacidad de regulación. Probablemente sea cada vez más necesario que se formulen políticas públicas más completas e inclusivas de esa dimensión económica que tiene la cultura, favorecedoras entonces de las industrias creativas a las que habrá que asumir desde el fomento de los mecanismos de financiamiento de las empresas, pasando por los programas de consolidación de las actividades actualmente existentes hasta el desarrollo de nuevos negocios. Potenciar las industrias creativas Promoveremos políticas orientadas a visibilizar las industrias culturales como motor de desarrollo, frente a la institucionalidad del Estado, la inversión privada y los organismos de cooperación internacional, y la sociedad civil en general. Políticas interesadas en vincular a las organizaciones productivas culturales con las políticas públicas de fomento financiero y asistencia a las PYMES. Serán de nuestra atención el generar acciones de un Estado interesado en promover la generación de conocimiento y la investigación sobre las cadenas productivas de la cultura, de manera que se puedan identificar obstáculos y oportunidades para el desarrollo de sus eslabones, organizaciones y agentes, fomentando la asociatividad entre creadores, productores, gestores e intermediarios, con miras a facilitar su acceso a canales de financiamiento y la inserción en nuevos mercados locales e internacionales, fortalecer su poder de negociación y promover el ejercicio de sus derechos como creadores y trabajadores de la cultura. La cultura es un componente fundamental para generar un acercamiento de los pueblos y facilitar la integración entre los países. La imagen país se construye de manera más duradera y sustentable si se fundamenta en los creadores y la cultura. La proyección y desarrollo de nuestros creadores y de las industrias culturales requieren de una participación mayor en los circuitos artísticos internacionales. Hoy impulsan la proyección internacional de nuestra cultura se realiza a través de la Cancillería (DIRAC y ProChile), Fundación Imagen de Chile y Consejo Nacional de la Cultura y las Artes principalmente. Se hace necesario fortalecer las coordinaciones entre estos entes públicos, proponer una política de internacionalización de la cultura y las artes que genere un horizonte común y cuente con fondos adecuados para su implementación tanto a nivel de las agencias públicas como de las embajadas de Chile en el exterior, con un ente claro que lidere esta coordinación. Generaremos políticas que impulsen canales alternativos de distribución y circulación que incorporen y valoren la creación y la producción local y faciliten su acceso a mercados locales, regionales y mundiales y que ayuden en construir un marco de fomento de las actividades culturales proclive al desarrollo del sector, que dé cuenta de los incentivos fiscales y tributarios necesarios para impulsar todos y cada uno de los eslabones de la cadena productiva (creación, producción, distribución, exhibición y consumo), así como las actividades transversales que le dan sustento (información, formación, investigación y conservación). Especial atención se prestará al apoyo a las entidades culturales: El sector se verá beneficiado con la generación de líneas de ayuda para la acción y promoción cultural y para la promoción del turismo cultural. Las ayudas de acción y promoción incentivaran a las entidades a materializar proyectos que, entre otras finalidades, favorezcan el desarrollo y la digitalización de las industrias culturales y creativas, difundan la cultura en todas sus manifestaciones, en el exterior y fomenten las relaciones culturales entre Chile y otros países, profundicen en el diálogo intercultural, desarrollen nuevos productos artísticos digitales, y permitan la implementación de las nuevas tecnologías en las actividades culturales y en su distribución. La promoción del turismo cultural será prioridad para nuestra gestión. A su vez, pensando en los fondos en regiones, es importante dar más visibilidad al Fondo Nacional de Desarrollo Regional, que destina al menos un 2% de sus fondos a Cultura, debido a la dificultad de encontrar la información sobre plazos, requisitos y líneas a postular desde los Gobiernos Regionales. Estímulo para el desarrollo y consolidación de la oferta académica del sector Se promoverán acciones del Estado que no duden en estimular el desarrollo de una oferta académica de carreras de grado y posgrado, en administración de medios y entretenimiento, gestión de contenidos, gerenciamiento de artes del espectáculo y comunicación audiovisual, entre otras disciplinas, como las que ya existen con profusión y sobrada experiencia en latitudes cercanas. Políticas en definitiva que proviniendo del sector cultural, garanticen además que la cultura determine el rumbo del desarrollo y que la cultura se constituya en eje articulador de las áreas en que éste involucra. Chile como potencia cinematográfica internacional Especialmente podría potenciarse el desarrollo cinematográfico. El cine nacional recibe hoy múltiples apoyos públicos para las distintas fases de su desarrollo, de forma dispersa entre órganos como Corfo, ProChile, Consejo de la Cultura, no siempre de forma coordinada. Se propone crear una institución de fomento al cine que agrupe, coordine y potencie estos instrumentos y cree mecanismos más atractivos de inversión internacional (al modo que lo ha hecho Colombia o Nueva Zelandia, entre otros países). Lograr producciones internacionales genera un fuerte impacto en la industria local y en aumento del turismo. Promover medidas para el desarrollo de sectores artísticos Con respecto al diseño, generar programas del tipo “better by design” que fomente la integración de diseñadores en empresas productivas, en una alianza que permita integrar el valor agregado que da el diseño a los procesos productivos y los productos chilenos, lo que tiene un impacto directo en la generación de valor agregado. En el campo de la arquitectura es fundamental mejorar el nivel de la arquitectura pública mejorando los estándares de “compra” del Estado como constructor de infraestructura de servicios y fomentar una arquitectura de excelencia, a través de concursos públicos, que tienen un impacto directo en la conformación de mejores entornos urbanos y crear la figura del comité de arquitectos para intervenciones de barrios patrimoniales. Considerando las artes visuales, fotografía y nuevos medios, es importante crear una plataforma de difusión de las artes visuales para la inserción de los creadores a nivel internacional, a través de intercambio de curadores y becas y analizar la necesidad de una Secretaría Ejecutiva de Artes Escénicas. Finalmente, se continuara la senda de promover la artesanía, danza, teatro, artes circenses, folclore y artistas urbanos, promoviendo la profesionalización de sus cultores y la difusión de sus creaciones a nivel local e internacional. Conscientes de la importancia de tomar decisiones basadas en datos reales, se promoverá el desarrollo y creación de un Centro de Documentación de Industrias creativas en Chile que desde el futuro Ministerio de Cultura, apoye la labor de registro y análisis de información especializada para investigaciones del sector. 2.5 Énfasis en el desarrollo de audiencias (Costo estimado para el período: US$ 6,5 millones) El desarrollo de las políticas culturales en Chile ha aumentado su desarrollo y respaldo público, pero mientras el fomento a la creación ha dado sus frutos los datos evidencian que el consumo y la participación cultural ha circulado por un camino más lento, como se observa con respecto a la Encuesta Nacional de Participación y Consumo Cultural. Ahora bien, reflexionando sobre la participación ciudadana en la vida cultural es un aspecto que sigue siendo, en buena medida, una asignatura pendiente. En Chile la reflexión académica sobre el desarrollo de las audiencias culturales es aún precario, en parte debido a la escasa masificación del consumo cultural de calidad, la debilidad de los circuitos y compañías estables, y también a la ausencia de medios de apoyo destinados a desarrollar las audiencias y la débil formación cultural de base de las personas. Factor adicional es la carencia de especialistas vinculados al área con posibilidades de realizar una reflexión más pausada de estas cuestiones, más allá de la urgencia de tener que atender a las necesidades del día a día en las organizaciones culturales. Para ello se continuará impulsando el desarrollo de seminarios especializados como los que viene auspiciando el Consejo de la Cultura y las Artes, pero se procurará formalizar sus contenidos en series regladas y se extenderán a regiones presencial y telemáticamente para asegurar la efectiva extensión de esos contenidos entre los gestores culturales locales. Formar y atraer públicos es una tarea compleja. Se necesita una planificación concienzuda y una implementación integral (que no sólo incluya estrategias programáticas; sino, también, estrategias de comercialización y de desarrollo organizacional e institucional) para garantizar la eficacia de las iniciativas que pretenden el desarrollo de públicos. Una idea es generar, desde el Ministerio de Cultura, un Plan de Gestión Cultural Universitaria para la formación de nuevas audiencias, que colaborando con universidades públicas y privadas junto a organizaciones culturales de todo el país, vaya en línea de estimular la movilidad de grupos artísticos, presentaciones musicales y otros. Potenciar la participación de las personas en cultura y fomentar la creación de públicos implica tener espacios de encuentro entre las creaciones artísticas y los bienes patrimoniales y la ciudadanía. Por eso es fundamental contar con instituciones y espacios culturales con una gestión profesional y una programación abierta, de calidad, permanente en el tiempo que vaya fortaleciendo su rol de puente entre creadores y cultura y la ciudadanía, fortaleciendo los tejidos sociales que se generan en torno a la creación, el arte y el patrimonio. Especial preocupación de nuestro gobierno será atender las necesidades de formación en estas materias, reforzando para ellos los fondos disponibles para capacitación y becas en el área por el Fondart, Becas Chile y Servicio País-Cultura. Desarrollo a través de las instituciones En ese sentido, la necesidad del futuro Ministerio de la Cultura, y de la nueva institucionalidad del Instituto de Fomento a las Artes y las Industrias Creativas y la Dirección del Patrimonio a través de Museos y Bibliotecas, son fundamentales para entregar apoyo en el desarrollo de audiencias a las artes y las industrias culturales, además del fomento de la participación y la organización ciudadana descentralizada con fines culturales. El gobierno ha dado un fuerte impulso a la construcción de una amplia red de infraestructura cultural que contará con 51 centros culturales en comunas de más de 50.000 habitantes (incluyendo también Rapa Nui y Chiloé) y sumando teatros regionales en 5 grandes capitales. Esto, sumado a la infraestructura que ha impulsado los gobiernos regionales, señala un avance fundamental de espacios técnicamente de primer nivel en todas las regiones del país. Para ello, y como etapa siguiente, se propone fortalecer la nueva RED CULTURA destinada a la gestión y programación de los espacios culturales públicos y a la vez la creación de en un sistema de incentivos (fondos) versus compromisos-exigencias (programación, públicos, co-financiamiento, e incluso experimentación) para la creación de un fondo público que también reciba aportes privados (del tipo endowments) para financiar instituciones culturales de excelencias y sin fines de lucro a decisión de un comité de expertos y para proyectos de funcionamiento de mediano plazo (3 a 5 años), que permita su desarrollo sustentable en el tiempo sin la lógica de concurso anual que impone el Fondart. El Fondo diferenciara entre instituciones puente (cuyo foco principal es atraer a los ciudadanos para que participen en cultura, asistan a espectáculos y talleres culturales) y las instituciones creativas (cuyo foco es la vanguardia y experimentación de nuevos lenguajes, que si bien no necesariamente son masivas, logran reconocimientos en instancias nacionales o internacionales, movilizando la innovación en el sector y proyectando esta innovación hacia el resto de la sociedad). El Fondo asignará recursos según parámetros predeterminados de carácter cuantitativo y calculados por la administración (por ejemplo, para un espectáculo teatral: número de representaciones, de espectadores, de trabajadores involucrados, etc.…) y cualitativo (acreditación de relaciones con la comunidad, expediente de trabajo, etc.), considerados por una comisión de expertos (peer panel review). Este Fondo contribuirá a dar mayor transparencia al sector y evitará las arbitrariedades en la asignación de recursos públicos permanentes que ha existido. Otra propuesta complementaria para el desarrollo de audiencias es a través de la educación escolar, que ha tenido los mejores resultados. Programas como el de la Fundación de Orquestas Juveniles o los Torneos de Debates están en la dirección correcta. La participación en ellos les entrega valores y principios que los hacen mejores ciudadanos y aumentan la calidad del Capital Social. Debe explorarse caminos similares que estimulen la creatividad juvenil en los otros ámbitos del arte y la cultura. Desarrollo de capital humano creativo Desarrollar capital humano creativo para una sociedad innovadora implica fomentar y fortalecer e incrementar las materias artísticas en la educación de nuestros niños, recuperando espacio para el juego y los ambientes lúdicos, ya que en edades tempranas la creatividad florece y se expande a partir de la fantasía y de la imaginación. Diversos estudios señalan el valor de las artes son el mejor y más rápido camino hacia la formación de habilidades cognitivas creativas, además de desarrollar otras destrezas muy valiosas, como la disciplina, el trabajo en equipo y la autoestima. La OCDE presentó el año pasado el estudio “Arte por el Arte: El Impacto de la Educación Artística” que revela su capacidad para desarrollar habilidades clave para la innovación, tales como el pensamiento crítico y creativo, la motivación, la autoconfianza y la capacidad de comunicarse y cooperar de manera eficaz. La española Fundación Botín, por su parte, publicó recientemente una investigación que indica que una persona formada en las artes aumenta en un 17,6% las posibilidades de cursar estudios superiores. Se debe generar un especial esfuerzo porque las horas destinadas a espacios de formación y recreativas se vinculen con contenidos culturales, a través de programas de asistencia a espacios culturales, y del arte y artistas al aula. Asimismo, se debe impulsar una subvención a la educación artística que reconozca el valor que tienen estas escuelas para la formación de estudiantes con habilidades específicas. La Ley General de Educación (LGE) reconoce tres modalidades de enseñanza media diferenciada: Científico Humanista, Técnico Profesional y Artística. En la actualidad existen 36 escuelas artísticas en el país con una matrícula aproximada de 7.000 alumnos de tercero y cuarto medio. La Ley de Subvenciones no reconoce una subvención específica para escuelas artísticas. Lo anterior ha llevado a que estas escuelas deban gestionarse con la Subvención Científico Humanista y no con una subvención propia que les entregue más recursos, considerando que la particularidad de su accionar así lo requiere (ya que es intensiva en infraestructura, instrumentos, y pocos alumnos). 2.6 Protección del patrimonio cultural de Chile (Costo estimado para el período: US$ 10 millones) El patrimonio, en su sentido más amplio, es considerado hoy día como un conjunto de bienes materiales e inmateriales, heredados de nuestros antepasados, que han de ser transmitidos a nuestros descendientes acrecentados. Entendemos por patrimonio cultural al conjunto de objetos materiales e inmateriales, pasados y presentes, que definen a un pueblo: lenguaje, literatura, música, tradiciones, artesanía, bellas artes, danza, gastronomía, indumentaria, manifestaciones religiosas y, por supuesto, la historia y sus restos materiales, es decir, el patrimonio histórico. Entendemos por patrimonio natural todos los elementos de la naturaleza: montañas, ríos, flora, fauna, así como el resultado del trabajo del hombre en el ambiente natural, es decir, el paisaje humanizado: red caminos, ciudades y pueblos, cultivos, caserío agrícola, etc. El territorio es el punto de encuentro del hombre con su patrimonio. Sin una valoración cultural del territorio que ponga de manifiesto la singularidad de sus recursos y estimule la confianza de la comunidad en sí misma y en su capacidad creativa, es difícil que un lugar despegue en su desarrollo económico. Por tanto el patrimonio es el resultado de la dialéctica entre el hombre y el medio, entre la comunidad y el territorio. El patrimonio no está sólo constituido por aquellos objetos del pasado que cuentan con un reconocimiento oficial, sino por todo aquello que nos remite a nuestra identidad. El concepto integral de patrimonio tiene como dimensión la globalidad del territorio y sus habitantes; como objetivo último, la calidad de vida consecuencia de un desarrollo económico y social sostenible; su metodología es la gestión integral de los recursos patrimoniales a partir de estrategias territoriales. Desarrollo sostenible del patrimonio Asumimos en plenitud las recomendaciones de la Comisión Brundtland, ONU (1987) en el sentido de promover un desarrollo sostenible: es decir, un desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades. En este sentido, el patrimonio es legado del pasado a transmitir a generaciones futuras que incluye una respetuosa consideración de los bienes materiales e inmateriales (valores de uso y pasivo), la equidad intergeneracional (valor de legado), la equidad intrageneracional (espacial: Patrimonio de la Humanidad, acceso), el mantenimiento de la diversidad generadora de creatividad, el principio de precaución (irreversibilidad y carácter único) y el mantenimiento de los sistemas y reconocimiento de su interdependencia (no descontextualización). Conscientes de su importancia, seguiremos impulsando el proceso de modernización de nuestra legislación patrimonial, apoyaremos sustantivamente la implementación del nuevo Ministerio de la Cultura, la cual reunirá al Consejo Nacional de la Cultura con la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM) y el Consejo de Monumentos Nacionales, creando la Dirección del Patrimonio Cultural, por lo que el apoyo a este nuevo ministerio, el cual el proyecto de ley lleva la firma del ex ministro presidente del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Luciano Cruz-Coke y el Presidente Sebastián Piñera, es fundamental para perfeccionar la protección del patrimonio cultural en Chile, perfeccionando la dispersión administrativa y de recursos de la institucionalidad existente, además de las platas de la DIBAM. No debe dejarse de lado el coordinar una campaña contra la agresión al patrimonio y pro cuidado de la ciudad, para complementar las recomendaciones de la Comisión Brundtland ya mencionado, además de crear una política de apoyo en la investigación académica en el ámbito del patrimonio cultural, ampliando los fondos destinados a ello, para generar pensamiento critico en torno a patrimonio e identidad. Reconocimiento de la multiculturalidad Cuando se habla de protección al patrimonio, es fundamental la conservación, difusión y reconocimiento de la multiculturalidad que constituye la riqueza cultural del país, ya que desarrollar nuestro capital humano creativo pasa necesariamente por reconocer el enorme valor que radica en la naturaleza multicultural de nuestra sociedad. Los ingleses, que han sido exitosos en el desarrollo de las industrias creativas –que en el Reino Unido aportan en torno al 6% del PIB-, han reconocido en la diversidad cultural –las influencias que han recibido de habitantes y costumbres de otros continentes como uno de los factores claves de este éxito. Nuestra sociedad, nuestra identidad, responde a múltiples influencias. Las del pasado, y las del presente. Más de un millón de compatriotas se identifica con las comunidades aymara, atacameña, quechua, diaguita, colla, rapa nui, mapuche, kawésqar, yagán, entre otras comunidades indígenas. Hemos recibido también, a lo largo de nuestra historia, numerosos migrantes de otros pueblos, partiendo por los conquistadores españoles e incluyendo también una importante comunidad de afrodescendientes, especialmente relevante en el norte de nuestro país. Tenemos amplia presencia de comunidades árabes y europeas: los alemanes, suizos y croatas en el sur de Chile, los ingleses que habitaron Valparaíso, italianos y españoles, y más recientemente los peruanos, entre otros muchos grupos que han llegado a enriquecernos como comunidad, a ampliar nuestros horizontes y nuestra capacidad de diálogo y de convivencia, aportándonos con nuevas tradiciones musicales, gastronómicas y culturales. Este carácter multicultural de nuestro país debe estar contemplado en las bases de funcionamiento de la mayor institucionalidad cultural del país. Rescate de emergencia del patrimonio Asimismo, el Ministerio de Cultura debería tener capacidad de generar mayores grados de coordinación para el desarrollo cultural a nivel regional y local, con los Gobiernos Regionales y Municipios. Por otra parte, el proyecto de ley que crea el Ministerio de Cultura, crea también un fondo de patrimonio cultural permanente que da continuidad al Fondo del Patrimonio creado en el Consejo de la Cultura que permitirá, a través de un concurso público, a la sociedad civil a participar activamente en la conservación de lo que valora como bien patrimonial. Pero junto con este fondo concursable, se propone una acción directa de rescate de emergencia del Estado, a través de un comité de Ministros liderado por el Ministro de Cultura y que integre al MOP, MINVU, SUBDERE-Min Interior y autoridades regionales (intendentes), que realice acciones concretas para rescatar monumentos históricos y zonas típicas que requieren intervención activa del Estado, regulaciones especiales para su conservación y valorización en el tiempo (ej Iglesia San Francisco de Valparaíso). Este comité también debiera coordinar acciones sobre zonas de Chile declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco (caso Valparaíso, por ejemplo) que permita compatibilizar la conservación de las ciudades, la integración de los vecinos y el desarrollo turístico-cultural sustentable. Patrimonio y financiamiento A su vez, creemos necesario generar campañas públicas de protección y valoración del patrimonio natural y cultural, de manera de entregar un mayor énfasis al patrimonio del país, acompañado de mejoras en la mantención e infraestructura tanto de los museos en Santiago y regiones, como el resto de la infraestructura cultural existente. Se propone acompañar estas mejoras con mayores niveles de accountability (rendición de cuentas) a la gestión y avanzar progresivamente una economía mixta, con mayor participación de la sociedad civil y la empresa privada y promover el sistema de endowments en la medida de lo posible. Se procurarán fondos adicionales a través del Ministerio de la Cultura para que los museos renueven su museografía con mayor periodicidad, replicando en la medida de lo posible procesos participativos de discusión ciudadana como los realizados en el Museo Mapuche de Cañete y el Museo Histórico Nacional. Especial atención se prestará a concretar los planes de desarrollo de los museos públicos del país, especialmente de aquellos que tienen almacenada la mayor cantidad de objetos de su colección y que por falta de espacio y curadoría no han podido exhibirla en años. Tecnología, cultura y patrimonio Con respecto a la irrupción de los dispositivos móviles con acceso a Internet (smartphones y tablets, fundamentalmente) puede suponer un salto cualitativo en el desarrollo y distribución de contenidos multimedia para museos e instituciones culturales, además del desarrollo de audiencias, fundamentalmente a través de las denominadas ‘aplicaciones móviles'. Aunque el interés de la mayoría de ellas es de momento bastante escaso (habitualmente se replican los contenidos disponibles ya en la web), son los primeros pasos en un camino que promete dar interesantes frutos. El museo que ha salido de sus gruesos muros en busca de visitantes, sobre todo entre los más jóvenes, ha encontrado en las redes sociales y los blogs sus aliados más efectivos a la hora de conseguir crear una comunidad de seguidores y aprovecharse de la ‘inteligencia colectiva'. Su reputación está cada vez menos relacionada con los mensajes que emite unidireccionalmente y más con las opiniones de los propios navegantes. Las redes sociales y la Web 2.0 tienen el potencial de participar activamente en muchos más ámbitos: educación, investigación, seguimiento y gestión de la reputación corporativa, obtención de ingresos, generación compartida de contenidos, etc. Nuestros museos e instituciones culturales contaran con el apoyo técnico y financiero para convertirse en prescriptores de conocimiento en entornos colaborativos, es decir, trabajando en red y formando parte de una autoría global, reconocida y valorada por la sociedad. El futuro es en red. Negar la evidencia de que los modelos tradicionales de marketing y comunicación se están quedando obsoletos sirve únicamente para alargar la agonía y perder progresivamente visitantes (reales o virtuales). Es necesario plantear nuevos discursos, contenidos, canales y modos de relación con los potenciales ‘amigos'. Es para ello que trabajaremos sin descanso en promover la gestión de recursos y conocimientos encaminados a que los museos del país, públicos y privados, municipales y religiosos, universitarios y de las Fuerzas Armadas, puedan modernizar sus mecanismos de comunicación y estimulen al máximo los puntos de encuentro con las nuevas audiencias, procurando que la experiencia de la visita al museo sea el punto de partida de un re-encuentro con nuestra identidad y nuestro patrimonio. Reformas institucionales A su vez, no debe dejarse de lado el avance en la creación de archivos regionales, que hoy sigue siendo bastante centralizado en la capital, así como crear un gran inventario del patrimonio nacional, en ratificación de la convención de la Unesco de 1970 y una política nacional de depósitos, investigación y documentación de colecciones. Finamente, es importante avanzar en una ley que permita a los privados tener objetos arqueológicos en sus domicilios previo registro, ya que hoy muchas de las piezas se queda en depósitos de los museos que tienen dificultades en su almacenamiento y se exponen a perdidas, robos o daño a las colecciones, o simplemente avanzar en la entrega a privados, como concesión temporal, objetos patrimoniales para su exposición en espacios públicos de acceso gratuito, buscando los mismos objetivos ya mencionados.