yo como - Universidad Iberoamericana Puebla

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El proceso de investigación de Tesis
José Guadalupe Sánchez Aviña
Segunda reimpresión de la segunda edición
Precio de venta al público: $115.00
ISBN: 9709720120
152 páginas
La generación de conocimiento es algo complejo, donde hay que invertir talento y esfuerzo;
representa la oportunidad del ejercicio de
pensamiento humano orientado a la resolución
de problemas humanos. No obstante que hoy el
formato de “tesis” se encuentra en predicamento en las instituciones educativas, la propuesta
de este libro se basa en entender que la
formación académica de un profesional exige
un componente de formación para la investigación, aun cuando no pretenda ser investigador,
es decir, la investigación por sí misma es
muestra de la vocación humana para comprender su mundo y transformarlo en beneficio
colectivo.
Como las Mariposas Monarca.
Migración, identidad y métodos biográficos
María Eugenia Sánchez Díaz de Rivera
Luis Hernández Rojas
Primera edición
Colección Lupus Inquisitor
Precio de venta al público: $120.00
ISBN: 9786077901266
150 Páginas
“Los migrantes somos como las mariposas
monarca, ir y venir ya forma parte de nuestra
naturaleza”, afirma Luis Hernández Rojas, coautor
de este libro. La construcción del texto se centra
en la historia de su vida, descubriendo desde esa
narrativa un entramado social transnacional y a
la vez su singularidad individual respecto a ese
contexto. El libro muestra la pertinencia de los
métodos biográficos para aproximarse a la
comprensión de distintos niveles de la realidad
social.
El espacio público en la ciudad contemporánea
Perspectivas críticas sobre su gestión,
su patrimonialización y su proyecto
Mireia Viladevall I Guasch
María A. Castrillo Romón
(Coordinadoras)
Precio de venta al público: $180.00
ISBN:9786077901105
228 páginas
El trabajo de autores europeos y americanos
provenientes de un largo número de disciplinas
(urbanística, antropología, sociología, historia,
derecho, geografía y arquitectura) confluye en
este libro que aborda la cuestión del espacio
público desde una perspectiva que podríamos
calificar de ética: la preocupación por el devenir
actual y las perspectivas de futuro de ese bien
común que, como sostiene Henri Lefebvre, es
esencia misma de la ciudad.
A R T E
C O N T E M P O R Á N E O
POR LA PAZ, LA JUSTICIA Y LA SEGURIDAD CIUDADANA
La Universidad Iberoamericana Puebla invitó al maestro en Artes Visuales, José
Valderrama, a crear una muestra de arte contemporáneo con el tema de la Campaña
Universitaria 2012. Las fotografías que se enseñan en las páginas de este número de
Rúbricas forman parte de ella. La muestra se compone de cinco instalaciones de gran
formato que desarrollan una apropiación estratégica del campus con el fin de provocar
y confrontar en la comunidad universitaria una reflexión crítica de la situación actual
Estas instalaciones se refuerzan unas a otras, están concebidas como un sistema dentro
de espacios estratégicos de la Universidad, donde la intencionalidad principal es
confrontar a la comunidad universitaria y al espectador ante estas realidades y ausencias
de paz, justicia y seguridad ciudadana, evidenciando que el tiempo transcurre y la
indiferencia está distante de la epistemología de nuestra institución.
MUESTRA...
Instalación 1
Estrategias y realidades
En esta obra se establece un diálogo entre las cifras y datos
que evidencian las maniobras fallidas, por un lado, y por
otro, la urgencia de nuevas estrategias soportadas y construidas por los sueños de una sociedad que día a día se
entiende más pertinente y actuante ante su realidad, de esta
forma, el líquido vital expresa una emanación de paz, justicia y seguridad ciudadana. El fondo pretende ser blanco,
pero su circunstancia lo condiciona a un estado impuro, a
un estado hermenéutico del sentido de coherencia y armonía
social.
Instalación 2
A tiempo por la paz
El tiempo como referente ontológico de nuestra existencia sujeta uno de los factores que denotan con contundencia las consecuencias de las decisiones que han privilegiado ciertos intereses; el deterioro medio ambiental, y como éste, otras decisiones
en el ámbito de la paz, la justicia y la seguridad ciudadana
están quedando ausentes en el tiempo. La indiferencia, la apatía y la falta de conciencia y viabilidad colectiva, los vacíos de
sentido y el pragmatismo consumista, ubican un paralelismo entre el deterioro físico del planeta y el deterioro social imperante
en gran parte de nuestro mundo. “A tiempo por la paz” no sólo
argumenta esta dualidad conceptual, plantea la experiencia
del tiempo como pregunta: ¿Qué haces ante estos deterioros?
¿Piensas actuar? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Estás a tiempo?
Ilustración: L.D.G. Arturo Cielo
en términos de sacudida y puesta en marcha de la generación de conciencia y acción.
Instalación 3
Hoguera
El entredicho sobre los aspectos de las garantías constitucionales en materia de seguridad ciudadana y derechos humanos es innegable, el círculo normativo de la hoguera está
lejos de la epistemología latina focus como representación
e interpretación simbólica del término hogar, como el fuego
protector y sagrado que se encuentra en el hogar. Contradictoriamente, la norma se desplaza en su exterior y se pierde
en su ensimismamiento, se diluye en su interpretación y aplicación, no produce seguridad, es una hoguera silenciada en
espera de la materia encendida: sociedad pensante y activa.
Instalación 4
Troncos
En un continuo ejercicio plástico de simbolismos se presenta el
espacio intervenido, donde el reconstituir la verticalidad del
árbol caído, del árbol ya muerto, en un acto de regeneración
paisajística anti olvido, se yergue en río de troncos inertes
como testigos de ausencias presentes, una sociedad contemporánea inmóvil, inmersa en los hechos y consumos cotidianos e indiferente en su mayor parte. Esta obra experimenta
con el andar de los seres humanos y los confronta desde la
imagen: robos, crímenes, secuestros, narco, violaciones, trata.
Pasamos y participamos de los troncos, somos troncos que
en disyuntiva decisión no queda opción: seguimos inertes o
creamos un nuevo y esperanzador paisaje en nuestro andar.
Instalación 5
Seguridad ciudadana
Tres frágiles columnas a escala humana se yerguen como
pilares agobiados por y contra la impunidad, la inequidad
y la corrupción. Frente a éstas la apropiación del espacio
surge en una retícula de “cajas” construidas a modo de lápidas que contienen los sueños contenidos donde las heridas
sociales vienen expresadas por diversas sensibilidades comunes ante la tragedia. Un espacio intrigante, provocador,
concreto y drástico donde la seguridad ciudadana se extiende en sus evidencias y de forma antagónica reduce la
experiencia a un simple acto de humildad ante la condición
humana y de esperanza ante un coherente humanismo.
PEPE VALDERRAMA
Artista Contemporáneo
Maestro en Artes Visuales y Arquitecto por la UNAM, cuenta con estudios especializados en Arte Contemporáneo y un sin número de exposiciones individuales y colectivas en diversos lugares, entre los que
destacan: Museo de Arte Moderno, Ciudad de México. INBA, Museo Universitario Contemporáneo de
Arte Moderno, UNAM. Museo Casa Carranza, INAH. Museo Experimental El Eco. Actualmente es
profesor investigador de la Ibero Puebla.
Revista de la Universidad Iberoamericana Puebla
Otoño de 2012
Número especial
Directorio
Directorio
Rector
David Fernández Dávalos, sj
Comisión Editorial
Aurora Berlanga Álvarez, Oscar Arturo Castro
Soto, Marcos Ricardo Escárcega Méndez, Ana
Lidya Flores Marín, Pablo Guinsberg Plouganou,
Marcela Ibarra Mateos, Gonzalo Inguanzo
Arteaga, Emma Morales García de Alba,
Benjamín Ortiz Espejel, José Sánchez Carbó.
Universidad Iberoamericana Puebla
Director General Académico
Gonzalo Inguanzo Arteaga
Director General del Medio
Universitario
Noé Agustín Castillo Alarcón
Director General de Desarrollo
Institucional
Xavier Recio Oviedo
Director General de Administración
y Finanzas
Jesús Bernardo Rosas Pozos
Rúbricas número especial, otoño de 2012,
revista semestral de la Universidad Iberoamericana Puebla, con domicilio en Blvd. del
Niño Poblano 2901, Unidad Territorial Atlixcáyotl,
CP 72430, Puebla, Pue., con certificado de
reserva de derechos al uso exclusivo número
04-2011-021410194000-102 y certificado de
licitud y contenido número 15290, expedido
por la Comisión Calificadora de Publicaciones
y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación, fue impresa en Litografía AstroColor,
S.A. de C.V., 29 Sur 2714, Col. Santa Cruz los
Ángeles, CP 72400, Puebla, Pue. Tiraje de 1 000
ejemplares distribuidos por la Universidad
Iberoamericana Puebla. Toda colaboración
o correspondencia deberá dirigirse al correo
electrónico:
[email protected] y
[email protected]
Rúbricas
Director
Benjamín Ortiz Espejel
Coordinadora temática de
este número
Iliana Galilea Cariño Cepeda
Edición y corrección
Marcos Ricardo
Escárcega Méndez, coordinador,
Susana Plouganou
Diseño de retícula y diagramación
Ana Cepeda - Pedro Bouret
Diseño de portada
Ana Cepeda - Pedro Bouret
P
resentación
Nuestro país vive una grave crisis de inseguridad y violencia de unos años a la fecha.
Esta crisis ha afectado a todos los ciudadanos, hombres y mujeres, adultos mayores,
jóvenes y niños, particularmente a poblaciones marginadas y vulnerables.
La violencia y la inseguridad son resultado de la mezcla de la acción criminal
con mecanismos de control de la misma introducidos por el Estado. La estrategia de
combate al crimen ha tenido un enfoque reactivo-represivo, en el que al fenómeno
delictivo se le enfrenta de manera casi exclusiva con el uso de la fuerza. Esta estrategia,
que carece de objetivos claros, de mecanismos públicos y consensuados de evaluación,
ha propiciado la comisión de graves violaciones a los derechos humanos y provocado
una mayor violencia de la delincuencia organizada en contra de la población civil.
Las consecuencias son desoladoras: casi 60 mil muertos, miles de desaparecidos y
decenas de miles de personas desplazadas de su lugar de residencia, sin haber obtenido
resultados significativos en términos de control de drogas, violencia y crimen organizado. El enfoque represivo, además, no ha contribuido a resolver las causas de fondo
de los consumos ilegales y de la violencia.
Inseguridad, delito y violencia son fenómenos que tienen muchas y complejas
causas. Se encuentran ligados a factores de marginación social, falta de oportunidades,
desigualdad económica, así como a la corrupción endémica, debilidad, ineficiencia
de las instituciones del Estado, particularmente de las encargadas de procurar y
administrar justicia.
Al Estado le que corresponde garantizar la seguridad de las personas y es un derecho exigir que cumpla con esta obligación. Pero, además, es deber del Estado respetar
y garantizar los derechos humanos de la población.
Para que ambas cosas sean posibles, es urgente cambiar la estrategia y el concepto
mismo de seguridad que maneja la élite gobernante.
Una concepción adecuada de seguridad la define de manera amplia, con un enfoque democrático y de derechos humanos. Toma como base la dignidad de la persona
humana y el derecho a una vida sin violencia, centrándose en la protección de las
personas y las comunidades, a fin de que puedan desarrollarse plenamente. En esta
comprensión, el respeto a los derechos fundamentales y a las garantías individuales es
parte esencial y no un obstáculo para conseguir la seguridad que se pretende.
La estrategia que se requiere, por otra parte, debería tener como fundamento el
incremento de la capacidad de investigación y procuración de justicia y no el “despliegue territorial” de la fuerza pública. Adicionalmente, debe contemplar el retorno
gradual de las Fuerzas Armadas a sus responsabilidades constitucionales, dado que
su actual participación carece de un marco institucional democrático para su involucramiento en el combate a la delincuencia. La prevención del delito, el fomento
de la cultura de la legalidad, además de políticas sociales de combate a la pobreza,
generación de empleo, acceso de los jóvenes a la educación, han de complementar la
estrategia que necesitamos.
La participación ciudadana, el control civil sobre las fuerzas del orden, la rendición
de cuentas en estas tareas son fundamentales para garantizar la eficacia de las medidas
que se adopten, pero sobre todo como expresión de genuina democracia.
Los temas de la paz, la justicia y la seguridad de las personas son temas propios
de la universidad: en ellos se juega también la posibilidad de la universidad misma
y la justeza del saber universitario. Corresponde, pues, a las instituciones de educación superior, junto con otros grupos humanos y organismos públicos y privados,
investigarlos, difundirlos, y proponer derroteros para su plena garantía. Además,
la educación puede y debe trastocar la
aprobación social del criterio del lucro
como valor supremo que yace en el fondo de la problemática de la economía
criminal. También desde la educación es
posible prevenir consumos dañinos para
la juventud.
Este número especial de Rúbricas
quiere ser una manifestación del interés y
compromiso de nuestra Universidad con
su circunstancia. Pretende aportar a la
discusión sobre seguridad y violencia en
curso en el país, en el contexto del relevo
en la Presidencia de la República.
En la Ibero Puebla somos pacifistas,
pero queremos ser pacificadores: aportar
nuestra visión y propuestas para combatir la violencia y construir la paz que
es fruto de la justicia. No queremos
ser ingenuos, sino comprender esta
problemática en su cabal complejidad.
También deseamos hacerlo desde los
intereses y anhelos de los sectores más
vulnerables y marginados de la sociedad.
Por eso abordamos aquí la perspectiva
de los jóvenes, los indígenas, las mujeres.
El tema de la mediatización de estas
cuestiones es igualmente un factor para
su abordaje íntegro.
La universidad sólo puede cumplir
sus fines dentro de la sociedad si preserva su libertad frente a cualquier factor
externo de poder. Mientras mayor sea
su autonomía e independencia, mejor
podrá servir como educadora, guía,
promotora del avance social y cultural,
y como instancia crítica permanente.
Las reflexiones que ahora presentamos las hemos hecho con toda libertad
y absoluta independencia de cualquier
interés establecido fuera de nuestra casa
de estudios. Al hacerlo así nuestra
intención es precisamente educativa,
crítica, promotora y propositiva.
David Fernández Dávalos, sj.
Rector de la Universidad Iberoamericana
Puebla
pág.
12
Violencia y medios
en tres tiempos
Ana Lidya Flores /
Roberto Alonso /
Noé Castillo
pág.
62
#YoSoy132
Mónica Cuétara
Índice
Presentación
David Fernández Dávalos, sj
5
Los jóvenes universitarios y su percepción de la
violencia en México: análisis a partir de las encuestas
realizadas a la comunidad universitaria de la
Ibero Puebla
Betzabé Vancini Romero
8
Violencia y medios en tres tiempos
Ana Lidya Flores / Roberto Alonso / Noé Castillo
12
Reflexiones en torno aos xoves, a delincuencia e
as bandas criminais
Tamara Rubiños Varela
22
Seguridad ciudadana, tarea ciudadana
Edgar Cortez
28
La desaparición de personas, un asunto de
seguridad ¿y de justicia?
Anahí Espíndola Pérez
34
Seguridad ciudadana y políticas públicas:
reflexiones desde el enfoque de políticas públicas
Víctor Figueras
44
Acceso a la justicia para la población indígena:
cambio de paradigma constitucional en un contexto
de sujeción del derecho a la voluntad política
Alejandro Jiménez Padilla / Galilea Cariño Cepeda
50
Traducción libre del texto: “Acceso a la justicia
para la población indígena: cambio de paradigma
constitucional en un contexto de sujeción del
derecho a la voluntad política”
Eufemia Luna Segura
56
#YoSoy132
Mónica Cuétara
62
“Yo como sujeto #132”: Crónica de la primavera
mexicana en Puebla
Eliel Francisco Sánchez Acevedo
64
Reflexiones y propuestas de la comunidad
universitaria de la Ibero Puebla, en torno a la paz,
la justicia y la seguridad ciudadana
66
El niño fantasma
Susana Celic Castañeda Azamar
74
Autor: Antonio Audirac
Obra: Enfrentamiento
Análisis a partir de las encuestas realizadas
a la comunidad universitaria de la Ibero
Puebla
Betzabé Vancini Romero
Directora de Comunicación Institucional
de la Universidad Iberoamericana Puebla
8
Otoño 2012
Durante los
últimos años,
México se ha
visto envuelto
en la que podría
ser la peor ola
de violencia de
su historia
después de la Revolución
Mexicana, a inicios del siglo xx. Tal como es de esperarse, esta ola de violencia
y poca gobernabilidad ha tocado la vida de cada una de las personas que habitamos este bello, aunque peligroso país. Las instituciones gubernamentales colapsan
frente a nuestros ojos a causa de la corrupción que permea hasta lo más profundo
de sus estructuras. A partir de esta ineludible realidad, a inicios de 2012, se hizo la
declaratoria en la Ibero Puebla del año en curso como “el año por la Paz, la Justicia
y la Seguridad Ciudadana” y a partir de esta declaratoria se conformó una campaña
cuya finalidad era sumar esfuerzos y voluntades entre alumnos, académicos y personal para lograr el objetivo de profundizar en la conciencia de la comunidad
universitaria la exigencia de una paz activa, de una justicia real y de una seguridad
ciudadana que garantice adecuadas condiciones de desarrollo para cada uno de los
mexicanos. La misión de la Campaña 2012 no fue la manifestación de una paz
ingenua, sino la búsqueda activa de una paz que exige a los gobernantes y a las
instituciones que garanticen a los ciudadanos estos tres derechos fundamentales.
9
Como parte de las actividades de la Comisión organizadora de la Campaña Universitaria 2012, se desarrolló y
aplicó una encuesta en la comunidad universitaria que
tuvo como finalidad conocer la percepción de la violencia
y de la situación del país al interior de la Universidad.1 Si
bien el estado de Puebla se considera todavía un oasis en
medio de estados con severos problemas de violencia a causa
del narcotráfico –Morelos, Veracruz y Guerrero, principalmente–, sus pobladores y en particular los estudiantes no
están exentos de padecer situaciones que ponen en riesgo
su integridad y sus posibilidades de desarrollo. Una de las
razones fundamentales es el alto porcentaje de estudiantes
provenientes de los estados del centro oriente y suroeste del
país, quienes en varios casos han migrado a Puebla como
opción para tener una vida más segura y “tranquila”, una vez
que en sus estados de origen los han amenazado de secuestro,
o bien, sus familiares cercanos han sido víctimas de extorsión,
secuestro o incluso asesinato. Este es el abismo al que los
jóvenes se enfrentan hoy: la violencia que todo lo rompe,
todo lo ensucia y todo lo invade, tal como si fuera un hoyo
negro que nos va robando nuestras garantías paso a paso.
La primera cifra sorprendente en los resultados de las
encuestas fue que 48% de los encuestados han sido víctimas
de algún delito en un plazo de un año. La mayoría de ellos
no realizaron denuncia ante ninguna instancia y únicamente
cerca del 25% presentaron denuncia formal ante el ministerio público y la policía estatal, sin embargo, casi el 75% de
quienes denunciaron manifiestan haber recibido mal trato y
retraso en sus procesos y denuncias y, además, por supuesto,
no haber recibido ningún tipo de compensación del daño
o ayuda. Únicamente el 8% de los jóvenes que acudieron a
denunciar manifiestan haber recibido atención adecuada y
haber recibido justicia expedita en su caso.
Sin embargo, el haber sido víctimas de algún delito no
es la única preocupación que aqueja a la población universitaria, sino el altísimo porcentaje de casos que se conocen
sobre delitos cometidos contra personas que pertenecen a su
familia, su círculo de amigos o compañeros universitarios.
Una de las cifras más fuertes dentro de los resultados de la
encuesta fue que el 92% de los jóvenes encuestados conocen
a alguna persona que fue víctima de un delito en el último
año. Esto refleja que los jóvenes se sienten envueltos en un
ambiente de inseguridad y de poca protección por parte de
las autoridades, pues gente cercana a ellos ha sido víctima
de algún delito, desde el más común que manifiestan como
el robo a transeúnte o a casa habitación, hasta extorsión,
secuestro y homicidio. Esta percepción del entorno no mejora con la presencia de retenes y operativos, pues existe un
alto grado de desconfianza de la población a partir de los
retenes y operativos ilegítimos que lejos de garantizar la seguridad, exponen a los automovilistas a un atraco mayor.
Sobre los operativos implementados en el estado de Puebla,
que se han dado a conocer públicamente como el “blindaje”
del estado ante la creciente violencia que se vive en estados
aledaños, los estudiantes tienen las siguientes percepciones:
10
Otoño 2012
el 53% de ellos dice haber visto más militares circulando
por las calles y más operativos policiacos; el 25% refiere
que lo más sobresaliente es el incremento de participación
ciudadana en la seguridad, principalmente en operativos
como “vecino vigilante”, las uniones de locatarios e incluso
algunos planes de contingencia que tienen entre familiares
o amigos para comunicarse en caso de algún problema.
Mientras los gobiernos de los estados y el gobierno de
Felipe Calderón Hinojosa saturan los medios de comunicación con mensajes sobre los “logros” de la guerra contra
el narcotráfico y se jactan de la realización de eventos en
pro de la humanización de la policía y el abatimiento de
la corrupción en las instancias responsables de otorgar justicia, únicamente el 3% de los encuestados manifiesta que
hay mayor profesionalización de la policía y una reforma
integral del sistema de justicia. Ciertamente los programas
plantean un cambio en la concepción de los cuerpos
policiacos, pero esto se encuentra en etapa de planeación
y en incipientes planes de ejecución que pocos resultados
garantizan en este momento a la sociedad civil y que es
percibido de esta manera por los jóvenes universitarios,
quienes en algunos casos comparten la percepción de que
la presencia del ejército y de retenes en las calles, lejos
de hacerlos sentir más seguros, les produce un sentimiento de acoso por parte de las autoridades. Algunos de ellos
comparten que aún cuando han tenido plena disposición
de cooperar en los retenes y en las revisiones, han sido víctimas de la violación de sus derechos –vejaciones, insultos,
malos tratos, robo de alguna pertenencia, entre otros–,
aún tratándose de retenes legales operados por policías
estatales o federales. Pareciera que la línea divisoria entre
autoridades y criminales es tan fina que en varios casos se
difumina y desaparece.
Entre los jóvenes encuestados hubo más de uno que
se atrevió a compartir sus experiencias relacionadas con el
crimen organizado y la falta de seguridad y justicia. Entre
ellas destaca una alumna proveniente de Guerrero, quien
al momento de ser encuestada señaló que tenía más de
tres meses sin ir a su casa a ver a su familia, pues su papá
–empresario acapulqueño– había recibido varias amenazas
de secuestro contra él y sus hijos si no otorgaba una cantidad determinada de dinero a una organización criminal
que opera en ese estado. El padre de esta alumna denunció
ante las autoridades guerrerenses la situación, pero lejos de
obtener una respuesta favorable o en pro de la seguridad
de su familia, a partir de la denuncia fue objeto de más
amenazas, razón por la cual tuvo que enviar a su esposa y
sus dos hijos a Puebla y al Distrito Federal para garantizar
su seguridad mientras él sigue trabajando en el puerto de
Acapulco. ¿Es esta la visión que queremos tener sobre la
seguridad de nuestras familias? No lo creo.
Desde 2006 hasta la fecha han desaparecido miles de
jóvenes y miles de padres de familia que un día salieron
de sus casas para no volver. Tal como lo dice el desgarrador poema de María Rivera “Los Muertos”, existen miles
Fotografía: Ana Karen Aguilar
La inseguridad se ha convertido en una pesadilla persecutoria en su vida de estudiantes que parece
no ofrecerles ninguna garantía de cambio favorable.
de madres esperando por sus hijos o por
sus esposos desde hace meses, lidiando
con la cruel condena de saber que
muy posiblemente no van a volver y
que, en el peor de los casos, ni siquiera van a encontrar restos qué enterrar
para darles descanso. Esto ha detonado
una migración al interior del país y un
constante desplazamiento de familias
completas a otros estados con menores
índices de violencia. Ya no es extraño
encontrar por las calles de Puebla,
automóviles con placas de Tamaulipas,
Nuevo León, Michoacán y Durango,
principalmente. De esta situación se
deriva la inevitable paranoia social que
provoca cierto rechazo hacia las personas
que llegan a Puebla provenientes de
estos estados.
Salvo sus claras excepciones, aun en
Puebla, “estado seguro”, los jóvenes y
sus familias han optado por no mostrar
un estilo de vida ostentoso que los ponga
en la mira de la delincuencia organizada,
con más razón aún, sabiendo que su
tránsito ocasional de fin de semana o de
los periodos vacacionales tendrán que
transitar por estados como Morelos y
Veracruz, que se han vuelto punteros
en temas de violencia en esta zona del
país. Existe también un pequeño porcentaje de nuestra población estudiantil2
que proviene de estados del norte tales
como Nuevo León, Chihuahua, Durango
y Tamaulipas, principalmente, que ha
llegado aquí con la esperanza de poder
cursar sus estudios profesionales de
manera segura y tranquila en comparación con lo que han visto, sabido y
experimentado en sus estados de origen. Algunos de estos alumnos se han
acercado a miembros de la Comisión
organizadora de la Campaña para compartir sus experiencias, sin embargo, el
miedo aún permea sus acciones y evitan
usualmente dar sus nombres o mayores
datos sobre sus familias. La inseguridad
se ha convertido en una pesadilla persecutoria en su vida de estudiantes que
parece no ofrecerles ninguna garantía
de cambio favorable.
¿Hasta cuándo estaremos expuestos
a esta condición que nos impide desarrollarnos libremente como ciudadanos?
¿Hasta cuándo seguiremos tolerando que
la corrupción penetre como la humedad
todas las instituciones de gobierno y no
haya justicia? Como mexicanos hemos
tenido que aprender a sobrellevar y
sobrevivir a la constante amenaza y a
la incertidumbre que nos ofrece la casi
nula gobernabilidad del país. El Estado mexicano colapsa frente a nuestros
ojos como consecuencia última de un
sistema corrupto, descompuesto, torcido, injusto y fusionado con el crimen.
¿Hasta cuándo será el día que como
ciudadanos y académicos aceptemos
la responsabilidad de exigir y mover
el motor que garantice a éstos, y otros
jóvenes, las condiciones necesarias para
estudiar, desarrollarse, profesionalizarse
y conformar un México nuevo y mejor?
La respuesta a esta pregunta se encuentra
dentro de nuestras universidades, dentro
de la vida académica y del compromiso
y valor de seguir promoviendo dentro
de nuestras aulas, jóvenes críticos y propositivos ante la realidad que los rodea
y los increpa.
Encuesta realizada entre febrero y
abril de 2012 a cerca de 300 estudiantes
durante diversos eventos en la Universidad Iberoamericana Puebla. Los
resultados fueron obtenidos y graficados por los miembros de la Comisión
organizadora de la Campaña Universitaria 2012: Por la Paz, la Justicia y la
Seguridad Ciudadana.
2
Cerca de ochenta alumnos son provenientes de esos estados, según datos
actualizados de la Dirección de Servicios
Escolares, mayo 2012.
1
11
Fotografía: Morguefile.com
Ana Lidya Flores, Roberto Alonso y Noé Castillo
Colaboradores en la Universidad Iberoamericana Puebla e integrantes
del Capítulo Puebla de la Asociación Mexicana de Derecho a la
Información (amedi)
12
Otoño 2012
México llegó a la conmemoración del Bicentenario de la Independencia y del Centenario
de la Revolución Mexicana sumido en una ola de violencia. Al mes de abril de 2010, el combate
contra el narcotráfico que el gobierno federal inició en 2007 arrojaba un saldo de más de 22 mil
muertos, cifra que, se calculaba, ascendería a 30 mil al finalizar el año. Año y medio después, la
estimación se duplicó y 2011 cerró con un número escalofriante: 60 mil 420 homicidios según
la sumatoria del semanario Zeta.
La estadística, junto con sus efectos –secuestros, torturas, desapariciones, desplazamientos y
extorsiones, por mencionar algunos–, empañó los festejos patrios. No faltaron, y tampoco han
cesado, los intentos de maquillar esta ominosa realidad, particularmente de cara al recuerdo de
dos hitos en la historia mexicana. Sin embargo, el recrudecimiento de la violencia desbordó la
panorámica patriótica. A la cita con los 200 años del inicio de la guerra por la Independencia y
los 100 años del comienzo de la gesta revolucionaria que perfiló el destino del país en buena parte
del siglo xx, México llegó con territorios capturados por el crimen organizado.
Los tiempos que se narran enseguida son reflejo de tres miradas sobre la manera en que este
clima de violencia ha configurado las interacciones comunicativas en México. El primer tiempo
es una reacción, desde un medio marginal, animada por un espíritu de hartazgo y con un emplazamiento fulminante: “¡Basta de sangre!”. Había que poner un alto a la escaldada de violencia y
muertes, concluyó una media decena de moneros que encontraron en pocos días solidaridad
y eco en miles de personas. En respuesta a este reclamo, el segundo tiempo retrata un intento de
adaptación de la prensa nacional ante un contexto de alto riesgo. A la pregunta ¿de qué forma
pueden los medios de comunicación evitar ser voceros involuntarios de los hechos criminales?,
una cúpula de personas ligadas a la industria mediática contestó que una vía era la firma de un
acuerdo con criterios editoriales comunes para la cobertura periodística de la violencia. Finalmente, el tercer tiempo explora un terreno que ha quedado al margen de las reacciones y las respuestas
que los medios tradicionales han manifestado ante el ambiente de violencia: las redes sociales.
Allí, en esa interacción digital que en ciertas regiones del país se ha convertido en herramienta
de supervivencia frente a las disputas entre cárteles del narcotráfico, y los enfrentamientos entre
miembros de las Fuerzas Armadas y bandas delictivas, pareciera encontrarse una atmósfera de
vulnerabilidad mayor.
Escritos con la individualidad de cada uno de sus autores, los tiempos relatados fueron prefigurados a través de reflexiones y puestas en común respecto a la relación que tiene la violencia y
los medios, o los medios y la violencia, en la escena mexicana.
13
¡Ya basta de
!
Al despuntar la primera semana laboral de 2011, los lectores de periódicos y
revistas nos encontramos con una sugerente imagen en la edición del lunes 10
de enero: en la primera plana de La Jornada, un cartel diseñado por Alejandro
Magallanes ponía frente a nuestra vista el lema “No más sangre”. Ésta era la imagen
emblemática de la campaña emprendida por los moneros más combativos del país
que desde la revista El Chamuco y los hijos del averno, invitaban a sus lectores y
lectoras a sumarse a su campaña.
Así, Rius (Eduardo del Río), (Antonio) Helguera, Patricio, El Fisgón (Rafael
Barajas) y (José) Hernández, en la primera página de la publicación catorcenal,
expusieron el núcleo central de su propuesta:
¿No sabes, lector o lectora, cómo dar a conocer tu
ENCABRONAMIENTO, DECEPCIÓN,
PARANOIA O APATÍA ante
la pinche situación que vivimos en nuestro país?
Te sugerimos entonces que hagas lo siguiente:
En un pedazo de papel, cartulina o lo que sea, pinta este letrero:
¡basta de sangre!, si puedes, con mayúsculas, mejor.
Ponlo donde puedas: en tu coche, en tu escuela, en las ventanas y puertas
de tu casa, en tu centro de trabajo, en los postes, en la iglesia… ¡Donde puedas
y quieras!
¿No te sientes mejor por estar haciendo algo por ti y tu familia y hasta
por la patria? En vez de quedarte con los brazos cruzados esperando a ver
a qué horas le toca un plomazo a alguno de tus seres queridos, y entonces
sí ponerte a llorar y protestar, ya estás haciendo algo.
Si quieres hacer más, saca copias del mensaje y repártelo entre tus vecinos,
cuates, compañeros, colegas y conocidos.Y diles que hagan lo mismo.
Tenemos que hacerle saber a los de la estúpida guerra, que estamos hasta
la madre de ellos, que también los muertos tienen familia que les llora,
que todos son mexicanos y que ya queremos vivir en paz. ¡Que ya basta
de sangre!
De este modo, y desde una revista centrada en el humor político más corrosivo y
ácido del país, los caricaturistas marcaron agenda en medios afines, en la agenda
ciudadana, y obligaron a que los políticos tuvieran que enfrentar los efectos de
una proliferación de expresiones que, a pie de calle, los interpelaron por los efectos
sangrientos de una batalla contra el crimen organizado que estaba aumentando
exponencialmente las cifras de muertes.
Las reacciones no se hicieron esperar al histórico ejemplar 215 de El Chamuco.
En la edición del martes 11 de enero, La Jornada publicó en sus páginas 2 y 3, las
primeras reacciones de intelectuales. Los entrevistados aplaudieron la campaña.
Entre estos personajes de alto perfil aparecen los escritores Fernando del Paso, Elena Poniatowska y Élmer Mendoza, la crítica de arte Raquel Tibol, la antropóloga
Lourdes Arizpe, el politólogo Víctor Flores Olea, los dramaturgos y directores de
teatro Luis de Tavira y Luis Mario Moncada, el productor de televisión Epigmenio
Ibarra, el investigador Alberto Híjar y el artista visual Pedro Friedeberg.
La nota que acompaña los testimonios indica que la cruzada arrancó con la
participación de casi todos los historietistas del país, quienes en sus cartones del
lunes 10 de enero plasmaron la frase “¡Basta de sangre!”. Rius declaró que trataban
de “combatir a esa sociedad de agachados que no quiere abrir la boca porque tiene
miedo”. En la charla, el caricaturista confiaba en que la sociedad hiciera suya la
14
Otoño 2012
campaña, porque a diferencia de otras,
no contaban con el apoyo de las televisoras. “Es una pequeña y modesta
contribución de nuestra parte para que
las autoridades nos oigan. A lo mejor
no se logra mucho, […] pero seguiremos hasta que esto acabe.”
Vale la pena aclarar que, si bien la
campaña arrancó con el nombre ¡Ya
basta de sangre!, el logotipo diseñado
por Alejandro Magallanes sintetizó
gráficamente el concepto y lo llevó a
popularizarse rápidamente entre los seguidores de los moneros.
En el siguiente número de El Chamuco, las páginas centrales reprodujeron
44 imágenes alusivas a la campaña:
cartones, fotografías, mantas, botones, pegatinas... Junto a la explosión
visual de testimonios, apareció el texto
colectivo “No más sangre vs. Nomás
Sangre”, donde los moneros juegan con
la idea de los universos paralelos: el de
los funcionarios del gobierno calderonista y sus periodistas afines, donde
México es un país democrático, próspero y de instituciones sólidas, frente a
un segundo universo, donde “estamos
una bola de ciudadanos indefensos,
sin guaruras. En este mundo paralelo,
México es un país en demolición”.
Corte de caja
A un mes de que se puso en marcha el
proceso, el ejemplar del 7 de febrero
hace una primera evaluación que titula
“¡Morrocotudo éxito de la campaña!”.
Las 21 imágenes de esta entrega se
intercalan otra vez. Una tercera parte
muestra a ciudadanos que siguieron las
instrucciones: pintaron bardas y mantas,
o fijaron el lema en pancartas colgadas
de puentes y bicicletas.
De acuerdo con este balance, aparecieron 50 cartones en la prensa nacional.
Ponderan el impacto del logo de Magallanes, que así se unió a la campaña.
Agradecen el apoyo de La Jornada y de
la revista Proceso, así como a sus directores. Recuperan su presencia en cnn con
Carmen Aristegui, quien dio a conocer a
todo el continente americano la Campaña de los Chamucos. “Y a partir de ese
10 de enero, una catarata de adhesiones,
entrevistas, reportajes, abrazos y felicitaciones, en prensa,
radio y hasta televisión”, se leyó en el texto evaluativo.
Además de los nombres ya mencionados, los Chamucos
recuperan los de Ricardo Rocha, Jesusa Rodríguez, Juan
Villoro, Sergio Aguayo, Paco Ignacio Taibo, Denisse
Maerker, Javier Solórzano, Miguel Ángel Granados Chapa,
José Agustín, Lorenzo Meyer, Guadalupe Loaeza, Arturo
Cano, Vicente Rojo, Bárbara Jacobs, Julio Hernández,
Martha Lamas, Alejandro Encinas, Flora Guerrero, Javier
Sicilia, Braulio Peralta, Oscar Chávez… “¡Uuuh! y siguen
firmas y firmas de artistas, escritores, intelectuales, profesores, médicos, periodistas nacionales y extranjeros, ong’s,
rectores universitarios, sacerdotes de los buenos, activistas… que apoyan y se solidarizan con la campaña ¡basta
de sangre!”
De acuerdo con este texto, la campaña se dio a conocer
en el extranjero vía entrevistas hechas en El País (España),
Radio Nacional (Bolivia), Radio Bilingüe (California,
Estados Unidos), Radio Nacional (España), Reporteros sin
Fronteras, Artefacto 21 (Perú), cnn Internacional y Radio
Habana (Cuba).
Veintiocho radios comunitarias de la república mexicana estuvieron transmitiendo los mensajes contra la Guerra
de Calderón, y los usuarios de las redes sociales Twitter y
Facebook hicieron llegar la información aun a las ciudades
más conservadoras de la República, donde aparecieron
leyendas. Monterrey y Guadalajara son ejemplo de esta
difusión. “¡Hasta Televisa se ha visto obligado a hablar
públicamente –a su estilo, claro– de la guerra inútil y
fallida! Y eso nos llena de satisfacciones orgásmicas. Hasta
dice ya alguien que doña Hilaria Clinton tuvo que venir a
México a ver qué estaba pasando”, expresaron los moneros
en su valoración.
El logo “No más sangre” estaba ya posicionado cuando
la muerte alcanzó a Juan Francisco Sicilia y a seis personas
más. Este asesinato reportado el martes 29 de marzo, en la
página 18 de La Jornada, no tardó más de cuatro días en
llegar a las primeras planas de los diarios.
Para el 6 de marzo, los ciudadanos ya estaban en las
calles. Y las fotografías así lo demostraban. El pie de
foto afirma:
Miles de personas participaron en 24 entidades en marchas de repudio a la estrategia
oficial anticrimen y la creciente violencia en
el país. En Cuernavaca, Morelos, se dio una
de las movilizaciones más numerosas. Encabezada por el poeta Javier Sicilia, quien exigió
justicia por el asesinato de su hijo Juan Francisco y sus acompañantes, se demandó al
presidente Felipe Calderón y al gobernador
Marco Antonio Adame frenar la inseguridad y
que vuelvan la paz, la justicia y la dignidad a
México.
“No más sangre”. El logo estaba en pancartas, playeras
y botones. El 9 de abril, Sicilia convocó a un movimiento
nacional por la paz, y el 5 de mayo inició la Marcha por la
Paz con Justicia y Dignidad que caminó de Cuernavaca al
Distrito Federal. “¡No más sangre!” fue el clamor de decenas de miles congregados en el corazón de México. Así, una
campaña iniciada por la revista El Chamuco, apuntalada por
medios críticos, intelectuales y ciudadanos, coincidió con
una expresión ciudadana a partir de un episodio de los miles
que han enlutado a los mexicanos y que, al cabo del último
sexenio, permitía estimar en más de 60 mil las muertes
vinculadas con la violencia generada por el crimen organizado
y la guerra emprendida por el gobierno de Felipe Calderón
Hinojosa para frenarla.
El Acuerdo
En respuesta al movimiento “No más sangre”, más de 700
medios de comunicación pactaron el 24 de abril de 2011
una cobertura informativa de la violencia guiada por diez
criterios editoriales comunes. La noticia misma tomó por
sorpresa a muchos, pero el asombro escaló de nivel por el
espacio en el que fue convenido el tratamiento periodístico
de la delincuencia organizada.
Como lo aseveró el investigador Raúl Trejo Delarbre,
especialista en medios de comunicación y entonces presidente de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información
(amedi), el escenario en el que se firmó el Acuerdo para la
Cobertura Informativa de la Violencia fue lamentable. En
el marco de la segunda edición de la Iniciativa México, el
protagonismo de las televisoras le restó credibilidad a la
propuesta instrumentada con la finalidad de evitar que los
medios de comunicación actuaran de manera involuntaria
como cajas de resonancia del crimen organizado. Adicionalmente, el acuerdo no pasó por las redacciones de los medios
que lo suscribieron para su revisión, siendo producto de la
decisión de dos empresas cuestionadas por su autoridad
moral en el campo periodístico y con un diagnóstico parcial
del clima de inseguridad en el país.
Desde 2008 y ante la escalada de violencia en diferentes
zonas geográficas del territorio nacional, manifestada en mensajes colocados junto a cadáveres, mantas y videos con actos
criminales, el propio Trejo Delarbre había sugerido la pertinencia de un acuerdo mediático para un manejo especial de
la información relacionada con el narcotráfico. Algo similar
al Acuerdo por la Discreción que tuvo lugar en Colombia
en 1999 por iniciativa de una universidad. La intención era
clara: no propagar una cultura de miedo e intimidación.
En esta línea, el acuerdo con carácter no vinculante
planteó como criterios: 1) tomar postura en contra, 2) no
convertirse en vocero involuntario de la delincuencia organizada, 3) dimensionar adecuadamente la información,
4) atribuir responsabilidades explícitamente, 5) no prejuzgar culpables, 6) cuidar a las víctimas y a los menores
de edad, 7) alentar la participación y la denuncia ciudadana,
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8) proteger a los periodistas, 9) solidarizarse ante cualquier amenaza o acción contra
reporteros y medios, y 10) no interferir en el combate a la delincuencia organizada.
Los criterios son sensatos y con dificultad podrían permanecer al margen de un
código de ética o de un manual de periodismo puesto al día frente a un contexto
adverso para la libertad de expresión y el derecho a la información como el mexicano. No obstante, amén de sus promotores, su descripción suscitó serias críticas.
Prontamente, el acuerdo fue asumido como un empeño de uniformar la cobertura
periodística de la violencia a escasos días de que el presidente de la República se
reuniera con directivos de los medios de comunicación.
Las reacciones
“Al buscar normar lo que
debería ser evidente
demuestra que la realidad
es distinta a como quisiera
que fuera” Luis Hernández Navarro
16
Otoño 2012
El Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia tuvo un amplio apoyo
de estaciones de radio, periódicos y revistas, y fue respaldado, además, por decenas
de adherentes en lo individual y más de 50 organizaciones e instituciones de la
sociedad civil. Sin embargo, entre los medios que no lo firmaron figuraron los
periódicos Reforma y La Jornada, el semanario Proceso y la estación de radio mvs.
Naturalmente, de estas empresas informativas surgieron los principales análisis y
reflexiones en contra del acuerdo. El periodista y colaborador en Reforma y Proceso,
Miguel Ángel Granados Chapa, fue uno de los críticos más incisivos al sostener
que bajo las pautas de conducta periodística disfrazadas de autorregulación ética
había un proyecto excluyente, “diseñado para marginar a la prensa sospechosa de,
conforme al primer criterio editorial, no ‘tomar postura en contra’, de no ‘condenar
y rechazar la violencia motivada por la delincuencia organizada’, como si fuera
necesario hacerlo explícito” (Reforma, 27/03/11).
La agudeza no acabó ahí. En la revista de contenido político con mayor
trascendencia en la opinión pública, Granados Chapa estimó que más allá de una
cobertura informativa que contribuyera a disminuir el impacto de la violencia, el
acuerdo buscó “erigir un muro” y dividir a la prensa, quedando “fulminado todo
aquel medio que falte a alguno de esos mandamientos (criterios), a juicio de los
ciudadanos observadores”, en alusión al órgano ciudadano de observación aludido
en el acuerdo para dar seguimiento a su cumplimiento (Proceso, 28/03/11).
En representación de La Jornada, su coordinador de opinión, Luis Hernández
Navarro, resaltó que el acuerdo se gestó con el objeto de “limitar y uniformar los criterios de información sobre la violencia”, y de formar parte de “una guerra semántica
para construir un discurso informativo sobre la realidad a la medida de los intereses
del gobierno federal”, beneficiando a Calderón Hinojosa (La Jornada, 29/03/11).
“Al buscar normar lo que debería ser evidente demuestra que la realidad es
distinta a como quisiera que fuera”, escribió al tiempo de documentar los esfuerzos
del Ejecutivo federal para influir en la percepción social sobre la acometida de su
administración contra el crimen organizado y sus desfavorables consecuencias.
A pesar de ello, agregó, “su castillo de naipes informativo se derrumbó con los
primeros soplidos de la realidad. Una ola de descabezados y más inocentes muertos
evidenciaron que la inseguridad es un hecho real, no algo fabricado por los
medios” (La Jornada, 29/03/11).
En su oportunidad, la editorialista y conductora del noticiario matutino de
mvs, Carmen Aristegui, llamó la atención alrededor del calificativo “mezquinos”
que algunos firmantes le dirigieron a quienes no signaron el acuerdo, acotando,
en su defensa, que tal y como ocurrió con Granados Chapa ni uno ni otro fueron
invitados a suscribirlo. Respecto al acuerdo, argumentó que difícilmente podía
justificarse una oposición a planteamientos que delinean un comportamiento responsable y ético de los medios, “pero resulta imposible sacudir la sospecha –como
diría el doctor Edgardo Buscaglia– de que la pretensión final de todo esto es:
“gerenciar el flujo de la información”, uniformar coberturas e intentar modificar,
desde los medios y no desde la transformación misma de esta realidad,
la percepción social de lo que está pasando”. Y justo, especificó, “en el momento
en el que todos los indicadores apuntan al fracaso de la estrategia gubernamental”
(Reforma, 25/03/11).
Lo que la sociedad mexicana requiere en un contexto de creciente violencia,
resumió Aristegui, no es “achatamiento” de los medios, sino “información clara,
precisa, amplia, diversa, plural y crítica de los sucesos que marcan la vida nacional”
(Reforma, 25/03/11).
De parte de los medios signatarios, así como de las figuras individuales que lo
apadrinaron, el acuerdo recibió bienvenidas y protección, con excesos en algunos
casos. Personajes como Carlos Loret de Mola, Ciro Gómez Leyva, Leo Zuckermann,
Héctor Aguilar Camín y Federico Reyes Heroles, defendieron en sus espacios
en medios de comunicación la llegada del acuerdo y sus propósitos, poniendo en
relieve su importancia como réplica a la amenaza del crimen organizado.
Acaso una opinión más moderada fue la del director de la oficina de Article 19
para México y Centroamérica, Darío Ramírez, quien consideró que el acuerdo llegó
tarde, después de 65 periodistas asesinados y 11 periodistas desaparecidos, para esa
fecha. En entrevista con el portal informativo Animal Político, destacó que si bien
es perfectible, se trata de un documento sin precedentes, concretamente por lo que
toca a la perspectiva de los derechos humanos en las coberturas periodísticas, al
respeto a las víctimas y a los menores, los mecanismos de protección a los que se
comprometieron las casas editoriales, y la cultura de la legalidad.
En su informe Silencio forzado: el Estado, cómplice de la violencia contra la prensa
en México, esta organización se posiciona en torno a la autorregulación periodística
en los siguientes términos:
Es un acuerdo imperfecto, que no quede duda. Deja de fuera importantes
temas que deben mejorarse en el periodismo nacional. Pero lo imperfecto no
debe anular los aportes que tiene, por elementales que sean. La situación de
emergencia que vive el periodismo en México nos obliga a redoblar esfuerzos
y replantearnos caminos para hacer periodismo de manera segura.
Y añade:
Algunos críticos sostienen que el acuerdo es simplemente una guía de periodismo básico.Tal vez lo sea. Pero lo que evidencia es que el periodismo
que se ha estado haciendo tiene graves deficiencias. Si este acuerdo sirve
para resaltar lo que se está haciendo mal y para eso necesitamos voltear
a los principios básicos del periodismo, hagamos eso.
Article 19 advierte que, en todo caso, el acuerdo carece de elementos orientadores
sobre su aplicación, basándose en principios generales que pueden difuminarse a
la hora de su ejecución, concluyendo que la responsabilidad final de su atención
recae en las empresas de comunicación y su disposición para invertir recursos y
adoptar buenas prácticas periodísticas.
Con o sin acuerdo, concluye la organización defensora de la libertad de expresión, “no se puede omitir que el periodismo tiene que cambiar para satisfacer el
derecho a la información de la sociedad”.
Un balance
Apenas un mes después de haber sido pactado, el Acuerdo para la Cobertura
Informativa de la Violencia hizo agua y levantó una polémica tras un señalamiento
del subsecretario de Normatividad de Medios de la Secretaría de Gobernación.
Aunque la observación no fue sobre un manejo informativo, el titular de esta
oficina, Héctor Villareal Ordoñez, indicó que la telenovela “La reina del sur”
contradecía el espíritu del acuerdo
impulsado por Televisa al hacer apología del narcotráfico como vía para
alcanzar poder económico y político
(La Jornada, 24/04/11).
La telenovela, protagonizada por
Kate del Castillo, fue producida por Telemundo y transmitida en el Canal 9 de
Televisa. Está basada en la novela homónima del escritor Arturo Pérez-Reverte,
y narra la historia de Teresa Mendoza,
quien encabeza un poderoso cártel de
droga en Europa después del asesinato
de su pareja, involucrado en una red de
narcotraficantes. El asunto derivó en la
crítica del autor español al comentario
del funcionario público, puntualizando
que una injerencia en el guión original de la producción supondría un
acto arbitrario, y responsabilizando a
las autoridades mexicanas por consentir
el problema del narcotráfico (Reforma,
09/05/11). Por su parte, la actriz opinó
que “censurar” la telenovela sería retrógrado (La Jornada, 03/05/11).
El tema es debatible porque, en efecto, el espectro de aplicación del acuerdo
no incluye este tipo de programas, no
obstante, evidencia que la problemática
en la que el acuerdo desea intervenir es
más honda y compleja. Es la libertad
de expresión y el derecho que tiene la
sociedad a la información veraz y contextualizada lo que está en juego.
Dos realidades más, en las que el
acuerdo se mira en un espejo, son las
posturas editoriales asumidas por los
diarios locales El Diario, de Ciudad
Juárez, y El Mañana, de Tamaulipas,
por un lado, y los asesinatos de periodistas en el ocaso del sexenio de Calderón
Hinojosa, por el otro. En relación con
el ambiente de inseguridad que viven
con mayor desventaja los medios locales, sobresale la solicitud de tregua
pedida por El Diario, en septiembre de
2010, luego del asesinato del reportero
gráfico, Luis Carlos Santiago Orozco
(2010), y la falta de resultados en las
investigaciones del homicidio del periodista Armando Rodríguez Carreón
(2008). A diferencia de este caso, que
fue previo al acuerdo mediático, a mediados de mayo de 2010 El Mañana
tomó la decisión de abstenerse de
17
publicar información vinculada con la violencia. Días antes,
sus instalaciones habían sido atacadas, por segunda vez, con
armas de fuego y un artefacto explosivo.
Asociados a esta realidad, los asesinatos de periodistas
revelan la profunda vulnerabilidad en la que se encuentra
este sector de la población en aquellas geografías afectadas
por la delincuencia organizada. Al 19 de mayo de 2012, la
oficina local de Article 19 había documentado 46 homicidios
de periodistas desde el inicio del sexenio calderonista, siendo
Veracruz el estado más peligroso para la libertad de prensa con
nueve asesinatos, y seguido por los estados de Chihuahua y
Guerrero con siete y seis homicidios, respectivamente.
A través del Observatorio de los Procesos de Comunicación Pública de la Violencia –constituido por Héctor
Aguilar Camín, José Carreño Carlón, Carlos Elizondo
Mayer-Serra, Saúl López Noriega, Federico Reyes Heroles y
Regina Santiago Núñez, en mayo de 2011, a fin de verificar
el cumplimiento del acuerdo mediante informes trimestrales– han sido condenados todo tipo de agresiones, ataques
y amenazas contra periodistas y medios de comunicación.
Por desgracia, parece que ante la ola de violencia desatada
por la acción gubernamental de combate frontal al crimen
organizado, el ejercicio periodístico queda en medio de la
contienda y se suma a su lista de secuelas negativas.
Pese al acuerdo, para todos es sabido que México se
ha convertido en uno de los países más riesgosos para el
oficio periodístico.
A más de un año de su firma, es posible constatar que
se ha avanzado en la consecución de sus siete objetivos.
Como lo abrevió la representación en México de Article 19,
el acuerdo es perfectible, pero sería un error no decir que
más cerca está de un deseo acertado de profesionalización
y protección de periodistas, que de aspirar a censurar la información de la violencia. De cualquier modo, la gravedad
del país no se nutre por la transmisión de los mensajes del
narcotráfico, sino por la impunidad que deja en total desprotección a quienes desempeñan una primordial y necesaria
labor informativa para la sociedad entera.
La cobertura podrá ser ejemplar, sin embargo, si la impunidad campea la realidad que habrá de reportarse, seguirá
siendo la misma. De acuerdo con el informe Silencio forzado:
el Estado, cómplice de la violencia contra la prensa en México,
a seis años de la creación de la ahora Fiscalía Especial para la
Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión,
esta instancia había integrado únicamente 27 acciones penales,
obteniendo una sola sentencia condenatoria.
Arena vulnerable
En los años recientes, en una relación contrastante en
más de un aspecto con el devenir de los medios de comunicación analógicos ha irrumpido en la realidad mexicana
un nuevo actor colectivo: muy joven, mayoritariamente
clasemediero, con niveles de escolaridad superiores al
promedio y usuarios intensivos de las redes sociales, que
18
Otoño 2012
comienza a hacer sentir su capacidad de incidencia en
el espacio público.
Esa nueva energía social ha tenido, no obstante, una
incorporación turbulenta en la escena de una realidad
mexicana convulsionada por el azote de la violencia, como
pretenden mostrarlo las siguientes imágenes.
Twitter, con “t” de terrorismo
La tarde del jueves 25 de agosto de 2011 los medios de
comunicación en México informaban de la aprehensión
en Veracruz, por los cargos de sabotaje y terrorismo, de
María de Jesús Bravo Pagola y Gilberto Martínez Vera,
señalados como presuntos responsables de haber desatado,
vía Twitter, una psicosis entre la población del puerto de
Veracruz y de Boca del Río al alertar sobre supuestos ataques del crimen organizado a planteles escolares, lo cual
provocó la movilización de cientos de padres de familia.
La acción de la Procuraduría General de Justicia (pgj)
de Veracruz estuvo precedida por la veloz intervención del
gobernador Javier Duarte quien, también vía Twitter, a la
vez que desmentía la veracidad de las alertas, amenazaba
con emprender acciones contundentes para castigar a quienes hubieran difundido los rumores en las redes sociales.
Y así fue, a partir de la declaración del gobernador el
proceso de investigación y las diligencias judiciales transcurrieron a alta velocidad, a una velocidad inusualmente
alta para los estándares de la justicia mexicana: la Policía
Cibernética veracruzana los ubicó rápidamente y fueron
aprehendidos para la realización de la averiguación previa
340/2011 abierta por la pgj veracruzana por el delito de
terrorismo tipificado en el Código Penal del Estado de
Veracruz, que califica como terrorista a todo aquel que
[…]utilizando explosivos, sustancias tóxicas, armas
de fuego o por incendio, inundación o por
cualquier otro medio realice actos en contra de
las personas, las cosas o servicios al público, que
produzcan alarma, temor, terror en la población
o en un grupo o sector de ella, para perturbar la
paz pública o tratar de menoscabar la autoridad
del Estado o presionar a ésta para que tome una
determinación [a quienes, dicha normativa
promete] de tres a 30 años de prisión, multa
hasta de 750 días de salario y suspensión de
derechos políticos hasta por cinco años.
Desde ese día, por cortesía de las autoridades veracruzanas y
para los efectos legales que a los interesados convenga,
Twitter se convirtió oficialmente en un arma y su uso
motivo de sospecha.
Gilberto Martínez y María de Jesús Bravo recibieron,
el 1 de septiembre del 2011, auto de formal prisión y fueron recluidos en el penal de Coatepec. Ese mismo día, la
19
Fotografía: Morguefile.com
pgj veracruzana emitió la declaración
disuasoria de que otras 15 cuentas de
Twitter eran investigadas.
Sin embargo, también desde el día
mismo de la aprehensión de “los tuiteros
de Veracruz” –apelativo con el que pronto
fueron mejor conocidos– pudo observarse otra movilización, ésta de carácter
civil, que acompañaría la defensa legal
que los abogados Fidel Ordoñez y Claribel Guevara hicieron de los inculpados
y que a la postre lograría su liberación el
21 de septiembre, al conseguir de parte
del gobierno de Veracruz el desistimiento
de sus acusaciones.
Durante tres semanas, cientos, miles,
de usuarios de las redes sociales, periodistas y defensores de derechos humanos
reivindicaron, de distinto modo y tono,
el derecho de la ciudadanía a compartir
información sobre el minuto a minuto
de una violencia que las autoridades pretenden ocultar obcecadamente, con la
complicidad o el temor de los medios de
información convencionales.
Aunque el gobierno de Veracruz
pretendió hacer pasar su desistimiento
como un acto –en palabras del procurador Reinaldo Escobar– “de buena
fe, legalidad, honradez, objetividad,
imparcialidad, eficiencia y profesionalismo”, lo cierto es que en la opinión
pública prevaleció la percepción de
que con el retiro de sus acusaciones el
gobierno veracruzano intentó, tarde y
mal, atenuar los efectos de una “pifia
jurídica”, como la calificaron los abogados defensores de los tuiteros.
Asimismo subsistió la percepción
de que la sociedad civil había conseguido un provisional triunfo frente a
un poder público no sólo poco receptivo a las necesidades informativas
de la ciudadanía sino intolerante
frente a las iniciativas de autogestión en la materia. Eso subrayaba
María de Jesús Bravo al abandonar
el penal: “¡Éste es un triunfo de la
libertad de expresión, de los tuiteros y de la sociedad!”, al tiempo que
agradecía el apoyo de los medios de
comunicación, de “los tuiteros solidarios” y de la sociedad de Veracruz “y
del mundo”, quienes presionaron
por su liberación.
20
Otoño 2012
Mensajes bajo un puente
Lamentablemente el desenlace de ese episodio de la historia de las redes sociales en
el México de la época de la “guerra contra
el narcotráfico” no ha sido la norma en
todo el territorio mexicano.
Sólo una semana antes de la liberación de los tuiteros veracruzanos, en
Nuevo Laredo, Tamaulipas, ocurría una
historia muy distinta; historia que el
portal de cnn en su versión internacional contó después a través del testimonio
de Chuy, un tuitero de aquella localidad
que solicitó el beneficio del anonimato.
Como muchos automovilistas de
aquella ciudad fronteriza, Chuy circulaba la madrugada del martes 13 de
septiembre de 2011 por la carretera que
conduce al aeropuerto cuando advirtió
el movimiento de dos cuerpos que pendían del puente peatonal en Los Mayas,
el de una mujer de unos 28 años y el de
un hombre de aproximadamente 25,
ambos con visibles muestras de haber
sido torturados antes de su asesinato.
Chuy confesaría después que lo que
realmente lo asustó aquella mañana no
fue tanto la visión de los dos cadáveres,
aun cuando éstos habían sido severamente ultrajados –el de ella con las
entrañas expuestas–, sino los mensajes
escritos en dos cartulinas colocadas
junto a los cuerpos donde podía leerse
con claridad un mensaje de Los Zetas:
“Esto les va a Pazar [sic] a todos los
relajes [soplones] del internet”.
Aunque la amenaza estaba dirigida
especialmente a los sitios Al rojo vivo,
Blog del Narco y Denuncia ciudadana
–los tres bien conocidos por tratar temas
de violencia e inseguridad y por ofrecer
sus espacios a quienes deseen publicar
información y mensajes de alerta sobre
lugares y situaciones de riesgo en las ciudades fronterizas del norte de México–,
Chuy se sintió directamente aludido y
pensó: “Una de esas personas colgando
del puente podría haber sido yo”.
En la reflexión de Chuy no había el
menor ánimo retórico, él, como muchos
otros ciudadanos durante los últimos
años ha sido un activo usuario de Twitter
y otras redes sociales como mecanismos
de intercambio de información sobre la
violencia; información especialmente
necesaria después que las autoridades
municipales y estatales se empeñaron
en restar importancia a la información
sobre la acción de los cárteles en Tamaulipas al grado, incluso, de “explicar” el
estado de tensión generalizada entre la
población como un fenómeno de
“psicosis colectiva”.
Caminar sobre vidrios rotos
A la vista de tal actitud oficial –por cierto no privativa de aquella entidad– no
extraña que la Fundación de Periodismo
de Investigación calificara a Tamaulipas
como “un agujero negro informativo”
en el informe titulado México: la nueva
espiral del silencio (2011), donde se asegura que la prensa local reporta sólo el
1% de los incidentes de narcoviolencia
y que, en el caso de Nuevo Laredo, lo
único que se hace público son incidentes
ocurridos del otro lado de la frontera, en
Texas. Ese documento también consigna
que Tamaulipas fue uno de los primeros
estados en sufrir la violencia sistemática
contra periodistas; allí –se subraya– el
sistema de control a la prensa es la norma.
Esa combinación de condiciones:
una violencia desbordada y ausencia
casi absoluta de información, es la que,
a decir de una de las editoras del Blog
del Narco, hizo necesaria la creación de
ese espacio, frecuentemente acusado de
excesiva crudeza y amarillismo.
A mediados del año 2011, en entrevista concedida en condiciones de
anonimato al noticiario colombiano
NTN24, la editora argumentaba la
necesidad social de ese nuevo medio
de información en contraste con el ya
referido Acuerdo para la Cobertura
Informativa de la Violencia, frente a
cuyo propósito de discriminar la información relativa a la violencia para
impedir que los medios se convirtieran en “instrumentos involuntarios de
la propaganda del crimen organizado”,
señalaba que ese no era el verdadero
tema: “no se trata de difundir la violencia, se trata de que la gente tiene
que saber en dónde está viviendo, la
gente tiene que estar consciente de los
riesgos que está pasando”.
Y, frente a las imputaciones de amarillismo hechas contra el blog, agregaba
que sus materiales no hacen más que dar cuenta de la realidad: “Son historias
que realmente están pasando, no se están inventando; son la muy triste y muy
cruda realidad”.
Al final de aquella entrevista, la editora del Blog del Narco acusaba al gobierno
mexicano de instrumentar una amplia operación de censura en su contra; censura
manifestada a través no sólo del ocultamiento de la información y las descalificaciones de los medios convencionales sino también de las restricciones establecidas
por las empresas proveedoras de los nuevos servicios de comunicación e información,
como Facebook y Youtube; no obstante, lejos estaba de imaginar el recrudecimiento
del entorno que deberían enfrentar los usuarios de las redes sociales pocos meses
después; de lo cual son muestra las historias ya referidas ocurridas en Veracruz y
Nuevo Laredo.
El actual estado de cosas en el país ha hecho de los usuarios de las redes sociales
uno de los colectivos más vulnerables, tanto o más que los periodistas que al
menos se saben integrantes de un gremio.
La acción de los blogueros y tuiteros mexicanos se despliega en condiciones
que recuerdan el territorio comanche que así definía Arturo Pérez-Reverte en la
novela homónima:
[…]territorio comanche es el lugar donde el instinto dice que pares el coche
y des media vuelta; donde siempre parece a punto de anochecer y caminas
pegado a las paredes, hacia los tiros que suenan a lo lejos, mientras escuchas
el ruido de tus pasos sobre los cristales rotos. El suelo de las guerras está
siempre cubierto de cristales rotos.Territorio comanche es allí donde los oyes
crujir bajo tus botas, y aunque no ves a nadie sabes que te están mirando.
Tiempo extra
En la escena mexicana actual, la relación violencia-medios/medios-violencia
impone una honda reflexión respecto al papel de las empresas mediáticas en un
clima de inseguridad y violencia. La mayoría de los medios están obligados a superar una visión cortoplacista alrededor de una problemática que les exige mirarse
críticamente a sí mismos, de tal suerte que les sea posible cuestionarse a quiénes
se deben, a quiénes están sirviendo, y por qué las redes sociales, con todo y su
vulnerabilidad, gozan de mayor confianza y credibilidad.
En medio de esta problemática los medios tienen una gran oportunidad para
verse al espejo y replantearse. Su labor original de vigilancia sobre lo público y de
contrapeso ante eventuales abusos de poder debe ser encumbrada, toda vez que
si, de fondo, no se erradican las raíces que dinamizan y reproducen la violencia,
la respuesta seguirá siendo en términos de adaptabilidad en un entorno social que
pide el cese de las actividades criminales. En esta ruta, los medios habrán de considerar que el respeto a sus audiencias, con un trabajo serio y profesional, constituye
una clave para su propia subsistencia.
La mayoría
de los medios están
obligados a superar
una visión cortoplacista
una
problemática
que les exige
alrededor de
mirarse críticamente
a sí mismos, de tal
suerte que les sea posible
cuestionarse
a quiénes se deben, a
quiénes están sirviendo,
redes
sociales, con todo
y por qué las
y su vulnerabilidad, gozan
de mayor confianza y
credibilidad.
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Otoño 2012
Tamara Rubiños Varela
Doctoranda del Centro de Investigación en Criminología
de la Universidad de Castilla-La Mancha (España)
Resumo
Dende hai un tempo a esta parte, vense debatendo a miúdo a relación dos xoves coa delincuencia. A isto, é preciso engadir que, xeralmente, esta relación enténdese como
produto dunha banda de xoves con fins criminais. Certamente, hai que facer constar o carácter grupal dos
xoves no plano delituoso, sen embargo, recentes investigacións mostran que en España, os grupos xuvenís
delituosos distan en grande medida de ser agrupacións
criminais consolidadas e creadas coa finalidade de delinquir. Reflexionar acerca dos xoves e as agrupacións
xuvenís, entre elas, as bandas criminais, é o obxectivo
principal deste artigo.
23
Resumen
De un tiempo a esta parte, a menudo se viene debatiendo
la relación de los jóvenes con la delincuencia. A esto es necesario añadir que, generalmente, esta relación se entiende
como producto de una banda de jóvenes con fines criminales. Ciertamente, hay que hacer constar el carácter grupal
de los jóvenes en el plano delictivo, sin embargo, recientes
investigaciones muestran que en España, los grupos juveniles delictivos distan en gran medida de ser agrupaciones
criminales consolidadas y creadas con la finalidad de delinquir. Reflexionar acerca de los jóvenes y las agrupaciones
juveniles, entre ellas, las bandas criminales, es el objetivo de
este artículo.
Naquel momento rumoreábase, e segue a
rumorearse sobre a rivalidade entre a nación
Latin Kings e a Asociación Ñeta, e entre outros
grupos latinos que habitaban nos barrios de
Barcelona. Coñecéronse varios altercados entre
xoves que en moitos dos casos se saldaron con
vítimas. Perseguíronse as organizacións e aos
seus xoves, perseguiuse a estética latina e a
rapeira, e como é normal, a sociedade entrou nun
estado de preocupación polos acontecementos,
e pola intranquilidade que isto supuxo, sobre
todo nos barrios onde hai poboación latina.
A culpa coma sempre, levárona todos, sen
discriminación e levárona coma sempre os máis
débiles, os máis visibles e os máis ruidosos, moi
poucas veces nos paramos a analizar porque
pasa isto, se non será produto do sistema. A
maioría dos movementos sociais xéranse en
contestación ao mal funcionamento do sistema,
ás diferenciais sociais e á falta de solución en
evolucionar cara un mundo máis xusto.
Son palabras de Xaime López, coordinador do proxecto
“Unidos por el Flow”, unha iniciativa de éxito xurdida en
Barcelona, que tentou e logrou integrar a máis de 25 membros de diferentes bandas latinas, dende sempre entendidas
como rivais, nun proxecto musical común.
Nos últimos anos asistimos a un proceso de alarmismo
da inseguridade cidadá, unha experimentación de medos da
sociedade ante certos grupos e espazos sociais, nos cales se
está a construír un imaxinario ao redor dos xoves que fixa
sobre eles a desconfianza, inquietude e ameaza. Ao redor
dos anos 90 deuse en España un aumento da alarma social
sobre os enfrontamentos violentos e agresións entre grupos
de xoves. A meirande parte desta atención veu dada polo
tratamento outorgado a este tipo específico de comportamento de risco polos medios de comunicación (Rechea,
2008) xerándose un importante aumento da preocupación
24
Otoño 2012
social. O incremento progresivo de novas e outras referencias
mediáticas sobre as condutas desviadas xuvenís, contribuíu á propagación de estereotipos sobre os grupos de xoves
con diferencias estéticas, aos que se asociaba cun tipo de
violencia gratuíta, en moitas ocasións, moi alonxada da realidade. A “doutrina Giuliani” xurdida en New York en
1993 e estreitamente relacionada coa campañas de “Tolerancia Cero”, actuou tanto nos ámbitos políticos como no
dos medios de comunicación, coma unha caixa de resonancia de cualificacións e estigmatizacións que contribúen
a xerar unha opinión pública sobre certos sectores sociais.
Entre eles: sobre os xoves, inmigrantes, de clases baixas e
de barrios marxinais. Así, dun xeito simplista e en grande
medida infundado, contribuíuse a etiquetalos como “perigosos”, “drogadictos” ou “violentos” (Reguillo, 2000).
Sen embargo, contra a crenza xeral, os índices oficiais
(en España) parecen intuír que a evolución da delincuencia xuvenil é que cada ano hai un menor número de delitos
violentos en xeral (Rechea, 2008). En palabras de Laespada e Salazar (1999), “non é que ocorran máis actuacións
violentas protagonizadas polos nosos xoves, senón que as
que se producen teñen unha presenza moi significativa nos
medios e, polo tanto, unha maior permanencia nas nosas
retinas”. En calquera caso, a delincuencia xuvenil caracterízase sobre todo por constituír un fenómeno grupal
(Rechea, 2000) e é pois neste sentido no cal debe ser
analizada e interpretada a delincuencia cometida por xoves.
Falar de grupos xuvenís e delincuencia, é polo xeral
interpretado como un fenómeno de bandas xuvenís con
alta carga de perigosidade. Sen embargo, nada máis lonxe
da realidade, os grupos de xoves adquiren distintas formas
e manifestacións en función das motivacións que levaron á
súa creación ou xurdimento, e tamén en función dos fins
últimos da mesma. As máis habituais formas de grupos de
menores son aquelas por completo alonxadas das condutas desviadas. Sen embargo, tampouco se pode obviar a
efectiva existencia dalgúns grupos minoritarios de xoves
con certa vinculación ás actividades antisociais, e finalmente, algúns outros aínda máis minoritarios cuxa razón
de existencia é a conduta criminal. As principais razóns de
diferenciación entre unhas e outras modalidades son principalmente a organización do grupo, perdurabilidade do
mesmo e vinculación coa delincuencia grave. Non obstante, establecer onde se marcaría a diferenza entre as distintas
tipoloxías e definir claramente que é unha banda xuvenil
por contra ás outras manifestacións de agrupación xuvenil,
é unha cuestión a día de hoxe pendente de consenso por
parte dos seus estudosos.
O termo “banda” é un concepto que dado o variado
uso do mesmo polas distintas institucións ou colectivos
sociais, así como polos propios investigadores, englobaría
unha multitude de agrupacións de diversas características.
Asi mesmo, parece que para o común da sociedade e influído isto polos medios de comunicación como se apuntou
anteriormente, abonda con que exista un status xuvenil
“Unidos por el Flow”,
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unha iniciativa de éxito
xurdida en Barcelona, que
tentou e logrou integrar
a máis de 25 membros
de diferentes bandas
latinas, dende sempre
entendidas como
rivais, nun proxecto
musical común.
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relacionado cunha serie de condutas imprudentes, para que
o imaxinario social “entenda” que se está facendo referencia
a unha banda xuvenil. E aproveitando as palabras de Downs
e Hess (2000) estaríase transmitindo a idea dun “grupo de
individuos altamente organizado, envolvido en asuntos
de drogas e moi perigoso”.
O estudo das agrupacións xuvenís e a súa relación coa
delincuencia remóntase á Escola de Chicago, pioneira en
tratar de ofrecer unha diferenciación entre unha banda
xuvenil, grupo relacionado coa delincuencia e aqueles
outros conxuntos de xoves que nada tiñan que ver coa conduta criminal. A partir da década dos 70 foron sucedéndose
diversas aportacións a este estudo, das cales, a conclusión
xeral foi que é preciso establecer unha tipoloxía de
agrupacións xuvenís en función da súa vinculación coa
delincuencia. Produto da falta de consenso teórico no significado do termo “banda”, xurdiu como resultado da asociación
de expertos no tema, Eurogang Network: un grupo de
estudo do fenómeno da delincuencia grupal xuvenil. Botando
man dun dos seus máis destacados representantes, Juanjo
Medina, por unha banda debería entenderse “un grupo estable de xoves con presenza en espazos públicos que deriva
a súa identidade grupal da participación en actividades delituosas”. Asumida esta definición, para poder referirse a un
grupo xuvenil como “banda” este debe reunir unha serie
de criterios: estar formado por un mínimo de tres suxeitos
de idade adolescente, que acostumen a pasar moito tempo
xuntos e dispoñan dun espazo público onde pasar ese tempo,
que dito grupo sexa estable en canto á súa antigüidade, e
sobre todo e como criterio indispensable, que leve a cabo
condutas ilegais en grupo.
O Centro de Investigación en Criminoloxía, da Universidade de Castilla-La Mancha, seguindo as pautas de Eurogang
Network tratou de elaborar unha tipoloxía de grupos xuvenís en relación aos mesmos coa delincuencia. Empregouse
a metodoloxía de autoinforme , de xeito que un total de
4152 xoves de España responderon a diversas preguntas nas
cales se trataba de coñecer a súa vinculación coas condutas
desviadas. Os resultados derivados deste estudo mostraron
que era posible distinguir catro tipoloxías de agrupacións
xuvenís: grupo estable de amigos sen ningunha vinculación
coas condutas delituosas; grupo de amigos susceptible de ser
ilegal, serían aqueles que a pesar de que o suxeito manifeste
que no seu conxunto de amigos hai unha valoración favorable ao feito de cometer condutas antisociais e/ou delituosas
non manifestaron telo cometido; grupo xuvenil delituoso,
aquel no cal ademais de estar ben visto facer cousas ilegais,
se fan; e finalmente banda, serían aqueles que cumprindo
con todos os requisitos anteriores, ademais se consideran a
si mesmos membros dunha banda.
Os datos obtidos no estudo, mostraron que un 11.7% de
xoves pertencerían a un grupo xuvenil delituoso, porcentaxe
que se reducía a un 2.1% cando se preguntaba se se consideraba ao grupo de amigos unha banda. Tratouse ademais de
coñecer cales eran as actividades en contra da norma máis
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Otoño 2012
habituais, do cal resultou curioso observar que a maioría
das condutas antisociais que levan a cabo no grupo de amigos están máis relacionadas con aquelas de tipo vandálico
que coas de tipo delituoso. É dicir, a maioría dos suxeitos
finais (2.1%) manifestou que na súa banda se daban máis
facilmente actos como o consumo de drogas ou roubos en
establecementos comerciais (considerados condutas habituais entre os adolescentes non indicadoras de criminal),
que aquelas máis graves que supuxeran dano nas persoas
ou forza nas cousas para roubar (obtendo estes últimos
unha moi feble significación).
De todo o anterior, podería deducirse que a meirande
parte dos grupos xuvenís, máis alá dun fin criminal,
xorden coma un espazo de relación entre iguais, un espazo
no cal achar a independencia emocional respecto das outras institucións sociais como pode ser a familiar. A unión
en grupos que crean a súa propia subcultura, complicidades, linguaxe, comportamento, gustos, música ou forma
de vestir (Landrove, 2007). Un proceso de socialización
necesario que non necesariamente ten porque dirixirse á
conduta delituosa.
Sinala tamén Juanjo Medina (2010) que outra das razóns que moitos autores manteñen sobre o xurdimento das
agrupacións xuvenís, é que representan o baleiro de poder
deixado polo Estado ou aquelas institucións encargadas de
velar pola exclusión social e o benestar social. Reflexión
que dalgún xeito fai referencia á necesidade dalgúns xoves
a compartir espazo cos seus iguais. Por exemplo, xoves inmigrantes recén chegados a un novo entorno no cal non
son integrados e finalmente, rematan facendo unión con
outros procedentes do seu mesmo lugar. Unha deixadez de
protección por parte do Estado que pode conlevar a unha
conduta de marxinalidade, a unha busca de recursos ou
necesidades que en ocasións se acaban obtendo pola vía ilícita ante aos atrancos sociais a obtelos pola vía normativa.
Ou, por pechar tamén coas palabras de Xaime López,
coordinador de “Unidos por el Flow”,
[…]o primeiro contacto que tivemos cos
xoves da organización Latin King ou Ñeta, a
finais do 2005, non foi tan diferente á que tivemos con outros xoves de outros colectivos, as
súas formulacións e as súas necesidades eran e
son semellantes ás de xoves que coñecen por
primeira vez un centro xuvenil ou un espazo
con recursos.
Fotografía: Morguefile.com
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27
Fotografía: Morguefile.com
Edgar Cortez
28
Defensor de derechos humanos/coordinador
del Eje de Seguridad y Justicia en el Instituto
Mexicano de Derechos Humanos y Democracia,
A. C.
Otoño 2012
1. ¿Dónde estamos?
En la actualidad la violencia en México tiene muchas manifestaciones y, por tanto,
debemos hablar de ella en plural: violencias. Echemos una mirada sobre algunos
de sus rostros. Empecemos por presentar parte de los resultados de la Encuesta
Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (envipe, 2011),1
elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (inegi):
• Durante el año 2010 fueron cometidos 22 millones 714 mil 927
delitos en México
• Del anterior número, 20 millones 897 mil 336 no fueron denunciados,
lo que representa el 92 por ciento y constituye la llamada “cifra negra”
• Las principales causas por las cuales las víctimas no realizaron su denuncia fueron la desconfianza en las autoridades y la inutilidad de hacerlo;
representaron 48.5 por ciento del total de las razones argumentadas
• En cuanto a la percepción de inseguridad, los ciudadanos consideraron en 63% que los delitos han aumentado en su entidad y 69% se
siente más inseguro en el estado donde actualmente vive.
Las cifras anteriores son el gran marco de la impunidad. En México, de los delitos
denunciados sólo el 2% en promedio son investigados, juzgados y sancionados.
En otras palabras, si alguna persona comete un delito, las posibilidades de enfrentar
las consecuencias respectivas son más bien escasas.
Otra cifra que es necesario referir es la del número de personas asesinadas en el
actual contexto de violencia. Dato que, de entrada, es difícil de precisar.
Recurriendo como metodología a la consulta de tarjetas informativas
de las procuradurías estatales y de la federal; policías estatales y municipales, Sistema Nacional de Información, registros hemerográficos en
los estados y a Organizaciones No Gubernamentales (ong’s) del país,
[El semanario] zeta llegó a la conclusión que en cinco años y medio
de la dministración del Presidente Felipe Calderón, han ocurrido en
México 71 mil 804 ejecuciones.2
Respecto de estas personas muertas, en la gran mayoría de casos no existe una
investigación que haga posible esclarecer las circunstancias reales de la muerte y
tampoco quienes podrían ser los perpetradores o ejecutores. Los gobiernos, federal
como locales, se circunscriben a sustituir la investigación por una mera explicación
“oficial”, al decir que estas personas han muerto porque estarían vinculadas a la
delincuencia organizada. No existe evidencia, sólo el dicho de la autoridad.
Peor aún resulta que muchas de estas víctimas no tienen ni siquiera identidad.
Nadie sabe quiénes son. El mismo Semanario Zeta apunta lo siguiente.
De las 71 mil 804 ejecuciones registradas por [El semanario] zeta durante
cinco años y medio, clasificadas por el Sistema Nacional de Información
como homicidios dolosos cometidos “Por Arma de Fuego”, “Por Arma
Blanca”, “Sin Datos” y “Otros”, 30 mil 957 corresponden a los rubros
“Sin Datos” y “Otros”. Es decir, no se sabe la identidad del 43 por ciento.
1 Instituto Nacional de Geografía y Estadística, Encuesta Nacional de Victimización y percepción sobre Seguridad Pública (2011) http://www.inegi.org.mx/est/contenidos/Proyectos/encuestas/hogares/
regulares/envipe/default.aspx
2 Semanario Zeta, El sexenio de 71 mil ejecuciones (28 de mayo de 2012) http://www.zetatijuana.
com/2012/05/28/sexenio-de-calderon-71-mil-ejecuciones/
29
A escala nacional, menos de dos de cada 10 homicidios intencionales se esclarecen y sancionan
Un tercer dato se refiere a los homicidios dolosos y la impunidad que también
los rodea. De acuerdo con el estudio Seguridad y justicia penal en los estados:
25 indicadores de nuestra debilidad institucional,3 elaborado por la organización
México Evalúa, encontramos conclusiones como las siguientes:
• A escala nacional, menos de dos de cada 10 homicidios intencionales
se esclarecen y sancionan
• Cuatro estados registraron los porcentajes de homicidio sin castigo
más alarmantes durante 2010:
· Chihuahua 96.4%
· Durango 95.4%
· Sinaloa 93%
· Guerrero 91.5%
• Además se trata de una tendencia al alza toda vez que pasó de
73.3% en 2009, a 80.6% en el año 2010. Esto significa que cada vez
menos asesinatos son sancionados por las autoridades.
Este conjunto de datos, provenientes de diversas fuentes, apuntan en un mismo
sentido: existe tal deterioro de las instituciones de justicia, que las probabilidades
de que existan consecuencias en caso de cometer un delito son ínfimas.
Otra situación dramática son las masacres que se han multiplicado en los últimos tiempos: San Fernando, en Tamaulipas, donde en agosto de 2010 aparecieron
72 personas ejecutadas y meses más tarde, marzo y abril de 2011, se encontraron
otras fosas y más personas asesinadas. Los casos de cuerpos de personas asesinadas
lanzados en una avenida principal de Boca del Río, Veracruz, en septiembre de
2001, así como en Guadalajara en noviembre del mismo año.
En mayo de 2012, en sólo diez días conocimos de tres masacres: 23 cuerpos hallados en Nuevo Laredo; 18 más en Ixtlahuacán, Jalisco y casi cincuenta personas
asesinadas en Cadereyta, Nuevo León.4 Lo anterior es sólo parte de un siniestro
recuento que es mucho mayor y que, en la mayoría de los casos, deja impávido a
casi todo el mundo.
Otra manifestación son las desapariciones de personas. Durante este periodo
de violencia el número de personas desparecidas va en aumento aunque también
es un número difícil de conocer con exactitud. Según el Grupo de Trabajo sobre
Desapariciones Forzadas o Involuntarias de Naciones Unidas (gtdfi), al final de
su visita a México reportaba lo siguiente.
El gtdfi recibió información diversa sobre el número de desapariciones forzadas. Mientras que las organizaciones civiles de derechos
humanos reportaron que –de acuerdo con sus estimaciones– más de
3,000 personas habrían sido desaparecidas en el país desde el año
2006, la cndh registró un aumento sostenido en el número de quejas
sobre desapariciones forzadas, pasando de 4 quejas en el año 2006 a
77 en el año 2010.5
3 México Evalúa, Seguridad y justicia penal en los estados: 25 indicadores de nuestra debilidad institucional (marzo 2012) http://flipflashpages.uniflip.com/3/28779/136190/pub/index.html
4 Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia, A. C., Violencia extrema
sin consecuencias (15 de mayo 2012) http://imdhd.org/media/Violencia%20sin%20
consecuencias,%2015mayo2012.pdf
5 Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas e Involuntarias de Naciones Unidas,
Observaciones preliminares del Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas e Involuntarias
de la onu al final de su visita a México (2011) http://www.hchr.org.mx/files/informes/ gtdfi.pdf
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Otoño 2012
Algunas organizaciones civiles, como Fuerzas Unidas por
Nuestros Desaparecidos en México (fundem), consideran que
en México están desaparecidas, al menos, diez mil personas.
Los defensores y defensoras de derechos humanos tampoco están a salvo y el riesgo en torno a su trabajo crece. Al
respecto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (cidh), en su Segundo informe sobre la situación de las
defensoras y defensores de derechos humanos en las Américas
presentó este panorama.
36. Respecto a México, la oacnudh (Oficina de la
Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos) ha indicado que entre enero de
2006 y agosto de 2009 se presentaron 128 situaciones
de agresiones o limitaciones a la labor de defensoras y
defensores; de este total, cerca del 6% correspondería
a violaciones del derecho a la vida. En un informe
de actualización, la oacnudh señaló que se habrían
sumado 37 agresiones en el período de septiembre
de 2009 a octubre de 2010 ascendiendo los actos de
privación arbitraria de la vida al 13% del total de las
agresiones. Por su parte, la Comisión Nacional de
Derechos Humanos (en adelante cndh) durante enero de 2005 a mayo 2011 documentó 27 casos en los
que se evidenciaron privaciones de la vida en perjuicio de defensores. Organizaciones de la sociedad civil
han denunciado que entre 2006 y 2010 en México se
habrían asesinado alrededor de 61 defensores y desaparecido por lo menos a 4.
[…]
De acuerdo a la información recibida por la cidh,
los ataques provendrían de actores no estatales pertenecientes al crimen organizado así como a sectores
opositores a las causas lideradas por las defensoras y
defensores, sin que las autoridades impidan los ataques, y por el contrario, de acuerdo a la información
recibida, habría ocasiones en que éstas solicitarían al
crimen organizado realizar el “trabajo sucio” como
método para eludir su responsabilidad.6
Otro grupo que está pagando un alto costo son los periodistas. De acuerdo con datos de la Comisión Nacional de
Derechos Humanos han sido asesinados 82 comunicadores
entre el año 2000 y junio de 2012. Estas cifras son las que
permiten a Frank La Rue, relator para la libertad de expresión de Naciones Unidas, afirmar que: “México se ha convertido en el país más peligroso para ejercer el periodismo
en las Américas”.
6 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Segundo informe
sobre la situación de las defensoras y defensores de derechos humanos
en las Américas, cidh, 31 de diciembre de 2011. http://www.oas.org/es/
cidh/defensores/docs/pdf/defensores2011.pdf
Lo dicho aquí no pretende ser un recuento de nuestras
tragedias sino mostrar que el problema de la violencia e inseguridad en el país es grave y al mismo tiempo plantear la
pregunta: ¿los ciudadanos y ciudadanas qué podemos hacer?
2. ¿Qué podemos hacer?
Hay, sin duda, muchas causas que han originado la violencia
e inseguridad que vivimos en México, voy a tocar un par
de ellas: la teoría que inspira la seguridad que impone el
poder político y la ausencia de participación en la tarea de
crear seguridad.
Cuando nos adentramos a reflexionar sobre la seguridad es necesario tener presentes las siguientes preguntas.
¿Para quién es la seguridad? ¿Quién es el sujeto
que debe ser asegurado?
¿Qué valores éticos hay que asegurar?
¿Qué amenazas a la seguridad se perciben?
¿Con qué medios se puede garantizar la
seguridad? ¿Qué instrumentos y políticas son
necesarias?
Bajo la guía de estas preguntas podemos decir que, en
México, los gobiernos, federal y locales, llevan adelante una
seguridad moldeada bajo el paradigma de la seguridad pública.
Podemos decir que la seguridad pública busca la defensa del
orden público estatal frente a un enemigo interno (amenaza)
y tiene un marco institucional nacional con características
represivas (policía, justicia y cárcel).
Esta seguridad presenta, entre otras, las siguientes
características:
a) El Estado es el sujeto de la seguridad, lo
que se preserva son sus instituciones y muchas
veces a las élites políticas
b) La seguridad es una atribución del poder
c) El objetivo de la seguridad es el “orden público” y éste lo definen quienes tienen el poder
d) El ciudadano es un espectador
e) El aparato de seguridad funciona al margen
de los ciudadanos e incluso en contra de ellos.
Esta estrategia de seguridad da lugar a un conjunto de políticas hegemónicas y pretendidamente universales que no
aceptan disidencia a pesar de su ineficacia.
En México, lo hecho por el presidente Calderón se inscribe aquí. Él ha definido que la delincuencia organizada
es el enemigo interno; él decidió que toda la estrategia fuera contra esa delincuencia a pesar que sus delitos son un
número menor en relación con todo el universo delictivo
que viven las personas. Como lo que hay que garantizar
es la seguridad del Estado y sus instituciones, los más de
setenta mil muertos son “daños colaterales”. El presidente
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En México, lo hecho por el presidente
Calderón se inscribe aquí. Él ha definido
que la delincuencia organizada es el
enemigo interno; él decidió que toda la
estrategia fuera contra esa delincuencia
a pesar que sus delitos son un número
menor en relación con todo el universo
delictivo que viven las personas.
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decide que no hay otro camino y ni por asomo cree que habría que preguntarle
a la población.
Este modelo está en cuestión desde hace tiempo y en diversas partes del
mundo hay búsquedas para responder de otra manera a las preguntas esenciales
arriba formuladas. En América Latina existen varios esfuerzos encaminados a
poner en práctica lo que se ha llamado seguridad ciudadana.
Respecto de la seguridad ciudadana podemos decir que se refiere a la
necesidad de mantener y potenciar las relaciones interpersonales en el
marco de la ley y la cultura, para lo cual tienen presencia un conjunto de
instituciones públicas (municipio, justicia, cárcel) y sociales (universidades,
medios de comunicación, defensores de derechos humanos).
Al respecto la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (cidh), al
referirse a la seguridad ciudadana, menciona lo siguiente:
[…] desde la perspectiva de derechos humanos, cuando en la actualidad hablamos de seguridad no podemos limitarnos a la lucha contra
la delincuencia, sino que estamos hablando de cómo crear un ambiente propicio y adecuado para la convivencia pacífica de las personas. Por ello el concepto de seguridad debe poner mayor énfasis en el
desarrollo de las labores de prevención y control de los factores que
generan violencia e inseguridad, que en tareas meramente represivas o
reactivas ante hechos consumados.7
Conviene señalar que cuando usamos el adjetivo “ciudadano” para cualificar a cierto tipo de seguridad, el término no se usa en sentido restringido, es
decir, persona mayor de edad y de origen nacional; sino que se usa en el sentido
de una seguridad de y para los ciudadanos y las ciudadanas, entendidos como
personas con derechos.
La seguridad ciudadana tiene, entre sus características, las siguientes:
• Privilegia lo preventivo
• Se desarrolla con y para la gente
• Los derechos humanos de las personas son los indicadores de éxito
• Supone una política social que satisfaga los Derechos Económicos,
Sociales, Culturales y Ambientales (desca)
• Se construye fundamentalmente desde abajo y con la participación
de la gente.
Otra consecuencia de la prevalencia del modelo de seguridad pública es que
hemos dejado esa tarea en manos de los “expertos” y de los políticos, quedando
la ciudadanía totalmente fuera de la tarea de construir seguridad.
Desde esta otra perspectiva, seguridad ciudadana, el desarrollo de ella
es una corresponsabilidad en donde autoridad y ciudadanos diagnostican,
diseñan, implementan y evalúan el quehacer. Por tanto, hoy tenemos el gran
reto de involucrarnos para desarrollar seguridad ciudadana en nuestro entorno,
generar conocimiento social al respecto y hacer que la seguridad sea una tarea
ciudadana y parte de las responsabilidades sociales cotidianas.
Ojalá que la campaña universitaria 2012 por la Paz, la Justicia y la Seguridad
ciudadana sea una vía propicia para generar interés y, sobre todo, compromiso para
mejorar cada uno de los temas que integran la campaña.
7 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe sobre seguridad ciudadana y
derechos humanos (2009) http://www.oas.org/es/cidh/docs/pdfs/seguridad%20ciudadana%20
2009%20ESP.pdf
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Otoño 2012
Fotografía: Ana Karen Aguilar
Anahí Espíndola Pérez
Investigadora del Observatorio de Violencia
Social y de Género, Instituto de Derechos
Humanos Ignacio Ellacuría sj, Ibero Puebla
A las 9:40 de la noche Carmen llamó a su casa para avisar que iba para allá, pero
nunca llegó. Sus familiares, preocupados, llamaron a su celular toda la noche y éste remitía al buzón. En la madrugada siguiente, un hombre llamó un par de veces, avisaba
que ella estaba bien y colgaba. A lo largo de todo ese día, continúan recibiendo llamadas de este hombre, pero no consiguen comunicarse con ella. El tercer día, los familiares
acuden a la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Puebla y a la Presidencia
de la Junta Auxiliar correspondiente a su domicilio; en ambas instancias les dicen que
no podían hacer nada porque no les correspondía y ella ya era mayor de edad. Ante
su insistencia, los envían a un Ministerio Público (mp) y éste los remite a la Agencia
del Ministerio Público Especializada en Delitos Sexuales y Violencia Intrafamiliar de
la Procuraduría General de Justicia del Estado de Puebla, localizada en el centro de
la ciudad. Llegan a esta Agencia hasta el cuarto día donde no pueden iniciar ningún
trámite sino hasta proporcionar fotografías de la desaparecida y testigos de las llamadas
telefónicas. Al quinto día uno de los familiares acude por segunda vez a la Agencia Especializada, con las fotografías solicitadas y acompañado por los testigos. Ahí, se acerca
a una abogada para preguntarle cómo hacía para levantar una denuncia, y la agente,
le preguntó que para empezar quién era él y qué quería, el familiar narra los hechos,
la agente le dice que “ahorita no podría atenderlo”, si quería en dos horas, porque
había mucha gente. Dilata hora y media en la sala de espera, hasta que es atendido.
Levanta la denuncia y el trámite para levantarla duró otra hora y media. La agente
del Ministerio Público dijo que se giraría el oficio y un agente judicial se encargaría de
la averiguación. Citan al familiar para el día siguiente, pero después de cinco días de
ausentarse del trabajo, por motivos laborales, el familiar no pudo acudir. Al séptimo
día de su desaparición, entre las 1:00 y 2:00 pm, Carmen contesta el teléfono móvil,
habla con su madre, avisándole que se encuentra bien, entonces el familiar acude a
la Agencia con la intensión de retirar la constancia de hechos; le dijeron que Carmen
tenía que presentarse personalmente para hacer una nueva acta que anule la anterior,
de lo contrario la denuncia seguiría activa. No se sabe qué pasó con Carmen después.
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La historia de Carmen ejemplifica el camino complicado
que viven muchas familias cuando emprenden la búsqueda
de uno de sus integrantes que ha desaparecido. El tiempo
transcurre de manera implacable entre que se dan cuenta de
la desaparición; buscan por medios conocidos; preguntan
entre otros familiares y amigos; deciden pedir ayuda a las
autoridades, no saben a dónde acudir y cuando eligen una,
ésta no sabe cómo responder o evade su responsabilidad; y
juntan las pruebas para dar inicio al trámite. Una vez empezado éste, la duda persiste. ¿Qué garantías hay de que se
inicie la investigación?
La ausencia de un procedimiento penal explícito
para esclarecer la desaparición de personas
La desaparición de personas es un problema de seguridad
humana en tanto limita la capacidad de éstas para ejercer
sus opciones de vida de manera libre y segura. Como se verá
en este artículo, el número de personas que desaparecen en
México está creciendo aceleradamente, sin que el sistema
logre hacerlo justiciable, debido al aumento de la violencia
social y a la ausencia de reglas procedimentales claras para
su atención.
La falta de atención de las autoridades frente al hecho de
la desaparición de personas no es privativa de un Ministerio
Público o autoridad local. Frente al incremento de la violencia
social, dicha desaparición se ha incrementado y ni siquiera
existen cifras confiables al respecto, porque el fenómeno rebaza la capacidad de respuesta de las autoridades, o porque
es conocido que muchas de ellas están coludidas con grupos
criminales. Por mencionar un dato, hasta abril de 2011, los
cuerpos no identificados o no reclamados, dispuestos en
fosas comunes a lo largo del país, se calculaban en 10 mil
(Dávila, 2011). La mayoría de estos cuerpos corresponden
a personas que se encuentran desaparecidas para sus familiares, aunque muchos de éstos no denuncian por miedo a
que aparezcan muertos después de enterarse las autoridades.
En abril de 2011, según se narra en un reportaje de la
revista Proceso número 1798, con el descubrimiento de cementerios clandestinos en el municipio de San Fernando, que
une a Reynosa y Matamoros con Ciudad Victoria, en tres
días llegaron a la morgue local 145 cadáveres de personas
asesinadas y con carácter de desconocidas, lo que provocó la
llegada de 400 familias de todas partes del país, principalmente del norte, que buscaban a sus parientes desaparecidos.
Frente a esta demanda las autoridades tuvieron que instalar
un Ministerio Público fuera de la morgue para atender las
denuncias de los familiares, que era condición previa, para
que se les recogiera su sangre para el cotejo genético. Sólo
así, los familiares se animaban a denunciar (Turati, 2011b).
En este caso, la desaparición ligada a la comisión del delito de homicidio es evidente. No obstante, todos los días
se reportan personas extraviadas o desaparecidas, sin saber
qué propició el hecho. El problema es que cuando se busca
la ayuda del ministerio público, con frecuencia ocurre que
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Otoño 2012
éste evade la responsabilidad, bajo el argumento de que la
desaparición no implica por sí misma la comisión de un
delito, y hasta descartar que no hubo consentimiento o
voluntad de la persona desaparecida, y contar con la evidencia de que los hechos están vinculados con la comisión
de algún delito, no se puede iniciar una denuncia y su
consecuente investigación ministerial.
Entonces, a los familiares les queda la opción de levantar
una constancia de hechos o un reporte de extravío a través
del servicio de Locatel. Este último es un servicio que
consiste en buscar en instituciones públicas, como hospitales, delegaciones de policía, morgues, etc., a la persona
registrada como extraviada. Pero esto no es igual que una
investigación ministerial porque legalmente, tanto la constancia de hechos como los reportes de Locatel, carecen de
un carácter vinculante tal que obligue al Ministerio Público
a considerarlos como material probatorio en la investigación de los hechos.
Levantar una denuncia e iniciar una averiguación previa
sí les corresponde a las autoridades del Ministerio Público.
De acuerdo con el artículo 20 Constitucional, en donde se
establecen los principios del proceso penal se asienta que
“el proceso penal tendrá por objeto el esclarecimiento de
los hechos, proteger al inocente, procurar que el culpable
no quede impune y que los daños causados por el delito
se reparen…” Es decir, primero está la labor de “esclarecer los hechos” y ver si a partir de la investigación se está
frente a la comisión de un delito. En el siguiente artículo,
el 21 Constitucional, incluso se establece que “la investigación de los delitos corresponde al ministerio publico...”.
Por tanto, no debería ser obligación del familiar probar
que hubo un delito como condición para poder levantar
su denuncia, por el contrario, corresponde al Ministerio
Público, atender la denuncia, investigar si existe algún delito,
integrar la averiguación y entonces, canalizarla al Poder
Judicial para que el juez determine la existencia del delito.
Desde la perspectiva de los derechos humanos, la
desaparición de personas es un problema de todo el
Estado, no sólo del sistema de justicia, porque él es responsable de garantizar el respeto a estos derechos. Lo
anterior supone que, ya sea que la desaparición ocurra por
la comisión de un delito, o por voluntad de la persona,
el Estado tiene la responsabilidad sobre estos hechos,
independientemente de la naturaleza de ellos. En
el primer caso, porque es incapaz de garantizar la
seguridad y la justicia, en el segundo porque no está
dando garantías para la libertad, y por ello las personas
desaparecen “voluntariamente”.
En materia jurídica internacional los esfuerzos se
han orientado a la figura de la “desaparición forzada”,
la cual se aplica en los casos donde agentes del Estado
se ven involucrados directamente en los hechos de la
desaparición, incluyendo la negativa a informar sobre
una persona privada de la libertad por ellos. Ésta se
define como:
Fotografía: Ana Karen Aguilar
“el proceso penal tendrá por objeto el esclarecimiento de los hechos, proteger
al inocente, procurar que el culpable no quede impune y que los daños causados
por el delito se reparen…”
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[…] por “desaparición forzada de personas” se entenderá
la aprehensión, la detención
o el secuestro de personas por
un Estado o una organización
política, o con su autorización, apoyo o aquiescencia,
seguido de la negativa a informar sobre la privación de
libertad o dar información
sobre la suerte o el paradero
de esas personas, con la intención de dejarlas fuera del
amparo de la ley por un periodo prolongado (Estatuto
de Roma de la Corte Penal
Internacional de 2002, citado
por la Comisión Nacional de
Derechos Humanos, 2010).
En este sentido, quedan fuera del
concepto los casos donde la responsabilidad del Estado está fincada en su
incapacidad para garantizar la libertad
y seguridad de las personas.
La figura de desaparición forzada
tampoco abarca los casos en que la
desaparición de la persona es contra su
voluntad, pero perpetrada por agentes
que no pertenecen al Estado, porque
ésos son traducidos en delitos, como el
de privación ilegal de la libertad en los
códigos penales.
No obstante, la sentencia del Caso
Campo Algodonero vs. México, emitida por la Corte Interamericana de
Derechos, con fecha 16 de noviembre
de 2009 sienta un antecedente que
deja clara la responsabilidad directa
del Estado frente al hecho de desaparición de tres mujeres que terminaron
siendo asesinadas: Claudia Ivette González, Laura Berenice Ramos Monárrez
y Esmeralda Herrera Monreal. En la
sentencia se señala, entre otras cosas, la
falta de políticas de prevención de la situación por parte de las autoridades estatales, pese a la existencia de un patrón
de violencia contra mujeres y niñas, y el
incumplimiento del Estado de su deber
de investigar –y con esto de su deber de
garantizar– los derechos a la vida, integridad personal y libertad personal.
Además, de la violación de los derechos
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Otoño 2012
de acceso a la justicia y protección judicial, consagrados en los artículos 8.1 y
25.1 de la Convención Americana.
Entonces, la falta de un procedimiento claro para actuar frente a la
desaparición de personas, la existencia
de figuras ambiguas como el extravío de
personas, así como la carencia de una
figura jurídica que abarque los casos
de desaparición “no forzada” y obligue
a las autoridades a iniciar de una investigación ministerial bajo el protocolo
de una debida diligencia en derechos
humanos, dificulta al personal del sistema de justicia para actuar de manera
homogénea y coordinada frente a los
hechos de desaparición, y esto, a su vez,
limita el correcto registro de las denuncias para medir el nivel de riesgo en que
se encuentran viviendo las mujeres en
un determinado espacio. Y mientras
esto sigue sin discutirse en los espacios
adecuados, los casos de desaparición siguen sucediéndose.
Aunque ambos son importantes:
no es lo mismo la desaparición
de un hombre que de una
mujer
Mujeres y hombres desaparecen producto de la violencia, pero expresada de
manera diferente. La mayoría de los 10
mil cadáveres mencionados líneas arriba
(Dávila, 2011) eran de hombres, lo cual
no sorprende tomando en cuenta que
hablábamos de personas ejecutadas por
hechos vinculados al crimen organizado.
La violencia contra los hombres está mayormente ligada a la clases sociales y a la
edad, mientras que en las mujeres a su
condición de género. Los hombres pobres son desaparecidos y asesinados por
ser forzados a formar parte de las filas
de los sicarios y participar en el crimen
organizado, mientras que los hombres
de otras clases sociales (y en una proporción menor, las mujeres) son secuestrados
o asesinados para obtener sus bienes.
En cambio, las mujeres que desaparecen siendo víctimas del crimen
organizado, lo hacen como resultado
de la violencia sexual, incluida en esta
categoría el comercio sexual, como en
el caso del delito “de trata”, y en menor
proporción para los servicios “domésticos” de estos grupos (ser cocineras,
lavanderas, cuidadoras, etc.). Un grupo
seriamente afectado por el comercio
sexual es el de las mujeres transmigrantes. Otra forma de violencia sexual,
vinculada a las desapariciones, son los
ataques sexuales, violaciones o feminicidios cometidos por los cuerpos de
seguridad en contra de las mujeres.
En Ciudad Juárez, caso internacionalmente conocido por la desaparición
y asesinato sistemático de mujeres,
organizaciones de la sociedad civil han
denunciado que: “A partir de 2008,
cuando la violencia se incrementaba
y cuando el presidente decidió militarizar la ciudad, las desapariciones de
mujeres se incrementaron en 400%”
(Turati, 2011a).
También hay una proporción de
mujeres involucradas en el crimen
organizado, principalmente por sus parejas. En estos casos, por ambos lados
–policías y criminales–, las mujeres son
desparecidas y asesinadas con huellas de
violencia sexual extrema como escarmiento, o tomadas como botín de guerra.
Esto último es una situación cada vez
más extendida, que afecta a mujeres
que ni siquiera tienen vinculación con
la delincuencia.
Empero los recientes hechos de
aumento de la violencia social y su
amplia difusión, opacan problemas
estructurales que han afectado a las
mujeres desde siempre y que encuentran en la violencia de género en el
ámbito familiar una de sus expresiones más sentidas. Consecuentemente,
un número considerable de mujeres
desaparecen todos los días por la violencia que sufren de sus parejas, ya sea
que éstas las rapten o asesinen, o bien,
provoquen que huyan por la violencia
y encierro que viven en sus hogares o
entorno. Este problema, lejos de haber quedado resuelto por la aparición
de nuevas leyes y la extensión de programas “contra la violencia hacia las
mujeres”, se agudiza cuando es marginado en la agenda política en aras de
otras violencias “urgentes”, que otorgan mayor capital político a quienes
las combaten.
En Puebla, hace dos años, se publicó un reportaje con el
siguiente título: “Se extiende en Puebla la Violencia Feminicida”
(cimac, 23/11/09), el cual colocó en la opinión pública el hecho
de la existencia de 3 mil mujeres desaparecidas de 2005 a junio
de 2009. Esta cifra colocaba a la entidad con una cifra superior
de mujeres desaparecidas que en Ciudad Juárez, e incluso en el
resto del país, ya que en 2011 las cifras indican que:
[…]según el reporte preliminar, dado a conocer el
31 de marzo, el gtdfi (Grupo de Trabajo sobre
Desaparición Forzada o Involuntaria de la onu)
señala que, en varios estados del país “más de 3 mil
personas habrían desaparecido desde 2006”; en ese
mismo periodo la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (cndh) integró 283 expedientes
por desaparición (Díaz, 2011).
El impacto del reportaje alcanzó el estatus de escándalo, debido al descuido con que la Procuraduría General de Justicia
del Estado de Puebla, y otras autoridades, como la Comisión de ddhh y los diputados respondieron. Primero con
frases como “las mujeres se van con los novios”, para después minimizar la cifra porque “eran llamadas telefónicas”. 1
Si bien, la evidencia apunta a que, efectivamente, la mayoría de los datos no corresponden a denuncias, sino a registros de Locatel, este escándalo tuvo raíz en la incapacidad
de las autoridades para seguir un protocolo de investigación
para el caso de personas desaparecidas, que incluyera el registro en un banco de datos de éstas y la publicación de casos
y estadísticas al respecto. En el caso de las mujeres, el inicio
de las investigaciones se ve sumamente entorpecido por la
discriminación. La sentencia del Caso Campo Algodonero
vs. México dedica todo un capítulo a las actitudes discriminatorias de las autoridades. En el párrafo 151 se describe:
La Comisión y los representantes alegaron que las
actitudes de las autoridades estatales frente a los
homicidios de mujeres en Ciudad Juárez, eran notoriamente discriminatorias y dilatorias, situación
que la Comisión describió como un “alarmante
patrón de respuesta y concepciones estereotipadas
de las mujeres desaparecidas”. En particular, el patrón “se manifestaba en la percepción de los funcionarios estatales que la búsqueda y protección
de mujeres reportadas como desaparecidas no era
importante” e implicaba que en un principio las
1 Al respecto se puede consultar la investigación sobre el Informe
de Mujeres Desaparecidas en el Estado de Puebla desde 2005 hasta
2009, realizado por el Observatorio de Violencia Social y de Género
de la Ciudad de Puebla (ovsg-Puebla-uiap) durante los años 2010 y
2011; actualmente el informe se encuentra en proceso de revisión para
su publicación, pero unos primeros avances de esta investigación se
publicaron en Programa de Género y vih, 2011 y Programa de Género
y vih, 2012.
autoridades se negaban a investigar (Red por la
Vida…, 2010).
A la discriminación se añade la experiencia de las autoridades de que las mujeres desaparecen, principalmente, por
tres causas: 1) se fugan con el novio y “la mayoría” de los
parientes sabe dónde están, pero las reportan para que las
autoridades las regresen; 2) las mujeres se fugan del hogar
por la existencia de problemas familiares; y 3) Las mujeres
huyen de la pareja (principalmente por problemas de violencia conyugal) y ésta reporta a ellas o a sus hijos, para
localizar su escondite.
Ninguna de las tres causas mencionadas debiera ser
motivo de vacilación en la investigación. Si una menor
de edad huye con un novio mayor de edad estamos frente
a la existencia del delito de corrupción de menores. Si la
mujer tuvo que huir de su casa para alejarse del marido
o de su familia, existe la probabilidad de que sea por violencia familiar, y éste también es un delito, que además
se persigue de oficio. En el estado de Puebla, en el año
2011, hubo 75 homicidios de mujeres; en los casos que
se conoció al responsable, la mayoría había guardado relación de pareja con la víctima y en varios ésta había sido
reportada como desaparecida. Además hubo 70 casos de
suicidio de mujeres.
Asimismo, ninguna mujer tendría por qué huir de
su lugar de origen, familia o comunidad, mucho menos
desaparecer de manera “voluntaria” debido a que, como
ciudadanas, tenemos libertad de tránsito que implica una
obligación de parte del Estado de garantizar las condiciones necesarias para este efecto. Cuando los motivos de
desaparición de mujeres son la discriminación o la violencia,
el Estado ha fallado en garantizar sus derechos humanos.
Por consiguiente, la desaparición no puede ni debe quedarse en las dependencias de procuración de justicia, sino
que debe ampliarse la responsabilidad a todos las dependencias consideradas en el Sistema Estatal de Prevención,
Atención, Sanción y Erradicación de la Violencia, contemplado en la ley.2
Paradójicamente Chihuahua, a raíz de la violencia
contra las mujeres en Ciudad Juárez, cuenta con los
mayores avances en materia de protocolos –como el de
Alba– y en introducir reformas al Código Penal con perspectiva de género. El cuadro 1 muestra las buenas y malas
prácticas de actuación en los hechos de desaparición de
personas. Las buenas prácticas fueron recuperadas con
base en reglas procedimentales asentadas en diferentes
instrumentos jurídicos de Chihuahua y en el propio Protocolo de Alba. Las malas, son recogidas de las prácticas
que se obtuvieron de testimonios como el de Carmen,
narrado al principio de este artículo.
2 Ley General de Acceso a una Vida Libre de Violencia del año 2007.
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Fotografía: Ana Karen Aguilar
Mientras la respuesta de las autoridades sea la evasión mediante el
señalamiento de las víctimas, o dejar a los familiares el peso del aporte
de las pruebas de la comisión de un delito, poco se va a hacer para
obtener una respuesta eficiente ante los hechos de la desaparición.
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Otoño 2012
Cuadro 1. Malas y buenas prácticas de investigación en caso de desaparición de personas
Malas prácticas
Buenas prácticas
- Posponer la investigación 24 o 48 horas después y a
condición de la ratificación por el familiar
- Levantar constancia de hechos y esperar un nuevo evento
para elevar la averiguación
- Imponer un trámite mediático entre las autoridades y los
familiares
- Limitar la participación de los familiares en las diligencias
- Mantener la búsqueda en privado
- No brindar apoyo psicológico a los familiares
- Negarse a la búsqueda si han tenido contacto con la
víctima.
-Reporte a las autoridades lleva a la búsqueda inmediata de la
víctima
-Derecho a interponer una denuncia
-Ya interpuesta, el mp inicia carpeta de averiguación. Brinda
una copia al familiar
-El policía ministerial encargado de las averiguaciones debe
estar en contacto con los familiares
-El familiar puede solicitar diligencias (que interroguen a ciertas
personas, revisen lugares, etc.)
-Derecho a la coadyuvancia
-Derecho a cambiar al mp si no estás conforme
-La autoridad debe hacer un volante y distribuirlo
-Derecho a asistencia psicológica a familiares durante el
proceso
-La búsqueda continúa aun si la desaparecida se comunica
por teléfono.
Fuente:
ovsg-Puebla-uia
(2012), Informe de Mujeres Desaparecidas en el Estado de Puebla, 2005 a 2009.
Es necesario resaltar que las primeras 48 horas son vitales
para dar con una mujer desaparecida, en este sentido el
Protocolo de Alba se distingue por iniciar la investigación
de inmediato, sin que transcurran las 48 o 72 horas requeridas en un mp común. También resulta urgente, como se
recomienda en la sentencia de Campo Algodonero, una
coordinación entre autoridades federales, estatales y
municipales para la atención, reacción, coordinación y vinculación ante desaparición, además de la obligación de
las autoridades de conocer plenamente el proceso de
denuncia e inicio de la investigación.
Consideraciones finales
Mientras la respuesta de las autoridades sea la evasión
mediante el señalamiento de las víctimas, o dejar a los familiares el peso del aporte de las pruebas de la comisión de
un delito, poco se va a hacer para obtener una respuesta
eficiente ante los hechos de la desaparición. Urge que las
autoridades establezcan reglas procedimentales, bajo el esquema de una debida diligencia desde la perspectiva de los
derechos humanos, ante el hecho de la desaparición, y que
generen estadísticas por sexo y de violencia con perspectiva
de género, para tener en cuenta y hacerse responsables de
los riesgos que sufren las mujeres que habitan dentro de un
determinado territorio.
Cabe mencionar que el 8 de febrero de 2012, el procurador general de Justicia del estado de Puebla, Víctor
Antonio Carrancá Bourget, anunció (E-Consulta, 8/2/2012)
que, de acuerdo con los resolutivos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Puebla ya cuenta con cuatro
proyectos de protocolos en la materia: 1) el Protocolo para
la Búsqueda y Localización de Mujeres Desaparecidas; 2)
el Protocolo para la Investigación de Delitos Cometidos
con Violencia Sexual en Agravio de Mujeres; 3) el Protocolo
para la Investigación de los Delitos y Homicidios Dolosos en
contra de Mujeres, y 4) el Protocolo para la Investigación en
Materia de Trata de Personas. Hasta el momento de entregar
este artículo, dichos protocolos no se encuentran publicados
todavía en la página web de la Procuraduría; seguiremos en la
espera de observar su contenido e implementación.
A nosotras, como promotoras de los derechos humanos,
además de apoyar en la difusión de estos protocolos, nos
corresponde seguir insistiendo en la prevención de la violencia desde el combate de la desigualdad, para que hombres y
mujeres no se involucren con la delincuencia ni tengan que
desaparecer “voluntariamente”.
Bibliografía
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Legislación de las Entidades Federativas Respecto a los Instrumentos Internacionales de Derechos Humanos, México.
Dávila, Patricia (2011), “Pura Estadística” en Proceso, revista semanal, núm.
1811, 17 de julio de 2011, México, 6-11.
Díaz, Gloria Leticia (2011), “Clamor por los desaparecidos” en Proceso,
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Programa de Género y vih (2011), “Mujeres Desaparecidas y Trata en Puebla”
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Ellacuría, sj, Universidad Iberoamericana Puebla, México.
Red de Investigadoras por la Vida y la Libertad de las Mujeres (2010),
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Campo Algodonero vs. México, Serie por la Vida y la Libertad de las Mujeres,
México.
Turati, Marcela (2011a), “Las desaparecidas de Juárez” en Proceso, revista
semanal, núm. 1813, 31 de julio de 2011, México, 11-13.
_______ (2011b), “La descomposición nacional”, en Proceso, revista semanal, núm. 1798, 17 de abril de 2011, México, 6-9.
41
Autor: Antonio Audirac
Obra: Espacio posible I
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Otoño 2012
Fotografía: Rocío Suarez
Víctor Figueras
Investigador y coordinador en la Ibero Puebla
de la licenciatura en Ciencias Políticas y
Administración Pública así como de la
maestría en Políticas Públicas
De acuerdo con los especialistas en el tema, la seguridad ciudadana tiene dos
dimensiones principales: una objetiva y una subjetiva (Otamendi, 2009). La
primera se relaciona con la materialización de los actos que vulneran la integridad de los ciudadanos y la segunda se refiere a la mayor o menor sensación
de seguridad que éstos manifiestan, independientemente de lo que las estadísticas sobre delitos cometidos indiquen. En México la inseguridad ciudadana
objetiva y subjetiva ha crecido significativamente en años recientes; el detonador, que no el origen, generalmente se asocia con la violencia causada por el
combate al narcotráfico. En este sentido, el problema de seguridad ciudadana
está íntimamente ligado a un problema de seguridad nacional. En este espacio
presento algunas reflexiones sobre el problema de seguridad ciudadana desde la
perspectiva de políticas públicas. Discuto, primero, que la respuesta insuficiente (y deficiente) del gobierno puede deberse a la falta de una definición clara de
la seguridad ciudadana como un problema público, ya que ha estado subordinada
al tema de la seguridad nacional. Otra posible razón es que el problema de la
seguridad ciudadana ha recibido un tratamiento inadecuado por lo que no ha
impactado lo suficiente a los decisores políticos. Finalmente, desde la perspectiva de los estudios de implementación de políticas, discuto algunos aspectos
que pueden complicar la operación de una política de alcance nacional en un
sistema federal, como lo es México.
45
Seguridad ciudadana: definición y agenda
¿Por qué el gobierno no parece haber atendido adecuadamente los crecientes problemas de inseguridad que vivimos
los ciudadanos en el día a día?
Desde la perspectiva de políticas públicas se podría argumentar que esta situación obedece, en parte, a que el
problema de la seguridad ciudadana1 no ha sido claramente definido como un problema público. Para desarrollar una
buena política pública2 es crucial antes haber definido bien el
problema que se busca solucionar (Bardach, 1993; Moore,
1993).3 Se requieren estudios serios que proporcionen y difundan información sobre el tema y que lo hagan entendible
para actores diversos, también deben hacerse evidentes sus
características relevantes e implicaciones actuales y futuras.
Este ejercicio transforma las condiciones objetivas que desean cambiarse (el problema) en una “imagen” (el problema
público), apoyada en contenido, datos duros, estadísticas,
capaz de llamar la atención y movilizar la atención de quienes tienen capacidad (las autoridades públicas) para decidir
hacer algo. De esta manera el problema público se entiende
como un constructo (Aguilar, 1993) en el que hay que trabajar para lograr que sea atendido y para que se incorpore a la
agenda del gobierno (Casar y Maldonado, 2008).4
Hasta hoy, la inseguridad ciudadana se ha discutido
preponderantemente como una consecuencia del combate al crimen organizado.5 Se presenta, entonces, como un
problema que ha crecido a la sombra de otro más visible
y que ha acaparado la atención en términos de preocupación, discusión y análisis y que por esto ha representado la
prioridad número uno del gobierno federal. Poco, en comparación, se ha debatido y atendido a la inseguridad ciudadana
como un problema en sí mismo, con sus particularidades,
manifestaciones e implicaciones y que requiere del diseño
de políticas públicas específicas. En este sentido, para Ana
Laura Magaloni (2011) es necesario:
1 En este ensayo me refiero al problema de seguridad como los eventos que
en el día a día ponen en riesgo o afectan a los ciudadanos, como los asaltos,
secuestros y, más recientemente, las extorsiones y el riesgo de encontrarse
en medio de una balacera o ser víctima de un atentado con bombas o granadas.
2 Entendida como la estrategia decidida por el gobierno para atender y,
eventualmente, resolver un problema.
3 En adelante me referiré a “políticas públicas” simplemente como “políticas” y explicitaré cuando me esté refiriendo a la política como la actividad
alrededor de la búsqueda y ejercicio del poder (político).
4 La agenda de gobierno se constituye sólo por los temas que el gobierno
ha decidido efectivamente atender. En cambio, la agenda pública engloba
los temas que capturan la atención de ciudadanos y medios durante cierto
periodo. Hay otras agendas, como la legislativa o la del Ejecutivo, que se
conforman con los problemas específicos que estos actores atienden.
5 Véase, por ejemplo, el interesante ejercicio de discusión realizado por
la Revista Nexos en noviembre de 2011 en el que destacan las múltiples
aristas –y posibles definiciones del problema público– de la guerra contra
las drogas.
46
Otoño 2012
[…] un replanteamiento de la estrategia de seguridad pública. La estrategia ya está agotada,
porque ha sido extremadamente costosa para la
población[...] Nos tendremos que mover a una
estrategia que ya no esté centrada en el problema
del narcotráfico, el consumo de drogas o las organizaciones criminales per se, sino a la reducción
de los delitos violentos que son las conductas que
afectan a las poblaciones y que amenazan de forma más relevante la autoridad del Estado.6
Además de definirse el problema público de manera independiente, hay un segundo reto porque, para que un
problema sea atendido, se requiere que sea tratado y movilizado de manera que alcance la agenda gubernamental.
Ningún gobierno tiene las capacidades (humana, financiera, técnica) para percibir y atender todas las demandas
provenientes de la sociedad; de ahí que más bien se ocupe,
progresivamente, de grupos acotados de problemas que llegan a capturar su interés; éstos constituyen su agenda. Los
estudios de agenda nos ayudan a entender el tránsito de
inquietudes sociales a problemas que se discuten en el espacio
público y cómo algunos, finalmente, se integran al conjunto
de cosas que recibirán respuesta por parte del gobierno.
Dependiendo de la forma en que un problema se trate
(qué información se selecciona, cómo se presenta, a quién),
aumentará o disminuirá la posibilidad de llegar a diversos
auditorios y a actores con capacidad de presionar para que
un problema sea tomado en cuenta (Nelson, 1978).
En este marco, la tibia reacción gubernamental ante
varias manifestaciones de los ciudadanos contra la inseguridad (recuérdese la primera gran marcha del año 2008),
sugiere que el tema requiere un tratamiento diferente
para potenciar su movilización. Nuevamente, la aparente
indiferencia gubernamental puede obedecer a que el
tema no ha sido tratado por sus propias características e
implicaciones, sino como resultado de la guerra contra el
narcotráfico. Un tratamiento adecuado prioriza algunas dimensiones e implicaciones de los problemas, en línea con
una estrategia de movilización. Debe determinarse, entre
otras cosas: a qué tipo de auditorio va dirigido el mensaje, cuáles son sus preferencias y qué conocimiento del
tema existe. También hay que considerar si conviene enfatizar aspectos más técnicos o más “sensibles” del tema, si
se deben mostrar sus implicaciones más pesimistas o, por
el contrario, presentarlo como “manejable” de manera que
anime a los receptores (los decisores políticos) a atenderlo
(Downs, 1993). Un caso exitoso de movilización que puede referirse es la iniciativa de Al Gore, hace algunos años,
6 Magaloni, A. (2011), “Nuestra guerra: Una conversación”, Fernando
Escalante Gonzalbo, Eduardo Guerrero Gutiérrez, Alejandro Hope,
Denise Maerker, Ana Laura Magaloni, Héctor de Mauleón, Natalia
Mendoza Rockwell, Guillermo Valdés, Joaquín Villalobos, Revista Nexos,
México, D. F., 1 de noviembre de 2011, 48.
Fotografía: Morguefile.com
Para desarrollar una buena
política pública es crucial antes
haber definido bien el problema
que se busca solucionar
(Bardach, 1993; Moore, 1993)
47
para sensibilizar acerca del fenómeno
del cambio climático y los devastadores
efectos del calentamiento global. Así,
el problema de la seguridad ciudadana
no parece haber obtenido visibilidad
suficiente, por lo que los interesados
en movilizarlo requieren de estrategias
diferentes para desvincularlo del tema
dominante de la seguridad nacional e
impulsarlo como un asunto prioritario.
Pero no sólo es el tratamiento del
tema; igual o más importantes son las
características del camino que debe recorrer; ello se refiere a las particularidades del espacio público en un contexto
dado, del entramado institucional y
de los canales y procesos que permiten
aglutinar, representar y llevar demandas
sociales a las arenas de decisión política.
Así, en sistemas con un alto grado de
pluralismo y permeabilidad, el caso estadounidense es citado frecuentemente,
y las posibilidades de influir en la hechura
de políticas (definir problemas, presentar,
discutir y elegir entre diversas opciones) son mayores.
En México, en cambio, las posibilidades son aún bastante acotadas. Hasta antes
de la transición democrática el gobierno
controlaba la formulación de políticas.
Enrique Cabrero (2000) ilustra esto diciendo que el gobierno era el dueño de
la baraja, establecía las reglas del juego y
decidía quién podía jugar. Hoy existen
jugadores no decididos por el gobierno y algunas reglas se pueden discutir,
pero el gobierno aún controla la baraja.
Los nuevos jugadores, sin embargo, no
son representantes de todos los intereses
de la sociedad, sigue predominando una
élite político-económica que sistemáticamente influye la hechura de políticas para
favorecer sus intereses. A esto se refieren
Denisse Dresser (2011) y Carlos Elizondo
(2011) cuando señalan que el país está
controlado por monopolios.
En suma, el camino que debe recorrer la demanda de atención a la
seguridad ciudadana presenta muchos obstáculos; uno importantísimo
es que la violencia cotidiana (asaltos,
extorsiones, secuestros, balaceras) parece
afectar menos a quienes, con recursos
propios, tienen la capacidad de suplir la
protección que el gobierno debiera proveer.
48
Otoño 2012
Son aquellos que viven, estudian y trabajan
en espacios fuertemente resguardados,
los que pueden pagar seguridad privada
o enviar a su familia fuera del país. Lamentablemente son los mismos que dominan
en el espacio público y quienes, mediante
canales privilegiados, podrían influir
para que la inseguridad ciudadana fuera
prioridad para el gobierno. Sin embargo,
vivir en un mundo protegido, lejanos de
la realidad violenta cotidiana, hace a estos
actores menos receptivos e interesados
en este problema. Por consiguiente, parece necesario mapear el trayecto que
la demanda de seguridad ciudadana
debe seguir, identificar los posibles obstáculos y también las oportunidades
para movilizar a la ciudadanía y, sobre
todo, desarrollar de manera inteligente
y creativa estrategias que permitan involucrar a los menos afectados y a los
más influyentes.
Seguridad ciudadana e implementación
Los estudios sobre implementación
de políticas tratan de entender por
qué, incluso las estrategias mejor diseñadas, raramente dan los resultados
esperados o hasta pueden terminar en
rotundos fracasos. Entre los hallazgos
más importantes de esta literatura tenemos que la implementación de una
política tiene mayores probabilidades
de fallar cuando hay muchos actores
involucrados y cuando éstos pueden
modificar o hasta bloquear la política
(Wildavsky y Pressman, 1973). Éste es
el caso en sistemas federales, como el
nuestro, donde coexisten tres órdenes
de gobiernos autónomos y cuyos ejecutivos (presidente, gobernador, alcalde)
tienen generalmente la última palabra
sobre los asuntos que competen a sus
jurisdicciones. La comunicación deficiente, la ausencia de incentivos para
cooperar y el desdeñar a los actores del
último eslabón (funcionarios de ventanilla, policías, facilitadores, etc.) son
factores que también afectan negativamente la implementación.
En México, hoy existen pocos
incentivos a la cooperación debido
a factores estructurales que han sido
señalados por los estudiosos. Primer
factor: la transición democrática ha llevado a la convivencia de gobiernos de
distintos partidos; puesto de manera
sencilla, los gobiernos del mismo color
tienen incentivos para cooperar y los de
partido diferente los tienen para no hacerlo o, incluso, para bloquearse entre
ellos (Garman, et al., 2001). Segundo:
desmantelado el control central del
presidente y del pri, los gobernadores
han demostrado poder para controlar
sus estados prácticamente sin resistencia (Ward y Rodríguez, 1999). Tercero:
los municipios son el eslabón más débil del sistema, en recursos y capacidad
institucional (Merino, 2006) y (sobre)
viven subordinados a sus respectivos
gobiernos estatales.
En este marco de análisis tenemos
que, hasta ahora, el problema de seguridad en México (la nacional y como
subproducto, la ciudadana) se ha asumido como tarea del gobierno federal,
pero, como muchas otras cosas, se sufre
más y cotidianamente en el nivel local.
Para el gobierno federal establecer
estrategias de alcance nacional, donde
poseer el mayor control se considera
deseable para una política efectiva (la
iniciativa de una policía nacional con
mando único, por ejemplo), es muy
complicado porque requiere convencer
y obtener compromisos de cooperación de 31 gobernantes con distintas
percepciones del tema, distintas necesidades locales y distintas filiaciones
políticas. Además, muchos de ellos
pueden tener motivos para oponerse al
gobierno federal, como parte de alguna
estrategia o compromiso políticos; hoy
pueden hacerlo y esto complica aún
más las posibilidades de cooperación.
Ahora bien, desde la postura de los
gobiernos estatales y locales hemos escuchado repetidamente que no cuentan
con los recursos necesarios para hacer
frente al problema y que, por tanto, es
el gobierno federal quien debe hacerse cargo de atenderlo. La respuesta ha
sido que, como gobiernos, los estados
y municipios son también responsables
de atender el problema, deben velar por
la seguridad en sus territorios y cuentan
con cuerpos de policía para tal fin. Esta situación ilustra la existencia de factores,
señalados por la literatura, que complican la implementación: hay bajos incentivos
a la cooperación intergubernamental, actores con poder de veto y condiciones de
desigualdad entre los involucrados.
Reflexión final
Las políticas públicas se centran en el estudio de problemas, su naturaleza es aplicada y su marca de origen es utilizar el conocimiento generado para resolver los
problemas que aquejan a la sociedad. En este espacio se retomaron elementos de
esta perspectiva para discutir por qué la creciente inseguridad ciudadana se encuentra deficientemente atendida por las autoridades gubernamentales. Algunos
puntos centrales de esta discusión son: se requiere desvincular el problema de
la seguridad ciudadana y trabajar en construirle una definición autónoma como
problema público que le procure especificidad y mayor y mejor visibilidad. Se
necesita, también, generar y socializar información que permita posicionar el tema
en el debate público, procurando que éste sea lo más informado y amplio posible.
Por último, las estrategias de implementación de la política que resulte requieren
un análisis cuidadoso de los incentivos positivos y negativos involucrados en el
arreglo federal para avanzar hacia esquemas de cooperación intergubernamental.
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49
Alejandro Jiménez Padilla
Fotografía: Rocío Suarez
Colaborador del Programa Universitario
de Derechos Humanos, idhie sj, Ibero
Puebla
50
Galilea Cariño Cepeda
Responsable del Programa Universitario
de Derechos Humanos, idhie sj, Ibero
Puebla
Otoño 2012
Resumen: en diversos espacios se ha hecho hincapié en que los derechos humanos
de las personas indígenas deben ser respetados. La presunción de inocencia,
una defensa adecuada, la falta de valoración de usos, costumbres y normas
(incluyendo la carencia de traductor o intérprete), son sólo algunas de las violaciones
más recurrentes para esta población. A través del debate público se incidió en reformas
legislativas puntuales para asegurar justicia a pueblos y comunidades indígenas
pero en la práctica éstas no son consideradas. El sistema de justicia penal sigue siendo
utilizado desde la voluntad política, distante al marco de un Estado de derecho en
donde prime el respeto total y absoluto hacia la dignidad de las personas. En este
artículo, a través de dos casos circunscritos en el estado de Puebla, se describen
algunas deficiencias del sistema y sus formas de operarlo, resaltando las prácticas
arbitrarias de quienes contrariamente deberían actuar para garantizar los derechos
fundamentales de las personas.
Palabras clave: estado de derecho, acceso a la justicia, derechos humanos,
población indígena.
51
Introducción
Vimos que nuestro silencio evitó que la muerte y la destrucción
crecieran. Así se desenmascararon los asesinos que se esconden
tras los ropajes de lo que ellos llaman el “estado de derecho”.
Arrancado el velo tras el que se escondían, aparecieron los tibios
y pusilánimes, los que juegan con la muerte por ganancias, los
que ven en la sangre ajena una escalera, los que matan porque
al matador aplauden y solapan. Y el que gobierna se despojó
de su último e hipócrita ropaje. “La guerra no es contra los
indígenas’’, dijo mientras perseguía, encarcelaba y asesinaba
indígenas. Su propia y personal guerra lo acusó de asesino
mientras nuestro silencio lo acusaba…
Fragmento, V Declaración de la Selva Lacandona
El reto de construir un Estado de derecho en México
comienza a ocupar las agendas políticas y el debate público
ante el levantamiento zapatista que evidenciaba ya la decadencia
del sistema político de un partido hegemónico a mediados de la
década de los noventa. La represión de este movimiento por
parte de las fuerzas armadas pretendió legitimar el uso de la
fuerza pública por la defensa de un “Estado de derecho”. El
discurso oficial se apropiaba de un concepto nuevo aunque
en la práctica subsistía un sistema complejo de reglas informales y lealtades políticas que establecían un panorama de
un derecho siempre negociable y favorable a las élites políticas
y económicas en el poder.
Ante la expectativa del cambio de partido político en la
Presidencia de la República, las movilidades y los cambios
partidistas en espacios clave de poder (tanto en 2000 como
en 2007), no tuvieron un desenvolvimiento satisfactorio
pues no simbolizaron una mejora significativa en la construcción de un Estado de derecho. Por el contrario, el proceso
de democratización que exigía una transformación en las estructuras legislativas, policiales y judiciales para acceder a la
justicia, permeó únicamente en la retórica del antiguo régimen autoritario subsistente, con un efecto más marcado en
un grupo desprotegido al que “los esfuerzos por dar garantías constitucionales formales” han sido conflictivos (Schatz,
Concha y Magaloni, 2008: 340): la población indígena.
Así, nos situamos, por un lado, ante un Estado de derecho
que no termina por embeber el actuar de las autoridades del
Estado mexicano forjadas en el derecho subordinado a la voluntad política y, por otro, ante una política exterior en materia
de derechos humanos sumamente progresista que disminuye
la presión internacional hacia México en la materia.
1. Derechos humanos y reformas: un pendiente
de voluntad política
La sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (cidh), en torno al caso Radilla Pacheco, significó
una nueva llamada de atención por parte de la comunidad
52
Otoño 2012
internacional al Estado mexicano, esta vez repercutiendo
directamente en el sistema jurídico mexicano, en gran parte, gracias al impulso de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, al tomar la iniciativa en el cumplimiento de dicha
sentencia en su papel legítimo como contrapeso político y
al transpolar e incentivar, desde su marco de actuación, la
reforma judicial de junio de 2011.1
El cambio de paradigma consiste en la subordinación
del principio de legalidad2 al “principio pro persona”, el
cual prescribe que ante la interpretación de la ley se otorgue
la protección más extensiva cuando se trate de reconocer
derechos humanos y a contrario sensu, cuando se trata de
restringir el ejercicio de ellos. Este principio pro persona
se encuentra establecido en el párrafo segundo del artículo
primero de la Constitución.3 Asimismo, en el párrafo tercero
del mismo ordenamiento, se establece la obligación de
todas las autoridades, independientemente de su ámbito
competencial, de promover, respetar, proteger y garantizar
los derechos humanos.4 Tomando en cuenta que la Constitución es el marco en donde se plantea el proyecto de nación
y en un acuerdo de voluntades políticas, cualquier modificación a la misma, implica una reformulación del Estado.
Aunque la apropiación del discurso de derechos humanos por parte de las autoridades contuvo la presión
internacional que perseguía al Estado mexicano décadas
atrás, aún la reforma de 18 de junio de 2008, en materia
de seguridad pública y justicia penal se enfrenta a complejos obstáculos para su implementación y definición con
una plena vigencia de derechos humanos. Sumado a esto,
las frecuentes quejas reportadas, no sólo por comisiones
1 Las reformas constitucionales en materia de derechos humanos
plantean otro cambio de paradigma consistente en un Estado de
derecho subordinado al respeto de todos los derechos y libertades de
las personas, reconocidos por la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos (en adelante la Constitución) y los Tratados
Internacionales suscritos por el Estado, a esto se le llama “Estado
constitucional de derecho”.
2 El principio de legalidad es el fundamento operativo del “Estado
de derecho” en el que el actuar de la autoridad sólo puede darse
dentro del margen que la ley le faculta para tal efecto, mientras que el
ciudadano puede hacer cuanto la ley no le prohíba. Este principio de
legalidad (en la experiencia internacional), aún bajo leyes expedidas
dentro de los presupuestos democráticos de representación, entró en
crisis con el régimen nazi y frente a su cumplimiento, se cometieron
los actos inhumanos que todos conocemos. Estos vicios en el Estado
de derecho, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, se intentaron
subsanar obligando a los Estados a cumplir con estándares mínimos
y principios de respeto y protección a la dignidad humana, los que se
encuentran en los tratados internacionales y que en su mayoría fueron
firmados y ratificados por el Estado mexicano.
3 “Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de
conformidad con esta Constitución y con los Tratados Internacionales
de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección
más amplia.”
4 “Todas las autoridades, en el ambito de sus competencias, tienen la
obligacion de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos
humanos de conformidad con los principios de universalidad,
interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el
Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones
a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley.”
de derechos humanos sino por organizaciones de la sociedad civil, han evidenciado violaciones sistemáticas de
derechos humanos por parte de diversas autoridades hacia
grupos en situación de vulnerabilidad. Entre éstas destacan los abusos de autoridad, las aprehensiones ilegales, el
atraso de los agentes del Ministerio Público en la presentación del acusado ante los jueces, las falsas acusaciones,
los casos de negligencia médica, la privación del derechos
constitucionales, la tortura (Schatz, Concha y Magaloni,
2008:317-318). El contraste entre estos actos diacrónicos
y los perpetrados bajo el contexto actual5 es alarmante por
las violaciones generalizadas de derechos humanos,6
aunado a la persistente impunidad que en esta transición
no dejó de lado las antiguas prácticas despóticas.
2. Derecho penal y acceso a la justicia como
un derecho de la población indígena
A pesar de que el Derecho Penal tiene como objetivo la
protección de los intereses y bienes fundamentales de la sociedad, su intervención debe ser de ultima ratio. Es decir, a
través del principio de intervención penal mínima, su uso
sólo se justifica cuando otras medidas no resultan adecuadas. Sin embargo, uno de los problemas centrales radica en
la relación existente entre la criminalización primaria y la
criminalización secundaria.
En cuanto a la criminalización primaria (creación normativa), diversos especialistas asienten que “el sistema de
justicia mexicano está conformado por un cuerpo de leyes
y reglamentos en los que no hay homogeneidad o consistencia interna” pero además, que
[…]la tradición política (del antiguo régimen
autoritario, y también del actual gobierno) está
orientada a usar reformas constitucionales y a la
creación de leyes (a través de mayorías legislativas artificiales) como principales instrumentos de
procuración y justicia, sin un análisis de las acciones gubernamentales y sin tratar de mejorarlas, y
desde luego sin comprender el comportamiento
criminal o desarrollar formas para prevenirlo
(Alvarado, 2008:54).
Esta problemática se ve totalmente reflejada en el populismo
punitivo de nuestro sistema y en la sobrepoblación exacerbada
en los centros de reinserción social, sin ser limitativos en la
descripción de otros efectos.
5 Estrategia Nacional de Seguridad Pública.
6 El recuento de estas violaciones sistemáticas se enmarcan claramente
en la actual estrategia de seguridad pública y se identifican como
tortura, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales y otros
abusos graves. Véase el Informe de Human Rights Watch (2011), Ni
Seguridad, Ni Derechos. Ejecuciones, desapariciones y tortura en la
“guerra contra el narcotráfico” de México, Estados Unidos: Human
Rights Watch.
Centrándonos en la población indígena sobre la que
aplica tal análisis, coincidimos con Hernández y Ortiz
(2008:107) en que el reconocimiento de derechos no es
suficiente porque las prácticas discriminatorias se superponen al mandato normativo que genera “una discordancia
entre normatividad del Estado y realidad empírica que
configuran un entramado de ficciones legales”. La criminalización secundaria (aplicación normativa), lejos de mantener
un postulado garantista con plena vigencia de derechos
humanos de las personas indígenas, deviene en una praxis
arbitraria y parcial.
En los dos casos que a continuación se exponen, no sólo
se revela la ineficacia en la investigación de ambos delitos en
los que se procesan a tres personas indígenas, sino que además,
se detecta el uso del sistema de justicia penal para criminalizar la defensa de los derechos humanos de estas personas
y sus comunidades. Se puede observar el trato diferente y el
alcance de las acciones arbitrarias de las autoridades.
Caso 1. José Ramón y Pascual fueron electos por su
comunidad (Atla, Pahuatlán, Puebla) como autoridades
tradicionales. Durante el ejercicio de sus cargos no recibieron remuneración, por el contrario, éstos fueron cargos de
honor. En su gestión continuaron la materialización de un
proyecto para hacer efectivo el acceso al agua equitativo y
gratuito, para todos los pobladores. Sin embargo, el cacique
de la comunidad, Guillermo Hernández, quien por décadas
ha mantenido el control del agua en Atla, utilizó sus influencias para maquinar, en confabulación con autoridades
(Ministerio Público y autoridades judiciales), el delito de
robo con violencia, motivo por el cual fueron condenados a
una pena privativa de libertad de 6 años, 10 meses y 20 días
de prisión, y una multa de 550 días de salario mínimo. Su
caso ha sido atraído por la Primera Sala de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación.7
Caso 2. Elmo Guzmán, junto con dos personas de su
comunidad (San Martín, Ixtepec, Puebla) fueron acusados
del delito de daño en propiedad ajena doloso (supuesto
incendio de la vivienda del ex presidente municipal). La
comunidad había exigido y logrado la destitución del presidente municipal por malversación de fondos, quien valiéndose de sus influencias y contactos, maquinó este delito
como un medio de venganza contra la acción empredida de
forma conjunta por la comunidad. A pesar de las inconsistencias en la Averiguación Previa 45/2009/Hue, se dictaron
las órdenes de aprehensión correspondientes.
En la siguiente tabla se pueden observar las violaciones
sistemáticas en las que se incurrieron en ambos casos:
7 Caso de defensa llevado por el Centro de Derechos Humanos Miguel
Agustín Pro Juárez, con la colaboración del Programa Universitario
de Derechos Humanos del Instituto de Derechos Humanos Ignacio
Ellacuría sj, de la Universidad Iberoamericana Puebla. Consúltese en:
http://centroprodh.org.mx/comunicacion/Dossier_defensores_del_
agua_version_final_web.pdf.
53
Derecho
Violaciones
Legalidad y seguridad
jurídica
Procesos fabricados por parte de agentes del Ministerio Público
Garantías judiciales
Al principio de presunción de inocencia; a una defensa adecuada (defensor e intérprete);
valoración de pruebas
A la no discriminación
Imputación falsa de delito y abuso del sistema de justicia penal en virtud de su
identidad indígena
Derecho al agua
A la defensa y promoción al derecho de todas y todos a tener agua
(Caso José Ramón y Pascual)
Fuente: Elaboración a partir del dossier ¡Agua y Libertad! José Ramón y Pascual. Presos injustamente.8
A pesar de la estrategia 15.6 del Plan Nacional de Desarrollo
2007-2012 del gobierno de la República, que consiste en:
“garantizar el acceso pleno de los pueblos y comunidades
indígenas a la jurisdicción del Estado” y que “implica trabajar conjuntamente con los Poderes de la Unión y los órdenes de gobierno para que el acceso de los indígenas a la
justicia, sobre todo en los asuntos penales […] asistidos por
intérpretes y defensores que conozcan su lengua y cultura, y
conforme al mandato constitucional”,9 la población indígena en conflicto con la ley está cada vez más vulnerable. En
un sentido amplio se criminaliza la pobreza sin atender a la
resolución de conflictos por una vía que no debe constreñirse a la penal. En ambos casos se trata de personas indígenas
nahuas que no tuvieron oportunidad de una comunicación
intercultural, a través de su defensor o intérprete, pero además se delata una criminalización hacia quienes promueven
y defienden los derechos humanos de su comunidad, contraviniendo el deber de garantizar protección frente a toda
violencia, amenaza, represalia, discriminación, negativa de
hecho o de derecho, presión o cualquier otra acción arbitraria
resultante del ejercicio legítimo de defensa de los derechos
humanos de forma individual o colectiva.10
Conclusiones
La promoción, el respeto y la protección de los derechos
humanos, son los medios de legitimación de nuestra frágil
democracia, en la que subsisten patrones de conducta autoritarios fuertemente arraigados, forjados en la sujeción del
derecho a la voluntad política. La apropiación del discurso
oficial del concepto “Estado de derecho” surge originalmente
8 Consúltese en: http://centroprodh.org.mx/comunicacion/Dossier_
defensores_del_agua_version_final_web.pdf
9 Gobierno Federal. Plan Nacional de Desarrollo. Recuperado en:
http://pnd.calderon.presidencia.gob.mx/igualdad-de-oportunidades/
pueblos-indigenas.html, el 2 de mayo de 2012.
10 Declaración sobre el derecho y el deber de los individuos, los grupos
y las instituciones de promover y proteger los derechos humanos y las
libertades fundamentales universalmente reconocidos, artículo 12, 2.
54
Otoño 2012
como una institución que busca eliminar la arbitrariedad
en el campo de la actividad pública o política, pero en
México es empleada para maquillar ante los organismos
internacionales un “Estado policial”.
La figura del Ministerio Público, ya sea por vía legislativa
o jurisprudencial, ha recibido atribuciones desorbitadas
(Zepeda, 2008) y en estos dos casos se identifica el alcance
de los actos negligentes que son confirmados por la autoridad judicial. Estas acusaciones contradicen el principio de
ultima ratio del Derecho Penal dadas las circunstancias en
que ambos sucesos se desarrollaron. En ambos casos, no
sólo figuran delitos maquinados en colusión para afectar
a personas inocentes sino que el perjuicio trasciende a la
estabilidad de la comunidad, al generar incertidumbre y
amenza por las acciones emprendidas de promoción y
defensa de sus derechos humanos.
Ante este panorama, los órganos jurisdiccionales están
llamados a emprender una participación activa en la
democracia mexicana, controlando el actuar de la autoridad
bajo los principios y derechos humanos reconocidos en la
Constitución. De tal forma que se otorgan facultades al
Poder Judicial federal y a las entidades federativas (los
correspondientes), mediante las resoluciones que se dicten
en cada caso en particular, para satisfacer con un contenido
explícito de derechos fundamentales. Esto implica a su vez
un cambio en la manera de argumentar y fundamentar
dichas resoluciones judiciales, postradas en una tradición
jurisprudencial vigente, cuyos criterios emitidos, en su
mayoría, restringen el acceso a la justicia y la protección de
los derechos humanos.
El reconocimiento de los derechos fundamentales no
sólo depende de su positivización sino que mediante la
aplicación de las normas internaciones, nacionales y locales debe prevalecer una interpretación de la norma que
más beneficie y menos restrinja el ejercicio de los derechos
humanos; por encima de la legalidad debe predominar el
respeto a la dignidad de las personas.
... a pesar de la estrategia 15.6 del Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012 del
gobierno de la República, que consiste en:
“garantizar el acceso pleno de los pueblos y
comunidades indígenas a la jurisdicción del
Estado” y que “implica trabajar conjuntamente
con los Poderes de la Unión y los órdenes de
gobierno para que el acceso de los indígenas a
la justicia [...) la población indígena en conflicto
con la ley está cada vez más vulnerable.
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Bibliografía
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Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (2007), Informe del Diagnóstico sobre El acceso a la justicia
para indígenas en México. Estudio de caso en Oaxaca. México: oacnudh.
Schatz, S., H. Concha, y A. Magaloni (2008), “El sistema judicial mexicano: continuidad y cambio durante un periodo de consolidación democrática”, en
Alvarado, A. (ed.), La reforma de justicia en México, México: El Colegio de México, 305-346.
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E u f emia Luna Segura
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Otoño 2012
In maseualmej moneki kipiaskej se
kuali neselilis itech kalnechikolmej
teyin kimelauaj in kuejmolmej
Maski moixpata miak taman itech in
amaix teyin ompa ijkuiliujtok keniuj
monejnemiltiskej in tanauatilmej
teyin techmatampauiaj, amo iujki
chiui
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Noyampa kampa monechikouanij miakej tokniuan nochipa motajtania maj kininpoujkaitilikan in tanauatilmej teyin
kinimmatampauia in maseualmej. Maj amo kinimpechiltikan teisa tajtakol tein amo tauikaj, maj kinintakachiuakan,
maj kininpoujkaitilikan nochi iminmaseual panolis uan
maseual tanemililis, ( iksa amo kipiaj akoni kinintempaleuis teyin amo uelij tajtouaj koyokopa, yejua in uan
okseki miak netekipacholis kipanouaj in maseual xolalmej.
Maski nochimej kitajtaniaj in tekiuanij maj kuali kininmatampauikan in maseual xolalmej, amo iujki chiui, sayoj
moijkuiloua itech amamej uan amo ijkon motekitiktia, keman moneki kimelauaskej se kuejmol okachi kimpechiaj.
Kisentokaj in tekiuanij kichiuaj kemej yejuan kineki uan in
maseual xolalmej nojma tayojuia. Itech in amaix kixnextiaj
ome neijtakol teyin mochiuak nikan ueyi altepet Puebla.
Ixnesi keniuj in tekiuanij teyin tech matampauiskiaj, yejuan okachi taijtakouaj.
Tajtolmej teyin semi mokakij: estado de derecho, acceso a la
justicia, derechos humanos, población indígena.
Teyin ika peua in amaix
Vimos que nuestro silencio evitó que la muerte y la
destrucción crecieran. Así se desenmascararon los asesinos que
se esconden tras los ropajes de lo que ellos llaman el “estado de
derecho”. Arrancado el velo tras el que se escondían, aparecieron los tibios y pusilánimes, los que juegan con la muerte
por ganancias, los que ven en la sangre ajena una escalera, los
que matan porque al matador aplauden y solapan. Y el que
gobierna se despojó de su último e hipócrita ropaje.
``La guerra no es contra los indígenas’’, dijo mientras perseguía, encarcelaba y asesinaba indígenas. Su propia y personal
guerra lo acusó de asesino mientras nuestro silencio lo acusaba…
Fragmento, V Declaración de la Selva Lacandona
Keman moajokkej in nechikolmej zapatistas, ijkuak majya
peuak mokakij yaj miak netekipacholis teyin kipanouaj
tokniuan uan no ijkuak maj yaj peujkej yaj in tekiuanij no
okachi tajtoua ika maj moixpata miak taman panolis
teyin kin ijtakoua in maseual xolalmej.
Ijkuak kopa peuakej kijtouaj ika moneki kintakachiuaskej
in maseualxolalmej. maj yaj peuak kintenkaki yaj, in sayoj
ijkon kixnextiayaj, ijkon kijtouaya ta amo neli ijkon chiuik,
nochipa se taman moijtouayaj uan se taman kichiuayaj,
maj yaj yon sekimej saj kinin matampauiayaj, yejuan teyin
ipa kuali panolis kipia. Nochi teyin moijtouaya okachi
kimpechiayaj in maseualxolalmej.
Maski kalak okse partido itech ueyi tekiuaj kali uan
no peuak kixpataj partido teyin semi uejkauj yaj kiualkia
tokniuan itech noyan altepemej uan no peujkej yaj moajokui miak nechikolmej (in chiuik itech xiuit ome mil uan
chikomej) amo semi moueyi chiuak uan amo tey semi mopatak taj okachi onkak miak tataman netekipacholis itech
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Otoño 2012
tokniaun uan okachi intech maseualmej. Ijkon kemej
tajtania tokniuan maj kipiakan se kuali nematampauilis, se
kuali neselis itech kalnechikolmej teyin kimelauaj in kuejmolmej, se kuali nepoujkaitalis itech in tanauatilmej teyin
tech matampauiaj amo tej mopixpatak ta okachi onkan
neijtakolis,, nexoxokolilis uan tajyouilis itech xolalmej uan
okachi itech maseual xolalmej. Maj yaj sepa mochiuj
kemej ne uejkauj tekititiuala yaj in oksekimej tekiuanij,
tajtankej yejpanolis in tonniuan uan kinimaka nochi uejmol saj (schatz, concha y magaloni, 2008: 340): maseual
xolalmej. Nochimej in kalnechikolmej moneki tekitiskej
ika chipaujkayoy, in tekiuanij amo uelis kitapanouiliskej
in tanauatilmej teyin tematampauia uan in tokniuan
yejuan uelis monejnemiltiskej kemej kinekiskej sayoj maj
amo kimpechi yejua in tanauatilmej. Kemej in chipaujkatekit ijkon kiualkuitoiaj in anal tekiauanij sayoj
kinin uejuejloj keman peuak kitekitiltia in tanemilis
nazi teyin semi miak tokniuantsin kinitejtelchiuj uan no
kinixpoloj. Keman tamik in ojpatika neteuilis itech nochi ueyi taltikpak, peukej sepa kichipauaj in neijtakolis
uan kininauatijkej nochimej in nechikolmej teyin kitekitiltia in tanauatilmej ika maj kuali kinin matampauikan
nochimej toknian, in tanauatilmej moijkuilojkej itech
amaixmej kampa motenkaujkej in analtekiuanimej ika
ijkon chiuis uan toueyi altepeuj Mexico no teuan motenkauj uan tachajluiloj.
Ijkon timoajsi axkan, in kalnechikolmej uan tekiuanij
teyin tapaleuia ika in tanauatilmej amo kiajsikatekitiltia
kemej motenkaujkej ne uekauj uan noj imintanemilil nej
analnechikolmej ika kuali motekititok pos yej ika amo
semi kichikaujkauia maj ijkon chiui.
1. Poliuiok kiyektekitiltiskej in tekiuanij teyin tapaleuia,
nochi teyin moixpatatiuj itech in tanauatilmej teyin tamatampauiaj.
Keman in anal nechikol Corte Interamericano de Derechos Humanos kinin ualchikaukatajtani in tekiuanij
uan nechikolmej teyin tapaleuia toueyi altepeuj Mexico, maj kimelauakan kemej moneki in kuejmoj Radilla
Pacheco, se tokniuj teyin semi uejkauj yaj ixpoliujtok.
Ika in netajtanil kemeskia kinin ualnakastilankej. Yejika in Suprema Corte de Justicia de la Nación kuali
kiseli in netajtanil uan peujkej kichiuaj in tanauatil
kemej no moixtalijtok itech in amaix teyin kiyetalijkej
in junio xiuit ome mil uan majtaktiosé.
Keman moijtoua ika maj moixpata kemej tekititiuitsej
in nechikolmej uan tekiuanij, kijtosneki ika keman kixejekoskej se ley, maj okachi kimatampauikan in tokniuan
uan maj amo kimpechilikan in tanauatilmej teyin kinmatampauia. In tanauatil ixnesi itech in amaix constitución,
ijkuiliujtok itech ojpatika uan expatika tajkuilol kampa
yekinika articulo. Ijkuini kijtoua, in tataman tekiuanij
moneki kiteixmatiltiskej, kipoujkaitaskej uan kimatampauiskej nochimej in tokniuan ika in tanauatilmej teyin
Tajtolmej
teyin semi
mokakij:
estado de derecho, acceso a la
justicia, derechos humanos,
población indígena.
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kimpaleuia. Kemej in amaix constitucion yejua ika monejnemiltia toueyi altepeuj, keman teisaj kimaxitiliskej moneki
maj kiyeka teixmatiltikan uan ijkon sepa kuali mopoujkaitas.
Maski in tekiuanij peuak tapaleuia kemej kintajtanijke ne
analnechikolmej teyin tematampauiaj uan amo kimpeujkej
ok kemej nej uejkauj xiujmej kichiujtiualayaj, nojma ayamo
kiyektekitiltiaj in amatajkuilol teyin kitokaytijke kaxtolomeyi tonal junio, xiuit ome mil uan chikueyi, taj nojma onkak
miak netekipacholis uan neijtakolis. Ijkon kiteixmatiltiaj amo
sayoj nechikolmej tapaleuianij ta noj in miak tataman nechikolmej, yejuan kijtouaj ika nejin tekiuanij kintelijtakouaj
miak tokniuan teyin amo uelij motajtouiaj. Amo kimpouitaj, iksaj kintsakuaj maski amo kipiaj teisaj tajtakol, miakej
agentes de ministerio publico kiteluejkaualtiaj aksaj tokniuj
ijkuak moneki kixnextitiuj imako juez, sekimej tokniuan
kin tapajpantia miak taman tajtakolmej, keman tapajtianij
amo yektekitij uan noj keman kinxoxokoliaj (Schatz, Concha y Magaloni, 2008:317-318). Nochi in neijtakolis teyin
kipanotiuitse tokniuan semi temoujti, ta kisentoka kemej
uejkauj kichiutiualayaj oksekimej tekiuanij.
2. Maj kipiakan kuali nepaleuil in maseual xolalmej uan
no se kuali melaujkayot keman moteixpantiliskej iuan tekiuanij
In tanauatil derecho penal amo niman kitekitiltiaj in tekiuanij maski ichiualis ika kininmatampauis nochimej tokniuan,
sayoj kinejnemiltia keman amo uel teisaj kichiuaj ok.
Sekimej kuatamatinij kijtouaj ika keman tekiuanij kimelaua se kuejmoj in toueyi altepeuj Mexico mayaj kitekitiltia
in miak leyes uan miak tataman tanauatilmej teyin mayaj
tachichikouiaj, kijtouaj ika nojma kichiuaj kemej nej uejkau
mochiuaya, uejkauj tekiuanij uan teyin aman tekititok kixpatatiuj miak leyes uan miak tanauatilmej teyin kitekitiltia
keman kimelauaj se kuejmoj uan amo achto kixejekouaj ox
kuali tapaleuiaj, keyej chiui in kuejmolmej osoj keniuj ueliskimajpeuaskej (Alvarado,2008:54). In kuejmolmej teyin
chiujtiuits nikan toueyi altepeuj moita itech netekipacholis
teyin kipanouak tokniaun teyin semi miakej tsaktokej uan
iksaj semi mokuejmolouaj.
Uan komoj sepa tipeuaj titajtoua keniuj kipanouaj in
maseualmej, tikijtoskej ika neli teyin kixnextiaj in kuatamatinij (Hernández uan Ortiz, 2008:107) Yejuan kixnextiaj
ika in tekiuanij amo neli yektapaleuia kemej ixnesi itech tanauatilmej taj semi onkak miak neauiltil aun nechichikoyot.
In tekiuanij amo Kinmatampauiaj kemej moneki in maseualmej, kintejtelchiuaj uan kintatsakuiltia maski amo teisaj
tajtakolchiujkej.
Itech in ome kuejmolmej teyin nikan tikixnextiaj tikitatij ika neli in tekiuaunimej amo yektapaleuiaj uan
amo kinejnemiltiaj in tanauatilmej ika chipaujkayot, ta
semi kinijtakouilia iminemilis tokniuan uan no iminxolal,
nikan moita keniuj kichiuaj in tekiuanij keman moneki
kimelauaskej se kuejmol, amo tamatampauiaj ta okachi
yejuan tepechiaj.
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Otoño 2012
Yekinika kuejmol: Ome maseualmej teyin motokaytiaj
Jose Ramon uan Pascual, teyin kayomej xolal Atla teyin
poui Pahuatlan, Puebla, kinixtalijkej maj Xiujtekitikan
itech iminxolal. Keman xiujtekititoyaj kinemilijkej ika maj
mochiuaj se chiualis tekit uan maj kipiakan atsin nochimej
tokniuan uan maj amo kixtauakan. Itech yon xolal Atla
no nemi se takat teyin itokay Guillermo Hernandez, teyin
semi kipia taxtauil uan no moaxkatijtoya atsin uan amo
kiuelmatik tanemilil teyin kinekia kichiuaskej in tekiuanij Jose Ramón uan Pascual, yejika kintakajkayauili ixpan
tekiuanij ika in tatomej tachtekij uan kemeskia kinkouak
yejuan in Ministerio Público uan judiciales, satepan in
tatomej kintsakuilijkej uan kintsakkej chikuasen Xiuit,
majtakti metsti uan sempual tonal uan noj kintajtanijkej
maj taxtauakan teyin kitaniskia itech tonal tekit,
makuilsiento uan ome poual uan majtak tonal. In kuejmol imako ajsik in nechikol yekinika Sala Suprema Corte
de Justicia de la Nación.
Ojpatika kuejmol: In tato motokaytia Elmo Guzman uan
ome tatomej ok Kin tapantijkej ika yejuan kitikuiltilijkej
ichan se takak teyin achtopa tekiuajtik in xolal San Martin
Ixtepec, poui ueyi altepet Puebla, kampa kayot in tato Elmo
Guzman. kuejmol peuak ijkuinij: Achtopa moajokkej nochimej tokniuan teyin kayomej itech xolal uan tajtankej ika
maj kisaj in tekiuaj taj amo chipaujkatekititoya ok, yejika
in tato teyin tekiuaj katka telsenkaya kuala uan kintakajkayauili ixpan tekiuanij in eyi maseaulmej tatomej teyin
tikintokaytijkej yaj. Maski amo semi kiajsika tsintokakej
oxiujki chiuik in kuejmol, tekiuanij teyin imimako atsik
kuemoj tanauatijkej maj kintsakuilikan yon eyi tatomej.
Maski tanemilil teyin kitekitiltia in tekiuaj nikan ueyi
altepet Mexico, teyin motokaytia estrategia 15.6 del Plan
Nacional de Desarrollo 2007-2012. Kampa ixnesi ika
maj kuali kimpaleuikan uan kimatampauikan tekiuanij
nochimej in maseualmej uan Maseual xolalmej, no ijkon
kitoua ika in ajkopaka tekiuanij uan teyin achkopa moajsi maj sepantekitikan uan ijkon maj neli kimpaleuikan in
maseualmej keman kipiaj se kuejmol, maj kipiakan akoni kintanojnochis komo amo uelij koyotajtol osoj akoni
kimtempaleuis teyin no maseualtajtos uan kixmattos
maseualpanolis, in maseual xolalmej teyin kipia teisaj kuejmoj okachi temachmej.
Tikitaj ika in maseualmej teyin ipa kipiaj in tajyouilis
ika tatajsotilis okachi kimpechia in tekiuanimej. Itech in
omen kuejmolmej teyin itech in amaix ixnestok moixnextia ika in tokniuan kemej maseualmej amo kipiakej se kuali nepaleuilis uan amo akaj kintajtoui osoj kintempaleui,
ixnesi ika in tokniuan teyin tapaleuiaj itech iminxolal maj
moueyichiuaj osoj tapaleuia maj nochimej kipiakan se
kuali nemilis uan panolis, maj yaj tajtakolchiuaj uan amo
akin kinmatampauia ta okachi kintatsakuiltia osoj kintsakuilia. Amo neli akin kimpaleuia kemej moijtoua ika nochimej tikpia miak tanauatilmej teyin tech matampauia
teyin kitokaytia koyokopa derechos.
José Ramón y Pascual, Fotografía: Archivo Centro
prodh
ika timatamij in amaix
Maj moteixmatiltikan, mopoujkaitakan uan maj kimatampauikan in tanauatilmej teyin tech paleuia tisejsejmej
yejuan in moaxkatiaj in tekiuanij itech toueyi altepeuj,
Uan amo neli kinejnemiltiaj ika chipaujkayot kemej
moijtoua ta kisentokaj chiujtiuitse kemej uejkauj tekitia
in oksekimej tekiuanij. In tajtol tanemilil estado de
derecho teyin semi no moaxkatijkej yaj in tekiuanij
monemili kemeskia se kalnechikol teyin kimajpeuas
nochi in neijtakolis teyin mochiujtiuits, axkan in ueyi
altepet Mexico, sayoj ika in tekiuanij moixkualketsa saj
ika inixpan ne anal kalnechikolmej ika melauj kuali
kitekitiltijtokej in tanauatilmej.
Moita ika tekiuanij kichiuaj tekin kemej ueli saj
uan ixnesi itech in omen Kuemolmej teyin kipiakej
in maseualmej teyin kayomej ne xolal Atla, uan San
Martin Ixtepec ika tekiuanij teyin kimelaujkej in kuemolmej amo chipaujkatekitikej Yejika moijtoua ika amo
kiyejtekitiltiaj in tanauatilmej. Itech in kuejmoj teyin
Kin mamaltijkej in tomaseual ikniuan, maj tikijtokan
sayoj kintapantijkej uan kinijtakojkej amo sayoj yejuan
ta no iminxolaluan ta kemeskia ika kinimoujkalakia
uan ijkon maj amo akin tajtanij teisaj tapaleuil osoj
maj amo akin tapaleui ok ika maj kualtsin moajokui
in xolal.
Yejika kintajtania in ajkopaka tekiuanimej ika maj
okachi kuali tekitikan uan maj no ijkon kinnauatikan
oksekimej tataman tekiuanimej ika maj kiyek tekitiltikan
tanauatilmej teyin ixnesi itech in amaix constitucion uan
ijkon kipiaskej kuali panolis uan yekyetolis in tokniaun.
Maj kipatakan keniuj tekititiuitse uan maj kimelauakan kuali kuejmolmej ta ijkon kuali se kijtos ika
neli motekitiltijtokej in tanauatilmej uan neli tematampauiaj, uan maj amo kisentokakan kinmpechikan in
tokniuan.
Maj neli kipoujkaitakan nochimej in tanautilmej
teyin Tapaleuiaj uan maj kinenejmiltikan nochi in
anal tanauatilmej nikan toeuyi altepeuj Uan no itech
xolal konemej, amo sayoj maj moijto, kemej ipa chiujtiuits, Maj okachi tapaleuikan in tanauatilmej uan
amo maj tapechikan osoj taijtakokan.
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#YoSoy132
Mónica Cuétara
Estudiante de la Universidad Iberoamericana Puebla
Hablar sobre el movimiento #YoSoy132 es hablar de México.
De un México que está harto de la imposición de poder de un
sector pequeño de nuestro de país que controla y manipula
la información desde hace muchos años. Siempre había escuchado a los profesores, a nuestros padres o a personas mayores
que nos decían que los jóvenes teníamos en nuestras manos
el cambio y la transformación del país, pero no nos habían
dicho cómo. Hoy con la libertad y frescura que caracteriza
nuestra edad, encontramos la manera de ser escuchados: gritando, saliendo a las calles y dándole voz a todos aquellos
que han sido víctimas de la corrupción estructural que tienen
nuestros gobiernos, aquellos que han sido callados y reprimidos por la prostitución mediática coludida con los poderosos.
México está despertando y lo está haciendo gracias a nosotros,
universitarios y universitarias conscientes y pensantes, críticos
y conocedores de la realidad que vive nuestro país.
En Puebla, bastaron 4 días para que un grupo aproximadamente de 20 jóvenes de diferentes universidades nos
reuniéramos, nos fusionáramos en una misma lucha y comenzáramos a organizar la marcha #YoSoy132 Puebla.
Como grupo organizador no estábamos seguros de la
convocatoria que tendría esta marcha, aún no veíamos la
fuerza de las redes sociales que hoy sabemos que son nuestras
herramientas más importantes. Aproximadamente 5 000
jóvenes acompañados de algunos adultos y niños fueron
los participantes de esta marcha que ha hecho historia en
la ciudad. Nuestro deseo como ciudadanos de tener medios
de comunicación libres y no prostituidos se vio reflejado en
gritos, aplausos, brincos, alegría y también rabia durante
las 3 horas y media que caminamos para entregar nuestro
comunicado a la oem (Organización Editorial Mexicana) y
a las televisoras Tv Azteca y Televisa. Esta marcha pacífica
y plural significó para nosotros el comienzo de una nueva
etapa, la de la conciencia social y la información.
Como joven que se identifica con el movimiento #YoSoy132
vivo de diferente manera este momento de la historia en tres
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Otoño 2012
aspectos de mi vida: como ciudadana, como estudiante de
una universidad jesuita y como persona.
En este 2012, más que nunca, estoy convencida de que
la participación ciudadana es nuestra herramienta para
cambiar el rumbo del país, que se necesita ser ciudadanos
responsables con el pueblo de México, informarse, conocer la historia, experimentarla en la realidad propia para
tomar una postura crítica y libre. Es importante darnos
cuenta de que nuestra participación política puede darle
un rumbo diferente a nuestro país y específicamente a las
próximas elecciones. Estamos en un momento histórico en
el que no podemos ser sordos a los gritos de dolor de tanta
gente que es silenciada y tampoco podemos serlo ante los
gritos de esperanza que hoy los jóvenes queremos llevar
a todos los sectores. Como ciudadana me comprometo y
me responsabilizo ante esta realidad que tanto nos duele a
todos y todas.
Como estudiante, específicamente de una universidad jesuita, me siento orgullosa de mis compañeros que
asistieron a la marcha, de mis maestros que, convencidos
de lo que han hecho durante su vocación marcharon
con nosotros el pasado miércoles y de la filosofía que
desde hace muchos años nos regaló Ignacio de Loyola
y que hoy se ve reflejada en muchos jóvenes estudiantes.
Reconozco y valoro el esfuerzo que se ha hecho por
formarnos como personas que pueden construir un
país mejor con base en la justicia, la paz, los derechos
humanos, el amor y la dignidad y agradezco a cada uno
de ellos por sus enseñanzas y sus pisadas firmes junto
a las nuestras.
Por último, como persona, puedo decir que me siento
feliz por verme acompañada de tantos jóvenes (y no tan
jóvenes) en toda la República que quieren un cambio, que
sueñan con un México mejor y que lo demuestran en la
calle donde, parafraseando a Mario Benedetti, codo a codo
somos muchos más que 132.
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Fotografía: Jorge Abascal
“yo
como
suj eto
”
#132
Crónica de la primavera mexicana en Puebla
Eliel Francisco Sánchez Acevedo
Estudiante de la Universidad Iberoamericana Puebla.
El nacimiento de un movimiento como #YoSoy132 es algo
fuera de lo común. Es un movimiento de naturaleza líquida, en
el que no existe una jerarquía definida ni un líder supremo, y
que por lo mismo es incluyente y permite la individualidad
sin homogeneización o disolución dentro de la masa; característica en el nombre mismo, pues no se hace referencia a
un “Todos” en el que una persona puede diluirse, sino que
se hace una clara afirmación y reafirmación del “Yo” como
construcción de respeto al sujeto y su persona e ideología,
dando paso al desarrollo de una fuerte identidad colectiva
basada en el respeto y la tolerancia.
Tenía yo todo esto en cuenta cuando me uní a #YoSoy132,
pero jamás imaginé el grado de tensión y participación política del movimiento, y menos aún imaginé lo difícil que
sería seguir una senda dentro de un grupo plural en tanto
a posturas ideológicas como a historias y trayectorias personales. El ánimo y sentimiento de inclusión como forma
de construcción o de complementación de una identidad
personal nueva y propia pueden muchas veces ser atractivos
para los sujetos que nunca se han movido dentro de la lucha
social, pero en mi caso, lo que me movió a integrarme a la
lucha, aquel 28 de mayo de 2012, fue el simple sentimiento
de congruencia para con mi vida, el sentir la injusticia hacia
los demás en carne propia.
No sería honesto decir que el movimiento #YoSoy132 es
un ejemplo de organización y estructura, pero es necesario
decir que con el paso del tiempo ha ido adquiriendo las habilidades necesarias para subsistir a los primeros embates a
los que todo movimiento social se enfrenta.
La primera reunión, aquel lunes 28 de mayo, fue poco
menos que caótica en un principio, pues todos allí, con poca
o nula experiencia en asambleas y movimientos, tratábamos
de organizar algo más que una masa; tratábamos de organizar
64
Otoño 2012
una idea, un ideal y un símbolo, que es en lo que la carga
histórica nos ha convertido. No nos habíamos percatado
aún de la gran responsabilidad que teníamos y tenemos
ante el pueblo de México y tampoco sabíamos la magnitud
del trabajo conferido al ser un elemento semiótico, algo
que muchos considerarían un faro en las tinieblas en las
que se encuentra la Nación.
Fortalecidos por el ánimo de la lucha por un mejor
país, el movimiento en ciernes se organizó en pequeños
comités de trabajo, sobre seguridad, prensa, comunicación
interuniversitaria, etc., y vitalizados como estábamos, terminamos aquella reunión de unidad cuando el sol ya había
muerto sobre el horizonte, esperanzados por la respuesta del
pueblo, salvando el detalle ideológico y de postura política
sobre un inminente pronunciamiento contra el candidato
Enrique Peña Nieto del pri. Cosa que, tal vez más tarde,
muchos en lo profundo del corazón meditamos como algo
que se debió clarificar y exponer, siguiendo las líneas del
movimiento en la capital del país.
Con el ánimo y la valentía revolucionaria que dota
el saberse legítimo por la más grande autoridad, el
pueblo, nos preparamos para el primer evento como
movimiento organizado y constituido: el inicio de la
difusión de la información de manera creativa: un espacio organizado en la plaza de San Andrés Cholula,
donde se proyectó, ante varias personas, el documental
“Teletiranía”. Ver la respuesta de gente de diferentes
edades y condiciones, en lo personal fue como un Deus
ex Machina ante las dudas que tenía, y si bien mi opinión sobre el posicionamiento político jamás cambió y
se mantiene como tal hasta hoy, sí puedo decir que esa
respuesta fue lo que necesitaba para decidir mi permanencia dentro del movimiento de manera definitiva.
Aquella tarde de documental también nos demostró que la habilidad de
convocatoria del movimiento, por lo
que simbolizaba, era muy grande, y que
teníamos en las manos el poder simbólico ante la sociedad. Gente con hambre
de conocimiento e información, compañeros, vecinos, papas, elotes y esquites
acompañaron aquella velada en la que
el motivo principal de tertulia fue sólo
uno: la verdad.
Sucesivas reuniones de muchas horas,
comunicaciones interminables vía redes
sociales y por teléfono nos fueron desvelando el panorama y el contexto en que
nos encontrábamos. Miedo latente en los
rostros de muchos, preocupación en el
de otros, valentía en el de casi todos. La
inminencia de ataques y amenazas como
tabú, el peligro y miedo constante a una
represión. Todo esto fue parte de la vida
inicial del movimiento, que estuvo expuesto, al igual que todo movimiento social,
desde su génesis al peligro de la brutal
fuerza del Estado; lamentablemente,
pocos nos dimos cuenta de que dicho
peligro siempre existió y que las afrentas
eran inminentes, hasta que comenzaron,
de manera casi secreta, a suceder.
Aun así, un movimiento no sólo son
macanas, marchas y consignas; en la
vida interna y cotidiana de #YoSoy132
existen y coexisten muchas formas de
convivencia, no sólo la de la democracia y la lucha social. Existen amigos
entrañables y hermanos de lucha social, como lo son Mónica y Mariana, y
también compañeras admirables como
Lizbeth o Azela; gente con la que vale
la pena luchar y, como ellas, muchos
otros más.
De este modo, el domingo 3 de
junio, nos propusimos la meta de
reclutar gente comprometida, exponiendo varios proyectos interesantes
como Barrio #132 o Informarte ante
la sociedad en Puebla, y convocamos
a una asamblea en el Paseo Bravo para
ese día por la tarde. La falta de logística y organización correcta impidió la
difusión masiva del evento, pero aun
así, comenzaron los diálogos con la
población y con otras universidades
diferentes a la composición plural que
hasta el momento ha tenido el comité
de #132, conformado por la comunidad estudiantil de la Ibero, la udlap, la
umad, la Anáhuac y la eldp.
El evento hizo posible una visión
más amplia del panorama al mandarnos a la realidad de lo que la falta de
organización puede generar. Entre
discursos, disertaciones e incluso pronunciamientos cómicos sobre tesoros y
profecías, pasó nuestro evento.
La necesidad de una mayor concentración de estudiantes y de una mayor
democracia logró, el lunes 4 de junio,
algo que hasta hace poco no hubiera
sido posible: la inclusión de gran parte
de estudiantes de la comunidad de la
Universidad Iberoamericana Puebla
al movimiento #YoSoy132 por medio
de la Asamblea General Universitaria,
que se realizó en el Auditorio Manuel
Acévez sj y que contó con una amplia
participación en cuanto a debate ideológico y político, propuestas de acción
y democracia. La asamblea, a pesar de
la inexperiencia de la mesa de debates y
de las múltiples trabas en su desarrollo,
se constituyó de manera exitosa eligiendo
a los tres representantes interuniversitarios
y convocando a una segunda asamblea
para generar planes de acción.
El miércoles 6 de junio vio la luz esa
segunda asamblea, que de manera democrática, salvó el punto ríspido sobre
la postura respecto al candidato del pri,
suscribiéndose al Manifiesto redactado
en la capital, manteniendo el nombre
de Peña Nieto en dicho documento,
dado aquello que significa hoy, según
manifestó la propia asamblea. Esta
decisión fue claramente una muestra de
coherencia y de conocimiento de la
realidad histórica por parte de la comunidad que integró la asamblea.
Comprometidos con la contienda
electoral, aun manteniendo una posición de clara tibieza frente al pri
y su candidato, movimiento y comité organizaron un magno evento
en el zócalo, en el que pretendimos
una demostración de arte y cultura
mediante el teatro, la música y la libre expresión, para culminar con la
transmisión del debate presidencial.
La unidad de todos los participantes
fue admirable, aun con los rumores
de porros del pri y de grupos de choque. El evento fue un éxito, con la
participación admirable de Alexa, Azela,
Lizbeth y muchos más, que con su talento
artístico manifestaron aquello que el movimiento quiere: la verdad mediante la
paz.
El ánimo inyectado a las venas de
#YoSoy132 Puebla por el éxito de este
evento nos ha mantenido en la unidad. Hemos ido sorteando juntos los
ataques del enemigo que está en pos
de desprestigiarnos como movimiento nacional, con fracturas como la de
Generación mx, con represión como
en Tlalnepantla, con mentiras como en
Tepeaca y con descalificaciones emanadas de sus propios adeptos.
Hoy nosotros sabemos el difícil
camino que conlleva un movimiento
social de lucha alegre y digna rebeldía,
y hemos ido creciendo como grupo
unido, conociéndonos muchas veces y
desconociéndonos otras. Pero siempre
conscientes de nuestro papel en la historia y sabedores de aquello que el gran
luchador Lucio Cabañas dijo alguna
vez: “Desgraciados los pueblos donde
la juventud no haga temblar al mundo
y los estudiantes se mantengan sumisos
ante el tirano”.
Hoy sabemos que podemos oponernos
ante el tirano porque ya no tenemos miedo
y no hemos de tener miedo nunca más.
65
de la comunidad universitaria de
la Ibero Puebla, en torno a la paz, la
Fotografía: Ana Karen Aguilar
justicia y la seguridad ciudadana
66
Otoño 2012
Las propuestas y reflexiones que a
continuación se presentan son el resultado
de un trabajo colectivo del Taller “Paz,
justicia y seguridad ciudadana”, efectuado
en el marco de la campaña universitaria
2012, los días 5 y 6 de junio.
Haber asistido a este taller me dejó grandes enseñanzas, pero sobre todo, pude
observar lo que otros ciudadanos piensan acerca de la paz, la justicia y la seguridad ciudadana. Convivir con expertos en seguridad, como el cuerpo de vigilancia
de la universidad encabezado por el señor Cecilio, con profesores, administrativos
del plantel, abogados y conocedores en el tema de Derechos Humanos hizo que
mi concepción sobre estos tres conceptos que son fundamentales para la generación de bienestar social, se haya enriquecido […] En lo personal, esto hace que
uno como alumno se sienta realmente como un ciudadano y no como alumno
inferiorizado por su profesor.
Mariano Cruz
(Estudiante de Ciencias Políticas y Administración Pública, Ibero Puebla)
Para que se genere algo diferente a nivel comunitario, se requiere iniciar el proceso de aprendizaje social para construir juntos/as la paz, justicia y seguridad que
queremos, bajo otros mecanismos diferentes a los que hemos aprendido y hoy son
obsoletos. Algo muy valioso ha sido entender la seguridad ciudadana como un
derecho y no como un servicio otorgado por el Estado, con corresponsabilidad
social y con una carga ética.
Mónica Ramírez
(Observatorio de Violencia Social y de Género, Ibero Puebla)
67
La viabilidad de crear nuevas generaciones de ciudadanos con los conocimientos
suficientes y bastos sobre sus derechos y obligaciones a un nivel más profundo, y a
partir de ello lograr defenderse a sí mismos ante las arbitrariedades de las autoridades, de igual manera. Esto conllevará a que los ciudadanos exijan justicia que debe
ser impartida por las instituciones jurisdiccionales encargadas de ello, sin el temor
de ser víctimas de atropellos, todo esto derivado del conocimiento de sus derechos
y obligaciones de acuerdo con la Constitución Política de México.
Marcos De Gante
(Estudiante de Derecho, Ibero Puebla)
En mi labor profesional, los Derechos Humanos han sido constante tema tanto
en talleres, grupos terapéuticos y terapia individual, espacios donde se educa a
las y los usuarios del servicio de orientación jurídica o psicológica. En esos espacios
mi labor ha sido enriquecida en el Taller de “Justicia, paz y seguridad ciudadana”. Mi propuesta allí es ahora un compromiso. Hay que dejar de ser pasivos,
observadores críticos del Estado. Es hora de tomar la palabra y participar en la
creación de otro nivel de conciencia ciudadana, activa, comprometida. Como
educadora de ciudadanos tengo un compromiso. Como terapeuta de gente que sufre
por la delincuencia, el reto es doble, más profundo y más amplio, con bases teóricas y
científicas, sociales y filosóficas, que mantienen en primer plano los Derechos Humanos.
Laura Victoria Reyes
(Instituto Poblano de las Mujeres)
Como propuesta para acceder a la seguridad pienso que debe nacer, en primera
instancia, de un trabajo conjunto entre ciudadanos y el municipio, éste nivel de
gobierno debido a que es el más cercano al ciudadano, buscando resolver las principales problemáticas de seguridad que vive la población, y que se nos proporcione
la garantía de que se tratará hacer cumplir la ley y los procesos para la detención
de criminales.
Alan Loría
(Estudiante de Ciencias Políticas y Administración Pública, Ibero Puebla)
La paz es un concepto y una condición eminentemente humana que debe ser comprendida en toda su amplitud, y si bien en algunos casos se ve como la ausencia
de la guerra o el conflicto, hoy debemos atrevernos a mirarla como la posibilidad
de vivir digna y plenamente. Dicho de otra manera, es necesario entender que la
paz no elimina el conflicto ni será una realidad si sólo se promueve la eliminación
de “aquello que no la deja ser”, sino sólo a partir de ser mejores seres humanos y
asumir su construcción como nuestra responsabilidad.
Alejandro González
(Área de Reflexión Universitaria, Ibero Puebla)
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Otoño 2012
Los hechos demuestran que no se han
elegido las alternativas adecuadas. De
modo que los ataques al consumo o dar
paso a la legalización de la droga sólo
les han obsequiado un receso a los delincuentes. Consecutivamente se creyó
que la entrada (a las calles) de cuerpos
militares, mitigaría arduamente el narco, obteniendo como consecuencia “la
guerra” de Felipe Calderón, misma que
ha dejado a más de 80 mil muertos y
miles de desaparecidos […] Para que la
ética y la moral existan dentro de nuestra sociedad, es necesario aplicarlas en
nuestra vida diaria. Es un punto de partida indispensable, para forjarnos como
mejores seres humanos; teniendo un
porvenir más justo y colmado de equidad. No basta con cerrar los ojos y
hacer que no pasa nada, somos nosotros los que debemos luchar ante
tanta injusticia que nos aqueja hoy
en día.
Luis Isaác Castillo Adame
(Ibero Puebla)
La seguridad es una condición necesaria para vivir en libertad, es por eso un
elemento fundamental en la dignidad
humana. El Estado democrático sólo
se legitima ante el cumplimiento de
su obligación de proteger, respetar y
garantizar la dignidad de las personas
que se encuentran en él; para la construcción de este Estado democrático en
México es necesario que la ciudadanía
arrebate este tema del discurso oficial y
se apropie de esta colosal tarea.
Alejandro Jiménez
(Programa de Derechos Humanos,
Ibero Puebla)
idhie sj,
La paz no se puede concebir como
un fin por sí mismo, como un objeto
limitado o como una meta sin trascendencia ni sentido, sino más bien
como un vivir cotidiano dentro de un
margen de respeto por los derechos
del otro y también por la búsqueda de
aquellos puntos en común que nos hacen convivir no en la indiferencia sin
aparentes problemas, sino en la construcción de un Estado en el que la paz
sea reconocible, tanto subjetiva como
objetivamente, tanto en lo individual
como en lo colectivo.
Araceli Morales
(Área de Reflexión Universitaria,
Ibero Puebla)
muchas de las soluciones a las problemáticas sociales. Nuestra realidad actual nos
está exigiendo aportar, construir y proveer soluciones de manera comunitaria, ya
no existen soluciones lineales.
Miriam Carrillo
(Catedrática de Derecho, Ibero Puebla)
Las movilizaciones sociales de los últimos tiempos nos llevan a reflexionar y a
sumarnos a las justas demandas ciudadanas tanto en nuestro país, como en muchas
otras ciudades y países, a nivel global con el movimiento de los indignados, los
globalifóbicos, el reciente surgimiento del YoSoy132, que si bien demandan
muchas cosas, entre ellas están la paz, la justicia y la seguridad. El reto es encontrar los caminos. Tenemos que pensar en nuevos paradigmas de ser humano,
de producción, de relación entre las personas, de convivencia y de participación.
Romper patrones de consumo; relacionarnos de nuevas formas más horizontales y
acabando con la verticalidad; exigir otros contenidos televisivos o, mejor, apagar la
tele y abrir uno y muchos libros; hacer más difusión los que poco o medianamente
trabajamos estos temas, etcétera.
Lourdes Pérez
Aparte de su gran importancia para la
vida personal, la paz es la mejor forma
de construir sociedades seguras, donde
cada quien respete y aprecie a los demás. También es la mejor manera de
construir países seguros que puedan
desarrollarse y ser cada vez mejores.
(Programa de Género,
(Seguridad, Ibero Puebla)
(Estudiante de Ciencias Políticas y Administración Pública, Ibero Puebla)
¿Cómo lograr que los estudiantes
realmente adquieran elementos para
reflexionar, pensar, analizar y proveer
soluciones a estos metaproblemas? Necesariamente tendrá que ser “viviendo”
los aspectos que muy atinadamente
destaca Wagner en relación al sistema
educativo finlandés: la confianza, la
transparencia, el respeto y el incentivo
a pensar más allá de memorizar. En un
ambiente en que el conocimiento sea
entendido y concebido como una construcción social, en esto último descansan
No se trata de revelar datos duros y encrudecer esta realidad que parece compleja
y carente de paz, se trata de conocer la realidad para transformarla y desde la construcción colectiva contribuir a propuestas concretas que promuevan un país más
armónico y solidario.
Calixto Romero Cervantes
idhie sj,
Ibero Puebla)
Resulta necesario replantearnos si la problemática surge en el seno de la corrupción en sus instituciones de impartición de justicia o por la falta de principios y
valores, en el seno de la sociedad civil. Y por lo tanto, resulta necesario ante este
escenario previsible, qué hacer para mejorar nuestro entorno y qué medidas debemos
adoptar para la reconstrucción del tejido social.
Carlos López
Enrique Rosano
(Área de Reflexión Universitaria, Ibero Puebla)
Los procesos de formación y capacitación que llevo a cabo incluyen temas como:
igualdad, ejercicio pleno de ciudadanía, prevención de la violencia de género y
familiar, construcción de liderazgos de las mujeres y procesos de empoderamiento. De manera concreta, propongo incorporar, en los procesos de sensibilización,
formación y capacitación, un eje temático que aborde los tres conceptos centrales
del taller: paz, justicia y seguridad ciudadana; qué significado concreto tienen en la
69
[...]
desde mi experiencia como
padre de familia, puedo constar que
estos espacios o materias son abordados
al menos por los profesores de mis
hijos, con discursos aprendidos de los
propios libros, que por ser recitados
terminan siendo vacíos e incoherentes
para los alumnos.
Fotografía: http://www.iberopuebla.edu.mx/multimedia/wallpapers/
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Otoño 2012
construcción de relaciones basadas en la igualdad, la dignidad y el respeto. Además,
es preciso que este tipo de acciones de formación se realicen de forma permanente
y continua. Por tanto, me parece fundamental que el grupo de las y los participantes
tengamos encuentros programados para monitorear e intercambiar experiencias y
puntos de vista, tanto a nivel personal, como laboral.
José Fausto Gutiérrez
(Consultor independiente)
Existen múltiples modelos de desarrollo, pero para saber si éstos buscan el desarrollo humano, vale la pena hacerse las mismas preguntas que para la seguridad ¿Para
quién es el desarrollo? ¿Quién es el sujeto que debe ser desarrollado? ¿Qué valores
hay que promover? ¿Qué amenazas se perciben? Si la respuesta a estas preguntas
no incluye las condiciones para el desarrollo de las mujeres, estamos frente a un
modelo fallido. Justamente, la seguridad para muchas mujeres depende no sólo de
que se dispongan recursos materiales y humanos para prevenir la violencia, sino
que resulta fundamental que se garantice su desarrollo y seguridad en el ámbito
de lo simbólico.
Anahí Espíndola
(Observatorio de Violencia Social y de Género, Ibero Puebla)
Acciones como la participación e integración de la universidad con la población
vecina al campus, por medio de la puesta en práctica del conocimiento adquirido en las aulas, me parecen básicas para generar una transformación. Elementos
como el respeto, la solidaridad o la reciprocidad deben de respirarse en el accionar
cotidiano del campus. Para ello propongo, al igual que mis compañeros de equipo,
la sensibilización y comprensión de estos temas en las clases del Área de Reflexión
Universitaria.
José Francisco Gallardo
(Estudiante de Ciencias Políticas y Administración Pública, Ibero Puebla)
El gobierno federal, propiamente la sep como encargada de la educación en
México, durante muchos años despreció la educación cívica, ética y democrática.
Si recordamos, apenas en el año 2008 nuevamente se reincorporaron a los contenidos de la educación básica: civismo y ética, después de décadas de explícitamente haberlos suprimido […] desde mi experiencia como padre de familia, puedo
constar que estos espacios o materias son abordados al menos por los profesores
de mis hijos, con discursos aprendidos de los propios libros, que por ser recitados
terminan siendo vacíos e incoherentes para los alumnos […] que a mi entender
deberían ser: reflexionar con actividades diversas en torno a la importancia de
identidad y conciencia social comunitaria; la ciudadanía responsable y la importancia
de la participación; explicitar un ethos y base axiológica de convivencia relacional,
como sinónimo de conciencia individual y social con énfasis en la pluralidad e inclusión como base armonizadora de la convivencia respetuosa desde
la diversidad de las personas; así como
el despertar y desarrollar de forma experiencial en los niños, vocación por
la auténtica búsqueda del bien común
como dinamismo central del logro del
bienestar y felicidad de todos los que
conformamos, vivimos y nos desarrollamos en una sociedad.
Jacinto Victoria Rojas
(Participación y vida universitaria,
Ibero Puebla)
1. Problematizar la violencia como
cualidad humana y como característica
de la organización social para clarificar
los alcances y posibilidades de ambas
perspectivas como obstáculo para el desarrollo de la humanidad; 2. Reflexionar
sobre el papel de las resistencias solidarias y las utopías de paz a través de la
revisión de su impacto local y global para
discernir sus alcances y posibilidades de
acción reales; 3. Comprender la realidad de los otros para lograr la empatía
en pro de la construcción de procesos
de paz desde la sociedad civil.
Belén Castaño
(Área de Reflexión Universitaria,
Ibero Puebla)
71
Autor: Antonio Audirac
Obra: Serie pájaros
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Susana Celic Castañeda Azamar
(9 años, cuarto año de Primaria, 03/06/2011)
Otoño 2012
Susanita, en su casa, vive un ambiente de amor y paz y es una niña muy protegida por
sus padres. Sin embargo, habita en una ciudad donde se respira la violencia, y ésta llega al
centro de sus emociones. Un día, su maestro pidió a los alumnos que escribieran un cuento
de tema libre y Susanita inventó el que aquí presentamos.
Al escribir, la niña expresa sus inquietudes, temores e inseguridades provocados por
el medio exterior que la rodea, nos dice que la violencia está allí, anda suelta y tiende a
multiplicarse. Ése es el tema que le preocupa y desde su mente infantil trata de encontrar,
a través de un hilito mágico, remedio y escarmiento para los seres violentos.
En la ciudad de Guadalajara, en el año 1999, había un niño a quien le decían Pepe.
Él era güero, de ojos negros, chaparro, listo, gordo y travieso. Iba a una escuela llamada
América, la cual era muy grande, bonita y estaba pintada de color verde.
A Pepe, unos compañeros le pegaban muy fuerte. Siempre llegaba a su casa sucio
de tierra y con manchas de sangre. Escondiéndose, corría al baño a limpiarse las heridas y jamás comentaba a sus padres qué le sucedía porque no quería preocuparlos.
Un día se armó de valor y quiso golpear a sus compañeros, pero ellos lo corretearon, cayó y rodó por las escaleras. Cuando llegó a la planta baja, le salían chorros
de sangre de su nariz y boca. Los maestros y la directora trataron de levantarlo para
llevarlo al hospital, pero ya estaba muerto.
Los niños que lo habían agredido fueron llevados a un reclusorio. Cuando llegaron
a ese lugar ¡qué sorpresa se llevaron! Pepe los estaba esperando y para vengarse los
asustaba a cada rato. Iban a la cocina y Pepe se les aparecía, jugaban al fútbol y les
quitaba el balón, iban al baño y también allí lo veían.
Por fin salieron de ese sitio. Ellos creían que jamás volverían a ver al niño a quien
tanto habían molestado, pero ¿qué creen? Afuera del reclusorio los estaba esperando
Pepe. Espantados, corrieron hasta la orilla de un río, se llenaron de lodo en la huida,
y Pepe seguía detrás de ellos.
Regresaron a sus casas y allí encontraron a Pepe, al día siguiente fueron a la escuela y desde la primera banca del salón, Pepe los miraba con mucho rencor. Jamás
comentaron esto ni a sus maestros ni a sus padres porque pensaban que no iban a
creerles. Así ellos vivieron siempre ante la presencia de Pepe, quien en todo momento
les recordó que fueron muy malos.
FIN
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Autor: Antonio Audirac
Obra: La matanza de Cholula
Fotografía: Juan Carlos Alburquerque
Serie: Miradas del mundo
Autor: Antonio Audirac
Obra: Serie Deliros y Fracasos III
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