CLÍNICA, DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO Trastornos de ansiedad en niños y adolescentes Anxiety disorders in children and adolescents María Beatriz Moyano Médica Diploma de Honor (UBA). Especialista en Psiquiatría. Directora del Centro Interdisciplinario de Toure�e, TOC y Trastornos Asociados (CITTA). Jefa de la Unidad de Toure�e, Inst. de Neurociencias, Deptos. de Psiquiatría y Neurología, Fund. Favaloro, Maestría en Psiconeurofarmacología, Univ. Favaloro, Carrera Docente UBA completa. [email protected] OBJETIVOS Y METODOLOGÍA Este trabajo tiene como objetivo presentar al lector una revisión del estado actual de la forma de presentación clínica, evaluación, diagnóstico y tratamientos con evidencia de eficacia en los Trastornos de Ansiedad en niños y adolescentes. La metodología utilizada fue la lectura y revisión de las principales citas bibliográficas apuntadas por los expertos que confeccionaron los Parámetros Prácticos para la Evaluación y Tratamiento de los Niños y Adolescentes con Trastornos de Ansiedad, publicados por la Asociación Americana de Niños y Adolescentes (AACAP, 2007), así como de una selección de citas bibliográficas de artículos publicados en Pubmed entre 2004 y 2009. Las fuentes bibliográficas citadas en los Parámetros Prácticos consistieron en capítulos de libros y artículos publicados entre 1996-2004 relacionados con este tema, producto de una extensa búsqueda en Medline, OVIDMedline, PubMed, y PsycINFO. La información con origen en esta primera fuente se integró y actualizó con la producida por trabajos más recientes, con la idea de contar con los datos más actualizados posibles hasta la fecha. Asimismo, se volcaron una serie de conceptos clínicos centrales a partir de la experiencia de la autora en la evaluación psiquiátrica y el tratamiento de niños y adolescentes con Trastornos de Ansiedad, aún en situaciones complejas de multicomorbilidad. INTRODUCCIÓN Los Trastornos de Ansiedad (TA) son la patología psiquiátrica de mayor prevalencia en niños y adolescentes. Los estudios epidemiológicos demuestran que el 6 al 20% de dicha población presenta alguno de ellos (15). Los TA son trastornos subdiagnosticados en general, dada la tendencia a considerar a la ansiedad como un rasgo del temperamento infantil. Esta es la principal razón por lo cual son también subtratados. Afortunadamente en la actualidad contamos con criterios diagnósticos bien delimitados en el DSM-IV, que permiten al clínico su detección. Es importante considerar que hay diferencias en las manifestaciones clínicas de los TA en los niños y adolescentes (TAI - Trastorno de Ansiedad Infantil), comparadas con las de los adultos, las cuales pueden llevar a confundir su diagnóstico. En primer lugar, los chicos pueden no reconocer que su miedo no es razonable. Generalmente presentan quejas somáticas, como dolores de cabeza o de panza, que conducen a excesivas e intrusivas consultas médicas y a estudios innecesarios. Por ello, es muy importante que los pediatras aprendan a sospechar la existencia de un TAI ante quejas somáticas reiteradas en los niños que atienden regularmente. También es frecuente que el llanto, la irritabilidad y las rabietas acompañen con frecuencia a los TAI. Estas conductas, en el contexto de los TAI, pueden ser malinterpretadas como oposicionismo o desobediencia, cuando en realidad representan la expresión de miedo en los chicos, o sus esfuerzos por evitar a toda costa los estímulos que lo provocan. Los TAI se asocian con problemas familiares, escolares y sociales, y aumentan el riesgo de depresión y abuso de sustancias (AACAP, 2007) (56) en la adolescencia. El comienzo infantil de los TA es predictor también de formas severas de ansiedad y de depresión y, en general, más trastornos psiquiátricos en la adolescencia (11) y la adultez, causando estrés psicosocial y deterioro personal familiar y laboral (56, 33, 55). Los estudios familiares demuestran una fuerte asociación entre la 32 Clínica, diagnóstico y tratamiento presencia de TA en padres e hijos. Todos estos datos indican la necesidad de su temprano y eficaz tratamiento. Datos prospectivos epidemiológicos de seguimiento durante 4 a 8 años, de niños con condiciones ansiosas, muestran un curso crónico o episódico (11), y mayores tasas de depresión en la adultez (56, 77). En forma complementaria, estudios retrospectivos en adultos con antecedentes de ansiedad infanto-juvenil muestran deterioro de por vida. Los TAI pueden alterar el desarrollo psicosocial normal (por ej. chicos con fobia social severa que no se integran a sus pares, o con trastorno de ansiedad por separación, que pueden convertirse en adultos dependientes y evitativos). Las conductas evitativas que implican las fobias conducen a una merma en la adquisición de habilidades sociales y a baja autoestima. Se ha demostrado también que los chicos con TA tienden a interpretar negativamente las situaciones ambiguas y subestiman sus competencias. ¿CÓMO DIFERENCIAR LOS MIEDOS EVOLUTIVOS DE LA ANSIEDAD PATOLÓGICA EN LOS NIÑOS? Sabemos que es normal que los chicos tengan ciertos miedos y preocupaciones. El gran dilema es decidir cuándo la ansiedad se transforma en un trastorno (49). Algunos síntomas evolutivos pueden ser un problema transitorio sin alcanzar a constituir un trastorno. El pediatra cumple un rol privilegiado en la detección de rasgos temperamentales que auguran un futuro de ansiedad en los niños. Por ejemplo, los relatos de una madre sobre síntomas de ansiedad de separación en su hijo, o de miedo ante los extraños, las reacciones de mutismo o rechazo a ser revisados, pánico al doctor, cefaleas o dolores de panza frecuentes a la hora de ir a la escuela, son alertas de posible presencia de TAI, y de la necesidad de una consulta con el psiquiatra infantil. VARIACIONES DEL DESARROLLO Y ANSIEDAD INFANTO-JUVENIL: MIEDOS EVOLUTIVOS En referencia a los miedos evolutivos es común, por ejemplo, que los lactantes manifiesten miedo y reacciones de sobresalto frente a ruidos fuertes, y frente a extraños. Los niños pequeños, por su parte, presentan con frecuencia miedo a la oscuridad, a criaturas imaginarias y a las tormentas, y tienden a colgarse de la falda de la madre y a presentar llantos o pucheros a la hora de separarse de ella. Por su parte, los niños en edad escolar suelen mostrarse ansiosos ante situaciones nuevas, y se preocupan por su salud y por su desempeño escolar y social. En la adolescencia puede aparecer timidez excesiva y temor a la evaluación social, evitación de actividades nuevas y ensayo de conductas de riesgo (tanteo), tales como abuso transitorio de alcohol y sustancias. ¿CUÁNDO DIAGNOSTICAR ANSIEDAD EN LA INFANCIA O ADOLESCENCIA? Se está autorizado a diagnosticar un TA en la infancia o adolescencia cuando el niño o adolescente manifiesta una excesiva aprensión, inapropiada para la etapa evolutiva considerada o para sus circunstancias vitales actuales. La persistencia de los miedos evolutivos normales a lo largo del tiempo, en lugar de ser transitorios, marca una señal de alerta diagnóstica. La interferencia en el funcionamiento diario del niño o adolescente es definitiva para el diagnóstico de un TA. Ejemplo: Trastorno de ansiedad de separación de inicio a los 3 años que aún persiste a los 12 años de edad. DIFERENTES TIPOS DE TRASTORNOS DE ANSIEDAD EN DIFERENTES ETAPAS DEL DESARROLLO A su vez, diversos estudios van demostrando que existen claras diferencias en la expresión de los miedos infantiles y en los síntomas de ansiedad en cada etapa del desarrollo. Así, analizando los TA en niños de 6 a 9 años, preadolescentes (10 a 13 años) y adolescentes (14 a 17 años), el estudio de Weems y colegas reveló que ciertos síntomas ansiosos predominan a determinadas edades (por ej., ansiedad de separación en niños de 6 a 9 años, miedos relacionados con la muerte y el peligro en chicos de 10 a 13 años, y síntomas de ansiedad social, así como miedo a fallar o a ser criticados, en adolescentes de 14 a 17 años (75). En síntesis, los estudios muestran que es más común presentar ansiedad de separación, temor al daño de figuras de apego y miedo a perderse durante la niñez temprana; Durante la niñez media son más frecuentes el miedo a los animales, a tener accidentes, a los desastres naturales (tormentas, tornados) y la fobia escolar. A partir de esta etapa, es también habitual que la ansiedad se exprese con aumento de los síntomas somáticos, tales como taquicardia, sudor, disnea, cansancio, dolor en el pecho. Durante la adolescencia la ansiedad se 33 Anxia presenta, con frecuencia, como una preocupación exagerada por el desempeño, la ropa, la apariencia frente al grupo de pares y la imagen en general. En esta etapa, la ansiedad puede acompañarse de síntomas de agresión, conductas de riesgo, violencia, depresión y autoagresión (autoinjuria, suicidio, accidentes), y mayor consumo de alcohol y cigarrillos. Es importante consignar que durante todas las etapas de la vida existe una gran influencia de los factores psicosociales en el aumento de la manifestación de los síntomas de ansiedad, asociada o no a depresión, cuestión que se explicará en la sección de diagnóstico. CL ASIFIC ACIÓN DE LO S TA S E G Ú N C R I T E R I O S D S M - I V - T R ( APA, 2001) ■ Trastorno de Ansiedad por Separación ■ Fobias Específicas ■ Fobia Social (Trastorno Evitativo Infantil en el DSM-III) ■ Trastorno de Ansiedad Generalizada (Trastorno de Ansiedad Excesiva o Hiperansiedad en el DSM-III) ■ Trastorno de Pánico con/sin Agorafobia ■ Agorafobia sin Trastorno de Pánico ■ Trastorno Obsesivo Compulsivo ■ Trastorno por Estrés Postraumático En niños preescolares hay evidencia acerca de que la ansiedad adquiere otras formas clínicas menos diferenciadas, no capturadas por los criterios DSM-IV, con claro impacto aunque no se alcancen criterios plenos (48). Es importante consignar que en el DSM-III (1980) los TAI se clasificaban en Trastorno de Ansiedad por Separación (Separation Anxiety Disorder), Trastorno Evitativo (Avoidant Disorder), y Trastorno por Ansiedad Excesiva (TAE) o de Hiperansiedad (Overanxious Anxiety Disorder- OAD). Se aceptaba también el uso de las categorías diagnósticas de adultos en esta población. Luego de largas discusiones entre expertos acerca de la validez científica de estos diagnósticos específicos de ansiedad en la infancia, se decidió adoptar las mismas nomenclaturas de los TA en adultos para niños, con excepción del Trastorno de Ansiedad por Separación que es exclusivo de la población infantojuvenil. El Trastorno de Ansiedad por Separación (TAS) se caracteriza por la aparición de marcada ansiedad recurrente en momentos en que se anticipa u ocurre la separación del niño de sus figuras de apego y/o del hogar. Los chicos con TAS presentan fobia escolar y dificultad para estar solos o dormir solos. Se pasan a la cama de los padres, no pueden dormir en otras casas, siguen a la mamá por toda la casa. El 5-10% de los niños de edad escolar y el 1,5% de los adolescentes lo presentan. Los niños con TAS refieren miedo persistente a ser separados para siempre de sus padres a causa de un accidente o la muerte propia o de aquellos. Suelen reaccionar con desesperación cuando son separados, y tienen ansiedad anticipatoria de reunión. Como decíamos antes, acerca de las manifestaciones clínicas de la ansiedad típicas en los niños, los chicos con TAS presentan terror y desesperación en el momento de separarse, rabietas, se cuelgan, lloran, gritan, suplican no ir a la escuela o que sus padres no se vayan de casa, se quejan de dolores de panza y de cabeza. Es común que también presenten miedo a la oscuridad, a monstruos y ladrones y que refieran pesadillas alusivas. Las posibles consecuencias del TAS en la infancia han despertado especial interés como resultado de la hipótesis de que el TAS infantil podría ser un predictor del Trastorno de Pánico o de la Fobia Social (FS) durante la adolescencia y la adultez. Aunque los estudios clínicos tempranos parecían sostener esta hipótesis (65, 7), investigaciones longitudinales más recientes no hallaron una asociación entre TAS y TP o FS en la adolescencia o adultez, comparados con lo que sí ocurre con los probandos con Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) a través del tiempo (11). La Fobia Específica (FE) es el miedo intenso y persistente a un objeto o situación particular, los cuales son evitados o afrontados con gran sufrimiento. Un miedo específico puede convertirse en una FE si los síntomas causan un sufrimiento o deterioro significativo. Es muy común que los chicos presenten varias fobias en forma concomitante y sucesiva. El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG), antes denominado Trastorno por Ansiedad Excesiva (TAE - DSM-III, 45), se caracteriza por dificultad en controlar preocupaciones excesivas y crónicas (durante al menos 6 meses) en varias áreas, como la tarea escolar, las interacciones sociales, la familia, la salud / seguridad, los eventos mundiales y los desastres naturales, con al menos un síntoma somático asociado (inquietud, fatiga fácil, desconcentración, irritabilidad, tensión muscular). Como 34 Clínica, diagnóstico y tratamiento ha sido referido en la seccion evaluación, se debe indagar estos síntomas en un lenguaje accesible a los niños, acercándoles una lista de los diferentes tipos de temas que podrían estar preocupándolos, con termómetros que cuantifican el monto de sus preocupaciones ( por ej, “del 1 al 10 cuánto te preocupa cómo hacés de bien las cosas, o que papá y mamá puedan tener un accidente”, las entrevistas específicas de ansiedad infantil, como la KDSADS, cuando indaga quejas somáticas se refiere no sólo a tensión muscular sino también a dolores estomacales, de cabeza, en las piernas o la espalda. Como ya he referido, los niños tienen tendencia a “somatizar la ansiedad“ y este es el trastorno por excelencia para capturar esta tendencia. Por otra parte la inclusión de apartado dificultad para concentrarse del listado de síntomas somáticos en adultos puede prestarse a confusión en los niños, quienes pueden presentar en forma concomitante TDAH, depresión u otras patologías que contribuyan a su desatención. Por eso se les debe explicar bien que se busca saber si las preocupaciones excesivas son la causa para que se desconcentren u ocupan su mente cuando querría pensar en otras cosas, por ejemplo al estudiar o querer dormirse. Los chicos con TAG son en general perfeccionistas, buscan reaseguros y sufren más estrés interno que los que sus padres y maestros imaginan (43). Las preocupaciones están presentes la mayor parte de tiempo, interfiriendo en el funcionamiento escolar, social o familiar. Los criterios diagnósticos de TAG han sido empíricamente validados en chicos y adolescentes, y son suficientemente consistentes con los criterios de Trastorno por Ansiedad Excesiva (TAE) (43) Hay todavía datos insuficientes sobre la epidemiología y el cuadro clínico del TAG en chicos, comparado con las fomas adultas del trastorno, ya que la mayoría de los estudios se refiere a TAE. La prevalencia a lo largo de la vida del TAG es del 3,6 al 4,6% en niños, y del 5,6 % en adolescentes (43 y 76) en la población general La edad de inicio promedio de TAG es los 8 años. Habría un TAG de inicio temprano, y otro de inicio tardío. El TAG de comienzo precoz se vincularía más con altos niveles de ansiedad rasgo, sensibilidad a la crítica, necesidad de reaseguro e inseguridad, y alto grado de psicopatología. Los eventos vitales estresantes promoverían el desarrollo de formas tardías de TAG. No hay diferencias de sexo en su prevalencia, en contraste con el TAG del adulto que predomina en mujeres, y suele comenzar entre los 20 y 30 años. En el estudio de Masi (43), los chicos con TAG mostraron altos niveles de comorbilidad con depresión (50%), con otros TA (FE 42%, TAS 31%, FS 28%, TP 17%), con Trastornos Disruptivos de Conducta (TDHA, TND, CD: 21%) y con TOC (20%). Los chicos con Fobia Social (FS) se caracterizan por sentir temor o discomfort en una o más situaciones sociales (con pares no familiares y no sólo con adultos no familiares), o ansiedad de desempeño (por ej., ejecutar música, participar en actos o deportes). El discomfort se asocia al escrutinio social y al miedo de hacer algo embarazoso en ámbitos sociales, como la clase, restaurantes y actividades extracurriculares. A estos chicos les cuesta contestar preguntas o pasar al frente en clase, leer en voz alta, iniciar conversaciones, jugar en el recreo, actuar, hablar con personas no conocidas, ir a fiestas o eventos sociales, etc. En ocasiones, puede ser difícil diferenciar los síntomas de FS de los de TAG. Al respecto, los chicos con TAG se preocupan por varios temas cotidianos y no sólo por su desempeño o situaciones sociales. Por ejemplo, les suele preocupar más la calidad de sus relaciones con pares sin por ello sentir vergüenza o humillación en situaciones sociales. La ansiedad asociada con la FS se disipa evitando, la del TAG es persistente. Los chicos con Mutismo Selectivo, considerado hoy un subtipo de FS, no hablan, no leen en voz alta o no cantan en situaciones específicas (por ej. en la escuela), aunque sí pueden hacerlo en otras situaciones (con la familia o en el hogar). Estos chicos pueden musitar o comunicarse en forma no verbal sólo con algunos compañeros o docentes, en algunas situaciones determinadas. También puede ser difícil diferenciar el TAG del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Los chicos con TAG se preocupan excesiva y continuamente por múltiples temas, más típicos de los adultos que de los niños, sin reconocerlo (egosintonía), pudiendo presentar tensión y dolores musculares y otros síntomas somáticos, mientras que los chicos con TOC presentan miedos u obsesiones acerca de temas específicos que pueden llegar a reconocer como excesivos o irracionales, generalmente seguidos de compulsiones o actos repetitivos mediante los cuales intentan neutralizar las obsesiones. El Trastorno de Pánico (TP) o Trastorno de Angustia se caracteriza por episodios recurrentes de miedo intenso que ocurren en forma súbita e inesperada. Los episodios de pánico incluyen al menos 4 de 13 síntomas del DSM-IV-TR (20), como taquicardia, sudor, temblor, dificultad para respirar, presión o dolor precordial, sensación de desmayo, 35 Anxia náuseas, parestesias, mareos. Los chicos con TP temen la aparición de nuevos ataques de pánico (AP), temor al que se denomina ansiedad anticipatoria, y sus consecuencias, y pueden desarrollar evitación de lugares particulares donde temen les ocurra un nuevo AP, lo cual se denomina Agorafobia (AGF). La edad de inicio típica del TP es la adolescencia media (15). En esta etapa son muy comunes los AP situacionales, es decir, la aparición de crisis de pánico en el marco de un TAS, una FE o una situación social en la FS. El TP espontáneo ocurre con mucha menor frecuencia. La Fobia Escolar no constituye, en realidad, un diagnóstico específico de un TA en especial, sino que es más bien un diagnóstico descriptivo de una conducta frecuente en niños en edad escolar. Anne Marie Albano (2) describe cuatro funciones posibles de la conducta de rechazo escolar: ■ Escapar o evitar sentimientos negativos (miedo, ansiedad, depresión, síntomas fisiológicos) ■ Escapar o evitar situaciones aversivas sociales y/o de evaluación en la escuela ■ Recibir atención de otros significativos por fuera de la casa ■ Obtener refuerzos positivos tangibles fuera de la escuela La Fobia Escolar ocurre en el 5% de los niños y adolescentes que consultan y en el 1% de la población en edad escolar. Si bien existe una alta tasa de prevalencia de TAS en niños con fobia escolar, no todos los chicos con TAS sufren de fobia escolar, ni todos los chicos con fobia escolar sufren TAS. Last demostró en un estudio que el 73% de los chicos con TAS sufría fobia escolar, y que de 63 chicos con fobia escolar, 30% sufría TAS, 30% FS y 14% Fobia Específica (33). Las principales causas de fobia escolar son: TAS, Trastorno de Pánico, Depresión Infantil, Mutismo Selectivo, Fobia a los exámenes o al desempeño académico, Fobia Social, Trauma Infantil, Conducta Desafiante, Disfunción o Problemas familiares y Trastorno Obsesivo Compulsivo. El Trastorno Obsesivo Compulsivo Pediátrico si bien sigue ubicado aún entre los TAI, exhibe sólidas razones para ser recategorizado en el DSM-V en otro lugar, ya que varias evidencias científicas lo ubican más cerca de los trastornos del neurodesarrollo como el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) y el Síndrome de Toure�e, que de los TA (59). Por ello me referiré en este trabajo a dicho trastorno en un escrito separado, y los datos que se presentan a continuación se referirán a los Trastornos de Ansiedad en la Infancia y Adolescencia diferentes al TOC. El Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT), se presenta en niños o adolescentes que experimentan, imaginan o se confrontan con un evento que es amenazante para la vida o involucra seria amenaza o daño para sí o para terceros. Estos chicos pueden desarrollar, a lo largo de un mes, tres tipos de síntomas: a) reexperimentación del trauma, b) evitación de estímulos que puedan recordarles el trauma, y c) hiperarousal. La reexperimentación se refiere a recuerdos persistentes intrusivos, repentinos, o flashbacks (vívidos) asociados con el trauma. Estos chicos suelen involucrarse en juegos repetitivos que reactúan la temática traumática, pesadillas recurrentes o intenso sufrimiento ante estímulos recordatorios. Pueden presentar embotamiento afectivo o numbing que implica restricción afectiva, desapego, y marcada disminución de intereses en las actividades cotidianas a continuación del trauma. El hiperarousal, en los chicos, se manifiesta por perturbación del sueño, irritabilidad, ataques de rabia, dificultad para concentrarse, hipervigilancia y reacción de sobresalto. El TEPT es una afección compleja, severa, multicomórbida, a la que se puede llegar por un trauma agudo (asalto, accidente) o por exposiciones crónicas o recurrentes (abuso físico o sexual reiterado en la infancia, negligencia o maltrato paterno, asaltos o estrés psicosocial reiterados, guerras, terremotos, inundaciones, etcétera). COMORBILIDAD DE LOS TRASTORNOS DE ANSIEDAD EN LA INFANCIA Entre el 30 y el 50 % de niños con TA padece alguna forma de depresión asociada. Es alta también la comorbilidad con otros TA. Por otra parte, los TA son más comórbidos que lo esperable con los Trastornos Disruptivos de Conducta o de Externalización, tales como el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), Trastorno Negativista Desafiante (TND) y Trastorno de Conducta Disocial (CD). Es importante consignar que la presencia de ansiedad en un adolescente es factor de riesgo para cometer suicidio. CURSO E IMPORTANCIA DE LOS TRASTORNOS DE ANSIEDAD EN LA INFANCIA Aunque algunos TAI remiten, los chicos suelen desarrollar nuevos TA en el tiempo (33, 11). Diversos estudios encuentran que cuanto más severo es el TA, mayor es el deterioro funcional y mayor su tendencia a persistir (27). Los chicos ansiosos presentan un mayor riesgo de desarrollar también 36 Clínica, diagnóstico y tratamiento depresión y abuso de alcohol y sustancias en la adolescencia. Las tasas de ansiedad crecen hacia la adolescencia y pueden comprometer el proceso de desarrollo normal. Kagan demostró a través de su línea de investigación que, longitudinalmente, los individuos que desde la infancia son más evitativos de estímulos novedosos, son propensos a volverse ansiosos ante estresores varios (27). Este tipo de estudios demostró también que el inicio infantil de los TA augura la presencia de TA más severos en la adultez. Nuevos trabajos de seguimiento reflejan que los TAI son predictores de una variedad de trastornos psiquiátricos en la adolescencia (11, 17). Por ejemplo, el estudio de Bi�ner y colegas (11), un importante trabajo de seguimiento de 4000 niños entre 9 y 11 años a lo largo de 10 años, demostró que aquellos con TAS continuaban con presentando el cuadro a los 19 años, mientras que los que presentaban o TAG presentaban TAE, AP, Depresión y Trastornos de Conducta 10 años más tarde. ETIOPATOGENIA DE LOS TRASTORNOS DE ANSIEDAD EN LA INFANCIA No existe una causa única para los TAI, sino que estos trastornos parecen resultar de un interjuego entre factores genéticos y factores ambientales de riesgo y protección, que influyen en el desarrollo y mantenimiento de los TA (56a). Los factores biológicos incluyen factores genéticos y temperamentales. Los estudios de Kagan y colegas demuestran que el temperamento mejor caracterizado como precursor de los trastornos de ansiedad es el de alta reactividad a la novedad o de Inhibición Comportamental (IC) ante lo no familiar. La IC en la infancia temprana es un marcador de riesgo para presentar TA en la infancia media y FS en la adolescencia (27). La ansiedad en los padres ha sido asociada a riesgo aumentado de TA en los hijos y a altos niveles de deterioro funcional en chicos con TAI (37). Se atribuye a estos niños una reactividad de los núcleos amigdalinos y sus proyecciones estriatales, hipotálamicas, autonómicas y cardiovasculares (27). Se asocia también a activación de la corteza frontal derecha. Esto se corresponde con los hallazgos en ansiedad infantil y de adultos. El patrón de IC engloba criterios clínicos y neurofisiológicos operativizados de la siguiente manera: 1. Tendencia a ser excesivamente tímido o temeroso y evitativo en situaciones novedosas o no familiares 2. Marcadores neurofisiológicos: ■ aumento sostenido de frecuencia cardíaca y dila- tación pupilar en tareas que requieren esfuerzo cognitivo ■ aumento de tensión en laringe y cuerdas vocales ■ niveles elevados de cortisol salival ■ niveles elevados de catecolaminas urinarias 3. Mayor prevalencia de múltiples trastornos psiquiátricos Una hipótesis con consenso es que la IC representa una diátesis o vulnerabilidad a los trastornos de ansiedad, incluyendo Fobia Social, Trastorno de Ansiedad por Separación, Agorafobia y Trastorno de Ansiedad Generalizada (las fobias específicas y el TOC tendrían otra fisiopatogenia). Esto significa que en los hijos de padres con TA como FS, TP y AGF, la IC aumenta la posibilidad de que ellos desarrollen los trastornos de sus progenitores. Otra posibilidad sería que la IC confiera riesgo para que expresen diferentes TA a lo largo del desarrollo. La alta comorbilidad entre diferentes TA sugiere la existencia de una vulnerabilidad genética común para la ansiedad (50% de pacientes con un TA tiene otro asociado). La ansiedad, entendida como dimensión, permite una mejor comprensión de los fundamentos neurobiológicos y etiopatogénicos de los TA que la perspectiva categorial, que obliga al concepto de muticomorbilidad. Varios estudios (52) demuestran factores genéticos subyacentes para el TOC (independientes, en parte, de otros TA), el TP y el TAG. En cuanto a los factores de riesgo ambiental, los estudios se han focalizado en las interacciones paterno-filiales y en la ansiedad parental. Los padres ansiosos pueden modelar miedo y ansiedad, reforzar conductas de afrontamiento ansiosas y mantener las conductas evitativas de sus hijos a pesar de querer ayudarlos. La sobreprotección o el sobrecontrol y los estilos parentales hipercríticos limitan el desarrollo de autonomía y pueden contribuir al desarrollo de TA en chicos con vulnerabilidad temperamental (57). Por otra parte el apego inseguro con los padres o cuidadores, específicamente el apego ansioso/resistente (74), puede aumentar el riesgo de TAI. Las estrategias de afrontamiento que los chicos ponen en juego se consideran factores protectores en TAI. Aprender a utilizar activamente estrate- 37 Anxia gias de afrontamiento, de distracción y focalizadas en problemas, más que en la evitación, parece ser beneficioso en chicos ansiosos (3). Es de destacar la vulnerabilidad a la ansiedad que otorgan los estresores tempranos, en particular los eventos traumáticos, para la aparición de TA ya desde la niñez (TEPT, Trastorno por Estrés Agudo, Estrés Temprano Adaptativo Ansioso). Existen también factores individuales de resiliencia y vulnerabilidad. Los estudios neurofisiológicos han demostrado que existe una estrecha relación psiconeuroendócrina entre el estrés, la ansiedad y la depresión. Muestra de ello es, por ejemplo, la evidencia de reducción del volumen hipocampal en eventos relativos al estrés temprano, tal como ocurre en mujeres abusadas con Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT), en mujeres con abuso sexual crónico, en personas con Trastorno Depresivo Mayor (TDM) relacionado a trauma infantil, y en pacientes con trastornos del neurodesarrollo (31). En cuanto a la relación entre las experiencias adversas tempranas y TAI, el abuso infantil o la negligencia son, en estudios epidemiológicos, importantes predictores de irrupción posterior de varios trastornos de ansiedad. En chicos con experiencias adversas tempranas se ha encontrado cambios en los ciclos diurnos de cortisol, respuesta del eje hipotálamo-hipofisiario alterada a diversas pruebas farmacológicas, nivel de catecolaminas periféricas alterado, con reactividad cardiovascular, respuesta alterada a pruebas serotonérgicas y alteraciones anatómicas en el cuerpo calloso, la amígdala y regiones corticales (17). Del análisis de diversos estudios se infiere que el estrés infantil puede producir directamente TEPT, y predisponer a futuros TEPT en respuesta a estrés adulto (53, 25, 7, 34). El estrés temprano induce sensibilización al estrés tardío, resultando en un incremento de varios trastornos de ansiedad. DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LOS TRASTORNOS DE ANSIEDAD DE INICIO INFANTOJUVENIL A continuación se expresarán recomendaciones diagnósticas y terapéuticas realizadas por la Asociación Americana de Psiquiatría de Niños y Adolescentes (AACAP, 2007) en sus Parámetros Prácticos para la Evaluación y Tratamiento de Niños y Adolescentes (56). Las mismas se basan en rigurosas evidencias empíricas de eficacia y en el consenso clínico global. Estas recomendaciones se integrarán con las derivadas de trabajos de revisión y de la propia práctica. ■ Dada la alta prevalencia de TAI, se deben bus- ■ ■ ■ ■ ■ car síntomas ansiosos en todos los niños y adolescentes que son evaluados, usando un lenguaje adaptado a ellos y con preguntas basadas en criterios DSM-IV-TR. La información acerca de síntomas ansiosos debe proceder de múltiples fuentes (padres, hermanos, maestros) por el hecho de que se sabe, existe variabilidad de acuerdo entre los múltiples informantes. Los padres suelen sobrerregistrar los síntomas de externalización (hiperactividad, impulsividad, conducta desafiante, etc.) y subrregistrar los de internalización (TAG, miedos, depresión), inversamente a lo que ocurre en los chicos. Por eso, en niños en edad escolar suele ser conveniente tener entrevistas de evaluación separadas a padres y a niños. Los maestros suelen ser más objetivos que algunos padres, por el hecho de estar acostumbrados a valorar a los chicos apreciando su comportamiento y rendimiento promedio, comparado con el de sus pares. Las madres ansiosas suelen sobrerregistrar los síntomas de ansiedad por su sesgo cognitivo: detectarlo y tenerlo en cuenta. Algunas veces los niños falsean sus respuestas por deseabilidad social, o por beneficios asociados. La capacidad de los niños para evaluar la intensidad de su miedo depende de su desarrollo psicológico general. La evaluación clínica integra la experiencia con los diferentes datos y llega a un mejor estimado clínico, que es lo que se toma como resultado definitivo. El primer paso será diferenciar los TA de lo miedos evolutivos y las preocupaciones lógicas. Los estresores psicosociales significativos y los traumas deben ser cuidadosamente considerados durante la evaluación para estimar en qué medida pueden estar contribuyendo al desarrollo y mantenimiento de los síntomas de ansiedad (separación de los padres, muerte de un familiar, maltrato crónico, etc.). Los mismos pueden ser la causa de la falta de respuesta a la terapéutica habitual, por constituir el estrés un disparador y perpetuador de los estados ansiosos. La evaluación de los TA implica un abordaje subjetivo y otro objetivo. El primero busca averiguar a qué le teme el niño y cuánto miedo siente. Para ello se pueden administrar entrevistas semiestructuradas a los niños y a sus padres, que estén adaptadas para capturar los síntomas de los TA, 38 Clínica, diagnóstico y tratamiento como la Anxiety Disorders Interview Schedule for DSM-IV-Child Version (ADIS) (65), o un listado de síntomas basados en los criterios DSM-IV para TAI (67). El clínico debe preguntar a los padres y al niño acerca de la presencia y severidad de síntomas de ansiedad, y el deterioro en el funcionamiento, durante la evaluación de los TAI. Hay que realizar un diagnóstico diferencial con otras condiciones psiquiátricas que se presentan con síntomas similares a los vistos en los TA, tales como el Trastorno por Déficit de Atención con o sin hiperactividad (TDAH, inquietud, inatención); Trastornos Psicóticos (inquietud y/o deterioro social); Trastornos Pervasivos del Desarrollo, especialmente Trastorno de Asperger (retracción y deterioro social, déficits de habilidades sociales, déficits en la comunicación, conductas repetitivas, adherencia a rutinas); Trastornos de Aprendizaje (preocupaciones persistentes sobre el desempeño escolar); Trastorno Bipolar (inquietud, irritabilidad, insomnio) y Depresión (pobre concentración, trastornos del sueño, quejas somáticas) (37). Varias condiciones físicas pueden presentar síntomas similares a la ansiedad como el hipertiroidismo, cafeinismo (incluyendo abuso de bebidas cola), migraña, asma, convulsiones e intoxicaciones. Menos comunes en los chicos son la hipoglucemia, feocromocitoma, los trastornos neurológicos (por ej. Delirium y tumores) y arritmias cardíacas. Existen psicofármacos con efectos colaterales similares a la ansiedad, como los antiasmáticos, simpatomiméticos, esteroides, inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRSs), antipsicóticos (acatisia), haloperidol, pimozida (por ej. Fobia Social inducida por neurolépticos) y antipsicóticos atípicos. Otros medicamentos con efectos adversos simil ansiedad incluyen píldoras dietéticas, antihistamínicos y medicamentos para la tos. Dado que los TAI se asocian con quejas somáticas, como cefaleas y dolores de panza, debe considerarse una evaluación mental en la evaluación médica de chicos con quejas somáticas. Es fundamental detectar no sólo los TA que se sospechan sino también todo otro trastorno psiquiátrico comórbido, dado que esto permite planificar qué problema clínico debe abordarse en primera instancia, en el caso de detectarse más de uno . En las entrevistas subsiguientes de evaluación se instruye al niño para realizar autoregistros y se le administran inventarios de miedos (por ej. el Screen for Child Anxiety Related Emotional Disorders for anxiety symptoms o SCARED) (48). El abordaje objetivo busca operativizar y cuantificar conductas de ansiedad. Durante las entrevistas se realiza un análisis funcional de la conducta observable. Pueden realizarse registros psicofisiológicos (taquicardia, sudor, etc) y pruebas de aproximación conductual (activa-pasiva-tolerancia). Es importante evaluar también aspectos del temperamento o personalidad, autoconcepto, y realizar una estimación clínica del nivel intelectual y el perfil cognitivo del niño, ya que estos aspectos marcan modos de reacción y aspectos pronósticos frente al tratamiento. Por ejemplo, los chicos con rigidez cognitiva, o con menor rendimiento en funciones ejecutivas, presentan más dificultades para el abordaje psicoterapéutico cognitivo conductual, y requieren seguramente adaptaciones técnicas. La evaluación de todos estos aspectos permite plantearse objetivos posibles de tratamiento y su planificación, utilizando técnicas adecuadas para ese niño o adolescente y en ese momento vital y psicosocial que está atravesando. Los instrumentos que se utilizan deben ser adecuados a la etapa de desarrollo que atraviesa el paciente, siendo muy útil el uso de termómetros o miedómetros que permiten cuantificar los niveles de miedo o ansiedad, antes y después del tratamiento. A modo de ejemplo, se muestra en la Fig 2 un termómetro de temor que mide las Unidades Subjetivas de ansiedad (SUSD) puntuadas del 1 al 10, y que jerarquiza los miedos de una niña con Ansiedad de Separación. 39 Anxia TRATAMIENTO DE LOS TRASTORNOS DE ANSIEDAD EN LA INFANCIA El tratamiento de los de niños y adolescentes con TAI debe considerar la posibilidad de un abordaje terapéutico multimodal, que incluye psicoeducación de los padres y del niño acerca de la naturaleza de los TAI, comunicación con la escuela y con el pediatra o médico de familia, intervenciones cognitivo-conductuales, otras formas de psicoterapia, terapia familiar, y farmacoterapia. La elección de las modalidades específicas de tratamiento para un niño y una familia particular en la práctica clínica, involucra considerar estresores psicosociales (casa, escuela y relación con pares), factores de riesgo, severidad y grado de deterioro del TA y sus comorbilidades, edad y nivel de desarrollo del niño y funcionamiento familiar. Adicionalmente, hay que considerar las actitudes o la aceptación de las intervenciones específicas, y factores de disponibilidad tales como disponibilidad de terapeutas entrenados en TCC, acceso a intervenciones basadas en la evidencia y capacidad de afrontar económicamente dichas intervenciones a la hora de diseñar un plan terapéutico. Es fundamental lograr una sólida alianza terapéutica con los padres, y la psicoeducación suele colaborar fuertemente para ello. Las intervenciones no farmacológicas son capaces de reducir síntomas en forma dramática en los niños. Como resultado, uno puede atribuir mejoría a la medicación sólo cuando se ha randomizado y controlado el estudio. Hay pocos estudios de estas características en niños y por ello, hasta que se tenga más evidencia a partir de estudios comparativos, la AACAP recomienda que el tratamiento de los TAI de severidad leve comience con psicoterapia. Considera razones válidas para combinar medicación y psicoterapia a las siguientes situaciones clínicas: a) necesidad de reducir síntomas agudos en un chico con ansiedad moderada a severa. b) presencia de un trastorno comórbido que requiere tratamiento concurrente. c) respuesta parcial a la psicoterapia y posibilidades de mejorar los resultados con tratamiento combinado (41, 51). Los estudios controlados demuestran que los síntomas residuales de los trastornos de ansiedad pueden aumentar el riesgo para el mantenimiento o recaída del mismo TA o de otro cuadro comórbido (10). Es por eso que durante el proceso de tratamiento, se debe monitorear la reducción de deterioro funcional y no sólo la reducción de los síntomas. Varios estudios sugieren que para los chicos con TAI, la mayor severidad de los síntomas de ansiedad, o edades más avanzadas son predictores de pobre respuesta a la terapia cognitiva-conductual (TCC) sola, y a ISRSs solos (AACAP, 2007) (56). Southam-Gerow y colegas (68), sugieren que la ‘‘dosis’’ o intensidad del tratamiento puede requerir ser aumentada (basándose en la severidad de los síntomas o la edad), que se debe considerar la integración de un padre o miembro familiar al tratamiento, y que con el objeto de mejorar los resultados pueden requerirse otras intervenciones para abordar síntomas específicos en algunos chicos (por ej. entrenamiento en habilidades sociales en los casos de fobia social). Sólo un estudio controlado ha examinado un abordaje terapéutico combinado de medicación e intervenciones psicosociales (68). En adolescentes con fobia escolar ansiosa y depresión comórbida, la imipramina combinada con TCC fue más eficaz que el placebo más TCC en mejorar la asistencia escolar y reducir los síntomas depresivos. Sin embargo, sin tratamiento intensivo continuo, un número sustancial de sujetos reunía criterios para TA y/o depresivos un año después de tratamiento (5). Estudios controlados en curso examinan la eficacia comparativa de medicaciones versus intervenciones psicoterapéuticas solas, y en combinación, en chicos con TA. Estos estudios pueden ayudar al clínico a elegir la modalidad de tratamiento más efectiva en un chico dado para un TA específico. El Child & Adolescent Anxiety Multimodal Treatment Study es un estudio controlado contra placebo, que compara la efectividad de la sertralina, TCC, TCC más sertralina, y placebo, en chicos con TAS, FS y TAG (National Institutes of Health Clinical Trials Web Site, 2003). Entre las psicoterapias, la terapia cognitivaconductual (TCC) basada en exposición ha recibido el mayor soporte empírico para el tratamiento de los TAI (14). La TCC es una intervención psicoterapéutica sostenida por numerosos ensayos randomizados y controlados, en chicos con TA. Aunque la TCC ha demostrado reducir los síntomas de ansiedad y ser superior a una lista de espera control (LEC), su eficacia relativa y su efectividad, versus intervenciones terapéuticas alternativas, requieren aun ser investigadas. TERAPIA COGNITIVA-CONDUCTUAL (TCC) En la TCC, el terapeuta enseña al niño habilidades de afrontamiento y le provee oportunidades prácticas para desarrollar una sensación de 40 Clínica, diagnóstico y tratamiento dominio sobre sus síntomas de ansiedad o sobre situaciones que son asociadas con sufrimiento o deterioro. Albano y Kendall (2) describen cinco componentes de la TCC para chicos con TA: 1. Psicoeducación del niño con sus padres acerca del trastorno y TCC. 2. Entrenamiento en habilidades de manejo de síntomas somáticos (por ej. relajación, respiración diafragmática, automonitoreo). 3. Reestructuración cognitiva (por ej. desafiando expectativas negativas y modificando autodiálogos negativos). 4. Exposición a objetos o situaciones temidas (por ej., exposición imaginaria e “in vivo” (con desensibilización gradual a los estímulos temidos). 5. Prevención de recaídas (por ej. sesiones de repaso y coordinación entre padres y escuela). Dependiendo del TA, diferentes componentes son más enfatizados que otros. Al principio se puede motivar a los chicos a la exposición mediante refuerzos positivos. Se instruye a los padres en técnicas de relajación y el modelo de TCC, funcionando como co-terapeutas. Es clave adaptar el programa diseñado a las características familiares e individuales, contemplando la comorbilidad y los estresores psicosociales. Existen programas manualizados con protocolos de TCC para niños con TA (de 7 a 14 a) que han demostrado mejoría significativa y duradera (2 a 5 años) comparado con LEC, y estudios que también demuestran la eficacia de TCC grupal (con y sin inclusión de padres) en chicos (AACAP, 2007). Algunos estudios sugieren que la TCC individual puede ser mejor para algunos chicos, como los que presentan TDAH comórbido, trauma severo o altos niveles de ansiedad social (27). Un estudio de TCC en fobia escolar ansiosa, que incluyó TCC y entrenamiento a padres y maestros, versus LEC (30), demostró mejoría significativa en múltiples áreas de funcionamiento. Como citamos más arriba, un abordaje multimodal que incluyó TCC y medicación fue más efectivo que TCC más placebo en adolescentes con fobia escolar ansiosa y depresión comórbida (4). La TCC para fobia específica difiere de la del TAG, FS y TAS, y se focaliza en la exposición gradual (72). Incluye también reestructuración cognitiva de miedos irracionales y modelaje, con demostración de acercamiento a objetos o situaciones temidas por parte del terapeuta y los padres. Para promover cambios en chicos con FS, Spence y cols. (69), recomiendan asociar a los componentes claves de la TCC, un entrenamiento en ha- bilidades sociales y aumentar las oportunidades de contacto social (TCC grupal), dado que suelen tener poco amigos, baja participación en actividades y conductas defensivas evitativas. Los estudios refieren mayor reducción de FS y aumento de habilidades sociales (69). Para el Trastorno de Pánico y el mutismo selectivo se han propuesto modificaciones técnicas específicas. Para el TP se alienta la exposición interoceptiva (exposición a las sensaciones físicas asociadas con pánico, como mareos, respiración superficial, y sudor, a través de ejercicios que inducen dichos síntomas) y la psicoeducación acerca de los procesos fisiológicos que las provocan (50). Los tratamientos para mutismo selectivo alientan planes multimodales que incluyen a padres, hermanos y maestros, para monitorear la comunicación en casa y la escuela, y promover refuerzos positivos cuando el niño intenta los pasos acordados de exposición gradual. Un Ejemplo es el Meeky Mouse Therapy Manual, que es un programa de tratamiento cognitivo conductual para niños con Mutismo Selectivo (26). Varios estudios resaltan la eficacia comparable de la psicoeducación (45), que podría conducir a una autoexposición y luego a reducción de la ansiedad. Cuando no se dispone de programas de TCC se debe tener en cuenta psicoeducar al niño y a su familia sobre los TAI (66) y los principios de la TCC, entrenar a los padres a estructurar un programa de monitoreo de las conductas de ansiedad en la casa, expectativas, premios y contingencias, así como alentar el contacto con la escuela (32). Se puede alentar al niño y su familia a leer sobre los TAI e intervenciones con TCC (JAACAP, 2007) (56). Existe evidencia cierta sobre la eficacia a corto (22) y a largo plazo (28), de la TCC focalizada en niños con TA. Sin embargo, la TCC focalizada en niños no es efectiva en todos los niños con TA, y cerca de 20 al 50% pueden continuar reuniendo criterios para TA luego del tratamiento. Por esto, y dada la dificultad de disponer en la práctica de TCC, se debe ser flexible y considerar también una amplia gama de intervenciones psicosociales y tratamientos multimodales disponibles para el abordaje de los TAI (AACAP, 2007) (51, 56). PSICOTERAPIA PSICODINÁMICA Aunque existe una extensa práctica clínica, y se habla mucho de los beneficios de la terapia psicodinámica en chicos con TA (24 y 46), no existe suficiente investigación acerca de evidencia de su 41 Anxia eficacia aislada, combinada, comparada con otras modalidades (35). Los pocos estudios que evalúan su efectividad en chicos y adultos jóvenes resaltan la importancia de considerar la ‘‘dosis’’ o intensidad de las intervenciones, proponiéndose como objetivo lograr superar los conflictos internos, y lograr la regulación del afecto e impulsos, lo que permitiría al individuo desarrollar señales apropiadas de ansiedad. Se requieren más estudios controlados para determinar la eficacia y efectividad de los tratamientos psicodinámicos para chicos con TA. INTERVENCIONES PATERNO-FILIALES Y FAMILIARES La investigación y la experiencia clínica sugie- ren que las familias pueden jugar un rol importante en el desarrollo y mantenimiento de los TAI. La ansiedad de los padres, los estilos parentales, el apego inseguro y las interacciones padre-hijo son factores de riesgo a ser detectados para asegurar los resultados de la TCC. Por ello, se suelen agregar en la terapia intervenciones que mejoran las relaciones paterno-filiales, el fortalecimiento de la resolución de problemas familiares, la reducción de ansiedad parental y el fortalecimiento de las habilidades de los padres para reforzar un afrontamiento adaptativo y la autonomía de los chicos. Tanto las intervenciones con TCC, como las psicodinámicas, suelen incorporar a los padres en el proceso terapéutico, habiendo demostrado los estudios los beneficios de la incorporación de un padre a la TCC del niño (4), del manejo de la ansiedad parental si existe un padre ansioso (13), y del entrenamiento a padres (6). La TCC fue significativamente más efectiva en aminorar la ansiedad infantil y el deterioro funcional consecuente comparado con un grupo control sin tratamiento. La terapia familiar estudia una serie de variables, tales como el alto compromiso emocional de la madre, que parece relacionarse con chicos en riesgo de desarrollar TA de Separación, y el criticismo materno que podría estar asociado con TA. Hoy se proponen modelos integrativos de tratamientos familiares con chicos ansiosos, que consideran la interacción entre los procesos de apego y de aprendizaje padre-hijo, y que contemplan los estilos conductuales y el temperamento, tanto de los chicos como de sus padres. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO Los Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRSs) son considerados actualmente la medicación de elección para el tratamiento de los TAI. Están indicados cuando los síntomas de ansiedad son moderados o severos, o cuando el deterioro que provocan dificulta o parcializa la respuesta a la psicoterapia (9, 32). Estudios recientes con ISRS, randomizados y controlados con placebo han establecido su eficacia a corto plazo en el tratamiento de los TAI, incluyendo mutismo selectivo (MS) con FS (12), TAG, FS y TAS (10, 62, 61, 73). En Febrero de 2004, la U.S Food and Drug Administration (FDA) marcó un alerta y recomendó a los clínicos monitorear cuidadosamente a los niños que reciban tratamiento con antidepresivos (incluyendo a los ISRSs) para detectar empeoramiento de la depresión, agitación, o suicidabilidad, particularmente al inicio del tratamiento medicamentoso o durante los cambios. Este alerta se basó en revisiones de estudios con adolescentes cuyo diagnóstico primario era depresión, y no en estudios de chicos con ansiedad. Los ISRSs han sido generalmente bien tolerados en chicos con TA, con efectos adversos leves y transitorios que incluyen molestias gastrointestinales, cefaleas, temblor, aumento de actividad motora, aumento o disminución de peso, fatiga, insomnio. La posibilidad de una activación conductual (desinhibición, aparición de impulsividad, agitación o aún hipomanía) es algo frecuente con ISRS y aunque se ve más con fluoxetina, puede darse con cualquier ISRS. Por ello, antes de indicarlo se debe determinar si existen antecedentes de trastorno bipolar en el paciente y/o sus familiares. Si ocurre activación, debe intentarse la reducción de la dosis o considerar la asociación de un estabilizador del ánimo. No debe olvidarse la posibilidad de disfunción sexual en adolescentes. El estudio del RUPP Anxiety Group demostró que la mayor severidad de la enfermedad y la presencia de fobia social predicen un peor pronóstico para los chicos con TAS, TAG y FS con fluvoxamina comparada con placebo (62). En otro estudio, chicos con FS y TAG respondieron mejor a fluoxetina vs placebo (10). Sin embargo, la respuesta clínica a la fluoxetina para chicos con TAS no fue diferente al placebo. La severidad del TA al inicio y una historia positiva familiar de TA predecían una peor respuesta al tratamiento. Este estudio y el RUPP Anxiety Study, indican que los clínicos deben considerar aumentos de la dosis de los ISRSs si no se alcanza una mejoría significativa a la cuarta semana de tratamiento. 42 Clínica, diagnóstico y tratamiento Para el Trastorno de Pánico de inicio infantil existen estudios no controlados de tratamiento con ISRSs. Un ensayo de ISRSs en adolescentes con TP (58) y sus revisiones (58), mostraron mejoría significativa en los síntomas de pánico con ISRSs. Si bien los ensayos controlados han establecido la seguridad y eficacia del tratamiento a corto plazo con ISRSs para los TAI, los beneficios y riesgos del tratamiento a largo plazo no han sido estudiados. Pine (54), recomienda que los clínicos consideren un ensayo libre de medicación para chicos que tuvieron reducción significativa de los síntomas ansiosos o depresivos con un ISRS y mantienen la estabilidad de dichos síntomas durante un año. Este ensayo debe realizarse durante un período de bajo estrés, y el ISRS debe reiniciarse si el niño o adolescente recae. No hay evidencia empírica de que un ISRS dado sea más efectivo que otro para tratar un TAI. La elección de un ISRS se hace en base al perfil de efectos adversos, duración de la acción, o respuesta positiva a un ISRS particular en un familiar de primer grado con ansiedad (37). Además, debe evaluarse cuidadosamente en cada caso el riesgo-beneficio de medicar, dado que la TCC ha demostrado ser efectiva, y los efectos adversos de las medicaciones a largo plazo no han sido estudiados en chicos (9). No hay guías específicas sobre dosis para niños y adolescentes con TA. Se recomienda iniciar a bajas dosis, vigilar efectos adversos y aumentar las dosis lentamente en base a la respuesta y tolerancia (9, 32). Es importante considerar que tanto los chicos como los padres ansiosos pueden ser especialmente sensibles a los efectos colaterales, aún cuando se les explique que pueden ser transitorios. Si bien no ha sido establecida aún la seguridad y eficacia de otras medicaciones diferentes a los ISRSs, se ha sugerido que los antidepresivos noradrenérgicos (venlafaxina) los antidepresivos tricíclicos (ATC), la buspirona, y las benzodiazepinas pueden ser alternativas a utilizar, solos o en combinación con ISRSs (9 y 32). Hay pocos datos acerca de combinaciones cuando una medicación aislada no resulta efectiva. Las comorbilidades son especialmente consideradas para elegir el fármaco más adecuado. Datos preliminares de ensayos controlados con venlafaxina de liberación extendida en el tratamiento de chicos con TAG (58, 71), sugieren que ésta puede ser efectiva y bien tolerada para TAG y FS vs. placebo. Sin embargo, habría que tener en cuenta el riesgo de provocar un switch en pacientes potencialmente bipolares. Desde la introduc- ción de los ISRSs, los ATC han sido menos usados, por la necesidad de monitoreo cardíaco cercano y mayor riesgo en sobredosis. Ensayos controlados con ATC en TAI muestran resultados conflictivos y no han establecido eficacia para su uso (PPAACAP, tabla 1). La clomipramina es un ATC con propiedades serotonérgicas que se usa en lugar de los ISRS cuando hay respuesta parcial a los mismos. Ha demostrado ser eficaz en TOC en estudios controlados (23), pero no ha sido sistemáticamente estudiado para el tratamiento de otros TA. Se debe iniciar a bajas dosis por sus efectos colaterales anticolinérgicos y cardíacos. La buspirona puede ser una alternativa a los ISRSs para chicos con TAG, pero no hay ensayos controlados. Puede ser bien tolerada a dosis de 5 a 30 mg. dos veces al día en adolescentes ansiosos y en menores dosis, de 5 a 7,5 mg. dos veces al día en niños (63). Los efectos colaterales más comunes son cefaleas y dispepsia. Las benzodiazepinas no han demostrado eficacia en ensayos controlados en chicos con TA a diferencia de lo que ocurre en ensayos con adultos (36). Se utilizan asociadas a los ISRSs, en el corto plazo, para inducir una rápida reducción de síntomas ansiosos severos que permita iniciar la fase de exposición de la TCC (ej., TP, rechazo escolar). Su uso debe ser cauteloso dado el potencial desarrollo de dependencia y están contraindicadas en adolescentes con abuso de sustancias. Sus posibles efectos colaterales son sedación, desinhibición, deterioro cognitivo y dificultad para discontinuarlas. En algunos niños puede observarse incluso un efecto paradojal. Existe una alta tasa de abuso de alcohol y sustancias en los adolescentes en nuestro medio, por esa causa esta indicación reviste alto riesgo. Las fiestas de egresados y los festivales de música electrónica dan cuenta de varios casos de chicos con coma alcohólico y a veces se trata de chicos medicados con fármacos sedativos cuya acción se potencia con el alcohol. Es asombrosa la falta de información que existe al respecto tanto en los chicos como en sus padres. Los psiquiatras que tratan adolescentes deben insistir con la contraindicación del uso concomitante de alcohol, ya que los chicos, aún medicados, consumen alcohol y sustancias sin tener la menor noción de estos riesgos. La AACAP recomienda considerar una serie de acomodaciones escolares cuando los TA interfieren con el funcionamiento escolar, tales como modificar la asignación de tareas para la casa, presencia de un adulto fuera de clase para asistir al niño con síntomas de ansiedad en la escuela, estrategias de manejo de la ansiedad o resolución de problemas 43 Anxia ESTUDIOS DE TRATAM I E N TO S FA R M ACO LÓ G I CO S CO N T R O L A D O S CO N T R A P L AC E B O . Autor Black and Uhde, 1994 (rdc) RUPP, 2001 (rdc) Rynn et al, 2002 (rdc) Tratamiento Demografía Diagnósticos Resultados Fluoxetina (12-27 mg/d) N: 15, 6-11 a MS más FS o TE Fluoxetina > que PCB Fluvoxamina (50-250 mg/d - Máx 300 mg/d (adolesc) N: 128, 6-17 a FS, TAS; TAG Fluvoxamina > que PCB Sertralina (50 mg/d) N: 22, 5-17 a TAG Sertralina > que PCB Birmaher et al, 2003 (rdc) Fluoxetina (20 mg/d) N: 74, 7.17 a TAG, FS, TAS Fluoxetina > que PCB Fluoxetina = PCB Wagner et al, 2004 (rdc) Paroxetina (10-50 mg/d) N: 322, 8-17 a FS Paroxetina > que PCB Imipramina (75-275 mg /d) N: 21, 6-15 a TAS c/s FEsc Imipramina = PCB Clorimipramina (40-75 mg/d) N: 51. 9-14 a Rechazo esc Clorimipramina = PCB Imipramina (75- 275 mg/d) N: 21, 6-15 a TAS con o sin Fobia escolar Imipramina = PCB Bernstein et al, 1999(rdc) Alprazolam ( 0,25 a 4 mg/d) Vs Imipramina (50-175 mg/d) N. 24, 7-18 a Rechazo escolar, TAS Alprazolam = Imip = PCB Simeon et al, 1992 (rdc) Alprazolam (0.5 a 3,5mg/d) N: 30, 8-17 a TAE, TEv Alprazolam = PCB Grace et al, 1994 (rdc) Clonazepam (0,5 -2 mg/d) N: 15. 7-13 a TAS TAS Clonazepam = PCB Otros antidepresivos Giuleman-Klein and Klein. 1981 (rdc) Berney et al. 1981 (rdc) Klein et als , 1992 Benzodiazepinas NOTA: IRSS : inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina; a: años; MS: mutismo selectivo; FS: fobia social; TEv: trastorno evitativo; PCB: placebo; TAG: trastornote ansiedad generalizada, TAE: trastorno por ansiedad excesiva. TAS: trastorno por ansiedad de separación ; FEsc: fobia escolar Tabla 1 (56c). Para chicos con ansiedad de desempeño o ante los exámenes, un ambiente tranquilo puede ayudar a reducir su ansiedad. Es útil educar a los maestros acerca de la naturaleza de la ansiedad del niño y sugerirles estrategias que faciliten su afrontamiento. IMPORTANCIA DE EVALUAR Y TRATAR LA COMORBILIDAD Con alta frecuencia los TAI se encuentran en comorbilidad con otros TA y otros trastornos psiquiátricos, incluyendo depresión, TDAH y abuso de sustancias. Otros trastornos comórbidos comunes son el oposicionismo desafiante, los trastornos de aprendizaje y los del lenguaje. Las comorbilidades pueden afectar el funcionamiento y la respuesta al tratamiento. Por eso la AACAP recomienda que sean cuidadosamente evaluadas y tratadas en forma concurrente (40). La superposición de síntomas entre los TA y sus condiciones comórbidas puede conducir a errores o al subdiagnóstico de las comorbilidades. Un adolescente puede tener problemas de atención, por ejemplo, por estar ansioso, deprimido, o padecer TDAH, trastornos de aprendizaje, o por consumir sustancias. Es frecuente que se diagnostique una comorbilidad cuando el TA ya fue tratado. La depresión mayor es más prevalente a mayor edad, y se asocia con mayor severidad y deterioro de los TA, siendo más frecuente que se asocie con FS y pudiendo ser un indicador de pobre pronóstico (42). De hecho, un chico depresivo puede no responder bien a la TCC. Se recomienda iniciar tratamiento de la depresión con ISRSs en ese caso (32, 41) y evaluar siempre el riesgo suicida. Los estudios clínicos han demostrado que un tercio de los chicos con TDAH presenta TA comórbidos (MTA Cooperative Group, 2001) (47). El Grupo MTA sugiere para los chicos con TDAH comórbido con ansiedad, iniciar el tratamiento con una combinación de medicación para TDAH y manejo conductual, como entrenamiento a padres (42). Este grupo y otros hallaron que la presencia de ansiedad comórbida no altera la respuesta de los síntomas centrales del TDAH al metilfenidato, y que los efectos adversos son los mismos que con TDAH solo (1). Los chicos con TA tienen mayor riesgo para abuso de alcohol en la adolescencia, lo que sugiere que algunos adolescentes usan el alcohol para reducir sus síntomas de ansiedad. El abuso o depen- 44 Clínica, diagnóstico y tratamiento dencia de alcohol comórbidos deben ser evaluados y considerados al planear el tratamiento de los TA (40). La TCC puede ser efectiva para reducir la ansiedad si se trata el abuso de alcohol, y el desarrollo de estrategias de afrontamiento para manejar la ansiedad puede ayudar para reducir el consumo de alcohol. Un estudio de seguimiento a 7 años de chicos correctamente tratados por TA, sugiere que se involucran menos en uso de sustancias a largo plazo (29). Conociendo que los predictores de pobre respuesta al tratamiento de los TAI son mayor edad, alta severidad de síntomas, psicopatología parental, y disfunciones familiares, podemos intervenir tempranamente (AACAP; 2007) (56). La búsqueda de TAI en estudios de detección comunitaria e intervenciones precoces en la comunidad, difusión por los medios y a través de programas psicoeducacionales comunitarios, intervenciones escolares y entrenamiento a padres, así como la detección y tratamiento de TA en los padres, constituyen medidas de prevención de los TAI. Existen instrumentos para la detección temprana de chicos ansiosos de alto riesgo en estudios comunitarios, que consisten en autoreportes breves, como la Multidimensional Anxiety Scale for Children (MASC) y el Screen for Child Anxiety Related Emotional Disorders for anxiety symptoms (SCARED) (19, 48). Las intervenciones grupales con TCC en escuelas y otros espacios comunitarios pueden proveer tratamiento precoz y efectivo para niños con TA leves a moderados (15, 48). Se debe alentar la derivación del clínico a intervenciones con TCC tempranas, aún ante síntomas leves o subclínicos de ansiedad. Los programas de entrenamiento a padres que les enseñan a manejar la ansiedad, y el reforzamiento de relaciones paterno-filiales saludables pueden reducir el riesgo de desarrollar TAI en chicos en riesgo (26). BIBLIOGRAFÍA 1. Abikoff H, McGough J, Vitiello B., McCracken, J., Davies, M., Walkup, J., et al. Sequential pharmacotherapy for children with comorbid attention-deficit/hyperactivity and anxiety disorders. J Am Acad Child Adolesc Psychiatry 2005; 44:418-427. 2. Albano AM, Kendall PC, Cognitive behavioural therapy for children and adolescents with anxiety disorders: clinical research advances. Int Rev Psychiatry 2002; 14: 129-134. 3. Ayers TS, Sandler IN, West SG, Roosa MW. 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