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TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL EN UN CASO DE TRASTORNO
OBSESIVO- COMPULSIVO.
M. P. Carricajo Lobato; C. García Nuñez: A. B. Martí Martinez; F. Fenollar Ivañez; J. M. Rico
Gomis; B. Piñol Ferrer; J. Lopez-Higes Alamin; M. Sanchez García; G. Reinente Mariscal.
Hospital General Universitario de Elche
RESUMEN:
Introducción: Presentamos un caso clínico de un paciente diagnosticado de trastorno
obsesivo-compulsivo (TOC). Se trata de un trastorno prevalente y discapacitante y en el que como
es sabido la clomipramina y los ISRS se han demostrado efectivos para los síntomas. En este
estudio, nos preguntamos si es suficiente tratar a estos pacientes con fármacos y analizamos más
profundamente la terapia psicológica que se le aplicó a nuestro paciente.
Objetivos: Describir un caso de TOC, centrándonos en la terapia cognitivo-conductual aplicada,
pero sin olvidarnos de la peculiaridad de la sintomatología obsesiva y de los diagnósticos
asociados que presenta el paciente: dismorfofobia, fobia social, ludopatía y alcoholismo.
Métodos: Exposición de un caso clínico y revisión bibliográfica ( Medline)
Caso clínico: Se trata de un varón de 38 años, con antecedentes psiquiátricos desde el año 2000,
cuando se le diagnosticó de fobia social, dismorfofobia, ludopatía y alcoholismo. Fue tratado
farmacológicamente con paroxetina y se le remitió a la Unidad de Conductas Adictivas para el
tratamiento de sus adicciones. Tras la remisión del cuadro acude a consulta en 2006 con
sintomatología de tipo obsesivo que presenta desde la infancia, pero que hasta la actualidad no le
había resultado incapacitante y no había consultado por ella. Se inicia tratamiento con paroxetina y
terapia cognitivo-conductual con buenos resultados.
Resultados: Resaltamos la importancia de la terapia cognitivo-conductual combinada con el
tratamiento farmacológico, en el tratamiento del TOC, basándonos en los resultados de nuestro
caso y comparándolo con la literatura existente que destaca la utilidad de esta terapia.
Introducción
El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es un trastorno de ansiedad crónico asociado con una
morbilidad significativa, deterioro social y una baja calidad de vida y en el que como es sabido, la
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clomipramina y los ISRS se han demostrado efectivos para los síntomas. En este estudio,
presentamos un caso clínico de un paciente diagnosticado de TOC y nos preguntamos si es
suficiente tratar a estos pacientes con fármacos, analizando más profundamente la terapia
psicológica que fue aplicada.
La locura indica una pérdida de control de uno mismo, esta es una de las razones por las que
empleamos eufemismos para designar las obsesiones: "ideas raras", "manías", etc. Muchos
pacientes niegan sus obsesiones o las minimizan aludiendo a la conciencia que tienen de ellas, es
como si el tener conciencia de lo absurdo de sus conductas fuera una coraza contra la locura. Sin
embargo, en la historia de la psiquiatría, la propia designación de este cuadro clínico indicaba su
aproximación a la locura: "folie lucide", "folie du doute", "folie sans delire" (Pinel), "delirio emotivo"
(Morel), son algunas de sus denominaciones que indican el matiz de gravedad con que los
psiquiatras se han acercado a esta enfermedad.
El espectro obsesivo tiene diferentes estadios, que de menos a más graves podemos denominar
como: nivel normal (rasgos obsesivos), nivel anormal (trastorno de la personalidad) y trastorno
propiamente dicho (trastorno obsesivo compulsivo).
El propio DSM-IV-TR define el trastorno de personalidad obsesiva como: "una preocupación por el
orden, el perfeccionismo y el control mental e interpersonal, a expensas de la flexibilidad, la
espontaneidad y la eficiencia", todo ello lleva consigo un alto nivel de sufrimiento en el sujeto, que
si se mantiene de forma estable a lo largo del tiempo produce malestar en su entorno familiar,
social o laboral. El trastorno obsesivo compulsivo es el nivel más grave, que se manifiesta con
obsesiones y compulsiones, que pueden provocar una gran incapacidad para desarrollar la vida
cotidiana, pese a que el sujeto es consciente de lo absurdo de sus acciones no puede evitar su
repetición.
Trastorno obsesivo compulsivo (TOC)
El trastorno obsesivo compulsivo es un trastorno de ansiedad crónico, su aparición se presenta
habitualmente durante la adolescencia o la adultez temprana. Es el cuarto trastorno psiquiátrico
más frecuente, y posee una comorbilidad alta con otros trastornos de la ansiedad y del estado de
ánimo. Los estudios epidemiológicos informaron tasas de prevalencia de por vida que varían
aproximadamente de 2% a 3% de la población en general.
El TOC se caracteriza por obsesiones recurrentes, como los pensamientos persistentes, impulsos o
imágenes mentales, que promueven la ansiedad, y las compulsiones no controladas como los
comportamientos repetitivos o actos mentales realizados en respuesta a las obsesiones para
reducir la ansiedad.
El TOC se asocia con una morbilidad y discapacidad significativa y con un serio impacto sobre la
calidad de vida.
Obsesiones
Las obsesiones son pensamientos recurrentes y persistentes, impulsos o imágenes que causan
emociones angustiantes tales como ansiedad o disgusto. Las personas con TOC reconocen que
los pensamientos, impulsos o imágenes son producto de su imaginación y que son exagerados o
irracionales. Sin embargo, estos pensamientos molestos no pueden ser resueltos con lógica o
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razonamiento. La mayoría de las personas trata de ignorarlos o borrarlos, o neutralizarlos con otro
pensamiento o acción.
Compulsiones
Las compulsiones son comportamientos repetidos o actos mentales que una persona se siente
impulsada a realizar en respuesta a una obsesión. Los comportamientos tienen el propósito de
prevenir o reducir la angustia o una situación a la que se teme. En los casos más graves, la
repetición constante de los rituales puede ocupar todo el día e imposibilitar la rutina normal.
Además de la angustia que causan estos rituales, se suma el conocimiento de que estas
compulsiones son irracionales.
Ejemplos:
-Limpieza: Obsesiones sobre una posible contaminación por suciedad, gérmenes...La compulsión
es lavar o limpiar durante mucho tiempo su entorno para reducir el miedo a que los "contaminen".
-Repetición: Para disipar la ansiedad, pronuncian un nombre o frase, o repiten un comportamiento
muchas veces. Saben que estas repeticiones en realidad no los van a proteger del daño pero
temen sufrir si no las hacen.
-Verificación: Rituales de verificación para reducir el temor de dañarse a sí mismo o a otras
personas, por ejemplo, olvidar cerrar la puerta o apagar el gas. Algunas personas también vuelven
sobre su trayecto en la ruta para asegurarse de no haber atropellado a nadie.
-Orden y organización: Para reducir la inquietud, se sienten obligadas a poner objetos, tales como
libros, en un cierto orden o a organizar los elementos de la casa de determinada manera o de
forma simétrica, o tener todo perfecto.
-Colección excesiva o acumuladores: Acumulan revistas, ropa, papeles y desperdicios para reducir
el malestar.
-Escrupulosidad obsesiva: se centra en cuestiones religiosas o morales. Sus compulsiones pueden
implicar la oración...
-Obsesivos puros: experimentan pensamientos e imágenes involuntarios, intrusos y horrendos en
los que causan daño a los demás. En vez de implicarse en rituales conductuales, pueden dedicarse
a pensamientos repetitivos, tales como contar, rezar o repetir ciertas palabras, para contrarrestar
sus pensamientos generadores de ansiedad.
También pueden revisar mentalmente, y de modo obsesivo, las situaciones para protegerse ante la
duda y reducir la ansiedad.
Pautas diagnosticas del TOC por el DSM-IV
A. Presencia de obsesiones definidas por:
1.Pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan como
intrusas e inapropiadas y que causan notable ansiedad o molestia.
2. Los pensamientos, impulsos o imágenes no son únicamente preocupaciones excesivas sobre
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problemas de la vida real.
3. La persona intenta neutralizar esos pensamientos, impulsos o imágenes con algún otro
pensamiento o acción.
4. La persona reconoce que los pensamientos, impulsos o imágenes son productos de su propia
mente, no impuestos desde fuera como en la inserción del pensamiento.
Las compulsiones se definen por:
1.Conductas (p.e lavarse las manos, ordenar, comprobar) o actos mentales (p.e orar, contar, repetir
palabras en silencio) repetitivos que la persona se siente empujada a realizar en respuesta a una
obsesión o de acuerdo con reglas que debe aplicar de forma rígida
2.Las conductas o actos mentales intentan reducir o evitar un acontecimiento temido, pero son
excesivos o no conectados realistamente con ese temor.
B .La persona reconoce que las obsesiones o compulsiones son excesivas o poco razonables.
C .Las obsesiones y compulsiones interfieren de manera significativa en el funcionamiento
psicosocial.
D .Si hay otro trastorno del eje I, las obsesiones y compulsiones no se explican por el mismo y le
exceden.
E .Las obsesiones y compulsiones no se deben a los efectos de una sustancia psicoactiva o
enfermedad médica.
Fobias y obsesiones
La individualidad de los trastornos fóbicos frente a los obsesivos tiene una historia relativamente
corta. La interrelación entre fobias y obsesiones puede estudiarse a nivel semiológico y sindrómico.
El trastorno dismórfico corporal, que es a si mismo causante de muchos casos de fobias
situacionales secundarias, plantea frecuentemente problemas de diagnóstico diferencial. El
trastorno obsesivo compulsivo es frecuente en personas que padecen trastorno dismórfico
corporal, presentándose en el 30% de los pacientes.
Tratamiento
El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es uno de los trastornos de ansiedad de más difícil
tratamiento. Los fármacos antidepresivos con potentes propiedades serotoninérgicas como la
clomipramina y los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) son efectivos para
mejorar los síntomas del TOC.
En ámbitos médicos y psiquiátricos generales, los antidepresivos son con frecuencia el tratamiento
de primera línea, no obstante, es posible que algunos pacientes no cumplan con la medicación, no
respondan al tratamiento farmacológico y que de los pacientes que sí responden a los
antidepresivos, algunos no experimentan una completa remisión de los síntomas.
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El tratamiento psicoanalítico para la neurosis obsesivocompulsiva, según Freud, procuró resolver
los conflictos predominantemente inconscientes. Las psicoterapias tradicionales psicoanalítica y
psicodinámica fueron durante muchos años el único enfoque de tratamiento psicológico utilizado
para tratar este problema, pero hasta la fecha existe una escasez de datos controlados que apoyen
el uso del tratamiento psicoanalítico en cuanto al cambio de los pensamientos obsesivos o el
comportamiento ritualista.
La terapia cognitivo-conductual (TCC) fue el primer tratamiento psicológico para el que se obtuvo
un apoyo empírico. Según el modelo cognitivo-conductual, el TOC se desarrolla como resultado de
la aparición de pensamientos intrusos, que se experimentan como amenazadores y que incluyen
un sentido exagerado de la responsabilidad personal. Los individuos con TOC utilizan estrategias
de mala adaptación como preocupación y autocastigo para controlar sus pensamientos
desagradables. Intentan evitar las obsesiones manteniéndose lejos de las situaciones u objetos
que las desencadenan y cuando, a pesar de la evitación, las obsesiones aparecen, realizan
comportamientos compulsivos que interrumpen la exposición a los pensamientos y situaciones
temidas y proporcionar un alivio temporal de la ansiedad. En base a esta teoría, la terapia
cognitivo-conductual más ampliamente investigada es la exposición y prevención de respuesta
(EPR). El tratamiento incluye la exposición del paciente a todas las situaciones evitadas y
estímulos temidos, mientras que se les alienta a bloquear todo comportamiento que prevenga o
finalice la exposición. Esta técnica se basa en el concepto de habituación y consiste en que el
paciente esté en contacto, durante un período prolongado de tiempo con la situación u objeto
temido. Ello provoca una intensa ansiedad que va aumentando progresivamente, a medida que va
avanzando el tiempo de la exposición, hasta que esta ansiedad llega a un nivel máximo, cuando al
no permitir que el paciente escape o evite tal situación, la ansiedad empieza a descender. La
exposición debe ser gradual, prolongada (mínimo de una hora), repetida diariamente y practicada
en la vida cotidiana. Las sesiones de exposición se han de planificar, ya que confiar que los
pacientes afronten situaciones de forma casual no resulta eficaz. La exposición debe durar hasta
que desaparezca la ansiedad y durante este tiempo, la atención del paciente debe dirigirse
exclusivamente hacia la exposición temida, para que de este modo resulte eficaz el tratamiento.
Las terapias cognitivas específicas también pueden desempeñar una función en el tratamiento del
trastorno obsesivo compulsivo. Los modelos cognitivos recientes de TOC proponen que los
problemas obsesivos derivan de la manera particular en la que se interpretan los pensamientos
intrusos. Los objetivos de la terapia cognitiva son cambiar dominios importantes de creencias,
como la responsabilidad exagerada por el daño, la inquietud excesiva sobre la importancia del
control de los pensamientos, la fusión pensamiento acción, la sobrestimación de la amenaza, la
intolerancia a la incertidumbre y creencias sobre las consecuencias de la ansiedad y la capacidad
para hacer frente. Los procedimientos predominantemente conductuales son: el contrato
conductual: conciencia de enfermedad y alianza terapéutica, psicoeducación: herramienta de
motivación para el cambio, exposición y prevención de la respuesta, tratamiento de las
compulsiones encubiertas: rumiaciones, detención y bloqueo del pensamiento y modelado de
aplicación de técnicas realizado por los terapeutas.
A continuación revisaremos la evidencia experimental disponible sobre la eficacia de estos
tratamientos: Desde sus inicios el estudio empírico de la eficacia de los tratamientos para el TOC
se ha centrado en los procedimientos de exposición. La exposición con prevención de respuesta
(EPR) ha demostrado ampliamente ser el tratamiento psicológico de elección para el TOC. Al igual
que el tratamiento farmacológico ha de ser considerado como tratamiento bien establecido. Las
variaciones de la EPR, incluyendo la combinación con técnicas cognitivas y farmacológicas, no han
demostrado aún su superioridad sobre la EPR. Por lo tanto, hoy día los tratamientos del TOC que
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han demostrado de forma controlada su eficacia son: el tratamiento de exposición con prevención
de respuesta y el tratamiento psicofarmacológico. Además, diversas variedades sobre ellos,
incluyen, principalmente, el tratamiento cognitivo, modalidades de aplicación (exposición
imaginaria, tratamiento de grupo, familiar, etc.), y los tratamientos combinados.
Tratamiento de exposición con prevención de respuesta (EPR)
Como ya se ha señalado, es ampliamente aceptada, en atención al resultado de múltiples
investigaciones desde los años 60, la eficacia del tratamiento de EPR. Los diversos trabajos
publicados han sido revisados en diversas ocasiones utilizando la metodología de meta-análisis.
De entre los meta-análisis realizados que reúnen los requisitos metodológicos de control
adecuados (Marks, Hodgson y Rachman, 1975, Roper, Rachman y Marks, 1975 y Marks y cols.,
1980) cabe señalar que la EPR es efectiva en el tratamiento del TOC, llegando incluso a
seguimientos de 3 años, e insistiendo en su especial utilidad para el tratamiento de los rituales
compulsivos.
La amplia evidencia a favor de la EPR no es homogénea. En primer lugar, porque en los más de 30
estudios controlados sobre el tema, las variaciones de los trabajos, que afectan tanto al número de
sesiones aplicadas como a los períodos de seguimiento, implican, necesariamente, diferencias en
los resultados. Aun así, la utilidad de la EPR en la mejora del problema se sitúa entre el 40-75%.
La comparación de la EPR con otros tratamientos, en estudios controlados con asignación aleatoria
a las condiciones experimentales, señala que es más eficaz que el entrenamiento en control de la
ansiedad (Lindsay, Crino y Andrews, 1997), la relajación (Fals-Stewart, Marks y Schafer, 1993) o
placebos farmacológicos (Kozack,Liebowitz y Foa, 2000).
Tratamiento cognitivo
No puede hablarse estrictamente de un tratamiento cognitivo del TOC, sino de aportaciones
cognitivas dentro de la EPR. Así se han aplicado técnicas como el entrenamiento en
autoinstrucciones, la terapia racional emotiva o la terapia cognitiva de Beck. Por otro lado, la
hegemonía de la EPR ha hecho, con buen criterio, que la investigación se plantee en términos de
qué puede aportar el enfoque cognitivo a la EPR. Este esfuerzo ha de matizarse, además, si se
considera que la EPR ya ejerce cambios cognitivos, aunque no se produzcan de modo directo.
Tratamiento psicofarmacológico
Los psicofármacos han sido profusamente utilizados en el tratamiento del TOC. Durante un largo
período, de los años 60 a los 90, el fármaco usado ha sido la clomipramina (Anafranil), un
antidepresivo tricíclico al que tradicionalmente se relacionó su eficacia con la reducción de la
sintomatología depresiva. Al finalizar la década de los 80 aparecen un conjunto de nuevos
fármacos, los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS), que, sustentados en
el papel que la serotonina juega en el TOC, han supuesto un paso importante en el tratamiento
farmacológico de este trastorno. La eficacia de los ISRS no parece ligada a la existencia de
sintomatología depresiva, y además tienen menos efectos secundarios que la clomipramina.
La comparación de la eficacia de la clomipramina y los ISRS no ha mostrado diferencias
significativas.
El beneficio clínico obtenido es limitado. Porcentualmente, supone de un 20 a un 40% de mejoría
de la sintomatología, que alcanzaría al 40-60% de los pacientes, es por ello que se buscan otras
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opciones psicofarmacológicas para resolver esas deficiencias. Se trata de potenciar la eficacia de
la clomipramina y los ISRS asociándolos a otros fármacos como el litio, el haloperidol, la buspirona,
o el clonazepam.
Combinación del tratamiento psicológico (EPR) y del psicofarmacológico
La ventaja del tratamiento combinado es que posibilita que la mejora llegue a más individuos, en
torno a un 20-25% más, aunque no aumenta la mejoría sintomática en los pacientes.
En ocho estudios (11 comparaciones de estudio), que compararon las terapias cognitivas o
conductuales versus grupos control tratados con el tratamiento farmacológico habitual, se identificó
que siete de ellos (diez comparaciones) demostraron que los pacientes que recibieron cualquier
variante de la terapia cognitivo-conductual presentaron significativamente menos síntomas después
del tratamiento que los pacientes que recibieron el tratamiento habitual (DME -1,24; IC del 95%:
-1,61 a -0,87; prueba de heterogeneidad de I² 33,4%). Los diferentes tipos de terapias cognitivas o
conductuales mostraron diferencias similares en el efecto cuando se compararon con el tratamiento
habitual. Las diferencias en la gravedad inicial parecieron influenciar el efecto general del
tratamiento.
Trastornos obsesivos sin compulsiones: obsesivos puros
El tratamiento para las personas sin conductas ritualísticas no está tan bien elaborado, no obstante
el tratamiento cognitivo-conductual de exposición a estímulos temidos con prevención de respuesta
reduce los síntomas en pacientes con trastorno obsesivo compulsivo sin rituales compulsivos
observables. La técnica más utilizada es la demora y exposición del pensamiento obsesivo. Es
importante que el terapeuta explique al paciente el mecanismo de las ideas obsesivas y que para
dejar de obsesionarse el mejor camino es desarrollar una actitud de aceptación. El posponer la
obsesión consiste en dejar de prestar atención al pensamiento obsesivo durante un tiempo y de
este modo, se consigue empezar a controlar la aparición de ideas obsesivas. El añadir la
exposición permite que el paciente se acostumbre al pensamiento indeseado. Como consecuencia
de la exposición repetida y/o prolongada, el pensamiento será gradualmente menos nocivo, menos
ansiógeno y, por lo tanto, dejará de ser problemático.
Descripción de un caso
Motivo de consulta:
Se trata de un varón de 38 años diagnosticado de TOC, remitido por su Psiquiatra habitual para
tratamiento psicológico.
Antecedentes personales:
Embarazo, parto y desarrollo psicomotor normal. Escolarizado hasta los 14 años, finalizó EGB.
Trabaja como vigilante de seguridad, aunque en la actualidad permanece de baja laboral. Está
soltero y vive con sus padres y una hermana de 44 años, tiene 3 hermanos más. No tiene pareja en
la actualidad.
Antecedentes familiares:
Sin interés.
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Antecedentes psiquiatricos:
En tratamiento en la Unidad de Salud Mental desde hace 7 años de forma discontinua. En la
primera cita planteaba ansiedad en situaciones sociales, muy mediada por dismorfofobia
relacionada con temor a sonrojarse y a sobredimensionar el hecho de tener unos granos en el
rostro. Presentaba fobias de impulsión ante ciertas situaciones (ver imágenes violentas) y baja
autoestima.
También presentaba un consumo abusivo de alcohol y juego, por lo que fue derivado a una Unidad
de conductas adictivas donde continúa en tratamiento por alcoholismo y ludoptía. Se le diagnosticó
de trastorno dismórfico corporal y de fobia social y se trabajó con exposición y cambio cognitivo,
farmacológicamente fue tratado con paroxetina y bromazepam, tratamiento que aun sigue en la
actualidad.
Desde hace un año plantea en la consulta del psiquiatra sintomatología de tipo obsesiva, se le
diagnostica de TOC y tras casi un año de tratamiento farmacológico sin apenas mejoría es
derivado a nuestra consulta para tratamiento psicológico.
Enfermedad actual:
El paciente refiere tener pensamientos que el mismo califica de absurdos pero que, cuando
aparece la necesidad de pensarlos, siente tensión en garganta y estómago, pasándosele cuando lo
desarrolla en su mente. Parece que consiste en tres clases de pensamientos:+
-Cambiar en su imaginación la trayectoria de algún objeto que haya visto moverse.
-Junto con el cambio de trayectoria o no, también puede imaginar que tacha una linea o la remarca.
-Vuelve a repetir en su imaginación alguna secuencia de imagen que ha visto.
Este tipo de pensamientos los mantiene desde la infancia, con épocas de mayor o menor
repercusión. No lo había comentado antes porque se avergonzaba de ellas, pero desde hace un
año han aumentado mucho de intensidad y le resultan invalidantes, parece ser que lo relaciona con
una época de estrés en el trabajo. Refiere que en un inicio, en la infancia realizaba conductas
compulsivas de repetición de un acto (realizaba las lineas, o lo remarcaba con el dedo) pero a partir
de cierto momento, y para no llamar la atención, la repetición la realiza solamente de forma
encubierta, en su mente. El paciente intentó acabar con este problema mediante la evitación, lo
que hizo que aumentara aun mas la frecuencia y la intensidad de los pensamientos. Como
sintomatología acompañante presenta bajo estado de ánimo.
El paciente realiza el test MMPI: Perfil 2( T=102)-7(T=87). Perfil 1(T=86) con los varemos de
seisdedos. Alto MAS y DY entre otros. El perfil 2-7 se asocia a sujetos con sentimientos de
inferioridad, inseguros con somatizaciones, aislamiento y conducta obsesivo-compulsiva. Aunque
se encuentra el diagnóstico de distimia en estos sujetos, aparece con mas frecuencia el de
trastorno de ansiedad generalizada (TAG) o TOC.
Juicio clínico:
Trastorno obsesivo-compulsivo. Dentro del cual se podría especificar que se trata de un obsesivo
puro con rituales mentales.
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Tratamiento cognitivo conductual:
Con nuestro paciente realizamos los siguientes pasos:
*Historia clínica. Análisis funcional-cognitivo y conceptualización de problemas.
*Psicoeducación: la idea obsesiva carece de sentido. Explicación de como funciona el problema:
Ideas obsesivas-Lucha contra ellas para olvidarlas-Reducción pasajera-Ideas obsesivas mas
fuertes y temores asociados.
*Escribir los pensamientos, realizando autorregistros en los que se reflejen: idea obsesiva, ritual
mental, situación desencadenante.
*Tratamiento de exposición con prevención de respuesta (EPR):
-Aceptar la presencia del pensamiento y resistirse al impulso de poner en marcha estrategias de
evitación/neutralización.
-Confrontar el pensamiento: realizar ejercicios de exposición para habituarse a la presencia del
pensamiento
-Con los rituales encubiertos utilizamos técnicas de demora del ritual y de detención del
pensamiento.
La evolución ha sido muy favorable. El paciente cree poder manejar su problema. Repasamos
posibles situaciones de riesgo (p.e trabajo).
Conclusiones
Hay que resaltar la importancia de la terapia cognitivo-conductual combinada con el tratamiento
farmacológico, en el tratamiento del TOC, basándonos en los resultados de nuestro caso y
comparándolo con la literatura existente que destaca la utilidad de esta terapia.
Los tratamientos psicológicos derivados de los modelos cognitivo conductuales son un tratamiento
efectivo para los pacientes adultos con trastorno obsesivo compulsivo.
Se necesitan ensayos controlados aleatorios más amplios y de mayor calidad, con períodos de
seguimiento más prolongados, para investigar de forma más exhaustiva los tratamientos
cognitivo-conductuales, y otros enfoques psicológicos, en comparación con sí mismos y las
condiciones de control, y estudiar el tratamiento de lo obsesivos puros, como el de nuestro caso.
Dada la gran variabilidad de la presentación del trastorno obsesivo compulsivo en cuanto a niveles
de gravedad, cronicidad, comorbilidad y rituales manifiestos, es probable que los tratamientos
psicológicos sean más apropiados para algunos pacientes que para otros.
Es preciso concluir que la categoría de Tratamiento Bien Establecido para el TOC incluye, al
menos por el momento, solamente a la EPR, como tratamiento psicológico. También debe incluirse
en esta categoría el tratamiento farmacológico con inhibidores de la recaptación de la setoronina,
tanto de la clomipramina como de los inhibidores selectivos.
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