proposición con punto de acuerdo para censurar a los magistrados

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PROPOSICIÓN CON PUNTO DE ACUERDO PARA CENSURAR A LOS MAGISTRADOS DE LA
SALA SUPERIOR DEL TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN POR
SU RESOLUCIÓN EN EL CASO MONEX AL NO INVESTIGAR DE MANERA EXHAUSTIVA Y
COMPLETA, EN CONTRA DEL ARTÍCULO 17 DE LA CONSTITUCIÓN, EL ORIGEN Y DESTINO
DE LOS RECURSOS EN ESE ASUNTO, Y PARA SOLICITAR A LA CÁMARA DE DIPUTADOS, EL
INICIO DE JUICIO POLÍTICO EN SU CONTRA, POR LAS VIOLACIONES CONSTITUCIONALES Y
LEGALES EN LAS QUE HAN INCURRIDO.
Manuel Bartlett Díaz, Senador de la República en a la LXII Legislatura del Congreso de la Unión, Coordinador
del Grupo Parlamentario del Partido del Trabajo, con fundamento en los artículos 74, fracción I de la Ley
Orgánica del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos, 8, fracción II, 72 fracciones XII y XIII, 231 fracción II,
y, 276.2 del Reglamento del Senado de la República, someto a la consideración del Pleno de la Cámara de
Senadores, la presente proposición con punto de acuerdo, al tenor de las siguientes:
CONSIDERACIONES.
El caso Monex y las resoluciones que han revisado los gastos de la campaña presidencial de 2012, son síntoma de
la descomposición y de la parcialidad de los órganos electorales del país. Los órganos electorales nacionales
necesitan un cambio profundo para garantizar elecciones democráticas. Es indispensable su sustitución por órganos
electorales de características diferentes, en donde sus titulares sean electos democráticamente por el pueblo. Así
como están integrados representan los intereses de la Presidencia de la República y de los tres partidos
mayoritarios. No sirven a la democracia ni a los ciudadanos.
El caso Monex inició día 26 de junio de 2012. El Partido Acción Nacional presentó una denuncia ante el entonces
IFE y la FEPADE y entregó como pruebas dos tarjetas Monex Recompensa, con sus respectivos testimonios
notariales, de dos ciudadanos de Guanajuato que aseguraron haber recibido los monederos electrónicos como pago
por su desempeño en la estructura electoral del PRI. En su escrito, el PAN demandó la investigación
correspondiente, asegurando que el PRI había destinado 700 millones de pesos para éste propósito.
Después, la coalición “Movimiento Progresista” recibió 33 facturas y una relación de depósitos para la adquisición
de tarjetas Monex por un monto de 108 millones 200 mil, 764 pesos. En dichas facturas aparecen como clientes el
Grupo Comercial Inizzio, S.A. de C.V, y la Importadora y Comercializadora Efra, S.A. de C.V., los cuales
compraron a Monex 10 mil 674 tarjetas, con sus respectivas cargas de “saldos prepago”. Tres días después, el 15
de julio de 2012, en entrevista con el periódico Reforma, el director de Monex, admitió tácitamente la autenticidad
de las facturas.
El día 19 de julio de 2012, el PRI aseguró que había contratado a la empresa Alkino Servicios y Calidad, S.A. de
C.V. para manejar 7 mil 850 tarjetas, por un monto total de 66 millones 326 mil 300 pesos y que estos recursos
sólo se habían distribuido el día de la elección para pagar a quienes participaron como integrantes de su estructura
electoral. A partir del día 13 de julio de 2012, la coalición “Movimiento Progresista” recibió tarjetas denominadas
Monex-Lealtad, Monex Recompensa, y Broxel Monex Lealtad Internacional. La mencionada coalición entregó a
las entonces autoridades electorales federales una relación de 4 mil 891 personas que recibieron tarjetas del banco
Monex. Según la coalición, las personas beneficiadas no necesariamente actuaban como representantes de casilla,
sino como promotores del voto a favor de Enrique Peña Nieto. La coalición “Movimiento Progresista” sostuvo que
debieron ser utilizadas alrededor de 260 mil tarjetas Monex en todo el país. Un promedio de 4 por sección, lo que
llevaría a sostener que sólo por este concepto, la coalición “Compromiso por México”, a través de múltiples
empresas fantasmas, contrató más de mil millones de pesos con el Banco Monex.
El caso Monex es muy importante para evidenciar las inadvertencias y las complicidades de la autoridad electoral
con el PRI, principalmente de la Unidad Técnica de Fiscalización. Ésta nunca se percató, a pesar del contrato entre
el PRI y la empresa Alkino, que se acordó un crédito por sesenta y seis millones trescientos veintiséis mil
trescientos pesos. Lo anterior es relevante, porque si el PRI contrató con Alkino un crédito, la Unidad de
Fiscalización del IFE debió haber señalado la infracción del PRI, porque éste no le informó, de acuerdo a lo
previsto en el entonces vigente artículo 326 del Reglamento de Fiscalización, sobre la apertura del crédito. La
Unidad de Fiscalización no derivó las consecuencias de la omisión del PRI. No le pareció sospechoso para efectos
de su exigua y limitada investigación. Tampoco el PRI informó a la Unidad de Fiscalización de la renegociación de
la deuda con Alkino en noviembre de 2012. Al no haber reportado el PRI este último contrato de renegociación
incumplió con el numeral 2 del entonces artículo 326 del Reglamento de Fiscalización que obligaba a los partidos a
informar de toda reestructuración de créditos.
Sin embargo, lo más grave de todo el esquema de Monex, es que Alkino no tenía fondos suficientes para prestar al
PRI. Esos fondos provinieronde contratos de Alkino con otras empresas como Atama. La última celebró diversos
actos jurídicos con Grupo Comercial Inizzio e Importadora y Comercializadora Efra, con la finalidad de que se
utilizaran las cuentas aperturadas de las últimas empresas en Banco Monex para la contratación del servicio de
emisión entrega y dispersión de recursos a través de tarjetas de prepago. En esas cuentas fueron realizados
depósitos de comercializadora Atama, así como de otras personas físicas y morales que habían sido denunciadas
por la coalición “Movimiento Progresista”, con objeto de pagar el servicio de emisión, entrega y dispersión de
recursos mediante las tarjetas contratadas con Banco Monex.
El anterior esquema de piramidación no fue investigado, las autoridades electorales se concretaron a estudiar, por
cierto mal, las relaciones jurídicas y financieras entre el PRI y Alkino, cuando la última era parte de un esquema de
ingeniería financiera que comprendía a Atama, Inizzio, Efra y, desde luego a MONEX. Al no investigar ni
establecer las relaciones jurídicas y financieras entre todas esas empresas con el PRI, la autoridad electoral
incumplió sus obligaciones legales para investigar la licitud o ilicitud del origen de los recursos. Desde luego,
tampoco la Unidad de Fiscalización realizó una investigación completa sobre el destino de esos recursos, se
concretó a investigar un universo limitado de tarjetas Monex. La Sala Superior del Tribunal Electoral al resolver el
19 de febrero de 2015 las impugnaciones promovidas por distintos partidos en contra de la decisión del Consejo
General del entonces IFE que absolvía al PRI (SUP-RAP 5/2013, SUP-RAP 10/2013 y, SUP-RAP 11/2013),
determinó, dos años después de las impugnaciones, con nocturnidad y en la madrugada para que nadie se enterara,
que la decisión del Consejo General del entonces IFE era en términos generales correcta, que no había existido
compra y coacción del voto por parte de Peña Nieto y del PRI durante del proceso electoral federal presidencial de
2012 y, que la actual autoridad electoral nacional (INE) debía hacer algunas investigaciones adicionales para
precisar la naturaleza de un poco más de 6 millones de pesos que no se habían indagado adecuadamente por parte
de la entonces autoridad electoral federal.
Esa decisión prueba una vez más la complicidad de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación con Peña y con el PRI y demuestra que ese Tribunal no está a la altura de las exigencias democráticas
que demanda la sociedad mexicana. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación es un Tribunal
Constitucional en materia electoral que puede desaplicar normas contrarias a la Constitución pero que sobre todo
está diseñado para salvaguardar y garantizar que los principios jurídicos previstos en el texto de la Carta
fundamental se materialicen en el mundo fáctico. Es decir, como Tribunal Constitucional que es, está obligado a
garantizar la Constitución normativa para que la realidad social coincida con la norma Constitucional. Si los
hechos no coinciden con la norma constitucional, el Tribunal Electoral debe señalarlo y reparar las infracciones
constitucionales para que la realidad sociológica coincida con la Constitución. En el caso que nos ocupa el Tribunal
Electoral se desvinculó de la Constitución normativa, al no garantizar el principio de exhaustividad previsto en el
artículo 17 de la Constitución. De acuerdo con la legislación secundaria electoral – artículos 6.3, 21 y 23 de la Ley
General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral- el Tribunal Electoral tiene facultades para
requerir información, investigar y, suplir la deficiencia de los agravios. Estas facultades no las empleó. La Sala
Superior del Tribunal Electoral se olvidó que como tribunal de plena jurisdicción podía realizar investigaciones
adicionales.
La ausencia de una investigación completa y exhaustiva en el caso Monex violenta distintos principios
constitucionales. Sostenemos que la finalidad de la prueba en general, pero con mayor razón en un asunto
constitucional, es la averiguación de la verdad para satisfacer distintos derechos fundamentales: el derecho a la
verdad, al debido proceso, a la defensa y a la prueba. El Código Federal de Procedimientos Civiles de manera
meridiana dice en sus artículos 79 y 80 lo siguiente:
“Artículo 79. Para conocer la verdad, puede el juzgador valerse de cualquier persona, sea parte o tercero, y de
cualquier cosa o documento, ya sea que pertenezca a las partes o a un tercero, sin más limitaciones que las de que
las pruebas estén reconocidas por la Ley y tengan relación inmediata con los hechos controvertidos.
Los tribunales no tienen límites temporales para ordenar la aportación de las pruebas que juzguen indispensables
para formar su convicción respecto del contenido de la litis, ni rigen para ellos las limitaciones y prohibiciones, en
materia de prueba, establecidas en relación con las partes”.
“Artículo 80. Los tribunales podrán decretar, en todo tiempo, sea cual fuere la naturaleza del negocio, la práctica,
repetición o ampliación de cualquier diligencia probatoria, siempre que se estime necesaria y sea conducente para
el conocimiento de la verdad sobre los puntos controvertidos. En la práctica de esas diligencias obrarán como lo
estimen procedente, para obtener el mejor resultado de ellas, sin lesionar los derechos de las partes, y procurando
en todo su igualdad”.
Cabe resaltar que las facultad oficiosa del juzgador para conocer los hechos que prevé el Código Federal de
Procedimientos Civiles es mucho más amplia que la antigua figura de las pruebas o medidas para mejor proveer, en
tanto que la última sólo podía practicarse cuando el juzgador había citado para sentencia y ante las deficiencias del
material probatorio aportado por las partes necesitaba aclarar con la práctica de alguna prueba adicional alguna
cuestión que a su juicio había quedado oscura. A este respecto, señalo que la facultad oficiosa de la Sala Superior
del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación fue inexistente. La resolución de la Sala Superior del
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación de 19 de febrero de 2015, prueba la complicidad de los
magistrados con el Presidente de la República y con el PRI, y, demuestra que los magistrados de esa Sala
incumplieron con sus competencias y responsabilidades constitucionales y legales. Por eso procede que este
Senado emita un voto de censura en su contra y, que este Pleno solicite a la Cámara de Diputados, se inicie el
procedimiento de juicio político.
Por lo expuesto, fundado y motivado, someto a la consideración del Pleno del Senado, el siguiente:
PUNTO DE ACUERDO
ÚNICO. SE PROPONE AL PLENO DE ESTE SENADO CENSURAR A LOS MAGISTRADOS DE LA SALA
SUPERIOR DEL TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN POR SU
RESOLUCIÓN EN EL CASO MONEX Y SE SOLICITA A ESTE PLENO QUE PROPONGA A LA CÁMARA
DE DIPUTADOS EL INICIO DE JUICIO POLÍTICO EN SU CONTRA POR LAS VIOLACIONES
CONSTITUCIONALES Y LEGALES EN LAS QUE HAN INCURRIDO CON MOTIVO DE ESA
RESOLUCIÓN.
Dado en el Senado de la República a 24 de febrero de 2013.
SENADOR MANUEL BARTLETT DÍAZ
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