Alejandro Ruiz Alcoholado

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UNIVERSIDAD PABLO DE OLAVIDE
DEPARTAMENTO DE DERECHO PÚBLICO
PROGRAMA INTERUNIVERISTARIO UPO-UNIA MÁSTER OFICIAL EN
DERECHOS HUMANOS,
INTERCULTURALIDAD Y DESARROLLO
EL SINDICALISMO DE CLASE EN ANDALUCÍA
TESIS DE MASTER
Alejandro Ruiz Alcoholado
Sevilla, España
Noviembre de 2011
2
EL SINDICALISMO DE CLASE EN ANDALUCÍA
Alejandro Ruiz Alcoholado
Tesis de Máster presentada en el Programa Interuniversitario
UPO-UNIA Máster Oficial en Derechos Humanos, Interculturalidad y
Desarrollo, como requisito parcial para la obtención del Título de Máster
en Derechos Humanos, Interculturalidad y Desarrollo
Orientador: Carlos Arenas Posadas
Sevilla, España
Noviembre de 2011
.
3
Universidad Pablo de Olavide
Universidad Internacional de Andalucía
Programa Máster Oficial en Derechos Humanos, Interculturalidad y Desarrollo
La Comisión Examinadora aprueba la Tesis de Máster
El sindicalismo de clase en Andalucía
Elaborada por
ALEJANDRO RUIZ ALCOHOLADO
Como requisito parcial para la obtención del Título de Máster en
Derechos Humanos, Interculturalidad y Desarrollo
COMISIÓN EXAMINADORA
Prof(a). Dr(a).…………………………….
(Presidente (a) )
Prof(a). Dr(a).…………………………….
(
)
Prof(a). Dr(a).…………………………….
(
)
25 de noviembre, 2011
Sevilla, España
4
HOJA DE DEDICATORIA
A la memoria de Lolo, mi padre, y a la de mi abuela Paqui.
5
AGRADECIMIENTOS
A Federico Noriega por haber sido mi guía y haberme dado las herramientas
necesarias para entender que esta larga lucha es cada vez más necesaria.
A Carlos Arenas Posadas por su apoyo académico y personal gracias al que he
podido llegar hasta aquí.
A Manuel Gándara, por su cariño y entrega a lo largo de este hermoso año.
A Cristina Peña, imprescindible compañera para emprender esta aventura.
A mis compañeros y compañeras de clase, en especial a Sergio Escobar y Rocío
Barba.
A Carla Cingolani, comprensiva en todo momento.
A José Ignacio Gallego López “Txino” de CNT Sevilla, Ramón Sanz de CGT
Andalucía, Enriqueta Gómez León y Manuel Bueno Lluch del Archivo Histórico de
CCOO de Andalucía, Roberto Marín Acevedo de UGT Andalucía, Luís Ocaña
Escolar del SAT, Ángel María Delgado Vázquez, María Martín Quintana, Marcial
Sánchez Mosquera y la Fundación para el Desarrollo de los Pueblos de Andalucía.
A Ángel García Pachón “Goyo” y José Ángel Ramos Nevado “Cheo”.
A Mª del Carmen, mi madre, a Cristina, mi hermana, y a mi abuela María por creer
siempre en mí.
A Alejandro Gallego Ruiz y a mi “soviético” compañero.
6
RESUMEN
Programa Máster Oficial en Derechos Humanos,
Interculturalidad y Desarrollo
Universidad Pablo de Olavide
Universidad Internacional de Andalucía
Autoría: Alejandro Ruiz Alcoholado
Orientador: Carlos Arenas Posadas
Resumen: Andalucía ha experimentado desde el inicio de la Democracia un proceso
de precarización de las condiciones de trabajo y de vida de la mayor parte de su
población a medida que se han ido implantando y desarrollando políticas de corte
neoliberal. En concreto, el mercado de trabajo andaluz ha seguido una dinámica
marcada por la generalización de un empleo de escasa calidad y altas tasas de
desempleo y temporalidad.
Frente a esta situación, las estructuras que se atribuyen la defensa colectiva de
todos los trabajadores y trabajadoras, los sindicatos de clase, han carecido de la
capacidad suficiente para poner freno a esta pérdida progresiva de derechos. Más
allá de consideraciones de carácter externo, las estrategias sindicales han incidido
decisivamente en la configuración de un escenario caracterizado por la
desmovilización de una clase obrera fragmentada e incapaz de dar una respuesta a
las agresiones sufridas.
La reflexión sobre las decisiones y posicionamientos de las organizaciones
sindicales durante los últimos treinta años en el marco de este proceso es un
7
ejercicio necesario para poder abordar la redefinición de un sindicalismo de clase
consecuente y coherente consigo mismo y con la clase trabajadora.
Palabras-clave: Clase obrera, sindicato de clase, precariedad.
8
ABSTRACT
Official Master’s Degree in Human Rights,
Interculturality and Development
University of Pablo de Olavide
International University of Andalucía
Authorship: Alejandro Ruiz Alcoholado
Counsellor: Carlos Arenas Posadas
Abstract: Since the beginning of Democracy, Andalusia has undergone a
precariousness process of most of its population's living and working conditions as
neoliberal policies have been established and developed. Specifically, Andalusian
labour market has followed a trend toward generalization of low quality jobs and high
rates of unemployment and temporality.
In view of this situation, those institutions that assume all workers’ defense, class
unions have not been capable of putting a curb on this progressive rights loss.
Beyond external considerations, union strategies have been instrumental in the
creating a situation characterized by the demobilization of a fragmented working
class who are incapable of finding a solution to suffered aggressions.
Reflecting on stance and decisions of trade union organizations over the last thirty
years in this framework is a necessary task in order to redefine a left-wing union
movement that be consistent and coherent with themselves and the working class.
Key words: Working class, class unions, precariousness.
9
ÍNDICE
Págs.
INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………11
1.
ANDALUCÍA,
REALIDAD
PERIFÉRICA
EN
EL
CONTEXTO
DE
LA
GLOBALIZACIÓN CAPITALISTA………………………………………………...15
1.1.
La economía andaluza en la era de la globalización…………………23
1.1.1. Sectores productivos………………………………………………………....24
1.1.2. Mercado de trabajo.……………………………………………………..........28
2. LOS SINDICATOS DE CLASE EN ANDALUCÍA…………………………...35
2.1. El sindicalismo: concepto, contexto e instrumentos de la acción
sindical..............................................................................................................35
2.2. Conceptualización del sindicato de clase.............................................43
2.3. Los sindicatos de clase en Andalucía: historia y discurso…………..47
2.3.1. Comisiones Obreras (CCOO)………………………………………………49
2.3.2 Unión General de Trabajadores (UGT)…………………………………….66
2.3.3. Confederación Nacional del Trabajo (CNT)………………………………80
2.3.4. Confederación General del Trabajo (CGT)……………………………….88
10
2.3.5. Sindicato de Obreros del Campo (SOC) – Sindicato Andaluz de Trabajadores
y Trabajadoras (SAT)……………………………………………...........................96
3. LA
REPUESTA
DE
LOS
SINDICATOS
DE
CLASE
A
PRECARIEDAD……………………………………………………………….107
3.1.
La precariedad en sentido amplio……………………………………..107
3.2.
La precarización de las condiciones de trabajo…………………….109
3.3.
Respuesta y posicionamiento del sindicalismo de clase…………115
CONCLUSIONES…………………………………………………………………127
BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………….131
LA
11
Otra vez me he despertado dando vueltas a lo mismo:
el sur se ha levantado pidiendo tu grito.
Cuántas vidas se han quedado, por su memoria no he olvidado.
Protesta!
INTRODUCCIÓN
La presente tesina de investigación tiene como objetivo analizar el grado de
identificación existente entre la clase trabajadora andaluza y algunos de los
sindicatos de clase presentes en la comunidad. Esta consideración parte de la
autodenominación que las organizaciones sindicales Comisiones Obreras, Unión
General de Trabajadores, Confederación Nacional del Trabajo, Confederación
General del Trabajo y Sindicato Andaluz de Trabajadores y Trabajadoras hacen
principalmente a través de sus estatutos postulándose como instrumentos de
representación y defensa de la clase trabajadora.
El contexto de referencia en el que se aborda este estudio es el periodo
comprendido desde el inicio de la Democracia a la actualidad. A lo largo de estos
años se ha producido una pérdida progresiva de derechos para un gran número de
trabajadores y trabajadoras que han visto precarizadas sus condiciones de trabajo.
Este proceso no se ha desarrollado de forma exclusiva en Andalucía, de hecho ha
afectado al conjunto del estado español y ha tenido un carácter global, aunque en
caso andaluz, la repercusión que han tenido estos cambios ha sido de una magnitud
mayor que en otras regiones. Ante esta situación, los sindicatos de clase se han
posicionado y articulado unas líneas de estrategia sindical al respecto cuyo resultado
es patente. Las transformaciones productivas implementadas bajo el signo de la
flexibilidad han sumido de forma directa a número creciente de trabajadores y
trabajadoras en la precariedad.
En este sentido, el primer capítulo está dedicado al diagnóstico de la economía
andaluza en el marco de un mundo globalizado. Para ello se examinan los diferentes
12
sectores productivos y el mercado de trabajo andaluz con sus particularidades y
especificidades.
El segundo capítulo explora el propio concepto de sindicato de clase y contextualiza
la acción sindical en Andalucía a partir de una serie de variables. A continuación, se
aborda el estudio de documentación y bibliografía de los diferentes sindicatos al
objeto de analizar el posicionamiento adoptado frente a las transformaciones que
han afectado a la clase trabajadora andaluza.
El tercer capítulo ilustra el alcance y génesis de la precariedad relacionada con la
respuesta de los sindicatos de clase ante la degradación de las condiciones de
trabajo y de vida de una parte creciente de la clase trabajadora.
La hipótesis de partida de esta investigación es que los trabajadores y trabajadoras
precarios no se sienten identificados ni representados por los sindicatos de clase
puesto que éstos defienden los intereses de aquellos trabajadores y trabajadoras
pertenecientes al segmento primario del mercado de trabajo y que se caracterizan
por su estabilidad en el empleo y buenas condiciones de trabajo.
Habida cuenta del proceso de precarización de la clase trabajadora es necesario
repensar el sindicalismo de clase a partir de la reflexión y evaluación del papel
jugado por las organizaciones sindicales durante los últimos treinta años. Desde la
propiedad de los medios de producción existe toda una serie de instrumentos al
servicio de la defensa de sus intereses. Universidades Públicas y privadas, Escuelas
de Negocios y diferentes entidades trabajan por la consolidación del dominio que
desde el capital se ejerce sobre la clase trabajadora y que ha inclinado la balanza
favorablemente hacia la patronal.
En el lado opuesto, la fragmentación, la
desmovilización y la falta de alternativas imperan desde la década de los años 80’.
Los instrumentos y formas organizativas empleadas por las organizaciones
sindicales tenían vigencia en un momento histórico caracterizado por el pleno
empleo, la concentración de los trabajadores y trabajadoras en grandes centros
productivos y la homogeneidad de las condiciones de trabajo.
En la actualidad, este contexto ha cambiado radicalmente bajo el signo de la
competitividad y la flexibilidad, el capital ha generado una serie de cambios que han
propiciado una mayor heterogeneidad en el seno de la clase trabajadora a la vez
13
que han mermado la capacidad de las organizaciones sindicales. Urge por tanto,
reflexionar y evaluar las consecuencias de las decisiones y actuaciones que desde
los sindicatos de clase andaluces se han llevado a cabo y el impacto que han tenido
sobre la clase trabajadora.
Desde el convencimiento de la vigencia de la lucha de clases y la necesidad de
redefinición del sindicalismo de clase, este trabajo emplea una metodología que
consta de un análisis bibliográfico y documental relativo a la materia de estudio. Para
ello se han consultado publicaciones y documentos del Archivo Histórico de CCOO
de Andalucía, CGT Andalucía y archivos digitalizados de la Fundación para el
Desarrollo de los Pueblos de Andalucía. También se ha empleado documentación
en formato digital consultada en las páginas web de CNT y del SAT.
La presente tesina de investigación limita su análisis a la consulta de fuentes
documentales y bibliográficas relativas al posicionamiento de los sindicatos de clase
en el proceso de precarización de la clase trabajadora. Las pesquisas realizadas
obvian todo trabajo de campo que, en el caso de haberse realizado, podrían haber
enriquecido los contenidos y conclusiones resultantes.
La profundización en las vivencias y testimonios de quienes han formado y forman
parte en primera persona del sindicalismo de clase andaluz y su evaluación del
trabajo realizado durante estos años podría aportar un valor añadido inestimable a
esta reflexión. A la vez, un conocimiento más preciso de las decisiones de las
organizaciones más allá de los documentos congresuales y de la propia estructura
sindical, permitiría un seguimiento pormenorizado del impacto que tienen las
acciones de los sindicatos de clase sobre los trabajadores y trabajadoras y, en
definitiva, de la sociedad en su conjunto.
Otro ámbito de investigación estaría enfocado al conocimiento de las necesidades y
demandas que desde los precarios y precarias se formularían al sindicalismo de
clase para que este fuése considerado como instrumento válido por parte de este
segmento de la clase trabajadora.
Igualmente, sería necesario profundizar en condicionantes externos de tipo
legislativo, económico y sociológico que han afectado tanto a la situación de los
trabajadores y trabajadoras, como a los propios sindicatos, de cara a un análisis
necesariamente multidisciplinar.
14
Pero es quizás, el conocimiento de experiencias organizativas desde la clase obrera
precarizada un eje sobre el que construir conocimiento con el objetivo de repensar
las herramientas de lucha por la emancipación de la clase trabajadora. La
actualización en la forma y en el fondo de las instituciones de defensa y promoción
colectiva en el mundo del trabajo es un proceso que requiere tiempo y esfuerzo y
que podría ser comparable al desarrollado por los propios sindicatos durante su
periodo de gestación a finales del S.XIX y principios del S.XX.
Este trabajo, aún a pesar de sus limitaciones, pretende, desde la crítica constructiva,
realizar aportaciones válidas para la configuración de un sindicalismo de clase válido
para la totalidad de la clase trabajadora y útil para que las personas puedan vivir una
vida digna de ser vivida.
15
1.
ANDALUCÍA,
REALIDAD
PERIFÉRICA
EN
EL
CONTEXTO
DE
LA
GLOBALIZACIÓN CAPITALISTA.
Sin duda alguna de entre las palabras que han alcanzado cotas inimaginables de
popularidad en estos tiempos inciertos la que cobra especial significación es
Globalización. Recurrente, sobreempleada y utilizada en todo tipo de ambientes y
situaciones, éste es un término que marca el día a día, el presente y el futuro de
millones de personas a lo largo y ancho de este mundo. El origen del mismo
podemos ubicarlo en la década de los 90’ en los Think Tank de la mercadotecnia
política estadounidense, cuyos teóricos políticos se empeñaron en elaborar un
concepto con tintes eufemísticos que hiciera olvidar los aspectos negativos que para
buena parte de la población tenían palabras como capitalismo e imperialismo.
Cuando aparece esta peculiar palabra, las relaciones económicas y sociales que
caracterizan el sistema de acumulación capitalista no han sufrido modificaciones de
carácter estructural que hagan pensar que las pautas de reparto de riqueza han
variado en modo alguno. Así, entre otras, valga como ejemplo la pervivencia del
régimen salarial a partir del cual se organiza el trabajo para gran parte de la
población que obtiene sus recursos a partir de la venta de su fuerza de trabajo a
quienes detentan la propiedad de los medios de producción o la tierra. Es por ello
que llamar Globalización Capitalista1 a todo lo que actualmente acontece se ajusta
más a la realidad, pudiendo apuntarse una serie de cambios que afectan a las reglas
que rigen la producción, distribución e intercambio de bienes, servicios, derechos y
obligaciones en una sociedad cada vez más subyugada a los dictámenes del
mercado.
En primer lugar, citar la importancia adquirida por parte de la especulación financiera
frente a la creación de negocios productivos hasta el punto que la producción de
bienes y servicios y la creación de empleo sólo suponen una proporción de 1 frente
1
TAIBO, C. En defensa del decrecimiento. Sobre capitalismo, crisis y barbarie. Madrid: Catarata,
2009.
16
a 60. En este proceso están presentes desde entidades bancarias, grandes
corporaciones y fondos de inversiones hasta pequeños rentistas, que atraídos por la
alta rentabilidad, el extraordinario incremento de los medios de pago y el desarrollo
de las nuevas tecnologías han contribuido a la financiarización de la economía2. Se
ha instaurado un régimen de acumulación dominado por lo financiero3 que bajo la
dictadura de los prestamistas persigue la obtención de dinero sin recurrir al proceso
de producción. No obstante, la entrada de capital en las empresas no ha supuesto la
renuncia de la extracción de plusvalía y la explotación de quienes venden su fuerza
de trabajo. La entrada en escena de los inversores ha acelerado la puesta en
funcionamiento de instrumentos capaces de generar una nueva relación salarial
marcada por cambios organizacionales y tecnológicos cuyo resultado es una mayor
tasa de explotación y una menor influencia sobre los medios de producción por parte
de los asalariados. Así la autonomía de lo financiero se constituye como una
construcción social fuerte y al mismo tiempo un espejismo que se enfrenta al capital
comprometido con la producción y al trabajo al imponer por un lado una participación
en la distribución de los beneficios y por otro un incremento en la tasa de plusvalía
sin la intención de llevar a cabo negociación alguna con los asalariados.
Instituciones como el Fondo Monetario Internacional o la Organización Mundial del
Comercio han sido firmes valedores al impulsar las condiciones que garantizasen la
viabilidad de un régimen financiarizado a escala internacional. Es de especial
trascendencia la función desarrollada en este proceso por parte de los fondos
acumulados por los sistemas de jubilación por capitalización. Podríamos definirlos
como deuda social, puesto que gran parte de estos fondos corresponden a los
ahorros puestos en valor por parte de asalariados. Sin embargo, los hechos
demuestran las cantidades nacidas del ahorro se transforman en un capital que
refuerza la financiarización y contribuye a la modificación de la relaciones
económicas y políticas a favor del capital frente al trabajo. Así los trabajadores y
jubilados retribuidos con acciones son participantes indirectos de sus propios
procesos de explotación en los que la masa salarial y el nivel de empleo se
presentan como principales variables de ajuste del sistema. Esta nueva
2
TORRES LÓPEZ, J. La crisis financiera. Madrid: ATTAC España, 2009.
CHESNAIS, F. La teoría del régimen de acumulación financiarizado: contenido, alcance e
interrogantes. Revista de Economía Crítica nº1, 2003.
3
17
configuración del reparto del valor marcada por el poder de los especuladores no
permite la reproducción de la totalidad de la sociedad introduciendo la marginación y
la exclusión como variables estructurales.
La segunda novedad viene de la mano de la deslocalización productiva que ha
permitido minorar los costes para el capital con el traslado de empresas a países
con salarios más bajos, ventajas fiscales, peores condiciones laborales y
permisividad con las vulneraciones de los Derechos Humanos, garantizando así el
incremento constante en la obtención de beneficios. Otro de los cambios son las
desregulaciones y privatizaciones con el objetivo de rebajar el peso de los controles
políticos, dando primacía a las normas del mercado y abriendo nuevos nichos de
beneficio para el sector privado que ha visto como su capacidad y poder han crecido
al concentrarse la propiedad y en consecuencia la riqueza gracias a los procesos de
fusión de capitales.
Producto de esta situación generada ha habido un crecimiento de las redes de
crimen organizado al abrigo de la caída de las regulaciones y la pérdida de
capacidad por parte de los Estados. La eliminación de las normas beneficia
enormemente a los capitales que operan ocultos hasta el punto que el propio
concepto crimen organizado empieza a perder sentido cuando dejan de existir reglas
de obligado cumplimiento.
Hay pués un propósito último hacia el cual se orientan todas las iniciativas que no es
otro que la creación de un paraíso fiscal a escala planetaria en el que los capitales
tengan absoluta libertad de movimiento sin traba alguna interpuesta por Estados u
otro tipo de institución internacional y sin contemplar consideraciones de carácter
sociales, humanas o medioambientales.
Para ello se construyen una serie de mitos que tratan de mitigar el posible rechazo
generado como es el que establece que la globalización es un proyecto uniforme,
descentralizado
y
equitativo.
Realmente,
la
mayoría
de
las
empresas
transnacionales están radicadas en Estados Unidos, la Unión Europea y Japón,
controlando el proceso desde el norte desarrollado. Al hilo de lo expuesto con
anterioridad, esta situación tampoco contribuye a la mitigación de la desigualdad,
puesto que ésta se ha incrementado progresivamente tendiendo al mito de la
sociedad 20/80, por el que sólo una quinta parte de la población mundial vivirá en la
18
opulencia mientras que el resto constituirá una gran masa empobrecida condenada
a la miseria.
Todos estos acontecimientos han trascendido lo económico, teniendo un reflejo en el
pensamiento y constituyendo el marco ideológico aceptado por parte de los
gobiernos y centros de poder que han fomentado y salvaguardado su difusión. El
Neoliberalismo, como forma de gobierno, ideología y conjunto de valores de carácter
indiscutible, implica una forma de concebir el mundo que ataña a todos los ámbitos
de la vida, conformando un auténtico pensamiento único que está provocando una
patente pérdida de debate social y de la democracia. No obstante, el principal logro
alcanzado es la aceptación por parte de la gran mayoría de la población de los
postulados que legitiman este sistema de acumulación, y muy en especial es que
éstos hayan sido asumidos por quienes resultan especialmente damnificados por su
puesta en práctica. Llama poderosamente la atención la sintonía experimentada por
parte de partidos, organizaciones, sindicatos y colectivos sociales que se erigen
como portadores de una lectura más progresista de los hechos sociales.
Parafraseando a Luc Boltanski y Ève Chapelle:
El espíritu del capitalismo es, precisamente, este conjunto de creencias asociadas al orden
capitalista que contribuyen a justificar dicho orden y a mantener, legitimándolos, los modos de
acción y las disposiciones que son coherentes con él. Estas justificaciones – ya sean generales
o prácticas, locales o globales, expresadas en términos de virtud o en términos de justiciaposibilitan el cumplimiento de tareas más o menos penosas, y de forma más general, la
adhesión a un estilo de vida favorable al orden capitalista. Podemos hablar, en este caso, de
ideología dominante con la condición de que renunciemos a ver en ella un simple subterfugio
de los dominantes para asegurarse el consentimiento de los dominados y de que
reconozcamos que la mayoría de las partes implicadas, tanto los fuertes como los débiles, se
apoyan en los mismos esquemas para representarse el funcionamiento, las ventajas y las
4
servidumbres del orden en el cual se encuentran inmersos .
De entre los principios doctrinales, el mercado se articula como el espacio de
resolución de los problemas sociales en detrimento de la intervención estatal y la
propia política como mecanismo para solventar los conflictos. El mercado ocupa el
pedestal más alto como institución en la que desarrollarse las relaciones sociales,
presentado como neutro, perfecto, equilibrado y máxima expresión de la libertad.
Lejos de la realidad, en el mismo operan una serie de agentes que encaminan sus
4
BOLTANSKI, L; CHIAPELLO, E. El nuevo espíritu del capitalismo. Madrid: Akal. Cuestiones de
antagonismo, 2002, pág.46.
19
acciones hacia el mantenimiento de sus privilegios vulnerando de forma continua las
simetrías inicialmente presupuestas, definiendo los parámetros a partir de los cuales
se establecerá qué derechos regirán las relaciones de intercambio y quiénes serán
los titulares de éstos y en qué términos. La primacía otorgada al individuo por
encima de la colectividad confiere al individualismo un estatus superior frente a
valores solidarios y de carácter colectivo justificando la búsqueda del propio
beneficio a toda costa. Esto no hace sino minar y dificultar cualquier tipo de meta
que se proponga la puesta en funcionamiento de proyectos comunes que persigan el
beneficio de la comunidad. Estrechamente relacionado con los principios anteriores
se articula la aceptación del lucro privado como motor de la actividad humana
encaminada a satisfacer las necesidades. De esta forma, el neoliberalismo tiene
como principal propósito fortalecer la ganancia privada frente a cualquier tipo de
actividad que tenga como meta la obtención de beneficios sociales. Para otorgar
consistencia suficiente, el empleo del discurso económico como eje del lenguaje y
las prácticas sociales, renunciando a cualquier tipo de consideración ética y
justificando sobremanera las lógicas del capital y la búsqueda del beneficio a toda
costa, no es sino el acicate a este pensamiento único que todo lo inunda.
De aquí se desprende el sometimiento al que necesariamente se condena a la
Democracia, puesto que ésta queda sometida al mercado, convirtiéndose en un
apéndice al mismo. La democracia se restringe en este caso a la libertad de
comercio dejando fuera de su radio de acción la libertad de los seres humanos al
reducirse las relaciones humanas a la individualidad. Al constituir el mercado la
libertad, Estado y sociedad en su conjunto serían prescindibles, circunscribiendo la
cuestión política a la eliminación de trabas para el funcionamiento de las relaciones
comerciales.
La sociedad de esta forma sucumbe a la amenaza que condiciona la vida, prima
ahora una seguridad anhelada sobre cualquier otro valor, y así Ulrich Beck plantea la
sociedad del riesgo:
…refleja una época en la que la sociedad moderna que no sólo abandona las formas de vida
tradicionales, sino que además está descontenta con las consecuencias indirectas del éxito de
20
la modernización: inseguridad de las biografías y peligros apenas imaginables que nos afectan
5
a todos y contra los que nadie puede asegurarnos adecuadamente .
Pero lo que realmente se constituye es una forma de dominio sobre las relaciones
de producción y sobre las relaciones de definición entendiéndose éstas últimas
como aquellas que implican la posesión de las reglas científicas y legales que
deciden cual es la definición de riesgo. En el mundo actual, gran parte de los riesgos
no están limitados en espacio, son incompresibles e incalculables para un gran
número de personas y son el resultado de decisiones tomadas por entes privados o
públicos conforme a una serie de intereses en último término económicos. Invita
pués a establecerse una relación de dependencia entre las relaciones de producción
y las relaciones de definición. Incidir aquí en las palabras de Zygmunt Bauman al
respecto:
<<Miedo>> es el nombre que damos a nuestra incertidumbre: a nuestra ignorancia con
respecto a la amenaza y a lo que hay que hacer – a lo que puede y no puede hacerse – para
6
detenerla en seco, o para combatirla, si pararla es algo que está ya fuera de nuestro alcance .
La servidumbre prestada por el Estado a los poderes económicos globales ha
contribuido a que se generen unas condiciones marcadas por la devastación social
en forma de pérdida de los vínculos humanos, siempre en detrimento de lo colectivo,
revocándose los compromisos que en algún momento adquirieron los poderes
públicos para con la ciudadanía. Se normalizan situaciones entendidas como fallos
del mercado a los que el Estado se ve formalmente obligado a hacerse cargo, pero
que es incapaz debido a la paulatina desaparición de la red protectora de derechos
sociales, en aquellos lugares en los que en algún momento existió. A esto se suma
el progresivo desmantelamiento de las organizaciones de autodefensa comunitaria,
sometidas a la presión de la competitividad, la consecuencia es la erosión de la
solidaridad entre los estratos más débiles de la población. Queda como única
alternativa la puesta en marcha de soluciones a título individual en una época en la
que se han privatizado los problemas, en la que la garantía de seguridad colectiva
queda en un segundo plano frente a la protección personal en un contexto marcado
por la falta de seguridad. Esta es la solución propuesta desde las sedes del poder
5
BECK, U. La sociedad del riesgo mundial. Barcelona: Ed. Paidós, 2007, pág.25.
6
BAUMAN, Z. Miedo liquido. Barcelona: Ed. Paidós, 2007, pág.10.
21
político, a toda luz inadecuada para un enfrentamiento que está llevando a la
desesperanza a gran parte de la humanidad.
Son quizás igualmente significativas las aportaciones hechas por diferentes autores
y autoras que a partir del término Capitalismo Cognitivo7 vislumbran el inicio de una
serie de transformaciones de cariz estructural. Anticipan el principio de una nueva
forma de acumulación que va imponiéndose dentro de la lógica capitalista a partir
del principal factor productivo: el conocimiento. Los propios límites ecológicos que
para el crecimiento supone la crisis del paradigma industrial de desarrollo llevan a la
imposición, desde los centros de poder, de una nueva división internacional del
trabajo basada en la apropiación del saber y en la toma de lo cognitivo en provecho
de lo financiero y sobre la base de una economía rentista. Esta refundación supone
una nueva dinámica de privatización que ahonda más si cabe en las desigualdades
a partir de factores como la capacidad de movilización en red de la inteligencia
humana y el cercamiento del saber empleando mecanismos como los derechos de
propiedad intelectual, las patentes y la biopiratería.
Complementando el análisis crítico hecho en las líneas anteriores se plantean una
serie de alternativas al paradigma de acumulación dominante que constituyen una
fuente de conocimiento a partir de la cual construir nuevas experiencias que vayan
desde lo local a lo global y viceversa. Partir para ello de la del enfoque de los fines y
los medios del desarrollo basado en la libertad8 propugnado por Amartya Sen en el
que el desarrollo es un proceso de expansión de las libertades reales que disfrutan
las personas. Contrapone por tanto esta concepción al desarrollo entendido como el
incremento del Producto Nacional Bruto o el incremento de las rentas personales
que son, según este autor, medios para la expansión de las libertades. A su vez, son
determinantes las instituciones sociales y económicas y los derechos políticos y
humanos para la eliminación de las principales fuentes de privación de libertad como
son la pobreza y la tiranía, la escasez de oportunidades económicas y las
privaciones sociales sistemáticas, entre otras. Las personas se conciben como
agentes activos en la configuración de su propio destino y no como meros
receptores pasivos. Estado y sociedad adquieren un papel de refuerzo y
7
BLONDEAU, O.; DYER WHITEFORD, N.; VERCELLONE, C; KYROU, A.; CORSANI, A.; RULLANI,
E.; MOULIER BOUTANG, Y.; LAZZARATO, M. Capitalismo cognitivo, propiedad intelectual y creación
colectiva. Madrid: Traficantes de Sueños, 2004.
8
SEN, A. Desarrollo y libertad. Barcelona: Ed. Planeta, 2000.
22
salvaguarda de las capacidades humanas estableciendo como núcleo al ser humano
y construyendo el sistema de satisfacción de necesidades en torno a éste.
En el mismo sentido, José Manuel Naredo postula su enfoque ecointegrador9 como
nueva forma de pensar lo económico que parte con el objetivo de asegurar la
supervivencia de la especie humana conciliando la disociación de los enfoques
económicos y ecológicos. Exige que los logros utilitarios se evalúen atendiendo a su
relación o su incidencia directa sobre la vida de los habitantes y no sólo a los valores
monetarios, extendiendo el objeto de estudio más allá de lo valorable y lo
productible. De esta forma el consumo deja de ser el destino final de los objetos
económicos y la conservación, la mejora y el reciclaje aparecen como objetivos
económicos prioritarios. Así, la búsqueda lógica de soluciones económicas a la
gestión de los recursos se rige por parámetros de viabilidad técnica, sostenible y
financiera que se traduce en que la producción y el consumo se conjuguen con la
estabilidad del sistema de flujos de energía y materiales. No tiene sentido un
crecimiento del valor agregado de los objetos económicos producidos de forma
indiscriminada sin tener en cuenta el origen y el destino final en términos físicos de
tales objetos, ni la función vital que entraña su obtención y uso. Este enfoque trata
de proporcionar las orientaciones necesarias para que sea posible una evolución
hacia una estabilidad ecológica y el equilibrio financiero que garantice la viabilidad a
largo plazo de los territorios y a favor de los valores vitales de sus habitantes.
Ciertamente otra de las propuestas que está alcanzando una cierta repercusión es la
que tiene entre sus principales valedores a Serge Latouche o Carlos Taibo y que
postula el decrecimiento10 como vía para evitar la crisis global y el colapso al que se
dirige la sociedad actual de forma inexorable a causa de un crecimiento exponencial
que está agotando los recursos limitados del planeta. Este concepto surge como
respuesta a la idea de crecimiento puesto al servicio del proceso de acumulación del
capital sin valorar los perjuicios para los seres humanos y contra la mercantilización
absoluta que todo lo impregna sobre los pilares de la publicidad, el crédito y la
obsolescencia programada. Se plantean una serie de iniciativas que implican un
cambio de concepción referido tanto a la producción como al consumo y que van
9
NAREDO, J.M., La economía en evolución. Madrid: Ed. Siglo XXI, 2003.
http://www.decrecimiento.info/2011/02/serge-latouche-decrecimiento-o-barbarie.html.
Acceso: 24 de septiembre de 2011.
10
23
desde la reducción de la huella ecológica, la relocalización de actividades o la
reducción drástica del consumo energético, entre muchas otras. En último término,
no cabe duda de que cada una de las alternativas citadas postula un cambio de
paradigma en el que la satisfacción de las necesidades de las personas sean el
centro de gravedad en lugar de la acumulación del capital tal y como está
aconteciendo en estos tiempos inciertos.
1.1.
La economía andaluza en la era de la globalización.
Este es el escenario en el que se desenvuelve el día a día de gran parte de las más
de ocho millones de personas que actualmente viven en la comunidad autónoma
con una serie de particularidades derivadas del desarrollo histórico, económico,
político, social y cultural. Así, a día de hoy consta de una estructura económica
extractiva, externalizada, con altos niveles de desvertebración interna y articulada
sectorialmente en función de los intereses de las regiones centrales del estado
español11. Existe una especialización productiva reducida a una serie de actividades
circunscritas al sector primario y al turismo principalmente, caracterizadas por una
escasa aportación de valor añadido que dan lugar a que la economía andaluza se
configure como altamente polarizada respecto a una serie de actividades sobre las
que basa su crecimiento alejándose de la cohesión y reproduciendo desequilibrios
estructurales. Las regiones centrales por el contrario, articulan su estructura
productiva en base a la diversificación, tienen un cuerpo económico de alta densidad
que favorece el crecimiento y la acumulación, de forma que esta diversidad
constituye un factor dinamizador que dota de gran autoalimentación a los procesos.
Se produce una externalización que va más allá de lo estrictamente económico
abarcando lo institucional para reforzar una dependencia política del centralismo
estatal que perpetúa su posición periférica social y económicamente.
Así, el término Glocalización, entendido como la localización concreta de los efectos
de la globalización articulados en una configuración híbrida con las formas
culturales, económicas y políticas propias de Andalucía, ilustra una realidad
heterogénea de por sí. Ello supone, en un territorio en el que la precariedad
11
DELGADO CABEZA, M. Andalucía en la otra cara de la globalización. Sevilla: S.L. Mergablum.
Edición y Comunicación, 2002.
24
constituía, ya con anterioridad, una de sus señas de identidad, una especial
dificultad para que una gran parte de la población pueda vivir dignamente.
Esta situación se consolida principalmente durante los siglos XIX y XX y,
especialmente en la década de los 60’ del pasado siglo, a partir de una serie de
factores. Podría citarse, quizás como causa originaria, el sistema de reparto de la
tierra eminentemente latifundista que confiere la propiedad de la misma en muy
pocas manos con unos efectos perniciosos ocasionados sobre la economía y la
propia sociedad en aras de una menor distribución del capital y en consecuencia de
la riqueza. Durante este proceso histórico se gesta la división nacional e
internacional del trabajo, delimitándose la función desempeñaría Andalucía en
relación al resto del Estado como suministradora de materias primas, al servicio del
desarrollo de las que más tarde serían economías industriales, polarizándose así el
sistema productivo español sobre la base de la desigualdad territorial. Como
complemento, los andaluces y andaluzas han supuesto un suministro constante de
fuerza de trabajo para la consecución de este objetivo, cuando las circunstancias así
lo han requerido. Referir igualmente los procesos de reestructuración del capital y
las diferentes políticas de ajuste que han promovido una serie cambios en la gestión
del trabajo y las políticas sociales, generando un incremento de la vulnerabilidad de
un número cada vez mayor de personas que se encuentran en una situación que
podría definirse como de pobreza relativa.
1.1.1. Sectores productivos.
Si observamos la evolución que han tenido los sectores productivos atendiendo a las
aportaciones al valor añadido bruto12 para el periodo 1980 – 2009 podemos
establecer la consolidación del sector servicios como clave en la economía andaluza
experimentando un incremento desde el 56,84% al 73,35%. El resto de los sectores
ha experimentado, en contraposición, decrementos ostensibles, como es el caso del
sector industrial y de la energía que en 1980 aportaba un 20,11% al valor añadido
bruto para quedar en 2009 reducido prácticamente a la mitad. Igualmente queda
12
Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía.
http://www.juntadeandalucia.es:9002/28Febrero/Indicadores1980-2010/index.htm Acceso en: 5 de
septiembre de 2011.
25
minorada para este periodo hasta un tercio la aportación del sector primario
situándose en un 4,31%. El sector de la construcción ha mantenido una aportación
estable en torno al 11%, aunque en este caso se entiende que este dato no es
reflejo de la situación acaecida tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria que será
recogida en futuras estadísticas oficiales. El siguiente cuadro refleja gráficamente
estas variaciones:
Cuadro 01 – Aportaciones de los sectores productivos al valor añadido bruto de
Andalucía en los años 1980 y 2009.
1980
2009
Sector Primario
Sector Primario
Industria
Industria
Construcción
Construcción
Servicios
Servicios
4% 10%
13%
57%
12%
20%
10%
74%
Cuadro de elaboración propia.
Fuente: Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía.
A partir de esta fotografía inicial podemos analizar más aspectos relacionados con
cuestiones específicas de cada uno de los sectores planteados. Así, el sector
primario se ha orientado especialmente a la exportación a través del cultivo de
hortofrutícolas y el olivar entre otros, bajo unas premisas de producción
hiperintensiva y especialización productiva en pro de adaptar las estructuras agrarias
a las necesidades del sistema agroalimentario global. Con el objetivo de paliar la
tendencia a la baja de los márgenes de beneficios se han empleado sistemas que
han contribuido al deterioro del medio y manifiestamente insostenibles. Es reseñable
la vinculación de la industria agroalimentaria presente en la comunidad a este sector
con especial protagonismo de las grandes empresas transnacionales de la
26
agroalimentación. Ésta se caracteriza por dar cobertura a las primeras fases de
transformación caracterizadas por una escasa generación de valor añadido, de
forma que el resto del proceso se localiza en las zonas centrales, produciéndose por
tanto una especialización que podría denominarse como de rango inferior.
La situación de la industria está marcada por su desestructuración interna, un
estancamiento evidenciado por una escasa participación en la producción industrial
española y una insuficiente capacidad transformadora que cubra las necesidades de
demanda interna de productos industriales. El crecimiento propiciado por el modelo
industrial imperante es generador de desequilibrios, por su polarización en torno a
muy pocas actividades sin relación con otras del tejido productivo, como por su
disposición y localización geográfica. De un lado la política de enclave y la
deslocalización llevada a cabo desde economías centrales por parte de grandes
entramados industriales que implantan en Andalucía apéndices de sus procesos
productivos aprovechando las ventajas e incentivos diversos. Los hechos
demuestran como estas empresas repiten la dinámica abandonando la región
cuando se les presenta la ocasión de trasladarse a espacios en los que gozar de
bonificaciones que les permitan abaratar costes aún a costa de destruir el empleo
inicialmente creado. De otro una industria que podríamos calificar como propia, con
escaso peso y en manifiesta regresión, víctima de un proceso de destrucción del
tejido productivo autóctono, a partir de un crecimiento conforme a las necesidades
de las regiones centrales que no hace sino impedir la integración en el sistema en
condiciones de igualdad.
Dentro del sector servicios no hay una presencia estimable de empresas que
contribuyan al crecimiento y la acumulación de capital como aquellas dedicadas al
crédito y seguros u otros servicios para la venta, pilares básicos en las nuevas
formas productivas del terciario. Por el contrario, predominan las actividades
relacionadas con la hostelería y el turismo, sobre la base de la explotación intensiva
de recursos primarios y de la mano de obra, buscando la rentabilidad máxima a
corto plazo. El crecimiento de la comunidad tiene al sector turístico como piedra
angular, potenciándose desde la clase política y empresarial andaluza y española,
cuando en realidad es una apuesta basada en la creación de empleo de escasa
calidad, de carácter estacional y muy sensible a cualquier contingencia económica.
27
La construcción ha seguido una dinámica de crecimiento ascendente, alimentada
por la burbuja inmobiliaria y la especulación. Este panorama se truncó
aproximadamente a finales de 2006, pero los precios de las viviendas ya habían
experimentado un incremento exacerbado desde finales de los 80’ como
consecuencia del incremento del parque de viviendas sin habitar frente a una
demanda que se ha mantenido en unos términos estables.
Es indudable la
repercusión que ha tenido este sector respecto a la economía del conjunto del país
arrastrando con su vorágine alcista al endeudamiento de personas que querían
acceder a una vivienda pero generando a la vez pingües beneficios. Resaltar
también la importancia que la construcción ha tenido para la puesta a disposición de
infraestructuras adecuadas que permitiesen la expansión del sector turístico.
No podemos obviar el papel desempeñado por la economía sumergida13 en el tejido
productivo andaluz. Ésta comprende al conjunto de actividades que permanecen
ocultas al objeto de evitar las normas reguladoras establecidas por las
Administraciones Públicas o los criterios económicos o contables empleados por los
organismos
encargados de elaborar las estadísticas oficiales. Así, dentro de la
economía sumergida estaría la producción legal de bienes y servicios que se oculta
para evitar el pago de impuestos u otras cargas, la producción ilegal de bienes y
servicios y los ingresos en especie encubiertos. Entre la casuística argumentada al
respecto, la literatura especializada cita la relación existente entre el sistema
impositivo y la ocultación de las actividades productivas y rentas, la complejidad en
las regulaciones, los costes de funcionamiento que puede llevar aparejado y
valoraciones de carácter ético-social relacionadas con la utilidad percibida del gasto
público por parte del contribuyente. En todo caso, subyace la lógica del incremento
del beneficio a partir del ahorro en las cotizaciones sociales u otro concepto
susceptible de ser ocultado. Sin embargo, la existencia de elevadas tasas de
desempleo favorece el crecimiento del empleo irregular que podemos entender
como causa y parte de la propia economía sumergida. La dificultad existente a la
hora de hacer estimaciones en este ámbito es patente debido a la complejidad del
fenómeno en sí aunque remitiéndonos al estudio del Prof. Dr. Friedrich Schneider
“La Influencia de la crisis económica sobre la economía sumergida en Alemania y
13
FERRARO GARCÍA, F.J. (Director). La economía sumergida en Andalucía. Sevilla: Consejo
Económico y Social de Andalucía., 2002.
28
otros países de la OCDE en 2010” en España, la economía sumergida suponía el
16,1% del PIB en 1989 para alcanzar su tope más alto en el periodo 1999-2000, con
un 22,7%, y llegar al 19,8% en 2010. En un estudio elaborado por los Técnicos del
Ministerio de Hacienda (GESTHA), centrado en los datos fiscales para el periodo
2000-2009 la estimación para España del volumen de la economía sumergida es del
23,3% del PIB. Por otra parte, según el Informe de Analistas Económicos de
Andalucía, la economía sumergida en Andalucía ha aumentando hasta alcanzar el
28,9% del PIB en 2009, situándose muy por encima del valor nacional y
reproduciendo las dinámicas desarrolladas con otras magnitudes económicas.
1.1.2. Mercado de trabajo.
La población activa andaluza en 2010 estaba constituida por más de cuatro millones
de personas reflejando una tasa de actividad del 58,73% que puede desglosarse en
67,70% para hombres y 50,06% para mujeres. Entre las razones que explican este
incremento está la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, experimentando
un aumento notable en todos los rangos de edad, a excepción de los tramos
próximos a la jubilación, cuando allá por 1980 la tasa de actividad femenina era
ligeramente superior al 20%. A pesar de la evolución negativa de la tasa de empleo,
se ha producido un aumento del número total de ocupados andaluces, recayendo el
empleo principalmente en los hombres en una proporción por la que de cada cien
hombres activos casi la mitad estaban ocupados, mientras que de cada cien mujeres
activas sólo 35 están ocupadas. No obstante, se observa que la tasa de empleo ha
caminado hacia la equiparación entre sexos aunque en ningún caso ha llegado a
alcanzarse durante estos años. Respecto al desempleo, la tasa de paro en 2010
rozó el 28% de forma que la evolución experimentada por ambos sexos ha sido
similar, aunque ligeramente superior para el desempleo femenino situándose en un
29,41%.
La ocupación ha estado marcada fundamentalmente por la temporalidad,
habiéndose experimentado un crecimiento del número de empleadores. La
proporción de trabajadores por cuenta ajena indefinidos sigue siendo inferior a la
media nacional. En el año 2000 en España, la contratación indefinida suponía un
67,81% del total de asalariados y asalariadas, pasando a suponer un 75,09% en
2010. Para el mismo periodo, Andalucía experimentó un incremento del 54,44% al
29
65,25%, no comparable con las tasas alcanzadas en gran parte del resto del Estado.
La siguiente tabla ilustra la evolución que ha tenido la contratación en ambos
contextos aun a pesar del descuadre mostrado en 1987 por la existencia de
contratos no tipificables, algo que no se normalizo hasta 1998.
Tabla 01 – Asalariados en Andalucía y España por tipo de contrato.
1987
2000
2010
En miles
Porcentaje
En miles
Porcentaje
En miles
Porcentaje
1.205,7
100%
1.810,3
100%
2.366
100%
Temporales
296,7
24,6%
824,7
45,55%
822,2
34,75%
Indefinidos
906
75,4%
985,7
54,44%
1.543,9
65,25%
España
8.366,5
100%
12.378,2
100%
15.346,8
100%
Temporales
1.488,6
17,8%
3.983,5
32,18%
3.823,2
24,91%
Indefinidos
6.862,5
82,2%
8.394,7
67,81%
11.523,6
75,09%
Andalucía
Tabla de elaboración propia.
Fuente: Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía.
La contratación temporal marca la relación laboral por cuenta ajena en Andalucía
manteniendo un diferencial con España en torno a los diez puntos porcentuales.
Previamente a la crisis económica se alcanzan cotas sorprendentes del 51% y el
49% para los años 2006 y 2007 respectivamente para en 2010 situarse en el
34,75%. La destrucción de empleo afectó principalmente a los trabajadores y
trabajadoras temporales algo que explica este descenso, aunque se mantienen altas
tasas de contratación por duración determinada.
Es importante constatar los efectos que han tenido las diferentes reformas
laborales14 contribuyendo a una progresiva flexibilización que acabó extendiéndose
14
EL PAÍS. Cronología de las reformas laborales en España.
http://www.elpais.com/articulo/economia/Cronologia/reformas/laborales/Espana/elpepueco/20100615
elpepueco_14/Tes
Acceso en: 2 septiembre de 2011.
30
a sectores no agrarios reforzando así problemas de carácter estructural asociados a
la estacionalidad y el paro que han caracterizado a Andalucía. De entre éstas, la
acometida en junio de 1994 ha sido calificada como una de las más intensas
puestas en marcha por un gobierno socialdemócrata y que no contó con la
participación de las centrales sindicales Comisiones Obreras y Unión General de
Trabajadores. Se reformó la normativa de contratación y negociación colectiva,
aumentándose las causas de despido a menor coste, se ampliaron las causas de
movilidad funcional y geográfica y se permitió operar a las Empresas de Trabajo
Temporal como intermediadoras en el mercado de trabajo. Induce al menos a la
reflexión ésta última cuestión respecto al papel jugado en la precarización de las
relaciones laborales en el mercado de trabajo andaluz por parte de las empresas
dedicadas a la selección y colocación de personal que al calor de cambios legales
multiplicaron su presencia en un 45% entre los años 1999 y 2009. Otras reformas
tuvieron también repercusión al imponer una menor cobertura del sistema de
protección social por desempleo como es el caso de la promulgada en abril de 1992
o las rebajas en las indemnizaciones por despido para la contratación indefinida en
1997.
En relación a la siniestrabilidad laboral, ésta se encuentra muy relacionada con el
tipo de modalidad contractual, concentrándose en aquellas personas que estaban
contratadas temporalmente. Así, de los más de 150.000 accidentes laborales que
tuvieron lugar en Andalucía en el año 2006, más del doble
recayeron sobre
trabajadores y trabajadoras temporales coincidiendo con el repunte de la
contratación temporal para este año. Los sectores en los que se han prodicido un
mayor número de accidentes laborales en relación a la población empleada son la
construcción, la agricultura e industria agroalimentaria, algo que ilustra la capacidad
de creación de empleo de baja calidad por parte de la economía andaluza.
La edad es un factor de discriminación para jóvenes andaluces y andaluzas a la hora
de conseguir abrirse camino en el mercado de trabajo. Cuanto menor es la edad
menor es la tasa de ocupación. En 2010, entre los menores de veinticinco años hay
51 ocupados por cada 100 activos y 49 ocupadas por cada 100 activas. Contrasta
ésta situación con la de ocupados y ocupadas, principalmente correspondientes a
31
los rangos de edad comprendidos entre los treinta y cuarenta y cinco años, que
superan ampliamente la proporción en lo que a ocupación se refiere.
El nivel de formación no es garantía de éxito en el mercado de trabajo, ni siquiera las
personas con titulación universitaria tienen especiales garantías de obtener un
empleo en razón de los méritos académicos adquiridos, viviendo un particular
calvario en el que las incorporaciones a través fórmulas mixtas de contratación.
Entre la población ocupada en 2010 un 47,26% tenía estudios medios, un 18,65%
universitarios, un 17,34% técnico-profesionales, un 12,35% primarios y un 4,3% no
tenían estudios.
La evolución que han seguido los sectores productivos en relación al empleo durante
los últimos treinta años ha estado marcado por el trasvase de empleos al sector
servicios que ha llegado a absorber el 75% de los mismos, aunque incapaz de paliar
los altos niveles de paro existentes. Esta situación se ha consumado por la pérdida
de peso de la agricultura, la industria y la construcción que han disminuido el número
de trabajadores y trabajadoras empleadas en una proporción que en ningún caso
supera el 10% por cada uno de éstos. Se evidencia así una terciarización de la
economía andaluza progresiva y creciente, con una feminización superior a la de la
media española y centrada en actividades intensivas en el empleo de mano de obra
de baja cualificación que aportan escaso valor añadido. Es sintomático que entre
1980 y 1995 se destruyeron más de 40.000 empleos en la industria andaluza, más
del 20% de los existentes al principio del periodo, consumándose una mayor pérdida
en las actividades de alto nivel tecnológico. Quedan igualmente patentes las
particulares dificultades laborales del mundo rural15 como la eventualidad, la
movilidad intersectorial (actividad agraria/hostelería/construcción) y el paro agrario
en una economía dependiente con estructuras agrarias de carácter latifundista en
las que soluciones aplicadas no han hecho sino perpetuar esta situación, al limitarse
al Empleo Comunitario y la cobertura prestacional derivada del Régimen Especial
Agrario de la Seguridad Social.
En
último
término
apuntar el
hecho
determinante
que
ha
caracterizado
históricamente a Andalucía desde la finalización de la Dictadura: el paro masivo.
15
GONZÁLEZ, J.J. El desempleo rural en Andalucía y Extremadura. Revista Agricultura y Sociedad.
Nº54 (enero – marzo). Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. 1990.
32
Entre las causas apuntadas desde la literatura especializada se citan los cambios en
la organización del trabajo, las reestructuraciones productivas, el cese de emigración
y la recepción de la inmigración, la incorporación al mercado de trabajo de la
generación del baby boom de los 70’ y acceso de la mujer al mundo laboral. Desde
la década de los 80’ la cantidad de personas desempleadas es siempre mayor que
las del resto de España, consolidándose la desigualdad como elemento estructural
en el seno de la comunidad autónoma y respecto al resto de España. Uno de los
factores que puede explicar la divergencia de las tasas de paro entre España y
Andalucía es que la población activa andaluza ha crecido a un mayor ritmo que la
del resto del país. Valga como ejemplo que la tasa anual media de crecimiento de la
población activa andaluza16 para el periodo 1977-2001 fue de 1,74% frente al 0,92%
española. Aunque se hubiese creado empleo al mismo ritmo que en otras regiones
del país no hubo capacidad suficiente para absorber el incremento de trabajadores y
trabajadoras que en este periodo se había producido. Otro factor que puede arrojar
indicios sobre la persistencia del desempleo estructural en Andalucía es su menor
dispersión salarial, algo que en un contexto en el que cada vez hay una mayor
demanda de trabajo cualificado repercute, en parte, sobre la mayor tasa de paro de
los trabajadores con bajo nivel de cualificación. De la misma forma podríamos
apuntar que el desempleo en Andalucía tiene un carácter recurrente parcialmente
relacionado con la mayor proporción de empleos estacionales debido al empleo
agrícola y el sector turístico.
En el siguiente gráfico se muestra la evolución de las tasas de desempleo desde
1980 a 2010 en Andalucía y España:
16
GÓMEZ GARCÍA, F.; PRIETO RODRIGUEZ, M. Factores explicativos del diferencial del desempleo
andaluz. Madrid: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Nº 46: Economía y Sociología,
2003.
33
Cuadro 02 – Evolución de las tasas de desempleo en el periodo 1980 – 2010 en
Andalucía y España.
40
35
30
25
Andalucía
20
España
15
10
5
0
Cuadro de elaboración propia.
Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Encuesta de Población Activa.
En lo que a la distribución por sexos se refiere, el desempleo afecta en mayor a
las mujeres que en 2010 alcanzaron una tasa de paro del 28,72% varios puntos
porcentuales por encima de la tasa correspondiente a los hombres. Igualmente la
población migrante, que como hemos dicho con anterioridad se incorporaron a
mediados de los 90’ al mercado de trabajo, y en concreto aquella procedente de
países no pertenecientes a la Unión Europea, sufre una tasa de paro superior al
35%, algo que da cuenta de la especial vulnerabilidad de este colectivo en lo que
concierne al empleo y que puede ser extensivo a otros ámbitos de la vida. Por
último, citar en consonancia con los datos anteriormente expuestos que las tasas
de paro que soportan las personas menores de veinticinco años en Andalucía
son superiores a las del resto de España.
34
Andalucía se encuentra en un progresivo proceso de informalización de las
relaciones sociolaborales17 que ahonda aún más en el proceso de segmentación
de un mercado de trabajo, marcado por la escasez y la estacionalidad en el
empleo, donde la precariedad se ha extendido a todos los sectores actuando
como una fuente de sumisión y control sutil, económico y flexible. Se ha
generado una complicidad entre empleadores y trabajadores favorecida por unas
relaciones muy personalizadas a la hora de acceder al empleo, que entiende que
las frágiles relaciones que se dan en mundo laboral son un mal menor, algo
entendido y tolerado por parte de la sociedad. Ello repercute, unido a una menor
socialización en la cultura tradicional de clase, en una patente desmovilización
política y en el condicionamiento para el ejercicio de los derechos laborales
inherentes al puesto de trabajo. Todas y cada una de las variables que han sido
expuestas para ilustrar la situación en la que vive el pueblo andaluz repiten,
como denominador común, una dinámica negativa respecto a las diferentes
magnitudes en comparación con gran parte del resto de España y Europa. Existe
un agravamiento real y progresivo de las condiciones de vida de cientos de miles
de personas que cada vez están más desprotegidas ante la pérdida de derechos
sociales y laborales.
En este sentido la redefinición de la estrategia a implementar por parte de los
movimientos contestatarios al sistema de acumulación capitalista, y en este caso,
los sindicatos, deben clarificar una serie de cuestiones sobre las que tener
capacidad de construir una alternativa real. Por un lado la disposición, entendida
como su conciencia y función en el proceso por el que se determina el acceso a
bienes por parte de la clase trabajadora.
Por otro la posición de la propia clase trabajadora, el lugar que ocupa en las
relaciones sociales y que determina su acceso a bienes materiales e inmateriales
que permitan a las personas vivir una vida digna de ser vivida.
17
GAVIRA ÁLVAREZ, L. Andalucía sobreviviendo en la globalización. Sevilla: S.L. Mergablum.
Edición y Comunicación, 2002.
35
2. LOS SINDICATOS DE CLASE EN ANDALUCÍA.
2.1.
El sindicalismo: concepto, contexto e instrumentos de la acción sindical.
La trayectoria negativa de la economía se traslada inexcusablemente al mercado de
trabajo como hemos descrito en el capítulo anterior. El sistema productivo español, y
por ende el andaluz, es incapaz de generar empleo conforme a unos mínimos
parámetros de calidad18, de forma que, ateniéndonos a los modelos de
segmentación del mercado de trabajo, en el conjunto del estado concurre un mayor
peso del segmento secundario. La volatilidad, la baja estabilidad, el alto porcentaje
de trabajadores en condiciones precarias, la baja productividad, los bajos salarios o
las bajas perspectivas de ascenso profesional están muy presentes en las vidas
laborales de muchas personas. Se configura un sistema de relaciones laborales
producto de la estructura económica, segmentado desde el lado de la demanda y
que como consecuencia expulsa del mercado a la mano de obra más cualificada. La
creación o destrucción de puestos de trabajo viene determinada por las estructuras
productivas y no tienen su origen en las legislaciones laborales. A
ello ha de
remitirnos la forma de afrontar la actual crisis económica adoptada por diferentes
países de la Unión Europea. Da fe de la validez de las recetas que han venido
aplicándose hasta el momento en lo que al empleo se refiere mientras el proceso de
convergencia regional sobre esta materia está lejos de conseguir resultados factibles
debido a que las tasas de ocupación de regiones como Asturias, Extremadura y
Andalucía se encuentran cada vez más alejadas de los niveles alcanzados por
Baleares, Navarra y Madrid.
18
SANTOS RUESGA B.; DA SILVA BICHARA, J.; PÉREZ TRUJILLO M. Crisis y relaciones laborales
en España. Madrid: Relaciones Laborales, Nº 10, Sección Economía laboral y sociología de las
organizaciones. Ed. La Ley, 2011.
36
Frente a este panorama poco alentador y manifiestamente desfavorable para los
trabajadores y trabajadoras, es indispensable que uno de los principales objetos de
estudio de esta tesina sean los sindicatos19 entendidos como la asociación
permanente de trabajadores y trabajadoras para la defensa y promoción de sus
intereses, en particular de sus condiciones de vida y trabajo. La organización sindical
presenta peculiaridades que la hacen manifiestamente diferente de otras
expresiones del fenómeno asociativo, respondiendo a la necesidad de contar con
instrumentos colectivos para compensar la posición de debilidad resultante de la
prestación laboral por cuenta ajena. Al sindicato le precedieron otras fórmulas en
tanto no fue reconocido el derecho de asociación con fines de defensa de intereses
profesionales tales como coaligaciones, gremios, comités o sociedades de socorros
mutuos que prepararon el terreno para un modelo de asociación con vocación de
permanencia en el tiempo para la consecución de sus objetivos de sus fines. Los
diferentes ordenamientos jurídicos fueron procediendo a su reconocimiento y
otorgándoles un status legal plasmado en legislaciones diferenciadas de las leyes
generales de asociaciones.
Los sindicatos, por regla general, tienen una doble estructura horizontal, basada en
el territorio, y vertical, por sectores de actividad vinculados a cuestiones más directas
con el trabajo. Estos criterios no son excluyentes y ambos concurren en la creación
del sindicato, sin perjuicio de que en ocasiones se dé preferencia a uno u otro.
Mientras que el criterio profesional manifiesta la solidaridad entre los miembros de
un mismo grupo, el criterio geográfico se emplea para trazar la circunscripción o
radio de acción del sindicato. Producto de ello son las federaciones de rama y las
uniones territoriales de diferente ámbito (local, autonómico, nacional) que coexisten
tratando de aunar necesidades provenientes ambas realidades.
Existen una serie de instrumentos que vienen a conformar la acción sindical y que
puede variar en función de cada sindicato. Sin embargo, con carácter general ésta
se integra básicamente por:
19
MARTÍN VALVERDE, A; RODRÍGUEZ-SAÑUDO GUTIÉRREZ, F; GARCÍA MURCÍA, J. Derecho
del Trabajo. Madrid: Ed. Tecnos, 2001.
37
a) La representación en la empresa.
Conviven dos canales de representación. Por una lado el unitario, se articula
confirme a los resultados de las elecciones sindicales que conforman la
composición de los comités de empresa o la elección de los delegados y
delegadas de personal y representa a la totalidad de los trabajadores y
trabajadoras del centro de trabajo. Por otro el sindical, aglutina a los
trabajadores y trabajadoras afiliadas a un determinado sindicato.
b) Las medidas de presión o conflicto colectivo.
Hace referencia a situaciones de contienda o controversia que tienen su raíz
en las relaciones de trabajo y que afectan de un modo indiferenciado a un
grupo de trabajadores y trabajadoras en relación a su empresario o
empresaria.
c) La negociación colectiva de las condiciones de trabajo.
Nace en virtud del reconocimiento de la autonomía colectiva que otorga
capacidad de autoorganizacion y autorregulación de las relaciones. Es un
procedimiento de carácter autónomo, bilateral (en ocasiones, multilateral) y
transaccional pudiendo llevarse a cabo a diferentes niveles.
d) Participación institucional.
La presencia sindical en determinados órganos e instituciones de carácter
consultivo principalmente aboga por el fomento del dialogo social. De esta
forma se hace, en cierta medida, copartícipe en la toma de decisiones que en
un principio sólo sería competencia de los poderes públicos a la
representación de los trabajadores y trabajadoras y a la patronal en pro de un
mayor consenso social.
e) Concertación social.
Consiste en la interacción de poderes públicos y agentes sociales que se
caracteriza por una intervención conjunta, normalmente tripartita,
para la
elaboración de la política social y de las líneas generales de aspectos de la
vida económica con especial énfasis en las cuestiones relacionadas con el
ámbito laboral.
38
La tasa de afiliación sindical en el conjunto del estado es baja, y aunque supera a la
de algunos países europeos, ha experimentado un decremento desde el 26% en que
se situaba en 1978 al 19,9% de 2009, según la Encuesta de Calidad en el Trabajo
que elaboró el Ministerio de Trabajo e Inmigración. La afiliación es propia de
personas mayores de cuarenta años, predominando más en hombres que en
mujeres y eminentemente ejercida por españoles y españolas. Se ha consolidado
entre los asalariados y asalariadas con formación universitaria y entre quienes
desempeñan tareas técnicas y profesionales, administrativas y que requieren
cualificación. La afiliación se asienta en un alto grado en la administración pública y
en grandes empresas del sector privado. Por sectores productivos existe un
predominio en el sector industrial y dentro del sector servicios en aquellas
actividades denominadas como cualificadas. La afiliación entre los trabajadores y
trabajadoras indefinidos duplica a la de los temporales y es más frecuente cuanto
mayor es el tiempo de permanencia en la empresa.
Entre los propios sindicatos se configura un status diferenciado a partir de los
resultados obtenidos en las elecciones sindicales celebradas en el seno de las
empresas y que otorgan una posición de privilegio en relación a la participación
institucional, la concertación social o la negociación colectiva en la empresa y de
ámbito superior, entre otros. La legitimidad de la representatividad20 estriba en los
sistemas de audiencia electoral y proporcional, así como los pluses de
representatividad, otorgados por la legislación laboral. Se argumenta que la
adopción de estas medidas favorece la
gobernabilidad y el mejor control del
conflicto y ha tenido como principal consecuencia la consolidación de dos grandes
centrales
sindicales
de
ámbito
nacional.
Las
centrales
sindicales
más
representativas son aquellas que a nivel estatal ostenten como mínimo el 10% de
representantes de trabajadores y trabajadoras en el conjunto de las empresas y
centros de trabajo, incluidas las administraciones públicas. También se concede esta
condición a las organizaciones sindicales acreditan como mínimo un 15% de
representantes y al menos 1500 de los mismos en el ámbito autonómico, siempre
que no estén afiliadas, federadas o confederadas a las anteriores. La cualidad de
sindicato más representativo se atribuye no sólo a la organización que acredita
20
BLANCH RIBAS, J. (COORDINADOR); ESPUNY TOMÁS, M.J.; GALA DURÁN, C.; MARTÍN
ARTILES, A. Teoría de las Relaciones Laborales. Desafíos. Barcelona: Ed. UOC, 2003.
39
directamente los resultados electorales, sino también a los sindicatos que acrediten
vínculos de afiliación, federación y confederación a través de procedimiento de
irradiación. Es la adquisición de la condición de sindicato más representativo la que
garantiza el ejercicio de otros instrumentos de la acción sindical. Durante el periodo
comprendido entre los años 2000 y 2010 se ha fraguado en Andalucía, al igual que
en el resto de España, la consolidación de los sindicatos mayoritarios 21 que
actualmente gozan de esa condición, a mucha distancia de otras organizaciones e
incluso de trabajadores y trabajadoras que han venido participando sin vincularse a
fuerza sindical alguna. La participación de los electores podría calificarse como
aceptable al situarse como media, durante esta década, muy cercana al 70%. El
siguiente gráfico muestra la evolución seguida en los comicios:
Cuadro 03 - Evolución de los resultados de las elecciones sindicales en Andalucía
para el periodo 2000 -2010.
60
50
40
30
20
CCOO
UGT
CGT
No sindicados
10
0
Cuadro de elaboración propia.
Fuente: Estadísticas de elecciones a representantes de trabajadores en Andalucía. Consejería de
Empleo. Junta de Andalucía.
21
www.juntadeandalucia.es/empleo/www/herramientas/estadisticas/estadisticas.php?id_categoria=4&i
d_etiqueta=0&x=2&y=9
Acceso en: 27 de septiembre de 2011.
40
De la misma forma, resulta igualmente ilustrativo que la tasa de cobertura general de
la representación sindical se cifra en un 50,09 % sobre el total de la población
asalariada andaluza según la Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo para el año
2009 que elabora el Ministerio de Trabajo e Inmigración. Esto significa que,
aproximadamente, la mitad de los trabajadores y trabajadoras andaluces desarrolla
sus tareas en centros de trabajo en los que no hay presencia de representación
unitaria ni sindical, siendo más patente esta situación en el sector privado que en el
público, y en medianas y pequeñas empresas. La celebración de elecciones
sindicales para la designación de las personas que posteriormente ostentarán la
representación unitaria es más recurrente en determinadas actividades económicas.
Así, las industrias manufactureras, la construcción, las administraciones públicas y el
comercio al por mayor han encabezado este ranking sistemáticamente. La
hostelería, con gran peso en la economía de la comunidad e intensiva en el empleo
de mano de obra, sucede en esta clasificación a las actividades antes enunciadas y,
a su vez precede en importancia otras tales como las actividades sanitarias,
educativas y de intermediación financiera e inmobiliarias. El siguiente cuadro refleja
cual es la situación de las diferentes comunidades autónomas al respecto en lo que
a presencia de representantes de los trabajadores y trabajadoras en los centros de
trabajo:
Tabla 02 – Tasas de cobertura de la representación sindical en 2009.
CCAA
Tasa de
cobertura
sindical
Andalucía
50,9
Aragón
56,1
Asturias
58,5
Baleares
40,6
Canarias
41,6
Cantabria
61,5
41
Castilla-La Mancha
51,5
Castilla y León
54,9
Cataluña
53,6
Comunidad Valenciana
58,4
Extremadura
50,0
Galicia
53,8
Madrid
53,9
Murcia
45,5
Navarra
54,3
País Vasco
54,4
La Rioja
45,5
Cuadro de elaboración propia.
Fuente: BENEYTO, P.J. Afiliación y representación sindical en Europa.
Fundación 1º de Mayo. Estudios de la Fundación. Nº 37 octubre 2010.
La conflictividad22, en el marco de las relaciones de trabajo y con una repercusión
colectiva expresada a través de huelgas o cierres patronales ha tenido una evolución
irregular desde 1994, con las más de tres millones de horas de trabajo perdidas en
2004 y las casi cinco millones de horas de trabajo perdidas en 2005 como topes
máximos y una evolución ascendente en la conflictividad a partir del año 2007.
Respecto a las causas, entre éstas prevalecen aquellas relacionadas de alguna u
otra forma con la negociación colectiva, la organización del trabajo, el
incumplimiento de acuerdos o normas legales o el impago de salarios. Sin embargo,
la principal característica hace mención a que es especialmente significativa en una
serie de actividades y se expresa así a lo largo de los últimos años en las industrias
manufactureras, la construcción, los transportes y el almacenamiento.
22
www.juntadeandalucia.es/empleo/www/herramientas/estadisticas/estadisticas.php?id_categoria=10
&id_etiqueta=0&x=10&y=7
Acceso en: 1 de octubre de 2011.
www.ine.es/jaxi/tabla.do?path=/t22/a063/a1998/l0/&file=m90006.px&type=pcaxis&L=0
Acceso en: 2 de octubre de 2011
42
La negociación colectiva23 en Andalucía ha experimentado una evolución
decreciente en los últimos años en lo referido al número de convenios colectivos
vigentes y a su vez al número de empresas y trabajadores y trabajadoras afectados
por los mismos. Tomando como año de partida 1990, se observa que en ese año
están vigentes unos 539 convenios colectivos que rigen las condiciones de trabajo
de 818.586 trabajadores y trabajadoras en 164.146 empresas. En el año 1994 se
experimenta un ligero retroceso que no evita una tendencia alcista de las citadas
variables hasta el año 2001 con 719 pactos colectivos posicionando a la negociación
andaluza sólo tras Cataluña en lo referido al conjunto del Estado, con 1.226.762
trabajadores y trabajadoras vinculados y 228.349 empresas. Este comportamiento
se mantiene en términos generales hasta el año 2006 en el que los más de
ochocientos convenios vigentes que afectan a más de un millón y medio de
trabajadores y trabajadoras y 242.000 empresas, experimentan un decremento
hasta el año 2010 del 11,55%. De la misma forma el número de empresas afectadas
es de 187.000 y los trabajadores y trabajadoras disminuyen en más de 300.000. Por
sectores existe una concentración de la negociación colectiva en sectores en los que
al mismo tiempo, y como con anterioridad se ha apuntado, coinciden la
representatividad y la conflictividad. Los convenios, que pueden tener diferentes
ámbitos de aplicación, en todo caso son especialmente numerosos en las industrias
manufactureras, las administraciones públicas y las empresas de aguas y
saneamientos y, en menor medida, en las actividades sanitarias, el transporte o las
actividades administrativas. De la misma forma, la existencia de convenios de sector
afecta a un gran número de trabajadores y trabajadoras, más allá del ámbito
estrictamente empresarial, como es el caso de la agricultura, el comercio o las
industrias manufactureras.
La concertación social24 ha sido el espacio en el que se han desarrollado una serie
de negociaciones de ámbito autonómico y se han suscrito compromisos entre la
patronal, los sindicatos más representativos o mayoritarios y el Gobierno Andaluz.
Desde el año 1993 se han suscrito siete acuerdos de concertación con los objetivos
23
www.juntadeandalucia.es/empleo/carl/portal/web/guest/negociacion-colectiva/informes-trimestralesy-anuales
Acceso en: 1 de octubre de 2011
24
http://www.juntadeandalucia.es/empleo/carl/portal/web/guest/concertacion-social/historico
Acceso en: 1 de octubre de 2011
43
promocionar el empleo y el desarrollo de la economía andaluza y su sistema
productivo el último de ellos en el año 2010.
La participación institucional de los sindicatos está igualmente condicionada a los
resultados de las elecciones sindicales y confiere a las centrales sindicales más
representativas la capacidad de estar presentes en determinados órganos de
carácter consultivo con ámbitos funcionales y territoriales de diversa índole con la
misión de velar por los intereses de los trabajadores y trabajadoras andaluces.
Ejemplo de ello es el Consejo Andaluz de Relaciones Laborales, el Consejo
Económico y Social de Andalucía o el Consejo Andaluz de Prevención de Riesgos
Laborales por citar algunos vinculados al ámbito laboral y económico, pero la
presencia se extiende a otros de carácter educativo como el Consejo Escolar de
Andalucía o sanitario como el Consejo Andaluz de Salud.
2.2.
Conceptualización del sindicato de clase.
Hasta aquí se ha expuesto, en líneas generales, la situación de los sindicatos
andaluces y los instrumentos empleados para ejercitar la acción sindical en el actual
contexto autonómico y estatal. No obstante, de entre la diferente tipología que existe
entre los sindicatos, es objeto de esta tesina de investigación el sindicalismo de
clase, entendido como aquel que defiende los intereses de la clase trabajadora en
su conjunto asentándose sobre una amplia conciencia de clase. Esta configuración
ideológica parte del supuesto de que la sociedad se articula en clases en virtud de la
posición ocupada en el proceso de producción capitalista y que estriba en una
relación antagónica que se materializa en la lucha de clases que libran la burguesía
propietaria de los medios de producción y el proletariado que vende su fuerza de
trabajo a cambio de un salario. El orden de producción capitalista se refleja de este
modo en concepciones contrapuestas y recíprocamente excluyentes de un mismo
objeto. Georg Lukács hace las siguientes consideraciones allá por el año 1920:
…la consciencia de clase es la reacción racionalmente adecuada que se atribuye de este modo
a una determinada situación típica en el proceso de la producción. Esa consciencia no es,
pués, ni la suma de la media de lo que los individuos singulares que componen la clase
piensan, sienten, etc. Y, sin embargo, la actuación históricamente significativa de la clase como
totalidad está determinada en última instancia por esa consciencia, y no por el pensamiento,
etc., del individuo, y sólo puede reconocerse por esa consciencia… la consciencia de clase es
44
– considerada abstracta y formalmente – al mismo tiempo una inconsciencia, clasísticamente
determinada, de la propia situación económica, histórica y social. Esta situación se da como
una determinada relación estructural, como una determinada relación formal que parece
25
dominar todos los ámbitos de la vida .
Este autor y muchos otros adscritos al pensamiento marxista, diferencian al
proletariado de otras clases por ser la esencia de las fuerzas motoras y actor central
sobre el centro mismo del proceso social. Le otorga una superioridad intelectual y
organizativa que ha de superar la contradicción que supone el interés inmediato y la
meta última que ha de llevar a la transformación consciente de la sociedad
enajenando definitivamente el trabajo asalariado, fuente de explotación. Combatir
hasta el final la lucha de clases constituirá la superación y supresión del propio
proletariado al producir una sociedad sin clases.
Situamos por tanto a la consciencia de clase, al igual que a la propia clase
trabajadora, como un fenómeno de la moderna era industrial que es producto de la
cohesión que proporciona el capitalismo y la necesidad de interrelación existente
derivada de la dependencia mutua y de las funciones económicas desempeñadas
por cada una de las partes de la sociedad. Andrés Bilbao en este sentido establece
el siguiente paralelismo:
Una sociedad compuesta por individuos es una sociedad sin oposiciones, lo que no significa
una sociedad percibida en términos positivos. Es una sociedad integrada por consenso, lo que
a su vez es compatible con la valoración negativa de sus relaciones laborales. El factor de esa
integración no es, pués, de naturaleza material, sino ideológica. Es un consenso basado en la
aceptación de lo que cada uno es y la estructura social que lo cobija, como producto inevitable.
Por el contrario, la sociedad del obrero es la sociedad de clases en la que, a la vez que los
individuos se identifican los unos con los otros, se oponen como clase a otra clase. La
26
utilización del <<nosotros>> refleja la preeminencia de esa conciencia colectiva .
La clase de esta forma es una realidad histórica inmediata que se articula a partir de
la homogeneidad que otorgan las relaciones entre el capital y el factor trabajo. La
concentración en grupos de cooperación mutua es la realidad social básica de la
existencia proletaria. Basta con ello remitirnos al altísimo sentimiento de clase de los
trabajadores industriales que tradicionalmente ha caracterizado a los mismos y que
derivaron en movimientos de masa a lo largo del siglo XX. Producto de ello fue la
fundación de partidos y sindicatos de marcado cariz obrero, donde la consciencia de
clase se manifestaba de forma explícita. La experiencia social a la que responden
25
LUKÁCS, G. Historia y consciencia de clase. Barcelona: Ed. Grijalbo, 1975, pág. 55-56.
BILBAO, A. Obreros y Ciudadanos. La desestructuración de la clase obrera. Valladolid: Editorial
Trotta / Fundación 1º de Mayo, 1995, pág. 87.
26
45
los mismos es que están integrados por personas que no pueden provocar
acontecimientos a menos que actúen colectivamente. La lealtad y la disciplina
constituyen sus señas de identidad requiriendo de unas estructuras sin las cuales es
improbable que sus acciones sean eficaces. La organización27 se torna como
portadora de la ideología de clase, extensión de la personalidad del trabajador o
trabajadora individual, complementando y completando la misma. A la formación de
la misma, incluso de la propia acción de clase, se ha entendido como prácticamente
espontánea, inherente al propio desarrollo de las correlaciones de fuerzas en el
sistema productivo y casi universal en las sociedades del capitalismo industrial. No
obstante, queda en liza el riesgo que entraña la asunción por parte de la
organización de la representación de la clase trabajadora y los consiguientes
problemas de burocracia si no hay un ejercicio de la democracia interna efectiva.
A comienzos del S.XX emergía un sindicalismo en el que, no sin tensiones, tenían
cabida todo tipo de trabajadores, desde los obreros manuales que habían venido
participando de los sindicatos de oficios a proletarios semicualificados. La presión
ejercida por la extendida dependencia al salario y la progresiva confusión funcional
derivada del proceso de innovación tecnológica y organizativa homogeneizó las
condiciones laborales de colectivos anteriormente separados e incluso, podría
decirse que, enfrentados. Los procesos de configuración sindical no tuvieron un
comportamiento uniforme y lineal, en ocasiones se veían favorecidos por sinergias
que favorecían la confluencia de intereses de la clase obrera, aunque no es menos
cierto que también existieron factores tendentes a la dispersión y la atomización de
la representación. No obstante, la articulación progresiva de confederaciones
sindicales a nivel nacional fue una realidad en diferentes países europeos que
contribuyó a la consolidación de unas estructuras consideradas como un interlocutor
válido por parte del Estado y la patronal para la regulación de las condiciones de
trabajo a través de la negociación colectiva.
La politización de los sindicatos fue produciéndose a medida que la composición de
la clase obrera fue homogeneizándose, de forma que la ideología se convirtió en el
vehículo de identificación a todos los niveles. La estrategia sindical, ya en estos
tiempos, estuvo marcada por las decisiones de varones adultos con cualificación que
27
HOBSBAWM, E. El mundo del trabajo. Estudios históricos sobre la formación y evolución de la
clase obrera. Barcelona: Ed. Crítica. 1987.
46
ejercían un alto poder decisorio en el devenir de las organizaciones. De la misma
forma, en aquellos países en los que los gobiernos quisieron ejercer un papel en la
ordenación de las relaciones laborales los sindicatos fueron más proclives la acción
política para beneficio de su afiliación y del resto de trabajadores, convirtiéndolos en
actores centrales de las sociedades capitalistas.
A partir del periodo de entreguerras el movimiento obrero comenzó a participar de la
vida política y de las políticas sectoriales apoyando actuaciones orientadas a la
consecución del pleno empleo basado en el estimulo de la demanda, el Estado del
Bienestar y ciertas prácticas corporativistas, entre otras. Los sindicatos de esta
forma fueron portadores de ideas de política económica de corte keynesiano,
aunque no los únicos, dependiendo el desarrollo de estas teorías de los recursos
que se encontraban a su disposición, de las estructuras institucionales y de la
voluntad del resto de actores para llegar a acuerdos con la clase trabajadora.
Muchas de las aspiraciones de transformación del sistema capitalista quedaron
aplazadas o directamente desestimadas, frente a intervenciones de marcado cariz
reformista.
Se establecieron pués unas relaciones estables de intercambio entre los sindicatos y
una densa red. Respecto a la afiliación, a la que proporcionaban recursos
materiales, ideológicos y de solidaridad, recababan militancia, apoyo y lealtad. En el
mercado buscaban la consecución de bienes materiales e institucionales del tipo
acuerdos sobre salarios, horarios o seguridad en el empleo a la vez que el
reconocimiento de derechos a los sindicatos y la clase obrera, a cambio de
garantizar un comportamiento disciplinado y previsible de los trabajadores. En la
esfera política, el desarrollo de políticas fiscales, sociales y de gasto público
favorables a la clase trabajadora era correspondido con apoyo en procesos
electorales y a los propios partidos. Aunque esta pudiese ser definida como la pauta
de comportamiento general de las grandes confederaciones sindicales europeas
principalmente, la identidad, ideología y la configuración histórica de cada
organización definía las relaciones con otros actores y con sus propias bases,
pudiendo diferir en este sentido. Véase el caso de aquellos sindicatos
ideológicamente identificados con posicionamientos comunistas o libertarios. En el
caso de España, los acontecimientos no se desarrollaron de la misma forma que en
47
otros países europeos debido a que los sindicatos estaban prohibidos por la
Dictadura.
Las últimas décadas del S.XX han alumbrado una serie de transformaciones a partir
de la desregulación de la economía, los cambios en las reglas rectoras de los
mercados de trabajo
y
las nuevas formas de organizar la producción. Como
consecuencia de ello, los sindicatos han visto amenazado su papel central en la
vertebración de los intereses de los trabajadores y trabajadoras. Los bajos índices
de afiliación ilustran la identificación de la clase trabajadora en unos sindicatos que
no han variado un ápice sus estrategias, si se comparan con las implementadas en
tiempos en los que el pleno empleo reforzaba el poder sindical. El aumento del
desempleo ha supuesto una reducción drástica de la capacidad de acción colectiva
a la par que se han impuesto las políticas de flexibilidad que ponen en duda la propia
representatividad sindical.
Estos son los parámetros que, de forma general, han guiado la constitución de las
diferentes estructuras vinculadas al movimiento obrero, entre ellas los sindicatos de
clase, que se han implantado a un ritmo y forma diferente en España por sus
particularidades históricas. Aquí hunden sus raíces los sindicatos de clase que
actualmente están implantados en Andalucía y sobre los que se pretende hacer un
análisis de sus planteamientos y posicionamiento respecto a un proceso de pérdida
de derechos de la clase trabajadora al hilo de los acontecimientos surgidos a partir
de la instauración de la Democracia en España.
2.3. Los sindicatos de clase en Andalucía: historia y discurso.
El acontecimiento histórico que marcó el devenir del sindicalismo en el conjunto del
estado español fue sin duda alguna la Guerra Civil española iniciada en julio de 1936
y la Dictadura Militar impuesta por el General Franco hasta finales de la década de
los 70’ del pasado siglo. Este periodo de la historia de España estuvo condicionado
por:
48
-
La prohibición de las centrales sindicales históricas (CNT, UGT, STV) y de las
organizaciones políticas que apoyaron la legalidad emanada de la República
Española.
-
La eliminación de las libertades democráticas fundamentales: libre derecho de
reunión, expresión y asociación.
-
Represión sistemática a cualquier forma de organización de la clase obrera.
Simultáneamente
se
creó
la
Organización
Sindical
Española
(OSE),
autodenominado sindicato vertical, bajo la tutela del Estado con la intención de
suplantar las estructuras que hasta el momento habían representado a los
trabajadores y trabajadoras habilitando un espacio en el que la lucha de clases se
viera sustituida por la colaboración interclasista. Las relaciones de producción que
se desarrollaban en el seno de la sociedad española estaban decididamente
marcadas por el autoritarismo y el sometimiento impuesto por quienes detentaban el
poder en el seno de las empresas, por lo que las pretensiones antes expresadas no
dejaban de ser sino una falacia.
Hubo esfuerzos por reconstruir las antiguas centrales sindicales pero estos fueron
desarticulados
con
fatales
consecuencias
para
sus
promotores:
muertes,
detenciones y largas penas de prisión. No fue hasta finales de 1950 cuando empezó
a atisbarse un resurgimiento del movimiento obrero al albor de las nuevas
condiciones económicas y la llegada de nuevas generaciones de trabajadores y
trabajadoras. Se fragua un sindicalismo de clase en la clandestinidad y bajo el signo
de la represión, apareciendo nuevas manifestaciones, algunas de ellas con carácter
socio-político, junto a las ya existentes con anterioridad a la contienda bélica de
1936. El sindicalismo de clase es entendido, según diferentes autores encargados
de retratar la realidad española de aquellos años, como:
…Entendemos por tal aquel que sin ambigüedades se ha proclamado como instrumento de
representación y defensa de los intereses de las clases asalariadas dentro de un proyecto
alternativo y de transformación al marco de una economía capitalista que configura una
sociedad dividida en clases sociales. Una sociedad en que una minoría dominante detenta el
poder económico, político y social, que ejerce sobre una amplia mayoría, dominio, que,
además, es ejercida tanto en el aparato productivo como en el conjunto de la estructura
28
social .
28
ALMENDROS MORCILLO, F; JIMÉNEZ-ASENJO, E; PÉREZ AMORÓS, F; ROJO TORRECILLA,
E. El sindicalismo de clase en España (1939-1977). Barcelona: Ediciones Península, 1978, pág. 7.
49
Este sindicalismo de clase se materializó en la praxis a finales de la Dictadura y en
los primeros años de la Democracia con presencia en las luchas llevadas a cabo por
trabajadores y trabajadoras manuales e intelectuales, en la industria, el sector
agrícola, la minería o los servicios, en una situación en la que, sin libertades
fundamentales, se reivindicaron condiciones de trabajo y de vida para la mayoría de
la sociedad española.
A partir de 1977 se produjeron las legalizaciones de gran parte de las
organizaciones sindicales de clase, desarrollando a partir de este momento una
actividad conforme parámetros de normalidad comparables a otros países europeos.
Los acontecimientos que se sucedieron a partir de entonces fueron recogidos,
enfrentados o adaptados de alguna u otra forma a las diferentes estrategias
implementadas por los sindicatos durante su historia reciente. Su concepción se ha
plasmado a través de una programática que les ha ido dotando de una identidad
ideológica y de fundamento teórico en cada una de las actuaciones que han llevado
a cabo en el marco de la acción sindical y de otros ámbitos de actuación que han
sido objeto de intervención. Esta investigación parte del origen y desarrollo de las
organizaciones sindicales de clase que tienen presencia en Andalucía empleando
sus estatutos y las decisiones tomadas en los congresos como principal marco de
análisis respecto a su posicionamiento en la defensa de los intereses de la clase
obrera en su conjunto.
2.3.1. Comisiones Obreras (CCOO).
El nacimiento de Comisiones Obreras tuvo lugar en las huelgas mineras que se
produjeron a partir de 1957. Adquirió especial relevancia la Mina de La Camocha
(Gijón), que en 1958 fue clave para la formación de la primera comisión. A partir de
la misma fueron proliferando de forma espontánea en el marco de las primeras
movilizaciones, huelgas y reivindicaciones. Nicolás Sartorius ilustraba de esta forma
la dinámica seguida:
La comisión, en su nacimiento, es fruto del acto de voluntad colectiva más natural, sencillo y
democrático que podamos imaginar. En cualquier empresa en que los trabajadores tenían una
reivindicación que plantear al patrón, al carecer, como se carece, de una organización sindical
propia, es evidente que de una u otra manera se autoformaba, nombraba o elegía una
comisión de trabajadores encargada de hablar con la dirección en nombre de los demás, que
rendía cuentas, posteriormente de su gestión. La repetición, infinidad de veces, de ese simple
50
acto en multitud de empresas, creaba las condiciones para su posterior estabilidad, extensión y
29
coordinación a niveles cada vez más elevados .
Ya en 1963 acaece un hecho bastante sintomático para el devenir de los
acontecimientos que acabó consumándose en los años sucesivos. Sucedió, que es
a partir de este año, cuando se empezó a apreciar, tras las elecciones sindicales
celebradas en la OSE, la presencia, en los cargos de enlace y jurados, de
trabajadores que cuentan con confianza de sus compañeros. Se pone en marcha
pués una estrategia de entrismo, a partir de la cual se pretende hacer uso del
aparato sindical de la Dictadura para extender las Comisiones Obreras y utilizar
todas las vías posibles de actuación. La línea de trabajo que se perseguía tenía el
objetivo de construir un movimiento obrero con implantación masiva y presencia en
los centros de trabajo como elemento básico para su extensión.
A mediados de la década de los 60’ se apreciaba un cierto auge de las Comisiones
Obreras en el conjunto del estado, empezándose a constituir comisiones de rama a
nivel provincial y local en lugares de gran implantación industrial. Participaban de
este movimiento de forma unitaria diversas tendencias y expresiones que
componían
el
movimiento
obrero
organizado
español:
comunistas,
anarcosindicalistas y católicos, entre otros. CCOO tenía también presencia en torno
a la negociación colectiva, en el planteamiento de huelgas y otras formas de
conflicto que empezaban a extenderse a la reivindicación de libertades públicas y
sindicales, presentándose ante la sociedad española como fuerza socio-política de
vanguardia y oposición a la Dictadura con capacidad para realizar convocatorias
masivas.
A partir de 1967 hubo un recrudecimiento de la represión hacia dirigentes sindicales
destacados que acarreó despidos y encarcelamientos con la intención de
desarticular el movimiento obrero y, en concreto, sus elementos más conscientes y
organizados. Estas venían a ser las constantes de este periodo de clandestinidad a
la que se añadían otros problemas de carácter interno, relacionados con la pérdida
de sustancia democrática, seña de identidad desde los inicios, a medida que se
producía el ascenso en la construcción de la superestructura organizativa.
29
SARTORIUS, N. El sindicalismo de nuevo tipo. Barcelona: Ed. Laia. 1977, pág.16.
51
En 1970 hubo un auge del movimiento huelguístico, con un incremento plausible de
la conflictividad laboral en relación a los años anteriores que encontró un
endurecimiento generalizado del aparato represivo de la Dictadura, destacando el
<<proceso 1001>> del Tribunal de Orden Público, que se prolonga hasta la muerte
del General Franco en 1975. Este hecho supuso un nuevo periodo en el que CCOO
se enfrenta a su paso de movimiento socio-político a sindicato organizado y
estructurado algo que se establece en la Asamblea General de delegados de 1976.
Sin embargo, esta transición no ocasionó un viraje respecto a los principios
ideológicos postulados por la organización y fraguados desde sus inicios:
-
Posición reivindicativa y de clase: la lucha por la mejora de las condiciones de
vida y trabajo a corto plazo se entendía como parte de los esfuerzos por la
supresión de la sociedad capitalista sobre la base de la autogestión.
-
Carácter democrático: las decisiones serían tomadas de forma asamblearia,
tomándose la asamblea como el espacio básico de discusión de la
problemática existente.
-
Carácter independiente del Estado, la patronal y cualquier otro grupo u
organización.
-
Carácter socio-político: el sindicato asume una posición política e interviene
en la transformación social contra la opresión nacional, la explotación del
hombre por el hombre y la búsqueda de una sociedad socialista.
En los estatutos de la Confederación Sindical de CCOO se declaraba de forma
expresa la orientación del sindicato hacia la transformación social que llevase a la
emancipación de la clase obrera. Este posicionamiento se ha mantenido, a pesar de
las diferentes modificaciones estatutarias sucedidas en los últimos treinta años,
quedando igualmente recogido por los estatutos de CCOO de Andalucía. Como
única variación recogida, se observó la inclusión de una segunda cualidad a la
sociedad socialista y es su carácter de democrática, acepción incluida en 1996
debido al colapso sufrido por las repúblicas populares socialistas de la órbita
soviética a partir de 1989.
Estatutariamente se consagraban, como objetivos inmediatos, la mejora de las
condiciones de vida y trabajo de los trabajadores quedando expresamente recogido
en el art. 1 de los estatutos de CCOO y reflejándose de la siguiente forma en el art. 2
52
de los estatutos de CCOO de Andalucía respecto a su definición y ámbito de
actuación:
2. Defiende los intereses profesionales, económicos, políticos y sociales de los trabajadores y
trabajadoras en todos los ámbitos, especialmente, en los centros de trabajo. Pretende la
supresión de todo tipo de opresión, discriminación y explotación capitalista y orienta su
actividad hacia:
2.1. El ejercicio efectivo del derecho de todos los trabajadores y trabajadoras a un empleo
estable y con derechos.
2.2. La plena protección social de los trabajadores y trabajadoras.
2.3. La consecución de la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres, en
particular mediante la lucha por la eliminación de la discriminación de la mujer en la sociedad y
contra todo tipo de violencia de género, con especial atención al acoso sexual y acoso por
razón de sexo en cualquier ámbito laboral
2.4. La mejora de las condiciones de empleo y trabajo de la población activa.
2.5. La solidaridad internacional con los trabajadores de todos los países.
2.6. La integración social y laboral de los trabajadores y trabajadoras en general y de los
colectivos sujetos a condiciones de exclusión de forma especial.
2.7. La mejora de las condiciones de vida y la promoción sociocultural de los trabajadores y
trabajadoras.
30
2.8. La lucha contra la discriminación .
El primer Congreso Confederal de Confederación Sindical CCOO data de junio 1978
en Madrid, momento en el que el sindicato era considerado la mayor fuerza social en
el contexto de la incipiente Democracia Española. Esta situación marcaba el devenir
de CCOO quedando plasmado en las declaraciones congresuales que establecían
que la política sindical necesitaba de una orientación hacia la conquista de una plena
libertad sindical, unidad sindical, eliminación de la explotación y la consecución de la
emancipación de la clase trabajadora dentro de un sistema socialista en libertad. El
pleno empleo y la democratización de los centros de trabajo se entendían como la
vía de acceso a objetivos más a largo plazo y por la consecución de un Código de
Derechos de los Trabajadores. Se trataba de una concepción sindical que exigía la
anexión de la lucha diaria con una perspectiva de clase sin posponer la mejora de
las condiciones de vida de los trabajadores y trabajadoras a la llegada del
socialismo.
30
Estatutos de la C.S. Comisiones Obreras de Andalucía.
http://www.andalucia.ccoo.es/comunes/documentos/TAndalucia/estatutos.pdf
Acceso en: 9 de octubre de 2011.
53
A nivel político la consolidación de la Democracia tuvo una buena acogida al
suponer una de las demandas históricas ya formulada desde los tiempos de la
clandestinidad. En cambio, la desestimación del Código de Derechos de los
Trabajadores obtuvo serias críticas desde las filas de CCOO. Pero la situación en la
que se encontraba España, lastrada por una crisis económica y altos índices de paro
implicaba una postura favorable al acuerdo y al sacrificio de todas las partes,
especialmente, se entendía, de quienes tenían mayor capacidad adquisitiva. En el
Congreso Confederal se valoraron positivamente los Pactos de la Moncloa en los
que el sindicato no participó, a pesar de unas primeras consecuencias como el
incremento del desempleo y ante la necesidad de continuidad en la senda de
suscribir grandes acuerdos con la participación de las organizaciones sindicales. De
esta forma ya en 1978 empezó a tener cabida la negociación a tres bandas con el
Estado y las asociaciones empresariales para acometer las reformas que fuesen
necesarias para afrontar problemas que afectaban de forma directa a los intereses
de la clase trabajadora. Se abogaba por un cambio de estrategia sindical, rebajando
la política reivindicativa, centrándose en el mantenimiento y creación de empleo,
prestaciones dignas de desempleo y política salarial con un objetivo claro de
mantenimiento del poder adquisitivo, pero abriendo la posibilidad a pérdidas
salariales como coste por la consolidación democrática. Sin perder de vista la
superación del sistema capitalista, CCOO buscó la integración en el sistema político
en pro de los intereses de la clase trabajadora.
Otro aspecto de interés fue la defensa programática que se hacía en este Congreso
respecto al derecho exclusivo de la representación sindical supraempresarial,
restringido a aquellas organizaciones sindicales que presentaran más del 10% de los
delegados
y
delegadas
electos
en
las
elecciones
sindicales.
Con
esta
argumentación, CCOO se distanciaba de su propia opinión originaria respecto al
fomento de la mayor participación posible expresando así un claro deseo porque los
sindicatos grandes sindicatos gozarán de preferencia respecto al resto.
En el II Congreso Confederal de la Confederación Sindical de CCOO celebrado
también en Madrid en junio de 1981 tuvo por primera vez cabida el término
concertación, empleándose así la terminología concreta que daba nombre a una
estrategia ya iniciada en el primer Congreso Confederal. Por un lado se constataba
que la superación de la crisis económica y el restablecimiento de las libertades sólo
54
serían alcanzables dentro del socialismo pero por otro se presentaban una serie de
acuerdos que exigían compromisos por parte de los trabajadores y trabajadoras para
la superación de los problemas existentes en aquellos momentos. Había una
apuesta explícita por establecer un ámbito de negociación al más alto nivel en el que
los interlocutores de la clase trabajadora serían las centrales sindicales mayoritarias
con perspectiva de continuidad en el tiempo.
Durante el III Congreso Confederal de la Confederación Sindical de CCOO fechado
en 1984 que se desarrolló en Madrid, surgieron críticas a la política gubernamental y
al sometimiento al que el sindicato se veía obligado a través de la política de
concertación. Esta estrategia no había conseguido poner freno al creciente número
de población desempleada. Se discutió la validez de los acuerdos de concertación
entre diferentes tendencias que discrepaban al respecto para finalmente llegar a un
consenso que validaba esta estrategia pero que debía aplicarse a partir de una
posición de interlocución que entrañara mayor dureza priorizándose la defensa de
los intereses de la clase trabajadora sobre la firma de los acuerdos. También hubo
críticas a una política económica que fue tildada de antisocial y antisindical y a una
actitud, por parte de Gobierno y patronal, nada proclives a acuerdos que aplicasen
soluciones justas. Se entendía que el sindicato tendría que abogar por un cambio en
la correlación de fuerzas a través de la movilización, pero en última instancia, hubo
una defensa a ultranza de la política de concertación como vía de solidaridad,
llegándose incluso a plantear la necesidad de que en el ámbito de los acuerdosmarco una menor carga ideológica y doctrinal que favoreciera la operatividad de las
negociaciones y la capacidad de iniciativa. Los beneficios de la concertación para los
trabajadores y trabajadoras se veían contrarrestados por los incumplimientos de la
patronal y el Gobierno, pero incluso esto no fue una razón suficiente para el
abandono de las negociaciones o el cambio de estrategias, puesto que fue validada
en el Congreso como instrumento para enfrenar la crisis económica, la baja afiliación
y la cada vez más extensa diversidad de situaciones que se producían en el mundo
del trabajo.
Las decisiones adoptadas en estos tres primeros Congresos Confederales de la
Confederación Sindical de CCOO tuvieron su fiel reflejo y sintonía con los
desarrollados por la Comisión Obrera de Andalucía (COAN). Ésta nació en febrero
1977 pero no fue hasta junio de 1978 cuando tuvo lugar el primer Congreso en
55
Sevilla, tras una convocatoria de Huelga General en el mes de marzo de este mismo
año. En ese momento COAN gozaba en Andalucía de un apoyo manifiesto de los
trabajadores y trabajadoras expresado a través de las elecciones sindicales
celebradas en esas fechas que le hizo acaparar, junto a UGT, el 70% de la
representación en la región. El sindicalismo de clase y sociopolítico que representa
la COAN en pro de la superación de la explotación del trabajo humano tenía entre
sus mecanismos de actuación la presión y la negociación eficaz para la defensa de
los intereses de los trabajadores. En este Congreso, los Pactos de la Moncloa fueron
calificados como un éxito al reducir los efectos negativos que la crisis económica
tuvo sobre los trabajadores y trabajadoras pese al boicot patronal. Esta era la
contribución de CCOO a una Democracia naciente que se vio reforzada por una
voluntad de consenso. La clase obrera había sido impulsora del cambio aunque sin
la fuerza suficiente como para ser hegemónica y decisoria. La acción sindical debía
tener acomodo a dos grandes objetivos: la salida de la crisis económica y el
afianzamiento de la Democracia.
Este primer Congreso de la COAN se celebró con la intención de solventar
problemas de carácter organizativo y orgánico y a la vez dar respuesta a los
problemas de la clase obrera en la lucha por su liberación. Así, la COAN se
articulaba como instrumento organizativo para defender los intereses de los
trabajadores
y
trabajadoras
de
las
diferentes
provincias
de
la
región
interrelacionados con los de la clase obrera andaluza y española. Se reafirmaba una
dimensión sociopolítica a partir de la unidad, solidaridad y respuesta de clase por la
defensa y objetivos emancipadores con el sindicato como vía para la consecución y,
a la vez romper con la situación de sometimiento en la que se encontraba Andalucía.
La acción sindical no podía quedar restringida al terreno reivindicativo por lo que la
lucha había de abarcar todo aquello en lo que la clase obrera se viese afectada por
la explotación capitalista. El análisis y práctica sindical tenía necesariamente que
contemplar los intereses de los trabajadores y trabajadoras como clase, pero la
situación de los trabajadores y trabajadoras agrícolas era de especial necesidad por
el paro forzoso, los bajos salarios y la miseria. Así, en el Congreso se aprueban
diferentes resoluciones encaminadas a denunciar el grave problema del paro o
sobre la participación y control de los recursos económicos populares de Andalucía.
56
También se reivindicaba un mayor control y disposición sobre el crédito de Cajas de
Ahorro y Cajas Rurales. El contexto exigía un análisis sobre la lucha de clases para
hacer una valoración adecuada de la correlación de fuerzas existentes a la hora de
estimar que acciones eran las más adecuadas para los intereses de los trabajadores
y trabajadoras. La lucha por el control y el poder de la clase trabajadora en el
proceso productivo era considerada un aspecto clave para la transformación social a
la que se aspiraba. La COAN a su vez debía contribuir a que la clase obrera
andaluza fuése cada vez más homogénea, organizada, solidaria y constructiva.
El II Congreso Extraordinario la COAN de noviembre de 1979 en Granada se celebró
al objeto de dotar de elementos organizativos, de acción sindical y programa al
sindicato. Desde el convencimiento de que la COAN era impulsora del proceso de
liberación de la clase obrera andaluza junto con otras organizaciones y sobre el
camino ya emprendido por otras generaciones andaluces, la construcción de la
COAN se realizó desde un sentido de clase trabajadora hacia una sociedad
socialista. Desde esta perspectiva se configuró un programa cuyas principales líneas
serían las siguientes:
1ª parte: Objetivos generales.
1. Autonomía real para Andalucía: consolidación de la Democracia.
2. Construcción de infraestructuras viarias que posibiliten el despegue social y
económico.
3. Estudio de los recursos naturales de Andalucía para una planificación
adecuada.
4. Escuela Pública.
2ª parte: Contra el paro.
A- Urgente Industrialización.
B- Planificación racional agrícola.
C- Empleo comunitario,
D- Seguridad Social: mayores subsidios y mayor cobertura.
E- Plan de obras públicas.
F- Plan específico de empleo juvenil.
G- La transformación progresiva de las relaciones de trabajo.
57
Este Congreso recoge una ponencia de acción sindical en la que se situaba a la
COAN
en
la
perspectiva
de
un
sindicalismo
de
nuevo
tipo
que
unía
permanentemente las reivindicaciones económicas con las sociales y políticas. Esta
sería la razón por la que la COAN, en defensa de la clase obrera y de las capas
populares que trabajaban y vivían en Andalucía, no debería estar actuando
únicamente en la empresa o el centro de trabajo, sino que debería de hacer una
labor de incidencia en la sociedad andaluza y estatal, en sus instituciones, y en
cualquier espacio en el que los intereses de la clase trabajadora esté en juego. La
acción sindical de la COAN necesariamente habría de ubicarse en el campo de lo
reivindicativo y social, en el terreno de las transformaciones y desarrollo de
Andalucía y en la superación del sistema socioeconómico capitalista basado en la
explotación por otro de carácter socialista basado en la solidaridad. Este carácter
sociopolítico no tenía el objetivo de suplantar la acción de los partidos políticos, más
bien, a partir de la propia independencia de la confederación y tomando en
consideración la realidad de la base social, la acción sindical se planteaba en unos
términos de mejora de las condiciones de vida y trabajo, al mismo tiempo que se
pretendía profundizar en la democratización de las empresas como algo
indisolublemente ligado democratización de la sociedad, junto a
una mayor
participación en los centros de trabajo y el control del proceso productivo.
El III Congreso de la COAN tuvo lugar durante el mes de junio de 1981 en Sevilla y
en el mismo hay un viraje respecto al discurso del anterior Congreso priorizándose la
consolidación organizativa de la COAN al trabajo sociopolítico y de transformación
social. Tuvo lugar una ponencia del secretario general en la que se instaba a la
resolución de unos conflictos internos alejados de la militancia y de los propios
trabajadores para concentrar los esfuerzos de la clase obrera en la consolidación de
una democracia permanentemente amenazada. Se instaba a un sindicalismo de
mayorías que contemplara a todos los estamentos que formaban parte de la clase
obrera elevando la conciencia de los sectores que se encontraban en una situación
de mayor atraso y el nivel de solidaridad. No obstante, en el Informe General
presentado por el propio secretario general y avalado en el Congreso en el que se
planteaba que los objetivos sociopolíticos habían podido provocar una cierta
separación de la clase obrera y un estancamiento en el proceso de consolidación de
la COAN. Junto a la crisis económica que en esos momentos asolaba el país y la
58
incertidumbre en la que podía encontrarse la clase obrera, era un hecho la menor
participación en las diferentes luchas de carácter reivindicativo. En este sentido, se
instaba a los sindicatos a que se fortalecieran y estructuraran de forma definitiva en
federaciones de rama, homogeneizándose y centralizándose las tareas de
propaganda y elaborando normas de funcionamiento para los órganos de dirección,
entre otras. Se aprobaron también toda una serie de resoluciones relativas a temas
de importancia en aquellos momentos entre las que se encontraban las relativas a la
situación sanitaria, la educación, la mujer trabajadora, el empleo comunitario, el
terrorismo y el estatuto de autonomía.
El IV Congreso de la COAN de junio de 1984 tuvo como lugar de emplazamiento
Cádiz y en el mismo se manifestó una cierta preocupación y decepción respecto a
las expectativas depositadas en la acción del Gobierno Andaluz de corte socialista
principalmente en relación a una reforma agraria que habría de responder a una
distribución más justa de la tierra.
A partir de la
expropiación de grandes
explotaciones improductivas era necesaria la puesta en funcionamiento de toda una
serie de medidas integrales que paliasen la situación del campo andaluz y el
desempleo rural. En este sentido, el empleo comunitario es objeto de discusión en el
Congreso articulándose diferentes propuestas al respecto.
La acción sindical en Andalucía se encontraba condicionada por una serie de
factores como la escasa industrialización, la menor renta que en resto del país o la
falta de una burguesía inversora y emprendedora que dotara de dinamismo la
actividad productiva. Como consecuencia, la clase trabajadora andaluza estaba
escasamente formada y carecía de suficiente capacidad organizativa. A ello se unía,
la actitud de la patronal andaluza y representantes políticos conservadores, a
quienes se achacaba una falta de compromiso y solidaridad en un contexto de crisis
causada por estos mismos agentes. Todas estas premisas, unidas a la revolución
científico-técnica que favoreció la aplicación de modernos métodos de producción,
implicaron un cambio en los aspectos substanciales del quehacer sindical para dar
respuesta al paro, la reconversión sin industrialización o la distribución territorial
injusta.
Una actuación sindical efectiva requería de la presencia en las grandes decisiones
sobre objetivos macroeconómicos de la sociedad, empleando la fuerza de la COAN
59
a fin de que los poderes públicos actuasen en beneficio de la clase trabajadora.
Todo ésto con la visión de, sin dejar de dar respuesta a las agresiones de la
patronal, plantear alternativas adaptando las estructuras del sindicato a unos
cambios que ya se preveían. Se planteó una estrategia basada en un justo equilibrio
entre presión y negociación desarrollando una política de concertación en la que los
sacrificios de la clase trabajadora se viesen recompensados por buenos acuerdos
que revertiesen en beneficios. La vital importancia a corto, medio y largo plazo, de
la presencia en todos los ámbitos de las Administraciones Públicas a través de la
participación institucional era considerada una como vía para el desarrollo del
sindicalismo de clase, permitiendo el ejercicio de reivindicaciones sociales y
económicas, haciendo factible la consecución de mayores avances gracias a la
participación de la COAN. Frente a estos planteamientos existía una limitación de
medios por lo que en el Congreso se acordó la dotación de recursos económicos,
técnicos y administrativos centralizados que incrementasen la capacidad de
propuesta a nivel sectorial y en los diferentes territorios. De la misma forma, aunque
la presencia de la COAN en diferentes Administraciones Públicas era ya entonces
un hecho, se acordó instar a las instituciones autonómicas y provinciales a posibilitar
y dotar presupuestariamente la participación del sindicato en las mismas, para poder
desarrollar con calidad las funciones a desempeñar. Se argumentaba que este
llamado frente institucional sería un instrumento de permanente defensa de los
sectores marginados de la sociedad, aquellos que se encontraban en paro, trabajo
precario, trabajo sumergido, mujeres y jóvenes. Por último, destacar una reflexión
que se hizo en el citado Congreso en el que se llamó la atención sobre la baja
afiliación sindical a pesar de que se diesen las condiciones objetivas para todo lo
contrario.
El V Congreso de la COAN en octubre de 1987 se celebró en Marbella. Se inició
con el informe de gestión en el que se ponía de manifiesto el fracaso del Gobierno
del PSOE en materia de empleo, económica y social con una política de ajuste duro
que había perjudicado principalmente a los trabajadores y trabajadoras. Esta
situación llevó a la convocatoria de Huelga General con carácter previo a este
Congreso en el mes de junio de 1985 y, con posterioridad al mismo, en junio de
1987. En Andalucía, el deterioro era mayor al del resto del estado por el ingente
incremento del desempleo y por una considerable destrucción del tejido empresarial.
60
Este Congreso supuso la aprobación de los estatutos de la COAN regidos por unos
principios que inspiraban un sindicalismo de nuevo tipo en los que reiteraban los
anteriormente descritos en referencia a la C.S. de CCOO:
-
Reivindicativo y de clase.
-
Unitario.
-
Democrático e independiente.
-
Participativo y de masas.
-
Sociopolítico.
-
Internacionalista.
Permanecía invariable la defensa de la clase obrera en la perspectiva de la
supresión de toda opresión nacional y explotación, haciéndose patente la defensa de
mujeres y jóvenes y destacándose un compromiso por la salud laboral, el medio
ambiente y el pacifismo. La aspiración hacia la supresión de la sociedad capitalista y
la construcción de la sociedad socialista se constataba estatutariamente en este
Congreso concibiéndose el sindicato como el resultado de la necesidad de
organización de la clase obrera.
Se aprobó una ponencia relativa a la acción sindical en la que se identificaban una
serie de problemas en los que estaban inmersos los trabajadores y trabajadoras
andaluces como el desempleo, la proliferación del empleo irregular, la reconversión
industrial salvaje y la no integración de la juventud en el mercado de trabajo, entre
otros. La búsqueda del consenso se establecía como la fórmula de solución de toda
una problemática que se cernía sobre Andalucía. El sindicato había invertido
enormes esfuerzos en la negociación colectiva encontrando un respaldo menor al
esperado, al registrarse unos índices de movilización relacionados con procesos
negociadores relativamente bajos a pesar de la política gubernamental negativa. La
unidad de los trabajadores y trabajadoras junto a una mayor solidaridad de clase y
una mejor acción sindical unitaria debían cristalizarse en planes y programas contra
la crisis y el desempleo. Por tanto, la acción reivindicativa era considerada como
manifiestamente mejorable principalmente a través de:
-
Concertación: velando por el cumplimiento de los acuerdos suscritos,
prestando especial atención a la seguridad y salud en el ámbito laboral.
61
-
Participación institucional: profundizando en las demandas sindicales e
incrementando la presencia en cuantos espacios de esta índole sea posible
aprobándose una resolución expresa al respecto.
-
Negociación colectiva: abogando por la implantación de mecanismos que
preserven la seguridad y salud de los trabajadores y trabajadoras.
En febrero de 1992 tiene lugar el VI Congreso de CCOO de Andalucía en Sevilla con
un alegato a la unidad de acción con UGT, redoblando la eficacia de la acción
sindical de carácter ofensivo por parte de los trabajadores y trabajadoras. Este
proceso se había ido consolidando a partir de 1987, propiciado principalmente por la
política social insolidaria del Gobierno que había encontrado la contestación sindical
con diversas medidas, entre éstas, la convocatoria de Huelga General del 14 de
diciembre de 1988 y con posterioridad a este Congreso, otra convocatoria para el 28
de mayo de 1992. La reconversión industrial, los recortes en materia de pensiones,
las políticas de ajuste salarial, la oposición a la flexibilización del mercado de trabajo
o las restricciones al derecho de huelga alentaron, según se desprende de este
Congreso, una defensa a ultranza de los intereses obreros y la puesta en práctica y
el cumplimiento de los objetivos de la acción sindical y los acuerdos confederales,
haciendo del sindicato una organización de masas con presencia e influencia real en
la sociedad andaluza.
Pero esta conflictividad no afectó a la continuidad en el desarrollo de las estrategias
enfocadas a la política institucional que se habían centrado en el último periodo. En
este sentido, se instaba a la elaboración de un mapa de participación institucional al
objeto de conocer el número de representantes de la COAN en órganos
institucionales. Había una propuesta de profundización en este sentido, para abarcar
más de las sesenta instituciones en las que ya el sindicato tenía presencia y al
mismo tiempo conocer, de forma fiable, los rendimientos que reportaba la
participación institucional través de mecanismos internos creados para tal efecto.
El VII Congreso de CCOO Andalucía se emplazó en Sevilla en Enero de 1996. En el
mismo se entendió como imprescindible el fortalecimiento de la negociación
colectiva frente a la fragmentación de las condiciones laborales y la conversión en
del derecho necesario en disponible que llevó aparejada la política de reformas
impuesta por el Gobierno afectando a muchas de las materias sustantivas de las
62
relaciones laborales. También se reiteraba la unidad sindical con UGT como la mejor
garantía para el sindicalismo de clase y para la mejora de las condiciones laborales
y sociales de los trabajadores y trabajadoras de Andalucía.
La acción sindical había de tener como eje central el empleo. Los problemas a los
que enfrentarse radicaban, por un lado, en la excesiva temporalidad de Andalucía,
superior a la media española, principalmente, en mujeres y jóvenes y la progresiva
sustitución de los puestos de trabajo indefinidos por temporales favorecidos por las
sucesivas reformas laborales y la legalización de las Empresas de Trabajo
Temporal. Era urgente un control sindical más exhaustivo para este tipo empresas
que actuaban como intermediarias en el mercado de trabajo. Por otro, el alto nivel de
desempleo era un caldo de cultivo favorable para el desarrollo de la economía
sumergida, lacra social y fuente de precarización y desprotección para los
trabajadores y trabajadoras, cuya magnitud era en esos momentos desconocida. El
conocimiento cuantitativo de esta realidad era una cuestión de prioridad para paliar
esta situación. El sindicato propugnaba su compromiso con el empleo a través de:
-
La extensión de un sistema productivo integrado por empresas eficientes y
trabajadores y trabajadoras con motivación para participar, a través del
sindicato, en estrategias de producción.
-
Una política industrial para el empleo y un desarrollo económico en la que sus
beneficios repercutieran en los trabajadores y trabajadoras y en la sociedad
generando nuevas inversiones productivas y empleo.
-
En el reparto del trabajo y en la ampliación del empleo a través de un
compromiso real en la negociación colectiva y en las negociaciones con el
Gobierno regional y demás Administraciones Públicas comprometidas con el
empleo.
-
Participación en acciones de mediación en el mercado de trabajo a través de
la coparticipación en los servicios integrales para el empleo.
La figura del acuerdo, es otro de los ejes en el marco de este encuentro congresual.
Así, como una estrategia sindical a potenciar que se extendía desde las empresas al
espacio socioeconómico, el sindicato se configuraba como instrumento útil para la
consecución de las reivindicaciones de los trabajadores y trabajadoras. Los avances
en el diálogo social y la concertación con los respectivos gobiernos se entendían
63
sustentados en la capacidad de presión y negociación cuya principal significación
era la asunción por parte de los trabajadores y trabajadoras de las propuestas del
sindicato. A la vez, el fortalecimiento de las estructuras organizativas del sindicato
era una condición indispensable para ejercitar una negociación efectiva en defensa
de los intereses de los trabajadores y trabajadoras a todos los niveles.
El VIII Congreso de CCOO Andalucía se desarrolló en Sevilla en junio del año 2000.
En éste, el sindicato se reconoce a sí mismo como elemento vertebrador de la
sociedad andaluza por lo que planteaba legitimar su presencia en todos los ámbitos
decisorios sobre las condiciones de vida y trabajo de la ciudadanía andaluza. Desde
esta perspectiva se entendía como necesario el acercamiento a colectivos sociales
de defensa colectiva a partir de una óptica progresista para la configuración de un
frente común de transformación social. Llama la atención, el empleo del término
ciudadanía en lugar de la clase trabajadora o terminología similar utilizada hasta
hace pocos años y una transformación social no adjetivada o posicionada respecto
al régimen de acumulación capitalista.
El diálogo social volvió a ocupar amplios espacios en el devenir del Congreso
valorándose como generador de resultados favorables al desarrollo de la región
aunque se puso el acento en la capacidad sindical para obligar al cumplimiento de lo
acordado a la Administración y la patronal. Era necesaria la búsqueda de
mecanismos de participación y posterior implicación del conjunto de las estructuras
del sindicato en la elaboración y seguimiento de las medidas que se determinaban
por acuerdo. Problemas de amplio calado en la sociedad andaluza como la
precariedad necesitaban del impulso de políticas activas de empleo desde el marco
de la concertación social y la puesta en práctica de planes específicos para aquellos
colectivos que sufrían con especial crudeza esta situación.
La participación institucional era prueba de la legitimación y reconocimiento del
sindicato en la sociedad andaluza constituyendo un reto y una oportunidad que
debía desaprovecharse. La incidencia en la redistribución de la riqueza y en la forma
como se genera la misma era una labor que no había de abandonarse debido a la
repercusión inmediata que tenían sobre el empleo, siendo éste objeto preferente de
las reivindicaciones.
64
Se abogaba igualmente por dar cabida en la negociación colectiva a estos colectivos
con especial vulnerabilidad. La incorporación de jóvenes y el fomento del empleo
femenino se incorporaron como pautas que habían de orientar los diferentes
procesos negociadores.
Quedó también patente la preocupación por la segmentación del proceso productivo
que estaba dándose al calor de una nueva división del trabajo marcada por la
externalización y la deslocalización. Se planteaban dificultades a la hora de
encuadrar en la estructura sindical a trabajadores y trabajadoras al servicio de
empresas que operaban de forma transversal e incluso la aparición de nuevos
sectores que exigía de un esfuerzo organizativo. Las repercusiones de estos
cambios en relación a la negociación colectiva suponían un serio ataque a la misma
que habría de contrarrestarse con modificaciones legislativas en esta materia
impulsadas desde el sindicato.
Las reflexiones, líneas de trabajo y prioridades surgidas del VIII Congreso tuvieron
su reflejo en el programa de actuación elaborado como material de reflexión y sobre
el que generar discusión entre la afiliación de cara al IX Congreso de CCOO de
Andalucía, que emplazó a la organización durante el mes de diciembre de 2004 en
Sevilla. En el Informe General se hacía una valoración sobre la voluntad para llegar
a acuerdos de la que había hecho gala el sindicato en estos años y que se había
materializado en materia de pensiones a pesar de la oposición de UGT. Pero la
confrontación con el Gobierno del Partido Popular había resultado insalvable para
evitar el conflicto ante la agresión que supusieron las pretendidas reformas del
sistema de protección social y otros aspectos laborales especialmente perjudicial
para
trabajadores y trabajadoras andaluces de Andalucía y que derivó en una
convocatoria de Huelga General en el mes de junio de 2002. El informe hacía una
valoración especialmente positiva de los acuerdos suscritos en el marco de la
concertación en Andalucía atribuyéndole una repercusión favorable respecto al
empleo con un grado de cumplimiento calificado como óptimo. Esta posición se ve
reforzada por una ponencia en la que el sindicato consideraba la concertación en
Andalucía, como parte del diálogo social, eje prioritario de la política sindical de cara
a la consecución de un mayor compromiso gubernamental con el objetivo de
avanzar en el proceso de convergencia con el resto de regiones españolas y
Europa. Complementariamente, la organización reiteraba la participación del
65
sindicato en órganos e instituciones, reforzando la coordinación en todos los
espacios, especialmente en aquellos que son cauces de participación política como
el Parlamento de Andalucía y el Consejo Económico y Social.
El refuerzo cualitativo de la afiliación ocupó otra de las ponencias del citado
Congreso, en concreto en lo referente a la consolidación del sindicato en las
pequeñas y medianas empresas, ya que estas suponían más de la mitad de las
empresas de Andalucía. Este objetivo se planteaba como una oferta a estos
trabajadores y trabajadoras para su toma de conciencia y organización para una
mejor defensa de sus intereses. De la misma forma, se instaba a la sindicalización
de los colectivos que sufren una mayor discriminación como es el caso de jóvenes,
mujeres y migrantes. La priorización de la estabilidad en el empleo y la no
discriminación se establecían como pautas de actuación al respecto.
El empleo también en este Congreso continuo siendo un reto para la acción sindical
de CCOO en Andalucía entendiendo que sería necesaria una nueva política de
incentivos a la contratación que favoreciese los progresos hacia la consolidación del
empleo indefinido frente a la temporalidad tomando en cuenta a los grupos de
población con mayores dificultades para el acceso al mercado de trabajo.
El X Congreso de CCOO Andalucía celebrado en Sevilla en febrero de 2009 fue el
espacio de debate y discusión en el que se desarrollaron las propuestas pertinentes
para que el sindicato avanzase en su constitución como instrumento para la mejora
de las condiciones de vida y trabajo de los andaluces y andaluzas. El sindicato en
este momento se presentaba como la segunda central sindical más representativa
de Andalucía con un 40,51% de la representación y una afiliación superior a las
200.000 personas en la comunidad. En el Congreso se constató la difícil situación
económica con una incidencia especial en Andalucía por las peculiaridades del
modelo productivo. Las líneas de acción emanadas de este Congreso estaban
basadas en la defensa del empleo, el cambio del modelo productivo, la protección
social y la defensa de sector público. La patente oleada de despidos colectivos bajo
el amparo de la crisis económica estaba constituyendo un flagrante incumplimiento
de acuerdos y pactos suscritos con la patronal. De la misma forma se instaba a los
poderes públicos a reforzar la cobertura por desempleo garantizando una protección
efectiva y la puesta en marcha de medidas tendentes a la creación y mantenimiento
66
de los puestos de trabajo. La paralización del crédito como uno de los principales
problemas derivados de la crisis financiera tuvo unas repercusiones manifiestamente
negativas para la capacidad de financiación de las empresas por lo que desde
CCOO de Andalucía se exigía un mayor compromiso de las entidades financieras. El
desarrollo de estos planteamientos entre otros que fueron acordados en el seno del
Congreso se materializaría a través de un calendario de movilizaciones junto con
UGT y de cuantas medidas de presión sean necesarias para dar respuesta a las
agresiones que se estaban produciendo contra los derechos de los trabajadores y
trabajadoras. Este proceso desembocó en la convocatoria de Huelga General del 29
de septiembre de 2010 en repuesta a las reformas en el ámbito laboral acometidas
por el Gobierno.
2.3.2 Unión General de Trabajadores (UGT).
La Unión General de Trabajadores nació en Barcelona en 1888 y fue muy importante
en el desarrollo del movimiento obrero y sindical español hasta que la Dictadura la
declaró ilegal en 1939. Destacó especialmente su labor durante la II República
contribuyendo a la consecución de derechos para la clase trabajadora e igualmente
desempeño una ardua labor en la defensa de la legalidad republicana durante la
Guerra Civil. La UGT llegó a contar con más de un millón y medio de afiliados y
afiliadas en España al iniciarse la contienda y muchas de estas personas perdieron
la vida durante la misma.
La victoria del bando nacional implicó el exilio forzoso de la mayor parte de los
dirigentes ugetistas que habían sobrevivido y la reorganización del sindicato fuera de
las fronteras españolas, principalmente en Francia. En noviembre de 1944 se
celebra el Congreso Reconstitutivo de la UGT en el que entre otras decisiones se
ratifica la estrecha vinculación con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), la
colaboración con otra fuerza sindical española reprimida por la Dictadura como es la
Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y la necesidad de restablecimiento de la
legalidad republicana en España.
La actividad de la UGT en el exilio se centró en actividades de carácter internacional,
impulsando la creación de organizaciones sindicales de carácter internacional como
Federación Sindical Mundial o la Confederación Internacional de Organizaciones
Sindicales Libres. Igualmente, hubo repetidos esfuerzos por reorganizar la UGT en
67
España, pero la fuerte represión ejercida sobre las organizaciones sindicales
ocasionó que hasta 1953 fuesen desarticulados en repetidas ocasiones los comités
nacionales que se iban formando. Esta situación constituyó un gran obstáculo que
favoreció la desconexión entre las fuerzas del interior y la dirección del sindicato que
se localizaba en Toulouse. En estos momentos UGT adolecía de una debilidad que
le imposibilitaba participar en las luchas emergentes que al final de la década de los
50’ comenzaban a desarrollarse en diferentes lugares de la geografía española.
Hubo también una manifestación explícita de rechazo al entrismo que suponía la
participación en las elecciones sindicales de la OSE por entender que se trataba de
colaboracionismo con la Dictadura.
En esos momentos UGT era una organización semidesconocida para la nueva
generación de la clase obrera, por su escasa incidencia en los centros de trabajo, su
negativa a participar en las comisiones obreras y la dificultad para propagar su
pensamiento debido a la férrea censura ejercida por el Gobierno del General Franco.
Así pués, el inicio de la Democracia es afrontado por parte de la UGT con una
poderosa influencia en el ámbito internacional pero una escasa presencia en el
interior del país.
El XXX Congreso Ordinario de UGT de 1976 fue el primero en celebrarse en
España, concretamente en Madrid, tras la Dictadura. En el mismo, se discutieron y
debatieron toda una serie de documentos en los que se plasmaban los postulados
que definían claramente el posicionamiento de la organización. En sus Estatutos y
Principios Fundamentales de la UGT31, donde se reiteraba como:
-
Sindicato de clase: UGT agrupaba a trabajadores, obreros, campesinos y
miembros de profesiones liberales frente a la clase capitalista explotadora,
impulsando una orientación de clase y asumiendo los objetivos del
movimiento obrero.
-
Sindicato Revolucionario: el sindicato era un instrumento de participación de
la clase trabajadora para la defensa de los intereses de clase y la lucha por la
superación de del capitalismo para la creación de una sociedad socialista.
31
ALMENDROS MORCILLO, F; JIMÉNEZ-ASENJO, E; PÉREZ AMORÓS, F; ROJO TORRECILLA,
E. El sindicalismo de clase en España (1939-1977). Barcelona: Ediciones Península, 1978.
68
-
Sindicato autónomo: del Estado y partidos políticos, aunque se asumían los
vínculos históricos con el PSOE, por el entendimiento y la convergencia
derivados de la coincidencia de objetivos y la actuación conjunta bajo el
principio de la lucha de clases.
-
Sindicato libre: la libertad sindical era algo incuestionable que se materializa
en la libertad de afiliación, libertad de constitución de asociaciones sindicales
y la libertad de acción sindical.
-
Sindicato Unitario: UGT sería el eje en torno al que se construyese una gran
central sindical unitaria.
-
Sindicato democrático y representativo: la asamblea era el órgano máximo de
decisión y los cargos sindicales eran
objeto de control por parte de la
afiliación pudiendo revocarse si así se considerase oportuno.
-
Sindicato de carácter internacionalista: estrechando lazos con organizaciones
obreras de otros países que tuviesen los mismos fines que UGT, practicando
en la medida de lo posible el principio de solidaridad.
En lo sucesivo, hubo una moderación del lenguaje que no denotaba un cambio de
concepción evidente de la estrategia sindical, puesto que se hacía mención expresa
al carácter revolucionario del sindicato. La lucha por unas mejores condiciones de
vida y trabajo para los trabajadores y trabajadoras con el objetivo final de
transformación de la sociedad capitalista por un sistema social socialista seguiría
presente en el discurso del sindicato.
Programáticamente, se planteó un antes y un después con el XXXII Congreso
celebrado en Madrid en abril de 1980, ejecutándose una serie de modificaciones
sustanciales que supusieron una variación en relación a las aspiraciones de carácter
revolucionario. La superación del sistema capitalista fue sustituida paulatinamente
por nuevos objetivos de estabilización del sistema democrático, aunque sin
renunciar a la convicción del sindicalismo como instrumento de clase al servicio de
los trabajadores y trabajadoras. Se instaba a una estrategia sindical constructiva, no
limitada únicamente a la contestación y que reportara resultados prácticos. De esta
forma, la política reivindicativa dio paso a paso a una estrategia basada en la
negociación en pro de una mejor defensa de los intereses de los trabajadores y
trabajadoras. Como contraprestación a esta contribución de consolidación de la
Democracia el sindicato requirió del Gobierno medidas de fortalecimiento sindical
69
materializadas en una configuración jurídica de las relaciones laborales que
asegurasen el protagonismo de los sindicatos como representantes de los intereses
de los trabajadores. En este sentido se criticó el proyecto de ley del Estatuto de los
Trabajadores ya que se entendía que no recogía estas demandas.
Pero estas desavenencias no impidieron asumir, por responsabilidad democrática, el
establecimiento de un consenso social al más alto nivel con la patronal y el Gobierno
a través de la política de concertación. Esta fue la principal novedad de este XXXII
Congreso, que a través de una resolución, mostraba la disposición de UGT a
suscribir acuerdos-marco a nivel central en un contexto de crisis económica que
hacía necesaria la implementación de estrategias moderadas. Meses antes del
Congreso, ya se habían efectuado avances en este sentido, suscribiéndose
acuerdos con la asociación empresarial CEOE que quedaron ampliamente
ratificados por el apoyo que estas propuestas habían recibido por parte de los
delegados presentes. Sin realizarse una modificación de los estatutos, UGT adaptó
su programática en virtud de un mayor pragmatismo frente a un exceso de
ideologización.
En el XXXIII Congreso y el XXXIV Congreso de UGT, ambos celebrados en Madrid,
en 1983 y 1986 respectivamente, la concertación ocupó un lugar central en las
resoluciones. Convertirse en la mayor fuerza sindical en aquellos momentos unida a
que el partido político con el que mantenía mayor afinidad ocupara el Gobierno,
retroalimentó la capacidad de llegar a diferentes acuerdos más allá de los referidos a
la negociación colectiva. Se presentaba esta situación como un éxito hasta el punto
de ser considerado como el único camino consecuente para la defensa de los
intereses de los trabajadores y trabajadoras en unos tiempos marcados por la crisis
económica y el desempleo. Como principal novedad, conferir al XXXIV Congreso la
elaboración de una programática en la no existía formulación alguna de superación
del capitalismo y en la que UGT se adscribía a sí misma la consideración de
organización sindical socialista, autónoma y democrática. De esta forma, se asumían
de forma íntegra y casi exclusivamente la defensa de los intereses inmediatos y
concretos renunciándose programáticamente los objetivos de transformación social.
70
La formación de UGT Andalucía se inició a mediados de 1978 por la iniciativa de la
Unión Provincial de Sevilla que llevó la propuesta al resto de uniones provinciales.
Esta propuesta siguió adelante a pesar de los recelos que en un principio despertó
entre algunos dirigentes provinciales materializándose en una reunión que se
celebró en Antequera a principios de 1978 para la construcción de una estructura
sindical de ámbito regional. La Comisión Ejecutiva emanada tuvo como principal
mandato la convocatoria del primer Congreso de UGT que finalmente se celebró en
Fuengirola durante el mes de enero de 1980. Este primer Congreso recogió la
ponencia Estatutos y Organización que fueron aprobados en transcurso del mismo.
En los principios fundamentales UGT-A explicaba su nacimiento ante la necesidad
que los trabajadores organizados se dotaran de instrumentos de actuación en sus
respectivos ámbitos geográficos en una sociedad que avanzaba hacia la
descentralización. Igualmente destacable era la ponencia aprobada sobre política
sindical que establecía como objetivo del sindicato la consecución de la sociedad
socialista como única garantía para resolver definitivamente los problemas que
acuciaban a la clase trabajadora. En este sentido, el sindicato suscribía su firme
voluntad de presentar soluciones y alternativas a la situación en la que en aquellos
momentos se encontraba inmersa Andalucía, llegando a cuantos acuerdos fuesen
necesarios desde una perspectiva de clase y recuerdo a la presión si la negociación
no reportaba los resultados esperados. Valga como ejemplo alguna de las ideas
recogidas en el Dictamen de la ponencia de acción reivindicativa del citado
Congreso:
La U.G.T. de Andalucía como Sindicato Revolucionario de la clase obrera, tiene como objetivo
primordial la defensa de los intereses de los trabajadores contra el capitalismo, ya que
únicamente a través de la lucha reivindicativa diaria, es posible transformar, la sociedad
32
capitalista en una sociedad socialista .
Las reivindicaciones de UGT de Andalucía estaban ampliamente transversalizadas
por la perspectiva de clase y así queda recogida en este Congreso en el que las
reivindicaciones económicas y sociales, la acción reivindicativa en la empresa, las
condiciones de trabajo y la negociación colectiva fueron fijadas como los puntos
sobre los que debería versar acción reivindicativa del sindicato. Hay también una
mención expresa a la unidad de acción con las organizaciones sindicales de clase y
32
1º Congreso de UGT Andalucía celebrado en Málaga los días 12 y 13 de enero de 1980. Actas y
resoluciones, pág. 13.
71
representativas cuando hubiese coincidencia de objetivos y disposición de medios
para hacerlo.
El II Congreso de UGT Andalucía tuvo como emplazamiento la localidad de Marbella
durante el mes de julio de 1983. El dictamen de la ponencia de estatutos del citado
Congreso se inicia con la siguiente Declaración de Principios:
La Unión General de Trabajadores es una organización de productores, organizados por
grupos afines de oficios y profesiones liberales, que, para mantenerse en sólida conexión,
respeta la más amplia libertad de pensamiento y táctica de sus componentes, siempre que
estén dentro de la orientación revolucionaria de la lucha de clases y tiendan a crear las fuerzas
de emancipación integral de la clase obrera, asumiendo algún día la dirección de la producción,
33
del transporte y la distribución e intercambio de la riqueza social .
La ponencia de política sindical abordaba en primer lugar un análisis del problema
del desempleo estableciendo, entre otras medidas, la exigencia de participación en
todas aquellas negociaciones en las que se dirimieran los intereses de los
trabajadores y trabajadoras en esta situación puesto que constituía un grave
problema estructural que lastraba a Andalucía. En segundo lugar, se refería a la
situación política de la comunidad, con amplia presencia del PSOE en las
instituciones, algo que era entendido como una posibilidad real de avance hacia una
sociedad más justa, libre e igualitaria de corte socialista.
La Reforma Agraria fue tratada de forma monográfica. Se relacionaba la misma a un
desarrollo industrial a partir de la transformación de las materias primas andaluzas
en la propia comunidad autónoma. No circunscribía por tanto la misma a la
estructura de la propiedad de la tierra, aunque si se abogaba por la expropiación de
aquellas propiedades deficientemente explotadas. El sindicato entendía como
prioritario la organización de cooperativas y sociedades de transformación,
formación profesional para las personas del ámbito rural en desempleo y la
potenciación de organismos de crédito público que prestasen la financiación
pertinente a estas iniciativas.
La política institucional ocupó también un lugar prioritario teniendo como eje
fundamental el papel protagonista que las fuerzas sociales, y en concreto las
centrales sindicales, debían tener en el seno de las instituciones bajo la premisa de
33
2º Congreso de UGT Andalucía celebrado en Marbella los días 1 y 2 de julio de 1983. Actas y
resoluciones, pág. 11.
72
la autonomía sindical siempre en virtud de la defensa de
los intereses de los
trabajadores y trabajadoras.
El III Congreso de UGT Andalucía se desarrolló en Cádiz, iniciándose el 9 de mayo
de 1986 con cuestiones de tipo organizativo orientadas al crecimiento de la
estructura del propio sindicato a nivel regional y la formación sindical de las
personas vinculadas al sindicato a todos los niveles. En el informe de gestión de la
Comisión Ejecutiva Regional saliente se presentaban como logros alcanzados la
consolidación de la organización, el desarrollo de una política de concertación con
diferentes actores entre los que se encontraba la Junta de Andalucía o el papel
jugado por el sindicato en la transición del empleo comunitario al subsidio del
Régimen Especial Agrícola. La adecuación de la estructura sindical como respuesta
a las demandas de la clase trabajadora, la mejora en la calidad de vida de los
trabajadores y trabajadoras y una política de apertura y expansión a los nuevos
colectivos que estaban apareciendo en el mundo del trabajo asalariado fueron
también algunas de las pautas citadas como vías para una mejor implantación del
sindicalismo de clase.
La ponencia relativa a la política institucional se ratificó unánimemente y en la misma
se instaba a la Administración a la cesión en usufructo del Patrimonio de
Residencias de Tiempo Libre y la constitución del Consejo Económico y Social.
Otra de las ponencias relativamente novedosa fue la dedicada a la situación de la
mujer trabajadora, en la misma se constataba el apoyo del sindicato a la puesta en
funcionamiento de instrumentos que sirviesen para eliminar la discriminación,
incrementar la participación femenina en el ámbito laboral y reforzar la presencia de
la mujer en el seno de UGT Andalucía.
La ponencia sindical constituía una firme apuesta por la política de concertación que
se venía ya desarrollando y que hacía necesario una ampliación de los contenidos
que se habían venido suscribiendo con hasta el momento con la administración
autonómica. Esta ponencia también consideraba positiva la implantación del nuevo
subsidio agrario a pesar de la existencia de medidas complementarias que podían
hacer mejorable su aplicación. También valoraba la Reforma Agraria que el
Gobierno Andaluz pretendía ejecutar como alejada de las expectativas iniciales por
la oposición de la patronal agraria y la falta de apoyo por parte de las fuerzas
73
progresistas de la comunidad. Por estas razones, UGT Andalucía hacía un
llamamiento a partidos políticos y sindicatos de clase para que se redoblasen
esfuerzos para alcanzar la que consideraba una reivindicación histórica del pueblo
andaluz. Esta ponencia finalizaba con una apuesta por el reparto del trabajo a través
de una reducción de la jornada laboral conservando la misma retribución para de
esta forma obligar a las empresas a efectuar un mayor número de contrataciones.
El IV Congreso de la UGT de Andalucía se ubicó en Fuengirola durante el mes de
mayo de 1990. El Secretario General llevó a cabo un análisis de la situación
socioeconómica de Andalucía valorando positivamente los diferentes acuerdos
suscritos con la administración autonómica a la vez que destacaba las dificultades
surgidas en el diálogo social con la administración central. Producto de esta
situación había sido la convocatoria de Huelga General del 14 de diciembre de 1988.
El Congreso, en su resolución sobre política organizativa, llamaba la atención sobre
los cambios que se estaban produciendo en la composición de la clase trabajadora
como producto del modelo de crecimiento de la economía española que estaba
generando un incremento de las desigualdades. El desempleo, la precariedad y la
economía sumergida repercutían en una nula capacidad de reivindicación de unos
colectivos que se encontraban en situaciones de máxima necesidad pero de difícil
sindicalización. Como respuesta el Congreso hace un mandato para la creación del
Servicio de Orientación y Promoción para el Empleo en todas las uniones
territoriales para trabajadores y trabajadoras desempleados o con empleos de
escasa calidad. Este servicio además de realizar acciones de orientación laboral
efectuaría asesoramiento en el ámbito de la formación profesional. Igualmente, se
instaba a todas organizaciones encuadradas en UGT Andalucía a realizar un mayor
esfuerzo controlando las contrataciones y denunciando las irregularidades que se
produjesen. La inmigración también ocupó un espacio de discusión durante el
Congreso, de forma que ante las situaciones discriminatorias que se estaban dando
UGT Andalucía se comprometía a desarrollar una acción sindical tendente a eliminar
la exclusión de estas personas buscando su integración. Se instaba a la
incorporación de trabajadoras, migrantes, personas con discapacidad o población ex
reclusa a las diferentes estructuras del sindicato, apoyando a la vez cualquier tipo de
iniciativas que estuviesen enfocadas a paliar la exclusión que alguna u otra forma
sufren.
74
La política sindical también comprendía el dialogo social a través de la concertación,
desde la solidaridad y para paliar la desvertebración y el diferencial económico que
padecía Andalucía. La defensa de cauces a través de los cuales se establecieran
acuerdos que propiciasen condiciones de bienestar equiparables a las de otros
países europeos sería una prioridad para el sindicato desde su autonomía e
independencia.
La resolución sobre política institucional desarrollaba ampliamente este instrumento,
haciendo extensiva la necesidad de que se ampliase a comarcas y municipios donde
las demandas sociales eran muy notables, siempre como una actividad encaminada
a la mejora de la calidad de vida de los trabajadores y trabajadoras de Andalucía. En
estos términos se pronunciaba:
La tarea institucional debemos llevarla a cabo en dos frentes, distintos pero complementarios:
dentro y fuera de las instituciones. Dentro de las instituciones, en aquellos consejos o
comisiones donde tenemos representación de pleno derecho, potenciando esa participación de
una manera eficaz y efectiva. Fuera de las instituciones, dinamizando a los afiliados y
estructuras del Sindicato para que, en todos los ámbitos ciudadanos y en toda nuestra
organización territorial, plateen alternativas, formulen iniciativas en ayuntamientos, diputaciones
34
y en todas aquellas instituciones que regulen, de alguna forma, aspectos sociales .
El V Congreso de UGT Andalucía fue celebrado en mayo de 1994 en Sevilla. En la
resolución sobre política organizativa se dirimieron aspectos relativos a la
profundización democrática de su vida interna primando las federaciones sectoriales
sobre las uniones territoriales y otras cuestiones relativas en los procesos de toma
de decisiones. Hubo un pronunciamiento por la austeridad, el control, la
transparencia y la racionalidad como los valores que debían marcar el
comportamiento organizativo.
La resolución sobre política sindical volvía a valorar de forma muy favorable las
actuaciones llevadas a cabo en el marco del diálogo social y la concertación que,
más allá de tener un carácter puntual, constituía una exigencia necesaria en el
Estado del Bienestar, por la que el sindicato apostaba. Pero, la coyuntura de aquel
momento, requería de un especial tratamiento para enfrentar la lacra social que
suponía el desempleo. El reparto del empleo mediante la reducción de la jornada y
la eliminación de las horas extraordinarias eran algunas de las medidas propuestas.
4º Congreso de UGT Andalucía celebrado en Fuengirola desde el 17 al 20 de mayo de 1990.
Resoluciones, pág. 88.
75
También se reclamaban reformas del mercado de trabajo con el objetivo de alcanzar
una mayor estabilidad en el empleo complementada con actuaciones de los propios
sistemas públicos de empleo que garantizasen la igualdad. La creación de
Gabinetes de Orientación de Empleo en el seno de la organización fue prevista para
la ejecución de labores de intermediación, asesoramiento y formación a personas
desempleadas afiliadas o no al sindicato. Se propuso un tratamiento especial para
colectivos con difícil inserción en el mercado laboral como mujeres, jóvenes e
inmigrantes a través de instrumentos especiales para su defensa en la negociación
colectiva y en los diferentes acuerdos con las administraciones públicas.
El VI Congreso de UGT Andalucía se desarrolló en Sevilla durante el mes de marzo
de 1998. Las resoluciones que emanaron del mismo se iniciaron con una serie de
declaraciones de entre las que podría destacarse:
La UGT encarna un sindicalismo que lucha por la transformación de la sociedad, para
establecerlas sobre la bases de justicia social, de igualdad y de solidaridad. No se reduce por
tanto, a los intereses inmediatos de los trabajadores en las relaciones laborales. El Sindicato
pugna por una defensa integral de los derechos, intereses y aspiraciones del mundo del
trabajo. La UGT es un Sindicato de clase que con una visión general de los problemas sociales
35
y laborales de la clase trabajadora, defiende sus intereses y persevera en su unidad .
El sindicato hace una interesante reflexión a partir de su concepción como
instrumento al servicio de todos y todas, con especial sensibilidad hacia las
personas desempleadas, en situación de precariedad o exclusión. En este sentido,
la presencia de nuevos grupos y formas sociales era una cuestión muy importante
en relación a la representatividad. El sindicato debía ser espacio de encuentro e
instrumento válido para estos colectivos poniendo en práctica una política de
solidaridad efectiva. En caso contrario se produciría una situación marcada por la
atomización sindical y la proliferación de corporativismos.
El establecimiento de alianzas con movimientos sociales de signo progresista como
organizaciones feministas, pacifistas o contra la exclusión social era una cuestión
entendida como consustancial al propio sindicalismo que desde UGT Andalucía se
propugnaba.
35
6º Congreso de UGT Andalucía celebrado en Sevilla desde el 26 al 28 de marzo de 1998.
Resoluciones, pág. 2.
76
Se volvía a reiterar la necesidad por parte de UGT Andalucía de incrementar la
presencia del sindicato en aquellos ámbitos donde se podía defenderse el bienestar
y la calidad de vida de los trabajadores y trabajadoras y de la sociedad en general.
La acción institucional como cauce permanente de diálogo, conocimiento y
colaboración debía materializarse en una autentica capacidad de participación, más
allá de la audiencia y la consulta, y consiguiente corresponsabilidad con las
decisiones que se toman.
Se aprobaron diferentes propuestas durante el Congreso relativas al ámbito laboral:
-
Reducción de la jornada laboral a las 35 horas.
-
Adelanto de la edad de jubilación.
-
Permisos para atender las nuevas realidades familiares.
-
Apertura del sindicato a la nueva realidad de la mujer.
-
Creación de una Unión de parados.
La progresiva flexibilización del mercado de trabajo se entendía como una amenaza
para el sindicalismo y del propio progreso social debido al riesgo existente de que
los sindicatos pierdan sus funciones de regulación del mercado como garantes de
los niveles de protección necesarios. Por ello la acción sindical había de estar
presidida por una especial rigurosidad hacia aquellos colectivos especialmente
vulnerables y una mayor incidencia en las pequeñas y medianas empresas y sobre
la economía sumergida.
El VII Congreso de UGT Andalucía tuvo como lugar de emplazamiento Granada
durante el mes de abril de 2002 y en el mismo se procedió a la adaptación de las
resoluciones del XXXVIII Congreso Confederal que se plasmaron en un Programa
de
Acción.
Se
establecieron
toda
una
serie
de
cuestiones
que fueron
pertinentemente discutidas procediéndose a la aprobación de las mismas y la
elevación de enmiendas en los casos en los que fue así considerado. La diferente
temática tratada, en términos generales, se ajustó a la siguiente relación:
a) La exigencia de una política económica que tuviese como centro el
crecimiento y el pleno empleo.
77
b) La defensa de lo público, al entender que los servicios públicos eran garantía
de cohesión social, igualdad de oportunidades y ejercicio efectivo de
libertades.
c) El compromiso de seguir avanzando en la reducción del tiempo de trabajo,
mediante ley y convenios, hacia las 35 horas semanales para repartir el
trabajo, crear empleo y mejorar la calidad de vida, así como adelantar la edad
de jubilación de algunos colectivos profesionales.
d) Continuar exigiendo que se regulasen las nuevas realidades laborales como
el teletrabajo, el trabajo a domicilio, así como otras figuras derivadas de las
nuevas formas de trabajo, impidiendo la teledominación y los abusos.
e) Seguir combatiendo la utilización irregular de la contratación laboral.
f) Promover la participación sindical en la regulación de los flujos migratorios
laborales.
g) Fortalecer la democracia en la empresa.
h) Solicitar la consulta previa por el Gobierno a las organizaciones sindicales
acerca de las propuestas y posiciones españolas en materias sociolaborales
por parte de la Unión Europea.
i) Propugnar un modelo de sociedad basado en la solidaridad y la igualdad
frente a los intentos de imponer modelos económicos y sociales que tendían a
la desigualdad entre las personas.
j) Mantenimiento del vigente sistema de pensiones de reparto en virtud de los
contenidos del Pacto de Toledo.
Hay todo un cuerpo de actuaciones de carácter integral destinadas no sólo al ámbito
propio de las relaciones laborales, sino enfocadas a ejercer un papel propositivo en
campos como la política agraria e industrial, los servicios o los transportes y las
comunicaciones.
Citar, entre los muchos contenidos que se trataron, la valoración que se hace de la
participación institucional de las organizaciones sindicales en las Administraciones
Públicas como parte esencial de la representación de los trabajadores y trabajadoras
arguyéndose por primera vez ciertas amenazas al respecto frente a las que articular
una serie de medidas:
… se viene produciendo desde hace tiempo un debilitamiento, cuando no un vaciamiento, de la
participación institucional que constituye una expresión más del cuestionamiento del papel del
78
sindicato, del trabajo y de los trabajadores en la sociedad. Y, en definitiva, una forma de
precarización colectiva. Varios factores están contribuyendo a ese proceso. Por una parte, la
falta de convicción e incomodidad de los poderes y gestores públicos ante el ejercicio de la
participación de los representantes de los trabajadores. En segundo lugar, las políticas de
privatización creciente y de debilitamiento de lo público desarrolladas a lo largo de los últimos
años. Y, en fin, un proceso de descentralización en desarrollo lógico necesario del Estado de
las Autonomías, sin contar con marcos que desde el ámbito estatal aseguraran la pervivencia y
36
homogeneidad de la participación de los trabajadores .
En mayo del 2005 se celebró en Sevilla el VIII Congreso de UGT Andalucía. Al
diagnosticar la situación en la que se encontraba Andalucía se aludía a la
globalización y el nuevo capitalismo como causantes de toda una serie de cambios
en la sociedad. La gestión del Gobierno de España de corte conservador, había
contribuido en este escenario a generar precariedad y abaratamiento del empleo,
dependencia económica del sector servicios y de la construcción, reducciones
fiscales favorables a las rentas más altas, liquidación del sector público empresarial
y una política industrial no ajustada a las necesidades de los diferentes sectores y
territorios. A pesar de la buena coyuntura económica existente en aquel momento, el
desequilibrio estructural que padecía Andalucía respecto al resto de España y de
Europa, en ningún caso se había reducido, sin alcanzar la convergencia económica
necesaria.
En concreto, el mercado de trabajo andaluz quedaba lastrado por las altas tasas de
desempleo, la mala praxis en la contratación con un abuso notable de la
temporalidad, la mala calidad del empleo y las altas tasas de siniestrabilidad. Como
respuesta a este panorama objeto de análisis en el Congreso, se configuraron los
principales ejes que constituirían la acción:
Los principales ejes de la acción del sindicato se concretan en la Concertación social, la cual
nos permite incidir en la planificación de las políticas del Gobierno y que para este periodo de
gestión se concretan en el IV Acuerdo de Concertación Social de Andalucía; en la Negociación
Colectiva como principal instrumento para mejorar las condiciones laborales de los
trabajadores y trabajadoras; en la Participación Institucional, que nos permite intervenir en los
asuntos de naturaleza pública y que tienen incidencia en la calidad de vida de los trabajadores
y trabajadoras; y, por último, en un nuevo modelo de relaciones institucionales sindicatoempresa, que nos permita tener y mantener una relación directa con los empresarios y
37
gestores de las empresas más emblemáticas de Andalucía .
36
7º Congreso de UGT Andalucía celebrado en Granada desde el 11 al 13 de abril de 2003.
Resoluciones, pág. 96.
37
8º Congreso de UGT Andalucía celebrado en Sevilla desde el 23 al 25 de junio de 2008.
Resoluciones, pág. 107.
79
El IX Congreso de UGT Andalucía se desarrolló durante el mes de septiembre de
2009 en Sevilla. En estos momentos UGT Andalucía es la central sindical más
representativa de Andalucía con un 46,17% de la representatividad y una afiliación
que supera las 215.000 personas según fuentes consultadas en el propio sindicato.
De las resoluciones de este Congreso emanó un Programa Fundamental con el
objetivo de que sirviese de base ideológica para las actuaciones que el sindicato
llevaría a cabo. UGT Andalucía como sindicato de clase y de corte socialista,
preservando su identidad histórica, se posicionaba por un modelo productivo más
equitativo, justo, solidario y participativo, donde las personas fuesen una pieza clave
para la sostenibilidad del modelo. De esta forma el sindicato, como instrumento
organizado de los trabajadores y trabajadoras para una actuación colectiva que
permitiese alcanzar la dignidad en plano económico, social y cultural.
Estos posicionamientos ampliamente expuestos encontraban su reflejo práctico y
programático en el Programa de Acción. En el empleo, como ámbito propio de
actuación, aunque no exclusivo, se marcaban objetivos centrados en actuar contra la
destrucción de puestos de trabajo y la precariedad laboral, implementación de
medidas tendentes a la consecución de empleos de calidad y controlar la
temporalidad. Las líneas de actuación encaminadas a la consecución de los mismos
se enmarcaban en la utilización de las medidas previstas en los acuerdos de
concertación y en el desarrollo de instrumentos en la negociación colectiva
principalmente.
La discriminación, en sus múltiples formas, centrada en mujeres, jóvenes, migrantes
y colectivos vulnerables,
ocasionaba un gran número de dificultades a estas
personas en su tránsito por el mundo del trabajo. En este sentido, se plasmaban
compromisos concretos al respecto, con implicaciones de carácter interno:
El Sindicato tiene que practicar políticas incluyentes, aceptar los problemas de las personas
más vulnerables como colectivos, y comprometerse en el cambio de las condiciones sociales y
laborales que los provocan. Debe, a su vez, facilitar la integración sindical de las personas más
vulnerables y hacerlas partícipes en las decisiones, estrategias y tareas precisas para superar
38
las dificultades, discriminaciones y desigualdades de las que parten .
38
9º Congreso de UGT Andalucía celebrado en Sevilla desde el 10 al 12 de septiembre de 2009.
Resoluciones acción, pág.35.
80
Las propuestas volvían a tener, como en el anterior Programa de Acción, un sentido
amplio, en este caso, si cabe aún mayor, al establecerse distintas propuestas
relativas a sanidad, educación, protección social, vivienda, servicios sociales y
cohesión social. La participación institucional y la concertación social volvían a
ocupar una posición de importancia en la estrategia de UGT Andalucía
desarrollándose diferentes líneas de actuación que venían a consolidar una labor
que constituye un pilar, podríamos decir básico de la acción sindical de UGT
Andalucía.
Los Estatutos actualmente vigentes fueron aprobados en este IX Congreso y se
configuraron bajo los siguientes principios generales:
a) Agrupar para una eficaz unidad y coordinación, a las Federaciones Territoriales,
representando sus intereses comunes, y garantizando el principio de solidaridad entre las
mismas y entre sus afiliados/as, en el ámbito de Andalucía.
b) Coordinar la acción de las Federaciones, asegurar el cumplimiento de las tareas sindicales
comunes, prestar una atención sindical suficiente a todos los afiliados/as y aplicar las
resoluciones y directrices sobre las políticas Confederales de la UGT, garantizando, con todo
ello, la realización efectiva del principio de solidaridad.
c) La defensa y promoción de los intereses sociopolíticos, económicos, profesionales, sociales
y culturales de los trabajadores/as, desarrollando una incesante labor para organizar a los
trabajadores/as, a los efectos de la reivindicación legítima por el acrecentamiento del bienestar
39
social, moral, económico e intelectual de los mismos .
En el texto, no hay mención alguna a conceptos que con anterioridad estuvieron muy
presentes en el discurso de la organización como clase obrera, lucha de clases o
transformación socialista. En su lugar el sindicato se configura como instrumento
para la defensa de los derechos de los trabajadores y trabajadoras y del Estado
social y democrático de Derecho. Hay por tanto, un cambio de discurso que ha ido
fraguándose progresivamente a lo largo de estos años que habría que relacionar con
los contenidos resultantes de los sucesivos Congresos.
2.3.3. Confederación Nacional del Trabajo (CNT).
Organización anarcosindicalista fundada en 1910 que se define como tal al
considerarse anarquista en sus principios tácticas y finalidades y sindicalista por su
forma de estructuración en sindicatos. Con carácter previo a la Guerra Civil tuvo un
39
http://www.fspugtandalucia.org/images/stories/ARCHIVOS/ORGANIZACION/2009/Documentos_de_
inters/estatutos_ugt_andaluca_210909.pdf
Acceso en: 24 de octubre de 2011.
81
notable protagonismo en acontecimientos como huelgas generales y de sector y
diferentes luchas, entre otras, por la jornada de ocho horas. Entre 1930 y 1935 tuvo
una implantación masiva superando el millón de personas afiliadas y durante la
Guerra Civil aportó cuantitativa y cualitativamente cuantos medios estuvieron a su
disposición para la formación de milicias y fuerzas de combate frente al Ejercito
Nacional. Paralelamente puso en funcionamiento colectivizaciones agrícolas,
industriales y de servicios en el noreste español.
La total prohibición de las actividades sindicales al término de la contienda en 1939,
unida a la represión, casi imposibilitó cualquier intento de reconstrucción
organizativa. A ello se unieron las numerosísimas bajas personales, la pérdida de
medios económicos, bienes inmuebles y cualquier instrumento susceptible de ser
empleado para sus fines confinándole a la más absoluta clandestinidad. CNT se
posiciona durante el periodo dictatorial como contraria a la participación en las
estructuras del OSE, rechazando por tanto el entrismo como estrategia de lucha
válida para la defensa de los intereses de la clase trabajadora.
Durante la II Guerra Mundial el sindicato albergó ciertas esperanzas de restitución
democrática en España, una vez finalizada la II Guerra Mundial conforme se iba
acercando la victoria del Ejército Aliado. En los años previos a la resolución del
conflicto CNT se esforzó por reagrupar a las fuerzas opositoras en el interior del país
para la participación en la lucha armada de corte guerrillero que llevaron a cabo los
maquis en determinadas zonas del país. Como consecuencia de ello, la dirección en
el exterior impulsó diferentes comités nacionales y regionales para tal fin que fueron
desarticulados por los cuerpos de seguridad. La no intervención en España por parte
de las potencias que se habían enfrentado al fascismo en pro de la restitución
democrática supuso el inicio del declive, puesto que éste había sido uno de los
pilares en la estrategia de resistencia desde el fin de la Guerra Civil.
El desgaste propiciado por la lucha guerrillera a la que se pone fin en 1951, la
represión y dificultades organizativas y de coordinación entre la dirección en el
interior y la dirección en el exilio, dieron lugar a que, entre los años 1949 y 1956,
CNT entrase en una fase de letargo en la que progresivamente experimentó una
pérdida en la capacidad de convocatoria. Estos son los parámetros bajo los que el
sindicato se desenvuelve en la década de los 60’, en la que lo más destacable es el
82
establecimiento de una política de actuación conjunta con otras fuerzas sindicales
como UGT y ELA-STV al objeto de trabajar por la consecución de la libertad sindical
que se materializa en la creación de la Alianza Sindical Obrera (ASO) en 1963.
Es a partir del año 1975 cuando la reconstrucción de la CNT comenzó a ser un
hecho, grupos anarcosindicalistas fueron organizándose desde el ámbito local al
regional y así hasta el nacional. Se produjo un proceso de convergencia entre las
diferentes tendencias existentes con especial preeminencia movimiento libertario de
Cataluña. Todo este proceso se consumó con la legalización en 1977 y una afiliación
que superaba las 100.000 personas, momento en el que se consideró que el
sindicato se había reorganizado y estaba presente en, prácticamente, todas las
regiones españolas.
En 1976, destacados miembros del sindicato manifestaron a la prensa escrita de la
época la reafirmación de los postulados ratificados en el Congreso celebrado en
1936 haciendo hincapié en las tesis fundamentales del sindicato como organización
anarcosindicalista que aspiraba a la máxima libertad y que lucharía por la
emancipación de la clase trabajadora. La línea de acción de CNT como organización
autónoma de clase e instrumento de transformación de la sociedad capitalista se
vertebraba en torno a:
-
Libertad: la plenitud sólo se alcanzaría a través de la libertad y en el seno de
una sociedad justa y en la que no existiese la represión, la discriminación
económica y el autoritarismo.
-
Autogestión: participación igualitaria de la ciudadanía en los asuntos que le
concernían, ejerciendo la libertad en cooperación y eliminando privilegios y
jerarquías.
-
Acción directa: prescindir de intermediarios participando de forma real y
efectiva aquellas personas implicadas en una determinada cuestión sin la
intervención de burocracias.
-
Federalismo: articulación de la sociedad desde abajo hacia arriba a todos los
niveles (económicos, culturales, servicios, etc.).
-
Antiparlamentarismo: rechazo de las estructuras políticas de la democracia
burguesa.
83
-
Solidaridad: sólo en la unidad la clase trabajadora se encontraría el mejor
medio para enfrentar las luchas y reivindicaciones.
CNT se reitera igualmente en su convicción de que la asamblea, a todos los niveles,
era el órgano soberano para adoptar cualquier tipo de decisión. Otro aspecto
reseñable fue su negativa a disponer de liberados y liberadas con dedicación
exclusiva al sindicato y de fondos provenientes del Estado en ninguna de sus
formas.
El V Congreso de la CNT se celebró en Madrid en diciembre de 1979 y en el mismo
existió una continuidad programática respecto a los acuerdos congresuales suscritos
con anterioridad a la Guerra Civil y la Dictadura. El anarcosindicalismo era, como
expresión de la filosofía antiautoritaria y emancipadora del anarquismo, la
exteriorización de la oposición a toda explotación tanto económica como política y a
toda alienación religiosa. La lucha de clases se desarrollaba en el ámbito económico
donde era más patente, siendo el campo de acción propio del sindicato. Su
configuración necesariamente sería revolucionaria, en aras siempre de la
construcción del comunismo libertario. CNT se reafirmaba en sus principios
anticapitalistas y antiestatalistas, con una oposición directa al militarismo y otras
formas de poder y firmemente convencida en la solidaridad, el apoyo mutuo y el
internacionalismo.
La táctica sindical de CNT relacionaba como algo indisoluble los medios con los
fines y pivotaba sobre la acción directa entendida como:
La acción directa es la única asumible por nuestra militancia y viene prefigurada en todas las
aspiraciones enunciadas. La visión antiautoritaria de la historia, la nueva ética de la
responsabilidad personal e intransferible, el carácter soberano que adscribimos a la persona
humana para determinar su destino, nos lleva a rechazar cualquier forma de mediación o de
renuncia de la libertad y de la iniciativa individual y colectiva en segundos o terceros, no
40
importa quiénes sean dejando en sus manos todo el poder de decisión .
Así, la acción sindical en la empresa se entendía que debía desarrollarse a partir del
apoyo mutuo y la solidaridad como mecanismos de defensa ante las agresiones
patronales. El boicot a la producción era el instrumento propio de acción directa en el
ámbito de las relaciones laborales, junto con otros como encierros, manifestaciones
40
http://archivo.cnt.es/Documentos/congresosCNT/V_CONGRESO_de_la_CNT.htm
Acceso en: 22 de octubre de 2011.
84
y ocupaciones, siempre como formas de protesta por causas justas propias de la
clase trabajadora.
En este V Congreso CNT hace un llamamiento al boicot activo de las elecciones
sindicales al entender que eran la implantación del método parlamentario burgués
con el objetivo de frenar el proceso organizativo de la clase obrera y anular las
asambleas en los centros de trabajo. De la misma forma suponían una división en el
seno de la clase obrera al dotar de una serie de privilegios a un número reducido de
trabajadores y trabajadoras vaciando de contenido a las organizaciones sindicales.
CNT configuró un posicionamiento realmente amplio respecto a una serie de
cuestiones que afectaban de forma directa a los intereses de la clase obrera. En el
Congreso se articularon propuestas relativas al desempleo, la negociación colectiva
y los diferentes sectores productivos, así como la situación de los presos vinculados
a CNT y al movimiento libertario o la situación de las personas emigrantes. Ya en
estos momentos el sindicato hacía patente una delicada situación económica.
El VI Congreso de CNT41 se desarrolló en Barcelona en enero de 1983 dedicando un
amplio espacio a cuestiones de carácter organizativo. Se reconoció que la
implantación del sindicato, en ocasiones, había tenido un carácter descoordinado y
desorganizado, aunque, al mismo tiempo se propugnaba la entereza y la fuerza que
había permitido al sindicato ser la tercera fuerza sindical, tras los sindicatos
mayoritarios. De la misma forma, se entendía que CNT tenía una credibilidad ante la
sociedad de la que no podían hacer gala UGT y CCOO por lo que era necesario
mejorar el funcionamiento organizativo para avanzar en este sentido.
El sindicato debía ser el referente de lucha por la libertad sindical y contra los
comités de empresa en un momento histórico en el que el movimiento obrero se
encontraba desorganizado y receloso de los sindicatos reformistas. Para que se
diesen las condiciones propicias en aras de la ruptura de la clase obrera con el
sindicalismo hegemónico CNT debía desprenderse de maximalismos y acercarse a
la realidad de los centros de trabajo sin renunciar a los principios anarquistas de
Revolución Social.
41
http://archivo.cnt.es/Documentos/congresosCNT/VI_CONGRESO_de_la_CNT.htm
Acceso en: 22 de octubre de 2011.
85
El sindicato era consciente en esos momentos que militantes de CNT ocupaban
cargos de representación en comités de empresa sin embargo no había voluntad de
expulsar a estas personas aunque esta situación suponía una vulneración de los
acuerdos suscritos. Se fijó una fecha máxima para que los afiliados y afiliadas a CNT
que fuesen representantes unitarios abandonasen los comités de empresa
centrando su trabajo y el de toda la organización en la potenciación de las secciones
sindicales.
Se abordó la problemática acaecida a raíz de diferentes escisiones en el seno
sindicato haciendo una llamada a quienes abandonaron la organización para que se
reintegrasen. A la vez, el sindicato invocaba su derecho legítimo a defenderse frente
a quienes usurpaban las siglas y los intereses propios de la organización.
El VII Congreso de CNT42 se celebró en Bilbao en abril de 1990 volvió a hacer
referencia al proceso escisionista que se había dilatado desde 1979 y que había
llevado a la organización a una precaria situación. La pérdida de militancia que pasó
a engrosar las filas de la escisión o que simplemente abandonaban la actividad
sindical, unido a los esfuerzos humanos y económicos dirigidos a combatir la
actividad usurpadora había supuesto una verdadera sangría y una gran dedicación
frente a otro tipo de tareas. Por otro lado, la legislación laboral y sindical promulgada
por el Gobierno y apoyada por los sindicatos UGT y CCOO se contraponía de pleno
a la estrategia sindical de CNT por lo que las trabas a la acción sindical habían sido
continuas hasta el punto que el reconocimiento de las propias secciones sindicales
resultaba harto complicado.
No obstante, en este Congreso ya se hacían alusiones a aquellos sectores en los
que la temporalidad y la economía sumergida eran altamente frecuentes y donde la
acción sindical había de poner más de empeño: construcción, agricultura o
pequeñas y medianas empresas eran un ejemplo de ello. Era necesario buscar
formas de incidencia que no pusieran en riesgo los puestos de trabajo de los
trabajadores y trabajadoras vinculados a estas actividades o en situaciones
especialmente precarias. La presencia de CNT en estos sectores es pequeña por lo
que la denuncia y la propaganda externa serían las únicas vías posibles para la
42
http://archivo.cnt.es/Documentos/congresosCNT/VII_CONGRESO_de_la_CNT.htm
Acceso en: 22 de octubre de 2011.
86
predisponer a las personas a afiliarse al sindicato. Con posterioridad, y con una
militancia consolidada en estos centros de trabajo podrían acometerse protestas y
reivindicaciones para la mejora de las condiciones de trabajo. El trabajo a realizar
habría de seguir una planificación adecuada al objeto de contar de cuantos medios
fuesen precisos siendo ésta una tarea vital para el crecimiento de la organización.
Sin embargo, aunque tácticamente se tomaran reivindicaciones coyunturales era
necesario siempre tener presente que el papel del anarcosindicalismo debía de ser
transformador y nunca condescendiente con las imposiciones del sistema capitalista.
El X Congreso Confederal se celebró en Córdoba en diciembre de 2010. Ya en estos
momentos se trabajaba en la consolidación de la Confederación Regional de
Andalucía, siendo este un esfuerzo a llevar a cabo desde las diferentes
Federaciones Locales andaluzas. CNT por convicción propia no ostentaba
representatividad sindical alguna, contando para la puesta en funcionamiento de sus
estrategias en Andalucía con medio millar de afiliados según fuentes consultadas del
propio sindicato. La afiliación se distribuía en federaciones locales en la que, en su
mayor parte, los trabajadores y trabajadoras quedaban agrupados en sindicatos de
oficios varios en los que no prevalecían criterios de carácter sectorial o por
actividades.
Del Congreso emanó un acuerdo sobre normativa orgánica y estatutos donde se
detalló y unificó la normativa reguladora del funcionamiento del sindicato en sus
diferentes niveles. Los estatutos de la confederación permanecieron inalterados en
lo que se refería a sus principios estableciendo una línea de continuidad como se
deducía de sus objetivos:
A) Desarrollar entre los trabajadores el espíritu de asociación, independientemente de su
sexo,
raza,
nacionalidad,
creencias
políticas,
filosóficas
o
religiosas.
B) Difundir y fomentar entre los trabajadores la cultura y acción libertarias, con el objetivo por
un lado, de elevar su condición moral y material en la sociedad presente, y por otro, asumir los
medios de producción y consumo en forma autogestionada, implantando el comunismo
libertario.
C) Practicar y fomentar el apoyo mutuo y la solidaridad entre los trabajadores/as, tanto en
caso
de
huelga
como
en
cualquier
otra
circunstancia.
D) Mantener relaciones con todas aquellas organizaciones obreras afines la CNT por sus
principios, tácticas y finalidades, ya sean nacionales o internacionales, para la común
inteligencia que conduzca a la emancipación total de los trabajadores/as.
E) Representar, defender y promocionar los intereses económicos, sociales, profesionales y
culturales de sus afiliados, así como programar las acciones necesarias para conseguir las
87
mejoras sociales y económicas, tanto para sus afiliados como para los trabajadores en
43
general .
Igualmente, producto de este Congreso fue el acuerdo sobre principios, tácticas y
finalidades y que delimitaba la concepción sobre sindicalismo revolucionario:
No entendemos por sindicalismo revolucionario más que aquel movimiento que, surgido de
entre las clases explotadas y oprimidas, aspira a la destrucción del sistema establecido para,
por medio de una acción directa y antiautoritaria, desmontar los mecanismos de dominación
poniendo todos los medios de producción al servicio de los trabajadores, los cuales tomarán en
cualquier circunstancia las decisiones que crean convenientes sin conocer ningún otro tipo de
44
mediación, imposición o poder que no sea el dimanado de los propios trabajadores .
En este Congreso CNT volvía a reafirmarse como organización anarcosindicalista
sobre
los
principios
de
anticapitalismo,
antiestatismo,
antimilitarismo
e
internacionalismo, federalismo, solidaridad y apoyo mutuo y el rechazo a cualquier
forma de poder. A éstos habría de añadirse el antisexismo como oposición al
patriarcado y por la destrucción de cualquier forma de discriminación por razón de
género u orientación sexual. Como táctica, la acción directa se configuraba como
metodología en la que teoría y práctica anarcosindicalista no entraban en
contradicción, adecuándose los medios y los fines.
En el mismo sentido, se enunciaron las líneas generales de la sociedad comunista
libertaria a la que CNT dirigía todos sus esfuerzos de transformación social,
recogiendo lo acordado ya en anteriores congresos. Se articulaban una serie de
ideas-fuerza que sirvieran sobre las que se construiría la nueva sociedad.
En lo referente a la acción sindical, desde el Congreso se instaba a la creación de
organizaciones de carácter sectorial para paliar la dispersión de trabajadores y
trabajadoras que, perteneciendo a una misma actividad, prestaban sus servicios en
distintas empresas o no tenían estabilidad en las mismas. En definitiva, adaptar las
estructuras, en la medida de lo posible al funcionamiento del mercado de trabajo. La
incidencia en sectores donde los sindicatos oficiales no tenían presencia y en
aquellos más precarizados podría facilitar que CNT fuese un referente.
43
http://cnt.es/xcongreso/normativa-titulo-ii-objetivos
Acceso en: 24 de octubre de 2011.
44
http://cnt.es/sites/default/files/Principios,%20Tacticas%20y%20FinalidadesAcuerdos%20CNT%20X%20Congreso%20Confederal-edicion.pdf pág 2.
Acceso en: 22 de octubre de 2011.
88
También se elevó como propuesta la integración de perspectivas transversales que
atravesaban la explotación laboral condicionando la misma, como era el caso de la
situación de los trabajadores y trabajadoras migrantes bajo la convicción de que la
clase obrera era una por encima de las nacionalidades. La CNT debía igualmente
tomar en cuenta
una perspectiva ecológica radical, puesto que abordar la
explotación laboral descuidando la crisis ecológica suponía limitar la acción a los
estrechos límites del productivismo y el consumismo. La lucha contra el desempleo
necesariamente debía presidir la lucha del sindicato ante el abandono que sufrían
los trabajadores y trabajadoras sin ocupación por parte de sindicatos que a través de
la Formación Profesional Ocupacional hacían del desempleo una fuente de
financiación. Igualmente, la acción sindical en los barrios comenzaba a ser una
alternativa ante la pérdida del centro de trabajo como espacio de socialización
producto de la fragmentación, la movilidad laboral y la temporalidad para los
sectores más precarios de la sociedad.
En referencia a la acción social de CNT, desde este X Congreso se abogó por una
mayor implicación y participación con los movimientos sociales algo que con
anterioridad no se ha producido por autoexclusión del propio sindicato. Conectar con
luchas por la defensa del territorio, causas ecológicas o sociales o contra formas de
dominación, el fascismo y la xenofobia, son espacios en los que CNT puede aportar
su bagaje y a la vez constituir experiencias de aprendizaje.
2.3.4. Confederación General del Trabajo (CGT).
El nacimiento de CGT tuvo lugar en el Congreso de Unificación de 1984 celebrado
en Madrid entre los días 29 de junio y 1 de julio de 1984. Desde el V Congreso de
CNT en 1979 se habían producido un serie de escisiones y desfederaciones que se
dilataron a lo largo de estos años para finalmente confluir en el mencionado
Congreso y presentarse con la denominación CNT ”Congreso de Unificación”. Este
periodo llevó aparejada toda una serie de conflictos propios de un proceso de
separación organizacional, entre éstos el empleo de las siglas, que fue resuelto en
1989 por sentencia judicial que prohibía el uso de la denominación CNT a las
corrientes escindidas pasando esta a tomar el nombre de Confederación General del
Trabajo.
89
Las razones que habían dado pie a esta situación estaban principalmente
relacionadas con un cambio de estrategia sindical propuesto por parte de la
militancia. Ante la pérdida progresiva y paulatina de presencia en los centros de
trabajo ya en 1979 se empezó a plantear la participación en las elecciones sindicales
como vía para incorporar criterios participativos. Esto significaba acceder a los
comités de empresa para vaciarlos de contenido y de esta forma acabar con la
marginación que se entendía se estaba viviendo. La aceptación de fondos públicos,
el empleo del crédito horario sindical y otras cuestiones de tipo organizativo fueron
también objeto de discusión y desacuerdo.
De esta forma, la CGT45 estableció como sus señas de identidad:
-
Anarcosindicalismo: como forma organizativa que defendía los derechos de
los trabajadores y trabajadoras frente a la explotación y la opresión.
-
De clase: entre sus objetivos a medio y largo plazos se encontraba la
Revolución Social, transformando radicalmente las relaciones sociales de
producción.
-
Autónoma: contraria
a instrumentalización de los sindicatos para fines
partidistas y otros ajenos al propio sindicalismo.
-
Autogestionaria: garantizando la participación efectiva de todas las personas
interesadas en los procesos de toma de decisiones.
-
Federalista: entendiendo el apoyo mutuo como motor del progreso social y la
acción solidaria como vía válida para la resolución de problemas.
-
Internacionalista: la lucha hacia una sociedad sin clases tenía un eminente
carácter internacionalista no pudiendo quedar limitada por los nacionalismos.
-
Libertaria: asumiendo reivindicaciones que van más allá de lo estrictamente
laboral, aunque exigiendo a la vez estas mismas.
En el Congreso de Unificación de 1984 por tanto se suscribió una Declaración de
Unidad Confederal por parte de los diferentes sectores allí presentes y se trataron
otras cuestiones. Así, se consideró que el boicot que se había hecho hasta el
45
CONFEDERACIÓN GENERAL DEL TRABAJO. 25 años del Congreso de Unificación (1984-2005).
Madrid: SP/CGT, 2009, págs.57-59.
90
momento de las elecciones sindicales había desplazado al sindicato de la
negociación colectiva y la representación sindical. La intención participativa en las
elecciones sindicales se consideraba una cuestión estratégica para potenciar la
afiliación y la conciencia organizativa de los trabajadores y trabajadoras. De esta
forma, la acción sindical se derivaría desde los comités de empresa a las Secciones
Sindicales empleando la Acción Directa como vía de resolución de conflictos. Se
apostaba por una renovación y actualización del anarcosindicalismo, sin renunciar a
la historia y los principios ideológicos pero adecuando los mismos a las nuevas
necesidades. Se entendía como necesaria la apuesta por una alternativa frente a lo
que se consideraba sindicalismo burocrático jerárquico de carácter pactista que
había contribuido al debilitamiento, a través de los comités de empresa, de los
sindicatos en los centros de trabajo. Esta nueva concepción programática, aunque
competiría con otros sindicatos a nivel de elecciones sindicales, se desmarcó de la
concertación46 al entenderla como un premio que concedía el Estado a las centrales
sindicales por su docilidad frente a las agresiones que estaba sufriendo la clase
trabajadora, excluyéndose así de las negociaciones de los pactos sociales.
Posteriores citas congresuales tuvieron un cariz más enfocado a la organización
interna y de éstos emanaron posicionamientos de carácter sindical sobre unas bases
ideológicas a partir de las que se construiría esta nueva alternativa sindical. En 1987
tuvo lugar el X Congreso bajo la denominación de CNT en Madrid durante el mes de
julio de 1987 centrado en cuestiones estrictamente organizativas y de análisis de la
coyuntura económica del momento. El I Congreso Extraordinario celebrado en abril
de 1989 tuvo como objetivo recomponer la situación tras la sentencia que prohibió la
utilización de las sigas CNT. Es a partir de estos momentos cuando comenzó a
emplearse la denominación CGT.
En diciembre de 1989 se desarrolla en Madrid el XI Congreso Confederal de la CGT
que acogió los debates entre quienes apostaban por un proceso de fortalecimiento
organizativo rápido y quienes abogaban por una menor estructuración frente a un
mayor peso ideológico. Los simpatizantes con las posiciones favorables a avanzar a
un mayor ritmo planteaban el acercamiento de posturas a sectores de la izquierda
política y sindical y colectivos sindicales autónomos. Frente a éstos, quienes
46
FÜHRER, I.M. Los sindicatos en España. De la lucha de clases a estrategias de cooperación.
Madrid: Consejo Económico y Social, 1996.
91
preferían un crecimiento marcado por el trabajo cotidiano de la militancia en los
centros de trabajo. A finales de mayo de 1991 Coslada acogió el II Congreso
Extraordinario centrado en cuestiones relativas al funcionamiento interno de una
organización que seguía haciendo del anarcosindicalismo su más clara seña de
identidad, de forma que con esta cita congresual ponía fin a un largo periodo de
enfrentamientos y falta de consenso.
El XII Congreso de CGT tuvo lugar en Madrid en octubre de 1993 y en él se llevó a
cabo un análisis de la situación interna calificada como negativa ante las dejaciones
en materia de estatutos a pesar del número de personas afiliadas y la capacidad de
representación y negociación alcanzada.
El XIII Congreso celebrado a comienzos de 1997 buscó alcanzar acuerdos
encaminados a la denuncia de la situación global de la sociedad y éstos se
alcanzaron en acción social aunque sin lograrlo en los temas referidos a la acción
sindical. El III Congreso Extraordinario se desarrolló en Tarragona durante el mes de
noviembre de 1999 con el objetivo de abordar las estrategias en acción sindical no
definidas en el anterior Congreso. Los acuerdos emanados relacionaban el trabajo
sindical de los centros de trabajo como una labor inexcusable que había de estar
relacionada con la construcción de una conciencia que implicase a los trabajadores y
trabajadoras en un proyecto socialmente transformador.
El XIV Congreso se emplazó en Valladolid durante el mes de abril de 2001 y en él se
trataron aspectos relacionados con la consolidación organizativa de la organización
y con el marco reivindicativo en diferentes ámbitos de lucha y expresión, aunque
volvían a estar presentes conflictos internos que resultaban recurrentes.
El XV Congreso se celebró en Valencia en durante los meses de junio y julio de
2005 reportando resultados de carácter estratégico y reivindicativo. En primer lugar,
se posicionó la acción sindical frente a la precariedad como conjunto de situaciones
degradadas de trabajo con la intención de incorporar a la juventud y a los sectores
más vulnerables al proyecto de transformación social que protagonizaba CGT. La
precariedad, al mismo tiempo, fue entendida como una situación que podía afectar a
92
otros muchos aspectos de la vida. También se aprobó la inclusión de una
perspectiva de género e igualitaria análisis social y unos criterios de transformación
social y económica regidos por las necesidades de las personas. En último término,
se incorporó la Carta de Derechos Sociales, como vía de confluencia del conjunto de
reivindicaciones que desde CGT se querían impulsar más allá del espacio
estrictamente laboral.
Bilbao acogió el IV Congreso Extraordinario a finales de febrero de 2008 por
cuestiones exclusivamente organizativas. Del XVI Congreso celebrado en Málaga en
junio de 2009 resultaron una serie de acuerdos frente a la situación de crisis
económica que marcaron como objetivo la consecución de la igualdad real
impulsando la sectorialización e internacionalización de la acción sindical. Para esta
labor se acordó la negativa a la firma de Expedientes de Regulación de Empleo y la
convocatoria de una Huelga General. La consecución de una sociedad libertaria es
también abordada en el marco del Congreso, estableciéndose como pilares la
autogestión, el decrecimiento económico y la agroecología.
Este
proceso
de
configuración
de
una
nueva
acción
sindical
de
corte
anarcosindicalista válida para la resolución de los problemas de la clase trabajadora
ha comprendido un periodo de veinticinco años marcados por una serie dificultades
a las que el sindicato ha tenido que enfrentarse para definir su estrategia de
actuación. La recomposición de la alternativa iniciada con el Congreso de
Unificación de 1984 ha sido vivida como una travesía por el desierto con
consecuencias en el desarrollo de la propia organización,
diferencias y
desencuentros que, como se desprendía del resumen de las diferentes citas
congresuales, han centrado muchos de los esfuerzos de la militancia. Por otro lado,
desde CGT, se entendía que el posicionamiento de las burocracias instaladas en
los órganos de dirección de los sindicatos mayoritarios había contribuido a generar
una situación de desencanto, desmovilización e individualismo. Su posesión de la
representatividad y la capacidad de negociación, habían sido instrumentalizadas
para aceptar los dictados impuestos por el neoliberalismo y el retroceso de las
condiciones laborales.
La oposición a las reestructuraciones de los mercados de trabajo y la defensa de los
derechos sociales y las libertades han guiado las actuaciones del sindicato con el
93
objetivo de reemplazar la lógica del mercado capitalista por el reparto del trabajo y la
riqueza. La aspiración a una coherencia sindical materializada a través del
compromiso contra la injusticia, la explotación y la represión han sido el referente
bajo el que se han desarrollado acciones, luchas y negociaciones, y el vehículo de
implantación sindical en los centros de trabajo que ha permitido el crecimiento de la
organización.
La presencia en los comités de empresa, como instrumento para la difusión de la
información y fomento de la participación y la cultura asamblearia, permitía plantear
reivindicaciones que buscaban la implicación de los trabajadores y trabajadoras.
Esta labor complementaba el trabajo que se hacía desde las secciones sindicales,
consideradas la vía organizativa prioritaria de acción en las empresas. De esta forma
las negociaciones en las que CGT ha participado se sostenían en la capacidad de
movilización de la clase trabajadora y en la convicción de que quienes estaban
negociando lo hacían en calidad delegados y no como representantes, teniendo que
rendir las cuentas pertinentes a los trabajadores y trabajadoras afectados por el
proceso negociador. La configuración progresiva de estructuras más amplias y con
mayor capacidad fueron permitiendo la extensión de las reivindicaciones y de los
espacios de actuación más allá del ámbito de la empresa, proyectándose a un
número cada vez mayor de marcos sectoriales.
Entre los cambios producidos paulatinamente destacaba la inclusión de la acción
sobre la precariedad como paradigma del deterioro laboral y social. El sindicato
estableció como prioridad el compromiso con quienes eran víctimas de esta
situación facilitando su incorporación a la organización. El avance de las posiciones
neoliberales que impuso la fragmentación de la clase trabajadora a través de nuevos
modelos productivos, se trató de contrarrestar con la unidad en los mensajes y
respuestas, que desde una perspectiva de clase, afrontaba los problemas laborales
movilizándose en ese sentido. Las luchas, hechas con un objetivo unificador, partían
del convencimiento de que la imposición de toda una serie de cambios sufridos por
la clase trabajadora, no perseguían sino dividirla y debilitarla. De esta forma, CGT
reiteraba su compromiso en la mejora de las condiciones de vida y trabajo con los
trabajadores y trabajadoras sin perder de vista la lucha social antagonista y
transformadora.
94
Sin embargo, ha existido una convicción clara respecto a que el trabajo reivindicativo
no cesaba en la puerta de la empresa, bajo el convencimiento de articular un
sindicato como organización transformadora de la sociedad con aspiraciones a
ejercitar toda una serie de cambios más allá del marco laboral. De esta forma, CGT
se ha posicionado ante gran parte de los problemas de la sociedad actual
trasladando el debate a los centros de trabajo e impulsando en éstos movilizaciones
en este sentido. La acción social que se ha desarrollado desde 1984 ha tratado de
llevar a los movimientos sociales las posiciones de CGT a partir de la práctica diaria
en los centros de trabajo y el compromiso contra sistema económico capitalista y ha
contribuido a la creación de espacios de confianza, confluencia y colaboración desde
la horizontalidad. De esta forma se ha trabajado por establecer conexión con
planteamientos y realidades para sumar nuevos criterios y perspectivas de lucha a
un movimiento obrero en permanente cambio y evolución. Las acciones llevadas
cabo durante estos años se han hecho en defensa de la ampliación de los espacios
de libertad individual y colectiva, abogando por modelos solidarios y no consumistas
Cronológicamente la acción social de CGT se inició con el apoyo a las luchas
antimilitaristas de las campañas contra la OTAN y el movimiento de insumisión al
ejército. Posteriormente, se produjeron movilizaciones contra diferentes conflictos
bélicos, a favor de la objeción fiscal y hasta una convocatoria de Huelga General en
2004 contra la Guerra de Irak. El ecologismo ha sido otro de los ejes de la estrategia
de acción social estando presente en diferentes acuerdos, campañas y
publicaciones y en respuestas concretas ante acontecimientos o agresiones
medioambientales. La situación de la inmigración ha sido objeto de compromiso por
parte de CGT prestando soporte y apoyo en una lucha por el reconocimiento de la
dignidad de todos los seres humanos. Como fenómeno más reciente, el sindicato se
ha sentido parte del Movimiento Antiglobalización participando de manera activa en
la promoción de grandes movilizaciones y coordinando con otros movimientos
sociales la configuración de una realidad social de base y combativa. En esta
revisión, cabría igualmente citar el apoyo y reconocimiento que desde CGT se ha
hecho a las diferentes luchas realizadas desde radios libres, centros sociales
okupados, contra la deuda externa, por la vivienda digna y la educación, entre otras.
Fruto de esta interacción social y sindical CGT impulsó en 2004 la Carta de
Derechos Sociales como herramienta reivindicativa para la libertad plena de las
95
personas independientemente de su origen, etnia, género, orientación sexual, edad,
identidad de género, renta o formación. Frente a la creciente y constante
precarización de la vida humana los derechos sociales serían el resultado de un
proceso de democracia participativa y autogestión orientado a la satisfacción
progresiva de las necesidades humanas y de la sostenibilidad de la vida.
En lo que se refiere a CGT Andalucía su constitución tiene lugar en el año 1991
dotándose de unos Estatutos que en términos generales eran una trasposición de
los Estatutos Confederales. Tal decisión se tomó en el III Congreso de CGT
Andalucía celebrado en Sevilla durante el mes de marzo de 1994. En los mismos, se
definía a la organización como una asociación de trabajadores y trabajadoras cuyo
ámbito de actuación sería la comunidad autónoma andaluza y de carácter
anarcosindicalista en base a los principios de clase, autonomía, autogestión,
federalismo, internacionalismo y libertarios. Entre sus objetivos cabría citar los
siguientes:
-
El desarrollo de la voluntad de los trabajadores y trabajadoras sin a tender a
su sexo, raza, nacionalidad, lengua, ideología o religión.
-
La emancipación de los trabajadores y trabajadoras mediante la conquista por
ellos mismos de los medios de producción, distribución y consumo, y la
consecución de una sociedad libertaria.
-
La eliminación de cualquier forma de explotación y de opresión que atente
contra la libertad de la persona.
-
La práctica del apoyo mutuo y la solidaridad entre los trabajadores y las
trabajadoras así como la defensa de sus intereses socioeconómicos
inmediatos.
-
La promoción y organización de actividades encaminadas al desarrollo de la
formación profesional, el equilibrio ecológico y la defensa del medio ambiente,
la ayuda a favor de los colectivos que sufran algún tipo de discriminación y la
divulgación cultural.
La actividad de CGT Andalucía ha estado muy centrada en la construcción de una
estructura organizativa que partía de la nada. Es por ello, que gran parte de las citas
congresuales a nivel andaluz se destinaban al trabajo de este tipo de cuestiones y a
96
la vez que se procedía a la resolución de problemas internos. Los posicionamientos
eran trasladados directamente a los Congresos de ámbito nacional para ser
discutidos por la organización en su conjunto. En la actualidad CGT cuenta con
unos 9.000 afiliados en Andalucía según el propio sindicato y una representatividad
cercana al 1,5 % en la comunidad andaluza.
2.3.5. Sindicato de Obreros del Campo (SOC) – Sindicato Andaluz de Trabajadores
y Trabajadoras (SAT).
La conflictividad laboral en el medio rural ha sido una constante que se vio
ciertamente minorada con la instauración de la Dictadura del General Franco. Aquí
radica el origen del movimiento sindical que fue consolidándose desde la década de
los 70’ en el campo andaluz. En un contexto en el que la situación de paro forzoso
con escasa o ninguna cobertura era algo habitual, se unían otras necesidades
relacionadas con la vivienda, la ausencia de prestaciones sociales, la emigración y la
falta de condiciones de vida dignas. Los jornaleros no se encontraban en absoluto
representados por
el sindicalismo oficial y este constituía a la vez causa que
ahondaba en una indefensión manifiesta. Empiezan a producirse una serie
actuaciones de carácter clandestino en diferentes municipios andaluces que
contaron con la participación de párrocos de varias localidades que iban desde la
habilitación de espacios de discusión sobre los problemas que concernían a la
población rural, a foros de conocimiento sobre el movimiento obrero pero también se
denunciaban injusticias y situaciones de abuso sufridas por los jornaleros y
jornaleras. Hubo un incremento de las protestas, con encierros y manifestaciones,
siempre con el paro, la exigencia de Empleo Comunitario y las aspiraciones de
justicia como argumentos.
Empezó a calar la idea de la necesidad de construir un sindicato obrero y un primer
paso para ello son las comisiones de jornaleros que surgen en la primavera de 1975
con el objetivo de movilizar a los obreros y obreras del campo. Esta lucha se
combinó con la participación en las elecciones sindicales del sindicato vertical que
revertió en la obtención de unos buenos resultados que otorgaron representación a
personas vinculadas con estas comisiones que junto al éxito obtenido por otras
organizaciones sindicales supone el desbordamiento de la OSE.
97
En agosto de 1976 se produce la Asamblea de Antequera considerada como el
momento fundacional de Sindicato de Obreros del Campo47 en la que participan algo
más de medio centenar de representantes de casi la totalidad de las provincias
andaluzas. Se presentaron diferentes ponencias ahondando en la idoneidad del
momento para la construcción del sindicato acordándose la apertura de un proceso
constituyente del SOC y la elección de una Delegada Regional (comisión) para
coordinar las distintas provincias y preparar el Congreso Regional en el que hubiera
representación de cuantas localidades fuése posible.
En diciembre de 1976 se desarrolla la I Conferencia trató diferentes temáticas a
través de ponencias presentadas por diferentes delegados y delegadas planteando
que las particulares condiciones del sector: aislamiento, dispersión y eventualidad
eran propicias para el desarrollo del individualismo por lo que era necesaria una
forma de organización más rígida, reglamentada y permanente. Se preconizaba que
el sindicato había de ser unitario, independiente, democrático y de clase sentándose
las bases de los principios que presidirán el SOC y así quedó recogido en los
Estatutos que datan de 1977. Serían fines del sindicato:
-
La defensa de los intereses económicos, profesionales y morales y el
mejoramiento de las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores.
-
La plena ocupación, el desarrollo de la economía nacional, el más justo
reparto de los beneficios, el progreso técnico y científico traducido en un
progreso social, para lo cual el sindicato participaría en organismos de
consulta y colaboración en los ámbitos sectorial y territorial, directamente o
través de sus organismos locales o zonales, de conformidad con lo
establecido con la legislación vigente.
-
El continuo progreso social hasta la emancipación completa del trabajo.
-
La plena afirmación del papel fundamental e insustituible que el Sindicato
tenía en la edificación y en el desarrollo de una sociedad democrática
moderna.
-
La información a todos los afiliados en las materias relacionadas con sus
intereses profesionales.
47
OCAÑA ESCOLAR, L. Los orígenes del SOC. De las comisiones de Jornaleros al I Congreso del
Sindicato de Obreros del Campo de Andalucía (1975-1977). Sevilla: Atrapasueños Editorial,
Autonomía Sur y Sindicato de Obreros del Campo y del Medio Rural de Andalucía, 2006.
98
-
El asesoramiento de los afiliados en cuantos temas sean competencia de este
sindicato, para lo cual se establecerían los servicios necesarios, tanto de
índole jurídica, económica, arbitral, social, etc.
-
En general, todos aquellos que en la esfera de competencia del sindicato para
una mayor y más eficaz defensa de los trabajadores afiliados y al
mejoramiento de los mismos en todos los órdenes.
El SOC recogía gran parte de la filosofía de lucha del movimiento jornalero con una
condena expresa al capitalismo y un escepticismo hacia la democracia
representativa. En su ideología hacía prevalecer la convicción en valores igualitarios,
el convencimiento de que la propiedad debía ser colectiva con posesión individual y
a la autorregulación política a escala local. Existía una preocupación manifiesta por
dar cobertura a quienes eran considerados como débiles (jóvenes, mujeres y
mayores) y no configurar una estructura sindical que respondiese únicamente a los
intereses de trabajadores privilegiados. La participación popular se organizaba a
través de asambleas locales y comarcales, rechazando aparatos burocráticos e
incluso la figura del liberado sindical. Hay un componente que podría tildarse como
ecologista en el ideario del SOC, al establecer una crítica a la agricultura intensiva
por considerarse dañina con la tierra y generadora de problemas sociales. El
nacimiento del sindicato fue fruto del compromiso social de personas de diferentes
tendencias ideológicas de izquierda esforzadas por una lucha colectiva. Trascendía
lo laboral para enmarcarse dentro de un movimiento socio-político con un alto
componente identitario del trabajo en el marco de la lucha de clases. Situaciones
marcadas por la explotación laboral y el fuerte control disciplinario servirían de motor
de unidad entre los trabajadores y trabajadoras de una determinada zona o
campaña agrícola, unida a la competencia sindical existente en la época hicieron
que el proceso de formación del sindicato sea relativamente rápido.
Del III Congreso del Sindicato de Obreros del Campo de Andalucía celebrado en la
Puebla de Cazalla en marzo de 1980 resultaron toda una serie de acuerdos y
resoluciones que desarrollaban muchos de estos postulados fraguados durante la
década de los 70’. Así, en relación a la postura sindical y de clase del SOC, como
sindicato nacionalista frente al problema de subdesarrollo que sufría Andalucía se
establecía:
99
…que los propios andaluces podamos tener un poder político andaluz para imponer al
Gobierno y al gran capital un programa de soluciones adecuado a nuestra grave situación en
todos los órdenes y podamos llevarlo a la práctica para que se cumpla en una lucha decidida y
constante como la voluntad de todo un pueblo que quiere el progreso para su tierra y al mismo
tiempo impidamos los planes de otros intereses foráneos a la propia Andalucía, por potentes
48
que sean, que procurarán obstaculizar este deseo popular .
Frente al nacionalismo conservador y el nacionalismo interclasista, el SOC se definía
a partir de un sindicalismo de clase como respuesta a una triple explotación:

Clásica: como trabajadores y trabajadoras.

Específica: como trabajadores y trabajadoras de la tierra.

Nacional: como ciudadanos y ciudadanas de Andalucía.
La lucha por el autogobierno se entendía como la vía de solución de los problemas
inmediatos a partir de una planificación económica que afrontase cuestiones
inmediatas como el caso de la reforma agraria.
Desde las filas del SOC se entendía como urgente y necesaria la construcción en el
seno del movimiento obrero andaluz de una corriente sindical de clase que
aglutinara a quienes basan su actuación en la defensa de los intereses ideológicos,
políticos y reivindicativos de los trabajadores y trabajadoras andaluces. Una opción
alternativa frente al sindicalismo de colaboración protagonizado por las cúpulas
dirigentes de UGT y CCOO.
La táctica sindical del SOC tenía como ámbito propio de lucha cada pueblo, cada
explotación agrícola, siendo éstos piezas claves para las reivindicaciones propias y
para la preparación de movilizaciones de carácter general. Pero, en el caso del
campo andaluz, la lucha reivindicativa iba más allá de las relaciones laborales,
orientándose las acciones contra leyes y decretos gubernamentales, convenios
provinciales y la problemática del desempleo.
Existían organismos e instituciones que, bajo los dictados del gran capital, tenían
como único objetivo desvincular a los jornaleros y jornaleras de la tierra a través del
empleo de tecnologías, la manipulación de los censos agrícolas y una tendencia a
reorientarnos hacia estructuras socioeconómicas alejadas del trabajo productivo
como era el caso de las ayudas comunitarias o la prestación por desempleo. La
48
SINDICATO DE OBREROS DEL CAMPO DE ANDALUCÍA. Resoluciones del III Congreso del
Sindicato de Obreros del Campo de Andalucía. 1980: Folleto, pág. 7.
100
acción sindical debía enfocarse en la obstaculización de las mismas bajo el criterio
de vinculación con la tierra, como seña de identidad de los jornaleros y jornaleras.
Desde el SOC, la unidad de acción con otras organizaciones sindicales quedaría
principalmente circunscrita a una práctica sindical asamblearia, de clase y
revolucionaria. En el caso de UGT y CCOO esta unidad de acción se limitaba a nivel
local y con las bases de estas organizaciones en el caso que se diesen las
condiciones oportunas.
La acción reivindicativa estaría en todo momento presidida por el papel de las bases
en los procesos negociadores, de forma que los afiliados y afiliadas deberían tener
plena información, participación y decisión. Ante la situación de desempleo patente
en aquellos momentos, la defensa y la creación de empleo era el marco de
referencia de todo proceso negociador. Además, otros aspectos a tener en cuenta
en las negociaciones serían la eliminación de las categorías profesionales con
carácter general, la supresión de destajos y horas extraordinarias y la consecución
de condiciones de trabajo dignas. A esto habría que añadir otras demandas como
recursos educativos, sanitarios y formativos en el medio rural y planes económicos
de industrialización agropecuaria.
La incorporación de la mujer a la lucha por parte del SOC se hizo con el
convencimiento de que las mujeres jornaleras sufrían marginación por su condición
femenina y explotación como obreras. Por tanto, el sindicato se comprometía a la
creación de vocalías de la mujer a todos los niveles configurando una serie de
demandas concretas encaminadas a garantizar el derecho al trabajo en igualdad de
oportunidades, combatir la discriminación en la distribución del trabajo comunitario y
la creación de servicios relativos al apoyo en tareas domésticas. La juventud
también fue objeto de reflexión entendiéndose como necesaria su incorporación al
sindicato para incentivar un mayor compromiso con el trabajo y prevenir problemas
como la delincuencia o las drogas.
En relación al campo andaluz se acordó una resolución en la que se plasmaba la
alternativa del SOC. La propiedad de la tierra era un factor que condicionaba el
modelo de desarrollo de Andalucía y favorecía su disposición por parte del gran
capital. Como base de la reforma agraria:
101
1) Redistribución de la propiedad de la tierra bajo el criterio de la utilización
social de la misma.
2) Reforma en profundidad de los canales de distribución, comercialización y
transporte, y transformación de los productos agrarios y del sector de
materias primas para producir.
Igualmente debía darse respuesta a cuestiones como:
-
La utilización de los recursos naturales de Andalucía.
-
La industrialización rural.
-
Las condiciones de vida en los pueblos: vivienda, sanidad y cultura.
En definitiva un desarrollo del medio rural diferente al modelo urbano imperante,
aunque ya en aquellos momentos se era consciente de que la situación de la
correlación de fuerzas era desfavorable como consecuencia de la desunión de las
fuerzas de izquierda y la falta de conciencia de clase.
Las bases y objetivos del SOC quedan plasmados en los principios promulgados en
este Congreso:
I)
Anticapitalista: la raíz de la opresión de la sociedad andaluza radicaba en
el sistema capitalista que explotaba económica, política y culturalmente al
pueblo andaluz. Crear una Andalucía socialista era la máxima aspiración
del SOC y por la que organizaría y educaría a la clase trabajadora.
II)
Nacionalista Andaluz: en la convicción de que Andalucía necesita de un
autogobierno para la solución de problemas graves y urgentes.
III)
Independiente: para avanzar era necesario que la clase obrera, y en
particular, los hombres y mujeres de medio rural, se organizarían y
actuarían de forma independiente a través del sindicato como instrumento
de clase, democrático y pluralista.
IV)
Internacionalista y solidario: prestando apoyo a los pueblos que
componían España en la lucha por la autonomía estrechando lazos
solidarios.
102
V)
Democrático: la afiliación a través de asambleas tendría el poder de
decidir sobre las actuaciones del sindicato. Los cargos sindicales
responderían en todo momento ante los organismos que los hubiesen
elegido.
Con esta perspectiva la existencia del SOC radicaba en la consecución, junto a los
trabajadores y trabajadoras, de la emancipación de la clase trabajadora edificando
una sociedad socialista que suprima la propiedad privada de los medios de
producción y acabase con la explotación. Este objetivo irrenunciable, pasaría en
todo momento por una Reforma Agraria que entregase los latifundios a los jornaleros
y jornaleras y al pequeño campesinado.
A lo largo de la década de los 80’ se produjeron una serie movilizaciones resultantes
de la puesta en práctica de muchos de los postulados surgidos de este Congreso
materializadas
en
ocupaciones
de
fincas,
encierros,
manifestaciones
y
concentraciones. Las ocupaciones eran reivindicadas como forma de lucha por el
derecho natural y racional a la tierra y por el derecho al trabajo en fincas mal
cultivadas o con cultivos que no empleaban mano de obra. Como consecuencia de
estas actuaciones se produjo el procesamiento judicial49 de un gran número de
militantes del SOC, de forma que sólo en 1985 había más de 400 personas
procesadas, sufriendo algunas de éstas penas de prisión. La represión policial fue
también otra de las consecuencias de estas luchas que se desarrollaron en
diferentes lugares de Andalucía.
El V Congreso del Sindicato de Obreros del Campo de Andalucía tuvo lugar en
Puerto Serrano en septiembre de 1993. Se inició con un análisis sobre el incremento
del número de personas que se ven afectadas por el empobrecimiento, la
desigualdad y la destrucción de la naturaleza. Andalucía se consideraba como una
colonia interna sometida a los intereses de Madrid y Bruselas por lo que era
necesaria una alternativa sindical construida sobre unas bases:
49
SINDICATO DE OBREROS DEL CAMPO DE ANDALUCÍA. Situación actual de los jornaleros
andaluces. 1985: Folleto.
103

Inequívocamente de izquierdas: en un contexto en el que la lucha de clases
tenía una dimensión cada vez más global estando presente en casi todas las
facetas de la vida cotidiana, era necesario actuar para que el rumbo de los
acontecimientos fuese favorable a los intereses de la clase obrera. El
enfrentamiento al sistema capitalista implicaría revertir una situación en la
que las masas populares habían asumido valores como el individualismo, la
insolidaridad o en el consumismo gracias a la acción de los medios de
comunicación.

Nacionalista: era preciso romper la dependencia económica y política de
Andalucía que la limitaba a ser una reserva de mano de obra barata,
suministradora de materias primas y de divisas (anteriormente con la
emigración y más recientemente con el turismo). La vertebración de un poder
autónomo como requisito para hacer valer toda una serie de exigencias,
hacía que el nacionalismo no fuése un fin sino un medio para combatir la
desigualdad en el contexto de la lucha de clases.

Ecologista: el cambio de sistema económico vendría de la mano del
reemplazo de un modelo desarrollista a partir de la destrucción de la
naturaleza para la consecución de la máxima rentabilidad tenía que ser
necesariamente reemplazado. Desde el SOC, existía la convicción en un
modelo productivo agrícola que evitase la desertización y los daños a la
salud. A la vez era necesario contrarrestar los efectos de la Política Agrícola
Común Europea que implicaría la inviabilidad de muchas explotaciones
agrícolas.

Pacifista: el compromiso implicaba un enfrentamiento a quienes generaban
violencia y no existía otra forma que combatir el orden económico, político,
social y cultural establecido y a un Estado cuyo monopolio de la violencia
respondía a los intereses de las clases dominantes. El SOC asumía su lucha
por la paz:
-
En su práctica: con acciones no violentas descubriendo la
violencia terrorista de la burguesía.
-
En sus objetivos: aspirando a una sociedad sin clases,
explotaciones, injusticias o desigualdades.
104

Utópico: a través de una firme apuesta por un modelo de sociedad diferente,
creando pequeños espacios de libertad donde no hubiese clases sociales y el
poder, la cultura y la riqueza sean patrimonio de todas las personas,
sirviendo de referencia y modelo para el cambio social. La transmisión de
estos valores se llevaría a cabo en luchas concretas como las que
protagonizaba el SOC para alcanzar el bienestar derrocando a los enemigos
de clase.

Subversivo: la subversión del orden establecido abarcaba las estructuras e
instituciones, pero igualmente se orientaba a un cambio en los valores donde
se asentaba. Las luchas deberían tener un hilo conductor de cara a cortar las
raíces de las estructuras que perpetuaban la desigualdad. Una práctica
sindical presidida por un cambio de valores que posibilitasen el nacimiento de
un ser humano nuevo en un mundo solidario y libre.
Las acciones del SOC continuaron en la misma dinámica que en años anteriores
sufriendo una intensa campaña de multas y represión. De esta forma, muchos y
muchas militantes han afrontado penas de prisión y se han interpuesto más de 2000
multas contra personas vinculadas al sindicato. La lucha del SOC experimentó un
cambio cualitativo a partir de la Asamblea Constituyente del Sindicato Andaluz de los
Trabajadores y Trabajadoras (SAT) en Sevilla en Septiembre de 2007. Ésta contó
con la presencia de 500 delegados y delegadas de asambleas de trabajadores y
trabajadoras con mandato expreso. En la misma, se procedió a realizar una serie
consideraciones entre las que la situación de una clase obrera afectada por la
precariedad a todos los niveles y la sumisión del sindicalismo oficial partícipe de la
aplicación de las políticas. Era urgente y necesaria la constitución de un referente
sindical alternativo a nivel andaluz con voluntad de intervención sociopolítica e
identificado con la conciencia de clase, la autonomía y la
independencia,
firmemente convencido en la democracia, el pluralismo y el asamblearismo, la
solidaridad y el internacionalismo y contrario a posiciones patriarcales, homofóbas y
sexistas.
La clase trabajadora andaluza era víctima de la política económica neoliberal
ejercitada por los gobiernos conservadores y socialdemócratas que habían
impulsado el desmantelamiento de la agricultura y la industria a la vez que toda una
serie de privatizaciones del sector público. Con un empleo precarizado,
105
principalmente sobre mujeres y jóvenes, los niveles de protección social se habían
reducido principalmente en el medio rural a la vez que aparecía una cada vez más
frecuente economía marginal de subsistencia que en ocasiones suponía prácticas
inhumanas y vejatorias, sin olvidar la extrema explotación de la población migrante
sin derechos y libertades básicas. A todo esto, se añadía la sobreexplotación de los
recursos naturales y la destrucción de la cultura andaluza.
Recogiendo los principios que habían guiado la lucha del SOC hasta el momento las
organizaciones sindicales presentes acordaron en esta asamblea la constitución del
Sindicato Andaluz de Trabajadores y Trabajadoras como estructura de coordinación
sindical estable que no circunscribía su marco de actuación al medio rural. De esta
forma, se configuraba una organización sindical en la que tenía cabida la clase
obrera en su conjunto y que estatutariamente reflejaba los principios sobre los que
se construyó el SOC. Su representatividad es muy escasa y el actual proceso
constitutivo y de expansión del sindicato se hace sobre la base unos 4.000 afiliados
y afiliadas según el propio sindicato. La convicción en un sindicalismo de clase en el
que los trabajadores y trabajadoras sin distinción de sexo, edad, cultura o situación
administrativa tenían cabida volvía a hacerse patente. De esta forma se establecen
como fines del SAT los siguientes:
1. La construcción desde el mundo sindical de un modelo de sociedad alternativo al
capitalismo, sin explotadores ni explotados y el desarrollo de un modelo de Sindicalismo que
resalte y potencie la democracia sindical directa a través de la participación de los trabajadores
y de las trabajadoras mediante el llamamiento cotidiano a la toma de decisiones desde la
Asamblea.
2. La salvaguarda de la pluralidad como elemento enriquecedor desde el más escrupuloso
respeto a las creencias filosóficas, y posicionamientos políticos de cada uno de sus integrantes.
3. La defensa de la autonomía y la independencia absoluta de esta central sindical respecto de
instituciones, partidos políticos, patronales y movimientos de cualquier clase.
4. La lucha por los derechos nacionales del Pueblo Andaluz, y el desarrollo de su identidad,
cultura, lengua, etc. incluyendo expresamente el derecho a la autodeterminación.
5. Trabajar, en consecuencia, por la plena recuperación y desarrollo de una personalidad
propia, política y social de Andalucía.
6. Valorar la importancia de la lucha internacionalista, ya que la globalización de la economía y
su utilización por parte de los grupos financieros internacionales y de los estados que los
sirven, hacen imperativo el establecimiento de relaciones entre todos los trabajadores que
sufrimos sus consecuencias: globalización capitalista, precarización del mundo del trabajo,
pactos antiobreros, tráfico ilegal de mano de obra y todos los desafíos que presentan los
enemigos de los trabajadores.
106
7. Trabajar por la unidad sindical de todas las trabajadoras y trabajadores, especialmente de
aquellas y aquellos con quien nos identificamos en principios programáticos y prácticas
sindicales.
8. Luchar decididamente por la igualdad de derechos de todos los trabajadores y trabajadoras y
personas migrantes, por la abolición de las leyes de extranjería, por la libre circulación y por la
50
ciudadanía global .
Destacaba igualmente una organización interna de carácter territorial y sectorial a la
que además se sumaban unas áreas sociopolíticas dando cuenta que la estrategia
por la que se apostaba iba más allá de la acción puramente sindical. A éstas áreas
se podrían sumar las que en cualquier momento se entendiesen convenientes,
aunque estatutariamente se establecían las referentes a soberanía alimentaria y
reforma agraria, ecología, cooperativas y autogestión, mujer, formación, juventud,
migraciones, precarios y vivienda.
En resumen, a partir del análisis de las narraciones presentes en los diferentes
documentos congresuales en los que los sindicatos de clase han ido estableciendo
sus líneas de actuación desde el inicio del periodo democrático, puede deducirse la
evolución ideológica que, en los diferentes casos, han seguido cada una de las
organizaciones. Se ha producido un cambio de posición para gran parte de la clase
trabajadora como consecuencia de una pérdida progresiva de derechos y
precarización de las condiciones de trabajo y de vida. En este sentido, el siguiente
capítulo tratará de relacionar este desarrollo con la disposición los sindicatos de
clase a este respecto aunque que gran parte de contenidos vertidos en el presente
capítulo ha arrojado suficiente luz al respecto.
50
http://www.sindicatoandaluz.org/?q=node/150#attachments. Acceso en: 22 de octubre de 2011.
107
3. LA REPUESTA DE LOS SINDICATOS DE CLASE A LA PRECARIEDAD.
3.1.
La precariedad en sentido amplio.
La precariedad51 en la sociedad actual no tiene una vigencia transitoria o cíclica de
acuerdo al funcionamiento de la economía o las decisiones adoptadas por los
gobiernos de turno. Definitivamente ha llegado con la vocación de instalarse, con la
misma que acompaña, de forma permanente, a gran parte de la población de los
países empobrecidos del Sur. Es el punto de referencia, compañera de viaje en un
día a día marcado por la incertidumbre y la inmediatez. Producto del sistema de
acumulación capitalista, ha adquirido progresivamente un carácter transversal a
todos los ámbitos de la vida humana. La economía deja de ser el instrumento de
satisfacción de las necesidades humanas para ser ahora la sociedad, a través de
trabajo de las personas, quien se postula como la herramienta al servicio de la
economía. El ser humano, como generador de plusvalía a través del trabajo
asalariado, se postra a las imposiciones de reproducción del capital. Sus propias
carencias sólo son satisfechas a través del mercado y el consumo, o bien, mediante
el Estado, aunque cada vez más, en el menor de los casos. La humanización de las
relaciones a través del apoyo mutuo queda cada vez más excluida en la medida que
es el mercado quien dictamina su asignación. Véase el caso de los cuidados,
desarrollados mayoritariamente por mujeres en el interior del hogar, invisibilizados
51
MORÁN CARRILLO, A. Globalización, precariedad(es), general intellect y poder constituyente.
Revista Redes nº 3. http://www.revista-redes.com/ojs/index.php/Redes-com/article/view/75
Acceso en: 27 de octubre de 2011.
108
en la sociedad al ser producto de relaciones no mercantilizadas. A este respecto
Nicolás Sguiglia apunta lo siguiente:
Precariedad significa escasez, inseguridad, debilidad e intermitencia de la renta, de los
derechos, de los proyectos, de la confianza en el propio medio y en los demás, de la salud y de
52
las expectativas de vida .
La precariedad tiene por tanto un carácter general y multilateral que acaba
condicionando el proyecto vital de las personas, afectando a su autonomía y
construyendo un orden social no basado en las relaciones interpersonales sino en
las relaciones mercantiles. Se ha situado como eje en muchas ocasiones de la
propia
vida
social, dejando
de
adscribirse
únicamente
a situaciones de
excepcionalidad, normalizándose, por decirlo de algún modo, en la cotidianeidad de
cada vez más seres humanos.
En cualquier caso, aunque se hace referencia a una situación tremendamente
heterogénea, quienes sufren la precariedad de forma más generalizada son
colectivos53 discriminados sistemáticamente por parte la propiedad de los medios de
producción en relación al género, etnia, edad o identidad sexual pudiendo
superponerse éstos entre sí. Podría decirse, de este modo, que la precariedad está
desigualmente repartida y así lo refleja Ulrich Beck:
Sin embargo, este deslizamiento hacia lo precario en modo alguno afecta todos por igual. Se
constata en todo el mundo que el aumento de las formas de empleo inseguras y precarias es
aún mayor entre las mujeres que entre los hombres. Estas siguen siendo la mayoría entre
los/las working poor. El cambio del sistema laboral tradicional, que ha inaugurado una zona de
contornos imprecisos entre el trabajo y el no trabajo, ha traído consigo una bajada a la pobreza,
particularmente para las mujeres. El también cada vez mayor número de hombres que se ven
enfrentados a un modo de vida profesional inseguro y fragmentado no es, por su parte, nada
54
positivo para una decrispación del conflicto entre sexos .
52
SGUIGLIA PINCOLINI, N. La clase que vendrá. Mutaciones del trabajo y nuevos movimientos en la
era de la precariedad. Tesis de Máster presentada al Programa Oficial de Máster en Derechos
Humanos, Interculturalidad y Desarrollo de la Universidad Pablo de Olavide, 2007-2008, pág. 3..
53
CARRASQUER OTO, P; TORNS MARTÍN, T. Cultura de precariedad: conceptualización, pautas y
dimensiones. Madrid: Sociedad y Utopía. Revista de Ciencias Sociales, nº 29. Abril de 2007.
54 BECK, U. Un Nuevo mundo feliz. La precariedad del trabajo en la era de la globalización.
Barcelona: Ed. Paidós, 2007, págs. 130-131.
109
3.2.
La precarización de las condiciones de trabajo.
El trabajo asalariado viene a ser causa y al mismo tiempo expresión de la propia
precariedad y, en este sentido, desde la década de los 70’ se han producido una
serie de cambios en el mundo del trabajo. Éstos se han encaminado a reorientar el
reparto salarios/beneficio del valor añadido de forma que fuese favorable a quienes
ostentaban la propiedad de los medios de producción y que en algún momento
vieron amenazadas sus ganancias. Ha contribuido en el desarrollo de los
acontecimientos, la connivencia de los trabajadores y trabajadoras, favorecida por el
temor al desempleo y la concesión de ventajas diferenciales e individualizadas.
De esta forma, unos procedimientos que habían sido cuestionados a través de la
presión del movimiento obrero y la asunción de un progreso vinculado a la justicia
social, volvían ser puestos en marcha por los órganos de dirección de las empresas
bajo la premisa de un proyecto que rendía culto al rendimiento personal. Aunque tal
cuestionamiento no se hubiese planteado con la misma contundencia en el caso de
España y Andalucía como en otros países, el punto de llegada ha sido común a
todos y está pautado por una importante degradación de la situación económica, de
la estabilidad profesional y de la posición social.
Siguiendo a Boltanski y Chiapello, el principal eje sobre el que se articuló la
estrategia de las empresas a partir de la década de los 80’ fue la flexibilidad que
permitió trasladar al personal asalariado, subcontratistas y prestadores de servicios
la incertidumbre inherente al mercado.
Podría diferenciarse una flexibilidad interna, relativa a los cambios en la organización
del trabajo y una flexibilidad externa referida a los sistemas productivos y
materializada a través del trabajo en red de empresas y la disposición de una mano
de obra perfectamente amoldable a la voluntad empresarial. En ese sentido, Carlos
Arenas aporta la siguiente interpretación:
La flexibilización puede alcanzarse por distintas vías: puede obtenerse <<financieramente>>
tratando de impedir que los costes laborales y sociales sean superiores a los incrementos de
productividad del factor trabajo; se consigue también <<numéricamente>> haciendo que el
número de trabajadores o las horas trabajadas sean las adecuadas a un volumen dado de
producción de bienes y servicios; otros mecanismos de flexibilización tratan
110
<<funcionalmente>> de aprovechar en la mejor medida posible los recursos humanos mediante
fórmulas de rotación entre puestos de trabajo, de formación continua, etc.
55
En el caso europeo, el Libro Blanco, inspirado por Jacques Delors en 1993,
establecía las líneas maestras que habían de regir las prioridades de acción en lo
que a empleo se refería. Se atribuía una importancia capital a la educación, la
formación y la búsqueda de nuevas necesidades que generarían los nuevos
yacimientos de empleo. Esto se combinaba con la necesaria consecución de una
flexibilidad a todos los niveles que incluía la subcontratación y la reducción de los
costes de los puestos de trabajo de escasa cualificación.
Ya principio de los 70’ empezaron a registrase diversas iniciativas empresariales
que, desde el convencimiento de la crisis del fordismo, incidían en la necesidad de
reemplazar las entonces vigentes técnicas de organización del trabajo. La
introducción de la subcontratación y la externalización de servicios se han
desarrollado de forma palpable en el sistema productivo español y andaluz
reduciendo de forma aparente el tamaño de las empresas. Tras estas iniciativas se
ha producido un incremento de las pequeñas y medianas empresas y de
trabajadores y trabajadoras que prestan sus servicios formalmente bajo el régimen
de autónomo aunque en realidad sean asalariados y asalariadas. Muchas de estas
estructuras productivas tienen una vinculación casi en exclusividad a partir de una
relación de dependencia que consolida la posición de fuerza en el mercado de
grandes grupos empresariales. Este fortalecimiento ha favorecido la aparición de
oligopolios con el objetivo de consolidar su posición hegemónica a la par de
incrementar la flexibilidad frente a los posibles vaivenes del mercado.
Estas políticas han tenido unas consecuencias directas sobre la clase trabajadora a
través de la precarización del empleo para un gran número de personas a partir de
la modalidad contractual aplicable o del tipo de empresa, sector o actividad en la que
desarrollen su labor. El incremento de trabajadores y trabajadoras precarios como
consecuencia de las estrategias empresariales se conforma a partir de una política
de contratación que otorga plena libertad a quien emplea y una política de estructura
que propicia la confusión acerca de la figura del empleador o empleadora. Se trata
de evitar por todos los medios el empleo formal, entendido como aquel cuya
55
ARENAS POSADAS, C. Historia económica del trabajo. Madrid: Ed. Tecnos, 2003, pag. 264.
111
duración es indeterminada, a tiempo completo, con un lugar de trabajo identificable y
estable, con cobertura social y presencia de la representación sindical y/o unitaria.
Para ello, se recurre a Empresas de Trabajo Temporal, se trata de vincular el salario
exclusivamente a la tarea realizada, se limitan con antelación los compromisos
empresariales evitando las indemnizaciones por incumplimientos, se ubica al
personal fuera de la empresa o se recurre a contratos formativos. A ello habría que
sumar el incremento de la contratación temporal y a tiempo parcial que han sido las
medidas impulsadas desde los poderes públicos para hacer frente al desempleo y
que han constituido la institucionalización de la precariedad en el mercado de trabajo
andaluz y español. Poderes públicos que no han destinado los medios suficientes al
control de la legalidad en el marco de las relaciones laborales, dificultando así la
verificación del cumplimiento patronal respecto a sus obligaciones para con los
derechos de los trabajadores y trabajadoras. Desde posiciones neoliberales, se
fundamentan estas estrategias bajo la convicción de que el Derecho del Trabajo es
un obstáculo para el Derecho al Trabajo y tras estas ideas se fundamentan muchas
de las reformas implementadas en los últimos años. Reflejar esta definición de
Andrés Bilbao:
Desde este punto de vista, la precarización es un proceso histórico, desarrollado en los últimos
veinte años en los países occidentales industrializados, consistente en la degradación de la
seguridad asociada a la forma estándar de empleo y en el cuestionamiento de ésta como
referencia de la actividad laboral y de la regulación social. Se convierten así en dimensiones de
la precariedad todos aquellos elementos que degraden los niveles de seguridad alcanzados por
el conjunto de los trabajadores en el periodo de auge económico y consolidación de las
economías de mercado posterior a la Segunda Guerra Mundial. Se pueden destacar cuatro de
estas dimensiones: la inseguridad respecto a la continuidad del vínculo laboral con la empresa,
la insuficiencia de los ingresos salariales, la degradación de la situación de trabajo y la
56
reducción de la protección social .
Como consecuencia de este vasto proceso de precarización, el trabajo asalariado se
ha dualizado57 fragmentando el mercado de trabajo
en dos categorías bien
diferenciadas. De un lado quienes tienen un puesto de trabajo estable en una gran
empresa y que requiere cierta cualificación, perciben salarios relativamente elevados
y están sindicados o sindicadas. De otro trabajadores y trabajadoras vinculados
generalmente a pequeñas empresas, con empleos inestables, escasa cualificación,
56
CANO E.; BILBAO, A.; STANDING, G. Precariedad laboral, flexibilidad y desregulación. Alzira
(Valencia): Germania, 2000, pág. 27.
57
PIORE, M; BERGER, S. Dualism and Discontinuity in Industrial Society. Cambridge: Cambridge
UP, 1980.
112
bajos salarios, escasa protección social y nula relación con organizaciones
sindicales. Esta segmentación de la mano de obra y la vinculación de las partes al
sindicalismo ya ocurría en los 60’ puesto que una parte del antiguo sector primario
también se precarizó por la globalización de la producción. Hoy, el sector primario se
encuentra en sectores industriales y de servicios de alta productividad –aunque la
empresa sea pequeña-, y en la administración pública. La precariedad afecta al
antiguo sector secundario típico del fordismo y a los trabajadores de sectores que
emplean mano de obra no cualificada o que no pueden competir en costes con los
grandes productores actuales chinos, indios y latinos.
Los procesos de exclusión social se han intensificado sobre determinados colectivos
que han sufrido de forma continuada la precarización de sus condiciones de trabajo,
y por ende, de sus condiciones de vida. Pero esta dinámica precarizadora actúa
como un rodillo, subsumiendo a un número cada vez de personas. Así, Jeremy
Rifkin ilustra un panorama que, por diferentes razones, va imponiéndose de forma
creciente:
Mientras que las condiciones de trabajo sujetas a procesos de reintegración y a aplicación de
mecanismos de automatización incrementan el estrés y arriesgan la salud de los trabajadores,
la cambiante naturaleza del trabajo también contribuye a su inseguridad económica: muchos
trabajadores ya no son capaces de encontrar empleos a tiempo completo y de tener un trabajo
58
seguro a largo plazo .
Las prácticas empresariales dirigidas a la diversificación de la condiciones de los
trabajadores y trabajadoras han perseguido fragmentar en diferentes fases los
procesos productivos para así facilitar la externalización de servicios. Éste es uno de
los instrumentos empleados para aplicar regímenes estatutarios diferenciados aún a
pesar de las similitudes que puedan tener las personas que coexistan en un mismo
centro de trabajo o unidad productiva. A la vez, dentro de la propia empresa se
diferencia entre determinados puestos de trabajo estratégicos a los que se vinculan
de alguna u otra forma buenas condiciones de trabajo, mientras que el resto se
encuentran abocados a los condicionantes asociados a la temporalidad, tiempos de
aprendizaje reducidos, consumo de competencias adquiridas y escasa producción
de nuevas competencias, sin perspectivas de promoción profesional,nula influencia
en el contenido del trabajo ni profesionalización en el puesto.
58
RIFKIN, J. El fin del trabajo .Barcelona: Ed. Paidós, 1996, pág.228.
113
Pero la precariedad, entendida como mecanismo de control de la clase trabajadora,
tiene consecuencias sobre la gran mayoría de los asalariados y asalariadas como
plantea Nicolás Íñigo Carrera:
La precariedad de esta forma se establece como mecanismo apto para los intereses del capital
a diferentes niveles. De un lado quienes se encuentran abocados a vivir en la misma no tienen
otra opción que reproducir su vida satisfaciendo las necesidades básicas en el límite de la
llamada línea de pobreza o directamente sumidos en ésta. De otro lado, la existencia de una
masa precarizada disponible permite al capital imponer cada vez peores condiciones de trabajo
a quienes conservan un empleo conforme a los parámetros del segmento superior del mercado
de trabajo. De esta forma, la precariedad se configura como elemento estructural al sistema de
59
acumulación capitalista .
No obstante, al profundizar en la correlación precariedad económica y sus
condicionantes sobre el resto de facetas vitales, las prácticas de gestión de personal
de las empresas externalizan y precarizan a priori a quienes consideran menos
competentes excluyendo del empleo estable a las personas menos adaptables en
función de los ya mencionados criterios de género, etnia, edad o nacionalidad. El
hecho de que sean siempre los mismos sujetos los no seleccionados en un contexto
en el que no hay empleos para todos los asalariados y asalariadas no hace sino
incrementar las diferencias entre los diferentes segmentos de la clase trabajadora
favoreciendo la instauración de las poverty traps, entendidas como círculos de
pobreza que reproducen pautas de vida que perpetúan las situaciones de necesidad.
La precarización del trabajo también ha repercutido en la intensidad en el
desempeño y en este sentido podría decirse que ha afectado a la totalidad de los
trabajadores y trabajadoras con independencia del segmento al que queden
adscritos. Se ha dirigido hacia una concepción que, progresivamente y de forma
exclusiva, entendía el salario contemplando sólo el tiempo trabajado de forma
efectiva y eliminando la remuneración los espacios temporales no correspondidos
como los descansos o de la formación. Esta exclusión también comprende a los
periodos cuyos costes se generan con anterioridad al empleo (educación,
formación), con posterioridad al mismo y respecto a las consecuencias que el propio
trabajo pueda tener sobre la salud de las personas. Se han habilitado modalidades
contractuales que tratan de ajustar las plantillas de forma precisa a la demanda, y
59
CARRERA, N. I. El concepto de clase obrera y la resistencia a la precariedad. Madrid: Sociedad y
Utopía. Revista de Ciencias Sociales, nº 29. Abril de 2007, pág. 445.
114
expresión de ello son los contratos a tiempo parcial o eventuales. Los nuevos
métodos de gestión han buscado la reducción hasta la mínima expresión de los
tiempos intermedios a través de técnicas de control encaminadas a expulsar de la
jornada laboral todo aquello que no sea productivo para el capital. La supresión de
los tiempos muertos y el incremento del ritmo se han combinado con incrementos de
horarios con las consiguientes consecuencias para la salud de los trabajadores y
trabajadoras. Las nuevas tecnologías, y en concreto, las tecnologías de la
información, han sido empleadas como mecanismos de control más sutiles,
aligerando los recursos destinados a supervisión y las líneas jerárquicas. La
búsqueda de la polivalencia ha sido también otro de los medios para incrementar la
intensidad en el trabajo, puesto que las cualidades necesarias para el desarrollo de
estas aptitudes no son por regla general objeto de remuneración. Son cada vez más
los requisitos necesarios para acceder a un puesto por un mismo salario,
exigiéndose cada vez más a las personas que movilicen su inteligencia e incorporen
a la tarea capacidades genéricas y competencias desarrolladas fuera de la empresa
constituyendo éste un factor más de exclusión para quienes no tienen estas
cualidades.
Este recrudecimiento en la calidad del empleo que se ha experimentado a nivel
global es más patente y explícito en Andalucía. Como se ha reflejado anteriormente,
la configuración de un sistema productivo con gran peso del sector servicios y el
empleo intensivo de mano de obra de escasa cualificación constituye un agravante
de cara a un mayor deterioro de las condiciones de trabajo para la mayoría de la
clase trabajadora.
El Estado ha sido partícipe activo de todo este proceso favoreciendo las condiciones
legislativas, económicas y, podría decirse, hasta culturales para que estos cambios
pudiesen implantarse. Resulta llamativa la socialización de los costes que, con
anterioridad soportaban las empresas, es ahora asumida como una responsabilidad
estatal y véanse en ese sentido la subvención al empleo de determinados colectivos
con dificultades de acceso al empleo. De la misma forma las bonificaciones a la
contratación, las rebajas relativas a las cargas patronales, las ayudas a las
reconversiones productivas o los costes derivados de las jubilaciones anticipadas
son un ejemplo de estas políticas tan generalizadas. Este viraje se enmarca en el
tránsito que sufren las políticas públicas desde el estímulo de la demanda agregada
115
en unos contextos de pleno empleo, alto grado de regulación en las transacciones y
sistemas de remuneración basados en la productividad. A partir de los años ochenta
se favorece, desde los propios estados y desde instancias internacionales como el
Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, una economía de la oferta,
regida por la competitividad a partir de una mayor productividad y la disminución de
costes de producción.
Todas estas transformaciones han permitido a las empresas recuperar los niveles de
orden comprometidos en la década de los 70’ de una forma más palpable en países
como Francia que en España, debido a la particular restricción de libertades que
operaban en el país. Los asalariados y asalariadas se han visto afectados bien
teniendo que trabajar de una forma más intensa o directamente siendo expulsados a
empleos de menor calidad o directamente fuera del mercado de trabajo.
3.3. Respuesta y posicionamiento del sindicalismo de clase.
Es patente la devaluación sufrida por parte de las instituciones que habían
canalizado las protestas y quejas de la clase trabajadora a lo largo del S.XX. Sin
embargo, los cambios introducidos en el mundo del trabajo y que han afectado a
gran parte de los trabajadores y trabajadoras han provocado una indignación sin
respuesta por parte de quienes se veían afectados. Así lo plantean Luc Boltanski y
Ève Chiapello a lo largo de su obra, a partir de un análisis que, en términos
generales, podemos aplicar a la realidad de los sindicatos de clase españoles y
andaluces, sin perder de vista las particularidades de la realidad andaluza.
Los sindicatos han ido experimentado una menor implantación en las empresas a la
vez que han visto reducida su autoridad entre los trabajadores y trabajadoras.
Progresivamente se ha producido también una descomposición de los esquemas
ideológicos que fueron considerados como válidos para la representación de la
sociedad en términos de clases sociales y sobre los que se articulaba gran parte de
la estrategia sindical. La desindicalización ha supuesto en todo caso un cambio en la
correlación de fuerzas entre el capital y el trabajo, favorable al primero y a sus
procesos de reestructuración durante los últimos treinta años. El debilitamiento
116
sindical ha sido consecuencia directa de acciones emprendidas desde las filas del
capital con este objetivo, pero a la vez, es producto de una mala gestión sindical
ante las nuevas condiciones a las que había de enfrentarse. Habría que sumar una
serie de efectos perversos que no han hecho sino profundizar en una situación
especialmente desfavorable para la construcción de resistencias frente a la
exclusión: individualismo, desconfianza en la acción política o miedo al desempleo.
En el caso español, la afiliación ha registrado unos índices bajos y relativamente
estables, como se observa en la siguiente tabla, y así se apuntó en el capítulo
anterior. No obstante, al relacionar estas tasas con el proceso de pérdida progresiva
de derechos laborales, incita, cuanto menos a pensar, que se trata de un
comportamiento paradójico, puesto que esta situación constituiría a priori un
contexto favorable para el incremento de la afiliación de cara a la defensa de unos
derechos que se encontrarían amenazados. Esta correlación sería igualmente
aplicable a la evolución de la conflictividad en Andalucía también descrita en el
capítulo anterior, puesto que en ningún caso ha experimentado un incremento de
tipo sostenible para un periodo en el que la precarización de las relaciones laborales
ha sido una constante.
117
Tabla 03 – Evolución de la afiliación sindical en España (1977-2008).
AÑO
AFILIADOS/AS
POBLACIÓN ASALARIADA
Variación
TASA NETA
DE
AFILIACIÓN
V.abs.
Variación
V.abs.
1977
1.606.600
---
8.705.200
1980
1.109.900
- 30,9
8.065.600
- 7,3
13,7
1985
1.037.000
- 6,5
7.721.500
- 4,3
13,4
1990
1.561.200
+ 50,5
9.734.000
+ 26,1
16,0
1995
1.838.600
+17,7
9.412.400
- 3,3
19,5
2000
2.093.500
+13,8
12.640.900
+ 34,3
16,6
2005
2.700.000
+ 28,9
15.841.600
+ 25,3
17,0
2009
3.120.400
+ 15,6
15.680.700
-1,0
19,9
18,4
Fuente: Fundación 1º de Mayo. Estudios de la Fundación.
Afiliación y representación sindical en Europa. Nº 37 octubre 2010, pág. 11.
Existe, por tanto, un efecto acumulativo de factores que refuerzan la convicción
sobre la implantación deficiente de los sindicatos, algo no deseable para su
posicionamiento como contrapoder frente al capital. Al mismo tiempo, se ha
producido un desprestigio progresivo de quienes ostentan cargos de representación
sindical y unitaria, vistos como un grupo de privilegio al margen del sufrimiento del
resto de asalariados y asalariadas, socavando así la credibilidad en éstos.
Las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas60 han evidenciado en
estos últimos años que a más de la mitad de las personas encuestadas los
sindicatos le merecen escasa confianza y una aceptación relativamente baja frente a
otras instituciones de protección de los Derechos Humanos, animalistas o
ecologistas.
60
Centro de Investigaciones Sociológicas. Barómetro de Marzo. Estudio nº 2831. Marzo 2010.
Pregunta 7; Centro de Investigaciones Sociológicas. Barómetro de Octubre. Estudio nº 2735. Octubre
2007. Pregunta 6; Centro de Investigaciones Sociológicas. Barómetro de Octubre. Estudio nº 2657.
Octubre 2006. Pregunta 11; Centro de Investigaciones Sociológicas. Barómetro de Marzo. Estudio nº
2597. Marzo 2005. Pregunta 17.
118
De esta forma se ha producido un declive de la legitimidad de las organizaciones
sindicales frente a los trabajadores y trabajadoras que ha desembocado en una cada
vez menor representatividad, no limitada ésta a aspectos electorales, sino en un
sentido amplio y entendido en términos de identificación. Sin embargo, el
reconocimiento de los sindicatos, en concreto de los que ostentan la condición de
mayoritarios, como interlocutores frente a la patronal y el Estado, ha implicado a la
vez la constatación de un consenso tácito, que disimula, en cierto modo, la magnitud
del deterioro que estas organizaciones sufren respecto a sus representados y
representadas.
En un contexto de actuación en el que se ha redefinido la relación sindicato-clase
trabajadora como vínculo elector/cliente frente al compromiso militante, sólo son una
referencia para los trabajadores y trabajadoras que ocupan el segmento superior del
mercado de trabajo que son igualmente quienes pueden ejercitar de forma plena
actividad sindical y quienes forman parte de la masa social y órganos de decisión de
los sindicatos. En este sentido, la estructura de la afiliación sindical es una variable
significativa para diagnosticar el impacto de los sindicatos de clase entre la clase
trabajadora y su propia capacidad de movilización. UGT Andalucía, aglutina al
grueso de la afiliación en la Federación de Servicios Públicos (FSP), seguida en
importancia por la Federación del Metal Construcción y Afines y por la Federación
Agroalimentaria. CCOO Andalucía sigue la misma dinámica, ya que la mayoría de
sus afiliados y afiliadas se concentra en la recientemente creada Federación de
Servicios a la Ciudadanía en la que se ubican los trabajadores y trabajadoras del
sector público y quienes desempeñan tareas administrativas. Seguidamente son los
trabajadores y trabajadoras de la industria quienes tienen mayor presencia, junto a
los del sector de la enseñanza y el ámbito sanitario. A continuación, en el siguiente
gráfico se muestra la evolución de que ha seguido la afiliación de CCOO Andalucía
entre los años 2005 y 2008. A tener en cuenta las siguientes abreviaturas: AADD
(Federación de Actividades Diversas), AGRO. (Federación Agroalimentaria), FSAP
(Federación de Servicios y Administraciones Públicas), COMFIA (Federación de
Servicios Financieros y Administrativos), FECOMA (Federación de Construcción,
Madera y Afines), ENSEÑ. (Enseñanza), FECOHT (Federación de Comercio,
Hostelería y Turismo), METAL (Federación Minerometalúrgica), FITEQA (Federación
de Industrias Textil, Piel, Químicas y Afines), SANIDAD (Federación de Sanidad y
119
Sectores Sociosanitarios), FCT (Federación de Comunicaciones y Transportes),
FJyP (Federación de Jubilados y Pensionistas) y PARO (desempleados y
desempleadas).
Cuadro 04 – Afiliación – Evolución en la media real de cotizaciones. CCOO
Andalucía.
Cuadro extraído del Informe presentado en el X Congreso de CCOO Andalucía.
En el mismo sentido se articula la afiliación de CGT Andalucía aunque en una
menor proporción que en los casos anteriores en términos cuantitativos, la mayoría
de los trabajadores y trabajadoras pertenecen al sector público, la enseñanza y la
sanidad. Esta tendencia no se corresponde con la experimentada por el SAT debido
a su propio origen rural y al proceso en el que se encuentra inmerso de apertura a la
totalidad de la clase trabajadora. Así, el grueso de afiliación a este sindicato son
jornaleros y jornaleras del sector primario. En último término, citar la configuración de
CNT, que a nivel provincial se estructura mayoritariamente a través de sindicatos de
oficios varios que aglutinan a la totalidad de la afiliación independientemente del
sector de actividad.
En síntesis, la afiliación sindical registra unas bajas tasas y se concentra en
actividades y sectores específicos que, en su mayor parte, pertenecen al segmento
120
superior del mercado de trabajo. Al hilo de estas apreciaciones, recordar, como ya
se recogió en el capítulo anterior, que más de la mitad de los trabajadores y
trabajadoras andaluces carecen de presencia sindical en sus centros de trabajo.
Ambas realidades constatan que gran parte de la clase trabajadora en Andalucía
vive en sus centros de trabajo ajena a los sindicatos y a cualquier institución de
defensa colectiva de sus intereses.
Sin solapar esta afirmación, resulta pués, necesario abordar algunas de las razones
que han llevado al debilitamiento de los sindicatos, y en especial de aquellos que
enarbolan el sindicalismo de clase como razón de ser. En primer lugar, podría
apuntarse el desequilibrio informativo en favor de los dirigentes empresariales como
un factor que ha dificultado a los sindicatos plantear cuestiones de fondo y detener,
o hasta prevenir, los procesos de destrucción y degradación de empleo. El acceso a
una recopilación de datos en muchas ocasiones fragmentaria, ha contrastado con
los sistemas de información patronales o con una desinformación que en ambos
casos, han sido un obstáculo para el establecimiento de interpretaciones generales
que pudiesen ser empleadas como contrainformación frente a la patronal o al propio
Estado.
La represión antisindical como causa del proceso de desindicalización no adquiere
un papel esencial en este sentido, pero a pesar de la dificultad para ratificar de forma
precisa el peso de la misma, es una cuestión en cualquier caso nada desdeñable.
La dificultad para ejercitar la libertad sindical es un hecho en las pequeñas y
medianas empresas, tan abundantes en el tejido productivo andaluz y español,
constituyendo un obstáculo a la puesta en funcionamiento de cualquier tipo de
iniciativa encaminada a la defensa y promoción de los intereses de los trabajadores
y trabajadoras. La gran empresa, como espacio natural y propicio para la actividad
sindical se ha visto mermada en los últimos años por los diferentes procesos de
reconversión que inevitablemente han repercutido en la capacidad de respuesta y
movilización. A tener en cuenta también la presencia de sindicatos de empresa en
este ámbito para contrarrestar posicionamientos incómodos y fragmentar la unidad
sindical con objetivos reivindicativos. La existencia de sistemas informales de
sanción-recompensa para primar a aquellos trabajadores y trabajadoras que
muestran sumisión en el centro de trabajo ha sido un instrumento empleado por
121
muchas empresas para desincentivar la creación de secciones sindicales o la
afiliación de una forma sutil e implícita y por lo tanto difícilmente constatable.
Las reconversiones industriales han tenido una consecuencia directa en el
incremento del desempleo y la precarización del empleo incidiendo de forma directa
en la combatividad de la clase trabajadora y su tendencia a sindicarse. Es un hecho
que la sindicalización de los trabajadores y trabajadoras precarios es muy escasa
debido a las continuas entradas y salidas del mercado laboral y la movilidad entre
empresas e incluso sectores de actividad. El cese de la actividad de empresas y
centros de trabajo con amplia tradición sindical, los recortes de plantilla, así como los
despidos o prejubilaciones de trabajadores y trabajadoras de mayor edad,
estabilidad y arraigo, en todo caso, de quienes con mayor probabilidad han tenido o
conocido actividad sindical, es un claro factor desindicalización. Se da el caso de las
jóvenes generaciones de trabajadores y trabajadoras, uno de los colectivos con
especiales dificultades en el ámbito laboral, no han experimentado niveles de
combatividad laboral y en muchas ocasiones desconocen el funcionamiento de la
dinámica sindical. La recomposición de un tejido productivo externalizado,
deslocalizado y con una transferencia de empleo al sector servicios y a pequeñas y
medianas empresas ha colocado a un número cada vez mayor de trabajadores y
trabajadoras en estructuras poco sindicadas, sin tradición de lucha y en las que la
precariedad actúa de forma muy directa contra la voluntad de organización. Si se
analiza como se ha generado el crecimiento de las organizaciones y en que
situaciones se han producido
niveles de conflictividad considerables existe una
relación clara con el tamaño de las empresas y los sectores de actividad. La
movilidad de las grandes estructuras empresariales a través de absorciones,
cesiones
y
concentraciones
ha
implicado
igualmente
desplazamientos
de
interlocutores sindicales ahondando en el desarrollo de relaciones profesionales
transitorias a través de la degradación de la comunidad de trabajo. El empleo de
trabajadores y trabajadoras en un mismo espacio procedentes de empresas diversas
ha favorecido el desarme y la desorientación para emprender cualquier tipo de
acción colectiva en el marco de la organización de movilizaciones o negociaciones.
Las empresas de esta forma se han estructurado con el objetivo de incrementar la
productividad reduciendo costes a través del empleo de un personal cada vez
menos cualificado, consiguiendo a la vez la supresión de la oposición sindical en el
122
mayor número de espacios posibles. En este sentido se pronuncian Faustino
Miguélez y Carlos Prieto al afirmar:
Las dinámicas de segmentación que he tratado de discutir constituyen a mi modo de ver
elementos a considerar no solo a la hora de estudiar las diferencias de ingresos y estabilidad
laboral, sino también en otros campos anexos. Entre ellos quisiera subrayar el impacto en el
sistema de relaciones laborales, en la individualización de las relaciones laborales y la erosión
de derechos sociales. Campos todos ellos en los que estas dinámicas son importantes no sólo
porque crean mecanismos de diferenciación social, también porque generan procesos
subjetivos que dificultan el desarrollo de una conciencia colectiva capaz de generar fuerzas que
61
contrarresten el pernicioso crecimiento de las desigualdades y la precariedad .
Bajo estos mismos parámetros se han establecido las nuevas formas de gestión de
personal tendentes a la individualización salarial, la evaluación entre los propios
asalariados y asalariadas o la introducción de primas por productividad. Estos
mecanismos han perseguido el estímulo la competitividad, restar capacidad a la
unión de fuerzas frente a la dirección y hacer descender la solidaridad obrera. La
introducción de círculos de calidad, grupos de expresión u otros mecanismos de
relaciones humanas encaminados a recoger las reivindicaciones, ha ido reforzando
el control sobre los trabajadores y trabajadoras a la vez que han ejercido un papel
sustitutivo respecto a las funciones de los sindicatos. De esta forma, se han ido
introduciendo nuevas fórmulas de organización del trabajo, con mayor flexibilidad y
polivalencia, encaminadas a generar un mayor compromiso con el trabajo y reducir
cualquier tipo de crítica en el ámbito laboral a partir de una ambigüedad que ha
tenido efectos paralizantes sobre los actores sindicales.
Las transformaciones del capitalismo han generado el cuestionamiento del modelo
de clases sociales imperante a lo largo del S.XX. Éste que había servido de
referencia al sindicalismo de clase que, desde la concepción marxista o libertaria,
entendía la sociedad como espacio en el que se desarrollaba una relación
antagónica
entre
el
proletariado
explotado
y
la
burguesía
explotadora
materializándose en la lucha de clases. No obstante tal reconocimiento, junto a las
aportaciones de otras corrientes políticas, había sido también útil para el
reconocimiento de la negociación colectiva y la concertación social por parte del
61
MIGUÉLEZ, F; PRIETO, C. Las relaciones de empleo en España. Madrid: Siglo XXI de España
Editores, 1999, pág. 147.
123
Estado, que en el caso de España, ya presentes en las estructuras corporativistas
propias de la Dictadura Franquista.
Sin embargo el acceso a determinados bienes de consumo en el último cuarto del
pasado siglo por parte de la clase obrera propició la aparición de teorías que
propugnaban la absorción de las clases sociales por una amplia clase media. En una
sociedad en la que cada vez más personas creen reconocerse en la clase media, se
produce la negación de la consciencia de clase. Igualmente, estos comportamientos
podrían responder a la concepción de una sociedad que se ha transformado en una
colección de individuos no agregables a clase alguna o vinculables todos a una
misma clase media. Se ha ido imponiendo una idea de consenso que niega los
antagonismos y uniformiza las relaciones haciendo desaparecer las clases sociales
en un discurso asumido por gran parte de la sociedad.
A la vez se han difuminado los elementos de unión sobre los que se habían
construido las identidades de clase cuestionado la validez de las equivalencias que
sostenían una percepción homogénea de las condiciones de vida. En este sentido,
los sindicatos como representantes de la clase trabajadora han perseverado por el
reconocimiento de la clase trabajadora frente al Estado y la patronal, pero a medida
que se acentúa el proceso de desindicalización también queda mermada la
capacidad para mantener la identidad de la clase trabajadora. La percepción de las
identidades sociales se ha basado igualmente en equivalencias tácitas a partir de las
condiciones de empleo.
La individualización de las mismas, la configuración de unidades productivas de
menor tamaño o la temporalidad han incidido sobre la solidez de las relaciones
difuminando así los nexos de unión.
La confusión de las identidades sociales se ha visto favorecida por el fomento de la
competitividad en el mercado de trabajo y la vez por la puesta en marcha de
iniciativas patronales en este sentido que han comprendido desde el uso de un
vocabulario por parte de representantes empresariales orientado a eludir el conflicto
de intereses entre accionistas y asalariados y asalariadas (sustitución del término
obrero por operario) a actuar sobre la ordenación de los puestos de trabajo de la
forma más generalista posible en aras de la flexibilidad y una menor garantía hacia
los trabajadores y trabajadoras. Para ello, desde la patronal se han dado los pasos
124
necesarios para pasar de modelos de gestión colectivos centrados en estatutos a
modelos de gestión colectivos e individuales basados en competencias.
Igualmente, el incremento de la precariedad laboral, la reducción de la protección de
los trabajadores y trabajadoras y el descrédito sindical tienen una estrecha relación
con la política de reformas laborales que desde instancias gubernamentales se ha
ido poniendo en marcha a lo largo de estos treinta años. Así, se apuntó en el
capítulo anterior, y estas modificaciones legislativas se han ajustado a las
necesidades patronales.
En la deconstrucción de la representación de las clases sociales las singularidades
se superponen a las equivalencias institucionalizadas (clasificaciones profesionales,
dispositivos de organización, etc.) y a las propias consideraciones de los propios
actores sociales. Este debilitamiento tiene sus consecuencias sobre la crítica al
capitalismo que se ha fundamentado sobre la denuncia de las desigualdades y la
mayor distribución de las cargas y beneficios entre los diferentes grupos
participantes en el proceso productivo. La
negación de clases diferentes con
intereses propios y contradictorios invisibiliza las desigualdades crecientes en el
seno de la clase trabajadora y el incremento en términos demográficos de la misma
debido a los procesos de concentración capital que han incrementado la
proletarización.
Gran parte de la crítica formulada a los sindicatos centra su discurso en el tránsito
experimentado desde la defensa de quienes sufren la opresión a la defensa de los
privilegios de personas vinculadas a estructuras burocratizadas acusadas de
corporativismo. La falta de arraigo sindical en la pequeña y mediana empresa y en
aquellas actividades con mayores tasas de eventualidad, contrasta con la presencia
activa en el sector público y en la gran empresa generándose de esta forma una
apropiación de las estructuras sindicales que reproduce las pautas de segmentación
del mercado de trabajo. Son los trabajadores y trabajadoras del segmento superior
quienes si encuentran reconocida la defensa de sus intereses a través de las
organizaciones sindicales puesto que la estabilidad laboral se establece como
requisito sine qua non para ejercitar, con unas mínimas garantías no sólo legales, un
ejercicio pleno de reivindicación y defensa de sus intereses. Citar la obra de Andrés
Bilbao, que afirmaba lo siguiente:
125
Los sindicatos mayoritarios, ante estas dinámicas que ellos mismos han contribuido a producir
por acción o por omisión, toman partido por los trabajadores estables entre los que se
encuentra su base de sustentación. Realizan, en el mejor de los casos, algunas denuncias o
actividades de baja intensidad hacia los precarios, o bien les abandonan a su suerte. Esta
ausencia contribuye a la indefensión de los precarios, al libertinaje de las patronales y a la
profundización de las diferencias entre los distintos segmentos de la población asalariada. Los
sectores estables que sostiene a los sindicatos, pierden peso en el conjunto de los trabajadores
y experimentan una deriva corporativa y conservadora, lo cual les hace cada vez más pasivos
e impotentes. Paradójicamente, constituyen el único sector con una mínima articulación
organizativa y con una tradición de lucha y reivindicación. Los sindicatos mayoritarios ya no
pueden imponer por la fuerza su representatividad de la clase obrera en régimen de monopolio.
Necesitan de la benevolencia de la patronal y la financiación del Estado y, desde luego, el
62
vacío de cualquier alternativa de agrupamiento político de los sectores precarizados .
Considerar también la magnitud de los procesos de consolidación y crecimiento
organizativo en los que se han visto inmersos los sindicatos una vez finalizada la
Dictadura, unos en mayor medida que otros, que podrían haber provocado una
absorción excesiva en el funcionamiento de los engranajes del sindicato
intensificando así la desvinculación con la propia afiliación y, por ende, con los
procesos de cambio en los que se ha visto inmersa la clase trabajadora. Es de
reseñar la apuesta, principalmente de los sindicatos mayoritarios, de configurar un
sindicalismo de masas profesionalizado en detrimento de uno más ideologizado.
Esta situación pudo, igualmente, alejar a los sindicatos de sus fuentes naturales de
reclutamiento, los centros de trabajo, constituyendo de esta forma una fuente de
desindicalización.
Es en los modos de funcionamiento de los propios sindicatos donde habría que
discernir también la casuística relativa al proceso de pérdida de acogida entre los
trabajadores y trabajadoras. Podría atribuirse una falta de visión estratégica en la
deficiente ponderación de los problemas de los asalariados y asalariadas que cada
vez han ido prestando en mayor medida sus servicios bajo formas organizativas y
contractuales
atípicas
(falsos
autónomos,
empresas
de
trabajo
temporal,
eventuales), nuevos sectores o con especiales dificultades de incorporación y
permanencia en el mercado laboral (jóvenes, mujeres, migrantes). En qué grado
esos trabajadores y trabajadoras que se alejan del estereotipo tradicional de
sindicalista forman parte de los sindicatos de clase incorporándose a la vida
organizacional, perteneciendo a los órganos de decisión e incluyendo en las líneas
de acción prioridades y metas que incorporen la lucha contra la precarización de las
62
BILBAO, A. El empleo precario. Seguridad de la economía e inseguridad del trabajo. Madrid: Los
libros de la Catarata, 1999, pág. 13.
126
condiciones laborales más allá de encomendarla a los procesos de concertación y
participación institucional. Resulta significativa la interpretación de Agustín Morán al
respecto:
Se desplaza la línea de lucha de trabajo-capital a trabajo-trabajo. La competencia entre
trabajadores fijos y eventuales, parados y ocupados, viejos y jóvenes, hombres y mujeres,
inmigrantes y autóctonos, cobra mayor fuerza. Se sientan las bases del racismo, el machismo,
la lucha entre los de abajo y la sumisión hacia los de arriba.
La acción sindical, al refugiarse en los sectores estables que constituyen su base de apoyo
tradicional, deja el campo libre para que las patronales dispongan impunemente de la suerte de
los precarios y de los estables sin fuerza sindical. Este proceso circular socava la fuerza social
63
de los sindicatos, determinando su progresiva institucionalización .
Es posiblemente la pérdida de ideología sindical que acompaña el ocaso de la
militancia una de las razones de peso para entender porque en una situación como
la que acontece no existen fórmulas contestatarias desde el sindicalismo de clase.
Se ha demostrado una inercia para la renovación doctrinal y de elementos de
análisis frente a las transformaciones que han afectado al mundo del trabajo. Se han
ido perdiendo las herramientas de pensamiento necesarias para la comprensión de
los acontecimientos que se han sucedido en estos treinta años. Resulta sintomático
que los sindicatos de clase no han sabido renovar sus estructuras para afrontar el
nuevo contexto, una tarea a la que han dado cumplimiento desde la patronal con
una
eficiencia
constatable.
La
configuración
de
grandes
estructuras
ha
desembocado en la aparición de profesionales del sindicalismo que han contribuido
a la burocratización de las organizaciones de manera que quienes ocupan puestos
directivos pasan la mayor parte de su vida activa en los aparatos sindicales. Es un
hecho que hecho que este tipo de estructuras son más proclives al desarrollo de
prácticas de cooptación y pérdida progresiva de la democracia interna en detrimento
de la capacidad decisoria de la afiliación.
El sindicalismo de clase ha sido incapaz de enmendar o frenar la deconstrucción del
mundo del trabajo emprendida por el sistema de acumulación capitalista sin
encontrar una movilización real contra lo que hasta el momento está suponiendo su
propia derrota.
63
MORÁN CARRILLO, A. Precariedad y crisis del sindicalismo: ¿Qué precariedad? ¿Qué crisis? ¿de
qué sindicalismo? Madrid: Sociedad y Utopía. Revista de Ciencias Sociales, nº 29. Abril de 2007, pág.
505.
127
CONCLUSIONES
Andalucía está padeciendo los efectos de la reordenación del sistema de
acumulación capitalista de una forma más extrema que otras regiones españolas y
europeas. Es la consecuencia directa de un sistema productivo propio de una región
periférica, articulado conforme a las necesidades de abastecimiento de las regiones
centrales industrializadas. El desarrollo ha quedado limitado a
actividades
productivas de carácter extractivo, con empleo intensivo en mano de obra poco
cualificada y muy sensible a las variaciones de la demanda. Esta situación no ha
venido sino a agravar el sufrimiento de una población que ya vivía en condiciones
precarias con anterioridad a estos cambios habida cuenta de factores como la
desigual distribución de la tierra y de acceso a los recursos, la falta de inversión
productiva y la especialización en actividades con aporte de escaso valor añadido.
Por tanto, el mercado de trabajo andaluz se caracteriza por la creación de empleo de
baja calidad, unas altísimas tasas de desempleo y temporalidad y por el empleo de
casi las tres cuartas partes de población ocupada en el sector servicios.
La realidad nos muestra que el sindicalismo de clase en Andalucía no ha tenido la
capacidad suficiente para detener un proceso que ha sumido en la precariedad a un
número creciente de trabajadores y trabajadoras.
No obstante, este análisis, se centra mayormente en los posicionamientos de las
organizaciones sindicales expresados en sus respectivos congresos y a partir de los
cuales se han establecido las líneas de actuación sindical. En este sentido, de esta
investigación resultan unas conclusiones que inevitablemente han de desglosarse en
función de los medios y representatividad de los diferentes sindicatos de clase.
Por un lado, el sindicalismo mayoritario, representado por los sindicatos Comisiones
Obreras y Unión General de Trabajadores, ha experimentado una variación en sus
postulados respecto a aquellos que mantenían en las fases iniciales del periodo
democrático. Si en la clandestinidad reiteraban la necesidad de transformación del
sistema capitalista en un sistema socialista como única vía para suprimir la
128
explotación que sufría la clase trabajadora, la llegada de la Democracia supuso un
aplazamiento de estas metas que ha acabado siendo definitivo.
Bajo el compromiso de la consolidación democrática y más tarde contra la crisis
económica, estas organizaciones sindicales aceptaron renunciar a lo que en años
anteriores se propugnaba como la emancipación de la clase trabajadora.
Principalmente en la década de los 80’ muchos de los esfuerzos de estas centrales
sindicales estuvieron dirigidos a su consolidación y crecimiento organizativo con el
fin de convertirse en sindicatos de masas. Estos cambios se reflejan en un discurso
que contiene cada vez en menor medida terminología con altas dosis de ideología.
Es el caso de la sustitución progresiva del término clase obrera o clase trabajadora
por el de trabajadores y trabajadoras, de la ausencia de la lucha de clases en sus
discursos y de la apuesta en todo momento por medidas de consenso a nivel global
con la patronal y el Gobierno Autonómico.
La pérdida progresiva de derechos ha sido interpretada como un fenómeno externo
sobre el que los sindicatos tenían que actuar. Este proceso fue afectando en mayor
medida a colectivos a priori poco vinculados con los sindicatos (mujeres, jóvenes,
migrantes) de forma que las organizaciones eran conscientes de la necesidad de
incorporar a sus estructuras a estos trabajadores y trabajadoras especialmente
precarizados. He aquí una de las claves de la falta de respuesta contundente ante la
precariedad, la ausencia de quienes la sufren en las estructuras de defensa y
promoción de los intereses de los trabajadores y trabajadoras. Son únicamente
quienes tienen estabilidad en el empleo y unas mínimas condiciones de trabajo
quienes pueden hacer un ejercicio pleno de la libertad sindical por lo que hay una
exclusión sistemática de los precarios y precarias a la hora de participar y formar
parte de las organizaciones sindicales y de los órganos de representación unitaria en
las empresas.
Así, los sindicatos se han convertido en una herramienta útil para los trabajadores y
trabajadoras pertenecientes al segmento mejor posicionado en el mercado de
trabajo cuya estabilidad en el empleo y buenas condiciones de trabajo les ha
garantizado el ejercicio de la actividad sindical en todas sus facetas. En la
investigación se constata que el grueso de la afiliación sindical, la conflictividad
129
laboral y la representatividad se encuentran mayoritariamente en sectores
caracterizados por la estabilidad en el empleo.
Los sindicatos mayoritarios han enfrentado la precarización de las condiciones de
trabajo de la clase trabajadora andaluza a través de tres vías: la negociación
colectiva, la concertación y la participación institucional. La primera de éstas,
principalmente, a través de recomendaciones que encaminasen las negociaciones
hacia la instauración de clausulas encaminadas a la inclusión de colectivos con
especiales dificultades de acceso y permanencia en el mercado de trabajo. Pero ha
sido a través de la concertación y de la participación institucional donde se han
tratado de defender los intereses de la clase trabajadora a través de una serie de
compromisos cuyo cumplimiento por parte de la patronal y el Gobierno Autonómico
no ha sido verificado.
Por otro lado, el resto de sindicatos de clase objeto de esta investigación, con una
representatividad no comparable a las organizaciones mayoritarias y unos medios
cuantitativamente menores, han mantenido sus postulados y principios en todo
momento. Se han mantenido firmes en la convicción de la defensa y promoción de
los intereses y derechos de la clase obrera con el objetivo de abolir el sistema de
acumulación capitalista. Sin embargo, el mensaje de estas organizaciones no ha
tenido un efecto destacable sobre la clase trabajadora andaluza habida cuenta de la
afiliación y el impacto que estas organizaciones tienen actualmente y el grado de
representatividad, en el caso de aquellas que concurren a las elecciones sindicales.
La situación de las organizaciones anarcosindicalistas ha sido especialmente difícil a
partir del proceso de escisión. CGT Andalucía ha centrado gran parte de sus
esfuerzos en la consolidación organizativa y en construir prácticamente la
confederación sindical, por lo que la repercusión de su acción sindical queda
circunscrita a ámbitos concretos. También queda patente la voluntad de sumarse a
otras luchas más allá del propio frente sindical, alineándose con movimientos
sociales de corte contestatario estableciendo relaciones recíprocas de aprendizaje y
apoyo mutuo.
CNT cuenta en la actualidad con escasos medios para poner en práctica el modelo
anarcosindicalista que propugna, de forma que su propuesta ha quedado muy
limitada y su presencia entre la clase trabajadora en la actualidad es testimonial.
130
El SAT por su parte ha experimentado una fuerte represión como consecuencia de
las movilizaciones mantenidas a lo largo de estos treinta años y ello ha tenido una
incidencia directa sobre el crecimiento del propio sindicato. A la vez, se encuentra en
un proceso de transición como sindicato de jornaleros y jornaleras a sindicato con
aspiración de implantarse en todos los sectores productivos. Al igual que las
organizaciones antes mencionadas, su coherencia ideológica no ha tenido una
repercusión destacable sobre la totalidad de la clase trabajadora andaluza.
Como conclusión a esta tesina de investigación, gran parte de la clase trabajadora
andaluza no forma parte de los sindicatos de clase y vive ajena a los mismos. Esta
situación se ha producido por la propia estructura productiva y el tipo de empleo que
se ha generado pero también como consecuencia de la inacción de los sindicatos de
clase para constituirse como defensores de los intereses de la totalidad de la clase
trabajadora. Por tanto, queda patente la necesidad de articular los mecanismos y
habilitar los espacios que permitan una reflexión profunda sobre el papel del
sindicalismo de clase y la redefinición de sus principios y estrategias como
contrapoder a la propiedad de los medios de producción.
131
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