UNIVERSIDAD PABLO DE OLAVIDE DEPARTAMENTO DE DERECHO PÚBLICO PROGRAMA INTERUNIVERISTARIO UPO-UNIA MÁSTER OFICIAL EN DERECHOS HUMANOS, INTERCULTURALIDAD Y DESARROLLO EL SINDICALISMO DE CLASE EN ANDALUCÍA TESIS DE MASTER Alejandro Ruiz Alcoholado Sevilla, España Noviembre de 2011 2 EL SINDICALISMO DE CLASE EN ANDALUCÍA Alejandro Ruiz Alcoholado Tesis de Máster presentada en el Programa Interuniversitario UPO-UNIA Máster Oficial en Derechos Humanos, Interculturalidad y Desarrollo, como requisito parcial para la obtención del Título de Máster en Derechos Humanos, Interculturalidad y Desarrollo Orientador: Carlos Arenas Posadas Sevilla, España Noviembre de 2011 . 3 Universidad Pablo de Olavide Universidad Internacional de Andalucía Programa Máster Oficial en Derechos Humanos, Interculturalidad y Desarrollo La Comisión Examinadora aprueba la Tesis de Máster El sindicalismo de clase en Andalucía Elaborada por ALEJANDRO RUIZ ALCOHOLADO Como requisito parcial para la obtención del Título de Máster en Derechos Humanos, Interculturalidad y Desarrollo COMISIÓN EXAMINADORA Prof(a). Dr(a).……………………………. (Presidente (a) ) Prof(a). Dr(a).……………………………. ( ) Prof(a). Dr(a).……………………………. ( ) 25 de noviembre, 2011 Sevilla, España 4 HOJA DE DEDICATORIA A la memoria de Lolo, mi padre, y a la de mi abuela Paqui. 5 AGRADECIMIENTOS A Federico Noriega por haber sido mi guía y haberme dado las herramientas necesarias para entender que esta larga lucha es cada vez más necesaria. A Carlos Arenas Posadas por su apoyo académico y personal gracias al que he podido llegar hasta aquí. A Manuel Gándara, por su cariño y entrega a lo largo de este hermoso año. A Cristina Peña, imprescindible compañera para emprender esta aventura. A mis compañeros y compañeras de clase, en especial a Sergio Escobar y Rocío Barba. A Carla Cingolani, comprensiva en todo momento. A José Ignacio Gallego López “Txino” de CNT Sevilla, Ramón Sanz de CGT Andalucía, Enriqueta Gómez León y Manuel Bueno Lluch del Archivo Histórico de CCOO de Andalucía, Roberto Marín Acevedo de UGT Andalucía, Luís Ocaña Escolar del SAT, Ángel María Delgado Vázquez, María Martín Quintana, Marcial Sánchez Mosquera y la Fundación para el Desarrollo de los Pueblos de Andalucía. A Ángel García Pachón “Goyo” y José Ángel Ramos Nevado “Cheo”. A Mª del Carmen, mi madre, a Cristina, mi hermana, y a mi abuela María por creer siempre en mí. A Alejandro Gallego Ruiz y a mi “soviético” compañero. 6 RESUMEN Programa Máster Oficial en Derechos Humanos, Interculturalidad y Desarrollo Universidad Pablo de Olavide Universidad Internacional de Andalucía Autoría: Alejandro Ruiz Alcoholado Orientador: Carlos Arenas Posadas Resumen: Andalucía ha experimentado desde el inicio de la Democracia un proceso de precarización de las condiciones de trabajo y de vida de la mayor parte de su población a medida que se han ido implantando y desarrollando políticas de corte neoliberal. En concreto, el mercado de trabajo andaluz ha seguido una dinámica marcada por la generalización de un empleo de escasa calidad y altas tasas de desempleo y temporalidad. Frente a esta situación, las estructuras que se atribuyen la defensa colectiva de todos los trabajadores y trabajadoras, los sindicatos de clase, han carecido de la capacidad suficiente para poner freno a esta pérdida progresiva de derechos. Más allá de consideraciones de carácter externo, las estrategias sindicales han incidido decisivamente en la configuración de un escenario caracterizado por la desmovilización de una clase obrera fragmentada e incapaz de dar una respuesta a las agresiones sufridas. La reflexión sobre las decisiones y posicionamientos de las organizaciones sindicales durante los últimos treinta años en el marco de este proceso es un 7 ejercicio necesario para poder abordar la redefinición de un sindicalismo de clase consecuente y coherente consigo mismo y con la clase trabajadora. Palabras-clave: Clase obrera, sindicato de clase, precariedad. 8 ABSTRACT Official Master’s Degree in Human Rights, Interculturality and Development University of Pablo de Olavide International University of Andalucía Authorship: Alejandro Ruiz Alcoholado Counsellor: Carlos Arenas Posadas Abstract: Since the beginning of Democracy, Andalusia has undergone a precariousness process of most of its population's living and working conditions as neoliberal policies have been established and developed. Specifically, Andalusian labour market has followed a trend toward generalization of low quality jobs and high rates of unemployment and temporality. In view of this situation, those institutions that assume all workers’ defense, class unions have not been capable of putting a curb on this progressive rights loss. Beyond external considerations, union strategies have been instrumental in the creating a situation characterized by the demobilization of a fragmented working class who are incapable of finding a solution to suffered aggressions. Reflecting on stance and decisions of trade union organizations over the last thirty years in this framework is a necessary task in order to redefine a left-wing union movement that be consistent and coherent with themselves and the working class. Key words: Working class, class unions, precariousness. 9 ÍNDICE Págs. INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………11 1. ANDALUCÍA, REALIDAD PERIFÉRICA EN EL CONTEXTO DE LA GLOBALIZACIÓN CAPITALISTA………………………………………………...15 1.1. La economía andaluza en la era de la globalización…………………23 1.1.1. Sectores productivos………………………………………………………....24 1.1.2. Mercado de trabajo.……………………………………………………..........28 2. LOS SINDICATOS DE CLASE EN ANDALUCÍA…………………………...35 2.1. El sindicalismo: concepto, contexto e instrumentos de la acción sindical..............................................................................................................35 2.2. Conceptualización del sindicato de clase.............................................43 2.3. Los sindicatos de clase en Andalucía: historia y discurso…………..47 2.3.1. Comisiones Obreras (CCOO)………………………………………………49 2.3.2 Unión General de Trabajadores (UGT)…………………………………….66 2.3.3. Confederación Nacional del Trabajo (CNT)………………………………80 2.3.4. Confederación General del Trabajo (CGT)……………………………….88 10 2.3.5. Sindicato de Obreros del Campo (SOC) – Sindicato Andaluz de Trabajadores y Trabajadoras (SAT)……………………………………………...........................96 3. LA REPUESTA DE LOS SINDICATOS DE CLASE A PRECARIEDAD……………………………………………………………….107 3.1. La precariedad en sentido amplio……………………………………..107 3.2. La precarización de las condiciones de trabajo…………………….109 3.3. Respuesta y posicionamiento del sindicalismo de clase…………115 CONCLUSIONES…………………………………………………………………127 BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………….131 LA 11 Otra vez me he despertado dando vueltas a lo mismo: el sur se ha levantado pidiendo tu grito. Cuántas vidas se han quedado, por su memoria no he olvidado. Protesta! INTRODUCCIÓN La presente tesina de investigación tiene como objetivo analizar el grado de identificación existente entre la clase trabajadora andaluza y algunos de los sindicatos de clase presentes en la comunidad. Esta consideración parte de la autodenominación que las organizaciones sindicales Comisiones Obreras, Unión General de Trabajadores, Confederación Nacional del Trabajo, Confederación General del Trabajo y Sindicato Andaluz de Trabajadores y Trabajadoras hacen principalmente a través de sus estatutos postulándose como instrumentos de representación y defensa de la clase trabajadora. El contexto de referencia en el que se aborda este estudio es el periodo comprendido desde el inicio de la Democracia a la actualidad. A lo largo de estos años se ha producido una pérdida progresiva de derechos para un gran número de trabajadores y trabajadoras que han visto precarizadas sus condiciones de trabajo. Este proceso no se ha desarrollado de forma exclusiva en Andalucía, de hecho ha afectado al conjunto del estado español y ha tenido un carácter global, aunque en caso andaluz, la repercusión que han tenido estos cambios ha sido de una magnitud mayor que en otras regiones. Ante esta situación, los sindicatos de clase se han posicionado y articulado unas líneas de estrategia sindical al respecto cuyo resultado es patente. Las transformaciones productivas implementadas bajo el signo de la flexibilidad han sumido de forma directa a número creciente de trabajadores y trabajadoras en la precariedad. En este sentido, el primer capítulo está dedicado al diagnóstico de la economía andaluza en el marco de un mundo globalizado. Para ello se examinan los diferentes 12 sectores productivos y el mercado de trabajo andaluz con sus particularidades y especificidades. El segundo capítulo explora el propio concepto de sindicato de clase y contextualiza la acción sindical en Andalucía a partir de una serie de variables. A continuación, se aborda el estudio de documentación y bibliografía de los diferentes sindicatos al objeto de analizar el posicionamiento adoptado frente a las transformaciones que han afectado a la clase trabajadora andaluza. El tercer capítulo ilustra el alcance y génesis de la precariedad relacionada con la respuesta de los sindicatos de clase ante la degradación de las condiciones de trabajo y de vida de una parte creciente de la clase trabajadora. La hipótesis de partida de esta investigación es que los trabajadores y trabajadoras precarios no se sienten identificados ni representados por los sindicatos de clase puesto que éstos defienden los intereses de aquellos trabajadores y trabajadoras pertenecientes al segmento primario del mercado de trabajo y que se caracterizan por su estabilidad en el empleo y buenas condiciones de trabajo. Habida cuenta del proceso de precarización de la clase trabajadora es necesario repensar el sindicalismo de clase a partir de la reflexión y evaluación del papel jugado por las organizaciones sindicales durante los últimos treinta años. Desde la propiedad de los medios de producción existe toda una serie de instrumentos al servicio de la defensa de sus intereses. Universidades Públicas y privadas, Escuelas de Negocios y diferentes entidades trabajan por la consolidación del dominio que desde el capital se ejerce sobre la clase trabajadora y que ha inclinado la balanza favorablemente hacia la patronal. En el lado opuesto, la fragmentación, la desmovilización y la falta de alternativas imperan desde la década de los años 80’. Los instrumentos y formas organizativas empleadas por las organizaciones sindicales tenían vigencia en un momento histórico caracterizado por el pleno empleo, la concentración de los trabajadores y trabajadoras en grandes centros productivos y la homogeneidad de las condiciones de trabajo. En la actualidad, este contexto ha cambiado radicalmente bajo el signo de la competitividad y la flexibilidad, el capital ha generado una serie de cambios que han propiciado una mayor heterogeneidad en el seno de la clase trabajadora a la vez 13 que han mermado la capacidad de las organizaciones sindicales. Urge por tanto, reflexionar y evaluar las consecuencias de las decisiones y actuaciones que desde los sindicatos de clase andaluces se han llevado a cabo y el impacto que han tenido sobre la clase trabajadora. Desde el convencimiento de la vigencia de la lucha de clases y la necesidad de redefinición del sindicalismo de clase, este trabajo emplea una metodología que consta de un análisis bibliográfico y documental relativo a la materia de estudio. Para ello se han consultado publicaciones y documentos del Archivo Histórico de CCOO de Andalucía, CGT Andalucía y archivos digitalizados de la Fundación para el Desarrollo de los Pueblos de Andalucía. También se ha empleado documentación en formato digital consultada en las páginas web de CNT y del SAT. La presente tesina de investigación limita su análisis a la consulta de fuentes documentales y bibliográficas relativas al posicionamiento de los sindicatos de clase en el proceso de precarización de la clase trabajadora. Las pesquisas realizadas obvian todo trabajo de campo que, en el caso de haberse realizado, podrían haber enriquecido los contenidos y conclusiones resultantes. La profundización en las vivencias y testimonios de quienes han formado y forman parte en primera persona del sindicalismo de clase andaluz y su evaluación del trabajo realizado durante estos años podría aportar un valor añadido inestimable a esta reflexión. A la vez, un conocimiento más preciso de las decisiones de las organizaciones más allá de los documentos congresuales y de la propia estructura sindical, permitiría un seguimiento pormenorizado del impacto que tienen las acciones de los sindicatos de clase sobre los trabajadores y trabajadoras y, en definitiva, de la sociedad en su conjunto. Otro ámbito de investigación estaría enfocado al conocimiento de las necesidades y demandas que desde los precarios y precarias se formularían al sindicalismo de clase para que este fuése considerado como instrumento válido por parte de este segmento de la clase trabajadora. Igualmente, sería necesario profundizar en condicionantes externos de tipo legislativo, económico y sociológico que han afectado tanto a la situación de los trabajadores y trabajadoras, como a los propios sindicatos, de cara a un análisis necesariamente multidisciplinar. 14 Pero es quizás, el conocimiento de experiencias organizativas desde la clase obrera precarizada un eje sobre el que construir conocimiento con el objetivo de repensar las herramientas de lucha por la emancipación de la clase trabajadora. La actualización en la forma y en el fondo de las instituciones de defensa y promoción colectiva en el mundo del trabajo es un proceso que requiere tiempo y esfuerzo y que podría ser comparable al desarrollado por los propios sindicatos durante su periodo de gestación a finales del S.XIX y principios del S.XX. Este trabajo, aún a pesar de sus limitaciones, pretende, desde la crítica constructiva, realizar aportaciones válidas para la configuración de un sindicalismo de clase válido para la totalidad de la clase trabajadora y útil para que las personas puedan vivir una vida digna de ser vivida. 15 1. ANDALUCÍA, REALIDAD PERIFÉRICA EN EL CONTEXTO DE LA GLOBALIZACIÓN CAPITALISTA. Sin duda alguna de entre las palabras que han alcanzado cotas inimaginables de popularidad en estos tiempos inciertos la que cobra especial significación es Globalización. Recurrente, sobreempleada y utilizada en todo tipo de ambientes y situaciones, éste es un término que marca el día a día, el presente y el futuro de millones de personas a lo largo y ancho de este mundo. El origen del mismo podemos ubicarlo en la década de los 90’ en los Think Tank de la mercadotecnia política estadounidense, cuyos teóricos políticos se empeñaron en elaborar un concepto con tintes eufemísticos que hiciera olvidar los aspectos negativos que para buena parte de la población tenían palabras como capitalismo e imperialismo. Cuando aparece esta peculiar palabra, las relaciones económicas y sociales que caracterizan el sistema de acumulación capitalista no han sufrido modificaciones de carácter estructural que hagan pensar que las pautas de reparto de riqueza han variado en modo alguno. Así, entre otras, valga como ejemplo la pervivencia del régimen salarial a partir del cual se organiza el trabajo para gran parte de la población que obtiene sus recursos a partir de la venta de su fuerza de trabajo a quienes detentan la propiedad de los medios de producción o la tierra. Es por ello que llamar Globalización Capitalista1 a todo lo que actualmente acontece se ajusta más a la realidad, pudiendo apuntarse una serie de cambios que afectan a las reglas que rigen la producción, distribución e intercambio de bienes, servicios, derechos y obligaciones en una sociedad cada vez más subyugada a los dictámenes del mercado. En primer lugar, citar la importancia adquirida por parte de la especulación financiera frente a la creación de negocios productivos hasta el punto que la producción de bienes y servicios y la creación de empleo sólo suponen una proporción de 1 frente 1 TAIBO, C. En defensa del decrecimiento. Sobre capitalismo, crisis y barbarie. Madrid: Catarata, 2009. 16 a 60. En este proceso están presentes desde entidades bancarias, grandes corporaciones y fondos de inversiones hasta pequeños rentistas, que atraídos por la alta rentabilidad, el extraordinario incremento de los medios de pago y el desarrollo de las nuevas tecnologías han contribuido a la financiarización de la economía2. Se ha instaurado un régimen de acumulación dominado por lo financiero3 que bajo la dictadura de los prestamistas persigue la obtención de dinero sin recurrir al proceso de producción. No obstante, la entrada de capital en las empresas no ha supuesto la renuncia de la extracción de plusvalía y la explotación de quienes venden su fuerza de trabajo. La entrada en escena de los inversores ha acelerado la puesta en funcionamiento de instrumentos capaces de generar una nueva relación salarial marcada por cambios organizacionales y tecnológicos cuyo resultado es una mayor tasa de explotación y una menor influencia sobre los medios de producción por parte de los asalariados. Así la autonomía de lo financiero se constituye como una construcción social fuerte y al mismo tiempo un espejismo que se enfrenta al capital comprometido con la producción y al trabajo al imponer por un lado una participación en la distribución de los beneficios y por otro un incremento en la tasa de plusvalía sin la intención de llevar a cabo negociación alguna con los asalariados. Instituciones como el Fondo Monetario Internacional o la Organización Mundial del Comercio han sido firmes valedores al impulsar las condiciones que garantizasen la viabilidad de un régimen financiarizado a escala internacional. Es de especial trascendencia la función desarrollada en este proceso por parte de los fondos acumulados por los sistemas de jubilación por capitalización. Podríamos definirlos como deuda social, puesto que gran parte de estos fondos corresponden a los ahorros puestos en valor por parte de asalariados. Sin embargo, los hechos demuestran las cantidades nacidas del ahorro se transforman en un capital que refuerza la financiarización y contribuye a la modificación de la relaciones económicas y políticas a favor del capital frente al trabajo. Así los trabajadores y jubilados retribuidos con acciones son participantes indirectos de sus propios procesos de explotación en los que la masa salarial y el nivel de empleo se presentan como principales variables de ajuste del sistema. Esta nueva 2 TORRES LÓPEZ, J. La crisis financiera. Madrid: ATTAC España, 2009. CHESNAIS, F. La teoría del régimen de acumulación financiarizado: contenido, alcance e interrogantes. Revista de Economía Crítica nº1, 2003. 3 17 configuración del reparto del valor marcada por el poder de los especuladores no permite la reproducción de la totalidad de la sociedad introduciendo la marginación y la exclusión como variables estructurales. La segunda novedad viene de la mano de la deslocalización productiva que ha permitido minorar los costes para el capital con el traslado de empresas a países con salarios más bajos, ventajas fiscales, peores condiciones laborales y permisividad con las vulneraciones de los Derechos Humanos, garantizando así el incremento constante en la obtención de beneficios. Otro de los cambios son las desregulaciones y privatizaciones con el objetivo de rebajar el peso de los controles políticos, dando primacía a las normas del mercado y abriendo nuevos nichos de beneficio para el sector privado que ha visto como su capacidad y poder han crecido al concentrarse la propiedad y en consecuencia la riqueza gracias a los procesos de fusión de capitales. Producto de esta situación generada ha habido un crecimiento de las redes de crimen organizado al abrigo de la caída de las regulaciones y la pérdida de capacidad por parte de los Estados. La eliminación de las normas beneficia enormemente a los capitales que operan ocultos hasta el punto que el propio concepto crimen organizado empieza a perder sentido cuando dejan de existir reglas de obligado cumplimiento. Hay pués un propósito último hacia el cual se orientan todas las iniciativas que no es otro que la creación de un paraíso fiscal a escala planetaria en el que los capitales tengan absoluta libertad de movimiento sin traba alguna interpuesta por Estados u otro tipo de institución internacional y sin contemplar consideraciones de carácter sociales, humanas o medioambientales. Para ello se construyen una serie de mitos que tratan de mitigar el posible rechazo generado como es el que establece que la globalización es un proyecto uniforme, descentralizado y equitativo. Realmente, la mayoría de las empresas transnacionales están radicadas en Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, controlando el proceso desde el norte desarrollado. Al hilo de lo expuesto con anterioridad, esta situación tampoco contribuye a la mitigación de la desigualdad, puesto que ésta se ha incrementado progresivamente tendiendo al mito de la sociedad 20/80, por el que sólo una quinta parte de la población mundial vivirá en la 18 opulencia mientras que el resto constituirá una gran masa empobrecida condenada a la miseria. Todos estos acontecimientos han trascendido lo económico, teniendo un reflejo en el pensamiento y constituyendo el marco ideológico aceptado por parte de los gobiernos y centros de poder que han fomentado y salvaguardado su difusión. El Neoliberalismo, como forma de gobierno, ideología y conjunto de valores de carácter indiscutible, implica una forma de concebir el mundo que ataña a todos los ámbitos de la vida, conformando un auténtico pensamiento único que está provocando una patente pérdida de debate social y de la democracia. No obstante, el principal logro alcanzado es la aceptación por parte de la gran mayoría de la población de los postulados que legitiman este sistema de acumulación, y muy en especial es que éstos hayan sido asumidos por quienes resultan especialmente damnificados por su puesta en práctica. Llama poderosamente la atención la sintonía experimentada por parte de partidos, organizaciones, sindicatos y colectivos sociales que se erigen como portadores de una lectura más progresista de los hechos sociales. Parafraseando a Luc Boltanski y Ève Chapelle: El espíritu del capitalismo es, precisamente, este conjunto de creencias asociadas al orden capitalista que contribuyen a justificar dicho orden y a mantener, legitimándolos, los modos de acción y las disposiciones que son coherentes con él. Estas justificaciones – ya sean generales o prácticas, locales o globales, expresadas en términos de virtud o en términos de justiciaposibilitan el cumplimiento de tareas más o menos penosas, y de forma más general, la adhesión a un estilo de vida favorable al orden capitalista. Podemos hablar, en este caso, de ideología dominante con la condición de que renunciemos a ver en ella un simple subterfugio de los dominantes para asegurarse el consentimiento de los dominados y de que reconozcamos que la mayoría de las partes implicadas, tanto los fuertes como los débiles, se apoyan en los mismos esquemas para representarse el funcionamiento, las ventajas y las 4 servidumbres del orden en el cual se encuentran inmersos . De entre los principios doctrinales, el mercado se articula como el espacio de resolución de los problemas sociales en detrimento de la intervención estatal y la propia política como mecanismo para solventar los conflictos. El mercado ocupa el pedestal más alto como institución en la que desarrollarse las relaciones sociales, presentado como neutro, perfecto, equilibrado y máxima expresión de la libertad. Lejos de la realidad, en el mismo operan una serie de agentes que encaminan sus 4 BOLTANSKI, L; CHIAPELLO, E. El nuevo espíritu del capitalismo. Madrid: Akal. Cuestiones de antagonismo, 2002, pág.46. 19 acciones hacia el mantenimiento de sus privilegios vulnerando de forma continua las simetrías inicialmente presupuestas, definiendo los parámetros a partir de los cuales se establecerá qué derechos regirán las relaciones de intercambio y quiénes serán los titulares de éstos y en qué términos. La primacía otorgada al individuo por encima de la colectividad confiere al individualismo un estatus superior frente a valores solidarios y de carácter colectivo justificando la búsqueda del propio beneficio a toda costa. Esto no hace sino minar y dificultar cualquier tipo de meta que se proponga la puesta en funcionamiento de proyectos comunes que persigan el beneficio de la comunidad. Estrechamente relacionado con los principios anteriores se articula la aceptación del lucro privado como motor de la actividad humana encaminada a satisfacer las necesidades. De esta forma, el neoliberalismo tiene como principal propósito fortalecer la ganancia privada frente a cualquier tipo de actividad que tenga como meta la obtención de beneficios sociales. Para otorgar consistencia suficiente, el empleo del discurso económico como eje del lenguaje y las prácticas sociales, renunciando a cualquier tipo de consideración ética y justificando sobremanera las lógicas del capital y la búsqueda del beneficio a toda costa, no es sino el acicate a este pensamiento único que todo lo inunda. De aquí se desprende el sometimiento al que necesariamente se condena a la Democracia, puesto que ésta queda sometida al mercado, convirtiéndose en un apéndice al mismo. La democracia se restringe en este caso a la libertad de comercio dejando fuera de su radio de acción la libertad de los seres humanos al reducirse las relaciones humanas a la individualidad. Al constituir el mercado la libertad, Estado y sociedad en su conjunto serían prescindibles, circunscribiendo la cuestión política a la eliminación de trabas para el funcionamiento de las relaciones comerciales. La sociedad de esta forma sucumbe a la amenaza que condiciona la vida, prima ahora una seguridad anhelada sobre cualquier otro valor, y así Ulrich Beck plantea la sociedad del riesgo: …refleja una época en la que la sociedad moderna que no sólo abandona las formas de vida tradicionales, sino que además está descontenta con las consecuencias indirectas del éxito de 20 la modernización: inseguridad de las biografías y peligros apenas imaginables que nos afectan 5 a todos y contra los que nadie puede asegurarnos adecuadamente . Pero lo que realmente se constituye es una forma de dominio sobre las relaciones de producción y sobre las relaciones de definición entendiéndose éstas últimas como aquellas que implican la posesión de las reglas científicas y legales que deciden cual es la definición de riesgo. En el mundo actual, gran parte de los riesgos no están limitados en espacio, son incompresibles e incalculables para un gran número de personas y son el resultado de decisiones tomadas por entes privados o públicos conforme a una serie de intereses en último término económicos. Invita pués a establecerse una relación de dependencia entre las relaciones de producción y las relaciones de definición. Incidir aquí en las palabras de Zygmunt Bauman al respecto: <<Miedo>> es el nombre que damos a nuestra incertidumbre: a nuestra ignorancia con respecto a la amenaza y a lo que hay que hacer – a lo que puede y no puede hacerse – para 6 detenerla en seco, o para combatirla, si pararla es algo que está ya fuera de nuestro alcance . La servidumbre prestada por el Estado a los poderes económicos globales ha contribuido a que se generen unas condiciones marcadas por la devastación social en forma de pérdida de los vínculos humanos, siempre en detrimento de lo colectivo, revocándose los compromisos que en algún momento adquirieron los poderes públicos para con la ciudadanía. Se normalizan situaciones entendidas como fallos del mercado a los que el Estado se ve formalmente obligado a hacerse cargo, pero que es incapaz debido a la paulatina desaparición de la red protectora de derechos sociales, en aquellos lugares en los que en algún momento existió. A esto se suma el progresivo desmantelamiento de las organizaciones de autodefensa comunitaria, sometidas a la presión de la competitividad, la consecuencia es la erosión de la solidaridad entre los estratos más débiles de la población. Queda como única alternativa la puesta en marcha de soluciones a título individual en una época en la que se han privatizado los problemas, en la que la garantía de seguridad colectiva queda en un segundo plano frente a la protección personal en un contexto marcado por la falta de seguridad. Esta es la solución propuesta desde las sedes del poder 5 BECK, U. La sociedad del riesgo mundial. Barcelona: Ed. Paidós, 2007, pág.25. 6 BAUMAN, Z. Miedo liquido. Barcelona: Ed. Paidós, 2007, pág.10. 21 político, a toda luz inadecuada para un enfrentamiento que está llevando a la desesperanza a gran parte de la humanidad. Son quizás igualmente significativas las aportaciones hechas por diferentes autores y autoras que a partir del término Capitalismo Cognitivo7 vislumbran el inicio de una serie de transformaciones de cariz estructural. Anticipan el principio de una nueva forma de acumulación que va imponiéndose dentro de la lógica capitalista a partir del principal factor productivo: el conocimiento. Los propios límites ecológicos que para el crecimiento supone la crisis del paradigma industrial de desarrollo llevan a la imposición, desde los centros de poder, de una nueva división internacional del trabajo basada en la apropiación del saber y en la toma de lo cognitivo en provecho de lo financiero y sobre la base de una economía rentista. Esta refundación supone una nueva dinámica de privatización que ahonda más si cabe en las desigualdades a partir de factores como la capacidad de movilización en red de la inteligencia humana y el cercamiento del saber empleando mecanismos como los derechos de propiedad intelectual, las patentes y la biopiratería. Complementando el análisis crítico hecho en las líneas anteriores se plantean una serie de alternativas al paradigma de acumulación dominante que constituyen una fuente de conocimiento a partir de la cual construir nuevas experiencias que vayan desde lo local a lo global y viceversa. Partir para ello de la del enfoque de los fines y los medios del desarrollo basado en la libertad8 propugnado por Amartya Sen en el que el desarrollo es un proceso de expansión de las libertades reales que disfrutan las personas. Contrapone por tanto esta concepción al desarrollo entendido como el incremento del Producto Nacional Bruto o el incremento de las rentas personales que son, según este autor, medios para la expansión de las libertades. A su vez, son determinantes las instituciones sociales y económicas y los derechos políticos y humanos para la eliminación de las principales fuentes de privación de libertad como son la pobreza y la tiranía, la escasez de oportunidades económicas y las privaciones sociales sistemáticas, entre otras. Las personas se conciben como agentes activos en la configuración de su propio destino y no como meros receptores pasivos. Estado y sociedad adquieren un papel de refuerzo y 7 BLONDEAU, O.; DYER WHITEFORD, N.; VERCELLONE, C; KYROU, A.; CORSANI, A.; RULLANI, E.; MOULIER BOUTANG, Y.; LAZZARATO, M. Capitalismo cognitivo, propiedad intelectual y creación colectiva. Madrid: Traficantes de Sueños, 2004. 8 SEN, A. Desarrollo y libertad. Barcelona: Ed. Planeta, 2000. 22 salvaguarda de las capacidades humanas estableciendo como núcleo al ser humano y construyendo el sistema de satisfacción de necesidades en torno a éste. En el mismo sentido, José Manuel Naredo postula su enfoque ecointegrador9 como nueva forma de pensar lo económico que parte con el objetivo de asegurar la supervivencia de la especie humana conciliando la disociación de los enfoques económicos y ecológicos. Exige que los logros utilitarios se evalúen atendiendo a su relación o su incidencia directa sobre la vida de los habitantes y no sólo a los valores monetarios, extendiendo el objeto de estudio más allá de lo valorable y lo productible. De esta forma el consumo deja de ser el destino final de los objetos económicos y la conservación, la mejora y el reciclaje aparecen como objetivos económicos prioritarios. Así, la búsqueda lógica de soluciones económicas a la gestión de los recursos se rige por parámetros de viabilidad técnica, sostenible y financiera que se traduce en que la producción y el consumo se conjuguen con la estabilidad del sistema de flujos de energía y materiales. No tiene sentido un crecimiento del valor agregado de los objetos económicos producidos de forma indiscriminada sin tener en cuenta el origen y el destino final en términos físicos de tales objetos, ni la función vital que entraña su obtención y uso. Este enfoque trata de proporcionar las orientaciones necesarias para que sea posible una evolución hacia una estabilidad ecológica y el equilibrio financiero que garantice la viabilidad a largo plazo de los territorios y a favor de los valores vitales de sus habitantes. Ciertamente otra de las propuestas que está alcanzando una cierta repercusión es la que tiene entre sus principales valedores a Serge Latouche o Carlos Taibo y que postula el decrecimiento10 como vía para evitar la crisis global y el colapso al que se dirige la sociedad actual de forma inexorable a causa de un crecimiento exponencial que está agotando los recursos limitados del planeta. Este concepto surge como respuesta a la idea de crecimiento puesto al servicio del proceso de acumulación del capital sin valorar los perjuicios para los seres humanos y contra la mercantilización absoluta que todo lo impregna sobre los pilares de la publicidad, el crédito y la obsolescencia programada. Se plantean una serie de iniciativas que implican un cambio de concepción referido tanto a la producción como al consumo y que van 9 NAREDO, J.M., La economía en evolución. Madrid: Ed. Siglo XXI, 2003. http://www.decrecimiento.info/2011/02/serge-latouche-decrecimiento-o-barbarie.html. Acceso: 24 de septiembre de 2011. 10 23 desde la reducción de la huella ecológica, la relocalización de actividades o la reducción drástica del consumo energético, entre muchas otras. En último término, no cabe duda de que cada una de las alternativas citadas postula un cambio de paradigma en el que la satisfacción de las necesidades de las personas sean el centro de gravedad en lugar de la acumulación del capital tal y como está aconteciendo en estos tiempos inciertos. 1.1. La economía andaluza en la era de la globalización. Este es el escenario en el que se desenvuelve el día a día de gran parte de las más de ocho millones de personas que actualmente viven en la comunidad autónoma con una serie de particularidades derivadas del desarrollo histórico, económico, político, social y cultural. Así, a día de hoy consta de una estructura económica extractiva, externalizada, con altos niveles de desvertebración interna y articulada sectorialmente en función de los intereses de las regiones centrales del estado español11. Existe una especialización productiva reducida a una serie de actividades circunscritas al sector primario y al turismo principalmente, caracterizadas por una escasa aportación de valor añadido que dan lugar a que la economía andaluza se configure como altamente polarizada respecto a una serie de actividades sobre las que basa su crecimiento alejándose de la cohesión y reproduciendo desequilibrios estructurales. Las regiones centrales por el contrario, articulan su estructura productiva en base a la diversificación, tienen un cuerpo económico de alta densidad que favorece el crecimiento y la acumulación, de forma que esta diversidad constituye un factor dinamizador que dota de gran autoalimentación a los procesos. Se produce una externalización que va más allá de lo estrictamente económico abarcando lo institucional para reforzar una dependencia política del centralismo estatal que perpetúa su posición periférica social y económicamente. Así, el término Glocalización, entendido como la localización concreta de los efectos de la globalización articulados en una configuración híbrida con las formas culturales, económicas y políticas propias de Andalucía, ilustra una realidad heterogénea de por sí. Ello supone, en un territorio en el que la precariedad 11 DELGADO CABEZA, M. Andalucía en la otra cara de la globalización. Sevilla: S.L. Mergablum. Edición y Comunicación, 2002. 24 constituía, ya con anterioridad, una de sus señas de identidad, una especial dificultad para que una gran parte de la población pueda vivir dignamente. Esta situación se consolida principalmente durante los siglos XIX y XX y, especialmente en la década de los 60’ del pasado siglo, a partir de una serie de factores. Podría citarse, quizás como causa originaria, el sistema de reparto de la tierra eminentemente latifundista que confiere la propiedad de la misma en muy pocas manos con unos efectos perniciosos ocasionados sobre la economía y la propia sociedad en aras de una menor distribución del capital y en consecuencia de la riqueza. Durante este proceso histórico se gesta la división nacional e internacional del trabajo, delimitándose la función desempeñaría Andalucía en relación al resto del Estado como suministradora de materias primas, al servicio del desarrollo de las que más tarde serían economías industriales, polarizándose así el sistema productivo español sobre la base de la desigualdad territorial. Como complemento, los andaluces y andaluzas han supuesto un suministro constante de fuerza de trabajo para la consecución de este objetivo, cuando las circunstancias así lo han requerido. Referir igualmente los procesos de reestructuración del capital y las diferentes políticas de ajuste que han promovido una serie cambios en la gestión del trabajo y las políticas sociales, generando un incremento de la vulnerabilidad de un número cada vez mayor de personas que se encuentran en una situación que podría definirse como de pobreza relativa. 1.1.1. Sectores productivos. Si observamos la evolución que han tenido los sectores productivos atendiendo a las aportaciones al valor añadido bruto12 para el periodo 1980 – 2009 podemos establecer la consolidación del sector servicios como clave en la economía andaluza experimentando un incremento desde el 56,84% al 73,35%. El resto de los sectores ha experimentado, en contraposición, decrementos ostensibles, como es el caso del sector industrial y de la energía que en 1980 aportaba un 20,11% al valor añadido bruto para quedar en 2009 reducido prácticamente a la mitad. Igualmente queda 12 Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía. http://www.juntadeandalucia.es:9002/28Febrero/Indicadores1980-2010/index.htm Acceso en: 5 de septiembre de 2011. 25 minorada para este periodo hasta un tercio la aportación del sector primario situándose en un 4,31%. El sector de la construcción ha mantenido una aportación estable en torno al 11%, aunque en este caso se entiende que este dato no es reflejo de la situación acaecida tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria que será recogida en futuras estadísticas oficiales. El siguiente cuadro refleja gráficamente estas variaciones: Cuadro 01 – Aportaciones de los sectores productivos al valor añadido bruto de Andalucía en los años 1980 y 2009. 1980 2009 Sector Primario Sector Primario Industria Industria Construcción Construcción Servicios Servicios 4% 10% 13% 57% 12% 20% 10% 74% Cuadro de elaboración propia. Fuente: Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía. A partir de esta fotografía inicial podemos analizar más aspectos relacionados con cuestiones específicas de cada uno de los sectores planteados. Así, el sector primario se ha orientado especialmente a la exportación a través del cultivo de hortofrutícolas y el olivar entre otros, bajo unas premisas de producción hiperintensiva y especialización productiva en pro de adaptar las estructuras agrarias a las necesidades del sistema agroalimentario global. Con el objetivo de paliar la tendencia a la baja de los márgenes de beneficios se han empleado sistemas que han contribuido al deterioro del medio y manifiestamente insostenibles. Es reseñable la vinculación de la industria agroalimentaria presente en la comunidad a este sector con especial protagonismo de las grandes empresas transnacionales de la 26 agroalimentación. Ésta se caracteriza por dar cobertura a las primeras fases de transformación caracterizadas por una escasa generación de valor añadido, de forma que el resto del proceso se localiza en las zonas centrales, produciéndose por tanto una especialización que podría denominarse como de rango inferior. La situación de la industria está marcada por su desestructuración interna, un estancamiento evidenciado por una escasa participación en la producción industrial española y una insuficiente capacidad transformadora que cubra las necesidades de demanda interna de productos industriales. El crecimiento propiciado por el modelo industrial imperante es generador de desequilibrios, por su polarización en torno a muy pocas actividades sin relación con otras del tejido productivo, como por su disposición y localización geográfica. De un lado la política de enclave y la deslocalización llevada a cabo desde economías centrales por parte de grandes entramados industriales que implantan en Andalucía apéndices de sus procesos productivos aprovechando las ventajas e incentivos diversos. Los hechos demuestran como estas empresas repiten la dinámica abandonando la región cuando se les presenta la ocasión de trasladarse a espacios en los que gozar de bonificaciones que les permitan abaratar costes aún a costa de destruir el empleo inicialmente creado. De otro una industria que podríamos calificar como propia, con escaso peso y en manifiesta regresión, víctima de un proceso de destrucción del tejido productivo autóctono, a partir de un crecimiento conforme a las necesidades de las regiones centrales que no hace sino impedir la integración en el sistema en condiciones de igualdad. Dentro del sector servicios no hay una presencia estimable de empresas que contribuyan al crecimiento y la acumulación de capital como aquellas dedicadas al crédito y seguros u otros servicios para la venta, pilares básicos en las nuevas formas productivas del terciario. Por el contrario, predominan las actividades relacionadas con la hostelería y el turismo, sobre la base de la explotación intensiva de recursos primarios y de la mano de obra, buscando la rentabilidad máxima a corto plazo. El crecimiento de la comunidad tiene al sector turístico como piedra angular, potenciándose desde la clase política y empresarial andaluza y española, cuando en realidad es una apuesta basada en la creación de empleo de escasa calidad, de carácter estacional y muy sensible a cualquier contingencia económica. 27 La construcción ha seguido una dinámica de crecimiento ascendente, alimentada por la burbuja inmobiliaria y la especulación. Este panorama se truncó aproximadamente a finales de 2006, pero los precios de las viviendas ya habían experimentado un incremento exacerbado desde finales de los 80’ como consecuencia del incremento del parque de viviendas sin habitar frente a una demanda que se ha mantenido en unos términos estables. Es indudable la repercusión que ha tenido este sector respecto a la economía del conjunto del país arrastrando con su vorágine alcista al endeudamiento de personas que querían acceder a una vivienda pero generando a la vez pingües beneficios. Resaltar también la importancia que la construcción ha tenido para la puesta a disposición de infraestructuras adecuadas que permitiesen la expansión del sector turístico. No podemos obviar el papel desempeñado por la economía sumergida13 en el tejido productivo andaluz. Ésta comprende al conjunto de actividades que permanecen ocultas al objeto de evitar las normas reguladoras establecidas por las Administraciones Públicas o los criterios económicos o contables empleados por los organismos encargados de elaborar las estadísticas oficiales. Así, dentro de la economía sumergida estaría la producción legal de bienes y servicios que se oculta para evitar el pago de impuestos u otras cargas, la producción ilegal de bienes y servicios y los ingresos en especie encubiertos. Entre la casuística argumentada al respecto, la literatura especializada cita la relación existente entre el sistema impositivo y la ocultación de las actividades productivas y rentas, la complejidad en las regulaciones, los costes de funcionamiento que puede llevar aparejado y valoraciones de carácter ético-social relacionadas con la utilidad percibida del gasto público por parte del contribuyente. En todo caso, subyace la lógica del incremento del beneficio a partir del ahorro en las cotizaciones sociales u otro concepto susceptible de ser ocultado. Sin embargo, la existencia de elevadas tasas de desempleo favorece el crecimiento del empleo irregular que podemos entender como causa y parte de la propia economía sumergida. La dificultad existente a la hora de hacer estimaciones en este ámbito es patente debido a la complejidad del fenómeno en sí aunque remitiéndonos al estudio del Prof. Dr. Friedrich Schneider “La Influencia de la crisis económica sobre la economía sumergida en Alemania y 13 FERRARO GARCÍA, F.J. (Director). La economía sumergida en Andalucía. Sevilla: Consejo Económico y Social de Andalucía., 2002. 28 otros países de la OCDE en 2010” en España, la economía sumergida suponía el 16,1% del PIB en 1989 para alcanzar su tope más alto en el periodo 1999-2000, con un 22,7%, y llegar al 19,8% en 2010. En un estudio elaborado por los Técnicos del Ministerio de Hacienda (GESTHA), centrado en los datos fiscales para el periodo 2000-2009 la estimación para España del volumen de la economía sumergida es del 23,3% del PIB. Por otra parte, según el Informe de Analistas Económicos de Andalucía, la economía sumergida en Andalucía ha aumentando hasta alcanzar el 28,9% del PIB en 2009, situándose muy por encima del valor nacional y reproduciendo las dinámicas desarrolladas con otras magnitudes económicas. 1.1.2. Mercado de trabajo. La población activa andaluza en 2010 estaba constituida por más de cuatro millones de personas reflejando una tasa de actividad del 58,73% que puede desglosarse en 67,70% para hombres y 50,06% para mujeres. Entre las razones que explican este incremento está la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, experimentando un aumento notable en todos los rangos de edad, a excepción de los tramos próximos a la jubilación, cuando allá por 1980 la tasa de actividad femenina era ligeramente superior al 20%. A pesar de la evolución negativa de la tasa de empleo, se ha producido un aumento del número total de ocupados andaluces, recayendo el empleo principalmente en los hombres en una proporción por la que de cada cien hombres activos casi la mitad estaban ocupados, mientras que de cada cien mujeres activas sólo 35 están ocupadas. No obstante, se observa que la tasa de empleo ha caminado hacia la equiparación entre sexos aunque en ningún caso ha llegado a alcanzarse durante estos años. Respecto al desempleo, la tasa de paro en 2010 rozó el 28% de forma que la evolución experimentada por ambos sexos ha sido similar, aunque ligeramente superior para el desempleo femenino situándose en un 29,41%. La ocupación ha estado marcada fundamentalmente por la temporalidad, habiéndose experimentado un crecimiento del número de empleadores. La proporción de trabajadores por cuenta ajena indefinidos sigue siendo inferior a la media nacional. En el año 2000 en España, la contratación indefinida suponía un 67,81% del total de asalariados y asalariadas, pasando a suponer un 75,09% en 2010. Para el mismo periodo, Andalucía experimentó un incremento del 54,44% al 29 65,25%, no comparable con las tasas alcanzadas en gran parte del resto del Estado. La siguiente tabla ilustra la evolución que ha tenido la contratación en ambos contextos aun a pesar del descuadre mostrado en 1987 por la existencia de contratos no tipificables, algo que no se normalizo hasta 1998. Tabla 01 – Asalariados en Andalucía y España por tipo de contrato. 1987 2000 2010 En miles Porcentaje En miles Porcentaje En miles Porcentaje 1.205,7 100% 1.810,3 100% 2.366 100% Temporales 296,7 24,6% 824,7 45,55% 822,2 34,75% Indefinidos 906 75,4% 985,7 54,44% 1.543,9 65,25% España 8.366,5 100% 12.378,2 100% 15.346,8 100% Temporales 1.488,6 17,8% 3.983,5 32,18% 3.823,2 24,91% Indefinidos 6.862,5 82,2% 8.394,7 67,81% 11.523,6 75,09% Andalucía Tabla de elaboración propia. Fuente: Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía. La contratación temporal marca la relación laboral por cuenta ajena en Andalucía manteniendo un diferencial con España en torno a los diez puntos porcentuales. Previamente a la crisis económica se alcanzan cotas sorprendentes del 51% y el 49% para los años 2006 y 2007 respectivamente para en 2010 situarse en el 34,75%. La destrucción de empleo afectó principalmente a los trabajadores y trabajadoras temporales algo que explica este descenso, aunque se mantienen altas tasas de contratación por duración determinada. Es importante constatar los efectos que han tenido las diferentes reformas laborales14 contribuyendo a una progresiva flexibilización que acabó extendiéndose 14 EL PAÍS. Cronología de las reformas laborales en España. http://www.elpais.com/articulo/economia/Cronologia/reformas/laborales/Espana/elpepueco/20100615 elpepueco_14/Tes Acceso en: 2 septiembre de 2011. 30 a sectores no agrarios reforzando así problemas de carácter estructural asociados a la estacionalidad y el paro que han caracterizado a Andalucía. De entre éstas, la acometida en junio de 1994 ha sido calificada como una de las más intensas puestas en marcha por un gobierno socialdemócrata y que no contó con la participación de las centrales sindicales Comisiones Obreras y Unión General de Trabajadores. Se reformó la normativa de contratación y negociación colectiva, aumentándose las causas de despido a menor coste, se ampliaron las causas de movilidad funcional y geográfica y se permitió operar a las Empresas de Trabajo Temporal como intermediadoras en el mercado de trabajo. Induce al menos a la reflexión ésta última cuestión respecto al papel jugado en la precarización de las relaciones laborales en el mercado de trabajo andaluz por parte de las empresas dedicadas a la selección y colocación de personal que al calor de cambios legales multiplicaron su presencia en un 45% entre los años 1999 y 2009. Otras reformas tuvieron también repercusión al imponer una menor cobertura del sistema de protección social por desempleo como es el caso de la promulgada en abril de 1992 o las rebajas en las indemnizaciones por despido para la contratación indefinida en 1997. En relación a la siniestrabilidad laboral, ésta se encuentra muy relacionada con el tipo de modalidad contractual, concentrándose en aquellas personas que estaban contratadas temporalmente. Así, de los más de 150.000 accidentes laborales que tuvieron lugar en Andalucía en el año 2006, más del doble recayeron sobre trabajadores y trabajadoras temporales coincidiendo con el repunte de la contratación temporal para este año. Los sectores en los que se han prodicido un mayor número de accidentes laborales en relación a la población empleada son la construcción, la agricultura e industria agroalimentaria, algo que ilustra la capacidad de creación de empleo de baja calidad por parte de la economía andaluza. La edad es un factor de discriminación para jóvenes andaluces y andaluzas a la hora de conseguir abrirse camino en el mercado de trabajo. Cuanto menor es la edad menor es la tasa de ocupación. En 2010, entre los menores de veinticinco años hay 51 ocupados por cada 100 activos y 49 ocupadas por cada 100 activas. Contrasta ésta situación con la de ocupados y ocupadas, principalmente correspondientes a 31 los rangos de edad comprendidos entre los treinta y cuarenta y cinco años, que superan ampliamente la proporción en lo que a ocupación se refiere. El nivel de formación no es garantía de éxito en el mercado de trabajo, ni siquiera las personas con titulación universitaria tienen especiales garantías de obtener un empleo en razón de los méritos académicos adquiridos, viviendo un particular calvario en el que las incorporaciones a través fórmulas mixtas de contratación. Entre la población ocupada en 2010 un 47,26% tenía estudios medios, un 18,65% universitarios, un 17,34% técnico-profesionales, un 12,35% primarios y un 4,3% no tenían estudios. La evolución que han seguido los sectores productivos en relación al empleo durante los últimos treinta años ha estado marcado por el trasvase de empleos al sector servicios que ha llegado a absorber el 75% de los mismos, aunque incapaz de paliar los altos niveles de paro existentes. Esta situación se ha consumado por la pérdida de peso de la agricultura, la industria y la construcción que han disminuido el número de trabajadores y trabajadoras empleadas en una proporción que en ningún caso supera el 10% por cada uno de éstos. Se evidencia así una terciarización de la economía andaluza progresiva y creciente, con una feminización superior a la de la media española y centrada en actividades intensivas en el empleo de mano de obra de baja cualificación que aportan escaso valor añadido. Es sintomático que entre 1980 y 1995 se destruyeron más de 40.000 empleos en la industria andaluza, más del 20% de los existentes al principio del periodo, consumándose una mayor pérdida en las actividades de alto nivel tecnológico. Quedan igualmente patentes las particulares dificultades laborales del mundo rural15 como la eventualidad, la movilidad intersectorial (actividad agraria/hostelería/construcción) y el paro agrario en una economía dependiente con estructuras agrarias de carácter latifundista en las que soluciones aplicadas no han hecho sino perpetuar esta situación, al limitarse al Empleo Comunitario y la cobertura prestacional derivada del Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social. En último término apuntar el hecho determinante que ha caracterizado históricamente a Andalucía desde la finalización de la Dictadura: el paro masivo. 15 GONZÁLEZ, J.J. El desempleo rural en Andalucía y Extremadura. Revista Agricultura y Sociedad. Nº54 (enero – marzo). Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. 1990. 32 Entre las causas apuntadas desde la literatura especializada se citan los cambios en la organización del trabajo, las reestructuraciones productivas, el cese de emigración y la recepción de la inmigración, la incorporación al mercado de trabajo de la generación del baby boom de los 70’ y acceso de la mujer al mundo laboral. Desde la década de los 80’ la cantidad de personas desempleadas es siempre mayor que las del resto de España, consolidándose la desigualdad como elemento estructural en el seno de la comunidad autónoma y respecto al resto de España. Uno de los factores que puede explicar la divergencia de las tasas de paro entre España y Andalucía es que la población activa andaluza ha crecido a un mayor ritmo que la del resto del país. Valga como ejemplo que la tasa anual media de crecimiento de la población activa andaluza16 para el periodo 1977-2001 fue de 1,74% frente al 0,92% española. Aunque se hubiese creado empleo al mismo ritmo que en otras regiones del país no hubo capacidad suficiente para absorber el incremento de trabajadores y trabajadoras que en este periodo se había producido. Otro factor que puede arrojar indicios sobre la persistencia del desempleo estructural en Andalucía es su menor dispersión salarial, algo que en un contexto en el que cada vez hay una mayor demanda de trabajo cualificado repercute, en parte, sobre la mayor tasa de paro de los trabajadores con bajo nivel de cualificación. De la misma forma podríamos apuntar que el desempleo en Andalucía tiene un carácter recurrente parcialmente relacionado con la mayor proporción de empleos estacionales debido al empleo agrícola y el sector turístico. En el siguiente gráfico se muestra la evolución de las tasas de desempleo desde 1980 a 2010 en Andalucía y España: 16 GÓMEZ GARCÍA, F.; PRIETO RODRIGUEZ, M. Factores explicativos del diferencial del desempleo andaluz. Madrid: Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Nº 46: Economía y Sociología, 2003. 33 Cuadro 02 – Evolución de las tasas de desempleo en el periodo 1980 – 2010 en Andalucía y España. 40 35 30 25 Andalucía 20 España 15 10 5 0 Cuadro de elaboración propia. Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Encuesta de Población Activa. En lo que a la distribución por sexos se refiere, el desempleo afecta en mayor a las mujeres que en 2010 alcanzaron una tasa de paro del 28,72% varios puntos porcentuales por encima de la tasa correspondiente a los hombres. Igualmente la población migrante, que como hemos dicho con anterioridad se incorporaron a mediados de los 90’ al mercado de trabajo, y en concreto aquella procedente de países no pertenecientes a la Unión Europea, sufre una tasa de paro superior al 35%, algo que da cuenta de la especial vulnerabilidad de este colectivo en lo que concierne al empleo y que puede ser extensivo a otros ámbitos de la vida. Por último, citar en consonancia con los datos anteriormente expuestos que las tasas de paro que soportan las personas menores de veinticinco años en Andalucía son superiores a las del resto de España. 34 Andalucía se encuentra en un progresivo proceso de informalización de las relaciones sociolaborales17 que ahonda aún más en el proceso de segmentación de un mercado de trabajo, marcado por la escasez y la estacionalidad en el empleo, donde la precariedad se ha extendido a todos los sectores actuando como una fuente de sumisión y control sutil, económico y flexible. Se ha generado una complicidad entre empleadores y trabajadores favorecida por unas relaciones muy personalizadas a la hora de acceder al empleo, que entiende que las frágiles relaciones que se dan en mundo laboral son un mal menor, algo entendido y tolerado por parte de la sociedad. Ello repercute, unido a una menor socialización en la cultura tradicional de clase, en una patente desmovilización política y en el condicionamiento para el ejercicio de los derechos laborales inherentes al puesto de trabajo. Todas y cada una de las variables que han sido expuestas para ilustrar la situación en la que vive el pueblo andaluz repiten, como denominador común, una dinámica negativa respecto a las diferentes magnitudes en comparación con gran parte del resto de España y Europa. Existe un agravamiento real y progresivo de las condiciones de vida de cientos de miles de personas que cada vez están más desprotegidas ante la pérdida de derechos sociales y laborales. En este sentido la redefinición de la estrategia a implementar por parte de los movimientos contestatarios al sistema de acumulación capitalista, y en este caso, los sindicatos, deben clarificar una serie de cuestiones sobre las que tener capacidad de construir una alternativa real. Por un lado la disposición, entendida como su conciencia y función en el proceso por el que se determina el acceso a bienes por parte de la clase trabajadora. Por otro la posición de la propia clase trabajadora, el lugar que ocupa en las relaciones sociales y que determina su acceso a bienes materiales e inmateriales que permitan a las personas vivir una vida digna de ser vivida. 17 GAVIRA ÁLVAREZ, L. Andalucía sobreviviendo en la globalización. Sevilla: S.L. Mergablum. Edición y Comunicación, 2002. 35 2. LOS SINDICATOS DE CLASE EN ANDALUCÍA. 2.1. El sindicalismo: concepto, contexto e instrumentos de la acción sindical. La trayectoria negativa de la economía se traslada inexcusablemente al mercado de trabajo como hemos descrito en el capítulo anterior. El sistema productivo español, y por ende el andaluz, es incapaz de generar empleo conforme a unos mínimos parámetros de calidad18, de forma que, ateniéndonos a los modelos de segmentación del mercado de trabajo, en el conjunto del estado concurre un mayor peso del segmento secundario. La volatilidad, la baja estabilidad, el alto porcentaje de trabajadores en condiciones precarias, la baja productividad, los bajos salarios o las bajas perspectivas de ascenso profesional están muy presentes en las vidas laborales de muchas personas. Se configura un sistema de relaciones laborales producto de la estructura económica, segmentado desde el lado de la demanda y que como consecuencia expulsa del mercado a la mano de obra más cualificada. La creación o destrucción de puestos de trabajo viene determinada por las estructuras productivas y no tienen su origen en las legislaciones laborales. A ello ha de remitirnos la forma de afrontar la actual crisis económica adoptada por diferentes países de la Unión Europea. Da fe de la validez de las recetas que han venido aplicándose hasta el momento en lo que al empleo se refiere mientras el proceso de convergencia regional sobre esta materia está lejos de conseguir resultados factibles debido a que las tasas de ocupación de regiones como Asturias, Extremadura y Andalucía se encuentran cada vez más alejadas de los niveles alcanzados por Baleares, Navarra y Madrid. 18 SANTOS RUESGA B.; DA SILVA BICHARA, J.; PÉREZ TRUJILLO M. Crisis y relaciones laborales en España. Madrid: Relaciones Laborales, Nº 10, Sección Economía laboral y sociología de las organizaciones. Ed. La Ley, 2011. 36 Frente a este panorama poco alentador y manifiestamente desfavorable para los trabajadores y trabajadoras, es indispensable que uno de los principales objetos de estudio de esta tesina sean los sindicatos19 entendidos como la asociación permanente de trabajadores y trabajadoras para la defensa y promoción de sus intereses, en particular de sus condiciones de vida y trabajo. La organización sindical presenta peculiaridades que la hacen manifiestamente diferente de otras expresiones del fenómeno asociativo, respondiendo a la necesidad de contar con instrumentos colectivos para compensar la posición de debilidad resultante de la prestación laboral por cuenta ajena. Al sindicato le precedieron otras fórmulas en tanto no fue reconocido el derecho de asociación con fines de defensa de intereses profesionales tales como coaligaciones, gremios, comités o sociedades de socorros mutuos que prepararon el terreno para un modelo de asociación con vocación de permanencia en el tiempo para la consecución de sus objetivos de sus fines. Los diferentes ordenamientos jurídicos fueron procediendo a su reconocimiento y otorgándoles un status legal plasmado en legislaciones diferenciadas de las leyes generales de asociaciones. Los sindicatos, por regla general, tienen una doble estructura horizontal, basada en el territorio, y vertical, por sectores de actividad vinculados a cuestiones más directas con el trabajo. Estos criterios no son excluyentes y ambos concurren en la creación del sindicato, sin perjuicio de que en ocasiones se dé preferencia a uno u otro. Mientras que el criterio profesional manifiesta la solidaridad entre los miembros de un mismo grupo, el criterio geográfico se emplea para trazar la circunscripción o radio de acción del sindicato. Producto de ello son las federaciones de rama y las uniones territoriales de diferente ámbito (local, autonómico, nacional) que coexisten tratando de aunar necesidades provenientes ambas realidades. Existen una serie de instrumentos que vienen a conformar la acción sindical y que puede variar en función de cada sindicato. Sin embargo, con carácter general ésta se integra básicamente por: 19 MARTÍN VALVERDE, A; RODRÍGUEZ-SAÑUDO GUTIÉRREZ, F; GARCÍA MURCÍA, J. Derecho del Trabajo. Madrid: Ed. Tecnos, 2001. 37 a) La representación en la empresa. Conviven dos canales de representación. Por una lado el unitario, se articula confirme a los resultados de las elecciones sindicales que conforman la composición de los comités de empresa o la elección de los delegados y delegadas de personal y representa a la totalidad de los trabajadores y trabajadoras del centro de trabajo. Por otro el sindical, aglutina a los trabajadores y trabajadoras afiliadas a un determinado sindicato. b) Las medidas de presión o conflicto colectivo. Hace referencia a situaciones de contienda o controversia que tienen su raíz en las relaciones de trabajo y que afectan de un modo indiferenciado a un grupo de trabajadores y trabajadoras en relación a su empresario o empresaria. c) La negociación colectiva de las condiciones de trabajo. Nace en virtud del reconocimiento de la autonomía colectiva que otorga capacidad de autoorganizacion y autorregulación de las relaciones. Es un procedimiento de carácter autónomo, bilateral (en ocasiones, multilateral) y transaccional pudiendo llevarse a cabo a diferentes niveles. d) Participación institucional. La presencia sindical en determinados órganos e instituciones de carácter consultivo principalmente aboga por el fomento del dialogo social. De esta forma se hace, en cierta medida, copartícipe en la toma de decisiones que en un principio sólo sería competencia de los poderes públicos a la representación de los trabajadores y trabajadoras y a la patronal en pro de un mayor consenso social. e) Concertación social. Consiste en la interacción de poderes públicos y agentes sociales que se caracteriza por una intervención conjunta, normalmente tripartita, para la elaboración de la política social y de las líneas generales de aspectos de la vida económica con especial énfasis en las cuestiones relacionadas con el ámbito laboral. 38 La tasa de afiliación sindical en el conjunto del estado es baja, y aunque supera a la de algunos países europeos, ha experimentado un decremento desde el 26% en que se situaba en 1978 al 19,9% de 2009, según la Encuesta de Calidad en el Trabajo que elaboró el Ministerio de Trabajo e Inmigración. La afiliación es propia de personas mayores de cuarenta años, predominando más en hombres que en mujeres y eminentemente ejercida por españoles y españolas. Se ha consolidado entre los asalariados y asalariadas con formación universitaria y entre quienes desempeñan tareas técnicas y profesionales, administrativas y que requieren cualificación. La afiliación se asienta en un alto grado en la administración pública y en grandes empresas del sector privado. Por sectores productivos existe un predominio en el sector industrial y dentro del sector servicios en aquellas actividades denominadas como cualificadas. La afiliación entre los trabajadores y trabajadoras indefinidos duplica a la de los temporales y es más frecuente cuanto mayor es el tiempo de permanencia en la empresa. Entre los propios sindicatos se configura un status diferenciado a partir de los resultados obtenidos en las elecciones sindicales celebradas en el seno de las empresas y que otorgan una posición de privilegio en relación a la participación institucional, la concertación social o la negociación colectiva en la empresa y de ámbito superior, entre otros. La legitimidad de la representatividad20 estriba en los sistemas de audiencia electoral y proporcional, así como los pluses de representatividad, otorgados por la legislación laboral. Se argumenta que la adopción de estas medidas favorece la gobernabilidad y el mejor control del conflicto y ha tenido como principal consecuencia la consolidación de dos grandes centrales sindicales de ámbito nacional. Las centrales sindicales más representativas son aquellas que a nivel estatal ostenten como mínimo el 10% de representantes de trabajadores y trabajadoras en el conjunto de las empresas y centros de trabajo, incluidas las administraciones públicas. También se concede esta condición a las organizaciones sindicales acreditan como mínimo un 15% de representantes y al menos 1500 de los mismos en el ámbito autonómico, siempre que no estén afiliadas, federadas o confederadas a las anteriores. La cualidad de sindicato más representativo se atribuye no sólo a la organización que acredita 20 BLANCH RIBAS, J. (COORDINADOR); ESPUNY TOMÁS, M.J.; GALA DURÁN, C.; MARTÍN ARTILES, A. Teoría de las Relaciones Laborales. Desafíos. Barcelona: Ed. UOC, 2003. 39 directamente los resultados electorales, sino también a los sindicatos que acrediten vínculos de afiliación, federación y confederación a través de procedimiento de irradiación. Es la adquisición de la condición de sindicato más representativo la que garantiza el ejercicio de otros instrumentos de la acción sindical. Durante el periodo comprendido entre los años 2000 y 2010 se ha fraguado en Andalucía, al igual que en el resto de España, la consolidación de los sindicatos mayoritarios 21 que actualmente gozan de esa condición, a mucha distancia de otras organizaciones e incluso de trabajadores y trabajadoras que han venido participando sin vincularse a fuerza sindical alguna. La participación de los electores podría calificarse como aceptable al situarse como media, durante esta década, muy cercana al 70%. El siguiente gráfico muestra la evolución seguida en los comicios: Cuadro 03 - Evolución de los resultados de las elecciones sindicales en Andalucía para el periodo 2000 -2010. 60 50 40 30 20 CCOO UGT CGT No sindicados 10 0 Cuadro de elaboración propia. Fuente: Estadísticas de elecciones a representantes de trabajadores en Andalucía. Consejería de Empleo. Junta de Andalucía. 21 www.juntadeandalucia.es/empleo/www/herramientas/estadisticas/estadisticas.php?id_categoria=4&i d_etiqueta=0&x=2&y=9 Acceso en: 27 de septiembre de 2011. 40 De la misma forma, resulta igualmente ilustrativo que la tasa de cobertura general de la representación sindical se cifra en un 50,09 % sobre el total de la población asalariada andaluza según la Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo para el año 2009 que elabora el Ministerio de Trabajo e Inmigración. Esto significa que, aproximadamente, la mitad de los trabajadores y trabajadoras andaluces desarrolla sus tareas en centros de trabajo en los que no hay presencia de representación unitaria ni sindical, siendo más patente esta situación en el sector privado que en el público, y en medianas y pequeñas empresas. La celebración de elecciones sindicales para la designación de las personas que posteriormente ostentarán la representación unitaria es más recurrente en determinadas actividades económicas. Así, las industrias manufactureras, la construcción, las administraciones públicas y el comercio al por mayor han encabezado este ranking sistemáticamente. La hostelería, con gran peso en la economía de la comunidad e intensiva en el empleo de mano de obra, sucede en esta clasificación a las actividades antes enunciadas y, a su vez precede en importancia otras tales como las actividades sanitarias, educativas y de intermediación financiera e inmobiliarias. El siguiente cuadro refleja cual es la situación de las diferentes comunidades autónomas al respecto en lo que a presencia de representantes de los trabajadores y trabajadoras en los centros de trabajo: Tabla 02 – Tasas de cobertura de la representación sindical en 2009. CCAA Tasa de cobertura sindical Andalucía 50,9 Aragón 56,1 Asturias 58,5 Baleares 40,6 Canarias 41,6 Cantabria 61,5 41 Castilla-La Mancha 51,5 Castilla y León 54,9 Cataluña 53,6 Comunidad Valenciana 58,4 Extremadura 50,0 Galicia 53,8 Madrid 53,9 Murcia 45,5 Navarra 54,3 País Vasco 54,4 La Rioja 45,5 Cuadro de elaboración propia. Fuente: BENEYTO, P.J. Afiliación y representación sindical en Europa. Fundación 1º de Mayo. Estudios de la Fundación. Nº 37 octubre 2010. La conflictividad22, en el marco de las relaciones de trabajo y con una repercusión colectiva expresada a través de huelgas o cierres patronales ha tenido una evolución irregular desde 1994, con las más de tres millones de horas de trabajo perdidas en 2004 y las casi cinco millones de horas de trabajo perdidas en 2005 como topes máximos y una evolución ascendente en la conflictividad a partir del año 2007. Respecto a las causas, entre éstas prevalecen aquellas relacionadas de alguna u otra forma con la negociación colectiva, la organización del trabajo, el incumplimiento de acuerdos o normas legales o el impago de salarios. Sin embargo, la principal característica hace mención a que es especialmente significativa en una serie de actividades y se expresa así a lo largo de los últimos años en las industrias manufactureras, la construcción, los transportes y el almacenamiento. 22 www.juntadeandalucia.es/empleo/www/herramientas/estadisticas/estadisticas.php?id_categoria=10 &id_etiqueta=0&x=10&y=7 Acceso en: 1 de octubre de 2011. www.ine.es/jaxi/tabla.do?path=/t22/a063/a1998/l0/&file=m90006.px&type=pcaxis&L=0 Acceso en: 2 de octubre de 2011 42 La negociación colectiva23 en Andalucía ha experimentado una evolución decreciente en los últimos años en lo referido al número de convenios colectivos vigentes y a su vez al número de empresas y trabajadores y trabajadoras afectados por los mismos. Tomando como año de partida 1990, se observa que en ese año están vigentes unos 539 convenios colectivos que rigen las condiciones de trabajo de 818.586 trabajadores y trabajadoras en 164.146 empresas. En el año 1994 se experimenta un ligero retroceso que no evita una tendencia alcista de las citadas variables hasta el año 2001 con 719 pactos colectivos posicionando a la negociación andaluza sólo tras Cataluña en lo referido al conjunto del Estado, con 1.226.762 trabajadores y trabajadoras vinculados y 228.349 empresas. Este comportamiento se mantiene en términos generales hasta el año 2006 en el que los más de ochocientos convenios vigentes que afectan a más de un millón y medio de trabajadores y trabajadoras y 242.000 empresas, experimentan un decremento hasta el año 2010 del 11,55%. De la misma forma el número de empresas afectadas es de 187.000 y los trabajadores y trabajadoras disminuyen en más de 300.000. Por sectores existe una concentración de la negociación colectiva en sectores en los que al mismo tiempo, y como con anterioridad se ha apuntado, coinciden la representatividad y la conflictividad. Los convenios, que pueden tener diferentes ámbitos de aplicación, en todo caso son especialmente numerosos en las industrias manufactureras, las administraciones públicas y las empresas de aguas y saneamientos y, en menor medida, en las actividades sanitarias, el transporte o las actividades administrativas. De la misma forma, la existencia de convenios de sector afecta a un gran número de trabajadores y trabajadoras, más allá del ámbito estrictamente empresarial, como es el caso de la agricultura, el comercio o las industrias manufactureras. La concertación social24 ha sido el espacio en el que se han desarrollado una serie de negociaciones de ámbito autonómico y se han suscrito compromisos entre la patronal, los sindicatos más representativos o mayoritarios y el Gobierno Andaluz. Desde el año 1993 se han suscrito siete acuerdos de concertación con los objetivos 23 www.juntadeandalucia.es/empleo/carl/portal/web/guest/negociacion-colectiva/informes-trimestralesy-anuales Acceso en: 1 de octubre de 2011 24 http://www.juntadeandalucia.es/empleo/carl/portal/web/guest/concertacion-social/historico Acceso en: 1 de octubre de 2011 43 promocionar el empleo y el desarrollo de la economía andaluza y su sistema productivo el último de ellos en el año 2010. La participación institucional de los sindicatos está igualmente condicionada a los resultados de las elecciones sindicales y confiere a las centrales sindicales más representativas la capacidad de estar presentes en determinados órganos de carácter consultivo con ámbitos funcionales y territoriales de diversa índole con la misión de velar por los intereses de los trabajadores y trabajadoras andaluces. Ejemplo de ello es el Consejo Andaluz de Relaciones Laborales, el Consejo Económico y Social de Andalucía o el Consejo Andaluz de Prevención de Riesgos Laborales por citar algunos vinculados al ámbito laboral y económico, pero la presencia se extiende a otros de carácter educativo como el Consejo Escolar de Andalucía o sanitario como el Consejo Andaluz de Salud. 2.2. Conceptualización del sindicato de clase. Hasta aquí se ha expuesto, en líneas generales, la situación de los sindicatos andaluces y los instrumentos empleados para ejercitar la acción sindical en el actual contexto autonómico y estatal. No obstante, de entre la diferente tipología que existe entre los sindicatos, es objeto de esta tesina de investigación el sindicalismo de clase, entendido como aquel que defiende los intereses de la clase trabajadora en su conjunto asentándose sobre una amplia conciencia de clase. Esta configuración ideológica parte del supuesto de que la sociedad se articula en clases en virtud de la posición ocupada en el proceso de producción capitalista y que estriba en una relación antagónica que se materializa en la lucha de clases que libran la burguesía propietaria de los medios de producción y el proletariado que vende su fuerza de trabajo a cambio de un salario. El orden de producción capitalista se refleja de este modo en concepciones contrapuestas y recíprocamente excluyentes de un mismo objeto. Georg Lukács hace las siguientes consideraciones allá por el año 1920: …la consciencia de clase es la reacción racionalmente adecuada que se atribuye de este modo a una determinada situación típica en el proceso de la producción. Esa consciencia no es, pués, ni la suma de la media de lo que los individuos singulares que componen la clase piensan, sienten, etc. Y, sin embargo, la actuación históricamente significativa de la clase como totalidad está determinada en última instancia por esa consciencia, y no por el pensamiento, etc., del individuo, y sólo puede reconocerse por esa consciencia… la consciencia de clase es 44 – considerada abstracta y formalmente – al mismo tiempo una inconsciencia, clasísticamente determinada, de la propia situación económica, histórica y social. Esta situación se da como una determinada relación estructural, como una determinada relación formal que parece 25 dominar todos los ámbitos de la vida . Este autor y muchos otros adscritos al pensamiento marxista, diferencian al proletariado de otras clases por ser la esencia de las fuerzas motoras y actor central sobre el centro mismo del proceso social. Le otorga una superioridad intelectual y organizativa que ha de superar la contradicción que supone el interés inmediato y la meta última que ha de llevar a la transformación consciente de la sociedad enajenando definitivamente el trabajo asalariado, fuente de explotación. Combatir hasta el final la lucha de clases constituirá la superación y supresión del propio proletariado al producir una sociedad sin clases. Situamos por tanto a la consciencia de clase, al igual que a la propia clase trabajadora, como un fenómeno de la moderna era industrial que es producto de la cohesión que proporciona el capitalismo y la necesidad de interrelación existente derivada de la dependencia mutua y de las funciones económicas desempeñadas por cada una de las partes de la sociedad. Andrés Bilbao en este sentido establece el siguiente paralelismo: Una sociedad compuesta por individuos es una sociedad sin oposiciones, lo que no significa una sociedad percibida en términos positivos. Es una sociedad integrada por consenso, lo que a su vez es compatible con la valoración negativa de sus relaciones laborales. El factor de esa integración no es, pués, de naturaleza material, sino ideológica. Es un consenso basado en la aceptación de lo que cada uno es y la estructura social que lo cobija, como producto inevitable. Por el contrario, la sociedad del obrero es la sociedad de clases en la que, a la vez que los individuos se identifican los unos con los otros, se oponen como clase a otra clase. La 26 utilización del <<nosotros>> refleja la preeminencia de esa conciencia colectiva . La clase de esta forma es una realidad histórica inmediata que se articula a partir de la homogeneidad que otorgan las relaciones entre el capital y el factor trabajo. La concentración en grupos de cooperación mutua es la realidad social básica de la existencia proletaria. Basta con ello remitirnos al altísimo sentimiento de clase de los trabajadores industriales que tradicionalmente ha caracterizado a los mismos y que derivaron en movimientos de masa a lo largo del siglo XX. Producto de ello fue la fundación de partidos y sindicatos de marcado cariz obrero, donde la consciencia de clase se manifestaba de forma explícita. La experiencia social a la que responden 25 LUKÁCS, G. Historia y consciencia de clase. Barcelona: Ed. Grijalbo, 1975, pág. 55-56. BILBAO, A. Obreros y Ciudadanos. La desestructuración de la clase obrera. Valladolid: Editorial Trotta / Fundación 1º de Mayo, 1995, pág. 87. 26 45 los mismos es que están integrados por personas que no pueden provocar acontecimientos a menos que actúen colectivamente. La lealtad y la disciplina constituyen sus señas de identidad requiriendo de unas estructuras sin las cuales es improbable que sus acciones sean eficaces. La organización27 se torna como portadora de la ideología de clase, extensión de la personalidad del trabajador o trabajadora individual, complementando y completando la misma. A la formación de la misma, incluso de la propia acción de clase, se ha entendido como prácticamente espontánea, inherente al propio desarrollo de las correlaciones de fuerzas en el sistema productivo y casi universal en las sociedades del capitalismo industrial. No obstante, queda en liza el riesgo que entraña la asunción por parte de la organización de la representación de la clase trabajadora y los consiguientes problemas de burocracia si no hay un ejercicio de la democracia interna efectiva. A comienzos del S.XX emergía un sindicalismo en el que, no sin tensiones, tenían cabida todo tipo de trabajadores, desde los obreros manuales que habían venido participando de los sindicatos de oficios a proletarios semicualificados. La presión ejercida por la extendida dependencia al salario y la progresiva confusión funcional derivada del proceso de innovación tecnológica y organizativa homogeneizó las condiciones laborales de colectivos anteriormente separados e incluso, podría decirse que, enfrentados. Los procesos de configuración sindical no tuvieron un comportamiento uniforme y lineal, en ocasiones se veían favorecidos por sinergias que favorecían la confluencia de intereses de la clase obrera, aunque no es menos cierto que también existieron factores tendentes a la dispersión y la atomización de la representación. No obstante, la articulación progresiva de confederaciones sindicales a nivel nacional fue una realidad en diferentes países europeos que contribuyó a la consolidación de unas estructuras consideradas como un interlocutor válido por parte del Estado y la patronal para la regulación de las condiciones de trabajo a través de la negociación colectiva. La politización de los sindicatos fue produciéndose a medida que la composición de la clase obrera fue homogeneizándose, de forma que la ideología se convirtió en el vehículo de identificación a todos los niveles. La estrategia sindical, ya en estos tiempos, estuvo marcada por las decisiones de varones adultos con cualificación que 27 HOBSBAWM, E. El mundo del trabajo. Estudios históricos sobre la formación y evolución de la clase obrera. Barcelona: Ed. Crítica. 1987. 46 ejercían un alto poder decisorio en el devenir de las organizaciones. De la misma forma, en aquellos países en los que los gobiernos quisieron ejercer un papel en la ordenación de las relaciones laborales los sindicatos fueron más proclives la acción política para beneficio de su afiliación y del resto de trabajadores, convirtiéndolos en actores centrales de las sociedades capitalistas. A partir del periodo de entreguerras el movimiento obrero comenzó a participar de la vida política y de las políticas sectoriales apoyando actuaciones orientadas a la consecución del pleno empleo basado en el estimulo de la demanda, el Estado del Bienestar y ciertas prácticas corporativistas, entre otras. Los sindicatos de esta forma fueron portadores de ideas de política económica de corte keynesiano, aunque no los únicos, dependiendo el desarrollo de estas teorías de los recursos que se encontraban a su disposición, de las estructuras institucionales y de la voluntad del resto de actores para llegar a acuerdos con la clase trabajadora. Muchas de las aspiraciones de transformación del sistema capitalista quedaron aplazadas o directamente desestimadas, frente a intervenciones de marcado cariz reformista. Se establecieron pués unas relaciones estables de intercambio entre los sindicatos y una densa red. Respecto a la afiliación, a la que proporcionaban recursos materiales, ideológicos y de solidaridad, recababan militancia, apoyo y lealtad. En el mercado buscaban la consecución de bienes materiales e institucionales del tipo acuerdos sobre salarios, horarios o seguridad en el empleo a la vez que el reconocimiento de derechos a los sindicatos y la clase obrera, a cambio de garantizar un comportamiento disciplinado y previsible de los trabajadores. En la esfera política, el desarrollo de políticas fiscales, sociales y de gasto público favorables a la clase trabajadora era correspondido con apoyo en procesos electorales y a los propios partidos. Aunque esta pudiese ser definida como la pauta de comportamiento general de las grandes confederaciones sindicales europeas principalmente, la identidad, ideología y la configuración histórica de cada organización definía las relaciones con otros actores y con sus propias bases, pudiendo diferir en este sentido. Véase el caso de aquellos sindicatos ideológicamente identificados con posicionamientos comunistas o libertarios. En el caso de España, los acontecimientos no se desarrollaron de la misma forma que en 47 otros países europeos debido a que los sindicatos estaban prohibidos por la Dictadura. Las últimas décadas del S.XX han alumbrado una serie de transformaciones a partir de la desregulación de la economía, los cambios en las reglas rectoras de los mercados de trabajo y las nuevas formas de organizar la producción. Como consecuencia de ello, los sindicatos han visto amenazado su papel central en la vertebración de los intereses de los trabajadores y trabajadoras. Los bajos índices de afiliación ilustran la identificación de la clase trabajadora en unos sindicatos que no han variado un ápice sus estrategias, si se comparan con las implementadas en tiempos en los que el pleno empleo reforzaba el poder sindical. El aumento del desempleo ha supuesto una reducción drástica de la capacidad de acción colectiva a la par que se han impuesto las políticas de flexibilidad que ponen en duda la propia representatividad sindical. Estos son los parámetros que, de forma general, han guiado la constitución de las diferentes estructuras vinculadas al movimiento obrero, entre ellas los sindicatos de clase, que se han implantado a un ritmo y forma diferente en España por sus particularidades históricas. Aquí hunden sus raíces los sindicatos de clase que actualmente están implantados en Andalucía y sobre los que se pretende hacer un análisis de sus planteamientos y posicionamiento respecto a un proceso de pérdida de derechos de la clase trabajadora al hilo de los acontecimientos surgidos a partir de la instauración de la Democracia en España. 2.3. Los sindicatos de clase en Andalucía: historia y discurso. El acontecimiento histórico que marcó el devenir del sindicalismo en el conjunto del estado español fue sin duda alguna la Guerra Civil española iniciada en julio de 1936 y la Dictadura Militar impuesta por el General Franco hasta finales de la década de los 70’ del pasado siglo. Este periodo de la historia de España estuvo condicionado por: 48 - La prohibición de las centrales sindicales históricas (CNT, UGT, STV) y de las organizaciones políticas que apoyaron la legalidad emanada de la República Española. - La eliminación de las libertades democráticas fundamentales: libre derecho de reunión, expresión y asociación. - Represión sistemática a cualquier forma de organización de la clase obrera. Simultáneamente se creó la Organización Sindical Española (OSE), autodenominado sindicato vertical, bajo la tutela del Estado con la intención de suplantar las estructuras que hasta el momento habían representado a los trabajadores y trabajadoras habilitando un espacio en el que la lucha de clases se viera sustituida por la colaboración interclasista. Las relaciones de producción que se desarrollaban en el seno de la sociedad española estaban decididamente marcadas por el autoritarismo y el sometimiento impuesto por quienes detentaban el poder en el seno de las empresas, por lo que las pretensiones antes expresadas no dejaban de ser sino una falacia. Hubo esfuerzos por reconstruir las antiguas centrales sindicales pero estos fueron desarticulados con fatales consecuencias para sus promotores: muertes, detenciones y largas penas de prisión. No fue hasta finales de 1950 cuando empezó a atisbarse un resurgimiento del movimiento obrero al albor de las nuevas condiciones económicas y la llegada de nuevas generaciones de trabajadores y trabajadoras. Se fragua un sindicalismo de clase en la clandestinidad y bajo el signo de la represión, apareciendo nuevas manifestaciones, algunas de ellas con carácter socio-político, junto a las ya existentes con anterioridad a la contienda bélica de 1936. El sindicalismo de clase es entendido, según diferentes autores encargados de retratar la realidad española de aquellos años, como: …Entendemos por tal aquel que sin ambigüedades se ha proclamado como instrumento de representación y defensa de los intereses de las clases asalariadas dentro de un proyecto alternativo y de transformación al marco de una economía capitalista que configura una sociedad dividida en clases sociales. Una sociedad en que una minoría dominante detenta el poder económico, político y social, que ejerce sobre una amplia mayoría, dominio, que, además, es ejercida tanto en el aparato productivo como en el conjunto de la estructura 28 social . 28 ALMENDROS MORCILLO, F; JIMÉNEZ-ASENJO, E; PÉREZ AMORÓS, F; ROJO TORRECILLA, E. El sindicalismo de clase en España (1939-1977). Barcelona: Ediciones Península, 1978, pág. 7. 49 Este sindicalismo de clase se materializó en la praxis a finales de la Dictadura y en los primeros años de la Democracia con presencia en las luchas llevadas a cabo por trabajadores y trabajadoras manuales e intelectuales, en la industria, el sector agrícola, la minería o los servicios, en una situación en la que, sin libertades fundamentales, se reivindicaron condiciones de trabajo y de vida para la mayoría de la sociedad española. A partir de 1977 se produjeron las legalizaciones de gran parte de las organizaciones sindicales de clase, desarrollando a partir de este momento una actividad conforme parámetros de normalidad comparables a otros países europeos. Los acontecimientos que se sucedieron a partir de entonces fueron recogidos, enfrentados o adaptados de alguna u otra forma a las diferentes estrategias implementadas por los sindicatos durante su historia reciente. Su concepción se ha plasmado a través de una programática que les ha ido dotando de una identidad ideológica y de fundamento teórico en cada una de las actuaciones que han llevado a cabo en el marco de la acción sindical y de otros ámbitos de actuación que han sido objeto de intervención. Esta investigación parte del origen y desarrollo de las organizaciones sindicales de clase que tienen presencia en Andalucía empleando sus estatutos y las decisiones tomadas en los congresos como principal marco de análisis respecto a su posicionamiento en la defensa de los intereses de la clase obrera en su conjunto. 2.3.1. Comisiones Obreras (CCOO). El nacimiento de Comisiones Obreras tuvo lugar en las huelgas mineras que se produjeron a partir de 1957. Adquirió especial relevancia la Mina de La Camocha (Gijón), que en 1958 fue clave para la formación de la primera comisión. A partir de la misma fueron proliferando de forma espontánea en el marco de las primeras movilizaciones, huelgas y reivindicaciones. Nicolás Sartorius ilustraba de esta forma la dinámica seguida: La comisión, en su nacimiento, es fruto del acto de voluntad colectiva más natural, sencillo y democrático que podamos imaginar. En cualquier empresa en que los trabajadores tenían una reivindicación que plantear al patrón, al carecer, como se carece, de una organización sindical propia, es evidente que de una u otra manera se autoformaba, nombraba o elegía una comisión de trabajadores encargada de hablar con la dirección en nombre de los demás, que rendía cuentas, posteriormente de su gestión. La repetición, infinidad de veces, de ese simple 50 acto en multitud de empresas, creaba las condiciones para su posterior estabilidad, extensión y 29 coordinación a niveles cada vez más elevados . Ya en 1963 acaece un hecho bastante sintomático para el devenir de los acontecimientos que acabó consumándose en los años sucesivos. Sucedió, que es a partir de este año, cuando se empezó a apreciar, tras las elecciones sindicales celebradas en la OSE, la presencia, en los cargos de enlace y jurados, de trabajadores que cuentan con confianza de sus compañeros. Se pone en marcha pués una estrategia de entrismo, a partir de la cual se pretende hacer uso del aparato sindical de la Dictadura para extender las Comisiones Obreras y utilizar todas las vías posibles de actuación. La línea de trabajo que se perseguía tenía el objetivo de construir un movimiento obrero con implantación masiva y presencia en los centros de trabajo como elemento básico para su extensión. A mediados de la década de los 60’ se apreciaba un cierto auge de las Comisiones Obreras en el conjunto del estado, empezándose a constituir comisiones de rama a nivel provincial y local en lugares de gran implantación industrial. Participaban de este movimiento de forma unitaria diversas tendencias y expresiones que componían el movimiento obrero organizado español: comunistas, anarcosindicalistas y católicos, entre otros. CCOO tenía también presencia en torno a la negociación colectiva, en el planteamiento de huelgas y otras formas de conflicto que empezaban a extenderse a la reivindicación de libertades públicas y sindicales, presentándose ante la sociedad española como fuerza socio-política de vanguardia y oposición a la Dictadura con capacidad para realizar convocatorias masivas. A partir de 1967 hubo un recrudecimiento de la represión hacia dirigentes sindicales destacados que acarreó despidos y encarcelamientos con la intención de desarticular el movimiento obrero y, en concreto, sus elementos más conscientes y organizados. Estas venían a ser las constantes de este periodo de clandestinidad a la que se añadían otros problemas de carácter interno, relacionados con la pérdida de sustancia democrática, seña de identidad desde los inicios, a medida que se producía el ascenso en la construcción de la superestructura organizativa. 29 SARTORIUS, N. El sindicalismo de nuevo tipo. Barcelona: Ed. Laia. 1977, pág.16. 51 En 1970 hubo un auge del movimiento huelguístico, con un incremento plausible de la conflictividad laboral en relación a los años anteriores que encontró un endurecimiento generalizado del aparato represivo de la Dictadura, destacando el <<proceso 1001>> del Tribunal de Orden Público, que se prolonga hasta la muerte del General Franco en 1975. Este hecho supuso un nuevo periodo en el que CCOO se enfrenta a su paso de movimiento socio-político a sindicato organizado y estructurado algo que se establece en la Asamblea General de delegados de 1976. Sin embargo, esta transición no ocasionó un viraje respecto a los principios ideológicos postulados por la organización y fraguados desde sus inicios: - Posición reivindicativa y de clase: la lucha por la mejora de las condiciones de vida y trabajo a corto plazo se entendía como parte de los esfuerzos por la supresión de la sociedad capitalista sobre la base de la autogestión. - Carácter democrático: las decisiones serían tomadas de forma asamblearia, tomándose la asamblea como el espacio básico de discusión de la problemática existente. - Carácter independiente del Estado, la patronal y cualquier otro grupo u organización. - Carácter socio-político: el sindicato asume una posición política e interviene en la transformación social contra la opresión nacional, la explotación del hombre por el hombre y la búsqueda de una sociedad socialista. En los estatutos de la Confederación Sindical de CCOO se declaraba de forma expresa la orientación del sindicato hacia la transformación social que llevase a la emancipación de la clase obrera. Este posicionamiento se ha mantenido, a pesar de las diferentes modificaciones estatutarias sucedidas en los últimos treinta años, quedando igualmente recogido por los estatutos de CCOO de Andalucía. Como única variación recogida, se observó la inclusión de una segunda cualidad a la sociedad socialista y es su carácter de democrática, acepción incluida en 1996 debido al colapso sufrido por las repúblicas populares socialistas de la órbita soviética a partir de 1989. Estatutariamente se consagraban, como objetivos inmediatos, la mejora de las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores quedando expresamente recogido en el art. 1 de los estatutos de CCOO y reflejándose de la siguiente forma en el art. 2 52 de los estatutos de CCOO de Andalucía respecto a su definición y ámbito de actuación: 2. Defiende los intereses profesionales, económicos, políticos y sociales de los trabajadores y trabajadoras en todos los ámbitos, especialmente, en los centros de trabajo. Pretende la supresión de todo tipo de opresión, discriminación y explotación capitalista y orienta su actividad hacia: 2.1. El ejercicio efectivo del derecho de todos los trabajadores y trabajadoras a un empleo estable y con derechos. 2.2. La plena protección social de los trabajadores y trabajadoras. 2.3. La consecución de la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres, en particular mediante la lucha por la eliminación de la discriminación de la mujer en la sociedad y contra todo tipo de violencia de género, con especial atención al acoso sexual y acoso por razón de sexo en cualquier ámbito laboral 2.4. La mejora de las condiciones de empleo y trabajo de la población activa. 2.5. La solidaridad internacional con los trabajadores de todos los países. 2.6. La integración social y laboral de los trabajadores y trabajadoras en general y de los colectivos sujetos a condiciones de exclusión de forma especial. 2.7. La mejora de las condiciones de vida y la promoción sociocultural de los trabajadores y trabajadoras. 30 2.8. La lucha contra la discriminación . El primer Congreso Confederal de Confederación Sindical CCOO data de junio 1978 en Madrid, momento en el que el sindicato era considerado la mayor fuerza social en el contexto de la incipiente Democracia Española. Esta situación marcaba el devenir de CCOO quedando plasmado en las declaraciones congresuales que establecían que la política sindical necesitaba de una orientación hacia la conquista de una plena libertad sindical, unidad sindical, eliminación de la explotación y la consecución de la emancipación de la clase trabajadora dentro de un sistema socialista en libertad. El pleno empleo y la democratización de los centros de trabajo se entendían como la vía de acceso a objetivos más a largo plazo y por la consecución de un Código de Derechos de los Trabajadores. Se trataba de una concepción sindical que exigía la anexión de la lucha diaria con una perspectiva de clase sin posponer la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores y trabajadoras a la llegada del socialismo. 30 Estatutos de la C.S. Comisiones Obreras de Andalucía. http://www.andalucia.ccoo.es/comunes/documentos/TAndalucia/estatutos.pdf Acceso en: 9 de octubre de 2011. 53 A nivel político la consolidación de la Democracia tuvo una buena acogida al suponer una de las demandas históricas ya formulada desde los tiempos de la clandestinidad. En cambio, la desestimación del Código de Derechos de los Trabajadores obtuvo serias críticas desde las filas de CCOO. Pero la situación en la que se encontraba España, lastrada por una crisis económica y altos índices de paro implicaba una postura favorable al acuerdo y al sacrificio de todas las partes, especialmente, se entendía, de quienes tenían mayor capacidad adquisitiva. En el Congreso Confederal se valoraron positivamente los Pactos de la Moncloa en los que el sindicato no participó, a pesar de unas primeras consecuencias como el incremento del desempleo y ante la necesidad de continuidad en la senda de suscribir grandes acuerdos con la participación de las organizaciones sindicales. De esta forma ya en 1978 empezó a tener cabida la negociación a tres bandas con el Estado y las asociaciones empresariales para acometer las reformas que fuesen necesarias para afrontar problemas que afectaban de forma directa a los intereses de la clase trabajadora. Se abogaba por un cambio de estrategia sindical, rebajando la política reivindicativa, centrándose en el mantenimiento y creación de empleo, prestaciones dignas de desempleo y política salarial con un objetivo claro de mantenimiento del poder adquisitivo, pero abriendo la posibilidad a pérdidas salariales como coste por la consolidación democrática. Sin perder de vista la superación del sistema capitalista, CCOO buscó la integración en el sistema político en pro de los intereses de la clase trabajadora. Otro aspecto de interés fue la defensa programática que se hacía en este Congreso respecto al derecho exclusivo de la representación sindical supraempresarial, restringido a aquellas organizaciones sindicales que presentaran más del 10% de los delegados y delegadas electos en las elecciones sindicales. Con esta argumentación, CCOO se distanciaba de su propia opinión originaria respecto al fomento de la mayor participación posible expresando así un claro deseo porque los sindicatos grandes sindicatos gozarán de preferencia respecto al resto. En el II Congreso Confederal de la Confederación Sindical de CCOO celebrado también en Madrid en junio de 1981 tuvo por primera vez cabida el término concertación, empleándose así la terminología concreta que daba nombre a una estrategia ya iniciada en el primer Congreso Confederal. Por un lado se constataba que la superación de la crisis económica y el restablecimiento de las libertades sólo 54 serían alcanzables dentro del socialismo pero por otro se presentaban una serie de acuerdos que exigían compromisos por parte de los trabajadores y trabajadoras para la superación de los problemas existentes en aquellos momentos. Había una apuesta explícita por establecer un ámbito de negociación al más alto nivel en el que los interlocutores de la clase trabajadora serían las centrales sindicales mayoritarias con perspectiva de continuidad en el tiempo. Durante el III Congreso Confederal de la Confederación Sindical de CCOO fechado en 1984 que se desarrolló en Madrid, surgieron críticas a la política gubernamental y al sometimiento al que el sindicato se veía obligado a través de la política de concertación. Esta estrategia no había conseguido poner freno al creciente número de población desempleada. Se discutió la validez de los acuerdos de concertación entre diferentes tendencias que discrepaban al respecto para finalmente llegar a un consenso que validaba esta estrategia pero que debía aplicarse a partir de una posición de interlocución que entrañara mayor dureza priorizándose la defensa de los intereses de la clase trabajadora sobre la firma de los acuerdos. También hubo críticas a una política económica que fue tildada de antisocial y antisindical y a una actitud, por parte de Gobierno y patronal, nada proclives a acuerdos que aplicasen soluciones justas. Se entendía que el sindicato tendría que abogar por un cambio en la correlación de fuerzas a través de la movilización, pero en última instancia, hubo una defensa a ultranza de la política de concertación como vía de solidaridad, llegándose incluso a plantear la necesidad de que en el ámbito de los acuerdosmarco una menor carga ideológica y doctrinal que favoreciera la operatividad de las negociaciones y la capacidad de iniciativa. Los beneficios de la concertación para los trabajadores y trabajadoras se veían contrarrestados por los incumplimientos de la patronal y el Gobierno, pero incluso esto no fue una razón suficiente para el abandono de las negociaciones o el cambio de estrategias, puesto que fue validada en el Congreso como instrumento para enfrenar la crisis económica, la baja afiliación y la cada vez más extensa diversidad de situaciones que se producían en el mundo del trabajo. Las decisiones adoptadas en estos tres primeros Congresos Confederales de la Confederación Sindical de CCOO tuvieron su fiel reflejo y sintonía con los desarrollados por la Comisión Obrera de Andalucía (COAN). Ésta nació en febrero 1977 pero no fue hasta junio de 1978 cuando tuvo lugar el primer Congreso en 55 Sevilla, tras una convocatoria de Huelga General en el mes de marzo de este mismo año. En ese momento COAN gozaba en Andalucía de un apoyo manifiesto de los trabajadores y trabajadoras expresado a través de las elecciones sindicales celebradas en esas fechas que le hizo acaparar, junto a UGT, el 70% de la representación en la región. El sindicalismo de clase y sociopolítico que representa la COAN en pro de la superación de la explotación del trabajo humano tenía entre sus mecanismos de actuación la presión y la negociación eficaz para la defensa de los intereses de los trabajadores. En este Congreso, los Pactos de la Moncloa fueron calificados como un éxito al reducir los efectos negativos que la crisis económica tuvo sobre los trabajadores y trabajadoras pese al boicot patronal. Esta era la contribución de CCOO a una Democracia naciente que se vio reforzada por una voluntad de consenso. La clase obrera había sido impulsora del cambio aunque sin la fuerza suficiente como para ser hegemónica y decisoria. La acción sindical debía tener acomodo a dos grandes objetivos: la salida de la crisis económica y el afianzamiento de la Democracia. Este primer Congreso de la COAN se celebró con la intención de solventar problemas de carácter organizativo y orgánico y a la vez dar respuesta a los problemas de la clase obrera en la lucha por su liberación. Así, la COAN se articulaba como instrumento organizativo para defender los intereses de los trabajadores y trabajadoras de las diferentes provincias de la región interrelacionados con los de la clase obrera andaluza y española. Se reafirmaba una dimensión sociopolítica a partir de la unidad, solidaridad y respuesta de clase por la defensa y objetivos emancipadores con el sindicato como vía para la consecución y, a la vez romper con la situación de sometimiento en la que se encontraba Andalucía. La acción sindical no podía quedar restringida al terreno reivindicativo por lo que la lucha había de abarcar todo aquello en lo que la clase obrera se viese afectada por la explotación capitalista. El análisis y práctica sindical tenía necesariamente que contemplar los intereses de los trabajadores y trabajadoras como clase, pero la situación de los trabajadores y trabajadoras agrícolas era de especial necesidad por el paro forzoso, los bajos salarios y la miseria. Así, en el Congreso se aprueban diferentes resoluciones encaminadas a denunciar el grave problema del paro o sobre la participación y control de los recursos económicos populares de Andalucía. 56 También se reivindicaba un mayor control y disposición sobre el crédito de Cajas de Ahorro y Cajas Rurales. El contexto exigía un análisis sobre la lucha de clases para hacer una valoración adecuada de la correlación de fuerzas existentes a la hora de estimar que acciones eran las más adecuadas para los intereses de los trabajadores y trabajadoras. La lucha por el control y el poder de la clase trabajadora en el proceso productivo era considerada un aspecto clave para la transformación social a la que se aspiraba. La COAN a su vez debía contribuir a que la clase obrera andaluza fuése cada vez más homogénea, organizada, solidaria y constructiva. El II Congreso Extraordinario la COAN de noviembre de 1979 en Granada se celebró al objeto de dotar de elementos organizativos, de acción sindical y programa al sindicato. Desde el convencimiento de que la COAN era impulsora del proceso de liberación de la clase obrera andaluza junto con otras organizaciones y sobre el camino ya emprendido por otras generaciones andaluces, la construcción de la COAN se realizó desde un sentido de clase trabajadora hacia una sociedad socialista. Desde esta perspectiva se configuró un programa cuyas principales líneas serían las siguientes: 1ª parte: Objetivos generales. 1. Autonomía real para Andalucía: consolidación de la Democracia. 2. Construcción de infraestructuras viarias que posibiliten el despegue social y económico. 3. Estudio de los recursos naturales de Andalucía para una planificación adecuada. 4. Escuela Pública. 2ª parte: Contra el paro. A- Urgente Industrialización. B- Planificación racional agrícola. C- Empleo comunitario, D- Seguridad Social: mayores subsidios y mayor cobertura. E- Plan de obras públicas. F- Plan específico de empleo juvenil. G- La transformación progresiva de las relaciones de trabajo. 57 Este Congreso recoge una ponencia de acción sindical en la que se situaba a la COAN en la perspectiva de un sindicalismo de nuevo tipo que unía permanentemente las reivindicaciones económicas con las sociales y políticas. Esta sería la razón por la que la COAN, en defensa de la clase obrera y de las capas populares que trabajaban y vivían en Andalucía, no debería estar actuando únicamente en la empresa o el centro de trabajo, sino que debería de hacer una labor de incidencia en la sociedad andaluza y estatal, en sus instituciones, y en cualquier espacio en el que los intereses de la clase trabajadora esté en juego. La acción sindical de la COAN necesariamente habría de ubicarse en el campo de lo reivindicativo y social, en el terreno de las transformaciones y desarrollo de Andalucía y en la superación del sistema socioeconómico capitalista basado en la explotación por otro de carácter socialista basado en la solidaridad. Este carácter sociopolítico no tenía el objetivo de suplantar la acción de los partidos políticos, más bien, a partir de la propia independencia de la confederación y tomando en consideración la realidad de la base social, la acción sindical se planteaba en unos términos de mejora de las condiciones de vida y trabajo, al mismo tiempo que se pretendía profundizar en la democratización de las empresas como algo indisolublemente ligado democratización de la sociedad, junto a una mayor participación en los centros de trabajo y el control del proceso productivo. El III Congreso de la COAN tuvo lugar durante el mes de junio de 1981 en Sevilla y en el mismo hay un viraje respecto al discurso del anterior Congreso priorizándose la consolidación organizativa de la COAN al trabajo sociopolítico y de transformación social. Tuvo lugar una ponencia del secretario general en la que se instaba a la resolución de unos conflictos internos alejados de la militancia y de los propios trabajadores para concentrar los esfuerzos de la clase obrera en la consolidación de una democracia permanentemente amenazada. Se instaba a un sindicalismo de mayorías que contemplara a todos los estamentos que formaban parte de la clase obrera elevando la conciencia de los sectores que se encontraban en una situación de mayor atraso y el nivel de solidaridad. No obstante, en el Informe General presentado por el propio secretario general y avalado en el Congreso en el que se planteaba que los objetivos sociopolíticos habían podido provocar una cierta separación de la clase obrera y un estancamiento en el proceso de consolidación de la COAN. Junto a la crisis económica que en esos momentos asolaba el país y la 58 incertidumbre en la que podía encontrarse la clase obrera, era un hecho la menor participación en las diferentes luchas de carácter reivindicativo. En este sentido, se instaba a los sindicatos a que se fortalecieran y estructuraran de forma definitiva en federaciones de rama, homogeneizándose y centralizándose las tareas de propaganda y elaborando normas de funcionamiento para los órganos de dirección, entre otras. Se aprobaron también toda una serie de resoluciones relativas a temas de importancia en aquellos momentos entre las que se encontraban las relativas a la situación sanitaria, la educación, la mujer trabajadora, el empleo comunitario, el terrorismo y el estatuto de autonomía. El IV Congreso de la COAN de junio de 1984 tuvo como lugar de emplazamiento Cádiz y en el mismo se manifestó una cierta preocupación y decepción respecto a las expectativas depositadas en la acción del Gobierno Andaluz de corte socialista principalmente en relación a una reforma agraria que habría de responder a una distribución más justa de la tierra. A partir de la expropiación de grandes explotaciones improductivas era necesaria la puesta en funcionamiento de toda una serie de medidas integrales que paliasen la situación del campo andaluz y el desempleo rural. En este sentido, el empleo comunitario es objeto de discusión en el Congreso articulándose diferentes propuestas al respecto. La acción sindical en Andalucía se encontraba condicionada por una serie de factores como la escasa industrialización, la menor renta que en resto del país o la falta de una burguesía inversora y emprendedora que dotara de dinamismo la actividad productiva. Como consecuencia, la clase trabajadora andaluza estaba escasamente formada y carecía de suficiente capacidad organizativa. A ello se unía, la actitud de la patronal andaluza y representantes políticos conservadores, a quienes se achacaba una falta de compromiso y solidaridad en un contexto de crisis causada por estos mismos agentes. Todas estas premisas, unidas a la revolución científico-técnica que favoreció la aplicación de modernos métodos de producción, implicaron un cambio en los aspectos substanciales del quehacer sindical para dar respuesta al paro, la reconversión sin industrialización o la distribución territorial injusta. Una actuación sindical efectiva requería de la presencia en las grandes decisiones sobre objetivos macroeconómicos de la sociedad, empleando la fuerza de la COAN 59 a fin de que los poderes públicos actuasen en beneficio de la clase trabajadora. Todo ésto con la visión de, sin dejar de dar respuesta a las agresiones de la patronal, plantear alternativas adaptando las estructuras del sindicato a unos cambios que ya se preveían. Se planteó una estrategia basada en un justo equilibrio entre presión y negociación desarrollando una política de concertación en la que los sacrificios de la clase trabajadora se viesen recompensados por buenos acuerdos que revertiesen en beneficios. La vital importancia a corto, medio y largo plazo, de la presencia en todos los ámbitos de las Administraciones Públicas a través de la participación institucional era considerada una como vía para el desarrollo del sindicalismo de clase, permitiendo el ejercicio de reivindicaciones sociales y económicas, haciendo factible la consecución de mayores avances gracias a la participación de la COAN. Frente a estos planteamientos existía una limitación de medios por lo que en el Congreso se acordó la dotación de recursos económicos, técnicos y administrativos centralizados que incrementasen la capacidad de propuesta a nivel sectorial y en los diferentes territorios. De la misma forma, aunque la presencia de la COAN en diferentes Administraciones Públicas era ya entonces un hecho, se acordó instar a las instituciones autonómicas y provinciales a posibilitar y dotar presupuestariamente la participación del sindicato en las mismas, para poder desarrollar con calidad las funciones a desempeñar. Se argumentaba que este llamado frente institucional sería un instrumento de permanente defensa de los sectores marginados de la sociedad, aquellos que se encontraban en paro, trabajo precario, trabajo sumergido, mujeres y jóvenes. Por último, destacar una reflexión que se hizo en el citado Congreso en el que se llamó la atención sobre la baja afiliación sindical a pesar de que se diesen las condiciones objetivas para todo lo contrario. El V Congreso de la COAN en octubre de 1987 se celebró en Marbella. Se inició con el informe de gestión en el que se ponía de manifiesto el fracaso del Gobierno del PSOE en materia de empleo, económica y social con una política de ajuste duro que había perjudicado principalmente a los trabajadores y trabajadoras. Esta situación llevó a la convocatoria de Huelga General con carácter previo a este Congreso en el mes de junio de 1985 y, con posterioridad al mismo, en junio de 1987. En Andalucía, el deterioro era mayor al del resto del estado por el ingente incremento del desempleo y por una considerable destrucción del tejido empresarial. 60 Este Congreso supuso la aprobación de los estatutos de la COAN regidos por unos principios que inspiraban un sindicalismo de nuevo tipo en los que reiteraban los anteriormente descritos en referencia a la C.S. de CCOO: - Reivindicativo y de clase. - Unitario. - Democrático e independiente. - Participativo y de masas. - Sociopolítico. - Internacionalista. Permanecía invariable la defensa de la clase obrera en la perspectiva de la supresión de toda opresión nacional y explotación, haciéndose patente la defensa de mujeres y jóvenes y destacándose un compromiso por la salud laboral, el medio ambiente y el pacifismo. La aspiración hacia la supresión de la sociedad capitalista y la construcción de la sociedad socialista se constataba estatutariamente en este Congreso concibiéndose el sindicato como el resultado de la necesidad de organización de la clase obrera. Se aprobó una ponencia relativa a la acción sindical en la que se identificaban una serie de problemas en los que estaban inmersos los trabajadores y trabajadoras andaluces como el desempleo, la proliferación del empleo irregular, la reconversión industrial salvaje y la no integración de la juventud en el mercado de trabajo, entre otros. La búsqueda del consenso se establecía como la fórmula de solución de toda una problemática que se cernía sobre Andalucía. El sindicato había invertido enormes esfuerzos en la negociación colectiva encontrando un respaldo menor al esperado, al registrarse unos índices de movilización relacionados con procesos negociadores relativamente bajos a pesar de la política gubernamental negativa. La unidad de los trabajadores y trabajadoras junto a una mayor solidaridad de clase y una mejor acción sindical unitaria debían cristalizarse en planes y programas contra la crisis y el desempleo. Por tanto, la acción reivindicativa era considerada como manifiestamente mejorable principalmente a través de: - Concertación: velando por el cumplimiento de los acuerdos suscritos, prestando especial atención a la seguridad y salud en el ámbito laboral. 61 - Participación institucional: profundizando en las demandas sindicales e incrementando la presencia en cuantos espacios de esta índole sea posible aprobándose una resolución expresa al respecto. - Negociación colectiva: abogando por la implantación de mecanismos que preserven la seguridad y salud de los trabajadores y trabajadoras. En febrero de 1992 tiene lugar el VI Congreso de CCOO de Andalucía en Sevilla con un alegato a la unidad de acción con UGT, redoblando la eficacia de la acción sindical de carácter ofensivo por parte de los trabajadores y trabajadoras. Este proceso se había ido consolidando a partir de 1987, propiciado principalmente por la política social insolidaria del Gobierno que había encontrado la contestación sindical con diversas medidas, entre éstas, la convocatoria de Huelga General del 14 de diciembre de 1988 y con posterioridad a este Congreso, otra convocatoria para el 28 de mayo de 1992. La reconversión industrial, los recortes en materia de pensiones, las políticas de ajuste salarial, la oposición a la flexibilización del mercado de trabajo o las restricciones al derecho de huelga alentaron, según se desprende de este Congreso, una defensa a ultranza de los intereses obreros y la puesta en práctica y el cumplimiento de los objetivos de la acción sindical y los acuerdos confederales, haciendo del sindicato una organización de masas con presencia e influencia real en la sociedad andaluza. Pero esta conflictividad no afectó a la continuidad en el desarrollo de las estrategias enfocadas a la política institucional que se habían centrado en el último periodo. En este sentido, se instaba a la elaboración de un mapa de participación institucional al objeto de conocer el número de representantes de la COAN en órganos institucionales. Había una propuesta de profundización en este sentido, para abarcar más de las sesenta instituciones en las que ya el sindicato tenía presencia y al mismo tiempo conocer, de forma fiable, los rendimientos que reportaba la participación institucional través de mecanismos internos creados para tal efecto. El VII Congreso de CCOO Andalucía se emplazó en Sevilla en Enero de 1996. En el mismo se entendió como imprescindible el fortalecimiento de la negociación colectiva frente a la fragmentación de las condiciones laborales y la conversión en del derecho necesario en disponible que llevó aparejada la política de reformas impuesta por el Gobierno afectando a muchas de las materias sustantivas de las 62 relaciones laborales. También se reiteraba la unidad sindical con UGT como la mejor garantía para el sindicalismo de clase y para la mejora de las condiciones laborales y sociales de los trabajadores y trabajadoras de Andalucía. La acción sindical había de tener como eje central el empleo. Los problemas a los que enfrentarse radicaban, por un lado, en la excesiva temporalidad de Andalucía, superior a la media española, principalmente, en mujeres y jóvenes y la progresiva sustitución de los puestos de trabajo indefinidos por temporales favorecidos por las sucesivas reformas laborales y la legalización de las Empresas de Trabajo Temporal. Era urgente un control sindical más exhaustivo para este tipo empresas que actuaban como intermediarias en el mercado de trabajo. Por otro, el alto nivel de desempleo era un caldo de cultivo favorable para el desarrollo de la economía sumergida, lacra social y fuente de precarización y desprotección para los trabajadores y trabajadoras, cuya magnitud era en esos momentos desconocida. El conocimiento cuantitativo de esta realidad era una cuestión de prioridad para paliar esta situación. El sindicato propugnaba su compromiso con el empleo a través de: - La extensión de un sistema productivo integrado por empresas eficientes y trabajadores y trabajadoras con motivación para participar, a través del sindicato, en estrategias de producción. - Una política industrial para el empleo y un desarrollo económico en la que sus beneficios repercutieran en los trabajadores y trabajadoras y en la sociedad generando nuevas inversiones productivas y empleo. - En el reparto del trabajo y en la ampliación del empleo a través de un compromiso real en la negociación colectiva y en las negociaciones con el Gobierno regional y demás Administraciones Públicas comprometidas con el empleo. - Participación en acciones de mediación en el mercado de trabajo a través de la coparticipación en los servicios integrales para el empleo. La figura del acuerdo, es otro de los ejes en el marco de este encuentro congresual. Así, como una estrategia sindical a potenciar que se extendía desde las empresas al espacio socioeconómico, el sindicato se configuraba como instrumento útil para la consecución de las reivindicaciones de los trabajadores y trabajadoras. Los avances en el diálogo social y la concertación con los respectivos gobiernos se entendían 63 sustentados en la capacidad de presión y negociación cuya principal significación era la asunción por parte de los trabajadores y trabajadoras de las propuestas del sindicato. A la vez, el fortalecimiento de las estructuras organizativas del sindicato era una condición indispensable para ejercitar una negociación efectiva en defensa de los intereses de los trabajadores y trabajadoras a todos los niveles. El VIII Congreso de CCOO Andalucía se desarrolló en Sevilla en junio del año 2000. En éste, el sindicato se reconoce a sí mismo como elemento vertebrador de la sociedad andaluza por lo que planteaba legitimar su presencia en todos los ámbitos decisorios sobre las condiciones de vida y trabajo de la ciudadanía andaluza. Desde esta perspectiva se entendía como necesario el acercamiento a colectivos sociales de defensa colectiva a partir de una óptica progresista para la configuración de un frente común de transformación social. Llama la atención, el empleo del término ciudadanía en lugar de la clase trabajadora o terminología similar utilizada hasta hace pocos años y una transformación social no adjetivada o posicionada respecto al régimen de acumulación capitalista. El diálogo social volvió a ocupar amplios espacios en el devenir del Congreso valorándose como generador de resultados favorables al desarrollo de la región aunque se puso el acento en la capacidad sindical para obligar al cumplimiento de lo acordado a la Administración y la patronal. Era necesaria la búsqueda de mecanismos de participación y posterior implicación del conjunto de las estructuras del sindicato en la elaboración y seguimiento de las medidas que se determinaban por acuerdo. Problemas de amplio calado en la sociedad andaluza como la precariedad necesitaban del impulso de políticas activas de empleo desde el marco de la concertación social y la puesta en práctica de planes específicos para aquellos colectivos que sufrían con especial crudeza esta situación. La participación institucional era prueba de la legitimación y reconocimiento del sindicato en la sociedad andaluza constituyendo un reto y una oportunidad que debía desaprovecharse. La incidencia en la redistribución de la riqueza y en la forma como se genera la misma era una labor que no había de abandonarse debido a la repercusión inmediata que tenían sobre el empleo, siendo éste objeto preferente de las reivindicaciones. 64 Se abogaba igualmente por dar cabida en la negociación colectiva a estos colectivos con especial vulnerabilidad. La incorporación de jóvenes y el fomento del empleo femenino se incorporaron como pautas que habían de orientar los diferentes procesos negociadores. Quedó también patente la preocupación por la segmentación del proceso productivo que estaba dándose al calor de una nueva división del trabajo marcada por la externalización y la deslocalización. Se planteaban dificultades a la hora de encuadrar en la estructura sindical a trabajadores y trabajadoras al servicio de empresas que operaban de forma transversal e incluso la aparición de nuevos sectores que exigía de un esfuerzo organizativo. Las repercusiones de estos cambios en relación a la negociación colectiva suponían un serio ataque a la misma que habría de contrarrestarse con modificaciones legislativas en esta materia impulsadas desde el sindicato. Las reflexiones, líneas de trabajo y prioridades surgidas del VIII Congreso tuvieron su reflejo en el programa de actuación elaborado como material de reflexión y sobre el que generar discusión entre la afiliación de cara al IX Congreso de CCOO de Andalucía, que emplazó a la organización durante el mes de diciembre de 2004 en Sevilla. En el Informe General se hacía una valoración sobre la voluntad para llegar a acuerdos de la que había hecho gala el sindicato en estos años y que se había materializado en materia de pensiones a pesar de la oposición de UGT. Pero la confrontación con el Gobierno del Partido Popular había resultado insalvable para evitar el conflicto ante la agresión que supusieron las pretendidas reformas del sistema de protección social y otros aspectos laborales especialmente perjudicial para trabajadores y trabajadoras andaluces de Andalucía y que derivó en una convocatoria de Huelga General en el mes de junio de 2002. El informe hacía una valoración especialmente positiva de los acuerdos suscritos en el marco de la concertación en Andalucía atribuyéndole una repercusión favorable respecto al empleo con un grado de cumplimiento calificado como óptimo. Esta posición se ve reforzada por una ponencia en la que el sindicato consideraba la concertación en Andalucía, como parte del diálogo social, eje prioritario de la política sindical de cara a la consecución de un mayor compromiso gubernamental con el objetivo de avanzar en el proceso de convergencia con el resto de regiones españolas y Europa. Complementariamente, la organización reiteraba la participación del 65 sindicato en órganos e instituciones, reforzando la coordinación en todos los espacios, especialmente en aquellos que son cauces de participación política como el Parlamento de Andalucía y el Consejo Económico y Social. El refuerzo cualitativo de la afiliación ocupó otra de las ponencias del citado Congreso, en concreto en lo referente a la consolidación del sindicato en las pequeñas y medianas empresas, ya que estas suponían más de la mitad de las empresas de Andalucía. Este objetivo se planteaba como una oferta a estos trabajadores y trabajadoras para su toma de conciencia y organización para una mejor defensa de sus intereses. De la misma forma, se instaba a la sindicalización de los colectivos que sufren una mayor discriminación como es el caso de jóvenes, mujeres y migrantes. La priorización de la estabilidad en el empleo y la no discriminación se establecían como pautas de actuación al respecto. El empleo también en este Congreso continuo siendo un reto para la acción sindical de CCOO en Andalucía entendiendo que sería necesaria una nueva política de incentivos a la contratación que favoreciese los progresos hacia la consolidación del empleo indefinido frente a la temporalidad tomando en cuenta a los grupos de población con mayores dificultades para el acceso al mercado de trabajo. El X Congreso de CCOO Andalucía celebrado en Sevilla en febrero de 2009 fue el espacio de debate y discusión en el que se desarrollaron las propuestas pertinentes para que el sindicato avanzase en su constitución como instrumento para la mejora de las condiciones de vida y trabajo de los andaluces y andaluzas. El sindicato en este momento se presentaba como la segunda central sindical más representativa de Andalucía con un 40,51% de la representación y una afiliación superior a las 200.000 personas en la comunidad. En el Congreso se constató la difícil situación económica con una incidencia especial en Andalucía por las peculiaridades del modelo productivo. Las líneas de acción emanadas de este Congreso estaban basadas en la defensa del empleo, el cambio del modelo productivo, la protección social y la defensa de sector público. La patente oleada de despidos colectivos bajo el amparo de la crisis económica estaba constituyendo un flagrante incumplimiento de acuerdos y pactos suscritos con la patronal. De la misma forma se instaba a los poderes públicos a reforzar la cobertura por desempleo garantizando una protección efectiva y la puesta en marcha de medidas tendentes a la creación y mantenimiento 66 de los puestos de trabajo. La paralización del crédito como uno de los principales problemas derivados de la crisis financiera tuvo unas repercusiones manifiestamente negativas para la capacidad de financiación de las empresas por lo que desde CCOO de Andalucía se exigía un mayor compromiso de las entidades financieras. El desarrollo de estos planteamientos entre otros que fueron acordados en el seno del Congreso se materializaría a través de un calendario de movilizaciones junto con UGT y de cuantas medidas de presión sean necesarias para dar respuesta a las agresiones que se estaban produciendo contra los derechos de los trabajadores y trabajadoras. Este proceso desembocó en la convocatoria de Huelga General del 29 de septiembre de 2010 en repuesta a las reformas en el ámbito laboral acometidas por el Gobierno. 2.3.2 Unión General de Trabajadores (UGT). La Unión General de Trabajadores nació en Barcelona en 1888 y fue muy importante en el desarrollo del movimiento obrero y sindical español hasta que la Dictadura la declaró ilegal en 1939. Destacó especialmente su labor durante la II República contribuyendo a la consecución de derechos para la clase trabajadora e igualmente desempeño una ardua labor en la defensa de la legalidad republicana durante la Guerra Civil. La UGT llegó a contar con más de un millón y medio de afiliados y afiliadas en España al iniciarse la contienda y muchas de estas personas perdieron la vida durante la misma. La victoria del bando nacional implicó el exilio forzoso de la mayor parte de los dirigentes ugetistas que habían sobrevivido y la reorganización del sindicato fuera de las fronteras españolas, principalmente en Francia. En noviembre de 1944 se celebra el Congreso Reconstitutivo de la UGT en el que entre otras decisiones se ratifica la estrecha vinculación con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), la colaboración con otra fuerza sindical española reprimida por la Dictadura como es la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y la necesidad de restablecimiento de la legalidad republicana en España. La actividad de la UGT en el exilio se centró en actividades de carácter internacional, impulsando la creación de organizaciones sindicales de carácter internacional como Federación Sindical Mundial o la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres. Igualmente, hubo repetidos esfuerzos por reorganizar la UGT en 67 España, pero la fuerte represión ejercida sobre las organizaciones sindicales ocasionó que hasta 1953 fuesen desarticulados en repetidas ocasiones los comités nacionales que se iban formando. Esta situación constituyó un gran obstáculo que favoreció la desconexión entre las fuerzas del interior y la dirección del sindicato que se localizaba en Toulouse. En estos momentos UGT adolecía de una debilidad que le imposibilitaba participar en las luchas emergentes que al final de la década de los 50’ comenzaban a desarrollarse en diferentes lugares de la geografía española. Hubo también una manifestación explícita de rechazo al entrismo que suponía la participación en las elecciones sindicales de la OSE por entender que se trataba de colaboracionismo con la Dictadura. En esos momentos UGT era una organización semidesconocida para la nueva generación de la clase obrera, por su escasa incidencia en los centros de trabajo, su negativa a participar en las comisiones obreras y la dificultad para propagar su pensamiento debido a la férrea censura ejercida por el Gobierno del General Franco. Así pués, el inicio de la Democracia es afrontado por parte de la UGT con una poderosa influencia en el ámbito internacional pero una escasa presencia en el interior del país. El XXX Congreso Ordinario de UGT de 1976 fue el primero en celebrarse en España, concretamente en Madrid, tras la Dictadura. En el mismo, se discutieron y debatieron toda una serie de documentos en los que se plasmaban los postulados que definían claramente el posicionamiento de la organización. En sus Estatutos y Principios Fundamentales de la UGT31, donde se reiteraba como: - Sindicato de clase: UGT agrupaba a trabajadores, obreros, campesinos y miembros de profesiones liberales frente a la clase capitalista explotadora, impulsando una orientación de clase y asumiendo los objetivos del movimiento obrero. - Sindicato Revolucionario: el sindicato era un instrumento de participación de la clase trabajadora para la defensa de los intereses de clase y la lucha por la superación de del capitalismo para la creación de una sociedad socialista. 31 ALMENDROS MORCILLO, F; JIMÉNEZ-ASENJO, E; PÉREZ AMORÓS, F; ROJO TORRECILLA, E. El sindicalismo de clase en España (1939-1977). Barcelona: Ediciones Península, 1978. 68 - Sindicato autónomo: del Estado y partidos políticos, aunque se asumían los vínculos históricos con el PSOE, por el entendimiento y la convergencia derivados de la coincidencia de objetivos y la actuación conjunta bajo el principio de la lucha de clases. - Sindicato libre: la libertad sindical era algo incuestionable que se materializa en la libertad de afiliación, libertad de constitución de asociaciones sindicales y la libertad de acción sindical. - Sindicato Unitario: UGT sería el eje en torno al que se construyese una gran central sindical unitaria. - Sindicato democrático y representativo: la asamblea era el órgano máximo de decisión y los cargos sindicales eran objeto de control por parte de la afiliación pudiendo revocarse si así se considerase oportuno. - Sindicato de carácter internacionalista: estrechando lazos con organizaciones obreras de otros países que tuviesen los mismos fines que UGT, practicando en la medida de lo posible el principio de solidaridad. En lo sucesivo, hubo una moderación del lenguaje que no denotaba un cambio de concepción evidente de la estrategia sindical, puesto que se hacía mención expresa al carácter revolucionario del sindicato. La lucha por unas mejores condiciones de vida y trabajo para los trabajadores y trabajadoras con el objetivo final de transformación de la sociedad capitalista por un sistema social socialista seguiría presente en el discurso del sindicato. Programáticamente, se planteó un antes y un después con el XXXII Congreso celebrado en Madrid en abril de 1980, ejecutándose una serie de modificaciones sustanciales que supusieron una variación en relación a las aspiraciones de carácter revolucionario. La superación del sistema capitalista fue sustituida paulatinamente por nuevos objetivos de estabilización del sistema democrático, aunque sin renunciar a la convicción del sindicalismo como instrumento de clase al servicio de los trabajadores y trabajadoras. Se instaba a una estrategia sindical constructiva, no limitada únicamente a la contestación y que reportara resultados prácticos. De esta forma, la política reivindicativa dio paso a paso a una estrategia basada en la negociación en pro de una mejor defensa de los intereses de los trabajadores y trabajadoras. Como contraprestación a esta contribución de consolidación de la Democracia el sindicato requirió del Gobierno medidas de fortalecimiento sindical 69 materializadas en una configuración jurídica de las relaciones laborales que asegurasen el protagonismo de los sindicatos como representantes de los intereses de los trabajadores. En este sentido se criticó el proyecto de ley del Estatuto de los Trabajadores ya que se entendía que no recogía estas demandas. Pero estas desavenencias no impidieron asumir, por responsabilidad democrática, el establecimiento de un consenso social al más alto nivel con la patronal y el Gobierno a través de la política de concertación. Esta fue la principal novedad de este XXXII Congreso, que a través de una resolución, mostraba la disposición de UGT a suscribir acuerdos-marco a nivel central en un contexto de crisis económica que hacía necesaria la implementación de estrategias moderadas. Meses antes del Congreso, ya se habían efectuado avances en este sentido, suscribiéndose acuerdos con la asociación empresarial CEOE que quedaron ampliamente ratificados por el apoyo que estas propuestas habían recibido por parte de los delegados presentes. Sin realizarse una modificación de los estatutos, UGT adaptó su programática en virtud de un mayor pragmatismo frente a un exceso de ideologización. En el XXXIII Congreso y el XXXIV Congreso de UGT, ambos celebrados en Madrid, en 1983 y 1986 respectivamente, la concertación ocupó un lugar central en las resoluciones. Convertirse en la mayor fuerza sindical en aquellos momentos unida a que el partido político con el que mantenía mayor afinidad ocupara el Gobierno, retroalimentó la capacidad de llegar a diferentes acuerdos más allá de los referidos a la negociación colectiva. Se presentaba esta situación como un éxito hasta el punto de ser considerado como el único camino consecuente para la defensa de los intereses de los trabajadores y trabajadoras en unos tiempos marcados por la crisis económica y el desempleo. Como principal novedad, conferir al XXXIV Congreso la elaboración de una programática en la no existía formulación alguna de superación del capitalismo y en la que UGT se adscribía a sí misma la consideración de organización sindical socialista, autónoma y democrática. De esta forma, se asumían de forma íntegra y casi exclusivamente la defensa de los intereses inmediatos y concretos renunciándose programáticamente los objetivos de transformación social. 70 La formación de UGT Andalucía se inició a mediados de 1978 por la iniciativa de la Unión Provincial de Sevilla que llevó la propuesta al resto de uniones provinciales. Esta propuesta siguió adelante a pesar de los recelos que en un principio despertó entre algunos dirigentes provinciales materializándose en una reunión que se celebró en Antequera a principios de 1978 para la construcción de una estructura sindical de ámbito regional. La Comisión Ejecutiva emanada tuvo como principal mandato la convocatoria del primer Congreso de UGT que finalmente se celebró en Fuengirola durante el mes de enero de 1980. Este primer Congreso recogió la ponencia Estatutos y Organización que fueron aprobados en transcurso del mismo. En los principios fundamentales UGT-A explicaba su nacimiento ante la necesidad que los trabajadores organizados se dotaran de instrumentos de actuación en sus respectivos ámbitos geográficos en una sociedad que avanzaba hacia la descentralización. Igualmente destacable era la ponencia aprobada sobre política sindical que establecía como objetivo del sindicato la consecución de la sociedad socialista como única garantía para resolver definitivamente los problemas que acuciaban a la clase trabajadora. En este sentido, el sindicato suscribía su firme voluntad de presentar soluciones y alternativas a la situación en la que en aquellos momentos se encontraba inmersa Andalucía, llegando a cuantos acuerdos fuesen necesarios desde una perspectiva de clase y recuerdo a la presión si la negociación no reportaba los resultados esperados. Valga como ejemplo alguna de las ideas recogidas en el Dictamen de la ponencia de acción reivindicativa del citado Congreso: La U.G.T. de Andalucía como Sindicato Revolucionario de la clase obrera, tiene como objetivo primordial la defensa de los intereses de los trabajadores contra el capitalismo, ya que únicamente a través de la lucha reivindicativa diaria, es posible transformar, la sociedad 32 capitalista en una sociedad socialista . Las reivindicaciones de UGT de Andalucía estaban ampliamente transversalizadas por la perspectiva de clase y así queda recogida en este Congreso en el que las reivindicaciones económicas y sociales, la acción reivindicativa en la empresa, las condiciones de trabajo y la negociación colectiva fueron fijadas como los puntos sobre los que debería versar acción reivindicativa del sindicato. Hay también una mención expresa a la unidad de acción con las organizaciones sindicales de clase y 32 1º Congreso de UGT Andalucía celebrado en Málaga los días 12 y 13 de enero de 1980. Actas y resoluciones, pág. 13. 71 representativas cuando hubiese coincidencia de objetivos y disposición de medios para hacerlo. El II Congreso de UGT Andalucía tuvo como emplazamiento la localidad de Marbella durante el mes de julio de 1983. El dictamen de la ponencia de estatutos del citado Congreso se inicia con la siguiente Declaración de Principios: La Unión General de Trabajadores es una organización de productores, organizados por grupos afines de oficios y profesiones liberales, que, para mantenerse en sólida conexión, respeta la más amplia libertad de pensamiento y táctica de sus componentes, siempre que estén dentro de la orientación revolucionaria de la lucha de clases y tiendan a crear las fuerzas de emancipación integral de la clase obrera, asumiendo algún día la dirección de la producción, 33 del transporte y la distribución e intercambio de la riqueza social . La ponencia de política sindical abordaba en primer lugar un análisis del problema del desempleo estableciendo, entre otras medidas, la exigencia de participación en todas aquellas negociaciones en las que se dirimieran los intereses de los trabajadores y trabajadoras en esta situación puesto que constituía un grave problema estructural que lastraba a Andalucía. En segundo lugar, se refería a la situación política de la comunidad, con amplia presencia del PSOE en las instituciones, algo que era entendido como una posibilidad real de avance hacia una sociedad más justa, libre e igualitaria de corte socialista. La Reforma Agraria fue tratada de forma monográfica. Se relacionaba la misma a un desarrollo industrial a partir de la transformación de las materias primas andaluzas en la propia comunidad autónoma. No circunscribía por tanto la misma a la estructura de la propiedad de la tierra, aunque si se abogaba por la expropiación de aquellas propiedades deficientemente explotadas. El sindicato entendía como prioritario la organización de cooperativas y sociedades de transformación, formación profesional para las personas del ámbito rural en desempleo y la potenciación de organismos de crédito público que prestasen la financiación pertinente a estas iniciativas. La política institucional ocupó también un lugar prioritario teniendo como eje fundamental el papel protagonista que las fuerzas sociales, y en concreto las centrales sindicales, debían tener en el seno de las instituciones bajo la premisa de 33 2º Congreso de UGT Andalucía celebrado en Marbella los días 1 y 2 de julio de 1983. Actas y resoluciones, pág. 11. 72 la autonomía sindical siempre en virtud de la defensa de los intereses de los trabajadores y trabajadoras. El III Congreso de UGT Andalucía se desarrolló en Cádiz, iniciándose el 9 de mayo de 1986 con cuestiones de tipo organizativo orientadas al crecimiento de la estructura del propio sindicato a nivel regional y la formación sindical de las personas vinculadas al sindicato a todos los niveles. En el informe de gestión de la Comisión Ejecutiva Regional saliente se presentaban como logros alcanzados la consolidación de la organización, el desarrollo de una política de concertación con diferentes actores entre los que se encontraba la Junta de Andalucía o el papel jugado por el sindicato en la transición del empleo comunitario al subsidio del Régimen Especial Agrícola. La adecuación de la estructura sindical como respuesta a las demandas de la clase trabajadora, la mejora en la calidad de vida de los trabajadores y trabajadoras y una política de apertura y expansión a los nuevos colectivos que estaban apareciendo en el mundo del trabajo asalariado fueron también algunas de las pautas citadas como vías para una mejor implantación del sindicalismo de clase. La ponencia relativa a la política institucional se ratificó unánimemente y en la misma se instaba a la Administración a la cesión en usufructo del Patrimonio de Residencias de Tiempo Libre y la constitución del Consejo Económico y Social. Otra de las ponencias relativamente novedosa fue la dedicada a la situación de la mujer trabajadora, en la misma se constataba el apoyo del sindicato a la puesta en funcionamiento de instrumentos que sirviesen para eliminar la discriminación, incrementar la participación femenina en el ámbito laboral y reforzar la presencia de la mujer en el seno de UGT Andalucía. La ponencia sindical constituía una firme apuesta por la política de concertación que se venía ya desarrollando y que hacía necesario una ampliación de los contenidos que se habían venido suscribiendo con hasta el momento con la administración autonómica. Esta ponencia también consideraba positiva la implantación del nuevo subsidio agrario a pesar de la existencia de medidas complementarias que podían hacer mejorable su aplicación. También valoraba la Reforma Agraria que el Gobierno Andaluz pretendía ejecutar como alejada de las expectativas iniciales por la oposición de la patronal agraria y la falta de apoyo por parte de las fuerzas 73 progresistas de la comunidad. Por estas razones, UGT Andalucía hacía un llamamiento a partidos políticos y sindicatos de clase para que se redoblasen esfuerzos para alcanzar la que consideraba una reivindicación histórica del pueblo andaluz. Esta ponencia finalizaba con una apuesta por el reparto del trabajo a través de una reducción de la jornada laboral conservando la misma retribución para de esta forma obligar a las empresas a efectuar un mayor número de contrataciones. El IV Congreso de la UGT de Andalucía se ubicó en Fuengirola durante el mes de mayo de 1990. El Secretario General llevó a cabo un análisis de la situación socioeconómica de Andalucía valorando positivamente los diferentes acuerdos suscritos con la administración autonómica a la vez que destacaba las dificultades surgidas en el diálogo social con la administración central. Producto de esta situación había sido la convocatoria de Huelga General del 14 de diciembre de 1988. El Congreso, en su resolución sobre política organizativa, llamaba la atención sobre los cambios que se estaban produciendo en la composición de la clase trabajadora como producto del modelo de crecimiento de la economía española que estaba generando un incremento de las desigualdades. El desempleo, la precariedad y la economía sumergida repercutían en una nula capacidad de reivindicación de unos colectivos que se encontraban en situaciones de máxima necesidad pero de difícil sindicalización. Como respuesta el Congreso hace un mandato para la creación del Servicio de Orientación y Promoción para el Empleo en todas las uniones territoriales para trabajadores y trabajadoras desempleados o con empleos de escasa calidad. Este servicio además de realizar acciones de orientación laboral efectuaría asesoramiento en el ámbito de la formación profesional. Igualmente, se instaba a todas organizaciones encuadradas en UGT Andalucía a realizar un mayor esfuerzo controlando las contrataciones y denunciando las irregularidades que se produjesen. La inmigración también ocupó un espacio de discusión durante el Congreso, de forma que ante las situaciones discriminatorias que se estaban dando UGT Andalucía se comprometía a desarrollar una acción sindical tendente a eliminar la exclusión de estas personas buscando su integración. Se instaba a la incorporación de trabajadoras, migrantes, personas con discapacidad o población ex reclusa a las diferentes estructuras del sindicato, apoyando a la vez cualquier tipo de iniciativas que estuviesen enfocadas a paliar la exclusión que alguna u otra forma sufren. 74 La política sindical también comprendía el dialogo social a través de la concertación, desde la solidaridad y para paliar la desvertebración y el diferencial económico que padecía Andalucía. La defensa de cauces a través de los cuales se establecieran acuerdos que propiciasen condiciones de bienestar equiparables a las de otros países europeos sería una prioridad para el sindicato desde su autonomía e independencia. La resolución sobre política institucional desarrollaba ampliamente este instrumento, haciendo extensiva la necesidad de que se ampliase a comarcas y municipios donde las demandas sociales eran muy notables, siempre como una actividad encaminada a la mejora de la calidad de vida de los trabajadores y trabajadoras de Andalucía. En estos términos se pronunciaba: La tarea institucional debemos llevarla a cabo en dos frentes, distintos pero complementarios: dentro y fuera de las instituciones. Dentro de las instituciones, en aquellos consejos o comisiones donde tenemos representación de pleno derecho, potenciando esa participación de una manera eficaz y efectiva. Fuera de las instituciones, dinamizando a los afiliados y estructuras del Sindicato para que, en todos los ámbitos ciudadanos y en toda nuestra organización territorial, plateen alternativas, formulen iniciativas en ayuntamientos, diputaciones 34 y en todas aquellas instituciones que regulen, de alguna forma, aspectos sociales . El V Congreso de UGT Andalucía fue celebrado en mayo de 1994 en Sevilla. En la resolución sobre política organizativa se dirimieron aspectos relativos a la profundización democrática de su vida interna primando las federaciones sectoriales sobre las uniones territoriales y otras cuestiones relativas en los procesos de toma de decisiones. Hubo un pronunciamiento por la austeridad, el control, la transparencia y la racionalidad como los valores que debían marcar el comportamiento organizativo. La resolución sobre política sindical volvía a valorar de forma muy favorable las actuaciones llevadas a cabo en el marco del diálogo social y la concertación que, más allá de tener un carácter puntual, constituía una exigencia necesaria en el Estado del Bienestar, por la que el sindicato apostaba. Pero, la coyuntura de aquel momento, requería de un especial tratamiento para enfrentar la lacra social que suponía el desempleo. El reparto del empleo mediante la reducción de la jornada y la eliminación de las horas extraordinarias eran algunas de las medidas propuestas. 4º Congreso de UGT Andalucía celebrado en Fuengirola desde el 17 al 20 de mayo de 1990. Resoluciones, pág. 88. 75 También se reclamaban reformas del mercado de trabajo con el objetivo de alcanzar una mayor estabilidad en el empleo complementada con actuaciones de los propios sistemas públicos de empleo que garantizasen la igualdad. La creación de Gabinetes de Orientación de Empleo en el seno de la organización fue prevista para la ejecución de labores de intermediación, asesoramiento y formación a personas desempleadas afiliadas o no al sindicato. Se propuso un tratamiento especial para colectivos con difícil inserción en el mercado laboral como mujeres, jóvenes e inmigrantes a través de instrumentos especiales para su defensa en la negociación colectiva y en los diferentes acuerdos con las administraciones públicas. El VI Congreso de UGT Andalucía se desarrolló en Sevilla durante el mes de marzo de 1998. Las resoluciones que emanaron del mismo se iniciaron con una serie de declaraciones de entre las que podría destacarse: La UGT encarna un sindicalismo que lucha por la transformación de la sociedad, para establecerlas sobre la bases de justicia social, de igualdad y de solidaridad. No se reduce por tanto, a los intereses inmediatos de los trabajadores en las relaciones laborales. El Sindicato pugna por una defensa integral de los derechos, intereses y aspiraciones del mundo del trabajo. La UGT es un Sindicato de clase que con una visión general de los problemas sociales 35 y laborales de la clase trabajadora, defiende sus intereses y persevera en su unidad . El sindicato hace una interesante reflexión a partir de su concepción como instrumento al servicio de todos y todas, con especial sensibilidad hacia las personas desempleadas, en situación de precariedad o exclusión. En este sentido, la presencia de nuevos grupos y formas sociales era una cuestión muy importante en relación a la representatividad. El sindicato debía ser espacio de encuentro e instrumento válido para estos colectivos poniendo en práctica una política de solidaridad efectiva. En caso contrario se produciría una situación marcada por la atomización sindical y la proliferación de corporativismos. El establecimiento de alianzas con movimientos sociales de signo progresista como organizaciones feministas, pacifistas o contra la exclusión social era una cuestión entendida como consustancial al propio sindicalismo que desde UGT Andalucía se propugnaba. 35 6º Congreso de UGT Andalucía celebrado en Sevilla desde el 26 al 28 de marzo de 1998. Resoluciones, pág. 2. 76 Se volvía a reiterar la necesidad por parte de UGT Andalucía de incrementar la presencia del sindicato en aquellos ámbitos donde se podía defenderse el bienestar y la calidad de vida de los trabajadores y trabajadoras y de la sociedad en general. La acción institucional como cauce permanente de diálogo, conocimiento y colaboración debía materializarse en una autentica capacidad de participación, más allá de la audiencia y la consulta, y consiguiente corresponsabilidad con las decisiones que se toman. Se aprobaron diferentes propuestas durante el Congreso relativas al ámbito laboral: - Reducción de la jornada laboral a las 35 horas. - Adelanto de la edad de jubilación. - Permisos para atender las nuevas realidades familiares. - Apertura del sindicato a la nueva realidad de la mujer. - Creación de una Unión de parados. La progresiva flexibilización del mercado de trabajo se entendía como una amenaza para el sindicalismo y del propio progreso social debido al riesgo existente de que los sindicatos pierdan sus funciones de regulación del mercado como garantes de los niveles de protección necesarios. Por ello la acción sindical había de estar presidida por una especial rigurosidad hacia aquellos colectivos especialmente vulnerables y una mayor incidencia en las pequeñas y medianas empresas y sobre la economía sumergida. El VII Congreso de UGT Andalucía tuvo como lugar de emplazamiento Granada durante el mes de abril de 2002 y en el mismo se procedió a la adaptación de las resoluciones del XXXVIII Congreso Confederal que se plasmaron en un Programa de Acción. Se establecieron toda una serie de cuestiones que fueron pertinentemente discutidas procediéndose a la aprobación de las mismas y la elevación de enmiendas en los casos en los que fue así considerado. La diferente temática tratada, en términos generales, se ajustó a la siguiente relación: a) La exigencia de una política económica que tuviese como centro el crecimiento y el pleno empleo. 77 b) La defensa de lo público, al entender que los servicios públicos eran garantía de cohesión social, igualdad de oportunidades y ejercicio efectivo de libertades. c) El compromiso de seguir avanzando en la reducción del tiempo de trabajo, mediante ley y convenios, hacia las 35 horas semanales para repartir el trabajo, crear empleo y mejorar la calidad de vida, así como adelantar la edad de jubilación de algunos colectivos profesionales. d) Continuar exigiendo que se regulasen las nuevas realidades laborales como el teletrabajo, el trabajo a domicilio, así como otras figuras derivadas de las nuevas formas de trabajo, impidiendo la teledominación y los abusos. e) Seguir combatiendo la utilización irregular de la contratación laboral. f) Promover la participación sindical en la regulación de los flujos migratorios laborales. g) Fortalecer la democracia en la empresa. h) Solicitar la consulta previa por el Gobierno a las organizaciones sindicales acerca de las propuestas y posiciones españolas en materias sociolaborales por parte de la Unión Europea. i) Propugnar un modelo de sociedad basado en la solidaridad y la igualdad frente a los intentos de imponer modelos económicos y sociales que tendían a la desigualdad entre las personas. j) Mantenimiento del vigente sistema de pensiones de reparto en virtud de los contenidos del Pacto de Toledo. Hay todo un cuerpo de actuaciones de carácter integral destinadas no sólo al ámbito propio de las relaciones laborales, sino enfocadas a ejercer un papel propositivo en campos como la política agraria e industrial, los servicios o los transportes y las comunicaciones. Citar, entre los muchos contenidos que se trataron, la valoración que se hace de la participación institucional de las organizaciones sindicales en las Administraciones Públicas como parte esencial de la representación de los trabajadores y trabajadoras arguyéndose por primera vez ciertas amenazas al respecto frente a las que articular una serie de medidas: … se viene produciendo desde hace tiempo un debilitamiento, cuando no un vaciamiento, de la participación institucional que constituye una expresión más del cuestionamiento del papel del 78 sindicato, del trabajo y de los trabajadores en la sociedad. Y, en definitiva, una forma de precarización colectiva. Varios factores están contribuyendo a ese proceso. Por una parte, la falta de convicción e incomodidad de los poderes y gestores públicos ante el ejercicio de la participación de los representantes de los trabajadores. En segundo lugar, las políticas de privatización creciente y de debilitamiento de lo público desarrolladas a lo largo de los últimos años. Y, en fin, un proceso de descentralización en desarrollo lógico necesario del Estado de las Autonomías, sin contar con marcos que desde el ámbito estatal aseguraran la pervivencia y 36 homogeneidad de la participación de los trabajadores . En mayo del 2005 se celebró en Sevilla el VIII Congreso de UGT Andalucía. Al diagnosticar la situación en la que se encontraba Andalucía se aludía a la globalización y el nuevo capitalismo como causantes de toda una serie de cambios en la sociedad. La gestión del Gobierno de España de corte conservador, había contribuido en este escenario a generar precariedad y abaratamiento del empleo, dependencia económica del sector servicios y de la construcción, reducciones fiscales favorables a las rentas más altas, liquidación del sector público empresarial y una política industrial no ajustada a las necesidades de los diferentes sectores y territorios. A pesar de la buena coyuntura económica existente en aquel momento, el desequilibrio estructural que padecía Andalucía respecto al resto de España y de Europa, en ningún caso se había reducido, sin alcanzar la convergencia económica necesaria. En concreto, el mercado de trabajo andaluz quedaba lastrado por las altas tasas de desempleo, la mala praxis en la contratación con un abuso notable de la temporalidad, la mala calidad del empleo y las altas tasas de siniestrabilidad. Como respuesta a este panorama objeto de análisis en el Congreso, se configuraron los principales ejes que constituirían la acción: Los principales ejes de la acción del sindicato se concretan en la Concertación social, la cual nos permite incidir en la planificación de las políticas del Gobierno y que para este periodo de gestión se concretan en el IV Acuerdo de Concertación Social de Andalucía; en la Negociación Colectiva como principal instrumento para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores y trabajadoras; en la Participación Institucional, que nos permite intervenir en los asuntos de naturaleza pública y que tienen incidencia en la calidad de vida de los trabajadores y trabajadoras; y, por último, en un nuevo modelo de relaciones institucionales sindicatoempresa, que nos permita tener y mantener una relación directa con los empresarios y 37 gestores de las empresas más emblemáticas de Andalucía . 36 7º Congreso de UGT Andalucía celebrado en Granada desde el 11 al 13 de abril de 2003. Resoluciones, pág. 96. 37 8º Congreso de UGT Andalucía celebrado en Sevilla desde el 23 al 25 de junio de 2008. Resoluciones, pág. 107. 79 El IX Congreso de UGT Andalucía se desarrolló durante el mes de septiembre de 2009 en Sevilla. En estos momentos UGT Andalucía es la central sindical más representativa de Andalucía con un 46,17% de la representatividad y una afiliación que supera las 215.000 personas según fuentes consultadas en el propio sindicato. De las resoluciones de este Congreso emanó un Programa Fundamental con el objetivo de que sirviese de base ideológica para las actuaciones que el sindicato llevaría a cabo. UGT Andalucía como sindicato de clase y de corte socialista, preservando su identidad histórica, se posicionaba por un modelo productivo más equitativo, justo, solidario y participativo, donde las personas fuesen una pieza clave para la sostenibilidad del modelo. De esta forma el sindicato, como instrumento organizado de los trabajadores y trabajadoras para una actuación colectiva que permitiese alcanzar la dignidad en plano económico, social y cultural. Estos posicionamientos ampliamente expuestos encontraban su reflejo práctico y programático en el Programa de Acción. En el empleo, como ámbito propio de actuación, aunque no exclusivo, se marcaban objetivos centrados en actuar contra la destrucción de puestos de trabajo y la precariedad laboral, implementación de medidas tendentes a la consecución de empleos de calidad y controlar la temporalidad. Las líneas de actuación encaminadas a la consecución de los mismos se enmarcaban en la utilización de las medidas previstas en los acuerdos de concertación y en el desarrollo de instrumentos en la negociación colectiva principalmente. La discriminación, en sus múltiples formas, centrada en mujeres, jóvenes, migrantes y colectivos vulnerables, ocasionaba un gran número de dificultades a estas personas en su tránsito por el mundo del trabajo. En este sentido, se plasmaban compromisos concretos al respecto, con implicaciones de carácter interno: El Sindicato tiene que practicar políticas incluyentes, aceptar los problemas de las personas más vulnerables como colectivos, y comprometerse en el cambio de las condiciones sociales y laborales que los provocan. Debe, a su vez, facilitar la integración sindical de las personas más vulnerables y hacerlas partícipes en las decisiones, estrategias y tareas precisas para superar 38 las dificultades, discriminaciones y desigualdades de las que parten . 38 9º Congreso de UGT Andalucía celebrado en Sevilla desde el 10 al 12 de septiembre de 2009. Resoluciones acción, pág.35. 80 Las propuestas volvían a tener, como en el anterior Programa de Acción, un sentido amplio, en este caso, si cabe aún mayor, al establecerse distintas propuestas relativas a sanidad, educación, protección social, vivienda, servicios sociales y cohesión social. La participación institucional y la concertación social volvían a ocupar una posición de importancia en la estrategia de UGT Andalucía desarrollándose diferentes líneas de actuación que venían a consolidar una labor que constituye un pilar, podríamos decir básico de la acción sindical de UGT Andalucía. Los Estatutos actualmente vigentes fueron aprobados en este IX Congreso y se configuraron bajo los siguientes principios generales: a) Agrupar para una eficaz unidad y coordinación, a las Federaciones Territoriales, representando sus intereses comunes, y garantizando el principio de solidaridad entre las mismas y entre sus afiliados/as, en el ámbito de Andalucía. b) Coordinar la acción de las Federaciones, asegurar el cumplimiento de las tareas sindicales comunes, prestar una atención sindical suficiente a todos los afiliados/as y aplicar las resoluciones y directrices sobre las políticas Confederales de la UGT, garantizando, con todo ello, la realización efectiva del principio de solidaridad. c) La defensa y promoción de los intereses sociopolíticos, económicos, profesionales, sociales y culturales de los trabajadores/as, desarrollando una incesante labor para organizar a los trabajadores/as, a los efectos de la reivindicación legítima por el acrecentamiento del bienestar 39 social, moral, económico e intelectual de los mismos . En el texto, no hay mención alguna a conceptos que con anterioridad estuvieron muy presentes en el discurso de la organización como clase obrera, lucha de clases o transformación socialista. En su lugar el sindicato se configura como instrumento para la defensa de los derechos de los trabajadores y trabajadoras y del Estado social y democrático de Derecho. Hay por tanto, un cambio de discurso que ha ido fraguándose progresivamente a lo largo de estos años que habría que relacionar con los contenidos resultantes de los sucesivos Congresos. 2.3.3. Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Organización anarcosindicalista fundada en 1910 que se define como tal al considerarse anarquista en sus principios tácticas y finalidades y sindicalista por su forma de estructuración en sindicatos. Con carácter previo a la Guerra Civil tuvo un 39 http://www.fspugtandalucia.org/images/stories/ARCHIVOS/ORGANIZACION/2009/Documentos_de_ inters/estatutos_ugt_andaluca_210909.pdf Acceso en: 24 de octubre de 2011. 81 notable protagonismo en acontecimientos como huelgas generales y de sector y diferentes luchas, entre otras, por la jornada de ocho horas. Entre 1930 y 1935 tuvo una implantación masiva superando el millón de personas afiliadas y durante la Guerra Civil aportó cuantitativa y cualitativamente cuantos medios estuvieron a su disposición para la formación de milicias y fuerzas de combate frente al Ejercito Nacional. Paralelamente puso en funcionamiento colectivizaciones agrícolas, industriales y de servicios en el noreste español. La total prohibición de las actividades sindicales al término de la contienda en 1939, unida a la represión, casi imposibilitó cualquier intento de reconstrucción organizativa. A ello se unieron las numerosísimas bajas personales, la pérdida de medios económicos, bienes inmuebles y cualquier instrumento susceptible de ser empleado para sus fines confinándole a la más absoluta clandestinidad. CNT se posiciona durante el periodo dictatorial como contraria a la participación en las estructuras del OSE, rechazando por tanto el entrismo como estrategia de lucha válida para la defensa de los intereses de la clase trabajadora. Durante la II Guerra Mundial el sindicato albergó ciertas esperanzas de restitución democrática en España, una vez finalizada la II Guerra Mundial conforme se iba acercando la victoria del Ejército Aliado. En los años previos a la resolución del conflicto CNT se esforzó por reagrupar a las fuerzas opositoras en el interior del país para la participación en la lucha armada de corte guerrillero que llevaron a cabo los maquis en determinadas zonas del país. Como consecuencia de ello, la dirección en el exterior impulsó diferentes comités nacionales y regionales para tal fin que fueron desarticulados por los cuerpos de seguridad. La no intervención en España por parte de las potencias que se habían enfrentado al fascismo en pro de la restitución democrática supuso el inicio del declive, puesto que éste había sido uno de los pilares en la estrategia de resistencia desde el fin de la Guerra Civil. El desgaste propiciado por la lucha guerrillera a la que se pone fin en 1951, la represión y dificultades organizativas y de coordinación entre la dirección en el interior y la dirección en el exilio, dieron lugar a que, entre los años 1949 y 1956, CNT entrase en una fase de letargo en la que progresivamente experimentó una pérdida en la capacidad de convocatoria. Estos son los parámetros bajo los que el sindicato se desenvuelve en la década de los 60’, en la que lo más destacable es el 82 establecimiento de una política de actuación conjunta con otras fuerzas sindicales como UGT y ELA-STV al objeto de trabajar por la consecución de la libertad sindical que se materializa en la creación de la Alianza Sindical Obrera (ASO) en 1963. Es a partir del año 1975 cuando la reconstrucción de la CNT comenzó a ser un hecho, grupos anarcosindicalistas fueron organizándose desde el ámbito local al regional y así hasta el nacional. Se produjo un proceso de convergencia entre las diferentes tendencias existentes con especial preeminencia movimiento libertario de Cataluña. Todo este proceso se consumó con la legalización en 1977 y una afiliación que superaba las 100.000 personas, momento en el que se consideró que el sindicato se había reorganizado y estaba presente en, prácticamente, todas las regiones españolas. En 1976, destacados miembros del sindicato manifestaron a la prensa escrita de la época la reafirmación de los postulados ratificados en el Congreso celebrado en 1936 haciendo hincapié en las tesis fundamentales del sindicato como organización anarcosindicalista que aspiraba a la máxima libertad y que lucharía por la emancipación de la clase trabajadora. La línea de acción de CNT como organización autónoma de clase e instrumento de transformación de la sociedad capitalista se vertebraba en torno a: - Libertad: la plenitud sólo se alcanzaría a través de la libertad y en el seno de una sociedad justa y en la que no existiese la represión, la discriminación económica y el autoritarismo. - Autogestión: participación igualitaria de la ciudadanía en los asuntos que le concernían, ejerciendo la libertad en cooperación y eliminando privilegios y jerarquías. - Acción directa: prescindir de intermediarios participando de forma real y efectiva aquellas personas implicadas en una determinada cuestión sin la intervención de burocracias. - Federalismo: articulación de la sociedad desde abajo hacia arriba a todos los niveles (económicos, culturales, servicios, etc.). - Antiparlamentarismo: rechazo de las estructuras políticas de la democracia burguesa. 83 - Solidaridad: sólo en la unidad la clase trabajadora se encontraría el mejor medio para enfrentar las luchas y reivindicaciones. CNT se reitera igualmente en su convicción de que la asamblea, a todos los niveles, era el órgano soberano para adoptar cualquier tipo de decisión. Otro aspecto reseñable fue su negativa a disponer de liberados y liberadas con dedicación exclusiva al sindicato y de fondos provenientes del Estado en ninguna de sus formas. El V Congreso de la CNT se celebró en Madrid en diciembre de 1979 y en el mismo existió una continuidad programática respecto a los acuerdos congresuales suscritos con anterioridad a la Guerra Civil y la Dictadura. El anarcosindicalismo era, como expresión de la filosofía antiautoritaria y emancipadora del anarquismo, la exteriorización de la oposición a toda explotación tanto económica como política y a toda alienación religiosa. La lucha de clases se desarrollaba en el ámbito económico donde era más patente, siendo el campo de acción propio del sindicato. Su configuración necesariamente sería revolucionaria, en aras siempre de la construcción del comunismo libertario. CNT se reafirmaba en sus principios anticapitalistas y antiestatalistas, con una oposición directa al militarismo y otras formas de poder y firmemente convencida en la solidaridad, el apoyo mutuo y el internacionalismo. La táctica sindical de CNT relacionaba como algo indisoluble los medios con los fines y pivotaba sobre la acción directa entendida como: La acción directa es la única asumible por nuestra militancia y viene prefigurada en todas las aspiraciones enunciadas. La visión antiautoritaria de la historia, la nueva ética de la responsabilidad personal e intransferible, el carácter soberano que adscribimos a la persona humana para determinar su destino, nos lleva a rechazar cualquier forma de mediación o de renuncia de la libertad y de la iniciativa individual y colectiva en segundos o terceros, no 40 importa quiénes sean dejando en sus manos todo el poder de decisión . Así, la acción sindical en la empresa se entendía que debía desarrollarse a partir del apoyo mutuo y la solidaridad como mecanismos de defensa ante las agresiones patronales. El boicot a la producción era el instrumento propio de acción directa en el ámbito de las relaciones laborales, junto con otros como encierros, manifestaciones 40 http://archivo.cnt.es/Documentos/congresosCNT/V_CONGRESO_de_la_CNT.htm Acceso en: 22 de octubre de 2011. 84 y ocupaciones, siempre como formas de protesta por causas justas propias de la clase trabajadora. En este V Congreso CNT hace un llamamiento al boicot activo de las elecciones sindicales al entender que eran la implantación del método parlamentario burgués con el objetivo de frenar el proceso organizativo de la clase obrera y anular las asambleas en los centros de trabajo. De la misma forma suponían una división en el seno de la clase obrera al dotar de una serie de privilegios a un número reducido de trabajadores y trabajadoras vaciando de contenido a las organizaciones sindicales. CNT configuró un posicionamiento realmente amplio respecto a una serie de cuestiones que afectaban de forma directa a los intereses de la clase obrera. En el Congreso se articularon propuestas relativas al desempleo, la negociación colectiva y los diferentes sectores productivos, así como la situación de los presos vinculados a CNT y al movimiento libertario o la situación de las personas emigrantes. Ya en estos momentos el sindicato hacía patente una delicada situación económica. El VI Congreso de CNT41 se desarrolló en Barcelona en enero de 1983 dedicando un amplio espacio a cuestiones de carácter organizativo. Se reconoció que la implantación del sindicato, en ocasiones, había tenido un carácter descoordinado y desorganizado, aunque, al mismo tiempo se propugnaba la entereza y la fuerza que había permitido al sindicato ser la tercera fuerza sindical, tras los sindicatos mayoritarios. De la misma forma, se entendía que CNT tenía una credibilidad ante la sociedad de la que no podían hacer gala UGT y CCOO por lo que era necesario mejorar el funcionamiento organizativo para avanzar en este sentido. El sindicato debía ser el referente de lucha por la libertad sindical y contra los comités de empresa en un momento histórico en el que el movimiento obrero se encontraba desorganizado y receloso de los sindicatos reformistas. Para que se diesen las condiciones propicias en aras de la ruptura de la clase obrera con el sindicalismo hegemónico CNT debía desprenderse de maximalismos y acercarse a la realidad de los centros de trabajo sin renunciar a los principios anarquistas de Revolución Social. 41 http://archivo.cnt.es/Documentos/congresosCNT/VI_CONGRESO_de_la_CNT.htm Acceso en: 22 de octubre de 2011. 85 El sindicato era consciente en esos momentos que militantes de CNT ocupaban cargos de representación en comités de empresa sin embargo no había voluntad de expulsar a estas personas aunque esta situación suponía una vulneración de los acuerdos suscritos. Se fijó una fecha máxima para que los afiliados y afiliadas a CNT que fuesen representantes unitarios abandonasen los comités de empresa centrando su trabajo y el de toda la organización en la potenciación de las secciones sindicales. Se abordó la problemática acaecida a raíz de diferentes escisiones en el seno sindicato haciendo una llamada a quienes abandonaron la organización para que se reintegrasen. A la vez, el sindicato invocaba su derecho legítimo a defenderse frente a quienes usurpaban las siglas y los intereses propios de la organización. El VII Congreso de CNT42 se celebró en Bilbao en abril de 1990 volvió a hacer referencia al proceso escisionista que se había dilatado desde 1979 y que había llevado a la organización a una precaria situación. La pérdida de militancia que pasó a engrosar las filas de la escisión o que simplemente abandonaban la actividad sindical, unido a los esfuerzos humanos y económicos dirigidos a combatir la actividad usurpadora había supuesto una verdadera sangría y una gran dedicación frente a otro tipo de tareas. Por otro lado, la legislación laboral y sindical promulgada por el Gobierno y apoyada por los sindicatos UGT y CCOO se contraponía de pleno a la estrategia sindical de CNT por lo que las trabas a la acción sindical habían sido continuas hasta el punto que el reconocimiento de las propias secciones sindicales resultaba harto complicado. No obstante, en este Congreso ya se hacían alusiones a aquellos sectores en los que la temporalidad y la economía sumergida eran altamente frecuentes y donde la acción sindical había de poner más de empeño: construcción, agricultura o pequeñas y medianas empresas eran un ejemplo de ello. Era necesario buscar formas de incidencia que no pusieran en riesgo los puestos de trabajo de los trabajadores y trabajadoras vinculados a estas actividades o en situaciones especialmente precarias. La presencia de CNT en estos sectores es pequeña por lo que la denuncia y la propaganda externa serían las únicas vías posibles para la 42 http://archivo.cnt.es/Documentos/congresosCNT/VII_CONGRESO_de_la_CNT.htm Acceso en: 22 de octubre de 2011. 86 predisponer a las personas a afiliarse al sindicato. Con posterioridad, y con una militancia consolidada en estos centros de trabajo podrían acometerse protestas y reivindicaciones para la mejora de las condiciones de trabajo. El trabajo a realizar habría de seguir una planificación adecuada al objeto de contar de cuantos medios fuesen precisos siendo ésta una tarea vital para el crecimiento de la organización. Sin embargo, aunque tácticamente se tomaran reivindicaciones coyunturales era necesario siempre tener presente que el papel del anarcosindicalismo debía de ser transformador y nunca condescendiente con las imposiciones del sistema capitalista. El X Congreso Confederal se celebró en Córdoba en diciembre de 2010. Ya en estos momentos se trabajaba en la consolidación de la Confederación Regional de Andalucía, siendo este un esfuerzo a llevar a cabo desde las diferentes Federaciones Locales andaluzas. CNT por convicción propia no ostentaba representatividad sindical alguna, contando para la puesta en funcionamiento de sus estrategias en Andalucía con medio millar de afiliados según fuentes consultadas del propio sindicato. La afiliación se distribuía en federaciones locales en la que, en su mayor parte, los trabajadores y trabajadoras quedaban agrupados en sindicatos de oficios varios en los que no prevalecían criterios de carácter sectorial o por actividades. Del Congreso emanó un acuerdo sobre normativa orgánica y estatutos donde se detalló y unificó la normativa reguladora del funcionamiento del sindicato en sus diferentes niveles. Los estatutos de la confederación permanecieron inalterados en lo que se refería a sus principios estableciendo una línea de continuidad como se deducía de sus objetivos: A) Desarrollar entre los trabajadores el espíritu de asociación, independientemente de su sexo, raza, nacionalidad, creencias políticas, filosóficas o religiosas. B) Difundir y fomentar entre los trabajadores la cultura y acción libertarias, con el objetivo por un lado, de elevar su condición moral y material en la sociedad presente, y por otro, asumir los medios de producción y consumo en forma autogestionada, implantando el comunismo libertario. C) Practicar y fomentar el apoyo mutuo y la solidaridad entre los trabajadores/as, tanto en caso de huelga como en cualquier otra circunstancia. D) Mantener relaciones con todas aquellas organizaciones obreras afines la CNT por sus principios, tácticas y finalidades, ya sean nacionales o internacionales, para la común inteligencia que conduzca a la emancipación total de los trabajadores/as. E) Representar, defender y promocionar los intereses económicos, sociales, profesionales y culturales de sus afiliados, así como programar las acciones necesarias para conseguir las 87 mejoras sociales y económicas, tanto para sus afiliados como para los trabajadores en 43 general . Igualmente, producto de este Congreso fue el acuerdo sobre principios, tácticas y finalidades y que delimitaba la concepción sobre sindicalismo revolucionario: No entendemos por sindicalismo revolucionario más que aquel movimiento que, surgido de entre las clases explotadas y oprimidas, aspira a la destrucción del sistema establecido para, por medio de una acción directa y antiautoritaria, desmontar los mecanismos de dominación poniendo todos los medios de producción al servicio de los trabajadores, los cuales tomarán en cualquier circunstancia las decisiones que crean convenientes sin conocer ningún otro tipo de 44 mediación, imposición o poder que no sea el dimanado de los propios trabajadores . En este Congreso CNT volvía a reafirmarse como organización anarcosindicalista sobre los principios de anticapitalismo, antiestatismo, antimilitarismo e internacionalismo, federalismo, solidaridad y apoyo mutuo y el rechazo a cualquier forma de poder. A éstos habría de añadirse el antisexismo como oposición al patriarcado y por la destrucción de cualquier forma de discriminación por razón de género u orientación sexual. Como táctica, la acción directa se configuraba como metodología en la que teoría y práctica anarcosindicalista no entraban en contradicción, adecuándose los medios y los fines. En el mismo sentido, se enunciaron las líneas generales de la sociedad comunista libertaria a la que CNT dirigía todos sus esfuerzos de transformación social, recogiendo lo acordado ya en anteriores congresos. Se articulaban una serie de ideas-fuerza que sirvieran sobre las que se construiría la nueva sociedad. En lo referente a la acción sindical, desde el Congreso se instaba a la creación de organizaciones de carácter sectorial para paliar la dispersión de trabajadores y trabajadoras que, perteneciendo a una misma actividad, prestaban sus servicios en distintas empresas o no tenían estabilidad en las mismas. En definitiva, adaptar las estructuras, en la medida de lo posible al funcionamiento del mercado de trabajo. La incidencia en sectores donde los sindicatos oficiales no tenían presencia y en aquellos más precarizados podría facilitar que CNT fuese un referente. 43 http://cnt.es/xcongreso/normativa-titulo-ii-objetivos Acceso en: 24 de octubre de 2011. 44 http://cnt.es/sites/default/files/Principios,%20Tacticas%20y%20FinalidadesAcuerdos%20CNT%20X%20Congreso%20Confederal-edicion.pdf pág 2. Acceso en: 22 de octubre de 2011. 88 También se elevó como propuesta la integración de perspectivas transversales que atravesaban la explotación laboral condicionando la misma, como era el caso de la situación de los trabajadores y trabajadoras migrantes bajo la convicción de que la clase obrera era una por encima de las nacionalidades. La CNT debía igualmente tomar en cuenta una perspectiva ecológica radical, puesto que abordar la explotación laboral descuidando la crisis ecológica suponía limitar la acción a los estrechos límites del productivismo y el consumismo. La lucha contra el desempleo necesariamente debía presidir la lucha del sindicato ante el abandono que sufrían los trabajadores y trabajadoras sin ocupación por parte de sindicatos que a través de la Formación Profesional Ocupacional hacían del desempleo una fuente de financiación. Igualmente, la acción sindical en los barrios comenzaba a ser una alternativa ante la pérdida del centro de trabajo como espacio de socialización producto de la fragmentación, la movilidad laboral y la temporalidad para los sectores más precarios de la sociedad. En referencia a la acción social de CNT, desde este X Congreso se abogó por una mayor implicación y participación con los movimientos sociales algo que con anterioridad no se ha producido por autoexclusión del propio sindicato. Conectar con luchas por la defensa del territorio, causas ecológicas o sociales o contra formas de dominación, el fascismo y la xenofobia, son espacios en los que CNT puede aportar su bagaje y a la vez constituir experiencias de aprendizaje. 2.3.4. Confederación General del Trabajo (CGT). El nacimiento de CGT tuvo lugar en el Congreso de Unificación de 1984 celebrado en Madrid entre los días 29 de junio y 1 de julio de 1984. Desde el V Congreso de CNT en 1979 se habían producido un serie de escisiones y desfederaciones que se dilataron a lo largo de estos años para finalmente confluir en el mencionado Congreso y presentarse con la denominación CNT ”Congreso de Unificación”. Este periodo llevó aparejada toda una serie de conflictos propios de un proceso de separación organizacional, entre éstos el empleo de las siglas, que fue resuelto en 1989 por sentencia judicial que prohibía el uso de la denominación CNT a las corrientes escindidas pasando esta a tomar el nombre de Confederación General del Trabajo. 89 Las razones que habían dado pie a esta situación estaban principalmente relacionadas con un cambio de estrategia sindical propuesto por parte de la militancia. Ante la pérdida progresiva y paulatina de presencia en los centros de trabajo ya en 1979 se empezó a plantear la participación en las elecciones sindicales como vía para incorporar criterios participativos. Esto significaba acceder a los comités de empresa para vaciarlos de contenido y de esta forma acabar con la marginación que se entendía se estaba viviendo. La aceptación de fondos públicos, el empleo del crédito horario sindical y otras cuestiones de tipo organizativo fueron también objeto de discusión y desacuerdo. De esta forma, la CGT45 estableció como sus señas de identidad: - Anarcosindicalismo: como forma organizativa que defendía los derechos de los trabajadores y trabajadoras frente a la explotación y la opresión. - De clase: entre sus objetivos a medio y largo plazos se encontraba la Revolución Social, transformando radicalmente las relaciones sociales de producción. - Autónoma: contraria a instrumentalización de los sindicatos para fines partidistas y otros ajenos al propio sindicalismo. - Autogestionaria: garantizando la participación efectiva de todas las personas interesadas en los procesos de toma de decisiones. - Federalista: entendiendo el apoyo mutuo como motor del progreso social y la acción solidaria como vía válida para la resolución de problemas. - Internacionalista: la lucha hacia una sociedad sin clases tenía un eminente carácter internacionalista no pudiendo quedar limitada por los nacionalismos. - Libertaria: asumiendo reivindicaciones que van más allá de lo estrictamente laboral, aunque exigiendo a la vez estas mismas. En el Congreso de Unificación de 1984 por tanto se suscribió una Declaración de Unidad Confederal por parte de los diferentes sectores allí presentes y se trataron otras cuestiones. Así, se consideró que el boicot que se había hecho hasta el 45 CONFEDERACIÓN GENERAL DEL TRABAJO. 25 años del Congreso de Unificación (1984-2005). Madrid: SP/CGT, 2009, págs.57-59. 90 momento de las elecciones sindicales había desplazado al sindicato de la negociación colectiva y la representación sindical. La intención participativa en las elecciones sindicales se consideraba una cuestión estratégica para potenciar la afiliación y la conciencia organizativa de los trabajadores y trabajadoras. De esta forma, la acción sindical se derivaría desde los comités de empresa a las Secciones Sindicales empleando la Acción Directa como vía de resolución de conflictos. Se apostaba por una renovación y actualización del anarcosindicalismo, sin renunciar a la historia y los principios ideológicos pero adecuando los mismos a las nuevas necesidades. Se entendía como necesaria la apuesta por una alternativa frente a lo que se consideraba sindicalismo burocrático jerárquico de carácter pactista que había contribuido al debilitamiento, a través de los comités de empresa, de los sindicatos en los centros de trabajo. Esta nueva concepción programática, aunque competiría con otros sindicatos a nivel de elecciones sindicales, se desmarcó de la concertación46 al entenderla como un premio que concedía el Estado a las centrales sindicales por su docilidad frente a las agresiones que estaba sufriendo la clase trabajadora, excluyéndose así de las negociaciones de los pactos sociales. Posteriores citas congresuales tuvieron un cariz más enfocado a la organización interna y de éstos emanaron posicionamientos de carácter sindical sobre unas bases ideológicas a partir de las que se construiría esta nueva alternativa sindical. En 1987 tuvo lugar el X Congreso bajo la denominación de CNT en Madrid durante el mes de julio de 1987 centrado en cuestiones estrictamente organizativas y de análisis de la coyuntura económica del momento. El I Congreso Extraordinario celebrado en abril de 1989 tuvo como objetivo recomponer la situación tras la sentencia que prohibió la utilización de las sigas CNT. Es a partir de estos momentos cuando comenzó a emplearse la denominación CGT. En diciembre de 1989 se desarrolla en Madrid el XI Congreso Confederal de la CGT que acogió los debates entre quienes apostaban por un proceso de fortalecimiento organizativo rápido y quienes abogaban por una menor estructuración frente a un mayor peso ideológico. Los simpatizantes con las posiciones favorables a avanzar a un mayor ritmo planteaban el acercamiento de posturas a sectores de la izquierda política y sindical y colectivos sindicales autónomos. Frente a éstos, quienes 46 FÜHRER, I.M. Los sindicatos en España. De la lucha de clases a estrategias de cooperación. Madrid: Consejo Económico y Social, 1996. 91 preferían un crecimiento marcado por el trabajo cotidiano de la militancia en los centros de trabajo. A finales de mayo de 1991 Coslada acogió el II Congreso Extraordinario centrado en cuestiones relativas al funcionamiento interno de una organización que seguía haciendo del anarcosindicalismo su más clara seña de identidad, de forma que con esta cita congresual ponía fin a un largo periodo de enfrentamientos y falta de consenso. El XII Congreso de CGT tuvo lugar en Madrid en octubre de 1993 y en él se llevó a cabo un análisis de la situación interna calificada como negativa ante las dejaciones en materia de estatutos a pesar del número de personas afiliadas y la capacidad de representación y negociación alcanzada. El XIII Congreso celebrado a comienzos de 1997 buscó alcanzar acuerdos encaminados a la denuncia de la situación global de la sociedad y éstos se alcanzaron en acción social aunque sin lograrlo en los temas referidos a la acción sindical. El III Congreso Extraordinario se desarrolló en Tarragona durante el mes de noviembre de 1999 con el objetivo de abordar las estrategias en acción sindical no definidas en el anterior Congreso. Los acuerdos emanados relacionaban el trabajo sindical de los centros de trabajo como una labor inexcusable que había de estar relacionada con la construcción de una conciencia que implicase a los trabajadores y trabajadoras en un proyecto socialmente transformador. El XIV Congreso se emplazó en Valladolid durante el mes de abril de 2001 y en él se trataron aspectos relacionados con la consolidación organizativa de la organización y con el marco reivindicativo en diferentes ámbitos de lucha y expresión, aunque volvían a estar presentes conflictos internos que resultaban recurrentes. El XV Congreso se celebró en Valencia en durante los meses de junio y julio de 2005 reportando resultados de carácter estratégico y reivindicativo. En primer lugar, se posicionó la acción sindical frente a la precariedad como conjunto de situaciones degradadas de trabajo con la intención de incorporar a la juventud y a los sectores más vulnerables al proyecto de transformación social que protagonizaba CGT. La precariedad, al mismo tiempo, fue entendida como una situación que podía afectar a 92 otros muchos aspectos de la vida. También se aprobó la inclusión de una perspectiva de género e igualitaria análisis social y unos criterios de transformación social y económica regidos por las necesidades de las personas. En último término, se incorporó la Carta de Derechos Sociales, como vía de confluencia del conjunto de reivindicaciones que desde CGT se querían impulsar más allá del espacio estrictamente laboral. Bilbao acogió el IV Congreso Extraordinario a finales de febrero de 2008 por cuestiones exclusivamente organizativas. Del XVI Congreso celebrado en Málaga en junio de 2009 resultaron una serie de acuerdos frente a la situación de crisis económica que marcaron como objetivo la consecución de la igualdad real impulsando la sectorialización e internacionalización de la acción sindical. Para esta labor se acordó la negativa a la firma de Expedientes de Regulación de Empleo y la convocatoria de una Huelga General. La consecución de una sociedad libertaria es también abordada en el marco del Congreso, estableciéndose como pilares la autogestión, el decrecimiento económico y la agroecología. Este proceso de configuración de una nueva acción sindical de corte anarcosindicalista válida para la resolución de los problemas de la clase trabajadora ha comprendido un periodo de veinticinco años marcados por una serie dificultades a las que el sindicato ha tenido que enfrentarse para definir su estrategia de actuación. La recomposición de la alternativa iniciada con el Congreso de Unificación de 1984 ha sido vivida como una travesía por el desierto con consecuencias en el desarrollo de la propia organización, diferencias y desencuentros que, como se desprendía del resumen de las diferentes citas congresuales, han centrado muchos de los esfuerzos de la militancia. Por otro lado, desde CGT, se entendía que el posicionamiento de las burocracias instaladas en los órganos de dirección de los sindicatos mayoritarios había contribuido a generar una situación de desencanto, desmovilización e individualismo. Su posesión de la representatividad y la capacidad de negociación, habían sido instrumentalizadas para aceptar los dictados impuestos por el neoliberalismo y el retroceso de las condiciones laborales. La oposición a las reestructuraciones de los mercados de trabajo y la defensa de los derechos sociales y las libertades han guiado las actuaciones del sindicato con el 93 objetivo de reemplazar la lógica del mercado capitalista por el reparto del trabajo y la riqueza. La aspiración a una coherencia sindical materializada a través del compromiso contra la injusticia, la explotación y la represión han sido el referente bajo el que se han desarrollado acciones, luchas y negociaciones, y el vehículo de implantación sindical en los centros de trabajo que ha permitido el crecimiento de la organización. La presencia en los comités de empresa, como instrumento para la difusión de la información y fomento de la participación y la cultura asamblearia, permitía plantear reivindicaciones que buscaban la implicación de los trabajadores y trabajadoras. Esta labor complementaba el trabajo que se hacía desde las secciones sindicales, consideradas la vía organizativa prioritaria de acción en las empresas. De esta forma las negociaciones en las que CGT ha participado se sostenían en la capacidad de movilización de la clase trabajadora y en la convicción de que quienes estaban negociando lo hacían en calidad delegados y no como representantes, teniendo que rendir las cuentas pertinentes a los trabajadores y trabajadoras afectados por el proceso negociador. La configuración progresiva de estructuras más amplias y con mayor capacidad fueron permitiendo la extensión de las reivindicaciones y de los espacios de actuación más allá del ámbito de la empresa, proyectándose a un número cada vez mayor de marcos sectoriales. Entre los cambios producidos paulatinamente destacaba la inclusión de la acción sobre la precariedad como paradigma del deterioro laboral y social. El sindicato estableció como prioridad el compromiso con quienes eran víctimas de esta situación facilitando su incorporación a la organización. El avance de las posiciones neoliberales que impuso la fragmentación de la clase trabajadora a través de nuevos modelos productivos, se trató de contrarrestar con la unidad en los mensajes y respuestas, que desde una perspectiva de clase, afrontaba los problemas laborales movilizándose en ese sentido. Las luchas, hechas con un objetivo unificador, partían del convencimiento de que la imposición de toda una serie de cambios sufridos por la clase trabajadora, no perseguían sino dividirla y debilitarla. De esta forma, CGT reiteraba su compromiso en la mejora de las condiciones de vida y trabajo con los trabajadores y trabajadoras sin perder de vista la lucha social antagonista y transformadora. 94 Sin embargo, ha existido una convicción clara respecto a que el trabajo reivindicativo no cesaba en la puerta de la empresa, bajo el convencimiento de articular un sindicato como organización transformadora de la sociedad con aspiraciones a ejercitar toda una serie de cambios más allá del marco laboral. De esta forma, CGT se ha posicionado ante gran parte de los problemas de la sociedad actual trasladando el debate a los centros de trabajo e impulsando en éstos movilizaciones en este sentido. La acción social que se ha desarrollado desde 1984 ha tratado de llevar a los movimientos sociales las posiciones de CGT a partir de la práctica diaria en los centros de trabajo y el compromiso contra sistema económico capitalista y ha contribuido a la creación de espacios de confianza, confluencia y colaboración desde la horizontalidad. De esta forma se ha trabajado por establecer conexión con planteamientos y realidades para sumar nuevos criterios y perspectivas de lucha a un movimiento obrero en permanente cambio y evolución. Las acciones llevadas cabo durante estos años se han hecho en defensa de la ampliación de los espacios de libertad individual y colectiva, abogando por modelos solidarios y no consumistas Cronológicamente la acción social de CGT se inició con el apoyo a las luchas antimilitaristas de las campañas contra la OTAN y el movimiento de insumisión al ejército. Posteriormente, se produjeron movilizaciones contra diferentes conflictos bélicos, a favor de la objeción fiscal y hasta una convocatoria de Huelga General en 2004 contra la Guerra de Irak. El ecologismo ha sido otro de los ejes de la estrategia de acción social estando presente en diferentes acuerdos, campañas y publicaciones y en respuestas concretas ante acontecimientos o agresiones medioambientales. La situación de la inmigración ha sido objeto de compromiso por parte de CGT prestando soporte y apoyo en una lucha por el reconocimiento de la dignidad de todos los seres humanos. Como fenómeno más reciente, el sindicato se ha sentido parte del Movimiento Antiglobalización participando de manera activa en la promoción de grandes movilizaciones y coordinando con otros movimientos sociales la configuración de una realidad social de base y combativa. En esta revisión, cabría igualmente citar el apoyo y reconocimiento que desde CGT se ha hecho a las diferentes luchas realizadas desde radios libres, centros sociales okupados, contra la deuda externa, por la vivienda digna y la educación, entre otras. Fruto de esta interacción social y sindical CGT impulsó en 2004 la Carta de Derechos Sociales como herramienta reivindicativa para la libertad plena de las 95 personas independientemente de su origen, etnia, género, orientación sexual, edad, identidad de género, renta o formación. Frente a la creciente y constante precarización de la vida humana los derechos sociales serían el resultado de un proceso de democracia participativa y autogestión orientado a la satisfacción progresiva de las necesidades humanas y de la sostenibilidad de la vida. En lo que se refiere a CGT Andalucía su constitución tiene lugar en el año 1991 dotándose de unos Estatutos que en términos generales eran una trasposición de los Estatutos Confederales. Tal decisión se tomó en el III Congreso de CGT Andalucía celebrado en Sevilla durante el mes de marzo de 1994. En los mismos, se definía a la organización como una asociación de trabajadores y trabajadoras cuyo ámbito de actuación sería la comunidad autónoma andaluza y de carácter anarcosindicalista en base a los principios de clase, autonomía, autogestión, federalismo, internacionalismo y libertarios. Entre sus objetivos cabría citar los siguientes: - El desarrollo de la voluntad de los trabajadores y trabajadoras sin a tender a su sexo, raza, nacionalidad, lengua, ideología o religión. - La emancipación de los trabajadores y trabajadoras mediante la conquista por ellos mismos de los medios de producción, distribución y consumo, y la consecución de una sociedad libertaria. - La eliminación de cualquier forma de explotación y de opresión que atente contra la libertad de la persona. - La práctica del apoyo mutuo y la solidaridad entre los trabajadores y las trabajadoras así como la defensa de sus intereses socioeconómicos inmediatos. - La promoción y organización de actividades encaminadas al desarrollo de la formación profesional, el equilibrio ecológico y la defensa del medio ambiente, la ayuda a favor de los colectivos que sufran algún tipo de discriminación y la divulgación cultural. La actividad de CGT Andalucía ha estado muy centrada en la construcción de una estructura organizativa que partía de la nada. Es por ello, que gran parte de las citas congresuales a nivel andaluz se destinaban al trabajo de este tipo de cuestiones y a 96 la vez que se procedía a la resolución de problemas internos. Los posicionamientos eran trasladados directamente a los Congresos de ámbito nacional para ser discutidos por la organización en su conjunto. En la actualidad CGT cuenta con unos 9.000 afiliados en Andalucía según el propio sindicato y una representatividad cercana al 1,5 % en la comunidad andaluza. 2.3.5. Sindicato de Obreros del Campo (SOC) – Sindicato Andaluz de Trabajadores y Trabajadoras (SAT). La conflictividad laboral en el medio rural ha sido una constante que se vio ciertamente minorada con la instauración de la Dictadura del General Franco. Aquí radica el origen del movimiento sindical que fue consolidándose desde la década de los 70’ en el campo andaluz. En un contexto en el que la situación de paro forzoso con escasa o ninguna cobertura era algo habitual, se unían otras necesidades relacionadas con la vivienda, la ausencia de prestaciones sociales, la emigración y la falta de condiciones de vida dignas. Los jornaleros no se encontraban en absoluto representados por el sindicalismo oficial y este constituía a la vez causa que ahondaba en una indefensión manifiesta. Empiezan a producirse una serie actuaciones de carácter clandestino en diferentes municipios andaluces que contaron con la participación de párrocos de varias localidades que iban desde la habilitación de espacios de discusión sobre los problemas que concernían a la población rural, a foros de conocimiento sobre el movimiento obrero pero también se denunciaban injusticias y situaciones de abuso sufridas por los jornaleros y jornaleras. Hubo un incremento de las protestas, con encierros y manifestaciones, siempre con el paro, la exigencia de Empleo Comunitario y las aspiraciones de justicia como argumentos. Empezó a calar la idea de la necesidad de construir un sindicato obrero y un primer paso para ello son las comisiones de jornaleros que surgen en la primavera de 1975 con el objetivo de movilizar a los obreros y obreras del campo. Esta lucha se combinó con la participación en las elecciones sindicales del sindicato vertical que revertió en la obtención de unos buenos resultados que otorgaron representación a personas vinculadas con estas comisiones que junto al éxito obtenido por otras organizaciones sindicales supone el desbordamiento de la OSE. 97 En agosto de 1976 se produce la Asamblea de Antequera considerada como el momento fundacional de Sindicato de Obreros del Campo47 en la que participan algo más de medio centenar de representantes de casi la totalidad de las provincias andaluzas. Se presentaron diferentes ponencias ahondando en la idoneidad del momento para la construcción del sindicato acordándose la apertura de un proceso constituyente del SOC y la elección de una Delegada Regional (comisión) para coordinar las distintas provincias y preparar el Congreso Regional en el que hubiera representación de cuantas localidades fuése posible. En diciembre de 1976 se desarrolla la I Conferencia trató diferentes temáticas a través de ponencias presentadas por diferentes delegados y delegadas planteando que las particulares condiciones del sector: aislamiento, dispersión y eventualidad eran propicias para el desarrollo del individualismo por lo que era necesaria una forma de organización más rígida, reglamentada y permanente. Se preconizaba que el sindicato había de ser unitario, independiente, democrático y de clase sentándose las bases de los principios que presidirán el SOC y así quedó recogido en los Estatutos que datan de 1977. Serían fines del sindicato: - La defensa de los intereses económicos, profesionales y morales y el mejoramiento de las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores. - La plena ocupación, el desarrollo de la economía nacional, el más justo reparto de los beneficios, el progreso técnico y científico traducido en un progreso social, para lo cual el sindicato participaría en organismos de consulta y colaboración en los ámbitos sectorial y territorial, directamente o través de sus organismos locales o zonales, de conformidad con lo establecido con la legislación vigente. - El continuo progreso social hasta la emancipación completa del trabajo. - La plena afirmación del papel fundamental e insustituible que el Sindicato tenía en la edificación y en el desarrollo de una sociedad democrática moderna. - La información a todos los afiliados en las materias relacionadas con sus intereses profesionales. 47 OCAÑA ESCOLAR, L. Los orígenes del SOC. De las comisiones de Jornaleros al I Congreso del Sindicato de Obreros del Campo de Andalucía (1975-1977). Sevilla: Atrapasueños Editorial, Autonomía Sur y Sindicato de Obreros del Campo y del Medio Rural de Andalucía, 2006. 98 - El asesoramiento de los afiliados en cuantos temas sean competencia de este sindicato, para lo cual se establecerían los servicios necesarios, tanto de índole jurídica, económica, arbitral, social, etc. - En general, todos aquellos que en la esfera de competencia del sindicato para una mayor y más eficaz defensa de los trabajadores afiliados y al mejoramiento de los mismos en todos los órdenes. El SOC recogía gran parte de la filosofía de lucha del movimiento jornalero con una condena expresa al capitalismo y un escepticismo hacia la democracia representativa. En su ideología hacía prevalecer la convicción en valores igualitarios, el convencimiento de que la propiedad debía ser colectiva con posesión individual y a la autorregulación política a escala local. Existía una preocupación manifiesta por dar cobertura a quienes eran considerados como débiles (jóvenes, mujeres y mayores) y no configurar una estructura sindical que respondiese únicamente a los intereses de trabajadores privilegiados. La participación popular se organizaba a través de asambleas locales y comarcales, rechazando aparatos burocráticos e incluso la figura del liberado sindical. Hay un componente que podría tildarse como ecologista en el ideario del SOC, al establecer una crítica a la agricultura intensiva por considerarse dañina con la tierra y generadora de problemas sociales. El nacimiento del sindicato fue fruto del compromiso social de personas de diferentes tendencias ideológicas de izquierda esforzadas por una lucha colectiva. Trascendía lo laboral para enmarcarse dentro de un movimiento socio-político con un alto componente identitario del trabajo en el marco de la lucha de clases. Situaciones marcadas por la explotación laboral y el fuerte control disciplinario servirían de motor de unidad entre los trabajadores y trabajadoras de una determinada zona o campaña agrícola, unida a la competencia sindical existente en la época hicieron que el proceso de formación del sindicato sea relativamente rápido. Del III Congreso del Sindicato de Obreros del Campo de Andalucía celebrado en la Puebla de Cazalla en marzo de 1980 resultaron toda una serie de acuerdos y resoluciones que desarrollaban muchos de estos postulados fraguados durante la década de los 70’. Así, en relación a la postura sindical y de clase del SOC, como sindicato nacionalista frente al problema de subdesarrollo que sufría Andalucía se establecía: 99 …que los propios andaluces podamos tener un poder político andaluz para imponer al Gobierno y al gran capital un programa de soluciones adecuado a nuestra grave situación en todos los órdenes y podamos llevarlo a la práctica para que se cumpla en una lucha decidida y constante como la voluntad de todo un pueblo que quiere el progreso para su tierra y al mismo tiempo impidamos los planes de otros intereses foráneos a la propia Andalucía, por potentes 48 que sean, que procurarán obstaculizar este deseo popular . Frente al nacionalismo conservador y el nacionalismo interclasista, el SOC se definía a partir de un sindicalismo de clase como respuesta a una triple explotación: Clásica: como trabajadores y trabajadoras. Específica: como trabajadores y trabajadoras de la tierra. Nacional: como ciudadanos y ciudadanas de Andalucía. La lucha por el autogobierno se entendía como la vía de solución de los problemas inmediatos a partir de una planificación económica que afrontase cuestiones inmediatas como el caso de la reforma agraria. Desde las filas del SOC se entendía como urgente y necesaria la construcción en el seno del movimiento obrero andaluz de una corriente sindical de clase que aglutinara a quienes basan su actuación en la defensa de los intereses ideológicos, políticos y reivindicativos de los trabajadores y trabajadoras andaluces. Una opción alternativa frente al sindicalismo de colaboración protagonizado por las cúpulas dirigentes de UGT y CCOO. La táctica sindical del SOC tenía como ámbito propio de lucha cada pueblo, cada explotación agrícola, siendo éstos piezas claves para las reivindicaciones propias y para la preparación de movilizaciones de carácter general. Pero, en el caso del campo andaluz, la lucha reivindicativa iba más allá de las relaciones laborales, orientándose las acciones contra leyes y decretos gubernamentales, convenios provinciales y la problemática del desempleo. Existían organismos e instituciones que, bajo los dictados del gran capital, tenían como único objetivo desvincular a los jornaleros y jornaleras de la tierra a través del empleo de tecnologías, la manipulación de los censos agrícolas y una tendencia a reorientarnos hacia estructuras socioeconómicas alejadas del trabajo productivo como era el caso de las ayudas comunitarias o la prestación por desempleo. La 48 SINDICATO DE OBREROS DEL CAMPO DE ANDALUCÍA. Resoluciones del III Congreso del Sindicato de Obreros del Campo de Andalucía. 1980: Folleto, pág. 7. 100 acción sindical debía enfocarse en la obstaculización de las mismas bajo el criterio de vinculación con la tierra, como seña de identidad de los jornaleros y jornaleras. Desde el SOC, la unidad de acción con otras organizaciones sindicales quedaría principalmente circunscrita a una práctica sindical asamblearia, de clase y revolucionaria. En el caso de UGT y CCOO esta unidad de acción se limitaba a nivel local y con las bases de estas organizaciones en el caso que se diesen las condiciones oportunas. La acción reivindicativa estaría en todo momento presidida por el papel de las bases en los procesos negociadores, de forma que los afiliados y afiliadas deberían tener plena información, participación y decisión. Ante la situación de desempleo patente en aquellos momentos, la defensa y la creación de empleo era el marco de referencia de todo proceso negociador. Además, otros aspectos a tener en cuenta en las negociaciones serían la eliminación de las categorías profesionales con carácter general, la supresión de destajos y horas extraordinarias y la consecución de condiciones de trabajo dignas. A esto habría que añadir otras demandas como recursos educativos, sanitarios y formativos en el medio rural y planes económicos de industrialización agropecuaria. La incorporación de la mujer a la lucha por parte del SOC se hizo con el convencimiento de que las mujeres jornaleras sufrían marginación por su condición femenina y explotación como obreras. Por tanto, el sindicato se comprometía a la creación de vocalías de la mujer a todos los niveles configurando una serie de demandas concretas encaminadas a garantizar el derecho al trabajo en igualdad de oportunidades, combatir la discriminación en la distribución del trabajo comunitario y la creación de servicios relativos al apoyo en tareas domésticas. La juventud también fue objeto de reflexión entendiéndose como necesaria su incorporación al sindicato para incentivar un mayor compromiso con el trabajo y prevenir problemas como la delincuencia o las drogas. En relación al campo andaluz se acordó una resolución en la que se plasmaba la alternativa del SOC. La propiedad de la tierra era un factor que condicionaba el modelo de desarrollo de Andalucía y favorecía su disposición por parte del gran capital. Como base de la reforma agraria: 101 1) Redistribución de la propiedad de la tierra bajo el criterio de la utilización social de la misma. 2) Reforma en profundidad de los canales de distribución, comercialización y transporte, y transformación de los productos agrarios y del sector de materias primas para producir. Igualmente debía darse respuesta a cuestiones como: - La utilización de los recursos naturales de Andalucía. - La industrialización rural. - Las condiciones de vida en los pueblos: vivienda, sanidad y cultura. En definitiva un desarrollo del medio rural diferente al modelo urbano imperante, aunque ya en aquellos momentos se era consciente de que la situación de la correlación de fuerzas era desfavorable como consecuencia de la desunión de las fuerzas de izquierda y la falta de conciencia de clase. Las bases y objetivos del SOC quedan plasmados en los principios promulgados en este Congreso: I) Anticapitalista: la raíz de la opresión de la sociedad andaluza radicaba en el sistema capitalista que explotaba económica, política y culturalmente al pueblo andaluz. Crear una Andalucía socialista era la máxima aspiración del SOC y por la que organizaría y educaría a la clase trabajadora. II) Nacionalista Andaluz: en la convicción de que Andalucía necesita de un autogobierno para la solución de problemas graves y urgentes. III) Independiente: para avanzar era necesario que la clase obrera, y en particular, los hombres y mujeres de medio rural, se organizarían y actuarían de forma independiente a través del sindicato como instrumento de clase, democrático y pluralista. IV) Internacionalista y solidario: prestando apoyo a los pueblos que componían España en la lucha por la autonomía estrechando lazos solidarios. 102 V) Democrático: la afiliación a través de asambleas tendría el poder de decidir sobre las actuaciones del sindicato. Los cargos sindicales responderían en todo momento ante los organismos que los hubiesen elegido. Con esta perspectiva la existencia del SOC radicaba en la consecución, junto a los trabajadores y trabajadoras, de la emancipación de la clase trabajadora edificando una sociedad socialista que suprima la propiedad privada de los medios de producción y acabase con la explotación. Este objetivo irrenunciable, pasaría en todo momento por una Reforma Agraria que entregase los latifundios a los jornaleros y jornaleras y al pequeño campesinado. A lo largo de la década de los 80’ se produjeron una serie movilizaciones resultantes de la puesta en práctica de muchos de los postulados surgidos de este Congreso materializadas en ocupaciones de fincas, encierros, manifestaciones y concentraciones. Las ocupaciones eran reivindicadas como forma de lucha por el derecho natural y racional a la tierra y por el derecho al trabajo en fincas mal cultivadas o con cultivos que no empleaban mano de obra. Como consecuencia de estas actuaciones se produjo el procesamiento judicial49 de un gran número de militantes del SOC, de forma que sólo en 1985 había más de 400 personas procesadas, sufriendo algunas de éstas penas de prisión. La represión policial fue también otra de las consecuencias de estas luchas que se desarrollaron en diferentes lugares de Andalucía. El V Congreso del Sindicato de Obreros del Campo de Andalucía tuvo lugar en Puerto Serrano en septiembre de 1993. Se inició con un análisis sobre el incremento del número de personas que se ven afectadas por el empobrecimiento, la desigualdad y la destrucción de la naturaleza. Andalucía se consideraba como una colonia interna sometida a los intereses de Madrid y Bruselas por lo que era necesaria una alternativa sindical construida sobre unas bases: 49 SINDICATO DE OBREROS DEL CAMPO DE ANDALUCÍA. Situación actual de los jornaleros andaluces. 1985: Folleto. 103 Inequívocamente de izquierdas: en un contexto en el que la lucha de clases tenía una dimensión cada vez más global estando presente en casi todas las facetas de la vida cotidiana, era necesario actuar para que el rumbo de los acontecimientos fuese favorable a los intereses de la clase obrera. El enfrentamiento al sistema capitalista implicaría revertir una situación en la que las masas populares habían asumido valores como el individualismo, la insolidaridad o en el consumismo gracias a la acción de los medios de comunicación. Nacionalista: era preciso romper la dependencia económica y política de Andalucía que la limitaba a ser una reserva de mano de obra barata, suministradora de materias primas y de divisas (anteriormente con la emigración y más recientemente con el turismo). La vertebración de un poder autónomo como requisito para hacer valer toda una serie de exigencias, hacía que el nacionalismo no fuése un fin sino un medio para combatir la desigualdad en el contexto de la lucha de clases. Ecologista: el cambio de sistema económico vendría de la mano del reemplazo de un modelo desarrollista a partir de la destrucción de la naturaleza para la consecución de la máxima rentabilidad tenía que ser necesariamente reemplazado. Desde el SOC, existía la convicción en un modelo productivo agrícola que evitase la desertización y los daños a la salud. A la vez era necesario contrarrestar los efectos de la Política Agrícola Común Europea que implicaría la inviabilidad de muchas explotaciones agrícolas. Pacifista: el compromiso implicaba un enfrentamiento a quienes generaban violencia y no existía otra forma que combatir el orden económico, político, social y cultural establecido y a un Estado cuyo monopolio de la violencia respondía a los intereses de las clases dominantes. El SOC asumía su lucha por la paz: - En su práctica: con acciones no violentas descubriendo la violencia terrorista de la burguesía. - En sus objetivos: aspirando a una sociedad sin clases, explotaciones, injusticias o desigualdades. 104 Utópico: a través de una firme apuesta por un modelo de sociedad diferente, creando pequeños espacios de libertad donde no hubiese clases sociales y el poder, la cultura y la riqueza sean patrimonio de todas las personas, sirviendo de referencia y modelo para el cambio social. La transmisión de estos valores se llevaría a cabo en luchas concretas como las que protagonizaba el SOC para alcanzar el bienestar derrocando a los enemigos de clase. Subversivo: la subversión del orden establecido abarcaba las estructuras e instituciones, pero igualmente se orientaba a un cambio en los valores donde se asentaba. Las luchas deberían tener un hilo conductor de cara a cortar las raíces de las estructuras que perpetuaban la desigualdad. Una práctica sindical presidida por un cambio de valores que posibilitasen el nacimiento de un ser humano nuevo en un mundo solidario y libre. Las acciones del SOC continuaron en la misma dinámica que en años anteriores sufriendo una intensa campaña de multas y represión. De esta forma, muchos y muchas militantes han afrontado penas de prisión y se han interpuesto más de 2000 multas contra personas vinculadas al sindicato. La lucha del SOC experimentó un cambio cualitativo a partir de la Asamblea Constituyente del Sindicato Andaluz de los Trabajadores y Trabajadoras (SAT) en Sevilla en Septiembre de 2007. Ésta contó con la presencia de 500 delegados y delegadas de asambleas de trabajadores y trabajadoras con mandato expreso. En la misma, se procedió a realizar una serie consideraciones entre las que la situación de una clase obrera afectada por la precariedad a todos los niveles y la sumisión del sindicalismo oficial partícipe de la aplicación de las políticas. Era urgente y necesaria la constitución de un referente sindical alternativo a nivel andaluz con voluntad de intervención sociopolítica e identificado con la conciencia de clase, la autonomía y la independencia, firmemente convencido en la democracia, el pluralismo y el asamblearismo, la solidaridad y el internacionalismo y contrario a posiciones patriarcales, homofóbas y sexistas. La clase trabajadora andaluza era víctima de la política económica neoliberal ejercitada por los gobiernos conservadores y socialdemócratas que habían impulsado el desmantelamiento de la agricultura y la industria a la vez que toda una serie de privatizaciones del sector público. Con un empleo precarizado, 105 principalmente sobre mujeres y jóvenes, los niveles de protección social se habían reducido principalmente en el medio rural a la vez que aparecía una cada vez más frecuente economía marginal de subsistencia que en ocasiones suponía prácticas inhumanas y vejatorias, sin olvidar la extrema explotación de la población migrante sin derechos y libertades básicas. A todo esto, se añadía la sobreexplotación de los recursos naturales y la destrucción de la cultura andaluza. Recogiendo los principios que habían guiado la lucha del SOC hasta el momento las organizaciones sindicales presentes acordaron en esta asamblea la constitución del Sindicato Andaluz de Trabajadores y Trabajadoras como estructura de coordinación sindical estable que no circunscribía su marco de actuación al medio rural. De esta forma, se configuraba una organización sindical en la que tenía cabida la clase obrera en su conjunto y que estatutariamente reflejaba los principios sobre los que se construyó el SOC. Su representatividad es muy escasa y el actual proceso constitutivo y de expansión del sindicato se hace sobre la base unos 4.000 afiliados y afiliadas según el propio sindicato. La convicción en un sindicalismo de clase en el que los trabajadores y trabajadoras sin distinción de sexo, edad, cultura o situación administrativa tenían cabida volvía a hacerse patente. De esta forma se establecen como fines del SAT los siguientes: 1. La construcción desde el mundo sindical de un modelo de sociedad alternativo al capitalismo, sin explotadores ni explotados y el desarrollo de un modelo de Sindicalismo que resalte y potencie la democracia sindical directa a través de la participación de los trabajadores y de las trabajadoras mediante el llamamiento cotidiano a la toma de decisiones desde la Asamblea. 2. La salvaguarda de la pluralidad como elemento enriquecedor desde el más escrupuloso respeto a las creencias filosóficas, y posicionamientos políticos de cada uno de sus integrantes. 3. La defensa de la autonomía y la independencia absoluta de esta central sindical respecto de instituciones, partidos políticos, patronales y movimientos de cualquier clase. 4. La lucha por los derechos nacionales del Pueblo Andaluz, y el desarrollo de su identidad, cultura, lengua, etc. incluyendo expresamente el derecho a la autodeterminación. 5. Trabajar, en consecuencia, por la plena recuperación y desarrollo de una personalidad propia, política y social de Andalucía. 6. Valorar la importancia de la lucha internacionalista, ya que la globalización de la economía y su utilización por parte de los grupos financieros internacionales y de los estados que los sirven, hacen imperativo el establecimiento de relaciones entre todos los trabajadores que sufrimos sus consecuencias: globalización capitalista, precarización del mundo del trabajo, pactos antiobreros, tráfico ilegal de mano de obra y todos los desafíos que presentan los enemigos de los trabajadores. 106 7. Trabajar por la unidad sindical de todas las trabajadoras y trabajadores, especialmente de aquellas y aquellos con quien nos identificamos en principios programáticos y prácticas sindicales. 8. Luchar decididamente por la igualdad de derechos de todos los trabajadores y trabajadoras y personas migrantes, por la abolición de las leyes de extranjería, por la libre circulación y por la 50 ciudadanía global . Destacaba igualmente una organización interna de carácter territorial y sectorial a la que además se sumaban unas áreas sociopolíticas dando cuenta que la estrategia por la que se apostaba iba más allá de la acción puramente sindical. A éstas áreas se podrían sumar las que en cualquier momento se entendiesen convenientes, aunque estatutariamente se establecían las referentes a soberanía alimentaria y reforma agraria, ecología, cooperativas y autogestión, mujer, formación, juventud, migraciones, precarios y vivienda. En resumen, a partir del análisis de las narraciones presentes en los diferentes documentos congresuales en los que los sindicatos de clase han ido estableciendo sus líneas de actuación desde el inicio del periodo democrático, puede deducirse la evolución ideológica que, en los diferentes casos, han seguido cada una de las organizaciones. Se ha producido un cambio de posición para gran parte de la clase trabajadora como consecuencia de una pérdida progresiva de derechos y precarización de las condiciones de trabajo y de vida. En este sentido, el siguiente capítulo tratará de relacionar este desarrollo con la disposición los sindicatos de clase a este respecto aunque que gran parte de contenidos vertidos en el presente capítulo ha arrojado suficiente luz al respecto. 50 http://www.sindicatoandaluz.org/?q=node/150#attachments. Acceso en: 22 de octubre de 2011. 107 3. LA REPUESTA DE LOS SINDICATOS DE CLASE A LA PRECARIEDAD. 3.1. La precariedad en sentido amplio. La precariedad51 en la sociedad actual no tiene una vigencia transitoria o cíclica de acuerdo al funcionamiento de la economía o las decisiones adoptadas por los gobiernos de turno. Definitivamente ha llegado con la vocación de instalarse, con la misma que acompaña, de forma permanente, a gran parte de la población de los países empobrecidos del Sur. Es el punto de referencia, compañera de viaje en un día a día marcado por la incertidumbre y la inmediatez. Producto del sistema de acumulación capitalista, ha adquirido progresivamente un carácter transversal a todos los ámbitos de la vida humana. La economía deja de ser el instrumento de satisfacción de las necesidades humanas para ser ahora la sociedad, a través de trabajo de las personas, quien se postula como la herramienta al servicio de la economía. El ser humano, como generador de plusvalía a través del trabajo asalariado, se postra a las imposiciones de reproducción del capital. Sus propias carencias sólo son satisfechas a través del mercado y el consumo, o bien, mediante el Estado, aunque cada vez más, en el menor de los casos. La humanización de las relaciones a través del apoyo mutuo queda cada vez más excluida en la medida que es el mercado quien dictamina su asignación. Véase el caso de los cuidados, desarrollados mayoritariamente por mujeres en el interior del hogar, invisibilizados 51 MORÁN CARRILLO, A. Globalización, precariedad(es), general intellect y poder constituyente. Revista Redes nº 3. http://www.revista-redes.com/ojs/index.php/Redes-com/article/view/75 Acceso en: 27 de octubre de 2011. 108 en la sociedad al ser producto de relaciones no mercantilizadas. A este respecto Nicolás Sguiglia apunta lo siguiente: Precariedad significa escasez, inseguridad, debilidad e intermitencia de la renta, de los derechos, de los proyectos, de la confianza en el propio medio y en los demás, de la salud y de 52 las expectativas de vida . La precariedad tiene por tanto un carácter general y multilateral que acaba condicionando el proyecto vital de las personas, afectando a su autonomía y construyendo un orden social no basado en las relaciones interpersonales sino en las relaciones mercantiles. Se ha situado como eje en muchas ocasiones de la propia vida social, dejando de adscribirse únicamente a situaciones de excepcionalidad, normalizándose, por decirlo de algún modo, en la cotidianeidad de cada vez más seres humanos. En cualquier caso, aunque se hace referencia a una situación tremendamente heterogénea, quienes sufren la precariedad de forma más generalizada son colectivos53 discriminados sistemáticamente por parte la propiedad de los medios de producción en relación al género, etnia, edad o identidad sexual pudiendo superponerse éstos entre sí. Podría decirse, de este modo, que la precariedad está desigualmente repartida y así lo refleja Ulrich Beck: Sin embargo, este deslizamiento hacia lo precario en modo alguno afecta todos por igual. Se constata en todo el mundo que el aumento de las formas de empleo inseguras y precarias es aún mayor entre las mujeres que entre los hombres. Estas siguen siendo la mayoría entre los/las working poor. El cambio del sistema laboral tradicional, que ha inaugurado una zona de contornos imprecisos entre el trabajo y el no trabajo, ha traído consigo una bajada a la pobreza, particularmente para las mujeres. El también cada vez mayor número de hombres que se ven enfrentados a un modo de vida profesional inseguro y fragmentado no es, por su parte, nada 54 positivo para una decrispación del conflicto entre sexos . 52 SGUIGLIA PINCOLINI, N. La clase que vendrá. Mutaciones del trabajo y nuevos movimientos en la era de la precariedad. Tesis de Máster presentada al Programa Oficial de Máster en Derechos Humanos, Interculturalidad y Desarrollo de la Universidad Pablo de Olavide, 2007-2008, pág. 3.. 53 CARRASQUER OTO, P; TORNS MARTÍN, T. Cultura de precariedad: conceptualización, pautas y dimensiones. Madrid: Sociedad y Utopía. Revista de Ciencias Sociales, nº 29. Abril de 2007. 54 BECK, U. Un Nuevo mundo feliz. La precariedad del trabajo en la era de la globalización. Barcelona: Ed. Paidós, 2007, págs. 130-131. 109 3.2. La precarización de las condiciones de trabajo. El trabajo asalariado viene a ser causa y al mismo tiempo expresión de la propia precariedad y, en este sentido, desde la década de los 70’ se han producido una serie de cambios en el mundo del trabajo. Éstos se han encaminado a reorientar el reparto salarios/beneficio del valor añadido de forma que fuese favorable a quienes ostentaban la propiedad de los medios de producción y que en algún momento vieron amenazadas sus ganancias. Ha contribuido en el desarrollo de los acontecimientos, la connivencia de los trabajadores y trabajadoras, favorecida por el temor al desempleo y la concesión de ventajas diferenciales e individualizadas. De esta forma, unos procedimientos que habían sido cuestionados a través de la presión del movimiento obrero y la asunción de un progreso vinculado a la justicia social, volvían ser puestos en marcha por los órganos de dirección de las empresas bajo la premisa de un proyecto que rendía culto al rendimiento personal. Aunque tal cuestionamiento no se hubiese planteado con la misma contundencia en el caso de España y Andalucía como en otros países, el punto de llegada ha sido común a todos y está pautado por una importante degradación de la situación económica, de la estabilidad profesional y de la posición social. Siguiendo a Boltanski y Chiapello, el principal eje sobre el que se articuló la estrategia de las empresas a partir de la década de los 80’ fue la flexibilidad que permitió trasladar al personal asalariado, subcontratistas y prestadores de servicios la incertidumbre inherente al mercado. Podría diferenciarse una flexibilidad interna, relativa a los cambios en la organización del trabajo y una flexibilidad externa referida a los sistemas productivos y materializada a través del trabajo en red de empresas y la disposición de una mano de obra perfectamente amoldable a la voluntad empresarial. En ese sentido, Carlos Arenas aporta la siguiente interpretación: La flexibilización puede alcanzarse por distintas vías: puede obtenerse <<financieramente>> tratando de impedir que los costes laborales y sociales sean superiores a los incrementos de productividad del factor trabajo; se consigue también <<numéricamente>> haciendo que el número de trabajadores o las horas trabajadas sean las adecuadas a un volumen dado de producción de bienes y servicios; otros mecanismos de flexibilización tratan 110 <<funcionalmente>> de aprovechar en la mejor medida posible los recursos humanos mediante fórmulas de rotación entre puestos de trabajo, de formación continua, etc. 55 En el caso europeo, el Libro Blanco, inspirado por Jacques Delors en 1993, establecía las líneas maestras que habían de regir las prioridades de acción en lo que a empleo se refería. Se atribuía una importancia capital a la educación, la formación y la búsqueda de nuevas necesidades que generarían los nuevos yacimientos de empleo. Esto se combinaba con la necesaria consecución de una flexibilidad a todos los niveles que incluía la subcontratación y la reducción de los costes de los puestos de trabajo de escasa cualificación. Ya principio de los 70’ empezaron a registrase diversas iniciativas empresariales que, desde el convencimiento de la crisis del fordismo, incidían en la necesidad de reemplazar las entonces vigentes técnicas de organización del trabajo. La introducción de la subcontratación y la externalización de servicios se han desarrollado de forma palpable en el sistema productivo español y andaluz reduciendo de forma aparente el tamaño de las empresas. Tras estas iniciativas se ha producido un incremento de las pequeñas y medianas empresas y de trabajadores y trabajadoras que prestan sus servicios formalmente bajo el régimen de autónomo aunque en realidad sean asalariados y asalariadas. Muchas de estas estructuras productivas tienen una vinculación casi en exclusividad a partir de una relación de dependencia que consolida la posición de fuerza en el mercado de grandes grupos empresariales. Este fortalecimiento ha favorecido la aparición de oligopolios con el objetivo de consolidar su posición hegemónica a la par de incrementar la flexibilidad frente a los posibles vaivenes del mercado. Estas políticas han tenido unas consecuencias directas sobre la clase trabajadora a través de la precarización del empleo para un gran número de personas a partir de la modalidad contractual aplicable o del tipo de empresa, sector o actividad en la que desarrollen su labor. El incremento de trabajadores y trabajadoras precarios como consecuencia de las estrategias empresariales se conforma a partir de una política de contratación que otorga plena libertad a quien emplea y una política de estructura que propicia la confusión acerca de la figura del empleador o empleadora. Se trata de evitar por todos los medios el empleo formal, entendido como aquel cuya 55 ARENAS POSADAS, C. Historia económica del trabajo. Madrid: Ed. Tecnos, 2003, pag. 264. 111 duración es indeterminada, a tiempo completo, con un lugar de trabajo identificable y estable, con cobertura social y presencia de la representación sindical y/o unitaria. Para ello, se recurre a Empresas de Trabajo Temporal, se trata de vincular el salario exclusivamente a la tarea realizada, se limitan con antelación los compromisos empresariales evitando las indemnizaciones por incumplimientos, se ubica al personal fuera de la empresa o se recurre a contratos formativos. A ello habría que sumar el incremento de la contratación temporal y a tiempo parcial que han sido las medidas impulsadas desde los poderes públicos para hacer frente al desempleo y que han constituido la institucionalización de la precariedad en el mercado de trabajo andaluz y español. Poderes públicos que no han destinado los medios suficientes al control de la legalidad en el marco de las relaciones laborales, dificultando así la verificación del cumplimiento patronal respecto a sus obligaciones para con los derechos de los trabajadores y trabajadoras. Desde posiciones neoliberales, se fundamentan estas estrategias bajo la convicción de que el Derecho del Trabajo es un obstáculo para el Derecho al Trabajo y tras estas ideas se fundamentan muchas de las reformas implementadas en los últimos años. Reflejar esta definición de Andrés Bilbao: Desde este punto de vista, la precarización es un proceso histórico, desarrollado en los últimos veinte años en los países occidentales industrializados, consistente en la degradación de la seguridad asociada a la forma estándar de empleo y en el cuestionamiento de ésta como referencia de la actividad laboral y de la regulación social. Se convierten así en dimensiones de la precariedad todos aquellos elementos que degraden los niveles de seguridad alcanzados por el conjunto de los trabajadores en el periodo de auge económico y consolidación de las economías de mercado posterior a la Segunda Guerra Mundial. Se pueden destacar cuatro de estas dimensiones: la inseguridad respecto a la continuidad del vínculo laboral con la empresa, la insuficiencia de los ingresos salariales, la degradación de la situación de trabajo y la 56 reducción de la protección social . Como consecuencia de este vasto proceso de precarización, el trabajo asalariado se ha dualizado57 fragmentando el mercado de trabajo en dos categorías bien diferenciadas. De un lado quienes tienen un puesto de trabajo estable en una gran empresa y que requiere cierta cualificación, perciben salarios relativamente elevados y están sindicados o sindicadas. De otro trabajadores y trabajadoras vinculados generalmente a pequeñas empresas, con empleos inestables, escasa cualificación, 56 CANO E.; BILBAO, A.; STANDING, G. Precariedad laboral, flexibilidad y desregulación. Alzira (Valencia): Germania, 2000, pág. 27. 57 PIORE, M; BERGER, S. Dualism and Discontinuity in Industrial Society. Cambridge: Cambridge UP, 1980. 112 bajos salarios, escasa protección social y nula relación con organizaciones sindicales. Esta segmentación de la mano de obra y la vinculación de las partes al sindicalismo ya ocurría en los 60’ puesto que una parte del antiguo sector primario también se precarizó por la globalización de la producción. Hoy, el sector primario se encuentra en sectores industriales y de servicios de alta productividad –aunque la empresa sea pequeña-, y en la administración pública. La precariedad afecta al antiguo sector secundario típico del fordismo y a los trabajadores de sectores que emplean mano de obra no cualificada o que no pueden competir en costes con los grandes productores actuales chinos, indios y latinos. Los procesos de exclusión social se han intensificado sobre determinados colectivos que han sufrido de forma continuada la precarización de sus condiciones de trabajo, y por ende, de sus condiciones de vida. Pero esta dinámica precarizadora actúa como un rodillo, subsumiendo a un número cada vez de personas. Así, Jeremy Rifkin ilustra un panorama que, por diferentes razones, va imponiéndose de forma creciente: Mientras que las condiciones de trabajo sujetas a procesos de reintegración y a aplicación de mecanismos de automatización incrementan el estrés y arriesgan la salud de los trabajadores, la cambiante naturaleza del trabajo también contribuye a su inseguridad económica: muchos trabajadores ya no son capaces de encontrar empleos a tiempo completo y de tener un trabajo 58 seguro a largo plazo . Las prácticas empresariales dirigidas a la diversificación de la condiciones de los trabajadores y trabajadoras han perseguido fragmentar en diferentes fases los procesos productivos para así facilitar la externalización de servicios. Éste es uno de los instrumentos empleados para aplicar regímenes estatutarios diferenciados aún a pesar de las similitudes que puedan tener las personas que coexistan en un mismo centro de trabajo o unidad productiva. A la vez, dentro de la propia empresa se diferencia entre determinados puestos de trabajo estratégicos a los que se vinculan de alguna u otra forma buenas condiciones de trabajo, mientras que el resto se encuentran abocados a los condicionantes asociados a la temporalidad, tiempos de aprendizaje reducidos, consumo de competencias adquiridas y escasa producción de nuevas competencias, sin perspectivas de promoción profesional,nula influencia en el contenido del trabajo ni profesionalización en el puesto. 58 RIFKIN, J. El fin del trabajo .Barcelona: Ed. Paidós, 1996, pág.228. 113 Pero la precariedad, entendida como mecanismo de control de la clase trabajadora, tiene consecuencias sobre la gran mayoría de los asalariados y asalariadas como plantea Nicolás Íñigo Carrera: La precariedad de esta forma se establece como mecanismo apto para los intereses del capital a diferentes niveles. De un lado quienes se encuentran abocados a vivir en la misma no tienen otra opción que reproducir su vida satisfaciendo las necesidades básicas en el límite de la llamada línea de pobreza o directamente sumidos en ésta. De otro lado, la existencia de una masa precarizada disponible permite al capital imponer cada vez peores condiciones de trabajo a quienes conservan un empleo conforme a los parámetros del segmento superior del mercado de trabajo. De esta forma, la precariedad se configura como elemento estructural al sistema de 59 acumulación capitalista . No obstante, al profundizar en la correlación precariedad económica y sus condicionantes sobre el resto de facetas vitales, las prácticas de gestión de personal de las empresas externalizan y precarizan a priori a quienes consideran menos competentes excluyendo del empleo estable a las personas menos adaptables en función de los ya mencionados criterios de género, etnia, edad o nacionalidad. El hecho de que sean siempre los mismos sujetos los no seleccionados en un contexto en el que no hay empleos para todos los asalariados y asalariadas no hace sino incrementar las diferencias entre los diferentes segmentos de la clase trabajadora favoreciendo la instauración de las poverty traps, entendidas como círculos de pobreza que reproducen pautas de vida que perpetúan las situaciones de necesidad. La precarización del trabajo también ha repercutido en la intensidad en el desempeño y en este sentido podría decirse que ha afectado a la totalidad de los trabajadores y trabajadoras con independencia del segmento al que queden adscritos. Se ha dirigido hacia una concepción que, progresivamente y de forma exclusiva, entendía el salario contemplando sólo el tiempo trabajado de forma efectiva y eliminando la remuneración los espacios temporales no correspondidos como los descansos o de la formación. Esta exclusión también comprende a los periodos cuyos costes se generan con anterioridad al empleo (educación, formación), con posterioridad al mismo y respecto a las consecuencias que el propio trabajo pueda tener sobre la salud de las personas. Se han habilitado modalidades contractuales que tratan de ajustar las plantillas de forma precisa a la demanda, y 59 CARRERA, N. I. El concepto de clase obrera y la resistencia a la precariedad. Madrid: Sociedad y Utopía. Revista de Ciencias Sociales, nº 29. Abril de 2007, pág. 445. 114 expresión de ello son los contratos a tiempo parcial o eventuales. Los nuevos métodos de gestión han buscado la reducción hasta la mínima expresión de los tiempos intermedios a través de técnicas de control encaminadas a expulsar de la jornada laboral todo aquello que no sea productivo para el capital. La supresión de los tiempos muertos y el incremento del ritmo se han combinado con incrementos de horarios con las consiguientes consecuencias para la salud de los trabajadores y trabajadoras. Las nuevas tecnologías, y en concreto, las tecnologías de la información, han sido empleadas como mecanismos de control más sutiles, aligerando los recursos destinados a supervisión y las líneas jerárquicas. La búsqueda de la polivalencia ha sido también otro de los medios para incrementar la intensidad en el trabajo, puesto que las cualidades necesarias para el desarrollo de estas aptitudes no son por regla general objeto de remuneración. Son cada vez más los requisitos necesarios para acceder a un puesto por un mismo salario, exigiéndose cada vez más a las personas que movilicen su inteligencia e incorporen a la tarea capacidades genéricas y competencias desarrolladas fuera de la empresa constituyendo éste un factor más de exclusión para quienes no tienen estas cualidades. Este recrudecimiento en la calidad del empleo que se ha experimentado a nivel global es más patente y explícito en Andalucía. Como se ha reflejado anteriormente, la configuración de un sistema productivo con gran peso del sector servicios y el empleo intensivo de mano de obra de escasa cualificación constituye un agravante de cara a un mayor deterioro de las condiciones de trabajo para la mayoría de la clase trabajadora. El Estado ha sido partícipe activo de todo este proceso favoreciendo las condiciones legislativas, económicas y, podría decirse, hasta culturales para que estos cambios pudiesen implantarse. Resulta llamativa la socialización de los costes que, con anterioridad soportaban las empresas, es ahora asumida como una responsabilidad estatal y véanse en ese sentido la subvención al empleo de determinados colectivos con dificultades de acceso al empleo. De la misma forma las bonificaciones a la contratación, las rebajas relativas a las cargas patronales, las ayudas a las reconversiones productivas o los costes derivados de las jubilaciones anticipadas son un ejemplo de estas políticas tan generalizadas. Este viraje se enmarca en el tránsito que sufren las políticas públicas desde el estímulo de la demanda agregada 115 en unos contextos de pleno empleo, alto grado de regulación en las transacciones y sistemas de remuneración basados en la productividad. A partir de los años ochenta se favorece, desde los propios estados y desde instancias internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, una economía de la oferta, regida por la competitividad a partir de una mayor productividad y la disminución de costes de producción. Todas estas transformaciones han permitido a las empresas recuperar los niveles de orden comprometidos en la década de los 70’ de una forma más palpable en países como Francia que en España, debido a la particular restricción de libertades que operaban en el país. Los asalariados y asalariadas se han visto afectados bien teniendo que trabajar de una forma más intensa o directamente siendo expulsados a empleos de menor calidad o directamente fuera del mercado de trabajo. 3.3. Respuesta y posicionamiento del sindicalismo de clase. Es patente la devaluación sufrida por parte de las instituciones que habían canalizado las protestas y quejas de la clase trabajadora a lo largo del S.XX. Sin embargo, los cambios introducidos en el mundo del trabajo y que han afectado a gran parte de los trabajadores y trabajadoras han provocado una indignación sin respuesta por parte de quienes se veían afectados. Así lo plantean Luc Boltanski y Ève Chiapello a lo largo de su obra, a partir de un análisis que, en términos generales, podemos aplicar a la realidad de los sindicatos de clase españoles y andaluces, sin perder de vista las particularidades de la realidad andaluza. Los sindicatos han ido experimentado una menor implantación en las empresas a la vez que han visto reducida su autoridad entre los trabajadores y trabajadoras. Progresivamente se ha producido también una descomposición de los esquemas ideológicos que fueron considerados como válidos para la representación de la sociedad en términos de clases sociales y sobre los que se articulaba gran parte de la estrategia sindical. La desindicalización ha supuesto en todo caso un cambio en la correlación de fuerzas entre el capital y el trabajo, favorable al primero y a sus procesos de reestructuración durante los últimos treinta años. El debilitamiento 116 sindical ha sido consecuencia directa de acciones emprendidas desde las filas del capital con este objetivo, pero a la vez, es producto de una mala gestión sindical ante las nuevas condiciones a las que había de enfrentarse. Habría que sumar una serie de efectos perversos que no han hecho sino profundizar en una situación especialmente desfavorable para la construcción de resistencias frente a la exclusión: individualismo, desconfianza en la acción política o miedo al desempleo. En el caso español, la afiliación ha registrado unos índices bajos y relativamente estables, como se observa en la siguiente tabla, y así se apuntó en el capítulo anterior. No obstante, al relacionar estas tasas con el proceso de pérdida progresiva de derechos laborales, incita, cuanto menos a pensar, que se trata de un comportamiento paradójico, puesto que esta situación constituiría a priori un contexto favorable para el incremento de la afiliación de cara a la defensa de unos derechos que se encontrarían amenazados. Esta correlación sería igualmente aplicable a la evolución de la conflictividad en Andalucía también descrita en el capítulo anterior, puesto que en ningún caso ha experimentado un incremento de tipo sostenible para un periodo en el que la precarización de las relaciones laborales ha sido una constante. 117 Tabla 03 – Evolución de la afiliación sindical en España (1977-2008). AÑO AFILIADOS/AS POBLACIÓN ASALARIADA Variación TASA NETA DE AFILIACIÓN V.abs. Variación V.abs. 1977 1.606.600 --- 8.705.200 1980 1.109.900 - 30,9 8.065.600 - 7,3 13,7 1985 1.037.000 - 6,5 7.721.500 - 4,3 13,4 1990 1.561.200 + 50,5 9.734.000 + 26,1 16,0 1995 1.838.600 +17,7 9.412.400 - 3,3 19,5 2000 2.093.500 +13,8 12.640.900 + 34,3 16,6 2005 2.700.000 + 28,9 15.841.600 + 25,3 17,0 2009 3.120.400 + 15,6 15.680.700 -1,0 19,9 18,4 Fuente: Fundación 1º de Mayo. Estudios de la Fundación. Afiliación y representación sindical en Europa. Nº 37 octubre 2010, pág. 11. Existe, por tanto, un efecto acumulativo de factores que refuerzan la convicción sobre la implantación deficiente de los sindicatos, algo no deseable para su posicionamiento como contrapoder frente al capital. Al mismo tiempo, se ha producido un desprestigio progresivo de quienes ostentan cargos de representación sindical y unitaria, vistos como un grupo de privilegio al margen del sufrimiento del resto de asalariados y asalariadas, socavando así la credibilidad en éstos. Las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas60 han evidenciado en estos últimos años que a más de la mitad de las personas encuestadas los sindicatos le merecen escasa confianza y una aceptación relativamente baja frente a otras instituciones de protección de los Derechos Humanos, animalistas o ecologistas. 60 Centro de Investigaciones Sociológicas. Barómetro de Marzo. Estudio nº 2831. Marzo 2010. Pregunta 7; Centro de Investigaciones Sociológicas. Barómetro de Octubre. Estudio nº 2735. Octubre 2007. Pregunta 6; Centro de Investigaciones Sociológicas. Barómetro de Octubre. Estudio nº 2657. Octubre 2006. Pregunta 11; Centro de Investigaciones Sociológicas. Barómetro de Marzo. Estudio nº 2597. Marzo 2005. Pregunta 17. 118 De esta forma se ha producido un declive de la legitimidad de las organizaciones sindicales frente a los trabajadores y trabajadoras que ha desembocado en una cada vez menor representatividad, no limitada ésta a aspectos electorales, sino en un sentido amplio y entendido en términos de identificación. Sin embargo, el reconocimiento de los sindicatos, en concreto de los que ostentan la condición de mayoritarios, como interlocutores frente a la patronal y el Estado, ha implicado a la vez la constatación de un consenso tácito, que disimula, en cierto modo, la magnitud del deterioro que estas organizaciones sufren respecto a sus representados y representadas. En un contexto de actuación en el que se ha redefinido la relación sindicato-clase trabajadora como vínculo elector/cliente frente al compromiso militante, sólo son una referencia para los trabajadores y trabajadoras que ocupan el segmento superior del mercado de trabajo que son igualmente quienes pueden ejercitar de forma plena actividad sindical y quienes forman parte de la masa social y órganos de decisión de los sindicatos. En este sentido, la estructura de la afiliación sindical es una variable significativa para diagnosticar el impacto de los sindicatos de clase entre la clase trabajadora y su propia capacidad de movilización. UGT Andalucía, aglutina al grueso de la afiliación en la Federación de Servicios Públicos (FSP), seguida en importancia por la Federación del Metal Construcción y Afines y por la Federación Agroalimentaria. CCOO Andalucía sigue la misma dinámica, ya que la mayoría de sus afiliados y afiliadas se concentra en la recientemente creada Federación de Servicios a la Ciudadanía en la que se ubican los trabajadores y trabajadoras del sector público y quienes desempeñan tareas administrativas. Seguidamente son los trabajadores y trabajadoras de la industria quienes tienen mayor presencia, junto a los del sector de la enseñanza y el ámbito sanitario. A continuación, en el siguiente gráfico se muestra la evolución de que ha seguido la afiliación de CCOO Andalucía entre los años 2005 y 2008. A tener en cuenta las siguientes abreviaturas: AADD (Federación de Actividades Diversas), AGRO. (Federación Agroalimentaria), FSAP (Federación de Servicios y Administraciones Públicas), COMFIA (Federación de Servicios Financieros y Administrativos), FECOMA (Federación de Construcción, Madera y Afines), ENSEÑ. (Enseñanza), FECOHT (Federación de Comercio, Hostelería y Turismo), METAL (Federación Minerometalúrgica), FITEQA (Federación de Industrias Textil, Piel, Químicas y Afines), SANIDAD (Federación de Sanidad y 119 Sectores Sociosanitarios), FCT (Federación de Comunicaciones y Transportes), FJyP (Federación de Jubilados y Pensionistas) y PARO (desempleados y desempleadas). Cuadro 04 – Afiliación – Evolución en la media real de cotizaciones. CCOO Andalucía. Cuadro extraído del Informe presentado en el X Congreso de CCOO Andalucía. En el mismo sentido se articula la afiliación de CGT Andalucía aunque en una menor proporción que en los casos anteriores en términos cuantitativos, la mayoría de los trabajadores y trabajadoras pertenecen al sector público, la enseñanza y la sanidad. Esta tendencia no se corresponde con la experimentada por el SAT debido a su propio origen rural y al proceso en el que se encuentra inmerso de apertura a la totalidad de la clase trabajadora. Así, el grueso de afiliación a este sindicato son jornaleros y jornaleras del sector primario. En último término, citar la configuración de CNT, que a nivel provincial se estructura mayoritariamente a través de sindicatos de oficios varios que aglutinan a la totalidad de la afiliación independientemente del sector de actividad. En síntesis, la afiliación sindical registra unas bajas tasas y se concentra en actividades y sectores específicos que, en su mayor parte, pertenecen al segmento 120 superior del mercado de trabajo. Al hilo de estas apreciaciones, recordar, como ya se recogió en el capítulo anterior, que más de la mitad de los trabajadores y trabajadoras andaluces carecen de presencia sindical en sus centros de trabajo. Ambas realidades constatan que gran parte de la clase trabajadora en Andalucía vive en sus centros de trabajo ajena a los sindicatos y a cualquier institución de defensa colectiva de sus intereses. Sin solapar esta afirmación, resulta pués, necesario abordar algunas de las razones que han llevado al debilitamiento de los sindicatos, y en especial de aquellos que enarbolan el sindicalismo de clase como razón de ser. En primer lugar, podría apuntarse el desequilibrio informativo en favor de los dirigentes empresariales como un factor que ha dificultado a los sindicatos plantear cuestiones de fondo y detener, o hasta prevenir, los procesos de destrucción y degradación de empleo. El acceso a una recopilación de datos en muchas ocasiones fragmentaria, ha contrastado con los sistemas de información patronales o con una desinformación que en ambos casos, han sido un obstáculo para el establecimiento de interpretaciones generales que pudiesen ser empleadas como contrainformación frente a la patronal o al propio Estado. La represión antisindical como causa del proceso de desindicalización no adquiere un papel esencial en este sentido, pero a pesar de la dificultad para ratificar de forma precisa el peso de la misma, es una cuestión en cualquier caso nada desdeñable. La dificultad para ejercitar la libertad sindical es un hecho en las pequeñas y medianas empresas, tan abundantes en el tejido productivo andaluz y español, constituyendo un obstáculo a la puesta en funcionamiento de cualquier tipo de iniciativa encaminada a la defensa y promoción de los intereses de los trabajadores y trabajadoras. La gran empresa, como espacio natural y propicio para la actividad sindical se ha visto mermada en los últimos años por los diferentes procesos de reconversión que inevitablemente han repercutido en la capacidad de respuesta y movilización. A tener en cuenta también la presencia de sindicatos de empresa en este ámbito para contrarrestar posicionamientos incómodos y fragmentar la unidad sindical con objetivos reivindicativos. La existencia de sistemas informales de sanción-recompensa para primar a aquellos trabajadores y trabajadoras que muestran sumisión en el centro de trabajo ha sido un instrumento empleado por 121 muchas empresas para desincentivar la creación de secciones sindicales o la afiliación de una forma sutil e implícita y por lo tanto difícilmente constatable. Las reconversiones industriales han tenido una consecuencia directa en el incremento del desempleo y la precarización del empleo incidiendo de forma directa en la combatividad de la clase trabajadora y su tendencia a sindicarse. Es un hecho que la sindicalización de los trabajadores y trabajadoras precarios es muy escasa debido a las continuas entradas y salidas del mercado laboral y la movilidad entre empresas e incluso sectores de actividad. El cese de la actividad de empresas y centros de trabajo con amplia tradición sindical, los recortes de plantilla, así como los despidos o prejubilaciones de trabajadores y trabajadoras de mayor edad, estabilidad y arraigo, en todo caso, de quienes con mayor probabilidad han tenido o conocido actividad sindical, es un claro factor desindicalización. Se da el caso de las jóvenes generaciones de trabajadores y trabajadoras, uno de los colectivos con especiales dificultades en el ámbito laboral, no han experimentado niveles de combatividad laboral y en muchas ocasiones desconocen el funcionamiento de la dinámica sindical. La recomposición de un tejido productivo externalizado, deslocalizado y con una transferencia de empleo al sector servicios y a pequeñas y medianas empresas ha colocado a un número cada vez mayor de trabajadores y trabajadoras en estructuras poco sindicadas, sin tradición de lucha y en las que la precariedad actúa de forma muy directa contra la voluntad de organización. Si se analiza como se ha generado el crecimiento de las organizaciones y en que situaciones se han producido niveles de conflictividad considerables existe una relación clara con el tamaño de las empresas y los sectores de actividad. La movilidad de las grandes estructuras empresariales a través de absorciones, cesiones y concentraciones ha implicado igualmente desplazamientos de interlocutores sindicales ahondando en el desarrollo de relaciones profesionales transitorias a través de la degradación de la comunidad de trabajo. El empleo de trabajadores y trabajadoras en un mismo espacio procedentes de empresas diversas ha favorecido el desarme y la desorientación para emprender cualquier tipo de acción colectiva en el marco de la organización de movilizaciones o negociaciones. Las empresas de esta forma se han estructurado con el objetivo de incrementar la productividad reduciendo costes a través del empleo de un personal cada vez menos cualificado, consiguiendo a la vez la supresión de la oposición sindical en el 122 mayor número de espacios posibles. En este sentido se pronuncian Faustino Miguélez y Carlos Prieto al afirmar: Las dinámicas de segmentación que he tratado de discutir constituyen a mi modo de ver elementos a considerar no solo a la hora de estudiar las diferencias de ingresos y estabilidad laboral, sino también en otros campos anexos. Entre ellos quisiera subrayar el impacto en el sistema de relaciones laborales, en la individualización de las relaciones laborales y la erosión de derechos sociales. Campos todos ellos en los que estas dinámicas son importantes no sólo porque crean mecanismos de diferenciación social, también porque generan procesos subjetivos que dificultan el desarrollo de una conciencia colectiva capaz de generar fuerzas que 61 contrarresten el pernicioso crecimiento de las desigualdades y la precariedad . Bajo estos mismos parámetros se han establecido las nuevas formas de gestión de personal tendentes a la individualización salarial, la evaluación entre los propios asalariados y asalariadas o la introducción de primas por productividad. Estos mecanismos han perseguido el estímulo la competitividad, restar capacidad a la unión de fuerzas frente a la dirección y hacer descender la solidaridad obrera. La introducción de círculos de calidad, grupos de expresión u otros mecanismos de relaciones humanas encaminados a recoger las reivindicaciones, ha ido reforzando el control sobre los trabajadores y trabajadoras a la vez que han ejercido un papel sustitutivo respecto a las funciones de los sindicatos. De esta forma, se han ido introduciendo nuevas fórmulas de organización del trabajo, con mayor flexibilidad y polivalencia, encaminadas a generar un mayor compromiso con el trabajo y reducir cualquier tipo de crítica en el ámbito laboral a partir de una ambigüedad que ha tenido efectos paralizantes sobre los actores sindicales. Las transformaciones del capitalismo han generado el cuestionamiento del modelo de clases sociales imperante a lo largo del S.XX. Éste que había servido de referencia al sindicalismo de clase que, desde la concepción marxista o libertaria, entendía la sociedad como espacio en el que se desarrollaba una relación antagónica entre el proletariado explotado y la burguesía explotadora materializándose en la lucha de clases. No obstante tal reconocimiento, junto a las aportaciones de otras corrientes políticas, había sido también útil para el reconocimiento de la negociación colectiva y la concertación social por parte del 61 MIGUÉLEZ, F; PRIETO, C. Las relaciones de empleo en España. Madrid: Siglo XXI de España Editores, 1999, pág. 147. 123 Estado, que en el caso de España, ya presentes en las estructuras corporativistas propias de la Dictadura Franquista. Sin embargo el acceso a determinados bienes de consumo en el último cuarto del pasado siglo por parte de la clase obrera propició la aparición de teorías que propugnaban la absorción de las clases sociales por una amplia clase media. En una sociedad en la que cada vez más personas creen reconocerse en la clase media, se produce la negación de la consciencia de clase. Igualmente, estos comportamientos podrían responder a la concepción de una sociedad que se ha transformado en una colección de individuos no agregables a clase alguna o vinculables todos a una misma clase media. Se ha ido imponiendo una idea de consenso que niega los antagonismos y uniformiza las relaciones haciendo desaparecer las clases sociales en un discurso asumido por gran parte de la sociedad. A la vez se han difuminado los elementos de unión sobre los que se habían construido las identidades de clase cuestionado la validez de las equivalencias que sostenían una percepción homogénea de las condiciones de vida. En este sentido, los sindicatos como representantes de la clase trabajadora han perseverado por el reconocimiento de la clase trabajadora frente al Estado y la patronal, pero a medida que se acentúa el proceso de desindicalización también queda mermada la capacidad para mantener la identidad de la clase trabajadora. La percepción de las identidades sociales se ha basado igualmente en equivalencias tácitas a partir de las condiciones de empleo. La individualización de las mismas, la configuración de unidades productivas de menor tamaño o la temporalidad han incidido sobre la solidez de las relaciones difuminando así los nexos de unión. La confusión de las identidades sociales se ha visto favorecida por el fomento de la competitividad en el mercado de trabajo y la vez por la puesta en marcha de iniciativas patronales en este sentido que han comprendido desde el uso de un vocabulario por parte de representantes empresariales orientado a eludir el conflicto de intereses entre accionistas y asalariados y asalariadas (sustitución del término obrero por operario) a actuar sobre la ordenación de los puestos de trabajo de la forma más generalista posible en aras de la flexibilidad y una menor garantía hacia los trabajadores y trabajadoras. Para ello, desde la patronal se han dado los pasos 124 necesarios para pasar de modelos de gestión colectivos centrados en estatutos a modelos de gestión colectivos e individuales basados en competencias. Igualmente, el incremento de la precariedad laboral, la reducción de la protección de los trabajadores y trabajadoras y el descrédito sindical tienen una estrecha relación con la política de reformas laborales que desde instancias gubernamentales se ha ido poniendo en marcha a lo largo de estos treinta años. Así, se apuntó en el capítulo anterior, y estas modificaciones legislativas se han ajustado a las necesidades patronales. En la deconstrucción de la representación de las clases sociales las singularidades se superponen a las equivalencias institucionalizadas (clasificaciones profesionales, dispositivos de organización, etc.) y a las propias consideraciones de los propios actores sociales. Este debilitamiento tiene sus consecuencias sobre la crítica al capitalismo que se ha fundamentado sobre la denuncia de las desigualdades y la mayor distribución de las cargas y beneficios entre los diferentes grupos participantes en el proceso productivo. La negación de clases diferentes con intereses propios y contradictorios invisibiliza las desigualdades crecientes en el seno de la clase trabajadora y el incremento en términos demográficos de la misma debido a los procesos de concentración capital que han incrementado la proletarización. Gran parte de la crítica formulada a los sindicatos centra su discurso en el tránsito experimentado desde la defensa de quienes sufren la opresión a la defensa de los privilegios de personas vinculadas a estructuras burocratizadas acusadas de corporativismo. La falta de arraigo sindical en la pequeña y mediana empresa y en aquellas actividades con mayores tasas de eventualidad, contrasta con la presencia activa en el sector público y en la gran empresa generándose de esta forma una apropiación de las estructuras sindicales que reproduce las pautas de segmentación del mercado de trabajo. Son los trabajadores y trabajadoras del segmento superior quienes si encuentran reconocida la defensa de sus intereses a través de las organizaciones sindicales puesto que la estabilidad laboral se establece como requisito sine qua non para ejercitar, con unas mínimas garantías no sólo legales, un ejercicio pleno de reivindicación y defensa de sus intereses. Citar la obra de Andrés Bilbao, que afirmaba lo siguiente: 125 Los sindicatos mayoritarios, ante estas dinámicas que ellos mismos han contribuido a producir por acción o por omisión, toman partido por los trabajadores estables entre los que se encuentra su base de sustentación. Realizan, en el mejor de los casos, algunas denuncias o actividades de baja intensidad hacia los precarios, o bien les abandonan a su suerte. Esta ausencia contribuye a la indefensión de los precarios, al libertinaje de las patronales y a la profundización de las diferencias entre los distintos segmentos de la población asalariada. Los sectores estables que sostiene a los sindicatos, pierden peso en el conjunto de los trabajadores y experimentan una deriva corporativa y conservadora, lo cual les hace cada vez más pasivos e impotentes. Paradójicamente, constituyen el único sector con una mínima articulación organizativa y con una tradición de lucha y reivindicación. Los sindicatos mayoritarios ya no pueden imponer por la fuerza su representatividad de la clase obrera en régimen de monopolio. Necesitan de la benevolencia de la patronal y la financiación del Estado y, desde luego, el 62 vacío de cualquier alternativa de agrupamiento político de los sectores precarizados . Considerar también la magnitud de los procesos de consolidación y crecimiento organizativo en los que se han visto inmersos los sindicatos una vez finalizada la Dictadura, unos en mayor medida que otros, que podrían haber provocado una absorción excesiva en el funcionamiento de los engranajes del sindicato intensificando así la desvinculación con la propia afiliación y, por ende, con los procesos de cambio en los que se ha visto inmersa la clase trabajadora. Es de reseñar la apuesta, principalmente de los sindicatos mayoritarios, de configurar un sindicalismo de masas profesionalizado en detrimento de uno más ideologizado. Esta situación pudo, igualmente, alejar a los sindicatos de sus fuentes naturales de reclutamiento, los centros de trabajo, constituyendo de esta forma una fuente de desindicalización. Es en los modos de funcionamiento de los propios sindicatos donde habría que discernir también la casuística relativa al proceso de pérdida de acogida entre los trabajadores y trabajadoras. Podría atribuirse una falta de visión estratégica en la deficiente ponderación de los problemas de los asalariados y asalariadas que cada vez han ido prestando en mayor medida sus servicios bajo formas organizativas y contractuales atípicas (falsos autónomos, empresas de trabajo temporal, eventuales), nuevos sectores o con especiales dificultades de incorporación y permanencia en el mercado laboral (jóvenes, mujeres, migrantes). En qué grado esos trabajadores y trabajadoras que se alejan del estereotipo tradicional de sindicalista forman parte de los sindicatos de clase incorporándose a la vida organizacional, perteneciendo a los órganos de decisión e incluyendo en las líneas de acción prioridades y metas que incorporen la lucha contra la precarización de las 62 BILBAO, A. El empleo precario. Seguridad de la economía e inseguridad del trabajo. Madrid: Los libros de la Catarata, 1999, pág. 13. 126 condiciones laborales más allá de encomendarla a los procesos de concertación y participación institucional. Resulta significativa la interpretación de Agustín Morán al respecto: Se desplaza la línea de lucha de trabajo-capital a trabajo-trabajo. La competencia entre trabajadores fijos y eventuales, parados y ocupados, viejos y jóvenes, hombres y mujeres, inmigrantes y autóctonos, cobra mayor fuerza. Se sientan las bases del racismo, el machismo, la lucha entre los de abajo y la sumisión hacia los de arriba. La acción sindical, al refugiarse en los sectores estables que constituyen su base de apoyo tradicional, deja el campo libre para que las patronales dispongan impunemente de la suerte de los precarios y de los estables sin fuerza sindical. Este proceso circular socava la fuerza social 63 de los sindicatos, determinando su progresiva institucionalización . Es posiblemente la pérdida de ideología sindical que acompaña el ocaso de la militancia una de las razones de peso para entender porque en una situación como la que acontece no existen fórmulas contestatarias desde el sindicalismo de clase. Se ha demostrado una inercia para la renovación doctrinal y de elementos de análisis frente a las transformaciones que han afectado al mundo del trabajo. Se han ido perdiendo las herramientas de pensamiento necesarias para la comprensión de los acontecimientos que se han sucedido en estos treinta años. Resulta sintomático que los sindicatos de clase no han sabido renovar sus estructuras para afrontar el nuevo contexto, una tarea a la que han dado cumplimiento desde la patronal con una eficiencia constatable. La configuración de grandes estructuras ha desembocado en la aparición de profesionales del sindicalismo que han contribuido a la burocratización de las organizaciones de manera que quienes ocupan puestos directivos pasan la mayor parte de su vida activa en los aparatos sindicales. Es un hecho que hecho que este tipo de estructuras son más proclives al desarrollo de prácticas de cooptación y pérdida progresiva de la democracia interna en detrimento de la capacidad decisoria de la afiliación. El sindicalismo de clase ha sido incapaz de enmendar o frenar la deconstrucción del mundo del trabajo emprendida por el sistema de acumulación capitalista sin encontrar una movilización real contra lo que hasta el momento está suponiendo su propia derrota. 63 MORÁN CARRILLO, A. Precariedad y crisis del sindicalismo: ¿Qué precariedad? ¿Qué crisis? ¿de qué sindicalismo? Madrid: Sociedad y Utopía. Revista de Ciencias Sociales, nº 29. Abril de 2007, pág. 505. 127 CONCLUSIONES Andalucía está padeciendo los efectos de la reordenación del sistema de acumulación capitalista de una forma más extrema que otras regiones españolas y europeas. Es la consecuencia directa de un sistema productivo propio de una región periférica, articulado conforme a las necesidades de abastecimiento de las regiones centrales industrializadas. El desarrollo ha quedado limitado a actividades productivas de carácter extractivo, con empleo intensivo en mano de obra poco cualificada y muy sensible a las variaciones de la demanda. Esta situación no ha venido sino a agravar el sufrimiento de una población que ya vivía en condiciones precarias con anterioridad a estos cambios habida cuenta de factores como la desigual distribución de la tierra y de acceso a los recursos, la falta de inversión productiva y la especialización en actividades con aporte de escaso valor añadido. Por tanto, el mercado de trabajo andaluz se caracteriza por la creación de empleo de baja calidad, unas altísimas tasas de desempleo y temporalidad y por el empleo de casi las tres cuartas partes de población ocupada en el sector servicios. La realidad nos muestra que el sindicalismo de clase en Andalucía no ha tenido la capacidad suficiente para detener un proceso que ha sumido en la precariedad a un número creciente de trabajadores y trabajadoras. No obstante, este análisis, se centra mayormente en los posicionamientos de las organizaciones sindicales expresados en sus respectivos congresos y a partir de los cuales se han establecido las líneas de actuación sindical. En este sentido, de esta investigación resultan unas conclusiones que inevitablemente han de desglosarse en función de los medios y representatividad de los diferentes sindicatos de clase. Por un lado, el sindicalismo mayoritario, representado por los sindicatos Comisiones Obreras y Unión General de Trabajadores, ha experimentado una variación en sus postulados respecto a aquellos que mantenían en las fases iniciales del periodo democrático. Si en la clandestinidad reiteraban la necesidad de transformación del sistema capitalista en un sistema socialista como única vía para suprimir la 128 explotación que sufría la clase trabajadora, la llegada de la Democracia supuso un aplazamiento de estas metas que ha acabado siendo definitivo. Bajo el compromiso de la consolidación democrática y más tarde contra la crisis económica, estas organizaciones sindicales aceptaron renunciar a lo que en años anteriores se propugnaba como la emancipación de la clase trabajadora. Principalmente en la década de los 80’ muchos de los esfuerzos de estas centrales sindicales estuvieron dirigidos a su consolidación y crecimiento organizativo con el fin de convertirse en sindicatos de masas. Estos cambios se reflejan en un discurso que contiene cada vez en menor medida terminología con altas dosis de ideología. Es el caso de la sustitución progresiva del término clase obrera o clase trabajadora por el de trabajadores y trabajadoras, de la ausencia de la lucha de clases en sus discursos y de la apuesta en todo momento por medidas de consenso a nivel global con la patronal y el Gobierno Autonómico. La pérdida progresiva de derechos ha sido interpretada como un fenómeno externo sobre el que los sindicatos tenían que actuar. Este proceso fue afectando en mayor medida a colectivos a priori poco vinculados con los sindicatos (mujeres, jóvenes, migrantes) de forma que las organizaciones eran conscientes de la necesidad de incorporar a sus estructuras a estos trabajadores y trabajadoras especialmente precarizados. He aquí una de las claves de la falta de respuesta contundente ante la precariedad, la ausencia de quienes la sufren en las estructuras de defensa y promoción de los intereses de los trabajadores y trabajadoras. Son únicamente quienes tienen estabilidad en el empleo y unas mínimas condiciones de trabajo quienes pueden hacer un ejercicio pleno de la libertad sindical por lo que hay una exclusión sistemática de los precarios y precarias a la hora de participar y formar parte de las organizaciones sindicales y de los órganos de representación unitaria en las empresas. Así, los sindicatos se han convertido en una herramienta útil para los trabajadores y trabajadoras pertenecientes al segmento mejor posicionado en el mercado de trabajo cuya estabilidad en el empleo y buenas condiciones de trabajo les ha garantizado el ejercicio de la actividad sindical en todas sus facetas. En la investigación se constata que el grueso de la afiliación sindical, la conflictividad 129 laboral y la representatividad se encuentran mayoritariamente en sectores caracterizados por la estabilidad en el empleo. Los sindicatos mayoritarios han enfrentado la precarización de las condiciones de trabajo de la clase trabajadora andaluza a través de tres vías: la negociación colectiva, la concertación y la participación institucional. La primera de éstas, principalmente, a través de recomendaciones que encaminasen las negociaciones hacia la instauración de clausulas encaminadas a la inclusión de colectivos con especiales dificultades de acceso y permanencia en el mercado de trabajo. Pero ha sido a través de la concertación y de la participación institucional donde se han tratado de defender los intereses de la clase trabajadora a través de una serie de compromisos cuyo cumplimiento por parte de la patronal y el Gobierno Autonómico no ha sido verificado. Por otro lado, el resto de sindicatos de clase objeto de esta investigación, con una representatividad no comparable a las organizaciones mayoritarias y unos medios cuantitativamente menores, han mantenido sus postulados y principios en todo momento. Se han mantenido firmes en la convicción de la defensa y promoción de los intereses y derechos de la clase obrera con el objetivo de abolir el sistema de acumulación capitalista. Sin embargo, el mensaje de estas organizaciones no ha tenido un efecto destacable sobre la clase trabajadora andaluza habida cuenta de la afiliación y el impacto que estas organizaciones tienen actualmente y el grado de representatividad, en el caso de aquellas que concurren a las elecciones sindicales. La situación de las organizaciones anarcosindicalistas ha sido especialmente difícil a partir del proceso de escisión. CGT Andalucía ha centrado gran parte de sus esfuerzos en la consolidación organizativa y en construir prácticamente la confederación sindical, por lo que la repercusión de su acción sindical queda circunscrita a ámbitos concretos. También queda patente la voluntad de sumarse a otras luchas más allá del propio frente sindical, alineándose con movimientos sociales de corte contestatario estableciendo relaciones recíprocas de aprendizaje y apoyo mutuo. CNT cuenta en la actualidad con escasos medios para poner en práctica el modelo anarcosindicalista que propugna, de forma que su propuesta ha quedado muy limitada y su presencia entre la clase trabajadora en la actualidad es testimonial. 130 El SAT por su parte ha experimentado una fuerte represión como consecuencia de las movilizaciones mantenidas a lo largo de estos treinta años y ello ha tenido una incidencia directa sobre el crecimiento del propio sindicato. A la vez, se encuentra en un proceso de transición como sindicato de jornaleros y jornaleras a sindicato con aspiración de implantarse en todos los sectores productivos. Al igual que las organizaciones antes mencionadas, su coherencia ideológica no ha tenido una repercusión destacable sobre la totalidad de la clase trabajadora andaluza. Como conclusión a esta tesina de investigación, gran parte de la clase trabajadora andaluza no forma parte de los sindicatos de clase y vive ajena a los mismos. Esta situación se ha producido por la propia estructura productiva y el tipo de empleo que se ha generado pero también como consecuencia de la inacción de los sindicatos de clase para constituirse como defensores de los intereses de la totalidad de la clase trabajadora. Por tanto, queda patente la necesidad de articular los mecanismos y habilitar los espacios que permitan una reflexión profunda sobre el papel del sindicalismo de clase y la redefinición de sus principios y estrategias como contrapoder a la propiedad de los medios de producción. 131 BIBLIOGRAFÍA ANGHEL Y PABLO VÁZQUEZ VEGA, B; ARGANDOÑA RÁMIZ, A; FERNÁNDEZ DÍAZ, A; HURTADO JORDÁ, J; LABEAGA AZCONA, J.M.; LIZCANO ÁLVAREZ, J; MOYANO JURADO, C.M.; PELÁEZ MARTOS, J.M.; SERRANO SANZ, J.M.; SOLÉ I PUIG, C. XXVI del Libro Marrón. Implicaciones de la economía sumergida en España. Madrid: Círculo de Empresarios, 2010. ALMENDROS MORCILLO, F; JIMÉNEZ-ASENJO, E; PÉREZ AMORÓS, F; ROJO TORRECILLA, E. El sindicalismo de clase en España (1939-1977). Barcelona: Ediciones Península, 1978. ANALISTAS ECONÓMICOS DE ANDALUCÍA. Informe de Analistas Económicos de Andalucía 2009. http://www.economiaandaluza.es/# ARENAS POSADAS, C. Historia económica del trabajo. Madrid: Ed. Tecnos, 2003. BAUMAN, Z. 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