Caracas, 02 de agosto de 2004 Ciudadano DARÍO VIVAS Presente.- Estimado Sr. Vivas: Me dirijo a usted en mi carácter de Presidente de la Asociación Venezolana de Derecho Tributario (AVDT), en la oportunidad de hacerle llegar una serie de observaciones y sugerencias dirigidas a mejorar el contenido Proyecto de Ley Orgánica del Poder Municipal, que propuso la Comisión de Política Interior a los efectos de su segunda discusión por parte de la Plenaria de la Asamblea Nacional. Dada la trascendencia del contenido del referido proyecto de Ley, se hace necesario el concurso de todos los factores con miras a permitir la consecución del propósito que se trazó el Constituyente al prever la sanción del referido instrumento normativo, entre otros, el sentar bases sólidas para la consolidación de la autonomía financiera de los Municipios y el desarrollo generalizado de la descentralización en el país. Es importante para la AVDT acotar el hecho de que todos los comentarios y observaciones que se realizan en este texto, se circunscriben únicamente a los aspectos tributarios del Proyecto de Ley, y no comprenden la totalidad de los artículos que debieran haber sido comentados, lo cual no implica que respecto de aquellos en los cuales no se realizaron observaciones, todos los factores estén completamente de acuerdo con su contenido y función. La AVDT ofrece su colaboración para facilitar el mejor avance de esta importante Ley, con miras a su aprobación, para lo que quedamos a su total disposición. COMENTARIOS ESPECÍFICOS A LA NORMATIVA Capítulo V: De la Potestad Tributaria del Municipio Sección I: Disposiciones Generales Artículo 151 En este artículo se reconocen ciertas materias como de reserva legal, de las cuales consideramos merece especial atención la establecida en su numeral 4 referente al régimen de infracciones y sanciones. En principio, somos de la idea de que sería bastante prudente la existencia de límites que aseguren la armonía de las ordenanzas con las normas generales de la tributación consagradas en el Código Orgánico Tributario, que vayan incluso más allá de la simple limitación cuantitativa establecida en el artículo en comentarios. Si bien es cierto que existe controversia en cuanto a la aplicación directa del Código Orgánico Tributario a los tributos municipales, también lo es el hecho de que existen sanciones que pudieran ocasionar inconvenientes a los Municipios al ser consagradas en las ordenanzas respectivas. Tal es el caso de la clausura de establecimientos, sanción de la cual se discute su naturaleza en cuanto a que sí se considera como administrativa o penal, ya que de adoptarse este último criterio, sería aplicable al ente local la limitación constitucional para legislar al respecto, al tratarse de una materia de la exclusiva competencia del poder nacional de acuerdo a lo establecido en el numeral 32 del artículo 156 de la Constitución. En este sentido consideramos apropiado que la ley establezca, o bien una remisión al Código Orgánico Tributario o que ella misma desarrolle principios generales que sirvan de marco a los Municipios al momento de crear sus ordenanzas y no dejarlo así al total arbitrio de los legisladores locales, sin pretender con ello coartar en ningún sentido la autonomía municipal que constitucionalmente se les confiere. Esto traería como consecuencia una mayor armonía en el sistema tributario y por ende certeza y seguridad jurídica para los contribuyentes, especialmente en el caso de aquellos que ejerzan sus actividades en jurisdicciones de diferentes municipios. Artículo 153 En primer lugar debemos considerar como punto resaltante, la posibilidad establecida en el proyecto de celebrar “contratos de estabilidad tributaria”, lo cual constituye para el contribuyente un beneficio al otorgársele mediante estos instrumentos una mayor certeza en lo que se refiere al cumplimiento de sus obligaciones impositivas. Igualmente ofrece a las administraciones tributarias locales la ventaja de atraer a la jurisdicción del Municipio el establecimiento de potenciales contribuyentes de los tributos objeto de su competencia. Sin embargo, consideramos que la norma debería tener especial cuidado en lo atinente a una posible violación al principio de igualdad establecido en la Constitución, así como de la prohibición contenida en el numeral 3, del artículo 183 ejusdem. Para ello, se podría incluir una limitación por medio de la cual no se le otorguen mayores prerrogativas a los contribuyentes beneficiarios de dichos acuerdos, de los que corresponderían a aquellos que se encuentren en iguales situaciones y que no se estén amparados por los mismos. Así pues, la norma pudiera ser redactada bajo los siguientes términos: “Los Municipios podrán celebrar contratos de estabilidad jurídica (para ser más uniformes con la terminología adoptada por el Código Orgánico Tributario), con contribuyentes o categorías de contribuyentes, a fin de asegurar la continuidad en el régimen relativo a sus tributos, lo concerniente a las alícuotas, criterios para distribuir base imponible, cuando sean varias las jurisdicciones en las cuales un mismo contribuyente desarrolle un proceso económico único u otros elementos determinativos del tributo. Sin embargo la administración tributaria al momento de celebrar dichos contratos, se asegurará de no otorgar condiciones más favorables que las que corresponderían a contribuyentes no beneficiarios del acuerdo. El Alcalde o Alcaldesa...” (Continúa la norma en los mismos términos del proyecto). Sección II: Ingresos Tributarios de los Municipios Sub-sección Primera: El Impuesto sobre Inmuebles Urbanos Artículo 163 En este artículo se fija como parámetro para determinar la base imponible del impuesto, el precio de mercado que se haya pagado por bienes de similares características en el mes anterior a aquél en que proceda la valoración. El mercado inmobiliario goza de características que lo hacen definitivamente único y peligrosamente variable, no siempre van a existir ventas de bienes inmuebles de similares características en un período de un mes. Un mes, es un período muy corto a fin de que se verifique una operación que pueda asimilarse a la nueva valoración que se está efectuando, de manera que en tipos de mercado como el venezolano no hay condiciones que puedan considerarse normales, al depender éste de innumerables situaciones no controladas y en principio no controlables, que impiden de manera tajante establecer objetivamente valores de los inmuebles que sean compatibles con los principios de la tributación, a los efectos de constituir la base para la cuantificación del hecho imponible del Impuesto en comento. No obstante, debemos reconocer que el precio corriente de mercado es utilizado en la mayor parte de la legislación tributaria, por lo cual pudiéramos aconsejar simplemente que sea complementado en la procura de otorgar mayor objetividad a dicha valoración, teniendo en cuenta para ello a las oficinas de Catastro Urbano respectivas, las cuales manejan criterios más técnicos que permitan determinar dicho valor. Pudiera tomarse la experiencia de varios Municipios que trabajan con tablas de valores elaboradas técnicamente que se actualizan cada 2 años y con muestras o parámetros de comparación de operaciones mayores a un mes. Adicionalmente, el artículo, al definir lo que debe entenderse por precio corriente, establece una limitación temporal que pudiera complicar su determinación, específicamente cuando se refiere al precio “que normalmente se haya pagado por bienes de similares características en el mes anterior a aquel en el que proceda la valoración, según la Ordenanza respectiva...” (Subrayado nuestro). Decimos que dicha limitación pudiera entorpecer su aplicación, porque en un lapso tan breve no es totalmente factible encontrar bienes similares que hayan sido enajenados bajo las mismas condiciones, razón por la cual proponemos otorgar mayor flexibilidad al tratar de determinar el valor del inmueble objeto del gravamen. En virtud de lo anterior y a los fines de abarcar las observaciones hechas, sugerimos adoptar la siguiente redacción: “La base imponible de este impuesto será el valor de los inmuebles. A los efectos de la determinación de dicho valor se tendrá en cuenta el precio corriente en el mercado, entendido éste, como el que normalmente se haya pagado por bienes de similares características en la época en que se efectúe dicha valoración y en concordancia con el valor catastral que posea la Oficina de Catastro Urbano respectiva.” (En adelante se dejaría la norma en los mismos términos del proyecto). Podría también redactarse de la siguiente forma: “La base imponible de este impuesto será el valor de los inmuebles. El valor de éstos se determinará cada dos (2) años con base en una Tabla de Valores del terreno y la construcción, para cuya elaboración se tomará en cuenta una muestra representativa de operaciones similares de compra-venta realizadas en la jurisdicción del Municipio en condiciones de libre competencia entre un comprador y un vendedor no vinculados, por un período de un (1) año anterior a la actualización de la mencionada Tabla. Dicha Tabla será elaborada técnicamente por la Dirección de Catastro Municipal o por el órgano que haga sus veces, la cual deberá ser aprobada por la Cámara Municipal y publicada en Gaceta Municipal del Municipio respectivo para su información oportuna a las autoridades y a los contribuyentes”. Artículo 164 Este artículo, de forma adecuada establece lo que debe entenderse a los efectos de la ley como inmueble urbano, sin embargo a nuestro entender el alcance de su literal b), punto 1, pudiera generar ciertos inconvenientes, al considerarse como inmueble a “cualquier edificio o lugar (subrayado nuestro) que esté destinado para el resguardo de bienes y/o personas, con independencia de los elementos de que estén constituidos, aún cuando por su forma de construcción sean perfectamente transportables”. La norma, en los términos en que está contemplada nos podría hacer llegar al extremo de pensar que una caseta elaborada para la pernoctación de unos obreros en una construcción, pudiera estar sujeto al tributo en comento. De modo que pudiera resultar adecuado delimitar la definición y dejar su aplicación de forma exclusiva a los bienes inmuebles por su naturaleza, es decir, que sean entendidos en sentido estricto, tal como lo ha dejado sentado la jurisprudencia patria en el caso: Harina Juana Damca, C.A., Vs. Concejo Municipal del Distrito Páez del Estado Portuguesa al señalar: “...en efecto el anterior concepto (bienes inmuebles), desde el punto de vista tributario, es estricto, entendido como el de inmueble por naturaleza, a que se contrae el artículo 527 del Código Civil, y no tiene la extensión y la amplitud del concepto de los bienes inmuebles por destinación o por el objeto al que se refiere, que se comprende en los artículos 528, 529 y 539 del mismo Código.” En consecuencia sugeriríamos la eliminación de dicho punto 1, literal b) del artículo 164 del proyecto. El Parágrafo Unico de este artículo señala que no se consideran inmuebles las maquinarias y demás bienes semejantes que se encuentren dentro de las edificaciones, aun y cuando estén de alguna manera adheridas a éstas. En vista de que pudiera interpretarse que el término “demás bienes semejantes” se está refiriendo únicamente a cualquier equipo industrial, recomendamos, para aclarar aún más este Parágrafo en cuanto a que este impuesto solamente recae sobre los bienes inmuebles, agregar: “así como cualesquiera bienes muebles”. El artículo quedaría redactada de la siguiente forma: “Parágrafo Unico: No se consideran inmuebles las maquinarias y demás bienes semejantes, así como cualesquiera bienes muebles que se encuentren dentro de las edificaciones, aun y cuando estén de alguna manera adheridas a éstas.” Sub-sección Tercera: Impuesto sobre Transacciones Inmobiliarias Artículo 168 Nos parece que la alícuota pudiera ser bastante elevada, es decir, hasta 1% si la operación supera las 2.000 UT (Bs. 49.400.000,00, es decir, un número importante de operaciones inmobiliarias van a ser gravadas con el 1%). No debemos olvidar que si bien actualmente no existen derechos de registro, por cuanto la nueva Ley de Registro Público derogó los derechos establecidos en la Ley anterior y facultó al Ejecutivo (artículo 15 de la Ley y en violación del principio de legalidad tributaria) para establecer tales derechos, en algún momento éstos van a cobrarse nuevamente (el Ejecutivo dicta los aranceles o se modifica la Ley para establecerlos), por lo que pudiera darse el caso que una operación de venta de un inmueble que estuvo gravada con 1% (alícuota máxima establecida en la Ley de Registro Público derogada según artículo 129), lo vaya estar con un 2% (sí el Poder Nacional en el futuro establece para este tipo de operaciones una alícuota similar a la que existió en el pasado), lo que implicaría una exagerada tributación sobre una misma capacidad contributiva. Si bien el Poder Nacional debe dictar conforme al numeral 13 del artículo 156 de la Constitución Nacional medidas de armonización tributaria respecto de las distintas Potestades Tributarias, la promulgación de dicha Ley pudiera tardar un tiempo considerable, con lo que estas transacciones pudieran sufrir una doble tributación desproporcionada. Recomendamos que el máximo que se establezca por este tributo sea el 0,50% y además que este porcentaje se aplique cuando la operación supere las 3.000 UT. Por lo tanto, el artículo pudiera quedar redactado de la siguiente manera: “La alícuota del tributo se aplicará al monto de la transacción según la siguiente tarifa: 1. Hasta (500) Unidades Tributarias, el cero coma veinte por ciento (0,20%). 2. Si el monto excede de quinientas (500) Unidades Tributarias pero no pasa de mil (1.000) Unidades Tributarias, el cero coma treinta por ciento (0,30%). 3. Si el monto excede de mil (1.000) Unidades Tributarias pero no pasa de tres mil (3.000) Unidades Tributarias, el cero coma cuarenta por ciento (0,40%). 4. Por transacciones a partir de tres mil (3.000) Unidades Tributarias, el cero coma cincuenta por ciento (0,50%)”. Artículo 169: La lectura de este artículo aparece confusa por un defecto en la redacción, porque parece separar la condición de contribuyente de la obligación de pagar el tributo, a pesar de que esta última es una consecuencia forzosa de la primera. Se sugiere entonces la modificación siguiente: “Serán contribuyentes de este impuesto los adquirientes de los bienes inmuebles a que se refiere el artículo 167, debiéndose enterar el pago del impuesto en la cuenta del Municipio donde se encuentre... (lo demás queda redactado igual). Artículo 170 Es de comentar que la sanción contenida en el único aparte de este artículo es desproporcionada, representa una invasión de la norma fiscal en la esfera civil del tráfico jurídico de la propiedad raíz, afectando directamente la eficacia de los actos suscritos entre las partes contratantes, siendo esta sanción una circunstancia sobrevenida que afecta sin duda alguna la Seguridad Jurídica del negocio inmobiliario, y no siendo el objeto, propósito y razón de la norma fiscal hacer ineficaz estos actos, se reafirma la invasión. En todo caso somos de la idea, que el texto del proyecto que manejamos consagra una remisión errónea al artículo 208, cuando consideramos se debió referir a la norma del 167. Se sugiere su eliminación, o que al menos sea atenuado con una redacción como la siguiente: “Los actos o documentos protocolizados en contravención con lo dispuesto en este artículo, se tendrán como registrados sin perjuicio del cumplimiento de otros requisitos legales, a partir del momento en que sea acreditado el pago del impuesto sobre transacciones inmobiliarias que grava la operación respectiva”. Sub-sección Cuarta: Contribuciones Especiales Artículo 173 En este artículo se señala que esta contribución sobre plusvalía de las propiedades de inmuebles sólo podrá crearse cuando el aumento del valor de las propiedades inmobiliarias sea igual o superior al 25% de su valor antes del cambio de uso o de intensidad de aprovechamiento. Creemos que según la forma como está redactado el artículo, los Municipios sólo podrán crear esta contribución cada vez que se verifique el cambio de uso o intensidad y haya un aumento de valor igual o superior al 25%, es decir, para cada caso en particular, sin que exista la posibilidad de que los Municipios puedan dictar una Ordenanza General y la apliquen cada vez que se verifique el supuesto del aumento. En vista de ello, recomendamos modificar este artículo y sustituir “sólo podrán crear” por “se causará” para que quede redactado de la siguiente forma: “La contribución especial sobre plusvalía de las propiedades inmuebles por cambios de uso o de intensidad en el aprovechamiento, se causará cuando el aumento del valor de las propiedades inmuebles sea igual o superior al 25% de su valor antes del cambio de uso o de intensidad de aprovechamiento. A los fines de la determinación de la contribución, se presumirá que todo cambio de uso o de intensidad de aprovechamiento producirá en los bienes afectados un aumento de valor de al menos un 25%. Esta presunción podrá ser desvirtuada en el curso de los procedimientos que se establezcan para la determinación del monto de la contribución por los sujetos afectados”. Artículo 174 Este artículo establece un máximo para los efectos de la contribución de 15%. Si bien ello no implica que los Municipios vayan a aplicar dicho porcentaje máximo, de alguna forma quedarían autorizados para fijarla en dicho nivel, lo cual pudiera representar un monto importante en el pago de esta contribución. Recomendaríamos bajar este porcentaje a 10% y además fijar obligatoriamente un lapso mínimo de 2 años a favor de los contribuyentes para cancelarla, visto que según este artículo es potestativo para los Municipios otorgar plazos o fraccionamientos para el pago de la citada contribución. La norma establece un plazo máximo de cinco (5) años para el pago, sin embargo, no establece un plazo mínimo, pudiendo por ejemplo exigir la administración tributaria local el pago en 24 horas una vez ocurrido el aumento del valor de las propiedades inmobiliarias, lo cual pudiera ser muy delicado para los contribuyentes, tomando en cuenta que estas contribuciones especiales no miden de forma directa la capacidad contributiva real del sujeto pasivo, pues la propiedad de un inmueble determinado no implica la liquidez monetaria para afrontar compromisos tributarios sobrevenidos como consecuencia de un plan de ordenación urbanística. Al respecto, nuevamente se recomiendan las siguientes redacciones: “La contribución especial sobre plusvalía de las propiedades inmuebles por cambio de uso o de intensidad en el aprovechamiento no podrá exceder de un 15% del monto total de la plusvalía que experimente cada inmueble. La Ordenanza respectiva podrá disponer que esta contribución sea exigida en forma fraccionada, a partir del segundo año luego de ocurrido el cambio de uso o intensidad de aprovechamiento, con un plazo máximo para el pago de cinco (5) años; las cuotas correspondientes podrán devengar un interés máximo equivalente a la tasa fijada por el Banco Central de Venezuela para el cálculo de las prestaciones sociales”. También podría quedar redactado de la siguiente forma: “La contribución especial sobre plusvalía de las propiedades inmuebles por cambio de uso o de intensidad en el aprovechamiento no podrá exceder de un 10% del monto total de la plusvalía que experimente cada inmueble. La Ordenanza respectiva deberá otorgar un plazo mínimo de dos (2) años para cancelar esta contribución y las cuotas respectivas correspondientes podrán devengar un interés máximo equivalente a la tasa fijada por el Banco Central de Venezuela para el cálculo de las prestaciones sociales.” Artículo 175: Este artículo señala que esta contribución se causará por la ejecución de obras públicas o prestación de un servicio que sea de evidente interés para la comunidad, siempre que como consecuencia de esas obras o servicios resulten especialmente beneficiadas ciertas personas. No se señala en este artículo cuál es el beneficio. Por lo tanto, se sugiere que se incluya que el beneficio derivaría del “aumento de valor de los inmuebles cercanos a la obra o favorecidos por el servicio”. Este artículo pudiera quedar redactado de la forma siguiente: “La contribución especial por mejoras se causará por la ejecución de obras públicas o prestación de un servicio público que sea de evidente interés para la comunidad, siempre que como consecuencia de esas obras o servicios resulten especialmente beneficiadas determinadas personas por el aumento de valor de los inmuebles cercanos a la obra o favorecidos por el servicio. El importe de esta contribución será determinado por el Concejo en función del costo presupuestado de las obras o de los servicios pero no excederá, en ningún caso, del setenta por ciento (70%) del costo de las obras o servicios.” Artículo 182 En lo que respecta a las contribuciones por mejoras, este artículo establece la posibilidad de exigir al contribuyente un pago anticipado, correspondiente a un porcentaje del monto estimado en función del costo de la obra, lo que pudiera generar cierta falta de certeza para el contribuyente, ya que al no establecer la norma un límite, el municipio pudiera llegar a exigir cualquier porcentaje, lo cual no es admisible, puesto que este artículo establece a su vez una excepción a la realización del hecho imponible que en virtud del artículo 181 ocurre, cuando las obras se hayan ejecutado o cuando se comenzaren a prestar los servicios. Es por ello que consideramos que la norma pudiera ser redactada de la siguiente forma: “Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo anterior, una vez aprobada la Ordenanza de creación de la contribución especial por mejoras, el municipio podrá exigir el pago anticipado de una cantidad equivalente a un porcentaje que no excederá del X %, del monto estimado para cada contribuyente...” Sub-sección Quinta: Impuesto sobre Vehículos Artículos 191 y 192 El hecho de que se le sancione al sujeto pasivo del impuesto por la inercia o imposibilidad del conductor del vehículo (asumiendo que este último no es considerado como sujeto pasivo del impuesto, ni directo, ni asimilado) de presentar los documentos que verifican el cumplimiento o no de deberes formales, puede implicar la despersonificación de la sanción, pues la responsabilidad por incumplimiento de deberes formales es personalísima debiendo recaer efectivamente sobre el conductor, luego, retener el vehículo es una sanción que no permite distinguir entre el infractor propiamente dicho y el sujeto pasivo del impuesto, así, lo más conveniente es establecer con carácter personal una sanción pecuniaria y en caso de reincidencia proceder con la retención del vehículo. En tal sentido, recomendamos la siguiente redacción: “Los funcionarios debidamente designados por la Administración Tributaria podrán requerir a los propietarios o conductores de los vehículos la presentación de los documentos a que se refiere el artículo anterior; en caso de que no se los presenten se le1 impondrá una sanción pecuniaria y en caso de reincidencia se podrá proceder con la retención del vehículo, en las condiciones previstas en el artículo siguiente, siempre que así lo recojan las respectivas Ordenanzas”. Finalmente, en lo que se refiere a este tributo consideramos adecuado establecer parámetros y cuotas a los fines de obtener una mayor uniformidad en todo el territorio nacional, tal como lo hace la Ley Reguladora de las Haciendas Locales en España en la cual se acoge como criterio la potencia de los vehículos, estableciéndose en base a ello la cuota tributaria correspondiente. Esto permitiría limitar en cierto modo la voracidad fiscal de los municipios en el sentido de acoger tarifas más racionales y uniformes, evitando así que se produzcan “migraciones” de contribuyentes con el solo propósito de evadir el pago del impuesto, tal como sucedió en el caso reciente del Municipio Libertador de la ciudad de Caracas. Sub-sección Sexta: El Impuesto sobre Espectáculos Públicos Artículo 194 Es nuestra opinión que pudiera ser útil a los efectos de este impuesto definir qué es un espectáculo público. Se pudiera usar como parámetro lo establecido en algunas Ordenanzas sobre la materia, en donde “Se considera Espectáculo Público toda demostración, despliegue o exhibición de arte, habilidad, destreza o ingenio, que mediante retribución o sin ella, se ofrezca al público en lugares abiertos o cerrados, públicos o privados.” Al artículo en cuestión parece no determinar que el hecho imponible se realice dentro de la jurisdicción del municipio, por lo que consideramos se pudiera proponer la siguiente redacción: “El impuesto sobre espectáculos públicos gravará la adquisición de cualquier boleto, billete o instrumento similar, que origine el derecho a presenciar un espectáculo en sitios públicos o en salas abiertas al público ubicadas en la jurisdicción del municipio respectivo”. Sub-sección Novena: Impuesto sobre Actividades Económicas Artículo 207 Este artículo dispone que el hecho imponible del impuesto sobre actividades económicas es el ejercicio habitual en la jurisdicción del Municipio respectivo de cualquier actividad lucrativa independiente. Nada se señala en este artículo en cuanto a que debe tratarse de actividades mercantiles. Tradicionalmente el impuesto de patente ha gravado sólo el ejercicio de actividades comerciales e industriales o de índole similar en jurisdicción de un determinado Municipio. También tradicionalmente el ejercicio de actividades profesionales (contaduría, abogacía, ingeniería, educación, etc) no ha sido gravado con la patente, por considerarse que son actividades eminentemente civiles y no el artículo 179 de la mercantiles o comerciales. En nuestra opinión, la intención del legislador en Constitución Nacional es la de gravar con el impuesto sobre las actividades económicas a aquellos comerciantes que realicen una actividad comercial, industrial o de servicios, es decir, siempre dentro de ámbito mercantil y no civil. Por lo tanto, pienso que para evitar interpretaciones que pueden crear confusión, sugerimos la redacción del citado artículo de la siguiente forma: “El hecho imponible del impuesto sobre actividades económicas es el ejercicio habitual, en la jurisdicción del Municipio, de cualquier actividad lucrativa mercantil de carácter independiente, aun cuando dicha actividad se realice sin la previa obtención de licencia, sin menoscabo de las sanciones que por esa razón sean aplicables.” En lo que respecta a este punto, es importante que la norma haya consagrado de forma expresa la habitualidad como parámetro indispensable para la configuración del hecho generador del tributo, ya que aún cuando algunos autores consideran innecesaria su exigencia (entre ellos Dino Jarach) la realidad venezolana así lo exige, puesto que en el pasado se presentaron numerosas dificultades al pretender los municipios gravar cualquier clase de ingresos distintos a los atribuibles a las actividades que, con carácter habitual llevase a cabo el contribuyente. Es por ello que consideramos de suma importancia dejar claro que no todo Ingreso Bruto es el que importa a los efectos del impuesto en comentarios, ya que el Ingreso Bruto que se ha de tomar en cuenta como base imponible es el efectivamente generado o en palabras de Bulit Goñi “el relevante” (negrillas nuestras) , es decir, aquel que proviene directamente de la actividad lucrativa principal, propia y habitual de la empresa. En este mismo orden de ideas, el artículo 213 al definir lo que debe entenderse por ingresos brutos, ratifica (sabiamente en nuestro criterio) el carácter de habitualidad que deben poseer las actividades en territorio del Municipio, al señalar: “Se entiende por ingresos brutos todos los proventos o caudales que de manera regular reciba el contribuyente o establecimiento permanente...” (subrayado nuestro). De manera que quedarían excluidos todos los ingresos que de forma eventual pudiera obtener el contribuyente, tal como lo dejó sentado nuestra jurisprudencia en el caso Envases Internacional, S.A. vs. Concejo Municipal del Distrito Guacara del Estado Carabobo, en decisión del 25 de Enero de 1989, del Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil y Contencioso Administrativo de la Región Centro Norte. Artículo 208 Es plausible la idea de armonizar la coexistencia del impuesto municipal general sobre las actividades económicas con los tributos nacionales o estadales que graven la producción o consumo específico de bienes o servicios; pero esta idea no se debe quedar en una exhortación legislativa, sino que deben ser establecidas medidas expresas, como se hace en el artículo 215, lo cual se corresponde con el precepto del numeral 13 del artículo 156 constitucional. Artículo 211 La definición de actividad de servicios contenida en el numeral 3 de ese artículo es desbordante del hecho imponible del impuesto sobre las actividades económicas, según lo expresado con anterioridad, porque asume como límite el concepto de “actividad lucrativa” y no el de actividades industriales, comerciales, de servicios y de índole similar. En consonancia con los criterios declarados en sentencias recientes de la Sala Constitucional (Caso COVEIN y Caso Ordenanza del Municipio Chacao), se debe excluir del objeto del impuesto sobre las actividades económicas no sólo a los servicios prestados bajo relación de dependencia, sino también, a los servicios profesionales de naturaleza esencialmente civil. A lo cual se debe agregar que las rentas de trabajo (dependiente o independiente) siempre han sido gravadas por el Poder Nacional y nunca por el Poder Municipal. En tal sentido, al definir la ley lo que debe entenderse por actividades de servicios, la misma debería establecer en forma expresa que se trate de prestaciones de servicios con carácter mercantil, quedando en consecuencia el tercer punto de la norma redactado de la siguiente manera: “3) Actividad de Servicios: Toda aquella actividad que con carácter mercantil comporte principalmente prestaciones de hacer, sea que predomine la labor física o intelectual. Quedan incluidos en este renglón....”. De esta manera se incorporaría a la legislación el criterio contemplado en la jurisprudencia reciente de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en el caso: Compañía Venezolana de Inspección, S.A.2 mediante la cual se limita el hecho imponible a los servicios de carácter mercantil. Finalmente es necesario comentar lo acertado de la norma, en el sentido de establecer como período impositivo el año natural (calendario), ya que se otorga mayor uniformidad, especialmente en los casos de sujetos pasivos que desarrollen sus actividades en diferentes jurisdicciones municipales. Asimismo, es importante señalar que los mecanismos de declaración anticipada previstos en el artículo, deberían ser objeto de regulación por el texto legal objeto del presente análisis. Artículo 212 El proyecto al desarrollar el punto relativo a la base imponible del impuesto, considera como momento de la disponibilidad a lo “efectivamente percibido”, lo cual a nuestro criterio pudiera implicar perjuicios a las administraciones locales al momento de hacer efectivo el cobro del tributo, al ser completamente factible en el mundo comercial la realización de operaciones a plazos, cobro de deudas con retraso, etc, lo cual diferiría la recaudación municipal con los consecuentes perjuicios que ello pudiera causar. En este sentido, sería aconsejable que se sustituyera el momento de la disponibilidad en cuanto a lo efectivamente percibido por el de “lo causado durante el ejercicio”, quedando la norma consagrada en los siguientes términos: “La base imponible del impuesto sobre actividades económicas está constituida por los ingresos brutos causados durante el ejercicio, correspondientes a las actividades contempladas en el artículo 207 de esta ley, y ocurridas en jurisdicción del Municipio o que deban reputarse como ocurridas en ella, de acuerdo a los criterios establecidos en esta normativa o en los Acuerdos o Comercio celebrados a tales efectos”. Asimismo, debemos entender que la norma en su parte in fine en lugar de señalar “Comercio”, debió referirse a Convenios. Se puede agregar, que se debe adoptar el criterio de “disponibilidad por causación de los ingresos gravables” y no el de “disponibilidad por percepción” debido a las distorsiones económicas y contables que este último podría ocasionar para el Municipio y las empresas. Todo ello sin perjuicio de las normas que buscan depurar la cifra de ingresos generados o causados, con la exclusión de aquellos conceptos que no representan verdaderos ingresos, porque no aumentan la capacidad económica del contribuyente, como son los ingresos destinados a terceros, los préstamos, los descuentos, la enajenación de activos fijos, etc. En relación con el concepto de ingresos que configuran la base imponible del impuesto sobre las actividades económicas, no deja de llamar la atención que se sigan denominando como ingresos brutos, a pesar de que esa base admite la disminución de varios conceptos, como son los mencionados en el párrafo anterior, que no siempre equivalen a menores ingresos sino que constituyen verdaderas deducciones. A modo ilustrativo, es util conocer el texto del artículo 42 del Decreto 352 de 2002, referente al estatuto tributario del Distrito Capital de Colombia (Bogotá), el cual expresa lo siguiente: “El impuesto de industria y comercio correspondiente a cada bimestre, se liquidará con base en los ingresos netos del contribuyente obtenidos durante el período. Para determinarlos, se restará de la totalidad de los ingresos ordinarios y extraordinarios, los correspondientes a actividades exentas y no sujetas, así como las devoluciones, rebajas y descuentos, las exportaciones y la venta de activos fijos”. Posiblemente, sería conveniente, aparte de la posible redacción propuesta anteriormente para este artículo, la adopción de una norma similar a esa norma colombiana para evitar la contradicción de llamar ingreso bruto a una realidad contable que implica disminuciones varias, a fin de obtener un ingreso neto. Artículo 213 Se refiere este artículo a la descripción del concepto de ingresos brutos, como base de cálculo del impuesto sobre las actividades económicas. En cuanto al Parágrafo Primero, se debería afinar la configuración del ingreso propio de los intermediarios con la adopción de un criterio similar al que utiliza la Ley del Impuesto al Valor Agregado para definir la base imponible, en la hipótesis de los servicios; es decir, con la adopción del criterio de contraprestación del servicio del intermediario. En razón de esto, se recomienda que sea eliminada del artículo la frase final “...que sean percibidos” y en su lugar se coloque la siguiente: “... obtenidos como contraprestación del servicio”. Articulo 216 Las exclusiones establecidas en este artículo son realmente acertadas, en el sentido de evitar los malentendidos que se suscitaron y que los tribunales resolvieron en el pasado. Sin embargo pareciera prudente incluir en este artículo, la mención expresa de los ingresos que con carácter no habitual pudieran recibir los contribuyentes, tal como sería el caso de intereses, indemnizaciones, etc, esto en concordancia con los criterios de habitualidad y regularidad contemplados en los artículos 207 y 213 del proyecto, ya que si bien pareciera obvia su exclusión, daría mayor certeza a los municipios al momento de dictar sus propias ordenanzas. En consecuencia a la norma se le pudiera anexar un numeral en los siguientes términos: “Todos aquellos ingresos del contribuyente que se obtengan como resultado de operaciones ajenas y aisladas de su actividad habitual, de conformidad con lo establecido en los artículos 207 y 213 de la presente ley.” Este artículo consagra los conceptos que deben excluirse de la base imponible. Si bien en el artículo 207 se establece la habitualidad como condición para la generación de este impuesto, consideramos que sería importante ratificarlo en este artículo, señalando lo siguiente: “No forman parte de la base imponible: (además de los 7 numerales que consagra este artículo) 8. Los ingresos brutos derivados de la venta de bienes o prestaciones de servicios que no constituyan la actividad habitual de los contribuyentes.” Artículos 218, 219, 220 La idea de incluir al Establecimiento Permanente como vínculo o conexión de la actividad con el Municipio es a nuestro criterio adecuada, ya que por medio del mismo se corrigen todas las imprecisiones que se produjeron en el pasado, especialmente en el tema de la improvisada categoría del “contribuyente transeúnte”. Sin embargo en cuanto al punto referente a la ejecución de obras y prestación de servicios, desarrollado por el artículo 219, sería prudente establecer un límite temporal, tal como sucede en los Convenios para evitar la doble imposición internacional en el caso de las obras de construcción, lo cual facilitaría la atribución de las potestades a cada Municipio, ya que parecería injusto que un servicio que se preste por un período de tiempo muy corto (inclusive pudiendo tratarse de horas), se grave en el territorio de un municipio distinto a aquel en donde el contribuyente posea su establecimiento permanente, de no ser así, se estaría desvirtuando el carácter de permanencia imprescindible y propio del concepto y en consecuencia se entraría en contradicción con lo consagrado en el artículo 218 del proyecto. Así, nos parece insuficiente el criterio señalado: “... el servicio se considerará prestado en el Municipio en el cual el receptor del mismo tenga su establecimiento permanente en el cual sea aprovechado”. En esta hipótesis, el factor de conexión se desplaza completamente al lugar del usuario que aprovecha el servicio, pero no todos los usuarios tienen establecimiento sino que tienen solamente la condición de residentes. Se debería entonces, incluir en este supuesto, que la anterior hipótesis involucra principalmente a los servicios de consumo masivo. A este respecto, se destaca la estrecha relación entre los artículos 219 y 224, la cual no debería ser ignorada en la primera norma citada. En tal sentido la norma pudiera quedar establecida en los siguientes términos: “Las actividades de ejecución de obras y de prestación de servicios serán gravables en la jurisdicción donde se ejecute la obra o se preste el servicio, siempre y cuando la duración de las mismas sea igual o superior a X meses.”... (El resto de la norma quedaría igual a lo preceptuado en el proyecto). Artículo 218 y 221 El primero de los artículos señala que la actividad industrial y de comercialización de bienes se considerará gravable en un Municipio siempre que se ejerza a través de un establecimiento permanente y el segundo establece en términos generales que en caso de que tales actividades se ejecuten en distintos establecimientos, los ingresos serán atribuidos al Municipio respectivo con base en criterios técnicos y económicos que los justifiquen. En vista de que algunas compañías poseen varios establecimientos permanentes, sería conveniente establecer, por lo menos en materia de comercialización de bienes que es donde más confusión se presenta a los efectos de causación de este impuesto, un factor de conexión más preciso. Como sabemos, en materia de venta de bienes, el impuesto sobre actividades económicas conforme lo ha señalado la jurisprudencia deberá ser atribuido al Municipio en el cual esté ubicado el establecimiento comercial y se considera, además, como el lugar en o desde donde se generan las ventas. En nuestro criterio, la determinación de ese lugar dependerá de la forma en la cual esté estructurada la operación comercial, pero puede resumirse como el lugar en el cual se toma la decisión de venta. Si lo fundamental a los fines de este impuesto es la ubicación del establecimiento comercial en o desde el cual se generan las ventas, es de mencionar que la atribución de las ventas a la jurisdicción de un determinado Municipio dependerá de que la aprobación final para la realización de ellas se genere en o desde el establecimiento comercial ubicado en el referido Municipio. El criterio anterior se fundamenta en que en la generalidad de los casos las ventas no se consideran perfeccionadas mientras el vendedor no ha aceptado el pedido del comprador y emitido su consentimiento para la venta, en virtud de que se trata de un contrato bilateral en el cual casi siempre los compradores deben esperar que el vendedor acepte y apruebe su pedido para que se perfeccione la operación de venta desde el punto de vista de ambas partes. Por lo tanto, recomendaríamos incluir en este artículo que este impuesto en materia de comercialización de bienes se causará en o desde el establecimiento permanente del contribuyente donde se considere aprobada dicha venta, lo cual pudiera quedar redactado así: “La actividad de comercialización de bienes será gravable en el Municipio en el cual se encuentre el establecimiento permanente o base fija del contribuyente donde se considere aprobada la venta de dichos bienes.” Artículo 222 Los criterios técnicos y económicos del artículo 222 son aplicables principalmente a la actividad industrial, teniendo un carácter supletorio con respecto a las demás actividades. Esta característica debería ser indicada en la norma del artículo 222, para evitar los conflictos con otras normas de preferente aplicación. Artículo 224: Este artículo establece factores de conexión para ciertas actividades. El literal b) establece que en caso de actividades de transporte entre varios municipios, el ingreso se entiende percibido en el lugar donde el servicio sea contratado, siempre que sea a través de un establecimiento permanente. Pienso que se debería incluir en este literal “a las empresas de encomienda o de servicios de mensajería”. En vista de ello, el literal pudiera quedar redactado de la siguiente forma: “b) En el caso de actividades de transporte, servicios de encomienda o mensajería entre varios municipios, el ingreso se entiende percibido en el lugar donde el servicio sea contratado, siempre que lo sea a través de un establecimiento permanente ubicado en la jurisdicción correspondiente.” Artículo 225 El desconocimiento de formas o procedimientos a que se refiere esa norma debe ser sometido a los requisitos del artículo 16 del Código Orgánico Tributario y al seguimiento del procedimiento de fiscalización correspondiente, a fin de resguardar las garantías del contribuyente. Artículo 227 Esta disposición parece autorizar genéricamente el gravamen de las actividades agrícolas, pecuarias, de pesca y forestales, con el único límite de 1% de la alícuota impositiva en el impuesto sobre las actividades económicas. Esta propuesta no es compatible con la norma limitativa del artículo 183 de la Constitución (aparte), que subordina esa posibilidad a que una Ley Nacional establezca la oportunidad, forma y medida. Es decir, la Constitución exige de una Ley Especial que regule con detalle cada hipótesis de autorización para gravar las actividades de esa naturaleza. Sería contrario a la voluntad constitucional delegar la decisión política al Municipio, como lo hace la disposición propuesta de esta Ley Orgánica del Poder Municipal. Consideraciones Finales. Es importante destacar que el proyecto es bastante satisfactorio en el sentido de incorporar al ordenamiento jurídico positivo, una serie de correctivos respecto de imprecisiones que la voracidad fiscal de los municipios intentó establecer en el pasado y que la jurisprudencia en ciertos casos solventó; de la misma manera debemos resaltar lo adecuado de buscar uniformidad en los criterios respecto a las pretensiones de 335 jurisdicciones municipales. No obstante, existen aspectos que consideramos debieron ser regulados en la norma y que exponemos a continuación: Lo relativo a los ingresos correspondientes a operaciones que comprendan la exportación de bienes y/o servicios, ya que aún cuando existe la prohibición contenida en el primer numeral del artículo 183 de la Constitución Nacional, parecería conveniente desarrollar en la ley la imposibilidad de someter a estas transacciones al impuesto a las actividades económicas, incorporando para ello dentro del artículo que establece las exclusiones a la base imponible, a los ingresos obtenidos por concepto de tales operaciones. En cuanto a las alícuotas aplicables, los artículos 214 y 215 establecen importantes limitaciones en la potestad tributaria de los municipios, sin embargo nos parecería adecuado consagrar igualmente límites en el resto de las actividades no incluidas en dichas normas, sin pretender con ello lesionar la autonomía tributaria que le corresponde a los municipios, a los fines de evitar tarifas desproporcionadas y violatorias de la capacidad contributiva tal como quedó evidenciado en múltiples casos resueltos por los tribunales nacionales. En los términos precedentes, han quedado expresadas nuestras observaciones con relación al asunto planteado. Quedamos a su disposición para aclarar y/o ampliar cualquier aspecto planteado en la presente comunicación. Atentamente JUAN CRISTOBAL CARMONA Presidente