memorias Primer Coloquio - Instituto de Terapia Familiar

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INSTITUTO DE TERAPIA FAMILIAR “CENCALLI”
MEMORIAS
COLOQUIO
“LA INVESTIGACION EN FAMILIAS
MEXICANAS”
Conferencia Magistral
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CONFERENCIAS
MAGISTRALES
CONFERENCIA MAGISTRAL
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INSTITUTO DE TERAPIA FAMILIAR “CENCALLI”
“LA FAMILIA Y LA IDEACIÓN SUICIDA EN LOS JÓVENES”
Mtra. Luz de Lourdes Eguíluz R*
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNÓMA DE MÉXICO
Dentro del ciclo vital de la familia, una etapa crítica, considerando la frecuencia de
familias que acuden al psicólogo durante esta fase es la de hijos en edad
adolescencia. Esta frecuencia está generada no solamente porque los hijos
adolescentes pueden presentar algunas problemáticas características de esta etapa
(crisis de identidad, rebeldía, drogadicción, violencia), sino porque los padres también
se encuentren cercanos a los cuarenta o cuarenta y cinco años y muchos están
viviendo la crisis de la mediana edad (desavenencias maritales, infidelidad,
desempleo) aunado a la viudez de uno de los abuelos (generalmente la muerte del
abuelo) y una alta probabilidad de que la abuela recurra a su hija en la búsqueda de
apoyo. Estas tres crisis vividas a lo interno de cada subsistema familiar, genera una
crisis de alta magnitud en la familia.
Todo lo anterior se podría resumir como problemas intrafamiliares, pero hay que
sumar a esa realidad, los problemas referentes al contexto social en el que estamos
viviendo: desempleo, violencia callejera, sistemas de salud con grandes carencias,
imposibilidad del gobierno para proporcionar educación gratuita a sus ciudadanos, etc.
Tanto lo que ocurre dentro de la familia como lo que está pasando de forma externa,
afecta al grupo familiar. Uno de los problemas en los que se ve reflejada esta amplia
problemática son los altos índices de suicidio entre los jóvenes. Este fenómeno ha
cobrado mayor relevancia en últimas fechas, debido a que su magnitud lo ha llevado a
establecerse como un problema de salud pública, por el incremento en el número de
casos reportados y porque el suicidio está ocurriendo cada vez a edades más
tempranas.
Para tener una idea más clara de esta situación es necesario revisar algunos datos
estadísticos. Cada año, casi un millón de personas cometen suicidio, esta causa de
muerte está representada por una tasa “global” de mortalidad de 16 por cada 100 mil
personas, lo que significa que cada día hay en promedio casi tres mil personas que
ponen fin a su vida, lo que implica también, que cada 40 segundos, ocurre una muerte
por suicidio en el mundo. Al menos 20 personas intentan suicidarse por cada una que
lo consigue (Eguíluz, 2010b).
Según los datos de varios estudios, en México la prevalencia de la conducta suicida es
más alta en los adolescentes que en la población general (Eguiluz, Córdova y Rosales,
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2010; Córdova, Rosales y Eguíluz, 2011). Un estudio realizado (Eguíluz, 1996) revela
cifras aún más altas: 27% de los adolescentes habían pensado en el suicidio en los
últimos 12 meses; 16% habían realizado un plan suicida; 8% habían realizado un
intento; y 2% habían realizado un intento que requirió atención médica.
Considerando todo lo anterior y atendiendo a que la conducta suicidio es un proceso
que se inicia con la idea de la propia muerte, donde posteriormente se transcurre a la
planeación del acto suicida, que en ocasiones se realiza un intento y en otras se va
directamente al suicidio. Hemos trabajado con los jóvenes, que son nuestra población
meta y específicamente con aquellos que hablan sobre quitarse la vida o aquellos que
sin hablar de ello dan señales de estar construyendo ideas suicidas. Por lo que
además explicamos a los padres de familia lo que hemos encontrado para que puedan
detectar como se manifiesta conductualmente la ideación suicida. Es conocida a
través de diferentes investigaciones (Eguíluz, 1996, 2009, 2010a, y Eguíluz, Nyeffeler,
Alcántara y Chávez, en prensa) la importancia que tiene la familia en el
comportamiento de los jóvenes y cómo puede ser un factor que coadyuve al bienestar
o por lo contrario, un elemento adicional de preocupación y malestar.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Córdova, M.; Eguíluz, L. y Rosales, C. (2011). Pensamientos suicidas en estudiantes
universitarios del Estado de Tlaxcala (México). Revista Enseñanza e
Investigación en Psicología, Vol. 16, No. 1: 155-164.
Eguíluz, R. L. (1996). La ideación suicida y el funcionamiento familiar. En Jiménez, G.
R. (comp.) Grupo Doméstico, Hogar o Familia, México: Universidad Autónoma
de Tlaxcala, p. 135-144.
Eguíluz, R. L. Córdova, M. y Rosales, C. (2009). El pensamiento de suicidio en los
jóvenes. Un estudio cualitativo que vincula la investigación y el tratamiento.
Revista de la Asociación Mexicana de Terapia Familiar: Psicoterapia y Familia,
Vol. 22, No. 2: 80-89.
Eguíluz, R. L. (2010a) “El trabajo con personas que han hecho un intento de suicidio o
están pensando en suicidarse”. Cap. del libro: Psicología de la Familia en
países latinos del siglo XXI, de Marco Eduardo Murueta Reyes y Maricela
Osorio Guzmán, México: AMAPSI editorial.
Eguíluz, R. L. Nyffeler, Alcántara y Chávez (en prensa). La ideación suicida en jóvenes
y el clima social familiar. Revista Sistemas Familiares, de la Asociación de
Psicoterapia Sistémica de Buenos Aires.
Eguíluz, R. L. (Comp.) (2010b) Qué podemos hacer para evitar el suicidio. México:
Editorial Pax-México.
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CONFERENCIA MAGISTRAL
ENFOQUE MÉDICO DEL ESTUDIO DE LA FAMILIA
DR. FRANCISCO JAVIER F. GÓMEZ CLAVELINA*
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
La salud ha sido definida por la Organización Mundial de la Salud como “Un estado de
completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o
enfermedades.” (1) Para otorgar atención médica se hace necesario considerar y
evaluar tanto la salud como la enfermedad. Es común que, la actividad médica se
asocie con la atención profesional de aspectos físicos o biológicos que afectan a las
personas; los aspectos mentales o psicológicos se separan artificialmente de los
biológicos y se asignan a profesionales especializados como los psiquiatras y
psicólogos, los elementos sociales que afectan a la salud de los individuos y sus
familias suelen considerarse de un argot lejano a la práctica médica y que más bien
son materia de otras disciplinas como la economía, sociología, antropología y política
entre otras.
En general, la actividad médica se identifica con la atención profesional de los
problemas de salud entendidos bajo el concepto de enfermedad. Así, es común
considerar que los médicos atienden enfermos. Estos conceptos han acuñado la
actividad de los médicos en un principio basado en un enfoque simple y al mismo
tiempo incompleto, pues la enfermedad se entiende como un daño a la salud y por lo
tanto, es indispensable comprender también a la salud como un elemento vinculado a
la enfermedad. Este vínculo es constante e indisoluble, y como consecuencia, las
personas se encuentran siempre en un proceso entre la salud y la enfermedad.
En contraste con otras disciplinas médicas, la medicina familiar es una especialidad
basada en tres principios básicos: a) la atención integral de los individuos y sus
familias, independientemente de su edad, sexo o problema de salud; b) la continuidad
de la atención, entendida como el seguimiento del proceso salud-enfermedad tanto en
el ciclo vital individual como familiar y c) la anticipación al daño a la salud mediante un
enfoque de riesgo. (2) Evidentemente, al médico familiar le interesa estudiar el
proceso salud-enfermedad en los individuos y sus familias y como consecuencia, debe
incorporar a su práctica profesional, estrategias que le permitan evaluar a los
individuos y sus familias considerando sus problemas de salud en el sentido más
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amplio, en un contexto dinámico de interacción de los elementos físicos, psicológicos y
sociales con el proceso salud-enfermedad.
La evaluación de las familias es un tema que interesa a muy diversas disciplinas y por
lo tanto, cada una de éstas utiliza su enfoque, metodología y herramientas para lograr
su evaluación; incluso, dentro de cada disciplina, existen diversos propósitos para la
evaluación, con lo cual, se crea una gran diversidad de elementos que pueden ser
considerados para desarrollarla. Muy compleja es la tarea de establecer un enfoque
único de la evaluación familiar por parte de los médicos familiares pues, en
seguimiento de sus principios de práctica profesional, debe incluir en su evaluación
aspectos biológicos, psicológicos y sociales, así como estrategias que le permitan dar
atención y seguimiento a los problemas de salud, además de promover y realizar
acciones dirigidas a la prevención de daños a la salud.
Además de la historia clínica médica, la influencia de la psiquiatría y psicología, así
como de la sociología, antropología, genética, epidemiología, demografía y economía
se evidencian en los estudios de salud familiar que han diseñado los médicos
familiares para obtener su certificación como especialistas ante el Consejo Mexicano
de Certificación en Medicina Familiar (3).
En la práctica cotidiana de la medicina familiar, se identifican al menos cuatro estilos
de atención médica: la basada en la atención de múltiples miembros de la familia de
diferentes edades, la atención individual con mínima atención de otros miembros de la
familia, atención individual en el contexto del ambiente familiar y, atención de la familia
como unidad (4).
Cualquiera que sea el estilo de atención médica familiar, el problema de salud y sus
características son el eje de acción y guía para la toma de decisiones en relación con
las estrategias que el médico familiar puede utilizar. Si existe una disposición gen
ética o familiar a una enfermedad, la unidad de relevancia es de inicio biológica. La
forma más efectiva para obtener información relevante es el genograma (5). El cáncer
de ovario, mama y colon, las enfermedades cardiovasculares, migraña, hipertensión
arterial y asma son ejemplos de estos problemas de salud que se originan en patrones
genéticos.
Cuando la enfermedad es infecciosa-contagiosa, los médicos focalizan su atención en
las personas que cohabitan con el enfermo, independientemente de su parentesco.
Las medidas de control sanitario, aislamiento del enfermo y prevención en las
personas que conviven con la persona enferma, reciben especial énfasis. Se impone
identificar el estilo de vida del grupo familiar e incluso, puede ser necesario notificar a
los servicios de epidemiología y salud pública para crear un cerco sanitario que limite
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las posibilidades de contagio a la comunidad. Los aspectos sociales que influyen en el
problema de salud pueden ser de gran importancia, como la situación económica
familiar, disponibilidad de servicios de salud, características de la vivienda, tipo de
alimentación etc.
En el caso de las enfermedades crónicas, es muy importante evaluar la funcionalidad
familiar pues es necesario un proceso de adaptación a un factor de estrés que
requerirá la participación de los integrantes de la familia y puede requerir
modificaciones en el estilo de vida, adopción de nuevos roles en la convivencia e
incluso adaptaciones en la distribución de los recursos financieros.
Las crisis familiares, el duelo o familias con enfermos en etapa terminal, familias con
algún factor cultural o religioso que influye sobre la salud o el manejo de la
enfermedad, y los problemas de salud vinculados con las relaciones personales o
afectivas entre los miembros de la familia, suelen constituir una baja proporción como
causa principal de las consultas médicas familiares (6).
Existen diferentes niveles de intervención familiar. Los que se presentan aquí son los
descritos por Doherty y Baird en 1986. Cada nivel incluye y amplía las características
de los niveles inferiores; su delimitación sólo depende del nivel de complejidad de la
práctica
profesional
en
cada
caso.
- Nivel uno. Mínimo énfasis en la familia. En este caso, se trata con la familia del
paciente sólo si es necesario (por razones prácticas o médico-legales). Por ejemplo,
en
casos
- Nivel dos.
de
hospitalización
o
de
algún
tipo
de
intervención
quirúrgica.
Información continua y consejos médicos. Incluye todas aquellas
situaciones en las que se hace necesario informar a la familia, bien sea en su conjunto
o a varios de sus miembros. Implicar a los diferentes familiares en el tratamiento dado
a un miembro de la familia sería un ejemplo. La información a proporcionar puede
incluir hallazgos diagnósticos, opciones terapéuticas o consejos para la familia sobre
cómo llevar a cabo las tareas necesarias para el cuidado del paciente.
- Nivel tres. Sentimiento y apoyo. La práctica en este nivel supone interesarse
activamente por las preocupaciones y los sentimientos de la familia, y proporcionarle
apoyo emocional si fuera necesario, desde el conocimiento del desarrollo normal del
individuo y del funcionamiento de la familia, con el fin de "normalizar" situaciones
generadoras de estrés. Incluye también aquellas actividades que tienen como finalidad
ayudar al sistema familiar a la expresión y participación conjunta de sus emociones
favoreciendo las muestras de apoyo y afecto entre sus miembros. El manejo del
paciente terminal y su familia sería un buen ejemplo de intervención a este nivel.
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- Nivel cuatro. Evaluación sistemática e intervención planificada. En este nivel, el
médico de familia puede realizar una valoración del funcionamiento familiar y planificar
una actuación diseñada para facilitar la resolución de sus problemas. Aquí se
plantearán aquellas estrategias dirigidas a mejorar la capacidad de la familia, que
provoquen y lleven a la práctica soluciones alternativas para afrontar y resolver sus
problemas.
En esta situación, por ejemplo, el médico realiza intervenciones dirigidas a promover
cambios en los patrones de comunicación del sistema familiar para lo que es
necesario contar con cierto entrenamiento que permita hacer una valoración funcional
de la familia. Para ejercer este nivel, el médico de familia necesita comprender la
teoría de sistemas y contar con la capacidad suficiente para convocar una entrevista
familiar.
- Nivel cinco. Terapia familiar. El objetivo final en este caso es realizar un abordaje
familiar para modificar pautas de comportamiento. La terapia familiar exige entrar a
formar parte del sistema familiar para cambiar el sistema. Requiere de un
entrenamiento especial o la posibilidad de trabajar conjuntamente con el segundo nivel
de atención en calidad de coterapéutas. De cualquier forma, el médico de familia
puede colaborar también en este nivel identificando aquellas familias que presenten
disfunciones y derivándolas, así como disminuyendo la posible resistencia a acudir a la
terapia.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Official Records of the World Health Organization, Geneve, 1946; (2): 100.
Boelen C, Haq C, Hunt V, Rivo, Shahady E. (2002). Improving Health Systems: The
Contribution of Family Medicine. World Organization of Family Doctors
(WONCA). Bestprint Printing Company. Singapore. Pp 39-40.
Estudio de Salud Familiar. Consejo Mexicano de Certificaciones en Medicina Familiar
A.C.
Accesible
en
http://www.consejomedfam.org.mx/cmf/index.php?option=com_content&view=
article&id=12&catid=1&Itemid=6 Consultado el 6 de Septiembre de 2011.
Medalie JH, Cole-Kelly K. (2002) The Clinical Importance of DefiningFamily. Am Fam
Phys. 65(7): 1277-1279.
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Crouch MA, Roberts L. (1987) The family in family practice: a family systems
primer. Ney York: Springer-Verlag.
Medalie JH, Zyzanski SJ, Goodwin MA, Stange KC. (2000) Two physician styles of
focusing on family. J Fam Pract. 49 (3): 209-215.
Doherty WJ, Baird MA. (1986) Developmental Levels in Family-Centered Medical Care.
Family Medicine 18:153-156.
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VIOLENCIA
Y
FAMILIA
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PATRONES INTERACCIONALES DEL ABUSO SEXUAL
TRANSGENERACIONAL
Dr. Julián Sinibaldi Gómez*
CENTRO DE TERAPIA FAMILIAR. GUATEMALA, GUATEMALA,
UNIVERSIDAD FRANCISCO MARROQUÍN, GUATEMALA, INSTITUTO DE
TERAPIA FAMILIAR CENCALLI
El abuso sexual es un problema de alta incidencia en la población, transversal a los
distintos sectores de la sociedad, que continúa siendo un secreto a voces, del cual un
gran porcentaje de las víctimas prefieren no hablar pues se da dentro del ámbito
familiar, siendo éste un espacio sensible frente a las repercusiones que tiene para la
víctima y su familia. En esta investigación se pretende contextualizar el fenómeno a
partir de las voces de las propias mujeres, los hechos que les han ocurrido, las
consecuencias del mismo tanto en la víctima, como en los hijos e hijas de quienes lo
sufrieron.
La investigación de corte cualitativo se realizó en una organización no gubernamental
dedicada a ofrecer asesoría jurídica, terapia psicológica y acompañamiento social a
mujeres y niñas (os) víctimas de violencia doméstica. El estudio comprendió
específicamente tres familias, en las cuales se entrevistó a la abuela, madre e hija,
todas ellas víctimas de abuso sexual, a fin de establecer los factores de riesgo y sus
manifestaciones. Los instrumentos utilizados permitieron establecer las consecuencias
tanto emocionales, conductuales y relacionales que presentan los sujetos del estudio.
Un primer hallazgo común en las tres familias y en las tres generaciones de víctimas
fue que en el momento en que se produjo el abuso, existía distancia física y/o
emocional entre las víctimas y sus madres por diferentes razones. En todas las
familias del estudio se presentaron padres y particularmente madres, física y/o
psicológicamente ausentes. En las madres las principales razones del alejamiento de
sus hijas fueron el temor a sufrir represarías por parte de sus parejas en la forma de
maltrato físico, psicológico o sexual (”de mi mamá conocí a su familia hasta que
[verdaderamente] se murió. Siempre me dijeron que mi mamá había muerto, y no, mi
mamá me dejó con la familia de mi papá y me dejó de una vez”… F: 1 A: 1; P: 9 L: 13;”porque mi papá amenazaba a mi mamá para que no llegara a vernos, para que
nosotros supuestamente nos olvidáramos de mi mamá y creáramos una imagen muy
mala de mamá. Pues, entonces mi papá la amenazaba mucho, de que si ella llegaba
le volvía a pegar, entonces mi mamá optó por alejarse”…. F: 1 M: 1; P: 85 L: 14;…“éramos lejanas, mi mamá siempre trabajaba y el tiempo libre estaba en el hospital
cuidando a la hermanita”... F: 2 H: 2; P: 72 L: 1-2.) Las madres de las tres familias, en
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la segunda generación, concuerdan en que sus propias madres establecieron
distancia física y emocional con ellas, vinculada de una forma u otra al alcoholismo de
ellas y/o de sus cónyuges. Dentro de las problemáticas presentadas hoy en día como
consecuencia del abuso sexual infantil, en dos de las tres abuelas entrevistadas,
estuvo el consumo excesivo de alcohol, ya sea en el momento en que la hija era
abusada o como consecuencia del abuso sexual sufrido tanto por ella o por sus
descendientes (”ellos tomaban, mi papá obligaba a mi mamá que tomara, sino le
pegaba, a él le gustaba que ella tomara y si no tomaba le pegaba, estaban peleando
siempre. Además, éramos muy pobres, ¡demasiado!”….F:2 M: 2; P: 58 L: 1-3.) Las y
los niños que viven con uno solo de sus progenitores o sin ambos, presentan mayor
riesgo de abuso sexual que aquellos que mantienen una comunicación clara y directa
con ellos. Así pues, se puede inferir que la ausencia física y relacional de la madre
puede constituir un factor importante para facilitar el desarrollo de la dinámica familiar
disfuncional en que se desarrolla el abuso, sin embargo no hay que perder de vista
que interaccionalmente este fenómeno se asocia al clima violento, así como las
amenazas realizadas por el perpetrador para garantizar mediante la aprensión y la
impotencia de la madre. Por ende, dentro de la dinámica familiar, la figura de la madre
tiende a ser un miembro periférico disfuncional, que minimiza todo tipo de intercambio
con la familia, no comparte espacio, no desarrolla actividades en conjunto y se
encuentra distante. Como señala Beltovim (2000), cualquier figura protectora queda
neutralizada por el proceso de supresión y por la minimización de las acciones
victimizantes, en el contexto del abuso sexual.
Las familias que participaron de este estudio presentaron conflictos conyugales,
violencia familiar, alcoholismo y repetición de dinámicas relacionales en las diferentes
generaciones, especialmente en lo que respecta a la relación de distancia que existan
entre abuelas y madre, así entre madre e hijas, lo cual constituye uno de los factores
constantes de la dinámica de abuso sexual en las tres familias.
En las tres familias y en las tres generaciones: abuela, madre e hija, se presenta una
ruptura de la comunicación, situación que se agudiza después del abuso sufrido por
las descendientes, lo cual se traduce en manifestaciones de aislamiento, dificultades o
imposibilidad para exteriorizar el afecto principalmente por el temor a ser rechazas o
defraudadas. En cuanto a las características de la comunicación familiar, las
participantes reportaron grandes dificultades para establecer una comunicación
emocional significativa, así como la imposibilidad para llevar a cabo una auto
revelación personal basada en la confianza y seguridad que le deberían de otorgar los
adultos a cargo (…”realmente mi hija nunca se ha abierto conmigo y también fue
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abusada, yo hasta aquí no he podido llegar hasta ella, ella nunca me ha dicho”… F:1
A:1; P: 11 L: 2-4; ”mi hija la mayor fue quien más sufrió en ese sentido, era bien
callada, ella nunca me dijo nada, no dijo nada y hasta ahorita… la verdad, ella a mí no
me lo ha dicho, hasta ahora no sé [refiriéndose que no está al corriente de que la hija
que participa de esta investigación fue abusada sexualmente por su padre] F:2 A:2; P:
99 L:1-3.”) La comunicación confusa e indirecta, facilitó el mantenimiento del secreto y
la perpetuación de la conspiración del silencio, pese a que habían claros signos
conductuales y emocionales de que algo sucedía con las víctimas dentro de la familia
(“mi mamá, dice que ella veía cosas extrañas, pero que no estaba segura… uno se
comporta de manera diferente. No sé por qué no hacen nada, ¡no sé qué pasa!...
quién esté al pendiente de uno de plano que se daría cuenta. Si uno es diferente, en
más de algo uno se nota”… F: 2 H: 2; P: 253 L: 1-3; “me empecé a recordarme de
cuando yo jugaba, esto sí es cierto, porque yo tenía un Kent y tenía mi Barbie, rápido
empezaban las relaciones sexuales, o lo hacía con cualquier muñequito que se tuviera
a mano. Yo pienso que sí nos damos cuenta de eso [refiriéndose al abuso sexual.]
Cuando están chiquitos nos podemos fijar bien dónde está el abuso, ¿dónde? no es
normal que un niño haga eso con los muñecos”... F: 3 H: 3; P: 166 L: 1-5.) Los
comentarios de las entrevistadas reflejan incapacidad para expresar sentimientos, aún
frente a situaciones dolorosas, los miembros de la familia simulan que no ha pasado
nada, ya que el temor a la sanciones judiciales, las separaciones, los reproches y la
vergüenza, compromete el sistema de defensa común, de modo que cada uno lo
sustituye por un sistema de defensa individual para defenderse de su propia angustia y
de sus propias responsabilidades (Perrone y Nannini, 2007.)
El sentimiento de ira y de impotencia forma parte de los malestares que en la
actualidad, varias de las entrevistadas expresaron (“cuando me tocaba, me daban
ganas de matarlo y después él me decía que me quería mucho. Todavía recuerdo
eso”... F: 2 H: 2; P: 119 L: 1-2. ) Sólo una de las entrevistadas ha recibido tratamiento
psicológico y corresponde a la generación de las participantes más jóvenes.
Continuando con el mismo punto, también se observó la incapacidad actual para lograr
establecer relaciones de confianza con otras personas por parte de las víctimas
(”prefiero no tener confianza con la gente. En esa parte personal soy muy reservada. A
comparación de mi hermano él se pelea mucho con ella [refiriéndose a la relación
entre la madre y el hermano], pero cuando tiene problemas le cuenta todo”... F: 3 H: 3;
P: 73 L: 5-8.) Las participantes expresaron que padecían de recuerdos intrusivos,
estos se revelan en sueños y sensaciones asociadas al abuso sexual. En ellas se
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presenta malestar persistente con relación a no desear recordar episodios, lugares y
personas que simbolizan el abuso.
La restricción de la vida social de las participantes fue un hallazgo recurrente en las
entrevistadas, manifestándose a través de no tener interés en establecer relaciones
interpersonales profundas, la tendencia al aislamiento, lo cual guarda relación con los
parámetros relacionales familiares, como son las fronteras externas cerradas en el
sistema familiar y las fronteras individuales cerradas entre sus miembros. Éstas
permanecen cerradas, aunque ya no estén expuestas al abuso sexual, pues la
desconfianza y temor a ser dañadas, aun persiste. La investigación reflejó que en las
familias con dinámicas de abuso sexual, sus integrantes se tornan reacios para
instaurar relaciones con personas fuera de la familia, pues en el momento en que
algunos de sus miembros interactúa con el exterior, el mantenimiento del secreto
acerca del tema del abuso sexual se hace menos seguro. Las entrevistas evidencian
una pérdida de la confianza en las personas del sexo opuesto. Esto se manifiesta en
una alta desconfianza y desvalorización de la relación de pareja, como consecuencia
del abuso sexual por ellas sufrido. Éstas predisponen a la víctima, a establecer
relaciones de pareja enmarcada dentro de la dinámica de una relación de abuso. Las
participantes de este estudio se identifican con el rol de víctimas, así como con
patrones de sumisión, en consecuencia, parecen elegir parejas con características
violentas.
La violencia física y psicológica es el principal instrumento que utiliza el perpetrador
para mantener a los miembros de su familia bajo su control, especialmente durante el
periodo en que tiene lugar la dinámica de abuso. Dentro de sistema de creencias
impera la ideología patriarcal que se vive como algo natural, donde no existe
posibilidad de cuestionamiento y el aprendizaje de obediencia y sumisión a la
autoridad del hombre son asimilados desde muy temprana edad tanto por las y los
hijos como por sus cónyuges (Barudy, 2001.) Las relaciones son eminentemente
asimétrica y el ejercicio del poder, basado en la fuerza, el dominio y la concepción del
otro como un “objeto de uso” rige las interacciones dentro de las relaciones familiares
(”yo ya les conté a mis hijos cómo fue que conocí a ese hombre [refiriéndose a su ex
pareja] así fue como me comprendieron de no echarme a mí la culpa, de por qué yo
les di un padre así, no se los di yo, si él mismo me tomó como que yo fuera su
propiedad”… F: 2 A: 2; P: 72 L: 8-9.) Además, el poder del agresor sobre la víctima
impide toda posibilidad de intercambio de información para la resolución del problema
(”Lo callamos para siempre [realiza una figura con sus manos en forma de cruz”]… F:1
M:1; P:210 L:1.)
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Los elementos que conforman la teoría del hechizo (Perrone y Nannini, 1997), se
manifestaron evidentemente en la segunda y tercera generación de las tres familias
entrevistadas. El proceso de efracción, captación y programación, puede ser visto de
forma trans generacional, de algún modo, las madres, se vieron limitadas en proteger
a sus hijas, ya que continuaron respondiendo a indicaciones arcaicas, pero
fuertemente estructuradas y arraigadas dentro de un contexto de poder efectuadas por
el perpetrador en su momento. El abuso sexual y la violencia familiar crean sistemas
organizados en torno a la violencia, los hechos abusivos se reeditan y se refuerzan de
una generación a otra. De manera que de las nueve entrevistadas, en cinco de ellas
se presentó repetición de los episodios del abuso sexual en distintos momentos de sus
vidas, los cuales surgieron de forma independiente, desde el punto de vista temporal,
de la primera situación de abuso, ya sea con el mismo perpetrador o con otro distinto,
lo que hace referencia al proceso de programación de la víctima ante el abuso sexual.
Por otro lado, las entrevistas realizadas a las participantes, indican que la vergüenza
es otro factor por el cual no logra establecerse una buena comunicación entre la
víctima y su familia, como señala Fossum y Mason (2003), la víctima se siente
avergonzada, porque el perpetrador suele ser un miembro de la familia inmediata o
extendida y debido a la lealtad, se reprime o se niega el hecho (”porque uno no sólo
atraviesa por una sensación de dolor, sino de vergüenza”... F: 3 M: 3; P: 80 L: 2-3; “No
quiero [refiriéndose a la revelación del abuso], porque me da vergüenza que hayan
sido mis hermanos”… F: 1 M: 1; P: 141 L: 1.) Estas respuestas reafirman que la
vergüenza que sienten las víctimas, facilita que el abuso sexual se mantenga en
secreto, pero al mismo tiempo genera una inversión de roles, donde la víctima no sólo
cree que debe de proteger al abusador, sino a todo el resto de los integrantes de la
familia, a quienes percibe como débiles y con fuerte necesidad de amparo y cuido (“en
el caso de mi mamá, no era porque no me fuera a creer, sino por no hacerla sufrir, yo
la miraba llorar a ella en el baño, yo decía ¡pobrecita lo quiere mucho [refiriéndose al
abusador]!, por eso mismo, yo miraba que ella lo quería mucho, yo pensé que no me
iba a creer. Yo lo miraba que ella en parte todavía sufría por él [refiriéndose al
abusador]”... F:3 H:3; P:114 L:1-4; “pero siempre lo protegía [refiriéndose a su
hermano menor] de su papá [padrastro de la víctima en cuestión], por eso yo seguía
yéndome con él [refiriéndose al perpetrador, que era el padre de su hermano], aunque
ya no quería, pero era para evitar que hiciera lo mismo a mi hermano [refiriéndose a
que el perpetrador abusará sexualmente de su hermano] porque me daba temor,
cuando no me iba con él y mi hermano regresaba de estar con él, ¡trataba de saber si
estaba bien!”… F: 3 H: 3; P: 78 L: 4-11.) Tres de las entrevistadas se devalúan a sí
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mismas y responden a los mitos familiares y estereotipos sociales, consideran que por
haber sido abusadas sexualmente, deben ser consecuentes con la etiqueta “les
desgraciaron la vida F:3 A:3; P:14 L:1-4”, que sus familiares le imponen, realizando
una serie de patrones de comportamiento que hacen pensar en una profecía auto
cumplidora.
A la vergüenza se asocia la culpa. Una de las consecuencias más sobrecogedoras del
abuso sexual en las entrevistadas fue la culpa, de manera que ésta les ha restringido
la posibilidad de disfrutar de una vida plena. De acuerdo a Perrone y Nannini (1997), la
víctima de abusos sexuales sufre un proceso de erotización, la persona puede
responder de un modo que no desea, el cuerpo está preparado ante estímulos
sensoriales que no puede evitar, o lo hace a expensas de una disociación, lo cual
produce confusión en la víctima, porque se siente participe de una actividad sexual
inapropiada, donde la víctima ignora que está en un estado de total indefensión. Este
elemento es utilizado por el perpetrador para sumir a la víctima en la culpa (”yo siento
que me echaría la culpa [refiriéndose a su madre], porque tal vez va a pensar que yo
lo provoque [refiriéndose al abuso sexual]” F:1 M:1; P:235 L: 2-3: “yo le decía a mi
papá que no, que me dejara y todavía yo siento que tengo la culpa…, y me siento mal,
siento que yo soy la culpable”… F: 2 H: 2 P: 89 L: 1-5.) El proceso de responsabilizar a
la víctima es una operación sofisticada que practica el perpetrador. Cuando la víctima
logra depositar en el perpetrador la responsabilidad del abuso así como la vergüenza,
es cuando logra liberarse de la misma, lo cual sucede sólo en algunas de las
entrevistadas (“¡tenía enojo!, ¡me sentía muy enojada!, pero quería saber cómo iba a
reaccionar al verlo, resolver lo que sentía, ¿qué emociones me iba a generar? por lo
menos me dije ¡ya lo enfrenté!, en ningún momento agaché la mirada”... F: 3 H: 3; P:
138 L: 1-3.) Conforme a la temporalidad en que ocurrió el abuso, las víctimas de la
tercera generación, tiende a expresar con menor dificultad que fueron abusadas, sin
embargo, continúa siendo un tema sensible, el cual se prefiere no discutir en familia.
En conclusión, en las tres familias y en las tres generaciones, se evidenció que los
factores de riesgo del abuso sexual transgeracional como la relación de distancia de
madre e hija tanto física como emocional, que las madres hayan sufrido abuso sexual
en la niñez, dinámicas familiares disfuncionales, la presencia de violencia física
ejercida en gran parte por el perpetrador y el hecho de no haber participado de un
proceso terapéutico que haya facilitado la reducción de los síntomas recurrentes
presentados en casi todas las entrevistadas de este estudio, contribuyen a que el
abuso sexual se presente en la generación siguiente. Las víctimas son propensas y
vulnerables a repetir los mismos esquemas de una dinámica familiar abusiva. Si bien
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es cierto que los resultados obtenidos no se pueden aplicar a todas las familias que
han sufrido abuso sexual, ya que cada una es singular y única, con características
culturales propias, es posible señalar algunas características comunes en su dinámica
familiar. Esas características no deben confundirse con el origen del problema, aunque
facilitan la comprensión del fenómeno.
EXPERIENCIAS EN EL TRABAJO CON VIOLENCIA FAMILIAR: GRUPOS
DE HOMBRES
Dr. Ignacio Maldonado Martínez*
ILEF- INSTITUTO LATINOAMERICANO
En sus quince años de existencia, nuestro Centro de Atención a la Violencia
Doméstica (CAVIDA) uno de los grupos de investigación del ILEF, comenzó
trabajando en la atención y prevención de la violencia familiar en las modalidades de
familia, pareja e individual principalmente, como derivación de nuestra formación
sistémica.
En el trayecto de nuestra experiencia, el trabajo en comunidades en la prevención y
atención de la violencia familiar ha sido muy importante, ya que nos llevó a
instrumentar otras modalidades de trabajo, como talleres, grupos focales, y grupos de
reflexión de mujeres, principalmente, y mixtos en algunos casos.
Gracias a los proyectos de coinversión que mantenemos con el Gobierno del DF y con
INDESOL, organizamos primero dos grupos de hombres y dos de mujeres en ILEF,
atendidos cada uno por una pareja de coterapeutas y por el equipo, detrás del espejo,
con el objeto de trabajar en la deconstrucción de la cultura familiar y social que
sostiene la violencia, y al mismo tiempo analizar las características del trabajo con
cada uno, hacer comparaciones entre ellos y generar algunas líneas de trabajo en esta
modalidad y en especial atendiendo a las diferencias de género. Comenzamos a
estudiar y poner en práctica la atención hacia los hombres.
Nuestro marco teórico incluye, fundamentalmente, una lectura dialéctica, no
funcionalista de la Teoría General de los Sistemas.
Sistemas. No Cibernética.
Un punto a aclarar es que debido a una frecuente
confusión entre TGS y Cibernética, muchas veces se rechaza a la TGS como
fundamento del trabajo clínico con población vinculada al tema de la violencia familiar,
básicamente a la violencia de género. El argumento suele ser que la TGS no tiene
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consideración por las Jerarquías. Y siendo el tema más importante el de la diferencia
de jerarquía entre víctima y victimario, desestiman los aportes sistémicos. Yo creo que
lo que crea el problema es la confusión tan frecuente entre TGS y Cibernética. Ver por
ejemplo la mayoría de los artículos publicados en las décadas de los ochenta y
noventa en Family Process: abundan las referencia “combinadas” a epistemología
sistémica, y epistemología cibernética. Si de cibernética se tratara, los críticos tendrían
razón; no, tratándose de epistemología sistémica.
Perspectiva de Género, permea todo nuestro trabajo.
Psicoanálisis: encontró su lugar en el tema importante de lo transgeneracional,
fundamentalmente.
Narrativa
-La persona es más que el problema. Importancia de la Externalización.
-De Historia Oficial, a Historia Alternativa, a Historia Preferida.
Importancia de los Testigos en la construcción de la identidad.
Importancia del Banco de Testigos.
El caso concreto de los “integrantes del grupo” como testigos.
Metáfora de Migración de Identidad (originalmente diseñada para tratar adicciones).
Muy útil en terapia de casos de Violencia Familiar; y especialmente en el caso de los
grupos de hombres.
Breve mención de “tendencias actuales” en nuestro trabajo: Grupos de Padres, de
Parejas, de adolescentes, de niños, etc.
Cómo este trabajo va enriqueciendo especialmente a los varones. Como influye la
“alexitimia” en los varones en Pareja, como Padres, etc.
El tema clave del Poder Moderno.
El sujeto contra sí mismo.
El sujeto se mide, se compara, se ajusta.
Trabajo con hombres: porqué es tan útil.
Una de nuestras preocupaciones fue el ver los efectos de la violencia en los propios
hombres que la ejercen.
Al comenzar, la preocupación era la dicotomía: ponerlos en papel de víctimas, y así
reducir su responsabilidad; o bien verlos como perpetradores.
Al comienzo, los hombres sentían que eran desaprobados.
La idea de “hombres cuidando a otros hombres” no es frecuente en nuestra cultura.
Observamos que al cuidar a los hombres, ellos comenzaron a cuidar más a su pareja
e hijos. Si comenzamos preguntando por los efectos de la violencia en ellos mismos,
pronto comienza la preocupación por los efectos de su violencia en los otros. En otras
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palabras: interesarse en los efectos de violencia en sí mismos, lleva a interesarse en
los efectos de la violencia en los demás.
El concepto de “Ciclo de la violencia”, puede generar problemas con las expresiones
de vergüenza y remordimiento. Puede hacer experimentar como inauténticas, que
“solamente” encubren el siguiente paso de violencia. Los lleva a ver el remordimiento
“solo” como paso a nueva violencia. No auténtico remordimiento.
Insistimos con los hombres en que hagan distinciones entre expresiones vacías de
arrepentimiento, y expresiones responsables que lleven a sincero arrepentimiento, lo
que podrá detener el abuso. Para llegar a esto, es muy útil revisar lo más
detalladamente posible el “mapa” de los efectos de la violencia.
Buscamos detectar lo “ausente pero implícito” en esas expresiones de vergüenza. Con
el trabajo que hacía en un comienzo, se lograba que sacaran conclusiones más y más
y más negativas acerca de su identidad. Y esas no ayudan! Continuaban los daños.
Sugerimos preguntas como:”Qué requiere más integridad: enfrentarse a los efectos de
la violencia, o huir de ellos? En realidad creamos una conversación en la que se habla
de lo malo de lastimar, y a la vez de lo bueno, al conectar el sentirse malo, con respeto
por sí mismo, al comprobar que ayuda a terminar con la violencia.
Se explora a la vez la responsabilidad por el daño causado, y sus propios sueños y
deseos de una vida mejor.
Si el hombre se siente “un fracaso”, eso incrementa sus acciones dañinas.
Exploramos las historias alternativas, y la historia oficial (saturadas de problemas),
para que vean a partir de donde se dejaron reclutar.
Grupos
El trabajo con grupo de hombres provee de una “audiencia inmediata.” Además, invita
testigos de “su lista”.
Frecuentemente usamos documentación : un pizarrón blanco en el que anotamos las
palabras de ellos. Se vuelven testigos o audiencia de sus propias palabras (esto ayuda
mucho a ordenar y priorizar acciones)
Se escribe en la pizarra sus valores preferidos, las respuestas de las audiencias, un
retelling de su identidad preferida.
En los grupos participan hombres en distintos puntos de su camino. (Metáfora de
migración de identidad.)
Los con mayor experiencia pueden ser invitados a continuar en el grupo.
Preguntas claves dirigidas a los de mayor experiencia:
-
Qué sabes ahora, que te hubiera gustado saber al comienzo de tu camino?
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-
Cuáles fueron las partes más desafiantes en el proceso de cambio?
-
Cuáles fueron las experiencias que te enriquecieron más?
Es útil cotejar la experiencia de hombres que en el camino de la violencia perdieron
sus familias, parejas, etc., con aquellos que las conservaron. Se les lee ideas de otros
hombres, ver qué opinan, etc.
Es un trabajo colectivo en progreso. Hemos utilizado el dar certificados, que solo
hablen de “trabajo en progreso”; de valores que quieren honrar, de puntos en el
camino. Ej.: “Fulano está desarrollando la habilidad de dar un paso atrás y mirar la
situación antes de reaccionar a ella. Él tiene un largo camino por delante, pero está en
el camino”. (El observar la distinción entre reacción y respuesta resulta fundamental en
nuestro trabajo.)
En un comienzo, detectamos que actuábamos en los grupos con un ánimo que
podríamos llamar “policial”. Vimos pronto que actuar como policía no promueve
honestidad o responsabilidad.
Los hombres sí mienten y manipulan, pero no es lo único que hacen. Eso no refleja
todas sus prácticas. Por último, otra ventaja de los grupos de hombres: conocer y
reconocer la diversidad de modelos de masculinidad. Saber esto, junto con su
conciencia de poder elegir (al menos parcialmente) su camino, resulta en una
poderosa ayuda para trabajar la violencia.
EL ABUSO SEXUAL
Dr. Alfredo Whaley Sánchez*
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO, INSTITUTO DE
TERAPIA FAMILIAR INSTITUTO CENCALLI.
El abuso sexual definido por Finkelhor en 1980 es el contacto sexual manual, oral o
genital sin consentimiento de la víctima, hecho por el agresor con los genitales y el
cuerpo de la víctima¨. Asi mismo actualmente se considera al abuso no solo el
contacto sino conductas que no impliquen este como mostrar o pedir ver los genitales
de la víctima, enseñarle pornografía o bien imágenes o relatos eróticos, generalmente
hecho por un adulto a un menor o bien entre menores de 16 años que exista una
diferencia de por lo menos 5 años entre agresor y víctima, Es una de problemática
sociales y de salud mental que se presentan en los servicios de salud mental y
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jurídicos de forma frecuentemente dramática, tanto de forma aguda en niñ@ y en
adolescentes.
Mencionando Finkelhor en 1984 que el abuso sexual de da en un10% de todas las
niñas y un 2% de todos los niños en los Estados Unidos y solo uno de cada cinco
recibe atención profesional.
En México faltan datos confiables dado que es un problema privado y que plantea
muchas dificultades tanto de la víctima, el agresor, la familia y en no pocas ocasiones
de las instituciones de procuración de justicia, que doble victimizan y responsabilizan
al agresor o dudan que este hecho hay sucedido, dado que los mandatos de una
sociedad machista y patriarcal hacen que esta conducta injustificable por cualquier
lado sea invisible y no se tome interés en la victima, argumentado o bien que es un
invento o que es una sugestión creada por los terapeutas encargados de los casos los
cuales son culpados de inducir recuerdos inexistentes en los menores, así mismo los
mecanismos en especial la disociación alteraran el recuerdo fragmentándolo en la
mayoría de las veces o bien ocultándolo buena parte de la vida de la víctima hasta que
este surge de manera espontánea en sus vidas.
Así mismo una parte importante de la población de pacientes psiquiátricos, quizás
hasta un 50% tiene antecedentes de haber sufrido abuso y buscar ayuda en la adultez
como sobrevivientes o bien por presentar un o varias de las múltiples secuelas de esta
agresión de género, como lo es la depresión, ansiedad, problemas por abuso de
sustancias como alcohol u otras drogas, trastornos graves de la personalidad,
desórdenes alimenticios entre otros y que solo al indagar propositivamente se
encuentra el antecedente de la agresión sexual durante la infancia o adolescencia
continuándose esta por varios años y donde se usa la sexualidad como instrumento
de agresión y que tiene como característica; ser una forma privada de violencia que se
da en el seno de la familia, lugar que se supone es el encargado de dar protección y
ayudar al desarrollo de sus integrantes, así mismo otra importante característica de
este fenómeno es que en la mayoría de los casos el agresor es un familiar cercano de
la víctima convirtiendo esto en incesto o ser conocido o amigo de la familia de la
víctima, como lo es el padre biológico, el hermano, tío o primo, siendo quizás el
padrastro el que ocupa un 5to. Lugar en frecuencia de la agresión al menos en lo
encontrado estadísticamente en nuestro país, se
mencionaran las características
principales de las víctimas como edad, sexo, lugar donde ocurrió la agresión, tipo de la
misma, así como el perfil del agresor mencionando también sus características socio
demográficas.
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Por esto la victima tiene que vivir con el trauma de la agresión sexual iniciada casi
siempre antes de los 6 años de edad y mantener contacto y guardar el secreto de su
agresión durante muchos años conviviendo de manera natural con la figura familiar y
con el agresor, el cual casi siempre actúa de manera depredatoria con la victima sobre
la cual ejerce un control y dominio hipnótico, al cual la víctima no puede resistirse
hasta mucho tiempo después de la primera agresión o cuando el agresor cambia de
víctima y ataca a otro menor y en especial el duelo por la traición de la cual es objeto,
ya que se un intercambio de afecto por la utilización de la víctima por parte del agresor
como un objeto sexual, se muestran las precondiciones del agresor, así como las
dinámicas traumatogenicas en la victima y los síndromes más frecuentes como son el
trastorno por estrés postraumático y los trastornos disociativos, así como su
intervención farmacológica y psicoterapéutico tanto individual, grupal y familiar y en el
mejor de los casos multidisciplinario
“VIOLENCIA INTRAFAMILIAR: CUANDO LOS HIJOS TIRANIZAN
A SUS PADRES”
Dra. Patricia Trujano Ruíz
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
Entendemos la violencia familiar como “todas las formas de abuso que tienen lugar en
las relaciones de los miembros de una familia” (Corsi, 1997, p. 30). Este fenómeno
sucede entre los individuos independientemente de su etnia, edad o condición
socioeconómica.
La violencia intrafamiliar ha sido mayormente estudiada en cuanto a los padres como
abusadores de sus hijos, o bien en la díada de la relación de pareja desde el abordaje
de la violencia conyugal, que en este contexto, son considerados como los
protagonistas más vulnerables, junto con los ancianos, enfermos o discapacitados. Sin
embargo, en los últimos años asistimos al surgimiento de un fenómeno impensable en
otros tiempos: la violencia que están ejerciendo algunos hijos (no necesariamente
adultos, ni más fuertes, ni más altos que sus progenitores) en contra de sus padres; de
hecho, estamos hablando de menores de edad.
El reconocimiento de la violencia de los hijos hacia los padres es difícil por la cifra
oculta de los casos no denunciados, por el temor a represalias, y por los estigmas
socioculturales que hacen pensar que un niño o niña no podría ejercer poder y control
sobre los adultos. La incredulidad social representa, junto con la vergüenza y la culpa,
factores a considerar en el abordaje de esta problemática.
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Tímidamente empiezan a surgir estadísticas, sobre todo en los países desarrollados
como España, Argentina, Alemania y Estados Unidos, que muestran el incremento de
las denuncias que los padres, en su mayoría devastados, se atreven a poner en contra
de sus propios hijos.
Algunos autores le han llamado Síndrome del Emperador o Fenómeno de los Hijos
Tiranos, y aunque aún es minoritario, sabemos que aumenta vertiginosamente, y suele
dirigirse más hacia la madre que hacia el padre; el rango de edad estudiado cubre
desde los 7 hasta los 18 años de edad.
Los tipos de violencia ejercida comprenden no sólo la psicológica (amenazas, gritos,
humillaciones, etcétera), pues se ha documentado también la violencia física (golpes,
patadas, lanzamiento de objetos), la económica (como robo de dinero), la objetal
(destrucción de propiedades o maltrato de mascotas) y la social (restricción de
relaciones sociales, por ejemplo).
Para muchos de estos padres, la situación pasó de lidiar con un hijo o hija difícil, al
temor, el sufrimiento y la desesperada búsqueda de ayuda una vez que han
conseguido aceptar que la situación se ha salido completamente de control.
Pero ¿cómo es posible que esto suceda? Los autores parecen coincidir en que no es
responsabilidad exclusiva del estilo de crianza de los padres, de hecho, es un
fenómeno social, pues como sabemos, vivimos una época de normalización de la
violencia y de una exposición muchas veces exagerada de los menores ante la TV, el
Internet, los videojuegos, etcétera, con una fuerte carga de violencia sumada a una
quizás deficiente supervisión de los progenitores muchas veces enfrascados en el
trabajo o las demandas de su entorno social. Al respecto, también se ha planteado la
explicación
de
los
estilos
de
crianza
Errático/Permisivos
o
de
Monopolio/Sobreprotección como factores de origen, pues éstos están relacionados
con reglas poco claras, límites difusos y una organización incongruente dentro de la
dinámica familiar (en el primer caso) y con una sobreprotección y satisfacción de
absolutamente todas las demandas y deseos de los infantes (en el segundo). En este
contexto, se estaría cocinando el caldo de cultivo perfecto para que los padres
terminen dominados o hasta tiranizados por sus hijos.
Así, el concepto del Emperador o Pequeño Tirano, se relaciona con chicos/as
egocéntricos, individualistas, apáticos, manipuladores, chantajistas y demandantes,
con escasos recursos para afrontar experiencias difíciles o negativas a sus deseos,
centrados en sí mismos, con baja tolerancia a la frustración, y con dificultades para
adaptarse a las demandas sociales.
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Las reacciones estudiadas en los padres comprenden desde la negación y la
incredulidad, hasta la vergüenza, el ocultamiento, la sumisión, la desesperanza, y la
incapacidad de afrontamiento por sí solos de la situación.
En este contexto, el apoyo terapéutico a padres maltratados suele incluir diferentes
fases o etapas, como la aceptación de su situación, la habilidad de separar a su hijo(a)
de su comportamiento, la contención, la re-estructuración de la dinámica familiar con
límites y reglas muy claros, el repertorio en habilidades de comunicación respetuosa y
asertiva, el autocuidado, la protección y la restauración de sí mismos como personas y
como padres.
Respecto del apoyo terapéutico a los hijos (cuando es posible tener acceso a ellos y a
su voluntad de cambio), se ha propuesto la reparación del daño desde el
reconocimiento explícito del comportamiento violento, el análisis y la reflexión de los
efectos nocivos en sí mismo/a, en su familia y en la sociedad a corto, mediano y largo
plazo, las habilidades de compensación y de comunicación, los comportamientos
alternativos y el trabajo con su propia identidad.
Como conclusión, afirmamos la necesidad de que los padres actúen como tales, no
como amigos ni compañeros de sus hijos (a sus amigos los seleccionan ellos) en un
contexto de crianza congruente, consistente y con reglas y límites muy claros para
todos. La importancia de la comunicación y de la educación basada en un profundo
respeto puede conducirnos a ser mejores personas y sociedades más democráticas.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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PADRES E HIJOS
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LA DISCIPLINA DE LOS PADRES Y SU RELACIÓN CON EL DESARROLLO DEL
NIÑO: ESTUDIO CON NIÑOS PREESCOLARES
González Velázquez Carmen Guadalupe
Chaparro Caso López Alicia Aleli
INSTITUO DE TERAPIA FAMILIAR CENCALLI
Valentino Alba Stephany Paola
Arcos León Elías
UNIVERSIDAD DEL VALLE DE MÉXICO
Las estrategias de crianza de los padres son las acciones para guiar a los
hijos en situaciones problema, considerando los sentimientos, las soluciones y las
consecuencias. También pueden ser comportamientos específicos de los padres para
guiar a los hijos hacia el logro de metas de socialización (Solís-Cámara y Díaz, 2007).
En la revisión de la literatura sobre el tema, la teoría más influyente acerca de las
conductas parentales y la socialización en la familia es la Teoría de los Estilos
Parentales de Diana Baumrind (1967). Desde una óptica microsistémica interactiva,
propone la existencia de diferentes estilos educativos parentales que serían resultado
de diferentes actitudes y conductas de los padres a la hora de interactuar con el niño o
niña, influyendo de forma directa sobre su comportamiento. El modelo de Baumrind no
es un modelo lineal, el estilo parental no fue conceptualizado como una conducta con
mayor o menor cantidad de control parental, sino que se definió como un ajuste de tres
tipos de patrones de control parental cualitativamente diferentes. Los padres
autoritativos llevan a cabo el control de una manera cuidadosa con comunicación
clara. Los padres autoritarios llevan a cabo el control con poco cuidado y
comunicación poco clara. Los padres permisivos llevan a cabo niveles de control más
bajos, con menos cuidados y comunicación.
También es importante considerar que según Herrera-Gutiérrez (2001) son
pocos los estudios que valoran los estilos educativos del padre y de la madre por
separado o bien, que toman en cuenta las posibles diferencias entre niños y niñas en
la percepción de los estilos educativos de sus padres.
Numerosos autores han subrayado la importancia que tiene la percepción de
los hijos sobre los hábitos de crianza de sus padres (Grusec & Goodnow, 1994; Roa &
Del Barrio, 2002; e Ivanova & Israel, 2006). No sólo se ha demostrado que la
información obtenida de los hijos es confiable (Carrasco, Holgado & Del Barrio, 2007;
Samper, Cortés, Mestre, Nacher, & Tur 2006), sino también más coherente que la
suministrada por sus padres en relación con diversos constructos de ajuste emocional
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de los niños; por ejemplo: rendimiento escolar, sintomatología depresiva y problemas
exteriorizados (Roa & Del Barrio, 2002; Schaefer, 1965; Paulson, 1994).
Para Richaud de Minzi (2002) la relación de ambos padres con los hijos se
considera uno de los determinantes más importantes del comportamiento infantil y del
desarrollo de la personalidad.Maccoby (1992) afirma que aun cuando la socialización y
resocialización puede ocurrir en cualquier punto del ciclo de la vida, la niñez es un
periodo particularmente maleable en el que se establecen las habilidades sociales
permanentes, atributos de la personalidad, orientaciones sociales y valores,
reconociendo que la familia es el principal ámbito de socialización. El papel que juega
la crianza de los padres en el desarrollo de los hijos ha sido ampliamente
documentado. Se cuenta particularmente con estudios que muestran la relación que
existe entre la disciplina que emplean los padres y el desarrollo de problemas de
conducta en los hijos (Ayala, Fulgencio, Chaparro y Pedroza, 2000, Ayala, Pedroza,
Morales & Barragán, 2002). No obstante que las prácticas de crianza afectan a varias
esferas del desarrollo del niño, existen poco estudios documentados sobre cómo las
prácticas de crianza no sólo intervienen en el comportamiento del niño y en su
desarrollo psicosocial, sino también en su desarrollo cognoscitivo. Por ello el objetivo
del presente estudio fue evaluar la relación entre la percepción de las prácticas de
crianza de madres y padres y su relación con el desarrollo cognoscitivo de los niños.
Método.
Participaron 317 niños (142 niñas y 175 niños) inscritos en educación preescolar,de
los cuales 104 cursaban primer grado, 106 segundo grado y 107 tercer grado. La edad
promedio fue de 4 años 4 meses (rango de 3 años). Los niños pertenecían a una
escuela privada (74 niños) y a tres estancias infantiles del ISSSTE (243 niños).
Instrumentos.
Para evaluar la percepción de los estilos de crianza de los padres, se utilizó una
versión revalidada del Cuestionario de Percepción de Crianza de Mamá y Papá para
Niños (González &Salgado, 2010). La versión de mamá constaba de 25 reactivos con
tres opciones de respuesta (nada, poco y mucho) que evaluaban aspectos
relacionados con las estrategias de crianza que mamá aplica. El cuestionario está
integrado por cinco dimensiones congruentes con la teoría de Baumrind (1967):
Autoritaria, Autoritativa-enseñante, Autoritativa-interactiva, Autoritativa-demandante y
Permisiva-complaciente. Estas dimensiones explican el 47.93% de la varianza con un
índice de consistencia interna de .74. La versión de papá tiene 24 reactivos con las
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mismas dimensiones que en su conjunto explican el 49.5% y cuentan con un índice de
consistencia de .77. Para evaluar el desarrollo cognoscitivo de los niños se aplicaron
tres subescalas del WPPSI:Semejanzas, Aritmética y Laberintos que miden
respectivamente las habilidades para seleccionar y verbalizar las relaciones entre dos
conceptos, el pensamiento asociativo y la capacidad de abstracción verbal; utilizar
conceptos numéricos abstractos, operaciones numéricas y la capacidad de atención y
concentración; coordinación visomotora, la rapidez y la capacidad de planeación y
previsión.
Procedimiento.
Se capacitó a seis estudiantes de psicología en el manejo y calificación de los
instrumentos, quienes los aplicaronen forma individual con cada uno de los niños en
dos y hasta tres sesiones de 20 minutos de duración cada una. Se utilizaron espacios
designados por las autoridades de cada una de las escuelas para ese fin. En tres de
las escuelas se trabajó en espacios cerrados y en una el espacio era abierto.
Resultados y discusión.
Se realizaron análisis de correlación producto-momento de Pearson usando el
programa estadístico SPSS versión 19. Los análisis de correlación se realizaron de
forma general y por separado según sexo, grado escolar y tipo de escuela (pública o
privada). Los resultados en las correlaciones generales mostraron correlaciones
negativas significativas entre los puntajes en Aritmética y la dimensión Mamá
Permisiva-complaciente (r=-.291, p<.000) y Papá permisivo-complaciente (-.201,
p<.000). Asimismo se observaron correlación negativas entre los puntajes en
Laberintos y las dimensiones Mamá autoritativa-interactiva (r=-.185, p<.001), Mamá
permisiva-complaciente (r=-.252, p<.000) y Papá permisivo-complaciente (r=-.129,
p<.025). Finalmente los puntajes de Semejanzas correlacionaron positivamente con
Mamá autoritativa enseñante (r=.180, p<.002), Mamá autoritativa-demandante (r=.148,
p<.010), Papá autoritativo-enseñante (r=.118, p<.05), Papá autoritativo-interactivo
(r=.134, p<.05); y negativamente con Mamá permisiva-complaciente (r=-.118, p<.05).
Los resultados realizados por sexo, grado escolar y tipo de escuela, mostraron
correlaciones diferentes a los de la correlación general, por lo que se infiere un efecto
de estas variables sobre la relación. Con base en los análisis practicados se concluye
que existe una relación entre el desarrollo del niño y las prácticas de crianza que
utilizan tanto mamá como papá. Se observa que el estilo autoritario no guarda relación
con los resultados de desarrollo, pero no así el estilo permisivo-complaciente y el estilo
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autoritativo. Se observó que el estilo permisivo se correlacionó negativamente con los
puntajes de las escalas del WPPSI y que esta relación se mantuvo aún al hacer
comparativos a partir de sexo, grado escolar y tipo de escuela. Asimismo se observó
que la escala de semejanzas que tiene que ver más con aspectos de desarrollo de la
abstracción se relacionó principalmente con el estilo autoritativo enseñante de mamá y
papá. Es decir, los padres que utilizan estrategias de crianza en donde enseñan a sus
hijos, producen efectos positivos en el desarrollo del pensamiento abstracto de éste.
Se concluye la gran relevancia que las prácticas de crianza tienen en el desarrollo
cognoscitivo de los niños.
REFERENCIAS bibliográficas
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CORRELATOS FAMILIARES Y DE CRIANZA EN EL RENDIMIENTO
ACADÉMICO DE ADOLESCENTES URBANOS.
Dra. Ma. Elena Márquez Caraveo*
HOSPITAL PSIQUIÁTRICO INFANTIL “DR. JUAN N. NAVARRO”
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
Un desenlace relevante en la adolescencia, es la conducta competente, académica y
social, ya que constituye un predictor del funcionamiento adaptativo en la adultez. Con
un énfasis en las percepciones del contexto distal y proximal,
se exploraron las
percepciones familiares y parentales que hipotéticamente mediaran entre el estatus
socioeconómico (ESE) y el rendimiento académico y la aceptación de pares como
componentes del ajuste académico-social.
Con este fin, se adaptó y piloteó la versión española de los instrumentos del clima
social familiar (FES) y de los estilos de crianza (EMBU-I). Posteriormente se evaluaron
las propiedades psicométricas de todas las escalas y subescalas de los instrumentos
tipo cuestionario propuestas y se obtuvieron las calificaciones del rendimiento
académico y de la aceptación de pares. 495 estudiantes provenientes de una
secundaria pública y de una privada, contestaron en sus salones de clase a los
siguientes cuestionarios: nivel socioeconómico percibido (Villatoro et al., 2005), como
medida de ESE; subescalas de cohesión, conflicto y organización del FES (Moos,
1984) como medidas del clima social familiar; subescalas de calidez, rechazo y control
del EMBU-I (Castro et al., 1993; Muris et al., 2003; Aguilar et al., 2007; Márquez et. al.,
2007), las cuales evalúan los estilos de crianza de padre y madre y el cuestionario de
involucramiento parental en los estudios (Aguilar et al., 2007), que mide el interés o
implicación de los padres en los estudios. El EXHCOBA (Backhoff & Tirado, 1992),
que es una prueba estandarizada, se utilizó como medida del rendimiento académico
(verbal y matemático). La nominación sociométrica de los compañeros (González,
Hernández & López, 2000) se evaluó conforme a Coie, Dodge & Coppotelli (1982), en
la medición de aceptación de pares.
A partir del análisis de las correlaciones y de regresión múltiple y con base en las
hipótesis formuladas, se diseñó un diagrama de las relaciones directa e indirectas
entre las variables que se habían considerado y que fue refinado mediante el
programa amos, de ecuaciones estructurales. Los índices de ajuste al modelo fueron
adecuados: X2 (9)= 15.84, p=.07; GFI= .99: AGFI=.97; RMSEA = .03. El modelo
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obtenido, denominado modelo contextual de los correlatos familiares, de crianza y
de implicación parental en el rendimiento verbal, corroboró las interrelaciones de
las variables propuestas. Así, el rendimiento verbal se relacionó directamente con la
calidez materna y con la organización familiar. Indirectamente, lo impactaron la
implicación de la madre en los estudios y la cohesión, ambos mediante la
organización. La proporción de varianza explicada del rendimiento verbal fue de .03. Ni
el ESE percibido ni la aceptación de pares, ni el rendimiento matemático, figuraron en
el modelo. Estos hallazgos, se discutieron en términos de las bajas correlaciones
exhibidas de estas variables,
a lo que pudo contribuir, limitaciones como la
variabilidad de la muestra (ESE), un solo indicador de la variable (nominación
sociométrica) o factores adicionales no evaluados en este estudio con respecto al
rendimiento en matemáticas.
Aunque la proporción de la varianza explicada fue baja, lo cual es comprensible dada
la multi-determinación del rendimiento académico, los datos contribuyeron a precisar
la naturaleza de las influencias familiares y parentales. Esta diferenciación es
particularmente relevante ya que tiene implicaciones prácticas. De este modo, el foco
de la intervención, puede ser la familia como unidad, el clima emocional de los estilos
de crianza o la implicación los padres en los estudios. Los datos confirmaron reportes
previos que destacan el valor predictivo de las percepciones de los adolescentes y su
relación con el rendimiento verbal, como desenlace. Igualmente, en apoyo a otros
datos (Sarmiento, 2004), se sugirió que existen aspectos del funcionamiento familiar
que repercuten en las ejecuciones escolares de los alumnos mediante su contribución
a un clima educativo y afectivo más motivador. El modelo resultante confirmó la
influencia de los estilos de crianza (aunque no basados en la tipología de Baumrind),
modificando el modelo contextual de estilo parental de Darling & Steinberg (1993) con
respecto al efecto en el
rendimiento verbal. Otros atributos de la madre como, la
implicación de ésta en la escuela, impactaron en el desempeño verbal a través de su
influencia en el funcionamiento familiar mediante la organización. De este modo, con
base empírica, fue posible identificar y precisar las contribuciones familiares y
parentales a favor del desempeño verbal, frecuentemente reducidas al término
“antecedentes familiares”
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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relaciones con los estilos de crianza, las percepciones parentales y la motivación
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AUTISMO Y PSICOSIS INFANTIL DESDE EL DISCURSO DE LOS PADRES.
Dr. Georgel Moctezuma Araoz.
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El objetivo de esta investigación es establecer y analizar categorías clínicas para una
posible intervención psicoanalítica a nivel institucional con niños de condición autista y
psicótica a partir del estudio de los procesos terapéuticos con las madres y padres de
los mismos.
Los Participantes, fueron padres y madres de niños y jóvenes de condición autista (12
madres y 2 padres) que se encuentran recibiendo un tratamiento terapéutico en una
institución especializada; los participantes se encontraban insertos en un proceso
terapéutico donde de primera instancia se establecían diversos lineamientos de
comunicación entre la institución y la dinámica familiar; posteriormente (después de
aproximadamente 6 meses de iniciado el tratamiento) los participantes establecían una
demanda de ser escuchados, momento en el cual la intervención se ubicó desde una
perspectiva psicoanalítica.
El principal instrumento de intervención fue la escucha analítica; a partir de el
seguimiento de todos los tratamientos terapéuticos realizados con los participantes se
realizaron diversas selecciones del material registrado a partir de viñetas clínicas y
anotaciones de aspectos significativos durante las sesiones, lo cual se realizó de
manera paralela al proceso de construcción de categorías descriptivas, analíticas y
teóricas que finalmente constituyen el núcleo de lo reportado en la parte de resultados.
Por otra parte, debe señalarse que además de lo anterior, en diversos momentos de
los procesos terapéuticos se utilizaron dos guías temáticas cuyos rubros fueron
conformados a partir de varios aspectos teórico-conceptuales relacionados con los
elementos descritos en la introducción del estudio, y cuya utilización dependió del
momento particular de la intervención donde la inserción de dichas líneas teóricas
podía promover interrogantes en el orden de la subjetividad necesarias para resituar la
intervención en función del sujeto mismo. Las guías son las siguientes:
1) Entrevistas con los padres:

Descripción del desarrollo del niño desde el punto de vista de la subjetividad de
los padres (dependiendo el caso probablemente debe priorizarse la escucha
del orden imaginario).
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
Significados otorgados al niño (poniendo especial atención en el orden
sintomático y/u objetal).

Determinar la presencia de elementos del orden simbólico puestos en juego en
la relación con el niño (partiendo de la evidencia de que los elementos de lo
real predominan en la relación).

Determinar los aspectos relacionados con la subjetividad de los padres que
posibiliten la “separación” del hijo (instauración de la ley).
2) Observación de los padres e hijos en interacción (sesiones opcionales):

Determinar las posibles incongruencias entre los referentes discursivos y los
referentes concretos (conductuales) dentro de la relación.

Puntualizar los aspectos del orden de lo real (lo referente al cuerpo) que se
encuentran involucrados en la relación padres-hijo.
Procedimiento.

Se realizó la intervención clínica con la totalidad de los participantes.

Se llevó a cabo un proceso de selección del material de análisis a través de la
delimitación del contenido trabajado en las intervenciones en viñetas y
anotaciones de material significativo (reducción de información).

Se realizó un análisis categorial horizontal; de primera instancia se delimitaron
vínculos y relaciones a nivel conceptual para posteriormente establecer
conexiones con el material clínico.

A partir de lo anterior se construyeron las categorías presentadas como
resultados.

Finalmente se construyeron hipótesis teórico-clínicas conformadas por
elementos conceptuales presentados en la parte correspondiente a las
conclusiones.
RESULTADOS.
A partir de la realización del análisis de la información, se construyeron diversas
categorías que parten de una división de los hijos de los padres incluidos en un trabajo
analítico en función del concepto de estructura psíquica; ésta se encuentra
conformada por la Categoría “A” relativa a la preestructura o a la estructura psicótica y
la Categoría “B” referente a la estructura neurótica. Posteriormente se proponen cinco
coordenadas (categorías) de índole clínica las cuales se enumeran y designan como
1) Discurso parental, 2) Lugar del hijo dentro del discurso de los padres, 3) Lugar
asignado al terapeuta por parte de los padres, 4) Función de la institución desde la
conflictiva familiar y 5) Diagnósticos más frecuentes. Partiendo de la clasificación de
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estas dos estructuras elementales, se realiza la descripción de los resultados en
función del orden establecido para cada una de las categorías que pueden
considerarse útiles al momento de orientar la intervención psicoanalítica desde el lugar
de la institución. Los resultados son los siguientes:
“Coordenadas clínicas de intervención psicoanalítica a nivel
institucional”.
1) Discurso
parental
2) Lugar del
hijo dentro del
discurso de los
padres
Categoría A
Pre-estructura
o estructura
psicótica
Cerrado
Objeto
Categoría B
Estructura
neurótica
Dramatizado
Síntoma (familiar
o a nivel de
conflicto de la
pareja)
3) Lugar
asignado al
terapeuta por
parte de los
padres
Testigo de la
“imposibilidad de
cualquier
mejoría”
Se le atribuye un
saber y se abre
la posibilidad de
obtener
“resultados
positivos”
4) Función de la
institución
desde la
conflictiva
familiar
Lugar de
confinamiento
(se acepta la
idea del lugar
que promueve la
socialización, sin
embargo se
radicaliza la
demanda de que
se atiendan con
prioridad las
necesidades
físicas de los
niños)
Soporte de la ley
5) Diagnósticos
más frecuentes
Psicosis, autismo
(considerado
grave) lesiones y
trastornos de tipo
neurológico
Rasgos autistas
y diversos tipos
de neurosis
(moderadas o
incluso graves)
CONCLUSIONES
En primera instancia, es importante partir de la noción de estructura, ya que es ésta la
que divide las producciones discursivas de los padres con relación a la estructura
clínica a la cual pertenecen los hijos de los mismos. El sentido del término estructura
contiene elementos Inter. e intrasubjetivos y se refiere a que los aspectos que definen
a un sujeto (en este caso el niño autista o psicótico) conforman una posición con
respecto a otros sujetos u otros significantes; estos últimos tienen relación con el otro
(el semejante y su vínculo con la conformación de lo imaginario) el Otro (lo simbólico y
sus representantes) la ley, la falta y el deseo (como elementos introducidos en tanto
efectos de la metáfora paterna dentro del drama edípico) la relación del sujeto frente al
goce y ,sobre todo, frente a la castración. Lo anterior se consideró absolutamente
relevante para delimitar las categorías que inician la descripción de los resultados.
La Categoría “A” (Preestructura o estructura psicótica) refiere un no establecimiento de
una relación con lo simbólico (preestructura), es decir, que de ninguna manera hay un
sujeto, incluso este “pre-sujeto” contiene severas inconsistencias en relación a la
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sustancia de la imagen especular; en la psicosis el sujeto “se pierde” o diluye su
relación con lo simbólico, dando paso a la sustitución de ésta a partir de la alucinación
o el delirio. Si bien podríamos afirmar que existen importantes similitudes entre el “presujeto” (de la preestructura) y el sujeto psicótico (como la relativa a que ambos se
encuentran fijados en el ámbito del goce) también aparecen diferencias radicales, ya
que si la experiencia psicótica se caracteriza por un continuo deslizamiento del
significado bajo el significante constituyendo esto un desastre para la significación,
para el pre-sujeto no se dio un acceso al significante, lo cual justamente es un facto de
mucha importancia para explicar la no aparición y mantenimiento del sujeto en relación
significante con el orden simbólico.
La estructura misma de la neurosis (Categoría “B”, estructura neurótica); el sujeto se
pregunta sobre el propio sexo, sobre la existencia y sobre la muerte; es a partir de
estos elementos donde el sujeto articula su propia relación con el Otro en función de
una queja o un malestar, los cuales se hallan en el núcleo de los síntomas.
Por otro lado, se debe tomar en cuenta que el primer eje clínico (Discurso parental)
coincide totalmente con lo propuesto por Mannoni (1967) a partir de este señalamiento
se aclara que dicha categoría únicamente fue utilizada, no construida. Con relación al
segundo eje clínico (Lugar del hijo dentro del discurso de los padres) es necesario
indicar que este mantiene una relación directa con lo propuesto por Laurent (1999), sin
embargo, este punto difiere de lo enunciado por este autor, ya que en el presente
trabajo no se utiliza la conceptualización de la ubicación del hijo dentro del discurso
materno en tanto falo (primera descripción de Laurent). Donde nos centramos es en la
utilización de las dos descripciones relativas a la ubicación discursiva del hijo por la
madre en tanto objeto o síntoma. Señalado lo anterior, pasamos a explicar la totalidad
de los ejes clínicos en sus relaciones con las categorías referentes a las estructuras.
En la Categoría “A” (preestructura o estructura psicótica) se escucha por parte de los
padres un discurso “cerrado” (eje 1) es decir, no existe la posibilidad de cuestionar la
relación con el hijo; este discurso se enuncia desde un lugar de certeza absoluta y,
aunque se registra un malestar debido al comportamiento o a la actitud del hijo y los
efectos que esto tiene en distintos órdenes, no surgen preguntas que abran la
posibilidad de suponer un sujeto
donde únicamente hay “órganos enfermos” o
“trastornos orgánicos degenerativos e inmodificables”. El lugar que se le asigna al hijo
por parte de los padres desde el discurso (eje 2) se refiere a un lugar de objeto, y
propiamente a un objeto de goce, donde en tanto se sostiene un objeto no aparece en
ningún momento un sujeto. El lugar que se le asigna al terapeuta (eje 3) por parte de
los padres en relación a la “problemática del hijo” (principalmente del hijo y no de ellos)
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es el de testigo, el cual “avalaría” la imposibilidad de hacer cualquier cosa relativa a la
obtención de beneficios ante una intervención terapéutica con el niño; cabe señalar
que no se busca una “complicidad” solo se le dirige al terapeuta un discurso “estéril” y
que propone la inmovilidad de la situación (así como la imposibilidad de producir
subjetividad desde el lado del hijo). Ante esta situación, los padres discursivamente
ubican a la institución clínica (eje 4) como un lugar de confinamiento, donde lo
prioritario (y de hecho el único interés) radica en “monitorear y atender” las
necesidades de orden orgánico con la intención de prever complicaciones médicas
que agraven la situación general de los niños; de manera velada se exige que la
clínica cumpla una función de “guardería” donde quizá los hijos puedan obtener algún
grado de mejoría en relación al ámbito de la socialización, entendida ésta como un
orden donde los niños pueden obtener “distractores” que amplíen el lugar donde se
establecen relaciones interpersonales. Finalmente (eje 5) en todos los casos
trabajados estas descripciones coinciden con que los diagnósticos más frecuentes que
tienen los hijos de los padres involucrados en esta categoría son los de psicosis,
autismo (considerado grave) y lesiones y trastornos de tipo neurológico.
En la Categoría “B” (estructura neurótica) se escucha desde los padres un discurso
“dramatizado” (eje 1) donde existe toda una serie de quejas, sufrimientos y malestares
que involucran directamente al hijo en relación con sus padres; existe dentro del
discurso un verdadero cuestionamiento relacionado con la manera en que los padres
han “promovido” la situación particular del hijo, siendo muy frecuente que aparezcan
elementos culpígenos dentro de estos discursos. La situación conflictiva total implica a
los padres directamente y constantemente se preguntan sobre las formas que, desde
lo conductual y/o actitudinal promueven, sostienen o “empeoran” la situación del niño,
la familiar en general, e incluso la relacionada con el nivel de pareja. A partir de la
descripción de este eje, los padres ubican al hijo dentro de su discurso (eje 2) como un
“síntoma” que representa o “materializa” una diversidad de conflictos que poco o nada
tienen que ver con la condición física, orgánica o médica involucrada en el autismo o
en la psicosis infantil; los padres “saben” (o quisieran saber) qué es lo que sucede
desde un registro de implicación subjetiva, donde el discurso relativo al autismo o a la
psicosis es planteado como enigma, cuyas claves, suponen, “no saben donde
encontarlas”. Es en función de este eje que el terapeuta (eje 3) es ubicado como
sujeto supuesto saber, abriéndose la posibilidad de establecer una demanda de
tratamiento e involucrándose en el mismo a partir de que se asume la importancia del
discurso dentro de la configuración de la experiencia en todo nivel y de que de esto
depende la modificación (o no) del lugar subjetivo que mantienen frente a la situación
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del hijo. Los padres van constuyendo la certeza de que el trabajo en la institución (eje
4) garantiza en que los niños vayan asumiendo las normas y lineamientos que regulan
la entrada y permanencia en el orden simbólico, lo que apunta a situar a la institución
como un representante directo y posiblemente efectivo de la ley. Este aspecto es
considerado muy importante, ya que de aquí se debe repensar el lugar del terapeuta
en tanto encarnando la ley y a la vez como sujeto castrado; los padres y el hijo se
enfrentan a la posibilidad de redituarse frente el problema de la castración a partir de
la intervención psicoanalítica institucional. Para terminar, los diagnósticos que con
mayor frecuencia se presentan en esta categoría (eje 5) son los de rasgos autistas y
diversos tipos de neurosis (moderadas o incluso graves).
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ADICCIONES
Y
FAMILIA
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COMO AYUDAR A LAS FAMILIAS A ENFRENTAR EL CONSUMO DE
ALCOHOL Y DROGAS: UNA EXPERIENCIA EN ZONAS URBANAS
Mtra. Guillermina Natera Rey*
INSTITUTO NACIONAL DE PSIQUIATRÍA
Las encuestas epidemiológicas en adicciones (Secretaría de Salud, 1990; 1998; 2002;
2008) dejan ver que actualmente se está viviendo un incremento en los hábitos de
consumo de drogas. El uso de alcohol o drogas no sólo afecta al consumidor, sino
también impacta en la salud física, psicológica y la vida social de las personas a su
alrededor, siendo la familia la principal afectada. Estas mismas encuestas dejan ver
que los principales problemas ocasionados por el consumo, son los relacionados con
la familia.
A pesar de esta situación, son pocos los recursos que se han destinado para ayudar a
las familias comparadas con los destinados a la orientación y rehabilitación del
usuario. De ahí la necesidad de desarrollar un modelo de atención que cubriera las
necesidades de apoyo a las familias y facilitara la capacitación de personal para
difundir su uso. En el presente trabajo se describe el desarrollo y principales
características del programa y se destaca la importancia del mismo dentro del ámbito
de la atención a la salud.
Sustento teórico del modelo
Las adicciones representan un problema social para el cual la familia no suele estar
preparada; en este sentido, ella también es víctima del fenómeno al ser culpada por
los problemas de consumo de alguno de sus miembros. Sin embargo, no se puede
responsabilizar exclusivamente a la familia como causante de las adicciones, son
muchas los factores (individuales, familiares, sociales y de la comunidad) que se
ponen en juego y se conjuntan para que una persona consuma drogas. Es por ello que
es preciso contar con referentes teóricos que identifiquen las necesidades de atención
de la familia, rescatando sus fortalezas, atendiendo sus debilidades y evitando su
estigmatización.
La teoría del estrés enfrentamiento (Orford, 1998) es una propuesta que ha probado
ser eficaz para ayudar a los familiares. Esta perspectiva sostiene que los miembros de
la familia responden al estrés producido por el consumo de alcohol o drogas con
estrategias que les pueden ayudar, en tanto que otras son maladaptativas al influir en
el mantenimiento o incremento del consumo.
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Esta forma particular de mirar el fenómeno, permite identificar las acciones que cada
uno de los integrantes de la familia está realizando para enfrentar el problema, y tiene
diversas ventajas, entre las que destacan:

La atención se orienta al contexto en que viven las personas, en el aquí y el
ahora.

No utiliza criterios de victimización, culpabilidad o enfermedad para el familiar.

Plantea la posibilidad de cambio para los familiares.

Los familiares son consideradas personas normales en condiciones anormales.
El modelo de intervención también se sustenta en la aproximación cognitiva, la cual
aporta elementos que explican por qué es posible modificar las formas de enfrentar y
la conducta a seguir. De esta forma, busca lograr cambios en las maneras de enfrentar
el consumo a través del análisis de las ventajas y desventajas de cada una de ellas.
Antecedentes del modelo
El modelo surge de una investigación realizada bajo los supuestos teóricos descritos
anteriormente, llevada a cabo en México e Inglaterra, cuyo objetivo fue conocer cómo
enfrentan el estrés las familias de ambas naciones cuando uno de sus miembros
abusan del alcohol y/o de las drogas (Orford et al., 1993). En dicha investigación se
verificó la existencia de ocho formas básicas de enfrentamiento:
1. Emocional, en la que el familiar expresa al usuario sus emociones de una
manera directa y frontal, pudiéndose generar discusiones entre ambos.
2. Tolerante, se da cuando el familiar tiente una serie de actitudes y acciones de
tolerancia o aceptación hacia el usuario.
3. Evitador, se refiere a las acciones o intenciones del familiar de poner distancia
física y emocional con el usuario.
4. Controlador, que se presenta cuando el familiar trata de controlar la naturaleza
y las consecuencias del consumo del usuario.
5. Inactivo, se refiere a la forma en la que hay una falta de acción del familiar, ya
sea por temor o porque no quiere involucrarse en el problema.
6. Asertivo, se genera cuando el familiar expresa al usuario de manera tranquila y
abierta su posición hacia el consumo, aclarándole que no está dispuesto a
tolerarlo.
7. Apoyador, incluye las acciones del familiar encaminadas a apoyar al
consumidor a modificar sus hábitos de consumo.
8. Independiente, se presenta cuando el familiar realiza acciones y actividades
encaminadas a fortalecer su propio bienestar.
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Se pudo observar cada una de estas formas de enfrentar tiene ventajas y desventajas,
y
que los familiares llevan a cabo múltiples acciones de acuerdo con sus
características personales, sus experiencias y la gravedad del problema. Asimismo, se
identificaron diferencias culturales en la forma de enfrentar, por ejemplo, los
mexicanos tienden a tener menos mecanismos de enfrentamiento independiente y
más relacionados con la tolerancia y el involucramiento emocional (Orford et al., 1998).
Descripción del modelo
El modelo de intervención desarrollado tiene como objetivo promover la salud y
bienestar de los miembros de la familia del usuario de alcohol y/o drogas, mediante el
uso de estrategias más eficientes de enfrentamiento, e impulsarlos a buscar los
apoyos necesarios para encontrar posibles alternativas de solución a sus problemas.
Se trata de una intervención breve (de no más de 5 sesiones) que puede ser
implementada por personas no expertas en adicciones, lo que facilita su incorporación
a programas de atención primara de la salud y lugares no especializados en el
tratamiento. La intervención consta de seis pasos, los cuales se describen
brevemente:
Fase 1. Crear confianza y empatía, en la que el orientador debe atender el estrés del
familiar, dándole confianza para expresar sus sentimientos e identificar las principales
tensiones ocasionados por el abuso de drogas.
Fase 2. Dar información necesaria sobre las drogas, ya que es muy posible que el
familiar no tenga muchos conocimientos sobre las drogas o que estos sean
incompletos o erróneos, incrementando su malestar respecto a la problemática.
Fase 3. Identificar los mecanismos de enfrentamiento, en la que el orientador junto con
el familiar evalúan la forma en que los diferentes miembros de la familia ha enfrentado
la situación. Después han de identificarlas ventajas, desventajas y consecuencias de
estas estrategias y seleccionar la mejor forma de enfrentar para disminuir su estrés,
mejorar su salud e incluso influir positivamente al usuario de alcohol o drogas.
Fase 4. Explorar los apoyos recibidos y sugerir otros nuevos, etapa en la que el
orientador habrá explorado las principales fuentes de apoyo social que el familiar ha
tenido (por ejemplo de otros familiares, amigos, instituciones, etc.), y se explora la
posibilidad de buscar nuevos apoyos en los que no había pensado antes.
Fase 5. Cierre. La intervención puede considerarse exitosa si se logró definir una
estrategia más benéfica para el familiar que disminuya su tensión y fortalezca las
formas de enfrentar.
Fase 6. Autoevaluación, la cual consiste en que el orientador evalúe su desempeño a
fin de favorecer su entrenamiento y mejorar su práctica.
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Conclusiones
Programas de esta naturaleza son muy importantes en México, sobre todo por ser un
país que no cuenta con una adecuada cobertura en salud. Este resulta ser un modelo
económico de promoción de la salud y prevención de la enfermedad, cuya afectividad
ha sido evaluada en diferentes escenarios (Natera y Tiburcio, 1998), ya que implica
una capacitación rápida y dota de herramientas a las personas para ayudar a una
reflexión focalizada.
Entrenamiento al Otro Significativo de Consumidores de Sustancias Adictivas
Dra. Lydia Barragán Torres, Lic. Araceli Flores Angeles, Lic. Laura Escobedo Beltrán.
La problemática de consumo de sustancias adictivas en nuestro país muestra índices
de severidad acorde a los datos epidemiológicos reportados en la Encuesta Nacional
de Adicciones (ENA, 2008).
En México, el consumo de alcohol, tiene un muy elevado índice de abuso/dependencia
y la población adolescente está copiando este patrón de consumo. El consumo de
drogas ilegales, incremento del 2002 al 2008, de 5 a 5.7%, y el consumo de crack y
metanfetaminas creció hasta en seis veces más.
El consumo se favorece en 4.5 veces más si los padres consumen y en 10.4 veces si
se tienen amigos consumidores. Por lo que el consumo es afectado por la influencia
interpersonal (ENA, 2008).
Uno de los principales vínculos del consumidor es el que tiene con su ámbito familiar,
ya que le proporciona sentido de pertenencia y es con quien mantiene un contacto
recurrente. (Vaillant, 1966; Ross, 1973; Coleman, 1979; Stanton, 1982; Douglas,
1987; Bekir, 1993).
A pesar de ser recurrente el contacto del consumidor con sus familiares, carece de:
afecto, apoyo y comunicación (Schweitzer and Lawton, 1989). El tipo de relación del
consumidor con sus familiares es de dos tipos:
1) Vínculo familiar de Indiferencia caracterizado por escases de comunicación y
afecto
2) Vínculo familiar Intrusivo en el que evitan la independencia del consumidor
Entre los factores asociados al abuso de drogas y cuadros de sobredosis están
problemas familiares, estrés y pérdidas.
Pero no solamente el ámbito familiar afecta al consumidor, sino que la problemática de
consumo, también afecta al bienestar familiar, ocasionando alteraciones emocionales
y problemas en las relaciones con el consumidor, que a su vez favorecen el consumo.
Por lo que es muy importante que el consumidor reciba intervención psicológica, y que
también se proporcione entrenamiento al otro significativo ya que favorece:
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1) La abstinencia del consumidor, pudiendo predecir el éxito de la intervención.
(Humphreys K, Moos RJ, Cohen, 1997; Humphreys K, Mankowski ES, Moos
RJ, Finney JW, 1999).
2) Favorecer un ambiente de apoyo que decremente el consumo
3) Generar ambientes familiares de cohesión, expresividad e independencia
4) Favorecer períodos de abstinencia más amplios
5) Menor tiempo del tratamiento del consumidor
6) Aceptar recibir tratamiento y cambios más permanentes que se mantengan
ante diferentes situaciones de riesgo (Meyers, Miller, Smith, Tonigan, 2002).
Con base a estos hallazgos se diseño la intervención grupal al otro significativo
quedando conformada por los siguientes componentes:
1) Evaluación inicial en la que se detecta la necesidad de canalizar a tratamiento
psiquiátrico al familiar, se identifican los elementos de la interacción familiar
que necesitan mejorarse.
2) Romper cadenas de consumo en la que el familiar identifica los eventos que
propician el consumo del usuario y aprende a negociar planes de apoyo para
favorecer la elección de abstinencia del consumidor.
3) Control de enojo aprende estrategias para disminuir su enojo y evitar conflictos
con el consumidor.
4) Solución de problemas en la que aprende a tomar decisiones, modelar al
consumidor el enfrentamiento eficiente de problemas y procurar un ambiente
familiar de menor tensión.
5) Control de ansiedad para disminuir sus niveles de estrés y procurarse
tranquilidad física y mental.
6) Comunicación para aprender a dialogar y favorecer la expresión de interés y
cercanía con el consumidor.
7) Control de tristeza para disminuir culpas, abatimiento e impotencia que
devalúan la calidad de vida del familiar.
8) Mejorar las relaciones interpersonales para procurar una convivencia de afecto
y petición de cambios en el comportamiento del consumidor.
9) Post-evaluación para evaluar la utilidad del taller en el bienestar del familiar y
en su relación con el consumidor.
La evaluación del impacto de este entrenamiento al otro significativo incluye:
 El nivel del apoyo que el familiar percibe proporcionar al consumidor
 El bienestar emocional del familiar
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 El nivel de satisfacción personal que el familiar tiene respecto a su propio
desempeño en todas las áreas de vida
 El nivel de satisfacción que el familiar percibe tener respecto a la convivencia
con el consumidor
 La utilidad del aprendizaje obtenido en cada una de las sesiones del
entrenamiento recibido
En cuanto a los resultados obtenidos se detectó que a partir de la participación de los
19 participantes, en tres grupos de entrenamiento:

Disminuyeron los niveles de depresión promedio de 17.6 a 8.82 puntos
después de la intervención. Los síntomas de depresión que más disminuyeron
fueron sentirse como un fracaso, culparse por todo, perder el interés por el
sexo y sentirse castigado.

Disminuyeron los niveles de ansiedad promedio de 17.45 A 7.72 puntos. Los
síntomas de ansiedad que mostraron menor intensidad después de la
intervención fueron: dificultad para respirar, cuerpo y manos temblorosas,
sensación de ahogo, debilidad.

Incrementaron los niveles promedio de percepción del apoyo proporcionado al
consumidor de 57.97 a 70.06 puntos después de la intervención. Se favorecieron
conductas como alentar a su familiar a no perder el autocontrol para evitar el
consumo, sugerirle que salga con personas que respeten su abstinencia,
hacerle ver que las personas que lo presionan para consumir no son sus
amigos, interesarse por conocer las opciones para evitar situaciones de
riesgo, preguntar qué es lo que le pasa cuando lo nota que esta triste y
ayudarle a identificar las personas y lugares que debe de evitar.

Incrementaron los niveles de satisfacción personal en los participantes en sus
diferentes áreas de vida de 6.96 a 8.25 puntos. Los participantes se sintieron
más satisfechos con el funcionamiento que han tenido en su vida cotidiana en
general, el manejo de sus emociones, sus hábitos personales y la realización de
actividades del hogar o laborales.

Aumentaron los niveles promedio de satisfacción del familiar con respecto a la
convivencia con el consumidor de 6.33 a 7.79 puntos. Los aspectos en los que
se sintieron más satisfechos para favorecer la convivencia fueron: controlar sus
emociones para evitar conflictos con el consumidor, el reconocimiento que le dan
cuando éste procura su salud, la convivencia que han tenido con él y el uso de
su comunicación.
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Adicionalmente, se identificó un nivel elevado (a partir de 80%) de satisfacción de los
participantes con la utilidad de la aplicación en su vida cotidiana de las estrategias
aprendidas.
Los resultados de esta investigación constataron los hallazgos de que la aplicación de
conductas eficientes aprendidas en la intervención favorecen un ambiente familiar que
refuerza la permanencia en casa, convivencia y comunicación con el consumidor al
lograr que éstos obtengan momentos agradables: sentirse escuchado, se valoran sus
capacidades, es considerado en la toma de decisiones, se procura cercanía y afecto.
Se favoreció un ambiente familiar que compitiera con el de amigos consumidores
logrando mayor permanencia en casa y convivencia familiar.
El control de enojo y evitación de conflictos favoreció que el consumidor evitara usar
como reforzador negativo salirse de casa para evitar gritos, conflictos, etc.
Entre las limitaciones en esta investigación están que no se midieron las estrategias
aprendidas con listas de cotejo; ni el apoyo que los consumidores consideraron recibir
por parte de los otros significativos.
Se sugiere en próximas investigaciones, realizar estudios comparativos entre grupos
de otros significativos, con y sin entrenamiento para evaluar cambios en el consumidor
respecto a su consumo, asistencia y apego al tratamiento.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Bekir, P., McLellan, Th., Childress and Gariti, P. (1993). Role Reversals in Families of
Substance Misusers: A Trans-generational Phenomenon. Substance Use and
Misuse. Vol. 28, No. 7 , pp. 613-630.
Coleman, D. H. y Strauss, M. A. (1979).Alcohol Abuse and Family Violence. University
of New Hampshire. United States
Douglas, L. Medin, William D. Wattenmaker and Sarah E. Hampson (1987).Family
resemblance, conceptual cohesiveness, and category construction. Cognitive
Psychology. Volume 19, Issue 2, pp. 242-279.
Encuesta Nacional de Adicciones (2008). Instituto Nacional de Salud Pública, México
Humphreys K, Moos RJ, Cohen (1997).Social and community resources and long-term
recovery from treated and untreated alcoholism. Journal of Studies on Alcohol
58 (3).231-238.
Humphreys K, Mankowski ES, Moos RJ, Finney JW (1999). Do enhanced friendship
networks and active coping mediate the effect of self-help groups on substance
abuse. The Society of Behavioral Medicine.
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Meyers, R. J., Miller, W. R., Smith, J. E., & Tonigan, J. S. (2002). A randomized trial of
two methods for engaging treatment refusing drug users through concerned
significant others. Journal of Consulting and Clinical Psychology. Vol .70, No.
5, 1182-1185
Schweitzer, R., Lawton, P. (1989).Drug Abusers' Perceptions of their Parents. British
Journal of Addiction. Volume 84, Issue 3, pp. 309–314.
Speck, Ross V.; Attneave, Carolyn L. (1973). Family networks. Oxford, England:
Pantheon. xxv, 163 pp.
Stanton Dunkan (1982).The Role of Family and Significant Others in the Engagement
and Retention of Drug-Dependent Individuals Stanton Dunkan and Todd
Thomas. The Family Therapy of Drug Abuse and Addiction. Guilford Press, N.
York.
Vaillant, G. E. (1966) Parent-child cultural disparity and drug addiction, Journal of
Nervous and Mental Disease, 142, pp. 534-539.
FAMILIA Y ALCOHOL: ANÁLISIS DE UN CASO
*CENTRO DE AYUDA AL ALCOHÓLICO Y SUS FAMILIARES (CAAF)
INSTITUTO NACIONAL DE PSIQUIATRÍA
Mtra. Cecilia Gómez Castro*
INSTITUTO NACIONAL DE PSIQUIATRÍA
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De acuerdo a las investigaciones epidemiológicas se ha encontrado que el alcohol es
la sustancia psicoactiva más consumida por los jóvenes, la usan como una especie de
rito de iniciación a la adolescencia: en su socialización asimilan las bebidas alcohólicas
como indispensables en cualquier fiesta. Esta asociación entre diversión y alcohol es
un fenómeno mundial, siendo que el 5% de las muertes de jóvenes de 15 a 19 años de
edad, en todo el mundo, está asociado con el consumo de alcohol. El alcoholismo se
revela, por lo tanto, como un problema con implicaciones médicas, psíquicas,
educativas y socioculturales. La ingesta de bebidas alcohólicas provoca el 4% de
todas la enfermedades así mismo está reportado que entre el 20 y el 40% de los
cánceres de esófago, hepatitis, epilepsia, accidentes de circulación, agresiones y
homicidios también están relacionados con el consumo de alcohol (OMS, 1993).
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Investigadores orientados hacia el enfoque de las familias se han basado en el
creciente interés por la teoría del sistema de la familia y en conclusiones extraídas de
la investigación de la interacción familiar, sugieren que las familias con miembros
alcohólicos constituyen sistemas conductuales de enorme complejidad, con notable
tolerancia para el estrés y con problemas de adaptación (Steinglass, 1997). Esta
perspectiva relacionada con la familia muestra una naturaleza multidimensional de la
relación entre el alcoholismo y la familia. Por lo que deben tener en cuenta los factores
culturales (Benett y Ames 1985), la conducta del bebedor (Jacob, 1987) y las
características de la conducta de la familia (Ablon 1976) para entender lo que ocurre
cuando se mezclan el alcoholismo y la vida en familia. El mensaje principal es el de
que estas familias varían mucho entre sí y no encajan en fórmulas simplistas o en
conceptos explicativos uniformes.
Centro de Ayuda al Alcohólico y sus Familiares.
La investigación psicosocial y cultural en nuestro país sobre este problema se remonta
apenas a los años setenta con el surgimiento del actual Instituto Nacional de
Psiquiatría y su División de Investigaciones Epidemiológicas y Sociales. El 14 de mayo
de 1972, el entonces Presidente de la República, C. Luis Echeverría Álvarez, visitó el
Barrio de Tepito para reunirse con los representantes de éste. De esta junta nació el
Consejo Representativo del Barrio de Tepito, quien junto con otras instituciones
gubernamentales, formaron un equipo que más adelante creó lo que se conocería
como Plan Tepito. Éste tenía como objetivos principales la remodelación de la
arquitectura y del urbanismo social de la zona. Se diseñó un amplio programa de
desarrollo comunitario para atender las necesidades de los habitantes de esta zona,
se creó el Centro de Ayuda al Alcohólico y sus Familiares (CAAF), el cual inició
funciones en septiembre de 1977. Su principal objetivo fue constituirse en un centro
piloto, dentro de la comunidad, para la asistencia, orientación y rehabilitación de los
pacientes alcohólicos y sus familiares, pues se consideró que esta zona presentaba
una alta incidencia de alcoholismo entre sus pobladores.
Actualmente, a más de treinta años de la fundación del CAAF, forma parte de la
Dirección de Investigaciones Epidemiológicas y Psicosociales del Instituto Nacional de
Psiquiatría “Dr. Ramón de la Fuente”. En promedio se atienden cerca de mil pacientes
nuevos al año, entre alcohólicos y sus familiares; actualmente en el servicio de Terapia
pareja de enero a septiembre se han dado 84 sesiones y en terapia familiar se
reportan 239 sesiones.
En el presente trabajo se presenta el reporte de un caso atendido en el servicio de
terapia familiar del Centro de Ayuda al Alcoholico y sus Familiares:
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S. acude a la institución reportando como motivo de consulta: “Mi esposo y mis padres
son alcohólicos, me siento afectada al permitir violencia física y psicológica por parte
de mi esposo”.
Ella tiene 36 años, está casada con L. de 37
“Desde que era niña, siempre estaba nerviosa porque veía que mis padres tomaban,
crecí viendo como mi padre golpeaba a mi madre, como ella aguantaba todo... Al paso
de los años también me tocó vivir el alcoholismo y consumo de drogas de hermano.
Quería escapar de mi casa; con el primer novio a los 18 años me casé, ¡pero quién lo
iba a decir! Fue igual o peor ya que él también tomaba, desde novios yo me había
dado cuenta, pero pensé que lo iba a dejar con el tiempo… con el tiempo fue peor se
volvió violento, constantemente me insultaba y después vinieron los golpes, me siento
tan culpable por haber permitido todo esto”.
En el servicio de terapia familiar se presenta con toda su familia y su motivo de
consulta en dicho servicio es el siguiente: “Quiero que atienda a mi hija porque tiene
un novio muy violento”.
Hasta la fecha ella ha asistido a ocho sesiones de terapia familiar, se ha trabajado con
diversos enfoques: estructural, centrado en soluciones, narrativo y colaborativo. A
través del trabajo clínico se fue observando como la estructura
familiar, de su familia nuclear se encontraba alterada, la jerarquía principal la llevaba el
esposo, ella se presentaba e el nivel de hija por el miedo que le tenía al esposo, hacía
alianza con la hija mayor hasta que esta empezó a presentar conductas disociales y
consumo de alcohol.
Conclusiones: El análisis de esta familia es un ejemplo típico de la transmisión
generacional de la violencia, el consumo de alcohol y drogas. Se puede observar
como estas conductas están permeadas por diversos factores: cultural, social y
psicológico. Desafortunadamente los índices de estas problemáticas van en aumento,
lo cual representa un gran reto para todos los que nos dedicamos a la salud mental.
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MODELO DE TERAPIA FAMILIAR MULTIDIMENSIONAL CON
PERSPECTIVA DE GÉNERO PARA LA ATENCIÓN DE LAS ADICCIONES Y
LA VIOLENCIA FAMILIAR
Mtra Lydia Gaona*, Mtro. Juan David González
CENTROS DE
INTEGRACIÓN JUNVENIL
El uso de sustancias psicoactivas constituyen un problema de salud en el país, debido
a que la magnitud, forma y complejidad con que se presenta, expone a la población en
general al deterioro de su calidad de vida.
De acuerdo con la Teoría de la Complejidad (Morin, 1998) se deben tomar en cuenta
todos los niveles pertinentes y simultáneos de la realidad si se quiere tener una
comprensión más amplia del fenómeno estudiado y tratando de integrar, lo más
posible, todos los conocimientos disponibles. Una visión compleja incluye distintos
niveles de realidad, aún cuando éstos aparenten ser antagónicos, pues la complejidad
se presenta con los rasgos inquietantes de lo enredado, de lo inextricable, del
desorden, la ambigüedad, la incertidumbre, como sucede con el consumo de drogas y
la violencia familiar (Fernández, González et. al, 2006).
El modelo está sostenido en el principio de recursividad organizativa, en el cual se
reconoce el abuso drogas y la violencia familiar dentro de su compleja dinámica social
(hologramático) y cuya aplicación se realiza desde una perspectiva dialógica. La
estrategia configurativa del modelo incluye distintos niveles de intervención, los cuales
han sido organizados en cuatro dimensiones terapéuticas:
1- Conformación de un Equipo Terapéutico (ET) constituido por profesionales de
ambos sexos.
2.
La Terapia Familiar (TF) recurriendo a los modelos sistémicos y del
construccionismo social.
3. Los Grupos Psicoeducativos y de reflexión (GPE) organizados por género.
4. La construcción y/o ampliación de Redes de Apoyo Social (RAS)
Todas estas dimensiones se articulan dentro de una perspectiva sensible a la equidad
de género.
La intervención es multidimensional ya que se atiende el problema desde múltiples
perspectivas, desde el análisis de la construcción de la subjetividad, las prácticas
identitarias de género, el cuestionamiento de las historias dominantes y los marcos
interpretativos, pasando por la redefinición de las relaciones intersistémicas, la
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organización y estructura familiar, hasta la re(des)tructuración de una matriz social
menos disfuncional para la familia, pues todos estas dimensiones configuran el
problema, y sólo una atención holística podrían contribuir a deconstruir y co-construir
una nueva realidad familiar alternativa libre del uso de drogas y de las prácticas de
violencia.
Método: Los terapeutas familiares participantes en la aplicación del modelo de TFM
fueron previamente capacitados. Todas las sesiones de terapia familiar y de los grupos
psicoeducativos fueron videograbadas con previo consentimiento de las familias.
Este programa se aplicó en seis ciudades: Aguascalientes, Guadalajara, Ciudad
Juárez, Tampico, Tijuana y Ciudad de México. Para la evaluación del programa se
atendió una familia por ciudad. Se utilizaron diez estrategias: 1) involucrar la
percepción de todos los miembros, 2) el reconocimiento de los aspectos positivos de la
familia, 3) explorar los roles de cada integrante, 4) externalización del problema, 5)
incorporación o inclusión de los miembros periféricos o marginados, 6) fortalecer el
subsistema entre el usuario y su pareja, 7) límites claros y la valoración, 8) identificar
el aspecto paradójico de la interacción familiar, 9) Incluir las creencias de género en la
comprensión de la familia y 10) deconstrucción de las historias familiares de cada
individuo Un elemento más son los Grupos Psicoeducativos y de Reflexión estos
grupos son espacios donde sesionan padres, madres, hermanos, hermanas, esposos,
esposas y otros familiares de los usuarios de drogas, a quienes también se incluyen
en ocasiones.
Resultados: en los seis casos atendidos, el usuario de drogas logró dejar de
consumir. Asimismo la aplicación del modelo propició en todos los casos que los
usuarios lograran asumir una mayor responsabilidad respecto a sus propias vidas,
incluyendo los esfuerzos necesarios para empezar a trabajar o retomar sus estudios.
Todas las familias reconocieron los cambios logrados a través de este modelo de
intervención. La necesidad de ser aceptados, valorados, reconocidos y amados fue un
factor común en todos los casos.
Referencias
Morin, E (1998). Introducción al pensamiento complejo. Gedisa. Barcelona.
Fernández C., González S y cols. Modelo de terapia familiar multidimensional con
perspectiva de género para la atención de las adicciones y la violencia familiar.
Centros de Integración Juvenil, Dirección General Adjunta de Operación. México,
2006.
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ENTRENAMIENTO AL OTRO SIGNIFICATIVO DE
CONSUMIDORES DE SUSTANCIAS ADICTIVAS
Dra. Lydia Barragán Torres*, Lic. Araceli Flores Angeles, Lic. Laura
Escobedo Beltrán.
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
La problemática de consumo de sustancias adictivas en nuestro país muestra índices
de severidad acorde a los datos epidemiológicos reportados en la Encuesta Nacional
de Adicciones (ENA, 2008).
En México, el consumo de alcohol, tiene un muy elevado índice de abuso/dependencia
y la población adolescente está copiando este patrón de consumo. El consumo de
drogas ilegales, incremento del 2002 al 2008, de 5 a 5.7%, y el consumo de crack y
metanfetaminas creció hasta en seis veces más.
El consumo se favorece en 4.5 veces más si los padres consumen y en 10.4 veces si
se tienen amigos consumidores. Por lo que el consumo es afectado por la influencia
interpersonal (ENA, 2008).
Uno de los principales vínculos del consumidor es el que tiene con su ámbito familiar,
ya que le proporciona sentido de pertenencia y es con quien mantiene un contacto
recurrente. (Vaillant, 1966; Ross, 1973; Coleman, 1979; Stanton, 1982; Douglas,
1987; Bekir, 1993) .
A pesar de ser recurrente el contacto del consumidor con sus familiares, carece de:
afecto, apoyo y comunicación (Schweitzer and Lawton, 1989). El tipo de relación del
consumidor con sus familiares es de dos tipos:
3) Vínculo familiar de Indiferencia caracterizado por escazes de comunicación y
afecto
4) Vínculo familiar Intrusivo en el que evitan la independencia del consumidor
Entre los factores asociados al abuso de drogas y cuadros de sobredosis están
problemas familiares, estrés y pérdidas.
Pero no solamente el ámbito familiar afecta al consumidor, sino que la problemática de
consumo, también afecta al bienestar familiar, ocasionando alteraciones emocionales
y problemas en las relaciones con el consumidor, que a su vez favorecen el consumo.
Por lo que es muy importante que el consumidor reciba intervención psicológica, y que
también se proporcione entrenamiento al otro significativo ya que favorece:
7) La abstinencia del consumidor, pudiendo predecir el éxito de la intervención.
(Humphreys K, Moos RJ, Cohen, 1997; Humphreys K, Mankowski ES, Moos
RJ, Finney JW, 1999).
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8) Favorecer un ambiente de apoyo que decremente el consumo
9) Generar ambientes familiares de cohesión, expresividad e independencia
10) Favorecer períodos de abstinencia más amplios
11) Menor tiempo del tratamiento del consumidor
12) Aceptar recibir tratamiento y cambios más permanentes que se mantengan
ante diferentes situaciones de riesgo ( Meyers, Miller, Smith, Tonigan, 2002).
Con base a estos hallazgos se diseño la intervención grupal al otro significativo
quedando conformada por los siguientes componentes:
10) Evaluación inicial en la que se detecta la necesidad de canalizar a tratamiento
psiquiátrico al familiar, se identifican los elementos de la interacción familiar
que necesitan mejorarse.
11) Romper cadenas de consumo en la que el familiar identifica los eventos que
propician el consumo del usuario y aprende a negociar planes de apoyo para
favorecer la elección de abstinencia del consumidor.
12) Control de enojo aprende estrategias para disminuir su enojo y evitar conflictos
con el consumidor.
13) Solución de problemas en la que aprende a tomar decisiones, modelar al
consumidor el enfrentamiento eficiente de problemas y procurar un ambiente
familiar de menor tensión.
14) Control de ansiedad para disminuir sus niveles de estrés y procurarse
tranquilidad física y mental.
15) Comunicación para aprender a dialogar y favorecer la expresión de interés y
cercanía con el consumidor.
16) Control de tristeza para disminuir culpas, abatimiento e impotencia que
devalúan la calidad de vida del familiar.
17) Mejorar las relaciones interpersonales para procurar una convivencia de afecto
y petición de cambios en el comportamiento del consumidor.
18) Post-evaluación para evaluar la utilidad del taller en el bienestar del familiar y
en su relación con el consumidor.
La evaluación del impacto de este entrenamiento al otro significativo incluye:
 El nivel del apoyo que el familiar percibe proporcionar al consumidor
 El bienestar emocional del familiar
 El nivel de satisfacción personal que el familiar tiene respecto a su propio
desempeño en todas las áreas de vida
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 El nivel de satisfacción que el familiar percibe tener respecto a la convivencia
con el consumidor
 La utilidad del aprendizaje obtenido en cada una de las sesiones del
entrenamiento recibido
En cuanto a los resultados obtenidos se detectó que a partir de la participación de los
19 participantes, en tres grupos de entrenamiento:

Disminuyeron los niveles de depresión promedio de 17.6 a 8.82 puntos
después de la intervención. Los síntomas de depresión que más disminuyeron
fueron sentirse como un fracaso, culparse por todo, perder el interés por el
sexo y sentirse castigado.

Disminuyeron los niveles de ansiedad promedio de 17.45 A 7.72 puntos. Los
síntomas de ansiedad que mostraron menor intensidad después de la
intervención fueron: dificultad para respirar, cuerpo y manos temblorosas,
sensación de ahogo, debilidad.

Incrementaron los niveles promedio de percepción del apoyo proporcionado al
consumidor de 57.97 a 70.06 puntos después de la intervención. Se favorecieron
conductas como alentar a su familiar a no perder el autocontrol para evitar el
consumo, sugerirle que salga con personas que respeten su abstinencia,
hacerle ver que las personas que lo presionan para consumir no son sus
amigos, interesarse por conocer las opciones para evitar situaciones de
riesgo, preguntar qué es lo que le pasa cuando lo nota que esta triste y
ayudarle a identificar las personas y lugares que debe de evitar.

Incrementaron los niveles de satisfacción personal en los participantes en sus
diferentes áreas de vida de 6.96 a 8.25 puntos. Los participantes se sintieron
más satisfechos con el funcionamiento que han tenido en su vida cotidiana en
general, el manejo de sus emociones, sus hábitos personales y la realización de
actividades del hogar o laborales.

Aumentaron los niveles promedio de satisfacción del familiar con respecto a la
convivencia con el consumidor de 6.33 a 7.79 puntos. Los aspectos en los que
se sintieron más satisfechos para favorecer la convivencia fueron: controlar sus
emociones para evitar conflictos con el consumidor, el reconocimiento que le dan
cuando éste procura su salud, la convivencia que han tenido con él y el uso de
su comunicación.
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Adicionalmente, se identificó un nivel elevado (a partir de 80%) de satisfacción de los
participantes con la utilidad de la aplicación en su vida cotidiana de las estrategias
aprendidas.
Los resultados de esta investigación constataron los hallazgos de que la aplicación de
conductas eficientes aprendidas en la intervención favorecen un ambiente familiar que
refuerza la permanencia en casa, convivencia y comunicación con el consumidor al
lograr que éstos obtengan momentos agradables: sentirse escuchado, se valoran sus
capacidades, es considerado en la toma de decisiones, se procura cercanía y afecto.
Se favoreció un ambiente familiar que compitiera con el de amigos consumidores
logrando mayor permanencia en casa y convivencia familiar. El control de enojo y
evitación de conflictos favoreció que el consumidor evitara usar como reforzador
negativo salirse de casa para evitar gritos, conflictos, etc. Entre las limitaciones en
esta investigación están que no se midieron las estrategias aprendidas con listas de
cotejo; ni el apoyo que los consumidores consideraron recibir por parte de los otros
significativos.
Se sugiere en próximas investigaciones, realizar estudios comparativos entre grupos
de otros significativos, con y sin entrenamiento para evaluar cambios en el consumidor
respecto a su consumo, asistencia y apego al tratamiento.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
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Substance Misusers: A Trans-generational Phenomenon. Substance Use and
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ENFERMO CRONICO
Y SU
FAMILIA
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QUIÉN ESTÁ ENFERMO?
¿EL PACIENTE CRÓNICO O EL CUIDADOR PRIMARIO?
Dr. Leonardo Reynoso-Erazo*
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
Cuando una persona enferma por lo general presenta datos clínicos; su interpretación
es que tiene síntomas. La aparición de éstos genera miedo, ya que probablemente no
le gusta acudir al médico debido a la historia de encuentros previos con estos
profesionales, o bien a los dichos de los conocidos. Tener síntomas abre la puerta a
acudir al sistema de salud y existe la probabilidad de recibir un diagnóstico
desagradable y amenazante para la vida.
Las personas, al presentar síntomas, por lo general se preguntan: ¿significa que estoy
muy enfermo? ¿Necesito ver a un doctor? ¿Debo ir al hospital?
Una persona con enfermedad crónica puede presentar en el transcurso del tiempo
exacerbaciones o mejorías en su sintomatología; la cronicidad del padecimiento obliga
a efectuar ajustes mayores en el estilo de vida. Ahora hay que tomar medicamentos en
horarios fijos, debe modificar la alimentación: de lo que me gusta comer a lo que
puedo comer, las actividades cotidianas pueden variar enormemente. Cuando alguien
tiene una enfermedad crónica (como la diabetes mellitus tipo 2, algún tipo de cáncer,
enfermedad cardiovascular, etc.) debe adherirse al tratamiento, y a pesar de ello, la
probabilidad de ingresar al hospital por complicaciones se encuentra presente como
una constante.
Es común encontrar en la consulta externa de las instituciones de salud,
particularmente en hospitales de segundo y tercer nivel a personas que acuden con el
médico acompañados de un familiar cercano, puede ser la esposa, hermana o hija del
enfermo. Por lo general el cuidador primario, es decir, la persona que se hace cargo
del enfermo la mayor parte del tiempo, es del sexo femenino. Existen argumentos
variados para elegir a una mujer como cuidador primerio, entre los que pueden citarse
que “no trabaja” (porque se encuentra dedicada a las labores del hogar) o bien porque
las costumbres familiares dictan que la mujer soltera debe realizar esta labor.
Cuando una persona con enfermedad crónica ingresa al hospital se le otorga cama,
las más de las veces en una sala donde puede haber cuatro a seis personas más,
tendrá que compartir un sanitario y la regadera, recibirá alimentos indicados por el
médico en horarios estrictos, distintos a los que acostumbra, recibirá una alimentación
a la que probablemente no esté acostumbrado, será revisado periódicamente por los
médicos, las enfermeras periódicamente le tomarán temperatura, tensión arterial, le
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tomarán muestras de sangre, etc. Este enfermo, en mayor o menor medida, se
encuentra cobijado por el sistema de salud. Mientras tanto, el cuidador primario debe
volverse invisible para los médicos, ya que cuando éstos revisan al paciente le piden
que abandone la sala, al igual que cuando las enfermeras se acercan con el paciente
a inyectarlo, cambiarle la ropa de cama, etc. El cuidador primario no tiene una cama
asignada, por las noches dormirá (¿dormirá?) sentado en una silla al lado de su
familiar enfermo, no recibe alimentación, debe buscar un sanitario que las más de las
veces se encuentra lejos de donde se encuentra su paciente, no puede bañarse dentro
del hospital, etc. A pesar de ser un personaje indispensable en el sistema de atención
a la salud, no se le ofrecen las mínimas condiciones de higiene y salud, el cuidador
dejará de comer, de dormir, de trabajar, de realizar sus labores cotidianas. Aunado a
ello, es probable que, cuando pida información respecto del curso de la enfermedad,
pronóstico y tratamiento, los médicos tratantes le respondan en un lenguaje
incomprensible, además de que en ocasiones súbitamente lo llevan a tomar
decisiones trascendentales para la vida de su enfermo. El cuidador primario se
encuentra en una situación novedosa, puede
percibir que la vida de su familiar
enfermo se encuentra amenazada, lo que le generará estrés; sin embargo, no valora
las conductas, pensamientos y emociones propias, que se convierten en amenazas a
su salud, pero que debe desestimar, ya que el enfermo es otro.
Posteriormente cuando su enfermo es dado de alta por mejoría el cuidador primerio
ahora traslada la atención de su familiar enfermo al hogar; si el enfermo tiene secuelas
de evento vascular cerebral y no habla o no se mueve tendrá que movilizarlo, bañarlo,
cambiar sus pañales, alimentarlo, aplicarle medicamentos, etc. Y la vida social del
cuidador primario se transforma al convertirse en enfermera de tiempo exclusivo.
El cuidador primario debe aprender a buscar ayuda en la familia y en amigos cercanos
respecto de sus responsabilidades cotidianas, además que debe aceptar la ayuda
cuando se le ofrece. La familia y los amigos probablemente tengan la misma
sensación de desamparo que el cuidador primario y lo único que pueden hacer es
ayudar, lo cual les permitirá aliviar un poco el estrés, además que la cercanía con otros
le proveerá de una red de soporte social, indispensable para afrontar el problema de
su enfermo.
Es frecuente encontrar en hospitales pediátricos de concentración a madres de niños
enfermos que han tenido que viajar desde su lugar de origen para traer a su hijo al
hospital
con
la
esperanza
de
obtener
curación,
teniendo
que
abandonar
temporalmente al resto de sus hijos y a su marido. Estas mujeres probablemente no
cuentan con familiares que les ayuden a sobrellevar la carga física que representa el
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cuidar de su hijo enfermo, es muy probable que no esté alimentándose bien ni esté
durmiendo bien y que esté emocionalmente exhausta. La madre de un niño con
leucemia puede encontrarse abrumada por el diagnóstico y puede sentirse mal
físicamente, además de que probablemente no sea capaz de comprender con facilidad
la oleada de información médica que le dicen los médicos. Aunado a ello deberá tomar
decisiones respecto de la hospitalización de su hijo, del tipo de tratamiento que se
utilizará, de los cambios mayores de vida que tendrá que enfrentar la familia por el
diagnóstico de cáncer que ha recibido su hijo.
Es necesario ofrecer programas de tratamiento para los cuidadores primarios ya que
no debemos ignorar el estrés que sufren por la hospitalización de su ser querido, las
emociones que esto le genera, además de los ajustes obligados a su alimentación y
descanso. A partir de estas condiciones es necesario ofrecer programas de
intervención para los cuidadores primarios que les permitan incrementar la asertividad,
reducir el estrés y utilizar una metodología de solución de problemas con el propósito
de mejorar sus condiciones de vida mientras dure la estancia hospitalaria de su
enfermo y posteriormente mientras continúe en la interacción cotidiana en casa.
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FUNCIONALIDAD FAMILIAR EN EL PACIENTE HIPERTENSO
*Mtra Kánan Cedeño Esther Gabriela, Fulgencio Juárez Mónica, Ramírez
Vargas Lorena Elizabeth y Alexandra Ibeth Rangel Cortes*.
UNIVERSIDAD MICHOACANA DE SAN NICOLÁS DE HIDALGO.
La familia es el núcleo central para el adecuado funcionamiento, desarrollo y
fortalecimiento de sus miembros. Proporciona apoyo, seguridad y confianza; sin
embargo, al no lograrse adecuadamente dicho funcionamiento, pueden surgir
enfermedades de tipo psicosomático, mismas que repercuten en la calidad de vida del
paciente, y esto, desde una perspectiva sistémica, es expresado por medio del cuerpo
(enfermedad) manifestando alguna disfunción familiar (a partir de la presencia de la
enfermedad). La hipertensión se percibe como el síntoma psicosomático que habla de
la disfunción del sistema familiar, por ello, la presente investigación está enfocada a
estudiar específicamente el funcionamiento familiar y la calidad de vida que presentan
los pacientes hipertensos. Ya que como es sabido, la hipertensión arterial es una de
las principales enfermedades causantes de muerte en nuestro país, considerada un
problema de salud pública con una prevalencia del 30.7% (ENSA, 2000).
En la actualidad se observan datos verdaderamente preocupantes, pues se presentan
cada vez más casos y a más temprana edad de pacientes con esta enfermedad con
un mayor número de períodos crónicos. Al hablar de periodos crónicos de una
enfermedad nos referimos al sentimiento subjetivo del paciente y al comportamiento
resultante cuando no está en relación con el diagnóstico médico, es decir, los
pacientes se comportan como si estuvieran más enfermos de lo que sería justificable,
en vista del diagnóstico médico (Luban-Ploza y Pöldinger, 1997). Por ello, al padecer
alguna enfermedad crónica se ve afectada la calidad de vida, es decir, el impacto que
una enfermedad y su tratamiento tienen sobre la percepción del paciente en cuanto a
su bienestar. Por esta razón, en la última década se ha incrementado notablemente el
interés y los estudios acerca de la calidad de vida de las personas que padecen una
enfermedad crónica.
Así, el objetivo de esta investigación fue identificar si el tipo de funcionamiento familiar
y el nivel de calidad de vida influyen en el control o descontrol del paciente hipertenso.
Para lograr dicho objetivo, se realizó un estudio transversal, comparativo, no
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experimental, en 100 pacientes con diagnóstico de hipertensión arterial esencial, 50
pacientes controlados y 50 no controlados de acuerdo con criterio médico, la media
de edad fue de 61 años. Con un tiempo de diagnóstico de un año como mínimo,
derechohabientes del IMSS adscritos a la Unidad de Medicina Familiar No. 80 de la
ciudad de Morelia.
A los 100 pacientes se les aplicó el Cuestionario de Evaluación del
Funcionamiento Familiar (EFF) de Raquel Atri y Zetune (2006), el Inventario de
Calidad de Vida y Salud (InCaViSa) de Riveros, Sánchez-Sosa, & Del Águila, (2009),
el cuestionario sociodemográfico (Ramírez y Rangel, 2010) y el genograma
(McGoldrick, 1987). Se llevó a cabo el procesamiento de los datos mediante el
software SPSS versión 17.0.
Al analizar los datos, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas en
cuanto a la existencia de relación entre el tipo de funcionamiento familiar y el nivel de
calidad de vida de pacientes hipertensos Controlados vs. Descontrolados, esto es,
entre grupos. Sin embargo, en las áreas de resolución de problemas, patrones de
comunicación disfuncionales (afectivos) y desempeño físico existen diferencias
estadísticamente significativas en relación al total de la muestra, es decir, no se
obtuvieron diferencias entre grupos sino en cuanto a la muestra en general. Los
resultados mostraron que en el factor de resolución de problemas los pacientes con
tensión arterial óptima expresan mayor deficiencia al identificar los problemas que se
les presentan, desplazando los problemas reales hacia áreas que les representan
menor conflicto, lo que representa menor habilidad en la resolución de problemas
sobre todo en el área instrumental (F(3,96)=2.659; p.=.05). En el factor de patrones de
comunicación disfuncionales (afectivos) los pacientes con tensión arterial óptima
presentan aspectos muy negativos en la comunicación en el área afectiva, ya que
expresan una marcada dificultad en la expresión de afectos, tanto en el nivel verbal
como en el no verbal (F(3,96)=2.718; p.=.049). En el factor de desempeño físico los
pacientes con tensión arterial óptima presentan un notable deterioro en su capacidad
para realizar actividad física. Existen umbrales bajos al dolor, es decir, perciben
fácilmente sensaciones desagradables (F(3,96)=3.160; p.=.028).
Como conclusión, podemos decir que no se encontró relación entre el funcionamiento
familiar y la calidad de vida entre los dos grupos, no así tomando en cuenta al grupo
en su totalidad, ya que se encontraron las seis áreas del funcionamiento familiar
disfuncionales. Como principal aportación de este trabajo se comprobó que no existe
relación entre el funcionamiento familiar y el nivel de calidad de vida en el control y/o
descontrol de la hipertensión arterial esencial, sin embargo, en general los pacientes
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hipertensos por el solo hecho de ser portadores de este padecimiento presentan
dificultades principalmente en cuanto al funcionamiento familiar, no siendo relevante
que sean controlados o descontrolados en cuanto a su enfermedad, más bien, los
pacientes controlados presentan mayores dificultades con respecto a las áreas de
funcionamiento familiar. Finalmente, se corrobora que los pacientes hipertensos
presentan las características descritas por Onnis (1990) y Minuchin (1974) que son
propias de las familias psicosomáticas como lo son: rigidez, resistencia al cambio,
evitación del conflicto donde no hay más problema que la enfermedad del paciente,
serias disfunciones en cuanto a la comunicación, sobreprotección, dificultad en la
resolución de problemas, proyectan una imagen de pseudoarmonía, en general
presentan serias disfunciones familiares principalmente en pacientes aparentemente
controlados.
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FAMILIAS QUE TIENEN HIJOS CON ASMA
Dra. Emma Espejel
INSTITUTO DE LA FAMILIA A.C.
El presente trabajo e el reporte de una investigación realizada en forma
colaborativa por dos Instituciones: el Instituto de Enfermedades Respiratorias de la
Secretaria de Salud “INER” y el Instituto de la Familia, “IFAC” que es una Institución
privada dedicada el estudio e investigación sobre la familia y la formación de los
profesionales que se especializan en ella.
Procedimiento: La investigación
se desarrolló con niños diagnosticados
médicamente, con asma y con sus familias; en una primera entrevista se aplicó la
Escala de Funcionamiento Familiar de Espejel por dos entrevistadores; uno de ellos
continuaba con el tratamiento familiar integral, paralelo al tratamiento médico.
Al concluir éstos, dos entrevistadores diferentes aplicaron el post.tes también en una
entrevista de aproximadamente una hora de duración.
Población: Familias del INER canalizadas al servicio de neumopediatria por los
especialistas médicos tratantes. Una psicóloga clínica decidía sí necesitaban terapia
familiar o no.
Diseño de la investigación: Panel pre-post terapia integral breve familiar.
Instrumentos: Entrevista familiar y escala de funcionamiento familiar (alpha de
Cronbach de .91) y solicitud de sueños.
Muestra: Se seleccionaron 32 familias de las 340 atendidas en el servicio del año
2000 al 2004.
Tratamiento: Terapia familiar breve sistémica (modelo IFAC y Luigi Onnis) durante
dos meses y medio; una sesión por semana con un total de 10. El modelo de
Onnis combina a la terapia estructural con la escultural.
Resultados: Por la entrevista encontramos que son familias muy semejantes a las
investigadas por Minuchin y Rosman (1978): rígidas, amalgamadas, desviadoras
de conflicto, sobre protectoras y alexitimicas (dificultad para expresar sentimientos,
sólo que en nuestra investigación encontramos que son familias que además de
ser amalgamadas son aisladas, no conviven socialmente, ni invitan, ni aceptan
invitaciones..
Escala: El diagnóstico encontrado fue de 78% por ciento de familias disfuncionales
y 22% de funcionales
antes del tratamiento. Después de la terapia integral
encontramos que el porcentaje se invierte: 80 % de familias funcionales y 20% de
disfuncionales.
Los factores de la escala se organizan en orden descendente de la siguiente manera:
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supervisión como el más alto, después afecto positivo, seguido por autoridad, apoyo,
control y orden y comunicación. Los recursos se mantienen limitados debido a la
rigidez, por el contrario le presentación que tienen como familia es de pulcritud,
puntualidad y disposición para la parte médica del tratamiento más que para la
emocional.
Sueños: Los sueños recabaos en diferentes miembros de la familia tuvieron que
ver con ahogamientos que es la representación simbólica del asma.
Variables contextuales: Las familias pertenecen a un nivel socioeconómico
medio bajo. La mayoría asalariadas con el pago mínimo. Un 85% son familias
completas, el 15% restante son
madres solas por elección y las demás están
divorciadas y a pesar de ello, acuden como pareja parental a la sesiones; algunos son
profesionales y la mayoría trabajadores manuales.
Mitos: Impacto de estas familias en el equipo terapéutico: El equipo terapéutico
formado por maestros supervisores y terapeutas en formación considera difíciles a
estas familias ya que son evasivas, negadoras y se interesan más por la parte médica
del tratamiento que por la emocional. No expresan con facilidad sus sentimientos y la
autoridad y poder no la ejercen los padres si no que en muchos casos la delegan al o
los pacientes identificados.
Re/Hospitalizaciones: A un año de seguimiento solamente una familia de las que
tuvieron terapia hospitalizó a su hijo (3.1%) los demás solo acudieron a consulta
externa (96.9%), lo que es un dato importantísimo que nos habla de la efectividad de
la terapia familiar y del beneficio emocional para las familias, así como del ahorro
económico para la institución.
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EL IMPACTO DEL TRASTORNO MENTAL EN LA FAMILIA.
NECESIDADES, APOYO Y SERVICIOS.
Dra. María Luisa Rascón Gasca
INSTITUTO NACIONAL DE PSIQUIATRÍA RAMÓN DE LA FUENTE M.
La Organización Mundial de la Salud calcula que 450 millones de personas en el
mundo padecen alguna forma de trastorno mental, que les genera sufrimiento e
incapacidad. Aproximadamente de 121 a 150 millones de ellos sufren depresión; entre
70 y 90 millones padecen trastornos por el abuso de alcohol o diversas drogas; de 24
a 25 millones sufren esquizofrenia; 37 millones tienen demencia, un millón de
personas se suicidan cada año y entre 10 y 20 millones intentan suicidarse. (OMS,
2003, 2005)
Una de cada 4 personas se verá afectada por algún trastorno mental en su vida según
estadísticas de la OMS, en 2001. Se deduce que una de cada 4 familias en el mundo
tiene un miembro con algún trastorno mental (Saraceno, 2004).
En México de acuerdo a la SSalud, se estima que alrededor de 15 millones de
personas padecen algún trastorno mental. En la última Encuesta Nacional de
Epidemiología Psiquiátrica el 28.6% de la población presentó alguno de los 23
trastornos de la (CIE-10) alguna vez en su vida y solamente uno de cada 10 pacientes
recibe atención especializada. (Medina Mora y cols; 2003)
En nuestra cultura la mayoría de las personas que presentan algún trastorno mental
viven con su familia, en la esquizofrenia la familia es el único agente del cuidado
comunitario de la persona con el trastorno, entre el 79% y el 85% de los pacientes
regresan a vivir con ella después de ser dados de alta (Ryan y cols, 1982; Valencia, y
cols. 1993). La mayoría de las veces, los familiares son los que acompañan a consulta
a los pacientes, siguen el tratamiento, viven con ellos el proceso de la enfermedad y
adquieren el papel de cuidador informal de su familiar enfermo. (Rascón, 1997)
Por una parte, se encuentra el padecimiento del sujeto afectado, quien puede o no
tener conciencia de enfermedad. Por otra parte, está el agobio o estrés de los
familiares cuidadores primarios informales (FCPI)* en quienes frecuentemente se
observan problemas para el manejo de las situaciones de crisis, incapacidad para
*
(FCPI) El Cuidador Primario Informal se refiere al familiar que se hace cargo de proveer atención y asistencia a su
enfermo. Dentro de los cuidadores se pueden distinguir los cuidadores primarios, es aquel que guarda una relación directa con el
enfermo, como los padres, cónyuge, hijos o hermanos, es Informal ya que no recibió capacitación para brindar los cuidados al
paciente.
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abordar y responder ante una conducta delirante de su paciente, dificultad en las
relaciones familiares, en la calidad de vida tanto del paciente, como de su familia y en
la mayoría, se advierte una constante falta de conocimientos sobre la enfermedad,
parte de estas conductas se dan por un discurso social estigmatizante que desacredita
al enfermo y a su familia. Consecuentemente el malestar, la angustia, el sufrimiento y
la incertidumbre experimentada por la convivencia con el enfermo en el entorno
familiar, y en particular en el FCPI es posible que aparezcan alteraciones de la salud
emocional y/o física. Al respecto se ha estudiado el "síndrome del cuidador"
teóricamente sano, sobre quien recae tal impacto de responsabilidades y tareas que
alteran su equilibrio, mostrando a un enfermo oculto, a veces con consecuencias en su
estado de ánimo, en la forma de relacionarse dentro y fuera de la familia. (Rubio,1995)
El objetivo de este trabajo es presentar algunas de las principales contribuciones
acerca del estudio del impacto del Trastorno Mental en la Familia, sus diversas
necesidades, el apoyo y los servicios requeridos por parte de los familiares cuidadores
informales y de las personas con el trastorno de esquizofrenia.
Método: Los resultados que brevemente se presentan provienen de diversos estudios
desde la perspectiva metodológica cuantitativa y cualitativa. Donde los sujetos de
estudio fueron familiares de personas con esquizofrenia.
Estudios cuantitativos: 1. Estudio con diseño cuasi-experimental con grupo control no
equivalente y muestra no probabilística. 2. Estudio descriptivo, transversal ex-postfacto.
Los resultados de la evaluación del costo o carga emocional, física y económica
demostró que la convivencia con la persona con esquizofrenia representa una carga,
En primer lugar, el costo emocional (irritabilidad, angustia, problemas para dormir,
culpa, enojo, frustración y resentimiento); en segundo lugar, el costo económico
(gastos excesivos por los medicamentos, manutención y por las licencias laborales al
FCPI); en tercer lugar, el costo físico por las enfermedades (diabetes, gastritis, colitis,
herpes y otros) y, finalmente, el costo social (, aislamiento social por vergüenza y
complicaciones por asuntos jurídicos). Rascón y cols; 1997.
La diferencia observada en los efectos adversos en el FCPI, debido a la participación
en el programa de tratamiento, se encontraron diferencias significativas por la
disminución de trastornos emocionales, T: 2.94 con p<.00, mejora en su vida social
(recibir y hacer invitaciones) con T: .001 p< .00. Por otra parte, hubo un cambio hacia
el decremento en la perturbación general en casa (problemas de convivencia) T: 2.18
p<.04, y en la perturbación de vida de otros T: 3.58 con p<.00 (Rascón y cols; 2001).
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Los FCPI reportaron alguna enfermedad física (48%) y algún trastorno emocional
(74%) relacionado con el padecimiento de la esquizofrenia del familiar, al ser
evaluados diagnósticamente el 58% presentó de 1 a 4 diagnósticos: Trastornos
depresivos (20.6%), Trastornos con etanol (9.9%) y trastornos disociativos (7.6%). Las
variables que se asociaron con los trastornos en los FCPI fueron presencia de
conducta sintomática en el paciente, el número de años de evolución de la
enfermedad y el número de hospitalizaciones; r=.38; p>.000. (Rascón y cols; 2010)
Estudio cualitativo, con diseño fenomenológico, a partir de grupos de discusión con
personas con esquizofrenia y familiares.
Resultados categóricos: 1) Necesidades de información: Falta de información de las
enfermedades mentales en el ámbito social e institucional. 2) Necesidad de atención
integral: Carencia de un tratamiento integral que incluya el tratamiento Bio-PsicoSocial, la psicoeducación, el apoyo a la reinserción social y laboral, 3) Servicios
comunitarios, y 4) Reducción del estigma y la discriminación.
Conclusiones: Los trastornos mentales y conductuales tienen un gran impacto sobre
los individuos, las familias y las comunidades. El FCIP y el paciente son víctimas de la
enfermedad, consideramos que el FCIP no es un problema, tiene un problema que se
observa en su calidad vida. Desde un primer momento, la sobrecarga por el cuidado,
la carga económica, por los costos directos (medicamentos, hospitalizaciones) o
indirectos (pérdidas de horas de trabajo del FCIP, mal uso de servicios generales
de salud, tasa de accidentes, entre otros), y subjetivas como el sufrimiento de
los pacientes y de sus familiares, falta de tiempo libre, la falta de apoyo social, y la
estigmatización. Es inminente la necesidad de incorporar a los pacientes y a sus
familiares a un modelo de atención caracterizado por la asistencia integrada en un
modelo interdisciplinario y sistémico beneficiando en menor costo, tanto para la
familia, como para los servicios de salud.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Medina-Mora Me, Borges G, Lara C, Benjet C, Blanco J, Fleiz C, Villatoro J, Rojas E,
Zambrano J, Casanova L, Aguilar-Gaxiola S (2003). Prevalencia de trastornos
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Epidemiología Psiquiátrica en México. Salud Mental, 26(4):1-16,
Organización Mundial De La Salud (2005) El contexto de la salud mental. Conjunto de
Guías sobre Servicios y Políticas de Salud Mental. OMS, Editores Médicos S.A:
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LA PAREJA
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APEGO VS. DESAPEGO: UN VÍNCULO EMOCIONAL DE GRAN IMPACTO
DENTRO DE LAS RELACIONES DE PAREJA
DRA. ANGÉLICA OJEDA GARCÍA
UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA, CD. DE MÉXICO
Las relaciones humanas son el medio para vivir, trabajar, recrearse, socializar y hasta
experimentar emociones y sensaciones. En particular, las relaciones de pareja, por su
valor y significancia que representa dentro del proyecto de vida de quienes la integran
y su familia, el presente artículo busca ejemplificar cómo es que dependiendo del
vínculo afectivo dual de apego vs. desapego, la dinámica de una relación de pareja
puede verse favorecida o no y cómo alimentar un apego vs. desapego lo más positivo
posible.
Al apego, se le ha definido como una especie de “lazo psicológico”, producto de las
sensaciones agradables vs. desagradables que se experimentan al lado de aquella
persona quien inspira el deseo de permanecer cerca o próximo a su lado (Ainsworth,
1969) y con quien se busca compartir, sentir confort, cercanía y disfrutar de su
compañía en términos de significado y sentido para la vida personal (Bowlby, 1969).
En un principio se pensó en que el apego formaba parte de las llamadas conductas
instintivas; cuya función era de orden puramente biológico y de conservación de la
especie. Más tarde,
a través de los estudios pioneros
se pudo apreciar que su
función es más bien de tipo social, pues se desarrolla por gusto a la compañía de otros
miembros de su especie como consecuencia de ser alimentados por ellos (Ainsworth,
Blehar & Waters, 1978). Tiene connotaciones sentimentales y de conexión tanto
emocional, espiritual, social como cognoscitivo (Sternberg, 1995). En este sentido, la
conducta de apego puede considerarse como una motivación interna que proporciona
la energía necesaria para buscar confirmar las creencias cognitivas (buenas o malas)
que el individuo tiene acerca de sí mismo y su figura de apego. En la medida en que
dichas creencias o expectativas sean alimentadas por el otro miembro de la relación,
ésta última se mantendrá y progresará hacia un vínculo de equilibrio, estabilidad,
compenetración y satisfacción.
El comportamiento de apego se adquiere como parte del desarrollo de socialización,
de convivencia con los demás y asociación de respuestas a sensaciones agradables
vs. desagradables (Ainsworth, 1969), por lo que sus medios y formas de expresión son
muy diversos. En ella intervienen: tanto variables ambientales a corto (p.e.: hambre,
fatiga, enfermedad, etc.) o a largo plazo (p.e.: excitación de alarma ante situaciones de
estrés, conflicto y angustia); aspectos situacionales (influencia de otros); mecanismos
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fisiológicos, discriminación de respuestas y acciones de quienes integran la relación
interpersonal (Ainsworth, 1969; Schafer & Emerson, 1964).
Debido a su función doble: por un lado es la de conservar la proximidad con aquella
persona de la que recibe no sólo cuidados sino también atenciones, sonrisas, caricias
y afectos; mientras que por otro, generarle al ser amado las fortalezas necesarias y
recursos para su autodesarrollo y crecimiento personal… es que el apego, como factor
determinante en el fluir de una relación de pareja, se complemente con su contraparte:
el desapego. Dependiendo de la calidad, fuerza, estilo
e intensidad con que se
construya y se mantenga el sentimiento de apego vs. despego, una elación de pareja
tendrá recursos para nutrir y empoderar su vida marital, o viceversa. Esto es, de la
eficacia con que la que cada uno responda a las necesidades y demandas del otro, se
establecerá cierta dinámica de interacción entre ambos y, es a través de ese
intercambio interactivo que aprenden a relacionarse tanto afectiva, cognoscitiva como
socialmente… en un dar y recibir con o sin límites. No obstante, aunque parece muy
lógico y sencillo, en eso del tema de la dinámica de las relaciones humanas, poner
límites no es algo que se den de manera natural o que no se tengan que aprender,
pues por eso muchas relaciones caen en una dependencia extrema, co-dependencia,
círculos viciosos, sobreprotección o abandono y agresiones latentes; ya lo refieren
Berman y
Sperling (1994) como la subjetividad del sentirse “seguro” física como
psicológicamente,
dando
como
resultado
vínculos
afectivos
o
relaciones
interpersonales no necesariamente recíprocas (entendiéndose el término recíproco no
como igualitarias o equitativas, sino como correspondientes). El conocimiento y la
compatibilidad que existen entre los miembros de una relación interpersonal
significativa, se logra lentamente, a partir de una evaluación de los distintos elementos
que la componen para después poder hacer una integración que permita describir y
explicar el funcionamiento de las mismas. Donde la compatibilidad como factor de
interacción en ella, no se refiere a que sus miembros deban ser iguales o manifestar
los mismos intereses, gustos, preferencias que se tengan; sino más bien, a la
compatibilidad que se pueda alcanzar a través de lo que se expresa y se recibe dentro
de una relación interpersonal.
Desde sus orígenes como foco de estudio por algunos humanistas (Ainsworth, 1969;
Bowlby, 1969), su presencia ha sido explorada a lo largo de diferentes décadas (p.e.:
Bowlby, op cit.; Bartholomew & Horowitz, 1994; Martinez, 1994; Hazan & Shaver,
1987; Kirkpatrick & Hazan, 1994) y hasta la actualidad (Cann, Norman, Welbourne &
Calhoun, 2008). La presentación de este artículo plantea una visión integradora de
este binomio apego vs. desapego, presente en cada una de las etapas del Ciclo de
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Acercamiento-Alejamiento de la Relación de Pareja
de Díaz Loving (2010):
Extraño/Desconocidos, Conocidos, Amigos, Atracción Interpersonal, Romance,
Pasión, Compromiso, Mantenimiento, Conflicto, Alejamiento, Desamor, Separación,
Olvido.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Ainsworth, M. D. S. (1969). Objects relations, dependency and attachment: A theorical
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Berman, W. & Sperling, B. (1994). Attachment in Adults: Clinical and Developmental
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Bowlby, J. (1969). Attachment and loss: attachment. Nueva York: Basic Books.
Cann, A., Norman, M., Welbourne, J., & Calhoun, L. (2008). Attachment styles, conflict
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Díaz Loving, R. (2010). Una Teoría Bio-Psico-Socio-Cultural de la Relación de Pareja
(pp. 13-33). En Rolando Díaz Loving y Sofía Rivera Aragón (Eds.). Antología
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Martinez Stack, J. (1994). Antología de Sexualidad Humana. CONAPO, II, 57-83.
Schafer, H. R. & Emerson, P. E. (1964). The development of social attachments in
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Sternberg, R. J. (1995). Historias de Amor. Revista Psicología Contemporánea, 3 (1),
4-18. México: Manual Moderno.
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FACTORES QUE DETERMINAN LA ELECCIÓN DE PAREJA EN JÓVENES
UNIVERSITARIOS
*Mtra. Mónica Fulgencio Juárez, David Alfonso Correa Rodríguez
y Rafael Piñón Ramírez
UNIVERSIDAD MICHOACANA DE SAN NICOLÁS DE HIDALGO.
Las relaciones interpersonales y en particular las de pareja dan sentido, significado,
propósito y trascendencia a la vida del ser humano. Sin embargo, también se observa
que este tipo de relación es la que trae consigo más conflictos, tensiones y
desilusiones (Correa, 2004). En este sentido, la relación de pareja representa un tema
importante debido a las connotaciones económicas, políticas, sociales, religiosas,
psicológicas, etc.
Diaz-Loving (2004) establece que, actualmente, ya no se concibe a la pareja
como una institución inamovible e inmutable. Antes las parejas se constituían en
función de aspectos socioeconómicos, más que como una forma de satisfacción de
necesidades de vinculación afectiva o interacción íntima. Así, en el momento en que
dos personas interactúan, sus características, manifestaciones conductuales,
expectativas, emociones, actitudes, atribuciones, formas de comunicación verbal, de
metalenguaje, el contexto, las normas particulares y el momento histórico se
combinan para determinar la forma, conducción, interpretación y conductas de
interacción.
De acuerdo con diferentes autores, existen diferentes factores que determinan
la elección de pareja, por ejemplo, las características físicas influyen mucho sobre la
atracción de una persona sobre la otra, ya que la percepción que se llega a tener, en
la mayoría de los casos, media entre los primeros encuentros para que haya o no
encuentros posteriores. Las investigaciones muestran, por ejemplo, cómo los
estudiantes suelen ignorar a individuos poco atractivos (Valdez-Medina, et al., 2007).
Se ha encontrado que los hombres están más preocupados por la relación corporal y
por la atracción física, tanto en él, como en su pareja; inclinándose a aspectos de
autoafirmación o seguridad, a conductas destinadas a la ejecución y logro de metas y
a lo racional o analítico. Mientras que las mujeres tienden a dar mayor importancia a
las características de orden socioeconómico, intelectual, expresivo, a la preocupación
por el bienestar de otros y a las relaciones interpersonales afectivas (Jiménez, 2003;
Pedroza,1998).
Para Garduño (2002), la principal causa de noviazgo para las mujeres es la
atracción, después de que sea un amigo, con quien puede platicar, compartir, admirar,
querer y la necesidad de no estar sola y que tengan intereses en común. Para los
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hombres la principal causa de noviazgo es el interés físico, amistad, la diversión, el
gusto de la aventura, buscan a una persona atractiva ante el deseo y gusto de amarla.
De acuerdo con el Instituto Mexicano de la Juventud, en una encuesta
realizada a más de 100 mil jóvenes del país (IMJ, 2003), el 60.5 % de las mujeres
buscan en una relación de noviazgo alguien a quien amar y compartir sus
sentimientos. Los hombres
buscan lo mismo en un 56.1 %. En este sentido las
mujeres revelan en un 75.5 % que platican mucho con sus parejas de sus
sentimientos.
Dentro de este contexto, el objetivo de este estudio fue identificar los factores
que los jóvenes consideran más importantes al momento de elegir una pareja, así
como identificar diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a estos factores.
Se trabajó con una muestra no probabilística de 503 sujetos, de los cuales 307 eran
mujeres y 196 hombres, con un promedio de edad de 21.32 y un rango de 18 a 31
años, a los cuales se les aplicó el instrumento Factores para la Elección de Pareja
(FEP; Correa, Piñón, Tavares y Fulgencio, 2004) que consta de 89 reactivos tipo
Likert
con
5
opciones
de respuesta
(1=completamente
en
desacuerdo
a
5=completamente de acuerdo) y que evalúan once factores que intervienen en la
elección de pareja. Cuenta con un índice de confiabilidad de 97% de acuerdo al
método de Alpha de Cronbach y explican un 74.65% de la varianza.
Las aplicaciones de la prueba se realizaron en las aulas de las instituciones de
educación superior, de manera autoaplicada y estandarizada.
Para identificar los
factores más importantes en la elección de pareja, se analizaron los datos obteniendo
las medias de cada factor. De acuerdo con los resultados se encontró que para la
muestra con la que se trabajó, el factor más importante para la elección de pareja es
el de la gentileza ( X = 4), seguido por el factor de apoyo ( X = 2.4), y el de novedad (
X = 2.2).
Entre los tres factores a los que se les dio menos importancia se
encuentran el de igualdad de objeto ( X = 2.9), el factor económico ( X = 2.8), y el de
afiliación ( X = 2.7).
Para determinar si existen diferencias entre hombres y mujeres en los factores
a los que se les concede mayor importancia al momento de elegir pareja, se realizó un
análisis estadístico utilizando la prueba t de Student para datos no relacionados,
encontrando diferencias estadísticamente significativas en el factor costumbre,
atractivo físico, afiliación, semejanza, económico y sexo.
Discusión y conclusiones
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Dados los resultados de los análisis estadísticos aplicados podemos concluir que el
factor más importante y recurrente en la población en general es el de gentileza, es
decir, la demostración o acto con que se manifiesta la atención, respeto o afecto que
tiene alguien a otra persona y que los sujetos tienden a buscar aquello que se
considera ideal en las personas. En el hombre, que sea: educado, caballeroso, atento,
detallista y en la mujer que sea tierna y cariñosa, donde los dos tengan sentido del
humor y sean románticos (Jiménez, 2003; Pedroza, 1998; Valdez-Medina, 2007).
Por otro lado, el factor menos importante en la elección de pareja tanto en hombres
como en mujeres es el factor económico, que se refiere al nivel económico que tenga
la persona o la cantidad de bienes que posea (Jiménez, 2003; Pedroza, 1998; ValdezMedina, 2007).
En cuanto a la relación de estos resultados con los de otras investigaciones se
encuentra que efectivamente las mujeres dan mayor importancia a los aspectos
afectivos en la elección de pareja, la cual está determinada por una necesidad de
tener a alguien con quien platicar y que las entienda o, como lo menciona Garduño
(2002) el tener alguien con quien puedan platicar, compartir, admirar, querer y la
necesidad de no estar solas teniendo intereses en común.
Sin embargo, otras investigaciones reportan que los hombres están más preocupados
por la relación corporal y por la atracción física (Garduño, 2002; Jiménez, 2003); lo
cual no concuerda con nuestros resultados pues, tanto hombres como mujeres no
conceden tanta importancia al factor de atractivo físico en la elección de pareja;
elemento que tradicionalmente se ha considerado muy importante para iniciar una
relación de pareja entre los jóvenes, sobre todo en la población universitaria que está
consolidando una vida sexual estable. Estos datos son interesantes pues indicarían
un cambio en los intereses de los sujetos al momento de elegir pareja, donde el
atractivo físico aparentemente no juega un papel importante a diferencia de otros
factores de tipo afectivo como la gentileza y el apoyo.
De cualquier manera los resultados indican aspectos interesantes sobre los elementos
que permiten a hombres y mujeres universitarios establecer sus relaciones de pareja.
Por otra parte, estos resultados plantean la necesidad que los jóvenes evalúen qué
factores consideran importantes en su relación o qué los motiva a estar juntos, para
evitar mala experiencias, malos tratos, daños a su autoestima y sentimientos y
decepciones amorosas innecesarias, evitando matrimonios que no tienen un
fundamento sólido y divorcios innecesarios, ya que los datos muestran que el
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rompimiento de la relación de pareja es uno de los hechos más traumáticos que
puede enfrentar un individuo a lo largo de su vida (Döring, 2000).
De manera subjetiva se observó, e inclusive recibimos comentarios al respecto por
parte de algunos de los participantes, que en muchas ocasiones era la primera vez
que se planteaban de forma seria una reflexión en este tema.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Díaz Loving, R. (2002). La Cultura del Poder en la Pareja. México: UNAM.
Díaz Loving, R. & Aragón, M. (2004). Psicología del Amor. México: UNAM.
Garduño, D. (2002). La significación Cognoscitiva y las causas que determinan el
noviazgo. Tesis en Psicología para obtener el grado de licenciado. UNAM
IMJ. (2003). Mujer: vive, piensa y siente mejor. Instituto Mexicano de la Juventud.
Disponible en: www.imjuventud.gob.mx.
Jiménez. (2003). Parejas jóvenes. Disponible en: www.limalimon.terra.com.mx.
Pedroza, V. y Domínguez, A. (1998). Factores psicosociales que influyen en la
relación de pareja. Tesis de psicología. UNAM.
Valdez-Medina, J. L., González-Arratia, N. I., Arce Valdez, J. y López Jiménez, M. C.
(2007). La elección real e ideal de pareja: un estudio con parejas establecidas.
Revista Interamericana de Psicología, 41, No. 3. Pp. 305-311.
COMUNICACIÓN EMOCIONAL, CERCANÍA Y SATISFACCIÓN EN LAS
RELACIONES AMOROSAS
Dra. Rozzana Sánchez Aragón*
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
De acuerdo con Andersen y Guerrero (1998) “nuestras relaciones con amigos, y serea
amados representan la priedra angular de nuestras vidas y de nuestro bienestar
emocional …el sentimiento de calidez de una conversación íntima, un abrazo lleno de
cariño, ver a un amigo cercano luego de una larga ausencia …son experiencias que
cada uno de nosotros hemos experimentado. En verdad el lado más brillante de la
experiencia de la vida frecuentemente ocurre en las relaciones cercanas e íntimas
durante el intercambio afectivo que involucra un mensaje que se está comunicando de
inmediato” (p. 303). Así, puede decirse que –sin duda- la comunicación interpersonal
juega un papel central en las relaciones (Sánchez Aragón y Díaz Loving, 2003). Si se
necesita ayuda, sentir comodidad, o tranquilidad, la comunicación es la mejor
herramienta para ayudar al individuo para que logre cumplir dichas metas. De hecho
podría decirse que las relaciones no pueden existir a menos que dos personas se
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comuniquen mutuamente, si lo hacen bien, ello contribuye a que la relación se
mantenga o se salve, si ésta es mala, puede producir problemas en las relaciones,
dando cabida a situaciones de conflicto, malentendidos o incluso, de disolución. En
este contexto es que el concepto de Comunicación Relacional emerge, señalando su
pertinencia en el estudio de la expresión e interpretación de mensajes dentro de las
relaciones cercanas incluyendo desde aquellos sobre la interacción cotidiana hasta
aquellos vitales para la relación (Guerrero, Andersen y Afifi, 2007). Durante la
convivencia, entonces, cada miembro de la relación comunica su estado psicológico
individual, su percepción de la interacción con su pareja y lo que desea que el otro
interprete por medio de conductas verbales y no verbales que conllevan en forma
inherente emoción muy específica al status quo dentro de su relación. De hecho se ha
encontrado que los diferentes grados de cercanía percibida en la relación de pareja
genera distintas experiencias que conllevan a niveles más satisfactorios dentro de las
relaciones de pareja en el área físico-sexual, de interacción, diversión y finalmente, en
cuestiones de organización y funcionamiento (Sánchez Aragón, 1995). Dentro de la
gama afectiva que experimenta el individuo en torno a su vida interpersonal y más
específicamente durante la interacción con su pareja, se encuentranemociones como:
el amor, la felicidad, el enojo, la tristeza y el miedo –como emociones básicas(Sánchez Aragón, 2010) y pasión, celos y sorpresa que implican matices que van de
los positivo a lo negativo pasando por un neutral, como lo puede ser la sorpresa.Con
base en estas nociones, la presente investigación se propuso dos objetivos
principales: 1) el desarrollo y validación de una medida pictórica de una Escala de
Comunicación Emocional de la Relación de Pareja y 2) explorar la forma en la cual se
relaciona la percepción de emociones comunicadas por la pareja y diferentes niveles
de cercanía y satisfacción con la relación. Para ello se trabajó con una muestra de 384
personas (50% hombres y 50% mujeres) con pareja de entre 18 y 69 años, con
escolaridad mínima de preparatoria y residentes de la Ciudad de México. Los
resultados muestran principalmente la obtención de una escala con características
psicométricas robustas que permite identificar factores emocionales clave en la vida de
la pareja romántica como: amor, pasión, tristeza, celos, miedo y, enojo; y
observándose la manifestación particular de la emoción de la sorpresa, la cual reveló
un lado claro y uno oscuro. Asimismo, los datos mostraron algunas diferencias y
similitudes sexuales que indican que las mujeres y los hombres sienten más cercanía
y satisfacción cuando sus parejas les comunican amor, pasión y sorpresa positiva.
Cuando las mujeres experimentan celos, miedo, tristeza y sorpresa negativa, no afecta
su percepción de cercanía y satisfacción, mientras que cuando los hombres sienten
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celos y enojo, por alguna conducta de sus parejas, se sienten menos cercanos y
satisfechos, lo cual sugiere que ellos vinculan sus emociones negativas a su bienestar.
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EVALUACIÓN
DE LA
FAMILIA
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FAMILIA Y RECURSOS PSICOLÓGICOS:
EXPERIENCIAS DE SU EVALUACIÓN EN NIÑOS, ADOLESCENTES Y
ADULTOS
Dra. María Elena Rivera Heredia, [email protected]
UNIVERSIDAD MICHOACANA DE SAN NICOLÁS DE HIDALGO
En este trabajo se describirá el encuentro y desarrollo de dos líneas de investigación
que confluyeron en determinado momento y que actualmente están en interacción: la
evaluación de las relaciones intrafamiliares y los recursos afectivos, cognitivos,
instrumentales, sociales y materiales de los individuos.
En 1999 como resultado de una tesis de maestría se publicó por primera vez la Escala
de Evaluación de las Relaciones Intrafamiliares, conocida por sus siglas como ERI, la
cual demostró ser un instrumento confiable y válido para población mexicana,
específicamente para adolescentes de nivel medio superior de la ciudad de México
(Rivera-Heredia y Andrade, 2010).
Esta escala consta de tres dimensiones: Unión y apoyo, Expresión familiar y
Dificultades en la Familia:
La dimensión de unión y apoyo mide la tendencia de la familia de realizar actividades
en conjunto, de convivir y de apoyarse mutuamente. Se asocia con un sentido de
solidaridad y de pertenencia con el sistema familiar
Por su parte, la dimensión de dificultades se refiere a los aspectos de la relaciones
intrafamiliares considerados ya sea por el individuo, o por la sociedad como
indeseables, negativos, problemáticos o difíciles. De ahí que esta dimensión también
pueda identificar el grado de percepción de “conflicto” dentro de una familia.
Finalmente, la dimensión de expresión mide la posibilidad de comunicar verbalmente
las emociones, ideas y acontecimientos de los miembros de la familia dentro de un
ambiente de respeto.
Esta escala tiene tres presentaciones, en las que se mantienen las mencionadas
dimensiones, la larga de 56 reactivos, la intermedia de 37 y la corta de 12 reactivos.
Aunque la escala de evaluación de las relaciones intrafamiliares se desarrolló
originalmente para población adolescente, actualmente es utilizada con algunas
adaptaciones con adultos y con niños.
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Por su parte, las Escalas que evalúan los recursos psicológicos individuales, sociales y
los recursos materiales, se desarrollaron en el 2006 (Rivera-Heredia, Andrade y
Figueroa, 2006). Los recursos son esos objetos, características personales,
condiciones o energías que son valorados por la persona o que sirven como medio
para obtener aquello que es importante para la persona. Los recursos le ayudan a la
gente a definir quiénes son. Cada individuo, familia o contexto, cuenta con diferentes
recursos, algunos de ellos han sido proporcionados desde el nacimiento por
cuestiones genéticas, pero muchos otros se han desarrollado a lo largo de la vida
mediante las experiencias de la vida, según el tipo de situaciones a las que se han
enfrentado y mediante la interacción con los diferentes individuos y contextos con
quienes se tiene contacto. Las escalas desarrolladas son las siguientes:
Recursos afectivos. Se refiere al manejo que la persona tiene de sus emociones y
sentimientos (alegría, tristeza, enojo), el tipo de expresión que tiene de los mismos, así
como los procesos de autorregulación para su expresión, como recuperar el estado de
equilibrio después de que hay alguna pérdida de control. Esta escala tiene cuatro
subescalas, dos de ellas miden recursos afectivos positivos como son el autocontrol y
la recuperación del equilibrio y las otras dos miden aspectos negativos de los recursos
como dificultades para el manejo del enojo y dificultades para el manejo de la tristeza.
Recursos cognitivos. Están conformados por las percepciones y creencias que tienen
los adolescentes respecto a la forma de enfrentar los problemas que les rodean. Está
conformada por tres subescalas, reflexión ante los problemas y creencias religiosas
dentro de los recursos cognitivos positivos y autorreproches como recurso cognitivo
negativo.
Recursos instrumentales. Se refieren a las conductas de los individuos que les
permiten hacer cosas para sentirse mejor, en especial sobre el tema de cómo se
relacionan con sus amigos y personas que les rodean; desde iniciar una conversación,
mantener una amistad, ser amable y cordial con los demás, así como mantener
canales de comunicación abiertos. Esta escala se compone solo de una dimensión.
Recursos sociales. Son capacidades con las que cuentan los individuos para
vincularse con los demás estableciendo relaciones permanentes de contención y
apoyo; también implican la capacidad para solicitar ayuda cuando ésta se necesita.
Las dimensiones que en esta escala se evalúan son red de apoyo como recurso social
positivo además de las dificultades para buscar apoyo como recurso social negativo.
Recursos energéticos y/o materiales. Se refiere a contar con dinero, objetos y tiempo
para realizar las actividades relevantes para cada persona.
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Ante una situación dada, los individuos evalúan los recursos que tienen para
enfrentarla, ya sean sus recursos personales, como los de su familia y entorno
inmediato. Si sus recursos son suficientes, se considerarán capaces de resolverla
fácilmente. Si los recursos son escasos, o si se han visto deteriorados, entonces la
percepción de dicha situación podrá verse como crítica. Como se recordará la
percepción como la pérdida de recursos o la imposibilidad de obtenerlos nuevamente,
son suficientes para producir estrés. Los recursos personales y familiares son
dinámicos y cambian a lo largo de la vida. Algunos de ellos aumentan, otros se
desgastan, otros nacen, otros se renuevan; también hay algunos que se acaban.
A la fecha, el uso de los mencionados instrumentos se ha extendido notablemente,
tanto en el uso de cada instrumento por separado como utilizando ambos
simultáneamente.
Entre los resultados encontrados pueden mencionarse diferencias estadísticamente
significativas en las tres dimensiones del ambiente familiar y en las subdimensiones de
recursos afectivos y sociales entre los jóvenes que intentan suicidarse y los que no lo
intentan (Rivera-Heredia y Andrade, 2006). Asimismo, en todas las dimensiones de las
relaciones intrafamiliares y los diferentes tipos de recursos las de mujeres
adolescentes con conductas alimentarias de riesgo manifiestan mayor problemática
respecto a quienes no presentan riesgo, y dicha diferencia es estadísticamente
significativa (Pintor, 2009). Por su parte, cuando se comparan a todos los integrantes
de una familia que presentan obesidad, con los integrantes de familias con las mismas
características pero sin obesidad, se identificó que no hay diferencias estadísticamente
significativas entre estos dos grupos (Miranda y Herrera, 2010). Tanto para la escala
de Evaluación de las Relaciones Intrafamiliares (ERI), como para las de recursos
psicológicos, se han desarrollado adaptaciones para población infantil (Zamora y
Pedro, 2011 y Ortega-Ferreira y Huerta-Araiza, 2011). De igual manera, se han
realizado adaptaciones para población adulta, como el trabajo de Rodríguez-Duarte y
Durán-Talavera (2011) quienes analizan las reacciones de las mujeres ante la
infidelidad de su pareja, según la condición marital de las mujeres y tomando en
cuenta sus recursos psicológicos; o el trabajo de Mora-Peña y Morales-Talavera
quienes comparan los recursos psicológicos de mujeres con esposo migrante y sin
esposo migrante.
La escala de Evaluación de las relaciones intrafamiliares ha tenido una amplia
aplicación en población adolescente de diferentes contextos, Corona y Chávez (2009)
la utilizaron en jóvenes integrantes de un centro tutelar para menores en Morelia
Michoacán; Suárez y Artega (2011) compararon el ambiente familiar de diferentes
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tribus urbanas y Betancourt-Ocampo y Cantoral-Cancino (2011) la aplicaron en
jóvenes con intento suicida de Tuxtla Gutiérrez Chiapas; mientras que Córdova,
Andrade y Rodríguez-Kuri (2006) la aplicaron en jóvenes usuarios de drogas en el
Distrito Federal. Por su parte Morales, y Díaz-Barajas (2009) analizan el papel de la
familia como fuente de recursos psicológicos en jóvenes universitarios. Tanto las
escalas de recursos psicológicos como la de evaluación de relaciones intrafamiliares
se han utilizado antes y después de una intervención, para evaluar los cambios de los
participantes a partir de ésta, en el caso Rivera Heredia (2010) la intervención
consistió en la transmisión de mensajes audiovisuales con mensajes de promoción de
la salud y prevención del suicidio y en el de Hernández-Alegre y García-Díaz (2011) se
trató de una intervención dirigida al mejoramiento del manejo de la recuperación
después de presentar cáncer de mama fortalecimiento de los recursos personales y
familiares después de haber presentado cáncer de mama y de recibir tratamiento al
respecto.
Algunas investigaciones que abordan el tema de familia y recursos psicológicos
desde una perspectiva cualitativa, han retomado las escalas de evaluación de
relaciones intrafamiliares así como las de recursos, de las cuales incluyen algunos
reactivos que luego convierten en preguntas abiertas que posteriormente integran en
guías de entrevista, tal es el caso de los trabajos realizados por Vega-Vázquez (2010)
y Vega-Vázquez, Rivera-Heredia y Quintanilla-Montoya (2011) analizando resiliencia,
muerte, recursos personales y familia; Cabrera (2011) que explora los recursos de las
familiares de las mujeres de zonas rurales que tienen esposo migrante y un hijo(a) con
discapacidad física o mental; Villaseñor, (2011) quien aborda los recursos que se
desarrollan en los ex-cónyuges ante la experiencia de divorcio; Hernández-Parra y
Guzmán-Calderón (2011) quienes estudian familia y recursos psicológicos en parejas
homosexuales, entre otros.
Un tema que ha destacado por ser del interés de varios investigadores es el cáncer,
sobre éste cabe mencionar los trabajos de Gamboa (2008), Huerta-Ramírez (2010),
Ortega-Ferreira y Huerta-Araiza (2011) y Hernández-Alegre y García-Díaz (2011).
Como puede apreciarse, se está recorriendo un camino en el que cada día crece el
interés por el trabajo sobre la evaluación familiar, especialmente sobre las fortalezas
familiares y la resiliencia, al respecto un tema clave son los recursos tanto individuales
como familiares y sociales. Se espera que el trabajo realizado pueda contribuir a
comprender con mayor precisión los fenómenos que ocurren dentro de los individuos y
sus familias.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
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"MAPAS FAMILIARES DE LA EVALUACIÓN DE FAMILIA"
Dr. J. F. Julián Sinibaldi Gómez
CENTRO DE TERAPIA FAMILIAR. GUATEMALA, GUATEMALA
UNIVERSIDAD FRANCISCO MARROQUÍN, GUATEMALA
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Los pioneros del movimiento sistémico señalaron que para el estudio de la familia era
necesario ir más allá de las propias personalidades individuales de los integrantes del
grupo familiar, había que buscar, estudiar y modificar los patrones de interacción, esos
sistemas de reglas generalmente implícitos, que surgen en la vida cotidiana del grupo
y que los convierten en una familia. También estuvieron prestos a señalar que a
menudo, las familiar parecen grupos donde sus integrantes son capaces de afectarse
entere sí de maneras muy eficaces, pero no necesariamente fácilmente reconocibles o
simples de entender. Por otra parte, en los últimos años, la terapia familiar, nos
señalan Minuchin, Nichols y Lee (20011), avanza en la dirección de abandonar la
observación de las familias para centrarse en las técnicas o la fuerza de la historias
que dan significado al comportamiento de su miembros, dejando de lado a los mapas
que los terapeutas familiares han creado para evaluar a las familias y que, aunque
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puedan parecer sencillos, han sido el producto de una investigación exhaustiva de
conceptos y técnicas acumulados a través de la historia de la terapia familiar.
De acuerdo a Minuchin (1992), la estructura familiar (organización familiar para
Velasco y Sinibaldi, 2001) es el conjunto invisible de demandas funcionales que
organizan las diversas formas en que interactúan las y los miembros de la familia. La
organización familiar se integra en torno a las pautas transaccionales repetidas que
establecen de qué manera, cuándo y con quién está permitido, para cada una de las y
los integrantes de la familia, relacionarse, tanto dentro como fuera del hogar. Además
estas pautas de interacción deben ser lo suficientemente flexibles como para
adaptarse a las circunstancias siempre cambiantes del macrosistema y del
exosistema. Desde los primeros estudios de investigación realizados en familia,
autores como Westhey y Epstein (1969) ya señalaban las grandes dificultades que
existían para evaluar los diferentes parámetros del funcionamiento familiar pues, el
comportamiento de las familias dentro de un encuadre terapéutico no necesariamente
refleja su comportamiento real en el mundo externo. Por otra parte, recopilar
información de cada uno de los(as) integrantes de la familia para finalmente
combinarla de manera que describa la relación familiar como un todo, sólo permite al
clínico y al investigador enfocar aquellos aspectos específicos que desea conocer,
pudiendo generar un sesgo importante. Dado que el funcionamiento familiar está
mucho más relacionado con los aspectos transaccionales y sistémicos que con las
características intrapsíquicas de cada uno de los(as) individuos de la familia resulta
más fácil de observar aun cuando también está sujeto a la interpretación del
observador, así como a su propia subjetividad.
Desde un enfoque estructural y con la finalidad de poder expresar los diferentes
parámetros del funcionamiento familiar de una forma gráfica que permitiera la
elaboración de hipótesis sobre la situación que se encontraba viviendo la familia, la
Dra. Velasco, en el Instituto Cencalli, desde su fundación, ha venido trabajando en
proponer cuáles podrían ser las características de los diversos parámetros que
caracterizarían la funcionalidad de la familia.
En resumen, los límites externos del grupo familiar debían ser permeables, lo cual
permitiría que la familia y sus miembros puedan intercambiar información con otros
sistemas sociales, al mismo tiempo que consigan seguir contando con un sentido de
pertenencia. Los límites entre los diversos subsistemas del sistema familiar también
han de ser claros, de manera que cada uno de ellos pueda llevar a cabo las funciones
específicas que le corresponden al mismo tiempo que se fortalece la jerarquía. Los
límites Individuales, tanto en el área emocional como instrumental, deben de ser
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claros, de tal forma que cada uno de los(as) miembros de la familia pueda llegar a
desarrollar pensamientos, sentimientos y acciones propias que le permitan contar con
un sentido de individuación y autonomía para desenvolverse en el mundo exterior, al
mismo tiempo que continúe prestando interés por las ideas, emociones y actitudes de
los demás integrantes de la familia. Para un mejor funcionamiento familiar, inicialmente
la jerarquía debería estar en los padres o tutores, los cuales tendrán la función de
brindar un ambiente de seguridad a sus hijos(as) para experimentar con el manejo del
control positivo, de tal manera que paulatinamente vayan desarrollando las habilidades
necesarias para responsabilizarse de sus acciones y compartan la idea de la
necesidad de escuchar y respetar las acciones, pensamientos y sentimientos de las y
los demás. La jerarquía deberá ser clara, equitativa, responsable y justa evitando así
problema entre los diferentes miembros que integran cada uno de los subsistemas
familiares. A este respecto es importante señalar que la jerarquía debe estar basada
en el respeto a las diferencias y el respeto al(a) otro(a), lo cual llevara a que la persona
que ostente la autoridad sea reconocida por quienes se encuentran en otros niveles de
jerarquía, sin embargo no sea temida, lo que no hablaría de respeto sino de
autoritarismo.
Por otra parte, de acuerdo al modelo planteado por Velasco, los roles tendrían que ser
equitativos, presentar una adecuada fluidez y aun cuando fueran asignados a un
determinado miembro, tanto éste(a) como los(as) otros(as) tendrían que contar con la
capacidad para realizar de forma flexible y efectiva el intercambio de funciones. Los
roles no tendrían que ser rígidos y mucho menos estereotipados, pudiendo existir un
genuino deseo de compartir todos o algunos de ellos, de acuerdo con los convenios
plurales a los que hayan llegado los integrantes de la familia. La comunicación se
caracterizaría por ser directa, clara y asertiva, de manera que permitiera la
negociación y resolución de problemas, además de brindar un marco para el desarrollo
de la capacidad necesaria para lograr un equilibrio entre la proximidad y la distancia.
Las reglas en la familia serían en su mayoría explícitas y con la posibilidad de ser
renegociadas a medida que las y los integrantes de la misma pasaran a través de las
diversas etapas del ciclo vital, de manera que permitan el desarrollo familiar óptimo y
la adecuación a las diferentes etapas del desarrollo individual de sus miembros. En la
familia funcional, aun cuando pudiesen existir alianzas flexibles y no excluyente, no se
podría permitir que surgieran coaliciones, así como tampoco alianzas rígidas y
excluyentes. En fin, la familia tendría que ser flexible para garantizar el desarrollo y co
- evolución de sus miembros, al mismo tiempo que les da un sentido de pertenencia y
estabilidad ante los problemas internos y externos a los que se va enfrentando.
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ANÁLISIS DE LA VALIDEZ DE LA ESCALA DE APGAR (ADAPTABILITY,
PARTNERSHIP, GROWTH, AFFECTION, RESOLVE) FAMILIAR EN
FAMILIAS MEXICANAS
*Dra. Aguirre-García María del Carmen1; Chaparro-Caso Lopez Alicia2;
Lavielle-Sotomayor María del Pilar Deyanira 3.
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La familia es la base de la sociedad que tiene como finalidad propiciar el crecimiento
de sus integrantes a través de cumplir las funciones propias como son el otorgar
afecto, brindarse apoyo, impulsar la socialización, preveerse cuidado, y perpetuarse
entre otras (Suarez, 2006).
La familia es funcional en tanto propicie la solución a los problemas sin afectar la
satisfacción de necesidades de sus miembros. En el funcionamiento familiar
convergen: la estructura; la forma de enfrentamientoa las etapas del ciclo vital; el
modo de vida de la familia (factores socioeconómicos, socioculturales, sociopsicológicos, psicosociales); las potencialidades propias de la familia (recursos
protectores); las redes de apoyo y los estilos de comunicación entre otros.
Medir el funcionamiento familiar y sus procesos es una tarea compleja por la
cantidad de factores que inciden en su evaluación.Resulta entonces difícil lograr un
diagnóstico fidedigno sobre la funcionalidad familiar. En respuesta a lo anterior se han
utilizadocomo modalidades para la medición, la entrevista familiar, los tests de
funcionamiento familiar, los cuales evalúan la percepción subjetiva de los miembros
de la familia (Bloom 1985). Entre los más utilizados en México está el APGAR familiar
elaborado por Smilkstein (1978) en Washington por ser un método de tamizaje de fácil
aplicación. Sin embargo, no existen datos sobre la validez de este instrumento en
nuestro país lo que hace necesario analizarlas propiedades de validez y confiabilidad
de éste,en las familias mexicanas.
Objetivo
Analizar los diferentes tipos de validez y confiabilidad de la Escala de APGAR Familiar
en Familias Mexicanas.
Método
Estudio transversal analítico, muestreo no probabilístico, en el que previo
consentimiento informado participaron 358 sujetos ambos sexos inmersos en una
familia con hijos mayores de 8 años que acudieron a solicitar consulta médica a un
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primer nivel de atención del Instituto Mexicano del Seguro Social durante septiembrenoviembre del 2010.
A 50 de ellos se les repitió el cuestionario con un intervalo de dos semanas.
Instrumento La escala de APGAR familiar evalúa cinco componentes de la función
familiar: adaptabilidad (adaptability), cooperación (partnertship), desarrollo (growth),
afectividad (affection) y capacidad resolutiva (resolve).Consta de 5 ítems con tres
posibles respuestas cada una, que se puntúan de 0 a 2. Su rango es por tanto de 0 a
10. Mediante la categorización el sujeto da su percepción sobre cinco dimensiones del
funcionamiento de su familia:1) Estar satisfecho de la ayuda recibida por la familia, 2)
Estar satisfecho con la forma en que la familia discute y comparte, 3) Creer que la
familia acepta y apoya sus deseos, 4) Sentir que la familia le quiere, y 5) Estar
satisfecho con el tiempo que la familia y el encuestado pasan juntos.
Se estima que existe una "disfunción severa" en una familia, cuando la suma total de
la puntuación de las cinco variables puntúa entre 0 a 3, y de "disfunción leve" cuando
es de 4 a 6, considerándose la percepción de la familia como funcional cuando la
puntuación osciló entre 7 y 10.
Se reportó en la validación española (Bellón,Delgado, Luna del Castillo, Lardelli1996)
la fiabilidad test-retest superior a 0.75 y consistencia interna (alfa de Cronbach 0.84)
Procedimiento
Se realizó el siguiente análisis estadístico: análisis de frecuencia para evaluar que los
ítems discriminen; análisis de frecuencias para evaluar la facevalidity; Alfa de
Cronbach para calcular la consistencia interna de los ítems; Coeficiente de correlación
intra-clase para evaluar la confiabilidad test- retest; análisis de factores para evaluar la
validez de constructo.
Resultados
Los expertos en la validez de apariencia refirieron en más del 70% estar en
desacuerdo con que esta escala evalué la funcionalidad familiar.
La discriminación global del instrumento fue en 75.2% (respuesta algunas veces). Para
cada ítem la distribución fue la siguiente: reactivo 1 (70%); reactivo 2 (68%); reactivo 3
(82%); reactivo 4(66%) y reactivo 5 (90%).
El alpha de cronbach reportó 0.81.
El coeficiente de correlación intraclase global fue de 0.795 con una p=0.000 se
distribuyó por reactivo de la siguiente manera: reactivo 5 (0.711 p=0.000) reactivo
4(0.912 p=0.000) reactivo 3 (0.758 p=0.000) reactivo 2(0.279 p=0.05) reactivo 1
(0.339 p=0.01)
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El análisis de factores demostró que se trata de una escala unidimensional que los
cinco reactivos se agrupan en un solo factor, con un porcentaje de varianza de
58.46%. y al realizar extracción por factor disminuyó la consistencia interna
(alpha=0.59).
Discusión
El análisis de validez demostró que la escala es unidimensional no cumpliendo la
propiedad de redundancia con respecto a la reiteración de contenidos sustantivos en
diversos ítems, lo que permite expresar una idea similar de maneras diferentes y tener
la posibilidad de comparar las expresiones preferentes en los participantes.
No existió discriminación entre los ítems, es decir la probabilidad de respuesta debe
ser similar en las diferentes categorías presentadas como opciones de respuesta. Esta
propiedad se ve afectada por la escala otorgada ya que al reducir como en este caso a
3 opciones reduce la posibilidad de respuesta de opinión.
El coeficiente de correlación fue adecuado de manera global y por pregunta excepto
en el ítem 1 adaptación y 2 participación.
Smilkstein (1978) introduce la escala de APGAR familiar en la clínica; al ver la
necesidad de tener un instrumento que evaluará el estado de funcionamiento de las
familias en la práctica, estableciendo como parámetros que podrían ser medidos en
relación con su funcionamiento los que propone en su instrumento con un desarrollo
empírico. Sin embargo uno de los avances en las últimas décadas
en cuanto a
intervención familiar (Bernal 2009) son evidencias practicas contextualizadas y la
introducción de psicometría en las escalas con énfasis en la adecuación a la cultura.
Desde su origen a la fecha muchos clínicos e investigadores han utilizado la escala de
APGAR sin embargo algunos autores(Gwyther, Bentz, Drossman&Berolzheimer,1993)
refirieron cuestionar la validez de construcción de la escala, ya que a pesar de cumplir
propiedades psicométricas no permitió diferenciar de sujetos con y sin patología de
colon irritable cuyo componente emocional impera; ni detectar disfunción familiar en
los que se diagnosticaba através de
la entrevista clínica. En apoyo a lo anterior
Gardner y cols (2001) encontraron
que la escala contaba con
propiedades
psicométricas de consistencia interna aceptables 0.85, sin embargo el instrumento no
les permitió discernir disfunción familiar en su grupo de estudio aunque al final lo
recomienda como un instrumento de apoyo para investigar el soporte familiar.
Gonzalez (2006) en un estudio obtuvo en
resultado del APGAR familiar, un alto
porcentaje en la percepción de funcionalidad de la familia (72%), si bien no se
encontró relaciones estadísticamente significativas, las tendencias observadas fueron
que al relacionar el diagnóstico de funcionalidad con el APGAR familiar con quienes
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presentan una mayor percepción de disfuncionalidad familiar, muestran mayor
funcionalidad a nivel personal, lo que podría esta relacionado con la necesidad de
resolver los problemas en forma individual sin contar con el apoyo del núcleo familiar,
además de non estudiar otras variables como la dinámica familiar.
Se ha comparado con otras escalas de funcionamiento familiar sin embargo al no
contar con el marco teórico del constructo que origino su elaboración estos estudios
tienen esa debilidad.
Conclusiones
La escala no cumple con el criterio de validez de apariencia, no discrimina entre los
ítems, tiene una adecuada consistencia interna, un coeficiente de correlación alto.
La escala evalúa cumplimiento de las funciones de la familiamas no la capacidad de
confrontar los retos de su ciclo evolutivo y externos.
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EVALUACIÓN DE UN PROGRAMA DIRIGIDO A PADRES PARA LA
PREVENCIÓN DE PROBLEMAS EMOCIONALES Y CONDUCTUALES EN
PREADOLESCENTES.
Dra. Patricia Andrade Palos
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
Caraveo (2007) elaboró un cuestionario breve de tamizaje y diagnóstico (CBTD) para
identificar los problemas de salud mental en niños y adolescentes y lo aplicó como
parte de un estudio epidemiológico que investigó la prevalencia de la morbilidad
psiquiátrica entre la población general de la ciudad de México. El tamaño final de la
muestra fue de 1932 personas adultas de 18 a 65 años de edad, de los cuales en 927
hogares los adultos reportaron tener hijos entre 4 y 16 años de edad, respecto a los
cuales se aplicó el CBTD. Los resultados mostraron que los síndromes sugestivos de
un trastorno por déficit de atención e hiperactividad, así como los síndromes
sugestivos de un trastorno depresivo son los más frecuentes en los menores.
Datos más recientes de la Encuesta Mexicana de Salud Mental Adolescente (Benjet,
Borges, Medina-Mora, Méndez, Fleiz, Rojas y Cruz, 2009) mostraron que los
trastornos más frecuentes en jóvenes de 12 a 17 años fueron las fobias específicas y
la fobia social, además el trastorno que sigue en prevalencia en el caso de las mujeres
es la depresión mayor, seguida por el trastorno negativista desafiante, la agorafobia
sin pánico y la ansiedad por separación. En los varones el trastorno que sigue a las
fobias fue el trastorno negativista desafiante, seguido por el abuso de alcohol y el
trastorno disocial. Los trastornos con mayor proporción de gravedad fueron los
trastornos de ánimo y con una menor proporción los trastornos ansiosos. Las edades
de inicio para los trastornos de ansiedad (M= 6 años), ánimo (M= 11 años) y por uso
de sustancias (M= 14 años) fueron similares en hombres y mujeres.
Los datos anteriores sugieren la necesidad de realizar investigación en relación con la
etiología de los trastornos a edades tempranas que sirvan de base para desarrollar
programas de prevención y promoción de la salud mental de los niños.
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Por varias décadas, los estilos y las prácticas parentales han sido de interés para los
teóricos del desarrollo dado el impacto que éstos tienen en el desarrollo cognitivo,
emocional y socioafectivo de niños y adolescentes (Bamrind, 1971, 1991; Maccoby y
Martin, 1983; Repetti, Taylor y Seeman, 2002), por lo cual es importante desarrollar
programas que fortalezcan las habilidades de los padres para evitar posibles
problemas emocionales y de conducta en los niños.
En México se tiene evidencia empírica de la influencia de las prácticas parentales en
problemas emocionales y conductuales en niños y adolescentes (Andrade, Betancourt
y Orozco, 2006; Andrade y Betancourt, 2008; Betancourt, Andrade y Orozco,2008;
Betancourt y Andrade, 2011), donde destacan la relación entre control parental y
problemas en los hijos.
Según Bouting y Dourning (1997) la formación parental constituye una acción
educativa de sensibilización, de aprendizaje y de entrenamiento de las prácticas de los
padres en la educación de los hijos que propician un desarrollo individual que les
permite mejorar la tarea de ser padres y enfatizan la importancia de implementar
programas para padres que sean adecuados a la cultura en la que viven. Uno de los
desafíos más importantes de la implementación de un programa es evaluar la
efectividad del mismo, esto es, si realmente cumple con los objetivos propuestos y
para ello se requiere de evaluaciones sistemáticas.
El objetivo de este estudio fue evaluar la efectividad de un programa de prevención
universal dirigido a padres para evitar problemas emocionales y conductuales en
niños. Se trata de un programa de prevención universal porque está dirigido a todos
los padres y madres que desean incrementar sus habilidades y no presentan una
problemática especial.
Participaron en la implementación del programa 11 madres y un padre de niños de 9 a
12 años de edad, de una escuela privada de la ciudad de México. La edad promedio
de las madres fue de 37.5 años y el padre tenía 42 años. La mayoría estaban casados
y tenían en promedio dos hijos.
Cabe mencionar que el programa se diseñó tomando como base los resultados de un
estudio en el que se evaluó el impacto de las prácticas parentales en los problemas
emocionales y conductuales en niños. El programa es de tipo interactivo y consta de 5
sesiones de dos horas de duración cada una, la primera hace referencia al papel de
los padres en la educación de sus hijos, la segunda a la importancia de la
comunicación padres-hijos, la tercera a las formas de controlar el enojo, la cuarta y la
quinta a algunas técnicas de disciplina positiva.
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Para evaluar la efectividad del programa se utilizaron dos escalas, una que evalúa las
prácticas parentales (Andrade y Betancourt, 2010), la cual consta cinco dimensiones
para mamá: 1) Comunicación (10 reactivos, alfa=.92), 2) Autonomía (7 reactivos,
alfa=.86), 3) Imposición (8 reactivos, alfa=.81), 4) Control psicológico (8 reactivos,
alfa=.80) y 5) Control conductual (7 reactivos, alfa=.84) y cuatro dimensiones para
papá: 1) Comunicación/control conductual (16 reactivos, alfa=.97), 2) Autonomía (8
reactivos, alfa=.94), 3) Imposición (8 reactivos, alfa=.90) y 4) Control psicológico (8
reactivos, alfa=.90). Los problemas emocionales y conductuales en niños se evaluaron
con la escala de Goodman (2002) que consta de 25 reactivos que miden: 1) Síntomas
somáticos, 2) Problemas de conducta, 3) Hiperactividad, 4) problemas con
compañeros y 5) Conducta prosocial. Ambas escalas se aplicaron a los padres antes
de iniciar el programa y una semana después de finalizar el mismo, con el fin de
comparar los cambios.
De los 12 papás que participaron sólo se obtuvo el postest de ocho y para comprobar
los cambios se utilizó la prueba de Wilcoxon en la que se compararon las
puntuaciones de los papás antes y después del taller en cada una de las dimensiones
evaluadas. Los resultados mostraron que no hubo diferencias significativas en las
puntuaciones de los padres antes y después del taller, sin embargo al hacer el análisis
de los rangos positivos y negativos, se aprecia una disminución en la dimensión de
imposición de cinco de los padres y en la dimensión de control psicológico en tres de
los padres. En las dimensiones de autonomía y control conductual hubo cuatro y tres
padres respectivamente que incrementaron sus puntajes. Con respecto a los
problemas emocionales y conductuales en los niños, aunque tampoco se encontraron
diferencias significativas, destaca que cuatro papás reportaron menos problemas de
hiperactividad en sus hijos y tres informaron menos problemas con compañeros y de
conducta.
Cabe señalar, que es necesario impartir el taller con más grupos e incluir un grupo
control para determinar la efectividad del mismo.
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En: Sánchez, R., Díaz-Loving, R. y Rivera, S. (eds). La Psicología Social en
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EL ADOLESCENTE
DELINCUENTE
Y SU
FAMILIA
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LA FAMILIA EN LOS PROCESOS DE REINTEGRACION SOCIAL
Mtro. Francisco Castellanos García.
DIRECTOR GENERAL REINTEGRA AC
Reintegra es una organización de la sociedad civil cuya Misión es la prevención del
delito y la reintegración de adolescentes y adultos que atraviesan por un conflicto con
la ley penal. Tiene como objetivo desarrollar las propias capacidades de las personas,
familias y comunidades para enfrentar las causas y consecuencias del delito.
Una de las principales acciones realizadas por Reintegra es la que se dirige
especialmente a adolescentes de entre 12 y 18 años acusados de cometer un delito. A
ellos se ofrecen servicios como la asesoría y defensa legal así como el apoyo
psicológico durante el proceso jurídico que enfrentan en los Juzgados especializados
para Adolescentes del DF. También se realiza el programa de medidas alternativas a
la prisión para diseñar un plan de reintegración social que permita fortalecer el proceso
de socialización mediante la integración familiar, escolar, laboral, la atención a la
salud, el manejo emocional y el seguimiento a un proyecto de vida.
Cabe señalar que toda la metodología de intervención que se sigue, implica un arduo
trabajo de acompañamiento con cada una de las familias de donde procede el
adolescente. La experiencia de la detención, el proceso legal, la privación de la
libertad y en su caso, la obtención de una medida alternativa, implica un impacto que
afecta la organización del sistema familiar y requiere una reestructuración por demás
compleja. Es importante recordar que si dentro de la familia se gestó un adolescente
que infringió la ley, las consecuencias que se sufren tanto legales como sociales,
implican a la familia. Por lo mismo, el sistema de justicia y de manera concreta la
instancia encargada de aplicar las medidas de orientación, protección y tratamiento
impuestas por el Juez, la familia juega un papel de soporte que favorece el cambio en
la etapa identificada como de reintegración social, en la cual se espera que el
adolescente se incorpore a los procesos de socialización naturales pero como
consecuencia y con apoyo del sistema de justicia y las organizaciones auxiliares
(como el caso de Reintegra).
Problemáticas que enfrentan las familias con adolescentes en conflicto con la
ley.
Justo en el momento en que el adolescente entra en conflicto con la ley y, como
consecuencia de esto, pierde su libertad en los diferentes momentos del proceso
jurídico: la detención, la prisión preventiva o la reclusión por la medida de privación de
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la libertad que se aplica a adolescentes que cometen delitos graves. Con este
significativo acontecimiento, se hace más que evidente las problemáticas de su
entorno, incluida la situación familiar ha sido rebasada y su percepción de la
convivencia social junto con su capacidad de tomar decisiones es errada. La privación
de la libertad del adolescente no sólo implica que será separado de su familia sino que
tiene consecuencias mucho más profundas que afectan a todos los miembros de la
estructura familiar,
ya que
este momento conlleva
a
una movilización
y
reestructuración de la dinámica familiar y social. Sin embargo, este momento también
representa la posibilidad para la reflexión, se llega a un punto crítico en el cual se
requiere analizar los elementos y factores que llevaron a que esto ocurriera, para que
así, se pueda realizar una intervención que beneficie la futura interacción de la familia,
se fortalezcan los factores de protección y por ende, se facilite la reintegración social
de los adolescentes.
Un acercamiento a las familias con adolescentes que cometen delitos
Para tener una idea más clara de la dinámica y organización familiar, Reintegra
incorporó en sus instrumentos de diagnóstico La Escala de Funcionamiento Familiar
(EFF de E. Espejel), incorporando algunos elementos conceptuales y metodológicos
para la evaluación y la intervención en familias mismos que fueron publicados en
2004.
La Escala de Funcionamiento Familiar permite a Reintegra observar y detectar cuáles
son las debilidades que tienen las familias, a la vez que reconoce sus fortalezas; de
esta manera la intervención que se realiza se sustenta en las características
particulares de cada familia, ya que la mayoría de las familias en las que Reintegra
hace una intervención muestran una muy baja capacidad para enfrentarse a las
diferentes etapas del ciclo vital y, sobre todo, a la crisis que conlleva la falta que ha
cometido el menor. Los factores que analiza la Escala de Funcionamiento Familiar son
nueve:
1. Autoridad: Se evalúa la eficiencia que tiene la autoridad de los padres o de
quien lo represente. En este sentido la autoridad es mucho más eficaz
cuando es compartida por ambos padres, por lo que las familias
uniparentales deben hacer un mayor esfuerzo para ejercer una autoridad
eficiente. En el estudio se encontró que efectivamente, los padres o las
figuras responsables no ejercían esta función adecuadamente, no cuentan
con habilidades para ejercer esta función ante los hijos, en ocasiones
utilizando esquemas de autoridad flexible o autoritaria que también afectan
el comportamiento de los adolescentes.
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2. Control y orden: Se refiere al manejo de límites, orden y modos de controlar
la conducta. En algunas ocasiones, dado que la socialización de los
adolescentes se inicia en la familia, el que se presenten conductas
antisociales nos refiere que la familia no está proporcionando adecuadas
pautas para el autocontrol de la conducta. En el estudio se pudo observar
que estas familias no establecen los criterios de control y orden que le
permitan un sano funcionamiento, influyendo en estilos de vida y
comportamientos con límites débiles o escasos que favorecen el
comportamiento antisocial.
3. Supervisión: Este elemento evalúa si hay alguien que preste atención a las
actividades que realizan los distintos miembros de la familia. Se espera que
los adultos supervisen a los menores, pero en este caso se observó que
previo a la conducta delictiva cometida la supervisión era escasa. Al
momento de quedar nuevamente en libertad, los padres aumentan sus
actividades de supervisión a los hijos y después vuelve a bajar.
4. Afecto positivo y valores: Evalúa la forma en que se presentan los
sentimientos y emociones dentro de la familia. Sin embargo, en la muestra
estudiada se observa en general que las expresiones de afecto son muy
limitadas o no se dan, ni verbalmente ni mediante el contacto físico.
5. Apoyo: Busca conocer la forma en que los miembros de la familia se
brindan soporte dentro y fuera del ámbito familiar, ya que en muchas
ocasiones se necesita de las redes sociales más cercanas y de confianza.
Muchas veces se observa que después de la infracción del menor hay un
alto grado de involucramiento y compromiso por parte de la familia, sin
embargo, esto a menudo es gracias a que la sensación de pérdida que
aqueja a la familia encamina sus esfuerzos en la solución de la situación.
6. Manejo de conducta disruptiva: Se refiere a la eficiencia que hay para
contener conductas no aceptadas socialmente (violencia, adicciones o
problemas con la autoridad). Con la población atendida por de Reintegra se
ha notado que en diversas ocasiones las familias tienden a negar,
minimizar o encubrir las conductas infractoras de los adolescentes, no
cuentan con las capacidades necesarias para dar contención, la prueba
más clara de ello es que los chicos y chicas que llegan a los programas de
Reintegra es como consecuencia de una conducta delictiva. De la misma
manera este tipo de conductas suelen darse dentro del hogar y después
externarse en otros ambientes, por ejemplo: la escuela o el grupo de pares.
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7. Comunicación: Evalúa la manera en que se da, ya sea verbal o no verbal y
las características de la misma, o sea si es clara y directa. Es común que el
adolescente infractor provenga de familias en las cuales la comunicación es
difusa y la verbalización de la misma genera dobles mensajes,
desdibujando los límites que deberían ser claros. Así mismo, los miembros
de las familias suelen no reconocer los mensajes no verbales, la
comunicación corporal, dificultando la interacción dentro del entrono
familiar.
8. Manejo de afecto negativo: Propugna por verbalizar los malentendidos y
sentimientos de malestar que se dan dentro de la familia, sin embargo, si la
comunicación es deficiente, el manejo del afecto negativo se hace
equivocadamente y frecuentemente suele perderse en recriminaciones y
reproches hacia los mismos miembros de la familia o a factores e
instituciones externas. En este sentido es que observamos que la mayoría
de las familias atendidas generan entornos de violencia en sus diferentes
expresiones.
9. Movilización de recursos: Se refiere a las potencialidades instrumentales y
afectivas que tienen las familias y a su capacidad para utilizarlos y
desarrollarlos. En este sentido, a menudo es necesario que las familias
reconozcan cuáles son estos recursos para que los puedan desarrollar y se
promuevan y efectúen cambios dentro de la interacción familiar. En este
aspecto se puede observar que en momentos críticos como la detención
del adolescente y lo que conlleve el proceso legal, las familias despliegan
diversas formas para apoyarse, es decir, la crisis genera movimientos y
muchas veces estos movimientos son en favor de la organización familiar.
Como podemos observar los factores ya mencionados son una pauta importante para
saber cuáles son las características y problemáticas que aquejan a las familias y nos
ayudan a entender el entorno familiar de los adolescentes que tienen problemas con la
ley. De esta manera las intervenciones que Reintegra realiza van encaminadas a
fortalecer los factores que se encuentran más debilitados, buscando generar cambios
dentro de la familia para que la reintegración social de los adolescentes inicie en el
seno de la misma.
Entre las conclusiones más relevantes encontramos que no
depende de la composición familiar, es decir, de quiénes conforman el grupo, sino de
un adecuado ejercicio de las funciones y de los roles. Así mismo se concluye que si
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existen elementos suficientes para suponer que existe un perfil o patrón de
componentes más o menos común entre las familias que tienen un adolescentes que
ha tenido dificultades legales. Esto queda reflejado en la gráfica resultado del análisis
comparativo de la población estudiada y que se presenta a continuación.
Del diagnóstico a la intervención con los padres de familia
Teniendo información más concreta de las familias que participan en los programas
institucionales, cuya característica común es la de encontrarse en el ciclo vital de
familias con hijos adolescentes, en donde uno de ellos cometió un delito y como
consecuencia se le impuso una medida de tratamiento externo, y tomando en cuenta
los aprendizajes del estudio mencionado, se pasó a esbozar algunos elementos para
la intervención.
Lo primero que se requiere, para que se pueda dar una intervención eficaz dentro de
la familia, es que los padres afronten la realidad y acepten que su hijo cometió un
delito y que también acepten que en cierta medida son responsables de ello. Casi
siempre la inmediata reacción que tienen los padres de familia es la negación y la
necesidad de recuperar a su hijo lo más pronto posible. El que el adolescente sea
detenido trastoca a toda la familia y los padres, en cierto modo para evadir la
responsabilidad de los actos cometidos, perciben que su hijo fue acusado
injustamente, ya que él no pude ser capaz de cometer las acciones por las cuales se
le acusa.
Una vez que han aceptado la responsabilidad que tiene su hijo se da un proceso de
sensibilización mediante el cual se les hace notar que ser padre no significa ser
“amigo” de sus hijos sino que es un rol que requiere mucho trabajo por parte de ellos.
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Con lo anterior se logra que los padres acepten su responsabilidad. En este sentido,
se les brinda espacios de orientación y escucha. Debido al momento que atraviesan
los padres y la familia, se enfrentan a una situación que les es desconocida, la
privación de uno de sus miembros. De ahí la importancia que adquiere la orientación,
pues por medio de ella los padres se dan cuenta de la dinámica familiar que habían
venido desarrollando y que por ende, una vez que son conscientes de ella, deben
tratar de modificar.
Encontramos que las madres se sienten confundidas y culpables. Consideran que han
sido ignoradas durante bastante tiempo por sus parejas, por lo que no se les presta
atención a sus opiniones o sufrimientos. De ahí que un elemento importante es la
creación de espacios de escucha que les ayude a definir cuáles son las necesidades
que tienen. De esta manera se desarrollan formas mediante las cuales se pueda
realizar una intervención a su entorno, mediante la identificación y prevención de los
diversos conflictos que pueden enfrentar. Al ser capaces de identificar cómo es que se
lleva a cabo la dinámica familiar y qué rol está desempeñando cada uno se logran
identificar los factores de riesgo que afectan a la familia.
En la intervención se logra que los diferentes miembros de la familia identifiquen cómo
ha sido la relación que se ha dado entre ellos en el pasado y voltean a examinar sus
propias historias de vida; por ejemplo, en las intervenciones con los padres es común
que se den cuenta que la relación (de golpes, indiferencia, nulas manifestaciones de
afecto) que ellos tienen con sus hijos se debe a patrones que se han repetido en
varias generaciones de su familia, o sea, que la dinámica con que interactúan dentro
de su hogar es debido a que así fueron educados por sus padres. Este proceso de
cambio no solamente se debe centrar en la figura materna sino también debe
encaminarse al padre. Es muy importante lograr la sensibilización del padre para que
él mismo trabaje en los cambios que son necesarios, ya que la mayoría de las veces él
es la figura de autoridad en la familia por lo que si la intervención no genera cambios
en el padre es posible que la dinámica familiar no cambie.
Lo más importante en la intervención a nivel familiar es que los padres logren
identificar los recursos y herramientas con que cuentan para poder modificar las
conductas negativas que les afectan. Al analizar cómo resuelven los conflictos que se
generan dentro de la familia se puede hacer una intervención eficaz y esto genera que
los cambios no sean efímeros sino que se vuelven una constante en la vida de los
padres y de la familia; en conclusión, la intervención debe provocar que los padres
decidan llevar a cabo un proyecto de vida familiar diferente.
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La intervención con los adolescentes
Debido al contexto familiar del que provienen gran parte de los adolescentes, lo que
más necesitan en el momento de la intervención es que los operadores sean neutrales
y establezcan un ambiente en el cual prive la confianza y se puedan desahogar; es
decir, que se les escuche sin juzgarlos. Debemos recordar que el tiempo que los
padres pasan con sus hijos es relativamente poco, sin embargo, las interacción y
relación que se da durante el mismo es en gran medida autoritaria, por lo que, al igual
que pasa con las madres, están acostumbrados a no ser escuchados y a que no sus
opiniones no se tomen en cuenta. El sentido que tiene la escucha de los adolescentes
es lograr que hablen con la verdad. Los adolescentes que han tenido conflictos con la
ley están acostumbrados a evadir su responsabilidad y a culpar a otros por las
acciones que ellos cometieron. Minimizar, negar o justificar su delito son conductas
muy comunes por lo que al establecer un ambiente de confianza en el cual no se les
juzgará se busca que lo primero que hagan sea ser sinceros y decir la verdad. Esto
puede parecer insignificante pero al derribar sus mecanismos de negación los
muchachos están dando el primer paso para aceptar la responsabilidad de sus
acciones.
Cando se ha roto la barrera que imponen mediante las escusas y mentiras, los
adolescentes son capaces de aceptar su participación en el delito, lo que conlleva a
que acepten el encierro como una consecuencia de su conducta delictiva. En su mente
entienden el encierro como un castigo “injusto” y no como una consecuencia de su
conducta delictiva, y aunque son capaces de aceptar la comisión del delito no están
dispuestos a asumir las consecuencias del mismo, por lo que la intervención busca
que reconozcan que todas
nuestras acciones tienen consecuencias, ya sean
negativas o positivas, y que debemos responsabilizarnos de los resultados de nuestra
conducta.
Junto con lo anterior también se generan espacios en los cuales se fomenta el trabajo
en equipo, así como la manifestación, análisis y reflexión sobre su historia de vida. A
su vez, se hace énfasis en que logren ser autosuficientes, por ejemplo, que realicen
las tareas del hogar (lavar su ropa, trastes, ayudar en la limpieza), que usualmente sus
madres realizaban. Esto ayuda a que los jóvenes empiecen a conocer no sólo sus
derechos sino también sus responsabilidades y esto facilita que acepten las
consecuencias que tienen todas sus acciones.
La reflexión en torno a su historia de vida es fundamental, pues mediante ella los
jóvenes son capaces de identificar cuáles eran los factores de riesgo que a la larga les
llevaron a cometer la infracción. Se desenmaraña poco a poco los elementos que
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constituían su vida cotidiana al momento del delito: quiénes eran su grupo de pares, si
estudiaba o trabajaba, cuál era la situación que atravesaba su familia.
Una de las características que tienen los jóvenes que han cometido algún delito es que
presentan una alta vulnerabilidad al medio que los rodea, donde usualmente existe el
consumo de drogas, conductas para y antisociales, la necesidad de pertenecer a su
grupo de pares y una situación familiar problemática. De esta manera, al conocer los
factores de riesgo que los llevaron a delinquir, son capaces de identificar su
contraparte: las herramientas y recursos que evitarán que se vuelva a involucrar en un
delito. Una vez que se logra que identifiquen aquellas habilidades con que cuentan es
mucho más fácil que reconozcan la necesidad de plantearse un proyecto de vida, a
corto, mediano y largo plazo, que sea viable y esté encaminado a sus metas pero en
especial a su crecimiento personal.
Por último, como forma de conjuntar las habilidades que poco a poco ha adquirido
durante la intervención se analiza cuál es su actitud ante la víctima y las formas de
reparar el daño. Resarcir el daño es fundamental, ya que se da en varios niveles: a la
persona a la que se perjudico, a la familia de esa persona y a la sociedad. La
reparación del daño responde a la necesidad de responsabilizarse de sus acciones y a
que los adolescentes entiendan las consecuencias de su delito. Por esto mismo, se
fomenta que hagan trabajo social, pues de esta manera no sólo reparan, de cierta
manera, el daño causado sino que se dan cuenta que otro tipo de interacciones
sociales son posibles.
Reinserción familiar de adolescente
Al regresar el adolescente al hogar de la familia es evidente que se debe de generar
una nueva forma de relacionarse. En un primer momento no se puede evitar la euforia
de saber que el adolescente regresará a su hogar, pero después de los primeros
festejos hay un temor constante de que los jóvenes retomen las actitudes de riesgo
que tenía anteriormente, por lo que hay una sobrevigilancia en sus actividades e
incluso hay actitudes de compensación en las que se les brinda todo lo que ellos
quieran. También es necesario que no se descuiden a los demás miembros de la
familia, los hermanos del menor infractor, ya que en el afán de compensar al hijo en
problemas se tiende a ignorar a los otros hijos.
La reinserción en este contexto tiene diversos sentidos. Uno de ellos se refiere a una
etapa metodológica en la cual una persona que participó en un programa de
rehabilitación de adicciones o por comportamiento antisocial, entra a una fase de
retomar las actividades y compromisos de la vida social como estudiar, trabajar,
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convivir sanamente, respetando los derechos de los demás y las reglas comunitarias.
Otro sentido es que la reintegración es un objetivo de la Justicia Especializada de
los Adolescentes, la cual señala que las medidas impuestas por el Juez pueden ser
de orientación, protección y tratamiento y están dirigidas a la reintegración familiar y
social del adolescente y al pleno desarrollo de sus capacidades y potencialidades (Art.
18 de la Constitución Política Mexicana). Otro elemento importante es que la
reintegración es un proceso dinámico, complejo, intervienen distintos aspectos, es
gradual y se enfoca a que la persona logre la autonomía y la realización de su
proyecto de vida. Así mismo la reintegración con adolescentes es una forma de
entender los procesos de socialización señalados por las ciencias sociales y de la
conducta en el proceso de madurez de la persona y que no sólo depende del individuo
sino de factores externos como la escuela, el trabajo, el medio ambiente y la familia.
Con el panorama anterior nos debemos dar una idea de que al buscar la reinserción
familiar del adolescente lo que realmente se está persiguiendo es una reinserción
social de la familia. El trabajo que comprende este punto va encaminado a un
responsabilidad paralela en la cual tanto la familia como el adolescente se
complementen mutuamente a generar un ambiente más estable y comunicativo. Así,
en el momento en que el joven regrese a su hogar definitivamente y conviva con su
familia las 24 horas el día ésta se debe haber configurado como un espacio en el cual
el joven encuentre el trampolín para habilitarse socialmente. La comunicación es un
elemento fundamental, pues las familias deben haber aprendido a comunicarse más
asertivamente y a no hacerlos mediante los gritos y la violencia (verbal o física).
Respecto a este elemento es esencial destacar el papel que desempeña la verdad en
cuanto a los problemas que enfrentan como unidad familiar; el que sean transparentes
e incluyentes en cuanto a los temas que discuten va generando un ambiente en el cual
se pueden hablar las cosas sin temor.
La reinserción familiar debe estar acompañada del apoyo de los padres para que los
jóvenes retomen y desarrollen el plan de vida que se han trazado. Esto es que la
familia debe ser un acompañamiento, más no un facilitador, en el desenvolvimiento de
los jóvenes; debe estar a cada paso que el adolescente dé, en la continuación de sus
estudios y en la estabilidad laboral que deben adquirir. Las familias al recibir
nuevamente a sus hijos tienden a sobreprotegerlos, evitando que salgan a la calle, sin
embargo, el hogar debe de entenderse no como el nicho donde se les debe
resguardar y proteger sino como el lugar que les brinde el impulso que les llevará a
interactuar con la sociedad de un modo distinto al que lo hacía anteriormente.
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Un papel importante juegan las instituciones responsables de la socialización
/reintegración social de los adolescentes. La escuela, los grupos de pares, el acceso al
empleo, el deporte, la cultura y la educación, etc. Se requiere de intervenciones
coordinadas con todas estas instancias que faciliten gradualmente la incorporación de
los adolescentes que fueron sustraídos por el sistema de justicia y son devueltos para
retomar su vida social.
También influye el contexto comunitario, la localidad o los ámbitos nacionales e
internacionales en todos estos procesos. Esto lo podemos entender desde una visión
sistémica, ya que la estructura política, económica y cultural influye en la familia y en la
persona tanto para los procesos socializadores como los procesos de exclusión.
El papel de la familia en la reintegración social
La reintegración social debe ser entendida como aquellas acciones que se llevan a
cabo para que las personas, en este caso los adolescentes infractores, puedan
resarcir los daños cometidos y por lo tanto aprendan nuevas habilidades y formas de
sociabilidad que les permitan reincorporarse plenamente a la sociedad. Para que esto
se logre no sólo se requiere llevar a cabo una intervención en los adolescentes, pues
de poco sirve lograr un cambio en ellos si el contexto en el que se han educado y que
fue uno de los factores que los llevo a delinquir sigue siendo el mismo. Es por eso que
para lograr una plena reintegración social el papel de la familia se vuelve fundamental,
ya que no sólo debe brindar soporte al adolescente sino constituirse como una piedra
angular en su reintegración.
El modelo de reintegración social se basa en comprender, en primer lugar, las
condiciones de desarrollo vital de la/el adolescente para poder trabajar en un
tratamiento adecuado que le permita reinsertarse de manera integral a su medio social
y prevenir futuras conductas problemáticas. Es ahí donde debe de aparecer una red
de apoyo familiar que facilite un proceso de crecimiento personal que brinde un
ambiente progresivo de menor protección y mayor contacto con el entorno circundante
para llegar a una total autonomía de vida. Estos cambios buscan que se logre dar un
sentido a las medidas de libertad asistida para conducir de una manera diferente el
proyecto individual, del joven, y de la familia.
No es que la reintegración social sea imposible sin la familia, pues se puede decir que
la reintegración es un proceso individual y social, ya que el individuo debe tener las
intenciones y las condiciones para asumir la vida social, pero es muy importante y
mejor cuando se cuenta con el apoyo del núcleo familiar. Por esto mismo, la familia
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debe de ser un ejemplo para el adolescente y concretar objetivos y cambios que
demuestren que se puede dar un sentido a las medidas de libertad asistida y así
conducir de una manera diferente el proyecto individual, del joven, y familiar.
Apoyo de la familia en la reintegración
Si bien los adolescentes son propensos a los riesgos que hay en su entorno, la familia
se puede constituir como un enorme factor de protección. Al reforzar su dinámica
interna los miembros familia se acercan y se cuidan unos a otros. Podríamos decir que
la familia se “blinda” de una manera en que son capaces de poder comunicarse de un
modo más asertivo; además, desarrollan una empatía entre todos los miembros, lo
cual significa que los padres se preocupan por los hijos y viceversa, lo que
naturalmente fortalece la red familiar. Como resultado de lo anterior las familias se
repliegan ante los conflictos que hay en su entorno y tienden a protegerse
mutuamente. De tal manera, la dinámica familiar se ve renovada y se establecen
relaciones de apoyo, cercanía y afectividad; con esto los jóvenes fortalecen las
herramientas con que cuentan para poder lograr una reintegración.
La mejor comunicación al interior de la familia y una red familiar fuerte se constituyen
no sólo como un motivante para que el adolescente busque reintegrarse a la sociedad,
mediante su reincorporación al ámbito escolar, de capacitación y laboral, sino también
como un lugar en el cual ahora se les ponen límites y normas. Esto se logra gracias a
que la familia puede facilitar que se logre la habilitación social de los jóvenes. Con esto
nos referimos a que la familia ejerce de apoyo, sin hacer las cosas por los jóvenes sino
impulsándolos a que las hagan, al momento de poner en regla sus documentos e
inscribirlo a la escuela e incluso moviendo sus redes sociales para conseguirles un
empleo; en conclusión, lograr que el adolescente se responsabilice de todo aquello
que tiene que desarrollar para ser un ciudadano libre y activo, con valores y sentido de
trascendencia, con capacidad para tomar el destino de su vida y su familia y aportar a
la comunidad en un sentido positivo y prosocial.
Para que el proyecto de vida de los adolescentes se desarrolle completamente, debe
haber un comprensivo contexto familiar, ya que la modificación de conductas de riesgo
no debe enfocarse únicamente en los jóvenes sino abarcar el ámbito familiar completo.
Por lo tanto, el principal apoyo de la familia se da en que hacen un cambio conjunto y
en concordancia con los proyectos de los adolescentes y están ahí para a poyarlo en
la realización de sus metas, ya sea a corto, mediano o largo plazo.
Cuando las familias ponen obstáculos.
Mucho de lo que aquí se ha expresado puede parecer utópico. Seguimos idealizando
a la familia y creemos que puede dar estos resultados y más. A veces olvidamos su
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historia, sus aspectos transgeneracionales que aún le afectan, su contexto actual y el
poco apoyo que tiene para cumplir con su tarea de formar personas íntegras. La
realidad es que muchas de ellas harán el intento pero no alcanzarán el resultado y
habrá diferencia entre unas y otras. Por la experiencia sabemos que muchas de las
familias que generan integrantes antisociales traen diversas problemáticas que
dificultan los objetivos de la función socializadora que la familia posee. Por la
intervención de muchos años sabemos que hay familias que en lugar de ser un
recurso para el adolescente, son por el contrario el principal obstáculo para una vida
plena. En este campo hay que tener siempre presente que la familia puede no apoyar
los esfuerzos institucionales para la reinserción social. El sentido de pertenencia, la
lealtad invisible o cualquier otro proceso psicológico puede hacer que el adolescente
siga el mandato familiar y no los mandatos institucionales, judiciales, terapéuticos o
cualquier otro. Hay que tomarlo en cuenta al momento de la elaboración de los planes
y programas y durante el tratamiento.
Uno de los principales obstáculos que hay en la familia y el más perjudicial es lo que
podríamos llamar pacto de muerte, a saber, es un arreglo y complicidad mediante el
cual la familia apoya y protege al joven sin importar cuáles hayan sido sus acciones y
sin medir las consecuencias. La familia coloca en situaciones de riesgo como la
violencia, el delito o el consumo de alcohol y droga sin que esto sea registrado en la
conciencia como caminos destructivos para sus integrantes. Sin más, los integrantes
siguen en las mismas dinámicas que los llevan al sufrimiento. Cuando esto sucede no
sólo se le quita responsabilidad a las acciones del adolescente sino que se fomentan
actitudes de riesgo que a la larga pueden llevar a que se comentan delitos más serios.
Los problemas de pareja, ya sean de familias nucleares o reestructuradas, son un
elemento que llega a entorpecer la reintegración social de los jóvenes, pues si bien en
un primer momento los padres celebran el regreso del adolescente y el hogar parece
moverse en torno a lograr la integración de él si la relación que hay entre la figura
paterna y materna es tensa, se preocupan poco por seguir en el proceso de terapias
familiares; paralelamente, los conflictos maritales influyen en que la vigilancia y apoyo,
en cuanto al cumplimiento de compromisos y metas que tienen los jóvenes en sus
proyectos de vida, sea escaso y no se le da importancia son dejados de lado.
La falta de tiempo, debido a los compromisos laborales, para convivir y asistir a los
distintos programas que se deben de llevar para que la reintegración de la familia sea
posible evita que la reintegración social de los adolescentes se vea facilitada, pues a
menudo los jóvenes se encuentran esforzándose al máximo para cumplir con sus
talleres, escuela, trabajo y terapias, pero no encuentran reciprocidad por parte de la
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familia. En contraparte, cuando la situación económica es precaria, por falta de trabajo,
tiene como consecuencia que la figura fuerte, ya sea padre o madre, decaiga, lo cual
conflictua a los muchachos, pues no sólo disminuye el apoyo paterno o materno en
cuanto al seguimiento de su plan de vida sino que el joven siente la necesidad de
apoyar económicamente a la familia.
Sin embargo, el mayor obstáculo que presentan las familias es que a veces
demuestran una nula capacidad de cambiar, o el cambio sólo se da en las primeras
etapas y no perdura. La familia suelen repetir las conductas de riesgo previas a la
infracción del menor; a veces surge el temor al cambio y en otras ocasiones, a pesar
del apoyo que se les brinda, no saben cómo afrontar los cambios que necesita la
familia y encuentran más cómodo volver a sus actitudes previas.
Acciones que lleva a cabo Reintegra y resultados

Procesos de sensibilización: Lo primero que se tiene que realizar, debido a
la reacción que tienen las familias ante la súbita pérdida del “equilibrio” familiar
y lo que ellos sienten como el arrebatamiento de un miembro, es un proceso
mediante el cual se sensibilice. Dado que la reacción primera es la negación de
los actos que cometió el adolescente, o transferir la culpa: el gobierno, el
contexto, los amigos. Así, que la sensibilización les lleva a identificar sus roles
y cómo hasta ese momento se había estado dando una relación disfuncional
entre todos sus miembros.

Entrevistas periódicas con las familias: Para saber cómo han ido
progresando y evaluar la nueva forma en que se dan las relaciones ahora. Por
medio de las visitas se determina si han disminuido los factores de riesgo y si
se han instaurado nuevos factores de protección.

Programas de orientación familiar: Los cuales van encaminados a los
procesos de acompañamiento en la identificación de los factores de riesgo y
protección. Mediante la identificación de factores de riesgo las familias son
capaces, en trabajo conjunto con los operadores de Reintegra, de generar
nuevas formas de convivencia que disminuya los factores de riesgo que hay
dentro de la familia (consumo de sustancias, violencia intrafamiliar) y en
cambio encuentren cuáles eran los factores de protección que tenían y los
fortalezcan, o en su caso desarrollen algunos. Esto tiene la finalidad de que el
cambio no sea, simplemente, en la superficie y temporal sino que haya una
permanencia en el mismo.
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
Trabajo de pareja: Una de los factores de riesgo que hay en las familias es la
escasa comunicación o la forma en que se desenvuelve la dinámica de la
familia: padre autoritario y ausente y madre permisiva; cuando son familias
reestructuradas, padrastro o madrastra permisivos y roles de familia complejos
que afectan la interacción que se da en la familia. De tal modo, se debe de
hacer un trabajo con la pareja de padres para que acepten y reconozcan cuál
ha sido su forma de interactuar hasta ahora.

Programas grupales de orientación familiar: A diferencia del anterior, este
programa se centra no en la interacción que se da al interior de la familia sino
en la experiencia que ha tenido, y cómo les ha afectado, la familia durante el
proceso legal del adolescente. Se buscan y analizan cuáles fueron las causas
de la conducta delictiva. A su vez, ya que se conocen los factores de riesgo y
protección, se debe externar cómo ha variado la dinámica familiar durante la
detención del adolescentes, y cuál ha sido su actitud ante el proceso legal que
enfrentan.

Programas de desarrollo humano: Es un programa conjunto. Por una parte,
se trabaja el desarrollo individual de los adolescentes, donde se busca saber
cuáles son sus metas y con qué capacidades cuentan para lograrlo. También
se trabaja con las familias, pues éstas coadyuvaran en que las metas del
adolescente se lleven a cabo y por lo tanto la familia misma, como unidad,
debe imponerse metas que los lleven a desarrollar las capacidades de todos
los miembros que la componen.

Programas de psicoterapia individual y familiar: La psicoterapia tiene como
principal función que los adolescentes reflexionen sobre sus actos y sean
capaces de identificar las circunstancias que les llevaron a tomar dicho camino.
La psicoterapia familiar va encaminada a resolver los diversos conflictos que
hay en las familias. De la misma manera, fomenta la comunicación. Hay que
recordar que estas familias muchas veces no saben comunicarse o lo hacen de
una manera violenta, por lo que la psicoterapia familiar está centrada en la
identificación de los conflictos y la resolución asertiva de los mismos.

Constelaciones Familiares. Se conocen los aspectos Transgeneracionales y
las dinámicas ocultas de la vida familiar mediante las constelaciones familiares
de Hellinguer y sus distintas aplicaciones. Se incluye una perspectiva
psicogenealógica y sistémica basada en los órdenes del amor y los
movimientos del alma.
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
Supervisión de las acciones socializadoras. A la par se desarrollan acciones
como la incorporación a la escuela, al empleo, a la capacitación, el seguimiento
del consumo de drogas etc. Todo ello forma parte del programa de
reintegración de cada adolescente. Junto con la familia se da seguimiento a
cada uno de estos procesos a fin de que los asuman como una tarea familiar y
pueda apoyar en la consecución de los resultados esperados. El equipo de
terapeutas, realiza un seguimiento periódico con el adolescente y su familia
para evaluar los alcances y dificultades que esto implica. No sólo se da
seguimiento con el adolescente y su familia, sino que se realiza también con el
profesor de la escuela, el patrón que ofreció trabajo, el tratamiento toxicológico,
etc.,
con
el
fin
de
articular
una
acción
integral
con
dimensiones
interinstitucionales.
Como resultado de las diversas maneras en que Reintegra interviene con las familias
se logra que se dé una nueva forma de sociabilidad al interior del entorno familiar. Con
ello se siembran las bases para el desarrollo de nuevas habilidades sociales, se
disminuyan los factores de riesgo y se fortalezcan los factores de protección. De este
modo se ha logrado que la reincidencia de los adolescentes sea extremadamente baja
y en cambio al ampliárseles el panorama social, escolar, cultural, laboral, en gran parte
gracias al proyecto de vida que se les ayuda a desarrollar, se consigue que la
reincidencia social sea una realidad palpable y no un ideal meramente teórico.
PERFIL SOCIODEMOGRÁFICO DEL DELINCUENTE
Dra. Amada Ampudia Rueda*
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
Los estudios criminológicos sobre la delincuencia señalan el carácter multicausal del
fenómeno, pero a pesar de ello, se pueden señalar algunos factores que parecen
decisivos en el aumento de la delincuencia y la propia subcultura que genera acciones
violentas realizadas por los miembros del grupo. Hay muchas teorías que tratan de dar
cuenta de la etiología de la violencia y la agresión, el problema con el que se
encuentran es la gran cantidad de variables que se deben manejar. Raine, Brennan,
Farrington & Mednck, (2005) plantean un modelo de comprensión e investigación del
problema desde un enfoque biosocial donde ellos acotan variables e introducen los
factores psicológicos en las variables sociales. Es importante tener en cuenta como
factores genéticos interactúan con los ambientales generando un campo propicio para
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la producción de violencia y situaciones criminógenas, de la misma manera que estos
factores se combina como factores de riesgo de la violencia e los jóvenes adolecentes.
La importancia de tener un modelo de investigación no es solo conocer las causas
sino desarrollar planteamientos en donde se consideren los aspectos de la
personalidad del individuo en combinación con factores ambientales. De ahí que el
objetivo de este trabajo fue identificar indicadores de agresión en delincuentes por
diversos delitos.
En el marco de las principales teorías criminológicas, se plantea la hipótesis de la
existencia de una delincuencia general-indiferenciada y distribuida al azar. Sin
embargo, las culturas son complejas y se encuentran constituidas por subculturas con
fronteras relativamente abiertas. Estas características se expresan en México, ante la
existencia de tipos de delincuencias, asociadas a conflictos diferenciales que
constituyen la expresión de distintos grados de desarrollo, (Herrera, Ampudia & Morán,
2009) en donde, el rasgo conductual más destacado que se ha detectado, ha sido la
agresividad, la violencia y las formas en que ésta se expresa. Algunas de estas formas
se revelan como códigos utilizados por personas relacionadas con un grupo criminal,
en otros casos se trata simplemente de elementos a través de los cuales se exterioriza
la agresividad. Ésta se considera una emoción subjetiva, una actitud interna
relacionada con odio, frustración, hostilidad y rabia del sujeto contra algo, contra
alguien o contra sí mismo. Dado que la violencia y la agresión tienen componentes
multifactoriales es necesario, por lo tanto, investigar sus diversas vertientes, su forma
de expresión y su relación con variables sociodemográficas y familiares (Ampudia,
2004; López-Arce, Ampudia, Carrillo y Hernández, 2009).
En la categoría de delitos se engloba generalmente un grupo amplio de
comportamientos que, desde el punto de vista de la investigación interdisciplinar,
pueden consistir en comportamientos muy diferentes en cuanto a los factores de
riesgo,
el
modo
de
producirse
o
las
características
de
personalidad
y
sociodemográficas de los autores de tales hechos. (Garrido, Stangeland & Redondo,
2001; Miethe & McCorkle. 2003). Así mismo, las motivaciones del delincuente pueden
ser diversas (Garrido, 2003; Ampudia 2011).
Hay que tener en cuenta que el registro de los delitos está afectado por diferentes
factores, como el posible temor de las víctimas a denunciar. Incluso la información que
sobre ellos mismos (autoinformes) puedan dar los sujetos condenados por este tipo de
delitos podría estar sesgada por el temor al rechazo que habitualmente reciben de los
otros internos (Soria y Hernández, 1994; Ampudia, López, Pérez & Carrillo, 2007). En
cuanto a tipologías de agresores, en sus distintas modalidades, se han identificado
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diferentes perfiles. Miethe & McCorkle (2003) señalan que el perfil de agresores de
hombres blancos y negros menores de 25 años, agresor intrarracial, desempleado o
de bajos ingresos, y con arrestos previos. Los delitos de los delincuentes suelen
generar una gran alarma social (Ampudia, 2010), paralelamente se destacan actitudes
sociales que, en ocasiones, culpabilizan a la víctima (Herrero & Garrido 2002). Es por
ello, que el objetivo de este trabajo es tener conocimiento de esta problemática en
México mediante el análisis de los aspectos sociodemográficos de las personas
condenadas por delitos diferentes. Aún reconociendo las limitaciones de los
autoinformes de delincuentes señaladas anteriormente, en nuestro país son escasos
los estudios con muestras de delincuentes y la información brindada sobre
antecedentes criminales podría orientar las políticas de tratamiento de los agresores
adultos y de menores de forma específica.
Los sujetos son hombres con una edad media de 39.3 años, de entre 21 y 68 años.
Con respecto al estado civil, la mayoría son solteros o viven en unión libre,
encontrándose 16 personas casadas. El nivel educativo de la mayoría de los internos
es bajo, ya que la máxima escolaridad es de secundaria incompleta, asimismo,
presentaron bajo estrato social de procedencia y se indagó el tipo de labor realizada
hasta antes del ingreso en prisión. Este perfil sociodemográfico suele ser habitual de
las poblaciones carcelarias (Ruiz & Ampudia, 2004). Algunos de los sujetos, reportan
haber cometido delitos anteriores e incluso reportan haber cometido delitos diferentes
a su condena actual bajo la influencia de sustancias psicoactiva. Los sujetos
cometieron su primer delito a una edad media de 36.4 años, con una moda de 23 años
(la más baja de las modas encontradas), con desviación estándar de 21.6. Una gran
cantidad de internos relacionaron el primer
delito de su condena actual con su
necesidad de conseguir recursos para consumir drogas o, teniendo condenas también
por hurto. Otro tipo de internos aceptaron haber cometido otro tipo de delitos diferentes
al actual, para conseguir dinero o recursos para consumir drogas (homicidio, asalto a
mano armada, venta de drogas a pequeña escala, venta de objetos robados, hurto,
estafa, heridas menores y daños a propiedad ajena). Por otro lado, algunos internos
indicaron que cometieron el delito actual bajo efectos de una droga.
El perfil sociodemográfico de los sujetos es similar al de poblaciones carcelarias, es
decir, de baja extracción social y educativa. Los datos referidos a delitos anteriores
hay que analizarlos a la luz de los sesgos que pueden presentar los informes basados
en auto denuncias. Queda para el futuro indagar con mayor profundidad las
diferencias entre los sujetos con y sin carreras criminales, y entre agresores de adultos
y menores, para lo cual será necesario explorar con mayor detenimiento las variables
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que aquí se abordaron, y otras más, mediante entrevistas de profundidad a los
victimarios y sus entornos familiares y laborales, lo cual ayudaría a disminuir el sesgo
que pueden presentar los auto informes y el recelo de los entrevistados al hablar de su
tipo delito.
AUTOCONCEPTO Y FUNCIONALIDAD FAMILIAR DEL
ADOLESCENTE EN CONFLICTO CON LA LEY
Dra. Aguirre-García María del Carmen1; Dra. Chaparro-Caso Lopez Alicia2
y Lic. Leticia Flores Elijio
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El autoconcepto juega un papel decisivo y central en el desarrollo de la personalidad,
tal como lo destacan las principales teorías psicológicas; un autoconcepto positivo está
en la base del buen funcionamiento personal, social y profesional dependiendo de él,
en buena medida, la satisfacción personal, el sentirse bien consigo mismo.(Esnaola,
Goñi, y Madariaga, 2008)
Las figuras parentales de amor son significativas en la vida de un niño en especial en
sus primeros años de vida. En la construcción de la identidad la percepción de ser
amado, acariciado, alimentado y aceptado son centrales ya que esto quedará
registrado en la mente de una persona. Las relaciones
de amor y aceptación
incondicionales, en el interior del núcleo familiar y con los padres, son las bases sobre
lo que después influirá en relaciones posteriores como amigos, autoridad, relaciones
de pareja, modelos de identificación que se transforman en los espejos en los que los
adolescentes se ven y reflejan. Los jóvenes se espejean con otros es decir se ven a sí
mismos en los otros (Aberastury, 2002; Erikson, 1982; Melgoza, 2002).
En la relación o interacción familiar más que en el área individual y social es en
donde se pueden presentar situaciones de riesgo para el adolescente, se sabe que la
familia es el principal modelo a seguir, a través de la observación e imitación
aprenden los valores, pautas de comportamiento, sexualidad, aprenden a socializar e
incluso aprenden hábitos de consumo de alcohol o alguna otra droga. En la edad
adulta puede reproducir aquello que vivió o definitivamente ir en contra de lo que haya
vivido en la infancia y adolescencia (Gómez, 2008).
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Dentro de la dinámica familiar se pueden presentar conflictos familiares,
violencia intrafamiliar; golpes, gritos, insultos y diversos tipos de violencia, ausentismo
de los padres, negligencia y falta de supervisión de los padres (Jiménez, 2007).
En caso de que los padres o familiares cercanos que sean significativos en la
vida del joven consuman algún tipo de sustancia aumenta de manera significativa la
tendencia a las conductas de riesgo como el consumo de drogas.Los factores de
riesgo en la interacción del padre con el adolescente (Goméz, 2008; Jimenez, 2007)
son:

Falta de comunicación y alejamiento afectivo. No se crea un ambiente familiar
de cercanía amorosa, ni de pertenencia lo cual es importante para darle sentido de
individuación y pertenencia a la familia.

Proporcionarles datos o información ambigua de sexualidad y drogas.
Ocultarles información debido al miedo de los padres es contraproducente ya que los
jóvenes obtienen información de otras fuentes y en ocasiones está distorsionada o se
crean mitos que en lugar de cuidarse adecuadamente y saber a lo que se enfrentan se
arriesgan. Una de las consecuencias es que los jóvenes no vinculen la sexualidad con
el placer y la afectividad.

El temor de los adolescentes para comunicarse con sus padres, y la falta de
confianza puede hacer que los adolescentes mientan.
Como factores protectores se pueden mencionar los siguientes:

Cuando los padres establecen normas bien definidas en donde no se permita el
consumo de drogas. Además de hablar abiertamente acerca de las mismas y sobre
todo que sean congruentes acerca de lo que dicen y de lo que hacen.

Proporcionar información adecuada acerca de los riesgos de una sexualidad
irresponsable y los beneficios del uso del condón y otros métodos anticonceptivos.

Cuando los padres han influido, proporcionado confianza de tal forma que los
adolescentes busquen su apoyo para resolver algún problema, por medio de la
comunicación abierta y el vínculo afectivo cercano.

Otro factor de protección es el establecimiento de una relación abierta y
cercana con algún familiar ya sean hermanos, tíos, abuelos, primos, etc. Contribuyen a
que el adolescente elabore de una mejor manera el proceso de conformación de la
identidad. Con esto se espera una mayor probabilidad de desarrollarse favorablemente
La aceptación, opiniones y críticas que tengan por parte de las figuras significativas a
temprana edad son de gran importancia ya que con ello le están comunicando lo que
el adolescente es.
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El hecho de conformarse como persona parece un proceso natural y sencillo algo que
se da pero no le es, es un desafío permanente para los seres humanos. Para ello es
necesario estar en relación con otras personas y a través de estas relaciones es como
se conforman vínculos que irán moldeando la personalidad con bases en significados
y la manera de ejercer los diferentes roles que se vivan (Melgoza, 2002).
Se puede decir que la etapa de la adolescencia y la conformación de la identidad son
dos aspectos importantes en el desarrollo humano y en la manera en que se va
integrando el adolescente en la sociedad. Existen varios autoresque concuerdan en
que la etapa de la adolescencia se caracteriza por cambios radicales en el desarrollo
psicológico, desde su manera de pensar, ver y sentir. Metas ya sean positivas o
negativas lo cual será influenciado por su medio, físico y emocional; los estados
cambiantes que tienen en un momento pueden estar alegres y al minuto estar
enojados precisamente por cambios hormonales. Y social; la forma en que ven al
mundo y como se irán incorporando. Son cambios que pueden provocar crisis,
contradicciones, conflictos con ellos mismos y con su entorno social y esto se puede
acrecentar si no tuvieron las bases suficientes para enfrentar esta etapa. Los
adolescentes son influenciados por los modelos sociales y por el contexto de vida que
tenga, es decir se va conformando como persona a través de los otros.
Objetivos
Determinar la relación entre el auto concepto y la funcionalidad familiar en
adolescentes en conflicto con la ley
Participantes
Estudio transversal analítico en el que participaron 68 adolescentes del sexo
masculino de 14 a 18 años de edad con una media de edad de 15±1.13 recluidos en
la Comunidad para el Desarrollo de Adolescentes con las respectivas familias que los
visitan en domingo. La selección de la muestra fue no probabilística por conveniencia
muestra por cuota
Procedimiento
Previo consentimiento informado tanto a padres como a los menores se les aplicó una
encuesta que exploró: datos socio-demográficos, motivo del delito, instrumentos de
funcionalidad familiar (APGAR y FACES III) e instrumento de la Rosa-Diaz
para
autoconcepto.
Análisis descriptivo y bivariado con valor de P en busca de relación entre las dos
variables de interés.
Resultados
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Escolaridad de pacientes secundaria 32.8%, escolaridad del padre secundaria al igual
que la madre 26.9% y 34.3% respectivamente. Refirieron vivir con el padre en el 49%
y con la madre en 73%
De acuerdo al FACES predominaron las familias flexibles en 44.8% y no relacionadas
en el 34.3%.El 50.7% fueron familias más o menos funcionales de acuerdo al modelo
circunflejo de Olson.
El auto concepto fue negativo en el 86.6%. La percepción de satisfacción familiar fue
en 73.1% funcional.
Al asociar ambas variables (funcionalidad y autoconcepto) se obtuvo una p de 0.413
no significativa
Conclusiones
Los adolescentes en reclusión reportan mayor funcionalidad en sus familias, lo
cuál se observó tanto a través de los resultados del APGAR como del FACES.
Sin embargo, también se encontró que los adolescentes muestran en general bajo
autoconcepto.
A partir de estos resultados se esperaría una relación entre las variables funcionalidad
y auto concepto. No obstante, los resultados no mostraron relación entre estas
variables.
Se
pueden
anotar
como
probables
explicaciones
las
siguientes:
Los adolescentes tienden a evaluarse a sí mismos de manera más rígida que a su
propia familia. Es probable que a pesar de vivir en un ambiente disfuncional, el hecho
de estar en reclusión desarrolle en el adolescente un concepto de sí mismo como "el
malo
de
la
familia".
Es probable también que el adolescente tenga una respuesta de deseabilidad social
en la evaluación de su familia refiriéndola en función de lo que se espera de cualquier
familia.
Asimismo esta "funcionalidad" puede ser explicada a partir de un ideal formado por
éste. En donde el adolescente está hablando más en función de lo que desearía o
esperaría de su familia que en función de lo que realmente sucede
Esta probable sobreestimación en la evaluación de la funcionalidad familiar puede
constituir a su vez la explicación para la aparente falta de relación entre el
autoconcepto del adolescente y la
funcionalidad familiar
Sin embargo, se reconoce la importancia de realizar nuevos estudios en los que se
tenga en cuenta el análisis de variables intervinientes.
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Esnaola I,
Goñi
A, Madariaga J M (2008) El autoconcepto: perspectivas de
investigaciónRevista de Psicodidáctica, 13( 1), 69-96
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CARTELES
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UN ANÁLISIS DEL CONTEXTO SISTÉMICO RELACIONAL DE LA VIOLENCIA
FAMILIAR DESDE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO
Lic. Mario Fausto Gómez Lamont*
Dra. Luz de Lourdes Eguiluz Romo**
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO**
INSTITUTO NACIONAL DE PSIQUIATRÍA “RAMÓN DE LA FUENTE MUÑIZ”*
Resumen
Los problemas reportados en las clínicas de atención psicológica y de salud mental
muestran un alto índice de violencia en las relaciones de pareja y familiar, que de
alguna manera es una muestra que representa la desadaptación dentro de la
sociedad, donde no solo será objeto de culpa la sociedad sino los roles que dentro de
esa sociedad se establecen, tales serán los roles de género, que día a día dan de qué
hablar, pues, las reformas actuales que han evidenciado el fenómeno de la violencia
de género, han destapado las inequidades e injusticias que las mujeres han vivido
durante años, décadas y milenios ante una cultura androcéntrica y patriarcal que
somete a inequidades a mujeres y a hombres. La violencia al interior de cada sociedad
tiene sus orígenes entremezclados en sistemas sinérgicos tendenciosos a la
estabilidad rígida, estos elementos integrantes de este gran sistema son en el
siguiente orden, los más vistos y de forma general, los que influyen en este fenómeno:
el cultural, el social, familiar e individual, bio psico social (Gómez, L. 2011). Para la
Organización Mundial de la Salud (OMS, 2002), define a la violencia como: “El uso
intencional de fuerza física o poder, hecho o amenaza, contra uno mismo, otra
persona, o contra un grupo o comunidad, que resulte o tenga una alta probabilidad de
resultar en lesión, muerte, daño psicológico, subdesarrollo o privación.”. En la
Encuesta Nacional Sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares realizada en
el 2006 por el Instituto Nacional de las Mujeres. Encontraron en la población
encuestada, que los factores de violencia física se incrementó de 9.3% a 10.2%. En
cuestión económica, los datos encontrados y proporcionados por la encuesta,
muestran que las mujeres del estrato socio económico “bajo” tienen un riesgo 2.36
veces superior de sufrir violencia física, en comparación con las de estrato
socioeconómico “alto”, mientras que para las social “muy bajo” el riesgo es 2.19 veces
superior, y para el estrato “medio”, es de 1.58 veces superior. Esta misma tendencia,
en la que el estrato socioeconómico “bajo” es el de mayor riesgo. Esto se repite para la
violencia emocional y económica. En el sentido de la violencia sexual, las mujeres que
se encuentran en más peligro son las que pertenecen al estrato socioeconómico “muy
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bajo”. El contexto sistémico relacional en el cual se hace presente la violencia familiar
cubre estás características: Se encuentran organizaciones cuyas jerarquías son fijas,
contando con creencias desiguales y distribuidas en la diferencia del poder donde este
tipo de organización privilegia a los varones por encima de las mujeres, los adultos
sobre los niños, los más fuertes físicamente sobre los considerados menos
fuertes.Son sistemas rígidos en el que por el tipo de organización presente establece
relaciones de dominación y subordinación. Esta modalidad de relaciones faltantes de
equidad, merma con la autonomía de las mujeres y niños. Los miembros del grupo
familiar se dinamizan sólo en función de quien representa el poder y la autoridad.
Siguiendo la línea de investigación cualitativa basada en el estudio de casos
individuales (33 familias que recibimos en diferentes servicios de salud, durante dos
años).
Se reportan no solo las descripciones relevantes al estudio y análisis de
contenido codificado en distintas descripciones teóricas desde el planteamiento
sistémico y psicodinámico, sino que se ve reflejado en las vicisitudes familiares en su
experiencia particular con la violencia trigeneracional, las consecuencias en su salud
mental y física. Participaron 33 familias que asistieron a terapia grupal y familiar en
diversas instancias de salud. Se realizo un muestreo multi-etapico: 1) en la primera
etapa se inició con un muestreo por conveniencia y de avalancha (reclutamiento de
pacientes-preconsulta y consulta externa del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón
de la Fuente Muñiz”, del Hospital Psiquiátrico “Fray Bernardino Álvarez”, la Clínica
Universitaria de Salud Integral y el Centro Comunitario “Dr. Julián MacGregor y
Sánchez Navarro” ambas de la Universidad Nacional Autónoma de México), 2)
después se procedió a realizar un muestreo estratégico de las/os pacientes
(evaluación clínica de acuerdo a los criterios diagnósticos del DSM-IV-TR y criterios de
inclusión y exclusión de este estudio), 3) a las mujeres seleccionadas se les invito a
participar voluntariamente. En esta investigación el objetivo fue analizar en las
historias de vida de 33 mujeres, que han sufrido violencia familiar y por medio de
entrevistas a profundidad, llegar a la comprensión de las perspectivas que tienen las
informantes respecto de sus vidas, experiencias o situaciones, tal como las expresan
con sus propias palabras, así como los significados que experimentaron en sus
familias de origen, y en caso de haber violencia, profundizar en éstas experiencias y
comprender sus fortalezas para confrontar las emociones surgidas a partir de la
violencia familiar, así como brindar una atención clínica apropiada, sea por medio de
contención emocional, canalización o iniciación de un proceso terapéutico. La forma
en la que se analizaron los datos fue por medio de notas de campo, diarios de
investigación, hojas de documentación (expedientes clínicos), para después derivar en
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un análisis de contenido de codificación teórica y codificación axial, estas
representadas en nuestro análisis de categorías y sub categorías del estadio familiar.
Como instrumentos tuvimos la entrevista abierta grupal focalizada por el director del
grupo, historias de vida, así como observación participante. Para el análisis de
resultados utilizamos la construcción de modelos de confiabilidad diacrónicos y
sincrónicos, la confiabilidad diacrónica fue creada a partir del modelo del ciclo de la
violencia donde encontramos que en 22 casos (66.7%), el estadio donde se
encontraban era el de la fase de tensión acumulada. Esta fase de tensión acumulada,
fue reconocida por las consecuencias psicológicas de la violencia, ya que, las mujeres
atendidas afirmaban con enojo (39%), frustración (27.3%), y tristeza (27.3%),
la
situación que vivían y viven actualmente. Otro punto a resaltar dentro de la diacronía,
fue el análisis de contenido que entre líneas del discurso de las mujeres participantes,
planteaban las siguientes premisas de género, las cuales oscilaron en que la mujer
debe aguantar esos tratos (18.2%), las buenas mujeres se deben de quedar calladas
(30%), los hombres así son y así deben de ser (33.3%), las mujeres deben de ser
controladas. Creencia anterior que está estrechamente ligada a las familias de origen
de cada una de las mujeres consultadas, donde la mayoría afirmó haber sufrido
violencia física (45.5%) y descalificaciones constantes (42.4%) en su niñez y
adolescencia, sumado a eso, existía en su contexto sistémico relacional, juegos de
instigación (54.5%) y embrollo (45.5%), que son provocaciones encubiertas que
generaban sentimientos de traición en algún miembro de la familia, fenómenos que se
replicarían de forma similar en su nuevo contexto familiar, lo que propiciaría las
discusiones actuales que mantenían con sus parejas, donde se derivaron
manifestaciones de queja por las descalificaciones frecuentes (39.4%), así como de
violencia física (51.5%). Como discusión encontramos reconocer la frecuencia con la
que nos topamos con el diagnóstico de trastorno límite de la personalidad relacionado
al contexto sistémico relacional de la violencia familiar. Es interesante la descripción
que da Luigui Cancrini (2007) sobre los orígenes familiares del paciente con un
trastorno de personalidad border line, donde parece habitual encontrar un clima
familiar marcado por el caos y la inestabilidad imprevisible en la conducta de los
padres con respecto a la hija/o. Del cual, podremos reconocer de forma clara los
desastres que día a día la hija/o es inclinada/o a participar en pro de alguno de sus
progenitores, éstas cargadas de luchas terribles, intrigas, secretos, abortos,
infidelidades, alcoholismo e intentos suicidas, sean estos manifestados por uno de los
padres o como último recurso de la hija/o como forma de contrarrestar la tensión del
contexto sistémico relacional. Del cual se puede precisar que el candidato a desarrollar
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un trastorno límite o border line de la personalidad recorrerá un viaje como presunto
aliado de alguno de los padres, con tal de mantener calmado al padre
agresor,
explosivo y peligroso, o podría manifestarse como el hijo sintomático crónico que se
muestra culposo y responsable del divorcio de los padres.
Existe controversia en cuanto al uso de servicios de salud mental por parte de
las mujeres víctimas de violencia. Otras investigaciones señalan que las mujeres
sometidas a la violencia familiar enfrentan más dificultades para recibir atención a la
salud por la gravedad de su enfermedad mental que impide el reconocimiento del
contexto relacional en el que se encuentra involucrada, pues la violencia se ha
silenciado en un proceso trigeneracional de validación de la misma.
Referencias
Cancrini, L. (2007). Oceano borderline : viajes por una patología inexplorada.
Barcelona : Paidós.
Encuesta Nacional sobre Violencia contra las Mujeres. (2009). Centro Nacional de
Equidad de Género y Salud Reproductiva. México D.F.
Gómez, M. (2011). Las Consecuencias de la Violencia Familiar en Mujeres
Mexicanas : Un Análisis del Contexto Sistémico Relacional. Tesis no publicada UNAM.
México.
OPS/OMS. (2002). Informe Mundial sobre Violencia y Salud. Washigton, pág.18
USO DE SERVICIOS DE ATENCIÓN PSICOLÓGICA EN EL CENTRO
COMUNITARIO “DR. JULIÁN MACGREGOR Y SÁNCHEZ NAVARRO” DE
LA UNAM
Lic. Mario Fausto Gómez Lamont*, Lic. Juan Mera Maldonado*, Lic. Pamela Árias
Escárzaga*, Lic. Nayeli Del Carmen Figueroa González*, Lic. Emmanuel Ángel
Granados Pérez*, Dra.Noemí Díaz Marroquín*
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
En nuestra cotidianeidad nos hemos de enfrentar a problemas económicos, como el
desempleo, la baja de salarios y los trabajos mal pagados que consumen la salud
física y mental de los empleados. En la Encuesta Nacional Sobre la Dinámica de las
Relaciones en los Hogares realizada en el 2006 por el Instituto Nacional de las
Mujeres. Encontraron en la población encuestada, que los factores de violencia física
se incrementó de 9.3% a 10.2%. En cuestión económica, los datos encontrados y
proporcionados por la encuesta, muestran que las mujeres del estrato socio
económico “bajo” tienen un riesgo 2.36 veces superior de sufrir violencia física, en
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comparación con las de estrato socioeconómico “alto”, mientras que para las social
“muy bajo” el riesgo es 2.19 veces superior, y para el estrato “medio”, es de 1.58 veces
superior. Esta misma tendencia, en la que el estrato socioeconómico “bajo” es el de
mayor riesgo. Esto se repite para la violencia emocional y económica. En el sentido de
la violencia sexual, las mujeres que se encuentran en más peligro son las que
pertenecen al estrato socioeconómico “muy bajo”.
Otra preocupación importante son los trastornos de ansiedad, que actualmente
ocupan el primer lugar de todos los padecimientos psiquiátricos en nuestro país y a
nivel mundial (Vargas, Palacios, de la Peña, 2007; Medina-Mora, ME, et. Al, 2003). En
una encuesta nacional realizada en Estados Unidos mostró que 17% de los adultos de
su país (20% de las mujeres y 14% de los hombres) experimentaron sensaciones de
ansiedad (preocupaciones excesivas, miedos inespecíficos, palpitaciones, dolor
torácico, opresión en el pecho, fatiga), teniendo como opciones de respuesta, “poco
tiempo, la mayor parte del tiempo y todo el tiempo” en los 30 días que precedieron a la
encuesta (Vital and Health Statistics, 2002, En: Saranson, Saranson, 2006). Los datos
más recientes en torno a la salud en México muestran cómo las enfermedades
mentales por su curso crónico que se refuerzan por el hecho de que sólo una pequeña
parte
recibe
tratamiento,
provocan
mayor
discapacidad
que
muchas
otras
enfermedades crónicas. En nuestro país se desarrolló un estudio en 2003 conocido
como Prevalencia de trastornos mentales y uso de servicios: Resultados de la
Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica (Medina-Mora, ME, et. Al, 2003).
Donde nos da a conocer que entre las diez principales enfermedades considerando
mortalidad prematura y días vividos sin salud, tres son enfermedades mentales, la
depresión y los trastornos de ansiedad ocupan el primer lugar; se trata de
enfermedades frecuentes con alto nivel de discapacidad.
De acuerdo con las encuestas, el 28.6% de la población presentó alguno de los
23 trastornos de la CIE alguna vez en su vida, el 13.9% reportó en los últimos 12
meses y el 5.8% en los últimos 30 días. Por tipos de trastornos, los más frecuentes
reportados fueron los de ansiedad (14.3% alguna vez en la vida). Las mujeres fueron
quienes presentaron mayor presencia de desarrollar una Fobia específica o Social, así
como un episodio Depresivo Mayor. En cuanto a trastornos de la conducta alimentaria,
los resultados arrojaron una prevalencia de 1.8% de bulimia nerviosa en mujeres y de
0.8% en hombres de 18 a 65 años de edad. El diagnóstico de anorexia nerviosa no fue
reportado. Las regiones estudiadas fueron las áreas metropolitanas (México DF,
Guadalajara y Monterrey) las cuales mostraron mayor presencia de trastornos de
ansiedad.
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Paradójicamente el 19% de las personas que padecen un trastorno mental
reciben tratamiento, los que llegan tardan un tiempo en recibir atención con una
latencia que oscila entre 4 y 20 años desde la aparición de los primeros síntomas,
según el tipo de trastorno. A diferencia de lo que ocurre en otros países, la atención es
más frecuente en unidades especializadas que en el primer nivel de atención, por cada
persona que es atendida es este nivel, 1.7 recibe atención en unidades
especializadas, lo que sugiere que las personas que llegan a tratamiento, lo hacen en
un estado avanzado de sintomatología persistente y recurrente.
La protección a la salud es un derecho fundamental de todo mexicano, tal
como es consagrado por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
que establece en el artículo cuarto: “Toda persona tiene derecho a la protección de la
salud. La ley definirá las bases y modalidades para el acceso a los servicios de salud y
establecerá la concurrencia de la federación y las entidades federativas en materia de
salubridad general, conforme a lo que dispone la fracción XVI del artículo 73 de esta
constitución”. El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones
Unidas aprobó y proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos. En esta
declaración se pretendía llegar a la equidad entre personas y defender su derecho a
ser protegidas y respetadas por el Estado-Nación. (Freyre, 2010). El 6 de Agosto de
1997, en el Reglamento Interior de la Secretaría de Salud publicado en el Diario Oficial
de la Federación, se crea el Órgano denominado Coordinación de Salud Mental, cuyas
atribuciones y competencias específicas se señalaron en el artículo 32 del citado
ordenamiento. Entre las funciones que se le señalaban, contemplaban la formulación
de programas, supervisión y evaluación de servicios especializados en salud mental.
En México se fundó en mayo de 1981, la Coordinación de los Centros de
Servicios a la Comunidad Universitaria y al Sector Social de la Facultad de Psicología
de la UNAM, que, por medio del Centro Comunitario “Dr. Juliàn Mac Gregor y Sànchez
Navarro” otorga atención psicológica a través de diversos programas dirigidos a la
niñez, adolescencia, adultez y tercera edad, en áreas como adicciones, violencia,
atención educativa, salud sexual y reproductiva, relaciones familiares y trastornos de la
alimentación, entre otras; todo esto, a nivel preventivo y de intervención
psicoterapéutica. Se realizó una investigación en dicho Centro Comunitario, que tuvo
por objetivo general conocer, por medio de un análisis descriptivo, los motivos de
consulta más frecuentes para el servicio de psicoterapia individual, registrados 6
meses previos al estudio (31-agosto-2010 a 26-Marzo-2011) así como conocer qué se
realizo para atender dichas solicitudes en el centro comunitario. Los resultados fueron
los siguientes, un 75.5% de la población fue femenina (230 casos), los problemas
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referidos por la población un 24% (73 casos), fueron problemas depresión, el 6.6% (20
casos), reconocieron problemas de ansiedad, un 5.6% (17 casos), fueron ubicados en
problemas de conducta, un .7% (2 casos), reconocieron problemas de la conducta
alimentaria, por otra parte un 4.6% (14 casos), pidieron ayuda en situaciones de duelo
y pérdida en la familia, en cuatro casos (1.3%), pidieron ayuda ante la tentativa de un
acto suicida, en cuanto a adicciones, encontramos que en siete casos (2.3%), se
reconocieron estos problemas, en 10 casos (3.3%), se encontraron problemas
referentes a la autoestima, 4 (1.3%), casos reconocieron problemas en cuanto a
habilidades sociales, en lo que respecta a problemas relacionados a la salud física
(diabetes, hipertensión o alguna enfermedad crónica), con la salud mental, se
reconocieron 2 casos (.7%), por último los no especificados (donde el motivo de
consulta no quedaba tan claro, se encontraron 15 casos (4.9%), todos estos fueron
ubicados en psicoterapia individual. Por otra parte, los motivos de conducta ubicados
en cuanto a la relación de pareja, pudimos encontrar que en 16 casos (5.3%), se
encontraban en una situación de separación, 12 casos (3.9%), fueron ubicados en una
situación de violencia, en cuanto a problemas de celos encontramos que en 6 casos
(2.0%), esto se hizo evidente, en cuanto a problemas referidos como dependencia,
encontramos un caso (.3%), así como los problemas de comunicación con el mismo
porcentaje de frecuencia, en cuanto a infidelidad encontramos 3 casos (1.0%), donde
reportan dicha problemática, en cuanto a los no específicos encontramos 25 casos
(8.2%), donde la solicitud de terapia de pareja se tornaba confusa. En cuanto a la
atención psicológica para familias, pudimos encontrar que en 23 casos (7.6%),
reconocían tener dificultades con la comunicación hacia los hijos y la pareja, en 14
casos (4.6%), pudimos encontrar que existían solicitudes por violencia familiar, donde
por lo menos se encontraba involucrado un hijo, por abuso sexual a un menos o a
otros miembros de la familia encontramos un caso, así como en los que refieren tener
dificultades en cuanto a la separación de la familia de origen, en cuanto a la puesta en
marcha de límites en la relación familia encontramos un total de 14 casos (4.6%), en
cuanto a los no específicos, nos topamos con 22 (7.2%), donde la solicitud por parte
de las familias era confusa. Por último, en cuanto a la atención brindada, podemos
encontrar que en 110 casos (36.2%), se brindo psicoterapia (sea individual, de pareja
o familiar), en 38 casos (12.5%), se realizó canalización a otros servicios dentro del
centro comunitario y/o a servicios de segundo a tercer nivel de atención en salud, en
cuanto a la respuesta telefónica por parte de los usuarios encontramos que en 3 casos
(1.0%), no contestaron la llamada, en 41 casos (13.5%), no asistieron a su cita
después de que se les contacto vía telefónica, 3 (1.0%), casos se reportaron como no
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específicos y por último a 91 casos no se les contacto, estos aunque menos
frecuentes como ideación suicida, o trastornos psiquiátricos y violencia en su mayoría
fueron canalizados y pocos se trabajaron en el centro. Haciendo pensar que si bien es
cierto que existen mejorías en los servicios de salud mental, faltan recursos humanos
que atiendan de forma efectiva y eficaz este tipo de problemáticas en unidades de
primer nivel de atención, esto con tal de evitar las excesivas canalizaciones o las
eternas listas de espera.
EL MODELO MULTIDIMENSIONAL COMPLEJO DESE LA APROXIMACIÓN
DE LA TERAPIA FAMILIAR SISTÉMICA DE LA ESCUELA DE MILÁN:
ESTUDIO DE UN CASO DE SUICIDIO
Lic. Mario Fausto Gómez Lamont*, Lic. Nayeli Del Carmen Figueroa González*,
Lic. Pamela Árias Escárzaga*, , Lic. Emmanuel Ángel Granados Pérez*, Lic. Juan
Mera Maldonado*, Dra. Noemí Díaz Marroquín*
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El Suicidio es la terminación voluntaria de la propia vida: No es una enfermedad
mental sino más bien, una conducta que surge como una alternativa para escapar de
la tensión encubierta de las problemáticas de la vida.
La OMS estima que un millón de personas se suicida al año en el mundo. En México,
en el 2008, en la población de 12 a 65 años se dieron 4,281 suicidios, 593,600 intentos
y 99,731 intentos que llevaron a un servicio médico. Por cada 139 intentos hubo un
suicidio y por cada 23 intentos con consecuencias médicas hubo un suicidio.
Modelo de Atención
Grupo formado en el Centro de estudios de la familia en Milán, crea un enfoque
terapéutico que se aplica preferentemente en casos de “psicosis”, término que se
utiliza como sinónimo de trastorno mental grave, incluyendo también la mayor parte de
los síndromes anoréxicos y bulímicos. Sus inicios se ven influenciados por el
psicoanálisis y el enfoque de palo alto desarrollan la intervención contraparadójica,
diseñada para anular el doble vínculo patológico, en 1975 modifican su concepción de
los sistemas familiares de predominantemente homeostáticos a predominantemente
cambiantes y diferencian entre el nivel de significado -creencias- y nivel de acción –
patrones conductuales-. Para 1980 el grupo se divide en dos, las mujeres se centran
en la “prescripción invariable” basada en una hipótesis universalmente válida para
todas las familias de esquizofrénicos, en tanto los hombres continúan enfatizando la
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necesidad de generar hipótesis específicas que se adapten a cada familia y
cuestionando la utilidad de cualquier noción explícita o implícita de normalidad o
patología. La piedra angular de todos los componentes del antiguo Grupo de Milán ha
sido y sigue siendo el “juego familiar” (engloba las relaciones de los miembros del
sistema familiar, las creencias que tienen unos de otros, de sí mismos y de la familia
en conjunto. Siguiendo este modelo de pensamiento del contexto sistémico complejo
relacional, la evaluación se encuentra centrada en tres polos: Conocer el síntoma en
primera
instancia,
por
medio
de
evaluaciones
psicométricas
y
entrevistas
estructuradas, una vez detectados los principales síntomas, se recurre a el uso de
entrevistas para conocer los rasgos representativos de la personalidad del individuo,
una vez completando lo anterior se dispondrá de hacer la conexión de síntoma,
individuo y contexto sistémico relacional, basado en una causalidad circular que
proporciona un punto de vista más complejo de éstas tres unidades a evaluar en su
contexto.
Material y Método
Objetivo: La evaluación se basa en una causalidad circular que proporciona un punto
de vista más complejo del síntoma y su contexto que la causalidad lineal. Con objeto
de facilitar la orientación relacional o circular cuando describen conductas o
interacciones sustituyen el verbo “ser” por el verbo “mostrar”. Lo patológico es el juego
familiar, concepto definido de forma poco precisa por el Grupo de Milán, que incluye: el
mapa de relaciones familiares -alianzas y exclusiones-, la regla que parece presidir
esas relaciones -qué está y qué no está permitido- y la forma en que se define la
relación a partir del impacto del síntoma en el sistema familiar. El juego sirve para
regular el funcionamiento del sistema familiar y se desarrolla a lo largo de muchos
años antes de consolidarse en un conjunto de reglas, valores, creencias y rutinas que
dictan las conductas e interacciones ele la familia y puede incluso heredarse de
generaciones anteriores. El juego deja de ser adaptativo para convertirse en
patológico cuando adscribe a los miembros del grupo familiar roles y funciones que ya
no responden a los requisitos del momento evolutivo que atraviesan, para cambiar las
conductas problemáticas el terapeuta deberá modificar el sistema familiar de
creencias, teniendo en cuenta que creencias y conductas se influyen recíprocamente.
Los principales objetivos de la evaluación son: determinar el sistema de relaciones,
creencias y valores de la familia, dentro de los cuales aparece el síntoma, y determinar
el papel que éste desempeña dentro de ese sistema relacional. El síntoma puede
servir para no enfrentar un cambio que amenaza con desequilibrar el sistema familiar o
para reclamar la necesidad de que se produzca.
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A. l. Procesos implicados en la entrevista: la generación de hipótesis, la obtención de
información, la validación de hipótesis, cierta “elaboración” del problema por parte de
la familia y la validación de la intervención. A.2. Tipología de preguntas para obtener
información: Las primeras 4 sirven para recoger información que confirme una
hipótesis y el quinto tipo
insinúan un mapa familiar diferente y se emplean más
avanzada la entrevista, después de haber obtenido la información de las secuencias
de hechos que rodean al problema y de las alianzas y coaliciones existentes en la
familia: l. Preguntas triádicas. 2. Preguntas sobre alianzas. 3. Preguntas para
clasificar. 4. Preguntas explicativas. Y 5. Preguntas hipotéticas.
B. l. Teoría del cambio: El cambio se produce cuando se reemplaza el juego familiar
por otro juego menos perjudicial, ya que todo grupo familiar necesita de un juego que
regule su vida como sistema. Aunque afecta a los dominios emocionales, cognitivo y
conductual, el cambio más profundo se produce en las percepciones y creencias de la
familia.
B.2. Metas terapéuticas: La modificación del sistema de creencias familiar posibilita
alterar el mapa de relaciones, cambiar la secuencia familiar de conductas y conseguir
una meta-regla del cambio, que permita cambiar las reglas que regulan el
funcionamiento del sistema. El terapeuta no puede conducir a la familia hacia una
normalidad establecida, sino que ha de ser ella misma la que encuentre una solución
que le resulte adecuada.
B.3. Técnicas de intervención: La intervención paradójica se ha ido abandonando en
favor de intervenciones ritualizadas. B.3.1. Intervenciones cognitivas B.3.1.1.
Redefinición.
Diseño
Comparación pre y post intervención, por medio de una batería psicométrica en un
caso de ideación e intento suicida.
Presentación de Caso: El suicidio como posible herramienta instigadora (provocación
encubierta o abierta), es una de las hipótesis que nos formulamos cuando trabajamos
en el siguiente caso en el Centro Comunitario de la UNAM, donde, la desesperación
de uno de los miembros de la familia por hacer cambiar a otro miembro lo lleva a
poner en riesgo su propia vida. ”a razón de una disputa con mi hija, quise matarme, sé
que fue un error y me siento muy culpable” cit.pac
La Sra. Mariana asiste a consulta en el Centro Comunitario por intento de
suicidio realizado el día 27 de noviembre del año pasado, a razón de un conflicto
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presentado con su hija de 34 años de edad. La historia familiar de la Sra. Mariana está
constituida por su padre a quien lo refiere como alcohólico y a su madre como
golpeadora. Ella es la quinta hija de ocho. Refiere haberse casado con un hombre
“maravilloso”, pero que no intervino por ningún motivo en la crianza de los hijos. La
Sra. Mariana tiene tres hijos, el primero es Roberto de 38 años a quien refiere como un
hijo afectuoso (él actualmente vive en casa), Ana Luisa a quien la describe como
trabajadora, estudiosa y berrinchuda. Su hija tiene 2 carreras, abogada y escenógrafa.
Ana Luisa inicio su independencia cuando empezó a trabajar y no respetaba los límites
del hogar. Se muestra necia y las cosas siempre se tienen que hacer a su manera.
Cit.pac. Ha ejercido violencia verbal y física con su madre (la Sra. Mariana). Ana Luisa
desde los 13 ó 14 años inicio su rebeldía con intimidaciones y amenazas. Ha golpeado
en 3 ocasiones a su madre (la Sra. Mariana). El siguiente hijo es César de 30 años de
edad, él tiene esposa y 2 hijos. Mariana refiere que él espera otro hijo de una nueva
pareja, lo cual lo refiere con inconformidad. Los intentos de la Sra. Mariana para
enfrentar la situación con su hija Ana Luisa ha sido por medio de la evitación de las
confrontaciones, manteniendo la distancia con su hija por medio de quedarse callada y
aguardar todo el dolor que le produce escuchar las palabras altisonantes que su hija le
dice. La Sra. Mariana, presenta una relación violenta con su hija Ana Luisa, la cual en
diversas ocasiones la ha insultado y en tres ocasiones la ha golpeado. El punto de
quiebre del sistema relacional ocurrió el día 27 de noviembre de 2010, dónde su hija
Ana Luisa ante la presión de necesitar dejar a alguien a cargo sus perros por el viaje
que realizaría a París, insultó y amenazo con matar al Dr. O (quien es un conocido
muy cercano a la Sra. Mariana). Esto derivó en un estrés excesivo que impulsó a la
Sra. Mariana a tomar todos sus medicamentos anti hipertensivos con cocacola con tal
de salir de la presión excesiva que le ocasionó tal situación.
Resultados
Es una familia que se encuentra en la etapa del ciclo vital de hijos adultos y nido vacío,
Jubilación y vejez, además, es una familia que se ha consagrado en el mito del trabajo
duro y admiración de la fortaleza de las mujeres. Este mito se ha mantenido firme ante
el deseo de la Sra. Mariana en ser reconocida por su hija, quien la maltrata y la
violenta. Sus recursos y redes se encuentran en su relación laboral, en donde conoció
al Dr. O quien ha sido un apoyo extraordinario para la crianza de sus hijos y sustento
económico en las actividades académicas de los mismos. Esta capacidad de ser
independiente la ha llevado a hacerse de apoyos en instituciones médicas, donde ella
ha trabajado y ha confiado profundamente en los profesionales de la salud, hecho que
la hizo mantenerse firme en la espera de la llamada telefónica del centro comunitario
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donde solicitó el servicio de psicoterapia familiar sabatina. Se realizó una evaluación
psicométrica pre y post intervención.
En el Cuestionario de Cohesión y Adaptabilidad Familiar (FACES III), en la evaluación
pre se encontró un puntaje de 34 indicando un tipo de cohesión familiar del tipo no
relacionada, para la evaluación post se encontró un puntaje de 40 lo que indica un
cambio a un tipo de cohesión semi relacionada. Para las puntuaciones en
adaptabilidad se encontró un dato de 23 indicando en la evaluación pre una
adaptabilidad estructurada, para la evaluación post, el puntaje fue de 25, indicando
una adaptabilidad flexible. En el Inventario de Depresión de Beck (BDI-II), se encontró
un puntaje de 24 en la evaluación previa, indicando una depresión moderara y para la
evaluación post, se encontró un puntaje de 2, indicando una depresión en nivel bajo.
En el Inventario de Ansiedad Rasgo Estado (IDARE), en la evaluación pre los puntajes
en Ansiedad Estado fueron de 89 y en Ansiedad Rasgo de 64, indicando niveles de
altos de ansiedad en actividades cotidianas y que tienen un periodo de crónico en su
activación. En la evaluación post, se pueden observar cambios significativos en la
Ansiedad Estado, pues se obtuvo un puntaje de 45 y en la Ansiedad Rasgo un puntaje
de 50, indicando una disminución en la activación neurovegetativa. Cuestionario de
Síntomas (DSM IV-TR). Lo encontrado y tomando a consideración los criterios
diagnósticos del DSM-IV TR. Los síntomas en la evaluación previa a la intervención,
indican un único Episodio depresivo mayor sin síntomas psicóticos en una gravedad
moderada, (F32.1.). Los síntomas en la evaluación post a la intervención indican
síntomas no significativos para cubrir criterios de inclusión para un trastorno depresivo
mayor. Para el Cuestionario del Tipo de Respuesta que da una pareja ante sus
dificultades, se obtuvieron los siguientes resultados en la evaluación previa: En la
escala Voz/ Expresión se nota un puntaje de 58 indicando puntajes intermedios, en la
respuesta de salida se obtuvo un puntaje de 22 indicando un puntaje intermedio, en la
respuesta de lealtad se obtuvo un puntaje de 52 nivel intermedio alto y por ultimo en la
respuesta de indiferencia se puede notar un puntaje de 21 nivel intermedio. Para la
evaluación post, podremos observar que: En la escala Voz/ Expresión se nota un
puntaje de 27 indicando un puntaje intermedio bajo, en la respuesta de salida se
obtuvo un puntaje de 20 indicando un puntaje intermedio, en la respuesta de lealtad se
obtuvo un puntaje de 45 nivel intermedio y por ultimo en la respuesta de indiferencia
se puede notar un puntaje de 19 nivel intermedio.
Discusión
Los resultados obtenidos muestran cambios significativos en el transcurso pre y post
intervención de 6 sesiones esparcidas quincenalmente, donde se trabajaron rituales,
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cartas y técnicas de contención emocional, con tal de llegar a la reparación, re
significación y recuperación de la familia, dando como resultado un modelo exitoso de
intervención.
Referencias
Selvini, M. (1990). Crónica de una investigación. Barcelona: Paidós
Selvini, M, Boscolo, G. Cecchin y Prata, G. Hipotetizando-circularidad-neutralidad: tres
guías para la conducción de la sesión. Family Process, Vol. 19, núm.1, marzo de 1980.
RELACIÓN ENTRE LA DINÁMICA FAMILIAR Y LA AUTOEFICACIA ACADÉMICA
EN ESCOLARES ADOLESCENTES
Dra. Iris Xóchitl Galicia Moyeda, Mtra. Alejandra Sánchez Velasco, Mtro.
Francisco Javier Robles Ojeda
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES IZTACALA, UNAM.
La autoeficacia es la percepción de logro hacia alguna actividad particular y no es
generalizable a otras. Algunos autores consideran la autoeficacia en un sentido
amplio, entendiendo esta autoeficacia general como un constructo global que hace
referencia a la creencia estable que tiene un individuo sobre su capacidad para
manejar adecuadamente una amplia gama de estresores de la vida cotidiana
(Sanjuán, Pérez-García y Bermúdez, 2000). La autoeficacia general refleja una
generalización de unos tipos de autoeficacia a diferentes dominios de funcionamiento
dando como resultado que las personas también se valoren como autoeficaces en
diversos aspectos. De tal suerte que la autoeficacia general pudiera explicar un amplio
rango de comportamientos humanos cuando el contexto es poco específico
(Luszczynska, Scholz, Schwarzer, 2005).
Los principales contextos de desarrollo de la autoeficacia en los individuos son la
familia, los pares y la escuela. Las interacciones surgidas en tales contextos nutren de
manera importante los recursos que aparecen en la vida del individuo contribuyendo al
desarrollo del sentido de auto-eficacia y permitiendo la evolución desde el control
externo hasta la autorregulación personal. Así pues, las relaciones familiares son
estimadas como elementos mediadores en diferentes tipos de autoeficacia; no
obstante, no se han encontrado reportes que estudien la mediación de las relaciones
familiares con la autoeficacia académica, de ahí que en este trabajo exista el interés
de explorar tal relación.
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Objetivos
Identificar si existe una relación entre la autoeficacia y el clima familiar.
Identificar si existen asociaciones entre los diferentes factores de la autoeficacia
(académica, social y de control) y las dimensiones del clima familiar (relaciones,
desarrollo y estabilidad).
Método
La muestra estuvo constituida por 80 alumnos de educación secundaria (50 mujeres y
30 hombres), cuya edad fluctuó de los 12 a los 15 años. Los instrumentos utilizados en
el presente estudio fueron los siguientes: a) Escala de Clima Social en la Familia (FES,
por sus siglas en inglés) elaborada por Moss, Moss y Trickett (1989), la cual está
dividida en tres dimensiones, que a su vez se componen de diversos factores:
Relaciones (cohesión; expresividad; y conflicto), Desarrollo (autonomía; actuación;
intelectual-cultural; social-recreativo; y moral-religioso) y Estabilidad (organización; y
control); y b) Escala de Autoeficacia (Bandura, 1990, en su versión y adaptación
española por Carrasco y Del Barrio, 2002), la cual a su vez se divide en tres factores o
tipos de Autoeficacia: académica, social y de control.
Procedimiento
A los alumnos que aceptaron participar en el estudio se les aplicaron las Escalas de
Clima Social de la Familia (FES), y de Autoeficacia en un salón de usos múltiples
durante dos sesiones, una para cada instrumento. Una vez obtenidos sus resultados
se les proporcionó información sobre ellos con la colaboración del servicio de
orientación de la escuela.
Resultados
Para identificar las relaciones entre las puntuaciones de Autoeficacia y la Dinámica
familiar se realizaron diversas correlaciones. Tomando en cuenta los puntajes totales
de los instrumentos de Autoeficacia y del Clima familiar, se advierte que aunque existe
una correlación, es muy baja y no significativa (r= .183, p= .105). No obstante,
atendiendo a los componentes de cada instrumento se advierte que existe una
correlación entre la el puntaje general de la escala de autoeficacia con las relaciones
de cohesión (r= .316, p= .001) y conflicto (r= -.407, p= .001). Asimismo, estas dos
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subescalas de la dimensión de relaciones mostraron correlaciones significativa con la
mayoría de los factores de la Escala de Autoeficacia, en el caso de la subdimensión de
cohesión se encontró una correlación con la autoeficacia académica (r= .288, p= .001)
y social (r= .325, p= .001), en el caso de la subdimensión de conflicto se encontró una
correlación con la subescala de autoeficacia académica (r= -.374, p= .001), social (r= .428, p= .001) y de control (r= -.329, p= .001). La subdimensión del Desarrollo moralreligioso también mostró correlaciones significativas con el puntaje general de
autoeficacia (r= .292, p= .001), así como con la autoeficacia académica (r= -.250, p=
.049) y social (r= -.292, p= .001).
Discusión
Atendiendo los datos obtenidos, se puede afirmar que las escalas relativas a la
dimensión de relaciones del FES son las que principalmente se relacionan con la
autoeficacia percibida, tanto en lo general como en cada uno de los factores de la
escala empleada. De manera más particular se sugiere que una manera en que los
alumnos analizados conforman una alta autoeficacia social y académica tiene que ver
con las relaciones de cohesión establecidas en su núcleo familiar. Se puede decir que
la capacidad percibida que tienen los alumnos analizados para dirigir su propio
aprendizaje, y lograr las expectativas académicas personales, parentales y de los
profesores, así como la capacidad percibida para establecer relaciones entre iguales
de tipo asertivo y realizar actividades de ocio y tiempo libre, están influenciadas en la
manera como la familia se mantiene unida, en como se ayuda entre sí y se encuentra
compenetrada. También se advierte que el nivel de importancia que la familia otorga a
los procesos de desarrollo personal, especialmente en lo que se refiere a las prácticas
y valores de tipo ético y religioso, es un factor que contribuye a la percepción de
autoeficacia académica y social. Por otra parte hay evidencia de que la frecuente
presencia de conflictos entre los miembros de una familia puede influir para que en
alguno de sus miembros adolescentes se presente un bajo sentido para desarrollar
relaciones satisfactorias no sólo en el ambiente familiar sino también en el escolar y se
produzcan bajas expectativas de autoeficacia de tipo académico y social.
Los procesos autorregulatorios implícitos en la autoeficacia podrían explorarse a
través de tres escalas: la autonomía, la organización y el control. No se encuentran
correlaciones entre la autonomía y los tres factores de la autoeficacia percibida. Lo
anterior permite plantear que los procesos autorregulatorios promovidos en la familia
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no guardan relación con los procesos autorregulatorios de la autoeficacia. De las otras
dos escalas, organización y control, sólo la escala de organización se correlacionó con
la autoeficacia académica. Dado que esta escala valora la importancia que la familia le
da a la planificación de las actividades y una clara estructura de las mismas, es factible
que, aún cuando los patrones de comportamiento ordenado y organizado establecidos
en el hogar sean moderados, de alguna manera ayudan al adolescente a tener orden y
control en actividades relacionadas con los aspectos escolares y académicos y ello se
relacione con la autoeficacia académica percibida.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Pérez, A., Bermúdez, J. & Sanjuán, P. (2000). Escala de autoeficacia general: datos
psicométricos de la adaptación para población española. Psicothema, 12 (2), 509-513
Luszczynska, A., Scholz, U., & Schwarzer, R. (2005). The general self-efficacy scale:
Multicultural validation studies. The Journal of Psychology, 139, 439–457.
Moos R., Moos B. & Trickett E. (1989). FES, WES, CIES, CES. Escalas de Clima
social. Madrid:
TEA.
Carrasco. M. & Del Barrio, M. (2002). Evaluación de la autoeficacia en niños y
adolescentes. Psicothema, 14, 323-332
MANIFESTACIONES DE LA MASCULINIDAD Y FEMINIDAD
EN EL ADULTO MAYOR
Lic. Blancas Escalona Paola, Lic. Galindo Vargas Edna, Lic. Macías Becerril
Marcela Elizabeth, Lic. Velázquez Mendoza María Julia, Dr. Virseda Heras José
Antonio
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA CONDUCTA
TOLUCA, ESTADO DE MÉXICO
Desde la infancia, se condiciona la forma en la que seremos educados a partir de la
diferenciación sexual; esto determina nuestros juegos, vestimentas, formas de hablar y
de relacionarnos con las personas. Esta distinción a partir del sexo es llamada
dimensión de género; ésta afecta cualquier actividad psíquica y la forma en la que
manifestamos nuestros deseos y emociones, expresamos nuestros razonamientos y
configuramos nuestro sistema de valores (Barberá, 2000).
Como identidad de género se comprenden “todos los aspectos psicológicos, sociales y
culturales de la feminidad/masculinidad, reservándose sexo para los componentes
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biológicos, anatómicos y para designar el intercambio sexual en sí mismo” (Dio
Bleichmar, 1997).
A partir del descubrimiento de la estructura anatómica de los sexos, la familia se ubica
y emite un discurso cultural que refleja los estereotipos de la masculinidad/feminidad
para la crianza adecuada del niño o la niña (Dio Bleichmar, 1997). Es por ello, que el
papel de la familia en estas construcciones de género es elemental, comprender la
manera en que se realiza y cómo se manifiesta a lo largo de la vida, es una forma de
comprender también cómo se gestan las relaciones familiares desde el género.
En un estudio realizado por Rodríguez (2007) se destacó que la familia funge como el
papel socializador que permite que se adquieran comportamientos distintos en niños y
niñas. Esta transmisión de comportamientos diferenciados se realiza a través de
mecanismos inconscientes; los hijos e hijas aprenden por mimetismo a comportarse
del modo en que se conducen sus madres y padres.
Desde esta postura cuando los padres, madres y familiares educan a los niñas se
fomentan actitudes, sentimientos y comportamientos relacionados con lo natural, con
lo biológico; lo que es representado por la maternidad y, a partir de ésta, se exigen la
“emocionalidad, el cuidado, el ser para los otros, la fragilidad y la dependencia, entre
otros”, como rasgos meramente femeninos (Hernández, 2006).
Para la masculinidad se fomenta el mito del ganador, a los hombres se les exige que
demuestren seguridad a través de un efectivo autocontrol de los sentimientos, por esta
razón la mayoría de los hombres evitan mostrar sentimientos de dolor, tristeza, placer
o temor (Corsi en Montesino, 2002). Asimismo, existe un hiperdesarrollo del yo
exterior, todo aquello que implique “hacer, lograr, actuar” (Montesino, 2002).
Es entonces que la masculinidad y feminidad están asociadas a ciertas características;
las masculinas con la competencia familiar y con la consecución de metas y,
genéricamente se les conoce como conductas instrumentales o de poder. Las
características típicamente femeninas están relacionadas con conductas que reflejan
sensibilidad emocional y una orientación hacia las relaciones interpersonales, es decir,
conductas de tipo expresivo (Acuña y Bruner, 2001).
En este estudio se pretende indagar -a través del discurso de los adultos mayorescómo es la identidad de género a partir de sus relaciones familiares y cómo se
manifestaron la masculinidad y feminidad en el transcurso de su vida.
Conocer cómo fueron las manifestaciones de género en esa generación sirve como
punto de partida para estudios que tomen en cuenta otras generaciones y, de esta
manera, se puedan identificar los cambios generacionales en cuanto a la identidad y
prácticas de género.
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Método
Objetivo:
Describir las manifestaciones de masculinidad y feminidad a través del discurso de
adultos mayores.
Participantes
Se entrevistaron tres mujeres y un varón entre 60 y 81 años, residentes de una casa
hogar en la ciudad de Toluca.
Técnicas de recolección de datos:
Se empleó el estudio de casos con la técnica de la entrevista a profundidad, definida
como una entrevista personal que utiliza la indagación exhaustiva para lograr que un
solo encuestado hable libremente y exprese en detalle sus creencias y sentimientos
sobre un tema. Se enfoca hacia la comprensión de experiencias o situaciones que
tienen los informantes en torno a sus vidas, expresadas con sus propias palabras en
una conversación entre iguales (Balcázar, González Arratia, Gurrola y Moysén, 2006).
Eje temático:

Identidad de género
Categorías de análisis:

Masculinidad

Feminidad
Resultados
En la población estudiada, las mujeres expresan su feminidad en las actividades del
hogar y el cuidado de los hijos, la vida social de la mujer es a través del esposo. Por
su parte, el hombre expresa su masculinidad como resistente al dolor y trabajador.
Tanto hombres como mujeres coinciden en que las figuras significativas a partir de las
cuales aprendieron sobre sus papeles de género, surgen en la familia.
Sobre la feminidad
“Sé hacer de comer porque mi mamá me enseñó desde niña y tenía muy contento a
mi esposo e hijos por la comida tan rica hacía” (Lourdes, 80 años)
“Después de casarme nunca trabajé, sabía hacer corte y algunas veces hacía vestidos
de calle, pero nada más” (Regina, 70 años).
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“Pues cuando yo me embarace vivía todavía con mis papas […] se enojaron, bueno
mi mamá no me decía mucho. Mi papá si se enojó y mi hermano me decía que yo ya
no era su hermana y no me hablaba ya después cambio” (Patricia, 60 años).
“Pienso que ahora las mujeres ya no se dan a respetar… dicen groserías, andan con
su cigarrote e invitan al hombre a la cantina…. ¿Qué es eso? La mujer ha perdido su
lugar” (Jorge, 81 años).
Sobre la masculinidad
“Siempre pensaban que me dolía que mi padre se haya ido, pero la verdad es que,
como nunca lo conocí, no sabía cómo era el trato con un padre, por eso nunca lo
extrañe” (Jorge, 81 años).
“Sí, un año después de que nos casáramos, como yo le compre su casita, su tocador,
sus mueblecitos” (Jorge, 81 años).
Discusión
Estos resultados coinciden con investigaciones anteriores donde se refleja que la
transmisión de creencias y prácticas relacionadas con la identidad de género se
gestan en la familia; además, en el caso de las personas mayores, son más
acentuadas las diferencias de género y los papeles que se esperan de hombres y
mujeres.
Por ejemplo, en un estudio sobre las transformaciones en las relaciones entre
hombres y mujeres a partir de la inserción de la mujer en el ámbito laboral, Zarza
(2008) explicó que persistían los papeles tradicionales del hombre y la mujer en las
personas de 65 a 85 años de edad. En el caso de los hombres como proveedores y
autoridad en el hogar y, en las mujeres, como responsables de la casa, de los hijos y
la parte afectiva dentro de las relaciones familiares.
Se puede decir que el ámbito familiar es el primero en el que se transmiten los
discursos y prácticas encaminadas a formar la identidad de género; es el “espacio
primario y privilegiado” a partir del cual se desarrolla esta identidad y que después se
reproduce en otros lugares, relaciones y espacios en los que se desenvuelve el
individuo (Muñiz en Zarza, 2008 pág.).
Se puede deducir que las personas entrevistadas, pertenecen a la última generación
que no presenta conflicto en la identidad de género, en donde hombres y mujeres
saben su rol y funciones en la familia, respetan y aceptan las responsabilidades y
actitudes que cada uno debe tomar, de manera que son funcionales para la sociedad.
Este estudio es importante porque ayuda a entender los cambios que se han dado en
las relaciones de género en comparación con las descripciones que realizan los
jóvenes en la actualidad (Enriquez et al., 2009).
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Referencias
Acuña, L. y Bruner, C. (2001). Estereotipos de masculinidad y feminidad en México y
en Estados Unidos. Interamerican Journal of Psychology (39), 31-51.
Balcázar, P., González, N., Gurrola M. y Moysén A. (2006). Investigación cualitativa.
México: UAEM.
Barberá, H. (2000). Subjetividad y género: asignatura pendiente en la formación del
psicólogo. Papeles del psicólogo. Madrid, España: Consejo General de Colegios
Oficiales de Psicólogos. (76), 2.
Dio Bleichmar, E. (1997). El feminismo espontáneo de la histeria. México: Fontamara.
Enríquez B., J. F., Lira M., G. L., Balcazar N., P., Bonilla M. P. y Gurrola P., G. M.
(2009) . adolescentes del siglo XXI. Guanajuato y Toluca: Universidad de Guanajuato
y Universidad Autónoma del Estado de México.
Hernández, G. (2006). Acerca del género como categoría analítica. Nómadas:
Universidad Complutense de Madrid. (13) s/p.
Montesino, R. (2002). Las rutas de la masculinidad. Ensayos sobre el cambio cultural y
el mundo moderno. México: Gedisa editorial.
Rodríguez, M. (2007). Opinión de las maestras de Educación infantil sobre el papel de
la familia y la escuela en la configuración de la identidad de género. Revista
Electrónica Interuniversitaria de Formación del Profesorado. 10 (1) 1-9.
Zarza V., S. (2008). Transformación de las relaciones tradicionales entre hombres y
mujeres a partir de la inserción de la mujer en el ámbito productivo. Estudio de dos
generaciones de hombres y mujeres. (Tesis de Doctorado) Escuela Nacional de
Antropología e Historia, México.
CONSTRUCCIÓN IDENTITARIA DE LO JUVENIL, UNA PERSPECTIVA ESCOLAR
BEATRIZ GARCÍA MORENO
La relevancia de este estudio se basa en el acercamiento a la construcción de las
identidades juveniles en estudiantes de una escuela secundaria, en donde se ha
discutido con los mismos jóvenes sus prácticas de consumo y su representación
identitaria dentro del contexto escolar considerado como la secundaria a la que asisten
cotidianamente en la zona urbana de la ciudad de Xalapa, Veracruz, México. Este
análisis se desarrolla con los jóvenes estudiantes en su cotidiano, por la necesidad de
conocerlos no desde perspectivas iluministas, sino desde dentro, con ellos y a través
de ellos.
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INTRODUCCIÓN
El análisis de la representación juvenil se desarrolla en el contexto particular de una
escuela secundaria en la que realizó este estudio. Tiene como objetivo explicar la
construcción identitaria de los jóvenes con apoyo de la teoría de la Representación
Social. Se realizaron encuestas y entrevistas a una muestra no probabilística de
estudiantes, así como observación en el espacio escolar. La mayoría de los
estudiantes pertenecen a
familias de economía media-alta, generalmente ambos
padres trabajan, cuentan con un nivel académico de licenciatura concluida y en
algunos casos, cursan o concluyeron un posgrado. Muchos de los padres han
conformado su propia empresa, otros están insertos en el sistema gubernamental.
También asisten estudiantes de clase media baja y baja, que en algunos casos son
beneficiados por un sistema becario que puede cubrir la totalidad de la colegiatura o
algunos porcentajes.
En el presente trabajo se examinan dos elementos significativos que son propios de
las juventudes, la identidad y el consumo, que juegan un importante papel en el rol que
desempeñan los actores juveniles y que les son significativos.
Algunas de las agrupaciones de jóvenes hoy día se conforman como una organización
con base en una identidad esencialmente estética, no “tradicional”, en donde la
codificación de las apariencias y los rituales son los elementos fundamentales
(Delgado, 1998:4)
IDENTIDADES JUVENILES
Los jóvenes se han ido convirtiendo en el grupo protagonista de procesos globales,
emergentes y contemporáneos, son “constructores de nuevos formatos identitarios”
(Zebadúa, 2009: 11) y al mismo tiempo, blanco permanente de campañas
propagandísticas de moda y consumo.
Se afirma que los adolescentes se agrupan más en función a los gustos musicales o la
moda, por ejemplo, los dark, los punks, los emos, los góticos, los fresas, etcétera, que
se han convertido en grupos urbanos reunidos en torno a una identidad que se
manifiesta estéticamente (Delgado, 1998).
Para Vich, la identidad de una persona es abierta y cambiante y varía conforme varían
los tipos de relación y roles desempeñados, que cambian con el tiempo. En la teoría
del perfomance,
cada persona cuenta con un margen de libertad ante las
identificaciones impuestas, este margen constituye un espacio de “transgresión” a la
normatividad existente, es decir, el individuo puede producir ciertas variantes; y, por
otro lado, afirma que ningún individuo tiene una sola identidad, puede tener varias
identidades al mismo tiempo (Vich, 2005:267).
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TEORÍA DE LA REPRESENTACIÓN SOCIAL
Jodelet (1986) plantea que las Representaciones Sociales se pueden presentar como
“imágenes que condensan un conjunto de significados; sistemas de referencia que nos
permiten interpretar lo que sucede, e incluso dar sentido a lo inesperado; categorías
que sirven para clasificar las circunstancias, los fenómenos y a los individuos con
quienes tenemos algo que ver” (1986: 472); consta de información, actitudes y
opiniones sobre un objeto; la representación pertenece a un sujeto que
está en
relación con otro sujeto.
EL CONSUMO JUVENIL
A través de la publicidad, los medios de comunicación masiva promovieron el hábito
de comprar a grandes escalas, ello originó la sociedad de consumo. La TV se inventó
en 1926 y comenzó a transmitirse públicamente en la década de 1940, convirtiéndose
en el entretenimiento más importante de la población a partir de 1950.
Si el joven contemporáneo se concibe en tanto inmiscuido en una red
de consumo mass mediático, las identidades juveniles estarán
igualmente caracterizadas y construidas por parte de dicho consumo
(Zebadúa, 2009:176).
En las entrevistas realizadas a los estudiantes de secundaria, se encontró que
mientras más avanzan en edad (2º y 3º de secundaria, 14 y 15 años de edad) el
tiempo de exposición frente al televisor es de 2.40 horas al día, los programas de
mayor demanda son caricaturas que ridiculizan a la sociedad y series. Para los
estudiantes de 1º de secundaria (12 y 13 años de edad) los programas más
demandados fueron las novelas1 y permanecen alrededor de 4 horas diarias. Estos
datos corresponden únicamente a los programas y tiempos frente a la TV, sin contar
programas y tiempo frente al monitor de la computadora.En este contexto, la
modernización tecnológica se torna flexible al estar dedicada por entero a segmentos
precisos de audiencia, no sólo por sexo, noticias, música, sino por segmentos de edad
y de gusto.
En cuanto al uso de Internet, en 2009 la estadística de la población mexicana que aún
no tenía acceso era de 70 por ciento, según el informe del Foro Económico Mundial.
México ocupa el lugar 76 de 133 en el uso de las tecnologías de información y surge el
concepto brecha digital que se refiere al espacio por cubrir para que las personas
1“La
telenovela se erige como una industria que resulta significativa proveedora de representaciones de identidades y
de referencias territoriales versus des-territorializados, es decir… que carecen de referencias territoriales
significativas”. (Daniel Mato. Cultura y transformaciones sociales en tiempos de globalización, 2004: 5, 10).
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tengan acceso a la tecnología. Sin embargo, debido a los altos costos que
caracterizan a México y los bajos niveles de velocidad de conexión, México usa el 14
por ciento de banda ancha, mientras que Canadá usa el 89 por ciento. El costo por
mes de uso de internet en México es de 20 dólares, mientras que en EUA es de cinco
dólares, y en Japón, es de cinco centavos de dólar. En entrevista a los estudiantes de
la secundaria en estudio, se encontró que el 100 por ciento de los estudiantes tienen
acceso a una computadora en casa con conexión a internet. La condición de lo juvenil
“pretendidamente universal”2 está dictada por los medios, dejando de lado la
posibilidad de multiplicar las imágenes de nuestra sociedad desde lo regional,
municipal e incluso lo vecinal (Martín, 2006:5).
MÉTODO
Sujetos:
Una muestra no probabilística de 54 estudiantes de primer, segundo y tercer grados
de secundaria para responder las encuestas.
10 estudiantes de primero, segundo y tercer grado de secundaria para responder las
entrevistas.
Escenario:
Se utilizaron salones de clase convencionales que permitieran el control de ciertas
variables como “copiarse” mientras respondían las encuestas.
Para las entrevistas se utilizó la biblioteca escolar, pasillos y salones de clase
desocupados, sin presencia de otras personas.
Materiales:
Fueron de dos clases:
1) Entrevista semi-estructurada que obtiene información acerca de la escuela, la
representación de sí mismo, consumos materiales, consumossimbólicos y
noviazgo.
2) Encuesta que obtiene información acerca de consumos materiales y
simbólicos, percepción de sí mismos y de la escuela.
Análisis:
Se analizaron las frecuencias de respuesta para cada reactivo de la encuesta
cruzando los datos con las entrevistas.
Resultados:
Los resultados se obtuvieron a partir de las respuestas emitidas por los estudiantes en
las encuestas y las entrevistas y se exponen a continuación.
2
Esta universalización tiene un trasfondo unificante, homogenizante, que comparte la lógica del capital (Vich, 2005).
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Se pudo observar que los estudiantes respondieron con más apertura y discriminación
en lo referente a tiempo que ves la TV al día en las encuestas que en las entrevistas,
mientras que en las encuestas describieron horarios y programación día por día, en la
entrevistas cara a cara se limitaron, se deduce que se debe al fenómeno de
deseabilidad social.
En cuanto a la percepción que tienen de sí mismos, los jóvenes de primer grado se
limitaron a responder en función de su talla y edad en las entrevistas, mientras que en
la encuestas se refirieron también al gusto por sus amigos. Para los jóvenes de
segundo y tercer grado de secundaria la cantidad y variedad de respuestas fue mucho
mayor: locuras, ganas por hacer cosas, dedicar más tiempo a la escuela, alegría,
edad, talla, conocer su cuerpo, la virginidad, tanto en encuestas como en entrevista.
En la pregunta referente al noviazgo, en las encuestas los jóvenes de primero
respondieron no sé o no quiero responder, mientras que para los de segundo y tercero
las respuestas fueron en el orden de cariño, besos, compañía, ternura, embarazo,
tiempo.
DISCUSIÓN
En la actualidad los padres ya no constituyen el patrón de conducta, ni la escuela el
lugar legitimado del saber, así como el libro ya ha dejado de ser el eje más importante
que articula cultura y conocimiento para los jóvenes. La actual apertura a través de los
medios de comunicación, ha promovido el acceso ilimitado al conocimiento, a acercar
a los que están lejos y en contraparte, a alejar a los que tienen cerca, ha promovido
también la emergencia de la reconfiguración de identidades, movimientos y luchas
legitimadas a través de la fortaleza que surge de la comunidad, convocados por el
insumo de los mass media para los jóvenes.
En la revisión realizada se ha encontrado que un individuo es joven entre los 12 y 29
años de edad; sin embargo, esta es una convención con fines descriptivos,
poblacionales, económicos, sociales, distributivos y escolares. En el presente análisis
no se ha considerado la juventud como un influjo de la edad, sino por hábitos de
consumo y su representación como joven, encontrándose que la mayor parte de los
estudiantes de 12 y 13 años no supieron responder a la pregunta ¿qué te caracteriza
como joven?, a diferencia de los estudiantes de 14 y 15 años. Los primeros se
cuestionan si son jóvenes, los segundos representan su juventud como alegría,
locuras y ganas de hacer las cosas, e incluyen también un aspecto de su sexualidad:
conocer su cuerpo.
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Se identificó que la escuela les proporcionará a los estudiantes de la secundaria una
educación rentable, es decir, que les permitirá en el futuro obtener un empleo, como
un medio para obtener un trabajo, que en el futuro les permitirá ser alguien en la vida.
Por otra parte, las principales relaciones de amistad que entablan los estudiantes se
lleva a cabo en la escuela, de tal suerte que se convierte en el punto de encuentro
masivo en donde los jóvenes proponen y reacomodan discurso, moda, identidad,
consumos, música y juegos, con los parámetros que ahí convergen.
Por último, se identificó que a mayor número de horas frente al televisor, menos
cantidad de tiempo emplean en el contacto físico con familia, amigos y relaciones de
noviazgo. Esto se deduce a partir de la pregunta “¿qué opinas del noviazgo? los
estudiantes de 14 y 15 años de edad respondieron principalmente como compañía,
contacto, confianza, familia, tiempo y cariño; a diferencia de los estudiantes de 12 y 13
años de edad que no respondieron, éstos últimos pasan un promedio de 4 horas
diarias frente a los programas televisivos, sin contar el tiempo que consumen a través
de internet y las redes sociales, que ya no es privativo del uso de un aparato de
cómputo en casa, sino que también se puede accesar a ello por medio de aparatos
móviles que, en el caso de los estudiantes encuestados, el cien por ciento cuenta con
esta tecnología, porque sus padres se los proporcionan.
Este trabajo, es un breve acercamiento a las identidades juveniles en la perspectiva
del consumo, la percepción de sí mismos y de la escuela, considerado propiamente la
escuela secundaria en la que permanecen siete horas al día, defendida y atacada por
propios y extraños, a la que confluyen jóvenes de distintos lugares geográficos, con
distintas costumbres e historias familiares que impactan de manera directa en su
pensamiento, actitudes, relaciones y representaciones.
REFERENCIAS
Delgado Ruíz, Manuel (1998), Dinámicas identitarias y espacios públicos, El espacio
público como desarrollo de las identidades. Revista Cidobd'afersinternacionals, 43-44,
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Martín-Barbero, Jesús (2006). Medios y culturas en el espacio latinoamericano.
www.aulaintercultural.org/pint.php3?id_article=1310
(Fecha
de
revisión
28
de
septiembre de 2010).
Vich, Víctor (2005). Las políticas culturales en debate: lo intercultural, lo subalterno y la
dimensión universalista. En publicación: El Estado está de vuelta: desigualdad,
diversidad y democracia. Instituto de Estudios Peruanos. Septiembre 2005 0072-51www.cencalli.edu.mx
INSTITUTO DE TERAPIA FAMILIAR “CENCALLI”
129-4. http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/peru/iep/estado/vich.pdf(fecha de
revisión 11 de febrero de 2010).
Zebadúa Carbonell, Juan Pablo
(2009), Culturas juveniles en contextos globales:
cambio y construcción de identidades. México: Universidad Veracruzana, U
PROGRAMA DE INTERVENCIÓN DEL OTRO SIGNIFICATIVO:
UNA REVISIÓN PARA SU APLICACIÓN
Presenta: M. en C. Rosalía Pilar Bernal Pérez1, Dra. GayleRosio Valdez
Gonzales1, Dr. Miguel Ángel Mendoza Melédez1, Dr. Pedro Martín Hernández
Quiroz1y Dra. Marcela López Cabrera1
INSTITUTO PARA LA ATENCIÓN Y PREVENCIÓN DE LAS ADICCIONES
EN LA CIUDAD DE MÉXICO
El consumo de sustancias psicoactivas no solamente afecta a la persona que los
consume, sino que también tiene repercusiones en sus contextos más cercanos. Tal
es el caso de la familia, la cual sufre los estragos directos e indirectos del consumo.
Estas situaciones pueden ir desde ser responsable del cuidado del usuario, no saber
qué hacer con él, presencia de conductas violentas, entre otras.
El papel de la familia de un usuario se ha abordado desde distintas posturas, desde
aquellas que enfatizan la causalidad del consumo en el interior de la familia, hasta
aquellas que plantean una relación de codependencia para con el usuario-familiar. Sin
embargo, en los últimos años se han desarrollado intervenciones que replantean la
forma de trabajarel papel que juega la familia y los familiares de un usuario en la
situación de consumo.
El presente trabajo abordará, a manera de propuesta de intervención, el modelo de
Entrenamiento de Reforzamiento Comunitario (CRT por sus siglas en inglés) que
incluye como principal componente alotro significativo. El otro significativo se define
como un familiar o persona cercana al usuario y que pueden servir como facilitadores
para que aquellos inicien un tratamiento (Thomas y Santa, 1982). El otro significativo
aprende a aplicar habilidades de análisis funcional respecto a la conducta de consumo
del usuario, de comunicación, solución de problemas, control de las emociones y
estrategias de advertencia temprana para la prevención de recaídas en el usuario.
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Thomas y Santa (1982) y Szapocznik, Kurtines, Foote, Pérez-Vidal y Hervis (1993)
proponen que los cambios en las conductas de los usuarios desmotivados al cambio,
puede lograrse por medio del trabajo con el otro significativo. Este componente se
enmarca dentro del programa de Entrenamiento de Reforzamiento Comunitario (CRT).
A su vez este programa se deriva del programa Acercamiento de Reforzamiento
Comunitario (CRA por sus siglas en inglés).
Dado que la convivencia con un usuario de sustancias psicoactivas puede propiciar
estrés en el otro significativo. Algunos estudios afirman que los otros significativos son
individuos que experimentan un grado de estrés situacional de moderado a severo.
Estos datos han sido obtenidos de muestra clínicas, la cuales están conscientes de la
necesidad de tratamiento. Así que habrá que tener sus reservas con aquellas
poblaciones en las que haya una adaptación a la situación o no asistan a tratamiento.
El componente del otro significativo funciona bajo una serie de principios y
procedimientos que se mencionan a continuación:

Consta de 9 sesiones en la cuales se trabaja con el otro significativo:
1. Inducción e información general.
2. Estableciendo una relación de trabajo
3. Entrenamiento de motivación para el otro significativo.
4. Manejo de situaciones de riesgo.
5. Induciendo la noción de respuestas alternativas a la bebida.
6. Arreglando las consecuencias positivas de no beber.
7. Consecuencias negativas del consumo del alcohol.
8. Independencia: cambios de vida recreativos y ocupacionales.
9. Motivando al bebedor.

Cada sesión cuenta con su propio fundamento, una serie de ejercicios
encaminados a trabajar emociones, actitudes o conductas del otro significativo
y un resumen de la sesión.
Los resultados de varios estudios enfocados en el componente del otro significativo
(Johnson, 1986; Sisson y Azron, 1986; Domínguez et al, 1995), reportan evidencia
clínica de ser un agente efectivo para la promoción de cambio en los usuarios, así
como en todo el sistema familiar. Este enfoque cuenta con procedimientos para
estabilizar los altos niveles de estrés que se pueden producir en la convivencia con el
usuario, además de ayudar al otro significativo en el entrenamiento de formas más
productivas para tratar el problema del consumo de un ser querido.
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Dada la importancia que reviste el tema de trabajar con los familiares de los usuarios,
tanto por las implicaciones que tiene para ellos vivir con una persona con problemas
de uso de sustancias, como por la responsabilidad práctica y moral de su cuidado; es
necesario considerar intervenciones que puedan ayudarlos en el manejo de dicha
situación.
En nuestro país existen algunos programas de tratamiento que ayudan a los familiares
de usuarios. Está alanon que se deriva del modelo de AA, así como el programa para
familiares de bebedores de alcohol del Instituto Nacional de Psiquiatría; pero también
es cierto que el número de este tipo de programas es muy reducido en comparación
con los miles y miles de familiares que se ven afectados por este tipo de problemas.
Por lo anterior, la propuesta que aquí se presenta consiste en hacer una revisión
sistemática de la aplicación del componente del otro significativo en el Distrito Federal
y sus resultados obtenidos. Así como de explorar la factibilidad de hacerlo extensivo a
los contextos en los que pueda resultar útil.
Para lograr ese objetivo se requerirá investigar y documentar el empleo de este
enfoque en los diversos escenarios de salud y explorar cuál ha sido el efecto que ha
tenido. En caso de que no se encontraran escenarios en los que haya sido aplicado, lo
más conveniente sería correr un estudio de tipo exploratorio para conocer los alcances
que este tipo de intervención tendría en los familiares de usuarios.
En cualquiera de los dos casos habrán de definirse los métodos y procedimientos
para llevar a cabo la investigación, pero el primer paso será conocer el punto de
partida en el que se encuentra la intervención y entonces actuar.
Una de las fortalezas que se le reconoce al enfoque del otro significativo, es que parte
de la visión de ayudar al familiar a saber cómo acompañar al usuario en su
recuperación, tal y como lo haría un familiar en cualquier otra situación de enfermedad:
asistiéndolo, apoyándolo pero sin hacerse totalmente responsable de los resultados
que aquel obtenga. La responsabilidad de lograr un cambio positivo en la forma de
consumo es únicamente del usuario, quien a su vez puede contar con el apoyo del
otro significativo.
INTERVENCIÓN PSICOEDUCATIVA EN UN GRUPO DE FAMILIARES DE
PACIENTES CON TRASTORNO LÍMITE DE LA PERSONALIDAD.
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Pérez Islas Claudia, Trabajadora Social Psiquiátrica, Honorato Garduño Erika,
Licenciada en Trabajo Social
I
NSTITUTO NACIONAL DE PSIQUIATRÍA “RAMÓN DE LA FUENTE MUÑIZ”
En el Manual Diagnóstico y Estadístico e los Trastornos Mentales (DSM IV) define al
trastorno límite de la personalidad como un patrón de inestabilidad en las relaciones
interpersonales, la auto imagen y la afectividad, y una notable impulsividad, que
comienza al inicio de la edad adulta, lo que les hace experimentar una sensación de
desesperanza. Los pacientes con TLP manifiestan gran variedad de trastornos
asociados que corresponden al Eje I, los pacientes raras veces acuden a la clínica por
un trastorno de personalidad, un episodio depresivo, psicótico o tensiones
interpersonales suelen ser las causas más frecuentes que les llevan a buscar ayuda
(Caballo, Camacho, 2000). El trastorno límite de la personalidad (TLP) es el más
frecuente de entre todos los trastornos de la personalidad, se estima que afecta
alrededor del 2% de la población general de entre los 19 y 35 años presentándose
principalmente en mujeres (Patiño, 2008; González, Domínguez, Pérez & Lartigue,
2004; Moreno & Medina, 2006)
representan el 10% de los pacientes en centros
ambulatorios de salud mental y 20% de los pacientes psiquiátricos (Patiño, 2008). La
teoría biosocial propone que la relación entre la vulnerabilidad emocional y las
interacciones con los vínculos familiares, parecen explicar los problemas con los
pacientes TLP, la vulnerabilidad emocional estaría caracterizada por una gran
sensibilidad a los estímulos emocionales (Linehan, 2003; Apfelbaum & Gagliesi, 2004).
La modulación de las emociones implica la posibilidad de inhibir comportamientos
inapropiados ante la activación de fuertes afectos negativos y positivos, esto crea gran
confusión en sus allegados, que suelen percibir estas conductas como manipuladoras
y toman ese comportamiento como una cuestión personal (Apfelbaum & Gagliesi,
2004). Las personas con TLP no admiten de forma consciente su necesidad por lo
demás e, irónicamente, incluso los aparta en los momentos en qué más los necesita y
no está consciente de que en realidad, esta forma de conseguir atención genera un
malestar importante en los demás, que se suelen sentir chantajeados o presionados y
que finalmente estos comportamientos son lo que les hace alejarse de ellos
(Mosquera, 2004). La premisa actual de la salud mental, es dejar de observar al
familiar como paciente colateral, para transformarlo en asistente colateral del
tratamiento (Apfelbaum & Gagliesi, 2004) en ello y para ello han convergido la
psiquiatría y la psicoeducación en un nuevo paradigma de atención. La
psicoeducación es una herramienta que a través de proporcionar información valiosa,
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tanto a los pacientes como a los familiares permite adquirir cierta sensación de
dominio sobre un proceso percibido como caótico, esto se asocia a la disminución del
miedo, angustia y confusión, esto no implica solo el conocimiento, comprende
principalmente el desarrollo de habilidades que implica focalizar los estados mentales
de uno mismo y de los otros, en especial al explicar la conducta con base en los
pensamientos, sentimientos, creencias y deseos, conscientes e inconscientes, que
determinan lo que hacemos. (Apfelbaum & Gagliesi, 2004; Builes & Bedoya, 2006). En
el Instituto Nacional de Psiquiatría debido a la prevalencia de este trastorno se realizó
una propuesta de intervención para los pacientes con TLP que incluye, tratamiento
farmacológico,
psicoterapia
individual
y familiar
además de la intervención
psicoeducativa para pacientes y familiares, el objetivo de esta última, es facilitar la
reflexión crítica del proceso, la mentalización explícita en los familiares de pacientes
con diagnostico de Trastorno Limite de la Personalidad, a través de un proceso
deductivo en torno a la acción grupal para mejorar su ambiente familiar y la actitud del
familiar hacia el paciente y la enfermedad (Díaz, González & Varela, 2001). La
intervención psicoeducativa en familiares de pacientes con trastorno límite de la
personalidad se conformó de 12 sesiones de hora y media, una vez por semana en
donde se llevaron a cabo técnicas grupales para favorecer la comunicación, la
construcción, reflexión, abstracción y asociación de conceptos respecto al trastorno.
Hipótesis: Los familiares de paciente que participen en la intervención psicoeducativa
mejoraran la percepción del ambiente familiar y disminuirán la emoción expresada
hacia el paciente. Método: El estudio es de tipo descriptivo, prospectivo, se evaluaron
a 11 familiares participantes antes y después de la maniobra psicoeducativa a través
de los siguientes instrumentos APGAR Familiar (Bellón, Delgado & Lardelli, 1996),
Cuestionario de Emoción Expresada Familiar (Guanilo & Seclen, 1993) y la Escala de
Síntomas (Welch, Mcoll & Peace, 1989). Resultados: Para conocer el impacto que se
propició con la maniobra psicoeducativa se evalúo la percepción de los familiares
respecto a la funcionalidad familiar, la presencia de emoción expresada y presencia de
síntomas psicológicos en familiares con
paciente con trastorno límite de la
personalidad, se realizó la aplicación de los instrumentos antes mencionados en
donde se observó que al iniciar la intervención psicoeducativa solo 1 familiar reportó
una buena percepción de su funcionamiento familiar respecto a los 10 restantes, al
concluir 5 de ellos reportaron una buena percepción de su funcionamiento familiar; al
inicio 8 de los familiares reportaron alta emoción expresada, al concluir 8 reportaron
baja emoción expresada, destacando la sub escala de Hostilidad donde el 73% reporto
la presencia de ésta emoción al inicio, al concluir la intervención psicoeducativa solo el
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27% refirió de la presencia de esta emoción; con respecto a la presencia de síntomas
psicológicos al inicio 5 familiares refirieron culpa, al concluir solo 1 ellos refirió culpa
respecto al padecimiento. Discusión: Esta es la primera experiencia de intervención
psicoeducativa en pacientes con trastorno límite de la personalidad que acuden al
Instituto Nacional de Psiquiatría dirigido a la familia; los familiares de pacientes con
trastorno límite de la personalidad que asistieron a las 12 sesiones psicoeducativas
presentaron cambios en la percepción del funcionamiento familiar, iniciaron calificando
entre leve y severa disfunción familiar, finalizando la maniobra calificaron con una con
buena función familiar; el ambiente poco predecible y caótico referido en
investigaciones previas respecto a la funcionalidad familiar se vio disminuido por la
intervención psicoeducativa, las conductas hostiles generadas de la propia interacción
con el paciente disminuyeron, presentando baja emoción expresada de los familiares
hacia los pacientes, por lo que proporcionar información acerca del trastorno propicia
el cambio y un ambiente bajo estresores disminuyendo la probabilidad de recaída así
minimizar los sentimientos de culpa en los familiares haciendo consciente que no se
trata comportamientos intencionales sino son parte de las características del trastorno.
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MANUAL DE APOYO PARA PADRES Y MADRES DE NIÑOS Y NIÑAS CON
PROBLEMAS DE APRENDIZAJE
Mtro. Díaz Baños Andrés, Lic. García Flores Luis Ramón
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
UNIVERSIDAD DE NEGOCIOS ISEC
Distintos factores favorecen, obstaculizan y trascienden en el desarrollo y desempeño
social y académico de los niños y niñas. En especial, en los primeros años de vida, los
padres y madres son decisivos en dichos procesos pues ellos proveen a sus hijos e
hijas de sus primeras experiencias de vida tanto dentro como fuera de la escuela. Sin
embargo, los padres y madres no siempre cuentan con las herramientas necesarias
para poder apoyar y reforzar en sus hijos e hijas lo que ello/as aprenden en sus
escuelas. Esta carencia es decisiva cuando los niños y niñas comienzan a enfrentar
problemas de aprendizaje en sus escuelas (Alcalay, Milicic & Torretti, 2005).
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Desde una perspectiva cognoscitiva, los alumnos y alumnas que presentan problemas
de aprendizaje, muestran una combinación de deficiencias en conocimiento y en
capacidades metacognoscitivas y motivacionales asociadas al ámbito académico
(Flores, 2006; Aguilera, 2004).
Con base en lo anterior, se diseñó un manual para padres y madre denominado
“Hagamos Juntos la Tarea”, el cual tiene el objetivo de proveer de herramientas a los
padres y madres de familia, para que puedan resolver tareas en casa con base en las
necesidades que presentan sus hijos e hijas.
El manual se desarrolló en el marco del programa "Formando Lazos en la Comunidad
Escolar", el cual inició actividades desde hace cuatro años en una escuela primaria
ubicada en una de las zonas de mayor riesgo del oriente de la ciudad de México,
población que enfrenta condiciones de pobreza, hacinamiento y alto estrés (Dirección
General de Política y Estadística Criminal, 2007). El objetivo del programa Lazos fue
generar ambientes de cuidado para un grupo de niños de seis a ocho años de edad.
Forma parte del proyecto “Puentes para Crecer”, el cual se desprende del trabajo
colaborativo entre la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de
México y la Fundación Holandesa Bernard van Leer, fundación que se orienta a
mejorar las oportunidades para niños y niñas vulnerables que crecen en circunstancias
sociales y económicas difíciles en diversos países del mundo (Bernard van Leer
Fundation, 2007).
En la elaboración del manual se retomaron temáticas que la literatura en el campo
marca como centrales para el trabajo de atención y solución de los efectos resultantes
de los problemas de aprendizaje. Así, el manual aborda cuatro temas, los dos
primeros, “Metas e Instrucciones”, ayudan a que las tareas en casa sean más claras y
accesibles para los niños y niñas; el tercero, “Motivación”, contribuye a crear
ambientes más motivantes y agradables; el cuarto y último, “Estrategias”, facilita que
los niños y niñas aprendan a identificar los pasos que les ayudaron a realizar sus
tareas de forma más eficiente y eficaz.
No sólo la literatura guió el proceso de la elaboración del manual, este proceso
también se basó en la convicción de que la participación de padres y madres es
central en cualquier programa de intervención. Con esta idea, el manual se diseño con
el apoyo de ocho padres de familia que se encontraban en un rango de 33 a 58 años
de edad y que tenían hijos e hijas que presentaban problemas de aprendizaje. Estos
niños y niñas se encontraban cursando el segundo y tercer año de primaria y se
estaban inscritos en un programa de apoyo basado en tutorías. Se llevaron a cabo
seis sesiones mensuales de trabajo conjunto, cada sesión tuvo una duración
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aproximada de una hora y 45 minutos. Las sesiones se dividieron en tres momentos:
la revisión conjunta de los contenidos o temas del manual; la aplicación de los
contenidos del manual, con la participación del niño o niñas y el desarrollo una tarea
específica; y el cierre de la sesión, donde se proporcionó retroalimentación mutua con
respecto a la aplicación de manual y se dio material de trabajo para reforzar la
experiencia en casa.
Después de usar la última versión del manual, los padres y madres de familia
reportaron que los contenidos del manual contribuyeron a mejorar los apoyos que
ello/as proporcionaron a sus hijos e hijas al realizar las tareas en casa, que estos
apoyos redundaron en un mejor desempeño de sus hijos e hijas al realizar las tareas,
y que el acompañamiento del psicólogo era importante para poder comprender el uso
y aplicación del manual. Finalmente, tres expertos en el campo evaluaron la
pertinencia de los contenidos y un editor se incorporó para evaluar la claridad y
redacción del manual.
Se discute la importancia de que los programas de apoyo a los niños y niñas que
enfrentan problemas de aprendizaje hagan un esfuerzo por diseñar herramientas para
que los padres y madres puedan apoyar a sus hijos e hijas de una forma concreta y al
alcance de sus recursos e intereses; la relevancia de llevar a cabo una intervención en
edades temprana; y la centralidad de incorporar a los padres y madres en tales
trabajos a través del uso y diseño de manuales.
Alcalay, L., Milicic, N. & Alejandra Torretti, A. (2005). Alianza Efectiva Familia-Escuela:
Un Programa Audiovisual Para Padres. Psykhe. 14. Recuperado el 13 julio de 2009,
de http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718 22282005000200012&script=sci_arttext
Bernard van Leer Fundation. (2007). El marco de referencia de la Fundación:
Fortaleciendo el ambiente de cuidado de los niños pequeños. Espacio para la Infancia,
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Dirección General de Política y Estadística Criminal (2007). Informe Ejecutivo de las
Actividades de la P.G.J.D.F. Recuperado el 19 de marzo de 2008, del sitio Web de la
Dirección General de Política y Estadística Criminal: http://www.pgjdf.gob.mx/
Flores, M. R. C. & Macotela, F. S. (2006). Problemas de Aprendizaje en la
adolescencia. Facultad de Psicología, UNAM.
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National Joint Committee on Learning Disabilities. (2007).Learning disabilities and
young children: identification and intervention NJCLD. Learning Disability Quarterly,
30(1), 63-72.
ANOREXIA NERVOSA: LA EXPERIENCIA DE LAS MADRES, LOS PADRES Y LAS
HIJAS ANTE LA ENFERMEDAD, EL TRATAMIENTO
Y EL SIGNIFICADO DE LA RECAÍDA.
Psic. Laura González Macías
La anorexia nervosa va más allá que un padecimiento de moda. La primera
descripción de la anorexia nervosa data de la edad media, durante los siglos
posteriores se documentaron diversos casos que dieron pie a distintas teorías sobre la
etiología del padecimiento desde Morton, Gull, Lasègue, Charcot, Freud y Russell
(Toro, 1996). En la actualidad la cada vez mayor incidencia de casos con este
padecimiento nos hace verlo como un grave problema de salud pública en la población
mexicana. Esto aunado a que es el único trastorno mental que lleva a la muerte per
se, hace que tome una mayor relevancia para ser abordado como un trastorno
multifactorial (Caparros, 1997).
Las personas que padecen anorexia nervosa se encuentran atrapadas en un dilema
que por un lado las hace desear permanecer enfermas y por el otro luchar por
recuperarse, lo cual genera como necesidad primordial una propuesta de tratamiento
que incluya a las familias de pacientes con este trastorno (Le Grange, 1992).
La observación en la experiencia clínica de esta ambivalencia, determina la relevancia
de escuchar a los distintos actores; pacientes, madres y padres, cuyas voces se
convierten en la herramienta esencial de un esfuerzo colectivo necesario y enfocado a
ayudar a resolver el problema y al mismo tiempo sirva como detonador de
mecanismos de cambio que den como resultado un combate eficaz contra la
enfermedad (Fassino,2009).
El objetivo de la presente investigación es conocer y analizar las percepciones y
sentimientos que muestran las madres, los padres y las hijas con anorexia nervosa,
con respecto a la enfermedad, el tratamiento y el significado que tiene la recaída, con
la finalidad de reconocer posibles mecanismos de acción que puedan ser activados y
faciliten la remisión del síntoma.
MÉTODO
Para el logro del objetivo se realizará una investigación de corte cualitativo.
Muestra
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El procedimiento de selección de personas a entrevistar se basa en un muestreo
teórico, no probabilístico (Tarrés, 2008). Se proponen como participantes cuatro
triadas (madre, padre e hija) entrevistados por separado, indagando sobre los temas
clave propuestos (datos sociodemográficos, percepción de la dinámica familiar, la
percepción sobre la enfermedad, el tratamiento y el significado de la recaída, así como
las expectativas de remisión del síntoma de cada uno de los participantes).
Escenario
La presente investigación se llevará a cabo en un Hospital de Salud Pública de tercer
nivel de atención, especializado en trastornos de la conducta alimentaria.
Instrumentos
Para la recolección de información se ha elegido una entrevista semiestructurada de
tipo focalizada (conocida como enfocada o centrada), que con base a una guía de
entrevista nos permitirá una combinación de profundidad y flexibilidad, dando como
resultado que este trabajo no solo se centre en hechos objetivamente verificados, sino
que también en los significados subjetivos atribuidos por las personas (Taylor, 1987).
ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN
Se realizará por medio de un análisis narrativo, cuyo propósito es ver cómo los
respondientes en la entrevista le dan orden al flujo de la experiencia este enfoque
metodológico examina la historia contada, analiza cómo se integran, los recursos
lingüísticos y culturales (Kohler, 1990).
RESULTADOS PRELIMINARES
Hasta el momento se han entrevistado dos triadas (dos familias), y en ambas, de
acuerdo al análisis realizado, se han observado cambios a partir de que se da el
diagnóstico hasta la evolución del tratamiento, que, desde una perspectiva sistémica,
se pueden observar modificaciones en la estructura familiar, se observa un patrón
triangular donde los padres involucran a la hija en la dinámica parental, mostrando un
gran amalgamiento y se observa marcadamente la simbiosis entre la madre y la hija y
la acción periférica del padre.
Durante el desarrollo del tratamiento, la hija logra separarse de la relación simbiótica
con la madre, pero observa que al mejorar pierde privilegios y las ganancias
secundarias la regresan al síntoma mostrando una recaída, y ese es el momento en
que el padre decide involucrarse en el tratamiento rompiendo la simbiosis con la
madre pero sobreinvolucrandose con la hija, excluyendo a la madre, quien ha
significado la recaída de la hija como una agresión hacia ella, y el padre la excluye del
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tratamiento, logrando una marcada colusión con la hija, quien a través de continuar
enferma consigue independizarse de la madre y tener al padre al cuidado de ella.
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Metodología. Ed. Paidós, México, Buenos Aires.
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la Investigación Social. Ed. El Colegio de México, FLACSO, México.
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Toro, J 1996: El Cuerpo como Delito. Ed. Ariel, S.A., Barcelona.
NECESIDADES DE ATENCIÓN TERAPÉUTICA REPORTADAS POR LOS
FAMILIARES DE PACIENTES CON TRASTORNO DE ESQUIZOFRENIA.
Valle García Juliett del Carmen, Chaparro Caso López Alicia
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La esquizofrenia es un problema de salud que en México se encuentra en el 1% de la
población.
La cronicidad de la enfermedad y las dificultades masivas que
experimentan los pacientes con diagnostico de esquizofrenia han hecho que esta
enfermedad se considere una de la más graves e incapacitantes (Ortega, Valencia,
2001). En el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM IV),
establece que la esquizofrenia es una alteración que persiste durante por lo menos
seis meses e incluye por lo menos un mes de síntomas de la fase activa: ideas
delirantes, alucinaciones, lenguaje desorganizado, comportamiento gravemente
desorganizado o catatónico y síntomas negativos. Los efectos sobre la familia de un
paciente diagnosticado con esquizofrenia se presentan de diversas maneras. Hay
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consecuencias en cierto modo tangible, dichas consecuencias son: el aislamiento
social, la alteración de la rutina familiar y el deterioro de la economía. Otras
consecuencias son la dificultad para comunicarse con el enfermo y el agotamiento a
que puede dar lugar la convivencia.
Esta desorganización es un proceso difícil y
muchas veces doloroso, por lo que cualquier sentimiento es válido, desde el enojo, la
vergüenza hasta la tristeza (Gradillas, 1998). La familia desempeña un papel
preponderante ya que presenciar el hecho de que un ser querido se comporta de
manera “extraña e inexplicable” constituye una experiencia perturbadora.
Los
familiares sentirán inevitablemente miedo y angustia con respecto a la causa o
significado de esos comportamientos y al futuro del enfermo. Es comprensible que
sienta resentimiento y que esta frustración se refleje en su relación con el enfermo.
Según Anderson, Reiss y Hogarty (1998) puede identificarse varias respuestas
emocionales como: Culpa; Estigma; Frustración; Ira; Tristeza. A pesar de que las
familias de los pacientes esquizofrénicos casi siempre están a cargo de los cuidados
primarios, usualmente no reciben la capacitación ni la ayuda profesional que
requieren, es decir ,las familias no reciben la atención que necesitan, para poder
manejar la problemática que manifiesta el paciente (Rascón, Díaz, López, Reyes,
1997). Debido al impacto que la esquizofrenia tiene en la familia y la importancia de
apoyar terapéuticamente a ésta, el objetivo de esta investigación fue conocer cuáles
son las necesidades de atención terapéutica que demandan los familiares de los
pacientes esquizofrénicos. Se realizaron seis entrevistas semi estructuradas a
familiares de un paciente diagnosticado con esquizofrenia, estas entrevistas se
aplicaron en dos instituciones psiquiátricas. Se analizaron las respuestas dadas por
cada familiar encontrándose
que las familias han experimentado una serie de
modificaciones en su estructura familiar desde los primeros síntomas mostrados por el
paciente tales como cambios emocionales, laborales y sociales. Aún cuando han
recibido
información
respecto
al
padecimiento
(tratamiento
y
adherencia
principalmente) han dejado de lado lo que los miembros de la familia están viviendo, lo
que puede ser un punto de partida para la intervención terapéutica. Los familiares
reportaron vivir el diagnóstico como doloroso, desgastante, deprimente, trágico, con
sufrimiento, desesperación, nerviosismo, traumático, aunque algunas también
reportaron tranquilidad, malestar y alivio. En el reporte de los cambios que tuvo que
hacer la familia para amoldarse a la enfermedad los familiares respondieron que
tuvieron en primer lugar que
entenderlo para poder apoyarlo, en algunos casos
reportaron haber tenido que volverse más enérgicos en su trato hacia el paciente. Los
familiares también reportan que han buscado apoyo tanto en las instituciones de
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salud, como en la iglesia. Respecto a los cambios emocionales en relación al paciente,
los entrevistados reportaron reacciones emocionales que van desde tristeza, pena,
dolor hasta nerviosismo y enojo. Únicamente los familiares cuyo lazo familiar es el de
padres del paciente experimentan sentimientos de culpa por la enfermedad del
paciente, mientras que los hermanos experimentan resentimiento hacia éste. Además
los familiares reportaron que el concepto que tienen de su familiar esquizofrénico es
loco, soberbio, algunos piensan que finge estar loco o que no tiene nada, aunque
también señalaron que son personas que requieren de apoyo. Los familiares dijeron
sentir responsabilidad por la enfermedad de su familiar, aunque algunos depositan en
otros miembros de la familia la responsabilidad del origen de la enfermedad. Los
temas o información que los familiares consideraron importantes para tratar al paciente
fueron saber que es la esquizofrenia, conocer
los fármacos más avanzados,
actividades que pueden ayudar a los pacientes como talleres ocupacionales o
actividades físicas que puedan resultar de ayuda para los pacientes. Los familiares
también consideraron importante contar con información sobre cómo manejar sus
crisis, conductas bizarras, alucinaciones, como poner límites, como ayudarlos para
que lleven una vida más normal. Los resultados encontrados se discuten en el trabajo
estableciendo una propuesta terapéutica de apoyo para familias con un miembro con
esquizofrenia.
MODELOS DE FAMILIA: ANÁLISIS DE HISTORIAS DE VIDA EN ADULTOS MAYORES
Dr. Virseda Heras, José Antonio, Lic. Gómez Pineda, Laura Antigoona, Lic. Castellanos
Aburto, Alma Alicia y Lic. Ramírez Ortíz, Aimeé Estibaliz
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO.
El entendimiento de la vejez como la parte de la vida en la que los individuos
abandonan el mundo laboral, asumen el rol de [adulto mayor], reflexionan sobre el
significado de la vida y llegando el momento, se preparan para el final de su existencia
(Schaie y Willis, 2003,), invita a la reflexión para lograr el reconocimiento de la
experiencia vital del individuo, haciendo una retrospectiva que ate cabos sueltos e
integre otros elementos. Las relaciones entre generaciones son el vehículo de
transmisión de la tradición y de la experiencia social acumulada a lo largo de los años.
Una buena parte de la realidad que circunda a las personas mayores se encuentra
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construida socialmente y es tan importante como la propia realidad física (Vega y
Bueno, 2000).
Investigar los modelos de familia a lo largo de los diferentes momentos históricos,
desde la reconstrucción de historias de vida en los adultos mayores recobra
importancia; nos lleva a observar ese continuo dinamismo en las formas de crianza
presentes en la sociedad occidental, la diferencia de generaciones que comparten un
mismo espacio y las consecuencias que observan cada uno de los modelos familiares
vigentes. La importancia del presente estudio radica precisamente en la descripción
de los modelos de familia que experimentaron los participantes en su desarrollo.
Desde el “Emilio” escrito en 1762 por Rousseau, se insiste en la importancia del
modelo o tipo de intervención que los padres tienen en la crianza, para potencializar
el adecuado desarrollo del individuo, más adelante estas ideas se pueden ver
reflejadas en aportes como los de Pestalozzi (1746-1827) y
siglos después en
modelos teóricos como los de Adler (1870-1937) y su discípulo Dreikurs (1897-1972),
Schaefer (1959) y Baumrind (1971); estos autores
describen
cuatro modelos de
familia, coincidiendo en: el modelo autoritario, sobreprotector, permisivo y democrático
(Arranz, 2004). Nardone, Giannotti, y Rocchi (2003), autores que se retoman para los
fines de esta investigación, proponen seis modelos de familia que desde su
investigación y práctica clínica observan son prevalecientes en las sociedades
actuales. Refieren que el contexto social en el que el individuo crece y se desenvuelve
desempeña un papel fundamental. Definen a la familia como: “El sistema de relaciones
fundamentalmente afectivas, presente en todas las culturas, en el que el ser humano
permanece largo tiempo […] formado por sus fases evolutivas cruciales” (Nardone et.
al, 2003, pág.38).
Modelos de familia: hiperprotector, donde los adultos sustituyen continuamente a los
jóvenes, haciendo su vida más fácil; democrático-permisivo, caracterizado por la
ausencia de jerarquías, todos los componentes de la familia tienen los mismos
derechos; sacrificante, su manera de concebir el mundo es el sacrificio, falta de
satisfacción de los deseos personales y la continua condescendencia con las
necesidades y deseos de los demás; intermitente, las interacciones están cambiando
continuamente, están connotados por una ambivalencia constante; delegante, se
responsabiliza a la familia de origen de uno de los dos cónyuges la crianza de los hijos
y autoritario, uno de los padres o ambos intentan ejercer el poder sobre los hijos, los
hijos tienen poca participación y aceptan los dictámenes estipulados por los padres.
OBJETIVOS
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General: Identificar los
modelos de familia imperantes en la crianza de adultos
mayores.
Específicos: Contrastar los modelos imperantes en la crianza de adultos mayores con los
predominantes actualmente.
Identificar las consecuencias que propician los modelos.
MÉTODO
La investigación se llevó a cabo con un enfoque cualitativo, desde la reconstrucción de
historias de vida y la técnica de entrevista a profundidad.
Participantes: Se entrevistaron a 6 adultos mayores, 5 mujeres y 1 hombre, residentes
de la Casa Hogar del Anciano en Toluca, con una edad promedio de 69 años.
Eje temático: Modelos de familia.
Dimensiones:
hiperprotector,
democrático-permisivo,
sacrificante,
intermitente,
delegante y autoritario.
Categorías: reglas, significados y consecuencias.
RESULTADOS
Se identificó que los modelos predominantes en la crianza de los participantes son: el
autoritario y el sacrificante, a partir de las categorías: reglas, significados emergentes y
consecuencias presentes en cada modelo.
Con respecto a las categorías del modelo autoritario (uno o ambos padres intentan
ejercer el poder sobre los hijos), se encuentran argumentos como: “El día primero de
enero eran muy bonitos los bailes con la tambora, nunca me dejo ir sola a los bailes,
siempre iba conmigo”, se obedece y no se discute (reglas): “Cuando ya me iba a ir al
convento, me dijo mi padre: No te puedes arrepentir, si te vas, no puedes regresarte,
así que, piénsalo bien, yo no te voy a dejar que te regreses”, los comportamientos
inaceptables se evitan o se esconden (significado emergente): “Eran muy firmes, a
veces si nos daban de nalgadas, pero nunca nos maltrataron” se puede apreciar que
el orden y la disciplina son los fundamentos de la convivencia. Las posibles
consecuencias detectadas en este modelo son: adaptar el comportamiento a ciertas
normas sin cuestionarlas, generando sujetos fácilmente influenciables.
En el modelo sacrificante uno de los puntos claves es su manera de concebir el mundo
como sacrificio: “Mi madre era una mujer admirable, muy trabajadora y responsable,
ella sola nos hacia la ropa a todos, ¡imagínate la chamba!, era una mujer muy devota
pertenecía a 4 ordenes y le daba tiempo para todo”. La regla percibida es que en la
vida hay que sacrificarse por los demás, “Mi abuelita se enfermo y tuve que regresar
para cuidarla porque ella lo dejo todo para cuidarme a mí”, cada sacrificio merece
reconocimiento
y
recompensa,
cómo
significado
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emergente.
Las
posibles
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consecuencias detectadas en este modelo son: inconformidad y excesiva pasividad al
enfrentar problemáticas de la vida, así como el aislamiento de la vida en sociedad.
De las reglas, significados y consecuencias de las acciones que ejemplifican cada
modelo podemos inferir su influencia en las autodescripciones de las personas y en la
forma de relacionarse en la edad adulta con las demás personas significativos en la
vida laboral y de pareja. Algunos modelos fomentan un mayor desarrollo de las
personas, otros fortalecen trayectorias con conductas de riesgo y propensas a un mal
funcionamiento (Vallejo, Osorio y Mazadiego, 2008).
Contrastando los modelos imperantes en la crianza de adultos mayores con los que
hoy predominan,
se observa que el modelo actual imperante podría ser el
hiperprotector, caracterizado por: “Una familia cada vez más pequeña y protectora,
donde los adultos sustituyen continuamente a los jóvenes, facilitando su vida, intentan
eliminar las dificultades, hasta intervenir directamente haciendo las cosas por ellos
(Nardone et. al. 2003).
DISCUSIÓN
Como lo menciona O’Grady – LeShane (1993), la familia a través del mundo es
enormemente diversa y rápidamente cambiante. La aplicabilidad de nuevos modelos y
teorías a la familia mexicana, pese a la diversidad de culturas, plantea la posibilidad de
analizar la problemática familiar, observando el comportamiento de características
similares con el resto del mundo.
Desde la posguerra hasta hoy, la organización de la familia presenta una notable
evolución, basada en los cambios socioeconómicos y culturales que han caracterizado
los últimos años que paso de una tipología de familia puramente patriarcal a otra
nuclear (Nardone et. al, 2003, pág.21). Lo cual, no dista del proceso histórico de la
sociedad mexicana, reflejo de ello es está investigación.
De acuerdo al análisis de los resultados obtenidos de las historias de vida, se observó
que los modelos de familia imperantes son, en primer lugar, el modelo autoritario y en
segundo lugar, el modelo sacrificante. Es importante resaltar, que en esta primera
valoración de resultados no se encontraron datos
alusivos a los modelos
hiperprotector y democrático-permisivo, intermitente y delegante sin embargo, estas
dimensiones quedan abiertas a futuros análisis. Cabe señalar, que una de las posibles
críticas al estudio, sugiere que no existe una estructura particular, por tanto, ninguna
forma familiar es siempre la adecuada para todo tipo de personas (Gubrium y Holstein
1990 en Gracia y Musitu, 2000).
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Podemos concluir afirmando la relevancia del estudio que nos muestra la variedad de
los modelos familiares y los efectos que generan.
REFERENCIAS
Arranz, E. (2004). Familia y desarrollo psicológico. México: Pearson Educación.
Gracia F., E. y Musitu O., G. (2000). Psicología social de la familia. Barcelona: Paidós.
Nardone, G., Giannotti, E. y Rocchi, R. (2003). Modelos de Familia. Conocer y resolver
los problemas entre padres e hijos. Barcelona: Herder.
O'Grady - LeShane, R. (1993). Changes in the lifes of women and their families. Have
old pensions keep pace? Generations, 17(4), 27 - 31.
Schaie, K. W. y Willis, S. L (2003). Psicología de la Edad Adulta y la vejez. Madrid:
Pearson Prentice Hall.
Taylor, S. J. y Bogdan, R. (1987). Introducción a los métodos cualitativos de
Investigación. Barcelona: Paidós.
Vega, J. L. y Bueno, B. (2000): El desarrollo adulto y envejecimiento. Madrid: Editorial
Síntesis.
Vallejo, C., A., Osorio M., R. y Mazadiego, T. (2008) Estilos parentales y
sintomatología depresiva en una muestra de adolescentes veracruzanos. Enseñanza e
Investigación en Psicología, 13, 1,91-105.
VIOLENCIA INTRAFAMILIAR RELACIONADA A COMPLICACIONES EN EL
EMBARAZO, EL PARTO Y EL PRODUCTO.
María de los Angeles González Martínez1 Santa Vega Mendoza2,
Carmen Aguirre, García.3
María del
La familia constituye el ambiente social primario para los seres humanos. De la
relación entre cada uno de sus integrantes, depende el adecuado proceso de
socialización, pues es en su interior donde se generan las acciones positivas o
negativas que determinan el buen o mal funcionamiento y las expectativas de un
adecuado desarrollo como individuos integrados en un contexto social determinado.
Entre las acciones negativas en la familia se encuentra la violencia y particularmente
aquella que ocurre contra la mujer, lo cual nos lleva a un problema no resuelto de
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salud pública. De lo anterior debemos inferir la necesidad de brindar información a la
población para identificar la presencia de violencia y ser capaces de solicitar ayuda
oportunamente ante las instancias civiles, jurídicas o asistenciales; a la par de
sensibilizar, informar y capacitar al personal de Salud para la atención de la violencia
intrafamiliar durante el embarazo y por ende brindar una atención integral, oportuna,
de calidad y calidez por todo el personal de salud (medico, enfermería, trabajo social).
Objetivo: Determinar la relación entre la violencia intrafamiliar y sus complicaciones
en el embarazo, parto y el producto.
Hipótesis: Existe relación entre la violencia intrafamiliar y las complicaciones que
presenta la mujer durante el embarazo, el parto y el producto.
Método:
Participantes Mujeres puérperas hospitalizadas de Marzo a Mayo del 2010 en el
Hospital de Gineco Obstetricia Tlatelolco del IMSS, excluyendo a pacientes con
complicaciones del puerperio que requirieron terapia intensiva. Las características de
las mujeres fueron edad media de 26±6.3 años, escolaridad preparatoria 29.8%,
casadas 52.1%, trabajadoras 58.8
Instrumento Cuestionario Auto Diagnóstico de Violencia Intrafamiliar que consta de
15 ítems, el cual explora presencia, grado y tipología de la violencia (física,
psicológica, sexual y social).Propuesto por el instituto de Vida sin violencia. Instituto
Nacional de las Mujeres de México” Validado en Chile con una consistencia de 0.85.
Procedimiento Estudio de casos(n=121), pacientes con un puntaje de 12 a 45 y
controles(n=121), pacientes con un puntaje de 0 a 11 en el cuestionario auto
diagnóstico. Muestreo no probabilístico por casos consecutivos.
Previo consentimiento informado se aplicó el Cuestionario Auto Diagnóstico de
Violencia
Intrafamiliar,
además
se
exploraron
aspectos
sociodemográficos,
antecedentes obstétricos, antecedentes perinatales del producto y presencia de
toxicomanías. Se utilizó estadística descriptiva (porcentaje, promedio, desviación
estándar) y estadística inferencial para la asociación de variables (frecuencia, X2), OR
con Intervalo de Confianza al 95%.
Resultados: Antecedentes gineco-obstetricos media de inicio de vida sexual
17.8±2.76, número de gestas 1.96±0.98, partos 0.82±0.91, cesáreas 0.72±0.87 y
abortos 0.41±0.60.
Los factores asociados a violencia encontrados fueron: tabaquismo en la pareja (OR
1.9, IC95%1.095-3.445,p=0.022), alcoholismo en la pareja (OR 2.13,IC95%1.250www.cencalli.edu.mx
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3.637,p=0.005). La violencia incremento la presencia de complicaciones en el
embarazo
(OR5.380,
IC95%3.10-1.68,p=0.000),
(OR4.077,IC95%1.5510.68,p=0.002)
y
el
producto
parto
(OR5.825,IC95%3.06-
11.06,p=0.000). Productos con prematurez (OR2.528, IC95%1.312-4.871,p=0.005),
peso
bajo
(OR7.534,IC95%3.29-17.22,p=0.000)
(OR5.800,IC95%2.266-1.964,p=0.000).
El
y
principal
APGAR
violentador
bajo
fue
al
minuto
la
pareja
89.3%(108), la violencia referida fue psicológica 99.2%(120), social 91.7%(11), física
90.1%(109), verbal 78.5%(95), económica 59.5%(72) y sexual 23.1%(28).
Discusión: Se demostró que la violencia en la mujer embazada esta asociada a
complicaciones durante el embarazo y/o el parto, con productos en malas condiciones
al nacimiento con valoración de APGAR bajo, prematurez y peso bajo. Siendo factores
que pueden condicionar su presencia el tener parejas que presentaron alcoholismo,
drogadicción y tabaquismo.
Castro (2004) encontró una prevalencia de violencia domestica de un 32%, destacó
que la violencia emocional durante el embarazo es la que predomina por encima de la
física y la sexual, sin que ello represente reportes legales en contra de estas prácticas,
viendo que probablemente nuestras estadísticas estén subestimadas. Además de
encontrar una relación estrecha entre la presencia de violencia el antecedente de
violencia en la infancia y el alcoholismo en la pareja (p. 69). Asi mismo en otro estudio
Paredes (2005) demostró que el 16% de una muestra de 709 mujeres, reportaron
sangrado transvaginal durante el embarazo correlacionado con el haber sido golpeada
(OR=2.2). Se encontró asociación estadísticamente significativa entre violencia física y
la percepción del parto antes del tiempo esperado (0R=7.79), siendo la pareja el
principal violentador durante el embarazo (p. 338-339). Valdez (2005) encontró que las
mujeres con violencia están tres veces más expuestas a tener complicaciones durante
el parto y postparto inmediato. En relación con el peso bajo al nacer en las mujeres
con violencia se observó que están cuatro veces más expuestas a tener productos con
peso bajo (OR 4.0), encontrándose una diferencia de peso hasta por 560gramos (p.
356-357). También en su estudio demostró que
el 76% de las mujeres sufrieron
violencia de tipo psicológica, seguido de la física en un 40% y la sexual en un 47% (p.
357).
Por otro lado Panames (2007) en su estudio concluyó que un porcentaje muy bajo de
las mujeres tenían conocimiento sobre los lugares donde atienden a las mujeres
victimas de violencia (23.3% y 20.3%). A pesar de que alrededor del 50% de las
mujeres en ambos grupos contestaron que conocen las leyes que protegen a la mujer
contra la violencia solo el 10 % sabían cuales eran (p. 588). Nuestras pacientes
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analizadas ninguna había recurrido a consultoría legal o jurídica ante este evento,
considerando que podría ser por cuestiones sociales y culturales de nuestra población
al tener el concepto de que la mujer debe soportar la violencia de la pareja y
mantenerlo en secreto, Esto confirma la falta de información que existe en este tema y
la importancia de difundirla para aumentar su prevención.
De interes Johnston (2003, p. 658) refirio que “menos del 10% de los médicos
preguntan de manera rutinaria acerca de la violencia intrafamiliar a la mujer que acude
a consulta y menos aún durante el embarazo”, en nuestro país no se cuenta con
registro a este respecto ya que pasa inadvertido al tener como prioridad la atención
curativa a la paciente dejando a un lado las condiciones de lo social y psicológico de
la paciente en los servicios de consulta externa o urgencias. Algunos autores (Nasir
2003; Váldez y Santiago 2002) sugieren que la sola interrogación acerca de la
presencia de violencia, provista de validación y apoyo reduce los incidentes violentos.
Además publicaron sistemáticamente sobre la violencia doméstica reconociendo la
seriedad del problema desde las perspectivas de la salud proponiendo que de manera
rutinaria se indague sobre la presencia de violencia doméstica como parte del cuidado
a la salud. Debido a que ya se conoce la incidencia esto favorece a la implementación
de estrategias y líneas de acción en su abatimiento (p.105; p.138). Consideramos que
sería importante durante la consulta de control prenatal indagar sobre la presencia de
violencia para con ello realizar una detección oportuna y evitar sus complicaciones.
Heise (2002). En la determinación del porqué ocurre la violencia en la mujer, indicó
que es más común en sociedades que tienen mayor desigualdad de género, donde los
patrones de comportamiento son rígidos. El ámbito de la familia además del dominio
del varón, es la desigualdad de poder de la mujer y la aceptación de la violencia
interpersonal como una forma en que se resuelven los conflictos (p. 5-6).
En conclusión la presencia de violencia en el embarazo es un factor predisponente a
complicaciones en el embarazo y en los productos de la gestación. El panorama
presentado hace evidente la necesidad de considerar a la violencia intrafamiliar como
un problema emergente de salud pública por su alta prevalencia, por el daño que
produce a la salud e involucra necesariamente el marco de los derechos humanos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Castro, R. (2004). Prevalencia y severidad de la violencia en mujeres embarazadas en
México. Revista de Salud Pública, 38 (1), 62-70.
Heise, L. (2002). A global overview of gender-based violencia. International Journal of
Gynaecoogy and Obstetrics, 78, 5-14.
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Johnston, G. M., Ryding, H. A. y Campbell, L. M. (2003). Evolution of interprofesional
learning: Dalhousie university´s “from family violence to health”. Journal of the
Canadian Dental Association, 69, 658a-658e.
Nasir, K. H. (2003). Violencie against pregnant women in developing countries: review
of evidence. European Journal of Public Health, 13, 105-107.
Panames, V. (2007). Violencia de parejas en mujeres embarazadas de la cuidad de
México Revista de Salud Pública, 41, 582-590.
Paredes, S. (2005). Violencia física intrafamiliar contra la embarazada: un estudio con
base poblacional en Ometepec Guerrero, México. Salud Pública de México, 47,
335-341.
Valdez, R. (2005). Violencia doméstica durante el embarazo y su relación con bajo
peso al nacer. Salud Pública de México, 38, 352-362.
Váldez, R. y Santiago, S. (2002). Del silencio privado a las salas de urgencias: la
violencia familiar como un problema de salud pública. Gac. Med Méx, 138, 159163.
Funcionamiento familiar en pacientes con comportamiento parasuicida
Armendáriz-Vázquez Y1. Aguirre-García MC2. Chaparro-Caso López
Se llama suicidio a toda muerte que resulta mediata o inmediata, de un acto, positivo
o negativo realizado por la victima misma, sabiendo ella que debía producir ese mismo
resultado”. La tentativa, es el mismo acto, pero que es detenido
Durkheim (1897).
en su camino,
El comportamiento parasuicida se ha constituido en una causa
importante de morbimortalidad a nivel mundial, con una incidencia anual entre 10 a 20
casos por cada 100 mil habitantes en la población general (Calvo, Sánchez &Tejada,
2003). La familia constituye la primera red de apoyo social que posee el individuo,
amortiguadora de las tensiones de la vida cotidiana, pero podrá ser
también
generadora de estrés y psicopatología (Pérez & Lorenzo, 2004).
MÉTODO
Objetivo
Evaluar el funcionamiento familiar en los pacientes con comportamiento parasuicida.
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Los participantes fueron 7 familias con un integrante con comportamiento suicida,
edad media de 32 años, que fueron atendidos en el servicio de psiquiatría del Centro
Medico issemym Ecatepec , incluyendo a todos los pacientes que realizaron al menos
un intento de suicidio, con una edad entre los 18 a 60 años, que no presentaran
consumo de sustancias, ni algún otro trastorno psicótico, incluyendo a la familia
convivente. Se realizó un muestreo temporal no aleatorio de casos consecutivos en
el período de septiembre a noviembre del 2010,
utilizando
el
instrumento de
evaluación familiar de Emma Espejel Acco, Escala de Letalidad para suicidio y
entrevista semiestructurada al paciente y a su familia. Procedimiento: Se realizo un
estudio observacional descriptivo. Previo consentimiento informado y posterior a
tratamiento inmediato medico se entrevisto de manera individual al paciente
identificado con una entrevista para identificar la narrativa de motivos; el método, el
índice de letalidad y se invito a la familia para acudir a las dos semanas después de
su intento suicida, fuera del periodo de crisis para evaluar la funcionalidad familiar.
Resultados
La narrativa mas común en el 71.4% de los pacientes fueron conflictos
interpersonales. El método de comportamiento parasuicida más frecuente fue la
ingesta de pastillas en el 57.1%. El índice de letalidad fue alto 71.42%. Las familias
entrevistadas tuvieron una media de cuatro integrantes que acudieron para su
evaluación. La evaluación de la funcionalidad familiar global se reporto como
disfuncional en el 57.1%. Las dimensiones de la escala se evaluaron de la siguiente
manera: autoridad disfuncional en 57.14%, control disfuncional 57.14%, supervisión
funcional en el 100%, afecto funcional en el 57.14%, apoyo disfuncional en el 85.71%,
Conducta disruptiva disfuncional en el 85.71%, comunicación funcional en el 57.14%,
afecto negativo en el 71.47%, recursos de la familia disfuncionales en el 71.47%..
Conclusiones
Existe disfuncionalidad familiar en mas de la mitad de las familias con integrante con
comportamiento parasuicida y las área mas afectadas fueron
familiares, conducta disruptiva , expresión de afecto negativo.
REFERENCIAS BILIOGRÁFICAS
Álvarez A. (1973) El dios salvaje. México: Novaro.
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apoyo, recursos
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Arlaes, L; Hernández, G; & Álvarez C; (1998) Conducta suicida,
Factores
de
riesgo asociados. Rev Cubana Med Integr, 14 (2):122-6.
Armendáriz V. (2009). Prevalencia del intento suicida en la Unidad Psiquiátrica
del Centro Medico issemym Ecatepec. Agosto del 2009. Articulo sin
publicar.
Bobes, J; González, JC; & Sáiz, PA. (1997) Prevención de las conductas suicidas
y
Bobes,
parasucidas. Barcelona, Masson.
G. J; Sáiz M. P; García P. M; Bascarán F. M;& Bousoño G. M,
omportamientos suicidas.
(2004
Tomo I Edit. Ars Medica, Barcelona.
Bobes G. J; Sáiz M. P; García P. M; Bascarán F. M; &Bousoño García M; 2004)
Comportamientos
suicidas. Tomo II Edit. Ars Medica, Barcelona.
Calvo G. J; Sánchez P. R; &Tejada PA. (2003) Prevalencia y factores sociados a la
ideación suicida en estudiantes universitarios. Rev Salud Pública 2 May,
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