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Algunas infamias papales
Prodavinci · Friday, March 22nd, 2013
Fragmento de un artículo de Juan G.
Bedoya, publicado en El País
Entre los muchos papas infames de la historia no es el peor Esteban VI, pero sí el más
espantoso. Poco después de su ascensión al pontificado, en la primavera de 896,
ordenó desenterrar el cadáver de su predecesor, el papa Formoso, que llevaba nueve
meses bajo tierra; se ocupó de que lo ataviasen con las más vistosas vestiduras
imperiales; habilitó un pequeño trono para resaltar la vistosidad del momento e
inmediatamente reunió en torno un concilio de prelados para someter a juicio al
cadavérico Formoso. El acontecimiento se cuenta en diferentes historias de la Iglesia
romana como el “Concilio cadavérico” o el “Sínodo del cadáver”.
¿Qué ofensa había infligido Formoso a su fiero sucesor? Nada menos que aceptar ser
papa cuando fue elegido para ello, pese a inconvenientes formales. Esteban VI se creía
perjudicado, además, porque Formoso lo había nombrado obispo de una diócesis
alejada de Roma, lo que le excluía de la siguiente elección según las normas de
entonces. Cuando, pese a todo, fue elegido papa, Esteban VI buscó la manera de
acallar las críticas y su posible inhabilitación. Para ello debía anular los
nombramientos de su predecesor. El juicio a Formoso (al cadáver de Formoso) podía
presentarse, por tanto, como una cuestión de procedimiento. Pero el odio histérico del
sucesor despejó dudas cuando los presentes fueron informados sobre la ceremonia a
la que iban a asistir. Un diácono de confianza del papa Esteban debía situarse junto al
cadáver en descomposición como su representante legal, para responder a las
acusaciones. Y cuando Formoso fue declarado culpable, se amputaron a su cadáver los
tres dedos de la mano derecha utilizados para firmar y regalar bendiciones. El resto
del cuerpo, desnudado con esmero sobre el trono ante los asistentes –solo se le dejó el
cilicio que tenía pegado al cuerpo–, fue arrojado al río Tíber.
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Esteban VI acabó de muy mala manera, después de que un incendio (ocasionado por
un rayo “de orden del Divino”) destruyó aquel mismo año la basílica de Letrán. Fue
una señal que enardeció a los sacerdotes ordenados por Formoso para rebelarse. El
papa acabó encarcelado y estrangulado. Uno de sus sucesores, Teodoro II, de
brevísimo pontificado –veinte días–, alcanzó a rehabilitar a Formoso, recuperando su
cuerpo del Tíber y oficiando nuevo y solemne entierro. Formoso tiene tumba en la
basílica de San Pedro.
Este episodio ha sido considerado uno de los puntos más bajos del papado. Ha habido
otros peores, aunque menos extravagantes. Eso sí, el “Concilio cadavérico” causó
estupor en Roma. Lo demuestra el hecho de que apenas existen datos sobre los papas
de aquel tiempo, salvo una mera relación. Sí se sabe que antes de llegar Formoso al
pontificado se habían producido altercados y crímenes en varias elecciones. Es el caso
de Marino I, que sucedió a Juan VIII en 882 con la misma tacha que manchó a
Formoso, es decir, que no debía aceptar el cargo porque ya era obispo de otra ciudad.
Esa prohibición de “traslado de sedes” causó muertos sin cuento, entre otros la de un
nomenclator (funcionario) papal llamado Gregorio en la basílica de San Pedro, donde
(sic) “quedó una mancha de la sangre en el suelo porque lo sacaron de allí a rastras”.
Del sucesor de Marino I tampoco hay buenas noticias. Se llamaba Adriano III, estuvo
un año escaso en el cargo y apenas tuvo tiempo para reinar porque no paró de
defenderse de facciones y de ajustar cuentas cuando podía. Así, mandó cegar a un
funcionario público hostil y azotó desnuda por las calles de Roma a la viuda del ya
citado Gregorio, sin que los historiadores alcancen los motivos (o porque sí).
La ‘papolatría’ al uso dice que el pontífice romano es Vicario de Cristo, Sucesor de
Pedro, Siervo de los siervos de Dios, Santo Padre y Sumo Pontífice, todo en
mayúscula. También es, a efectos de política internacional, Jefe de Estado de una
llamada Santa Sede. Además recibe tratamiento de Su Santidad. El inquisidor Roberto
Belarmino (1542-1621), el primer cardenal jesuita y verdugo de Giordano Bruno y de
Galileo, en su famoso catecismo, en vigor hasta principios del siglo pasado, contestaba
a la pregunta “¿quién es cristiano?” de este modo tan curial y actual: “Es cristiano el
que obedece al papa”. Un Dios, un Cristo, un obispo, y este, además, investido por el
dogma de la infalibilidad y apoyado por incontables medios materiales.
Jesús, el fundador cristiano, entró en Jerusalén a lomos de un borrico. Los papas
viajan coronados con la tiara pontificia y se visten como los emperadores romanos,
para impresionar. “No fue con un cheque del banco del César con lo que Jesús envió a
sus apóstoles a anunciar el reino de Dios”, clamó en el siglo XIX el teólogo francés
Robert de Lamennais, tan citado. Así fue como nació y se consolidó, con poder y
riquezas, el llamado “Imperio católico”.
Pese a intrigas internas sin cuento, muchas veces resueltas criminalmente, no ha
habido un solo aspecto de la vida en que la Iglesia no se creyese con derecho a dar su
dictamen e imponerlo. Monarcas autocráticos, los papas practicaron durante siglos la
doctrina de Gregorio VII en el texto Dictatus Papae, de 1075: solo el romano pontífice
puede usar insignias imperiales, “únicamente del papa besan los pies todos los
príncipes”, solo a él le compete deponer emperadores, sus sentencias no deben ser
reformadas por nadie mientras él puede reformar las de todos. El último de esos
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emperadores (o así se creía) fue Pío XII, soberano entre 1939 y 1958. Obsesionado con
el protocolo, los funcionarios debían arrodillarse cuando el papa empezaba a hablar,
dirigirse hacia él arrodillados y salir de la habitación caminando hacia atrás. Pese a
tanto boato, el papado llevaba medio siglo sin poder temporal, al menos teórico.
Stalin, el dictador soviético, lo dejó claro cuando Churchill, en la Conferencia de Yalta
en 1945, le informó de la posible participación del papa en las conversaciones de paz,
que el premier británico apoyaba. “¿Cuántas divisiones tiene ese papa?”, zanjó Stalin.
***
Puede leer el texto completo aquí.
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on Friday, March 22nd, 2013 at 9:22 am and is filed under Actualidad
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