SEMINARIO TEOLÓGICO CENTROAMERICANO PRINCIPALES INTERPRETACIONES SOBRE LA COMPOSICIÓN HISTÓRICA DEL LIBRO DE ISAÍAS Monografía presentada en cumplimiento parcial de los requisitos de la materia Crítica del Antiguo Testamento César J. Navarro C. 25 de Febrero de 2011 1 PRINCIPALES INTERPRETACIONES SOBRE LA COMPOSICIÓN HISTÓRICA DEL LIBRO DE ISAÍAS Introducción Existe un número considerable de comentarios introductorios y especializados en el Antiguo Testamento, que abordan el desarrollo histórico de las interpretaciones en cuanto a la composición y autoría del libro de Isaías. Algunas de estas publicaciones muestran que a pesar de varios cientos de años transcurridos, el debate no se ha definido, y en ciertos casos, tiende a apreciar un futuro bastante abierto y variado en cuanto a las discusiones. Este trabajo procura dar un panorama introductorio, sobre el desarrollo de los puntos interpretativo principales de la composición del libro de Isaías. Su utilidad se encuentra en proveer un trasfondo general e histórico de las posturas más sobresalientes, lo cual sirve como introducción al tema. El trabajo está compuesto por tres secciones. La primera sección es un panorama breve de las controversias históricas en cuanto a la autoría del libro de Isaías. En la segunda sección, se presentarán tres posturas interpretativas principales en la composición del libro de Isaías: 1) Isaías hijo de Amóz como único autor 2) Segundo Isaías y 3) Tercer Isaías. Estas serán presentadas con sus argumentos a favor y en contra. Por último, se presentarán conclusiones generales y personales en cuanto el trabajo expuesto. Controversias históricas sobre la composición del libro de Isaías El primer estado de autoría interpretativa fue la aceptación general que un profeta llamado “Isaias hijo de amoz” del siglo VIII a.C, escribió los 66 capítulos del libro que lleva su nombre. La principal fuente para suponer esta teoría fue el propio nombre del profeta encontrado en el libro (Is. 1:1, 2:1; 8:1) y varios pasajes del mismo, citados en el 2 Nuevo Testamento, los cuales se atribuyen a Isaías (Mt 3:3; Mr. 1:2-3; Lc. 3:4-6; Jn. 1:23; Ro. 10:16, 20-21; 15:12). Dentro de los primeros escritos del comienzo del cristianismo, nadie se cuestionó acerca de la autoría, unidad o dichos prácticos encontrados en los escritos de Isaías.1 El acercamiento más bien, estuvo basado en una búsqueda del significado del texto para la fe en la vida cristiana aunque ocasiones, se encuentran asuntos generales de la composición del libro.2 Por el siglo XII, el exegeta judío Ibn Ezra (1092-1167) llamó la atención sobre el comentario de Isaías de un judío llamado Moses ben Samuel Ibn Gekatilla del siglo XI.3 En este comentario Ezra señaló que Moses ben Samuel atribuía las profecías de los primeros capítulos a Isaías pero las siguientes secciones del libro, al periodo del segundo templo o sea, la época posexílica.4 A finales del siglo XIII y a partir de las obras racionalistas de J. C. Döderlein y J. G. Eichhorn, los estudiosos empezaron a cuestionar la unidad del libro de Isaías y a dividir el libro en dos secciones. Döderlein distinguió una marcada división entre los capítulos 1-39 y 40-66. Con este en mente, escribió un comentario en donde atribuía los capítulos 1-39 a Isaías hijo de Amoz y 40-66 a la pluma de un Segundo Isaías a quien llamó Deutero-Isaías.5 Brevard S. Child resume por lo menos en tres argumentos el 1 Gary V. Smith, Isaiah 1-39, the New American Bible Commentary: an Exegetical and Theological Exposition of Holy Scripture (Nashville, Tennessee: B & H Publishing Group, 2007), 57. 2 Ibid. 3 R. K. Harrison, los profetas mayores y los profetas menores, vol. 3 de Introducción al Antiguo Testamento, trad. Pedro Vega (Jenison, Michigan: T.E.L.L., 1993), 33. Harrison identifica incorrectamente a Moses ben Samuel Ibn Gekatilla como un escritor del siglo II. Ver Alonso Schökel y J. Mateos, Isaías y Jeremías, Comentario Nueva Biblia española: profetas (Madrid: Ediciones Cristiandad, 1980), 95. 4 Werner H. Schmidt, Introducción al antiguo testamento, trd. Manuel Olasagasti (Salamanca: Ediciones Sígueme, 1983), 16. 5 John L. McKenzie, Second Isaiah, Anchore Bible (Chicago: Doubleday & Company, Inc., 1968), xvi. 3 motivo por los que estos autores vieron en los cap. 40-66, a un autor del siglo XVI.6 En primer lugar el momento histórico de estos capítulos reflejan el periodo exílico, en donde Jerusalén parece encontrarse en la cautividad. Segundo, se nota una diferencia en el lenguaje, estilo y conceptos entre la primera y segunda parte del libro, la cual demuestra diferentes autores. Tercero, el trabajo del profeta, se envuelve en medio de asuntos contemporáneos que experimenta el pueblo en sus días, a la luz de los mandatos divinos. Hubiese sido algo sin precedente en todo el Antiguo Testamento, si un profeta del siglo XVIII hubiese hablado a la necesidad de un pueblo exílico, 150 años en el futuro.7 Esta distinción entre el primero y segundo Isaías fue inicialmente, ampliamente aceptada.8 No todos los críticos estaban convencidos de que los capítulos 40-66 fueran obra de un solo autor. Una tercera etapa general, sobre la composición del libro de Isaías, llegó con la teoría de Bernard Duhm (1847-1928). Según su teoría, los capítulos 40-55 fueron escritos alrededor del año 540 a.C., en algún lugar de la región del Líbano, sin que esté claro si fue en fenicia o Siria.9 En cambio los capítulos 56-66 habrían sido escritos en Jerusalén, en época de Esdras, por un Tercer Isaías (Trito-Isaías) alrededor del año 459.10 A esta opinión se le dio amplia aceptación y fue prontamente aceptada como la explicación normal acerca de la composición del libro de Isaías.”11 Básicamente, se considero que Isaías 56-66 reflejaba las condiciones de la comunidad restaurada en Palestina. Duhn aseveró inclusive, la existencia de unidades más pequeñas no atribuibles a ninguno de los autores de las secciones mayores, las cuales provenían de un periodo 6 B. S. Childs, Introduction to the Old Testament as Scripture (Philadelphia: Fortress Press, 1979), 317. 7 Ibid. McKenzie, Second Isaiah, xv. 9 Gleason Archer, Reseña crítica de una introducción al Antiguo Testamento (Chicago: Moody Press, 1981), 366. 10 Ibid. 11 Harrison, Los profetas, 34. 8 4 más tardío (siglo I a.C) cuyo autor dejó su obra inconclusa.12A partir de esto, muchos siguieron fragmentando el libro de Isaías y multiplicando los autores. En los últimos años la crítica bíblica se ha centrado, a diferencia de finales del siglo XVIII, a organizar y ensamblar los bloques ya vistos.13 En el pasado, los estudiosos vieron los redactores en oposición a los autores. Su básica tarea no era creativa como la de los autores, sino mecánicamente, una mera colección de y transmisión de trabajos literarios antiguos. Desde los trabajos de Von Rad y North sobre el empleo del método de la redacción por parte del Yavista y Deuteronomista, los estudiosos han reconocido la creatividad teológica de los redactores, quienes dan una nueva interpretación al material antiguo transmitido.14 El resultado ha sido un nuevo interés en el estudio del material redactado dentro de la tradición bíblica.15 Desde la obra de Duhn hasta entonces hay una gran aceptación en dividir el libro de Isaías en tres grandes bloques: Proto-Isaías o Primer Isaías (Is. 1-39); Deutero-Isaías o Segundo Isaías (Is. 40-55); Trito-Isaías o Tercer Isaías (Is. 56-66).16A continuación examinaremos los argumentos a favor y en contra de estas principales posturas de composición del libro de Isaías. 12 Smith, Isaiah 1-39, 58. Con el descubrimiento de un manuscrito de Isaías, del siglo II a.C., la teoría de Duhm respecto a inserciones del siglo primero a.C. es prácticamente insostenible. 13 Schökel y Mateos, Isaías y Jeremías, 95. 14 Marvin A. Sweeney, Isaiah 1-4 and the post-exilic understanding of the Isaianic tradition (Berlin: de Gruyter, 1988), 2. 15 Ibid. 16 Schökel y Mateos, Isaías y Jeremías, 94. 5 Argumentos a favor y en contra de las principales posturas de composición del libro de Isaías Primer Isaías como único autor Aunque ya en el siglo XX la división del libro en tres grandes bloques se impuso, aún hubo quienes abogaban por atribuir todo el libro al profeta Isaías del siglo VIII. En esta postura se encuentran Alexander, Allis, Archer, Harrison, Margalioht, Miller and Young.17 Como se notó al principio, los cristianos arguyeron la evidencia interna del canon para reconocer la autoría de Isaías. J. A. Alexander sostuvo la paternidad literaria de Isaías para los capítulos 40-66. Ante la crítica del Segundo Isaías, Consideró como algo sin paralelo histórico que un autor erudito, brillante y con profecías de gran importancia para los exiliados, desapareciera sin dejar rastro.18 Archer debate contra las presuposiciones racionalistas que ven imposible la predicción de eventos tan distantes al tiempo de Isaías hijo de Amoz. Las presuposiciones anti-sobrenaturalistas de los críticos liberales, lleva a rechazar definidas predicciones y estás suposiciones no pueden dejar de tener una deformadora influencia.19 La negación del elemento predictivo de la profecía tal vez sea lo que más ofende a este grupo pues supone dejarse llevar por el espíritu racionalista de los siglos XVIII y XIX.20 Margalioth arguyó la prueba de contenido similar, socavando la misma prueba de contenido diferente, presentada por los críticos. Para él, no había ni un solo capítulo en Isaías 1- 39 que no se reflejara en Isaías 40-66.21A partir de 15 áreas temáticas diferentes en el 17 Curtis W. Fitzgerald, “a Rhetorical Analysis of Isaiah 56-66” (Ph.D. diss., Dallas Theological Seminary, 1944), 3. 18 Harrison, Los profetas, 37. 19 Archer, introducción al Antiguo Testamento, 368. 20 Schökel y Mateos, Isaías y Jeremías, 95. 21 Tremper Longman III y Raymond Dillard, Introducción al Antiguo Testamento, Trad. José María Blanch (Grand Rapids, Michigan: Libros Desafío, 2007), 371. 6 libro, mostró las designaciones comunes en ambas partes del libro. Algunas designaciones son: para Dios, para Israel, para fórmulas introductorias de oráculos, para emparejar Sión y Jerusalén, para la reunión de los exiliados y para mensajes de consuelo y esperanza.22 Un ejemplo específico, es que a Dios se le llama el "Santo de Israel” dos veces en la primera parte y trece en la segunda.23 Hay quienes piensan que a pesar de esta persistencia de mantener un único autor, sus argumentos no han convencido o carecen de influencia.24Cazelles comenta que una lectura rápida del libro, lleva a distinguir conjuntos de textos bastante homogéneos y diferenciados.25El rompimiento lingüístico y conceptual entre Isaías 1-39 y 40 es obvio.26 Aún comentaristas conservadores admiten que un novicio estudio bíblico con ágil observación, podría notar el cambio de enfoque en estos pasajes.27 Desde el capítulo 40 el nombre del profeta nunca es mencionado.28El mensaje es dirigido hacia una comunidad sin líder político, deportados de su tierra, y sufriendo bajo la opresión de Babilonia.29 Por otro lado, no todos creen que existe un riesgo para la fe en la inspiración, al reconocer que el trasfondo de Isaías 40-66 presupone un autor diferente. Es lo mismo que hacen los conservadores cuando están dispuestos a aceptar que Moisés no escribió 22 Ibid. Ibid. 24 Henri Cazelles, Introducción crítica al antiguo testamento (Barcelona: Editorial Herder, 1981), 23 417. 25 Ibid. Klaus Koch, “Latter Prophets: the Major Prophets” en the Blackwell Companion to the Hebrew Bible, Ed. Leo G. Perdue (Oxford: Blackwell Publishers Ltd, 2001), 356. 27 John Oswalt, The Book of Isaiah, chapters 1-39, the New International Commentary of the Old Testament (Grand Rapids: Eerdmans, 1986): 17. 28 Ibid. 29 Ibid. 26 7 Deuteronomio capítulo 34, y que este requiere un autor que vivió después de él.30La realidad de la inspiración profética no se elimina por ello.31 Un contra argumento muy importante a la teoría de un solo autor, proviene de parte de lo que se ha conocido como la crítica de la redacción. Aunque no siempre fue así, la crítica de la redacción ha llegado a especificar al redactor como a alguien que escoge, arregla, expande, reduce (cualquiera o todas estas) los escritos antiguos o material oral en detalle, desde su propio perspectiva o entendimiento.32 Ronald E. Clements fue uno de los primeros estudiosos en mantener que Isaías es una unidad literaria pero que esta unidad no está basada en su autoría.33Clements argumentó a favor de una unidad redaccional de Isaías, basada sobre consideraciones literarias.34La presencia de más de un autor en el libro, no impide ver la evidencia interna de un plan editorial.35Este permite acercarse al libro para ser estudiado como un todo y no meramente sobre las unidades individuales fuera de su más grande contexto.36 Sweeney señala que los estudiosos que apoyan este acercamiento no indican únicamente que los capítulos 40-66 están construidos sobre temas, conceptos y lenguaje de los capítulos 1-39.37Ellos notan también que la primera parte del libro esta presentada de tal forma que anticipa lo concerniente de la segunda. Por ende, ambas partes solo 30 Longman III y Dillard, Introducción al Antiguo Testamento, 376. Ibid. 32 F. Gerald Downing, “Redaction Criticism” en Dictionary of Biblical Criticism and Interpretation, Ed. Stanley E. Porter (New York: Routledge Taylor & Francis Group, 2007), 310. 33 Fitzgerald, “a Rhetorical Analysis of Isaiah 56-66”, 12. 34 Ibid. 35 Ibid. 36 Ibid. 37 Sweeney, Isaiah 1-4, 5. 31 8 pueden ser entendidas como componentes interrelacionados de un redaccional unificado del todo.38 A partir de críticas como estas y otras contemporáneas tales como la crítica literaria y crítica del canon, las cuales se acercan al libro en su forma final, los argumentos de los conservadores han ido cediendo gran parte del terreno.39 Desde el interés por una unidad basada en temas y vocabularios comunes que utilizaría un solo autor, hoy se defienden argumentos en pro de una unidad que yace en la redacción del libro.40No obstante, el consenso crítico ha tendido a reconocer el valor de la unidad de todo el libro, algo que ya hacían quienes defendían la sola autoría del libro de Isaías.41 Autores que apoyan estas corrientes críticas contemporáneas de la unidad redaccional (con sus individuales matices) son, Ackroyd, Clements, Rendtorff, Sweeney, Brueggemann, Child, Hanson, Seitz, Longman III, Carr.42 Segundo Isaías: dos autores Antes de que Duhm notará el tercer Isaías, el general consenso fue que la segunda sección del libro (40-66), era esencialmente el trabajo de un autor. Francisco, Gesenius,43 38 Ibid. Longman III y Dillard, Introducción al Antiguo Testamento, 373-375. 40 Ibid., 375. 41 Ibid. 42 Fitzgerald, “a Rhetorical Analysis of Isaiah 56-66”, 8-23. Carr advierte del peligro de una búsqueda impulsiva para encontrar una macroestructura integral de todo el libro de Isaías. En su estudio, el aboga por la búsqueda de la unidad de Isaías desde la redacción de varios materiales ricos en pluralidad, construidos dentro del texto de Isaías. Ver David Carr, "Reaching for Unity in Isaiah," Journal for the Studies of the Old testament 57(1993), 61-80. 43 En el caso de Gesenius, su afirmación se basaba en que los capítulos 40-66, aunque no era de la naturaleza de los escritos de Isaías, eran esencialmente una unidad, punto de vista que alcanzó la aceptación de muchos estudiosos. Harrison, Los profetas, 34. 39 9 Haran, James, Kissane, Murtonen, Smart, y Torrey representan algunos de quienes ven dos básicas divisiones.44 Como se notó al inicio, no todos los críticos estaban conformes con esta división. Duhm separó los capítulos 56-66 del Segundo Isaías. Su mayor razón para hacer esto, fue el cambio del estilo literario y que el tercer Isaías reflejaba la comunidad Judía posexílica la cual había retornado a Jerusalén.45Fisher clasifica tres encabezamientos aducidos por la alta crítica para rechazar los capítulos 40-66: diferencias relacionadas con el tema; diferencias de lenguaje y estilo; y diferencias en ideas teológicas.46 Los que defienden la unidad de los capítulos 40-66 piensan que esta sección, procede del gran profeta del destierro, el Segundo Isaías. “Reconocen que hay diferencias de estilo y de circunstancias históricas; pero se explica fácilmente si el Deuteroisaías no murió en Babilonia, sino que retornó a Jerusalén con los desterrado”.47 Torrey creía que el autor de Isaías del 34-66 (excepto 36-39), fue escrito por un autor que vivió en Jerusalén, casi al terminar el siglo V y que sus destinarios fueron los habitantes de su propia tierra.48 Las menciones de Ciro y las referencias a Babilonia y Caldea son meras interpolaciones que figuran solamente en cinco pasajes y, por lo tanto, pueden ser descartadas.49De esta manera, las diferencias en cuanto ambiente y problemática, serían justificadas.50Sin embargo, hay mucho debate en cuanto a la biografía del profeta y no 44 Fitzgerald, “a Rhetorical Analysis of Isaiah 56-66”, 5. Childs, Introduction to the Old Testament, 323. 46 Archer, introducción al Antiguo Testamento, 368. Fisher defiende la unidad de estos capítulos desde la postura de un solo autor. 47 Schökel y Mateos, Isaías y Jeremías, 95. 48 Archer, introducción al Antiguo Testamento, 367. 49 Ibid. 50 Ibid. 45 10 pasa de puras conjeturas.51La mayoría acepta que este profeta, actuó entre los desterrados de Babilonia a finales del exilio.52 Una datación posexílica parece injustificada.53 Uno de los primeros debates en cuanto el Segundo Isaías, fue la mucha atención a entender las formas de los oráculos.54Por un lado, algunos estudiosos vieron en el libro de Isaías una colección de oráculos, los cuales funcionaron en un estado oral independientemente y luego fueron solo conectados.55 Por otro lado, estudiosos como Torrey y Muilenburg arguyeron que los oráculos del segundo Isaías formaban un unificado total, con un claro progreso en el pensamiento y el reflejo de la estructura de una composición literaria.56 Un segundo debate se enfocó sobre el complejo problema de lo que se conoce como “los cantos del siervo”. Duhm señaló que en el segundo Isaías existen Cuatro Cantos del Siervo de Yahvé que originalmente no tenían que ver en nada con el Segundo Isaías.57Otros encontraron cinco e incluso siete cantos.58 En el periodo de posguerra, hubo una reacción en contra de aislar los Cantos del Siervo del resto del Segundo Isaías pero tal exégesis no pudo resolver el conflicto.59 Igualmente, el problema del autor ha recibido distintas respuesta. Primero, el Segundo Isaías no escribió ninguno de los cantos; segundo, escribió los tres primeros y el cuarto que habla de su muerte, lo escribió un discípulo; tercer, el Segundo Isaías escribió los cuatro.60”A favor y en contra de cada 51 Schökel y Mateos, Isaías y Jeremías, 263-264. Ibid., 264. 53 Ibid. 54 Childs, Introduction to the Old Testament, 321. 55 Ibid., 321. 56 Ibid., 322. 57 Schökel y Mateos, Isaías y Jeremías, 272. 58 Ibid. 59 Childs, Introduction to the Old Testament, 322. 60 Schökel y Mateos, Isaías y Jeremías, 373. 52 11 postura se aduce siempre los mismos argumentos: literarios, teológicos, lingüísticos, con los que cada autor intenta demostrar su postura”.61 Por último, cabe destacar nuevamente el desafió de la crítica de la redacción, como una posibilidad de ver los escritos del Segundo Isaías y el Tercer Isaías (tanto sus continuidades o discontinuidades) como la obra contextualizada y redaccional de alguien. Para este acercamiento, importante son los estudios de Zimmerli y Sechmsdorf.62 Tercer Isaías: tres autores Como ya se señaló, la tesis de un tercer autor en el libro de Isaías vino a partir de Duhm y sus seguidores. Ellos notaron la imposibilidad de ver Isaías 40-66 como una unidad y atribuyeron los capítulos 56-66 a un profeta posterior al destierro. Algunos de ellos lo consideran discípulo del Segundo Isaías.63 Dentro de los que apoyan este acercamiento se encuentran, Bonnard, Elliger, Hamlin, Jones, Knight, Odeberg, McCullough, y Scullion.64 No todos están de acuerdo con la clasificación de la autoría de los capítulos 56-66 propuesta por Duhm.65 Algunos piensan que proceden del Segundo Isaías como ya se notó. Para otros, el autor de los capítulos 56-66 es un discípulo del Segundo Isaías, que adaptó, a las nuevas circunstancia posexílicas, la predicación de su maestro. Esto explicaría perfectamente las semejanzas y diferencias.66Por último son numerosos los autores que niegan la unidad temática y estilística de dichos capítulos.67 La diversidad de 61 Ibid. Childs, Introduction to the Old Testament, 329. 63 Schökel y Mateos, Isaías y Jeremías, 373. 64 Fitzgerald, “a Rhetorical Analysis of Isaiah 56-66”, 7. 65 Schökel y Mateos, Isaías y Jeremías, 341. 66 Ibid., 342. 67 Ibid., 342. 62 12 situaciones e intereses, de géneros y de estilos, les impulsa a atribuir estos capítulos a una pluralidad de autores.68 Como señala Harrison, cuando Duhm separó los capítulos 56-66 del Segundo Isaías abrió la puerta para una mayor fragmentación de la paternidad literaria de este libro profético.69A pesar de esto, la mayoría sitúa estos capítulos en los siglos VI y V.70 A pesar de la relativa falta de argumentación de Duhm, los estudiosos creen que hay diferencias sustanciales entre los capítulos 40-55 y 56-66, las cuales ameritan diferentes autores.71Por otro lado, estudiosos de acercamientos contemporáneos, abogan por una unidad de los capítulos 40-55 y 56-66, así como de todo el libro de Isaías. Hay un interés en reconocer que el material en el tercer Isaías depende sobre frases y conceptos del resto de la tradición Isianica, al grado que no podría haber tenido una existencia independiente.72El material parece haber sido elaborado y aplicado al nuevo contexto posterior al exilio.73Asuntos concerniente a Sión y la relación de pecado y perdón/liberación permean todo el libro y sugiere estrategias para la lectura del trabajo canónico con una composición unificada.74 Los más recientes acercamientos han enfatizando en la amplia unidad redaccional de todo el libro, aunque hay menos indicadores de interacción entre los capítulos 1-39 y el Tercer Isaías.75 Tomasino hace un estudio comparativo de Isaías 1:1-2:4 con los 68 Ibid. 373 Harrison, Los profetas, 37. 70 Schökel y Mateos, Isaías y Jeremías, 343. 71 Bradley C. Gregory, “The Postexilic Exile in Third Isaiah: Isaiah 61:1–3 in Light of Second Temple Hermeneutics”, Journal of Biblical Literature 126, no. 3 (2007), 476. 72 Ibid. 73 Ibid. 74 Ibid. 75 Ibid. 69 13 capítulos 63-66 del tercer Isaías.76Para él, Isaías es difícil creer que el capítulo 1 fue compuesto después del resto del libro, como una introducción al libro como un todo o que este fue compuesto por el autor de los capítulos 63-66.77Comenta la posibilidad de que el autor de Isaías 63-66 conoció capítulo 1 de Isaías y el Segundo Isaías, lo cual explica el paralelismo estructural que él nota entre 1:2-2:4 y 63:7-66:24. Isaías 1 pudo haber sido el primer capítulo en una temprana colección Proto-Isianica. Cuando el tercer Isaías o quien quiera que sea, publicó estos tardíos capítulos, quiso dar a la colección un sentido de unidad y clausura.78Concluye observando que es mejor considerar los pasajes 1:1-2:4 como una unidad anterior que el Segundo Isaías o el Trito Isaías, y la poca concordancia entre estos pasajes introductorios del libro y los demás capítulos del Primer Isaías.79En este caso, sirve examinar la unidad del libro desde el acercamiento de la complejidad redaccional como advierte Carr.80 Conclusiones generales y personales Si se piensa en un espectro histórico (de izquierda a derecha) sobre la composición del libro de Isaías, uno podría colocar en un extremo, la defensa de la unidad del libro basada en un solo autor. En el medio del espectro, sucesivas fragmentaciones son argüidas a favor de un Segundo Isaías inicial (40-66) y uno posterior (40-55) hasta llegar a un Tercer Isaías o autor (56-66). Casi llegando al nuevo extremo, una mayor fragmentación del Segundo y Tercer Isaías. Pero al final de este espectro histórico, 76 Anthony J. Tomasino, “Isaiah 1.1-2.4 and 63-66, and the Composition of the Isianic Corpus”, Journal for the Study of the Old Testament 57 (1993); 81-98. 77 Ibid., 95. 78 Ibid., 96. 79 Ibid., 97-98. 80 David Carr, "Reaching for Unity in Isaiah”, JSOT, 61-80. 14 reaparece un regreso a la integración de todo el libro, desde una unicidad redaccional y literaria. Un mayor beneficio en este espectro es brindado por la parte más derecha. Provocado por la gran desilusión de la búsqueda histórica del autor, los estudiosos recientemente han considerado el gran valor de acercarse a Isaías como una obra completa y final. No es necesario regresar al extremo izquierdo del espectro pues Isaías hijo de Amoz, no escribió todo el libro. Tampoco es necesario seguir desfragmentando el libro en múltiples autores que jamás podrán nombrarse. Es enteramente más importante el contenido de la obra, la cual requiere de un acercamiento que divise el ingenio literario y redaccional. Esto ha sido demostrado por los recientes trabajos basados en la forma final del libro, los cuales han sido bien acogidos. Aún con esto, se debería apreciar la complejidad, diferencias y similitudes de todo el libro. Esto ayudaría a mantener la mente abierta a un futuro que sin duda, seguirá presentando disputa en cuanto a la composición del libro de Isaías.