ORACIÓN DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II EN LA CUEVA DE

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ORACIÓN DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II
EN LA CUEVA DE COVADONGA
1. ¡Dios te salve, Reina y Madre de misericordia!
He subido a la montaña, he venido hasta tu Cueva,
Virgen María, para venerar tu imagen,
“Santina de Covadonga”.
Con tus hijos de Asturias y de España entera
quiero hoy proclamar tus glorias y unirme a tu canto:
¡Tú eres la Sierva del Señor, nuestra Madre y Reina!
Como peregrino que ansía afianzar su esperanza, vengo a este
santuario, testigo de tanta fe y amor en la historia,
hogar seguro, bajo tu cobijo, entre los montes,
donde pusiste tu Casa y sin cesar dispensas los dones de tu Hijo.
2. Junto con los Pastores y fieles de esta Iglesia de Asturias,
a Ti, que eres dulzura y esperanza de cuantos te imploran,
te pido el don de la esperanza que ilumina el futuro,
el gozo perenne de la fe, el ardor radiante de la caridad.
Ayúdanos a vivir en comunión sincera,
sabiéndonos Iglesia de Dios, hermanos de Cristo e hijos tuyos,
para dar testimonio de unidad y reavivar en nuestro pueblo la fe.
Te pido, Señora, desde este corazón de Asturias que es tu Cueva,
por todos los que invocan tu nombre en tantos otros templos,
que esparcidos en la geografía del Principado,
son faros de fe, santuarios donde brota el fervor de la esperanza,
morada tuya donde tus hijos se reúnen en torno al altar.
3. Quiero presentarte y poner ante tu pies, Virgen de Covadonga,
a todos tus hijos de Asturias, las gentes del campo
y los hombres del mar,
los mineros con su duro e inclemente trabajo,
los niños y los ancianos,
los enfermos y todos los que sufren en el cuerpo y en el alma,
las familias, y sobre todo, los jóvenes, promesa del futuro,
que buscan la razón y el sentido de su vivir.
Alcanza para todos de Dios, “rico en misericordia”,
con tu poderosa mediación maternal,
la gracia del perdón y de la reconciliación
que Cristo tu Hijo nos ha merecido
para vivir en paz con Dios y con los hermanos.
4. Protege, Virgen Santa de Covadonga,
a cuantos vienen hasta tu templo santo
para unirse en matrimonio bajo tu mirada maternal.
Haz que experimenten como los esposos de Caná,
la gracia de tu intercesión y la presencia salvadora de tu Hijo,
para que la fe cristiana sea fundamento inquebrantable de su hogar
y el amor verdadero fortalezca su unión y se abra fecundo a la vida. Mira,
Madre de Asturias, a todos los emigrantes de esta tierra
que desde lejos vuelven sus ojos hasta este santuario,
en espera de poder regresar a su patria y contemplar tu rostro
que atrae los corazones e irradia luz y paz.
5. “Santina de Covadonga”, “causa de nuestra alegría”,
ilumina a cuantos llegan a estas montañas
para que reconozcan, en medio de tanta belleza,
a Quien “yéndolas mirando, con sola su figura,
vestidas las dejó de su hermosura”,
y así se dejen atraer por la bondad y belleza del Creador
que hizo de Ti el vértice de la hermosura humana y divina.
Suscita, Madre de Asturias,
entre los hijos e hijas de las familias cristianas
vocaciones de apóstoles y misioneros:
nuevos sacerdotes, religiosos y religiosas,
personas consagradas y seglares comprometidos,
al servicio del Reino y de la civilización del amor.
Haz que, hoy como ayer, los hijos de Asturias
sigan a tu Hijo por el camino de la santidad
y siembren la semilla del Evangelio
desde aquí hasta los confines de la tierra.
6. Madre y Maestra de la fe católica,
haz que Covadonga siga siendo, como antaño lo fue,
altar mayor y latido del corazón de España.
Y a quienes te cantamos como “la Reina de nuestra montaña”
y a todos los hermanos que peregrinan por los senderos de la fe,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre,
que nos ofreces siempre como Salvador y Hermano nuestro.
¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
Amén.
TRIDUO A LA VIRGEN DE COVADONGA
1º En el nombre del Padre...
2º Nuestra esperanza es María, a ella acudimos pidiendo auxilio para vernos
libres de nuestros males; ella nos so-corre. (Si se hace en grupo se puede
cantar "Bendita la reina" que sustituirá la antífona anterior) Se puede ir rezado
las cincuenta avemarías, según se encintra en la página 20.
3º Reflexión para cada día de la novena
4º Preces:
A cada petición digamos: Intercede por nosotros Madre del Señor.
• Ruega ¡oh María! por el Pueblo de Dios
• Protege al Papa
• Ayuda a nuestro Obispo
• Haz que haya paz entre los pueblos
• Conserva en el amor a los esposos
• Cuida de los que no tienen trabajo
• Que los jóvenes y los niños crezcan en sabiduría
• Protege a los pobres
• Consuela a los enfermos
• Haz que desterrados y emigrantes puedan volver a la Patria
• Sé alivio de los moribundos
• Intercede por los que han muerto
Pídase La gracia a alcanzar en esta novena
Se rezan tres avemarías con el:
V/. Madre mía de Covadonga
R/. Sálvanos y salva a España
Oración final
Ayúdanos, Señora y Madre nuestra, a vivir en comunión sincera, sabiéndonos
Iglesia de Dios, hermanos de Cristo e hijos tuyos para dar testimonio de
unidad y reavivar en nuestro pueblo la fe. Amén
Reflexión para cada día
DIA PRIMERO
Guía segura de la Iglesia
De los Hechos de los Apóstoles 1, 14
Todas ellos se dedicaban a la oración en común junto con algunas mujeres,
entre ellas María la madre de Jesús.
La Virgen María ha recorrido los caminos de la fe, que son de confianza y
abandono en la Palabra de Dios, – que ella siempre acogió a modo de luz en el
sendero de su vida –, y por ello goza ya ríe la gloria de Dios a cuya derecha
está de pie, como reina preciosa. Asunta al cielo es para la Iglesia signo de
esperanza segura.
El paso del hombre por este mundo está llamado a terminar bien. En el
regazo de Dios. La Iglesia, ansiosa de estar con Cristo, sigue los pasos de la
Virgen a fin de llegar a la glorificación que le corresponde como cuerpo que
es del Hijo de María. María es la estrella que anuncia el día y que, por ser este
día ya todo de Dios, no conoce atardecer.
DIA SEGUNDO
Estrella de la evangelización
De los Hechos de los Apóstoles 1, 8
Jesús les dijo: “Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros,
recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría
y hasta los confines del mundo".
El Señor encargó a sus discípulos una tarea: dar a conocer el evangelio. La
evangelización es esencial en el hacer de la Iglesia, y ésta aparece ante el
mundo como el recinto donde se vive la oración que brota del amor.
El evangelio que se proclama se hace realidad en todo aquel que lo recibe
con fe.
María creyó en la encarnación del Hijo de Dios en su seno por obra del
Espíritu Santo, tal como fue anunciado por el ángel; lo celebró con su canto;
lo llevó en su seno a su prima Isabel, cuyo hijo saltó de gozo en sus entrañas
al captar la presencia del Salvador.
Creer, celebrar, anunciar a Jesucristo resucitado de entre los muertos, es el
camino que la Virgen Madre ofrece a la Iglesia, y a cada uno de los que de
ella formamos parte, a fin de que los hombres vengan a la fe.
DIA TERCERO
Comienzo de un mundo nuevo
Del libro del Apocalipsis 21, 1-2
Vi un cielo nuevo y una tierna nueva, porque el pómez cielo y la primera
tierra han pasado, y el mar ya no existe. Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén,
que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se
adorna para su esposo.
Todo aquel que cree en Jesús, hijo de María, como Salvador y Señor por
medio de su muerte y de su resurrección, le llena de alegría el saber que la
vida de los que son suyos por la fe y el bautismo no termina con la muerte, se
transforma; sabe el cristiano que en la comunión eucarística que ha recibido a
lo largo de su vida, ha comido la Vida que no acaba: Cristo Jesús.
La Virgen, Madre del Señor, constantemente nos invita a que nos
acerquemos a ella para que nos saciemos del fruto precioso de su vientre que
es Jesucristo.
En ella comienza un mundo nuevo porque llevó en su seno a Aquel que, por
medio de su muerte y resurrección, todo lo hace nuevo.
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