Revista literaria

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Diciembre 2013
Revista literaria
Número 2
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En
esta
Edición
Editorial
5
Por el túnel del tiempo
6
La leyenda del almirante
8
Como en el cine
10
Para leer
12
Por el túnel de letras
18
Letra y música
24
Personajes
28
Autores
31
Por qué escribir
32
En el arcén del teatro
34
Palabras, palabras, palabras
42
Entrevista a Fernando Gamboa
La magia de la Navidad en escena
Entrevista: Julio Porto
Teatro vivo
De los que pisaron fuerte y un Príncipe
que regresó
Cuentos
A salvo
La cigarra y la hormiga
El día que perdí la memoria
Penúltima página
La Soga
Locura de amor
Poesía
Delirio II
35
36
38
40
7
7
16
17
26
30
16
3
Director y editor
Ismael Iriarte Ramírez
Directora comercial
Olga Lucía Iriarte
Coordinador editorial
Daniel Casas
Redactores
Mariela Iriarte
Ana María Penagos
Diana Méndez Parra
Traducción
Claudia Iriarte
Arte y diseño
Andrés Quijano
Producción y distribución
Túnel de letras Editores
Corrección
Cecilia Lara
ISSN 2344-813X
Túnel de letras
Bogotá - Colombia, 2013
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4
Editorial
Navegando
“Después... ¿Qué se yo!... Escenas sueltas de no sé qué
historia que yo he oído o que inventaré algún día”
Desde mi celda - Gustavo Adolfo Becquer
No es extraño que después de alcanzar una meta
anhelada, la euforia y la satisfacción del deber cumplido, empiecen a dar paso a un estado de vacío y
en algunos casos de desazón, que los expertos en
la materia bien podrían catalogar como un “valle” y
los no tan expertos -como yo- describiríamos con
palabras non sanctas.
Haber llevado a buen puerto la primera edición de la
Revista literaria Túnel de letras, con una acogida que
supero todas las expectativas, no fue por supuesto
la excepción a esta regla. Así que esta especie de
atasco, junto a algunas circunstancias de la cotidianidad y otros fantasmas, terminaron por hacer
parecer el camino como un terreno más cercano a un
bosque oscuro, que a un plácido valle. Sin embargo,
este estado pasajero solo sirvió para permitirme iniciar con mayor entusiasmo, el reto de dar continuidad
a este proyecto, dándole vida a un segundo capítulo,
al que con certeza seguirán muchos más.
Durante los últimos meses he encontrado la inspiración en los lugares más insospechados y dispares, que van desde las páginas más occidentales
de Haruki Murakami; pasando por las encumbradas lecciones filosóficas de los momentos de divertimento de Umberto Eco; hasta llegar a la ver-
sión Jekkyl de Charles Bukowski. Estímulos que a
pesar de su artera embestida me concedieron la
licencia de aprender una valiosa lección de un personaje bastante menos virtuoso, un tal Edward Davis Wood Jr., con el que no muchos querrían sentirse identificados y del que más allá de sus dudosos
estándares de calidad, hoy me precio de profesar
su estricto sentido de la amistad y la lealtad, junto
a un selecto grupo de amigos, colaboradores y por
supuesto lectores, entre los que a falta de Béla Lugosi, Vampira o Tor, se encuentran los verdaderos
artífices de lo que hoy es una realidad, que día a
día constituyen el mayor incentivo para dar mi mayor esfuerzo.
No puedo dejar de mencionar el estricto régimen
musical al que me he sometido en este periodo,
compuesto por altas dosis de Luis Eduardo Aute,
Nacho Vegas, Roy Orbison, Joaquín Sabina y por
supuesto Leonard Cohen, llenándolo todo de ánimo y esperanza, con aquello de (…) Everybody
knows that the boat is leaking, everybody knows
that the captain lied (…).
Entrando ya en materia de esta segunda inmersión
por el Túnel de letras, debo empezar señalando
que como un modesto homenaje, servirá como escusa para despedir a un grande: Álvaro Mutis, el
eterno navegante, que desde ya ocupa su lugar entre los escritores inmortales de la lengua española.
Como es ya una sana costumbre, seguiremos
descubriendo increíbles historias de la mano de
nuevos talentos alrededor de Hispanoamérica; y
conoceremos más de cerca a Fernando Gamboa,
uno de los escritores más prolíficos y exitosos de
los últimos años, mientras que nuestras secciones
habituales como Letra y música, Personajes, Como
en el cine y demás, nos llevarán de viaje por algunos de los capítulos memorables de la literatura y
el teatro, en lo que de corazón espero que sea, una
travesía inolvidable para nuestros lectores.
Ismael Iriarte Ramírez
Director
[email protected]
5
Por el túnel del tiempo
10 de diciembre
de 1830.
Nace la poetisa
estadounidense
Emily Dickinson,
autora de obras como
Morir sin morir, Naturaleza no es lo que
vemos, No era la
muerte, No se lo dije
al jardín y Podría estar
más sola.
21 de diciembre de
1872.
En la novela
La vuelta al mundo
en 80 días, de Julio
Verne el sábado 21
de diciembre, el personaje principal, Phileas
Fogg, llega a su destino, el Reform-Club, a
las 20:44:57, después
de 79 días, 23 horas,
59 minutos y 57
segundos de viaje.
27 de diciembre de
1897.
Se estrena en el teatro
de la Porte-Saint-Martin,
Cyrano de Bergerac,
drama heroico en cinco
actos y en verso del
poeta y dramaturgo
francés Edmond
Rostand.
3 de enero de 1896.
Nace el escitor
británico J. R.R
Tolkien, autor de El
Señor de los Anillos y
El Hobbit.
6
5 de enero de 1931.
Nace el escritor italiano Umberto Eco,
autor de obras como El
nombre de la rosa, El
péndulo de Focault,
Baudolino y El cementerio de Praga.
19 de enero de
1809.
Nace el poeta
estadounidense
Edgar Allan Poe,
autor de obras como El
rey peste, Gato negro,
El escarabajo de oro,
El corazón delator,
Sueños, Estrella del
amanecer, Himno,
Annabel Lee, Las
campanas, Eureka y
La narración de Arthur
Gordon Pym.
7 de febrero de
1812.
Nace el novelista
inglés Charles
Dickens, autor de
obras como
Oliver Twist, Grandes
esperanzas, David
Copperfield, Nicholas
Nickleby, Un Cuento
de Navidad, Historia
de dos ciudades y
Tiempos difíciles.
26 de febrero de
1802.
Nace el novelista y
dramaturgo francés
Víctor Hugo, autor
de obras como Los
miserables, Nuestra
Señora de París, Han
de Islandia y El 93.
6 de marzo de
1928.
Nace el escritor colombiano Gabriel García
Márquez, Ganador
del Premio Nobel de
Literatura en 1982. Autor de obras como Cien
Años de soledad, El
coronel no tiene quien
le escriba, El amor en
los tiempos del cólera,
Crónica de una muerte
anunciada, El otoño del
patriarca y El general
en su laberinto.
28 de marzo de
1936.
Nace el escritor peruano Mario Vargas llosa, ganador del Premio
Nobel de Literatura en
2010. Autor de obras
como Pantaleón y las
visitadoras, La ciudad
de los perros, La tía
Julia y el escribidor y
La fiesta del chivo.
13 de abril de 1906.
Nace el escritor irlandés Samuel Becket,
ganador del Premio
Nobel de Literatura en
1969. Autor de obras
como Final de partida,
Esperando a Godot,
Los días felices y El
innombrable.
23 de abril de 1996.
La Organización de
las Naciones Unidas
para la Educación, la
Ciencia y la Cultura
(UNESCO) proclama el
23 de Abril como el Día
Internacional del Libro y
del Derecho de Autor.
31 de marzo de
1914. Nace el poeta
y ensayista mexicano
Octavio Paz, ganador
del Premio Nobel de Literatura en 1990. Autor
de obras como Luna
silvestre, Salamandra,
Blanco, Vuelta, El
laberinto de la soledad, La llama doble e
Itinerario.
7 de abril de 1889.
Nace la poetisa chilena Gabriela Mistral,
ganadora del Premio
Nobel de Literatura en
1945. Autora de obras
como Desolación, Ternura, Lagar y Los sonetos de la muerte y otros
poemas elegíacos.
Cuentos
A salvo
Cada vez que alguien le preguntaba con fingido interés
por qué era así, no tenía más remedio que contestar con
fingida cordialidad que no lo sabía.
El señor Big era un hombre grande, colosal, pero estaba asustado. Diríase que algo así es imposible, que un
hombre como él puede infundir temor, pero nunca sentirlo.
Ese no era su caso. Él sentía temor. Todas esas pequeñas
personas a su alrededor, como diminutas ratas sonrientes
ante un pedazo de queso le causaban horror. Creía que
en cualquier momento saltarían sobre él para engullirlo y
que su fuerza, tan descomunal como él mismo de nada
serviría ante tal embestida.
Por otra parte, el señor Big era demasiado noble. Sabía
que no le haría daño a ninguno de sus potenciales agresores. Alma de ángel en cuerpo de gladiador. Tal era la
ironía de su vida.
Al principio buscó la manera de permanecer oculto. Pero
pronto descubrió que no hay nada más difícil que ocultar
a un gran hombre.
Luego pensó que lo mejor sería trabajar como muchos
otros de su “especie” en algún circo. Esto le trajo una
suerte de felicidad momentánea; conoció a otras personas a quienes el destino, el azar, o tal vez el capricho de
algún dios ebrio, engalanó con cualidades poco comunes.
Durante algún tiempo estuvo así, hasta que una tarde de
sábado, no pudiendo soportar más el morbo en la mirada
de los adultos y la irritante curiosidad en los ojos de los
niños, en plena función irrumpió en un llanto tan colosal,
en unos lamentos tan fuertes sazonados con suspiros de
cíclope, que estuvo a punto de echar la carpa abajo. De
más está decir que fue despedido.
Y ahí estaba de nuevo, sin saber qué hacer, el alma golpeada, el orgullo herido (porque “nosotros” también tenemos alma y orgullo, - se decía-).
novedad, cuando su vista se posó en un aviso: “Museo
Extraordinario”.
No sin dificultad, pudo ingresar. Jugó a ser un visitante
más y procuró comportarse como tal. Haciendo acopio de
toda su naturalidad, ignoró las miradas, no escuchó (o no
quiso escuchar) los murmullos a su alrededor, no se percató de que todas las piezas extraordinarias que exhibía el
museo eran, por decirlo de alguna manera, opacadas por
él mismo. Prestó atención al guía y hasta se atrevió a hacer
preguntas sobre tal o cual obra.
Por alguna razón, el señor Big se sentía a salvo en ese lugar. Se le ocurrió que podría ser una pieza de museo; que
los visitantes le observarían con respeto, casi con veneración. Entonces, usando una excusa superflua, pidió ser
llevado ante al administrador del lugar. Haciendo gala de
sus mejores dotes de vendedor, le expuso su idea. El administrador estaba encantado pero no se lo dejó saber de
inmediato a nuestro hombre. Esgrimió algunos argumentos insulsos que el otro escuchó y rebatió pacientemente.
Lo demás fue sencillo. El administrador se encargaría de
inventar una historia creíble; pensaba en anunciar la nueva
adquisición como una estatua de cera de tamaño natural
fabricada por un reconocido artista plástico exclusivamente para su Museo, de un hombre legendario que habría
habitado algún país europeo a principios de siglo.
Por su parte, el señor Big se mudaría al Museo y aprendería el arte de permanecer perfectamente quieto y rígido
durante horas, lo cual no le fue difícil: su fuerza de voluntad
era directamente proporcional a su tamaño.
No está de más decir que dicho museo adquirió fama
mundial, máxime cuando comenzaron a circular rumores
de que el gran hombre de cera había sido observado por
muchos visitantes del lugar días antes de que apareciera
exhibido como una pieza.
Pero ese es otro cuento.
Se encontraba en medio de estas cavilaciones, experimentando otra vez el estremecimiento de sentirse observado, escrutado, desnudado por miles de ojos ávidos de
Soledad Cadena
Marisella Zamora. Bogotá.
Actualmente hago parte de los colectivos “Los Impresentables” adscrito al MINISTERIO DE CULTURA, y del “Taller virtual de escritores” de IDARTES.
La cigarra y la hormiga
castillo de aire, es el mensajero de la indiferencia.
Samaniego, Esopo, La Fontaine, se encargaron de inspirar la antipatía entre la cigarra y la hormiga, pero la realidad es bien distinta. Los dos personajes maravillosos son
grandes amigos y nunca hubo entre ellos discrepancia o
indisposición.
Por fortuna la animosidad ocurre solamente en la imaginación de los fabulistas. La hormiga sabe que si calla la
cigarra, el verano será eterno. No habrá quien presente la
lluvia que canta en los árboles del cielo.
A la hormiga en su laboratorio subterráneo, a la cigarra
afinando sus timbales en días de sol, las hemos rebajado
a la condición humana. La hormiga, al negar el mendrugo
a quien toca a su puerta, carece de generosidad. Y la cigarra, al pasar todo el verano ensayando fanfarrias en su
Pedro Elías Martínez
Periodista radial aficionado a narrar historias. En sus ratos
libres las imagina y las escribe. Actualmente vive en Málaga, Santander, Colombia.
7
La Leyenda del Almirante
Por: Daniel Francisco Casas
La magia y el destino, o mejor la magia del destino,
esa sustancia de la que están hechos los sueños
cuando ocurren los sabios milagros y accidentes
de la creación, y que por místicos designios ya
pertenecen a su dueño, puede ser la hoja de ruta
de alguien cuyo tránsito por la vida no fue otro
que el de navegar por las tempestades del alma y
sosiegos del espíritu para llegar al puerto de nostalgias y dichas de su corazón. Fueron las letras
quienes escogieron a su héroe desde antes que
él lo supiera, su desarraigo y desastrada “errancia” como lo sugirió en no pocas ocasiones de lo
que podía haber sido su aventura por la vida, hizo
entender a su lectores y compañeros de viaje, que
más que en vivir, el éxito de la vida está en sobrevivir a la lucidez y la desesperanza.
La historia del almirante que se embarcó en un
sueño del que no pudo regresar jamás, cuan largo
y cuanto más trecho existe entre los puertos de
Amberes y Buenaventura; ajeno a nación propia
y muy bien curtido en aguas extrañas, que tuvo
como patria la mejor de las infancias frente al mar
y la pulpa de sus misterios y todo lo que hay a su
paso y le adorna con la intromisión de los hombres,
vulnerables a su inmenso poder
y al inexorable gobierno del
tiempo. Hombre de infinita resolución para
adquirir
el
desafío de
aguas saladas y dulces,
soñador de navíos como su
buen amigo y
siempre recordado Abdul
Bashur, ilusionista del tiempo y del espacio a los que la
8
vida llevó accidentadamente pero nunca por capricho a la expedición de un mundo del que comprendió había que vivir con dedicada convicción.
La vorágine le persiguió siempre o fue él quien
se empecinó en enfrentarla con el debido respeto por sus leyes que escapan a las de los
hombres, de estas últimas hizo las suyas para
ser él y nadie más el capitán de su alma, de
empresas fallidas, de amoríos de puerto, de
amigos de travesía, de los peligros de turno y
de los amores que el tiempo ni los inextricables
sueños que le visitaron a lo largo y ancho de
su estadía por toda geografía y ninguna pudo
extinguir el sabor y olor de la nostalgia. Encallar en la nostalgia, era un riesgo al que la selva
y los calores del trópico, sometían al marinero
que dejaba el mar, al que la tierra se venía encima y al que el aire que respiraba resultaba ser
una infusión de delirio e hipnótica lucidez para
enfrentar las estaciones que estaban por venir;
al tiempo que desarrollaba la suerte y la destreza necesarias para sortear la vida y ocupar el
vació de algunos sueños que se le amputaron a
su corazón exiliado.
Fue en las ciudades flotantes, donde el flamenco
es lengua, y a la distancia más próxima se habla
francés en los puertos bretones, cuando el primer
amor bailó en olas y se levantó en espuma para
no dejar ir el corazón del almirante nunca más, sin
saber que de tajo el sino de la tragedia lo arrastraría hacia aguas dulces con el agrio sabor de quien
pierde su patria para conocer otras mieles, que no
probaría de lleno hasta curar el desengaño que la
sal le había dejado después de amar. Pero como
en todas las historias extraordinarias sucede, el
arte de vivir los sueños se hizo inquebrantable en
la voluntad de los héroes, que no lo fueran de no
ser por los peligros y amenazas que se ciernen
sobre ellos y su capacidad para vivir a la luz de su
ley y la filosofía que desarrollan hábilmente por su
trasegar, engendro de la desdicha y derrota que
se convierten en lecciones inagotables de valor y
amor por encontrar su misión vital.
Ahora desde la
gavia sostendría la mirada para entender mejor
el tiempo y descifrarlo, desde
esa posición era
mucho lo que se
veía pero aún más
poco lo que se sabía, el destino ponía
trampas en forma de espejismo pero también acercaba al descubrimiento
de cómo vivir sin morir en el intento, que las vagas
maravillas de riqueza y ambición eran eso, vagas,
en comparación con enfrentar la muerte, que no
había premio a la aventura, como sí satisfacción
en probar los caminos del mundo.
Cada camino transitado termina por parecerse a
otro al igual que la conducta de los hombres, así
exista un abanico de lenguas y muchas leguas entre unos y otros, disertó el gaviero cuando hacía
alguno de tantos viajes, en cuyos paisajes siempre habitaba esa sospechosa familiaridad en el
entramado de la realidad y sus engaños, desistir
o seguir adelante era lo que quedaba para ahuyentar el tedio y la propia muerte, como él a fuerza
de cometer empresas absurdas, inconclusas y sin
retorno; intuyó debía hacer sin más motivos.
Aprendió de letanías para lidiar con el ímpetu de
mares y ríos, que a su paso llevaron a través de la
corriente tantas memorias que no se fueron por
la desembocadura del tiempo gracias al papel
que las guarda. Digno testimonio de la reconciliación con sus perplejidades, de redimirse de los
demonios que atacaban sus horas de sueño y la
realidad agobiante en medio de la inmensidad de
la nada y el vértigo que produce el no tener más
certeza que la muerte acecha.
El tamaño de la distancia que existía entre una
aventura y otra, hizo al almirante sumergir en las
profundidades del alma del príncipe de Viena, los
misterios de Felipe II, y los motivos para asesinar
al Duque de Orleans. Eran ellos los habitantes de
un mundo paralelo, que le acompañaron en el itinerario hasta llegar a puertos, selvas y pantanos;
viajaban no solo en los libros, sino en sus pesadillas y sueños, eran la medicina que contrarrestaba
la ansiedad y el desvelo y que nunca se fueron
como antídoto para la soledad.
La inmensidad iba estrechando su brecha, los
barcos iban y venían, las promesas de edenes de
riqueza se desvanecían, entre tanto el marinero de
experiencia cultivada en toda suerte de vicisitudes, decidió ir en dirección de los caminos perdidos. Algo tendría que haber dejado el viaje desde
la costa de Amberes a un cafetal de tierra caliente,
y la amistad que trabó en algún pasaje de la bitácora con cierto Capitán sibarita, que embriagaba
los sueños y nostalgias con una deliciosa mezcla
de cerveza y champaña.
Cómplice del poeta y entrañable amigo de quien
contó su historia en no pocos idiomas, ese fue y
será Maqroll, el gaviero que supo dar cara a lo que
viene, el hombre que no agotó las tentaciones de
ir por otro sueño, el quijote de caravanas hacia
puertos disfrazados de esperanza. El filósofo que
encontró en la aventura un pretexto para ir y venir
de donde no se cumplían las metas, pero en cuyo
desplazamiento se entregaron razones para vivir
por cuenta de la vida misma.
Cuenta la leyenda del almirante, que cuando conoció a Maqroll y supo quién era, no escatimó en
escuchar sus más íntimos secretos y en hacer de
sus viajes, la crónica de los sueños que de a poco
y por muchos motivos pertenecieron y pertenecerán a ambos. Desde ahora y para siempre su historia escapará a las leyes del espacio y del tiempo, siendo todavía un misterio el saber quién es su
dueño, si el almirante poeta o el errante gaviero.
9
Como en el cine
El mercader de Venecia y
la teoría general de
las obligaciones
Es frecuente encontrar en el cine y en la literatura grandes lecciones de derecho, que por la forma en que son
expresadas son más fáciles de digerir y recordar que las
frías y aburridas clases que se imparten en las facultades
de derecho de las universidades, que están cargadas de
formalismos donde lo esencial se pierde en los vericuetos de los artículos, literales e incisos de los códigos de
procedimientos y en disposiciones reglamentarias.
De manera particular me quiero referir a un clásico de la
literatura universal El Mercader de Venecia del escritor
inglés William Shakespeare, considerado sin discusión
alguna como el mejor escritor de lengua inglesa, más
que a la novela que confieso no he leído, comentaré algunos aspectos tomados de la película basada en dicho
libro que dirige Michael Radford y es protagonizada magistralmente por el inigualable Al Pacino.
En la cinta, detrás de la historia de amistad y lealtad entre
Bassanio (Joseph Fiennes) y Antonio (Jeremy Irons), que
lleva a este último a comprometer su patrimonio y la vida
misma con tal de conseguir un préstamo para que su
amigo pueda jugárselo para conquistar el amor de Porcia (Lynn Collins), esconde una muy particular forma de
solucionar los problemas a la luz del positivismo jurídico.
En la trama central de la película vemos como Antonio
para conseguir el dinero que necesita su amigo acude a
Shylock (Al Pacino), un prestamista resentido que a cambio de lo entregado le impone a su deudor la condición
de pagarle con una libra de carne de su cuerpo del lugar
que él como acreedor escoja si el pago no es realizado
en la fecha acordada. Como es de esperar para que la
historia tome tintes dramáticos, Antonio pierde sus barcos y no paga la deuda.
Aquí empieza a tomar importancia la forma de solucionar los conflictos, pues Shylock acude a los tribunales
de la Venecia de la edad media para solicitar “justicia” y
de acuerdo a su percepción del derecho, la justicia se
logra cuando se cumple con la literalidad de lo pactado
por el acuerdo de voluntades de las partes, sin importar
en el contenido de la pretensión con la cual se satisface
la obligación.
Ante semejante solicitud, los jueces consideran que si
las partes pactaron que ante el incumplimiento del pago
en la fecha acordada, el acreedor podía satisfacer la obligación con la libra de carne del cuerpo de Antonio, ellos
no pueden hacer cosa distinta que garantizar el cumpli-
10
Puesta del sol en Venecia - Claude Monet
miento de las leyes que proclaman la libertad contractual,
aunque ello les parezca que no es ajustado a la moral. Es
decir, esta posición obedece a la más rancia doctrina
positivista que después de varios siglos se conserva en
algunos operadores jurídicos que repiten el viejo aforismo “dura lex sed lex”.
De manera creativa salta una solución planteada por
un joven abogado que a último minuto llega al juicio y
le dice al acreedor que puede satisfacer la obligación
cobrándose la libra de carne, pero no puede obtener
ni más ni menos de lo pactado y por lo tanto no puede
derramar ni una sola gota de sangre ni dañar otros órganos, pues ello no quedó estipulado en el documento,
haciendo inviable el pago de la obligación por falta de
estipulación contractual.
La solución salvadora de Antonio por parte de Porcia
que actuó disfrazada de Abogado se encontró dentro de
la misma corriente positivista planteada por el acreedor,
donde las partes se someten a la literalidad de lo pactado sin importar en el contenido. Bajo esta forma de ver
el derecho y la vida, es válida cualquier norma o estipulación aunque su contenido sea evidentemente injusto.
Esta forma de solucionar los conflictos resulta inaceptable en la actualidad a la luz de la filosofía del derecho
en un estado social y democrático como dice llamarse el
nuestro, y lo primero que hay que decirle a los muchos
Shylocks que hoy en día reclaman sus derechos, es que
la administración de justicia no es el escenario para ventilar las miserias y las pasiones humanas, que los jueces
no están llamados a servir de instrumentos ciegos para
la venganza, deben saber que las leyes están instituidas
para protegerlos y no para pisotear a los demás, especialmente cuando los demás son la parte más débil. Parece elemental repetirlo, pero la justicia consiste en dar
a cada uno lo suyo y una libra de carne humana no era
lo que le correspondía al mercader de Venecia y con ello
no iba a satisfacer plenamente su deseo de venganza.
En conclusión, en la obra de Shakespeare como en la
vida, no debemos confundir la búsqueda de justicia con
los deseos de venganza, debemos saber que los contratos se deben estudiar más allá del querer de las partes
y los tribunales no pueden ser ajenos a las más elementales normas de interpretación acorde a los principios
de justicia y equidad, entendiendo la realidad social para
la que trabajan, donde resulta inaceptable escudarse en
las formalidades y en el apego ciego a las normas para
que de esta forma no sigamos condenando injustamente
a los muchos Antonios que ingenuamente firman su propia condena.
José David Ruíz Argel
Nacido en Ciénaga de Oro – Córdoba, Abogado,
Especializado en Derecho Laboral y Seguridad Social, Estudiante de Maestría en Derecho en la Universidad Sergio Arboleda.
El adiós de Tom Clancy
policiaco al estilo “hollywoodense”, con un prolífico legado compuesto por vendedoras novelas catalogadas
en muchas ocasiones como excesivamente comerciales, pero cuyo innegable aporte como alternativa de
lectura, recordamos hoy.
La publicación de La caza del Octubre Rojo, en 1984,
se convirtió en la presentación en sociedad de su personaje emblemático Jack Ryan, que durante dos décadas y más de una docena de novelas firmadas por
Clancy, emprendió un vertiginoso recorrido que lo llevó
de ser un analista de la CIA, a convertirse en el cuadragésimo quinto presidente de los Estados Unidos.
Su irrupción en el cine se dio seis años después, en
1990, cuando en la película homónima del primer éxito de Clancy, bajo la dirección de John McTiernan,
Alec Baldwin interpretó a Ryan.
Sin embargo, fue solo con la elección de Harrison
Ford para interpretar el papel de Ryan, que el personaje alcanzó la notoriedad y el reconocimiento general que aún ostenta. De esta forma Juego de patriotas
(1992) y Peligro inminente (1994) se convirtieron en
éxitos taquilleros y su protagonista en un referente
del cine y la literatura del género.
La última aparición cinematográfica de Jack Ryan se
selló con La suma de todos los miedos (2002) y la
interpretación del Ben Affleck, que debió asumir la
difícil tarea de retomar el legado de Harrison Ford.
Las aventuras de Ryan trascendieron más allá de su
aparición en la pantalla grande, llegando a extremos insospechados en novelas como El cardenal
del Kremlin (1988) Sin remordimientos (1993), Duda
de honor (1994), El oso y el dragón (2000), o Los
dientes del tigre (2003), muchas de ellas con cabida
incluso para directas alusiones a la posición política
de Tom Clancy, abiertamente en contra de acciones
como la invasión a Irak en 2003.
La obra de Clancy, que inspiró videojuegos como Rainbow Six, Ghost Recon, o Tom Clancy’s EndWar, incluye además de los títulos del “universo Ryan”, novelas como Tormenta Roja, SSN y Contra todo enemigo,
así como una decena de ensayos y otras publicaciones sobre el tema bélico.
Inmerso en el mundo de la literatura por un afortunado proceso de eliminación y desistimiento de otras
disciplinas, Tom Clancy dejó impresa para siempre su
huella en género de espionaje y el cine de suspense
Despedimos así desde el Túnel de letras a Thomas
Leo Clancy Jr. (1947 – 2013).
11
Para leer
Judy McFarland tiene más de cuarenta años, un
marido que no le presta la menor atención, una hija
en la universidad y otro hijo en plena adolescencia. De repente, para su sorpresa, el vacío de esa
vida sin ilusiones comienza a encontrar respuesta
en la figura de Zach Patterson, el muchacho de
dieciséis años que le han asignado de cara a organizar una feria para la escuela en la que trabaja
como maestra de párvulos. Pero iniciar una relación con él podría significar su despido y conducir
a la destrucción de su familia, además de dejar al
descubierto algunos de sus más oscuros secretos.
Desgraciadamente para Judy, la pasión no entiende de riesgos.
El reino de la infancia, la aplaudida ópera prima de
Rebecca Coleman, es una novela deliciosamente
escrita, tan perturbadora como fascinante, que revela los tenebrosos sótanos de una existencia aparentemente normal y respetable.
Novedades
El reino de la infancia
Rebecca Coleman
Umbriel
Los seguidores de la obra de Haruki Murakami encontrarán en esta esperada novela, algunas de sus
características más notorias en su estado puro, lo
onírico y lo fantástico se entrelazan al compás del
piano del húngaro Franz Liszt, autor de una banda
sonora cuyos acordes casi se pueden tararear.
Así, de esa forma los lectores se aventurarán en
un viaje físico e introspectivo junto al protagonista
Tsukuru Tazaki, un arquitecto de 36 años, especializado en diseñar estaciones de tren, que dejará
Tokio para volver a su natal Nagoya, donde se reencontrará con sus amigos olvidados y revivirá los
momentos más entrañables de la adolescencia y
los pasajes más amargos de su juventud.
12
Novedades
Los años de peregrinación del chico
sin color
Haruki Murakami
Tusquets
El verano de 1976, Londres padece una ola de calor que se recuerda todavía hoy. Como cada mañana,
Robert Riordan, recientemente jubilado, sale a comprar el periódico, solo que esta vez no regresa. Asustada, su esposa Gretta llama a sus hijos, que acuden
a la casa familiar para emprender la búsqueda de su
padre. Sin embargo, la inusitada canícula provoca entre los Riordan extraños comportamientos, y varios secretos guardados celosamente durante años afloran
a la superficie. El hijo mayor, Michael Francis, es un
desencantado profesor de historia que trata de salvar
su matrimonio. Mónica, por su parte, sufre la animadversión de las hijas de su segundo marido. Y Aoife,
la menor, es la hermana rebelde que abandonó los
estudios y se instaló en Nueva York. Entre todos, buscan pistas para descubrir el paradero de Robert, pero
ninguno sospecha que su madre sabe mucho más de
lo que les ha contado. Instrucciones para una ola de
calor es una novela sobre la familia, sobre lo que revelamos y lo que decidimos callar. Escrito a ritmo de
thriller, este magnífico drama doméstico mantendrá
en vilo al lector hasta la última página.
Novedades
Instrucciones para una ola de calor
Maggie O’farrell
Salamandra
Un encargo editorial pone a Alejandra Varela, especialista en arte urbano, tras la pista de Sniper, un
reconocido artista del grafiti, promotor de acciones
callejeras al límite de la legalidad —algunas de ellas
con resultados fatales— del que casi nadie ha visto
jamás el rostro ni conoce el paradero. La búsqueda
conducirá a la protagonista de Madrid a Lisboa, y
de ahí a Verona y Nápoles en su intento por descifrar cuál es el objetivo al que apunta la mira mortal
del cazador solitario. El francotirador paciente es
un thriller que apasiona, un formidable duelo de inteligencias, un juego al límite entre perseguidor y
presa. Porque el tiempo no es lo más importante
cuando quedan cuentas pendientes.
Novedades
El francotirador paciente
Arturo Pérez-Reverte
Alfaguara
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Para leer
Esta novela ambientada en el Siglo XI narra la historia de Rob J. Cole, miembro de una familia de
carpinteros ingleses, que movido por el deseo de
vencer la enfermedad y aliviar el dolor de los demás,
se embarcará en una aventura al corazón de Persia, para descubrir los secretos de la medicina de
medio oriente y desarrollar su particular, don de la
mano del maestro Avicena. Esto le acarreará graves
problemas a su regreso a Inglaterra, en donde será
acusado de varios delitos, por lo que deberá huir
a una pequeña aldea escocesa, allí podrá practicar
todos sus conocimientos y llevar una vida tranquila
junto a su familia.
Publicada originalmente en 1986 El médico se convirtió no solo en el primer gran éxito del escritor estadounidense de origen judío Noah Gordon, sino también en el detonante de la recordada saga de “Los
Cole”, que completan las obras Chamán (1992) y
La doctora Cole (1996).
Para recordar
El médico
Noah Gordon
Una anciana siente amenazada su vida a manos de una
joven y hermosa mujer que acaba de mudarse a su vecindario y de quien asegura es una verdadera bruja. Exaltada por sus terrores, la señora Pinkerton se desahoga con
Edmund, su hijo, y le narra un episodio ocurrido cincuenta
años atrás cuando ella y su esposo conocieron, en un hotel de Dorset, a Lucy Grey, una viuda elegante que osó
identificar a una bruja en la señorita Larden, una sofisticada mujer con la mismas maneras y la apariencia de la que
hoy es su propia vecina.
Impaciente y escéptico, Edmund escucha a su madre imaginando que ella ha perdido la razón. En medio de una
tormenta Edmund sale a buscar a su hija cuando recibe
una llamada desesperada de su madre, quien le dice algo
incomprensible. Al llegar a la casa de la anciana, el hombre
y su hija descubren un hecho siniestro e inquietante.
La señora Pinkerton ha desaparecido es la novela más
reciente del escritor argentino Sergio Aguirre, autor de
obras de literatura infantil y juvenil como Los vecinos mueren en las novelas y El hormiguero.
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Literatura juvenil
La señora Pinkerton ha desaparecido
Sergio Aguirre
Norma
El doctor Fridolin deambula de noche por la ciudad
tras una discusión conyugal hasta que se entera de
la celebración de una mascarada. Allí, una misteriosa
mujer le advierte que debe marcharse de inmediato,
pero Fridolin está decidido a quedarse, fascinado
como está por el desarrollo de una orgía desenfrenada. A lo largo de la noche se enfrentará a un torbellino
de sexo, peligro, fantasía e ilusión que pondrá severamente a prueba su matrimonio y a sí mismo.
El relato de Arthur Schnitzler vio la luz en 1926 y hoy
es uno de los grandes clásicos de la literatura. Jakob
Hinrichs, que ha realizado la primera adaptación de
la obra como novela gráfica, recrea la narración con
unos trazos de rebosante y honda fantasía. Fridolin
es llevado a un poderoso universo onírico poblado de
personajes estrafalarios y grotescos. Con sus numerosos guiños a la historia del arte, la lectura de esta
novela gráfica soñada constituye un verdadero placer
visual. El texto íntegro original de Schnitzler está contenido al final del presente volumen.
Novela gráfica
Relato soñado (Arthur Schnitzler)
Jakob Hinrichs (Adaptación a novela gráfica)
Nórdica
Basura y otros poemas
A. R. Ammons
Lumen
A. R. Ammons es uno de los mayores poetas anglosajones del siglo XX. Harold Bloom lo considera uno de los últimos canónicos. Para presentarlo
al lector español, hemos elegido su obra más ambiciosa, un largo poema comparable a Canto a mi
mismo de Whitman, los Cuatro cuartetos de Eliot
o a Notas para una ficción suprema de Wallace
Stevens.
Poesía
Basura es un poema sobre la materia, sobre la
realidad del cosmos que formamos hombres, animales y partículas. Algunos críticos lo han definido como una épica de las ideas. Y eso es precisamente este libro: la última épica posible. Además
del largo poema titulado Basura, se incluyen también otros poemas breves, representativos del extraordinario arte de Ammons.
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Poesía
Delirio II
No me acuses,
que ya estoy pagando el precio de mi culpa
con las llagas de mi propia carne.
No me condenes,
que el auto exilio de la memoria
es mi collar bajo la sombra del cadalso.
No me interpeles,
que las respuestas de la vida las dejé olvidadas
en la rutina compulsiva de mi pobreza.
No me ames,
porque el amor tiene que ser reinventado
según los conjuros del maldito Rimbaud.
No me tomes en serio,
ya que nada es todo, todo es broma,
excepto la muerte, incluso la vida misma.
No recuerdes en tus afanes mi nombre,
ni siquiera la silueta de mi rostro,
olvídate de mí, deshazme en tu recuerdo,
desmemoriza las arrugas de mi frente,
las canas prematuras, advenedizas
y la alopecia torpe de mis años perezosos...
O acúsame, al fin
que ya estoy pagando el precio de mi culpa
puesto el collar bajo la sombra del cadalso.
Condéname y deja
que con mi auto exilio de tu memoria
rompa la rutina compulsiva de mi pobreza.
Si te da la gana, interpélame, en silencio
ya que las respuestas de la vida las dejé olvidadas
con el color de las vocales del mago Rimbaud.
O ¿quieres tomarme en serio, ahora?
que ya todo es nada, nada es broma,
excepto la vida, incluso la muerte
y la silueta de mi rostro
y las llagas de mi propia carne...
Mejor, acúsame una vez más
por las arrugas advenedizas de mi frente
y por las canas prematuras a mi vejez
y por la alopecia torpe de los años perezosos de mi
vida.
Olvídame o no me olvides,
has como quieras,
mantenme o bótame de tu recuerdo
que tu bipolaridad me vale poco,
guárdame o arrójame de tu memoria…
Yo despertaré en el delirio de la fe, preguntando para qué sirve tú religión.
Alexander Elías
Poeta Colombiano residente en Ecuador, Autor del
libro Ventana de Fragmentación Coautor de los libros:
Vuelo a Marte, Mensajes de Texto, Amores Urbanos,
Poca Tinta.
Cuento
El día que perdí la memoria
Una mañana cualquiera, no recuerdo la fecha ni la hora
-solo sé que fue una mañana porque aun traía puesta la pijama- de ese día, ese maldito día que perdí la
memoria.
La busqué en mis bolsillos, en la funda de la almohada,
en la cesta de la ropa sucia pero no la encontré. Salí
descalza, corrí por calles desconocidas, miré debajo
de las piedras y no pude hallarla.
Volví a la casa, tomé la libreta telefónica y marqué más
de ¿6 o 10 números? (no lo recuerdo) y nadie sabía
darme razón:
- Aló ¿Memoria?
- ¿Magnolia? No señorita, ella salió esta mañana.
- Piii piii piiii
Abrí la ventana y mientras el viento frío despeinaba
mi pelo grité y grité llamando a mi memoria. Nada ni
nadie contestó mi llamado desesperado, salvo un eco
áspero y amanecido.
Pasaron las horas, – ahora no sé con exactitud cuantas – y yo seguía en mi computadora, en mi calculadora y hasta en la lavadora buscando mi memoria. Rescaté varios objetos perdidos, doce cartas anónimas y un
par de tesoros enterrados, pero nada de nada, nada
de memoria ni nada de nada.
Llegada la noche comencé a perder la calma. Busqué
en mis bolsillos, en la funda y en la ropa sucia. Había
perdido la calma y no me acordaba dónde carajos la
había extraviado. Solo sé que era de noche porque
aún traía puesta la piyama.
Soy Miss Delirios
Publicista de profesión, con delirios intensos de escritora. Amante de la literatura, el café negro, el buen
cine y los gatos. www.missdelirios.com
Cuento
Penúltima Página
Por: Aquiles Cuervo
Escribo para olvidar y ser recordado. Nunca me
imaginé que estaría un día sentado delante de una
máquina de escribir Olympia prestada, dictándole a lectores ausentes una serie de pensamientos
más o menos confusos, amarillentos y desatinados
que intentan vanamente traducir una época de la
que hice parte y de la que no fui, a mi pesar, un
personaje destacado. Mi historia empieza aquí, en
Villa María, tierra de balones legendarios, en medio
de mis intentos desesperados por dejar de hacer
parte de la (A)AAA, no se asuste, me refiero a la
Alianza de Autores Anónimos Argentinos. Escribo
pues por primera vez con la frente en alto, diciéndome una y otra vez que este insalvable cuento encontrará al menos un lector. Eso me da cierto impulso. Me gusta pensar en usted, en el que atrasa
los relojes, en el que vive más allá de estas páginas
y al mismo tiempo habita ya en mi cabeza, mejor
sea decir, en mi piel. Escribo para dejar de ser un
miembro fundador de la (A)AAA. Me oculto, eso
sí, tras varios disfraces para evitar que por lo menos en un primer momento mis amigos de la secta se indispongan y actúen en mi contra. Podrían
hacerme mucho daño. Conocen mis más íntimos
secretos y son capaces de llegar hasta las últimas
consecuencias para vengarse de una traición. Lo
sé de sobra pues yo mismo redacté los estatutos. No sé en qué estaba pensando. La pena de
muerte es algo a todas luces excesivo, pero a los
22 años yo no lo veía así. Recién había dejado el
boxeo y deambulaba como un inmigrante más por
Buenos Aires y el invierno me golpeaba de frente y de perfil como un viejo bolero de Rolando La
Serie. Pensaba obsesivamente en la muerte y me
fui juntando con perdedores como yo, de distinto
pelambre, hasta que después de tanto divagar por
Arroyito nos dio por fundar una sociedad secreta
que, en principio, no tenía nada que ver con la literatura. Era más bien un apéndice salvaje del “crimen” como una de las bellas artes..., pero ahora no
quiero hablar de eso. No quiero que se indisponga
contra mí. Éramos siete locos y ya está. Creíamos
en la justicia popular y en la luz al final del túnel (de
Sábato). Sí, algo habíamos leído, pero ninguno de
nosotros era un tipo instruido ni habíamos pasado
por universidades ni institutos. En ese tiempo Borges era para nosotros solo una marca de aceite de
oliva español (ahora creo que también es un puntero izquierdo brasileño). Leíamos novelitas-lumpen y
vagábamos por calles azules sin pedirle permiso a
nadie para vivir, pero entonces llegó la Invasión del
Pato Donald y tuvimos que crear la (A)AAA, nosotros, que no éramos ni muchos menos unos sabios
cabalistas/catalanes ni tan siquiera unos golems
psicodélicos/tercermundistas. Al principio creían
que hacíamos parte de organizaciones terroristas
extranjeras y llegaron a poner precio por nuestra
cabeza (no mucho) como en un western tardío de
Sergio Leone, pero pronto nos perdieron el rastro y
no pudieron probar nada en nuestra contra. Nuestra lucha, aunque frontal contra el establecimiento
patodonaldtistico internacional, era transversal y
aprendimos pronto a camuflarnos como caricaturistas y locutores deportivos en frecuencia modulada. Y pensar que en esos tiempos no había ni
un solo Mac Donalds en Buenos Aires. Sí, ya lo
sé, una cosa es el Pato Donald y otra el Payaso
Ronald MacDonald, pero algún parentesco han
de tener, ¿no le parece? A mí no me quedan dudas. Mucha agua he visto correr debajo del puente
como para no saber de estas cosas. Un Donald
es un Donald,...trump or not trump, esa es la cuestión (Trump= Kane). Un Donald siempre será un
Donald, aquí o en la Conchinchina, aunque pensándolo bien de pronto allá sí signifique otra cosa
ser un Donald. Es tan difícil ubicarse en el mundo
moderno. ¿Será que ahora en la Con-chin-China
también hay Donalds de todos los colores...?
17
Por el túnel de letras
Fernando Gamboa
Por: Ismael Iriarte Ramírez
Nacido en Barcelona en 1970, Fernando Gamboa
ha dedicado buena parte de su vida a recorrer el
mundo, acumulando experiencias y aventuras, que
poco a poco han ido emergiendo en sus obras, desde La última cripta, que tras su publicación en 2007
alcanzó un impresionante éxito en ventas, pasando
por Guinea, La historia de la luz y Ciudad negra.
Fiel a su espíritu aventurero, Fernando aceptó
nuestra invitación a transitar por el Túnel de letras,
permitiéndonos así conocer un poco más sobre
sus obras, personajes y proyectos, así como su
particular forma de afrontar la vida.
¿Cómo cambió su vida a partir de La última
cripta?
Cuando un viernes de hace más de seis años, llamaba a la puerta de la agencia literaria Kerrigan y le
entregaba a la joven que me abrió la puerta el manuscrito de mi primera novela, La última cripta, poco
podía imaginar, que poco después aquella misma
mujer iba a convertirse en mi agente, y que mi primera novela, escrita durante una larga convalecencia, terminaría siendo un bestseller y el pistoletazo
de salida de mi carrera como escritor profesional.
En realidad, en líneas generales mi vida tampoco ha
cambiado demasiado desde entonces, pues sigo
viajando todo lo que me es posible, empleando mi
tiempo y mi dinero en tratar de sacarle el mayor partido a la vida sin preocuparme demasiado por el día
de mañana. La gran diferencia, es que ahora ya no
tengo que jugar al póker, o trabajar de submarinista o guía de deportes de aventura para poder vivir
como me gusta, pues la literatura se ha convertido
en mi medio de subsistencia.
Su carrera como escritor ha sido muy prolífica, lo que demuestra que es para usted
mucho más que una ocupación ¿Escribir se
ha convertido en una suerte de vicio o necesidad?
Lo cierto es que, cuando no tienes un trabajo en el
que debes pasar ocho horas al día, o una familia de
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la que ocuparte, hay mucho tiempo que se puede
dedicar a escribir. No me considero un obseso de
la literatura, y aunque disfruto mucho escribiendo y
siempre tengo uno o dos proyectos entre manos,
perfectamente me puedo pasar varios meses viajando u haciendo otras cosas, sin echar de menos
el darle a la tecla. Otra cosa es leer, de eso sí que
necesito mi buena dosis diaria, pero la necesidad
de escribir depende de la obra en la que esté trabajando. En ocasiones, hay historias que estoy tan
deseoso de contar, que me mantienen durante meses con las yemas de los dedos bailando incansables sobre el teclado durante todo el día.
Su paso por el continente africano y en especial su breve estadía en Guinea Ecuatorial, parece ser una de las experiencias que
más han influido en su obra y en su vida,
imponiéndole incluso un gran compromiso
social. Cuéntenos al respecto.
Mi paso por Guinea Ecuatorial, hace ya unos años,
fue un punto de inflexión en mi forma de percibir el
mundo y al ser humano. Llevaba desde los veinte
años viajando, sobre todo por centro y Sudamérica, pero la perversión y la injusticia que descubrí en
este pequeño país africano de gente maravillosa, no
la había visto jamás. Es un paraíso gobernado por
unos monstruos, unos sádicos sátrapas amparados
y protegidos por occidente, a causa de las reservas
de petróleo que se encuentran en el subsuelo.
Lo que vi y viví allí, me empujó a escribir Guinea,
una novela de aventuras que se desarrolla entre
España y Guinea Ecuatorial, y en la que de forma
a veces subliminal, y a veces no tanto, muestro
al lector lo qué es África en realidad y más concretamente, esta antigua colonia española que
hasta hace menos de cincuenta años era una
provincia más.
Ahora hablemos de su experiencia en Colombia y el caso que inspiró La historia de
la luz.
El país al que no regresaría, más que nada porque le tengo mucho apego a mi cuello, es Guinea
Ecuatorial. Si me descubrieran, no creo que saliera
vivo de allí.
Buenos para escribir son casi todos, siempre que
se encuentre un rincón tranquilo donde hacerlo.
Me gustan los lugares con playa, olas y buen clima,
tranquilos, pero no demasiado apartados de alguna ciudad donde poder desconectar. El último lugar donde estuve escribiendo fue en Bali, precioso
lugar que cumple casi todos los requisitos, aunque
la comida acaba siendo un poco repetitiva al cabo
de las semanas y uno acaba corriendo en busca de
la pizzería más cercana.
La historia de Luz es la novela más diferente de las
que he escrito hasta el momento, y para el lector
no avisado le costará descubrirme en esta historia
de realismo mágico. Llevaba unos cuantos meses
viviendo en Colombia, escribiendo Guinea en una
asilada casa en las montañas del Quindío, cuando una buena amiga, mientras tomábamos café en
una lluviosa tarde de Cali, me relató una historia
tan hermosa que allí mismo arranqué a llorar mientras me la relataba. Era la historia protagonizada
de niña por una amiga suya llamada Luz, tan increíble y milagrosa, que solo podía haber sucedido en
un lugar mágico como Colombia. Cuando terminó
de contármela, supe de inmediato que algún día
tendría que escribirla, aunque solo fuera para compartir con el mundo esa historia real de fuerza y superación, tan fabulosa que hubiera sido incapaz de
imaginármela. Es en mi opinión, lo más bello que
he escrito hasta la fecha.
De los lugares visitados ¿Cuál considera
que es el mejor para escribir? ¿Cuál el mejor para vivir? ¿A cuál no regresaría?
Buff… menuda pregunta. No hay lugares perfectos,
por muy bucólicos o paradisíacos que parezcan, y
la percepción de los mismos depende menos del
destino en sí, que del carácter del viajero, o incluso
del estado de ánimo en que uno se encuentre.
19
Por el túnel de letras
contenido político y denuncia, para luego
sumergirse en un conmovedor relato de la
vida real; y luego de vuelta a la aventura,
con la esperada secuela de La última cripta ¿Con cuál de estos tipos de historia se
siente más cómodo?
Con todos. Cuando escribo una novela es porque
hay una historia que me apasiona y que deseo
compartir con los lectores, y da igual el género que
sea, que la disfruto igualmente. Además, cada nuevo libro lo afronto como un reto y me gusta que
sea algo distinto a lo que ya he hecho con anterioridad, para sorprender al lector y que este nunca
tenga la sensación de estar leyendo algo repetido.
Por ejemplo, aunque ya llevo escritos tres libros
de aventura, cada uno tiene un estilo diferente: La
última cripta es una novela clásica de aventuras arqueológicas al estilo Indiana Jones; Guinea es una
trepidante aventura en la selva, pero con trasfondo
político; y Ciudad Negra una misteriosa y en ocasiones terrorífica odisea, en una legendaria ciudad
perdida del Amazonas.
Para vivir, sin duda elegiría Australia Occidental.
Sol, playas, cultura, tranquilidad, gente amable y relajada, naturaleza e inmensos espacios abiertos. Es
un lugar que me encanta, y no en vano Australia es
considerada el mejor país del mundo para vivir. Lo
malo es que eso tiene un precio, y paralelamente,
Australia es también el país más caro del mundo.
Como digo, ningún lugar es perfecto.
¿Cuál es el próximo destino del mundo que
quisiera explorar?
En junio estuve dos semanas en la región de Kansei, descubriendo la cultura y gastronomía japonesas, y la verdad es que me quedé con ganas de
más. Me gustaría volver a Japón y recorrerlo de norte a sur, explorando a fondo su maravillosa cultura
y comiendo sushi como si no hubiera un mañana.
Sus lectores han asistido a un recorrido
que inició con una novela de aventura, pasando por una historia cruda cargada de
20
¿Cómo fue el proceso de volver tras los pasos de su novela más conocida y afrontar el
reto de una segunda parte?
Ulises es una especie de alter ego para mí, mi yo
extrapolado al papel, que revisita lugares que conozco y otros que desearía conocer. Es la parte
de mí que viaja cuando yo no lo hago, y que me
hace disfrutar como si en persona explorara unas
cavernas del Yucatán, huyera de una banda de tuaregs en el desierto del Sahara, o me enfrentara a
los terroríficos morcegos en la tenebrosa selva del
Amazonas. Cuando Ulises es el protagonista de
una de mis novelas, siento que soy yo el que está
embarcado en esa nueva aventura, así que lanzarme a una de sus historias es una tentación que me
resulta casi imposible de resistir… Y tarde o temprano termino cayendo de nuevo en ella.
¿Qué pueden esperar sus lectores de los
dos proyectos en los que se encuentra trabajando?
Corazón maya es un libro de viajes que escribí para
mí hace casi diez años. Es una guía de viaje, un
libro de historia, y un resumen de las anécdotas y
aventuras vividas en los dos años que pasé viajando y viviendo en Centroamérica, narrados como un
viaje de tres semanas. Es un libro bien documentado y divertido, que actualmente está en fase de
corrección y que espero será publicado en breve.
El otro proyecto, que ya es una realidad, es una
ambiciosa novela de aventuras titulada Capitán Riley. Ambientada en los inicios de la Segunda Guerra Mundial, narra las aventuras de un pintoresco
grupo de contrabandistas, que acaban el epicentro
de una siniestra conspiración que puede cambiar
el curso de la guerra. Capitán Riley ya está terminada y lista para ser publicada, y solo espero el
momento más oportuno para hacerlo.
¿Cuál es su mayor reto literario?
Para mí cada nuevo libro es un reto. Me lo planteo
así, porque si no, no lo escribiría. Siempre tiene
que haber un nuevo horizonte al que no he llegado
aún, un puente que todavía he de cruzar, como si
me lanzara a una exploración en tierras vírgenes.
No sería capaz de escribir una y otra vez la misma
historia y de la misma manera. El mayor reto es, en
fin, encontrar nuevos retos.
¿Cómo imagina su vida y su obra dentro de
diez o veinte años?
Nunca me planteo mi futuro más allá de un par de
semanas vista. Incluso cuando me voy de viaje durante meses, siempre son decisiones tomadas de
un día para otro. Si algo he aprendido con los años,
es que la vida es absolutamente imprevisible y hacer planes más allá de unos pocos días, tiene tanto
sentido como consultar a una pitonisa telefónica.
Durante su vida a desempañado diversos
oficios además del de escritor ¿A cuál de
ellos hubiera deseado dedicarse si no hubiera tenido su afortunado encuentro con
la escritura?
Conociéndome, dudo mucho que volviera sobre
mis pasos para trabajar como piloto, submarinista
o cualquier otra cosa que haya hecho ya. Quizá habría probado suerte como corresponsal de guerra
freelance, que es algo que me atrae desde hace
mucho tiempo, aunque el respeto que me impone
esa profesión ha hecho que no me haya decidido
nunca a dar el paso definitivo.
Y para terminar…
Un autor: Julio Verne.
Un libro: El mundo perdido,
de Sir Arthur Conan Doyle.
Un personaje: El capitán Alatriste.
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Letra y música
Killing and arab – The cure
Por: Daniel Casas Vargas
No fácilmente una canción transporta con una muy
aproximada fidelidad, a la atmósfera de los hechos
sucedidos dentro de la pieza literaria que los contiene. Lejos de ser una adaptación como si una efectiva representación de la obra que tiene como origen,
la letra y música de esta oportunidad corresponde a
Killing an arab o “ Matando un árabe”, primer sencillo editado por la banda británica The Cure en 1978,
cuya composición recae en la autoría de su vocalista y líder Robert Smith, en un leve intento poético
por condensar sus impresiones sobre los momentos clave de El extranjero (como lo sugirió cuando
se le preguntó del porqué de la canción), novela de
Albert Camus, publicada en 1942 y más tarde premiada con el Nobel de Literatura en 1957.
Killing an arab es una canción ubicada dentro del
género del post-punk, que se grabó al tiempo del
álbum debut de la banda “ Three imaginary boys “,
en 1979, pese a no haber sido incluida dentro del
mismo. No obstante la canción en solitario fue el título que significó el primer éxito en la ascendente
carrera del joven Smith y su grupo, convirtiéndose
en un fenómeno musical arrollador entre la audiencia juvenil de la época, por las características propias de su sello.
Original, exótica y provocadora, Killing an arab, es
de esas canciones que no podrían pasar desapercibidas por su solo título, que literalmente no cayó
en gracia dentro de la comunidad árabe y cuyo reclamo no se hizo esperar, siendo señalada como
una canción que hacía apología a la violencia contra su población y que invitaba directamente a la
xenofobia. Robert Smith lo desmintió en no pocas
ocasiones, argumentado que se trataba de un homenaje a la novela de Camus, donde tuvo lugar la
descripción de los hechos que narra la canción,
siendo esta cadena de acontecimientos el detonante de la historia de Mersault para lo que vendrá
después en la novela.
La canción cuenta como un hombre parado en la
playa, con un arma en la mano, mirando fijamente
el cielo y la arena, mirando fijamente por el cañón a
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un árabe en el suelo, ve su boca abierta y no escucha ningún sonido, da a entender por la acción que
desarrolla, que el equilibrio se ha roto y todo es tan
ajeno y confuso para él, siente que está vivo, siente
que está muerto, no hay marcha atrás, es un extranjero matando a un árabe. He aquí la alusión directa
que hace Smith al título de la obra literaria del Nobel
argelino, L’ Etranger, donde quien narra protagoniza
en simultanea los hechos que describe.
El hombre enfrenta una situación donde el tiempo
y el espacio se han detenido antes de la fatalidad,
puede darse la vuelta e irse, o seguir adelante y disparar; pero impelido por el sol y el calor que parecía
llover del cielo tras mirar fijamente y que se posaba
sobre él, entiende que sea lo que sea que elija da
lo mismo, absolutamente nada importa. Se siente
abrumado al tener que enfrentar todo en un solo
instante, donde igual todo termina en nada.
Al nombre de Mersault responde el personaje “anónimo” del que habla la canción y que resulta involucrado sin quererlo, pero consciente de las circunstancias que le llevaron al asesinato del árabe en la
historia que cuenta la novela. En un acertado ejemplo de intertextualidad la letra y música de “Killing an
arab”, logra transitar hábilmente la frontera con El
extranjero de Camus, entre un lenguaje y otro, siendo éste un mérito atribuible al excepcional talento
de Robert Smith como compositor y músico, para
representar las páginas en una canción delirante,
abrumadora y a todas luces exótica.
El hecho de que Mersault haya decidido dar un
paso al frente, lo arroja a un camino sin retorno, sin
motivaciones ocultas para cometer el crimen, pero
bajo el control del impulso hacia sus instintos de turno. Simplemente se deja llevar tras el resultado de
decidir ir hacia el frente, su ser se distendió, crispó
la mano sobre el revólver, tocó el vientre de la culata,
y ésta golpeó su mano, provocando un ruido seco y
ensordecedor para desatar la muerte del árabe.
Finalmente mira su reflejo en los ojos del muerto en
la playa, contempla su imagen y todo habrá terminado igual, asume la muerte con una reacción estoica
e indiferente ante lo inevitable, pero este ya es un
tema de fondo, del que se encarga el libro de es-
cudriñar. La indiferencia ante la certeza única de
la muerte, es el insumo vital de la existencia de
Mersault, un hombre al que le cuesta decidir porque todo le da igual, que no tiene ambiciones y no
presenta arrepentimiento.
Si mató fue por la insolación, el vértigo y el mareo
que le produjeron estar en ese momento particular,
donde otras fuerzas conspiraron de manera absurda para enajenarlo y cometer el asesinato del árabe.
Si bien este tenía un cuchillo cuya lámina mostró al
homicida, sin llegar a proferir amenaza al comprobar
que “el extranjero” cargaba un arma de fuego.
Casi que con ingenuidad, “el extranjero” responde a
las autoridades judiciales, por el proceso que le acusa de asesinato, cuando expresa que todo fue culpa
del ardor y la quemazón del sol, que la luz como
fuego y el sudor como sal penetraron en sus ojos
doloridos y pasó lo inevitable. Los 4 disparos que
descargó al árabe sin tener la voluntad de hacerlo,
en los que no repara la canción de The Cure, hacen
la situación un tanto más absurda; pero no por ello
Mersault sin tener lástima o pesar, deja de declararse inocente y sentirse imperturbable.
Llama la atención, en la conducta del “extranjero” de
Camus, el hecho de permanecer indiferente hasta el
final de su suerte en juicio que lo condena a muerte,
sin poner la menor resistencia para cambiar el destino. Ni siquiera demuestra interés por su defensa,
limitándose a vivir el día y esperar nada de la vida,
más que en vivir como mejor le parezca, tal y cómo
había sido antes de los hechos que lo sentenciaron
a muerte, tras lo ocurrido en la playa.
Killing and arab
The cure
Standing on the beach
With a gun in my hand
Staring at the sky
Staring at the sand
Staring down the barrel
At the Arab on the ground
I can see his open mouth
But I hear no sound
I’m alive
I’m dead
I’m the stranger
Killing an Arab
I can turn
And walk away
Or I can fire the gun
Staring at the sky
Staring at the sun
Whichever I choose
It amounts to the same
Absolutely nothing
I feel the steel butt jump
Smooth in my hand
Staring at the sea
Staring at the sand
Staring at myself
Reflected in the eyes
Of the dead man on the
beach
The dead man on the beach
Killing an arab, es pues, la síntesis del drama filosófico del antihéroe, que no se ha propuesto matar
pero que mata, del hombre que no pretende cambiar el curso, del ser extraño desarraigado de toda
nostalgia y del humano al que la propia naturaleza
le ha extirpado las pasiones. Es el punto de partida
hacia la confirmación de Mersault como extranjero
del mundo y de su propia especie a la que no escogió pertenecer.
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Cuento
La soga
Samuel caminaba sin pensarlo hacia el lugar de su
muerte. Aquella mañana lo había decidido. Así que
agarró la soga que guardaba en el armario de su garaje y la enroscó dentro de una mochila negra. Sin agua,
sin comida, sin nada. Solo una soga. Una soga gruesa
y peluda, rubia como la tierra seca y polvorienta que
ahora pisaba, rodeado de campos en barbecho y trigo
chamuscado; en espacios abiertos al infinito que el
sol amarillo del verano se encargaba de quemar lentamente.
Mientras sus pasos se dibujaban sobre la tierra por
última vez, en su mente escribía una carta imaginaria,
con la ilusión subconsciente de que alguien la leyera.
La carta que se había olvidado de escribir. Mientras, el
aire, a contracorriente, le lijaba los pómulos y agotaba
sus fuerzas:
“Mi nombre es Samuel, y soy un asesino”.
“Sé lo que pasó. Lo oí una noche con apenas cinco
años. Vi las sombras de mis padres, alargadas por
la luna contra el suelo del patio. Oí el susurrar histérico de sus voces, los aspavientos exagerados de
aquellas siluetas magníficas y negras que se agitaban
como marionetas. Lo vi todo tras aquellas sombras. Vi
cómo mi padre la empujó al frío pavimento. Después oí
aquel rasguear suave, aquel susurro rápido y repentino, mientras una serpiente oscura y peluda envolvía su
cuello… A los pocos segundos giró su rostro y pude
ver cómo se apagó igual que una media luna negra.
¡Pero no hice nada!
Solo oí gemidos. Gemidos y después silencio. El silencio de la muerte.
Ella tampoco le quería”.
Samuel entonces tragó saliva, pero le supo al aire polvoriento. Ojeó las agujas blancas de su reloj de acero.
Eran las tres y veinte. Cuarenta minutos para llegar al
único roble que ensombrecía aquel camino.
El aire despertó en una oleada nueva, abrasándole los
muslos hinchados.
La brisa seguía engordando cada vez más, como una
melodía que le escoltaba. A veces más suave, otras
más intensa; adoptaba timbres y colores diferentes,
disfrazándose en gemidos, rugidos, o gritos calientes
26
que parecían desgarradores… Y que se hicieron más
nítidos a medida que Samuel avanzaba con sus pesadas botas de montaña. De pronto algo le hizo sobresaltarse. Agudizó el oído:
-¡Socorroooo!... ¡Aayudaaaaaaaaaaa!...
Dio dos vueltas sobre sí mismo confundido, sin saber si aquello era producto de su imaginación. Anduvo
hacia delante con paso ligero unos segundos. Paró.
Silencio. El viento volvió a enroscarse en torno suyo
empolvándole hasta el rostro.
-¡Ayuda por favor!... ¡Ayudaaa!...
Bajó la vista al suelo, y avanzó un par de zancadas.
Entonces, abrió los ojos como nunca en su vida. Una
poza negra y estrecha se hundía delante de él, en medio del camino. En lo hondo, entre las palmas de dos
manos abiertas y húmedas, unos ojos semicerrados
trataban de abrirse venciendo la luz del sol. Era una
mujer. Samuel lo dedujo al distinguir en la semioscuridad su largo cabello rubio y los pequeños labios agrietados que se retorcían.
Samuel analizó la situación fríamente. No habría más
de dos metros de distancia entre las manos extendidas y el borde de aquel pozo improvisado, posiblemente una trampa para animales.
Desabrochó con agilidad la cremallera de su mochila y saco la soga. Era lo suficientemente gruesa. Le
pasó uno de los cabos a aquella desconocida y le
pidió que se rodease la cintura y la entrepierna con
ella. La extraña obedeció, con sus manos débiles y
blancas. Samuel agarró ambos cabos, se alejó unos
pasos hasta tensar bien la cuerda, y tiró con fuerza
hacia arriba y hacia atrás, mientras ella apoyaba las
piernas contra la pared del hoyo y trataba de escalar
con los dos brazos.
para las almas tristes, que no pueden evitar precipitarse hacia el vacío de la muerte cuando los oyen.
Aunque la tez de Samuel se hinchaba enrojecida por
el esfuerzo y el calor, la de ella parecía cada vez más
pálida y fría. El viento exhalaba sus gemidos hacia no
se qué montañas lejanísimas cuando de aquel útero
abierto en la tierra asomó a duras penas medio cuerpo. Se recostó en el suelo, como buscando el asidero
de la vida, amarrada al cordón con las piernas encogidas. En cuanto se vio a salvo, la muchacha comenzó a
sollozar, rendida sobre la tierra caliente.
Anne Thailand
Escritora y profesora de Lengua y Literatura Española.
Licenciada en Ciencias de la Información, Graduada
en Lengua y Literatura y Máster en Enseñanza de Lengua y Literatura Española.
Nadie sabe dónde reposan los restos de la madre de
Samuel. Pero él sí lo supo cuando la oyó llorar aquella
tarde de viento, buscando remediar su soledad y vengar su muerte, desde las raíces mismas de aquel roble
milenario.
Samuel la agarró con delicadeza de los hombros buscando su mirada, buscando que le hablase, buscando
conocerla, buscando darle todo el amor del mundo
que tenía guardado.
Cuando se sentó en el suelo junto a ella, mientras observaba sus labios secos y sus dientes blancos, se
percató de que un reguero salado mojaba sus mejillas.
Y observó en los ojos de ella los suyos propios, aquellos con los que nació y con los que miró al mundo, y
a los que el mundo por primera vez miraba, y lo hacía
apasionadamente, lleno de agradecimiento.
Samuel revisó su reloj: las cuatro de la tarde. Dirigió
la vista al frente. Ahí estaba. Un roble inmenso y solitario. Se quedó observándolo un instante. Parecía ser
amigable. Parecía decirle adiós agitando sus ramas,
deseándole la mejor de las suertes.
- ¡Tiene que saber todo el mundo que me has salvado la vida!.... ¡Ya no creas que voy a dejarte escapar!
¿Eh? -le espetó ella.
-Tú sí que me has salvado a mí.
-¿Yo?... si te he arruinado el paseo.
Samuel añadió:
- Precisamente por eso.
Aquel roble todavía existe. La frondosidad de sus ramas sorprende a todo el que se cruza en su camino.
Los lugareños dicen que en las tardes y noches de
viento, junto a él se oyen inquietantes gemidos femeninos, llenos de angustia. Dicen que los lamentos no
descansan, y que su efecto es maléfico e irresistible
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Personajes
Guillermo de Baskerville y el
dolor del deber cumplido
Por: Ismael Iriarte Ramírez
“Huye, Adso, de los profetas y de los que están dispuestos a morir por la verdad, porque suelen provocar
también la muerte de muchos otros, a menudo antes
que la propia, y a veces en lugar de la propia”.
Demasiadas batallas libradas, sin importar el resultado
obtenido, dejaron su huella indeleble en el carácter de
Fray Guillermo de Baskerville, protagonista de la recordada novela de Umberto Eco, El nombre de la rosa,
publicada en 1980. Y esta es sin duda la sensación
que predomina en el lector después de acompañar el
desenlace de la historia y conocer su posición frente
a las cuestiones cotidianas y trascendentales que se
plantean durante el recorrido de este monje franciscano inglés, del Siglo XIV, descrito por su fiel asistente, el novicio Adso de Melk, como un hombre “capaz
de atraer la atención del observador menos curioso”
debido a su estatura superior al promedio, su mirada
aguda y penetrante, nariz afilada y un poco aguileña,
que junto a su barbilla, resaltaban en un rostro alargado; y en el que el lector puede encontrar a un personaje austero de bienes materiales pero susceptible
de caer en el orgullo y la autosuficiencia, debido a sus
conocimientos y agudos instintos.
Guillermo hace su aparición en escena al llegar a una
abadía benedictina italiana, templo del conocimiento
occidental, en donde le había sido encomendada la
difícil misión de organizar una reunión entre los delegados del Papa Juan XXII y el Emperador Ludovico, en
bandos irreconciliablemente antagónicos.
Una vez allí es comisionado por el Abad Abbone da
Fossanova, para investigar la misteriosa muerte del
novicio Adelmo da Otranto, proceso que encarará con
su bien conocido método, considerado como único y
revolucionario para la época y en el que claramente
se advierten los pasos de la metodología inductiva:
“Cuando te enfrentas con unos hechos inexplicables,
debes tratar de imaginar una serie de leyes generales, que aún no sabes cómo se relacionan con los hechos en cuestión. Hasta que de pronto, al descubrir
determinada relación, uno de aquellos razonamientos
te parece más convincente que los otros. Entonces
tratas de aplicarlo a todos los casos similares, y de
utilizarlo para formular previsiones y descubres que
habías acertado. Pero hasta el final no podrás saber
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qué predicados debes introducir en tu razonamiento,
y qué otros debes descartar”.
Pero son otros aspectos los que llaman más la atención acerca del personaje y que le confieren a la obra
un estatus que trasciende el género policiaco. Su amor
por los libros su incontenible ansia de conocimiento y
su inmutable actitud racional frente a acontecimientos
que a simple vista obedecían a hechos sobrenaturales
y cuya explicación final dejó recurrentemente en evidencia el interés de algunos pocos por mantener a las
personas en las tinieblas de la ignorancia, al extremo
de penalizar a la razón, con los más atroces castigos,
por considerar a sus defensores como herejes. Siendo
precisamente su pasado como inquisidor, lo que cambió para siempre la posición de Guillermo frente a premisas innegociables en aquellos oscuros días, como
las verdades absolutas, o la irredimible vileza de todos aquellos que caídos en desgracia eran señalados
como enemigos de la Iglesia y por lo tanto seguidores
del demonio, solo por el simple hecho de pensar de
una manera diferente o de representar un inconvenien-
te para los intereses del Papa y sus doctrinas alienantes, que abiertamente señalaban concepciones como
la de la pobreza de Cristo y sus representantes en la
tierra, como una creencia peligrosa y repudiable.
Esta disidencia de Guillermo es evidente cuando ejerce de indulgente confesor del joven Adso, que carcomido por la culpa narra el bizarro encuentro sexual con
una aldeana, hecho que es asumido por su maestro
como algo que si bien atenta contra los mandamientos
y sus deberes como novicio, no debe ser considerado como un pecado monstruoso, con lo que sella
su absolución.
A la muerte de Adelmo, siguieron las de Venancio y
Berengario, envueltos en una sórdida historia de lujuria, relaciones homosexuales y por encima de todo
de codicia por obtener los conocimientos de la Biblioteca, epicentro de los hechos y especialmente de
un manuscrito en árabe, por el que a esas alturas es
evidente que vale la pena morir y matar y cuya existencia es negada, no solo por Malaquias el bibliotecario,
sino también por el Abad y los monjes más ancianos,
pero que sin duda se convierte en el centro del misterio, que permanece sin solución a la llegada de los
delegados del Papa para la esperada reunión, cuyos
resultados no son los esperados.
En las largas disertaciones de Guillermo con Adso y
sus entrevistas con Abbone, el Severino el herbolario,
o Nicola da Morimondo, el vidriero, se advierte la tendencia de revelar solo a cuentagotas sus conocimientos, sus creencias y sobre todo conclusiones sobre el
caso, consciente de que ni siquiera un religioso con
su prestigio, e influencia en la corte del emperador,
escaparía a los tentáculos de la inquisición, encarnada
en Bernardo Gui, implacable brazo del Santo Oficio,
ex compañero y némesis del inglés y flamante vencedor no solo de la reunión, sino también del duelo de
detectives, al dar por concluida la investigación con
un sumario juicio a Remigio el cillerero y a su ayudante Salvatore, apresados por su pasado herético y su
conducta lasciva y que en medio de la desesperación
reconocieron los crímenes cometidos en la Abadía.
acceder finalmente al finis Africae, a través del intrincado laberinto de la Biblioteca, encuentra al responsable
de todas las intrigas y los asesinatos, Jorge de Burgos,
monje anciano y ciego que durante décadas había gobernado secretamente el lugar y que había manipulado
a todos a su antojo, para mantener a salvo los secretos
más reveladores de cientos de volúmenes.
El saldo del encuentro, no puede ser calificado más
que como catastrófico, pues terminó con el asesinato
de Abbone y con Jorge devorando las páginas envenenadas del codiciado manuscrito, en medio de una
disputa que desató un incendio, que en cuestión de
minutos consumió una a una las salas de la biblioteca
y que ante la incredulidad de todos los monjes, destruyó por completo aquel recinto, que durante siglos
había sido símbolo de la sabiduría.
Frente a ese escenario y haciendo gala de su actitud
racional y flemática, Guillermo no vaciló en tomar sus
bienes más preciados y partir cuanto antes en compañía de Adso, único testigo de su desazón por la inutilidad de todas las vidas perdidas por la degradación
moral e intelectual y el doloroso hecho de haber descubierto aquel misterio demasiado tarde.
De la voz de un ya anciano Adso, concluye la narración
de los hechos y la melancólica alusión al gran Fray
Guillermo de Baskerville, con una lapidaria sentencia: “Stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus,
todo lo que queda de una rosa muerta, es el nombre”.
A partir de ese momento todo parece salir de control y
un ritmo vertiginoso da paso a las muertes de Severino
y Malaquias, tras lo cual el abad, conocedor de la verdad, pide a Guillermo que desista de sus pesquisas y
se reincorpore a la disciplina del Emperador, pero este
desiste y ya muy cerca de la solución se propone develar el misterio en su última noche en la Abadía y tras
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Cuento
Locura de amor
La cena había sido servida con gran prestancia. Ella
estaba hermosa y con un leve sonrojo en sus mejillas.
Facundo suspiró en el momento en que Geraldine desvió la mirada hacia otro lado. Hacia su marido que, junto
a ella, comía como si fuese la última vez. Y hablaba del
progreso. A Facundo no le importaba el progreso. No
desde que la había conocido. Solo le importaba Geraldine. Ella lo había hechizado con su belleza. Lo había
colonizado, constituyéndose en su reina y lo dejó sin un
sentido en la vida. Solo ella era su norte. La había soñado cientos de veces, siempre en sus brazos. Siempre
amándola. Siempre suya.
Sin embargo, ella era de otro. De ese ser obeso y grotesco que tenía a su lado. Debía liberarla de su yugo.
El sentía esa responsabilidad en sus hombros. Lo tenía
todo planeado con detalle. Esa era la noche indicada
y solo tendría una oportunidad. Entonces, cuando el
momento propicio llegó, se levantó de la mesa e invitó
a Don Ocampo, que solo había hablado de él mismo
durante toda la velada, para que lo acompañase a la biblioteca. Le dijo que quería mostrarle una nueva adquisición y el hombre increíblemente le siguió. Geraldine
se quedó en el comedor descansando de la compañía
masculina. El plan marchaba a la perfección.
Don Ocampo se acercó a los libros depositados en
numerosos estantes. Realmente la biblioteca era algo
para admirar, era imponente. Mientras el hombre observaba, le dio la espalda a Facundo y éste tomó el revolver que su padre le había regalado unos años atrás.
Un arma hermosamente decorada en plata y madera,
pulida a mano. La sacó del cajón del escritorio, silenciosamente respiró hondo y no sin que sus manos temblasen, le apuntó. Don Ocampo se dio vuelta y lo miró con
asombro. Ese chiquillo que aún tenía acné en el rostro
le estaba apuntando descaradamente. “¿Quién se cree
que es?”, pensó. Pero entonces Facundo dijo:
-Esto es por Geraldine…
Don Ocampo entendió que la situación era seria y quiso
disuadirlo, pero Facundo ya había tomado la decisión.
Nuevamente inspiró aire y disparó sin piedad.
Don Ocampo cayó desplomado en un charco de sangre. La muerte sobrevino casi inmediatamente. Facundo se quedó quieto, observando. Nunca había visto
a un muerto tan de cerca y la sensación se le antojó
poderosa e inigualable. Finalmente, el plan había sido
llevado adelante. El hombre estaba muerto y ella sería
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suya para siempre. En aquel momento, tras escuchar el
disparo llegó Geraldine corriendo.
Él quiso abrazarla y contarle que había hecho lo que
debía hacerse. Que de ahora en más podrían ser felices juntos. Sin embargo, y muy al contrario de lo que
Facundo esperaba, ella gritó horrorizada. Nunca en su
breve vida se había encontrado con un cuadro semejante. Ni siquiera en sus peores sueños.
Geraldine miró a Facundo, se acercó al asesino, le miró
con tristeza en el rostro y en el instante en que él creyó
que diría algo, nada. Solo se colocó frente al arma que
aún él sostenía y se disparó.
Facundo miró al hombre con el que hablaba hacía unas
horas ya y le dijo:
-¿Y que pasó después? Ella fue mi amante y consorte,
mi sueño y mi peor pesadilla. Ella sigue conmigo. Me
acompaña a cada lugar que voy ¿No la ves allí? Allí…
Sentada, observando, con calma. Si mi vida, ya nos vamos a casa.
El hombre miró a Facundo horrorizado, pero éste siguió
hablando:
No importa… No importa si no entendés. Ella es mía
ahora y con eso me basta…
Y se fue hablando solo... Con su Geraldine.
María Soledad Fernández
Es una médica que por casualidad se topó con la escritura como terapia. Ella es de la ciudad de La Plata,
Provincia de Buenos Aires, Argentina.
Autores
La Feminidad y el coraje.
Una mirada a la obra
de Jane Austen
Por: Mariela Iriarte Ramírez
Elizabeth Bennet y Mr. Darcy, Emma y Mr. Knightley, Anne
Elliot y El Capitán Wentworth, Elinor Dashwood y Edward
Ferrars, son algunos de los protagonistas de las novelas
de la aclamada escritora inglesa Jane Austen.
Para algunos, sus historias rayan en la simpleza, el sentimentalismo y la novela rosa que solo gusta a solteronas
que incapaces de conseguir a su príncipe azul, se aferran
a estos libros como a una tabla de salvación de sus aburridas vidas.
Para otros, son relatos vívidos de una época en la que
el amor, las amistades, las clases sociales, la educación
y la dignidad, estaban regidas por reglas que relegaban
a la mujer a la posición de delicada criatura sin voz, opinión o deseo, a menos que tuviera un título nobiliario y una
fortuna. El hombre, no obstante su liderazgo y poder, no
poseía la libertad de escoger a su pareja, sin transgredir
las normas sociales y morales, que en ocasiones rosaban
lo ridículo.
Pero son muchos los que han disfrutado de la narración
detallista, sencilla y profunda de las relaciones entre los
seres humanos, sus vicios y virtudes, sus ansias de encontrar la fortuna o la felicidad o ambas. Austen dilucida con
increíble sabiduría el entramado de los amores y desamores de una comunidad que bien pudo ser cualquier otra,
pero que ella conocía perfectamente y que podía describir
desde su apacible y normal vida en la burguesía acomodada.
y Persuasión (publicada póstumamente) son sus obras.
Se conoce la existencia de algunas novelas incompletas y
su correspondencia recopilada en Cartas.
Fue una mujer valiente, nunca infringió la ley ni las normas
morales, pero vivió de la manera que deseó. Fue capaz de
transmitir a través del relato de acontecimientos aparentemente triviales y cotidianos, una gran cantidad de escenas
divertidas, enternecedoras, realistas y en ocasiones absurdas, pero que llegan al lector en forma de prosa ligera
pero extremadamente diciente.
El cine no ha sido ajeno al “Efecto Austen”. Las adaptaciones cinematográficas y televisivas han alcanzado incluso
más fama que la autora y han llegado a un público tan
amplio que entre sus fanáticos se cuentan algunos de los
hombres más recios y las más radicales feministas, otrora contradictores. Porque es fácil “enamorarse” de los
paisajes de Pemberley, o de la rudeza y a la vez dulzura
con la que Colin Firth o Mathew Macfadyen interpretan
a Mr. Darcy; es fácil disfrutar de los bailes, cenas, juegos
de mesa, soliloquios y discusiones que constantemente
se presentan en la pantalla y que, para quien ha leído los
libros, representan una magnífica forma de transformar en
realidad (al menos visual) toda aquella cascada de deliciosas narraciones que tiene cada página.
Sean historias superfluas y sin importancia o descripciones explícitas de la realidad, bellamente recreadas a través
de la literatura, la obra de Jane Austen ha logrado llegar a
muchas culturas, en donde ha sido apreciada y criticada,
pero nunca pasada por alto.
“La sabiduría es mejor que el ingenio y, a la larga, sin
duda, tendrá la risa de su lado”
Jane Austen
Nunca se casó, pero eso no significó que ella estuviera en
el ostracismo al que eran condenadas (y aún suelen serlo)
aquellas mujeres que no solo por falta de oportunidades,
sino por decisión de vida optaran por permanecer solas,
pero no amargadas. Ella se dedicó a escribir y eso la llenaba, tuvo varios sobrinos y la compañía fiel de su hermana
también soltera, Cassandra, que la hacían muy feliz.
Llaman la atención las características de sus heroínas:
dulces, orgullosas, prejuiciosas, valientes, pacientes, leales, volátiles, algunas de carácter fuerte, pero todas correctas, y con la convicción de que el dinero, a pesar de
ser importante, no podía reemplazar al amor, en todas sus
manifestaciones.
Orgullo y Prejuicio (escrita en 1796 y publicada en 1813),
Sensatez y Sentimientos (1811), La Abadía de Northanger (1818), El parque de Mansfield (1814), Emma (1816)
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Por qué escribir
Por: Antonio Acevedo Linares*
Las razones por las que un hombre o una mujer escriben y que lo convierten en un/a escritor/a o un/a poeta,
son múltiples e insólitas, extravagantes o irreverentes,
contestatarias o tiernas. Allen Ginsberg decía que escribía porque le gustaba cantar cuando estaba solo y
porque no tenía ninguna razón, porque no tenía un por
qué, y porque era la mejor manera de expresar todo
lo que le viene a la mente en el espacio de un cuarto
de hora o de toda una vida. Umberto Eco dijo que sus
hijos habían crecido y ya no sabía a quién contarle sus
historias. Juan Marse escribió que escribía novelas por
puro placer estético, esto es, para sentirse vivo, para
crear criaturas imaginarias, y con la vida que no pudo
vivir, conjurar así la nada y el olvido, como una forma de
la felicidad, y que escribía para sobrevivir a su infancia y
salvar de la nada algunas imágenes, algunos sentimientos y emociones de la infancia. Miguel Otero Silva dijo
que escribía porque no pudo ser ni concertista, ni pintor, ni abogado, ni ingeniero, ni deportista, ni guerrillero,
ni militante del partido comunista, ni orador parlamentario, ni senador. La naturaleza no lo había dotado para el
ejercicio de las anteriores profesiones y como político
sus brillantes discursos solo se le ocurrían cuando ya
se había clausurado el debate.
Rubén Fonseca dijo que en el principio el amor por
la imaginación (soñar, inventar ideas, fabular) lo llevó
al amor por la lectura y que el amor por la lectura lo
llevó al amor por la escritura y tuvo deseos de crear
todo aquello que admiraba pero pronto descubrió
que escribir era a veces aburrido, desesperante y
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siempre fatigoso y que perseveró porque es difícil
abandonar un trabajo de cuyo aprendizaje ha exigido
mucho tiempo y esfuerzo. Graham Greene dijo que
escribía por necesidad, que si tenía un forúnculo y
estaba maduro, lo apretaba. Wole Soyinka dijo que
suponía que era su lado masoquista. Rafael Alberti
dijo que escribía para comunicarse lo más claramente
posible con aquellos que lo leían y le escuchaban. Salvador Elizondo como en un laberinto de palabras dijo
recuerdo haber escrito y también me veo cuando escribía. Y me veo recordar que me veía escribir y recuerdo
haberme visto recordar que escribía y escribo que me
veo escribir que recordaba haberme visto escribir que
me veía escribir que recordaba haberme visto escribir
que yo escribía y que escribía que escribo que escribía.
También puedo imaginarme escribir que ya había escrito que me imaginaria escribiendo que había escrito
que me imaginaba escribir que me veía escribir que escribo. Cioran ha escrito que para mi escribir es vengarme. Vengarme contra el mundo, contra mí mismo. Casi
todo lo que he escrito fue el producto de una venganza.
Gesualdo Bufalino escribió que se escribe para vencer
dentro de uno mismo la amnesia ¿pero no se escribe
también para ser feliz? se pregunta. Se escribe para
jugar ¿Por qué no? La palabra es un juguete, el más
serio, el más fatuo, el más caritativo de los juguetes de
adulto. Escribo porque siento que cumplo una función
que es necesaria para mi, si no escribo siento desventura y remordimiento, dijo Jorge Luis Borges.
Tomás Borge dijo que escribir es como hacer el amor,
y escribir un primer libro es como hacer el amor por
primera vez. Nadie soportaría la tentación de seguir haciéndolo hasta la consumación de los siglos. Germán
Espinosa ha elegido responder que escribe para justificarse o bien que si llegase a descubrir por qué escribe, dejaría de escribir pero que en honor a la verdad
escribe porque en él la fantasía priva sobre la razón.
Gabriel García Márquez dijo que escribía para que sus
amigos lo quisieran más. Alexandre Kouchener dijo que
escribía porque en ello encontraba placer y alegría y
que pensaba que el don poético habita al poeta como
un instinto biológico como la abeja que no se pregunta
por qué recoge la ofrenda de las flores y al hacerlo
fecunda las plantas. Osvaldo Soriano no ha sabido
con precisión porque escribe, dijo sin embargo
y arriesga una respuesta al decir que primero está el placer, la sensualidad de las
palabras que elige para abrir el espacio
de libertad en el Universo que va a construir el texto que él escribe, esto es, responde a la necesidad de escribir por el
placer de escribir, lo que no deja de producir angustia
y sabe el precio que tiene que pagar pero también escribe para compartir la soledad. Henry Miller dijo que el
escribir es como la vida misma, es un viaje de descubrimiento y todo lo que hace lo hace por la mera alegría
de hacerlo. No le preocupa que lo entiendan el lector
corriente ni el crítico y tan pronto como oyó su propia
voz quedó encantado, y el hecho de que fuera una voz
diferente, distinta, única le sostuvo.
José Agustín Goytisolo dijo que escribir le ha ayudado a
vivir, a estar alegre entre tanto desastre y tanta miseria
moral, entre tanta mediocridad y cobardía y que uno
siempre escribe por carencias profundas, por desequilibrio. Comenzó a escribir, dijo Manuel Vásquez Montalbán porque quería ser grande, rico y bello. Leonardo
Sciascia dijo escribo porque me gusta escribir, porque
al hacerlo uno se ve escribir y se siente vivir además
de existir. Marguerite Duras, sarcástica ha dicho que
hostigada por esa pregunta no tenía nada que decir al
respecto, que nunca ha sabido nada sobre esa extraña
actividad. Jaroslav Seifert dice que quizás se escribe
por ese deseo que existe en cada ser de dejar una huella. Peter Schneider más cauteloso terminó diciendo
que no había escrito lo suficiente para reflexionar sobre
esta pregunta. A mí me gustaría decir porque también
escribo, para terminar con esta caza de citas, con un
poema titulado, Poema:
Amo las palabras
con las que te amo
y escribo porque estoy
enamorado de la lluvia
del viento de la tarde
de los besos de las manos
de tus caricias de tus ojos
que me sueñan de tus noches
junto a mí de tu voz que me susurra
de tus silencios cuando callas
de tu presencia cuando
te tengo de tus pasos
cuando caminamos juntos
de tu pelo cuando lo estremece
el viento de tus palabras
que son como brazas ardientes
escribo para conjurarte
contra la muerte y no dejes
de existir y te quedes para
siempre en éste poema
y en éste corazón
y en ésta mano
que te escribe siempre.
Con o sin vergüenza el escritor o el poeta escribe porque es su vocación más pura y encuentra la forma a
través del lenguaje de embellecer el mundo envilecido
en el que vivimos, porque es su destino más inexorable escribir como un explorador de nuevos mundos por
construir o conquistar, el lenguaje es un continente que
se ha propuesto descubrir y el instrumento más maravilloso que le permite seducir, imaginar, delirar las historias más increíbles y bellas que su mente y la realidad
y la historia construye y que pasan por su corazón y
su mano que la escriben. Escribir es el ejercicio de la
imaginación más exacerbado que le hace decir a Albert
Einstein que la imaginación es superior al conocimiento.
Escribir no es un oficio para decir cosas bonitas ni enamorar doncellas ni un esnobismo del escritor para llenarse los bolsillos de dinero porque ya sabemos que
una sociedad que no respeta la condición de escritor
o poeta es lo que menos logrará si pretende hacer de
la palabra una mercancía más del mercado para adular
o congraciarse con el poder o las academias o el establecimiento. El deber revolucionario de un escritor es
escribir bien, dijo alguna vez García Márquez y en ese
deber está incluido su ética y su estética literaria. No es
tampoco un ejercicio de individuos privilegiados pero
si de una sensibilidad distinta al común de todos los
hombres, porque no todos los hombres tienen la sensibilidad del lenguaje y su enamoramiento para escribir.
Acaso se escribe porque se ama el lenguaje como a
una mujer o la vida, y nos alucina y maravilla como la
creación más fervorosa del ser humano. El día que el
hombre sienta alucinarse por el poder del lenguaje o
las palabras será poeta y estará condenado a vivirlo en
todos los instantes de su vida y aprenderá a amar y a
vivir la vida con poesía.
Bibliografía. ¿Ud. por qué escribe?. Magazín Dominical
No 267, El Espectador, Bogotá, Mayo de 1988. Hombre 56 Colombia.
*Antonio Acevedo Linares (El Centro, Barrancabermeja, Colombia, 1957). Poeta, Ensayista y Sociólogo.
Profesor universitario. Autor de varios libros de poesía,
como Los girasoles de Van Gogh, Atlántica y En el país
de las mariposas.
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En el arcén del teatro
La magia de la Navidad en escena
Continuando con una tradición de varios siglos, miles de escenarios alrededor del mundo se llenarán
con las luces y el colorido de la Navidad, desempolvando historias siempre vigentes, que evocan los
más entrañables recuerdos y que se convierten en la mejor opción para cerrar la temporada teatral.
A continuación presentamos una pequeña muestra del teatro navideño, que podrán disfrutar los
bogotanos para despedir el 2013.
Por siempre Navidad
Milagro de Navidad
El sueño de muchos niños, vivir una eterna Navidad
se hará realidad gracias a esta obra de Misi Producciones, que nos muestra una particular versión
del origen de esta festividad, a través de la historia
de San Nicolás, contada por Nick, a quien le ha
sido encargada la misión de escribir el guión de
una película sobre este personaje.
La inmortal historia del avaro señor Scrooge y los fantasmas del pasado, presente y futuro que lo visitan
para hacerle cambiar su visión de la vida, regresa a
los escenarios colombianos con Milagro de Navidad,
una nueva versión de A Christmas Carol, o Un cuento
de Navidad, escrita por Charles Dickens en 1843.
Con una impecable producción y los más sorprendentes efectos, este musical llevará a los asistentes a un inolvidable recorrido por las navidades del
pasado, el presente y el futuro.
Funciones
Jueves, viernes y sábados: 7:30 p.m.
Domingos: 4:30 p.m.
Hasta el 22 de diciembre.
Lugar
Teatro Colsubsidio Roberto Arias Pérez
Dirección
Calle 26 No. 25-40, Bogotá
Entradas e informes
5936300
En esta ocasión más de cien artistas en escena, una
orquesta en vivo, cantantes líricos, actores reconocidos y un espectacular coro infantil, que bajo la dirección de Andrés Midón, conforman el elenco de
este montaje, que hará vivir a toda la familia, toda la
magia de esta historia.
Funciones
6 de diciembre: 8:00 p.m.
7 de diciembre: 3:00 p.m.
8 de diciembre: 5:00 p.m.
Lugar
Teatro de Bellas Artes de Bogotá
Dirección
Avenida Carrera 68 No. 90 – 88
Entradas e informes
6444900 - 4042463
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Entrevista
Julio Porto
Por: Daniel Casas Vargas
Sentados en el arcén del teatro, conversamos con Julio Porto, actor colombiano, Director del Festival Internacional Impro en la Ciudad y del exitoso espacio de
improvisación El gran torneo, presentado en el Teatro
Santafé, en Bogotá.
¿Cuándo inicia su carrera como actor y como
director?
Como actor inicio en el año 2000 en Producciones
Talentos Efraín Arce Aragón de la ciudad de Medellín,
y como Director en el año 2005 en la Escuela de Edgardo Román en la ciudad de Bogotá.
¿Desde cuándo en las tablas colombianas, el
Teatro de improvisación se convierte en una
propuesta que toma forma y vuelo?
La fecha exacta no la tengo; pero puedo decirte que
hace más de seis años veo cómo la improvisación teatral se ha ido posicionando en los escenarios de Bogotá y al mismo tiempo el público capitalino lo ha ido
haciendo parte de sus preferencias a la hora de ir a ver
entretenimiento, convirtiéndose a la fecha, en uno de
los espectáculos más apetecidos.
¿Por qué cree que algunos actores y directores deciden apostar al Impro?
La improvisación teatral es un salto al vacío. El ser director, actor y autor de la historia al mismo tiempo es
hermoso. Es un riesgo, es adrenalina; es otra forma
de ver el teatro, nos permite situarnos en escenas ajenas a nuestra vida cotidiana, mezclando así realidad y
ficción en un espacio escénico. Esto nos da la oportunidad de practicar nuestra capacidad de resolución
de conflictos, mediante la creatividad, imaginación,
trabajo en equipo y sobre todo nuestra capacidad de
escucha, aceptación, solidaridad, generosidad, visualización del espacio, etc.
¿En qué consiste un espectáculo de improvisación?
Lo que dicen los libros “Es una técnica escénica que
permite contar historias que se generan y desarrollan
en el momento mismo de actuarlas. Cada función es
diferente: no hay ensayos previos, ni guión, ni elementos técnicos o escenográficos. Solo la imaginación y
la destreza de los actores/improvisadores que produ-
36
cirán una creación única y espontánea”. Y después de
mi experiencia, la conclusión es: darle la oportunidad
al público para que vea y viva todo lo que pasa tras escena: el actor prepara, calienta, sufre y juega; de igual
manera romper la cuarta pared, cantar, bailar y sobre
todo divertirse. La Impro es una fiesta.
¿Cómo se prepara un montaje de esta naturaleza?
Entrenando muy fuerte, no tienes que ser actor, pero
sí tener la vocación para hacerlo, y la suficiente capacidad histriónica para escenificarlo; ahora, si eres
actor/actriz, tendrás ventaja. La técnica se basa en
‘aceptar’, dejar que la espontaneidad libere tu potencial creativo. Nada existe hasta que los actores lo proponen. Crear una escena supone que todos estén de
acuerdo en cuanto a dónde están, quiénes son y qué
está sucediendo. Al igual que cualquier arte, hay técnicas por aprender, pero aquí no hay nada perfecto y
no esperamos que lo sea, solo se espera en el otro y
se vive la escena.
¿Con qué experiencia se va a encontrar el espectador de una puesta en escena con las características de El gran torneo?
Con todo lo que ya he dicho. La gente verá en una
sola función lo que me has preguntado: por qué es tan
importante la impro; por qué los actores y directores
lo hacen; se darán cuenta de cómo se prepara una
improvisación y eso nos llevará a contar, historias, a
hacer un show y a divertir a las personas.
¿A qué atribuye el éxito en 2012 que tuvo
la obra?
Por primera vez en Colombia se mezclaba la IMPRO,
la danza, la multimedia y el canto, logrando cada noche un show único e irrepetible; y a que la gente finalmente se divertía mucho.
Viene el Festival Internacional de Impro ¿Cuál
va a ser la dinámica del espectáculo?
Desde el 9 al 14 de diciembre, compañías de México,
Perú y Argentina como participantes Internacionales,
y 4 de los mejores grupos Nacionales, Harán de éste
encuentro una fiesta como lo definía en una pregunta
anterior, y ésta fiesta tendrá un cronograma bastante
llamativo: Talleres para Improvisadores y principiantes; dos shows por el precio de una boleta (un espectáculo a las 7:30 p.m. y el Torneo Teatro Santafé a las
8:30 p.m.) y toda la fiesta de la impro en un solo lugar:
Teatro Santafé.
¿Qué dimensión tiene para la escena teatral la
realización de este Festival?
Es la manera de reunir a los mejores de Sudamérica y
mostrarle al público todo lo que a pasos de gigantes
ha ganado la improvisación teatral.
¿Desde su experiencia como actor y director
que habilidades ha desarrollado en ambos roles, distintos a otros géneros?
La Impro es un espacio de recreo para mis inquietudes
teatrales, donde entro a conocer herramientas que me
aporta la improvisación; esa manera de crear escenas
sin ningún tipo de guión previo, sin pautas pactadas y
sin restricciones, es decir sin límites, donde aprendo
a confiar y a trabajar en equipo. Puedo descubrirme a
mí mismo.
¿Creé que el Festival es el resultado del impacto de producciones como El Gran Torneo?
Por supuesto que sí. Y del interés del Teatro Santafé en
cabeza del señor Juan Ricardo Gómez con su equipo
de trabajo, quienes creen en otras propuestas artísticas.
¿Qué invitación haría a los asistentes tanto
nuevos como experimentados a El Gran Torneo y el Festival?
Con seguridad creo que el 80% de las personas tienen como frustración el haber querido ser artistas desde cualquier disciplina: Cantantes, Bailarines y sobre
todo Actores. La impro te da la oportunidad de hacerlo. Los grupos más destacados de la Improvisación a
nivel Nacional e Internacional, mostrarán sus mejores
repertorios. Toda la emoción y adrenalina del Teatro
deportivo en un torneo realmente espectacular, y la
presencia de importantes personalidades de la farándula nacional asumiendo el papel de jueces, harán de
éste Festival un espectáculo nunca antes visto ¡Ven,
vota por tu equipo favorito, vive la fiesta de la impro y
diviértete a lo grande!
37
En el arcén del teatro
Teatro vivo
“El teatro no se hace para cantar las cosas,
sino para cambiarlas”
Por: Ismael Iriarte Ramírez
Vittorio Gassman
La idea de crear un espectáculo de arte dramático que a simple vista no guardara relación con el
concepto tradicional de teatro, fue la motivación
principal para sentar los cimientos de la propuesta artística denominada Teatro vivo y la compañía del mismo nombre, fundada en el año 2003
por Mauricio Suárez Sandoval y Orlando Bautista
(Director y Productor respectivamente) y surgida
como resultado de un ejercicio de exploración de
nuevas propuesta escénicas, durante el desarrollo de una serie de talleres de actuación, enmarcados en un proyecto de carácter social, que se
implementó en Popayán, en el departamento de
Cauca, en donde el grupo evolucionó hasta alcanzar la notoriedad que lo llevó a incursionar en
2008 en Bogotá, para finalmente consolidarse
como una propuesta teatral única en su género.
La principal característica de esta modalidad –
emparentada con disciplinas como el cine y la
televisión e influenciada claramente por la interactividad de los juegos de video– es la de ofrecer
al espectador la posibilidad de interactuar con la
obra, los actores y el escenario, siendo artífice y
protagonista de la historia, con la facultad de llevar
el hilo conductor de la trama y construir su desenlace, en un ciclo que se repite continuamente y
genera una constante sensación de movimiento,
de “vida”, lo que define con precisión este concepto dramático, enriquecido por aspectos como
el realismo que se refuerza con la disposición de
la escenografía, la preparación de los actores y
una estructura flexible que confiere un componente lúdico potenciado.
La reacción del público frente a este estímulo es
diversa y aunque mayoritariamente positiva, casi
por regla general es evidente la sorpresa en los
espectadores nuevos, pues a pesar del tiempo
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que deben dedicar a recibir indicaciones por
parte de la producción y a familiarizarse con la
historia y los personajes, a través de cortometrajes y otros elementos; es inevitable que se genere un choque entre la concepción tradicional
de audiencia estática y simple observadora y la
posibilidad de decidir y cobrar protagonismo, situación inicial que pronto queda atrás y da paso a
una infinidad de formas de encarar cada montaje,
lo que hace posible encontrar una misma obra, a
asistentes que se apropien de su rol y cambien
por completo la orientación de la historia, compartiendo escenario con aquellos que pueden llegar
a sentirse intimidados e incluso agredidos por la
interacción, o con los que prefieren refugiarse en
la seguridad de una actitud pasiva. Todo sumado
arroja como resultado un balance más que positivo, reflejado en opinión favorable y una marcada
tendencia a repetir la experiencia.
Este público “vivo” y demandante requiere, por
supuesto, una preparación a la altura por parte de
los actores, que además de su formación dramática y sus tradicionales métodos de abstracción
e interiorización, deben aprender a construir sus
personajes sin muchas certezas y a convivir con la
transgresión de los espectadores que se convierten en compañeros de reparto a quienes deben
adaptarse, aunque estos lleguen a entorpecer su
interpretación, correspondiéndoles entonces la
misión de conservar el cauce de la interacción,
para garantizar el espectáculo. Para afrontar este
reto, los actores de la Compañía Teatro Vivo de-
ben participar en laboratorios que les permitan
desarrollar habilidades especiales. Así, mediante la inmersión en los personajes e historias de
turno, deben aprender a llevar una nueva vida y
asumir por completo las cualidades, los defectos,
limitaciones e incluso privaciones de los roles que
representan, con la particular prohibición de ser
ellos mismos por algún tiempo.
Planteado este panorama, el escenario constituye
el otro elemento primordial para la receta del éxito,
pues el ambiente de realismo y vitalidad requerido
por esta modalidad de teatro, no podría lograrse en una de aquellas escenografías convencionales, que aunque artísticas y estéticas, no presentan las características de tridimensionalidad
que permiten a los actores y asistentes caminar
literalmente por la obra, en un recorrido por una
suerte de laberinto en el que todos los elementos
están minuciosamente cuidados y dispuestos en
función de la atmósfera y que ayudan a dejar atrás
los presupuestos con los que el público encara
la historia, para sumergirse en una realidad alternativa y mágica. La sede de la compañía, Casa
Teatro de Bogotá, es una espectacular casa de
tres pisos y más de quinientos metros cuadrados
en los que se distribuyen 17 escenarios puestos
al servicio de la trama.
Información de interés
La Casa Teatro de Bogotá, se encuentra ubicada
en la Calle (diagonal) 48 No. 19-50 Barrio Palermo, Bogotá – Colombia.
Las funciones de las obras se realizan los jueves
y viernes, a partir de las 7:00 p.m., en grupos
hasta de siete personas, que ingresan cada cuarenta minutos.
El valor de las entradas es de $35.000 para general y $50.000 para preferencial.
Informes
3035747 - 301 2646868
www.teatrovivocolombia.com
Durante una década de labor el Teatro Vivo ha
sido el escenario de más de cincuenta obras, en
su mayoría de terror, género que se ajusta a la
perfección a las características de este tipo de
teatro y que ha tenido gran acogida por parte del
público. Entre los títulos destacados se encuentran La habitación, La llave, Torre V, Restauración,
La leyenda de los sauces, Subterráneo y Hotel
Antigua, así como las dos obras que actualmente
se exhiben: La mala espina y Cartas de sangre,
con las que se cerrará la temporada de la Compañía Teatro Vivo de Colombia.
Fotos cortesía Compañía Teatro Vivo de Colombia
39
En el arcén del teatro
De los que pisaron fuerte y un
Príncipe que regresó
Por: Daniel Casas Vargas
Luego del éxito alcanzado por Once en 2012, la
escena teatral del mundo, cuyo epicentro está en
Broadway, tuvo en 2013 una marcada competencia por convencer al público y a la Academia de
Premios a la Excelencia Antoinette Perry o Tony,
de la propuesta de sus producciones; que fue
por cierto la más reñida de las últimas ediciones.
Si bien los premios significan el reconocimiento
del mundo artístico que compone el complejo y
elaborado espectáculo, a uno y varios montajes
supone también la reinvención de un quehacer
permanente llamado teatro, cuyas fórmulas para
lograr el éxito no dejan de escribirse.
Más allá de los aciertos o intentos fallidos por atrapar al público, el 2013 fue un año en que el peso
de las tendencias se inclinó a favor de los títulos
originales subestimados, que no solo salieron a
flote, sino que a través de sus nuevas versiones
consiguieron el prestigio que nunca tuvieron, y la
consagración por el deleite de los espectadores
y la aceptación de la crítica hacia sus estéticas.
Kinky Boots, basada en el filme británico de comedia de 2005, del mismo nombre, es el mejor
ejemplo de como una historia débil y predecible, puede contar con la definición de un estilo
y la contundencia de la adaptación a un lenguaje
como el musical en teatro. Dirigida originalmente por Julian Jarrold, y actuada por Joel Edgerton
y Chiwetel Ejiofor, Kinky Boots cuenta la historia
del heredero de la clásica fábrica de zapatos, de
nombre “Price and Sons”, en Northampton, quien
tras la muerte intempestiva de su padre asume las
riendas del negocio familiar, sin ninguna experiencia y con el agravante de enfrentar la bancarrota.
No teniendo dinero para solventar las deudas y
los pagos de sus empleados, Charlie Price, se
embarca en un viaje a Londres para buscar soluciones, que puedan rescatar de la quiebra a la
factoría de la que es ahora dueño; siendo este el
lugar donde por casualidad visita un cabaret que
regenta un travesti al que llaman “Lola”, y en el
que todos los transformistas usan peculiares botas altas de plataforma.
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En esta oportunidad Kinky Boots modelo 2013 se
reinventó con un diseño adaptable a las necesidades de éxito y que devolvió a Broadway la magia
y sorpresa al género musical, por cuenta y riesgo
del talento y como algunos no escatimaron en llamar, la resurrección artística de la estrella pop de
los años 80’s, Cindy Lauper. La intérprete de Girls just wanna have fun obtuvo la mejor puntuación
por su primer musical, que revivió con desenfado
la historia que cuenta como los dueños de una
fábrica de calzado en crisis la reconvierten en una
de atrevidas botas para drag queens y fetichistas.
Pisando fuerte, el título sugerido en español de
Kinky Boots, terminó por confirmar con acierto el
regreso de Harvey Fierstein, a cargo del libreto,
por el cuatro veces ganador en esta categoría y
seis veces nominado al Tony. Además de triunfar como mejor musical de 2013, Kinky Boots
se hizo a la mejor canción, mejor actor para Billy
Porter, mejor coreografía, mejor orquesta y mejor
diseño musical.
Lauper condensó sus impresiones sobre el musical diciendo: “todos queremos ser aceptados tal
y como somos y sobre esto va nuestro musical”.
Sin duda otro de los buenos impactos del año fue
el que causo el regreso de Pippin, el clásico musical, que fuera estrenado en el Teatro Imperial de
Broadway el 23 de octubre de 1972. La historia
del joven príncipe, hijo de Carlomagno, que concentra sus esfuerzos en la búsqueda por el sentido de la vida, trajo con su reinvención, una divertida e ingeniosa versión de la comedia musical de
Stephen Scharwtz, en la que bajo el colorido y la
magia de una carpa circense transcurren los episodios del protagonista, en medio del despliegue
de actos de acrobacia y balance.
El personaje de Pippin y el de su padre, Carlomagno, están basados en los del mismo nombre de
la Edad Media, pero sin un contexto de exactitud
histórica respecto de los personajes originales.
Para Scott Miller, académico de teatro musical,
“Pippin es un musical en gran parte subestimado
y con mucha más sustancia de lo que mucha gente piensa”.
El nuevo circo de Pippin, cobra vida bajo una idea
de espectáculo, concebida por la imaginación del
director Bob Fosee, en lo que tiene que ver con
los elementos de la coreografía, que se ciernen
sobre un estilo pop de los años 70’s, por lo que
resulta surrealista e inquietante. En esta atmósfera es donde el joven Pippin persigue sus sueños
para encontrar el lugar que le pertenece, “Corner
of The Sky”; con la presencia determinante de su
abuela en lo que corresponde a la misión extraordinaria que decide va a ser su vida. “Oh, es hora
de empezar viviendo. Es hora de tomar un poco
de este mundo que se nos da. Es hora de tomar el
tiempo, causar primavera se volverá a caer en tan
solo poco tiempo”. Le dice ella para que el joven
lo tome como consejo.
obra de teatro no musical Vanya and Sonia and
Masha and Spike de Cristopher Durang, en tanto que la mejor reposición dramática fue para
¿Quién teme a Virginia Woolf? Que ganó también el premio a la mejor dirección y al mejor actor en obra no musical para Tracy Letts. Esto en
lo que tiene que ver con la categoría de Revivals.
Por último Lucky Guy, de la fallecida Nora Ephrom,
que contara con la actuación principal del consagrado Tom Hanks, en el papel del sensacionalista
e implacable periodista Mike Mcalary, ganador del
premio Pulitzer, por una investigación de malos
tratos policiales, y muerto en 1998 a los 41 años
a causa de una cáncer, se llevó el premio a mejor
secundario para Courtney B Vance y una estatuilla técnica.
No podría ser despedida esta selección de las
mejores piezas del año, en el teatro de Broadway, sin antes hacer mención al tributo especial
a El Fantasma de la Ópera, como el espectáculo
que más veces ha sido representado desde 1988
hasta la actualidad.
Colorida, imaginativa, como también oscura, Pippin desarrolla la historia de un príncipe, que enfrenta el mundo de la guerra, el amor, la política y
hasta la religión. Con la producción del peruano
Carlos Arana, el circo de Pippin, se hizo a los premios a: mejor reposición, mejor actriz para Patina
Miller, mejor actriz secundaria para Andre Martin y
mejor dirección musical para Diane Paulus.
Matilda, novela original de Roald Dahl y producida por The Royal Shakespeare Company, puso
también en alza el estatus de los clásicos, con la
historia de la niña que libra su batalla contra un
mundo adulto grotesco e iletrado. De ahí que se
hiciera con cuatro premios Tony, incluido el de
mejor libreto y mejor actor para Gabriel Ebert;
luego de haber arrasado los premios Olivier.
Otros destacados del año fueron: como mejor
41
Palabras, palabras, palabras
“Simplemente, no sobrestimar lo que he escrito;
de otro modo se me volvería inalcanzable lo que
aún puedo escribir”.
Franz Kafka
“Un buen escritor expresa grandes cosas con pequeñas palabras; a la inversa del gran escritor, que
dice cosas insignificantes con palabras grandiosas”.
Ernesto Sábato
“La pintura es la nieta de la naturaleza. Está relacionada con Dios”.
Rembrandt van Rijn
“Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías de la vida mientras esperan la gran felicidad”.
Pearl S. Buck
“Ninguno ama a su patria porque es grande, sino
porque es suya”.
Séneca
“El pensamiento es la única cosa del universo
de la que no se puede negar su existencia:
negar es pensar”.
José Ortega y Gasset
“Pocos ven lo que somos pero todos ven lo
que aparentamos”.
Nicolás Maquiavelo
“¿Hasta cuándo vamos a seguir creyendo que la
felicidad no es más que uno de los juegos de
la ilusión?”.
Julio Cortázar
“Por el grosor del polvo en una biblioteca pública
puede medirse la cultura de un pueblo”.
John Ernst Steinbeck
“Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace”.
Jean-Paul Sartre
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