GUÍA Nº4: HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES 3ro MEDIO. griega LA

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PROFESOR JAVIER BURDILES CONTRERAS
GUÍA Nº4: HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES 3ro MEDIO.
UNIDAD: 2 “La herencia clásica: Grecia y Roma como raíces de la Civilización occidental” CONTENIDO: La civilización
griega
LA CIVILIZACIÓN GRIEGA, PARTICULARIDADES Y LEGADO
Los griegos constituyen uno de los
fundamentos culturales de la civilización
occidental. Entre sus logros podemos
señalar el desarrollo de la democracia
como sistema político, el aporte al
pensamiento filosófico, científico, y sus
reflexiones y creaciones artísticas.
UBICACIÓN GEOGRÁFICA: Grecia se
ubica en el extremo sur de la Península
Balcánica en el litoral del Mar
Mediterráneo. Su superficie es de 132.562
km² incluyendo aguas interiores de la
cuenca del Egeo, islas e islotes.
UBICACIÓN TEMPORAL: La historia
griega se subdivide en los siguientes
periodos
Civilización micénica (siglo XVIII a. C. al siglo
XII a.C).
Período oscuro, (s. XI a VIII a.C)
Período Arcaico (siglo VIII a.C. al siglo VI a.C).
Período Clásico (siglo V a. C. al siglo IV a. C.)
Helenismo (Siglo IV a. C. al siglo II a. C.)
¿Quiénes fueron los griegos? Una
interesante respuesta la entrega el
historiador M.I. Finley en su texto Los
griegos de la antigüedad:
“El pueblo de habla griega, emigrando hacia el sur, allá por los albores del segundo milenio antes de Cristo, casi
seguramente con anterioridad al año 1900, entró en la península que andando el tiempo habría de llamarse Grecia.
Fuese cual fuere el nivel de su cultura cuando sus gentes realizaron esta entrada, lo cierto es que, a partir de
entonces, contribuyeron a configurar la técnicamente avanzada civilización del período de la Edad del Bronce, que se
suele denominar Micénico (1400-1200) y que tuvo sus centros principales en el Peloponeso -la parte sur de la Grecia
continental- en sitios como Micenas, Argos y Pilos. El reciente desciframiento de su escritura silábica -conocida por el
nombre de “Lineal B”- ha puesto en claro que, al menos en los palacios, su lengua era una forma arcaica del griego.
Los griegos nunca se llamaron a sí mismos, en su propio idioma, «griegos»; esta denominación proviene del término
con que los romanos los designaron: graeci. En la época micénica (a juzgar por los monumentos hititas
contemporáneos) parece que eran conocidos por el nombre de aqueos, uno de los varios nombres que se les da aún
en los poemas homéricos, la más antigua literatura griega que se ha conservado.
Durante el transcurso de la llamada Edad Oscura, o quizás al acabar ella, el término “helenos” reemplazó
constantemente a todos los demás, y ‘Hélade’ pasó a ser el nombre colectivo que se aplicaba al conjunto de los
griegos. Hoy en día, Hélade es el nombre de un país, como Francia o Italia. En cambio, en la antigüedad, no había
nada parecido a esto, nada a lo cual los helenos pudiesen referirse como a “nuestro país”. Para ellos, la Hélade era
esencialmente una abstracción, igual que en la Edad Media, la cristiandad, o “el mundo árabe” en nuestros tiempos,
pues los griegos antiguos nunca estuvieron todos unidos política y territorialmente.
La Hélade se extendió por un área enorme, que abarcaba, hacia el este, el litoral del mar Negro, las zonas costeras
del Asia Menor y las islas del mar Egeo, la Grecia continental en el centro, y, hacia el oeste, la Italia del Sur y la mayor
parte de Sicilia, continuándose luego por las dos riberas del Mediterráneo hasta Cirene, en Libia, y hasta Marsella y
algunas localidades costeras de España. A grandes rasgos, esta área venía a formar como una gran elipse, cuyo eje
mayor era la longitud del Mediterráneo, con el mar Negro como prolongación; una elipse muy aplastada, puesto que la
civilización griega se desarrolló y floreció al borde del mar y no tierra adentro.
Todos aquellos griegos tan diseminados por lejanos confines tenían conciencia de pertenecer a una cultura común:
‘siendo nosotros de la misma raza y de igual idioma, comunes los altares y los ritos de nuestros dioses, semejantes
nuestras costumbres’, decía Herodoto (VIII, 144).”
Esta civilización se desarrolló a lo largo de varios siglos y para conocer sus distintos momentos se la ha dividido en
períodos. Sus orígenes se remontan a finales del tercer milenio a. de C., primer período que se denomina época
arcaica. El siglo V (conocido como el siglo de Pericles) y el IV a. de C., fueron de máximo florecimiento y se conocen
como las épocas clásica y helenística. Desde el siglo VII a. de C., los griegos establecieron colonias a lo largo de
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una extensa región del Mediterráneo, lo que les permitió entrar en contacto con variadas culturas, hecho que
enriqueció el helenismo como expresión cultural. En este contexto de relaciones culturales, los griegos conquistaron
Asia Menor, donde entraron en contacto con los Persas, lo que les permitió establecer un vínculo con el milenario
Oriente, de donde extrajeron una serie de elementos culturales importantes para su bagaje cultural. Hay que
mencionar que todo esto ocurrió gracias a las llamadas Guerras Médicas.
En el plano cultural, los griegos han hecho un gran aporte a la civilización occidental. Para ellos, el hombre era “la
medida de todas las cosas”, el centro del Universo, y fue esta mirada antropocéntrica la que pasó a formar parte de la
cultura universal llamada “occidental”.
M.I. Finley, respecto de la filosofía griega escribe: “la religión griega tenía ya una larga historia cuando se escribieron
las obras en que hoy podemos leer las primeras referencias a ella: la Ilíada, la Odisea y la Teogonía de Hesíodo. No
así la filosofía griega: la clase de indagaciones sobre la naturaleza del universo iniciadas por los filósofos jonios de
Mileto a comienzos del siglo VI fue algo enteramente original. A partir de entonces, siguieron los griegos dedicándose
con ahínco a la filosofía hasta finales de la Antigüedad.
¿Qué es el mundo? ¿Qué es el hombre? Semejantes preguntas no eran nuevas, pero antes las respuestas a ellas
habían sido míticas. Leyendas que tenían a menudo un carácter genealógico similar a éste.” (M.I. Finley. Los griegos
de la Antigüedad). De esta manera, la filosofía griega, que buscó una explicación racional de las cosas, reflexionó
inicialmente acerca de las preguntas fundamentales del ser humano, y sus respuestas complementaron las que se
habían propuesto desde las diversas explicaciones religiosas del mundo antiguo; sin duda alguna, esta cultura
significó un importante aporte al posterior desarrollo del pensamiento occidental. Dentro de los filósofos griegos se
destacan Heráclito y Parménides, que estudiaron la naturaleza; Sócrates, que estudió al ser humano; y Platón y
Aristóteles, que estudiaron las formas del conocimiento, entre muchas otras cosas.
Los griegos dejaron grandes nombres en todas las ramas del saber: Hipócrates en la medicina; Heródoto, Tucídides y
Jenofonte en la historia; Esquilo, Sófocles y Eurípides en el teatro.
Pero uno de los más importantes aportes históricos del mundo griego fue, sin duda, su experiencia política. Atenas,
una de las ciudades más importantes de la península helénica, implementó a lo largo de su historia una serie de
sistemas de gobierno que actuaron como antecedentes del sistema democrático. Para ello, los griegos crearon en
distintas épocas de su desarrollo una serie de instituciones que se fueron perfeccionando a lo largo de su historia.
La primera forma de gobierno fue la monarquía, que se estableció en las antiguas civilizaciones minoica y micénica y
en las primeras polis de la península griega. Este tipo de gobierno fue sustituido por otras formas: primero la
aristocracia, después la tiranía y por último la democracia. En la Atenas del siglo VII a. de C. se instaló un gobierno
aristocrático, en el que el Concejo Real fue substituido por el Areópago. Esta institución correspondía al órgano
supremo de gobierno, formado por todos los que eran y habían sido arcontes, que eran personas encargadas de las
distintas tareas del gobierno, todas ellas, pertenecientes a la aristocracia ateniense.
Sin embargo, en el siglo VI predominó la tiranía como forma de gobierno. Esta fue la expresión de los deseos
populares de librarse del poder de las oligarquías, que los habían dominado durante décadas. Así, a finales del siglo
VI a. de C. se logró implementar la democracia en Atenas, gracias a la obra de legisladores como Solón y
gobernantes famosos como Clístenes y Pericles. Las principales instituciones del gobierno ateniense eran:
La Asamblea o Ekklesía, en la que participaban y podían ejercer el derecho a voto los ciudadanos varones mayores
de 18 años. Este órgano de poder fue uno de los más importantes de la democracia ateniense, sin embargo, las
mujeres, los extranjeros y los esclavos no podían participar en ella. Este detalle ha llevado a diversos autores a definir
a este sistema democrático como eminentemente aristocrático, donde solo una minoría podía participar.
El Consejo de los Quinientos o Boulé, que ejecutaba las decisiones que adoptaba la Ekklesia.
El Arcontado, órgano colegiado de gobierno (de varios integrantes), formado por nueve arcontes. Los tres primeros
se repartían las funciones que antes correspondían a los reyes y correspondían al arconte rey, encargado de los
asuntos religiosos; el arconte polemarco, que dirigía los ejércitos; y el arconte epónimo, que velaba por los derechos
de las familias, además de dar su nombre al año (por este motivo se denominaron “anárquicos” o “anarquías” los años
que no tuvieron arcontes epónimos). A partir de las reformas de Solón, los arcontes no tenían que pertenecer
necesariamente a la clase de los aristócratas, pero sí tenían que ser elegidos entre los ciudadanos ricos.
El Areópago, ejercía las funciones judiciales, resolviendo los casos de especial gravedad, como los homicidios;
además, controlaba a los magistrados.
A partir de estas instituciones, cada una con una función específica, se comienza a desarrollar, de alguna u otra
manera, la idea de la independencia de los poderes del Estado. Es importante resaltar el carácter limitado de esta
democracia, si se piensa en que solo podían participar los hombres mayores de 18 años. Sin embargo, y a pesar de
aquello, los atenienses inauguran este tipo de gobierno participativo que consideraba la discusión y el intercambio de
ideas como fundamento para sus relaciones políticas y sociales. Con respecto a la participación ciudadana, es
importante destacar que la mujer tuvo en Atenas un importante rol en el espacio privado, no así en el público, que se
caracterizó por ser un área eminentemente masculina. Los hombres manejaban lo público, lo político y todo lo que se
refería al poder de la ciudad y a la discusión de asuntos de Estado.
A modo de síntesis sobre la organización social de Atenas se puede decir lo siguiente:En Atenas, y en la mayoría de
las polis de la Hélade durante la época clásica, los habitantes se dividían en Ciudadanos (los únicos que gozaban de
todos los derechos); Metecos o extranjeros, dedicados a actividades como la artesanía y el comercio; y Esclavos,
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que eran quienes llevaban a cabo los trabajos más pesados en la agricultura, la minería o en los hogares de los
sectores más pudientes de la ciudad.
Los niños y las mujeres se concentraron en los espacios privados y no participaron de las decisiones de orden político.
GRECIA, ASPECTOS DE LA CULTURA
Cultura Minoica o Cretense: Se conoce como Cultura Minoica egea o Cretense a la civilización que se desarrolló
entre los años 3000 y 1400 a.C, antes de la formación del pueblo griego., en la isla de Creta, en torno a ciudades
como Cnossos, Faestos y Haghia Triada. La unidad política de esta cultura fue alcanzada hacia el siglo XVI a.C., por
el legendario rey Minos. Minos fue un monarca absoluto que actuó como único legislador, supremo juez, sumo
sacerdote y jefe militar de Creta. Su magnificencia estaba representada en su enorme palacio laberíntico. Sus
símbolos de poder eran el cetro, la doble hacha sagrada y la flor de lis. Durante el siglo XVI a.C., Creta logró dominar
a las restantes islas del Mar Egeo, parte de la península de los Balcanes y las costas de Asia Menor. La hegemonía
minoica se basó en el poderío marítimo o talasocracia que permitió a los cretenses exigir tributos y liderar el
intercambio comercial. En esta cultura se rendía homenaje a deidades principalmente femeninas, como Dyctynna y
Britomartis, a la figura del Minotauro y a símbolos como la doble hacha, la columna y la cruz. Del legado minoico,
destaca el arte refinado de la pintura mural, la invención de la lira y la construcción de los primeros teatros al aire libre.
Su herencia fue develada gracias a los hallazgos arqueológicos del inglés Sir Arthur Evans, a comienzos del siglo XX.
Cultura Micénica: Se llama Cultura Micénica a la civilización desarrollada entre los años 1400 y 1200 a.C., en Grecia
continental e insular. Esta civilización se encuentra íntimamente relacionada con los aqueos, pueblo de guerreros que
irrumpieron en la región de los Balcanes, dominando a sus primitivos habitantes (pelasgos y lélegos) y aniquilando,
posteriormente, a los cretenses, cuyo legado les facilitó el dominio marítimo-comercial. Los micénicos construyeron
grandes ciudadelas protegidas por enormes murallas de piedra, las cuales, según la leyenda, fueron levantadas por
los cíclopes (gigantes de un solo ojo). Vestigios de estas ciudades fortificadas se encontraron en Micenas, Tirinto,
Orcómenos, Tebas, Atenas e Ilión, más conocida como Troya. (Por mucho tiempo, hasta que el arqueólogo H.
Schliemann demostró lo contrario, se pensó que Troya sólo existía como parte de la leyenda inmortalizada en La
“Ilíada” de Homero).
La Cultura Micénica fue desplazada tras la llegada de los dorios, hacia el 1200 a.C., quienes se impusieron utilizando
armas de hierro.
Colonización griega: A partir del s. VIII a.C., los griegos dieron inicio a un proceso de colonización que abarcó desde
el mar Negro hasta el Estrecho de Gilbraltar, proceso que facilitó la propagación de su cultura.
Entre las causas que motivaron el fenómeno migratorio, se destacaron: la alta densidad poblacional; el acaparamiento
de las tierras fértiles por parte de los grupos nobles; el exilio político; la necesidad de potenciar el intercambio
comercial y la invención del trirreme, un barco con tres puentes de remos que posibilitó agilizar la navegación. Con la
colonización griega, se fundaron numerosas ciudades: Cumas, Nápoles, Síbaris, Crotona, Tarento, Siracusa y
Agrigento en el sur de Italia, región conocida como Magna Grecia; Marsella en Francia; Sagunto y Málaga en España,
Bizancio, sobre el Bósforo y Naucratis, en Egipto.
Esparta: Hacia el siglo XIII a.C., los dorios penetraron el valle del río Eurotas, al sur del Peloponeso y fundaron varios
pueblos. Esparta nació de la unión de dichos pueblos, cuando los dorios se impusieron como minoría hegemónica,
tras doblegar a los aqueos. Su dominio se basó en el poder militar y en la propiedad monopólica de las tierras.
El estado espartano era gobernado por dos reyes (Diarquía) que se desempeñaban como jefes religiosos y militares.
Ambos eran asistidos por la Gerusía o Consejo de Ancianos, institución conformada por 30 miembros de más de
sesenta años, que con el tiempo pasó a gobernar definitivamente en Esparta. Los ciudadanos discutían en la
Asamblea Popular o Apella, decidiendo sobre asuntos de guerra y paz, sobre alianzas y sobre designaciones de
éforos. Los éforos duraban un año en su cargo. Eran 5 magistrados que administraban el tesoro público y vigilaban las
costumbres. Esparta contó con una Constitución Política, atribuida al legislador Licurgo.
En general, la vida del espartano era totalmente militarizada. Desde su nacimiento, el niño pertenecía al Estado,
debiendo abandonar su hogar a los 7 años para ser educado en una institución pública. Allí se formaba como
guerrero, aprendiendo a sobrevivir bajo cualquier circunstancia y a expresarse en forma precisa y parca. A los 20
años, el joven ingresaba al ejército profesional y a los 30, se convertía en ciudadano. Un buen espartano debía
practicar, además, la caza y los deportes.
Atenas: Atenas, emplazada en el ática, pequeña península ubicada al S.E. de los Balcanes, llegó a ser la polis o
ciudad-estado más importante de la antigua Grecia. La irrupción de los aqueos al lugar se produjo a través de
sucesivas oleadas. Al principio, se organizaron en clanes o gens, después se agruparon en fratrías o hermandades y
posteriormente en tribus. Dichas tribus levantaron sus viviendas sobre promontorios (tierras a gran altura) que
amurallaron, dando origen a las polis o ciudades-estados. Atenas se fundó en 1556 a.C., como Acrópolis (ciudad alta),
en un sitio estratégico para su defensa, sobre una hermosa llanura abierta al mar y rodeada de montañas. A pesar de
lo escarpado del terreno, los habitantes lograron cultivar olivos y viñedos, a la vez que criar ganado ovino y caprino.
Más tarde, tras ocupar los pies de la meseta, la Acrópolis fue reservada para los templos y monumentos. En el siglo V
a.C., bajo el gobierno del magistrado Pericles, Atenas alcanzó su máximo esplendor. Se convirtió en una suntuosa
ciudad, que comunicada a través del puerto Pireo, llegó a ser enclave fundamental del comercio mediterráneo.
Entonces alcanzó su apogeo político y cultural, llegando a ser el modelo clásico del sistema político llamado
"democracia".
La decadencia de Atenas estuvo marcada por la Guerra del Peloponeso, en la cual fue vencida por Esparta. Nunca
volvió a recuperar el rol preponderante que tuvo en la Antigüedad.
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Atenas: regímenes políticos: En la historia política ateniense, se pueden distinguir cuatro sistemas o fases
evolutivas: Monarquía, Aristocracia, Tiranía y Democracia:
La Monarquía, fue el régimen político aplicado en Atenas a partir de la organización de las primeras tribus hasta el s.
VIII a.C., aproximadamente. Tuvo por cabeza de gobierno un monarca o basileus, con amplios poderes: era jefe
político, jefe militar y supremo sacerdote. Aunque la realeza se consideraba hereditaria y de origen divino, no era
absoluta, puesto que el ejercicio del poder estaba limitado por el Consejo del Aerópago, que integraban los jefes de
las tribus y clanes (nobles o eupátridas).
La Aristocracia o "gobierno de nobles”, se impuso entre el siglo VIII y la primera mitad del siglo VI a.C.. En este
período, el rey, que había venido perdiendo gradualmente su autoridad, pasó a convertirse en mero símbolo nominal y
la dirección del estado ateniense pasó a manos de arcontes representantes de los eupátridas. Los eupátridas eran los
propietarios de las tierras y de las armas. Su poder surgió sustentado en un sistema de deudas que los facultaba para
hipotecar y confiscar las pequeñas propiedades rurales y para someter a la esclavitud a sus deudores. Acapararon el
dominio de todas las instituciones atenienses, siendo los únicos que podían ejercer como magistrados.
La Tiranía, puede considerarse una etapa de transición entre Aristocracia y Democracia. El concepto "tirano" no tuvo
en principio una connotación negativa. Se trató normalmente de un régimen de administración prudente y progresista,
con líderes fuertes y carismáticos. Fue el caso del tirano Pisístrato, quien llegó militarmente al poder en el año 561
a.C. y gobernó un largo periodo, alcanzando notables avances económicos y realizando importantes obras públicas,
artísticas y culturales. Posteriormente le sucedieron otros tiranos, como Hippias e Hiparco, que al imprimir un estilo
desconfiado y cruel a sus gobiernos, terminaron negativizando el concepto de Tiranía.
La Democracia o "gobierno del demos o pueblo", logró instalarse finalmente, tras una larga serie de paulatinos
cambios sociopolíticos. Entre los de más temprana ocurrencia se destaca el Código Draconiano (621 a.C.), un intento
del legislador Dracón para satisfacer las demandas sociales del demos.
Los principales exponentes de la Democracia en Atenas, fueron Solón, Clístenes y Pericles: Con Solón (592 a.C.) se
estableció la liberación de los vínculos hipotecarios; se prohibió la esclavitud por deudas; se reformuló la moneda, se
anularon las deudas y se posibilitó la participación del pueblo o demos en el gobierno. Con Clístenes, se reformaron
las tribus; se perfeccionó el acceso democrático y se instituyó el exilio preventivo u ostracismo para impedir el ascenso
de nuevos tiranos. Con Pericles (461-431 a.C.) se instauró definitivamente y alcanzó su apogeo, el régimen
democrático.
Instituciones atenienses: Durante el régimen aristocrático ateniense, el gobierno de la polis pasó a manos de una
institución llamada Aerópago. Las funciones que desempeñaba el rey, fueron repartidas entre tres magistrados o
arcontes: el arconte basileus, sumo sacerdote; el arconte polemarca, jefe militar y el arconte epónimo, que era el juez
supremo.
En el año 683 a.C., una reforma introdujo seis arcontes más, llamados tesmotetes. Entonces los arcontes discutían las
leyes, velaban por la Constitución y se preocupaban también de aspectos económicos y diplomáticos. En un principio,
el arcontado fue vitalicio. Luego, su duración se redujo a diez años y finalmente a uno. Al abandonar el cargo, con la
experiencia política adquirida, los arcontes pasaban a formar parte del Consejo del Aerópago. El Aerópago creó un
tribunal supremo encargado de fiscalizar el cumplimiento de las leyes, la elección de los magistrados por la Ecclesia y
la conducta pública de los funcionarios de la polis. La Ecclesia era una asamblea aristocrática, en la que sólo
participaban eupátridas o nobles, elegía a los arcontes y votaba las leyes.
Durante las reformas democráticas de Solón (s. VIII) fue creada la Boule (también conocida como “Bulé”) o Consejo
de los 400. Estaba integrada por 100 miembros de las cuatro tribus existentes, que debían pertenecer a los tres
primeros grupos de riqueza (pentacosiomedimnos, hippeis o caballeros y los zeugitas). Este consejo asesoraba y
fiscalizaba a los arcontes. La Heliaia, también creada por Solón, era un tribunal judiciario, en donde participaban
varones mayores de 30 años, miembros de los cuatro grupos sociales, predominando zeugitas y thetes.
Las reformas democratizadoras de Clístenes (s. VI a.C.), tuvieron variadas repercusiones en las instituciones
atenienses: los cambios en las tribus, determinaron que la Boule se convirtiera en el Consejo de los 500: Atenas fue
dividido en 10 demos o barrios y se eligieron 50 representantes por tribu. El consejo de los 500 se encargó de la
hacienda pública, de los asuntos exteriores y de los temas a discutir en la Ecclesia. Además, para que todas las tribus
estuvieran representadas, se agregó un décimo arconte, llamado arconte secretario. Con Clístenes también se realizó
una reforma a la institución militar. Cada tribu tuvo su propio ejército y un jefe militar o estratega, sometido al mando
del estratega supremo. Uno de los estrategas que alcanzó liderazgo político en Atenas, fue Pericles, con quien se
instaló definitivamente la democracia en esta ciudad-estado.
Guerras Médicas: Los persas, bajo Darío II, poseían un vasto imperio que cubría desde Turquestán y el río Indo,
hasta Macedonia y el Nilo. Dominaban además Siria, Palestina y las colonias griegas del Asia Menor, de quienes
recibían tributos. Entonces se propusieron abarcar la región de los Balcanes, la cual disponía de pequeños y
fraccionados contingentes militares, dispersos en distintas ciudades-estados. La rebelión de los griegos del Asia
Menor (499 a.C.) y la participación de Atenas y Eretria en el fallido intento de incendiar Sardes, fue la excusa para
extender la guerra a esas regiones.
Las Guerras Médicas consistieron en grandes enfrentamientos militares entre las polis griegas y el Imperio Persa. El
conflicto, atribuible al afán expansionista de los reyes persas, duró aproximadamente cincuenta años (499-449 a.C.) y,
pese a la gran superioridad numérica de los medos o persas, la victoria final fue para Grecia.
La Primera Guerra Médica se produjo entre los años 493 y 490 a.C.. Atenas, aunque enfrentó sola a los persas,
consiguió triunfar en la batalla de Maratón (490 a.C.), gracias al plan del estratega Milcíades. Más tarde, Temístocles
ideó reforzar las fuerzas de mar, construyendo 200 trirremes y levantando un puerto protegido: el Pireo. La Segunda
Guerra Médica (480-479 a.C.) fue la más crítica para los griegos. Su territorio fue invadido e incendiado, tras la derrota
de un pequeño grupo de espartanos, liderados por Leonidas, en la batalla de las Termópilas (480 a.C.). Sin embargo,
gracias a su flota, pudieron vencer en Salamina (480 a.C.). Al año siguiente, los persas fueron derrotados en Platea
(479 a.C.), cuestión que puso fin a la invasión de la Hélade. La aniquilación total del ejército persa se produjo en la
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batalla de Micala (479 a.C.). Sin embargo, la liberación de los helenos del Asia Menor prolongó la lucha. Esparta, en
desacuerdo, se retiró arrastrando a un grupo de polis, que bajo su protección conformaron la Liga del Peloponeso. Por
su parte, Atenas, lideró la confederación militar conocida como Confederación de Delos (476 a.C.). La flota
confederada, al mando de Cimón, logró liberar las costas e islas que estaban bajo dominio persa. Tasos, Samos,
Lesbos, Quíos y las ciudades del Helesponto, recobraron así su independencia.
Al final del conflicto, las polis continuaron agrupadas bajo los liderazgos de Esparta y Atenas, con la consecuente
rivalidad por la hegemonía. Más tarde, el enfrentamiento se hizo inevitable y estalló la Guerra del Peloponeso.
Democracia ateniense: Durante el siglo V a.C., Atenas experimentó el apogeo de su sistema político: la Democracia.
Si bien, Solón y Clístenes fueron sus precursores, la organización definitiva de la democracia fue obra de Pericles. A
pesar de pertenecer a una familia aristocrática, Pericles se afilió al partido popular y luchó por alcanzar una mayor
participación del demos o pueblo en el gobierno. Fue elegido estratega durante 15 años consecutivos (444-429 a.C.),
distinguiéndose por su serenidad y firmeza al actuar, por su talento político innato, sustentado en excelente oratoria y
carisma. Durante su gobierno introdujo importantes reformas, todas orientadas a dar mayor poder al pueblo: amplió
las funciones judiciales del Tribunal de la Heliaia; implantó un sistema de remuneraciones para los jueces y asistentes
de la Asamblea Popular, posibilitando que los thetes, el último grupo social, pudieran acceder a los altos cargos del
Estado. De este modo, Pericles terminó garantizando los derechos ciudadanos igualitarios, sin diferencias dadas por
nacimiento ni por riquezas. También realizó grandes obras públicas, cuestión que favoreció el empleo. Al fortalecer las
cleruquías, que eran lotes de tierras facilitados a los pobres por el Estado, favoreció también a los más desprotegidos.
La democracia propició el desarrollo cultural ateniense, promoviendo el arte en todas sus ramas, las letras y la ciencia.
La grandeza alcanzada en Atenas durante este período se conoce como el "Siglo de Oro de Pericles".
Guerra del Peloponeso: Se conoce como Guerra del Peloponeso al enfrentamiento entre las polis de Esparta y
Atenas, por la supremacía política en los Balcanes. Este conflicto partió con la disputa por la zona siciliana del
Mediterráneo y comprendió tres campañas, llevadas a cabo entre los años 431 y 404 a.C.:
1.-La guerra de los diez años: Duró desde el año 431 a.C. hasta el año 421 a.C., culminando con la Paz de Nicias.
2.- La campaña de Sicilia: Se extendió entre los años 421 y 415 a.C., dejando en muy mala posición política y
estratégica a Atenas.
3.- La guerra de Decelia: Finalizó el año 404 a.C., con la derrota definitiva de Atenas en la batalla naval de Egos
Potamos.
Los resultados de esta guerra se explican a través de la forma en que se enfrentaron los contendores: Atenas, como
poderosa talasocracia (reunía, a través de la Liga de Delos, a todas las polis vecinas), prefirió la estrategia basada en
la guerra naval; Esparta, en cambio, aprovechó su condición de potencia terrestre para aglutinar en torno de s’ a las
ciudades que eran fieles a sus principios. Esta alianza recibió el nombre de Liga del Peloponeso. Tradicionalmente, se
ha culpado de la derrota de Atenas a los llamados “demagogos” atenienses, que condujeron a la ciudad a una
verdadera catástrofe, pues convencieron a la población de que era relativamente fácil vencer a los espartanos. Otro
factor que perjudicó a los perdedores fue la muerte de Pericles, ocurrida durante una peste que asoló a la ciudad.
Finalmente, es notable la capacidad de adaptación demostrada por los espartanos (llamados también “lacedemonios”)
ya que a pesar de descansar en su poderío continental, construyeron una flota y vencieron a los atenienses en su
propio terreno.
Las consecuencias eran más o menos obvias: todo el sistema democrático fue aplastado por un feroz autoritarismo,
que recibió el nombre de la “Dictadura de los Treinta Tiranos”. Esta dictadura sólo se derribó a partir de la resistencia
impulsada por la ciudad de Tebas, que luego pasó a predominar en el cuadro político griego.
Imperio Macedónico: Se llama Imperio Macedónico al gran imperio que formó Alejandro “El Grande”, a partir de la
unidad griega establecida anteriormente por su padre, Filipo II. Éste había aprovechado las querellas entre las polis,
para adquirir poder en forma paulatina, practicando una hábil política de alianzas y contra alianzas. Los griegos no
macedónicos se percataron demasiado tarde y no pudieron detenerlo. Así fue como, tras la batalla de Queronea,
Filipo II alcanzó el control absoluto de la Grecia continental. Sus grandes proyectos eran la unidad política de Grecia y
la continuación de la guerra contra los persas, aún en su propio territorio. La muerte le impidió lograr el último objetivo,
por lo que su hijo Alejandro, a la temprana edad de 20 años, se transformó en el continuador del proyecto: reafirmó el
dominio sobre los Balcanes y amplió los territorios conquistados hacia el África y Asia. De ese modo la expansión
alejandrina estructuró el imperio más grande conocido hasta entonces: el norte de África y toda el Asia cercana, hasta
la frontera con la India, se convirtieron en provincias del imperio, bajo el gobierno de los generales de Alejandro. Si
bien es cierto, las intenciones de Alejandro partieron con un fuerte acento bélico, las conquistas territoriales de
pueblos y culturas muy disímiles lo obligaron a adoptar un tipo de administración unificadora. Su brillantez política
quedó demostrada con la aplicación de la llamada “Koiné” o cultura común. Con ella impulsó la unidad orienteoccidente y la unidad socio-económica necesaria para un gobierno eficaz, alcanzando un tejido cultural
interrelacionado a través de lazos personales. Obligó a sus generales a contraer matrimonio con princesas locales y el
mismo adoptó formas y estilos de las regiones conquistadas, como rituales y vestuarios orientales, llegando a utilizar
la diadema, la tiara y la capa, típicos distintivos de déspota oriental.
La prematura muerte de Alejandro, a los treinta y dos años, dejó a sus generales como virtuales sucesores. Éstos, que
pasaron a ser conocidos como “diadocos” en la Historia, formaron verdaderas dinastías en cada una de las zonas
gobernadas: los Ptolomeos en Egipto; los Antioquidas y Seléucidas, en Asia y Grecia.
El concepto cultura helenística posibilita distinguir esta cultura unificadora del período griego anterior: lo helenístico
cubre todo el periodo desde Alejandro hasta su muerte, mientras que los períodos históricos previos se engloban bajo
el concepto de historia o cultura helénica.
Arte griego: El arte griego alcanzó notable importancia entre los siglos VIII y II a.C., cuando centrado en la bœsqueda
de la armonía y la belleza ideal, privilegió la perfecta proporción entre las partes.
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PROFESOR JAVIER BURDILES CONTRERAS
En arquitectura, el desarrollo comenzó desde muy temprano y estuvo asociado a la construcción de templos. En la
época arcaica, éstos fueron de madera y ladrillo, pero cuando las ciudades adquirieron importancia y los griegos
rivalizaron en honrar a sus dioses predilectos, usaron la piedra y el mármol. Crearon un estilo arquitectónico que
privilegió las líneas rectas y la perfecta proporción geométrica, con la columna como elemento característico. Su
variación, a través del tiempo, dio origen a los distintos órdenes arquitectónicos, diferenciables fundamentalmente, por
las características de los capiteles. El orden dórico, el más antiguo, poseía un capitel simple, formado por un bloque
plano y circular coronado con un ábaco o tablero cuadrado; el orden jónico tenia el capitel de extremos enroscados
hacia abajo, en forma de volutas y el orden corintio disponía de un capitel coronado por complicados elementos
decorativos, especialmente hojas de acanto estilizadas. Entre los monumentos arquitectónicos, se destacan los
templos de Hera y de Poseidón en el siglo VIII a.C.; y el Partenón y el Erecteyón en el siglo V a.C. Estos últimos
dedicados a Atenea y Erecteo, respectivamente.
La escultura griega hasta el s. VI a.C. fue de carácter puramente religioso. Entonces, tallaron sobre madera y piedra
las figuras de dioses. Las primeras obras escultóricas representaban imágenes rígidas y severas. Luego, la escultura
se transformó en rama auxiliar de la arquitectura; apareció como adorno de los templos, en relieves de frontones y
frisos, y también como arte funerario. La escultura griega alcanzó su apogeo durante el siglo V. Entonces, el
protagonismo lo tuvo el ser humano. Realizaron figuras representativas del ideal de belleza, serenidad o virtud. Al
igual que en la arquitectura, utilizaron reglas fijas para establecer las perfectas proporciones, lo que se refleja más
claramente en la etapa clásica, en las notables esculturas de Fidias, Mirón, Policleto y Praxíteles. En el siglo IV a.C.,
se destacaron los escultores Praxíteles, Scopas y Lisipo. En la Edad Helenística, se tendió a abandonar la idealización
y a representar figuras más expresivas y con movimiento.
Literatura griega: En el ámbito de las letras, las primeras expresiones de la cultura griega fueron los poemas épicos o
de carácter heroico, como La Ilíada y La Odisea, de Homero. Los antiguos literatos griegos también incursionaron en
la poesía didáctica. De ello, da cuenta la obra en verso del poeta Hesíodo. Durante la época clásica, se desarrolló
especialmente la lírica, género en verso que subraya la manifestación de sentimientos como el amor, la alegría y la
nostalgia. En el siglo VI a.C. figuraron en especial los poetas líricos de Jonia y Lesbos, tales como Alceo, Anacreonte
y la poetisa Safo. Esta última fue llamada la Décima Musa por Platón, el célebre filósofo griego. En el siglo V a.C.
cobró importancia la figura de Píndaro, famoso por sus odas, mientras que en la narrativa, se destacó la crónica
histórica. Heródoto, con su obra “Los nueve libros de la Historia”, llegó a ser considerado el padre de esta disciplina;
Tucídides destacó por su escrito “Historia de la Guerra del Peloponeso” y Xenofonte, con “Helénica” y “Anábasis”.
Teatro griego: El teatro nació en Grecia, como nuevo género literario, hacia el siglo VI a.C. Se piensa que provino de
las fiestas dionisíacas, cuyas representaciones fueron transcritas para exaltar las hazañas divinas y para recordar
leyendas y tradiciones helénicas. El teatro griego fue concebido como un espectáculo didáctico al aire libre, a través
del cual se enseñaba a los ciudadanos el sentido de la vida, el poder del destino y la relación con sus divinidades.
Las representaciones podían comenzar en la mañana y seguir hasta la puesta de sol, si los requerimientos de la obra
así lo señalaban. Todos los actores eran hombres, que disponían de trajes suntuosos y máscaras (personajes), con
las que exageraban los rasgos y daban mayor sonoridad a la voz. El contenido de la obra se resaltaba con la
presencia de un coro, que cantaba y dialogaba con los personajes. Entre los escritores de teatro griego clásico,
debemos mencionar a Esquilo, Sófocles y Eurípides, en las tragedias (obras en donde la fatalidad y el peso del
destino se hacían sentir) y a Aristófanes, en la comedia, género teatral de carácter festivo y gracioso.
Grecia: orígenes míticos: La leyenda que sienta las bases de los orígenes de Grecia, se relaciona con la creación
del primer hombre y la primera mujer, llamados Epimeteo y Pandora. Tras la unión de ambos, la pareja recibió de
parte de las deidades una serie de dones y, además, una enigmática caja, la cual debían mantener bien cerrada. Sin
embargo, la curiosidad de Pandora pudo más y al abrir la caja, soltó todos los males al mundo. El dios Zeus castigó al
género humano con un diluvio. De esta catástrofe, sólo salvaron con vida Deucalión y su esposa Pyrrha. Ellos
lograron repoblar la tierra, arrojando piedras que se convertían en personas. Una de éstas fue Heleno, quien tuvo dos
hijos, Doros y Eolios, y dos nietos: Ión y Aqueos, cada uno de los cuales habría dado nacimiento a los pueblos
fundadores de Grecia: dorios, eolios, jonios y aqueos. Probablemente, hacia el siglo VII a.C., estos cuatro pueblos
pasaron a llamarse “helenos”, en honor a Heleno, el personaje mítico.
ACTIVIDADES: Desarrolla en tu cuaderno las siguientes actividades:
1. Confecciona un vocabulario con las palabras que no conozcas.
2. Reconoce en el mapa la península de los Balcanes e identifica también la península ibérica e itálica.
3. Describe a las culturas madres de la civilización griega.
4. Analiza la importancia de los conceptos Hélade y Helenismo, contrastándolos con conceptos similares de hoy
en día.
5. Analiza un aspecto del legado griego que te parezca relevante, argumenta llegando al alcance contemporáneo
de este legado argumentando en base a ejemplos.
6. Investiga quien fue Heródoto y analiza su relevancia como figura histórica. (requiere material anexo)
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